manual de podas para arboles forestales

26
MANUAL DE PODAS PARA ÁRBOLES Con énfasis en el uso de podas para el control del barrenador Hypsipyla grandella, plaga del Cedro y la Caoba Jorge E. Macías-Sámano ECOSUR El Colegio de la Frontera Sur

Upload: others

Post on 20-Feb-2022

11 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

MANUAL DE PODAS PARA ÁRBOLES

Con énfasis en el uso de podas para el control del barrenador Hypsipyla grandella, plaga del Cedro y la Caoba

Jorge E. Macías-Sámano

ECOSUR El Colegio de la Frontera Sur

INTRODUCCIÓN Una de las prácticas más sencillas y con mayor efecto en la salud de árboles son las podas, las cuales al ser aplicadas de manera correcta y a tiempo, proporcionan a los individuos una buena conformación arquitectónica (soporte y balance físico del árbol) para mantener su salud y para lograr los objetivos para los que fueron plantados,

como pudieran ser fustes rectos para la producción de madera, copa espaciada y amplia para árboles urbanos en parques, etc. Las podas juegan un papel básico en la disminución de defectos en la madera o más importante aún, podas bien hechas y a tiempo prolongan la vida de los individuos al evitar la entrada o propagación de daños por insectos y detener el desarrollo de pudriciones y cancros. De lo anterior de deduce que las podas no son realizadas, de manera general, a áboles que forman parte de un bosque, si no mas bien a árboles que tienen un valor individual mayor que el que tendría un individuo dentro de un bosque, es decir, en plantaciones o en ambientes urbanos. Y ese valor se traduce en que las podas implican una inversión de tiempo y dinero. En este Manual encontrará el lector

generalidades para que entienda, no solo como se realizan las podas, si no mas importante, el como funcionan. Para ello al inicio se da una breve introducción a las partes y funcionamiento de un árbol, aspectos de crecimiento y vigor, así como la manera en que los principales grupos de insectos y enfermedades colonizan y afectan los distintos tejidos de los árboles. Se procede con los principios básicos de cómo podar, las distintas técnicas, las herramientas y los procedimientos que complementan a las podas mismas. Existe todo un capítulo dedicado al uso de podas para controlar al barrenador Hypsipyla grandella que mata los brotes del follaje de caobas y cedros.

ESTRUCTURA Y FUNCIONAMIENTO DE UN ARBOL Los árboles son diferentes a las demás plantas simplemente por que tienen un crecimiento denominado secundario, que les permite crecer en altura y en diámetro, y por lo que requieren de un sostén rígido y a la vez flexible para mantener su gran

tamaño y su postura erguida. Este sostén mecánico lo provee un tejido denominado madera. Con esta estructura fuerte, los árboles son vegetales que tienen un gran porte y una vida de varios años.

Al igual que la mayoría de los vegetales, los árboles tienen tres partes principales, las raíces, el tronco y el follaje, el cual contiene las ramas y estas a su vez las hojas. De manera muy general y funcional, las raíces proveen con un anclaje al suelo y son las que absorben agua y minerales para que el árbol viva. En general, el tronco provee con un sostén mecánico al vegetal y sirve de conducto entre las raíces y el follaje, permitiendo la circulación de agua y nutrientes en ambos sentidos, es decir, hacia arriba y hacia abajo. La copa, formada por ramas y ramillas, contienen las hojas, que son los principales órganos de los vegetales en los cuales se

efectúa la fotosíntesis. Un principio importantísimo del funcionamiento de los vegetales en general es que existe una relación íntima entre el crecimiento de las raíces y el de las ramas, por lo que es necesario tomar en cuenta que lo que le pase a unas le pasa a las otras. Este manual, por tratar de podas de árboles maderables o de ornato, no pone atención en la producción o cuidado de flores o frutos que se

encuentran presentes en las copas de los árboles.

Copa o Fronda

Tronco Raíces

Zona de Goteo

Siguiendo con la intima relación entre desarrollo de la copa y del sistema radicular, se debe de tomar en cuenta que las raíces requieren de un espacio adecuado para crecer. Las raíces principales de los árboles se extienden predominantemente en el área directamente debajo de la copa y en la zona de goteo. Por lo que para un crecimiento óptimo y balanceado de las copas, debe de haber un desarrollo adecuado de las raíces y esto se logra dejando un espacio para el crecimiento de estas últimas y por ende de las ramas y follaje mismo. La zona de goteo es el área principal en donde las raíces realizan

su absorción y el intercambio de gases con la atmósfera. Un corte transversal del la rama o tronco de un árbol, nos revela una serie de tejidos que a manera de tubos en capas, cubren los tejidos de estos vegetales. En un orden de afuera hacia adentro, la primera capa esta formada por la CORTEZA, que si bien

tiene una pequeña capa de células vivas que la origina, casi en su totalidad es tejido muerto que sirve de protección mecánica y evita la desecación de los individuos. En seguida le siguen los tejidos de crecimiento (ZONA DE CRECIMIENTO), que en realidad es la parte realmente viva del las ramas y el tronco. Esta es una capa muy delgada en comparación con la capa anteriormente descrita, la corteza, y con la albura y el durámen que le siguen hacia adentro. No obstante su tamaño, esta capa de crecimiento es lo que conecta a todos los tejidos del árbol, la que tiene conductos que transportan agua y minerales, así como los productos de la fotosíntesis, es decir el alimento

producido por la planta y del cual se nutre. Esta capa es esencial para la comunicación entre las raíces y el follaje del árbol. Cualquier cosa que le ocurra a esta capa de crecimiento, afectará irremediablemente el desarrollo de la copa y de las raíces. En seguida, hacia el centro del corte, se encuentra la albura y luego el duramen (MADERA), ambos en realidad son muy parecidos y forman lo que denominamos la madera del árbol y su función es de sostén mecánico de la planta y esta formado en su mayoría por células muertas.

Corteza

Zona de Crecimiento

Madera

Vigor El vigor lo podemos definir como la capacidad de respuesta que tiene un individuo ante la presión de un agente externo. En el caso de los árboles es la capacidad que tienen para responder y sobrevivir ante agentes bióticos (enfermedades, insectos, plantas parásitas, etc.) y abióticos (sequías, compactación de suelo, insolación, inundaciones, herbicidas, etc.). El vigor, de una manera general esta asociado de manera inversa a la edad del individuo, es decir mientras más joven más vigoroso y viceversa. En la misma escala, el vigor es mayor hacia el centro y parte baja del árbol, que hacia arriba y hacia fuera.

Estructura Para los fines de este Manual, la estructura del árbol se refiere a la estructura física (distribución, fuerza y balance en conjunto de ramas, fuste y raíces) que le permite un crecimiento libre y saludable. Un árbol con una buena estructura debe tener las siguientes características: 1) Sin ramas codominantes (o ejes que crecen a la par del fuste principal), que son aquellas que hacen que el árbol tenga varios ejes principales. 2) Sin inclusiones de corteza, que son los puntos en que la corteza de dos ramas o del fuste y una rama, hacen contacto, evitando que haya una conexión física entre amabas estructuras y generando un punto de fácil fractura (ver ejemplos mas adelante). 3) Ramas espaciadas, dándole a la copa un balance del peso del árbol en su totalidad.

Ramas codominantes Inclusiones de corteza Ramas espaciadas

EFECTO DE INSECTOS Y ENFERMEDADES

No pretendemos hacer una lista de insectos y enfermedades que afectan a los árboles, si no mas bien subrayar cuales son los efectos de los mismos en la estructura física y el funcionamiento de los árboles. Para ello es conveniente en dividir a los insectos y a las enfermedades en los siguientes grupos: Descortezadores: Son insectos perforan la corteza y se albergan y colonizan las capas de crecimiento del árbol, por lo que dañan directamente la conducción y crecimiento en diámetro del mismo. Su efecto es generalmente mortal ya que evitan la conducción de agua y de nutrientes entre las raíces y la copa.

Barrenadores: Son insectos que perforan la corteza, las capas de crecimiento y colonizan la albura y el duramen (madera), por ello dañan el sostén mecánico del árbol y son los principales en introducir hongos degradadores de la madera. Generalmente no matan a los árboles. Son insectos que deterioran la madera en proceso de muerte o tirada, pero también algunos matan brotes y ramillas del follaje de árboles jóvenes y adultos. Mas adelante y de manera más específica, en este manual, se trata el caso del barrenador de brotes del cedro y la caoba, pues las podas son la herramienta principal para su control. Defoliadores: Son insectos que se comen las hojas. Su efecto es generalmente menor para los árboles latifoliados (de hoja ancha), pero no así para las coníferas como los pinos, pues estos árboles requieren de follaje siempre para funcionar. El efecto de los defoliadores depende de la intensidad y tiempo en que ocurra el daño, pero todos disminuyen de menor o mayor manera la superficie fotosintética de los vegetales y con ello disminuye su vigor y crecimiento. Marchitamientos y cánceres: Producidos por hongos y otros microorganismos que afectan directamente el tejido de conducción y crecimiento de los árboles, causándoles la muerte parcial o total de varios tejidos, llegando a invadir todo el individuo. Es común que muchos cánceres lleguen a afectar el sostén mecánico de ramas y fustes por lo que forman tejidos frágiles que fácilmente se rompen. Pudriciones: Causada por hongos y microorganismos que degradan la madera. Su efecto es la perdida del sostén mecánico del árbol. El principal vehículo de entrada de estos organismos al árbol son insectos barrenadores, heridas y cualquier rotura de la corteza que deje expuesta la madera, lo que incluye podas mal realizadas.

LAS PODAS

Las podas las podemos clasificar de acuerdo a los objetivos que buscamos con la realización de las mismas. Las hay sanitarias, con la finalidad de mantener la salud y la vida del árbol el mayor tiempo posible y esto se logra mediante la remoción de partes (ramas o troncos) dañados o infectados. Las hay de seguridad, para remover secciones del árbol que son un peligro para los habitantes o sus inmuebles. Y las hay de conformación, para guiar o desarrollar un árbol y que tenga una arquitectura de copa determinada, ya sea por estética, función o para promover la floración y fructificación.

De manera general las podas buscan reducir los daños por desgajamientos o roturas de ramas o fustes, que pudieran causar vientos fuertes y lluvias torrenciales; buscan promover la seguridad de la gente, incrementar la penetración de la luz al suelo y mantener la salud de los individuos. Este Manual se restringirá a las podas sanitarias y de conformación. Sin embargo, las técnicas de poda, los instrumentos y las consideraciones para determinar la mejor manera para realizarlas, son aplicables a prácticamente todo tipo de podas. Cualquiera que sea el objetivo de las podas, como regla general no debe de removerse más de una cuarta parte o a lo máximo, la tercera parte de la masa total del árbol al año, máxime si el árbol es viejo. El no seguir esta simple regla, el vigor del árbol disminuirá fuertemente, promoviendo que el balance entre el crecimiento de la copa y la raíz se alteré y el árbol se estrese, siendo presa fácil sobretodo de enfermedades y algunos barrenadores. De lo anterior y en situaciones urbanas se deriva que los árboles ya crecidos que interfieren con lineas de cables, alumbrados públicos, o cualquier otra situación que es afectada por el crecimiento continuo del follaje o raices de los mismos, debe considerarse el que sean removidos por completo o bien invertir en la realización de podas bien hechas, que dejen la mayor parte del follaje y no afecten el balance del soporte físico y nutricional del individuo. Las podas NUNCA podran componer una mala planeación, es decir que es necesario planear el tipo de árbol a plantar de acuerdo a las condiciones circundantes y utilitarias. Antes de realizar las podas es necesario observar muy bien las partes principales del árbol, raíces, tronco(s), ramas principales y el resto del follaje. Se debe de valorar número, distribución, edad y vigor de las mismas. Es imperante ver “abajo, arriba y alrededor”, pues cualquier actividad realizada al árbol afectará no solo al árbol mismo, si no a su entorno. Es conveniente definir o evaluar los siguientes 8 puntos en él árbol que deseamos podar:

1. Cantidad de daño (partes o tejido a remover). Existen defectos que son básicos para ser detectados y tomados en cuenta como son: inclusiones de corteza, fisuras, ramas demasiado largas, árboles con inclinaciones aparentes, pudriciones, daño a las raíces, defoliaciones, ramas rotas, tejidos quemados, etc. Individuos muy dañados es mejor removerlos por completo y plantar nuevos.

2. Tamaño y edad. Individuos jóvenes y pequeños requieren menos trabajo que los grandes y sobremaduros. Es un hecho que si un individuo joven es podado de manera adecuada y regular, se desarrollará en un adulto vigoroso y sin necesidades importantes de podas. Un individuo viejo puede morir si se le remueve mucho tejido vivo. Las especies de vida corta quizás no valga la pena restaurarlas.

3. Especie. Las coníferas (pinos, cipreses, tujas, etc.) no resisten tanto las podas como las latifoliadas (todas las de hojas planas), por que las primeras

requieren tener follaje todo el año. Los árboles resistentes a las pudriciones se restauran mas fácil que aquellos que no los son.

4. Salud. Individuos saludables se reestablecen fácilmente despues de podas. 5. Estructura. Individuos con buena estructura, es decir, aquellos que después

de la poda queden con buenos troncos y ramas, se reestablecerán mas fácilmente.

6. Prácticas culturales previas. Cualquier actividad como fertilización, podas previas, o injertos que hayan alterado el vigor, salud y estructura del árbol.

7. Sitio. Calidad de sitio, sobre todo del suelo y de cualquier influencia alrededor del individuo que afecte su desarrollo, sobretodo durante y después de la poda.

8. Valor cultural. La estimación social que se tenga del o de los individuos que serán sujetos de poda. Muchas veces este valor marca la magnitud del esfuerzo y la inversión que se efectuará.

La evaluación de estos 8 puntos es muy conveniente y recomendamos que se haga sobretodo en ambientes urbanos. En plantaciones solo algunas son importantes. Antes de pasar a las técnicas de poda, es importante indicar que una inspección minuciosa del individuo a podar permite ubicar de manera óptima cuales ramas o ejes deben de ser podados. En árboles grandes o maduros es muy frecuente, sobretodo en ambientes urbanos, la presencia de ramas y fustes con pudriciones, muchas de ellas imperceptibles. La localización de estas pudriciones, que pueden llegar a constituirse en cavidades importantes, es clave, por varias razones. La primera por que estas secciones representan áreas débiles y factibles de ser quebradas, lo que pone en peligro a las personas cercanas y a los operadores que realizan podas. Una segunda razón es por que estas pudriciones pueden estar cubriendo áreas extensas en ramas y el fuste principal, por lo que simples podas no podrán detener su avance y cirugías son necesarias. Y una tercera razón, es que estas cavidades son excelentes madrigueras para insectos, aves y varios pequeños vertebrados.

Podas para remover partes de un árbol Los cortes a realizar deben de ser efectuados de manera adecuada y de no hacerlo, los efectos negativos pueden, incluso con el tiempo, comprometer la salud de todo el individuo que esta siendo podado.

Para comenzar los cortes deben de ser realizados con la herramienta adecuada (ver esto más adelante), una vez determinado esto, se procede a una secuencia de cortes bien establecida. El primer corte (1) es proximal o bajo y llega cuando mucho a la mitad del grosor de la rama que será removida. Este primer corte evita un daño, no controlado (desgaje o “pelado de corteza”) al tejido vivo que circunda la base de la rama, y que ocurre cuando se efectúa el segundo corte. Un segundo corte (2) es distal o alto y es total, es decir desprende en su totalidad la rama. El corte tres (3) es el que disminuirá el “muñón” que dejaron los cortes efectuados y es de gran importancia pues la

calidad del corte 3, promoverá una cicratización adecuada de la herida.

Secuencia de Cortes

El corte 3, nunca debe ser al ras, si no que debe de dejar un pequeño “muñón” que mantenga intacto el “cuello” de la rama. El cuello de la rama es el área más o menos hinchada que conecta la rama al tronco o a la rama principal. Es una región con tejido muy rico en nutrientes, reservas y químicos que en su momento puede detener la distribución de una pudrición. De ahí que su conservación es básica para la cicratización adecuada.

Cuello de la rama Corte 3

NO

SI

Hasta ahora hemos hablado de las podas de ramas o fustes ya desarrollados en los árboles. Sin embargo que hay de las que están en proceso de desarrollarse, en los retoños. Los árboles, sobretodo los urbanos, reciben muchas heridas que provocan la reacción o respuesta de los árboles, formando retoños con diferente grado de vigor. En general, el proceso de formación de retoños está determinado por varios factores como espacio disponible, balance, pérdida de biomasa (fractura de ramas o tronco), salud y capacidad del árbol de desarrollarse. El definir la conveniencia de que los retoños se desarrollen o la necesidad de poda o remoción de los mismo, es una decisión importantísima para lograr que los individuos crezcan de la manera que nosotros queramos lo logren. Y es el momento óptimo para determinar cual será la arquitectura del árbol, definiendo claramente que ramas se desarrollarán y cual será el o los líderes que la definirán. A este nivel la poda es muy simple y solo requiere de la simple remoción de los brotes por medio de unas tijeras podadoras y sobre un tejido que tendrá una cicatrización rápida, sin problemas posteriores de formación de pudriciones. Un ejemplo de cómo afrontar la decisión de que brotes dejar y cuales podar, se describe en el siguiente capítulo que trata con el efecto que produce un insecto barrenador sobre el desarrollo del fuste y de la fronda de una especie de árboles.

Generalmente una poda bien realizada no requiere de recubrimiento alguno en la herida, sin embargo si en el área de plantación existen enfermedades infecciosas (ver siguiente Capítulo), no esta demás recubrirlas con algún producto específico o simplemente con pintura de aceite.

A

El uso de la herramienta y la técnica adecuada, reduce las posibiliades de dejar cortes con heridas que sean dificiles de cicatrizar y por lo tanto cierran de una manera adecuada protegiendo al tejido que ha sido cortado (Ver fotografia A). A continuación se encuentran una serie de fotografía que representan ejemplos muy comunes de podas realizadas de manera adecuada o conformaciones que deben de ser corregidas por medio de podas. En cada ejemplo se comenta y se dan las recomendaciones mas adecuadas.

En esta serie de fotografías se muestra una especie de Laurel de la India en un ambiente urbano. La fotografía A muestra un individuo con el follaje desarrollado. En la fotografía B, otro individuo que ha sido fuertemente podado. Esta especie en particular resiste fuertes y subsecuentes podas, sin embargo aparentemente estas podas promueven la formación de raices adventicias (que crecen del fuste o ramas hacia el suelo), tratando de compensar la muerte de raices profundas causada por la correspondiente muerte o disminución del follaje despues de las fuertes podas. Con ello el árbol tiende a perder anclaje y desarrolla puntos de pudrición. Esta descompensación puede causar la muerte en pie del mismo (Fotografía C) o es la causa de que fuertes vientos los derriben (Fotografía D). Esta especie de árbol en particular es muy estimado en ambientes urbanos tropicales pues es de rápido crecimiento y resistente al matrato, pero la falta de mantenimiento lo hace la principal especie de ser derribada por problemas de anclaje en ciudades como Tapachula, Chiapas.

B

A

C

Las inclusiones de corteza son los defectos en árboles urbanos más comunes. Estos defectos constituyen puntos débiles de la madera, pues las secciones en contacto no forman un tejido continuo y sus respectivas cortezas lo evitan. En la fotografía A se

observan dos individuos con inclusiones de corteza, el del lado derecho se la ha desgajado una sección, y en la fotografía B se ve la zona negra que indica el punto en donde las dos secciones no estaban unidas. Las flechas en la fotografía C muestran otro individucon con varios puntos con fuertes inclusiones de corteza.

Heridas que no cicatrizan, son sitios perfectos para el desarrollo de pudriciones, que pueden afectar al árbol en sus sistema de conducción o simplemente en destruir su soporte mecánico. Cuando las heridas o pudriciones son tan extensas como en la fotogrfía A, es mejor remover todo el árbol y plantar uno que sea supervisado para no volver a crear el mismo problema. Por muy vigoroso o resistente que seal el individuo o la especie, heridas como la esta terminarán con la vida del árbol y lo constituyen en un peligro para la gente. A

RAMA

FUSTE

En el diagrama se puede ver claramente como una pudrición se ha desarrollado a través de una rama muerta. La pudrición se desarrolla al interior del sostén mecánico del árbol, imperceptible desde afuera del mismo. La fotografía B muestra cuando la rama es cortada del fuste se observa claramente la coloración que declara la presencia de la pudrición tanto en la rama como en el fuste.

B

Cuando por alguna razón, el árbol pierde la mayor parte de la fronda, como en la fotografía A (fronda actual enmarcada con línea amarilla, sección faltante con línea roja), es mejor remover todo el árbol, pues el impacto de perder tal proporción de follaje seguramente tendra un impacto en la muerte de parte del sistema radicular y la planta se ve comprometida entre regenerar follaje o raices, al margen de invertir energía en la cicatrización de todo el tejido dañado. Dependiendo del vigor y especie del árbol será la capacidad de regeneración.

A

La fotografía B muestra una poda hecha con machete, con la finalidad de disminuir la copa. Situación totalmente forzada, pues se aplicó a una especie de crecimiento vertical y tallo único (monopódico). El efecto de la poda ha generado heridas de muy dificil cicatrización no solo por la dimensión, si no al estar expuestas a la intemperie, sobretodo al sol, representan entradas directas de pudriciones y otros agentes degradadores del soporte del árbol.

B

A

A

Un actividad sanitaria básica para cualquier árbol es la remoción de ramas muertas, sin importar cual sea la causa de su muerte. Cierto que determinar la razón o el agente causarl es importante para su tratamiento, pero eso no es materia de este Manual. Las ramas o ejes muertos deben de ser podados pues son vehículos de entrada de pudriciones o barrenadores, además que pueden ser productoras de inóculo de varias enfermedades que matan el tejido de conducción y que se diseminan por el mismo tejido. De igual manera estas partes muertas son un peligro importante para la gente y sus propiedades, pues son las primeras secciones que se rompen con vientos fuertes o con lluvias torrenciales. En la fotografía A con línea roja se han delineado las ramas que han de ser podadas. Es muy importante recalcar que se deben de tomar en cuenta todos los puntos tratados anteriormente para definir que y cuantos ramas se debe y pueden podar, sin comprometer la salud y el balance estructural del árbol.

HERRAMIENTAS PARA PODAR Como en toda actividad, el utilizar las herramientas adecuadas de la manera correcta permite al operador obtener los resultados deseados. Existen muchas herramientas para realizar cortes a los árboles, pero las principales son: motosierra, serruchos de varios tamaños, pinzas y garrochas podadoras. El tamaño y la accesibilidad de la parte que va ser podada, determina el tipo de herramienta a utilizar. Con cualquiera de estas herramientas los cortes son limpios y bien definidos.

Motosierra Serrucho de arco Serrucho de mano Pinzas podadoras Garrocha podadora

Las herramientas con dientes como la motosierra o los serruchos se utilizan para cortar partes del árbol constituidas principalmente por madera y que tienen dimensiones mayores a 2 cm de diámetro. Las herramientas con cuchillas afiladas como las pinzas y garrocha podadoreas, son adecuadas para cortar partes del árbol constituidas por tejidos blandos, con un mínimo de madera, como son las hojas, ramas y ramillas. Es muy común, sobretodo en el trópico, el uso de machetes para la poda de árboles. Si bien los usuarios de los machetes son unos expertos en su empleo, el tipo de cortes que se efectúan sobre el tejido formado por madera no son adecuados, pues los cortes no son limpios y y hieren al tejido vivo, de manera que su cicatrización puede no ser adecuada. No recomendamos para la poda de ramas y fustes mayores de 2 cm el uso de machetes. Por otra parte, las hachas nunca se usan como instrumento de poda, son herramientas pesadas para el derribo y troceo de arbolado en general.

Todos estos instrumentos al estar en contacto con tejido vegetal, pueden ser portadores de enfermedades cuando el material a cortar esta infectado. Por lo que se recomienda que sean limpiados frequentemente y si se sospecha de enfermedades, deberán ser desinfecados mediante lavados con soluciones de cloro como el que se usa para lavar ropa.

PODAS PARA EL CONTROL DE Hypsipyla grandella Y CONFORMACIÓN DE

LOS ÁRBOLES ATACADOS La estrategia más económica y al alcance de todos los productores para el control del barrenador H. grandella son las podas. En el caso especial de este insecto, es necesario no solo quitar el tejido muerto o que contiene el insecto, si no conformar el

crecimiento del individuo afectado, de tal manera que recupere un solo líder terminal y desarrolle un fuste lo mas recto posible. Es decir, las podas son para remover el tejido muerto que puede o no contener el insecto y la de algunos de los rebrotes que se formarán, al faltar el brote líder, dejando un único rebrote que hará crecer al árbol en altura. Un principio básico para el crecimiento de árboles que se cultivan para madera es el desarrollo de un fuste recto y limpio de defectos. El barrenador H. grandella es un agente, que sin llegar a matar el árbol, limita de manera muy puntual y especializada el crecimiento de un fuste recto. Esto es debido a que barrena y mata todos aquellos brotes del follaje que tienen un crecimiento líder, es decir, aquellos brotes que le dan al árbol un crecimiento en longitud y altura. Muy especialmente aquel brote que lideréa el crecimiento del árbol en altura, es decir el brote

principal.

Fuste recto y limpio

Los cedros y las caobas, como todas las Meliáceas, tienen al final de cada rama una yema terminal que da lugar a un brote líder, ubicado al centro de dos hojas laterales. Cuando el brote líder es muerto o removido por alguna causa, la hoja alterna más distal toma su lugar. Sin embargo al tener prácticamente el mismo tamaño que la otra hoja lateral, se tomara un tiempo en reestablecerse el liderazgo y esto conformara por algún tiempo un fuste bifurcado. Mientras esto ocurre, ambas, hojas, ahora transformadas en ramas, desarrollarán cada una su propio brote principales y estos representan nuevos centros de atracción para los insectos. Ver siguiente fotografía.

Yema terminal

Hojas laterales

La continua muerte de los brotes líderes tiene efecto en la arquitectura de la fronda y es mucho mas pronunciado en árboles jóvenes (de 10 cm hasta 3 o 4 m de altura) que en árboles más grandes, ya que estos tienen ya establecida la arquitectura de su copa y cuentan con cantidad de brotes principales. Una vez de que una larva del insecto se comienza a desarrollar dentro del brote, éste esta destinado a morir. Al principio, dado que la larva es muy pequeña y penetra directamente al eje del brote, este se alcanza a desarrollar (elongar) y crece un poco a medida de que va creciendo la larva. Dado que el brote barrenado por el insecto morirá, la poda del mismo con la larva en su interior, no solo eliminará al insecto, si no que le permitirá a la planta redistribuir más rápido sus reservas para que se restituya el crecimiento en altura

del individuo. Se recomienda que tan pronto sea detectada la actividad de barrenación del brote, este sea removido asegurando también la remoción de la larva en desarrollo.

Fuste bifurcado

Brote principal muerto

Brotes lateral

Al definirse uno de los brotes laterales como líder, el árbol crecerá en altura por medio del crecimiento de ese brote. El otro brote lateral tenderá a crecer como una rama. Por lo que el fuste del árbol ya no será recto, si no curveado y el crecimiento de todo el individuo será retrazado. Una poda a tiempo para que se desarrolle únicamente uno de los brotes laterales, ayudará a restituir más rápidamente la rectitud del fuste. Entre mas tiempo pase en removerse uno de los brotes laterales, mas se desarrollarán ambos y la bifurcación será más pronunciada, teniendo un efecto muy negativo en la conformación del árbol, pues en primera instancia se pueden formar inclusiones de corteza que posteriormente serán puntos de ruptura del eje principal. Así mismo es posible que, dada la muerte del brote líder, se promueva el crecimiento de más de dos o tres brotes.

Rebrotes

En cualquiera de los casos, cada uno de estos brotes “luchará” por ser el líder, convirtiéndose cada uno de ellos en puntos potenciales de penetración de H. grandella y aumentando así su población. Con el tiempo se reestablecerá el crecimiento en altura y es muy común la formación de una copa con varios ejes o ramas codominantes, que demandarán recursos del árbol y afectarán fuertemente su crecimiento en altura. Con dicho desarrollo el árbol tendrá un fuste no tan recto y su madera presentará defectos, derivando en madera de mala calidad o en la probabilidad de que viento o lluvias fuertes desgajen ramas. Si una plantación no es atendida

adecuadamente, existen muchas formas de que los árboles generen ramas con brotes líderes vigorosos, y ello sin necesidad de que el insecto los promueva como se explico anteriormente. Es común que individuos, bajo algunas condiciones, generen lo que se conoce como rebrotes en la base del fuste, y estos con el tiempo, se transforman en ramas o inclusive fustes que contienen nuevos brotes líderes. Estos rebrotes no solo deben de eliminarse por ser sitios potenciales de ataque del barrenador, si no que su crecimiento quita nutrientes al resto del árbol, genera defectos en la madera y puede llegar a comprometer la estructura física del árbol. Otros sitios potenciales para que el barrenador entre al árbol, son todas aquellas heridas en donde el tejido de crecimiento esta expuesto. Estas heridas son causadas por podas mal realizadas, daños durante la manejo del arbolado, “golpes de sol” (daño por sobrecalentamiento que mata la corteza, generalmente en la base del árbol en plantaciones abiertas y a la que se les elimina por completo las malezas) o desgarramiento de ramas.

Heridas con tejido expuesto

Por lo descrito anteriormente, se desprende que es necesario lograr que los árboles solo desarrollen un solo líder principal y que este sea el único que lleve el crecimiento en altura del individuo y para ello es indispensable la poda de

un nuevo ataque del barrenador.

rebrotes. En la fotografía A, él árbol 1 y 2 ya han desarrollado muy bien un fuste recto y largo, por lo que las ramas indicadas por las flechas deben de ser podadas, para mandar toda la energía del árbol únicamente al desarrollo de la parte alta, logrando asi trozas largas de buena calidad. En cambio el árbol 3 se nota “curveado” (punto señalado por la flecha) y en el cual se debio haber podado de inmediato el brote lateral (encerrado en el círculo) para que no desarrollara y la energía del

árbol se concentrara en el brote que tomo el liderazgo al morir el brote lider original. Ahora este brote lateral tiene, a su vez, un brote lider que representa un sitio muy atractivo para En una plantación, en cada arbolito, se deben de detectar de la manera mas temprana posible los ataques de H. grandella. Los primeros ataques del año ocurren un poco despues de inciado el periodo de lluvias, justo cuando los arbolitos comienzan a elongar sus brotes. Aquí las barrenaciones son solo distinguibles por una pequeña cantidad de aserrín a la entrada de la barrenación. A medida de que el insecto va creciendo, la barrenación pasa de la parte superficial del brote al centro del mismo. El brote puede seguir creciendo (elongándose) ya que la larva del insecto aunque crece, solo va barrenando el eje (tejido de soporte) del brote. En este estado grandes montones de aserrin con hilos de seda son claramente vistos en las bases de los brotes. A medida de que crece la larva el espacio que ya requiere es mayor y comienza a cortar tejdos de conducción del brote y ya han entrado otros organismos que aceleran la muerte del mismo. En este momento el arbolito, comienza a concentrar el crecimiento en uno de los brote laterales para restituir el crecimiento vertical.

En la fotografía A, se tiene un individuo al cual el insecto ha matado claramente el brote lider, pero el árbol ha mantenido vivo parte de ese brote. Es aparente que ya los brotes laterales han inciado un crecimiento de compensación y dificilmente lo que queda del lider se regenerará para volver a tomar el crecimiento longitudinal del árbol. Uno de los laterales tomará su lugar. Lo idóneo es haber removido a tiempo lo que quedaba del lider y haber removido uno de los laterales, dejando aquel que presentara mayor vigor o una tendencia a conservarse la mayor verticalidad con respecto al eje longitudinal del árbol. De tal manera que todo lo

que el árbol invirtió en regenerar al “viejo lider” y de fortalecer a dos brotes laterales, se invirtiera únicamente en un solo brote lateral. Con ello se logra una mejor distribución de la energía, se generan menos defectos en la madera y se disminuye un poco el tiempo que le llevará al árbol comenzar a crecer en longitud. Estos han sido solo unos ejemplos de situaciones que se presentan en las plantaciones de cedro y caoba y la forma en que sus manejadores pueden mitigar de manera importante sus problemas de barrenador, al tiempo de conformar sus arboles para logra productos con menos defectos y con la rapidez de crecimiento mejor posible dados los ataques permanentes del insecto. Finalmente, en las dos siguientes fotos se muestran dos ejemplos muy comunes de individuos que han desarrollado multiples líderes y que forzosamente deben de ser podados, ya no tanto desde un aspecto de conformación, si no para evitar la formación de inlcusiones de corteza (ver estos aspectos en la sección anterior de este manual) que harán que las uniones de las ramas al tallo principal o a las ramas codominantes sera muy debil, promoviendo que todas ellas sean suceptibles a

desgajarse y pudiendo poner en peligro todo el árbol. El manejador deberá de tomar en cuenta que ramas remover para que se evite un impacto fuerte en la disminución de la copa y por ende en la nutrición del árbol y cual o cuales le darán una mejor conformación al individuo.

Si las podas se comparan con la aplicación de cualquier otra medida, como son los insecticidas, ellas son una alternativa viable, económica y con un impacto ecológico practicamente nulo. Las podas estan al alcance de todos los plantadores y con el enorme valor de conformar al árbol para un mejor crecimiento y un mejor producto. La clave de este procedimiento es la localización temprana de la barrenación y después aplicar la poda sanitaria (la que remueve la larva y el tejido muerto), seguida de la poda de conformación, dejando únicamente tejido sano y con un único brote lider que dará al individuo el crecimiento en altura.

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA Febles Patrón, J. L. 2004. Diagnóstico arquitectónico y de vitalidad en árboles de Makulis (Tabebuia rosea), Almendro (Terminalia catappa) y Flamboyán (Delonix regia) de la Ciudad de Mérida, Yucatán. Tesis de Maestría en Ciencias. El Colegio de la Frontera Sur, Unidad Chetumal, Quintana Roo, México. Gilman, E. F. y S. Jones, Presentación en Power Point. Department of Environmental Horticulture, University of Florida, Julio 2007 http://hort.ufl.edu/woody/planting Macías-Sámano, J. E, D. Alegría, G. Huerta, F. Holguin, I. Colomo y B. Moreno-Castillo. 2005. Manual de Manejo de Plantaciones de Arboles de Primavera (Tabebuia donnell-smithii). Pirone, P. P. 1978. Tree maintenance. Fifth edition.Oxford University Press. University of Florida, IFAS Extension. Presentación en Power Point. Julio 2007, http://treesandhurricanes.ifas.ufl.edu