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Historia del MERCOSUR: desde su fundación hasta el año 2000 Por Leonor Machinandiarena de Devoto * Dra. en Historia, UBA Investigadora Asociada al CEIEG – Universidad del CEMA Libros del CEIEG Buenos Aires, Diciembre de 2006 * La autora agradece la colaboración de Leticia Chirinos y Sebastián Masana en la búsqueda de información bibliógrafica y periodística. 1

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Historia del MERCOSUR: desde su fundación hasta el año 2000

Por Leonor Machinandiarena de Devoto*

Dra. en Historia, UBA Investigadora Asociada al CEIEG – Universidad del CEMA

Libros del CEIEG Buenos Aires, Diciembre de 2006

* La autora agradece la colaboración de Leticia Chirinos y Sebastián Masana en la búsqueda de información bibliógrafica y periodística.

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ÍNDICE Origen – p. 4 El Tratado de Asunción (26 de marzo de 1991) – p. 11 Primera Cumbre de Presidentes del Mercosur. Protocolo de Brasilia – p. 15 Se ratifica el camino de la integración y de la vigencia de la democracia – p. 17 Preocupación en la Argentina por los desequilibrios comerciales con Brasil y posición del bloque ante el NAFTA – p. 20 Dudas en Uruguay – p. 24 La Argentina y la posibilidad de ingresar al NAFTA – 25 La decisión integradora prevalece – p. 30 Reacciones por restricciones a las importaciones establecidas por la Argentina – p. 32 Remoción de los últimos obstáculos – p. 34 Puesta en funcionamiento del Mercosur como zona de libre comercio y unión aduanera a partir del 1º de enero de 1995. Protocolo de Ouro Preto – p. 36 Mandato de Asunción y Programa de Acción del Mercosur hasta el año 2000 – p. 39 Nuevas decisiones y temas pendientes – p. 41 Negociaciones comerciales del Mercosur con otros países y bloques de la región. El Area de Libre Comercio de Sudamérica (ALCSA) – p. 45 Negociaciones por el ALCA – p. 54 Acuerdos con la Unión Europea – p. 65 Problemas entre la Argentina y Brasil – p. 70

La venta de trigo subsidiado a Brasil por los Estados Unidos – p. 70

El régimen automotor – p. 72 Conflicto entre sectores siderúrgicos – p. 79 El azúcar – p. 81

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Medidas restrictivas por parte de Brasil – p. 88

Tensiones regionales por la designación de la Argentina como aliado extra-OTAN de los Estados Unidos y la aspiración de Brasil a ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad – p. 90 La Argentina solicita ingresar a la OTAN como miembro pleno – p. 99 La visita de Clinton a Venezuela, Brasil y la Argentina y el respaldo al MERCOSUR – p. 103 Propuesta de una moneda única – p. 107 Compromiso democrático y concertación política en el MERCOSUR – p. 111 Las relaciones argentino-paraguayas se tensan por el caso Oviedo – p. 117 Seguridad y defensa común. Mercosur como Zona de Paz – p. 130 Declaración sobre Malvinas – p. 132 Respaldo del Mercosur a Chile – p. 134 Crisis en el MERCOSUR – p. 135 Algunas opiniones – p. 150 Apéndice – p. 160 Notas – p. 165

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El Mercosur durante los noventa

Por Leonor Machinandiarena de Devoto† Origen La rivalidad histórica entre la Argentina y Brasil hunde sus raíces en los períodos coloniales de ambos países, cuando los imperios español y portugués competían por alcanzar mayor dominio territorial y el último buscaba establecerse en la costa norte del río de la Plata. Ya independizados, el Imperio del Brasil y las Provincias Unidas del Río de la Plata sostuvieron una guerra entre 1825 y 1828 por la posesión de la Banda Oriental del Uruguay, que finalizó con el reconocimiento de la independencia de ese Estado. Posteriormente algunos conflictos limítrofes, las distintas posiciones asumidas durante las guerra mundiales y el mantenimiento de un ambiente de confrontación debido a visiones geopolíticas encontradas conspiraron durante décadas contra una asociación más amistosa.1 La cooperación regional comenzó con la creación de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) en 1960, de la que formaron parte la Argentina, Brasil, otros países sudamericanos y México, y cuyo objetivo fue la constitución de una zona de libre comercio en un plazo de veinte años, período en que debían eliminarse gradualmente todos los gravámenes y las restricciones que obstaculizaran el intercambio comercial entre las partes contratantes. El acuerdo generó expectativas positivas y produjo un aumento del comercio interregional, pero la inestabilidad económica en la región y la falta de instituciones a los efectos de la integración estancaron el proceso.2 Al no poder cumplir con el objetivo propuesto, los países miembros de la ALALC iniciaron negociaciones que culminaron con el Tratado de Montevideo de 1980, que daba origen a la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). La misma tenía como objetivo final el establecimiento de un mercado común latinoamericano que, a diferencia del anterior, era más flexible pues no disponía plazos estrictos y permitía celebrar acuerdos entre dos o más países no aplicables al resto. En este marco se insertarían los tratados de cooperación suscriptos en la década del ochenta y por cierto el de creación del Mercosur. La instauración democrática en la Argentina (1983) y en Brasil (1985) se tradujo en un nuevo impulso en la cooperación entre ambos países. El acercamiento se vio acentuado por desafíos económicos internos comunes y por una convergencia en la política macroeconómica. Al iniciar los contactos, ambos países implementaban planes de estabilización (el plan Austral en Argentina y el Plan Cruzado en Brasil) para hacer frente a caída de inversiones, inflación desmedida y déficit fiscal. Bouzas y Fanelli señalan que “a diferencia de todos los ensayos anteriores, lo distintivo de la aproximación bilateral entre la Argentina y Brasil desde mediados de los ochenta es su permanencia y su impacto sobre los indicadores estructurales de interdependencia.3 † La autora agradece la colaboración de Leticia Chirinos y Sebastián Masana en la búsqueda de información bibliógrafica y periodística.

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Según Roberto Lavagna, quien tuvo un rol principal como secretario de Industria y Comercio del gobierno del presidente Raúl Alfonsín en las negociaciones, la decisión de integración entre la Argentina y Brasil partió de una necesidad, y de arriba hacia abajo, es decir desde los gobiernos que, por distintas razones, llegaron a una misma visión de futuro. En el plano político, en cambio, los factores que la generaron fueron diferentes. En Brasil influyó: a) su ruptura con el esquema de asociación privilegiada con los Estados Unidos, provocada por el avance brasileño en la implementación de una política proteccionista; b) el hecho de que México se convirtiera en el nuevo interlocutor privilegiado de los Estados Unidos debido a factores de la política centroamericana, y c) el desplazamiento de la producción de bienes de la industria norteamericana hacia la franja norte de México. Frente a esto, Brasil comenzó a tener mayor interés en su área natural para la complementación de su propio proceso. Por su parte, la Argentina intentaba revertir el aislamiento político internacional y el estancamiento económico generados por la dictadura militar. Apareció entonces la necesidad de articular alianzas regionales a fin de diseñar proyectos económicos comunes. La vuelta de la democracia facilitó mucho los cambios al efecto.4 Entre los factores económicos Lavagna mencionaba los siguientes: endeudamiento externo, asignación de recursos, investigación y desarrollo, restricciones a la transferencia tecnológica, diseño del sistema económico-comercial financiero global, y mejoras en la productividad y competencia. En síntesis, existían razones de orden político y geopolítico, razones tecnológicas, de productividad, de costos y precios, de calidad y actualidad de los productos, de capacidad de negociación internacional y sobre todo de dinámica de las producciones nacionales que jugaban a favor de procesos de asociaciones de preferencia.5 El proceso de integración fue anunciado formalmente con la Declaración de Iguazú firmada en noviembre de 1985 por los presidentes Raúl Alfonsín y José Sarney. Se creaba una Comisión Mixta de Cooperación e Integración Regional, integrada por representantes gubernamentales y sectores privados y presidida por los cancilleres. Los mismos mandatarios firmaron en septiembre de 1986 el Acta para la Integración Argentino-Brasileña mediante la cual se estableció un Programa de Integración y Cooperación Económica (PICE) de carácter gradual, flexible y equilibrado entre los dos países. Como consecuencia pudieron suscribirse protocolos en materia de comercio, estructura productiva, infraestructura, ciencia, tecnología y otros temas que ayudaron a mantener el flujo comercial. Finalmente el 29 noviembre de 1988 los presidentes Alfonsín y Sarney firmaron el Tratado de Integración, Cooperación y Desarrollo con el objetivo de consolidar el proceso de integración y cooperación económica bilateral. Al efecto se acordó que los territorios de los dos países integraran un espacio económico común, siguiendo los principios de gradualidad, flexibilidad, equilibrio y simetría, para permitir la adaptación progresiva de los habitantes y de las empresas de cada Estado a las nuevas condiciones de competencia y de legislación económica. El tratado contemplaba una primera etapa donde se establecía la remoción de todos los obstáculos tarifarios y no tarifarios al comercio de bienes y servicios en un plazo máximo de 10 años. Además, se acordaba la armonización de las políticas aduaneras, de comercio interno y externo, agrícola, industrial, de transporte y comunicaciones, científica, tecnológica y otras que los Estados partes acordaren, así como la coordinación de las políticas en materia monetaria, fiscal y cambiaria y de capitales.

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Concluida esta etapa, el tratado indicaba que se iba a proceder a la armonización gradual de las demás políticas necesarias para la formación de un mercado común entre los dos Estados partes, incluyendo, entre otras, las políticas relativas a los recursos humanos. Se estableció una Comisión de Ejecución del Tratado de Integración, constituida por los dos presidentes y cuatro ministros de cada Estado. La misma podía formar grupos técnicos conjuntos de estudio y de instrumentación, y proponer instancias y mecanismos para asegurar el cumplimiento de los acuerdos celebrados y la solución de las eventuales controversias. El Tratado también preveía la posibilidad de asociación de los países miembros de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) después de cinco años de vigencia.6 En esos primeros años de acercamiento argentino-brasileño, el sistema de protocolos, junto a una conjunción de factores (particularmente el tipo de cambio, el nivel de actividad y los cambios en la política comercial de cada país), permitió revertir las tendencias que habían caracterizado el intercambio bilateral, logrando un crecimiento de éste de más de 40% entre 1985 y 1988. A partir de 1988, por primera vez en la historia, Brasil desplazó a los Estados Unidos como principal proveedor de productos de la Argentina. Asimismo, el incremento de las exportaciones argentinas permitió alcanzar un importante superávit en su intercambio bilateral, situación que no se registraba desde 1979.7 Con la asunción a la presidencia argentina de Carlos Saúl Menem, se produjo un cambio en los fundamentos de la política exterior. Considerando que la Argentina había tenido un período de inserción exitosa en la economía mundial debido a su relación preferente con Gran Bretaña, se pensó en repetir la situación, pero esta vez acercándose a los Estados Unidos. No obstante, el carácter competitivo de ambas economías exigía buscar otra relación preferente que compensara comercialmente lo que los Estados Unidos no podían dar en ese aspecto, lo cual llevó al gobierno de Menem a impulsar el Mercosur. Por otro lado, hacia comienzos de la década del noventa la tendencia hacia el regionalismo comercial era ya nítida, incluso en los Estados Unidos, país que estaba negociando su acuerdo con Canadá. Además de proveer mayor credibilidad, se creía que la participación en un bloque regional podía producir a mediano plazo inversión y crecimiento.8 Brasil mantuvo, en cambio, una política exterior que daba prioridad a la autonomía en los asuntos internacionales y se oponía a los intentos norteamericanos de aumentar su liderazgo en las relaciones interamericanas. No obstante las discrepancias en política exterior, los intereses económicos que ligaban a la Argentina y Brasil aumentaron. La idea de que la estabilidad económica y democrática aumentaría la credibilidad internacional se instaló en lugar de la concordancia en los asuntos políticos mundiales.9 En agosto de 1989, durante la primera visita oficial de Menem a Brasil, entró en vigor el Tratado de Integración aprobado por unanimidad por los congresos de ambos países. En un Comunicado Conjunto del 24 de agosto de 1989, los presidentes Menem y Sarney reiteraron el apoyo al proceso de integración y destacaron los siguientes puntos: a) que todos los sectores sociales de ambos países iban a tener amplia participación en el proceso de integración; b) la convicción de que el Tratado sería un factor de aceleración de la integración latinoamericana; c) la intensificación de la cooperación tecnológica y

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empresarial en áreas de punta; d) la decisión de estimular la realización de grandes obras de ingeniería; c) el objetivo de implantar el mercado común, intensificando la competencia y buscando la expansión y el equilibrio del comercio; y e) el compromiso de utilizar y desarrollar la energía nuclear con fines exclusivamente pacíficos y de impulsar el proceso de cooperación bilateral, ahora ampliado con el intercambio de productos de la industria nuclear.10 El 12 de noviembre de 1989 los presidentes Sarney y Julio María Sanguinetti del Uruguay realizaron una visita a Buenos Aires, durante la cual firmaron con el presidente Menem una Declaración Conjunta en que se comprometían a intensificar los contactos trilaterales para la elaboración de proyectos a fin de efectivizar el proceso de integración.11 Durante la visita de Menem a Brasilia en marzo de 1990 -la primera con el nuevo presidente de Brasil, Fernando Collor de Melo- quedó conformada la Comisión de Ejecución del Tratado de Integración. Por la Argentina serían miembros los ministros de Relaciones Exteriores y Culto, Economía, Obras y Servicios Públicos, y Educación y Justicia. Por Brasil, serían los ministros de Relaciones Exteriores, Economía, Infraestructura y Agricultura. El 27 de junio de 1990 se produjo el lanzamiento de la Iniciativa para las Américas, proyecto enunciado por el presidente George Bush, cuyo objetivo principal era establecer un sistema de libre comercio hemisférico. Buscaba también crear un ambiente propicio para estimular la inversión extranjera, incluyendo la creación de un fondo de inversión en el BID. En tercer lugar, apuntaba a la reducción de la deuda oficial de los países latinoamericanos con el gobierno de los Estados Unidos.12 El trabajo de la Comisión de Ejecución del Tratado de Integración permitió que los presidentes Menem y Collor de Mello suscribieran el 6 de julio de 1990 el Acta para la Integración y Cooperación Económica o Acta de Buenos Aires. En los considerandos se expresaba que la profundización del proceso de integración entre la Argentina y Brasil era la respuesta a los desafíos que presentaba la evolución reciente de los acontecimientos internacionales, en especial la consolidación de los grandes espacios económicos, la globalización del escenario económico internacional y la importancia de lograr una adecuada inserción internacional. Se preveía la creación de un mercado común entre la Argentina y Brasil que debía encontrarse definitivamente conformado el 31 de diciembre de 1994, lo que significaba adelantar la fecha del año 2000 acordada previamente. A ese fin, se ponía énfasis en la coordinación de políticas macroeconómicas, especialmente de aquéllas que tenían mayor impacto en los flujos comerciales y en la configuración del sector industrial de ambos países. La base del proceso serían las rebajas arancelarias generalizadas, lineales y automáticas para llegar al 31 de diciembre de 1994 al arancel cero, y la eliminación de barreras para-arancelarias sobre la totalidad del universo arancelario. En aquellos sectores considerados especialmente sensibles o altamente dinámicos y provistos de tecnologías de punta se podrían establecer acuerdos especiales. Se constituía además el Grupo Mercado Común, integrado por cuatro miembros titulares por país que representaran a los Ministerios de Relaciones Exteriores y Economía y a los Bancos Centrales. Sus tareas finalizaban el 31 de diciembre de 1994, debiendo proponer de

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inmediato las primeras medidas concretas tendientes a la coordinación de políticas macroeconómicas, especialmente las referidas a instrumentos de política comercial e industrial, y un plan de tareas que permitiera avanzar en la conformación del mercado común dentro de los plazos previstos. En la misma fecha se firmó también un Tratado para el establecimiento del estatuto de empresas binacionales y una serie de anexos a protocolos ya existentes referidos a dichas empresas, bienes de capital, transporte terrestre y marítimo, cooperación nuclear, industria automotriz e industria de la alimentación. Los gobernadores de las provincias del noroeste argentino, y empresarios y dirigentes sindicales vinculados a la producción de azúcar llevaron a cabo intensas negociaciones para que ese producto no fuera incluido en la ampliación del protocolo de la alimentación.13 Además, los industriales plantearon al canciller Domingo Cavallo que el proceso de integración no podía soslayar que ésta era “alinear costos, no solamente rebajar aranceles de importación y acotar instrumentos de promoción”. Uno de aquéllos puntualizó que los sectores industriales necesitaban que se alinearan ciertos costos, tales como el costo financiero, el precio de las energías y los fletes.14 Menem y Collor manifestaron, asimismo, su “coincidente y positiva apreciación” acerca de la Iniciativa para las Américas, expresando su confianza en que la propuesta tomara debidamente en cuenta las necesidades de América latina y el Caribe en materia de comercio, inversiones y deuda externa. A la vez, Cavallo y su colega, Francisco Rezek, acordaron la realización de una reunión binacional con el fin de coordinar la posición de los dos países con respecto a ese tema y convinieron proponer a Washington un encuentro tripartito para conversar sobre la propuesta. Menem, tras despedir a Collor, agregó sobre ese punto que era “la región la que va a dialogar con el país del norte”. En una carta personal a Bush, el presidente argentino manifestaba el pleno apoyo de su gobierno a la iniciativa.15 En la inauguración de un seminario sobre integración organizado por el Instituto de Relaciones Europeo-Latinoamericanas (IRELA), al que al que asistieron el comisionado de la Comunidad Económica Europea, Abel Matutes, los ex presidentes Sarney y Alfonsín; el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Joao Clemente Baena Soares, y el canciller Cavallo, el presidente Menem señaló que el objetivo en la región era el crecimiento con justicia social, y que los países querían retornar a los mercados de capitales y necesitaban no quedar afuera del circuito financiero internacional. La integración entre la Argentina y Brasil podía servir de catalizador de un proceso similar al europeo en el cono sur. A su vez, el canciller Cavallo expresó que la existencia de un escenario democrático en la región era una base para la armonización de las economías de los distintos países, por lo cual, se estaba por primera vez en condiciones políticas de iniciar ese “impostergable camino de la unidad”. Por otra parte, Matutes avaló los procesos de privatización de las empresas estatales, valoró “el coraje de Menem para lograr salvar los desequilibrios”, y anticipó el apoyo de Europa para lograr “un gran boom económico para la Argentina”. También abogó por políticas que limitaran los efectos sociales de los ajustes económicos.16

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El 31 de julio de 1990 durante una reunión ministerial celebrada en Brasilia se acordó el primer encuentro del Grupo Binacional Mercado Común para coordinar las políticas macroeconómicas. El temario de la reunión a celebrarse en septiembre de ese año incluía la negociación de las políticas comerciales, fiscales, monetarias, industriales, de transporte, tratamiento de capital, mano de obra, servicios públicos, energía y tecnología de punta. Teniendo en cuenta el progresivo incremento del comercio bilateral se decidía otorgarle máxima prioridad a la cuestión del transporte terrestre. Se acordó instruir a las respectivas delegaciones para que estudiaran los mecanismos que permitieran avanzar en el sentido de un control único en la frontera.17 Al día siguiente, 1º de agosto de 1990, los cancilleres de la Argentina, Brasil, Chile y Uruguay emitieron un comunicado donde se expresaba que la transformación de la economía mundial requería la profundización de los procesos de integración y coordinación de la economía de la región. El documento establecía la conveniencia de ampliar la creación del mercado común emprendido por la Argentina y Brasil mediante una participación plena de Uruguay. A la vez, destacaba las propuestas presentadas por Chile, orientadas en el sentido de su participación en un espacio económico común, y anunciaba que se invitaría al Paraguay a sumarse al acuerdo.18 La delegación de Uruguay se sentó a la mesa de reunión con el aviso previo de que venía a sumarse y que asumía los riesgos y beneficios del mercado común. En cambio, la actitud chilena fue descripta como de apoyo expectante. Ello obedecía a que Chile tenía el nivel de aranceles más bajo de los cuatro países y una economía saneada durante el gobierno anterior. De todos modos, primero debía darse el proceso argentino-brasileño, al que se sumaría Uruguay. Después, o mientras tanto, tendrían que iniciarse las conversaciones con Chile y Paraguay.19 Los avances en la integración regional fueron interpretados como una respuesta concreta a la iniciativa lanzada por Bush. Ahora un grupo de países del Cono Sur se proponía conversar sobre lo anunciado por el presidente norteamericano respecto de inversiones, deuda y comercio; a esto debía agregarse, como había propuesto el canciller brasileño, la transferencia de tecnología. Los cuatro países expresaron que Washington estaba demostrando una disposición a “componer una agenda constructiva con la región y atribuir prioridad efectiva a la cooperación económica en sectores importantes”.20 El canciller Cavallo y el ministro de Economía, Antonio Erman González, participaron en San Pablo de una reunión con representantes de la Asociación Brasileña de Industrias de la Alimentación (ABIA). Los productores de alimentos plantearon el hecho de que en 1989 habían soportado exportaciones argentinas en el ramo por 167 millones de dólares, mientras sus ventas a la Argentina habían alcanzado sólo 11 millones. Se planteó también a los ministros argentinos la necesidad de acelerar el proceso de ingreso por las fronteras –solía haber hasta 300 camiones detenidos por cuestiones sanitarias-. Se criticó el carácter regulador de la Junta Nacional de Carnes, que motivó una definitoria respuesta del ministro Erman González, quien dijo que ningún organismo del Estado podía, por vía de las regulaciones, impedir las exportaciones y que, si la actitud reguladora no se modificaba, se debía terminar con el organismo.21

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Siguiendo el plan acordado en la reunión anterior, el 3 y 4 de septiembre se realizó en Buenos Aires la Primera Reunión del Grupo Mercado Común Argentina-Brasil. Además de la designación de los titulares del Grupo y la fecha de reuniones, se acordó allí la armonización de políticas macroeconómicas, creando subgrupos de trabajo para cada una de las áreas. Las delegaciones decidieron incorporar las concesiones negociadas en el ámbito de la ALADI, manteniendo las reglas de origen y las demás condiciones de negociación incluidas en los instrumentos originales. Se estableció el margen de preferencia a aplicar, la reducción anual de las listas de excepciones, la desgravación progresiva, lineal y automática, la inclusión de una cláusula de salvaguardia durante el período de transición hasta la efectivización del mercado común, la armonización de políticas macroeconómicas, especialmente de aquéllas que tenían mayor impacto en los flujos comerciales y la configuración del sector industrial de ambos países; la creación de un mecanismo de solución de controversias y la realización de una reunión bilateral para la industria automotriz.22 Al día siguiente de concluida la reunión bilateral se invitó a las delegaciones de Uruguay y Paraguay, oportunidad en que se efectuó una exposición acerca de las características del proceso de integración argentino-brasileño y, en especial, de los mecanismos acordados para la conformación definitiva de un mercado común el 31 de diciembre de 1994.23 El embajador uruguayo Miguel Berthet expresó la “firme disposición de su país para incorporarse plenamente al Mercado Común”. Lo mismo dijo el embajador Hugo Saguier Caballero de Paraguay, al asegurar que su país tenía la disposición para “una plena participación en las negociaciones”. Se decidió entonces suscribir un acuerdo que contemplara la creación de un Mercado Común cuatripartito que debía ajustarse a las siguientes bases:

a) Ser un instrumento jurídico específico para dicho Mercado Común. b) Tener como objetivo el establecimiento de un Mercado Común para el 31 de

diciembre de 1994, alcanzando en esa fecha el arancel cero para todos los ítems del universo arancelario y todas las demás metas inherentes al funcionamiento del Mercado Común.

c) Tener como base la plena reciprocidad de derechos y obligaciones para todas las partes involucradas. Respetando dicho marco podrían considerarse diferencias puntuales de ritmo durante el período de transición para Uruguay y Paraguay.

d) Reflejar lo dispuesto por el Acta de Buenos Aires en especial lo referido a la armonización de las normas macroeconómicas, el cronograma de reducción automática y lineal de los aranceles, las condiciones de reducción progresiva de las listas de excepciones y la fijación de reglas específicas de origen.

Según el investigador brasileño Jacques Ginesta, se trabajó sobre un anteproyecto de tratado redactado por Brasil, sobre la base del tratado bilateral con la Argentina, pero que no incluía ninguna referencia a los criterios de equilibrio y simetría que se encontraban en diversos protocolos bilaterales derivados del programa de integración de 1986. Los esfuerzos uruguayos por introducir esos conceptos, así como la reciprocidad en los costos y beneficios del proceso y el equilibrio en la expansión, obtuvieron algunas pocas modificaciones puntuales. En líneas generales, Uruguay y Paraguay se vieron perjudicados por el tratamiento supuestamente igualitario, perdiendo el tratamiento de país de desarrollo

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medio y de país de menor desarrollo relativo respectivamente con que habían pertenecido a la ALALC-ALADI.24 Poco después el canciller de Uruguay, Héctor Gros Espiell, explicó que su país se había incorporado al proyecto de un mercado común, iniciado por la Argentina y Brasil, porque éste era la única opción de futuro. Habiendo los presidentes Menem y Collor firmado el Acta de Buenos Aires y decidido que la Argentina y Brasil sistematizarían todo el proceso de integración en un mercado común para fines de 1994, Uruguay, ahora bajo el nuevo gobierno del presidente Luis Alberto Lacalle, había llegado a la conclusión de que la forma de integración que se había buscado desde años atrás ya no era posible, y que debía tomarse la decisión de formar parte del nuevo proceso integrador. A través de una serie de gestiones diplomáticas se había llegado a la reunión del 1° de agosto en Brasilia, donde se estableció que Uruguay sería plena parte de ese proceso, en virtud de una base jurídica convencional. Las reformas estructurales serían enormes, pero la decisión nacía de un consenso nacional, y estaba avalada por el acuerdo de los sectores privados interesados, tanto a nivel empresarial como de trabajadores.25 El Tratado de Asunción (26 de marzo de 1991) El 26 de marzo de 1991 los presidente Carlos Menem, Fernando Collor de Mello, Andrés Rodríguez y Luis Alberto Lacalle firmaron en Asunción del Paraguay el Tratado para la Constitución de un Mercado Común del Sur o Tratado de Asunción entre la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.26 En su parte declarativa, el tratado mencionaba como base los principios de “gradualidad, flexibilidad y equilibrio”. En el artículo 1 los países firmantes acordaban que el mercado común implicaba:

a) la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos entre los países, a través, entre otros, de la eliminación de los derechos aduaneros y restricciones no arancelarias a la circulación de mercaderías;

b) el establecimiento de un arancel externo común (AEC) y la adopción de una política comercial común con relación a terceros Estados o agrupaciones de Estados y la coordinación de posiciones en foros económico-comerciales regionales internacionales;

c) la coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales entre los Estados partes, en las áreas de comercio exterior, agrícola, industrial, fiscal, monetaria, cambiaria y de capitales, de servicios, aduanera, de transportes y comunicaciones y otras que se acordaran, a fin de asegurar condiciones adecuadas de competencia entre los Estados partes;

d) El compromiso de los Estados partes de armonizar sus legislaciones en las áreas pertinentes, para lograr el fortalecimiento del procesos de integración. Si bien el artículo 1 expresaba la decisión de constituir el “mercado común del sur”, lo que se firmó realmente era un compromiso, con fecha límite, de suscribir un nuevo tratado de constitución de un mercado común con las características que se convinieran. Se produciría luego la extraña característica de que el sistema adquiriría personería jurídica internacional bajo el nombre de Mercosur, sin ser un mercado común.27

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El artículo 3 fijaba que durante el período de transición -que se extendía desde la entrada en vigor del Tratado hasta el 31 de diciembre de 1994, momento en que los Estados partes debían facilitar la constitución del mercado común-, se adoptaba un régimen general de origen, un sistema de solución de controversias y unas cláusulas de salvaguardia. Durante este período de transición, los principales instrumentos para constituir el mercado común serían según el artículo 5, los siguientes:

a) Un Programa de Liberalización Comercial (PLC) que consistiría en rebajas arancelarias progresivas, lineales y automáticas, acompañadas de la eliminación de restricciones no arancelarias o medidas de efectos equivalentes, así como de otras restricciones al comercio entre los Estados partes, para llegar al 31 de diciembre de 1994 con arancel cero, sin restricciones no arancelarias sobre la totalidad del universo arancelario;

b) La coordinación de políticas macroeconómicas que ser realizaría gradualmente y en forma convergente con los programas de desgravación mencionados;

c) Un AEC que incentivara la competitividad externa de los Estados partes; d) La adopción de acuerdos sectoriales, con el fin de optimizar la utilización y

movilidad de los factores de producción y de alcanzar escalas operativas eficientes. Teniendo en cuenta que el proceso de acercamiento entre la Argentina y Brasil ya tenía varios años, el Tratado específicamente mencionaba que los Estados partes reconocerían diferencias puntuales de ritmo para Paraguay y Uruguay. También se acordó preservar los compromisos asumidos hasta la fecha de la celebración del Tratado, inclusive los acuerdos firmados en el ámbito de la ALADI, y coordinar sus posiciones en las negociaciones comerciales externas que emprendieran durante el período de transición. La estructura orgánica del Mercosur estaba compuesta por un Consejo del Mercado Común (CMC) y el Grupo Mercado Común (GMC). El Mercosur también tendría una Secretaría Administrativa que fijaba su base en Montevideo. Las decisiones del Consejo y del Grupo durante el período de transición se debían adoptar por consenso y con la presencia de todos los Estados partes. En el artículo 20, que muchos autores piensan que fue hecho a la medida de Chile, los Estados partes acordaron que el Tratado estaría abierto a la adhesión de los demás países miembros de la ALADI cuyas solicitudes podrían ser examinadas por los Estados partes después de cinco años de vigencia del Tratado. No obstante, podrían ser consideradas antes del referido plazo las solicitudes presentadas por países miembros de la ALADI que no formaran parte de esquemas de integración subregional o de una asociación extrarregional. Bouzas y Fanelli consideran que Chile no decidió su incorporación al bloque por varios motivos: a) la escasa credibilidad del nuevo bloque en sus comienzos; b) la negativa a resignar su autonomía comercial y su estrategia de negociar acuerdos preferenciales en la región y fuera de ella, c) la adopción de un AEC por parte de Chile hubiera implicado un cambio importante en su estructura de protección, caracterizada por un arancel uniforme y tarifa promedio inferior a la del Mercosur, y d) la influencia de sectores opuestos a la incorporación del Mercosur por ideología o intereses sectoriales.28

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Junto al Tratado de Asunción se firmaron una serie de anexos. En el Anexo I se acordaba el PLC que en su artículo primero establecía eliminar, a más tardar el 31 de diciembre de 1994 para la Argentina y Brasil, y el 31 de diciembre de 1995 para Paraguay y Uruguay, los gravámenes y demás restricciones aplicadas a su comercio recíproco. Según el artículo 3, el programa de desgravación debía ser progresivo, lineal y automático y beneficiaba a los productos comprendidos en el universo arancelario clasificados de conformidad con la nomenclatura arancelaria utilizada por la ALADI. En el Anexo II se establecía el Régimen General de Origen que fijaba los requisitos que debían cumplir los productos para considerase dentro de los criterios generales de esa calificación. En el Anexo III se acordaba un Sistema de Solución de Controversias, que más tarde quedó plasmado en el Protocolo de Brasilia. Las controversias se debían solucionar mediante negociaciones directas y, en caso de no poder hacerlo, se debían elevar a consideración del Grupo Mercado Común que debía elaborar una recomendación en un plazo de 60 días. Un sistema permanente de solución de controversias debía ser acordado antes del 31 de diciembre de 1994. El Anexo IV era sobre Cláusulas de Salvaguardia. Por el mismo se acordaba que cada Estado parte podía aplicar hasta el 31 de diciembre de 1994 cláusulas de salvaguardia a la importación de los productos que se beneficiaran del PLC, medida que sólo debía ser tomada en casos excepcionales. Las salvaguardias se debían adoptar en caso de que el producto causara “daño o amenaza de daño grave a su mercado”. No obstante, no serían considerados en la determinación del daño factores tales como cambios tecnológicos o cambios en las preferencias de los consumidores a favor de productos similares y/o directamente competitivos dentro del mismo sector. Con el objetivo de no interrumpir las corrientes de comercio que hubieran sido generadas, el país importador negociaría una cuota para la importación del producto objeto de salvaguardia, que se regiría por las mismas preferencias y demás condiciones establecidas en el PLC. Las salvaguardias tendrían un año de duración prorrogable por un año más y en ningún caso podrían extenderse más allá del 31 de diciembre de 1994. Reconociendo que el cronograma previsto no podía cumplirse, en agosto de 1994, los Estados partes del Tratado de Asunción convinieron en la necesidad de establecer un régimen transitorio de aplicación intra-Mercosur, para un limitado grupo de productos, con el objetivo de facilitar los procesos de reconversión de los sectores productivos. Surgió así el Régimen de Adecuación Final a la Unión Aduanera consistente en listas de productos originarios de cada Estado parte que, para su importación intrarregional, tenían un tratamiento arancelario decreciente en forma lineal y automática, hasta llegar a cero por ciento, en el caso de la Argentina y Brasil al 1º de enero de 1999, y en el de Paraguay y Uruguay al 1º de enero de 2000. En el caso de la Argentina, los productos exceptuados eran los del sector siderúrgico, automotriz, de electrodomésticos, textil, calzado, papel, cartón, madera y algunos alimentos. Bouzas y Fanelli señalan que los progresos que se registraron durante el período de transición se concentraron en la liberalización de las restricciones arancelarias al comercio intrarregional de bienes. En contraste, en materia no arancelaria, de armonización de

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regulaciones, de coordinación macroeconómica y de eliminación de asimetrías los resultados fueron mucho menores. En efecto, al finalizar el período de transición la mayor parte de los compromisos establecidos en el cronograma estaban aún pendientes de cumplimiento. Pero, en opinión de los autores, a pesar de los obstáculos, la experiencia del Mercosur durante el período de transición tuvo un balance favorable en comparación con otros procesos de integración entre países en desarrollo.29 Por otra parte, el establecimiento como principio rector de la reciprocidad de derechos y obligaciones entre los Estados partes, según algunas opiniones, no contemplaba las grandes diferencias de potencial existentes entre los socios. Ginesta señala que el Tratado favorecía los intereses nacionales brasileños antes que los de cualquier otro país de la región. Además su concreción se producía en el momento que era necesario reforzar la posición brasileña ante la eventualidad del establecimiento de una zona de libre comercio hemisférica lanzada por el presidente Bush. Señala también que en tanto Uruguay, la Argentina y Paraguay adoptaron regímenes de apertura comercial muy amplios, Brasil siguió siendo proteccionista, lo cual se revelaba en los criterios adoptados para fijar el AEC a favor de la industria brasileña.30 En el momento de firmarse el Tratado de Asunción, el canciller Guido Di Tella sostuvo que el Mercosur tenía mejor receptividad en los Estados Unidos que en Europa. Di Tella señaló que la actitud europea respondía a las situaciones inestables de los países miembros del Mercosur, que no ofrecían confianza para una agrupación de esas condiciones. Los Estados Unidos, que estaban considerando la creación de un mercado común continental, veían el proyecto subregional con una óptica diferente.31 Di Tella juzgó que la constitución del Mercosur era un proyecto muy ambicioso, y que había total coincidencia en la necesidad de su creación por parte de los cuatro gobiernos sudamericanos, que buscaban el crecimiento. Según el canciller argentino los países más pequeños serían los que experimentarían mayores transformaciones en sus economías. En cuanto a la integración con Chile, Di Tella consideraba que los chilenos tenían una actitud expectante porque estaban más avanzados en el ordenamiento de su economía.32 Por su parte, el canciller uruguayo, Héctor Gros Espiell, reveló que, a partir de la decisión de los presidentes de la Argentina y Brasil, en julio de 1990, de concretar el mercado común en sólo cinco años, los hechos que llevaron a la firma del Tratado se habían sucedido vertiginosamente. Tras la reunión de Buenos Aires, la diplomacia uruguaya había llevado a cabo una vasta acción a favor de un punto de vista global en la concepción del mercado común, logrando que se abandonara el enfoque binacional, para encarar en su lugar la integración igualitaria y plena de los cuatro países. En menos de un año se había logrado negociar, tanto en el nivel de expertos como en el más alto nivel político, un acuerdo que había sido inimaginable.33 El canciller uruguayo sostuvo asimismo que el trabajo del Mercosur no se agotaba en un esquema de cooperación económica; de hecho, se iba a una sincronización de las otras dimensiones del accionar gubernativo. Así anunció que el primer acto conjunto de los países del Mercosur frente a un tercer país sería un acuerdo marco en materia comercial y

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de inversiones con los Estados Unidos, en el ámbito de la Iniciativa para las Américas presentada por el presidente George Bush en junio de 1990.34 En julio de 1991, el presidente Collor de Mello destacó, en una entrevista con el embajador argentino José de la Sota, la intensidad de la relación política alcanzada entre ambos países, lo que consideraba garantía de continuidad del Mercosur, con resultados fructíferos para todos los países de la región.35 Ante la inminencia de su cuarta reunión con Menem, el presidente Lacalle señaló que había cambiado de opinión respecto de su posición relativa a la construcción del puente Colonia-Buenos Aires, debido a que ahora se tenía plazo fijo para la integración. Más que un puente apuntado al turismo, percibía una vía de tránsito hacia el puerto de Montevideo y los puertos del litoral uruguayo. Abogaba por un eje de tránsito ferroviario y carretero que uniera Buenos Aires con San Pablo, pasando por Montevideo y Porto Alegre.36 Menem y Lacalle firmaron en Buenos Aires siete convenios, que incluían la construcción de uno o más gasoductos para abastecer de gas natural a Uruguay; la realización de los estudios de factibilidad para construir el puente Buenos Aires-Colonia; el dragado de los canales del área de la isla Martín García, que eran parte de los trabajos proyectados para la puesta a punto de la hidrovía Paraná-Paraguay; y la facilitación del tránsito de personas, vehículos y mercaderías en los puentes fronterizos. Las obras se harían por concesión y sin erogaciones ni avales de los Estados.37 Lacalle manifestó que las obras binacionales eran la justificación de su viaje. A su vez, Menem destacó la trascendente necesidad de encarar la integración regional, iniciativa que consideró como uno de los principales desafíos en la última década del siglo XX.38 Ambos presidentes expresaron que el Mercosur podría ampliarse con la inclusión de otros países, entre ellos Bolivia.39 I Cumbre de Presidentes del Mercosur. Protocolo de Brasilia La I Cumbre de Presidentes del Mercosur tuvo lugar en Brasilia, el 17 de diciembre de 1991, donde Menem, Collor de Mello, Rodríguez y Lacalle participaron de la primera reunión del CMC. Los presidentes manifestaron en su declaración su firme decisión de impulsar las medidas necesarias para lograr, en los plazos establecidos, los objetivos formulados en el Tratado de Asunción, así como incorporar en forma creciente la dimensión Mercosur en los respectivos procesos de toma de decisiones. También suscribieron el Protocolo de Brasilia para la Solución de Controversias y acordaron iniciar a la brevedad los trámites internos para su ratificación. A su vez, el CMC aprobó el citado protocolo, un régimen de sanciones para casos de fraude con los certificados de origen, un marco regulatorio para los acuerdos de complementación sectorial, y un reglamento interno para el GMC.40 Las directivas del CMC para 1992 incluían las siguientes: profundizar el examen para definir el AEC a partir de los criterios adoptados; asegurar la competencia leal para el comercio intra y extra-Mercosur; avanzar en la desregulación del transporte intracomunitario para reducir sus costos; obtener normas técnicas que aseguraran la calidad y competitividad internacional; concretar emprendimientos que permitieran el mayor

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aprovechamiento de los recursos energéticos, y coordinar posiciones en foros económicos mundiales, en especial el GATT y el Grupo Cairns.41 Los presidentes destacaron la conveniencia de que los cuatro países llegaran a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, a celebrarse en Río de Janeiro en junio de 1992, con idénticas posiciones de principio e iguales propuestas. Encomendaron también al GMC examinar las posibles formas de vinculación del Mercosur con otros países latinoamericanos miembros de la ALADI, y con otros grupos económicos. Se encargó, asimismo, continuar el estudio del proyecto de acuerdo de cooperación con la Comunidad Económica Europea, e iniciar contactos con Japón. Los presidentes declararon la intención de sus gobiernos de considerar la construcción, antes del final de la década, de un eje carretero en el Cono Sur, que podría comunicar en una primera etapa las ciudades de Porto Alegre y Buenos Aires, a través del Uruguay. Por último, los presidentes de Paraguay y Uruguay dejaron asentada una felicitación a sus colegas de la Argentina y Paraguay por la firma, en Viena, del Acuerdo de Salvaguardias con la Agencia Internacional de Energía Atómica relativo al uso pacífico de la energía nuclear, que abría perspectivas de desarrollo energético para la región y posibilitaba la plena participación de la Argentina y Brasil en el Tratado de Tlatelolco.42 El canciller brasileño, Francisco Rezek, afirmó que no volverían a producirse compras de granos subsidiados por parte de empresas privadas (hecho que afectaba a las exportaciones argentinas). El canciller sostuvo además que los industriales de San Pablo seguramente aceptarían un AEC en 1994. En cuanto al establecimiento de tribunales supranacionales, el canciller señaló que la posición brasileña prefería el sistema de arbitraje, por ser más económico y expeditivo. Teniendo en cuenta que su país sólo aumentaba en una quinta parte su mercado, Rezek justificó el interés estratégico de Brasil en el proceso del Mercosur en que un proyecto de integración exitoso en América latina debía comenzar necesariamente en el Cono Sur. Por eso Brasil estaba empeñado en que Chile se sumara al Mercosur antes de que terminara el proceso de transición, a fines de 1994.43 El Protocolo de Brasilia para la Solución de Controversias estableció que, ante una controversia sobre la interpretación, aplicación o cumplimiento de las disposiciones del Tratado de Asunción, de los acuerdos celebrados en el marco del mismo, así como de las decisiones del CMC y de las resoluciones del GMC, las partes se debían someter a los siguientes procedimientos:

a) Negociaciones directas, que no podrían exceder un plazo de 15 días; b) Intervención del GMC, el cual evaluaría la situación, dando oportunidad a las partes

para que expusieran sus respectivas posiciones, y luego formularía las recomendaciones tendientes a la solución del diferendo. El procedimiento no podría extenderse por un plazo mayor a 30 días; y

c) Procedimiento arbitral. Si los dos procedimientos anteriores no solucionaban la controversia, los Estados partes reconocían como obligatoria la jurisdicción del Tribunal Arbitral. Este estaría compuesto por tres árbitros designados uno por cada parte en controversia y uno de común acuerdo, que no podría ser nacional de los Estados en litigio y presidiría el tribunal. El laudo arbitral se adoptaría por mayoría y en un plazo de 60 días prorrogable por 30 días más.

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Los particulares afectados por acciones discriminatorias o de competencia desleal en violación del Tratado de Asunción debían formalizar los reclamos ante la sección nacional del GMC del Estado parte donde tuvieran su residencia, y debían aportar los elementos que permitieran determinar la verosimilitud de la violación y la existencia o amenaza de un perjuicio. Una vez hecho esto, se convocaba a un grupo de expertos para que se expidiera en un plazo improrrogable de 30 días. Si se comprobaba la procedencia del reclamo por el particular, se podía requerir la adopción de medidas correctivas o la anulación de las medias cuestionadas. Se ratifica el camino de la integración y de la vigencia de la democracia La II Cumbre de Presidentes del Mercosur se realizó en Las Leñas, Argentina, los días 26 y 27 de junio de 1992. Los presidentes ratificaron que la plena vigencia de las instituciones democráticas era un supuesto indispensable para el desarrollo del Mercosur. Expresaron su convicción de que el Cronograma de Medidas, aprobado por Decisión 01/92 del CMC constituía un hito fundamental en la conformación del Mercosur y ratificaba la firme voluntad de los gobiernos de concretar el Mercosur dentro de los plazos previstos. Dicho cronograma tenía como fin cumplir con la coordinación de políticas macroeconómicas y resolver el problema de las asimetrías. Se decidió establecer el Procedimiento de Quejas y Consultas sobre Prácticas Desleales de Comercio para los productores localizados, y que los Estados partes respetaran criterios comunes para proseguir sus negociaciones en la ALADI.44 Los presidentes señalaron que la reciente firma del convenio interinstitucional entre la Comisión de la Comunidad Europea (CE) y los países del Mercosur constituía un primer paso hacia una cooperación más estrecha entre los dos procesos de integración, que debía contribuir al sistema multilateral de comercio libre. En tal sentido, instruyeron al GMC a continuar explorando con la Comisión de la CE la concreción de nuevas modalidades de cooperación. Indicaron también su interés en que el Consejo Consultivo sobre Comercio e Inversión, establecido entre los cuatro países del Mercosur y los Estados Unidos, que se había reunido recientemente en Buenos Aires, pudiera contribuir efectivamente a una mayor fluidez del comercio recíproco y la inversión entre las partes. Finalmente, consideraban indispensable alcanzar una satisfactoria conclusión de la Ronda Uruguay del GATT.45 Antes de comenzar la cumbre propiamente dicha, los presidentes de la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, más sus pares de Bolivia y Chile también presentes en la reunión, manifestaron su preocupación por las consecuencias del fallo de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos que autorizaba el secuestro de personas en otros países. En un comunicado conjunto, basado en un proyecto chileno, pidieron al comité jurídico de la Organización de Estados Americanos (OEA) que emitiera una opinión sobre la juridicidad internacional del polémico fallo. Según el canciller Di Tella fue una “respuesta positiva”, que dejaba constancia del temor de los países latinoamericanos de ver violadas sus soberanías. Al parecer, la diplomacia argentina apoyó la iniciativa trasandina, tratando de convertir esa primera reunión de los seis presidentes democráticos del Cono Sur en el inicio

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de un proceso que desembocara en la creación de un frente político, que se denominaría Grupo de los 6 o Grupo del Cono Sur. El anhelo argentino era que Chile se sumara al Mercosur, abandonando el temor de poner en peligro su estabilidad económica por aliarse con países con deficiencias en ese aspecto, y que Bolivia cumpliera con su promesa de abandonar el Pacto Andino y se convirtiera en el sexto socio.46 El subsecretario de Asuntos Económicos de la Cancillería brasileña y negociador de Brasil en el Mercosur, embajador Rubens Barbosa, sostuvo que el proceso integrador coincidía con las políticas de ajuste que realizaban los cuatro países, lo cual significaba que las reformas estructurales se harían en forma coordinada. Relativizó las asimetrías que se observaban entre los dos países mayores del grupo, señalando que los desfases en el tipo de cambio y los costos energéticos –que en la Argentina eran cuatro veces más grandes que en Brasil- no tenían el significado que se les adjudicaba. La política agrícola del presidente Collor de Mello, que prometía subsidiar el crecimiento de los productores sureños, no afectaría a la Argentina ni a Uruguay. Brasil tenía 145 millones de habitantes y una producción cerealera de 70 millones de toneladas que no alcanzaba para alimentar a todos. Habría mercado para todos los socios del Mercosur.47 A la vez, el secretario de Relaciones económicas internacionales argentino, Alieto Guadagni, describía los avances alcanzados en el ambicioso proyecto de explotar la cuenca noroeste –gasífera y petrolera- y construir, en una segunda etapa, un gasoducto a San Pablo. La cuenca gasífera que se iba a privatizar tendría un atractivo especial para los futuros adquirentes si sus recursos se destinaban a un mercado como el de San Pablo, que prometía un consumo diario de 40 millones de metros cúbicos. Además, si Petrobrás se asociaba con YPF para explotar la cuenca, comprobadas las reservas de hidrocarburos, el gasoducto podía convertirse en una realidad.48 Casi coincidente con la reunión celebrada en Las Leñas, se desarrolló en Buenos Aires el VI Simposio de Estudios Estratégicos, con la participación de delegaciones de los Estados Mayores Conjuntos de Brasil, Paraguay, Uruguay y la Argentina, y, por primera vez, como observador, del jefe de Estado Mayor de la Defensa de Chile. Estos encuentros, que habían comenzado en 1987 entre Brasil y la Argentina, tenían como propósito intercambiar ideas sobre temas de interés estratégico militar, con el fin de acompañar la voluntad política de integración evidenciada en el Cono Sur. La deliberación versó, esencialmente, sobre la cooperación militar y el papel de las fuerzas armadas en el contexto del Mercosur. Se estaba de acuerdo con la gradual profundización de la cooperación militar, pero se proclamaba la responsabilidad exclusiva y excluyente de cada país de ejercer su propia defensa, a través de sus respectivas instituciones militares. La misión esencial de las fuerzas armadas seguiría siendo la que establecían sus constituciones y consistía en preservar la integridad territorial y contribuir a defender los intereses y la soberanía nacionales. Las tareas relacionadas con la seguridad interior fueron consideradas de primaria incumbencia policial, aunque su normativa era propia de la legislación de cada Estado.49 El 8 de julio de 1992 La Nación sacó en su cuarta sección, como “espacio de publicidad”, un suplemento de cuatro páginas sobre la ALADI. La primera página estaba conformada íntegramente por una nota firmada por el presidente Menem, cuyo título principal y siguiente rezaban: “Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI)”, “Esto es

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ALADI. Once países hacia el Mercado Común. Veinte millones de kilómetros cuadrados, cuatrocientos millones de habitantes”. Las demás notas estaban firmadas por el presidente del Comité de Representantes de la ALADI, el secretario general, el embajador argentino ante la misma, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, el subsecretario del Mercosur, el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), y funcionarios del gobierno argentino, como el ministro de Economía Cavallo, el secretario de Ciencia y Tecnología y el secretario de Turismo. En ningún lugar figuraba quién había financiado ese suplemento, ni se explicitaba su objetivo. En las distintas notas que lo componían no había alusión a ningún aniversario, tratado o reunión que pudiera dar origen a ese suplemento. En el contexto del diario en general tampoco había ningún indicio del por qué de un suplemento sobre la ALADI. Las notas buscaban dejar en claro que el Mercosur había sido concebido dentro de la ALADI y formaba parte de la misma. Apuntaban también a señalar que el Mercosur no iba contra la Iniciativa para las Américas, siendo quizás éste el objetivo principal de la publicación ante la inminente firma del NAFTA.50 La nota de Menem afirmaba que se postulaba la inserción competitiva en la economía mundial. La integración con los países vecinos estaba en la misma línea de apertura de la economía, de liberalización de las fuerzas del mercado, de captación de recursos externos, de expansión del comercio exterior y de la asignación de un papel protagónico al empresariado. Pero no se pensaba sólo en ampliar mercados sino en caminar hacia la construcción de un destino común. La América ibérica compartía los idiomas y la fe, dos elementos que contribuían a fundar su unidad cultural. Sostenía también que el Mercosur se colocaba bajo el gran “paraguas jurídico” de la ALADI. Menem destacaba, frente a cualquier duda, que la asociación de la Argentina no era contraria a la integración regional. La intención no era destruir la ALADI sino por el contrario fortalecerla y revitalizarla. América latina debía surgir de sus propias fuerzas, competir con eficacia ante la reestructuración macroeconómica que se avecinaba y que representaría otra alternativa para el mundo multipolar.51 Para el ministro Cavallo, la participación de la Argentina en un espacio económico ampliado con Brasil, Uruguay y Paraguay implicaba sepultar muchos años de rivalidades y desconfianzas políticas, y de estancamiento en los procesos de integración y apertura de las economías. Lo deseable era llegar a abarcar todo el ámbito de América del Sur, pero la propia área debía generar el ímpetu integrador porque, justamente por la lejanía con el resto del mundo, era imperiosa la necesidad de unión para tener presencia y capacidad negociadora en el mundo. El Mercosur y el posterior desarrollo de la Iniciativa para las Américas abrían, en su opinión, una nueva gama de posibilidades para muchas empresas de la región. Un acceso más fluido al mercado norteamericano y al del resto de las Américas acrecentaría aún más ese cuadro promisorio.52 Cavallo sostenía que en el proceso de gestación del Mercosur no se debía perder de vista la relación de éste con el sistema multilateral. A pesar del crecimiento significativo del comercio intrazonal, el grueso de los flujos de inversión y comercio de los países del Mercosur se practicaba con países de fuera del grupo. Por lo tanto, era importante que el Mercosur se construyera dentro de los lineamientos y reglas internacionales establecidas por el GATT. Sólo así, se tendría derecho a reclamar con fuerza que las barreras comerciales internacionales que más dañaban fueran reducidas o desmanteladas. Cuando

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eso ocurriera, se podría afirmar que el Mercosur habíaa producido un fortalecimiento del sistema multilateral. El gran desafío era, entonces, crear un modelo de integración que fuera visto como ejemplar en el mundo.53 A su vez, el embajador argentino ante la ALADI, Raúl Carignano, remarcaba que la flexibilidad del Tratado de Montevideo de 1980 permitía que los acuerdos comerciales se realizaran por grupo o grupos de países, y los agrupamientos subregionales hacían avanzar el proceso de integración. Sobre la base de experiencias exteriores, se estaban considerando situaciones como las del Pacto Andino, acuerdo Zona de Libre Comercio Chile, México y Mercosur (éste inscripto en la ALADI con la denominación de Acuerdo de Complementación Económica número 18). Reconociendo la necesidad de establecer una zona de libre comercio para toda América, era preciso consolidar los acuerdos subregionales para que, establecido definitivamente el espacio Canadá-Estados Unidos-México, se permitiera a los países de la subregión negociar un ámbito de mayor comercio.54 Luego de largas negociaciones, el 12 de agosto de 1992 los Estados Unidos, Canadá y México firmaron el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés). El hecho generó en los demás países apetencias de ingresar de algún modo al mismo.55 Preocupación en la Argentina por los desequilibrios comerciales con Brasil y posición del bloque ante el NAFTA Aunque el tema no figuraba en la agenda oficial de la Cumbre del Mercosur a celebrarse en Montevideo en diciembre de 1992, el equipo negociador argentino propuso discutir mecanismos de compensación a aplicar en caso de fuertes oscilaciones en el flujo comercial entre los miembros del bloque. La intención era enviar señales tranquilizadoras a los empresarios locales frente al avance de productos de Brasil, que determinaría ese año un déficit comercial para la Argentina del orden de los 1.600 millones de dólares. La UIA había reclamado al ministro Cavallo la implantación de algún sistema de cupos de importación a aplicarse cuando las ventas de productos brasileños en un determinado sector superaran un porcentaje del mercado local.56 Los empresarios reconocieron la buena intención del equipo económico al decidir el aumento de la tasa de estadística sobre las importaciones del 3 al 10 por ciento, pero eso no se consideraba suficiente. El efecto de esa medida para-arancelaria había quedado neutralizado por las constantes devaluaciones del cruzeiro. En ese contexto, la fijación de cuotas de importación era percibida como la única solución realista para el corto plazo. Otra alternativa que podía proponerse según la UIA era que Brasil no incluyera las ventas destinadas a países del Mercosur dentro de su paquete de facilidades crediticias.57 Los delegados argentinos pretendían acordar un sistema que neutralizara los desequilibrios comerciales producidos por cambios bruscos en algunas variables, como tipo de cambio relativo, tasas de interés o niveles de tarifas en insumos críticos, por ejemplo el gas y la electricidad. La Argentina y Brasil también mantenían diferencias en torno del nivel del AEC. Brasil insistía en proteger con una tasa de 35% a sectores considerados sensibles,

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como informática, electrónica y textiles, en tanto la posición argentina era fijar el arancel en 20%, aunque aceptaría mantener esa diferencia y establecer un plazo de unificación futura.58 El secretario Guadagni dijo que, para la Argentina, Brasil era un socio comercial más importante y abierto que otros, y se mantenía como primer mercado para los productos argentinos. La Argentina registraba déficit también con Japón, Italia, Francia y Bolivia, pero el eje de la discusión de los argentinos era siempre la relación con Brasil, sobre todo desde que la balanza se había invertido desfavorablemente. Guadagni no coincidía con la crítica porque era la Argentina la que había incumplido los protocolos de integración, y no Brasil. El ejemplo era el acuerdo de fabricación de automóviles. De los 43.000 autos que la Argentina podía vender a Brasil en 1991 y 1992, había exportado sólo la mitad. Le preocupaba la tendencia para 1993, cuando el cupo sería de 40.000 vehículos.59 Guadagni sostenía que el nivel de apertura de los dos países era muy distinto del que se suponía habitualmente. El arancel promedio brasileño era de 21% hasta septiembre de 1992 (con un máximo de 60%) y desde el 1° de octubre último era de 17%, con un máximo de 40. Desde el 1° de julio de 1993, en tanto, sería en promedio de 13%, con un máximo de 28. En comparación, el arancel argentino en vigencia era de 19% en promedio, con un máximo de 30, o sea dos puntos por encima del brasileño.60 Guadagni también adelantó que la cumbre dirigiría un mensaje claro a Bill Clinton, como presidente electo de Estados Unidos, sobre el interés del grupo en vincularse con Washington, aunque el sentido sería algo así como “nos interesa hablar con ustedes cuando todos estemos listos”. Medios diplomáticos del área consultados por Página/12 interpretaron que las declaraciones de Guadagni significaban que la intención era hablar con los Estados Unidos, no con el NAFTA.61 Previamente a la cumbre el ministro de Economía Cavallo y el canciller Di Tella tuvieron una reunión con sus pares de Brasil, Fernando Henrique Cardoso y Paulo Haddad; también asistieron Guadagni y Juan Schiaretti. El último dijo a la prensa que en el encuentro reservado se había pasado revista a los temas económicos centrales y se habían expuesto los lineamientos de la política económica brasileña. La economía brasileña iba a crecer 4% el siguiente año, se iba a dejar en flotación sucia el cruzeiro y no se iba a continuar la política de aumentar reservas en dólares. Eso significaba que el cruzeiro no se seguiría devaluando y que el mercado brasileño se iba a reactivar, lo que era muy bueno para los argentinos. Los negociadores brasileños no quisieron hablar con la prensa. Sólo el presidente Franco señaló que el proceso de apertura comercial (en Brasil) proseguiría dentro de una estrategia gradualista, y sin comprometer el desempeño del comercio exterior, lo que demostraba la decisión de proteger la industria de su país.62 La III Cumbre de Presidentes del Mercosur tuvo lugar el 28 de diciembre de 1992 en Montevideo. Los presidentes reiteraron la determinación de cumplir el cronograma de Las Leñas. Decidieron que a partir de junio de 1993 estuvieran definidos los niveles de AEC entre cero y 20%. Serían permitidas alícuotas diferentes hasta un máximo de 35% para una lista reducida de productos, entendiéndose que esa alícuota debía reducirse a un máximo de 20% en un plazo no superior a seis años a partir del 1º de enero de 1995. Un régimen

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especial arancelario sería aplicable a la importación por los países del Mercosur de productos subsidiados por terceros países, teniéndose en cuenta los resultados de la Ronda Uruguay. Los presidentes instruyeron a proseguir los trabajos con el fin de identificar las variables cuantitativas para la coordinación de políticas macroeconómicas, fiscales, monetarias y cambiarias, y para su convergencia gradual, con el objetivo de que su instrumentación entrara en vigor a partir del 1º de enero de 1995.63 Convencidos de la necesidad de estimular el comercio y el libre acceso a los mercados, los presidentes proponían realizar en el ámbito del Acuerdo Cuatro más Uno con los Estados Unidos conversaciones preliminares, de manera que cuando todas las partes lo consideraran oportuno, pudieran dar inicio a negociaciones entre el Mercosur y los Estados Unidos, sobre las opciones comerciales que se abrían a partir de la nueva realidad hemisférica configurada por la Iniciativa para las Américas y la firma del NAFTA. También se indicó profundizar las relaciones económicas con la CE y dar continuidad a los contactos iniciales realizados con Japón. Se decidió instruir a sus representaciones en el GATT a oponerse a las normas que significaran restricciones al comercio en directo perjuicio no sólo de los países del Mercosur, sino de toda América latina. Se debían además ampliar los entendimientos relacionados con el acceso a los mercados y servicios, de forma de aproximar las ofertas presentadas individualmente por los Estados partes.64 Según algunos observadores, esta nueva cumbre tuvo menos fuerza política que las anteriores, debido a la situación interna de Brasil ante la inminencia de la destitución del presidente Collor de Mello. Recién producida ésta, el presidente Itamar Franco estaría en condiciones de diseñar su estrategia económica. No obstante se percibía como positivo el principio de acuerdo sobre el tope que tendría el AEC. En cambio, la propuesta de los negociadores argentinos para moderar los problemas del comercio bilateral no había tenido éxito, dado que el comunicado final sólo expresaba que el GMC estudiaría las fórmulas para asegurar un tratamiento equilibrado del tema. Los brasileños no habían podido avanzar en la cuestión antes de tener terminado su plan económico. El tercer punto que figuraba en la agenda original, según Clarín, resultó como se había previsto: el bloque se mostró convencido de la necesidad de estimular las relaciones con los Estados Unidos. En el comunicado se hablaba de “estimular el comercio y el libre acceso a los mercados”, mirando especialmente hacia el NAFTA. Un funcionario argentino subrayó lo siguiente: “Aquí hay dos cosas. La primera es la voluntad de negociar con los Estados Unidos desde la alianza, y no en forma individual. Pero la segunda, es que se ratifica la decisión política de no encerrarnos en el Mercosur sino apuntar a una zona de libre comercio en todo el continente. Desde el punto de vista geopolítico, para la Argentina y el Brasil [el Mercosur] es una prioridad, y la otra es los Estados Unidos”.65 Clarín señalaba que el punto más importante que habían acordado en Montevideo los presidentes era haber trazado una estrategia común para convencer al presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, de no cerrar el mercado de su país al Mercosur, tras la firma del NAFTA. Con dicha estrategia se trataría de torcer la opinión de importantes sectores internos de los Estados Unidos que proponían primero probar la eficiencia del NAFTA antes de asumir otros compromisos internacionales parecidos. Luego de observar la orientación en materia económica que tomara Clinton a partir de su asunción el 20 de enero

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de 1993, se buscaría la forma de interesar a los norteamericanos en la marcha del Mercosur. Las conversaciones preliminares mencionadas en el comunicado conjunto de los presidentes podrían iniciarse durante la reunión en marzo del Consejo Consultivo del Acuerdo Cuatro más Uno. El objetivo final, a largo plazo, no sólo era poner en marcha el “Cuatro más Uno”, sino también formar un “Cuatro más Tres”, según palabras del canciller Di Tella en alusión a la hipotética integración de los países del Mercosur con los del NAFTA. El aspecto más importante de esa decisión era que se ratificaba el criterio de negociar en bloque con Washington. Según Clarín, algunos sectores del gobierno argentino alentaban la idea de hacerlo individualmente, ante la crítica y prolongada situación económica de Brasil. También era evidente la determinación de no hacerlo por intermedio de México, como Menem había pretendido cuando realizó, en octubre anterior, una visita oficial a Carlos Salinas de Gortari.66 En una declaración de tono crítico, las centrales obreras de los cuatro países advirtieron que al dar prioridad a los aspectos comerciales en la discusión y tomar como hilo conductor el aumento de la competitividad empresarial, tendían a crecer el desempleo y la marginación y a deteriorarse aún más los salarios y las condiciones de trabajo. Para revertir ese cuadro reclamaban la elaboración de políticas de promoción del empleo y de protección a los sectores sociales más necesitados.67 La sensación de los industriales argentinos de resultar los más perjudicados por la crisis brasileña encontró sólidos apoyos en la difusión de cifras sobre el comercio bilateral por parte del país vecino. Los diarios de San Pablo y Río de Janeiro consignaban proyecciones según las cuales 1992 concluiría con envíos por más del doble que el año anterior. De esa manera, más de un tercio del superávit adicional en el intercambio global brasileño sería explicado por las compras argentinas. Y aunque no consideraban los mecanismos del Mercosur como responsables del desequilibrio, los empresarios nacionales se aprestaban a poner en juego todo su poder de lobby para conseguir salvaguardias y establecer barreras a los productos brasileños. Reacio a salirse de la letra de los acuerdos, el gobierno descartaba por el momento limitaciones cuantitativas. La señal lanzada en Montevideo era inequívoca: la economía regional tenía un horizonte de apertura que debía aprovecharse para compensar las porciones de mercado local obtenidas por la competencia.68 En marzo de 1993 la evolución del Mercosur parecía estancada. Una economista de Fiel señalaba que se presentaba cada vez más complicado el establecimiento de las bases económicas para llegar a la concreción del bloque. Más allá de la voluntad política y de la incertidumbre sobre el rumbo que finalmente adoptaría Brasil para su economía, los fundamentos de política económica de ese país y la Argentina eran opuestos. Esto conspiraba contra la base del Mercosur, que era el establecimiento de un AEC. Si bien los principios generales acordados para la negociación del AEC eran compatibles con la política comercial argentina, en los hechos las diferencias arancelarias entre Brasil y la Argentina abrían un serio interrogante en cuanto a la posibilidad de concretar esos principios en una estructura común en los plazos y formas acordados.69 No obstante los problemas, los parlamentarios de los cuatro países del Mercosur ratificaron el 8 de marzo de 1993, en una reunión conjunta celebrada en San Pablo, el cronograma de integración. El presidente de la delegación argentina sostuvo en su discurso ante el plenario

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que todos los poderes políticos de la Argentina estaban consubstanciados con el proceso y dispuestos a mantener el cronograma vigente. El legislador reconoció que había sectores económicos que se mostraban preocupados por el desarrollo del proceso, pero destacó que en el Parlamento, tanto el oficialismo como la oposición ya habían unificado su posición sobre el tema. A su vez, el presidente de la Comisión Parlamentaria Conjunta del Mercosur, el diputado Nelson Proenza, señaló que los legisladores integrantes del organismo habían declarado que no se pensaba más en mover el cronograma de implantación del mercado común, porque cualquier alteración en la fecha de su entrada en vigencia podía perjudicar las inversiones en marcha en los cuatro países.70 Dudas en Uruguay También en Uruguay existía escepticismo sobre el futuro del Mercosur. El presidente del Banco Central, Ramón Díaz, sostuvo en Porto Alegre que la situación brasileña no era la más propicia para la formación de un mercado común. Tampoco creía, a raíz de unas declaraciones del ministro Cavallo, en la disposición de la Argentina de seguir adelante con la integración, debido, precisamente, a la crisis brasileña. Díaz señaló también que los argentinos estaban más inclinados a un acuerdo comercial con el Norte, “algo que también haremos nosotros si el Mercosur no se concreta”. En ese contexto, el funcionario uruguayo consideraba conveniente postergar el cronograma de integración para dar tiempo al socio más importante del bloque a que solucionara sus problemas internos.71 Las declaraciones de Díaz se sumaban al comentario realizado por el principal asesor del Ministerio de Economía, Isaac Alfie, quien afirmó que Uruguay, como economía pequeña, no debía descartar abandonar el Mercosur e intentar la integración con América del Norte. Ambas expresiones se produjeron en momentos en que el presidente Lacalle se encontraba en visita oficial en México y se comenzaba a hablar con el presidente Salinas de Gortari de la firma de un acuerdo de libre comercio, que podría quedar definido a mediados de ese año. En varios sectores privados se señalaba también que Uruguay debía mirar con cautela el proceso de integración, porque la apertura económica alcanzada por el país, con la búsqueda de equilibrios macroeconómicos y la captación de inversores en el exterior, podía sufrir un retroceso en la asociación con países que mostraban economías inestables y más cerradas.72 El director uruguayo de la comisión intersectorial del Mercosur, Jorge Sienra, sostuvo asimismo que difícilmente se iba a poder concretar el objetivo de un mercado común en los plazos que estaban previstos en el Tratado de Asunción, pudiendo llegar como máximo, en diciembre de 1994, a una zona de libre comercio. Las afirmaciones de Sienra habían sido acompañadas por los comentarios de los principales medios de prensa uruguayos, que hablaban de “lentitud” del proceso de integración (“Búsqueda”), de una “creciente disparidad en el Mercosur” (“El País”), y de “incertidumbres sobre su evolución” (“El Observador”). Por su parte, al retornar al Uruguay, el presidente del Banco Central Díaz precisó que en sus declaraciones realizadas en Porto Alegre solamente había mostrado preocupación por que pudiera complicarse el programa de integración.73

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Más allá de las aclaraciones formuladas por Díaz, la mayoría de los técnicos en Uruguay (incluso los muy allegados al gobierno, como el ex ministro Alejandro Végh o el asesor Alfie) dudaban sobre los beneficios que el Mercosur tendría para Uruguay. Según Ambito Financiero, si bien los funcionarios de gobierno compartían esa opinión, las declaraciones públicas seguían refirmando, como sucedía en la Argentina, Brasil y Paraguay, que se estaban cumpliendo los plazos del cronograma y que había respaldo político del gobierno para la integración.74 De esta forma, en el segundo aniversario de la firma del Tratado de Asunción, la evolución del Mercosur parecía estancada. Al pedido de prórroga del calendario lanzado por el titular del Banco Central del Uruguay, se sumaban las presiones y amenazas de los industriales paraguayos de abandonar el proyecto, y los cuestionamientos de sus pares argentinos –aunque por razones diametralmente distintas-. En casi todos los casos, las inquietudes se basaban en la situación de Brasil, que impactaba negativamente en todos sus socios, con un efecto muy directo en el desequilibrio de sus balanzas comerciales. Tanto el avance de las exportaciones brasileñas, como las dudas sobre la posibilidad de integración con una economía que no podía controlar su inflación, conformaban una situación complicada para los otros tres miembros.75 La Argentina y la posibilidad de ingresar al NAFTA El presidente Menem sorprendió el 10 de marzo de 1993 al señalar que “la Argentina podría formar parte del NAFTA antes de fin de año”. Un mes antes, el presidente Clinton había afirmado que quería estrechar lazos con países de América del Sur, mencionando a Chile y a la Argentina. Las palabras de Menem fueron interpretadas como una señal al respecto. El presidente sugirió que existía una invitación casi formal para entrar en el NAFTA cuando expresó; “en los próximos meses vamos a tener novedades en lo que hace a la posibilidad de que, en forma conjunta, Chile y la Argentina se incorporen al NAFTA”. Pero, aclaró: “seguimos, por otra parte, en el proceso de integración del Mercosur”. Las cortas frases presidenciales fueron consideradas por la prensa como indicios de lo que pensaba el gobierno sobre la ubicación del país en los bloques comerciales emergentes. Las mismas mostraban que: a) para la Argentina, las relaciones con los Estados Unidos eran de máxima prioridad, de allí el afán de ser miembro del NAFTA; b) a los Estados Unidos les gustaría ver dentro del NAFTA a varios países del Cono Sur, y c) que el Mercosur se encontraba en una situación delicada a propósito de la crisis que se vivía en Brasil. Se podía sospechar, entonces, que el gobierno mirara con mayor interés la posibilidad de abrirse al mundo por otras vías, que no fueran, únicamente, las de la alianza sureña.76 Bajo estricta reserva, fuentes oficiales observaron, sin embargo, que esas declaraciones obedecían a que Menem estaba por emprender un viaje a España y le era muy conveniente mostrar que la Argentina tenía las puertas abiertas para ingresar al NAFTA, porque eso era una prueba de que la economía estaba ordenada. Dichas fuentes procuraron desalentar la suposición de que el NAFTA se contraponía al Mercosur. “Nada de esto; Argentina trabaja junto con sus aliados en la región”, dijeron a Clarín.77

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Pero la duda quedó planteada. Por un lado, lo acordado en diciembre de 1992, de negociar con los Estados Unidos y el NAFTA, pero no en forma individual, y la propuesta de argentinos y brasileños de un NAFTA abierto a toda la región, que apuntara a una “zona de libre comercio desde Alaska a Tierra del Fuego” parecían sostener que la decisión de negociar en bloque se mantendría. Por otro, abonaban la incertidumbre la dificultad del gobierno de Itamar Franco para estabilizar su economía y el desequilibrio comercial entre los dos países mayores del Mercosur. La posibilidad para la Argentina de revertir el déficit de su balanza comercial con los Estados Unidos, que era mayor que con Brasil, también podía influir.78 Ambito Financiero señaló algunos elementos adicionales que la Argentina tendría que evaluar. El primero era la oferta para crear una zona de libre comercio que México había extendido a Brasil, considerada por algunos analistas como una forma de presión a los Estados Unidos ante la definición del acuerdo con Canadá por el NAFTA. El segundo punto era el trascendido de un papel de trabajo de la Cancillería brasileña, donde se evaluaba un acuerdo de comercio independiente con los Estados Unidos o con el NAFTA. El mismo era interpretado por muchos diplomáticos como un llamado de atención para la Argentina, originado en los propios rumores de que la administración Menem podría estar intentando una estrategia similar, independiente del Mercosur. A dichas circunstancias, se sumaban las declaraciones del presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, antes de su primera gira por Chile, la Argentina y México, en marzo de 1993. En una entrevista con el ministro Cavallo, Delors había puesto énfasis en la importancia del Mercosur, lo que fue percibido como una señal de desaliento a la posible inclinación de la Argentina hacia el NAFTA, en virtud de que a Europa supuestamente no le atraía estratégicamente la idea de un eje homogéneo norte-sur en América.79 Luego de su reunión con el secretario de Estado Warren Christopher, mantenida el 19 de marzo de 1993, se le preguntó al canciller Di Tella si se había tocado el tema del libre comercio con América latina. Di Tella respondió que se había hablado del NAFTA y del Mercosur, pero lo que se discutía en ese momento en los Estados Unidos era la forma de instrumentar el NAFTA, y no quiénes podían ingresar en él.80 En mayo trascendió que los Estados Unidos habían invitado a Chile, la Argentina y Venezuela a unirse al NAFTA.81 La visita del presidente brasileño Itamar Franco a la Argentina en mayo de 1993 fue evaluada, en términos de la relación bilateral, como una refirmación de los principios que habían regido la vinculación que comenzó entre los gobiernos de Alfonsín y Sarney, y una manera de desdecir a quienes pensaban en cierta reticencia de esa nación hacia el Mercosur. Para la Argentina, más alla de reconocer a Brasil como su principal socio económico, y también político, la presencia de Franco dio la posibilidad a Menem, un mes antes de su viaje a Washington, de acercar posiciones respecto de la posición frente al NAFTA.82 Menem fue recibido por Clinton el 29 de junio de 1993, obteniendo un fuerte espaldarazo político por parte del presidente norteamericano. “Es el primer presidente latinoamericano que recibo en la Casa Blanca”. “El representa una nueva generación de presidentes latinoamericanos comprometidos a expandir la libertad, reforzar la democracia y crear prosperidad. Su liderazgo ha sido valiente y sus realizaciones impresionantes”, declaró Clinton después de la entrevista. Sostuvo, además, que, en el caso de que el Congreso

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ratificara el NAFTA, estaba preparado para discutir inmediatamente con la Argentina, Chile y otras naciones aptas la posibilidad de expandir las relaciones comerciales sobre el modelo del NAFTA. Había pensado largamente que el NAFTA debía ser un modelo para abrazar a todas las democracias y economías de libre mercado latinoamericanas, pero no tenía cronograma.83 A su vez, Menem señaló que para poder iniciar conversaciones formales sobre el acceso de la Argentina o cualquier otro país de la región al NAFTA era fundamental que éste primero fuera ratificado. Al mismo tiempo, debía recordarse que se estaba en proceso de integración dentro del Mercosur, y se tenía un compromiso con los Estados Unidos en el Acuerdo Cuatro más Uno respecto de la posibilidad de tener un área de libre comercio entre ese país y los miembros del Mercosur. Esta indicación de llegar a un entendimiento haría posible no sólo a la Argentina sino también al Mercosur unirse al NAFTA. Esto debía ser discutido entre los tres países miembros del NAFTA.84 La mención del ingreso al NAFTA del Mercosur en bloque aventó el temor de que la Argentina respondiera afirmativamente al reciente ofrecimiento de Clinton sobre el NAFTA, y dejó bien posicionado a Menem para la inminente Cumbre del Mercosur a celebrarse en Asunción en julio, permitiendo destrabar una serie de decisiones importantes para la marcha del bloque.85 No obstante, a fin de julio, en Quito, Ecuador, en una reunión con el presidente Sixto Durán Ballén, y con su colega de Finanzas, César Robalino, el ministro Cavallo afirmó que su gobierno no descartaba la posibilidad de ingresar al NAFTA, pero que la prioridad sería concretar la integración en el Mercosur. El ministro abogó por el avance de la integración en toda América Latina, incluidos el Mercosur, el Pacto Andino y Chile, y abarcar “en un solo espacio económico y geográfico a toda la América del Sur”. Cavallo sostuvo: “no cerramos la posibilidad de incorporarnos al NAFTA; preferiríamos hacerlo como Mercosur y no como nación individual, pero sobre todo estamos atentos a la evolución de ese tratado que comienza a funcionar el 1° de enero como una zona de libre comercio”.86 La declaración presidencial de la V Cumbre del Mercosur, realizada en enero de 1994 en Colonia, Uruguay, manifestaba la satisfacción por la entrada en vigor del NAFTA, expresando su expectativa de que dicho acuerdo contribuyera a la creación de nuevos flujos de comercio e inversión en el hemisferio, y la conveniencia de impulsar el diálogo iniciado en el marco del Acuerdo Cuatro más Uno.87 El canciller Di Tella mantuvo el 27 de enero una reunión con el secretario de Comercio norteamericano, Michael Kantor. Di Tella consultó a Kantor si se pensaba ampliar el NAFTA y, para sorpresa del canciller argentino, el secretario respondió que sí y que la Argentina podía ser uno de los países que su gobierno incluyera en una lista de candidatos que presentaría entre marzo y abril al Congreso para su consideración y que encabezaba Chile. El gobierno argentino adelantó su plena disposición a aceptar una eventual invitación a iniciar negociaciones para discutir la posibilidad de que la Argentina, como “puntera” del Mercosur, ingresara en el largo plazo al NAFTA. El canciller admitió que, en caso de formalizarse la invitación norteamericana, se iniciaría “un proceso de dos o tres años que lo llevaremos adelante en forma transparente y en consulta con nuestros socios del Mercosur”.88

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Di Tella señaló que se estudiaría esa eventual invitación norteamericana “sin aventar nuestra relación en el Mercosur”. Lo ideal para la Cancillería era que el Mercosur negociara en bloque y no individualmente, en base al acuerdo Cuatro más Uno. Pero la situación económica brasileña impedía que el vecino país fuera, por el momento, elegible para Washington. Inmediatamente después de asumir de palabra ese compromiso, el canciller Di Tella se reunió en Washington con el embajador de Brasil para transmitirle que la Argentina iniciaría esa larga negociación con la convicción de que el Mercosur era compatible con el NAFTA y que se avanzaría en consulta con los socios latinoamericanos.89 Clinton había dicho públicamente que Chile, Venezuela y la Argentina eran los candidatos con más oportunidades de sumarse al NAFTA, mientras su gobierno presionaba a Brasil para que iniciara un profundo proceso de privatización y desregulación de su economía. “Si el Brasil no es elegido este año, podrá serlo el próximo, porque estamos seguros del éxito de su plan de estabilización”, afirmó Di Tella. El gobierno norteamericano debía poner a consideración del Congreso la lista con los candidatos a nuevos socios del NAFTA, luego de consultar con Canadá y México. En el pasado, México había puesto reparos a que otros países latinoamericanos ingresaran rápidamente al NAFTA, lo que no adelantaba un trámite fácil. Di Tella aseguró que sería importante que el presidente Clinton asistiera a la Cumbre de las Américas con esa autorización del Congreso. La reunión se realizaría en el segundo semestre del año en los Estados Unidos para tratar, precisamente, la posibilidad de ampliar los acuerdos de libre comercio en el hemisferio.90 Esta sería la I Cumbre de las Américas, celebrada en diciembre de 1994 en Miami, en la cual se lanzó formalmente el proceso de constitución del ALCA. Algunos años más tarde, el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Campbell, sostuvo en un artículo publicado en Clarín que las negociaciones celebradas durante el período de transición (1991-1994) se habían realizado en un escenario de dudas e incertidumbres propias de todo cambio o inicio de un nuevo proceso. Había sido habitual en dicho período presenciar debates en los que algunos analistas cuestionaban el proyecto de integración con Brasil y en los que otros sugerían que intentar el ingreso de la Argentina al NAFTA era una mejor alternativa que integrarse con un gigante inestable como era el Brasil de aquellos días.91 En unas jornadas organizadas por la UBA y la Fundación Konrad Adenauer en Buenos Aires, en noviembre de 1994, donde se discutió la política de la Argentina y Brasil respecto del Mercosur, Roberto Russell señaló que en la Argentina existían tres líneas de opinión: la primera, consideraba al Mercosur como la opción más conveniente para la Argentina; la segunda posición postulaba dar prioridad al NAFTA y apoyaba al Mercosur en tanto no bloqueara la integración eficiente del país en la economía mundial; y la tercera, que se acercaba más a la del gobierno, defendía la necesidad de encarar de manera interdependiente las relaciones con los Estados Unidos y Brasil. Russell sostenía que la construcción de un consenso básico en materia de política exterior parecía una meta realizable, y era requisito para el desarrollo de políticas comunes con Brasil.92 A su vez, el brasileño Amado Luiz Cervo señaló que en su país se veía con confusión la política del gobierno de Menem de acercarse a los Estados Unidos. Se preguntaba si no era

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un error disputar la situación de satélite privilegiado de los Estados Unidos, y si no se había observado que esa política, dispuesta a contrariar los intereses internacionales del principal socio del bloque, no tenía como resultado ganancia económica o social alguna. Según la opinión brasileña –no de la Cancillería que, no obstante, atribuía importancia al fenómeno- la política exterior de la Argentina se resistía a admitir que el nuevo bloque representara algún compromiso que implicara la convergencia de las políticas exteriores. Si esto era así, en opinión de Cervo, el Mercosur estaba esterilizando un valioso instrumento de que disponía para negociar intereses compartidos de sus miembros con otros bloques o terceros países.93 Por su parte, Alcides Costa Vaz sostuvo que en la cuestión de la convergencia con otros espacios de integración, Brasil y la Argentina necesitarían encontrar un mayor grado de uniformidad en sus políticas externas, sobre todo en relación con el orden de prioridad a ser conferido a la vinculación con los esquemas extrarregionales como el NAFTA y la UE, y al grado de alineamiento político en relación con los Estados Unidos, que podrían suscitar dudas en cuanto al efectivo compromiso con el Mercosur.94 El informe de la Presidencia pro tempore del Mercosur, presentado el 7 de diciembre de 1995, mencionaba que se habían mantenido contactos con los Estados Unidos, a través de su representante comercial, a efectos de encauzar el diálogo Mercosur-NAFTA y reafirmar la importancia de dicha negociación en el proceso de integración hemisférica.95 No obstante, la cuestión del ingreso de la Argentina al NAFTA continuó apareciendo en la prensa de manera periódica. La corresponsal de La Nación en San Pablo sostuvo, en noviembre de 1996, que las cancillerías argentina y brasileña habían desautorizado una versión publicada por el diario Ambito Financiero sobre el inminente ingreso de la Argentina al NAFTA por un acuerdo Menem-Clinton, al cual se agregaría luego el Mercosur. El vicecanciller Andrés Cisneros declaró que estaba previsto que para el año 2005 toda América debía ser una zona de libre comercio, pero rechazó que existieran negociaciones de la Argentina para incorporarse al NAFTA. “En términos de integración la Argentina habla desde el Mercosur y no desde una posición individual”, destacó Cisneros. En coincidencia con la posición argentina, el canciller brasileño, Luiz Felipe Lampreia, afirmó en San Pablo que aún no estaban dadas las condiciones para iniciar el proceso de integración hemisférica en el contexto del ALCA. Lampreia sostuvo que no se concebía un sistema de integración en el que las economías latinoamericanas se abrieran totalmente, mientras los Estados Unidos y Canadá mantenían mecanismos proteccionistas en sectores como acero, calzados y jugo de naranja.96 El ministro consejero de la embajada de Brasil en la Argentina, Pedro Motta Pinto Coehlo, sostuvo en 1997 que la propuesta norteamericana del ALCA había “atropellado” la agenda de la política brasileña de integración, centrada en dar prioridad al Mercosur y su ampliación. Pero, de hecho, dicho atropello había tenido el gran mérito de obligar al gobierno brasileño a pensar la cuestión del proceso de integración en el ámbito del Mercosur, acentuando, de esa manera, su irreversibilidad.97

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La decisión integradora prevalece A pesar de los problemas y las dudas que se presentaban en marzo de 1993, las cifras del intercambio comercial entre los cuatro países parecían alentar la integración: dicho comercio había pasado de 3.630 millones de dólares en 1990 a más 6.300 millones en 1992. Brasil había exportado al Mercosur 13% de su total, Argentina 18,6%, Uruguay 40% y Paraguay 35%. Además, en el caso de la Argentina, el acuerdo automotriz (protocolo 21), el incremento en los cupos de venta de harina, la negociación petrolera y el factible aumento en las exportaciones de algunos alimentos aportaban la posibilidad de achicar el desequilibrio comercial con Brasil.98 Los funcionarios de la Cancillería argentina advertían que cualquier proceso de integración era complejo y enfrentaba problemas. No obstante, sostenían que el cronograma que estipulaba la puesta en marcha del mercado común el 1º de enero del 1995 sería respetado, dado que era imposible trabajar con un cronograma flexible, aunque esto no implicaba que a lo largo de la negociación el mismo se fuera ajustando. Tanto el cuestionamiento de las fechas estipuladas como las quejas y presiones sectoriales eran considerados como instrumentos de negociación en el marco de un diálogo abierto.99 En la visita que realizó a la Argentina el presidente brasileño Itamar Franco en mayo de 1993, se ratificó la puesta en marcha del Mercosur en la fecha prevista. En la declaración presidencial conjunta se expresaba que el mercado regional revestía la “máxima prioridad de sus políticas nacionales”. Se señalaba también la necesidad de profundizar la concertación política entre los gobiernos, las fuerzas armadas, y los sectores empresariales y laborales. Se reiteraba que era esencial la vigencia de la democracia y la prioridad del bienestar de los pueblos, para superar las situaciones de pobreza con un efectivo crecimiento económico. Se preveía elaborar un acuerdo para exportar gas argentino a Brasil, y conceder prioridad al eje vial Buenos Aires-Uruguay-Porto Alegre-San Pablo. Tanto este documento, como los acuerdos sobre consulados conjuntos y el puente Andresito-Capanema, y los protocolos adicionales del convenio de integración de 1986, establecían pautas para perfeccionar la vinculación política y lograr el equilibrio en la vinculación económica.100 Teniendo en cuenta que la balanza comercial con Brasil había arrojado en 1992 un déficit de 1.382,6 millones de dólares para la Argentina, un editorial de La Nación señalaba que la ratificación de los plazos para la construcción del Mercosur era remarcable, pero para que se pudiera pensar seriamente en una unión comercial que abarcara a los cuatro países, era necesario que Brasil, el mayor de los socios, aplicara correctivos macroeconómicos para crear razonables expectativas de estabilidad. Las diferencias estructurales de las economías no ayudaban al proceso de integración, que reclamaba una armonización de políticas en procura de mayor homogeneidad.101 En la IV Cumbre de Presidentes del Mercosur, reunida en Asunción el 1º de julio de 1993, los mandatarios resaltaron el avance logrado en el PLC lineal y automático, destacando que a partir de la fecha, la rebaja arancelaria mínima entre los Estados partes ascendía a 75% sobre los aranceles vigentes, habiendo alcanzado en ese momento una amplia cantidad de productos la preferencia de 100%. Ello había contribuido al sustancial incremento

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registrado en el comercio intra-Mercosur, que llegaría a 8.000 millones de dólares en 1993, lo que consolidaba el Mercosur y sentaba las bases para la conformación de la unión aduanera y el perfeccionamiento del mercado común en los plazos previstos. Se señalaba también el avance registrado en la definición del AEC.102 Si bien ésta quedó postergada hasta la siguiente cumbre, hubo un acuerdo fundamental: 80% de los aranceles tendría un gravamen que iría de cero a 20%. El resto tendría un arancel de cero a 35% durante seis años. Las excepciones se discutirían antes de la próxima cumbre.103 El CMC debió aprobar un ajuste del cronograma de Las Leñas, que los presidentes justificaron en la necesidad de precisar las tareas a desarrollar para su mejor implementación. Se aprobó también un acuerdo de Recife sobre asuntos aduaneros, un acuerdo sanitario, y un reglamento contra prácticas desleales de comercio provenientes de países no miembros del Mercosur. Los mandatarios indicaron la importancia de la entrada en vigencia del Protocolo de Brasilia para la Solución de Controversias, ocurrida el 24 de abril de 1993, luego de haber sido ratificado por los Parlamentos de los cuatro países.104 Los presidentes expresaron su profunda preocupación por la evolución de la Ronda Uruguay del GATT y por la escalada de subsidios y medidas proteccionistas adoptadas por las mayores economías del mundo. Registraron con satisfacción los resultados obtenidos en la Reunión del Acuerdo Cuatro más Uno efectuada en Washington el 20 de mayo de 1993 y se comprometieron a continuar analizando medidas que permitieran el libre desarrollo del comercio dentro de las reglas del GATT y la eliminación de subsidios a la agricultura, elementos imprescindibles para avanzar hacia una mayor liberalización y crecimiento del comercio hemisférico. Destacaron también los proyectos de cooperación definidos en el marco del acuerdo interinstitucional con la CE, cuya ejecución se había iniciado.105 Con todo, la novedad de la cumbre fue el anuncio realizado por el ministro de Economía de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, quien informó que “sin lesionar la autonomía política y económica de nuestros países, hemos propuesto a nuestros socios que exploremos la posibilidad de establecer una banda cambiaria común, de modo que el tipo de cambio no sea utilizado más como una herramienta comercial”.106 La propuesta sorprendió a las demás delegaciones. En los medios diplomáticos argentinos hubo gran satisfacción por la decisión de Brasil, señalando que la misma demostraba que ese país había resuelto avanzar hacia la integración regional. Se creía que la defensa que Menem había hecho del Mercosur en Washington había limado las últimas asperezas. Según un miembro de la delegación argentina, la posición adoptada por el presidente Menem en Washington había generado el marco necesario para que se produjeran los avances. Sin embargo, el principal negociador de Brasil, el embajador Rubens Barbosa, desmintió la versión, señalando que sus declaraciones habían sido bien recibidas, pero no tenían nada que ver con la propuesta brasileña de iniciar el debate sobre la coordinación cambiaria.107 Al término de la cumbre, los diplomáticos argentinos, Héctor Gambarotta y Fernando Petrella, acompañaron al presidente Franco en su regreso a Brasilia para explicar los alcances de la visita de Menem a Washington. Aunque Brasil no había solicitado ninguna

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explicación, la Cancillería argentina consideró adecuado hacerlo, debido a la mejoría en las relaciones. Se sabía que existía recelo en Brasil por la condición de socio privilegiado de los Estados Unidos que exhibía la Argentina.108 El presidente paraguayo, general Andrés Rodríguez, marcó una diferencia con los otros mandatarios, al poner más énfasis en los problemas que en los adelantos conseguidos. Pidió más tiempo para que los socios pudieran cumplir las exigencias de un mercado integrado, cuando uno de los puntos acordados era no estirar los plazos, respetar los cronogramas originales y avanzar hacia la constitución del mercado como se había establecido dos años atrás. El presidente Lacalle le respondió que estaba intacto el espíritu, que eran inamovibles las fechas y que, en virtud de ese bien común mayor, quizá se tuvieran que hacer concesiones en algún otro aspecto. La posición de Rodríguez también fue refutada por su sucesor electo, Juan Carlos Wasmosy.109 En la Argentina, la propuesta de la banda cambiaria fue percibida como complicada. Página/12 planteaba que si se tomaba como mes de referencia marzo de 1991, cuando se había decidido la conformación del mercado común, en los dos años posteriores la tasa de devaluación del cruzeiro había sido de 8.211,2 por ciento, mientras que la del peso había resultado de 3,6 por ciento. Intentar colocar en una franja común las variaciones nominales de esas monedas era percibido como absurdo. Tampoco se consideraba fácil hacerlo con las paridades reales, en las que cada signo monetario era confrontado con su inflación interna. Si Brasil seguía con una inflación de 30% mensual, sería complicado evitar fuertes altibajos reales en su tipo de cambio. Pero, por el momento, el nivel de integración entre ambas economías era poco significativo, y por tanto ninguna resignaría la facultad de decidir libremente su política cambiaria. Brasil la diseñaba en función de su objetivo exportador, de manera que nunca aceptaría anclar el tipo de cambio, como había hecho la Argentina, que colocaba como valor central la estabilización. La gran pregunta era cómo podría el ministro Cavallo convivir con la banda. Se preveían dos maneras: una era pagar la sanción por violarla, otra era devaluar. Por algo el ministro se había mostrado muy cauto al comentar la propuesta de su colega Cardoso.110 Reacciones por restricciones a las importaciones establecidas por la Argentina El 5 de julio de 1993 la Secretaria de Industria argentina fijó cupos para la importación de papel, y el día 9 el ministro Cavallo anunció la misma medida para las prendas de lana. La semana siguiente se limitaba a 400.000 unidades la importación de motores para refrigeración doméstica desde Brasil, que gozaba de las preferencias arancelarias establecidas en los acuerdos de complementación económica con el país vecino. En este caso se apelaba a las cláusulas de salvaguardias previstas en los acuerdos. El gobierno argentino también aplicó sobretasas a 28 productos brasileños acusados de dumping, entre los que se encontraba el papel, neumáticos para automóviles, motores para heladeras, aisladores de porcelana, cartulina, refrigeradoras y artículos textiles.111 Desde marzo, cuando la Argentina había impuesto cuotas al sector de papel y cartones, luego extendido a otros productos, el gobierno brasileño negociaba una salida que no perjudicara su industria. El tema sería tratado en una reunión del subgrupo de Política

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Macroeconómica del Mercosur en Río de Janeiro. El subsecretario Barbosa sostuvo que su gobierno mostraría la preocupación por el volumen de esas medidas y el creciente número de productos de Brasil afectados en algunos sectores, pero que no alcanzaban a perjudicar el comercio entre los dos países. Aclaró que los problemas comerciales que involucraban a los productos brasileños estaban siendo considerados en el ámbito del acuerdo bilateral complementario y no tenían impacto sobre el Mercosur. Todos los canales de negociación con la Argentina serían agotados antes de adoptarse cualquier medida de oposición a la aplicación de sobretasas a productos brasileños.112 Asimismo, la decisión argentina de reducir la importación de papel y productos textiles fue percibida por las autoridades paraguayas como “una nueva medida proteccionista del vecino país”. El subsecretario de Industria y Comercio indicó que con ello la Argentina buscaba reducir su déficit comercial y seguir generando pleno empleo, pero una vez más estaba contraviniendo la letra del Mercosur. La Argentina proclamaba en todas partes las bondades de la integración, pero al final terminaba con ese tipo de medidas que perjudicaban a Paraguay.113 Respecto de las investigaciones sobre dumping y salvaguardias, la delegación brasileña propuso en Río la adopción inmediata de los procedimientos de consulta aprobados en julio del año anterior. La delegación argentina quedó en dar una respuesta a los 15 días. Ambas delegaciones reconocieron el carácter excepcional del régimen de salvaguardias, tal como lo había dispuesto el Acuerdo de Complementación Económica, y destacaron la importancia de analizar medidas que pudieran remover las causas que justificaran la necesidad de adopción de ese instrumento. También acordaron intercambiar, trimestralmente, informaciones que permitieran el acompañamiento de los efectos de la aplicación de salvaguardias y derechos antidumping.114 El presidente Menem, y los ministros Cavallo, Di Tella y Oscar Camilión arribaron el 6 de septiembre a Brasilia para una visita relámpago. Cavallo y su colega Cardoso debían tratar la situación generada por las medidas adoptadas por la Argentina. A modo de represalia, el gobierno brasileño había anunciado la semana anterior la eliminación de preferencias para las máquinas, ómnibus, camiones y fibras sintéticas.115 El ministro Cavallo disertó ante los funcionarios brasileños y la prensa sobre cómo elaborar un plan antiinflacionario. Junto al ministro Cardoso coincidió en la necesidad de asegurar primero un ajuste fiscal sostenido, desalentando de ese modo las expectativas de dolarización. Respecto de la controversia comercial bilateral, Cavallo sostuvo que la solución incluiría compensaciones económicas a los industriales brasileños en el caso de los bienes de capital. Cavallo aclaró que su gobierno no aplicaba medidas proteccionistas sino que utilizaba los mecanismos que preveía el GATT para manejar el comercio exterior. Brasil no había solicitado ninguna restricción en el uso de esos instrumentos. Lo que planteaba, al igual que la Argentina, era que en la utilización de esos instrumentos no se anularan las preferencias, que eran la esencia de un proceso de integración. Cavallo explicó que los derechos específicos a textiles se habían aplicado para evitar que ingresara mercadería a precios anormalmente bajos, pero que en el caso de los exportadores brasileños seguía vigente el beneficio de la preferencia (que era de 75%). En el caso de bienes de capital, el ministro explicó que la política de eliminar los aranceles para importar

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equipos estaba destinada a modernizar la industria y todos los sectores productivos. Eso se aplicaba al comercio de bienes de capital finales, terminados, y no de partes y piezas, que era donde se concentraba el grueso de lo que Brasil vendía a la Argentina y donde no había habido ningún cambio. Señaló también que antes de que la Argentina bajara a cero su arancel en el rubro, Brasil ya lo había eliminado para 172 productos, por lo que ya había una compensación.116 La propuesta de Cavallo a los funcionarios brasileños (que, según el ministro, fue muy bien recibida), consistía en crear un grupo de trabajo que cuantificara las exportaciones de bienes de capital finales que hubieran perdido preferencias y analizara en qué medida no estaban compensadas por un efecto inverso. Los negociadores consultados por la prensa admitieron que podía extenderse el pago del reintegro de 15% otorgado a los industriales nacionales. Pero asimismo dejaron entrever que se podrían otorgar otras ventajas. En tanto, sobre la anunciada posibilidad de reducción del cupo asignado para colocar fibras sintéticas argentinas (de 6 a 2 mil toneladas), Cardoso manifestó que se reexaminaría el asunto. El ministro brasileño admitió que existía la percepción de que había una disposición de las autoridades argentinas de discriminar los productos brasileños. Las aclaraciones de Cavallo habían sido plenamente satisfactorias.117 Remoción de los últimos obstáculos La V Cumbre de Presidentes del Mercosur tuvo lugar en Colonia, Uruguay, el 17 de enero de 1994. La declaración de los presidentes señalaba el sustancial incremento del comercio intra-Mercosur como resultado del cumplimiento del PLC, de los avances para la eliminación de las restricciones no arancelarias y el impulso en las iniciativas comerciales y productivas conjuntas de los empresarios de los cuatro países. Se manifestaba la satisfacción por los avances técnicos alcanzados en materia del AEC y la determinación de concluir su definición el 30 de junio de ese año. Se decidió también la realización de una reunión extraordinaria durante ese año para establecer la estructura institucional del Mercosur, y se dispuso otorgar personería jurídica al Mercosur a partir de la fecha.118 La VI Cumbre de Presidentes del Mercosur se celebró en Buenos Aires, el 5 de agosto de 1994. Allí se alcanzó la definición del AEC y hubo acuerdos sobre régimen de origen Mercosur, zonas francas y aéreas aduaneras especiales, eliminación o armonización de restricciones no arancelarias en el comercio intrazona, y armonización de incentivos a las exportaciones. La formulación y puesta en marcha de los restantes requisitos mínimos estipulados en la decisión de Colonia Nº 13/93 (enero de 1994) permitían avanzar en la construcción de la unión aduanera. Se creaba la Comisión de Comercio del Mercosur que velaría por la aplicación de los instrumentos de política comercial común.119 Apuntando a llevar el proceso de integración del Mercosur más allá de la unión aduanera, los presidentes actualizaron su compromiso para desarrollar nuevos mecanismos de integración. Esto incluiría proyectos tendientes a la liberalización del comercio de servicios, la realización de emprendimientos en materia de infraestructura física y energética, la expansión de las redes de comunicación y el impulso de proyectos conjuntos en el campo científico y tecnológico.120

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La determinación de Uruguay de ampliar la lista de productos exceptuados del AEC hizo temer por la realización de la cumbre. La discusión comenzó cuando los socios del Mercosur decidieron darle a Paraguay algunos beneficios, concediéndole una lista de productos exceptuados del AEC mayor que al resto. Los uruguayos habían aceptado el criterio de tener sólo 300 productos exceptuados, igual que los aliados mayores, pero a condición de que siguieran vigentes dos convenios bilaterales: el CAUCE con la Argentina y el PEC con Brasil, lo que significaba aumentar la lista uruguaya de excepciones al AEC a casi 1.200 productos. Los demás miembros del Mercosur consideraban que si había unión aduanera, ambos tratados carecían de sentido. Los paraguayos advirtieron que iban a estudiar la propuesta de Uruguay y, si veían que los perjudicaba, pedirían un replanteo de los términos de su acuerdo.121 La posición de Uruguay llevó al ministro Cavallo a declarar que el Mercosur era fundamentalmente entre Brasil y la Argentina, dando a entender que Uruguay y Paraguay eran socios menores. Sus palabras causaron una presentación formal de protesta por parte del canciller uruguayo, Sergio Abreu, exigiendo una retractación. Cavallo aceptó desdecirse, pero los ánimos no se calmaron. Al anochecer del 3 de agosto, una fuente argentina dijo a Clarín que estaba todo muy complicado, al punto que se estaba pensando en suspender la reunión de presidentes. Finalmente, Uruguay consiguió que los dos convenios comerciales con la Argentina y Brasil se mantuvieran vigentes hasta 2001. Uruguay podría importar bienes de capital con arancel propio hasta 2006. Paraguayos y uruguayos también consiguieron concesiones en la cuestión de las zonas francas.122 Clarín apuntó que el Mercosur nacería imperfecto. El mercado común, donde mercaderías, servicios, fuerza laboral y capital se movieran libremente dentro de un territorio único, llegaría con el tiempo. En lo inmediato, los cuatro países integrarían un espacio con ciertos límites. Para la mayoría de bienes, el AEC estaría entre cero y 20%. En el caso de los bienes de capital, se acordó un nivel de 14% a ponerse en vigencia en 2001, y los bienes informáticos tendrían un arancel de 16%, pero recién en 2006. Cada país se reservaba una política de excepciones: mantendría una franja de productos a los que colocaría un AEC propio.123 Con todo, se reconocía que el acuerdo alcanzado daba lugar a la formación de un gran mercado compartido e inauguraba una nueva etapa en las relaciones del Mercosur con la economía internacional. Se había logrado un punto de equilibrio entre el objetivo originalmente fijado de establecer una unión aduanera plena y las diferencias de necesidades e intereses de los participantes que, en algún momento, habían hecho pensar en la posibilidad de un fracaso. El nivel arancelario pactado era intermedio entre el promedio argentino y el brasileño, pero con tasas superiores durante un período de transición, para bienes de capital e informática. La Argentina había obtenido excepciones en medidas de protección (tasa estadística), instrumentos destinados a facilitar las exportaciones (reintegros impositivos), y resguardos para sectores especialmente afectados por el programa de reducciones arancelarias, como textil, siderúrgico, de celulosa y petroquímico. A nivel global se percibía que el acuerdo regional abría la posibilidad de que los países miembros tuvieran una mejor posición en relación con terceros países y otros bloques

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regionales. El Mercosur podría contribuir a obtener mayores beneficios comerciales y financieros para los países miembros que si éstos actuaban individualmente.124 Hacia el fin del período de transición, como señala Bouzas, el Mercosur había eliminado la mayor parte de las barreras arancelarias al comercio intrarregional y había llegado a un acuerdo sobre el AEC. Por el contrario, no había registrado avances en la remoción de las restricciones no arancelarias, ni en materia de coordinación de las políticas macroeconómicas y sectoriales. Con todo, las consecuencias políticas de los conflictos que se presentaron, como, por ejemplo, los déficit comerciales crecientes de la Argentina con Brasil, se trataron flexible y cooperativamente.125 Puesta en funcionamiento del Mercosur como zona de libre comercio y unión aduanera a partir del 1º de enero de 1995. Protocolo de Ouro Preto La VII Cumbre de Presidentes del Mercosur se reunió en Ouro Preto, Brasil, el 17 de diciembre de 1994, pocos días antes del fin del período de transición. El comunicado conjunto anunciaba la entrada en vigor, a partir del 1º de enero de 1995, del AEC, que permitiría la puesta en funcionamiento de una zona de libre comercio y una unión aduanera, como etapa para la construcción de un mercado común. Los presidentes firmaron el Protocolo Adicional al Tratado de Asunción sobre la Estructura Institucional del Mercosur, llamado también Protocolo de Ouro Preto, que dotaba al Mercosur de personalidad jurídica de derecho internacional, lo que implicaba la capacidad de negociar acuerdos con terceros países, bloques económicos y organismos internacionales.126 La estructura institucional del Mercosur quedaba compuesta por los siguientes órganos:

a) El Consejo del Mercado Común (CMC), constituido por los ministros de Relaciones Exteriores y de Economía de cada uno de los países. Debe reunirse todas las veces que lo estime oportuno y al menos una vez por semestre con la participación de los presidentes de los Estados partes. Es el órgano superior del Mercosur, al cual incumbe la conducción política del proceso de integración y la toma de decisiones para asegurar el cumplimiento del Tratado de Asunción y para alcanzar la constitución final del mercado común. Ejerce la titularidad de la personalidad jurídica de derecho internacional.

b) El Grupo Mercado Común (GMC) es el órgano ejecutivo, de administración y de supervisión. Está integrado por representantes de los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Economía, y de los Bancos Centrales. Su labor consiste en velar por el cumplimiento del Tratado, proponer proyectos de decisión al Consejo y hacer cumplir las decisiones tomadas por éste; fijar programas de trabajo que aseguren avances para el establecimiento de un mercado común; dictaminar sobre los proyectos que le someten los demás órganos; negociar acuerdos con terceros países; adoptar resoluciones en materia financiera y presupuestaria, y supervisar las actividades de la Secretaría Administrativa.

c) La Comisión de Comercio del Mercosur (CCM) asiste al GMC, aplicando los instrumentos de política comercial común acordados por las partes para el funcionamiento de la unión aduanera. También efectúa el seguimiento y la revisión de los temas relacionados con las políticas comerciales comunes, con el comercio intra-Mercosur y con terceros países. Debe pronunciarse sobre las solicitudes de los Estados partes respecto del

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AEC y de los demás instrumentos de política comercial común. Le corresponderá la consideración de las reclamaciones presentadas por las secciones nacionales, originadas por los Estados partes o en demandas de particulares. Está coordinada por los Ministerios de Relaciones Exteriores.

d) La Comisión Parlamentaria Conjunta (CPC) es el órgano representativo de los Parlamentos de los Estados partes y se integra con igual número de parlamentarios por país. Su cometido es acelerar los procedimientos internos correspondientes para la pronta entrada en vigor de las normas emanadas de los órganos del Mercosur. De la misma manera coadyuvará a la armonización de legislaciones, como lo requiere el avance del proceso de integración.

e) El Foro Consultivo Económico y Social (FCES) es el órgano de representación de los sectores económicos y sociales y está integrado por igual número de representantes de cada Estado parte. Su función es consultiva y se manifiesta mediante recomendaciones al GMC.

f) La Secretaría Administrativa del Mercosur (SAM) es el órgano de apoyo operativo y responsable de la prestación de servicios a los demás órganos del Mercosur. Tiene su sede en Montevideo y está a cargo de un director que dura dos años en sus funciones, no pudiendo ser reelecto. Sus funciones son de archivo de documentos, publicación de las normas adoptadas, organización de las reuniones de los distintos órganos, desempeño de tareas solicitadas por los mismos, e información a los Estados partes sobre las medidas implementadas por cada país respecto del Mercosur. Las decisiones de los órganos del Mercosur son tomadas por consenso y con la presencia de todos los Estados partes. Estos se comprometen a adoptar todas las medidas necesarias para su incorporación al ordenamiento jurídico nacional, debiendo comunicar las mismas a la Secretaría. Cuando todos los países hubieren informado el cumplimiento del trámite, la Secretaría comunicará el hecho a cada Estado parte. Las normas entrarán en vigor simultáneamente 30 días después de la fecha de comunicación, debiendo ser dadas a publicidad a través de los diarios oficiales. En cuanto al Sistema de Solución de Controversias, el Protocolo señala que las controversias que surgieran entre los Estados partes sobre la interpretación, aplicación o incumplimiento de las disposiciones contenidas en el Tratado de Asunción, de los acuerdos celebrados en el marco del mismo, así como de las decisiones emanadas de los órganos del Mercosur, serán sometidas a los procedimientos de solución establecidos en el Protocolo de Brasilia. No obstante, agrega en el artículo 44 que “antes de culminar el proceso de convergencia del Arancel Externo Común, los Estados Partes efectuarán una revisión del actual sistema de solución de controversias del Mercosur con miras a la adopción del sistema permanente a que se refiere el ítem 3 del Anexo III del Tratado de Asunción, y el artículo 34 del Protocolo de Brasilia”. Además, en el único anexo que tiene el Protocolo de Ouro Preto se establece el Procedimiento General para Reclamaciones ante la Comisión de Comercio del Mercosur. El Protocolo pasó a ser parte integrante del Tratado de Asunción y tendría duración indefinida, debiendo entrar en vigor 30 días después de la fecha de depósito del tercer instrumento de ratificación.

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En la VII Cumbre se aprobaron otros acuerdos e instrumentos operativos para el funcionamiento del Mercosur: a) el Régimen de Adecuación Final a la Unión Aduanera, que otorgaba un plazo adicional para que algunos sectores específicos procedieran a la reconversión de modo de prepararse para competir en un mercado ampliado; b) el Código Aduanero, base legal por la cual se regirían las operaciones aduaneras con vistas a la aplicación del AEC; c) el Protocolo de Medidas cautelares, fruto de una reunión previa de ministros de Justicia del Mercosur, y d) el Acuerdo de Transporte Multimodal, que apuntaba a contribuir a la utilización más racional y económica del mismo. Se anunciaron asimismo una decisión del CMC que aprobaba un mecanismo para el tratamiento de las políticas públicas que afectaban las condiciones de competitividad intrazonal; otra, que establecía pautas básicas para un Estatuto de Defensa de la Competencia, y una resolución del GMC que creaba un mecanismo operativo para la eliminación o armonización de las restricciones no tarifarias. Se reafirmaba la decisión de perfeccionar el proceso de integración en todos los campos, por medio de la coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales.127 El AEC significaba la aplicación de un mismo tratamiento arancelario para las importaciones que realizaran los Estados partes desde los demás países no miembros. Tenía algunas excepciones transitorias: a) hasta 300 ítems arancelarios por parte de la Argentina, Brasil y Uruguay, con vigencia hasta el año 2001, y hasta 399 ítems por parte de Paraguay, con vigencia hasta el año 2006, todos los cuales disminuirían anualmente hasta alcanzar el AEC correspondiente; b) excepciones en el tratamiento arancelario de los bienes de capital, con una convergencia hacia un arancel común de 14% a alcanzarse en 2001 por la Argentina y Brasil, y en 2006 por Paraguay y Uruguay; y c) excepciones en el tratamiento arancelario de los bienes de informática y telecomunicaciones, convergiendo los cuatro países, en forma lineal y automática en 2006, a un arancel máximo común de 16%. A estas excepciones se agregaron las posiciones arancelarias incluidas por cada Estado parte en el Régimen de Adecuación Final a la Unión Aduanera. Su convergencia al AEC se produjo el 1º de enero de 1999 para la Argentina y Brasil, y el 1º de enero de 2000 para Paraguay y Uruguay.128 No obstante, el gobierno de Menem llegó a su fin sin que el régimen aduanero acordado tuviera plena vigencia, pues algunos Estados partes continuaron cobrando aranceles a las importaciones de extrazona que ingresaban a la unión aduanera por otro Estado parte. Ello obedecía a la falta de implementación de mecanismos de asignación de la recaudación aduanera entre los países miembros. Para que el régimen pudiera implementarse era necesario la puesta en vigencia del código aduanero común, junto a otras normas como la interconexión de los sistemas, los controles integrados de frontera y la represión coordinada de los delitos de aduana.129 Por otra parte, la organización institucional del Mercosur aseguraba sólo un nivel de funcionamiento mínimo para una zona de libre comercio y una unión aduanera. Carecía de toda base de supranacionalidad, es decir, de algún mecanismo por el cual pudiera imponerse al conjunto una decisión mayoritaria contra la voluntad de alguno de sus socios. Además, las decisiones del CMC no eran directamente aplicables en los Estados partes sino que requerían instrumentación interna según la legislación de cada uno de los países.

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Finalmente, el mecanismo de solución de controversias era insuficiente para un proceso de integración, dado que no aseguraba un mínimo de justicia y protección de los derechos, principalmente para los intereses de los países más pequeños. Al no existir un derecho comunitario, tampoco había un tribunal de justicia encargado de aplicarlo con carácter obligatorio en todo el territorio del Mercosur.130 Daniel Muchnick, periodista de Clarín, señaló las fuertes asimetrías con que se inauguraba el Mercosur. Mientras las ventajas comparativas de la Argentina residían en la fase primaria, Brasil se asentaba en su sólida producción manufacturera industrial. Este país disponía de industrias y de empresas con economía de escala, estando eso en la Argentina limitado a un pequeño número de ramas de elaboración y a pocas compañías, en especial del rubro alimentario. Si bien la Argentina había cuadruplicado en ocho años sus exportaciones a la región, ello era consecuencia de haber reorientado su comercio hacia los países socios, antes que de un incremento sustancial de sus ventas totales. En los rubros industriales, la Argentina tenía una balanza comercial deficitaria, siendo la misma superavitaria en los productos primarios y en los alimentos. Aun en los prolongados años de inflación, Brasil había privilegiado la inversión e incrementado la capacidad de su industria, proyectándose al exterior con más de 40.000 millones de dólares en exportaciones. Había suavizado, además, su apertura comercial, compensándola con otros instrumentos de fomento y de créditos, con lo que su sector empresarial ingresaba en forma más homogénea al nuevo proceso integrador. Las empresas brasileñas estaban invirtiendo fuertemente en la Argentina, mientras que muy pocas compañías argentinas hacían lo mismo en Brasil. La empresa brasileña tenía rango internacional, disponía de capacidad de inversión, de gestión y de visión expansiva. El Mercosur cuadruplicaba el mercado, pero también revelaba las falencias argentinas que debían erradicarse con urgencia.131 El ministro Cavallo dijo a la prensa que el Mercosur iba a producir nuevas inversiones, mayor expansión de la producción y el empleo, y del comercio con la región y el resto del mundo. Pero como el proceso venía ya desde cuatro años atrás, algunos de los efectos ya se habían producido. No había que esperar un cambio significativo con la puesta en marcha de la unión aduanera, si bien se facilitaría el turismo en la región, y se agilizaría el movimiento de bienes y mercaderías por las fronteras. En cuanto al efecto sobre la producción y el empleo, el ministro señaló que no creía que un país pudiera crecer más de lo que estaba creciendo la Argentina. Con un promedio anual de 8%, era el país de mayor crecimiento del hemisferio occidental. Ese nivel iba a continuar por el resto de la década e incluso la siguiente. Para 2010, cuando se festejara el bicentenario de la Argentina, ésta iba a estar entre las 20 naciones de más alto nivel de ingreso por habitante del mundo. Esto sería el resultado, entre otras cosas, del Mercosur, y se lograría si Brasil alcanzaba también un crecimiento vigoroso, lo que consideraba muy posible. Tenía todas las condiciones para hacerlo, sobre todo si consolidaba la estabilidad a través del Plan Real.132 Mandato de Asunción y Programa de Acción del Mercosur hasta el año 2000 El 1° de enero de 1995 comenzó formalmente a funcionar la unión aduanera. A fin de evaluar la marcha del proceso, se celebró en Asunción, entre el 4 y 5 de agosto de 1995, la VIII Cumbre de Presidentes del Mercosur. Considerando conveniente definir áreas,

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instrumentos y mecanismos para avanzar hacia el mercado común, el CMC redactó una instrucción para el GMC, que se denominó Mandato de Asunción, a fin de elaborar un Programa de Acción del Mercosur hasta el año 2000.133 En el comunicado conjunto, los presidentes ratificaron el Mandato de Asunción, reafirmando así la decisión de profundizar el proceso de integración para conformar un mercado común. Señalaron la culminación del PLC y los avances en la eliminación o armonización de las principales barreras no arancelarias. Luego de la puesta en funcionamiento de la unión aduanera, el objetivo era garantizar la libre circulación de bienes intrazona. Se destacó el esfuerzo por lograr la estabilidad macroeconómica. Se anunció la suscripción del Protocolo de Armonización de Normas sobre Propiedad Intelectual en materia de marcas, indicaciones de procedencia y denominaciones de origen, y de los Protocolos de Integración Educativa. La democracia fue reconocida como uno de los pilares fundamentales del Mercosur.134 El comunicado conjunto de la IX Cumbre de Presidentes del Mercosur, reunida en Punta del Este el 7 de diciembre de 1995, señalaba la satisfacción por el funcionamiento de la unión aduanera al cumplirse el primer año y anunciaba la aprobación del documento titulado Programa de Acción del Mercosur hasta el año 2000, que siguiendo el Mandato de Asunción, establecía los objetivos estratégicos que pautarían las negociaciones. Dicho Programa precisaba que el objetivo estratégico y central del Mercosur era profundizar la integración a través de la consolidación de la unión aduanera y la inserción regional e internacional del bloque. Su punto I, referido al perfeccionamiento de la unión aduanera, abarcaba la consolidación del libre comercio y las condiciones de competencia intra-Mercosur, el perfeccionamiento de la política comercial común y el desarrollo jurídico institucional. El punto II, relativo a la profundización del proceso de integración, comprendía la marcha del mercado común, el relacionamiento externo del Mercosur y la dimensión global de la integración.135 Un informe de la presidencia pro tempore del Mercosur indicaba que, con el depósito de los instrumentos de ratificación por parte de Paraguay, la Argentina y Uruguay, el Protocolo de Ouro Preto entraba en vigencia el 15 de diciembre de 1995. Brasil esperaba una pronta ratificación del mismo. Además de la protocolización del documento y de la mayoría de sus decisiones, el informe destacaba el pleno funcionamiento de los órganos del Mercosur, la constitución de las secciones nacionales de la Comisión Parlamentaria Conjunta y la concreción de la primera reunión; el haberse dado los primeros pasos para la conformación del Foro Económico y Social; y la nueva dimensión que adquiría la Comisión de Comercio con la entrada en vigor del Protocolo, al convertirse en un órgano vinculado al sistema de solución de controversias. Quedaban como materias pendientes realizar ajustes al régimen de adecuación, y acelerar el proceso de armonización y eliminación de restricciones no arancelarias. El proceso de desgravación arancelaria se había cumplido de acuerdo con el programa previsto. Era necesario también la pronta adopción de normas relativas a prácticas desleales de comercio y salvaguardias, defensa de la competencia, restricciones no arancelarias y políticas públicas que afectaban la competitividad.136

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Nuevas decisiones y temas pendientes Fernando Henrique Cardoso realizó en abril de 1996 su primera visita como presidente de Brasil a la Argentina. Cardoso y Menem reiteraron la prioridad conferida a la consolidación del Mercosur como área de libre comercio y unión aduanera, y la disposición de avanzar hacia un mercado común. Se refirmó además la importancia del Acuerdo de Recife referido a la operación conjunta de los controles fronterizos dentro del Mercosur, y de la instrumentación de la hidrovía Paraguay-Paraná y del proyecto de hidrovía Tieté-Paraná como factores de desarrollo e integración regional. La siguiente conferencia de ministros de Defensa debía contribuir a hacer más fluido el diálogo sobre temas de seguridad y defensa. Se reiteró la necesidad de una coordinación más estrecha para tornar más eficiente el combate al terrorismo, contrabando, narcotráfico y sus delitos conexos, como el lavado de dinero y tráfico de armas. Esta cooperación podía incluir la armonización de las legislaciones nacionales con miras a uniformar el tratamiento judicial de tales delitos, así como la puesta en marcha de medidas conjuntas por los órganos competentes de los dos países.137 La prensa juzgó que la visita de Cardoso había contribuido a fortalecer la credibilidad pública respecto de la buena marcha del Mercosur y de la viabilidad de sus principales proyectos. Había permitido concretar los acuerdos de complementación energética que contemplaban la provisión de gas natural argentino al sur brasileño; la ejecución del proyecto hidroeléctrico de Garabí -que contaría con un potencial y un equipamiento comparables a los de Salto Grande-, y la adecuación de las legislaciones y regulaciones de los países del Mercosur en materia de energía. Esto último permitiría dar seguridades a los inversores en el desarrollo de los proyectos energéticos. La coincidencia de los presidentes en que no correspondía que las fuerzas armadas tuvieran una acción directa en la lucha contra el narcotráfico había despejado algunas dudas.138 No obstante, surgieron algunos problemas comerciales en los rubros del calzado y los textiles. En la Argentina se aplicaban, en el caso del primero, derechos aduaneros por unidad de producto en lugar de los derechos ad valorem, tal como se habían comprometido los socios del Mercosur en la Rueda Uruguay del GATT. Brasil a su vez introdujo la obligación de pronto pago para la importación de textiles, incluso para sus socios del Mercosur, violando en ese caso sus compromisos de libre comercio en la región. La airada reacción uruguaya y la más moderada de la Argentina fueron comunicadas a la administración brasileña que informó de su deseo de dar solución favorable al reclamo.139 Las violaciones a los compromisos afectaban la credibilidad del Mercosur. Según un editorial de La Nación, los problemas de competencia de las industrias textil y del calzado –generados en parte por un tráfico desleal de origen asiático- podían resolverse aplicando derechos antidumping, otros más terminantes en el caso especial de importaciones procedentes de economías no adheridas a la OMC, o inclusive la cláusula de salvaguardia, si la invasión de productos foráneos era tan perjudicial como hacían suponer las medidas adoptadas. Como las importaciones presumiblemente desleales afectarían a dos socios del Mercosur, se postulaba una solución compatible con los compromisos externos.140

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Respecto de la competencia desleal de origen extra Mercosur se llegó a un acuerdo en diciembre de 1997, cuando el CMC aprobó el Marco Normativo del Reglamento Común relativo a la Defensa contra las Importaciones Objeto de Dumping Provenientes de Países No Miembros del Mercosur. Hasta que se aprobara el Reglamento Común Antidumping, los Estados partes aplicarían medidas de acuerdo con sus legislaciones nacionales en conformidad con las medidas del Marco Normativo y realizarían ajustes en su legislación nacional con el objeto de su armonización con el mismo. En diciembre de 1998 el CMC decidió prorrogar por un año el plazo de vigencia de las disposiciones transitorias previstas.141 En julio de 1998 se aprobó un Acuerdo sobre Arbitraje Comercial Internacional del Mercosur, que se firmó aparte también con Chile y Bolivia. Su objeto era regular el arbitraje como medio alternativo privado de solución de controversias, surgidas de contratos comerciales internacionales entre personas físicas o jurídicas de derecho privado.142 En un contexto de incertidumbre entre los socios del Mercosur en virtud de las dificultades atravesadas por Brasil en enero de 1999, se produjo la habilitación de tribunales arbitrales para dirimir nuevas controversias. Estos estaban formados por tres juristas elegidos de nóminas que proponían los países miembros, quedando en ese momento constituidos dos. Uno fue propiciado por entidades del agro argentino, para expedirse sobre subsidios que serían aplicados en Brasil a la producción y exportación de productos porcinos. El otro fue patrocinado por exportadores argentinos frente a la aplicación de licencias previas de importación en Brasil, un mecanismo considerado restrictivo. Los fallos arbitrales demandaban plazos relativamente breves a partir del comienzo de las actuaciones, de manera tal que se presumía que serían conocidos antes de finalizar el año. Como consecuencia de los fallos podría surgir el cese de las medidas, si resultaban impugnadas, o bien su modificación para evitar los perjuicios consecuentes. En caso de que el fallo arbitral no se cumpliera, los países afectados podrían recurrir a medidas de resarcimiento.143 El tribunal que estudió el caso de la aplicación de licencias previas de importación pronunció su fallo el 28 de abril en Montevideo, condenando la aplicación de dichas licencias por parte del Brasil. En la Argentina se dio trascendencia al fallo no sólo porque eliminaba la mencionada restricción, sino porque significaba la puesta en ejecución de una instancia institucional que hasta ahora no había sido utilizada.144 La delegación argentina llegó a la reunión del GMC, celebrada el 18 de junio de 1997 previamente a la XII Cumbre de Presidentes del Mercosur, con la esperanza de obtener logros concretos en el mercado de servicios, pero debió conformarse con el avance de un protocolo sobre cuya base comenzarían las negociaciones en 1998. A la luz de la importante apertura del mercado de servicios argentino, que ya beneficiaba a los proveedores del Mercosur (y había permitido que empresas brasileñas de servicios se insertaran en sectores como los seguros y la banca), se esperaba que los demás socios, en particular Brasil, realizaran un esfuerzo importante tendiente a equiparar dicho nivel de apertura como parte de sus compromisos iniciales intrazona. Pero a la hora de discutir la profundización del Mercosur, las diferencias entre la Argentina y Brasil reaparecían.145

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En un seminario organizado por la Secretaría de Relaciones Económicas Internacionales en la Bolsa de Comercio, en noviembre de 1997, el canciller Di Tella anunció que la Argentina buscaría en lo inmediato la profundización del Mercosur con la liberalización del mercado de servicios. El acuerdo permitiría eliminar las trabas al acceso a Brasil de empresas argentinas, tales como bancos, compañías de seguros, de transporte, ingeniería y de servicios profesionales, entre otras. Si no surgían obstáculos, se esperaba poder firmarlo en la próxima cumbre de Montevideo.146 Como estaba previsto, en la XIII Cumbre de Presidentes, realizada en Montevideo el 15 de diciembre de 1997, quedó aprobado el Protocolo de Montevideo sobre el comercio de servicios del Mercosur, que debía luego recibir la conformidad legislativa de los Estados partes. Su objetivo era promover el libre comercio de servicios en el Mercosur y disponía que cada Estado parte concediera en forma inmediata e incondicional el trato de nación más favorecida a los prestadores de servicios del Mercosur. Se establecía un plazo de 10 años para la liberalización de los servicios, con la excepción de los prestados por organismos gubernamentales como la Justicia, la policía y los bancos centrales. Posteriormente, sucesivas rondas de negociaciones fueron aprobando los compromisos específicos en materia de servicios de los Estados partes. En la XIV Cumbre de Ushuaia (julio de 1998) quedaron desreguladas las primeras actividades del sector. En la XVII Cumbre de Montevideo (diciembre de 1999), se lanzó la segunda ronda de negociaciones para la liberalización del comercio de servicios, que se desarrollaría en 2000, explicitándose la importancia y la necesidad de cumplir con el cronograma previsto en el Protocolo de Montevideo.147 Por otra parte, en materia de inversiones se firmaó en enero de 1994 el Protocolo de Colonia para la protección recíproca de inversiones, donde cada una de las partes se comprometía a promover las inversiones provenientes de las demás, a admitirlas de manera no menos favorable que a las de sus propios inversores o de terceros Estados, y a asegurarles un tratamiento justo y equitativo, plena protección legal y libre transferencia de ganancias. Las partes se reservaron, no obstante, el derecho de mantener excepciones limitadas para algunos sectores por un período de tiempo no especificado. En agosto de 1994 se aprobó también el Protocolo sobre Promoción y Protección de Inversiones provenientes de Estados No Partes del Mercosur, que establecía un régimen común al respecto. Al final del gobierno de Menem, estos protocolos estaban a la espera de las ratificaciones legislativas.148 En cuanto a las compras gubernamentales de bienes y servicios, se presentaba el problema de que si se mantenían las preferencias nacionales para el abastecimiento del sector público, se corría el riesgo de anular las reducciones arancelarias. El asunto fue derivado a los comités técnicos de Políticas Públicas que distorsionan la Competitividad para determinar los casos en que los regímenes nacionales no estaban de acuerdo con la unión aduanera y proponer su armonización o eliminación gradual. En diciembre de 1997 el GMC creó un grupo ad hoc sobre compras gubernamentales encargado de elaborar un régimen común en la materia, incluyendo disposiciones relativas a la cobertura, trato nacional, disciplinas y procedimientos que hicieran a la transparencia y aspectos institucionales conexos. El GMC aprobó en julio de 1998 los lineamientos para la negociación del mencionado régimen y encomendó al grupo ad hoc la elaboración de un proyecto de marco normativo. Tiempo

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después, en diciembre de 2003, el CMC aprobó el Protocolo de Contrataciones Públicas del Mercosur.149 Respecto de las cuestiones en materia de trabajo, en la XI Cumbre de Presidentes celebrada en Fortaleza, Brasil, en diciembre de 1996, entre los acuerdos discutidos y no aprobados quedó pendiente uno vinculado con el sector laboral, que habría a permitido la libre circulación de empleados entre los países del bloque y el reconocimiento de los aportes previsionales efectuados en los distintos países del grupo regional. El ministro de Economía argentino, Roque Fernández, expresó que la propuesta debía ser analizada con mayor detenimiento.150 Un Acuerdo Multilateral de Seguridad Social, aprobado en diciembre de 1997, reconoció los derechos de seguridad social a los trabajadores que prestaran o hubieran prestado servicios en cualquiera de los Estados partes, lo cual se hacía extensivo a sus familiares y asimilados, todos los cuales estaban también sujetos a las mismas obligaciones que los nacionales de dichos Estados partes. El ámbito de aplicación material abarcaba todas las prestaciones pecuniarias y de salud existentes en los Estados partes, incluidos los regímenes de jubilaciones y pensiones de capitalización individual.151 En la XV Cumbre de Presidentes, celebrada en Río de Janeiro el 10 de diciembre de 1998, se suscribió la Declaración Sociolaboral del Mercosur, que reafirmaba un conjunto de derechos laborales consagrados en las principales convenciones internacionales sobre el tema e instituía un mecanismo de seguimiento de su aplicación. Con dicha declaración se reforzaba la dimensión social del Mercosur, apuntando a la participación activa de los diversos sectores de la sociedad en el proceso de integración.152 Un Memorándum de entendimiento relativo a los intercambios eléctricos e integración eléctrica en el Mercosur fue aprobado en julio de 1998. Los considerandos mencionaban la importancia de avanzar en el proceso de integración eléctrica y el interés en ampliar el intercambio de energía eléctrica en el Mercosur con miras a la complementación de sus recursos energéticos, la optimización de la seguridad de abastecimiento a los usuarios y la colocación del excedente de energía. Sobre esa base los Estados partes acordaban asegurar condiciones competitivas del mercado, sin la imposición de subsidios que pudieran alterar las condiciones normales de competencia, con precios que reflejaran costos económicos eficientes, y evitando prácticas discriminatorias con relación a los agentes de la demanda y la oferta. Permitirían a los distribuidores contratar libremente sus fuentes de provisión y respetarían la realización de contratos de compra y venta libremente pactados. También aseguraban que las reglamentaciones en sus mercados eléctricos permitirían garantizar el suministro que los agentes compradores requirieran de los agentes vendedores de otro Estado parte signatario independientemente de los requisitos del mercado de origen del suministro. En diciembre de 1999 se aprobó uno similar para el gas, el Memorándum de entendimiento relativo a los intercambios gasíferos e integración gasífera entre los Estados Partes del Mercosur.153

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Negociaciones comerciales del Mercosur con otros países y bloques de la región. El Area de Libre Comercio de Sudamérica (ALCSA) La posible inclusión de Bolivia y Chile como miembros del Mercosur estuvo presente desde el comienzo de las negociaciones por la constitución del bloque. En la I Cumbre del Mercosur (diciembre de 1991) se encomendó al GMC examinar las posibles formas de vinculación del Mercosur con otros países latinoamericanos miembros de la ALADI y con otros grupos económicos.154 En la II Cumbre (junio de 1992), en una declaración aparte, especialmente referida a Bolivia, los presidentes expresaban su interés en explorar conjuntamente con el gobierno de Bolivia las alternativas existentes para concretar oportunamente la vinculación de ese país con el Mercosur.155 Bolivia había sostenido en varias oportunidades su intención de pertenecer al Mercosur, pero esa posibilidad obligaría a ese país a abandonar el otro grupo regional que integraba, el Pacto Andino. La decisión quedó a consideración de los cancilleres y equipos técnicos.156 En la V Cumbre (enero de 1994) estuvo presente el presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada. En la declaración presidencial se saludaba la voluntad del gobierno de Bolivia de ampliar sus vínculos con el Mercosur, y se daba prioridad a los acuerdos a suscribirse con dicho país con miras a su participación plena en el bloque. Se reconocía la importancia del fortalecimiento de la ALADI y la necesidad de mantener la integridad del Tratado de Montevideo de 1980. Con el objetivo de dar un impulso aún mayor al intercambio con los países de América del Sur, los Estados partes negociarían con sus socios de la región nuevos acuerdos que aseguraran la continuidad de las relaciones económico-comerciales y una creciente liberalización del comercio.157 A fin de promover la convergencia gradual de todos los esquemas de integración subregionales, se tomaba en consideración la propuesta del gobierno de Brasil, formulada en la Reunión del Grupo de Río en Chile (octubre de 1993), para conformar el Area de Libre Comercio de Sudamérica (ALCSA). Al efecto, se apoyaba la convocatoria a una conferencia que tendría lugar ese año destinada a definir las modalidades e instrumentos para la constitución de dicha área.158 El canciller brasileño, Celso Amorim, explicó que lo que su gobierno proponía para los otros países de la región no era una unión aduanera como el Mercosur, sino una zona de libre comercio. La prioridad de Brasil era consolidar el Mercosur, pero no como un bloque cerrado. No se veía mucho sentido a que Chile, Venezuela y Colombia tuvieran acuerdos de libre comercio con México y no los pudieran tener con el Mercosur. La iniciativa apuntaba a un área de libre comercio en un plazo de 10 años. Como había ocurrido en Europa, se trataba de un proceso de integración de dos velocidades. La prioridad era el Mercosur, pero no hacía falta que terminara ésta para empezar a discutir la otra. Brasil también estaba plenamente de acuerdo en formalizar una invitación a Chile.159 A la VI Cumbre (agosto de 1994) asistieron el presidente de Chile, Eduardo Frei, y el vicepresidente de Bolivia, Víctor Hugo Cárdenas. En la reunión se aprobaron las pautas negociadoras que el Mercosur propondría a los demás países de la ALADI para alcanzar

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acuerdos de libre comercio. Con Chile y Bolivia se firmaron declaraciones conjuntas al efecto, aludiendo la primera a la conformación del ALCSA.160 En la VII Cumbre (diciembre de 1994) se comunicaron avances en las negociaciones con esos países, reafirmando la intención de concluirlas antes del 30 de junio de 1995.161 La prensa anunció además que la Argentina estudiaba la posibilidad de proponer en 1995 la reforma del Tratado de Asunción para permitir el ingreso de Chile como miembro pleno, pero sin obligación de tener un AEC, como una nueva manifestación de su interés estratégico en sumar al país trasandino. El canciller Di Tella señaló que era una idea que estaba en estudio, pero todavía no era una propuesta formal. La diplomacia tenía pensado discutirla con el presidente Cardoso, en marzo, cuando se reunieran los gabinetes en pleno de ambos gobiernos. También se harían las consultas respectivas con Paraguay y Uruguay, países que resistían el ingreso de Chile en condiciones de privilegio. Di Tella sostuvo que, en su visita a Buenos Aires, en noviembre, Cardoso había tenido una primera reacción muy favorable a la integración de Chile. El ministro Cavallo había propuesto postergar la entrada en vigencia del AEC del Mercosur para permitir el ingreso de Chile, pero esto fue finalmente rechazado y el AEC entraría en vigencia el 1° de enero de 1995.162 Di Tella señaló que la idea de realizar mínimas reformas al Tratado de Asunción, que luego deberían ser ratificadas por los parlamentos de los cuatro países, apuntaba a permitir a Chile pertenecer a los órganos de decisión del Mercosur, como el CMC y el GMC, con voz y con voto, pero sin la obligación de aceptar el AEC de cero a 20%. Chile tenía un arancel externo de 11% y se resistía a modificarlo para ingresar al bloque. El interés de la Argentina de ampliar el Mercosur hacia el Pacífico se contraponía con la posición del presidente Franco que colocaba a Chile en igualdad de condiciones con países como Venezuela o México. Menem esperaba que el nuevo presidente Cardoso flexibilizara esa posición.163 En la VIII Cumbre (agosto de 1995) se firmó, respecto de Bolivia, un memorándum que anunciaba el propósito de conformar una zona de libre comercio entre ese país y el Mercosur en un plazo máximo de 10 años. Las negociaciones de dicho acuerdo debían comprender previamente la renegociación del patrimonio histórico y, de ser posible, el acuerdo debía estar concluido antes del 30 de junio de 1996.164 En la IX Cumbre (diciembre de 1995)) se anunció la suscripción del Acuerdo de Complementación Económica entre el Mercosur y Bolivia, que multilateralizaba las preferencias bilaterales existentes, como primera parte para la celebración de un acuerdo de libre comercio el próximo año. Era el primero firmado por el Mercosur con un país miembro de la ALADI. En cuanto a Chile, los avances en las negociaciones habían llegado a la coincidencia de lograr un acuerdo para marzo de 1996.165 Según la prensa, en diciembre de 1995 la incompatibilidad de los intereses agropecuarios de unos y otros había llevado al fracaso las negociaciones entre el Mercosur y Chile para crear una zona bioceánica de libre comercio. La situación condujo al presidente Eduardo Frei a anunciar que no asistiría a la cumbre de presidentes. Chile quería dejar protegidos indefinidamente algunos productos que para la Argentina, Uruguay y Brasil eran innegociables: carnes, aceites, arroz, harinas y azúcar. Pretendía que esos productos del

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Mercosur ingresaran a Chile pagando arancel mientras que los países del bloque comerciaban entre sí esos mismos bienes con arancel cero o bajo regímenes especiales. Un negociador argentino explicó que no podían darse excepciones permanentes; el Mercosur tenía protecciones especiales, pero todas desaparecerían en 2000. Sostuvo también que si se le admitía a Chile la protección que pedía para el agro, el Mercosur no tendría fuerza para negociar con la UE la eliminación de subsidios agrícolas. El coordinador de la delegación brasileña señaló además que Chile exigía normas de origen muy diferentes a las que el bloque había pautado para sí mismo. Con todo, no se desestimaba que se llegara a una acuerdo menos profundo.166 Una nueva ronda de negociaciones, en marzo de 1996, concluyó con resultado más alentador. Se señaló que el acercamiento de posiciones no fue sólo una cuestión técnica de productos y aranceles, sino un gesto político muy esperado. Según fuentes de la Cancillería argentina, la temporalidad de las excepciones no era el único punto de discusión pero sí el más trascendente. Si ese tema era solucionado, el resto de la agenda no encontraría demasiadas objeciones. Poco después se anunció que se había logrado un significativo avance en torno de las listas de productos denominados sensibles y sensibles especiales. No se registraron avances, en cambio, en temas como la tasa de estadística, los derechos específicos y el régimen de draw back. El acuerdo se anunció al final de la Cumbre de Cartagena. El canciller Di Tella explicó que se trataba inicialmente de un acuerdo de libre comercio aunque las partes habían convenido estudiar la presencia institucional de Chile en el Mercosur.167 En un seminario sobre inversiones realizado en San Pablo, el presidente Frei admitió que la tasa de estadística de 3% que la Argentina cobraba a terceros, así como las compensaciones que Chile debía dar al Mercosur por concesiones que no extendiera al bloque eran los principales puntos por resolver antes del 25 de junio cuando el acuerdo debía estar perfeccionado. Ante la perspectiva de una jornada de protesta organizada por productores agrícolas chilenos, quienes señalaban la inconveniencia de la zona de libre comercio con el Mercosur, considerando que podía llevar al colapso a miles de agricultores, Frei advirtió que el gobierno chileno no aceptaría ningún tipo de presión y desestimó los reclamos. Declaró estar consciente de que había sectores que tenían dificultades, pero sostuvo que no era una situación generalizada. Quienes tenían problemas los tendrían que enfrentar con o sin Mercosur y lo que tenía que saberse era cómo ser más competitivos. El presidente Cardoso dio su total respaldo a la llegada de Chile al Mercosur, por el momento en el esquema de 4 a 1 pero que en el futuro podría ser como socio pleno.168 A mediados de mayo, un memorándum por parte del Mercosur en el que se exigía a Chile cumplir una serie de requisitos adicionales, que afectarían casi 50% de los bienes y productos con posibilidades de comercialización, llevó al ministro de Economía chileno, Alvaro García, a sostener que consideraba inconveniente introducir temas de esa magnitud a esa altura de las negociaciones. Fuentes argentinas no desconocieron la posición chilena pero relativizaron los alcances de la protesta y aclararon que las diferencias podrían zanjarse la semana siguiente durante el último encuentro que se haría en Buenos Aires.169 Chile condicionó su ingreso en el Mercosur a que se respetara su posición sobre las normas de origen y a la aprobación del Parlamento. El principal negociador chileno, Carlos

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Mladinic, advirtió que si el Mercosur insistía en sus exigencias no habría acuerdo, agregando que muchos de los requisitos sobre normas de origen excedían las reglamentaciones de la ALADI. Amparándose en las mismas, Chile proponía que los productos que tuvieran 50% de componentes nacionales fueran considerados nacionales en el Mercosur. El Mercosur pretendía que ese índice se elevara a 60% como una manera de contrarrestar la competencia de las mercancías provenientes de otras regiones.170 En la X Cumbre del Mercosur, reunida en Potrero de los Funes, San Luis, Argentina, el 25 de junio de 1996, se firmó el Acuerdo de Complementación Económica entre el Mercosur y Chile. Fue aprobado por la ALADI el 1º de octubre, fecha de su entrada en vigor. Sus objetivos eran establecer el marco jurídico e institucional de cooperación e integración económica y física que contribuyera a la creación de un espacio económico ampliado, tendiente a facilitar la libre circulación de bienes y servicios y la plena utilización de los factores productivos. Se proponía formar un área de libre comercio entre las partes contratantes en un plazo máximo de 10 años, mediante la expansión y la diversificación del intercambio comercial y la eliminación de las restricciones arancelarias y no arancelarias que afectaban el comercio recíproco. Se apuntaba a promover el desarrollo y la utilización de la infraestructura física, con especial énfasis en el establecimiento de interconexiones bioceánicas; impulsar las inversiones recíprocas, y promover la cooperación económica, energética, científica y tecnológica.171 Las partes acordaban no aplicar al comercio recíproco nuevos gravámenes a las exportaciones ni aumentar la incidencia de los existentes en forma discriminatoria entre sí. Tampoco aplicarían nuevas restricciones no arancelarias a la importación o exportación de productos. Se ajustarían a los acuerdos de la OMC en la aplicación de medidas compensatorias o antidumping destinadas a contrarrestar los efectos perjudiciales de la competencia desleal. También se comprometieron a poner en vigencia un régimen de medidas de salvaguardia a partir del 1° de enero de 1997. Para la solución de controversias se creó un sistema especial. Con respecto a las normas y reglamentos en temas fitosanitarios, las partes se atendrían a las obligaciones contraídas en el acuerdo de la OMC. La integración física se entendía como desarrollo, ampliación, perfeccionamiento y mantenimiento de interconexiones de tránsito bioceánicas, así como de vinculaciones intra-zona en materia de transporte y comunicaciones que facilitaran el libre tránsito de personas, bienes y mercancías, recíproco y hacia terceros países. Para administrar y evaluar el acuerdo se creó una Comisión Administradora integrada por el GMC y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile. El acuerdo de asociación comercial con Chile puso en marcha un cronograma de desgravación arancelaria hasta cubrir 95% de los productos en un lapso de 8 años. El restante 5% comprendía varias nóminas. Una primera lista de productos sensibles, entre los cuales se encontraban los lácteos, válida para ambas partes, extendía el plazo de desgravación hasta 10 años. Una segunda enumeración de productos sensibles especiales, también de validez recíproca, que incluía tejidos, calzados y prendas de vestir, concedía un plazo de gracia de 3 años antes de comenzar el proceso de liberación, el cual culminaba también a los 10 años. Un tercer listado abarcaba las denominadas excepciones, que también regían para ambas partes y comprendían frutas, legumbres, vinos, pasta de tomate, carne, arroz y aceites. Para estos productos se preveía un plazo de gracia de 9 años,

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culminando a los 15 años. El azúcar y sus derivados fueron objeto de un tratamiento especial.172 El CMC aprobó por decisión Nº 14/96 la participación de terceros países asociados en reuniones del Mercosur. Consecuentemente por decisión Nº 14/97 se aprobó la participación de Chile en las mismas. Esta participación incluye reuniones con el GMC; del mecanismo de consulta y concertación política; en los foros negociadores del Mercosur en las materias relacionadas con el Acuerdo de Complementación Económica; en las reuniones de ministros del Mercosur y preparatorias; en las reuniones de ministros de Economía y presidentes de Bancos Centrales, y de coordinación en materia de relaciones exteriores.173 El acuerdo de Chile con el Mercosur, en opinión de Bouzas y Fanelli, significaba para la Argentina reforzar los lazos económicos, facilitar la salida al Pacífico para sus productos y cimentar la paz con su vecino. Brasil lo percibía como consolidación del bloque regional que aspiraba a conducir. Es posible que también se buscara establecer las bases de una posición concertada en el proceso del ALCA. Por parte de Chile, las razones para el cambio estratégico habrían sido: a) la baja protección arancelaria reducía las posibles ganancias pactadas unilateralmente; b) los acuerdos entre sus socios comerciales lo inclinaban a compensar la caída de las preferencias previas, y c) reducir las barreras comerciales para sus exportaciones. La resistencia del sector agrícola chileno a liberalizar el comercio de algunos productos fue vencido por los intereses contrarios de los exportadores de manufacturas, que podrían beneficiarse de un acuerdo con el Mercosur, y por una desgravación cuidadosa de los productos más sensibles (como el trigo y la harina de trigo).174 Un nuevo Acuerdo de Complementación Económica entre el Mercosur y Bolivia fue aprobado en la XI Cumbre que tuvo lugar en Fortaleza, Brasil, el 17 de diciembre de 1996, pero los ajustes que debieron realizarse en las listas de excepciones postergaron su entrada en vigencia hasta el 28 de febrero de 1997, y su protocolización en la ALADI hasta los primeros días de marzo. Bolivia recibió una autorización previa de la Comunidad Andina para realizar las negociaciones bilaterales. De igual estructura y articulado que el firmado con Chile, el acuerdo se diferenciaba en pequeños puntos. En cuanto a los objetivos, a los que ya figuraban en el anterior se agregaba el desarrollo y la utilización de la infraestructura física con especial énfasis en la progresiva liberación de las comunicaciones y del transporte fluvial y terrestre, y en la facilitación de la navegación por la Hidrovía Paraná-Paraguay, Puerto Cáceres-Puerto Nueva Palmira. Al efecto se acordó la negociación de un Protocolo Adicional para contemplar las interconexiones viales y de corredores bioceánicos, pero el mismo no fue incluido en el acuerdo. Debía establecerse un marco normativo para la promoción y la protección de las inversiones, e impulsar consultas en las negociaciones comerciales que se efectuaran con terceros países y bloques de países extrarregionales. También se creaba una Comisión Administradora y un Comité Asesor Empresarial. El acuerdo preveía un cronograma de desgravaciones para 80% de los productos que iba desde 30% en 1997 a 100% en 2006. Las listas de excepciones para diversos productos sensibles preveían, en cambio, plazos de gracia a terminar en 2005 y cronogramas de

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liberalización que culminaban para algunos el 1º de enero de 2011 y para otros el 1º de enero de 2023.175 El acuerdo también incluyó normas en materia de restricciones no arancelarias, reglas de origen, salvaguardias y solución de controversias. Para Bolivia el acuerdo de libre comercio con el Mercosur evitó los perjuicios a sus productores domésticos por la discriminación creada por la unión aduanera. Debido a lo pequeño del mercado boliviano, para el Mercosur la importancia del acuerdo radicó en la regularización de las relaciones comerciales con Bolivia y en un avance en el establecimiento de una red de acuerdos de libre comercio en la región. Al igual que Chile, Bolivia participa de las reuniones del Mercosur.176 Por cierto, Chile y Bolivia no forman parte del Mercosur, ni están incluidos en la unión aduanera, dado que la situación establecida no constituye una adhesión plena, sino una asociación comercial apuntada al perfeccionamiento de una zona de libre comercio. Sus relaciones con el Mercosur son llevadas por medio de sendas Comisiones Administradoras de los tratados.177 Al plantearse la necesidad de profundizar el Mercosur político en mayo de 2000, tanto la Argentina como Brasil pensaban en la integración plena de Chile al acuerdo regional. Sin embargo, pese a que el objetivo era la integración plena, el acuerdo de complementación económica mantenía su importancia, dado que el mercado chileno constituía una invalorable salida para la producción de las deprimidas economías regionales argentinas. Las provincias de La Rioja, Catamarca, Mendoza, San Luis, La Pampa, San Juan y Santa Cruz dirigen al mercado chileno entre 11% y 25% del total de su producción, alcanzando en el caso de la provincia de Neuquén 86%. Incluso dentro del marco del acuerdo de complementación, la asociación de Chile al Mercosur implicaba también una puerta de entrada al Pacífico y al este asiático, una de las áreas económicas más dinámicas.178 Pero, más que considerar a Chile como lugar de tránsito, se ha señalado que “el objetivo debería ser que el comercio y las exportaciones de un Mercosur que incluya a Chile sean considerados como patrimonio y negocio común”.179 Las negociaciones del Mercosur con México también fueron dificultosas. A fines de noviembre de 1997, la prensa anunció que el presidente Menem buscaría interesar a México en adherir al Mercosur, en los términos que lo habían hecho Chile y Bolivia. La propuesta sería transmitida personalmente por Menem al presidente mexicano Ernesto Zedillo durante el encuentro que mantendrían el día 25 en México, país al que Menem visitaba en la primera escala de una gira que luego lo llevaba a Europa. La intención de sumar a México al Mercosur fue expuesta por el presidente a un reducido grupo de periodistas que lo entrevistó en la residencia de Olivos, antes del viaje.180 En México, Menem expresó: “ya no estamos comprometidos solamente en profundizar nuestras relaciones bilaterales, sino en continuar bregando entre México y el Mercosur. Trabajamos para que se incorporen como miembros plenos Chile y Bolivia, y las cosas van a ir mejorando”.181 A la vez, Zedillo buscaba en Menem un aliado que lo ayudara a destrabar las negociaciones de México con el Mercosur. El último conflicto se había planteado entre Brasil y México, durante un reciente encuentro de los negociadores en Montevideo. La delegación brasileña se había negado a incluir en las listas de preferencias al sector de informática, electrónica y

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telecomunicaciones, según un informe de la consultora Ecolatina. Esto cerraba las puertas del mercado que más les interesaba a los mexicanos. Los brasileños no querían modificar su posición, porque México era parte del NAFTA. Consideraban una amenaza la posibilidad de que las empresas norteamericanas radicadas en México se beneficiaran con los acuerdos. Para resolver el problema, la delegación mexicana se mostró más flexible con los productos agrícolas, con la intención de tentar a los argentinos. El mensaje de la comitiva de Menem era que dividir a los principales socios del Mercosur no era la manera de llegar a buen puerto con la negociación.182 De todos modos, el acuerdo estaba en su etapa inicial: los técnicos estaban intercambiando listas de productos, a los que luego tenían que asignarles una preferencia. La meta final era firmar un acuerdo “Cuatro más uno”, que podría liberar el comercio entre México y el Mercosur. Algo similar -pero menos comprensivo- que los que existían con Chile y Bolivia. Sin embargo, según sostuvo el canciller Di Tella antes de partir a México, la prioridad en ese momento era profundizar el acuerdo entre los cuatro miembros originales. El canciller solía advertir que si el Mercosur se expandía tal como estaba constituido, corría el riesgo de perder identidad, y eso podría debilitarlo.183 El hecho de que México se negara a otorgar a los restantes miembros de la ALADI los beneficios acordados a sus socios del NAFTA provocó un deterioro en las relaciones entre ambas partes. Consecuentemente, el Mercosur no ofreció a México la firma de un acuerdo de libre comercio, pero aceptó negociar un acuerdo de multilateralización de las preferencias bilaterales ya existentes, incluyendo las compensaciones por el no otorgamiento de las preferencias acordadas al NAFTA. El gobierno de Menem finalizó sin haber alcanzado un acuerdo. Los productos sensibles, las economías competitivas de México y Brasil, y la distribución desigual de costos y beneficios entre los miembros del Mercosur fueron los problemas principales. Incluso en diciembre de 1997, los cuatro miembros decidieron comportarse en forma independiente respecto de los acuerdos bilaterales ya existentes. Así, Brasil derogó el acuerdo, Uruguay lo renovó por un año, y la Argentina y Paraguay también lo renovaron con la condición de que se negociaran las compensaciones pendientes. No obstante, en la Cumbre del Mercosur, realizada en junio de 2000, se ratificó el compromiso de llevar adelante las negociaciones externas en forma conjunta y se acordó que antes del 31 de diciembre de 2001 debían reiniciarse las negociaciones con México y la Comunidad Andina de Naciones (CAN).184 El proceso para llegar a un acuerdo entre el Mercosur y la CAN se inició el 4 de julio de 1995 durante la visita del presidente de Brasil a Venezuela, ocasión en que se suscribió un acta en la que se definieron los lineamientos básicos para la negociación. La CAN propuso que la negociación se efectuara en dos fases: primero se realizara la revisión del patrimonio histórico, y luego se estudiara la conformación de una zona de libre comercio. Las conversaciones se postergaron como consecuencia de la duda sobre si la CAN negociaría en bloque con el Mercosur, o si se aplicaría el esquema de “cuatro más uno” similar al adoptado por Bolivia y Chile. El problema se profundizó debido a la suspensión de Perú como miembro del grupo. Entre julio de 1995 y el mismo mes de 1996 el esquema adoptado fue que cada país andino negociara individualmente con los miembros del Mercosur la revisión y la multilateralización del patrimonio histórico. En julio de 1996 se optó por la negociación en conjunto para conformar una zona de libre comercio.185

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Las tratativas revelaron diferencias importantes. El Mercosur rechazaba las excepciones permanentes y no se lograba acuerdo sobre la lista de productos sensibles. La posición del Mercosur era consistente con la actitud adoptada ante los países más pequeños del bloque (Paraguay y Uruguay). Además, los intereses de los miembros del grupo eran divergentes. Para la Argentina y Uruguay la postergación en la liberalización de los productos agrícolas hacía poco atractivo el acuerdo. Brasil, en cambio, buscaba un entendimiento con la CAN, porque no quería perder sus mercados de Colombia y Venezuela, países que habían firmado un acuerdo de libre comercio con México en 1995. Dentro de la CAN, en los países andinos más industrializados (especialmente Colombia) existía el temor de que un acuerdo de libre comercio con el Mercosur sometiera a sus industrias a demasiada competencia y perjudicara sus propias preferencias de acceso a los mercados de otros países del bloque andino. Se intentó entonces alcanzar un acuerdo de multilateralización de las preferencias bilaterales ya existentes. Pero éste también fracasó debido a que algunos productos incluidos en la lista de preferencias de alguna de las partes eran sensibles para las otras.186 El 16 de abril de 1998 la CAN y el Mercosur firmaron un Acuerdo Marco para la creación de una zona de libre comercio que los comprometía a negociar dos acuerdos: uno de preferencias arancelarias para octubre del mismo año, sobre la base del patrimonio histórico y que podría incluir productos nuevos; y un acuerdo de libre comercio para enero de 2000. En los considerandos se señalaba que la conformación de áreas de libre comercio en América latina constituía un elemento relevante para aproximar los esquemas de integración existentes, además de ser una etapa fundamental para el establecimiento de un Area de libre comercio hemisférica (ALCA). Sin embargo las reuniones mantenidas durante 1998 no arribaron a conclusiones satisfactorias en materia de preferencias arancelarias. Visto esto, los países decidieron prorrogar las negociaciones hasta el 31 de marzo de 1999, y extender también hasta esa fecha los acuerdos de alcance parcial celebrados en el marco de la ALADI.187 En abril de 1999 la decisión de Brasilia de procurar por su cuenta un acuerdo bilateral de comercio con la CAN, alegando que las negociaciones entre ambas organizaciones regionales se habían desarrollado demasiado lenta y burocráticamente, suscitó preocupación en la Argentina. Aquí se consideraba que la búsqueda de un acuerdo Brasil-CAN no sólo era contrario al espíritu y a los acuerdos del Mercosur sino que, en la práctica, constituía un desvío del AEC, además de resquebrajar la ya dañada imagen de armonía de la sociedad regional. Uruguay, por su parte, pidió una reunión de alto nivel, aunque sin detener las gestiones de Brasil con sus vecinos del oeste.188 El embajador de Brasil en la Argentina, Sebastião Do Rego Barros, sostuvo que la decisión de su país de negociar con la CAN no debía constituir un problema. Su gobierno no tenía la intención de hacer una negociación que fuera en contra del espíritu y de la letra del Mercosur. Se estaba haciendo un esfuerzo para desbloquear las discusiones después de dos años en los que no se habían visto progresos en la negociación, en un acuerdo que para Brasil era muy importante y los socios lo sabían. Se le preguntó si no se pondría en riesgo el AEC en el caso de que Brasil lograra un acuerdo con la CAN que después no fuera refrendado por el resto de los socios. Barros dijo que esperaba que eso no ocurriera. El embajador señaló que el año anterior Uruguay y la Argentina habían extendido sus

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preferencias para después de la unión aduanera con México, pero que la actitud de Brasil no era una venganza. Si dos miembros podían hacer eso, por qué no podía su gobierno tener la misma actitud en un acuerdo tan importante para Brasil, que necesitaba integrar su región norte. Uruguay había puesto un veto a las negociaciones. No era con veto como se iba a construir algo tan importante. Brasil nunca había vetado nada. Había trabajado mucho para que el Mercosur tuviera un acuerdo con Chile, que Brasil sabía que era de gran interés para la Argentina, aunque no lo fuera para el propio país. Los brasileños esperaban que hubiera de parte de sus socios ese mismo espíritu.189 En agosto de 1999, la CAN y Brasil pusieron en vigencia un acuerdo de preferencias arancelarias fijas, cuya vigencia sería por dos años. La Argentina firmó uno similar en mayo de 2000.190 Como se dijo, en 1993 Brasil había propuesto la creación del ALCSA, que debía establecer un programa de reducciones arancelarias automáticas a partir de enero de 1995 con el objetivo de crear un área de libre comercio que incluyera al Mercosur, el Pacto Andino y Chile. Se considera que tanto los acuerdos con Chile y Bolivia como las negociaciones con la CAN apuntaban en esa dirección.191 Cisneros y Piñeiro Iñíguez sostienen que la idea no prosperó en lo inmediato porque quedó bajo la sombra del proyecto norteamericano de constituir el ALCA, al cual Chile –y en menor medida la Argentina- se manifestaron receptivos.192 A fines de abril de 1996, el canciller Di Tella afirmó en Caracas que la incorporación de Venezuela al Mercosur sería “un salto cualitativo adelante” y que Venezuela tenía el más “completo, absoluto y total apoyo" de su país para ingresar al Mercosur. Fuentes de la Cancillería venezolana dijeron que el anuncio del ingreso venezolano al espacio económico conosureño, que se gestionaba a través de Brasil, se podía realizar ese año. El tema sería considerado en pocos días en Montevideo por los representantes del Mercosur.193 En diciembre del mismo año, en la Cumbre de Presidentes del Mercosur, celebrada en Fortaleza, Brasil, el presidente Cardoso afirmó que ya estaba tomada la decisión de incorporar a Venezuela al bloque, cuestión que se empezaría a negociar en febrero de 1997.194 En el ya citado seminario organizado por la Secretaría de Relaciones Económicas Internacionales en la Bolsa de Comercio, en noviembre de 1997, el canciller Di Tella dijo que no era prioritario ampliar el Mercosur con la incorporación de nuevos países sino que, para la Argentina, lo importante era profundizar los acuerdos del bloque regional. “Nosotros no hemos cerrado el club, pero tampoco estamos buscando nuevos socios”, señaló el ministro. Di Tella explicó que la Argentina buscaría en lo inmediato la profundización del Mercosur con la liberalización del mercado de servicios. Explicó que para el Mercosur había sido prioritario la firma de acuerdos de libre comercio con Chile y con Bolivia por razones políticas, pero agregó que no se estaba “con similar entusiasmo” para incorporar nuevos socios al bloque.195 Por otra parte, el 18 de abril de 1998 en la ciudad de Santiago de Chile, los Estados del Mercosur y del Mercado Común Centroamericano suscribieron un Acuerdo Marco de comercio e inversión a fin de promover sus relaciones económicas. Se realizarían estudios de la oferta exportable y la capacidad ociosa de producción a fin de generar flujos de comercio entre las partes y hacia terceros países. El acuerdo demostró el interés del

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Mercosur en un área distante de su natural región sudamericana. Ginesta señala que la postergación del ALCA permitía al Mercosur ir consolidando su influencia sobre los demás bloques latinoamericanos y fortalecer su posición negociadora frente al NAFTA.196 A mediados de 2000, Héctor Maldonado Lira, ex ministro de Industria y Comercio de Venezuela, señalaba que en ese momento el espacio de integración del continente era heterogéneo y policéntrico. Eso lo diferenciaba de la construcción de la UE que se había conformado alrededor de un núcleo inicial. La presencia de la CAN, el Mercosur y el NAFTA permitía prever que habría un período en el cual se desarrollarían simultáneamente múltiples núcleos de actividades de integración. Podría darse más un proceso de acercamiento mutuo que un proceso de atracción de un centro sobre el resto. Como todos los procesos de integración apuntaban a convergir hacia la integración hemisférica, era previsible un acercamiento entre los mismos. El proceso de integración continental avanzaría pues paralelamente en la profundización de cada esquema subregional y en su acercamiento mutuo y tendrían un punto de encuentro en el ALCA.197 Negociaciones por el ALCA Lanzada la Iniciativa para las Américas por el presidente Bush en junio de 1990, el economista Roberto Lavagna aconsejaba adoptar una actitud positiva, tratando de que aquélla no llegara como algo impuesto sino participando activamente en su definición e instrumentación. En otros términos, que fuera más una iniciativa “de” las Américas que “para” las Americas, sin por ello ignorar el peso especial de los Estados Unidos en ella. Lavagna postulaba que debía elegirse entre una actitud de aceptación pasiva y una estrategia de inserción activa. La diferencia entre ambas era relevante en términos de costo social y político, y de los límites al grado de bienestar futuro alcanzable.198 El primer acuerdo internacional que firmaron los países del Mercosur (que todavía no tenía personería jurídica internacional) fue el denominado Acuerdo del Jardín de las Rosas o de Cuatro más Uno, suscripto el 19 de junio de 1991 entre los cancilleres Guido Di Tella Argentina), Francisco Rezek (Brasil), Alexis Frutos (Paraguay) y Héctor Gros Espiell (Uruguay), y la representante comercial del Departamento de Estado, Carla Hills. Dicho acuerdo también era el primero firmado por los Estados Unidos con un bloque regional como implementación de la Iniciativa para las Américas.199 En los considerandos del Acuerdo se reconocían las oportunidades creadas por la Iniciativa para las Américas del presidente Bush y los logros alcanzados por los países de América del Sur en sus esfuerzos de integración económica. Se expresaba el deseo de reducir las barreras al comercio y la inversión. Se reconocía el papel esencial de la inversión privada y los beneficios de la inversión extranjera directa, así como la necesidad de eliminar las barreras no arancelarias, la importancia de proteger los derechos de propiedad intelectual y de lograr la liberalización mundial del comercio agrícola. Para poder cumplir con esos objetivos se establecía un Consejo Consultivo, que debía comenzar su trabajo con el tratamiento de la Agenda de Acción Inmediata sobre temas de comercio e inversión. El Acuerdo podría ser reemplazado por otro cuando el Mercosur adquiriera su capacidad de suscribir tratados internacionales.200

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La idea de la Iniciativa para las Américas fue continuada por el proceso de formación de una zona de libre comercio hemisférica. Los candidatos a este sistema estaban ya vinculados por 23 acuerdos y el objetivo sería sustituirlos por un solo espacio de libre comercio, que estandarizara el variado panorama de las relaciones comerciales y económicas latinoamericanas. Así, entre los días 9 y 11 de diciembre de 1994 se celebró en Miami la I Cumbre de las Américas, donde 34 presidentes y jefes de Estado de países del hemisferio occidental convinieron negociar la constitución de un Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) para 2005. La dificultad radicaba en acercar economías muy heterogéneas y de diferente tamaño y grado de desarrollo. En el caso de la Argentina, Brasil y otros países, se presentaba la necesidad de proteger sus industrias emergentes frente a la fuerte competencia de la industria norteamericana y, al mismo tiempo, conseguir una apropiada colocación de su producción agropecuaria en el mercado norteamericano, además de otros temas sensibles, como servicios e inversiones. Desde la perspectiva del sur, la posición hegemónica de los Estados Unidos en el continente hacía temer su dominio de la agenda de tal forma que impidiera la realización de políticas autónomas de desarrollo.201 En la VII Cumbre del Mercosur, reunida en Ouro Preto, Brasil, pocos días después, los presidentes declaraban su satisfacción con los resultados alcanzados en la Cumbre hemisférica realizada en Miami, en particular sobre el objetivo del ALCA. Destacaban que la metodología aprobada, es decir, la convergencia gradual y negociada entre los diversos esquemas de integración hemisférica, preservaba y reforzaba el papel del Mercosur.202 La intención declarada de los Estados Unidos era que el NAFTA proveyera el marco para la formación de la zona de libre comercio y el artículo 108 de la ley norteamericana de Aplicación del NAFTA determinaba la posición de los Estados Unidos en la cuestión. Dicho artículo establecía un procedimiento para identificar y recomendar a los países con los cuales los Estados Unidos podrían negociar futuros acuerdos de libre comercio. Estos países deberían reunir las siguientes condiciones: a) eliminación de todas las barreras para los bienes, servicios e inversiones directas de los Estados Unidos; b) la existencia en sus legislaciones de disposiciones equitativas para las compras que realizara el sector público, la certificación de origen, la competencia y los derechos de propiedad intelectual; c) la eliminación de los subsidios internos y a la exportación, incluidos los estímulos a la última, y d) mecanismos eficaces de solución de controversias. Señala Ginesta que los países del Mercosur no aceptaban esas exigencias. Luego de arduas tratativas, la tarifa externa media del Mercosur se estableció en un nivel relativamente alto de 14%, principalmente por pedido de Brasil, a fin de proteger sus industrias. Ni Brasil ni la Argentina se mostraron inclinados a eliminar esa barrera de protección.203 En junio-julio de 1995 tuvo lugar en Denver, Colorado, Estados Unidos, la I Reunión de Ministerial de Comercio, donde se establecieron siete grupos de trabajo, que se ocuparían de los siguientes temas: acceso al mercado, procedimientos aduaneros y reglas de origen, inversión, normas y barreras técnicas al comercio, medidas sanitarias y fitosanitarias, subsidios, antidumping y derechos compensatorios, y economías más pequeñas.204 En la Cumbre de agosto de 1995 en Asunción, los presidentes del Mercosur expresaron su complacencia por la decisión adoptada en la reunión de Denver para comenzar un programa

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de trabajo a fin de iniciar las negociaciones sobre el ALCA, reiterando su entendimiento de que la conformación del mismo resultaría de la convergencia de los distintos esquemas en el hemisferio. Este mismo concepto fue repetido en el comunicado conjunto de la IX Cumbre de Punta del Este, en diciembre de 1995.205 La II Reunión Ministerial de Comercio se realizó en Cartagena, Colombia, en marzo de 1996. En ella se examinaron varios enfoques para alcanzar el ALCA sobre la base de los acuerdos subregionales y bilaterales existentes, a fin de profundizar la integración económica hemisférica y hacer dichos acuerdos más parecidos. Se reconocía que los enfoques eran variados y complejos, por lo cual se instruía a los viceministros para que los discutieran y formularan recomendaciones en la siguiente reunión. Se constituyeron cuatro grupos de trabajo adicionales para compras del sector público, propiedad intelectual, sevicios, y política de competencia.206 La I Reunión de Viceministros de Comercio tuvo lugar en septiembre de 1996 en Florianópolis, Brasil, ocasión en que los representantes del Mercosur y de los Estados Unidos explicitaron sus posiciones sobre el comienzo de las negociaciones. El Mercosur propuso que los procesos de integración subregionales se consideraran como contribuciones a la construcción del ALCA y pidió que los avances alcanzados en los mismos fueran tomados en cuenta por los grupos de trabajo. También realizó una propuesta de conformación del ALCA en tres etapas.207 En la II Reunión de Viceministros de Comercio en Recife, Brasil, en febrero de 1997, el Mercosur presentó oficialmente su propuesta para las negociaciones por el ALCA. La misma estaba articulada en tres etapas. La primera (1998-1999) sería sobre Facilitación de negocios, e incluía los siguientes aspectos: a) procedimientos aduaneros: compatibilización de nomenclatura única, documentación aduanera y certificados de origen; b) normas y obstáculos técnicos, y c) medidas sanitarias y fitosanitarias.208 La segunda etapa (2000-2002) se ocuparía de las Normas y Disciplinas, con el siguiente contenido: a) acceso: eliminación de las restricciones no arancelarias; b) inversiones: armonización de regímenes de protección y promoción; c) normas y obstáculos técnicos; d) medidas sanitarias y fitosanitarias; e) subsidios, antidumping y derechos compensatorios; procedimientos para la aplicación de medidas protectivas; eliminación de subsidios agrícolas; f) compras gubernamentales: armonización de procedimientos; transparencia; g) servicios: armonización de procedimientos para reconocimiento de títulos y matrículas profesionales; h) propiedad intelectual, e i) solución de controversias: definición de un mecanismo.209 La tercerca etapa (2003-2005) estaba destinada a determinar las modalidades de acceso a los mercados y comprendía: a) acceso: desgravación arancelaria; b) procedimientos aduaneros: reglas de origen; c) inversiones: presencia comercial, vinculado con la negociación sobre servicios; d) subsidios, antidumping y derechos compensatorios: eliminación; e) servicios: acceso; f) política de competencia: adopción de normas hemisféricas, y g) propiedad intelectual: armonización de las restantes disciplinas.210

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También presentaron sus posiciones en detalle Canadá, Estados Unidos y el CARICOM. Los Estados Unidos hicieron una propuesta de negociación genérica en tres etapas: inicio de las negociaciones en marzo de 1998; primera fase hasta 2000, y segunda fase de las tratativas hasta la entrada en vigor en 2005. Se diferenciaba de la proposición del Mercosur en que daba prioridad al acceso a los mercados y temas relacionados con las telecomunicaciones y compras gubernamentales frente a las regulaciones de las medidas sanitarias y los derechos compensatorios y antidumping. En la III Reunión de Viceministros celebrada en abril de 1997 en Río de Janeiro, la CAN definió su posición, en tanto los Estados Unidos propusieron adelantar las negociaciones a partir de la Cumbre de Santiago, que tendría lugar en 1998.211 El ministro de Economía brasileño, Pedro Malán, señaló que el problema del ALCA era complejo, involucraba una diversidad de asuntos como el propio Mercosur, y su dinámica no podía ser colocada en una camisa de fuerza de fechas delimitadas. Brasil no se oponía a avanzar en algunos aspectos hasta la fecha establecida, pero dio a entender que, si no se podía, habría que esperar. Las burocracias no podían decidir el ritmo del proceso de integración, aunque todos supieran la dirección en la que había que caminar.212 En la III Reunión de Ministros de Comercio, realizada en Belo Horizonte, Brasil, el 16 de mayo de 1997 se acordó que las negociaciones se iniciarían en la II Cumbre de las Américas, que tendría lugar en Santiago de Chile el año siguiente. Se reconoció un significativo grado de convergencia sobre principios y temas claves: a) el consenso constituía el principio fundamental en la toma de decisiones del proceso del ALCA; b) el resultado de las negociaciones del ALCA constituiría un compromiso único y comprensivo (single undertaking) que incorporaba derechos y obligaciones que se acordaran mutuamente, pudiendo el ALCA coexistir con acuerdos bilaterales y subregionales; c) el ALCA sería congruente con los acuerdos de la OMC; d) los países podrían negociar y adherir al ALCA individualmente o como miembros de un grupo de integración subregional que negociara como unidad; y e) debía acordarse especial atención a las economías más pequeñas, a fin de asegurar su plena participación en el proceso.213 Frente a la gira del presidente Clinton por Venezuela, Brasil y la Argentina, en octubre de 1997, la posición de la Cancillería argentina fue no chocar con los intereses de Clinton, pero tampoco ceder a los pasos perentorios que planteaban los norteamericanos para la creación del ALCA. Dicha Cancillería se manifestaba dispuesta a negociar esos temas una vez que el gobierno de Washington tuviera en sus manos el recurso de la fast track (vía rápida), que autorizaría al Ejecutivo a firmar acuerdos que el Congreso debía aceptar o rechazar en bloque, pero no modificar, lo que posibilitaría alcanzar acuerdos comerciales más amplios. La posición argentina era una manera de demorar el proceso, dado que el Congreso norteamericano acababa de denegarlo. En realidad, ningún diplomático argentino creía conveniente la integración americana total para el año 2005, como proponía la Casa Blanca, pero estaban seguros de que podrían ir renegociando los plazos con buenos modos.214 La visita de Clinton a la Argentina se produjo una semana antes de elecciones legislativas. Con vistas a las mismas, la oposición al gobierno de Menem se mostraba menos benevolente que éste con el ALCA, suponiendo que una integración total desde Canadá

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hasta Tierra del Fuego constituiría, en las condiciones del momento, una “insoportable preeminencia” en la economía de los intereses de las empresas norteamericanas. Consecuentemente postulaba que la Argentina debía enfocarse en la construcción del Mercosur y no soñar con más alianzas de las que podía edificar.215 En el seminario ya mencionado en la Bolsa de Comercio, en noviembre de 1997, el canciller Di Tella expresó su preocupación por el fracaso del presidente Clinton en obtener del Congreso la fast track. “La negociación por sectores no nos gusta nada”, señaló Di Tella, y se quejó por la posibilidad de que los productos primarios (cereales y aceites) quedaran excluidos del acuerdo. No obstante, indicó que Brasil tenía la misma posición que la Argentina respecto de abrir el mercado norteamericano a las exportaciones de productos agroindustriales y que los mayores avances podrían lograrse en las negociaciones multilaterales de la OMC. El interés de la Argentina radicaba en que 60% de sus exportaciones (más de 13.000 millones de dólares, según datos de 1996), aproximadamente, correspondían a manufacturas de origen agropecuario y productos primarios. Sin embargo, la demora permitía al Mercosur llegar más consolidado al momento de incorporarse al ALCA.216 La III Reunión de Viceministros de Comercio preparatoria de la cumbre del ALCA, celebrada en San José, Costa Rica, en febrero de 1998, concluyó con avances, pero sin acuerdos concretos. Se convocó a un cuarto encuentro para el mes siguiente. Los funcionarios no lograron definir ni la sede del ALCA ni el número de mesas de negociación. El Mercosur planteó la necesidad de darle una categoría especial al tema de la liberalización agrícola, creando una mesa específica para el tema, en virtud de la importancia que tenía éste para las economía de la mayoría de los países del continente. Sin embargo, la propuesta fue rechazada por los Estados Unidos, sosteniendo su representante que la agricultura no era un tema para debatir en un grupo aparte, sino dentro del acceso a mercados.217 En la IV Reunión Ministerial, que tuvo lugar en San José, Costa Rica, el 18 y 19 de marzo de 1998, se ratificó la recomendación de iniciar las negociaciones durante la II Cumbre de las Américas que se realizaría en Santiago de Chile, en abril siguiente. Se reafirmaron los principios establecidos desde Miami, y los principios y temas claves enunciados en la reunión anterior, reiterando que la negociación del ALCA tomaría en cuenta la amplia agenda social y económica con miras a contribuir a elevar los niveles de vida, a mejorar las condiciones laborales de los pueblos americanos y a proteger el medio ambiente.218 Se acordó además la estructura inicial de las negociaciones, que era flexible y podía modificarse en el proceso. Los ministros supervisarían las negociaciones, estableciendo un Comité de Negociaciones Comerciales (CNC) a nivel de viceministros, que guiaría el trabajo de los grupos de negociación y decidiría sobre la estructura general del acuerdo y los asuntos institucionales. Debía asegurar la plena participación de todos los países y particularmente que las preocupaciones de las economías más pequeñas y las relacionadas con los países con distintos niveles de desarrollo fueran tratadas al interior de cada grupo de negociación. El CNC debía reunirse como mínimo dos veces al año.219

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Quedaban establecidos nueve grupos de negociación sobre los siguientes asuntos: acceso a mercados; inversión; servicios; compras del sector público; solución de controversias; agricultura; propiedad intelectual; subsidios, antidumping y derechos compensatorios; y política de competencia. También se constituía un grupo consultivo sobre economías más pequeñas. Todos debían iniciar sus labores a más tardar el 30 de septiembre de 1998 y las reuniones se realizarían en una sede única que rotaría entre los siguientes tres países: Miami, de mayo de 1998 a febrero de 2001; Ciudad de Panamá, de marzo de 2001 a febrero de 2003, y México, de marzo de 2003 a diciembre de 2004; extendiéndose el último período hasta la conclusión de aquéllas. El trabajo de los diferentes grupos podía estar interrelacionado, como en el caso de agricultura y acceso a mercados; servicios e inversión; política de competencia y subsidios, antidumping y derechos compensatorios. El CNC debía asegurar una efectiva coordinación, y podía disolver, establecer o unir grupos. Se creaba una secretaría administrativa dependiente del CNC.220 La presidencia del proceso del ALCA rotaría entre los diferentes países al final de cada reunión ministerial. El país que la ejerciera sería sede de las reuniones ministeriales y también presidiría el CNC. Los países que tendrían la presidencia y la vicepresidencia del proceso del ALCA eran los siguientes: Canadá-Argentina, de mayo de 1998 a octubre de 1999; Argentina-Ecuador, de noviembre de 1999 a abril de 2001; Ecuador-Chile, de mayo de 2001 a octubre de 2002; y una co-presidencia entre Brasil y Estados Unidos, de noviembre de 2002 a diciembre de 2004. El último período se extendería hasta la conclusión de las negociaciones y durante el mismo habría al menos dos reuniones de ministros de Comercio. En el primer período de 18 meses, se llevarían a cabo tres reuniones del CNC, una en cada uno de los siguientes países: Argentina, Surinam y Bolivia. En el segundo período de 18 meses, Guatemala sería la sede de la primera reunión del CNC.221 En todas las reuniones desde 1995 se reiteró el compromiso de concluir las negociaciones a más tardar en 2005 y de realizar avances concretos para el final del siglo en curso. Junto con las reuniones ministeriales se desarrollaron los Foros Empresariales de las Américas. A la reunión de San José asistieron más de 500 empresarios de los 34 países. Los norteamericanos y canadienses querían un proceso rápido con acuerdos sectoriales provisionales; es decir, no deseaban esperar hasta 2005 para eliminar todas las barreras comerciales. Los dirigentes latinoamericanos, con el liderazgo de brasileños y argentinos, se oponían a un proceso rápido. La posición del Mercosur era que “nada estaba negociado hasta que todo estuviera negociado”. En las filas del Mercosur se interpretaba que, si cedían a esas presiones, difícilmente conseguirían, en contrapartida, un acceso a los mercados de América del Norte. Finalmente, los Estados Unidos aceptaron excluir de la declaración conjunta la posibilidad de firmar acuerdos interinos antes de 2005 y el tratamiento de temas medioambientales y laborales, a cambio de mantener el comercio electrónico.222 Luego de alabar las reformas económicas realizadas por los países latinoamericanos, el asesor del presidente Clinton, Thomas McLarty, sostuvo que era necesario pasar a la segunda generación de reformas. Los gobiernos debían trabajar en la necesidad de un poder judicial abierto y transparente, no sólo para fortalecer la democracia sino también las inversiones. La educación tenía que ser accesible a todos, pudiendo utilizarse los fondos del BID y del Banco Mundial para reformar el sistema. El problema del narcotráfico debía tener un enfoque multilateral. Era necesaria una estructura financiera sólida con

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coordinación de los bancos centrales. McLarty terminó su disertación afirmando que la democracia y las reformas del mercado eran las dos caras de una misma moneda. Su discurso dio la impresión de que el ALCA no era una cuestión prioritaria para el gobierno de Clinton.223 La II Cumbre de las Américas, celebrada en Santiago de Chile el 18 y 19 de abril de 1998, finalizó con la firma de la Declaración de Santiago, donde se reconocía que el fortalecimiento de la democracia, el diálogo político, la estabilidad económica, el progreso hacia la justicia social y la voluntad de lanzar un proceso de integración había hecho las relaciones más maduras. A pesar de que la región había sido puesta a prueba por presiones financieras y económicas, el curso general en las Américas había sido de crecimiento económico rápido, baja inflación, amplias oportunidades y confianza en enfrentar el mercado global. Se habían formado nuevas asociaciones y las existentes se habían fortalecido y expandido. Se reconocía el rol positivo jugado por la integración subregional y bilateral, y los acuerdos de libre comercio. Se confiaba en que el ALCA mejoraría el bienestar de la gente, incluyendo las poblaciones más relegadas. Los presidentes ordenaban a los ministros de Comercio comenzar las negociaciones por el ALCA, y ratificaban su determinación de que estuvieran concluidas no después de 2005.224 Ante sus pares del continente, el presidente Menem señaló que construir una zona de libre comercio continental era un ejercicio complejo, por la cantidad de temas que formaban la agenda y por la disparidad de actores participantes. El Mercosur había participado activamente en la fase preparatoria del proceso y lo seguiría haciendo. Pero también advirtió que estaba comprometido con una política de regionalismo abierto que tendía a relacionarse con otros países y otros bloques regionales. No era fácil conseguir una zona de libre comercio que beneficiara a todos, lo que requería de un delicado equilibrio de intereses. Por eso, se había reafirmado la necesidad de alcanzar un acuerdo único y simultáneo, compatible con todas las necesidades. Si bien se podía negociar la liberalización de los servicios, de la inversión y de la propiedad intelectual (que era lo de mayor interés para los Estados Unidos), eso no debía ir en desmedro de la discusión de temas como la agricultura, los subsidios o el acceso a los mercados. Un documento distribuido por la Cancillería argentina afirmaba que el Mercosur era el bloque regional menos dependiente del ALCA. El Mercosur estaba en una posición singular frente a ese proceso, con costos y beneficios que diferían del resto de los países participantes.225 Las exportaciones del Mercosur a los Estados Unidos, entre 1990 y 1997, habían aumentado 20%, pasando de 9.618 millones de dólares a 11.494 millones. En cambio, los envíos de los Estados Unidos al Mercosur, en esos mismos años, habían saltado de 5.624 millones de dólares a 21.145 millones de la misma moneda, lo que significaba una suba de 275%. Con dichas cifras, el Mercosur había pasado de tener un superávit con los Estados Unidos de 3.994 millones de dólares a un déficit de 9.651 millones. No obstante, el avance de los productos norteamericanos en la región estaba limitado por la competencia europea. La Unión Europea había colocado productos por 20.000 millones de dólares. El interés de los norteamericanos en el ALCA apuntaba a aumentar sus inversiones en América latina, a costa de las provenientes de Europa. A su vez, los latinoamericanos pretendían acceder al vasto mercado norteamericano.226

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Finalizada la cumbre, el secretario de Comercio de los Estados Unidos, William Daley, señaló que posiblemente la cuestión de la fast track se resolviera hacia fines de 1999, cuando todavía faltarían cinco años para el comienzo de la zona de libre comercio continental. Reconoció el desacuerdo de su gobierno con la postura gradualista latinoamericana. Sostuvo también que se buscaba promover países, no los bloques comerciales a los que éstos pertenecían. Se trataba de mantener la individualidad de los países. Por el momento, los bloques no habían desarrollado políticas proteccionistas, por lo que tenían el visto bueno norteamericano, pero advertía que se seguían de cerca los acuerdos y que no se aceptaría la violación de las normativas de la OMC.227 Como correlato de la II Cumbre de las Américas, el subcomité de Política Económica y de Comercio de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, presidido por la republicana Ileana Ros-Lethinen, realizó una audiencia con embajadores del Mercosur, del Pacto Andino y del Mercado Común de América Central. Tras las exposiciones sobre esos bloques regionales, las preguntas apuntaron hacia la relación con México y el motivo por el que creían que Clinton debía contar con la fast track. El embajador argentino, Diego Guelar, sostuvo que el Mercosur era la cuarta economía del mundo después del NAFTA, de la Unión Europea y del Japón, y que existía optimismo, ya que por primera vez no se monologaba. Sin embargo, la bajísima concurrencia de los miembros del subcomité, ya que asistieron, en forma alternativa, no más de tres de sus 17 integrantes, quedando Ros-Lethinen sola al final, demostró el poco interés por América latina existente entre los legisladores norteamericanos. En su discurso de apertura, Ros-Lethinen sostuvo que acuerdos como el NAFTA eran, en el fondo, poco propicios, ya que tendían a la pérdida de puestos de trabajo y de inversiones en los Estados Unidos. Esto había llevado a muchos legisladores a no otorgar la fast track. En contra de la medida habían jugado un papel preponderante los sindicatos del Medio Oeste y el jefe de la bancada de representantes demócratas, Dick Gephardt, precandidato a presidente para las elecciones de 2000.228 Bouzas destaca que, si bien los miembros del Mercosur participaron de la decisión de establecer el ALCA, el empeño en llevar adelante el compromiso no fue parejo. Brasil no demostró entusiasmo debido a que, por su estructura económica diversificada, los costos de transición hacia una liberalización comercial frente a los Estados Unidos serían considerables y el gobierno, además, no estaba decidido a aceptar compromisos que sobrepasaran los ya otorgados en el ámbito de la OMC. En el caso de Paraguay y Uruguay, las exigencias de la integración subregional ya resultaban altamente demandantes como para ocuparse de una integración hemisférica. La Argentina inicialmente se mostró más activa, considerando que los costos de transición serían menores y las propias negociaciones intrarregionales del Mercosur recibirían un efecto positivo.229 La I Reunión del CNC del ALCA, integrado por los 34 viceministros de Comercio del continente, tuvo lugar en Buenos Aires, entre 16 y 19 de junio de 1998. Luego de dejar inaugurada la primera sesión, el canciller Di Tella afirmó que “si nosotros no tenemos la fast track a finales de este año o comienzos del año que viene, este proceso se va a estancar”. Di Tella ratificaba lo dicho por su par brasileño Lampreia, quien había sostenido que no podía haber negociaciones serias y profundas sin la fast track. “Si nosotros liberamos el comercio y no logramos nada a cambio, no valdrá la pena negociar el ALCA”, había expresado el canciller brasileño. Las declaraciones de Lampreia y Di Tella

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significaban un pedido de mayor compromiso político de parte de los Estados Unidos. De todos modos, la Cancillería argentina sabía que era muy improbable que Clinton consiguiera la fast track para el año siguiente, dato que había sido confirmado por el embajador Guelar.230 La canadiense Katrhyn Mc Callion dijo que su país mantenía la posición en favor de aplicar sin demoras los acuerdos parciales que fueran surgiendo de las negociaciones “en la medida que sea posible”. Su posición era similar a la que había defendido Charlene Barshefsky, la representante comercial de los Estados Unidos, en febrero anterior en Costa Rica. Como resultado de la reunión se organizaron los nueve grupos de negociación, más otros dos grupo ad hoc: el comercio electrónico y el que se refería a la participación de la sociedad civil en toda la negociación del ALCA. Los funcionarios de cada grupo se reunirían en Miami antes del 30 de septiembre. Los viceministros volverían a reunirse en la segunda semana de diciembre en Surinam, Guayana. Los ministros de Comercio se reunirían en octubre en Canadá.231 En el marco de la I Reunión del CNC del ALCA, fue firmado en Buenos Aires, el 16 de junio de 1998, por representantes de los Estados partes del Mercosur y del gobierno de Canadá un Acta de Entendimiento en materia de comercio e inversiones. En ella se proponía promover las relaciones económicas, fortalecer su cooperación con vistas a la liberalización del comercio, facilitar la participación del sector privado, comprender las respectivas posiciones en las negociaciones del ALCA, y promover mayor coordinación en la OMC y en el grupo de Cairns. Para llevar adelante estos objetivos se creaba el Grupo Consultivo de Cooperación y el Consejo Asesor, el último integrado por empresarios y que trabajaría en áreas de interés para el sector privado. Formaba también parte de este documento un Plan de Acción con los temas de interés prioritario para ambas partes respecto de la expansión del comercio, el fortalecimiento de la cooperación económica, y la promoción de inversiones. En los considerandos se reafirmaba la resolución de ambas partes de concluir la negociación del ALCA a más tardar en 2005.232 Luego de finalizada la Cumbre del Mercosur de Río de Janeiro, en diciembre de 1998, el secretario Campbell explicó que se había acordado formar un grupo técnico entre los cuatro países para encarar las futuras negociaciones importantes (el ALCA, la UE y la OMC). Se buscaría financiamiento del BID para diseñar una estrategia de negociación y medir sus efectos porque era necesaria una matriz técnica muy grande. El objetivo era que hubiera una propuesta única del Mercosur frente al relacionamiento externo que se avecinaba.233 En la declaración de la V Reunión Ministerial, que tuvo lugar en Toronto, el 4 de noviembre de 1999, se mencionaba que el CNC había establecido la base institucional inicial necesaria para dar comienzo a las negociaciones efectivas. Se había avanzado en la puesta en práctica de programas de trabajo para los nueve grupos de negociación, el grupo consultivo sobre economías más pequeñas y los otros comités. También se lo había hecho en la elaboración de reglas y procedimientos para conducir las negociaciones. A la luz de esos progresos, se instruía a los grupos de negociación a elaborar un texto comprensivo que recogiera los textos sobre los que se hubiera podido alcanzar consenso, consignando aquéllos respecto de los cuales no se lo hubiera logrado. El CNC debía compilar los textos proporcionados por los grupos de negociación y preparar un informe para ser considerado

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en la reunión ministerial de abril de 2001. Además, se instruía al CNC a que comenzara las discusiones sobre la estructura general de un acuerdo del ALCA.234 Se acordaron asimismo un número de medidas de facilitación de negocios, concentrando el trabajo inicial en las áreas de procedimientos aduaneros y una mayor transparencia, como respuesta a las prioridades identificadas por las comunidades empresariales. En el área de aduanas, se pondrían en práctica a partir del 1º de enero de 2000 ocho medidas específicas, que apuntaban a reducir el costo de las transacciones y la creación de un ambiente de negocios más consistente y predecible. Las medidas de transparencia harían más accesibles los procedimientos y regulaciones al público.235 Se reafirmaba el compromiso con el sistema comercial bajo la OMC, y se apoyaba el comienzo de nuevas negociaciones multilaterales en la III Conferencia Ministerial de la OMC en Seattle, en diciembre. Si bien se reconocía que los procesos del ALCA y de la OMC estaban vinculados, se insistía en que las negociaciones del ALCA tenían una meta diferente, que era la creación de un área de libre comercio de una manera que fuera consistente con las disposiciones de la OMC. Por lo tanto, se reiteraba la intención de continuar con intensidad las negociaciones del ALCA de conformidad con el cronograma establecido. Respecto de las futuras negociaciones multilaterales sobre agricultura de la OMC, se acordó trabajar con el objetivo de lograr la eliminación de los subsidios a las exportaciones de productos agrícolas y la prohibición de reintroducirlos bajo cualquier forma. También se convino trabajar para obtener el pronto cumplimiento de todos los compromisos asumidos bajo el acuerdo de agricultura de la Ronda Uruguay.236 En el comunicado conjunto de la XVII Cumbre de Presidentes del Mercosur, reunida en Montevideo el 8 de diciembre de 1999, se expresó satisfacción por los logros alcanzados en la reunión de Toronto, destacando en particular la coincidencia de todos los países participantes en la eliminación de los subsidios a la exportación de productos agropecuarios. Tanto en este comunicado como en el firmado con Bolivia y Chile, se señalaba la preocupación por la ausencia de resultados concretos en la reunión de la OMC celebrada en Seattle, donde no había sido posible llegar a un acuerdo para el lanzamiento de una nueva ronda negociadora comprensiva y que permitiera equiparar el tratamiento de los productos agrícolas al de los industriales. Sin perjuicio de ello, se destacaba la coordinación lograda en esa materia por los Estados partes del Mercosur, Bolivia y Chile, lo cual había permitido potenciar la defensa de los intereses de la región y reafirmar el compromiso de proseguir los trabajos tendientes a la liberalización del sistema multilateral de comercio.237 En 1999 Bouzas señalaba que desde el punto de vista del Mercosur los temas más relevantes en torno al ALCA serían: el alcance, su implementación, la distribución de los costos y beneficios, y los efectos macroeconómicos. El alcance del ALCA sería controversial en virtud del interés norteamericano en lograr compromisos en algunos temas más allá de lo acordado en la OMC (comercio de servicios, derechos de propiedad intelectual, tratamiento de la inversión extranjera directa, compras gubernamentales y estándares laborales y ambientales), muchos de los cuales eran sensibles para el Mercosur. La implementación se refería a la decisión de hacerlo en un acto simultáneo o si podrían aceptarse acuerdos interinos. Dada la disparidad de las economías del hemisferio, la distribución de los costos y beneficios devendría una cuestión esencial que iría más allá del

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trato especial para las economías pequeñas. Por último, si bien los países habían avanzado en la estabilización macroeconómica, todavía se advertían dudas sobre si la misma resultaría sustentable.238 Bouzas considera que el lento progreso de las negociaciones por el ALCA colaboró en preservar el Mercosur. En virtud de la fragmentación y el unilateralismo que prevalecieron a partir de 1998, los “incentivos defensivos” para negociar conjuntamente el ALCA y con la UE contribuyeron a limitar las tendencias centrífugas”.239 A su vez, Riordan Roett señala que en menos de cuatro años, el debate sobre la integración económica en las Américas cambió: se pasó del impulso dado en la Cumbre de Miami en 1994 a la falta de interés y entusiasmo en la Cumbre de Santiago en 1998. El proceso de maduración del Mercosur había ratificado la resolución de sus miembros, y en particular de Brasil, de conservar tanta autonomía como fuera posible para continuar consolidando el mercado común antes de entrar en negociaciones más amplias para un ALCA. Al no aprobarse la fast track, la región no tendría un papel relevante en el resto del gobierno de Clinton. Esto dejaría al Mercosur espacio de maniobra para influir sobre el proceso de negociación en el futuro, buscar una relación más profunda con la UE y decidir sobre el equilibrio apropiado entre ampliación y profundización.240 Roett sostiene que, si bien los Estados Unidos encontraban dificultades para tomar seriamente aquellas iniciativas regionales que no respondieran directamente a los intereses políticos norteamericanos, para 1998 esa sensación había desaparecido. El Mercosur había pasado a ser percibido no tanto como una alternativa al ALCA, sino como una entidad relevante y autónoma que en algún momento estaría en condiciones de proporcionar una respuesta política apropiada frente al proceso del ALCA. Con todo, preveía que los Estados Unidos continuarían creyendo que su idea inicial del ALCA debía dominar –y que dominaría- los acuerdos comerciales en el hemisferio. 241 Roett apunta que el éxito del NAFTA constituía la base para la expansión del principio del libre comercio al resto del hemisferio. Ese fue el objetivo en la Cumbre de Miami y el fundamento de la política norteamericana en el hemisferio. Sin embargo, la crisis del peso mexicano en diciembre de 1994 puso al gobierno norteamericano a la defensiva. El escepticismo de los círculos políticos y sindicales norteamericanos respecto de la recuperación de México y la falta de autoridad para negociar bajo el mecanismo de la vía rápida produjeron la parálisis de las negociaciones comerciales entre los Estados Unidos y el resto del hemisferio.242 A su vez, la percepción de Helio Jaguaribe era que a fines del siglo XX la Argentina había tenido que elegir entre el ALCA o el Mercosur. La opción por el Mercosur había sido formalmente adoptada y tenía el apoyo de la mayoría de la opinión pública. No obstante, las dificultades aparecidas en el comercio con Brasil habían provisto motivos para cuestionarla. A ello, se sumaba el hecho de que algunos sectores de la opinión pública percibían al Mercosur como un sistema bajo la supremacía de Brasil, ante lo cual pensaban que era mejor opción para la Argentina someterse al liderazgo de la mayor potencia del mundo que a una secundaria como Brasil. Jaguaribe consideraba que el temor a un liderazgo brasileño en el bloque regional era infundado por dos motivos. En primer lugar, en un mundo sometido a la supremacía de los Estados Unidos -y menos en el hemisferio-, Brasil no tenía posibilidad de ejercer un liderazgo coercitivo. El único liderazgo que se le

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permitía era el de carácter “propositivo”, definido por la conveniencia de lo que propusiera a los demás miembros del grupo. Dicha forma de liderazgo era abierto y podía ser ejercido por cualquier miembro del grupo.243 Para países como la Argentina y Brasil, en opinión de Jaguaribe, el ALCA representaría “un catastrófico retroceso a la condición que esos países ostentaban hasta 1930, de productores de materias primas y artículos agropecuarios no elaborados e importadores de bienes y servicios con mayor tenor tecnológico”. La Argentina y Brasil no tenían otra alternativa histórica que no fuera consolidar y expandir el Mercosur y tratar de establecer, a través de un acuerdo con el Pacto Andino, un Sistema Sudamericano de Cooperación Económica y Política. Además, aquellos países tenían plazos muy cortos para preservar el margen de autonomía nacional que necesitaban para promover su desarrollo, teniendo en cuenta la constitución del ALCA en 2005. Consecuentemente, de no alcanzar dicha situación, al menos el Mercosur debía declarar formalmente inaceptable el ALCA.244 Acuerdos con la Unión Europea El 29 de mayo de 1992 se firmó un Acuerdo de cooperación interinstitucional entre el Mercosur y las Comunidades Europeas, que establecía la cooperación entre el GMC y la Comisión de las Comunidades Europeas en los ámbitos de intercambio de información, formación de personal, asistencia técnica y apoyo institucional. La asistencia técnica para el Mercosur consistía en la transferencia de conocimientos y experiencia acerca de las políticas y medidas necesarias para alcanzar los objetivos de la integración regional. El apoyo institucional apuntaba a reforzar la capacidad y la eficacia de las instituciones del Mercosur por los medios apropiados, incluida la asignación de personal europeo especializado. Se creaba además un Comité Consultivo conjunto con el fin de impulsar el diálogo y asegurar el seguimiento de las actividades de cooperación emprendidas sobre la base del acuerdo.245 En la VII Cumbre del Mercosur, celebrada en diciembre de 1994, los presidentes mostraron su beneplácito por la decisión de comenzar a negociar un acuerdo interregional con la UE, manifestando la expectativa por la revisión del Sistema General de Preferencia de la UE, en el sentido de que éste no tuviera un impacto adverso en las condiciones de acceso a aquel mercado de las exportaciones de los países del Mercosur.246 Poco después, la Declaración Conjunta Solemne entre ambos bloques firmada en Bruselas el 22 de diciembre de 1994, establecía las bases de la estrategia para alcanzar una asociación interregional de carácter político y económico. En la VIII Cumbre del Mercosur (agosto de 1995), se anunciaba que los próximos encuentros entre el Mercosur y la UE serían convocados en virtud de la mencionada declaración, y se comunicaba la decisión del CMC que contenía las instrucciones para la negociación de un acuerdo marco interregional en ese año.247 El Acuerdo Marco Interregional de Cooperación entre el Mercosur y la Unión Europea fue firmado en Madrid el 15 de diciembre de 1995, siendo su objetivo el fortalecimiento de las relaciones existentes entre las partes, y la preparación de las condiciones para la creación de una asociación interregional. El acuerdo abarcaba la cooperación en los ámbitos comercial, económico y de integración, así como en otros campos de interés mutuo. Preveía una

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transición hacia la liberalización progresiva y recíproca de los intercambios comerciales entre ambas regiones. Partiendo de una diversificación de las relaciones comerciales, apuntaba a la constitución de una zona de libre comercio, de acuerdo con la OMC. Con respecto a la cooperación económica el objetivo era promoverla de manera que contribuyera a expandir las economías, fortalecer su competitividad internacional, fomentar el desarrollo tecnológico y científico, mejorar sus respectivos niveles de vida, favorecer condiciones de creación de empleo y, en definitiva, facilitar la diversificación y el estrechamiento de sus vínculos económicos. Los ámbitos de cooperación serían empresas, inversiones, energía, transporte, ciencia y tecnología, telecomunicaciones e información, y protección del medio ambiente. Aparte se mencionaban educación, cultura y lucha contra el narcotráfico. Otros títulos señalaban el fortalecimiento de la integración y la cooperación interinstitucional, que se desarrollaría sobre la base más amplia posible. Una cláusula evolutiva indicaba que las partes podrían ampliar el acuerdo mediante el consentimiento mutuo para aumentar los niveles de cooperación y complementarlos. Un documento anexo al acuerdo establecía un diálogo político regular entre las partes. Para supervisar su marcha, el acuerdo instituyó un Consejo de Cooperación que se reúne a nivel ministerial y con carácter periódico. El Consejo debe examinar los problemas que se planteen, así como todas las cuestiones bilaterales o internacionales de interés común con vistas a cumplir los objetivos del acuerdo. Los integrantes son miembros del Consejo de la Unión Europea y la Comisión Europea y miembros del Consejo del Mercado Común y del Grupo Mercado Común. Este consejo está a su vez asistido en sus funciones por una Comisión Mixta de Cooperación que se reúne alternadamente en Bruselas y en uno de los Estados Partes del Mercosur una vez al año. A pesar de la apertura de un espacio de negociación, existían muchos obstáculos por superar. Ciertos temas sensibles -como el agrícola, algunos aspectos industriales, el sector textil y ámbitos de la metalmecánica- serían complicados de resolver. Lo mismo ocurriría con la Política Agraria Común y el Sistema Generalizado de Preferencias de la UE. En el Mercosur podían influir las negociaciones con otros bloques regionales y, en ambos lados, incidiría la vinculación con los Estados Unidos. La diferente estructura institucional de las dos agrupaciones –con instituciones comunitarias y supranacionales, una, y sólo intergubernamentales, la otra- era otro punto que debía ser considerado.248 El acuerdo fue visto por algunos analistas como un golpe político a los Estados Unidos, profundizado por el anuncio de un compromiso económico y comercial con Cuba.249 La Nación señalaba en marzo de 1996 que dentro del gobierno parecían existir dos tendencias: una, denominada pragmática, que defendía la posición de que el Mercosur era un acuerdo económico y comercial, y otra, que contaría con el aval del presidente Menem, que postulaba que el Mercosur era más que eso, e incluía también aspectos sociales, jurídicos y políticos. Menem había participado activamente en el acuerdo del Mercosur con la UE, lo que demostraba su intención de liderar el bloque, pero era probable que encontrara en el presidente Cardoso un aspirante a competir por ese espacio. Cardoso no había asistido a la firma del acuerdo en Madrid, rubricándolo recién quince días después. Quienes interpretaban los gestos diplomáticos aseguraban que ni en la presencia activa de Menem ni en los pasos de Cardoso se podía hablar de casualidades o únicamente de

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compromisos ya contraídos. Tampoco era fortuito que Menem hubiera elegido dos ámbitos económicos para hablar expresamente del Mercosur, como había ocurrido en la reunión en Davos y sucedería en la inminente del BID en Buenos Aires.250 En junio de 1996 en Bruselas, con motivo de la primera reunión de la Comisión Mixta, el presidente Menem, que en ese momento ocupaba la presidencia pro tempore del Mercosur, señaló el interés de su gobierno en alcanzar una zona de libre comercio entre ambos bloques. En la X Cumbre del Mercosur, celebrada en San Luis, Argentina, en ese mismo mes, el comunicado conjunto destacaba el éxito de dicha primera reunión. Luego de una serie de reuniones en Punta del Este en noviembre de 1997, se aprobó en Bruselas, en abril de 1998, un documento conjunto que daba paso a otra etapa, en que se harían los análisis sectoriales y se identificarían los productos sensibles. En la XIV Cumbre del Mercosur, celebrada en Ushuaia, Argentina, en julio de 1998, los presidentes aclararon su posición, reiterando la necesidad de que las negociaciones para el establecimiento de una zona de libre comercio interregional fueran comprensivas y no excluyeran ningún sector de interés esencial para las economías de los Estados partes, lo que aludía principalmente al sector agrícola.251 Durante el acto inaugural del Foro Empresarial Mercosur-UE realizado en Río de Janeiro, el 21 de febrero de 1999, el chairman, Jürgen Strube, aseguró que los flujos de capitales seguirían llegando al Mercosur, y se refirió a la “hermandad” entre ambos bloques. Sin embargo, la respuesta de los sudamericanos fue firme. Respecto de la negociación entre los bloques, Di Tella dijo que “no puede quedar afuera el tema agropecuario (…) Nos da lástima que Europa gaste tanta plata en algo inútil. Dar un subsidio por mucho tiempo y por mucha plata es un gran error”. A su vez, el presidente Cardoso habló del europeo como el “mayor aparato de proteccionismo y subsidios de que se tenga noticia, para preservar los intereses de un solo sector”. Sostuvo que “ninguna área de interés esencial para las partes debe ser excluida a priori. El sector agrícola, industrial y de servicios deben estar en la agenda”.252 En la entrevista que Menem y Cardoso mantuvieron en la Quinta de Olivos el 7 de junio de 1999, los mandatarios continuaron la presión para incluir el tema de la agricultura en la cumbre Mercosur-UE que tendría lugar en Río de Janeiro, a fin de ese mes, en el marco de la I Cumbre de América Latina y el Caribe con la UE. Menem afirmó que dicha reunión fracasaría si Bruselas no estaba dispuesta a discutir su política de subsidios a la agricultura. “Este mes vamos a sostener un encuentro en Río de Janeiro, pero es (...) prioritario entre los temas que vamos a tratar el de los subsidios en el campo de la agricultura", dijo Menem. “Si no tenemos éxito en esta propuesta, que vamos a compartir a fondo con Brasil y los otros países del Mercosur, creo que la reunión va a ser muy linda, muy bonita, pero los resultados no creo que vayan a ser muy positivos”, agregó. Cardoso, por su parte, afirmó que Europa no podía perderse la oportunidad de jugar un papel a nivel mundial, por priorizar cuestiones corporativas, como la protección a los agricultores y ganaderos subsidiados. El presidente argentino manifestó, en coincidencia, que no era posible que desde la UE “nos perjudiquen con subsidios y nos desplacen de los mercados”. Sin embargo, Cardoso aclaró que no se trataba de un hecho sino de un proceso negociador, y que correspondía “mantener la cuestión unificada y en cada foro presentar nuestros

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argumentos, y luchar para que tengamos acceso a los mercados que nos interesan, que en el caso de Europa son fundamentalmente los agrícolas”.253 En la XVI Cumbre de Presidentes del Mercosur, celebrada en Asunción el 15 de junio de 1999, los mandatarios destacaron la importancia de mantener en el Mercosur una posición cohesionada en materia de relacionamiento externo, para una efectiva inserción del Mercosur en el contexto regional e internacional. Se esperaba que la próxima cumbre Mercosur-UE fuera una oportunidad propicia para acordar el inicio del proceso de negociación hacia una asociación económica interregional de carácter político y económico, conforme a lo previsto en el Acuerdo Marco de 1995. Se recordaba que la agricultura constituía una parte esencial de las economías y del comercio internacional de los países del Mercosur, y por lo tanto las negociaciones deberían comprender la liberalización recíproca de todo el comercio, sin exclusión alguna a priori de sectores o productos, y en forma consistente con la OMC.254 En la Declaración sobre relaciones con la Unión Europea, suscripta por los presidentes del Mercosur, Bolivia y Chile, se agregaba que sería necesario acordar sobre el inicio formal de las negociaciones que éstas debían abarcar todos los sectores, respetando el principio del single undertaking, y tener en cuenta los progresos de las próximas negociaciones multilaterales de la OMC, así como las demás negociaciones comerciales entre el Mercosur, Bolivia, Chile y la Unión Europea con terceras partes. Se consideraba que dichas negociaciones debían iniciarse a la brevedad y estar concluidas antes del año 2005.255 Durante la I Cumbre de América Latina y el Caribe con la UE, realizada en Río de Janeiro, el 28 de junio de 1999 tuvo lugar la Cumbre del Mercosur y Chile con la UE. Menem destacó al Mercosur como un paradigma de regionalismo abierto y asignó prioridad a las próximas negociaciones multilaterales. Calificó la relación del Mercosur con la UE como una asociación estratégica, pero sostuvo la existencia de un desacuerdo que ponía en riesgo el equilibrio geopolítico y los intereses comerciales de ambas regiones: la política comunitaria en materia agrícola. Finalmente, los presidentes del Mercosur, Chile y la UE firmaron el Comunicado Conjunto de Río de Janeiro, donde se comprometían a lanzar las negociaciones para la liberalización bilateral, progresiva y recíproca del comercio, sin excluir ningún sector y de conformidad con las normas de la OMC.256 El 1º de julio de 1999 se produjo la plena entrada en vigor del Acuerdo Marco de 1995. El 17 de septiembre de 1999, el Consejo de la UE aprobó el mandato relativo a las directrices de negociación para la celebración de un Acuerdo de Asociación Interregional entre la UE y el Mercosur sobre la base del Acuerdo Marco. También se decidió reunir el Consejo de Cooperación previsto, a fin de definir la estructura, metodología y calendario de las negociaciones. El Consejo, a nivel de cancilleres de ambos bloques, se celebró por primera vez en Bruselas el 24 de noviembre de 1999. En los dos comunicados conjuntos (el de los presidentes del Mercosur y el de éstos más los presidentes de Bolivia y Chile) suscriptos en la XVII Cumbre de Presidentes, reunida en Montevideo en diciembre de 1999, se reiteraba la decisión de que las negociaciones en curso entre ambos bloques debían reflejar adecuadamente los intereses de los Estados partes del Mercosur en materia agrícola.257 Las negociaciones formales comenzaron en abril de 2000 en Buenos Aires.

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Para ese entonces la UE se había convertido en el principal socio comercial e inversor extrarregional del Mercosur. Las exportaciones de la UE al Mercosur habían pasado de 6.185 millones de dólares en 1990 a 22.982 millones de dólares en 1999, luego de haber alcanzado un pico de 26.500 millones en 1998. A su vez, las exportaciones del Mercosur a la UE pasaron de 14.450 millones de dólares a 19.170 millones de dólares en el mismo lapso.258 La participación de la UE en el comercio total del Mercosur era de 26% en 1999. El Mercosur era el principal destino de los flujos de la IED europea hacia América latina, obteniendo más de 51% en 1995. El hecho de que el Mercosur se hubiera transformado en el más dinámico mercado latinoamericano para los flujos europeos de bienes, servicios e inversión extranjera directa abría perspectivas alentadoras para ambos bloques. No obstante, la futura asociación dependía de que se lograra un cierto equilibrio en los flujos comerciales a favor del Mercosur, pues las ventas europeas al bloque no habían sido compensadas por las exportaciones del mismo a la UE. Para la UE, en orden de prioridad, el Mercosur estaba situado detrás de los países del Centro y Este de Europa y del Mediterráneo.259 Como señala Ginesta, es evidente que hasta que la UE no deje de lado o disminuya sustancialmente su política de subsidios agrícolas no podrá producirse una verdadera integración, pues sin aumentar la competitividad de los productos agrícolas del Mercosur en los mercados europeos no podrá reducirse el margen comercial favorable a aquélla.260 Giacalone sostiene que la estrategia de acercamiento que se inició con la firma en 1995 del Acuerdo Marco respondía a la necesidad de asegurar el mantenimiento y desarrollo de relaciones entre los dos bloques ante la conformación de un ALCA, tomando en cuenta que la UE representaba el mayor mercado para las exportaciones del Mercosur y proveía buena parte de sus inversiones. (Pág. 157). En su opinión, los mayores obstáculos para lograr una asociación exitosa eran: a) el interés predominante de la UE en los países de Asia, Caribe, y Pacífico, y en la inclusión de los países de Europa central y oriental; b) la capacidad de adaptación del Mercosur a la elaboración de productos con mayor valor agregado, y c) los conflictos sectoriales en el área agrícola.261 A fines de los noventa, Grabendorff sostenía que la UE deseaba ser un actor mundial – no sólo en plano económico-, y parecía dispuesta a utilizar su poderío económico y su avanzado proceso de integración como los principales instrumentos para promover el reconocimiento de su nuevo rol. En tal sentido, el interés de la UE por promover una asociación con el Mercosur apuntaba a demostrar su capacidad de aliarse con el que parecía, después de la crisis del sudeste de Asia, el mercado emergente más importante. Además, con la expansión del NAFTA o la conclusión del ALCA los flujos de comercio con la UE sufrirían consecuencias importantes, por eso los europeos también tenía interés en conservar y promover su presencia económica en América. El interés principal del Mercosur en las negociaciones era identificar los sectores en los que podía mejorar el desenvolvimiento de las exportaciones hacia la UE. Los países de Mercosur deseaban alcanzar no sólo una relación comercial más equilibrada, sino también una asociación política más igualitaria.262 Grabendorff preveía que le sería difícil al Mercosur llevar a cabo negociaciones paralelas con vistas a un acuerdo de libre comercio con la UE y el ALCA, principalmente por el

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hecho de que los Estados Unidos no aceptarían quedar marginados de un mercado como el sudamericano. Por otro lado, en virtud de la competencia entre la UE y los Estados Unidos para impulsar sus vínculos con el Mercosur, éste último podía ganar en prominencia internacional. Con todo, ambas regiones ganarían en capacidad de negociación en el sistema internacional, pero el Mercosur lo haría de manera particular.263 Pero las negociaciones entre el Mercosur y la UE no prosperaron. En 2005 Massimo D’Alema, diputado en el Parlamento europeo y ex primer ministro de Italia, advertía que era preocupante el resultado de la última ronda de negociaciones. El acuerdo de una asociación birregional no había logrado todavía contar con la voluntad política necesaria de los bloques y sus Estados para consolidar un espacio de vinculación estratégica integral, que diera prioridad a las históricas relaciones culturales, sociales y políticas entre ambos continentes, y que facilitara la generación de bienestar y recursos para atender las necesidades de los sectores sociales en situación de pobreza. No obstante, no existían razones de fondo para el pesimismo. En su opinión, la política agrícola comunitaria debía ser reformada. El proteccionismo comercial europeo sobre los productos agrícolas era el pasado, no el futuro. Así como había una verdadera apertura hacia la inversión extranjera y el mercado de los servicios, era indispensable la inserción en la economía internacional de los países del Mercosur.264 Problemas entre la Argentina y Brasil La venta de trigo subsidiado a Brasil por los Estados Unidos El 10 de mayo de 1991 la oferta norteamericana de vender 700.000 toneladas de trigo a Brasil a precios subsidiados provocó malestar en el gobierno argentino y fuerte repercusión en el mercado local. El subsecretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Marcelo Regúnaga, afirmó que una eventual aceptación de la oferta norteamericana por parte del Brasil significaría “una piedra en el camino de la integración entre ese país y la Argentina”. La Argentina y Brasil habían suscripto a comienzos de ese año un memorándum de entendimiento por el cual Brasil se comprometía a no adquirir productos agrícolas a países que subsidiaran sus exportaciones. Ese documento vinculaba directamente a los gobiernos, pero alcanzaba también al sector privado brasileño, que no podía efectuar importaciones a precios subsidiados sin consentimiento de sus autoridades.265 El gobierno argentino transmitió su malestar al embajador norteamericano, Terence Todman, a quien el canciller Guido Di Tella citó a su despacho. El embajador expresó que el ofrecimiento estaba al margen de los cupos que la Argentina tenía asegurados por convenios bilaterales con Brasil, por lo que relativizó el perjuicio.266 La fuerte reacción desatada en Buenos Aires pareció provocar sorpresa en medios oficiales de Washington, no obstante los antecedentes de otras similares producidas en 1987 y 1990, cuando los Estados Unidos habían ofrecido las mismas condiciones a Brasil, bajo el programa de incremento de exportaciones.267 El ministro de Economía, Domingo Cavallo, anunció que se realizaría una reunión tripartita entre los Estados Unidos, Brasil y la Argentina, para analizar las consecuencias que tendría

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la operación.268 A su vez, la Cancillería brasileña sostuvo que la Argentina aún podía negociar la venta de otros dos millones de toneladas de trigo al mercado brasileño, “dentro del espíritu conciliador y de integración que reina en las relaciones entre ambos gobiernos”.269 Por otra parte, el ministro de Agricultura de Uruguay, Alvaro Ramos, dijo que su país protestaría ante los Estados Unidos y Brasil si se concretaba la venta. Ramos consideró que la venta de trigo subsidiada actuaba contra los “legítimos intereses uruguayos”, tratándose de una competencia desleal.270 A fines de junio una misión brasileña comenzó conversaciones con autoridades argentinas para la compra de 500.000 toneladas de trigo, pero no se arribó a ningún acuerdo. El vicepresidente de la Junta Nacional de Granos, Aníbal Jozami, explicó que la imposibilidad de acordar se debió a que los brasileños se manejaban con expectativas de precio para el trigo argentino más bajas que las del momento, debido a las recientes ventas de cereal subsidiado norteamericano. Pocos días después, el gobierno brasileño anunciaba que comenzaría a negociar con Hungría la compra de por lo menos 500.000 toneladas de trigo, y también estudiaría la posibilidad de importar de Canadá, Francia y los Estados Unidos. Brasil incluso consideraría importar trigo subsidiado a pesar del acuerdo con la Argentina de no hacerlo. La decisión final dependería de las condiciones que ofrecieran los distintos mercados.271 No obstante, el 8 de julio el subsecretario de Agricultura argentino, Regúnaga, que participaba en Manaos de una reunión del grupo Cairns, anunciaba que el gobierno brasileño comenzaría a aplicar una tasa compensatoria a los productos agrícolas importados a precios subsidiados. El presidente Collor de Mello daría a conocer la firma del decreto correspondiente. A pesar de expresar sus dudas respecto de si las compensaciones se aplicarían sobre las ventas ya concretadas por los Estados Unidos a molinos privados brasileños, Regúnaga calificó la decisión del gobierno vecino como “importante” para el futuro del Mercosur. Puso énfasis en señalar que la medida adoptada por el país vecino representaba una victoria para la posición sustentada por la Argentina, y reconoció lo llevado a cabo por su par brasileño, Antonio Cabrera, en su lucha contra los subsidios.272 Sin embargo, la decisión favorable a la Argentina parece haber respondido más a la necesidad de Brasil de alinearse con el grupo Cairns o a razones de política agraria brasileña que a la presión argentina. En efecto, al lanzar un plan gubernamental orientado a fortalecer su alicaída producción interna de alimentos, el 10 de julio el presidente Collor de Mello anunció las sobrecargas tributarias a las importaciones agrícolas probadamente subsidiadas en defensa de los productores brasileños. La decisión brasileña fue divulgada 24 horas después de una severa condena al proteccionismo agrícola en el Primer Mundo, lanzada por el Grupo Cairns, reunido en Manaos. Las fuentes consultadas por la prensa dijeron que cualquier importación vinculada con la oferta realizada por los Estados Unidos sería gravada en Brasil con las respectivas sobretasas compensatorias.273

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El régimen automotor En la IX Cumbre del Mercosur, celebrada en diciembre de 1995, la Argentina y Brasil hicieron un pacto de caballeros para no darse más sorpresas por la cuestión automotriz. Un borrador –a definirse en Buenos Aires el 18 de ese mes- contenía lo ya acordado respecto del régimen de transición que regiría al sector automotor entre el 1° de enero siguiente y el año 2000, más las diferencias que aún quedaban entre los dos países. Las terminales argentinas podrían exportar 80.000 autos a Brasil sin pagar arancel y sin tener que compensarlos con importaciones. Esto indicaba que Brasil reconocería el déficit que la Argentina había acumulado por importar de más entre 1991 y 1994.274 En enero de 1996 se anunció que la Argentina y Brasil habían acordado un régimen automotor de transición hasta el fin de siglo que regulaba el comercio bilateral de automóviles. El ministro Cavallo sostuvo que el nuevo régimen se ponía en marcha con un año de anticipación a lo que se había pactado y que desde 1999 en adelante regirían las reglas del comercio libre también en ese rubro, por lo que el panorama para todas las empresas automotrices autopartistas y proveedoras estaba clarificado. La buena perspectiva de demanda de automóviles en Brasil para 1996 y una prevista recuperación de la misma en la Argentina, en relación con los niveles relativamente bajos de 1995, llevaban al ministro a expresar que se estaba en una senda de expansión que iba a permitir que la actividad automotriz y las actividades conexas contribuyeran al aumento del ingreso nacional, las exportaciones y el empleo.275 En la primera visita de Estado del presidente Cardoso a la Argentina, en abril de 1996, las conversaciones sobre el régimen automotor continuaban en curso. El secretario de Industria argentino, Carlos Magariños, afirmó que ya existía un acuerdo en cuanto a la fijación de una franja de libre comercio que alcanzaría las 200.000 unidades.276 No obstante, en la XI Cumbre del Mercosur, celebrada en diciembre de 1996, el debate por la cuestión automotriz quedó pendiente, a pesar de que el canciller Di Tella había anunciado que el tema sería tratado por los presidentes Menem y Cardoso. Brasil estudiaba poner en vigencia una medida de reducción arancelaria para atraer la radicación de empresas de montaje y autopartistas coreanas en el nordeste brasileno. Antes de regresar, el presidente Menem declaró que si se confirmaba que Brasil aplicaba incentivos fiscales en el norte, nordeste y centro-oeste para la radicación de empresas productoras de automóviles o autopartistas, las compañías argentinas debían ser compensadas.277 En marzo de 1997, el ministro de Economía brasileño, Pedro Malán, se dirigió a Buenos Aires con el propósito de calmar los ánimos como consecuencia de la política de incentivos fiscales para el sector automotor y de trabas a las importaciones instrumentada por su gobierno.278 Un editorial de La Nación sostenía que la manera en que Brasil procuraba fomentar las inversiones extranjeras y concentrar determinadas actividades en su territorio había despertado en la Argentina explicables protestas y pronósticos desfavorables sobre el futuro de las relaciones económicas bilaterales. Esas manifestaciones apuntaban a conseguir que el gobierno argentino planteara las discrepancias con mayor vigor ante las

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autoridades brasileñas. El diario postulaba que debía considerarse el contenido de dichas protestas con toda la pericia negociadora que requerían, pero también era necesario preservar los principios de la integración regional como motor de crecimiento conjunto.279 Tras dos jornadas de intensa actividad, el secretario de Industria, Comercio y Minería, Alieto Guadagni, anunció que se habían logrado avances concretos en la solución de los conflictos generados en el marco del Mercosur. El objetivo siguiente era lograr un acuerdo global que permitiera destrabar algunas cuestiones antes del encuentro que tendrían los presidentes Menem y Cardoso a fines de abril. Los negociadores brasileños regresaban con las propuestas argentinas, y en una reunión, establecida para el 18 de marzo entre Guadagni y su par brasileño Francisco Dornelles, se conocerían las contrapropuestas brasileñas y se ajustarían los detalles de los acuerdos en cada uno de los sectores. Las mayores diferencias se mantenían en el sector automotor y la disputa por las inversiones. Guadagni señaló que se intentaba avanzar en un régimen común que fijara el libre comercio interno, iguales reglas de contenido de autopartes, iguales estándares ecológicos, el mismo nivel de tributación y la misma política exterior, lo que equivalía prácticamente a adelantar las fechas del acuerdo global sectorial que debía llegar antes del nuevo siglo. La apuesta fue percibida como excesiva, considerando que Malán había negado que su país tuviera un compromiso para importar de la Argentina unos 85 mil autos sin compensación.280 En noviembre de 1997 la crisis económica que afectó a Brasil obligó a las productoras de automóviles en la Argentina a considerar en qué medida se verían perjudicadas sus exportaciones. La probabilidad de que éstas debieran reducirse en 10% llevó a las terminales a replantear sus programas de producción.281 A las previsiones de un descenso en los envíos a Brasil (en ADEFA se hablaba de reducir de 260.000 a 200.000 las exportaciones para 1998), se sumaba la amenaza de una avalancha de autos brasileños en la Argentina. El mercado de autos brasileño llegaba a casi 2 millones de unidades anuales. Según las estimaciones más optimistas, la demanda sería de 200.000 automóviles menos. Es decir, los autos que dejaría de vender Brasil y los que importaría de la Argentina eran la misma cantidad, lo que planteaba la cuestión de si Brasil desistiría de producir esas 200.000 unidades para seguir comprándole a la Argentina, o buscaría nuevos mercado para esos autos que no podría vender en su territorio.282 En las terminales argentinas se creía que, como se trataba de empresas multinacionales que complementaban su oferta de modelos, estaba asegurado el equilibrio comercial entre Brasil y la Argentina. Los brasileños seguirían comprando los modelos argentinos y viceversa. Pero algunos analistas vaticinaban que, aunque las compañías fueran multinacionales, Brasil recortaría sus importaciones, antes que parar sus fábricas, para compensar la caída de la demanda, o buscaría colocar más autos en el mercado argentino. En 1996, Brasil había vendido autos a la Argentina por 1273 millones de dólares y le había comprado por 1500 millones. Ahora que el socio mayor del Mercosur afrontaba una recesión era probable que los brasileños buscaran dar vuelta la balanza.283 En la XIII Cumbre del Mercosur, realizada en diciembre de 1997, después de muchas dilaciones el GMC logró llegar a un acuerdo en cuanto al régimen que unificaría los modelos de incentivos a la producción de automóviles y su comercio en la región. Los

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negociadores fijaron la fecha de 30 de abril de 1998 para tener concluido el texto de ese régimen común, que debía ponerse en vigencia a partir de 2000.284 No obstante, la Argentina no accedió a firmar el libre comercio de automóviles para el Mercosur en la XIV Cumbre de Presidentes, reunida en julio de 1998. Defendió el criterio de no acordar nada hasta que no estuviera conciliada la letra chica del régimen común. De esa manera, lo que constituía el objetivo central de la cumbre quedó postergado. El comunicado conjunto sólo señalaba el avance de las conversaciones para la definición de la política automotriz común, que comprendería el AEC, el libre comercio intrazona y la ausencia de incentivos nacionales que distorsionaran la competitividad, conforme a lo establecido en 1994. No obstante, se reiteraba que dicha política debía ser acordada en la siguiente sesión ordinaria del CMC y entrar en vigencia el 1º de enero de 2000.285 El ministro de Industrias de Brasil, José Botafogo Gonçalves, sostuvo que se había avanzado en definir el trato que se les daría a las empresas automotrices radicadas gracias a ventajas que les dieron las provincias que las cobijaron. Admitió que era incompatible la coexistencia del libre comercio con la supervivencia de los subsidios que distorsionaban la competitividad, reconociendo que a partir de 2000 los subsidios debían desaparecer. Los automóviles que salieran de fábricas que empezaran a producir con subsidio después de 2000 no entrarían dentro del libre comercio, debiendo pagar un arancel de 35% en el interior del Mercosur. Pero Botafogo aclaró que las plantas ya instaladas en Brasil debido a las subvenciones, y que producían automóviles o lo hicieran antes de 2000, entrarían dentro del libre comercio. Señaló, sin embargo, que no había ningún acuerdo en relación con las fábricas que se construyeran con inversiones subsidiadas antes de 2000 pero que no hubieran producido vehículos para esa fecha. La posición de Buenos Aires era que esos casos debían penalizarse con el arancel de 35% en el interior del Mercosur, como si fueran compañías extranjeras.286 La importación de autos de fuera del Mercosur pagaría un arancel de 35%. Los autos importados por las terminales radicadas en el Mercosur pagarían un arancel de 17,5% acotado a un 20% de la producción local. En ese momento el arancel era de 14% y el cupo era de 10% de la producción. Horacio Losoviz, titular de ADEFA, explicó que ese arancel más bajo para la importación por parte de las automotrices se debía a que la industria trabajaba con especialización. Esto significaba que fabricaba pocos modelos en la región, para producir mayores volúmenes y ganar economías de escala, por lo cual necesitaba importar otros modelos. Si se tuviera que pagar el arancel de 35%, como cualquier importador, entonces no tendría sentido fabricar en la región y se convertirían directamente en importadores.287 En relación con los subsidios otorgados por Brasil a las terminales radicadas en ese país, Losoviz consideraba que esas promociones ya estaban otorgadas y Brasil no las revería. De allí que ADEFA insistía en que la condición para acceder al nuevo régimen era que la terminal estuviera presente en los dos países y que la facilidad de importar al 17,5% estuviera limitada a un porcentaje de la producción local. Ante el interrogante de por qué debía haber un régimen especial, si el acuerdo establecía que a partir de 2000 el mercado debía ser libre, con un arancel externo de 20%, Losoviz señaló que habían planteado un sistema especial hasta 2004, momento en que las terminales radicadas en la Argentina

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podrían producir un millón de autos. Con esa escala de producción, la industria estaría más madura. Además, como casi todas las terminales estaban radicadas en la región, el nivel de protección efectiva era de 17,5%. El 35% era para evitar el dumping y para que las terminales que no estaban en ambos países optaran por radicarse.288 La falta de acuerdo para la política automotriz común se manifestó en el comunicado conjunto de la XV Cumbre del Mercosur, en diciembre de 1998, que instruía a las autoridades competentes a continuar tratando la cuestión, con base en los conceptos de solidaridad, complementariedad, especialización y competitividad del conjunto, de manera de hacer viable una adecuada participación de los cuatro Estados en el mercado ampliado. El comunicado también mencionaba las perspectivas comerciales que se abrían con la extinción, en diciembre de 1998, del régimen de adecuación de Brasil y la Argentina, lo que significaba la implementación plena del libre comercio entre los dos países. Para Paraguay y Uruguay la fecha sería diciembre de 1999.289 De esta manera, las diferencias entre Brasil y la Argentina, sumadas a la resistencia de los socios menores, Uruguay y Paraguay a suscribir el convenio, debido a que con esa iniciativa pagarían más caros los autos, postergaron la firma del acuerdo. Pese a todo, se alcanzaron a definir algunas pautas básicas, que consistían en la eliminación de las asimetrías fiscales, la conservación de cierta protección para las terminales y la búsqueda de mayor competitividad a los autopartistas. El convenio constaba de tres partes: 1. Régimen permanente: se definía una unión aduanera con libre comercio y al Mercosur como plataforma competitiva internacional en el sector automotor. Se buscaría la especialización productiva dentro del bloque. 2. Período de transición: se estipuló que sería hasta 2005 para evitar procesos de desinversión en los países miembros. Ese lapso obedecía a la necesidad de aceptar la vigencia de los beneficios fiscales que ciertos Estados brasileños habían otorgado para favorecer la instalación de plantas en sus territorios. 3. Paraguay y Uruguay tendrían un tratamiento diferenciado, por su oposición a que el Mercosur impusiera un arancel externo común para automóviles de fuera de la región de más de 35%. Esa resistencia se debía al encarecimiento que sufrirían las importaciones de vehículos europeos, asiáticos y estadounidenses, que no pagaban arancel para ingresar a esos países.290 Respecto de las piezas extra zona se acordó que podrían representar hasta 40% de la integración de las unidades a la salida de fábrica, pagando un arancel de 35%. De esa forma no se tomaron en cuenta los reclamos del sector privado que reclamaba una tasa diferencial para esas piezas. Habría excepciones para partes especializadas extra zona dentro de un régimen de preferencias, con aranceles del 14, 16 y 18 por ciento en forma progresiva. Precisados los lineamientos del acuerdo, a partir del 1º de enero de 2000 entraría en vigencia la Política Automotriz Común.291 La Argentina terminó así por aceptar los subsidios aplicados por los Estados brasileños en los últimos cuatro años para atraer las fábricas a sus territorios. Según diplomáticos argentinos, esas inversiones ya habían sido realizadas y no se podía volver atrás. Algunos contratos caducaban bien entrada la segunda década del siglo XXI. El secretario Guadagni

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sostuvo que uno de los puntos clave del acuerdo -y que alejaría la posibilidad de desinversión automotriz en la Argentina (el principal temor de los industriales)- podía leerse en el punto dos del acta que definía a la PAC con los conceptos de “solidaridad, complementariedad, especialización productiva y competitividad del conjunto”. Si alguno se desviaba de ese objetivo, su producción no sería considerada made in Mercosur, y su tratamiento sería igual al de un producto importado de extrazona. Un grupo cuatripartito se encargaría de supervisar la evolución de la industria. Se medirían los niveles de inversión, producción y modelaje. Guadagni explicó que para que no hubiera desinversión era necesario que las terminales no redujeran su producción en un país mientras creciera en otro. Al mismo tiempo, deberían estar al día con los nuevos modelos, y no podrían multiplicar excesivamente la producción de los mismos en un país mientras se mantuviera estable en otros.292 En la entrevista que Menem y Cardoso mantuvieron en la Quinta de Olivos el 7 de junio de 1999 se acordó que antes del 31 de julio siguiente debía estar definido cómo se regiría el comercio automotor en bloque de 2000 en adelante.293 Pero a comienzos de julio los negociadores no lograban ponerse de acuerdo en cómo se haría durante el período 2000-2003 para administrar los flujos de comercio del sector, de manera que las fábricas no se mudaran a Brasil por el mayor tamaño de ese mercado. Coincidían en que era necesario un mecanismo que permitiera el comercio en niveles similares al de los últimos dos años, pero fuentes empresariales aseguraban que el gobierno brasileño proponía un sistema de montos exportables máximos, pero no mínimos. Un funcionario del Ministerio de Economía confirmó la propuesta brasileña, pero dijo que era inaceptable. En el caso de no haber acuerdo, se especulaba que la Argentina debería definir una política unilateral. Sería con un arancel externo de 35%, 60% de piezas fabricadas en el Mercosur, con un porcentaje de piezas nacionales y un arancel preferencial para partes.294 La decisión del gobierno brasileño de dar el visto bueno para que Ford instalara una nueva planta en el estado de Bahía -gozando de incentivos y subsidios que ya estaban prohibidos por ley- comenzó a provocar una crisis política interna y un cortocircuito diplomático en el Mercosur. Guiados por el gobierno brasileño, los legisladores oficialistas aprobaron una enmienda extendiendo hasta el 31 de diciembre de 1999 los incentivos fiscales para las automotrices que se instalaran en el país. El programa para recibir esos beneficios había vencido el 31 de mayo de 1997. Gracias a la extensión, que se contraponía con los compromisos asumidos con el Mercosur, la OMC y el FMI, la nueva planta de Ford recibiría financiación del Banco Nacional de Desarrollo Social (BNDeS) a una tasa de 6% anual; quita del impuesto a la importación de máquinas y equipos; reducción de 90% del impuesto de importación de materias primas, piezas y neumáticos; reducción de hasta 50% del impuesto de importación de vehículos; quita total del impuesto sobre productos industrializados; quita total del impuesto sobre operaciones financieras, y quita total del impuesto de renta sobre lucro. Varios de estos beneficios se extendían hasta 2010. La planta costaría 1.300 millones de dólares y produciría 250.000 unidades al año, y el BNDeS otorgaría un crédito de 430 millones de dólares. Ford había elegido Bahía para instalarse después de que Rio Grande do Sul decidiera no otorgar a la empresa los subsidios acordados por la administración anterior para la instalación de una nueva planta. La enmienda de la ley había sido aprobada por el oficialismo y estaba en ese momento en

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manos del Poder Ejecutivo para su sanción. Cardoso podía vetar parcial o totalmente la ley.295 La Argentina preparó una nota de protesta formal a Brasil por los incentivos que ese país otorgaba a la empresa Ford. Guadagni envió una nota al embajador argentino en Brasil, Jorge Herrera Vegas, en la que lo instruía sobre la posición argentina ante la cuestión. “Cuestionar los elementos de beneficio fiscal del régimen automotor del Nordeste es fundamental a fin de poner un límite a la tendencia de medidas unilaterales contrarias a lo pactado, que pueden alterar las condiciones de competitividad de la región, especialmente por su efecto sobre la inversión", expresaba la nota.296 El 12 de julio Cardoso decidió vetar la ley, pero anunció que en agosto emitiría un decreto en el que aseguraría beneficios suficientes para que Ford no desistiera de instalarse en Brasil -incluyendo quita de impuestos y el crédito a tasas generosas-, y sería extensivo a las empresas que quisieran instalarse en todo el nordeste. La decisión de Cardoso provocó el rechazo de otros gobernadores contrarios a la “guerra fiscal”, incluso de su propio partido. Pero, a pesar del compromiso tácito de Brasil de no dar más subsidios a las automotrices una vez terminado su programa de incentivos en 1997, el presidente del BNDeS, José Pio Borges, declaró que formalmente no había nada que impidiera alterar el régimen automotor brasileño hasta el final de 1999. El 31 de diciembre se iniciaba el Régimen Automotor Común de transición en el Mercosur. Según Borges, hasta que ese régimen común no se iniciara, cada país hacía lo que quería.297 Con vistas al acuerdo automotor, el secretario Guadagni lanzó una amplia convocatoria a todos los sectores involucrados en la industria automotriz. Fueron invitados el Centro de Industriales Siderúrgicos (CIS), la Asociación de Fábricas de Autopartes y Componentes (AFAC), la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA), y la Cámara que agrupaba a los importadores de autos. Hasta ese momento las terminales pedían la mayor protección posible y aranceles preferenciales para importar piezas y autos terminados de extrazona. Los autopartistas, por su parte, solicitaban que se asegurara que la mitad del contenido regional (60%) de cada automóvil realizado en el país saliera de fábricas locales. La industria siderúrgica, a su vez, estaba enfrentada con las automotrices por el precio de la chapa. Y los importadores no querían que las terminales siguieran importando de Europa y los Estados Unidos a la mitad del arancel que pagaban ellos.298 Estando en curso el debate argentino y latente la discusión con Brasil por los subsidios que otorgaba a las terminales, Paraguay decidió crear un nuevo sistema para alentar la radicación de industrias automotrices en su territorio. El presidente Wasmosy, que dejaba el cargo en diez días, firmó un decreto por el cual se otorgaban incentivos fiscales a futuras inversiones. Si bien el Mercosur preveía otorgar facilidades a Uruguay y Paraguay, la nueva disposición del gobierno paraguayo podía complicar la situación.299 Los siderúrgicos y autopartistas argentinos fueron escuchados por los diputados oficialistas. La Comisión de Industria, con aval de sus miembros de la oposición, preparó un proyecto de ley que pretendía sustituir el régimen automotor por otro. El proyecto rechazaba los aranceles diferenciales que pedían las terminales argentinas y brasileñas para después de 2000. Los diputados preferían que se fijara un impuesto aduanero de 35% para los autos y

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de 14% para las autopiezas. Se contemplaría la posibilidad de que el gobierno argentino exigiera compensaciones en caso de que los Estados brasileños continuaran otorgando subsidios a las fábricas automotrices. Otra alternativa sería cobrarles a los autos brasileños que vinieran desde fábricas subsidiadas el mismo arancel que pagarían los autos importados de fuera del Mercosur. En la Secretaría de Industria confiaron que el proyecto tendría el apoyo del secretario Guadagni.300 Luego de consultar a los distintos sectores, Guadagni propuso al gobierno brasileño un régimen automotor compensado, por el cual Brasil debería otorgar algún tipo de resarcimiento debido a los incentivos de que gozaban buena parte de las terminales automotrices instaladas en su territorio. El canciller brasileño Lampreia reaccionó vehementemente, expresando que “si Guadagni sabía que su propuesta de un régimen automotor compensado para la Argentina era inaceptable, debería haberse abstenido de enunciarla”. Lampreia agregó que su gobierno, a raíz de las declaraciones de Guadagni, había decidido posponer por unos días la reunión de ministros del bloque para discutir el régimen automotor, que debía realizarse esa semana.301 El subsecretario general de Asuntos Internacionales de la Cancillería brasileña, José Graça Lima, declaró asimismo que Brasil no aceptaba ninguna hipótesis de seguir con el comercio compensado entre los dos países. Los temas en discusión seguían siendo los subsidios y el contenido local de autopartes, pero las compensaciones estaban fuera de discusión. La propuesta argentina implicaba que las terminales subsidiadas pagaran un arancel proporcional al subsidio que recibían.302 Otro subsecretario, Renato Marques, señaló que su país se estaba perjudicando mucho con las indefiniciones de la Argentina en cuanto a la negociación de los regímenes automotor y azucarero. En su opinión, Brasil estaba perdiendo tiempo que ganaban sus competidores para tomar posiciones en el mercado de camiones de Chile. Este funcionario, que solía criticar con dureza las posiciones argentinas, había sostenido poco antes que “si el azúcar y los autos no se mercurizan (se acuerdan regímenes comunes), Brasil comenzará a negociar en la región y en la OMC como país individual. No nos vamos a tornar rehenes de las indefiniciones del Mercosur”.303 Guadagni prefirió relativizar las declaraciones de Lampreia y señaló que lo importante era que la negociación continuaba. La estrategia de la Cancillería argentina era no confrontar con el socio mayor por una cuestión de poder. Si la Argentina iba a discutir con Brasil las salidas eran dos, o el socio mayor del Mercosur cedía en sus posiciones, algo que siempre era difícil, o la Argentina perdía la disputa y, entonces, iba consolidando involuntariamente el poder de Brasil como número uno del bloque regional. Una tercera posibilidad era que, ante la dificultad para llegar a un acuerdo los socios terminaran por separarse, lo que era evidentemente el fin del Mercosur. En la Cancillería observaban los números del intercambio comercial y razonaban que, si la Argentina seguía exportando, mejor era no fomentar el conflicto.304 Las negociaciones por el comercio automotor volvieron a fracasar en la XVII Cumbre del Mercosur, en diciembre de 1999. Guadagni sostuvo que Brasil había hecho una propuesta interesante pero que aún no conformaba. La primera propuesta argentina fue que a partir de 2000 el margen de desvío posible fuera de 5% de las exportaciones, y que creciera 5 puntos por año hasta 2004. La posición brasileña era que el desvío debía comenzar desde un

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porcentaje mucho mayor, porque creían que con la propuesta argentina sería imposible saltar de 20% por ciento de desvío en 2003 a la apertura total en el 2004. A esto se sumaba el pedido argentino de que existiera un contenido de piezas nacionales en la fabricación. El secretario de Política Industrial de Brasil, Helio Mattar, dio a entender que no aceptarían las dos restricciones: la lenta apertura y el elevado contenido nacional.305 De esta manera, el régimen automotor no pudo ser definido antes de que terminara el gobierno de Menem y los negociadores argentinos decidieron que la cuestión quedaría pendiente. “Hemos acercado las posiciones, pero no tiene sentido cerrar un acuerdo a tres días de irnos. Ya me comuniqué con José Luis Machinea y mañana le llevo las posiciones de ambos países”, dijo Guadagni. En un documento de la Cancillería se aseguraba que si las divergencias acerca de la negociación del régimen automotor no eran superadas antes del 8 de diciembre, el CMC debería considerar prorrogar la Decisión 29/94 que había fijado el 1° de enero del 2000 como fecha límite para tener una política automotriz común en el bloque.306 Conflicto entre sectores siderúrgicos En agosto de 1998, la empresa madre del grupo Techint, Siderar (ex Somisa), y la brasileña Compañía Siderúrgica Nacional (CSN) entraron en un conflicto porque la primera acusaba a la CSN de vender acero en el mercado local a precios de dumping. Un mes atrás, Siderar se había visto forzada a paralizar las operaciones de sus hornos por unos días y suspender a 224 operarios de los 6.000 que trabajaban allí. Según explicó Javier Tizado, vicepresidente de Siderar, el motivo de la decisión fue la “entrada de acero laminado en caliente proveniente de Brasil, Rusia y Ucrania a precios de dumping”. Siderar pidió al gobierno argentino que impusiera aranceles compensatorios (antidumping) contra las ventas de la CSN en la Argentina. La Comisión Nacional de Comercio Exterior (CNCE), el organismo dependiente del Ministerio de Economía encargado de llevar adelante este proceso, respondió diciendo que estudiaría el caso, pero que eventualmente aplicaría derechos a toda la siderurgia brasileña. El acero dentro del bloque comercial pagaba un arancel de 5%, que debía caer a cero % a partir de 1999. Pero si prosperaba el pedido de Techint podrían imponerse aranceles extraordinarios.307 El subsecretario de Asuntos Internacionales de la Cancillería brasileña, José Graça Lima, declaró que en Brasil había preocupación por que la imposición de medidas antidumping terminara convirtiéndose en una nueva forma de protección del mercado, y que dichas medidas se aplicaran también a otros productos. El funcionario señaló que no consideraba al mercado argentino como proteccionista, pero opinó que en algunos sectores específicos existían dificultades, porque tenían mayor poder de lobby o porque tenían problemas de competitividad. Sostuvo que el gobierno brasileño no había recibido notificación de la Argentina sobre una investigación acerca de las denuncias de la empresa siderúrgica Siderar, pero esperaba que, en caso de ser aceptado el pedido, se aplicara el máximo rigor en la investigación. Graça Lima dijo que no creía que las denuncias fueran procedentes, pero no podía asegurarlo porque no contaba con datos precisos.308

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Previamente, el secretario de Industria Guadagni había expresado que la evaluación de la CNCE era un estudio con el máximo rigor técnico, a tal punto que había rechazado 38% de las denuncias. El funcionario esperaba que su Secretaría recibiera más denuncias como las que había realizado Techint. El director de la unidad de laminados de la CSN, Paulo Musetti, no ahorró críticas contra las acusaciones de los argentinos. “Si para que nos dejen vender en la Argentina tenemos que colocar precios más caros que los de los productores argentinos, ¿quién nos va a comprar?”, preguntó retóricamente. Musetti negó rotundamente que la compañía estuviera comercializando a costos inferiores a los de producción. Sin embargo, el ejecutivo no negó tan firmemente que los precios de venta en la Argentina fueran menores a los del mercado doméstico, lo que también era calificado de dumping. “Todo depende de los productos, los clientes, el volumen comprado, etcétera. Lo que puedo decir es que vendemos a precios de mercado argentino”. La CSN vendía anualmente entre 2000 y 4000 toneladas de acero a la Argentina, lo que no superaba 1% de su producción total. El directivo de la CSN destacó la intención de vender siempre a precios de mercado y aseguró que la compañía no tenía ningún interés en causar distorsiones de precios en los mercados vecinos. Señaló, sin embargo, que los clientes argentinos tenían derecho a contar con la alternativa de comprarle a empresas en el exterior, como la tenían los clientes de la CSN en Brasil. Agregó que la importancia de la Argentina para la CSN era meramente estratégica. “Simplemente queremos tener presencia. No pensamos acabar con Siderar, que siempre va a tener el liderazgo del mercado argentino, así como Siderar, que también exporta para Brasil, nunca va a superar a las siderúrgicas brasileñas”.309 Consultado respecto de si había pedido al gobierno argentino que no se aplicaran las medidas antidumping, el canciller brasileño Lampreia respondió que no, “pero pedimos que hubiera transparencia en el análisis de los casos. El antidumping, si se aplica mal, puede convertirse en una forma velada de proteccionismo”.310 De la misma manera, poco después el embajador brasileño en Buenos Aires, Luis Felipe Seixas Correas, advirtió que veía que entre los empresarios argentinos había un exceso de medidas antidumping, lo que coincidía, curiosamente, con el fin de los regímenes de adecuación. “A nosotros nos está preocupando esta tendencia. No hay que usar (denuncias por dumping) para compensar problemas de competitividad resultantes de un proceso de integración”, explicó.311 Por otra parte, la empresa Siderar, productora de chapas de acero laminadas, fue denunciada, en octubre de 1998, por empresas locales consumidoras de acero por monopolio y prácticas anticompetitivas. Se acusaba a Siderar de haber clausurado el mercado interno mediante una política de denuncias antidumping planeada para cerrar paso a las importaciones, lograr protecciones y operar localmente con precios superiores a los internacionales. El caso quedó a estudio de la Comisión Nacional de Comercio Exterior (CNCE).312 El presidente de Siderar, Javier Tizado, sostuvo en marzo de 1999 que la empresa era lo suficientemente eficiente para competir, mientras fuera dentro del “marco del comercio leal”.313 La CNCE le dio la razón a Siderar y en abril de 1999 el gobierno fijó un precio mínimo de importación de chapas desde Brasil, Rusia y Ucrania. Brasil respondió que si el conflicto generado por el derecho antidumping aplicado al acero no se resolvía en forma bilateral, acudiría a la OMC. Para equilibrar la situación, el gobierno argentino rebajó el arancel para el azúcar.314

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El azúcar El problema con el azúcar se retrotraía a 1975, cuando, como resultado de las expectativas de una fuerte valorización del petróleo, Brasil diseñó un programa de producción de alcohol a partir de la caña, para ser utilizado como combustible de automotores. El país era muy deficitario en petróleo, y el efecto del shock energético de aquellos años en sus cuentas externas impulsó la decisión. El programa se basó en un aumento artificial del precio del alcohol y una subvención adicional para adaptar los automóviles al nuevo combustible. Un generoso caudal de créditos acompañó el nuevo sistema, que cambió el papel del alcohol: de subproducto pasó a ser el producto principal. Como consecuencia, Brasil triplicó su ya alta producción de caña, hasta entonces dedicada sólo a producir azúcar. De 80 millones de toneladas cosechadas al comienzo de los años 70, pasó a recoger 240 millones, dos tercios de los cuales fueron destinados al alcohol. En 1997 existían 170 fábricas que elaboraban ambos productos y otras 134 que destilaban sólo alcohol. Como los pronósticos de altos precios para el petróleo fracasaron, el programa quedó sustentado en subsidios. La producción combinada reducía los costos del azúcar por influencia de los subsidios, que se estimaban en unos 1500 a 2000 millones de dólares anuales. Además Brasil mudó parte de la producción de alcohol a azúcar, elevando su exportación a 5 millones de toneladas, lo que representaba cuatro veces la producción argentina. Asimismo estudiaba cómo desmontar el programa azúcar-alcohol, lo que generaba preocupaciones no sólo en la Argentina sino en el mercado internacional, pues la producción de caña -un cultivo plurianual- podía generar 30 millones de toneladas de azúcar, equivalente a la cuarta parte de la producción mundial.315 En tales condiciones, los socios del Mercosur no aceptaron integrar su producción azucarera, que junto con la industria automotriz quedaron como temas pendientes. En la XI Cumbre del Mercosur, en diciembre de 1996, el anuncio oficial de Brasil de la instrumentación de un programa para disminuir los subsidios a las etapas productivas del proceso de transformación del azúcar en alconafta, fue recibido con beneplácito por los negociadores argentinos. Se decidió entonces formar un grupo ad hoc para que antes del 31 de mayo siguiente y, teniendo en cuenta el plazo de 2001 para eliminar las tarifas, definiera una propuesta basada en dos premisas: la liberalización gradual del comercio dentro del Mercosur y la neutralización de las distorsiones que pudieran resultar de asimetrías entre las políticas de las naciones, lo que no resultaba fácil de conciliar.316 El 3 de septiembre de 1997 el Senado votó por unanimidad la ratificación de la ley 24.822, que establecía una protección especial para los productores de azúcar frente a la competencia del azúcar producida en Brasil. La ley había sido vetada previamente por el presidente Menem por las consecuencias negativas que tendría en la relación con Brasil dentro del Mercosur. Las provincias azucareras -Tucumán, Salta y Santa Fe- insistieron con sus reclamos de proteccionismo y lograron el voto favorable de los senadores. La ley disponía que para las importaciones azucareras de cualquier parte del mundo seguía rigiendo el arancel de 38%, mientras Brasil mantuviera su política de utilización de alconafta. Tanto el Ministerio de Economía como la Cancillería temieron que la medida

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generara medidas de represalia, lo que significaría un nuevo sacudón para el Mercosur apenas silenciada la controversia por el lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU.317 La Cancillería brasileña expidió una corta nota oficial en la que comentaba la decisión de los senadores argentinos. “La prohibición y las condiciones previstas en la ley perjudican gravemente la búsqueda de acuerdo entre los países del Mercosur sobre esa materia. El gobierno brasileño espera que el gobierno argentino tome medidas urgentes para hacer prevalecer los compromisos internacionales asumidos con Brasil, en consonancia con el espíritu de cooperación y entendimiento del Mercosur”.318 Los productores brasileños de caña reaccionaron con indignación. La Unión de la Agroindustria de Caña (Unica), responsable de la producción de casi 60% del azúcar del país, calificó la decisión como “fuera de propósito” y “contraria a los principios del Mercosur”. Así lo manifestó el vocero de la entidad, Claudio Manesco, para quien era absurda la relación que hacían los senadores argentinos entre la exportación de azúcar y los incentivos a la producción de alcohol. “Los brasileños hemos sabido adaptarnos a las circunstancias, como ha ocurrido con la importación de trigo proveniente del Mercosur, pero ahora la Argentina quiere aplicar dos pesas y dos medidas porque le conviene”, criticó. Según los productores de caña, la decisión de los senadores argentinos no afectaba las exportaciones de azúcar hacia la Argentina en ese momento, que tenían un volumen muy bajo.319 El ministro Fernández debió salir a calmar a los socios del bloque. Fernández manifestó su total desacuerdo con la ley, a la que calificó de “hecho desafortunado”, atribuyéndola a presiones del lobby azucarero sobre el Congreso, en período preelectoral. Sostuvo que si no se estaba de acuerdo con un tratado internacional, primero había que denunciarlo, pero no se podía legislar como si no existiera. Quiso mostrar públicamente que el gobierno pretendía cumplir estrictamente los compromisos del Mercosur y que buscaría los medios legales para que la sancionada ley no rigiera. Se había dado una muy mala señal. El tema del azúcar se estaba negociando y de golpe surgía una decisión unilateral tomada desde afuera de la mesa de negociación.320 A su vez, el secretario de Relaciones Económicas Internacionales Campbell dijo que ante la imposibilidad de vetar la ley, quedaba por analizar la inconstitucionalidad de la norma. Recordó que en el Tratado de Asunción quedaba establecida un área de libre comercio, que no excluía el azúcar, y en el Protocolo de Ouro Preto se definía que el sector azucarero quedaba pendiente de un régimen común de adecuación. Además la Constitución nacional establecía la primacía de los tratados sobre las leyes internas, y en el Código Aduanero quedaba determinado que era responsabilidad del Poder Ejecutivo fijar aranceles. Campbell consideró que con esa ley cambiaba el grado de flexibilidad para resolver los problemas dentro del Mercosur. Por su parte, el embajador argentino en Brasil, Jorge Herrera Vega, sostuvo que la otra alternativa era la aplicación del mecanismo de solución de controversias previsto en los acuerdos del Mercosur.321

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Como era lógico esperar, la ley causó satisfacción en el Centro Azucarero Argentino (CAA) que en todo momento respaldó su sanción. El secretario de la entidad, Eduardo Oliver Muro, sostuvo que la norma mantenía el espíritu del Tratado de Asunción respecto de la integración y la eliminación de asimetrías y regulaciones. La importancia de esta herramienta legal había que medirla en función de su significado en el futuro de la actividad agroindustrial azucarera, que constituía la espina dorsal de las economías de las provincias del Noroeste argentino. El dirigente recordó que la Argentina había mantenido hasta la fecha una firme posición de que no podía haber integración azucarera entre los países miembros del Mercosur mientras subsistieran la gran asimetría y la distorsión provocadas por el programa sucroalcoholero de Brasil.322 Según la información que manejaba el CAA, el subsidio brasileño equivalía a 170/180 dólares por tonelada de azúcar. Brasil había producido en 1996 252,2 millones de toneladas de caña y había exportado 5,2 millones de toneladas de azúcar. La Argentina, en ese mismo período había producido 13,64 millones de toneladas de caña y había exportado 0,19 millón de tonelada de azúcar. En ese contexto, en abril de ese año la entidad había notificado a la Secretaría de Industria, lo que consideraba presiones por parte del Brasil para penetrar sin aranceles en el Mercosur con su azúcar subsidiado y a partir de allí, utilizar ese producto como un elemento político de negociación en temas pendientes de resolución en el bloque regional. Agregó que esos subsidios y las innumerables regulaciones aplicadas en Brasil dejaban a la producción azucarera argentina fuera de toda competencia comercial, dado que en la Argentina esa actividad estaba totalmente desregulada y libre de competencia desde 1991. La entidad recordó además que la Argentina y el resto de las naciones integrantes del Mercosur (menos Brasil, lógicamente) se habían opuesto a liberar el comercio del azúcar en el bloque y mantener los gravámenes vigentes hasta tanto aquel país abandonara su programa sucroalcoholero y sus consiguientes subsidios y regulaciones.323 Los senadores peronistas desafiaron el veto del Ejecutivo e insistieron con la ley que protegía la industria azucarera nacional, a pesar de las advertencias del área económica de que esa iniciativa traería discordia en las relaciones dentro del Mercosur. Dieron prioridad a las necesidades electorales y al bienestar de los votantes. Los legisladores consideraban que una entrada masiva de azúcar subsidiado pondría en serio riesgo a los ingenios instalados en Salta, Chaco, Jujuy, Tucumán, Chaco, Misiones y Santa Fe. La reacción del bloque mayoritario del Senado en defensa de las provincias fue inédita en la historia de adhesión a la línea de la Casa Rosada que ese grupo de 36 justicialistas había mantenido.324 En el Congreso brasileño, la iniciativa más impactante provino del secretario de la Comisión Conjunta del Mercosur de las dos cámaras legislativas, el diputado oficialista Paulo Bornhausen, que propuso directamente suspender la importación de trigo procedente de la Argentina (81% de todo el grano que importaba Brasil). Asimismo, a pedido de una parte del sector triguero, el gobierno brasileño creó un grupo de trabajo, conformado por representantes de los ministerios de Hacienda, Industria y Comercio y Agricultura, que debía analizar las condiciones de competitividad de la harina argentina y establecer si existía competencia desleal. Esto obedecía a que mientras el azúcar brasileño seguía teniendo vedada su entrada en la Argentina, el trigo y la harina prácticamente inundaban el mercado de este país sin pagar ningún arancel.325

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En Córdoba, una reunión de acopiadores sacó a la luz la preocupación de los productores y comerciantes cerealeros argentinos ante la eventualidad de que esa restricción se concretara. El secretario de Agricultura, Felipe Solá, afirmó que podría haber una escalada de represalias de parte de Brasil si no se llegaba a una solución del conflicto. Los productos argentinos que podían ser perjudicados eran trigo, lácteos, autos y medicamentos. 326 Los brasileños querían lograr un régimen transitorio de adecuación del sector hasta 2001. Consideraban que el arancel del momento debía ser de 16% y no de alrededor del 38% como era en la práctica. Para los “usineiros” (los dueños de las plantas de procesamiento de azúcar y alcohol), la barrera tarifaria era un enorme obstáculo para colonizar el mercado argentino que, según sus aspiraciones, debía ser servido en una tercera o cuarta parte por el producto brasileño. Los “usineiros”, alrededor de 340 en todo Brasil, eran un fuerte grupo de presión y contaban con una bancada importante en el Congreso.327 Aunque la crisis energética ahora asustaba menos y apenas una ínfima proporción del parque automotor rodaba gracias al alcohol, Brasil se resistía a acabar con lo que calificaba como un importante patrimonio tecnológico y, lejos de eliminarlo, estaba a punto de remozar el programa. Los “usineiros” se resistían a aceptar que la obligatoriedad de agregar alcohol a la nafta fuera un subsidio indirecto para el azúcar, pues no todas las usinas producían ambas sustancias y había algunas que se dedicaban apenas al procesamiento del azúcar. Para garantizar su supervivencia, los barones del azúcar esgrimían también el argumento de que un millón trescientas mil personas dependían de esa industria en forma directa. Los enemigos del Proalcohol en Brasil, que no eran pocos, argumentaban que resultaba mucho más barato refinar nafta que alcohol y que los “usineiros”, que en conjunto tenían deudas no pagadas con el Banco do Brasil por valor de 5000 millones de dólares, no merecían tantos esfuerzos. El gobierno de Cardoso no coincidía y todo indicaba que los seguiría protegiendo, ahora con el argumento adicional de que sufrían una injusta asimetría por parte de sus vecinos del Mercosur.328 El gobierno argentino consideró entonces dos opciones: enviar al Parlamento un proyecto que derogara la norma sancionada por el Senado y sondear a la Corte Suprema de Justicia ante la eventualidad de plantear la inconstitucionalidad de la ley azucarera.329 Una entrevista entre Menem y Cardoso en el marco del encuentro del capítulo Mercosur del World Economic Forum que se inauguraba el día 10 en San Pablo se pospuso finalmente para el 27 en Sao Borja. El canciller Di Tella declaró que imponer una eventual restricción a la importación de trigo argentino desde Brasil, como respuesta a la ley azucarera, sería una equivocación, porque a un error no se lo corrigía con otro error. El problema sería solucionado por Menem y Cardoso. 330 El presidente del Centro Azucarero Argentino (CAA), Jorge Zorreguieta, salió al cruce de las acusaciones del ministro de Economía, Roque Fernández, quien había responsabilizado al organismo por los cortes de rutas efectuados en los últimos meses por piqueteros en el norte del país. Respecto del conflicto con Brasil por la nueva legislación, Zorreguieta insistió en que el Congreso había votado una ley que no estaba en contra de lo establecido en el Tratado de Asunción, porque allí se determinaba que era necesaria la coordinación de las políticas sectoriales entre los Estados partes, y que la coordinación de las políticas macroeconómicas se haría gradualmente y en convergencia con los programas de

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desgravación arancelaria. El Congreso había afianzado la postura que el Ejecutivo tenía hasta antes del veto: la imposibilidad de la integración del azúcar en el Mercosur, mientras Brasil mantuviera el plan sucroalcoholero, que originaba profundas asimetrías por los subsidios y regulaciones que se aplicaban al azúcar en ese país.331 El dirigente azucarero tambien sostuvo que si bien no negaba que el CAA había sido consultado con respecto a la nueva ley, decir que ésta era el resultado solamente del lobby de la entidad azucarera era minimizar la realidad de la situación, recordando que habían acudido al Congreso los representantes de 10.000 cañeros de la industria azucarera de Tucumán, Salta y Jujuy. Zorreguieta hizo notar que tanto los senadores como los diputados de dichas provincias respondieron con la sanción de la ley a la defensa de la economía regional, del empleo y del ingreso de las provincias. Con la medida el Parlamento había buscado brindar tiempo para lograr la modernización del sector y permitir las inversiones.332 Zorreguieta señaló que la sanción fue una respuesta a la posibilidad de que en cualquier momento y ante una presión brasileña, debido a que los representantes del Mercosur se estaban reuniendo cada tres meses para discutir siempre el mismo tema, se cediera, y el azúcar pudiera convertirse en una moneda de cambio por otras cosas.333 La importancia del episodio de la inesperada ley del azúcar se sumaba a la desafortunada declaración de Carlos Menem al diario O Estado de Sao Paulo oponiéndose explícitamente a la presencia de Brasil en el Consejo de Seguridad de la UN. La imprudencia fue la palabra que más apareció en una serie de consultas efectuadas por La Nación entre economistas y analistas políticos. “Todo país abierto requiere más prudencia en sus actitudes. Es fácil ser imprudente cuando uno actúa en una economía cerrada, pero se paga un precio grande cuando un país está en amplia relación con otro, como sucede hoy con el Brasil”, definió un respetado economista que requirió el anonimato. La pregunta por cuál era el precio de la imprudencia recibió una respuesta unánime: pérdida de credibilidad. Ese era el mayor costo para un país como la Argentina, que no había brillado por su credibilidad en la mayor parte de ese siglo.334 El 10 de septiembre el Poder Ejecutivo remitió al Congreso un proyecto de ley correctiva que establecía que las medidas compensatorias serían interpuestas cuando las políticas de subsidios que otros países adoptaran sobre determinados productos -y que incidieran en las condiciones de competencia- ocasionaran o amenazaran causar daños a la producción nacional. El proyecto establecía que las medidas compensatorias por aplicar en dichos casos serían dispuestas y reguladas por el PEN.335 El día 11 el matutino Folha de Sao Paulo anunció que Brasil tenía prácticamente lista una medida de represalia, que consistiría en eliminar las facilidades que había mantenido para sus socios del Mercosur de financiar importaciones cuando las había restringido para el resto del mundo. Si se llegaba a concretar esa nueva medida -que las autoridades brasileñas dijeron que aún no estaba tomada, pero no se desechaba-, podrían verse en peligro exportaciones argentinas de alimentos, textiles y otros rubros por valor de 2.700 millones de dólares. La reunión prevista entre Menem y Cardoso para el 27 de septiembre fue nuevamente aplazada.336

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Al clausurar las deliberaciones de la tercera cumbre del Mercosur del Foro Económico Mundial (WEF), Cardoso realizó una ardorosa defensa del bloque regional y de los esfuerzos integradores hemisféricos y con la UE. Sostuvo que si bien parecía que el tema del azúcar iba a ser un obstáculo insuperable, el presidente Menem le había informado que según la Procuraduría argentina los tratados internacionales estaban por encima de una ley interna. De manera que ese problema ya no era tal.337 No obstante, luego de un encuentro entre el secretario Campbell y su par brasileño Botafogo Gonçalves, los principales negociadores admitieron que la impasse no tenía ni siquiera un cronograma de resolución. “Vamos a tener que conversar porque todos los productos deben tener libre comercio antes del 2000, pero el grupo de trabajo se disolvió”, reconoció el diplomático brasileño. Botafogo no admitía, como lo sostenía el gobierno argentino, que el subsidio a la producción de alcohol, garantizado por el programa Proalcohol, estuviera beneficiando también la producción de azúcar, pero desafió a la Argentina a cuantificar el perjuicio y a aplicar derechos compensatorios, como ya lo hacía con una buena lista de otros productos brasileños. El negociador brasileño sostuvo que no sabía nada respecto de la posible intención de su gobierno de eliminar las ventajas concedidas al Mercosur para minimizar los efectos de la restricción a las importaciones. “No tengo nada nuevo para decir. Este es un tema que le corresponde al Ministerio de Hacienda”, replicó.338 Luego de conocerse la noticia de que Brasil volvería a imponer restricciones al comercio a fines de octubre, el canciller Di Tella y el secretario Guadagni optaron por minimizar el asunto. El canciller sostuvo que no dudaba en lo más mínimo de que se iba a llegar a una solución para fin de octubre y que esa solución sería “claramente no discriminatoria” para los productos argentinos. Tampoco se mostraban preocupados los empresarios, cuyo aparente desinterés fue atribuido a que, desde que Brasil había impuesto restricciones las exportaciones, éstas habían continuado en aumento (29,49% en el primer semestre del año). Por otro lado, ningún empresario argentino conocía a ciencia cierta cuánto y cómo afectaban las restricciones impuestas por Brasil.339 El 18 de septiembre se anunciaba que legisladores justicialistas y productores azucareros solicitarían formalmente al Poder Ejecutivo que retirara el proyecto correctivo de la ley del azúcar enviado al Senado, comprometiéndose los legisladores a redactar un texto unificador de las distintas posiciones en un plazo no mayor de 60 días. El gobierno habría aceptado la propuesta de alcanzar un nuevo consenso entre funcionarios, legisladores y representantes azucareros, con lo cual aparentemente reconocía su “equivocación al subrayar la ilegitimidad de esta ley, porque violaba un tratado de jerarquía superior como el del Mercosur”. A esa conclusión llegaron los legisladores del PJ luego de una reunión en la Casa Rosada.340 A fines de octubre dos de los ingenios más fuertes de la Argentina anunciaban inversiones por 100 y 80 millones de dólares. Un directivo expresó que la tranquilidad que trajo al sector la ley 24.822 permitía la concreción de un plan de inversiones en el país. Los industriales querían aprovechar el plazo que les concedía la ley azucarera para robustecer su industria.341

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En febrero de 1998 el director del Departamento de Alcohol y Azúcar del Ministerio de Industria y Comercio de Brasil, Pedro Cabral, negó relación entre el estímulo al plan Proalcohol y subsidios al sector azucarero. El CAA le respondió a Cabral que el azúcar argentino era competitivo con el producto brasileño, pero en igualdad de condiciones, es decir, sin la aplicación del plan Proalcohol, que además de significar una fuerte regulación, implicaba el otorgamiento de elevados subsidios al azúcar.342 Cabral continuó la controversia y sostuvo que la pregunta era si el gobierno argentino tenía coraje para decirle a sus productores que ahora había un mercado común y, si éstos no eran lo suficientemente competitivos para ese mercado, iban a quebrar. El funcionario recordó que los brasileños recién se estaban recuperando después de sufrir el duro golpe del trigo argentino. Pero así era un mercado común, y así sería con el azúcar, con la leche, con los textiles. Si la Argentina no podía producir azúcar a precio competitivo, ese sector no estaba preparado, a no ser que en lugar de querer un mercado común se quisiera cualquier cosa. El periodista le señaló que el sector azucarero argentino decía que podía competir, pero no contra el azúcar subsidiado. El funcionario insistió en que Brasil no subsidiaba el azúcar. La realidad era que topográficamente Brasil era más propicio para la caña y que después de 1977 el precio del azúcar se había elevado mucho, lo que había llevado a muchos empresarios brasileños a ver en el cultivo un buen negocio.343 Cabral manifestó que había participado en más de diez reuniones del Mercosur, donde se había tratado este tema, y en ninguna los azucareros o el gobierno argentino habían podido probar o cuantificar el subsidio. Consecuentemente señaló que su gobierno no volvería atrás con el programa, porque tenía graves problemas ambientales y el Proalcohol era un avance en ese tema. Desde el comienzo del plan, en la década del 70, éste había permitido economizar 33.000 millones de dólares. En opinión de Cabral, la solución residía en que el sector privado de ambos países se sentara a discutir.344 Poco antes de la XIV Cumbre del Mercosur (Ushuaia, julio de 1998), la negociadora brasileña, Elisabete Serodio, dijo que, respecto del azúcar, su gobierno esperaba poder llevar una respuesta a la cumbre pero esto no iba a poder ser, y del encuentro no iba a salir ningún acuerdo que estuviera basado en el informe único que se iba a preparar. Serodio argumentó que la parte argentina se había declarado imposibilitada de presentar un informe en un plazo más corto. Por su parte, Alberto de las Carreras, designado por la Cancillería argentina para negociar con Serodio, se mostró sorprendido y molesto por las declaraciones de la brasileña, afirmando que se había acordado no hacer declaraciones. La misma reacción tuvo el secretario Campbell, quien explicó que el tema del azúcar era tan complejo que nadie esperaba soluciones para la Cumbre de Ushuaia.345 Zorreguieta sostuvo que los productores no estaban ansiosos por una liberalización, dado el volumen y la cantidad de caña de azúcar con que contaba Brasil. Las empresas argentinas quedarían al borde de la desaparición si caían las barreras arancelarias y todo quedaba librado al libre juego de la oferta y la demanda. El sector se había modernizado, incorporado tecnología y realizado inversiones que lo habían hecho más competitivo, pero aún así era imposible competir con la industria brasileña. Según el productor, los brasileños querían que la Argentina se dedicara al trigo y el azúcar quedara para Brasil, pero existía una diferencia: el trigo argentino no tenía ningún tipo de subsidio ni distorsión, en cambio

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los brasileños tenían un programa de subsidios y fomento de la actividad azucarera que los había llevado a ser el primer exportador mundial de azúcar con 7 millones de toneladas. En la Argentina, la industria azucarera, junto con los cultivos de caña de azúcar, empleaban a 52.000 personas, pricipalmente en las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy. Desde 1991, el sector había dejado de lado el sistema de cupos de producción y precios fijos y había avanzado hacia la desregulación. Como otras actividades, la producción azucarera había experimentado un proceso de concentración y llegada de inversiones extranjeras. El negocio movía unos 600 millones de dólares anuales. La Argentina producía 1,65 millón de toneladas, de las cuales exportaba 280.000.346 En la XV Cumbre del Mercosur (Río de Janeiro, diciembre de 1998), en un acta acuerdo firmada por los cancilleres de los dos países, el gobierno argentino se comprometía a dar los pasos legales y administrativos con su ordenamiento jurídico para rebajar en 10% el azúcar importado desde Brasil. La Argentina había dado el primer paso para destrabar el conflicto.347 Como se vio, en abril de 1999 el gobierno argentino rebajó en 10% el arancel que gravaba la importación de azúcar al mismo tiempo que fijaba el precio mínimo para la importación de chapas de acero. Los gobernadores de provincias azucareras aseguraban que ese gesto era ilegal porque contradecía una ley del Congreso.348 Medidas restrictivas por parte de Brasil Debido al déficit en su balanza comercial (5.500 millones de dólares en 1996), en enero de 1997 el gobierno de Brasil adoptó una nueva medida de restricción a las importaciones, generando la indignación de empresarios argentinos y una protesta formal del gobierno de Menem. La medida en cuestión fue adoptada por el Ministerio de Salud brasileño y establecía controles sanitarios especiales para la importación de “alimentos, aditivos para alimentos y sustancias destinadas a ser empleadas en la fabricación de artículos, utensilios y equipos destinados a entrar en contacto con alimentos", según se informó en Brasil. Las nuevas normas de control debían entrar en vigor a mediados de marzo. Según estimaciones oficiales y empresariales, la decisión del gobierno brasileño afectaría exportaciones argentinas por unos 2.000 millones de dólares. La lista de productos cuyo ingreso a Brasil quedaba virtualmente paralizado incluía trigo, lácteos, arroz, carne, frutas frescas y secas, legumbres, ajos, cebolla, papas, aceitunas y vinos.349 El embajador argentino en Brasil, Diego Guelar, declaró que la medida violaba el espíritu de todas las normas y acuerdos bilaterales. Asimismo el subsecretario de Agricultura, Félix Cirio, la consideró inaceptable. Guelar se entrevistó con el ministro de Salud brasileño, Carlos Albuquerque, y logró un compromiso para impulsar una modificación en la norma. A pesar de que Guelar aseguró que el tema podía considerarse resuelto, el gobierno del Brasil abrió un plazo de 180 días para realizar consultas con los sectores empresariales y con los socios del Mercosur.350 En una entrevista periodística, el ministro de Economía brasileño Malán sostuvo que no habría un retorno al proteccionismo ni una maxidevaluación del real. Se quejó de que en la

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Argentina se hablara con mucha excitación de la política cambiaria de su país y manifestó que el sistema cambiario de bandas que se estaba operando hacía más de dos años seguiría en vigencia. Relativizó cualquier asomo de conflicto con la garantía de que su país estaba comprometido en la búsqueda de soluciones mutuamente satisfactorias. El ministro reconoció que Brasil había tenido el déficit ya mencionado, pero remarcó que la inversión en 1996 había sido de 4.900 millones de dólares, 50% más que el año anterior. A fin de aumentar las exportaciones, su gobierno había apelado a la eliminación de impuestos, la revisión de los mecanismos de financiación y la disminución de los costos portuarios y de infraestuctura.351 En marzo de 1997 el gobierno brasileño implementó una nueva medida que recortaba la financiación a los importadores que compraban mercadería con un plazo de pago de hasta 360 días, lo que afectaba a casi 35% de las exportaciones argentinas a ese mercado, especialmente de textiles y alimentos. En el marco de la XII Cumbre de Presidentes del Mercosur, que tuvo lugar en Asunción en junio de 1997, los ministros de Economía y presidentes de bancos centrales se reunieron para avanzar en una solución sobre la cuestión. La propuesta del ministro Fernández apuntaba a aumentar el plazo de financiamiento de 89 a 180 días, y a subir el tope bajo el cual las exportaciones podían tener dicho financiamiento de 40.000 a 120.000 dólares.352 El gobierno de Brasil decidió diferir 90 días la aplicación del régimen de restricciones a la financiación de importaciones, lo que significaba que, durante ese lapso, las exportaciones que no superaran los 40.000 dólares seguirían contando con financiamiento por un plazo máximo de 89 días. Pero Brasil no cedió ante el pedido de sus socios del Mercosur de que levantara definitivamente las mencionadas restricciones, que afectaban la rentabilidad de casi la mitad de las exportaciones argentinas. La decisión brasileña no conformó a la delegación argentina, que tenía dos expectativas: una de máxima, la suspensión definitiva de las restricciones; otra, de mínima, la suspensión temporaria de ellas, aunque por un plazo mayor que el que finalmente adoptó Brasil.353 La crisis del sudeste asiático y sus repercusiones en la Argentina y Brasil sobrevolaron la XIII Cumbre de Presidentes del Mercosur realizada en Montevideo el 15 de diciembre de 1997. Las consecuencias de esa crisis -y sobre todo las posibles restricciones brasileñas a las importaciones argentinas- fue el tema central de las conversaciones entre ambas delegaciones. El embajador José Botafogo Gonçalves no tuvo más remedio que admitir que la situación financiera internacional impregnaba todas las decisiones y declaraciones de esta nueva cumbre del Mercosur. Con un empeño inusual, dijo que frente a esa crisis que afectaba al mundo globalizado el Brasil y la Argentina actuaban con gran claridad: demostraban el empeño en mantener la estabilidad y en mostrar que a pesar de todo el Mercosur avanzaba. Esa era una señal clara para los inversores del mundo de que se podían seguir realizando excelentes negocios en la región. La posición de la Argentina era de apoyo a las medidas que tomara el equipo económico brasileño para evitar un ataque especulativo contra su moneda, a cambio de que no cerraran su mercado a las exportaciones argentinas y evitaran una invasión de sus productos.354 El 18 de diciembre el gobierno brasileño imponía la exigencia de autorización previa para las importaciones, lo que en la Argentina se consideró una reiteración de procedimientos

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incompatibles con los acuerdos del Mercosur y de la OMC. La medida afectaba a mercaderías listas para su ingreso en las aduanas del país vecino. Como resultado de intensas gestiones diplomáticas, la restricción se levantó, aunque por el poco convencional sistema de las comunicaciones verbales, pero no fue formalmente derogada.355 La Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA) denunció que el gobierno brasileño aplicaba barreras paraarancelarias contra el ingreso de productos argentinos (principalmente lácteos, electrodomésticos y materiales químicos). Los exportadores rechazaron el régimen de licencia previa dispuesto por Brasil para un extenso listado de productos y reclamaron que se exceptuara de ese sistema a los países del Mercosur. Las autoridades brasileñas argumentaban que muchos de los productos que formaban parte del listado ya debían ser autorizados previamente y que otros, como los electrodomésticos, fueron incluidos por haberse descubierto maniobras de subfacturación. La CERA advertía que la medida iba en perjuicio de las exportaciones argentinas y que, en momentos de turbulencias internacionales, el Mercosur debía demostrar una acción de conjunto que eliminara cualquier decisión que implicara inseguridad jurídica sobre los protocolos firmados.356 Finalmente, a comienzos de febrero de 1998, luego de una reunión en la Cancillería argentina, Botafogo Gonçalves anunció que Brasil cambiaría el software de sus aduanas para cumplir a la brevedad con la resolución que exceptuaba al Mercosur de la autorización previa a sus importaciones.357 En el marco de la Cumbre de Río de Janeiro, en diciembre del mismo año, la Argentina y Brasil alcanzaron un entendimiento para la aplicación de un régimen simplificado para los trámites fronterizos para el intercambio de productos alimenticios. Los controles en fronteras serían eliminados, considerándose válidos los certificados emitidos por los organismos de control de cada país. No obstante, a pesar de ese avance, Brasil no eliminaría su sistema de licencias no automáticas instrumentadas por los ministerios de Salud y Agricultura. Para trigo, maíz, granos, arroz y animales vivos no se exigirían autorizaciones internacionales. Respecto del comercio de lácteos, sobre el que existía una fuerte corriente de opinión proteccionista en Brasil, se solucionarían las controversias sectoriales mediante la creación de una “mesa láctea”, en la que intervendrían representantes gubernamentales y del sector privado.358 Tensiones regionales por la designación de la Argentina como aliado extra-OTAN de los Estados Unidos y la aspiración de Brasil a ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad En Washington el 15 de agosto de 1997, luego de una entrevista con el canciller Guido Di Tella, la secretaria de Estado Madeleine Albright anunció que la Argentina sería designada como aliado extra-OTAN de los Estados Unidos.359 La medida debía obtener la conformidad del Congreso, pero Di Tella dijo que ésta era inminente. La categoría de aliado extra-OTAN podría estar abierta a Chile u otros países de la región. Al detallar los motivos de la alianza, la secretaria de Estado sostuvo que la Argentina era uno de los más cercanos amigos y socios en el mundo, y recordó su cooperación en la Guerra del Golfo y

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en el restablecimiento de la democracia en Haití. A su vez, Di Tella sostuvo que la decisión no tenía contrapartida,

“Nos obliga a comportarnos con sobriedad, a tomarla como un hecho normal. No es el antes y el después. Es una suerte de distinción con un fuerte simbolismo y consecuencias prácticas. Que se sumen otros no devalúa nada. Esto no es un club cerrado ni algo que ganamos nosotros y que perdieron otros”.360

El canciller argentino proponía a Chile incorporarse a la alianza, porque “cuantos más sean, mejor para la paz del mundo”.361 No obstante, como se verá, la medida provocaría reacciones en los países vecinos de la Argentina. Según la ley norteamericana, el presidente de los Estados Unidos quedaba autorizado, bajo ciertas condiciones, a transferir a los aliados extra-OTAN artículos excedentes de defensa. Los países elegidos tenían acceso a un fondo para proyectos conjuntos de desarrollo de tecnologías de contraterrorismo. En algunos casos podían comprar armas sin que la transacción se hiciera de gobierno a gobierno. El Pentágono podía prestar materiales para que los países realizaran investigaciones. Las empresas de los aliados extra-OTAN quedaban habilitadas para participar en determinadas licitaciones del Pentágono.362 Por otro lado, la Asamblea General de la ONU estaba impulsando una reforma para adaptar la composición del Consejo de Seguridad -dominado por los ganadores de la segunda guerra mundial- a una nueva realidad. La reforma apuntaba a que Alemania y Japón pudieran sumarse al grupo que integraban los Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y China, los cinco miembros permanentes con derecho a veto. Los otros diez miembros del Consejo eran rotativos y se renovaban cada dos años. La propuesta de reforma incluía un lugar para América latina, uno para Asia y otro para Africa.363 Siendo Brasil y México los principales candidatos en América latina, la Argentina pretendía que el asiento permanente fuera rotativo para todos los países de la región y que además permitiera la reelección. Esto estaba pensado para que Brasil pudiera tener más presencia si eso le parecía importante. También la idea era hacerlo oneroso: el país que tuviera esa representación tendría que hacer una mayor contribución a la ONU. Según Di Tella la propuesta de la rotación contaba con el respaldo de los Estados Unidos y de México. El canciller adelantó que Menem trataría el tema con el presidente mexicano, Ernesto Zedillo, durante la cumbre del Grupo de Río, que se realizaría a fines de agosto en Asunción, Paraguay.364 Itamar Franco, antecesor de Cardoso, había comenzado la campaña para comprometer el apoyo de algunos países de la región para Brasil. Cardoso cambió la estrategia, entre otras razones, porque Brasil se consideraba un candidato “natural” para el Consejo, por su potencial económico y por su historia. A la vez, la propuesta argentina de rotación era compleja, porque el mecanismo tendría que imponerse también para los asientos que iban a ocupar Asia y Africa. Si la rotación fracasaba, el canciller argentino se vería en la situación de elegir entre México y Brasil, elección que debía recaer en el último por ser el vecino y el principal socio en la integración económica. El debate sobre la nueva conformación del Consejo de Seguridad estaba en pleno proceso, dado que la Asamblea General debía estar en condiciones de votar un proyecto consensuado de reforma el año siguiente.365

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Conocida la decisión de dar a la Argentina el estatus de aliado extra-OTAN de los Estados Unidos en Chile, se originó una fuerte controversia. Algunos representantes de la oposición derechista responsabilizaron al gobierno de lo que consideraban un nuevo fracaso de la diplomacia chilena. En el oficialismo, se admitió que los recientes anuncios tendrían repercusión en las relaciones bilaterales con la Argentina. Se dijo también que la novedad había caído en mal momento, justo cuando el gobierno estaba venciendo el recelo de los militares por el acuerdo político de emprender ejercicios conjuntos de los ejércitos. El canciller José Miguel Insulza, quien había escuchado el anuncio de la decisión en Washington, a su regreso analizó la situación con el presidente Eduardo Frei y un comité de relaciones exteriores. Se temía que la Casa Blanca, que acababa de levantar el veto a la compra de armas que pesaba sobre los países de la región, desatara una carrera armamentista. Insulza y el ministro de Defensa, Edmundo Pérez Yoma, fueron citados a una reunión conjunta de las comisiones de Relaciones Exteriores y de Defensa de la Cámara de Diputados.366 En ocasión de presentar el llamado Libro Blanco, que contenía los fundamentos de la defensa nacional chilena, el presidente Frei manifestó una serie de reparos contra la alianza norteamericano-argentina. Afirmó que “asignaciones de privilegios o asociaciones inconsultas con algunos países de América latina dificultan la creación de un clima de confianza regional y crean innecesariamente incertidumbre al interior de los bloques subregionales”, aunque sin mencionar a la Argentina ni a los Estados Unidos. Señaló también que cualquier trato hacia los países latinoamericanos que considerara venta de armamentos, transferencia de tecnología o definición de condiciones de asociación político-militar, debía hacerse sobre la base de una plena igualdad entre todos los Estados miembros de la región. En Chile no se entendía la necesidad de los Estados Unidos de contar con un aliado en América latina, donde no había hipótesis de conflicto que lo justificara.367 En Brasil la cuestión se entrecruzó con los planes de este país para ingresar en el Consejo de Seguridad. Consultado sobre la designación de la Argentina como aliado extra-OTAN de los Estados Unidos, el vocero de Cardoso, Sergio Amaral, dijo que no interfería en los planes de Brasil para ingresar en el Consejo de Seguridad. “La alianza en asuntos de seguridad (entre la Argentina y los Estados Unidos) no tiene ninguna relación con las Naciones Unidas”, afirmó. Dicho funcionario fue prudente, porque existía un acuerdo tácito entre los cancilleres de no mostrar una fisura entre los dos principales socios del Mercosur.368 Por su parte, el canciller Luiz Felipe Lampreia y el ex embajador Marcos de Azambuja explicaron que Brasil no se iba a interponer en las ambiciones argentinas, porque ser aliado extra-OTAN de los Estados Unidos no era algo que Cardoso pretendiera para su país.369 En efecto, el presidente Cardoso no hizo comentarios hasta que Menem admitió, en un reportaje publicado el 17 de agosto por el diario O Estado de Sao Paulo, que se opondría a la pretensión de Brasil de ocupar un lugar permanente en el Consejo de Seguridad. El presidente argentino dijo que su actitud podría amenazar la consolidación de los lazos entre ambos países, pero explicó que la pretensión brasileña, de concretarse, “rompería el equilibrio en la región”. Una fuente de la Cancillería explicó a La Nación que la Argentina no estaba a favor ni en contra de ninguna candidatura. Estaba promoviendo una “fórmula

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democrática, equitativa y equilibrada para que en la reforma del Consejo haya una silla permanente para la región que sea ocupada en forma rotativa”.370 El editorial del diario paulista dedicado al asunto, titulado “Eje Washington-Buenos Aires”, criticaba en duros términos el intento de Menem de evitar que Brasil alcanzara un lugar definitivo en el Consejo de Seguridad. Atribuía a las claras muestras del gobierno de Menem de pretender alinearse con los Estados Unidos dos objetivos declarados: recuperar la credibilidad internacional, perdida por los gobiernos militares, y el liderazgo político en América del Sur. Sostenía también que la alianza de los Estados Unidos con la Argentina era una tentativa de debilitar la unidad política del Mercosur. Según el diario, al hacer el anuncio, Albright había enviado un mensaje claro a todas las cancillerías del hemisferio, en el sentido de que se premiaría a los países que siguieran los dictámenes, no solamente de su política externa y de defensa, sino principalmente de su política comercial, y se dificultaría la vida de aquellos que pretendieran seguir caminos propios.371 Fue entonces cuando se produjo la reacción de Cardoso. Su vocero Amaral afirmó que Cardoso había recibido con sorpresa las declaraciones de Menem. “Brasil considera que merece el apoyo de la Argentina”, agregó. A su vez, el canciller Lampreia sostuvo que las afirmaciones de Menem constituían “un verdadero veto a la candidatura de Brasil y son incompatibles con la alianza estratégica entre los dos países”. No obstante, en una conversación telefónica ambos mandatarios se comprometieron a no profundizar la disputa y a buscar una solución en el encuentro que tendrían ese fin de semana durante la Cumbre del Grupo de Río. A su vez, Di Tella dijo que se daba por cerrado el episodio, agregando que se iban a tratar de pulir las aristas en Asunción, pero la relación que existía entre los dos presidentes excedía en mucho las alarmas que habían sonado y para nada pondría en crisis la relación bilateral o el Mercosur. Di Tella declaró que no sería ninguna tragedia que Brasil lograra su cometido, aunque insistió en la postura argentina.372 El secretario general de Gobierno argentino, Alberto Kohan, negó también la confrontación con Brasil, ya que la posición argentina era “pública desde hace mucho tiempo”. Kohan desvinculó la disputa por la representación en el Consejo de Seguridad de la decisión norteamericana de designar a la Argentina como socio extra-OTAN. “La tesis del presidente de que ese asiento debe rotar entre la Argentina, Brasil y México es muy anterior a esto de la OTAN”, aclaró. Voceros de la Casa Rosada coincidieron con Kohan en que la Argentina no estaba dispuesta a resignar sus pretensiones a favor de Brasil.373 A la vez, en fuentes brasileñas se explicó que la reacción del gobierno de Cardoso a las declaraciones de Menem obedeció a que se había violado el acuerdo tácito para evitar que la disputa fuera volcada a la prensa. En la entrevista al diario O Estado de Sao Paulo, que había desatado la sucesión de fricciones, Menem podría haber hablado del criterio de rotación sin hacer mención de ningún país en particular; Menem había hablado de Brasil en forma inoportuna.374 Una de las alternativas que Di Tella reiteró para salir de la disputa era la de consensuar un sistema de rotación con reelección consecutiva sin límites, que permitiría a Brasil tener la banca que buscaba en el Consejo de Seguridad, pero sometido, cada dos años, a la renovación del apoyo del resto de América latina. No se esperaba, sin embargo, que

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Menem y Cardoso alcanzaran un acuerdo en línea con la pretensión argentina, que significaría un cambio drástico en la posición que Brasil mantenía desde cuatro años atrás. La diplomacia argentina apostaba a que la posición intransigente de Itamaraty no fuera exactamente la misma de Cardoso, quien no estaría dispuesto a tomar la medida extrema de llevar el tema a votación a la Asamblea de la ONU en septiembre, sin el consenso del resto de la región.375 Pero en Brasil la reacción alcanzó tambien al Congreso. En una intervención aguardada con expectativa, el 20 de agosto, el ex presidente y ahora senador José Sarney acusó al presidente Menem de dejarse utilizar por el gobierno norteamericano y propiciar la desarticulación del Mercosur. “De hermano para hermano le estoy diciendo al presidente Menem que es con absoluta tristeza y decepción que los brasileños vemos cómo, sin querer o no, se transformó en el instrumento de división de lo que nosotros construimos”, dijo en el Senado. Aunque en varias oportunidades Sarney resaltó que decía cosas que el propio gobierno brasileño no podía decir, el apoyo demostrado por numerosos parlamentarios de la alianza de gobierno llevó a pensar que lo expresado contaba con la aprobación de Cardoso. El ex ministro socialdemócrata, José Serra, uno de los hombres más cercanos al presidente brasileño, comentó que lo dicho por Sarney expresaba con mucha claridad el parecer del Senado brasileño.376 Sarney dedicó buena parte de su intervención a analizar el anuncio del Departamento de Estado norteamericano de elevar a la Argentina a la categoría de aliado extra-OTAN:

“Decir que le concede esa categoría a la Argentina por su participación en las fuerzas de paz es una falta de respeto a ese país, una hipocresía diplomática que genera reservas y sospechas donde antes había un clima de confianza recíproca. […] Israel y Corea del Sur son países amenazados, pero, ¿quién amenaza de invasión a la Argentina? ¿Será Paraguay? ¿O Brasil? ¿O tal vez Bolivia o Chile? Esto es lo único que explica que en un momento en que estamos todos dirigidos a la consolidación de la paz se siembre en nuestro continente el germen de la fuerza”.

Sarney dirigió sus críticas contra el gobierno de Clinton por levantar el embargo de armas a América del Sur y autorizar la venta de modernos aviones a Chile. Estando la armonía del continente en peligro, el senador apelaba al espíritu de integración:

“Los pueblos brasileño y argentino saben cuáles son sus intereses históricos y no permitirán que intereses menores creen un clima artificial de discordia que es lo que Estados Unidos quiere. Creo que el gobierno de Clinton tiene que explicar, no sólo a nosotros sino al pueblo norteamericano, sus actuaciones”.377

El presidente del Senado y principal aliado del presidente Cardoso, el senador Antonio Carlos Magalhaes, insinuó que Brasil tenía derecho a cobrarle a la Argentina la ayuda que le prestaba en materia económica, exigiéndole respaldo a su candidatura a un asiento en el Consejo de Seguidad. El diputado del Partido de los Trabajadores (de oposición), Paulo Delgado, sostuvo que Brasil estaba en condiciones de recordar que compraba 1.000 millones de dólares de petróleo a la Argentina cada año, y que 25% de las exportaciones argentinas iban a Brasil. Eso era más concreto que considerar las declaraciones de Menem

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inaceptables (como había expresado el canciller brasileño). “Ese lenguaje es el que la Argentina usa y entiende", dijo el parlamentario.378 En la Argentina, la oposición coincidió en que el tema debía ser analizado por el Congreso y expresó su intención de citar al canciller Di Tella y al ministro de Defensa, Jorge Domínguez, para que explicaran cuáles eran los beneficios de la asociación militar con los Estados Unidos. El ex canciller Dante Caputo criticó la política exterior de Menem. Tras señalar que Di Tella públicamente había dicho que la prioridad de la Argentina era “primero los Estados Unidos, luego algunos países de Europa y en tercer lugar los países de la región”, Caputo comentó que no entendía la sorpresa que causaba el liderazgo asumido por Brasil, ya que había ocupado un espacio vacante dejado por la Argentina. Caputo recriminó al gobierno no haber informado a la oposición sobre ninguno de los dos temas (la alianza extra-OTAN con los Estados Unidos y el asiento en el Consejo de Seguridad), señalando que se llevaba adelante una “política de secreto”. Consideraba que la propuesta de rotación que impulsaba el gobierno era “inviable”, ya que se trataba de miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Por último, vaticinó que “para salvar al Mercosur” hacía falta redefinir la política exterior, pero que ello sólo podría realizarlo alguien que tuvira a América latina como prioridad y que fuera creíble.379 Un líder radical, Rodolfo Terragno, sostuvo que si bien la Alianza (formada por el radicalismo y el Frepaso) compartía la posición del gobierno con respecto a que la banca latinoamericana por crearse en el Consejo de Seguridad fuera rotativa, censuró la manera en que el oficialismo manejó el tema y dijo que las declaraciones de Menem habían sido “desafortunadas”. Tanto él como Carlos Alvarez criticaron al presidente Menem por no dar prioridad a las relaciones con Chile y Brasil, países a los que consideraban “aliados estratégicos naturales” de la Argentina.380 A su vez, el ex vicecanciller del gobierno de Menem y en ese momento diputado por el Frepaso, Juan Carlos Olima, señaló que las críticas de Chile no le parecían ni justas ni serias. Dicho país hacía dos años que intentaba ingresar al NAFTA. La posibilidad de la Argentina era, a lo sumo, una respuesta al desbalance que la compra de armamento por parte de Chile había creado en los últimos años. Consideraba además que tanto el conflicto con Chile, como el suscitado con Brasil, no dañaban el Mercosur. Los procesos de integración tenían momentos de alta y momentos de baja. Con el tiempo iban apareciendo cuestiones nuevas que se ponían sobre la mesa de negociación.381 En una conferencia de prensa otorgada antes de la Cumbre del Grupo de Río en Asunción, Menem confirmó que se había comunicado telefónicamente con el presidente Cardoso para aclarar la molestia que había generado su declaración de que se oponía a la designación de Brasil como miembro permanente del Consejo de Seguridad. Refirmó, sin embargo, que la postura argentina era que la banca debía ser ocupada rotativamente. Admitió que se realizarían sondeos para ver el respaldo con que contaba la pretensión de Brasil dentro del Grupo. El presidente argentino también tenía intención de hablar al respecto con el presidente Ernesto Zedillo de México. En cuanto a las declaraciones del ex presidente brasileño Sarney, Menem sostuvo que no había que olvidar que Sarney encabezaba un movimiento antinorteamericano que veía mal cualquier acuerdo con Washington.382

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Menem también se mostró sorprendido por las reacciones que habían generado en Chile el anuncio de la casi segura designación de la Argentina como aliado extra-OTAN de los Estados Unidos. El presidente sostuvo que Chile sabía de la posibilidad, pues durante su última visita a Santiago (7-8 de agosto) había hablado del asunto con el presidente Frei. El tema había aparecido durante la visita de Menem a Chile, generando temor de que pudiera desatar una carrera armamentista en la región. Según la prensa, el canciller Di Tella le había explicado a su par chileno Insulza que la designación, en caso de concretarse, tendría consecuencias menores, como el acceso de los militares a material de descarte de los Estados Unidos y la habilitación para que empresas argentinas participaran de algunas licitaciones del Pentágono. Menem insistió en que era “una distinción simbólica, nada más”, y agregó que el tema ya había sido conversado por el ex embajador en Washington, Raúl Granillo Ocampo, con su colega chileno. Además, la secretaria de Estado Albright se lo había comunicado al canciller chileno Insulza.383 Según el presidente argentino, esa disposición de los Estados Unidos disminuía el riesgo país, con todo lo que ello significaba. También consideraba posible que se recibiera asesoramiento técnico para las fuerzas de seguridad y para las Fuerzas Armadas, lo que no generaría una carrera armamentista. A la Argentina no le interesaba entrar en ese terreno y eso se había explicado convenientemente a los países vecinos. Ante una pregunta que indagaba en qué medida el país quedaba comprometido en futuras causas que pudieran emprender los Estados Unidos, Menem señaló que no había ningún compromiso, salvo la doble vía de las relaciones bilaterales. No descartaba que los acuerdos entre Buenos Aires y Washington pudieran servir para que los Estados Unidos respaldaran la demanda argentina de que Gran Bretaña aceptara discutir sobre la soberanía de las islas Malvinas. El presidente argentino sostuvo que ninguna cuestión afectaba la solidez del Mercosur. Rechazaba la idea de que los tres principales países del Cono Sur estuvieran virtualmente apartados.384 Los presidentes del Grupo de Río acordaron que la región latinoamericana pediría a la ONU más de un asiento en el Consejo de Seguridad en condiciones de completa igualdad con los países que ejercían el derecho de veto. Si bien se suponía que las grandes potencias no acogerían favorablemente el pedido, la fórmula resultó útil para destrabar formalmente el entredicho suscitado por la controvertida declaración de Menem objetando el ingreso de Brasil como miembro permanente. En cuanto al malestar generado en Chile por la noticia de la alianza extra-OTAN entre la Argentina y los Estados Unidos, fue bien recibida la aclaración del presidente Frei de que su país no la objetaba, y de que las quejas chilenas sólo reprochaban al gobierno de los Estados Unidos no haber comunicado oficialmente la decisión a Santiago.385 La Nación daba por cierto que el incentivo de la alianza extra-OTAN no era la compra de armas. Para Menem, la nominación sería la coronación de las “relaciones carnales” con los Estados Unidos. El otro atractivo consistía en permitir a Di Tella redoblar sus presiones para que el Reino Unido levantara el veto de armas dispuesto sobre la Argentina después de la Guerra de Malvinas.386 En medio de las críticas de Chile y Brasil, los Estados Unidos elogiaron al gobierno argentino y refirmaron su decisión.387

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En una nota publicada en Clarín, el vicecanciller Andrés Cisneros aclaró que no era cierto, como lo había anunciado la prensa, que la Argentina pretendiera ingresar a la OTAN, ni que se opusiera a que país alguno aspirara a una banca en el Consejo de Seguridad. Mucho menos en el caso de Brasil, que era un país amigo, socio y aliado. Según Cisneros, en el momento en que se formalizaran las candidaturas para el Consejo de Seguridad, todos los países tendrían oportunidad de expresar sus aspiraciones. No obstante, reconocía que la Argentina había declarado que “el mejor sistema sería el del consenso regional y una rotación por turnos en una clara exhibición de la madurez que ha alcanzado la convivencia en nuestra región”. El Grupo de Río acababa de emitir una declaración formal en el sentido de que, cualquiera fuera el mecanismo de elección y/o el país que terminara yendo, ello sería procedente con el previo consenso de la región. La Argentina compartía ese criterio y no aspiraba a concurrir excluyendo a ningún otro país. En plena expansión del regionalismo, resultaba lógico que los países no se fijaran metas individuales, desvinculadas de la opinión y los intereses de los demás. La Argentina no lo hacía y era su deseo de que no lo hiciera Brasil.388 En cuanto a Chile, Cisneros señalaba que ese país venía procurando su ingreso al NAFTA, en una alianza económico-política con los Estados Unidos que, a su juicio, sería “infinitamente más gravitante” que la eventual alianza extra-OTAN de la Argentina, sin que este país, ni ninguno de sus vecinos considerara que ello suponía un agravio para la relación. Lo mismo ocurriría si los chilenos compraban aviones de última generación. Esto era así porque la Argentina no miraba a Chile como enemigo y, consecuentemente, cuanto más desarrollara éste su economía y su seguridad, más se beneficiaba la región y la seguridad argentina.389 Cisneros apuntaba que a partir del retorno de la democracia en 1983, en pocos años se había llevado la relación con Chile a niveles inéditos, incluso en lo militar. Se había formalizado una alianza estratégica con Brasil, y con los Estados Unidos, se adquiriría el más alto nivel de confiabilidad internacional que se reconocía a países fuera de la OTAN. Esto implicaba un fuerte sentido político y una moderada mejora en el aprovisionamiento militar, perdido en 1982, que sólo apuntaba a colocar a la Argentina a la par con sus vecinos. El vicecanciller insistía en que el horizonte era cada día, menos individual, y las decisiones deberían ser consensuadas con los vecinos. De esa manera, quien o quienes finalmente llegaran lo harían a causa de la cooperación y no de la resignación de la Argentina.390 Con todo, lo cierto era que la intención de Chile de buscar un acuerdo de complementación económica con los Estados Unidos, la búsqueda por parte de Brasil de un asiento permanente en el Consejo de Seguridad, y la obtención de la categoría de aliado extra-OTAN por la Argentina demostraban que todavía existía una competencia por lograr ciertos estatus, (ya fueran políticos, militares, económicos o diplomáticos) que distinguieran a los países individualmente, en lugar de ser gestionados y obtenidos por los grupos regionales. Refiriéndose a las relaciones de la Argentina con sus vecinos y a la controversia suscitada a raíz de la alianza extra-OTAN y el asiento para América latina en el Consejo de Seguridad, en una reunión con la prensa a comienzos de septiembre de 1997, el nuevo embajador argentino en Washington, Diego Guelar, sostuvo que no podía plantearse que esas

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sensibilidades fueran producto de una situación de confrontacióm, sino de la intimidad generada por el proceso de integración. Presentándose como un “militante del Mercosur”, Guelar sostuvo que no se podía concebir la integración de la Argentina con el mundo sin la integración de la Argentina en el Mercosur. A diferencia de los que poseían una visión comercial del Mercosur, Guelar señaló que estaba a favor de una visión más amplia, es decir, de una integración también política y cultural. “Yo estoy a favor de la construcción de una nación de naciones”, apuntó, explicando que no creía que los Estados Unidos tuvieran intenciones de entrometerse en ese proceso.391 Guelar afirmó que el estatus de aliado extra-OTAN era un gesto que la Argentina recibía con satisfacción. “En la Argentina no lo vivimos como una maniobra americana para dividirnos, no como un estatus especial que nos diferencia. No le damos ni más ni menos valor que el que tiene”, sostuvo. De acuerdo con Guelar, a los únicos que les interesaba la carrera armamentista eran a los vendedores de armas. “Para nosotros la compra de los F-16 por parte de Chile no representa ningún peligro”, expresó.392 A su vez, el nuevo embajador de Brasil en la Argentina, Luiz Felipe Seixas Correa, manifestó que el episodio sobre el Consejo de Seguridad sólo se había tratado de una situación en la interacción entre dos países cuya relación era muy importante. El lugar en el Consejo de Seguridad no era una cuestión prioritaria de la política exterior brasileña como sí lo era el Mercosur. En realidad, había sido el inesperado cambio de posición de los Estados Unidos tres semanas atrás, aceptando el ingreso de tres nuevos miembros al Consejo de Seguridad, lo que había producido toda esa expectativa. Correa señaló que a su gobierno le parecía natural que Brasil ocupara un lugar en el Consejo, pero siempre se haría todo en consulta con la Argentina, por la extraordinaria importancia de la relación regional.393 En la reunión del World Economic Forum (WEF) que tuvo lugar en San Pablo, Brasil, en septiembre, el asesor del presidente Clinton, Thomas McLarty, transmitió el deseo del gobierno estadounidense de avanzar en la constitución del ALCA.394 Demostrando que conocía las sospechas abrigadas por el Mercosur, especialmente por Brasil, de que los Estados Unidos pudieran intentar dividir a los socios del bloque sudamericano, McLarty señaló lo siguiente:

“Nosotros le damos la bienvenida al Mercosur. Estados Unidos apoya los acuerdos comerciales regionales entre los vecinos hemisféricos, en la medida en que creen comercio, pero que no generen discriminación contra otros socios comerciales que no forman parte de la región”.

También sostuvo que los Estados Unidos no pretendían dividir los bloques comerciales ni a los países que eran socios, ni tampoco se intentaba “obligar a nadie a firmar acuerdos regionales antes de estar preparados”. Las resistencias, tanto en Brasil como en la Argentina, a establecer una zona de libre comercio continental obedecían al temor de dejar en mala posición a las industrias y sectores productivos del Mercosur.395 En el Foro mundial de Davos, a fines de enero de 1998, el presidente Menem recibió de McLarty la comunicación de que había quedado formalmente confirmada la alianza extra-

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OTAN de la Argentina con los Estados Unidos.396 En mayo, la Argentina comenzó a asistir a las reuniones del Consejo Permanente de la Asociación Euroatlántica, que reunía a los países asociados de la OTAN y a aquellos que participaban con tropas en las misiones de paz dirigidas por la organización militar. El argentino Rafael Grossi representó por primera vez al país en una reunión del citado consejo.397 En mayo de 1998, en una conferencia de prensa en Lisboa, el presidente Cardoso declaró que Brasil prefería

“una buena relación con la Argentina antes que un lugar en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas […] Brasil asume, como está asumiendo, su plena responsabilidad sabiendo que en ciertos momentos cede. Cedemos tantas veces en cuestiones de mercado para no comprometer las relaciones con nuestros vecinos de Mercosur. Brasil prefiere una buena relación con la Argentina. Tal es la importancia que nosotros le damos a las buenas relaciones con nuestros vecinos”.398

Al día siguiente un alto funcionario del área de Comunicación del Palacio de Itamaraty, quien habló en nombre del organismo, dijo a La Nación que el presidente Cardoso había querido decir que si se presentaba una nueva disputa por el sillón en el Consejo de Seguridad, Brasil preferiría quedar afuera o, incluso, turnar el puesto, para no estropear las relaciones con la Argentina. Pero agregó que las palabras del presidente no querían decir exactamente que Brasil fuera a abandonar sus pretensiones. Dijo que si había que elegir, se inclinaba por la Argentina. Pero quizá no hubiera oposición y Brasil pudiera tener las dos cosas. Dependía de la Argentina. El funcionario de Itamaraty destacó que Brasil no se postulaba al cargo, pero se ponía a disposición de la comunidad internacional si ésta consideraba que debía ocuparlo.399 El tema reapareció en plena crisis comercial con Brasil, cuando el presidente Menem lo introdujo en su discurso ante la ONU, en septiembre de 1999. “La Argentina apoya la creación de un sistema de rotación abierta, sin discriminación”, sostuvo el presidente argentino. También manifestó que la categoría de miembro permanente no debía introducirse en las regiones en las que no existía, “máxime si la tradición y la historia lo desconocen”. El presidente señaló que no se oponía, sin embargo, a las candidaturas de Alemania y de Japón. El canciller Di Tella no dio precisiones, pero el tema apareció en la versión final del discurso de Menem, que tuvo modificaciones de último momento.400 La Argentina solicita ingresar a la OTAN como miembro pleno Luego de una reunión de gabinete realizada en Olivos el 8 de julio de 1999, el presidente Menem anunció que había solicitado la incorporación de la Argentina a la OTAN, “en calidad de miembro asociado, o una categoría similar por establecerse”, en virtud dijo, de los artículos 10 y 12 del Tratado de Washington de 1949. Al efecto se había enviado una carta al presidente Clinton, pidiendo que promoviera esa incorporación, y un mensaje similar a las autoridades de la OTAN. El ministro de Defensa, Jorge Domínguez, y el secretario de Planeamiento Estratégico, Jorge Castro, viajarían a Bruselas, donde explicarían la cuestión ante la organización.401

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Invitado especialmente por el 50º aniversario de la creación de la OTAN, el 16 de julio el jefe de la SIDE, Hugo Anzorreguy, explicó ante la Asociación Atlántica Española que la voluntad argentina de incorporarse a la OTAN como miembro asociado se debía a que la alianza había dejado de ser exclusivamente una alianza militar para transformarse en una estructura de seguridad cooperativa, con un alcance potencialmente global y un carácter político estratégico. La Argentina era aliado extra-OTAN de los Estados Unidos desde 1997, lo cual había incidido positivamente en las relaciones de la Argentina con los Estados que integraban la alianza atlántica. Anzorreguy también conversó sobre el tema con el rey Juan Carlos; con el presidente del gobierno español, José María Aznar; con su antecesor, Felipe González, y con otros funcionarios.402 El mismo día el ministro Domínguez presentaba en Bruselas la propuesta argentina de enviar un contingente de 500 efectivos de Fuerzas Armadas y de seguridad a Kosovo, que sería el mayor destacado por la Argentina en el exterior. Domínguez se reunió con el comandante de la OTAN, el general norteamericano, Wesley Clark; con el presidente del comité militar de la alianza, el almirante italiano Guido Venturoni, y con el ministro de Defensa belga, André Flahaut. Según el ministro, Clark respaldó a la Argentina por su desempeño en misiones de paz, y consideró que, como intención, era positiva la idea argentina de participar de la OTAN, aunque el general norteamericano dejó en claro que ésa era una decisión política de las autoridades de la alianza, que estaba fuera de su alcance. Domínguez explicó que la jerarquía de la asociación que reclamaba la Argentina estaba en un nivel inferior al de los países fundadores.403 Poco después, el presidente Menem volvió a defender la intención del gobierno argentino de incorporarse como miembro asociado, o en una categoría similar a establecerse, en la OTAN. Al encabezar la ceremonia de apertura de la reunión nacional de delegados regionales del Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), Menem dijo que si la OTAN hubiera existido en la década del 30 “no hubiéramos tenido un Hitler” en Alemania, y aseguró que gracias a la OTAN se había evitado una situación similar en Kosovo. Al defender su propuesta para que la Argentina se incorporara plenamente a la OTAN, el presidente dijo: “somos miembros especiales” de esa organización a partir de una decisión de los Estados Unidos, “pero queremos ir un poco más allá para colaborar a los efectos de evitar este tipo de situaciones (discriminatorias) con todas nuestras fuerzas”.404 El Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil emitió de inmediato un comunicado, expresando que no había sido consultado al respecto y que, en caso de ser aceptada la petición argentina, “introduciría elementos extraños en el contexto de seguridad regional sudamericana”. La nota añadía que la medida “tendría consecuencias de naturaleza política y militar, que serían analizadas en todos sus aspectos”.405 El candidato presidencial de la Alianza, Fernando de la Rúa, calificó como “totalmente inconveniente e inviable” la decisión del presidente Menem de solicitar para la Argentina la incorporación como miembro pleno de la OTAN. “No creemos útil, prudente ni conducente que el actual gobierno, culminando su mandato, tome iniciativas que pongan en riesgo la solidez construida en tres lustros de difíciles coyunturas”, dijo De la Rúa mediante un

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comunicado. Este agregaba que la iniciativa añadía “una dificultad extra a la discusión de los demás temas, todos delicados y exigentes de una gran madurez dirigencial: tanto en cuestiones macroeconómicas como de desarrollo de la infraestructura y de la propia estabilidad política que está atravesando la región”. De la Rúa señaló que la decisión presidencial había provocado en el país una “singular preocupación”. “Ningún debate previo en el Congreso, con la oposición o con la opinión pública, ni tan siquiera con su propio partido, adelantó esta medida, que, además, se tomó sin consultar a los organismos del Estado con competencia legal en el tema”, dijo. Para el candidato presidencial aliancista, la Argentina debía avanzar en la articulación de esquemas regionales de seguridad internacional y de defensa propios. No renegaba a priori de ningún posible acuerdo con otras organizaciones de defensa y seguridad, en el marco de la ONU, pero esos acuerdos debían plantearse en forma coordinada con los socios del Mercosur.406 Como respuesta a los comentarios de De la Rúa, Menem envió una carta a los medios, en la que aseguraba que no era para extrañarse que De la Rúa no estuviera de acuerdo con la propuesta, dado que en los últimos diez años casi nunca había estado de acuerdo con las decisiones del gobierno argentino. No obstante, la mayoría de las veces, con algunos años de retraso, había terminado por aceptarlas. Por ello, Menem vaticinaba que en algún momento próximo o lejano, reconocería también el acierto de la iniciativa que ahora cuestionaba. Entre las decisiones que el candidato aliancista habría aceptado a destiempo, Menem apuntaba la ley de convertibilidad, las privatizaciones, la desregulación y la apertura internacional de la economía, el equilibrio presupuestario y el fortalecimiento de las relaciones con los Estados Unidos. Agregaba que “lamentablemente la virtud de un gobernante no es el hecho de reconocer, casi siempre tarde, el acierto de las decisiones tomadas por otros. Es preciso estar munido de una visión adecuada (...). Exactamente lo contrario de lo que suele suceder con el doctor De la Rúa”. Menem afirmaba que la globalización económica había generado la aparición de bases materiales de una nueva sociedad mundial. Era lo que el general Perón había definido como la era del universalismo. La Argentina estaba comprometida en la construcción de las instituciones de esa sociedad mundial. Por último sostenía:

“La Argentina es aliada extra-OTAN de los Estados Unidos (algo que el doctor De la Rúa criticó en su momento y terminó por aceptar), que ahora forma parte de ese núcleo de decisión. A ello y a ninguna otra cosa puede responder esta iniciativa, absolutamente coherente con diez años de una política exterior siempre enderezada a impulsar la inserción mundial de la Argentina”. 407

En un artículo en La Nación, el secretario Castro justificó la posición del gobierno argentino, señalando que, a partir de Kosovo la alianza occidental tendía a convertirse en el núcleo político y operativo de un nuevo sistema de seguridad global, cuya formulación y alcances habían ingresado irreversiblemente en la agenda internacional. Este replanteo había comenzado a manifestarse en la reunión celebrada en Washington en abril de 1999, para conmemorar el quincuagésimo aniversario de la OTAN. La reformulación en ciernes se fundaba en una particularidad importante de la nueva era de la posguerra fría. Desde la desaparición de la Unión Soviética, la supremacía militar de los Estados Unidos había dejado de ser una alternativa entre otras, para constituirse en un dato estructural de la nueva

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realidad mundial. Por eso la OTAN era una alianza en la que la dimensión político-estratégica era mucho más importante que el aspecto estrictamente militar. Por otra parte, no había causa, por justa que fuera, que tuviera relevancia en términos de la política mundial sin una estructura de poder que la sustentara. Como era imposible constituir poder al margen de las tendencias fundamentales de una época histórica determinada, esa estructura de poder sólo podía generarse a través de una activa participación en el proceso de revolución tecnológica, globalización económica e integración política, que caracterizaba al mundo en el fin de siglo. Por eso la Argentina, que en la década del 90 había recuperado su inserción internacional, que con sus socios y aliados del Mercosur avanzaba hacia la construcción de un polo de poder político sudamericano y que ya era aliada extra-OTAN de los Estados Unidos, buscaba ahora hacer sentir su voz en el rediseño del sistema de seguridad global a través de su asociación con la OTAN.408 No obstante, el pedido de la Argentina de ingresar a la OTAN fue denegado. El secretario general de la OTAN, Javier Solana, remitió el 26 de julio una nota al ministro Di Tella, en la que agradecía el ofrecimiento y la disposición de la Argentina, pero comunicaba el rechazo de la solicitud. Principalmente la decisión estaba basada en que por sus limitaciones geográficas, expresadas en su estatuto, la organización no podía acoger a países fuera del hemisferio norte. La misiva expresaba también que en ocasión del seminario que realizaría la organización en octubre en Buenos Aires, seguirían las conversaciones sobre los vínculos entre la Argentina y la OTAN. La negativa sorprendió a varios funcionarios de la Casa Rosada, que albergaban esperanzas luego de haber recibido en forma extraoficial los respaldos de España e Italia. 409 La Nación apuntó en un editorial que sorprendía que se hubiera dado ese paso en falso. Era incomprensible que un asunto de esa naturaleza hubiera podido ser manejado con tan poca idoneidad, teniendo en cuenta, sobre todo, las consideraciones tan obvias del rechazo. El periodista Joaquín Morales Solá criticó al secretario Castro por no haber realizado consultas previas y secretas con la OTAN (para cuidar que el presidente no quedara desairado, como finalmente sucedió) ni hablado con Brasil para comunicarle una decisión que podía irritar su sensibilidad por la seguridad nacional.410 Al día siguiente de la sorpresiva entrevista de Menem y Cardoso en Brasilia, que, como se verá más adelante, destrabó la crisis del Mercosur provocada por la imposición de salvaguardias por parte de la Argentina, el canciller Lampreia dijo, en una entrevista con La Nación, que la solicitud argentina para ingresar en la OTAN había causado mucha irritación en el gobierno brasileño porque había sido una decisión muy grave, que no les había sido ni siquiera avisada con anticipación. Su gobierno se había enterado por la prensa. Cuando había una alianza estratégica y profundidad en la relación de dos países, era claro que ese tipo de actitudes causaba una honda molestia. Pero el caso estaba cerrado (dado que la OTAN había rechazado el pedido argentino).411 En un discurso pronunciado el 6 de octubre durante el seminario "Presente y Futuro de la Seguridad Internacional", que contó con la participación de representantes de la OTAN y que se realizó en el Palacio San Martín, Menem restringió el nivel de contactos y acuerdos a futuro con la Alianza Atlántica. “La democracia, la paz y el respeto por los derechos humanos” constituyen “los valores que, no obstante la modestia de nuestros medios, nos

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vinculan con la OTAN”, dijo. El vicecanciller Andrés Cisneros, en tanto, sostuvo en el mismo seminario que la Argentina debía considerar “más valioso un paso adelante del conjunto (en referencia al Mercosur) que una iniciativa aislada”.412 De todas formas, quienes llevaron la idea a oídos de Menem, afirmaban que el presidente se había adecuado a “una restricción política de declaraciones, por la campaña”, pero que había avances significativos en ese tema. Las fuentes destacaban que el dirigente español de la OTAN, Javier Ruperez, había estado recientemente con Menem en la Casa de Gobierno, para comunicarle que “la Argentina podría intervenir en el Parlamento de la OTAN” si el Congreso de la Nación lo solicitara. También habría admitido que en 2002, cuando se reformara la carta de constitución de la OTAN, se daría lugar a nuevos miembros. Sin embargo, ésa no era la posición de quienes se harían cargo de la siguiente gestión gubernamental en la Argentina. “Apostaremos a una relación privilegiada con el Brasil y las Naciones Unidas. No con la OTAN”, coincidieron Lucio García del Solar y Angel Tello, dos especialistas de la Alianza para esos temas.413 La visita de Clinton a Venezuela, Brasil y la Argentina y el respaldo al Mercosur El presidente Clinton se había expresado siempre en favor del Mercosur, pero los principales lobbies norteamericanos militaban en contra del mismo, porque lo percibían incompatible con el ALCA. El Departamento de Estado mantenía la posición histórica de simpatía hacia el bloque austral, pero el Departamento de Comercio estaba más cerca de los lobbies. La principal reserva de los sectores opositores tenía relación con los aranceles proteccionistas del Mercosur -sobre todo de parte de Brasil-, que impedirían, según ellos, la integración tal como se la concibía en el ALCA. Por ello, la posición en favor del Mercosur, que Clinton explicitaría en Brasil, sería considerada un gesto histórico. En la Argentina, el Mercosur era considerado una política de Estado, pero se propiciaba una línea de convivencia con el ALCA.414 Diego Guelar, embajador argentino en Washington; José Botafogo Gonçalves, secretario general de Integración de la Cancillería brasileña, y Juan Gabriel Valdés, viceministro de Asuntos Económicos Internacionales de Chile, remarcaron en la primera jornada de la Sexta Conferencia sobre las Américas (organizada anualmente por el Wall Street Journal), que el Mercosur no era un proyecto proteccionista, sino el paso inicial hacia una apertura completa de la región a la competencia global. Reclamaron además que los Estados Unidos brindaran un tratamiento menos restrictivo a las importaciones procedentes del Mercosur, luego que los países de esa región pusieran en marcha reformas económicas que implicaron la apertura a la inversión internacional y a la competencia, junto con masivas privatizaciones y desregulaciones, y un firme proceso de consolidación de los sistemas democráticos.415 En vísperas del viaje del presidente Clinton a Venezuela, Brasil y la Argentina, el secretario de Asuntos Interamericanos, Jeffrey Davidow, asistió a una audiencia en el Congreso en la que detalló la visión oficial sobre la región. Señaló que el comercio era el corazón del vínculo de los Estados Unidos con el continente, razón por la que no podían subestimar el

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valor del Mercosur como prenda de integración y, en vista del conato de golpe sufrido recientemente por el Paraguay, como un reaseguro más de la democracia.416 El presidente Clinton fue recibido por el presidente Cardoso con una firme defensa del Mercosur. Cardoso sostuvo que su gobierno estaba listo “para compartir el ALCA, que es un objetivo ambicioso”, pero agregó una condición: “en la negociación debe haber espacio para nuestros intereses individuales y legítimos”. Lo mismo hizo el canciller Lampreia, quien señaló: “el Mercosur no es un capricho ni un cometa que desaparecerá. Es el resultado de una lógica histórica, política y cultural”. Por su parte, Clinton habló de la necesidad de mercados abiertos, señalando que Brasil y los Estados Unidos -las economías más grandes del continente- debían mostrar el camino. No obstante, el embajador de los Estados Unidos en Brasil, Melvyn Levitsky, fue menos diplomático cuando dijo que el gobierno brasileño tenía la obligación de participar en el ALCA porque había firmado la declaración de la Cumbre de las Américas, en Miami”, en 1994.417 El gobierno brasileño consideraba que el costo social y económico de exponer a los sectores productivos brasileños (que aún sufrían las consecuencias de la apertura económica) a la competencia de los norteamericanos sería demasiado alto. Además, Brasil quería obtener algunos beneficios que justificaran la apertura de sus mercados a los Estados Unidos. “Si nuestras conversaciones no acarrean una mejora efectiva de nuestro acceso a los mercados más desarrollados del continente, no vamos a ingresar” al ALCA, declaró el canciller Lampreia. En la recepción, Cardoso le propuso a Clinton una “relación madura, de respeto mutuo entre dos grandes países”, agregando en términos conciliadores: “podemos concordar, discordar, pero siempre vamos a entendernos”.418 En la conferencia de prensa conjunta llevada a cabo en el Palacio de la Alvorada, el presidente Cardoso subrayó el compromiso con el Mercosur, una parte muy importante de la política exterior de Brasil y que consideraba un ejemplo del trabajo de los cuatro países integrantes, al igual que Chile. Con los Estados Unidos se habían alcanzado grandes acuerdos respecto del comercio, la democracia y el mantenimiento de la paz. Trabajando juntos se podía ir hacia la integración de las Américas como un todo, de una manera que evitara dañar tanto los intereses del Mercosur como los de los países del NAFTA. La prosperidad debía llegar a todos.419 A su vez, Clinton expresó que por tener las economías más grandes y las poblaciones más diversas del hemisferio, Brasil y los Estados Unidos tenían ambos habilidad y responsabilidad especiales para ayudar a liderar a las Américas al siglo XXI. Bajo el liderazgo del presidente Cardoso, Brasil estaba trabajando para cumplir su destino de gran nación. A través de las notables reformas económicas, su asociación estratégica con la Argentina, su liderazgo en el Mercosur y a través del hemisferio, y cada vez más en el escenario internacional, Brasil había ayudado a consolidar la paz y la democracia y a promover la prosperidad y la estabilidad.420 Clinton recordó que en la Cumbre de las Américas de 1994, en Miami, se había establecido el compromiso de alcanzar el ALCA tempranamente en la siguiente centuria. Dijo que Cardoso y él habían acordado que, en la próxima cumbre que tendría lugar en Santiago, se lanzarían negociaciones amplias y equilibradas para alcanzar el objetivo, tornando la

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agenda común en un plan de acción conjunto. Luego se refirió a lo que pensaba había sido la causa de algún malentendido entre los dos países: la cuestión de la actitud norteamericana hacia el Mercosur y su relación con el apoyo de su gobierno al ALCA. Clinton dijo: “yo apoyo al Mercosur”. Agregó que había sido bueno para Brasil, para todos los países miembros; para la estabilidad, el crecimiento y la cooperación en la región, y algo bastante bueno para los Estados Unidos. Las exportaciones norteamericanas a los países del Mercosur habían aumentado sustancialmente desde 1991. Y los norteamericanos pensaban que ese tipo de arreglos comerciales regionales en todas partes –si servían para abrir las fronteras, incrementar las actividades económicas y alentar el crecimiento- promovían la estabilidad y la oportunidad que beneficiaban a los americanos. Clinton sostuvo que se podía crear un ALCA, consistente con el Mercosur y el liderazgo y el rol de Brasil y de los otros miembros. La elección entre ALCA o Mercosur era una falsa opción, que no se intentaba pedir a los brasileños, a los argentinos o a los otros miembros del Mercosur que hicieran. Pensaba que se podía construir sobre esto e ir adelante hacia el ALCA.421 Por su parte, Cardoso remarcó que, como había dicho Clinton, no había oposición entre el Mercosur y el ALCA. Era una simple situación y había que darse tiempo suficiente de manera de estar preparados para una competencia aumentada. Era sólo una cuestión de tiempo, procedimientos, de manera de estar en posición de participar por completo en las conversaciones y acuerdos. Su gobierno continuaría trabajando al máximo para consolidar el Mercosur, pero simultáneamente trabajaría por el ALCA. Se había firmado un acuerdo en Miami, que no era sólo un compromiso en el papel, era un compromiso real. Verdaderamente se quería aumentar la base comercial. Pero habría que considerar una cuestión por vez; cómo se procedería con los intereses afectados, cómo se construirían puentes de tal manera de beneficiar a las partes involucradas. Todo esto constituía un largo proceso de construcción.422 Clinton señaló que si era posible proceder con el ALCA, ésta sería también una forma de estabilizar a los gobiernos democráticos de muchos pequeños países en el hemisferio y darles alguna seguridad de que, si se mantenían con la democracia y las reformas, sus pueblos también podrían cosechar algún beneficio económico. Así, pensaba que era importante que Brasil asumiera un rol de liderazgo en la constitución de todo ese acuerdo. Y esperaba que lo hiciera porque si bien se trataba de economía, ésta era la base de la libertad, la democracia y la estabilidad, si se lo hacía correctamente.423 Respecto de la banca permanente en el Consejo de Seguridad a la que aspiraba Brasil, el presidente norteamericano sostuvo que la posición de los Estados Unidos era que el Consejo debía ser expandido, que debía otorgarse un asiento permanente a América latina, y que los mismos países latinoamericanos debían resolver cómo debía ser ocupado éste. Justamente se trataba de una de esas áreas en que no se debía decir a la gente de América latina cómo proceder.424 La Cancillería argentina apoyaba la negociación por etapas para la formación del ALCA y un compromiso único de derechos y obligaciones que alcanzara a todos los países del futuro bloque continental. El gobierno argentino definiría cuáles eran los temas prioritarios para el país antes del inicio de las negociaciones del ALCA en abril siguiente, en Santiago,

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proceso que debía concluir en una zona de libre comercio “sin exclusiones de países, grupos de países, sectores ni productos”. En las conversaciones oficiales, que tenían que concluir en 2005, deberían “tenerse en cuenta las marcadas diferencias existentes en el nivel de desarrollo y en el tamaño de las economías” del hemisferio. La Cancillería precisaba las diferencias que existían entre los países del Mercosur y los Estados Unidos en torno del ritmo de los acuerdos y del estatus de las obligaciones mutuas. Si bien el gobierno de los Estados Unidos (al igual que el Mercosur) planteaba inicialmente una negociación por etapas, se recordó que “virtualmente invertía el orden de prioridades” sostenido por los países del Cono Sur. Tampoco resultaba claro el estatus de los convenios que podrían alcanzarse al cabo de la primera fase de negociaciones.425 En la reunión con Menem realizada en la Casa Rosada, Clinton sostuvo que, como había dicho en Brasil, el Mercosur era bueno y no era incompatible con el ALCA. Señaló también que se podía ir avanzando en las negociaciones. Menem defendió el Mercosur. También mostró entusiasmo por el ALCA, pero preguntó por la vía rápida. Clinton se refirió luego a la designación de la Argentina como aliado extra-OTAN, la primera que realizaban los Estados Unidos desde que había terminado la Guerra Fría. No se trataba pues de un aliado en una zona de conflicto, sino de un “reconocimiento” al papel de la Argentina en los conflictos internacionales. Finalmente, elogió a Menem, porque las relaciones con los Estados Unidos habían mejorado notablemente, y por la “transformación extraordinaria” del país.426 Los principales miembros de la Alianza tuvieron una entrevista con Clinton. El ex presidente Alfonsín delineó la postura de la Alianza sobre diversos temas, expuestos en un documento. En éste se destacaba al Mercosur como prioridad comercial y política de la región, y se reclamaba la revisión de las restricciones a importaciones que subsistían en los Estados Unidos. Además, la coalición se manifestó en favor de que un país latinoamericano fuera designado miembro permanente del Consejo de Seguridad y propuso la creación de un organismo similar, pero de tipo económico. También sugirió la modernización del FMI y del Banco Mundial y se opuso a que las Fuerzas Armadas participaran en la lucha contra el narcotráfico. Terragno mencionó la posibilidad de conformar el ALCA, pero en formas, tiempos, plazos y metas similares a la Unión Europea. Clinton recalcó su apoyo al Mercosur.427 En un desayuno con empresarios que organizó la Cámara de Comercio Argentino-Norteamericana, el presidente Menem defendió la “singularidad” del Mercosur. Dijo que “coexistirá con futuros emprendimientos de integración económica”, porque, además de compartir una zona de libre comercio, los miembros plenos tenían una unión aduanera, aunque imperfecta. Menem sostuvo que el ALCA era “un ejercicio complejo” por la disparidad entre los 34 países que participaban de la iniciativa norteamericana. Menem planteó el tema del acceso de los productos agrícolas argentinos al mercado norteamericano. Al igual que Cardoso, ratificó que el Mercosur sería un solo actor en las tratativas con el ALCA.428 Para el canciller Di Tella, el hecho de que Clinton hubiera expresado que el Mercosur era positivo sería el “recuerdo más impactante” de la visita. Di Tella agregó que dolía mucho escuchar a gente importante de los Estados Unidos criticar al Mercosur, porque era “nuestra

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criatura”. Ahora había quedado claro que no era un invento proteccionista. Según Di Tella había habido un debate al interior de la administración norteamericana que se había saldado, entre otras cosas, cuando el representante comercial había percibido que sería burocráticamente imposible negociar con 34 países en forma individual antes de 2005. El canciller discutió con la secretaria de Estado Albright la posibilidad de un diálogo político y económico entre los miembros del Mercosur y los Estados Unidos, lo que fue interpretado como un reconocimiento adicional para el Mercosur.429 Preguntado sobre qué fundamento había tomado la decisión de respaldar el Mercosur, Clinton respondió lo siguiente a un pequeño grupo de periodistas:

“Creo que alguna gente en el gobierno norteamericano y en la prensa tenía la impresión de que el Mercosur podía limitar el comercio de nuestro país. Déjenme decir, en este punto, que al terminar la Guerra Fría también había norteamericanos que expresaban lo mismo respecto de la Unión Europea. Pues bien, yo tengo una óptica totalmente distinta. Yo creo que los Estados Unidos deben promover siempre todo lo que significa cooperación política y económica en democracia. Y no sólo por razones económicas sino porque la democracia mejora la vida de la gente común. Por otra parte, las nuevas amenazas pos-Guerra Fría son el terrorismo, las drogas o el crimen organizado que cruza fronteras. Y hay que promover entonces la cooperación para enfrentar esos problemas. El Mercosur es para América del Sur una organización política que permite hacer frente a esas amenazas. Por lo tanto, mi conclusión es que el Mercosur ha sido muy bueno para los países que lo integran porque, en primer lugar, les permitió eliminar barreras para la circulación de bienes. Como resultado, aumentó el comercio entre los países miembros. Y, al mismo tiempo, también creció el volumen del comercio con los Estados Unidos. Pero el otro gran punto a favor es que el Mercosur trabajó con nosotros para evitar que se produjera una interrupción institucional en Paraguay. Y también se colabora para controlar eventuales movimientos terroristas en la región de las tres fronteras. Todo eso son razones muy positivas. Al mismo tiempo, el objetivo de mi diálogo con presidentes y con líderes en este viaje es también continuar en nuestra meta del libre comercio en toda América. El Mercosur, el Nafta, son bloques comerciales en construcción y esto es muy importante, porque si el resto del mundo no se pone de acuerdo con nosotros, al menos podemos tener una gran área comercial regional, que es una política de seguridad para nuestros países. Y si nosotros podemos probar que somos capaces de integrar económicamente nuestras democracias, entonces será más factible hacer lo mismo a nivel mundial”.430

Propuesta de una moneda única En octubre de 1997 las principales bolsas del mundo sufrieron una sucesión de alzas y bajas, en particular por la fuerte presión especulativa que afrontaban las monedas de Hong Kong y Brasil, y las perspectivas de un menor crecimiento de la economía mundial. La mayor tensión -aparte de la estabilidad del dólar en Hong Kong- se trasladó a Brasil, cuyo ministro Malán reconoció que la crisis estaba lejos de haber sido superada. Para calmar el mercado local y evitar una devaluación del real, el gobierno brasileño subastó alrededor de

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la sexta parte de sus reservas, al volcar una cifra calculada en torno de los 11.000 millones de dólares, y duplicó la tasa de interés que cobraba a los bancos, que pasó de 21 a 43%. Aunque el gobierno de Menem estrechó filas con la administración de Cardoso, Brasil se confirmó como una preocupación para la Argentina: al temor por la devaluación se sumaba la inquietud por los múltiples efectos sobre la Argentina que acarrearía la recesión que se pronosticaba para Brasil.431 En un seminario organizado en noviembre por la Fundación de Investigaciones Latinoamericanas (FIEL), el presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Pedro Pou, propuso que el Mercosur comenzara a analizar la posibilidad de establecer una moneda común atada a una divisa extranjera fuerte para reducir el riesgo de maniobras especulativas en los mercados internacionales. El funcionario explicitó así por primera vez la intención del gobierno argentino de exportar la convertibilidad, especialmente a Brasil, como una manera de reducir la incertidumbre respecto de la moneda de ese país y evitar los costos que esa situación significaba para la economía argentina, aunque remarcó que se trataba sólo de un “juego de simulación”. Pou avanzó sobre una idea que horas antes había lanzado el economista jefe de esa entidad, Ricardo López Murphy. Al abrir las deliberaciones, López Murphy pidió que el acuerdo que en ese sentido ya habían firmado los países miembros del Mercosur se transformara en un objetivo explícito a imagen de lo que los países europeos hicieron en Maastricht, para converger lentamente hacia el euro. Pero advirtió que, para eso, los países del Mercosur debían armonizar criterios de “consistencia fiscal y monetaria, un marco institucional consolidado y economías flexibles”.432 Varios economistas participantes del encuentro coincidieron en que la sola enunciación de ese objetivo y el establecimiento de un cronograma acorde, aunque a largo plazo, ayudaba a disciplinar el resto de las variables y las conductas de los agentes económicos. Pou señaló que la moneda única reducía las posibilidades de ataques especulativos y los riesgos del comercio internacional; pero sólo era la última etapa de un proceso de integración. Asimismo, abogó por fijar para ese acuerdo criterios en lo fiscal más conservadores que los de Maastricht, considerando la realidad regional de mercados emergentes.433 En una conferencia de prensa al cabo de la reunión del CMC, en la Cumbre del Mercosur realizada en Montevideo el 15 de diciembre de 1997, Menem reveló que la Argentina impulsaría tres proyectos durante la presidencia pro témpore del Mercosur que asumiría en enero. Esos proyectos eran: la declaración del Mercosur como zona de paz, la creación de una moneda única convertible, y la puesta en circulación de un pasaporte común para los 200 millones de habitantes del bloque, pero Menem no definió plazos. Sostuvo que el avance de las relaciones y la cuadruplicación del comercio regional tendrían su corolario en el pasaporte y la moneda común.434 En enero de 1998, Jorge Castro fue designado a cargo de la Secretaría de Planeamiento Estratégico, dependiente de la Presidencia de la Nación. Castro señaló que la idea era explorar las posibilidades que surgían a partir de la transformación económica y de la nueva inserción de la Argentina en el mundo. Se refería a la viabilidad que brindaba la vinculación con el Mercosur y Chile para crear un bloque de poder regional que participara en forma activa en la formulación de las reglas internacionales. Se pretendía profundizar la

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identidad política del Mercosur. Castro quería aprovechar el primer semestre del año (en el que Menem ejercía la presidencia pro témpore del bloque) para hacer una propuesta formal de moneda única e impulsar la de un pasaporte único. El nuevo secretario consideraba que el bloque había salido fortalecido de la crisis financiera provocada por el sudeste asiático y que había más campo para profundizar la integración.435 La iniciativa de crear una moneda única fue recibida con escepticismo por las autoridades brasileñas, que no estaban de acuerdo con la rigidez del régimen cambiario argentino. La idea de una moneda única sólo era concebida como una alternativa de largo plazo y en el marco de un régimen cambiario menos rígido que el de la convertibilidad. La idea de la dolarización generaba en Brasil un rechazo aún más fuerte. Muchos analistas también consideraron la propuesta del gobierno argentino prematura. Hasta ese momento los países del Mercosur no habían conseguido avanzar en el compromiso menor de coordinación de las políticas cambiarias, para no mencionar la coordinación macroeconómica prevista por el Tratado de Asunción.436 Asimismo, Ginesta juzga la iniciativa como efectista aunque se hubiera tratado de adoptar el dólar como moneda de la región. En su opinión, la creación de una moneda única, que habría requerido la fijación de una paridad con el dólar o con una canasta de divisas fuertes, la adopción de los severos criterios de Maastricht y un pacto de estabilidad, que garantizara su permanencia, estaba fuera de las posibilidades del Mercosur, principalmente para Brasil, cuyas políticas macroeconómicas se hallaban en difícil trance.437 En el foro económico mundial de Davos, celebrado a fines de enero de 1998, el presidente Menem explicitó su idea de una moneda común para el Mercosur. La estrategia para el bloque tenía tres componentes: la unidad monetaria, la consolidación del Mercosur, cumpliendo con todos los acuerdos ya firmados y aquéllos que se fueran a suscribir, y la ampliación de las relaciones internacionales. Menem refirió que la idea de una moneda única había surgido en la última cumbre del Mercosur y que el proyecto estaba estaba en los primeros pasos. Señaló que se seguía el camino de la UE, con la diferencia de que a los sudamericanos costaría la décima parte del tiempo que había demandado a los europeos. También habló de la posibilidad de crear un Banco Central del Mercosur para que administrara todos los recursos, anuncio que sorprendió a los ministros brasileños.438 El presidente Cardoso sostuvo, en el mismo ámbito, que Brasil no devaluaría su moneda, no se apartaría del camino trazado ni daría un paso atrás en su política. Afirmó que la sociedad brasileña había comprendido que se debía mantener la estabilidad del real. A su vez, el canciller Lampreia dijo a la prensa que no había razón técnica u objetiva para una devaluación, porque si se hiciera sería muy grave, traería más nivel de inflación y tendría efectos negativos con terceros países, como por ejemplo la Argentina. El ministro brasileño criticó con dureza a los especialistas que pronosticaban una devaluación en su país. Lampreia también dijo que en caso de que hubiera una invasión de productos del sudeste asiático como consecuencia de las devaluaciones competitivas allí practicadas, su gobierno podría adoptar, de acuerdo con la Argentina, medidas de restricción y protección, según las normas de la OMC.439

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El secretario de Relaciones Económicas Internacionales Campbell señaló en dos artículos publicados en La Nación y en Clarín, en febrero y abril de 1998, que la unificación monetaria del Mercosur, propuesta por el presidente Menem a fines de 1997 en la reunión de presidentes, era una consecuencia de la integración y mostraba no sólo la capacidad de la región para afrontar coyunturas desfavorables como las crisis del “tequila” y del sudeste asiático, sino también de anticipar los temas estratégicos del futuro. En este sentido, lograr que los países del Mercosur llevaran adelante adecuadamente y en un tiempo prudencial una secuencia de coordinación macroeconómica que pudiera conducir al establecimiento de una moneda común era sin dudas un desafío difícil de alcanzar pero posible y necesario para la consolidación del bloque. Esta tarea -tan utópica como lo era pensar en la creación de la unión aduanera unos diez años atrás- no debía ser vista como una idea exótica o un deseo de copiar a la UE, sino simplemente como la consecuencia natural de la profundización del proceso de integración.440 Campell proponía un cronograma de coordinación que podría incluir al menos cuatro etapas: a) la coordinación monetaria -para acordar ciertos márgenes de tolerancia inflacionaria y determinar el tiempo necesario para alcanzar dichos niveles-; b) la coordinación fiscal -para instrumentar compromisos respecto del resultado fiscal consolidado a escala regional, que limitara el endeudamiento interno y externo de los países-; c) la armonización de marcos regulatorios -que incluyera normativas relativas a servicios portuarios y de transporte terrestre, aéreo y marítimo-, y c) la armonización de la legislación laboral. El proceso debía concluir en una unión monetaria a partir de la elección del régimen de cambios aplicable a la relación entre las monedas, y la determinación del tipo de cambio central y de las bandas de flotación, la creación de una moneda única y un Banco Central del Mercosur.441 Durante una conferencia de prensa ofrecida en Lisboa, en mayo de 1998, el presidente Cardoso calificó de “quijotesco” el proyecto de Menem de lograr en un corto plazo una moneda única para el Mercosur. “Yo sé que hablar de moneda única en este momento es utópico, es algo que está más allá del horizonte, más allá de lo razonable”, sostuvo el presidente brasileño. Con todo, agregó que entendía la posición de Menem, que hacía ese tipo de sugestión con el objetivo de marcar caminos para el futuro.442 En la Cumbre del Mercosur que se celebró en Ushuaia, en julio de 1998, Di Tella explicó la iniciativa argentina de una moneda común, señalando que se tenía absoluta conciencia de que alcanzar ese objetivo significaba un grado de disciplina muy grande dentro del bloque regional. No se podía tener moneda común si había indisciplina fiscal o laboral, y eso había sido aclarado a los socios, precisamente porque la moneda común se había convertido en una de las metas clave del Mercosur.443 El comunicado presidencial señalaba que el proceso de profundización de la unión aduanera debía ser enriquecido con nuevas iniciativas que permitieran definir disciplinas fiscales y de inversión, trabajar en la armonización de políticas macroeconómicas y dar consideración a los demás aspectos que pudieran facilitar en el futuro el establecimiento de una móneda única en el Mercosur.444 Como se verá más adelante, ante la devaluación del real en enero de 1999, el presidente Menem sugirió establecer la dolarización en los países del Mercosur, propuesta que el gobierno brasileñó rechazó terminantemente. La idea de tener una moneda única regional

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reapareció en la reunión de los jefes de Estado del Mercosur y la UE, celebrada en Río de Janeiro el 28 de junio de 1999. El presidente Cardoso, quien siempre había reaccionado con reticencia a la idea de Menem de una moneda única para el Mercosur, sostuvo que una moneda única dependía de la voluntad política y de decisiones macroeconómicas, pero la diversidad que existía en el Mercosur no era mayor que la que tenían los países de Europa al crear el euro. Había pues posibilidades de llegar a tener una moneda única. Menem declaró luego a la prensa que era fundamental tenerla antes de 2005 para poder negociar de igual a igual con otros bloques.445 Compromiso democrático y concertación polítca en el Mercosur La plena vigencia de las instituciones democráticas como un supuesto indispensable para la existencia y el desarrollo del Mercosur fue ratificada en la declaración firmada al término de la II Cumbre de Presidentes, reunida en Las Leñas, en junio de 1992.446 El compromiso con la democracia fue puesto a prueba en virtud de una crisis institucional que comenzó a desarrollarse en Paraguay. En abril de 1996 el jefe del ejército, general Lino César Oviedo, acuarteló sus tropas y se declaró en rebeldía luego de que el presidente Juan Carlos Wasmosy decidió pasarlo a retiro.447 Ante el intento de golpe de Estado, los presidentes de los países del Mercosur brindaron su apoyo al presidente paraguayo. Los cancilleres de la Argentina y Uruguay emitieron una declaración expresando que el respeto a los regímenes democráticos era condición inexcusable para la permanencia en el Mercosur. Strobe Talbott, segundo funcionario del Departamento de Estado norteamericano, agradeció al ministro Di Tella la gestión del Mercosur, que calificó de definitoria. El funcionario norteamericano puso de relieve la importancia del espacio económico no sólo como un hecho pragmático sino como factor político.448 Oviedo fue enviado a prisión y procesado judicialmente por el delito de rebelión. Tras quedar libre, se convirtió en un fuerte crítico del presidente Wasmosy.449 El apoyo que conservaba en sectores del ejército y áreas rurales llevó a Oviedo a mantener su expectativa de alcanzar la presidencia del país. Como consecuencia de lo ocurrido en Paraguay, el Mercosur decidió firmar un documento más contundente respecto de la necesidad de respetar el sistema democrático. En la X Cumbre celebrada en Potrero de los Funes, San Luis, Argentina, el 25 de junio de 1996 se suscribió la Declaración Presidencial sobre Compromiso Democrático en el Mercosur. Reafirmando los principios y objetivos del Tratado de Asunción, y reiterando lo expresado en la Declaración de Las Leñas, se acordaba lo siguiente: a) la plena vigencia de las instituciones democráticas era condición esencial para la cooperación en el ámbito del Tratado de Asunción; b) toda alteración del orden democrático constituía un obstáculo inaceptable para la continuidad del proceso de integración en curso respecto al Estado miembro afectado; c) las partes consultarían inmediatamente entre sí en caso de ruptura o amenaza de ruptura del orden democrático en un Estado miembro, y también con el mismo;

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d) en caso de que las consultas previstas resultaran infructuosas, las partes considerarían la aplicación de las medidas pertinentes. Estas podrían abarcar desde la suspensión del derecho de participación en los foros del Mercosur, hasta la suspensión de los derechos y obligaciones emergentes de las normas del Mercosur y de acuerdos celebrados entre cada una de las partes y el Estado donde haya ocurrido la ruptura del orden democrático; y e) la partes debían incluir una cláusula de afirmación del compromiso con los principios democráticos en los acuerdos del Mercosur con otros países o grupos de países. Los presidentes de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, y de Chile, Eduardo Frei, expresaron en el mismo acto su plena y formal adhesión a la declaración anterior.450 Un año más tarde, en la XII Cumbre de Presidentes, reunida en Asunción el 19 de junio de 1997, con el objetivo de fortalecer la identidad del Mercosur en el ámbito internacional y convencidos de que la profundización del proceso de integración tenía una dimensión política creciente, los mandatarios firmaron la Declaración Presidencial sobre la Consulta y Concertación Política. En ella se decidía que el mecanismo al respecto buscaría articular las acciones necesarias para ampliar y sistematizar la cooperación política entre las partes, entendida como aquélla referida a todos los campos que no formaran parte de la agenda económica y comercial de la integración.451 La crisis paraguaya reapareció en septiembre de 1997 cuando Oviedo ganó las internas del gubernamental Partido Colorado, erigiéndose como candidato para participar en las elecciones generales fijadas para el 10 de mayo de 1998. No obstante, los resultados fueron impugnados por dos corrientes opuestas y recurridos ante la justicia electoral.452 Los embajadores de Brasil y de los Estados Unidos en Paraguay criticaron la candidatura de Oviedo, a quien consideraban un peligro para la democracia paraguaya.453 El presidente Wasmosy ordenó el 3 de octubre el arresto disciplinario, por 30 días, de Oviedo. La medida se debía a las “versiones agraviantes” vertidas en esos días por Oviedo en los medios de comunicación contra la investidura de Wasmosy, en violación expresa de la ley 1115/97 del estatuto castrense, que obligaba al personal sin actividad a observar los principios de la ética militar. Wasmosy tomó la medida en su condición de comandante en jefe de las fuerzas armadas. Luego de una gira por la región y de permanecer prófugo el resto del tiempo, el 12 de diciembre Oviedo se entregó para cumplir la orden de arresto. 454 Oviedo visitó a Menem en Buenos Aires y a Julio María Sanguinetti en Montevideo. El presidente Cardoso, en cambio, no quiso recibirlo.455 La entrevista con Menem no cayó bien al presidente Wasmosy. El gobierno de los Estados Unidos también se mostró desconcertado con la actitud del presidente argentino.456 Previendo un resurgimiento de la inestabilidad política en Paraguay, en el comunicado conjunto firmado en la XIII Cumbre de Presidentes, celebrada en Montevideo el 15 de diciembre de 1997, se reiteraba el carácter imprescindible de la vigencia y del fortalecimiento de las instituciones democráticas, como condición esencial para la cooperación en el ámbito del Tratado de Asunción, sus protocolos y demás actos subsidiarios, y que toda alteración del orden democrático constituía un obstáculo

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inaceptable para la continuidad del proceso de integración en curso respecto del Estado afectado.457 Poco después del arresto de Oviedo, el presidente Wasmosy creó por decreto un tribunal militar integrado por generales rivales de Oviedo, que decidió mantenerlo detenido por tiempo indefinido. Los jueces castrenses acusaban a Oviedo de atentar “contra la seguridad de las fuerzas armadas”, delito que conllevaba penas de entre cinco y 25 años de prisión. Pero el juicio militar entraba en conflicto de competencia con los tribunales civiles. De acuerdo con el presidente de la Corte Suprema, Enrique Sosa, el juicio a Oviedo estaba en la jurisdicción de la justicia ordinaria. El tribunal militar entendió lo mismo el 8 de enero y pasó el expediente a las instancias civiles. Días después, sin embargo, los jueces castrenses decidieron retomar el caso sin consultar a la Corte Suprema. Suponiendo arbitrariedad de parte de los jueces militares en el arresto de Oviedo, un juez civil inició a principios de enero una investigación con miras a un eventual hábeas corpus.458 El 30 de enero de 1998 Paraguay fue sacudido por fuertes rumores de golpe de Estado. En ausencia de Wasmosy, quien se hallaba de gira por América Central, el juez civil Angel Cohene se hizo cargo de un “hábeas corpus reparador” en favor de Oviedo, lo que parecía ser el preludio de su puesta en libertad. Esta decisión judicial provocó que se reforzara la seguridad de la división de Infantería donde Oviedo estaba recluido, y el desplazamiento de tanques, aviones de combate y helicópteros hacia Asunción.459 A su regreso, el presidente llamó a mantener la calma y definió los hechos como “pequeños obstáculos que debe superar la democracia”.460 Los gobiernos de la Argentina, Brasil y Uruguay expresaron su inquietud por la situación política paraguaya. El 20 de febrero de 1998 el presidente Wasmosy volvía a desmentir rumores de golpe de Estado, manifestando que éstos se originaban en una mala información propalada por los partidarios de Oviedo en el exterior. El embajador argentino en Paraguay, Néstor Ahuad, aseguró que ninguno de los países del Mercosur permitiría que se llegara al gobierno por medio de una asonada. Señaló que se tenía la obligación de participar para la mejor solución del problema, lo que significaba el respeto a la Constitución, a las leyes, a la legalidad y a la expresión popular. Las declaraciones de Ahuad fueron ratificadas por fuentes de la Cancillería brasileña que advirtieron que una eventual ruptura del orden democrático llevaría a la inevitable exclusión de Paraguay del Mercosur.461 Con el trasfondo de la crisis paraguaya, en la XIV Cumbre de Presidentes, reunida el 24 de julio de 1998, se firmó el Protocolo de Ushuaia sobre Compromiso Democrático en el Mercosur, suscripto por los países miembros del Mercosur más los asociados. Dicho documento establecía que la plena vigencia de las instituciones democráticas era condición esencial para el desarrollo de los procesos de integración entre las partes. En caso de ruptura del orden democrático en alguno de los países firmantes, se promoverían consultas de las partes entre sí y con el Estado afectado. Si dichas consultas resultaran infructuosas, los demás Estados partes considerarían la naturaleza y el alcance de las medidas a aplicar, teniendo en cuenta la gravedad de la situación. Las sanciones, que se aplicarían por consenso (excluido el Estado afectado), irían desde la suspensión del derecho a participar en los órganos de los respectivos procesos de integración, hasta la suspensión de los derechos y obligaciones emergentes de esos procesos. Las sanciones sólo se levantarían una

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vez verificado el pleno restablecimiento del orden democrático. El Protocolo fue declarado parte integrante del Tratado de Asunción y de los acuerdos suscriptos con Chile y Bolivia. En el comunicado conjunto de los seis presidentes, se atribuía la firma del documento a una iniciativa del presidente de Paraguay.462 En el mencionado comunicado, se explicitaba la pretensión de iniciar un proceso gradual que tendiera a la equiparación de garantías, derechos y obligaciones de todos los ciudadanos en el ámbito del Mercosur, Bolivia y Chile. Asimismo, se decidía avanzar en la armonización de los regímenes en materia de adquisición de nacionalidad, y ampliar los beneficios en materia de visas, a efectos de facilitar el creciente tránsito de los nacionales de los seis países. Se adoptarían medidas para extender la protección consular por los estados firmantes a los nacionales de estos países, cuando los mismos se encontraran en un territorio en que no existiera representación consular del estado del cual fueran nacionales.463 En marzo de 1998 el tribunal militar extraordinario que juzgaba a Oviedo por su intento de levantamiento en abril de 1996 lo condenó a diez años en prisión y decretó su baja absoluta del ejército. Un mes más tarde, la Corte Suprema de Justicia ratificó la sentencia., lo que invalidaba la candidatura presidencial del ex militar. Este fue sustituido por su compañero de fórmula, Raúl Cubas Grau, y el lugar del vicepresidente fue ocupado por el titular del Partido Colorado, Luis María Argaña. Antes de las elecciones, y nuevamente luego de resultar electo, Cubas declaró que haría justicia con Oviedo decretando su indulto, porque había sido injustamente condenado. “Nosotros estamos convencidos de que el (ex) general Oviedo no ha tenido un juicio justo”, sostuvo Cubas Grau en una conferencia de prensa brindada en la Casa Rosada, luego de entrevistarse con el presidente Menem. Sin embargo, el Congreso paraguayo aprobó una ley que reglamentó el indulto presidencial y limitó la posibilidad de que el presidente electo Cubas liberara a Oviedo. La norma establecía además que el condenado conservaría las inhabilidades y restricciones a sus derechos ciudadanos hasta tanto se cumpliera el plazo que originalmente figuraba en la condena. La ley fue promulgada por el presidente Wasmosy.464 Cubas asumió el 15 de agosto, pero el escenario político paraguayo continuó siendo de incertidumbre. Según un analista, Cubas no tenía ninguna base política propia, pues el movimiento Unace (Unión Nacional de Colorados Eticos) respondía a Oviedo; la posición del presidente era minoritaria en el Congreso, y la situación económica ofrecía un futuro complicada. Además Cubas estaba situado entre un vicepresidente como Argaña, que era adversario declarado del oviedismo, y por otro lado tenía a Oviedo que iba a intentar marcarle los pasos.465 Inmediatamente, haciendo uso de una atribución presidencial, Cubas emitió un decreto que conmutó la pena de diez años de prisión impuesta por el tribunal militar a Oviedo por una de tres meses. Como el ex militar había pasado más de ocho meses en prisión, se ordenó su inmediata libertad. Algunos constitucionalistas señalaron que la facultad del presidente de indultar y conmutar penas debía hacerse en base a un informe del la Corte Suprema de Justicia. Al no haber solicitado el presidente dicho informe, el decreto era ilegal y autorizaba a pedir juicio político al presidente. La Corte Suprema desautorizó a Cubas, quien había afirmado haber recibido el informe en cuestión. Su presidente, Raúl Sapena

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Brugada, sostuvo que el país estaba al borde de la anarquía ya que se había quebrado el estado de derecho.466 El 1º de septiembre un nuevo tribunal militar especial anuló la condena a diez años de prisión contra Oviedo y lo declaró inocente, ordenando su libertad definitiva. La resolución fue considerada una aberración jurídica, pues los juicios militares podían ser revisados ante la justicia civil, pero no al revés. Además la condena anterior había sido ratificada por la Corte Suprema. Esta anuló el 23 del mismo mes la sentencia del tribunal militar que había absuelto a Oviedo. No obstante, Oviedo siguió en libertad hasta tanto se sustanciara una acción de inconstitucionalidad presentada por el Congreso contra el decreto del presidente Cubas. El 2 de diciembre la Corte Suprema declaró inconstitucional el decreto del presidente Cubas, y ordenó la ejecución de la propia sentencia de abril de 1998, que había confirmado el fallo del tribunal militar condenatorio, por lo cual Oviedo debía volver a la cárcel.467 El abogado de Oviedo, invocando un tecnicismo procesal, sostuvo que Oviedo no iba a acatar el fallo de la Corte. Por su parte, el presidente Cubas aseguró que haría todo lo posible dentro de la ley para que Oviedo no regresara a la cárcel. En medios políticos se especulaba que Oviedo no iría a prisión, porque no se vislumbraba quién tendría la autoridad y decisión de detenerlo, en vista del respaldo que recibía del gobierno y de las fuerzas armadas.468 Mediante un decreto, Cubas remitió la resolución de la Corte Suprema al tribunal militar para que la analizara. En una sesión conjunta de ambas cámaras, el Congreso rechazó el decreto de Cubas, advirtiendo que esa instancia castrense era incompetente para tratar una cuestión definida por la Corte Suprema. También calificó de “tiránico y dictatorial” al gobierno de Cubas. No pocos analistas consideraban que el presidente había puesto a Paraguay rumbo a una dictadura.469 Un día antes de la XV Cumbre del Mercosur, reunida en Río de Janeiro el 10 de diciembre, seis legisladores de Paraguay pidieron a sus pares latinoamericanos que tomaran posición clara sobre la situación legal del ex general Oviedo. Como consecuencia, los miembros de la Comisión Parlamentaria Conjunta del Mercosur emitieron un comunicado instando a los gobiernos del bloque a respetar las decisiones judiciales y legislativas y a defender las libertades democráticas. El texto fue modificado a último momento, eliminándose una referencia concreta al caso Oviedo. Los parlamentarios paraguayos planearon infructuosamente repetir el reclamo ante la mesa de concertación política del Mercosur. El embajador Alfredo Chiaradía, director de Asuntos Latinoamericanos de la Cancillería, señaló que a nivel político, en el Mercosur, se tenía particular cuidado de no intervenir en conflictos internos.470 El 23 de marzo de 1999 fue asesinado el vicepresidente de Paraguay, Luis María Argaña, en momentos en que se estaba considerando la posibilidad de entablar juicio político contra el presidente Cubas, por no haber cumplido el fallo de la Corte Suprema que dictaba el arresto de Oviedo, considerado también el autor intelectual del crimen de Argaña.471

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La muerte de Argaña desencadenó el “marzo paraguayo” (26 de marzo), una protesta de los llamados Jóvenes para la Democracia, en la plaza frente al Congreso en Asunción, que fue reprimida por francotiradores partidarios de Oviedo, quienes asesinaron a siete manifestantes. Como consecuencia de lo ocurrido, el presidente Cubas renunció y se refugió en Brasil, en tanto que Oviedo voló rumbo a la Argentina el 28 de marzo. Aquí recibió asilo al día siguiente con el aval de Brasil y de los Estados Unidos.472 Antes de conceder el asilo a Oviedo, el canciller Di Tella consultó con el encargado de América latina en el Departamento de Estado, Peter Romero. El gobierno norteamericano no consideraba conveniente el regreso de Oviedo a Paraguay, porque temía un efecto desestabilizador.473 El titular del Senado, Luis González Macchi, asumió entonces la presidencia de Paraguay, designación que luego fue ratificada hasta 2003 por la Corte Suprema. El presidente fue apoyado por una coalición de unidad (colorados, liberales y encuentristas). Los opositores oviedistas cuestionaron la legitimidad del gobierno provisional, recordando que la Constitución paraguaya establecía que se debía convocar a elecciones dentro de los 60 días, lo que no había ocurrido.474 En la XVI Cumbre de Presidentes, celebrada en Asunción el 15 de junio de 1999, el comunicado conjunto reiteraba la convicción de que la democracia constituía un pilar para la existencia del Mercosur, destacando que la vigencia de las instituciones democráticas garantizaba la estabilidad, la paz y el desarrollo de la región. Se reafirmaba el compromiso de fortalecer el estado de derecho y la democracia representativa como sistema de gobierno. Se expresaba satisfacción por los avances registrados en el diálogo político institucionalizado.475 En el comunicado firmado con Bolivia y Chile, también se asignaba trascendencia política al compromiso democrático y se mencionaba el desarrollo dinámico registrado en el ámbito del Foro de Consulta y Concertación Política.476 Además los presidentes del Mercosur, Bolivia y Chile firmaron la Declaración de apoyo a la democracia paraguaya y a su proceso de normalización y fortalecimiento institucional, reiterando su convicción de que la democracia constituía un valor esencial para la existencia del Mercosur. Se reafirmaba la plena vigencia de los principios consagrados en los documentos sobre el tema firmados anteriormente. Los presidentes declaraban su enérgica condena y repudio a la violencia como recurso de acción política y al asesinato del vicepresidente de Paraguay Argaña, así como de los ciudadanos que se manifestaban en el marco constitucional. También declaraban su apoyo al sistema democrático paraguayo y a su proceso de normalización y fortalecimiento institucional.477 Cabe agregar que en la XV Cumbre del Mercosur, reunida en Río de Janeiro el 10 de diciembre de 1998 se estableció el Foro de Consulta y Concertación Política del Mercosur, que incluía la participación de Bolivia y Chile e institucionalizaba de esa forma un mecanismo al respecto. También se suscribió la Declaración de Río de Janeiro, en conmemoración de los 50 años de la declaración universal de los derechos del hombre, reafirmando los derechos humanos y las libertades fundamentales como parte indivisible de la identidad de sus sociedades.478

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En la XVI Cumbre del Mercosur, que tuvo lugar en Asunción, en junio de 1999, el comunicado conjunto de los presidentes del Mercosur destacaba la importancia de mantener en el bloque una posición cohesionada en materia de relacionamiento externo, lo que contribuía a una efectiva inserción del Mercosur en el contexto regional e internacional. En el comunicado firmado con Bolivia y Chile, se mencionaba entre los temas relevantes analizados la importancia de concertar posiciones en materia de derechos humanos y de candidaturas en organismos internacionales.479 En la XVII Cumbre del Mercosur, celebrada en Montevideo en diciembre de 1999, el comunicado firmado por los presidentes del Mercosur, Bolivia y Chile destacaba el rol desempeñado por el Foro de Consulta y Concertación Política del Mercosur, Bolivia y Chile en la promoción de la dimensión política del proceso de integración, con especial énfasis en la reafirmación de los valores democráticos. También se reiteraba la trascendencia del Protocolo de Ushuaia sobre compromiso democrático que expresaba la plena vigencia de las instituciones democráticas como condición esencial para el desarrollo del proceso de integración y garantía de paz, estabilidad y desarrollo de la región.480 Se destacaba asimismo la importancia de establecer formas de coordinación en materia de candidaturas a organismos internacionales, con el fin de obtener una cada vez más activa y significativa presencia de los estados firmantes en los foros internacionales. Respecto de los derechos humanos, se evaluarían los mecanismos que permitieran instrumentar consultas e intercambio de información entre las distintas cancillerías, con el propósito de favorecer una actuación coordinada en los ámbitos internacionales.481 Las relaciones argentino-paraguayas se tensan por el caso Oviedo Como se vio, el ex general golpista paraguayo, Oviedo, se encontraba asilado en la Argentina desde marzo de 1999. A raíz de investigaciones judiciales referidas al asesinato de Argaña, el 4 de agosto de 1999 llegó a la Argentina un pedido de extradición de Oviedo para que compareciera ante un tribunal penal ordinario de Paraguay. El gobierno argentino devolvió la solicitud a la embajada paraguaya el 2 de septiembre, con el argumento de que se trataba de un asilado político y no de un delincuente común como aducía Paraguay. La Cancillería argentina desestimó el reclamo, sin girarlo a la justicia, invocando la ley de extradición que disponía proteger a los refugiados. Paraguay, empero, argumentaba que Oviedo no era refugiado sino asilado y que el Tratado de Extradición de 1889, de rango constitucional y superior a las leyes, disponía que todos los asilados debían ser extraditados si eran requeridos por la justicia de su país.482 Un conflicto similar se generó con Uruguay: casi simultáneamente con la Argentina, el gobierno de Julio Sanguinetti rechazó el pedido de extradición del ex ministro de Defensa paraguayo José Segovia Boltes, acusado de malversar dinero de ese ministerio.483 La decisión del gobierno argentino de negar la extradición de Oviedo provocó una tensa situación en las relaciones con Paraguay. El 3 de septiembre en un mensaje televisado, el presidente Luis González Macchi sostuvo que la actitud de los gobiernos de la Argentina y Uruguay causaba profunda molestia al gobierno y pueblo de Paraguay. Ambos países

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obstruían el accionar de la justicia y contribuían a la impunidad en momentos en que Paraguay se esforzaba por consolidar la democracia. El rechazo de las extradiciones fue considerado como un gesto “inamistoso”. El presidente recordó que en marzo último Paraguay, sin compartirla, había respetado la decisión política adoptada por esos gobiernos de conceder asilo a personas procesadas y condenadas por delitos comunes y que pretendían pasar por perseguidos políticos. Lamentó que los reclamos judiciales que había efectuado su país se desestimaran en instancias administrativas, “sin la debida intervención de los órganos que en estricta aplicación de los compromisos internacionales se encuentran facultados para ellos”.484 González Macchi también pidió la renuncia a su canciller, Miguel Abdón Saguier, y convocó en consulta a su embajadora en Buenos Aires, Leila Rachid. Antes de alejarse del cargo, Saguier dijo que el Mercosur había quedado en entredicho, por la negativa de la Argentina y Uruguay a extraditar a dos prófugos de la justicia paraguaya. A su vez, el ministro de Defensa paraguayo, Nelson Argaña, hijo del asesinado vicepresidente, calificó a Menem de “sinvergüenza” porque “protege a un asesino, que organizó y mató con alevosía”.485 Menem mantuvo la decisión y declaró que el reclamo no se entendía, ya que “a Oviedo lo expulsaron del Paraguay y ahora solicitan la extradición”. Un funcionario de la Cancillería argentina señaló que por el momento sólo habían llamado a la embajadora para que informara. Se esperaba que el asunto no pasara a mayores. Por su parte, el ministro del Interior, Carlos Corach, dijo que el gobierno no iba a permitir que Oviedo realizara ninguna actividad política, advirtiendo que si no se avenía a esa restricción, sería internado en el interior y, si esto no era suficiente, iba a ser expulsado del país.486 El vicecanciller paraguayo, Carlos Mateo Balmelli, aseguró que la decisión argentina atentaba contra la democracia paraguaya, y contribuía a enrarecer la atmósfera dentro del Mercosur. La Argentina había hecho una interpretación extensiva del asilo, que contradecía otro bien jurídico, como era la extradición, otorgando impunidad a delitos cometidos en Paraguay. Desmintió a Menem, señalando: “Oviedo huyó del Paraguay; no hubo negociación política”. Sostuvo también que Paraguay quería que los jueces decidieran la extradición, no el poder administrativo.487 Finalmente, el gobierno de González Macchi expresó en un comunicado oficial que los gestos de la Argentina y Uruguay se consideraban un “desconocimiento inamistoso”, y se dejaban en suspenso los pedidos de extradición presentados a ambos gobiernos “hasta encontrar en ellos el ambiente institucional y jurídico capaz de responder a los legítimos reclamos de Paraguay”.488 Según fuentes gubernamentales, los próximos reclamos de extradición se presentarían luego del recambio de gobierno en la Argentina.489 Menem respondió que los paraguayos estaban equivocados y que la Argentina estaba cumpliendo estrictamente con los acuerdos sobre el asilo. No se podía pasar sobre las normas oportunamente firmadas por la Argentina. Menem sostuvo que Paraguay no había cumplido una serie de requisitos para pedir la extradición y advirtió a las autoridades de ese país que no tenían que excederse en las expresiones y en su lenguaje, porque estaban agraviando gratuitamente a dos países vecinos y hermanos, como eran Uruguay y la

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Argentina. “Las expresiones han sido un poco duras y creo que fue por falta de conocimiento de los principios que forman el derecho de asilo”, dijo el presidente. Luego agregó: “en la medida en que las cosas se hagan bien, nosotros no tenemos ningún inconveniente en cumplir con la requisitoria que está formulando la República del Paraguay.490 El rechazo del pedido de extradición de Oviedo provocó una fuerte polémica en la Argentina sobre si el gobierno de Menem había actuado conforme a derecho. Hubo quienes consideraron que su decisión había sido la correcta en defensa del derecho de asilo, y otros que, por el contrario, evaluaron que Oviedo había violado las condiciones del asilo al realizar actividades políticas y que, en consecuencia, debía ser extraditado.491 El ex presidente Raúl Alfonsín, que en marzo había justificado su apoyo al asilo político de Oviedo como una manera de preservar la democracia en Paraguay, sostuvo que, frente al pedido de extradición de la autoridad competente, “el gobierno argentino decidió contrario a derecho y optó por brindarle protección al militar requerido, creando una situación más que delicada tanto en lo que hace a la relación bilateral como a la situación política interna del país amigo”.492 La coalición opositora Alianza (UCR-Frepaso) solicitó el juicio político al canciller Di Tella, por considerarlo uno de los principales responsables de la controvertida resolución. El pedido de enjuiciamiento fue presentado en la Cámara de Diputados por Elisa Carrió (UCR-Chaco) con el aval de Federico Storani (UCR-Buenos Aires), titular del bloque radical. En su iniciativa, la legisladora acusó al canciller de mal desempeño en sus funciones ya que, a su juicio, la única autoridad competente para analizar la procedencia de la extradición era la autoridad judicial. La legisladora alegaba: “Existe una clara voluntad política del presidente de la Nación, Carlos Menem, de proteger a su amigo personal Lino Oviedo, imputado de graves crímenes. Decisión que no trepida en desconocer tratados internacionales vigentes, con gravísimas consecuencias para las relaciones exteriores ya tensas con el vecino país”.493 La Cancillería había desestimado la solicitud sin darle vista a un juez en virtud del artículo 20 de la ley de Extradición, el cual establecía que todo pedido de extradición “debe ser rechazado sin trámite por la Cancillería cuando el refugiado sea reclamado por el país que provocó el refugio”. La diputada Carrió rechazaba ese argumento, afirmando que era “impensable equiparar la figura del asilo a la de refugiado”. En su iniciativa señalaba lo siguiente: “a) El asilo es constitutivo y sólo depende de la voluntad política del Poder Ejecutivo. El derecho de los refugiados, por el contrario, se rige por la Convención de Ginebra de 1951, y se aplica sólo a aquellas personas que han debido abandonar el país por temor a ser víctimas de una persecución por motivos de raza, religión, nacionalidad o ideología. b) La norma invocada por Di Tella (el artículo 20 de la ley de Extradición) autoriza la devolución por el Ministerio de Relaciones Exteriores sólo para el caso de los refugiados, precisamente por gozar de protección internacional. No es ésta la situación de Lino Oviedo. c) La resolución dictada por el canciller Di Tella viola el Tratado de Montevideo de 1889, en su artículo 15, que expresa que ´ningún delincuente asilado en el territorio de un Estado

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podrá ser entregado a las autoridades de otro sino de conformidad a las reglas que rige la extradición´. Este artículo, que establece la competencia judicial para conceder o rechazar un pedido de extradición, ha sido dolosamente omitido por el canciller Di Tella. d) La única autoridad competente para analizar la procedencia de la extradición es la judicial. No hay norma alguna en el tratado, ni tampoco en el derecho interno, que otorgue competencia al ministro de Relaciones Exteriores en esta materia. Por lo tanto, podríamos hablar de una clara violación de los deberes de funcionario público, penada por el Código Penal”.494 Pese a que Di Tella había firmado la devolución del pedido de extradición, altos funcionarios paraguayos señalaban a Menem, al secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan, y al ex secretario de Seguridad y embajador en Uruguay en ese momento, brigadier (R) Andrés Antonietti, como los más firmes defensores de Oviedo. La injerencia que los tres ejercían en la política local, con gestiones en favor del ex general, disgustaba al gobierno de Asunción. En privado, dichos funcionarios denunciaban una supuesta sociedad entre Menem y Oviedo, indagando qué alcance tendría ese vínculo para que Menem hubiera decidido pagar un considerable costo político al denegar a Paraguay un pedido formal y legal de extradición del ex militar.495 Según un memorándum de la Cancillería paraguaya (Nº 297), el día anterior al asesinato de Argaña, el brigadier (R) Antonietti había arribado a Asunción en misión especial sin registrarse en Migraciones. La prensa paraguaya hizo referencia a una supuesta reunión de Antonietti con Oviedo y el canciller oviedista de entonces, Dido Florentín, el mismo día del magnicidio. Antonietti terminó su misión al día siguiente y se marchó. Posteriormente, fuentes diplomáticas paraguayas comentaron una comida en Olivos entre Menem y Oviedo, cuando éste ya estaba asilado.496 Trascendió asimismo un enfrentamiento entre los ministros Corach y Kohan cuando éste intercedió para que no se expulsara al ex general paraguayo, debido a que incumplía con las normas del asilo al organizar multitudinarias reuniones políticas en la quinta donde se alojaba, en la provincia de Buenos Aires.497 Los candidatos a la presidencia argentina tomaron posición respecto del caso Oviedo. El candidato de la Alianza, Fernando de la Rúa, prometió que, si era elegido y Oviedo continuaba asilado, revocaría esa decisión. De la Rúa sostuvo que el problema iba más allá de otorgar la extradición a Oviedo, atribuyendo al presidente Menem una gran responsabilidad por haber llevado mediante sus decisiones a enturbiar la situación del Mercosur, que era un objetivo estratégico fundamental, y haber alejado al país de las necesidades de la justicia. Para De la Rúa, el rechazo del pedido paraguayo sin darle intervención a la justicia era “un gravísimo precedente", como lo había sido el apresurado otorgamiento del asilo. Con su decisión Menem había creado una imagen de impunidad, de alejamiento de la justicia y conflicto con la hermana República del Paraguay.498 El gobierno de González Macchi apeló a la intercesión del presidente Cardoso, función que Brasil adelantó estaba dispuesto a aceptar. La normalización de las relaciones podía producirse, según fuentes paraguayas, si los cancilleres, con la mediación de Brasil, arribaban a un principio de acuerdo en una minicumbre que se realizaría en Nueva York, durante la asamblea general de la ONU, el 21 de septiembre.499

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No obstante, el 9 de septiembre la prensa anunciaba que los presidentes Menem y González Macchi se reunirían esa tarde en Posadas (donde el presidente argentino asistiría a un acto electoral) para intentar recomponer la relación bilateral. La cita era consecuencia de negociaciones mantenidas entre los ministros del Interior, Carlos Corach y Walter Bower, en Buenos Aires, quienes habían acordado lo siguiente: a) Los presidentes se reunirían el día 9 en Posadas, y declararían la firme voluntad de ambos países de mantener su relación de amistad y de socios plenos del Mercosur. b) Los embajadores regresarían a sus destinos. c) La Argentina accedería al pedido paraguayo y trasladaría a Oviedo a un lugar -que él mismo elegiría- en la Patagonia. d) El gobierno paraguayo pondría de relieve los gestos de la Argentina en favor de la defensa de la democracia en el vecino país. e) Se detendrían las acusaciones en contra del presidente Menem.500 Los últimos dos puntos eran reclamados por los funcionarios argentinos, por el disgusto que habían causado en Menem las denuncias en el Parlamento paraguayo. En efecto, cuatro legisladores paraguayos, que investigaban el asesinato del vicepresidente Argaña, impulsaban una investigación judicial sobre Menem y otros funcionarios, pues sospechaban que el presidente argentino y Oviedo eran parte de empresas que habían vendido bienes y servicios sobrevaluados a Yacyretá.501 El nuevo canciller José Félix Fernández Estigarribia declaró que el gobierno paraguayo remitiría a la justicia los expedientes del rechazo argentino a la extradición, para que aquélla determinara cuándo y cómo reiterar el pedido a la Argentina. Lo mismo sostuvo el ministro Bower. Ambos funcionarios subrayaron la comprensión del gobierno argentino para proponer una solución transitoria, que consistía en que Oviedo fuera internado en un lugar lejano de Buenos Aires. Esta petición había sido formulada por Asunción un mes atrás, cuando se supo que Oviedo incumplía las normas del asilo, al hacer reuniones políticas.502 También trascendió la posibilidad de que Oviedo viajara a Venezuela. La visita del canciller de Venezuela, José Vicente Rangel, a Buenos Aires (7-8 de septiembre) habría servido al presidente Menem y a Di Tella para sondear la postura del presidente Hugo Chávez, ante la eventualidad de un viaje a ese país del ex militar paraguayo.503 Sin embargo, el mismo día 9 Menem decidió suspender la reunión con González Macchi. En una improvisada conferencia de prensa en el aeroparque metropolitano, antes de viajar a Posadas, el presidente argentino dijo que los agravios en contra de la investidura presidencial por parte de algunos funcionarios del gobierno paraguayo habían sido muy duros, y mientras no hubiera una rectificación clara sobre el tema, no había posibilidad de reunirse. Menem aclaró luego que sólo buscaba la retractación de funcionarios cercanos a González Macchi y no la de los legisladores. Sostuvo que los agravios afectaban la investidura presidencial, como también las denuncias de pactos de impunidad sin fundamento, por lo cual el reclamo era lógico. Sin embargo, aclaró que se iba a superar la crisis y la cuestión no iba a afectar al Mercosur.504

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A modo de respuesta, el canciller Fernández Estigarribia dijo que no había motivos para pedir disculpas, asegurando que su gobierno no se hacía responsable de lo que pudieran expresar legisladores de su país. Adelantó también que, por el momento, la embajadora Rachid permanecería en Asunción. Por su parte, el ministro del Interior Bower aseguró que no había un agravio unilateral. También en Paraguay existían actitudes que reclamaban un desagravio de la misma naturaleza que el reclamado por Menem. Había que buscar los puntos de concertación, dialogar, esforzarse, porque se trataba de países fraternos, países hermanos y la solución tenía que llegar.505 Es probable que el disgusto de Menem proviniera de declaraciones del ministro de Energía del Paraguay, Ricardo Canese, quien aseguró que ni el Banco Mundial ni el Banco Interamericano de Desarrollo deseaban continuar negociando con el presidente Menem sobre problemas sociales y técnicos de la represa hidroeléctrica de Yacyretá. Canese sostuvo que ambos bancos, principales acreedores de la obra donde ya se habían invertido 11.000 millones de dólares, habían decidido esperar que asumieran las nuevas autoridades en la Argentina, en diciembre. El secretario Kohan, de quien dependía el Ente Binacional Yacyretá (EBY), negó que la Argentina hubiera sufrido el corte de los créditos.506 Al percibir que la cuestión con Paraguay se había transformado en uno de los ejes de discusión de la campaña proselitista con vistas a las elecciones del 24 de octubre, el secretario de Coordinación de la Cancillería, Daniel Castruccio, acusó a la oposición de hacer “electoralismo irresponsable” en torno del caso Oviedo. Sostuvo que la decisión del gobierno de devolver el pedido de extradición de Oviedo no surgía de ninguna orden política ni de criterios arbitrarios, sino de un dictamen de la consejería legal de la Cancillería. Si la situación se reprodujera el año siguiente, el canciller del futuro gobierno recibiría la misma respuesta de los técnicos. Los paraguayos debían comprender que las leyes argentinas obligaban a no conceder la extradición. A su vez, Di Tella se manifestó confiado en que tendría una buena oportunidad para cerrar el episodio durante la asamblea general de la ONU, ocasión en que se encontraría con Fernández Estigarribia.507 El 14 de septiembre, por primera vez, el gobierno argentino admitió la preocupación oficial por las actividades políticas que Oviedo estaba realizando en el país. El ministro Corach y el secretario de Seguridad Interior, Miguel Angel Toma, citaron a Oviedo para advertirle por tercera vez (aunque en esta oportunidad en dependencias del gobierno) de manera formal, que debía cumplir las normas del asilo, que le prohibían desarrollar actividades políticas. Oviedo habría expresado que “si insisten tanto, probablemente me vuelva a Asunción y vamos a ver qué pasa”. El ex militar aseguró que no había protagonizado ninguna reunión política que pudiera amenazar el orden institucional de su país, y se manifestó subordinado a las decisiones que adoptara el gobierno argentino. El canciller Di Tella admitió que existía preocupación por algunas actividades de Oviedo, claramente políticas, una cosa que no encuadraba con el asilo, pero aclaró que el gobierno investigaba si esas actividades políticas se habían concretado. “Lo estamos analizando, porque él dice que no las ha realizado, pero existe una denuncia en ese sentido”, expresó.508 Por otra parte, el traslado de Oviedo a Venezuela finalmente no fue posible, porque el presidente Chávez no lo quería en su país. El ministro del Interior venezolano, Ignacio Arcaya, comunicó la decisión al titular de la SIDE, Hugo Anzorreguy, en Washington. En

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la embajada argentina se especuló sobre la influencia que pudo haber tenido en la decisión de Venezuela una reunión del ministro Arcaya con Arturo Valenzuela, el asesor de Clinton para América latina del Consejo Nacional de Seguridad. La posición del gobierno norteamericano no parecía haber cambiado en cuanto al temor de que Oviedo produjera un efecto desestabilizador si regresaba a Paraguay. A pesar de los problemas que el ex militar paraguayo generaba entre dos socios del Mercosur, un alto funcionario norteamericano se mostró partidario de su permanencia en Buenos Aires, a no ser que surgieran evidencias más contundentes de su presunta participación en el asesinato de Argaña.509 En una entrevista que concedió en su quinta de Moreno a La Nación, Oviedo sostuvo que esperaba de los gobiernos del Mercosur un marco de seguridad jurídica que le permitiera regresar a Paraguay para presentarse ante la justicia con las garantías necesarias. Señaló también que, si se daban las condiciones para volver a Paraguay, podía asegurar que ganaba las elecciones, como había ocurrido anteriormente.510 Se interpretó que Oviedo era consciente de que su situación en la Argentina era incierta con el futuro gobierno, por lo cual buscaba imponer las condiciones de su regreso, antes de que fuera tarde.511 Las declaraciones de Oviedo a La Nación disgustaron al gobierno argentino. El ministro Corach requirió al Departamento de Asuntos Jurídicos de la Cancillería un informe para determinar si correspondía rever las condiciones en las que el asilado se encontraba en el país. Menem, Corach y Kohan evaluaron la situación de Oviedo, pero decidieron esperar el regreso del canciller Di Tella de los Estados Unidos para tomar la decisión final.512 La Alianza renovó sus protestas contra el gobierno por la permanencia de Oviedo en el país, considerando que sus declaraciones a La Nación constituían una nueva violación a las normas de asilo. El diputado Carlos Raimundi (Frepaso-Buenos Aires), integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara baja, pidió la inmediata interpelación y renuncia del ministro Corach, y del secretario de Seguridad Interior Toma, por “demostrar una inoperancia inigualable para cumplir con la ley de asilo”, que prohibía las actividades políticas que desarrollaba Oviedo.513 Otro integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, Marcelo Stubrin (UCR-Capital), dijo que el gobierno no tenía excusas, ya que quedaba bien claro que las declaraciones de Oviedo a La Nación eran estrictamente políticas y no se condecían con el asilo. Para Guillermo Estévez Boero (Frepaso-Santa Fe), miembro también de esta comisión, las declaraciones de Oviedo eran absolutamente políticas y violatorias de la conducta que debía guardar un asilado. Denotaban una tranquilidad sólo explicable por la impunidad absoluta de la que gozaba en el país para realizarlas. Se instaba al Ejecutivo a poner fin a ese conflictivo asilo.514 También en el Senado, los legisladores de la oposición hicieron conocer sus críticas. Para Leopoldo Moreau (UCR-Buenos Aires), Oviedo había roto las formas del asilo no sólo porque hizo referencia a su futuro político, sino porque agravió al gobierno paraguayo. Era una acción desestabilizadora hacia el país vecino. En el mismo sentido, Antonio Berhongaray (UCR La Pampa) opinó que el asunto no ayudaba a las relaciones y al equilibrio dentro del Mercosur. Horacio Usandizaga (UCR-Santa Fe), por su parte, pidió la expulsión de Oviedo del país.515 Finalmente, el candidato De la Rúa sostuvo que expulsaría

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a Oviedo de la Argentina si accedía al gobierno. “Si el 10 de diciembre sigue en la Argentina, el 11 se va”, expresó De la Rúa.516 El desafío de Oviedo produjo indignación en el gobierno de González Macchi. Desde Estados Unidos, el canciller Fernámdez Estigarribia dijo que le parecía simpático que Oviedo, que había intentado un golpe de Estado en 1996, pidiera seguridad jurídica. “Son signos increíbles de falta de ubicación”, afirmó. El senador Luis Alberto Mauro,517 principal acusador de Oviedo, sostuvo que lo que hacía Menem era prácticamente una declaración de guerra al Paraguay. “Menem permite estas declaraciones de Oviedo y que este señor envíe armas y dinero al Paraguay. Las armas son para matar gente”, denunció. Según confirmaron fuentes locales, Asunción estaba dispuesta a congelar las relaciones con la Argentina hasta diciembre siguiente, cuando cambiaba el gobierno.518 El 23 de septiembre el gobierno argentino decidió confinar a Oviedo en una estancia de Tierra del Fuego, como sanción por haber violado las normas del asilo político.519 El canciller Fernández Estigarribia reaccionó aliviado, diciendo que era “una decisión muy positiva, un gesto que contribuye a mejorar el clima de la relación bilateral”. En Nueva York, Fernández Estigarribia y Di Tella mantuvieron una prolongada reunión de trabajo para encontrar un texto de reconciliación que dejara conforme a ambos presidentes, pero no pudieron llegar a un acuerdo. Las posturas eran tan opuestas que, según fuentes paraguayas, González Macchi había faltado al almuerzo brindado por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, para evitar un encuentro con Menem. El canciller paraguayo expresó que el traslado de Oviedo no tenía relación ni con el pedido de disculpas ni con la extradición, que su país seguiría exigiendo a la Argentina. “Aunque tuvimos conversaciones al respecto con la Cancillería argentina, es una decisión soberana que adoptó la Argentina frente a una grosera violación del derecho de asilo, y nosotros la apreciamos, porque el presidente Menem ha tomado la decisión correcta”, dijo a la prensa.520 En la primera reunión de gabinete celebrada al regreso de González Macchi al país, se decidió que no habría pedido de disculpas a la Casa Rosada. Paraguay no solicitaría la extradición hasta la asunción del nuevo gobierno en Buenos Aires.521 El presidente Menem cumplió el traslado de Oviedo el 30 de septiembre en un avión de la Fuerza Aérea.522 El mismo dia La Nación publicó que, según fuentes de inteligencia, Oviedo había comunicado a colaboradores de Menem su intención de renunciar al asilo y regresar al Paraguay luego de las elecciones presidenciales del 24 de octubre y antes del 10 de diciembre, fecha en que asumiría el nuevo presidente. En la Casa Rosada aclaraban que, de ser así, el ex militar dejaría la Argentina con todos los requisitos legales. Oviedo buscaría conmocionar con su presencia la política de su país, de modo que el presidente González Macchi se viera obligado a llamar a elecciones presidenciales y a levantarle su inhabilitación judicial para ser candidato. En el área política del gobierno argentino descontaban que Oviedo preservaba una intención de voto de más de 60% y consideraban también que, desde el punto de vista estratégico, el ex militar constituía una alternativa conveniente para la Argentina, porque era un aliado, en tanto que el gobierno de Paraguay era probrasileño.523 El mismo día de su traslado al sur, Oviedo volvió a realizar declaraciones imprudentes. Dijo al diario Clarín “Hago golpes con los votos, y lo voy a volver a hacer; sólo que no le

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diré cuándo”. Más audaz resultó la proclama de Oviedo a radio FM del Bosque, de la localidad fueguina de Tolhuin: “A todos los paraguayos mi saludo, mi afecto, mi apretón de manos. Muy pronto volveremos a encontrarnos en Paraguay, para volver a levantar al pueblo campesino necesitado”.524 No obstante, y tras una dura discusión entre el Ministerio del Interior y la Cancillería, finalmente el gobierno decidió mantener en el país a Oviedo. “Del análisis de las declaraciones y la conducta del señor Oviedo no ha surgido, en esta instancia, ninguna evidencia que suponga incursión en temas políticos o nueva transgresión a las normas de asilo”, expresaba uno de los párrafos de escueto comunicado difundido por la Cancillería, luego de la reunión de gabinete realizada para analizar la situación del ex militar. Corach impulsaba la expulsión lisa y llana del controvertido ex militar, proponiendo enviarlo a Panamá, Venezuela o Alemania. En cambio, Di Tella se inclinaba por una salida diplomática al conflicto. Luego de escuchar un informe de la Gendarmería, Menem entendió que el ex general paraguayo debía permanecer confinado en el Sur.525 Es posible que la posición de la Cancillería argentina estuviera en sintonía con la opinión del zar antidrogas de la Casa Blanca, Barry MacCaffrey, quien le había transmitido al ministro Corach que los Estados Unidos no respaldaban un eventual regreso de Oviedo a su país, porque podría desembocar en violencia.526 El gobierno de Paraguay criticó la decisión de Menem de no expulsar a Oviedo ni revocar su asilo político, pese a que desde su confinamiento en Tierra del Fuego había convocado a un “levantamiento del pueblo campesino”. Fernández Estigarribia consideró que el gobierno argentino tenía sobradas pruebas de la conducta no ajustada al derecho internacional de Oviedo. El secretario Toma puso en duda la franqueza del gobierno de Asunción. “En realidad, esta crisis bilateral es ficticia, porque Paraguay reclama la extradición de Oviedo, pero cuando éste dice voy para allá, Paraguay no quiere saber nada. Es un doble discurso”, opinó.527 Por otra parte, Oviedo fracasó en su intención de revertir por medios legales la condena a diez años de prisión que le esperaba en Asunción, por el intento de golpe de Estado contra el ex presidente Wasmosy en abril de 1996, luego de que éste lo pasara a retiro. Oviedo había acudido a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, alegando que durante el juicio en el que resultó condenado por un tribunal militar -con un fallo luego ratificado por la Corte Suprema paraguaya- se habían violado las garantías judiciales que consagraba la Convención Interamericana de Derechos Humanos. La CIDH declaró el 8 de octubre inadmisible el caso que había presentado Oviedo. En la resolución, la CIDH recordaba que, tras el intento de golpe protagonizado por Oviedo, había expresado su rechazo a los intentos desestabilizadores. “En el presente caso el ex general fue procesado y condenado por un tribunal militar que lo enjuició sobre la base de delitos cometidos en su carácter de comandante en jefe del Ejército, que refieren, entre otras conductas, a la rebelión”, agregaba la resolución.528 La tensión bilateral se incrementó en virtud de nuevas críticas de González Macchi, quien denunció “operaciones del fascismo oviedista en la Argentina”. El mandatario señaló que los enemigos de su gobierno daban “golpes arteros en el interior del país, protegidos por amistades políticas y sociedades financieras inescrupulosas”, palabras que se interpretaban

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como una referencia a la alianza política consolidada entre Oviedo y Menem. El ministro Corach respondió que esos dichos eran una operación para ocultar la gran crisis interna paraguaya y que había que esperar a que la misma se solucionara para normalizar las relaciones diplomáticas. “No nos tenemos que prestar a ser la variable de ajuste de dificultades internas del Paraguay. Ellos encontraron una válvula de escape en el ataque a la Argentina”, agregó Corach.529 El día siguiente una reunión en la Cancillería argentina congregó al ministro Corach; el canciller Di Tella; el ministro de Economía Roque Fernández; el vicecanciller Andrés Cisneros, y los secretarios de Seguridad Interior Toma; de Ingresos Públicos, Carlos Silvani, y de Relaciones Económicas Internacionales Jorge Campbell. Se acordó allí la necesidad de adoptar medidas, las cuales, sin embargo, debían preservar “las actividades legítimas de comercio, transporte, tránsito y turismo, al tiempo que contribuyan a combatir las actividades ilegales”. Se aprobó una resolución de “reiterar a Paraguay la necesidad del cumplimiento de los compromisos asumidos en el Mercosur, destinados a combatir el hurto de automotores, narcotráfico, organizaciones delictivas y otros tipos de crimen organizado”.530 El canciller Di Tella, en un artículo publicado en La Nación, sostuvo que el gobierno argentino había actuado hasta el momento con moderación y prudencia, para tratar de ayudar a la consolidación del proceso de democratización en Paraguay. Inicialmente, se había observado con atención el proceso de instauración del presidente González Macchi y, aunque había sorprendido que decidiera prolongar su mandato por cuatro años y se limitara la convocatoria electoral a cubrir el cargo de vicepresidente, se había omitido todo comentario sobre el particular, para hacer un aporte en un período lleno de turbulencias. Asimismo, cuando se habían producido los disturbios de marzo de 1999, se había optado por hacer lo solicitado, esto era, otorgar el asilo al señor Oviedo, creyendo que de esa manera se aportaba tranquilidad a un proceso convulso. Sin embargo, tanto las declaraciones del presidente paraguayo como las de algunos de sus ministros habían mostrado un descontrol difícil de aceptar.531 Di Tella agregaba que se había agraviado la institución presidencial argentina, especulando con que el espíritu de tolerancia y colaboración argentino con la pacificación de Paraguay era casi infinito. El canciller advertía que no existía interlocutor en Paraguay. El presidente del país hermano tenía enormes dificultades para imponer su autoridad y los funcionarios (y desgraciadamente muchos políticos) seguían agraviando a la Argentina. Era evidente que los problemas internos entre partidos de la coalición gobernante pretendían dirimirse con ataques a la Argentina, que servían para distraer la atención de los problemas de fondo. El canciller concluía que, si bien un poco de tolerancia podía ser útil, un exceso de ella realimentaba una tendencia peligrosa. La relación entre la Argentina y Paraguay era demasiado importante, demasiado profunda y demasiado fraterna para jugar con ella para favorecer cálculos pequeños. A tenor de las declaraciones del presidente González Macchi, resultaba obvio que el gobierno de Paraguay no tenía interés en recomponer la relación con la Argentina y prefería seguir agravando la situación en función de sus problemas internos, especulando con que la situación se revertiría ante un presunto triunfo de la oposición en la Argentina.532

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A modo de respuesta, el canciller Fernández Estigarribia emitió un comunicado que expresaba que además de violar principios fundamentales del derecho internacional, se ignoraba que el mecanismo de sucesión presidencial se hallaba establecido en la Constitución de Paraguay. Su Cancillería no podía pasar por alto los errores conceptuales en que incurría el artículo de Di Tella, donde se pretendía desconocer la legitimidad del mandato del presidente de Paraguay. Su país seguiría manteniendo las relaciones con el gobierno de la Argentina dentro de un marco de cordialidad y respeto recíproco, fuera con el gobierno de ese momento o el que surgiera de las elecciones venideras.533 No obstante, poco después, el canciller paraguayo manifestó su confianza en que el conflicto podría ser destrabado.534 La victoria de De la Rúa en las elecciones argentinas llevó a que políticos oficialistas paraguayos estimaran una mejoría en las relaciones bilaterales y el fin de la “protección” al general exiliado. Fernández Estigarribia calificó de “triunfo de la democracia” la victoria del candidato de la Alianza, agregando que abría “una gran expectativa” sobre la relación entre ambos países. Sobre el pedido de extradición de Oviedo dijo que dependía del juez de la causa, y que cuando lo indicara la justicia paraguaya el gobierno haría los trámites.535 El senador Mauro manifestó que con la derrota de Menem terminaba la protección a Oviedo. Mauro aseguró que se iba a superar de inmediato la crisis entre los dos países, y que concluiría “el hostigamiento comercial que ha ordenado Menem en perjuicio del comercio paraguayo”. Juan Carlos Galaverna, presidente del Senado, otro de los críticos acérrimos de Menem y Oviedo, sostuvo que ahora sólo se esperaba que De la Rúa cumpliera su promesa de expulsar a Oviedo.536 La situación jurídica de Oviedo se complicó por el testimonio de un detenido que confesó haber sido el autor del asesinato del vicepresidente Argaña y que el crimen había sido “autorizado” por el ex militar asilado en la Argentina y el ex mandatario Raúl Cubas. Según informó el 29 de octubre la prensa asunceña, Pablo Vera Esteche, arrestado por la policía, había asegurado al juez Jorge Bogarín haber matado a Argaña junto con otras dos personas, Fidencio Vega y Luis Rojas, que en ese momento se encontraban prófugos, aparentemente en Buenos Aires.537 El clima político en Paraguay volvió a agitarse con una ola de rumores sobre un golpe militar tras la detención el 21 de noviembre de ocho oficiales del Ejército, partidarios del ex general Oviedo, acusados de “indisciplina”, mientras que otros cuatro se encontraban prófugos. El gobierno paraguayo manifestó que no se trató de un intento de golpe de Estado, sino de “un pequeño acto de indisciplina”. González Macchi indicó que los oficiales detenidos habían corrido el rumor de que Oviedo se encontraba en el departamento de Caaguazú (250 kilómetros al este de Asunción) y que en cualquier momento habría un golpe de Estado. Sin embargo, el diario Noticias informó que los oficiales rebeldes tenían un plan detallado, que habría comenzado a ponerse en marcha el día 21 con el levantamiento del comando de artillería de Paraguarí y el apoyo de la división de caballería. La idea era capturar a González Macchi al regresar de su viaje a Cuba y Costa Rica, y después tomar instituciones públicas por parte de civiles armados.538

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El presidente paraguayo reconoció posteriormente que existía un Día D, orquestado por militares oviedistas, en el cual iba a producirse un complot contra su gobierno. Ante la situación que se había presentado por actos irregulares de algunos militares identificados con Oviedo, el gobierno había adoptado las medidas pertinentes dentro del ámbito de la jurisdicción militar. Esas cuestiones no se apartaban del criterio de institucionalidad de las fuerzas armadas. El sistema de gobierno se había fortalecido.539 El 6 de diciembre Oviedo viajó a Buenos Aires con permiso para varias visitas médicas. El secretario Toma negó terminantemente que el viaje tuviera alguna vinculación con un presunto movimiento de Oviedo para abandonar la Argentina. Según Toma, Oviedo volvería a la estancia donde se alojaba el día 9, 24 horas antes de la asunción de De la Rúa. El rumor sobre la salida del país por Uruguay hacia Brasil fue también desmentido por el futuro ministro del Interior, Federico Storani, quien se había comunicado con el ministro Corach y éste le había dicho que esa versión no era cierta. En la ciudad de Buenos Aires, Oviedo sería custodiado por la policía federal.540 No obstante, cumpliendo con lo que se sospechaba, Oviedo desapareció de Buenos Aires en la madrugada del día que debía regresar al sur. El ministro Corach declaró que el ex militar había conseguido eludir la custodia policial y que se estaba investigando cómo había podido salir del país. Storani calificó como una grave negligencia haber dejado fugar al asilado.541 El malestar del gobierno paraguayo con el gobierno de Menem fue visible, a tal punto que el presidente de Paraguay no asistió a la cena que el día 9 a la noche compartieron varios mandatarios. “Pregúntenle a Menem dónde está Oviedo...”, dijo González Macchi minutos antes de encontrarse con De la Rúa y Carlos Alvarez en la jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. La embajadora Rachid comentó a la prensa que no había recibido explicaciones satisfactorias por parte de las autoridades argentinas.542 Ante la desaparición de Oviedo, y en un clima de máxima tensión, el presidente interino de Paraguay, Juan Carlos Galaverna, ordenó el acuartelamiento de las fuerzas armadas para garantizar el orden constitucional, debido a los rumores de que Oviedo podía ingresar a Paraguay. Al mismo tiempo, comenzó a llevarse a cabo un rastrillaje policial en la zona de San Pedro, 350 km al norte de Asunción; en la frontera seca norteña con Brasil, y en la occidental con la Argentina, en el límite del río Pilcomayo. Por su parte, el juez Jorge Bogarían, que investigaba el asesinato de Argaña, ordenó la captura internacional del ex general.543 Ante las versiones encontradas acerca del paradero de Oviedo, también Uruguay y Bolivia reforzaron sus fronteras. Saliendo al cruce de rumores que indicaban que Oviedo podría pedir asilo político en Brasil, el presidente Cardoso aseguró en Buenos Aires que no había recibido ninguna solicitud.544 El incierto paradero de Oviedo expuso al gobierno de De la Rúa ante su primera situación internacional por resolver. El nuevo presidente comentó solamente que pediría toda la información sobre la fuga de Oviedo. En cambio, el vicepresidente Carlos Alvarez declaró que “Paraguay estaba muy enojado”, porque los funcionarios que habían asistido a la

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ceremonia de cambio de mando creían que había habido cierta complicidad de la administración saliente en la desaparición de Oviedo. El vicepresidente también expresó que la huida de Oviedo había causado mucha preocupación entre los presidentes del Mercosur.545 El día 11 el ministro Storani dijo que no tenía información fehaciente de que Oviedo estuviera en territorio paraguayo, aunque tenía que verificar que no estuviera en la Argentina. Como Oviedo había violado todas las normas por las cuales la Argentina lo había acogido, en caso de que apareciera en el territorio nacional debía ser expulsado. El ministro calificó la situación provocada por Oviedo como un “papelón” y definió el tema como “el hecho más notorio, sorpresivo y desagradable, porque no ayuda al prestigio de nuestro país”.546 González Machi regresó el día 11 de su gira de tres días por Uruguay y la Argentina, donde participó de la Cumbre del Mercosur y de la asunción presidencial de De la Rúa, respectivamente. Ese mismo día levantó el acuartelamiento de las fuerzas armadas, lo que se anunció con el argumento de que en todo el país reinaba una absoluta calma.547 Oviedo mantuvo su condición de prófugo por algunos meses. La prensa uruguaya informó que el ex militar paraguayo fue visto el 10 de diciembre en un hotel del este de Uruguay, en el departamento de Rocha, cerca de la frontera con Brasil.548 En marzo de 2000, uno de los hijos de Argaña, concejal colorado de Asunción y precandidato al cargo que había dejado vacante su padre, afirmaba que Oviedo se hallaba en la frontera con Brasil y con la Argentina, saltando de un lado al otro, protegido por contrabandistas y narcotraficantes.549 Finalmente, Oviedo fue detenido el 11 de junio de 2000 en su departamento de Foz de Iguazú. Un diplomático brasileño sostuvo que el ex militar sería entregado a Paraguay. Para Brasil, el tema era judicial, lo que evitaba cualquier inconveniente diplomático. La voluntad política apuntaba a trasladar a Oviedo a Paraguay cuanto antes, pero todo el trámite estaba en manos del Supremo Tribunal de Justicia Federal.550 El ministro Storani se mostró satisfecho por la detención de Oviedo, pues esto permitiría investigar a fondo su presunta participación en el asesinato de Argaña. El funcionario recordó además que la unidad antiterrorista de la policía federal había capturado en febrero de 2000 a Luis Rojas y Fidencio Vega Barrios, imputados como autores materiales del hecho. Las extradiciones de éstos estaban en curso.551 El 17 de septiembre de 2000 Rojas y Vega Barrios participaron de una fuga espectacular del departamento central de la policía federal en Buenos Aires. Un comisario, un oficial y una suboficial de dicha fuerza fueron detenidos por orden del juez federal, quien les imputó haber favorecido la fuga. El magistrado dispuso además la movilización de todas las fuerzas de seguridad y de inteligencia del país para dar con los evadidos. Ante lo sucedido, el político paraguayo Félix Argaña dijo que evidentemente había habido complicidad en la policía federal argentina para posibilitar la fuga de los presuntos asesinos de su padre. También criticó a la justicia argentina por considerarla muy burocrática, dado que hacía seis meses que se habían solicitado las extradiciones de Rojas y Vega Barrios y hasta la fecha no había sido aprobado el pedido.552

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Seguridad y defensa común. Mercosur como Zona de Paz Una misión naval argentina viajó en enero de 1998 a Kuwait para cooperar con sus pares brasileños en la elección de 23 cazabombarderos Skyhawk destinados a operar desde el portaaviones Minas Gerais de la armada del vecino país. El hecho demostraba la estrecha colaboración entre ambas marinas, que desde 1992 realizaban ejercicios aeronavales conjuntos, teniendo como elemento central el portaaviones brasileño. La adquisición de los Skyhawk representaba un cambio importante en el sistema de defensa brasileño, dado que hasta ese momento la aviación naval sólo contaba con helicópteros y los Tracker que operaban en el Minas Gerais pertenecientes a la fuerza aérea. Según los expertos, el gobierno de Brasilia refirmaba así su intención de contar con fuerzas armadas de nivel estratégico. Clarín había recibido información de que en 1996 se había puesto en marcha un operativo destinado a que, en el marco de cooperación entre la Argentina y Brasil, el portaaaviones 25 de Mayo, inmovilizado desde 1988, fuera reacondicionado en los astilleros de la marina en Río de Janeiro. La propuesta fue presentada al ministro de Marina brasileño por el embajador argentino Diego Guelar y contó con una aceptación inmediata. Hubo quienes veían así el inicio de la formación de una marina del Mercosur con dos buques gemelos y con la experiencia y el know how de los aviadores navales argentinos. Sin embargo dicho proyecto no resistió el embate de las urgencias presupuestarias de la Argentina y fue abandonado, al tiempo que, en noviembre de 1997, se anunciaba la finalización del servicio del 25 de Mayo. Por otra parte, los pilotos de la marina brasileña recibían instrucción en la Escuela de Aviación de la Armada en Punta Indio. Todo hacía suponer que esa colaboración podría extenderse más todavía cuando llegara el momento de incorporar los 23 cazabombarderos y utilizarlos como aviación embarcada, un proceso arduo que había insumido mucho tiempo a la Armada argentina.553VER DONDE PONER Un informe del Departamento de Estado, de febrero de 1998, daba a conocer la decisión de otorgar una certificación condicionada a Paraguay en su lucha contra el narcotráfico. Uno de los argumentos esgrimidos por la administración Clinton para calificar como insuficientes los esfuerzos de Paraguay en esa lucha eran las actividades en Ciudad del Este, ubicada en la llamada triple frontera con la Argentina y Brasil. Los presidentes Menem y Cardoso fueron alertados con antelación, por autoridades norteamericanas, de que Paraguay podría perder ese año la certificación plena que había obtenido en 1996. No obstante, Paraguay había quedado eximido de las penalidades que imponían los Estados Unidos cuando consideraban que la situación era todavía más grave. En ese caso, los Estados Unidos retiraban toda la ayuda financiera.554 El gobierno de Clinton apuntaba a que Brasil y la Argentina ejercieran presión sobre el presidente Wasmosy a fin de que pusiera en marcha mecanismos de control en la triple frontera. De hecho, la estrategia tuvo efecto pues el Mercosur incluyó el asunto entre sus prioridades y conformó una comisión especial para instrumentar medidas eficaces de combate contra el narcotráfico y el lavado de dinero en la zona. Las agencias de seguridad de los Estados Unidos ofrecieron una colaboración técnica que en principio fue aceptada, y cuyos detalles fueron tratados por el ministro del Interior, Carlos Corach, en una gira reciente por los Estados Unidos. Tanto en Brasil como en la Argentina los gobiernos expresaron la decisión política de terminar con una situación que les planteaba graves

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problemas de seguridad. La preocupación por la presencia de grupos fundamentalistas islámicos en la triple frontera, tema importante tras los atentados contra la embajada de Israel (1992) y la AMIA (1994), se sumaba a la delicada situación política que atravesaba Paraguay, por la postulación a la presidencia del polémico general Lino Oviedo.555 Aunque la Argentina continuaba entre los países certificados, el informe incluía severas críticas por la corrupción y la falta de presupuesto y coordinación entre las fuerzas de seguridad dedicadas a combatir el narcotráfico. Sobre el primer punto, el informe mencionaba que Menem había creado, en 1997, la Oficina de Etica Pública, pero que este organismo aún no había recibido ninguna denuncia. Los Estados Unidos rescataban, sin embargo, que el gobierno argentino no alentaba ni facilitaba el tráfico de drogas ni el lavado de dinero, y que la Convención Interamericana contra la Corrupción estaba vigente en el país.556 Consecuentemente, los ministros del Interior del Mercosur, más Bolivia y Chile, firmaron en Buenos Aires el 27 de marzo de 1998 el nuevo Plan General de Seguridad para la Triple Frontera. El plan sería presentado ante una delegación del Departamento de Estado que visitaría la Argentina, y que tenía en estudio programas de colaboración financiera, logística, de equipamiento y capacitación. Las actas firmadas contenían medidas por aplicarse contra el terrorismo y delitos propios del crimen organizado que sostenían financieramente al primero, como el narcotráfico, el tráfico de armas y menores, el lavado de dinero y la falsificación de mercaderías. Los procedimientos comenzarían en 30 días, se establecerían en forma consensuada, y se realizarían en el terreno delictivo y en los ámbitos migratorio, aduanero, financiero-bancario y ambiental.557 En la Cumbre de Ushuaia, en julio de 1998, a instancias del presidente argentino fue suscripta la Declaración Política del Mercosur, Bolivia y Chile como Zona de Paz. Entre los considerandos se mencionaba que la paz representaba la condición primordial para la existencia y continuidad del Mercosur; se ratificaba el compromiso con los principios de las cartas de la ONU y de la OEA, y se reafirmaba que dichos principios, así como el fortalecimiento de la democracia representativa, el respeto a los derechos humanos, las libertades fundamentales, el progreso social y la protección del medio ambiente constituían elementos fundamentales para el afianzamiento de la paz y la seguridad en la región. Se reconocía que un sistema de seguridad eficaz constituía un elemento esencial para el desarrollo de los pueblos. Se reiteraba la decisión asumida por la Asamblea General de la OEA, en 1991, del Compromiso de Santiago, a fin de iniciar un proceso de consulta sobre seguridad hemisférica a la luz de las nuevas circunstancias mundiales y regionales. Se reafirmaba la plena vigencia de la Declaración de Santiago de 1995 y la Declaración de San Salvador de 1998 sobre Medidas de Fomento de la Confianza y la Seguridad y la necesidad de continuar con el proceso de fortalecimiento de la confianza y la seguridad en la región. Se destacaba que las partes habían adoptado distintas medidas para propiciar una respuesta conjunta a la amenaza de la proliferación de armamentos, contribuyendo a reforzar la percepción de una región unida por la cooperación y exenta de los riesgos de una carrera armamentista que no tenía justificativo en el contexto de integración. Se reiteraba el pleno apoyo al Tratado de Tlatelolco y se reafirmaba la plena vigencia del Compromiso de Mendoza sobre la prohibición completa de las armas químicas y biológicas de 1991.558

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Los firmantes acordaban declarar al Mercosur, Bolivia y Chile como Zona de Paz y libre de armas de destrucción en masa. La paz constituía un elemento esencial para la continuidad y desarrollo del proceso de integración. Se fortalecerían los mecanismos de consulta y cooperación sobre temas de seguridad y defensa existentes entre los miembros. También se apoyarían en los foros internacionales pertinentes la plena vigencia y el perfeccionamiento de los instrumentos de no proliferación de armas nucleares y otras de destrucción en masa. Se avanzaría hacia la consagración del Mercosur, Bolivia y Chile como zona libre de minas terrestres antipersonales, procurando extender tal carácter a todo el hemisferio occidental. Se reafirmaba el compromiso de ampliar la información que proveían al registro de armas convencionales de la ONU y de establecer una metodología para informar sobre el gasto militar, con miras a aumentar la transparencia y el fomento de la confianza en la materia. Se apoyarían las labores de la Comisión de Seguridad Hemisférica de la OEA, en particular respecto del mandato que le fuera encomendado por el plan de acción de la II Cumbre de las Américas. Se estimularía la cooperación para el uso exclusivamente pacífico y seguro de la energía nuclear y de la ciencia y la tecnología espaciales. La declaración se transmitiría a los secretarios generales de la ONU y de la OEA solicitando su circulación como documento oficial de dichas organizaciones.559 Como ratificación de la política en la materia que se trataba de implementar, fue aprobado un Plan de Cooperación y Asistencia Recíproca para la Seguridad Regional en el Mercosur. El capítulo I, denominado Respuestas a amenazas y condicionantes de la seguridad regional, incluía crimen organizado, narcotráfico y terrorismo; asociaciones ilícitas, delincuencia común y tráfico en corredores Mercosur. El capítulo II se refería a la optimización de los medios de los organismos vinculados con la seguridad en la región. Y el capítulo III señalaba las áreas prioritarias de cooperación, que eran las zonas y pasos de frontera. En un entendimiento sobre el mismo tema firmado entre Mercosur, Bolivia y Chile se comprometía la cooperación a fin de hacer más eficaces las medidas de prevención, control y represión de actividades delictivas. Este Plan fue reemplazado en diciembre de 1999 por otro suscripto en la VI Reunión de Ministros del Interior del Mercosur.560 Al mismo tiempo que se desarrollaba la Cumbre de Ushuaia tuvo lugar en Buenos Aires, en julio de 1998, el Simposio Internacional de Estudios Estratégicos, que reunió a representantes militares de la Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay como miembros plenos, y de Bolivia y Ecuador como observadores. Los jefes militares de toda la región acordaron avanzar hacia la creación de una organización militar que constituyera un bloque de defensa común sudamericana.561 Declaración sobre Malvinas En la X Cumbre del Mercosur, reunida en Potrero de los Funes, San Luis, Argentina, se firmó el 25 de junio de 1996 una Declaración sobre Malvinas, en la cual los presidentes de los Estados partes del Mercosur y los presidentes de Bolivia y Chile reafirmaban su respaldo a los legítimos derechos de la Argentina en la disputa de soberanía por las Islas Malvinas con el Reino Unido. Asimismo, recordaban el interés hemisférico en que la

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prolongada disputa sobre dichos territorios alcanzara una pronta solución de conformidad con las resoluciones de las Naciones Unidas y de la OEA.562 En la XVI Cumbre del Mercosur, celebrada en Asunción, fue firmada el 15 de junio de 1999 otra Declaración sobre Malvinas, por los presidentes del Mercosur, Bolivia y Chile. En ella se celebraba el clima de diálogo positivo entre la Argentina y el Reino Unido registrado durante los últimos contactos entre estos países, considerando esto una muestra de madurez política, reflejo de la voluntad de cooperación y entendimiento que se venía fortaleciendo en la región y que facilitaba el logro de metas comunes. Respecto de la situación en el Atlántico Sur, se recordaba lo acordado en la declaración de junio de 1996. En ese marco los seis presidentes reiteraban su compromiso con la política de asegurar las comunicaciones y el tránsito de personas sin discriminación y de manera fluida y amistosa, exhortando a consolidar estos principios sin los cuales no sería posible superar la situación imperante en el Atlántico Sur en materia de comunicaciones aéreas con las Islas Malvinas.563 La declaración apuntaba a apoyar al gobierno de Menem en su insistencia ante el Reino Unido de que los vuelos que se dirigieran a las Malvinas hicieran escala en la Argentina, y que los ciudadanos argentinos que embarcaran hacia las islas pudieran hacerlo con su pasaporte en lugar de los permisos especiales exigidos. Luego de la reanudación de las relaciones argentino-británicas, interrumpidas por la guerra de 1982, el tema aerocomercial había ganado espacio en la agencia bilateral.564 Por otra parte, el gobierno de Eduardo Frei había ordenado a la empresa Lan Chile suspender sus vuelos a Malvinas, como respuesta política a la detención en Londres del ex dictador Augusto Pinochet, que el gobierno chileno juzgó como una medida que afectaba su soberanía judicial. La suspensión de esos vuelos interrumpió las comunicaciones de los malvinenses con el continente, lo que a la vez llevó a que muchos civiles comenzaran a usar vuelos militares hacia Malvinas con escala en Montevideo. Los funcionarios uruguayos anunciaron que advertirían a Londres en el sentido de no permitir vuelos militares que injustificadamente transportaran personal civil en tránsito a Malvinas. El argumento era que Montevideo había acordado, en su momento, autorizar escalas en su territorio sólo a vuelos militares. A fines de mayo, el gobierno argentino (contando a su favor con una presión británica a los consejeros isleños) había logrado sentar a los malvinenses a una mesa de negociaciones en Londres para exigir sus derechos en los vuelos. Los gobiernos de Uruguay y Brasil se habían solidarizado con Buenos Aires, bloqueando cualquier intento británico de tender un puente aéreo de las islas al continente sin pasar por territorio argentino. La declaración firmada en la cumbre, sumada al anuncio uruguayo, representaba un fuerte aval político al reclamo argentino.565 En julio de 1999 los cancilleres argentino y británico firmaron en Londres una declaración conjunta sobre las Islas Malvinas por la cual se reanudaban los vuelos entre la Argentina continental y las islas, y se permitiría la visita de argentinos a las últimas presentando su pasaporte. El tema de la soberanía quedaba preservado bajo la fórmula del paraguas. El convenio incluía un compromiso para incrementar la cooperación bilateral sobre la conservación de los recursos pesqueros y el control de la pesca ilegal en el Atlántico Sur.566

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Respaldo del Mercosur a Chile En la Cumbre del Mercosur, reunida en Río de Janeiro en diciembre de 1998, los gobiernos miembros y asociados del Mercosur cerraron filas tras la postura del presidente de Chile, Eduardo Frei, al defender el principio de territorialidad, y oponerse de tal manera al fallo del secretario del Interior del Reino Unido, Jack Straw, que había decidido autorizar la iniciación del proceso de extradición del ex dictador Augusto Pinochet solicitada por España. El texto de una declaración conjunta al respecto rechazaba la aplicación unilateral y extraterritorial de leyes nacionales por constituir acciones que violaban la igualdad jurídica de los Estados, los principios de respeto y dignidad de la soberanía de los Estados y la no intervención en los asuntos internos. Además se reconocía y respaldaba el desarrollo progresivo de la normativa internacional sobre responsabilidad penal del individuo por la comisión de ciertos crímenes de trascendencia internacional.567 La iniciativa de la declaración partió del presidente Menem, quien pretendía enviar una nueva señal de buena disposición a los legisladores de la derecha política chilena, que la semana anterior habían dilatado la firma del acuerdo por el diferendo de los hielos continentales. Los denominados senadores institucionales (como era Pinochet) tenían la mayoría en la comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Chile, razón por la cual habían impuesto sus intereses inmediatos (la libertad del ex dictador) al diferendo bilateral. La maniobra había buscado un compromiso del gobierno de Frei y consecuentemente del de Menem, respecto de insistir con el pronto regreso de Pinochet a Santiago. El presidente y el canciller argentinos estaban convencidos de que cuanto más demostraran su solidaridad en ese sentido con Frei, más destrabarían el tema del acuerdo por los hielos, cuya firma estaba agendada para el próximo 17 de diciembre, cuando el mandatario chileno visitara Buenos Aires.568 El canciller de Chile, José Miguel Insulza, agradeció la declaración conjunta, aunque dijo que Chile no la había pedido. Di Tella insistió en confirmar el apoyo político de la Argentina a Chile en este asunto y criticó la actitud de “cualquier país que, porque sí, se le ocurre ejercer jurisdicción donde se le antoje, sin decir agua va”. Acusó al Reino Unido y a España de generar una situación caótica y descartó que el fallo sobre el caso Pinochet pudiera dar pie a similares reclamos respecto de ex represores de la dictadura argentina. No obstante aclaró: “si uno piensa en los personajes que se están amparando en esos derechos (territorialidad y no retroactividad de las causas en el caso del Tribunal Penal Internacional), uno comprende entonces que se pretendan olvidar en muchos casos esos principios”, confesando que se sentía incómodo de que su actitud o la de Insulza pudiera ser vista “como una defensa de todos esos asesinos”.569 Clarín señaló que el canciller chileno Insulza había realizado un llamativo acto de contrición por la condición de aliado silencioso del Reino Unido que su país había tenido durante la guerra de Malvinas en 1982. El gesto fue percibido como revelador de que la integración tenía una gran proporción de componentes comerciales, pero su solidez se ponía a prueba en las crisis políticas. El caso era paradigmático porque había forzado a los gobiernos de la región a cerrar filas para sostener una posición -el reclamo de la devolución de Pinochet a Chile- que el Mercosur no tenía fuerzas para imponer y que además era

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notoriamente impopular ante la opinión pública mundial. Incluso el presidente Cardoso debió contradecir la satisfacción que había proclamado para respaldar al presidente Frei.570 Crisis en el Mercosur En diciembre de 1998 el embajador de Brasil en Buenos Aires, Luiz Seixas Correa, expresó que se venía “una travesía del desierto para el Mercosur: el desierto del 99”. Seixas Correa se refería a que en 1999, por primera vez desde que existía el Mercosur, la Argentina y Brasil transitarían contemporáneamente una fase de desaceleración económica, debido a una probable recesión en Brasil y un menor crecimiento en la Argentina. El diplomático señalaba que, hasta ese momento, los ciclos de cada país se habían dado de tal forma que cada vez que una de las dos economías se encontraba en dificultades, la otra lo compensaba con una fase ascendente. Según el embajador, la sincronía en la desaceleración podía fortalecer las tentaciones proteccionistas que existían en ambos países.571 Los problemas ya se presentaban en las zonas fronterizas, donde los transportistas encontraban dificultades para cruzar de un lado a otro. Además, un proyecto de ley presentado en el Parlamento brasileño proponía que mientras la Argentina mantuviera la protección para el azúcar, Brasil debía imponer una protección similar para el ingreso de cualquier producto argentino que contuviera ese ingrediente. Llamaba la atención que el autor del proyecto fuera un diputado del Estado brasileño de Santa Catarina, uno de lo más vinculados con el movimiento del Mercosur y donde se suponía que existían más apoyos para el bloque regional. Otros inconvenientes se derivaban de las restricciones paraarancelarias impuestas por Brasil y del proteccionismo argentino en el área siderúrgica.572 Con todo, el comunicado conjunto emitido en la XV Cumbre de Presidentes, reunida en Río de Janeiro en diciembre de 1998, reafirmaba la prioridad del proceso de integración y reiteraba que el Mercosur constituía un instrumento eficaz para impulsar la competitividad de las economías de los Estados partes, dinamizar su inserción internacional e incrementar la captación de inversiones productivas. También reiteraba la certeza de que el proceso de integración constituía un elemento esencial para asegurar el crecimiento, la estabilidad económica y los niveles de bienestar social. Se resaltaba el papel fundamental desempeñado por el Mercosur como medio idóneo para el fortalecimiento de la capacidad de los Estados partes de hacer frente a los desafíos impuestos por la crisis financiera internacional.573 Finalizada la Cumbre de Río, el secretario Campbell sostuvo que la solución encontrada para los autos, el azúcar y los alimentos mostraba que el Mercosur tenía la capacidad de resolver los problemas. Reconoció que había pronósticos de menor crecimiento económico en la Argentina y en Brasil debido a la situación del mercado internacional, pero que aun así ambas economías seguían mostrando dinamismo. Las exportaciones argentinas habían crecido, a pesar de haber enfrentado una importante baja de precios, y todavía existían en el mercado brasileño nichos que podrían interesar a los empresarios.574

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El 13 de enero de 1999 el gobierno de Cardoso decretó la libre flotación de la moneda, lo que significó una devaluación del real de alrededor de 50%. El hecho generaba en los argentinos la necesidad de buscar nuevos mercados y monitorear la llegada de productos desde el país vecino. Como en los documentos fundacionales del Mercosur no existían procesos explícitos para solucionar las devaluaciones monetarias, la situación brasileña era una señal de alarma para que el bloque regional comenzara a trabajar en la coordinación de políticas macroeconómicas. Así lo señaló el subsecretario de Comercio Exterior, Félix Peña, quien sostuvo que, para fortalecer el Mercosur, había que “encarar todo lo que implica llegar a tener una moneda común, que es la coordinación de políticas macroeconómicas”.575 Ante la devaluación del real, el gobierno argentino pretendió instalar la propuesta de dolarizar el Mercosur. Incluso, el presidente Menem propuso imponer el dólar como moneda única en el continente americano. La iniciativa fue tratada en una reunión de gabinete realizada el 15 de enero, luego de que el presidente y su comitiva regresaran de los Estados Unidos. La mayoría de los funcionarios proclamó la medida, con excepción del ministro de Economía, Roque Fernández, que fue más cauto. Desde Nueva York, su jefe de asesores, Miguel Kiguel, comentó que la propuesta se analizaba en forma académica dentro del equipo económico, donde se llegó a la conclusión de que el mundo estaba encaminándose hacia tres grandes monedas: el yen, el euro y el dólar. América latina estaba en la zona del dólar. Las autoridades brasileñas rechazaron el proyecto de dolarización, considerándolo contrario al espíritu del Mercosur y nocivo para la estabilidad de la región.576 El 21 de enero el presidente del Banco Central argentino, Pedro Pou, presentó los detalles de un plan para dolarizar la economía argentina. Proponía un tratado de asociación monetaria con los Estados Unidos, que eliminaría cualquier expectativa de devaluación en la Argentina y aventaría los temores sobre el pago de las obligaciones con los organismos de crédito internacional. Pou argüía que, a pesar de siete años de estabilidad, no se había logrado una total credibilidad en la convertilidad, y cada vez que había una crisis internacional, se hablaba de una eventual devaluación del peso. La conferencia de Pou se dio en la semana en que Brasil estrenaba la libre flotación del real frente al dólar y se temía algún efecto sobre la economía argentina. “No se trata de una medida coyuntural, ni a corto plazo. No responde para nada a la situación de Brasil”, sostuvo el funcionario. Pou señaló que las conversaciones con los Estados Unidos respecto de este tema se habían iniciado en julio anterior y se habían profundizado en septiembre, durante la última asamblea del FMI.577 Por otra parte, en la Argentina tanto las posiciones ortodoxas como las heterodoxas en economía plantearon una vuelta atrás en el bloque regional. Los economistas ortodoxos sugirieron la necesidad de negociar por cuenta propia con el NAFTA y con la UE. Eventualmente, el Mercosur podría retrotraerse a sólo un área de libre comercio. A su vez, los heterodoxos propusieron volver al gradualismo y las políticas sectoriales, otorgando protección transitoria y apoyo a los sectores productivos más afectados. La recesión puso de manifiesto, pues, que la profundización de la integración se presentaba compleja. No se habían generado los mecanismos institucionales necesarios para administrar la interdependencia que había generado la integración.578

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La Nación anticipaba que los efectos de la crisis brasileña sobre la economía argentina se harían sentir no solamente en el comercio exterior sino también en la disponibilidad del crédito, en las tasas de interés, en las inversiones y, probablemente en algunos sectores, en el nivel del empleo, todo lo cual redundaría en una desaceleración de la economía. Aunque la autoridad económica mantenía reserva, el adelantamiento de la reducción de las cargas previsionales, la devolución del IVA a los exportadores en tiempo y la reducción del arancel a las importaciones de bienes de capital indicaban un principio de reacción respecto del problema. La Nación postulaba que se exigiera el cumplimiento de los compromisos del Mercosur de eliminar los incentivos a las exportaciones dentro de la unión regional, que la Argentina cumplía desde 1995 y Brasil no. También debía lograrse un acuerdo con amplia cooperación de Brasil para amortiguar los efectos de la devaluación y que se incluyera en el tratado de integración.579 En una larga jornada de negociaciones, que tuvo lugar en Brasilia el 25 de enero, de la que participaron el secretario de Industria, Alieto Guadagni, y el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio brasileño, Celso Lafer, se decidió abrir un período de tregua de 30 días, y se acordó crear una mesa de coordinación de políticas macroeconómicas en el Mercosur, donde se podrían discutir por anticipado temas sensibles para los países del bloque. El comunicado redactado al término de la reunión dejaba en claro el compromiso de Brasil de revisar las políticas o programas de asistencia que distorsionaban la competitividad del comercio en el bloque. La Argentina prometió no utilizar medidas proteccionistas para trabar el ingreso de productos brasileños.580 Poco después, el gobierno brasileño rechazó la sugerencia del presidente Menem de que Brasil podría resolver su problema de endeudamiento de corto plazo mediante un esquema similar al Plan Bonex. “Todas las experiencias de moratoria fueron desastrosas, cualquiera fuera su razón, en Brasil o en otros países”, dijo el Banco Central brasileño mediante un comunicado, el cual agregaba que sugerencias en ese sentido sólo contribuían a crear una atmósfera de inestabilidad en América latina. Los analistas señalaron que la sospecha de que Brasil pudiera lanzar un Plan Bonex podría resultar en un retiro masivo de depósitos de los bancos, lo que profundizaría los problemas que ya enfrentaban las finanzas de Brasil.581 El 29 de enero (antes del plazo fijado para estudiar el tema), Brasil anunció que no levantaría los subsidios a sus exportaciones. “En este momento no vamos a cambiar nada”, dijo el ministro Lafer, contrariando las expectativas de funcionarios argentinos. Con esa esperanza, el gobierno argentino había logrado aplacar los reclamos de los industriales locales, que exigían inmediatas medidas para prevenir una eventual avalancha de productos brasileños, abaratados por la devaluación del real. Lafer volvió a criticar la propuesta del presidente Menem de dolarizar la economía, y recordó que Brasil había soportado una situación de déficit comercial muy importante con la Argentina, dando a entender que ahora era el turno de su vecino de sobrellevar un desequilibrio comercial en su contra. El presidente Menem intentó concretar una reunión con Cardoso pero no lo consiguió de inmediato.582 La reunión quedó finalmente fijada para el 12 de febrero. El gobierno argentino pretendía obtener de Brasil una serie de medidas para compensar la mayor competitividad de los

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productos brasileños a partir de la devaluación. La semana anterior José Botafogo Gonçalves, ahora secretario ejecutivo de la Cámara de Comercio Exterior de Brasil, había dado una primera señal de la estrategia brasileña, al señalar que el gobierno de su país estudiaba la posibilidad de no utilizar las líneas de crédito del Proex (uno de los tantos programas de estímulo a las exportaciones) para financiar las ventas de productos brasileños al Mercosur. La carta más fuerte de los funcionarios argentinos era la amenaza de establecer cuotas temporarias, en determinados sectores, a las importaciones brasileñas.583 La reunión entre los presidentes Menem y Cardoso, realizada en Sao José dos Campos, finalizó con un comunicado que ratificaba la vigencia del Mercosur en medio de la crisis. Brasil sólo recortaría los subsidios que aplicaba a las exportaciones de bienes de consumo y aceleraría la autorización de licencias de importación para no trabar el ingreso de productos alimentarios provenientes de la Argentina. A cambio, Menem se comprometió a no aplicar cupos ni medidas de salvaguardia en forma unilateral, desoyendo las demandas formuladas por el empresariado local. El presidente hizo público este anuncio, pese a que no fue asentado por escrito en el acuerdo firmado. También se convino la conformación de grupos de trabajo para evaluar la marcha del intercambio comercial durante los siguientes dos meses. Si fuera necesario, se podrían introducir medidas correctivas a partir de abril.584 En la Argentina, el acuerdo alcanzado fue percibido como insuficiente. La Unión Industrial Argentina (UIA) se declaró decepcionada con los resultados de la cumbre y solicitó una entrevista con Menem. Por su parte, el gobernador bonaerense, Eduardo Duhalde, advirtió que podía haber un aumento del desempleo y de las tensiones sociales como consecuencia de la crisis económica brasileña. Ante las quejas, Menem dijo que lo acordado con su par brasileño era lo máximo que se había podido conseguir y que el objetivo de la reunión había sido preservar el Mercosur. “Abrir el diálogo, eliminar políticas de subsidios a los bienes de consumo y crear una comisión para superar los problemas que se vayan planteando no es poca cosa”, sostuvo.585 Sin embargo, la misma insatisfacción se vivió en Brasil. O Globo tituló “Brasil cede a los argentinos”, al informar de la decisión de eliminar los incentivos a las exportaciones brasileñas hacia el Mercosur, anunciada por Cardoso tras reunirse con Menem. La opinión de ese diario de Río de Janeiro fue compartida por el resto de la prensa brasileña en los titulares del 13 de febrero. Para el Jornal do Brasil, el fin del Proex podía ser considerado como una concesión del gobierno brasileño a las intensas presiones argentinas. También O Estado de Sao Paulo, el diario de mayor tirada en la principal región industrial del país vecino, consideró que la medida pretendía apaciguar a la Argentina y citó a economistas que calcularon que ese gesto podría reducir las exportaciones brasileñas en unos 2.000 millones de dólares. En cambio, economistas interrogados por Folha de Sao Paulo advirtieron acerca de los riesgos que comportaría una avalancha de ventas brasileñas hacia los países vecinos.586 Los presidentes del Mercosur, Cardoso, Cubas y Sanguinetti, y el canciller Di Tella, en representación de Menem, mantuvieron una reunión conjunta en Río de Janeiro, el 21 de febrero, en el marco de la inauguración del Foro Empresarial Mercosur-UE. Los mandatarios ratificaron la vigencia del Mercosur ante un escenario mundial marcado por la

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inestabilidad. Destacaron la importancia de la continuación del diálogo político al más alto nivel para el desarrollo del proceso de integración y el seguimiento de la situación económica internacional. Concordaron en que debía transcurrir más tiempo para llegar a conclusiones sobre la nueva realidad cambiaria brasileña y sus efectos sobre las economías y las relaciones comerciales entre los Estados partes. No obstante, reafirmaron la plena adhesión al principio del libre comercio intrazona, debiendo considerarse en la próxima reunión del CMC los medios para evaluar los efectos comerciales derivados de los cambios coyunturales y sugerirse propuestas consensuadas de cursos de acción recomendables. El Mercosur debía dar cumplimiento al artículo 1º del Tratado de Asunción, inclusive la coordinación de políticas macroeconómicas que aseguraran condiciones adecuadas de competencia entre los Estados partes y frente a terceros países.587 En el mismo foro, tanto el ministro de Hacienda, Pedro Malán, como el canciller Luiz Felipe Lampreia, expresaron su oposición a la posibilidad de la dolarización, expuesta por la Argentina. “Interpretando correctamente la visión de Carlos Menem, la idea es una moneda única en el Mercosur; dolarización es otra cosa”, precisó Malán. En un futuro lejano, después de avanzar en la consolidación fiscal y en la armonización de ciertas legislaciones, se podría pensar en hacer lo que hicieron los europeos: establecer una paridad entre las monedas argentina y brasileña y adoptar una moneda única que fluctúe con el euro y con el yen. Pero Malán agregó que era una propuesta para algún momento del siglo XXI. El canciller Lampreia también sostuvo que era impensable para Brasil sustituir la moneda nacional por el dólar.588 A pesar de temerse en la Argentina una invasión de productos brasileños, en la primera quincena de marzo las importaciones desde ese mercado bajaron 50% por la recesión local y los problemas de crédito de los exportadores brasileños, según datos de la Secretaría de Industria. Asimismo, la recaudación del IVA aduanero había caído casi 25% en el último mes. Según datos del gobierno brasileño, las importaciones provenientes de la Argentina registraban una caída de 25% en los primeros dos meses de 1999. Fuentes oficiales argentinas confirmaron que en marzo o abril se terminaría el superávit bilateral para la Argentina, que en enero había sido de 120 millones de dólares y en febrero de sólo 11 millones. El economista Roberto Lavagna adelantó que el comercio bilateral de 1999 cerraría con un déficit de 600 a 800 millones de dólares para la Argentina.589 Como se vio, en abril de 1999 el gobierno argentino fijó un precio mínimo para la importación de chapas de acero procedentes de Brasil, Rusia y Ucrania. La respuesta de Brasil fue que acudiría a la OMC, si el desacuerdo no se resolvía en forma bilateral. Para equilibrar la situación, el gobierno argentino rebajó el arancel para el azúcar.590 En una entrevista con La Nación , el embajador de Brasil en la Argentina, Sebastião Do Rego Barros, sostuvo que los problemas del Mercosur estaban referidos al perfeccionamiento de la unión aduanera, lo que incluía la lista de excepciones y básicamente dos temas: el azúcar y la industria automotriz. Esperaba que para fin de año hubiera arancel cero como estaba previsto en el Tratado de Asunción. Las conversaciones se habían interrumpido un poco, pero ya había un esquema de solución preparado en diciembre último, por lo cual esperaba que en las próximas semanas se reanudaran las conversaciones sobre esos dos puntos. Había mucho por hacer en materia de

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infraestructura. Las complementaciones naturales podían permitir inversiones importantes y dar aliento a todas las economías. Brasil, por ejemplo, necesitaba energía para su región sud-sudeste, y la Argentina y Paraguay tenían exceso de generación. Si se juntaba el potencial de la Argentina y la necesidad brasileña surgirían proyectos altamente rentables. También, reclamó inversiones en carreteras, hidrovías, telecomunicaciones y transporte.591 Los presidentes Menem y Cardoso se reunieron nuevamente en la Quinta de Olivos el 7 de junio de 1999.592 Allí comunicaron su voluntad de impulsar en el Mercosur un acuerdo similar al de Maastricht, cuyo punto de partida sería una política fiscal común, que marcara límites a los déficit presupuestarios que tradicionalmente exhibían ambos países. “Impulsamos un pacto de responsabilidad fiscal semejante a Maastricht, donde hemos de llegar a un acuerdo sobre déficit fiscal, deuda externa y tasa de interés, entre otras cosas”, dijo Menem tras la reunión. A su vez, Cardoso destacó que “esto no pueden ser sólo palabras, deben ser hechos, y el hecho concreto es que en los dos países están discutiendo una ley de responsabilidad fiscal”. El ministro de Economía argentino, Fernández, dijo a Reuters que de inmediato comenzaría a trabajar para llevar adelante la iniciativa. El 14 de junio, Fernández y Malán se reunirían para trabajar técnicamente en la propuesta.593 Menem también destacó que se había referido a la necesidad de la creación de una moneda común, si es que se quería hacer algo similar a Maastricht. En su opinión, la dolarización argentina debía ser un antecedente que le permitiera al Mercosur adoptar el dólar como su moneda. Cardoso se limitó a mencionar que era un asunto de la Argentina y a largo plazo. Menem agregó que no era “una idea para ahora sino para el futuro a la que se puede llegar por varias vías: en un acuerdo bilateral con Estados Unidos, o mucho más adelante en conjunto con otros países de la región”. Aunque Cardoso no quiso hablar del asunto, fuentes brasileñas insistieron en que la dolarización argentina sería perjudicial para el Mercosur.594 El presidente Cardoso reconoció que la recesión afectaba las relaciones comerciales con la Argentina, y que se había producido una caída de las exportaciones argentinas hacia Brasil, así como también de Brasil hacia la Argentina. Pero sostuvo que la economía brasileña se estaba recuperando rápidamente, y ésa era una buena noticia para los dos países. El presidente brasileño aseguró que viajó a Buenos Aires para agradecer a Menem el apoyo a Brasil en momentos difíciles. “Es importante revitalizar el Mercosur, y esto se hará en base a la creciente convergencia de nuestras visiones de política macroeconómica”, insistió.595 La propuesta de coordinar políticas macroeconómicas en el Mercosur era discutida por analistas y economistas desde tiempo atrás y siempre había sido percibida conceptualmente como necesaria para avanzar en la concreción de la unión aduanera. Pero ante el anuncio realizado por los presidentes de la Argentina y Brasil, de adoptar normas como las de Maastricht, surgieron diferencias acerca de la conveniencia o utilidad de hacerlo en ese momento. Los partidarios de la iniciativa creían que era el camino correcto de integración y alejaba el proyecto de dolarización. Los que no la respaldaban consideraban que previamente debía perfeccionarse la unión aduanera y mejorar la situación de las cuentas públicas de los cuatro países.596

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En la XVI Cumbre de Presidentes, celebrada en Asunción el 15 de junio de 1999, se ratificó la decisión de avanzar hacia la construcción de un mercado común sobre la base de los principios establecidos en el Tratado de Asunción. Se confiaba en que, merced a la fuerte voluntad política que animaba el proceso, el Mercosur continuaría siendo la herramienta adecuada para entender las dificultades derivadas de la coyuntura financiera internacional. Un grupo de alto nivel debía presentar alternativas efectivas y prácticas de coordinación macroeconómica y proponer un programa de trabajo, tendiente a alcanzar la convergencia de las políticas internas. Se reafirmaba la decisión de continuar profundizando el proceso de integración.597 Con el objeto de colaborar para superar la crisis que enfrentaba el Mercosur, a principios de julio de 1999 la Fundación Capital, presidida por Martín Redrado, elaboró un informe donde sugería que la Argentina gestionara el ingreso de nuevos países en calidad de miembros plenos del Mercosur no sólo para incrementar el atractivo del bloque, sino además para licuar el poder que en él acumulaba Brasil, en su carácter de dueño exclusivo de 60% del mercado regional. El trabajo reiteraba la necesidad de preservar y profundizar el bloque, dada la importancia que había adquirido y el grado de interdependencia que habían alcanzado las economías de los países miembros. Recordaba que en el trimestre posterior a la devaluación del real, las exportaciones totales argentinas habían caído 25%, las de Uruguay 22% y las de Paraguay 40%, afectadas por la crisis en su mercado receptivo más importante. Del lado de los beneficios, sostenía que gracias a la construcción del bloque (y pese a las fallas), sus cuatro miembros habían recibido en 1997, 14% de las inversiones extranjeras directas destinadas a países en desarrollo, casi el doble de lo que habían logrado atraer en 1990, cuando la alianza estaba en ciernes. También se valoraba el posicionamiento internacional logrado por el Mercosur, que se ponía de manifiesto “en la puja de intereses que despierta entre los grandes actores mundiales, como los Estados Unidos y la Unión Europea”.598 El informe concluía que era clave dar pronto inicio a un nuevo proceso de convergencia negociada. Este debía establecer una agenda regional común; un cronograma progresivo de pautas; un sistema de premios y castigos para asegurar su cumplimiento, y un esquema de supervisión externa que, además, le permitiera al bloque ganar imagen ante los inversores internacionales. Para el papel de auditor se proponía al FMI. Previamente, debían cumplirse otras tareas básicas, como la creación de un organismo estadístico central del Mercosur al estilo del local Indec, que permitiera mejorar y estandarizar la información estadística. Por último, se recomendaba desechar cualquier intento de unificación monetaria a corto o mediano plazo, por las asimetrías existentes y las dificultades que el propio proceso demandaría. También se rechazaba la posibilidad de dolarizar compulsivamente al bloque, por los escasos beneficios que esa opción implicaría.599 En la reunión anual de ABA, las opiniones de los economistas sobre la situación del Mercosur fueron variadas. Beatriz Nofal, directora de la consultora Eco Axis, dijo que el Mercosur era una unión aduanera imperfecta, que debían eliminarse las barreras no arancelarias, los incentivos financieros de exportación y las perforaciones al AEC. Consideraba que el bloque debía sincerarse, y decidir si se mantenía como una zona de libre comercio. Eso tendría algún costo respecto de la percepción del Mercosur en el exterior, pero no sería un retroceso. El secretario Campbell respondió que era un disparate

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contentarse con una zona de libre comercio, porque eso no resolvía los problemas de trabas comerciales ni de cambios macroeconómicos.600 Alejandro Mayoral, ex subsecretario de Comercio Exterior, reconoció que se estaba atravesando una etapa crítica. Se hablaba de agendas de coordinación macroeconómica, cuando lo que había que hacer era desempolvar lo ya acordado pero que no se cumplía, enumerando una larga lista de compromisos firmados en 1992 y 1993, y que nunca se habían ejecutado. Con ese diagnóstico, Mayoral dijo que la coordinación macro no era mala, pero no tenía mucho que ver con el Mercosur. Lo que estaba ocurriendo era comparable con los frustrados intentos de integración latinoamericana, Aladi y Alalc. Felipe de la Balze, director del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, fue también muy crítico, señalando que los gobiernos no habían hecho mucho para completar la unión aduanera. En su opinión, existían dos opciones: la primera era hacer un replanteo del Mercosur, resolviendo los conflictos pendientes en una sola negociación, y la otra era establecer una zona de libre comercio. Marcos Pratini de Moraes, titular de la Asociación de Exportadores de Brasil, fue, sin embargo, optimista. Minimizó las diferencias internas y dijo que el problema real era que el bloque no sabía vender sus productos y que se debía trabajar en conjunto para imponer una marca Mercosur.601 Respecto de la coordinación macroeconómica, los economistas estuvieron de acuerdo en que las monedas de los cuatro países debían flotar. El primer camino en la Argentina era una flotación del tipo de cambio, sostuvo Winston Fritsch, presidente del Dresdner Bank en Brasil, aunque aclaró que sólo se podría hacer en un momento de superávit de la balanza de pagos para evitar especulaciones contra la moneda. Mayoral y Redrado propusieron salidas similares. La fórmula era la que se había utilizado en Europa, donde las monedas de los países por integrarse flotaban dentro de una banda, con castigos para el que no cumpliera.602 Los problemas se actualizaron el 13 de julio, cuando el gobierno de Brasil presentó una denuncia contra la Argentina por actos de dumping en las exportaciones lácteas. El reclamo de los brasileños fue iniciado por la Confederación Nacional de Agricultura (CNA), una entidad que reunía a la producción y con fuerte influencia en el gobierno. La protesta de los brasileños por las exportaciones lácteas era recurrente, pero nunca se había llegado al límite de presentarla oficialmente. Se iniciaba así un período de 15 días para realizar consultas y conocer los detalles de la protesta, que también se extendía a otros países con un sector lácteo importante, como Australia y Nueva Zelanda.603 A su vez, el mismo día 13, el gobierno argentino firmó una resolución que impedía que Brasil, China y Paquistán exportaran tejidos de algodón a la Argentina en mayor cantidad que lo exportado entre mayo de 1998 e igual mes de 1999. La salvaguardia se extendía por tres años y comenzaba a regir el 31 de julio. El comercio de productos textiles no se había liberalizado en el mundo y se administraba entre los países miembros de la OMC, según el Acuerdo sobre los Textiles y el Vestido (ATV). Si bien la medida tomada por la Argentina estaba en regla con ese sistema, fuentes de la Cancillería dijeron que se podían esperar represalias brasileñas de algún tipo en respuesta a la salvaguardia establecida. Esta era la primera de una serie de medidas que el gobierno argentino estudiaba aplicar.604

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Brasil demostró indignación y rechazo a la medida argentina de ponerle cuotas al ingreso de productos textiles de su país. Algunos industriales opinaron que la actitud del gobierno argentino era una respuesta a la concesión de nuevos subsidios que el gobierno brasileño decidió otorgarle a la empresa Ford para que se instalara en Brasil. El subsecretario de Asuntos de Integración Económica y de Comercio de la Cancillería brasileña, José Graça Lima, dijo que el gobierno brasileño no justificaba la decisión argentina, pues no se aplicaban salvaguardias cuando existía un régimen de libre comercio, aun cuando su empleo fuera aceptado por la OMC. En ese sentido, sostuvo que el gobierno de Menem le había faltado el respeto al Mercosur. De todos modos, su gobierno buscaría un arreglo bilateral. Graça Lima señaló que Brasil podría demostrar que las exportaciones brasileñas no eran responsables por ningún daño a la industria argentina. La defensa se basaría en que no estaba probado “ni siquiera el aumento repentino y sustancial de las exportaciones”.605 El subsecretario de Comercio Exterior, Peña, justificó las salvaguardias establecidas, señalando que en la relación comercial con Brasil, los acuerdos del Mercosur se insertaban en un marco más amplio de compromisos jurídicos que incluían la Aladi y la OMC. Las relaciones entre las tres fuentes de derechos y obligaciones se articulaban siguiendo las normas positivas explícitamente incorporadas en los textos fundamentales y en los que ellos derivaban. La resolución del Ministerio de Economía, que establecía una medida de salvaguardia consistente en la fijación de cupos anuales a importaciones de tejidos de algodón y sus mezclas originarias de Brasil, estaba en conformidad con lo pactado y no con lo que en teoría podría ser una unión aduanera. Las salvaguardias fueron establecidas según lo previsto en el artículo 6 del Acuerdo sobre los Textiles y el Vestido (ATV) incorporado al ordenamiento jurídico argentino por la ley 24.425/95. Su aplicación había sido solicitada por la Federación Argentina de Industrias Textiles, y la Comisión Nacional de Comercio Exterior había determinado la existencia de daño grave para la industria nacional -causado por las importaciones de los mencionados tejidos de algodón originarios de Brasil- y la configuración de circunstancias excepcionales y críticas previstas por el ATV.606 Peña señalaba también que, en conversaciones con autoridades brasileñas sobre la cuestión, éstas habían argumentado que la medida no debía ser aplicada a Brasil por no permitirlo así la normativa vigente. Pero, examinada la misma, no se habían hallado argumentos jurídicos válidos que justificaran denegar el derecho invocado por la parte interesada en la aplicación de las salvaguardias. Ninguna norma del Mercosur excluía la posibilidad de aplicar ese tipo de salvaguardias. Por el contrario, la única norma en la materia, el reglamento relativo a la aplicación de salvaguardias a las importaciones provenientes de países no miembros del Mercosur, aprobado en 1996, se refería en su artículo 1º a las salvaguardias del artículo 19 del GATT 1994, y en su artículo 81 establecía que a los productos textiles se les aplicarán las disposiciones de la ATV.607 El 23 de julio el clima entre la Argentina y Brasil alcanzaba un pico al reglamentar el gobierno argentino una cláusula que regía en la Aladi y que permitía la aplicación de salvaguardias cuando la “importación de uno o varios productos originarios de la región se realice en cantidades o en condiciones que causen o amenacen causar perjuicios graves a los productores nacionales de mercaderías similares o directamente competitivas”. Estas salvaguardias podían ser aplicadas por un período máximo de un año, y prorrogadas por uno más.608

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El gobierno brasileño respondió con dos duros comunicados. Uno, enviado por el nuevo ministro de Desarrollo brasileño, Clovis Carvalho, aseguraba que no podían ser toleradas por su gobierno las salvaguardias, aun bajo el amparo de la OMC. Tampoco la aplicación de sobretasas por alegación de dumping o, incluso, exigencias de certificación abusivas. El otro comunicado, emitido por la Cancillería brasileña, sostenía que la imposición de restricciones de naturaleza cuantitativa a las exportaciones originadas en Brasil contrariaba las reglas de libre comercio vigentes en el Mercosur. Informaba, asimismo, de la intención del gobierno brasileño de accionar de inmediato los mecanismos de solución de controversias previstos en el Mercosur, además de otras medidas que fueran necesarias.609 Los empresarios argentinos consideraban al Mercosur como un instrumento indispensable para el desarrollo de los negocios, pero existía consenso acerca de que era necesario, luego de una década de apertura, comenzar a equilibrar la balanza con el resto de los bloques regionales. La UIA presentaría al subsecretario Peña un plan para subir el AEC en algunos productos sensibles. El gobierno mostraba cierta receptividad ante los pedidos probablemente porque las cifras de producción industrial y de comercio exterior indicaban que la recesión no se acabaría en el segundo semestre del año, tal como aseguraban los funcionarios de Economía a principios de 1999. El secretario Guadagni señaló que en la eventualidad de que se aceptara la necesidad de subir los aranceles, la propuesta debía ser aprobada por el ministro Fernández y luego tendría que negociarse con Brasil.610 El 26 de julio Brasil suspendió unilateralmente todas las negociaciones técnicas con la Argentina en el Mercosur y anunció que pediría una reunión extraordinaria de los países miembros del mercado regional, debido al malestar por las restricciones al ingreso de algunos productos brasileños, en especial los textiles. “Las medidas de salvaguardia tomadas por la Argentina carecen de amparo legal y generan consecuencias graves en el Mercosur”, declaró el subsecretario Graça Lima. El ministro de Economía argentino Fernández respondió: “No nos parece razonable la reacción del gobierno de Brasil, ya que la decisión de la Argentina se tomó dentro del marco de facultades que otorga el Mercosur”. La suspensión de las negociaciones incluía las que se llevaban adelante en el sector automotor, una de las más complejas y cruciales para el futuro de la integración regional.611 Graca Lima ratificó que en principio Brasil iniciaría un proceso contra la Argentina en el Tribunal de Controversias del Mercosur. Señaló que la medida argentina (de reglamentar las salvaguardias para proteger productos afectados por las exportaciones) era de amplio alcance y podía comprometer el equilibrio de la región. Por su parte, el ministro de Desarrollo Carvalho prometió competir con los productos argentinos en el mercado local. “Vamos a competir con ellos allá, pero también aquí, y vamos a confiar en nuestra diplomacia y en la fuerza de nuestros productos”. Carvalho dijo que ésa sería la actitud, en lugar de tomar represalias contra la Argentina. “No va a ser una dificultad como ésta, ahora, la que va a destruir todo lo que fue construido. Vamos a invertir en la amistad y en la construcción común de la unión aduanera del Mercosur”, dijo.612 El canciller Di Tella exhortó a “no caer en ataques de histeria”, pero advirtió que los brasileños tenían que entender bien que “una política de devaluación es, de alguna manera,

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proteccionista”. No obstante, añadió que no tenía dudas de que la tensión iba a ser superada. Di Tella se reunió con el embajador Do Rego Barros, y dijo que habría más contactos en las siguientes horas con la esperanza de fijar las bases para reanudar el diálogo. Además de mantener interrumpidas todas las negociaciones hasta que la crisis se resolviera, el gobierno brasileño no iba a enviar representante a la reunión del 6 de agosto de la comisión de Industria del Mercosur. Asimismo, había quedado en suspenso la visita de Menem a Brasilia que debía realizarse el 9 y 10 de agosto. 613 La crisis con la Argentina provocó un cambio drástico en el clima político brasileño y fortaleció la posición del presidente Cardoso. Los diarios, antes ocupados en la pérdida de empleos o el cierre de la fábrica Ford en San Pablo, comenzaron a dedicar sus títulos principales al conflicto de proporciones casi bélicas entre Brasil y la Argentina. La actitud del poder Ejecutivo de ponerse firme frente a las salvaguardias argentinas fue percibida como una muestra de autoridad del presidente Cardoso, que había sido acusado de blando en los últimos tiempos.614 El 28 de julio Cardoso renovó la presión sobre la Argentina al demandar una marcha atrás con las medidas. “Tenemos confianza en que la Argentina comprenderá que hay ciertas reglas que no pueden ser sobrepasadas y que ciertas salvaguardias no caben”, declaró. A la vez, Graça Lima aseguró que Uruguay y Paraguay concordaban con la posición de Brasil. Se anunció también que había sido convocada una reunión extraordinaria y urgente del GMC en Montevideo. Graça Lima afirmó:

“No puedo revelar lo que vamos a plantear, por una cuestión de estrategia, pero pensamos volvernos a Brasil con la cláusula de salvaguardia impuesta por la Argentina no rigiendo para nuestro país. (…) Nosotros estamos negociando el régimen automotor de transición en beneficio de la Argentina. No creemos que la Argentina quiera perder esos beneficios en el sector automotriz simplemente para beneficiar otro sector, como el de textiles o calzados”.615

Aclarando que su declaración no pretendía ser una amenaza, Graça Lima sostuvo que

“con la aplicación de salvaguardias, la Argentina está practicando la negación del libre comercio. No puede haber salvaguardias dentro de un bloque comercial; sólamente podemos pensarlas desde el bloque hacia terceros países. Nosotros no vamos a dar el mal ejemplo, colocándole salvaguardias a los productos argentinos. Pero queremos que la Argentina revierta su posición, porque su actitud tiene un potencial muy destructivo. Ya se causó un perjuicio muy grande, porque para el exterior se muestra un camino en una mala dirección. Si la medida fue adoptada, podrá tener también una cláusula de excepción para los países del Mercosur. Eso es lo que Brasil pedirá, o más bien exigirá, en Montevideo el próximo miércoles”.616

Graça Lima destacó también que ése era un año electoral en la Argentina, y en esas épocas ciertas presiones sectoriales se hacían sentir con más fuerza. Su gobierno esperaba que hubiera coraje político para superar ese tiempo sin tomar medidas opuestas al fortalecimiento del bloque. Por último, frente a la pregunta por la visita pendiente del

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presidente Menem, el funcionario respondió que la misma no estaba en consideración y tampoco había clima para eso”.617 En opinión del periodista Morales Solá, el conflicto comercial argentino-brasileño no podía analizarse aisladamente de problemas políticos entre los dos países. La crisis se había desencadenado por el incremento (entre 80 y 100%) de las exportaciones brasileñas a la Argentina en rubros como calzados y textiles, pero éstos constituían sólo unos 200 millones de dólares del intercambio comercial, que era de 15.000 millones de dólares anuales. La cifra en disputa no podría poner en riesgo la relación bilateral ni el Mercosur si no hubieran existido roces políticos previos muy serios.618 Brasil se consideraba un país “abandonado y ofendido” por la Argentina desde su devaluación de enero. La acción de funcionarios del Ministerio de Economía que recorrían el mundo y los principales organismos multilaterales afirmando que “la Argentina no es Brasil”, había caído mal al gobierno brasileño. Lo mismo había ocurrido con la propuesta de dolarización de la economía argentina, que apuntaba a diferenciar ésta de la brasileña. También habían provocado disgusto las palabras de Menem anticipando que enviaría tropas a Colombia si ese país lo reclamaba, como respuesta a Cardoso, quien se había manifestado en contra de cualquier injerencia extranjera en Colombia. Brasil y Colombia compartían una frontera de más de 1.500 kilómetros y Brasilia reclamaba para sí la iniciativa de cualquier solución en la guerra interna colombiana. Finalmente, tras una reunión entre Di Tella y el embajador brasileño en Buenos Aires, la Argentina había decidido respetar el papel de Brasil en la crisis.619 El 29 de julio, a su regreso de los Estados Unidos, Menem realizó una escala imprevista en Brasilia para reunirse con Cardoso a fin de destrabar el conflicto. La reunión se llevó a cabo en el Palacio de la Alborada y, además de los presidentes, participaron siete funcionarios por cada país. Allí se acordó que la Argentina no aplicaría las salvaguardias que complicaban el ingreso de productos brasileños. El entendimiento fue anunciado en la madrugada del día 30 por los cancilleres Di Tella y Lampreia, luego de arduas gestiones. La medida regía sólo para los países del Mercosur. Menem cedió ante las presiones de Brasil, pero el acuerdo contemplaba la apertura de nuevas negociaciones “para corregir las distorsiones de los flujos de comercio”.620 El canciller Lampreia dijo a La Nación que la ruptura del bloque no se había hecho efectiva porque Menem había comprendido la gravedad de la situación. Sostuvo que

“La medida era tan radical, tan frontalmente contraria al espíritu del bloque, que si se mantenía, la realidad práctica es que se acababa el Mercosur, porque nosotros también teníamos una serie de personas que pedían las mismas protecciones que la Argentina. Y si cada uno puede deshacer los compromisos de liberalización, evidentemente se retrocedía en el Mercosur totalmente. El presidente (Menem) entendió eso muy claramente y por eso decidió retroceder. […] Brasil pagó la cuenta cuando acepta los superávit argentinos durante varios años, cuando les compra más petróleo o cuando la posición relativa es favorable a las exportaciones argentinas. Pero cuando la situación se invierte, ¿otra vez tiene que pagar la cuenta? No, Brasil no puede pagar siempre”.621

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El canciller aclaró que la tensión en el bloque se redujo, pero que la situación complicada del Mercosur era real y continuaba, porque las economías de ambos países estaban en crisis.622 Lejos de calmar los ánimos en el Mercosur, el encuentro entre Menem y Cardoso provocó más reclamos empresariales a ambos lados de la frontera. Los industriales argentinos creían que el gobierno había cedido ante la presión de Brasil y no los había defendido. A su vez, los industriales brasileños confundieron el acuerdo político para eliminar el régimen de salvaguardias reglamentado por la Argentina (que todavía no había sido aplicado) con un retroceso en otras medidas de restricción comercial, como los antidumping aplicados al acero de ese país. El secretario Campbell dijo a la prensa que el encuentro presidencial “puso el conflicto en su lugar, porque se estaba encaminando hacia un lugar en el que todos perdíamos”. Para el presidente de la UIA, Osvaldo Rial, las concesiones argentinas perjudicaban la producción local, y la decisión era “una muestra de la falta de orientación en nuestra política de producción”. Un comunicado de la entidad aseguraba que el país confirmaba así

“su rol de socio menor, dispuesto a aceptar imposiciones, arbitrariedades y amenazas de Brasil. Ese país ha aplicado en estos años todo tipo de subsidios a sus exportaciones y a la radicación de inversiones, y ha diseñado innumerables barreras paraarancelarias para limitar el ingreso de los productos argentinos”.623

Campbell respondió que “a diferencia de los que creen que se cedió y se perdió una oportunidad, yo creo que en realidad se ganó una oportunidad que antes no existía para crear instrumentos que eviten los desequilibrios que provocó la devaluación del real”.624 Sin embargo, aclaró que la creación de esos instrumentos llevaría cierto tiempo, y, si bien era entendible la reacción de los industriales, la responsabilidad del gobierno era lograr un equilibrio entre la defensa de los intereses de la industria local y el equilibrio del Mercosur.625 En Brasil, las compañías siderúrgicas brasileñas reclamaron al Departamento de Comercio Exterior que rechazara la medida antidumping aplicada por el gobierno argentino el último mes a la importación de acero laminado en caliente, pedida por Siderar. La Comisión Nacional de Comercio Exterior de la Argentina debía decidir en un máximo de 45 días si correspondía o no la aplicación de derechos antidumping definitivos al acero brasileño. La comisión tenía otra investigación en curso por acero laminado en frío desde Brasil.626 Un día antes de comenzar las reuniones del Mercosur en Montevideo, los presidentes de las principales bancadas de la Cámara de Diputados y la cúpula de la UIA acordaron un documento reclamando la defensa del sector manufacturero nacional, el cual se buscaría aprobar el día siguiente en la sesión de la Cámara baja. Los industriales buscaron apoyo en el Congreso, y tras una larga reunión con el titular de la Cámara de Diputados, Alberto Pierri (PJ-Buenos Aires), Humberto Roggero (PJ-Córdoba), Emilio Martínez Garbino (PJ-Entre Ríos), Claudio Sebastiani (PJ-Buenos Aires), Federico Storani (UCR-Buenos Aires) y Carlos Alvarez (Frepaso-Capital), los legisladores rechazaron la actitud del gobierno

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argentino de dar marcha atrás con la aplicación de salvaguardias en el comercio con Brasil.627 Luego de dos días (5-6 de agosto) de negociaciones en Montevideo, los ministros de Economía y los cancilleres de los cuatro países del Mercosur culminaron las reuniones con pocos resultados. Las delegaciones oficiales no pudieron ponerse de acuerdo sobre cómo solucionar los desequilibrios comerciales derivados de la devaluación brasileña. Al no poder acordar una propuesta unica entre las cuatro presentadas, el encuentro concluyó con la convocatoria a una reunión, el 18 y 19 de agosto, de dos comisiones creadas en la última Cumbre de Presidentes de Asunción -la de coordinación de políticas macroeconómicas y la de seguimiento de los flujos de comercio- para estudiar la situación y elevar informes al CMC.628 “Hay dos puntos de vista”, reconoció el canciller Di Tella, “el nuestro es que queremos que haya instrumentos de compensación lo antes posible ante cambios macroeconómicos bruscos, y el de Brasil, que cree que no los debe haber”. Para el gobierno argentino, el logro era haber sacado del campo político la discusión sobre la legalidad de las cláusulas de salvaguardia para introducirla en un marco técnico. Por su parte, el ministro brasileño Malán, dijo que “quedó claro en esta reunión que el Mercosur es incompatible con decisiones unilaterales de restricción a los flujos de comercio”. Malán sospechaba que tras la buena señal argentina de dar marcha atrás con el sistema de salvaguardias de Aladi, se estaban proponiendo otras medidas que significaban lo mismo bajo otro nombre. Se refería a la propuesta esbozada por los negociadores argentinos, que preveía crear un tribunal ad hoc de tres expertos para cada caso, que podrían decidir aplicar “acuerdos sectoriales, restricciones temporarias, cupos u otras medidas cuya adopción conlleve la resolución del problema coyuntural”.629 Para frenar las importaciones de calzado desde Brasil, que entre enero y mayo de ese año habían aumentado 174%, el 5 de agosto la Secretaría de Industria estableció la obligación de un etiquetado a los productos del rubro. El importador debía presentar una muestra a un instituto designado por el gobierno, que debía verificar lo expresado en la etiqueta y luego emitir un certificado para el ingreso del producto. La medida entraría en vigor 30 días después de su publicación.630 En un artículo en La Nación, Cardoso defendió la decisión, tomada en 1997 en Río de Janeiro, junto a Menem, de construir una alianza estratégica entre Brasil y la Argentina, señalando que no se alejarían de ese propósito. El Mercosur era el más importante proyecto de política externa común. Su dimensión económico-comercial se había tornado indispensable para el progreso de los dos países. También se valoraba su significación política de largo plazo. En la medida en que se continuara en el rumbo de la integración y ésta fuera profundizada, se estaría garantizando una mejor inserción en el sistema internacional. El Mercosur era fundamental para la defensa de los intereses económicos externos de cada uno de los países, sobre todo porque se aproximaban negociaciones comerciales decisivas.631 No obstante, a principios de septiembre el canciller Lampreia admitió que la crisis del Mercosur era la más grave desde que había sido fundada la unión aduanera, aunque afirmó

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que estaba seguro de que iba a ser superada, como había ocurrido con otras crisis. Los problemas con la Argentina parecían muy grandes, porque había mucho ruido, pero eran pequeños y se referían a sectores específicos, como los del calzado, el algodón, el azúcar y el acero, que no llegaban a representar 5% de los productos que se intercambiaban. Lampreia reconoció que algunos empresarios y sectores políticos cuestionaban la validez del Mercosur debido a que, como en cualquier proceso de integración, “siempre hay unos que pierden y otros que ganan; pero nadie puede ganar siempre”. El canciller anunció que había comenzado la negociación con sus socios del Mercosur para la adopción de una política macroeconómica común, lo cual era un síntoma de que se creía que ésta podía ayudar en el proceso de consolidación del Mercosur.632 Poco después Graça Lima se quejó por la falta de receptividad en el gobierno argentino a los pedidos brasileños. Se refería a una solicitud de prórroga de 60 días a la aplicación de las nuevas exigencias para exportar calzado a la Argentina. En caso de que la Argentina no accediera a la prórroga, se interpretaría que la medida tenía un objetivo proteccionista, por lo cual el gobierno brasileño haría una presentación ante el Tribunal de Controversias. La Argentina también había establecido nuevas exigencias para el sector papelero, pero en este caso Graça Lima consideraba que no existía la gravedad del anterior debido a que dicho sector no tenía industrias pequeñas.633 En definitiva, al terminar el gobierno de Menem eran varios los conflictos comerciales entre Argentina y Brasil que estaban a la espera de una solución. A las exigencias de la Secretaría de Industria argentina para las importaciones de calzados, se sumaba una acentuación del conflicto en el sector de la celulosa, donde los industriales tenían mayor poder de presión. Por otro lado, seguía sin encontrarse un desenlace para el Régimen Automotor de Transición para el Mercosur, porque los países no lograban ponerse de acuerdo sobre cómo escalonar la transición. El ya largo problema del azúcar, en el que la Argentina acusaba a Brasil de subsidiar su producción, y Brasil imputaba a la Argentina de ser proteccionista, tampoco tenía visos de ser resuelto. Entre Ríos presionaba en busca de protección para sus productores de pollo, que eran muy perjudicados por la gran escala y los bajos costos de producción de los productores brasileños. El gobierno argentino denunciaba que Brasil imponía controles sanitarios a las importaciones de arroz argentinas y uruguayas. La medida, de confirmarse, tendría la doble gravedad de haber sido disparada después de la presión de los arroceros del sur de Brasil, que se quejaron ante su gobierno bloqueando el puente de Uruguayana. Los lecheros brasileños seguían pidiendo procesos y barreras contra la leche argentina, que aseguraban que ingresaba a precio de dumping, o triangulada desde Europa. Industriales lecheros argentinos, con presencia en Brasil, señalaban que en los últimos meses las tramitaciones pasaron de demorarse 48 horas a una semana o diez días.634 Con este escenario crítico se llegó a la XVII Cumbre de Presidentes que tuvo lugar en Montevideo el 8 de diciembre de 1999. El comunicado conjunto señalaba que en el marco de la difícil coyuntura económica internacional y regional que había caracterizado el año 1999, el proceso de integración mantenía su plena vigencia y constituía el instrumento más adecuado para la inserción de los Estados partes en la economía mundial. Se señalaba la importancia de continuar los esfuerzos para profundizar el Mercosur, identificar las medidas que permitieran alcanzar plenamente los objetivos establecidos en el Tratado de

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Asunción y proseguir con el diálogo político a fin de alcanzar criterios comunes para enfrentar los desafíos que planteaba la coyuntura internacional.635 El Grupo de alto nivel de Coordinación de Políticas Macroeconómicas había comenzado a analizar los mecanismos nacionales de responsabilidad fiscal y se resaltaba la necesidad de alcanzar un entendimiento sobre esta cuestión. Los ministros de Economía habían tomado la decisión de invitar a Bolivia y Chile a integrar las discusiones sobre coordinación macroeconómica. Un grupo ad hoc de Seguimiento de la Coyuntura Económica y Comercial debía proveer a los Estados partes de elementos de análisis que permitieran evaluar la coyuntura económica y los flujos de comercio intra y extra zona, a fin de tomar medidas al respecto. Era importante completar a la brevedad los mecanismos de defensa comercial común y contar con un instrumento relativo a la situación generada por las importaciones subsidiadas originarias de extra zona. En cuanto a la integración energética, se anunciaba la suscripción del Memorándum de entendimiento relativo a los intercambios gasíferos e integración gasífera entre los Estados partes del Mercosur.636 Por otra parte, el mismo comunicado conjunto destacaba el aporte de la CPC, pero se recordaba que la incorporación de normas emanadas de los órganos del Mercosur a los ordenamientos jurídicos internos de los Estados partes constituía una prioridad para el funcionamiento de la unión aduanera. Era necesario asegurar en el menor plazo posible la incorporación de esa normativa a los ordenamientos jurídicos nacionales. También se coincidía en que la utilización de los mecanismos previstos en el ordenamiento jurídico del Mercosur para la solución de las diferencias entre los Estados partes contribuía al fortalecimiento del proceso de integración.637 Al término de la Cumbre, Cardoso improvisó un mensaje, señalando que Brasil proponía relanzar el Mercosur, pero sin desandar el camino recorrido. Su país no pretendía ser el único país industrial del Mercosur en desmedro de los otros socios. También se refirió a una mayor apertura del mercado brasileño en el sector de servicios y en la política de compras gubernamentales, como tareas pendientes para 2000. Brasil estaba plenamente dispuesto a coordinar con la Argentina, y sus otros socios del Mercosur, las políticas macroeconómicas.638 Ese una reunión con el presidente electo De la Rúa, Cardoso expresó que deseaba resolver, en los siguientes 20 días, el acuerdo entre Brasil y la Argentina que permitiera liberar el comercio de autos dentro de la región, a partir del 1º de enero de 2000. Pero el hecho de que el equipo de José Luis Machinea, quien asumiría como ministro de Economía, considerara fundamental que el Mercosur estableciera mecanismos para compensar los desequilibrios comerciales, como los surgidos a partir de la devaluación brasileña, demostraba que la confrontación no había sido resuelta.639 Algunas opiniones En un artículo publicado en 1997, Roberto Lavagna planteaba que el Mercosur había transitado diferentes coyunturas económicas, políticas e internacionales, no siempre

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favorables, pero estaba entrando en una etapa en que debía ser nuevamente evaluado para que sus objetivos estratégicos pudieran ser alcanzados. Esto implicaba evitar tres grandes peligros: a) la autosatisfacción paralizante que significaba retrasarse en un mundo competitivo donde se disputaban inversiones productivas; b) la banalización, es decir, recorrer en materia de regionalismo comercial caminos contrarios al interés estratégico, y c) la delegación de la voluntad política en fuerzas autónomas que hicieran torcer el rumbo.640 Lavagna proponía repensar la agenda del Mercosur en tres planos: el económico interno, el del relacionamiento comercial externo, y el de la política internacional. En cuanto al plano económico interno, postulaba seis puntos: a) distribución equitativa de los beneficios económicos, para lo cual era necesario una reconversión productiva de grandes sectores; b) desarrollo de nuevos sectores productivos, que debían tener políticas regionales al efecto; c) mecanismos de orientación y localización de inversiones específicas, apuntados a evitar los desequilibrios internos; d) mecanismos de participación y distribución de oportunidades, incorporados como un compromiso explícito y monitoreable; e) administración de riesgos emergentes de shocks de liquidez internacional; y f) administración de riesgos de iliquidez internacional. La coordinación de políticas cambiarias era un paso mayor, pero necesariamente debía pasar por un previo proceso de comprender los modelos, implícitos o explícitos con que se formulaba la política económica. El relacionamiento económico-comercial externo abarcaba tres aspectos: a) evitar la perforación de preferencias; b) la negociación continental, en la que el Mercosur debía actuar como tal, en un frente homogéneo, aplicando el criterio de integralidad en la negociación, y c) la combinación de la consolidación del Mercosur con una estricta y conjunta adhesión a las normas del GATT/OMC. En el plano de las relaciones internacionales postulaba la profundización del régimen de consultas previas, principalmente en tres casos: cuando alguno de los países miembros fuera parte interesada directa; cuando la política exterior para América latina estuviera en juego, y cuando el orden global fuera entendido en un orden restrictivo.641 En la misma época, Beatriz Nofal sostenía que el Mercosur era el caso más exitoso de integración entre países en vías de desarrollo, en proceso de estabilización y reforma estructural en el siglo XX. No obstante, faltaba asegurar su consolidación y profundización. Los problemas surgían por dificultades en los planes de estabilización económica de alguno de los socios principales o diferencias de avance en los ritmos de las reformas orientadas hacia el mercado. La profundización incluía la disciplina en materia de incentivos y armonización fiscal, apertura recíproca en servicios y compras públicas, mayor coordinación macroeconómica y el fiel cumplimiento de lo pactado. Las negociaciones externas, en especial el ALCA, también exigían acelerar la profundización.642 De todos modos, el Mercosur había logrado: a) un notable aumento del comercio intrarregional y una significativa apertura unilateral no discriminatoria con el resto del mundo; b) un fuerte crecimiento de la inversión extranjera directa, principalmente en la Argentina y Brasil; y c) un gran interés internacional por parte de inversores, gobiernos y técnicos. Dicho interés obedecía a su tamaño económico comparado con otras economías emergentes; su considerable desempeño en términos de control de la inflación, rápido

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crecimiento económico y reforma estructural (en un encuadre de creciente consolidación democrática), y su conformación como un caso de regionalismo abierto.643 Entre los casos de incumplimiento, Nofal mencionaba el cambio unilateral de reglas de juego en el sector automotriz y la restricción del financiamiento de las importaciones sin exceptuar el Mercosur, por parte de Brasil. La última decisión generaba incertidumbre y, consecuentemente, un impacto negativo en la decisión de invertir en los mercados de los países socios. Otro ejemplo era la ley del azúcar sancionada por la Argentina, que condicionaba la liberalización futura del comercio entre la Argentina y Brasil. Dicho caso era el primero que se daba por la demora de los gobiernos de avanzar en el proceso de armonización de políticas, temas que no debían diferirse.644 Las asimetrías afectaban las posibilidades competitivas y por ende los flujos de comercio y de inversión. La autora subrayaba que entre el camino supranacional de disciplina en la Unión Europea, que parecía impracticable en el Mercosur, y la inacción del Mercosur en la materia, existía un camino intergubernamental de disciplina, realizable con decisión política. A la vez, la diferencia en los niveles de apertura y de acceso a los mercados, dadas las restricciones a la entrada en varios de los Estados miembros, creaban una desigualdad en las condiciones de competencia y resultaban en mayores costos al interior del mercado regional. La Argentina era el único país con un régimen abierto en servicios y compras públicas, mientras que los otros Estados tenían regulaciones específicas que otorgaban trato preferencial a los proveedores nacionales o restringían la entrada a sus mercados de servicios.645 La agenda de negociaciones externas enfrentaba un doble desafío: el primero era no diluir el Mercosur. Las negociaciones de los acuerdos de libre comercio a nivel hemisférico y con la Unión Europea marcaban una tendencia hacia una licuación de las preferencias arancelarias intra-Mercosur. La pregunta era qué quedaría del Mercosur si las preferencias arancelarias se reducían como consecuencia del establecimiento de otras áreas preferenciales con otros países y regiones. Ante esa posibilidad, el único camino para preservar el Mercosur era profundizarlo, lo cual abarcaba todas las asignaturas pendientes mencionadas. El segundo reto era establecer un orden y una clara orientación en la agenda de negociaciones externas. Para Nofal, el interés principal de la Argentina y de la región en materia de negociaciones de comercio internacional debía ser fortalecer el sistema multilateral no discriminatorio de reducción de barreras al comercio y proponer una nueva negociación multilateral en la OMC.646 Desde una perspectiva gubernamental, el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Campbell, señalaba, en abril de 1998, que a partir de la firma del Tratado de Asunción los conflictos no habían estado ausentes, pero era destacable la forma racional, madura y constructiva en que éstos se habían resuelto, sin por ello dejar de lado el objetivo estratégico de la integración ni contrariar su espíritu.647 En opinión de Campbell, los resultados económicos del Mercosur hablaban por sí mismos. Siete años después del Tratado de Asunción, el comercio entre los países miembros había pasado de 5.100 millones de dólares en 1991 a 20.300 millones de dólares en 1998. En el caso específico de la Argentina, las empresas que habían realizado ventas al Mercosur

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pasaron de 4.300 en 1991 a 8.000 durante 1997. Sin embargo, la tarea pendiente de consolidar y profundizar el Mercosur parecía más ardua que haberlo creado. Era la hora de asumir mayores compromisos y de avanzar en forma coordinada en la toma de decisiones en materia de política comercial, e incluso de marcos regulatorios domésticos, cuestiones que hasta poco tiempo atrás eran responsabilidad exclusiva de cada gobierno. La necesidad de definir estrategias para afrontar las negociaciones externas era otro desafío. Como positivo, recordaba que los socios del Mercosur habían logrado minimizar los efectos contagio de la crisis mexicana y la del sudeste asiático, sin por ello dejar de respetar la esencia del proceso de integración. En definitiva, el Mercosur ya era una “marca registrada” en el mundo de la economía y los negocios internacionales.648 En febrero de 1999, el diputado nacional (PJ), Jorge Remes Lenicov, evaluaba que la mayor fortaleza político-institucional, las ventajas económicas y las promesas sociales y culturales asociadas a la estrategia Mercosur seguían en marcha después del traspié de su socio mayor. Brasil debía cumplir con la letra y el espíritu del tratado en materia de asimetrías. A su vez, la Argentina tendría que evitar medidas unilaterales contra los acuerdos del Mercosur y dar pruebas de sensatez estratégica (todo curso de acción eventual hacia un bloque monetario americano debía plantearse en y a través del Mercosur). Debían negociarse la eliminación de subsidios y asimetrías mencionadas, así como los aranceles temporales aplicados a reintegros a las exportaciones o comercio administrado (licencias automáticas de importación, cupos selectivos), para que funcionaran como cláusulas de salvaguardia ante cambios bruscos de la política económica de cualquier socio. Esto debía hacerse con ecuanimidad y visión.649 Superada la primera etapa basada en la apertura y la creación de comercio, correspondía instrumentarse la efectiva institucionalización para asegurar la resolución de controversias, pues no podía dependerse de los presidentes para arreglar todos los problemas. También era necesario avanzar en campos pendientes: servicios, compras gubernamentales, armonización de las legislaciones pertinentes y de los marcos regulatorios, y normativa de productos. Debía hacerse un esfuerzo de coordinación macroeconómica y fijación de metas estratégicas regionales (fiscales, monetarias, de endeudamiento y otras por discutir), cuidando cada socio no pretender imponer al otro sus opciones de política, sino alcanzarlas mediante consenso. La crisis constituía una oportunidad para recrear el Mercosur, pero, si no se respetaban esas premisas, se corría el riesgo de destruir lo ya alcanzado.650 Remes Lenicov sostenía que el comercio bilateral había favorecido a la Argentina en la década de 1990. Con exportaciones siempre crecientes (salvo en 1998, por el inicio de la recesión en Brasil), un saldo positivo del comercio de mas de 1.600 millones de dólares (y cerca de 4.700 millones de dólares en los últimos 4 años) y un tipo de cambio medio favorable a la Argentina, era necesario una dosis de ecuanimidad a la hora del desborde cambiario del vecino. El flujo de inversiones externas durante 1991-98 había sido alto para ambos países (mas de 60.000 millones de dólares), distribuyéndose entre ellos de modo similar (algo menos de 30% para la Argentina y algo mas de 70% para Brasil) al reparto del flujo de la década del 80 (que fue de sólo 24.000 millones de dólares). Finalmente, no había modo en que el impacto comercial y económico inmediato de la crisis pudiera revertir esos balances. Habría en la Argentina un costo global significativo y serios perjuicios sectoriales

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-fundamentalmente en la industria- y regionales, que era necesario atender con un paquete de políticas unilaterales, adicionales a las que debían negociarse con Brasil.651 En un trabajo que analizaba la relación entre la ampliación y la profundización del Mercosur, el subsecretario de Comercio Exterior, Félix Peña, sostenía que el Mercosur no era un producto terminado sino que sufría presiones para la ampliación de su área geográfica y la profundización de sus compromisos. La ampliación se refería a la cantidad de países incluidos en las preferencias del Mercosur, ya fuera como miembros plenos o asociados. La profundización estaba vinculada con el alcance de los compromisos asumidos, principalmente aquellos que implicaban tratamientos económicos preferenciales y el desarrollo de disciplinas colectivas de política.652 En los primeros años el Mercosur había generado interdependencia económica a través de la eliminación de las barreras al comercio y la inversión recíproca. Luego ingresó en la etapa más compleja de administrar la interdependencia, donde las tensiones generadas por la conexión de los respectivos mercados y sistemas económicos podían alimentar la fragmentación, a menos que se avanzara en los aspectos institucionales del proceso de integración. En cuanto al dilema entre ampliación y profundización, el Mercosur pareció inclinarse hacia la ampliación hasta la cumbre de Ouro Preto, donde la aprobación del AEC ayudó a restablecer el equilibrio original entre ambos conceptos. Este se reafirmó en 1997 cuando se acordó que la ampliación no podía hacerse a costa de la profundización.653 Hacia fines de la década de los noventa los objetivos de ampliación del Mercosur habían progresado en tres frentes: a) en la asociación con los países de América del Sur, como lo reflejaban los acuerdos con Chile, Bolivia y las negociaciones con la CAN; b) en el plan de acción acordado en la Cumbre de Miami para establecer un área de libre comercio hemisférica, y c) en el desarrollo de relaciones transatlánticas con la Unión Europea. A su juicio, durante esos años la región había conseguido un equilibrio entre una ampliación y una profundización limitadas. Se había avanzado con cautela, tratando de ajustar la evolución del Mercosur a los procesos de estabilización y transformación de sus miembros.654 Dado que se preveía que el Mercosur podría enfrentar el riesgo de infectarse con el llamado virus de la ALADI, es decir, la vuelta a prácticas anteriores que aceptaban que las reglas del juego se siguieran en la medida de lo posible, las reglas no debían ser rígidas. Era posible reconciliar la flexibilidad instrumental con la noción de un proceso orientado por normas. Lo importante era que las modificaciones necesarias se introdujeran según criterios preestablecidos. Por estas razones, Peña concluía que los esfuerzos de profundización debían realizarse en el ámbito político, dirigiéndose en parte hacia la creación gradual de instituciones comunes que promovieran una visión compartida a medida que avanzaba el proceso de integración, la reciprocidad de intereses entre los socios y la resolución de disputas comerciales creadas por la creciente interdependencia económica.655 En opinión de Cisneros y Piñeiro Iñíguez, en 1999 la desconfianza entre los socios mayores del bloque aumentó. Brasil demostró su escepticismo por los mecanismos institucionales supranacionales y prefirió la vía diplomática presidencial para resolver los problemas. La Argentina demostró no haber comprendido los motivos sustanciales por los cuales Brasil

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apuntaba a la integración, y que discrepaban de los objetivos fundamentalmente económicos argentinos. Pese a los cambios introducidos por el presidente Cardoso, Itamaraty mantenía una tradición de pensamiento realista, y continuaba percibiendo la política de los Estados Unidos como una restricción para la promoción de sus intereses nacionales en la región. Esos intereses incluían al Mercosur ampliado con Chile y Bolivia, pero también a Venezuela por el petróleo, por la Amazonia y por los recursos hídricos del río Orinoco.656 Desde una percepción brasileña, Jacques Ginesta sostuvo que, si bien el Mercosur había propiciado un aumento importante del comercio intrarregional, superior al del comercio internacional, estaba fracasando en la regulación de las asimetrías que su propio adelanto iba creando entre sus miembros, debido a la falta de los más elementales mecanismos que permitieran propiciar un desarrollo social, nacional y regional más equitativo. Hacia 1999 no consideraba previsible un importante desarrollo del área que obedeciera a un rápido crecimiento del Mercosur. Tampoco mejoraría la situación si el Mercosur se incorporaba en una zona de libre comercio de América del Sur, integrada por economías más primarias. Para el Mercosur y sus asociados, Chile y Bolivia, la formación del ALCSA no podía ser un objetivo final, sino una estrategia para obtener una inserción más favorable en el ALCA mediante una negociación de bloque a bloque. El Mercosur, estancado en su desarrollo institucional interno, con limitadas perspectivas de crecimiento y con una expansión regional a través de acuerdos de libre comercio, no se presentaba como una solución determinante para la problemática de la región y su inserción en el mundo.657 Según Ginesta, hasta 1999 Brasil había tratado de consolidar su liderazgo sudamericano en un ámbito estable y próspero, que afirmara su influencia económica y resguardara su seguridad. De esa manera podría proyectarse en el Atlántico Sur y aumentar su presencia en en Africa, la Antártida y el Pacífico. Con este objetivo, había decidido multilateralizar sus relaciones con los países del Cono Sur, y con el resto de América del Sur, por medio del ALCSA. A través de este proyecto, la apertura de los corredores bioceánicos y la salida al Pacífico, Brasil intentaba globalizar las relaciones del Mercosur, y en el futuro del ALCSA, con el NAFTA, la UE, Japón y los “países ballena” (China Popular, Rusia, India e Indonesia).658 Uruguay, a pesar de haber demandado la formación del bloque comercial de cuatro países ante el avance de la integración argentino-brasileña, el escaso rendimiento del tipo de exportaciones que realizaba no redundó en un importante crecimiento de su economía. Tanto su comercio con el mundo como con el Mercosur se mantuvieron deficitarios. Pese a un aumento sostenido de sus exportaciones, no se advertían los beneficios de la participación uruguaya en el sistema de integración. En cuanto a Paraguay, aparte de su intención de mantener equilibradas sus relaciones con la Argentina y Brasil, su aspiración a participar en cierta medida en una economía de exportación desarrollada no parecía tener todavía, a fin de siglo, posibilidades de concreción.659 A su vez, Pedro da Motta Veiga, sostiene que entre 1990 y 1994 la liberalización comercial fue prácticamente la única iniciativa importante de política industrial que llevó adelante el gobierno de Brasil. En la segunda mitad de 1994 el compromiso de Brasil con el proceso de integración subregional se incrementó. Pero a partir de 1995 la posición negociadora

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cambió reflejando la parcial reversión de la orientación liberal de su política industrial y de comercio exterior. En primer lugar se llegó a la conclusión de que luego del proceso de apertura unilateral, de la finalización del período de transición del Mercosur y de la instrumentación de los compromisos asumidos en la Ronda Uruguay del GATT, debía iniciarse un período en que Brasil debía llevar ese triple movimiento en dirección a la liberalización, postergando nuevos compromisos de apertura.660 En segundo término, a causa de la crisis mexicana se generó en Brasil un proceso de control de las importaciones a través de aranceles para evitar un deterioro mayor de la balanza comercial y problemas en la estabilización, aumentándose también las tasas del AEC. Como el Plan Real provocó la apreciación del tipo de cambio, aparecieron reclamos proteccionistas de parte de los sectores empresarios menos competitivos. Consecuentemente las políticas industriales y de comercio exterior cambiaron, para incentivar la inversión y ayudar a los sectores en la reestructuración. Respecto de las exportaciones, se aumentó el financiamiento público, se eliminaron los impuestos sobre algunos rubros y se incentivaron los créditos. Esta tendencia se consolidó en la segunda mitad de 1997, cuando el ambiente económico internacional empeoró y esto impactó en la sustentabilidad del Plan Real. Este nuevo dirigismo aplicado por el gobierno brasileño tendió a apartar relativamente a este país de sus compromisos subregionales y de la consolidación de la unión aduanera, no obstante continuar las autoridades brasileñas destacando la importancia de los acuerdos. Esto se producía paradójicamente en el momento en que los flujos de comercio e inversión habían aumentado la interdependencia económica entre los miembros del Mercosur, lo que intensificaba las demandas.661 Veiga señalaba que en 1998 todavía subsistía la idea de que avanzar en el proceso de integración traería más costos que beneficios para Brasil en términos de pérdida de autonomía para la formulación de políticas domésticas. El rechazo en Brasil era mayor aún cuando a la propuesta de profundizar la integración se agregaba un componente institucional, al que se percibía como la confirmación formal de dicha perdida de autonomía. Sin embargo, el hecho de que el Mercosur fuera responsable por el cambio en el patrón de comercio exterior del Brasil en los noventa, principalmente respecto de las exportaciones, permitía formular un argumento menos pesimista. En efecto, las exportaciones brasileñas al Mercosur entre 1990 y 1996 habían crecido más que las exportaciones a otras partes del mundo. Incluso las pequeñas y medianas empresas que se habían iniciado en actividades de exportación, lo hicieron vinculadas al comercio con el Mercosur. También las inversiones de Brasil en el Mercosur habían aumentado significativamente.662 Consecuentemente, existía un potencial para la convergencia de los intereses empresarios brasileños y los esfuerzos por profundizar la unión aduanera. Sin embargo, llevar a la práctica dicho potencial implicaba renunciar a ciertos instrumentos que en apariencia beneficiaban a la industria brasileña, pero en realidad distorsionaban las corrientes del comercio y la inversión y perjudicaban a las economías de los países más pequeños. En opinión de Veiga, más que reconsiderar la importancia económica del Mercosur para Brasil, era posible que las presiones para negociar el ALCA terminaran llevando al país a adoptar una posición menos reticente en temas que hasta mediados de los noventa habían sido considerados como de baja prioridad. De hecho, la propuesta brasileña de hacer de los

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esquemas subregionales de integración el fundamento sobre los cuales construir el ALCA demandaba que el Mercosur resolviera los temas que hacían a la profundización de la unión aduanera.663 Mónica Hirst, por su parte, ha señalado que el interés de la Argentina y Brasil por el fortalecimiento del Mercosur no moderó las discrepancias en política exterior. Las cancillerías hallaron una solución en la “encapsulación” de las diferencias, lo que significaba que se les restaba dramatismo sin ser por ello desconocidas. No obstante, las políticas exteriores divergentes no favorecían la alianza estratégica entre los dos países. Por ejemplo, en los casos de las negociaciones de la Argentina para convertirse en socio extra-OTAN de los Estados Unidos o la candidatura de Brasil para tener un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, la ausencia de apoyo mutuo se hizo evidente, afectando las relaciones bilaterales.664 Por otra parte, Brasil daba la impresión de interpretar que los Estados Unidos intentaban debilitar la constitución de un bloque en el Cono Sur. Esto significaba que las preocupaciones de Brasil estaban más apuntadas a los Estados Unidos que a la Argentina, pues se consideraba al primero el principal obstáculo en la consecución de los intereses nacionales brasileños. A su vez, la Argentina no terminaba de aceptar el poder relativo de su socio, existiendo al respecto dos posiciones: a) la que creía posible que Brasil compartiera con la Argentina su situación de poder a cambio del apoyo de su vecino, y b) la que sostenía que debía mantenerse el alineamiento político con los Estados Unidos a fin de equilibrar el aumento de los lazos económicos con Brasil. No obstante las discrepancias, los gobiernos asumieron que las posiciones internacionales de cada uno eran legítimas en el mundo de la posguerra fría.665 En opinión de Roberto Bouzas, el funcionamiento del Mercosur durante el período 1995-1998 se caracterizó por los contrastes. La combinación de un aumento de la interdependencia económica, el no cumplimiento de los compromisos pactados y un ambiente de crecientes percepciones políticas negativas alimentó la interpretación de que el Mercosur podía consolidar la interdependencia económica solamente por el impulso del sector privado. Al quedar relegada la agenda pública, comenzaron a acumularse asuntos pendientes que terminaron afectando la credibilidad del Mercosur. A partir de 1998 el Mercosur entró en tiempos difíciles. A diferencia de otros autores que consideran que la devaluación del real en enero de 1999 fue la causa de las dificultades sobrevinientes, Bouzas cree que, además de ésta, existieron otras razones más profundas, entre ellas un menor crecimiento de la interdependencia económica alcanzada desde 1991, la degradación del clima político, la multiplicación de los conflictos comerciales y el inicio de un ciclo de confrontación retórica. El choque entre los gobiernos de la Argentina y Brasil en cuestiones de política exterior y de vinculación estratégica internacional generó tensiones y fracturó el sustrato de intereses comunes que había permitido la cooperación intrarregional desde mediados de la década de 1980.666 En un libro publicado en 2001, Bouzas y José María Fanelli apuntaron que, respecto de la coordinación de políticas, lo más importante era la necesidad de la concertación macroeconómica, en especial luego de la devaluación del real en enero de 1999, que dejó planteada la cuestión de la viabilidad del Mercosur con dos regímenes cambiarios muy

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distintos. Los autores concluían, en última instancia, que no sería provechoso considerar la construcción de un espacio común para acelerar el crecimiento de la productividad sin integración profunda, convergencia macroeconómica y una visión compartida respecto de la estrategia de integración en la economía global. El Mercosur debía demostrar en el corto plazo que estaba en condiciones de avanzar en esos tres aspectos. La falta de creatividad en la construcción institucional y en la elaboración de una visión estratégica compartida, que se revelaba a principios del nuevo siglo, necesitaba de la concurrencia del sentido estratégico y de decisión política para revertirse.667 En el mismo año, Aldo Ferrer sostenía que, despejados los obstáculos históricos para la convergencia argentino-brasileña, quedaban otros requisitos para lograr la integración. A su juicio, era necesario la autodeterminación de los Estados miembros, dado que, cuando prevalecían situaciones de subordinación a los criterios de los mercados financieros, era imposible armonizar las estrategias macroeconómicas y difícil acordar políticas comunitarias sectoriales. Hacían falta, asimismo, equilibrios sociales, pues sociedades con fuertes desigualdades en la distribución del ingreso, altos índices de desempleo y fracturas en la cohesión del orden social soportaban tensiones internas que repercutían negativamente en el proceso de integración. Debía existir también una convergencia de estrategias nacionales respecto de la industrialización y cambio técnico, a fin de que la integración produjera una distribución equitativa de sus frutos. Por el contrario, si los beneficios se distribuían inequitativamente, el sistema acumularía tensiones, estableciéndose una relación centro-periferia en la división del trabajo intrarregional. Finalmente, era necesario un proyecto político convergente en la visión del mundo y la relación externa.668 En opinión de Ferrer, los acuerdos entre Alfonsín y Sarney revelaban que los gobiernos compartían un proyecto de relación con el orden mundial y una interpretación de sus tendencias que fue modificado con la llegada de los presidentes Menem y Collor y a partir de la firma del Acta de Buenos Aires. La integración sectorial intraindustrial fue reemplazada por la liberación lineal y automática del intercambio, asumiendo el mercado la conducción del proceso. Tanto la Argentina como Brasil adoptaron decisiones donde se revelaba la pérdida de significación de la relación estratégica entre sí. En diversos momentos del gobierno de Menem, tanto desde la esfera oficial como de influyentes grupos de opinión, se denunció la dependencia de Brasil y se promovió el fortalecimiento del alineamiento incondicional con los Estados Unidos, incluyendo la preferencia del NAFTA frente al Mercosur. Ferrer señalaba que, en ese contexto, la relación con Brasil se sostuvo sólo en las fuerzas centrípetas de la geografía y en los intereses privados vinculados con la expansión del intercambio bilateral. La iniciativa política desapareció, quedando reducida a la reiteración formal e inconsecuente del objetivo integracionista.669 Así, los problemas para avanzar en la integración regional continuaron hasta el presente. En 2005 Juan Tokatlian ha señalado que “en Latinoamérica la concertación tiende a oscilar, la integración no progresa y la unión está distante”. La unidad política, económica y diplomática en Latinoamérica, en general, y en América del Sur, en particular, es “deplorable”. La experiencia fue frustrante en términos históricos con la ALALC, la ALADI, e incluso el SELA. La Comunidad Andina de Naciones se encuentra fragmentada

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y en su peor momento, y el Mercosur permanece inactivo, sin avanzar hacia una unión aduanera perfecta ni procurar una mínima institucionalización.670 Tokatlián sostiene que el proceso de integración a comienzos del siglo XXI es similar al de la década de 1980, cuando se destacaban los siguientes problemas: vacilación política de los gobiernos sobre el lugar que debía ocupar la integración; débil participación de la ciudadanía en esos proyectos; desigualdad regional entendida como profundas diferencias de desarrollo socioeconómico intra e interestatales; insuficiente conexión física y de transporte, y aversión a la supranacionalidad, es decir, un rechazo a ceder soberanía nacional y a aceptar la autonomía de instituciones superiores a los Estados individuales.671

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APÉNDICE ESTADÍSTICO Mercosur. Exportaciones (en millones de dólares) Año Total

Exportaciones Exportaciones Intra-Mercosur

Porcentaje Intra-Mercosur sobre total

1993 54.043 10.057 18,60 1994 62.114 12.001 19,32 1995 70.494 14.443 20,48 1996 74.998 17.030 22,70 1997 83.239 20.583 24,72 1998 81.356 20.349 25,01 1999 73.620 15.157 20,58 Fuente:CEI Mercosur. Importaciones (en millones de dólares) Año Total

importaciones Importaciones Intra-Mercosur

Porcentaje Intra-Mercosur sobre total

1993 45.843 9.086 19,81 1994 58.083 11.710 20,16 1995 75.750 13.995 18,47 1996 83.294 17.197 20,64 1997 96.880 20.491 21,15 1998 95.287 20.476 21,48 1999 79.885 15.426 19,31 Fuente: CEI Mercosur. Exportaciones totales por país (en millones de dólares) Año

Argentina Brasil Paraguay Uruguay Total Mercosur

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1993 13.118 38.555 725 1.645 54.043 1994 15.839 43.546 817 1913 62.114 1995 20.963 46.506 919 2.106 69.494 1996 23.811 47.747 1.044 2.397 74.999 1997 26.431 52.994 1.089 2.726 83.240 1998 26.434 51.140 1.014 2.769 81.357 1999 22.626 48.011 741 2.242 76.620 Fuente: CEI Mercosur. Importaciones totales por país (en millones de dólares) Año Argentina Brasil Paraguay Uruguay Total

Mercosur 1993 16.784 25.256 1.478 2.326 45.844 1994 20.077 33.079 2.140 2.786 58.082 1995 20.122 49.972 2.782 2.875 75.751 1996 23.762 53.346 2.850 3.336 83.294 1997 30.450 59.746 2.957 3.727 96.880 1998 31.377 57.737 2.362 3.811 95.287 1999 25.535 49.282 1.711 3357 79.885 Fuente: CEI Mercosur. Intercambio comercial (en millones de dólares) Destino/origen

1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999

Exp. Intra-Mercosur

10.057

12.001

14.443

17.030

20.583

20.349

15.157

Exp. hacia

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Resto Mundo 43.986 50.113 56.051 57.969 62.656 61.007 58.463 Exp. totales

54.043

62.114

70.494

74.998

83.239

81.356

73.620

Imp. Intra Mercosur

9.086

11.710

13.995

17.197

20.491

20.476

15.426

Imp. Desde Resto Mundo

36.757

46.373

61.755

66.097

76.389

74.811

64.459

Imp. totales

45.843

58.083

75.750

83.294

96.880

95.287

79.885

Comercio Intra-Merc.

19.143

23.712

28.438

34.226

41.074

40.826

30.583

Comercio Extra-Merc.

80.743

96.486

117.806

124.066

139.046

135.818

122.922

Comercio total

99.886

120.197

146.245

158.292

180.119

176.644

153.505

Saldo comerc. con Res. Mun.

7.229

3.741

-5.705

-8.129

-13.733

-13.804

-5.997

Fuente: CEI Comercio recíproco, 1993-1999 (en millones de dólares) Argentina Año Brasil Paraguay Uruguay Total Total

Mercosur Porcentaje Mercosur sobre total

Exportac. 1993 2.814 358 512 13.118 3.684 28,08 1994 3.655 499 650 15.839 4.804 30,33 1995 5.484 631 654 20.963 6.770 32,29 1996 6.615 583 718 23.811 7.916 33,25 1997 8.133 624 840 26.431 9.597 36,30 1998 7.949 622 843 26.434 9.414 35,61 1999 5.690 563 812 22.626 7.065 31,22 Importac.

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1993 3.664 67 297 16.784 4.029 24,00 1994 4.325 63 395 20.077 4.784 23,82 1995 4.175 140 279 20.122 4.594 22,83 1996 5.326 182 293 23.762 5.800 24,40 1997 6.914 320 371 30.450 7.604 24,97 1998 7.055 348 528 31.377 7.930 25,27 1999 5.596 304 389 25.535 6.289 24,62 Brasil Año Argentina Paraguay Uruguay Total Total

Mercosur Porcentaje Mercosur sobre total

Exportac. 1993 3.659 952 776 38.555 5.387 13,97 1994 4.136 1.054 732 43.545 5.921 13,59 1995 4.041 1.301 812 46.506 6.154 13,23 1996 5.170 1.325 811 47.747 7.305 15,29 1997 6.770 1.407 870 52.994 9.047 17,07 1998 6.748 1.249 881 51.140 8.878 17,36 1999 5.364 744 670 48.011 6.778 14,11 Importac. 1993 2.717 276 385 25.256 3.378 13,37 1994 3.662 352 569 33.079 4.583 13,85 1995 5.591 515 738 49.972 6.844 13,69 1996 6.805 552 944 53.346 8.302 15,56 1997 8.032 518 967 59.746 9.517 15,92 1998 8.034 351 1.042 57.737 9.428 16,32 1999 5.812 260 647 49.282 6.719 13,63 Fuente: CEI Comercio recíproco, 1993-1999 (en millones de dólares) Paraguay Año Argentina Brasil Uruguay Total Total

Mercosur Porcentaje Mercosur sobre total

Exportac. 1993 65 215 7 725 287 39,58 1994 69 299 9 817 377 46,14 1995 83 411 34 919 528 57,45 1996 90 517 49 1.044 655 62,73 1997 101 461 22 1.089 584 53,62 1998 156 348 21 1.014 524 51,67 1999 53 235 19 741 307 41,43 Importac. 1993 242 370 21 1.478 633 42,82 1994 349 599 32 2.140 980 45,79 1995 519 681 37 2.782 1.237 44,46 1996 587 982 63 2.850 1.633 57,29 1997 676 1.009 67 2.957 1.752 59,24

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1998 516 866 85 2.362 1.467 62,10 1999 340 545 72 1.711 957 55,93 Uruguay Año Argentina Brasil Paraguay Total Total

Mercosur Porcentaje Mercosur sobre total

Exportac. 1993 316 366 16 1.645 699 42,49 1994 382 492 24 1.913 899 46,99 1995 267 700 25 2.106 992 47,10 1996 272 831 50 2.397 1.153 48,10 1997 354 940 61 2.726 1.355 49,70 1998 514 935 84 2.769 1.533 55,36 1999 369 557 81 2.242 1.007 44,91 Importac. 1993 432 608 6 2.326 1.046 44,96 1994 609 746 9 2.786 1.364 48,95 1995 609 699 14 2.875 1.321 45,94 1996 691 746 25 3.336 1.462 43,82 1997 791 802 24 3.727 1.617 43,38 1998 842 793 16 3.811 1.652 43,34 1999 796 652 15 3.357 1.462 43,55 Fuente: CEI

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NOTAS 1 Roberto Bouzas y José María Fanelli, Mercosur: integración y crecimiento, Buenos Aires, Fundación OSDE, 2001, pp. 130-131. 2 Véase www.gba.gov.ar, información sobre Mercosur; Bouzas y Fanelli, op. cit., p. 136. 3 Bouzas y Fanelli, op. cit., p. 146. 4 Roberto Lavagna, Argentina-Brasil-Mercosur. Una decisión estratégica, Buenos Aires, Ciudad Argentina, 1998, pp. 84-89. 5 Lavagna, Argentina-Brasil-Mercosur..., op. cit., pp. 89-95. 6 Tratado de Integración, Cooperación y Desarrollo entre la República Argentina y la República Federativa del Brasil. Firma: Buenos Aires, 29 de noviembre de 1988. Aprobación: Ley n° 23.695. Vigor: 23 de agosto de 1989. 7 Jorge Campbell, Ricardo Rozemberg y Gustavo Svarzman, “Quince años de integración: muchos ruidos y muchas nueces”, en Jorge Campbell (comp.), Mercosur, entre la realidad y la utopía, Buenos Aires, GEL, 1999, p. 97. 8 Andrés Cisneros y Carlos Piñeiro Iñíguez, Del ABC al Mercosur. La integración latinoamericana en la doctrina y praxis del peronismo, Buenos Aires, GEL, 2002, pp. 489-491. 9 Mónica Hirst, “La compleja agenda política de Mercosur”, en Riordan Roett (comp.), Mercosur: integración regional y mercados mundiales, Buenos Aires, GEL, 1999, pp. 60-61. 10 Comunicado Conjunto de los Presidentes, Brasilia, 23 de agosto de 1989; Declaración Conjunta Argentino-Brasileña sobre la Cooperación Bilateral en los usos pacíficos del Espacio Ultraterrestre; Programa de Integración y Cooperación Económica entre la República Argentina y la República Federativa del Brasil. Informe de la Comisión de Ejecución, Brasilia, 23 de agosto de 1989. 11 “Acuerdo para el desarrollo regional”, La Nación, 12 de noviembre de 1989, pp. 1 y 7. 12 Mirka Seitz, ¿Realismo penitencial o margen de maniobra?, Buenos Aires, Fundación Juan Pablo Viscardo/GEL, 1993, pp. 95-96. 13 “Azúcar: agradecen su exclusión del acuerdo”, La Nación, 7 de julio de 1990, p. 4; Lascano Fernando, “Teoría y práctica de la integración”, La Nación, 4 de julio de 1990, p. 13, y “Cavallo precisó en la UIA el esquema del acuerdo con Brasil, La Nación, 4 de julio de 1990, p. 13. 14 “Cavallo precisó en la UIA el esquema del acuerdo con Brasil, La Nación, op. cit. 15 “Mercado común con Brasil en 1994”, La Nación, 7 de julio de 1990, p. 1 y 4. Véase también “Se firman hoy nuevos acuerdos con Brasil”, La Nación, 6 de julio de 1990, p. 1; “Menem: Brasil es el socio natural de la Argentina”, La Nación, 6 de julio de 1990, p. 4; “Menem comparte el Plan Bush sobre un mercado integrado”, La Nación, 6 de julio de 1990, p. 13; “Collor exhortó a la integración ante la Asamblea Legislativa”, La Nación, 7 de julio de 1990. 16 “Menem comparte el Plan Bush sobre un mercado integrado”, op. cit. 17 Acta del Grupo Binacional Mercado Común. 18 Ovidio Bellando, “Se lanzó el Mercado Común del Cono Sur”, La Nación, 2 de agosto de 1990, p. 1. Los cancilleres participantes fueron Erman González, de la Argentina; Francisco Rezek, de Brasil; Héctor Gros Espiell, de Uruguay, y Enrique Silva Cimma, de Chile. 19 Ibid. La decisión de Uruguay era producto del nuevo gobierno de Luis Alberto Lacalle. 20 Ibid. 21 Ovidio Bellando, “Coordinarán las políticas macroeconómicas con el Brasil”, La Nación, 3 de agosto de 1990, p. 6. 22 Acta de la Primera Reunión del Grupo Mercado Común. 23 Acta de la Reunión del Grupo Mercado Común Argentina-Brasil con las delegaciones de la República Oriental del Uruguay y la República del Paraguay. 24 Jacques Ginesta, El Mercosur y su contexto regional e internacional, Porto Alegre, Editora da Universidade Federal de Rio Grande do Sul, 1999, p. 88. 25 Roberto Solans, “ ‘La vida o la muerte del Uruguay dependen del mercado común’ ”, La Nación, 20 de septiembre de 1990, p. 9. 26 Tratado para la Constitución de un Mercado Común del Sur, Asunción, 26 de marzo de 1991. Fue aprobado por ley argentina 23981 del 15 de agosto de 1991 y por el poder Ejecutivo el 4 de septiembre del mismo año.

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La duración del Tratado es indefinida y entró en vigor el 29 de noviembre de 1991, fecha a su vez en la que se firmó en el marco jurídico de la Asociación Latinoamericana de Integración -ALADI- por Plenipotenciarios de los Gobiernos de los cuatro países, el Acuerdo de Complementación Económica N° 18 - ACE/18- como parte del Tratado de Asunción, Acuerdo que entró a regir a partir de la fecha de su suscripción. 27 Ginesta, op.cit., p. 90. 28 Bouzas y Fanelli, op. cit., pp. 188-189. 29 Ibid., pp. 182 y 184. 30 Ginesta, op. cit., p. 92. 31 Ovidio Bellando, “El canciller Di Tella anunció la «resurrección» de Corpus”, La Nación, domingo 24 de marzo de 1991, p. 5. 32 Ibid. En sus recientes visitas a Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile y Perú, además de considerar el tema de la integración, el canciller argentino había tratado proyectos binacionales como la provisión de gas a Chile, el tema energético con Bolivia, el aprovechamiento hídrico y la hidrovía. También se había hablado de un mercado común energético, dado que había una interrelación insoslayable a través de Itaipú, Yacyretá y Corpus. Ibid. 33 Héctor Gros Espiell, “Un nuevo espacio económico emerge en el sur de América”, La Nación, 26 de marzo de 1991, p. 7. 34 Ibid. 35 “De la Sota y Collor de Mello analizaron temas de la relación argentino-brasileña”, La Nación , 4 de julio de 1991, p. 8. 36 Barrett Puig, “Cambié de opinión: abogo por el puente Colonia-Buenos Aires”, La Nación, 6 de julio de 1991, p. 7. 37 “Los acuerdos firmados ayer con el Uruguay, La Nación, 11 de julio de 1991, p. 5 38 “Menem condecoró ayer al presidente del Uruguay”, La Nación, 9 de julio de 1991, p. 5. 39 “Coincidencias con el Uruguay”, La Nación, 11 de julio de 1991. 40 Declaración de los Presidentes del Mercosur, I Cumbre de Presidentes del Mercosur, Brasilia, 17 de diciembre de 1991; Daniel Santoro, “Pusieron en marcha el Mercosur”, Clarín, 18 de diciembre de 1991, p. 16. 41 Declaración de los Presidentes del Mercosur, I Cumbre de Presidentes del Mercosur, Brasilia, 17 de diciembre de 1991. 42 Ibid.; Daniel Santoro, “Pusieron en marcha el Mercosur”, Clarín, 18 de diciembre de 1991, p. 16. La decisión de estudiar posibles formas de vinculación del Mercosur con otros países fue propuesta por Uruguay. El canciller Gros Espiell propició el ingreso de Bolivia, una vez que renunciara al Pacto Andino, como “estado asociado”, de la misma forma que Grecia se había sumado a la Comunidad Económica Europea. A su vez, Menem solicitó apoyo para que en el comunicado conjunto se explorara la posibilidad de cooperación entre el Mercosur y Japón. Santoro, “Pusieron en marcha el Mercosur”, op. cit. 43 Daniel Santoro, “Rezek: ‘La inflación de Brasil no parará el Mercosur’”, Clarín, 23 de diciembre de 1991, pp. 14 y 15. 44 Declaración de los Presidentes del Mercosur, II Cumbre de Presidentes del Mercosur, Las Leñas, Argentina, 27 de junio de 1992. El Cronograma de Medidas incluía asuntos comerciales, asuntos aduaneros, normas técnicas, políticas fiscal y monetaria relacionada con el comercio, transporte terrestre, transporte marítimo, política industrial y tecnológica, política agrícola, política energética, coordinación de políticas macroeconómicas, relaciones laborales y aspectos institucionales. Véase Mercosur/CMC/Dec. Nº 01/92; Martín Granovsky, “Con almanaque en mano”, Página/12, 28 de junio de 1992, p. 6. 45 Declaración de los Presidentes del Mercosur, II Cumbre de Presidentes del Mercosur, Las Leñas, Argentina, 27 de junio de 1992. 46 Daniel Santoro, “Seis presidentes objetan el fallo de la Corte Suprema de EE.UU.”, Clarín, 27 de junio de 1992, pp. 2 y 3. 47 Eleonora Gosman, “Rotunda decisión política de lograr la integración en fecha”, Clarín, 28 de junio de 1992, p. 8. 48 Ibid. 49 Emilio José Ossés, “La cooperación militar en el contexto del Mercosur”, La Nación, 8 de julio de 1992, p. 9. 50 Suplemento ALADI, La Nación, cuarta sección, 8 de julio de 1992.

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51 Carlos Saúl Menem, “Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI)”, en Suplemento ALADI, op. cit., p. 1. 52 Domingo Cavallo, “Mercosur, un instrumento de cambio”, en Suplemento ALADI, op. cit., p. 4. 53 Ibid. 54 Raúl Carignano, “El reto es una gran zona de libre comercio”, en Suplemento ALADI, op. cit., p. 4. 55 Seitz, op. cit., p. 100. 56 “Mejor integrarse en cuotas”, Página/12, 26 de diciembre de 1992, p. 9. 57 Ibid. 58 Ibid. 59 Martín Granovsky, “Ecuación mágica”, Página/12, 27 de diciembre de 1992, p. 5. 60 Ibid. 61 Ibid. 62 “Muchas dudas y arancel del 20% fue el saldo de la cumbre en Uruguay”, Clarín, 29 de diciembre de 1992, pp. 4 y 5. 63 Comunicado de los Presidentes de los Estados Parte del Mercosur, III Cumbre de Presidentes del Mercosur, Montevideo, 28 de diciembre de 1992; “Todos juntos y más abiertos”, Página/12, 29 de diciembre de 1992, pp. 4 y 5. Este diario había informado en septiembre anterior que la posición inicial de la Argentina era que se establecieran no más de seis niveles de alícuotas con un máximo de 20% (por ejemplo: 0, 4, 8, 12, 16 y 20 por ciento). Uruguay propiciaba el mismo tope, mientras Brasil proponía siete niveles , entre 0 y 35 por ciento, y Paraguay apoyaba una escala de cuatro niveles, de 0 a 15 por ciento. 64 Comunicado de los Presidentes de los Estados Parte del Mercosur, III Cumbre de Presidentes del Mercosur, Montevideo, 28 de diciembre de 1992. 65 “Muchas dudas y arancel del 20% fue el saldo de la cumbre en Uruguay”, Clarín, 29 de diciembre de 1992, pp. 4 y 5. 66 Daniel Santoro, “Con los ojos en el norte”, Clarín, 29 de diciembre de 1992, p. 4. 67 “Todos juntos y más abiertos”, Página/12, 29 de diciembre de 1992, pp. 4 y 5. 68 Daniel Sosa, “El vecino promete volver a comprar”, Página/12, 29 de diciembre de 1992, p. 4. Según las estimaciones del Instituto de Pesquisas Económicas Aplicadas (IPEA), en el año las ventas al exterior ascenderían a 35.900 millones de dólares, frente a los 31.636 de 1991. Simultáneamente, la recesión –se preveía una caída de 1,5% en el producto bruto y de 6% en la industria- había hecho descender fuertemente la importación. Las compras eran apenas 50% más que las argentinas, pese a la notoria diferencia de escala entre ambas economías. Los analistas brasileños admitían que el aumento de las exportaciones había contribuido a la mejora del desempeño de algunos sectores industriales como el automovilístico y el del papel y celulosa. En rigor, de los 4.300 millones en que se incrementaría el saldo favorable ese año, alrededor de 1.500 millones corresponderían a negocios con la Argentina. Ibid. 69 Marcela Cristini, “Argentina y Brasil hacen cada vez más difícil el Mercosur”, Ambito Financiero, 1º de marzo de 1993, p. 6. 70 “Ratifican cronograma del Mercosur”, Ambito Financiero, 9 de marzo de 1993, p. 2. 71 “Mercosur: Díaz pide postergar cronograma”, Ambito Financiero, 26 de marzo de 1993, p. 29, sección: Panorama del Uruguay. 72 Ibid. Algunas empresas uruguayas, por ejemplo, en el rubro lácteo, veían la posibilidad de formar joint-ventures con empresas mexicanas, y estimaban que ello podría abrirles en el futuro el acceso al NAFTA. En el ámbito privado el presidente de la Confederación Empresarial del Uruguay había afirmado que Uruguay debía detener su apertura comercial mientras la economía brasileña no se estabilizara, respaldando de esa manera lo señalado por el presidente de la Cámara de Industrias, partidario de hacer un “alto” en el Mercosur. Ibid. 73 “Crecen las dudas por los plazos del Mercosur”, Ambito Financiero, 29 de marzo de 1993, p. 27, sección: Panorama del Uruguay. 74 Ibid. 75 Susana Merlo, “Un aniversario con sombras de ruptura”, Ambito Financiero, 26 de marzo de 1993, p. 5. 76 Eleonora Gosman, “Menem: ‘La Argentina ingresaría al Nafta en 1993’ ”,Clarín, 11 de marzo de 1993, p. 22. 77 Ibid. 78 Ibid.

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79 Susana Merlo, “Argentina entre Europa, Mercosur y el NAFTA”, Ambito Financiero, 16 de marzo de 1993, p. 12. 80 Fernán Saguier, “Tras la reunión Menem-Clinton”, La Nación, 20 de marzo de 1993, p. 5. 81 “Uruguay Says No to NAFTA, Presses for Regional Trade Pacts”, Trade News Bulletin, Volume 2, Number 89, May 20, 1993, en www.etext.org/Politics/Trade.News/Volume.2/tnb-02.089. 82 Ovidio Bellando, “Una visita útil para los dos países”, La Nación, 26 de mayo de 1993, p. 4. 83 The White House Office of the Press Secretary, “Remarks by President Clinton and Argentine President Menem at Press Availability”, June 29; María O’Donnell, “Reunión de presidentes en Asunción”, Página/12, 2 de julio de 1993, p. 8. 84 Ibid. 85 María O’Donnell, “Reunión de presidentes en Asunción”, Página/12, 2 de julio de 1993, p. 8; Facundo Landívar, “Acordarán las políticas cambiarias en el Mercosur”, La Nación, Economía, 2 de julio de 1993, p. 1. 86 “Después del Mercosur, Cavallo quiere el Nafta”, La Nación, Economía, 28 de julio de 1993, p. 1. 87 Declaración de los Presidentes de los Países del Mercado Común del Sur, V Cumbre de Presidentes del Mercosur, Colonia, Uruguay, 17 de enero de 1994. 88 Daniel Santoro, “El NAFTA es un horizonte lejano”, Clarín, 29 de enero de 1994, p. 11. 89 Ibid. 90 Ibid. 91 Jorge Campbell, “Mercosur: hacia el desafío de la moneda única”, Clarín, 24 de abril de 1998, sección Opinión. 92 Mario Rapoport (comp.), Argentina y Brasil en el Mercosur, Buenos Aires, GEL, 1995, pp. 38-39. 93 Ibid., p. 27. 94 Ibid., p. 90. 95 Informe de la Presidencia Pro Tempore al IX Consejo del Mercado Común, 7 de diciembre de 1995, http:/www.mercosur.int/msweb/Documentos/Publicados/Anexo/003670848_CMC_07-12-1995_ANEX-ANEX_S. 96 Adriana La Rotta, “Primero el Mercosur, después el Nafta”, La Nación, 19 de noviembre de 1996. 97 Pedro Motta Pinto Coehlo, “Brasil, Argentina y el Mercosur”, Archivos del Presente, Nº 9, julio-septiembre de 1997, p. 160. 98 Susana Merlo, “Un aniversario con sombras de ruptura”, Ambito Financiero, 26 de marzo de 1993, p. 5. 99 Ibid. 100 “Objetivos compartidos por Brasil y la Argentina”, La Nación, 27 de mayo de 1993, p. 10. 101 “Itamar Franco en Buenos Aires, editorial, La Nación, 28 de mayo de 1993, p. 8. 102 Comunicado de Presidentes de los Estados Parte del Mercosur, IV Cumbre de Presidentes del Mercosur, Asunción, 1º de julio de 1993. 103María O’Donnell, “Reunión de presidentes en Asunción”, Página/12, 2 de julio de 1993, p. 8. 104 Comunicado de Presidentes de los Estados Parte del Mercosur, IV Cumbre de Presidentes del Mercosur, Asunción, 1º de julio de 1993. En la XV Cumbre de Presidentes, reunida en Río de Janeiro el 10 de diciembre de 1998, se aprobó una reglamentación del Protocolo de Brasilia, apuntada a dar mayor precisión y efectividad al sistema. Véase XV Cumbre de Presidentes del Mercosur, Comunicado Conjunto dos Presidentes dos Países do Mercosul, Río de Janeiro, 10 de dezembro de 1998. 105 Comunicado de Presidentes de los Estados Parte del Mercosur, IV Cumbre de Presidentes del Mercosur, Asunción, 1º de julio de 1993. 106 Facundo Landívar, “Acordarán las políticas cambiarias en el Mercosur”, La Nación, Economía, 2 de julio de 1993, p. 1. 107 O’Donnell, “Reunión de presidentes en Asunción”, op. cit., p. 8; Landívar, “Acordarán las políticas cambiarias en el Mercosur”, op. cit. “Ahora saben que nosotros no vamos a cambiar de barco”, destacó un vocero argentino. Para algunos brasileños, sin embargo, la Argentina prefirió el Mercosur porque el NAFTA aún estaba muy “verde”. Véase Landívar, op. cit. Según una fuente diplomática argentina, la propuesta de la banda cambiaria marcaba el inicio de la coordinación macroeconómica y anulaba la devaluación como un método de competencia comercial entre los países socios. Los argentinos sostenían que la medida permitiría a Cardoso frenar los reclamos de sobredevaluación de la moneda y encarar la transformación de la economía brasileña. Véase O’Donnell, op. cit. La medida fue incluida como “Términos de referencia para la realización de estudios sobre metodología de coordinación de paridades cambiarias”, en Modificación del Cronograma de

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Las Leñas, Mercosur/CMC/ Dec. Nº 9/93, Grupo de Trabajo Nº 4 sobre Política fiscal y monetaria relacionada con el comercio, régimen cambiario, seguimiento de la evolución de los sistemas cambiarios. 108 Facundo Landívar, “La visita a Clinton necesitó explicación”, La Nación, Economía, 3 de julio de 1993, p. 1. 109 Ibid. Los títulos de los diarios afirmaban: “Presidentes dieron respaldo político al Mercosur; ratificaron plazos del Tratado de Asunción” (ABC Color); “Postergarán plazos para el Mercosur” (Noticias), “El Mercosur también existe, aunque a plazos más largos” (Diario Hoy, que pese a su título de tapa abría las dos primeras páginas con un encabezamiento que decía: “Los Cuatro confirman plazo sobre el Mercosur”). Según fuentes de la delegación argentina, esas disidencias en la prensa paraguaya no hacían más que reflejar las dualidades que tenía el gobierno de Asunción a la hora de las definiciones. 110 Julio Nudler, “Cómo convivir con la banda”, Página/12, 2 de julio de 1993, p. 8. 111 “Más luces rojas en el Mercosur”, La Nación, Economía, 15 de julio de 1993, p. 1; “Más límites al ingreso de productos brasileños”, La Nación, Economía, 15 de julio de 1993, p. 1; “Brasil, inquieto por sobretasas argentinas”, La Nación, Economía, 27 de julio de 1993, p. 1. El gobierno uruguayo también estableció medidas antidumping al amparo del reglamento aprobado en la última reunión de ministros de Economía del Mercosur. Dicho reglamento no había sido hecho público, pero, según El Observador Económico, disponía que se tuvieran en cuenta las particularidades de cada uno de los países del acuerdo y daría tratamiento diferenciado a cada país para una mayor protección de los mercados. Véase Barrett Puig, “También Uruguay aplica medidas de protección”, La Nación, Economía, 24 de julio de 1993, p. 1. 112 “Brasil, inquieto por sobretasas argentinas”, op. cit. 113 “Paraguay pide explicaciones, La Nación, Economía, 24 de julio de 1993, p. 1. 114 “Salvaguardias: Sigue la negociación con Brasil”, La Nación, Economía, 29 de julio de 1993, p. 1. 115 Daniel Sosa, “Menem y Cavallo enseñan a Brasil cómo dolarizar”, Página/12, 7 de septiembre de 1993, p. 10. Sobre el tema, el consejero comercial de la embajada argentina, Horacio Freigedo, dijo a Página/12 que apenas una ínfima porción del intercambio se veía afectada y de ningún modo haría variar la tendencia explosiva de los negocios, que ese año iban a acercarse al récord histórico, casi 6 mil millones de dólares. Las últimas estadísticas del intercambio revelaban que la balanza bilateral se iba equilibrando aunque todavía persistiera el saldo negativo para la Argentina. Hasta julio de 1993, las ventas al Brasil habían sido de 1.430 millones de dólares (casi 805 más que en los primeros siete meses de 1992), mientras las exportaciones brasileñas habían llegado a 1.950 millones (20% de aumento). Ibid. 116 Daniel Sosa, “Brasil no compra el Plan”, Página/12, 8 de septiembre de 1993, p. 9. 117 Ibid. 118 Declaración de los Presidentes de los Países del Mercado Común del Sur, V Cumbre de Presidentes del Mercosur, Colonia, Uruguay, 17 de enero de 1994. El CMC convocó a una reunión extraordinaria a realizarse en abril de 1994, a los efectos de considerar y aprobar las excepciones y plazos del AEC para los niveles arancelarios ubicados entre 0 y 20% que algún país deseara mantener en 1995, el mecanismo de convergencia y el régimen de origen para los productos exceptuados. Aprobó también el documento denominado Consolidación de la Unión Aduanera y Tránsito del Mecado Común (Agenda y Cronograma de Tareas), donde afirmaba el propósito de formalizar el 1º de enero de 1995 una unión aduanera como paso esencial para iniciar una nueva etapa en la construcción del mercado común. Esa unión aduanera debía abarcar la totalidad de la nomenclatura común, a excepción de un número reducido de ítems, para los cuales se definiría un programa de trabajo tendiente a incorporarlos al AEC en un período determinado. El documento contenía disposiciones respecto del AEC, requisitos mínimos para la puesta en funcionamiento de la unión aduanera, y nuevos instrumentos para su puesta en marcha. Véase Mercosur/CMC/Dec. Nº 13/93, Arancel Externo Común; Anexo Dec. Nº 13/93, Consolidación de la Unión Aduanera y Tránsito al Mercado Común. 119 Comunicado de los Presidentes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, VI Cumbre de Presidentes del Mercosur, Buenos Aires, 5 de agosto de 1994. 120 Comunicado de los Presidentes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay; Declaración de los Presidentes del Mercosur y de la República de Bolivia; Declaración de los Presidentes del Mercosur y de la República de Chile; Declaración de los Presidentes del Mercosur en relación con la Unión Europea, VI Cumbre de Presidentes del Mercosur, Buenos Aires, 5 de agosto de 1994. 121 “Se pelea hoy el último round”, Clarín, 4 de agosto de 1994, p. 28; Eleonora Gosman, “El triunfo de los chicos”, Clarín, 5 de agosto de 1994, p. 21. El flujo de exportaciones uruguayas hacia la Argentina era de unos 570 millones de dólares, de los cuales 200 millones se realizaban con las ventajas que le concedía el convenio CAUCE, firmado en 1947. Por éste, los exportadores uruguayos podían entrar a territorio argentino,

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sin pagar impuestos aduaneros, productos que podían contener componentes extranjeros hasta 50%, y que los uruguayos importaban con arancel 0. La restricción era que sus envíos no podían superar más de 5% de la producción argentina. Plantas armadoras de productos instaladas en la Banda Oriental trabajaban a los efectos de dicha exportación. Hacia Brasil, los orientales destinaban unos 400 millones de dólares y el 90% se canalizaba por el PEC (un Programa de Expansión de Comercio), un tratado que se remontaba a 1979 con preferencias similares. Véase Gosman, op. cit. 122 “Se pelea hoy el último round”, op. cit.; Gosman, “El triunfo de los chicos”, op. cit. 123 “Lejos de las aspiraciones iniciales”, Clarín, 5 de agosto de 1994, p. 21. 124 “El Mercosur y sus desafíos”, Clarín, 7 de agosto de 1994, p. 18. 125 Roberto Bouzas, “El Mercosur diez años después, ¿Proceso de Aprendizaje o deja vu?”, Desarrollo Económico, julio-septiembre de 2001, Vol. 41, Nº 162, pp. 181-182. 126 Comunicado Conjunto, VII Cumbre de Presidentes del Mercosur, Ouro Preto, 17 de diciembre de 1994; Protocolo Adicional al Tratado de Asunción sobre la Estructura Institucional del Mercosur, Ouro Preto, 17 de diciembre de 1994. 127 Comunicado Conjunto, VII Cumbre de Presidentes del Mercosur, Ouro Preto, 17 de diciembre de 1994. 128 Ginesta, op. cit., p. 122. 129 Ibid. 130 Ibid., pp. 129-130. 131 Daniel Muchnick, “La Argentina se apoya en el campo; el Brasil en la industria”, Clarín, 21 de diciembre de 1994, p. 28. 132 Eleonora Gosman, “Cavallo admite alzas en alimentos, pero no le teme a una mayor inflación”, Clarín, 18 de diciembre de 1994, pp. 2 y 3. Se le preguntó a Cavallo si hubiera existido el Mercosur en caso de no ganar Fernando Henrique Cardoso las elecciones. El ministro respondió que hubiera sido muy difícil, porque si en Brasil intentaban políticas como las que pregonaba Lula, el país habría entrado en la hiperinflación. Y en esas circunstancias, los argentinos no se habrían sentado a firmar los acuerdos del día. Había sido muy importante para Brasil y el Mercosur el triunfo de Cardoso en las elecciones. Ibid. 133 Mercosur/CMC/Dec. Nº 6/95, Mandato de Asunción para la Consolidación del Mercado Común del Sur. 134 Comunicado Conjunto, VIII Cumbre de Presidentes del Mercosur, Asunción, 5 de agosto de 1995. 135 Comunicado Conjunto de los Presidentes del Mercosur, IX Cumbre de Presidentes del Mercosur, Punta del Este, Uruguay, 7 de diciembre de 1995; Mercosur/CMC/Dec. Nº 9/95, Programa de Acción del Mercosur hasta el año 2000. 136 Informe de la Presidencia Pro Tempore al IX Consejo del Mercado Común, 7 de diciembre de 1995, http:// www.mercosur.int/msweb/Documentos/Publicados/Anexo/003670848_CMC_07-12-1995_ANEX-ANEX_S. 137 “Una nueva refirmación del Mercosur”, LaNación.com, 10 de abril de 1996, link corto: ttp://www.lanacion.com.ar/172305. Además ambos presidentes firmaron los instrumentos bilaterales siguientes: Acuerdo sobre cooperación en aplicaciones pacíficas de ciencia y tecnología espaciales; Acuerdo de cooperación en materia de medio ambiente; Acuerdo de cooperación técnica; Protocolo adicional al convenio de intercambio cultural sobre integración educativa; Memorándum de entendimiento sobre integración física; Protocolo de intenciones sobre integración enérgetica, y un Acuerdo complementario sobre cooperación entre el Estado de Río Grande do Sul y la Secretaría de Ciencia y Técnica. Ibid. 138 “Lo que deja la visita de Cardoso”, editorial, LaNación.com, 11 de abril de 1996, link corto: http://www.lanacion.com.ar/174956. El acuerdo suscripto por YPF y Petrobrás para actuar en forma integrada en la industrialización y comercialización de la industria petrolera fue una de las señales más contundentes. El convenio de integración energética firmado por Cardoso y Menem contemplaba el compromiso para realizar transacciones de energía eléctrica y gas natural, así como la instalación de una central termoeléctrica en Uruguayana y otra hidroeléctrica en Garabí. Los negocios ocuparon también un espacio preponderante, así las privatizaciones brasileñas eran aguardadas con mucho interés por los principales grupos económicos argentinos. Sociedad Comercial del Plata Benito Roggio e hijos, Compañía Naviera Pérez Companc y Socma (Macri) constituían algunos de los holdings cuyo know-how les permitiría participar en las licitaciones del transporte de gas, electricidad, carreteras, recolección de residuos, teléfonos y transporte subterráneo. Frente al interés argentino en el proceso de privatizaciones, los ejecutivos brasileños adelantaron algunas de las futuras inversiones que se realizarían en la Argentina. En el plano financiero se esperaban los desembarcos de los bancos Bandeirantes, Unibanco y Pactual, que se sumarían al Banco Itaú ya establecido en el mercado argentino. En materia de alimentos, las expectativas apuntaban a que la aceitera Ceibal ampliara sus instalaciones en Córdoba y que Sadía (carnes y chacinados) dejara de importar sus productos desde Brasil y

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construyera una planta posiblemente en el Gran Buenos Aires. Véase José Luis Olivero, “El Mercosur se fortalece con petróleo, gas y más inversiones”, LaNacióncom, 11 de abril de 1996, link corto: http://www.lanacion.com.ar/174957. 139 “Comercio de textiles en el Mercosur”, editorial, LaNacióncom, 24 de mayo de 1996, link corto: http://www.lanacion.com.ar/167677. 140 Ibid. 141 Mercosur/CMC/Dec. Nº 11/97, Marco Normativo del Reglamento Común relativo a la Defensa contra las Importaciones Objeto de Dumping Provenientes de Países No Miembros del Mercosur; Mercosur/CMC/Dec. Nº 19/98, Disposiciones transitorias del Reglamento relativo a la aplicación de medidas de salvaguardia a las importaciones provenientes de países no miembros del Mercosur. 142 Mercosur/CMC/Dec. Nº 3/98, Acuerdo sobre Arbitraje Comercial Internacional del Mercosur. 143 “Tribunales arbitrales en el Mercosur”, LaNación.com, 16 de enero de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/124753. 144 “Primer fallo arbitral del Mercosur”, editorial, LaNación.com, 21 de mayo de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/139199. 145 Martín Boerr, “Crecen las diferencias con Brasil”, LaNación.com, 18 de junio de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/71092. Ante el pedido del ministro Roque Fernández de que Brasil avanzara en la desregulación del mercado de servicios, Pedro Malán anunció que en un mes más estaría habilitado para funcionar en territorio brasileño el Banco de Galicia. Véase “Brasil cedió en parte al Mercosur”, LaNación.com, 19 de junio de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/71196. 146 Cristian Mira, “El Mercosur pierde el entusiasmo para sumar más socios”, LaNacion.com, 25 de noviembre de 1997, link corto://www.lanacion.com.ar/81480. 147 Mercosur/CMC/Dec. Nº 13/97, Protocolo de Montevideo sobre el Comercio de Servicios del Mercosur; Reuniones del CMC: Buenos Aires, julio de 1998 y junio de 2000; Asunción, diciembre de 2001 y Montevideo, diciembre de 2003; Comunicado Conjunto de los Presidentes de los Estados Partes del Mercosur, Montevideo, 8 de diciembre de 1999; “Voto democrático del Mercosur”, LaNacion.com, 25 de julio de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/104605. 148 Mercosur/CMC/Dec. Nº 11/93, Protocolo de Colonia para protección recíproca de inversiones; Mercosur/CMC/Dec. Nº 11/94, Protocolo sobre Promoción y Protección de inversiones provenientes de Estados No Partes del Mercosur. 149 Mercosur/GMC/Res. Nº 79/97, Creación del Grupo Ad Hoc Compras Gubernamentales; Mercosur/GMC/Res, Nº 34/98, Lineamientos para elaborar un régimen de compras gubernamentales de bienes y servicios en el Mercosur. 150 Jorge Monti, “Avances para el Mercosur, pero con muchos puntos pendientes”, LaNación.com, 19 de diciembre de 1996, link corto: http://www.lanacion.com.ar/170691. 151 Mercosur/CMC/Dec. Nº 19/97, Acuerdo Multilateral de Seguridad Social del Mercosur. 152 XV Cumbre de Presidentes del Mercosur, Comunicado Conjunto dos Presidentes dos Paises do Mercosul, Río de Janeiro, 10 de dezembro de 1998, http://www.mercosur-gub.uy/INDEX-Comisec/Mercosur/Basicos/Document... 153 Mercosur/CMC/Dec. Nº 10/98, Memorándum de entendimiento relativo a los intercambios eléctricos e integración eléctrica en el Mercosur; Mercosur/CMC/Dec. Nº 10/99, Memorándum de entendimiento relativo a los intercambios gasíferos e integración gasífera entre los estados partes del Mercosur. 154 Declaración de los Presidentes del Mercosur, I Cumbre de Presidentes del Mercosur, Brasilia, 17 de diciembre de 1991. 155 Declaración de los Presidentes del Mercosur sobre Bolivia y el Mercosur, II Cumbre de Presidentes del Mercosur, Las Leñas, Argentina, 27 de junio de 1992. 156 Martín Granovsky, “Con almanaque en mano”, Página/12, 28 de junio de 1992, p. 6. 157 Declaración de los Presidentes de los Países del Mercado Común del Sur, V Cumbre de Presidentes del Mercosur, Colonia, Uruguay, 17 de enero de 1994. 158 Declaración de los Presidentes de los Países del Mercado Común del Sur, V Cumbre de Presidentes del Mercosur, Colonia, Uruguay, 17 de enero de 1994. 159 Eleonora Gosman, “ ‘La opción es la unión aduanera’ ”, Clarín, 16 de enero de 1994, p. 22. 160 Comunicado de los Presidentes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, VI Cumbre de Presidentes del Mercosur, Buenos Aires, 5 de agosto de 1994. También se suscribió una declaración en relación con la Unión Europea (UE), en la que se asentaba el beneplácito por la declaración de la reciente Cumbre de Corfú, que

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expresaba la decisión de intensificar las relaciones con el Mercosur. Se señalaban los lazos en materia comercial y económica con el viejo continente y la condición de la UE como primer socio comercial e inversor en el Mercosur. Se subrayaba la vountad de profundizar tales vínculos. Ibid. 161 Comunicado Conjunto, VII Cumbre de Presidentes del Mercosur, Ouro Preto, 17 de diciembre de 1994. Según Clarín, el presidente Menem había logrado que en el documento final de Ouro Preto apareciera mencionada la fecha tope para terminar de negociar los acuerdos con Chile y Bolivia. Se interpretaba que Menem buscaba con ello contrabalancear el peso dominante de Brasil en la región. Véase Daniel Santoro, “Buscan incluir a Chile y Bolivia”, Clarín, 16 de diciembre de 1994, p. 4. 162 Daniel Santoro, “Estudian el ingreso de Chile”, Clarín, 17 de diciembre de 1994, p. 4. 163 Ibid. 164 Comunicado Conjunto, VIII Cumbre de Presidentes del Mercosur, Asunción, 5 de agosto de 1995; Memorándum de Entendimiento para el Relacionamiento de Bolivia con el Mercosur. 165 Comunicado Conjunto, IX Cumbre de Presidentes del Mercosur, Punta del Este, Uruguay, 7 de diciembre de 1995. 166 Alejandra Gallo, “Se frenó el ingreso de Chile al Mercosur”, Clarín, 6 de diciembre de 1995, p. 12. 167 “El agro complica la integración”, LaNacion.com, 13 de marzo de 1996, link corto: http://www.lanacion.com.ar/167388; José Luis Olivero, “Siete días para que Chile responda”, LaNacion.com, 15 de Marzo de 1996, link corto: http://www.lanacion.com.ar/172248; “Chile ya está con un pie en el Mercosur”, LaNacion.com, 23 de marzo de 1996, link corto: http://www.lanacion.com.ar/175934. Un editorial de La Nación señalaba que la decisión política adoptada por los cancilleres tenía su explicación en el vencimiento -el 31 de ese mes- de las desgravaciones existentes al comercio recíproco conocidas con la denominación de “patrimonio histórico”. Presumía que los puntos que restaban por convenir eran los que concernían a productos agrícolas chilenos y, particularmente, trigo, azúcar, carne, arroz, soja y sus derivados, la mayor parte de ellos cubiertos por “bandas de precios”, que constituían típicos instrumentos no arancelarios perturbadores del comercio. La férrea resistencia chilena a la negociación de esos productos debía ser cuidadosamente estudiada. La propuesta de demorar entre 10 y 15 años la eliminación de esas bandas, o de excluir lisa y llanamente el trigo, eran percibidas fuera del contexto internacional. Debía tenerse presente que, en la Rueda Uruguay, países de gran tradición arrocera como Japón y Corea del Sur habían debido declinar su obstinada resistencia a la importación de arroz. También la Unión Europea había aceptado modificar su Política Agrícola Común. Además, dadas las próximas negociaciones del Mercosur con la Unión Europea, no era conveniente presentar antecedentes de flexibilidad en materia agrícola. Véase “Chile en el Mercosur”, editorial, LaNación.com, 26 de marzo de 1996, link corto: http://www.lanacion.com.ar/175960. 168 Adriana La Rotta, “Chile muy cerca del Mercosur”, LaNacion.com, 28 de marzo de 1996, link corto:

. http://www.lanacion.com.ar/167465169 José Luis Olivero, “Limitan el acuerdo Mercosur-Chile”, LaNacion.com, 17 de mayo de 1996, link corto: http://www.lanacion.com.ar/172409. El memorándum alteraba los dos criterios generales establecidos sobre el contenido importado que debía tener un producto para beneficiarse con el acuerdo: a) que un bien sería considerado del Mercosur si 60% de su producción era de origen regional, y b) que mantendría su preferencia arancelaria en caso de sufrir una transformación productiva. El documento modificaba esos puntos al permitir introducir a esos criterios generales los requisitos de origen y las modificaciones de nomenclatura según el valor que se les agregara a los mismos. Ibid. 170 “Chile condiciona su ingreso en el Mercosur”, LaNacion.com, 26 de mayo de 1996, link corto: http://www.lanacion.com.ar/175293. 171 Acuerdo de Complementación Económica Mercosur-Chile, San Luis, Argentina, 25 de junio de 1996, ACE Nº 35. 172 Ginesta, op. cit., p. 132. 173 Ibid.,, p. 133. 174 Bouzas y Fanelli, op. cit., pp. 221-223; Roberto Bouzas, “Las negociaciones comerciales externas del Mercosur: administrando una agencia congestionada”, en Roett (comp.), op. cit., pp. 117-119. 175 Ginesta, op. cit., p. 132. 176 Bouzas, “Las negociaciones comerciales externas del Mercosur…”, op. cit., p. 120. 177 Ginesta, op. cit., p. 132. 178 Dugini de De Cándido, María Inés, Argentina, Chile, Mercosur. Cambios y continuidades, Buenos Aires, Ciudad Argentina, 1997, pp. 146 y 143-144, citada en Cisneros y Piñeiro Iñíguez, op. cit., pp. 516-517. 179 Cisneros y Piñeiro Iñíguez, op. cit., p. 517.

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180 “Menem intentará atraer a México”, LaNacion.com, 26 de noviembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/81591. 181 Jorge Elías, “La Argentina quiere a México de socio”, LaNacion.com, 27 de noviembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/81677. 182 María O’Donnell, “Un acuerdo regional que se cocina a fuego muy lento”, LaNacion.com, 27 de noviembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/81678. 183 Ibid. 184 Bouzas, “Las negociaciones comerciales externas del Mercosur...”, op. cit.., pp. 123-124; Bouzas y Fanelli, op. cit.,, pp. 233-234. 185 Héctor Maldonado Lira, “Convergencia en la integración”, Archivos del Presente, Nº 21, julio-septiembre de 2000, p. 61; Bouzas, “Las negociaciones comerciales externas del Mercosur...”, op. cit., pp. 121-123. 186 Bouzas, “Las negociaciones comerciales externas del Mercosur...”, op. cit., pp. 121-123; Bouzas y Fanelli, op. cit., pp. 230-231. 187 Acuerdo Marco para la Creación de la Zona de Libre Comercio entre el Mercosur y la Comunidad Andina, Buenos Aires, 16 de abril de 1998; Bouzas, “Las negociaciones comerciales externas del Mercosur...”, pp. 121-123. 188 Eduardo Bonelli, “El Mercosur, en la cuerda floja”, LaNación.com, 11 de abril de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/134557. 189 Cristia Mira, “ ‘No se construye sin solidaridad’ ”, LaNación.com, 20 de abril de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/217008. 190 Ginesta, op. cit., pp. 137-138; “Brasil y los países andinos comienzan la integración”, LaNacion.com, 5 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/144653. 191 Lía Valls Pereira, “Hacia un Mercado Común del Sur. Orígenes, evolución y desafíos del Mercosur”, en Roett (comp.), op. cit., p. 33; “Las relaciones entre el Grupo Andino y el Mercosur: ¿Hacia un espacio económico integrado?”, Informe de la Conferencia N° 3/95 realizada en Asunción el 26 y 27 de junio de 1995, organizada por el Instituto de Relaciones Europeo-Latinoamericanas (IRELA) y el Centro de Formación para la Integración Regional (CEFIR), p. 1. 192 Cisneros y Piñeiro Iñíguez, op. cit., p. 502. 193 “Venezuela en el Mercosur con apoyo de la Argentina”, LaNación.com, 30 de abril de 1996, link corto: http://www.lanacion.com.ar/172062. 194 Jorge Monti, “Venezuela será el próximo”, LaNacion.com, 18 de diciembre de 1996, link corto: www.lanacion.com.ar/174557. 195 Cristian Mira, “El Mercosur pierde el entusiasmo para sumar más socios”, LaNacion.com, 25 de noviembre de 1997, link corto://www.lanacion.com.ar/81480. 196 Ginesta, op. cit., p. 142. 197 Maldonado Lira, op. cit., pp. 58 y 60. 198 Lavagna, Argentina-Brasil-Mercosur..., op. cit., pp. 152-153. 199 Seitz, op. cit., p. 126. 200 Acuerdo relativo a un Consejo sobre Comercio e Inversión, Washington DC, 19 de junio de 1991. 201 Ginesta, op. cit., p. 138. 202 Comunicado Conjunto, VII Cumbre de Presidentes del Mercosur, Ouro Preto, Brasil, 17 de diciembre de 1994. 203 Ginesta, Ibid., p. 139. 204 Cumbre de las Américas, Reunión Ministerial sobre Comercio, Declaración Conjunta, Denver, Colorado, 30 de junio de 1995. 205 Comunicado Conjunto de los Presidentes de los Estados Partes del Mercosur, VIII Cumbre de Presidentes del Mercosur, Asunción, 5 de agosto de 1995; Comunicado Conjunto de los Presidentes del Mercosur, IX Cumbre de Presidentes del Mercosur, Punta del Este, 7 de diciembre de 1995. 206 Cumbre de las Américas, Segunda Reunión Ministerial sobre Comercio, Declaración Conjunta, Cartagena, Colombia, 21 de marzo de 1996. 207 María Elsa Coronel y Adriana Molina, “Area de libre comercio de las Américas (ALCA): oportunidades y perspectivas”, Fundación Novum Millenium, Serie Documentos, junio de 2001, http://www.fnm.org.ar. 208 “Propuesta para negociar con el Nafta”, LaNacion.com, 26 de febrero de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/64288. 209 Ibid.

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210 Ibid. 211 Coronel y Molina, op. cit.; “Propuesta para negociar con el Nafta”, op. cit. 212 Adriana La Rotta, “Brasil no piensa devaluar”, LaNación.com, 10 de febrero de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/63444. 213 Cumbre de las Américas, Tercera Reunión Ministerial sobre Comercio, Declaración Conjunta, Belo Horizonte, Minas Gerais, Brasil, 16 de mayo de 1997. 214 Joaquín Morales Solá, “La sinuosa senda entre el ALCA y el Mercosur”, 16 de octubre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/78872. 215 Ibid. 216 Mira, “El Mercosur pierde el entusiasmo para sumar más socios”, op. cit.; Ginesta, op. cit., p. 140. 217 “Sigue sin definirse la agenda del ALCA”, LaNacion.com, 14 de febrero de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/87868. 218 Cumbre de las Américas, Cuarta Reunión Ministerial sobre Comercio, Declaración Conjunta, San José, Costa Rica, 19 de marzo de 1998. 219 Ibid. 220 Ibid. 221 Ibid.; Martín Boerr, “ALCA: todos los aranceles caerán al mismo tiempo”, LaNacion.com, 21 de marzo de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/91107; Martín Boerr, “La Argentina arranca bien parada en el ALCA”, LaNacion.com, 20 de marzo de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/91010. 222 Martín Boerr, “Los empresarios se pelean por el ALCA”, LaNacion.com, 19 de marzo de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/90892; Martín Boerr, “La Argentina arranca bien parada en el ALCA” y “Con el último aliento”, LaNacion.com, 20 de marzo de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/91010. 223 “EE.UU. y un mensaje distinto”, LaNacion.com, 21 de marzo de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/91107. 224 Declaration of Santiago, Second Summit of the Americas, Santiago de Chile, Chile, April 18-19, 1998, link: http://www.summit-americas.org/chiledec.htm; Paula Lugones, “Lanzan la mayor zona de libre comercio del mundo”, Clarin.com, 20 de abril de 1998, http://www.clarin.com/diario/1998/04/20/i-02601d.htm. El ALCA debía ser balanceado, comprensivo, congruente con la OMC y constituiría un compromiso único. El proceso negociador sería transparente, y tomaría en consideración las diferencias en los niveles de desarrollo y tamaño de las economías americanas, a fin de crear oportunidades para la plena participación de todos los países. Además se establecía que la educación era un factor determinante en la vida de los pueblos, por lo cual se asumía el compromiso de facilitar el acceso a la misma a todos los habitantes del continente y en todos los niveles. El Plan de Acción que acompañaba la declaración definía los objetivos que se intentaba alcanzar y las acciones para llevarlos a la práctica. Se reafirmaba el compromiso de invertir más recursos en educación. Se asumían también compromisos de respetar y promover los derechos humanos, la prensa libre, una justicia independiente y eficiente, y de combatir la discriminación. La pobreza era el mayor desafío que enfrentaba el hemisferio. Se daría ímpetu a la lucha contra la corrupción, el lavado de dinero, el terrorismo, el tráfico de armas y el problema de las drogas, incluido su uso ilícito. Se fortalecerían los esfuerzos nacionales e internacionales para la protección del medio ambiente. Se reconocía que la integración energética, basada en actividades transparentes y competitivas, contribuía al desarrollo sustentable de los países. Cfr. Declaration of Santiago, Second Summit of the Americas, Santiago de Chile, Chile, April 18-19, 1998, link: http://www.summit-americas.org/chiledec.htm. 225 Eleonora Gosman, “Menem apoyó al Mercosur y marcó condicionamientos”, Clarin.com, 20 de abril de 1998, link http://www.clarin.com/diario/1998/04/20/i-02702d.htm. 226 Daniel Muchnik, “Más tropiezos para el ALCA”, Clarin.com, 26 de abril de 1998, link: http://www.clarin.com/diario/1998/04/26/o-02801d.htm. 227 Daniel Helft, “Estados Unidos quiere negociar país por país”, LaNacion.com, 22 de abril de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/94295. 228 Jorge Elías, “Relativo interés por América latina”, LaNacion.com, 30 de abril de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/95195. 229 Bouzas, “Las negociaciones comerciales externas del Mercosur...”, op. cit., pp. 124-126. 230 Martín Boerr, “El Mercosur quiere el fast-track rápido”, LaNación.com, 18 de junio de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/100346. 231 Martín Boerr, “Canadá y EE.UU., tras una apertura más rápida”, LaNacion.com, 19 de junio de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/100469.

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232 Entendimiento de Cooperación en materia de Comercio e Inversiones y Plan general de Acción entre el Mercosur y Canadá, Buenos Aires, 16 de junio de 1998, http://www.mercosur-comisec.gub.uy/INDEX-Comisec/Mercosur/Basicos/Ac.../AcCanada... 233 Cristian Mira, “El Mercosur se reconfirma”, LaNación.com, 15 de diciembre de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/217456. 234 Area de Libre Comercio de las Américas, Quinta Reunión Ministerial de Comercio, Declaración Ministerial, Toronto, Canadá, 4 de noviembre de 1999. 235 Ibid.; Anexo II Medidas referentes a Asuntos Aduaneros; Anexo III Medidas referentes a la transparencia. 236 Area de Libre Comercio de las Américas, Quinta Reunión Ministerial de Comercio, Declaración Ministerial, Toronto, Canadá, 4 de noviembre de 1999. 237 Comunicado Conjunto de los Presidentes de los Estados Partes del Mercosur, Montevideo, 8 de diciembre de 1999; Comunicado Conjunto de los Presidentes de los países del Mercosur, Bolivia y Chile, 8 de diciembre de 1999. 238 Bouzas, “Las negociaciones comerciales externas del Mercosur…”, op. cit., pp. 126-129. 239 Bouzas, “El Mercosur diez años después...”, op. cit., p. 191. 240 Riordan Roett, “La política de Estados Unidos hacia Mercosur: de Miami a Santiago”, en Roett (comp.), op. cit., pp. 155-156. 241 Ibid., pp. 164-165. 242 Ibid., pp. 166 y 168. 243 Helio Jaguaribe, “Argentina y Brasil ante sus alternativas históricas”, en Aldo Ferrer y Helio Jaguaribe, Argentina, Brasil y la globalización. ¿Mercosur o ALCA?, Buenos Aires, F.C.E., 2001, pp. 92-94. 244 Jaguaribe, op. cit., pp. 96, 98 y 103. 245 Acuerdo de Cooperación Interinstitucional entre el Mercado Común del Sur y las Comunidades Europeas, Santiago de Chile, 29 de mayo de 1992. 246 Comunicado Conjunto, VII Cumbre de Presidentes del Mercosur, Ouro Preto, 17 de diciembre de 1994. 247 Comunicado Conjunto, VIII Cumbre de Presidentes del Mercosur, Asunción, 5 de agosto de 1995. 248 Véase Leonor Machinandiarena de Devoto y Sebastián Masana, “Relaciones con los países europeos (1989-1999), en Carlos Escudé (dir.), Historia General de las Relaciones Exteriores de la República Argentina, Tomo XV, Buenos Aires, CEMA/CARI/GEL, 2003, pp. 389-391 y 395-399.

Rolando Rivière, “Mercosur, un éxito para Europa”, LaNación.com, 17 de diciembre de 1995, link corto: http://www.lanacion.com.ar/172248. 250 Atilio Cadorín, “Menem quiere liderar el Mercosur”, LaNación.com, 25 de marzo de 1996, link corto: http://www.lanacion.com.ar/167428. Para Davos, Menem dio directivas a fin de tener a tiempo un informe “por la significación política y económica” de la integración en el Mercosur. Que volviera sobre el tema en la reunión del BID revelaba que el primer mandatario quería comprometer al organismo con el Mercosur, para lograr que financiara proyectos para el desarrollo social y tecnológico. Menem consideraba que, de lo contrario, el Mercosur podía convertirse en un mapa de la pobreza. Ibid. 251 Comunicado Conjunto de los Presidentes de los Estados Partes del Mercosur, Ushuaia, Argentina, 24 de julio de 1998. 252 César Illiano, “La crisis regional. Lanzan una nueva señal de apoyo a Cardoso”, LaNacion.com, 22 de febrero de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/128776. 253 “Compromiso fiscal para el Mercosur”, LaNación.com, 9 de junio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/141340; “Argentina y Brasil buscan protegerse de otra crisis”, Clarín.com, 8 de junio de 1999, link: http://www.clarin.com/diario/1999/06/08/o-01601d.htm. 254 Comunicado Conjunto de los Presidentes de los Estados Partes del Mercosur, Asunción, 15 de junio de 1999. 255 Declaración de los Presidentes de los países del Mercosur, Bolivia y Chile sobre relaciones con la Unión Europea, Asunción, 15 de junio de 1999; Eleonora Gosman, “La integración avanza, pero en cámara lenta”, Clarín.com, 16 de junio de 1999, link: http://www.clarin.com/diario/1999/06/16/o-01701d.htm. 256 Meeting of Heads of State and Government from Mercosul and Chile and from the European Union, Joint Communiqué of Rio de Janeiro, Rio de Janeiro, 28 de junio de 1999, http://europa.eu.int/comm/external_relations/mercosur/ass_neg_text/press_rel_rio.htm. En el marco de la I Cumbre de América latina y el Caribe con la Unión Europea, doce cancilleres del Grupo de Río firmaron el Acta constitutiva del Centro de Formación para la Integración Regional (CEFIR). Los presidentes del Mercosur, Bolivia y Chile apoyaban los objetivos y actividades del mismo por considerarlo instrumento

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apropiado para contribuir al intercambio de información entre los países del Grupo de Río y la UE. Véase Comunicado Conjunto de los Presidentes de los Países del Mercosur, Bolivia y Chile, Montevideo, 8 de diciembre de 1999. 257 Comunicado Conjunto de los Presidentes de los Estados Partes del Mercosur, y Comunicado Conjunto de los Presidentes de los países del Mercosur, Bolivia y Chile, Montevideo, 8 de diciembre de 1999. 258 Fuente: Centro de Economía Internacional (CEI), Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la República Argentina. 259 IRELA, “El Mercosur: perspectivas de un bloque emergente”, Dossier Nº 61, Madrid, agosto de 1997, pp. 37 y 46-47. 260 Ginesta, op. cit., p. 137. 261 Rita Giacalone, “Las relaciones externas de los esquemas de integración de América Latina y el Caribe”, en Secretaría Permanente del Sistema Económico Latinoamericano (SELA), Dinámica de las relaciones externas de América Latina y el Caribe, Buenos Aires, Corregidor, 1998, p. 157. 262 Wolf Grabendorff, “Mercosur y la Unión Europea: ¿De la cooperación a la alianza?”, en Roett (comp.), op. cit., pp. 138-145. 263 Ibid., pp. 151-152. 264 Massimo D’Alema, “El Mercosur y la Unión Europea”, Archivos del Presente, Nº 36, abril-junio de 2005, p. 73. 265 “Preocupa una oferta de trigo de EE.UU. al Brasil”, La Nación, 11 de mayo de 1991, p. 1. 266 “Protesta a los EE.UU. por la oferta al Brasil”, La Nación, 14 de mayo de 1991, p. 1; “Condena de la Cancillería al ofrecimiento norteamericano”, La Nación, 14 de mayo de 1991, p. 18. 267 Julio Crespo, “Estados Unidos no desea perjudicar a la Argentina”, La Nación, 14 de mayo de 1991, p. 18. 268 “Condena de la Cancillería al ofrecimiento norteamericano”, op. cit. 269 “Brasil cumpliría su convenio con la Argentina”, La Nación, 12 de mayo de 1991, p. 1. 270 “Condena de la Cancillería al ofrecimiento norteamericano”, op. cit. 271 “Brasil busca nuevos mercados trigueros”, La Nación, 4 de julio de 1991, p. 13. 272 “Brasil compensará la importación subsidiada”, La Nación, 9 de julio de 1991, p. 11. 273 “Brasil anunció un plan para enfrentar los subsidios al agro”, La Nación, 11 de julio de 1991, p. 10. 274 Alejandra Gallo, “Brasil permitirá que la Argentina compense el déficit automotor”, Clarín, 8 de diciembre de 1995, p. 20. Los autos fabricados en Brasil tendrían 40% de piezas importadas, dentro de las que 10% debían ser argentinas. Los 0 Km argentinos se fabricarían con 40% de piezas importadas de cualquier país, pero en 2000 ese porcentaje bajaría a 30%, lo que significaba un respaldo a los autopartistas argentinos. Quedaba pendiente el acuerdo sobre el arancel que pagarían los insumos automotores que importara cada país. Por el momento, Brasil seguiría comprando (fuera del Mercosur) bienes de capital, materias primas e insumos con aranceles bajísimos (hasta 2%) y descendería a 50% el arancel para importar autos terminados, que estaba en 62% y había sido motivo de reclamo por la OMC. Hasta 1999, la Argentina seguiría teniendo aranceles menores que Brasil para la importación de autos. Ibid. 275 “Queda liberado el acceso al mercado automotor de Brasil”, La Nacion.com, 23 de enero de 1996, link corto: www.lanacion.com.ar/172248. 276 Cristian Mira, “Acuerdan la integración energética con Brasil”, LaNacion.com, 9 de abril de 1996, link corto: http://www.lanacion.com.ar/167508. 277 Jorge Rosales, “El régimen automotriz, un debate que queda pendiente”, LaNacion.com, 18 de diciembre de 1996, link corto: www.lanacion.com.ar/174557. 278 Jorge Rosales, “Llega Malán con paños fríos”, LaNacion.com, 4 de marzo de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/64600; “Brasil descartó cualquier devaluación”, LaNacion.com, 7 de marzo de 1997, link corto:http://www.lanacion.com.ar/64762. 279 “El entredicho Argentina-Brasil”, editorial, LaNacion.com, 4 de marzo de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/64618. 280 Javier Blanco, “Se avanza hacia un nuevo acuerdo global con Brasil”, LaNacion.com., 8 de narzo de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/64813. 281 César Illiano, “El dilema automotor”, LaNacion.com, 19 de noviembre de 1997, link corto://www.lanacion.com.ar/81060. 282 Martín Boerr, “Brasil nos quiere vender más automotores”, LaNacion.com, 21 de noviembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/81196. 283 Ibid.

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284 “Buscan consolidar al Mercosur”, Clarin.com. 14 de diciembre de 1997, link: http://www.clarin.com/diario/1997/12/14/o-02003d.htm. 285 Eleonora Gosman, “Autos: Argentina no cedió a las presiones brasileñas”, Clarin.com, 23 de julio de 1998, link: http://www.clarin.com/diario/1998/07/23/o-02401d.htm; Eleonora Gosman, “Mercosur: final com un firme compromiso democrático”, Clarin.com, 25 de julio de 1998, link: http://www.clarin.com/diario/1998/07/25/t-01401d.htm; XIV Cumbre de Presidentes del Mercosur, Comunicado Conjunto, Ushuaia, Argentina, 24 de julio de 1998. 286 Gosman, “Autos: Argentina no cedió a las presiones brasileñas”, op. cit.; Gosman, “Mercosur: final com un firme compromiso democrático”, op. cit. 287 Ismael Bermúdez, “Se frenó el régimen automotor del 2000”, Clarin.com, 26 de julio de 1998, link: http://www.clarin.com/suplementos/economico/1998/07/26/o-00201e.htm. 288 Ibid. Las divergencias se extendían a las autopartes y a otros insumos para las terminales, porque ADEFA-ANFAVEA proponían que hubiera un arancel más bajo para las autopartes e insumos del orden de 16%, y la mitad de ese arancel cuando las terminales importaran de fuera del Mercosur. Los siderúrgicos de la región, agrupados en el Mercofer, también elaboraron una propuesta común. Plantearon que el arancel de las autopartes y materias primas no debía ser inferior a 80% del que resultara para los vehículos terminados. Si para los autos se fijaba en 35%, el arancel de autopartes e insumo debía ser de 28%. Debía ser condición básica lograr el desarrollo armónico de todos los sectores productivos que constituían la cadena de valor del sector. Javier Tizado, vicepresidente de Siderar y titular del Centro de Industriales Siderúrgicos (CIS), señaló que las terminales eran meras armadoras de componentes importados. Por esa razón, decía que desde 1992 a 1997 el balance comercial automotor total, incluidas las autopartes acumulaba un déficit de más de 9.000 millones de dólares. Horacio Larré Oroño, presidente de Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC), agregaba que las terminales debían utilizar como mínimo 60% de partes y componentes de la región, pero la mitad debía ser nacional. Si no se realizaba una correcta negociación del régimen, la industria autopartista local -400 empresas y más de 60.000 puestos de trabajo- terminaría trasladándose a Brasil. Véase Bermúdez, op. cit.; “La industria automotriz reclama definiciones” y “Las autopartistas también”, LaNacion.com, 21 de julio de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/104132. 289 XV Cumbre de Presidentes del Mercosur, Comunicado Conjunto dos Presidentes dos Paises do Mercosul, Río de Janeiro, 10 de dezembro de 1998, http://www.mercosur-comisec.gub.uy/INDEX-Comisec/Mercosur/Basicos/Document... 290 “El acuerdo común por autos en el Mercosur ya puso primera”, Página/12 Web, 10 de diciembre de 1998, link: http://old.pagina12web.com.ar/1998/98-12/98-12-10/pag14.htm. 291 Ibid. 292 Cristian Mira, “Los acuerdos generarán fuertes debates internos”, LaNación.com, 11 de diciembre de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/121069. 293 “Compromiso fiscal para el Mercosur”, LaNación.com, 9 de junio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/141340. 294 “Autos: no conforma la propuesta de Brasil”, LaNacion.com, 2 de Julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/144276. 295 Luis Esnal, “Brasil volvió a acelerar”, LaNacion.com, 4 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/144525. La ley fue criticada por la oposición al gobierno de Cardoso y también por algunos políticos aliados. “Ahora el gobierno volvió a incentivar una guerra fiscal entre los Estados (provincias). En el momento en que se necesita realizar el ajuste fiscal, los Estados vuelven a pelearse para ver quién hace más concesiones y reduce más impuestos a una empresa. (…) Los privilegios son exagerados. Van desde reducción de impuestos hasta préstamos de dinero a intereses subsidiados”, comentó a La Nación el diputado José Genoino, del Partido de los Trabajadores. Según el legislador, “además de todos los problemas internos, este hecho absurdo afecta también los compromisos acordados con el Mercosur para la creación de un régimen automotor común”. Respondiendo a las críticas, el secretario de Industria y Comercio de Bahía, Benito Gama, aseguró que “el gobierno no está cediendo nada; si Ford no va para el Nordeste va a ir a otro país y Brasil no va a ganar nada”. El caso estaba provocando una crisis política interna. El propio gobernador de San Pablo, Mario Covas, socialdemócrata como Cardoso, chocó con el presidente diciendo que no estaba de acuerdo con la medida. Otros gobernadores aliados también se quejaron. Ibid. 296 “Ford: queja argentina ante Brasil”, LaNacion.com, 3 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/144394.

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297 Luis Esnal, “Brasil subsidiará la instalación de Ford”, LaNacion.com, 13 de Julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/145609. 298 “Se replanteará el régimen automotor”, LaNacion.com, 29 de julio de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/105007. 299 Ibid. 300 ”Quieren otro régimen para los autos”, Clarin.com, 29 de julio de 1998, link: http://www.clarin.com/diario/1998/07/29/o-03501d.htm. 301 Luis Esnal, “Brasil rechaza un régimen automotor compensado”, LaNacion.com, 27 de agosto de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/108396. 302 Ibid. 303 Martín Boerr, “La Argentina no quiere confrontar”, LaNacion.com, 27 de agosto de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/108397. 304 Ibid. 305 “Demora el acuerdo automotor”, LaNacion.com, 7 de diciembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/164053 306 César Illiano, “Sin acuerdo automotor”, LaNacion.com, 8 de diciembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/164107 307 Martín Boerr, “Dos gigantes del acero pelean por el Mercosur”, LaNacion.com, Economía, 13 de agosto de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/106716. “A nosotros nos afecta en tanto y en cuanto impide que coloquemos ese volumen en el mercado argentino”, dijo Tizado. A pesar del sostenido crecimiento industrial en 1998, Siderar produjo durante el segundo trimestre 383.000 toneladas de laminados en caliente, 8% menos que en 1997. El negocio del acero en el Mercosur estaba manejado por cuatro grandes conglomerados. La argentina Techint y los brasileños Usiminas, la CSN y la Compañía Siderúrgica Paulista (Cosipa). La relación uno a tres también se aplicaba al volumen de producción, porque Siderar producía 2 millones de toneladas anuales de acero mientras que las siderúrgicas brasileñas triplicaban, en cada caso, a la empresa argentina. Sin embargo, las entradas de acero brasileño al mercado local eran muy limitadas, aun con el pequeño arancel. En algunas automotrices argentinas dejaban entrever que Siderar tenía un pacto con Usiminas para no entrometerse en el mercado del otro. Tizado negó esto y destacó que Siderar tenía precios competitivos. Usiminas y Techint eran socios en varios emprendimientos, entre ellos la siderúrgica venezolana Sidor. Además, Usiminas tenía 5,3% de las acciones de Siderar. En cuanto a Cosipa, Techint ya había tenido en 1992 un conflicto parecido al que ahora se presentaba con la CSN. Las siderúrgicas brasileñas se habían privatizado a principios de los noventa. La CSN fue adquirida por un grupo de accionistas, entre quienes se destacaba Benjamín Steinbruch, un hombre que a los 44 años ostentaba la condición de empresario “estrella” por sus recientes adquisiciones. Ibid. 308 Esnal, “Empezó otro duelo Brasil-Argentina”, op. cit. 309 Ibid. Paulo Musetti se reunió con ejecutivos de Techint para encontrar una salida negociada al conflicto. Véase Boerr, “Dos gigantes del acero pelean por el Mercosur”, op. cit. 310 Esnal, “Brasil rechaza un régimen automotor compensado”, op. cit. 311 Martín Boerr, “Brasil advierte por el dumping”, LaNacion.com, 17 de septiembre de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/110862. 312 “Siderar enfrenta una causa similar”, LaNacion.com, 23 de marzo de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/132198 313 César Illiano, “Roca: la economía caerá 3%”, LaNacion.com, 18 de marzo de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/131563. 314 “Siderar logró que se proteja el acero local”, LaNacion.com, 20 de abril de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/135560; Martín Kanenguiser, “Brasil y la Argentina preparan la pelea”, LaNacion.com, 24 de abril de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/135994. 315 “El azúcar en el Mercosur”, editorial, LaNación.com, 4 de enero de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/61531. 316 Jorge Rosales, “A pesar de las diferencias, el Mercosur sigue adelante”, La Nación.com, 20 de diciembre de 1996, link corto: http://www.lanacion.com.ar/174615; “El azúcar en el Mercosur”, editorial, La Nación.com, 4 de enero de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/61531. 317 Rubén Correa, “Sorpresiva sanción de la ley del azúcar”, LaNacion.com, 4 de septiembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/76174. “No insistir con esta ley es comprometer el destino de la industria azucarera”, aseguró el senador salteño Emilio Cantarero (PJ) y agregó: “No van a contar con mi voto para

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llevar penas y desempleo a 10.000 de mis comprovincianos”. En el mismo sentido se pronunció el senador Máximo Tell (PJ-Jujuy): “No compartimos la teoría del Ejecutivo de que este proyecto va en contra del Mercosur. Aspiramos a crear el marco de seguridad necesario para que este proceso de integración en el mercado común sea sinónimo de transparencia y competitividad”. Ibid. 318 Adriana La Rotta, “Brasil pide respetar los compromisos”, LaNacion.com, 5 de septiembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/76211. 319 Ibid. En efecto, el último año Brasil había vendido a la Argentina 9.591 toneladas, lo que equivalía a 2,7 millones de dólares, una suma irrisoria considerando que el valor total de las exportaciones brasileñas a la Argentina superaban los 5.000 millones de dólares. No obstante, los productores de caña aspiraban a aumentar su penetración en ese mercado. Ibid. 320 “Protesta de Brasil por la ley del azúcar”, LaNacion.com, 5 de septiembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/76209. Malán acababa de salir de una dura interpelación en el Parlamento donde fue acusado de permitir “hacer lo que les da la gana a los argentinos”. Ibid. 321 Jorge Rosales, “Los argumentos para llegar a la corte”, LaNacion.com, 5 de septiembre de 1997, http://www.lanacion.com.ar/76211. 322 “Respaldo empresarial”, LaNacion.com, 5 de septiembre de 1997, http://www.lanacion.com.ar/76211. 323 Ibid.. 324 María Fernanda Villosio, “Un desafío que da prioridad a los votos”, LaNacion.com, 5 de septiembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/76211. Los hombres del PJ calculaban que en un año los productos provenientes del Brasil quebrarían la industria azucarera local, quedando en la calle 50.000 familias que dependían en forma directa de esa actividad. La tucumana Olijela del Valle Rivas (PJ) recordó que en la década de 1960 el cierre de uno de los mayores ingenios azucareros de su provincia produjo la inmigración a Buenos Aires de 200.000 comprovincianos. Con ese argumento de peso socio-electoral, los doce senadores de las provincias del Noroeste lograron convencer a la oposición y al resto de la bancada del PJ para insistir con el proyecto, como había ocurrido en Diputados. Infructuosos fueron los intentos de los senadores Eduardo Menem (PJ-La Rioja) y de Eduardo Bauzá (PJ-Mendoza) para convencer de lo contrario a sus pares. Quince días antes, Fernández y Di Tella habían corrido la misma suerte cuando se apersonaron a la Cámara alta para explicar el desacierto que significaría esa norma para la política internacional. La presión fue grande, tanto por parte del gobierno como del lobby azucarero (los grandes ingenios Ledesma, Tabacal y Concepción) que se encargó de recordarle a los senadores las cifras de desempleo. Ibid. 325 Jorge Rosales, “Menem propondrá otra ley del azúcar”; “Ventas en peligro”, LaNacion.com, 6 de septiembre de 1997, http://www.lanacion.com.ar/76277. 326 Jorge Rosales, “Menem propondrá otra ley del azúcar”, op. cit. 327 Adriana La Rotta, “Impasse con gusto amargo”, LaNacion.com, 6 de septiembre de 1997, link http://www.lanacion.com.ar/76277. 328 Ibid. 329 Jorge Rosales, “Menem propondrá otra ley del azúcar, op. cit. El nuevo proyecto de ley fue redactado luego de una reunión entre Fernández, los secretarios de Coordinación, Julio Cáceres, y de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Campbell, y el subsecretario legal del Palacio de Hacienda, Miguel Pareja. El proyecto tenía cinco artículos. En el primero se establecía la derogación de la ley 24.822. En el segundo expresaba que las importaciones de azúcar que se vieran beneficiadas en su origen por políticas nacionales que incidieran en las condiciones de competencia, serían objeto de medidas compensatorias cuando ocasionaran o amenazaran causar daños a la producción nacional. El tercer artículo fijaba que en la evaluación y la adopción de las medidas compensatorias se tendría en cuenta como potenciales distorsiones las demandas forzosas, favorecidas o inducidas en favor de productos complementarios, subproductos y derivados del azúcar. El cuarto artículo establecía que las medidas compensatorias se aplicarían de conformidad con las disposiciones del acuerdo sobre subvenciones y medidas compensatorias, o del acuerdo sobre la agricultura, adoptados en el ámbito de la OMC, y de conformidad con los compromisos internacionales asumidos por la Nación. En los despachos de la Cancillería y del Palacio de Hacienda se especulaba que los diputados y senadores justicialistas no se animarían a rechazar una orden directa del presidente Menem para que voten la nueva ley. Ibid. 330 “Ley del azúcar: Menem se reunirá con Cardoso” y Horacio Daniel Heugas, “El gobierno define su estrategia”, LaNacion.com, 8 de septiembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/76405; “Azúcar: la alternativa oficial es ganar tiempo”, LaNacion.com, 9 de septiembre de 1997, link corto:

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http://www.lanacion.com.ar/76454; “Postergan la reunión de Menem y Cardoso”, LaNacion.com, 9 de septiembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/76455. 331 “Rechazan críticas de Fernández”, LaNacion.com, 8 de septiembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/76405. 332 Ibid. 333 Emiliana Riverón, “Los industriales no quieren modificaciones de la ley”, LaNacion.com, 9 de septiembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/76455. 334 “El análisis de la noticia: la falta de visión estratégica”, LaNacion.com, 9 de septiembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/76454. 335 “Azúcar: otro proyecto al Congreso”, LaNacion.com, 11 de septiembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/76576. 336 “Brasil prepara represalias por la ley del azúcar”, LaNacion.com, 12 de septiembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/76636. 337 Jorge Rosales, “Cardoso: el azúcar ya no es problema”, LaNacion.com, 13 de septiembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/76700. 338 Ibid. 339 Martín Boerr, “Tibia reacción frente a la posible respuesta de Brasil”, LaNacion.com, 13 de septiembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/76700. 340 “María Fernanda Villosio, “Azúcar: piden al PE que retire su proyecto”, LaNacion.com, 18 de septiembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/77000. 341 Emiliana Riverón, “Ledesma apuesta fuerte”, LaNacion.com, 25 de octubre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/79448. 342 Luis Esnal, “Brasil insiste: no se subsidia el azúcar”, LaNacion.com, 28 de febrero de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/89132. 343 Ibid. 344 Ibid. 345 Martín Boerr y Luis Esnal, “Tampoco hay acuerdo por el sector azucarero”, LaNacion.com, 21 de julio de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/104132. 346 “Los productores no quieren liberación”, LaNacion.com, 21 de julio de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/104132. 347 Cristian Mira, “Los acuerdos generarán fuertes debates internos”, LaNación.com, 11 de diciembre de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/121069. 348 “Siderar logró que se proteja el acero local”, LaNacion.com, 20 de abril de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/135560; Martín Kanenguiser, “Brasil y la Argentina preparan la pelea”, LaNacion.com, 24 de abril de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/135994. La Unión Industrial Argentina se disgustó porque consideraba que el gobierno había regalado a Brasil la rebaja de 10% en el arancel azucarero, a cambio de la medida antidumping que había sido solicitada por Siderar. En una reunión que los industriales tuvieron con Roque Fernández, el ministro los habría querido convencer de que, en esas condiciones, no tenía sentido profundizar la integración bilateral con Brasil. Horas después, se reunieron con el secretario Campbell, quien les aclaró que la baja del arancel se había aplicado para salvar al Mercosur. La UIA se quejó porque el gobierno les había pedido un estudio para demostrar que el subsidio al alcohol brasileño se trasladaba al azúcar y, habiéndolo entregado en marzo, igual habían bajado el arancel. Véase Kanenguiser, op. cit. 349 Adriana La Rotta, “Brasil no piensa devaluar”, LaNación.com, 10 de febrero de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/63444; “Protesta argentina por trabas de Brasil al ingreso de alimentos”, LaNación.com, 24 de enero de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/62541. 350 “Protesta argentina por trabas de Brasil al ingreso de alimentos”, op. cit. 351 La Rotta, “Brasil no piensa devaluar”, op. cit. 352 Martín Boerr, “Crecen las diferencias con Brasil”, LaNación.com, 18 de junio de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/71092. 353 “Brasil cedió en parte al Mercosur”, LaNación.com, 19 de junio de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/71196. 354 Eleonora Gosman, “Argentina le pide a Brasil que no cierre su mercado”, Clarin.com, 14 de diciembre de 1997, link: http://www.clarin.com/diario/1997/12/14/o-02001d.htm; Eleonora Gosman, “Roque no descarta nuevos temblores por la crisis asiática”, Clarin.com, 15 de diciembre de 1997.

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355 “La letra y el espíritu del Mercosur”, LaNacion.com, 17 de enero de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/85627. 356 “Exportadores denuncian que Brasil pone trabas”, LaNacion.com, 19 de enero de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/85760. 357 “Arreglo con Brasil”, LaNacion.com, 4 de febrero de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/87017. 358 “Avances en la cumbre del Mercosur. Limitan la burocracia en fronteras”, LaNación.com, 10 de diciembre de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/120941; “El acuerdo común por autos en el Mercosur ya puso primera”, Página/12 Web, 10 de diciembre de 1998, link: http://old.pagina12web.com.ar/1998/98-12/98-12-10/pag14.htm. 359 Hasta ese momento dicha categoría sólo la tenían Israel, Egipto, Corea del Sur, Jordania, Nueva Zelandia y Australia. 360 Jorge Elías, “Albright: no habrá riesgos regionales”; “Según Di Tella, no es una decisión tomada”, LaNacion.com, 16 de agosto de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/74951. La cita es del último. 361 “Según Di Tella, no es una decisión tomada”, op. cit. Antes de la visita de Clinton a la Argentina, Samuel Berger, miembro del Consejo Nacional de Seguridad, señaló que la categoría de aliado extra-OTAN de los Estados Unidos le había sido conferida a la Argentina a raíz de su participación en misiones de paz. Berger sostuvo, sin embargo, que era un “simple reconocimiento” por la cooperación en Haití, en el conflicto entre Perú y Ecuador, en Ruanda, en Mozambique, en Chipre y en la ex Yugoslavia. No se trataba de una alianza de seguridad ni implicaba que fuera miembro de la OTAN. Véase Jorge Elías, “Davidow: ‘El Mercosur garantiza la democracia’ ”, LaNacion.com, 10 de Octubre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/78484. 362 María O’Donnell, “El impacto de la otra alianza”, LaNacion.com, 24 de agosto de 1997, link corto:http://www.lanacion.com.ar/202423. 363 María O’Donnell, “El gobierno brasileño está tranquilo”, LaNacion.com, 16 de agosto de 1997, link corto:http://lanacion.com.ar/74951. 364 “Malestar en Brasil y aclaración de Di Tella por la UN”; María O’Donnell, “Dura reacción del presidente de Brasil”, LaNacion.com, 19 de Agosto de 1997; link corto://www.lanacion.com.ar/75151. 365 O’Donnell, “El gobierno brasileño está tranquilo”, op. cit. 366 “En Chile cayó como un balde de agua fría”, LaNacion.com, 16 de agosto de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/74951; O’Donnell, “El impacto de la otra alianza”, op. cit.; “Aumentó el tono de las críticas en Brasil y en Chile”, LaNacion.com, 21 de agosto de 1997, link corto://www.lanacion.com.ar/75286. 367 “EE.UU. elogió a la Argentina y reafirmó la alianza militar”, Clarín.com, 22 agosto de 1997, link: http://www.clarin.com/diario/1997/08/22/t-00601h.htm; O’Donnell, “El impacto de la otra alianza”, op. cit. 368 O’Donnell, “El gobierno brasileño está tranquilo”, op. cit. 369 “Menem no quiere ceder espacio a Brasil”, LaNacion.com, 18 de agosto de 1997, link corto:http://www.lanacion.com.ar/75090. 370 Ibid.; O’Donnell, “El impacto de la otra alianza”, op. cit. 371 “Menem no quiere ceder espacio a Brasil”, op. cit. 372 “Malestar en Brasil y aclaración de Di Tella por la UN”; O’Donnell, “Dura reacción del presidente de Brasil”, op. cit.; Daniel Santoro y Eleonora Gosman, “Le bajaron el tono, pero sigue la pelea con Brasil”, Clarin.com, 20 de agosto de 1997, http://www.clarin.com/diario/1997/08/20/t-00201d.htm. El acuerdo alcanzado entre los cancilleres también incluía un compromiso argentino de no promover, el sábado siguiente en Asunción, una votación en el Grupo de Río sobre el tema del asiento en el Consejo de Seguridad. Una votación en ese momento sería adversa a las pretensiones del Brasil: según cálculos del gobierno argentino, hasta el momento Brasilia sólo tenía el apoyo de Guyana, Paraguay y Venezuela sobre un total de 34 países de América latina y el Caribe. Véase Santoro y Gosman, op. cit. 373 Jorge Monti, “El Gobierno minimizó la controversia”, LaNacion.com, 19 de agosto de 1997; link corto://www.lanacion.com.ar/75151. 374 Santoro y Gosman, “Le bajaron el tono, pero sigue la pelea con Brasil”, op. cit.. 375 Ibid. 376 Adriana La Rotta, “Sarney lidera en el Senado las críticas a Menem”, LaNacion.com, 21 de agosto de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/75287; O’Donnell, “El impacto de la otra alianza”, op. cit. 377 La Rotta, “Sarney lidera en el Senado las críticas a Menem”, op. cit. 378 Ibid.

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379 “Aumentó el tono de las críticas en Brasil y en Chile”, LaNacion.com, 21 de agosto de 1997, link corto://www.lanacion.com.ar/75286. 380 Ibid. 381 O’Donnell, “El impacto de la otra alianza”, op. cit. Según el presidente Frei, Chile no debía ser considerado responsable de una carrera armamentista en la región por las anunciadas adquisiciones de armamentos por las fuerzas armadas. “Las proyectadas compras de modernos aviones para la Fuerza Aérea, de dos submarinos nuevos para la Armada y de tanques Leopard para el Ejército tienen el propósito de entregarles a las fuerzas armadas una adecuada capacidad disuasiva”. Véase “Aumentó el tono de las críticas en Brasil y en Chile”, op. cit. 382 “Menem: “No hay problema, me dijo Cardoso el lunes”, LaNacion.com, 23 de agosto de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/75413. 383 “Nuevo avance en la relación con Chile”, LaNacion.com, 9 de agosto de 1997, link corto:http://www.lanacion.com.ar/74483; “Menem: “No hay problema, me dijo Cardoso el lunes”, op. cit. 384 “Menem: “No hay problema, me dijo Cardoso el lunes”, op. cit. 385 “Entredichos que deben ser evitados”, editorial, LaNacion.com, 26 de agosto de 1997, link corto:http://www.lanacion.com.ar/75608. 386 “Nuevo avance en la relación con Chile”, op. cit.; “Menem: “No hay problema, me dijo Cardoso el lunes”, op. cit. 387 “EE.UU. elogió a la Argentina y reafirmó la alianza militar”, op. cit. 388 Andrés Cisneros, “Nuestro más cercano amigo en el mundo”, Clarín.com, 1° de septiembre de 1997, link: http://www.clarin.com/diario/1997/09/01/i-01706d.htm. 389 Ibid. 390 Ibid. 391 Ana Baron, “Guelar milita por el Mercosur”, Clarín.com, 5 de septiembre de 1997, link: http://www.clarin.com/diario/1997/09/05/t-01201d.htm. 392 Ibid. 393 Germán Sopeña, “Asunción mostró que ante todo está nuestro interés regional”, LaNacion.com, 27 de agosto de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/75680. 394 El tema que preocupaba en ese momento era si el presidente norteamericano obtendría la aprobación de la fast track (o vía rápida) por parte del Congreso estadounidense, consistente en un mecanismo legislativo que autorizaba a la administración norteamericana a celebrar acuerdos comerciales con otros países, que debían ser aprobados o rechazados por el Congreso, pero no modificados. El asesor estadounidense reconoció que era lógico que los países americanos se resistieran a negociar un acuerdo con los Estados Unidos, si el Ejecutivo de ese país carecía de autoridad ante el Congreso para garantizar el contenido del mismo. Véase Eleonora Gosman, “EE.UU. dice que no quiere fisurar el bloque regional”, Clarin.com, 12 de septiembre de 1997, link: http://www.clarin.com/diario/1997/09/12/o-01901d.htm. 395 Gosman, “EE.UU. dice que no quiere fisurar el bloque regional”, op. cit. 396 “Irak: Menem contradijo a Di Tella”, LaNacion.com, 2 de febrero de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/86885. 397 Luis Esnal, “Ratifica Brasil que está dispuesto a ceder una banca en la UN”, LaNacion.com, 27 de mayo de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/98015. 398 Luis Esnal, “Brasil cede su lugar en el Consejo de Seguridad”, LaNacion.com, 24 de mayo de 1998, link corto://www.lanacion.com.ar/97700. 399 Luis Esnal, “Ratifica Brasil que está dispuesto a ceder una banca en la UN”, op. cit. 400 María O’Donnell, “En la ONU, Menem volvió a desafiar a Brasil”, LaNacion.com, 22 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/154430. 401 “Pedido de Menem”, LaNación.com, 9 de Julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/145160. 402 “Gestiones por el ingreso en la OTAN”, LaNacion.com, 17 de Julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/146148. 403 Ibid. Clark aprobó el plan de la Argentina para integrar la fuerza de paz de la OTAN de 31.000 efectivos, denominada Kosovo Force (K-Force). Se dividiría el territorio kosovar en cinco zonas, que estarían bajo control de Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia y Gran Bretaña. El contingente argentino integraría la franja correspondiente a Italia, en la que también participarían España y Portugal, en la frontera con Albania. La fuerza argentina se compondría de un hospital de Fuerza Aérea; una planta potabilizadora del Ejército; un campamento de Ingenieros del Ejército, y un complemento de apoyo de la Armada. En total, sumarían 130

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efectivos, en la primera etapa, en un plazo de 60 días. Luego se sumarían 200 militares más y, al mismo tiempo, 170 efectivos de Gendarmería. Ibid. 404 “El presidente elogió a la OTAN y reiteró el pedido de ingreso”, LaNacion.com, 20 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/146510. 405 “Críticas del Brasil”, LaNacion.com, 10 de Julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/145274. 406 “OTAN: críticas al pedido de ingreso”, LaNacion.com, 21 de Julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/146646. La iniciativa oficial no sólo causó malestar y críticas en la Alianza, sino también en el ámbito de la diplomacia argentina. Un episodio poco usual tuvo lugar en el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), donde el secretario Jorge Castro, uno de los principales impulsores de la medida, exponía sobre “Kosovo y el nuevo sistema de seguridad internacional”. Mientras Castro expresaba sus argumentos, el embajador retirado Carlos Ortiz de Rozas se permitió interrumpirlo para opinar que la intención de integrar la Argentina a la OTAN era “simplemente un disparate”, palabras que Castro no respondió. Luego, cuando Castro intentó justificar la posición argentina en respaldo de la OTAN durante los bombardeos sobre Yugoslavia, nuevamente fue interrumpido por Ortiz de Rozas, para afirmar que el gobierno estaba dejando de lado principios vigentes para privilegiar la intervención por sobre el derecho territorial. Otra vez, el secretario Castro no respondió. En la platea se evidenció un silencioso asentimiento a las palabras de Ortiz de Rozas. Estaban presentes, entre otros, los embajadores retirados Ernesto de la Guardia y Juan Ramón Aguirre Lanari, el almirante (R) Enrique Molina Pico y el presidente del CARI, Carlos Manuel Muñiz. Ibid. 407 “Con ironía, Menem contestó a De la Rúa”, LaNacion.com, 22 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/146762. 408 Jorge Castro, “La Argentina en la OTAN”, LaNacion.com, 27 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/147371. 409 “Rechazo de la OTAN a la Argentina”, LaNacion.com, 29 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/147618; Juan Castro Olivera, “Disputas por el rechazo de la OTAN”, LaNacion.com, 30 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/147731; “El traspié ante la OTAN”, editorial, LaNacion.com, 31 de Julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/147847. 410 “El traspié ante la OTAN”, op. cit.; Joaquín Morales Solá, “El Mercosur y una gestión desesperada”, LaNacion.com, 1º de Agosto de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/147981. 411 Luis Esnal, “Para Brasil, corría riesgo el Mercosur”, LaNacion.com, 31 de Julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/147804. Preguntado en qué afectaría a Brasil una alianza con la OTAN, Lampreia afirmó: “Póngase del otro lado. Imagínese que Brasil, sin avisarle a la Argentina, de repente diga que quiere hacer una alianza militar ofensiva y defensiva, digamos… con Bolivia. ¿Qué le parecería? ¿Para qué quieren una alianza defensiva, se sienten amenazados?” Ibid. 412 Juan Castro Olivera, “Menem optó por no insistir ante la OTAN”, LaNacion.com, 7 de octubre de 1999, llink corto: http://www.lanacion.com.ar/156323. 413 Ibid. 414 Joaquín Morales Solá, “La sinuosa senda entre el ALCA y el Mercosur”, LaNacion.com, 16 de octubre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/78872. 415 Rubén Correa, “El Mercosur pide mayor apertura”, LaNacion.com, 10 de octubre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/78452. 416 Jorge Elías, “Davidow: ‘El Mercosur garantiza la democracia’ ”, LaNacion.com, 10 de octubre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/78484. 417 “Brasil defendió el Mercosur ante Clinton”, LaNacion.com, 14 de octubre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/78739. 418 Ibid.; ‘Yo apoyo al Mercosur’, dijo Clinton en Brasil”, LaNacion.com, 15 de octubre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/78803. 419 Press Conference, “Remarks by President Clinton and President Cardoso at Signing of Declaration on Education”, October 14, 1997, Garden of Alvorada Palace, Brasilia, Brazil, http://www.embaixada-americana.org.br/index.php. 420 Ibid. 421 Ibid. Clinton consideró que el Mercosur generaba comercio entre sus miembros, y también con los países que no lo integraban. No mencionó en ningún momento la frase “desvío de comercio”, que algunos funcionarios de su administración habían utilizado para criticar la asociación subregional. El argumento decía que los miembros del Mercosur habían aumentado el comercio entre ellos (porque compartían una zona de

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libre comercio), pero que lo habían hecho en perjuicio de los demás países, en virtud de que consideraban altos los aranceles que regían para los productos que ingresaban desde fuera del Mercosur. Véase “ ‘Yo apoyo al Mercosur’, dijo Clinton en Brasil”, op. cit.; “EE.UU. da mensajes de transparencia”, LaNacion.com, 15 de octubre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/78804. 422 Press Conference, “Remarks by President Clinton and President Cardoso at Signing of Declaration on Education”, op. cit. 423 Ibid. 424 Ibid.; “ ‘Yo apoyo al Mercosur’, dijo Clinton en Brasil”, op. cit. La reforma del Consejo de Seguridad fue uno de los temas que Cardoso y Clinton discutieron durante su entrevista de casi dos horas. Un miembro de la delegación de Clinton contó que Cardoso se comportó como si la candidatura del Brasil fuera una consecuencia natural de ese liderazgo que el presidente de los Estados Unidos sólo le había reconocido en materia económica. La pregunta sobre el Consejo de Seguridad estuvo dirigida a ambos presidentes, pero el único que respondió fue el norteamericano. Cardoso, tal vez, prefirió no tocar el tema públicamente para no provocar una nueva reacción de Menem. Véase “EE.UU. da mensajes de transparencia”, op. cit. 425 María O’Donnell, “El Gobierno apoya el ALCA”, LaNacion.com, 14 de octubre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/78739. 426 “Clinton reiteró su apoyo al Mercosur ante Menem”, LaNacion.com, 17 de octubre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/78931. 427 Pablo J. Gaggero, “La Alianza defendió al Mercosur ante Clinton”, LaNacion.com, 17 de octubre de 1997, link corto: http:/www.lanacion.com.ar/78933. 428 María O’Donnell, “Menem auguró la proyección del Mercosur”, LaNacion.com, 18 de octubre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/79006. 429 Ibid. 430 Germán Sopeña, “Los extensos horizontes de Clinton”, LaNacion.com, 18 de octubre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/79013. 431 “Incertidumbre en la apertura de los mercados”, LaNacion.com, 3 de noviembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/80024. 432 “La convertibilidad, un modelo para el Mercosur”, LaNacion.com, 19 de noviembre de 1997, link corto://www.lanacion.com.ar/81059. 433 Ibid. 434 Eleonora Gosman, “Moneda única para el bloque”, Clarin.com, 16 de diciembre de 1997, link: http://www.clarin.com/diario/1997/12/16/o-02201d.htm. 435 “Castro, tras una moneda común para el Mercosur”, LaNacion.com, 7 de enero de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/84817. 436 Roberto Bouzas y Pedro da Motta Veiga, “La propuesta sobre una moneda única: una idea prematura”, Observatorio de la globalización, Nota informativa sobre Mercosur Nº 11. 437 Ginesta, op. cit., p. 126. 438 “La Argentina quiere una moneda única”, Clarin.com, 1º de febrero de 1998, link http://www.clarin.com/diario/1998/02/01/o-00501d.htm. 439 Jorge Rosales, “Cardoso: Brasil no devaluará su moneda”, LaNacion.com, 31 de enero de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/86683. En opinión de Clarín, en Davos, ante los presidentes Cardoso y Frei, ministros, banqueros y empresarios, el presidente Menem defendió con firmeza el Mercosur. Pero luego supuestamente tomó distancia de Brasil al asistir a citas separadas con Donald Johnston, el secretario general de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE), y con Thomas McLarty, enviado especial para las Américas del presidente Clinton. En ambos casos, Menem se ocupó de señalar las óptimas condiciones económicas de la Argentina en comparación con el resto de sus socios, especialmente Brasil. Según el secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan, al titular de la OCDE se le quiso arrancar la promesa de que la Argentina sería integrada como miembro pleno del organismo. El pase de categoría representaría el certificado de país estable y desarrollado ante los inversores mundiales. Respecto de la cita con McLarty, Kohan refirió que Menem había discutido con el funcionario norteamericano la próxima reunión en Santiago de Chile, donde debía definirse el futuro del ALCA. De las palabras de Kohan se infería que la Argentina había avanzado en su decisión de erigirse como interlocutor privilegiado del gobierno de Clinton para el área. Véase Eleonora Gosman, “Menem defendió el Mercosur, pero luego negoció en forma individual”, Clarin.com, 1º de febrero de 1998, link http://www.clarin.com/diario/1998/02/01/o-00401d.htm.

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440 Jorge Campbell, “Una nueva utopía del Mercosur”, LaNacion.com, 27 de febrero de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/89034; Jorge Campbell, “Mercosur: hacia el desafío de la moneda única”, Clarín, 24 de abril de 1998, link http://www.clarin.com/diario/1998/04/24/i-01501d.htm. 441 Campbell, “Una nueva utopía del Mercosur”, op. cit.. 442 Luis Esnal, “Brasil cede su lugar en el Consejo de Seguridad”, LaNacion.com, 24 de mayo de 1998, link corto://www.lanacion.com.ar/97700. 443 Eleonora Gosman, “Mercosur: final com un firme compromiso democrático”, Clarin.com, 25 de julio de 1998, link: http://www.clarin.com/diario/1998/07/25/t-01401d.htm. 444 XIV Cumbre de Presidentes del Mercosur, Comunicado Conjunto de los Presidentes de los Estados Partes del Mercosur, Ushuaia, 24 de julio de 1998, http://www.mercosur-gub.uy/INDEX-Comisec/Mercosur/Basicos/Document... 445 Luis Esnal, “Europa sólo negociará los subsidios en el 2001”, LaNacion.com, 29 de junio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/143903. 446 Declaración de los Presidentes del Mercosur, II Cumbre de Presidentes del Mercosur, Las Leñas, Argentina, 27 de junio de 1992. 447 “Menem se solidarizó con Wasmosy”, LaNacion.com, 23 de abril de 1996, link corto: http://www.lanacion.com.ar/167563. Oviedo era un polémico militar con aspiraciones de suceder a Wasmosy en las elecciones de 1998 para lo cual debía luchar en las elecciones internas del Partido Colorado. Wasmosy firmó el decreto de pase a retiro después de una reunión en el palacio de gobierno durante la cual Oviedo pidió postergar las elecciones internas partidarias previstas para el domingo siguiente. Ibid. 448 “Respaldo a la democracia paraguaya”, editorial, LaNacion.com, 24 de abril de 1996, link corto: http://www.lanacion.com.ar/175070; “Pedirá el Mercosur fortalecer las democracias”, LaNación.com, 26 de abril de 1996, link corto: http://www.lanacion.com.ar/174747. Según trascendió, una llamada del presidente argentino a Wasmosy habría hecho meditar a éste -que ya tenía su renuncia redactada- la actitud por seguir. Horas más tarde el presidente paraguayo fue llamado por otros presidentes de la región quienes, como el argentino, lo instaron a hacer valer el poder democrático. En fuentes oficiales de Asunción se aseguró que también llamó a Wasmosy el presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, para otorgar su respaldo. Asimismo, el presidente del capítulo argentino del Consejo Económico de América Latina (CEAL), Federico Zorraquín, en consonancia con los componentes de Brasil y Uruguay, formuló un enérgico llamado a las fuerzas productivas de la región para repudiar la intención antidemocrática del general Oviedo. Véase “Pedirá el Mercosur…”, op. cit. 449 “Wasmosy no arrestará a Oviedo”, LaNacion.com, 22 de octubre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/79301. 450 Declaración Presidencial sobre Compromiso Democrático en el Mercosur, y Protocolo de Adhesión a la “Declaración sobre Compromiso Democrático en el Mercosur”, Potrero de los Funes, San Luis, Argentina, 25 de junio de 1996. 451 Declaración Presidencial sobre la Consulta y Concertación Política de los Estados Partes del Mercosur, Asunción, 17 de junio de 1997; Comunicado Conjunto de los Presidentes de los Estados Partes del Mercosur, Asunción, 19 de junio de 1997. 452 “Paraguay: hoy se entregaría Oviedo”, LaNacion.com, 12 de diciembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/82967. 453 María O’Donnell, “Antonietti, embajador en Paraguay”, LaNacion.com, 9 de Octubre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/78418. 454 César Sánchez Bonifato, “Wasmosy ordenó el arresto del general Oviedo”, LaNacion.com, 4 de octubre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/78105. Una jueza en lo correcional dejó sin efecto la orden de arresto, tras conceder un hábeas corpus preventivo y genérico. La magistrada entendió que los militares retirados no estaban bajo la jurisdicción del comandante en jefe. Un tribunal superior confirmó el fallo de la jueza. El 11 de diciembre la Corte Suprema decidió no hacer lugar a la excepción de inconstitucionalidad presentada por los abogados de Oviedo y dejó abierta la posibilidad de que la sanción pudiera ser prorrogada por decisión del presidente. Véase “Dejan sin efecto el arresto de Oviedo”, LaNacion.com, 5 de octubre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/78167; “Paraguay: la Corte posibilita la detención de Lino Oviedo”, LaNacion.com, 29 de octubre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/79739; “Paraguay: hoy se entregaría Oviedo”, LaNacion.com, 12 de diciembre de 1997, link corto: http://www.lanacion.com.ar/82967.

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455 César Sánchez Bonifato, “Tensión en Paraguay ante rumores de golpe, LaNacion.com, 31 de enero de 1998, Link corto: http://www.lanacion.com.ar/86735; “Pronostican otro conflicto en el Paraguay”, LaNacion.com, 2 de febrero de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/86908. 456 O’Donnell, “Antonietti, embajador en Paraguay”, op. cit. Hubo distintas versiones sobre quién fue el gestor del encuentro con Menem: algunos señalaban a Antonietti y otros, al secretario general Kohan. En Asunción mencionaban al empresario Jorge Antonio. Ibid. 457 Comunicado Conjunto de los Presidentes de los Países del Mercosur, Montevideo, 15 de diciembre de 1997. 458 “Pronostican otro conflicto en el Paraguay”, LaNacion.com, 2 de febrero de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/86908. 459 César Sánchez Bonifato, “Tensión en Paraguay ante rumores de golpe, op. cit. 460 “Pronostican otro conflicto en el Paraguay”, op. cit. 461 “Advertencia del Mercosur a Paraguay”, LaNacion.com, 21 de febrero de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/88547. 462 Protocolo de Ushuaia sobre Compromiso Democrático en el Mercosur, la República de Bolivia y la República de Chile, Ushuaia, 24 de julio de 1998, http//www.mercosur.int/msweb/Documentos/Destacados/Destacado4_es.doc; Comunicado Conjunto de los Presidentes de los Estados Partes del Mercosur, Bolivia y Chile, Ushuaia, 24 de julio de 1998, http://www.merco-sur.net/documentos/protocolo/ushuaia.hlm; “Voto democrático del Mercosur”, LaNacion.com, 25 de julio de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/104605. El mes siguiente, el presidente Wasmosy debía entregar el poder al presidente electo Raúl Cubas, quien había prometido liberar a Oviedo. Véase “Voto democrático del Mercosur”, op. cit. 463 Comunicado Conjunto de los Presidentes de los Estados Partes del Mercosur, Bolivia y Chile, Ushuaia, 24 de julio de 1998, http://www.merco-sur.net/documentos/protocolo/ushuaia.hlm; 464 Inés Capdevila, “Condenan a Oviedo en Paraguay: baja militar y 10 años de prisión”, LaNacion.com, 10 de marzo de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/90076; “Lino Oviedo no podrá ser candidato”, LaNacion.com, 18 de abril de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/93963; “Cubas prometió indultar a Oviedo”, LaNacion.com, 5 de mayo de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/95623; “Cubas promete dejar en libertad a Oviedo”, LaNacion.com, 4 de junio de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/98873; “Cubas no podrá indultar a Oviedo”, LaNacion.com, 19 de Junio de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/100572; “Oviedo no podrá ser indultado”, LaNación.com, 24 de junio de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/101152. La aprobación de la polémica norma marcó una guerra total entre el oviedismo y los demás sectores del oficialista Partido Colorado, quienes votaron a favor del proyecto tras el fracaso de las negociaciones por cargos de confianza en el gobierno que se instalaría el 15 de agosto. Véase “Cubas no podrá indultar a Oviedo”, op. cit. 465 Elisabetta Piqué, “Cubas: no habrá venganza contra los que condenaron a Oviedo”, LaNacion.com, 17 de agosto de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/107277. 466 Elisabetta Piqué, “Dejaron en libertad a Lino Oviedo”, LaNacion.com, 19 de Agosto de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/107490; Elisabetta Piqué, “Impulsan la destitución de Cubas”, LaNacion.com, 20 de agosto de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/107615. 467 “Oviedo quedó libre de culpa y cargo”, LaNacion.com, 2 de septiembre de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/109160; “La Corte paraguaya anuló un fallo militar que absolvía a Oviedo”, LaNación.com, 24 de septiembre de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/111735; “Síntesis”, LaNacion.com, 21 de Noviembre de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/118757; “La Corte paraguaya dispuso que Oviedo regrese a la cárcel”, LaNacion.com, 3 de diciembre de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/120227; “Lino Oviedo no acatará el fallo que lo obliga a volver a la cárcel”, LaNacion.com, 4 de diciembre de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/120334. El 23 de septiembre el presidente Menem llamó por teléfono a Oviedo para felicitarlo por su cumpleaños en momentos en que éste pronunciaba un discurso. Oviedo pidió a sus simpatizantes que corearan el nombre de Menem. Cfr. “La Corte paraguaya anuló un fallo…”, op. cit. 468 “Lino Oviedo no acatará el fallo que lo obliga a volver a la cárcel”, LaNacion.com, 4 de diciembre de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/120334. Una de las primeras medidas de Cubas fue reorganizar los mandos de las fuerzas armadas, pasando a situación de retiro a los adversarios castrenses de Oviedo. Ibid.

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469 “Denunciarán a Cubas ante el Mercosur”, LaNacion.com, 7 de diciembre de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/120703; “Paraguay: el Congreso declaró ‘tiránico’ a Cubas”, LaNacion.com, 16 de diciembre de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/121748. 470 Andrea Centeno, “Menem se juega por Chile en el Mercosur”, LaNación.com, 9 de diciembre de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/120885. 471 Jorge Elías, “ ‘A Oviedo lo protege una mafia del Mercosur’, afirmó el hijo de Argaña”, LaNacion.com, 23 de marzo de 2000, link corto: http://www.lanacion.com.ar/10179; “Dura queja de Paraguay por una nota de Di Tella, LaNacion.com, 15 de octubre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/157347, y Jorge Elías, “El fantasma del ex general recorre Paraguay”, LaNacion.com, 11 de diciembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/164564. Cubas Grau se asiló en Brasil (Camboriu, Santa Catarina), donde cumplía rígidamente las condiciones de asilado -no hacer declaraciones políticas- y el gobierno paraguayo no había pedido su extradición. Véase “Apuran la extradición de Oviedo”, LaNacion.com, 13 de junio de 2000, link corto: http://www.lanacion.com.ar/20682. 472 César Sánchez Bonifato, “Terragno dialoga con el Paraguay”, LaNacion.com, 21 de noviembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/162040; Elías, “El fantasma del ex general recorre Paraguay”, op. cit. 473 María O’Donnell, “No quieren a Oviedo en Venezuela”, LaNacion.com, 18 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/153934. 474 Jorge Elías, “Oviedo dice que está en Paraguay”, LaNacion.com, 12 de diciembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/164704; Elías, “El fantasma del ex general recorre Paraguay”, op. cit.; Sánchez Bonifato, “Terragno dialoga con el Paraguay”, op. cit., y Mariano Obarrio, “Señales de tranquilidad en Asunción”, LaNacion.com, 9 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/152786. 475 Comunicado Conjunto de los Presidentes de los Estados Partes del Mercosur, Asunción, 15 de junio de 1999. 476 Ibid. 477 Declaración de apoyo a la democracia paraguaya y a su proceso de normalización y fortalecimiento institucional, Asunción, 15 de junio de 1999. Los presidentes habían tomado conocimiento de los hechos ocurridos en Paraguay entre los días 23 y 28 de marzo de 1999, a causa de la crisis institucional generada por actos atentatorios contra la vigencia efectiva del estado de derecho y que habían puesto en peligro la estabilidad política y el proceso institucional paraguayo. Los crímenes que habían costado la vida al vicepresidente Argaña y a ciudadanos paraguayos eran considerados un atentado contra las instituciones democráticas, la estabilidad política y el estado de derecho en Paraguay. Se reconocían los valores y la conciencia democrática de la sociedad paraguaya que, ante esa situación de grave crisis institucional, había demostrado un ejemplar consenso nacional sobre la necesidad de mantener el proceso democrático, defendiendo la vigencia del estado de derecho y las instituciones democráticas hasta con sus vidas. Ibid. 478 Comunicado Conjunto dos Presidentes dos Países do Mercosul, XV Cumbre de Presidentes del Mercosur Río de Janeiro, 10 de dezembro de 1998. 479 Comunicado Conjunto de los Presidentes de los Estados Partes del Mercosur, Asunción, 15 de junio de 1999; Comunicado Conjunto de los Presidentes de los Países del Mercosur, Bolivia y Chile, Asunción, 15 de junio de 1999. 480 Comunicado Conjunto de los Presidentes de los Países del Mercosur, Bolivia y Chile, Montevideo, 8 de diciembre de 1999. 481 Ibid. 482 “Paraguay llamó a su embajador en la Argentina”, LaNacion.com, 4 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/152149; Mariano Obarrio, “Paraguay buscará el apoyo de Brasil”, LaNacion.com, 8 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/152661. 483 “Paraguay llamó a su embajador en la Argentina”, op. cit. 484 “González Macchi: un gesto inamistoso”, LaNacion.com, 4 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/152151. 485 “Paraguay llamó a su embajador en la Argentina”, op. cit. 486 Ibid. 487 Ibid.; .Mariano Obarrio, “Oviedo: un alto costo político”, LaNacion.com, 5 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/152286; “Paraguay congeló el pleito con Menem”, LaNacion.com, 7 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/152541. 488 “Paraguay congeló el pleito con Menem”, op. cit. 489 Obarrio, “Oviedo: un alto costo político”, op. cit.

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Juan Castro Olivera, “Buscan una solución para el caso Oviedo”, LaNacion.com, 9 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/152784.

490 “Menem: Paraguay se equivoca”, LaNacion.com, 5 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/152285. 491 Héctor Masnatta, “Alcances del derecho de asilo”, LaNacion.com, 10 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/152899; Marcelo Stubrin, “Los valores en juego”, LaNacion.com, 10 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/152900. 492 “Paraguay llamó a su embajador en la Argentina”, op. cit. A diferencia de De la Rúa, que había criticado el apresuramiento del gobierno para otorgar el asilo, Alfonsín había realizado una encendida defensa de la resolución menemista –“estamos haciendo un servicio a la democracia del Paraguay”, dijo. En la nueva circunstancia, el ex presidente había cambiado de opinión. Mediante un comunicado, Alfonsín explicó los motivos. “La transición democrática en el Paraguay estaba ante un estado excepcional y la presencia del militar allí implicaba un factor desestabilizador muy difícil de neutralizar. Además, ninguna autoridad competente paraguaya había solicitado la extradición”. La diferencia con la actualidad era que “ahora un juez paraguayo, como autoridad judicial competente, formuló el pedido de extradición”. Véase Florencia Carbone, “La Alianza denunció un pacto Menem-Oviedo”, LaNación.com, 8 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/1526630. 493 “Solicitan el juicio político de Di Tella”, LaNacion.com, 4 de septiembre de 1999, link corto: http:// www.lanacion.com.ar/152150. 494 “Solicitan el juicio político de Di Tella”, op. cit. Al pedido de enjuiciamiento se sumó un pedido de declaración, elaborado por un grupo de senadores de la Alianza, por el que se advertía que la decisión del gobierno podía afectar la relación bilateral con Paraguay y con el resto de los países que integraban el Mercosur. Los legisladores afirmaban que era lógico que el canciller paraguayo Saguier sintiera indignación por la decisión argentina, ya que el ex general Oviedo se había caracterizado por violentar las instituciones democráticas. La iniciativa fue presentada por los radicales Mario Losada, Juan Altuna y el frepasista Pedro del Piero. Ibid. 495 Obarrio, “Oviedo: un alto costo político”, op. cit. 496 Ibid. En una conversación telefónica privada, Oviedo le habría expresado a un hombre de su confianza, Max Narváez Matto, que para diseñar y ejecutar el plan para desestabilizar al gobierno paraguayo contaba con el apoyo del presidente Menem. Véase “Paraguay congeló el pleito con Menem”, op. cit. 497 Obarrio, “Oviedo: un alto costo político”, op. cit. 498 “De la Rúa dijo que revocaría la decisión”, LaNacion.com,, 7 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/152544. Un día después, De la Rúa acusó ayer al oficialismo de recurrir a un subterfugio buscando confundir las figuras de asilado y refugiado. Sus hombres de confianza repitieron que De la Rúa había advertido a fines de marzo último, cuando el gobierno había anunciado el asilo político para Oviedo, que esa decisión traería problemas en el Mercosur. Véase Carbone, “La Alianza denunció un pacto Menem-Oviedo”, op. cit. 499 Obarrio, “Paraguay buscará el apoyo de Brasil”, op. cit. 500

501 Ibid. El senador Luis Alberto Mauro acusó al presidente Menem y al ministro de Defensa, Jorge Domínguez, de “cómplices del prófugo y homicida Oviedo, en negociados de Yacyretá”. Véase César Sánchez Bonifato, “Yacyretá, en el centro de la tormenta”, LaNacion.com, 11 de septiembre de 1999, Link corto: http://www.lanacion.com.ar/153042. 502 Mariano Obarrio, “Señales de tranquilidad en Asunción”, LaNacion.com, 9 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/152786. 503 Castro Olivera, “Buscan una solución para el caso Oviedo”, op. cit. El secretario general de la presidencia Kohan negó que se hubiera tocado ese tema. Las consultas efectuadas por La Nación en fuentes de la Cancillería no confirmaron ni desmintieron que Oviedo pudiera viajar a Venezuela en los próximos meses. Colaboradores del ministro Corach afirmaron que en los últimos días no se había hablado de esa posibilidad con el gobierno paraguayo. “Es posible que sea una idea de Oviedo. Cuando quiera irse puede hacerlo, no necesita ninguna gestión argentina”, aclararon. Ibid. 504 Mariano Obarrio, “Se volvió a tensar el conflicto con Paraguay”, LaNacion.com, 10 de septiembre de 1999, Link corto: http://www.lanacion.com.ar/152903. En el párrafo que detonó la renovada discordia, el canciller paraguayo Fernández Estigarribia propuso que se dejara sentado el “mutuo lamento” por las ofensas que salieron de ambos gobiernos y el “compromiso recíproco” para encauzar la crisis, pero Di Tella exigía que sólo Asunción se rectificara. La última conversación entre ellos se produjo alrededor de las 13 y la

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desavenencia impidió que se confirmara el confinamiento de Oviedo. El gobierno de Paraguay se consideraba ofendido por el rechazo argentino del pedido de extradición de Oviedo. Entre otras cosas, sentían que Menem subestimaba los crímenes del “marzo paraguayo”, que para Asunción resultaban de primer orden. Ibid. 505 Sánchez Bonifato, “Yacyretá, en el centro de la tormenta”, op. cit. En tanto, el ex vicecanciller Balmelli sostuvo que fue un error diplomático haber aceptado la invitación argentina -hecha por medio del ministro del Interior Corach- para que los mandatarios se reunieran en la capital misionera. “Se abrió un espacio de especulación acerca de lo que nosotros queremos de Oviedo, que no es otra cosa que traerlo de vuelta para ser juzgado en Paraguay”, dijo Balmelli. Y agregó: “Menem humilló y degradó a las instituciones de nuestro país, porque rechazó y bloqueó al pueblo paraguayo que quiere juzgar a Oviedo. Por consiguiente, González Macchi no debió mostrarse dispuesto a reunirse con él. Fue un error, una falta de manejo diplomático”. Ibid. 506 Ibid. 507 “Oviedo se convirtió en tema de campaña”, LaNacion.com, 12 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/153171. 508 “Preocupa al gobierno el caso Oviedo”, LaNacion.com, 15 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/153542. 509 O’Donnell, “No quieren a Oviedo en Venezuela”, op. cit. 510 “Oviedo quiere volver para ser presidente”, LaNacion.com, 22 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/154425. 511 Mariano Obarrio, “El asilado desnudó su plan”, LaNacion.com, 22 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/154426.512 “Menem decide hoy si sanciona a Oviedo”, LaNacion.com, 23 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/154544. 513 “La Alianza cuestionó severamente al gobierno”, LaNacion.com, 23 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/154545. 514 Ibid. 515 Ibid. 516 Juan Castro Olivera, “El Gobierno analiza expulsar a Oviedo”, LaNacion.com, 25 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/154791. 517 El senador Mauro pertenecía al Partido Encuentro Nacional, tercera fuerza en Paraguay y miembro de la coalición en el gobierno. Véase Mariano Obarrio, “Conmoción en Paraguay”, LaNacion.com, 23 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/154548. 518 Obarrio, “Conmoción en Paraguay”, op. cit. 519 Juan Castro Olivera, “Oviedo será confinado en una estancia”, LaNacion.com, 24 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/154672; Mariano Obarrio, “Satisfacción a medias”, LaNacion.com, 24 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/154673. 520 María O’Donnell, “Alivio del canciller paraguayo”, LaNacion.com, 24 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/154675; Obarrio, “Satisfacción a medias”, op. cit. 521 Mariano Obarrio, “Advierten sobre posibles represalias”, LaNacion.com, 25 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/154795. 522 Alejandra Florit, “Oviedo no consiguió postergar su traslado”, LaNacion.com, 29 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/155309. 523 Mariano Obarrio, “Menem conoce los planes de Oviedo”, LaNacion.com, 30 de septiembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/155424. 524 “Criticó Asunción la actitud argentina”, LaNacion.com, 6 de octubre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/156209; Mariano Obarrio, “El Gobierno, a punto de expulsar a Oviedo”, LaNacion.com, 3 de octubre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/155828. 525 “Menem decidió retener a Lino Oviedo”, LaNacion.com, 5 de octubre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/156085. 526 “Criticó Asunción la actitud argentina”, LaNacion.com, 6 de octubre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/156209. 527 Ibid. 528 María O’Donnell, “Malas noticias para Oviedo”, LaNacion.com, 9 de octubre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/156597.

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obierno tensó la relación con Paraguay”, LaNacion.com, 13 de octubre de 1999, link corto:

o Di Tella, “Mesura versus agravios”, LaNacion.com, 13 de octubre de 1999, link corto:

link corto:

bia y Di Tella, quienes mantenían una buena relación. Ibid.

guay confía en la extradición de Oviedo”, LaNacion.com, 26 de octubre de 1999, link corto:

pojados de sus fueros parlamentarios por la Cámara de

a se aconsejaba normalizar el funcionamiento de las instituciones republicanas y recuperar la

acion.com, 7 de diciembre de 1999, link corto:

su custodia a la policía federal, debiendo retomar su

529 “El Ghttp://www.lanacion.com.ar/157092. 530 Ibid. 531 Guidhttp://www.lanacion.com.ar/157093. 532 Ibid. 533 “Dura queja de Paraguay por una nota de Di Tella, LaNacion.com, 15 de octubre de 1999,http://www.lanacion.com.ar/157347. La tensión entre los países provocó algo que parecía improbable: un cruce verbal entre Fernández Estigarri534 “Gestos desde Paraguay para cerrar el conflicto”, LaNacion.com, 18 de octubre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/157761. 535 “Parahttp://www.lanacion.com.ar/158799. 536 Ibid. 537 “Un testimonio comprometió aún más la situación de Oviedo”, LaNacion.com, 30 de octubre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/159322. Vera afirmó que por la materialización del crimen debían recibir 300 mil dólares a ser pagados en dos etapas: 120 mil dólares al finalizar la operación y 180 mil una vez que Oviedo asumiera el poder. El detenido señaló que el plan consistía en que, mientras Cubas se encontrara en Brasil en visita oficial, y luego de que Argaña asumiera como presidente interino, éste fuera asesinado, quedando acéfalo el cargo presidencial, hecho que permitiría a Oviedo asumir el poder. Vera sostuvo que había sido contactado por Vega y Rojas en noviembre del año anterior, quienes, a su vez, habían sido contratados por un militar en actividad, Reinaldo Servín. “Ellos me dijeron que tenían la autorización de Lino Oviedo, Raúl Cubas y el financiamiento de Conrado Pappalardo y Perrone”, dijo, refiriéndose aparentemente al diputado Víctor Galeano Perrone, según aclaró el fiscal del crimen Marco Antonio Alcaraz. Tanto Pappalardo como Galeano Perrone fueron desDiputados y huyeron de Paraguay con destino desconocido. Servín, mayor de Infantería, fue arrestado el 22 de octubre por orden de la Justicia Militar. Ibid. 538 “Rumores de golpe inquietan a Paraguay”, LaNacion.com, 23 de noviembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/162293. Los rumores de golpe de Estado continuaron, señalando que militares paraguayos de las tres armas, autodenominados “institucionalistas” estaban por adoptar algunas medidas para reemplazar al presidente González Macchi. Entre las resoluciones a tomarse figuraban la designación de un mandatario civil provisional que no respondiera a “presiones facciosas”, el llamado a elecciones generales para designar nuevas autoridades del Poder Ejecutivo en un plazo de 90 días, una profunda investigación acerca del asesinato del vicepresidente Luis María Argaña (con intervención de expertos de Scotland Yard), y la prisión de Lino Oviedo, si es que retornaba al país. En medios políticos de Asunción, el levantamiento se consideraba “casi inminente”. El malestar alcanzó los distintos niveles de las fuerzas armadas, según informes que circulaban en la frontera, mientras la Central Nacional de Trabajadores (CNT) anunciaba una huelga general para el 1º de diciembre y no cesaban las movilizaciones de campesinos armados, especialmente en empobrecidos departamentos donde se habían invadido y saqueado propiedades privadas. La recesión económico-financiera aumentaba los niveles de desempleo y el éxodo rural. A ello se sumaba una grave sequía que afectaba a los principales productos (algodón, soja, azúcar y maíz), y a la ganadería. Para salir de la crisis políticcredibilidad, poniendo en el gobierno provisional a gente responsable y convocando a elecciones lo antes posible. Ibid. 539 Jorge Elías, “González Macchi: Oviedo es un prófugo”, LaNacion.com, 1º de diciembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/163314. 540 “Oviedo viajó con permiso a la Capital”, LaNhttp://www.lanacion.com.ar/164052; “Retoma Oviedo su asilo en Ushuaia”, LaNacion.com, 9 de diciembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/164281. 541 Daniel Gallo, “Oviedo creó confusión al fugarse”, LaNacion.com, 10 de diciembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/164400. Llamó la atención que, durante su permanencia en la ciudad de Buenos Aires, el ex general hubiera contado con movilidad propia y que su seguridad, a cargo de la policía federal, se hubiera limitado a un solo automóvil de custodia. Desde Tierra del Fuego Oviedo había sido acompañado por un oficial de gendarmería, pero éste había traspasado

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comandante de la policía nacional, Casto onvocó a todo el personal a presentarse a sus unidades para reforzar la búsqueda del prófugo. Casto

ue así sería. Ibid.

la, dijo

o tenía otra alternativa. Véase Jorge Elías, “Oviedo dice que está en

LaNacion.com, 12 de diciembre de 1999, link corto:

,

on.com.ar/20682.

, 18 de septiembre de 2000, link corto:

laboración militar”, Clarin.com, 12 de enero de 1998, link w.clarin.com/diario/1998/01/12/t-01101d.htm. ercosur, ante un llamado de alerta de EE.UU.”, LaNacion.com, 27 de febrero de 1998, link corto:

ww.lanacion.com.ar/91817; .“Acordaron un plan de seguridad para la Triple Frontera”, Clarin.com, rzo de 1998, link http://www.clarin.com/diario/1998/03/28/t-01401d.htm.

asistencia recíproca para

ca para la seguridad regional; Mercosur/CMC/Dec.Nº 23/99, Plan

om, 25 de julio de 1998, link corto:

a, 25 de junio de 1996. ración sobre Malvinas, Asunción, 15 de junio de 1999.

responsabilidad en el aeroparque Jorge Newbery a la hora del vuelo de regreso. Oviedo nunca llegó a ese vuelo programado para el día 9 a las 10.15 horas. Ibid. 542 Ibid. 543 “En Paraguay acuartelan a las Fuerzas Armadas”, LaNacion.com, 10 de diciembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/164403. Según un comunicado, el Comando de las Fuerzas Militares convocó a todo el personal castrense al acuartelamiento “en apresto operacional”. Se citaba a los efectivos “para garantizar el cumplimiento de su misión constitucional, así como para apoyar, dado el caso, las acciones de la policía nacional en preservar el orden interno”. Poco después, elGuillén, cGuillén reconoció que la frontera paraguaya era muy vulnerable, pero aseguró que se dio la orden de ubicar y detener a Oviedo, y que confiaba en q544 Ibid. 545 “El Gobierno sigue sin datos”, LaNacion.com, 11 de diciembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/164565. 546 “Menem dijo desconocer el paradero del prófugo”, LaNacion.com, 12 de diciembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/164705. El líder de la bancada oviedista en Diputados, Teodoro Rivaroque era vox pópuli que Oviedo iba a abandonar la Argentina porque el nuevo presidente De la Rúa pensaba someter el caso a la Justicia. Oviedo nParaguay”, LaNacion.com, 12 de diciembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/164704. 547 “Reina una absoluta calma”, http://www.lanacion.com.ar/164704. 548 “Afirman que Oviedo estuvo en Uruguay”, LaNacion.com 19 de diciembre de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/165581.549 Elías, “ ‘A Oviedo lo protege una mafia del Mercosur’, afirmó el hijo de Argaña”, op. cit. 550 “Apuran la extradición de Oviedo”, LaNacion.com, 13 de junio de 2000, link corto: http://www.lanaci551 Gabriela Litre, “Satisfacción y alivio en la Argentina”, LaNacion.com, 13 de junio de 2000, link corto: http://www.lanacion.com.ar/20683; Elías, “ ‘A Oviedo lo protege una mafia del Mercosur’, afirmó el hijo de Argaña”, op. cit. 552 Fernando Rodríguez y Laura Zommer, “Escándalo por una fuga de presos de la jefatura policial” y “Para Paraguay, hay policías cómplices”, LaNacion.comhttp://www.lanacion.com.ar/33426. 553 Luis Garasin, “Estrecha cohttp://ww554 “El Mhttp://www.lanacion.com.ar/89075. 555 Ibid. 556 Ibid. 557 “Mercosur: rige un plan de lucha antiterrorista”, LaNacion.com, 28 de marzo de 1998, link corto: http://w28 de ma558 Declaración Política del Mercosur, Bolivia y Chile como Zona de Paz, Ushuaia, Argentina, 24 de julio de 1998. 559 Ibid. 560 Mercosur/CMC/Dec. Nº 5/98, Plan de cooperación y asistencia recíproca para la seguridad regional en el Mercosur; Mercosur/CMC/Dec. Nº 6/98, Entendimiento relativo a la cooperación yla seguridad regional en el Mercosur, Bolivia y Chile; Mercosur/CMC/Dec. Nº 22/99, Plan General de Cooperación y Coordinación recíproGeneral de Cooperación y Coordinación recíproca en el Mercosur, Bolivia y Chile. 561 “Apuesta regional a una defensa común”, LaNacion.chttp://www.lanacion.com.ar/104619. 562 Declaración sobre Malvinas, Potrero de los Funes, San Luis, Argentin563 Decla564 Eleonora Gosman, “El Mercosur apoya los vuelos argentinos hacia las Malvinas”, Clarín.com, 15 de juniode 1999, link: http://www.clarin.com/diario/1999/06/15/o-01601d.htm.

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a los derechos humanos. Respecto de la decisión de Straw, total falta de respeto a todos los Estados. Ibid.

za del Mercosur”, Clarín.com, 12 de diciembre de 1998, link:

cupadas. Tanto en Buenos Aires como en esta zona fronteriza, la

56. Campbell reveló que el presidente Frei había llegado impresionado de la

undial de atracción de inversiones”, justamente en la tierra de los

rización total”, LaNacion.com, 22 de enero de 1999, link corto: ue un informe de Morgan Stanley del 21 de enero decía

565 Ibid. 566 María Avignolo, “A 17 años de la guerra, los argentinos podrán viajar a Malvinas”, Clarín, 15 de julio de 1999; “Di Tella cree que es el mejor acuerdo posible”, Clarín, 15 de julio de 1999. 567 Andrea Centeno, “Respaldo del Mercosur a Chile”, LaNación.com, 10 de diciembre de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/121029. El documento fue divulgado el día anterior a su firma en forma extraoficial por parte de funcionarios argentinos, hecho que ocasionó molestia en el seno del gobierno del presidente Cardoso. Un funcionario del Palacio de Itamaraty afirmó que dicho documento no se firmaría por ser apócrifo. Dos horas después, el vocero oficial del gobierno brasileño, Sergio Amaral, desmintió al funcionario y adelantó que Cardoso firmaría junto al resto de los mandatarios, aunque aclaró que no sabía si ése era el texto correcto. Reiteró que el presidente Cardoso, como todo su gobierno, tenía una posición clara de condena a toda forma de dictadura y defendíAmaral sostuvo que la extradición de Pinochet significaría una 568 Andrea Centeno, “Menem se juega por Chile en el Mercosur”, La Nación.com, 9 de diciembre de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/120885. 569 Andrea Centeno, “Respaldo del Mercosur a Chile”, op. cit. 570 Oscar Raúl Cardoso, “La fuerhttp://www.clarin.com/diario/1998/12/12/i-04202d.htm. 571 Germán Sopeña, “El Mercosur, en busca de un gesto”, LaNación.com, 5 de diciembre de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/120412. 572 Ibid. Un complejo sistema de computación para concretar los trámites de exportación (Siscomex); la incorporación de nuevos organismos oficiales de control, como el Ministerio de Salud y la Secretaría de Comercio Exterior (Secex); la lentitud para realizar análisis de productos, y la poca predisposición para facilitar los trámites eran algunos de los cambios instrumentados por los brasileños. El presidente de la Cámara de Despachantes de Aduana de Paso de los Libres señaló que dos factores habían provocado una reducción en el comercio con Brasil: la recesión económica y su lógica baja en el consumo, y las nuevas medidas aduaneras que trababan el paso de la mercadería. Se advertía un retroceso de hasta 50% en el negocio si se comparaba con el año anterior. Gran parte del retroceso en las exportaciones se atribuía al sistema de otorgamiento de licencias no automáticas instaurado en octubre de 1998 y que consistía en requerir una autorización de preembarque, que otorgaba el Ministerio de Agricultura brasileño y en el que podían intervenir Salud o Comercio Exterior, siendo cada paso individual y no siempre ágil. Una vez concluidos esos trámites debía intervenir la aduana. La posibilidad de que interviniera Salud, según fuera el producto que se exportara, y decidiera realizar análisis microscópico, podía significar una demora que podía llegar a meses, como había ocurrido en varios casos, y hasta el rechazo de la mercadería que antes había autorizado el Ministerio de Agricultura. Era justamente la intervención de Salud lo que más paralizaba el ingreso de los camiones a Brasil, que quedaban varados en la playa de Uruguayana, a la espera de una respuesta. El administrador de la aduana argentina en Uruguayana estaba convencido de que los brasileños evitaban la integración aduanera con la Argentina. En Paso de los Libres las oficinas para los funcionarios brasileños estaban terminadas, pero no eran ocoincidencia era absoluta respecto de que el Mercosur se encontraba en su peor momento desde el punto devista comercial. Véase “Un muro invisible”, La Nación.com.ar, 5 de diciembre de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/198983. 573 Comunicado Conjunto dos Presidentes dos Países do Mercosul, Rio de Janeiro, 10 de dezembro de 1998. 574 Cristian Mira, “El Mercosur se reconfirma”, LaNación.com, 15 de diciembre de 1998, link corto: http://www.lanacion.com.ar/2174cumbre de la APEC (el foro de Cooperación del Asia-Pacífico), por la importancia que se daba al Mercosur, que era percibido como “el principal polo mllamados “tigres asiáticos”. Ibid. 575 César Illiano, “Brasil le dio otro duro golpe al Mercosur”, LaNación.com, 16 de enero de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/124713. 576 “Menem propone como salida que el Mercosur se dolarice”, LaNación.com, 16 de enero de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/124714; “Enojo brasileño con propuesta de Menem”, LaNación.com, 28 de enero de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/126034. 577 “Proponen la dolahttp://www.lanacion.com.ar/125373. Pou comentó q

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de aplicar la devolución de impuestos indirectos a ventas

pósitos a plazo fijo. A cambio se

ntral brasileño dijo que el país nunca había tenido problemas para

Argentina”, LaNación.com, 30 de enero de 1999, link corto:

mercio Exterior de Brasil. Los funcionarios debían reunirse en 15 días, y su

yunturales en cada país. Véase Suárez Samper, “Tibios avances en la on Brasil”, op. cit.

y Uruguay ansiaban la ampliación de ese plazo, porque temían más

apoyo a Cardoso”, LaNación.com, 22 de febrero de 1999, link corto:

acion.com.ar/132837.

Martín Kanenguiser, “Brasil y la Argentina preparan la pelea”,

Unidos, anunció: “voy a Buenos Aires para

que la Argentina probablemente se viera obligada a devaluar después de la crisis en Brasil, cosa que consideraba ridícula. Ibid. 578 Cisneros y Piñeiro Iñíguez, op. cit., pp. 534-536. 579 “Que hacer ante la crisis brasileña”, LaNación.com, 23 de enero de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/125522. 580 “La Argentina no usará medidas proteccionistas”, LaNación.com, 26 de enero de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/125825. En la Argentina se esperaba que Brasil no otorgara créditos subsidiados a las exportaciones destinadas a la primera; que se revisaran los programas de incentivos a las exportaciones desarrollados por medio del Proex, y que se dejararealizadas en el Mercosur. El día de la reunión, el real perdía más de 4% de su valor respecto del dólar, con lo cual la devaluación de la moneda brasileña se acercaba a 50%. En la Bolsa porteña había bajado 62% el volumen operado debido a la incertidumbre. Ibid. 581 “Enojo brasileño con propuesta de Menem”, LaNación.com, 28 de enero de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/126034. Según un vocero del Banco Central brasileño, el comunicado fue emitido en respuesta a una sugerencia realizada por Menem en un reportaje publicado el 27 de enero en La Nación. “La deuda interna actualmente le está devengando al Brasil una cantidad impresionante de intereses. Pienso que un plan similar al del Bonex sería una respuesta interesante a la crisis”, dijo Menem. El Plan Bonex fue lanzado a fines de 1989 y consistió en una confiscación de deentregaron bonos emitidos por el gobierno, a 10 años de plazo, y con el dinero confiscado se canceló una deuda de corto plazo. El Banco Cerefinanciar sus deudas desde el inicio del plan real en junio de 1994. Ibid. 582 “Se endurece la posición de Brasil frente a la http://www.lanacion.com.ar/126256. 583 Laura Suárez Samper, “Confirman que Brasil eliminará subsidios”, LaNación.com, 9 de febrero de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/127315. 584 “Menem logró pocas concesiones de Brasil”, LaNación.com, 13 de febrero de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/127769. Laura Suárez Samper, “Tibios avances en la relación con Brasil”, LaNación.com, 13 de febrero de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/127770. El grupo especial de seguimiento estaría integrado por Félix Peña, subsecretario de Comercio Exterior de la Argentina, y Carlos Marconini, secretario de Comisión sería sugerir propuestas consensuadas para compensar los efectos que pudieran generar en el intercambio comercial los cambios corelación c585 “Críticas cruzadas a los resultados de la cumbre”, LaNación.com, 14 de febrero de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/127943. 586 Ibid. 587 Comunicado Presidencial, Río de Janeiro, 21 de febrero de 1999. El gobierno brasileño tomó la decisión de ampliar el plazo en el que permitía a sus importadores financiar sus compras. La restricción a 89 días de financiación y por un monto de 40.000 dólares había sido decidida en 1997, era transitoria y vencía el 28 de febrero. Los presidentes de Paraguayperder el mercado de Brasil que una invasión de productos desde ese país. Véase César Illiano, “La crisis regional. Lanzan una nueva señal de http://www.lanacion.com.ar/128776. 588 César Illiano, “Brasil: divisa única, sí; dolarización, no”, LaNacion.com, 23 de febrero de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/128874. 589 “Fin al superávit”, LaNación.com, 28 de marzo de 1999, link corto: http://www.lan590 “Siderar logró que se proteja el acero local”, LaNacion.com, 20 de abril de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/135560; LaNacion.com, 24 de abril de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/135994. 591 Cristian Mira, “‘No se construye sin solidaridad’ ”, LaNación.com, 20 de abril de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/217008. 592 El mandatario brasileño, que se encontraba en los Estadoshablar con mi amigo Menem”. Estuvo aquí durante pocas horas, para sorpresa hasta de los diplomáticos argentinos. Véase Joaquín Morales Solá, “Menem se reúne con Cardoso en Brasilia”, LaNacion.com, 29 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/147617.

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s estables; b) tasas de interés a largo plazo no mayores que 2 puntos

de cambio estable, y e) una deuda pública global inferior a 60% del PBI. Véase “Argentina y Brasil

a propuesta de los presidentes era una “fuga hacia

ún problemas instrumentales para perfeccionar la unión aduanera. Mientras esos problemas existieran

identes de los Estados Partes del Mercosur, Asunción, 15 de junio de

r Blanco, “Más socios en el Mercosur”, LaNacion.com, 1º de julio de 1999, link corto:

, donde las metas principales (a partir de 2004) eran: déficit

ñaló que, a diferencia de los brasileños, la Argentina tuvo

593 “Compromiso fiscal para el Mercosur”, LaNación.com, 9 de junio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/141340; “Argentina y Brasil buscan protegerse de otra crisis”, Clarín.com, 8 de junio de 1999, link: http://www.clarin.com/diario/1999/06/08/o-01601d.htm. Debe recordarse que en febrero de ese año, cuando se encontraron Menem y Cardoso en Brasil, la declaración presidencial ya establecía que se debía comenzar a avanzar en el “establecimiento de [...] objetivos comunes, inclusive la coordinación de políticas macroeconómicas”. El tratado de Maastricht, firmado en 1991, pero que no había hecho sino plasmar casi veinte años de un lento trabajo de coordinación, estipulaba los siguientes límites: a) inflación de sólo 1,5 punto más que el nivel de los 3 países másobre las de los tres países con tipos más bajos; c) un déficit presupuestario no superior a 3% del PBI, d) un tipo buscan protegerse de otra crisis”, op .cit. 594 “Compromiso fiscal para el Mercosur”, op. cit.; “Argentina y Brasil buscan protegerse de otra crisis”, op. cit. 595 “Argentina y Brasil buscan protegerse de otra crisis”, op. cit. 596 César Illiano, “Escepticismo sobre el Maastricht regional”, LaNación.com, 9 de junio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/141467. El economista Juan Llach se declaró satisfecho porque había lanzado la idea un año y medio atrás, agregando que si se hubiera hecho en aquel entonces habría ayudado a pasar mejor la crisis. La idea era excelente, porque dejaba de lado el proyecto de dolarización, y constituía un paso en la dirección correcta de profundizar el Mercosur. Llach señaló que era muy importante que la decisión se tradujera en metas de cumplimiento anual, porque eso demostraría que existía voluntad de llevarlo a la práctica. Para Adalberto Rodríguez Giavarini, economista de la Alianza, la propuesta de coordinar políticas les quitaba grado de acción a los que impulsaban la dolarización, siendo en ese sentido una excelente noticia. Consideraba muy positivo que se hubiera puesto la voluntad de coordinar políticas macroeconómicas. En su opinión había que recuperar el tiempo perdido, porque eso debía haber sido el principio del proceso de integración. Y ése era el paso hacia una moneda única, que debía coronar el proceso de integración, y no forzarlo como lo preveía el proyecto de dolarización. Beatriz Nofal, del mismo grupo, sostuvo que de inmediato debía comenzarse a trabajar en la armonización de estadísticas, aconsejando la formación de un comité económico con la segunda y tercera línea de los ministerios de Economía de los cuatro países para hacer el seguimiento del proceso. Para el presidente uruguayo, Julio María Sanguinetti, la propuesta de Menem y Cardoso fue “una gran alegría para Uruguay”, destacando que ese país tenía hoy todos los niveles que se exigían en Maastricht. Por el contrario, Aldo Abram, titular de la consultora Exante, creía que iba a ser bastante difícil fijar metas de déficit fiscal para el año siguiente. La cuestión no tenía otro sentido más que el deseo de cada socio de mantener atado al otro para que no hiciera desbarajustes y lo comprometiera. A su vez, Miguel Bein, de Machinea, Bein y Asociados, expresó que ldelante”. La idea no era mala en sí misma, pero era como tratar de construir el techo sin tener las paredes. Había ano era creíble plantear grandes objetivos estratégicos. Ibid. 597 Comunicado Conjunto de los Pres1999. 598 Javiehttp://www.lanacion.com.ar/144146. 599 Ibid. 600 Ibid. 601 César Illiano, “Pesimista visión del Mercosur”, LaNacion.com, 8 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/144970. 602 “Propuestas flotantes”, LaNacion.com, 8 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/144970. Redrado presentó un programa de coordinaciónfiscal de 2% del PBI; deuda pública de 35% del PBI; tasa de largo plazo de 5% sobre la internacional; inflación de 4%; un margen de fluctuación monetaria (respecto del dólar o canasta de monedas) de 5%, y un déficit de cuenta corriente de 5% del PBI. Ibid. 603 “Brasil denunció por dumping a la Argentina”, LaNacion.com, 14 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/145728. La prensa seun gesto de acercamiento con su principal socio del Mercosur, al subir los aranceles extra zona de 19 a 30 % para algunos productos lácteos. La determinación respondía a un pedido de los brasileños y también se eliminaba toda posibilidad de triangulación. Ibid.

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s Restaino, directivo de la Cámara de Importadores de la República Argentina, explicó que se

ntinos consideraban que esa cifra no explicaba nada, porque el daño a la industria textil

0% de Paquistán y 8% de China. Véase Esnal, “Textiles: quejas s”, op. cit.

e

les,

604 “Salvaguardia textil”, LaNacion.com,14 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/145726. Produjo descontento entre los importadores que los expedientes se hubieran tramitado bajo el rótulo de “reservado”, por lo que no habían podido tener acceso a los datos con los que el gobierno había tomado la medida. Carlohabría asumido que la información de base proporcionada por la Federación de Industrias Textiles de la Argentina era válida, sin verificar ni permitir el acceso a la misma para justificar su validez o la calidad de las fuentes. Ibid. 605 Luis Esnal, “Textiles: quejas brasileñas”, LaNacion.com,, 16 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/145965; Eleonora Gosman, “Protesta brasileña por cupos a la importación”, Clarin.com, 16 de julio de 1999, link http:/www.clarin.com/diario/1999/07/16/o-02501d.htm. Paulo Skaf, presidente de la Asociación Brasileña de la Industria Textil, dijo que la actitud argentina era arbitraria e injustificada, ya que, desde la devaluación, las exportaciones del sector hacia la Argentina habían caído 20%. Los industriales argese venía dando desde 1991. Según cifras argentinas, de los 120 millones de dólares importados en tejidos de algodón en 1998, 15% provino de Brasil, 1brasileña606 Félix Peña, “Las salvaguardias, una herramienta de defensa”, LaNacion.com, 19 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/146376. 607 Ibid. 608 El último artículo de la resolución 70 de Aladi indicaba que “el presente régimen [...] tendrá carácter supletorio respecto de acuerdos de alcance parcial en los que no se adopten normas específicas en materia de cláusulas de salvaguardia, salvo decisión en contrario de sus signatarios”. 609 César Illiano, “Nuevo duelo entre los grandes del Mercosur”, 24 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/146967. En Brasil, algunas voces afirmaban que el país salía perjudicado con el Mercosur. Paulo Nogueira Batista, economista y profesor de la Universidad Getulio Vargas, llegó a decir que la importancia que se le había dado al Mercosur había sido exagerada, y que era “peligroso para el Brasil amarrar sus decisiones económicas a los intereses del Mercosur y la Argentina". Antonio Carlos Magalhaes, principal figura política de Bahía y presidente del Congreso, dijo que “el problema es que el Mercosur le ha quitado mucho más de lo que le ha dado a Brasil”. También otros dirigentes políticos del Nordeste levantaron su voz. El gobernador de Ceará, Tasso Jereisati, declaró: “entre el Mercosur y el Nordeste me quedo con el Nordeste”. Así, el complejo mapa político brasileño y el sistema de alianzas en el que se sustentaba el presidente Cardoso lo impulsaban a mirar todo el mapa brasileño cada vez que debía adoptar decisiones dimportancia para el futuro del plan económico (también vinculado con su potencial político futuro). Véase Luis Esnal, “El aumento de conflictos comerciales entre Brasil y la Argentina deja al Mercosur con una estructura debilitada”, LaNacion.com, 25 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/147097. 610 César Illiano, “Los empresarios argentinos creen que ha llegado la hora de protegerse”, LaNacion.com, 25 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/147099. Jorge Aguado, vicepresidente de Sociedad Macri, grupo con intereses en la Argentina y Brasil, declaró que, frente a lo que pasaba en el mundo, la región debía defenderse. Los países más desarrollados exigían cumplir con el libre mercado, mientras ellos hacían la política que más les interesaba. No podía ser que los fuertes fueran pragmáticos y los débiles principistas. Este razonamiento era común al resto de los empresarios, lo que indicaba que desde el solitario reclamo de la Unión Industrial Argentina, en mayo de 1997 -cuando los países del sudeste asiático comenzaron a devaluar sus monedas- muchas voces se habían sumado para pedir protección. Jorge Zorreguieta, vocero del sector azucarero nacional, sostuvo que tenía que verse el panorama general. En ese momento, se asistía a devaluaciones competitivas y en algunos rubros a una agresión externa. Consideraba perfectamente factible aumentar el AEC. Enrique Mantilla, presidente de la cámara que defendía los intereses de las empresas exportadoras, aseguró que había que tener aranceles con menores dispersiones y armonizados en forma más pareja en la cadena productiva. El AEC del Mercosur estaba lleno de perforaciones, que había que tapar rápidamente. Jorge Giraudo, jefe de Economía Agraria de Sancor, creía que era necesario alguna medida, algún reintegro, o levantar los aranceles externos, porque se estaba expuesto a un mercado muy competitivo, y no habían caído los costos internos. Algo debía hacerse porque se estaba en desigualdad con el mundo. O reducir los costos o dar mayor acceso al crédito. El campo sufría una profunda recesión, por la histórica caída de los precios de los productos primarios en el mercado internacional. A semejanza con los industriaEnrique Crotto, presidente de la Sociedad Rural Argentina, señalaba: “levantar los aranceles es una de las

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se debe hacer, no se puede desproteger tanto. La libertad es para los otros y para nosotros no. Si la

e del Mercosur”, LaNacion.com, 27 de julio de 1999, link

nían relación directa con el

sil. “El proteccionismo argentino está en alta”, alertaba, a su vez, O

ndo “La más grave crisis de la historia del Mercosur”. Ibid. 615 Luis http://ww616 Ibid. tras la de

n, pero fundamentalmente porque el producto adquirió una mayor competitividad con el tiempo. Por esa misma razón Brasil importa

s proveedores externos que se vieron alcanzados por otra salvaguardia, que no afectaba a los países del Mercosur”. Ibid.

con Cardoso en Brasilia”, LaNacion.com, 29 de julio de 1999,

Luis Esnal, “Mercosur: se logró superar la peor crisis”, LaNacion.com, 30 de julio de 1999, link

iesgo el Mercosur”, LaNacion.com, 31 de julio de 1999, link corto: w.lanacion.com.ar/147804.

podría finalizar con la aplicación de la salvaguardia. “No nos han informado de ninguna

la Aladi debe aplicarse uno que sea del

s bloques parlamentarios, incluido

a destruido la industria

cosas queArgentina y Brasil deciden levantarlos, no lo veo como un problema o una mala señal hacia fuera”. Ibid. 611 Luis Esnal, “Brasil pide una reunión urgentcorto: http://www.lanacion.com.ar/147335. 612 Ibid. 613 Luis Esnal, “La Argentina y Brasil siguen firmes en sus posiciones”, LaNacion.com, 28 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/147446. 614 “Un conflicto oportuno para Cardoso”, LaNacion.com, 28 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/147448. “La Argentina hace una jugada electoralista”, tituló una página Folha de Sao Paulo, diciendo que las medidas comerciales tomadas por la Argentina teproceso eleccionario y que buscaban respaldar la acción del gobierno. “Brasil se endurece contra la Argentina”, expresaba Jornal do BraEstado de Sao Paulo. “Brasil suspende negociaciones con la Argentina”, señalaba Gazeta Mercantil, que tituló su tapa anuncia

Esnal, “Cardoso: ‘Las salvaguardias no caben’”, LaNacion.com, 29 de julio de 1999, link corto: w.lanacion.com.ar/147558.

El funcionario de Itamaraty justificó el aumento de las exportaciones brasileñas hacia la Argentina valuación: “Aumentó la exportación de calzados en parte por la devaluació

mucho trigo argentino. Si la Argentina importa más calzado brasileño debe ser porque la oferta brasileña está llenando el lugar de otro

617 Ibid. 618 Joaquín Morales Solá, “Menem se reúnelink corto: http://www.lanacion.com.ar/147617. 619 Ibid. 620 Ibid.; corto: http://www.lanacion.com.ar/147727. 621 Luis Esnal, “Para Brasil, corría rhttp://ww622 Ibid. 623 César Illiano, “Sigue la tensión en el bloque”, LaNacion.com, 31 de julio de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/147805. 624 Ibid. 625 Ibid. El presidente de la Cámara de la Industria del Calzado, Carlos Bueno, informó que la institución había entregado a la Subsecretaría de Comercio Exterior los datos necesarios para que comenzara la investigación quesuspensión -dijo el empresario-, rechazamos la actitud argentina porque Brasil siempre tomó las medidas unilateralmente y nosotros nos enteramos por los diarios. Ahora lo hizo la Argentina y llegó el desmesurado reclamo de Brasil. Si se suspende el sistema de salvaguardias deMercosur”. Ibid. 626 Ibid. “El interés de Siderar es eliminar un competidor que tiene presencia permanente para consolidar su posición monopólica y seguir vendiendo a los precios más altos del mundo”, acusó el representante de la Compañía Siderúrgica Nacional brasileña, Pablo Harfouche. Ibid. 627 “Reclamo de la UIA, con apoyo del Congreso”, LaNacion.com, 5 de agosto de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/148397. La delegación de la UIA estuvo encabezada por su presidente, Osvaldo Rial, a quien acompañaron José de Mendiguren, Alberto Alvarez Gaiani y Héctor Massuh, entre otros. Al término de la reunión, Pierri dijo que se había decidido conformar una comisión legislativa para trabajar en un proyecto de resolución de apoyo a la industria nacional. Pierri añadió que loel justicialista, habían dejado en claro en la reunión que no compartían la posición negociadora del gobierno con Brasil. El diputado Carlos Alvarez, candidato a vicepresidente de la Alianza UCR-Frepaso, sostuvo que la situación que se vivía se debía exclusivamente a la acción de ese modelo, que habínacional y dejado abandonadas a las pequeñas y medianas empresas. Ibid.

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podían competir contra zapatos producidos a costos de real

enero de 1999, demostraba que la explosión de

rasil”, LaNación.com, 10 de septiembre de 1999, link

com.ar/150396.

corto: http://www.lanacion.com.ar/151973. “Se tensa la relación comercial entre la Argentina y Brasil”, op. cit.. nflictos que se multiplican”, LaNación.com, 10 de septiembre de 1999, link corto:

junto de los Presidentes de los Estados Partes del Mercosur, Montevideo, 8 de diciembre

pliada; d) la preservación de las preferencias en

ento de las instituciones a libertad de expresión y un creciente acercamiento cultural entre los países miembros y

l sistema económico debía captar correctamente las señales del mercado y la libre iniciativa a ser el instrumento principal del progreso.

628 “Aplazan la solución de la cumbre del Mercosur”, LaNacion.com, 7 de agosto de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/148654; César Illiano, “La cumbre finalizó con magros resultados”, LaNacion.com, 7 de agosto de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/148655. 629 “Aplazan la solución de la cumbre del Mercosur”, op. cit.; Illiano, “La cumbre finalizó con magrosresultados”, op. cit. La delegación brasileña exigió explicaciones al ministro Fernández, al enterarse por el diario Clarín de presuntas declaraciones suyas ante la UIA, en el sentido de que Brasil podía volver a devaluar el real antes de fin de año, debido a sus dificultades económicas. “Quiero dejar perfectamente claro que yo no he dicho en absoluto que las autoridades brasileñas estén pensando en hacer una devaluación”, replicó el ministro, ante la aprobación de su colega brasileño, Malán. Véase “Aplazan la solución…”, op. cit. 630 César Illiano, “El gobierno juega una carta fuerte en el Mercosur”, LaNacion.com, 5 de agosto de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/148396. Brasil utilizaba un sistema similar para un amplio conjunto de productos comestibles desde 1997, pero ante un fallo en contra del tribunal arbitral del Mercosur (que actuó tras una denuncia argentina), debía desmantelarlo antes del 1º de enero de 2000, fecha fijada por ese organismo como límite para la existencia de licencias no automáticas en el Mercosur. En la reglamentación de la medida, el gobierno argentino indicaba que este sistema de etiquetas sólo se podría usar en el Mercosur hasta el 31 de diciembre de 1999. Brasil había exportado 11 millones de pares de calzado en 1998 a la Argentina y el crecimiento de su presencia en ese mercado ponía en riesgo a los fabricantes locales. Los productores argentinos aseguraban que no devaluado. Los brasileños respondían que el crecimiento de 4 millones de pares importados en 1997 a 11 millones en 1998, antes de la maxidevaluación deexportaciones se dio por una mejora en la competitividad, y no por la devaluación del real. Véase Luis Esnal, “Se tensa la relación comercial entre la Argentina y Bcorto: http://www.lanacion.com.ar/152864. 631 Fernando Henrique Cardoso, “La alianza con la Argentina es permanente”, LaNacion.com, 21 de agosto de 1999, link corto: http://www.lanacion.632 Luis Esnal, “Brasil va a la OMC por la disputa en torno del calzado”, LaNacion.com, 3 de septiembre de 1999, link633 Esnal,634 “Cohttp://www.lanacion.com.ar/152864. 635 Comunicado Conde 1999. 636 Ibid. 637 Ibid. 638 Eleonora Gosman, “Cumbre de Cardoso y De la Rúa por el Mercosur que viene”, Clarín.com, 9 de diciembre de 1999. 639 Ibid. 640 Roberto Lavagna, “¿Tiene consistencia el Mercosur?”, Archivos del Presente, N° 9, julio - septiembre de 1997, pp. 133-143. 641 Lavagna proponía cinco compromisos, los cuales eran por: a) la producción y la competitividad; b) la participación y el trabajo; c) una cooperación económica amun contexto de inserción global creciente; y e) la búsqueda de una sola voz. en los foros internacionales o en los de la región ampliada. Dichos compromisos necesitaban del funcionamidemocráticas, la plensu dirigencia. Eempresaria debí642 María Beatriz Nofal, “Las grandes asignaturas pendientes en el Mercosur. Alternativas ¿Profundización o dilución?”, Boletín Informativo Techint Nº 292, octubre-diciembre de 1997, p. 73. 643 Ibid., pp. 74-77. 644 Ibid., p. 82. 645 Ibid., p. 85. 646 Ibid., pp. 86-87. Unos meses después, Nofal se preguntaba por qué no se avanzaba más rápidamente en la consolidación y profundización del Mercosur, si esto era una prioridad en la agenda de las negociaciones. El hecho podía obedecer a la falta de voluntad política para resignar libertad en el manejo de la política doméstica en aras de la integración. La consolidación requería asegurar el fiel cumplimiento de lo pactado,

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eación de nuevas instituciones económicas en el

mejorar los sistemas de procedimiento y las organizaciones para facilitar la toma de decisiones la administración de justicia a nivel del Mercosur. Véase María Beatriz Nofal, “Obstáculos

Campbell, “Mercosur: hacia el desafío de la moneda única”, Clarín, 24 de abril de 1998, sección

a las Pyme; uso de los encajes y su remuneración para asegurar el crédito y líneas para

s de protección comercial usuales en el mundo (sin arriesgar problemas con OMC ni Mercosur); obtenidos por la venta de acciones de YPF para crear un fondo anticrisis; y acuerdo con ontrolar el gasto y apoyar el comercio externo. Algunas de esta medidas tenían principio

en búsqueda de un equilibrio apropiado”, en Roett (comp.), op.

o Iñíguez, op. cit., p. 536. p. 146-150.

-107.

eiga, “Brasil en Mercosur: influencias recíprocas”, en Roett (comp.), op. cit., p. 49.

293. “La globalización, la Argentina y Brasil”, en Aldo Ferrer y Helio Jaguaribe, Argentina, Brasil

y la globalización. ¿Mercosur o ALCA?, Buenos Aires, F.C.E., 2001, pp. 44-47. 669 Ferrer, op. cit., pp. 56-57. 670 Juan Gabriel Tokatlian, “La comunidad sudamericana”, Archivos del Presente, N° 36, abril-junio de 2005, pp. 91-92. La cita textual es de p. 91. 671 Ibid., p. 93.

mientras que la profundización demandaba acordar conductas sobre asuntos nuevos, tales como coordinación macroeconómica, eliminación de incentivos distorsivos de la competencia y nivelación del campo de juego, apertura recíproca en los mercados de servicios y compras públicas. La solución era de naturaleza institucional: en algunos casos se requería avanzar en la crMercosur, tal como la coordinación macroeconómica con fijación de metas y objetivos. En otros casos implicaba económicas yinstitucionales y económicos para la consolidación y profundización del Mercosur: propuestas”, Boletín Informativo Techint, N° 294, abril-junio de 1998, p. 41-42. 647 JorgeOpinión. 648 Ibid. 649 Jorge Remes Lenicov, “Mercosur: estrategia regional desafiada por la crisis global”, LaNación.com, 14 de febrero de 1999, link corto: http://www.lanacion.com.ar/127933. 650 Ibid. 651 Ibid. Las medidas unilaterales que tenían eficacia y legitimidad eran las siguientes: pago puntual de IVA y reintegros a exportadores; reducción de aportes patronales concentrado sólo en los bienes transables; subsidio de la tasa de interésexportadores a tasa competitiva; rechazo del veto del PEN sobre el impuesto a los intereses; utilización de los instrumentouso de los recursos las provincias para cde ejecución. Ibid. 652 Félix Peña, “Ampliación y profundización: cit., p. 75. 653 Ibid., pp. 85-86. 654 Ibid., pp. 86-87. 655 Ibid., pp. 90-91. 656 Cisneros y Piñeir657 Ginesta, op. cit., p658 Ibid., pp. 106659 Ibid., pp. 96-97. 660 Pedro da Motta V661 Ibid., pp. 50-51. 662 Ibid., pp. 52-55. 663 Ibid., p. 55. 664 Hirst, “La compleja agenda política de Mercosur”, op. cit., pp. 66-67. 665 Ibid.,pp. 68-69. 666 Bouzas, “El Mercosur diez años después...”, op. cit., pp. 183-185. 667 Bouzas y Fanelli, op. cit., pp. 291 y668 Aldo Ferrer,