mario vargas llosa: el oficio de escritor · peruano en su segunda novela, lacasa verde (seix...

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E s e e n a r . I O como los apuntes de Edward Gordon Craig y de Adolphe Appia, quienes apor- taron a la estética de la expresión escé- nica contemporánea nuevas concepcio- nes de la ltnea . el color y el tono ; rompieron con mecanismos como telo- nes pintados y construcciones fijas y se lanzaron a una búsqueda del signo que irrumpe en la escena como una luz en el cosmos. Aparecen también los escritos de Jarry (crueldad y mística en el teatro), Copeau (la lucha por el "teatro de direc- tor"). Jouvet (director como "jardinero delos espíritus" y teatro como unacto de fe). y. de alli en adelante. Jiménez/ Ceba- 1I0s nos presentan las posturas de los di- rectores del teatro universal moderno. a quienes es difícil esquematizar en la pre- sente reseña. Entre los directores a los quelos autores de este texto hacen hablar figuran: Brecht (de quien se toman frag- mentos de sus Escritos sobre teatro. en especial los que aclaran el teatro llamado épico. la cuestión del distanciamiento y la concepción del fenómeno teatral como instrumento de lucha). En una especie de apartado final antes de concluir el primer volumen los autores conjuntan textos. ar- tículos y testimonios de directores que aún ejercen tal profesión como Richard Schechner. Peter Brook, Jerzy Gro- towski, Eugenio Barba y Tadeuz Kantor, quienes hablan de sus estéticas y de su metodología. de su evolución como hace- dores y renovadores del fenómeno tea- tral;algunos. como Grotowski, incluso to- can cuestiones muy especíñcas como la voz y la respiración en el actor; de modo que el texto en su totalidad queda como un abanico permanentemente abierto. al cual siempre puede acudirse para con- frontar posturas y. sobre todo. para com- batir la amnesia de lo teatral. ElVolumen 11 es una especie de ejempli- ficación de lo teórico a través de presen- tar cuadernos de dirección y notas en torno a las puestas en escena de los direc- tores antes citados , que remata con algo que es cercano en cuanto a temporalidad y latitud: la ruta crítica de la puesta en escenade la obra Lavidade lasmarionetas de Bergman, llevada al teatro por Ludwig Margules en 1984. El libro Técnicas y teorfas de la dirección escénica se torna una conjuntación im- prescindible en la bibliografía de todo aquél que se interese por el fenómeno teatral. o Sergio Jiménez I Edgar Ceballos. Técnicas y recrias de lB dirección esdniea. México, UNAM. Textos de Humanidades. 1985.11 V. , ils. (Col. Escenologla). MARIO VARGAS LLOSA: EL OFICIO DE ESCRITOR Por Ilan Stavans Ambos textos a reseñar aquí, La Chun- ga y ¿Quién mató a Palomino Molero? son un apéndice o una variación a la fic - ción abierta en 1965 por el mismo autor peruano en su segunda novela , La Casa Verde (Seix Barral). Las identifican sus personajes: en la primera. que es una obra de teatro , aparecen los cuatro In- conquistables -Josefino . Lituma, El Mono y José- en el bar de la Chunga. El lector recordará que en La Casa Verde el arpista don Anselmo funda, en una at- mósfera mítica, su prostíbulo en las me- diaciones de la zona norte de Piura. Tras ser culpado de demoníaco e incendiado a manos del Padre Garcia, la Chunga. hija de Anselmo y de la ciega Antonia . funda. años después. un bar-restaurante en honor de aquél que es apodado de la misma manera, La Casa Verde. Es acá donde se desarrolla la trama de esta pieza dramática. Noche a noche se con- gregan ahí truhanes. haraganes. muertos de hambre. borrachos, vagabundos de pobrísima ralea. Los más escandalosos son los Inconquistables, que han for- mado a través de los años su camarade- ría. Tienen un himno propio. presumen valores constitucionales que sólo a ellos los rigen y se resisten a laborar. Jose- fino en la última temporada ha estado codeándose con una damita esbeltísima. Le llaman la Meche . El resto. claro. codi- cia esta gema carísima. Tienen anhelos eróticos -yo diría pornográficos. porque el autor los lleva desgraciadamente al li- mite más necio de la vulgaridad- para con ella. Hasta entonces la Chunga. so- nambúlica y desinteresada. no se mez- claba en los asuntos de sus clientes. Pero esta vez no puede controlarse . Cuando Josefino trae a Meche al bar. la dueña queda absolutamente anonadada; daría cualquier cosa por gozar un tantito tan delicioso manjar. Mi en tr as tanto transcurren apuestas. se suscitan gritos y corre el alcohol. El Mono y Josefino rivalizan con los dados . La emoc ión está en su ápice. Mono gana la primera par- tida. dobla después y gana también la segunda. La suerte está de su parte. En- cabritado. cojonudo. no se resigna Jose- fino. Quiere una revancha pero ya no le quedan fondos. Ofrece entonces su me- jor mercancía: la Meche . Los Inconquis- tables no pueden dar crédito a lo que 54 _

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E s e e n a r.I O

como los apuntes de Edward GordonCraig y de Adolphe Appia, quienes apor­taron a la estética de la expresión escé­nica contemporánea nuevas concepcio­nes de la ltnea . el color y el tono ;rompieron con mecanismos como telo­nes pintados y construcciones fijas y selanzaron a una búsqueda del signo queirrumpe en la escena como una luz en elcosmos. Aparecen también los escritosdeJarry (crueldad y mística en el teatro),Copeau (la lucha por el "teatro de direc­tor"). Jouvet (director como "jardinerode los espíritus" y teatro como unacto defe). y. de alli en adelante. Jiménez/ Ceba­1I0s nos presentan las posturas de los di­rectores del teatro universal moderno. aquienes es difícil esquematizar en la pre­sente reseña. Entre los directores a losquelos autores de este texto hacen hablarfiguran: Brecht (de quien se toman frag­mentos de sus Escritos sobre teatro. enespecial los que aclaran el teatro llamadoépico. la cuestión del distanciamiento y laconcepción del fenómeno teatral comoinstrumento de lucha). En una especie deapartado final antes de concluir el primervolumen los autores conjuntan textos. ar­tículos y testimonios de directores queaún ejercen tal profesión como RichardSchechner. Peter Brook, Jerzy Gro­towski, Eugenio Barba y Tadeuz Kantor,quienes hablan de sus estéticas y de sumetodología. de su evolución como hace­dores y renovadores del fenómeno tea­tral;algunos. como Grotowski, incluso to­can cuestiones muy especíñcas como lavoz y la respiración en el actor; de modoque el texto en su totalidad queda comoun abanico permanentemente abierto. alcual siempre puede acudirse para con­frontar posturas y. sobre todo. para com­batir la amnesia de lo teatral.

ElVolumen 11 es una especie de ejempli­ficación de lo teórico a través de presen­tar cuadernos de dirección y notas entorno a laspuestas enescena de los direc­tores antes citados , que remata con algoque es cercano en cuanto a temporalidady latitud: la ruta crítica de la puesta enescenade la obra Lavidade lasmarionetasde Bergman, llevada al teatro por LudwigMargules en 1984.

El libro Técnicas y teorfas de la direcciónescénica se torna una conjuntación im­prescindible en la bibliografía de todoaquél que se interese por el fenómenoteatral.o

Sergio Jiménez I Edgar Ceballos. Técnicas y recriasde lB dirección esdniea. México , UNAM. Textos deHumanidades. 1985.11 V. , ils. (Col. Escenologla).

MARIO VARGASLLOSA:EL OFICIODE ESCRITOR

Por Ilan Stavans

Ambos textos a reseñar aquí, LaChun­ga y ¿Quién mató a Palomino Molero?son un apéndice o una variación a la fic ­ción abierta en 1965 por el mismo autorperuano en su segunda novela , La CasaVerde (Seix Barral). Las identifican suspersonajes: en la primera. que es unaobra de teatro , aparecen los cuatro In­conquistables -Josefino . Lituma, ElMono y José- en el bar de la Chunga. Ellector recordará que en La Casa Verde elarpista don Anselmo funda, en una at­mósfera mítica, su prostíbulo en las me­diaciones de la zona norte de Piura. Trasser culpado de demoníaco e incendiadoa manos del Padre Garcia, la Chunga.hija de Anselmo y de la ciega Antonia .funda. años después. un bar-restauranteen honor de aquél que es apodado de lamisma manera, La Casa Verde. Es acá

donde se desarrolla la trama de estapieza dramática. Noche a noche se con­gregan ahí truhanes. haraganes. muertosde hambre. borrachos, vagabundos depobrísima ralea. Los más escandalososson los Inconquistables, que han for­mado a través de los años su camarade­ría. Tienen un himno propio. presumenvalores constitucionales que sólo a elloslos rigen y se resisten a laborar. Jose­fino en la última temporada ha estadocodeándose con una damita esbeltísima.Le llaman la Meche . El resto. claro. codi­cia esta gema carísima. Tienen anheloseróticos -yo diría pornográficos. porqueel autor los lleva desgraciadamente al li­

mite más necio de la vulgaridad- paracon ella. Hasta entonces la Chunga. so­nambúlica y desinteresada. no se mez­claba en los asuntos de sus clientes.Pero esta vez no puede controlarse .Cuando Josefino trae a Meche al bar. ladueña queda absolutamente anonadada;daría cualquier cosa por gozar un tantitotan delicioso manjar. Mi entras tantotranscurren apuestas. se suscitan gritosy corre el alcohol. El Mono y Josefinorivalizan con los dados . La emoc ión estáen su ápice . Mono gana la primera par­tida. dobla después y gana también lasegunda. La suerte está de su parte. En­cabritado. cojonudo. no se resigna Jose­fino. Quiere una revancha pero ya no lequedan fondos. Ofrece entonces su me­jor mercancía: la Meche . Los Inconquis­tables no pueden dar crédito a lo que

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l'\.J r í tic o

que Josefino se envolvió con ella, la ma­

noseó,y que ello fue motivo de riña en el

clan de los Inconquistables. Con algunos

anacronismos -una máquina fotostática,

por ejemplo-, ¿Quién mató a PalominoMolero?acontece en la década de los 50:

Lituma ha dejado de ser sargento, y estábajo las órdenes del Teniente Silva. Una

referencia al final (pag. 186) deja ver su

añoranza hacia la mangacherfa y los In­conquistables, misma que pronto lo inci­tará al regreso.

Sin delatarla, sugeriré la historia más omenos asf: sorpresivamente en Talara

aparece descubierto el cadáver lacerado

fray Guillermo de Baskerville. Digo estocon cierta renuencia: Vargas Uosa haceque sus carecteres se suscriban a esa ló­gica inductiva -Occamiana- con que Co­nan Doyle moldeó las pesquisas de Hol­mes . Es decir, el diálogo continuo que

oscila entre los discursos misteriosos deldetective y los razonamientosesclarece­

dores de su ayudante va delimitándoleallector el compás de latramacriminal. Peroclaro, "lógica" está allá la clave: todo

acontecimiento requieredeunacausa evi­dente o implrcita que lo ha causado, y

necesariamente esa causa deja huellasque la razón debe saber indagar. Lalógicano está de más en Baskerville o en Hol·mes. En ¿OJJién matóa Palomino Molero?también el diálogo sirve de metrónomo.

Sin embargo, inyectar de lógicaa un regi­miento de la milicia peruana, sobre todotras acontecimientos tan "ilógicos" ydescabellados como aquellos ocurridosen la prisión de Lurigancho, serfa anacró-nico. Mejor les da Vargas Llosa unatónicamás exótica e irracional: los envuelve enIroseróticos y jugueteos desupervivenciaque fuera de Latinoamérica, digamos enLondres o enunaabadfafranciscana en el

norte de Italia, serían inconsecuentes.Lejos de ser ésta unanovelaejemplaro

importante en la cronologfa del autor deLaguerradelfin delmundo (1981), perte­nece al grupo de piezasmfnimas quecada8 ó 10 años éste publica, entre lascualesse encuentran, por ejemplo, Pantaleón ylas Visitadoras (1973) o Historia deMayta(1984). EntrelaconsistenciaproslsticadeLaCasa Verde y estas dos nuevas publica-ciones se deja sentir un proceso de de­cantación sufrido por el autoralo largodesu carrera: resulta lanarraciónmenosrim­bombante, más tersa. Elvocabulario, quequizásal principio pareclaalgorepeinado,acá es limpio y más justo . Eleco a Faulk­ner -La Casa Verde me ha parecido siem­pre una sombra de Luz de Agosto- esmenor porque el autor seha liberadopau­latinamente de sus fantasmas; o mejor.los ha integrado a su arte narrativo demanera excepcional.

QuizáMario VargasLlosasea I scritarmás tradicional salido del "boom". Sínembargo , él es quien mejor ha compro­bado que el oficio se hace fr nt a lamA·quina, con dolores de cabeza. aprueensayo y error; que la imaginación nosuficiente. AsIsecon truy unacarrera·O

M.no Vatg4. Uo : u Chunga.1_ SlM. a.rrel. 1988. 117 pp.

Mario Vargas Llosa¿Quién mató a

Palomino Molero?

y en franco estado de descomposición deun soldado de aviación, Palomino Molero .Las circunstancias de su muerte son des­conocidas, e investigarlas -más por cu­riosidad que por obligación- resultará latarea de estos dos seudo-detectives, Li­tuma y Silva. Elprogreso de su análisis losllevará a entender que el crimen es latuerca de una complicada jerarqufade po­der que envuelve a peces gordos del ejér­cito, a pervertidos jefes, corruptos Yob­sesivos comandantes. Que el cuerpo dePalomino Molero se haya descubierto conlos testfculos severamente torturados noes gratuito: el saldo de la investigaciónllega a concluir fácilmente que todo el me­ollo es el corolario a un enga"o amorosode tamaño shakespeareano, aunque pin­tado con tonos mucho más sádicos.

Lituma y el Teniente Silva quierenser elmodelo peruano de Watson y SherlokHolmes, del invest igador Dupin de EdgarPoe o de los medievales Adso de Melck y

oyen. El Mono no acepta. Josefino sabeentonces que con la Chunga está el ne­gocio: le vende a la Mechita recibiendo a

tcambio 3,000 soles, que luego apuestacon el Mono. Obviamente la muchacha

está asustada . El juego continúa y mien­tras tanto, las dos mujeres pasan juntas

esa única noche. A la mañana siguiente,misteriosamente, la jovencit a desapa­rece. Nadie conoce su paradero. ¿Qué leha sucedido? La especulación y los chis­mes no se hacen esperar. La acción deLa Chunga ocurre . varios captulos des­pués. Los Incon quistables están impa ­cientes por saber lo que pasó con la mu­chacha y le preguntan a la Chunga. El norecibir respuesta , sirve de pretexto aMario Vargas Llosa para soltar libre­mente la fantasía emotiva y sexual decada uno de los cuatro personajes. Unopensará que Meche fue poseía por laChunga, otro imaginará que fue asesi­nada. o que mejo r escogió la indepen­dencia; José fant aseará haberse ido aLima con ella. ¿Cuál es la versión co­rrecta? Ninguna y todas.

La Chunga es la tercera en su género enla cronologfa artísnca de Vargas Llosa.

Como Laseñoritade Tacna (1981) o Kathiey el hipopótamo (1983), también ésta esuna evidencia del mal estado del teatrolatinoamericano a nivel autoral. Sobrafuerza dramática y las pasiones son cari­caturescas. Ninguno de los personajes re­basa el nivel de lo superficial, y la obrasobrevive más por su anécdota narrativaque por su vitalidad escénica. Porque, ob­vio, es el producto de un eminente lite­rato, no de un dramaturgo. Como tal. fuecomisionada por INTAR Theater deNueva York en 1985 para celebrar sus 20años de existencia, y estrenada el añosiguiente. Simultáneamente fue montadaen Lima en su original castellano, con Del­fina Paredes en el rol principal.

También ¿Quién mató a Palomino Mo­lero? tiene como personaje a Lituma.Transcurre el relato en Talara, metáforapara cualquier poblado peruano de peque­ñas dimensiones. Si la acción de LaChungano aparece en LaCasa Verde, esta

novela podría incluirse en la trama . LaCasaVerde transcurre en un período de más omenos ve inte años, desde 1945 hasta1965. Lituma recién ha sido liberado de laprisión por haber balaceado el Seminario.Regresa a Piura y ello es motivo de festejode todos. Quiere remembrar antiguos re­cuerdos, descubrir lo que ha pasado consu esposa Bonifacia, que alguien le hacontado que se hizo prostituta. Aunqueno es diáfana la circunstancia, tal parece

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