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Monumentos a los caídos y museos indigenistas usados como espacios de memoria: Modalidades de consumo del patrimonio en los mitos de origen de la identidad étnica vallistas. "...se inscribe, de hecho, en la línea de una tradición preexistente: la de la monumentalidad destinada a los espacios públicos y dedicada a los 'grandes hombres', por medio de la cual, y ya desde la antigüedad, el poder dominante había aspirado a construir una pedagogía del ejemplo." (Massa; 1998, pp. 87) Ahora nos ocuparemos del debate sobre los criterios vallista de preservación del patrimonio monumental, entre distintas versiones que abordan la sacralización de la muerte en la memoria del etnocidio procurado a las parcialidades indígenas durante la conquista española de la región. Aquí discutiremos las motivaciones detrás de los usos dados a las versiones sobre los sentidos otorgados al monumento de las Tres Cruces y los intereses en los modos de cómo hay que consumir y/o comerciar aspectos de la cultura local tales como elementos de la identidad étnica presentes dentro del patrimonio vallista. En tanto reproducciones de un proyecto político mundial de desarrollo patrimonial en los territorios rurales de economías subdesarrolladas, los ideales patrimoniales vallistas transmiten una herencia cultural legitimadora del orden encubierto de poder discernido por los estados nacionales. En este sentido, la formación de identidades locales ha dejado de ser esencial a la reproducción de la lógica de los patrimonios culturales. Como es el caso de las identidades étnicas de los indígenas caídos en la conquista de Valle Fértil, cuya diversidad no ha sido recuperada en la memoria de los vallistas actuales, la preservación ha simplificado estas identificaciones con los diversos grupos étnicos antes presentes en las representaciones locales y, en la actualidad, devenidas en otra ficción más integrante del patrimonio de las sociedades modernas.

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Monumentos a los cados y museos indigenistas usados como espacios de memoria: Modalidades de consumo del patrimonio en los mitos de origen de la identidad tnica vallistas.

"...se inscribe, de hecho, en la lnea de una tradicin preexistente: la de la monumentalidad destinada a los espacios pblicos y dedicada a los 'grandes hombres', por medio de la cual, y ya desde la antigedad, el poder dominante haba aspirado a construir una pedagoga del ejemplo." (Massa; 1998, pp. 87)

Ahora nos ocuparemos del debate sobre los criterios vallista de preservacin del patrimonio monumental, entre distintas versiones que abordan la sacralizacin de la muerte en la memoria del etnocidio procurado a las parcialidades indgenas durante la conquista espaola de la regin. Aqu discutiremos las motivaciones detrs de los usos dados a las versiones sobre los sentidos otorgados al monumento de las Tres Cruces y los intereses en los modos de cmo hay que consumir y/o comerciar aspectos de la cultura local tales como elementos de la identidad tnica presentes dentro del patrimonio vallista. En tanto reproducciones de un proyecto poltico mundial de desarrollo patrimonial en los territorios rurales de economas subdesarrolladas, los ideales patrimoniales vallistas transmiten una herencia cultural legitimadora del orden encubierto de poder discernido por los estados nacionales. En este sentido, la formacin de identidades locales ha dejado de ser esencial a la reproduccin de la lgica de los patrimonios culturales. Como es el caso de las identidades tnicas de los indgenas cados en la conquista de Valle Frtil, cuya diversidad no ha sido recuperada en la memoria de los vallistas actuales, la preservacin ha simplificado estas identificaciones con los diversos grupos tnicos antes presentes en las representaciones locales y, en la actualidad, devenidas en otra ficcin ms integrante del patrimonio de las sociedades modernas.

En Valle Frtil, al igual que en otros municipios aislados y en vas de desarrollo (Benedetti, 2005; Carenzo, 2007; Torres Fernndez, 2009), estos ideales patrimoniales influyen en los sentidos que los vallistas les dan a su herencia indgena en temas histricos controvertidos de la memoria local, convirtiendo a las distintas posiciones ideolgicas sobre el origen tnico de los vallistas en valoraciones fundadas en criterios territoriales acerca de la diversidad tnica local[footnoteRef:1]. Esto quiere decir que, a pesar que la activacin patrimonial involucra representaciones sobre la aparente diversidad de la cultura local, en realidad, los criterios de desarrollo regional fomentan versiones del patrimonio que invisibilizan las identidades tnicas pretritas. As lo vallista representara una tpica identidad territorial ms que una local. Como productor de bienes culturales procedentes de la regin de Valle Frtil y tras el abandono de las identidades localistas, el proyecto multicultural de desarrollo adapta mejor a los habitantes de un territorio al rgimen capitalista de comercializacin de mercancas culturales. [1: Como ya lo han evidenciado los estudios sobre la etnicidad de minoras insertas en sociedades globalizadas (Cardozo de Oliveira, 1975; Ringulet, 1987; Molina Ludy, 1991), las polticas de desarrollo de relaciones multiculturales, en la prctica, celebran la diferencia cultural a costa de un ocultamiento de la desigualdad en las relaciones sociales. ]

Desde un enfoque crtico sobre la tendencia a la activacin patrimonial que caracteriza los procesos de mundializacin contemporneos (Appadurai, 1986; Garca Canclini, 1996; Fortuna, 1998; Rosas Mantecn, 1998), se explicar cmo se construye la identidad vallista a partir de las instrumentalizaciones subjetivas que hacen los propios agentes vallistas imaginando lo que tendran para decir el patrimonio olvidado sobre sus orgenes tnicos. Las distintas estrategias de revaloracin aplicadas al desarrollo de la cultura -en tanto manifestaciones del avance de la sociedad global sobre la local- nos mostraran las particularidades de esta instrumentalizacin en los procesos de transmisin del patrimonio evidentes en las versiones sobre las Tres Cruces.

Siguiendo a Massa (1998) en su estudio sobre la auto-representacin del poder de los estados nacionales en el sentido actualizado otorgado a la muerte en la vida ritual del patrimonio monumental dedicado al soldado desconocido, nos preguntamos sobre cules son los intereses detrs de las distintas propuestas pedaggicas con las que distintos agentes sociales se apropian de un sentido particular de la etnicidad, para interpretar y representarse a s mismos en el Monumento de las Tres Cruces.

A respecto de sto, retomamos la tesis sobre la emergencia de movimientos locales de preservacin aglutinados en torno a intereses intrnsecos de esa sociedad y fundados en mltiples y diversos usos de la historia (Lacarrieu, 1998). Pertinente en el caso que aqu nos convoca sobre las Tres Cruces, la exaltacin de la tipicidad vallista construye un tipo hbrido de soldado desconocido, un indgena del pasado que es tanto cristiano y a la vez rebelde, el protagonista ideal de las memorias vallistas sobre el etnocidio.

As, caracterizaremos dos usos ideolgicos distintos desde donde analizar la memoria sobre la etnicidad vallista pretrita, pero con grandes dificultades para pensar la diversidad tnica asociada a la multiplicidad de un grupo. Desarrollados como cultos patrimoniales al pasado, el pensamiento vallista sobre las Tres Cruces activa pedagogas de construccin del olvido y reconstruye un orden de poder determinado compuesto por diversas ideologas transmitidas por los usos que cada versin hace del monumento. Analizar a las versiones indigenistas y catequistas sobre el origen de las Tres Cruces como brotes posmodernos de inflacin de la historia nos permite discernir la lgica que gobierna la transmisin cultural como un orden anterior a la nocin de patrimonio. A diferencia de la lgica de los patrimonios, en la transmisin de legados culturales, las identidades tnicas y locales no son reducidas a la tipicidad regional, conservando a la etnicidad en su papel fundamental de mecanismo de reproduccin del sistema poltico-social intertnico. En consecuencia, la reproduccin de las identidades tnicas extintas de los indgenas de Valle Frtil se habra desarrollado instrumentalizando diversas versiones culturales, pero como mecanismos integradores de la multiplicidad de procedencias que componen a las herencias culturales.

El objetivo general de este trabajo es analizar el lugar de la etnicidad en la lgica de poder que opera en los sistemas patrimoniales como el monumento de las Tres Cruces. Para ello, primero se indagaran las particularidades de la etnicidad vallista, contrastando los sentidos instrumentales dados a las Tres Cruces con la ideologa que moviliza la transmisin cultural de grupos tnicos organizados sociopolticamente mediante sus etnicidades. Luego, interpretaremos los argumentos comunicados por el Museo Indigenista Pachamalui relacionando sus investigaciones etnolgicas con una reconstruccin memorial de un sentido tnico dado a las Tres Cruces. Para concluir, detectaremos distintos patrones de distribucin y de consumo de bienes culturales en Valle Frtil, a travs de la reproduccin de los controvertidos argumentos indigenistas, vinculndolos a polticas contra-hegemnicas de desarrollo sobre la cultura.

Nuestra hiptesis general seala que los lmites de los proyectos desarrollistas que propician al patrimonio como un recurso econmico a travs de la conservacin de sus particularidades culturales y naturales, implicaran la total integracin global de las comunidades aisladas que, al igual que las etnicidades de los indios pretritos, convoca una demanda social de esos bienes prestigiosos devenidos en mercanca amoldada a una lgica posmoderna del consumo de bienes culturales. Estas estrategias sobre el consumo del patrimonio, incluso las desplegadas por militantes indigenistas -como es el caso de los discursos proferidos por el Museo Pachamalui-, promueven la incursin del parcelamiento de la cultura a la medida que impone su comercializacin, tendiendo a limitar las representaciones sociales acerca de la diversidad cultural tanto como a reducir su mltiple composicin tnica.

En este sentido, seguimos las reflexiones de Godelier (1998) sobre la sacralizacin de los bienes culturales en tanto dones inalienables que se conservan y no circulan. Para nuestro caso de estudio se reafirma la tesis de un pensamiento tradicional repensndose en trminos de la sociedad vallista actual. Desde esta perspectiva, si los distintos patrimonios vallistas funcionan como sustitutos de objetos sagrados y de personas, se sigue que sus versiones sobre el pasado transforman el tipo de artificio incurrido por el pensamiento tradicional en los mecanismo de engao que encubren a las relaciones racionales de sustitucin y equivalencia de la vida social detrs de la fachada aparentemente apoltica del mercado de la cultura. En el pensamiento vallista encontraremos dos tipos de ideologas polticas del patrimonio vallista sobre los monumentos tnicos. La articulacin de estos criterios en mecanismos de valoracin de la cultura dan propiedad a las ideas hegemnicas sobre lo original y lo originario en Valle Frtil: por un lado, una naturalizacin de las relaciones sociales a travs de la sacralizacin de la cultura y, por otro lado, una personificacin de la cultura en la apropiacin que los sujetos sociales hacen de sta.

En definitiva, llama nuestra atencin que tanto unas como otras ideologas sobre la diversidad tnica del patrimonio cultural vallista, sus argumentos parecieran transmitir un sentido en el cual involucra a un slo grupo tnico excluyendo la pluralidad de parcialidades tnicas diferentes. Aunque la evidencia arqueolgica indica la presencia de distintas naciones que convivieron en el Chaj-Paj-Nai, las distintas versiones populares del mito de origen tnico va