lucanor rosana alconchel

2
HISTORIA DE LOS PANDEROS (Diálogo entre dos amigas) Llamá a mi amiga Elena para ver si ella me sacaba de dudas. Llegaba un puente de cuatro días y tenía una gran duda sobre qué hacer. Tenía dos opciones; mi prima Lucía me había llamado para invitarme a ir a pasar esos días al Pirineo y a mi me apetecía bastante por que hacía mucho que no nos veíamos. La otra opción era mucho más formal y aburrida, pero también era una ocasión única; ir a Madrid al teatro aver el estreno de una oópera exclusiva con mis padres. Le conté ambas opciones a mi amiga. -¿A ti qué te apetece más?- dijo Elena - Una es más sencilla y divertida, y la otra más interesante, pero no estoy segura de que me vaya a gustar, y quizá no vuelva a tener esa oportunidad. Entonces mi amiga me contó una historia para sacarme de dudas: “Hace muchos años andaba por la ciudad de Zaragoza un humilde vendedor de panderetas con su carrito recorriendo las calles. Al pasar por el punte de Santiago, una ráfaga de cierzo hizo volar una pandereta y cayó al agua, con tanta puntería que fue a parar al pozo de San Lázaro. La pandereta comenzó a dar vueltas en un remolino hasta que fue tragada por el río. El vendedor, sasombrado, creyó que era un espectáculo muy divertido, así que cojió otra pandereta y la lanzó sobre el mismo lugar, repitiéndose la misma situación. El pobre hombre como hipnotizado siguió lanzando panderetas una tras otra hasta que no le quedó ninguna. Otro hombre que lo había estado observando todo, le dijo: -¡Está usted loco! ¡Ha tirado toda su mercancía! El vendedor respondió: 1

Upload: teresa-losada-romero

Post on 14-Mar-2016

217 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

 

TRANSCRIPT

Page 1: lucanor rosana alconchel

HISTORIA DE LOS PANDEROS(Diálogo entre dos amigas)

Llamá a mi amiga Elena para ver si ella me sacaba de dudas. Llegaba un puente de cuatro días y tenía una gran duda sobre qué hacer.Tenía dos opciones; mi prima Lucía me había llamado para invitarme a ir a pasar esos días al Pirineo y a mi me apetecía bastante por que hacía mucho que no nos veíamos.La otra opción era mucho más formal y aburrida, pero también era una ocasión única; ir a Madrid al teatro aver el estreno de una oópera exclusiva con mis padres. Le conté ambas opciones a mi amiga.

-¿A ti qué te apetece más?- dijo Elena- Una es más sencilla y divertida, y la otra más interesante, pero no estoy segura de que me vaya a gustar, y quizá no vuelva a tener esa oportunidad.

Entonces mi amiga me contó una historia para sacarme de dudas: “Hace muchos años andaba por la ciudad de Zaragoza un humilde vendedor de panderetas con su carrito recorriendo las calles. Al pasar por el punte de Santiago, una ráfaga de cierzo hizo volar una pandereta y cayó al agua, con tanta puntería que fue a parar al pozo de San Lázaro. La pandereta comenzó a dar vueltas en un remolino hasta que fue tragada por el río. El vendedor, sasombrado, creyó que era un espectáculo muy divertido, así que cojió otra pandereta y la lanzó sobre el mismo lugar, repitiéndose la misma situación. El pobre hombre como hipnotizado siguió lanzando panderetas una tras otra hasta que no le quedó ninguna.Otro hombre que lo había estado observando todo, le dijo:

-¡Está usted loco! ¡Ha tirado toda su mercancía!

El vendedor respondió:

-No señor, no estoy loco.Pero vale más un gusto que cien panderos.

Y siguió su camino muy feliz”

-¿Qué quieres decir con eso? – Le pregunté a mi amiga

-Que hagas lo que más te apetezca aunque no siempre sea lo que los demás esperan de ti.

Como me gustó este consejo lo adopte para mi y siempre lo tengo presente:

“Cuando, ante la duda, no se lo que quiero Pienso: vale más un gusto que cien panderos”

1