memoriales coloquio

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Memorial del Coloquio 2007 Al P. Provincial de la Compañía de Jesús en el Perú y a los jesuitas que nos acompañan: Los jóvenes representantes de los diferentes grupos ignacianos del Perú, reunidos en el Coloquio 2007, hemos analizado nuestra realidad y las posibilidades que tenemos de trabajar por la justicia que brota de nuestra fe. También hemos podido apreciar la gran diversidad cultural de nuestro país. Entre los principales trabajos que realizamos a lo largo del año, está el apoyo en cárceles, hospitales y albergues para niños, el desarrollo de proyectos de proyección social, de catequesis y de trabajo pastoral, así como nuestra propia formación. Vemos nuestras posibilidades para trabajar: nuestras ganas de ayudar, nuestra formación para resolver problemas sociales y la visión diferente que tenemos de la sociedad. Pero también sentimos que existen ciertas dificultades para ser testigos de nuestra fe y de promover la justicia que nuestra misma fe exige: nuestra incoherencia, el temor a equivocarnos, la mediocridad, la falta de apoyo y comprensión de nuestros padres, nuestra falta de compromiso, nuestro desconocimiento de la espiritualidad ignaciana, el egoísmo, la desconfianza de la gente y la falta de tiempo. En base a lo trabajado, compartido y reflexionado, e iluminados por la vida del P. Pedro Arrupe sj, nos surge el deseo de comprometernos a vencer nuestras dificultades, ser dóciles a la voz de Jesús, a formar nuevos grupos y comunidades y a fortalecer los que ya existen, a estar atentos para escuchar a las personas con que trabajamos, a conocer mejor nuestra realidad, a ser más responsables con los compromisos asumidos, a renovarnos para vencer el conformismo y a compartir más nuestra fe con los demás. Asimismo, les pedimos que nos sigan acompañando en nuestro crecimiento, en los grupos y en el trabajo que realizamos.

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MemorialesColoquio Juvenil Ignaciano

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Page 1: Memoriales Coloquio

Memorial del Coloquio 2007

Al P. Provincial de la Compañía de Jesús en el Perú y a los jesuitas que nos acompañan:

Los jóvenes representantes de los diferentes grupos ignacianos del Perú, reunidos en el Coloquio 2007, hemos analizado nuestra realidad y las posibilidades que tenemos de trabajar por la justicia que brota de nuestra fe. También hemos podido apreciar la gran diversidad cultural de nuestro país.

Entre los principales trabajos que realizamos a lo largo del año, está el apoyo en cárceles, hospitales y albergues para niños, el desarrollo de proyectos de proyección social, de catequesis y de trabajo pastoral, así como nuestra propia formación.

Vemos nuestras posibilidades para trabajar: nuestras ganas de ayudar, nuestra formación para resolver problemas sociales y la visión diferente que tenemos de la sociedad. Pero también sentimos que existen ciertas dificultades para ser testigos de nuestra fe y de promover la justicia que nuestra misma fe exige: nuestra incoherencia, el temor a equivocarnos, la mediocridad, la falta de apoyo y comprensión de nuestros padres, nuestra falta de compromiso, nuestro desconocimiento de la espiritualidad ignaciana, el egoísmo, la desconfianza de la gente y la falta de tiempo.

En base a lo trabajado, compartido y reflexionado, e iluminados por la vida del P. Pedro Arrupe sj, nos surge el deseo de comprometernos a vencer nuestras dificultades, ser dóciles a la voz de Jesús, a formar nuevos grupos y comunidades y a fortalecer los que ya existen, a estar atentos para escuchar a las personas con que trabajamos, a conocer mejor nuestra realidad, a ser más responsables con los compromisos asumidos, a renovarnos para vencer el conformismo y a compartir más nuestra fe con los demás.

Asimismo, les pedimos que nos sigan acompañando en nuestro crecimiento, en los grupos y en el trabajo que realizamos. Queremos que nos acerquen más a la espiritualidad ignaciana y que nos faciliten la posibilidad de hacer Ejercicios Espirituales.

Reconocemos la riqueza de este encuentro gracias a la diversidad cultural de nuestro Perú, por eso nos gustaría tender puentes de comunicación entre nosotros, compartir nuestras experiencias de fe y de trabajo con más frecuencia y tener otras experiencias de trabajo conjunto para enriquecernos con el aporte del otro.

Finalmente, les agradecemos la posibilidad de tener este encuentro y las facilidades que nos han dado para participar en él.

Lima 4 de noviembre de 2007

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Memorial del III Encuentro Juvenil Ignaciano - COLOQUIO 2008

Queremos empezar este memorial agradeciendo a Dios y a cada uno de ustedes por compartir estos días.

Perú suyupa maqta, pasñanmi kanchic.

Somos jóvenes del Perú.Perunumia datsa ainaji.

En nosotros está representada la diversidad cultural, juvenil, social y económica.Todo esto lo vivimos desde una fe que nos une y motiva a vencer los prejuicios e indiferencias, creando más puentes de integración.En

este memorial queremos unir nuestras culturas y expresar nuestro deseo de “HACER DEL MUNDO UN LUGAR PARA DIOS”.

Nosotros los jóvenes hemos apreciado y vivido las diferentes realidades de nuestros lugares de procedencia y de Lima. Reunidos en esta casa hemos podido contemplar, integrar y ser concientes de los sueños de Dios sobre nosotros.

Mirar con cuidado que muchas veces nos alejamos y contradecimos los sueños de Dios y hacemos que este mundo deje de ser su proyecto.

Sin embargo, renovamos nuestra seguridad y confianza que Dios nos ama y nos invita a seguir su camino desde nuestro ser joven, a reconciliarnos entre nosotros y con Él. Apreciamos y agradecemos la creación y queremos comprometernos con ella.

Todo esto lo hemos hecho posible a través de lo vivido estos días: mesas de trabajo, momentos de reflexión y oración, sentirnos colaboradores de la creación a través del arte, la valoración de nuestra cultura manifestada en la diversidad de danzas, teatro, cantos y degustaciones.

Queremos resaltar los agradables momentos compartidos de juegos y de la confraternidad y de esa forma transmitir la alegría de sentirnos parte activa de la espiritualidad inspirada por el Señor en la vida y ejemplo de San Ignacio de Loyola.

En este encuentro nos hemos podido dar cuenta que los jóvenes enfrentamos algunas dificultades que en ocasiones obstruyen nuestro camino: La falta de compromiso y acompañamiento, problemas familiares, discriminación.

Sin embargo descubrimos también que los jóvenes somos capaces de enfrentarnos a través de la espiritualidad ignaciana ya que contamos con la existencia de comunidades y de una actitud positiva basada en creatividad, compromiso, solidaridad y anhelo de superación.

Page 3: Memoriales Coloquio

Para que esta experiencia continúe nos comprometemos a vivir con alegría nuestra fe y seguir cultivándola, organizándonos mejor para tener mayor impacto en nuestro entorno, por ello agradecemos y pedimos a los jesuitas nos acompañen muy de cerca en este proceso de conocimiento de la espiritualidad ignaciana, vivencia de los ejercicios espirituales y compromiso con nuestro entorno.

Ashuan llapan kay rimayninchis yanapanq’a ruanapaq Perusuyunchis Diuspaq llaqtan kananpaq.

Todo esto nos ayudará para hacer del Perú un lugar para Dios.

Ashi juu yaimpactatui dawi takainaji nunkanum makichik pujut apajuinu.

SOMOS EL COLOQUIO 2008. SOMOS TODAS LAS SANGRES.

Huachipa, 01 de noviembre del 2008

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Memorial del Coloquio 2009:

Somos jóvenes de distintos lugares y culturas del Perú, que vemos nuestra realidad con esperanza y estamos deseosos de ser agentes de cambio e instrumentos de Dios. Nos sentimos parte del mismo espíritu; con Cristo en el horizonte e Ignacio a la cabeza. Hemos venido dispuestos a conocer nuevas experiencias y compartir las nuestras para fortalecer nuestros compromisos que nos hacen más sensibles a las diferentes realidades y necesidades de los menos favorecidos.

El coloquio es Iglesia. Los jóvenes, desde nuestras diferentes culturas, queremos renovar nuestras experiencias de fe, con una mirada en la realidad y otra en el mensaje del Evangelio. El Coloquio ha sido una experiencia cultural y espiritual que nos ha llevado a reflexionar entorno al compromiso que asumimos, como jóvenes ignacianos, con nuestra Iglesia y nuestro Perú.

Comprendemos que ser un joven ignaciano es tener a Dios como horizonte. Esta experiencia nos lleva a servir a los demás con entrega. Hemos descubierto que en el encuentro y el servicio hacia el prójimo hallamos nuestra felicidad. En medio de un mundo en una crisis que se manifiesta en la pobreza, desunión, injusticia, e indiferencia del estado; vemos el futuro como una oportunidad y una invitación a arriesgarnos y concretar nuestros ideales. Creemos que es importante mirar y reconciliarnos con nuestro pasado, aprender de él y desde allí ser capaces de construir un futuro diferente.

Somos jóvenes apasionados por nuestro Perú y su cultura. El coloquio ha logrado unirnos. Hemos sido capaces de adaptarnos en la diversidad porque vivimos en un mismo país y compartimos una misma fe.

Queremos ser agentes de cambio y emprendedores, ello significa soñar mirando constantemente nuestra realidad que cuestiona nuestra vida y nos deja insatisfechos. La realidad no nos basta. Jesús nos invita a mirarla desde el amor y a conocer nuestras luces y sombras para poder ser líderes desde y para el servicio.

Queremos llevar a la práctica ese “amor apasionado” que vamos aprendiendo de Dios y reconociéndolo en tanta gente. Queremos expresar en nuestra forma de ser la pasión que sentimos por este mundo, haciendo del amor la base de nuestro actuar.

Por eso proponemos:- Reforzar y formar los “concejos juveniles ignacianos locales” con el objetivo de conocernos y desarrollar un plan común de nuestras diferentes comunidades y actividades. Para ello convocar una vez al año a los/as coordinadores de cada uno de los concejos locales formando una red nacional juvenil, con el objetivo de ayudarnos en esta unión y preparar juntos el siguiente encuentro nacional ignaciano (COLOQUIO) como primera actividad.

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- Tener los encuentros nacionales ignacianos en diferentes ciudades del Perú. El primer paso para ello es hacer réplicas en cada una de nuestras regiones de los COLOQUIOS vividos hasta ahora y promover el intercambio de experiencias.- Elaborar Proyectos comunes en Formación y Servicio para que todos podamos vivir un mismo sentir ignaciano en la Iglesia y la sociedad. Estos proyectos tienen que ser constantemente promovidos y evaluados.- Utilizar la tecnología a nuestro alcance, en especial los medios de comunicación, para acercarnos y reforzar los vínculos que han nacido estos días y llamar a más jóvenes a unirse a este proyecto. Si tienes celular, dúate con Dios; si usas Facebook, que Él esté en tu top de amigos; y si usas Messenger, no le pongas no admitir.

Finalmente, queremos dar a gracias a todos los participantes por compartir sus experiencias y sus sueños; a la casa que nos acoge y a todo el equipo que nos ha atendido; a los jesuitas por llamarnos a compartir la experiencia del amor de Dios en los jóvenes, y a ellos pedirles que nos sigan acompañando en nuestra formación para ser y vivir el fuego que hemos recibido de Dios, el fuego que desde hoy queremos trasmitir al mundo entero.

Huachipa, 1 de noviembre de 2009

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MEMORIAL COLOQUIO JUVENIL IGNACIANO 2012

“Con Cristo en las fronteras del mundo”

Los días 02, 03 y 04 de Noviembre los jóvenes que pertenecemos a los diversos grupos de la Red SJoven fuimos convocados a participar del VII Coloquio Juvenil Ignaciano, el cual se realizó en el Colegio De la Inmaculada de Lima.

El tema abordado este año fue “Con Cristo en las fronteras del mundo”. Usualmente pensamos que las fronteras son solo límites geográficos, pero son más que eso. En el coloquio descubrimos que las primeras fronteras con las que nos encontramos son las personales; pero también reconocimos otras fronteras como las culturales, las políticas, las ecológicas, las socioeconómicas y las religiosas.

A partir del reconocimiento de estas fronteras nos hemos sentido motivados a plantearnos desafíos, partiendo de nuestra realidad. Somos jóvenes de diferentes regiones, con diferentes costumbres y pensamientos, que llevamos un trabajo apostólico diverso pero con un mismo horizonte: la espiritualidad ignaciana. Esta es nuestra realidad y desde ella enfrentaremos estos desafíos.

Unos de los desafíos a los que nos hemos enfrentado en este coloquio fue romper la frontera cultural. El hecho de participar en esta actividad nos ha permitido reflexionar sobre nuestra forma de ver al otro y de acercarnos a él.

El afrontar y vencer este desafío suscitó en nosotros el deseo de seguir rompiendo fronteras; porque nos hemos dado cuenta que es posible lograrlo. Por ello, nosotros nos sentimos comprometidos a promover en nuestras regiones aquello que hemos aprendido en estos días. Venceremos las fronteras que la sociedad nos presenta cuando logremos romper nuestras fronteras personales y cuando aprendamos a trabajar en comunidad.

El coloquio ha sido para nosotros una experiencia gratificante y enriquecedora donde hemos podido afianzar los lazos de amistad como miembros de una misma comunidad ignaciana. Ha sido también un espacio de dialogo, reflexión y acción en el cual hemos logrado conocer realidades distintas; la cual nos ha llevado a sensibilizarnos para comprometernos en la transformación de la sociedad.

Este coloquio se ha caracterizado por la participación juvenil. Los jesuitas nos han permitido tomar las riendas de esta actividad facilitando que nuestro liderazgo ignaciano se desarrolle en un ambiente de libertad y autonomía.

Desde nuestra identidad ignaciana el acercamiento con el Padre General afianzó nuestros lazos con la Compañía de Jesús. Su presencia nos ha recordado que la

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misión que compartimos va más allá de nuestras propias regiones. El encuentro con el Padre Adolfo Nicolás nos emocionó y acrecentó nuestra espiritualidad ignaciana; animó nuestra fe. Su mensaje esperanzador nos invitó a darlo todo en nuestras actividades pastorales, a ser creativos en la acción y a desarrollar un sentido de humanidad. Estos son los principales pilares para continuar comprometidos con la misión de Jesús.

Después de esta experiencia del Coloquio y el encuentro con el padre Nicolás hacemos un llamado a todos los jóvenes: a “darlo todo, a ir más allá y a llegar a donde nadie quiere ir” en nuestras vidas y en cada una de nuestras actividades pastorales.

Agradecemos a los jesuitas por acompañarnos en nuestro caminar, por escuchar nuestras necesidades y por dar respuestas a estas. Esto demuestra su preocupación y cercanía hacia nosotros los jóvenes.

Nos hemos dado cuenta que sin preparación las ganas de trabajar no bastan, por eso pedimos a los jesuitas que sigan siendo puentes de diálogo y comunicación en la red SJoven. Que continúen mostrando a los jóvenes y a la sociedad un rostro actual y renovado de la iglesia. Queremos que sigan formando humana y espiritualmente a los jóvenes y que nos ayuden a potenciar nuestro liderazgo ignaciano. Deseamos que nos ayuden a descubrir las fronteras que se encuentran en nuestra propia región porque son el primer lugar de misión donde podemos servir a los demás. Finalmente, les pedimos que mejoren la comunicación e información de las diferentes actividades de la pastoral juvenil para que podamos comprometernos más, porque nadie ama lo que no conoce y nadie sigue aquello que no ama.

Lima, 04 de noviembre del 2012