Vocales, letras, palabras… todos esos sonidos que fluyen en forma de ondas por

nuestra arma más potente de comunicación, la boca, esa que nos permite concluir

con el objetivo principal del ser humano: compartir. Ideas, emociones, transmitir

conocimientos, trascender tan habitualmente que se vuelve imperceptible la

evolución de lo que conocemos como lenguaje. Idioma es aquél que nos representa,

un símbolo lírico que nos permite pertenecer, ser una identidad que corrompa

barreras de transmisión y sea capaz de plasmar un enriquecimiento colectivo de

manera escrita o verbal; creando un sistema de vida que va más allá de la

individualidad, propiciando una diversidad que sólo funciona con la interpretación del

idioma. El hombre ahora nace con la posibilidad de recibir absoluta educación social,

utilizando elementos que en algún momento se basaron en la necesidad para su

elaboración, pero es ese origen tan preciso el que nos ha permitido fortalecer una

lengua que se encuentra irremediablemente expuesta al cambio, a la comodidad

mundana; sin embargo es vital conocer la estructura del mismo, reconocer sus

cimientos y así validar la importancia de su aplicación. Es por eso que esta primera

edición de Memento Mori, pretende plantear la verdadera magnitud de lo que

nuestros labios en combinación con nuestro razonamiento es capaz de alcanzar, no

sólo trascendencia entre naciones, tecnología superior, que pretenda un desarrollo

acelerado; se trata de una relevancia tan simple como la cotidianidad.

¿Y a ti, qué te falta por hacer?