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Ambivalencia sociolgica y otros ensayos

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Ambivalencia sociolgica y otros ensayosROBERT KING MERTON

Editorial Espasa, Madrid 1980, pp. 173-177

7. Las consecuencias imprevistas de la accin social

En alguna de sus numerosas formas, el problema de las imprevistas consecuencias de las acciones deliberadas ha sido abordado prcticamente por todos los que han contribuido de manera significativa a la larga historia del pensamiento social. La diversidad de contextos y la variedad de trminos con los que se le ha designado, sin embargo, ha contribuido a hacer difcil cualquier continuidad en su consideracin. De hecho, esta diversidad de contextos -que va de la teologa a la tecnologa ha sido tan acusada que no slo se ha perdido de vista la sustancial identidad del problema, sino que tampoco se ha hecho todava de l ningn anlisis sistemtico y cientfico. El no haber sometido este problema a una investigacin a fondo se ha debido quiz en parte a hallarse ligado histricamente a consideraciones trascendentes y ticas. Evidentemente, la fcil solucin que proporciona atribuir las consecuencias imprevistas de las acciones a la inescrutable voluntad de Dios, de la Providencia o del Destino excluye, en la mente del que cree, toda necesidad de anlisis cientfico. Sean cuales fueren las razones reales, lo cierto es que si bien el proceso ha sido ampliamente reconocido y su importancia valorada, todava espera que se le d un tratamiento sistemtico.

Formulacin del problemaAunque la frase consecuencias imprevistas de la accin social deliberada, sea hasta cierto punto auto-explicativa, la ubicacin del problema requiere mayores especificaciones. En primer lugar, la mayor parte de este trabajo contempla ms los actos deliberados aislados que su integracin en un sistema coherente de acciones (aunque se harn algunas referencias a esto ltimo) Esta limitacin se debe a una razn de conveniencia; un tratamiento de los sistemas de accin introducira nuevas complicaciones imposibles de manejar. Ms an, las Consecuencias imprevistas no deben confundirse con las consecuencias que son necesariamente indeseables (desde el punto de vista del que acta). Porque aunque esos resultados no se quieran, no siempre se considera su ocurrencia como axiolgicamente negativa. En pocas palabras: los efectos no deseados no son siempre efectos indeseables. Los resultados queridos y anticipados de la accin deliberada, sin embargo, son siempre, por la misma naturaleza del caso, relativamente deseables para el actor, aunque puedan parecer axiolgicamente negativos a un observador imparcial. Esto es cierto incluso en el caso extremo en que el resultado querido es el mal menor o en casos de suicidio, mortificacin asctica o auto-tortura que, en situaciones dadas, pueden considerarse deseables en relacin con otras posibles alternativas.

Hablando rigurosamente, las consecuencias de la accin deliberada quedan limitadas a aquellos elementos en la situacin resultante que son exclusivamente el producto de la accin, es decir, que no habran ocurrido de no tener lugar la accin. En concreto, sin embargo, las consecuencias son el resultado de la influencia reciproca entre la accin y la situacin objetiva, las condiciones de la accin. Nos ocuparemos en primer lugar de un modelo de los resultados de la accin bajo ciertas condiciones. Esto encierra, sin embargo, los problemas de atribucin causal (sobre los que volveremos ms adelante), aunque en un grado menos apremiante que las consecuencias en sentido riguroso. Estas consecuencias relativamente concretas pueden diferenciarse en: a) consecuencias para el actor(es), b) consecuencias para otras personas por intermedio de la estructura social, la cultura y la civilizacin.

Al considerar la accin deliberada, nos ocupamos de la conducta en cuanto distinta del comportamiento, es decir, nos ocupamos de una accin que implica motivos y consiguientemente una eleccin entre alternativas. Por el momento, aceptamos la deliberacin como algo dado, de manera que cualquier teora que reduce la intencionalidad a reflejos condicionados o tropismos, afirmando que los motivos son simplemente conjuntos de impulsos instintivos, ser considerada como improcedente. Se ignorarn igualmente las consideraciones psicolgicas sobre la fuente u origen de los motivos, aunque sean indudablemente importantes para un ms completo entendimiento de los mecanismos implicados en el desarrollo de las consecuencias inesperadas de la conducta.

Tampoco se da por sentado que la accin social implique siempre motivos explcitos, claramente definidos. Tal conciencia de motivacin puede ser poco frecuente, ya que la meta de la accin es con ms frecuencia nebulosa y vaga que precisa y concreta. Tal es sin duda el caso de la accin habitual que, aunque puede originalmente haber sido provocada por un motivo consciente, despus es llevada a cabo de manera caracterstica sin esa consciencia. La significacin de la accin habitual se discutir ms adelante.

Sobre todo, no debe concluirse que accin deliberada implica racionalidad en la accin humana (que la persona siempre usa los medios objetivamente ms adecuados para la consecucin de su fin). De hecho, parte de mi anlisis est dedicado a identificar los elementos que explican desviaciones concretas de la racionalidad de la accin. Adems, no hay que identificar racionalidad e irracionalidad con el fracaso y el xito de la accin, respectivamente. Porque en una situacin donde el nmero de acciones posibles para alcanzar un fin determinado est severamente limitado, se obra racionalmente seleccionando el medio que, en base a la informacin accesible, tiene las mayores posibilidades de alcanzar esa meta incluso aunque el fin no llegue en realidad a alcanzarse. Por el contrario, se puede alcanzar una meta mediante una accin que, con base a la informacin accesible al actor, sea irracional (como sucede en el caso de las corazonadas).

Volviendo ahora a la accin, distinguimos dos clases: desorganizada y formalmente organizada. La primera hace referencia a acciones de individuos considerados distributivamente, y de la cual puede resultar la segunda cuando individuos del mismo parecer forman una asociacin para alcanzar un objetivo comn. Las consecuencias imprevistas se dan en ambos tipos de acciones, aunque el segundo tipo parece proporcionar una mejor oportunidad para el anlisis sociolgico, ya que los procesos de la organizacin formal contribuyen con ms frecuencia a que existan declaraciones explcitas sobre propsitos y procedimientos.

Antes de pasar al anlisis del problema mismo es aconsejable indicar dos trampas metodolgicas que son, adems, comunes a toda investigacin sociolgica sobre acciones deliberadas. La primera se refiere al problema de la atribucin causal, el problema de averiguar hasta qu punto qu consecuencias pueden justificadamente atribuirse a ciertas acciones. Por ejemplo, hasta qu punto el reciente aumento de produccin econmica en este pas es el resultado de medidas gubernamentales?, hasta qu punto puede atribuirse la extensin del crimen organizado a la prohibicin? Esta dificultad siempre presente de la atribucin causal tiene que resolverse para cada caso emprico.

El segundo problema es el de precisar los motivos reales de una determinada accin. Existe la dificultad, por ejemplo, de discernir entre racionalizacin y verdad en aquellos casos donde consecuencias al parecer imprevistas se confiesa ex post facto que eran consecuencias buscadas. Puede darse la racionalizacin en conexin con planes sociales a escala nacional, como en el ejemplo clsico del jinete que, al ser arrojado al suelo por su montura, declar que estaba simplemente apendose. Esta dificultad, aunque no completamente obviada, puede quedar significativamente reducida en casos de accin de un grupo organizado, ya que la circunstancia de tratarse de una accin organizada habitualmente exige declaraciones explcitas (aunque no siempre ciertas) sobre metas y procedimientos. Ms an, se puede fcilmente exagerar esta dificultad, ya que en muchos casos, si no en la mayora de ellos, la propia experiencia del observador y su conocimiento de la situacin le permiten llegar a una solucin. En ltimo extremo, la prueba final es sta: la yuxtaposicin de la accin manifiesta, nuestro conocimiento del actor(es), la situacin especfica y el propsito deducido o confesado, encajan, existe entre ellos, como Max Weber lo expresa, una verstandliche Sinnzusammenhang? Si el analista, de manera auto-consciente, somete estos elementos a una prueba semejante, las conclusiones sobre motivacin pueden tener valor probatorio. La evidencia que pueda obtenerse variar, y la probabilidad de error en la atribucin de motivaciones variar correlativamente.

Aunque en este trabajo no se habla ms de estas dificultades metodolgicas, se ha procurado tenerlas en cuenta en el anlisis.

Por ltimo, una fuente frecuente de malentendidos se eliminar desde el principio si se advierte que los factores implicados en las consecuencias imprevistas son -precisamente factores, y que ninguno de ellos sirve por s mismo para explicar ningn caso concreto.