lucanor cristina sánchez

2
La lamentación inútil. Un hombre de mediana edad salía de un banco llorando desconsoladamente. -¿Qué es lo que he hecho mal? ¿Por qué me pasa esto a mí? Decía para si. Caminaba sin saber muy bien a dónde dirigirse y seguía murmurando lamentaciones. Un muchacho ciego de la asociación ONCE se le acercó y se interesó por el, pues había estado escuchando sus sollozos. -¿Qué le ocurre amigo? El hombre se quedó asombrado de lo que le preguntaba y decidió contarle su problema porque pensó que le vendría bien desahogarse. -He perdido todos mis ahorros, sólo me queda el 10% de ellos, me basta para poder seguir adelante mientras mantenga mi puesto de trabajo pero yo tenia una gran fortuna. ¡Podía permitirme cualquier cosa! Vivía sin preocuparme por mis gastos económicos y nunca sufria ninguna dificultad a la hora de realizar ningun pago. ¿Y ahora que me queda? Un miserable 10% … ¡Con los buenos tiempos que he vivido yo! El vendedor de cupones se quedo asombrado de su historia, y penso alguna manera de hacerle dejar de llorar. -Sabes que, te voy a contar una historia, verás como te hace pensar y no ver las cosas tan crudas. Un caballo de guerra, al que se le presentaban las enfermedades de los mayores de edad, fue enviado para trabajar en una granja en vez de salir para luchar. Pero cuando lo obligaron para transportar la hierba en vez de servir en las guerras, él lamentó su cambio de fortuna y trajo a la memoria su antiguo estado, diciendo: -¡Ay agricultor!, en efecto yo iba a las campañas antes, y yo era alistado elegantemente, y un hombre iba a cepillarme; y ahora no puedo entender lo que me pasó para que me trajeran a la granja en lugar de a la batalla.-

Upload: teresa-losada-romero

Post on 30-Mar-2016

214 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

 

TRANSCRIPT

Page 1: lucanor cristina sánchez

La lamentación inútil.

Un hombre de mediana edad salía de un banco llorando desconsoladamente. -¿Qué es lo que he hecho mal? ¿Por qué me pasa esto a mí? Decía para si. Caminaba sin saber muy bien a dónde dirigirse y seguía murmurando lamentaciones.Un muchacho ciego de la asociación ONCE se le acercó y se interesó por el, pues había estado escuchando sus sollozos. -¿Qué le ocurre amigo? El hombre se quedó asombrado de lo que le preguntaba y decidió contarle su problema porque pensó que le vendría bien desahogarse. -He perdido todos mis ahorros, sólo me queda el 10% de ellos, me basta para poder seguir adelante mientras mantenga mi puesto de trabajo pero yo tenia una gran fortuna. ¡Podía permitirme cualquier cosa! Vivía sin preocuparme por mis gastos económicos y nunca sufria ninguna dificultad a la hora de realizar ningun pago. ¿Y ahora que me queda? Un miserable 10% … ¡Con los buenos tiempos que he vivido yo!El vendedor de cupones se quedo asombrado de su historia, y penso alguna manera de hacerle dejar de llorar. -Sabes que, te voy a contar una historia, verás como te hace pensar y no ver las cosas tan crudas. Un caballo de guerra, al que se le presentaban las enfermedades de los mayores de edad, fue enviado para trabajar en una granja en vez de salir para luchar. 

Pero cuando lo obligaron para transportar la hierba en vez de servir en las guerras, él lamentó su cambio de fortuna y trajo a la memoria su antiguo estado, diciendo:

-¡Ay agricultor!, en efecto yo iba a las campañas antes, y yo era alistado elegantemente, y un hombre iba a cepillarme; y ahora no puedo entender lo que me pasó para que me trajeran  a la granja en lugar de a la batalla.-

-No sigas-, le dijo el agricultor, -soñando con lo que fueron tiempos anteriores, ya que es parte común de todos los mortales sostener los altibajos de fortuna."

El hombre, se quedó perplejo al oir esta historia, y dejó de llorar. Y prosigió el ciego: No debes sentir dolor por el pasado, debes encarar el presente y buscar los mejores métodos para salir adelante. El hombre le dio las gracias por el consejo y se despidieron.

“Aparta y olvida el pasado, Y encara el presente, pues es lo apropiado”