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  • El concepto de realismo poltico

    Luis R. Oro TapiaEL CONCEPTO DE REALISMO POLTICO

    Luis R. Oro TapiaEL CONCEPTO DE REALISMO POLTICO

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    Luis R. Oro Tapia (Ovalle, 1966). Es doctor en Filosofa (Universidad de Chile), magster en Ciencia Polti-ca (Universidad de Chile) y licencia-do en Historia (Pontifica Universidad Catlica de Valparaso). Es coautor, junto a Carlos Miranda, del libro Para leer El Prncipe de Maquivelo (RIL editores, Santiago, 2001) y es autor de los libros Qu es la polti-ca? (RIL editores, Santiago, 2003), El poder: adiccin y dependencia (Bric-kle ediciones, Santiago, 2006) y Max Weber: la poltica y los polticos: Una lectura desde la periferia (RIL edito-res, Santiago, 2010).

    Actualmente cumple funciones docentes en la Escuela de Ciencia Poltica de la Universidad Central de Chile y en otras universidades.

    Luis R. Oro Tapia

    El profesor Oro Tapia construye el concepto de realismo poltico a partir de aquellos elementos que son comunes a varios autores de la tradicin occidental, a los cuales l ha estudiado y dedicado algunas publicaciones (Tucdides, Maquiavelo, Carl Schmitt). Este ensayo es el resultado de una serena discusin con los clsicos del pensamiento, los que su autor no slo expone sino que, adems, analiza crticamente y los complementa.

    El desarrollo del libro desde la delimitacin del objeto y el propsito de su investigacin, en sus primeras pginas, hasta su aportacin final sobre el concepto de realidad posee tal claridad en su estructura y estilo de exposicin que el lector no precisa propiamente de ninguna indicacin adicional para su lectura. Por ello las palabras de este prologuista slo pueden dar testimonio de que el autor cumple efectivamente lo que promete en su introduccin y que el lector puede dejarse llevar por el ritmo del propio texto con la seguridad de no perderse en ningn momento y con la conviccin de que su lectura le va a deparar un aprendizaje placentero.

    El autor hace un transparente ejercicio de honestidad intelectual al mostrar en toda su desnudez y sencillez cmo dialoga con los autores clsicos y contemporneos acerca del llamado realismo poltico, cmo los analiza y los critica, cmo los matiza y desarrolla sus definiciones y tipologas y cmo llena las carencias que l observa. El lector encuentra en cada momento lo que necesita para entender el paso siguiente, a la vez que puede constatar cmo lo siguiente completa lo anterior, y, en todo momento, cmo el autor va dando cumplimiento a lo anunciado en sus primeras pginas.

    Joaqun AbellnCatedrtico de Ciencia Poltica

    Universidad Complutense de Madrid

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    IntroduccIn

    El propsito de este libro no es reconstruir filolgicamente la onomasiologa ni la semasiologa de la expresin realismo pol-tico. Por tal motivo, no se inscribe en la denominada historia de los conceptos1 ni en la de los lxicos polticos2, aunque en ms de alguna ocasin me servir tangencialmente de tales estrate-gias de estudio. Mi propsito es, por el contrario, construir un concepto de realismo poltico.

    La expresin realismo poltico es una diccin simple, de uso corriente, pero tras su simplicidad subyace una complejidad que es pertinente explicitar. Dicho de otro modo, se trata de una pre-nocin que es preciso convertir en nocin, y esta hay que cons-truirla a partir de aquella3. Por lo tanto, no se pretende elaborar una nocin ex-nihilo, como a veces suele hacerse en las ciencias duras. Por eso, parto de un supuesto a priori que consiste en acep-tar sin ms la denominacin de realista que reciben ciertos autores y, enseguida, descubrir qu elementos subyacen tras la denominacin tpica. Se trata, entonces, de rescatar y racionali-zar un giro lingstico (realismo poltico) para formalizarlo hasta convertirlo en una nocin. Ello supone disipar el halo de vague-dad que posee la expresin realismo poltico y dotarla de indi-

    1 Cf. Joaqun Abelln, En torno al objeto de la historia de los concep-tos de Reinhart Koselleck. Ensayo incluido en el libro compilado por Enrique Bocardo Crespo: El giro contextual. Cinco ensayos de Quentin Skinner y seis comentarios, Editorial Tecnos, Madrid, 2007, pp. 215-248.

    2 Cf. Quentin Skinner, La idea de un lxico cultural. Ensayo incluido en el libro compilado por Enrique Bocardo Crespo, ibidem, pp. 161- 182.

    3 Cf. Bourdieu, Pierre et al., El oficio del socilogo, Editorial Siglo XXI, Mxico, 1993.

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    cadores (elementos) precisos a fin de que la expresin coloquial devenga en una nocin cientfica. Solo as dejar de ser una diccin poltica y se transmutar en un concepto politolgico.

    La expresin realismo poltico carece de nitidez desde que fue acuada, en 1853, por el profesor Ludwig von Rochau de la Universidad de Frankfurt4. Por eso, es un lugar comn afirmar que tal o cual autor es un realista, pero sin fundamentar la aseve-racin. As, por ejemplo: Irving Louis Horowitz5, Jean Touchard6, Jean Jacques Chevallier7 y Rafael del guila8 entre otros til-dan a Maquiavelo de realista, pero no justifican su adjetivacin. Por cierto, no explicitan en qu radica el realismo de Maquiavelo.

    El motivo de ello se debe, en mi opinin, a que no est con-figurada la nocin de realismo poltico. Dicho en el lenguaje metodolgico de Max Weber9, Giovanni Sartori10 y Robert Merton11: an no est constituido el concepto con sus respec-tivos indicadores. Y expresado en un lenguaje con resonancias metafsicas, habra que decir que an no han sido identificados los elementos (o notas12) que constituyen la nocin. En conse-

    4 Cf. Edward Hallett Carr, La crisis de los veinte aos, 1919-1939. Una introduccin al estudio de las relaciones internacionales, Editorial Cata-rata, Madrid, 2004, p. 155.

    5 Irving Louis Horowitz, La idea de la guerra y paz en la filosofa contem-pornea, Editorial Nueva Visin, Buenos Aires, 1960, p. 70.

    6 Jean Touchard, Historia de las ideas polticas, Editorial Tecnos, Madrid, 1961, pp. 203 y 205.

    7 Cf. Jean Jacques Chevallier, Los grandes textos polticos. Desde Maquia-velo a nuestros das, Editorial Aguilar, Madrid, 1965, p. 34.

    8 Rafael del guila, Historia de la teora poltica, Alianza Editorial, Ma-drid, 1990, tomo V, pp. 84-85.

    9 Cf. Max Weber, Ensayos sobre metodologa sociolgica, Editorial Amo-rrortu, Buenos Aires, 1993, pp. 67-83.

    10 Cf. Giovanni Sartori, La poltica. Lgica y mtodo de las ciencias socia-les, FCE, Mxico, 1984, pp. 283 y ss.

    11 Cf. Robert Merton, Teora y estructuras sociales, FCE, Mxico, 2002, p. 192.

    12 Uso el vocablo nota, en la acepcin que Zubiri otorga a dicha palabra. Las notas, son tales para Zubiri, en la medida en que dan cuenta de algo, es decir, en cuanto notifican de algo. Por consiguiente, hacen patente ese algo. Ese algo tiene realidad extramental, en cuanto est fuera de la men-te del sujeto cognoscente; por lo tanto, es algo que existe con independen-cia de l, y en tal sentido es real. Cf. Xavier Zubiri, Inteligencia y realidad, Alianza Editorial, Madrid, 1984, pp. 201-207.

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    cuencia, no existe un rasero es decir, un referente o parmetro ntido a partir del cual se dirima si corresponde o no calificar a tal o cual autor de realista. Y si es imposible fundamentar di-cho adjetivo, es porque an no se ha disipado la vaguedad de la expresin en cuestin, no obstante su uso reiterado.

    En definitiva, no es posible justificar la denominacin de realista, porque an no est constituida la nocin de realismo poltico. Existe, por lo tanto, un vaco conceptual, motivo por el cual la expresin realismo poltico deviene, en estricto rigor, en un mero flatus vocis. Por consiguiente, urge dotar a dicha diccin de una significacin mnima y para ello es necesario asignarle indicadores precisos a la referida expresin.

    No obstante lo sealado, es pertinente consignar que se han llevado a cabo varios intentos para colmar dicho vaco, pero ellos no han sido del todo satisfactorios13. Sin embargo, existen dos excepciones. Pero son solo parciales. Por cierto, Edward Hallett Carr y, posteriormente, Hans Morgenthau (dos co-nos de la denominada escuela realista) intentaron a mediados del siglo xx dotar de una significacin mnima a la diccin en cuestin. Pero sus contribuciones no llenan el vaco conceptual, aunque sus respectivas reflexiones apuntan en mi opinin en la direccin correcta. En este contexto, merece una mencin especial el valioso trabajo de Pier Paolo Portinaro; pese a que l no apunta a la construccin del concepto, sino que ms bien a abordar desde una perspectiva histrica la semasiologa y poli-ticidad de la expresin en cuestin14.

    Por tal motivo, esta investigacin partir hacindose cargo de la contribucin de Morgenthau, y en menor medida de la de Carr15. Por qu? Porque la de Morgenthau engloba a la de

    13 As por ejemplo los intentos llevados a cabo por Isaiah Berlin (El rea-lismo en poltica, ensayo incluido en el libro de Berlin El poder de las ideas, Editorial Espasa Calpe, Madrid, 2000), John Herz (Realismo po-ltico e idealismo poltico, Editorial gora, Buenos Aires, 1960) y John Vsquez (El poder de la poltica del poder, Ediciones Gernika, Mxico, 1991).

    14 Cf. Portinaro, Pier Paolo, El realismo poltico, Editorial Nueva Visin, Buenos Aires, 2007.

    15 Cf. Edward Hallett Carr, La crisis de los veinte aos, Editorial Catarata, Madrid, 2004, p. 110.

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    Carr y tambin a otras de menor envergadura (debido a su ca-rcter tangencial) como, por ejemplo, la de Isaiah Berlin16.

    Por eso, en el primer captulo se someter a un anlisis q