MASACREHERnán AnSkAitiEnE

MASACREAutoR: HERnán AnSkAitiEnE

DiSEño: Luz GuiLLén

Título original: MasacreAutor: Hernán AnskaitieneDiseño: Guillén M Luzguillen.marialuz@gmail.com - luzguillen.com.ar

Reservados todos los derechos para Hernán AnskaitieneBuenos Aires, Argentina.

Editado para e-book en Agosto 2013.

Respeta los derechos de autor. Este ebook tiene copyright de Hernán Anskaitiene y todos los derechos reservados.

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El frío que le revuelve las tripas no alcanza para taparle tanto misterio. Lo miran pero no sabe si lo están observando. El tipo esta a punto de cometer ese crimen que lo cataloga como un perfecto ganador de la chanchada crítica, pero duda.

El tiene planeado todos sus movimientos, sus jugadas. Certero en sus decisiones, apaga el cigarrillo contra el suelo. Ha llegado el momento de comenzar la masacre en el bar alemán. Todos esos niños indefensos jugando con sus padres en las mesas, meseras disfrazadas de prostitutas de la high-society que en alguna ocasión se sintieron atraídas por su frivolidad y los chismes acerca de su homosexualidad, son flashes que lo cautivan.

Comenzó a lloviznar. Pero el capta algo dentro del bar: una mirada serena lo envuelve. Se siente confundido y empiezan a sudarle sus manos. No entiende que es lo que esta pasando. Tenía bien claro porque había llegado hasta esa esquina. Pero vió en esos ojos la agonía de una joven que no quería ser masacrada.

Ella había visto todo lo que había hecho en los últimos diez minutos. Totalmente envenenado con su delicado rostro, él, se pierde en los detalles de su boca. Su aura lo enceguece.

De repente mira hacia el cielo y ve que de entre las nubes se escapa un rayo de sol. Con su pelo empapado y con un sobretodo que le queda dos talles más grande, corre hacia el bar.Solamente tuvo que tomarla de su mano, que estaba fría como el agua con la que se lava la cara todas las mañanas, para que ella sintiera toda esa fiebre que el llevaba dentro.

Saltó de su mesa y salieron del bar. Sin hablar y mirando el piso, caminaron cien metros. El la detuvo, la miro a los ojos y sintió esa incertidumbre en las venas. Esos dos segundos fueron los más largos de su vida. De pronto sus bocas se fundieron en un beso que lo conmovió de tal manera que le temblaron las piernas.

Ellos sintieron la gran explosión pero no dejaron de hacer lo que estaban haciendo. La calle del bar estaba bañada en sangre. La bomba que el había colocado en el cesto de basura había explotado. Finalmente se miraron y quedaron enlazados en algo que los lleno de paz. No hubo palabra alguna, solamente miradas.El aferro su mano y se confundieron entre las sirenas de los bomberos.

Al cabo de dos horas ya estaban al otro lado de la gran ciudad. Desde ese día el se sintió totalmente tocado por los días de lluvia.

FIN

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