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Daniel Heymann (editor) Huberto M. Ennis José María Fanelli Jorge M. Streb 3 Colección Progresos en Economía PROGRESOS EN MACROECONOMÍA Asociación Argentina de Economía Política

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Page 1: MACROECONOMÍA - aaep.org.ar · Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin permiso escrito de la Editorial. Prólogo 3 ÍNDICE Prólogo V Breve historia de

Daniel Heymann

Licenciado en Economía y en Ciencias Físicas, UBA; Ph.D. en Economía, Universidad de California, Los Ángeles.Coordinador del área de Análisis Macroeconómico,Oficina de CEPAL en Buenos Aires. Profesor titular deEconomía, Universidad de Buenos Aires, UniversidadNacional de La Plata, Universidad de San Andrés.Miembro titular de la Academia Nacional de CienciasEconómicas, Argentina. Entre sus documentos de investigación, podemos men-cionar: High Inflation, Clarendon Press, 1995 (en cola-boración con A. Leijonhufvud), “Business cycles frommisperceived trends”, Economic Notes, N°2, 1998 (encolaboración con P. Sanguinetti), “Dilemas monetariosen la Argentina, Desarrollo Económico 165, 2002 (encolaboración con J. Fanelli).”Great Expectations andHard Times: The Argentine Convertibility”, Economia,Spring 2003 (en colaboración con S. Galiani y M.Tommasi), "Learning and Imitation: TransitionalDynamics in Variants of the BAM", Advances inComplex Systems, No 1, 2004 (en colaboración con R.Perazzo y A. Schuschny), “Macroeconomics of BrokenPromises”, documento de trabajo, 2006.

Jorge M. Streb.

Economista, obtuvo la Licenciatura en Economía enla Universidad de Buenos Aires y el Ph.D. enEconomía en la University of California, Berkeley. Esco-editor del Journal of Applied Economics y Directorde Investigaciones de la Universidad del CEMA.Antes se desempeñó en varias áreas del BancoCentral de la República Argentina. Profesortitular en UCEMA y profesor invitado en diversas uni-versidades, sus intereses incluyen la economía de lainformación, la economía política y la influencia delas instituciones y de la ideología, así como los pro-blemas de desarrollo económico y financiero. Susinvestigaciones sobre ciclos electorales han sidopublicadas, entre otros, en Economics & Politics, elJournal of International Economics y el Journal ofDevelopment Economics.

Daniel Heymann(editor)

Huberto M. EnnisJosé María FanelliJorge M. Streb

3

La Asociación Argentina de Economía Política tiene como misión "Promover el análi-

sis económico en el país con miras al adelanto de la ciencia".

Las Reuniones Anuales, de las que este año se cumplirán ya cuarenta ediciones,

han sido siempre nuestro principal medio de contribución científica. Han creado un

ámbito estable para la presentación de nuestros trabajos, para la evaluación crítica e

independiente de la calidad de nuestra producción y para la difusión de nuestros re-

sultados innovadores.

Las Reuniones Anuales nos han permitido también poner a nuestros asociados, en

particular a los jóvenes, en contacto con académicos de primer orden internacional.

A partir de noviembre de 2004 hemos tomado la iniciativa de reforzar los aspectos

de difusión y formación académica incorporando paneles de Progresos en Economía.

Esperamos sean un vehículo eficaz para hacer conocer a toda nuestra comunidad

científica los más recientes y destacados avances en cada una de las especialidades

de nuestra ciencia.

Este libro es el resultado del panel sobre Macroeconomía. Nuestra aspiración al

presentar los textos de la serie Progresos en Economía es que las síntesis y reflexio-

nes de investigadores argentinos contenidas en los ensayos resulten de utilidad para

profesores, estudiantes, y público interesado en el análisis económico.

Consejo Directivo

Huberto M. Ennis

Huberto M. Ennis es Licenciado en Economía de laUniversidad Nacional de La Plata, Master en Economíadel Instituto Torcuato Di Tella y Ph.D. en Economía deCornell University en USA. Actualmente es economistasenior en el Departamento de Investigación de laReserva Federal de Richmond. Su investigación se con-centra en temas de macroeconomía y teoría monetaria.Cuenta con numerosas publicaciones en destacadasrevistas académicas nacionales e internacionales.

José María Fanelli

José María Fanelli es Doctor en Economía por laUniversidad de Buenos Aires. Está especializado enmacroeconomía, moneda y finanzas. EsInvestigadorTitular del Área Economía del Centro de Estudios deEstado y Sociedad (CEDES) y pertenece al ConsejoNacional de Investigaciones Científicas y Técnicas(CONICET). Ha dirigido numerosos proyectos queinvolucraron investigaciones realizadas en varios paí-ses en desarrollo y ha publicado extensamente en laArgentina y el exterior. Ha realizado trabajos paraCEPAL, BID, The G-24, UNCTAD, IDRC y GDN. Es pro-fesor de Macroeconomía en la UBA y la Universidadde San Andrés. Dirigió la Carrera de Economía de laUBA entre 1994 y 1998.

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Colección Progresos en EconomíaColección Progresos en Economía

PROGRESOS ENMACROECONOMÍA

PROGRESOS EN ECONOMETRÍA

continúa en la solapa de contratapa

viene de la solapa de tapa

Asociación Argentinade Economía Política

Tapa Progresos 24/10/07 15:14 Página 1

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Prólogo 1

PROGRESOS ENMACROECONOMÍA

Autores:Huberto M. EnnisJosé María Fanelli

Daniel HeymannJorge M. Streb

Serie Progresos en Economía

Asociación Argentinade Economía Política

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2 Progresos en Macroeconomía

Daniel Heymann

Progresos en macroeconomía - 1a ed. - Buenos Aires : Temas Grupo Editorial:

AAEP, 2007.

256 p. ; 15x22 cm.

ISBN: 978-950-9445-47-5

1. Macroeconomía. I. Título

CDD 339

Fecha de catalogación: 24-10-2007

©A.A.E.P. – Asociación Argentina de Economía PolíticaAvda. Córdoba 637 piso 4to ‘C’C1054AAF Ciudad de Buenos Aires. Argentina

©TEMAS Grupo Editorial S. R. L. 2007Bernardo de Irigoyen 972 piso 9no.1072 Ciudad de Buenos AiresRepública Argentinawww.editorialtemas.com

Derechos reservados en el idioma español

1° edición Noviembre 2007

Dirección editorial: Jorge Scarfi

Coordinación General: Julieta Codugnelo

Diagramación interior: Daniel SchapcesDiseño de Tapa: Inés Shute

ISBN: 978-950-9445-47-5

Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723Impreso en Argentina

Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier mediosin permiso escrito de la Editorial.

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Prólogo 3

ÍNDICE

Prólogo V

Breve historia de la AAEP VII

Consejo Directivo de la AAEP XI

Complementariedades y política macroeconómica 1Huberto M. Ennis

Reformas estructurales y macroeconomía 35José María Fanelli

Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas 79del análisis macroeconómicoDaniel Heymann

Estabilización económica e incentivos políticos 179Jorge M. Streb

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Prólogo 5

La Asociación Argentina de Economía Política tiene como misión “Pro-

mover el análisis económico en el país con miras al adelanto de la ciencia”.

Las Reuniones Anuales, de las que este año se cumplirán ya cuarenta y dos

ediciones, han sido siempre nuestro principal medio de contribución científi-

ca. Han creado un ámbito estable para la presentación de nuestros trabajos,

para la evaluación crítica e independiente de la calidad de nuestra producción,

y para la difusión de nuestros resultados innovadores.

Las Reuniones Anuales nos han permitido, también, poner a nuestros aso-

ciados, en particular a los jóvenes, en contacto con académicos de primer or-

den internacional.

A partir de noviembre de 2004 hemos tomado la iniciativa de reforzar los

aspectos de difusión y formación académica incorporando paneles de Progre-

sos en Economía. Esperamos sean un vehículo eficaz para hacer conocer a

toda nuestra comunidad científica los más recientes y destacados avances en

cada una de las especialidad de nuestra ciencia.

Este tercer libro de Progresos que edita la AAEP, es el resultado del

panel sobre Progresos en Macroeconomía desarrollado en la LX Reunión

Anual que tuviera lugar en la Universidad Nacional de La Plata en No-

viembre de 2005.

PRÓLOGO

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Prólogo 7

BREVE HISTORIA DE LA AAEP

La AAEP fue fundada por los Dres. Juan E. Alemann, Roberto Alemann,

Julio Broide, Benjamín Cornejo, Aldo Ferrer, Juan J. Guaresti (h), Carlos C.

Helbling, Carlos Moyano Llerena, Julio H. G. Olivera, Federico Pinedo,

Oreste Popescu, Ovidio Schiopetto, Francisco Valsecchi y el Ing. Francis-

co García Olano.

El origen de la AAEP se remonta a sendas invitaciones cursadas por los

Dres. Adolph Jöhr y Louis Baudin, a mediados de la década de los cincuenta,

a los Dres. Oreste Popescu y Julio H. G. Olivera*. Jöhr y Baudin, por entonces

pertenecientes a la International Economic Association, sugirieron constituir

una asociación representativa de los investigadores en “economía política”.

La convergencia de iniciativas de los Dres. Popescu y Olivera cristalizó, el 26

de setiembre de 1957, con la decisión de crear la AAEP. El Dr. Olivera llevó

adelante la ejecución de la fundación, la que tuvo lugar formalmente el 18 de

noviembre del mismo año.

La historia de la Asociación puede dividirse en tres fases. Durante la pri-

mera etapa (1957-1965) la actividad se tradujo en encuentros periódicos para

la discusión de temas específicos. En 1958 se realizó la primera reunión de

análisis económico. Durante este período la AAEP constituyó varios “centros

regionales”. La segunda etapa (1966-1972) se caracterizó por la incorporación

a la AAEP de representantes de centros e institutos de investigación. A partir

de entonces, las reuniones de centros de investigación económica se realiza-

ron en el marco de la AAEP. Se inició en 1968 la rotación de la sede y de las

autoridades ejecutivas entre los principales centros. En 1972 tuvo lugar la úl-

tima reunión de la AAEP organizada sobre la base de trabajos de los centros e

institutos de investigación. Desde 1973 hasta el presente la AAEP se encuen-

tra en su tercera etapa, con su sede permanente en la ciudad de Buenos Aires.

La AAEP es una institución formada por investigadores y académicos en eco-

nomía y que interactúa en forma directa con los mismos. Pese a ello, el espíritu

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8 Progresos en MacroeconomíaVIII

de una amplia representación institucional y regional ha quedado impreso en

la práctica de las Reuniones Anuales.

Desde su fundación, la AAEP fue presidida por Julio H. G. Olivera (1957/

68), Benjamín Cornejo (1968/70), Víctor J. Elías (1970/72 y 1978/80), Miguel

E. Martínez (1972/74), Horacio Núñez Miñana (1974/76), Aldo A. Arnaudo

(1976/78), Rolf R. Mantel (1980/82), Mario L. Szychowski (1982/84), Ana

M. Martirena Mantel (1984/86), Luisa Montuschi (1986/88), Alfredo M. Na-

varro (1988/90), Rinaldo Colomé (1990/92), Juan C. De Pablo (1992/94),

Eusebio C. Del Rey (1994/96) , Enrique A. Bour (1996/98) y José A. Delfino

(1998/00), Hildegart Ahumada (2000/02), José Luis Arrufat (2002/04), Omar

O. Chisari (2004/06) y Alberto Porto (2006/2008).

QUE ES LA ASOCIACION ARGENTINADE ECONOMIA POLITICA

La principal actividad de la AAEP es la celebración de una Reunión Anual

de discusión de trabajos realizados en el ámbito de la economía, tanto por

socios como por no socios, la que tradicionalmente se celebra el mes de no-

viembre de cada año en distintas ciudades del país, en consulta y cooperación

con universidades y centros de investigación económica de la Argentina. En

dichas reuniones han participado economistas del país e invitados de otros

países, incluyendo prestigiosos economistas extranjeros como Albert Berry,

Jan K. Brueckner, M. Bruno, V. Corbo, J. Drèze, S. Fisher, R. Guesnerie,

A.C. Harberger, H. Houthakker, Paul Klemperer, Finn Kydland, J.J. Laffont,

A. Leijonhufvud, Andreu Mas Colell, Stan Metcalfe, Sir J. Mirrlees (Premio

Nobel de Economía 1996), F. Modigliani, M. Nerlove, L. Pasinetti, S. Rosen,

P. Spiller, J. Tobin, W. Oates, V. Volsky E. Prescott y T.N. Srinivasan. Los

trabajos son aceptados por una comisión de socios de reconocidos méritos

científicos y académicos, designada por el Consejo Directivo, que en el 2007

estuvo integrada por Jorge Streb (Presidente), Osvaldo Meloni, Alejandro Gay,

José María Fanelli, Leonardo Gasparini, Daniel Heymann, Andrés

Chambouleyrón, Ernesto Rekz, José Luis Arrufat y Mario Szychowski.

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Prólogo 9

Sus recursos provienen de las cuotas sociales y de los aportes de entidades

adherentes. Actualmente la AAEP cuenta con 463 socios activos y 19 entida-

des adherentes: Academia Nacional de Ciencias Económicas, Banco Central

de la República Argentina, Universidad del CEMA (UCEMA), Centro de Es-

tudios de Estado y Sociedad (Cedes), Comisión Económica para América La-

tina y el Caribe (CEPAL), DePablo Consult, Estudio Broda & Asoc., Funda-

ción de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), Fundación

Capital, Instituto Torcuato Di Tella (ITDT), Universidad Argentina de la Em-

presa (UADE), Universidad de Buenos Aires, Universidad Nacional de Salta,

Universidad Católica de Salta (UCS), Orlando J. Ferreres y Asociados, Uni-

versidad Nacional de Córdoba, Universidad Nacional de Cuyo, Universidad

Nacional de La Plata y Universidad Nacional del Sur.

La AAEP ha llevado adelante 42 Reuniones Anuales desde 1964. En ellas

ya han sido presentados y discutidos, en un marco de total libertad académica,

más de dos mil trabajos de investigación. Los trabajos presentados en cada

Reunión Anual son editados en los Anales de la Asociación Argentina de Eco-

nomía Política. A estos trabajos hay que sumar los trabajos presentados antes

de 1964 y en reuniones científicas, no incluidos en Anales. Los trabajos, co-

mentarios y réplicas están disponibles en el web site de la AAEP en Internet

(www.aaep.org.ar). La AAEP no es responsable ni de las opiniones incluidos

en los Anales, ni de su protección intelectual.

La AAEP también organiza, en forma no sistemática, reuniones científicas

a lo largo del año, en colaboración con otros organismos. Es miembro de la

International Economic Association y mantiene relaciones con instituciones

similares de otros países.

El Consejo Directivo de la AAEP es el órgano de gobierno de la AAEP, y

está compuesto de un presidente, dos secretarios y nueve vocales, provenien-

tes de distintos organismos y regiones del país. En el 2007 el Consejo Directi-

vo estuvo integrado por: Alberto Porto (Presidente), Mariana Marchionni (Se-

cretaria), Walter Cont (Secretario), José M. Bulacio y Miguel Ángel Asencio

(Secretarios Suplentes), Juan Mario Jorrat, Miguel Lliteras, María Luisa

Recalde, Germán Coloma, Alfonso Martínez, Leandro Arozamena, Claudia

Breve historia de la AAEP IX

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10 Progresos en Macroeconomía

Nerina Botteon, Federico Weinschelbaum y Andrés López (Vocales). Fueron

vocales suplentes Héctor Benegas Prado, Miguel A. Broda, Gabriel Sánchez,

Daniel Heymann, Laura D’Amato, Ramiro Moya, Daniel Maceira, Jorge Paz y

Graciela María del Carmen García.

Julio H. G. Olivera es Presidente Honorario de la AAEP; Benjamín Corne-

jo, Juan J. Guaresti (h) y Oreste Popescu son Consejeros Honorarios, y los

Profesores Aloisio Araujo, Albert Berry, Jan K. Brueckner, Vittorio Corbo,

Jacques Drèze, Roger Guesnerie, Arnold C. Harberger, Paul Klemperer, Finn

Kydland, Jean-Jacques Laffont, Axel Leijonhufvud, Andreu Mas Colell, Stan

Metcalfe, James Mirrlees, Marc Nerlove, Wallace Oates, Alberto Petrecolla,

Sherwin Rosen, Pablo Spiller y T.N. Srinivasan son Miembros Honorarios.

SEDE DE LA AAEP

Av. Córdoba 637 - 4° piso - (1054) Buenos Aires - Argentina

Tel. (5411) 4314-0246 Fax (5411) 4314-8648 E-mail [email protected]

Web-Site de la AAEP en INTERNET: http://www.aaep.org.ar

* Para esta sección, véase J. H. G. Olivera, La Asociación Argentina de Economía Política: los AñosIniciales, Anales de la A.A.E.P. , XXIIa. Reunión Anual, Universidad Nacional de Córdoba, 1987, vol.1. Se agradecen al Dr. Olivera los comentarios formulados sobre los orígenes de la AAEP.

X

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Prólogo 11

CONSEJO DIRECTIVO DE LAASOCIACIÓN ARGENTINA DE ECONOMÍA POLÍTICA

2005/2006 2006/2007

Presidente Omar O. Chisari Alberto PortoPresidente Electo Alberto PortoSecretaria Cynthia Moskovits Mariana MarchionniSecretario/a Mariana Marchionni Walter Cont

Vocal Federico Weinschelbaum Federico WeinschelbaumVocal Enrique Folcini Alfonso MartínezVocal Juan Mario Jorrat Juan Mario JorratVocal Miguel Lliteras Miguel LliterasVocal María Luisa Recalde María Luisa RecaldeVocal Ernesto Schargrodsky Leandro ArozamenaVocal Juan Verstraete Claudia Nerina BotteonVocal Lidia Rosignuolo Andrés LópezVocal Germán Coloma Germán Coloma

Secretario Supl. José M. Bulacio J. M. BulacioSecretario Supl. Miguel Angel Asencio Miguel Angel Asencio

Vocal Suplente Héctor Benegas Prado Héctor Benegas Prado Vocal Suplente Miguel A. Broda Miguel A. Broda Vocal Suplente Gabriel Sánchez Gabriel Sánchez Vocal Suplente Walter Cont Ramiro Moya Vocal Suplente José María Fanelli Daniel Maceira Vocal Suplente Daniel Heymann Daniel Heymann Vocal Suplente Carlos Rojas Jorge Paz Vocal Suplente Ernesto Seselovsky Graciela M. García Vocal Suplente Laura D’Amato Laura D’Amato

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1Complementariedades y política macroeconómica

Este trabajo discute algunos desarrollos teóricos recientes sobre la de-

terminación de la política macroeconómica óptima en situaciones en lasque existen complementariedades estratégicas entre los agentes de la eco-

nomía. Se presentan las ideas utilizando como base un modelo simple que

permite capturar con simpleza los aspectos fundamentales involucrados enla discusión. En el modelo, los agentes deciden si participar, o no, en activi-

dades de mercado y el beneficio de participar esta asociado con la decisión

de participación del resto de los agentes. Se demuestra la presencia de equi-librios múltiples y se construyen equilibrios sunspot. Se discute la política

macroeconómica óptima en tales situaciones y el rol de la estructura de

información en la determinación de las propiedades de los equilibrios. Fi-nalmente, se ilustra la posibilidad de que se produzcan avalanchas anticipa-

das de (no) participación, donde la diseminación limitada de la información

juega un rol fundamental.

* Este trabajo fue preparado en base al material discutido por el autor en la mesa redonda sobre progre-sos en macroeconomía que organizó el profesor Daniel Heymann y formó parte del programa de laReunión Anual de la Asociación Argentina de Economía Política, La Plata 2005. Muchas de las ideasdesarrolladas en este trabajo se originan en mis colaboraciones con Todd Keister, a quien le estoy muyagradecido. Las opiniones en este artículo son exclusiva responsabilidad del autor y no representan laposición oficial del Banco de la Reserva Federal de Richmond o del Sistema de la Reserva Federal deEstados Unidos.

COMPLEMENTARIEDADES Y POLÍTICAMACROECONÓMICA *

HUBERTO M. ENNIS

Research Departement

Federal Reserve Bank of Richmond

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2 Progresos en Macroeconomía

1. Introducción

Este trabajo revisa una serie de conceptos y formalizaciones que hansido desarrollados recientemente en el campo de la macroeconomía. El prin-cipal objetivo de estos esfuerzos ha sido intentar profundizar nuestro cono-cimiento sobre el rol de la política económica en situaciones donde lascomplementariedades entre las decisiones de los agentes económicos, y suinteracción con las expectativas, juegan un rol preponderante.

Muchos observadores atentos de la realidad económica, y en particularde las situaciones de crisis, han identificado a los fracasos de coordinaciónque se originan en el proceso de formación de expectativas como un factordeterminante de tales eventos económicos. Ya desde los “animal spirits” deKeynes, el rol de las expectativas autocumplidas en la determinación de losresultados económicos ha sido sujeto de avivadas discusiones en los círcu-los de política económica. Estos temas gozan de indiscutible actualidad.1

La investigación académica ha dedicado un sustancial esfuerzo a pro-fundizar el entendimiento de los aspectos específicos que cumplen un rolcrucial en este tipo de explicaciones de crisis económicas.2 Si bien ha habi-do algunos progresos muy importantes, el esfuerzo continúa aún activa-mente en la actualidad. El objetivo de este capítulo es presentar una intro-

1 A modo de ejemplo, a continuación transcribimos algunas impresiones del reconocido econo-mista Guillermo A. Calvo (1996) en relación con la crisis mejicana de 1994: “Because recentfinancial crises in Latin America have been unduly deep, given the changes in fundamentals,they appear to contain critical elements of herd behavior. Changes in fundamentals have prece-ded many crises. In fact, it is difficult to find examples of crises in which fundamentals haveplayed no role. However, herd behavior seems to be a key factor in amplifying these crises.Clearly, heard behavior is at the root of [some banking crises examples], because individualbehavior is predicated not only on what is happening in the banking system but also on howsome participants expect others to act. …It is fair to conjecture that the Mexican debacle (of1994) may have included an important component of herd behavior.”

2 La teoría de los fracasos de coordinación ha sido utilizada no sólo para explicar fenómenosmacroeconómicos de crisis, sino también, por ejemplo, el estado de subdesarrollo de algu-nos países. Rodríguez Clare (2005) presenta una introducción al tema, donde se remarca larelevancia de los fracasos de coordinación en el proceso de desarrollo y se discuten políticaseconómicas orientadas a solucionar este tipo de problemas.

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3Complementariedades y política macroeconómica

ducción al tema y discutir algunos de los desarrollos más recientes, hacien-do particular hincapié en aquellos progresos que nos informan sobre la de-terminación de políticas económicas óptimas en presencia de tales fracasosde coordinación.

Para la presentación formal de estas nuevas ideas utilizaremos un ejem-plo simple que nos permitirá resaltar los aspectos fundamentales del proble-ma sin distraernos en cuestiones secundarias. La idea fundamental es de-mostrar como el análisis formal de estas ideas nos permite identificar pro-piedades esenciales de la política macroeconómica óptima. Este análisisconstituye sólo un primer paso. El objetivo último consiste en delinearlos rasgos fundamentales de las políticas económicas que se beberíanseguir en economías fuertemente influenciadas por la presencia decomplementariedades e inestabilidad de expectativas.

Una de las características más manifiestas del estudio macroeconómicomoderno es el tratamiento cuidadoso de las decisiones individuales de losagentes en la economía (los micro-fundamentos). De principal interés re-sulta la identificación de los mecanismos que explican como la interacciónde los comportamientos individuales derivan en los resultados económicosobservados a nivel agregado. En este capítulo haremos un especial esfuerzopor mantener tal enfoque de estudio. La precisión en este aspecto nos llevaa elegir tácticas de modelación que, a primera vista, pueden parecer sobre-estilizadas. Sin duda, muchas cuestiones interesantes quedarán sin investi-gar. Sin embargo, en principio, la abstracción en términos descriptivos pue-de ser de gran utilidad. Esto es así en la medida en que nos permite concen-trarnos exclusivamente en las ideas que son fundamentales para entenderlos eventos macroeconómicos que nos interesa analizar. Parte del objetivode este capítulo, entonces, es demostrar los posibles beneficios asociadoscon la formalización de ideas.

En la siguiente sección presentamos un modelo simple de com-plementariedades en las decisiones de participación de los agentes en acti-vidades de mercado (es decir, aquellas actividades que involucran un inter-cambio entre agentes). Definiremos el concepto de equilibrio de expectati-

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4 Progresos en Macroeconomía

vas racionales y de equilibrio sunspot. En la sección 3 discutiremos unaserie de cuestiones relacionadas con la determinación de la políticamacroeconómica óptima en contextos de equilibrios múltiples. La sección4 discute la importancia de la estructura informativa presente en la econo-mía para la determinación de la existencia de equilibrios múltiples. La sec-ción 5 discute un caso particular de diseminación de información que resul-ta en avalanchas anticipadas en el nivel de participación en el mercado.Finalmente, la sección 6 concluye el trabajo.

2. Un modelo simple

Consideremos una economía poblada por un gran número de agentes y,para simplificar, supongamos que se trata de un continuo de agentes conmedida igual a la unidad.3 Supongamos también que los agentes tienen laposibilidad de interactuar en un espacio común que denominaremos “elmercado.” Definamos con la variable m la proporción de agentes que deci-de participar en dicho mercado. Supondremos que los agentes derivan unbeneficio personal por participar en el mercado, pero deben pagar un costofijo c para poder participar. Además supondremos que los agentes recibenun beneficio base ϖ independientemente de su participación (o no) en elmercado.

El beneficio bruto obtenido por participar en el mercado se supone alea-torio. Específicamente, supondremos que dicho beneficio bruto puede to-mar uno de dos posibles valores, a ó h, donde a < c < h, y la probabilidad decada valor depende de la cantidad de agentes participando en el mercado; esdecir, depende de m.4 Definamos p(m) como la probabilidad de que el be-neficio tome el valor h cuando una proporción m de agentes está participan-

3 En otras palabras, la “suma” (mas precisamente, la integral) del número de agentes en laeconomía es igual a un número fijo que normalizamos a la unidad.

4 El conjunto de desigualdades a < c < h implica que el costo de participar en el mercado, c,es lo suficientemente alto como para que no sea siempre óptimo participar (a < c) y losuficientemente bajo como para que no sea siempre óptimo no participar (c < h).

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5Complementariedades y política macroeconómica

do en el mercado. La probabilidad de que el beneficio tome el valor a estáentonces dada por la expresión 1- p(m). Para ser más explícitos supondre-mos que la función p(m) toma la siguiente forma:

( ) ,)( mmp LHL θθθ −+=

con θL< θ

L = 1. Notemos entonces que p(m) es una función creciente de m,

la proporción de agentes participando en el mercado. Esta característica dela función p(m) es la que origina las complementariedades estratégicas enlas decisiones de participación de los agentes (ver, por ejemplo, Cooper[1999]).5

Supongamos también que en la economía participa un gobierno benevo-lente que puede cobrar impuestos sobre los beneficios de los agentes y rea-lizar gastos públicos que benefician a todos los agentes. Denominaremoscon la variable τ a la tasa impositiva. Cada agente deriva un beneficio v(g)de un nivel dado de gasto público igual a g. La función v se supone estricta-mente creciente, diferenciable y cóncava.

La restricción presupuestaria del gobierno implica que los valores deτ yg que son factibles en esta economía satisfacen la siguiente restricción:

[ ].))((1 ahmpamg −++≤ τωτ

El lado derecho de la ecuación representa el total recaudado por el go-bierno vía impuestos. Este total es la suma de lo recaudado por medio deimpuestos al beneficio base de los agentes, τω

1 y de impuestos sobre los

beneficios originados por la participación en el mercado de una proporciónm de los agentes.

Sin implicar una real pérdida de generalidad, en adelante supondremosque la restricción presupuestaria del gobierno se cumple con igualdad. Comose verá luego, la secuencia de decisiones del gobierno resultan cruciales en

5 Vives (2005) provee una excelente discusión actualizada del rol de las complementariedadesestratégicas en la teoría de juegos en general.

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6 Progresos en Macroeconomía

la determinación del equilibrio. Aunque más tarde en el trabajo considera-remos casos alternativos, por ahora, supondremos que el gobierno fija latasa impositiva τ y luego, de acuerdo con la restricción presupuestaria delgobierno, se determina el gasto público de equilibrio g. Esta secuencia deeventos (timing) implica que el gasto puede ser representado como una fun-ción g(m, τ )

Hasta aquí hemos descripto los rasgos esenciales de la economía.6 Nosinteresa ahora determinar que podemos esperar que suceda en dicha econo-mía. Para ello definiremos un equilibrio. En otras palabras, utilizaremos elconcepto de equilibrio como una herramienta para predecir los comporta-mientos esperables de los agentes de nuestra economía. La idea básica de-trás del estudio de situaciones de equilibrio es requerir que el conjunto decomportamientos de los agentes sean (individualmente) óptimos y consis-tentes entre si. Comenzamos describiendo el comportamiento óptimo de unagente típico.

El problema del agente

Como en la simple economía estudiada aquí todos los agentes son idén-ticos, nos concentraremos en el problema de un agente individual (repre-sentativo) que llamamos i. Definamos con la variable im~ el valor esperadoque el agente i tiene sobre la proporción m de agentes que deciden partici-par en el mercado. Si bien esta expectativa es la expectativa del agentesobre una variable endógena del modelo, por el momento la considerare-mos como dada. Mas tarde, en la determinación completa del equilibrio nosaseguraremos que dicha expectativa sea consistente con el comportamientoefectivo del resto de los agentes (es decir, utilizaremos el concepto de ex-pectativas racionales).

Definamos también la función como )~( imλ el valor esperado neto de

participar en el mercado para un individuo que espera una participación

6 Esta es una versión simplificada de la economía que aparece en Ennis y Keister (2005b)y que sigue la tradición del trabajo original de Diamond (1982).

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7Complementariedades y política macroeconómica

agregada dada por .~im Dicho valor obedece la siguiente expresión:

,)1)](~(1[)1)(~(),;~( camphmpcm iii −−−+−= τττλ

donde hemos agregado como argumentos de la función λ aquellosparámetros que, como veremos, no se mantendrán fijos durante el resto delanálisis (es decir, τ y c). Definamos también la variable binomial

{ },1,0)~( ∈imξ donde 0)~( =imξ indica que sí ha decidido participar.7

Luego, podemos resumir la regla de decisión del agente como sigue:

0)~( =imξ si ,0),;~( <cmi τλ

1)~( =imξ si .0),;~( ≥cmi τλAhora, que hemos determinado como actuará cada agente dependiendo

de sus expectativas con respecto al comportamiento del resto de los agen-tes, estamos en condiciones de describir un equilibrio.

Equilibrio de expectativas racionales

Concentraremos nuestra atención en los equilibrios simétricos; es decir,aquellos equilibrios en los que todos los agentes que son idénticos actúande la misma manera. Como se ha visto, la decisión de cada agente dependeen forma fundamental de la expectativa que dicho agente tiene sobre lasdecisiones del resto de los agentes. En este trabajo restringiremos el estudioal caso en el que los agentes forman expectativas racionales. Las expectati-vas racionales, en este modelo, equivalen a aquellas expectativas que se venconvalidadas por las acciones de los agentes en el equilibrio bajo considera-ción. La siguiente definición nos permite enunciar este concepto en formaprecisa:

7 Un supuesto (simplificador) implícito en esta especificación es que los agentes no puedenelegir randomizar sobre la elección de participación (es decir, en la terminología de teoría dejuegos, no permitimos que los agentes jueguen estrategias mixtas).

(R)

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8 Progresos en Macroeconomía

Definición: Un equilibrio de expectativas racionales (EER) es una lista deelementos [ ] [ ] [ ] [ ]{ }1,01,0 )~(,~, ∈∈ iiii mmm ξ tal que estos elementos cumplen lassiguientes tres condiciones:

1. )~( imξ satisface la condición (R) para todo i;

2. ∫=1

0

;)~( dimm iξ3. mmi =~ para todo i (Expectativas Racionales).

Utilizando esta definición podemos ver que la búsqueda de un EER se redu-

ce a encontrar un punto fijo m* de la función ;)()(1

0∫= dimmf ξ es decir, si

m* resuelve la ecuación:

,)(1

0∫= dimm ξ

luego [ ] [ ] [ ] [ ]{ }1,01,0 *)(,**, ∈∈ ii mmm ξ es un EER. En palabras, cuando losagentes tienen expectativas *~ mmi = , toman decisiones *)(mξ , que cuan-do son agregadas entre todos los agentes, resultan en una tasa de participa-ción m*, igual a la tasa esperada por los agentes.Para simplificar la notación, en esta sección y la siguiente supondremos que

θθθ =>= LH 1 ; es decir, la función p(m) esta dada por:

.)1()( mmp θθ −+=

Supongamos también que la siguiente condición se cumple sobre los valo-res de los parámetros:

.1

)1( hc

ah <−

<−+τ

θθ (EM)

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9Complementariedades y política macroeconómica

Esta condición nos dice que el costo de participar en el mercado no es nimuy bajo ni muy alto, relativo a los beneficios.La siguiente proposición establece que cuando la condición (EM) se cum-ple existen dos EERs; uno en el que los agentes son optimistas con respectoa los niveles de participación en el mercado y, en consecuencia, todos parti-cipan; y uno en el que todos los agentes son pesimistas y ninguno participa.

Proposición: Si la condición (EM) se cumple, existen dos EERs: (1) uno enel que m = 1, al que denominamos optimista; (2) otro en el que m = 0, al quedenominamos pesimista.

Prueba: Para probar que el equilibrio optimista existe, notemos que si 1~ =impara todo i, entonces ,0)1(),;1( >−−= chc ττλ Por lo tanto, 0)0( =ξ paratodo i , luego .0)1)(1()1(),;0( <−−−+−= cahc τθτθτλ Por lo tanto,

0)0( =ξ para todo i, de lo que se deriva que m = 0 y que el equilibrio pesi-mista existe.

Para fijar ideas, consideremos el caso en el que a = 0 y τ = 0. En este caso,

la proposición nos dice que cuando el costo c toma un valor en el intervalo

),( hhθ . la economía tiene equilibrios múltiples. Cuál de los dos equilibrios

se observará está, hasta aquí, indeterminado en el modelo. Es decir, nada de

lo que se ha descripto hasta ahora sobre el modelo nos permite discernir

cuál de los dos equilibrios es una predicción mas adecuada de lo que suce-

derá en una economía de estas características.

En principio, podemos pensar que el nivel observado de participación en el

mercado depende en parte de la habilidad de los agentes para coordinarse y

coincidir en la elección que los lleva a participar. Pero los factores que de-

terminan dicha coordinación no están (hasta aquí) especificados en el mo-

delo. Completar el modelo en esta dimensión es un paso fundamental para

continuar con la discusión que nos concierne en este capítulo.

Estudiar la coordinación de las decisiones es importante porque el bienestar

de los agentes en la economía depende del equilibrio que resulte. Defina-

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10 Progresos en Macroeconomía

mos ),;( cmU τ como el bienestar de equilibrio de los agentes en la econo-mía. Luego, tenemos que:

;)],([),;()1(),;( ττλωττ mgvcmmcmU ++−=

y, en particular, tenemos que )]([))(1(),;1( hvchcU ++−+−= ωτωττ esel bienestar en el equilibrio optimista, y que )()1(),;0( ωτωττ vcU +−= esel bienestar en el equilibrio pesimista.Es fácil demostrar que ),;0(),;1( cUcU ττ > y, por lo tanto, que los agentesobtienen un mayor bienestar en el equilibrio optimista. Sin embargo, como seha dicho, el equilibrio pesimista es posible y nada en el modelo nos dice que nosucederá. Esto es así, aun cuando todos los agentes en la economía preferiríanque se observe el equilibrio optimista. Cuando el equilibrio pesimista suce-de decimos que la economía ha sufrido un fracaso de coordinación.8

Equilibrio de manchas solares (o equilibrio sunspot)

Una forma de modelar los determinantes de la coordinación entre agentesen economías como la aquí presentada es introducir una variable aleatoriaextrínseca, a la cual, en la literatura, se le ha dado el nombre de manchasolar o sunspot (ver, por ejemplo, la introducción al tema en Shell y Smith[1992] o el artículo clásico de Cass y Shell [1983]).Una variable sunspot es una variable aleatoria que, si bien no influencia aninguna de las variables o parámetros fundamentales de la economía (esdecir es extrínseca al modelo), sus realizaciones son, en principio, públicas(es decir, observadas por un grupo o todos los agentes de la economía) y deconocimiento común (todos los agentes saben que todos los agentes las

8 Es importante remarcar que si bien todos los agentes preferirían que se observe el equili-brio optimista, cuando cada agente toma como dado que el resto de los agentes decidirá noparticipar en el mercado, su elección preferida es, también, no participar. De hecho, estalógica es precisamente la que permite que la situación pesimista sea un equilibrio. Para unaintroducción interesante, aunque más crítica, al uso moderno del concepto de “fracaso decoordinación” ver la discusión en Howitt (2003).

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11Complementariedades y política macroeconómica

observan, etc.). La idea general es que, en principio, los comportamientosde los agentes en la economía pueden resultar coordinados por las realiza-ciones de dicha variable sunspot. En otras palabras, una variable sunspot esun posible mecanismo de coordinación.Consideremos, por ejemplo, una variable aleatoria binomial s con soporte

en el conjunto {0,1} y parámetro π, tal que π== ]1Pr[s y .1]0Pr[ π−==s 9

Luego, utilizando esta variable podemos definir y caracterizar en formadirecta un equilibrio sunspot de la economía.Proposición: Si la condición (EM) se cumple, existe un Equilibrio Sunspotdado por una lista contingente { } }1,0{)](~[),(~),( ∈ssmsmsm ξ , donde

0)]0(~[)0()0(~ === mmm ξ y 1)]1(~[)1()1(~ === mmm ξ .10

En palabras, este equilibrio predice que la probabilidad de que la economía

se encuentre en el estado optimista es igual a π. Por esta razón, decimos que

el equilibrio sunspot nos provee una predicción probabilística de lo quesucederá en la economía. Sin embargo, se debe notar aquí que, de acuerdocon esta definición de equilibrio, cuando cada agente decide si participar ono en el mercado, dicha decisión se toma bajo certeza. Cada agente actúasabiendo cuales serán las acciones del resto de los agentes en la economía.Por ejemplo, cuando un agente observa que la variable sunspot toma elvalor 1, el agente sabe que el resto de los agentes observarán también elvalor 1 y, por tanto, decidirán participar en el mercado. El agente no enfren-ta ninguna incertidumbre acerca de este hecho. Luego, y en parte por estarazón, el agente decide participar (y, de esta manera, la regla de comporta-

9 Podemos interpretar a esta variable como indicando cuándo aparecen manchas en el sol.Específicamente, podemos decir que si la variable toma el valor 1 es porque hay manchas enel sol y si toma el valor 0 es porque no hay manchas solares. Si bien esta forma de pensar enla variable sunspot como una variable extrínseca resulta bastante intuitiva, y de hecho mo-tiva su nombre, de ningún modo se trata de una interpretación necesaria. Manuelli y Peck(1992), por ejemplo, discuten el caso por demás interesante en el que una variable intrínse-ca, pero tal vez de poca relevancia, actúa como una variable sunspot coordinando a losagentes.

10 La prueba de esta proposición es muy simple y, por ello, no se presenta en el texto deltrabajo.

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12 Progresos en Macroeconomía

miento dada por el plan contingente “participar cuando s = 1” es parte de unequilibrio sunspot). En este sentido, el nivel de coordinación impuesto porel equilibrio sunspot parece algo extremo y probablemente poco realista.Aún así, este concepto de equilibrio ha sido utilizado fructíferamente en elestudio de numerosas situaciones propensas a la existencia de equilibriosmúltiples (ver, por ejemplo, la aplicación en Ennis y Keister (2003) a uncontexto en el que la posibilidad de corridas bancarias afecta la tasa decrecimiento de la economía).Otra cuestión importante que vale la pena resaltar es que el concepto deequilibrio sunspot (como muchos otros conceptos de equilibrio en econo-mía) solamente se encarga de identificar situaciones en las que los agentesde la economía, de encontrarse en tal situación, no desearían “desviarse”(es decir, no desearían, ni tendrían razón alguna, para cambiar sus expecta-tivas o sus acciones). Pero el concepto de equilibrio nada nos dice sobre lamanera en que los agentes alcanzan dicha situación y, en principio, la res-puesta a tal interrogante no es para nada obvia (sin embargo, ver las contri-buciones de Howitt y McAfee [1992] y Woodford [1990], por ejemplo, queproveen una respuesta a este tipo de pregunta utilizando algoritmos de apren-dizaje).Esta claro, entonces, que el concepto de equilibrio sunspot puede conside-rarse como un tanto rudimentario. Sin embargo, su utilización nos permi-te una primera aproximación al estudio de algunas cuestiones específicasrelacionadas con el funcionamiento de economías en las que existen fuertescomplementariedades. Una de estas cuestiones que es, sin duda, de especialrelevancia, es la determinación de las decisiones de política económica cuan-do estamos en presencia de equilibrios múltiples. Recientemente se halogrado cierto progreso en esta área de estudio. En la siguiente secciónse presentan, en forma simplificada, algunos de los resultados más signi-ficativos.

3. Equilibrios múltiples y política macroeconómica

Supongamos que un gobierno benevolente debe elegir la tasa impositiva τ

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13Complementariedades y política macroeconómica

antes de observar la realización de la variable sunspot s. Este supuesto so-bre la secuencia de eventos nos permite estudiar situaciones en las que elgobierno debe elegir la política económica sin saber como se resolverá elproceso de coordinación de expectativas privadas. Si bien es claro que notodas las decisiones de política se toman bajo este tipo de incertidumbre,nos parece interesante estudiar esta situación como un primer paso en elanálisis formal.Para determinar las políticas óptimas de equilibrio comenzamos resolvien-do el problema del gobierno bajo distintas expectativas en relación con elcomportamiento del sector privado. El concepto de equilibrio, luego, re-quiere que dichas expectativas sean consistentes con el comportamientoprivado asociado con tal equilibrio.Dividimos entonces el análisis en el estudio de los distintos casos posibles,lo que a su vez nos permitirá algunas comparaciones útiles. Primero deter-minaremos la política económica óptima en el caso en el que el equilibrioprivado optimista sucede con certeza. Luego estudiamos el caso opuesto,en el que el equilibrio pesimista sucede con certeza; y finalmente el casointermedio en el que la probabilidad sobre los distintos equilibrios esta de-terminada por la variable sunspot s.Si el gobierno espera que las expectativas de los agentes se coordinen en elequilibrio optimista, la política económica óptima resuelve el siguiente pro-blema:

,),;1(]1,0[

cUMaximizar ττ ∈ (PO)

donde )].([)()1(),;1( hvchcU ++−+−= ωτωττ Denotemos a esta deci-sión de política con la variable Oτ Del problema de optimización (PO)resulta que Oτ resuelve la ecuación 1)]([' =+ hv O ωτ Para que esta deci-sión de política sea consistente con el comportamiento de equilibrio de losagentes privados, el valor de Oτ ser menor que hc /1− (esta condición esuna instancia de la condición (EM) discutida en la sección anterior). Si ésteno es el caso, el equilibrio optimista no existe cuando el gobierno fija la

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14 Progresos en Macroeconomía

política Oτ y, por lo tanto, tal política no es óptima. La condición

hcO /1−≡< ττ depende, por supuesto, de los valores de los parámetros yla forma de la función v. Por ahora, supondremos que la condición se cum-ple. El caso en el que la condición no se cumple es también potencialmenteinteresante y se discutirá mas adelante.Pasemos ahora al caso en el que el gobierno espera que los agentes tenganexpectativas pesimistas. En tal situación, el gobierno elegirá la política fis-cal que resuelve el siguiente problema:

,),;0(]1,0[

cUMaximizar ττ ∈ (PP)

donde ).()1(),;0( τωωττ vcU +−= Luego, la política económica óptimaPτ resuelve la ecuación .1)(' =ωτ Pv Aquí también el valor de Pτ debe sa-

tisfacer una condición equivalente a la condición (ME). En particular, paraque el equilibrio pesimista exista bajo la política Pτ se necesita que:

.)1(

1ah

cP

θθττ

−+−≡>

Por el momento supondremos que esta condición también se cumple.Finalmente, consideremos el caso en el que el gobierno asigna una probabi-lidad π al equilibrio optimista, de acuerdo con el equilibrio sunspot estu-diado en la sección anterior. En tal caso, la política óptima resuelve elproblema:

,),;0()1(),;1(]1,0[

cUcUMaximizar τπτπτ

−+∈ (PS)

es decir, el gobierno tiene como objetivo maximizar el bienestar esperado(promedio) de los agentes. Llamaremos a la política óptima en este caso

Sτ . La siguiente proposición caracteriza comparativamente estas políticas

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15Complementariedades y política macroeconómica

y en particular demuestra que la política Sτ es una política que podría con-siderarse como “intermedia.”

Proposición: Las políticas óptimas cumplen la desigualdad .PSO τττ <<

Prueba: Primero notemos que 1)(')]([' =<+ ωτωτ PP vhv y, por lo tanto,

.PO ττ < Ahora definamos la siguiente función:

)(')1()]([')( ωτµωτµτ vhvf −++=

donde ])1()(/[)( ωπωπωπµ −+++= hh . Es fácil ver que 1)( =τf es lacondición de primer orden del problema (PS). Notemos también que la fun-ción )(τf es continua y estrictamente decreciente. Es fácil demostrar que

1)( >Of τ y que 1)( <Pf τ . De estas propiedades de la función )(τf se si-gue que, de acuerdo con el teorema del valor intermedio, existe un valor

),( POS τττ ∈ tal que 1)( =Sf τ .

De alguna manera, el resultado obtenido en esta proposición expresa for-malmente una intuición muy simple: un gobierno enfrentando cierto gradode incertidumbre sobre el estado de las expectativas en la economía, elegiráuna política fiscal intermedia, que podríamos llamar “moderada” o “caute-losa.” En ella, el gobierno intentará balancear los beneficios asociados a acer-carse a la política óptima cuando el escenario resulta optimista con los costosde alejarse de la política óptima cuando el escenario resulta pesimista.En la discusión anterior asumimos que el valor de las decisiones óptimasdel gobierno se encontraba en un rango específico de los posibles valoresde la tasa impositiva τ. Tales supuestos fueron necesarios para no incurriren inconsistencias. En particular, si la tasa impositiva que resulta de la elec-ción del gobierno es mayor que el valor τ el equilibrio optimista no existea ese nivel de tasa impositiva y (en el contexto de nuestro modelo) no tienesentido sostener que el gobierno espera que dicho equilibrio suceda conprobabilidad positiva. De la misma manera, para tasas impositivas menoresque el valor τ el gobierno no debería esperar que el equilibrio pesimista

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16 Progresos en Macroeconomía

suceda, ya que tal situación no constituye un equilibrio. )(gv . Sin embar-go, sin necesidad de profundizar en el tema, resulta útil señalar que no esdifícil diseñar ejemplos en los cualesEn un trabajo reciente, Ennis y Keister (2005a) analizan las implicancias deimponer este tipo de condiciones de consistencia para la determinación dela política óptima. En el caso que estamos analizando en este trabajo, parapoder avanzar en el estudio de estos temas, es necesario imponer supuestosmás específicos sobre la forma de la función ττ >O y la política óptima delgobierno implica elegir una tasa impositiva igual a τ (o marginalmentemenor). Eligiendo dicha tasa, el gobierno evita alejarse demasiado de lapolítica apropiada para el equilibrio optimista y al mismo tiempo, logramantener la posibilidad de que dicho equilibrio, en efecto, suceda. Otrocaso importante es aquel en el cual el gobierno decide reducir la tasaimpositiva hasta un valor marginalmente menor que τ para, de esa forma,evitar bajo cualquier circunstancia que el equilibrio pesimista suceda.Lo que es interesante destacar aquí es que aún cuando existen valores de τque le permiten al gobierno evitar completamente las situaciones pesimis-tas, estas políticas no siempre son óptimas. En particular, si el valor de laprobabilidad π es lo suficientemente alto, el gobierno elegirá convivir conla probabilidad (relativamente baja), 1-π de terminar en una situación deescasa (o nula) participación en el mercado (es decir, en la situación pesi-mista).

Política económica y el proceso de selección de equilibrios

Hasta aquí hemos supuesto que la probabilidad de coordinación de expecta-tivas π es un número fijo. Sin embargo, parece razonable pensar que, muyposiblemente, tal probabilidad dependa de los beneficios privados relativosasociados con tomar cada posible acción (es decir, participar o no participaren el mercado). En otras palabras, parece razonable pensar que si los be-neficios de participar en el mercado son mucho mayores que los de no par-ticipar, es más probable que las expectativas de los agentes se coordinen en

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17Complementariedades y política macroeconómica

el equilibrio optimista (más probable, decimos, relativo a una situación enla que los beneficios de participar en el mercado son casi los mismos quelos de no participar).Si este argumento es válido, se deduce formalmente que la probabilidad decoordinación π debería ser considerada una función de los beneficios relati-vos asociados a las elecciones privadas. En tal caso, se puede demostrar quela probabilidad π dependerá, indirectamente, de la tasa impositiva. Ennis yKeister (2005b) estudian este caso en detalle y demuestran que, en general,es razonable esperar que la probabilidad π sea una función decreciente en latasa impositiva τ. Cuando esto es así, se cumple la siguiente proposición.

Proposición: Cuando π(τ) es una función (diferenciable) decreciente, latasa impositiva óptima τ* es menor que la tasa τS.

Prueba: Definamos la siguiente función:

donde )(' τπ es la derivada primera de la función π y ),;( cmU ττ es la deri-vada parcial de la función U con respecto a τ. Claramente, la función F(τ)representa la derivada con respecto a τ de la función objetivo del gobierno(la versión del problema (PS) de la subsección anterior cuando la probabili-dad π es una función de la tasa impositiva). Luego, la tasa impositiva ópti-ma (asumiendo una solución interior) resuelve la siguiente condición deprimer orden: F(τ*) = 0. Notemos, ahora, que si evaluamos la función F alnivel de tasa impositiva τS tenemos que F(τS) < 0 y por lo tanto la tasaóptima τ* será menor que la tasa τS.11

La idea detrás de este resultado es clara: si reducciones en la tasa impositivatienden a reducir la probabilidad de que el equilibrio optimista ocurra, ydado que dicho equilibrio está asociado con mayores niveles de bienestar

11 El primer término de la función F(τ ), evaluado a la tasa impositiva τ S, es negativo; y lasuma de los otros dos términos es igual a cero por definición de τ S.

[ ] ),;1()(),;0(),;1()(')( cUcUcUF ττπτττπτ τ ++−=

),,;0())(1( cU ττπ τ−+

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18 Progresos en Macroeconomía

agregado, el gobierno preferirá elegir una menor tasa impositiva con el ob-jetivo de explotar su influencia sobre el proceso de selección de equilibrios.A diferencia del caso en el que π es fija, estudiado en la subsección ante-rior, cuando la probabilidad π depende de la tasa impositiva τ, la políticaóptima no es necesariamente intermedia; es decir, la política óptima puedeencontrarse fuera del intervalo ],[ OP ττ (Ennis y Keister (2005a)). La ra-zón por la cual la política óptima puede no ser intermedia es que el gobiernopuede querer elegir una política fiscal “extrema” (es decir, fuera del interva-lo ],[ OP ττ ) con el objetivo de influenciar, no ya los beneficios de los agentesen el equilibrio, sino el proceso en sí de selección de equilibrios.

Equilibrios múltiples como resultado de la política económica

Recientemente han aparecido un conjunto de trabajos que investigan la po-sibilidad de que, en realidad, la política económica del gobierno sea la quegenere equilibrios múltiples. Nuestro modelo nos permite, a través de unejemplo, discutir formalmente algunas de estas ideas.Regresemos entonces al modelo básico y supongamos que los parámetrosde la función p(m) son tales que θ

L =θ

H= θ. Luego p(m)= θ para todos los

valores de m y las complementariedades, que fueron la fuente de multiplici-dades en las secciones anteriores, dejan de estar presentes. Sin embargo,como se demuestra a continuación, dependiendo del proceso de fijaciónde la política económica, la posibilidad de equilibrios múltiples aún estápresente.Hasta ahora hemos supuesto que el proceso de determinación de la políticaeconómica es el siguiente: primero el gobierno fija una tasa impositiva yluego, de acuerdo con su restricción presupuestaria y la situación de equili-brio en la economía, el nivel de gasto público se determina endógenamente.Procedamos ahora de manera distinta. Supongamos que el gobierno desea

realizar un nivel dado de gasto público, g* < ω. Nuevamente concentra-

remos nuestra atención en dos tipos posibles de equilibrio: el pesi-

mista (m = 0) y el optimista (m = 1).

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19Complementariedades y política macroeconómica

Proposición: Supongamos que p(m)= θ y que el gobierno se comprometea mantener un gasto público fijo g*. Luego, para ciertos valores de g*,existen equilibrios múltiples.

Prueba: Consideremos primero la situación en la que m = 0. En este casotenemos que la tasa impositiva debería cumplir ωτ /*gP = y el bene-ficio neto de participar en el mercado estará dado por

.])1()[1(),;0( cahc PP −−+−= θθττλ Ahora consideremos la situaciónen la que m = 1. La tasa impositiva será ])1(/[* ahgO θθωτ −++= y elbeneficio neto de participar .])1()[1(),;0( cahc OO −−+−= θθττλ Note-mos que las tasas impositivas cumplen la desigualdad PO ττ < y por lotanto, si la condición:

,)1(

1 PO

ah

c τθθ

τ <−+

−<

se cumple, la economía presenta equilibrios múltiples (es decir, un equili-brio optimista y otro pesimista). Recordemos que las tasas impositivas τO yτP dependen del nivel de gasto g*. Por lo tanto, podemos concluir que, da-dos los demás parámetros, existen niveles de gasto público g* para los cua-les ambos equilibrios, el pesimista y el optimista, existen.

En esta economía con la función p(m) = θ , las complementariedades implí-citas en la implementación de la política fiscal son las que generan la posi-bilidad de equilibrios múltiples. Básicamente, si los agentes esperan que laparticipación en el mercado sea escasa (ó nula), también esperan que lastasas impositivas sean relativamente altas, y a tales tasas, no les resultaprovechoso participar. De la misma manera, si los agentes esperan que laparticipación sea alta, anticiparán tasas impositivas relativamente bajas, yla participación en el mercado se vuelve más atractiva. Gloom y Ravikumar(1995) presentan un modelo simple de decisión intergeneracional de educa-ción que captura efectos inducidos por la política fiscal similares a los dis-cutidos aquí.

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20 Progresos en Macroeconomía

Las ideas discutidas con este ejemplo son útiles al momento de evaluar lasimplicancias de la inhabilidad del gobierno para comprometerse creíblementea llevar adelante una política fiscal determinada. King (2006) analiza estascuestiones con mayor profundidad. En lo que sigue, otra vez aprovechandola simpleza de nuestro modelo, presentamos una breve introducción al tema.Supongamos que el gobierno elige la política económica después de que losagentes hayan decidido sus estrategias de participación. En este caso deci-mos que el gobierno elige la política fiscal ex post óptima. Como en lasección anterior, supongamos también que el gobierno es benevolente y,por tanto, desea maximizar la utilidad de los agentes; es decir, deseamaximizar U(m; τ , c) sujeto a su restricción presupuestaria. Es sencillodemostrar que, en tal caso, el gobierno elegirá la política fiscal de maneratal que la ecuación ν’(g*) = 1 se cumpla.12 De hecho, esta condición carac-teriza a la política fiscal ex post óptima independientemente del equilibrioque suceda. En otras palabras, el nivel de gasto público, g*, es el mismo enambos equilibrios, el pesimista y el optimista.Por lo tanto, como lo demuestra la proposición anterior, si la función ν (g) ylos demás parámetros de la economía son tales que se cumple la condición:

,*

)1(1

)1(

*

ωθθθθωg

ah

c

ah

g <−+

−<−++ (ME’)

la economía en la que el gobierno no logra comprometerse a una políticafiscal predeterminada está sujeta a la existencia de equilibrios múltiples.Supongamos, en cambio, que el gobierno tiene acceso a una tecnología decompromiso que le permite anunciar y mantener una política fiscal dadaantes que los agentes tomen sus decisiones de participación. En este caso,aunque la condición (ME’) se cumpla, si el gobierno fija la tasa impositiva

])1(/[** ahg θθωτ −++= , es fácil ver que 0)*,;( >cm τλ para cual-quier valor de m y el único equilibrio existente es el equilibrio optimis-

12 Los cálculos son similares a los realizados en los problemas (PO) y (PP) al principio de lasección.

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21Complementariedades y política macroeconómica

ta.13 Vale la pena notar también que la política implementada es de hechola política óptima. Por lo tanto, un gobierno que logra comprometerse auna tasa impositiva ex ante τ* logra el mejor resultado posible, evitando laexistencia de equilibrios múltiples, y por tanto, fracasos de coordinación.Un aspecto fundamental del argumento presentado en el párrafo anterior esel referido a la forma en que especificamos la política fiscal a la que secompromete el gobierno. Procedimos (al estilo de “Ramsey”) asumiendoque el gobierno se compromete a la política fiscal (τ*, g*). Sin embargo, talpolítica fiscal es, en realidad, sólo factible cuando las decisiones de partici-pación de los agentes son tales que m = 1. En un reciente trabajo, muyinteresante, Bassetto (2005) argumenta que la forma correcta de especificarla política fiscal de compromiso es especificando una regla contingente quedescribe las acciones del gobierno, respetando la restricción presupuestaria,tanto cuando el resto de las variable endógenas (en este caso m) toman losvalores conjeturados de equilibrio, como cuando esto no es así (es decir, ensituaciones que, potencialmente, no constituyen un equilibrio). De hecho,Bassetto demuestra que cuando la política fiscal está especificada más com-pletamente, de esta manera (es decir, al estilo de “Schelling”), nuevos equi-librios pueden surgir.Como comentario final mencionemos que nuestro modelo se limita a estu-diar una única interacción en el tiempo entre los agentes y el gobierno.Extender el modelo para permitir múltiples períodos y, por tanto,interacciones, nos permitiría discutir aspectos relacionados con la forma-ción y el mantenimiento de reputación. El deseo por mantener la reputaciónha sido utilizado en la literatura para justificar la posibilidad de que el go-bierno logre comprometerse a mantener una política económica determina-da. Estos temas se tratan, por ejemplo, en los trabajos de Stokey (1991) y deChari y Kehoe (1990), pero una discusión detallada de los mismos está masallá de los objetivos propuestos para el presente trabajo.

13 Se debe notar aquí que, a diferencia de las secciones anteriores, la unicidad de equilibrioen este caso se debe a que hemos eliminado las complementariedades asociadas con laforma funcional asumida para p(m).

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22 Progresos en Macroeconomía

4. Estructura de información y equilibrios múltiples

Recientemente, en un trabajo influyente, Morris y Shin (1998) argumentanque en muchos modelos comúnmente utilizados en macroeconomía la exis-tencia de equilibrios múltiples se origina en la utilización de supuestos ex-tremos sobre la estructura de información presente en la economía (ver tam-bién Morris y Shin (2000) para una discusión más general e introductoria).En particular, Morris y Shin sostienen que en gran parte de estos modelosexiste un nivel poco realista y extremo de conocimiento común sobre losfundamentales de la economía.14

Por tal razón, estos autores proponen modificar los modelos de tal maneraque los fundamentales de la economía sean estocásticos e imperfectamenteconocidos por los agentes. En particular, cada agente recibe una señal infor-mativa imperfecta sobre los fundamentales.El modelo de las secciones anteriores puede ser modificado para ilustrar elresultado de Morris y Shin (1998). Para simplificar notación, regresemos alcaso en el que .)1()( mmp θθ −+= Sin embargo, supongamos ahora queel costo de participación en el mercado es en realidad una variable aleatoriac con distribución uniforme, que toma valores en el intervalo ],,0[ c con

.)1( hc τ−> Supongamos también que los agentes reciben una señal scorrelacionada con el costo c (es decir, una señal informativa sobre el ver-dadero valor de c). En particular, supongamos que s tiene una distribuciónuniforme con soporte ],,[ εε +− cc donde 0>ε es un valor pequeño. Laseñal de cada agente, además, no esta correlacionada con la señal del restode los agentes (es decir, las señales están idéntica e independientementedistribuidas).En esta extensión del modelo la incertidumbre sobre los fundamentales dela economía está captada exclusivamente por la aleatoriedad en el costo departicipación c. Un detalle importante de la modelización propuesta por

14 El concepto de conocimiento común sobre los fundamentos de la economía implica que:cada agente conoce el valor de los fundamentales; cada agente sabe que cada agente co-noce el valor de los fundamentales; y cada agente, a su vez, sabe esto, ad infinitum.

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Morris y Shin es que el rango de los posibles fundamentales, ],,0[ c puededividirse en tres zonas bien delimitadas. Para describir dichas zonas es útilreferirnos al modelo en el que los fundamentales son conocidos por losagentes de la economía (como lo hiciéramos en las secciones anteriores).En tal caso, es fácil demostrar que existe un valor posible de c, que pode-mos llamar c

A, tal que para valores de c mayores que c

A tenemos que

.0),;1( <cτλ Cuando esto es así, un agente dado no estará dispuesto a par-ticipar en el mercado aún si supiera (es decir, si esperara) que todos losdemás agentes participarán en el mercado. En la terminología de las seccio-nes anteriores, sólo la situación pesimista constituye un equilibrio de ex-pectativas racionales. En otras palabras, más informalmente, el costo departicipar en el mercado es demasiado alto para que el equilibrio optimistaexista. Con los supuestos que estamos utilizando también se cumple queexiste un valor 0 < c

B < c

A tal que, si c < c

B, luego 0),;0( >cτλ y un agente

dado decidiría participar en el mercado aún cuando nadie lo haga. En estecaso, sólo la situación optimista es un equilibrio. Finalmente, para valoresintermedios de c, es decir cuando c

B < c < c

A, los fundamentales son consis-

tentes (asumiendo conocimiento común) con equilibrios múltiples.Dados estos tres rangos de valores de los fundamentales, utilizando las téc-nicas descriptas por Morris y Shin, se puede demostrar que en el modelocon conocimiento imperfecto en el que no existe conocimiento común so-bre los fundamentales se cumple que: (1) para cada valor de c (es decir, losfundamentales efectivamente observados de la economía) el modelo tieneun único equilibrio; y que (2) cuando ε se vuelve insignificante, existe unvalor intermedio de c, que llamamos c

T, tal que para valores de c menores

que cT el equilibrio es optimista (m = 1) y para valores de c mayores que c

T

el equilibrio es pesimista (m = 1).15

La lógica detrás de este resultado es esencialmente la misma que en el tra-bajo de Morris y Shin (1998). La prueba de unicidad de equilibrio está

15 Los detalles de la prueba son similares a los de la prueba propuesta por Morris y Shin(1998) y no se presentan en este trabajo.

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basada en un argumento de inducción (backward induction) relativamentecomplejo. Sin embargo, un indicio de la intuición detrás del argumento sepuede obtener de la siguiente discusión. Cuando el agente recibe su señalsobre los fundamentales, no sólo debe preocuparse por la información que

dicha señal revela sobre la economía, sino también por predecir, basándo-se en dicha señal, las posibles señales recibidas por los demás agentes. Y nosólo esto, sino también debe intentar predecir las inferencias que los demásagentes harán acerca de las señales de los demás agentes, ya que ellas deter-minan el comportamiento de dichos agentes y, en principio, el nivel de par-ticipación en el mercado.Cuando un agente recibe una señal s sabe que los fundamentales están, comomáximo, a una distancia ε de su señal. Si, de hecho, los fundamentales seencuentran cercanos a un extremo de tal intervalo, luego el agente en cues-tión predecirá que algunos de los otros agentes de la economía recibiránseñales que están a una distancia todavía mayor que ε de su señal. Y estosotros agentes, a su vez, predecirán que es posible que haya en la economía,agentes observando señales todavía más alejadas de la señal original s delagente en cuestión. Este tipo de inferencias sobre inferencias, y la proximi-dad de las señales de los agentes a las áreas donde los fundamentales sonsólo consistentes con un único equilibrio de conocimiento común, es lo quedetermina la unicidad de equilibrios.

Política económica y unicidad de equilibrios

Si el gobierno observara el costo c (es decir, los fundamentales) antes de

fijar la tasa impositiva τ, la tasa impositiva puede eventualmente

seleccionarse en función de los fundamentales. Cuando esto es así, la polí-tica fiscal tiene la posibilidad de actuar como una señal pública que revela alos agentes el estado de los fundamentales. En tal caso, la unicidad de equi-librios originada en la ausencia de conocimiento común tiende a desvane-cerse. Los conceptos estudiados en las secciones anteriores referidos a laselección de políticas económicas en presencia de multiplicidad de equili-brios vuelven, entonces, a ser relevantes.

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25Complementariedades y política macroeconómica

En un trabajo reciente, Angeletos y Werning (2006) presentan un resultadorelacionado.16 Interpretado en el presente contexto, podemos decir queAngeletos y Werning demuestran que cuando existe una señal pública (aun-que imperfecta) del valor de c, y la precisión de dicha señal mejora cuandomejora la precisión de las señales privadas s, los equilibrios múltiples tien-den a reaparecen. Angeletos y Werning proveen una motivación muy razo-nable de la existencia de este tipo de asociación entre la precisión de laseñal pública y la precisión de las señales privadas. En particular, los auto-res modelan la existencia de un mercado de activos en el que los agentespueden participar y hacer transacciones. Los agentes, por supuesto, obser-van el precio que “limpia” dicho mercado. Como las demandas de los agen-tes por el activo son derivadas en base a la información recibida por ellos,tal información se ve reflejada (y parcialmente revelada) en el precio deequilibrio del mercado del activo. Por estas razones, dicho precio se vuelveuna señal pública, aunque imperfecta, del estado de los fundamentales. Laprecisión de dicha señal pública depende de manera natural de la precisiónde las señales privadas.Aún en extensiones directas del modelo estudiado por Morris y Shin (1998)la unicidad de equilibrios no siempre es automática. Keister (2006), porejemplo, estudia una extensión del modelo al caso de dos economías y mues-tra que una crisis cambiaria en una de las economías puede “contagiarse” ala otra economía, aún cuando en principio no existe ninguna razón funda-mental para que los mercados en ambas economías estén económicamentevinculados. De hecho, Keister demuestra que en su modelo las crisiscambiarias se originan exclusivamente como consecuencia de la existenciade equilibrios múltiples y fracasos de coordinación semejantes a los estu-diados en las secciones anteriores del presente trabajo.Resumiendo, podemos decir que aunque la metodología de Morris yShin ha permitido extender en direcciones interesantes el análisis de lascomplementariedades a nivel macroeconómico, no siempre nos permite

16 Ver la introducción en el trabajo de Angeletos y Werning (2006) para una excelente discu-sión de una serie de trabajos recientes en la misma línea de investigación.

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26 Progresos en Macroeconomía

abstraernos completamente de las cuestiones asociadas con la existen-cia de equilibrios múltiples. En los casos en que los equilibrios múlti-ples sobreviven, las cuestiones analizadas aquí sobre la interacción de lapolítica económica y la coordinación de expectativas, continúan siendorelevantes.

5. Avalanchas anticipadas

Hasta aquí hemos estudiado un modelo macroeconómico simple destinadoa explicar posibles fracasos de coordinación. También hemos discutido al-gunas consecuencias que surgen de complicar la estructura de informaciónen el modelo. En esta sección describimos otro caso interesante, presentadopor Jeitschko and Taylor (2001), de interacción entre lascomplementariedades y la diseminación de la información en la economía.17

Interpretado en el contexto de la presente discusión, el trabajo de Jeitschkoand Taylor (2001) estudia fracasos de coordinación que se originan en lapercepción generalizada de que un grupo de agentes con experiencias nega-tivas resultarán “desalentados” y dejarán de participar en el mercado. Estasavalanchas de coordinación demuestran como la diseminación parcializadade la información en la economía puede interactuar con lascomplementariedades estratégicas y crear situaciones intrincadas y difícilesde interpretar que tienen el potencial de resultar en grandes ineficiencias.Uno de los posibles eventos que podrían desencadenar una avalancha deeste tipo es, por supuesto, un cambio en la política económica. En esta sec-ción presentamos una primera aproximación formal a estas ideas usando elmodelo discutido previamente, luego de introducir algunas modificacionespertinentes.

17 Un caso relacionado, donde la diseminación discontinua de información deriva en resul-tados macroeconómicos extremos similares a una crisis, es presentado por Caplin y Leahy(1994). Nuestro modelo es, de hecho, también útil para estudiar dicho caso pero, por razo-nes de espacio, no presentamos tal ejemplo en el presente trabajo.

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27Complementariedades y política macroeconómica

Consideremos nuevamente nuestro modelo original en el caso en el que

θθθ =<= HL 0 . Supongamos que la economía descripta hasta ahora serepite consecutivamente en el tiempo y que un nuevo valor de θ se realizacada dos períodos (para simplificar, digamos que los valores de θ se reali-zan al comienzo de los períodos pares). Supongamos también que θ puedetomar dos valores posibles,θ

1 yθ

2, conθ

1 < θ

2, y que la probabilidad de cada

valor es igual a ½. Denominaremos con el subíndice e los períodos pares ycon el subíndice o los períodos impares.El valor esperado de participar en el mercado en un período par esta dadopor:

,])[)()(1()],;([ cmEahacmE ee −−+−= θττθλ

donde Ee indica la expectativa sobre los valores de θ. No es difícil demos-

trar que .2/)(][ 21 mmEe θθθ +=En los períodos impares, el valor esperado de participar en el mercado de-pende de la experiencia que el agente haya tenido en el período anterior.Esto es así porque suponemos que el agente utiliza la Regla de Bayes paraactualizar sus expectativas sobre el valor deθ y, potencialmente, de m. Enparticular, el valor esperado de participar en el mercado en un período im-par, para un agente que obtuvo un beneficio bruto igual a h en el períodoanterior (es decir, en el período par), esta dado por:

,])¦[)()(1(]¦),;([ chmEahahcmE oo −−+−= θθ θττθλ

donde ]¦[ hmEo θθ representa el valor esperado de θθ m condicional a quese haya observado h en el período anterior. Una expresión similar puedeobtenerse para el caso en el que el agente ha observado un beneficio bruto aen el período (par) anterior. Debe notarse aquí que en estas estimaciones elvalor de m puede depender del valor de θ porque el valor de θ determina laexperiencia de los agentes económicos en el período anterior y, cada agen-te, al momento de formar sus expectativas, reconoce que las decisiones de

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28 Progresos en Macroeconomía

los demás agentes pueden estar influenciadas por dicha experiencia. Esto severá más claramente en los párrafos siguientes.Consideremos primero el caso en el que m = 1. En tal caso, y de acuerdo conla Regla de Bayes, tenemos que:

),/()(]¦[ 2122

21 θθθθθ ++=hEo

y

)].(2/[)]([]¦[ 2122

2121 θθθθθθθ +−+−+=aEo

Utilizando algo de álgebra puede demostrarse que:

,]¦),;([)],;([]¦),;([ hcEcEacE oeo τθλτθλτθλ <<

La intuición detrás de estas desigualdades es importante. La primera des-igualdad captura la siguiente idea: un agente que tenga una experiencia ne-gativa en el mercado en un período par actualizará sus expectativas sobre elvalor de θ poniendo más peso en la posibilidad de que dicho valor resulteser bajo (es decir, igual a θ

1). Por tal razón, dicho agente esperará obtener

con menor probabilidad un beneficio bruto alto en el período imparsubsiguiente.La segunda desigualdad captura el hecho de que un agente que ha tenidouna buena experiencia en el período par será más optimista acerca de losbeneficios de participar en el mercado en el siguiente período (impar). Aquíes importante recordar que el valor de la variable aleatoria θ se realiza en elperíodo par y se mantiene constante en el subsiguiente período impar. Elagente entonces utiliza su experiencia durante el período par para estimar elvalor de θ en el período impar.No resulta difícil encontrar valores de los parámetros tal que las siguientesdesigualdades se cumplen:

,0)],;([ >cEe τθλ (Pe)

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29Complementariedades y política macroeconómica

y

.0]¦),;([ <acEo τθλ (NPoa)

La primera expresión nos dice que si un agente espera que todos los demásagentes participen en el mercado en los períodos pares, luego es beneficiosopara este agente participar en el mercado en dichos períodos. En otras pala-bras, participar en el mercado en períodos pares puede ser parte de un equi-librio de expectativas racionales. Sin embargo, la segunda expresión nosdice que un agente que obtuvo un beneficio bruto igual a a por participar enel mercado en un período par, preferirá no participar en el período imparsubsiguiente aún cuando espere que todos los demás agentes participen enel mercado en ese período (impar). Por esta razón, esperar que todos losagentes participen en el mercado en un período impar no puede formar par-te de un equilibrio de expectativas racionales.Notemos ahora que la cantidad de agentes que han tenido una experiencianegativa en el mercado del período par es igual a 1 - θ. Entonces, paraencontrar un equilibrio debemos tener en cuenta que, si las desigualdades(Pe) y (NPoa) se cumplen, la tasa de participación, m

g, será menor o igual a

θ en los período impares.El caso que nos interesa tratar aquí es el caso en el que, además de lasdesigualdades (Pe) y (NPoa), se cumple la siguiente desigualdad:

,0]¦),;([ 2 <hcEo τθλ (NPoh)

Esta desigualdad nos dice que, aún cuando el agente que ha tenido unaexperiencia positiva en el mercado del período par espera que todos losagentes con una experiencia similar a la suya (y sólo esos agentes) partici-pen en el mercado del período impar, dicho agente prefiere no participar enel mercado en el período impar.La razón por la cual la condición (NPoh) se puede cumplir aún cuando lacondición (Pe) también se cumple es que, si bien el agente ha tenido una

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experiencia positiva en el mercado del período par, espera que la participa-ción se reduzca en el siguiente período. El agente espera que la participa-ción disminuya porque sabe que una cantidad 1 - θ de los agentes hantenido una experiencia negativa en el mercado del período par anterior. Portanto, de acuerdo con la condición (NPoa), como máximo sólo una propor-ción θ de los agentes elegirá participar en el período impar. Lascomplementariedades en participación, uno de los principales temas de es-tudio en este trabajo, se encargan del resto: cuando los agentes esperan unamenor participación en el mercado, también espera que la probabilidad deobtener un alto beneficio bruto h será menor; es decir, un menor valor espe-rado de m implica un menor valor esperado de p(m) y, por lo tanto, unmenor beneficio esperado de participar.Si las desigualdades (Pe), (NPoa) y (NPoh) se cumplen, existe un equilibrioen el cual los agentes participan en el mercado en el período par y no parti-cipan en el mercado en el período impar. El colapso del mercado en el pe-ríodo impar es una avalancha de coordinación completamente anticipada.En el período par, cuando los agentes están participando, todos anticipanque la participación colapsará el próximo período. Es importante resaltarque la condición (NPoh), de cumplirse, es independiente del valor actualrealizado de θ. En otras palabras, el colapso del mercado es independientedel valor corriente de los fundamentales. Esto, en efecto, abre la puerta a laposibilidad de que existan grandes ineficiencias; por ejemplo, el mercadopuede colapsar aún en los casos en los que el valor realizado de θ es relati-vamente alto.Para entender como la política macroeconómica puede desencadenar unaavalancha de coordinación anticipada, notemos que los valores de la tasaimpositiva τ son cruciales en la determinación de las desigualdades (Pe),(NPoa) y (NPoh). Consideremos, por ejemplo, el caso en el que la políticafiscal τ

L es tal que 0)],;([ >cE Le τθλ y .0]¦),;([ >acE Lo τθλ En tal

caso, existe un equilibrio en el que todos los agentes participan en el merca-do todos los períodos. Supongamos ahora que, al comienzo de un períodopar, la política fiscal cambia de τ

L a τ

H, un valor más alto para el cual las

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31Complementariedades y política macroeconómica

desigualdades (Pe), (NPoa) y (NPoh) pasan a cumplirse. ¿Qué sucederá eneste caso? En el mismo período par en el que se produce el cambio de polí-tica los agentes aún decidirán participar en el mercado; pero también prede-cirán exactamente que en el siguiente período la participación en el merca-do colapsará. En otras palabras, como hemos dicho, la avalancha en el nivelde participación será completamente anticipada.

6. Conclusiones

El presente trabajo ha discutido algunas formalizaciones recientes de losproblemas que pueden surgir en economías con complementariedades yequilibrios múltiples. En particular, hemos intentado destacar algunas lec-ciones útiles vinculadas con la determinación de políticas macroeconómicasóptimas. Si bien muchas otras ideas recientes han quedado sin analizar, laintención fue que los temas aquí discutidos sirviesen como ejemplo de lasventajas asociadas con el tratamiento formal de este tipo de cuestiones. Enotras palabras, con este trabajo deseamos destacar que un análisis formaldel problema de fijación de la política económica en situaciones caracteri-zadas por la volatilidad de las expectativas es efectivamente posible y, dehecho, puede resultar sumamente instructivo.Claramente, la fijación de políticas macroeconómicas es un determinanteprimordial del bienestar de los habitantes de las economías modernas. Enmuchos ámbitos político-económicos existe la percepción de que en situa-ciones que parecen estar asociadas con equilibrios múltiples nuestro cono-cimiento sobre la selección de políticas adecuadas es muy limitado, o inclu-so nulo. Un objetivo de este trabajo fue demostrar que esto no es así. Por elcontrario, la disciplina económica ha desarrollado recientemente numero-sas técnicas e ideas que nos permiten profundizar en el estudio de los pro-blemas de política asociados con la existencia de complementariedades yfracasos de coordinación. Podemos afirmar entonces, con cierta confianza,que la profesión sigue avanzando en el aprendizaje de nuevas e importanteslecciones relacionadas a estos temas, algunas de las cuales hemos discutidoaquí, escuetamente, a modo de introducción.

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32 Progresos en Macroeconomía

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Reformas estructurales y macroeconomía 35

REFORMAS ESTRUCTURALES Y MACROECONOMÍA

JOSÉ MARÍA FANELLI

CEDES

I. Introducción

El objetivo de este trabajo es discutir la relación entre macroeconomía yreforma estructural. Nos centraremos en cuestiones teóricas y metodológicas.El propósito es, por un lado, realizar una reflexión ordenada respecto de losavances analíticos recientes para pensar este problema que consideramosde mayor interés por su potencial para impulsar la agenda de investigaciónsobre macroeconomía en países emergentes y, por otro, señalar algunos pun-tos dentro de esa agenda que reclaman más elaboración y que, probable-mente, serán objeto de estudio en los próximos años.

Nuestro interés por esta cuestión se origina en nuestra experiencia deinvestigación sobre los problemas macroeconómicos que surgieron en elmarco de las reformas emprendidas por los países “emergentes” y “en tran-sición” desde fines de los años setenta. Las iniciativas de reforma experi-mentaron su apogeo durante la década de los noventa. El diseño de las re-formas se inspiró en una muy rica tradición analítica que nació de la críticaa las políticas intervencionistas y de regulación de la posguerra tanto en lospaíses desarrollados como en desarrollo. Las propuestas de reforma quesurgieron de esta tradición fueron sintetizadas, hacia fines de los ochenta,en las diez recomendaciones del llamado Consenso de Washington (CW),que luego fueron complementadas con otras en sucesivas versiones o “ge-

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36 Progresos en Macroeconomía

neraciones” del CW1 . Más allá del hecho que las Instituciones FinancierasInternacionales (IFI) y los países desarrollados impulsaron y aportaron buenaparte del contenido específico de políticas del CW, lo cierto es que la urgen-cia por introducir reformas no fue creada por las IFIs sino que se asoció condos fenómenos básicos: la necesidad de amoldar la economía y su estructu-ra institucional a los desafíos de la “Segunda Globalización” (ver Basu yTaylor, 1999) y los procesos de transición del socialismo al capitalismoluego de la caída del muro de Berlín. A poco capandar por el sendero de lareforma, no obstante, quedó en claro que los fenómenos macroeconómicosserían parte esencial del proceso por dos razones. La primera es que la faltade consistencia entre el escenario de la globalización y la estructura econó-mica nacional tomó en muchos casos la forma de desequilibriosmacroeconómicos recurrentes. La segunda es que los procesos de reformapor sí mismos generaron desequilibrios macroeconómicos. No sorprende,en este sentido, que el CW estableciera una estrecha relación entre reformasestructurales y macroeconomía; de las diez recomendaciones básicas delCW, tres pertenecen a la macroeconomía por derecho propio (se refieren ala política fiscal, monetaria y cambiaria) y la mayor parte de las restantes

1 La expresión Consenso de Washington fue acuñada por John Williamson (1989). El nú-cleo de las recomendaciones de política del CW está constituido por diez medidas: (1) Dis-ciplina Fiscal; (2) Reasignación del gasto público en contra de subsidios indiscriminados(que son frecuentemente regresivos) y en favor de la provisión de servicios públicos quesean pro-crecimiento y pro-pobres como educación primaria, salud e inversión en infraes-tructura; (3) reforma fiscal orientada a ensanchar la base tributaria adoptando tasas margina-les moderadas; (4) tasas de interés determinadas en el mercado y (moderadamente) positi-vas en términos reales; (5) tipo de cambio competitivo; (6) liberalización comercial –libera-lización de importaciones con énfasis en la eliminación de restricciones cuantitativas (licen-cias, etc.)-; si subsiste alguna protección, ésta debe estar basada en una ley y debe establecertarifas uniformes; (6) liberalización de los flujos de inversión directa extranjera desde elexterior; (7) privatización de empresas estatales; (8) desregulación –abolir regulaciones queimpiden la entrada o restringen la competencia, excepto en casos justificados por razones desalubridad, protección del consumidor y el medio ambiente; (9) Supervisión prudente delas instituciones financieras; y (10) seguridad jurídica para la protección de los derechos depropiedad. Estas recomendaciones fueron luego complementadas con otras, sobre todoasociadas con los problemas de cambio institucional y pobreza, dando lugar a versiones desegunda y tercera generación del CW.

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implica cambios en las reglas de juego cuya magnitud induciría desequilibriosmacroeconómicos que ninguna reforma bien diseñada podría ignorar.

Cabe, no obstante, hacer un conjunto de aclaraciones que servirán paraidentificar mejor el objeto de estudio. La primera aclaración es que nuestrointerés por la relación entre reformas y macroeconomía es general y abs-tracto: se centra en comprender la interacción entre, por un lado, cambiosen las reglas de juego inducidos deliberadamente por un ingeniero social(“reformas”) y, por otro, las fallas de coordinación en los planes a nivelagregado (“macroeconomía”). Nuestro interés, por lo tanto, no está en dis-cutir el CW o alguna otra propuesta o experiencia de reforma per se sino encomprender cómo las reformas estructurales en tanto ejercicios de ingenie-ría social a gran escala generan y/o son constreñidas por fallas de coordi-nación agregadas.

La segunda aclaración es que, si bien en este trabajo se utiliza la expre-sión “reforma estructural” de la manera que habitualmente se lo hace en laliteratura, no se debe pasar por alto que el significado de tal expresión haido cambiando con el uso de manera sutil pero que tiene consecuencias paranuestro tema de estudio. El concepto de reforma tal como se lo usa en estetrabajo se refiere a un cambio deliberado en las reglas de juego que afecta alas instituciones que norman la actividad económica. Esta definición estáen línea con la forma en que actualmente se utiliza el concepto (Drazen,2000, Fanelli y McMahon, 2005). Pero ¿porqué, entonces, hablar de refor-ma estructural y no de reforma institucional (dado que las reglas de juegoson instituciones) o de reforma a secas? La razón básica es que el uso de laexpresión “reforma estructural” está muy extendido en la literatura y lasdiscusiones de política.

De cualquier manera, para evitar confusiones vale la pena tener en men-te que la ambigüedad en el uso de “reforma estructural” tiene que ver con lahistoria de las reformas y con la historia de la disciplina. En efecto, cuandose comenzó a hablar de programas de reforma estructural la idea central eracambiar los modelos de desarrollo basados en la sustitución de importacio-nes o en el socialismo soviético por otro más orientado al mercado y más

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integrado en las corrientes de comercio y capitales internacionales. Estosuponía introducir cambios en las reglas de juego como, por ejemplo, redu-cir los aranceles, eliminar los controles de tasas de interés, o la propiedaddel estado. Como estas alteraciones en las reglas estaban orientadas a trans-formar la estructura económica, las reformas eran “estructurales”. Nóteseque se asume que existe una relación que podríamos llamar inmediata entrecambios de políticas o reglas y cambios en la estructura: al cambiar lasreglas cambia la estructura económica. Sin embargo, esta relación de inme-diatez es una petitio principi: un cambio en las reglas de juego puede no serefectivo para cambiar la estructura económica o puede modificar la estruc-tura en un sentido no deseado. Obviamente, la razón básica de esta afirma-ción es la observación repetida de instancias en las que las mudanzas en lasreglas de juego no produjeron los cambios esperados en la estructura. Entrelos ejemplos tempranos de esto se encuentran, sin lugar a dudas, los inten-tos de liberalización y apertura en Argentina, Chile y Uruguay de fines delos setenta que terminaron en crisis profundas y, entre los más dramáticos,las transformaciones en Rusia en los noventa. Un punto central para nuestroobjeto de análisis es que, en todos los casos, los desequilibriosmacroeconómicos fueron un componente clave del fracaso de las reformasestructurales para inducir los cambios esperados.

La tercer aclaración está también relacionada con una falacia de la lite-ratura temprana: se asumió de manera implícita que si el análisis económicoseñalaba claramente qué obstáculos debían removerse para obtener ganan-cias de eficiencia, lo racional desde el punto de visa del bienestar colectivoera remover esos obstáculos. La repetida observación de que iniciativas atodas luces convenientes desde el punto de vista de la eficiencia no eranimplementadas o, si lo eran, generaban suficiente resistencia ex post comopara desnaturalizar o abortar la reforma, llevó a la conclusión de que losefectos distributivos no podían ignorarse ni, tampoco, los costos de transac-ción ya que frecuentemente éstos hacían imposible instituir esquemas paracompensar a los perdedores. Se hizo evidente que una reforma bien diseña-da debía evaluar si el reformador contaba con el conocimiento, el poder y la

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autoridad indispensables no sólo para implementar los cambios sino tam-bién para compensar total o parcialmente a los perdedores o, llegado elcaso, ignorar directamente sus demandas. No podía ignorarse la faceta deconstrucción institucional y la capacidad del sistema político para realizar-la. Las sucesivas generaciones del CW incorporaron las cuestiones asocia-das con las instituciones, pero rápidamente quedó en claro que paraimplementar las reformas estructurales requeridas se necesitaban cambiosen las reglas de juego tan amplias y tanto poder político que las reformas seasemejaban más a una revolución institucional – de costo económico des-conocido– que a un mero cambio en las reglas de juego económicas. Noresulta extraño, entonces, que la estrategia de sumar reformas institucionalesad hoc al WC terminara por producir “fatiga” (Lora et al., 2004) y, en defi-nitiva, el abandono del WC como fuente de inspiración primaria.

La relación entre reformas y macroeconomía queda implicada en estecuadro por dos razones. La primera es que muchas de las reformasinstitucionales son en sí macroeconómicas; orientadas a modificar situacio-nes de “equilibrios malos” con fallas de coordinación evidentes cuyas cau-sas no se erradican aún cuando la teoría macroeconómica señale con relati-va claridad qué obstáculos deberían eliminarse. La segunda es que las expe-riencias de reforma han aportado mucha evidencia empírica de que laimplementación de cambios institucionales se asocia con desequilibriosmacroeconómicos, aún cuando las instituciones implicadas no se vinculendirectamente con el manejo macroeconómico. La aparición de estas fallasde coordinación ex post se vincula con tres causas: ignorancia sobre los“detalles” del proceso de reforma; control parcial sobre las circunstanciasde ésta; y ocurrencia de perturbaciones aleatorias independientes de la re-forma. En todos los casos, los errores de expectativa producen fallas en lacoordinación de los planes individuales.

La cuarta aclaración es que, en el enfoque de este trabajo, al tiempo queel cambio institucional (la reforma) busca cambiar la estructura, se encuen-tra constreñido por ésta. Esto es así porque la estructura que es objeto dereforma se concibe como un arreglo complejo de elementos –instituciones,

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recursos, organizaciones y agentes– que deben ser consistentes entre sí ycon el resto de los dominios –la política, la sociedad, el marco internacio-nal– para estar en condiciones de cumplir con las funciones económicas(Aoki, 1999 y 2001). Las reformas institucionales orientadas a optimizar elcumplimiento de esas funciones, por ende, deben cumplir con el requisitode adaptabilidad: las nuevas reglas de juego deben integrarse de maneraarmónica con la estructura y el resto de los dominios (ver Greif y Laitin,2006). Si ello no ocurre, uno de los síntomas posibles de no adaptabilidades la aparición de fallas de coordinación a nivel agregado.

Obviamente, las instancias que pueden dar lugar a este tipo de proble-mas de adaptabilidad son múltiples y, por ello, especificaremos en mayordetalle en la sección que sigue las vinculaciones entre estructura, cambioinstitucional y macroeconomía. La última aclaración es, no obstante, quelos elementos involucrados en tales vinculaciones son tan complejos que noes posible especificarlas sin hacer referencia al contexto histórico y geográ-fico. De ahí que la metodología de abordaje que propondremos buscaráintegrar los elementos analíticos con los contextuales en la línea de las na-rrativas analíticas (Bates et al., 1998) y las metodologías de estudios decaso (Mahoney y Goertz, 2006).

A los efectos de mantener la extensión del capítulo dentro de límitesrazonables, en lo que hace a estudios de casos privilegiamos los problemasde cambio institucional y adaptabilidad estructural asociados con la rela-ción entre la economía nacional y la economía global y, dentro de estos, losrelacionados con los aspectos financieros. A estos efectos, distinguiremosentre reformas estructurales “fronteras adentro” y “fronteras afuera”. En elprimer caso, el cambio de reglas de juego implica cambiar la relación entrela economía nacional y el resto del mundo (por ejemplo, entrar en la OMC);en el segundo, la necesidad de adaptarse a cambios en el resto del mundoobliga a realizar cambios en las reglas domésticas (por ejemplo, adoptarestándares de Basilea para las regulaciones bancarias). En ambos casos,nuestro interés es analizar la interacción entre ese cambio de reglas y laesfera macroeconómica.

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Las reformas de los noventa han aportado una gran cantidad de eviden-cia empírica para analizar la relación reformas/macroeconomía desde estaperspectiva. En particular esto es así porque las reformas, como dijimos,fueron en gran medida motivadas por la necesidad de adaptarse a la segun-da globalización y fueron de gran escala, con lo cual muchos de los sínto-mas de no adaptabilidad tomaron naturalmente la forma de dificultadesmacroeconómicas. No sorprenderá, entonces, que en este trabajo buenaparte de los ejemplos se extraigan de reformas implementadas en los no-venta. Además, la comparación de casos se simplifica en la medida en queel diseño y el contenido de las reformas se inspiraban en una misma matriz.

Los ejemplos en la década actual, no obstante, también son muy perti-nentes. Es fácil encontrar cambios en las reglas de juego de gran escalainducidos por la necesidad de adaptar el funcionamiento de la economíanacional a los cambios en el escenario internacional. Entre los factores delescenario actual que generaron esa necesidad se destacan la absorción porparte de Estados Unidos de una gran proporción de los fondos prestablesdisponibles internacionalmente que tiene como contraparte la acumulaciónde reservas en el mundo emergente y la creciente importancia de China eIndia que está cambiando los fundamentos y el perfil de las ventajas compa-rativas en el mundo. Estos desarrollos globales generan nuevos requeri-mientos de adaptación de las reglas de juego internas: la reversión en losflujos de capital plantea nuevos desafíos al manejo monetario y oportunida-des de profundización financiera; asimismo, las estrategias de desarrollodeben adecuarse a los cambios en la competitividad y los precios relativosinternacionales al tiempo que la estrategia de basar el desarrollo en unamoneda local depreciada o, al menos, seguir la quinta recomendación delCW se hace más difícil.

En realidad, lo cambiante del escenario global hace que más allá de ladecadencia del CW, la necesidad de reformas adaptativas –entendidas comocambios en las reglas de juego de cierta escala cuyo objeto es adaptar elfuncionamiento de la economía de forma de mejorar el bienestar– no hayadesaparecido. De ahí que hay autores que hablan hoy de reformar las refor-

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mas (Ffrench Davis, 2005) o de realizar un diagnóstico de crecimiento comobase para concentrar el esfuerzo en unas pocas reformas de gran impacto(Hausmann et al., 2005), evitando así caer en propuestas que recomiendanreformar todo al mismo tiempo, como en las últimas versiones del CW. Loque está claro es que cualquier propuesta de reforma no podrá dejar de ladolo ya aprendido: la implementación requiere de condiciones políticas y deuna ingeniería social para la reforma que incluye desde el diseño (que su-pone el conocimiento de los elementos estructurales y su funcionalidad)hasta la ejecución y respuesta flexible a perturbaciones macroeconómicas.

En suma, la visión ingenua que más o menos implícitamente asumía:identificación de obstáculos a la eficiencia è reforma de reglas de juego ècambio estructural, cambió radicalmente entre los primeros intentos de lossetenta y la visión actual y, los desequilibrios macroeconómicos de magni-tud que acompañaron con frecuencia a las reformas, contribuyeron central-mente a ese cambio visión. Hoy está claro que la inducción deliberada de uncambio estructural supone más que una mera modificación en las reglas deljuego, justamente porque la relación entre reglas y cambio de estructura noes inmediata sino que está mediada por una serie de elementos que tienenque ver con tres factores: primero, la relación entre las reglas formales –quepueden ser modificadas de manera deliberada por la autoridad– y el resto delos elementos de la estructura económica que no pueden serlo y cuyainteracción puede dar lugar a fallas de coordinación agregadas; segundo,las relaciones de poder en una situación históricamente determinada, queintroduce restricciones de economía política; tercero, los problemas especí-ficos de implementación, que reclaman una tecnología para la ingenieríasocial apropiada, capaz de lidiar con errores de política y desequilibriosmacroeconómicos.

La organización del capítulo es la siguiente. Primero, analizamos unaserie de aspectos de la reforma estructural e identificamos sus relacionescon la macroeconomía. En segundo lugar discutimos una serie de proble-mas que los vínculos entre reformas y macroeconomía le plantean a lamacroeconomía como disciplina. En tercer lugar analizamos desarrollos

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metodológicos y analíticos que jugaron un papel en explicar estos proble-mas. La última sección plantea las conclusiones con la vista puesta en eldesarrollo de la macroeconomía como programa de investigación.

II. La anatomía de las reformas y la macroeconomía

En esta sección ahondamos conceptualmente en los vínculos entre refor-ma, estructura económica y macroeconomía. Desarrollaremos un esquemaque nos permitirá identificar mejor los problemas analíticos específicos quele plantean tales vínculos a la macroeconomía. En las secciones siguientesusaremos el esquema tanto para ilustrar la relevancia de los problemasmacroeconómicos identificados en casos concretos de reforma como paradiscutir los avances que se hicieron en el plano analítico para pensar estostemas.

La Figura 1 muestra esquemáticamente los factores que, según nuestropunto de vista, son de relevancia para la comprensión de la anatomía de unproceso de reforma y su articulación entre macroeconomía y reforma es-tructural.

En el centro de la figura aparece la estructura económica cuya transfor-mación es el objeto de la reforma. Obviamente, el objetivo último de lareforma es la de tener efectos sobre el bienestar de la sociedad, como lomuestra el óvalo de la derecha. Si no se asume un gobierno benevolente, lascaracterísticas precisas de los efectos buscados no se pueden definir a-priori.No necesariamente la meta última será la de maximizar el bienestar de lapoblación como un todo o a todos por igual. Los resultados que se busquenserán el fruto de un proceso político y económico complejo que involucra agrupos con intereses heterogéneos y cuotas de poder diferenciales (Drazen,2000).

La estructura es un arreglo funcional de elementos donde conviven ins-tituciones (reglas de juego) formales e informales y que incluye, además,los agentes económicos –que pueden ser individuos u organizaciones–, los

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44 P

rogresos en Macroeconom

ía

Estructura Económica •Instituciones Económicas Formales •Instituciones Económicas Informales •Agentes (individuos-organizaciones) •Recursos Económicos •Procesos estocásticos •Contexto (Geografía, Historia )

Burocracia Pública

Economía e Instituciones

Internacionales

Sociedad Clivajes

Conflicto Distributivo

Shocks Externos

Shocks de Política

Políticas Públicas

Consistencia Macroeconómica

Shocks Macroeconómicos

Ingeniería social: Reforma Fronteras Adentro

Ingeniería social: Reforma Fronteras Afuera

Cambios Distributivos

Aprendizaje Colectivo

Calidad de Coordinación de Planes

Efectos sobre el

Bienestar

Sistema Político

Imitación

Seguridad Jurídica

Shocks Distributivos

Legitimidad

Shock Institucional

Sistema Simbólico

Resultados Observados

Figura 1

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recursos disponibles, el contexto geográfico e histórico y los procesosestocásticos que hacen que los resultados de cualquier acción de los agentesinvolucrados –incluyendo los hacedores de políticas públicas– no sea per-fectamente predecible. Como lo muestran las flechas y los óvalos corres-pondientes, la estructura económica tiene vínculos con otros tres dominios:el sistema político (la polity), la sociedad con sus diferentes clivajes (estra-tos sociales, diferentes sectores y divisiones étnicas y regionales) y la eco-nomía e instituciones internacionales.

Las instituciones están organizadas en una estructura particular que po-see una jerarquía de reglas (Acuña y Tommasi, 2000). Las de mayor jerar-quía son la constitución y los acuerdos internacionales que regulan la polí-tica, luego están las leyes, y finalmente, las regulaciones y las políticas. Lasinstituciones económicas se relacionan, sobre todo, con la parte media einferior de esta jerarquía. Sobre esta última base se montan las reglas dejuego que “gobiernan” de manera más inmediata las transacciones específi-cas, como los contratos y las jerarquías. Para inducir cambios dentro de laestructura, los reformadores sólo pueden actuar directamente sobre las ins-tituciones formales y, eventualmente, utilizar algunas organizaciones eco-nómicas que controlan, como las empresas del estado y segmentos del sec-tor servicios. Como las reglas del juego están organizadas en una jerarquía,el conjunto de restricciones estructurales también contiene el requerimientode que las nuevas reglas formales introducidas por la reforma sean compa-tibles con otras reglas formales e informales ya existentes. Hay un grannúmero de ejemplos de reformas que no funcionaron debido a que injerta-ron en la estructura de instituciones económicas existente normas de dere-cho exóticas o que modificaban, digamos, las reglas de juego del sectorfinanciero sin modificar de manera acorde la infraestructura jurídica o elrégimen monetario (ver Fanelli, en prensa). El sistema simbólico comparti-do por la sociedad es muy importante en relación con esto, ya que ese siste-ma contiene conocimientos que son fundamentales para el funcionamientode las instituciones. Aoki (2001) considera que los sistemas de creenciasjuegan un rol central para coordinar la conducta de los individuos dentro de

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los patrones de una institución. De esto se sigue, naturalmente, que el cam-bio institucional y, por ende, las reformas, no pueden tener éxito sin influirde manera apropiada sobre las creencias. De ahí que hemos colocado unaflecha que conecta el sistema simbólico con la polity a través del aprendiza-je social. En este sentido, el cambio institucional a través de reformas puedeinterpretarse como el proceso por el cual la sociedad aprende de los resulta-dos observados y busca adaptar las creencias de su sistema simbólico paracoordinarse en los equilibrios “mejores”, descartando los equilibrios “ma-los”. La polity aparece, por supuesto, porque el aprendizaje colectivo impli-ca acción colectiva. Utilizando una analogía, podría decirse que así comoexiste un sistema nacional de innovación para incorporar mejores tecnolo-gías a la producción, se necesita un sistema similar para incorporar mejorestecnologías a la ingeniería institucional.

El sistema político queda involucrado en el proceso de reformas econó-micas por varias razones. En primer lugar, es el encargado de modificar lasreglas de juego económicas y de organizar y comandar una burocracia esta-tal que debe ser provista de los recursos y la autoridad requeridos paraimplementar efectivamente las reformas. Los procesos de reforma mues-tran instancias en las cuales éstas fallaron debido a que el sistema políticono contaba con poder para imponer y legitimar la autoridad de los agentesde la reforma. Son casos de “estados fracasados” como en algunos paísesdel este europeo o en África (v. Fanelli y Mcmahon, 2006). En segundolugar, el sistema político debe procesar los conflictos distributivos que seoriginan en la heterogeneidad de intereses sociales a través de mecanismosde agregación que sean percibidos como legítimos por la sociedad (partesuperior de la Figura 1). En tercer lugar, debe establecer y permitir meca-nismos que hagan posible el aprendizaje colectivo. Este punto es central: sila racionalidad individual no garantiza que el resultado colectivo sea ópti-mo y la sociedad en su conjunto no es capaz de aprender, está condenada arepetir una y otra vez sus errores (Rodrik, 1996). Dos mecanismos clave enrelación con esto son la educación y los valores (ideología). La polity puedeo no favorecer este proceso. Nótese que además del aprendizaje sobre la

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base de la propia experiencia, también es posible recurrir a la imitación deinstituciones que resultaron funcionales en otros países; este hecho está re-presentado en la Figura 1 por la flecha que une a la polity con la esferainternacional. La imitación jugó un rol fundamental en la ola de reformasde los noventa, tanto en los países emergentes como en los desarrollados.

Un punto que es importante remarcar es que diferentes estructuras eco-nómicas expuestas a reformas similares implementadas en base a ingenie-rías de reforma de las instituciones económicas similares (digamos, el CW)pueden producir una coordinación de planes de calidad muy diferente debi-do a que estructuras económicas similares pueden estar vinculadas de ma-nera muy distinta con el resto de los dominios o éstos pueden diferir. Así,por ejemplo, un proceso de apertura que sea instrumental para aumentar elbienestar de todas las etnias pero que aumente relativamente más la riquezade una etnia (y por lo tanto la influencia política de la misma) puede serresistido por razones políticas y no económicas. O puede ocurrir que loscambios normativos colisionen con el sistema simbólico que mantiene enfuncionamiento las instituciones sociales. Las reformas de los derechos depropiedad sobre la tierra en las islas Fiji, por ejemplo, encontraron ambostipos de resistencia (ODN, 2006). Cuando se introducen reformas dentro deeste tipo de escenario, la resistencia política de los grupos involucradospuede dar lugar a desequilibrios macroeconómicos severos y recurrentes.La consecuencia más significativa es que las reglas del juego específicamenteeconómico devienen inestables y los comportamientos de los agentes asícomo las estructuras de regulación de transacciones específicas se adaptanconsecuentemente. Estos efectos típicamente generan sendero-dependen-cia, estableciendo una relación entre volatilidad macroeconómica y cambioestructural.

La dimensión de ingeniería social aparece porque, independientementede la viabilidad política de las reformas, las mismas deben ser implementadascorrectamente, lo cual da lugar a dos cuestiones: tecnología de cambioinstitucional a utilizar y capacidades que se requieren del agente de cambio(el estado) para llevar adelante las reformas. Como se hizo notar más arriba,

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para simplificar dividimos las reformas en dos categorías las que buscantransformar instituciones “fronteras adentro” y las que buscan adaptar losvínculos “fronteras afuera”.

La Figura 1 representa la relación entre macroeconomía y reforma comode doble vía: así como las reformas pueden afectar a la macroeconomía, losdesequilibrios agregados también pueden influir sobre la marcha de las re-formas; un shock con consecuencias a nivel agregado puede poner en jaqueuna reforma que, quizá, habría funcionado bajo condiciones normales. Laevidencia sobre procesos de reforma marca que esta relación de doble vía esparticularmente relevante en contextos de volatilidad excesiva, como la quesuele observarse en muchos países emergentes (Aizenman y Pinto,2005,Wolf, 2005, Easterly et al., 2000).

Como indica la flecha descendente entre la estructura y el óvalo de con-sistencia macroeconómica, la calidad de la coordinación de planes que pro-duce una determinada estructura puede ser de diferente calidad (la cuestiónde la calidad se discute más abajo). La Figura 1 muestra los shocks de ma-yor relevancia que pueden producirse cuando se introducen reformas den-tro de la estructura. Los shocks distributivos se dan porque las reformastípicamente crean ganadores y perdedores y esto es una fuente de dificulta-des para la ingeniería de las reformas. Cuando las instituciones para el ma-nejo de estos conflictos funcionan bien y son percibidas como legítimas lasreformas se facilitan; cuando ello no ocurre el conflicto político puede crearinestabilidad no sólo económica sino política. En este último caso, seránafectadas normas pertenecientes a las instituciones económicas y, también,las ubicadas en la zona más alta de la jerarquía, relacionadas con el sistemapolítico. La inestabilidad de las normas genera inestabilidad jurídica, conlos consiguientes efectos sobre estructuras de governance y los derechos depropiedad. De ahí que en la Figura 1 aparecen representados, además, shocksinstitucionales. Una característica de los conflictos distributivos es que suresultado es normalmente difícil de predecir. De esta forma, por la vía desus efectos sobre las reglas, la incertidumbre política corroe la posibilidadde prever los eventos económicos. Los cambios en las reglas económicas

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también pueden hacer variar la exposición de la economía a los shocks ex-ternos en la medida que las reformas fronteras afuera afectan las relacionescon las instituciones de la arquitectura internacional y regional así como losflujos internacionales de capital mientras que las reformas fronteras adentromodifican la capacidad doméstica para cubrirse y amortiguar los shocksinternacionales. Los errores de política son otra fuente de perturbaciones.Un punto que vale la pena remarcar es que existe la posibilidad de queagentes oportunistas utilicen los errores del gobierno y ello genere situacio-nes de insostenibilidad macroeconómica. Los errores pueden generar efec-tos sendero-dependientes donde pequeñas perturbaciones aleatorias (que elgobierno se equivoque) pueden dar lugar a situaciones irreversibles oinsostenibles: ejemplo: planes de jubilación que no pueden financiarse perocrean derechos una vez lanzados; fallas en la supervisión bancaria que ge-neran transferencias de riqueza al sector bancario o sus clientes, que creanun conjunto de derechos de propiedad inconsistentes, dada la riqueza de lasociedad.

La flecha ascendente entre el óvalo inferior y la estructura indica que asícomo las reformas pueden generar fallas de coordinación, éstas tambiénpueden producir perturbaciones que afecten la capacidad de las reformaspara cumplir con el cometido de influir sobre el bienestar. En realidad, esjustamente porque existen fuentes de shocks independientes que puedenafectar la estabilidad macroeconómica durante el período de reforma, quelos instrumentos de estabilización deben forman parte del herramental de laingeniería institucional. Sin embargo, los instrumentos disponibles en lospaíses emergentes suelen ser limitados y rudimentarios. Este hecho dio lu-gar a interesantes problemas que los macroeconomistas trataron de resolveren el plano analítico (ver, por ejemplo, Blanchard, 2004, Taylor, 2005).

En suma, a la luz de la compleja anatomía de la reforma, no sorprendeque las tecnologías de ingeniería institucional exhiban, en la práctica, unalcance, duración, escala y formas de implementación muy variados y quelos desequilibrios macroeconómicos hayan sido un determinante importan-te del grado de éxito y el fracaso. Vale la pena echar un vistazo algo más

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detallado a la vinculación reformas-macroeconomía y a la forma en lamacroeconomía como disciplina científica respondió a las demandas de lasreformas.

III. Reformas, Fallas de Coordinación e Instituciones

En las últimas dos décadas, el diseño de cada reforma específica asícomo el proceso de implementación dio lugar a dificultades de gran enver-gadura, sobre buena parte de las cuales no se tenía experiencia acumulada;sea por la enorme escala y alcance, sea por lo novedoso del escenario inter-nacional de la segunda globlalización. ¿Tienen las reformas el diseño co-rrecto? ¿Están las contingencias bien modeladas y son las funciones de re-acción las correctas? ¿Está la burocracia capacitada para ejecutar la refor-ma? ¿Tiene el estado suficientes recursos para financiar el proceso de refor-mas? ¿Cuentan los ejecutores de la reforma con las herramientas de políticanecesarias para responder de manera flexible ante perturbaciones? Estasson preguntas muy difíciles de contestar ex ante y, de hecho, la evidenciarespecto de que estas preguntas no fueron correctamente evaluadas en losprocesos de reforma es abrumadora (Fanelli y McMahon, 2006). Por lotanto, una teoría de las reformas no podría dejar de lado que el error es uncomponente esencial de toda reforma. También es abrumadora la evidenciaempírica que marca que el grado de éxito en la implementación se asociacon la calidad de la burocracia del estado y su capacidad para reaccionar demanera flexible, sea para corregir errores, sea para adecuar las reformasante la ocurrencia de perturbaciones inesperadas. Esto implica que el proce-so de aprendizaje tanto individual como colectivo es un segundo compo-nente esencial de las reformas.

En la medida que existe error y aprendizaje, es natural esperar que loserrores de expectativa tengan un papel en el proceso de cambio institucionaly, con ello, las fallas de coordinación. Más específicamente, por un lado, losagentes económicos (individuos y organizaciones) deben adaptar su con-

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ducta y sus estructuras de regulación de transacciones (governance2 ) a lasnuevas reglas de orden superior. Si el cambio de reglas fue una “sorpresa”en el sentido que los contratos se habían adaptado a las reglas que estánsiendo cambiadas, los errores de expectativas crearán fallas en la coordina-ción de planes y necesidad de renegociar contratos. Si los agentes aceptanpasivamente las nuevas reglas como marco para la negociación, el procesode adaptación estructural será más rápido. En los procesos de reforma, sinembargo, se observa frecuentemente que los agentes no aceptan pasiva-mente las nuevas reglas de juego y se organizan políticamente para intentarcambiarlas u obtener compensaciones. Los ejemplos de Uruguay y Argen-tina son paradigmáticos en este sentido (ver los estudios sobre estos paísesen Fanelli, 2007a). En estos casos, las fallas de coordinación pueden pro-longarse en el tiempo. Por otro lado, si las autoridades cometen errores dediseño o implementación de políticas por la diferencia entre lo planeado ylo observado también generará inconsistencia de planes (por ejemplo, ma-yor endeudamiento público o externo que el esperado). Si el gobierno tienecapacidad para enmendar los errores de política rápidamente, el proceso decambio institucional no encontrará mayores obstáculos en el frentemacroeconómico. Pero puede ocurrir que esto no sea así, sea por ignoranciasobre la tecnología de ingeniería institucional que se debe aplicar, sea por-que la resistencia de los grupos de interés lleva a una situación de “empate”(“guerra de desgate”, ver Rodrik 1996 sobre estos modelos) o continuoscambios de dirección que agravan las fallas de coordinación y conviertenen muchos casos el exceso de volatilidad en un rasgo estructural.

Para comprender este tipo de fenómenos, es útil tener en cuenta la dis-tinción de Heymann (ver capítulo de este volumen) entre dos tipos de fallasde coordinación. Un primer tipo de falla de coordinación (la llamaremos detipo 1) se da cuando existe más de un equilibrio de Nash y la respuesta

2 Utilizamos el concepto de governance en el sentido de Williamson, como diferente de lasinstituciones que son reglas más generales. Ver por ejemplo, Williamson (2005).

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óptima de cada individuo (dadas las del resto) lleva a una situación sub-óptima en la que el equilibrio de Nash que resulta no es el más convenientecolectivamente. Un segundo tipo de falla de coordinación (tipo 2) ocurrecuando no hay consistencia entre los planes y la situación que resulta no esun equilibrio.

En el contexto de las reformas, la falla de coordinación de tipo 2 sueleser la más dañina o de peor “calidad”. Esto es así porque, mientras en lasituación de tipo 1 no hay ninguna razón para que los actores no cumplancontratos que son individualmente óptimos, en la situación de tipo 2 loscontratos no pueden cumplirse. Esto implica mayores conflictos y costos detransacción bajo la forma de re-negociación de contratos y re-diseño dejerarquías organizacionales. Además, si el conflicto no se soluciona entrepartes privadas y éstas recurren al dominio jurídico o político, ello aumentamás aún los costos de transacción pudiendo, además, afectar a la porciónsuperior de la jerarquía institucional que tiene que ver con el dominio polí-tico. Cuanto más se cuestione la legitimidad de las medidas que dieron lu-gar a la situación de falla de coordinación, menor será el poder y la autori-dad de la polity para forzar el cumplimiento de las normas. De esta manera,la reforma puede terminar afectando la seguridad jurídica y, por ende, laconducta de los agentes en relación con la inversión.

En lo que hace a las fallas de coordinación de tipo 1, la mayor desventajadesde el punto de vista de la reforma es que si la situación de sub-optimalidades prolongada, las reglas de juego asociadas a ella suelen ser más difícilesde cambiar, al afirmarse en el sistema simbólico. North (1994) afirma que laideología juega un rol importante en la coordinación de los comportamien-tos dentro de un esquema institucional dado pero que también genera efec-tos de sendero-dependencia. Por ejemplo, la situación de sub-optimalidadpuede deberse a que los mercados de capital son incompletos y ello estaroriginado en que los agentes están acostumbrados a establecer contratos decorta duración en un contexto altamente volátil. Si el gobierno buscara ytuviera un gran éxito en reducir la volatilidad de manera muy rápida con elobjeto de coordinar a los agentes en el equilibrio bueno, ello no se reflejaría

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en un deseo instantáneo por parte de los agentes de firmar contratos demayor duración, ya que los contratos cortos son el reflejo de una situaciónóptima, auto-impuesta (self-enforced) y predecible para los jugadores. Si lareforma induce un cambio de régimen, tanto el gobierno como los agenteseconómicos deben aprender cómo fijar las reglas de juego nuevas y cómocomportarse de tal forma de aprovechar las nuevas oportunidades abiertaspor la reducción en la volatilidad. Uno podría plantear que este es un falsoproblema en la medida que es posible imitar las reglas de juego utilizadaspor otros países con menor volatilidad para desarrollar mercados de capitalde largo plazo, que es la visión implícita en el CW y las propuestas sobreestándares y códigos de instituciones como el Financial Stability Forum.No obstante, la evidencia empírica sobre reformas muestra que la imitaciónno es sencilla. Ya hemos llamado la atención sobre la cuestión de que esdifícil importar instituciones pues éstas deben adaptarse al contexto y lasrestricciones del resto de los dominios. Este punto plantea nítidamente dosproblemas, el primero es el de la endogeneidad de las instituciones; el se-gundo es el de qué instituciones son exógenas y cómo contribuyen a deter-minar otras instituciones, teniendo en cuenta que no todas las institucionespueden explicarse endógenamente. Tanto Aoki (2001) como Greif y Laitin(2006) sugieren que es necesario recurrir a la historia para elucidar cómo seproduce el cambio institucional y se consolidan las instituciones.

En realidad, al poner la cuestión del cambio de régimen en el centro dela escena, la reforma plantea una serie de cuestiones analíticas muy comple-jas a la teoría macroeconómica: primero, cómo aprenden los agentes indivi-duales ante la ocurrencia de una cambio de régimen?; segundo, ¿cómoaprende la sociedad sobre la conveniencia de inducir un cambio de régimen ycómo incorpora los nuevos arreglos institucionales dentro de su sistema simbó-lico?; tercero, qué tecnología (de ingeniería social) es la que minimiza loscostos de cambiar de régimen? En este capítulo enfatizamos la discusión deavances en macroeconomía relacionados con el segundo y tercer punto, yaque el primer punto es tratado de manera muy clara por Heymann en estevolumen.

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Una situación de falla de coordinación de tipo 2 plantea cuestiones adi-cionales de economía política pues bajo ciertas circunstancias es una invita-ción al oportunismo. En una situación de tipo 1, los planes están coordina-dos, por lo tanto no hay porqué pensar que la situación cambiará, exceptoque una reforma lo logre. Una situación de falla de coordinación de tipo 2,en cambio, suele dar lugar a situaciones que no son sostenibles y que llevana redefinir las reglas de juego y, con ello los derechos de propiedad. Así,cuando se observa que, luego de un shock –externo, de puja distributiva– laevolución de la deuda pública o el nivel de apalancamiento del sector priva-do son excesivos, los agentes racionales anticiparán que los derechos depropiedad serán redefinidos. También puede ocurrir cuando el gobiernoimplementa una reforma inconsistente (por ejemplo, reglas prudencialesque funcionan en otra economía pero que son laxas para el contexto de laeconomía que se reforma). Ante esta situación, cuando el agente que juegaprimero hace una jugada errónea, los agentes que juegan con posterioridadpueden quedar en una situación que les permite adquirir derechos de pro-piedad “espurios” (i.e. derechos cuyo ejercicio supone la violación de losderechos de otros individuos). Esto ocurre, por ejemplo, cuando el gobier-no juega primero e instituye reglas de supervisión bancaria equivocadas ylos bancos juegan posteriormente realizando préstamos vinculados que de-jan al gobierno ante la alternativa de dejar quebrar los bancos o proteger losderechos de propiedad “espurios” de éstos y violar los derechos del deposi-tante. Las fallas de coordinación a nivel agregado que estas situaciones pue-den generar son muy significativas y pueden derivar en la necesidad deredefinir las reglas de juego para una porción considerable de las institucio-nes económicas existentes con la consiguiente inestabilidad en los derechosde propiedad. Esta situación es lo que típicamente se denomina “crisis” ytiene dos características centrales: del lado de los stocks se producensubstanciales transferencias de riqueza y pérdidas y ganancias no esperadasentre los agentes y del lado de los flujos se observan significativas caídasdel nivel de actividad. Esta segunda característica es lo que llevó a muchosautores a definir “crisis” en función de un umbral de caída del producto

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(Wolf, 2005). Aunque ésta puede ser una buena operacionalización delconcepto, está claro que la misma no puede reemplazar al análisis decuál es la anatomía institucional de una crisis. Cualquier intento en estesentido, seguramente, no podría dejar de investigar la relación entrecambio institucional (cambio de reglas) y macroeconomía (fallas decoordinación de tipo 1 y 2).

La literatura sobre reformas y crisis macroeconómicas y financieras hapuesto de manifiesto que la ocurrencia repetida de fallas de coordinación detipo 1 o, peor, de crisis, no es neutral respecto de la optimalidad del equili-brio. Típicamente, cuando la economía se estabiliza luego de una crisis o deun tiempo prolongado de inestabilidad, los equilibrios que se observan sonsub-óptimos, en el sentido que producen fallas de coordinación del tipo 1,asociadas con imperfecciones de mercado inducidas por el deterioroinstitucional que la recurrencia de desequilibrios del tipo 2 produce. Porsupuesto, esto también representa oportunidades de crecimiento más rápidoen el caso que nuevas reformas puedan coordinar a los agentes en un equi-librio superior. Claro que esto plantea, nuevamente, problemas complica-dos a la ingeniería social. ¿Qué es mejor: atacar a las causas de las imper-fecciones en su fuente o diseñar intervenciones que permitan compensar-las? Es muy difícil contestar esta pregunta en abstracto, sin tomar en cuentael resto de las dimensiones en las cuales la estructura económica está imbui-da, y sin sopesar los costos que cada estrategia de construcción institucionalimplica.

IV. Las demandas de la ingeniería institucional y los avances enmacroeconomía

Los fenómenos asociados con el vínculo entre macroeconomía y re-formas que acabamos de discutir ponen de manifiesto que un marcoanalítico capaz de explicar esa relación no debería ignorar los factoresasociados con:

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3 Con el principal propósito de simplificar la exposición, utilizamos la conocida terminolo-gía de Lakatos (1976). Así, describimos el programa de investigación de la macroeconomíaen base a un “núcleo duro” e “hipótesis auxiliares” que complementan los postulados delnúcleo y pueden ser eliminadas o reemplazadas. Todo programa tiene una heurística positi-va que indica cómo desarrollar el programa de investigación

· Los efectos distributivos.· Los costos de construir instituciones.· Los errores de expectativa y de política· Los mecanismos de aprendizaje individual y colectivo.

En esta sección evaluamos los avances realizados en este sentido.

El “núcleo duro” de la macroeconomía teórica y las reformas

Un hecho bastante enigmático de la historia del pensamientomacroeconómico es que el “núcleo duro3 ” de la teoría macroeconómicaque fuera coetánea al movimiento de reformas pro-mercado probablementemás impactante de la historia no resultara fácilmente utilizable para expli-car la vinculación entre reformas y fallas de coordinación. Heymann en estevolumen discute las características fundamentales de los postulados delnúcleo duro y, por lo tanto, remitimos al lector al capítulo correspondiente.Aquí simplemente señalaremos que un modelo que postula un agente queoptimiza con horizonte amplio, con costos de transacción cero, expectati-vas racionales y un estándar normativo paretiano no es fácil de aplicar paraelucidar problemas de acción colectiva, conflicto distributivo, fallas de co-ordinación, instituciones, cambios de régimen y aprendizaje. Analizando larelación entre reformas estructurales y mercado de trabajo, Solow (2004)afirma que esta aproximación a la macroeconomía tiene una visiónpanglosiana en la cual no hay mucho lugar para reformas: supone un equi-librio usualmente único con propiedades de bienestar favorables (al menosrelativas a las instituciones implícitas) y que la economía real está usual-mente cerca de ese equilibrio y retorna al mismo rápidamente.

Las falencias del núcleo duro para abordar cuestiones afines a las que

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surgían en el marco de las reformas se salvaron recurriendo a la estrategiade agregar imperfecciones4 o fricciones a los postulados del núcleo duro,con el supuesto implícito de que el objetivo de las reformas debía ser el deeliminar las fricciones que causaban los desvíos del paradigma de equili-brio. Solow (2000), sin embargo, plantea una cuestión muy importante enla relación entre macroeconomía y reformas: si el problema macroeconómicose puede rastrear hasta una imperfección en los mercados de trabajo o fi-nancieros, ¿el objetivo de política debe ser el de eliminar tal imperfecciónen la fuente o es mejor buscar formas de paliar el mal desempeñomacroeconómico con medidas compensatorias? Un ejemplo concreto: silas practicas de contratación restringen el empleo al hacerlo más seguro, esmejor eliminar las regulaciones o tomar medidas para incrementar el em-pleo? Incluso si la respuesta fuera que lo mejor es eliminar las prácticas queintroducen imperfecciones en el mercado de trabajo, los puntos que hemosmarcado en las secciones anteriores indican que para reformar las institu-ciones que regulan los mercados se necesita una teoría del cambioinstitucional y de la economía política. De lo contrario, la recomendaciónde eliminar una imperfección es vacía de contenido práctico.

Desde el punto de vista epistemológico, la estrategia de agregar imper-fecciones al núcleo duro aumenta el riesgo de convertir el programa deinvestigación en degenerativo en el sentido de Lakatos (1976). En general,las imperfecciones que se introducen en el modelo están hechas a medidapara explicar el fenómeno que contradice al núcleo duro. Esos fenómenosse clasifican como puzzles y se identifican a partir de estimacioneseconométricas, estudios de caso o, simplemente, observaciones casuales.Obstfeld y Rogoff, 2000 por ejemplo, identifican seis puzzles para lamacroeconomía abierta. Pero un problema típico es que hay más de unaimperfección que puede racionalizar la anomalía en términos del núcleoduro. Además es muy difícil discriminar entre modelos con diferentes ano-

4 «Imperfecciones» son desvíos del modelo estándar de competencia perfecta y la estrategiaes ver qué ocurre cuando se relaja algún supuesto (Blanchard, 2000).

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malías utilizando métodos econométricos. Las controversias en torno de lascausas y la existencia de un “acelerador financiero” son un buen ejemplo eneste sentido.

Tampoco es sencillo evaluar cómo son las interacciones entre imperfec-ciones distintas en diferentes contextos: ¿son los puzzles observados con-texto-dependientes? ¿Interactúan entre ellos? Por ejemplo, ¿por qué incluirimperfecciones en el mercado de crédito y no, al mismo tiempo, en el mer-cado de trabajo? Una analogía puede clarificar esto: tiene sentido afirmarque al operacionalizar un modelo todas las variables se medirán con error;pero no tiene mucho interés decir que el investigador verá qué ocurre si sóloun conjunto de variables se mide con error y otras no, si en el mundo real noexiste forma de realizar tal separación debido a problemas de falta demanipulabilidad del contexto (Mahoney y Goertz, 2006). Utilizando el con-cepto de exchangeability, Durlauf et al. (2007) iluminan el rol crítico quetienen las interacciones no controladas con el contexto a la hora de probarla relevancia empírica de hipótesis alternativas. El problema de lamanipulabilidad es importante a la hora de utilizar los argumentos teóricoscomo guía de políticas: mientras la falta de manipulabilidad del contexto deprueba introduce incertidumbre por el lado analítico, la falta de instrumen-tos de política por parte de la autoridad para controlar efectivamente la evo-lución de las reformas ante la ocurrencia de shocks la introduce por el ladode la implementación. No se conoce cómo es el proceso estocástico quegobierna el “ruido” que nace de la interacción de estas dos fuentes de error.Parece algo arriesgado, por lo tanto, no tomar en cuenta el papel del error alrealizar ingeniería institucional así como las fallas de coordinación que po-drían relacionarse con este hecho. A la luz de esto, Durlauf et al. (2007)Recomiendan complementar los estudios econométricos con estudios decasos que permitan identificar mejor el rol de las variables contextuales.

Las debilidades del núcleo duro, no obstante, no impidieron que losmacroeconomistas pudieran contribuir a dar respuesta a ciertos problemasmacroeconómicos planteados por las reformas, contribuyendo a mejorar, almenos potencialmente, la ingeniería institucional. Un problema que queda

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para el futuro es que, justamente debido a las falencias del núcleo duro, sedesconoce bajo qué condiciones muchas de las teorías “parciales” que sedesarrollaron para obtener resultados prácticos son compatibles entre sí.Asimismo, desde el punto de vista metodológico no se han desarrollado aúnprotocolos rigurosos para combinar las distintas fuentes de conocimientoutilizadas, que van desde los modelos de simulación y la econometría hastalos estudios de caso y la sabiduría de los hombres prácticos.

Una razón adicional por la cual el núcleo duro de la disciplina no sefocalizó en los vínculos entre macroeconomía y reformas tiene que ver conla concepción de la relación entre crecimiento y fluctuaciones de corto pla-zo. Las reformas se hacen para crecer. Si los desequilibrios macroeconómicosasociados con las reformas tienen efectos de corto plazo que se disipan sindejar huella, el análisis de la relación entre macroeconomía y reformas es-tructurales no es, en última instancia, de alta relevancia.

Tradicionalmente, el análisis macroeconómico se centraba en el equili-brio de corto plazo. Esto implicaba dejar dentro de la cláusula de ceterisparibus una serie de variables, que podemos separar en dos grupos: las quese mencionaban explícitamente y las que no. Dentro de las primeras, seencontraban típicamente el crecimiento de los factores de producción, (ca-pital físico y humano y la tasa de crecimiento de la fuerza de trabajo) y,dentro de las segundas, los determinantes del cambio tecnológico, las es-tructuras de governance y las instituciones. En ambos casos, se asumía queel valor de equilibrio de estas variables dependía de determinantes de largoplazo que no eran afectados por desequilibrios de corto plazo. Losdesequilibrios de corto plazo sólo podían sacar a la economía de su senderode largo plazo de manera transitoria. De esto se seguía que, si bien losdesequilibrios macro podían afectar el nivel de bienestar por un tiempo, nopodían aumentar o disminuir el nivel del PBI per cápita de equilibrio delargo plazo de manera permanente. Una vez procesado el shock de cortoplazo, la economía revertía a su sendero de largo plazo. Las perturbacionesde corto no inducían nunca efectos de quiebre estructural, asociados a pathdependence.

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Esta separación entre corto y largo plazo dio lugar al desarrollo de lateoría del crecimiento como una especialidad relativamente separada de lamacroeconomía, que presentaba diferencias significativas con lamacroeconomía en su aproximación metodológica. Mientras un objetivocentral de la macroeconomía era explicar el proceso por el cual el ahorro seigualaba a la inversión, la teoría del crecimiento comenzaba con la hipótesisde que el ahorro y la inversión ya se habían igualado de alguna forma y, porlo tanto, no tenía mucho sentido distinguir entre incrementos en la inver-sión e incrementos en el ahorro, que venían a ser la misma cosa5. Asimismo,el enfoque de la teoría del crecimiento era mucho más afín al enfoque de lamicroeconomía tradicional en la medida que el problema del desequilibriodesaparecía del foco de análisis. Dentro de ese marco, la cuestión de laexistencia de recursos valiosos que no se utilizan no aparecía, los errores deexpectativa no jugaban un rol importante y, en consecuencia, no existíanoportunidades mutuas de comercio desaprovechadas que podrían explotar-se para lograr un nivel de bienestar más alto. Es sólo natural, en este senti-do, que la “microfundamentación” de la macroeconomía impulsada por elnúcleo duro se haya nutrido de manera sustancial de lo que tradicionalmen-te era el enfoque metodológico de la teoría del crecimiento.

Esta concepción de la macroeconomía dio naturalmente lugar a una pre-gunta: ¿Valdrá la pena ocuparse de la macroeconomía? En el mejor de loscasos, la macroeconomía podría evitar los costos de bienestar pasajeros aso-ciados con los desvíos fuera de la tendencia inducidos por los shocks; perosu aporte para mejorar el nivel de bienestar a largo plazo era nulo. Parecíamucho más rentable invertir en el desarrollo de la teoría del crecimientocuyo principal objetivo era dar respuesta a la pregunta de cómo hacer paraser más rico. Quien con más fuerza planteó este problema fue Lucas (1988)-ver también Barro y Sala-i-Martin (1995). En suma, si la macroeconomíano importa para el crecimiento, tampoco importa para las reformas.

5 La introducción de “microfundamentos” para la función de ahorro no cambió demasiadolas cosas en este aspecto.

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Respondiendo problemas

Más allá de virtudes y defectos del núcleo duro, lo cierto es que es posi-ble señalar un conjunto de progresos en macroeconomía que se produjeronen el marco de los esfuerzos por dar respuesta a los problemas que enfrentóla ingeniería de las reformas. Los desarrollos analíticos muchas veces im-plicaron substanciales alejamientos respecto de algunos de los postuladosdel “núcleo” duro.

Instituciones y macroeconomía

La necesidad de reformular todo un sistema económico a causa del co-lapso de los regímenes socialistas generó demandas que hacían imposibledejar dentro de la cláusula de ceteris paribus a las instituciones y los cam-bios de régimen. Ya en las propuestas de liberalización de los setenta habíanaparecido tímidamente las reglas de juego como objeto de análisis econó-mico, pero el análisis de los setenta y ochenta no tenía necesidad de hundirel cuchillo hasta el hueso. Se trataba de cambiar regulaciones, pero no defundar literalmente el capitalismo construyendo sus instituciones desde loscimientos. En lo que hace a la macroeconomía, la experiencia de Rusia, enparticular, dejó en claro que no era posible construir esas instituciones en unambiente de alta volatilidad con inflación y fuertes variaciones en los pre-cios relativos. Asimismo, la comparación entre Rusia y China sugirió quelas fallas de coordinación de tipo 2 asociadas con el big bang en el primerode esos países y que estuvieron ausentes en el segundo, podían generarniveles de volatilidad tan altos como para afectar la capacidad para crecerpor largos períodos y, quizás, poner a la economía en un sendero de conver-gencia hacia un steady state muy diferente al que habría convergido con elmismo stock de capital físico y humano (ver Dabrowski, et al, 2006). Lacomparación entre la conservadora estrategia China y la audacia Rusa llevóal convencimiento de los reformadores de que la volatilidad macroeconómicaimporta y que el nivel de volatilidad no es independiente de la tecnologíautilizada en la ingeniería de cambio institucional.

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Otras experiencias de reforma también contribuyeron significativamentea establecer una alianza entre análisis institucional y estabilidad. El caso deIndonesia puede ilustrar este punto. Tanto Indonesia como Corea experi-mentaron sensibles desequilibrios macroeconómicos con la crisis de 1997.Sin embargo, Corea se recuperó mejor que Indonesia. Una diferencia críticaentre Indonesia y Corea es la legitimidad del régimen político. En Indonesia,la caída del régimen de Suharto abrió una caja de Pandora donde las pujasdistributivas regionales devinieron un obstáculo para la estabilidad y el cre-cimiento, mientras en Corea el régimen democrático no sufrió un colapsosemejante (Kuncoro, y Resosudarmo, 2006).

En Fanelli y McMahon (2005) se presentan una serie de artículos quehacen una revisión bastante completa de los avances en el campo de laeconomía política y las instituciones en el marco de las discusiones sobrereforma. Estos avances contribuyeron a cambiar significativamente la aproxi-mación a la macroeconomía. Nuestra discusión de la Figura 1 no habríasido posible sin tales avances. Si bien aún está lejos de existir un modelogeneralmente aceptado respecto de cómo se comportan los agentes cuandoexisten cambios de régimen y luchas distributivas, sí existe hoy una rela-ción más estrecha entre instituciones, economía política y macroeconomía.De manera generalizada, las discusiones en campos específicos de lamacroeconomía muestran el nuevo rol que se le asigna a las instituciones yla economía política (Drazen, 2000 presenta un tratamiento completo, vertambién Acemoglu et al., 2007). Un avance interesante en este aspecto es lapenetración, dentro de la teoría financiera, de la idea institucionalista deque las instituciones se determinan endógenamente. Por ejemplo, Merton yBodie (2005) argumentan que si bien existe una serie de funciones que unsistema financiero debe cumplir, no es posible establecer a-priori si será unsistema basado en bancos o uno basado en mercados de capital el que satis-fará tales funciones. Para ello hay que tomar en cuenta el contexto y elhecho que los agentes individuales pueden mostrar desvíos respecto de laracionalidad completa. Según nuestro punto de vista, esta idea no tardará enpernear hacia otros campos como el de la política monetaria y los regíme-

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nes cambiarios. Por ejemplo, es razonable esperar que dos países que debenlidiar con procesos estocásticos diferentes desarrollen instituciones mone-tarias y fiscales distintas a los efectos de cumplir con la función de estabili-zar el ciclo (Fanelli en prensa). Este movimiento es bastante perceptible enlas discusiones sobre áreas monetarias óptimas, regulaciones prudencialesen un contexto de volatilidad y la elección de regímenes monetarios (ver,por ejemplo, Mishkin, 2000 y 2001).

Volatilidad y crecimiento

Algunos eventos de reforma de los ochenta y noventa sugerían que losfenómenos de corto plazo podían afectar el crecimiento y, al mismo tiempo,los desarrollos en el plano teórico y metodológico suplían las herramientaspara intentar estudiar cómo es que esto ocurría. Esto sembró dudas respectode si la visión de Lucas era apropiada para dar respuesta a las demandasanalíticas de las reformas.

En lo que hace a eventos de significación que contribuyeron a sembrartales dudas vale la pena mencionar dos regiones: América latina y el sudes-te asiático. Los primeros intentos de apertura en América Latina y los fenó-menos de sobreendeudamiento que desembocan en la crisis de la deuda de1982 y dan lugar a la “década perdida” colocaron el problema de la relaciónvolatilidad-crecimiento en primer plano. Durante esta década, las econo-mías latinoamericanas no crecen y queda bastante claro que los fuertesdesequilibrios macroeconómicos afectaron la capacidad de crecer. Los cos-tos de bienestar no se limitaron a los ocasionados por los desvíos de cortoplazo. Los casos más salientes en este respecto son los de México y Brasil.Los desequilibrios externos y fiscales destruyeron la capacidad de crecer dedos economías que eran las estrellas de América Latina y se habían desarro-llado significativamente en la posguerra (Fanelli, 2007a). La necesidad de,al mismo tiempo, estabilizar la economía y recomponer la capacidad decrecer daría lugar a las recomendaciones del Consenso de Washington. Enla visión del CW, inspirada en buena medida en la experiencia de América

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latina, la volatilidad macroeconómica podía erosionar la capacidad decrecer.

Mientras las economías latinoamericanas y las ex socialistas se debatíanentre la volatilidad y el cambio estructural, los tigres y nuevos tigres asiáti-cos crecían sin cesar y constituían el ejemplo a seguir. De manera inespera-da, varias de estas economías sufrieron fuertes crisis financieras ymacroeconómicas desde 1997. Si bien estaba claro que sin restablecer laestabilidad macroeconómica, estas economías no podrían retomar su sendade crecimiento, nadie asumía que estos desequilibrios sólo tendrían efectostransitorios y de corto plazo. La preocupación central en la discusión sobrelos programas de estabilización del FMI no era sólo cómo acortar la dura-ción de la crisis sino también cómo evitar que la misma tuviera efectospermanentes sobre la capacidad de crecer (Lee, 2006). Asimismo, no podíadescartarse que la crisis tuviera que ver con errores en la ingeniería de cam-bio institucional. Corea, por ejemplo, introduce cambios en su normativasobre movimientos de capital en gran medida por razones políticas: el de-seo de integrarse a la OECD, hecho que no tiene demasiada relevancia des-de el punto de vista económico pero sí es una señal de prestigio político. Laliberalización, sin embargo, no resultó funcional con el resto de las institu-ciones económicas existentes, en particular el régimen cambiario y el siste-ma financiero. Ambos regímenes estaban adaptados a un modelo de desa-rrollo que privilegiaba la estabilidad cambiaria y el financiamiento a loschaebol, caracterizado por un gran nivel de apalancamiento. El resultado dela falta de consistencia entre reformas hacia fuera bastante marcadas y elestatismo en lo que hace a reformas hacia adentro dio como resultado unacrisis macroeconómica inédita para Corea (Lee, 2006). La literaturamacroeconómica desarrolló la noción de twin crises para clasificar eventosen los que se produjeron, como en este caso, crisis cambiarias y financierasde manera simultánea (Kaminsky y Reinhart, 1999).

En el plano metodológico y analítico hubo dos conjuntos de desarrollosimportantes. En primer lugar, se cuestionó la posibilidad de identificar cla-ramente la tendencia y el ciclo, que era inherente a la visión más tradicio-

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nal. Los desarrollos en series de tiempo permitieron formular preguntasmucho más sofisticadas no sólo sobre los shocks transitorios y permanentessino también sobre la volatilidad (ver Stock, 2002 y Stock y Watson, 2003).Muy relacionado con esto surgió la cuestión de que, si identificar un shockcomo permanente o transitorio es complicado y no estamos dispuestos aasumir que los agentes “saben” mucho más que el analista, posiblementelos agentes cometen errores que no son despreciables y pueden generar efec-tos de sendero-dependencia. En segundo lugar, un número importante deautores que investigan los determinantes del crecimiento encontraron quela volatilidad excesiva afecta negativamente a este último (Ramey y Ramey,1995, Easterly et al., 2000, Aizenman y Pinto, 2005) al tiempo que otrospresentaron evidencia firme de una asociación entre crecimiento y desarro-llo financiero (Levine, 2007, Banerjee y Duflo, 2007). Como los estudiosmacroeconómicos indican que la falta de profundidad financiera pone lími-tes estrictos a los grados de libertad para realizar políticas monetariasanticíclicas (Taylor, 2005; Blanchard, 2004), comenzaron a vislumbrarsecanales concretos de conexión entre fluctuaciones y crecimiento. Por ejem-plo, muchos investigadores sostienen la hipótesis de que la menor amplitudy duración de los ciclos en los países desarrollados en la actualidad se de-ben a las mejoras en las políticas monetarias en un marco de mercados fi-nancieros más profundos (Stock y Watson, 2003). Asimismo, los trabajossobre crisis financieras y cambiarias han revelado que un mayor nivel deprofundización reduce la probabilidad de ocurrencia de éstas al aumentar lacalidad y diversidad de instrumentos para el manejo de riesgos (Fanelli, enprensa) y otros autores mostraron que la apertura de la cuenta capital en lospaíses en desarrollo no reduce la volatilidad y afecta al crecimiento (Prasadet. al, 2003). La literatura que se focalizó en el análisis de la relación entrereformas y estabilidad macro estableció un nuevo hecho estilizado: se acep-ta generalmente que un mayor grado de apertura puede incentivar el desa-rrollo financiero pero, al mismo tiempo, se alerta respecto de los mayoresriesgos que implica la presencia de volatilidad, frenazos (sudden stops) ycontagio, fenómenos que pueden retrasar el desarrollo de los mercados

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financieros, especialmente cuando generan crisis gemelas (Kaminsky y

Reinhart, 1999, Prasad et al. 2003, Fanelli, en prensa)

Conflicto distributivo, sustentabilidad y políticas

El enfoque estático de eficiencia se adapta muy poco a la modelizaciónde los fenómenos que generan los errores6 del tipo de los que se observan

en un proceso de reforma. Implícitamente, la reforma es diseñada en base arelaciones de causa-efecto –extraídas de un modelo teórico, quizás apoya-

das por evidencia econométrica– que suponen un grado importante de con-trol por parte del institucional. Como lo mencionamos más arriba, se asume

que el modelo predice correctamente lo que ocurrirá (más allá de un errorcuyo proceso de generación estocástica se conoce) y que el reformador tie-

ne suficiente control sobre las circunstancias de la reforma; si alguna de lasvariables del contexto variara en un sentido no deseado, el ingenieroinstitucional tiene instrumentos efectivos para evitar que la perturbación

afecte el resultado de la reforma. Esto asegura que la reforma es sendero-independiente (SI) y que el futuro es predecible sobre la base de las condi-

ciones fundamentales. Asumir que el ingeniero institucional vive en unmundo SI supone un grado de conocimiento y de flexibilidad para

implementar políticas que no concuerda con la evidencia empírica sobrepaíses en desarrollo. Muchos de los fenómenos observados en los procesos

de reforma son más afines al enfoque de la literatura sobre sendero-depen-dencia donde dos características son clave: la previsión es imperfecta por-

que se basa en información limitada y el agente no necesariamente tienecontrol completo sobre las circunstancias; se desempeña dentro de un pro-

ceso sendero-dependientes (SD) en el cual existen perturbaciones y reac-ciones del sistema que producen fenómenos de retroalimentación positiva.

6 Este punto está muy bien ejemplificado en la discusión sobre la teoría de path-dependencey su relevancia entre David, 2001 por un lado y Liebowitz y Margolis (1995) por otro.

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Bajo estas circunstancias, los procesos estocásticos pueden no ser ergódicos(David, 2001).

Entre las causas que pueden minar el control de las autoridades sobre lascircunstancias de la reforma y dar lugar a fenómenos SD hay dos factoresrelacionados con la macroeconomía que son importantes. El primero es lainteracción entre las restricciones de presupuesto intertemporales y la luchadistributiva, que muchas veces afecta la sustentabilidad y coloca al gobier-no, el sistema financiero o el país como un todo en una posición Ponzi. Estoocurre normalmente cuando los sectores perdedores se organizan para re-sistir las reformas (huelgas para obtener aumentos de salarios luego de laliberación de precios; subsidios a productores que no pueden pagar la tasade interés post-liberalización) o el sector bancario aprovecha regulacioneslaxas para inducir transferencias de riqueza a su favor. Dado que la co-nexión entre la lucha distributiva y las restricciones de presupuesto es difí-cil de modelar con los postulados del núcleo duro, los economistas aplica-dos trabajan con definiciones ad hoc de sustentabilidad. Así, distinguenentre solvencia –cuando la relación futura entre ingresos y gastos generarecursos financieros suficientes para servir la deuda– y sustentabilidad –cuando el deudor puede repagar la deuda sin incurrir en correcciones “norealistas” en su hoja de balance que podrían llevar a reacciones en el campopolítico (ver Chalk y Hemming 2000). Así, la solvencia es necesaria perono suficiente para la sustentabilidad. Esta última requiere, adicionalmente,tener en cuenta la capacidad de acción colectiva de los grupos involucrados.Por ello, la posición es sostenible si el agente sirve la deuda sin generar almismo tiempo incentivos para que otros agentes involucrados inviertan enorganizar su acción colectiva para cambiar el status quo. Esta visión de lasustentabilidad llevó, a su vez, a desarrollar conceptos como el del estadocomo asegurador atormentado y formas de medir la vulnerabilidad que pro-meten abrir nuevas perspectivas para pensar el problema (ver, Mendoza yOviedo, 2004, Barnhill y Kopits, 2003, Ferrucci y Peñalver, 2003, García yRigobón, 2004).

El segundo factor que pone restricciones al control es la falta de instru-

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mentos para el manejo de las fluctuaciones de corto plazo que puede llevara que una perturbación aleatoria ponga en marcha un proceso con feed-backpositivo que puede tener consecuencias deletéreas sobre la estructura finan-ciera y los contratos en general. Los análisis de dominancia fiscal vs. mone-taria en la línea de Blanchard (2004) sobre Brasil son muy claros en esteaspecto. Este autor analiza cómo un hecho político puede poner en movi-miento fenómenos de inestabilidad cuando las autoridades no cuentan coninstrumentos adecuados dentro de un esquema de objetivos de inflación.Más arriba hemos ya mencionado que la falta de profundidad financiera esun factor que pone límites estrictos a la disponibilidad de instrumentos pararealizar política anti-cíclica. La literatura sobre reformas, al adoptar unamirada unificada sobre finanzas, instituciones y volatilidad realizó aportesimportantes que permitieron descubrir novedosas interacciones entrevolatilidad y desarrollo financiero que, sin dudas, serán de utilidad paramejorar nuestra comprensión de los mecanismos de transmisión de la polí-tica monetaria en condiciones de incompletitud de mercados (ver Fanelli enprensa).

V. Conclusiones

En este capítulo hemos definido las reformas como ejercicios de cambioinstitucional que deben tomar en cuenta las interrelaciones funcionales delos elementos de la estructura económica entre sí y con otros dominios (lasociedad, la política y la economía internacional). En ese sentido, la falaciacometida por la primer literatura sobre reformas y el CW al llamar “estruc-turales” a reformas que sólo podían modificar directamente las reglas for-males y, a lo sumo, el comportamiento de ciertos agentes estatales fue, pre-cisamente, la de identificar el todo con una de sus partes, ignorando lasrestricciones impuestas por el resto de los elementos de la estructura. Tam-bién argumentamos que el vínculo entre reformas estructurales ymacroeconomía es de doble vía. Por una parte, los errores de expectativa

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inducidos por las reformas así como los errores de política pueden dar ori-gen fallas de coordinación agregadas; por otro, desequilibriosmacroeconómicos debidos a shocks independientes de las reformas puedenafectar el proceso de cambio institucional. También se enfatizó que existendistintos tipos de fallas de coordinación y que, bajo ciertas circunstancias,éstas pueden inducir mutaciones estructurales como la desaparición de cier-tos mercados debido al acortamiento en la duración de los contratos. Estasmutaciones inducen sendero- dependencia y, en el nivel de los procesosestocásticos, se reflejan como mutaciones en los parámetros de los procesosestocásticos y no ergodicidad.

Los problemas que encontraron las reformas en las últimas tres décadasgeneraron demandas de conocimiento para mejorar la ingeniería institucionaly esto coincidió con avances muy significativos en relación con nuestracomprensión de la relación entre cambio en las reglas de juego y estructuraeconómica y una de las lecciones centrales es que tal relación no es inme-diata. En cierto sentido, el objetivo fue descubrir cuáles son los eslabonesde la cadena que une un cambio de reglas con un cambio de conducta dentrode un sistema complejo. Hoy conocemos mucho más no sólo sobre losfactores que ligan el cambio institucional con los cambios estructurales sinoque, adicionalmente, se sabe más sobre los determinantes del cambioinstitucional mismo y las fallas de coordinación que pueden producirse enel proceso. Estos avances representaron pequeñas revoluciones en nuestraforma de concebir los problemas y vinieron de campos diversos: economíapolítica e institucional, teoría del crecimiento, organización industrial, teo-ría de las regulaciones financieras, teoría de procesos estocásticos y, porsupuesto, macroeconomía.

Aunque el trabajo sobre los temas relacionados con las reformas fuemuy intenso y fructífero y hemos dado varios ejemplos de los avances quese realizaron, ellos se hicieron en buena medida al costado del núcleo duro.El núcleo duro de la disciplina se siguió desarrollando sobre la base de unametodología de trabajo inspirada en modelos de equilibrio con costos detransacción cero y expectativas racionales dentro de la cual es muy difícil

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analizar la cuestión del cambio de régimen, sino es de una manera ad hoc,en base a “imperfecciones”. Este no es un problema menor: la gran ventajade contar con un núcleo analítico duro a partir del cual abordar los proble-mas prácticos es, justamente, que al plantear problemas prácticos dentro delmarco analítico desarrollado por el núcleo duro, quede garantizada la con-sistencia del análisis aplicado. Si la regla más que la excepción es que esnecesario introducir supuestos ad hoc para “adaptar” la teoría a los hechos,surgen dos preguntas muy válidas, cuál es la utilidad práctica real del nú-cleo duro y si el programa de investigación no corre el riesgo de devenirdegenerativo en el sentido de Lakatos.

Una de las consecuencias del trabajo en paralelo al núcleo duro fue la deagregar confusión a la práctica de enseñanza. Los manuales más vendidosde economía –como lo afirma Mankiw (2006), autor de uno de ellos– noenseñan el “núcleo duro”. Según este autor ello ocurre porque los modelosabstractos del núcleo duro no sirven para que los alumnos entiendan el ci-clo. En vista de esto, podría pensarse que los manuales–al menos en lospaíses emergentes reformistas– enseñan modelos útiles para entender fenó-menos como los relacionados con el vínculo reformas-macroeconomía. Perono, el modelo básico de los libros de texto como lo remarca Mankiw y otroautores es el de la oferta y demanda agregada y el modelo IS-LM, no muydistinto del que le era familiar a una generación keynesiana anterior. Esdifícil entender, entonces, cómo un estudiante estaría en condiciones detener una comprensión más precisa de la macroeconomía de las reformas enpaíses emergentes en un modelo sin bancos, ni términos del intercambio,riesgo soberano, problemas de moral hazard, instituciones de regulación, odescalce y falta de sustentabilidad.

Por supuesto, la evidente diferencia entre las estrategias de investiga-ción guiadas por puzzles y las guiadas por problemas ha llamado la atenciónde los macroeconomistas más brillantes, pero éstos se han limitado las másde las veces a dejar anotada la diferencia, etiquetando como científica (¿?)la primer estrategia e ingenieril la segunda (ver Mankiw, 2006). Nuestradiscusión sugiere que esta aproximación al problema es errada: los proble-

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mas de la ingeniería institucional, justamente, se originaron en la debilidaddel núcleo duro para explicar –e, incluso, tomar en cuenta– los problemasque se originaban en el campo de batalla de las reformas. Una de las moti-vaciones para introducir la Figura 1 al principio de este artículo fue justa-mente la de mostrar que la anatomía de las reformas y los vínculos con lamacroeconomía involucran elementos y relaciones funcionales que difícil-mente pueden explicarse sobre la base de un modelo que exige que el in-vestigador considere los fenómenos asociados a la existencia de institucio-nes y cambios de régimen, problemas de información, y luchas distributivascomo anomalías a explicar en base a “imperfecciones”. Las analogías deltipo científicos vs. ingenieros simplemente no reflejan lo que ocurre en lavida real cuando un macroeconomista es convocado para el análisis de unproblema tal como explicar por qué hubo una crisis en Corea o por qué nofuncionó la convertibilidad en Argentina o por qué los chilenos son tantomás ordenados en sus políticas que los argentinos o brasileños. Cuando seargumenta en este sentido se utilizan métodos de análisis que están muyalejados de la analogía del modelo estándar + fricciones y se utiliza unamezcla de métodos que se alejan esencialmente de esta concepción. En estesentido, la macroeconomía debería “blanquear” de manera coherente lo quehace y cómo lo hace partiendo de los problemas hacia la teoría y no al revés.Nótese que no estamos haciendo una defensa del empirismo clásico sinoque estamos defendiendo una aproximación que es más cercana a la formaen que trabajan los macroeconomistas. Esta forma de trabajo parece másafín al método de las narrativas analíticas y de quienes realizan estudios decaso combinando teoría y métodos que son propios tanto del enfoque cuan-titativo como del cualitativo7 . Quizá los nuevos desarrollos provendrán deformas rigurosas de combinar la teoría, la econometría y los estudios decaso. En este sentido, más que una teoría general capaz de explicar dentrode un marco unificado el rol de todos los elementos que aparecen en la

7 Hemos desarrollado este punto más extensamente en otro artículo. Ver Fanelli, 2007b.

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Figura 1, lo que se necesita son protocolos rigurosos para combinar conoci-mientos de diferente status epistemológico.

En suma, nuestro análisis sugiere que el cambio institucional, la econo-mía política y la macroeconomía son centrales para mejorar nuestras tecno-logías de ingeniería institucional. Dado que las necesidades de reforma noparece que vayan a decaer en el futuro, es de esperar que los vínculos entrela teoría macroeconómica, la teoría del cambio institucional y la economíapolítica sean cada vez más estrechos. Esto implica que, de alguna manera,el modelo del núcleo duro tendrá que sufrir modificaciones importantes,más allá de la estrategia habitual de ir agregándole imperfecciones. Aunqueno se avizora, por ahora, un paradigma alternativo lo suficientemente desa-rrollado, aunque sí se observan avances que han sido en gran parteincentivados por la necesidad de resolver problemas, hemos dado algunosejemplos relacionados con el cambio de régimen, la volatilidadmacroeconómica, las crisis y la sustentabilidad.

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 79

1. Introducción

La teoría macroeconómica fue tradicionalmente motivo de intensas con-troversias. Los cambios de curso de la “corriente principal” a lo largo deltiempo implicaron no sólo modificaciones en la conformación de los mode-los usados para representar los fenómenos, sino también en las visionesacerca del funcionamiento de la economía y de las posibilidades y limita-ciones de las políticas económicas. Esto está ilustrado vívidamente en títu-los de trabajos como “Mr. Keynes and the Classics” (Hicks, 1937) “TheKeynesian Revolution” (Klein, 1966), “The Keynesian Counter-Revolution”(Clower, 1965), “The Monetarist Controversy, or Should We ForsakeStabilization Policies? (Modigliani, 1977), “After KeynesianMacroeconomics” (Lucas y Sargent, 1979) o, sin mucha vuelta, “The Deathof Keynesian Economics” (Lucas, 1980). Por contraste, en buena parte dela literatura reciente no se aprecia la percepción de que existen discusionesen curso sobre rasgos básicos de la operación del sistema económico: lamacroeconomía “moderna” (en el sentido que le da Leijonhufvud, 2000) se

DESARROLLOS Y ALTERNATIVAS: ALGUNAS

PERSPECTIVAS DEL ANÁLISIS MACROECONÓMICO

DANIEL HEYMANN *

• Oficina de CEPAL en Buenos Aires, UBA y UNLP. Se agradecen los útiles comentariosde S. Acosta, H. Aguirre, L. Blaum, C. F. Bramuglia, L. D’Amato, M. Guzmán, L. Jaitman,A. Macaya, P. Mira, N. Magud, A. Ramos, A. Schclarek Curutchet. El autor es responsablede los errores y opiniones que contiene el texto.

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concibe como una elaboración gradual y acumulativa, sobre una raíz detipo metodológico dada por modelos simples de equilibrio generalintertemporal (Blanchard, 2000). Con este marco inicial ha habido una granvariedad de desarrollos conceptuales e instrumentales, y de extensiones yaplicaciones que, en particular, exploran las consecuencias de diversas fric-ciones o “imperfecciones”. Sin embargo, no obstante la sistematizaciónanalítica que ha generado esa extensa producción, y sus utilizaciones prác-ticas, quedan planteadas preguntas centrales en el campo macroeconómico:hay todavía mucho por entender acerca de la representación de los compor-tamientos individuales y de las formas y mecanismos de la coordinación delas actividades económicas de grandes números de agentes en sistemas conamplia división del trabajo, y sobre el potencial de fallas en esa coordina-ción. Parece un poco temprano para imaginar un final para la historia de lamacroeconomía.

Este trabajo, sin pretensiones de ofrecer una revisión exhaustiva o deta-llada, presenta una breve discusión de aspectos de la literatura reciente y dealgunas perspectivas abiertas hacia adelante. En primer lugar, se comentanlos rasgos básicos de los prototípicos modelos de equilibrio generalintertemporal que forman la base analítica de un abundante cuerpo de lite-ratura reciente. En relación a estos modelos, se comentan algunas de suscaracterísticas generales, especialmente en cuanto a las hipótesis sobre loscomportamientos de los agentes y sobre los mecanismos de coordinaciónde decisiones individuales; como referencia, se contrasta a ese marco deanálisis con el que está implícito en los tradicionales modelos de ingreso-gasto. Luego, se tratan brevemente extensiones del esquema de equilibriogeneral que consideran el comportamiento de economías abiertas, o intro-ducen heterogeneidades entre los agentes y/o fricciones en los ajustes deprecios; posteriormente se discuten argumentos sobre problemas de coordi-nación basados en la posible existencia de equilibrios múltiples, y se loscontrasta con aquellos que pueden derivar de inconsistencias de expectati-vas y conductas. La sección 3 alude a algunas alternativas analíticas referi-das a la descripción de comportamientos individuales en contextos

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 81

macroeconómicos, y a la representación de sistemas en que interactúan nu-merosos agentes heterogéneos.

II. Modelos dinámicos simples de equilibrio general

a. Configuración básica

El modelo básico busca una descripción aproximada de las variacionesde los volúmenes agregados del producto, el empleo y los grandes compo-nentes del gasto como resultados de un equilibrio general Walrasiano, en uncontexto intertemporal sujeto a impulsos estocásticos. Salvando considera-ciones sobre agregación, esas magnitudes se suponen equivalentes a lasacciones derivadas de la optimización de un “agente representativo”, quedecide sobre la cantidad (oferta y demanda, simultáneamente) de trabajoaplicado a la producción, y sobre la asignación del producto entre consumoy acumulación de capital. Una formulación típica tiene los siguientes ele-mentos (Kydland y Prescott, 1982; véase también Plosser, 1989, Ljungqvisty Sargent, 2004; la descripción siguiente se apoya en Uhlig, 1995):

i) La economía produce un solo bien. Los flujos planeados de consumo yde oferta de trabajo (o su complemento, la demanda de ocio) desde t = 0 enadelante resultan de la maximización intertemporal de la utilidad esperada.

(1.1)

donde el operador E0 representa la esperanza calculada en t = 0, sobre las

distribuciones de probabilidad de las variables generadas por el modelo(véase más adelante), y L

t representa el tiempo de trabajo (de modo que la

utilidad marginal de la variable sería negativa, porque un mayor L reduciríael tiempo de ocio).

ii) El producto depende, a través de una función con propiedades usuales,del capital acumulado, del insumo de trabajo del período y de unparámetro, aleatorio, de productividad:

0max ( , )tt t

t

E U C Lβ∑

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82 Progresos en Macroeconomía

(1.2)

iii)En el esquema simple de economía cerrada en que se hace abstracciónde la actividad del gobierno1 , el producto generado en un período seasigna entre consumo e inversión:

Yt = C

t + I

t(1.3)

Esta condición de conservación implica que, para el agente representa-tivo, la acumulación de capital físico es el único mecanismo para aplicarrecursos presentes a la generación de capacidad de consumo futuro.

iv) El stock de capital se actualiza a través de la inversión neta:

Kt = (1 – δ) K

t-1 + I

t(1.4)

conδ la tasa de depreciación.

v) La productividad de los factores evoluciona según un proceso

estocástico que, por ejemplo, puede aproximarse por:

(1.5)

donde Z representa un nivel “normal” de productividad, εt es una variable

aleatoria independiente de sus realizaciones pasadas o futuras, y 0 < Ψ >1es un parámetro que mide el grado de persistencia de los shocks (un valormás alto implica una convergencia más lenta a Z tras un desplazamiento).El parámetro de persistencia juega un papel importante en los resultados delmodelo, dado que el comportamiento de variables como la inversión o la de

1( , )t t t tY Z F K L−=

1 El modelo admite extensiones simples para incorporar la actividad de un sector públicoque realiza gastos en bienes y se financia con impuestos y deuda. En la versión más básica,de un entorno no estocástico donde todos los agentes tienen vida infinita, no existen limita-ciones de acceso al crédito o restricciones de liquidez, los impuestos son de suma fija, y losagentes privados internalizan la restricción intertemporal de presupuesto del gobierno (osea, son “ultra- racionales”), valdría la proposición de equivalencia ricardiana (Barro, 1974),que afirma la irrelevancia de la composición del financiamiento público y, por lo tanto, de lasecuencia de superávit o déficit fiscales.

1ln (1 ) ln lnt t tZ Z Zψ ψ ε−= − + +

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 83

la oferta de trabajo depende del carácter más transitorio o más duradero delos movimientos de productividad.

La solución del problema de optimización implica condiciones co-nocidas:

i) Una ecuación de Euler, que gobierna la elección entre consumo presentey futuro (y, por lo tanto, la decisión de ahorro) en función de una compa-ración entre el costo de oportunidad de los recursos no consumidos (lautilidad marginal presente) y la esperanza de la utilidad futura (debida-mente descontada) resultante de la aplicación de esos recursos:

(1.6)

Aquí /CU U C≡ ∂ ∂ (bajo hipótesis de separabilidad, esa derivadaparcial dependería solamente del argumento C), y R

t+1es el retorno

obtenido de una unidad de recursos sacrificados del consumo en t y“guardados” hasta t + 1. Tanto la utilidad marginal futura como la tasade retorno son aleatorios vistos desde el momento t; E

t representa la

esperanza matemática tomada en t. Esa esperanza, que forma parte de ladeterminación de una regla de comportamiento del agente representati-vo, está formada sobre la distribución de probabilidades que efectiva-mente genera el modelo. Esa correspondencia entre las distribucionesque considera el agente genérico al elaborar sus planes de acción y aqué-lla que define de hecho la evolución de las variables expresa la hipótesisde expectativas racionales. Se puede notar que, según la ecuación (1.6),el consumo estaría influido por la covarianza entre el rendimiento y lautilidad marginal (variables negativamente correlacionadas aquí, por-que que en períodos de alta productividad y retorno del capital elconsumo sería elevado2).

1 1 1[ ( , )] ( , )t t C t t C t tE R U C L U C Lβ + + + =

2 La correlación entre consumo y rendimiento es relevante porque E(RUc) = E(R)E(U

c) +

cov(R,Uc). Las expresiones de este tipo se han utilizado extensamente en el análisis de la

determinación de precios de activos (véase por ejemplo Ljunqvist y Sargent, op. cit., cap.10). En un contexto no estocástico, la ecuación (1.6) se reduce a la forma simple: TMSC

t,t+1

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ii) Una condición que iguala el rendimiento marginal del capital al retornosobre el ahorro:

donde FK = ∂F / ∂K es la productividad marginal del capital (en este caso,

del capital acumulado en t y disponible para la producción en t + 1.Se ve que, en conjunto, las ecuaciones (1.6) y (1.7) describen comporta-

mientos de ahorro-inversión, según los cuales el costo de oportunidadde los recursos no consumidos (proporcional a la tasa marginal de sus-titución entre consumo futuro y presente) se empareja con la rentabili-dad de la inversión, interpretada como una propiedad física de la funciónde producción.

iii)Una expresión que hace equivaler el costo de oportunidad, en términosde bienes, de una unidad adicional de trabajo ofrecido (la tasa marginalde sustitución entre ocio y consumo) con la productividad marginal deltrabajo, y define implícitamente un “salario sombra” W

t:

Las ecuaciones (1.2)-(1.8) definen un sistema de ecuaciones en dife-rencias, estocásticas y no lineales, en el conjunto de secuencias (C, Y, I,K, L, R, Z). Dada la dificultad del problema de identificar solucionesanalíticas, a menudo se buscan aproximaciones a partir de la log-linealización de las ecuaciones (véase nuevamente Uhlig, 1995). Estosignifica desarrollar las ecuaciones alrededor del (único, en este caso)estado estacionario, caracterizado por la constancia del stock de capital(o sea por una inversión igual a la depreciación del capital) y por la

1 1 11 ( , )t t K t tR Z F K Lδ+ + += − +

1

( , )( , )

( , )L t t

t t L t tC t t

U C LW Z F K L

U C L −−= =

= Rt+1

/(1+ρ),donde TMSC (tasa marginal de sustitución del consumo en distintos momen-tos) es el cociente entre las utilidades marginales del consumo futuro y presente, y ρ la “tasade impaciencia”, dada por ρ = (1-β)/β, siendo β el factor de descuento de la utilidad en (1.1).

(1.8)

(1.7)

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 85

igualdad entre retorno del capital y tasa de impaciencia. Denotando porX al valor estacionario de una variable genérica X:

Si las variables en niveles (denotadas genéricamenteX) se expresande la forma: X

t = Xext ≅ X (1 + x

t), de manera que en primera aproximación x

t

mide el desvío proporcional de Xt respecto de su valor de estado estaciona-

rio, cerca de ese estado las ecuaciones del sistema (1.2)-(1.8) se escribencomo expresiones lineales en esos apartamientos x

t. Al mismo tiempo, es

intuitivamente claro que el comportamiento de las variables endógenasen t viene determinado por el stock de capital traído del período ante-rior y el parámetro de productividad del período. Estas dos constituyenlas variables de estado del sistema. Una forma de resolución del sistemalinealizado es a través del método de coeficientes indeterminados, queimplica postular leyes de movimiento lineales en los desvíos proporcio-nales de las variables de estado:

(1.9)

donde los a1x, a

2x son coeficientes numéricos a determinar (un par para cada

una de las variables endógenas). Aplicando la condición según la que, pararesolver el sistema, esas leyes de movimiento deben satisfacer las ecuacionesen diferencias para todo estado (o sea para cualquier par (k

t-1, z

t)del infinito

conjunto de valores posibles), resulta un conjunto de ecuaciones algebraicas(no lineales) en los coeficientes a3.

La dinámica del sistema se determinaría entonces por las ecuaciones(1.9), dadas las realizaciones de la variable aleatoria ε que actúa sobre laproductividad. Conviene notar el triple significado de ese conjunto de leyes

( , )

1 ( , ) 1K

Y ZF K L C K

R ZF K L

δ

δ ρ

= = +

= − + = +

1 1 2t X t X tx a k a z−= +

3 La no linealidad de las ecuaciones que determinan los coeficientes a resulta de que, alescribir los valores esperados de variables futuras que aparecen en el sistema, se requiereuna «doble iteración»: E

tx

t+1 = Et (a1X

kt + a2X

zt+1) = a1x

(a1Kk

t-1 + a2Kz

t) +a2x

Ψzt, donde los a

iK

son los coeficientes de la ley de movimiento del capital.

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de movimiento: i) como soluciones del problema de optimización del agen-te, o sea como presuntas reglas de decisión de los actores económicos; ii)como soluciones de un modelo postulado y resuelto por un analista, a efec-tos de operar como descriptores de dinámicas macroeconómicas observa-das, y iii) como leyes de movimiento que el agente utiliza a efectos de for-mular expectativas. Estos múltiples roles de las soluciones son relevantes aefectos de su interpretación.

b) Una comparación con el modelo de ingreso-gasto

Es útil tratar de escribir el sistema de ecuaciones (1.2)- (1.8), una vezlog-linealizado, de una manera más tradicional; eso facilita establecer con-trastes con el típico modelo básico de ingreso-gasto. Desarrollando alrede-dor del estado estacionario, resulta el sistema4 (las ecuaciones están en elmismo orden que las del sistema original):

Función de producción (de 1.2):

(1.10)

donde, como se mencionó, las letras minúsculas denotan desvíos propor-cionales respecto del estado estacionario y α es la elasticidad-capital delproducto.

Condición de conservación (de 1.3):

t t tY y Cc Ii= +

Dinámica del capital (de 1.4):

1(1 )t t tKk Ii Kkδ −= + −

1 (1 )t t t ty z k lα α−= + + −

4 Por simplicidad, el sistema linealizado contiene algunos supuestos adicionales a los que seemplearon para escribir (1.2)-(1.8); esas hipótesis corresponden a las planteadas en Uhlig(1996), que se basa en la especificación de Hansen (1985). Las preferencias se suponenseparables entre consumo y ocio, la desutilidad marginal del trabajo se considera constante,y es constante el coeficiente relativo de aversión al riesgo.

(1.11)

(1.12)

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 87

Evolución de la productividad (de 1.5):

1t t tz zψ ε−= +

Ecuación de Euler, o “función consumo” (de 1-6):

1 1( )t t t tE r c cη η+ +− = −

donde CC

C

CU

Uη = − es (la inversa de) la elasticidad de sustitución intertemporal

del consumo, o lo que es equivalente aquí, el coeficiente relativo de aver-sión al riesgo.

La ecuación se puede escribir también:

11( ) t t

t t t

E rE c c

η+

+ − =

Esta expresión indica que el agente elegiría una secuencia creciente deconsumo esperado si y solo si la tasa de retorno (esperada) de los activossupera a la tasa de impaciencia (dado que la variable r mide, en primeraaproximación, la diferencia entre esas dos magnitudes), y que la elastici-dad-interés del consumo es 1/η.

También:

11

t tt t t

E rc E c

η+

+= −

Eso describe a la demanda de consumo, como función de expectativassobre el consumo futuro (a la manera de la hipótesis de “ingreso permanen-te”) y de la tasa de retorno sobre los activos.

Arbitraje entre activos, o función de demanda de capital (de 1.7):

1( )t t t

YRr y k

Kα −= −

donde se usó la propiedad: ( , )K

YF K L

Kα= . Esa ecuación, que relaciona el ren-

dimiento del capital con la relación producto/capital, se puede transformar en:

(1.13)

(1.14)

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88 Progresos en Macroeconomía

(1.17)

1 1t t t t tk E y E rµ+ += −

con 1

1RK K

Y Y

δµαα−= = + . La ecuación (1.15) expresa la demanda de capi-

tal, dependiendo del producto futuro esperado y del costo de oportunidadde los recursos, dado por el rendimiento de los activos. Se observa que esaexpresión tiene analogías con el tradicional “acelerador”, en el que la de-manda de inversión depende de las variaciones previstas en el producto. Ladiferencia conceptual reside en que, en el modelo de equilibrio general, eseproducto es una variable endógena decidida en función de precios relativos,y la acumulación de capital se determina según parámetros tecnológicos yde preferencias, mientras que en el esquema multiplicador-acelerador laproducción se considera restringida por la demanda, y la inversión es inter-pretada como función de expectativas de ventas por parte de las firmas.

Oferta de trabajo (de 1.8):

La igualdad entre la tasa marginal de sustitución ocio-consumo y la pro-ductividad marginal del trabajo (ecuación (1.8)) se reduce a:

t t tc y lη = −

Demanda agregada de bienes:

Combinando las ecuaciones que describen la demanda de consumo ycapital con la condición de conservación agregada y la dinámica del capital((1.11), (1.12), (1.14) y (1.15), se puede obtener una “ecuación de demandaagregada”, análoga a la tradicional “IS”:

1 1 1 1

1(1 )t t t t t t t t

K C K K Cy E y E c k E r

Y Y Y Y Yδ µ

η+ + − +

= + − − − +

Es decir: la demanda de bienes depende de expectativas sobre productoy consumo futuros, y, negativamente, de la tasa de retorno esperada.

(1.16)

(1.15)

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Oferta agregada de bienes

De la función de producción y de oferta de trabajo ((1.10) y (1.16)) seobtiene una ecuación para la oferta de producto:

1

1 1t t t ty z k c

α ηα α−

−= + −

Y, usando la ecuación de Euler (1.14):

1 1 1

1 1 1t t t t t t ty z k E c E r

α αηα α α− + +

− −= + − +

La oferta agregada depende del parámetro de productividad y del capitalexistente; el impacto negativo del consumo esperado se puede interpretarcomo un efecto riqueza sobre la oferta de trabajo, mientras que el términode la tasa de retorno refleja el efecto de sustitución intertemporal (en elmodelo, un mayor rendimiento esperado de activos induce al ahorro, inclu-yendo “ahorro de ocio”).

Desde el punto de vista de la lógica del modelo, las ecuaciones (1.17) y(1.18) forman parte de un sistema dinámico que se resuelve en su conjunto:por la hipótesis de expectativas racionales (o la del agente representativoauto-consistente y con capacidad de cálculo suficiente para encontrar lassoluciones de su problema de optimización), las previsiones se forman enbase a las ecuaciones que describen comportamientos futuros. Por lo tanto,“tomar la instantánea” de la oferta y la demanda agregada considerando alos valores esperados como paramétricos no permite una descripción preci-sa del modelo. En todo caso, formalmente es posible representar al par deecuaciones de oferta-demanda en un plano producto-tasa de retorno espera-da, con las expectativas de producto y consumo en el papel de impulsos quedesplazan a las curvas en el espacio (y, r). Dadas esas expectativas, el siste-ma determina el producto y la tasa de rendimiento presentes. Se podría de-cir que, para un conjunto de expectativas, el ahorro y la inversión (o laoferta y la demanda de bienes) se igualan en el nivel de producto de “plenoempleo”, mediante movimientos en la tasa de interés.

(1.18)

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(1.18)(1.19)

Así, el modelo es una variante (sofisticada y elaborada de varias mane-ras) del “modelo clásico” que se solía introducir, a modo de contrapunto, enla presentación del esquema de ingreso-gasto, y donde se expresaban con-trastes como: “en el modelo clásico, el equilibrio de oferta y demanda detrabajo determina el producto, y el ahorro-inversión la tasa de interés; en elmodelo de la curva de 45 grados, el ahorro y la inversión determinan elproducto, y la oferta de trabajo no influye sobre el nivel de actividad”.

Ambos modelos, el de ingreso-gasto y el de equilibrio general, enfocanel mismo conjunto de fenómenos: el comportamiento del ahorro-inversiónen términos reales y su asociación con los movimientos del producto. En suformulación, los dos hacen abstracción de “cuestiones monetarias”, si bienciertamente, la presencia del dinero como activo y como medio de circula-ción es crucial en el caso de la curva de 45 grados para la irrelevancia de latasa de interés en la determinación del gasto, y la respuesta de las cantida-des producidas frente a movimientos en la demanda. En todo caso, las dife-rencias entre los modelos reflejan hipótesis distintas acerca de cómo se de-terminan e interactúan las decisiones intertemporales de acumulación decapital y de activos financieros. Comentar brevemente este contrapunto puedeser útil para ilustrar la forma en que en la evolución del análisismacroeconómico se han dado respuestas muy distintas a preguntas básicasdel tema, y sugerir cómo conjuntos de hipótesis específicas se incorporanfinalmente en modelos asociados con diferentes interpretaciones sobre losmecanismos y propiedades del comportamiento macroeconómico. El ejer-cicio consiste en poner en paralelo al sistema (1.17)-(1.18) con el que des-cribe el más elemental esquema de ingreso- gasto5 :

dy cy c i= + +dy y=

5 Un paralelo análogo se podría buscar entre los modelos monetarios asociados con Friedman(1970), Gordon (1974), y los recientes modelos de equilibrio general con fricciones deprecios, que se comentan más adelante.

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Aquí se incorporan los supuestos usuales6 : la demanda agregada yd re-fleja un gasto de consumo, determinado por un componente autónomo yuna propensión marginal al consumo supuesta constante, y una demandade inversión que se considera exógenamente determinada (y, tal vez, va-riable según movimientos de los “espíritus animales” que influirían sobrelas decisiones de las empresas); el producto realizado iguala a la demandade bienes (o, lo que es equivalente, son iguales el ahorro y la inversiónrealizados). Es claro que en este sistema no hay referencias a un estado deequilibrio general, o de pleno empleo, salvo como una posición que la eco-nomía alcanzaría solo excepcionalmente.

Los dos modelos son de tipo impulso-propagación, porque describen alos movimientos del nivel de actividad, sea como un sistema sin dinámicapropia, sea con una dinámica convergente: en ausencia de shocks, la econo-mía permanecería en o convergería a un estado de reposo.7 Sin embargo,son netamente diferentes los impulsos que en cada caso harían variar a laactividad, y los correspondientes mecanismos de transmisión. En el modelode equilibrio general, el sistema está gobernado por fluctuaciones en unparámetro de la función de producción, interpretado como de origen tecno-lógico; el producto varía de manera directa ante cambios en ese parámetro,mientras que las variaciones del empleo estarían inducidas por la respuestade la oferta de trabajo a movimientos en el salario real (que es pro-cíclico) yen la tasa de interés.8 En el esquema de ingreso-gasto, las condiciones de

6 Las variables en las ecuaciones están escritas en minúsculas para facilitar la analogía con(1.17)-(1.18). Para esta discusión no hace falta precisar una distinción entre variables medi-das en niveles y desvíos proporcionales respecto de valores centrales.

7 El modelo de ingreso-gasto es “de corto plazo” (en términos marshallianos) porque haceabstracción del efecto de la inversión sobre la capacidad de producción; en cambio, el siste-ma de equilibrio general enfoca especialmente el mecanismo de incremento de la oferta através de la acumulación de capital, aunque sin buscar una representación del crecimientotendencial. En todo caso, ninguno de los dos modelos genera fluctuaciones auto-sostenidas.

8 Desde los comienzos de esta literatura se ha discutido sobre la interpretación de los movi-mientos cíclicos de la productividad total de los factores (PTF), indicada por el residuo deSolow en un ejercicio típico de contabilidad de crecimiento. En el modelo básico de “ciclo

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oferta no tienen rol, salvo como restricciones que se suponen no operativasen general, mientras que es la predisposición al gasto lo que regula el nivelde actividad. Esto es así al punto que se desprende la muy fuerte proposi-ción (“paradoja de la frugalidad”) según la cual aumentos en la propensióna ahorrar, en lugar de inducir un mayor crecimiento por su impacto en laacumulación de capital, darían lugar en lo inmediato a caídas en el productoporque, mientras que la abstención de consumir que implica el mayor deseode ahorro transmite inmediatamente una señal contractiva, la demanda porbienes futuros asociada con ese ahorro no se llega a manifestar como incen-tivo para la inversión.

Del “diagrama de 45 grados” surge la noción de multiplicador del gastopúblico, tal que si el gobierno incrementa su demanda de bienes y serviciosse genera un efecto inmediato sobre el producto, al que se adiciona un im-pacto secundario por suba del consumo. Por su parte, en extensiones sim-ples del modelo de equilibrio, el gasto público resulta también expansivo,pero por un mecanismo muy distinto: para una disponibilidad de bienesdada, el gasto desplaza al consumo privado; la mayor escasez de bienesconsumibles, al elevar la utilidad marginal del consumo, induciría una ma-yor oferta de trabajo, lo que se reflejaría en una suba del producto.

real de equilibrio”, esa variable se trata como una perturbación de índole tecnológica, quesigue un proceso estocástico conocido. Salvando los casos de economías sujetas a perturba-ciones naturales o de abastecimiento externo, sin embargo, se ha señalado (Mankiw, 1989)que las reducciones en la PTF difícilmente parecen identificables con reducciones en lacapacidad tecnológica para aprovechar productivamente a los recursos. En la práctica, si lamedición se efectúa considerando al stock, y no a los servicios, del capital, se incluirían enla PTF a los cambios en la producción inducidos por variaciones en la utilización, potencial-mente reflejo de movimientos en la demanda. Por otra parte, en ciertos casos se ha llegadoa interpretar al modo convencional de shocks tecnológicos a los vaivenes de la PTF obser-vados en episodios de hiperinflación y crisis como los que experimentó la Argentina (porejemplo, Kydland y Zarazaga, 2002). Ese criterio resulta poco plausible: las perturbacionesen las relaciones de crédito y de intercambio, en particular, serían capaces de restringirfuertemente tanto la demanda como la oferta de bienes, y de repercutir en disminucionesconsiderables de la productividad de los factores; esas perturbaciones monetarias y finan-cieras se determinan endógenamente, y parecen estar visiblemente asociadas con problemasde coordinación y con inconsistencias en los procesos de decisión de los agentes.

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La dinámica del modelo de equilibrio general se establece directamentesegún la magnitud de las variables de estado: el stock de capital disponibley el nivel contemporáneo de productividad. A su vez, la función que deter-mina a las variables endógenas depende de “parámetros profundos”: el co-eficiente de sustitución intertemporal y la desutilidad del trabajo (que des-criben los gustos del agente representativo), los parámetros de la función deproducción, y las características (variabilidad, persistencia) de los impulsosde productividad, interpretadas en el modelo como rasgos físicos de proce-sos tecnológicos o naturales. Es decir: la evolución de la economía se defi-niría exclusivamente por condiciones referidas a la disponibilidad de recur-sos, las preferencias individuales, y la tecnología. El modelo representa unatransformación automática que llevaría desde esas condiciones exógenas alsistema económico a las variables observadas, sin que intervengan parámetrosreferidos a los procesos de percepción o decisión de los agentes o a lasformas de interacción de las conductas individuales. Esto implica suponerresuelta la coordinación de planes de los agentes, en el período corriente através del mecanismo de precios, y mediante la consistencia de expectati-vas para las decisiones intertemporales. Así, por ejemplo, en el modelo bá-sico, la inversión presente (que, en principio, es decidida por las empresas)dependería de la futura oferta de trabajo, a través de su efecto sobre el retor-no del capital, mientras que la secuencia de trabajo programada y la oferta/demanda de crédito presente por parte de las familias sería función de lasexpectativas de ingresos futuros y, por lo tanto, de las previsiones acerca dela acumulación de capital. El esquema analítico presupone, vía el argumen-to del individuo representativo, que la coordinación de esas decisionesinterdependientes entre los distintos conjuntos de agentes involucrados tie-ne lugar automáticamente.

En cambio, el modelo de ingreso gasto ofrece una descripción diferente.La función de comportamiento del consumo no tiene una interpretacióndirectamente optimizadora, como reflejo de preferencias intertemporales,sino que supuestamente representa una regla de decisión de tipo heurístico(consumir una fracción constante de los ingresos incrementales). Los com-

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ponentes autónomos del consumo, y en especial, de la inversión reflejanexpectativas y conductas orientadas al futuro, pero no se intenta representarexplícitamente cómo se forman esas previsiones. La alusión a los “espíritusanimales” como motores de las decisiones de inversión a largo plazo, o a las“oscuras fuerzas del tiempo y de la ignorancia”, que restringirían hasta ha-cer imposible la identificación objetiva de probabilidades para las condicio-nes futuras (Keynes, 1936, esp. cap. 12, Leijonhufvud, 1968) expresanuna visión según la cual, por necesidad, las decisiones intertemporalesse realizan “por impulso”, o mediante la aplicación de heurísticas rela-tivamente simples, más que a través de un cálculo explícito basado en“expectativas racionales” (véase la discusión más adelante). Esta perspecti-va no necesariamente ignora por principio la posibilidad de que los agentestengan un buen conocimiento de sus oportunidades futuras (Keynes, 1921),sino que presume que esa posibilidad no es relevante en las situaciones bajoanálisis. La imagen subyacente es la de una economía con gran heteroge-neidad en términos de bienes y de actores, donde, por caso, la rentabili-dad futura de una inversión individual depende solo en pequeña partede condiciones tecnológicas (y la evolución de estas, por su propia na-turaleza, tampoco se puede representar fácilmente mediante un procesoestocástico identificable objetivamente) sino, sobre todo, de futuras accio-nes de una gran variedad de agentes (potenciales compradores, proveedo-res, competidores, gobiernos). Esta imagen se complementa con la que pre-senta a las típicas inversiones en activos reales como el “hundimiento” derecursos durante períodos prolongados, de manera que las correspondientesdecisiones implican de algún modo estimar probables flujos de retornos enfuturos lejanos (y consecuentemente muy inciertos) y referir la secuenciade beneficios a una “tasa de interés de largo plazo”, en cuya determinación,si es que hay mercados de instrumentos de crédito de larga maduración,intervienen expectativas acerca de las futuras condiciones de los mercadosfinancieros. En este análisis no hay presunción de que esos planes y expec-tativas de los agentes sean compatibles entre sí.

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Enfrentado al problema de describir la formación de planes inter-temporales, el modelo de equilibrio general elige simplificar abstrayendode complicaciones, y suponer que las expectativas agregadas pueden des-cribirse según la evolución que tendría un sistema bien coordinado. Unarespuesta alternativa, implícita en el modelo de ingreso-gasto, es enfatizaresas complicaciones y tratar a las expectativas como exógenas, por la pre-sunción de que reflejan comportamientos que por su complejidad eludenuna descripción explícita.

De cualquier modo, se podrían buscar representaciones de equilibriotemporario (Hicks, 1939, Lindahl, 1939, Grandmont, 1977), en las cualeslas expectativas no necesariamente deben ser correctas, ni siquiera en tér-minos probabilísticos, y sin embargo la economía estaría descripta por unsistema de equilibrio general en los mercados presentes de bienes, serviciosy activos. Esta sería, por ejemplo, la interpretación del sistema (1.17)-(1.18)si es que se admite que las expectativas que aparecen en las ecuacionespueden estar descriptas por esquemas de diferente tipo. Aun así, la econo-mía estaría en un estado “de pleno empleo” en que el mecanismo de preciosdado por movimientos en la tasa de interés y en los salarios llevaría a laigualdad del ahorro y la inversión al nivel de producto y empleo donde seequilibran oferta y demanda de trabajo9.

El modelo de ingreso-gasto niega ese mecanismo. En particular, la ecua-ción de demanda agregada (1.19) no contiene a la tasa de interés, es decir:los potenciales factores de ajuste no incluyen movimientos en el rendimien-to de los bonos. Pero, si esto fuera así y ante, por ejemplo, una reducción de

9 En el modelo del agente representativo, éste posee directamente derechos sobre los flujosde producción futura; implícitamente, sus activos consisten en acciones de la empresa re-presentativa. Para hacer la comparación con la típica “curva IS”, que supone la existencia deun mercado de bonos de rendimiento fijo, correspondería reconocer que “ahorro e inversiónno son llevados a cabo por los mismos agentes”, y obtener ecuaciones como (1.17)-(1.18)a través de la maximización descentralizada de consumidores-oferentes de trabajo (y reci-pientes de los dividendos de empresas), y de firmas que optimizan sus flujos de dividendos,todos los cuales pueden operar en el mercado financiero. Eso resultaría en expresiones parala oferta y la demanda agregada de bienes en función de la tasa de interés. A la tasa deinterés de equilibrio se haría entonces nulo el exceso de demanda de bienes y bonos.

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la predisposición a invertir, si no hubiera una reducción compensatoria dela tasa de interés, no se generarían señales para recomponer la demandaagregada a los niveles de equilibrio. En ese caso, que sería como si enuna “IS” se fijara de algún modo la tasa de interés, la producción y lademanda de trabajo estarían restringidas por la demanda agregada debienes, a la manera de la ecuación (1.20), independientemente de queexista flexibilidad salarial (y a menos que las variaciones de salarios ele-ven de algún modo la demanda de bienes). Hay una falla en la coordinaciónintertemporal, tal que el mecanismo de precios (rendimientos de activos) noopera para reconciliar las decisiones referidas al futuro de ahorristas einversores.

La pregunta se traslada entonces a las razones de la ausencia de ajuste dela tasa de interés. Un argumento al respecto (Keynes, 1930, Leijonhufvud,1981) señala la posibilidad de inconsistencias de expectativas en los parti-cipantes en los mercados financieros. Así, en particular, si por alguna razóncayeran los retornos esperados de las inversiones y, al mismo tiempo losoferentes de crédito, como conjunto, tienen percepciones firmes de que latasa de interés de largo plazo se mantendrá alrededor de sus niveles históri-cos, la caída del rendimiento de los bonos podría ser insuficiente para soste-ner la demanda agregada. Independientemente de la relevancia y del posi-ble grado de generalidad de ese efecto (la relativa inflexibilidad de las ex-pectativas sobre tasas de interés frente a volátiles previsiones de beneficiosno parece una hipótesis de validez genérica), lo que destaca desde el puntode vista analítico es que depende del choque entre percepciones y anticipa-ciones heterogéneas1 0.

El modelo elemental de ingreso-gasto pertenece a otra generación queaquél de equilibrio general y optimización intertemporal. Su carácter “aproxi-

10 Este modelo trata a la heterogeneidad, heurísticamente, a través de la agregación en unacantidad reducida de “agentes representativos” de diferentes roles y tipos de decisión. Así,la imagen es la de una interacción entre trabajadores, consumidores, empresarios y tenedo-res de activos, con el comportamiento de cada grupo descripto a través de una “conductapromedio”.

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mativo” y de poca elaboración técnica deriva en parte de esa circunstancia,pero también de razones conceptuales. Ambos modelos se enfrentan a unproblema común, que es el de describir en un conjunto de pocas ecuacionesy con pocos parámetros el comportamiento de un sistema donde interactúannumerosos agentes y donde los espacios de bienes y potenciales contingen-cias tienen de hecho una alta dimensionalidad. El que se hayan podido cons-truir representaciones razonablemente simples y útiles es, de por sí, un he-cho importante, y muestra que la búsqueda de regularidades agregadas re-sulta productiva. Sin embargo, la operación de reducción de grados de li-bertad que significan esos ejercicios no es en absoluto trivial, y no pareceque se pueda basar en criterios a priori robustos y generales. En esa instan-cia de elegir representaciones simplificadas, el modelo de equilibrio gene-ral adopta la imagen de un sistema “tan coordinado que se comporta comoun individuo”, mientras que el de ingreso-gasto enfatiza la posibilidad deinconsistencias, y la interpretación de los parámetros de funciones de com-portamiento agregado como cantidades de tipo fenomenológico, cuya in-terpretación al modo de decisiones individuales sería en todo caso ilustrativao metafórica.

c) Algunas características del modelo básico de equilibrio general

i) Optimalidad paretiana y plena coordinación

La versión básica del modelo de equilibrio general que se comentó pre-viamente tiene la forma de un problema de bienestar social (y el procedi-miento de solución explota esta característica). Esto implica que las fluc-tuaciones macroeconómicas resultantes tendrían la interpretación de “me-jores respuestas” sistémicas ante los impulsos exógenos de productividad.Se marca ahí un contraste marcado con teorías macroeconómicas previas(que, en particular, incluyen a mucha literatura pre-keynesiana sobre crisisy fluctuaciones, y a los esquemas “monetaristas”, basados en fricciones deprecios), en las que las variaciones de la actividad agregada y, especialmen-

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te, las recesiones, se veían de un modo u otro como reflejo de patologías ofallas de funcionamiento de la economía. La imagen de un sistema que encada momento implementa un óptimo frente a cambios, de origen extra-económico, en las oportunidades de producción, se corresponde con la deeconomías que se adaptan (perfectamente) a fenómenos naturales aleatorios,o a la de ciclos estacionales, donde varían la producción y el uso de recursosin que esos altibajos sean problemáticos de por sí.

Manteniendo estrictamente el supuesto del agente representativo,11 lamaximización individual lleva automáticamente a un máximo social. Lanaturaleza de óptimo paretiano del resultado no depende estrictamente delsupuesto, sino de la proposición del primer teorema de bienestar, que esta-blece esa propiedad para el equilibrio competitivo. El modelo simple inten-ta representar a un sistema de equilibrio general, en el caso específico enque éste pudiera describirse como si estuviera habitado por un conjunto deagentes idénticos entre sí, y donde habría “mercados virtuales”, sin transac-ciones en equilibrio, dada la ausencia de oportunidades de intercambio. Allí,las condiciones de primer orden del óptimo individual en autarquía (o sea,donde cada agente interactúa efectiva, si no potencialmente, sólo con lanaturaleza, al producir o invertir, y no con otros individuos) definirían pre-cios sombra (al modo del salario implícito en (1.8)), que también se puedeninterpretar como precios de equilibrio de esos mercados.

Por hipótesis, las decisiones del agente representativo son auto-consis-tentes. Las condiciones que permiten una agregación exacta (es decir, laequivalencia formal entre las cantidades agregadas ofrecidas y demandadasen los mercados en equilibrio general y las que se derivarían del óptimo deun agente representativo, el mismo para cualquier configuración deparámetros exógenos) son estrictas (ver por ejemplo Lewbel, 1989, Kirman,

11 El “agente representativo” marshalliano es una construcción analítica diferente de aquellahecha en el modelo de equilibrio general. Se ha señalado (Colander, 1995, véase tambiénLeijonhufvud, 2004) que Marshall usó a la firma representativa como un método para discu-tir el equilibrio dinámico de una industria; era un uso contextuado y limitado del concepto,en contraste con un elemento de una estructura formal.

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1992, Stoker, 1993). Sin embargo, a costa de complicaciones, aunque talvez considerables, en la resolución, es posible construir modelos con algu-na heterogeneidad de agentes y donde se incorporan efectos distributivos, yextender el esquema básico para introducir en el modelo hipótesis (comocompetencia monopolística, pegajosidad en los precios, externalidades dealgún tipo, o restricciones a los mercados futuros contingentes abiertos) queeliminan la optimalidad paretiana de los equilibrios. De todos modos, loque permanecería inmodificado en la lógica de equilibrio general, es la de-terminación de acciones individuales como solución de los problemas deoptimización relevantes, y la completa compatibilidad de planes de los agen-tes, a través del funcionamiento de los mercados existentes en el momento,y de las “expectativas racionales” sobre variables que no se determinan enmercados presentes.

La compatibilidad de planes implícita en la representación de equilibriogeneral con expectativas racionales significa que, por hipótesis, los com-portamientos individuales están bien adaptados entre sí: no habría aquí po-sibilidad de inconsistencias o fallas de coordinación, donde las acciones dealgunos individuos se apoyan en la presunción de que las decisiones de losdemás agentes se determinan de manera diferente de lo que ocurre en loshechos.12 Como consecuencia, modelos de este tipo no están, genéricamen-te, conformados para tratar problemas de sostenibilidad macroeconómica;el punto se discute con más detalle a continuación.

12 Parece útil diferenciar entre fallas de coordinación de dos tipos: aquellos que co-rresponden a situaciones de múltiples equilibrios de Nash donde los agentes coordi-nan sus comportamientos, pero lo hacen en un “estado indeseable” dentro del conjun-to de equilibrios posibles, y situaciones donde los comportamientos son inconsisten-tes, y no constituyen equilibrios (el agente 1 aplica la acción X porque imagina queotro agente 2 va a realizar la acción Y, pero éste hace Z, imaginando que 1 está jugan-do W....). Los modelos de expectativas racionales dejan de lado la posibilidad de lasfallas de coordinación de esta segunda clase, que parecen relevantes para fenómenosde perturbación macroeconómica (Heymann, 2002).

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ii) Maximización individual y expectativas racionales

Desde la perspectiva de los analistas, las posibilidades instrumentalespara encontrar soluciones a los modelos que formulan limitan el grado decomplicación de las especificaciones que pueden proponer (el punto ha sidoenfatizado, entre otros, por Lucas, 1986). De hecho, el desarrollo de técnicas yprocedimientos computacionales ha estado asociado con una considerable am-pliación de la sofisticación de los modelos abordados en la literatura.

Al mismo tiempo, la solución explícita de los modelos, aun de los quehoy constituyen variantes comparativamente simples, como el descrito pre-viamente sección requiere, como se vio, el uso de métodos no demasiadotriviales para encontrar (o para aproximar localmente) los resultados. Peroestos modelos son auto-referenciales: se supone que el agente lleva a cabola misma resolución que el analista o, al menos, que actúa como si hubieraaplicado un procedimiento igual. Por este motivo, al interpretar las conclu-siones, interesa considerar la complicación que representa para el analistael proceso de encontrar la respuesta al problema planteado, en cuanto alinsumo de instrumental y de ingenio. Frente a un modelo de este tipo cuyoabordaje requiere técnicas de “última generación”, por ejemplo, la hipótesisimplícita sería que el o los agentes deciden de manera indistinguible de loque haría alguien que conoce y utiliza esas técnicas avanzadas, sea porquelas emplean en la práctica, sea porque de algún modo no especificado hanadquirido la habilidad para actuar de esa manera. El argumento “como si”de que los agentes saben explotar plenamente las oportunidades que lesofrece el entorno puede tener valor heurístico en casos específicos, perociertamente parece difícil asignarle el rango de axioma o de principio bási-co para un razonamiento riguroso13. La identificación automática del analista

13 De algún modo, la hipótesis de que la adaptación al entorno se determina sin un cálculoexplícito remite a un proceso adaptativo que ha convergido a lo largo del tiempo (véase porejemplo Lucas, 1986). Eso requiere un entorno estable, por un período suficientementelargo como para que ese proceso converja. El argumento perdería validez en transiciones (oante “cambios de reglas de juego”: el proverbial campeón de billar friedmaniano, que ejecu-ta su oficio a la perfección sin preocuparse por las leyes de la física que gobiernan su activi-dad, tendría posiblemente que empezar de nuevo sin tener grandes habilidades si de repentese le cambia la mesa por una de ping-pong).

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que identifica soluciones de un problema explícito de optimización con elagente-implementador en los hechos de esa misma solución parece una hi-pótesis a considerar en contextos particulares, y posiblemente útil en unavariedad de circunstancias, pero no una proposición teórica fundamental ynecesaria14.

Algo similar ocurre con las expectativas racionales. El concepto se in-troduce a veces de manera imprecisa, sugiriendo que equivale a suponerque los agentes usan de manera eficiente la información disponible, o “nocometen errores sistemáticos”. La afirmación sobre el empleo eficiente delos datos deja abierto si se refiere a que las expectativas se basarían en unainterpretación “razonable” de los procesos económicos (imperfecta, poten-cialmente cambiante), o bien resultan de una representación óptima, que nodeja queda nada por aprender sobre el sistema relevante. La alusión a loserrores sistemáticos no deja claro si sugiere que a la larga las anticipacionesse efectúan de manera correcta (“no se tropieza muchas veces con la mismapiedra” requiere detectar a tiempo que la piedra es la misma), o bien que laoptimalidad de las proyecciones de los agentes se verifica desde el primermomento (lo que se corresponde con expectativas racionales en sentido es-tricto). En todo caso, esas formulaciones parecen presentar como un su-puesto de contornos difusos y como simple derivación del sentido común alo que es una hipótesis fuerte y específica sobre la correspondencia entrepercepciones incorporadas en las acciones de los agentes y los procesos queefectivamente generan los fenómenos económicos a los cuales se refierenesas percepciones.

14 Por otro lado, el propio “avance tecnológico” en la construcción de modelos plantea unproblema a esa identificación entre soluciones de optimización del analista y decisiones efec-tivas del agente: si se supone que las acciones derivadas como óptimos del “último modelo”describen el comportamiento previo de los agentes, entonces estos actuaban de manera dis-tinta de lo que planteaban los modelos anteriores y, dado que el modelo presente espresumiblemente provisorio, los agentes no estarían maximizando estrictamente: si los com-portamientos evolucionan a la par del análisis, no hay de hecho maximización absoluta enningún momento, sino aprendizaje incremental. Este punto aparece de forma prominente en laliteratura reciente dedicada a la representación de mecanismos de revisión de expectativas.

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Interesa distinguir entre las interpretaciones literales y “como si” delagente representativo. En el primer caso, el individuo actuaría en soledad,de hecho, y simplemente interactuaría con el mundo físico circundante. Lasúnicas expectativas que debe formar se refieren a las condiciones de la na-turaleza y a sus propias acciones futuras. Suponiendo ausencia deinconsistencias temporales en la conducta del agente o de incertidumbressobre los futuros criterios de decisión, las expectativas sobre acciones seresuelven en la formulación de los propios planes intertemporales. Lo quequeda entonces es formular esos planes, dadas las distribuciones de proba-bilidad percibidas de los futuros estados de la naturaleza. En un sistemade muchos agentes, esa situación se reproduciría en el caso límite demercados completos, donde habría un conjunto de mercados y de pre-cios capaces de equilibrar en el presente las ofertas y demandas de to-dos los bienes en todos los períodos en todos los estados de la naturale-za. Cada individuo definiría sus planes (de una vez y para siempre) entodas las dimensiones de bienes, momentos y potenciales estados del mun-do sobre la base de los precios observados (que resumen el comportamientode los demás agentes) y de probabilidades referidas a fenómenos determi-nados fuera del sistema económico.

Por contraste, bajo otros supuestos, que parecen cubrir a las situacionesde interés macroeconómico, los individuos deben formar expectativas so-bre las conductas de los demás sin que las decisiones estén reconciliadaspor algún mecanismo de mercado operando en el presente (por caso:una persona que elige una carrera de estudio lo hace sin informacióndirecta sobre sus oportunidades de trabajo futuras ante diferentes con-tingencias, o sobre la distribución de probabilidades de esas contingen-cias). Aun suponiendo, a efectos del argumento, de que valga la hipótesisdel agente representativo, en el sentido de que los individuos sean “fun-damentalmente” idénticos, sigue planteada la cuestión sobre la maneraen que esos individuos anticipan las acciones de los demás. Para quetodos hagan de cuenta que sus planes reproducen a escala los del agre-

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gado, se requeriría que cada uno reconozca que es representativo, lo cuales una condición no trivial15.

De cualquier modo, las expectativas influyen sobre la evolución del sis-tema que los agentes están tratando de anticipar. La hipótesis de expectati-vas racionales identifica a las distribuciones de probabilidades de variablesendógenas sobre las cuales se basan las previsiones que, a su vez, inducenlas conductas económicas, con las distribuciones de probabilidades efecti-vamente generadas por esas conductas, y por los shocks exógenos.

Las expectativas racionales tienen entonces la naturaleza de puntos fijosde la transformación que va desde los esquemas individuales de formación deexpectativas a las distribuciones observadas de las variables (Sargent, 1993).

Supóngase que, dada una historia ht del sistema, los agentes deciden sus

acciones en t + 1 y sus planes para el futuro suponiendo que las variablesendógenas futuras (denotadas por X

t+1) responden a leyes de movimiento

percibidas que definen una distribución de probabilidades Ge(Xt+1

/ht). Las

acciones y planes para t+1, denotados por At+1

, serían entonces función (A)de esa distribución de probabilidades. A su vez, las acciones y planes deter-minan en los hechos, a partir de los comportamientos concretos y suinteracción, la distribución de probabilidades “real” de las variables (indica-da por G):

1 1 1 1( / ) ( ) ( ( ( / ))) ( ( / ))e et t t t t t tG X h F A F A G X h T G X h+ + + += = = . Las distri-

buciones “imaginadas” por los agentes inducen decisiones que inducen dis-tribuciones efectivamente realizadas. Entonces, a través de mecanismos po-siblemente intrincados, los comportamientos económicos transformarían

15 Existen encuestas de distinto tipo en las cuales se pregunta a individuos sobre su situaciónindividual y la de algún agregado. En muchos casos, la descripción media de los estadosindividuales difiere apreciablemente de la media de las percepciones sobre el agregado. Enuna situación de este tipo es como si el “agente medio” no se reconociera como tal. Unconocido cuento de Asimov (1955) alude al tema. En el cuento se imagina un futuro (2008…)en que los desarrollos del análisis social permiten identificar al votante representativo ydecidir las elecciones mediante preguntas efectuadas sólo a ese individuo. El procedimientoelectoral consiste en revelar la identidad del votante, y encuestarlo: en el relato, el individuose manifiesta sorprendido y confuso por la designación (por cierto, la sorpresa y la confu-sión han sido previstas y tomadas en consideración por los encargados de la encuesta).

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leyes de movimiento (o distribuciones) percibidas en leyes de movimientoefectivas. Las expectativas racionales serían distribuciones que se “auto-validan”, o sea, puntos fijos de la transformación T16.

La formulación de las expectativas racionales como coincidencia entreleyes de movimiento (probabilísticas) percibidas y realizadas facilita preci-sar características de la hipótesis. Así, el azar incorporado en los compo-nentes aleatorios de los modelos de predicción que subyacen las decisionesde los agentes no sería reducible: si esos componentes manifiestan la igno-rancia por parte del formador de expectativas, las expectativas racionalespresuponen que esa ignorancia ya ha sido acotada lo que es posible y, por lotanto, no hay lugar para mejoras en los esquemas de previsión a través delaprendizaje. El entorno relevante para un agente puede estar influido porazares de distinto tipo, pero el individuo conocería la distribución de lasrealizaciones que pueden resultar, y la contempla al decidir su comporta-miento. Cualquier shock es una extracción de una distribución conocida, ysu eventualidad ha sido tomada en cuenta en el momento pertinente: todoslos riesgos son (racionalmente) calculados. Si un agente optimiza con ex-pectativas racionales no hay posibilidad de arrepentimiento, excepto en elsentido trivial de que alguna información disponible actualmente, pero noal momento de decidir, habría inducido una conducta diferente a la aplica-da, que sigue pareciendo óptima dada la información existente en aquelmomento17.

16 En este contexto, el aprendizaje se asociaría con una dinámica de variación de las leyes demovimiento percibidas Ge como resultado del procesamiento de experiencias y observacio-nes por parte de los agentes; las expectativas racionales se verían como puntos de reposo deprocesos de aprendizaje a partir de errores. La formulación resalta la analogía con los pre-cios de equilibrio vistos como valores a los que convergerían procesos (virtuales) de “tan-teo” en los que los precios se ajustarían en función de excesos de demanda.

17 Conviene distinguir entre información y conocimiento. En el contexto de la especifica-ción de modelos con fines de predicción, el conocimiento se referiría a los parámetros deesos modelos, mientras que la información aludiría a los datos que alimentan la previsión.Con expectativas racionales, el agente actuaría como si supiera los verdaderos parámetrosdel modelo; aun así, pueden quedar restricciones “tecnológicas”al alcance y oportunidad dela información que alimenta a la formación de expectativas.

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Es decir que, con optimización y expectativas racionales en sentido lite-ral no se plantean, por principio, problemas de sostenibilidad de planes o dedecisiones. Puede haber impulsos que lleven a un agente o a un conjunto deagentes a un nodo indeseable dentro del conjunto de posibilidades abiertasantes de la realización, pero la probabilidad de esa perturbación estaba in-corporada en las acciones previas, y su ocurrencia es sorpresiva solo almodo de “un hecho de mala suerte”. Por otra parte, tomada en considera-ción la información con que el agente contó en cada instante, no habría nadaque cambiar en las acciones que llevaron a ese nodo, ni al plan contingente(que define las acciones futuras para cada uno de los estados posibles) delcual la historia pasada ha formado parte. Por contraste, si un agente está enun sendero insostenible, significaría que le conviene revisar su conducta.Eso carece de significado para un optimizador con expectativas racionalesque, por definición, no puede individualmente mejorar el criterio que vieneempleando para definir su programa contingente de acciones En rigor, conesos supuestos de optimización y expectativas racionales no existirían ins-tancias donde, por ejemplo, alguien se ve sorprendido por una ruptura con-tractual: si una promesa explícita no se cumple, la interpretación tendríaque ser que un acontecimiento aleatorio cuya eventualidad reconocían laspartes (tal vez no con probabilidades idénticas, por la posibilidad de infor-mación asimétrica, pero sí “de la mejor manera”, dadas las circunstanciasde cada individuo) pone en funcionamiento, de un modo previsto, una cier-ta “cláusula de escape” implícita en el contrato. En algún punto del argu-mento, preguntarse acerca de la sostenibilidad de un conjunto de comporta-mientos, planes o compromisos implica necesariamente negar esas hipóte-sis de optimalidad.

El supuesto de expectativas racionales, tomado literalmente, postula agen-tes cuyo conocimiento supera en general al del analista (Sargent, 1993, Evansy Honkapohja, 2001; véase la sección 3 más adelante). El investigador planteamodelos o esquemas de interpretación de fenómenos como objetos de vali-dez presuntamente acotada y provisoria, con parámetros que resultan de laobservación de hechos durante un período finito, y que de un modo u otro

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están sujetos a revisión o re-estimación a medida que el conjunto de infor-mación se amplía. El agente con expectativas racionales actuaría como sicontara con un modelo perfectamente especificado y con parámetros nosujetos a error.

Las características de la hipótesis implican la existencia de problemaslógicos en diversos ejercicios analíticos que son usuales en la literatura y enla discusión macroeconómica. Con expectativas racionales no se concibeque las leyes de movimiento del sistema experimenten cambios paramétricos.Nociones como cambio de régimen, “variaciones de reglas de juego” y si-milares están, en rigor, contrapuestas con el conocimiento que se le asigna alos agentes con expectativas racionales, y que es incompatible con cambiosen el modelo de comportamiento que describe al entorno. En expectativasracionales, cualquier variación no anticipada debería ser resultado de unaextracción estocástica de una distribución conocida: en todo caso, se conci-be que los parámetros de un “modelo de primer orden” sean modificablesmediante un proceso con probabilidades definidas en un “meta-modelo”conocido por los agentes, lo cual no cambia el hecho de que no habría, porconstrucción, variaciones arbitrarias en esos parámetros.

Estas cuestiones de lógica tienen repercusiones sobre la interpretaciónde modelos que buscan explorar alternativas de política económica emplean-do la hipótesis de expectativas racionales, y de aquellos que intentan repre-sentar fenómenos de crisis manteniendo ese supuesto.

3. Extensiones

a) Economías abiertas

El esquema simple de equilibrio general se puede adaptar sencillamentepara generar un modelo afín para economías que participan del comerciointernacional (véase, por ejemplo, Obstfeld y Rogoff, 1996). Una economíaabierta análoga a la economía cerrada que describe el sistema (1.1)-(1.5), yque produce un único bien, solo puede recibir promesas de pago en contra-partida de los bienes que exporta. Suponiendo que existe un mercado inter-

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nacional de activos financieros y que la economía es pequeña y sus residen-tes tienen participación irrestricta en ese mercado de crédito, la diferenciacon el modelo de economía cerrada sería que el agente representativo noenfrenta período a período la condición de conservación (1.3), sino unarestricción de presupuesto:

1t t t t t tY R B C I B−+ = + + (1.20)

donde Bt representa la tenencia de bonos del agente al final del período t (el

equivalente de la posición financiera neta de la economía contra el exte-rior18) y R

t es el rendimiento bruto (en términos de bienes) en t de los

activos en cartera en t-1 (rendimiento que puede ser estocástico visto desdet-1). Dado que el exceso del producto respecto de la absorción de bienes(C

t+I

t) es el saldo del comercio exterior, es claro que (1.21) equivale, para la

economía en su conjunto, a la igualdad entre el resultado de la cuenta co-rriente del balance de pagos (exportaciones netas más rentas de activos),por un lado, y la acumulación de activos contra el resto del mundo, por otro:la “identidad del balance de pagos” representa de hecho una restricción depresupuesto agregada19. Por su parte, la secuencia temporal de activos y

18 La variable B mide el valor de las deudas de agentes del resto del mundo con el “residenterepresentativo”. En una economía cerrada, el agente representativo debe necesariamentetener activos financieros netos (o deudas netas) iguales a cero, porque cualquier obligaciónes “consigo mismo”.

19 Una formulación tan simple como la de (1.21) muestra claramente la propiedad evidente,pero no siempre reconocida, por la cual no existe tal cosa como una entrada o salida decapitales exógena a las decisiones de los agentes internos. En un esquema de agente repre-sentativo, aludir a una instancia de entrada de capitales implica emplear una expresióncomplicada para indicar que el individuo compra bienes al resto del mundo (o atiende servi-cios de deuda) recurriendo al crédito: indudablemente, esa es decisión del individuo, su-puesta la existencia de la oferta de financiamiento. Con muchos agentes, más allá de losvericuetos que puedan tener las transacciones entre residentes y no residentes, si hay uningreso neto de capitales deben existir de todos modos decisiones de agentes locales dedemandar bienes y servicios por encima del ingreso, y como contrapartida, de emitir deudaque será colocada en el exterior (y, sin duda, tiene que haber también agentes externosdispuestos a vender los bienes y aceptar los activos). Las condiciones del crédito externopueden ciertamente variar con intensidad; el resultado de la cuenta corriente refleja loscomportamientos de los agentes internos bajo esas condiciones cambiantes.

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108 Progresos en Macroeconomía

20 La noción de valor presente tiene significado claro en contextos de previsión perfecta yplena participación de los agentes en los mercados de activos (las cantidades futuras sedescuentan a la tasa de interés, que está definida sin ambigüedad) y en un esquema demercados completos (las cantidades futuras en cada posible estado se valúan a los precios demercado, definidos para cada momento-estado). Con mercados incompletos, las valuacionesde distintos agentes en el mismo estado de la naturaleza no se igualan (porque la inexisten-cia de un menú suficientemente extenso de activos impide la diversificación de riesgos).Definir las condiciones de transversalidad o de solvencia implicaría usar “factores de des-cuento contingentes” diferentes para diferentes individuos (véase Magill y Quinzii, 1994).Por otro lado puede notarse que la condición de que “no quedan deudas impagas” se refierea promesas contingentes y admite, de algún modo, la posibilidad de “cláusulas de contin-gencia implícitas”, no escritas en contratos, pero reconocidas por las partes (e incorporadasen los arreglos entre ellas a través de instrumentos como sobretasas a modo de compensa-ción por instancias de repago incompleto). Cuando los pagos en cada posible estado son deconocimiento común para las partes, aun cuando el valor de cancelación de las obligacionesdifiera según las circunstancias, no hay “promesas rotas” (Leijonhufvud, 2003, Heymann,2006), porque dadas esas circunstancias las conductas se ajustan a lo esperado. Por supues-to, con contratos incompletos es difícil imaginar que cada agente que participa en un contra-to tiene en general una percepción consistente de las acciones futuras del otro en todas lassituaciones posibles; puede haber entonces incumplimientos (frustración de planes), aunquela definición precisa de tales incumplimientos se complica porque dependería de expectati-vas individuales (no observables por un agente externo) al momento de contratar.

pasivos está restringida por una condición terminal de solvencia. Esta ex-presa que no sería posible “pagar deuda con más deuda” indefinidamente yque, en términos de valor presente, “no quedan deudas impagas’’ al límitedel horizonte posiblemente infinito que contempla el modelo20.

Es decir que el esquema de economía abierta es similar al de economíacerrada, con la diferencia de que el exceso de demanda de bienes sobre laproducción (restringida a cero en el caso cerrado) se determinaendógenamente, y la tasa de interés es exógena (determinada internamenteen una economía cerrada), de manera tal que la restricción de presupuestose expresa de manera intertemporal, como igualdad entre valor presente degasto y riqueza (en lugar de definirse período a período por la condición deconservación de producto igual a utilización de bienes). El modelo generaentonces una dinámica de producto, empleo, volumen y asignación del gas-to y cuenta corriente (o activos y pasivos externos), dada la secuencia detasas de interés determinada en el mercado internacional, y los impulsos de

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 109

productividad. Un resultado típico es que aumentos transitorios de produc-tividad inducirían subas mayores del producto que del gasto y, por lo tanto,elevarían el superávit comercial; en cambio, la expectativa de crecimientosfuturos de productividad se asociaría con la toma de crédito externo parafinanciar una mayor demanda corriente.

La formulación se puede ampliar de manera sencilla para contemplar laexistencia de bienes no transables internacionalmente. El problema queda-

ría expresado como:

max ( , , )t T No t t t

t

E U C C Lβ∑donde i

tC denota el consumo del bien i (i = T,N, transable y no transable,respectivamente), y T N

t t tL L L= + es la oferta total de trabajo, que se reparteentre los dos sectores. Las restricciones se componen en primer lugar de lasfunciones de producción:

1 1,( , )T T T TT NT Tt t t t tY Z F K K L− −=

1 1( , , )N N N TN NN Nt t t t tY Z F K K L− −=

con itY la producción del bien i en t y 1

ijtK − el capital constituido por bienes

de tipo i que está instalado en el sector productor de j a fines del período t-1. Las condiciones de balance entre disponibilidad y uso de recursos sondiferentes para los dos bienes:

1T T TT TN

t t t t t t tY R B C I I B−+ = + + +N N NT NN

t t t tY C I I= + +donde, como antes, R

t,B

t-1 son, respectivamente, el rendimiento en t (en tér-

minos brutos, o sea incluyendo el repago del capital) de los bonos y el valorde los activos (netos) contra el resto del mundo a fines de t-

1, y ij

tI es lainversión que se hace en el sector j en bienes de tipo i. Es decir que elproducto y la utilización de bienes no transables son necesariamente igua-les período a período, mientras que se pueden generar excesos de oferta ode demanda de bienes transables intercambiando promesas (activos finan-

(1.21)

(1.22)

(1.23)

(1.24)

(1.25)

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110 Progresos en Macroeconomía

cieros) contra el exterior, sujeto a la condición de solvencia. Esta restricciónde solvencia determina, en última instancia, un balance intertemporal entregeneración y utilización de bienes transables, balance que debe satisfacerseen cada período para los no transables.

El modelo se cierra con ecuaciones para la acumulación de capital y paralos parámetros de productividad:

1(1 )ij ij ij ijt t tK K Iδ −= − +

1ln (1 ) lni i i it t tZ Zψ ε−= − +

La formulación tiene implícito un “precio sombra” de los bienes, dadopor la tasa marginal de sustitución en el consumo. O sea que, encontrada lasolución del sistema, se puede definir un precio relativo de los no transablesen términos de transables (que se interpreta como la inversa del tipo real decambio) como:

( , , )1

( , , )

T

N

T Nt t tN C

t T Nt t t tC

U C C LP

e U C C L= =

donde e sería el tipo real de cambio y Uc indicaría la utilidad marginal del

bien i.Con esta estructura (que por cierto se puede simplificar o extender de

varias maneras, por ejemplo, introduciendo variables fiscales) se obtieneuna dinámica de producción, cuenta corriente, tipo real de cambio y asigna-ción del consumo y de la inversión por tipo de bien (los resultados de unaversión sencilla forman parte de la discusión en Heymann, 1994).

Este esquema ilustra características importantes de las construccionesde equilibrio general, como son la atención precisa sobre las restriccionesde presupuesto y sobre las repercusiones que se generan entre distintosmercados y conjuntos de decisiones. En todo caso, si se suponen expectati-vas racionales, los resultados del modelo, cualesquiera sean, representansecuencias de equilibrio intertemporal, reflejo de respuestas óptimas de laeconomía (figurada a través del agente representativo), que aprovechan in-mejorablemente las oportunidades disponibles dadas las condiciones ini-

(1.26)

(1.27)

(1.28)

i

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 111

ciales (recursos, tecnologías, activos o pasivos externos) y que tienen encuenta, también óptimamente, las distribuciones de probabilidades de lospotenciales shocks21. Esto implica, necesariamente que, bajo las hipótesisdel ejercicio, el sendero macroeconómico del sistema es siempre “sosteni-ble”, porque las posibles eventualidades (incluyendo por ejemplo las ins-tancias de repago parcial de deudas) han sido consideradas con una evalua-ción correcta de sus implicancias y de sus respectivas probabilidades: elanalista, por definición, no puede informarle nada al agente que el agente(que actúa como si conociera el modelo) no sepa.

El argumento vale cualquiera sea el estado de la economía que se obser-ve, si se postula que obedece a un modelo de este tipo: cualquiera sea laconfiguración de consumo, inversión, balance comercial, endeudamiento ytipo real de cambio, la única interpretación que admite el esquema es quelos agentes anticipan racionalmente condiciones futuras que validarán(probabilísticamente) las decisiones presentes. Si un analista se plantea laposibilidad de que haya trayectorias insostenibles (por ejemplo, apreciacio-nes reales y/o déficit en cuenta corriente o subas del endeudamiento exter-no) que pueden llevar a crisis, es porque de algún modo reconoce que, con-siderando la información existente, puede haber casos en que la conductade los actores económicos sigue una evolución equivocada (desde el puntode vista de los objetivos de los propios agentes), y que existe el riesgo, nocontemplado plenamente en las decisiones de mercado, de que los planes de

21 Al introducir a los bienes no transables se acoplan los planes de los agentes internos de unmodo que difiere del caso de un solo bien. En este último, se representa a cada agenteinterno como alguien que, de hecho, interactúa solo con la naturaleza y con el mercadointernacional de crédito. Con bienes no transables, los ingresos presentes y futuros de cadaindividuo que produce el bien N dependen del nivel de gasto de los demás agentes locales(porque eso influye sobre la demanda de los bienes y, por ende, sobre su precio). Por lotanto, cuando forma expectativas, el agente las condiciona, de manera explícita o implícita,a sus percepciones acerca de la evolución del conjunto de la economía. Esta depende a suvez de los planes, acciones y resultados de los otros agentes locales. Se plantea entonces lapregunta sobre la compatibilidad de los planes y expectativas. En este sentido, convienerecordar que los “fundamentos” macroeconómicos que definen, por ejemplo, la capacidadde servir deudas, son necesariamente prospectivos, porque se relacionan con las condicio-nes futuras para la generación de ingresos. Por lo tanto, esos fundamentos no podríanespecificarse simplemente por observación de información presente, sin referencia a algúnesquema de predicción.

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112 Progresos en Macroeconomía

los agentes se vean frustrados. Eso equivale a dejar de lado el supuesto deexpectativas racionales. La puesta en duda de la sostenibilidad de una tra-yectoria macroeconómica significa, por lógica, preguntarse acerca de lacorrección de las percepciones y expectativas incorporadas en los compor-tamientos económicos.

b) Fricciones de precios y modelos de política monetaria

El modelo básico discutido en la sección anterior supone perfecta flexi-bilidad de precios y la irrelevancia del dinero. Las extensiones del esquemade equilibrio general que levantan esas hipótesis, especialmente a efectosde su utilización para propósitos de política monetaria, típicamente modifi-can el esquema para incorporar heterogeneidad entre agentes y bienes, deforma que los mercados de productos se representan como operando bajocompetencia monopólica, e introducen fricciones en los ajustes de preciosnominales. Esto último, a la manera de los más tradicionales modelos de fluc-tuaciones basadas en la curva de Phillips aumentada por expectativas (Phelps,1967, Friedman, 1968, Lucas, 1973), genera un canal de transmisión queinduce (transitorios) efectos de impulsos monetarios sobre la actividad real.

Un prototipo de estos modelos (Woodford, 2003, cap. 3, sobre el que sebasan los comentarios siguientes) representa a una economía cerrada queproduce solo bienes de consumo, y que está habitada por un continuo deagentes. Estos consumen bienes de distinto tipo, y ofrecen trabajo poten-cialmente diferenciado, que se usa en la producción de esos bienes22. Laspreferencias se describen como:

1

00 0

( , / , ) ( ( ), )tt t t t t tE u C M P v h i diβ ξ ξ

∞ − ∑ ∫ (1.19)

22 Puede haber distintas variantes en las especificaciones (véase Woodford, op.cit.), según,por ejemplo, que se suponga que cada individuo provee un solo tipo de trabajo o que distri-buye su trabajo en el conjunto de la economía. En todo caso, se supone que: i) no existenefectos distributivos en la demanda de bienes o la oferta de trabajo, de manera que lasrespectivas funciones solo dependen de variables agregadas (y, por supuesto, de los preciosespecíficos); ii) las firmas maximizan la esperanza de los beneficios (descontados), actuan-do como tomadoras de salario, y con demandas de pendiente finita (iso- elásticas) por losbienes que producen, de manera que cada firma es formadora de precios.

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 113

donde Ct es un índice de consumo (definido más abajo), P

t es el índice de

precios de los bienes de consumo (también definido luego), Mt indica las

tenencias de dinero, ht(i) es la cantidad de “trabajo de tipo i” ofrecido (los

tipos de trabajo, y las variedades de bienes, forman un continuo en el inter-

valo [ 0,1 ]), y ξt una variable que describe desplazamientos de preferencias.

El agregador de consumo C viene dado por (Dixit y Stiglitz, 1977):

1 1 1

0

( )t tC c i di

θθ θθ− −

= ∫

Aquí ct(i) es el consumo del bien i. Esa especificación implica, que,

naturalmente, el índice de consumo es homogéneo de grado 1 en los consu-

mos de las distintas variedades y, si (como se supone), θ>1, se incorpora una

preferencia por “diversidad” en el consumo (si θ →1, el individuo quisiera

consumir variedades en proporciones fijas, y no existiría sustitución en el

consumo; si θ → ∞, habría perfecta sustitución entre los bienes, de manera

que sólo importaría la cantidad agregada). Al determinar las funciones de

demanda que se derivan de esas preferencias, las elasticidades-precio se

igualan al parámetro θ.

El índice de precios Pt (construido de manera que

1

0

( ) ( )t t t tPC p i c i di= ∫ ,

el gasto total en consumo) es:

11 1

1

0

( )t tP p iθ

θ−

− =

El individuo recibe ingreso de su oferta de trabajo, dados los salarios( )tw i en cada actividad, y de su participación (supuesta idéntica para todos

los agentes) en las utilidades de las firmas (denotadas por ( )t iΠ ). El ingre-so no financiero en el período t es entonces:

1 1

0 0

( ) ( ) ( )t t tw i h i di i di+ Π∫ ∫

(1.30)

(1.31)

(1.32)

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114 Progresos en Macroeconomía

A partir de (1.29)-(1.31), se ve que la asignación del consumo por va-riedades viene dada por:

( )( ) t

t tt

p ic i C

P

θ−

=

Esto implica que la relación entre la demanda de consumo del bien i y elíndice de consumo del individuo es función del precio relativo (al índice deprecios), con una elasticidad θ. Por otro lado, se puede ver que las decisio-nes intertemporales del agente en cuanto a su consumo y tenencias de dine-ro serían equivalentes a las de un modelo de un solo bien, siempre que elconsumo se represente por el índice C

t y el nivel de precios (deflactor de los

saldos monetarios) por Pt.

La oferta de trabajo del agente iguala la desutilidad marginal de los dis-tintos tipos de trabajo con la utilidad marginal del consumo posibilitado porlos salarios correspondientes a ese trabajo:

( ( ), ) ( )

( , )h t t t

c t t t

v h i w i

u C P

ξξ

=

donde se supone separabilidad de las utilidades (los subíndices h,c representanaquí derivadas parciales respecto de la oferta de trabajo y el consumo).

La producción de cada bien está a cargo de una firma, con una funciónde producción:

( ) ( ( ))t t ty i A f h i=Puede notarse que los impulsos de productividad se suponen iguales

entre los sectores (de manera de mantener la simetría entre ellos).

El costo marginal en la producción del bien i es, claramente, igual alcociente entre el salario y la productividad marginal del trabajo:

( ) ( )( ) ( ( ) / )

'( ( ))t t

t t tt t t

w i w iS i y i A

A f h i A= = Ψ

(1.33)

(1.34)

(1.35)

(1.36)

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 115

La ecuación implica que el costo marginal depende positivamente delproducto. Se puede definir un “costo marginal real”, ( ) ( ) /t t ts i S i P= . Te-niendo en cuenta la ecuación (1.34) que describe la oferta de trabajo, elcosto marginal real viene dado por una función:

( ) ( ( ), , )t t t ts i s y i Y χ=

donde Yt es el producto agregado (igual al consumo agregado en este mode-

lo de economía cerrada sin acumulación de capital), y χt es el vector de

impulsos aleatorios (de preferencias y tecnología). Con un mayor producto(consumo) total, se incrementa el salario real requerido para generar unadeterminada oferta de trabajo (porque a mayor consumo se desplaza haciaatrás la oferta de trabajo, lo que eleva el costo marginal).

La empresa i, que enfrenta una demanda de elasticidad constante, en-cuentra óptimo fijar precios con un margen (markup) fijo determinado poresa elasticidad. Es decir, si los precios fueran perfectamente flexibles, encada momento:

( ) ( ) ( )1t t t t tp i Ps i Ps i

θµθ

= =−

De forma que el producto de cada firma vendría dado por (recordan-do la ecuación de demanda resultante de (1.33)):

( )( ) ( ( ), , )t t t t ty i Y s y i Yθµ χ −=

En equilibrio, por simetría, los niveles de actividad de todos los sectoresson iguales, y resulta el valor “natural” del producto, que corresponde a unequilibrio general con precios perfectamente flexibles.

( ) ( )n n nt t ty i Y Y χ= =

El equilibrio “natural” dado por (1.40) es subóptimo, por la ausencia decompetencia plena en los mercados de bienes, y la consecuente aparición deuna brecha entre precios y costos marginales. El nivel de producto Yn es másbajo que el óptimo (porque el poder de mercado de las firmas se expresarestringiendo la oferta), y también lo es el salario real. Dada esa distorsión,

(1.40)

(1.37)

(1.38)

(1.39)

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116 Progresos en Macroeconomía

el estado plenamente coordinado no se corresponde con el “primer mejor”.Por otro lado, la solución obtenida es independiente de las condicionesmonetarias: con los supuestos empleados, el producto se determina de ma-nera puramente real, en función de parámetros tecnológicos y de preferen-cias. Aquí, el dinero es neutral, porque el nivel de la oferta monetaria (y aunsu secuencia temporal) influye exclusivamente sobre variables nominales(precios, tasa de interés).

Los efectos reales de los impulsos monetarios se introducen en el mode-lo a través de fricciones en el ajuste de precios. Existen varios mecanismosempleados en la literatura para representar estas fricciones, como los “cos-tos de menú” (véase, por ejemplo, Ball y Romer, 1987, 1990, Mankiw, 1985),que suponen que las firmas enfrentan un costo fijo, de tipo físico, cuandomodifican sus precios nominales;23 la variación escalonada (staggered) enque las firmas revisan sus precios a intervalos fijos, pero en distintos mo-mentos para distintos conjuntos de empresas (Taylor, 1980); o un esquemade revisiones aleatorias en el que las firmas son “llamadas” a recalcularprecios de acuerdo a la realización de un proceso estocástico de tipo Poisson(Calvo, 1983).

Con este último tipo de mecanismo, una firma enfrenta una probabilidad1-α, exógena y constante en el tiempo, de ser convocada a revisar su precioen el período t. En ese caso, se supone, la firma maximiza el valor presenteesperado de la utilidad mientras que el precio fijado esté en vigencia (la dura-ción de vigencia es aleatoria, por hipótesis), considerando como dato que debenecesariamente abastecer a la demanda que se realice al precio vigente:

,max ( ( ), , , )j tt t j t j j j

j t

E Q p i P Yα χ∞

=

Π

donde aj-t representa la probabilidad de que el precio fijado en t continúerigiendo en el período j, Q

t,j es el factor de descuento de los valores en j

(1.41)

23 El calificativo no es trivial, porque sería concebible que los precios se expresen en unida-des de cuenta alternativas y, por lo tanto los eventuales costos de menú se aplicarían a losvalores en esas unidades. La unidad de cuenta observada en el mercado, de hecho, se defineendógenamente a partir de decisiones de los agentes que fijan precios.

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 117

vistos desde t, y Π la función que establece los beneficios en un período enfunción del precio de la firma (que ha sido fijado en t), del nivel general deprecios, del producto agregado (a través de su efecto sobre demanda y sala-rios) y de los parámetros tecnológicos y de preferencias. De ahí surge elprecio óptimo *

tp determinado en t. Intuitivamente, es claro que ese precioserá función de los valores futuros esperados del costo marginal real (que,en la especificación del modelo, depende positivamente del nivel de pro-ducto agregado) y del nivel general de precios. En primera aproximación,desarrollando alrededor de los niveles “naturales”, se puede obtener(Woodford, op.cit., pag.180):

*( ) log log ( ) 0nj t

j jt t jj t

E p P Y Yαβ ζ∞

=

− − − = ∑

Aquí, β es un factor de descuento y ,n

t tY Y denotan, respectivamente, losdesvíos proporcionales del producto y del producto natural respecto de va-lores estacionarios. El precio fijado en t dependería entonces de las “bre-chas de producto” esperadas. El nivel general de precios en t está confor-mado por una proporción 1-α de precios “recién revisados”, y una propor-ción α de precios que se “arrastran” del período anterior y cuyo promedio,por simetría, iguala al nivel general de precios en t-1. Como aproximación:

*1log (1 ) log logt t tP p Pα α −= − +

La fricción en el ajuste implica persistencia en el nivel de precios24, laque, a su vez, se incorpora en la formación de precios presente, que contem-pla la evolución anticipada del índice. Por medio de manipulacionesalgebraicas es posible obtener una formulación del tipo de curva de Phillips:

1( )n

t tt t tY Y Eπ κ β π += − +donde π es la tasa de inflación, y κ es un parámetro. También resulta:

(1.42)

(1.43)

(1.44)

24 Algunas formulaciones suponen que los precios que no se ajustan, en lugar de permanecerconstantes en términos nominales, se indexan a la inflación pasada; entonces habría unainercia en las tasas de variación de precios, en lugar de los niveles. Esta variante modifica dehecho la unidad de cuenta en la que “quedan fijos” los precios (véase la nota anterior).

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118 Progresos en Macroeconomía

1tt t ts Eπ υ β π += +

O sea, la tasa de inflación se puede expresar como función, además de lainflación esperada, sea de la brecha de producto, sea del desvío proporcio-nal del costo marginal real respecto de su valor estacionario (ts ): lasecuaciones (1.44) y (1.45) representan de manera alternativa el comporta-miento de la oferta agregada.

Las decisiones intertemporales de consumo-ahorro se representan demanera similar a lo descripto en la sección anterior. La “función IS”, análo-ga a la expresión (1.17), y que se deriva de las ecuaciones de Euler, puedeescribirse (en la especificación de Woodford, op.cit., pag. 243, que admite“impulsos de demanda”, atribuidos por ejemplo a variaciones del gasto pú-blico o desplazamientos de las preferencias):

( ) ( )1 1 1t t tt t t t tY g E Y g i Eσ π+ + += + − − −

La demanda agregada depende de un parámetro estocástico g, de expec-tativas respecto del nivel de ingreso/consumo futuro25 y de la tasa de interésreal ex ante (i

t denota la tasa de interés nominal, r

t sería esa tasa real). La

presencia de las expectativas implica que el nivel de demanda agregadacorriente depende no solo de la tasa de interés real percibida en el presente,sino también de la secuencia futura de tasas prevista: esto implica que elefecto de la política monetaria (vía tasas de interés) sobre el gasto operaríaen buena medida a través de su impacto en las previsiones.

Se puede definir una variable que corresponde al concepto de la “tasanatural de interés” Wickselliana (y que, como se verá enseguida, se vinculacon el “nivel natural” de producto indicado previamente):

( ) ( )111

n n nt t tt t tr g Y E g Yσ −

++ = − − −

(1.45)

(1.46)

(1.47)

25 En la interpretación de g como gasto público, y si no existe inversión, el término1 1( )tt tE Y g+ +− representaría expectativas de consumo futuro.

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 119

Entonces, si xt indica la brecha de producto, ( n

t tY Y− ), las ecuaciones(1.44) y (1.46) se pueden expresar como:

1t t t tx Eπ κ β π += +

( )1 1

nttt t t t tx E x i E rσ π+ += − − −

Estas dos ecuaciones generarían (junto con la hipótesis de expectativasracionales para la determinación de valores esperados) secuencias de la in-flación y del producto, dadas evoluciones (aleatorias) del producto y la tasade interés real naturales, en función de la evolución de la tasa de interésnominal. El sistema se cerraría con una función que determina esta últimavariable, y que se interpreta como una descripción de la política monetaria(o “regla de Taylor”, 1993):

* * *( ) ( )t t t x ti i x xπφ π π φ= + − + −

Esa función de reacción representa una política monetaria que operaelevando la tasa nominal de interés cuando se incrementan la inflación y/ola brecha del producto.

El sistema de las tres ecuaciones (1.48)- (1.50) es claramente análogo altradicional esquema IS-LM-curva de oferta agregada, con el aditamento dela dinámica de expectativas.26 Entre sus implicancias principales está que lapolítica monetaria tiene efectos reales transitorios (aun cuando sea anticipa-da, porque la existencia de precios pre-determinados por períodos posible-mente largos genera una no neutralidad); a la larga, su impacto se concentraen variables nominales. Una función de reacción como la (1.50) podría ha-cer converger a la inflación a la tasa “deseada” si es que el banco centralimplementara una respuesta suficientemente intensa de la tasa de interés ala inflación observada.27

(1.48)

(1.49)

(1.50)

26 Por otro lado, la regla de tasa de interés (1.50) reemplaza a la tradicional función LM: el modelono hace referencia a la cantidad de dinero. El punto ha sido discutido por McCallum (2001).27 Los parámetros de realimentación en la función de reacción tendrían que ser tales queeliminan senderos divergentes. Las propiedades de distintas reglas de política han generadonumerosa literatura; véase, por ejemplo, Svensson (2003), Buiter (2006), Phelps (2006).

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120 Progresos en Macroeconomía

Los modelos construidos alrededor del esquema recién visto han tenidouna amplia aplicación en el análisis y diseño de políticas de los bancoscentrales, al punto de ser contemplados como la base para una “ciencia de lapolítica monetaria” (Clarida, Galí y Gertler, 1999). Sin embargo, al margende su utilidad analítica y práctica, los modelos dejan preguntas abiertas. Lasfricciones en los precios que se postulan son elementos agregados al mode-lo de equilibrio general para conciliar la optimización por parte de las fir-mas con la ausencia de plena flexibilidad. Esta ausencia se interpreta comouna falla de mercado respecto de una situación de referencia en que habríaajustes instantáneos al modo del esquema de intercambios centralizadoscon un subastador que brinda el servicio de calcular precios. Sin embargo,cuando no valen esas condiciones de centralización en los contactos entreagentes y en la difusión de información, la existencia de firmas que mantie-nen inventarios y están dispuestas a intercambiar a precios pre- determina-dos también podría verse como un elemento importante de la organizaciónde los mercados (véase por ejemplo Clower y Howitt, 2000). La identifica-ción de los micro- fundamentos de la logística de los intercambios y de lasprácticas de formación de precios parece cuestión complicada, y no resuel-ta. Entretanto, la discusión sobre los mecanismos concretos que vinculandemanda y precios agregados no se presenta como capítulo terminado.

Por otro lado, las ecuaciones de comportamiento del modelo dependende la evolución de los valores “naturales” del producto y de la tasa de inte-rés, que son inobservables, y que en todo caso responden a procesospresumiblemente complicados: son comunes las instancias (especialmenteen economías “emergentes”) donde la identificación de niveles y tenden-cias de variables como el producto potencial aparece como debatible y suje-ta a considerable incertidumbre. Esta incertidumbre afecta a las condicio-nes de sostenibilidad de deudas (cuestión de la que hacen abstracción estosmodelos, concentrados en economías financieramente estables) y dificultala aplicación de la hipótesis de expectativas racionales. En la práctica, afalta de conocimiento acabado sobre el modelo de funcionamiento econó-mico es uno de los motivos que no permiten reducir a la gestión de política

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monetaria a la implementación de una regla mecánicamente pre-definidacomo función de observables (véase King, 2005, para una ilustrativa discu-sión del empleo de “juicio”, en conjunto con modelos analíticos, en expe-riencias contemporáneas de política monetaria; Greenspan, 2004 para unavisión de la política monetaria como “gestión de riesgos” bajo incertidum-bre sobre el comportamiento de la economía; también, Blinder y Reis, 2005).

c) Heterogeneidades y distribución de ingresos

La lógica del modelo de equilibrio general no depende del nivel de agre-gación en que se describe el sistema: ciertamente, si se mantienen las hipó-tesis generales, las propiedades de perfecta coordinación valen en un esque-ma de muchos bienes y multitud de agentes de distintos tipos.28 Con el desa-rrollo de técnicas analíticas y computacionales, ha habido un movimientohacia la elaboración de modelos más complejos, que contemplan la existen-cia de agentes heterogéneos, y estudian la dinámica de la distribución deingresos.

Un ejemplo de esta literatura (Heckman, Lochner y Taber, 1998) buscainterpretar el patrón de subas observadas en la desigualdad de ingresos la-borales, en un modelo donde individuos con diferentes habilidades tomandecisiones de inversión en capital físico y humano, y el agregado de esasdecisiones determina las remuneraciones a los factores, en conjunto conparámetros tecnológicos. Se supone que los individuos están categorizadossegún habilidades (indicadas por un parámetro θ), y que un agente activo(es decir, después de completada la escolaridad) decide sobre su consumode bienes y tenencias de capital, y también respecto de la asignación de

28 Por esta razón, las críticas derivadas de la imposibilidad de construir medidas de capital (oproducto, o empleo) agregado independientes de la estructura de precios se aplicarían entodo caso a versiones simplificadas, pero no harían mella en la construcción de equilibriogeneral en sentido genérico: ésta admite en principio tanta heterogeneidad como se quiera(por ejemplo, funciones de producción con argumentos compuestos por cantidades de insumosy bienes durables diferenciados físicamente), sin necesidad de recurrir a conceptos agrega-dos a priori.

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tiempo entre trabajo remunerado y “entrenamiento en el trabajo”, teniendoen cuenta su edad y los precios presentes y esperados de servicios de facto-res. Expresado como problema de programación dinámica:

{ },

1, 1 1, 1 1, 1( , , ) max ( ) ( , , )S

at at

S S S Sat at at at a t a t a t

C IV H K S U C V H K Sδ + + + + + += +

donde Vat es el valor del plan de consumo del individuo de edad a en el

instante t, SatH es el capital humano del agente at que ha adquirido un grado

de escolaridad S; Cat, K

at son respectivamente el consumo del agente en t y

sus tenencias de capital al comienzo del período, y SatI la fracción de su

tiempo que el individuo destina al ‘entrenamiento”. La restricción de presu-puesto es:

1, 1 (1 ) (1 )S S Sa t at t t at at atK K r R H I C+ + = + + − −

En esa ecuación se supone que el capital físico no se deprecia, y que elagente dispone de una “unidad de tiempo” dedicada al trabajo o bien alentrenamiento (de manera que el costo de oportunidad de éste está dado porlos salarios no percibidos). Las remuneraciones de los factores son r

t para el

capital físico y StR por unidad de capital humano para el trabajo con esco-

laridad S. Esa remuneración depende solo de S, pero individuos de igualescolaridad pueden tener distinto ingreso laboral por diferencias en su capi-tal humano, que depende a su vez de la edad (por la existencia de deprecia-ción) y de la inversión en entrenamiento (cuya productividad depende de la“habilidad” θ). La acumulación de capital humano se describe por:

1, 1 ( ) (1 )SS S S S Sa t at at atH A I H Hαθ σ+ + = + −

El individuo, por hipótesis, tiene que retirarse a una edad ra a< (la du-ración de vida); al principio de la vida, en a=0 toma una decisión sobreescolaridad, de manera de maximizar el valor del plan de consumo:

(1.51)

(1.52)

(1.53)

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 123

max ( )S S S

SV Dθ ε − +

donde Vs(θ) es el valor obtenido en la maximización (1.52) sujeta a (1.53) y(1.54) al comienzo de la vida por un individuo de tipo θ habiendo elegido laescolaridad S, Ds es el valor descontado de adquirir S (el modelo asumeque las restricciones de liquidez no son relevantes), y εs es la eventual utili-dad no pecuniaria (a lo largo del ciclo de vida) de tener ese nivel de educa-ción. En la solución del modelo se consideran dos valores de escolaridad: S= 1,2. Dado esto, la función de producción agregada se describe como:

donde tY es el producto, itH representa el stock agregado de capital huma-

no de tipo i, tQ es una medida del “capital humano total” y tK es el stock decapital físico agregado. Es decir que el producto se supone una funciónCES del capital físico y de un índice de capital humano, formado a su vez através de un agregador CES de las cantidades de capital humano con ambosniveles de escolaridad. Las productividades marginales que resultan de (1.55)determinan las remuneraciones de los factores.

Las soluciones del modelo están entonces descriptas a través del equili-brio donde una secuencia de remuneraciones “alimenta” a los problemas deoptimización de los diferentes tipos de agentes, y los senderos de acumula-ción de capital físico y humano resultantes generan, en el agregado, lascantidades de capital tales que las remuneraciones son las inicialmente su-puestas29. La solución y estimación-calibración de estos modelos implica

29 En el trabajo de referencia, la solución se obtiene suponiendo una trayectoria crecientedel parámetro 1-a

1 que determina la productividad del trabajo de mayor calificación. El

modelo busca definir las respuestas ante ese impulso de la acumulación de los diferentestipos de capital y, de las remuneraciones de los factores y de los salarios (las respuestas desalarios observados y de remuneraciones de la correspondiente categoría de trabajo puedendiferir debido a variaciones endógenas en el tiempo que los agentes ocupados dedican al

(1.54)

( ) 22 2

1/1 2

3 2 2( , , ) (1 )t t t t ttY F H H K a a Q a Kρρ ρ

= = + −

( ) ( ) ( )2

2 11 2

1//1 2

3 2 1 1 2(1 ) (1 )t t ta a a H a H a K

ρρ ρρ ρ = + − + −

(1.55)

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124 Progresos en Macroeconomía

ciertamente el uso de técnicas y procedimientos sofisticados; el desarrollodel instrumental respectivo ha contribuido a la difusión de aplicaciones conun grado creciente de elaboración en cuanto a las heterogeneidades queadmite la especificación y as los fenómenos distributivos o de composiciónque busca representar. En todo caso, se puede observar aquí nuevamente lalógica de la solución de expectativas racionales como punto fijo, en que unconjunto de “leyes de movimiento percibidas” (aquí, de los precios de fac-tores) induce comportamientos que validan esas percepciones en las leyes demovimiento que efectivamente siguen las variables, de modo que por construc-

ción las decisiones de los individuos serían mutuamente consistentes.

d) Crisis y equilibrios múltiples

Los fenómenos de amplios y abruptos movimientos en variablesmacroeconómicas (precios de activos, flujos o tenencias de deudas, consu-mo e inversión agregados, nivel de actividad) han generado ciertamenteinterés, especialmente en referencia la evolución de economías “emergen-tes”. La literatura sobre crisis macroeconómicas (un término que no estádefinido con precisión, pero que presumiblemente apunta a rupturas o dete-rioros apreciables y bruscos en la evolución económica) muestra una ten-sión entre, por un lado, la visión de esos acontecimientos como problemáti-cos o fuera de lo común30 y, por otro, el criterio de buscar interpretaciones

entrenamiento). Para otras instancias de modelos de equilibrio general intertemporal condesagregación de agentes, enfocados a los movimientos de la distribución de ingresos encontextos macroeconómicos, véase por ejemplo Galor y Zeira (1993), Castañeda, Díaz-Giménez y Ríos-Rull (1998), Krussell y Smith (1998), Jeong y Townsend (2003), Giné yTownsend (2003).

30 La misma semántica empleada en la literatura ( “pecado original” para designar la ausen-cia de mercados para deuda pública en la moneda del país emisor, “parada súbita” parainterrupciones o reversiones de flujos de crédito, “materia oscura” en alusión a instanciasdonde un país con pasivos netos contra el exterior tiene, no obstante, superávit en los flujosde intereses o utilidades; “muerte súbita” para señalar algunos ataques cambiarios exitosos)sugiere una imagen de hechos sorprendentes, que no encajan en una lógica de evolución“normal” y predecible.

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 125

y explicaciones de esos fenómenos en el marco convencional de la hipóte-sis de expectativas racionales. Esa tensión se ha manifestado en una dicoto-mía entre la imagen cualitativa que transmiten los modelos (aquello “sobrelo que hablan”) y la que surge al entender literalmente las conclusionesderivadas formalmente (“lo que dicen” los modelos).

Un ejemplo saliente es el que resulta del clásico modelo “de primerageneración” dirigido a analizar abandonos de sistemas de paridades fijasderivados de inconsistencias entre políticas monetarias/fiscales e intentosde fijación de tipos de cambio (Krugman, 1979). Un esquema simple, quepermite obtener una solución analítica (Flood , Garber y Kramer, 1996) sebasa en un modelo básico de oferta-demanda de dinero donde el banco cen-tral crea oferta monetaria de manera persistente a través de la extensión decrédito interno para financiar al gobierno. El pasivo del banco central estáformado por la base monetaria (M); su activo se compone de deuda pública(crédito interno, denotado por D ) y reservas en divisas, medidas en monedanacional (R). El modelo es de tiempo continuo; por hipótesis, D se incrementaa una velocidad constante, exógenamente dada:

St t t

t

M D R

D µ

= +

=&

donde StM es la oferta monetaria31 y t

t

dXX

dt≡& indica la derivada respecto al

tiempo de la variable genérica X.Por hipótesis, valen las paridades de poder de compra y de tasas de

interés (hay plena movilidad de capitales, y una oferta/demanda externa defondos perfectamente elástica a la tasa internacional de interés expresadaen divisas):

(1.56)

31 Si el tipo de cambio se incrementa con el tiempo, el banco central realiza gananciasnominales sobre sus reservas en moneda extranjera. La expresión para la oferta monetariasupone que esas ganancias dan lugar a emisión, por ejemplo vía transferencias al gobierno.El supuesto no juega un papel importante en el caso comentado en el texto.

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126 Progresos en Macroeconomía

Aquí, P,i denotan, respectivamente, el nivel de precios internos y la tasade interés local, en moneda nacional (las variables con asterisco son losequivalentes externos, denominados en divisas), S

t es el tipo de cambio no-

minal y etS& es la variación esperada del tipo de cambio. El modelo supone

previsión perfecta (con la excepción que se comenta en breve).Se postula que la demanda nominal de dinero decrece linealmente con la

tasa de interés nominal:

* *0 1 0 1 0 1( ) ( ( ))D t

t t t t t t tt

SM P a a i S P a a i S S

Sβ β= − = − + = −

&&

En la ecuación anterior se utilizó la hipótesis de previsión perfecta (im-plícitamente, al suprimir la marca de esperada en la variación del tipo decambio) y se asumieron constantes las variables externas. Por otro lado, sesupone que en cada momento las tenencias de dinero son las deseadas:

S Dt tM M= .El experimento que motiva el modelo es el siguiente. En la situación

original (antes del momento t=0), el banco central sigue una política deflotación cambiaria, es decir, no interviene en el mercado de cambios. Laoferta monetaria se expande por el crecimiento del crédito interno y lasreservas en divisas (acumuladas en el pasado a través de un proceso nodescripto en el modelo) permanecen constantes. En t=0, el gobierno decidepor algún motivo, y sin previo aviso, fijar el tipo de cambio en un valor SF

(por ejemplo, el valor de flotación un instante antes de t=0), pero sin modi-ficar el ritmo µ de creación monetaria por crédito interno. En lo inmediato,la fijación reduce la tasa de interés, porque interrumpe las expectativas ins-tantáneas de devaluación, y eso incrementa la demanda de dinero de mane-ra súbita. El exceso de demanda de dinero se satisface con un aumentoinmediato de reservas. Sin embargo, mientras dura la fijación, S

t=SF y 0tS =& ,

(1.57)

*

*

t t t

et

t tt

P S P

Si i

S

=

= +&

(1.57)

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 127

32 Un procedimiento para encontrar analíticamente el instante T dados los parámetros delproblema (véase Flood , Garber y Kramer, 1996) es definir un “tipo de cambio sombra deflotación”, V

tS como el tipo de cambio que regiría en t si hubiera una flotación y la cantidadde dinero estuviera dada por el nivel de crédito interno D

t efectivamente observado en t (lo

que se corresponde con un nivel nulo de reservas). Esto implica que, teniendo en cuenta(1.58), V

tS satisface la ecuación diferencial: 0 1V V

t t tD S Sβ β= − & . La ecuación puede resolver-

se por el método de coeficientes indeterminados, postulando 0 1Vt tS Dλ λ= + , y recordando

que tD µ=& , para dar: 120 0

V tt

DS

β µβ β

= + . Usando que, por (1.58), mientras dura la fijación

(siendo j un momento de ese lapso): 0( ) Fj j j T jM D R D T j R Sµ β= + = − − + = , la condición

V FTS S= implica: 1

0

jRT j

βµ β

− = − . En cualquier momento de la fijación los agentes podrían

precisar la “duración residual” del régimen cambiario a través de la ecuación: esa duración,resultaría, de manera intuitiva, creciente con el volumen remanente de reservas, y decrecien-te con la velocidad de incremento del crédito interno.

de modo que por (1.58) la demanda de dinero es constante, mientras que Dt

continúa creciendo y, por lo tanto (de (1.56)), las reservas disminuyen con-tinuamente desde ese instante inicial. El modelo es tal que resulta visible-mente inevitable (para el analista, para el público y, presumiblemente, parael banco central) que en algún momento se abandone la fijación cambiaria,por agotamiento de las reservas. El supuesto es que la fijación se terminacuando las reservas alcanzan un nivel “crítico” ( 0R= , para dar un valorconcreto), y que en ese momento el banco central implementa una flotación.

El supuesto de previsión perfecta post-fijación tiene consecuencias defi-nidas sobre el modo en que se produciría la transición hacia el tipo de cam-bio flotante. Esa hipótesis sería incompatible con cualquier discontinuidaden el tipo de cambio nominal en t = T, el momento de la transición. Si almomento en que el tipo de cambio pasa a flotar hubiera (sea) una deprecia-ción discreta, las tenencias de moneda nacional tendrían una pérdida realinstantánea, lo que sería anticipado, y evitado por los agentes desprendién-dose de dinero con anterioridad, lo que haría a su vez que la ruptura de lafijación se adelantara. Por lo tanto, la previsión perfecta implica que el tipode cambio de flotación en t = T sea SF, y esa es precisamente la condiciónque define la ubicación del instante T

32. A partir del inicio de la flotación,

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dado que el crédito interno seguiría aumentando, el tipo de cambio seincrementaría gradualmente. En t = T, entonces, no habría discontinuidaden el nivel del tipo de cambio, pero sí en su tasa de variación, que pasaríainstantáneamente de cero a un valor positivo. Consecuentemente, habría unaumento discreto de la tasa de interés nominal “instantánea” (o sea, delcosto de oportunidad de mantener dinero) entre “un momento antes” delabandono de la fijación y el momento inmediatamente posterior. Por (1.58),en t=T se observaría una reducción discreta en la demanda (real y nominal)de dinero, que se correspondería con una caída abrupta de la oferta moneta-ria “inmediatamente” antes de la salida del tipo de cambio fijo, a través deuna disminución discontinua en las reservas del Banco Central.

En la interpretación usual, el abandono del tipo de cambio fijo que des-cribe el modelo se asimila a una crisis, y el brusco decremento de reservas aun “ataque especulativo”. La terminología parece aludir a acontecimientossorpresivos, que de algún modo perturban los planes de los agentes. Sinembargo, el modelo dice otra cosa. La caída de reservas se produce en lamagnitud y el momento previstos desde t = 0: el ataque no conlleva ningúndramatismo, ni tiene elementos especulativos (en el sentido de apuestas deresultado incierto): todos los agentes actúan sobre seguro, del modo en quetodos siempre supieron que lo harían desde el mismo instante en que co-menzó la flotación.

Por otro lado, el ajuste de la demanda de dinero vía compra de divisas esparte del mecanismo que evitaría “saltos” de tipo de cambio y pérdidas decapital sobre las tenencias de dinero en t = T. La lógica del modelo indicaque, desde el instante de la fijación del tipo de cambio en t = 0, todos loscontratos hechos hacia adelante incorporan la certeza del abandono de laparidad en el preciso momento T, y la flotación posterior: si hay compromi-sos acordados antes de T que vencen después de esa fecha, la tasa de interésrelevante tendrá en cuenta la ruptura de la fijación cambiaria tal y comoocurre. Si esa fuera una crisis, sería una que ni sorprende, ni altera planes, niafecta contratos o redistribuye riqueza. Por contraste, esos efectos sí apare-cen en t = 0, momento que el modelo trata como simple punto de partida del

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experimento, y que no se sujeta a un análisis especial. La modificación“arbitraria” de la flotación previa y su reemplazo por una fijación cambiariaimplica que, si los agentes venían actuando “como si” tuvieran la previsiónperfecta de que el régimen previo duraría para siempre, sus planes no pue-den cumplirse: por ejemplo, algunos deudores, que tomaron obligacionescon vencimiento posterior a t = 0 confiando en que los precios seguirían enaumento, posiblemente enfrentarían dificultades en atender los pagos antela sorpresa de una desinflación, siquiera transitoria.

Desde esta perspectiva, la crisis estaría más en el instante del quiebreinesperado de políticas al iniciar la fijación que en el momento (plenamenteanticipado desde t = 0 bajo las hipótesis del ejercicio) en el que“obligadamente” se abandona la fijación. Si un modelo de ese tipo ofrece,como lo hace, un esquema intuitivo de un fenómeno interesante, es posible-mente porque en la interpretación de los resultados “no se toma al pie de laletra” a los supuestos (en este caso, previsión perfecta) que, en ciertasformulaciones, se presentan como la marca de corrección metodológica desu construcción, y que de hecho chocan con la descripción de los fenóme-nos que motivan el análisis.

Los fenómenos de corrida o crisis han sido uno de los campos de aplica-ción de modelos con equilibrios múltiples, que pertenecen a una ampliafamilia de argumentos cuyo punto en común es la existencia de efectos de“complementariedad estratégica”. Una formulación simple y genérica(Cooper y John, 1988) parte de considerar derrames e interacciones entrelos problemas de decisión de un conjunto de agentes. Sea, por ejemplo, unainstancia donde la utilidad de un agente depende de la intensidad de unaacción del propio agente (medida como una variable continua), y de lasacciones de los demás (por simplicidad, resumidas en la “intensidad media”de esas acciones): ( , )i

iiV V e e−= , donde, para tratar un caso simétrico, sesupuso que las funciones de utilidad son iguales para todos los individuos,Vi, e

i denotan respectivamente utilidad y acción del individuo i, y ie− es el

valor medio de las acciones de los otros agentes, exceptuando a i. Si V1, V

2

indican derivadas parciales respecto de cada argumento, 2 0V > indica la exis-tencia de derrames positivos, en que un agente se favorece por un mayor

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130 Progresos en Macroeconomía

“esfuerzo” del conjunto de los demás. La optimización individual, que ig-nora los efectos sobre los otros agentes, viene dada por una condición

1 ( , ) 0ii iV e e− =% , donde ie% representa la acción óptima, dadas las acciones de

los otros. De esa condición resulta una función de reacción (que se suponeunívoca): ( )i ie f e−=% . Un equilibrio de Nash simétrico es un valor *e queconstituye un punto fijo de la función de reacción33.

En este contexto, hay complementariedad estratégica en las conductasde los agentes cuando un individuo tiene incentivos para intensificar si lo

hacen los otros, es decir, si la función de reacción es creciente. Se puede ver

que este es el caso si la derivada parcial cruzada 21i i

VV

ee−

∂ ∂≡ ∂∂ es positiva, o

sea si la utilidad marginal de la acción de un agente aumenta con la intensi-dad de la acción de los otros.34

La existencia de complementariedad estratégica permite (aunque no im-plica necesariamente de por sí) que haya múltiples equilibrios de Nash si-métricos. La intuición es que si un incremento de la acción promedio ieaumenta en una magnitud apropiada el valor óptimo de la acción ie% del indi-viduo remanente, es posible que ese incremento se “auto-valide”, porquesubas simultáneas en la intensidad de la acción de todos los agentes hacenque cada uno individualmente esté satisfecho con mantener el mayor nivelde e

i. Estos diversos equilibrios se corresponden con distintos niveles de

bienestar: por caso, si los derrames son positivos, son preferibles los esta-dos con mayores niveles de la acción e. Es decir, existen equilibriossubóptimos (respecto de otros alcanzables aun cuando no se internalicenlos derrames).

33 La existencia de derrames (positivos o negativos) implica que el equilibrio es subóptimo:el óptimo (simétrico, suponiendo igual ponderación para la utilidad de cada agente) vendríadado por e** que satisface: V

1 (e** , e** ) + V

2 (e** , e** ) = 0, o sea un estado donde en la deter-

minación del valor de e se han internalizado los derrames.

34 La complementariedad estratégica se refiere al efecto de ie− sobre la “productividad delesfuerzo” ie , y difiere, formalmente y conceptualmente, del derrame, que refleja el impactode ie− sobre el nivel de utilidad. En principio, puede haber, por ejemplo complementariedadestratégica con derrames negativos.

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 131

La naturaleza de los equilibrios múltiples es tal que, por construcción,ningún individuo tiene motivación para cambiar su conducta si el sistemase encuentra allí, pero hay varios estados en que las acciones son compati-bles entre sí, y cuya realización depende (para bien o para mal) de algúntipo de “elección colectiva”, aunque descentralizada. Es decir, hay variosconjuntos posibles de expectativas racionales, o sea de anticipaciones uná-nimemente sostenidas por todos los agentes, y que ellos “auto-validan” através de sus comportamientos. Cuando, por ejemplo, el sistema admite dospotenciales equilibrios, * *

1 2,e e , si todos los actores creen firmemente quetodos los demás ejecutarán *

1e , todos elegirán esa acción. Esto valdría aun-que el posible equilibrio *

2e generara mayor utilidad para todos los agen-tes. Con las expectativas enfocadas sobre un estado como *

1e , el conjun-to de conductas individualmente racionales y mutuamente consistentesinducidas por esas previsiones produce resultados indeseables. Se podríadecir que el sistema está en una “trampa”, inducida por un tipo de falla decoordinación.35

Estos equilibrios múltiples y esta clase de fallas de coordinación se pue-de encontrar en contextos muy diferentes, desde la vida cotidiana (dos per-sonas que tienen interés en encontrarse pueden terminar no haciéndolo si,por algún motivo, ambas se convencen de que la otra no irá) hasta potencia-les efectos de “gran empuje” o “trampa de pobreza” en el desarrollo econó-mico (Rosenstein-Rodan, 1943, Azariadis y Drazen, 1990). En el campo dela macroeconomía, los argumentos que exploran estas posibilidades hansido de variado tipo. Por ejemplo, algunos modelos han propuesto a las“externalidades de mercado denso” (la probabilidad de encontrar una con-trapartida para un intercambio crece con la cantidad de agentes que partici-pan en el mercado y, por lo tanto, el incentivo a producir bienes aumenta

35 Como se mencionó (nota 12), el término “falla de coordinación” puede aludir a dos fenó-menos distintos: uno, como el recién descripto, en que los agentes generan un resultadocolectivamente desfavorable, aunque sus conductas individuales son todas óptimas, dado loque hacen los demás; el segundo tipo se referiría a instancias donde los comportamientosson inconsistentes entre sí, o sea que, en conjunto, no determinan un equilibrio de Nash.

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cuanto mayor es el número de agentes que producen, porque así disminu-yen los costos de búsqueda) como mecanismo que podría racionalizar laexistencia de equilibrios con diferentes niveles de empleo (Diamond, 1982,Howitt y McAffee, 1992). En un esquema (análogo al comentado en unasección anterior) de fijación de precios bajo competencia monopolística y“costos de menú” para variaciones de precios nominales, Ball y Romer (1987)han sugerido una interpretación de “pegajosidades” de precios como fallasde coordinación (una firma no tendría incentivos para incurrir en los costosde menú y modificar precios ante un cambio de demanda si las demás fir-mas no lo hacen, pero ajustaría si las otras actuaran también así). La posiblemultiplicidad de equilibrios de Nash aparece de manera prominente en elanálisis de corridas bancarias (véase por ejemplo, Diamond y Dybvig, 1983,con un argumento distinto, Allen y Gale, 2000). Asimismo, las multiplici-dades se han considerado dentro de contextos de “juegos de política econó-mica” (donde las decisiones públicas se representan como respuestasoptimizadoras, dada una función objetivo), en discusiones de “crisis de li-quidez” en el financiamiento público (Calvo, 1988) y en “modelos de se-gunda generación” de rupturas de fijaciones cambiarias.36

Los modelos de equilibrios múltiples enfatizan efectos de interacción deconductas y expectativas entre agentes, intuitivamente plausibles y poten-cialmente relevantes para la interpretación de fenómenos de muy diferentenaturaleza. Al mismo tiempo, esos modelos plantean preguntas de índolepráctica y analítica. Hay una amplia variedad de imaginablescomplementariedades estratégicas en contextos macroeconómicos: más queestablecer posibilidades generales de que existan equilibrios múltiples dealgún origen, el problema sería definir en casos específicos los mecanismos

36 Por ejemplo, Sachs, Tornell y Velasco (1996) sugieren la existencia de casos donde expec-tativas de estabilidad cambiaria tendrían como respuesta del gobierno un mantenimiento dela paridad mientras que, para un mismo conjunto de “fundamentos” fiscales, expectativas dedevaluación también serían validadas porque, al incorporarse en la tasa de interés nominal,el gobierno preferiría pagar el costo de devaluar antes de elevar los impuestos tanto comoharía falta para servir su deuda a la muy alta tasa real de interés que se observaría si preciosy tipo de cambio permanecen inalterados.

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capaces de tener concretamente consecuencias relevantes. Por otra parte, siel sistema se ubica en uno de múltiples equilibrios, es que se ha establecidouna unanimidad tal que se concentran en ese estado las previsiones y com-portamientos de los agentes que, en un contexto macroeconómico, formanun conjunto numeroso, y actúan sin comunicación directa. Queda por defi-nir cómo se establece esa unanimidad (en particular, porque la duda de cadaindividuo sobre a qué equilibrio apunta el conjunto de agentes parece unaposible fuente de incertidumbre y de error en las decisiones), y por qué, sihay un “punto focal”, este se fija en uno particular de los equilibrios y no enotros posibles.

En todo caso, si se postula que los estados alcanzados por el sistema sonsiempre equilibrios (o sea, las posibles inconsistencias son irrelevantes) y,al mismo tiempo, se representa a la selección de un equilibrio como capazde definirse o modificarse arbitrariamente (de repente, los agentes estable-cen o cambian su conducta al mismo tiempo se representa a la selección deun equilibrio como capaz de definirse o modificarse arbitrariamente (“derepente, los agentes establecen o cambian su conducta al mismo tiempo deforma tal que se verifica un determinado equilibrio”) surge una complica-ción referida a la posibilidad lógica de decisiones “racionales”, si es que(como ocurriría en variedad de circunstancias) el resultado de esas decisio-nes depende del estado observado en un momento posterior. Sea, para ilus-trar, una situación con dos acciones posibles (a

1, a

2) y dos estados futuros

posibles * *1 2( , )e e , con las características de los equilibrios múltiples

descriptos, y donde la utilidad de un agente es *( , )i iV a e ; la acción 1 (2)sería optima si se espera que el estado futuro sea * *

1 2( )e e .37 Ahora bien, si noexiste un conjunto de números que definan “probabilidades objetivas” de

37 Por ejemplo, si se espera que un banco solvente esté (no esté) sujeto a una “corrida auto-generada” sería conveniente no depositar (depositar); si un gobierno prevé que una eventualfijación cambiaria será derribada por un ataque como en Sachs et al. (op.cit.), preferiría noensayar la política; si un deudor sabe con certeza que si toma una deuda de corto plazo seenfrentará a una interrupción de crédito y deberá incurrir altos costos por ello, decidiría nocontraer la obligación.

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134 Progresos en Macroeconomía

38 El término de mancha solar alude a la hipótesis de Jevons (1875), según la cual los ciclosde actividad solar influirían sobre la actividad económica a través de sus efectos sobre elclima. Irónicamente, en esa referencia original, esas variables no son “extrañas” a la estruc-tura básica del sistema, porque sus efectos se suponen de tipo físicamente fundamental (a lamanera de impulsos de productividad).

39 Una instancia referida al caso cotidiano del encuentro entre dos personas sería aquella enque, si bien la matriz de pagos del juego (las utilidades derivadas de ir-no ir dependiendo deque el otro individuo vaya o no vaya) no depende del clima, ambos agentes operen según elcriterio “voy si y solo si llueve”. El hecho, extraño a los “fundamentos” de la interacción, deque llueva o no llueva, hace que el encuentro ocurra o no. Conviene notar que, ahora, laprobabilidad de encuentro puede establecerse “objetivamente”, y hay una razón específicapor la cual los agentes ejecutan, como de manera concertada, una acción u otra.

ambos estados, no es posible determinar sin ambigüedad una utilidad espe-rada sobre la cual se efectuaría la maximización de cada agente. En la hipó-tesis de que no hay un patrón conocido en la futura selección de equilibrios,los individuos deben decidir en condiciones de ignorancia (el supuesto secontradice con la posibilidad de expectativas racionales), y no hay manerade establecer a priori si una acción es o no óptima. Es decir que, interpreta-da esta forma, no es que la posibilidad de equilibrios múltiples permita re-conciliar a la racionalidad de decisiones y expectativas en el sentido usualcon fenómenos de ruptura súbita e “inmotivada”, sino que una cosa se opo-ne categóricamente a la otra.

La literatura ha introducido la noción de “manchas solares” para anclarla probabilidad de diferentes estados de equilibrio (o senderos de equilibriointertemporal). En este contexto, una mancha solar es una variable aleatoria(tal vez, aunque no necesariamente, una de las variables observables quedeterminan “fundamentalmente” la evolución del sistema38), que opera comoun elemento de focalización de expectativas (véase, por ejemplo, Cass yShell, 1982, Woodford, 1990). La hipótesis es que (todos) los individuoscondicionarían su conducta a la realización de la mancha solar39. Esto haríaposible que los agentes, en la medida que conozcan la distribución de pro-babilidades pertinente, decidan con expectativas racionales; en realidad, unavez que se establece la mancha solar los procesos que determinan las even-tuales transiciones entre estados están plenamente especificados, y esas tran-

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 135

siciones no resultan “sorprendentes” salvo como la realización de un shockentre otros que influyen sobre el sistema. Sin embargo, se genera una pre-gunta ulterior. En general, el espacio de potenciales manchas solares puedeconsiderarse enorme (por no decir infinito), porque lo único que hace faltapara que una variable con propiedades adecuadas funcione como tal es que(todos) los agentes crean firmemente que así operará la determinación delestado observado. Claramente, surge entonces la cuestión de cómo logranlos agentes “ponerse de acuerdo” (sin comunicación explícita, en principio)para observar y responder a una en particular dentro del conjunto de varia-bles aleatorias que podrían elegirse como manchas solares. Esto implicaríapreguntarse cómo ocurre el proceso de interacción social por el que se pro-pagan y difunden comportamientos y expectativas en una población (véase,por ejemplo, Brock y Durlauf, 2006a, Epstein, 2001).

Si la aparición de equilibrios múltiples se enfoca como una consecuen-cia de procesos de razonamiento de los agentes acerca de la conducta de losdemás, surge que se requiere la hipótesis de conocimiento común sobre losfundamentos del sistema y el equilibrio seleccionado. El agente individual(i) espera un determinado estado (s) porque espera que los demás actúen deforma de generar ese estado, pero eso implica que i espera que los otrosagentes anticipen el estado s (o sea, que forma “expectativas de primer or-den” sobre las expectativas de los demás), pero para que i crea que esosotros tengan esas previsiones, debe creer que ellos creen que, en conjunto,las expectativas se forman en s, y así de seguido.40 Es decir, en el equilibrio,todos creen que todos creen que todos creen (etcétera) que el sistema seencontrará en s.

40 La idea de que el comportamiento depende de (expectativas (de expectativas (de expecta-tivas (de expectativas (…………))))) está asociada con el famoso experimento del “concur-so de belleza” (votar por una fotografía entre varias, con un premio sorteado entre los votan-tes de la foto más votada) que Keynes (1936) describía como análogo a lo que ocurre enmercados financieros. La evidencia experimental (Duffy y Nagel, 1997), sugiere que lossujetos que participan en juegos de ese formato razonan con una “profundidad” de unaspocas iteraciones (creo que creen que creen...).

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Se ha indicado (Morris y Shin, 1998) que, en el contexto de un modelosobre ataques cambiarios, un pequeño grado de incertidumbre “fundamen-tal” puede inducir unicidad del equilibrio, aunque haya múltiples equili-brios en la hipótesis de equilibrio común. El supuesto es ahora que cadaagente recibe una señal imprecisa sobre los fundamentos (en el caso men-cionado de política cambiaria, esos fundamentos se referirían por ejemplo ala secuencia de variables monetarias y fiscales). Aquí, además de la incerti-dumbre generada por la señal que recibe personalmente, cada individuocarece de certeza sobre lo que saben los demás. No hay conocimiento co-mún sobre los fundamentos. Pero la información propia informa sobre loque probablemente creen los demás, y sobre expectativas de orden superior.Ese tipo de razonamiento conduce a que el agente condicione su conducta(aquí: comprar divisas o no) unívocamente a su señal, y que exista un valordefinido de la “variable fundamental” que divide el comportamiento delsistema (en el esquema de referencia, entre “paridad sostenida” y “paridadabandonada”). El resultado se basaría en un cálculo no trivial por parte delos actores, que efectúan inferencias acerca de las posibles inferencias (einferencias de orden superior) de los demás, en base a la señal que recibenindividualmente, y con conocimiento común (en este punto sí) sobre lasdistribuciones de probabilidad relevantes y los procesos de razonamientoque emplean los agentes.

Aquí nuevamente se plantea la pregunta sobre la representación de losmecanismos de decisión de los agentes (y de su identificación, o no, con lalógica que emplea el analista). La existencia de múltiples posibles puntosfocales para conductas y expectativas en instancias de relevancia económi-ca es una cuestión importante, para el análisis y en la práctica.41 En todocaso, parece un tema abierto definir cómo (y hasta qué punto) se establecela coordinación cuando hay efectos apreciables de interdependencias de

41 Esto vale más allá de la macroeconomía. Por caso, Binmore (2005) argumenta que crite-rios sociales de equidad (fairness) se pueden interpretar como mecanismos de coordinaciónen contextos donde pueden existir multiplicidades de equilibrios.

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 137

expectativas; esta es una preocupación tradicional, con un eco en la recienteliteratura sobre esquemas de aprendizaje (véase la sección siguiente). Elreconocimiento de que la coordinación no ocurre de manera automática(sea en un equilibrio único, sea en uno de los equilibrios posibles si hayvarios) implica reconocer la relevancia de potenciales inconsistencias enlos comportamientos. Esto parece especialmente pertinente para analizarfenómenos de crisis macroeconómica, una de cuyas características obser-vables es que, de una manera u otra, grandes conjuntos de agentes percibenque ha habido “promesas rotas”, que invalidan planes o decisiones formula-dos previamente, y que se manifiestan en particular en rupturas contractua-les (véase Leijonhufvud, 2003, Heymann, 2006).

4. Alternativas analíticas

En sus diferentes variantes y extensiones, los modelos intertemporalesde equilibrio general han dado lugar a una extensa literatura. El campomuestra actividad en la construcción de modelos formales, el contraste conla evidencia empírica y las aplicaciones con fines de política económica.Así como esa producción es útil, también existen limitaciones apreciables.El análisis de equilibrio general con expectativas racionales, por sus pro-pias hipótesis, difícilmente coexiste con experimentos conceptuales dondese alude a perturbaciones que modifican parámetros sea por motivosexógenos, sea por acciones de política económica, salvo que se supongaque esos desplazamientos resultan de extracciones de distribuciones de pro-babilidades que los agentes conocen. Si bien en sus orígenes la respuesta dela economía ante “cambios de régimen” se consideró como una manera devalidar la hipótesis de expectativas racionales (especialmente en relación ala “crítica de Lucas”, 1976, a los modelos macroeconométricos más tradi-cionales), cambios de régimen y expectativas racionales parecen contradic-torios entre sí.

El esquema de optimización con expectativas racionales representa unsistema que opera como un mecanismo de relojería (estocástico) en el que

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los planes contingentes de los individuos se implementan y, si se mantienenlos supuestos, no podría haber lecciones que extraer de la experiencia paralos individuos que habitan la economía, ni decisiones de política económicaque modifiquen funciones de reacción previamente dadas por ciertas y per-manentes por los agentes. Al mismo tiempo, tanto la identificación de lec-ciones como la realización de experimentos de política económica son,naturalmente, parte importante de la motivación para elaborar modelos.En esos experimentos analíticos sobre alternativas de política, resultanatural preguntarse cómo funcionaría la economía una vez que las con-ductas privadas se han adaptado al comportamiento de la política eco-nómica. Pero esa adaptación significa en algún punto “desaprender” loque se tenía antes por sabido, es decir el esquema previo de política. Latensión suele resolverse “suspendiendo”, informalmente, la hipótesis de ex-pectativas racionales en algún punto del análisis o de la interpretación deresultados.

Ese procedimiento puede tener utilidad como heurística, pero no califi-caría como riguroso. En contraste con la expresión usual, tal vez sea queexpectativas racionales es una hipótesis que en ciertas condiciones resultade utilidad en la práctica, pero no funciona en teoría.

Por otro lado, la literatura suele asociar sin discusión los “micro funda-mentos” con la derivación del modelo a partir de formalismos deoptimización aplicados sobre un número reducido de agentes, en el límite,uno solo. En todo caso, no es claro que resulte útil y necesario adoptaresa práctica como criterio metodológico irrestricto. Si en algún gradode aproximación los agregados macroeconómicos permiten una repre-sentación de ese tipo, ese sería un fenómeno a explicar, o “micro funda-mentar”, de modo análogo a la pregunta de por qué a los efectos de ciertosexperimentos un objeto macroscópico se puede considerar como una uni-dad homogénea, cuando de hecho está compuesto de muchos elementos eninteracción.

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a. Aprendizaje y conducta

La proposición de expectativas racionales se puede ver como referida aestados donde los agentes han completado un proceso de adecuación al en-torno (entorno que ellos mismos contribuyen a definir), tal que su compor-tamiento está en correspondencia con la evolución efectiva del sistema don-de actúan (Lucas, 1986). En todo caso, eso los dejaría generalmente enmejor situación que un analista, que debe manejarse con inferencias a partirde un número finito, y tal vez no muy grande, de datos.42 Sea por ejemplo elcaso simple en que, de algún modo, se sabe que una variable aleatoria vienedada por un shock no auto- correlacionado sobre un valor medio constante:

t tx a ε= + . Entonces: por hipótesis, un agente con expectativas racionalesfijaría en el instante t sus expectativas sobre el valor de la variable en t+1como: 1 1

et t tx E x a+ += = , donde a es el verdadero valor medio de x. Ningu-

na observación futura sobre las realizaciones de la variable modificaría eseesquema de formación de expectativas, porque el parámetro a es el queefectivamente describe al proceso generador. El aprendizaje, si lo hubo,está concluido, y el agente lo sabe.

En cambio, un agente, o analista, que, aunque conozca la forma del pro-ceso, solo cuente con observaciones a partir del momento j= 1, tiene quebasar su expectativa sobre una estimación ta (donde el subíndice denotaque se trata de una medida tomada en t, en función de los datos entoncesdisponibles), que aquí vendría dada simplemente por la media muestral:

11

1 te

tt t jj

x a xt+

=

= = ∑Esa expectativa depende de los valores observados, y variará con el tiem-

po. Es posible expresar a ta de manera recursiva:

( )1 11

t t tta a x at

− −= + − (1.60)

(1.59)

40 El punto ha sido señalado con nitidez por Sargent (1993) y Evans y Honkapohja (2001);los comentarios siguientes se basan en estos trabajos, y especialmente el último mencionado.

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140 Progresos en Macroeconomía

La expectativa óptima del agente tiene aquí una forma “adaptativa”, es de-cir, se actualiza de acuerdo con los errores de previsión, con un “coeficientede adaptación” que disminuye proporcionalmente con la longitud de la muestrade datos. La intuición de esto es que, a medida que transcurre el tiempo, y seobtienen nuevas observaciones sobre un proceso que (se supone) no se modifi-ca, va disminuyendo el contenido de información adicional sobre el valordel parámetro a estimar: en el límite de un número infinito de observaciones,todo lo que aporta un nuevo dato se refiere únicamente a la realización delcomponente aleatorio de la variable. En todo caso, en tiempo finito, el observa-dor sigue en instancia de modificar adaptativamente su estimación.

Análogamente, en una regresión de cuadrados mínimos, 't t ty xβ ε= +

(con β,x vectores de parámetros y variables independientes, respectivamen-te), la tradicional expresión del estimador ( ) 1' '

t t t t tX X X yβ−

= 43 se puedereformular (Evans y Honkapohja, op. cit., pag. 33) como:

1 '1 1

'1 1

1( )

1( )

tt t tt t t

t t tt t

R x y xt

R R x x Rt

β β β−

− −

− −

= + −

= + −

Se ve que esto también implica revisar los parámetros previamente esti-mados en función de la discrepancia entre el dato actual de la variable de-pendiente y el valor “previsto” según la ecuación que utiliza los valoresanteriores de los coeficientes, con una “ponderación” de los sucesivos erro-res que disminuye linealmente con el período transcurrido desde el iniciode las observaciones44. Es decir que el procedimiento de formular expecta-

43 Aquí, β,x denotan vectores (columna) de parámetros y variables independientes, respecti-vamente, µ tβ es la estimación del vector de parámetros con datos hasta t y '

1( ,...., )t tX x x= esla matriz formada por los vectores de observaciones sucesivas de las x.

44 El coeficiente 1/t aplicado a los términos de error hace de este algoritmo una instancia delos estimadores “con coeficiente de ganancia decrecientes”, en los que esos términos ven-drían multiplicados por alguna función del tiempo γ

t. La forma en que el coeficiente de

ganancia depende del tiempo influye sobre el ritmo de “depreciación” de los sucesivosdatos a efectos de su contribución al re-cálculo de los parámetros del modelo de formaciónde expectativas.

(1.61)

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 141

tivas a partir de una regresión cuyos parámetros se recalculan al recibirnueva información sería un tipo de aprendizaje adaptativo, donde ese apren-dizaje se refiere a coeficientes que miden el impacto de variables indepen-dientes (mientras que, en el caso de las expectativas adaptativas clásicas, esel valor esperado que se expresa directamente como función lineal del error,sin introducir otras variables).

La noción del “agente como econometrista” llevaría a suponer que lasexpectativas se determinan a través de la estimación de un modelo especifi-cado de algún modo. Ese planteo abre preguntas sobre cómo se definirían esasespecificaciones y, en particular, sobre cómo conjeturan los agentes las expec-tativas de los demás porque, en general, estas influirán sobre la variable que elindividuo pretende proyectar. Sea, por ejemplo, un esquema donde se buscaproyectar una variable p que, en los hechos, es generada por el siguienteproceso (cuya forma puede resultar como forma reducida de un esquema detipo telaraña, en que la oferta de un bien depende de expectativas previamenteformadas sobre el precio; véase Evans y Honkapohja, op.cit., cap.2):

'1 1( )e

t t t t tp p wµ α δ η− −= + + +

donde 1e

t tp− es la “expectativa media del mercado” formada en t-1, wt-1

esun vector de variables observables en t-1 (que en un contexto de tipo tela-raña representarían factores de desplazamiento de las curvas de oferta ydemanda) y η

t es un shock aleatorio. Un individuo, indicado por i, que

conociera la forma de ese proceso, basaría su previsión en el valor esperadoque resulta de (1.64), o sea:

'1 1 1 1( ( ) )i ie ee

t t t t t tp p wµ α δ− − − −= + +

aquí 1 1 1, ( )i ie eet t t t tp p− − − señalan, respectivamente, la expectativa en t-1 del in-

dividuo i acerca de pt y la percepción de ese agente sobre la expectativa

media que está siendo simultáneamente determinada por los otros actoresrelevantes. En la hipótesis de que existe conocimiento común del modelo (osea que, del modo comentado antes, cada individuo sabe con seguridad quetodos demás conocen el modelo y saben con seguridad que los otros cono-

(1.62)

(1.63)

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142 Progresos en Macroeconomía

cen el modelo, etc.), el agente representativo (R) supone que sus expectati-vas coinciden con las expectativas promedio, y resulta la previsión de ex-pectativas racionales:

( ) 1 1 '1 1(1 ) (1 )e R

t t tp wα µ α δ− −− −= − + −

donde se ve que cambios en las variables w tienen su efectos “multiplica-dos” por sus repercusiones sobre las expectativas de expectativas. A su vez,con esas expectativas, la secuencia de precios definida por (1.62) sería:

1 1 '1(1 ) (1 )R

t t tp wα µ α δ η− −−= − + − +

Eso verifica que efectivamente las expectativas (1.64) se correspondencon el proceso generador de datos (1.65). En todo caso, bajo condiciones deaprendizaje, aun cuando un individuo conozca la forma general de la fun-ción (1.62), debe usar algún procedimiento para estimar los valores de losparámetros “fundamentales” (µ, α, δ) y, además, determinar cómo tratará alhecho de que los otros agentes están ellos mismos envueltos en la forma-ción de expectativas y, presumiblemente, también en aprendizaje. El pro-blema de cómo abordar el “aprendizaje sobre el aprendizaje de los demás”introduce complicaciones tanto para el analista como para los agentes. Unamanera de representar potenciales esquemas de formación de expectativasimplica suponer una heurística tal que el agente presume que la variable deinterés está determinada unívocamente por los “impulsos fundamentales”que operan sobre el sistema (postulando que conoce exhaustivamente cuá-les son esos impulsos), y que usa estimadores para los parámetros. La ley demovimiento percibida (LMP) sería entonces:

'1 1 1 1

et t t t tp a b w− − − −= +

donde se obvió una referencia a la identidad del individuo que formula laexpectativa porque se supondrá que todos actúan de igual modo. Se ve quela especificación de (1.66) es similar a la del proceso de expectativas racio-nales (1.65); ambas coinciden si las previsiones se basan en los verdaderos

(1.64)

(1.65)

(1.66)

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 143

valores de los parámetros. En este contexto, la convergencia a expectativasracionales se asociaría a una dinámica de actualización de los coeficientestal que:

1

1

lim (1 )

lim (1 )

TT

TT

a

b

α µ

α δ

→∞−

→∞

= −

= −

En todo caso, la LMP dada por (1.66) genera (reemplazando en (1.62))una ley de movimiento realizada (LMR):

' '1 1 1( )t t t t tp a b wµ α α δ η− − −= + + + +

En general los coeficientes at-1

, bt-1

serán funciones complicadas de valo-res pasados de las variables p, w45;La especificación del esquema de expec-tativas (1.66), entonces, no refleja bien la LMR mientras el sistema no seencuentra en un estado de expectativas racionales. Esto vuelve a expresar elpunto acerca de la realimentación del proceso de aprendizaje “colectivo”sobre la ley de movimiento que se pretende identificar. En la transición, porlo tanto, esa realimentación haría que, aun cuando se supongan conocidospor los agentes los determinantes fundamentales de la variable, las expecta-tivas tendrían “sesgos sistemáticos”, pero de un carácter no trivial, y noresolubles de manera obvia.

Por otro lado, los modelos “estadísticamente no rechazados” pueden serdistintos entre sí.46 La incertidumbre sobre el modelo de funcionamiento

(1.67)

(1.68)

45 Esto se aplicaría, por ejemplo, al caso en que las expectativas se basan en un algoritmo demínimos cuadrados aplicado sobre una ecuación especificada como 1't t tp a b w ς−= + + , enque el agente operaría como si estuviera estimando coeficientes que se han mantenido fijosa lo largo del tiempo.

46 Se ha propuesto (Evans y Honkapohja, 2001, Branch y Evans, 2006, Branch, 2006) uncriterio por el cual la consistencia de las expectativas con los datos se definiría a través de un“equilibrio restringido de percepciones”, tal que el conjunto de modelos admisibles es elformado por aquellos cuyos errores de estimación no están correlacionados con las varia-bles independientes, y en el que las expectativas pueden basarse en una especificación erró-nea, pero la información disponible no lleva a que el respectivo agente lo detecte.

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del sistema de interés ha generado atención, particularmente en el análisisde política económica, por la relevancia de considerar la robustez de laspropiedades de los criterios de administración de instrumentos ante varia-ciones en la especificación de los modelos de comportamiento47 (véase, porejemplo, Hansen y Sargent, 2001, Brock y Durlauf, 2006b).

Los efectos de aprendizaje introducen de por sí elementos históricos enel análisis, porque el comportamiento del sistema depende de percepcionesde los agentes, que van variando a medida que ellos interpretan los datosque reciben y los incorporan en sus esquemas de previsión. El ejemplo re-cién comentado ilustra esa dependencia temporal a través de la variación delos coeficientes de la LMP según las observaciones efectivamente registra-das, y también implícitamente a través de la definición de la muestra dedatos, si es que ésta refleja la presunción de que el proceso generador de losdatos “arranca” en un punto, y que información previa no sería relevante.48

47 Un tema que surge cuando el analista reconoce que hay diversos modelos potencialmenteutilizables como generadores de expectativas y de experimentos de política es cómo especi-ficar la noción de consistencia con el modelo al representar las expectativas de los agentes.Si, por ejemplo, un ejercicio de estudiar alternativas de política económica se lleva a cabo apartir de varios modelos, en cada uno de los cuales se supone que los agentes basan susprevisiones en los resultados derivados de extrapolaciones empleando ese modelo indivi-dual, esos agentes no tendrían expectativas racionales en la medida en que el analista tengarazón al asignar plausibilidad a los otros modelos. En todo caso, si el agente que habita unode los modelos tiene un esquema de previsión óptimo, aquellos que, por hipótesis, “creen”en que las demás especificaciones tienen alguna perspectiva de validez (incluyendo al analista)estarían sujetos a sesgos sistemáticos.

48 La posibilidad de cambios estructurales o variaciones de los parámetros en el modeloempleado para formar expectativas puede motivar la utilización de algoritmos de aprendiza-je “de ganancia constante” en los que los parámetros se revisan usando el mismo coeficientede respuesta al error de pronóstico corriente, independientemente de la cantidad de observa-ciones anteriores. Se ve que, en comparación con los esquemas con “coeficiente de ganan-cia decreciente”, los de ganancia constante mantienen la intensidad de aprendizaje, lo cualpermite captar cambios sistemáticos que ocurren a lo largo del tiempo en el sistema a pro-yectar y, recíprocamente, genera volatilidad excesiva en las previsiones si el proceso novaría, porque trata como señales significativas a lo que en este caso serían puramente pertur-baciones aleatorias. Véase Evans y Honkapohja, op.cit., esp. cap. 13.

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De cualquier manera, el aprendizaje genera evolución en los comportamien-tos, y los hace depender del conjunto de experiencias acumuladas y de losprocedimientos que emplean los agentes para procesarlas.

Los esquemas de aprendizaje basados en la especificación de modelosde proyección, y estimación por cuadrados mínimos o similares, han sidoutilizados en varios contextos analíticos. Uno de ellos ha sido la búsquedade condiciones de convergencia a senderos de expectativas racionales. Unresultado es que, para un conjunto amplio de modelos, las condiciones deconvergencia local están determinadas por la propiedad de “E-estabilidad”(Evans y Honkapohja, op.cit., cap 6), que se basa en una ecuación diferen-cial asociada a la función que transforma la LMP en la LMR.49 Esas condi-ciones se han utilizado para discutir la relevancia, o no, de determinadosequilibrios de expectativas, al modo del tradicional principio de correspon-dencia, que postulaba que era válido estudiar equilibrios de mercado comoposibles estados observados (y efectuar los correspondientes ejercicios deestática comparada) si y solo si esos puntos eran alcanzables a través de unproceso dinámico (Samuelson, 1941, Evans y Honkapohja, 2003). La dis-tinción entre puntos o trayectorias estables e inestables frente a aprendizaje

49 En concreto: si φ es el vector de parámetros de la LMP, el sistema genera una LMR que seexpresa como T(φ); una ley de movimiento de expectativas racionales es φ * tal que T(φ *)=φ * (suponiendo, como se viene haciendo, que la LMP “incluye” al conjunto de las variablesindependientes que influirían sobre la LMR de expectativas racionales dada por φ *). Enton-ces, la condición de E-estabilidad equivale a la estabilidad local (o sea, linealizando a T) de

la ecuación diferencial “virtual”: ( )d

Td

φ φ φτ

= − . Esto equivale a pedir que los autovalores

asociados con esa ecuación diferencial tengan valores reales negativos. Intuitivamente, lacondición indicaría que el aprendizaje es estable y tiende a un punto fijo de expectativasracionales si fuera convergente un proceso continuo de modificación de los parámetros de laLMP según la discrepancia entre esos parámetros y los de la LMR generada por esa LMP.En el caso comentado en el texto, de las ecuaciones (1.66) para la LMP y (1.68) para la

LMR, la ecuación diferencial sería: ( , )

( ( 1) , ( 1) )d a b

a ad

µ α δ ατ

= + − + − , cuya condición de

estabilidad es, simplemente, 1α < . Como en el tradicional esquema de telaraña, la condi-ción significa que, para que haya convergencia, el sistema debería “amortiguar”, y no am-plificar, apartamientos de la expectativa respecto del punto fijo de expectativas racionales.

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se ha empleado como criterio para reducir el rango de equilibrios de interésen modelos con potenciales equilibrios múltiples.50

De todos modos, las propiedades asintóticas de los mecanismos de apren-dizaje pueden informar sobre las características de sistemas “en reposo” encuanto a la actualización de esquemas de expectativas, pero dejan abierta lacuestión sobre los comportamientos de transición, es decir en instanciasdonde la eventual convergencia a expectativas racionales no está cerca dehaberse producido. La relevancia macroeconómica de esos efectos proba-blemente dependa del tipo de fenómeno y del contexto. Para hechos más omenos repetitivos, en condiciones de funcionamiento económico que man-tienen un alto grado de persistencia, sería natural suponer que los agenteshan incorporado en decisiones y expectativas los rasgos principales de los

50 De igual modo que con el principio de correspondencia clásico, los resultados depende-rían del proceso de aprendizaje que se suponga aplicable al caso. El procedimiento de selec-ción comentado tiene analogía con el tradicional experimento en el modelo monetario-fiscalde Cagan (1956) con expectativas adaptativas: t t td m mπ= +& (el déficit fiscal iguala a losrecursos de señoreaje, compuestos de la variación de la cantidad real de dinero y el “impues-to inflacionario),

et

tm Aeθπ−= (la demanda de saldos reales es función exponencial de lainflación esperada), ( )e e

t t tπ β π π= −& (la inflación esperada varía, adaptativamente, en pro-porción a la diferencia entre inflación realizada y esperada). Como es bien sabido, para undado déficit, d, ese sistema admite dos estados estacionarios (donde la inflación es constantey coinciden variables esperadas y realizadas). El estado estacionario de más baja inflaciónresulta dinámicamente estable si β<1, o sea, cualitativamente, si el sistema muestra unaconfiguración de respuesta moderada de las expectativas ante errores y una reacción no muyintensa de la demanda de dinero a las expectativas. Puede notarse que, en la variante deprevisión perfecta, e

t tπ π= , ese equilibrio de inflación resulta dinámicamente inestable (yel de alta inflación sería estable). Sin embargo, es usual interpretar esa propiedad como unaindicación, no de que ese estado es inalcanzable, sino de que puede servir unívocamentecomo punto focal para coordinar expectativas. Esto es análogo al criterio empleado general-mente en los modelos que admiten soluciones de “senderos de ensilladura” (saddlepaths);el análisis del “salto” de variables dinámicas que puede implicar ubicarse en esos senderosha sido discutido recientemente por Chisari (2005). En todo caso, la distinta manera deinterpretar modelos de previsión perfecta (o de expectativas racionales) y modelos adaptativosilustra el hecho de que los primeros tienen una perspectiva “teleológica” (o sea, el presentees función, de algún modo, del futuro que se realizará, y éste puede ser materia de coordina-ción entre los agentes), mientras que el aprendizaje tiene perspectiva “causal” (el presentedepende del pasado del sistema, y las expectativas están unívocamente condicionadas por elpasado). El significado conceptual de las condiciones de estabilidad dinámica es entoncesdistinto según el caso (véase Heymann y Leijonhufvud, 1995).

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Desarrollos y alternativas: algunas perspectivas del análisis macroeconómico 147

procesos de interés. Expectativas racionales serían entonces una caracterís-tica aproximada de instancias “rutinarias”.

Parece difícil, en cambio, suponer sin más que ha habido un aprendizajecompleto de procesos “irreversibles”, como los del desarrollo económico,en los cuales son cruciales los elementos de innovación, tecnológica y so-cial, y donde interactúan individuos, grupos y economías nacionales, quevan creando situaciones “novedosas” los unos para los otros. Algo similarse aplicaría en situaciones donde hay síntomas de que los sistemas cuyadinámica se busca proyectar están experimentando cambios estructuralesimportantes. Es decir que las expectativas de largo plazo (al modo de Keynes,1936) y los quiebres de patrones previos de comportamiento potenciarían lainfluencia de los efectos de aprendizaje, y la posibilidad de errores y con-ductas inconsistentes entre sí.

A su vez, la sostenibilidad de deudas depende de la correspondencia a lolargo del tiempo entre ingresos previstos y realizados, y las fluctuacionesdel crédito pueden inducir o amplificar fuertemente a los movimientos delnivel de actividad (el tradicional argumento de la “deflación de deudas” deIrving Fisher, 1933, retomado en particular por Bernanke y Gertler, 1986, yKiyotaki y Moore, 1997a; véase también Mendoza, 200651). Por lo tanto,los grandes vaivenes del crédito, que de algún modo están asociadas ainteracciones entre tendencias macroeconómicas (o percepciones acerca deellas) y ciclos de la actividad real, y los momentos de “ruptura” o crisismacroeconómica, serían instancias donde las dinámicas de creencias y ex-pectativas y las fallas de coordinación entre comportamientos tendrían un

51 El caso de la proposición de deflación de deudas, por el cual en circunstancias recesivas,bajas de precios nominales pueden agravar una perturbación (en lugar de corregirla, segúnla sugerencia usual), por su impacto sobre las condiciones en que las firmas pueden acceder(o no) al financiamiento de inversión y de producción, ilustra una instancia interesante enque un argumento vuelve a tener una presencia visible en la literatura, después de un largotiempo en que estuvo fuera del centro de atención, salvando excepciones como las de Minky(1975), o Leijonhufvud (1968). De cualquier modo, la posibilidad de deflación de deudasemerge cuando los precios declinan respecto del denominador de activos financieros; enuna economía con contratos dolarizados, esto se correspondería con situaciones de devalua-ción real.

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papel especialmente central (Heymann y Sanguinetti, 1998, Heymann, 2006).Al mismo tiempo, los momentos donde los sistemas experimentan cam-

bios de configuración importantes o muy rápidos son también aquellos queponen a prueba la capacidad para formar expectativas. Desde el punto devista del análisis, al abordar esos casos se plantea una tensión entre la bús-queda de modelos e interpretaciones precisos y claramente formulados, y elreconocimiento de que ahí tanto los mecanismos de funcionamiento de laeconomía como los esquemas de previsión de los agentes están en flujo.Para los agentes económicos, una actuación racional implicaría probable-mente explorar la relevancia de posibles modelos de interpretación alterna-tivos, y considerar las posibilidades y restricciones para establecer analo-gías con otros casos o períodos para los cuales se cuenta con observacionespotencialmente informativas.52En todo caso, a los efectos de la representa-ción positiva de cómo se comportan los sistemas económicos, lo relevantees cómo se definen efectivamente las conductas en la práctica.

Aunque no ha llegado a establecer esquemas canónicos incorporados ala macroeconomía, la “economía del comportamiento” ha mostrado un apre-ciable desarrollo en los últimos años (el trabajo en ese campo ha sido rese-ñado en Akerlof, 2002, Camerer y Lowenstein, 2002, Mullainathan y Thaler,2000, sobre los que se basan los comentarios siguientes). El punto de parti-da de esa línea de investigación ha sido la evidencia (recurrente, en particu-lar, en experimentos de laboratorio) de que existen “anomalías” sistemáti-cas en los criterios de decisión de los agentes respecto del modelo tradicio-nal de maximización de la utilidad esperada con probabilidades actualiza-das por procedimientos bayesianos (véase, por ejemplo, los clásicos traba-jos de Allais, 1953, Kahneman y Tversky, 1979, 1982). Los efectos identi-ficados son de diverso tipo. En la evaluación de probabilidades, parecerían

52 El término “racionalidad limitada” para describir comportamientos y expectativas que nohan alcanzado una plena adaptación al entorno no resulta particularmente justo y preciso.En condiciones más o menos estacionarias, puede haber conductas muy bien adaptadas queno derivan de cálculos o procedimientos racionales, sino de algún tipo de proceso evolutivode selección; por otra parte, las limitaciones al conocimiento, y el reconocimiento de esaslimitaciones, son totalmente compatibles con la racionalidad en la búsqueda de identificarpropiedades del entorno y determinar los comportamientos consecuentes (Simon, 1955).

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existir sesgos asociados con la facilidad relativa para evocar eventos, lasecuencia de arribo de información (un peso excesivo de datos recientes,por ejemplo), sobre-interpretación de observaciones basadas en muestraspequeñas, y tendencia a prestar excesiva atención a informaciónconfirmatoria de hipótesis. Las decisiones entre alternativas tenderían a es-tar afectadas por “efectos de encuadre” (framing) según cómo las alternati-vas se presentan al agente (lo cual puede inducir “reversiones de preferen-cias”), y por referencias a la situación de partida, con “aversión a la pérdi-da” (la utilidad marginal asignada a mejoras respecto del estado inicial seríamenor que aquella asociada con desmejoras). Además, los individuos mues-tran “aversión a la ambigüedad”, o sea a evitar apuestas cuando las probabi-lidades de eventos no están definidas certeramente.

La hipótesis usual de que las preferencias intertemporales descuentanexponencialmente las utilidades de consumos más alejados del presente(como en la ecuación (1.1)) implica una propiedad de consistencia: si elindividuo planea en t= 0 ejecutar una determinada acción en el instante t =j, el agente volvería a elegir la misma acción para realizar llegado el mo-mento53. Si esa hipótesis no vale, habría una “inconsistencia temporal”(Strotz, 1955), porque el agente programaría para sí mismo conductas futu-ras distintas de las que elegirá luego. De hecho, en varios contextos, parece-ría que los comportamientos se corresponden con descuentos más fuertes(mayor preferencia por el presente) en el horizonte inmediato, y menor im-paciencia sobre períodos sucesivos más lejanos en el tiempo54. En todo caso,

53 La razón es que el factor de descuento de las utilidades entre j y j +1 definida en t = 0(que, en la notación de (1.1) está dada por β j+1/β j, como puede verse de esa ecuación), esigual a la tasa de descuento entre esos dos períodos vista desde j hacia j+1 (o sea β). Esohace, por ejemplo que, puesto en el momento j, el individuo no tenga incentivos para modi-ficar su comportamiento planeado en t= 0 “adelantando consumo”, con sacrificio del consu-mo planeado para j+1. Este incentivo a variar su conducta respecto de la decisión originalaparecería si en t= 0 el agente decide en base a un factor de descuento mayor (una “tasa deimpaciencia” menor) para el intervalo j, j+1 que el factor de descuento que percibirá en jpara el futuro inmediato.

52 Para representar esos comportamientos se han sugerido esquemas donde las utilidadesfuturas son multiplicadas por un factor del tipo 1/1+κt, o en que las preferencias

intertemporales se describen como: 01

( ) ( )tt

t

U u c u cδ β=

= + ∑ , con , 1β δ < . Véase Phelps yPollak (1968), Laibson (1997).

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ese tipo de efecto está asociado con la existencia de problemas de auto-control, y con conductas dirigidas a “comprometer” acciones futuras parafacilitar la implementación en su momento de decisiones presentes.

Las particularidades de comportamiento han sido utilizadas para estu-diar fenómenos de interés macroeconómico. Se ha sugerido, por ejemplo(Mullainathan, 2002), que ciertas expectativas se forman definiendo esce-narios o categorías (por caso: la futura evolución de la economía se clasificaentre instancias de crecimiento, recesión, o crisis), lo cual puede racionali-zar la ausencia de reacción ante noticias (que no implican “cambios de es-cenario”), y fuertes respuestas frente a novedades relativamente pequeñas(“gotas que rebalsan el vaso”). El argumento puede tener aplicación para elestudio de situaciones donde se configuran súbitas modificaciones de con-ducta o “corridas”. En el campo de las “finanzas y comportamiento”(behavioral finance; véase Schiller, 2000, Barberis y Thaler, 2003, Ritter,2003) se han señalado efectos como el uso de heurísticas, por ejemplo, for-mar carteras repartiendo recursos en partes iguales entre colocaciones alter-nativas, y la existencia de “confianza exagerada”, que puede llevar a insufi-ciente diversificación de activos y a un excesivo volumen de compraventade obligaciones. El efecto de aversión a las pérdidas, unida a miopía porparte de los agentes, se ha utilizado para interpretar los grandes diferencia-les de rendimientos de acciones y bonos (el equity premium puzzle, véaseMehra y Prescott, 2003, Benartzi y Thaler, 1995). En el análisis del consu-mo y el ahorro, se han utilizado argumentos de “contabilidad mental” segúnlos cuales los individuos clasifican ingresos y riqueza en distintas catego-rías que dan lugar a decisiones diferenciadas (restricciones de liquidezaparte, la respuesta del consumo no sería la misma, por ejemplo, frentea una revaluación del valor de la vivienda que ante la percepción de unpremio de lotería). También se ha discutido la influencia de efectos deinconsistencia temporal en la acumulación de activos sobre el ciclo devida (Shefrin y Thaler, 1992, Laibson, Repetto y Tobacman, 1998). Porotro lado, se ha prestado (nuevamente) atención a efectos de tipo psicológi-co y sociológico para interpretar fenómenos del mercado de trabajo, como

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inflexibilidades descendentes de salarios (Akerlof, 1982, Akerlof y Yelen,1990, Bewley, 1999).

Si bien existen formalizaciones de aspectos del análisis de la economíadel comportamiento55, ésta no ha cuajado (¿aún?) en un modelo general:sigue en curso la “caza de una teoría descriptiva de la decisión bajo riesgo”(Starmer, 2000). Por otro lado, existe discusión sobre la relevancia de “ano-malías” en contextos “no experimentales”, de decisión concreta por partede los agentes, y se ha argumentado que la evidencia psicológica no signifi-ca mucho para el análisis económico, dado que no es del caso buscar des-cripciones detalladas de los mecanismos de decisión (Gul y Pesendorfer,2005). Sin embargo, tanto la teoría como la macroeconomía aplicada bus-can representar, ciertamente de manera aproximada y estilizada, la ac-ción de individuos como ella ocurre: preferencias metodológicas apar-te, parece claro que interesa tener en cuenta particularidades de comporta-miento con sustento empírico, y contemplar avances en otras disciplinasque puedan ilustrar sobre patrones de conducta de carácter sistemático yfundamentado.

b) Modelos de múltiples agentes interactuantes

Desde el origen de la economía como disciplina aparece destacada laimportancia de los “efectos de escala”, a través de las repercusiones deltamaño del sistema sobre la división del trabajo y sobre el potencial produc-

53 Se ha propuesto representar a las decisiones bajo riesgo maximizando una función dondelas utilidades en eventos individuales se ponderan, no proporcionalmente a las probabilida-des respectivas, sino con pesos que son transformaciones no lineales de las probabilidades:

( ) ( )i iV p u xπ= ∑ , donde π es una función y pi la probabilidad del estado i (véase, porejemplo, Starmer, 2000, Quigg, 1982, Machina, 1994, Lattimore, Baker y Witte, 1992).Kahneman y Tversky (1979) formularon la prospect theory. Esta supone que una decisiónse basa en una situación de referencia (como el statu quo), y que la utilidad es cóncava paraganancias a partir de ese punto, y convexa para pérdidas, y la pendiente en el origen esmayor para pérdidas que para ganancias (lo cual implica aversión a las pérdidas).

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tivo: ”más es diferente”. 56 Algunos fenómenos macroeconómicos están aso-ciados directamente con la multiplicidad de los agentes que conforman elsistema, con la alta dimensionalidad del espacio de mercancías, y con pro-piedades de las interacciones entre agentes en la producción y el intercam-bio de mercancías. Como sea que se busque representar a los patrones decirculación y demanda de dinero, la existencia de un medio general de cam-bio supone que un numeroso conjunto de agentes que ofrecen y deman-dan una variedad de bienes se encuentran de manera descentralizada(véanse, por ejemplo, los modelos de Kiyotaki y Wright, 1989, Aiyagariy Wallace, 1991). Las deficiencias de demanda efectiva se pueden vercomo estados donde están afectados los mecanismos de circulación mo-netaria, de modo que muchos agentes enfrentan restricciones de liquidez(Leijonhufvud, 1973).

En el análisis de las contracciones financieras, uno de los problemas quesurge es la representación de las rupturas de cadenas de crédito, y de laspotenciales “cascadas” de incumplimientos, dependiendo de cómo seaespecíficamente la estructura del balance de los agentes y las identidades desus deudores y acreedores (Minsky, 1975, Kiyotaki y Moore, 1997b,

56 More is different (Anderson, 1972). Un tema recurrente en las ciencias naturales es que,independientemente de la validez de las hipótesis reduccionistas, según las cuales las pro-piedades de los fenómenos, cualquiera sea su tipo, derivarían, en última instancia, de undado conjunto de leyes fundamentales, no se infiere que la representación de esos fenóme-nos se obtenga por una aplicación directa e inmediata de esas leyes, especialmente cuandose estudian sistemas compuestos por muchos elementos en interacción. Así, Anderson argu-menta que la física del estado sólido obedece a las leyes que gobiernan a las partículaselementales, la química a las leyes de los sistemas físicos de muchos cuerpos, la biologíamolecular a las leyes de la química, la biología celular a la biología molecular, pero “esajerarquía no implica que la ciencia [de los fenómenos] X sea ‘solamente la [teoría de] Yaplicada’. En cada instancia se necesitan enteramente nuevos leyes y conceptos… La psico-logía no es biología aplicada, ni la biología química aplicada”. En esta misma dirección,Mayr (2004) argumentó que la biología evolutiva no sería reducible de una manera clara a lafísico-química (vía, por ejemplo, la genética básica), y que sus leyes tendrían un carácteraproximado e “histórico”, como consecuencia de la naturaleza de los fenómenos y de lossistemas en consideración.

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Lagunoff y Schreft, 1999, Bak, Chen, Scheinkman y Woodford, 199257).En los sistemas de grandes conjuntos de componentes, el comportamiento

de los agregados “macroscópicos” depende de las propiedades de sus ele-mentos, y de sus interacciones. La hipótesis implícita en los modelos eco-nómicos usuales es que los rasgos de funcionamiento bajo estudio derivanmás o menos directamente de conductas individuales, determinadas comosi resultaran de procesos sofisticados de decisión. Sin embargo, eso no esnecesariamente así. Por ejemplo, se ha visto que el aprovechamiento deoportunidades de intercambio puede establecerse como consecuencia de lasreglas que restringen las acciones, aunque los agentes operen mecánica-mente, con “cero inteligencia”58. En un clásico ejercicio, Schelling (1969)mostró, a través de simulaciones, que vecindarios segregados por caracte-rísticas de los agentes pueden surgir por efecto de preferencias, que no tie-nen que ser intensas, por no ser minoría, y de un comportamiento mecánicode los agentes, al efectuar cambios de locación siempre y cuando están“disconformes”y tienen oportunidad de ocupar un nuevo lugar.

57 Este último es un trabajo hecho en colaboración entre economistas y físicos, y representaa un sistema “críticamente auto-organizado”, que responde a la imagen de una pila de arena:si se van agregando granos de arena, se conforma una pirámide con la propiedad que, alarrojar nuevos granos sobre la pila se conforman “avalanchas” cuya intensidad (medida através de la cantidad de granos que se ven desplazados hacia abajo) puede ser de distintasmagnitudes, según la “micro- configuración” de la pirámide (la pendiente en los puntosalcanzados por un grano en caída), con una distribución del tamaño de avalanchas que sigueuna ley de potencias. El carácter “crítico” del sistema se asocia con la declinación lenta (noexponencial) de la probabilidad de eventos de alta intensidad, lo que implica que existe laeventualidad de “grandes avalanchas”; la “auto-organización” se refiere a que la ubicaciónen un estado crítico resulta de las propiedades del sistema, que se configura de esa manerasin que sea necesario que los parámetros estén calibrados en valores particulares.

58 Véase Gode y Sunder (1993, también 1997), que estudian un escenario de tipo rematedonde los agentes se limitan a colocar pedidos de un bien a precios por debajo de su valor dedemanda y a realizar ofertas a precios superiores a su valor de tenencia, siguiendo reglassimples que organizan el mercado, como: i) las ofertas y demandas son voluntarias, y unavez hechas deben ser ejecutadas si encuentran contrapartida; ii) un pedido es admisible si elprecio mejora un pedido previamente colocado (y lo mismo con las ofertas). Esos autoresconcluyen que “reglas simples y observables que definen los mercados pueden ser respon-sables de la alta eficiencia asignativa… Los comportamientos y motivaciones inobservablesaparentemente tienen efecto limitado”.

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Otro ejemplo saliente de modelos esquemáticos de este tipo, en que sebuscan ordenamientos macroscópicos a través del “acoplamiento” de con-ductas relativamente simples, es el de Arthur (1994). Aquí, hay un conjuntode agentes, en número N, cada uno de los cuales recibe utilidad en un deter-minado período si es que forma parte de un subconjunto cuyo tamaño máxi-mo es k < N (la imagen es la de individuos que tienen interés en reunirse enun local, cuya capacidad está acotada), pero experimentan incomodidad siestán en un conjunto con un número mayor de integrantes. En este caso, siN es grande, hay una gran variedad de potenciales equilibrios de Nash encada período (las combinaciones de N tomados de a k); la pregunta es si ycómo el sistema se organiza aproximadamente en una secuencia de equili-brios de este tipo.

El problema de coordinación se juega aquí en un espacio de muchasdimensiones. Resulta difícil ver de qué modo se podrían establecer de en-trada expectativas racionales, y el problema de decisión aparece como ex-tremadamente complicado si los individuos intentaran determinar conduc-tas a través de un razonamiento recursivo en base a expectativas sobre lasacciones de los demás basadas en conjeturas de orden superior sobre lasprevisiones de los otros agentes. En una situación así, se supondría que losindividuos recurren a procedimientos simplificados, heurísticos, de deci-sión y aprendizaje a partir de errores, o sea a conductas de carácter adaptativo.La evolución resultante define una dinámica de “co-adaptación” de las es-trategias de los diferentes agentes. En el caso del modelo específico, severifica, a través de simulaciones, que mediante comportamientos de apren-dizaje el sistema es capaz de converger a estados donde el “grado de concu-rrencia” se acerca al máximo aceptable59; esto ocurre a partir de un proceso

59 Esos estados pueden ser altamente asimétricos, con patrones de concurrencia y niveles deutilidad muy distintos para distintos agentes, y variables por efecto de re- configuracionesante shocks aleatorios; por otro lado, la forma de convergencia y la robustez de los estadoscercanos al equilibrio pueden estar influidas por la introducción de efectos de imitación enque los individuos con estrategias poco exitosas copian acciones de vecinos (Heymann,Perazzo y Schuschny, 2004).

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60 En el mundo natural surgen múltiples ejemplos de ese tipo. Se dice, por caso, que pobla-ciones de abejas distribuyen sus visitas a distintas áreas plantadas de manera de igualar lasproductividades marginales del alimento obtenido en cada una, como consecuencia deinteracciones en que los insectos comunican a los demás a través de sus movimientos adón-de han buscado alimento y con qué resultado, y en que se inducen respuestas simples a lasseñales generadas de ese modo.

colectivo, donde las acciones se van adaptando unas a las otras sin que en eltanteo deban cumplirse condiciones fuertes sobre la capacidad de previsiónde los agentes o sobre sus mecanismos de decisión.

De alguna forma, estas situaciones son simétricas respecto de aquéllasdadas por los equilibrios subóptimos de previsión perfecta que se comentóen una sección anterior. Allí, individuos perfectamente optimizadores seinstalan, como conjunto, en un estado socialmente indeseable. Aquí, agen-tes que no aplican necesariamente una gran sofisticación cognitiva alcan-zan a coordinarse en un estado con propiedades paretianas. Es decir que laconducta optimizadora individual no sería necesaria (ni suficiente) para al-guna especie de organización u óptimo colectivo58. Esta posibilidad abreuna pregunta acerca de los “microfundamentos” de representaciones de sis-temas cuyo comportamiento macroscópico parece ordenado. No habría ra-zones para presumir a priori que ese comportamiento deriva de conductasindividuales que se corresponden con la descripción agregada y, al mismotiempo, la observación de que, por ejemplo, las acciones de los agentestomados de a uno reflejan limitaciones o sesgos cognitivos no necesaria-mente implicaría conclusiones fuertes sobre fallas en el funcionamiento delconjunto. Por otro lado, el que en determinadas circunstancias se aprecienconductas adaptadas al entorno, y que el sistema admita una representaciónasimilable a un equilibrio no prejuzgaría acerca del comportamiento, indi-vidual y colectivo frente a eventuales perturbaciones. Desde este punto devista, no habría razones para concentrar la exploración de los “fundamentosmicroeconómicos” en la búsqueda de modelos de equilibrio general conpocos agentes que puedan dar cuenta aproximada de las variaciones de se-ries macroeconómicas. En todo caso, si es que en ciertas circunstancias la

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evolución macroeconómica hace posible una descripción así, la cuestiónestaría en estudiar qué conductas y modalidades de interacción permitenque ello ocurra, y cuáles son los alcances y límites de esa descripción.

Los modelos de múltiples agentes buscan identificar propiedadesmacroscópicas (o “emergentes”) de sistemas a partir de la representación(en general, a través de simulaciones) de agentes computacionales cuyocomportamiento se describe a través de ciertos criterios de conducta61. Es-tos criterios incorporan información del entorno (incluyendo en particular aaquélla que generan otros agentes) según los mecanismos de captación dedatos que se presuman para los individuos, y transforman esa informaciónen planes individuales. Las consecuentes decisiones interactúan según re-glas y procedimientos especificados en el modelo; eso produce resultados(“utilidades”) e información para los agentes, que los procesan (por ejem-plo, a través de esquemas de aprendizaje o adaptación) para generar nuevasdecisiones y, eventualmente, modificar los criterios que las determinan. Ladescripción de cómo co-evolucionan acciones y estrategias está condicio-nada a los valores de un gran conjunto de parámetros. Esta es una caracte-rística propia de modelos (y de sistemas) con numerosos agentes y/o bienesy, al mismo tiempo, implica restricciones a la interpretación de los resulta-dos. El análisis de la sensibilidad de las conclusiones a cambios paramétricosdentro de intervalos “razonables” es un tema abierto en el campo de estosmodelos.

Los esquemas de agentes múltiples se han empleado en diferentes ámbi-tos analíticos (véase, por ejemplo, Epstein, 2006, para diversos ensayos de“ciencia social generativa”). Las aplicaciones van, por ejemplo, desde mo-delos que buscan describir comportamientos en el ámbito circunscripto deun dilema de prisionero en que los agentes juegan con otros “localmentecercanos” (Zimmermann y Eguiluz, 2005, Epstein, 1998) a intentos de si-mular “sociedades artificiales” e interpretar con detalle y cualitativamente

61 Véase por ejemplo Tesfatsion (2002), y el material contenido en www.iastate.edu/tesfatsi,para una introducción a los modelos ACE: Agent-based Computacional Economics.

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la trayectoria ecológica, demográfica y económica de una población cuyahistoria es conocida a partir de registros ambientales y arqueológicos62. Unade las líneas de investigación ha sido tratar de representar interacciones demercado sin la mediación de un “subastador”, es decir, donde los agentesintercambian descentralizadamente y donde la coordinación, en la medidaque ocurre, emerge a través del conjunto de acciones resultantes de motiva-ciones, percepciones y cálculos individuales (véase, por ejemplo, Clower yHowitt, 2000; también Heymann, Schuschny y Perazzo, 1999).

El modelo de Clower y Howitt (2000), por caso, busca representar unsistema donde, a través de decisiones formuladas mediante reglas adaptativassimples surge una organización de mercado dada por la aparición de “espe-cialistas” del intercambio, que intermedian en las transacciones, y por elsurgimiento de un medio general de cambio. Los especialistas, equivalentesa “negocios” que compra-venden un par de bienes, son agentes que se ubi-can en una determinada localización, y ofrecen entregar o recibir dos mer-cancías a precios preanunciados63.La disposición a mantener inventarios yla fijación de precios por parte de estos agentes son aquí aspectos centralesde la organización del intercambio (por contraste con la imagen de los pre-cios predeterminados como fricciones o “fallas de mercado”). Mantener uncomercio en operación implica un costo fijo; el negocio se cierra(probabilísticamente) cuando no puede cubrir esos costos; la entrada tiene

62 Véase Epstein y Axtell (1996), Dean, Gumerman, Epstein, Axtell, Swedlund, Parker yMcCarroll (2000), Axtell, Epstein, Dean, Gumerman, Swedlund, Hamburger, Chakravarty,Hammond, Parker y Parker (2002). Los dos últimos trabajos son parte de un estudio sobre laevolución de la población y la actividad económica, sobre un período del orden de un milenio,de pueblos (los Anasazi) que habitaban valles del sudoeste de los EEUU. La gran cantidadde autores refleja aportes provenientes de varias ciencias y disciplinas.

63 En la notación del trabajo de referencia, un comercio denotado por k determina los bienesen los que opera, indicados por g

0k, g

1k, y un par de precios, p

0k, p

1k, que refieren, respectiva-

mente, a las cantidades del bien g0k (g

1k) que el negocio entregará a cambio de cada unidad

de g1k (g

0k) que le sea llevado. En la medida en que p

0k, p

1k < 1 existe un margen entre el

precio de venta y de compra (para ambos bienes), que es la fuente de utilidad para elnegocio.

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lugar si se genera (al azar) una “idea” para la instalación en una localidad, yun “estudio de mercado” entre transactores indica que puede ser rentable.Los productores- consumidores reciben asignaciones de un bien (genérica-mente indicado por i) y consumen otro bien (j); pueden realizar intercam-bios directos (en un negocio ij ) o indirectamente, vendiendo i contra unbien “intermediario” c, y vendiendo c contra j. La decisión de dónde y cómocomprar y vender ocurre como consecuencia de una búsqueda de oportuni-dades de intercambio sobre una muestra de negocios (para aquellos agentesque no están “instalados” como comercios). Esa búsqueda por parte de losproductores-consumidores implícitamente induce en cada momento curvasde demanda para los comercios; sin embargo, la información sobre esascurvas no es accesible de manera evidente. El modelo supone que los nego-cios forman precios adaptativamente, en función de los flujos de compra yventa que realizan.

Dada la existencia de costos fijos, la supervivencia para un negocio de-pende de que consiga atraer una suficiente cantidad de clientes. Eso favore-ce a los comercios ij para los cuales uno de los dos bienes (sea j) es muyusado en el intercambio (en el sentido que existe gran cantidad de comer-cios sj). Puede entonces haber un efecto de avalancha que favorece la gene-ralización de uno de los bienes (m) como “intermediario” en el conjunto deintercambios (de modo que se observe que los negocios son todos del tiposm, y m se constituye como “medio general de cambio”). Eso se verificaen simulaciones del modelo. Si los costos fijos de operar un negociodependen de los bienes que se intercambian, las mercancías con bajocosto de operación tienen mayor probabilidad de surgir como medio decambio, pero la historia del sistema (dada en parte por eventos aleatorios ypor la particular secuencia de acciones que se registre) también tiene in-fluencia sobre el resultado, por la existencia de efectos de complementariedadestratégica.

En todo caso, el modelo genera una red de intercambios y una organiza-ción de mercados. Se pueden considerar propiedades “macroeconómicas”resultantes del esquema a partir de la simulación del efecto de perturbacio-

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nes. Un ejercicio (Howitt, 2006) consistiría, por ejemplo, en cambiar repen-tinamente la estructura de la demanda (en una ilustración de un caso simé-trico, que preservaría las características agregadas del equilibrio, una canti-dad de individuos que consumían i pasan a consumir j, y un número igualde gentes hace la transición de j a i). El shock implica una ruptura de rela-ciones de intercambio antes establecidas. El problema está en re-configurarlas relaciones entre compradores y vendedores, pero esto es materia de en-sayo y error. En lo inmediato, un vendedor de i recibe directamente la infor-mación de que “perdió clientes”, pero la existencia de nuevos clientes po-tenciales (que son aquellos perdidos por los que venden j) no se manifiestade manera concreta. Esa asimetría restringe la coordinación. Por otro lado,aparecen efectos secundarios, porque ante la baja de ventas los comerciosreducen sus precios, lo cual traslada el impacto a otros comercios. Si hayquiebras (salidas) de algunos comercios, el impacto puede acentuarse, por-que los agentes que solían vender en esos negocios no pueden realizar lastransacciones, y eso les impide efectuar sus compras. El modelo produceentonces un efecto del tipo del multiplicador, que propaga y amplifica la per-turbación, hasta que finalmente se va “descubriendo” otra vez un conjuntode precios y relaciones de intercambio que acerca al sistema al equilibrio.

La elaboración de modelos de múltiples agentes con propósitos de aná-lisis macroeconómico es un campo con actividad (véase, por ejemplo, Axtell,2006, Aoki y Yoshikawa, 2006, Tesfatsion, 2006, Leijonhufvud, 2006), perode desarrollo incipiente. La representación de comportamientos y formasde interacción tiene muchas alternativas posibles. La validación de losmodelos y la determinación de la robustez de sus resultados son cues-tiones no triviales. De todos modos, existe discusión y experimentaciónen curso, que puede llevar en algún momento al desarrollo de “plataformas”sobre las cuales se pueda basar una exploración de temasmacroeconómicos sobre modelos que provean micro- fundamentos paraestudiar concretamente los mecanismos que facilitan o restringen la coor-dinación de actividades individuales, y cuya operación se refleja en los com-portamientos agregados.

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5. Comentarios finales

La evolución del análisis macroeconómico ha motivado lecturas distin-tas. Por un lado, hay visiones que perciben continuidad y avance persisten-te, y avizoran una “nueva síntesis” (Goodfriend y King, 1997) basada en laincorporación de fricciones en modelos que utilizan y desarrollan métodosy técnicas de los esquemas de equilibrio general. Más allá de las discusio-nes acerca de la ponderación que correspondería a ambos elementos de esasíntesis (el equilibrio general y las “imperfecciones de mercado”), la expec-tativa es que de esta forma se conjugarán las demandas “científicas y deingeniería” (Mankiw, 2006) que se le formulan a la macroeconomía, y segenerarán instrumentos intelectualmente satisfactorios que permitan, mejorque en el pasado, conducir a aplicaciones prácticas. Al mismo tiempo, lahistoria de la macroeconomía muestra una evolución en que proposicionesconsideradas generalmente como fuera de controversia en algún momento(por ejemplo, sobre la relevancia o no del equilibrio general como herra-mienta de representación macroeconómica, o sobre la importancia relativade impulsos monetarios y “reales” de distinto tipo en el ciclo económico) setratan como anómalas o sin validez tiempo después, y en que consensosanalíticos o de política económica aparentemente firmes se diluyen o “en-tran en crisis”. En alguna medida, esas tensiones reflejan rasgos del campode investigación.

Por un lado parece probable que, de una manera u otra, un conjuntoamplio, y diverso, de modelos macroeconómicos potencialmente útiles ad-mita, como aproximación de “forma semi- reducida” (es decir, intermediaentre su especificación estructural y la forma reducida de impulso exógeno-respuesta De variables endógenas) a una descripción análoga a la que resul-ta de modelos usuales. Por ejemplo, esa descripción podría incluir a unaexpresión de la demanda agregada de bienes como función, entre otros ar-gumentos, de los valores observados y esperados del ingreso agregado y dela tasa de interés real, con una ecuación para el nivel general de preciosdependiendo de la secuencia pasada y de expectativas de inflación, de pre-

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cios de insumos, y del nivel de actividad, y con la tasa de interés influidapor acciones de política económica. Es posible que esa característica de“amplio espectro” de construcciones asimilables a variantes de IS- LM-ecuación de precios esté vinculada con su persistencia en las utilizacionespedagógicas y prácticas (notada, por ejemplo, en Mankiw, 2006). Sin em-bargo, eso no impide diferencias apreciables en la especificación precisa delos modelos subyacentes, en sus resultados y en su interpretación.

En conjunto, los esquemas de equilibrio general y los análisis de friccio-nes han generado argumentos relevantes sobre fenómenos de interésmacroeconómico. Al mismo tiempo, dentro del propio marco analítico, lavariedad de efectos potencialmente pertinentes limita la búsqueda por mo-delos simples capaces de precisión y generalidad para representar hechoscomo las fluctuaciones de la actividad64. Esta extensión y variedad del con-junto de explicaciones potenciales en el ámbito “controlado” de un conjun-to particular de modelos, que lleva a la necesidad de que los analistas em-pleen argumentos heurísticos para recortar el problema y elegir alguna es-pecificación manejable, remite a los problemas de decisión de los agentesque se desenvuelven concretamente en la economía. La estrategia de “agre-gar fricciones” incrementalmente presupone que el avance de la tecnologíaanalítica permitirá generalizaciones paulatinas, manteniendo el esquemabásico de equilibrio intertemporal. El desarrollo de instrumentos y de capa-cidades de procesamiento seguramente permitirá la elaboración de modeloscrecientemente detallados y sofisticados, para agregarse a la numerosa pro-ducción de investigaciones que muestra la literatura. Pero, tal vez, ese desa-rrollo mismo contribuya a poner de relieve las preguntas acerca de la co-

64 Véase por ejemplo Blanchard (2000): “Parte de la razón por la cual la investigación con-temporánea a menudo puede generar confusión proviene de la diversidad de imperfeccionesinvocadas al explicar este o aquel mercado. Caricaturizando, pero solo ligeramente: la in-vestigación acerca del mercado de trabajo se concentra en descentralización y negociación;la investigación acerca del mercado de crédito se enfoca sobre información asimétrica; lainvestigación acerca del mercado de bienes, sobre rendimientos crecientes; la investigaciónacerca de los mercados financieros, sobre efectos psicológicos“.

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rrespondencia entre las soluciones que genera el analista para sus modelosy los procesos de decisión de los agentes en la práctica, y también faciliteimaginar e implementar esquemas donde, en lugar de recurrir al anda-dor del equilibrio general friccionado, se pueda estudiar sistemas con“microfundamentos” derivados de interacciones descentralizadas.

Los consensos que se aprecian en la corriente principal del análisismacroeconómico parecen ser en buena medida referidos a métodos y su-puestos de trabajo. Pero la complejidad de los fenómenos en estudio, y delpropio campo de investigación, restringe la validez de preceptosmetodológicos que plantean como requisito necesario una representaciónunívocamente optimizadora de los comportamientos, y como supuesto bá-sico que los individuos actúan como si contaran con un conocimiento plenode las propiedades estadísticas del entorno. La propia evolución de los mo-delos, y su uso para ejercicios (como los de simular potenciales cambios derégimen de políticas) que se contraponen a la interpretación literal de lossupuestos implican que no habría razones fuertes para asignar rigurosidad,generalidad y permanencia a las construcciones analíticas basadas en hipó-tesis de comportamientos optimizadores, expectativas racionales y meca-nismos de coordinación de mercado del tipo del subastador. Los argumen-tos para la elaboración y uso de esos modelos provendrían más bien de suaplicabilidad práctica y aproximada en contextos específicos, y de su difu-sión misma como instrumento de trabajo en el campo, que facilita la gene-ración, presentación y discusión de resultados.

Las altas inflaciones y las crisis macroeconómicas que han experimenta-do economías “emergentes” plantean preguntas difíciles al análisis, del tipoque este sea. Resulta natural que se hayan buscado intensamente formas deincorporar a esos fenómenos dentro de los esquemas usuales. Sin embargo,quedan problemas que parecen derivar de un contraste entre las grandesperturbaciones macroeconómicas y las hipótesis básicas de esos modelos.Parece difícil disociar a las crisis de shocks sobre los mecanismos de deci-sión de los agentes, que ponen en duda a los esquemas con que ellos orga-nizaban sus percepciones, y se constituyen en acontecimientos “memora-

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bles”, que generan aprendizajes y cambios en opiniones e interpretaciones.Al considerar procesos de crecimiento, especialmente en países emergen-tes, es común aludir a cambios tecnológicos y a reconfiguraciones del co-mercio internacional, mientras que en discusiones de política económicason frecuentes las referencias a reformas de distinta clase. Estos son hechoso acciones que, en principio, modifican irreversiblemente rasgos del fun-cionamiento de las economías, y las condiciones de generación de in-gresos y riqueza. Agentes y analistas enfrentan decisiones sobre los “usosdel pasado” (Leijonhufvud, 2006b), o sea sobre cómo utilizar experienciasprevias para anticipar la evolución futura, en un contexto que saben distintoque en el pasado. La frustración de expectativas sobre ingresos y riquezaaparece como una posible interpretación directa de rupturas contractua-les características de crisis como las que experimentaron varias econo-mías de la región en décadas recientes (Heymann, 1984, Vaz, 1999,Galiani et al., 2003). En todo caso, estos episodios abren preguntas so-bre la representación de expectativas y conductas en procesos “históri-cos” (donde presumiblemente los contextos de decisión varían con el tiem-po de manera significativa), y que no parecen abordables recurriendo a pre-ceptos metodológicos pre- definidos. Por otro lado, crisis financieras ehiperinflaciones perturban mecanismos básicos de coordinación de planesy actividades, porque dificultan la realización de intercambios y de accio-nes de arbitraje entre localidades y momentos del tiempo.

Al margen de las dificultades para describir formalmente esos fenóme-nos con elementos no repetitivos en el tiempo y rupturas y recomposicionesde redes de relaciones en sistemas con una intrincada división del trabajo,su análisis parecería demandar atención sobre los procedimientos concretosde formación de planes y expectativas individuales, y sobre las interaccionesdescentralizadas entre numerosos agentes. Avances en esa dirección proba-blemente permitirían entender mejor la especificación y operación de losmecanismos de coordinación de actividades, y sus limitaciones, y a deli-near rangos de validez de modelos simplificados.

La economía ha sido una disciplina “exportadora” de conceptos, méto-

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dos y resultados, particularmente hacia otras ciencias sociales (aunque tam-bién hacia destinos menos tradicionales como la biología; véase, por ejem-plo, Robson y Kaplan, 2003). Entretanto, ha habido movimientos significa-tivos en áreas de investigación relevantes. Las ciencias cognitivas han ex-plorado los mecanismos de formulación de planes y decisiones individua-les, y sus relaciones con características del funcionamiento cerebral y conprocesos evolutivos biológicos y culturales. El estudio de sistemas comple-jos, en que cooperan físicos, biólogos y científicos sociales, ha consideradolas propiedades macroscópicas emergentes de conjuntos de numerosos ele-mentos acoplados. Sigue siendo un problema arduo definir cómo represen-tar sistemas de muchos elementos con comportamientos vinculados entre síy donde cada uno actúa con criterios de decisión dirigidos hacia objetivos através de procedimientos sofisticados. De cualquier modo, no parece pro-bable, ni deseable, que la economía quede aislada de aquella evolución enáreas de trabajo afines. Por otra parte, los fenómenos macroeconómicos (ylas demandas sociales por interpretación y acción que de ahí surgen) siguenmanteniendo motivaciones visibles para investigar el campo, y para abstener-se de complacencias sobre el conocimiento alcanzado sobre sistemas que sonde alta complejidad. Por su propia naturaleza, los cambios en la dirección yresultados de la investigación resultan difícilmente predecibles, sobre todoen el proverbial largo plazo. En todo caso, el análisis macroeconómico pro-bablemente seguirá siendo una materia en flujo, y un terreno de discusión yde búsqueda activa por nuevos instrumentos analíticos y prácticos.

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Estabilización económica e incentivos políticos 179

ESTABILIZACIÓN ECONÓMICA E INCENTIVOS POLÍTICOS

JORGE M. STREB∗

Universidad del CEMA

I. Introducción

Este capítulo ilustra la aplicación del enfoque de economía política a lamacroeconomía. Planteamos la discusión en torno a un modelo simple ba-sado en Nordhaus (1975), que dio origen a la literatura formal sobre lainfluencia de las elecciones en los ciclos económicos. Como en un modelopara armar, vamos reemplazando luego algunos componentes por otros, paraseguir la evolución de ideas sucesivas que surgieron en esta literatura sobreciclos electorales.

Desde una perspectiva más general, la economía política se contraponea una tradición arraigada en economía que modela al gobierno como unactor benevolente que busca maximizar el bienestar social. Esta tradiciónde la economía está emparentada con la teoría clásica en política de que lademocracia busca llevar a cabo la voluntad del pueblo para realizar el biencomún.

∗ Agradezco la invitación de Daniel Heymann al panel de progresos de macroeconomía enla reunión de la AAEP organizada por la Universidad Nacional de La Plata en noviembre2005, que dio origen a este capítulo. Mis ideas sobre estos temas se enriquecieron a lo largode los años a través de conversaciones con George Akerlof, Marco Bonomo, AlessandraCasella, Walter Cont, Mariana Conte Grand, Alejandro Corbacho, Allan Drazen, DanielHeymann, Daniel Lema, Torsten Persson, Alejandro Saporiti, Ernesto Stein, Cristina Terra,Mariano Tommasi, Gustavo Torrens, Federico Weinschelbaum, Carlos Winograd y JavierZelasnik.

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180 Progresos en Macroeconomía

Schumpeter (1942, caps. 21 y 22) argumenta que esto pone las cosaspatas para arriba, porque así como las empresas buscan maximizar ganan-cias, los políticos buscan conseguir el poder. Después de dar una definiciónoperativa de la democracia aún hoy vigente -un sistema político con libreentrada de los partidos políticos a la competencia por votos libres-, proponeuna teoría alternativa de la democracia según la cuál

“The democratic method is that institutional arrangement forarriving at political decisions in which individuals acquire power todecide by means of a competitive struggle for people’s vote.”

Es decir, Schumpeter pone en el centro de la escena el objetivo de lospartidos políticos de ganar elecciones, no de hacer beneficencia. Downs(1957, cap. 2) describe a esto como partidos oportunistas, en contraposicióna los partidos ideológicos que quieren conseguir el poder para aplicar suspolíticas preferidas:

“Parties formulate policies in order to win elections, rather thanwin elections in order to formulate policies.”

Sin embargo, así como la competencia disciplina a los agentes económi-cos, más allá de su interés propio, a proveer productos a precios razonables,Schumpeter (1942, cap. 22) indica que la competencia electoral tambiéndisciplina a los partidos políticos. En esta línea, Downs (1957, cap. 8) muestraun ejemplo extremo del rol disciplinador de las elecciones, adaptando elmodelo de competencia espacial de Hotelling (1929), donde dos partidospolíticos puramente oportunistas convergen en equilibrio al votante media-no.1 Sin embargo, Downs (1957, cap. 13) resalta que el rol disciplinador delas elecciones no es perfecto, por los problemas de información que tienenlos partidos políticos para saber qué quieren los votantes (y, en particular, el

1 Downs (1957) supone que los votantes votan al partido más cercano, dado que tienenpreferencias de un solo tope (single-peaked preferences) que decrecen simétricamente alre-dedor de su punto ideal. Dado esto, si el votante mediano (que está justo en el percentil 50 ysepara a los votantes en dos mitades) prefiere a uno de los dos partidos, todos los votantes asu derecha o a su izquierda lo van a preferir también. Por tanto, el votante mediano es elvotante decisivo.

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Estabilización económica e incentivos políticos 181

votante mediano que es el votante decisivo), y los problemas de los votan-tes de saber qué hace (y qué tendría que hacer) el gobierno.

Este capítulo muestra que el mismo mecanismo de selección electoral dela democracia que disciplina a los partidos políticos (Schumpeter 1942,Downs 1957) también trae distorsiones de política económica. Al incluirlos incentivos políticos del gobierno, estos modelos de economía políticasimplifican drásticamente la estructura de la economía. En términos prácti-cos, son complementarios al enfoque tradicional de política económica quese centra en la cuestión normativa de las políticas óptimas de estabilizaciónusando modelos con una estructura económica mucho más elaborada.

II. William Nordhaus: desestabilización económica

Los trabajos en el campo de los ciclos económicos de origen políticoempiezan a tener visibilidad con Nordhaus (1975), que modela la relaciónde los ciclos económicos con las elecciones.2 Fue un proceso lento a partirde ahí, dado que los modelos iniciales suponían agentes miopes, en el mis-mo momento en que se estaba dando la revolución de expectativas raciona-les en macroeconomía. El tratamiento actual llega recién cuando estos pro-blemas se reanalizan usando herramientas de teoría de juegos e informaciónasimétrica, aplicadas antes al campo de la economía laboral y la organiza-ción industrial.3

Motivado por evidencia anecdótica previa, William Nordhaus formalizala tentación del partido político que controla al gobierno de distorsionar lapolítica macroeconómica por motivaciones electorales en su clásico “Thepolitical business cycle” publicado en 1975. Hay dos partidos, oficialismo

2 Kalecki (1943) analiza las implicancias políticas de los ciclos, donde el pleno empleoalterna con ajustes económicos que disciplinan a la clase trabajadora. Sin embargo, no rela-ciona al ciclo económico con las elecciones, dado que considera un sistema político norepresentativo que responde a los intereses de las grandes empresas.

3 Si bien entretenidos, para mí los temas de economía y política eran parte de las charlas decafé hasta que me encontré con Persson y Tabellini (1990), que me abrieron una ventana a laaplicación sistemática del enfoque de economía política a la macro.

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182 Progresos en Macroeconomía

y oposición. Para incrementar sus chances electorales, antes de las eleccio-nes el partido gobernante estimula la economía, y después hace el ajuste,dando lugar a un ciclo económico electoral o PBC (por political businesscycle). Presenta evidencia de que en tres países –Estados Unidos, Alemaniay Nueva Zelanda – hay un patrón donde el desempleo cae antes de laselecciones y sube después. En dos países de la OECD la evidencia esmás débil, mientras que en otros tres no hay evidencia alguna de un cicloelectoral.

A. Los supuestos básicos del modelo

Incorporamos las ideas esenciales del trabajo de Nordhaus (1975) en unmodelo simple que facilita la comparación con la literatura posterior.Nordhaus formaliza el problema de la desestabilización macroeconómicaen un marco donde los ciudadanos le tienen aversión a la inflación π y aldesempleo u. Fundamenta esta formulación en que una alta tasa de desem-pleo agregado afecta a una gran proporción de los ciudadanos, tanto vía eldesempleo abierto como a través de un mercado laboral más difícil. Ade-más, encuestas y estudios de comportamiento electoral revelan que a losvotantes también les disgusta la inflación. Representamos esto con la fun-ción de pérdidas L en el período t:4

tt

ttt uuL λπ

π +=2

)(),(

2

En Nordhaus (1975) la inflación π es una función negativa del desem-pleo u y positiva de la inflación esperada πe. La relación inversa de cortoplazo entre inflación y desempleo es más fuerte que la de largo plazo, cuan-do πe ajusta (en el límite, la relación de largo plazo es vertical). Reordenamosla curva de Phillips ampliada por expectativas, expresando el desempleo u

4 En Nordhaus la desutilidad es lineal en la inflación y cuadrática en el desempleo.

(1)

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Estabilización económica e incentivos políticos 183

como desvíos en torno a la tasa natural u por sorpresas inflacionarias

:)( eππ −

)( ettutu ππ −−=

Nordhaus (1975) supone que el gobierno maneja perfectamente la infla-ción a través de la política monetaria y puede afectar el nivel de desempleo.

En Nordhaus (1975), las expectativas inflacionarias de los agentes estándeterminadas por expectativas adaptativas: en tiempo continuo, supone quelas expectativas se ajustan a la discrepancia entre la inflación y las expecta-tivas inflacionarias. En nuestro modelo de tiempo discreto, tomamos uncaso particular de expectativas adaptativas, las expectativas estáticas dondela inflación esperada está dada por la inflación pasada, por lo que ajusta conun rezago de un período:

1−= tet ππ

Basado en la evidencia proveniente de trabajos de ciencia política,Nordhaus (1975) supone que la evaluación del partido en el gobierno estábasado en su desempeño corriente y pasado, lo que se conoce como “votoretrospectivo”. Menciona la posibilidad de que los dos partidos políticosdifieran en sus preferencias relativas por inflación y desempleo (un temadesarrollado en la literatura posterior sobre partidos con preferencias ideo-lógicas), pero luego se limita a postular que diferentes votantes tienen dife-rentes valores de reserva para cada partido político.

En un período electoral, suponemos que cada votante i prefiere aloficialismo si la función de pérdida ese período es menor o igual a ciertautilidad de reserva idiosincrática, y vota a la oposición en caso contrario.5

Como los votantes no observan la inflación al momento de votar, el argu-

(2)

(3)

5 Si un votante está indiferente, le da lo mismo votar al oficialismo o a la oposición. Pararomper el empate, suponemos que vota al oficialismo (sino, el gobierno tendría que estimu-lar la economía un infinitésimo más para desempatar).

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184 Progresos en Macroeconomía

mento que usamos en la función de pérdidas (1) es la inflación esperada (3):

. ooficialism al vota),( iLuLi

tett ⇔≤π

Podemos reformular la decisión de voto por el partido oficialista en laecuación (4) como: ⇔≤− 0),(

it

ett LuL π i vota al oficialismo. Aunque

cada votante tiene idénticas preferencias sobre inflación y desempleo, aldiferir en su valor de reserva los individuos difieren en una constante

iL en

su preferencia relativa respecto a los dos partidos políticos. Podemos en losucesivo llamar Li a la función de pérdidas específica del individuo i, donde

.),(),(i

tettt

et

it LuLuL −≡ ππ

Podemos analizar el voto agregado enfocándonos en el votante media-no, que separa al electorado en dos mitades. El votante mediano i=m tieneun valor de reserva

mL tal que la mitad del electorado tiene un valor de

iL menor y la otra mitad un valor mayor. Si para una inflación esperadadada, el nivel de desempleo u

t es tal que ,0),( ≤−

mt

ett LuL π el votante me-

diano prefiere el oficialismo a la oposición. Entonces, la mitad del electora-do que tiene

iL >

mL también va a preferir al partido en el gobierno, ya que

tiene una pérdida relativa aún menor que el votante mediano. Es decir, elpartido que el votante mediano prefiera va a ser apoyado por al menos lamitad más uno de los votos. Por tanto, la decisión del votante medianorefleja el resultado global de la elección.

Queda la cuestión de si el partido en el gobierno conoce la identidad delvotante mediano, el caso de “voto determinista” (deterministic vote), o sisólo conoce la distribución de probabilidad del votante mediano, el caso de“voto probabilista” (probabilistic vote). Nordhaus (1975) es ambiguo, peromenciona que su supuesto de que el gobierno quiere el mayor número devotos posibles se puede justificar por la incertidumbre sobre el voto y queesta incertidumbre se puede captar con un término aleatorio aditivo. Anali-zamos entonces este caso de voto probabilista, suponiendo una distribuciónuniforme de la posición del votante mediano m alrededor de ,L en el inter-valo:

(4)

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Estabilización económica e incentivos políticos 185

(5)]2

,2

[εε +−∈ LLL

m

Para cerrar el modelo, Nordhaus (1975) supone que los partidos políti-cos son puramente oportunistas y, según la celebre definición de Downs(1957), formulan políticas para ganar elecciones.6 En contraste, introduci-mos el supuesto de que cada partido político es un “Leviatán moderado” alque no sólo le interesa ganar elecciones, sino también (algo) el bienestar delos ciudadanos. El gobierno benevolente es el caso polar de un partido polí-tico al que sólo le interesa el bienestar de los ciudadanos.

En consecuencia, a cada partido político le preocupa la inflación y eldesempleo, como a los votantes, y además le interesa el poder que le da unautilidad K. Designamos con el superíndice of al partido político oficialista(lo mismo vale para el partido político opositor, que se designa con elsuperíndice op). En Nordhaus (1975), la variable tz toma valor uno cuandogana las elecciones y cero cuando las pierde:

.1,0,2

)(),,(

2

=−+= tttt

tttoft zKzuzuL λ

ππ

Supone además que el oficialismo sólo se preocupa por lo que sucede enel presente período de gobierno, así que el factor de ponderación δ quereciben los períodos posteriores a las elecciones es cero. Este supuesto su-pone un gobierno cortoplacista (Nordhaus habla de un gobierno miope) quesólo se preocupa por ganar las próximas elecciones.

El marco conceptual de Nordhaus tuvo un impacto inmenso en la litera-tura posterior, que elabora, amplía y corrige este planteo. Sin embargo, lossupuestos específicos de Nordhaus acerca de que los ciudadanos son mio-pes tanto en sus decisiones económicas, por las expectativas adaptativas deinflación en (3), como en sus decisiones políticas, por el voto retrospectivo

6 En Nordhaus (1975), el partido en el gobierno quiere maximizar sus votos, es decir, es un“Leviatán” al que sólo le interesa su propio bienestar. Sin embargo, este objetivo le lleva ainteresarse en forma indirecta por los objetivos de baja inflación y desempleo, en tanto estopermite atraer votos y ganar elecciones.

(6)

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186 Progresos en Macroeconomía

en (4), van a sufrir un duro embate a partir de la revolución de expectativasracionales en macroeconomía.

Introducimos estos ingredientes tomados de Nordhaus (1975) en unmodelo simple de dos períodos. El período 1 representa al período electoraly el período 2 al período postelectoral. La secuencia en cada período apare-ce en el gráfico 1.

Gráfico 1. Secuencia en Nordhaus

B. La solución del modelo

El modelo se puede resolver por inducción hacia atrás. Por la ecuación(2), en el período postelectoral el desempleo u

2 está determinado por la

diferencia entre inflación e inflación esperada.En el período 2 no está en juego el objetivo electoral, así que para el

partido en el gobierno z2 es una constante igual a 1. La variable de política

que maneja el gobierno es la inflación π2, que representa la política moneta-

ria. Sin embargo, lo que observan los votantes es el desempleo. Por tanto,minimizamos la función de pérdidas (6) con respecto a u

2 usando la restric-

ción (2). La condición de primer orden es:

( ) 0)1(2

2d

d2

2

2

2 eeof

uuuu

u

Lπλλ

π−−=⇒=+−

+−=

Se cumple la condición de segundo orden para un mínimo, ya que

.01)/d(d 222

2 >=uLof Como la política económica se determina bajo certi-dumbre, el nivel óptimo del objetivo u

2 determina el nivel óptimo del ins-

trumento de política π2. De (2) y (7), la inflación óptima es:

π te π t voto si

t impar u t

revelado

(7)

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Estabilización económica e incentivos políticos 187

2 λπ =

Para cerrar el período postelectoral, la expectativa inflacionaria vienedada por la inflación previa: . 12 ππ =e

Ahora pasamos a resolver el período 1, el período electoral. Si el votofuera determinista, es decir, si la identidad del votante mediano LL

m= fue-

ra conocida, alcanzaría con que el partido de gobierno apuntara a un nivelde desempleo u

1 tal que 0),(),( 111111 ≤−= LuLuL eem ππ fuera una igualdad.

Esto le permitiría ser reelegido con certeza, ya que conseguiría la mitad másuno de los votos.

Con voto probabilista, en cambio, lo único que sabe el gobierno es que

la identidad del votante mediano está en el intervalo ],2

,2

[εε +−∈ LLL

masí

que lo que el partido gobernante puede computar es la probabilidad de ga-nar una elección. Dado el supuesto de distribución uniforme del votantemediano en este intervalo, esta probabilidad es:

].2

,2

[ ),(para,),(

2)1Pr( 111

111

1εεπ

ε

πε

+−∈−+

== LLuLuLL

z e

e

Para valores de ),( 111 uL eπ menores a ese intervalo, la probabilidad deganar es uno, mientras que para valores mayores es cero. Por tanto, para unaexpectativa de inflación dada, la probabilidad de ganar la elección es unafunción decreciente de la tasa de desempleo.

Bajo incertidumbre, el gobierno minimiza su desutilidad esperada, quedepende de la inflación (π

1), el desempleo (u

1) y la probabilidad de ganar la

elección (z1):

[ ] ( )( ).0)1Pr(1)1Pr(2

)(),,(E 111

21

1111 =−−=−+= zKzuzuLof λπ

π

La solución óptima se puede representar gráficamente. Manteniendo fijala pérdida esperada (10) en un nivel constante EL y reemplazando la infla-

(8)

(9)

(10)

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188 Progresos en Macroeconomía

ción usando (2), la curva de indiferencia entre desempleo y probabilidad deganar la elección es:

K

ELuuuz

e −++−== 1

211

12/)(

)1Pr(λπ

La derivada primera de la curva de indiferencia es nula para

( ).11euu πλ −−= Como la derivada segunda es positiva, las curvas de indi-

ferencia son convexas y tienen un mínimo ahí. En el gráfico 2 representa-mos una de las curvas de indiferencia del partido de gobierno. Para una tasade desempleo dada, la utilidad sube con la probabilidad de ganar la elec-ción, así que la utilidad sube a medida que nos desplazamos a curvas deindiferencia superiores.

(11)

Gráfico 2. Equilibrio en período electoral

0

0.2

0.4

0.6

0.8

1

1.2

1.4

1.6

00.

25 0.5

0.75 1

1.25 1.

51.

75 22.

25 2.5

2.75 3

3.25 3.

53.

75 4

tasa de desempleo

prob

abili

dad

de re

elec

ción

votocurva de indiferencia

1

0

Además, en el gráfico 2 se representa la restricción electoral. La proba-bilidad de ganar las elecciones como función del nivel de desempleo esdecreciente por tramos. El supuesto crucial del gráfico es que, para unainflación λπ =1 que lleva a un desempleo ),1(1

euu πλ −−= la probabilidad

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Estabilización económica e incentivos políticos 189

de ganar una elección es menor a 1 (caso contrario, el gobierno no necesita-ría estimular la economía para ganar la elección). Para un óptimo interior, lacondición de primer orden viene de diferenciar (10), sujeta a la restricción(2):

uuKu

zuu

u

EL eof

11

111

1

1 0 d

)1Pr(d)1(

22

d

d=⇒=

=−+−

+−= λ

π

De (9), ,d

/),(d

d

)1Pr( d 1111 λεπ

−=−==

u

uL

u

z e

para

( )K+= 11 λπ

Por último, queda especificar la inflación esperada en el período 1. Porexpectativas adaptativas, . 01 ππ =e La inflación inicial está dadaexógenamente. Podemos suponer que λπ =0 , ya que es un período no elec-toral como el período 2 (los períodos impares son los períodos electorales).

Encontramos el mismo patrón básico del modelo original de Nordhaus(1975) en tiempo continuo: en el período electoral el gobierno tiene un in-centivo para estimular la economía a través de la política monetaria, empu-jando la inflación para arriba, y después de las elecciones ajusta, reducien-do el nivel de inflación. La economía responde a estos estímulos moneta-rios con una caída del desempleo antes de las elecciones y una suba des-pués. Esto da lugar a un ciclo sistemático alrededor de las elecciones.

III. La crítica de expectativas racionales

El modelo de Nordhaus (1975) es criticado explícitamente por McCallum

( ) Ku

zu e

1

11

d

)1Pr(d

=+−−= πλ

(12)

,2

[ ),( 111επ −∈ me LuL

].2

,ε+mL Por tanto, la inflación óptima es mayor a λ en el período electoral:

(13)

du1

du1

ε

ε

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190 Progresos en Macroeconomía

(1978), quien postula que los agentes económicos tienen expectativas ra-cionales, y que los votantes comparan los partidos en función de su desem-peño futuro esperado.

Analicemos qué pasa al reemplazar el supuesto (3) de expectativasadaptativas por el supuesto de expectativas racionales:

][ tEet t ππ =

Para calcular la inflación esperada, los individuos computan la esperan-za matemática de la inflación usando la información de cómo se comportala economía. Se supone que los individuos conocen el modelo, al igual quelos políticos, lo que en nuestro caso implica que conocen la función objeti-vo del partido en el poder (6) y la restricción (2). En un modelo de políticaeconómica no estocástico como el de Nordhaus (1975), expectativas racio-nales llevan a previsión perfecta.

Con la especificación de la función de pérdidas (6), una inflación igual aλ es una estrategia dominante sea cuál fuere la expectativa inflacionaria delsegundo período. Aplicando expectativas racionales, la inflación esperadaen el período 2 es λπ =e

2 dado por (8): los individuos prevén que el gobier-no va a elegir ese nivel de inflación ya que es su estrategia dominante. En elperíodo 1, los individuos también pueden prever la inflación, por lo que enequilibrio el gobierno no puede afectar el nivel de desempleo con sorpresasinflacionarias. Al introducir expectativas racionales en el modelo de la sec-ción anterior, se elimina el efecto de la expansión monetaria sobre el des-empleo. Esto replica los resultados de Sargent y Wallace (1975) sobre lairrelevancia de la parte previsible de la política monetaria sobre el productoen un modelo con tasa natural de desempleo y expectativas racionales.

La otra parte del argumento de McCallum (1978) es igualmente impor-tante y tiene que ver con que el voto es una decisión prospectiva. Si lasituación actual de la economía no brinda ninguna información sobre eldesempeño futuro del partido en el gobierno, votantes racionales no debe-rían tomar esta información en cuenta en su decisión electoral. Pero si lasituación económica actual no afecta las chances del oficialismo de ganar

(14)

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Estabilización económica e incentivos políticos 191

las elecciones, no hay un incentivo para que el gobierne desestabilice laeconomía en primer lugar.

Estas críticas teóricas al modelo de Nordhaus tuvieron un gran impactoen la literatura posterior. Además, gran parte de la evidencia empírica pos-terior no encuentra un ciclo sistemático de expansión y recesión económicaalrededor de elecciones en países de la OECD, aunque sí se observan ciclosdonde la inflación sube y luego baja. Esto está relacionado con políticasmonetarias y fiscales expansivas antes de las elecciones (Alesina, Roubiniy Cohen 1997, caps. 6 y 7). Es decir, a diferencia de McCallum (1978), haycierta evidencia empírica que apunta a que los políticos crean ciclos oportu-nistas. Sin embargo, estos ciclos son de una naturaleza distinta a la quepostulaba Nordhaus (1975). Pasamos a esto ahora.

IV. Información incompleta

Nordhaus (1975) supone información asimétrica, por lo que a diferen-

cia del gobierno los individuos no conocen la política monetaria del perío-do. Sin embargo, complementa esto con el supuesto implícito de que paralos votantes no hay relación entre el desempleo y la inflación en el períodoactual, porque las expectativas de inflación están dadas por la inflación delperíodo previo. Este supuesto de miopía de los votantes, que desaprove-chan la información contenida en la tasa de desempleo, contrasta con susupuesto de políticos profesionales que sí conocen y aprovechan la relacióninversa entre desempleo e inflación actual.

Rogoff y Sibert (1988) mantienen el supuesto de información asimétricade Nordhaus, pero lo complementan con un supuesto de información in-completa. Los gobiernos son heterogéneos en su idoneidad y los votantesno la conocen a priori, sino que tienen que tratar de deducirla del desempe-ño económico del gobierno.

Además, Rogoff y Sibert (1988) agregan el supuesto de que la idoneidaddel gobierno presenta persistencia en el tiempo, lo que justifica que votan-tes interesados en las consecuencias futuras de sus decisiones voten retrospec-

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192 Progresos en Macroeconomía

tivamente usando como predictor al desempeño actual del gobierno.7 Esto

se puede retrotraer al punto original de Muth (1960), las condiciones bajo

las cuáles son óptimas las expectativas adaptativas (en Muth 1961 plantea

la idea general de expectativas racionales como las predicciones de la teoría

económica relevante).

A partir de las ideas de Akerlof (1970) y Spence (1973) de las señales

como una manera de resolver la asimetría de información, Rogoff y

Sibert (1988) proponen al propio ciclo electoral como una señal de ido-

neidad. Rogoff (1990) presenta esta lógica en un modelo con una lógica

microeconómica depurada. Como los supuestos de información incom-

pleta y persistencia son compatibles con individuos racionales, esto lle-

va a los modelos de ciclos económicos electorales racionales (rational

PBC).

Nos vamos a concentrar específicamente en Persson y Tabellini (1990),

un modelo de ciclo electoral en la política monetaria al modo de Nordhaus

(1975). Rogoff y Sibert (1988) y Rogoff (1990), en cambio, plantean mode-

los de ciclo electoral en la política fiscal.

A. Los supuestos básicos del modelo

El modelo de Persson y Tabellini (1990: capítulo 5, sección 2) es repro-

ducido en Alesina, Roubini y Cohen (1997, cap. 2). Como este es un mode-

lo de información incompleta donde los votantes no conocen de antemano

el tipo de gobierno, sino sólo la distribución de probabilidades de sus tipos,

es un juego Bayesiano donde las creencias iniciales (priors) afectan el equi-

librio final. El concepto de solución utilizado es equilibrio Bayesiano per-

fecto, una extensión del concepto de equilibrio Nash a juegos de informa-

ción incompleta (ver, por ejemplo, Gibbons 1992, cap. 4). Simplificamos la

7 Cukierman y Meltzer (1986) proponen ideas similares, pero están preocupados por laexistencia de reglas para evitar distorsiones en una democracia, más que por elcomportamiento del ciclo electoral.

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Estabilización económica e incentivos políticos 193

presentación original de Persson y Tabellini (1990), al exponer la decisión

del gobierno en términos de curvas de indiferencia entre desempleo y pro-babilidad de reelección.8

En el modelo hay dos períodos, el período 1 (electoral) y el período 2(postelectoral). En cada período t=1,2, la función de pérdidas de cada indi-viduo está dada por la ecuación (1), dependiendo positivamente de la infla-ción π y de la tasa de desempleo u.9 Como todos los individuos son homo-géneos, pueden ser reemplazados por un individuo representativo. Por tan-to, es un contexto de voto determinista ya que el gobierno conoce la identi-dad del votante representativo.

La función de pérdidas intertemporal tiene un factor de descuento δ,donde 0<δ<1:

),(),((.) 222111 uLuLL πδπ +=

El desempleo no depende sólo de las sorpresas inflacionarias, como enla ecuación (2), sino que depende además de la idoneidad del gobierno ε

t

(omitimos el superíndice of de oficialismo, ya que no hay ambigüedad conop, la oposición):

tettutu εππ −

−−=

8 Además de las diferencias en la presentación, el tratamiento difiere por dos cuestionestécnicas de teoría de juegos. Primero, como el concepto de equilibrio usado es equilibrioBayesiano perfecto (un subconjunto de los equilibrios Nash), hay que considerar desvíosunilaterales del equilibrio tomando como dadas las estrategias de los otros jugadores. Poreso, el gobierno en particular toma como dadas las expectativas de inflación del sectorprivado al considerar desvíos del equilibrio propuesto. Segundo, la aplicación del criteriointuitivo (Cho y Kreps 1987) lleva a eliminar no solo algunos sino todos los equilibrios conagrupación, por lo que únicamente quedan equilibrios con diferenciación.

9 Persson y Tabellini (1990) usan el empleo x en lugar del desempleo u, por lo que x tiene uncoeficiente negativo en la función de pérdidas. Por coherencia, seguimos la formulaciónoriginal de Nordhaus (1975).

(15)

(16)

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194 Progresos en Macroeconomía

El modelo supone información asimétrica, ya que los individuos puedenobservar el nivel de desempleo u, pero no el nivel de inflación π, cuandotienen que votar. Esta información asimétrica lleva a que exista informa-ción incompleta, ya que un bajo desempleo se puede deber tanto a alta infla-ción como alta idoneidad. Si no hubiera información asimétrica, los votan-tes podrían inferir la idoneidad usando (16).

Los agentes económicos tienen expectativas racionales, tal como se es-pecifica en la ecuación (14). Los votantes saben que la idoneidad tiene per-sistencia. El supuesto de Persson y Tabellini (1990), siguiendo a Rogoff ySibert (1988), es que sigue un proceso de medias móviles de orden 1, por loque la persistencia es parcial:

1−+= ttt µµε

Suponemos que el valor inicial µ 0 = 0. La idoneidad en el primer perío-

do está dada por µ1, mientras que en el segundo período está dada por µ

1 +

µ2.Cada período, los shocks de idoneidad pueden tomar dos valores, alto o

bajo. Un valor alto )0( >= µµ t es un shock de competencia, un valor bajo)0( <=

−µµ t es un shock de incompetencia. Para simplificar, suponemos que,µµ −= y que las creencias previas son que q=0.5, por lo que el valor espe-

rado de la idoneidad es cero:

0)1()E( =−

−+= µµµ qqt

En el caso del oficialismo, los votantes pueden usar el desempleo obser-vado y su expectativa de inflación para inferir la idoneidad en la ecuación(16). En el caso de la oposición, lo único que saben los votantes es que elvalor esperado de su idoneidad es cero.

Los partidos políticos tienen los mismos objetivos que en (6), baja infla-ción y desempleo, y detentar el poder. Cambia la interpretación de z

t, que

ahora indica si se controla o no al gobierno en el período t. El partido polí-tico recibe una utilidad K cuando está en el poder (z

t = 1) y nada cuando

(17)

(18)

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Estabilización económica e incentivos políticos 195

está en la oposición (zt = 0). La utilidad K se puede interpretar como la

fuerza del motivo electoral.La utilidad intertemporal del oficialismo está dada por:

),,(),,((.) 22221111 zuLzuLL ofofof πδπ +=

Aunque el partido político en la oposición tiene preferencias similares al

oficialismo, juega un rol completamente pasivo ya que solo accede el poderen el período 2 si el oficialismo pierde las elecciones (la oposición no puede

mandar ningún tipo de señal en este modelo).Se supone que el gobierno elige la política monetaria (el nivel de infla-

ción) discrecionalmente, por lo que actúa después que el sector privado. Lasecuencia de hechos cada período aparece en el gráfico 3. Los individuos

tienen un rol tanto económico (como sector privado) como político (comovotantes o sociedad civil).

(19)

Gráfico 3. Secuencia en Persson y Tabellini

π teµ t u t

reveladoπ t voto si

t impar

El partido en el gobierno observa su shock de idoneidad actual. Luego,

el sector privado formula sus expectativas inflacionarias, conociendo el

modelo y los objetivos del gobierno. A continuación, el gobierno fija la

política monetaria, que se identifica con el nivel de inflación. Los votantes

observan el nivel de desempleo resultante, pero no la inflación. Si es el

período 1, los votantes deciden si reeligen al partido de gobierno. Como

hay un individuo representativo, su decisión representa la de todos los vo-

tantes. Finalmente, se revela la inflación πt y la idoneidad µ

t del partido en

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196 Progresos en Macroeconomía

el poder (esto no lo representamos en el gráfico 3, pero es informacióndisponible para el período siguiente).

B. La solución del modelo

En el período 2 no hay elecciones. Este período se resuelve por induc-ción hacia atrás. Cualquiera de los dos partidos en el gobierno, con inde-pendencia de su tipo, fija una inflación π

2 = λ, porque es su estrategia domi-

nante. Como el sector privado prevé esto no hay sorpresas inflacionarias,por lo que:

22 λππ ==e

En consecuencia, en el segundo período el desempleo va a estar deter-minado por la idoneidad del gobierno, ε

2=µ

1+µ

2.

Dado que las políticas que aplican en el período 2 tanto el partidooficialista como la oposición son iguales (una inflación igual a λ), la únicadiferencia relevante para los votantes es la tasa de desempleo que va a habercon cada tipo de gobierno. Sea θ=1 la decisión de reelegir al oficialismo, yθ=0 la decisión de echarlo, reemplazándolo por la oposición:

( )[ ]

( )[ ] uuuL

uuuuuL

opop λλµµλλπ

θ

µλλλµµλλπ

θ

+=

+−+==

−+=

+−+==

2

)()(

2

)(E0,.E

],[E2

)()(

2

)(E1,.E

2

21

22

1121

111

2

121

22

1121

En valor esperado, los shocks de idoneidad del segundo período soncero tanto para el partido de gobierno como para la oposición. Para eloficialismo, la esperanza del shock de idoneidad del primer período es con-dicional a la señal observada de desempleo. En el caso de la oposición, esta

(20)

(21)

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Estabilización económica e incentivos políticos 197

señal no provee información alguna, así que se aplica la esperanza incondi-cional de un valor esperado de cero. De (21), es inmediato inferir que losvotantes van a preferir reelegir al partido de gobierno si .0]E[ 11 >uµ Estolleva a que haya una decisión de voto de tipo cero o uno: si la tasa de desem-pleo lleva a inferir que el gobierno es idóneo, se lo reelige; si no, se lo echa.

Equilibrio con diferenciación

Dado que esto es un modelo de señales (el gobierno elige el nivel deinflación que afecta al empleo una vez que observa su tipo), es posible queen el período 1 haya tanto equilibrios con agrupación (pooling equilibria)como con diferenciación (separating equilibria). La señal que observan losvotantes no son las políticas monetarias π

1, sino el nivel de desempleo u

1

que resulta con cada tipo de gobierno. El período 1 no se puede resolver porinducción hacia atrás, ya que hay una circularidad en la solución: la deci-sión de voto depende de lo que haga antes el gobierno, y lo que hace elpartido en el gobierno depende de la decisión de voto de los ciudadanos quesigue. Lo analizamos utilizando el concepto de equilibrio Bayesiano per-fecto.

En un equilibrio con diferenciación, un gobierno idóneo elige una infla-ción )(1 µπ lo suficientemente alta para bajar a la tasa de desempleo a su1 (spor separating) y distinguirse de la señal de desempleo de un gobiernoincompetente. Este último elige una inflación λ, su óptimo si no puede afec-tar sus chances de reelección, produciendo una tasa de desempleo mayor.Por tanto, en equilibrio la inflación esperada es:

)()1()()(

)(111

111

1

−−+=⇒

−+−=

=− µπµππ

µπµπ

λµπqq

uu

e

es

El desempleo resultante es condicional a la política monetaria que eligecada tipo de gobierno y puede ser usado por los votantes para inferir laidoneidad del gobierno:

(22)

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198 Progresos en Macroeconomía

(23)( )( ) µµµπµπµ

µµµπµπµ=⇒−−−==⇒−−−=

ee

ee

uu

uu

111

111

)()(

)()(

Más abajo determinamos cuál es el nivel su1 = )(1 µu que permite queun gobierno idóneo se diferencie del otro tipo. Queda especificar las creen-cias fuera de equilibrio, ya que no están determinadas por las señales deequilibrio en (23). Mientras que las creencias sobre el sendero de equilibrioson únicas, hay múltiples maneras razonables de especificar las creenciasfuera del sendero de equilibrio.10 Suponemos que para cualquier tasa dedesempleo mayor a ,1

su los votantes van a inferir que el gobierno es noidóneo, y para cualquier tasa menor que es idóneo:

µµ

µµ

=⇒>

=⇒<es

es

uu

uu

11

11

Usando las soluciones del período 2 en (20) y la restricción (16), si elgobierno es reelegido con probabilidad θ, en el período 1 la pérdida espera-da para el tipo µ

1 de elegir u

1 es

[ ] [ ]

−−++

−+

−+−=

+=

KuKuuu

LLL

e

ofofof

θθλµλλδλµπ

µδµµ

1

2

1

2111

1211111

2

)(

2

)(

(.)E).().(E

En (25) se toma en cuenta que en el segundo período el gobierno esreelegido con probabilidad θ, en cuyo caso su idoneidad µ

1 y la utilidad K

de estar en el gobierno disminuye la pérdida esperada, y no es reelegido con

10 Esto hace que no haya un equilibrio único. Todos los equilibrios con diferenciación com-parten las señales de equilibrio (23), pero las creencias fuera del sendero de equilibrio pue-den diferir de las especificadas en (24).

(24)

(25)

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Estabilización económica e incentivos políticos 199

probabilidad 1-θ, en cuyo caso la idoneidad de la oposición op1µ es cero en

valor esperado y no goza de la utilidad K de estar en el gobierno. Despejan-do la ecuación (25) en términos de θ, para una pérdida esperada EL la curvade indiferencia es:

)(2

)(

2

)(

1

2

1

2111

K

ELKuuu e

+

−+−+−+−

=λµδ

λδλµπ

θ

Diferenciando la curva de indiferencia (que es convexa, dado que laderivada segunda es positiva), la pendiente está dada por

( ) 1111

111

1

enmínimo)(d

d µπλλµδ

λµπθ −−−=⇒+

++−+−= e

e

uuK

uu

u

La curva de indiferencia alcanza un mínimo al mismo nivel de inflaciónpara ambos tipos, ,1 λπ = que sale de comparar (16) y (27). Sin embargo,con esta inflación el nivel de empleo es más alto con el gobierno idóneo: elmínimo de las curvas de indiferencia de ambos tipos de gobiernos difiere enla distancia .

−− µµ

El supuesto del modelo es que el nivel de oportunismo es lo suficiente-mente alto para que tanto un gobierno idóneo como uno no idóneo puedanmandar una señal, es decir, .0>

−+ µλK Si no se cumpliera la condición de

un denominador positivo en (27), trivialmente habría un equilibrio con di-ferenciación, ya que un gobierno con menos idoneidad no distorsionaría lapolítica monetaria. Por tanto, alcanzaría con que el gobierno más idóneoeligiera también λ para que hubiera una diferencia de tasa de desempleo de

−− µµ entre ambos tipos.En la región relevante, para tasas de desempleo a la izquierda del míni-

mo del tipo idóneo donde ,0d

d

1

θu

las curvas de indiferencia son más

planas para un gobierno idóneo:

(26)

(27)

(λ)2 + λu 2( )

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200 Progresos en Macroeconomía

=+

−−++

−+−+−

+

+−=

µ µλδ

µµλµπ

µλ

µλθ 11

1 )(

)()(

d

d

K

uu

K

K

u

e

ya que 1<+

+−

K

K

µλ

µλy .0

)(

)(>

+−

−−

Kµλδ

µµ

La señal que perciben los votantes es la tasa de desempleo de cada tipode gobierno. El gráfico 4 muestra la señal de equilibrio que manda un tipoidóneo en términos de la tasa de desempleo observado por los votantes. Unequilibrio con diferenciación se va a dar al nivel de desempleo donde lacurva de indiferencia del menos idóneo cruza la línea θ = 1, ya que supone-mos que si este tipo está indiferente respecto a { ,)()( 11 µπλµ −−−= euu θ =0} no manda la señal .1

su 11

−−

>

+−

−−

++

+−=

µµ

θµλδ

µµθ

µλ

µλ

11 d

d

)(

)(

d

d

uKuK

K

(28)

11 Además de este equilibrio con diferenciación, en principio son posibles equilibrios conuna señal de bajo desempleo todavía menor que la del gráfico 4. Estos equilibrios Bayesianosperfectos más distorsivos se pueden descartar por la aplicación del criterio intuitivo (verexplicación de criterio intuitivo más adelante en el texto): sólo los gobiernos idóneos estándispuestos a ir tan lejos, así que por dominancia en equilibrio las creencias tienen queasignarle peso uno al tipo idóneo en todo este rango. Dada esta restricción a las creen-cias, el gobierno idóneo prefiere la señal menos distorsiva de todas en términos de bienes-tar. Esto elimina los equilibrios con diferenciación que son menos eficientes que el explica-do en el texto.

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Estabilización económica e incentivos políticos 201

Gráfico 4. Equilibrio con diferenciación

0

0.5

1

1.5

2

2.5

tasa de desempleo

pro

babi

lidad

de

re

ele

cció

n

gobierno no idóneogobierno idóneovoto

señal idoneidad

1

0u 1

s

La conducta de los votantes está representada por la función escalonada:tomando en cuenta la utilidad esperada de los votantes si optan poroficialismo u oposición en (21), las creencias dadas las señales de equilibrio(23) y los valores fuera de equilibrio (24), la probabilidad de reelección esuno si suu 11 ≤ y cae a cero si .11

suu >Existe un ciclo electoral si la curva de indiferencia del tipo no idóneo

que pasa por { ,)()( 11 µπλµ −−−= euu θ = 0} y { ,1su θ = 1} cruza la recta θ

= 1 más a la izquierda que el mínimo del tipo idóneo. Esto implicasuu 11 )( −µ > ( ),µµ − es decir, que las diferencias de señales son mayores que

las diferencias naturales en la tasa de desempleo cuando eligen la mismatasa de inflación λ. De las curvas de indiferencia del tipo menos idóneo en(26), se sigue que la existencia del ciclo electoral depende del grado deoportunismo K:

( )( ) µλ

δ

µµ

µλδ

λµµλλλµµλ

−−

>⇒+

−−+−−−+

>2

)()(2

)(

12

22

KK

(29)

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Por (23), la tasa de desempleo con un gobierno incompetente difiere de

uno competente en )()( 11 µµ uu −−

= ( ) .1

−−+− µµλπ s Por tanto, si en un equi-

librio con diferenciación hay un ciclo político, se cumple que λπ >s1 y el

gobierno idóneo tiene que producir más inflación en un año electoral paradiferenciarse de un gobierno menos idóneo.

Equilibrio con agrupación

En un equilibrio con agrupación, ambos tipos de gobierno producen lamisma tasa de desempleo pu1 (p por pooling) en el primer período, pero elmenos idóneo lo hace con un nivel más alto de inflación, que solo se obser-va después de las elecciones. Respecto a lo que sucede fuera de equilibrio,suponemos que para cualquier tasa de desempleo mayor a ,1

pu los votantesvan a inferir que el oficialismo es no idóneo, y para cualquier tasa menorque es idóneo con probabilidad ½, ya que este equilibrio no revela ningunanueva información y se mantienen las creencias previas:

µµ

µµµ

=⇒>

+=⇒≤

ep

ep

uu

uu

11

112

De las múltiples estrategias de política monetaria posibles en un equili-brio con agrupación, nos concentramos en el caso donde un gobierno idó-neo elige una inflación λ, ya que esa es su estrategia óptima si no puedeafectar su probabilidad de reelección. Dadas estas políticas monetarias deequilibrio, la inflación esperada es:

)()1()()(

)(111

1

111

−−+=⇒

=−

−+−=− µπµππ

λµπ

µπµπqq

u eep

Para determinar el nivel de inflación elegido por un gobierno no idóneo,

(30)

(31)

202 Progresos en Macroeconomía

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se puede aprovechar el hecho de que la tasa de desempleo va a ser el mismocon ambos tipos de gobiernos: ( )

−−

−−=−−−= µπµπµπλ eepu 1111 )( ⇒

.)(1−

−+=−

µµλµπ En equilibro, el nivel esperado de inflación es e1π =

))(1(−

−+−+ µµλλ qq = ).)(1(−

−−+ µµλ q

Para que un gobierno menos idóneo quiera mimetizarse con un gobiernoidóneo, la pérdida esperada en función objetivo (25) de elegir )(1

−µπ y gozar

de una probabilidad de reelección de θ = 1/2 tiene que ser menor que lapérdida esperada de elegir una inflación λ y perder las elecciones con segu-ridad (θ = 0). Evaluando las expresiones de pérdida esperada en ambospuntos, simplificando términos, y resolviendo en términos de K, se requierela siguiente condición:

−−−

−> µλ

δ

µµ 2)(K

Esta es una condición más restrictiva que la (29) que asegura que hayaun ciclo político en un equilibrio con diferenciación.

Criterio intuitivo

El equilibrio Bayesiano perfecto no impone restricciones a las creenciasfuera del sendero de equilibrio, más allá de que aseguren que nadie quieradesviarse de las estrategias de equilibrio. Cho y Kreps (1987) usan la ideade dominancia en equilibrio para imponer restricciones adicionales a lascreencias fuera de equilibrio como las especificadas en (30).

Supongamos que ocurre un evento con probabilidad cero en el equili-brio con agrupación, a saber una tasa de desempleo menor que las tasa espe-rada pu1 . Si a un tipo no idóneo este desvío no puede darle nunca una utili-dad mayor a la que obtendría en el equilibrio inicial, no importa cuál sea laestrategia de los otros jugadores (en nuestro caso, todas las probabilidadesde reelección entre cero y uno), pero sí puede dársela a un tipo idóneo,entonces este desvío esta dominado en equilibrio para el primero, pero nopara el segundo. El criterio intuitivo de Cho y Kreps (1987) impone una

(32)

Estabilización económica e incentivos políticos 203

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204 Progresos en Macroeconomía

restricción a las creencias, requiriendo una probabilidad cero para los tipospara los cuáles el desvío está dominado en equilibrio, y positiva para aque-llos que no.

Consideremos el máximo desvío du1∆ que un incompetente estaría dis-puesto a hacer respecto al equilibrio con agrupación {pu1 , θ = ½} paraaumentar su probabilidad de reelección en θ∆ = ½. Esta reducción deldesempleo traería un aumento de inflación de dd u11 ∆−=∆π . Un gobiernoidóneo puede producir la misma caída del desempleo con el mismo desvíoen términos de inflación. Pero mientras el menos idóneo va a estar indife-rente entre desviarse o no, el idóneo va a preferir desviarse porque sus cur-vas de indiferencia son más planas para cada desvío, como muestra (28). Elargumento se ilustra en el gráfico 5.

Gráfico 5. Criterio intuitivo: desvío del equilibrio con agrupación

0

0.5

1

1.5

2

2.5

3

4 4.3333333 4.6666667 5 5.3333333 5.6666667 6 6.3333333 6.6666667 7 7.3333333

tasa de desempleo

pro

babi

lidad

de

re

ele

cció

n

gobierno no idóneogobierno idóneovoto

0.5

1

u 1p

∆ u 1d

Como el tipo competente puede aumentar su utilidad con este desvío,pero no el tipo incompetente, el criterio intuitivo permite descartar las creen-cias (30) que suponen que es positiva e igual a ½ la probabilidad de un tipo

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Estabilización económica e incentivos políticos 205

incompetente para todos los valores menores a la señal pu1 . Una vez que serestringe a las creencias fuera de equilibrio, imponiendo una probabilidadigual a uno de que es un tipo competente si se observa una tasa de desem-pleo du1 o menor, el tipo competente está dispuesto a elegir du1 para aumen-tar sus chances de reelección, pero no así el tipo incompetente (como estáindiferente, suponemos que no se desvía). Por tanto, el criterio intuitivopermite descartar el equilibrio con agrupación.

Discusión

El modelo de Persson y Tabellini (1990) genera ciclos electorales de lassiguientes características. En períodos electorales, los tipos idóneos gene-ran una expansión para mandar una señal de su tipo a los votantes, mientrasque los tipos no idóneos no distorsionan la política monetaria, llevando auna recesión. Después de las elecciones, todos los tipos eligen la mismapolítica monetaria y no se producen sorpresas inflacionarias. Esto implicaque en promedio no hay ni una expansión sistemática de la economía antesde las elecciones, ni una contracción después, a diferencia de Nordhaus(1975).

Como sí hay una tendencia a políticas más expansivas antes de las elec-ciones por parte de los tipos más idóneos, es compatible con la evidenciaempírica de que las tasas de inflación tienden a subir después de las eleccio-nes, dados los rezagos en la transmisión de los efectos de la política mone-taria a los precios.

Este esquema ha sido criticado por Alesina, Roubini y Cohen (1997,p. 32) porque sólo los gobiernos idóneos distorsionan la política. Elsentido común no indica que el oportunismo y la ingeniería electoral seanpatrimonio exclusivo de los políticos más capaces. Los dos modelos quesiguen resuelven este problema. El primero se basa en Lohmann (1998)y enfatiza problemas de credibilidad. El segundo se centra en la cues-tión de información asimétrica en dos dimensiones introducida en Steiny Streb (2004).

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206 Progresos en Macroeconomía

V. Problemas de credibilidad

Kydland y Prescott (1977) plantean que políticas discrecionales puedenllevar a problemas de credibilidad, porque lo anunciado ahora para el futu-ro puede no ser la decisión óptima una vez que ese futuro se haga presente.Para evitar la inconsistencia temporal, proponen recurrir a reglas vinculantes.Barro y Gordon (1983) desarrollan el ejemplo sobre política monetaria y eltradeoff entre inflación y desempleo de Kydland y Prescott (1977).

Barro y Gordon (1983) se apoyan además en Calvo (1978). Calvo plan-tea que la ausencia de impuestos de suma fija que permitan implementar elóptimo de Pareto (el primer mejor) obliga a aplicar impuestos distorsivosque llevan a la solución de Ramsey (segundo mejor). Pero esto crea unatentación para cambiar en el futuro los impuestos planeados inicialmente,lo que lleva al problema de inconsistencia temporal (tercer mejor). Barro yGordon (1983) argumentan que justamente la existencia de impuestosdistorsivos es lo que explica que en su modelo la tasa natural de desempleosea mayor a la tasa óptima, y esto va a ser el origen de la inconsistenciatemporal.

El contexto básico para analizar la política monetaria en Barro y Gordon(1983) está dado por las dos primeras ecuaciones planteadas por Nordhaus(1975), es decir, la función de preferencias sociales o del individuo repre-sentativo (1), donde la inflación y el desempleo son vistos como males,sujeta a la curva de Phillips aumentada por expectativas (2). A esto se agre-gan las expectativas racionales (14). Por último, plantean un “gobierno be-nevolente” que se preocupa puramente por el bienestar de los ciudadanos en(1), por lo que le interesan directamente los objetivos de baja inflación ydesempleo. Dado este contexto, en equilibrio hay un sesgo inflacionario porla tentación de provocar sorpresas inflacionarias para aumentar el empleopor encima de su nivel natural: minimizando (1) sujeto a las restricciones (2)y (12), bajo discreción el equilibrio cada período va a ser λππ == e

tt .12

12 En Barro y Gordon (1983), la función de pérdidas es cuadrática en la inflación y en la tasade desempleo. Esto lleva a que la inflación óptima sea creciente en la expectativa inflacionariay en la tasa natural de desempleo, pero con coeficientes menores a uno. Siguiendo a Perssony Tabellini (1990, cap. 5), para concentrarnos en el problema electoral mantenemos la función

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Estabilización económica e incentivos políticos 207

Este sesgo se evita con una regla monetaria que comprometa al gobiernoa fijar de antemano su política monetaria. Si la secuencia de acciones delgráfico 1 se alterara y el gobierno pudiera fijar cada período la inflaciónantes de que se formularan las expectativas inflacionarias, es fácil mostrarque al minimizar (1) sujeto a las restricciones (2) y ,e

tt ππ = lo óptimo esfijar .0=tπ Como enfatizan Barro y Gordon (1983), esto requiere que elgobierno se pueda comprometer en forma fehaciente a no hacer sorpresasinflacionarias ex-post. Dado que no puede afectar la tasa de desempleo ex-ante, lo óptimo es bajar la inflación a cero.

La discusión sobre el sesgo inflacionario de políticas monetarias discre-cionales en Kydland y Prescott (1977) y Barro y Gordon (1983), al suponerque el gobierno es benevolente y sólo se preocupa por el bienestar de losciudadanos, deja de lado el problema de agencia que plantea Nordhaus(1975). Sin embargo, los que manejan el gobierno no son ángeles desintere-sados, sino partidos políticos que buscan su propio provecho, como cual-quiera de nosotros (Downs 1957, Buchanan y Tullock 1962).

Recién Lohmann (1998) va a hacer el nexo entre los problemas de credi-bilidad y el ciclo político, al plantear cómo un gobierno oportunista tiene unsesgo adicional a expandir la política monetaria en períodos electorales paramejorar su reputación de idoneidad. Ella hace el planteo en un modelo conun continuo de tipos de idoneidad. Los votantes tratan de inferir la idonei-dad a partir de la tasa de crecimiento del producto observado, que tambiénestá afectada por shocks aleatorios exógenos. Esto lleva a un problema deextracción de señal a la Lucas (1973). Vamos a presentar una versión delmodelo de Lohmann (1998) con dos tipos de idoneidad y sin shocks aleatoriosexógenos, para facilitar la comparación con el modelo anterior.

A. Los supuestos básicos del modelo

El modelo sobre problemas de credibilidad está dado por las funciones

de pérdidas (1) que es lineal en la tasa de desempleo, lo que lleva a que la inflación óptimasea una constante, simplificando el problema de estabilización. El resultado de ambasespecificaciones es similar en cuánto al sesgo inflacionario bajo discrecionalidad.

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208 Progresos en Macroeconomía

objetivo (1) y (15) para los ciudadanos, las funciones objetivo (6) y (19)para el partido de gobierno (con 1=tz cuando es oficialismo y 0=tz cuan-do es oposición), las expectativas racionales (14), y una estructura de laeconomía dada por las ecuaciones (16) a (18).

Aunque usamos las mismas ecuaciones del modelo de Persson y Tabellini(1990), hay una diferencia importante con respecto al timing del gráfico 3.En Lohmann (1998), el gobierno no conoce su shock de idoneidad tµ almomento de elegir la política monetaria del período. Como la idoneidad enel período 1 puede tomar con igual probabilidad valores altos o bajos,

,,1 µµµ = este cambio informativo implica que el gobierno decide en uncontexto de incertidumbre, porque al elegir una determinada política mone-taria no sabe qué tasa de desempleo resultará y, por tanto, cuántos votosrecibirá.

Cada período, la secuencia es que el gobierno elige la inflación sin cono-cer su tipo. Luego, los votantes observan la tasa de desempleo, pero no lainflación. Si es un período impar, hay elecciones. Al finalizar el período, seobservan la inflación π

t y la idoneidad µ

t del partido en el poder (esta infor-

mación está disponible recién para las decisiones del período siguiente).

Gráfico 6. Secuencia en Lohmann

π te µ t u t

revelado

π t voto si t impar

B. La solución del modelo

En el período 2 no hay elecciones. Este período se resuelve por induc-ción hacia atrás. Cualquiera de los dos partidos en el gobierno minimiza (6)en valor esperado, sujeto a (16) y (17). Como el gobierno fija la políticaeconómica bajo incertidumbre, deja de ser equivalente elegir el instrumen-

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Estabilización económica e incentivos políticos 209

to de política π2 o el resultado de política µ

2. Ahora el gobierno minimiza la

pérdida respecto a su instrumento de política π2:

( ) Ku e −+−−+ 122

22

2

)(µππλλ

π

(33)[ ] ( ) KL eof =

−++−−= 2122

22

2122 2

)(E).(E µµππλ

πµ

Las condiciones de primer y segundo orden implican una inflación ópti-ma de π

2 = λ. Por tanto, la solución bajo incertidumbre es igual a las solu-

ciones de los dos modelos anteriores, donde las decisiones de políticaeconómica se tomaban en un contexto de certidumbre (comparar con 8y 20). Como el sector privado prevé esto, no hay sorpresas inflacionarias,por lo que:

22 λππ ==e

El desempleo va a estar determinado por la idoneidad del gobierno en elsegundo período, ε

2=µ

1+µ

2, por lo que es decreciente en µ

1.

El período 1 no se puede resolver por inducción hacia atrás, ya que sepresenta la circularidad característica de los equilibrios Nash: las decisio-nes óptimas de los votantes dependen de las acciones del partido político enel gobierno, que dependen de lo que vayan a votar los ciudadanos. Lasestrategias de equilibrio se caracterizan por el hecho de que ninguno de losjugadores tiene incentivos para desviarse unilateralmente. Es un juego deinformación asimétrica, ya que los votantes no observan la inflación, aun-que no de señales, ya que el gobierno no conoce su tipo al elegir la políticamonetaria.

Por (21), la pérdida esperada de los votantes en el período 2 es más bajasi un gobierno de tipo µ

1>0 es reelecto, ya que la oposición tiene un valor

esperado de cero. Si µ1<0, los votantes prefieren en cambio la oposición.

Como los gobiernos no pueden condicionar la política monetaria a su tipo

(34)

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210 Progresos en Macroeconomía

(a diferencia del modelo de Persson y Tabellini 1990), en equilibrio losvotantes saben que todos los tipos van a elegir un mismo nivel de inflación.Los votantes observan la tasa de desempleo u

1 y saben que es más baja si el

gobierno tiene tipo µ1>0 que si tiene µ

1<0. Más aún, como en equilibrio la

inflación esperada es igual a la inflación efectiva, por (16) los votantes in-fieren perfectamente si un gobierno es idóneo o no según sea µ

1 < u o µ

1> u.

El gobierno decide su política en el período 1 minimizando la pérdidaesperada en (15) respecto a π

1. Usando las soluciones del período 2 y la

restricción (16), si el gobierno es reelegido con probabilidad θ, la pérdidaesperada de elegir π

1 es

[ ] ( ) ( )

−+

−+

−−−+= 1(

2

)(

2

)((.)E

2

11

21

1 KKuL eof λδππλλπ

Como Lohmann (1998) supone que la decisión del oficialismo se haceantes de conocer su tipo, el valor esperado tanto de su idoneidad µ

1 como la

idoneidad op1µ de la oposición es cero. Despejando la ecuación (35) en tér-

minos de θ, para una pérdida esperada EL la curva de indiferencia es:

( ).2

)(

2

)( 2

11

21

K

ELKu e

δ

λδππλλπ

θ−+−−−+

=

Diferenciando la curva de indiferencia (que es convexa, ya que la deri-vada segunda es positiva), la derivada primera es:

.enmínimod

11

1

λπδ

λππθ =⇒

−=

Kd

El gráfico 7 representa las curvas de indiferencia del gobierno. Dadaslas expectativas ,1

eπ el gobierno tendría que producir una inflación

(35)

(36)

(37)

(λ)2

2+ λu - θ Κ )∂(

(λ)2

2( )+ λu - θ Κ - EL

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Estabilización económica e incentivos políticos 211

e1π = )(1 µµπ −+e para asegurar 1u > u aún si su shock de idoneidad fuera

negativo.

Gráfico 7. Equilibrio con problemas de credibilidad

0

2

4

6

8

10

12

14

16

3 3.5 4 4.5 5 5.5 6 6.5 7 7.5 8 8.5

inflación

prob

abili

dad

de re

elec

ción

UU'voto

λ

1/2

1

)(*1 µµπ −+*

1π0

El gráfico supone que al considerar un desvío de π1 = λ a

),(1 µµλπ −+=d el gobierno prefiere { ),(1 µµλπ −+=d θ = 1} a{ ,1 λπ = θ = ½}. Usando (36), esto implica que:

( ).

)()(2

)(

2

12

22

δ

µµ

δ

λµµλλλµµλ

−>⇒

−−+−−−+

> KK

Si el grado de oportunismo K en (38) supera ese umbral, el gobierno estádispuesto a distorsionar a la economía para ser reelegido (en caso contrario,no). No sería un equilibrio que la inflación esperada fuera π

1= λ, ya que el

gobierno tendría un incentivo para desviarse y producir una inflación),(1 µµλπ −+=d que lo llevara a una curva de indiferencia más alta. Por

tanto, la inflación esperada es más alta en años electorales.

(38)

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212 Progresos en Macroeconomía

Si para ,*1π donde *

1π > λ , el gobierno está indiferente entre {*1π , θ=½} y { )(*

11 µµππ −+=d , θ =1}, entonces *1π sí es un equilibrio (supone-

mos que el gobierno no se desvía si está indiferente). Dada esta estrategiade equilibrio, las expectativas de inflación de los agentes económicos son

e1π = *

1π > λ .13

Lo que observan los votantes al momento de la elección no es la infla-ción de equilibrio, sino los niveles de empleo que resultan de la inflación deequilibrio. La probabilidad de reelección es un medio porque el partido enel gobierno es reelegido si tiene un shock positivo de idoneidad, y es reem-plazado por la oposición si tiene un shock negativo. Ambos estados de lanaturaleza tienen igual probabilidad en el modelo.

La lógica del juego en que se encuentran gobierno y votantes es la si-guiente. Además del sesgo inflacionario usual del modelo de Barro y Gordon(1983) debido a problemas de credibilidad cuando la política monetaria esdiscrecional, se agrega un sesgo inflacionario adicional debido a la tenta-ción del partido de gobierno de estimular la economía en años electoralespara aumentar su reputación de idoneidad. Aunque en equilibrio este inten-to es fútil, si el gobierno no tiene una manera de comprometerse a no distor-sionar la política en años electorales los votantes van a esperar esta expan-sión monetaria. El gobierno va a acomodar estas expectativas, ya que si nolo hiciera daría la impresión de tener baja idoneidad y reduciría sus chancesde reelección por debajo de un medio. Por otro lado, si la expectativainflacionaria fuera menor, el gobierno tendría la tentación de producir másinflación que la esperada.

13 Además de este equilibrio, son posibles equilibrios todavía menos eficientes con tasas deinflación mayores: la inflación máxima posible es aquella que justo deja indiferente al go-bierno entre elegir λ y no ser reelegido o elegir la inflación de equilibrio y ser reelegido conprobabilidad un medio; todos los niveles de inflación intermedia entre la solución del textoy la inflación máxima son equilibrios posibles. Lohmann (1998) evita este problema demultiplicidad de equilibrios, porque al considerar un continuo de tipos la misma distribu-ción de probabilidad de tipos de idoneidad determina las creencias para los diferentes valo-res observados de desempleo. En otras palabras, a diferencia de los modelos con dos tipos,en los modelos con un continuo de tipos no hay creencias fuera del sendero de equilibrio quese puedan determinar arbitrariamente, ya que todos los resultados son posibles y están sobreel sendero de equilibrio, así que el mismo modelo determina las creencias.

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Estabilización económica e incentivos políticos 213

VI. Información asimétrica en dos dimensiones

La literatura de ciclos económicos electorales racionales, o PBC racio-nales, introduce las ideas de que los partidos de gobierno difieren en suidoneidad y de que esta idoneidad no es directamente observable sino quetiene que ser inferida a partir del desempeño del gobierno. Este problema deinformación incompleta crea un incentivo para que los gobiernos estimulenla economía en períodos electorales, como vimos en los modelos del cicloelectoral como una señal (Persson y Tabellini 1990) o como un problema decredibilidad (Lohmann 1998).

Sin embargo, así como los partidos de gobierno difieren en idoneidad,también lo hacen en el grado de oportunismo. Estos problemas de diferen-cias de oportunismo son ubicuos. Por ejemplo, un importante líder políticofrancés decía: “el presidente es capaz de hacer todo lo que yo soy capaz dehacer, y yo no soy capaz de hacer todo lo que él es capaz de hacer”.14

Tufte (1978, cap. 1) da un ejemplo de estas diferencias de oportunismoen el ciclo electoral. Presenta a Richard Nixon como alguien dispuesto aacudir a la ingeniería electoral para aumentar sus chances de ganar las elec-ciones.15 Esta intención fue frustrada en las elecciones presidenciales deEstados Unidos en 1960, cuando el presidente Eisenhower no quiso estimu-lar la demanda agregada como pedía su vice-presidente, pero no en las elec-ciones de 1972, cuando Nixon se presentó a la reelección y adoptó todo tipode medidas electoralistas.

En contraste, Tufte (1978) muestra que Gerald Ford no estuvo dispuestoa distorsionar la economía en las elecciones presidenciales de 1976. WilliamSeidman, uno de los consejeros principales de Ford, dijo:

14 Esta frase se la dijo este líder político a Carlos Winograd, quien contó la anécdota en Parísen el 2005.

15 Nixon estaba dispuesto a más que la ingeniería electoral, ya que fue forzado a renunciarpor su participación en el espionaje a los demócratas en Watergate. Para mantener la pers-pectiva, cabe reconocer que en muchos países el uso de los servicios de inteligencia contralos opositores políticos no conlleva ningún costo político para el presidente.

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214 Progresos en Macroeconomía

“I think Mr. Ford’s chances of reelection are very good. As for theeconomic lull, we considered the use of stimulus to make sure wedidn’t have a low third quarter, but the president didn’t want anythingto do with a short-term view’’

La visión de corto plazo a la que se refiere Seidman es el ciclo económi-co electoral.

Si la idoneidad no es conocida de antemano por los votantes, tampoco loes el grado de oportunismo. El grado de oportunismo es una característicade las preferencias de cada individuo que no es observable directamente,sino que se revela a través de las acciones. Esta idea de información asimétricaen dos dimensiones, introducida por Stein y Streb (2004) en el contexto delos modelos de señales a la Rogoff (1990), es aplicada aquí a los problemasde credibilidad de Lohmann (1998).

A. Los supuestos básicos del modelo

Presentamos la idea de heterogeneidad en dos dimensiones en el marcode la discusión de la sección anterior. Además de diferir en idoneidad, supo-nemos que los políticos difieren en su grado de oportunismo.

El modelo está dado por las funciones objetivo (1) y (15) para los ciuda-danos, las funciones objetivo (6) y (19) para el partido de gobierno (con z

t

=1 cuando es oficialismo y zt =0 cuando es oposición), las expectativas

racionales (14), y una estructura de la economía dada por las ecuaciones(16) a (18). Con el timing de Lohmann (1998), al elegir la política moneta-ria el partido de gobierno no conoce su shock de idoneidad actual µ

t, que

puede ser bajo ( 0<−µ ) o alto ( 0>µ ), por lo que el voto es probabilista.

En cuanto al oportunismo, si bien suponemos que es una característicapermanente de cada dirigente político, es una característica transitoria delos partidos políticos ya que los líderes van cambiando con el tiempo. Supo-nemos que el grado de oportunismo puede ser alto, k , o bajo, k . El tipo

k tiene un oportunismo k = K > k ≥ 0. En un extremo, el gobierno tipo

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Estabilización económica e incentivos políticos 215

k puede ser no oportunista, k = 0, en cuyo caso sus preferencias son las deun gobierno benevolente. El siguiente cuadro muestra las creencias previas(priors) de los votantes sobre los tipos de gobiernos posibles.

Cuadro 1. Creencias sobre tipos posibles

No idóneo Idóneo(Pr=1-q) (Pr=q)

Menos oportunista (1-s)(1-q) (1-s)q(Pr=1-s)

Más oportunista s(1-q) sq

(Pr=s)

A diferencia de los votantes, el gobierno sí conoce su nivel de oportunis-mo k, por lo que esto se transforma en un modelo con señales. Suponemosque s < ½ para asegurar un equilibrio en estrategias puras, ya que de esamanera los tipos más oportunistas tendrán un incentivo a mimetizarse par-cialmente con los tipos menos oportunistas.

La secuencia de cada período es que el gobierno elige la inflación sinconocer su tipo de idoneidad, pero sí su tipo de oportunismo. Los votantesobservan la tasa de desempleo, pero no la inflación, antes de votar. Hayelecciones en los períodos impares. Al finalizar el período, se observan lainflación π

t, la idoneidad µ

t del partido en el poder y el oportunismo k (esta

información se dispone recién para las decisiones futuras).

Gráfico 8. Secuencia con heterogeneidad en dos dimensiones

π te µ t u t

revelado

π t voto si t impar

k

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216 Progresos en Macroeconomía

B. La solución del modelo

En el período 2 no hay elecciones. Este período se resuelve por induc-ción hacia atrás. Cualquiera en el gobierno minimiza (6) en valor esperado,sujeto a (16) y (17). Esto es similar a la ecuación (33), solo que ahora lapérdida esperada es condicional al grado de oportunismo además de la ido-neidad previa:

[ ] ( ) kukL eof −+−−+= 122

22

122 2

)(),.(E µππλλ

πµ

Al minimizar la pérdida esperada respecto a su instrumento de políticaπ

2, fija una inflación π

2 = λ. Como el sector privado prevé esto, no hay

sorpresas inflacionarias:

22 λππ ==e

El desempleo va a estar determinado por la idoneidad del gobierno en elsegundo período, ε

2= µ

1+ µ

2, por lo que es decreciente en µ

1.

Equilibrio con diferenciación parcial

El período 1 no se puede resolver por inducción hacia atrás por lacircularidad de las decisiones óptimas. Si cada gobierno condiciona su po-lítica a su tipo, el equilibrio es de diferenciación (o agrupación) parcial.Como no conocen ex-ante su idoneidad, el tipo relevante es su grado deoportunismo. Analizamos las condiciones para un equilibrio con diferen-ciación parcial en estrategias puras, que requiere que la proporción de lospolíticos más oportunistas s no supere un medio. Si no se cumpliera la con-dición s < ½, el equilibrio sería en cambio con estrategias mixtas (por razo-nes de espacio no analizamos este caso, que no agrega ninguna intuiciónespecial).

Dada la incertidumbre sobre la idoneidad, los gobiernos eligen los instru-

(39)

(40)

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Estabilización económica e incentivos políticos 217

mentos de política económica y no los resultados de las políticas. Propone-mos las siguientes estrategias de equilibrio. Un tipo menos oportunista eli-ge una inflación

*11 )( ππ =

−k tal como se define en el texto de la sección

anterior, al analizar la solución del gráfico 7.16 En tanto, un tipo más opor-tunista elige una inflación )(1 kπ tal que tenga en el peor de los casos unatasa de desempleo igual a un tipo menos oportunista con un shock posi-tivo de idoneidad: )(1 kπ = )(*

1 µµπ −+ . En consecuencia, la inflación es-perada es:

)()1()()()(

)(11111*

11

*11

−−+=⇒

−+=

=− ksksk

ke πππ

µµππ

ππ

Reemplazando las políticas monetarias de cada tipo, resulta quee1π =

)(*1 µµπ −+ s . Dadas estas políticas, el desempleo resultante va a depender

tanto de la política monetaria de cada tipo como de su shock ex-post deidoneidad:

( )( ) 11111

11111

)(),(

)(),(

µππµµππµ

−−−=−−−=

e

e

kuku

kuku

Las creencias sobre el sendero de equilibrio están determinadas por lasestrategias de equilibrio y las creencias previas sobre distribución de losdiferentes tipos:

µµµ

µµµµµµµ

=⇒=

=⇒===⇒=

eh

em

el

kuu

kukuu

kuu

),(

),(),(),(

11

int111

11

16 Lo que se menciona en nota al pie 13 de que son posibles equilibrios menos eficientes, conmayor inflación, se aplica también aquí. El criterio intuitivo no permite eliminar estos otrosequilibrios con diferenciación parcial.

(41)

(42)

(43)

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218 Progresos en Macroeconomía

En la ecuación (43), µint representa un promedio ponderado de la idonei-dad de los tipos oportunistas competentes y los tipos oportunistas incompe-tentes. Dadas las creencias previas de que q = ½, este promedio ponderadotiene un valor esperado positivo cuando la proporción de políticos más opor-tunistas s es menor a ½:

2

1s,

2

1q ra0

)1()1(

)1()1(int <=>

−+−

−+−≡ pa

qsqs

qsqs µµµ

Por tanto, con una proporción s < ½ la señal intermedia mu1 asegura a ungobierno más oportunista la reelección. Esto se debe a que la pérdida espe-rada de los votantes en el período 2 es más baja si un gobierno con 0>eµes reelecto, ya que la oposición tiene un valor esperado de idoneidad decero. Dada una inflación esperada e

1π = )(*1 µµπ −+ s y s < ½, de (42) y (43)

se sigue que 01 >−uuh , mientras que tanto 01 <mu como 01 <−uul .Las creencias fuera de equilibrio de los votantes no están determinadas

por las señales de equilibrio en (43) ni por las creencias previas. Supone-mos que la idoneidad esperada es decreciente en la tasa de desempleo:

µµ

µµ

µµ

=⇒>

=⇒>>

=⇒<

em

elm

el

uu

uuu

uu

11

int111

11

Queda verificar que las estrategias propuestas en (41), con las señales en(43), efectivamente forman un equilibrio Bayesiano perfecto. Usando lassoluciones del período 2 en (40) y las restricciones (16) y (17), si el gobier-no es reelegido con probabilidad θ, la pérdida esperada para el tipo k deelegir π

1 es

[ ] ( ) .2

)(

2

)().(E

2

11

21

11

−++

−−−+= kukuL eof θλλδππλλ

πµ

(44)

(45)

(46)

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Estabilización económica e incentivos políticos 219

Esto es como (36) en la sección anterior, sólo que k no es una constanteconocida por los ciudadanos. Despejando la ecuación (46) en términos deθ, para una pérdida esperada EL la curva de indiferencia es:

( )k

ELku e

δ

λδππλλπ

θ−+−−−+

= 2

)(

2

)( 2

11

21

Diferenciando la curva de indiferencia (que es convexa, ya que la deri-vada segunda es positiva), el mínimo no depende del tipo de oportunismo:

λπδ

λππθ =⇒

−= 1

1

1

enminímod

kd

Dado que k > ,k se sigue de (48) que las curvas de indiferencia de lostipos más oportunistas son más planas. El gráfico 9 representa las curvas deindiferencia de ambos tipos.

(47)

(48)

Gráfico 9. Equilibrio con diferenciación parcial

0

2

4

6

8

10

12

14

16

18

5 5.5 6 6.5 7 7.5 8 8.5 9

inflación

prob

abili

dad

de re

elec

ción

U(oportunismo bajo)U(oportunismo alto)voto

*

1π )(*1 µµπ −+λ

1/2

1

0

El gráfico supone que k supera el umbral en (38), llevando a un sesgo enperíodos electorales. La inflación *1π que elige el tipo k es tal que está indi-

(λ)2

2( )+ λu - EL

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220 Progresos en Macroeconomía

ferente entre { ,*1π θ =1/2} y { ),(*

1 µµπ −+ θ =1}. Dada su indiferencia,suponemos que elige la inflación más baja.

La curva del tipo k muestran que está dispuesto a ir aún más lejos paraser reelegido. Como tiene curvas de indiferencias más planas, k está dis-puesto a aumentar la tasa de inflación en )( µµ − para aumentar sus chancesde reelección de ½ a 1 ya que el beneficio es mayor al costo:

( )kδ

µµλπµµπ

−−−−+

> 2

)()(

2

1

2*2*

Consideramos el equilibrio con diferenciación parcial más eficiente. Enotros equilibrios donde los votantes esperan que el tipo k elija una inflaciónmás alta, la condición (49) para el tipo k se vuelve más restrictiva, exigien-do que haya una diferencia más substancial entre el grado de oportunismode ambos tipos.

Equilibrio con diferenciación

Para que haya un equilibrio con diferenciación donde se distingan lostipos idóneos de los no idóneos a través de la señal de la tasa de desempleo,todos los tipos tendrían que elegir la misma política monetaria.

El único rango donde se puede asegurar que sólo existen equilibrios condiferenciación es cuando ni k ni k cumplen la condición (38). Implicaríaque no hay ciclo electoral por la simple razón de que a la mayoría de lospolíticos no les interesa la reelección por sí misma.

VII. Pasando todo en limpio: enfoques comparados

A fin de pasar los resultados en limpio, resumimos en el cuadro 2 laspredicciones de los modelos miopes y racionales de política monetaria entorno a un período electoral.

El modelo de Nordhaus (1975) es el único que predice que el desempleo

(49)

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Estabilización económica e incentivos políticos 221

Cuadro 2. Comparación de los patrones cíclicos

Modelo Inflación ( π ) Desempleo ( υ )Período Período Período Período

electoral postelectoral electoral postelectoral

Nordhaus (1975) λ (1 + K/ε) λ u − λ K/ε u + λ K/ε

McCallum (1978) λ λ u uPersson y Tabellini (1990) ))(( 1 λµπλ −+ q λ u µqu −

Lohmann (1998) λπ >*1 λ u µqu −

Heterogeneidad

bidimensional )(*1 µµπ −+ s λ u µ)1( squ −−

cae ante de las elecciones y sube después. En contraste a este modelo, quealgunos llaman el modelo miope, ninguno de los cuatro modelos racionalesprevé una caída del desempleo antes de las elecciones. Sin embargo, los tresmodelos de información incompleta predicen una caída del desempleo des-pués de las elecciones. Este efecto positivo es lo que Lohmann (1998) llamael efecto de selección de las elecciones, ya que los votantes reeligen a losgobiernos que muestran ser más capaces que el promedio. Este efecto selec-ción positivo es aminorado cuando hay información asimétrica en dos di-mensiones.

Este ciclo político en el desempleo a veces se expresa alternativamenteen términos de un ciclo político en el producto. Una caída del desempleo seasocia a una expansión del producto y un aumento del desempleo a unacaída del producto. En esta línea, la ley de Okun establece una relaciónlineal inversa entre desempleo y desvíos del producto en torno al nivel po-tencial, o entre el desempleo y la tasa de crecimiento del producto.

Por otro lado, el único modelo que no prevé un ciclo electoral en lapolítica monetaria es McCallum (1978). En cambio, tanto Nordhaus (1975)como los tres modelos racionales de ciclos electorales bajo informaciónincompleta prevén una expansión monetaria antes de las elecciones. En es-

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222 Progresos en Macroeconomía

tos modelos la política monetaria está representada directamente por la tasade inflación. Esto es un atajo simplificador que se basa en la noción de quela política monetaria mueve a los precios.

Como comentamos antes, la evidencia empírica no ha encontrado unciclo claro del producto y del desempleo alrededor de las elecciones, encontraste a lo que predice Nordhaus (1975). Sí se encuentra en los países dela OECD evidencia robusta sobre la expansión de la política monetaria an-tes de las elecciones, algo que se revela en un aumento posterior de la infla-ción. Esto es consistente con los modelos racionales de ciclos electoralesbajo información incompleta, y también con la intuición original de Nordhaus(1975) de que los gobiernos pueden estar dispuestos a distorsionar la políti-ca económica si eso ayuda a sus chances electorales.

Pasamos ahora a poner en perspectiva los resultados los diferentes mo-delos racionales con información incompleta. Lohmann (1998) se abstraede los ciclos como señales de la idoneidad del gobierno, para aislar el pro-blema fundamental de credibilidad antes de las elecciones. El modelo conheterogeneidad en dos dimensiones muestra sin embargo que el problemade interpretar señales sigue presente para los votantes en este contexto. Elproblema de credibilidad no es trivial, ya que depende de en quién tenga-mos que confiar. No todo el mundo es igualmente confiable o desconfiable.Eso lo aprendemos de la experiencia, no lo conocemos a priori.

Por otro lado, con información asimétrica en dos dimensiones ya no secumple que hacer ciclo sea señal de idoneidad, como en Rogoff (1990) o enPersson y Tabellini (1990). No queda nada de lo que critican Alesina, Roubiniy Cohen (1997) de los ciclos oportunistas racionales, la característica incó-moda de que sólo distorsionan los más capaces. Acá, hacer ciclo es unaseñal del grado de oportunismo.

Una consecuencia importante de la información asimétrica en dos di-mensiones es que ilustra un problema de selección adversa en política: alprovocar un ciclo, los tipos más oportunistas embarran la cancha, aumen-tando su probabilidad de reelección, aunque sean incompetentes. Es decir,en lugar de que los ciclos electorales sean una forma de crear información

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Estabilización económica e incentivos políticos 223

sobre la idoneidad, como en Rogoff (1990), o de que no la afecten en abso-luto, como en Lohmann (1997), aquí los ciclos electorales destruyen infor-mación valiosa para los votantes.

VIII. Extensiones

A. ¿Ciclos monetarios o fiscales?

Estos modelos de ciclos electorales en la política monetaria se han pre-sentado por su importancia en el desarrollo de la literatura de ciclos electo-rales. Sin embargo, tal como plantea Friedman (1961) en su discusión de lapolítica monetaria, si hay rezagos largos y variables (long and variable lags)en la transmisión de los efectos de la política monetaria al empleo y al pro-ducto, la política monetaria no puede ser fácilmente utilizada para producirefectos de corto plazo. Lindbeck (1976) menciona este problema en el con-texto específico de los intentos por explotar la política monetaria con fineselectorales, una política inherentemente de corto plazo.

En un trabajo que celebra y resume los veinticinco años de la literaturade ciclos económicos electorales, Drazen (2001) concluye que una políticamonetaria activa no parece ser el canal que explica los ciclos electorales.Para él la evidencia apunta más a la política fiscal como fuente de los cicloselectorales. Sin embargo, extrapolando de la experiencia de Estados Uni-dos, sugiere una variante donde la política monetaria juega un rol pasivo,pero importante, acomodando los ciclos electorales en las variables fisca-les. Este es un ángulo interesante para explorar, ya que apunta a lainterrelación entre política monetaria y fiscal.

En Lindbeck (1976) ya aparece el reconocimiento de que la política fis-cal puede ser un instrumento de corto plazo eficaz para la manipulaciónelectoral. La literatura empírica de los ciclos electorales en el presupuesto(political budget cycles) parte del trabajo de Tufte (1978), que encontróepisodios de subas de gasto y bajas de impuestos antes de las elecciones enpaíses de la OECD. Por su parte, Ames (1987) encontró en países de Amé-

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224 Progresos en Macroeconomía

rica Latina un patrón en el cuál el gasto subía antes de las elecciones y caíadespués. La literatura teórica sobre ciclos fiscales en el presupuesto arrancacon Rogoff y Sibert (1988) y Rogoff (1990), en una dirección que la litera-tura reciente ha explorado a fondo.

El modelo de política monetaria planteado por Nordhaus (1975) estápensado para países estables que tienen precios pegajosos, por lo que laspolíticas monetarias expansivas afectan al empleo y el producto antes deafectar la inflación. Este timing donde el empleo se observa antes que lainflación no es en cambio un supuesto apropiado para países con alta infla-ción, como ha sido típicamente el caso de Argentina y América Latina.

A partir de la experiencia de América Latina, Stein y Streb (2004) desa-rrollan un modelo de ciclo fiscal para contextos de alta inflación con pre-cios flexibles. La tasa de devaluación es un impuesto y hay un tradeoff entredevaluación presente y futura. Bajo información incompleta, un gobiernooportunista puede aprovechar este tradeoff, postergando una devaluaciónhasta después de las elecciones para parecer idóneo y aumentar sus chanceselectorales.17

Bonomo y Terra (2005) dan una lógica complementaria a los cicloscambiarios en América Latina, la puja distributiva entre sectores transablescon poder de lobby que quieren un tipo de cambio depreciado y los consu-midores con poder electoral que quieren un tipo de cambio apreciado. Esteconflicto parece ser relevante para los países latinoamericanos con grandessectores manufactureros, ya que sólo ahí Blomberg, Frieden y Stein (2005)encuentran una presión para devaluar y tener un tipo de cambio más depre-ciado. Esto concuerda con las intuiciones de Downs (1957) y Olson (1965)sobre acción colectiva, ya que es más facil para grupos pequeños organizar-se: mientras la agricultura está compuesta de muchos pequeños productoresdesperdigados, en la industria hay sectores muy concentrados.

17 Esto coloca la lógica monetarista perversa de Sargent y Wallace (1981) en un contexto deeconomía política.

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Estabilización económica e incentivos políticos 225

B. Ciclos oportunistas e ideológicos

Mientras los modelos oportunistas predicen una manipulación(pre)electoral de la política monetaria, los modelos ideológicos de cicloelectoral predicen diferencias postelectorales en las políticas monetarias.La lógica se basa en que cuando el gobierno cambia de manos entre la dere-cha y la izquierda, cambian los objetivos de política: los partidos socialistasle dan un mayor peso relativo al empleo y los partidos conservadores a laestabilización (ver por ejemplo Alesina, Roubini y Cohen 1997).

Nos concentramos en los modelos oportunistas porque su lógica es másbásica. El punto central es que a los políticos les interesa la reelección. Estecaso es lo esperable, dada por ejemplo la fuerte evidencia que las reformasconstitucionales dan del interés de los políticos por perpetuarse en el poder.

En este sentido, después de la experiencia con Rosas, la ConstituciónNacional de Argentina de 1853 estipuló que “El presidente y vicepresidenteduran en sus empleos el término de seis años, y no pueden ser reelegidossino con intervalo de un período”.18 Las constituciones provinciales teníancláusulas similares. Corbacho (1998) muestra cómo la prohibición de lareelección del gobernador fue eliminada en una provincia tras otra, en unproceso que antecedió y contribuyó a la reforma de la Constitución Nacio-nal de 1994 que posibilitó la reelección inmediata del presidente. Serrafero(1997) presenta evidencia sobre los límites a la reelección presidencial enlas constituciones nacionales de América, así como de las reformas de va-rias constituciones para posibilitar la reelección inmediata del presidente.El proceso muestra que algunos políticos están dispuestos a mover cielo ytierra para poder ser reelegidos.

En cambio, los ciclos ideológicos dependen mucho de detalles del mo-mento histórico que no son características permanentes. Las ideas de Alesina

18 Streb (1999) analiza cómo esta cláusula de reelección no inmediata lleva al gobierno aenfocarse en las consecuencias de largo plazo de sus políticas, en lugar de las consecuenciasde corto plazo. En el modelo no sólo hay diferencias transitorias sino permanentes deidoneidad, que llevan a que las reputaciones de los líderes políticos sean duraderas.

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226 Progresos en Macroeconomía

de que en Europa los partidos socialistas favorecen políticas monetariasmás expansivas que los partidos conservadores, y que en Estados Unidoshace lo mismo el partido demócrata comparado con el partido republicano,no es válido hoy en día. El socialismo de Felipe González en España, ellaborismo de Tony Blair en Inglaterra y la administración demócrata de BillClinton en Estados Unidos mostraron gobiernos preocupados por una infla-ción baja, en contra de lo que predice el modelo ideológico.

Estos ejemplos apuntan a un sentido de diferencias ideológicas entre lospartidos de derecha e izquierda sobre política monetaria que no tiene quever con diferencias en las preferencias relativas entre inflación y desem-pleo. Tiene que ver con diferencias en la manera que se percibe que funcio-na el mundo. Esto encaja con la idea de Friedman (1953) de que granparte de las discusiones económicas no se deben a diferencias normati-vas profundas, sino a diferencias positivas en las predicciones sobre lasconsecuencias de medidas alternativas de política económica. Tal vez laexplicación es que, como dijo Franco Modigliani en 1977, somos todosmonetaristas ahora.

IX. Remedios institucionales

La literatura reciente se ha volcado a investigar remedios institucionalespara frenar la utilización política de los instrumentos de estabilizaciónmacroeconómica. Esto sigue los lineamientos programáticos trazados porDowns (1957, cap. 15): al abandonar el modelo de planificador benevolen-te, pasa a ser relevante ver cómo los detalles institucionales afectan a lapolítica económica.

Nordhaus (1989) reconoce que el ciclo político va mutando a lo largodel tiempo debido a cambios institucionales. El congreso de los EstadosUnidos, en respuesta a la manipulación electoral de la política monetariapor el presidente, asumió una supervisión más estricta de la Reserva Fede-ral a partir de la segunda mitad de la década del 70. Además, se establecióen 1974 la Congressional Budget Office para un control independiente del

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Estabilización económica e incentivos políticos 227

presupuesto. Y algunas partes del presupuesto que estaban bajo la absolutadiscreción del presidente pasaron a estar regulados por ley, por ejemplo laindexación automática de los beneficios de seguridad social.

Respecto a los arreglos institucionales, los argumentos a favor de unbanco central independiente son muy conocidos. Rogoff (1985) introduceel tema de la delegación de la política monetaria a un banco central conpreferencias conservadoras como una manera de aliviar el sesgo inflaciona-rio debido a problemas de credibilidad. Dada nuestra especificación (1),para evitar el sesgo inflacionario habría que delegar en alguien que sólo sepreocupa por la inflación y tiene un peso λ nulo para la tasa de desempleo.En un contexto como el modelo de precios pegajosos de Fischer (1977)donde hay shocks exógenos a la economía que le da al banco central un rolestabilizador, lo óptimo es la delegación a alguien con preferencias inter-medias (Persson y Tabellini 1990, cap. 2).

Drazen (2001) plantea que aunque un banco central sea independiente,puede adoptar una política más permisiva en años electorales. Esto no sedebe a la intención de estimular la demanda agregada, sino que busca aco-modar la política fiscal expansiva de los gobiernos en años electorales paraevitar que se dispare la tasa de interés. Cuando la tasa de interés sube mu-cho, el banco central arriesga pasar al centro de la escena política. Unapolítica monetaria más acomodaticia permite que la política monetaria que-de en un segundo plano.

Lohmann (1998b) plantea una cuestión política esencial para la inde-pendencia del banco central, la existencia de actores de veto al poder ejecu-tivo. Da un ejemplo en el contexto del sistema federal alemán. Cuando elgobierno federal y los gobiernos regionales no estaban alineados política-mente, los representantes de los gobiernos regionales frenaban los intentosde manipulación electoral de la política monetaria del Bundesbank por elejecutivo. Controlando por esto, encuentra evidencia rotunda de un cicloelectoral en la política monetaria alemana.

El tema de información asimétrica es crucial para los modelos raciona-les de ciclo, ya que sin información asimétrica no debiera haber ciclo. Esto

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228 Progresos en Macroeconomía

se ha investigado empíricamente para el caso de los ciclos presupuestarios.Shi y Svensson (2002) miden el grado de información de los votantes conuna proxy dada por el grado de libertad de prensa y la disponibilidad deradios por capita. Encuentran que los ciclos presupuestarios en un ampliogrupo de países desarrollados y en desarrollo dependen de su medida deinformación asimétrica, combinada con una medida de renta política.19 Losdenominan ciclos electorales condicionales (conditional PBC).

En un trabajo muy interesante, Alt y Lassen (2006) usan medidas espe-cíficas del grado de transparencia presupuestaria en países de la OECD paramedir el grado de información asimétrica. Encuentran que los ciclos presu-puestarios se dan en los países con baja transparencia, lo que corroboraque la información incompleta es esencial para que pueda darse un cicloelectoral.

Además de la asimetría de información, es preciso que el ejecutivo tengadiscrecionalidad para que se produzca un ciclo presupuestario. Esta condi-ción no es trivial, ya que en el proceso presupuestario hay un actor de vetonatural, la legislatura. En años electorales, la legislatura puede bloquear unpresupuesto expansivo si no está alineado con el presidente, siguiendo unalógica parecida a la de los contrapesos políticos en Lohmann (1998b). Enesta línea, Saporiti y Streb (2003) muestran que una condición necesariapara un ciclo fiscal es que no haya una legislatura que frene las propuestasdel ejecutivo, o sino que la legislatura no tenga poder para hacer cumplir laley presupuestaria. Para que una regla presupuestaria sea creíble, el poderejecutivo debe enfrentar un actor de veto efectivo que imposibilite violarlaen años electorales.

Dado que los pedidos de transparencia son un reclamo de los partidos deoposición, uno puede conjeturar que la transparencia presupuestaria y la

19 Shi y Svensson (2002) combinan su medida de información asimétrica con un índice derentas políticas, por lo que no miden el impacto puro de la información asimétrica. Su índicede rentas políticas es un promedio de cinco índices del ICRG (corrupción de gobierno,respeto de la ley, calidad de la burocracia, riesgo de expropiación y riesgo de cambioscontractuales).

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Estabilización económica e incentivos políticos 229

presencia de fuertes partidos de oposición que constituyen actores de vetoestán empíricamente asociadas.

X. La función de preferencias sociales

Junto con un gobierno oportunista interesado en ganar elecciones, elmarco básico para analizar el ciclo han sido las ecuaciones (1) de la funciónde preferencias sociales y (2) de la curva de Phillips de corto plazo amplia-da por expectativas.

Al formalizar una función de pérdida social que depende de la inflacióny del desempleo, Nordhaus (1975) abrió paso a una enorme literatura decómo se toman las decisiones de política monetaria en forma endógena. Sinembargo, esta es una forma reducida. Nordhaus no deriva esta formulaciónde un modelo microeconómico ni presenta mucha evidencia empírica alrespecto.

La idea original de la función de pérdidas se asocia a Arthur Okun, quesumaba la tasa de inflación anual (en valor absoluto) y la tasa de desempleopara tener una medida de incomodidad (discomfort factor) de la economía(Lovell y Tien 2000). Este índice de incomodidad económica pasó a llamar-se a partir de la campaña presidencial de Reagan en 1980 el índice de mise-ria económica (economic misery index). Además de ser un arma políticaefectiva, Lovell y Tien (2000) encuentran que este índice lineal es un buenpredictor del índice del estado de ánimo de los consumidores (index ofconsumer sentiment).

Más directamente relevante para el problema del voto es la evidencia decómo la popularidad del gobierno cae cuando aumentan el desempleo o lainflación, según estudios sobre Estados Unidos, Alemania y Reino Unidoreseñados en Frey (1978) que son reproducidos por Nordhaus (1989).Nordhaus agrega que a pesar de la diversidad de maneras en las cuáles elgobierno influye en la sociedad, es llamativo cómo en Estados Unidos lapopularidad general del presidente tiene una correlación altísima con supopularidad específica en temas económicos.

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230 Progresos en Macroeconomía

Recientemente se ha desarrollado una literatura sobre el bienestar subje-tivo. Esta literatura es particularmente relevante, en tanto Nordhaus (1975)plantea que para decidir sus votos los ciudadanos comparan la utilidadbajo el actual gobierno con una determinada utilidad de reserva bajo laoposición.

Di Tella, MacCulloch y Oswald (2001) concluyen que tanto la inflacióncomo el desempleo son factores empíricamente significativos para explicarlas respuestas de los ciudadanos sobre su nivel de satisfacción personal,aunque concluyen que el desempleo es más importante que la inflación.Welsch (2007) encuentra que una vez que se agrega la tasa de crecimiento,siguiendo la idea del índice de miseria ampliado de Barro, son igualmenteimportantes para explicar el bienestar subjetivo el objetivo de estabilidad,medido por la inflación, y los objetivos combinados de desempleo y creci-miento, lo que justificaría darle igual peso al desempleo y a la inflación enlos índices tradicionales. Estos resultados empíricos apoyan la intuición bá-sica de Nordhaus (1975) de modelar en forma reducida la utilidad de losciudadanos como dependiente de la tasa de inflación y del desempleo.

Además de los problemas de impuestos distorsivos planteados por Cal-vo (1978) y Barro y Gordon (1983), en Woodford (2003) se puede encon-trar una fundamentación microeconómica reciente de la estructura econó-mica de este capítulo. La tasa natural de desempleo puede ser mayor que latasa de desempleo óptima debido a la competencia monopólica. Las friccio-nes en los ajustes de precios nominales llevan además a que haya una rela-ción inversa entre inflación y desempleo en el corto plazo (ver Heymann2007 para una descripción sucinta). El hecho de que la tasa natural de des-empleo sea mayor que la tasa óptima justifica el conflicto entre los objeti-vos de baja inflación y bajo desempleo.

XI. Para muestra, un botón

Este capítulo cubre un campo muy específico dentro de las contribucio-nes de la economía política a la macro. Para ilustrar la lógica del enfoque, se

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Estabilización económica e incentivos políticos 231

concentra en un tema acotado, los ciclos electorales. Al modelar los ciclosoportunistas, deja de lado los ciclos originados en diferencias ideológicas(partisan business cycles) discutidos entre otros por Alesina, Roubini yCohen (1997). Esto se debe a que la lógica de los ciclos oportunistas es másbásica y permanente.

Como el hilo argumental se centra en la contribución original de Nordhaus(1975) y las modificaciones que sufre a la luz de la literatura posterior, serestringe a modelar los ciclos de política monetaria (political business cycles),obviando los modelos de ciclos presupuestarios (political budget cycles)que surgen a partir de Rogoff y Sibert (1988).

Los modelos más recientes de ciclos electorales racionales no solo in-cluyen expectativas racionales, sino que demandan complejos razonamien-tos de teoría de juegos a los votantes. Sin embargo, Downs (1957, cap. 13)presenta la siguiente paradoja: dado que mi voto individual no puede afec-tar los resultados en elecciones multitudinarias, ¿qué sentido tiene que in-vierta en información para votar mejor? Es el problema de los votantesracionalmente desinformados.20 Olson (2000) lo marca como el problemacentral de acción colectiva en una democracia. En vista de estos problemasde información, el uso de reglas de votos heurísticas puede ser un área fruc-tífera a investigar.

Una conjetura es que los problemas de información asimétrica están li-gados al contexto institucional, en tanto sean partidos fuertes de oposiciónlos que imponen más transparencia y rendición de cuentas al gobierno.Aunque Montesquieu, en el libro 11 de El espíritu de las leyes, enfatizaba laimportancia de frenos y contrapesos institucionales como fuente de gobier-no moderado, esto fue expresamente desechado por los economistas que losiguieron.21 Luego, bajo el supuesto convencional de que el gobierno busca

20 En contraposición a los ciudadanos y consumidores, Downs (1957) apunta que los gruposde productores tienen no sólo más información sino más incentivos para afectar las políticaspúblicas, lo que explica que las políticas públicas no tengan mucho que ver con el votantemediano.

21 En su estudio de las ideas del siglo XVIII, Hirschman (1976, parte 2) muestra que para los

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maximizar el bienestar de la sociedad, estas cuestiones se volvieron invisi-bles. Downs (1957, cap. 15) retoma esta línea institucional, donde no da lomismo el análisis de la política económica en una democracia o en unadictadura, e importa la estructura constitucional específica que adopta unademocracia. La política económica no es independiente del marco político.

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