manuel alcÁntaracompendio del saber popular que el autor nos muestra con un desparpajo inusual en...

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MANUEL ALCÁNTARA Francisco Morales Lomas recuerda al poeta y periodista malagueño, recientemente fallecido DISEÑO: RAMÓN AZAÑÓN NOVELA: ‘MAÑANA SIN FALTA’, DE JUSTO VILA; ‘EUGENIO O PROCLAMACIÓN DE LA PRIMAVERA’, DE RAFAEL GARCÍA SERRANO; ‘DOS EN UNA TORRE’, DE THOMAS HARDY; ‘SUR’, DE ANTONIO SOLER. POESÍA: ‘PÁJAROS EXTRAVIADOS’, DE J.A. CILLERUELO; ‘FICCIONES FAMILIARES’, DE ÁLVARO GALÁN; ‘JARDÍN DE PARACELSO’, DE A. JURADO. Libros Su libro ‘Matria’ se ha convertido en uno de los grandes poemarios del último año, Premio de la Crítica 2019. La escritora jerezana analiza su último libro y aborda algunos de los aspectos que marcan su creación poética en una entrevista con Juana Vázquez. RAQUEL LANSEROS PREMIO NACIONAL DE FOMENTO DE LA LECTURA SUPLEMENTO CULTURAL DE DIARIO CÓRDOBA DIRECTOR: FRANCISCO LUIS CÓRDOBA BERJILLOS COORDINADOR DEL SUPLEMENTO: FRANCISCO EXPÓSITO EXTREMERA AÑO XXXIII. NÚMERO 1.302 SÁBADO, 11 DE MAYO DEL 2019

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Page 1: MANUEL ALCÁNTARAcompendio del saber popular que el autor nos muestra con un desparpajo inusual en literatura en este curioso libro que hará las delicias de curiosos, profanos e inves-tigadores

MANUEL ALCÁNTARAFrancisco Morales Lomas recuerda al poeta y periodista malagueño, recientemente fallecido

DISEÑO: RAMÓN AZAÑÓN

NOVELA: ‘MAÑANA SIN FALTA’, DE JUSTO VILA; ‘EUGENIO O PROCLAMACIÓN DE LA

PRIMAVERA’, DE RAFAEL GARCÍA SERRANO; ‘DOS EN UNA TORRE’, DE THOMAS HARDY;

‘SUR’, DE ANTONIO SOLER. POESÍA: ‘PÁJAROS EXTRAVIADOS’, DE J.A. CILLERUELO;

‘FICCIONES FAMILIARES’, DE ÁLVARO GALÁN; ‘JARDÍN DE PARACELSO’, DE A. JURADO.

LibrosSu libro ‘Matria’ se ha convertido en uno de los grandes poemarios del último año, Premio de la Crítica 2019. La escritora jerezana analiza su último libro y aborda algunos de los aspectos que marcan su creación poética en una entrevista con Juana Vázquez.

RAQUEL LANSEROS

PREMIO NACIONAL DE FOMENTO DE LA LECTURA

SUPLEMENTO CULTURAL DE DIARIO CÓRDOBA

DIRECTOR: FRANCISCO LUIS CÓRDOBA BERJILLOS

COORDINADOR DEL SUPLEMENTO: FRANCISCO EXPÓSITO EXTREMERA

AÑO XXXIII. NÚMERO 1.302

SÁBADO, 11 DE MAYO DEL 2019

Page 2: MANUEL ALCÁNTARAcompendio del saber popular que el autor nos muestra con un desparpajo inusual en literatura en este curioso libro que hará las delicias de curiosos, profanos e inves-tigadores

cartas del norte

de librerías y otros cuentosdos grandes obras de Helene Hanff y Belén rubiano

aparentemente, nada más alejado del éxito y del best seller que una novela de género epis-

tolar como la que nos ocupa, si de novela podemos hablar, algo sobre lo que muchos críticos no se ponen de acuerdo. Pero la es-pecial relación epistolar estable-cida entre la autora neoyorqui-na (de adopción) Helene Hanff, y el encargado de la librería lon-dinense sita en el 84 de charing cross road, Frank doel, fue ob-jeto no sólo de la obra de títu-lo precisamente 84, Charing Cross Road, sino de que se convirtiera en un libro de culto a ambos la-dos del atlántico, y de que me-reciera una adaptación cinema-tográfica con anne Bancroft y anthony Hopkins como actores principales.

el 5 de octubre de 1949, Helene Hanff, escritora de guiones para televisión, inicia con un primer pedido tan peculiar relación y con ella engrandece el valor de la amistad. Maniática y extrava-gante a partes iguales, no duda en tratar a Frank doel como un familiar más, exigiéndole cuan-do era preciso y riñéndole en oca-siones ante el retraso de la entre-ga de las peticiones de libros que le hacía.

lo cierto es que son varias las lecturas que se pueden y se de-ben hacer de una de las relacio-nes humanas más conmovedoras de cuantas se hayan escrito, pero sin perder de vista el carácter hu-mano de la obra, conviene llamar la atención sobre su valor histó-rico. Porque de alguna forma es posible reescribir la historia de la posguerra del Viejo continente, una posguerra de hambre y mise-ria en la que no se entiende que

Luis Santillán

paratas muchas de ellas a priori, es cuando nos damos cuenta que cuando se legisla y se potencian unas materias educativas en de-trimento de otras, en este caso de las humanidades, literatura, poe-sía, filosofía... y cuando aparecen libros como Rialto, 11, nos perca-tamos de lo enferma que está es-ta sociedad, abocada a sobrevivir entre el hedor de sus propias con-tradicciones.

Y es que hace tiempo que he descubierto que hay varias for-mas de viajar. se puede afrontar un viaje visitando catedrales, ahondando en la cultura gastro-nómica y vinícola de un pueblo, y hasta es posible y saludable mi-metizarse y confundirse con el nuevo hábitat, adquiriendo sus costumbres y vestimenta. Pero yo, al menos, últimamente pre-fiero un nuevo turismo que me lleva a visitar las librerías de vie-jo a la búsqueda de esos olores ancestrales y, quizás, solo qui-zás, de aquel ejemplar que aún me falta en la biblioteca.

«américa esté derrochando mi-llones en reconstruir alemania y Japón, mientras permite que Inglaterra pase hambre». (carta del 16 de abril de 1951, pág. 45). los anales de la literatura suelen ser caprichosos y a menudo co-meter grandes injusticias. sólo así se puede entender que obras maestras permanezcan en el os-tracismo mientras otras se reedi-tan decenas de veces.

Pero a veces nos entrega nove-las como 84, Charing Cross Road y uno redescubre el verdadero valor de la amistad entre sus pá-ginas. Por eso se agradece esta oportuna reedición por su edito-rial en españa.

Y ya que hablamos de librerías, ¿Qué lleva a una librera a conver-tirse en escritora? emulando qui-zás a Diario de un librero, de shaun Bythell, Belén rubiano ha escrito Rialto, 11, en donde la propia au-tora y empresaria del libro cuen-ta su devenir por dicho mundo a orillas del Guadalquivir. Viven-cias y memorias, anécdotas, dis-

aManeceres

PenitenciaMaría Ángeles Pérez

Una vez

pasada la

semana santa,

realizadas las

penitencias

oportunas,

estrenado

el traje comprado para

la ocasión y digeridas las

torrijas calentitas de la

abuela, recuerdo los cambios

tan abismales que han dado

los tiempos en la celebración

de esta cristiana fiesta. el

Viernes santo no se podían

tocar las campanas y se

convocaba a los fieles por

medio de carracas que los

monaguillos hacían sonar

por las calles, las salas de

fiesta, los circos y los teatros

eran cerrados estrictamente

en señal de luto y de duelo.

esperábamos ansiosos la

celebración de la Vigilia

Pascual para poder cantar,

bailar, salir a la calle y

comernos la famosa mona en

el esperado domingo de las

meriendas.

Hoy casi todo ha cambiado,

pero está claro que cada

uno seguimos cumpliendo

nuestra íntima y particular

penitencia, esa que la vida

nos ha puesto en el camino,

como una mochila viajera

cargada de dudosos y

desconocidos vericuetos.

el zaGUán

Merche y JaviAlejandro López Andrada

a diario

despachan

productos

de la tierra

hechos con

mucho

esmero en el

corazón de extremadura. no

lejos de casa, en la tienda de

embutidos y carnes ibéricas

de Victoriano Pérez, Merche

y Javi me acercan sabores de

otros días.

el lomo de orza, la morcilla

de patata, las costillas

adobadas al estilo de la

abuela en las manos de

Merche son formas de un

prodigio que suena en los

campos de nuestro paladar

como un murmullo de brisa

en las encinas.

en las suaves entrañas de

ciudad Jardín, frente al

parque Juan carlos, ebrio

hoy de rosas tímidas, el mes

de mayo se hace aún más

poético cuando entras al

espacio de Victoriano Pérez

y hallas en él el olor feliz de

la dehesa escrito en sabores y

texturas ancestrales.

Mientras Merche y Javi me

atienden con afecto y un

trato exquisito, mi alma

se abuhardilla y veo a mis

abuelos, a mis padres,

a los vecinos del ayer

deambulando en la hora

vespertina.

noVela

no es corriente que cuando se edite una obra literaria, y menos aún si es-tamos hablando de tres grandes como nikolái Gógol, an-tón chejóv e Iván turgueniév, se ha-

ga mención al traductor. Pero reino de cordelia ha querido rendirle un homenaje a uno de los mayores traductores de la literatura rusa: Víctor andresco Ku-raitos, de la mano de su propio hijo. Troika aborda la difícil labor de quien, además de conocer la literatura de los autores, debe ser consciente de mantener una intensa relación personal con el pueblo y el momento histórico de la rusia prerrevolucionaria. con esa edad de oro que daría al mundo a Maximo Gorki, Pushkin, dostoiesvki, tolstói, etc. la literatura del siglo XX, in-dudablemente, tiene una deuda con ellos L. SANTILLÁN

‘Troika’. Autores: Gógol, Chéjov y Turgueniev. Editorial: Reino de Cordelia. Madrid, 2019.

reFranero

«contigo pan y cebolla», «días de mayo, días de des-ventura»; «aún no es mañana, y ya es noche oscura»; «ande yo caliente y ríase la gente»... es-tos y muchos otros

ejemplos del saber popular, algunos muy conocidos, otros no tanto, forman parte de Refranes con cuento, o el compendio del saber popular que el autor nos muestra con un desparpajo inusual en literatura en este curioso libro que hará las delicias de curiosos, profanos e inves-tigadores de las moralejas y preceptos. Y es que hay re-franes para todos los gustos y colores; para las buenas y las malas inclinaciones, para combatir la sequía, la falta o abundancia de lluvia. en definitiva, el principio de la recopilación del saber enciclopédico más pura-mente popular. L.S.

‘Refranes con cuento’. Autor: José Luis Agúndez García. Editorial: Almuzara. Córdoba, 2019.

noVela

recuperación de una de las primeras novelas de rafael reig, y con honores de novedad a juzgar por el lanzamiento de la nueva edito-rial que se ha hecho cargo de ella. la no-

vela, configurada en forma de 13 capítulos en los que se cruzan diferentes cartas de los diversos amantes de la «divina», no hacen sino indagar en el carácter atormen-tado de uno de los mayores iconos del cine, de una mujer especial que tan solo perseguía que «la quisieran, no que la comprendieran», algo que según parece y se desprende de cuanto le aconteció, intentos de suicidio, depresión, alcohol, drogas, nunca lo pudo conseguir. Marilyn Mon-roe alcanzaría el éxito con sus películas, pero a la par, su autodestrucción estaba en marcha hacía mucho tiempo. algo que llegaría el 6 de agosto de 1962. L.S.

‘Autobiografía de Marilyn Monroe’. Autor: Rafael Reig. Editorial: Tusquets. Barcelona, 2019.

2 Cuadernos del Sur AA Agenda Diario CÓRDOBASÁBADO11 DE MAYO DEL 2019

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Juana Vázquez

Es una escritora singular y de libros de poemas verticales, es de todos y todas conocida. Raquel Lanse-ros brilla como poeta y persona.

Ha publicado libros de poemas en Fran-cia, Estados Unidos, Colombia, Argenti-na, Italia, México, Portugal y Puerto Rico. Su obra está reunida en el libro, Esta mo-mentánea eternidad (2005/2016).

-¿Tiene connotaciones el título de su últi-mo libro, ‘Matria’?-Matria es un neologismo que no está reco-gido en el diccionario. Sin embargo, posee una larga trayectoria de uso por parte de algunos grandes escritores de la historia, como Jorge Luis Borges, Miguel de Unamu-no o Virginia Woolf. Se trata, pues, de un término conocido y utilizado extraoficial-mente como una realidad que no es opues-ta a la patria, sino un modo más amplio y fecundo de comprender la identidad. En el caso de mi libro, Matria supone un inten-to de indagación en las raíces personales y colectivas, así como un análisis sobre la trascendencia del origen.

-El libro se abre con un poema titulado «La loca más cuerda», todo él lleno de interro-gaciones. ¿Se podría decir que una de las características de la poesía es preguntar-se por la naturaleza del mundo y el ser?-Los seres humanos nos preguntamos con-tinuamente sobre la naturaleza del mun-do, del ser, de la existencia. La poesía es tan misteriosa e indefinible que engloba dentro de sí misma tanto las preguntas co-mo las respuestas. Y lo mejor de todo es que las preguntas que formula la poesía son tan necesarias e imprescindibles que no tienen una única respuesta y mucho menos una definitiva, por eso necesitamos formularlas y responderlas eternamente.

-La última pregunta del primer poema me inquieta: «¿Quién puede competir con la imaginación?»-Esa pregunta supone un homenaje a la que es, a mi juicio, una de las aptitudes más impresionantes de la inteligencia hu-mana: ser capaz de visualizar aquello que aún no existe. A las personas con imagina-ción (en cualquier campo del conocimien-to, del arte o de la organización social) les debemos prácticamente todo el progreso del mundo, esas visiones previas son el mo-tor que avanza hacia la materialización de las mismas.

-El último verso del tercer poema, se des-pide agarrado a las raíces: «Yo no he vuel-to a olvidar quien soy/y de dónde vengo». Y de eso, de raíces, hay mucho en el poe-mario, ¿no le parece?-Absolutamente. De hecho, el hilo argu-

No sobresale por la caNtidad de libros publicados, poco más de media

doceNa, pero sÍ por su calidad. raQuel laNseros (JereZ de la FroNtera,

1973) recibiÓ por ‘matria’ el premio de la crÍtica eN espaÑa Y eN aNdalucÍa

Raquel Lanseros

cual los actuales tiempos mercantilistas pretenden medirla.

-¿Qué es poesía para usted? ¿Por qué es-cribe poesía Raquel Lanseros? -Nadie puede definir la poesía. Es decir, podemos aventurar miles de definiciones aproximadas (hay algunas bellísimas verti-das a lo largo de la historia), pero no existe una globalizadora, total, definitiva. En este sentido, yo siempre recuerdo aquella cita de San Agustín a propósito del tiempo: «Si nadie me lo pregunta, lo sé; si me lo pre-guntan y quiero explicarlo, ya no lo sé». Eso mismo sucede con la poesía. En cuanto a mis motivos para escribirla, voy a contes-tar con un verso contenido en «Promesas que cumplir», el poema que cierra Matria: «Escribo porque intuyo que mi ambición mayor/es volver a nacer».

-«Eso ocurrió en España/Como era de es-perar, Goliat venció a David./Pablo Neru-da dijo: Mirad mi casa muerta,/mirad Es-paña rota». Lanseros tiene en ‘Matria’ una poesía social que la recorre como una ar-teria y, a veces, se rompe y estalla la san-gre de la injusticia.-Sí, en Matria convive la denuncia de las in-justicias y abusos de nuestro tiempo con la reivindicación de la memoria histórica. Creo que si se hace un recuento de todo lo que está presente en nuestra «matria», sería imposible dejar fuera la desolación y la protesta.

-Mucho de este libro es poesía sencilla, que no simple. Pero no podemos enga-ñarnos, qué profundidad y cuántas dife-rentes lecturas, qué verticalidad poética.-Mucho se ha hablado sobre la difícil sen-cillez en el arte, en general, y en la poesía, en particular. Eso que denominamos sen-cillez, lejos de ser más asequible, presenta mayores complicaciones creativas. Pero es para mí un desiderátum artístico y vital, creo que la verdadera profundidad suele habitar en la transparencia.

-Un poema de la maternidad que se mete hasta el fondo del ser: «Laten dentro de mí dos corazones». «Uno lleva conmigo cuántos años… El otro es breve y frágil/aún cuenta por semanas su presente».-La maternidad, como la paternidad, es una experiencia vital intensa que tiene mucho de poético, sobre todo por el con-traste temporal entre dos vidas distintas y su lapso común. Se trata de una vivencia que nos suele plantear muchos interro-gantes nuevos, de orden vital, metafísico y afectivo. Y eso tiene que ver con la crea-ción, por eso yo incluyo dos poemas en Ma-tria que toman la maternidad como punto de partida.

-El poema «Jugar a las muñecas» es uno de los que más me gustan del libro, pues representa la brecha del tiempo entre la infancia y la madurez. Además, dentro de una metáfora que desafía la semánti-ca, es sencilla y tan original… ¡Y también duele tanto ese juego inocente!-Sí, la pérdida de la inocencia que en ma-yor o menor medida siempre supone el paso del tiempo alienta ese poema, a tra-vés de la metáfora del juego. Es muy difícil que ese inevitable cambio deje alguna vez de dolernos o de causarnos extrañeza...

-«Fantasmas o pretextos» es la juventud a través de las emociones, el cuerpo y la mente. ¿Con cuál de las tres se queda?-Supongo que lo ideal sería intentar con-servar las tres para que todas las aguas nuevas que lleguen a nuestra vida puedan seguir refrescándonos.

glorioso/Pero todo el futuro seguirá ago-nizando/hasta que no sea suyo lo que les pertenece». Versos entramados en lo más profundo de la vida.-Así es, ese verso en concreto que menciona supone la culminación de un poema, «Una de dos», que invita a reflexionar sobre la historia de las mujeres y la desviación exis-tente entre la justicia y la realidad.

-‘Matria’ tiene poco de poesía metafísica pues mayormente es poesía-carne, pero cuando algún poema entra en ella es una maravilla, como el poema «Para qué la poesía», que termina así: «Bendito sea el día, el mes, el año, y la estación, el tiempo, la hora el punto en que nació: poesía que sabe hablar con Dios y nunca muere».-Es cierto que en Matria tienen cabida la poesía metafísica y la metapoética. En este poema en concreto, además de homena-jear a nuestra amada poesía, mi intención era también alzar la voz contra ese utili-tarismo engañoso y perverso a través del

«En ‘Matria’ convive la denuncia de las injusticias y abusos de nuestro tiempo con la reivindicación de la memoria histórica»

Raquel Lanseros.

CÓRDOBA

mental del libro es la indagación sobre las raíces personales y colectivas y la delimi-tación de un territorio cultural, biográfi-co, geográfico y afectivo que constituye la «matria». En esta búsqueda juega un papel esencial la identidad lingüística propia, que es a lo que me refiero en ese verso.

-También asoma muchas veces la auten-ticidad, el tiempo, la identidad: «Ya no estamos a tiempo de tener un pasado

Cuadernos del Sur AA Entrevista Diario CÓRDOBASÁBADO11 DEL MAYO DEL 2019 3

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Cuarenta años de naufragioJusto Vila lleva al lector a la posguerra en ‘Mañana sin falta’, una de sus grandes obras

Alberto Monterroso

noVela

Portentosa novela de prin-cipio a fin en doscientas páginas. Comienza in me-dias res para estructurar

el relato en tres capítulos («Co-mo un náufrago», «Mañana sin falta» y «a cántaros») y terminar, de forma cíclica, resolviendo (o no) todo lo que se plantea al principio y durante toda la nove-la. el comienzo ya nos sitúa ante una gran prosa: «Sobre las tres y cuarto de la madrugada del pri-mer sábado de abril, Dámaso Quintana se despertó ardiendo de fiebre y gritando que él no ha-bía sido» (pág. 11).

el protagonista llega a Badajoz en tiempos de la posguerra y las cartillas de racionamiento prove-niente de la inmigración rural. Intenta abrirse camino en esa es-paña triste y lúgubre, sin traba-jo ni expectativas de tenerlo. lo rodean personajes variopintos en la pensión que habita, entre ellos Javier Polo, funcionario de prisio-nes franquista, que habla de una españa gloriosa que no existe. Co-noce a Violeta en una frustrada presentación literaria. ella lo im-pulsa a escribir y vivir. la novela avanza vertiginosa dando saltos atrás y adelante, en prodigiosas prolepsis y analepsis, para abar-car un lapso de tiempo de cuatro decenios en que parece que nada ha cambiado. la misma lucha por la supervivencia que vivió en

Justo Vila.

CÓRDOBA

aquel Badajoz, de joven, es la que ve que deben afrontar sus hijos, con idéntico desvalimiento, cua-renta años después. Sin trabajo ni medios para pagar la pensión y el sustento, aquel joven de pos-guerra se lanza desesperado al contrabando, el famoso estraper-lo, y lo vemos asustado, cruzar peligrosamente la frontera desde Portugal hacia el río Guadiana, «en busca del agua invernal, pro-curar desaparecer entre la mara-ña de matorrales y espinos de la

orilla, aguantar inmóviles como alcaravanes, rezar, si es que no se le había olvidado» (págs. 68-69).

Justo Vila (Helechal, Badajoz, 1954) ha escrito novelas, guiones para televisión, ensayos y libros de viaje. Ha trabajado como ase-sor histórico de películas y do-cumentales. Su primera novela La agonía del búho chico (1994), ya presagiaba a un prosista prome-tedor. Siguieron Siempre algún día (Tusquets, 1998), La memoria del gallo (2001) y Lunas de agosto

(2006). ahora Trifaldi publica su más reciente y creo que lograda novela, Mañana sin falta (2019), en la que Justo Vila pone en eviden-cia toda su maestría al presentar al protagonista, Dámaso Quinta-na, cuarenta años atrás, cuando, de joven, disfrazaba sus penurias con la imaginación y el amor, an-sioso por hacer como su abuelo, que marchó a américa (o no) en busca de la fuente de la eterna ju-ventud, no del Dorado.

el joven soñaba con embarcar-se y viajar a alaska o a Malasia, sueños de un hijo de jornalero truncados por la dura realidad de la posguerra, ansias de un hom-bre que busca su identidad. Y el poder de la imaginación lo sana y lo confunde. «Sin embargo, a fuerza de acomodar la historia, Dámaso acabaría por no saber distinguir muy bien la parte que era real de la que era inventada, si es que, al final, no eran lo mis-mo» (pág. 74).

el autor cambia de planos tem-porales con una agilidad y encan-to admirables y logra comparar aquella españa de la posguerra con la actual, a pesar del lapso de cuarenta años que las separa. Viajamos a través de su prosa cui-dada y elegante desde los tiempos del estraperlo de café a los de la especulación inmobiliaria, del de los curas obreros y los perió-dicos clandestinos a la sociedad actual, donde toman el relevo los problemas de sus dos hijos, que sufrirán la actual crisis de una

españa sin expectativas para los jóvenes. Verá en sus vástagos los mismos problemas de ayer: al va-rón lo desahucian, como a él cua-renta años antes lo echaron de la pensión por no poder pagar, a pesar de su insistencia en buscar trabajo.

Dámaso se ha casado con Can-dela, que tiene sueños premoni-torios y parece un personaje sa-lido de Cien años de soledad. Con ella ha tenido dos hijos, andrés y esther. Dámaso, que ha sido un destacado luchador antifranquis-ta, ahora ve cómo su hijo empie-za a simpatizar con la extrema derecha. Su hija esther oposita a profesora, sin suerte, y es amante de un hombre casado, director de una academia. en este momento, cuarenta años después de que la viera por última vez, recibe un wasap de Violeta. Han pasado cua-tro decenios desde que el protago-nista llegó a la ciudad procedente del campo y, después de una vida plagada de lucha y privaciones, se encuentra de nuevo en la casi-lla de salida. Dámaso tomará en estos momentos, ya al borde de la jubilación, la decisión más tras-cendental de su vida.

‘Mañana sin falta’. Autor: Justo Vila. Editorial: Trifaldi. Madrid, 2019.

Córdoba de arquitectura y de sueño

el sueño de Córdoba se ha forjado durante milenios y aunque en esta vida lo perenne acaba con-virtiéndose en caduco, el deseo

es que cuanto simboliza y representa a la ciudad de Córdoba se prolongue lar-gamente en el tiempo hasta hacerlo tan duradero que acabe siendo inmarcesi-ble. Y es obvio que ambos son los concep-tos que se quieren destacar en el recien-te volumen Córdoba. Sueño de luz y eterni-dad (presentado en la Feria del libro el pasado 30 de marzo), que es una verda-dera joya tanto por su contenido -38 es-critores ensalzando a la ciudad en casi trescientas páginas- cuanto por la belle-za de su edición, conseguida por estar presentada con tapas duras con estam-paciones de oro en portada y con nume-rosas y bellas ilustraciones a plumilla en su interior, que son obra de Guillermo Javier Puya ortega.

se repasa la emocionante historia solapa-da tras las murallas y salones del alcázar de los Reyes Cristianos, del que Manuel García Parody constata que «ocurrieron hechos fundamentales de la historia de españa e incluso de la universal», mien-tras que el poeta José luis Rey recuerda un episodio de su infancia al escribir: «ni-ño que estuvo aquí, en el jardín,/jardín que estuvo en el niño,/ojos contra la luz, relámpago/contra el verde/visionario, ni-ño».

alentamos a la lectura de este libro, único, asombroso, lujo de verdadero co-leccionista bibliófilo, un libro que invita a gozar de la belleza y -como escribe el editor y poeta Calixto Torres- «y perder-me en la quietud de tus sentidos/tras con-fundir mis pasos al acercarme/al aliento petrificado que decora tus esquinas».

eterno en ese ámbito de luz y de belleza: «Mezquita de las luces, de nuevo aquí me tienes,/con el alma en pedazos, tierra ya de tu tierra».

Monumentos y rincones de Córdoba («Córdoba de arquitectura», que escribió García lorca), como el Puente Romano, el Templo de Claudio Marcelo o Medina azahara y como la Plaza del Potro, Plaza de la Corredera, el Patio de los naranjos o las callejas, quedan atendidos rescatan-do sus resonancias literarias, artísticas o emocionales y al tiempo las vibraciones líricas que el poeta recrea y comparte con los lectores.

estos descubrirán los secretos y quin-taesencias de las tabernas (véase el capí-tulo decimosexto con la prosa de Manuel María lópez alejandre dedicada a «las Beatillas» y luego el poema acróstico de antonio Flores). en esta línea, y sin áni-mo de ser exhaustivos, se realza el em-blemático y silencioso lugar de la Plaza de Capuchinos (comentada por Mercedes Valverde Candil y Ginés liébana), o bien

Córdoba, la primera ciudad con cuatro declaraciones de Patrimonio de la Huma-nidad por la Unesco (por su Mezquita, su casco histórico, sus patios y su ciudad ca-lifal de Medina azahara), tiene ahora un libro que exalta su belleza, su arquitectu-ra y sus emociones mediante un amplio espectro literario que se desglosa en tex-tos poéticos -ya que en el libro participan 19 poetas- y en textos en prosa -con inter-vención de otros 19 autores- cuyo primer manifiesto es el universal «Soneto a Cór-doba» de Góngora, que se reproduce en la página de apertura.

la particularidad es que en cada capí-tulo se empareja un prosista y un poeta, por este orden, a quienes da acceso como portadilla representativa del motivo co-mentado el estilizado dibujo. así, como ejemplo, el capítulo «Mezquita Catedral» se abre con un dibujo de unas arcadas del interior del monumento y sendos textos de María Jesús Viguera Molins, de carácter histórico, y de Manuel Gahete, cuyo poema es un ofrecimiento al reposo

Antonio Moreno Ayora

‘Córdoba. Sueño de luz y eternidad’. Varios autores. Editorial: Detorres Editores. Córdoba, 2019.

VeRSo Y PRoSa

4 Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO11 DE MAYO DEL 2019

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Hace unas semanas falleció el poeta y periodista Manuel Al-cántara, del que la Junta de An-dalucía conmemora este año su

celebración con una exposición y catálo-go, «Las columnas y los versos», que ha es-tado comisariado y bajo la edición del es-critor Pablo Aranda, y una antología de poemas y columnas del poeta malague-ño con el título de «El porvenir de ayer es ya recuerdo. Poemas&columnas», cuya se-lección e introducción ha llevado Francis-co Ruiz Noguera. A lo largo de estos años hemos tenido oportunidad de apreciar la amistad del maestro Alcántara y de char-lar con prodigalidad con él en aquellos al-muerzos sempiternos en los que mostra-ba sus grandes dotes de conversador inge-nioso, sarcástico, cáustico e inteligente. En otros momentos tuvimos oportunidad de declamar juntos en algún recital poéti-co. Hay también una faceta importante a la que he dedicado especial atención du-rante estos años: su poesía y su periodis-mo en sendos estudios: Poesía viva (2013) y Periodismo y literatura en Málaga (2006).

A los 27 años se produce su estreno poé-tico y publica Manera de silencio (1955), con el que obtiene el Premio de poesía Antonio Machado que concede la revista Juventud, considerado el equivalente a lo que será el Premio de la Crítica al año siguiente y figu-rará como poeta destacado en la Antología de la poesía española 1955-1956 de Rafael Mi-llán, comenzando a colaborar en Juventud. En 1958 publica El embarcadero, al que le seguirá Plaza mayor (1961), con el que ob-tuvo el accésit del Premio Nacional de Li-teratura, premio que conseguirá en 1963 con su siguiente libro, Ciudad de entonces (1962), aunque un año antes Jiménez Mar-tos lo incluyera ya en Nuevos poetas españoles. Sin embargo, no publicará una nueva obra de poesía hasta la década de los ochenta. En 1972 existe un tránsito y se recupera su obra poética, que era difícil de encontrar, en la antología poética La mitad del tiempo. Pero no será hasta 1983 cuando se inicie su segundo periodo poético que lleva a la publicación consecutiva de tres libros de poesía que había escrito durante los vein-te años anteriores: Anochecer privado (1983), Sur, paredón y después (1984) y Este verano en Málaga (1985), con el que alcanzó el Premio Ibn Haydún. El mismo año que publica An-tología poética (1955-1985). Su última obra lí-rica, la octava, es de 1992 y lleva por título La misma canción. Desde entonces no ha pu-blicado ninguna obra.

En 2002, conmemorando los diez años de su última publicación, el profesor Gó-mez Yebra publicó su antología titulada Poemas (1955-2000), editado por la Univer-sidad de Málaga. La lírica de Alcántara es nostálgica, neorromántica, cernudiana, filosófico-vital, senequista -y estoicista, en la línea quevediana-, metafísica, a veces; musical, heredera del modernismo en su musicalidad y del noventayochismo en su densidad vitalista, donde muestra las gran-des raíces de lírica intemporal: la vida, la muerte, Dios, la tierra, el paso del tiempo.

yo enano. El género es muy difícil y muy raro, porque participa del ensayo. Una de las personas que más admiro, es Fernando Savater, que es filósofo, y escribe artículos asequibles a todo el mundo». Alude el es-critor a un hecho también determinante en sus columnas: el colocarse en la posi-ción del lector, incidir en sus gustos como individuo que vive en un tiempo, en una época, con determinadas preocupaciones y con un tiempo determinado de lectura. Esa premura del lector en ciernes y la ne-cesidad de contar en un espacio muy li-mitado un pensamiento certero conforma la propia realidad del artículo, a la que se refería Alcántara: el no aburrir, el delei-tar transmitiendo un pensamiento, un aserto, una máxima, un aforismo, un apo-tegma. Sus columnas lo son y todas ellas los encierran. Podemos citar unas cuantas como ejemplo de nuestras afirmaciones: «El liberalismo consiste, entre otras cosas, en no descartar que el de enfrente pueda tener razón»; «creo en la tolerancia, en la posibilidad de que el de enfrente tenga razón»; «hay políticos que siempre ven la solución en el aumento del problema»; «yo creo que uno es de todas partes, sobre todo de donde quiere ser»; «la seguridad es algo muy irritante; en cambio, la duda te ensancha»; «quien nace tonto, con los años se perfecciona y al final es aún más tonto»... En definitiva, un gran periodista y escritor que ha tenido una larga y fructífe-ra vida y trayectoria literaria.

sencilla, es modesta y sencillamente re-zuma ingenio, inteligencia, capacidad de invención y todo eso con una moderación y una concepción que está en la mejor tra-dición andaluza, con una cierta reserva y una capacidad de alusión al mundo que es infinita». También el periodista Álex Grije-lmo confirmaba un perfil similar cuando decía que «es un apasionado de las pala-bras, del lenguaje, de las metáforas certe-ras». La escritora Rosa Regás insistía en la riqueza de su prosa... Declaraciones que no hacen sino confirmar un hecho en el que luego insistiremos más precisamente: la calidad literaria de la prosa del escritor malagueño y su profunda reconciliación con el lenguaje literario.

El buen decir, sin embargo, no debe es-tar reñido con la sencillez. Un concepto muy querido para Alcántara que distingue perfectamente esa sencillez que es ligera, es decir, no la del predicador ni la del que da la lata. Y así dirá Manuel Alcántara lo siguiente sobre los valores que tienen su prosa literaria: «Hay, por tanto, una prosa que tiene encanto y que te lleva, y otra, sobrecargada, llena de datos y sentencias, que te hace muy fatigosa la lectura. Una cualidad del articulista debe ser la ame-nidad. El primer mandamiento es no abu-rrir a Dios sobre todas las cosas. Luego está la preocupación de ser asequible. La gen-te huye de la pedantería, no le gusta que le den lecciones. Yo creo que un artículo puede ser cualquier cosas menos un ensa-

Alcántara, la lírica del periodismooPINIóN

El periodista y escritor tuvo una larga y fructífera vida y una gran trayectoria literaria

Francisco Morales Lomas

Manuel Alcántara.

EFE

Son los temas frecuentes y en un plano se-cundario otros no menos baladíes: el mar, la nostalgia de lo perdido, el olvido, la pre-sencia de lo perecedero...

PROSA INGENIOSAComo periodista tengo constancia de que Manuel Alcántara, a fuerza de ser fiel a sí mismo y a su filosofía senequista de la existencia pasada por Quevedo, Larra, Gó-mez de la Serna y César González Ruano, y un distanciamiento irónico personal que la conmueve, alcanza en su lenguaje cotidiano, preciso y exquisito, una altura académica extraordinaria y una singular creatividad. Pocos han deconstruido la realidad y construido el lenguaje como él. En los últimos tiempos podríamos citar a Francisco Umbral, Jaime Campmany, Ma-nuel Vicent y poco más. Esta labor orfebre de deshacer analíticamente los elementos conceptuales de la realidad y la de fabricar una arquitectura lingüística de sentido conforman su particular modo de enten-der el periodismo, la vida y la literatura. Muchos de los críticos y estudiosos de su obra coinciden no ya en sus dotes como persona sino como escritor, como crea-dor de una forma de decir, de un modo de estar ante la realidad. El escritor y aca-démico Claudio Guillén (con motivo de la entrega del Premio El Torreón a toda una trayectoria profesional, en recuerdo a Ramón Gómez de la Serna) decía que su prosa «es preciosa y ejemplar, porque es

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Inquietantes microrrelatos de lo cotidiano

Forzosamente, el lector se remove-rá en su silla. Sonreirá a medias, reirá abiertamente, se indignará, se sentirá interpelado, verá de re-

pente un aspecto nuevo en las cosas co-tidianas. Con David Márquez, autor cor-dobés afincado desde hace unos años en una zona rural del interior de Málaga, nunca se sabe: es difícil precisar si su re-ferencia es urbana o campestre, pues to-do consiste en un aguijón que llega al fondo del ser humano. Lo interpela. Lo incomoda, genera inquietud o desaso-siego. Ese eres tú, no te engañes, pare-ce decirle.

Arranca Márquez en el mundo editorial --que no en el mundo literario-- con una selección de microrrelatos que lo mismo

asomo de pronunciamiento a favor o en contra, de lo que sea.

Un estilo personal y reconocible, un pen-samiento de ironía crítica irreductible en línea con el que conocemos de sus colum-nas de opinión que, bajo el epígrafe Dame veneno y, actualmente Dame fuego, viene pu-blicando desde hace largos años en las pá-ginas de opinión de Diario CÓRDOBA.

Sus historias cortas, densas en su conte-nido, disparatas a veces y con frecuencia políticamente incorrectas apelan a la li-bertad del lector desde la libre visión del mundo de su autor. Y de sus maltratados personajes, triunfantes a veces en su puro desarraigo.

pueden leerse de modo independiente que siguiendo una secuencia novelística de las vicisitudes de su protagonista. Un escueto ¿Y? es el título de su libro, que narra «la aventura de un sujeto innominado que comienza con su embriaguez, de la cual participa el narrador en ‘Je je je’». Su autor lo define como una serie de microrrelatos en línea donde abundan las corresponden-cias, se pone en marcha un repertorio de anécdotas alegóricas, situaciones fantásti-cas, oníricas, que nos llevan de la euforia a la resignación en tres fases: subiendo, turbulencias, aterrizando. Por un lado se trabaja en la exaltación del individuo, la libertad, la naturaleza. Se ridiculiza el progreso tecnológico y sus nuevos dogmas y, en general, de todo lo establecido, ya sea por tradición o novedad. Siempre con el «¿Y?» como salvoconducto para cualquier exceso, poniendo en entredicho el menor

María Olmo

‘¿Y?’. Autor: David Márquez. Editorial: Amazon. ISBN 179842973X. David Márquez.

NARRATIVA

CÓRDOBA

Memoria de los camaradasAlmuzara recupera ‘Eugenio o proclamación de la primavera’, de Rafael García Serrano

Pedro M. Domene

NOVELA

Rafael García Serrano fue uno de los muchos ado-lescentes y estudiantes universitarios fascina-

dos por la figura de José Anto-nio Primo de Rivera y que ingre-saron en la Falange en los meses previos al estallido de la guerra. Gran parte de su obra novelística se centra en sus experiencias en la contienda civil, especialmen-te La fiel infantería (1943) y Plaza del castillo (1951). García Serrano permaneció fiel a sus conviccio-nes falangistas hasta el final de su vida, de modo que su obra ha sido arrinconada por la crítica y la industria editorial por declara-das fobias políticas y personales. Sin embargo, es un autor de mé-rito, con un estilo muy personal, y novelas ágiles e impactantes. La declaración del estado de guerra en julio de 1936 le sorprendió en Pamplona, y la tarde del 19 se alistó en la columna de Navarra, con la que partió hacia Madrid como voluntario en una escua-dra falangista. Enfermo de tuber-culosis, dejaría el campo de bata-lla, y convaleciente en el hospital recibió las pruebas de imprenta de Eugenio o proclamación de la pri-mavera. A García Serrano le suce-dió lo mismo que a muchos jóve-nes, tomó impulso en la acción combatiente, y estrenaron con éxito sus posibilidades para plas-mar en palabras parte de sus ex-periencias en la guerra. Hospita-lizado escribió La fiel infantería, que publicó Editora Nacional en 1943, ganó el Premio Nacional

Rafael García Serrano.

CÓRDOBA

José Antonio Primo de Rivera, pe-ro no volvió a editarse hasta la primavera de 1958.

Eugenio o proclamación de la pri-mavera está dedicada a José An-tonio, al que le hubiera gustado llevarle un ejemplar del mismo, y profesa una gran admiración. Lo comenta en los prólogos: «De-diqué el libro a José Antonio. Y a un camarada muerto en el frente

de Vizcaya. Y a varios camaradas de Madrid, a los que suponía en-tre la vida y la muerte. Yo no creí jamás que hubiese muerto José Antonio».

Recoge la ideología falangista, y se aprecia la influencia de Sen-der para el título y de d’Ors para el lenguaje: «Completé el título hasta que quedase Eugenio o procla-mación de la primavera gracias a la

lectura reciente de unos ensayos de Ramón J. Sender, Proclamación de la sonrisa. Sinceramente pienso que La bien plantada, de Eugenio d’Ors, también recién leída, me inclinó al barroquismo».

La novela no trata expresamen-te el tema de la guerra civil, sino de sus preludios: el ambiente vio-lento, confuso y conflictivo que precedió al conflicto. El autor utiliza un narrador en primera persona, un testigo no protago-nista. Su voz coincide con la del personaje Rafael, cuya misión es transmitirnos la historia. A través de él conocemos las hazañas de Eugenio y sus acciones, siempre desde un punto de vista externo; el interior de Eugenio solo llega a nosotros por medio de los diálo-gos o porque el narrador cuenta lo que previamente ha transmiti-do Eugenio sobre sí mismo. Y res-pecto a la estructura, resultan re-levantes los prólogos que el autor añadía en las nuevas ediciones, hasta llegar al número de tres en la edición de Planeta de 1982. El primero lo escribió para la segun-da edición, en Gredos, fechado en 1945, y destaca la vocación de servicio con la que fue escrito el libro y el cambio de contexto his-tórico, pero en el que todavía es-tán vigentes las ideas expresadas en Eugenio: «Es posible que ahora parezca ingenuo, elemental, has-ta infantil (...). Claro que los años corren como caballos de carreras y dejan detrás, muy detrás, los acontecimientos (...). De los die-ciséis a los veinte años. Veíamos entonces un enemigo para la Pa-tria; hoy lo vemos para el mundo entero».

El segundo prólogo está escrito en marzo de 1973 para la sexta edición, e indica que esta novela supuso el comienzo de su saga literaria sobre la guerra, explica posibles influencias y la vigen-cia de las ideas de la Falange. Fi-nalmente, el último prólogo, de 1981, se escribió para la edición de Planeta, y se hace un repaso de la andadura editorial del libro. La novela se divide en nueve capítu-los, cada uno de ellos con un títu-lo significativo, y con subdivisio-nes internas breves, que ayudan a ofrecer un carácter impresionista y poético.

Suelen ser dos o tres en cada capítulo, a excepción del octavo, con catorce escenas y donde el tiempo de la historia es mayor. La configuración de los personajes es claramente maniquea: están los «buenos» y los «malos».

Esta edición de Almuzara, con prólogo de Eduardo García Serra-no, estudio de Fernando Calvo González-Regueral e ilustracio-nes de Isabel Sánchez Márquez, se completa con un anexo de los tres prólogos señalados, de mo-do que Eugenio o proclamación de la primavera es un título más que recomendable y la necesaria recu-peración de uno más de los culti-vadores del género novelístico en la posguerra española.

‘Eugenio o proclamación de la primavera’. Autor: Rafael García Serrano. Editorial: Almuzara. Córdoba, 2019.

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Observatorio de un romanceAlianza Editorial reedita una historia de amor de la época victoriana

Pilar Muñoz Aguilar

NOVELA

Dos en una torre es un clásico de la literatu-ra inglesa que fue ob-jeto de crítica en su

época por la, entonces, incon-cebible historia de amor entre Lady Constantine y el joven ST Swithin Cleeve a los que sepa-ra no solo la edad, ella es ocho años mayor que él, sino también la posición social y el marco mo-ral en el que se desarrollan los hechos.

Tomas Hardy (1840-1928), no-velista y poeta inglés del periodo victoriano, destacó con novelas como Tess d’Urberville, A group of Noble Dames o Jude el Oscuro, entre otras. Criado en un entorno ru-ral, en el condado de Dorset, su obra literaria nos acerca al bello paisaje del suroeste de Inglaterra a través de poéticas y coloridas descripciones del imaginario te-rritorio de Wessex. Influenciado por el poeta romántico William Wordswoth, en él la naturaleza adquiere una poderosa atracción que envuelve a los protagonistas y absorbe sus emociones. Al igual que Charles Dickens, en sus obras reaccionará de forma crítica con-tra la sociedad victoriana aunque Hardy se centrará principalmen-te en el ámbito rural.

En este relato los hechos se enmarcan en el estrecho y rígi-do escenario de la Inglaterra de finales del siglo XIX, donde el único espacio respirable que ha-llan los protagonistas para sus encuentros clandestinos será la torre Rings-Hill: «la columna se elevaba hacia el cielo relucien-te y alegre, libre de obstáculos, limpia y bañada de luz» (pág. 15). Será desde aquí desde donde se proyectarán sus miradas y de-seos hacia el firmamento de las constelaciones y estrellas como único ámbito donde las almas podrán expandirse más allá del peso de una moral asfixiante en

Thomas Hardy.

CÓRDOBA

la que el inconmensurable peso de la culpa y el remordimiento sobrevuela sus conciencias a ca-da instante.

El relato atrae al lector, no so-lo por la historia que nos ofrece, sino también por la fascinante belleza de las descripciones con que el autor nos la presenta. De una parte el universo con sus cuerpos celestes, estrellas varia-bles, constelaciones o la auro-ra boreal. «Mire, por ejemplo, a esos retazos de oscuridad de la Vía Láctea -prosiguió señalando con el dedo allí donde la galaxia

se extendía sobre sus cabezas con la luminosidad de una telaraña helada-. ¿Ve esa abertura oscura cerca del Cisne?» (pág. 53). De otra parte aparecen la naturale-za y sus elementos, los abetos, el viento, la lluvia o las nubes. «Tras-currió el verano y llegó sigiloso el otoño con su infinito séquito de tonos. Las tardes se tornaron más oscuras, más llorosa la luz de la luna y más espeso el rocío» (pág. 153). Ambos, naturaleza y uni-verso, se confabulan en estrecha relación con las emociones de los enamorados y sus imágenes van

pasando ante los ojos del lector de manera gradual y paralela a la evolución de los sentimientos y acontecimientos. El romance está impregnado de un exquisi-to simbolismo donde la voluntad humana se ve zarandeada por vi-cisitudes e imprevistos ajenos a los enamorados, que acabarán desbordándolos hasta llevarlos irremediablemente a un final trágico.

No hay que olvidar que el uni-verso conceptual en que se mue-ve el autor está influenciado por el naturalismo, que entiende al hombre como sujeto condiciona-do por los designios que marcan su destino. El individuo aparece privado de autonomía y subor-dinado a lo predecible. Por ello, en esta novela, al igual que otras del mismo autor, la historia del romance entre los protagonistas sirve de instrumento para com-batir los estragos de una sociedad represiva y puritana saltándose los rígidos cánones sociales, eco-nómicos y espirituales que des-truyen la felicidad del hombre y lo abocan al sufrimiento.

Logra Thomas Hardy que el lector se sienta conmovido por el padecimiento que acompaña a los personajes en su destino y empatice con las debilidades y contingencias que impiden a los enamorados disfrutar libremen-te del objetivo de sus anhelos. Dos en una torre es un bello rela-to cargado de poéticos paisajes celestes y terrenales en los que ambos personajes luchan por al-canzar su felicidad a pesar de la adversidad que les marca el des-tino: de ahí la heroica virtud de su empeño.

‘Dos en una torre’. Autor: Thomas Hardy. Editorial: Alianza Editorial. Madrid, 2019.

El arte de la elegancia

El escritor y periodista Sergi Pàmies (nacido en París en 1960, donde sus padres vivían exiliados) es un inte-lectual lúcido e independiente, ra-

ra avis en el panorama cultural catalán, otrora uno de los más fecundos y avanza-dos de las letras hispanas, y hoy dolorosa-mente dividido y radicalizado por la cues-

pocondríacas son los temas recurrentes de un autor que, tal vez, no domina el arte de llevar gabardina como Humphrey Bogart o como Alain Delon, pero sí posee la ele-gancia en la escritura y la sana capacidad de reírse de sí mismo.

tión independentista. Autor de una vasta producción, galardonada con innumera-bles premios, en la que destaca especial-mente el género narrativo corto, ha publi-cado recientemente (primero, en catalán, y luego, traducida al castellano y editada por Anagrama) El arte de llevar gabardina, una colección de trece relatos (o doce más un bonus track para evitar supersticiones) de marcado carácter autobiográfico, en los que realidad y ficción se confunden y

Félix Ángel Moreno Ruiz

‘El arte de llevar gabardina’. Autor: Sergi Pàmies. Editorial: Anagrama. Barcelona, 2019.

se aderezan con unos toques de distancia-da ironía y de elegante humor. Las relacio-nes paternofiliales, el oficio de escritor, los recuerdos de una infancia marcada por la militancia antifranquista de sus padres (ella, Teresa Pàmies, una de las mejores es-critoras en lengua catalana del siglo XX; él, Gregorio López, dirigente histórico del PSUC), el trauma de la separación conyu-gal, la rememoración de la vida en pare-ja, los achaques físicos y las obsesiones hi-

NOVELA

NOVELA

‘El caso Sparsholt’. Autor: Alan Hollinghurst. Editorial: Anagrama. Barcelona, 2019.

Recibida muy bien por la crí-tica, que destaca la prosa ele-gante y una gran capacidad de observación de las actitudes humanas, la nueva novela de Alan Hollinghurst se desarro-lla en 1940. Entonces, David Sparsholt llega a la universi-dad de Oxford en un país de grandes incertidumbres.

NARRATIVA

Los ojos deseados es el nuevo li-bro de José Antonio Sáez, co-laborador de Cuadernos del Sur. Publicado por Alhulia, se presentan 76 perlas en las que el autor considera que sin los ojos deseados «no es posible vivir» y son los que persigue el enamorado.

‘Los ojos deseados’. Autor: José Antonio Sáez. Editorial: Alhulia. Granada, 2019.

NOVELA

Zorro es la gran obra del escri-tor balcánico Dubravka Ugre-sic. Sumerge al lector en un laberinto literario para reivin-dicar el poder de los relatos, conjugando pasión, humor y erudición. Sus obras han sido traducidas a numerosos idio-mas.

‘Zorro’. Autor: Dubravka Ugresic. Editorial: Impedimenta. Salamanca, 2019.

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Entre Madrid y AlhucemasMohamet El Morabet debuta en la novela con ‘Un solar abandonado’

José Sarriá

NOVELA

Los espacios físicos y los viajes siempre han teni-do un atractivo especial para los escritores. Es

mucho lo que la literatura con-temporánea debe a las crónicas de viaje y al escritor viajero: Cer-vantes y Don Quijote, Julio Verne, Los viajes de Gulliver o los miem-bros de la Generación Beat. Así ocurre con Un solar abandonado, de Mohamed El Morabet, donde el mundo escénico se desarrolla a lo largo del viaje que va desde Madrid (la ciudad de acogida del protagonista) hasta Alhucemas (ciudad donde reside su familia) y, en paralelo, en una Dekka de Rabat.

A El Morabet lo que le interesa es narrar, imaginar o soñar: crear su propio universo a partir de elementos o fragmentos de una realidad conocida y que reutili-za para elaborar y componer su mundo imaginario, el mundo de la oralidad, de los cuentos fantás-ticos que perviven en el Rif o en otras zonas del Magreb. El viaje, tras ocho años de ausencia de los lugares de la infancia no es más que el leitmotiv que desencadena el relato: el lobo imaginario del chico de Nabokov. El trayecto que realiza el protagonista, Ismael Ata o Atta, es la estrella polar de la narración, como lo fueron Tánger, el Estrecho de Gibraltar o La Mancha, para aquellos otros escritores/viajeros.

Un solar abandonado se tran-sustancia durante la travesía en el territorio caliginoso de la in-fancia, en aquel lugar donde se

Mohamed El Morabet.

CÓRDOBA

niega sucumbir la finca abando-nada que existía frente a la casa de la abuela. Una parcela que fue espacio mítico, pequeña Arcadia que resistía con un letrero en la pared: «Prohibido orinar». Es un emplazamiento que, tras el regreso, ha desaparecido, igual

que la abuela Ammas, igual que su pasado: «Miré inesperadamen-te hacia el solar. Estaba distinto. Lo estaban construyendo desde hacía tiempo .../... Todos los mun-dos de mi niñez se detuvieron y, el niño que fui, me estaba dando la espalda».

a las volutas del humo del kif, mientras la llamada a la oración del viernes pasa inadvertida a los participantes.

El Morabet ha pretendido, fun-damentalmente, contar, relatar, narrar; es decir, hacer literatura, y desde ella hablar de la contra-dicción que todos llevamos den-tro. «Posó la fuerza de su amor aventurero sobre mis hombros imaginarios, rozó suavemente la piel de mis obsesiones y esparció las cenizas de mi pereza a lo an-cho del inagotable universo de las palabras», dirá Ismael. «En-tonces, decidí hacer su viaje (res-ponderá el autor de la novela), vivirlo como él quiso, vivirlo a la inversa como él dispuso. Vivir el viaje, ese fue su mandato».

Un extraordinario texto que ha estado aguardando, como en la cubeta, el líquido de revelar el estremecimiento y que, ahora, regresa mágico, legendario, lu-minoso, proverbial, para insta-larnos, desde la reflexión, frente al reconocimiento de la propia identidad. Ahí, está escondido el ensueño, la fantasía, la desbor-dante imaginación de Mohamed El Morabet que se presenta como un portentoso y proteico escri-tor que demuestra con esta, su primera novela, una capacidad y una brillantez inusual en estos tiempos.

En ese firmamento, Ammas, es un ómfalos y la piedra angu-lar. Una mujer que, a pesar de su analfabetismo, le había incul-cado el amor por los libros y las historias: «No sabía leer ni escri-bir. Y amaba aquellos libros .../... Me pasé horas y horas mirándo-los con ella». Ammas había con-servado dos misteriosos libros durante años, un tesoro que ha dejado, tras su muerte, al nieto: «Mi abuela Ammas, me había le-gado una búsqueda a través de su poemario. Intuí que me confiaba una libertad. Quizás, la que ella siempre tuvo y yo nunca apre-cié».

«La abuela Ammas ha muerto», es el escueto mensaje que Ismael recibe una mañana en su teléfo-no móvil, de su hermana Muna y que desencadena los aconteci-mientos para transmutar, junto a Laia, compañera de viaje, el simple trayecto en odisea legen-daria, en una mirada al pasado, a la infancia, al origen: «Estoy bus-cando algo de mi verdad .../... sin mi abuela soy un espejismo».

Junto a la crónica del itinera-rio, en la novela acontece otro relato paralelo. En Rabat, cerca del Museo de Arte Contemporá-neo, el capitán Baha convocaba una especie logia que intentaba, en torno al intercambio de his-torias, fundar un espacio de li-bertad. Ahí, los congregados van relatando fantásticos e imagina-rios cuentos que convierten a Un solar abandonado en una novela fragmentada o novela matrioshka, donde se abren y cierran sucesi-vos portillos y ventanas, por don-de entran y salen evocaciones o pasajes, surcos y rastros junto

‘Un solar abandonado’. Autor: Mohamed El Morabet. Editorial: Sitara. Madrid, 2018.

El arte de saber mirar

Volvemos la mirada y nos halla-mos ante un mundo que siempre se transforma, como si siempre estuviese en perenne mutación,

así lo ve Félix de Azúa, reconocido ensayis-ta y crítico, uno de los intelectuales más prestigiosos de la actualidad.

Los ensayos de arte titulados Volver la mi-rada son un mosaico de interesantes estu-dios donde se unen artistas actuales con los ya renombrados Picasso o Cezanne, todo vive en este libro, un abanico donde navega Barceló junto a Antonio Saura, Smithson y tantos otros, porque Azúa entiende el ar-te como un viaje en el cual la belleza está siempre presente.

Tiene el libro la textura de los grandes

un lienzo que se hace estética, ese lienzo que es libro que leemos y que Azúa va di-bujando hasta que el boceto vaya cobrando toda su emoción.

Y en el romanticismo el fragmento lo es todo. Incapaz de dar unidad a aquello que quieren construir hay algo en el mundo ac-tual que se parece a esas imágenes incom-pletas, porque hoy todo viene diluido por la imagen que no tiene capacidad integra-dora, todo son fulgores vanos, destellos sin acabar de estallar.

En definitiva, se trata de un libro real-mente necesario para entender el pasado y el mundo actual.

ensayos, la estética que va dejando huella en los cuadros de Goya, en ese horror vacui de sus pinturas negras a ese Cezanne im-presionista o ese mundo de Picasso tan en sintonía con el arte actual.

Vive en Azúa todo un espacio de voces, todos aquellos ecos que nos han dejado im-presionados, artista indudable que al ver en otros la emoción, se transfigura y sabe que toda vida es el afán de no morir, de per-petuarse a través de la creación. Necesidad imperiosa la de crear para traducir así la obsesión por la vida y su eternidad.

El modelo romántico, aquel que siempre conlleva una lectura de la pasión y de lo instantáneo es también afín a un mundo donde apenas vemos, solo recibimos infor-mación, sin poder traducir en imágenes aquello que de repente ya ha sido sustitui-do por otra imagen, mundo en perpetua

Pedro García Cueto

‘Volver la mirada’. Autor: Félix de Azúa. Editorial: Ediciones Debate. Madrid, 2019.

descomposición por la prisa y la banalidad de todo: «El modelo romántico se ha im-puesto, sobre todo en unos medios de ma-sas acuciados por la prisa y estimulados por la irresponsabilidad» (p. 49).

Qué lejano ese modelo de la minuciosi-dad de Goya, del detenimiento de los gran-des pintores donde lo figurativo triunfa sobre lo abstracto. En los grandes pintores, el arte del saber mirar no se detiene, ante el espectáculo de la banalidad del no saber ver de la actualidad, envuelto en sombras por la prisa y la información desenfrena-da.

Libro indudablemente de culto, que nos habla de los pintores que habían sido edu-cados con rigor, como considera a Picasso, el último, para Azúa, de los que llevaban en el lienzo todo un aprendizaje. Libro que nos va ofreciendo múltiples miradas sobre

ENSAYO

8 Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO11 DE MAYO DEL 2019

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¿Qué importan las fiestas en los jardines?

Los cuentos de Katherine Mansfield (1888-1923), autora esencialmente de narrati-va breve, prestan más atención al estado emocional de los personajes que a las ac-

ciones que llevan a cabo. Con un estilo conciso y elegante, contienen escenas sin aparente rele-vancia, sugieren más que cuentan y tienen pro-tagonistas muy sensibles.

Este volumen recoge ocho narraciones suyas. La primera es «La fiesta en el jardín», que describe el contraste entre la fiesta en la casa de una familia rica y la muerte, en un accidente, de un hombre pobre que vive cerca. Solo una de las hijas de la familia rica era partidaria de suspender la fiesta,

Roberto Ruiz de Huydobro

‘La fiesta en el jardín y otros cuentos’. Autor: Katherine Mansfield. Edita: Espuela de Plata.Valencina de la Concepción (Sevilla), 2018.

por solidaridad. El resto la acusa de extravagante. Después de la fiesta, la muchacha va a casa del fallecido y le ve. En su rostro ve felicidad. «¿Qué le importaban a él las fiestas en los jardines, los canastos, los vestidos de encajes? Estaba lejos de todas estas cosas. Era maravilloso, hermoso». La muchacha no puede evitar llorar.

«El cansancio de Rosabel» está protagonizado por una joven que, «después de un pesado día de trabajo» en la tienda en la que está emplea-da, imagina una vida diferente a la suya: es una mujer famosa, está rodeada de lujo y está casada felizmente. La protagonista de «El vaivén del pén-dulo» también es una joven que desea una vida de lujo y felicidad, sin preocupaciones, junto a un hombre de éxito y alegre, en contraste con su vida de pobreza junto a su novio, un joven fracasado.

Un día, cuando empieza a hablar con un descono-cido, imagina que es el hombre que le proporcio-nará la vida de una reina, pero no tarda en darse cuenta de que en realidad es estúpido y ordinario. Tras ello, piensa que ella y su novio, al que pensa-ba abandonar, están «hechos para triunfar».

En «La lección de canto», el estado de ánimo de una profesora (determinado primero negati-vamente por una carta y después positivamente por un telegrama) influye en su forma de afrontar su clase, en qué lección elige y hasta en los senti-mientos de sus alumnas.

La última narración, «Algo infantil, pero muy natural», trata sobre el enamoramiento de dos adolescentes y sus planes para vivir juntos, con un final ensombrecido por una premonición ne-gativa.

CUEnToS

Sorprende leer en estas páginas escritas por Auguste Meylan en 1874 lo que sería el relato ameno y pintoresco de un libro de viajes

si no fuera porque el periodista suizo vi-sita España en plena guerra civil entre li-berales y carlistas. Su narración, sin de-jar de ser colorida y costumbrista, no ha-bla ya solamente de ciudades y gentes, colores y paisajes, costumbres y fiestas de aquella España decimonónica, sino que retrata, de forma fiel y objetiva la reali-dad política y social de nuestro país entre los años 1873 y 1874.

Y la mirada del corresponsal suizo es privilegiada y elocuente. Imprescindible para el historiador de hoy o el lector afi-cionado a la historia de España si se busca desentrañar la esencia de este país, porque los hechos que narra Meylan explican per-fectamente toda nuestra historia durante el siglo XIX y primera mitad del XX. narra el corresponsal suizo sus impresiones de aquel país en guerra con admirable viva-cidad; describe los hechos de forma tan amena y vigorosa que A través de las Espa-ñas se convierte en un libro de estilo atrac-tivo para quien quiera degustar el aroma de aquella época pero también tremenda-mente interesante para el historiador, que elogiará la precisión de la narrativa de Me-ylan, la justeza respecto a los hechos, los detalles y la descripción psicológica de importantes personajes de la historia y la descripción detallada y desgarrada de la batalla de Somorrostro en que se decidirá aquella terrible guerra civil entre liberales y carlistas.

Auguste Meylan, periodista suizo (1840 - 1897) escribió relatos de viajes por Euro-pa y África como corresponsal de periódi-cos suizos y francófonos como Le Temps, Le Siècle, Le Monde Illustré o el Independence belga. Su libro A través de las Españas, publi-cado en 1876 ha sido ahora traducido por la editorial Trifaldi, que ha captado el in-terés del texto como portentosa contribu-

nuestro bello país para sacar conclusiones personales que asombran por su actuali-dad y que explican perfectamente aquel catastrófico siglo XIX español y los defec-tos que como pueblo aún lastran nuestro presente. Desde el desapasionamiento y la imparcialidad que le otorga su condición de corresponsal extranjero procura ceñir-se a los hechos y al relato exacto de los lu-gares que visita, pero Meylan también ha-ce comentarios que definen nuestro país como sujeto histórico. «Entre los cactus, los naranjos y las palmeras aparece Córdo-ba, la antigua Córdoba de los moros. Todo aquí es mármol del recuerdo; los roma-nos cedieron el sitio a los moros, quienes construyeron setecientas mezquitas; más tarde los cristianos construyeron en esos mismos monumentos cientos de conven-tos que aún existen hoy en día. Si los hom-bres de esas épocas hubieran desplegado la mitad de actividad en construir vías de comunicación, las llanuras del sur de Es-paña enriquecerían al país entero» (pág. 158). Detalles que no solo se centran en lo etnográfico, geográfico, histórico o etio-lógico, también analiza el papel social de los distintos estamentos. «El clero en esta insurrección ha desempeñado el mismo papel que en 1808, en 1820 y en 1833: fa-natiza a las masas y aprovecha su enorme influencia para empujar al país hacia nue-vas complicaciones de las que nadie puede prever el fin» (pág. 104).

El corresponsal se entrevista con Emilio Castelar y con generales liberales, con el temible cura Santa Cruz y con los carlis-tas, pero no deja de analizar ni por un mo-mento a sus gentes «el pueblo reflexiona poco o nada, y en este país de fáciles en-tusiasmos, las reputaciones se sostienen por medio de acciones buenas o malas, su-blimes o detestables» (pág. 49). Incluso en la crítica, hay nostalgia y cariño por este bello país del que apunta los defectos pa-ra que podamos mirarnos en ese espejo y elevarnos de una vez sobre nuestros vicios «¡Buen pueblo!, pensé yo, si pusiera tanta paciencia en su organización como pone en suicidarse, no dejaría de convertirse en la primera nación del globo» (pág. 94).

grabados de la época, dibujos, introduc-ción e índice geográfico.

Asombra el valiosísimo testimonio psi-cológico y vital que Meylan vierte sobre los hechos. El periodista aprovecha el relato de los acontecimientos y la descripción de

La España de 1874HISToRIA

La tercera guerra carlista narrada por un corresponsal extranjero

Alberto Monterroso

Un grabado de Córdoba en el siglo XIX.

CÓRDOBA

‘A través de las Españas’. Autor: Auguste Meylan. Editorial: Trifaldi. Madrid, 2018.

ción al conocimiento de nuestra historia entre los años 1873 y 1874. La introduc-ción, traducción y notas corre a cargo de Máximo Higuera, a quien hay que felici-tar tanto por la exquisita traducción como por la cuidada edición del libro, que reúne

Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO11 DE MAYO DEL 2019 9

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Casa de las golondrinas

Desde nuestra adolescencia nun-ca olvidamos, entre otros, aque-llos versos de «Volverán las os-curas golondrinas/en tu balcón

sus nidos a colgar...». Ahora, nuevamen-te, los recordamos gracias a la publica-ción del libro de Juan Carlos de Lara El balcón de las golondrinas, que explica con una rigurosa base documental la locali-zación en Madrid de la casa que fue esce-nario desde 1558 a 1562 de las Rimas de Bécquer. Con apoyo en documentos no-tariales, planos de calles, asientos del pa-drón municipal, textos y fotografías (to-do lo cual consta en el anexo del libro), Juan Carlos de Lara va narrando en una primera parte -65 páginas incontroverti-bles- cómo ha llegado a la conclusión de que la casa, entonces de la calle de La Jus-

de la poesía española». Tenga en cuenta el lector que este libro no solo constata lo que es realidad histórica y literaria sino que, de paso, deshace algunos malenten-didos y erróneos datos tenidos hasta hoy como verdaderos. Por el libro se deslizan afirmaciones bien contrastadas y datos biográficos sobre el poeta del amor -que vivía muy cerca del domicilio de Julia-, aficionado a la música y por aquel enton-ces colaborador en el periódico El Contem-poráneo. La investigación viene a probar, como decía el propio Bécquer y cita el en-sayista, que «las obras de la imaginación tienen siempre algún punto de contacto con la realidad». De ello, hay suficiente argumentos en este ensayo.

ta, nº 21-23, hoy localizable en la calle de Los Libreros, nº 5, es la que constituye «el hallazgo del emplazamiento del balcón de las golondrinas y de los salones en los que Gustavo Adolfo Bécquer y Julia Espín protagonizaron sus encuentros y desen-cuentros». Julia Espín, hija del composi-tor Joaquín Espín y Guillén, fue el amor de Gustavo Adolfo antes de que este con-trajera matrimonio con Casta Esteban. Y en el libro, de lectura ágil y máxima cla-ridad, se arguye: «Que dicha casa sigue siendo a día de hoy la misma en la que la familia Espín celebraba las veladas musi-cales y literarias que Bécquer frecuentó está fuera de toda duda». La documenta-ción manejada prueba que las de esta ca-sa son «las mismas paredes que encerra-ron aquellas vivencias que dieron lugar a las Rimas de Bécquer». Y esta casa exhi-be, aun hoy día, «el balcón de las golon-drinas, sin duda el escenario más célebre

Antonio Moreno Ayora

‘El balcón de las golondrinas’. Autor: Juan Carlos de Lara. Edita: Alfar. Sevilla, 2019.Gustavo Adolfo Bécquer.

EnsAYo

CÓRDOBA

Todo lo puebla todoJosé Ángel Cilleruelo continúa su crecimiento poético con ‘Pájaros extraviados’

Federico Abad

PoEsÍA

Este año se cumplen tres décadas de la publica-ción en la colección ma-lagueña Puerta del Mar

de El don impuro, aquella poesía reunida que el joven Cilleruelo había escrito entre los 17 y los 28 años. En estas tres décadas se han sucedido en la poesía es-pañola diversas generaciones y etiquetas, así como incontables eventos de diverso calado. Y re-sulta significativo que la obra de este barcelonés no cese de crecer en volumen y en solidez al tiem-po que van quedando en la cune-ta tantas modas efímeras.

La poesía de José Ángel Cillerue-lo constituye una lectura inago-table; lo es en el sentido de que cada nueva lectura que hagamos de cualquiera de sus poemas nos revelará aspectos y matices que no se encontraban en la anterior. Aunque se podrían argumentar todo tipo de explicaciones, exis-te una bien simple: Cilleruelo es así. He tenido la oportunidad de escucharlo en bastantes oca-siones y su discurso indaga con-tinuamente, lúdicamente, en el sentido de cualquier asunto, de cualquier hecho por trivial que parezca. El revelador cierre del poema «Transparencia» lo hace explícito: «Aspira, como yo,/a mi-rar lo que no se muestra,/pero es-toy viendo».

Pájaros extraviados podría inter-pretarse como una glosa de los célebres versos de Alberti inclui-dos en Entre el clavel y la espada, «se

José Ángel Cilleruelo.

ANTONIO ALONSO

equivocó la paloma». «En Lección de extravíos», segundo poema del libro, Cilleruelo se recuerda co-mo aquel estudiante que hace en clase «una interpretación/extra-

ña, inverosímil» del poema. Esos pájaros sobrevuelan recurrente-mente el poemario, un poemario que en última instancia se adscri-be a la tradición del bucolismo,

a la de la visión burguesa de la naturaleza que con tanto acierto expresó Beethoven en su Pastoral. Lo urbano queda relegado ante la visión de las aves, los campos, los ríos, las nubes.

si José Ángel Cilleruelo fuese un bucólico al uso, poco más ha-bría que añadir, pero afortunada-mente Pájaros extraviados constitu-ye un nuevo avance en su inda-gación de la prosopopeya, el eje retórico cardinal en su obra des-de al menos 2014. Me he deteni-do en contar los protagonistas de esas personificaciones a lo largo de la obra, y tirando por lo bajo me salen 66, entre ellos algunos inverosímiles: la luz, el tiempo, la música, el viento, las palabras, las gotas de lluvia, unas perlas, el silencio, el cauce. Hacer una me-ra selección sería casi imposible; valga como ejemplo estos versos de «Veleta»: «El viento habla con el muro/de vez en cuando. Le propone/ir de aquí para allá,/no asentarse en ningún lugar,/aban-donarlo todo [...]/El muro escu-cha, sí, pero no presta/atención, porque ya conoce/su monserga, tan vieja como el alma».

La lectura de Pájaros extraviados se asemeja en cierto modo a la de los cuentos infantiles, cuando sus protagonistas se pierden en bos-ques poblados por seres animados que se ocultan en la maleza. Todo aquí tiene vida, ya sea animal, ve-getal o mineral, materia o fenó-meno, ente concreto o abstracto; todos ellos lo pueblan todo, sus conductas son singularmente hu-manas. Duración, por ejemplo, es un poema perturbador: la escena

que narra podría ser el final del día de una vendedora ambulante que, sin embargo, «guarda en las cajas/los restos de la luz que no ha vendido». Al final de sus vicisi-tudes la protagonista resulta ser la noche.

En los poemas centrales del poe-mario Cilleruelo realiza un tour de force en la estela de su anterior libro, Cruzar la puerta, que quedó entornada, una obra escrita a la manera de la escritora lusa María Gabriela Llansol. Encontraremos, pues, imitatios de ovidio, Manri-que, Hölderlin, Monet, Bergson, Machado, Morandi, Fonollosa, Pérez Estrada, la propia Llansol y Dickinson, a la que dedica el be-llísimo y más largo poema que se cierra con «Despacio escribe para que ocurra algo alrededor./Y ocu-rren las palabras». En los cierres encontramos otro de los grandes valores de este poemario. no solo resuelven el discurso del poema, sino que lo resumen de tal modo que, en cierto sentido, el poema-cuento al que antes me refería de-viene en poema-fábula. Con estos mimbres el lector cultivado en la poesía -la de Cilleruelo exige bue-nos paladares- se sentirá como esos niños del poema «Hércules»: «Tras la ventana el mundo, una gran casa/de muñecas».

‘Pájaros extraviados’. Autor: José Ángel Cilleruelo. Editorial: Prensas de la Universidad de Zaragoza. Zaragoza, 2019.

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De la higuera encendidaÁlvaro Galán consiguió el premio Ricardo Molina con ‘Ficciones familiares’

Alejandro López Andrada

POESÍA

En algunos libros de ver-sos entra la luz a la vez que el viento y se mue-ven los ramajes de su es-

tructura poética despacio, pro-duciendo un estremecimien-to en el lector que tiene mucho que ver con lo sagrado y la pu-reza exquisita de esas tardes donde la claridad huele a jaz-mín. En este poemario de Álva-ro Galán, muy bien construido y armónico en su esencia, uno siente a la vez la luz y el vien-to estremeciéndose en algunos fragmentos de las piezas que lo integran. Hay distintas capas lí-ricas y temáticas en su estructu-ra por donde transpira un subli-me magisterio que en más de un momento llega a sorprender. La elegancia, el tono exquisito, re-flexivo, en algunos momentos, y en otros, más emotivo o, de al-guna manera, íntimo y familiar, dan consistencia a un libro her-moso y diáfano en el que nada sobra, ni tampoco falta. Quizá fue esa consistencia lírica esen-cial lo que cautivó al jurado del Premio Ciudad de Córdoba Ri-cardo Molina, que concedió a es-te poemario el citado galardón en su edición más reciente. Sin duda, este libro tiene una cali-dad poética que, en algunos ins-tantes, resulta sorprendente, co-

Álvaro Galán.

TONI BLANCO

mo cuando el autor escribe: «Él dijo corazón y entiende piedra/de azufre en el costal, y dijo ca-sa/y le brotan zarzales de los ojos» (pág. 18).

Y unas páginas más adelante, en otro poema inmenso, excep-cional, titulado «Desencuentro», hallamos estos versos: «Al albor de septiembre,/ la luz del me-

diodía se hace otra/más blanda y más antigua,/pero guarda/su pureza perfecta en las alturas» (pág. 53).

Estamos ante un libro bien equilibrado, en el que se concen-tra el temblor de la elegancia con el pálpito dulce de una sencillez desnuda que en algunos poemas roza lo doméstico, esa sobria

‘Ficciones familiares’. Autor: Álvaro Galán Castro. Editorial: Hiperión. Madrid, 2019.

y fecunda familiaridad que da nombre y sentido en su esencia la obra en sí. De entre todas las piezas poéticas del volumen po-dríamos citar, aunque todas son de altura, las tituladas «Un rito de pasaje» (pág. 15), «Pedregalejo» (pág. 28), «Jardín inglés en Roma» (pág. 39), de un elegante tono cul-turalista, y, sobre todo, «Fascina-ción» (pág. 54), donde hallamos los versos mejores del conjunto: «La higuera es un clamor. Hay pájaros que pulsan/las cuerdas del misterio» (pág. 54). Sólo por leer y degustar el tono exquisito, límpido, emotivo, de este último poema (esa hoguera encendida por la mano del misterio) mere-ce la pena adentrarse en este li-bro donde lo narrativo se conju-ga magistralmente con lo lírico, y lo reflexivo con lo emocional. Dividido en cuatro partes distin-tas, pero complementarias («Casa vacía», «Calendas griegas», «Pas-sage de los fantasmas familiares» y «Salón de los espejos»), Ficciones familiares es uno de esos poema-rios que no solo emocionan sino que invitan a la reflexión. «...este libro tiene una

calidad poética que, en algunos instantes, resulta sorprendente»

Alfredo Jurado, por la luz y el camino

Jardín de Paracelso es un libro que vive en la naturaleza y de la naturaleza. Pero también en la contemplación y la evocación. En la memoria. Presen-

te y pasado se alzan, se refuerzan, se con-funden. Conviven y se yuxtaponen. Cada una de las tres partes del poemario se ini-cia con unos versos que pretenden ade-lantar el contenido de los poemas: «Exor-dio», «Prefacio», «Preámbulo».

Comienza la primera parte en el derro-che la luz y el tiempo, como si la vida y el mundo acabaran de empezar, y los árbo-les, las aves, las flores y el agua se aliaran para componer un concierto de colores y sonidos. Y en ese escenario rebosante el poeta nombra. Nombra y se recrea, tal que un dios en la profusión de los seres y las cosas: «La juncia en las orillas/nos vuelve a la niñez, chapoteamos la charca/donde habitan las ranas» (pág. 19). El dolce farnien-te lo conquista todo, y allí los estorninos, las abejas, las ranas entre corolas y reta-ma, escaramujos y lirios y almez y adelfa y achicoria. «Huele a manzana verde el agua de la alberca, (...) Abren ya las cigüeñas sus

via» (pg. 54); «que el lago es una cárcava/con aristas muy hondas, donde se enca-lla el alma» (pág. 55). Siempre el gozne y la cancela junto al peregrino y la tarde y la siesta y la oración y la campana. «Son, pues, los sentimientos,/océanas mareas de bruma y de distancia;/en ellos navegamos igual que galeones,/a quienes les robaron del corazón la sístole.» (pág. 58).

Y en el final, el poema «Oráculo», con la imagen cegadora de «la magnolia inmen-sa que se esconde en los cúmulos» (...) o la del fulgor de los cristales, «la luz de la farola/que delata la lluvia,/lo mismo que diamantes que triscan y se rompen» (pág. 59).

Lo existencial, y en su centro la trage-dia, el deseo y una quietud aprendida. Tan sólo evocar. Soñar tan sólo. Lo demás, pe-ligro y frontera.

acción, planea los versos: pasear, escuchar, imaginar, grabar, glosar, regresar, sobre-volar: evocación e imagen. «Los pájaros del sueño» junto a la Historia Sagrada y un léxico de oración y de río. La huerta en sus letanías, los pájaros que levantan el vuelo, imagen de elevación o de imposibilidad. Con «La caja de Pandora» y el «Encuentro

dos alas amplísimas» y «Un pañuelo de luz se va encendiendo» (pág. 22).

En la segunda parte es la luz del otoño y, entre rebaños y pastores, con los niños que como antaño vuelven de la escuela, se compone el hoy junto al ayer rememora-do. Todo es elegía: en la ciudad que duer-me, en el camino de la Mesta y en los pi-

Juana Castro

‘Jardín de Paracelso’. Autor: Alfredo Jurado. Edita: Asociación Cultural Andrómina. Córdoba 2018.

«Presente y pasado se alzan, se refuerzan, se confunden. Conviven y se yuxtaponen»

nos carrascos. Termina con «Arcángel en el río», aparición de un bellísi-mo muchacho, imagen que continuará en algu-nos poemas de la terce-ra parte, la más extensa, «Horizonte perdido». Y aquí un ingredien-te nuevo: la atmósfera existencial. Pues pasado, presente e inclu-so futuro componen un friso de vida cons-ciente, de vida entrelazada, borrados los contornos del ayer y del hoy para seguir insistiendo en continuas meditaciones e interrogaciones. Planos espacio-tempora-les superpuestos, que incluyen los anti-guos modos y maneras de lo agrario junto a lo educacional y lo religioso, revisitados en el ahora.

El infinitivo, símbolo del deseo o de la

en el yo mismo» aparece el reflejo del yo, el ser-arcángel que acompaña y detiene si el yo señala algún vuelo, o amenaza salirse del camino: «Si a veces le confieso que en los atardeceres/se me abre para el alma una ventana/que da la

libertad para algún ave/que me habita en el pecho, me exhorta a la cordura» (pág. 57). Vivencias cercanas a las de los poetas de Cántico, como en algunos poemas de Pablo García Baena o de Ricardo Molina, de quien se toma una cita en el poema «La caja de Pandora». Peligros y demonios que a menudo adquieren la forma de la me-teorología o de los accidentes geográficos: «llegado es el momento del regreso,/pues las nubes se acercan, con presagio de llu-

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En el mes de marzo la Asociación Andaluza de Escritores y Críti-cos Literarios concedió el XXV Premio Andalucía de la Crítica

a la novela Sur de Antonio Soler y tam-bién, con enorme acierto, la Asociación Española de Críticos Literarios corrobo-ró este arbitraje el pasado mes de abril al otorgarle también el Premio Nacio-nal de la Crítica. Esta elección nos sitúa ante una de las novelas más importan-tes de los últimos años. La elocuente categorización de la novela pivota so-bre cuatro ámbitos: la construcción de la ciudad-símbolo como espacio míti-co con proyección universal; la profun-da recreación de un mundo dilatado, personal, propio, en donde transcurre la vida cotidiana de unos 200 persona-jes, lo que nos conduce inevitablemen-te a la comparación con La colmena de Cela; la intensa preeminencia del len-guaje, la expresividad, la riqueza y plu-ralidad de registros, con diversas per-sonas narrativas, el uso del monólogo interior, el whatsapp..., el amor al peso y medida de la palabra y la frase, la me-ticulosidad y pulcritud en la selección que tanto nos recuerdan obras como Manhattan Transfer de John Dos Passos con todas sus técnicas narrativas; y, en cuarto lugar, la profundización en las claves de la existencia, el dasein (el es-tar ahí) en sentido heideggeriano que estableció en Ser y tiempo las claves de la modernidad, ¿para qué el vivir? Pre-gunta trascendente que nos conmueve y nos permite definir la existencia, el ser o no ser en un tiempo concreto, 18 horas de una ciudad, como Joyce en su Ulises. Un escritor que siempre fue un referente para Soler, Vila-Matas o Ga-rriga Vela con sus sempiternos encuen-tros en Dublín cada mes de junio du-rante la celebración del Bloomsday.

Una de las máximas que fijó Tolstoi en su momento es que si quieres ser uni-versal debes hablar de tu aldea. Lo hicie-ron grandes narradores: el propio Cer-vantes, sin ir más lejos, pero también lo han hecho grandes novelistas como el propio Joyce, García Márquez, Juan Marsé o los académicos Luis Mateo Díez y Antonio Muñoz Molina. El espacio mí-tico de Soler es Málaga y desde Málaga, ciudad-fetiche, ciudad contemporánea que se construye y deconstruye, «ciudad vivida» (como señala en la cita inicial de Octavio Paz) cimienta un trabajo de campo para la reflexión, el encuentro-desencuentro, y para sumergirse en el vivir, en el día a día, en los resortes de la cotidianidad. Esas turbinas donde se producen las mayores pasiones y las más pérfidas infamias y también la bús-queda de la felicidad, el sexo, la pérdida de la esperanza o el consuelo de la amis-tad. Esos barrios lentos (en palabras de González Vera) que concitan «la imagen simple y sepia de la vida, la puta reali-dad». Y sobre los que dirá Soler: «El su-yo también es un barrio lento, sin nin-

Mítica cotidiana‘Sur’, de Antonio Soler, el libro premiado por la crítica

Francisco Morales Lomas

Antonio Soler.

guna vegetación y demasiado asfalto, demasiado cemento, demasiada gente amontonada. Sí, gente a la deriva, y gen-te salvándose, piensa» (pág. 398). Este es el mundo espacial sobre el que articula este microcosmos narrativo con proyec-ción universal. Seres encerrados en su propia botella-mundo observándose y buscándose, como el Atleta. En este sen-tido se ha escrito mucho en diversos fo-ros del «territorio Soler» para incidir en este espacio ficticio mítico propio de la ciudad de Málaga, que ha estado presen-te en muchas de sus obras, por ejemplo, Las bailarinas muertas, también Premio Nacional de la Crítica. Málaga es el gran personaje espacial de Soler.

La novela comienza con una admi-rable descripción inicial donde, como una especie de Macondo andaluz, «la leche tibia del cielo se derrama en si-lencio sobre todas las cosas» (p. 17), y bulle la vida. Ipso facto el travelling y esa imagen fílmica a la que propende Soler nos lleva a un hombre vestido con un mono verde y la entrada de pleno en la cotidianidad, donde también surge de pronto el empleado de la gasolinera y, sobre todo, un hombre moribundo que yace, «esa masa parda. Sesenta y cinco kilos, ovillado, recogido sobre sí mismo» (pág. 18), acosado por las hormigas rojas

y omnívoras. Un comienzo fulgurante que nos va a permitir conocer un con-junto de historias enlazadas donde los momentos relevantes se hallarán en tor-no a la familia Dioni (Dionisio Grandes)-Ana Galán-Guille (Guillermo Grandes Galán), la familia del Atleta y su entor-no, la historia del empresario Céspedes-Carole Benoit-Julia Mamea, la familia de Amelia con sus hijos Jorge (Gorgo) e Ismael y todos aquellos personajes que se mueven en su ámbito, como la novia de Jorge, Gloria, o los amoríos platóni-cos de Ismael con la Giganta. A ellos se unen las historia de Pedroche con Be-lita; así como la de Nene Olmedo, Rai (Raimundo Arias), Eduardo Chinarro, La Penca (Aurori, Aurora Perea Pemán) y su hermano el Yubri. Estas historias van al-ternándose, cruzándose, sintetizándose, interactuando entre ellas creando mis-terio y sugestión a través de unos dos-cientos personajes en gran número de secuencias breves e intensas, cinemato-gráficas, que van transitando sus vidas. Sin duda, estamos en presencia de una gran obra literaria que consolida la tra-yectoria de uno de los grandes narrado-res andaluces contemporáneos.

«Esta obra consolida a uno de los grandes narradores andaluces contemporáneos»

CÓRDOBA

‘Sur’. Autor: Antonio Soler. Editorial: Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2018.

LAS GUARDAS

Defensa de la lecturaJavier Sánchez Menéndez

Cada día que pasa estoy

más convencido que la

escritura es el hermano

menor de la lectura. Y

más afianzado en que

debe ser así. La misión del

escritor no consiste en ser

escritor, ni en adornarse de todo lo que

ello conlleva. La misión del escritor es la

de ayudar al lector y enamorarlo de la

lectura y en la lectura.

Tampoco se es escritor por el hecho

de recibir un premio literario, se es

escritor y se debe escribir para ayudar

a leer. Pero esa lectura, y esto también

hay que enseñarlo, tiene que educarse.

Si leemos los libros o los textos de las

redes sociales, las críticas fingidas de los

suplementos, el postureo lacónico de

las fotos que inundan nuestros móviles,

entonces no leemos, ni aprendemos,

ni somos en definitiva lectura. Hay que

saber qué debe leerse, y alejarse de la

«La escritura es el hermano menor de la lectura»

banalidad, de toda la estupidez humana,

en definitiva.

Escribía Orwell en 1936: «Vistos en

masa, cinco mil, diez mil de golpe,

los libros se me antojaban aburridos e

incluso nauseabundos. Hoy en día hago

alguna que otra adquisición ocasional,

aunque solo si se trata de un libro

que deseo leer y que no puedo pedir

prestado. Nunca compro morralla.

El olor dulzón del papel deteriorado

ha dejado de resultarme atractivo. Lo

relaciono muy estrechamente con los

clientes paranoicos y los moscardones

muertos».

Al igual que somos esclavos de la vida,

no podemos ser esclavos de nuestras

lecturas. Debemos escapar y retomar la

libertad, una libertad que solo aparece

en las lecturas elegidas. Blanca Andreu

escribió hace años «un pájaro es un

ángel inmaduro». Y los escritores que

escriban para ayudar al lector y para

defender la lectura, también son ángeles

inmaduros. Y digo inmaduro porque no

hay nada más bello que la inmadurez, o

tal vez sí: la alegría de lo imperfecto.