LUMEN FANZINE

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NOVIEMBRE 2015Nº 3

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ABDUCCIÓNEditorial

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igamos que la izquierda es un lu-gar donde las cosas no están muy claras. Una posición política que,

en este momento histórico, se esfuerza por reconfigurarse y por reestructurar su propio discurso. Digamos también que nos interesa trabajar por ese objetivo. ¿Cómo responder entonces, desde la izquierda, a la interpelación con que la ideología do-minante pretende subyugarnos a propósi-to de los atentados en París?

Consideremos el asunto desde la pers-pectiva de la identificación. Facebook, por ejemplo, se tardó menos de veinticuatro ho-ras en interpelar a sus millones de usuarios para que tiñeran sus perfiles con los colores de la bandera francesa. Con ello buscaba que tomásemos partido por uno de los ban-dos en conflicto y que nos identificáse-

mos con el discurso racionalista occiden-tal que conocemos de sobra: «nosotros, el mundo civilizado, que hemos organizado nuestras repúblicas según los dictámenes de la Razón, hemos sido atacados por fuerzas enemigas cuyas reivindicaciones carecen de todo sustento lógico». El conflic-

to con el Estado Islámico, desde esta perspectiva, no tiene solución. La única salida es la vociferante declaración de guerra, el exterminio del otro.

Para no identificarse con el discurso hegemónico, muchos prefirieron reconocer el conflicto y respondieron al filtro de Facebook publicando en sus muros imá-genes tremendas de niños masacrados en Siria, el Líbano o Irak. Reaccionaron ante la interpelación relativizando el discurso hege-mónico, dejando al descubierto sus intereses de poder inconfesos y puntualizando el revés de la trama: algo viscoso y oscuro como el petróleo se esconde tras el esplendoroso eslogan de la igualdad-libertad-fraternidad del que se ufana occidente.

Pero eso no es sufi-ciente. Para desnaturalizar la ideología dominante no basta con que nos identifi-quemos con el otro, con el dé-bil, con el oprimido. Como las cosas no están muy claras en la izquierda, no tiene senti-do esforzarse por estructurar un discurso totalizante que incluya a la multiplicidad y heterogeneidad de subjetivi-dades excluidas. Aún no es el momento. Debemos ir más allá y comprender que la desna-

turalización radical del discurso del poder implica, hoy día, que nos identifiquemos con el conflicto. No con uno u otro bando, no con opresores ni oprimidos, sino sim-plemente con la confrontación.

Opinar sobre París desde la iz-quierda nos permite puntualizar algo

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Juan Carlos SánchezDirector General, Talleres Lumen

Opinar sobre París desde la izquierda Editorial

«Como las cosas no están muy claras en la izquierda, no tiene sentido esforzarse por estructurar un discurso totalizante que incluya a la multiplicidad y heterogeneidad de subjetividades excluidas.»

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uántas veces hemos querido to-mar alguna clase, taller o curso, pero lamentablemente nos vemos

en el predicamento de no poder rea-lizarlo debido a que los lugares donde se realizan se encuentran muy distantes a nuestro hogar o en horarios que no nos acomodan. O simplemente los ta-lleres culturales que nos gustaría realizar sólo los dan en Santiago.

Es ante esta inquietud que Talleres Lumen ha que-rido descentra-lizar la cultu-ra y ha creado una nueva área llamada E- Lu-men, donde los alumnos, tanto de Santiago

C como de regiones, po-drán tomar cursos onli-ne en la comodidad de su hogar, con la misma calidad que los actuales cursos presenciales, pero con la posibilidad de crear una gran comunidad cultural a lo largo del país al poder interactuar con personas de Arica a Punta Arenas.

Actualmente E- Lumen tienen dis-ponibles tres cursos: Fotografía Digital Básica, Ilustración Digital/ Análoga y Creación Narrativa, las cuales inician sus clases el próximo 8 de diciembre, y muy pronto tendrá disponible los cur-sos de Narrativa Gráfica y Turismo Pa-trimonial. Para conocer un poco más de E- Lumen pueden visitar el sitio web www.e-lumen.cl.

Violeta GilCoordinadora E-Lumen

E-LumenTalleres en la comodidad de tu hogar

mucho más desestabilizador que las oscuras intenciones del racionalismo occidental: bajo la supervalorada igual-dad-libertad-fraternidad no hay nada. Sólo un lugar de enfrentamiento. Los va-lores republicanos que dicen simbolizar los franceses son racionales sólo porque lograron imponerse a la fuerza sobre otros discursos. Por ningún otro motivo.

Identificados con el conflicto —donde ningún discurso es posible— podremos liberarnos de las interpelaciones del po-der y planificar con la cabeza fría las estra-tegias que nos permitan corroer sus bases. Cuando eso ocurra, habremos despejado el camino para construir los cimientos de un nuevo orden social.

Todo a su tiempo.

Viñetas por Gaviota Cercos

Pedagogía Teatral: Aprendiendo a través del juego dramático Camila Luengo,

Profesora de Pedagogía Teatral

Hoy por hoy, al divisar la sala de clases, todo se torna frío, estructurado, casi arcai-co. Es por ello que la Pedagogía Teatral se convierte en algo necesario para los estu-diantes en el desarrollo de sus aprendiza-jes, así como para el profesor en tanto que vehículo conductor de ideas y metodolo-gías. Sin duda, el sistema educativo está

en deuda con cada uno de nosotros: el desgaste horario de una jornada extenuante, la poca esti-mulación física y la mono-tonía de la JEC (jornada escolar completa), hacen de esta forma de entregar el aprendizaje un absurdo. Para todos fue una promesa incumplida que la JEC se dividiera en dos partes, una cla-ramente abocada a las asignaturas clásicas del currículum y otra de talleres extrapro-gramáticos, los cuales irían en búsqueda de desarrollar otras habilidades en los edu-candos. Esto quedó en el olvido y, al finali-zar la jornada, tenemos estudiantes llenos de tedio y profesores cansados.

La pedagogía teatral propone aprender a través del juego dramático, de manera tal que los estudiantes puedan trabajar áreas de expresión vocal/corporal, sensibilización y expresión, aplicando contenidos del respec-tivo sector curricular. La mayoríva de los que se interesan por la pedagogía teatral son

profesores de distintas áreas curriculares, tales como Lenguaje y Comunicación, Matemática e Historia, quienes buscan nuevas metodologías, más lúdicas para los estudiantes, en función de restar aridez a ciertos contenidos que no generan interés dentro de la sala de clases. Es así como el profesor se convierte en un facilitador del aprendizaje, apelando al construccionismo, donde el docente aporta el 50% y el es-tudiante el 50% restante. La aventura de replantearse la forma tradicional de ense-ñar y volcarse a descubrir a través del jue-go dramático una estrategia de aprendizaje, en la mayoría de los casos es exitosa, ya que los estudiantes son sorprendidos y se les quiebra el esquema cotidiano. Claramente podemos insertar la pedagogía teatral en

otros sectores de dimensión terapéutica, tales como el área de orientación o taller de teatro extraprogramático, si hablamos de establecimientos educacio-nales tradicionales, lo cual lo vuelve aplicable a la mayoría de los modelos educativos.

Sin duda existen muchos escépticos que lo ven como algo «futurista», pero está comprobado y valorado por quienes lo vivimos a diario: la pedagogía teatral desarrolla, más allá de lo visible, genera autoestima y confianza, además del apren-dizaje del sector curricular establecido. La invitación está enfocada para cambiar los paradigmas de la educación y generar ins-tancias de aprendizaje innovadoras y cauti-vantes para estudiantes y docentes.

Imágenes tomadas en las sesiones del taller

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dores en general), puede llegar a los niños, y ellos podrán valorar, para sus adentros, la calidad de esa literatura. Porque, de to-dos modos, su crítica no tendrá ninguna influencia en lo que deban leer la próxima vez.

Y a eso hemos llamado, tranquila-mente, Literatura Infantil. Evidentemen-te un eufemismo que esconde la verdad: que los últimos en la cola productiva del sistema literario de la LIJ son los niños.

Razones para esto no faltan, e incluso muchas son bastante lógicas a priori. Pero

la razón fundamental de que llamemos Li-teratura Infantil a algo que de Infantil tiene un porcentaje mínimo es que, digamos lo que digamos, no creemos en los niños. Creemos en nosotros, en los adultos. No importa que hacia donde uno dirija la mirada vea miseria, hambruna, pobreza, guerras, envidia y vio-lencia: seguimos creyendo en que somos los llamados a educar a los que son la esperanza del futuro. ¿Quién nos da ese derecho, el derecho a educar? ¿Quién valida que los adultos son los indicados? Nadie, por supuesto. De hecho, todo lo contrario: una rápida ojeada al mundo actual deslegitima a todos los adultos, porque en mayor o menor medida, son responsables del desastre. Y sin embargo, creemos que tenemos el derecho y el deber de transmitir valores, visiones, conocimiento, historia.

as diversas manifestaciones de la literatura universal han recibido innumerables apellidos. Algunos de ellos son de tipo geográfi-

co: Latinoamericana (escrita por autores latinoamericanos), Griega (por griegos), Africana, etc. Otros apellidos tienen que ver con el contexto histórico en las que surgieron: Antigua (escrita en la Antigüedad), Medieval, Renacentista, etc. Puede, incluso, tener apellidos referentes a un grupo de escritores agrupados bajo características similares: Boom Latinoa-mericano o Beat. En todos los casos, estos apellidos tienen que ver con el con-texto del productor a la hora de es-cribir el libro y nunca con el público destinado a leerlo. De ser así, tendríamos serios problemas para definir, por ejemplo, qué es la Literatura Latinoamericana: ¿escrita por o dirigida a latinoamericanos?

No deja de resultar inquie-tante preguntarse entonces: si los niños comenzaran a escribir sus propias historias y estas fueran justamente va-loradas, publicadas y difundidas: ¿Cómo podríamos llamar a ese tipo de litera-tura, si ya existe el nombre de Litera-tura Infantil? ¿Literatura «Escrita por Niños»? La Literatura Infantil (y la Juvenil por extensión) es el único caso en que el apellido lo da el consumidor y no el productor o su contexto.

Existen variadas definiciones de lo que es o lo que debería ser la Literatura Infantil. A mi parecer, todas están erra-das. Porque la Literatura Infantil, como tal, no existe. Lo que existe es una Litera-tura Escrita por Adultos y Regulada por el Mercado Dirigida a los Padres y Educado-res de los Niños. En caso de gustar esta literatura a los receptores (padres, educa-

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Literatura infantil: El eufemismo del apellido por Andrés Montero

Profesor de Cuentacuentos

«Una rápida ojeada al mundo actual deslegitima a todos los adultos,

porque en mayor o menor medida, son responsables del desastre.»

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Esta revista fue producida por Talleres Lumen y Abducción Editorial (www.abduccioneditorial.com)

diseño: Gwendolyn Stinger

ilustración de portada: Javiera Reszczynski

colofóncolaboradores:

Gaviota CercosCatalina Gallardo

Violeta GilCamila Luengo

Andrés MonteroJuan Carlos Sánchez

editores: Juan Cortés

Francisco Schilling

Yo no pienso así. Pienso que lo que debe-ríamos hacer es sentar-nos a escuchar a los ni-ños, que tienen la mente abierta, que todavía son capaces de imaginar un mundo mejor, que cuando mienten lo hacen porque creen que dicen la verdad («¡Vi al viejo pascuero!»), y que son, en fin, los únicos capaces de decirnos hacia dón-de debería ir el mundo. Pero en vez de eso, les damos nuestra visión del mundo a través de la supuesta Literatura In-fantil. Si los obligamos a ellos a ingresar en nuestros paradigmas (cuyos resultados prácticos, además, son deprimentes): ¿por qué es tan impensable que entremos no-sotros en los suyos, aunque sea como un ejercicio esporádico de humildad y aper-tura? En lo personal, creo que he apren-dido muchísimo más de los niños que de los adultos. De los adultos he aprendido a enten-der el mundo tal y como está; de los niños he aprendido que el mundo no tiene por qué seguir siendo así.

¿Propongo con esto que se eliminen para siempre las historias creadas por adultos para los niños? Por supuesto que no. A mí me encantaban los cuentos que me contaban o leían mis padres cuando era pequeño, y sin duda han colaborado en

que yo sea, hoy en día, un buen lector. Lo mismo le debe ocurrir hoy a los niños de hoy. Tampoco seré tan demagogo como para decir que lo que debe pasar es que los niños derrumben este mundo y construyan uno nuevo. No. Pero sí podemos escuchar-los y hacerlos parte, desde ya, de la construc-ción del mundo en el que vivirán. Después, como siempre, ya será demasiado tarde.

Lumen invita a la función de cierre del Taller de Cuentacuentos del profesor

Andrés Montero.

Sábado 5 diciembre ............ 20.00 hrs

restorán Chancho Seis, huérfanos #3025

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26 profesores • 2.200 alumnos inscritos en el 2015 • 27 cursos

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NUESTR A MISIÓN:Desarrollar el pensamiento crítico, fomentando la participación de jó-venes y adultos en el campo cultural, mediante la distribución de herra-mientas conceptuales y experienciales que permiten decodificar, analizar e interpretar las obras de arte.

NUESTRA UBICACIÓN:

de las claras 0195

8 sesiones • 1 vez a la semana • por 2 meses

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