maría zambrano en méxico

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7/23/2019 María Zambrano en México http://slidepdf.com/reader/full/maria-zambrano-en-mexico 1/6 107  Revista de Hispanismo Filosófico n.º 13 (2008): 10 -112 : Mar a Zambrano en M xico JULIETA LIZAOLA Universidad Nacional Autónoma de México  A mis queridos profesores Fernando Savater y Tomás Pollán,  por invitarme a conocer a ar am rano  Désele voz y palabra [al exiliado] que no pide otra cosa sino que le dejen dar, ar lo que nunca perdió: la libertad que se llevó consigo  a ver a que a o ganan o aría Zambrano  a presente nota persigue un somero acercamiento a la presencia de María Zambrano en México. Atisbar en su exilio mexicano cómo su pensamiento empieza a  permear, poco a poco, las definiciones tradicionales acerca del saber filosófico, hasta alcanzar reconocimiento en los países hispanos, como una de las figuras fundamentales de la filosofía en castellano. aría Zambrano llegó a México en febrero del año de 1939; venía a iniciar su largo exilio. Ese privilegio para la vida intelectual mexicana y el exilio español  pasó desapercibido en su momento: fue enviada a la Universidad de San Nicolás de Hidalgo en Morelia y con ello alejada de la Casa de España que se encontraba en la Ciudad de México. En esos años estar fuera de la capital federal significaba estar lejos de la circulación de libros, bibliotecas, revistas. Para algunos contemporáneos de la  joven filósofa, como Octavio Paz, eso fue resultado de una cierta incomodidad de sus propios compañeros de exilio que se resumiría en la duda que no busca repuesta: “¿una mujer filósofa?”. us meses en Morelia son narrados como un tiempo inestable, difícil, con  problemas de contratación con la Universidad, sobrecarga de trabajo, presencia de ideologías varias: desde la presión por una educación socialista, resultado de ciertos grupos afines a una de tantas vertientes que resultaron de la revolución mexicana, hasta un incipiente sinarquismo, que veían en ella una posible representante de ideas y militancia comunista… Sin embargo, algo que no podemos perder de vista es ZAMBRANO, M., “Carta so re e ex o”,  La raz n en a som ra, Anto ogía e M. Zam rano rea za a  por Jesús Moreno Sanz, Madrid, Siruela, 1993, p. 391.

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107 Revista de Hispanismo Filosófico

n.º 13 (2008): 10 -112

:

Mar a Zambrano en M xico

JULIETA LIZAOLA

Universidad Nacional Autónoma de México

 A mis queridos profesores Fernando Savater y Tomás Pollán, por invitarme a conocer a ar am rano 

Désele voz y palabra [al exiliado] que no pide otra cosa sino que le dejen dar,ar lo que nunca perdió: la libertad que se llevó consigo

  a ver a que a o ganan o

aría Zambrano

 

a presente nota persigue un somero acercamiento a la presencia de MaríaZambrano en México. Atisbar en su exilio mexicano cómo su pensamiento empieza a

 permear, poco a poco, las definiciones tradicionales acerca del saber filosófico, hastaalcanzar reconocimiento en los países hispanos, como una de las figuras fundamentalesde la filosofía en castellano.

aría Zambrano llegó a México en febrero del año de 1939; venía a iniciar sulargo exilio. Ese privilegio para la vida intelectual mexicana y el exilio español

 pasó desapercibido en su momento: fue enviada a la Universidad de San Nicolás deHidalgo en Morelia y con ello alejada de la Casa de España que se encontraba en laCiudad de México. En esos años estar fuera de la capital federal significaba estar lejosde la circulación de libros, bibliotecas, revistas. Para algunos contemporáneos de la

 joven filósofa, como Octavio Paz, eso fue resultado de una cierta incomodidad desus propios compañeros de exilio que se resumiría en la duda que no busca repuesta:

“¿una mujer filósofa?”.us meses en Morelia son narrados como un tiempo inestable, difícil, con problemas de contratación con la Universidad, sobrecarga de trabajo, presencia deideologías varias: desde la presión por una educación socialista, resultado de ciertosgrupos afines a una de tantas vertientes que resultaron de la revolución mexicana,hasta un incipiente sinarquismo, que veían en ella una posible representante de ideasy militancia comunista… Sin embargo, algo que no podemos perder de vista es

ZAMBRANO, M., “Carta so re e ex o”, La raz n en a som ra, Anto ogía e M. Zam rano rea za a por Jesús Moreno Sanz, Madrid, Siruela, 1993, p. 391.

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o fértiles y fecundos que resultaron esos meses para la filósofa. María Zambranoescribió y publicó en México textos de singular importancia para la construcción de

su pensamiento. Textos claves sin duda: “Filosofía y poesía”, “Pensamiento y poesíaen la vida española”, “San Juan de la Cruz: de la noche oscura a al más clara mística”,Descartes y Husserl”, “Nietzsche o la soledad enamorada”. Podemos advertir en estosextos que los pilares de su filosofar ya habían alcanzado el lugar de fundamentos:a crítica a la razón moderna y la relación conflictiva entre poesía y filosofía como

argumentos centrales de su discusión filosófica. La razón poética se alcanzaba amostrar ya como un núcleo capaz de generar una nueva filosofía hispana. La riquezaque María Zambrano esparció en México sería el inicio de lo que posteriormentecontinuaría en La Habana, en Roma y La Pièce en el transcurso de su largo, arduo, y,a la vez, amado exilio. Años más tarde México sería también el lugar de edición deotros libros angulares: El sueño creador    El hombre y lo divino.

Yo llegué a México invitada por la Casa de España, que muy pronto se llamaría Colegio dex co. ra un gesto rea mente nus ta o, n ng n pa s nos quer a a os re ug a os espa o es,

sólo México, sólo México, no me cansaría de decirlo, como una oración. Sólo México nos brazó, nos abrió camino […] Ya profesora de Filosofía como lo era en España, comencé aimpartir clases -el mismo día que cayó Madrid en manos de los autollamados salvadores-n la Universidad de Morelia [...]. Comencé a dar mi clase en medio de ese silencio, en eseue tiene el indito, y lo digo con todo cariño, en ese silencio del indito mexicano. Y cómo

me escuc aron, c mo me arroparon. u s enc o ue para m como un enca e, como unanvoltura o una mantilla de esas que les ponen a los niños que tiemblan.”2

Hasta hace muy poco, en México, no se daba el nombre a los republicanos españolesde exiliados, se les denominaba en el habla común como refugiados, una abreviatura derefugiados políticos. No está de más hacer esta mención, la idea de seres necesitadosde refugio da más claridad a lo que se estaba viviendo. Los españoles llegados bajoestas condiciones guarda para mí una remota imagen: mujeres vestidas de negro, tez

 blanca, pelo oscuro y habla graciosa, todas muy amables. Llegaban a visitar a mimadre, a charlar, a pedir algún tipo de ayuda: moral o práctica. Yo no entendía porqué a las españolas a veces las sorprendía llorosas y con un tono grave a pesar de suentileza. Mi madre me decía: es una refugiada y yo me quedaba en las mismas, en

que refugio y tristeza eran algo que iba de la mano.Aún me parece que la palabra “exilio” quita peso al lado del sufrimiento que esta

condición encierra. Sufrimiento enorme. Por lo perdido, por la humillación, por loadverso del enfrentar nuevas circunstancias y porque un lugar ajeno, no elegido, adonde uno se crió, es siempre un lugar ajeno. No importa que se adecue uno muy bienal ambiente, a las costumbres, al habla… hay algo que siempre, como dice mi Maestro

dolfo Sánchez Vázquez, queda como un jirón, como un desgarramiento.Pienso en María Zambrano no sólo como una exiliada, sino también como una

refugiada, un ser necesitado, que llevó esa condición extrema al ámbito filosófico.

2  ZAMBRANO, M., “Entre violetas y volcanes”, Las palabras del regreso. Edición de Mercedes Blesa,Sa amanca, Amar , 1995, p. 142.

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Me la imagino vestida sobriamente, con su tez blanca, su pelo negro y luchando entrela rabia y la aceptación de lo que se abría como porvenir. La imagino como una

refugiada, es decir, como alguien que luchó por encontrar refugio en la soledad de laescritura.

Para mí el ejercicio de la escritura no ha sido vivido como una carrera, sino mas bien bedece a dos clases de germinación: la que surge de algo que se lleva dentro y la más

odesta, la de la necesidad…entre la necesidad y la esperanza.”

a escritura, nos ha dicho varias veces, será una defensa de este estado, “no seescribe ciertamente por necesidades literarias, sino por necesidad que la vida tiene deexpresarse.  (…) La vida no se expresa sino para transformarse.” Y es esa necesidadde transformación la que va marcando la vida de quien la toma con fervor. Escribir

 para seguir siendo, escribir para ser siempre otro. “Tengo miedo de escribir. Escribir estan peligroso”, dice Clarice Lispector y parece establecer un diálogo con Zambrano:“…Quien lo ha intentado lo sabe. Peligro de hurgar en lo que está oculto pues elmundo no está en la superficie, está oculto en sus raíces, en las profundidades delmar. Para escribir tengo que instalarme en el vacío.” lo que nuestra filósofa podríacomplementar el diálogo imaginario cuando nos confiesa “todo lo ofrezco a travésde la palabra, como temblor. Cuándo dejaré de escribir, me pregunto, cuándo, Señor,dejaré de temblar.” Escribir es instalarse en el laberinto de la soledad, recorrerlo comose recorre el desierto, sin saber por donde se puede hacer un camino ni qué se puedeencontrar en él. Lo que en él aparezca será lo que se saque a la luz, a formar parte delmundo. De ahí el temblor del pensar 

l refugio mexicano, como hemos dicho, se realizó en Morelia, donde MaríaZambrano pudo escribir, pudo temblar, y ofrecer al pensamiento los primeros frutosde su razón poética. Ahí preparo sus tres célebres conferencias —recogidas en el libro

 Pensamiento y poesía en la vida española —, donde manifiesta sus reflexiones críticasacerca del racionalismo y ofrece camino para una nueva hermenéutica cuyas clavesestán en la unión de la vida con el sentir y el sentir con el pensar. Una María Zambranoque empieza a considerar que:

El exiliado está ahí como si naciera, sin más última, metafísica, justificación que ésa: tenerue nacer como rechazado de la muerte, como superviviente: se siente, pues casi del todonocente, puesto que ¿qué remedio tiene sino nacer?”8

a escritura filosófica, que Zambrano realiza en este lapso de tiempo, ofrece avidez por abrir nuevos contextos a la vida, por ofrecer otros paisajes que, sobre todo, nos

AMBRANO, M., Pa a ras e enven a e María Zam rano”,  Revista P i osop ica Ma acitana  1991, IV, p. 13.

  ZAMBRANO, M., La confesión: género literario, Madrid, Siruela, 1995, p. 25.   I i em, p. 39.  LISPECTOR , C., Soplo de vida, adrid, Siruela, 1994, p. 15.  ZAMBRANO, M., Senderos, Barcelona, Anthropos, 1989, p. 9.  ZAMBRANO, M., “Carta so re e ex o”,  p.c t. p. 383.

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alejen de la postración espiritual. Su escritura expresa la necesidad de reconsiderar elsentido de vida y, algo fundamental en su pensar, recuperar la vida del alma.

Por amor a tales recuerdos y vuestra generosa compañía, seguidme hasta una hermosaiudad de México, Morelia, cuyo camino no busqué, sino que él mismo me llevó a ella, igualue a tantos otros españoles recién llegados al destierro. Allí me encontré yo, precisamentela misma hora que Madrid —mi Madrid— caía bajo los gritos bárbaros de la victoria. Fui

sustraída entonces a la violencia al hallarme en otro recinto de nuestra lengua, el Colegioe an co s e a go, ro ea a e venes y pac entes a umnos. , a ena es e s emprelos discurso, ¿sobre qué pude hablarles aquel día a mis alumnos de Morelia? Sin duda

lguna de, acerca del nacimiento de la idea de libertad en Grecia.”9

II

Otro aspecto a considerar sobre la presencia de María Zambrano en México tieneque ver con su relación con dos de los intelectuales mexicanos más importantes,

lfonso Reyes y Octavio Paz. Con ambos sostiene una relación no sólo de amistadsino de continuo intercambio de ideas. Al llegar al país conoce a Alfonso Reyes,quien era el presidente de la Casa de España. De su fructuosa relación ha quedadouna correspondencia que es una mina para comprender las inquietudes que amboscompartían: “fascinación por el mundo clásico y su mitología, una predilección por laforma ensayística, un afán enciclopédico y la convicción de que la literatura (y aún mása poesía) es indispensable de otras formas de conocimiento.” Y también de América

atina y la situación del mundo de posguerras. “Me sería muy difícil —escribe Maríaambrano años después, ya concluido su exilio— hablar sin emoción de Alfonsoeyes. Quiero referirme a él como testigo, dar testimonio, pero sin nostalgia. ¿Por qué

sin nostalgia? Porque la presencia de Reyes, como la presencia de todos los sabios,no deja nostalgia —que es un sentimiento de ausencia— sino que nos acompaña en el

 presente, como nos acompañan todos lo verdaderamente mediadores”.11

A su vez, la admiración y afecto de Reyes por María Zambrano queda expresadaen una carta que éste envía a Jaime Torres Bodet, en ese entonces (1950) Directoreneral de la UNESCO:

[…] Estas líneas tienen por objeto presentarle, aunque de lejos, a la Sra. María Zambrano,

uyas pren as nte ectua es y persona es c mente ser an supera as en e mun on que nos movemos. Muy pronto se dará usted cuenta de la calidad de este espíritu privilegiado.”12

9  VV.AA., MARÍA AMBRANO,  Premio Miguel de Cervantes 1988, Barcelona, Anthropos, 1989, pp.53-62.

10 STATON, A., A onso Reyes y María Zam rano. Una re ac ón ep sto ar”,  Homenaje a Mar aZambrano, México, El Colegio de México, 1998, p. 93.

11 ZAMBRANO, M., Entre violetas y volcanes”, Las palabras del regreso, op.cit., p. 141.12 R EYES, A., “C rta a Torre Bo et”,  D as e Exi io. E c ón e A erto Enríquez Perea, Méx co,

aurus/ Colegio de México, 2006, p. 445.

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 Octavio Paz le había conocido en España, en la defensa de la Republica. “[…] Seconocieron en Madrid antes de iniciarse la guerra y luego se encontrarían en México,

cuando ella sale de España al destierro y más tarde en Roma y en París.” Su amistadno dejó un epistolario pero sí una serie de textos donde se advierte su intensa relaciónintelectual.

A lo largo de medio siglo hablé con María Zambrano muchas veces y durante horas yoras. Nuestra amistad fue una larga conversación. Guardo de estas pláticas no las ideasue se disipan, sino el sonido de su voz, un sonido de cristal, claro como agua y, como ella,

fugitivo, inapresable.”

s un hecho que cuando se lee  El arco y la lira no se puede dejar de percibir lamirada de María Zambrano entre líneas: relación entre poesía y filosofía, mito, lo

sagrado. La Otra orilla que Paz vislumbra en su relación con ella. Por otra parte,en su artículo Un descenso a los infiernos, nuestra filósofa hace clara referencia al Laberinto de la soledad  de Paz. De hecho es uno de los ensayos más claros sobre elimprescindible descenso a los ínferos que como condición de vida se debe realizar. Estambién un reconocimiento explícito a Paz:

A primera vista nos encontramos con El laberinto de la soledad  ante una cierta vacilación:¿se trata de Poesía o de Filosofía? Mas pronto advertimos que idéntica pregunta se formulante todos los relatos de los viajes al infiernos. […] Paz ha logrado que cuanto escribe

se espren a e esta uz … a er nto e a so e a nos o rece a magen e uno esos templos, vacíos hoy, donde el indio desamparado entra en busca de sacrificio. Pues

sacrificio es, quizá la palabra clave de todo laberinto humano descifrado.”15

l pintor Juan Soriano, otro mexicano privilegiado con su amistad, lo tratará muycercanamente en su exilo europeo, habrá una relación más íntima, una amistad más alláde la complicidad de las ideas. Su pintura será el punto de emociones y expresionescompartidas. Escribirá de su pintura y lo considerará uno de esos seres aurorales quehan logrado despertar al alba. “[…] la obra de Juan Soriano ofrece algo todavía másinfrecuente, más portentoso y es la prosecución de la Aurora salvada de su reiteración aldar algo que trasciende su suceso. Es una anunciación que se cumple al dar, al fin, seres.”

 

in embargo, la lectura y estudio de su pensamiento dejará de ser sólo patrimoniode un estrecho número de lectores hasta después de su muerte. Su difusión se inicióa partir de los noventa con la participación fundamental de Ramón Xirau, Adolfo

3 CASTAÑÓN, A., Fu gores e Mar a Zam rano, éx co, S n nom re, 2002, pp. 60-61.4 PAZ, O., Una voz que venía de lejos”, Homenaje a María Zambrano, op.cit., pp. 24-25.5 ZAMBRANO, M., “Un descenso a los infiernos”, Homenaje a María Zambrano, p. 22.6 ZAMBRANO, M., A gunos ugares e a pintura, Ma r , Espasa Ca pe, 1989, p. 235.

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Castañón, Mariana Bernárdez y Angelina Muñiz. Este número reducido de escritoresy pensadores fueron abriendo y mostrando a los lectores mexicanos, poco a poco, el

 poderoso pensamiento de María Zambrano. Curiosamente todos ellos son poetas yescritores de ensayo literario y desde ahí, desde el problema de la relación entre poesíay filosofía se inicia en México el descubrimiento de un pensamiento que no ha dejadode expandirse y reconocerse como una voz intelectual que es recibida como gota deagua en tierra seca, es decir como una necesidad que se sabía pero no encontrabacomo solventarse. No serán los filósofos, sino los poetas, los primeros en reconocerla.

osteriormente, se sumarán a este abrir camino hacia el estudio de su obra Gretaivara, Anthony Staton, James Valender, Alberto Enríquez y la que esto escribe.

Los coloquios sobre su pensamiento irán reuniendo a los conocedores de su obra.e ahí saldrán los primeros artículos y libros como homenajes a la pensadora española.u entrada en la vida académica de las universidades fue también un lento proceso.

Como lo recuerda Adolfo Castañón:

Hubo una época en que algunos profesionales se preguntaban si lo que hacía Maríaam rano era rea mente oso a, una poca no tan e ana, seg n recor os u s

Aranguren en 1983, en el seminario de María Zambrano realizado en Almagro.”17

Hoy día, aunque sigue siendo mirada con recelo por parte de una academia pocodada a la idea de convivir con las poéticas de la vida, la obra de María Zambrano ya difusión y discusión de sus postulados es un hecho. El Instituto Nacional de Bellasrtes, la Universidad Iberoamericana, el Colegio de México y la UNAM, han sido

os espacios donde se ha realizado esta indispensable relación con la razón poética.

iendo la UNAM y, destacadamente, la Facultad de Filosofía y Letras, donde se hanrealizado las últimas Cátedras especiales dedicadas al estudio de su pensamiento.

os cursos de Filosofía contemporánea, de Filosofía de la cultura, Problemas éticos,roblemas estéticos y Filosofía de la religiosidad han incluido sus textos; por lo que laeneración de tesis sobre su estudio es algo en proliferación.

La voz de María, que venía de lejos como la conservó Paz, ha tenido el valorde sacar a la filosofía académica de los espacios cerrados. Filosofía teñida deracionalismo, cientificismo, positivismo, que plantea que el pensamiento es fruto dea parte racional del hombre y no de sus necesidades más acuciantes, más ocultas,

 por provenir, precisamente, de la parte irracional de nuestra vida. El alma, el amor, elsueño, el despertar, las sombras, los dioses, lo sagrado, la nada, la piedad, lo fugaz, la

 poesía …se escuchan en las aulas.

17  Ibidem, p. 7.