[luc ferry] aprender a vivir filosofia para mentes(bookfi.org)

300
LUC FERRY APRENDER A VIVIR FILOSOFÍA para mentes jóvenes taurus Luc Ferry Es filósofo y un importante punto de referencia de la cultura y el pensa- miento de Francia, donde fue ministro de Juventud, Educación e Investiga- ción entre 2002 y 2004. Su extensa obra ha sido traducida en más de veinticinco países e incluye importan- tes libros como El nuevo orden eco- lógico, El hombre-dios: el sentido de la vida, La sabiduría de los modernos, con André Comte-Sponville, ¿Qué es una vida realizada? y ¿Qué es el hom- bre? (Taurus, 2001), con Jean-Didier Vincent.

Upload: sebastian-castro-fragueiro

Post on 26-Nov-2015

667 views

Category:

Documents


6 download

TRANSCRIPT

  • L U C F E R R Y

    A P R E N D E R A

    V I V I R

    F I L O S O F A p a r a m e n t e s j v e n e s

    taurus

    Luc Ferry

    Es filsofo y un importante punto de referencia de la cultura y el pensa-miento de Francia, donde fue ministro de Juventud, Educacin e Investiga-cin entre 2002 y 2004. Su extensa obra ha sido traducida en ms de veinticinco pases e incluye importan-tes libros como El nuevo orden eco-lgico, El hombre-dios: el sentido de la vida, La sabidura de los modernos, con Andr Comte-Sponville, Qu es una vida realizada? y Qu es el hom-bre? (Taurus, 2001), con Jean-Didier Vincent.

  • APRENDER A VIVIR

  • L U C FERRY

    APRENDER A VIVIR

    FILOSOFA PARA MENTES JVENES

    Traduccin de Sandra Chaparro Martnez

    TAURUS

    PENSAMIENTO

  • Ttulo original: Apprmdre a vivre. Traite dephifasophie l'usage des jeunss gnrations Plon, 2006 De la traduccin: Sandra Chaparro Martnez De esta edicin: 2007, Distribuidora y Editora Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara. S.A. Calle 80 No. 10-23 Telfono (571) 639 60 00 Telefax (571) 236 93 82 Bogot, Colombia

    Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S.A. Av. Leandro N. Alem 720 (1001), Buenos Aires

    Santillana Ediciones Cenerales, S.L. Torrelaguna, 60. 28043, Madrid

    Santillana Ediciones Cenerales, S.A. de C.V. Avenida Universidad 767. Colonia del Valle 03100 Mxico, D.F.

    Diseo de cubierta: C-arri /Snchez / Lacasta

    ISBN: 978-958-704-546-8 Impreso en Colombia - Printtd in Colombia

    Primera edicin en Colombia, abril de 2007

    Todos los derechos reservados. Esta publicacin no puede ser reproducida en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por un sistema de recuperacin de informacin, en ninguna forma ni por ningn medio, sea mecnico, fotoqumico, electrnico, magntico, electroptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.

  • A Gabrielle, Louise y Clara

  • NDICE

    PRLOGO 1 5

    1. QU ES LA FILOSOFA? 2 1

    La finitud humana y el problema de la salvacin ... 23 Filosofa y religin: dos formas antagnica de abordar el problema de la salvacin 26 Las tres dimensiones de la. filosofa: la inteligencia de lo que es (teora), la sed de justicia (tica) y la bsqueda de salvacin (sabidura) 34

    2 . U N EJEMPLO DE FILOSOFA ANTIGUA: EL AMOR A LA

    SABIDURA SEGN LOS ESTOICOS 3 9

    I. Theoria: la contemplacin del orden csmico 42 II. Etica: una forma de justicia que adopta como

    modelo el orden csmico 51 III. Del amor a la sabidura a la prctica de la sabi-

    dura: no hay que temer la muerte, no es ms que un trnsito, porque somos un fragmento eterno del cosmos 56 Unos ejercicios de sabidura para poner en prctica de forma concreta la bsqueda de salvacin 63 Los dos grandes males: el lastre del pasado y los espejismos del futuro 63 Esperar algo menos, amar algo ms 66

  • Alegato a favor del desapego 70 Cuando sobrevenga la catstrofe, yo estar prepa-rado: una idea de salvacin que ha de escribirse en futuro anterior 72

    3 . LA VICTORIA DEL CRISTLANISMO SOBRE LA FILOSOFA

    GRIEGA 7 7

    I. Theona: de cmo lo divino deja de identifi-carse con el orden csmico para encarnarse en una persona: Cristo; de cmo la religin nos invita a limitar el uso de la razn para dejar sitio a la fe 81

    II. Etica: libertad, igualdad, fraternidad o el na-cimiento de la idea moderna de humanidad 95

    III. Sabidura: una doctrina de la salvacin a travs del amor, que nos promete, por fin, la inmorta-lidad personal 103

    4 . EL HUMANISMO O EL NACIMIENTO DE LA FILOSOFA

    MODERNA 1 2 1

    I. Una nueva teora del conocimiento: un orden del mundo que ya no viene dado, sino que ha de ser construido 126

    II. Una revolucin tica paralela a la de la teora: si el modelo que hay que imitar ya no nos viene dado, como ocurra en el caso de la naturaleza en el mundo antiguo, habr que inventarlo de ahora en adelante 131 La diferencia entre animalidad y humanidad segn Rousseau: el nacimiento de la tica humanista 134 Tres grandes consecuencias que se desprenden de esta nueva definicin de las diferencias entre animalidad y humanidad: los hombres son los nicos seres que tienen historia, dignidad e inquietudes morales . . . 143

  • La herencia de Rousseau: una definicin del hombre como animal desnaturalizado 149 La moral kantiana los fundamentos de la idea republicana: la buena voluntad, la accin desinteresada y la universalidad de los valores ... 152 Moral aristocrtica y moral meritocrtica: las dos definiciones de virtud y la revalorizacin moderna del trabajo 157 El cogito de Descartes o los orgenes de la filosofa moderna 165

    III. De la pregunta moral a la cuestin de la sal-vacin: en torno a aquello en lo que ambas esferas no podrn confundirse jams 172

    El surgimiento de una espiritualidad moderna: c-mo pensar sobre la salvacin si el mundo ya no es un orden armonioso y Dios ha muerto ? 174

    LA POSMODERNIDAD: EL CASO DE NIETZSCHE 1 8 1

    I. Ms all de la theoria: un gay saber que se ha desembarazado del cosmos, de Dios y de los dolos de la razn 190

    A. Teora del conocimiento: cmo la genealoga ocupa el lugar de la theoria 192 B. Ontologa: una definicin del mundo como caos

    que no tiene nada de csmico ni de divino . . . . 195 Las fuerzas reactivaso la negacin del mundo sensible: cmo se expresan en la voluntad de ver-dad, tan apreciada por el racionalismo moderno, para culminar en el ideal democrtico 198 Las fuerzas activas o la afirmacin del cuer-po: cmo se expresan en el arte (no en la ciencia) para culminaren una visin aristocrtica del mundo 205

  • II. Ms all del bien y del mal: la moral del inmo-ralista o el culto al gran estilo 209

    La voluntad de poder como esencia ms ntima del ser. Significado verdadero y falso del concepto de voluntad de poder 217 Un ejemplo concreto de gran estilo: el gesto libre y el gesto contenido. Clasicismo y romanticismo . . . 219

    III. Una idea indita de salvacin: la doctrina del amorfati (amor al instante presente, al desu-no), la inocencia del devenir y el eterno retorno 224

    El significado del eterno retorno: una doctrina de la salvacin por fin totalmente terrenal, sin dolos y sin Dios 225 La doctrina del amor fati (amor a lo que es en el presente): huir tanto del lastre del pasado como de las promesas de futuro 231 La inocencia del devenir o la victoria sobre el miedo a la muerte 234

    Crticas e interpretaciones de Nietzsche 235

    TRAS LA DECONSTRUCCIN. LA FILOSOFA

    CONTEMPORANEA 2 4 1

    Una primera posibilidad para la filosofa contem-pornea: seguirla va de la deconstruccin abierta por Nietzsche, Marx y Freud 243 Si la deconstruccin se convierte en cinismo, si su crtica a los dolos sacraliza el mundo tal como es, cmo podemos superarla ? 246 El advenimiento del mundo de la tcnica segn Heidegger: la suspensin de la pregunta por el sentido 250 De la diferencia entre la ciencia moderna y la tcnica contempornea 253

  • El paso de la ciencia a la tcnica: la muerte de los grandes ideales o la desaparicin de los fines en beneficio de los medios 255 Las dos vas que puede seguir la filosofa contem-pornea: convertirse en una disciplina tcnica en el mbito universitario o comprometerse final-mente en la tarea de pensar el humanismo tras la deconstruccin 262 Por qu tras la deconstruccin debemos intentar pensaren construir las bases de un humanismo li-bre de los dolos de la metafsica moderna'? El mate-rialismo en jaque 267

    I. Theoria: hacia una forma indita de pensar la trascendencia 276 De la theoria como autorreflexin 283

    II. Una moral fundamentada en la sacralizacin del prjimo: la divinizacin de lo humano . . 286

    III. Replantear la cuestin de la salvacin: de qu sirve crecer? 291

    La exigencia de un pensamiento ampliado 291 La sabidura del amor 296 El duelo por un ser amado 305

    A MODO DE CONCLUSIN 3 0 9

    NOTAS 3 1 3

    BIBLIOGRAFA 321

  • P R L O G O

    E n los meses posteriores a la publicacin de mi libro Qu es una vida realizada t, varias personas me pararon en la calle para decirme ms o menos esto: Le o un da ha-blar de su obra... todo quedaba muy claro, pero cuando intent leer su libro, no fui capaz de entender nada. Se trataba de una observacin directa, en absoluto agresiva, y que me dej completamente consternado. Me promet a m mismo buscar una solucin, pero no tena ni idea de cmo me las iba a arreglar para lograr, algn da, explicar las cosas con la misma claridad cuando escriba que cuan-do hablaba.

    Una circunstancia concreta me brind la ocasin de volver a reflexionar sobre este asunto. Durante unas vaca-ciones en un pas donde la noche cae a las seis, algunos amigos me pidieron que improvisara un curso de filosofa para padres y nios. Esta tarea me oblig a ir a lo esencial como nunca haba sido capaz de hacerlo antes, prescin-diendo de la ayuda de palabras complicadas, citas erudi-tas o alusiones a teoras que mi pblico desconoca. Poco a poco, a medida que avanzaba en mi relato de la historia de las ideas, me iba dando cuenta de que en las libreras no haba nada parecido al curso que, bien o mal, estaba construyendo sin ayuda de mi biblioteca. Naturalmente,

    1 5

  • APRENDER A VIVIR

    hay historias de la filosofa muy renombradas. Las hay ex-celentes, pero las mejores son demasiado ridas incluso para quienes ya han abandonado el mundo universitario, cunto ms para aquellos que nunca entraron en l! El resto apenas resulta de inters.

    Este pequeo libro es el resultado directo de esas reu-niones entre amigos. Aunque reescrito y completado, mantiene el estilo oral original. El objetivo que me he pro-puesto alcanzar con l es a la vez modesto y ambicioso. Mo-desto, porque va dirigido a un publico de no especialistas, a imagen y semejanza de los jvenes con los que tuve oca-sin de conversar durante aquellas vacaciones. Ambicioso, porque me he negado a hacer la ms mnima concesin a exigencias simplificadoras que podan haberme llevado a deformar la presentacin de las grandes ideas. Siento tal respeto hacia las obras maestras de la filosofa, que no pue-do decidirme a caricaturizarlas por motivos pseudopeda-ggicos. La claridad es una de las condiciones que debe cumplir una obra dirigida a principiantes, pero se debe ob-tener sin destruir el objeto al que se refiere porque si no, perder su valor.

    Por ello, he intentado proponer un curso de iniciacin que, siendo lo ms sencillo posible, no obviara la riqueza y la profundidad de las ideas filosficas. El objetivo que per-sigo no es nicamente proporcionar un aperitivo, un bar-niz superficial o un resumen sesgado por someterme a los imperativos de la vulgarizacin. Se trata ms bien de hacer posible un descubrimiento espontneo de las ideas filos-ficas que pueda cubrir dos tipos de exigencias: las de un adulto que quiere saber qu es la filosofa, pero no preten-de ir necesariamente ms all, y las de un adolescente que eventualmente s desea estudiar filosofa ms a fondo, pero que an no dispone de los conocimientos necesarios para empezar a leer por s mismo a los autores difciles.

    1 6

  • P R L O G O

    sta es la razn por la que he intentado consignar aqu todo lo que considero realmente necesario de la historia de las ideas formulada hasta el presente, una historia que me gustara legar a todos aquellos a los que quiero cuidar, en el sentido antiguo de la palabra, lo que incluye tanto a mi familia como a mis amigos.

    ,Por qu llevar a cabo este intento? En primer lugar, y desde un punto de vista egosta, por-

    que hasta el espectculo ms sublime puede convertirse en motivo de sufrimiento si uno no tiene la oportunidad de tener a su lado a alguien con quien compartirlo. O, di-cho de otra forma, cada da que pasa me doy ms cuenta de que la filosofa no forma parte de eso que vulgarmente llamamos cultura general. Un hombre considerado cul-to, en Francia, por ejemplo, debe conocer la historia de su pas, algunas de las grandes referencias literarias y arts-ticas, saber un poquito de biologa o de fsica, pero nadie le reprochar que no sepa absolutamente nada de Epicte-to, de Spinoza o de Kant. Sin embargo, con el paso de los aos, he ido adquiriendo la conviccin de que estudiar, aunque slo sea un poco de filosofa, es algo de un valor incalculable para todo hijo de vecino, incluidos aquellos para los que nunca ser una vocacin. Y ello por dos razo-nes muy simples.

    La primera es que sin filosofa no se puede entender nada del mundo en que vivimos. Es el tipo de formacin ms clarificadora que existe, bastante ms que la que pro-porcionan las ciencias histricas. Por qu? Simplemente porque la prctica totalidad de nuestros pensamientos, de nuestras convicciones, pero tambin de nuestros valores. se inscriben, sin que nosotros seamos conscientes en todo momento, en el marco de alguna de las grandes visiones del mundo elaboradas y estructuradas por el hilo que re-corre la historia de las ideas. Resulta indispensable com-

    1 7

  • APRENDER A VIVIR

    prenderlas para poder hacerse con su lgica, tener ampli-tud de miras, entender lo que est enjuego, etctera.

    Algunas personas pasan gran parte de su vida anticipan-do las desgracias, preparndose para la catstrofe (la pr-dida de un empleo, un accidente, una enfermedad, la muerte de un ser querido...). Otras, por el contrario, vi-ven aparentemente en la despreocupacin ms absoluta. Pero tanto unos como otros consideran que las cuestiones de este tipo no deben gozar de derecho de ciudadana en la existencia cotidiana, que proceden de un gusto por el morbo que conviene calificar de patolgico. Acaso saben, tanto unos como otros, que estas actitudes hunden sus ra-ces en visiones del mundo cuyos defensores y detractores ya las han explorado con una profundidad inaudita desde los tiempos de los filsofos de la Grecia antigua?

    La opcin por una tica igualitaria y no aristocrtica, la eleccin de una esttica romntica en vez de una clsica, el apego o el desapego hacia las cosas y los seres teniendo en cuenta el hecho de la muerte, la adhesin a ideologas pol-ticas autoritarias o liberales, amar la naturaleza y los anima-les ms que a los hombres, al mundo salvaje ms que a la ci-vilizacin, todas estas opciones y muchas ms formaron parte de grandes construcciones metafsicas antes de con-vertirse en opiniones que se ofrecen, como si de un gran mercado se tratase, al consumo de los ciudadanos. Los de-sacuerdos, los conflictos, las posturas que se adoptaron en los orgenes, siguen estando en la base, lo sepamos o no, de nuestras reflexiones y nuestros propsitos. Estudiarlos has-ta el lmite que est a nuestro alcance, captar sus fuentes ms profundas, supone dotarse de los medios no slo para ser ms inteligentes, sino tambin ms libres. No veo en nombre de qu deberamos privarnos de esta posibilidad.

    Pero, a la vez que ganamos en comprensin, en inteli-gencia respecto a nosotros mismos y a los dems a travs

    1 8

  • PRLOGO

    del estudio de las grandes obras de nuestra tradicin, de-bemos tener presente que de lo que se trata, simplemen-te, es de que pueden ayudarnos a vivir mejor, con ms li-bertad. Muchos pensadores contemporneos lo dicen hoy, cada cual a su manera. En ocasiones uno no filosofa para divertirse; tampoco nicamente para comprender el mundo o entenderse a s mismo, sino para salvar el pelle-jo. A travs de la filosofa podemos vencer los miedos que paralizan nuestra vida, y es un error creer que la psi-cologa podra sustituirla hoy en esta tarea.

    Aprender a vivir, a dejar de temer en vano los diversos rostros de la muerte o, simplemente, aprender a superar la banalidad de la vida cotidiana, el aburrimiento y el tiem-po que pasa, ste fue el primer objetivo que se fijaron las escuelas de la Antigedad griega. Merece la pena enten-der su mensaje porque, a diferencia de lo que sucede en el mbito de la historia de las ciencias, las filosofas del pa-sado nos siguen hablando. He aqu un extremo que ya por s solo merece que le dediquemos una reflexin.

    Cuando se demuestra que una teora cientfica es falsa, cuando se refuta a travs de otra manifiestamente ms ver-dadera, cae en desuso y ya no interesa a nadie (al margen de algunos eruditos). Pero las grandes cuestiones filosfi-cas sobre saber vivir, que se formularon en la noche de los tiempos, siguen estando presentes. Desde este punto de vista, se podra comparar la historia de la filosofa, ms que con la historia de la ciencia, con la historia del arte. Del mismo modo que las obras de Braque o de Kandinsky no son ms bellas que las de Vermeer o Manet, las reflexio-nes de Kant o Nietzsche en torno al sentido o la falta de senudo de la vida no son mejores (ni, por lo dems, peores) que las de Epicteto, Epicuro o Buda. Existen propuestas sobre cmo se puede entender la vida, actitudes que se adoptan ante la existencia que nos siguen hablando a tra-

    1 9

  • APRENDER A VIVIR

    vs de los siglos que nada puede convertir en obsoletas. As, por mucho que las teoras cientficas de Ptolomeo o Descartes estn totalmente superadas y no tengan ya ms inters que el puramente histrico, podemos seguir bebiendo en la sabidura de los antiguos, como podemos seguir amando un templo griego o una caligrafa china que estn igual de vivos en pleno siglo xxi.

    Siguiendo el ejemplo del primer manual de filosofa que se escribiera en la historia, el de Epicteto, este peque-o libro pretende tutear a su lector. Porque va dirigido a un alumno, a la vez real e ideal, que se encuentra en el um-bral de la edad adulta, pero an est ligado al mundo de la infancia. Que no se vea en la familiaridad del tono que empleo menosprecio alguno, sino una forma de amistad o de complicidad que slo puede ir acompaada del tuteo.

    2 0

  • 1

    ; Q u ES LA FILOSOFA?

    A s pues, voy a contarte la historia de la filosofa. No toda, por supuesto, pero s sus cinco grandes momentos. Para cada una de estas etapas te ofrecer como ejemplo una o dos formas globales de ver el mundo o, como se dice a veces, uno o dos grandes sistemas de pensamien-to ligados a una poca, de modo que puedas empezar a leer por ti mismo, si te apetece. Tambin quiero hacerte una promesa de entrada: si te tomas la molestia de seguir-me, acabars sabiendo de verdad lo que es la filosofa. Y tendrs, asimismo, una idea bastante precisa de si te inte-resa o no acercarte ms a ella, por ejemplo leyendo con mayor profundidad a alguno de los grandes pensadores de los que te voy a hablar.

    Desgraciadamente a menos que, por el contrario, sea algo bueno, un ardid de la razn para obligarnos a re-flexionar la pregunta evidente, ;qu es la fi 1 osofa?, es una de las ms controvertidas que conozco. La mayora de los filsofos actuales siguen dndole vueltas sin lograr ponerse de acuerdo en cul es la respuesta.

    Cuando cursaba mis ltimos aos de bachillerato, mi profesor me aseguraba que se trataba simplemente de formar nuestro espritu crtico con vistas a la autonoma, de un mtodo de pensamiento riguroso, de un arle de

    2 1

  • APRENDER A VIVIR

    la reflexin que hunda sus races en una actitud basada en el asombro y el planteamiento de preguntas. Este es el tipo de definiciones que an hoy seguirs encontran-do diseminadas por los manuales de iniciacin.

    A pesar de todo el respeto que me inspiran personal-mente las definiciones de este upo, debo decir que no tie-nen mucho que ver con el fondo de la cuestin.

    Es cierto que es deseable que en filosofa se reflexione. Que, a ser posible, se piense con rigor, en ocasiones incluso siguiendo el mtodo crtico o planteando preguntas. Pero todo eso no es nada, absolutamente nada especfico. Estoy seguro de que a ti mismo se te ocurren muchsimas otras actividades humanas que requieren del planteamiento de preguntas, o en las que uno debe esforzarse por argumen-tar lo mejor que sabe sin que ello implique, en absoluto, que uno tenga que ser filsofo.

    Los bilogos y los artistas, los mdicos y los novelistas, los matemticos y los telogos, los periodistas e incluso los polticos reflexionan y se plantean preguntas. Sin embar-go no son, que yo sepa, filsofos. Uno de los principales defectos del mundo contemporneo es el de querer redu-cir la filosofa a una simple reflexin crtica o, peor an, a una teora sobre la argumentacin. No cabe duda al-guna de que la reflexin y la argumentacin son activida-des altamente estimables. De hecho, resultan indispensa-bles para la formacin de buenos ciudadanos, capaces de participar con cierto grado de autonoma en la vida de la ciudad, eso es cierto. Pero no son ms que medios para al-canzar fines distintos a los de la filosofa, pues esta ltima ni es un instrumento poltico ni un mero punto de apoyo para la moral.

    Voy a proponerte que nos alejemos de esos lugares co-munes y aceptes provisionalmente, hasta que lo veas con ms claridad por ti mismo, otro enfoque.

    2 2

  • -;QL ES LA FILOSOFA?

    Partiremos de una consideracin muy simple, pero que contiene el germen de la pregunta central de toda fi-losofa: el ser humano, a diferencia de Dios si es que Dios existe es mortal o, por decirlo como los filsofos, es un ser finito, limitado en el espacio y en el tiempo. Pero, a diferencia de los animales, es el nico ser que tie-ne conciencia de sus lmites. Sabe que va a morir y que tambin morirn sus seres queridos. No puede evitar ha-cerse preguntas ante una situacin que, a priori, resulta inquietante, por no decir absurda o insoportable. Y, evi-dentemente, sta es la razn por la que en primer lugar se acerca a las religiones que le prometen la salvacin.

    La finitud humana y el problema de la salvacin

    Quiero que comprendas bien esta palabra salvacin y tambin que entiendas cmo las religiones intentan ha-cerse cargo de las cuestiones que suscita. De hecho, lo ms sencillo para empezar a definir la filosofa es, como ten-drs ocasin de comprobar, ponerla en relacin con el proyecto religioso.

    Abre un diccionario y vers que el trmino salvacin c-signa ante todo el hecho de ser salvado, de escapar de un gran peligro o de una gran desgracia. Muy bien. Pero ;de qu catstrofe, de qu espantoso peligro pretenden ayu-darnos a escapar las religiones? Ya conoces la respuesta: evidentemente, se trata de la muerte" Esta es la razn por la que todas se esfuerzan, de modos diversos, por prome-ternos la vida eterna, por asegurarnos que un da volvere-mos a reencontrarnos con aquellos a los que amamos, fa-miliares o amigos, hermanos o hermanas, maridos o esposas, nios o bebs, de los que la existencia terrena, ineludiblemente, nos va a separar.

    2 3

  • APRENDER A VIVIR

    Segn el Evangelio de San Juan, Jess mismo experi-ment la muerte de un amigo, Lzaro, y llor como lo hi-ciera el primer ser humano. Simplemente experiment, como t o como yo, la sensacin de desgarro que nos pro-duce la separacin. Pero, a diferencia del resto de los sim-ples mortales, era capaz de resucitar a su amigo. Y lo hizo, segn El, para demostrar que el amor es ms fuerte que la muerte! En el fondo, este mensaje es lo esencial de la doctrina crisdana de la salvacin: para aquellos que aman, para aquellos que confan en la palabra de Cristo, la muer-te no es ms que una apariencia, un trnsito. A travs del amor y de la fe, podemos obtener la inmortalidad.

    Hay que reconocer que esta idea tranquiliza bastante. En efecto, despus de todo, qu es lo que deseamos? No estar solos, ser comprendidos, amados, que no nos sepa-ren de nuestros seres queridos; resumiendo, no morir y que ellos tampoco mueran. Ahora bien, la vida real acaba frustrando un da u otro todas estas esperanzas. Por eso, hay quien busca la salvacin poniendo su confianza en un Dios y unas religiones que le aseguran que la alcanzar.

    Por qu no, si uno lo cree y tiene fe? > Pero para aquellos que no estn convencidos, para los

    que dudan de la verdad de estas promesas, el problema si-gue ah. Y es justamente ah donde la filosofa, por as de-cirlo, toma el relevo.

    La muerte en s este aspecto es crucial si quieres en-tender lo que es el campo de la filosofa no es una reali-dad tan sencilla como por lo general se suele creer. No se limita a ser el fin de la vida, un cese ms o menos brutal de nuestra existencia. Para tranquilizarse, ciertos sabios de la Antigedad afirmaban que no se trataba de un asun-to sobre el que fuera necesario reflexionar porque ha-ba dos opciones: o bien estoy vivo y entonces la muerte por definicin no est ah, o bien hace acto de pre-

    2 4

  • QL ' ES I FILOSOFA?

    sencia y tambin por definicin yo ya no estoy ah y no puede inquietarme. En estas condiciones, por qu apurarse ante este problema intil?

    Siendo honesto, debo decir que este razonamiento es un poco pobre. Porque la verdad es que la muerte, en con-tra de lo que sugiere este antiguo adagio, muestra rostros bien distintos, al ser su presencia paradjicamente perceptible en toda su extensin en el corazn mismo de la vida ms llena de vida.

    Pues bien, he ah lo que en un momento u otro ator-menta a ese desgraciado ser finito que es el hombre, porque slo l es consciente de que su tiempo es limita-do, de que lo irreparable no es una ilusin, y puede que le haga bien reflexionar sobre lo que debe hacer en su corta vida. Edgar Poe, en uno de sus poemas ms famosos, en-carn esta idea de la irreversibilidad del curso de la exis-tencia en un animal siniestro, un cuervo encaramado en el alfizar de una ventana, que slo saba decir y repetir una nica formula: Nevermore (nunca ms).

    Lo quei Poe quera decir con esta imagen es que la muer-te pertenece al mbito del nunca ms. Es, en el seno mis-mo de la vida, lo que nunca volver, lo que irreversiblemen-te sustituye a un pasado que uno no ene oportunidad alguna de recuperar algn da. Puede tratarse de unas vaca-ciones de nuestra infancia, de lugares o de amigos de los que uno se aleja para no volver, del divorcio de nuestros pa-dres, de las casas o las escuelas que una mudanza nos obliga a abandonar, o de miles de cosas. Aunque no se trate de la desaparicin de un ser querido, todo aquello que pertenece al mbito del nunca ms forma parte del registro de la muerte.

    Si lo consideras desde este punto de vista, vers qu lejos est la muerte de poder definirse exclusivamente como el final de la vida biolgica* Conocemos infinidad de encarnaciones suyas que aparecen en el bello seno de

  • APRENDER A VIVIR

    la existencia misma y cuyos mltiples rostros acaban por inquietarnos, a veces incluso sin que seamos del todo conscientes de elloJPara vivir bien, para vivir en libertad, para ser capaces de experimentar felicidad, generosidad y amor debemos, en primer lugar y ante todo, vencer el te-mor o, mejor dicho, los temores, ya que las manifestacio-nes de lo irreversible son diversas.

    Pero es precisamente en este punto donde existe entre religin y filosofa una discrepancia fundamental.

    ' Filosofa y religin: dos formas antagnicas de abordar el problema de la salvacin

    Cmo funcionan en la prcuca las religiones de cara a la suprema amenaza que, segn ellas, nos ayudarn a su-perar? En lo esencial, a travs de la fe. En verdad es ella y slo ella la que puede hacer recaer sobre nosotros la gra-cia de Dios. Afirman que si tienes fe en El, Dios te salvar, y de ah que ante todo exijan humildad que, a sus ojos (y esto es algo que no dejan de repetir los mejores pensado-res cristianos, desde san Agustn a Pascal), es lo contrario de la arrogancia y la vanidad propias de la filosofa. Por qu lanzar esta acusacin contra el pensamiento libre? Pues simplemente porqu la filosofa tambin pretende salvarnos, si no de la muerte misma, al menos de la angus-tia que nos inspira, pero recurriendo slo a nuestras propias fuerzas y con la sola ayuda de la razn. He ah, al menos des-de un punto de vista estrictamente religioso, el orgullo fi-losfico por excelencia, la insufrible audacia ya percepti-ble en los primeros filsofos, los de la Grecia antigua, muchos siglos antes de Jesucristo.

    Al no lograr creer en un Dios salvador, el filsofo es, ante todo, aquel que cree que conociendo el mundo,

    2 6

  • Q U ES LA FILOSOFA?

    comprendindose a s mismo y a los dems en la medida que nos lo permite nuestra inteligencia, se puede llegar a superar los miedos, pero ms que desde una fe ciega, des-de la lucidez.

    En otras palabras, si las religiones se definen a s mis-mas como doctrinas de salvacin a travs de Otro, por la gracia de Dios, podramos definir los grandes sistemas fi-losficos como doctrinas de la salvacin por uno mismo, sin la ayuda de Dios.'

    As, Epicuro defina la filosofa como una medicina para el alma1 cuyo objetivo ltimo era hacernos com-prender que no se debe temer la muerte. Esta idea compendia todo el programa filosfico que su discpulo ms destacado, Lucrecio, expusiera en su poema De la na-turaleza de las cosas:

    Ante todo es preciso dar caza y destruir ese miedo al Aque-ronte [el rio de los infiernos] que, penetrando hasta lo ms hondo de nuestro ser, envenena la vida humana, todo lo colo-rea con la negrura de la muerte y no permite que ningn placer subsista limpio y puro.

    Y todo esto se aplica igualmente a Epicteto, uno de los mayores representantes de otra escuela filosfica de la Grecia antigua de la que te voy a hablar en un instante, el estoicismo, que acabar reconduciendo iodos los interro-gantes planteados por la filosofa a una misma y nica fuente: el miedo a la muerte.

    Escuchemos, por un instante, cmo se dirige a su disc-pulo intercambiando con l algunas observaciones:

    Tienes claro, le dice, que el origen de todos los males para el hombre, de la abyeccin, de la bajeza, es [...] el mie-do a la muerte? Adistrate contra ella; que a ello tiendan

    2 7

  • APRENDER A VIVIR

    todas tus palabras, todas tus lecturas, todos tus estudios y lle-gars a saber que es el nico medio que existe para hacer li-bres a los hombres2.

    Volvemos a encontrar el tema en Montaigne, en su fa-moso adagio segn el cual filosofar es aprender a mo-rir; pero tambin en Spinoza, en sus bellas reflexiones sobre el sabio que muere menos que el loco, en Kant, cuando se pregunta qu nos cabe esperar, e incluso en Nietzsche mismo, cuyo pensamiento se reencuentra en la inocencia del devenir con algunos de los elementos ms profundos de las doctrinas sobre la salvacin elucu-bradas en la Antigedad.

    No te inquietes si estas alusiones a los grandes autores an no te dicen nada. Es normal, puesto que ests empe-zando. Volveremos sobre cada uno de estos ejemplos para clarificarlos y explicitarlos.

    Por el momento, lo nico que importa es que entien-das por qu, en opinin de todos estos filsofos, el miedo a la muerte nos impide vivir bien. No es slo que genere angustia. A decir verdad, la mayor parte del tiempo ni si-quiera pensamos en ella, y estoy seguro de que no te pasas los das meditando sobre el hecho de que los hombres son mortales. Pero si dotamos el problema de mayor pro-fundidad, parece que la irreversibilidad del curso de las cosas, que es una forma de muerte en el corazn mismo de la vida, amenaza todos los das con arrastrarnos hacia una dimensin del tiempo que corrompe la existencia: la del pasado donde se alojan los grandes destructores de la felicidad que son la nostalgia y la culpabilidad, el arre-pentimiento y los remordimientos.

    Quiz me digas que basta con no pensar en ello, que podemos intentar aferramos a los recuerdos ms felices, en vez de rememorar los malos momentos.

    2 8

  • ; Q L ES LA FILOSOFA?

    Pero, paradjicamente, puede que el recuerdo de los instantes de felicidad nos saque insidiosamente del mun-do de lo real. Porque, con el tiempo, los rememoramos como pertenecientes a un paraso perdido que hace que, sin darnos cuenta, nos sintamos tan atrados por el pasado que nos impida gozar del presente. . Como vers en las pginas que siguen, los filsofos

    griegos crean qu el pasado y el futuro son los dos males que pesan sobre la vida humana, los dos focos de los que surgen todas las angustias que acaban echando a perder la nica dimensin de la existencia que merece la pena vi-vir, simplemente porque se trata de la nica real: la del instante presente. Les gustaba subrayar que el pasado ya no es y el futuro an no es y que, por tanto, vivimos casi toda nuestra vida entre recuerdos y proyectos, entre la nostalgia y la esperanza? Pensamos que seramos mucho ms felices si finalmente consiguiramos esto o aquello, zapatos nuevos o un ordenador ms potente, otra casa, ms vacaciones, otros amigos... Pero a fuerza de lamentar lo pasado o de esperar lo que est por venir acabamos por desperdiciar la nica vida que merece la pena ser vivida, la que surge del aqu y del ahora, y que seguramente no sabemos apreciar como se merece.

    De cara a estos espejismos que corrompen el placer de viyir, qu nos prometen las religiones?

    ^Que ya no debemos tener miedo porque nuestros mayo-res deseos se vern colmados, que podemos vivir el presen-te tal y como es, incluso esperando un futuro mejor, que existe un Ser bondadoso e infinito que nos ama por enci-ma de todo. As, El nos salvar de la soledad, de la separa-cin de aquellos otros seres queridos que, aunque desapa-rezcan un da de esta vida, nos estarn esperando en otra.

    Qu hay que hacer para ser salvados de esta manera? Bsicamente, basta con creer, pues es en el mbito de la

    2 9

  • APRENDER A \T\IR

    fe donde opera la alquimia por la gracia de Dios. De cara a Aquel que ellos consideran el Ser supremo, Aquel del que todo depende, nos invitan a adoptar una actitud que resumen en dos palabras: confianza fides, en latny humildad.

    Esta es la razn por la que consideran que la filoso-fa, que invita a recorrer el camino contrario, raya en lo diablico.

    Partiendo de este punto de vista, la teologa cristiana se adentra en una reflexin profunda sobre las tentaciones del diablo. El demonio, a menudo descrito por una Igle-sia deseosa de afianzar su autoridad (y en contra de lo que sugiere la imaginera popular), no es aquel que nos apar-ta en el plano moral del buen camino, apelando a la debi-lidad de la carne. Es el que, en el plano espiritual, hace todo lo posible por separarnos (diabolos significa en griego el que separa) del vnculo vertical que liga a los autnti-cos creyentes con Dios, salvndolos de la desolacin y la muerte. El diabolos no se contenta con enfrentar a los hombres entre s, haciendo, por ejemplo, que se odien o se declaren la guerra, sino que y esto resulta an ms grave separa al hombre de Dios y le libera as de todas las angustias que la fe no ha logrado sanar.

    Un telogo dogmco considera que la filosofa (ex-cepto si se trata de una filosofa completamente subordi-nada a la religin y a su entero servicio, si bien en este caso ya no sera autntica filosofa...) es la obra del diablo por excelencia, porque incita a los hombres a apartarse de sus creencias para usar su razn, su espritu crtico y, al hacer-lo, adentrarse sin darse cuenta en el mbito de la ^da^ que es el primer paso para alejarse de la tutela divina.

    En las primeras pginas de la Biblia, en el relato del Gnesis, como recordars, es la serpiente la que juega el papel del Maligno cuando lleva a Adn y Eva a dudar de la

    3 0

  • QU ES FILOSOFIA?

    bondad de los mandamientos divinos que les impedan tocar el fruto prohibido. Si la serpiente quera que los dos primeros seres humanos se hicieran preguntas y proba-ran la manzana era con el nico fin de que desobedecie-ran a Dios, porque saba que al separarlos de El podra in-fligirles todos los tormentos inherentes a la vida de los simples mortales. Es en el momento de la cada, de la expulsin del paraso original donde nuestros dos hu-manos vivan felices, sin miedo alguno, en armona tanto con la naturaleza como con Dios cuando aparecen las primeras formas de angustia. Todas ellas estn ligadas al hecho de que tras esa cada, a su vez directamente vin-culada a la duda sobre la pertinencia de los mandatos divi-nos, los hombres se convierten en mortales.

    1 La filosofa todas las filosofas, por my distintas que sean las respuestas que intentan aportar tambin pro-mete ayudarnos a escapar de estos miedos primitivos. Comparte con las religiones, al menos en origen^ la con-viccin de que la angustia nos impide vivir bien: no es ya que nos impida ser felices, es que tampoco nos deja ser li-bres. Este es, como he intentado mostrarte por medio de algunos ejemplos, un tema omnipresente entre los prime-ros filsofos griegos: uno no puede ni pensar en actuar li-bremente cuando est paralizado por esa inquietud sorda que genera, por muy inconsciente que sea, el miedo a lo irreversible. Se trata, por tanto, de invitar a los seres hu-manos a salvarse.

    1 Pero, como ya habrs comprendido a estas alturas, esa salvacin no puede proceder de Otro, de un ser trascen-dente (lo que significa exterior y superior a nosotros), debe provenir de nosotros mismos. La filosofa quiere que nos aclaremos recurriendo a nuestras propias fuerzas, con la simple ayuda de la razn o que, al menos, aprendamos a utilizarla como es debido, con audacia y firmez. A esto es

    3 1

  • APRENDER A VIVIR

    a lo que, con toda seguridad, se refera Montaigne cuando, hablando de la sabidura de los antiguos Filsofos griegos, nos aseguraba que filosofar es aprender a morir.

    As pues, toda filosofa est abocada a ser atea? No puede haber una filosofa cristiana, juda, musulmana? Y si puede existir, en qu sentido? Dicho de otra manera, qu estatuto debemos otorgar a grandes filsofos que como Kant o Descartes fueron creyentes? Por otro lado, puedes preguntar por qu rechazar las promesas que ha-cen las religiones? Por qu no aceptar con humildad el sometimiento a las leyes de una doctrina de la salvacin en la que est presente Dios?

    Por dos razones principales que se encuentran ya, sin duda, en los orgenes de toda filosofa. ^ En primer lugar, y sobre todo, porque la promesa que nos hacen las religiones para calmar la angustia produci-da por la muerte, a saber, aqulla segn la cual somos in-mortales y vamos a reencontrarnos tras la muerte biolgi-ca con aquellos a los que amamos es, como si dijramos, demasiado bonita para ser cierta. Tambin demasiado bo-nita y asimismo muy poco creble es la imagen de un Dios que sera como un padre para sus hijos. Cmo conciliar-la con la insoportable repeticin de masacres y desgracias que amenazan con aplastar a la humanidad? Qu padre dejara a sus hijos en el infierno de Auschwitz, de Ruanda, de Camboya? Un creyente dira, sin duda, que es el precio que hay que pagar por la libertad, que Dios ha hecho a los hombres libres y que no se le debe imputar el mal que ellos mismos generan. Pero qu decir de los inocentes? Qu decir de los millares de nios pequeos martiriza-dos en el curso de la comisin de innobles crmenes con-tra la humanidad? Un filsofo acaba por poner en duda que las respuestas que ofrecen las religiones basten3. Siem-pre termina por pensar algo ms o menos parecido a que

    3 2

  • -QL E E-S FILOSOFA?

    la fe en Dios, fundamentada en el rechazo, en la necesi-dad de consuelo, nos puede hacer perder en lucidez lo que nos hace ganar en serenidad. Siempre teniendo pre-sente que respeta a los creyentes. No pretende necesaria-mente que estn equivocados, que su fe sea absurda ni, mucho menos, tener la certeza de la inexistencia de Dios. Cmo, por otra parte, podra demostrarse que Dios no existe? Lo que ocurre simplemente es que carece de fe, eso es todo, y en estas condiciones se ve abocado a buscar en otra parte, a pensar de otra manera.

    f Pero hay ms. El bienestar no es el nico ideal sobre la tierra. La libertad es otro. Y si la religin calma la angustia convirtiendo la muerte en una ilusin, se arriesga a hacer-lo al precio de la libertad de pensamiento. Porque siempre exige que, en mayor o menor medida, y como contrapar-tida al sosiego que pretende procurar, se abandone la ra-zn para hacer sido a la fe, que se abandone el espritu cr-tico para poder creer/Quiere que seamos, de cara a Dios, como nios pequeos, no como adultos a los que, en lti-mo trmino, no ve sino como razonadores arrogantes.

    Filosofar en lugar de creer supone, en el fondo al menos desde el punto de vista de los filsofos, que eviden-temente no es el de los creyentes, preferir la lucidez al confort, la libertad a la fe. En verdad se trata, en cierto sentido, de salvar el pellejo, pero no a cualquier precio.

    Puede que me preguntes por qu, si en lo esencial la fi-losofa no es sino una bsqueda de la vida buena ms all de la religin, una bsqueda de salvacin sin Dios, se la pre-senta con toda naturalidad en los manuales como el arte del bien pensar, del desarrollo del espritu crtico, de la re-flexin o la autonoma individual. Por qu la comunidad poltica, la televisin, la prensa, la reducen tan fcilmente a un compromiso moral que enfrenta, en el mbito del mun-do tal y como es, a lo justo con lo injusto? Acaso el filsofo

    3 3

  • APRENDER A VIVIR

    por excelencia no es quien comprende lo que es, para des-pus implicarse e indignarse ante los malos empos que corren? Qu lugar debemos acordar a estas otras dimen-siones de la vida intelectual y moral? Cmo conciliarias con la definicin de filosofa que acabo de esbozar?

    Las tres dimensiones de la filosofa: la inteligencia de lo que es (teora), la sed de justicia (tica) y la bsqueda de salvacin (sabidura)

    Aunque la bsqueda de una salvacin al margen de Dios est en el corazn de todo gran sistema filosfico, aun-que ste sea su objetivo final y ltimo, no se podra alcan-zar sin pasar por una reflexin profunda en torno a la inte-ligencia de lo que es lo que, por lo general, solemos denominar teora y de lo que debera ser o lo que habra que hacerlo que habitualmente llamamos ca4.

    La razn es fcil de entender, k Si la filosofa, al igual que las religiones, hace de la refle-

    xin sobre la finitud humana su fuente ms originaria, del hecho de que nosotros, simples mortales, tenemos los das contados y que somos los nicos seres en el mundo plena-mente conscientes de ello se desprende que no podamos eludir la cuestin de qu debemos hacer en ese tiempo li-mitado. A diferencia de los rboles, las ostras o los conejos, no dejamos de hacernos preguntas sobre nuestra relacin con el tiempo, sobre cmo debemos emplearlo o en qu debemos ocuparlo, tanto si es por un lapso breve, la hora o la maana que viene, como si se trata de un periodo ms largo, el mes o el ao en curso. Inevitablemente, quiz con ocasin de una ruptura, de un suceso brutal, acabamos preguntndonos qu hacemos, qu podramos o debera-mos hacer con toda nuestra vida.

    3 4

  • ; Q l ES FILOSOFA?

    - En otras palabras, la ecuacin mortalidad + concien-cia de ser mortal es un cctel que contiene el germen de todos los interrogantes filosficos" Filsofo es aquel que, ante todo, piensa que no estamos aqu de turismo, para divertirnos. O, mejor dicho, aunque en contra de todo lo que acabo de afirmar, acabara llegando a la conclusin de que lo nico que merece la pena ser vivido es la diver-sin, esta certeza ser el resultado de un pensar, de una reflexin y no de un reflejo condicionado. Lo que implica que ha tenido que recorrer tres etapas: la de la teora, la de la moral o la tica y, finalmente, la correspondiente a la conquista de la salvacin o la sabidura.

    Simplificando, se podra formular as el proceso: lo primero que hace la filosofa por medio de la teora es hacerse una idea del terreno dejuego, adquirir un co-nocimiento mnimo del mundo en el que se va a desa-rrollar nuestra existencia-;Qu parece ser hostil o amis-toso, peligroso o til, armonioso o catico, misterioso o comprensible, bello o feo?fei la filosofa consiste en la bsqueda de la salvacin, en la reflexin en torno al tiempo que va transcurriendo y que es limitado, no pue-de por menos que comenzar por hacerse preguntas so-bre la naturaleza del mundo que nos rodea. Toda filoso-fa digna de tal nombre parte, por tanto, de las ciencias naturales que nos desvelan la estructura del universo' la fsica, las matemticas, la biologa, etctera, pero asimis-mo de las ciencias histricas que arrojan luz sobre la his-toria de los hombres. Aqu no entra nadie que no sea un gemetra, deca Platn a sus discpulos refirindose a su escuela, la Academia, y despus de l, ninguna filo-sofa ha pretendido jams economizar medios a la hora de obtener conocimientos cientficos. Pero debemos ir ms lejos y preguntarnos tambin por los medios a nues-tro alcance para conocer. Por lo tanto la filosofa inten-

    3 5

  • .APRENDER A VIVIR I

    ta, ms all de las consideraciones que forman parte de las ciencias positivas, comprender la naturaleza del co-nocimiento mismo, entender los mtodos de los que se sirve. Por ejemplo: cmo descubrir las causas de un fe-nmeno? Pero tambin se fija en los lmites de la disci-plina. Otro ejemplo: se puede demostrar la existencia de Dios?

    Estas dos preguntas, la de la naturaleza del mundo y la referente a los instrumentos de los que dispone la huma-nidad para llegar a conocer, tambin constituyen una par-te esencial de la vertiente terica de la filosofa. Pero, evidentemente, adems de por el terreno de jue-go, por el mundo y la historia en los que transcurrir nues-tra vida, debemos preguntarnos por el resto de los seres humanos, por aquellos con los que nos ha tocado jugar Y no es ya por el hecho de que no estemos solos, sino por-que, como demuestra algo tan simple como la educacin, no podemos subsistir tras nacer sin la ayuda de otros hu- ^ manos, para empezar de nuestros padres. Cmo vivir con los dems, qu reglas de juego adoptar, cmo comportar-nos de forma vivible, til, digna, de forma simplemente justa en nuestras relaciones con los dems? De esta cues-tin se ocupa la segunda parte de la filosofa, una parte ya no terica sino prctica que deriva, en un sentido amplio, de la esfera de la tica.

    Pero para qu conocer el mundo y su historia, para qu esforzarse en vivir en armona con los dems? Qu fi-nalidad o qu sentido tienen todos esos esfuerzos? Ade-ms, hay que buscarle un sentido? Todas estas preguntas, J junto algunas otras del mismo tenor, nos remiten a la ter-cera esfera de la filosofa, la que se ocupa, como ya habrs podido deducir, de la salvacin o de la sabidura. Si la filo-sofa etimolgicamente es amor (philo) a la sabidura (sophia), debera autoanularse para dejar sitio, en la medi-

    36

    ]

  • Q U ES LA FILOSOFA?

    da de lo posible, a la sabidura misma, que es, sin duda, el fundamento de todo filosofar. Pues ser sabio no consiste, por definicin, en amar o buscar el ser. Ser sabio supone simplemente vivir sabiamente, feliz y libre en la medida de lo posible, tras vencer, finalmente, los miedos que la fi-nitud despierta en nosotros.

    * * *

    Como esto est adquiriendo un tono muy abstracto, soy consciente de que no servira de nada seguir explo-rando la definicin de filosofa sin ilustrarla con ayuda de un ejemplo concreto, un ejemplo que te permitir ver en accin las tres dimensiones (teora, tica y bsqueda de la salvacin) de las que estamos hablando.

    Quiz lo mejor sea adentrarnos sin tardanza en el meo-llo de la cuestin y empezar por el principio, remontndo-nos a los orgenes, a las escuelas de filosofa que florecieron en la Angedad. Te propongo que analicemos la primera gran tradicin de pensamiento: aquella que, pasando por Platn y Aristteles, halla su expresin ms acabada, o al menos la ms popular, en el estoicismo. Comenzaremos por ah. Despus podremos continuar explorando juntos los momentos ms destacados de la filosofa. Lo que nos permitir comprender asimismo por qu y cmo se pasa de una visin del mundo a otra. Ser porque la respuesta pre-cedente no nos basta, porque ya no nos convence, porque otra prevalece sobre ella sin discusin posible, porque en realidad existe ms de una respuesta?

    Esto te permitir comprender que la filosofa, una vez ms al revs de lo que tiende a ser una opinin muy gene-ralizada y falsamente sutil, ha avanzado bastante ms en el desarrollo del arte de plantear preguntas que en el de di-sear respuestas. Y, como podrs apreciar part mismootra

    3 7

  • .APRENDER A \ T \ I R

    de las promesas cruciales de la filosofa, precisamente porque se mueve fuera del mbito de lo religioso y no de-pende de la verdad de ningn Otro, las respuestas que ofrece son profundas, apasionantes y, con esto lo digo todo, geniales.

    3 8

  • 1

    U N EJEMPLO DE FILOSOFA ANTIGUA: EL

    AMOR A LA SABIDURA SEGN LOS ESTOICOS

    E m p e c e m o s por un poco de historia para que, al me-nos, puedas hacerte una idea del contexto en el que nace la escuela estoica.

    La mayor parte de los historiadores coinciden en afirmar que la filosofa vio la luz en Grecia en torno al si-glo vi a. C. A este surgimiento se le suele denominar el mi-lagro griego, puesto que el nacimiento tan sbito de una disciplina resulta sorprendente"! En efecto, qu ocurra antes del siglo VI a. C. y en otros lugares, en otras civili-zaciones ajenas a la griega? A qu se debi esta brusca aparicin?

    Se puede discutir extensamente sobre esta cuestin con grandes y elaborados argumentos. Sin embargo, creo que hay dos respuestas bastantes sencillas.

    '' La primera es que lo que predominaba en todas las ci-vilizaciones anteriores o ajenas a la Antigedad griega eran las religiones que, por decirlo de algn modo, ocu-paban el Jugar propio de la filosofa? Eran stas las que conservaban el monopolio de las respuestas aportadas al tema de la salvacin, de los discursos pensados para cal-mar la angustia nacida de nuestro sentido de la mortali-dad. As lo confirma la pluralidad casi infinita de cultos cuyo rastro hemos podido reconstruir mejor o peor. Sin

    3 9

  • APRENDER A VIVIR

    duda, los hombres buscaron su salvacin durante mucho tiempo no en el ejercicio de la razn, sino en la protec-cin de los dioses.

    En cuanto a la cuestin de por qu esta bsqueda adopt un da, en Grecia, la forma de una tarea racio-nal, al margen de las creencias religiosas, parece que la naturaleza democrtica (al menos en parte) de la organi-zacin poltica de la comunidad pudiera haber tenido algo que ver, porque en ella se favorecan (como en nin-guna otra antes) la libertad y la autonoma reflexiva de las lites. En sus asambleas, los ciudadanos griegos haban adquirido el hbito de discutir, de deliberar, de argumen-tar sin cesar en pblico, lo que, ciertamente, es una tradi-cin republicana que favorece la aparicin de un pensa-miento libre, exento de las constricciones vinculadas a los distintos cultos religiosos.

    As, desde el siglo a' a. C. existan ya en Atenas numero-sas escuelas filosficas. La mayora de las veces eran cono-cidas por el nombre de los lugares donde radicaban. Por ejemplo, el padre fundador de la escuela estoica, Zenn de Citio (h. 334-262 a. C.), enseaba bajo unos prticos cubiertos de pinturas. De aqu procede la palabra estoicis-mo, que sencillamente proviene del vocablo griego stoa, que significa prtico.

    Las lecciones que daba Zenn bajo los famosos prti-cos eran gratuitas y pblicas.Obtuvieron un eco tan con-siderable que sus discpulos siguieron impartiendo sus enseanzas despus de su muerte.

    El primer sucesor de Zenn fue Cleantes de Assos (h. 331-230 a. C.), y el segundo Crisipo de Soles (h. 280-208 a. C.). Son los tres grandes nombres de lo que se conoce como el estoicismo antiguo. A excepcin de un breve poema de Cleantes, el Himno a Zeus, no conservamos prcticamente nada de las famosas obras redactadas por

    4 0

  • U N EJEMPLO DE FILOSOFA ANTIGUA; EL AMOR A IA SABIDURA SEGN LOS ESTOICOS

    los primeros estoicos. No conocemos su pensamiento ms que de forma indirecta, a travs de autores muy posterio-res (especialmente de Cicern).

    El estoicismo se revitaliz en la Grecia del siglo a. C. y volvi a florecer, por tercera vez, mucho ms tarde, en Roma. A diferencia de las obras pertenecientes a las dos primeras etapas, conocemos bien las correspondientes a este ltimo periodo. Ya no son producto de filsofos que se iban sucediendo a la cabeza de la escuela en Atenas, sino de un miembro de la corte imperial romana', Sneca (h. 8 a. C.-65 d. C.) que fue preceptor y ministro de Ne-rn, de un profesor, Musonio Rufo (25-80) que ense-aba estoicismo en Roma y fue perseguido por el mismo Nern, de Epicteto (h. 50-130) un liberto cuyas ense-anzas, bsicamente orales, nos han sido transmidas por sus discpulos (especialmente Arriano) y que es el autor de dos libros que han pervivido a lo largo de los siglos: las Disertaciones y el Manual y, por ltimo, del mismsimo emperador Marco Aurelio (121-180). "

    Quisiera hacerte ver a travs de algunos aspectos fun-damentales cmo una filosofa (en este caso el estoicis-mo) puede responder al desafo de la salvacin de forma muy distinta a la de las religiones; cmo puede ser capaz, sin ms ayuda que la de la simple razn, de aportar solu-ciones ante la necesidad que tenemos de vencer los mie-dos que nacen de la finitud. Me ceir a los tres grandes ejes teora, tica y sabidura de los que te he venido hablando. Tambin conceder mucho espacio a las citas de los grandes autores. Soy consciente de que tal vez ha-gan algo incmoda la lectura, pero resultan esenciales para que aprendas a ejercer, lo ms rpidamente posible, tu espritu crtico. Es preciso que te acostumbres a verifi-car siempre por mismo si lo que se te dice es cierto o no. Por eso resulta necesario que, siempre que sea posible, re-

    4 1 '

  • .APRENDER A VIVIR

    curras a la lectura de los textos originales, sin contentarte jams con meros comentarios.

    I. THEORIA: LA CONTEMPLACIN DEL ORDEN CSMICO

    Debemos conocer el mundo que nos rodea para poder encontrar nuestro lugar en l, para aprender a vivir e ins-cribir en l nuestras acciones. Como ya te haba dicho, he ah la primera tarea de la filosofa.

    En griego, esta tarea adquiere el nombre de theoria. Mere-ce la pena que nos detengamos a examinar la etimologa del concepto2. To theion o ta theia oraosignifica yo veo lo divino (theion), yo veo las cosas divinas (theia). Y, en efecto, para los estoicos la theoria consiste en esforzarse por contemplar aquello que de divino tiene la realidad que nos rodea. Di-cho en otras palabras, la primera tarea que debe imponerse la filosofa es la de ver lo esencial del mundo, lo que hay en l que sea ms real, ms importante, ms significativo. Ahora bien, para la tradicin que culmina en el estoicismo, la esen-cia ms ntima del mundo es la armona, el orden justo y bello a la vez, que los griegos denominaban cosmos.

    Si quieres hacerte una idea precisa de a qu llamaban los griegos cosmos, lo ms fcil es que te imagines que todo el universo es un ser ordenado y animado. En efecto, para los estoicos la estructura del mundo, o si lo prefieres, el orden csmico no es slo un todo magnficamente orga-nizado, sino que es tambin un orden anlogo al de cual-quier ser viviente. En el fondo, el mundo material, el uni-verso entero, es como un animal gigantesco y cada uno de sus elementos, cada rgano, ha sido admirablemente con-cebido y dispuesto armnicamente en el conjunto. Cada parte del Todo, cada miembro de ese cuerpo inmenso, ocupa el lugar exacto que debe y, a menos que ocurra una

  • U N EJEMPLO DE FILOSOFA .ANTIGUA: EL AMOR A I SABIDURA SEGN LOS ESTOICOS

    catstrofe (que las hay de vez en cuando, pero slo duran un tiempo y todo vuelve enseguida a estar en orden), fun-ciona en el sentido que le es propio, impecablemente, sin defectos, en armona con los dems. He ah lo que la theo-ria debe ayudarnos a desvelar y a conocer.

    En muchas lenguas latinas, el trmino cosmos ha dado origen entre otras palabras a cosmtica. Originalmente, sta haca referencia a la ciencia relava a la belleza de los cuerpos que deba basarse en la justeza de las proporcio-nes. Despus se ha aplicado al arte del maquillaje que debe realzar lo que est bien hecho (y disimular en su caso aquello que lo est menos). Es a este orden, al cosmos como tal, a la estructura ordenada del universo entero, a lo que los griegos llamaban lo divino (theion) y no, como en el caso de losjudos o los cristianos, a un Ser exterior al universo que habra existido antes que ste y lo habra, de hecho, creado.

    Por lo tanto, es a esta divinidad, que no tiene nada que ver con un Dios personal, sino que consiste en el orden del mundo, a la que los estoicos nos invitan a contemplar (theorein) con todos los medios apropiados a nuestro al-cance por ejemplo, estudiando ciencias positivas, fsica, astronoma e incluso biologa, pero tambin multiplican-do las observaciones que nos muestran cmo el universo entero (y no slo esta parte o aqulla) est bien hecho. Contemplamos as el movimiento regular de los planetas, pero todo, incluso la estructura del organismo vivo ms pequeo, del insecto ms minsculo, prueba al observa-dor atento que practica la theoria con inteligencia que la idea de cosmos, de orden justo y bello, describe adecua-damente la realidad que nos rodea siempre que se sepa contemplar como conviene.

    Se podra decir, por tanto, que la estructura del univer-so no slo es divina, perfecta, sino tambin racional,

    4 3

  • APRENDER A VIVIR

    conforme a lo que los griegos denominaban logos (trmi-no del que procede la palabra lgica) y con el que se hace referencia precisamente a esa admirable ordenacin de las cosas. Este es el motivo por el que nuestra razn va a demostrar ser capaz, precisamente mediante el ejercicio de la theoria, de comprender el universo y de descifrarlo, exactamente de la misma manera que un bilogo com-prende el significado o la funcin de los rganos de un cuerpo vivo que analiza.

    As, para los estoicos, abrir los ojos ante el mundo es como para un bilogo abrir los ojos ante el cuerpo de un ra-tn o un conejo para descubrir que todo est perfectamen-te bien hecho. El ojo resulta ser una construccin admira-ble para ver bien; el corazn y las arterias, para irrigar todo el cuerpo con la sangre que le permite vivir; el estma-go, para digerir los alimentos; los pulmones, para oxigenar los msculos, etctera. Todo es, desde el punto de vista de los estoicos, a la vez lgico, racional en el senddo del logos y divino, theion. ;Por qu recurrir a este trmino? Desde lue-go, no significa en absoluto que un Dios personal haya crea-do todas estas maravillas, sino que trata de resaltar el hecho de que, por un lado, estamos ante maravillas, pero por otro, nosotros, los seres humanos, no somos sus creadores ni tampoco sus inventores. Todo lo contrario, lo nico que hacemos es des-cubrirlas ya totalmente acabadas, no las engendramos. Lo divino es lo no humano, puesto que es lo portentoso.

    De esto es de lo que habla Cicern, una de nuestras fuentes principales para conocer el pensamiento de los primeros estoicos (cuyas obras, como ya he dicho, hemos perdido prcticamente en su totalidad), en su ensayo So-bre la naturaleza de los dioses (I, 425). En l se mofa de pen-sadores como Epicuro, segn los cuales el mundo, en contra de lo que afirman los estoicos, no es un cosmos, un orden, sino, por el contrario, un caos. He aqu lo que Ci-

    4 4

  • UN EJEMPLO DE FILOSOFA ANTIGUA: EL AMOR A LA SABIDURA SEGN LOS ESTOICOS

    cern les replica, aludiendo, precisamente, al pensamien-to estoico:

    Que Epicuro se mofe lo que quiera, [...] sin embargo, nada hay ms perfecto que el mundo. [... ] El mundo es un ser animado, dotado de conciencia, de inteligencia y de razn.

    Te he citado este corto texto para que aprecies cunta distancia hay entre esta forma de pensar y la nuestra, la de los modernos. Si hoy alguien pretendiera afirmar que el mundo es un ser animado, es decir, que tiene un alma y que la naturaleza le ha dotado de razn, ciertamente le tomaran por locov. Pero cuando uno entiende correcta-mente a los antiguos, lo que decan ciertamente no tiene nada de absurdo. Al afirmar que el universo era de carc-ter divino expresaban su conviccin de que tras el caos aparente de las cosas operaba un orden lgico que la ra-zn humana poda sacar a la luz.

    Y de paso aprovecho para decirte que es exactamente esta idea, segn la cual el mundo posee una especie de alma (es como un ser vivo), la que ms tarde se denominar ani-mismo (de la palabra launa anima, que significa alma). Tambin se hablar en relacin a esta cosmologa (a esta concepcin del cosmos) de hilozoismo, que significa literal-mente que la materia (hyle)es como un animal (zoon), que es un ser vivo. Y es la misma doctrina a la que se denominar pantesmo (de la palabra griega pan, que significa todo, y theos, Dios) y segn la cual lo que es divino es la totalidad del mundo y no alguna forma de ser exterior a ste que lo ha-bra creado, por as decirlo, desde fuera.

    Si saco a colacin todo este vocabulario, no te quepa duda alguna de que no se trata del placer de recurrir a la jerga filosfica. Todo lo contrario, pretendo que puedas empezar a leer por ti mismo las obras de los grandes auto-

    1 45

  • APRENDER A VIVIR

    res sin que te detenga la barrera (en el fondo bien tonta) formada por esos trminos a los que se llama tcnicos y que la mayora de las veces impresionan mucho ms de lo que aclaran.

    Por lo tanto, desde el punto de vista de la theoria estoica el cosmos es, ms all de algunos episodios accidentales y provisionales que son las catstrofes, esencialmente armo-nioso, lo que tendr consecuencias considerables y ense-guida veremos por qu en el mbito de lo prctico (es decir, en el plano de la moral, de lo jurdico y de lo polti-co) . Porque es precisamente en la medida en que la natura-leza es armoniosa en la que puede, de algn modo, servir de modelo a la conducta de los hombres. Esta es la razn por la que el famoso imperativo segn el cual conviene imi-tarla en todo podr aplicarse no slo en el mbito de la es-ttica, del arte, sino tambin en el de la moral y la poltica.

    Porque el carcter armonioso de este orden hace que no pueda ser ms que justo y bueno, y por ello Marco Aure-lio afirma en sus Meditaciones:

    Todo lo que acontece, acontece justamente, cosa que descubrirs si observas con exactitud, [...] como si fuese obra de alguien que distribuyese conforme al mrito.

    La idea de Marco Aurelio es que la naturaleza, al me-nos cuando funciona con normalidad, al margen de los accidentes o catstrofes que de vez en cuando nos asue-lan, acaba haciendo justicia con cada uno de nosotros, en el sentido de que nos dota de lo esencial, de aquello que necesitamos: un cuerpo que nos permite movernos por el mundo, una inteligencia que nos capacita para adaptar-nos y riquezas naturales que han de bastarnos para sobre-vivir. De manera que en este gran reparto csmico cada cual recibe lo debido.

    4 6

  • U N EJEMPLO DE FILOSOFA .ANTIGUA: EL AMOR A I SABIDURA SEGN LOS ESTOICOS

    Esta teora de lojusto preludia una frmula que servir de base a todo el derecho romano: Dar a cada cual lo suyo, colocar a cada cual en su lugar, lo que presupone que existe para cada uno algo as como un sitio, un lugar natural, como dicen los griegos, en el seno del cosmos, y que ese cosmos es, en s mismo, justo y bueno.

    Como comprenders, desde esta perspectiva uno de los objetivos de la vida humana ser encontrar el lugarjusto en el seno del orden csmico. Para la mayor parte de los pen-sadores griegos a excepcin de los epicreos es llevan-do a cabo esta bsqueda, o mejor dicho, realizando exitosa-mente esta tarea, como se pueden alcanzar la felicidad y la vida buena. Desde una perspectiva anloga, la theoria posee asimismo una dimensin esttica, ya que la armona del mundo que desvela es para los hombres un modelo de be-lleza. Todo ello partiendo de que existen catstrofes natu-rales que parecen invalidar la idea de qtie el cosmos seajus-to y bueno ya hemos dicho que no seran sino accidentes transitorios, puesto que existen en el seno de la naturale-za elementos que, al menos a primera vista, parecen feos, incluso horrorosos. Por tanto, segn los estoicos, hay que saber ir ms all de las impresiones inmediatas y no quedar-se con el punto de vista ordinario que adopta la gente inca-paz de reflexionar. Es lo que Marco Aurelio expresa con gran fuerza en su libro titulado Meditaciones:

    La melena del len, la espuma que mana de la boca de los jabales, y muchas otras cosas, si se las considera aislada-mente, estn lejos de ser bellas y, sin embargo, al ser conse-cuencia de los fenmenos naturales cobran un aspecto be-llo y nos cautivan, de modo que si uno tiene sensibilidad e inteligencia algo profunda para los fenmenos del conjun-to, casi no advertir nada que no le resulte ms o menos agradable. [.. .] Incluso, con ojos inteligentes, podr ver en

    4 7

  • APRENDER \ VIVIR

    lina vieja en un viejo una cierta plenitud y frescura . en los nios, un amable encanto.

    Se trata de la misma idea que ya expuso uno de los grandes filsofos griegos en los que se inspira el estoicis-mo, Aristteles, quien denunci que aquellos que consi-deraban el mundo malo, feo o desordenado eran vctimas de una ilusin, al no darse cuenta de que a ste no hay que analizarlo en sus detalles sin recurrir a una inteligen-cia correcta que abarque la totalidad. En efecto, si la gen-te corriente considera que el mundo es imperfecto se debe a que, segn l, cometen el error de aplicar a la totalidad del universo observaciones que slo se refieren a objetos sensibles y puede que incluso a un nmero reducido de stos. En efecto, la regin del mundo sensible que nos rodea es la nica en la que reinan la degeneracin y la corrupcin. Pero sta no es, se podra decir, ms que una pequea parte del Todo, de manera que sera ms justo absolver al mundo sensible pensando en el mundo celes-te, que condenar al mundo celeste debido al mundo sen-sible. Dicho ms claramente, si nos limitamos a ver slo nuestro pequeo rincn del mundo, no veremos la belle-za del conjunto. Pero el filsofo que contempla, por ejem-plo, el movimiento admirablemente regular de los plane-tas sabr elevarse hasta alcanzar un punto de vista superior que le permita comprender la perfeccin de ese Todo del cual slo somos un nfimo fragmento.

    Por lo tanto, como ves, el carcter divino del mundo es, a la vez inmanente y trascendente.

    Una vez ms udlizo adrede estas palabras entresacadas del vocabulario filosfico porque te sern de utilidad en las pginas que siguen. Decimos de una cosa que es inmanen-te al mundo cuando no se sita ms all de l. Caso contra-rio decimos que es trascendente. Desde esta perspectiva, el

    4 8

  • L'N FJF.MP1.0 DF. FILOSOFA ANTIGUA: El AMOR A LA SABIDURA SEGN LOS ESTOICOS

    Dios de los cristianos es t rascendente en relacin al mun-do, mientras que lo divino de los estoicos, q u e nunca est si tuado en u n ms all de n ingn upo, p o r q u e n o es otra cosa que la es t ructura a rmoniosa csmica o cosmtica del m u n d o mismo, es pe r fec tamente inmanen te .

    Ello no quita para que, desde otro punto de vista, se pueda decir igualmente que lo divino de los estoicos es trascendente no en relacin al mundo, sino en relacin a los hombres, en el sentido de que es radicalmente exterior y superior a ellos. Estos, efectivamente, lo descubren mara-villados, sobre todo si tienen algo de filsofos, pero en ab-soluto lo inventan o lo producen.

    Escuchemos lo que dice sobre esto Crisipo, quien fue-ra discpulo de Zenn y el segundo de los directores de la escuela estoica: Las cosas celestes y aquellas otras cuyo orden es invariable no pueden haber sido hechas por el hombre.

    Cicern comenta*stas declaraciones de los primeros estoicos aadiendo: El mundo debe ser sabio, y la natu-raleza, que abarca todas las cosas, ha de ser as de excelen-te debido a la perfeccin que emana de la razn (logos); de modo que el mundo es Dios y una naturaleza divina abarca el mundo en su conjunto.

    Se podra decir, por tanto, que lo divino, segn los estoi-cos, es la trascendencia en la inmanencia. Ahora com-prenderemos mejor por qu se afirma que la theoria es la contemplacin de las cosas de naturaleza divina que, sin dejar de pertenecer al mundo de lo real, no son en ab-soluto ajenas al mbito de la actividad humana.

    De paso me gustara que tomaras nota de una idea difcil sobre la que volveremos ms tarde para intentar entenderla mejor, pero que ya puedes retener en algn rincn de tu ca-beza: la theoria de la que nos hablan los estoicos nos desvela, como se suele decir, lo ms perfecto y lo ms reallo ms

    4 9

  • APRENDER A VIVIR

    divino en senddo griego del mundo. Lo ms real, lo ms esencial de la descripcin del cosmos es su ordenacin, la armona que emana de l, y no, por ejemplo, el hecho de que en algunos momentos apreciemos en l defectos, como puedan ser los monstruos o las catstrofes naturales. Esta es la razn por la que la theoria que nos descubre todo y nos dota de los medios necesarios para comprenderlo es, a la vez, lo que los filsofos llamarn ms tarde antologa (una doctrina que define la estructura o la esencia ms ntima del Ser) y una teora del conocimiento (un estudio sobre los medios intelectuales a travs de los cuales podemos alcanzar cierto conocimiento del mundo).

    Lo importante es que retengamos que la theoria filosfi-ca, entendida en este doble senddo, no es reducible a una nica ciencia concreta como la biologa, la astronoma, la fsica o la qumica. Porque, si bien recurre condnuamente a las ciencias posidvas, en s misma ni es una ciencia expe-rimental, ni su mbito de estudio se limita a un rea con-creta. De este modo, no se interesa slo por los seres vivos como la biologa, o por los planetas como la astronoma, ni siquiera exclusivamente por la materia inanimada como la fsica,\sino que intenta aprehender la esencia o la estruc-tura ms ntima de la totalidad del mund^Sin duda, se trata de una tarea muy ambiciosa que incluso puede pare-cer algo utpica, teniendo en cuenta lo que le exigimos a la ciencia hoy en da. Vero la filosofa no es una ciencia ms entre otras y, aunque deba tener en cuenta las solucio-nes aportadas por otras disciplinas, su objetivo principal no pertenece al mbito de lo cientfico: Lo que busca no son slo datos objetivos, pretende dar cuenta del orden del mundo que nos rodea, de los elementos que nos per-miten inscribir nuestra existencia en l.

    Resulta muy difcil entender todo esto en el estadio en que nos encontramos. Por el momento puedes dejar a un

    5 0

  • U N EJEMPLO DE FILOSOFA ANTIGUA: EL AMOR A LA SABIDURA SEGN LOS ESTOICOS

    lado estos aspectos, pero tendremos que volver sobre ellos para precisar mejor la naturaleza de las diferencias que existen entre la filosofa y las ciencias exactas.

    Sea como fuere, tengo la certeza de que empiezas a apreciar por ti mismo que esta theoria de la que hablamos, en contra de lo que ocurre con las ciencias modernas (que en principio se consideran neutrales, en el senti-do de que describen lo que es y no lo que debera ser), tendr repercusiones prcticas en el plano moral, jurdi-co y poltico. En efecto, es evidente que la descripcin del cosmos que acabamos de evocar no puede dejar indife-rentes a los hombres que se preguntan por'la mejor for-ma de vivir nuestras vidas.

    II . TICA: UNA FORMA DE JUSTICIA QUE ADOPTA COMO MODE-

    LO EL ORDEN CSMICO

    Qu tipo de tica correspondera a esta theoria que he-mos descrito brevemente?

    Sobre la respuesta no cabe duda alguna: la que nos per-mita unirnos o ajustamos al cosmos; sta es a los ojos de los estoicos la consigna de toda accin justa, el principio mis-mo de toda moral y de toda poltica. Porque la justicia es, ante todo, rectitud, ajuste. Al igual que un ebanista o un constructor de violines ajustan una pieza de madera en un contexto ms amplio (en un mueble o en un violn), lo mejor que podemos hacer esJesforzarnos por encajaren el seno del orden armonioso y bueno que nos desvela la theo-ria. Lo que, de paso, te permite comprender el sentido que tiene la actividad terica para los filsofos. Como pue-des apreciar, no adquieren el conocimiento desinteresada-mente, sino que inmediatamente intentan elaborar a par-tir de l una tica.

    5 1

  • APRENDER A VIVIR UN EJEMPLO DE FILOSOFA ANTIGUA: EL AMOR A IA SABIDURA SEGN LOS ESTOICOS

    ste es el motivo por el que las escuelas filosficas de la poca, al contrario de lo que sucede hoy en nuestros cole-gios o en nuestras universidades, dan menos importancia a los discursos que a los actos, a los conceptos que al ejerci-cio de la sabidura.

    Te voy a contar una pequea ancdota para que com-prendas bien lo que quiero expresar. Antes de que Zenn fundara la escuela estoica exista en Atenasjjiraen la que los estoicos se inspiraron mucho: la de losicnicos>\ctual-mente, en lenguaje coloquial, la palabra cnico tiene una connotacin peyorativa'. Decir de alguien que es un cnico es tanto como afirmar que no cree en nada, que es una persona que carece de principios, a la que los valores le im-portan un comino y que no respeta a los dems. Pero en su momento, en el siglo III a. C., no era as en absoluto y se consideraba a los cnicos unos moralistas muy exigentes.

    El origen del trmino es gracioso: deriva directamente de la palabra griega perro. Y me dirs, qu relacin puede existir entre un perro y una escuela centrada en la sabidu-ra filosfica? Hela aqu: los filsofos cnicos se regan por un principio fundamental, el de intentar vivir sus vidas en funcin de la naturaleza y no de las convenciones sociales artificiales de las que no paraban de mofarse. Una de sus actividades favoritas consista en fastidiar a las buenas gen-tes en la calle, en las plazas de mercado, en burlarse de sus creencias, como diramos hoy en escandalizar a los bur-gueses*. sta es la razn por la que se les comparaba con esos perrillos que nos mordisquean las pantorrillas o se po- , nen a ladrar entre nuestras piernas para molestarnos ms.

    As, se deca que los cnicos sobre todo uno de sus re-presentantes ms eminentes,(Crat, el que precisamente fuera maestro de Zenn obligaban a sus discpulos a multiplicar los ejercicios prcticos, instndolos a no hacer caso del qu dirn para centrarse en la misin esencial

    de vivir de acuerdo al orden csmico. Por ejemplo, se les peda que tiraran al suelo, en la plaza del mercado, un pez muerto atado a una correa. Como podrs imaginar, el desgraciado abandonado a este tipo de bromas se conver-ta inmediatamente en el blanco de todas las burlas y de todas las pullas. Pero, como se sola decir, le servia de lec-cin. Para aprender qu? Precisamente a no preocupar-se de la opinin de los dems a la hora de actuar, para que pudiera tener lugar lo que los creyentes llaman muy ade-cuadamente una conversin: en este caso no una con-versin a Dios, sino a la naturaleza csmica de la que la lo-cura humana nunca nos debe apartar.

    Crates mismo, haciendo gala de un estilo diferente (pero igualmente conforme a la naturaleza), no dudaba en ha-cer el amor en pblico a su esposa Hiparquia, y, al igual que ocurrira hoy, la gente se quedaba atnita. Pero, por muy extrao que pueda parecerte esto, es el resultado di-recto de adoptar lo que podramos denominar la tica cosmolgica: la idea de que la moral y el arte de vivir en general deben adecuar sus principios a la armona que re-gula todo el cosmos. Ahora comprenders por qu, para los estoicos, la theoria resultaba ser la primera de las disci-plinas que haba que practicar; como es lgico, las conse-cuencias que se podan extraer de ello no eran en absolu-to despreciables.

    Cicern, hacindose eco de los estoicos, explica este punto muy bien en otro de sus libros, titulado Del supremo bien y del supremo mal (111,73):

    *

    Pues quien desee vivir de acuerdo con la naturaleza debe partir del estudio de todo el mundo y de su gobierno. Nadie puede juzgar rectamente sobre los bienes y los males sin ha-ber conocido antes todos los principios que rigen la natura-leza e, incluso, la vida de los dioses y si est o no de acuerdo

  • .APRENDER A VIVIR

    la naturaleza del hombre con la universal. En cuanto a los viejos preceptos de los sabios que ordenan obedecer el tiem-po, tomar por modelo a la divinidad, conocerse a uno mis-mo y evitar todo exceso, nadie puede comprender sin ayuda de la fsica qu valor tienen (y lo tienen grandsimo). Y tam-bin cunto sirve la naturaleza para cultivar la justicia y para conservar la amistad y los dems afectos; slo esta ciencia puede ensearlo.

    Todo ello porque, segn Cicern, la naturaleza es la ms bella de las normas.

    Ahora podrs comprender hasta qu punto esta visin antigua de lo que son la moral y la poltica se encuentra en las antpodas de lo que pensamos hoy al respecto en nuestras democracias, en las que se supone que es la vo-luntad de los hombres, y no el orden natural, la que debe primar sobre cualquier otra consideracin. sta es la ra-zn por la que hemos adoptado el principio de mayora para elegir a nuestros representantes e incluso para esco-ger y elaborar nuestras leyes. Por otra parte, tenemos se-rias dudas sobre el hecho de que la naturaleza sea bue-na. En el mejor de los casos, siempre que no nos regale un huracn o un tsunami, se ha convertido para nosotros en una materia neutra, ni buena ni mala en s misma desde el punto de vista moral.

    Para los antiguos, no es ya slo que la naturaleza estu-viera detrs de todo lo bueno, sino que, al margen de ella, quedaba en nada la voluntad de una mayora de seres hu-manos llamados a decidir sobre el bien y el mal, sobre lo que es justo o injusto, puesto que entendan que los crite-rios que nos permiten discriminar entre unas cosas y otras derivan todos de un orden natural exterior y superior a los seres humanos. En lneas generales, lo bueno es lo que se ajusta al orden csmico, lo queramos o no, y lo malo es lo

  • UN EJEMPLO DE FILOSOFA ANTICUA: E1 AMOR A LA SABIDURA SEGN LOS ESTOICOS

    contrario, nos guste o no. Lo esencial es ajustarse, mediante Ja prctica, a la armona del mundo, a fin de encontrar el sitiojusto que el Todo nos ha asignado a cada cual.

    Si quieres comparar esta concepcin de la moral con cualquier otra que pudieras conocer y que an se d en nuestras sociedades, piensa en la ecologa. En efecto, para los ecologistas (y aqu parten, sin saberlo, de algu-nas ideas de la Antigedad griega) la naturaleza es un todo armonioso que a los humanos interesa respetar e incluso, en ciertos casos, imitar. En este sentido se habla no del cosmos, pero s de conceptos como la bioesfera o los ecosistemas. Como dijera un filsofo alemn, gran terico de la ecologa contempornea, Hansjonas: Los fines que debe perseguir el hombre residen en la natu-raleza. Lo que dicho de otra manera viene a significar: los objetivos que deben proponerse los seres humanos en el plano de lo tico estn inscritos (como lo estaban en el pensamiento de los estoicos) en el orden mismo del mundo. De modo y manera que el deber ser es de-cir, lo que conviene hacer desde el punto de vista mo-ral nunca est al margen del ser, de la naturaleza tal y como es.

    Como ya dijera Crisipo unos veinte siglos antes que Joas: No existe otro medio, o al menos no uno ms apropiado, para llegar a la definicin de las cosas bue-nas o malas, de la virtud o la felicidad, que el partir de la naturaleza comn y de la norma que rige el mundo. Proposicin que Cicern comenta a su vez en los si-guientes trminos: Y an el mismo hombre fue engen-drado con el fin de contemplar (theorein) e imitar el mundo; [... ] el mundo posee la virtud. Es, pues, sabio y, por consiguiente, divino (Sobre la naturaleza de los dioses, II, 14). De lo cual cabe deducir que no son nuestros juicios sobre lo real, sino ms bien, lo real en s, en tan-

  • APRENDER \TVIR [ to que divino, lo que se revela como el fundamento de los valores ticos y jurdicos.

    Es sta la ltima palabra de la filosofa? Debe limitar-se a ofrecer, por medio de la theoria, una visin del mun-do para luego dedicarse a deducir de ella los principios morales por los que debe regirse el actuar humano?

    De ninguna manera, como tendrs ocasin de compro-bar, puesto que an estamos en el umbral de nuestra bs-queda detsalvacim de ese intento de elevarnos hasta la au-tntica sabidura que consistira en perder todo temor ligado a la finitud, a la perspectiva de un tiempo que pasa y a la muerte. Y es en este punto, sobre la base de la teora y de la prctica que acabamos de describir, donde la filoso-fa estoica ser capaz de desplegar su autntica utilidad.

    I I I . DEL AMOR A LA SABIDURA A LA PRACTICA DE LA SABIDU-

    RA: NO HAY QUE TEMER LA MUERTE, NO ES MS QUE UN

    TRNSITO, PORQUE SOMOS UN FR\GMENTO ETERNO DEL

    COSMOS

    La pregunta es tan obvia que uno podra olvidarse plantearla. No obstante, despus de todo, quiz tampoco sea tan evidente: para qu necesitamos la theoria, para qu la moral? Para qu tomarse, despus de todo, tantas molestias para contemplar el orden del mundo, para aprehender la esencia ms ntima del ser? Y para qu es-forzarse con tanta tenacidad en ajustarse a l? Adems, existen otras cosas a las que dedicar la vida aparte de la fi-losofa, otros oficios posibles. Nadie est obligado a ser filsofo. Por fin rozamos los interrogantes ms elevados, la pregunta ltima de toda filosofa: la de la salvacin.

    Para los estoicos, al igual que para el resto de los filso-fos, existe un ms all de la moral. En la jerga de los fil-

    56 L

    UN EJEMPLO DE FILOSOFA ANTICUA: EL AMOR A SABIDURA SEGN LOS ESTOICOS

    sofos a esto se le llama soterologa, trmino que procede del griego soterios, que significa lisa y llanamente salvacin. Como va he contado, esta ltima vertiente se plantea en re-lacin con el tema de la muerte, en relacin a esa finitud que nos amenaza a todos en un momento u otro, nos hace interrogarnos sobre el carcter irreversible del transcurso del tiempo y, por consiguiente, sobre el mejor uso que po-damos hacer de l. Por otro lado, aunque no todos los seres humanos se hagan filsofos, todo el mundo se acaba plan-teando, un da u otro, cuestiones filosficas. Como tam-bin te he dicho ya| la filosofa, a diferencia de las grandes religiones, promete ayudar a salvarnos, a vencer nuestros miedos e inquietudes, no a travs de Otro, de un Dios, sino por nosotros mismos, sin ms ayuda que nuestras propias fuerzas, simplemente recurriendo a l^jazB>

    O, como haexplicado una gran filsofa contempor-nea, HannaHAr e d t j en un pasaje de su libro La crisis de la cintura, tradicionalmente los antiguos consideraban dos formas de responder a los desafos planteados a los humanos por el hecho insoslayable de su mortalidad, dos maneras, si se quiere, de intentar vencer la muerte o, al menos, los miedos que nos inspira.

    La primera es natural y reside, simplemente, en el he-cho de la procreacin: teniendo hijos, asegurando, como se dice, la propia descendencia, uno se inscribe de alguna manera en el ciclo eterno de la naturaleza, en el universo de las cosas que no conocen la muerte. La inmortalidad se probara por el hecho de que nuestros hijos se parecen a nosotros, tanto fsica como moralmente. As, ellos proyec-tan, a travs del tiempo, algo de nosotros. El problema es, ciertamente, que una va de acceso a lo perdurable de este estilo slo sirve para la especie. Si podemos hacer que esta ltima parezca potencialmente inmortal^ el individuo en cambio es evidente que nace, crece y muere, de modo y

    o

  • APRENDER A \ T \ I R

    manera que si nos consideramos perennes porque procrea-mos, el ser humano no slo se estanca en el proceso, sino que no se eleva en absoluto por encima de la condicin de otras especies animales. Por decirlo claramente: puedo te-ner tantos hijos como quiera, eso no impedir que yo mue-ra, ni tampoco que los vea morir, llegado el caso. Es cierto que asegurar en cierta medida la supervivencia de la es-pecie, pero en absoluto la del individuo, de la persona. Por lo tanto! la procreacin no es una buena respuesta para los

    por la salvacin.;. '"'La segunda forma de buscar una salida al problema ya

    es algo ms elaborada: consiste en realizar acciones heroi-cas y gloriosas que puedan formar parte de un poema pi-co, dejar un rastro escrito cuya principal virtud consiste en vencer, en cierto modo, lo efmero del tiempo. Se po-dra as decir que los libros de historia y a estas alturas ya debes saber que en la Grecia antigua ya existan grue-sos tomos de historia, como los escritos por Tucdides, al contar las gestas extraordinarias realizadas por algunos hombres, los salvan del olvido que amenaza todo lo que no forma parte del reino de la naturaleza.

    Yes que los fenmenos naturales son cclicos. Se repi-ten indefinidamente, como en el caso de la noche que si-gue al da, el invierno que sigue al otoo o el buen tiempo tras la tormenta. Y esa repeticin garantiza que no se les olvide: el mundo natural es, en este sentido, ciertamente un poco peculiar, pero no obstante resulta comprensible y participa sin esfuerzo de una cierta forma de inmortali-dad mientras que todas las cosas que deben su existencia a los hombres, como las obras, las acciones y las palabras, son perecederas, se ven contaminadas, por as decirlo, por la mortalidad de su autores. Es precisamente ese im-perio de lo efmero lo que se puede combatir, al menos en parte, con ayuda de la gloria.

    interrogantes planteados

    5 8

  • U N EJEMPLO DE FILOSOFA .ANTIGUA: EL AMOR A I SABIDURA SEGN LOS ESTOICOS

    Segn Hannah Arendt, ste sera el autntico objetivo de los libros de historia en la Antigedad: al narrar los actos he-roicos realizados por Aquiles durante la guerra de Troya, in-tentaban sustraerlos de la esfera de lo perecedero y conver-tirlos en hechos pertenecientes al mbito de la naturaleza3:

    Si los mortales lograban dotar de algn tipo de perma-nencia sus obras, sus acciones y sus palabras sustrayndolas del mbito de lo perecedero, se podra considerar que, al menos hasta cierto punto, haban conseguido penetrar y permanecer en el mundo de lo que dura para siempre, y los mismos mortales podran encontrar su lugar en ese cosmos donde todo es inmortal excepto los hombres.

    Es verdad que en ciertos aspectos los hroes griegos no estn muertos del todo, puesto que an hoy, gracias a que lo escrito es ms estable y permanente que lo dicho, pode-mos leer el relato de sus acciones y gestas. As, la gloria pue-de asemejarse a una forma de inmortalidad personal y sta es la razn por la que, sin duda, fue y an es codiciada por los seres humanos. Sin embargo, tambin hay que decir que, para la mayora de ellos, nunca ser ms que urrpre-mio de consolacin, por no decir una forma de vanidad.

    Tras el nacimiento de la filosofa entra en escena una ter-cera va para hacer frente a los desafos planteados por la fi-nitud. Ya expliqu cmo segn Epicteto (que ert este punto expresa la conviccin de todos los grandes cosmlogos) el mvil ltimo de todo inters por la sabidura filosfica es el miedo a la muerte. Pero gracias a la filosofa, remitir la an-gustia existencial, porque sta ofrece, ms all de los falsos consuelos de la procreacin y la gloria, una respuesta que se asemeja peculiarmente a la actitud religiosa, salvando siem-pre la-distincin que ya conoces entre la salvacin a travs de Otro y la salvacin por uno mismo.

    5 9

  • APRENDER A VIVIR

    De este modo, segn los estoicos el sabio podr, gracias a una correcta ejercitacin del pensamiento y de la accin, alcanzar una cierta forma humana, si no de inmortalidad, al menos de eternidad. Con toda seguridad va a morir, pero la muerte no ser el fin absoluto para l, sino una transformacin, un paso si se quiere, de un estadio a otro en el seno de un universo cuya perfeccin global es de una estabilidad absoluta y, por ello mismo, divina.

    Vamos a morir, es un hecho, como lo es que las espigas de trigo, un da, sern segadas. Habra por ello, se pregun-ta Epicteto, que volver la cabeza y abstenerse superstciosa-mente de formular este tipo de pensamientos, no vayan a ser de mal augurio? No, porque las espigas desaparecen, pero el mundo no. Merece la pena que nos detengamos para comentar esta formulacin:

    Las hojas se caen, el higo seco reemplaza al fresco, las pasas al racimo de uvas, he aqu segn t las palabras que traen malos augurios! En realidad lo nico que percibimos son transformaciones de estadios anteriores a otros, no hay destruccin, sino un aprovechamiento y una disposicin bien ordenados. La emigracin no es sino un pequeo cam-bio. La muerte es un cambio mayor, pero no supone una transicin del ser actual al no ser sino al no ser del ser actual.

    As que ya no ser ms? T ya no sers lo que eres, sino otra cosa que el mundo

    necesite4.

    De forma parecida aparece en las Meditaciones de Mar-co Aurelio (IV, 14):

    Has surgido como una parte. Desaparecers en lo que te ha engendrado, o mejor, sers recogido en su razn insemi-nadora mediante cambio.

    6 0

  • UN EJEMPLO DE FILOSOFA .ANTIGUA: EL AMOR A I SABIDURA SEGN LOS ESTOICOS

    ;Qu significan estos textos? En el fond