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Los soldados alemanes, entre ellos el Alto Mando militar, no
se sentían ya preparados para seguir con la guerra, y por
ende ya no querían enfrentarse al ejército norteamericano,
quienes tenían mejores armas, un ejército fresco y una
economía más estable para la época.
Por esta razón estalla una revolución política alemana, en la
cual diversos partidos políticos con el apoyo de grupos
militares, según la región de cada estado alemán,
proclamaron nuevos gobiernos en diferentes regiones de
Alemania, obligando a los duques y príncipes o reyes de
cada región en abdicar al trono de dicho territorio así como
al trono alemán.
Finalmente el Kaiser alemán, Guillermo II, enterado de la
situación política del país, fue aconsejado a abdicar al trono
alemán. De esta manera el 10 de noviembre el Kaiser y su
familia cruzaron la frontera alemana en tren hacia los Países
Bajos, para vivir en exilio el resto de su vida.
Los Países Bajos permanecieron neutrales durante el
desarrollo de la Primera Guerra Mundial.
En el artículo 227 del Tratado de Versalles se estipula la
persecución legal contra Guillermo II "por haber cometido
una ofensa suprema en contra de la moralidad internacional
y la santidad de los tratados", pero la Reina Guillermina de
los Países Bajos, rehusó extraditarlo. El emperador se asentó
en Amerongen, y luego se le otorgó un pequeño castillo en
la municipalidad de Doorn, el cual fue su hogar por el resto
de su vida.
Actualmente, Jorge Federico de Prusia es el Príncipe Real de
Prusia, Príncipe Imperial de Alemania y Jefe de la Dinastía
Hohenzollern desde 1994. Y es por ende al pretendiente al
trono alemán.
La denominación procede de la ciudad homónima, Weimar,
donde se reunió la Asamblea Nacional constituyente y se
proclamó la nueva constitución, que fue aprobada el 31 de
julio y entró en vigor el 11 de agosto de 1919.
Tratado de amistad y cooperación entre la RSFS de Rusia y Alemania, firmado respectivamente por Georgi Chicherin, ministro de relaciones exteriores de la Unión Soviética y Walther Rathenau, ministro alemán de relaciones exteriores, el 16 de abril de 1922.
Ambos países establecieron relaciones diplomáticas.
Renunciaron a toda reparación de guerra.
Renunciaron a las reclamaciones mutuas sobre derechos de sus ciudadanos domiciliados en sus respectivos países.
Se comprometieron a desarrollar la cooperación económica bilateral, atendiendo a sus necesidades especiales.
Alemania renunció también a reclamar los créditos concedidos en el pasado a Rusia, a cambio de obtener en la práctica el monopolio de la transferencia tecnológica para el aprovechamiento para la industria soviética.
Una cláusula secreta permitió a Alemania entrenar a sus tropas en el territorio soviético y construir en Rusia las armas prohibidas por el tratado de Versalles.
No obstante, al quedar la URSS excluida de los acuerdos de Versalles, el Ejército Rojo se había desarrollado sin más limitaciones que las impuestas por su aislamiento tecnológico.
Los alemanes nunca aceptaron lo impuesto en el Tratado de Versalles. Esto se debe, principalmente, por el pago de reparaciones de guerra como país responsable del conflicto y las pérdidas territoriales acordadas en Versalles, especialmente las de la frontera oriental.
Los alemanes descontentos con esto, pedían la revisión del diktat, la imposición, de Versalles y en evitar el cumplimiento del mismo tratado en cuestión.
Gran Bretaña necesitaba mantenerse como un gran imperio mundial en equilibrio, queriendo controlar la política y economía que se llevaba y se impartía en Europa, para seguir siendo una nación más poderosa que las otras. Además, en el Reino Unido se pensaba que solo una Alemania pacífica y próspera podría hacer frente al pago de las reparaciones y necesaria para el progreso económico europeo.
Los británicos no querían que Francia se alzara como potencia, sino que debía de permitir que los alemanes progresen económicamente para hacerle frente a la expansión del comunismo, equiparar a la economía francesa y evitar que sea de una u otra manera, más fuerte política y económicamente que la Gran Bretaña.
Los franceses, debido a las guerras pasadas, habían perdido la total confianza en los alemanes y por ende querían destrozar a la economía alemana, así como su moral tratando de sumir al país en una total crisis y desmembrenarlo si era posible. De esta manera, los franceses tomaron una postura más estricta con respecto a los pagos que le debían de hacer los alemanes, así como el crear un gran resentimiento entre alemanes y franceses, aplicando además, medidas políticas que debilitaran a Alemania y la forzaran a cumplir el Tratado de Versalles.
En marzo de 1920 se produce un intento fallido de golpe de
estado en Alemania dirigido por el ultra nacionalista Kapp.
Los obreros del Ruhr proclamaron la huelga general y el
ejército alemán no dudó en entrar en la zona desmilitarizada
para reprimir el levantamiento de los trabajadores. La
reacción francesa fue inmediata y el ejército galo ocupó
Francfort, Darmstadt y Duisburg.
El 27 de abril de 1921 la Comisión de Reparaciones,
constituida por el Tratado de Versalles y presidida por el
francés Raymond Poincaré, anunció la cantidad total que
debía pagar Alemania en concepto de reparaciones:
132.000 millones de marcos-oro.
Alemania debido a la crisis económica por la cual
atravesaba, no podía pagar las indemnizaciones.
En enero de 1922, en los círculos de poder
franceses se había impuesto la denominada
política de ejecución de los tratados: había que
forzar a Alemania a pagar.
El acercamiento entre Alemania y la Unión
Soviética, acrecentó el miedo de los franceses
convenciéndolos de la necesidad de tomar
decisiones drásticas que forzaran a Alemania a
cumplir sus obligaciones.
El 11 de enero de 1923, tropas francesas y belgas ocuparon la cuenca del Ruhr. Dado que en el Ruhr habían reservas de minerías y era el principal territorio industrial del país, decidieron cobrar de esta manera las reparaciones. Los británicos desacordaron la acción.
Debido a la ocupación del Ruhr, las fábricas cerraron y el gobierno de Berlín apoyó a los huelguistas. Con esto, la economía alemana colapsó provocando la hiperinflación del Marco, la cual era del 3.25 millones %. El 30 de octubre de 1923 un dólar norteamericano equivalía a 4,5 billones de marcos.
El marco alemán perdió casi todo su valor. Dando lugar para que en septiembre de 1923, el nuevo gobierno alemán presidido por Gustav Stresemann llame al cese de la huelga.
Francia debido a su decidida ocupación en el Ruhr, comenzó a
sufrir un declive en su economía y el distanciamiento de los británicos y el de los estadounidenses. Por ende, los franceses decidieron aceptar la integridad territorial de Alemania y acordar en la retirada progresiva de las fuerzas ocupantes del Ruhr.
Con el fin de terminar con la crisis económica europea ambos países acordaron aceptar la creación de un comité presidido por el financiero norteamericano, Charles Dawes, para resolver el problema de las reparaciones.
Para 1924, Gustav Stresemann insertó una nueva moneda,
el Retenmark, la cual estaba respaldada por las industrias y tierras agrícolas.
El 17 de abril de 1924, los países europeos acordaron aplicar el Plan Dawes para cada una de sus naciones, en especial con Alemania. Con esto, los estadounidenses invertirían en la industria alemana para que así los alemanes pudieran pagar el préstamo a los países aliados y a su vez estos pagar las deudas de la guerra a los norteamericanos.
Estados Unidos empezó por abonar a la economía alemana
con $200,000.00.
Como consecuencia el Plan Dawes permitió que Alemania, así como los demás países aliados europeos, disfrutaran de una bonanza económica , la cual favoreció al estado y al pueblo alemán. Pero esta bonanza económica duraría muy poco tiempo hasta el Crack de 1929 de la bolsa de Wall Street. En la cual la crisis económica reaparecería a nivel mundial hasta desembocar a la II Guerra Mundial.
El Tratado de Locarno fue firmado en Londres en
diciembre de 1925. Es el pacto de garantía mutua de las fronteras occidentales de Alemania, incluyendo la zona desmilitarizada de Renania. Alemania acepta de iure sus fronteras con Francia y Bélgica aprobadas en Versalles. Los tres países interesados firmaron el tratado, junto al Reino Unido e Italia que harían el papel de garantes del tratado.
La República de Weimar es finalmente admitida a la Liga de Naciones en 1926, gracias a las acciones diplomáticas entre Stresemann y Briand.
Alemania nunca quiso reconocer sus límites fronterizos con
los estados orientales de Europa, debido a esto, no se realizaron tratados similares a Locarno, generando con el tiempo el debilitamiento del mismo tratado.
De igual manera el tratado dio lugar al famoso “Espíritu de Locarno” entre las naciones de Europa, dando lugar a una era de concordia liderada por Briand de Francia y Stresemann de Weimar.
Esta era de concordia duraría poco con la llegada de la crisis mundial de la bolsa de Wall Street en el Crack de 1929.
En 1928 se firmo el Pacto Briand-Kellog.
Se postuló que el total de reparaciones de guerra
sumaba 26,350 millones de dólares estadounidenses que debían de ser pagados por Alemania en 58 años y medio.
Se dividió el pago anual alemán en fracciones de 473 millones de dólares estadounidenses, un tercio de esta suma se pagaría incondicionalmente y el resto del pago podría postergarse hasta el año 1988.
Para financiar la deuda el gobierno de Alemania debió
de utilizar su presupuesto nacional y un tributo sobre los transportes.
Se estableció en enero de 1930, un "banco internacional de depósitos", para manejar las transferencias internacionales de dinero surgidas de estas reparaciones.
Pero el Crack del 29 en Wall Street el 24 octubre de 1929 causó que los bancos de Estados Unidos retirasen sus fondos de Europa y luego que anularan los créditos que hacían viable el Plan Young.
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