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República de Colombia MINISTERIO DE MINAS Y ENERGÍA INSTITUTO DE INVESTIGACION E INFORMACION GEOCIENTIFICA, MINERO – AMBIENTAL Y NUCLEAR – INGEOMINAS CLASIFICACIÓN REGIONAL DE AMENAZA RELATIVA DE MOVIMIENTOS EN MASA EN COLOMBIA Bogotá D.C., mayo de 2002 SUBDIRECCIÓN DE AMENAZAS GEOAMBIENTALES SUBDIRECCIÓN DE AMENAZAS GEOAMBIENTALES

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República de ColombiaMINISTERIO DE MINAS Y ENERGÍA

INSTITUTO DE INVESTIGACION E INFORMACION GEOCIENTIFICA, MINERO – AMBIENTAL Y NUCLEAR – INGEOMINAS

CLASIFICACIÓN REGIONAL DE AMENAZA RELATIVA DE MOVIMIENTOS EN MASA EN COLOMBIA

Bogotá D.C., mayo de 2002

SUBDIRECCIÓN DE AMENAZAS GEOAMBIENTALESSUBDIRECCIÓN DE AMENAZAS GEOAMBIENTALES

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TABLA DE CONTENIDO

1. INTRODUCCIÓN 3

2. MARCO GEOLÓGICO 4

2.1 ROCAS Y SUELOS 4 2.2 TECTONISMO 5 2.3 AMENAZA VOLCÁNICA 10

3. MARCO FISIOGRÁFICO Y MORFODINÁMICO 10

3.1 FISIOGRAFÍA 10 3.2 FACTORES MORFODINÁMICOS 11

4. VEGETACIÓN, CLIMA Y USO DEL SUELO 12

4.1 VEGETACIÓN Y CLIMA 12 4.2 VEGETACIÓN Y USO DEL SUELO 13

5. INTERVENCIÓN ANTRÓPICA 15

6. EFECTO DE LOS FENÓMENOS DENUDATIVOS EN COLOMBIA 15

7. CRITERIOS DE ZONIFICACIÓN 16

7.1 FACTORES INHERENTES 17 7.2 FACTORES DESENCADENANTES 17

8. ZONIFICACIÓN DE AMENAZA RELATIVA 17

8.1 PROVINCIAS DE AMENAZA RELATIVA MUY ALTA 18 PROVINCIA I 18 PROVINCIA II 21 8.2 PROVINCIAS DE AMENAZA RELATIVA ALTA 23 PROVINCIA III 23 PROVINCIA IV 25

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8.3 PROVINCIAS DE AMENAZA RELATIVA MEDIA 26 PROVINCIA V 26 PROVINCIA VI 27 PROVINCIA VII 28 PROVINCIA VIII 29 8.4 PROVINCIAS DE AMENAZA RELATIVA BAJA 30 PROVINCIA IX 30 PROVINCIA X 31 PROVINCIA XI 32 8.5 PROVINCIAS DE AMENAZA RELATIVA MUY BAJA 33 PROVINCIA XII 33 PROVINCIA XIII 33 PROVINCIA XIV 34 PROVINCIA XV 34

9. BIBLIOGRAFÍA 35

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CLASIFICACIÓN REGIONAL DE AMENAZA RELATIVA DE MOVIMIENTOS EN MASA EN COLOMBIA

1. INTRODUCCIÓN La localización geográfica de Colombia en la región circumpacífica, donde se concentra la mayor actividad sismotectónica y volcánica del globo, a la vez que en la zona intertropical, donde las lluvias son más abundantes, hacen de este país suramericano un formidable escenario para el estudio de la erosión, los deslizamientos y otros movimientos en masa. Esta situación desfavorable se acentúa como consecuencia de impactos adversos de orden antrópico, originados por el asentamiento de la población y el desarrollo del país en la zona montañosa, la más vulnerable. En efecto, la zona montañosa de Colombia al igual que la de otros países situados en esta región, está muy expuesta a este tipo de procesos, dada la intensa deformación y alto grado de fracturamiento de las rocas a lo largo de las zonas de falla; el desarrollo de regolitos espesos, inconsolidados y húmedos, sometidos a la influencia de las lluvias tropicales; y la constante amenaza sísmica y volcánica. La amenaza se agudiza como consecuencia de que el desarrollo del país se ha dado en forma acelerada, con escasos recursos, con muy poca percepción del problema de inestabilidad de su territorio y en algunos casos, como el de la ocupación urbana, de manera desordenada. Los primeros reconocimientos de zonas afectadas por deslizamientos y procesos semejantes en el país, fueron realizados por el Servicio Geológico Nacional en los años 40 y 50 del siglo XX. Otros estudios similares llevados a cabo en la segunda mitad del siglo XX se relacionan con deslizamientos a lo largo de las carreteras, ocurridos como consecuencia de la acelerada expansión de la red vial y la necesidad de realizar grandes excavaciones y rellenos para mejorar su nivel de servicio a partir de los años cincuenta. También se reconocieron en esta época deslizamientos provocados por la ocupación o expansión urbana, o por la construcción de obras de infraestructura y desarrollo en zonas sensibles. Entre 1986 y 1989, a través de un convenio de la Universidad Nacional de Colombia con el Ministerio de Obras Públicas, la Universidad efectuó el primer inventario nacional de deslizamientos que incluyó 227 movimientos importantes. (UNAL, 1989). Se recopiló y analizó entonces la información disponible y se logró tener la primera percepción sobre los tipos de movimientos en masa y su distribución en Colombia, así como una estimación de la densidad y frecuencia de esta clase de eventos. Con base en esta información y teniendo en cuenta factores de composición, morfoestructura, zonas climáticas y riesgo sísmico se propuso para Colombia una clasificación regional de amenaza por deslizamientos, la cual consideró 14 provincias de comportamiento homogéneo de estabilidad (Montero & Cortés, 1989). Posteriormente, en 1997, en desarrollo de un proyecto institucional del INGEOMINAS, se inició el inventario de grandes deslizamientos de Colombia. A través de sus unidades operativas se estableció la existencia de 900 informes sobre deslizamientos y procesos similares en su biblioteca, que cubre información para el período 1939 a 1996 y se realizó el levantamiento de 50 deslizamientos. Durante los últimos cinco años, 1997-2002, se ha venido conformando el catálogo de deslizamientos de Colombia que espera reunir información sobre más de 1.000 movimientos importantes, 30% de ellos de gran magnitud.

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En esta memoria se expone brevemente la zonificación de amenaza relativa por movimientos en masa de Colombia, concebida con base en el trabajo de Montero & Cortés (1989), con algunas modificaciones en cuanto a la clasificación jerárquica de las provincias, según se ha venido calibrando la zonificación con base en información reciente sobre el tipo, el tamaño, la distribución y los efectos de los movimientos que se han incorporado al inventario. Este mapa constituye una fuente valiosa de consulta sobre estos procesos para planificadores, especialistas, profesores y estudiosos en el tema, interesados en tener una visión general sobre la amenaza por movimientos en masa en el país.

2. MARCO GEOLÓGICO

2.1 ROCAS Y SUELOS En rasgos muy generales, las rocas y los suelos se distribuyen en el territorio colombiano de la siguiente manera: 1. Rocas antiguas del Precámbriano y Paleozoico, tales como granulitas, pegmatitas, anfibolitas, neises y

otras rocas cristalinas, conforman colinas y serranías en el oriente y varias serranías y macizos en el borde oriental de la Cordillera Oriental, la Serranía de San Lucas y la Sierra Nevada de Santa Marta.

2. Rocas metamórficas como pizarras, filitas, esquistos, neises, cuarcitas y anfibolitas; y efusivas como diabasas, basaltos, andesitas junto con variedades de rocas graníticas expuestas en varios plutones, conforman la Cordillera Central, la de mayor altitud en Los Andes de Colombia, con elevación de 5.100 msnm en el Parque de Los Nevados. Estas rocas están parcialmente descompuestas a saprolitos y suelos residuales, o cubiertas por depósitos volcánicos. En menor cantidad, se presentan sedimentos y metasedimentos relativamente blandos en esta cordillera.

3. En la Cordillera Oriental, con elevación de 4.250 msnm en el páramo de Sumapaz, abundan lutitas con diferentes grados de consolidación, así como areniscas y calizas, del Cretácico en el norte, y del Paleógeno y Neógeno en el sur. Estas rocas están intruidas por plutones de composición ácida y afectadas parcialmente por metamorfismo generalmente bajo. Gruesos y extensos coluviones, predominantemente arcillosos, cubren estas formaciones.

4. La Cordillera Occidental, la de menor relieve, con elevación de 4.150 msnm, está compuesta principalmente por diabasas y basaltos intercalados con diferentes tipos de sedimentos y metasedimentos.

5. En las zonas litorales, los llanos y las selvas de la región oriental, así como en los valles interandinos, abundan las rocas sedimentarias del Paleógeno y Neógeno.

6. A lo largo de los valles interandinos e intra-andinos, las secuencias descritas están cubiertas por espesos y amplios depósitos aluviales y glaciofluviales expuestos en varios niveles, algunos de éstos, en el borde externo de Los Andes, de carácter torrencial.

En la Figura 1 se presenta el mapa geológico de Colombia.

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Figura 1. Mapa geológico de Colombia. INGEOMINAS.

2.2 TECTONISMO Las mismas fuerzas naturales que en el pasado dieron origen a nuestras cordilleras, continúan actuando en la actualidad y determinan el modelo tectónico del territorio colombiano, el cual se caracteriza por presentar tres placas tectónicas: la placa oceánica de Nazca, que se mueve 6 centímetros por año hacia el oriente; la

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Placa Suramericana, que se desplaza 3 centímetros por año en sentido opuesto a la anterior y con la cual colisiona en el borde del Océano Pacífico; la Placa del Caribe que se mueve 1 a 2 centímetros por años en dirección sur - este, en el norte. Como resultado de esta interacción se presentan varias fallas geológicas, algunas de ellas con moderada actividad. La Figura 2 muestra el modelo tectónico de Colombia con la posición y movimiento relativo de las placas tectónicas, y la Figura 3, una idealización del trazado de los 32 principales sistemas de fallas activas o probablemente activas de Colombia (Ingeominas - Universidad de Los Andes, 1997).

Figura 2. Modelo tectónico de Colombia. Tomado de Taboada, Rivera, Fuenzalida, Cisternas, Philip, Bijward,

Olaya y Rivera (1999). A partir del modelo tectónico descrito y asociado a la sismicidad histórica del país, se ha establecido el mapa de amenaza sísmica que se presenta en la Figura 4 (AIS, 1996). Como consecuencia de la degradación mecánica y de la sismicidad generada principalmente en los sistemas de falla: frontal o del borde Llanero, Salinas-Cambao y Uribante-Caparo en el oriente, y en los sistemas Romeral y Palestina en el occidente, todas con moderada actividad, se han originado o reactivado en el país muchos deslizamientos.

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Figura 3. Principales fallas geológicas de Colombia.

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Figura 4. Mapa de Amenaza Sísmica de Colombia.

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Las fallas se localizan, generalmente, en los bordes de las cordilleras y, además de constituir fuentes sismogénicas muy importantes, han creado franjas débiles de terreno, donde las rocas están intensamente fracturadas y cizalladas, donde la humedad se concentra de manera abundante y donde los procesos de meteorización o alteración hidrotermal dan lugar a minerales muy sensibles, como clorita y sericita, lo cual favorece la inestabilidad. Muchos deslizamientos se atribuyen a sismos históricos (IGAC, 1989). Se destacan, entre otros, grandes movimientos provocados por un sismo que se presentó el 16 de noviembre de 1827 con epicentro en Timaná (Huila), cuyos escombros represaron el río Suaza durante dos meses, crearon un lago de 130 m de profundidad y causaron la inundación de los poblados de La Viciosa y Guadalupe. Como resultado del desembalse se presentaron muchas víctimas a lo largo del valle del río Magdalena. Otro sismo ocurrido el 21 de enero de 1834, asociado probablemente a la Falla Romeral, provocó también muchos deslizamientos y destruyó las poblaciones de Almaguer y Santiago de Sibundoy en el Departamento de Nariño. Se tiene también conocimiento de numerosos flujos, avalanchas y deslizamientos, desencadenados por sismos en los últimos 100 años (IGAC, 1989). En 1923, procesos de este tipo provocaron, en el Departamento de Nariño, la destrucción parcial de varias poblaciones, entre ellas, Cumbal, Túquerres e Ipiales y en el Departamento de Boyacá, la región de Gachalá-Ubalá fue seriamente afectada. En mayo y diciembre de 1942, a causa de sismos se presentaron flujos que provocaron daños en la población de Tenza, Boyacá. El 30 de julio de 1962 un sismo de magnitud 6,5 que sacudió gran parte de la Cordillera Central, provocó numerosos deslizamientos, flujos y desprendimientos, y en noviembre de 1970, a causa de sismos acompañados de lluvias intensas, se presentaron varios flujos de tierras en el Chocó con daños en varias poblaciones como Bahía Solano y Nabugá. Un terremoto ocurrido el 12 de diciembre de 1979, de magnitud 7,9 con epicentro en el SW de Tumaco (SW de Colombia), indujo numerosos deslizamientos y desprendimientos de roca en la cuenca del río Patía, algunos de ellos a lo largo de la carretera Pasto-Popayán, donde está expuesta una secuencia sedimentaria de conglomerados y areniscas del Paleógeno y otros movimientos a lo largo de la carretera Pasto-Ipiales en el sector del río Guaitara. Entre los sismos recientes que desencadenaron movimientos, se destacan el sismo de Popayán, de magnitud 5,5, ocurrido el 31 de marzo de 1983, que destruyó gran parte de esta ciudad; y el sismo de Páez con una magnitud de 6,4 ocurrido el 6 de junio de 1994 que provocó deslizamientos y avalanchas con gran poder destructivo en el Departamento del Cauca (Ingeominas, 1995), y provocó la muerte de varias personas y centenares de desaparecidos. El 19 de enero de 1995, el sismo de Tauramena, de magnitud 6,5, causó flujos de detritos y tierras en el oriente de Colombia (Ingeominas, 1995). Cabe anotar que los sismos no sólo inducen deslizamientos, sino que pueden reactivar movimientos desencadenados por otras causas; además, algunos procesos de inestabilidad inducidos o reactivados por sismos, en particular los desprendimientos, ocurren algún tiempo después de que se presentan los sismos. Por otra parte, la ocurrencia simultánea de sismos y lluvias fuertes, ocasiona los movimientos más demoledores que se conocen.

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2.3 AMENAZA VOLCÁNICA Durante el Cuaternario se ha reconocido en Colombia intensa actividad eruptiva en las partes central y sur de la Cordillera Central y sur de la Occidental, representada en más de 20 volcanes activos, 8 de éstos con erupciones históricas. En un relato de la actividad volcánica (IGAC, 1989) se menciona la ocurrencia de flujos de escombros y lodos provocados por emisiones piroclásticas del volcán Puracé en agosto de 1878 y noviembre de 1899. En noviembre de 1985, un lahar, proceso combinado de avalanchas y flujos de detritos y lodos, provocado por el reactivamiento del volcán Nevado del Ruiz, situado en proximidad de la ciudad de Manizales, sepultó la población de Armero (Tolima) y causó la muerte de 22.000 personas. Se tiene noticia de un evento similar ocurrido en 1845 por emisiones del mismo volcán. La eventualidad de deslizamientos asociados a actividad volcánica había sido desestimada en el país por mucho tiempo, pero afortunadamente, el INGEOMINAS en los últimos años ha iniciado un plan serio de vigilancia volcánica, para prevenir tragedias y catástrofes en situaciones de inminente peligro.

3. MARCO FISIOGRÁFICO Y MORFODINÁMICO

3.1 FISIOGRAFÍA En el territorio Colombiano se han reconocido las siguientes regiones naturales (IGAC, 1992): 1. Región del Caribe. Comprende la Península de La Guajira, muy seca; la Depresión Momposina,

inundable; la Sierra Nevada de Santa Marta, con el mayor relieve en el país; y, en general, las tierras bajas y planas del Litoral Caribe, al norte de las estribaciones septentrionales de Los Andes.

2. Región del Pacífico y Serranía del Baudó. Comprende la franja occidental del país con anchura variable,

constituida por una llanura de selva húmeda, excepto la Serranía del Baudó que conforma un cordón montañoso paralelo al litoral, en el norte. Esta región es la más húmeda del país y una de las más lluviosas en el mundo.

3. Región Andina. Comprende la cordillera andina con sus tres ramales, sus valles interandinos e intra

andinos y algunas mesetas y planicies montañosas. Su régimen pluviométrico y de temperatura están estrechamente ligado a su altimetría, y la vegetación es muy variada. En esta zona del país se concentra la mayor parte del desarrollo, por lo cual, constituye la región más intervenida por actividades humanas de diversa índole.

4. Región Amazónica. Comprende la parte sur oriental del país al pie de la Cordillera Oriental y sur de la

región de los llanos. Constituye una región selvática de relieve muy suave con algunas montañas aisladas y está irrigada por grandes ríos que tributan al Amazonas. Es una región de muy poco desarrollo.

5. Región de los Llanos Orientales u Orinoquía. Comprende una región de tierras planas u onduladas

situadas al pie de la Cordillera Oriental y norte de la región Amazónica. Conforma extensas sabanas irrigadas por ríos que vierten al Orinoco. Se trata de una región de desarrollo en expansión.

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6. Región Insular de San Andrés y Providencia. Comprende un territorio de archipiélago diseminado en el

mar Caribe a 700 kilómetros de la costa colombiana. Las regiones fisiográficas descritas constituyen la primera demarcación importante de susceptibilidad a los deslizamientos. Teniendo en cuenta que la mayor parte del desarrollo se asienta en la Región Andina, esta región constituye la de mayor interés por el estudio de estos procesos.

3.2 FACTORES MORFODINÁMICOS Entre los factores morfodinámicos que han contribuido en la historia geológica reciente a la ocurrencia de deslizamientos y otros movimientos del terreno, cabe mencionar los siguientes: 1. Acumulación de cenizas y otros materiales piroclásticos en laderas adyacentes a los edificios volcánicos

de la Cordillera Central, que cubren rocas con diferentes grados de descomposición. Estos depósitos están involucrados en extensos deslizamientos y flujos, principalmente en los departamentos del Viejo Caldas.

2. Retroceso gradual del frente glacial en las altas montañas, debido al cambio climático reciente, lo cual

desencadena flujos y avalanchas en las zonas de fusión, también en la Cordillera Central. 3. En las laderas montañosas de la Cordillera Oriental se han acumulado gruesos coluviones y depósitos

similares de origen glacio-fluvial muy susceptibles a la inestabilidad, especialmente cuando son de composición arcillosa, concentran mucha humedad, y cubren rocas también arcillosas.

4. Igualmente inestables se consideran depósitos expuestos en varios niveles de terraza aluvial o aluvio

torrencial, sobre-elevados desde algunas decenas de metros hasta cientos de metros por encima de los lechos de los ríos que los originaron.

5. Un poco menos inestables se comportan los depósitos de conos y abanicos expuestos en el fondo de los

valles de grandes ríos como el Cauca, o en el piedemonte. 6. Finalmente, muchos flujos canalizados y avalanchas están asociados a cuencas indebidamente

intervenidas, especialmente por deforestación. Por otra parte, el estado de evolución de la Cordillera de los Andes, en toda su extensión desde la Patagonia en el sur, hasta Venezuela en el norte, corresponde al de una cordillera joven en estado de solevantamiento, por lo cual, la tasa de denudación es muy alta, y en el balance geomorfológico, determinado por la acción antagónica del diastrofismo y la denudación, se percibe una contribución preponderante de la remoción en masa respecto de la erosión normal (Tabla 1). Esto determina que las geoformas asociadas a la erosión y los deslizamientos conforman la expresión dominante del relieve en gran parte de la zona andina (Montero, 1993).

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Tabla 1. Balance geomorfológico. ACTIVIDAD TECTÓNICA

Tranquilidad tectónica prolongada que amplía el tiempo disponible para la acción de la meteorización.

Inestabilidad tectónica reciente o actuante que reduce el tiempo disponible para la acción de la meteorización.

TIPO DE RELIEVE

Relieve local suave Relieve local fuerte Relieve local suave Relieve local fuerte

DESARROLLO DEL PERFIL DE METEORIZACIÓN

Mayor probabilidad de que en condiciones climáticas y morfológicas favorables, se desarrolle un perfil profundo y maduro.

La probabilidad de que se desarrolle un perfil maduro, depende de que haya buena cobertura de bosque.

La probabilidad de que se desarrolle un perfil maduro depende de la estabilidad relativa del paisaje.

Mínima probabilidad de que se desarrolle un perfil maduro.

DENUDACIÓN

Tasa baja

Tasa media

Tasa alta

Tasa muy alta

BALANCE Erosión normal débil y mínima remoción en masa.

Erosión fuerte. Predomina la erosión normal sobre la remoción en masa.

Probable equilibrio entre la remoción en masa y la erosión normal.

Máximo aporte de la remoción en masa a la denudación.

Montero (1993)

4. VEGETACIÓN, CLIMA Y USO DEL SUELO

4.1 VEGETACIÓN Y CLIMA El agua lluvia se reconoce como el principal agente de erosión y el mayor factor desencadenante de los movimientos en masa. La cantidad y distribución de las lluvias en el país están determinadas, principalmente, por su ubicación en la zona ecuatorial de baja latitud, con un clima tropical regulado por los pisos térmicos. Antes de producirse la precipitación, las nubes se concentran a diferentes alturas frente a las montañas, de tal manera que son máximas en estos sitios y disminuyen progresivamente por encima y por debajo de estos puntos. En la zona montañosa, normalmente hay dos estaciones secas: diciembre a marzo y junio a septiembre y dos estaciones lluviosas: abril - mayo y octubre - noviembre. En las zonas del Litoral Pacífico y de la Llanura Oriental, donde no hay control orográfico, se presenta un solo período lluvioso, generalmente de junio a septiembre. Por otra parte, en los valles interandinos y en las mesetas, se presentan usualmente precipitaciones medias a bajas, mientras que en las franjas intermedias de las laderas montañosas, las lluvias son máximas.

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En el mapa de la Figura 5 se aprecia el comportamiento de la precipitación en algunas regiones de Colombia. El Litoral Pacífico, el Borde Llanero y la Selva Amazónica son muy húmedas, en la zona andina, con excepción del Altiplano Cundiboyacense, la precipitación promedia se sitúa en el rango de 1.000 mm/a a 3.000 mm/a, con dos estaciones bien definidas, pero con precipitaciones diarias y horarias a veces muy importantes, mientras que en algunas partes de la Región del Caribe, el Altiplano Cundiboyacense y otros sitios muy localizados se presentan las precipitaciones más bajas, con un balance hídrico negativo en algunas épocas del año. La reactivación de los deslizamientos en las regiones tropicales, como en el caso de Colombia, está estrechamente ligada a los ciclos climáticos, además de que muchos eventos severos de inestabilidad, en particular las avenidas torrenciales y las avalanchas, se atribuyen a precipitaciones excepcionales ocurridas durante eventos extremos. Precipitaciones no comunes de 84,7 mm, el 7 de agosto de 1991 y de 126 mm en 3 horas, ocurrida el 9 de septiembre del mismo año en el suroeste de Cundinamarca, destruyeron el puente sobre la quebrada Chirajara y varios puentes y estructuras más en el sector comprendido entre el Km 50 y el Km 89 de la carretera Bogotá-Villavicencio, y provocaron interrupciones prolongadas en esta importante carretera que comunica el centro del país con los Llanos Orientales, fuente muy importante de recursos agrícolas y ganaderos. La reposición de las obras requirió una inversión superior a los 10 millones dólares. Un evento similar ocurrido en 1986 había causado daños muy cuantiosos en la carretera Buga-Buenaventura, sector Lobo Guerrero-Bendiciones, donde las avalanchas taponaron varios cauces y la banca de la carretera fue destruida en algunos sectores.

4.2 VEGETACIÓN Y USO DEL SUELO Al igual que el clima, el tipo de vegetación en Colombia está relacionado con los pisos altitudinales, lo cual determina una gama muy variada de coberturas, y muchos procesos de inestabilidad se deben sin duda a cambios indebidos en el uso del suelo, a prácticas inconvenientes de manejo y a invasión de la zona de reserva forestal con actividades inapropiadas. Estos factores, además de crear condiciones propicias a la inestabilidad, contribuye al agotamiento de las reservas hídricas. Agrológicamente, los suelos se han clasificado por el IGAC (1992) en ocho clases con respeto a su capacidad y limitaciones de uso. Esta clasificación se basa en criterios de la calidad del suelo, la topografía y las condiciones de drenaje, de alguna manera relacionados con la inestabilidad del terreno. Los grupos I a IV, con relieve suave, se consideran aptos para cultivos rentables y son progresivamente más susceptibles a la erosión hídrica; el grupo V, apto para pastos, presenta morfología muy suave, es anegable y no está expuesto a erosión ni movimientos en masa; los grupos VI y VII, para la explotación de cultivos arbóreos y reforestación, y el grupo VIII, debido a sus restricciones de uso, se recomienda sólo para recreación. (Tabla 2.) El uso inadecuado del suelo, principalmente en las regiones más pendientes que corresponden a las zonas VI y VII, que cubren las zonas cordilleranas, ha originado graves conflictos de uso e inestabilidad del terreno, a causa de la deforestación incontrolada y a la plantación de cultivos limpios, sin adecuadas prácticas de manejo.

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Figura 5. Comportamiento de la precipitación en algunas regiones de Colombia (IDEAM, 2002).

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Tabla 2. Distribución del uso potencial del suelo en Colombia. CLASES

PORCENTAJE

DEL TERRITORIO

ZONAS DE APTITUD

I a IV

11,3

Zonas bien drenadas en los valles de los grandes ríos, principalmente Magdalena, Cauca, Sinú, Cesar, Risaralda y Putumayo; en los altiplanos Cundiboyacense y Nariñense, y en algunos sitios de la Orinoquía, Amazonía y llanuras del Caribe. La pendiente del terreno es progresivamente mayor hasta llegar a 15° en el terreno clase IV. En las clases III y IV, la humedad es alta y el nivel freático somero; en estas dos últimas clases ya se presenta erosión severa.

V

7,5

Zonas mal drenadas de los valles de los ríos Cauca y Magdalena, sur de la Costa Pacífica, Llanos Orientales y Amazonía. Estas tierras son planas a ligeramente onduladas, generalmente cenagosas; dado el escaso relieve, no se involucran en problemas de estabilidad de laderas.

VI y VII

70,7

Zonas con limitaciones para cultivos debido a las fuertes pendientes y climas extremos áridos o muy lluviosos, en las regiones Amazónica y Pacífica, Alta Guajira y la mayor parte de la región cordillerana, exceptua los terrenos más escarpados y fríos. No obstante la falta de tierra laborable, los campesinos plantan cultivos de subsistencia. Morfología variable en la clase VI y pendientes hasta de 26° en la VII. En común, presentan una pobre capa vegetal y son muy sensibles a carcavamiento, deslizamientos y flujos.

VIII

10,5

Estos suelos se presentan en los terrenos más escarpados, en las zonas bajas más inundables del Litoral Pacífico y en terrenos secos con fuerte erosión (bad lands) de los Santanderes, Huila y Boyacá. Debido a las limitaciones insalvables de uso, estos suelos se restringen a la vida silvestre. Las regiones donde estos suelos se presentan son poco desarrolladas y los movimientos en masa son poco conocidos.

Tomado, con adiciones, de IGAC (1992).

5. INTERVENCIÓN ANTRÓPICA En cualquier región de la Tierra los deslizamientos y la erosión son más frecuentes y dañinos en las zonas intervenidas por el hombre. Es evidente que la deforestación, el desarrollo agrícola intensivo y prolongado y la construcción de obras de infraestructura, así como los desarrollos urbanos mal planificados, provocan condiciones particularmente desfavorables, como consecuencia de las excavaciones, las sobrecargas, el deficiente manejo de las aguas y otros factores.

6. EFECTO DE LOS FENÓMENOS DENUDATIVOS EN COLOMBIA La mayor parte de los deslizamientos conocidos y estudiados en el país se concentran a lo largo de las carreteras, en zonas urbanas o en zonas de desarrollo de diversa índole (Montero, 2001). Las carreteras: Bogotá-Villavicencio, en varios sectores; Bogotá-Bucaramanga, en el sector Barbosa-Oiba; Bucaramanga-Barrancabermeja, en el tramo de La Renta al río Sogamoso; Medellín-Cartagena, en el sector de Ventanas-Puerto Valdivia; Popayán-Pasto, entre Timbío y Mojarras; Ibagué-Armenia, en el 70% de su recorrido; Cali-Buenaventura, en el sector de Saladito, cerca de Cali, y en un tramo de 25 kilómetros a lo largo

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del cañón del río Dagua, entre Loboguerrero y Buenaventura, y muchas más, atraviesan enormes zonas de deslizamientos o están seriamente expuestas a erosión, avalanchas y flujos. Algunos proyectos hidroeléctricos, como Guavio, Chivor y Mesitas, en la Cordillera Oriental, al norte de Bogotá, han sido afectados por extensos desplazamientos del terreno, mientras que otros, como Calima I, tienen sus embalses colmatados por sedimentos y unos pocos como Farallones, en el río Cauca, no resultaron factibles por la intensa degradación en sus cuencas aferentes. Procesos similares han afectado, o afectan periódicamente, importantes zonas urbanas en Medellín (Villatina); Bogotá (zona suroriental); Útica, Cáqueza, Tena y Mesitas en Cundinamarca; Pereira, Manizales, Neira, Salamina, La Merced y varias otras poblaciones del Viejo Caldas; Bucaramanga, Cúcuta, Suaita, Molagavita, Cepitá, Herrán y Charta en los Santanderes; y varias poblaciones de Nariño, Cauca y Boyacá. Además, poblaciones como Restrepo, en el Departamento del Meta, y otras, se encuentran seriamente amenazadas como consecuencia de graves procesos de inestabilidad en las laderas de las cuencas aferentes de las corrientes que atraviesan sus cabeceras municipales.

7. CRITERIOS DE ZONIFICACIÓN Existen muchos métodos para zonificar el terreno con respecto a su inestabilidad, pero cualquiera que sea el procedimiento para hacerlo, el propósito de la zonificación es el mismo: delimitar zonas de mayor o menor amenaza por inestabilidad, teniendo en cuenta la distribución de los deslizamientos actuales y potenciales, y la correlación entre ellos. Se reconocen dos métodos generales (Soeters & van Westen, 1996): el método indirecto, que consiste en correlacionar con la ayuda de los Sistemas de Información Geográfica un gran número de factores relacionados con la inestabilidad en una zona particular y analizar luego, estadística o analíticamente, la manera como estos factores pueden contribuir a la ocurrencia de deslizamientos en otros sitios con características similares. El segundo método es el directo o heurístico, en cuyo caso, la cartografía se basa en la experiencia; se establece directamente la relación entre los deslizamientos y su ambiente geológico y geomorfológico. Este segundo método se aplicó en el caso de la zonificación de amenaza a que se refiere esta memoria. En los estudios preliminares de zonificación, Montero & Cortés (1989) proponen tener en cuenta factores de composición, morfoestructura, amenaza sísmica y clima; más tarde, Montero (1993) considera algunos factores adicionales, entre otros, el factor antrópico, y agrupas los factores que intervienen en los deslizamientos como inherentes, o de estado inicial, y externos. Los primeros se consideran la causa real de los deslizamientos y se expresan en el relieve como unidades de terreno más o menos propensas a la inestabilidad. “Esas expresiones de relieve evolucionan con el tiempo bajo el efecto de los factores externos, los cuales modifican la condición inicial”. Entre los factores externos, se consideran dos tipos: los naturales, no controlables o muy poco por el hombre, como las lluvias, los cambios en el nivel de agua en el subsuelo o los sismos, y los antropogénicos, como las excavaciones para carreteras y otras obras, o la inadecuada disposición de aguas servidas, entre otros muchos que sí son controlables, es decir, que las labores se pueden llevar a cabo de manera cuidadosa sin provocar efectos desfavorables. Todos estos factores, tal como se mencionan a continuación, fueron tenidos en cuenta al establecer la zonificación de deslizamientos.

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7.1 FACTORES INHERENTES Tres factores inherentes se tienen en cuenta, (1) la composición, (2) la condición de los materiales y (3) los rasgos morfoestructurales regionales. Estos factores, cuyos criterios de zonificación por susceptibilidad se presentan en la Tabla 3, constituyen el estado inicial y se expresan como formas de relieve con tendencia variable a la inestabilidad. Tabla 3. Factores inherentes de influencia en la inestabilidad.

FACTORES

CRITERIOS DE ZONIFICACIÓN DE SUSCEPTIBILIDAD

1.Composición

Asociaciones típicas de rocas y suelos dentro de la secuencia estratigráfica.

2. Condición de los materiales

Diferencias en cuanto al grado de meteorización y condición de fracturamiento o cizallamiento en el caso de las rocas y el estado de consolidación y las condiciones de humedad en el caso de los suelos.

3.Rasgos morfoestructurales

Se consideran los patrones regionales, generalmente lineales, de debilidad asociados a los corredores de falla y la actitud local de las discontinuidades que favorecen la inestabilidad.

7.2 FACTORES DESENCADENANTES Se refiere a los factores naturales y antrópicos que provocan la inestabilidad, y que se manifiestan con diferente intensidad en distintas regiones geográficas, en estrecha relación con la geodinámica externa y las prácticas de uso del suelo. Comprende: (1) la acción múltiple de las lluvias por escurrimiento e infiltración, (2) la actividad sísmica asociada al patrón tectónico regional, (3) la influencia indirecta de la actividad volcánica, y (4) la intervención antrópica (Tabla 4).

8. ZONIFICACIÓN DE AMENAZA RELATIVA Con base en la interacción de los factores inherentes y desencadenantes que intervienen en los deslizamientos, se determina la amenaza relativa por fenómenos de erosión y remoción en masa y se proponen 15 provincias de Amenaza Relativa, con características particulares de comportamiento. Las Provincias están numeradas en orden decreciente de susceptibilidad a deslizamientos, flujos y otros tipos de movimiento y cada una de ellas comparte rasgos inherentes y factores desencadenantes similares. Las 15 Provincias se reagrupan en 5 Categorías de Amenaza, según la distribución en el territorio Colombiano de los procesos de inestabilidad, teniendo en cuenta la densidad, frecuencia y recurrencia de los movimientos. La información aquí descrita se presenta en dos mapas así: • Mapa de Provincias de Amenaza Relativa por Movimientos en Masa de Colombia • Mapa de Categorías de Amenaza Relativa por Movimientos en Masa de Colombia

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Tabla 4. Factores desencadenantes.

FACTORES

CRITERIOS DE ZONIFICACIÓN POR AMENAZA RELATIVA

1. Distribución de la precipitación.

Teniendo en cuenta los pisos climáticos y las zonas de vida. Las lluvias son de mayor intensidad y se presentan con más frecuencia en las vertientes de los ríos Cauca y Patía, en el piedemonte oriental de la Cordillera Oriental y en algunas otras regiones de Los Andes.

2. Actividad sísmica

Asociada a los corredores de falla de los sistemas Romeral, Palestina, Borde Llanero, Salinas-Cambao, Uribante-Caparo, entre otros.

3. Actividad volcánica

Asociada a los edificios volcánicos con alguna manifestación reciente de actividad, dispersos en la Cordillera Central y el Macizo Colombiano.

4. Intervención antrópica

Asociada a la deforestación, los conflictos de uso del suelo y múltiples manejos inapropiados, como la inadecuada disposición de aguas en obras viales o poblaciones, el uso irracional de los explosivos en excavaciones en roca y muchos más. Esta intervención se concentra de manera especial en la zona cafetera.

8.1 PROVINCIAS DE AMENAZA RELATIVA MUY ALTA

Provincia I Vertiente de los ríos Cauca y Patía, y Serranía de Baudó, en el corredor del Sistema de Fallas Romeral. Constituida por niveles lenticulares de diabasas intercaladas en secuencias de grauvacas, chert y lutitas, afectadas localmente por metamorfismo dinámico, lo cual impone franjas extensas de milonitas y filonitas. Están cubiertas en algunos sitios por cenizas volcánicas, aglomerados, flujos de lodo volcánico y depósitos aluviales y aluvio-volcánicos de diferentes magnitud y extensión. La precipitación en esta provincia varía de 2.000 mm/a a 4.000mm/a con cantidades de lluvias aún mayores cerca de Quibdó y el SW de Buenaventura. Presenta un relieve abrupto, una amenaza sísmica alta y está sometida a una intervención antrópica muy fuerte. El patrón estructural dominante, el cual imparte el carácter del comportamiento de esta provincia, está determinado por el Sistema de falla: Romeral y asociado a la importante zona de subducción de la placa de Nazca, debido a lo cual se presenta una drástica deformación, y un severo fracturamiento y cizallamiento de las rocas. De acuerdo con investigaciones de ingeniería sísmica realizadas por las firmas Integral y Planes para Interconexión Eléctrica S. A. (ISA, 1981), para los proyectos Ituango y Calima III, y publicaciones de varios autores que intervinieron en esos estudios (Arias, 1981; Cline et al., 1981; Collins et al., 1981; Page & Cline,

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1981; Page & James, 1981; Page & Mattsson, 1981) se ha recopilado la siguiente información sobre la sismicidad de algunos segmentos de falla: 1. En el Sistema de Fallas Romeral se presenta un grado de actividad entre bajo y moderado (niveles 3 a 4

en una escala 1 a 7 de actividad recomendada, con base en Cluff, 1978). 2. Las fallas del sistema Cauca, que se extienden desde Ecuador hasta cerca de la población de Ituango,

Antioquia, de acuerdo con estos mismos estudios, presentan un grado de actividad de muy bajo a bajo (niveles 2 a 3), con desplazamientos en el Cuaternario hasta de 10 m cerca de Santa Fe de Antioquia.

3. Las fallas del Espíritu Santo y Palestina, por su parte, presentan un grado de actividad bajo a moderado (niveles 3 a 4)

Se considera que muchos deslizamientos dentro de la Provincia I de Amenaza, tales como flujos de lodo que constituyen abanicos y conos de deyección en zonas bajas y enormes deslizamientos que han acumulado gruesos depósitos en laderas de diferentes vertientes, han sido inducidos por sismos. Estos movimientos según Page & James (1981), determinan el 50% de la morfología en los terrenos más escarpados de Antioquia. Los mismos autores reconocen la dificultad para verificar algunos de estos movimientos debido a su gran tamaño. Por su parte, Page & Mattsson (1981) reportan un espectacular deslizamiento cerca de la localidad de Sabana Larga, en el cañón inferior del río Cauca, al noroeste de Medellín. Este movimiento identificado con el nombre de El Guásimo ocurrió hace cerca de 3.500 años y se ha reactivado, según estos autores, en dos ocasiones: hace 1.500 años y hace 800 años, y originó, respectivamente, tres grandes lagos; Obregón, San Nicolás y Olaya, y sendas terrazas de rellenos constituidas por limos estratificados y arena fina y por gravas gruesas cerca de las corrientes tributarias. Este movimiento constituye sin duda uno de los más grandes del hemisferio Occidental. Page, & James (1981) comentan sobre otros enormes movimientos como el de Giraldo, en el valle superior del río Tonusco al oeste de Santa Fe de Antioquia, y Pascuita, 15 kilómetros al este de Ituango. Los deslizamientos más antiguos son difíciles de identificar porque sus rasgos morfológicos han sido prácticamente destruidos por la erosión; además, muchos de ellos, antiguos y recientes, pueden haberse debido en parte a procesos expansivos de las montañas conocidos como sackung. En la Tabla 5 se registran algunos casos de inestabilidad que afectan carreteras y otras obras de infraestructura. En los sectores viales citados, los deslizamientos son frecuentes y, en algunos casos, como los señalados, los movimientos son de gran magnitud, han provocado daños importantes o provocan frecuentes interrupciones del tráfico en invierno. Entre los movimientos más destacados, con actividad reciente o actual de esta provincia se cuentan los siguientes, la mayor parte de ellos localizados en el corredor del Sistema de Fallas Romeral: 1. Erosión y flujo canalizado de La Siria en el Km 39 de la carretera Pereira-Manizales. 2. Cárcava El Tablazo, en zona sub-urbana de Manizales. 3. Deslizamiento de La Estampilla, en la carretera Tres Puertas-La Libertad, 2 kilómetros al occidente de La

Uribe. 4. Balmoral (Km 2) y Lavaderos (Km 5), en la carretera Varsovia-Filadelfia, al norte de Manizales, que

afectan tramos de 200 y 500, metros respectivamente, y que involucra lavas descompuestas, milonitas y cenizas volcánicas intensamente húmedas.

5. Chirapotó, en el sector La Pintada – La Felisa, sobre la margen izquierda del río Cauca. El 12 de diciembre de 1970 ocurrió un gran deslizamiento de roca que taponó el río Cauca, provocó más de 20 muertos y causó la destrucción de un tramo de 150 metros en la carretera y 3 kilómetros del ferrocarril del Pacífico.

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6. El Revenidero, en el sector Uramita-Dabeiba de la carretera Medellín-Turbo, ocurrido el 25 de octubre de 1970, por la reactivación de un deslizamiento mucho más antiguo, el cual desplazó cerca de un millón y medio de metros cúbicos de materiales tales como shales, grauvacas y chert, muy fracturados y descompuestos. Este movimiento causó un dique natural (represamiento) de 73 metros de altura y, como consecuencia inmediata, la destrucción de 700 metros de carretera; además, el agua represada cubrió más de 10 Km de la carretera. Este movimiento determinó la construcción de una variante de 28 kilómetros de longitud, que está afectada igualmente por inestabilidad.

7. Una extensa zona de esquistos muy degradados afectada por reptación, flujos y deslizamientos que afecta los tramos Piedras-Boquerón y Yescas-Uyaraco, en la carretera Mojarras-Popayán y el deslizamiento de Sapongo en la Carretera Rosas–La Sierra.

8. La misma población de La Sierra fue afectada recientemente por inestabilidad, a causa de la reactivación de un antiguo movimiento.

9. La carretera Rumichaca-Pasto, en el sector Ipiales – Pedregal fue afectada en el pasado por dos movimientos catastróficos: En el sitio de La Humeadora, pocos metros al sur del cruce del río Guáitara, un despendimiento de roca sepultó varias personas hace varios años; y 10 kilómetros al sur de este sitio, en agosto de 1976, a consecuencia de la reactivación de un antiguo movimiento, en el sitio de La Josefina, se presentó un enorme deslizamiento de tipo rotacional en piroclastos y diabasas muy fracturadas y descompuestas. Este movimiento, ocurrido sobre la margen izquierda del río Guáitara, desplazó más de medio millón de metros cúbicos y obligó a la construcción de una variante de 450 m.

10. En la carretera Motilón-El Tambo, al noroeste de Pasto, también en el Departamento de Nariño, la vía en mención atraviesa una divisoria de aguas que ha estado sujeta por varios años a procesos de reptación, flujos y deslizamientos, en metasedimentitas descompuestas cubiertas por cenizas volcánicas. En este sitio, denominado El Zanjón, las condiciones topográficas locales no han permitido proyectar una variante y ha sido necesario mantener el tránsito mediante rellenos sucesivos.

Tabla 5. Movimientos en masa que afectan carreteras en la Provincia I de amenaza.

NOMBRE

LONGITUD

ACUMULADA AFECTADA (km)

SECTORES DONDE SE ENCUENTRA LA MAYOR

INESTABILIDAD

Pereira-Manizales Manizales-Pácora

Tres puertas-Puente La Libertad Quibdó-La Mansa-Primavera

Medellín-Turbo Cali-Loboguerrero

Buenaventura-Buga Tres Puertas-La Felisa-La Pintada

Popayán-Mojarras Rosas-La Sierra El Bordo-Bolívar

Rumichaca-Pasto Tumaco-Junín-Pedregal

Pasto-Buesaco-Higuerones

25 20 15

120 186 25 40 60 50 20 55 40 43 70

Chinchiná-Manizales Aranzazu-Salamina

La Manuela-La Uribe El Carmen-Primavera

Boquerón-Santa Fe-Dabeiba Calí-Km 21 y Dagua-Loboguerrero

Córdoba-Cisneros La Pintada-La Felisa

Timbío-El Bordo Rosales-La Sierra

Río Guachicono-Bolívar Pedregal-Ipiales

Altaquer-Piedrancha Pasto-Higuerones

TOTAL 769

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Numerosas ciudades y poblaciones dentro de esta provincia han sido afectadas por deslizamientos en el pasado, la mayor parte de ellas, situadas en corredores de falla. Se cuentan entre éstas Altaquer, Buesaco, Santiago de Sibundoy, Cumbal y Túquerres, en Nariño; Páez y Bolívar, en Cauca; Manizales, Neira, Salamina, Aranzazu y La Merced en Caldas; Medellín, Fredonia, Andes y Jericó en Antioquia. La Provincia I, localizada en una parte del territorio andino, con intenso desarrollo económico y social, densamente poblada, donde se han construido o se proyectan importantes desarrollo hidroeléctricos de Colombia y que comprende la mayor parte de la zona cafetera, se puede considerar como la de más Alta Amenaza de deslizamientos y constituye sin duda un terreno geológico de los más inestables de Suramérica, debido, posiblemente, a la convergencia de varios factores desfavorables, como el reciente levantamiento de la cordillera, la alta sismicidad, las precipitación intensa principalmente en los departamentos del Cauca y Nariño, la topografía abrupta y la presencia de rocas intensamente degradadas por tectonismo.

Provincia II Vertientes occidental Y oriental de la Cordillera Oriental, excluido el Piedemonte Llanero y el altiplano Cundiboyacense. Rocas sedimentarias del Cretácico Inferior, con predominio de shales y areniscas, intensamente fracturadas y cizalladas, por estar dispuestas a lo largo de los sistemas de falla Salinas-Cambao, San Juan de Río Seco, Trigo, Soápaga y Uribe-Caparo, todas con moderada actividad. Las rocas están sujetas, además, en algunos sitios, a deformación provocada por diapirismo. Están cubiertas en casi toda la extensión de la cordillera por gruesos coluviones y depósitos glaciofluviales, particularmente inestables. El relieve en esta provincia es montañoso a escarpado, con valles profundos, pendientes fuertes y desarrollo local de extensas superficies estructurales. Se suaviza localmente en las zonas de acumulación de los depósitos mencionados. La precipitación dentro de esta provincia varía entre 1.000 mm/a a 2.500 mm/a con algo más de humedad en el costado oriental de la Cordillera Oriental y la amenaza sísmica es intermedia. El impacto antrópico es muy severo. Los shales negros y otras rocas arcillosas mal cementadas se degradan hídricamente y en esa condición se involucran con frecuencia en procesos de reptación, flujos lentos y deslizamientos de varios tamaños, junto con los coluviones que los cubren. También son frecuentes dentro de esta provincia los desplazamientos de talus que yacen al pie de escarpes subhorizontales de areniscas, tal como puede observarse en el tramo Soatá- Tipacoque de la carretera Duitama-La Palmera. Estos tipos de movimientos afectan tramos de carretera, poblaciones y extensas regiones de cultivos y pastoreo. En la Tabla 6 se registran caso de obras lineales afectadas.

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Tabla 6. Movimientos en masa que afectan obras lineales en la Provincia II de amenaza

ELEMENTOS AFECTADOS

LONGITUD VIAL

AFECTADAS (km)

SECTORES DONDE SE CONCENTRA LA MAYOR

INESTABILIDAD

CARRETERAS

Girardot-Bogotá Bogotá-Villavicencio Los Alpes-Cambao

Mosquera-La Mesa-Tocaima Bogotá-La Vega-Villeta

Villeta-Quebada Negra-Útica Zipaquirá-Pacho-La Palma Sisga-Guateque-El Secreto

Ubaté-Puente Nacional Las Juntas-El Secreto Bogotá-Bucaramanga

Bucaramanga-Barrancabermeja Landázuri-Barbosa

Los Curos-Málaga-Capitanejo Duitama-La Palmera

33 25 20 40 30 20 20 30 28 15 44 29 20 40 13

Granada- Silvania Chipaque-Puente Quetame

Los Alpes-Vianí Mosquera-San Antonio de Tena

Puente Hila-Villeta Quebrada Negra-Útica

Pacho-La Palma Guateque-El Secreto

Chiquinquirá-Garavito y Puente Otero-Pte Nacional Santa María-San Luis

Moniquirá-Barbosa-V ado Real-Oiba La Renta-Río Sogamoso

Landázuri-Vélez Málaga Capitanejo Soatá-Tipacoque

TOTAL 407 FERROCARRILES

Villeta-Útica-Guadero Belencito-Paz de Río

20 15

TOTAL 35 Varias localidades en los cerros del oriente y sur de Bogotá, y numerosas poblaciones, han sido afectadas en el pasado por deslizamientos, que en algunos casos obligaron su reubicación. Se cuentan entre ellas las siguientes: Cáqueza, Bituima, Nocaima, San Antonio e Tena, El Peñón, San Bernardo, Silvania, Arbeláez, Útica, Guayabal, Santandercito, La Paz, Anolaima, San Javier, San Juan de Ríoseco, Quipile, y San Cayetano en Cundinamarca; Tenza, Socotá, Susacón, Garagoa, Boavita, Tasco, Socha, Paz de Río, Paz Vieja y Labranzagrande en Boyacá; San Gil, Vélez, Landázuri, Guepsa, Suaita, Puente Nacional en Santander, y Herrán en Norte de Santander. El carácter de los flujos y deslizamientos en los coluviones, los tipos de movimientos más importantes de los que ocurren en esta provincia, dependen de muchos factores y de cómo estos depósitos se asocien con la roca subyacente; se destacan los siguientes factores: 1. La génesis de los depósitos. Estos contendrán bloques grandes y escasa matriz (talus), en el caso de

haberse acumulado los materiales al pie del escarpe desarrollados en secuencias subhorizontales. En coluviones desarrollados sobre laderas más tendidas, los bloques están embebidos en la matriz y la estabilidad está gobernada por el carácter de la matriz.

2. La inclinación del contacto suelo-roca, que controla la posibilidad y tasa de desplazamiento de coluvión sobre roca.

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3. La naturaleza de la roca subyacente. Si la roca es arcillosa, se presenta flujo de agua en el contacto roca-coluvión, lo cual favorece presiones de agua en la base del depósito.

4. La morfología de los depósitos. La inestabilidad es mayor cuando los coluviones forman cuerpos estrechos en zonas deprimidas que concentran humedad.

Son numerosos los casos de extensos y catastróficos deslizamientos. Se destacan, entre otros, los siguientes: 1. El deslizamientos de Las Angustias, en la carretera Chuzacá- El Colegio 2. Extensos deslizamientos y flujos en la cuenca de la quebrada Payacala, que afectan la carretera

Mosquera- La Mesa. 3. Deslizamiento de la quebrada La Leona y otros extensos movimientos en el sector de la Renta al Filo de

San Pablo de la carretera Bucaramanga-Barrancabermeja. 4. Deslizamiento de La Muchagua, en la carretera Los Alpes- Cambao. 5. Deslizamiento de La Carbonera en Chuzacá-Silvania, delante de la localidasd de Granada. 6. Deslizamientos de Carichana, El Limo y El Salitre y flujo de la quebrada La Chapa, en la cuenca del río

Chicamocha. 7. El extenso flujo que provocó la reubicación de San Cayetano. 8. Una enorme zona de deslizamiento que afectó la conducción y la central de la Hidroeléctrica de Mesitas. La Provincia II constituye el terreno más inestable en el ramal oriental de Los Andes, donde se concentra la mayor actividad económica de esta parte del país.

8.2 PROVINCIAS DE AMENAZA RELATIVA ALTA

Provincia III Fajas de rocas metamórficas como pizarras filitas y esquistos del Grupo Cajamarca en la Cordillera Central, macizos de Quetame y Santander, y los Farallones de Guavio-Chivor, en la Cordillera Oriental y la Sierra Nevada de Santa Marta. Rocas metamórficas de bajo grado del Paleozoico inferior y de muy bajo grado del Paleozoico superior con buzamiento muy fuerte y meteorización moderada, cubiertas por depósitos volcánicos (en la Cordillera Central) y de talus, relativamente delgados, en general. Estas rocas se encuentran conformando “ventanas tectónicas” que han permitido su afloramiento en la Cordillera Oriental, y en extensas regiones de la Cordillera Central. Localmente, esta asociación litológica se encuentra afectada por fallas tectónicas que originan franjas angostas de debilidad. El relieve es escarpado y, dada la alta tasa de denudación, los valles son angostos y profundos. La amenaza sísmica es intermedia; localmente alta en el extremo nororiental de la Cordillera Oriental y baja en la Sierra Nevada de Santa Marta. La precipitación varía ampliamente entre 2.000 mm/a y 3.500mm/a y el impacto antrópico es severo. En los interfluvios se ha desarrollado una cubierta delgada de suelo residual, en tanto que sobre las laderas se han acumulado depósitos de gravedad de espesor variable.

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La masa rocosa se observa fuertemente fracturada y en las laderas de los valles más profundos se presentan diaclasas de relajación de esfuerzos en un espesor que se aproxima a los 20 m. Localmente, en la Cordillera Central, las rocas descritas están cubiertas por depósitos volcánicos que en algunos casos alcanzan espesores superiores a los 60 m, los cuales contribuyen a suavizar el relieve. Estos últimos depósitos pertenecen a la Provincia V de amenaza. Los desprendimientos y deslizamientos translacionales y de cuñas de roca en laderas escarpadas y taludes de excavaciones viales, así como las avenidas torrenciales, constituyen los casos más frecuentes de inestabilidad en la Provincia III de amenaza. En la Tabla 7 se relaciona los proyectos viales y tramos correspondientes más afectados por la inestabilidad dentro de la Provincia III. Tabla 7. Movimientos en masa que afectan carreteras en la Provincia III de amenaza.

CARRETERAS

LONGITUD VIAL

AFECTADAS (km)

SECTORES DONDE SE CONCENTRA LA MAYOR

INESTABILIDAD

Bogotá-Pte Quetame-Villavicencio Bucaramanga-San Alberto

San Gil-Bucaramanga Armenia-Ibagué

Medellín-Santuario-Puerto Triunfo Puente La Libertad-Fresno

Guateque-El Secreto Medellín-Caucasia Honda-Manizales

40 35 30 35

100 40 50 30 40

Puente La Balsa-Servitá Bucaramanga-El Playón

Aratoca-Los Curos Coello-La Línea

Santuario-Puerto Triunfo Fresno-Letras

San Luis-El Secreto Yarumal-Puerto Valdivia Mariquita-Alto de Letras

TOTAL 400

Además de las carreteras mencionadas, parte del terreno donde se emplaza los proyectos hidroeléctricos de Guavio y Chivor, que han registrado problemas de inestabilidad de laderas, se concentran en la Provincia III. Entre los procesos de inestabilidad más frecuentes se puede citar los siguientes: 1. Caídas y rodamientos de rocas en el sector quebrada Chirajara-Servitá, margen derecha de la quebrada

Chirajara, en la carretera Bogotá-Villavicencio. 2. Deslizamientos de la quebrada Cajones y de la Vuelta del Diablo, en el sector de Pericos al Alto de La

Línea, de la carretera Armenia-Ibagué. En este sector, constituido por esquistos muy fracturados y meteorizados, en 1981 el MOPT inventarió 17 deslizamientos importantes, de los cuales, por lo menos, la tercera parte se encuentran activos en la actualidad. El nuevo proyecto del túnel de La Línea evade algunos de estos puntos críticos.

3. En el sector Santuario – La Piñuela de la carretera Medellín-Puerto Triunfo, se presentan desprendimientos y deslizamientos translacionales y de cuñas de roca, controlados por el desarrollo de la foliación paralela a la ladera o al talud vial.

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4. En el sector Ventanas-Puerto Valdivia de la carretera Medellín-Cartagena, en los períodos invernales se presentan constantes hundimientos asociados a deslizamientos y numerosos casos de flujos de detritos y tierras en los sitios de Ventanas, La Frisolera y Morrón, que provoca serias interrupciones del tráfico vial.

Provincia IV Rocas cizalladas del piedemonte oriental de la Cordillera Oriental. Rocas sedimentarias y cristalinas afectadas tectónicamente dentro del corredor de falla del sistema del Borde Llanero, cubiertas parcialmente por gruesos depósitos de coluvión. En esta provincia, la amenaza sísmica es alta, la precipitación varía entre 3.000 mm/a y 4.500 mm/a y el impacto antrópico es severo. Se presentan intensos procesos erosivos que han disparado grandes deslizamientos rotacionales de roca triturada y flujos canalizados de detritos y tierras provenientes de zonas de intenso cizallamiento. El movimiento más representativo de esta provincia corresponde al sitio denominado El Mirador K 105 de la carretera Bogotá-Villavicencio. Hace más de 20 años, y a causa del desbordamiento libre de aguas de escorrentía, en un corte vial a media ladera, se inició un proceso acelerado de erosión concentrada y flujo de detritos, en filitas severamente fracturadas y fuertemente oxidadas. Inicialmente se desarrollaron pequeñas cárcavas, las cuales dieron paso a profundos zanjones y a un continuado sobre empinamiento de la ladera: este último proceso disparó y ha venido causando sucesivos movimientos en masa. Más de un millón y medio de metros cúbicos de material fueron desplazados a causa de los procesos mencionados, y obligaron inicialmente a la reubicación constante de la vía y, posteriormente, a la construcción de una variante. La construcción de la variante debió complementarse con la ejecución de obras de fijación de sedimentos y corrección torrencial para controlar la erosión y obras de contención y drenaje que incluyeron una galería, para estabilizar una zona de deslizamiento que afectaba la carretera. En la Tabla 8 se registran algunos casos importantes de inestabilidad de carreteras y oleoductos en esta provincia. Tabla 8: Movimientos en masa que afectan carreteras en la Provincia IV de amenaza.

CARRETERAS

LONGITUD VIAL

AFECTADAS (km)

SECTORES DONDE SE CONCENTRA LA MAYOR

INESTABILIDAD

Bogotá-Villavicencio Guateque-Las Juntas-Villanueva

Sogamoso-Aguazul Pamplona-Saravena

Neiva-Orrapihuasi-Florencia Mocoa-Pitalito

20 20 20 15 40

Servitá-Villavicencio

El Secreto-Villanueva Pajarito-Aguazul

Samoré-Saravena Q. Las Doradas-Florencia San Juan-Río Villalobos

TOTAL 115

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8.3 PROVINCIAS DE AMENAZA RELATIVA MEDIA

Provincia V Remanentes de depósitos intra-cordilleranos sobre-elevados Depósitos de relleno de origen volcánico, aluvial y aluvio-torrencial que conforman gruesos y extensos depósitos colgados en varios niveles y fuertemente disecados en las cordilleras Central y Oriental, cubren laderas entre los 2.000 msnm y 5.000 msnm. La consolidación es variable según su origen y entorno geológico; en la Cordillera Oriental, el origen es fundamentalmente peri-glacial y los niveles corresponden a diferentes etapas inter-glaciales. Su consolidación es moderada y su gradación variable. En la Cordillera Central, el origen es mixto de tipo glacial con aporte volcánico. La consolidación, en este caso, varía de moderada a alta, también con gradación variable. En el caso de los depósitos de origen aluvial, los diferentes niveles a que están expuestos los depósitos y el estado de degradación de los mismos obedecen a los distintos pulsos orogénicos recientes que han intervenidos en la conformación estructural de Los Andes. Las porciones superiores de los depósitos exponen superficies planas; en algunos casos ligeramente inclinadas y, en la Cordillera Central, estos suelos están cubiertos por unos 3 a 8 m de ceniza volcánica. En sus partes altas se presenta morfología suavemente ondulada y afectada por surcos y cárcavas de erosión. Sus bordes de disección exponen laderas profundas y muy pendientes en los valles de los principales ríos, por ejemplo, ríos Pasto y Juanambú, en Nariño; río Negro - Guayuriba en la vertiente oriental de la Cordillera Oriental y en los ríos Bogotá, Cabrera y Sumapaz al occidente de Cundinamarca. Al oriente de Bogotá, en proximidades de Manizales y en la meseta de Bucaramanga, estos depósitos han estado sujetos a grandes movimientos. Cerca de Manizales, posiblemente debido a causas tectónicas, se han desprendido grandes volúmenes de material que han originado gruesas acumulaciones en el fondo de valles antiguos, de los cuales se han segregado flujos y deslizamientos relativamente recientes. En proximidades de Bucaramanga y Bogotá se han presentado, y actualmente se presentan, desprendimientos similares a los descritos. Muchas mesetas y altiplanos como Túquerres y Junín-Barbacoas, en Nariño; Bucaramanga y Ábrego en los Santanderes; o conos como los de Ibagué y Villavicencio, que están sobre-elevados, al menos unos pocos metros por encima de los niveles antiguos de erosión, hacen parte de esta provincia. Estas geoformas están sujetas a fuertes procesos erosivos y deslizamientos y flujos. En la Provincia V de amenaza, la amenaza sísmica es alta en los departamentos de Nariño y Cauca e intermedia en el resto de la provincia; por otra parte, la precipitación varía ampliamente entre 2.000 mm/a y 5.000 mm/a, mucho más intensa en el Departamento de Nariño. El impacto antrópico es severo. Los casos de inestabilidad característicos de esta provincia corresponden a fuerte carcavamiento y extensos flujos y deslizamientos rotacionales, especialmente donde el contacto entre los depósitos y la roca subyacente

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está expuesto en taludes de corte y no hay protección. En la Tabla 9 se muestran algunos casos de inestabilidad en carreteras. Tabla 9: Movimientos en masa que afectan carreteras en la Provincia V de amenaza.

CARRETERAS

LONGITUD VIAL

AFECTADAS (km)

SECTORES DONDE SE CONCENTRA LA MAYOR

INESTABILIDAD

Rumichaca-Pasto Pereira-Manizales Armenia - Pereira

Bogotá-Villavicencio Mosquera-La Mesa-Girardot

Bogotá-Silvania-Girardot

60 20 37 20 20 20

Ipiales-Pasto

Pereira-Tarapacá Armenia-Pereira

Puente La Balsa-Servitá (Terrazas) La Mesa-Tocaima

Alto de Canecas-Fusa TOTAL 177

Como ejemplo de movimientos de esta provincia se pueden mencionar los siguientes: flujos y deslizamientos de la Estampilla y Estampillita adelante del Km 2 de la carretera Manizales-Medellín; desprendimientos de los verticales entre el Km 39 y el Km 44 de la carretera Pasto-Mojarras-Popayán; deslizamientos de quebrada Blanca en el Km 75 de la carretera Bogotá-Villavicencio. Este último movimiento ocurrió el 28 de junio de 1974, en un depósito de origen fluvio-glacial, disecado por la quebrada Blanca. El movimiento de muy corta duración desplazó cerca de medio millón de metros cúbicos, los cuales sepultaron varios vehículos y equipos que provocó la muerte a más de un centenar de personas. Incomunicó el centro del país con los Llanos Orientales y originó incalculables pérdidas a la economía. Se requirió la construcción de una variante de 3 kilómetros que incluye dos túneles de 400 y 250 m en cuarcitas y filitas infrayacentes a la terraza y un puente metálico de 114 m de luz.

Provincia VI Algunos macizos cristalinos de las cordilleras Central y Oriental donde se han desarrollado suelos residuales espesos. Esta provincia comprende el Batolito Antioqueño, parte de la Serranía de San Lucas y el stock de Sonsón en la Cordillera Central, y el Macizo de Garzón en la Cordillera Oriental, donde se han desarrollado gruesos perfiles de meteorización. Los suelos residuales resultantes, bien desarrollados y diferenciados, conforman materiales geotécnicos de comportamiento muy característico. Predomina la amenaza sísmica intermedia y la precipitación se sitúa en el rango de 1.300 mm/a a 3.500 mm/a, algo mayor en el borde oriental de la Cordillera Oriental. Además, el impacto antrópico es severo. En esta provincia son característicos la erosión concentrada y los flujos de detritos y tierras en suelos lateríticos y saprolíticos. La erosión, en algunos casos, desencadena deslizamientos controlados o no por la estructura relicta, especialmente donde los suelos residuales o saprolitos adquieren espesores importantes.

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En la Tabla 10 se muestran algunos casos de inestabilidad de la red vial dentro de esta provincia. Tabla 10. Movimientos en masa que afectan carreteras en la Provincia VI de amenaza

CARRETERAS

LONGITUD VIAL

AFECTADAS (km)

SECTORES DONDE SE CONCENTRA LA MAYOR

INESTABILIDAD

Medellín-Puerto Triunfo Medellín-Caucasia-Cartagena

Pasto-El Pepino-Mocoa Neiva-Orrapihuasi-Florencia

40 50 20 30

Guarne-La Piñuela

Río Grande-Yarumal Santiago-San Francisco

Orapihuasi-Depresión del Vergel

TOTAL 140

En las laderas conformadas por saprolitos fino (horizonte V) y suelos lateríticos (horizonte VI) son frecuentes los deslizamientos rotacionales y se aprecian cicatrices de deslizamientos antiguos, generalmente someros, conocidos como “golpes de cuchara”. Dentro de los horizontes saprolíticos (III, IV, V) se ha presentado en el pasado y se presentan en la actualidad movimientos tabulares, de tipo translacional, controlados por el desarrollo del perfil de meteorización en dirección paralela a la ladera. La influencia de la fábrica heredada (estructuras relictas) en los mecanismos de falla, es muy evidente en el caso citado y justifica plenamente considerar a los saprolito como medios geomecánicos sub-continuos, o como materiales de transición entre las rocas de ingeniería (medios continuos) y los suelos de ingeniería (medios discontinuos). Aunque en esta provincia se han presentado deslizamientos relativamente grandes, los procesos de mayor importancia a controlar son los de erosión de suelos residuales en todas sus formas, que permiten la lenta, pero gradual denudación de las laderas, especialmente cuando éstas quedan expuestas en los cortes viales. Un problema particularmente interesante lo constituye el patrón de flujo de aguas subterráneas a través de la fábrica relíctica, el cual determina un patrón anisotrópico y una degradación puntual de los taludes de corte con el desarrollo acelerado y generación de enormes movimientos en masa. Los taludes se van socavando internamente y los bloques encerrados dentro del saprolito grueso ruedan por las laderas y se conforman acumulaciones de enormes bolos, localmente llamados "organales", los cuales constituyen modelos geomecánicos de muy difícil caracterización y manejo.

Provincia VII Rocas graníticas en el Macizo de Santander, Cordillera Oriental y Sierra Nevada de Santa Marta, además del Batolito de Ibagué en la Cordillera Central. Se presentan en esta unidad de terreno rocas graníticas, mezcladas localmente con anfibolita y neis, principalmente. Estas rocas presentan sólo descomposición moderada, pero están, por lo general, intensamente fracturadas, debido a que se localizan en zonas de falla en la mayor parte de la provincia. Localmente, cuando conforman laderas abruptas, están afectadas, además, por diaclasas de relajación, que

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generalmente, como en el caso de la Provincia III, quedan expuestas en excavaciones, y dan lugar a desprendimientos y deslizamientos de roca. Además de los procesos descritos, son comunes en esta provincia la erosión concentrada y los flujos de detritos y tierras. En esta provincia, la amenaza sísmica es alta a intermedia en la región andina y baja en la Sierra Nevada de Santa Marta; la precipitación varía entre 1.500 mm/a y 3.000 mm/a; el impacto antrópico es severo en el interior del país y bajo en la Sierra Nevada de Santa Marta. Los procesos de inestabilidad son variados y la mayor parte de ellos debidos a la intervención humana. Se presenta intenso carcavamiento y subsecuentes flujos canalizados de detritos y tierras, con un importante aporte de sedimentos a las corrientes, como procesos dominantes. Con menos frecuencia ocurren deslizamientos rotacionales y flujos de moderada magnitud. En la Tabla 11 se registran algunos tramos de carretera afectados por inestabilidad en la Provincia VII de amenaza. Tabla 11: Movimientos en masa que afectan carreteras en la Provincia VII de amenaza.

CARRETERAS

LONGITUD VIAL

AFECTADAS (km)

SECTORES DONDE SE CONCENTRA LA MAYOR

INESTABILIDAD

Armenia-Ibagué

Bucaramanga-Cartagena Cúcuta-Ocaña

20 60 50

Ibagué - Q. Perico

Bucaramanga-San Alberto Ocaña-El Tarra

TOTAL 130

Provincia VIII Varias serranías altas relativamente aisladas: Los Motilones - Perijá; estribación sur de la Sierra Nevada de Santa Marta; Serranía de Los Cobardes y varias serranías pequeñas en el valle alto del río Magdalena y parte nororiental de la Cordillera Central. Está constituido por rocas sedimentarias duras altamente cementados, con intercalaciones hasta predominio total de rocas piroclásticas, tales como aglomerados y tobas. Localmente se reconocen niveles de caliza y pequeños cuerpos o apófisis intrusivos, los cuales han generado rocas metamórficas de contacto térmico. Esta asociación litológica es de edad triasica-jurasica, e incluye localmente rocas del Cretácico Inferior. Localmente, y en particular hacia el borde oriental de la Cordillera Oriental, y en el valle alto del río Chicamocha, predomina la presencia de conglomerados brechoides altamente litificados.

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La morfología es de montañosa a escarpada; con estructuras amplias. La amenaza sísmica es variable como consecuencia de la dispersión de esta provincia. La precipitación varía entre 1.000 mm/a y 2.500 mm/a, y el impacto antrópico es moderado en el interior del país y bajo en la Sierra Nevada de Santa Marta. En algunos sitios el contacto discordante del Cretácico y el Paleozoico está expuesto en la parte media de las laderas, y dan lugar a la presencia de paleosuelos que puede encontrarse en diferentes profundidades. Estos horizontes expuestos en excavaciones pueden originar inestabilidad, como el caso del deslizamiento catastrófico que se presentó en el portal del túnel de la bocatoma del proyecto Guavio, en julio de 1982 con un saldo trágico de cerca de un centenar de personas muertas.

8.4 PROVINCIAS DE AMENAZA RELATIVA BAJA

Provincia IX Altiplanicie Cundiboyacense y cerros circundantes. Valles antiguos rellenados por sedimentos gruesos en los bordes, a lacustres y limosos en el centro. Los terrenos montañosos que rodean al altiplano están constituidos por areniscas, chert y shales del Cretácico Superior y areniscas intercaladas con arcillolitas del Paleógeno y Neógeno. Localmente se reconocen depósitos fluvio-glaciales, apoyados sobre las secuencias sedimentarias. La amenaza sísmica es intermedia; la precipitación varía entre 600 mm/a y 1.300 mm/a; y el impacto antrópico es severo, principalmente en zonas densamente pobladas. El carcavamiento, los deslizamientos y los flujos constituyen los casos típicos de inestabilidad en esta provincia. También se presentan casos de erosión interna en zonas relativamente semi-áridas que exponen suelos dispersivos en la región suroriental de Bogotá. El 80-90% de la extensión de esta provincia lo constituyen la Sabana de Bogotá y los valles de Ubaté y Chiquinquirá, así que los problemas de inestabilidad se concentran en la parte montañosa asociados a algunas carreteras y al desarrollo urbano y suburbano en ciudades como Bogotá y Tunja. En la conocida vía a La Calera se observan interesantes deslizamientos translacionales en areniscas cretácicas que buzan en la dirección de la explanación vial con inclinación más suave que el talud de corte. Otros deslizamientos translacionales y de cuñas de roca se observan en la misma vía, esta vez asociados a excavaciones relativamente profundas para desarrollos urbanos. A lo largo de la Avenida Circunvalar de los cerros orientales de Bogotá, se observan procesos de reptación y deslizamientos en las formaciones más blandas y en los coluviones, los cuales han afectado la cimentación de algunas edificaciones. Tanto en la carretera como en la vía férrea Bogotá – Tunja – Sogamoso, los fenómenos de inestabilidad afectan depósitos húmedos de coluvión. En algunos casos se involucran en la inestabilidad materiales de desechos o rellenos deficientemente consolidados. En aquellas regiones donde predominan las arcillolitas pertenecientes a las formaciones paleógenas y neógenas es frecuente el desarrollo de erosión hídrica

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intensiva, condición que frecuentemente ha contribuido a la generación de paisajes conocidos como bad lands. Muchos suelos de origen lacustre y volcánico ubicados en los cerros surorientales de Bogotá, en una zona semi-árida, están afectados por procesos de tubificación e intensa erosión. Finalmente, es interesante comentar que no pocos deslizamientos en roca han sido provocados por el empleo de técnicas inadecuadas, en la extracción de materiales para construcción.

Provincia X Serranías y colinas en los valles de los ríos Magdalena, Cauca, Sinú, Patía y Catatumbo; en los litorales Atlántico y Pacífico, y en algunas zonas y estribaciones de cordillera. Rocas detríticas del Paleógeno y Neógeno con baja consolidación y litificación cubiertas localmente por coluviones de matriz arenoarcillosa; en la zona del Caribe se registra la presencia de volcanes de lodo activos, los cuales han aportado o aportan volúmenes considerables de lodo de condición saturada. Se presentan intercalaciones de arcillolitas y areniscas relativamente friables con esporádicos niveles de conglomerados y calizas de baja litificación. La secuencia sedimentaria conforma pliegues amplios expuestos en laderas extensas. La amenaza sísmica varía de intermedia a alta; la precipitación también es variable según la región, con más de 3.000 mm/a en el litoral Pacífico. El impacto antrópico es moderado, localmente severo en zonas intervenidas por actividades mineras. En la Tabla 12 se presentan casos de carreteras afectadas por inestabilidad en la Provincia X. Los tipos de movimientos más frecuentes son los siguientes: (a) erosión y flujos de tierra que afectan principalmente los depósitos de coluvión; (b) deslizamientos rotacionales tanto en los coluviones como en las lutitas; (c) deslizamientos laminares traslacionales en coluviones delgados, poco frecuentes; (d) erosión diferencial; (e) desprendimientos y deslizamientos traslacionales en areniscas bien cementadas. Tabla 12. Movimientos en masa que afectan carreteras en la Provincia X de amenaza

CARRETERAS

LONGITUD VIAL

AFECTADAS (km)

SECTORES DONDE SE CONCENTRA LA MAYOR

INESTABILIDAD

Bogotá-Honda Bogotá-Giradot

Pasto-Popayán-Cali Bucaramanga-Barrancabermeja

Pamplona-Cúcuta

30 20 20 20 20

Alto de La Mona-Honda

Melgar-Girardot Mondomo-Santander de Quilichao Filo de La Paz-Barrancabermeja

Chinacota-Cúcuta

TOTAL 110

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Es importante mencionar la presencia de volcanes de lodo, la mayoría de condición activa. Están relacionados con actividad tectónica compresiva regional, la cual facilita la generación de cuerpos diapíricos, hasta establecer una serie de cúpulas o núcleos de estructuras anticlinales, y el aporte o eyección de lodo saturado en volúmenes bajos a moderados, los cuales en ocasiones provocan la obstrucción del drenaje natural y de las carreteras y caminos. Los macizos rocosos encajantes corresponden principalmente a lodolitas y areniscas blandas (escaso cemento y matriz de arcilla); además, exponen una fracturación más acentuada en sus alrededores. Cuando los depósitos de coluvión están apoyados sobre secuencias sub-horizontales en las que alternan areniscas, arcillolitas y conglomerados (por ejemplo carretera Bogotá-Honda, adelante del Km 95), se configura un modelo hidrogeológico especial; en períodos de alta precipitación se concentra el flujo de agua a presión en los estratos permeables, y causan importantes presiones hidrostáticas en la base de los coluviones, los cuales son relativamente impermeables, y actúan a la manera de sello. En algunos casos se ha producido el mismo efecto sobre los desechos de explanaciones arrojados lateralmente. En cualquier de los dos casos anteriores, los depósitos suprayacentes se desplazan, por lo general de manera rotacional. Casos típicos de erosión diferencial se pueden observar entre el Km 69,8 y el Km 85,6 de la carretera Pasto-Popayán, donde la alternancia de areniscas y arcillolitas es más conspicua y la remoción de la unidad más blanda provoca pérdida de soporte en los niveles duros, cuyas unidades van colapsando a medida que se acentúa la erosión. En el Km 101 de esta carretera se presenta un deslizamiento rotacional, movimiento que no es característico en esta provincia. Allí, la secuencia sedimentaria falló por corte, debido a que la excavación vial fue excesivamente profunda, en el sitio conocido como Corte Negro. Las condiciones de estabilidad de esta provincia están determinadas, principalmente, por el carácter blando y deleznable de las rocas, el espesor relativamente reducido de los coluviones, la alternancia de estratos duros y blandos (favorables a la erosión diferencial) o de estratos de diferentes permeabilidades (favorables a la anisotropía del drenaje y a la creación de acuíferos confinados) y la presencia de niveles duros que favorecen desplazamientos esporádicos de masas de roca. Los movimientos en masa son poco frecuentes y, en general, presentan una magnitud moderada: los más graves corresponden a los procesos de erosión diferencial (Pasto-Popayán), coluviones desplazados por altas presiones de agua (Bogotá-Honda) y a desplazamientos en roca (Km 58 a Km 62) de la carretera Bucaramanga- Barrancabermeja- Filo de San Pablo.

Provincia XI Bordes alomados de las estribaciones de las cordilleras Central y Oriental, conformados por depósitos aluvio-torrenciales recientes. Extensos y gruesos depósitos detríticos del Holoceno, principalmente depósitos aluviales y aluvio- torrenciales en los fondos de los valles intrandinos y bordes de las cordilleras, con fuerte disección de los depósitos y consolidación moderada.

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La amenaza sísmica varía de intermedia a alta; la precipitación es también variable según la región, con más de 3.000 mm/a en el litoral Pacífico. El impacto antrópico es moderado, localmente severo en zonas intervenidas por actividades mineras. Los bordes de los depósitos están expuestos a fuerte erosión difusa y carcavamiento, así como a deslizamientos de moderada magnitud. En los taludes de terrazas y de cortes son frecuentes los desprendimientos. La mayor parte de los movimientos de esta provincia se relaciona con excavaciones deficientemente protegidas y drenadas, principalmente en proyectos viales. Localmente se han identificado rasgos de actividad neotectónica acentuada en el borde oriental de la Cordillera Oriental. Éstos corresponden a terrazas levantadas y basculadas, líneas de drenaje sobre suelos recientes con trazos rectangulares y sedimentos recientes imbricados dentro de rocas de edad Paleógena Y Neógena.

8.5 PROVINCIAS DE AMENAZA RELATIVA MUY BAJA

Provincia XII Terrenos montañosos Amazonía y Orinoquía Comprenden extensas regiones ampliamente distribuidas en el oriente del territorio colombiano, con muy reducida población humana y mínimo desarrollo agrícola. La amenaza sísmica es baja; la precipitación predominante varía entre 2.500 mm/a y 3.500 mm/a, algo mayor en la región amazónica. En zonas muy localizadas de esta provincia donde se están abriendo caminos o carreteras, el impacto antrópico es moderado. Es frecuente observar algunos procesos de erosión diferencial y desprendimientos si se hacen excavaciones. Los procesos naturales dominantes corresponden al desprendimiento de bloques de roca. Todo el oriente se ha considerado como de bajo riesgo sísmico.

Provincia XIII Terrenos bajos de la Orinoquía al norte del río Vichada Depósitos detríticos aluviales de edad holocena, que drena extensas praderas sutilmente onduladas, y que están compuestas por abanicos aluviales coalescentes en el occidente de la provincia, y por depósitos eólicos al centro y oriente. También registran áreas ligeramente aterrazadas y laterizadas hacia los interfluvios de las principales corrientes fluviales. La amenaza sísmica es baja; la precipitación varía entre 2.000 mm/a y 3.000 mm/a, con menos humedad en el Departamento de Arauca. Se presenta muy escasa actividad antrópica.

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En zonas muy localizadas se han identificado casos de tubificación en terrenos de loess.

Provincia XIV Terrenos bajos de la Amazonía y de la Orinoquía al sur del río Vichada Suelos residuales lateríticos con desarrollo de horizontes ferralíticos cubren rocas blandas del Paleógeno y Neógeno en un terreno de muy suave gradiente. La amenaza sísmica es baja; la precipitación varía de 3.000 mm/a a 5.000mm/a, con mayor humedad en la región del Vaupés. Corresponde a una zona de poco desarrollo con muy escasa exposición en taludes, susceptible sólo a erosión hídrica.

Provincia XV Terrenos bajos del litoral Pacífico con muy poco desarrollo, sedimentos generalmente blandos o de baja consolidación. Corresponde a depósitos de abanicos y conos de deyección provenientes de la Cordillera Occidental y con aporte detrítico y volcánico retransportado. Estos suelos corresponden a rellenos detríticos granulares intercalados, seguramente de manera lenticular, con sedimentos arcillosos, propios de áreas pantanosas. Se ubica principalmente en áreas litorales bajas topográficamente, las cuales están sujetas a la inundación permanente, además de encontrarse en una de las regiones de mayor pluviosidad en el mundo. La amenaza sísmica es alta; la precipitación variable entre 3.000 mm/a y 5.000 mm/a y la intervención antrópica muy escasa. Corresponde a una zona de poco desarrollo susceptible a erosión pluvial y marina.

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