En una tarde fría de Buenos Aires, se produjo un encuentro más que agradable para conversar… descubrir a esa persona que sabe expresar arriba del escenario, todo el amor y la pasión que le produce la música… y que invita al público a participar de todas esas sensaciones juntas, de desnudez, de melancolía, de fuerza, de energía absoluta y adrenalina…David posee la facultad de mirar todo con otro sentido, encontrar la otra mirada de las cosas, y a partir de allí, crear desde lo más simple, algo maravilloso… Justamente simpleza y creatividad fueron las características que más se dejaron ver en él… y no es casual, afl oran en sus palabras, en sus letras, en su melodía… en su esencia como ser…

¿Cómo comienza tu historia con la música?

Empecé a los ocho años… fue en la montaña, cuando me pusieron una guitarra en la mano y me enseñaron “el unicornio azul”… fue el mejor juguete que podrían haberme regalado… yo estaba en un campamento en Carlos Paz, en las famosas altas cumbres, fue increíble, y nunca más dejé…

¿Nunca más?

Sólo una vez, recuerdo que tenía tanta impaciencia y tanta intolerancia, y la dejé como 5 meses porque no podía tocar como Hendrix, entonces me había peleado con la guitarra, la veía todos los días, y me daba bronca… ¡Igual nunca toqué como él!

Así que te aceptaste…

Y nunca más la dejé… así fue…

Después estudiaste abogacía, ¿o sea que no habías pensado en dedicarte a la música cuando eras chico?

Todo lo demás que hacía era como una obra de teatro, era todo ficción… lo único que yo realmente sentía era la música, y me di cuenta de que iba a tener una gran frustración si no lo hacía… Estudié derecho por la parte de filosofía política que tenía, y me interesaba mucho, pero a la vez salía de la facultad y me iba a ensayar, hacía música, tocaba, y laburaba… pero un día me di cuenta de que me sentía mal, y no es que fue paulatino, fue de un día para el otro, entonces me dediqué a la música en un cien por ciento.

¿Y qué te produce haberlo hecho?

Siento que me saqué un gran peso de encima… muchas

veces me encuentro viendo arriba del escenario a músicos que yo admiro, me imagino a mí mismo como abogado, y realmente lloro… por la sensación que me produce la fortuna que tuve al haberme decidido por esto… yo creo que lo peor que le puede pasar a una persona es sentir la frustración de tener una vida hecha y sentir que ya no puede modificarla… entonces todo lo que yo hago, lo hago para contárselo a mis nietos, con mucho placer…

David, ¿qué músicos fueron tus pilares?

Siento que músicos de muchos estilos, como ser tango, folklore, clásico, porque era lo que se escuchaba en mi casa, conocía a Domingo Cura por mi mamá, luego por parte de mi papá, empecé a escuchar a Alan Parsons, Eric Clapton, Hendrix, Pink Floyd…

¿Cómo definirías tu estilo?

No lo podría hacer, no sabría decirte puntualmente, me gusta todo lo que sea bueno, desde lo más simple hasta lo más complejo, lo auténtico. Desde chico escucho hasta lo más antagónico, y he incorporado la magia de la composición en un todo. Por ejemplo cuando escucho música clásica me vuelvo loco, me meto adentro de la cabeza de la persona que la compuso y me doy cuenta de que hay locura, y me pasa lo mismo si escucho una canción de Intoxicados, y eso es increíble… en todos los géneros musicales hay algo en la música que hace que se conecten desde un mismo punto…

¿Qué te inspira en el momento de componer?

Para mí no existe la inspiración, vivo componiendo.

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