mauricio wacquez

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Frente a un hombre armado Mauricio Wacquez De aquél lugar preferido a todos, veo que no quedan más que los espacios asépticos de un centro de inseminación artificial; de las antiguas salas de Jeanne, de la biblioteca, de la sala de billar, se han hecho laboratorios y del parque hay restos cuyos vínculos con la botánica son puramente accidentales: recibe el nombre más moderno de jardín, limitado por la vallas de alambre y provisto de riego automático. Sólo la tranquila estatua de Diana o encadena a su origen. 18 Frente a este hombre, armado con nuestra propia muerte, siempre he preferido dar un salto fuera del espejo. Y esta crónica no es sino el testimonio del azar que podría hacerme volver de ese mundo de reflejos inabordables a los límpidos contornos de los objetos diarios. 26 Ninguno de aquellos fornidos, ruidosos e insaciables campesinos que eran mis primos consiguió alcanzar las peculiaridades de alguien diferenciado de resto, puesto frente a mí como representación de un enigma (Alexandre). El sexo puro es una función que supera en deleite a las otras escatologías, pero que no se convierte por esto en un verdadero paraíso. Debe haber algo más, por lo menos algo

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Fragmentos, frente a un hombre armado

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Frente a un hombre armado Mauricio Wacquez

De aqul lugar preferido a todos, veo que no quedan ms que los espacios aspticos de un centro de inseminacin artificial; de las antiguas salas de Jeanne, de la biblioteca, de la sala de billar, se han hecho laboratorios y del parque hay restos cuyos vnculos con la botnica son puramente accidentales: recibe el nombre ms moderno de jardn, limitado por la vallas de alambre y provisto de riego automtico. Slo la tranquila estatua de Diana o encadena a su origen. 18

Frente a este hombre, armado con nuestra propia muerte, siempre he preferido dar un salto fuera del espejo. Y esta crnica no es sino el testimonio del azar que podra hacerme volver de ese mundo de reflejos inabordables a los lmpidos contornos de los objetos diarios. 26

Ninguno de aquellos fornidos, ruidosos e insaciables campesinos que eran mis primos consigui alcanzar las peculiaridades de alguien diferenciado de resto, puesto frente a m como representacin de un enigma (Alexandre). El sexo puro es una funcin que supera en deleite a las otras escatologas, pero que no se convierte por esto en un verdadero paraso. Debe haber algo ms, por lo menos algo distinto, que desencadene todo un sistema de caprichos que a su vez sugieran la extravagante posibilidad de no morir. La posibilidad de no morir debe surgir, naturalmente, de una especie de ocurrencia, de representacin descabellada acerca de la naturaleza divina del sexo. En los escasos momentos en que no he vivido bajo el imperio de este antojo, su falta me ha perseguido como un leve escozor sin orillas. 34 35

Quise entender, conocer fuera del ardor del sueo, por qu la muerte puede ser deseada como forma eminente de placer.

Por eso conceb el proyecto de esta crnica, para averiguar en los pliegues menos visibles de mi vida las razones que me arrojaron fuera de la rbita trazada, el hecho, la palabra o el sueo que puso en m ese huevo monstruoso. 48 Lo nico que en la irrenunciable intimidad segua sealndome como lo que haba sido era el alma, pero qu es un alma frente a la apariencia? Es casi lo impensado, un hito entre los infinitos momentos de una y otra mscara, al fin, una mscara que se burla de su propio enigma. Al final de este largo trayecto, la nica alma que conozco es la memoria lquida ondulante que me hace seales equvocas desde los dos lados del mar. As como borr de un golpe de mano lo poco que quedaba del odioso personaje de Perier, as asum las sucesivas metamorfosis que me impuso la realidad. De esta manera, la patria, las orillas, la lengua, no han sido ms que momentos de las tantas patrias, lenguas y orillas que he vivido. No quiero decir que haya pretendido nunca abandonar el lugar de nacimiento. La prueba est en lo que hoy necesito y lo busco. Pero, al fin ese lugar no se abandona jams si por ese territorio entendemos un recinto no mayor que un jardn, que un corazn o que una inteligencia. El verdadero exilio es la ausencia de claridad, la incuria, la estupidez. Para m, la patria ha sido muchas veces un rostro, una meloda, una llanura de olivos ventilada por el aire lleno de celajes. Tambin, y sobre todo, ha sido agua. 98