MADRID- DELICIAS

NUEVO MUSEODEL FERROCARRIL Fernando F. Sanz

Una noticia jubilosa

Esta escueta información tieneun significado jubiloso para todoslos amantes de conservar el patri-monio histórico y aficionado al fe-rrocarril: en la estación de Ma-drid-Delicias, España contará alfin con un recinto apropiado parala instalación del Museo del Fe-rrocarril .

Pero este acontecimiento mere-ce también alguna otra reflexiónmás. Como de la estación cree-mos que ya se dijo prácticamentetodo en el número 196 del mes demayo, dedicaremos ahora nuestraatención a hablar del Museo delFerrocarril, tanto en su significa-do histórico como en el cultural,analizando también su proyecciónfutura.

La idea del Museo

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• Se pretende trasladar este mismo añolos fondos existentes en el palaciode Fernán Núñez.• En una segunda fase se devolveráa la estación su traza originaly será adaptada a su nueva función.

• Todos los elementos ferroviariosdel nuevo museo se situaránen su entorno natural.

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A estación de Ma-drid-Delicias vuelvea 1as páginas deVIA LIBRE, tras elextenso comentario

que mereció la celebración de sucentenario. El motivo es, en estaocasión, para exponer los planes yproyectos que existen para con-vertir este racinto en el gran Mu-seo del Ferrocarril Español, pro-pósito que ha adquirido ya cartade naturaleza fehaciente tras losacuerdos firmados entre RENFEy el Ministerio de Cultura.

La idea de formar un museo fe-rroviario no es nueva. Las anti-guas compañías tomaron ya la de-cisión de conservar varios objetossignificativos e incluso alguna lo-comotora. Pero desgraciadamenteestos esfuerzos sólo tuvieron ca-rácter muy aislado y el trauma dela guerra civil desbarató todos es-tos propósitos.

La primera gran oportunidadperdida la constituyó la comme-moración del primer centenariodel ferrocarril en España, celebra-da en 1948. Se reunió entoncesgran cantidad de material real, do-cumentos, faroles, relojes y otrosutensilios que pudieran constituirun primer fondo para el Museo.

Desgraciadamente, gran partede aquel material se volvió a dis-persar una vez concluidos los ac-tos conmemorativos y muchos deaquellos objetos se perderían yapara siempre. Hasta veinte añosdespués, no cuajaria la idea deconstituir el Museo del Ferroca-rril, que fue en buena parte obrade don Francisco Wais, historia-dor de los ferrocarriles españolesy hombre que mantuvo hasta susúltimos días la ilusión por agran-dar y mejorar el Museo, instaladocomo se sabe en el palacio de Fer-

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EI Museo del Ferrocarril en proyecto permitirésustituir el material en miniatura que se guardaen el existente hoy por piezas auténticas, reacatadasdel parque ferroviario español.

nán Núñez, sede del Consejo deAdministración de RENFE.

Abundancia de material

Durante la década de los cin-

cuenta y parte de los sesenta, los

ferrocarriles españoles, que man-

tenían en gran parte de sus líneas

las instalaciones y el material del

siglo XIX, fueron un museo vivo

que por la misma abundancia ma-

terial no despertó nuevos espíritus

previsores que se interesaran por

su conservación. Solamente los

aficionados extranjeros y algunos

ĉSpaii"viĉ5, CúnSCiĉntĉS dĉ iv quĉrepresentaban desde el punto devista histórico aquellas supervi-vencias, las recogieron en fotogra-fias, especialmente las locomoto-ras de vapor.

Es sabido que España ha sido elpaís que ha tenido los tipos másdiversos de locomotoras de distin-tos fabricantes. Pese al predomi-nio de las casas suministradorasalemanas, francesas e inglesas, enEspaña era posible contemplar lo-comotoras fabricadas en los Esta-dos Unidos y en Rusia. Nuestropaís ha sido probablemente el úni-co de Europa Occidental que hatenido en sus líneas locomotorasde esta última procedencia.

Las placas de fábrica

De aquella gran variedad, queera en cierto modo el contrapuntodel fracaso de la revolución indus-trial en nuestro país, incapaz decrear una industria propia de lo-comotoras, sólo quedan ahora elrecuerdo, los datos y fotografiasrecogidos por algunos aficionadoso investigadores, y las hermosasplacas de fábrica y los nombresque Ilevaron algunas de aquellasmáquinas. Estas placas son, talvez, la colección más valiosa delactual Museo. Los nombres depersonajes ilustres se mezclan conlos datos prosaicos de los fabri-cantes, con el número y el año defabricación, que simbolizan de al-guna manera la Historia de Es-paña.

La exaltación del individualis-

mo hispano que tanto enorgullecea algunos espíritus, tal vez no seaotra cosa que la frustración o in-capacidad de haber creado unasestructuras sociales que exaltaranpor sí mismas lo colectivo y no loindividual. De ahí también sus ilu-siones que siempre despertó enbuena parte de nuestros intelec-tuales la posibilidad de hacer o re-petir lo que los otros países de Eu-ropa habian hecho.

Así ocurrió también con nues-tros ferrocarriles, que fueronconstruidos con capitales extran-jeros en buena parte y por esomismo destacan las individualida-des del marqués de Salamanca yde don José Campo, también hon-rado con el marquesado por su te-nacidad en la creación de la com-

pañía de Almansa-Valencia-Ta-rragona.

Ambos próceres tienen ampliorecuerdo testimonial en el peque-ño museo del palacio de FernánNúñez y lo conservarán de segu-ro, merecidamente desde el puntode vista ferroviario, en el que seinstalará en Madrid-Delicias.

No hubo fotógrafos

España se quedó atrás en el ca-mino de la primera revolución in-dustrial, y la escasez de documen-tos gráficos en el Museo es unaprueba más de ese retraso. No hu-bo fotógrafos en los acontecimien-tos y casi todos los documentosgráficos son dibujos tomados alnatural, algunos de ellos de ex-

traordinaria calidad, como los delinolvidable Comba, el colabora-dor de "La Ilustración Española yAmericana", que bien puede serconsiderado como el cronista grá-fico de los ferrocarriles españolesdurante el siglo XIX.

Tampoco los novelistas del si-glo pasado dedicaron su atenciónal ferrocarril, que sólo aparece es-porádicamente en algún relato.Todos parecieron aceptarlo comoun medio de transporte que sóloestaba allí para ser utilizado, se-gún las necesidades del relato. Elcaso más notorio de falta de sensi-bilidad hacia el fenómeno históri-co del ferrocarril, es el del granPérez Galdós. Pese a que en sumonumental estudio de los acon-tecimientos españoles, realizado

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Un grupo de colegialea madrilerloa visita el museode la calle de Santa laabel,

cuyo eapacio no da ya mAa de at.

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en los "Episodios Nacionales", nodesperdició el mínimo aconteci-miento o peripecia, olvidó porcompleto analizar la influencia delferrocarril en la Historia de Espa-ña del XIX. Ni siquiera las intri-gas cortesanas del marqués de Sa-lamanca con la construcción delferrocarril de Madrid a Aranjuez,o las especulaciones de aquellosaños en torno a la concesión deferrocarriles, principal desencade-nante de la re^olución de 1854,Ilamaron su atencicin.

Un trabajo pendiente

Quiere ello decir que la historiadel ferrocarril en España tiene aúnmuchos capitulos inéditos a cuyoanálisis y esclarecimiento puede

contribuir el organismo que ahorase crea. No se parte de cero. ElMuseo actual, aunque pequeño,tiene unos fondos muy valiosos.También hay numerosa documen-tación histórica, que ahora pareceva a encontrar un lugar adecuadoal alcance de todos los investiga-dores.

No queremos extendernos aho-ra en la descripción del actualMuseo, pues ya se hizo en el nú-mero 41 de VIA LIBRE. EI pala-cio de Fernán Núñez es en si mis-mo un museo, ya que es uno delos edificios más representativosdel siglo XIX y está primorosa-mente conservado tras 1as obrasde restauración que acertadamen-te ha hecho RENFE hace algunosaños.

El nuevo Museo

De la organización y acondi-cionamiento del nuevo Museo seha encargado el jefe del Gabinetede Urbanismo y Patrimonio deRENFE, don José María Martí-nez Iglesias. En una primera fase,dentro de este mismo año, se pro-cederá al traslado de los fondosexistentes en el palacio de FernánNúñez, que serán colocados en elque fuera vestíbulo de taquillas dela estación de Madrid-Delicias. Lainstalación será provisional y seintentará que la colocación de losdiferen[es objetos sea similar a laque ahora tienen en el museo ac-tual. Incluso se situará en el vestí-.bulo la pequeña locomotora de laantigua compañía de Andaluces.

En una segunda fase, se preten-de emprender las obras de refor-ma necesarias para devolver aledificio su traza original y adap-tarlo a la nueva función a que sedestina. Seguidamente se estudia-rá la utilización de las distintassecciones de que constará el Mu-seo del Ferrocarril y se hará otrotanto con la parte destinada a losde la ciencia y tecnología.

Finalmente, se Ilevará a cabo latercera fase con la que se pretendeconseguir que todos los elementosque componen el Museo se en-cuentren en su entorno natural. Esdecir, se reconstruirá el vestibulode taquillas situando en éstas elcompostor y los cajetines con losbilletes; en el despacho del jefe deestación habrá, posiblemente, un

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La nave acristaladade Delicias fue la primera

de estas característicasen una estación madrilefia.

Como se sabe,en marzo cumplió los cien

aflos de su inauguración.

maniquí uniformado y los elemen-tos de trabajo caracteristicos dedicho cargo. Igual ocurrirá en elcuarto del telégrafo y en otras de-pendencias.

En la gran nave central queguarece las vías y andenes se si-tuarán las locomotoras y cochesde viajeros que se seleccionen pa-ra el Museo.

Como se pretende que el Museosea una organización dinámica, esposible que alguno de los cochessea también utilizado como expo-sición con motivos cambiantes.

Habrá igualmente una sala deconferencias, un fondo documen-tal para consultas y se venderánobjetos ferroviarios, entre ellos re-producciones de las placas de fá-brica de las locomotoras que tanalta cotización tienen en el merca-do. Se pretende incluso que hayauna exposición rodante, que untren museo, con base en Madrid-Delicias, recorra periódicamentelas provincias para mostrar lo quefue, lo que es y lo que puede signi-ficar todavía el ferrocarril.

En suma, se intenta que la esta-ción Madrid-Delicias adquiera unnuevo e importante significadocomo centro cultural que utilice elapoyo al ferrocarril. n F. F. S.

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