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Page 1: LUIS SALAS GARCÍ A cJUU PAPANTCAN · cuyos nombres fueron: Herminia Herrera, Ernestina Ville-gas, ya fallecidas; María Ramos y Esther García, que toda-vía viven, una en el puerto

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LUIS SALAS GARCÍA

cJUUPAPANTCAN

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LA VIDA EJEMPLAR DEDOÑA MARÍA GUTIÉRREZ

He querido transcribir la vida de esta meritoria maes-tra, para que los lectores tengan el placer de saborear, conel peculiar estilo del maestro Márquez, cuál fue la obraimportantemente productiva, aunque corta, de ese enormepilar en que se sustentó el alto prestigio de la educación,durante las dos primeras décadas de este siglo, en la en-tonces llamada villa de Papantla, Ver.

Con certero juicio va eslabonando los conceptos acercade esta educadora entregada a la noble misión de enseñarcon el ejemplo, al mismo tiempo que realiza otras obrasque ponen de relieve su portentosa capacidad organizativa»a la vez que, el espíritu humanitario contenido en su almagenerosa.

Pero dejemos que el hoy desaparecido maestro, evo-que del álbum de sus recuerdos, ¿quién fue? y ¿cómo fue?doña María Gutiérrez.

"La biografía que .voy a tener el gusto de escribir tieneque eer corta, como la de una mujer noble y caritativo cora-zón-, al servicio principalmente, de la instrucción y educa-ción, umbral de la niñez femenina, entre los años 1894 al1919, en cuyo beneficio puso, no sólo los conocimientoscomo profesora normalista, sino sus dotes de organizadoray directora de la escuela principal, entonces «RafaelaLópez Aguado». •

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Profesora María Gutiérrez

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Lo que escribiré en seguida, lo saben las generacionesde madres y abuelas de hoy, quienes seguramente podránponer el visto bueno a lo escrito, tal vez húmedos los ojos,recordando a la maestra para siempre ida.

Doña María Gutiérrez nació en el año de 1876. Suspadres, don Tomás Gutiérrez, de origen español, casadocon doña Mercedes Patino.,

Numerosísimos fueron sus hermanos. La primera ense-ñanza le fue impartida por las profesoras de esa remotaépoca, doña Josefina Trejo y doña Emilia Mars. Segura-mente que en esa época se despertó en María su amor alestudio, pues más tarde, allá por el año de 1889, ingresócomo alumna a la Escuela Normal del Estado, distinguién-dose ya en este glorioso plantel por su dedicación y lafirmeza de su carácter. Después de riguroso examen en elque al terminar leyó un interesante trabajo pedagógico,referente al utópico, pero despertador de nuevas teoríaseducativas, Juan Jacobo Rousseau. María Gutiérrez fue

• aprobada como Maestra por el enérgico jurado, y estandovacante en esta villa entonces, el puesto de directora, y casien completo desbarajuste la escuela de niñas, el Ayunta-miento de esta cabecera, le ofreció la dirección.

Desde este instante se puede apreciar el talento prácti-co, con visión profunda y tesonero empeño, en que la nueva,la resucitada escuela popular, diera todos sus amplios yfructuosos rendimientos. María tuvo especial cuidadoy atingencia, en la selección de su cuerpo de profesoras, yde allí que con ella, se hicieran cargo dos normalistas bienpreparadas y de talento raro. Me refiero a Manuela Con-treras, autora de algunas obras pedagógicas y María Ino-cencia Galván, qué oratorias, plenas de altos pensamientosvastos, se agregan decentados con gallardía y emoción.Aparte de esas normalistas, y teniendo en cuenta el escasopresupuesto, tuvo otras colaboradoras empíricas, pero quea ejemplo de_ la directora, sólo pensaron en cumplir susaltos deberes escolares, en forma abnegada e inteligente,

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cuyos nombres fueron: Herminia Herrera, Ernestina Ville-gas, ya fallecidas; María Ramos y Esther García, que toda-vía viven, una en el puerto de Veracruz y la otra en Jalapa.La escuela era modelo de limpieza física y moral. De tra-bajo, sinceridad, apoyo mutuo, siempre en pro del alum-nado. Que los frutos no se hicieron esperar pueden decirloquienes -sobreviven a dicha época, alguno de éstos nos mos-traba- un herbario con sus clasificaciones y sus cuadernosnutridos de notas escolares.

Como maestra cumplida, competente y enérgica direc-tora,' la biografía podría darse por terminada; pero doñaMaría Gutiérrez tuvo otra personalidad, que aumentada aaquélla, la hace inolvidable, y este fue su altruismo, sucaridad. No dejaba de visitar a sus alumnas si se hallabanenfermas dejándoles dinero hasta para alimentos y medici-nas. Nadie, huérfano o no, que solicitaba auxilio, se iba desu puerta sin ropa, sin pan, sin algo que aliviara sus nece-sidades, y eso que dicha profesora ganaba sólo ochentapesos mensuales, y tenía que recurrir para estas obras asus familiares.

De la vida moral de sus alumnas estuvo pendientesiempre; a quienes vio estudiosas y pobres, como a Con-cepdión Fuente, hija de un primo suyo, y a la .directoraactual del plantel, señorita Josefa Domínguez, ella se em-peñó en que siguieran la carrera de maestras; por lo quelas dos vivieron agradecidas a su memoria.

Y no agotaron en María esta diaria y ruda tarea dedarse por completo a sus deberes, sino que por instinto em-prendió otra caridad general. El Hospital del Centenariocarecía de cocina, de agua potable, sufriendo por esta causaenfermos y personal. Ella, sin dejar sus deberes resolvióel problema. Hizo que se formara un cuadro artístico, quepor medio de representaciones, a las que respondió el pú-blico con fervor, construyó la cocina, compraron instrumen-tos para operaciones, y se hizo el aljibe. Qué buen servicioprestó en aquella época, cuando la ciudad de Papantla

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tenía dificultades para conseguir el agua para lo más indis-pensable, sobre todo en el hospital por el lugar donde estásituado.

Aquel corazón aunque alimentando un cuerpo joven yrobusto, tuvo que agotarse. Doña María murió de un sín-cope en México, el día 2 de diciembre de 1921, a los 45años de edad.

A grandes rasgos he trazado la vida de esta papanteca,cuyo nombre lleva la Escuela Palacio que acaban de cons-truir, el ingeniero Emilio Arronte, como arquitecto y ellicenciado De la Llave, como presidente tenaz e inteligentede la Junta de Mejoramiento Moral, Cívico y Material."

Habremos de aclarar que esta biografía fue escrita porel maestro Márquez, para ser publicada el 15 de septiem-bre de 1960, en la edición especial del diario Norte de laciudad de Poza Rica de Hidalgo, Ver., con motivo de lasBodas de Oro de Papantla como ciudad.

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