matrimonio cielo infierno

7
Matrimonio Cielo Infierno Por Maribel Toro El demonio para Blake representa una suerte de contravalor, y para exponerlo recurre a la ironía, al concederle ese carácter de amigo dilecto sobre todo cuando leen la biblia en su sentido infernal o diabólico, y eso es lo que logrará el mundo si se conduce bien (Blake,1987, 143) . Palabras más o menos, como el demonio es el hombre, entonces su amigo dilecto lee la biblia como cualquier hombre normal, en consecuencia el hombre en la medida que lea la biblia aprenderá a ser amigo de sí mismo, pues existe una dualidad dónde el demonio es el hombre y el hombre es el demonio, de allí que si el demonio puede leer la biblia “del cielo” en contraposición podremos leer igualmente la “biblia del infierno”, que siendo hecha por el hombre, no serán muchas las diferencias entre una y otra dada la comunión entre el cielo y el infierno. La antigua tradición según la cual el mundo será consumido por el fuego al cabo de seis mil años es verdadera, como me ha sido revelado desde el infierno. (Referencias al Apocalipsis) Blake en Matrimonio del Cielo y el Infierno deja en evidencia que el conocimiento yace en el cuerpo quien lo percibe a través de los sentidos, pues el cuerpo no es diferente del alma sino una puerta que debemos franquear para llegar a ella: el hombre no tiene un cuerpo distinto de su alma, pues lo que llamamos cuerpo es una porción de Alma discernida por los cinco sentidos (Blake,1987, 117).

Upload: laletrada

Post on 03-Feb-2016

220 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

El demonio para Blake representa una suerte de contravalor, y para exponerlo recurre a la ironía, al concederle ese carácter de amigo dilecto sobre todo cuando leen la biblia en su sentido infernal o diabólico, y eso es lo que logrará el mundo si se conduce bien (

TRANSCRIPT

Page 1: Matrimonio Cielo Infierno

Matrimonio Cielo Infierno

Por Maribel Toro

El demonio para Blake representa una suerte de contravalor, y para exponerlo recurre a la

ironía, al concederle ese carácter de amigo dilecto sobre todo cuando leen la biblia en su sentido

infernal o diabólico, y eso es lo que logrará el mundo si se conduce bien (Blake,1987, 143).

Palabras más o menos, como el demonio es el hombre, entonces su amigo dilecto lee la

biblia como cualquier hombre normal, en consecuencia el hombre en la medida que lea la biblia

aprenderá a ser amigo de sí mismo, pues existe una dualidad dónde el demonio es el hombre y el

hombre es el demonio, de allí que si el demonio puede leer la biblia “del cielo” en contraposición

podremos leer igualmente la “biblia del infierno”, que siendo hecha por el hombre, no serán

muchas las diferencias entre una y otra dada la comunión entre el cielo y el infierno.

La antigua tradición según la cual el mundo será consumido por el fuego al cabo de seis mil años es verdadera, como me ha sido revelado desde el infierno. (Referencias al Apocalipsis)

Blake en Matrimonio del Cielo y el Infierno deja en evidencia que el conocimiento yace en

el cuerpo quien lo percibe a través de los sentidos, pues el cuerpo no es diferente del alma sino

una puerta que debemos franquear para llegar a ella: el hombre no tiene un cuerpo distinto de su

alma, pues lo que llamamos cuerpo es una porción de Alma discernida por los cinco sentidos

(Blake,1987, 117).

Si las puertas de la percepción se purificasen cada cosa aparecería al hombre como es, infinita.Pues el hombre se ha encerrado hasta el punto de no ver sino a través de las grietas estrechas de su caverna1 (Blake,1987, 133).

Asume al demonio como un componente más de la realidad espiritual y material del

hombre, siendo que el demonio es el propio hombre y Cristo es también un demonio en la medida

1 Alusión mito de la caverna

Page 2: Matrimonio Cielo Infierno

en que este se aproxima al hombre, y se hace humano. Es entonces el hombre un ser mutable,

cambiante, por cuanto somos energía debido a que nace del cuerpo (Blake, 1987, 117).

Escuchaba un arpista que cantando se acompañaba con su instrumento y cuyo tema rezaba: “El hombre que jamás cambia de opinión es como el agua estancada: engendra los reptiles de la mente”.

Blake observa al hombre no como un ser imperecedero e inmortal, sino desde la idea de

finitud, pues al final todos morimos, y no hay nada que garantice que después de esta vida se nos

confiera la eternidad, finitud sostenida en la variable del tiempo y del discurso.

La modernidad empieza cuando el ser humano se pone a existir dentro de su organismo, en la concha de su cabeza, en la armadura de sus miembros y entre la nervadura de su fisiología;…cuando aloja su pensamiento en los pliegues de un lenguaje de tal modo más viejo que el que no puede dominar las significaciones reanimadas, a pesar de ello, por la insistencia de su palabra. La cultura humana puede pensar al hombre porque piensa lo finito a partir de él mismo. (Foucault, 2002, 331)

Efectivamente el hombre nace, se desarrolla, se reproduce (en algunos casos) y muere,

pero dado que tiene el conocimiento fáctico de su mortalidad, y siempre con la ansiedad de

trascender en el tiempo y en el espacio, hace uso de la variable discursiva para tratar de lograr ese

objetivo, y lo elabora tratando de pensar en el hombre para el cual va dirigido, - que también es

finito-, independientemente del hombre por el cual ha sido escrito.

El hombre a través del lenguaje elabora una serie de discursos durante su existencia, -

desfragmentación de discursos lo llama así la modernidad-, los cuales ocupan un compartimiento

estanco dentro de la misma: religión, fe y creencias; tecnología; valores; educación; sexualidad;

culpa/victimización, entre otros, los cuales dependen de cada individuo, y estos discursos van a

tener interés para otros que se van a sentir atraídos por la retórica en ellos contenida, pues existe

una suerte de identificación discursiva, debido a que allí dice algo parecido a lo que otro siente o

cree. Es como entrar al armario y probarse varios trajes, en ese armario donde se guardan todos

Page 3: Matrimonio Cielo Infierno

los trajes, pero el individuo no se siente bien vestido con ninguno de ellos, pues en tiempos

modernos ninguno le calza perfectamente. (Berman, 1988. 9)

Puesto que el poder de las palabras se encuentra en que son capaces de guiar las almas el que pretenda ser retórico es necesario que sepa, del alma, las formas que tiene, pues tantas y tantas hay, y de tales especies, que de ahí viene el que unos sean de una manera y otros de otra. Una vez hechas estas divisiones, se puede ver que hay tantas y tan tas especies de discursos, y cada uno de su estilo. Hay quienes por un determinado tipo de discursos y por tal o cual causa, son persuadidos para tales o cuales cosas; pero otros, por las mismas causas, difícil mente se dejan persuadir. Conviene, además, habiendo reflexionado suficientemente sobre todo esto, fijarse en qué pasa en los casos concretos y cómo obran, y poder seguir todo ello con los sentidos despiertos, a no ser Que ya no quede nada de los discursos públicas Que otro tiempo escuchó. Pero, cuando sea capaz de decir Quién es persuadido y por qué clase de discursos, y esté en condiciones de darse 2710 cuenta de que tiene delante a alguien así, y explicarse a sí mismo que «éste es el hombre y ésta es la naturaleza sobre la que, en otro tiempo, trataron los discursos y que ahora está en persona ante mí, y a quien hay que dirigir y de tal manera los discursos, para persuadirle de tal y tal cosa). Cuan do esté, pues, en posesión de todo esto, y sabiendo de la oportunidad de decir algo en tal momento, o de adecuárselo, del hablar breve o del provocar lástima, y de las ampulosidades y de tantas cuantas formas de discurso aprendiera, y sabiendo en qué momentos conviene o no conviene aplicarlos, entonces es cuando ha llegado a la belleza y perfección en la posesión del arte, mas no antes. Pero si alguna de estas cosas le faltare en el decir, enseñar o escribir, y afirmase que habla con arte, saldrá ganando quien no le crea ¿Qué pasa entonces?», dirá tal vez el autor, ¿os parece bien, Fedro y Sócrates, así? ¿O se deben aceptar otras propuestas al hablar del arte de las palabras? (Diálogos de Platón. T.III. Fedro. 1986,396)

Cuando tratamos la dualidad de dios/diablo; bien/mal; claridad/oscuridad;

valores/pecado, es una constante discursiva encontrar que la mayoría de los individuos, tratan de

aproximarse a la noción del bien, de la claridad, siendo así su aproximación a DIOS, - o a lo que

ellos creen y conciben como tal- vida con ausencia de pecados, cargada de valores finiseculares,

entonces se presenta individuos como William Blake que simplemente rompen con esa tonalidad

discursiva, agrietan su sonoridad y cadencia, y colocan en primer plano una serie de valores, - nada

indica que no lo son- conforme a una óptica poco usual, viendo el mundo desde afuera de uno

mismo, y en consecuencia observando el discurso desde el palco de espectador y no desde el

asiento del productor del mismo.

El Diablo concebido como una extensión de ti mismo, en la medida en que eres hombre,

pero no necesariamente el señor con cola, cachos, tridente, con efectos especiales de azufre y

fuego alrededor, sino desde el verdadero esquema del hombre sintiente, de ese que comete

Page 4: Matrimonio Cielo Infierno

errores, que se sabe finito y decidió vivir con sus ideas, ponerlas en práctica y dejar algo de si,

aquel que se desprendió de ciertos valores éticos/morales producidos desde una sociedad

influenciada por las ideas del cristianismo y que tiene una permanente hambre y sed del absoluto.

El hombre que necesita de la constante discursiva de los contrarios: atracción/repulsión,

razón/energía; amor/odio, pues de ellos nace como bien señala Blake, el bien y el mal, debido a

que el bien es lo pasivo que obedece a la razón, y el mal es lo activo que surge de la energía.

Entonces, no hay mal sin bien y bien sin mal, pues requerimos de la energía activa para desbordar

la pasividad encerrada en la razón.

Para William Blake la dualidad de dios/diablo implica que cuando apareció un hombre que

venía del desierto, predicando algo diferente a lo cotidiano, que se enunció como hijo de Dios, que

se identificó como Jesús, y a todos sus seguidores les fue colocando un nombre y les dio una

determinada función dentro de la estructura de orden que estaba creando, además de

reconocerse en ellos y reconocerlos a ellos, dejó sentado que para que Dios pudiera estar cerca

de los hombres, debía ser uno igual que ellos, reconocerse en ellos, y no estar sobre ellos, de allí

que su relación con el Demonio – Blake-, es de redención, de fraternidad amorosa que purifica y

salva. Cristo se hace Demonio (también se hizo hombre, que a veces es lo mismo).

No obstante, Blake requiere posicionarse fuera de su propio pensamiento, necesita dejarlo

gravitar en torno de sí mismo y en relación con la totalidad. Es como una suerte de esfera de

cristal, a la que batimos para ver caer la nieve, proceso que podemos repetir una y otra vez, como

en una especie de eterno retorno, que hace infinito al discurso, a pesar de la finitud de quien lo

elabora y emite.

De esa manera Blake construye su discurso, siendo emisor del mismo, se sustrae de su

propio discurso tomando la silla del espectador, y desde allí visualiza como las ideas allí contenidas

van teniendo efecto sobre otros, es decir, su discurso queda inserto dentro de un domo, pero el

queda fuera del mismo, no de manera improvisada, sino con la intencionalidad necesaria, para

representarse como una especie de eco susurrante, de voz de conciencia que se escucha a lo lejos,

fuera de uno mismo, pero que es parte de la totalidad que representamos.

Page 5: Matrimonio Cielo Infierno

Esta forma de visualizar el propio discurso como una externalidad es algo similar a lo que

sucede con la triada poeta-poesía-poema, el poeta delinea la poesía a través del poema con la

suerte de una voz que sobre sale de si, el llamado hablante lírico que se encarga de decir lo que el

poeta quiere decir, pero que solo lo puede expresar a través de su poética, llenando de significado

y simbología cada palabra que van tejiendo e hilvanando para producir un verso, el cual se

entreteje con otro, forma una estrofa, otra estrofa y así al infinito un poema.

Deriva el discurso del genio poético, ese que le da vida a todos los objetos sensibles, los

cuales fueron descubiertos por los cinco sentidos, y de allí que le arrogaron un carácter infinito a

todos los objetos considerados como dioses, haciendo mimesis, trayendo el mundo externo al

interno, proyectándolo desde lo natural. De acuerdo con la percepción de cada sentido, así le

fueron insuflando una característica a cada bien sensible del mundo, pero proyectando desde la

naturaleza, madre creadora y origen de todo lo que existe y desde el corazón humano. Es

entonces el genio poético aquel ser lleno de la capacidad, siendo finito, de encontrar la infinitud

de las cosas, a través de la percepción sensorial.