maltrato infantl monografia
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INTRODUCCIÓN
La historia del maltrato a menores ocurre desde que el ser humano se
encuentra en la faz de la tierra; por lo tanto, debe entenderse y aceptarse
que este es un fenómeno tan antiguo como la humanidad misma y no una
característica peculiar de la sociedad moderna. Diversas culturas a lo largo
de la historia de todo el mundo lo han utilizado como una forma de educación
y crianza para los hijos.
Antiguamente la sociedad no le daba la debida atención al maltrato
infantil; sin embargo ahora se ha despertado un gran interés para ayudar a
los niños que han sufrido algún tipo de maltrato. Según la Academia
Americana de Psiquiatría del Niño y del Adolescente (2006):
El uso intencionado de la fuerza física u omisión de cuidado por parte de los padres viene siendo lo que es el maltrato infantil. La mayor parte de los padres que abusan de sus hijos, habían sufrido ellos también la misma situación por parte de sus progenitores (p. 3).
Existen diferentes maneras de cómo se puede maltratar a un infante,
las cuales pueden ser: física, emocional, psicológica o mental, por abandono,
negligencia ó por abuso sexual. Actualmente la violencia hacia los niños
reviste formas más sutiles, se ejerce de manera silenciosa en el hogar, la
calle o la escuela y se ha convertido en una práctica común. El maltrato
infantil ha causado gran impacto en la sociedad, debido a la influencia
negativa sobre algunos niños, niñas y adolescentes. Generalmente dicha
agresión es generada por los padres, representantes, familiares y comunidad
en general. Cuando un niño es maltratado, puede presentar una serie de
conductas de inferioridad, rechazo, inseguridad y miedo.
Por esa razón se realiza este trabajo con la finalidad de conocer las
causas, consecuencias y características que originan estos maltratos,
tomando como referencia la comunidad de Bella Vista , Municipio Cajigal,
Estado Sucre; para plantear alternativas de cómo ayudar a estos niños que
han sufrido algún tipo de maltrato.
Se busca determinar la magnitud del maltrato infantil que se realiza en
el Sector de Bella Vista de Yaguaraparo, debido a la gran incidencia de
casos que se han presentado en dicha comunidad, sin la denuncia
respectiva, para crear conciencia en la población sobre el daño que genera
ese tipo de acciones en las personas. La relevancia social de trabajo reside
en la necesidad de que los niños y adolescentes serán los forjadores del
futuro; de allí la importancia de que esa nueva generación se levante con
normas y valores claramente definidos, es decir, basados en el respeto,
lealtad y justicia.
Este trabajo está estructurado en tres capítulos. En el primero se
plantea la fundamentación teórica, considerando las posiciones de varios
investigadores sobre la problemática y las bases teóricas, las cuales abarcan
la definición del maltrato infantil, sus causas, consecuencias y los indicadores
para detectarlo.
En el segundo se expone la fundamentación legal del tema de
investigación, realizando un análisis de los artículos de la Constitución
Nacional, la Ley Orgánica de Protección del Niño y del Adolescente, la Ley
contra la Violencia de la Mujer y el Código Penal.
En el tercer capítulo se exponen las conclusiones, en función de la
problemática estudiada. Finalmente se exponen las referencias bibliográficas
y los anexos.
CAPÍTULO I
FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA
El maltrato infantil: un problema generalizado
El maltrato infantil aparece como una forma de interacción humana muy
difundida. Hoy en día la violencia hacia los niños reviste formas más sutiles,
se ejerce de manera silenciosa en el hogar, la calle o la escuela, y se ha
convertido en una práctica común y socialmente aceptada.
Sin embargo, hasta hace muy poco se le ha puesto el interés debido al
problema, se le ha clasificado y considerado como tal y ha incrementado la
atención en éste, como lo menciona Corsi (citado por Galeano, 2006):
El fenómeno de la violencia y el maltrato dentro del ámbito familiar no es un problema reciente. Los análisis históricos revelan que ha sido una característica de la vida familiar tolerada, aceptada desde tiempos remotos. Sin embargo, algunas décadas atrás, expresiones tales como niños maltratados, mujeres golpeadas o abuso sexual tal vez habían sido comprendidos pero no consideradas como sinónimo de graves problemas sociales (p. 23)
Según este autor, la violencia familiar comenzó a abordarse como
problema social grave a comienzos de los 60, cuando algunos autores
describieron el "síndrome del niño golpeado", redefiniendo los malos tratos
hacia los niños; también el abordaje periodístico de estos casos, contribuyó a
generar un incremento de la conciencia pública sobre el problema.
También Cortés y Cantón (1997) mencionan que:
El abuso infantil ha existido siempre aunque ha sido durante los últimos 150 años cuando ha ido emergiendo como un problema social y una considerable cantidad de instituciones sociales y legales se han ocupado de él y que en un principio, este fenómeno
no recibió atención como tal, sino que dentro del esfuerzo por acabar con el problema de los niños vagabundos e indigentes se encontraron diversos casos de maltrato infantil (p. 39).
Según el autor, la atención al maltrato infantil se origina como
consecuencia de los programas de atención a los niños abandonados. no
obstante, podría plantearse que ello fue una de las causas porque
necesariamente debían buscarse las raíces que originaban esos problemas
en los niños; pero no debe considerase la única.
Berk (citado por Maher ,1990) señala un aspecto muy importante y
decisivo en la aceptación del problema del maltrato infantil como tal y señala
que este problema:
Es tan viejo como la historia humana, pero solo recientemente ha habido aceptación amplia de que el problema existe, investigación centrada en entenderlo, y programas dirigidos a ayudar al niño maltratado y a las familias y quizá este aumento de interés público y profesional es debido al hecho de que el maltrato infantil es muy común en grandes naciones industrializadas o desarrolladas como las no desarrolladas y en vías de desarrollo, es decir que la incidencia de este problema se ha incrementado tanto mundialmente que se ha salido del control social (p. 13).
Lo anterior indica que el problema del maltrato infantil no es exclusivo
de las zonas pobres. En ese sentido, no puede atribuirse al mismo, sólo
causales de índole económica.
Marcovich (citado por Galeano 2006) señaló que cada minuto un niño
sufría maltrato físico o verbal por parte de alguno de sus padres. Por otro
lado, sostiene que:
Tanto el maltrato infantil como la violencia intrafamiliar son fenómenos sociales que han gozado de aceptación en nuestra cultura, a pesar de que en los últimos tiempos estas conductas han sido condenadas por constituir algunas de las formas de violencia más comunes penetrantes en nuestra sociedad todavía
miles de niños y mujeres sufren de manera permanente actos de maltrato físico, psicológico y sexual en su propio hogar. Hasta ahora ha habido una separación histórica entre la violencia doméstica y el maltrato infantil, la primera salió a la luz pública debido al trabajo de las organizaciones de protección a las mujeres (p.3).
La aceptación que tenía la sociedad por el maltrato intrafamiliar, como
una forma de disciplina en el hogar no era considerado maltrato infantil, pero
actualmente se ha determina do que el mismo genera problemas posteriores
en el niño; por ello, el autor estima que es muy reciente esa consideración
como problema.
Hernández y Dager (2006), sostienen que:
Los años sesenta marcan un hito en la historia referente a la violencia contra los niños, ya que durante este ese periodo se describió el síndrome del niño maltratado y se le acuño este nombre y desde entonces se han multiplicado los trabajos sobre el tema pero a pesar de las investigaciones realizadas, aún queda mucho por aclarar sobre la epidemiología de la violencia contra los niños, sus causas y sus mecanismos y las medidas más eficaces para prevenirla. Sin embargo, los conocimientos acumulados hasta ahora constituyen suficientes bases para la acción y justifican la formulación de programas de intervención sobre las bases científicas (p. 6).
Por tanto, cabe aclarar que este tema en la actualidad ha cobrado
interés pero no el necesario para actuar de manera participativa, es decir,
para implementar nuevos programas de prevención y ayuda psicológica para
padres así como poner en marcha los ya existentes.
Un estudio realizado por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia,
UNICEF ((2007) reveló que “Estado Unidos, México y Portugal son los
países donde el índice de mortalidad de menores por maltrato físico es el
más elevado, con cifras de 10 a 15 veces mayores que el resto de las
naciones desarrolladas” (p. 9).
México fue incluido en el estudio por ser miembro de la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que agrupan a 30
de los países más ricos del mundo, el informe destruye uno de los mitos
contemporáneos más arraigados, que dice la violencia infantil es un
problema casi exclusivo de los países pobres.
Pérez (1990), realizó una investigación titulada Maltrato Infantil, la cual
fue realizada en una modalidad de un trabajo de campo con una población
de un aproximado de 100 habitantes que fueron maltratados, su objetivo
general fue diagnosticar el maltrato infantil que amenaza al desarrollo normal
físico y psicológico del niño en España durante el periodo 2004; concluyendo
que el maltrato físico es el que presenta el mayor índice en los niños;
asimismo estableció que el maltrato físico y emocional están relacionados y a
estas personas estudiadas e investigadas se le observó su agresividad,
inseguridad, comportamiento y estado de ánimo vulnerable.
En la República Bolivariana de Venezuela por el sistema de protección
del niño, niña y adolescentes, dentro de sus respectivos ámbitos territoriales,
el Ejecutivo Nacional, Estadal y Municipal, los órganos de administración y
justicia, las instituciones y empresas dedicadas al turismo, los sitios de
internet, los concejos comunales y la sociedad en general presentan
lineamientos, los cuales son aplicables en todo el territorio nacional.
Los Consejos Estadales de Derechos en coordinación con los Consejos
Municipales de Derecho y los Consejos Comunales en sus respectivos
ámbitos territoriales formulan, en conjunción con otros organismos
gubernamentales, organizaciones sociales y comunitarias, sus políticas,
planes, programas y proyectos, en concordancia con las orientaciones de
este lineamiento y del plan de acción nacional contra el abuso de los
derechos humanos de estos niños, niñas y adolescentes.
Vargas (1998) de la Dirección General de Promoción y Divulgación de
los Derechos Humanos de Caracas (Venezuela) señala:
A todos los niños niñas y adolescentes sin discriminación alguna se le garantiza su derecho a la protección integral a través de la promoción, prevención, atención a la familia, el entorno social, y la rehabilitación, generando las condiciones para que el Estado, las familias y la sociedad puedan dar cumplimiento a lo establecido en el ordenamiento jurídico vigente, mediante un nuevo modelo de comportamiento social que se traduzca en bienestar a la infancia, adolescencia y a la familias. (P.48)
No obstante, en el Estado Sucre, a pesar de esas disposiciones legales,
los niños son maltratados de cualquier cantidad de formas y aparentemente
nadie hace ni dice nada para mejorar esa situación.
Es importante demostrar que un niño presenta características cuando
ha sido maltratado y que como niño también tiene derechos para defenderse,
solo que por ignorancia, la mayoría de las personas no saben de estos
derechos; en el marco del plan de acción interinstitucional dirigido a la
protección del niño, niña y adolescentes contra la violencia, se puede estimar
que a lo largo de muchos años se presentan casos de maltrato infantil, solo
que no se mostraban a la luz pública, por ello las cifras estadísticas oficiales
no son exactas y, por lo tanto, no plantean la verdadera magnitud del
problema.
Lo planteado se evidencia en el Municipio Cajigal, Estado Sucre;
donde se ha observado continuamente casos de maltrato infantil, en este
entorno existen padres que pretender dar una buena educación a sus hijos
disciplinándolos de una forma incorrecta mediante el castigo físico o verbal y,
en muchos casos, los padres no cumplen ningún propósito disciplinario, sino
que esta forma de proceder sirve de escape para su propia ira, sentimiento,
frustración y desdicha que han podido adquirir por ser descendientes de
padres maltratadores o de un entorno de clases sociales con pobreza
extrema donde esta conducta es muy común en la población. Lo planteado
lleva a la amenaza del desarrollo normal del niño maltratado tanto física y
psicológicamente.
Eso es ratificado por Fontaines (2008) quien sostiene que en el
Municipio Cajigal, Estado Sucre los padres proporcionan maltrato físico a los
niños y niñas como consecuencia de que fueron maltratados en su niñez,
creándose un círculo que se repite en las diferentes generaciones, lo cual
crea una secuela de problemas sociales como el embarazo en adolescente,
hogares monoparentales y delincuencia (p. 12).
Esa situación se está develando por el esfuerzo que están realizando
diversas organizaciones relacionadas con los niños, según lo establece el
autor citado
En el Municipio Cajigal no existen estadísticas oficiales sobre el maltrato infantil porque son muy pocas las denuncias que se hacen al respecto en los organismos competentes; pero algunas organizaciones dedicadas al cuidado de los niños, están haciendo un seguimiento directamente en los hogares y las cifras que han acumulado son sorprendentes (Idem, p. 17).
En el Sector de Bella Vista de la Parroquia Yaguaraparo del Municipio
mencionado, la situación es más crítica porque existen patrones culturales
muy arraigados en los hogares que prohíben a los descendientes plantear
algún tipo de denuncia sobre el maltrato a los niños y niñas; pero se han
presentado casos de violación y maltratos físicos que han requerido la
intervención médica.
Los diferentes estudios expuestos indican que la violencia hacia los
niños, niñas y adolescentes representa un problema social grave, producido
por factores multicausales interactuantes. La violencia hacia este grupo
proviene de diferentes actores, por lo que las maneras de manifestarse y los
factores asociados a su aparición resultan también disímiles.
Definición del maltrato infantil
Un niño, según la Ley considerado como tal en este sentido a todo
menor de 18 años, es maltratado o abusado cuando su salud física o mental
o su seguridad están en peligro, ya sea por acciones u omisiones llevadas a
cabo por la madre o el padre u otras personas responsables de sus
cuidados, produciéndose el maltrato por acción, omisión o negligencia.
El maltrato a los niños es un grave problema social, con raíces
culturales y psicológicas, que pueden producirse en familias de cualquier
nivel económico y educativo. El maltrato viola derechos fundamentales de los
niños o niñas y por lo tanto, debe ser detenido, cuanto antes mejor.
Para Musito y García (1996) El origen de la crueldad hacia los niños es
en su sentido más amplio puede ser dividido en cuatro categorías:
a. - Crueldad inspirada en conceptos exagerados de disciplina y en base a
sus funciones que se resultan ser sujetos profundamente inadecuados e
irresponsables: alcohólicos, drogadictos, criminales o delincuentes, débiles
mentales etc.
b. - Actos de violencia o negligencia cometidos por padres o adultos
ejerciendo rígidas interpretaciones de la autoridad y de normas y reglas de
conducta.
c. - Crueldad patológica cuyos oscuros orígenes mentales o psicólogos son
muy difíciles de identificar y todavía más de tratar.
d. - La crueldad más intangible de todas, la crueldad oficial o la organizada,
aquella que se comete por ignorancia, por insensibilidad o por omisión en la
forma de falta de legislación o de cumplimiento de la misma que proteja
adecuadamente al menor (p. 3).
El maltrato Infantil es un Problema social con consecuencias muy
graves, y a la larga genera el peligro que conlleva por acción, omisión o
negligencia en la violencia psicológica que se ha ido dando durante el
transcurso del tiempo dentro y fuera de la sociedad.
Algunas personas no saben las características de un maltrato, sea
psicológico, físico y abuso sexual y también las razones por las cuales los
padres maltratan a sus hijos. La mayoría de las personas no saben a dónde
recurrir para dar ayuda a un niño que ha sido maltratado y cómo se le puede
ayudar al padre agresor.
Una cosa importante es demostrar que un niño presenta características,
cuando ha sido maltratado y que como niño también tiene derechos para
defenderse, sólo que por ignorancia la mayoría de las personas no saben de
estos derechos. Todo niño maltratado necesita ayuda, y aún más el padre
que agrede a su hijo.
Lo más importante es que el padre reconozca la situación que vive y
que acepte la ayuda que se le puede dar para un cambio en su vida y en la
manera de cómo dar una buena educación para su hijo.
El primer paso en toda intervención es el conocimiento. Qué tanto se
conoce acerca de este problema. Es importante que la sociedad se informe
acerca del maltrato infantil. Esto permite que se clarezcan más del asunto y
tomen medidas para ayudar ó para no maltratar a los hijos.
Pero puede que no solo sean consecuencias a largo plazo, sino que
puede presentar a corto plazo consecuencias; una de ellas puede ser que el
niño presente un comportamiento así como actitudes muy distintas al de
cualquier otro, en el caso de golpes y agresión física puede provocar
consecuencias al instante. Los niños pueden ser en el futuro padres de
familia que maltraten a sus hijos o por lo contrario pueden ser padres de
familia que por haber sido maltratados no les gustaría que sus hijos sufrieran
lo mismo.
Hay que recordar que el maltrato al niño es un problema muy grave y
que éste debe recibir ayuda médica y psicológica para poder superar el
problema.
Tipos de maltrato infantil
El abuso infantil es un patrón de maltrato o comportamiento abusivo
que se dirige hacia el niño y que afecta los aspectos físico, emocional y/o
sexual, así como una actitud negligente hacia el menor, a partir de la cual se
ocasiona amenaza o daño real que afecta su bienestar y salud. De acuerdo a
Cantón y Cortez (1997):
El maltrato infantil se puede clasificar en maltrato por acción y maltrato por omisión. El maltrato por acción se divide en: maltrato físico, abuso fetal, maltrato psicológico o emocional, abuso sexual.El maltrato por omisión es el abandono o negligencia, el cual se subdivide: abandono físico y negligencia o abandono educacional. (p.4).
De esta manera se aprecia que el maltrato no es sólo aquel que deja
evidencias físicas, sino que incluye hasta el abandono o la falta de acción
para evitar que el niño o la niña padezcan situaciones inadecuadas.
• Maltrato físico
Se define como maltrato físico “a cualquier lesión física infringida al niño
o niña (hematomas, quemaduras, fracturas, lesiones oculares, lesiones
cutáneas) mediante pinchazos, mordeduras, golpes, estirones de pelo,
torceduras, puntapiés u otros medios con los que se lastime al niño” (ob cit,
p. 5).
Aunque el padre o adulto a cargo puede no tener la intención de
lastimar al niño, también se interpreta como maltrato a la aparición de
cualquier lesión física arriba señalada que se produzca por el empleo de
algún tipo de castigo inapropiado para la edad del niño. A diferencia del
maltrato físico el castigo físico se define como el empleo de la fuerza física
con intención de causar dolor, sin lesionar, con el propósito de corregir o
controlar una conducta. No siempre es sencillo saber cuándo termina el
"disciplinamiento" y comienza el abuso. En contraposición del maltrato físico,
el castigo corporal es una práctica muy difundida y socialmente aceptada.
• Abuso Fetal:
Para Musito y García (1996) “Ocurre cuando la futura madre ingiere,
deliberadamente, alcohol u otras drogas, estando el feto en su vientre.
Producto de esto, el niño (a) nace con problemas, malformaciones, retraso
severo” (p. 9). Sin embargo, también puede incluirse en este tipo de maltrato
cuando la madre o el padre, no toma las previsiones para evitar un embarazo
no deseado y cuando la mujer consume medicamentos y otras cosas que no
se pueden ingerir cuando está embarazada o se sospeche su existencia.
• Maltrato emocional o psicológico
Es una de las formas más sutiles pero también más existentes de
maltrato infantil. Son niños o niñas habitualmente ridiculizados, insultados
regañadas o menospreciadas. Se les somete a presenciar actos de violencia
física o verbal hacia otros miembros de la familia. Se les permite o tolera uso
de drogas o el abuso de alcohol. Como sostienen Cantón y Cortez (1996):
“Si bien la ley no define el maltrato psíquico, se entiende como tal acción que
produce un daño mental o emocional en el niño, causándole perturbaciones
suficientes para afectar la dignidad, alterar su bienestar e incluso perjudicar
su salud” (p. 11).
Los actos de privación de la libertad como encerrar a su hijo o atarlo a
una cama, no solo pueden generar daño físico, sino seguro afecciones
psicológicas severas. Lo mismo ocurre cuando se amenaza o intimida
permanente al niño, alterando su salud psíquica.
Este maltrato ocasiona que en las primeros años el niño o la niña no
pueda desarrollar adecuadamente el apego a la sociedad; y, en los años
posteriores, se sienta excluido del ambiente familiar y social, afectando su
autoestima y sus habilidades sociales.
• Abuso Sexual
Puede definirse como tal a los contactos o acciones recíprocas entre un
niño o una niña y un adulto, en los que el niño o niña está siendo usado para
la gratificación sexual del adulto y frente a las cuales no puede dar un
consentimiento informado. Puede incluir desde la exposición de los genitales
por parte del adulto hasta la violación del niño o niña.
Según los autores citados, “Las formas comunes del abuso sexual son
el incesto, definido este como el acto sexual entre familiares de sangre,
padre-hija, madre-hijo, entre hermanos; la violación, el estupro, el rapto,
rufianismo, actos libidinosos, etcétera” (p. 12).
Este tipo de maltrato consiste en cualquier relación sexual que
mantengan niños y niñas menores de 18 años con adultos o un niño de más
edad, en las cuales exista un acto de sometimiento, poder y autoridad sobre
la víctima. Generalmente trae consigo traumas muy severos que afectan la
personalidad y se requiere tratamientos especiales para que la persona
pueda desenvolverse normalmente.
• Abandono o Negligencia
Significa una falla intencional de los padres o tutores en satisfacer las
necesidades básicas del niño en cuanto alimento, abrigo o en actuar
debidamente para salvaguardar la salud, seguridad, educación y bienestar
del niño, es decir, dejar de proporcionar los cuidados o atención al menor
que requiere para su adecuado crecimiento y desarrollo físico y espiritual.
Esto puede incluir, por ejemplo, omitir brindarle al menor alimento,
medicamentos y afecto.
Para García (2006) pueden definirse dos tipos de abandono o
negligencia:
Abandono físico: Este incluye el rehuir o dilatar la atención de problemas de salud, echar de casa a un menor de edad; no realizar la denuncia o no procurar el regreso al hogar del niño o niña que huyo; dejar al niño solo en casa a cargo de otros menores.Negligencia o abandono Educacional: No inscribir a su hijo en los niveles de educación obligatorios para cada provincia; no hacer lo necesario para proveer la atención a las necesidades de educación especial (p. 42).
En diversas oportunidades realizar el diagnostico de negligencia o
descuido puede presentar problemas de subjetividad. El descuido puede ser
intencional como cuando se deja solo a un niño durante horas porque ambos
padres trabajan fuera del hogar. Este último ejemplo como tantos otros que
generan la pobreza, el abandono o descuido es mas resultado de naturaleza
social que de maltrato dentro de la familia.
El abandono o negligencia constituye una falta de responsabilidad que
ocasiona una omisión ante las necesidades del niño y la niña para su
supervivencia. El descuido, la privación de alimentos, el incumplimiento del
tratamiento médico, el impedimento a la educación por parte de los padres,
tutores o cuidadores es muy frecuente, como se observa en los denominados
“niños de la calle”.
Lugar y modo en que se presenta el maltrato al niño.
El maltrato infantil puede presentarse en diversos lugares, siendo los
más comunes:
• En el hogar.
La mayoría de los casos de maltrato infantil ocurre dentro de la familia.
Cuando la familia tiene vínculos estrechos con otros parientes, tales como
los abuelos, tíos y otros, la condición de un niño maltratado puede salir a la
luz por la intervención de estos.
El abuso sexual y el maltrato físico se revelan al médico general o al
pediatra. El maltrato emocional rara vez se presenta de este modo, en gran
medida porque surge la duda acerca de la persona apropiada en quien
puede confiar un pariente.
Aquellos profesionales que visitan familias, tales como trabajadores de
salud y trabajadores sociales, pueden llegar a sospechar el maltrato infantil,
pero rara vez son elegidos para confiarles tal revelación. Esto se debe con
frecuencia, a que visitan hogares a partir de que surgen preocupaciones
iníciales sobre las aptitudes del padre dentro de la familia. Tales padres
muchas veces provienen de hogares en los que se abusó de ellos; ven a los
especialistas como adversarios más que como apoyo, ya que a sus colegas
los recuerdan en asociación con las tensiones de su propia infancia.
• En la clínica o guardería.
Los niños de menos de cuatro o cinco años de edad con frecuencia a
revisiones físicas y de crecimiento. Cuando se les cría en un entorno de
creencias, es posible que desde época temprana se les coloque en una
guardería. La cuidadosa observación de estos niños puede llevar a la
detección d maltrato infantil, pero nunca resulta fácil decidir cuándo el
desarrollo de un niño se ve comprometido como consecuencia del maltrato.
Cuando las lesiones no accidentales están presentes, resulta menos difícil,
pero dichos casos constituyen una minoría.
• En la escuela.
El abuso contra el escolar origina considerables problemas para el
reconocimiento del maltrato. Los niños con mayores riesgos vienen de
familias en las aquellas que sustenta la autoridad son considerados
sospechosos. Los maestros dedican mucho de su tiempo y sus habilidades
en ganar la confianza del alumno y esto requieren hacer amistad con ellos.
Mientras mayores son los niños, estos se tornan más reservados acerca de
sus cuerpos, de ahí que la enfermedad escolar y el oficial médico de la
escuela que tengan una importante responsabilidad en el reconocimiento de
la evidencia física del maltrato.
Aunque los maestros son los primeros en sospechar del abuso, nunca
resulta fácil observar lesiones físicas cuando los niños se mudan de ropa. El
comportamiento de los menores sin embargo, sigue patrones relacionados
con la edad y con los que el maestro está familiarizado. El comportamiento
anormal o divergente puede ser síntoma más importante del maltrato infantil
y el maestro es el profesional mejor ubicado para sospechar de este.
• Por los medios de comunicación
Actualmente constituye una de las formas más sutiles de maltrato
infantil, pero diversos programas de la televisión así como de Internet,
causan perturbaciones psicológicas a los niños. En el c aso de Venezuela, se
están planteando diversas normas legales para el funcionamiento de los
cybers, donde los niños tienen acceso a pornografía, lo cual constituye una
forma de maltrato infantil.
Detección del maltrato infantil
La idea popular de un niño "golpeado" evoca la imagen de un infante
patético, sucio y cubierto de moretones, que mira fijamente al fotógrafo de
modo aprehensivo. La verdadera imagen revela que los niños sufren de una
variedad infinita de abusos, por lo general a manos de los propios padres y a
menudo sin lesión evidente ni queja.
El maltrato infantil incluye una serie de ofensas que van de los extremos
de la violación y el asesinato, hasta la más sutil e insidiosa negación de
amor. Un niño que crece sin esperar nada sino un entorno hostil aprenderá a
vivir dentro de estos límites y adaptara su comportamiento de tal forma que
no traiga la mínima agresividad. Tales niños aprenden desde época
temprana a procurar la complacencia de cualquier adulto con el que puedan
entrar en contacto como forma de protegerse a sí mismos.
Para Papalia y Olds, (1998):
La detección de esta variedad de maltrato infantil depende de dos factores: la capacitación en los patrones típicos que aquél presenta y la experiencia. Para llegar a desarrollar un "olfato" y
descubrir al niño maltratado, cada individuo necesita haber acumulado un acervo considerable de casos. El entrenamiento debe, por supuesto, ocupar el primer lugar. No es sino hasta que tenemos un grupo de observadores estratégicamente ubicados en la comunidad, que podemos esperar alcanzar la detección temprana (p. 32).
La habilidad para detectar que un niño ha sido maltratado depende, por
lo tanto, del conocimiento por parte de cada observador, no sólo del estado
físico de un niño, sino del comportamiento normal infantil. No basta con notar
cualquier cambio en las interacciones sociales de un niño en particular, pues
el niño agredido constantemente puede haber sufrido desde la primera
infancia. Por consiguiente, cuando un niño parece comportarse de un modo
anormal, deberá considerarse la posibilidad de que la causa sea el maltrato.
Cómo identificar a los niños maltratados
De acuerdo con los autores citados, existen dos indicadores que
permiten identificar al maltrato en los niños y niñas.
a) Los indicadores de conducta
El comportamiento de los niños maltratados ofrece muchos indicios que
delatan su situación. La mayoría de esos indicios son no específicos, porque
la conducta puede atribuirse a diversos factores. Sin embargo, siempre que
aparezcan los comportamientos que se señalan a continuación, es
conveniente agudizar la observación y considerar el maltrato y abuso entre
sus posibles causas:
• Las ausencias reiteradas a clase
• El bajo rendimiento escolar y las dificultades de concentración
• La depresión constante y/o la presencia de conductas autoagresivas o
ideas suicidas.
• La docilidad excesiva y la actitud evasiva y/o
• Defensiva frente a los adultos.
• La búsqueda intensa de expresiones afectuosas por parte de los
adultos, especialmente cuando se trata de niños pequeños.
• Las actitudes o juegos sexualizados persistentes e inadecuados para
la edad. (p. 42)
b) Los indicadores físicos
• La alteración de los patrones normales de crecimiento y desarrollo.
• La persistentes falta de higiene y cuidado corporal.
• Las marcas de castigo corporales.
• Los "accidentes" frecuentes.
• El embarazo precoz.(idem).
Factores y causas asociados con el maltrato infantil
De acuerdo con los planteamientos de la UNICEF (2006), los factores y
las causas del maltrato infantil pueden resumirse en los siguientes
indicadores:
a) Factores
• Individuales:
Ascendientes maltratadores
Concepto equivocado de la disciplina
Falsas expectativas
Inmadurez
Retraso Mental
Psicopatías
Adicciones
Trato brusco
• Familiares:
Hijos no deseados
Desorganización hogareña
Penurias económicas
Desempleo o subempleo
Desavenencia conyugal
Falta de autodominio
Educación severa
• Sociales:
Concepto del castigo físico
Actitud social negativa hacia los niños
Indiferencia de la sociedad. (pp. 44-45)
b) Causas:
Se supone que los "factores de estrés situacionales" derivan de los
siguientes cuatro componentes:
• Relaciones entre padres: Segundas nupcias, disputa marital,
padrastros cohabitantes, o padres separados solteros.
• Relación con el niño: Espaciamiento entre nacimientos, tamaño de la
familia, apego de los padres al niño y expectativas de los padres ante
el niño.
• Estrés estructural: Malas condiciones de vivienda, desempleo
aislamiento social, amenazas a la autoridad, valores y autoestima de
los padres.
• Estrés producido por el niño: Niño no deseado, niño problema, un niño
que no controla su orina o su defecación, difícil de disciplinar, a
menudo enfermo, físicamente deforme o retrasado (Idem).
Las posibilidades de que estos "factores de estrés" situacionales
desemboquen en el maltrato infantil o el abandono, determinan la relación
padres-hijo y dependen de ella. Una relación segura entre éstos amortiguará
a cualquier efecto del estrés y proporcionará estrategias para superarla, a
favor de la familia. En cambio, una relación insegura o ansiosa no protegerá
a la familia que esté bajo tensión; la "sobrecarga de acontecimientos", como
las discusiones o el mal comportamiento del niño, pueden generar diversos
ataques físicos o comportamiento del niño, puede generar diversos ataques
físicos o emocionales. En suma, lo anterior tendrá un efecto negativo en la
relación existente entre los padres y el hijo, y reducirá los efectos
amortiguadores aun más. Así, se establece un círculo vicioso que, a la larga,
lleva a una "sobrecarga sistemática", y en que el estrés constante ocasiona
agresiones físicas reiteradas. La situación empeora en forma progresiva, sin
la intervención pertinente, y podría calificarse como una "espiral de
violencia".
De aquí se sigue que la relación padres-hijo debería ser el punto de
concentración para el trabajo en torno de la prevención, tratamiento y manejo
del maltrato y abandono infantiles. Es en este nivel que los psicólogos como
nosotros podemos aportar una contribución significativa.
Como sugiere el modelo, el grado de involucramiento de los padres en
la relación con el niño dependerá de la personalidad o el carácter y su
patología, como sería el mal control del temperamento y los desordenes
psiquiátricos. Estos factores de personalidad pueden ser resultado de las
experiencias sociales tempranas del padre o la madre; de hecho, muchos
padres que maltratan informan que ellos mismos fueron víctimas del maltrato
cuando eran niños.
Finalmente, como se indica al comienzo del presente capítulo, los
valores culturales y comunitarios pueden afectar las normas y estilos del
comportamiento los padres. Éstos recibirán la influencia de su posición
social, en lo que se refiere a edad, sexo, educación, condición,
socioeconómica, grupo étnico y antecedentes de clase social.
Un grupo importante de padres que maltrata o abusa de sus hijos han
padecido en su infancia falta de afecto y maltrato. Esto suele asociarse a una
insuficiente maduración psicológica para asumir el rol de crianza,
inseguridades, y perspectivas o expectativas que no se ajustan a lo que es
de esperar en cada etapa evolutiva de sus hijos. Como señala Kempe, citado
por Zagalsky y Zlotogora (2004):
Estas características psicológicas en sus padres, son un importante potencial del maltrato, de tal forma que cualquier pequeño hecho de la vida cotidiana, todo comportamiento del niño que se considere irritante, si encuentra a su progenitor en situación de crisis, con escasas defensas anímicas y con dificultades para requerir apoyo externo, puede desatar la violencia".
Resumiendo, los factores que estos autores relacionan con el maltrato
son:
• La repetición de una generación a otra de una pauta de hechos
violentos, negligencia o privación física o emocional por parte de sus
padres.
• El niño es considerado indigno de ser amado o es desagradable, en
tanto las percepciones que los padres tienen de sus hijos no se
adecuan a la realidad que los niños son, además, consideran que el
castigo físico es un método apropiado para "corregirlo" y llevarlos a un
punto más cercano a sus expectativas.
• Es más probable que los malos tratos tengan lugar en momentos de
crisis. Esto se asocia con el hecho de que muchos padres
maltratantes tienen escasa capacidad de adaptarse a la vida adulta.
• En el momento conflictivo no hay líneas de comunicación con las
fuentes externas de las que podrían recibir apoyo. En general estos
padres tienen dificultades para pedir ayuda a otras personas. Tienden
a aislarse y carecen de amigos o personas de confianza.
Características del niño golpeado y el agente agresor
El niño no solamente es maltratado a través de la agresión física, sino
también por la privación del alimento, cuidados físicos y estimulación
sensorial tan necesaria para su desarrollo. Así, la desnutrición, las malas
condiciones higiénicas del niño, el retraso en las esferas del lenguaje y
personal social, clásicamente consideradas como medidas de la estimulación
que el niño recibe de su ambiente, son la regla generalizada según muchos
autores. A lo anterior se suma el deterioro de las funciones intelectuales
como secuela de lesiones al sistema nervioso central. Como sostiene Corsi
(1994)
En algunos casos cabe la posibilidad de que el retraso y apariencia poco agraciada del menor disparasen la ira del agresor. Pero en otros muchos puede plantearse la posibilidad inversa: que el retraso fuese secuela de asaltos previos y retroalimente la ira de desencadenarse de agresiones posteriores. En no pocas veces, inclusive, sirve para justificar al agresor en sus nuevos ataques al niño (p, 39).
El panorama se vuelve más sombrío si se recuerda, como lo han
demostrado varios trabajos, que la desnutrición por sí misma es capaz de
afectar en sentido negativo y en forma irreversible el crecimiento y el
desarrollo. Para algunos autores, la "falla para crecer" en un niño, puede ser
el primer dato que oriente hacia el diagnóstico.
Estos niños muestran un patrón de comportamiento muy característico
cuando están internados en el hospital. Para Corsi, (citado por Galeano,
(2006):
Aun en ausencia de lesiones que comprometan el estado general, el niño aparece triste, apático y en ocasiones estuporoso; rehúye el acercamiento del adulto y frecuentemente se oculta bajo las sábanas. En general, es un niño que llora y no se muestra ansioso, cuando se trata un lactante mayor o un preescolar, por la ausencia de la madre y aun puede mostrar franco rechazo hacia ésta cuando ha sido la agresora (p. 39)
La conducta del niño cambia relativamente al poco tiempo a una de
aferramiento excesivo hacia el personal del hospital, con gran necesidad de
contacto físico, al mismo tiempo que hay periodos patentes de agresividad
cuando se les frustra; estos niños pegan y aun llegan a morder a las
enfermeras, a pesar de que éstas muestra especial afecto y cuidado al
menor cuando se enteran del problema.
Se han señalado también patrones de comportamiento característicos
del agente agresor en el hospital; poco interés del familiar involucrado acerca
de la seriedad de las lesiones y evolución del padecimiento, con abandono
del niño en el hospital o, al menos, visitas cortas muy esporádicas y el
comentario frecuentes de las enfermeras de la sala "de no conocer al padre o
madre del niño", a pesar de estancias prolongadas. Sin embargo, esto no es
necesariamente un comportamiento característico del familiar agresor; en
ocasiones, el padre o familiar involucrado parece mostrar una gran
preocupación por la enfermedad del pequeño paciente, con actitudes francas
de sobreprotección hacia éste, lo cual hace más difícil para el médico, la
enfermera y aun la trabajadora social con experiencia en el manejo de este
problema, aceptar la posible culpabilidad en una persona tan aparentemente
interesada en el bienestar del menor.
Hay acuerdo general en que se trata de personas jóvenes y aun cuando
existe la creencia de que el maltrato físico extremo está confinado a la clase
socioeconómicamente baja y/o personas de inteligencia baja, la mayor parte
de los reportes, así como nuestra experiencia, están de acuerdo en que los
padres golpeados provienen de todas las clases sociales y están dentro de
todos los niveles de inteligencia. Vargas (2007) señala que "es probable que
algunos padres estén psicológicamente propensos a este desastre particular,
pero esto no tiene nada que ver con la clase social o inteligencia" (p. 9).
Se han descrito muchos rasgos característicos del agente del agresor.
Entre ellos estaría la inmadurez emocional, la cual es la consecuencia de
insatisfacción de la misma durante la niñez.
Sentimientos de ira, coraje y frustración hacia los hijos, son normales;
pero comúnmente están balanceados por sentimientos igualmente
importantes de protección y cariño y, sólo rara vez, bajo presiones
desorbitadas del ambiente, resultan en una pérdida total del control. En los
agresores, se ha enfatizado también, la existencia de un grado
especialmente alto de impulsividad y pobres mecanismos de control para la
misma, lo cual hace que un estimulo aparentemente pequeño, que
generalmente toleran bien la mayor parte de los padres, provoque la reacción
agresiva intensa hacia el menor involucrado.
Sin embargo, otros autores enfatizan que el agresor funciona bien
fuera de la presencia del niño agredido y que este último es dotado de
características reales o supuestas, que desencadenan el maltrato y/o
actitudes abiertas de rechazo. Estas características pueden ir desde
inquietud motora marcada, llanto excesivo, aspecto físico del menor,
enfermedades frecuentes, etc., hasta otras más sutiles y las cuales requieren
de una investigación cuidadosa para descubrirlas, como son el conferir al
niño características del adulto. Muy frecuentemente, estos padres tienen
dificultad para ver al bebe como tal y esperan que coma sin dejar nada de la
ración ofrecida o demandan hábitos de limpieza por encima de la edad del
niño, especialmente un control muy precoz esfínteres anal y vesical por lo
que los ataques al niño suelen ocurrir alrededor de la hora de comida o de la
defecación.
No es raro también que una madre insatisfecha en sus relaciones
interpersonales, especialmente con el esposo, tome al bebe como única
fuente de satisfacción; si responde como ella quiere, no hay problema; pero
si es llorón o no acepta el alimento ofrecido, puede pensar que el bebe la
rechaza, la crítica y dispararse así la agresión. En otras ocasiones se
desplaza hacia el menor parte de la conflictiva del agresor; tal sería el
suponer que el niño, concebido en relaciones pre o extramaritales, es un
estigma, y por ello generados de culpa e ira del agresor. Más difícil de
descubrir es un hecho encontrado en dos de nuestros casos: el niño es
tomado como un rival que acapara los cuidados del otro cónyuge, atención
que es requerida en exclusividad, y con ello surgen los celos, la ira y la
agresión.
Fuera de lo antes señalado, los agresores presentan escasa o nula
psicopatología, cuando menos aparente. Muy frecuentemente, el agresor, en
quien la sola presencia del niño provoca un estado afectivo incontrolable,
trata de manejar sus emociones apartándose del menor a través de relegar
los cuidados al otro padre u otra persona; es cuando se rompe este arreglo
que ocurre la agresión. Esto último explicaría la mayor frecuencia del llamado
"Síndrome del Niño Golpeado" durante los primeros dieciocho meses de
vida, lo cual, inclusive, ha hecho que también se conozca este problema
como "Síndrome del Bebé Golpeado". Cuando el niño empieza a caminar y
más aún cuando es capaz de aprender a rehuir al agresor, las agresiones
son más frecuentes.
Consecuencias del niño golpeado y el agente agresor
Los niños criados en hogares donde se les maltrata suelen mostrar
desórdenes postraumáticos y emocionales. Muchos experimentan
sentimientos de escasa autoestima y sufren de depresión y ansiedad por lo
que suelen utilizar el alcohol u otras drogas para mitigar su estrés
psicológico, siendo la adicción al llegar la adultez, más frecuente que en la
población general.
Los efectos que produce el maltrato infantil, no cesan la niñez,
mostrando muchos de ellos dificultades para establecer una sana
interrelación al llegar a la adultez.
Algunos niños sienten temor de hablar de lo que les pasa por que
piensan que nadie les creerá. Otras veces no se dan cuenta que el maltrato a
que son objeto es un comportamiento anormal así aprenden a repetir este
"modelo" inconscientemente. La falta de un modelo familiar positivo y la
dificultad en crecer y desarrollarse copiándolo, aumenta las dificultades de
establecer relaciones.
Puede que no vean la verdadera raíz de sus problemas emocionales,
hasta que al llegar a adultos busquen ayuda para solucionarlos. En este
sentido, Dole y Jiménez (2005) sostienen que:
Para muchos niños y niñas que sufren de maltrato, la violencia del abusador se transforma en una forma de vida. Crecen pensando y creyendo que la gente que lastima es parte de la vida cotidiana, por lo tanto este comportamiento se toma "aceptable" y el ciclo del
abuso continua cuando ellos se transforman en padres que abusan de su hijos y estos de los suyos, continuando así el ciclo vicioso por generaciones".
Muchas personas no pueden cortar el ciclo del abuso, pero hay niños al
que la bibliografía mundial denomina "resilentes" que poseen características
que les permite superar este obstáculo. Estos niños tienen la habilidad de
llamar positivamente la atención de otras personas, se comunican bien,
poseen una inteligencia promedio, se nota en ellos un deseo por superarse y
creen en sí mismos. Muchas veces es la aparición de un adulto preocupado
por ellos lo que les permite desarrollar esta habilidad y romper con el ciclo
del abuso.
Los niños aprenden de lo que viven. De acuerdo a lo planteado por
Corsi (citado por Galeano, 2006) el niño aprende lo que vive:
• Si vive con tolerancia aprende a ser paciente.
• Si vive criticado aprende a condenar
• Si vive con aprobación aprende a confiar en sí mismo
• Si vive engañado aprende a mentir
• Si vive en equidad aprende a ser justo
• Si vive con vergüenza aprende a sentirse culpable
• Si vive con seguridad aprende a tener fe en sí mismo
• Si vive hostilizado aprende a pelear
• Si vive en la aceptación y la amistad aprende a encontrar el amor en el
mundo. (p. 47)
La literatura sobre el tema de abuso infantil coinciden en manifestar que
los niños que sufren malos tratos presentan un funcionamiento
comportamental problemático. En algunos estudios (Maher, 1990; Morales, &
Costa, 1997; Vargas, 1994) se observa que comparando a niños que
reciben abuso con niños que no lo reciben, los primeros manifiestan más
problemas de conducta, tanto cuando la información procede de los padres
como cuando procede de los maestros. Las conductas que se han descrito
en estos niños han sido: agresividad, verbal y física, hostilidad, oposición,
robos, mentiras, absentismo, que se integrarían en la categoría de problemas
de conducta externalizantes.
También sostiene Corsi (citado por Galeano, 2006) que en un estudio
longitudinal encontraron que la experiencia del daño físico intencional sufrido
durante los primeros cinco años estaba asociada con un incremento
considerable del riesgo a sufrir problemas de conducta externalizantes. Pero
aunque estos problemas sean los más frecuentes, sin embargo, también
algunos de estos niños presentan problemas de eliminación, miedos,
desobediencia encubierta, pero incluso algunos niños presentan combinación
de ambas categorías. (p. 33).
Causas del maltrato infantil
Los estudiosos del tema del maltrato infantil han tratado de explicar
su aparición y mantenimiento utilizando diversos modelos. Considerando los
planteamientos de Cantón y Cortez (1997) pueden sintetizarse de la amera
siguiente:
• El modelo sociológico, que considera que el abandono físico es
consecuencia de situaciones de carencia económica o de situaciones de
aislamiento social.
• El modelo cognitivo, que lo entiende como una situación de
desprotección que se produce como consecuencia de distorsiones
cognitivas, expectativas y percepciones inadecuadas de los
progenitores/cuidadores en relación a los menores a su cargo.
• El modelo psiquiátrico, que considera que el maltrato infantil es
consecuencia de la existencia de sicopatología en los padres.
• El modelo del procesamiento de la información, que plantea la
existencia de un estilo peculiar de procesamiento en las familias con
menores en situación de abandono físico o negligencia infantil.
• El modelo de afrontamiento del estrés, que hace referencia a la forma
de evaluar y percibir las situaciones y/o sucesos estresantes por parte de
estas familias.
• En la actualidad el modelo etiopatogénico que mejor explica el
maltrato infantil, es el modelo integral del maltrato infantil. Este modelo
considera la existencia de diferentes niveles ecológicos que están encajados
unos dentro de otros interactuando en una dimensión temporal. Existen en
eñ mismo factores compensatorios que actuarían según un modelo de
afrontamiento, impidiendo que los factores estresores que se producen en
las familias desencadenen una respuesta agresiva hacia sus miembros (pp.
43-44).
La progresiva disminución de los factores compensatorios podría
explicar la espiral de violencia intrafamiliar que se produce en el fenómeno
del maltrato infantil. Entre los factores compensatorios se señalan: armonía
marital, planificación familiar, satisfacción personal, escasos sucesos vitales
estresantes, intervenciones terapéuticas familiares, apego materno/paterno
al hijo, apoyo social, buena condición financiera, acceso a programas
sanitarios adecuados, etc.
Entre los factores estresores se cuentan: historia familiar de abuso,
desarmonía familiar, baja autoestima, trastornos físicos y psíquicos en los
padres, farmacodependencia, hijos no deseados, padre no biológico, madre
no protectora, ausencia de control prenatal, desempleo, bajo nivel social y
económico, promiscuidad, etc.
Consecuencias del maltrato infantil
Independientemente de las secuelas físicas que desencadena
directamente la agresión producida por el abuso físico o sexual, todos los
tipos de maltrato infantil dan lugar a trastornos conductuales, emocionales y
sociales. Según los autores citados, la importancia, severidad y cronicidad de
las estas secuelas depende de:
• Intensidad y frecuencia del maltrato.
• Características del niño (edad, sexo, susceptibilidad, temperamento,
habilidades sociales, etc.).
• El uso o no de la violencia física.
• Relación del niño con el agresor.
• Apoyo intrafamiliar a la víctima infantil.
• Acceso y competencia de los servicios de ayuda médica, psicológica y
social.
• En los primeros momentos del desarrollo evolutivo se observan
repercusiones negativas en las capacidades relacionales de apego y en
la autoestima del niño. Así como pesadillas y problemas del sueño,
cambios de hábitos de comida, pérdidas del control de esfínteres,
deficiencias psicomotoras, trastornos psicosomáticos.
• En escolares y adolescentes se encuentran: fugas del hogar, conductas
auto lesivas, hiperactividad o aislamiento, bajo rendimiento académico,
deficiencias intelectuales, fracaso escolar, trastorno disociativo de
identidad, delincuencia juvenil, consumo de drogas y alcohol, miedo
generalizado, depresión, rechazo al propio cuerpo, culpa y vergüenza,
agresividad, problemas de relación interpersonal.
Diversos estudios señalan que el maltrato continúa de una generación a
la siguiente. De forma que un niño maltratado tiene alto riesgo de ser
perpetuador de maltrato en la etapa adulta. Esto lo apreció Fontaines (2008)
en el Sector Bella Vista, Municipio Cajigal, Estado Sucre; encontrándose lo
siguiente:
En un mismo hogar existen hasta tres generaciones que presentan características comunes:•Madres solteras con un numeroso grupo de hijos.•Adultos y adolescentes que siguen el mismo patrón de comportamiento de los padres, caracterizados por conductas agresivas•Generalmente las hembras se convierten en madres solteras y los varones manifiestan conductas sociales disfuncionales (p. 42)
Existe una tendencia de los niños y niñas maltratados a reproducir en
sus descendientes los mismos patrones de comportamientos que recibieron,
creándose un círculo vicioso que requiere eliminarse, mediante un
tratamiento adecuado a los afectados para evitar que se siga
transmitiendo las otras generaciones.
Prevención del maltrato infantil
Según lo que expresan Morales & Costa (1997) La ecuación del buen
trato es la sumatoria de los recursos comunitarios, la resistencia al daño y las
competencias parentales en relación a las necesidades infantiles.
La resistencia al daño se denomina a los recursos naturales de los
niños, para asegurarse un desarrollo sano; a la capacidad de todo ser vivo,
para mantenerse vivo y a la toma de conciencia de la realidad.
Los factores que aumentan la resistencia al daño en el niño son:
- Apego seguro en los primeros 6 meses de vida.
- Tener conciencia de la realidad individual, familiar y social. Cuanto antes
se dé cuenta de su realidad, más facilidad tendrá para desarrollar
estrategias alternativas.
- Apoyo social: relaciones informales.
- La escuela y los procesos educativos extra-familiares.
- Compromiso religioso, social y político
La ecuación del maltrato es el resultado de pocos recursos
comunitarios, pocas competencias parentales en relación a grandes
necesidades infantiles y trastorno de la re silencia.
Una familia y su entorno social pueden considerarse sanos cuando son
capaces de:
- Asegurar el bienestar en todos sus miembros y sus socializaciones
(aprendizaje de una cultura de vida).
- Ofrecer a sus miembros los bienes materiales, psicológicos y sociales
que necesitan, en cantidad y calidad suficientes.
El bienestar de un niño no es nunca un regalo o el producto de la buena
o mala suerte, sino por el contrario, el resultado de un esfuerzo humano que
nunca es puramente individual y ni siguiera puramente familiar, sino el
trabajo del conjunto de una sociedad.
Indicadores de maltrato infantil
El niño no sabe defenderse ante las agresiones de los adultos, no pide
ayuda, esto lo sitúa en una posición vulnerable ante un adulto agresivo y/o
negligente. Los niños que sufren maltrato tienen múltiples problemas en su
desarrollo evolutivo, déficit emocional, conductuales y socio-cognitivos que le
imposibilitan un desarrollo adecuado de su personalidad. De ahí la
importancia de detectar cuanto antes el maltrato y buscar una respuesta
adecuada que ayude al niño en su desarrollo evolutivo.
Los problemas que tienen los niños maltratados se traducen en unas
manifestaciones que pueden ser conductuales, físicas y/o emocionales. A
estas señales de alarma o pilotos de atención es a lo que se llama
indicadores, ya que pueden "indicar" una situación de riesgo o maltrato.
A continuación se exponen una serie de indicadores que pueden ayudar
en la observación del maltrato considerando los criterios de Cantón y Cortez
(1997); sin embargo hay que tener en cuenta que éstos por sí solos no son
suficientes para demostrar la existencia de maltrato sino que además debe
considerarse la frecuencia de las manifestaciones, cómo, dónde y con quien
se produce.
Por ello es importante saber interpretar estos indicadores y no quedarse
ante ellos como observadores o jueces de una forma de ser ante la que no
podemos hacer nada. Estos indicadores no siempre presentan evidencias
físicas, algunas formas de abuso sexual, maltrato psicológico, sino que
pueden ser también conductas difíciles de interpretar. Algunos de los
indicadores, entre otros, que se pueden dar son:
En el Niño:
• Señales físicas repetidas (morados, magulladuras, quemaduras...)
• Niños que van sucios, malolientes, con ropa inadecuada, etc.
• Cansancio o apatía permanente (se suele dormir en el aula)
• Cambio significativo en la conducta escolar sin motivo aparente
• Conductas agresivas y/o rabietas severas y persistentes
• Relaciones hostiles y distantes
• Actitud hipervigilante (en estado de alerta, receloso,...)
• Conducta sexual explícita, juego y conocimientos inapropiados para su
edad
• Conducta de masturbación en público
• Niño que evita ir a casa (permanece más tiempo de lo habitual en el
colegio, patio o alrededores)
• Tiene pocos amigos en la escuela
• Muestra poco interés y motivación por las tareas escolares
• Después del fin de semana vuelve peor al colegio (triste, sucio, etc.)
• Presenta dolores frecuentes sin causa aparente
• Problemas alimenticios (niño muy glotón o con pérdida de apetito)
• Retrasos en el desarrollo físico, emocional e intelectual
• Presenta conductas antisociales: fugas, vandalismo, pequeños hurtos, etc.
• Intento de suicidio y sintomatología depresiva
• Regresiones conductuales (conductas muy infantiles para su edad)
• Relaciones entre niño y adulto secreta, reservada y excluyente
• Falta de cuidados médicos básico.
En los Padres y/o Cuidadores
• Parecen no preocuparse por el niño
• No acuden nunca a las citas y reuniones del colegio
• Desprecian y desvalorizan al niño en público
• Sienten a su hijo como una "propiedad" ("puedo hacer con mi hijo lo que
quiero porque es mío")
• Expresan dificultades en su matrimonio
• Recogen y llevan al niño al colegio sin permitir contactos sociales
• Los padres están siempre fuera de casa (nunca tienen tiempo para...)
• Compensan con bienes materiales la escasa relación personal afectiva
que mantiene con sus hijos
• Abusan de substancias tóxicas (alcohol y/o drogas)
• Trato desigual entre los hermanos
• No justifican las ausencias de clase de sus hijos
• Justifican la disciplina rígida y autoritaria
• Ven al niño como malvado
• Ofrecen explicaciones ilógicas, contradictorias no convincentes o bien no
tienen explicación
• Habitualmente utilizan una disciplina inapropiada para la edad del niño
• Son celosos y protegen desmesuradamente al niño (pp 48-49)
Estos indicadores pueden observarse en otros casos que no
necesariamente se dan en niños maltratados, la diferencia más notable es
que los padres maltratadores no suelen reconocer la existencia del maltrato y
rechazan cualquier tipo de ayuda, llegando a justificar con argumentos muy
variados este tipo de acciones; en cambio los padres con dificultades suelen
reconocerlas y admiten cualquier tipo de ayuda que se les ofrezca.
CAPÍTULO II
FUNDAMENTACION LEGAL
Análisis de la legislación venezolana sobre el maltrato infantil.
La legislación venezolana establece una normativa muy amplia sobre la
protección al niño y al adolescente, tales como la Constitución de la
República de Venezuela (1999), la Ley Orgánica de Protección del Niño y del
Adolescente (1998), el Código Penal (2000) y otras.
La Constitución de La República Bolivariana de Venezuela (1999), en
su Artículo 19 contempla que:
El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los Derechos Humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para los órganos del Poder Público de conformidad con esta Constitución, con los tratados sobre Derechos Humanos suscritos y ratificados por la República y con las leyes que los desarrollen (p. 4).
El Estado garantiza a toda persona sin discriminación alguna, el respeto
y la garantía de sus derechos humanos como venezolanos y venezolanas
desde la concepción. En tal sentido, todo maltrato a los niños y niñas
constituye una violación a sus derechos humanos, lo cual también está
contemplado en diversos convenios internacionales.
El mismo texto legal contempla en su artículo 75, lo siguiente:
El Estado protegerá a las familias como asociación natural de la sociedad y como el espacio fundamental para el desarrollo integral de las personas. Las relaciones familiares se basan en la igualdad de derechos y deberes, la solidaridad, el esfuerzo común, la comprensión mutua y el respeto recíproco entre sus integrantes. El Estado garantizará protección a la madre, al padre o a quienes ejerzan la jefatura de la familia (p. 8)
Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a vivir, ser criados o criadas y a desarrollarse en el seno de su familia de origen. Cuando ello sea imposible o contrario a su interés superior, tendrán derecho a una familia sustituta, de conformidad con la ley. La adopción tiene efectos similares a la filiación y se establece
siempre en beneficio del adoptado o la adoptada, de conformidad con la ley. La adopción internacional es subsidiaria de la nacional.
Queda establecido con rango constitucional que la familia es concebida
como una asociación natural de la sociedad y debe propender al desarrollo
integral de las personas, mediante relaciones de igualdad, de derechos y
deberes, solidaridad y esfuerzo común. Asimismo, el Estado debe garantizar
protección a la familia. En ese sentido, la problemática que se suscita en el
maltrato del niño y la niña en el Municipio Cajigal, debe ser atendida con
urgencia; por cuanto de otro modo, no se estaría cumpliendo con ese
mandato de la Carta MagnaConstitución de la República Bolivariana de
Venezuela.
La Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, LOPNA
(1998), en su artículo Nº 1, relativo al objeto de al misma, sostiene
Esta ley tiene por objeto garantizar a todos los niños, niñas y adolescentes, que se encuentren en territorio nacional, el ejercicio y el disfrute pleno y efectivo de sus derechos y garantías a través de la protección integral que el Estado, la sociedad y las familias deben brindarles desde el momento de su concepción (p.5).
Se garantiza a todo niño, niña y adolescentes el disfrute pleno de sus
derechos dentro y fuera de la sociedad o el Estado donde se encuentre, lo
cual debe ser realizado no sólo por el Estado, sino que la familia y la
sociedad también tienen esa obligación. Esto es muy importante acotarlo,
porque cualquier ciudadano debe velar para que se garanticen los derechos
a los niños y niñas. Lamentablemente por desconocimiento o por negligencia
muchas personas contemplan pasivamente el maltrato a los niños y niñas,
sin realizar ninguna acción.
La misma Ley sostiene en su artículo 5º:
Obligaciones Generales de la Familia. La familia es responsable, de forma prioritaria, inmediata e indeclinable, de asegurar a los niños y adolescentes el ejercicio y disfrute pleno y efectivo de sus derechos y garantías. El padre y la madre tienen responsabilidades y obligaciones comunes e iguales en lo que respecta al cuidado, desarrollo y educación integral de sus hijos.El Estado debe asegurar políticas, programas y asistencia apropiada para que la familia pueda asumir adecuadamente esta responsabilidad, y para que los padres y las madres asuman, en igualdad de condiciones, sus responsabilidades y obligaciones. (p. 6)
Se establece prioritariamente la responsabilidad de los padres (en
forma compartida), en asegurar que los niños y adolescentes disfruten de
sus derechos y garantías. No obstante, el Estado debe implementar políticas
y programas para que ello se cumpla. De allí que la atención al problema del
maltrato a los niños en el Sector Bella Vista en el Municipio Cajigal,
responde a esas exigencia legales, específicamente en el tipo de programa
de apoyo u orientación contemplado en el literal b, del artículo 124 de esa
misma ley, el cual dice textualmente que se plantea “Para estimular la
integración del niño y el adolescente en el seno de su familia y de la
sociedad, así como guiar el desarrollo armónico de las relaciones entre los
miembros de la familia”.
También expresa la LOPNA en su Artículo 15. “Derecho a la Vida.
Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a la vida. El Estado
debe garantizar este derecho mediantes políticas públicas dirigidas a
asegurar la sobrevivencia y el desarrollo integral de todos los niños, niñas y
adolescentes”. (p. 10)
El derecho a la vida se tiene desde que se es engendrado; en ese
sentido ninguna persona puede violarlo sin contravenir esta disposición legal.
Obviamente, después del nacimiento ese derecho adquiere mayor rango de
fuerza.
El artículo 16 de la LOPNA plantea: Derecho a un nombre y a una
nacionalidad. Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a un
nombre y a una nacionalidad” (p. 11). Todos los padres están en el deber de
darle a sus hijos un nombre para que sea reconocido en la nación como
ciudadano venezolano. No obstante, existen muchos niños y adolescentes
actualmente que sufren maltrato por no poseer un documento que le acredite
la nacionalidad.
El artículo 254 de la ley citada sostiene en relación al “Trato Cruel.
Quien someta a un niño o adolescente bajo autoridad, guarda o vigilancia a
trato cruel, mediante vejación física a síquica, será penado con prisión de
uno a tres años” (p. 32). De esa manera se contempla el castigo para
aquellas personas que sometan al niño, niña o adolescente a un maltrato
cruel, a través de una vejación, sea física o psíquica.
La Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia (1998), expresa en
su artículo 2º, lo siguiente:
Derechos protegidos. Esta Ley abarca la protección de los siguientes derechos: 1. El respeto a la dignidad e integridad física, psicológica y sexual de la persona; 2. La igualdad de derechos entre el hombre y la mujer; 3. La protección de la familia y de cada uno de sus miembros.(p. 2)
Se expresa de una manera contundente que la problemática que
envuelve a la familia del Sector Bella Vista del Municipio Cajigal, constituye
una violación a derechos protegidos, tales como la igualdad de derechos en
el hombre y la mujer, la protección a la familia y el respeto a la integridad
física, psicológica y sexual. Cuando se observa los desajustes que se
presentan por la amplia proporción de madre solteras y la secuela que ello
acarrea al resto de la familia en el sector mencionado, derivando como
consecuencia maltrato en los niños y niñas, se está violando dicho artículo.
El mismo texto legal realiza las definiciones de violencia física, violencia
psicológica y violencia sexual en los artículos 5, 6 y 7.
Artículo 5°: Definición de violencia física. Se considera violencia física toda conducta que directa o indirectamente está dirigida a ocasionar un daño o sufrimiento físico sobre la persona, tales como heridas, hematomas, contusiones, excoriaciones, dislocaciones, quemaduras, pellizcos, pérdida de diente, empujones o cualquier otro maltrato que afecte la integridad física de las personas.La violencia física es aquella que infringe un daño o sufrimiento físico directo o indirecto a una persona. Igualmente se considera violencia física a toda conducta destinada a producir daño a los bienes que integran el patrimonio de la víctima(p. 3)
La violencia física es aquella que infringe un daño o sufrimiento físico
directo o indirecto a una persona, así como la destinada a producir daño a
los bienes o patrimonio de la víctima. De allí que toda acción que propicie
esos tipos de daños pueden considerarse como violencia física. Esto
constituye algo muy novedoso porque se extiende la definición más allá del
contacto directo para ocasionar el daño a la persona así como a sus bienes.
Artículo 6°: Definición de violencia psicológica. Se considera violencia psicológica toda conducta que ocasione daño emocional, disminuya al autoestima, perjudique o perturbe el sano desarrollo de la mujer u otro integrante de la familia a que se refiere al artículo 4o de esta Ley, tales como conductas ejercidas en deshonra, descrédito o menosprecio al valor personal o dignidad, tratos humillantes y vejatorios, vigilancia constante, aislamiento, amenaza de alejamiento de los hijos o la privación de medios económicos indispensables (idem).
Es muy amplia la definición de la violencia psicológica; no obstante,
debe ser muy cuidadoso el administrador de justicia para determinar este tipo
de violencia; debido al carácter subjetivo que puede imprimírsele a la
calificación de la misma. Con relación a los hijos, también se determina que
la amenaza de alejamiento de los hijos es considerado dentro de ese tipo de
violencia.
Artículo 7°: Definición de violencia sexual. Se entiende por violencia sexual toda conducta que amenace o vulnere el derecho de la persona a decidir voluntariamente su sexualidad, comprendida en ésta no sólo el acto sexual sino toda forma de contacto o acceso sexual, genital o no genital (ibídem)
Se tipifica como violencia sexual la conducta que amenace o vulnere el
libre albedrío de la persona sobre su sexualidad, no sólo del acto sexual
genital, sino cualquier forma de contacto o acceso. Esto es muy importante
en el casi de los niños y niñas que son sometidos a al violencia sexual
muchas veces evitando el contacto genital “para no dejar evidencias físicas”;
no obstante la norma va más allá de eso.
El Código Penal (2000) establece en los artículos 441 al 443, la pena
que se infringe a quienes maltraten a las personas que abusen de los casos
de disciplina o corrección con quienes se hallen sometidos a su autoridad,
educación, instrucción, cuidado o vigilancia, los cuales son muy explícitos.
Artículo 441.- El que abusando de los medios de corrección o disciplina, haya ocasionado un perjuicio o un peligro a la salud de alguna persona que se halle sometida a su autoridad, educación, instrucción, cuidado, vigilancia o guarda, o que se encuentre bajo su dirección con motivo de su arte o profesión, será castigado con prisión de uno a doce meses, según la gravedad del daño (p. 62).
Se establecen hasta 12 meses de prisión a quien ocasione un perjuicio
o peligro a la salud de la persona que tiene bajo su potestad por cualquier
índole. Si se relaciona esto con la calificación de sujeto de derecho que
establece la LOPNA al niño y la niña, esta sanción adquiere mayor
relevancia.
Artículo 442.- El que, fuera de los casos previstos en el artículo precedente, haya empleado malos tratamientos contra algún niño
menor de doce años, será castigado con prisión de tres a quince meses. Si los malos tratamientos se han ejecutado en un descendiente, ascendiente o afín en línea recta, la prisión será de seis a treinta meses. El enjuiciamiento no tendrá lugar sino por acusación de la parte ofendida, si los malos tratamientos se han empleado contra el cónyuge; y si este fuere menor, la querella podrá promoverse también por las personas que, a no existir el matrimonio tendrían la patria potestad o la autoridad tutelar sobre el agraviado (Idem)
La sanción prevista en el artículo 441 se incrementa si el daño es
realizado por ascendientes afines o directos. No obstante, sólo será
procedente si la acusación es promovida por la persona afectada.
Lamentablemente, por coacción o miedo, muchas víctimas no se atreven a
realizar la denuncia, quedando impunes muchos abusos de este tipo, como
sucede en el Sector Bella Vista del Municipio Cajigal.
Artículo 443.- En los casos previstos en los artículos precedentes, si hay constancia de que en el culpable que ejerza la patria potestad, son habituales los hechos que han motivado el enjuiciamiento, el Juez declarará que la condena lleva consigo, respecto de dicho culpable la perdida de todos los derechos que por causa de la misma patria potestad le confiere la ley en la persona y los bienes del ofendido; y en lo que concierne al tutor deberán en todo caso declarar la destitución de la tutela y la exclusión de cualesquiera otras funciones tutelares (Ibidem).
Es mu importante lo establecido en este artículo, por cuanto en el
espíritu del legislador prevaleció la salvaguarda de la víctima para evitar que
pueda seguir sometida a una patria potestad de quien fue su victimario.
La revisión de la legislación venezolana en torno a la violencia contra
los niños y niñas indica que es muy amplia; pero lamentablemente por
desconocimiento, miedo y otras razones no se aplica a todos los casos que
ocurren frecuentemente.
CAPÍTULO III
CONCLUSIONES
El desarrollo de la personalidad de un individuo depende en gran
medida y queda determinada si ésta sufre algún tipo de maltrato durante su
infancia. Por esto puede concluir que la primera etapa de socialización que el
niño vive dentro de su núcleo familiar es muy importante para su futura
relación con la sociedad. Más específicamente es lo que determinará la
manera en que se relacionará con esta. Si un niño sufre de maltrato en esta
primera etapa de su vida, le quedarán secuelas irreversibles algunas veces,
que se podrán manifestar de diferentes maneras en su vida de adulto. El
maltrato, además, viola los derechos fundamentales de los niños.
El análisis del maltrato infantil, lleva a precisar algunos aspectos que
deben ser tomados en cuenta para comprender cualquier situación concreta
El maltrato a los menores siempre ha existido desde los tiempos antiguos,
pero no se habían formulado derechos exclusivos para ellos, por lo tanto, los
padres o personas mayores pensaban que tenían la autoridad para infringir
castigos físicos y psíquicos sobre ellos.
Todos los tipos de maltrato infantil dan lugar a trastornos conductuales,
emocionales y sociales.
Existen padres que pretender dar una buena educación a sus hijos
disciplinándolos de una forma incorrecta mediante el castigo físico o verbal y,
en muchos casos, los padres no cumplen ningún propósito disciplinario, sino
que esta forma de proceder sirve de escape para su propia ira, sentimiento,
frustración y desdicha que han podido adquirir por ser descendientes de
padres maltratadores.
La crueldad más intangible de todas las formas que permiten el maltrato
infantil, como sostienen Musito y García (1996) “es la crueldad oficial o la
organizada, aquella que se comete por ignorancia, por insensibilidad o por
omisión en la forma de falta de legislación o de cumplimiento de la misma
que proteja adecuadamente al menor”· (p. 3)
En el Sector Bella Vista del Municipio Cajigal, las familias poseen una
caracterización que las hace proclives al maltrato infantil, entre ellas:
• Familias disfuncionales donde no existen redes de apoyo para el
adolescente, y las relaciones dialógicas entre padres e hijos es casi
inexistente.
• Bajo nivel de formación educativo, o desinterés por la prosecución
académica estudiantil.
• Condición socioeconómica precaria de las familias.
• Incompatibilidad entre el sistema de valores de los padres y del
adolescente.
• Alto índice de madres solteras.
Es de hacer notar que este conjunto de factores no se muestran de
modo aislados, por el contrario, ellos se interrelacionan entre sí, permitiendo
develar las causas claves que mantienen el maltrato infantil.
En este plano, los factores económicos aparecen como aquellos más
visibles y que dan en un cierto sentido a esa percepción de inseguridad y
maltrato que suelen atravesarse en los distintos procesos sociales;
observándose desde el punto de vista crítico el actual grado de incertidumbre
el cual está marcado por los tipos de maltratos que existen en la comunidad
mencionada y la forma en que afecta a la sociedad, las instituciones y al
ambiente. Esto debe ser considerado para así asumir decisiones oportunas
y poder atender a las demandas producidas por esa población.
Los causales mencionados llevan a consecuencias que pueden
hacerse permanentes si las causas claves no son atacadas, a tal efecto, no
atender estos detonantes generaría, entre otras cosas, como sostiene
Fontaines (2008): “un impacto negativo al ciclo de desarrollo psicológico
humano, lo cual podría representar la aparición de psicopatologías y por
extensión a ello, una marcada ausencia de estabilidad en las relaciones
psicoafectivas” (p. 86). De igual modo, esta lamentable, pero evitable red de
nefastos efectos, sigue precedida por una probable pérdida de valía de la
estructura familiar lo cual redunda en abandono del hogar, alteraciones de
la volición, aparición de la promiscuidad, y por si fuera poco, mayor
predisposición hacia la manipulación.
Conjuntamente con lo anterior, aparece la deserción escolar y con ella,
el crecimiento del empleo informal y los niveles de analfabetismo funcional
en la población adolescente, hecho que por supuesto pondría en tela de
juicio el crecimiento de la mano de obra calificada.
Los niños maltratados hoy se convertirán en adultos problemáticos del
mañana. Por esto se deben de fomentar campañas a favor de las denuncias
del maltrato infantil, creando los ámbitos adecuados y desarrollando los foros
de discusión necesarios. Así como también los adultos debemos asumir
nuestras responsabilidades maduramente y con compromiso para evitar que
los niños se conviertan en agresores.
Este problema puede solucionarse en la medida que se opte por
acciones concretas para reducir los niveles de violencia y proteger la vida de
los niños, niñas y adolescentes. Estas acciones deben implicar un control
específico sobre el uso y abuso de los padres, representantes y la
implementación de medidas concretas para impedir el maltrato en la
sociedad y comunidad en general.
Existen una serie de acciones específicas que pueden implementarse:
a) Desarrollar registros confiables de oficinas para obtener datos básicos
con relación a información con referencia al maltrato infantil.
b) Establecer instancias independientes o con altos niveles de autonomía
para la investigación y seguimientos de los hechos en los que mueren
o resultan lesionados niños, niñas y adolescentes en los que
intervienen padres o representantes.
c) Se necesita que instituciones pertenecientes al Estado se ocupen de
prevenir estos casos de maltrato ya, que de esta forma se ayudara a
un mejor bienestar para la sociedad.
d) También se debe programar pláticas en las escuelas referente a la
violencia familiar y la manera de prevenirla para que en un futuro, al
formar una familia no traten mal a sus hijos
e) Se debería concientizar más a la población adulta, que la salud de los
menores debe ser cuidada de tal manera que no se exponga a un
desequilibrio por causas de maltrato, que como ya se mencionó,
puede ser de diferentes maneras y afectan de diversas maneras a los
menores pudiéndole causar en casos graves la muerte.
f) Todo niño maltratado tiene derecho a vivir una vida como cualquier
otro niño y se le debe de dar la ayuda necesaria para poder superar
este problema.
g) Establecer claros incentivos para la búsqueda y elección de
soluciones no violentas de los conflictos por parte de los padres y
representantes e identificar como erróneas las respuestas violentas
con respecto al maltrato infantil:
En síntesis, el maltrato infantil constituye un problema social,
económico, cultural y psíquico que responde a múltiples causas; pero es
necesario conocer las mismas para poder enfrentarlas, contribuyendo de esa
manera a que las próximas generaciones sean más sanas
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En la foto superior la adolescente embarazada. En la foto inferior, la misma adolescente, amamantando al niño al lado de su padre, también adolescente
Madre soltera con seis (06) niños. Obsérvese las condiciones del rancho.
Otra madre soltera con los seis (06) niños
Madre soltera con varios niños. La hija mayor, siendo adolescente, también está embarazada sin cónyuge.