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Marzo 2020 - Volumen 2 – Número 5
Julio 2020 - Volumen 2 – Número 15
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Periodo 20 de julio al 26 de julio de 2020
RESUMEN DE LAS CONDICIONES DE LA SEMANA DEL 06 DE JUNIO AL 12 DE JUNIO
En la figura 1 se puede observar el
acumulado semanal de lluvias sobre el
territorio nacional.
El distrito que sobrepasaron los 200 mm de
lluvia fue el cantón de Aguirre en
Puntarenas.
A nivel nacional, los registros de lluvia de 99
estaciones meteorológicas consultadas
muestran al viernes como el día más
lluvioso, mientras el martes presentó los
menores acumulados, con un 12% de lo
acumulado el día con los mayores
acumulados semanales.
RESUMEN DE LAS CONDICIONES DE LA SEMANA DEL 13 DE JUNIO AL 19 DE JUNIO
En la figura 2 se puede observar el
acumulado semanal de lluvias sobre el
territorio nacional.
El distrito que sobrepasaron los 100 mm de
lluvia fue el cantón de Dos Ríos de Upala,
Cutris de San Carlos, La Virgen de Sarapiquí,
Guápiles y Jimenes, ambos de Pococí.
A nivel nacional, los registros de lluvia de 94
estaciones meteorológicas consultadas
muestran al lunes como el día más lluvioso,
mientras el viernes presentó los menores
acumulados, con un 4% del total que
registra el día con los mayores acumulados
semanales.
El Instituto Meteorológico
Nacional (IMN) con el
apoyo del Departamento
de Investigación y
Extensión de la Caña de
Azúcar de LAICA (DIECA-
LAICA), presenta el boletín
agroclimático para caña de
azúcar.
En este se incorpora el
análisis del tiempo,
pronósticos,
recomendaciones y notas
técnicas, con el objetivo de
guiar al productor cañero
hacia una agricultura
climáticamente
inteligente.
IMN www.imn.ac.cr
2222-5616 Avenida 9 y Calle 17
Barrio Aranjuez, Frente al costado Noroeste del
Hospital Calderón Guardia. San José, Costa Rica
LAICA www.laica.co.cr
2284-6000 Avenida 15 y calle 3
Barrio Tournón San Francisco, Goicoechea
San José, Costa Rica
Figura 2. Valores acumulados de la precipitación (mm) durante la semana del 13 de junio al 19 de julio del 2020 (datos preliminares).
Figura 1. Valores acumulados de la precipitación (mm) durante la semana del 06 de junio al 12 de julio del 2020 (datos preliminares).
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PRONÓSTICO PARA LAS REGIONES CLIMÁTICAS PERIODO DE 20 JULIO AL 26 DE JULIO DE 2020
La semana mantendrá lluvias por arriba de lo normal, en diferente medida según la región climática. En la Zona Norte, Pacífico Norte y vertiente Caribe se prevé una leve anomalía positiva; mientras para el Pacífico Central y el Valle Central la anomalía será un poco más marcada y en mayor medida para la región Pacífico Sur. La temperatura media se mantendrá más fresca de lo normal en el territorio nacional a excepción de la vertiente Caribe, donde se percibirá entre normal y levemente más cálida.
PRONÓSTICO PARA LAS REGIONES CAÑERAS PERIODO DEL 20 DE JULIO AL 26 DE JULIO DE 2020
De la figura 3 a la figura 10, se muestran los valores diarios pronosticados de las variables lluvia (mm), velocidad del viento
(km/h) y temperaturas extremas (°C) para las regiones cañeras. Se prevé un inicio de semana con condiciones menos
lluviosas, seguido de un incremento paulatino de las lluvias que se percibirá mayormente en la Zona Sur. Las regiones
cañeras en general mantendrán una reducción en la velocidad del viento a lo largo de la semana, a excepción de la Zona Sur
que mantendrá una velocidad de viento similar en la semana. Las áreas cultivadas tendrán amplitudes térmicas homogéneas,
con los valores superiores de la temperatura máxima y temperatura mínima a mediados de semana.
“Se percibirán condiciones más lluviosas hacia el fin de semana que a inicios de esta.”
Figura 3. Pronóstico de precipitación (mm), viento (km/h) y temperatura (°C) para el periodo del 20 de julio al 26 de julio en la región cañera Guanacaste Este.
Figura 4. Pronóstico de precipitación (mm), viento (km/h) y temperatura (°C) para el periodo del 20 de julio al 26 de julio en la región cañera Guanacaste Oeste.
Figura 5. Pronóstico de precipitación (mm), viento (km/h) y temperatura (°C) para el periodo del 20 de julio al 26 de julio en la región cañera Puntarenas.
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Figura 6. Pronóstico de precipitación (mm), viento (km/h) y temperatura (°C) para el periodo del 20 de julio al 26 de julio en la región cañera Zona Norte.
Figura 7. Pronóstico de precipitación (mm), viento (km/h) y temperatura (°C) para el periodo del 20 de julio al 26 de julio en la región cañera Valle Central Este.
Figura 8. Pronóstico de precipitación (mm), viento (km/h) y temperatura (°C) para el periodo del 20 de julio al 26 de julio en la región cañera Valle Central Oeste.
Figura 9. Pronóstico de precipitación (mm), viento (km/h) y temperatura (°C) para el periodo del 20 de julio al 26 de julio en la región cañera Turrialba.
Figura 10. Pronóstico de precipitación (mm), viento (km/h) y temperatura (°C) para el periodo del 20 de julio al 26 de julio en la región cañera Zona Sur.
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TENDENCIA PARA EL PERIODO DEL 27 DE JULIO AL 02 DE AGOSTO DE 2020
La perspectiva identifica una semana levemente más lluviosa de lo normal, que se percibirá en mayor medida en el Pacífico Sur. Por su parte la temperatura media se perfila entre normal a levemente por arriba de lo normal en el territorio nacional, a excepción del Pacífico Norte donde se mantendrá más fresca.
HUMEDAD DEL SUELO ACTUAL PARA REGIONES CAÑERAS
En la figura 11 se presenta el porcentaje de saturación
de humedad de los suelos (%) cercanos a las regiones
cañeras, este porcentaje es un estimado para los
primeros 30 cm del suelo y válido para el día 20 de julio
del 2020.
La Región de Guanacaste Oeste tiene entre 0% y 75%, la
Región Guanacaste Este presenta porcentajes de que
varía entre 0% y 100%. La saturación de la Región
Puntarenas está entre 0% y 60%; los suelos de la Región
Valle Central Oeste presentan entre 30% y 90%,
mientras que los de la Región Valle Central Este tiene
entre 15% y 45%.
La Región Norte está entre 30% y 100%. La humedad del
suelo en la Región Turrialba Alta (> 1000 m.s.n.m.) está
entre 30% y 90%, mientras que la Región Turrialba Baja
(600-900 m.s.n.m.) se encuentra entre 30% y 75%. La
Región Sur presenta porcentajes de saturación
variables, que van desde 0% hasta 100%.
DIECA E IMN LE RECOMIENDAN
Por mantenerse activa la temporada de ondas tropicales del océano
Atlántico, se recomienda tomar medidas preventivas y de
amortiguamiento en cuanto al incremento de las lluvias que
prevalecerán durante aquellos días con efecto directo de ondas o
tormentas tropicales. Favor mantenerse al tanto de los avisos emitidos
por el IMN.
CRÉDITOS BOLETÍN AGROCLIMÁTICO
Producción y edición del Departamento de Desarrollo
Meteoróloga Karina Hernández Espinoza Ingeniera Agrónoma Katia Carvajal Tobar
Geógrafa Nury Sanabria Valverde Geógrafa Marilyn Calvo Méndez
Modelos de tendencia del Departamento de
Meteorología Sinóptica y Aeronáutica
INSTITUTO METEOROLÓGICO NACIONAL
Figura 11. Mapa de fracción estimada de la humedad en porcentaje (%), a 30m de profundidad, cercana a las plantaciones de caña de azúcar, válido para el 20 de julio del 2020.
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NOTA TÉCNICA
Clima, degradación del suelo y productividad agroindustrial de la caña de azúcar en Costa Rica Ing. Agr. Marco A. Chaves Solera, M.Sc. [email protected] Gerente. Departamento de Investigación y Extensión de la Caña de Azúcar (DIECA-LAICA)
No cabe la menor duda que el suelo representa uno de los
factores de la producción más importantes y determinantes para
hacer realidad el suministro mundial y nacional de alimentos;
además de proveer y asegurar la materia prima de calidad
necesaria para operar los procesos agroindustriales, como
acontece con la caña de azúcar. Sin embargo, muchas veces es
un factor descuidado y desatendido al cual no se le presta la
atención debida y necesaria para mejorarlo, mantenerlo y hasta
evitar su degradación a niveles insospechados que conducen a
colocar un sistema agro productivo en una posición de clara
ineficiencia, baja rentabilidad y poco o nada competitivo.
Rápidamente se puede pasar de una condición productiva
satisfactoria a otra muy diferente donde los costos se
incrementan, la productividad y la calidad por el contrario decaen
a grados insostenibles, y con ello, la sostenibilidad de la agro
empresa se torna incierta y cuestionable.
En estas situaciones se buscan por lo general respuestas en
muchos elementos del entorno agro productivo y aducen causas
posiblemente equivocadas que constituyen efecto y no causa del
problema. Que la variedad sembrada no servía y no se adaptó,
que fue el empleo de semilla de baja calidad, el clima no fue el
mejor aducen otros, algún patógeno o plaga no perceptible
ocasionó el problema; en fin, muchos supuestos, pero pocas
respuestas convincentes y bien fundamentadas surgen ante la
realidad imperante en el campo.
Es aquí donde la preservación y conservación de los recursos
naturales como el suelo cobra importancia, no actualidad,
porque ésta inequívocamente siempre ha existido, pero hoy, su
relevancia es máxima virtud de las condiciones, restricciones y
obligaciones impuestas por los mercados de destino y, por ende,
aplicable a los sistemas de producción que los ofertan y
satisfacen.
Resulta por tanto razonable y sensato referirse con algún grado
de detalle al tema de la degradación y conservación de los suelos
asociados al clima y la productividad.
Preconceptos
Para muchos persiste la creencia y hasta convencimiento de que
el suelo es infinito y con la aplicación de fertilizantes y el uso de
sofisticada maquinaria todo se resuelve y pronto recupera y
habilita de nuevo. Que como factores naturales el clima no lo
perjudica. Que el suelo es un factor que permanentemente se
rejuvenece y rehabilita solo. Que los suelos son entes estáticos
que no cambian. En fin, son muchos los prejuicios, preconceptos
y errores conceptuales que existen en torno al factor edáfico, que
lamentablemente conducen a su rápido deterioro y degradación.
Desconocen sin embargo esos detractores y conspiradores del
suelo, que este es un ente vivo y muy sensible con presencia de
una inmensa actividad biológica y microbiológica que lo
enriquece y mantiene fértil y activo, que caso no mantenerse y
estimularse lo vuelve estéril, infértil, improductivo e inviable para
la actividad agrícola. De igual manera, se debe tener presente
que como entes vivos los suelos pasan por etapas juveniles,
maduras y seniles donde pierden muchas de sus capacidades
básicas primarias y potenciales.
Importancia del suelo
Sobra mencionar las virtudes y ventajas que ofrecen los suelos a
la producción agrícola independientemente de su clase y
condición, pues su participación no se restringe a la de servir
como un simple substrato y depositario de la semilla; sino por el
contrario, ser complementaria y adicionalmente un proveedor
efectivo del suministro nutricional y de agua requerido por el
vegetal, aportar el ambiente de temperatura y oxigenación
demandadas y disponer las condiciones físicas y químicas
convenientes para el crecimiento y desarrollo de la raíz, como
órgano que se encuentra en directo contacto y relación sinérgica
y simbiótica con la tierra.
El suelo le provee genéricamente en esencia a las plantas anclaje,
alimentación, humedad, calor y oxigenación, entre otros
beneficios; lo cual cuando opera en sentido contrario se torna
negativo y contraproducente para el interés agroempresarial
(Chaves 1999b, 2017b). Como ente vivo que es virtud de la
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prominente actividad biológica y microbiológica que mantiene,
puede ser rejuvenecido y mejorado, pero también, intervenido y
deteriorado, lo cual resulta negativo por el tiempo implicado en
su recuperación; es fácil y rápido deteriorarlo, pero muy lento y
difícil recobrarlo. No hay duda ni cabe discusión bien
fundamentada, en admitir y reconocer que el suelo representa
posiblemente para un agricultor, el mayor capital que posee. El
valor intrínseco de una unidad agro-productiva se sustenta en el
potencial y capacidad que el suelo pueda proveer.
Degradación ¿Qué es y qué involucra?
La degradación del suelo puede concebirse y definirse como el
proceso degenerativo natural o inducido por el hombre
(antrópico), que afecta negativamente la biota y la físico-química
interna del suelo para soportar vida en un ecosistema, en nuestro
caso plantaciones de caña de azúcar, reduciendo la capacidad
productiva actual o futura de los suelos, lo que incluye e involucra
procesos vinculados con la captación, almacenamiento,
transformación y reciclaje de agua, materia orgánica y
nutrientes. El proceso ocurre cuando el suelo pierde importantes
propiedades y recursos naturales como consecuencia de una
inadecuada utilización y manejo. Algunos lo califican como un
cambio severo en la salud del suelo. Como se infiere, la
connotación anotada conlleva un trasfondo comercial por el
empleo que se le da al término.
Se mencionan como procesos de degradación física la
compactación, artificialización (designa la ocupación para
vivienda, infraestructura y equipamiento, que implica la
impermeabilización y "sellado del suelo”), y las de naturaleza
química están asociadas con la acidificación, salinización, pérdida
de materia orgánica y contaminación del suelo. Una rápida pero
detallada contextualización de esas causas al área sembrada
comercialmente con caña en el país permite de inmediato
comprobar que todas, exceptuando y minimizando la
salinización, están presentes en nuestros campos, como se ha
ampliamente señalado para el caso de la compactación (Chaves
2017b, 2019bd), la acidificación (Chaves 1999ab, 2002, 2017a,
2019a), la pérdida de materia orgánica (Chaves 2020b) y la
contaminación.
Causas de la degradación
Mucha argumentación válida podría esgrimirse y aportarse para
explicar y sustentar las posibles causas que conducen a la
degradación de un suelo de uso agropecuario; sin embargo,
pareciera que hay tres que genéricamente fundamentan e
integran las otras, como son: 1) Presencia de condiciones
naturales insuperables o de inviabilidad técnico-económica para
corregirlas, 2) Producción intensa y extractiva, superior a la
capacidad y potencial de restitución natural y 3) Manejo
inadecuado de las plantaciones con prácticas que favorezcan la
manutención, complementación y restitución de lo existente,
sustraído y perdido.
Es un hecho conocido y validado que los exigentes sistemas
actuales de producción, aspiran y procuran dentro de sus metas
y objetivos empresariales, lograr la máxima productividad
posible, esto es, obtener la mayor cantidad de producto por
unidad de área. En el caso particular de la caña de azúcar se busca
producir y extraer la mayor cantidad de caña industrializable
(materia prima) medida en toneladas métricas por hectárea
(t/ha); que posea además la máxima concentración de sacarosa
contenida y recuperable en sus tallos, medida en kilogramos por
tonelada de caña molida (kg/t).
Esos dos indicadores de eficiencia y productividad generan a su
vez al integrarlos la cantidad de azúcar potencialmente factible
de fabricar, dada en toneladas métricas por hectárea (t/ha); lo
cual se dificulta y convierte en desafío cuando se busca
estabilidad y alargamiento en tiempo de la vida comercial y
utilitaria de la plantación.
Resumiendo, se busca producir mucha caña con alta
concentración de sacarosa en todos los ciclos vegetativos
(planta-soca) de la plantación, procurando que supere las cinco
cosechas consecutivas (Chaves 2019c). Como se comprenderá,
bajo el exigente contexto comercial actual y futuro, la
importancia del recurso suelo adquiere mucha relevancia,
justificando con ello la incorporación de inversiones con el objeto
de asegurar su manutención y maximización de su potencial
productivo.
Dada la imperiosa necesidad de producir más y con la frontera
agrícola prácticamente agotada, el uso del suelo se ha
intensificado, lo cual ha provocado como consecuencia su
desgaste y empobrecimiento sistemático y acelerado del mismo.
Como señalaran Alfaro y Chaves (1999), la planta de caña es
altamente extractora de nutrimentos del suelo, lo que provoca
insuficiencia de infertilidad, si no se atiende mediante estrategias
de nutrición complementarias y suplementarias. Esta capacidad
se ve además influenciada, potenciada y muy favorecida por las
características y atributos anatómicos, genético y eco fisiológicos
favorables de la planta de caña, como lo anotara Chaves (2020a);
exaltando el poderoso sistema radical que posee la planta
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(Chaves 2020c) que le permite penetrar y explorar a gran
profundidad y desplazarse lateralmente a distancias
importantes. En la caña de azúcar es una realidad que en Costa
Rica la pérdida de potencial productivo de los suelos viene
sucediendo y afectando, aunque algunos no quieran
reconocerlo, lo cual se visualiza en la pérdida sistemática de
productividad agrícola y acortamiento de la vida comercial
utilitaria de las plantaciones, principalmente, y el aumento
complementario de los costos asociados vinculados a gastos que
buscan restituirla por medio del uso de insumos e intensificación
del laboreo. El problema es serio y muy real y no imaginario,
mediático o coyuntural.
¿Cómo interviene el clima?
El clima participa de manera directa en casi todos los procesos de
degradación importantes sea por sinergismo o también por
antagonismo, potenciándolos o en su defecto inhibiéndolos; lo
cierto del caso es que su presencia por medio de elementos
como la lluvia (mm), la temperatura (°C), el viento (km/h) o la
evapotranspiración (mm/unidad tiempo), resulta determinante.
La sensibilización de las causas, consecuencias y medidas
preventivas requeridas adoptar en la degradación del suelo es
crucial para que los agricultores y empresarios se concienticen y
mentalicen sobre su importancia.
El concepto de degradación del suelo se refiere a los procesos
ambientales que destruyen su estructura, reducen su capa
arable, afectan su fertilidad, favorecen la pérdida de materia
orgánica y desmejoran la calidad del agua. Una relación de sus
posibles implicaciones se anota en el cuadro 1, infiriendo que la
lluvia, la temperatura y la evapotranspiración son posiblemente
los elementos del clima que mayor influencia poseen al intervenir
todos los procesos de degradación
Cuadro 1. Influencia del clima sobre los factores de degradación
Factor Elemento climático
Lluvia Temperatura Viento Evapotranspiración
Erosión X X X X
Compactación X X X X
Acidificación X X X
Salinización X X X X
Pérdida Materia orgánica
X X X
Contaminación X X X X
En lo específico, la compactación es definida por Chaves (2017b,
2019b), como “una disminución ocasionada en el volumen del
suelo por causa de compresión de este, generando un
ordenamiento y reacomodo más denso de las partículas del suelo
y, con ello, consecuentemente una significativa reducción de la
porosidad. Es entendida como la compresión de una masa de
suelo no saturado en un volumen menor, aumentando con ello la
densidad por compresión de las partículas sólidas y reduciendo
por reacomodo el tamaño de los poros por compresión del
contenido líquido y gaseoso dentro del espacio poroso, los cuales
son expulsados. Se cataloga como una acción de naturaleza
antrópica virtud de ser provocada por la actividad humana. Se
define de manera simple como la compresión de un suelo no
saturado acompañado por la expulsión del aire. El adensamiento
es un problema de efecto similar provocado por una reducción
natural del espacio poroso y un consecuente aumento de la
densidad de las camadas u horizontes del suelo por causa de la
desecación, la iluviación (deposición de un material removido de
un horizonte superior a uno inferior en el perfil del suelo, ej.
arcillas, materia orgánica, óxidos de Fe y Al) o la precipitación
inducida por causas de origen químico; inclusive la provocada por
el impacto de las gotas de lluvia.”
En este caso la humedad, la temperatura y la evapotranspiración
ejercen una influencia importante, condicionada a los factores
edáficos (textura, densidad, agregación), químicos (sesquióxidos
de hierro y aluminio) y contenidos de materia orgánica
existentes. La presencia de periodos húmedos y secos interfiere
el proceso, lo cual se ve favorecido por factores como las altas
temperaturas, los vientos desecantes que intervienen sobre la
humedad y los patrones de evapotranspiración, concebida esta
como la cantidad de agua del suelo que retorna a la atmósfera
como consecuencia de la evaporación y transpiración de las
plantas. En Guanacaste (Cañas, Bagaces, Liberia) donde se tienen
cultivados con caña suelos del orden taxonómico Vertisol, este
problema está presente (Chaves 1999a, 2017a, 2019b).
La acidificación del suelo es un proceso muy dinámico en el cual
intervienen factores de índole natural (edáficos, climáticos y
biológicos), como también antropogénicos (provocados por la
actividad humana), que inducen la disminución del pH del suelo
como consecuencia de la acumulación de iones de hidrógeno
(H+), hierro (Fe+3) y aluminio (Al+3); y de forma adicional y
complementaria, la pérdida de cationes básicos del suelo como
calcio (Ca+2), magnesio (Mg+2), potasio (K+) y sodio (Na+), entre
otros. Es una carga desproporcionada de iones de hidrógeno, en
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detrimento de los cationes minerales presentes en el medio
(Chaves 1999b, 2017a).
El fenómeno suele venir asociado a lugares con presencia de
lluvias intensas y sostenidas, altas temperaturas y alta
evapotranspiración que puede provocar el acúmulo superficial
de sales. Buena parte de los suelos sembrados con caña del
orden Ultisol, Andisol y Alfisol presentan una condición de media
y alta acidez, como lo ha señalado Chaves (2019aef). La
afectación de la germinación, el ahijamiento y retoñamiento de
la plantación es severamente afectado por causa de una
condición de acidez inadecuada, como lo asevera Chaves
(2020cd).
La salinización de los suelos es un proceso de acumulación y
concentración de sales solubles en agua, que puede darse en
forma natural cuando los suelos se ubican en puntos bajos y
planos, que están periódica y potencialmente inundados por ríos
o arroyos. También puede ocurrir caso el nivel freático de las
aguas subterráneas sea poco profundo y el agua que asciende
por capilaridad contiene sales solubles disueltas.
Cuando el origen es antropogénico, generalmente se asocia a
sistemas de riego. Se denomina salino al suelo que posee sales
solubles en exceso, en especial cloruro de sodio (NaCl), que
cuando es significativamente dominante se conoce entonces
como suelo salino-sódico. La consecuencia de la salinización del
suelo se manifiesta en la pérdida de fertilidad, lo que perjudica o
imposibilita el cultivo en forma rentable y competitiva.
El fenómeno viene ligado a condiciones muy secas (permanentes
o periódicas), de alta temperatura y con grados muy altos de
evapotranspiración. Este tipo de suelos son limitados en las zonas
cañeras bajas de Guanacaste y Puntarenas, con régimen de
humedad Ústico; no encontrando problemas asociados con las
altas concentraciones de sodio. En su estudio Montes de Oca et
al (1996), valoro el efecto de la salinización establecida en tres
niveles sobre tres variedades comerciales de caña, encontrando
alguna tolerancia varietal.
La pérdida de materia orgánica en el suelo resulta y traduce en
un fuerte impacto al sistema de producción valorado en el
tiempo, caso no se dé una pronta restitución de esta. Las
pérdidas se producen por la cantidad de material que se
mineraliza (parte del cual es absorbido como N (NH4 - NO3) por la
planta y otro se pierde), el cual es proporcional al contenido de
humus presente. La mineralización como señalara Chaves
(2020b) con amplitud y especificidad, es un proceso aerobio que
se favorece con la aireación, la humedad y la temperatura
idónea.
Hay pérdidas de material orgánico inducidas, por: 1) erosión y
arrastre de partículas de suelo y también orgánicas, 2)
favorecidas por algunas prácticas inconvenientes de labranza, 3)
presencia de un monocultivo como la caña, por cuanto se pierde
la biodiversidad vegetal y favorece la especificidad de la biota
presente y con ello la desintegración más rápida de residuos,
resultando en una pérdida más veloz de la materia orgánica, 4)
uso excesivo de fertilizantes nitrogenados que estimulan el
crecimiento más veloz de bacterias en relación con los hongos y
5) quema de biomasa con pérdida de los residuos que forman
parte de la materia orgánica, además del impacto inducido sobre
la actividad microbial del suelo.
La contaminación del suelo corresponde a una degradación de su
calidad asociada a la presencia de sustancias químicas nocivas,
tóxicas e indeseables; empleo de aguas contaminadas o de baja
calidad; uso indiscriminado de agroquímicos, plaguicidas y
fertilizantes peligrosos en la agricultura. La impericia, ineptitud,
desinformación e incapacidad técnica son algunas de las causas
que provocan este mal.
La erosión del suelo provocada por factores hídricos o eólicos es
un proceso de desgaste discontinuo con movilización lenta de la
superficie terrestre, como consecuencia del impacto de acciones
geológicas (corrientes de agua o deshielos), climática (lluvias o
vientos intensos) o por la actividad antropogénica del ser
humano (agricultura, deforestación, expansión urbana, etc.) que
genera cambios en el terreno.
El clima es una de las principales causas de la erosión, favorecida
por flujos de agua (pluvial o fluvial) abundantes que afectan
zonas frágiles y vulnerables. Lugares con poca vegetación o
desprovistas de la misma y con alta pendiente son
particularmente susceptibles a los flujos de agua, por lo que el
deslave y arrastre de materiales es inevitable. La erosión eólica
tiene lugar durante periodos con fuerte viento; principalmente
cuando el suelo está seco y, en consecuencia, es sensible al
arrastre.
Las temperaturas extremas particularmente alta y cálida en el
caso nacional, favorece la acción de los vientos. Las
consecuencias más evidentes de la erosión del suelo en
plantaciones cañeras, implican: 1) pérdida de rendimiento en
tierras fértiles, 2) afecta la sostenibilidad del sistema productivo
agrícola y su nivel de productividad, 3) incrementa la
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contaminación y la sedimentación de materiales en ríos y
arroyos, 4) disminuye la cantidad y diversidad de las especies
prevalecientes, 5) la desertificación del suelo convierte al terreno
en una zona árida y no apta para la vida (por la falta de agua,
vegetación y alimento), 6) reduce la capacidad de filtrado en los
suelos desertificados potenciando posibles inundaciones, entre
otras.
En consideración de la topografía y relieve ondulado y quebrado
(hasta 35% de pendiente) de muchas zonas y localidades
sembradas con caña de azúcar en el país (figura 1), hace que el
potencial de erosión sea muy elevado, lo cual converge con
niveles altos de precipitación en una fórmula nada conveniente.
Se tiene por otra parte regiones planas, pero con condiciones
secas, alta temperatura y velocidad del viento alta, favoreciendo
el arrastre de partículas y pérdida de la capa fértil arable (Chaves
2019ef).
Figura 1. Panorámica de zona cañera con agricultura de ladera. Turrialba. ¿Qué podemos hacer para evitar o mitigar la degradación de los
suelos?
La pregunta es importante, inquietante y desafiante, pero la
verdad fácil de responder: mucho se puede y debe hacer. Con el
fin de evitar la degradación, erosión y desgaste del suelo debido
al accionar del ser humano, la mejor solución es indudablemente
la prevención, implementación y desarrollo de actividades y
prácticas, como:
− Concientizar y aceptar el problema es lo más importante, sin
ello el resto de las acciones no tiene sentido.
− Considerar que muchas acciones son aplicables para áreas
muy específicas y problemáticas de la finca, lo que viabiliza su
ejecución; otras medidas son inexcusablemente de carácter
general y extensivo.
− El uso sostenible del suelo y la plantación pueden contribuir
ostensiblemente a reducir los impactos negativos y evitar la
degradación por la pérdida del recurso.
− Adoptar, respetar y ejecutar estrategias ecoeficientes
basadas en principios conservacionistas y de Buenas Prácticas
Agrícolas (BPA) resulta valioso (figuras 2 y 3).
− La plantación de árboles y plantas convenientes en zonas
aledañas y donde sea factible, sin distorsionar la operación
ordinaria en las plantaciones comerciales, favorece la
restauración parcial de los ecosistemas y el mantenimiento
del suelo.
− La construcción y disposición de infraestructura (canales)
para el desagüe resulta muy conveniente. En zonas con
limitada capacidad de absorción (arcillosos), los desagües
pueden ayudar a canalizar el agua para evitar inundaciones y
escorrentía.
− La recuperación de cárcavas mediante estructuras
apropiadas que eviten la erosión hídrica, como son la
construcción de muros, diques, gaviones, zanjas de ladera y
estructuras de contención representan una excelente
inversión.
Figura 2. Conservación de suelos con trazado de curvas a nivel.
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Figura 3. Asocio Caña frijol en San Carlos.
En el Cuadro 2 se anotan algunas sugerencias específicas en caña
de azúcar para cada factor de degradación.
Cuadro 2. Acciones correctivas posibles realizar para mitigar, contrarrestar y corregir degradación del suelo.
Factor degradante Acción correctiva
Erosión
Construir infraestructura de riego y drenaje, conducir aguas (pluviales y riego), regular pendiente, incorporar medidas de conservación, emplear prácticas alternativas, siembras a contorno
Compactación
Subsolado, regular paso de equipo mecánico, incorporar materia orgánica, realizar desaporca-aporca, regular uso del agua, definir lámina de riego
Acidificación Incorporar correctivos y enmiendas, regular fuente y dosis de N, aplicar materia orgánica, fertilizar correctamente.
Salinización Aplicar y evacuar agua, regular nivel freático, favorecer salida de aguas salinas, posible uso de yeso.
Pérdida Materia orgánica
Incorporar y compostear la biomasa residual, evitar quemar residuos vegetales, favorecer actividad microbial, sembrar plantas de cobertura, controlar acidez, incorporar prácticas conservacionistas.
Contaminación
Seleccionar agroquímicos, calibrar equipos de aplicación y dosificar correctamente, no depositar residuos en fuentes hídricas, utilizar materia orgánica, respetar regulaciones, hacer conciencia del problema.
Con el objeto de informar e ilustrar en torno al tema, resulta de
mucho valor técnico mencionar y referirse a lo que el calificado
Instituto Geográfico Agustín Codazzi de Colombia (2020), refiere
como “30 prácticas que evitarían el deterioro del suelo, recurso
natural del que pocos hablan”, publicado a propósito del Día
Mundial de la Tierra (22 de abril), recomendando seguir al pie de
la letra algunas actividades que podrían a su criterio, impedir que
los suelos sigan siendo afectados por la mano indiscriminada del
hombre. Una revisión detallada de las mismas revela que la
mayoría de las recomendaciones, son aplicables a nuestro país y
buena parte de estas a la agroindustria azucarera.
Las mismas son las siguientes:
1) Incrementar los sistemas forestales, agrosilvícolas y
silvopastoriles.
2) Incrementar la rugosidad del terreno: se debe controlar la
escorrentía mediante zanjas de ladera, realizar cultivos en
contorno y utilizar franjas con vegetación densa.
3) Proteger el suelo con cobertura vegetal y residuos de cultivos,
lo cual disminuye la acción destructora de la lluvia sobre el
suelo.
4) Evitar la labranza en el sentido de la pendiente; esta debe ser
reducida y mínima o de siembra directa en pendientes
menores al 30%.
5) Evitar la compactación del suelo, específicamente la de la
explotación ganadera y la de la maquinaria agrícola.
6) Aumentar la producción de material vegetal: realizar cultivos
de cobertura, sistemas agrosilvopastoriles, reforestación,
recuperación de pastizales degradados y aplicación de riego
y fertilizantes (pero sin exceso). No se debe reemplazar la
vegetación perenne por estacional.
7) Incrementar el contenido de materia orgánica: aplicar
materiales orgánicos, tanto vegetales (residuos de cosechas)
como animales (abonos); se debe evitar a toda costa la
quema de bosques, pastizales, rastrojos y residuos de
cultivos.
8) Disminuir la descomposición de los materiales orgánicos de
la labranza: la actividad agrícola de trazar surcos poco
profundos en la tierra, es decir la labranza, debe evitarse en
la mayoría de los casos. De lo contrario se recomienda que
sea mínima, conservando la hojarasca y la cobertura vegetal
en suelos de cafetales, bosques húmedos y sistemas
agrosilvopastoriles.
9) Mantener el contenido de materia orgánica en lugar de
incrementarlo, ya que es un proceso lento.
10) El sistema de labranza y el tiempo de uso de la maquinaria
deben hacerse en función del suelo, tomando en cuenta
propiedades físicas como textura, consistencia y espesor del
horizonte.
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11) Poner atención al contenido de humedad. En suelos secos o
mojados, la labranza puede ser perjudicial. Se recomienda en
terrenos húmedos.
12) Evitar las prácticas excesivas de laboreo y preparación de
tierras, ya que son costosas, ocasionan pérdidas de materia
orgánica y desmejoran el suelo.
13) Evitar al máximo remover el suelo durante el cultivo. Se debe
mantener una cobertura (mulch) permanente.
14) Se debe prevenir la compactación del suelo (por maquinaria
y vehículos); el piso de arado; y la pata de vaca del ganado en
zonas de pendientes.
15) Minimizar el uso del rotovator y del arado de discos; usar
maquinaria que no invierta el suelo.
16) Las prácticas de labranza más adecuadas para los suelos de
Colombia son: mínima y siembra directa en los Andes
Colombianos; labranza vertical o utilización del cincel en las
praderas del trópico alto; limitación de mecanización en los
terrenos con pendientes mayores al 30 por ciento; y machete
en la zona cafetera.
17) Conocer los suelos (dinámica y propiedades), los
requerimientos específicos de los cultivos y las condiciones
climáticas.
18) El uso de fertilizantes y enmiendas debe ser parte de un plan
de manejo integral, que incluya tipo de labranza, variedades
de cultivo y tiempos de aplicación.
19) Hacer uso de los estudios de suelo para el uso de fertilizantes
y cal, el criterio técnico y del agricultor definirán el plan de
fertilización.
20) Tener en cuenta que las prácticas de encalamiento varían
según: el nivel de aluminio (mayores niveles, mayor
neutralización), la cantidad de cal y la tolerancia de las plantas
al aluminio.
21) Se recomienda el uso de cal dolomítica (carbonato doble de
calcio y magnesio).
22) El tiempo de aplicación debe ser definido con el agricultor.
23) Hacer uso de prácticas de manejo que incluyan rotaciones de
cultivos, abonos verdes y residuos de cosecha.
24) Constituir sistemas agrosilvopastoriles y silvopastoriles.
25) Las prácticas integrales de fertilización deben incluir a los
bancos de germoplasma y variedades de cultivos adaptadas a
las condiciones locales.
26) La materia orgánica es la característica más importante para
controlar los contaminantes, razón por la cual se recomienda
mantenerla o incrementarla a través de cultivos de
cobertura, rotación, barreras vivas, abonos verdes y compost.
27) Aplicar fertilizantes de acuerdo con los análisis químicos,
evitar excesos de fertilizantes, tiempos inadecuados y formas
no convenientes.
28) Para el uso de pesticidas: aplicar el nivel más bajo posible,
utilizar el manejo integrado de plagas y control biológico,
rotar cultivos para controlar plagas y enfermedades, utilizar
cultivos resistentes a plagas, seguir instrucciones de
seguridad, manejo y aplicación y calibrar los equipos.
29) Tener en cuenta la profundidad a la cual se encuentra el nivel
freático y su fluctuación.
30) La permeabilidad debe permitir una rápida absorción de
efluentes y tener una capacidad reguladora que evite la
polución en las aguas subterráneas.
Conclusión
Debe en primera instancia reconocerse y aceptarse que la
degradación de los suelos es una realidad nacional y que muchas
plantaciones sembradas con caña de azúcar lo vienen silenciosa
y sistemáticamente padeciendo; aún aquellas donde el nivel
tecnológico es alto y podría creerse que el tema está superado y
bajo control, pero la realidad del campo dicta que no es así,
aunque se quiera suponer y exprese lo contrario. Parte de la
razón por la cual los índices de productividad nacional crecen
poco y fluctúan mucho, pese a la alta inversión tecnológica
incorporada en muchas de ellas, es debido en parte, no todo, a
la alta degradación que conservan los suelos. A veces se atribuye
sin fundamento sólido la causa en demasía a motivos de carácter
climático, fitosanitario y genético. La ecuación comercial de alta
inversión, altos costos y baja productividad puede ser
parcialmente explicada por dos razones bien fundamentadas: 1)
renovación limitada e insuficiente de plantaciones comerciales
agotadas y 2) pérdida de la capacidad productiva potencial de los
terrenos.
Los monocultivos como la caña de azúcar están más propensos y
son más sensibles a presentar condiciones adversas y
contraproducentes a los intereses y expectativas empresariales,
lo cual se agudiza caso la atención de algunas limitantes como las
mencionadas persistan y sumen al problema integral. Es
necesario, por tanto, revisar con sentido objetivo lo concerniente
a la actividad biológica del suelo y verificar su condición real para
alcanzar y sostener niveles de productividad elevados en el
tiempo, proyectados a una vida utilitaria comercial prolongada.
Un suelo sin actividad biológica es un suelo sin ADN y sin vida,
que la verdad muy poco podrá aportar al objetivo empresarial.
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No basta por tanto con mecanizar terrenos, aplicar fertilizante y
regar para pretender alcanzar de manera sostenible altas
productividades de caña y azúcar, pues la degradación de los
suelos influye de manera antagónica en sentido inverso. Deben
adoptarse para contrarrestar los efectos negativos existentes,
medidas que reactiven y favorezcan la actividad biológica y
microbiológica del suelo como son la adición incorporada de
materia orgánica, la regulación en el empleo de agroquímicos, el
uso prudente, racional y óptimo de equipo mecánico, la adopción
de buenas prácticas agrícolas para una agricultura más resiliente
y ecoeficiente. El tema de la degradación y agotamiento de los
suelos cañeros costarricenses debe ser abordado técnica,
institucional y empresarialmente con carácter prioritario, en
procura de contornar y superar sus efectos y consecuencias.
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Recuerde que puede acceder los boletines en www.imn.ac.cr/boletin-agroclima y en
www.laica.co.cr