mannoni, m. presentación de la exposición de dibujos de niños de rusia sobrevivientes de los...

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  • Presentacin de la exposicinde dibujos de nios de Rusiasobrevivientes de los campos1

    Maud Mannoni

    En nombre de la Escuela de Bonneuil, he venido para traerlesnuestra amistad y afecto a todos los nios sobrevivientes deTchernobyl, Armenia y otros sitios, nios marcados precozmentepor las guerras locales y que se convirtieron a pesar de ellos, envctimas del odio. La verdad de este sufrimiento ha podido sertranspuesto en acto de creacin, del que dan cuenta aqu laspinturas y los dibujos. He venido tambin a rendir homenaje a lospadres, educadores, cuidadores y voluntarios que intentan hoyayudar a estos nios.

    La dcada del 20 se ha vuelto de repente muy prxima, y conella, la presencia de Anton Semionovitch Makarenko. El supo, enlos albores de la guerra civil, ir al encuentro de los nios abando-nados, delincuentes, errando por las rutas, con el alma destrozadapor la horrenda realidad de la guerra civil y la debacle econmica.El pudo hacer de ellos hombres valerosos y orgullosos, creando unplan pedaggico al margen de las autoridades oficiales, un esti-lo. El estilo deca l es inconcebible sin las tradiciones yla experiencia de las viejas generaciones. Lo que importa, dejabaentender, es no matar la memoria del pasado.

    Si Freud tuvo por maestros a los novelistas y poetas, Makarenkoeligi como compaero de ruta al hroe de Cervantes, DonQuijote:

    Los don Quijote, deca l gustosamente, saben encontrar encada partcula el porvenir y con cartn y colores crear ilusio-nes. Estos Don Quijote comunican al trabajo la pasin indis-

    Psicoanlisis APdeBA - Vol. XVI - N 3 - 1994 557

    1 Esquisses psychanalytiques, mars 1995, N 22, pp. 81-83.

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    MAUD MANNONI

    pensable, atizan la llama de los talentos y promueven invento-res (1935).

    El pintor, nos dice Lacan ofrece con la pintura algo que podraresumirse as: Quieres mirarme? Pues aqu tienes, ve esto!.El invita al otro a deponer ah su mirada, como se deponen lasarmas2 (1964). Pintando todo el horror de una vivencia, el niodepone l mismo las armas, trasponiendo a la otra escena elodio, el terror de la violencia, que l haba percibido como viniendodel otro.

    Si el artista, gracias a sus dones, tiene la posibilidad de podercrear una nueva realidad a partir de un suceso perturbador, elprofano no piensa sino en olvidar: es en los sueos donde se repiteel traumatismo que, en estado de vigilia el sujeto tiende a rechazarde su memoria o borrar las huellas.

    El grado de desamparo, eminentemente variable de un sujeto aotro, est estrechamente ligado al sentimiento experimentado o nopor l, de la agresin.

    Hablar de lo que nos ha daado permite un apaciguamiento.Hay situaciones extremas la deportacin por ejemplo en lascuales las vctimas, treinta aos despus, no logran todava hablarde lo que les ha sucedido cuando nios. Aquello de lo que nopueden hablar constituye una herida que se transmite de genera-cin en generacin, herida de la memoria cuyo efecto es el desustraer al sujeto una cierta alegra de vivir.

    Aquellos que han debido finalmente admitir que sus parientesdesaparecidos estaban muertos, fueron privados de los ritos quetodo grupo social ha creado a tal efecto para ayudar a vivir a lossobrevivientes:

    No es el difunto, nos dice Bettelheim, quien tiene necesi-dad de un testimonio respecto a su cadver, son los sobre-vivientes.

    Freud nos recuerda que los recursos de la creacin permiten enciertos momentos sobrevivir a las peores atrocidades.

    El taller de pintura que acoge en Bonneuil a los nios endificultad y tambin a verdaderos pintores recibi el nombre deVincent Van Gogh. Se les cuenta su historia a los nios. As la

    2 En francs, en el original: dposer l son regard, comme on dpose les armes.

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    PRESENTACION DE DIBUJOS DE NIOS SOBREVIVIENTES

    locura poda tener lugar en lo cotidiano y de all reconciliarnoscon lo que nos sobrepasa a nosotros mismos: Los actores, decaArtaud, deben ser como los mrtires quemados vivos que nossiguen haciendo seas desde sus hogueras.

    La pintura de estos nios desollados vivos nos haca seas. Afin de ao los nios elegan las pinturas que ellos aceptabanmostrar en una galera de cuadros, y las que deban ser quemadas para nutrir la tierra.

    Los cuadros ms interesantes desde un punto de vista analticoson los que fueron destruidos en el curso de una ceremoniasacrificial donde los nios bailaron y cantaron alrededor delfuego. Lo que iba a ser expuesto casi no les concerna pero lo quedeba ser destruido les pareca esencial. Aquello que deba serdestruido representaba lo que deba ser borrado de la vergenza,del miedo, del temor de ser marcados una vez ms por la etiquetade la locura.

    La experiencia de la Escuela de Barbiana (cerca de Florencia)merece, ella tambin, ser recordada, ya que los sufrimientos y laopresin no conocen fronteras.

    Escuchemos a este pequeo campesino hablarnos de la cultu-ra:

    Hay mil motores que zumban todos los das bajo de susventanas. Usted no sabe qu son y a dnde van. Pero, yos leer los ruidos de este valle a muchos kilmetros a laredonda. Esta moto, que suena a lo lejos, es de Nevio queva a la estacin y est un poco retrasado. Quierenustedes que yo les diga lo que puede saberse de centenaresde personas, de decenas de familias, sin olvidar los paren-tescos, los lazos? Cuando usted habla a un obrero Ud. nosabe a qu atenerse. Las palabras, el tono, las bromas,todo sale mal, suena falso. Yo s qu es lo que piensa unmontas cuando no dice nada y yo s lo que est pensan-do cuando dice otra cosa. Es esta cultura la que hubiesenquerido tener los poetas que Uds. aman (1972).

    En el mundo en crisis, hoy en da, los adultos, nos dice PierreBourdieu, sufriendo el sufrimiento de sus nios, no encuentrancmo transmitirles una razn para vivir (1993). Sin embargo, delo que los nios tienen necesidad no es de resignacin, sino depasin.

  • Makarenko, blanco en su tiempo de la hostilidad burocrticareinante, lo haba comprendido admirablemente. Haciendo seguira los nios las huellas de Don Quijote hizo nacer, entre los msexcluidos la pasin y con ella, el deseo de soar y de construir.

    Cervantes, a travs de las aventuras de Don Quijote, develabaal lector la naturaleza de la otra escena, lugar que ocupa lalocura y la desgracia en toda creacin literaria. Haba en la obra,segn Octave Mannoni, un intento de clarificacin y purificacin,esa clase de intento por la que el sujeto sale modificado ymejorado (1969).

    Las pinturas adaptadas socialmente sobre los muros constitu-yen actualmente una decoracin, pero los nios suean conpersonajes nuevos, con un mundo donde los actores puedan hablaren su nombre escapando al deber de parecer conformes.Los niosquedan prendados de la verdad y los dibujos expuestos aqu, lotestimonian.

    BIBLIOGRAFIA

    BORDIEU, P. (1993). La dmission de ltat, in la misere du monde, Pars,Seuil, coll Libre examen, 1993, p. 225.

    LACAN, J. (1964). Les quatre concepts fondamentaux de la psychanalyse,Livre XI (1964), Pars, Seuil, coll. Le champ freudien, 1973, smi-naire du 4 mars 1964, p. 93.

    Lettres a une maitresse dcole de Barbiana, Pars, Mercure de France,1972, p. 155.

    MAKARENKO, A. (1935). Poeme pedagogique, ed. en langues trangeres,Moscou, 1935, tome III, p. 348.

    MANNONI, O. (1969). Lautre scene, in Clefs pour limaginaire. Pars,Seuil, coll. Le champ freudien, 1969, p. 99.

    MAUD MANNONI

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    Traducido por la Dra. Mnica Serebriany y la Dra. ZulemaVerbitzky.

    Descriptores: Catstrofe. Dibujos. Agresin. Creatividad. Ni-os.

    Maud MannoniAvenue Fernand Buisson 35F-75016 ParisFrance

  • NOTAS SOBRE LA PRESENTACIONDE MME. MAUD MANNONI

    Este pequeo trabajo es el claro testimonio de una analista que escapaz de sostener esa otra escena ms all de los lmitesespecficos de su oficio. Por eso puede hablarnos de esa verdadque surge ms all del escrito con el que intenta dar cuenta de suacto. Su presencia es ms que su testimonio, ya que en larevelacin de la naturaleza de la otra escena da pruebas de laverdad del inconciente. Es esa otra escena (1969) la que cir-cula en toda su intervencin y nos acerca a la comprensin de laproduccin del inconciente como lo que trasciende, no slo en suobra, sino tambin en la de los nios de Tchernobyl. Es as que esaproduccin aparece como el signo de lo que fue, ms que como elproducto que queda. Lo que deba ser destruido les pareca loesencial no es slo una metfora, es una formulacin radical desu concepcin de la cura y del proceso elaborativo; as la cere-monia sacrificial asume un lugar protagnico. Lo que debe serborrado de la vergenza, del miedo, del horror, de las etiquetas dela locura, en la hoguera surgir como signos disponibles paranuevas representaciones. Es as como las heridas de la memo-ria que recuerdan la violencia del Otro dejarn de sustraer alsujeto de la repeticin para poder, como el artista, crear nuevasrealidades. As la memoria del pasado se afirma, no comorepeticin sino como signos disponibles para la organizacin denuevas creaciones. De esta manera Mannoni destaca en lahoguera de la creacin a la obra como signos disponibles msall del valor decorativo que asume el testimonio. Por eso labelleza de este trabajo no se reduce al testimonio que encierrasino a la hoguera que enciende.

    Es nuestro inters poder resaltar un pensamiento que lleva al

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  • psicoanlisis ms all de las fronteras especficas de la cura y queen el retorno enriquece nuestras perspectivas con nuevas direc-ciones de la misma.

    El lugar del recuerdo y el olvido en la elaboracin son el eje enel cual este trabajo se afirma, y nos muestra un psicoanlisisaplicado que, lejos de ser restringido, en su movimiento va msall de lo que lo origina.

    Enrique Alba

    NOTAS

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