mahatma gandhi - gobierno de canarias · me llamo mohandas karamchad gandhi, aunque la gente me...

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La mayoría de héroes que conocemos son seres extraordinarios con poderes mágicos y una capa ondeando en sus hombros. Pero también existen héroes de carne y hueso, tan humanos como tú y como yo, que

algunas veces se equivocan y otras aciertan a lo grande.

Mahatma Gandhi fue uno de ellos. Sus poderes fueron el rechazo a la violencia, la confianza en la fuerza de la palabra, y la valentía para enfrentarse a las injusticias. Gracias a todo ello guio a la India a la independencia del Imperio de la Gran Bretaña, y se convirtió en el líder de las protestas que defendían a los más débiles. Tal es la proeza de

Mahatma Gandhi, y esta es su historia.

Mahatma GandhiMahatmaGandhi

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S i te pidiera que imaginases a una persona que logró liberar a su país de un gran imperio, sin duda pensarías en un guerrero al frente de un temible ejército. Sin embargo, yo guie a la India

a su independencia del Imperio británico sin tener jamás un arma en mis manos ni emplear la violencia.

Y si te dijera que conocí a reyes y presidentes, y que decenas de miles de personas me siguieron, pensarías que fui alguien poderoso. Sin embargo, nunca tuve un cargo oficial ni fui rico, e iba vestido únicamente con una tela blanca y unas sencillas sandalias.

No tuve ni riquezas, ni poder, ni ejército, pero al final casi siempre conseguí mis objetivos. ¿Quieres ver cómo lo hice?

Esta es mi historia.


Me llamo Mohandas Karamchad Gandhi, aunque la gente me conoce como Mahatma Gandhi. Nací en 1869 en Porbandar, una ciudad de la India a orillas del océano Índico donde hay bonitos palacios, templos y algunas playas. Mi padre era nada menos que el Primer Ministro del príncipe de Porbandar, así que, afortunadamente, en mi familia nunca pasamos dificultades.


Mi madre fue la encargada de criarnos a mis tres hermanos y a mí, el más pequeño de los cuatro. Era una mujer muy buena que me enseñó casi todas las cosas importantes de la vida, por ejemplo, a no hacer daño nunca a ningún ser vivo, pues son como nuestros hermanos.

—¿Lo ves, Mohandas? No hay necesidad de acabar con las hormigas. Compartiremos el espacio con ellas. Hay sitio para todos.

—Oye, mamá: si viene una serpiente o un tigre de Bengala, ¿también vamos a compartir nuestra casa con ellos?

—Ehhh, bueno, en ese caso... ya veremos.


Debo reconocer que, de niño, no fui un buen estudiante. Me distraía con cualquier cosa y no prestaba atención a los profesores. En mi último año de estudios en la India, mi mejor nota había sido una A… de «Ausente», porque ni siquiera me presentaba a los exámenes.

Así que cuando terminé el colegio, mis padres me enviaron a Inglaterra para que estudiara Derecho en la universidad. No lo hicieron porque pensaran que iba a ser un gran abogado, sino porque estaban desesperados conmigo.

—Mohandas, ¿te gustaría ir a Inglaterra a estudiar?—Hemos pensado, hijo mío, que quizás allí los profesores te

entiendan mejor.—Me parece genial que me enviéis a Inglaterra, porque aquí seguro

que no apruebo.

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En aquella época, los indios que vivían en Inglaterra solían ser criados de los ingleses o bien gente muy pobre en busca de cualquier trabajo. Un día me ocurrió una cosa muy divertida. Como llovía, me había resguardado junto a la puerta de una casa muy elegante para no mojarme. Mientras esperaba a que dejara de llover, un lujoso coche se detuvo delante de la casa. Al ver que era indio, el conductor pensó que solo podía ser un criado, así que me ordenó que descargara las maletas y las metiese en la casa. Yo, sin decirle nada, obedecí. Cuando acabé mi trabajo, el caballero me dijo:

—¿Cuánto te debo, muchacho?—Usted no me debe nada, caballero.—Pero trabajas aquí, ¿no? —No, señor. Solo estaba resguardándome de la lluvia. No pienso

cobrarle.—Pero entonces, ¿por qué has cargado con mis maletas?—Lo hice por el placer de ayudar, solo por eso. ¿No le parece

que ayudar a los demás es lo mejor que hay?



Poco tiempo después de acabar mis estudios me marché a Sudáfrica para trabajar como abogado de una gran empresa. Aunque el país era precioso, enseguida me di cuenta de que no todo era bueno. Los blancos mandaban sobre los demás, y a las personas con un color de piel distinto nos trataban mal, como si fuéramos inferiores. Los negros apenas tenían derechos, y los indios que habíamos ido a trabajar allí tampoco. Aquello no era justo.

—¡Eh, tú! Este restaurante es para blancos. ¡Largo de aquí!—Tú, indio, deja tu mesa a este caballero blanco.—Aquí no pueden entrar los de tu raza. ¡Fuera de mi restaurante!



Entonces descubrí lo que de verdad quería hacer en la vida: defender a los débiles frente a las injusticias.

Durante siete años, dirigí un movimiento de protesta en Sudáfrica que defendía los derechos de mis compatriotas indios. Pero entendí que no merecía la pena obtener nada si se conseguía mediante la violencia, insultando, matando o haciendo la guerra. Nuestra única arma sería la razón y la palabra. Así que nuestras protestas serían pacíficas.

En ese tiempo, a veces sufrí agresiones de mis rivales e, incluso, me encarcelaron. Pero no consiguieron hacerme cambiar de opinión: no pensaba enfadarme ni responder de forma violenta.

—Señor Gandhi, queda usted detenido. No se resista.—No pienso resistirme. Pero mientras vamos a la cárcel, ¿me

permitirán ustedes que les explique por qué todos los hombres debemos ser iguales?


En 1915, regresé a la India, que en aquella época formaba parte del Imperio de Gran Bretaña. Como en Sudáfrica, también en la India había muchas injusticias contra las que luchar. Los británicos no nos permitían gobernarnos, se quedaban con una gran parte de nuestras riquezas y nos trataban como si fuéramos sus criados.

—Apartaos, indios. ¿No veis que tenemos prisa?—Tenga cuidado, por favor, ha roto un jarrón de mi tienda.—No protestes o tendré que detenerte por resistencia a la autoridad.—No, no... señor.—Así me gusta, indio. Me voy a llevar una de tus frutas para el camino.Era un abuso: ¿por qué creían que los indios no teníamos derecho

a decidir el futuro de nuestra tierra?A partir de ese momento, dedicaría todos mis esfuerzos a

conseguir la independencia de mi país.


Para manifestar mis propósitos, decidí abandonar mis ropas occidentales y vestirme solamente con una especie de calzón blanco, que era la ropa que llevaban los más pobres de mi nación.

Un día fui invitado a Londres, la capital del Imperio británico, a cenar en el palacio real, ¡con el mismísimo rey Jorge V! Quería que discutiéramos sobre la independencia de la India. Ya os podéis imaginar la cara que pusieron al verme llegar vestido con mi calzón blanco.


—¿No pretenderá ir a cenar con el rey vestido así?—Dígame, ¿el rey quiere cenar conmigo o con un traje?—Con usted, señor Gandhi.—Pues entonces, iré así vestido. O, si lo prefiere, que cene él solo

frente a un traje vacío.—Es usted un poco raro, señor Gandhi. En fin, está bien, pase.


Los años iban pasando pero los indios no conseguíamos la independencia del Imperio británico. En 1930, se me ocurrió una forma de protesta pacífica muy original. Resulta que los ingleses no nos permitían producir nuestra propia sal, porque querían hacerlo ellos y cobrarnos dinero cuando la compráramos. Así que decidí recorrer a pie los más de 300 kilómetros que había desde mi casa hasta la playa y, como gesto simbólico, recoger un poco de agua de mar en un cuenco y dejarla secar para elaborar sal.

Cuando empecé el viaje me acompañaban unos cuantos amigos, pero la idea tuvo tanto éxito que durante el trayecto se unieron a nosotros decenas de miles de personas. La protesta acabó con


más de sesenta mil «ladrones de sal» en la cárcel. Conseguimos protestar de forma pacífica, sin usar la violencia. Los británicos no nos entendían:

—¿Piensa usted conseguir la independencia con un cuenco de agua y un poco de sal? Nosotros tenemos fusiles y cañones.

—Pero nosotros defendemos la justicia. Y eso es más fuerte que cualquiera de sus armas.

—De momento, queda usted detenido, señor Gandhi.—Iré encantado con ustedes, si eso es lo que quieren.—Es usted un poco raro, señor Gandhi...


La lucha por la independencia de la India no fue fácil y duró muchos años. En ese tiempo, me convertí en el símbolo de la resistencia frente a la injusticia, pero siempre de forma pacífica. Estuve varias veces en prisión, participé en cientos de protestas e hice hasta diecisiete huelgas de hambre que estuvieron a punto de costarme la vida. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa, excepto utilizar la violencia.


—Señor Gandhi, puede usted marcharse. Su huelga de hambre ha tenido éxito y hemos decidido liberarlo. Le he traído un poco de comida para que coja fuerzas.

—Muchas gracias, pero ya comeré cuando llegue a casa.—¿No tiene hambre?—¡Oh, sí!, mucha, pero prefiero pasar hambre a comer la comida

que me den ustedes en esta prisión. —Es usted un poco raro, señor Gandhi...


Después de treinta años de lucha, los británicos decidieron abandonar sus colonias de la India. El 15 de agosto de 1947 se declaró la independencia de mi país y de nuestro vecino Pakistán.


¡Se había cumplido el gran sueño de mi vida! Por fin nos gobernaríamos nosotros mismos.

—¡Lo has conseguido, Bapu! ¡Somos libres! ¡La India es libre!—No lo he conseguido yo. Lo hemos conseguido entre todos. Y tal y

como queríamos, sin utilizar la violencia.



Puede parecer extraño, pero, aunque mis opiniones eran respetadas por todos, no quise tener ningún cargo oficial en el nuevo país. Y eso que no me faltaron propuestas. Yo solo quería ser Bapu, que en nuestra lengua significa «padre».

—Bapu, ¿qué quieres ser en nuestro nuevo país?, ¿presidente?—¿O quizá ministro?—¿Rey? —Nada de eso, yo solo quiero ser Bapu, lo que siempre he sido para

vosotros y seguir tejiendo telas. En 1948, apenas un año después de la independencia, un

compatriota me disparó con una pistola porque no estaba de acuerdo con mis opiniones. Así acabó mi vida, con la violencia que siempre me negué a utilizar contra mis adversarios. Pero había cumplido mi sueño: la India era un país libre.



Me llamo Mahatma Gandhi y esta fue mi historia. Durante toda mi vida intenté seguir las enseñanzas que me inculcó mi madre: el respeto por todos los seres humanos y todos los seres vivos, y también que no merece la pena lograr algo si es utilizando la violencia. Utilizar la no violencia es lo que nos distingue a los hombres de los animales.

No conseguí convencer a todo el mundo de mis ideas, y por eso sufrí persecuciones, insultos, estuve en la cárcel muchas veces y, al final, me asesinaron. Pero no conozco otra forma que la pacífica de luchar por las cosas que merecen la pena. Yo me considero un soldado, un soldado de la paz.

FIN


MAHATMA GANDHI: ESTA ES SU HISTORIA

Un día, le pegaron porque se negó a ceder su

asiento en el tren a un blanco. Gandhi se indignó, pero

no creía que la violencia fuera la solución. Inició entonces un MOVIMIENTO DE RESISTENCIA

PASIVA o, como lo llamaba él, satyagraha.

Gandhi nació en Porbandar, una ciudad

costera de la India. Cuando TERMINÓ EL COLEGIO,

SE MARCHÓ A INGLATERRA a estudiar Derecho

en Londres.

1869

Nace Mohandas Gandhi en

Porbandar, India.

1888

Se marcha a Londres e inicia sus estudios

de Derecho.

1891

Se gradúa y vuelve

a la India.

1893

Consigue un trabajo en Natal, Sudáfrica.

1894

Funda el Congreso Indio

de Natal.

Se graduó y, en 1893, consiguió un trabajo en Natal,

Sudáfrica, donde fue testigo de LAS INJUSTICIAS QUE

SE COMETÍAN CONTRA LOS INDIOS que allí vivían. Se les prohibía todo.

¡Ni siquiera podían caminar por la acera!

Para poder defender los derechos

de sus compatriotas fundó, en 1894, el Congreso Indio

de Natal. Gandhi se convirtió entonces en

LA VOZ DE LOS MÁS NECESITADOS.


Gandhi pensó que solo se podrían parar las

injusticias si la India conseguía la independencia. En 1920 inició

una campaña de NO COOPERACIÓN CON GRAN BRETAÑA. Pidió a sus

seguidores que hilaran su algodón para no tener que

comprar el británico.

1906

Comienza el movimiento de

resistencia pasiva: el satyagraha.

1920

Promueve la no-cooperación

con Gran Bretaña.

1930

Organiza la Marcha de la sal.

1947

India consigue la independencia de Gran Bretaña.

1948

Gandhi muere asesinado en

Nueva Delhi, India.

El satyagraha era una forma de DESOBEDIENCIA

CIVIL que Gandhi llevó a la práctica en 1906, porque

¡jamás cumpliría una ley injusta! Y si le castigaban por ello,

no respondería con violencia. Miles de indios se unieron a él.

India consiguió su independencia en 1947

pero un año después, GANDHI FUE ASESINADO. Tras su

muerte, se convirtió en fuente de inspiración para muchos

líderes, como Nelson Mandela, que luchó

contra el racismo.

Y en 1930, durante la MARCHA DE LA SAL, él y miles de personas

caminaron ¡320 kilómetros! para protestar contra

la ley que les obligaba a pagar impuestos por

la sal. Gandhi fue encarcelado.

MAHATMA GANDHI: ESTA ES SU HISTORIA


BOLSA

CUENCO DE SAL CALZÓN CASCO DE SOLDADO BRITÁNICO

BASTÓN

Estos objetos que ves dibujados han ido apareciendo a lo largo de mi historia. ¿Me ayudas a encontrarlos?

¿Cuáles de estas afirmaciones crees que son verdaderas y cuáles son falsas?

Vestía con ropa súper elegante, llevaba sombreros enormes y ropa de seda.

Defendí los derechos de los indios.

Si alguien me golpeaba, le devolvía el golpe inmediatamente.

Practiqué la desobediencia civil porque creía que una ley injusta no se debe obedecer.

BANDERA

2 ¿VERDADERO O FALSO? v f

1 ¿me encuentras?


La India es un país maravilloso, que tiene lugares preciosos. Adivina cuáles de estas fotografías han sido tomadas en la India. Fíjate bien, son solo tres.

Soluciones:

1. ¿Me encuentras?

Cuenco de sal: Lo tenía cuando fui a la playa; recogí agua de mar y la dejé secar. Casco de soldado británico: En la cabeza de los soldados, cuando me arrestaron.Calzón: Lo llevaba puesto cuando fui a cenar con el rey Jorge V. Bandera: Con ella celebramos que la India había conseguido la independencia.Bastón: Salí de la cárcel apoyándome en él. Bolsa: A mi lado, mientras hilaba algodón.

2. Verdadero o Falso

Falso. No necesitaba más que mi calzón blanco.Verdadero. Falso. Creía en la no-violencia. Verdadero.

3. ¿Me conoces?

La B es el Taj Mahal, la D es el río Ganges y la F, Kerala.

A

D

B

E

C

F

3 ¿me conoces?


Mis pequeños

Mis pequeños

Mis

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HI

La mayoría de héroes que conocemos son seres extraordinarios con poderes mágicos y una capa ondeando en sus hombros. Pero también existen héroes de carne y hueso, tan humanos como tú y como yo, que

algunas veces se equivocan y otras aciertan a lo grande.

Mahatma Gandhi fue uno de ellos. Sus poderes fueron el rechazo a la violencia, la confianza en la fuerza de la palabra, y la valentía para enfrentarse a las injusticias. Gracias a todo ello guio a la India a la independencia del Imperio de la Gran Bretaña, y se convirtió en el líder de las protestas que defendían a los más débiles. Tal es la proeza de

Mahatma Gandhi, y esta es su historia.

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