maldito amor.pdf
TRANSCRIPT
Ya no había vuelta atrás, aquel asunto no era precisamente
de esos en los que puedes decidir si salirte o no, sin embargo
lo que experimentó a continuación fue una catarata de
colores chillones con bananas flotando en la corriente,
siguiendo la dirección de los colores, cayó por el abismo y
aterrizó dentro de un agujero de color amarillo, cuando llegó
al fondo se dio cuenta de que todo el tiempo hubo detrás de
ella un hombre con aspecto deplorable, cabellos rubios rizados
hechos un asco, desgreñados y con rastro de alguna vez haber
sido cuidado, un pantalón negro destrozado y una camisa
inexistente, en las comisuras de los codos y en los pies había
una gran cantidad de puntos causados por las constantes
inyecciones de heroína, al verlo salió corriendo a abrazarlo,
pues la distancia entre ambos se había multiplicado
absurdamente, cuando iba a mitad de camino, todo
desapareció.
–Diablos –Dijo una voz en tono de decepción–. Solo pruebas
esto por primera vez y casi te mueres, realmente me
sorprendes.
En ese momento se dio cuenta de que se encontraba en la
realidad, en la cual era una mujer agonizando por culpa de
una droga alucinógena, una vez se recuperó de la conmoción
que acababa de sufrir, miró a su interlocutor, quien resultó
ser el hombre de su fantasía.
–Te necesito, así que si esta es la única forma en que puedo
tenerte, me moriré contigo.
–Eres muy estúpida, no quiero tenerte conmigo, esto es algo
que solo yo deseo, así que no intentes alejarme de ello ni
darte más importancia.
–Te amo, ¿Eso no te importa?
–¿De veras quieres que te responda?
–Eres un maldito, si sabes lo que siento por ti, ¿Por qué no
haces algo al respecto?
–Debí dejarte morir hace un minuto, así no estaría
soportándote ahora.
–Maldito amor, ¿Por qué te haces esto? ¿Por qué la droga?,
hay muchas otras adicciones, podías escoger el sexo, pero
¿Por qué algo que no puedo manejar?
–Porque me da la gana, además, el sexo termina en algún
momento y no sucede todo el tiempo, esto es el cielo, puedo
ver a los ángeles si quiero y cuando quiera.
–Si esto se pone de este tamaño, seguiré con mi intento, pero
no creo que sea gran idea la heroína, creo que intentaré con
algún opioide.
–Haz lo que te de la puta gana, me da igual lo que hagas,
dejaste de importarme en el momento en que mataste todo
aquello que me mantenía con vida.
-¡Yo no la maté! ¡Sabes que fue un accidente! ¿Crees que
mataría a mi propia hermana?, si dejaras de culparme y de
culparte tal vez no estaríamos en esta situación, supera todo
eso y ven conmigo a vivir una vida normal.
–Así no soy yo, no me pidas eso, puedo verla cada vez que
me inyecto, hablo con ella todo el tiempo, sigue tan hermosa
como siempre, discúlpame, pero debo verla en unos minutos o
se enojará.
–¡Estás loco! Está muerta, no hay nada que puedas hacer,
déjalo ya.
–Lo siento, no quiero, la quiero para mí, y si te quieres
interponer, te mataré.
–Eres un desgraciado, haz causado desgracia a una familia
feliz, si nunca hubieses llegado a nuestras vidas nunca hubiese
sucedido esta maldita tragedia, lo peor de todo es que me
siento culpable, siento que al amarte he traicionado a mi
hermana.
–Piensa lo que quieras, o puedes preguntárselo, sabes cómo
verla, es tu decisión.
–Me voy, creo que ya ha sido suficiente, pero has de saber
que volveré, y me meteré a ese infierno para sacarte y
amarte, así tenga que matarte para hacerlo.
Semanas después de esa conversación y armada con un frasco
con píldoras de hidrocodona y 200 gramos de meta-
anfetamina, los cuales fueron duros de conseguir sin levantar
sospechas, se presentó en ese callejón donde antes había
tenido cierta conversación, la imagen que se mostraba
delante de su presencia era la de un vago de cabello rubio
dando gritos confusos de felicidad. Una vez preparado un
coctel narcótico ya practicado con anterioridad, procedió a
actuar rápido y desaparecer de esta realidad,