luciano simón

13
Apuntes sobre “La interpretación de los sueños” Luciano Simón “Die traumdeutung”, su nombre original en alemán, traducida al castellano como “La interpretación de los sueños”, es considerada por su autor Sigmund Freud la piedra angular del psicoanálisis. Si bien sus investigaciones en relación a las neuropsicosis y la causalidad psíquica de algunos fenómenos comenzaron antes de 1900, año en que “La interpretación…” fue publicado, a partir de ese momento es cuando comienza a cobrar mayor fuerza el planteo freudiano. A lo largo de la obra, Freud se propone demostrar que los sueños poseen un sentido, y que el mismo está determinado por aspectos de la vida psíquica, es decir, lo que soñamos no es aleatorio, casual o azaroso. También promueve que el sentido mencionado no es metafísico, tal como se creía fervientemente en otras épocas. Por ejemplo los grandes conquistadores atribuían el sentido oculto de los sueños a mensajes de los dioses, por lo cual incluían en sus séquitos intérpretes de sueños. El caso más célebre es el de Aristandro el adivino griego que acompañó a Alejandro Magno mientras se encontraba asediando con su ejército la ciudad de Tiro. Considerando éste último la posibilidad de replegar sus fuerzas, tuvo un sueño: un sátiro que danzaba sobre un escudo. Para el intérprete el mensaje se hizo evidente, tomó la palabra satyros (sátiro en Griego) y la dividió en dos, sa-Tyros, cuyo significado equivale a “tuya es Tiro”. Efectivamente Alejandro tomó como verdad dicha interpretación y logró quedarse con la ciudad. Si bien en oportunidades Freud sugiere remitir aspectos de la interpretación del relato de sueños a simbolismos universales 1 , no es algo que tome demasiada consistencia, en comparación al valor otorgado a las asociaciones que ofrece quien reconstruye su sueño. Encontramos entonces en el psicoanálisis un contrapunto con las creencias y prácticas existentes hasta ese momento: las claves para descifrar el sentido 1 Por ejemplo, un automóvil como símbolo de lo que puede estar ocurriendo en el análisis: “La imagen escogida para la cura es por regla general la de un viaje, la mayoría de las veces en automóvil, en su calidad de vehículo novedoso y complejo; y entonces la referencia a la velocidad del automóvil deja campo libre a la ironía del paciente”. En Freud, S. (1900) “La interpretación de los sueños” en Obras Completas Volúmenes. IV y V. Amorrortu Editores. pág. 411

Upload: others

Post on 04-Jul-2022

12 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Luciano Simón

Apuntes sobre “La interpretación de los sueños”

Luciano Simón

“Die traumdeutung”, su nombre original en alemán, traducida al castellano como “La

interpretación de los sueños”, es considerada por su autor Sigmund Freud la piedra

angular del psicoanálisis. Si bien sus investigaciones en relación a las neuropsicosis y la

causalidad psíquica de algunos fenómenos comenzaron antes de 1900, año en que “La

interpretación…” fue publicado, a partir de ese momento es cuando comienza a cobrar

mayor fuerza el planteo freudiano.

A lo largo de la obra, Freud se propone demostrar que los sueños poseen un sentido,

y que el mismo está determinado por aspectos de la vida psíquica, es decir, lo que

soñamos no es aleatorio, casual o azaroso. También promueve que el sentido

mencionado no es metafísico, tal como se creía fervientemente en otras épocas. Por

ejemplo los grandes conquistadores atribuían el sentido oculto de los sueños a mensajes

de los dioses, por lo cual incluían en sus séquitos intérpretes de sueños. El caso más

célebre es el de Aristandro el adivino griego que acompañó a Alejandro Magno mientras

se encontraba asediando con su ejército la ciudad de Tiro. Considerando éste último la

posibilidad de replegar sus fuerzas, tuvo un sueño: un sátiro que danzaba sobre un

escudo. Para el intérprete el mensaje se hizo evidente, tomó la palabra satyros (sátiro

en Griego) y la dividió en dos, sa-Tyros, cuyo significado equivale a “tuya es Tiro”.

Efectivamente Alejandro tomó como verdad dicha interpretación y logró quedarse con

la ciudad. Si bien en oportunidades Freud sugiere remitir aspectos de la interpretación

del relato de sueños a simbolismos universales1, no es algo que tome demasiada

consistencia, en comparación al valor otorgado a las asociaciones que ofrece quien

reconstruye su sueño. Encontramos entonces en el psicoanálisis un contrapunto con las

creencias y prácticas existentes hasta ese momento: las claves para descifrar el sentido

1 Por ejemplo, un automóvil como símbolo de lo que puede estar ocurriendo en el análisis:

“La imagen escogida para la cura es por regla general la de un viaje, la mayoría de las veces en automóvil,

en su calidad de vehículo novedoso y complejo; y entonces la referencia a la velocidad del automóvil deja

campo libre a la ironía del paciente”. En Freud, S. (1900) “La interpretación de los sueños” en Obras

Completas Volúmenes. IV y V. Amorrortu Editores. pág. 411

Page 2: Luciano Simón

oculto de los sueños, sólo pueden ser proporcionadas por el soñante. Pero Freud, fiel a

su estilo minuciosamente argumentativo, no sólo esbozó esta postura, sino que a lo

largo de los capítulos de “La interpretación…” se dedicó a demostrar con ejemplos,

incluso de sus propios sueños, la veracidad del determinismo psíquico de los mismos.

De este modo equipara al sueño con otras formaciones del inconsciente tales como los

síntomas conversivos propios de la histeria, las representaciones obsesivas, así como

también los lapsus o equívocos lingüísticos, junto a la producción del chiste y algunos

olvidos.

El aparato psíquico: la primera tópica

Otro de las empeños que Freud mantuvo a lo largo de su vida, fue el de crear teoría.

Tempranamente emprendió la búsqueda de formalización cuando en 1895 en su trabajo

“Proyecto de una psicología para neurólogos” intentó establecer algunas

correspondencias entre la psicología de los seres humanos y aspectos de la

neurofisiología. El resultado no fue demasiado convincente por lo que no se obstinó en

buscar coincidencias entre estas formas del conocimiento, sino que se inclinó hacia una

epistemología diferente. Las elaboraciones del psicoanálisis abandonaron la pretensión

de ser demostradas por medios de validación científica, para autorizarse en la eficacia

de sus construcciones. Es decir, el inconsciente no es algo que pueda ser localizable en

alguna parte del cuerpo, y si lo es no importa demasiado, lo que nos interesa es que no

pueden desconocerse sus efectos, aquello que conocemos como formaciones del

inconsciente. Entonces yendo un paso más allá, Freud intentó formular el

funcionamiento del aparato psíquico, el porqué de sus manifestaciones y el mecanismo

de algunos de sus procesos:

(…) por ahora no existe ningún conocimiento psicológico al que pudiéramos

subordinar lo que cabe discernir en calidad de principio explicativo a partir del

examen psicológico de los sueños. Por lo contrario, nos veremos precisados a

estatuir una serie de nuevos supuestos que rocen mediante conjeturas el edificio

del aparato psíquico y el juego de las fuerzas que en él actúan2.

2 Freud, S. (1900) “La interpretación de los sueños” en Obras Completas Volúmenes. IV y V. Amorrortu

Editores. pág. 506

Page 3: Luciano Simón

En el capítulo VII de “La interpretación de los sueños” presenta el famoso esquema

del aparato psíquico, apodado “del peine” debido a su similitud con este objeto, que

obtiene inspirándose en el modelo de los lentes de un telescopio:

Imaginamos entonces el aparato psíquico como un instrumento compuesto a

cuyos elementos llamaremos instancias o, en beneficio de la claridad, sistemas.

Después formulamos la expectativa de que estos sistemas han de poseer quizás

una orientación espacial constante, al modo en que los diversos sistemas de lentes

de un telescopio se siguen unos a otros. En rigor, no necesitamos suponer un

ordenamiento realmente espacial de los sistemas psíquicos. Nos basta con que

haya establecida una secuencia fija entre ellos, vale decir, que a raíz de ciertos

procesos psíquicos los sistemas sean recorridos por la excitación dentro de una

determinada serie temporal. La serie puede experimentar una alteración en el caso

de otros procesos; queremos dejar abierta esa posibilidad. En lo que sigue, y en

aras de la brevedad, nos referiremos a los componentes del aparato como

«sistemas Ψ».

Lo primero que nos salta a la vista es que este aparato, compuesto por sistemas

tiene una dirección. Toda nuestra actividad psíquica parte de estímulos (internos o

externos) y termina en inervaciones. Por eso asignamos al aparato un extremo

sensorial y un extremo motor; en el extremo sensorial que encuentra un sistema

que recibe las percepciones, y en el extremo motor, otro que abre las esclusas de

la motilidad.

El proceso psíquico trascurre, en general, desde el extremo de la percepción

hacia el de la motilidad. El esquema más general del aparato psíquico tendría

entonces el siguiente aspecto3:

3 Ibídem. pág. 530

Page 4: Luciano Simón

En este primer esbozo Freud ubica el sentido direccional que va de la percepción (P)

a la motilidad (M). A continuación propone que el contenido que ingresa en el aparato

psíquico a partir de las percepciones deja una inscripción a la que denomina “huella

mnémica (Mn)”4.

En este segundo esquema añade las instancias o sistemas Icc y Prcc5. La consciencia

no aparece en el esquema porque es considerada por el padre del psicoanálisis, más que

una instancia independiente, un estado de atención6, una extensión del sistema

preconsciente. De aquello que Freud llama “representaciones-meta” parte una

investidura que permite a éstas asociarse a otras representaciones para ser

consideradas por la atención de la consciencia, originando ilaciones de pensamientos, o

representaciones-meta conscientes. Cuando estas cesan, cobran valor las

representaciones-meta ignoradas o inconscientes. Por ejemplo cuando se le pide a

4 Para Freud a esta altura de sus teorizaciones, las huellas mnémicas son las inscripciones más “profundas”

y la mejor forma que encuentra de plantearlo es a partir de la materialidad simbólica, es decir, como

huellas, trazos de la memoria que se van acumulando en el Icc. Cuando avanza en sus propuestas y

desarrolla la teoría de las pulsiones, las denominadas fijaciones pulsionales, se inscriben no sólo en el

psiquismo, sino también en el cuerpo, por lo que sería una inscripción aún más profunda, que iría más allá

de lo simbólico. Una perspectiva no anula a la otra, pero son diferentes tipos de inscripciones que intentan

responder a una pregunta que podría formularse así: ¿de qué está compuesto el inconsciente?

5 Si bien en el gráfico la abreviatura “Pcc” no incluye la letra “r”, por motivos que desconocemos, en una

nota al pie de la pág. 533 de “La interpretación…” se especifica que dicha letra fue agregada para

diferenciar con claridad Prcc: Preconsciente, de P: Percepción.

6 Incluso llega a llamarlo en una oportunidad “percepción-consciencia”, lo que explica la flecha que se

encuentra en la parte inferior del esquema, es decir que habría percepciones que pasan directamente a

la consciencia.

Page 5: Luciano Simón

alguien que intente librar lo que dice a la asociación libre, estará desentendiéndose de

las representaciones-meta conscientes, para ser comandado por representaciones-

meta-ignoradas, como puede ser un deseo inconsciente. Para Freud “es imposible

establecer un pensar sin representaciones-meta”7. Lo importante de la noción

“representación-meta”, utilizada con frecuencia en “La interpretación de los sueños”, es

que presiden la reflexión, el pensamiento. La idea de representación-meta

(Zielvorstellung), empleada en algunos de sus escritos, no es idéntica a la de

representación (Vorstellung) a secas, que utiliza recurrentemente a lo largo y ancho de

su obra. Una representación designa la cualidad de aquello que es representable, y no

necesariamente posee una meta o fin que las caracterice, sino sólo subsistir en el

aparato psíquico en tanto consciente, preconsciente o inconsciente.

En cuanto a las reglas de funcionamiento de los sistemas, para el inconsciente

propone la denominación “proceso primario”, cuya característica principal es que las

cargas de energía fluyen en forma libre8. En tanto que para el sistema preconsciente-

consciente lo que rige es el “proceso secundario”, en el cual las energías se encuentran

ligadas a las representaciones, es decir, no discurren libremente pasando de una a otra

representación, sino más bien selectivamente acorde a los requerimientos de lo

placentero- displacentero9. Otras leyes propias del sistema inconsciente son: ausencia

del sentido de contradicción y ausencia de temporalidad.

7 Ibídem. pág. 522

8 En “La interpretación de los sueños” Freud, en deslizamientos, parece exagerar el aspecto de lo que hace

a la movilidad de las cargas en el inconsciente: “Mediante la libre transferibilidad de las intensidades y al

servicio de la condensación se forman también representaciones intermedias, compromisos…”. Esta

afirmación resulta un poco paradójica, dado que si en este sistema no hay más que energías libres ¿Cómo

podría una representación inconsciente, tal como el deseo reprimido, investir a una preconsciente? Sin

embargo más adelante, en su texto “Lo inconsciente” de 1910, se expresa menos tajante a este respecto:

“Prevalece en el Icc una movilidad mucho mayor de las intensidades de investidura. Por el proceso del

desplazamiento, una representación puede entregar a otra todo el monto de su investidura; y por el de

la condensación, puede tomar sobre sí la investidura íntegra de muchas otras”. Vemos entonces que pasa

de enunciar una “libre transferibilidad” a una “movilidad mucho mayor” de las investiduras.

9 Lo que luego formaliza como principio de placer y principio de realidad en su texto “Formulaciones sobre

los dos principios del acaecer psíquico” en 1911.

Page 6: Luciano Simón

El trabajo del sueño

Una de las funciones por excelencia del sueño es ser el “guardián del dormir”, esto

es, mantener el aparato psíquico libre de estímulos durante el reposo, función que

mayormente logra cumplir, a excepción de aquellos sueños cuya intensidad es tal que

logran despertarnos. A este respecto Freud expresa:

En cierto sentido todos los sueños son sueños de comodidad; sirven al propósito

de seguir durmiendo en lugar de despertarse. El sueño es el guardián del dormir, no

su perturbador. En otro lugar justificaremos esta concepción respecto de los

factores psíquicos del despertar; pero desde ahora podemos fundamentar su

aplicabilidad al papel de los estímulos objetivos exteriores. El alma no hace caso

para nada de las sensaciones que le sobrevienen mientras duerme, si la intensidad

de esos estímulos y su significado, para ella bien conocido, se lo permiten; o bien

emplea el sueño para ponerlos en entredicho, o, como tercera posibilidad, cuando

no puede menos que reconocerlos, busca interpretarlos de tal modo que la

sensación actual aparezca como parte de una situación deseada y compatible con

el dormir. La sensación actual es entretejida en un sueño para quitarle la realidad.10

Para aplacar o mantener a raya aquello que pueda perturbar el deseo de dormir

aparece el trabajo del sueño como agente de la tarea. Dicha labor consiste en la

transformación del contenido latente, capaz de alterar el descanso, hasta el punto de

dejarlo poco reconocible por el soñante. Queda entonces establecido que el contenido

manifiesto del sueño - lo que puede decir el soñante acerca del sueño- y el contenido

latente –aquello que lo originó- son: “…dos figuraciones del mismo contenido en dos

lenguajes diferentes; mejor dicho, el contenido del sueño se nos aparece como una

trasferencia de los pensamientos del sueño a otro modo de expresión, cuyos signos y

leyes de articulación debemos aprender a discernir por vía de comparación entre el

original y su traducción”11.

10 Ibíd. pág. 245-246.

11 Ibíd. pág. 285

Page 7: Luciano Simón

Entre el original y su traducción situaremos entonces al trabajo del sueño. Como

dijimos, al disponernos a dormir opera el trabajo del sueño: “El estado del dormir

posibilita la formación del sueño por cuanto rebaja la censura endopsíquica”12. La

censura a la que Freud hace referencia es aquella que no permite en la vida de vigilia

que el material inconsciente entre en comercio asociativo directo con la consciencia. En

ocasiones aparece el término “censura” para referirse a la desfiguración que se da en el

trabajo del sueño. No debe confundirse con la barrera de la censura propia de la vida

despierta que se rebaja en el dormir. Habiendo hecho esta introducción expondremos

a continuación los elementos y procesos que componen al sueño en sus orígenes.

Deseo Inconsciente reprimido

Una de las hipótesis fundamentales que sostiene Freud, es que la materia prima del

sueño, el elemento que da inicio a la producción de la experiencia onírica es un deseo

inconsciente reprimido. El mismo intenta manifestarse, y para no perturbar el dormir es

desfigurado por el trabajo del sueño, sólo se expresa parcialmente. Usualmente la

desfiguración es tal que cuesta para el soñante reconocer un deseo reprimido

subyacente al contenido manifiesto del sueño13. Un ejemplo de esto proviene del propio

Freud en el sueño de “la inyección de Irma”, en el que asiste a una fiesta y se encuentra

con la mentada mujer, una paciente suya que había discontinuado su tratamiento. En la

vida de vigilia, el día anterior su amigo Otto le había dicho sobre Irma que no estaba

totalmente curada. En el sueño ella manifiesta a Freud sentir dolores de garganta y

estómago, por lo que se dispone a examinarla y descubre una infección proveniente de

una inyección mal colocada por Otto, quien no tuvo la precaución de usar una aguja

limpia. El sueño es entonces reconocido por el padre del psicoanálisis, como un acto de

venganza contra Otto por haber puesto en duda su capacidad. La moción de deseo

aparece como motor.

Existen dos tipos de cumplimiento de deseo, los sueños infantiles son los que

muestran el cumplimiento de un deseo sin demasiados tapujos:

12Ibíd. pág. 520

13 Salvo los sueños traumáticos de guerra que constituyen una excepción a la teoría del deseo. Esto es

trabajado por Freud en Más allá del principio de placer (1920).

Page 8: Luciano Simón

Hallamos sueños que se presentaban de manera franca como cumplimiento de

deseo, y otros en que éste era irreconocible y a menudo ocultado por todos los

medios. En estos últimos discernimos las operaciones de la censura onírica. A los

sueños de deseo no desfigurados los encontramos sobre todo en los niños; y breves

sueños de deseo francos parecen -recalco esta reserva- ocurrir también en

adultos14.

En el adulto, Freud estima que puede ocurrir algo homólogo al niño, sin embargo

suele ser más habitual que el deseo inconsciente se muestre enmascarado:

La moción inconsciente aprovecha este relajamiento nocturno de la represión

para avanzar con el sueño hasta la conciencia. Empero, la resistencia de represión

del yo no ha sido cancelada en el dormir, sino meramente rebajada. Un resto de

ella permanece como censura onírica y ahora prohíbe a la moción de deseo

inconsciente exteriorizarse en las formas que habrían sido las genuinamente

adecuadas. A consecuencia de la severidad de la censura onírica, los pensamientos

oníricos latentes se ven precisados a consentir variaciones y debilitamientos que

vuelven irreconocible el sentido prohibido del sueño. Esa es la explicación de la

desfiguración onírica, a la que el sueño manifiesto debe sus caracteres más

llamativos. De ahí lo justificado de la tesis: El sueño es el cumplimiento (disfrazado)

de un deseo (reprimido)”15.

El deseo inconsciente, incluso en el adulto es siempre considerado por Freud

descendiente del “material infantil”, es decir, de las inscripciones que provienen de los

estratos más profundos del inconsciente, correspondientes a contenido infantil-sexual

reprimido.

14 Ibíd. Pág. 543

15Freud, S. (1925) “Presentación autobiográfica”. En Obras Completas. Volumen XX. Amorrortu Editores.

pág. 42

Page 9: Luciano Simón

Restos diurnos

Los restos diurnos, tal como su nominación lo expresa, se corresponden a aquel

material proveniente de vivencias cercanas en el tiempo que emergen, en mayor o

menor medida, desfigurados. Se trata de aquellos elementos que aparecen en nuestros

sueños y nos resulta posible ubicar su nexo con personas, situaciones o cosas. Para

formar parte del sueño la condición es que establezcan conexión con el material

inconsciente: “…dentro del preconsciente se lleva a cabo un itinerario de pensamientos

que, abandonado por la investidura preconsciente, ha encontrado investidura desde el

deseo inconciente”16. A su vez, en lo que hace a la conformación de los pensamientos

oníricos, participan también otras representaciones presentes en el preconsciente:

“Absolutamente todo lo que aparece en el pensamiento preconciente puede pasar al

sueño”17.

Condensación y desplazamiento

Los mecanismos de condensación y desplazamiento son considerados por Freud los

primeros dos factores que contribuyen a la desfiguración del sueño, sirviéndose de las

leyes del proceso primario.

La condensación es una noción que trabaja a lo largo de “La interpretación…” aunque

a continuación se reflejará una definición que ofrece en una de sus conferencias:

La primera operación del trabajo onírico es la condensación. Por tal entendemos

el hecho de que el sueño manifiesto tiene menos contenido que el latente y es,

entonces, una suerte de traducción compendiada de este (…) La condensación se

produce porque: 1) ciertos elementos latentes se omiten por completo; 2) de

muchos complejos del sueño latente, sólo un jirón se traspasa al manifiesto, y 3)

elementos latentes que tienen algo en común se aunan en el sueño manifiesto, son

fundidos en una unidad. Si ustedes quieren, pueden reservar con exclusividad el

nombre de «condensación» para este último proceso18.

16 Freud, S. Op. Cit. pág. 584.

17 Ibíd. pág. 279

18 Freud, S. (1915-16) “11° conferencia. El trabajo del sueño” en Obras Completas Tomo XV Amorrortu

Editores. pág. 156

Page 10: Luciano Simón

Tal como Freud lo define, el mecanismo de condensación se dispone a achicar el

contenido que se expresa en el sueño, siendo su forma más ejemplar, habitualmente,

aquella en la que soñamos con una persona que tiene ciertas características tomadas de

distintas personas. Algo así como: “… «X» tenía la cara de mi amigo, pero hablaba con la

voz de mi hermano, y estaba vestido como mi papá”.

El segundo factor, el desplazamiento, es un mecanismo que permite que las catexias

puedan moverse a representaciones asociativamente más lejanas, de aquella a la cual

pertenecía la carga originalmente:

La segunda operación del trabajo onírico es el desplazamiento. (…) Sus dos

exteriorizaciones son: la primera, que un elemento latente no es sustituido por un

componente propio, sino por algo más alejado, esto es, una alusión; y la segunda,

que el acento psíquico se traspasa de un elemento importante a otro inimportante,

de modo que el sueño aparece centrado diversamente y como algo extraño19.

Un tercer factor al que denomina “miramiento por la figurabilidad”, es el que permite

que el sueño aparezca representado en imágenes visuales, siendo significativa su

contribución al trabajo de deformación del sueño.

Regresión

En base a lo desarrollado hasta aquí, es oportuno repasar los caminos de la formación

del sueño. Éste se inicia cuando un deseo inconsciente toma contacto con pensamientos

preconscientes o restos diurnos, que estimulan su fuerza impulsora. Siguiendo el

esquema del peine, si esta conjunción entre el deseo y los pensamientos oníricos

avanzara en sentido progresivo hasta el extremo motor, en el que se ubica la conciencia,

sólo nos mostraría el material de las representaciones, y no el contenido alucinatorio

propio del sueño. Es por ello que ese material, luego de someterse a la desfiguración

propia del inconsciente, condensación y desplazamiento, y encontrarse con la clausura

19 Ibíd. pág. 158

Page 11: Luciano Simón

del mundo exterior debido al estado del dormir, inicia un camino regresivo “de reflujo”

hacia el extremo perceptivo del aparato (regresión temporal). En este sentido es que el

proceso psíquico del sueño tiene un carácter regrediente.

La designación “regresión” describe la característica que hace que, en el sueño las

representaciones vuelven a mudarse al estado de imágenes sensoriales que alguna vez

tuvieron, al ser percibidas (regresión formal), y también la trayectoria regresiva que

emprende el trabajo del sueño, si nos guiamos por la direccionalidad del aparato

psíquico (regresión tópica).

La elaboración secundaria

El cuarto de los factores que favorece a que el contenido latente del sueño se nos

muestre velado, es la elaboración secundaria. Una de las cosas que más se le objetó a

Freud respecto de la interpretación de los sueños, es que una vez que despertamos y

retomamos el curso normal del pensamiento, al intentar reconstruir un sueño, entra en

juego “el miramiento por la coherencia y la inteligibilidad”, esto es, se le intenta dar

forma congruente por lo cual no es una reproducción fiel de lo soñado. Si bien es cierto

que existen elementos acerca de los cuales no puede comprobarse fehacientemente

que hayan sido parte del sueño, Freud alega que considerar en esta reconstrucción

conocida como elaboración secundaria al contenido posiblemente añadido arbitrario o

azaroso, es subestimar el determinismo de lo psíquico. Es decir, más allá que pase por

este cuarto paso en la distorsión del deseo inconsciente, a los fines de la interpretación

conserva su valor el relato del sueño dado que mantiene relación asociativa con lo

inconsciente. Un modo posible de servirse de ello que sugiere Freud es:

En los análisis de sueños con pacientes, suelo someter esta aseveración al

siguiente examen, y nunca falla: Cuando a primera vista el informe de un sueño me

parece de difícil comprensión, ruego al que me lo cuenta que lo repita. Es raro que

lo haga con idénticas palabras. Ahora bien, los lugares en que él modificó la

expresión, que me dan a conocer los puntos débiles del disfraz del sueño, me sirven

Page 12: Luciano Simón

como a Hagen la señal bordada en el vestido de Sigfrido. Por ahí puede comenzar

la interpretación del sueño20.

El mito nórdico al que hace referencia es explicado por Freud en un pie de página:

“Sólo había un punto en el cuerpo de Sigfrido donde éste podía ser herido. Mediante

una treta, Hagen convenció a Crimilda, la única que sabía cuál era, de que bordara una

pequeña cruz en la capa de Sigfrido, en ese punto vital. Allí lo apuñaló luego”. La

diferencia entre los dos relatos de un mismo sueño es para Freud una pista, un indicio.

El uso de la interpretación de los sueños

Algo notorio de “La interpretación…” es su exhaustividad, tanto para referirse al

estado del arte que encontró Freud hasta ese momento, como también para explicar su

propuesta teórica. Este tono minucioso se hace extensivo al análisis que realiza de los

sueños expuestos, donde por momentos pareciera que todos los elementos deben

encontrar una explicación. Por este motivo, algunos aspectos de la técnica del arte

interpretativo pueden sonar algo forzosos, como que todo encajara. Dicha exageración

tal vez se deba a que no había lugar para una enunciación tímida. No obstante, Freud no

se aferra a la idea de obtener interpretaciones punto por punto: “…no se renuncia a

nada asequible cuando se resigna el propósito de una interpretación completa de

sueños”21. Y agrega:

(…) cada moción de deseo que hoy se procura un sueño retornará en otro

mientras no sea entendida ni se sustraiga del imperio de lo inconciente. Así, el

mejor camino para completar la interpretación de un sueño consistirá en dejarlo

para consagrarse al nuevo sueño, que retoma el mismo material en una forma quizá

más accesible. Yo sé que no sólo para el analizado, sino también para el médico, es

mucho exigir que en el tratamiento resigne las representaciones-meta concientes

y se entregue por entero a una guía que sin duda nos aparece siempre

20 Op. Cit. pág. 510

21 Freud, S. (1911) “Sobre el uso de la interpretación de los sueños en psicoanálisis” en Obras Completas

Volumen XII. Amorrortu Editores. pág. 89.

Page 13: Luciano Simón

«contingente». Pero, puedo aseverarlo, uno es todas las veces recompensado si se

resuelve a prestar creencia a sus propias tesis teóricas, venciéndose a sí mismo para

no poner en entredicho la jefatura de lo inconciente en el establecimiento de la

trama.

Abogo, pues, porque en el tratamiento analítico la interpretación de sueños no

se cultive como un arte autónomo, sino que su manejo se someta a las reglas

técnicas que en general gobiernan la ejecución de la cura. Desde luego, en

ocasiones se puede proceder de otro modo y ceder un trecho más al interés teórico;

pero, en tal caso, sabiendo siempre lo que uno hace22.

Quienes hayan hecho la experiencia de un análisis, podrán reconocer el valor que

tienen los sueños en el dispositivo. Lo que en ellos se muestra con insistencia, en forma

idéntica o asumiendo nuevas envolturas formales, los elementos recurrentes, las

asociaciones que se despliegan, los significantes ofrecidos. Todo esto contribuye a que

por más enigmático que parezca, relatar un sueño en análisis puede resultarnos útil para

el trabajo analítico, en la medida que es lo inconsciente lo que halla el camino para

mostrarse y advertirnos acerca de aquello que nos determina desde allí.

Bibliografía

Freud, S. (1900) “La interpretación de los sueños” en Obras Completas Volúmenes. IV y

V. Amorrortu Editores.

Freud, S. (1911) “El uso de la interpretación de los sueños en psicoanálisis” en Obras

Completas Volumen XII. Amorrortu Editores.

Freud, S. (1915-16) “11° conferencia. El trabajo del sueño” en Obras Completas Tomo

XV Amorrortu Editores.

Freud, S. (1925) “Presentación autobiográfica”. En Obras Completas. Volumen XX.

Amorrortu Editores.

22 Ibíd. pág. 90.