los sacramentos de iniciacion cristiana bautismo y confirmación

SEMINARIO MAYOR DIOCESANO“San Andrés apóstol”

UNIDAD DE TEOLOGIA

Teología Dogmática Sacramentaria

ASESOR:Francisco Javier Román Fuentes

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Salto de Eyipantla, Ver., Septiembre del 2007

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Tratado General de los SacramentosTratado General de los Sacramentos Seminario Mayor “San Andrés Seminario Mayor “San Andrés Apóstol”Apóstol”Temario de MateriaTemario de Materia

OBJETIVO: Presentar los sacramentos de iniciación cristiana como un proceso dinámico, a través del cual, el hombre redimido en Cristo, por su muerte y resurrección, está llamado a vivir una nueva existencia como hijo de Dios en la comunidad eclesial, para ser testigo en el mundo de la gran vocación a la que ha sido llamado.

TEMARIO:

Introducción.

Capítulo I. Los ritos de iniciación.

1. Los ritos de iniciación desde una perspectiva antropológica.2. Los ritos de iniciación en la vida cristiana.

Capítulo II. El Sacramento del Bautismo.

1. El Bautismo en la Sagrada Escritura.

a. Antecedentes histórico-religiosos del bautismo cristiano.1) Las purificaciones de los esenios.2) El bautismo de los prosélitos.3) El movimiento de Juan el Bautista.4) El bautismo de Jesús en el Jordán.

b. Tres ejemplos de teología bautismal neotestamentaria.1) Pablo: Participación en la muerte de Cristo (Rm.2) Juan: Nuevo nacimiento en el Espíritu Santo (3,3-5).3) Mateo: Bautismo y misión eclesial (Mt. 28, 16-20).

c. Fe y bautismo en el Nuevo Testamento.

d. El bautismo de los niños.

2. La Tradición de la Iglesia.

a. El testimonio de los santos padres.1) La Didaché.2) San Justiuno.3) Tertuliano.4) La tradición apostólica de san Hipólito de Roma.5) Controversias bautismales.

a) En el s. III: Cipriano de Cartago y el Papa Esteban Ib) En el s. IV: San Agustín y los Donatistas.

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6) La catequesis mistagógica.7) La iniciación cristiana en San Agustín.8) La iniciación cristiana en Antioquia (s. IV).9) La iniciación cristiana en Jerusalén (s. IV).10) El fin de la época patrística.

b. El bautismo en la época de la escolástica.

c. El bautismo en la reforma protestante y el Concilio de Trento.1) La doctrina bautismal de los reformadores.2) La respuesta de la Iglesia en el Concilio de Trento.3) El catecismo Romano de San Pío V.

d. El Concilio Vaticano II.1) La iniciación cristiana.2) El sacramento del bautismo.3) Ritual del bautismo de los niños.

Capítulo III. El Sacramento de la Confirmación.

1. La confirmación: un problema teológico-pastoral.

2. Los datos de la Sagrada escritura.

a. Dios actúa por medio de su Espíritu.b. La promesa se cumple en Jesús.c. Jesús promete el Espíritu Santo a los que creen en El.d. La vida sacramental de la Iglesia.

3. La confirmación en la tradición eclesial.

a. El paso de la edad apostólica a la patrística.b. Hacia una separación de los sacramentos.c. Del s. VI a la época escolástica.d. La reforma protestante y el Concilio de Trento.e. El Vaticano II y la Constitución de Pablo VI.

4. La teología del sacramento de la confirmación.

a. La promesa del don del Espíritu Santo.b. La unidad del misterio salvífico de Cristo.c. Perfeccionamiento del bautismo.d. Un don eclesial.

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Conclusión.BIBLIOGRAFIA:

I. Obras fundamentales.

GARCIA P.J.C.R., Iniciación Cristiana y Eucaristía, Teología particular de los sacramentos, San Pablo, Madrid, 1992.

HAMMAN A., La iniciación cristiana, Herder, Barcelona, 1982.

KELLER M.A., La iniciación cristiana, Bautismo-Confirmación, Colección textos básicos para Seminarios latinoamericanos, IX-2, CEM, México, 1995.

OÑATIBIA I., Bautismo y Confirmación, Sapientia Fidei, Serie de manuales de Teología, 22, BAC, Madrid, 2000.

II. Artículos.

BOROBIO DIONISIO, Conversión y bautismo, El sacramento del bautismo como conversión: Exposición histórica y conclusiones teológicas, Salmanticensis 47 (2000) 365-392.

COSTA M., Simbolismo Battesimale in Giovanni: 7, 37-39; 19, 31-37; 3, 5: Revista bíblica 13 (1965) 246-383.

NOCENT A., Voz iniciación Cristiana: Sartore D.- Triacca A.M., Nuevo Diccionario de Liturgia, paulinas, Madrid, 1987, 1051-1069.

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Tratado General de los SacramentosTratado General de los Sacramentos Seminario Mayor “San Andrés Seminario Mayor “San Andrés Apóstol”Apóstol”IntroducciónIntroducción

INTRODUCCIÓN.

Iniciamos este siguiente curso de teología, ahora con el estudio de cada uno de los sacramentos en particular, teniendo como base los conocimientos adquiridos en la materia del Tratado general de los sacramentos, y del que de aquí en adelante no se puede prescindir si se quiere llegar a comprender la dinámica de cada uno de los sacramentos de la Iglesia.

El presente curso lleva por título Los sacramentos de iniciación cristiana: bautismo-confirmación, surge para el alumno atento a este discurso la pregunta del por qué no se trata el sacramento de la Eucaristía, siendo que el mismo Concilio Vaticano II en el decreto presbyterorum Ordinis afirma:

…los cristianos marcados ya con el bautismo y la confirmación, encuentran su inserción plena en el Cuerpo de Cristo por la recepción de la Eucaristía (5).

Así mismo el Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia Ad gentes no. 14 lo confirma, número que es retomado al inicio de las observaciones generales del Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos.

Libres luego por los sacramentos de la iniciación cristiana del poder de las tinieblas, muertos, sepultados y resucitados con Cristo, reciben el Espíritu de hijos de adopción y celebran con todo el pueblo de Dios el memorial de la muerte y resurrección del Señor (no. 1).

Por consiguiente, es indispensable el reconocimiento que los sacramentos de iniciación cristiana culminan en la celebración de la Eucaristía. La razón, por la que nosotros no abordamos este sacramento, es muy sencilla, por una cuestión metodológica en el plan de estudios se dispone un curso siguiente de dicho sacramento, sin que ello no implique que en el presente tratado se hagan las alusiones debidas en su momento a este sacramento1.

El ritual de la iniciación cristiana de adultos es relativamente reciente (1972), como resultado de la propuesta conciliar de revisar el rito del bautismo de adultos y la restauración del catecumenado (SC 64). Se inspira en la búsqueda de los orígenes de la fe cristiana que administraba en una sola celebración dichos sacramentos con lo que constituía al cristiano en acción. Sin embargo, si bien en la teología se restaura la idea de Iniciación esto no se aplica directamente a la praxis sacramental que mantiene separada la

1 Cf. KELLER M.A., La iniciación cristiana: bautismo-confirmación, Col. Textos básicos para seminarios latinoamericanos, IX-2, CELAM, México 1995; HAMMAN A., El bautismo y la confirmación, Herder, Barcelona 1982; OÑATIBIA I., Bautismo y Confirmación, Sapientia Fidei, Serie de Manuales de Teología, 22, BAC, Madrid 2000.

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administración de los sacramentos, con su excepción en la celebración de los adultos. En esto seguimos de la práctica oriental en la que se administran los sacramentos en una sola celebración. En nuestro curso daremos algunas indicaciones que nos ayuden a comprender esta separación en la Iglesia Latina.

En los ritos orientales la iniciación cristiana de los niños comienza con el Bautismo, seguido inmediatamente por la Confirmación y la Eucaristía, mientras que en el rito romano se continúa durante unos años la catequesis, para acabar más tarde con la Confirmación y la Eucaristía, cima de su iniciación cristiana (Catecismo 1233).

La Iglesia en su pastoral cada vez va tomando mayor conciencia de que los sacramentos de iniciación, como su nombre lo indica, tiene una finalidad muy precisa, por su recepción los hombres están llamados a ser cristianos. Es cierto que precede un tiempo de conversión y formación a través de la escucha de la Palabra de Dios que incide en su manera de ver la vida, sin embargo, el hombre no se justifica así mismo delante de Dios, ésta es el resultado de participar del destino de Cristo, quien por su misterio pascual nos hace participes de una vida nueva, que se define como el ser hijos de Dios.

Desde los tiempos apostólicos para llegar a ser cristianos se sigue un camino y una iniciación que consta de varias etapas (Catecismo 1229).

Los estudios de la antropología y de la historia de las religiones nos han iluminado en la reflexión teológica para comprender el sentido de la afirmación <<iniciación>>. Existe un proceso por el cual un nuevo miembro es agregado ya sea a la vida social o al grupo religioso, el cual tiene como finalidad provocar una experiencia vital en la persona, que se convertía en punto de referencia para su nuevo estado de vida. He aquí un elemento fundamental del que el mismo Concilio en el Decreto Ad gentes Divinitus no. 14, hoy nos da cuenta: “no se trata de una mera exposición de dogmas y preceptos”, sino de un camino que lleva al catecúmeno al encuentro con Cristo.

Me parece que precisamente esta idea es la que debe predominar en la administración de los sacramentos de nuestra Iglesia ¿hasta qué punto se logra provocar dicha experiencia? ¿Hasta que punto seguimos administrando únicamente sacramentos? Con todo lo cual, y como veremos en el mismo curso, no se quiere afirmar que la Iglesia haya copiado su iniciación de las religiones mistéricas contemporáneas al cristianismo naciente en Roma, la fe de la Iglesia presenta su propia originalidad, sin embargo, este elemento de la experiencia es fundamental en el proceso.

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El presente curso se encuentra dividido en tres partes fundamentales, la primera corresponde a una visión general de la iniciación desde el aspecto antropológico y religioso; las siguientes partes corresponden a los dos sacramentos a tratar: Bautismo y Confirmación. En cada uno de ellos vamos a buscar obtener los elementos esenciales que nos puedan dar las bases necesarias para su comprensión, por lo que desarrollaremos los cursos en sus etapas clásicas: fundamentación bíblica, patrística, teológica y litúrgica.

Que este estudio sirva de manera especial para vivir en primer lugar nosotros esta experiencia de fe, para que como testigos de dicho acontecimiento de salvación, podamos en las comunidades cristianas a las que vamos a servir como pastores, llevarlas a un auténtico proceso de encuentro con Cristo resucitado a través de la experiencia ritual.

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Tratado General de los SacramentosTratado General de los Sacramentos Seminario Mayor “San Andrés Seminario Mayor “San Andrés Apóstol”Apóstol”Capítulo I. Los ritos de IniciaciónCapítulo I. Los ritos de Iniciación

CAPITULO I. LOS RITOS DE INICIACIÓN.

1. Desde una perspectiva cultural y religiosa.

La iniciación es un hecho típico de casi todas las culturas antiguas y de las llamadas religiones mistéricas, probablemente diga poco a la sociedad actual. Etimológicamente procede del latín ineo: in (preposición de acusativo) indica movimiento real o figurado; eo (verbo irr., 4, eo, is, ire, ii (raro ivi), itum) que significa trasladarse de un lugar a otro. O también in – iter – itineris: en sentido abstracto significa viaje, marcha, camino; en sentido concreto significa, camino, paso, senda, carretera.

Mircea Eliade (escritor e historiador rumano 1907-1986) especialista en la historia de las religiones, la define así:

Por iniciación se entiende generalmente un conjunto de ritos y enseñanzas orales, que tiene por finalidad provocar en el iniciado, a través de su acercamiento con el misterio, la modificación radical de su condición religiosa y social. Ella equivale a una mutación ontológica del régimen existencial. Al final de cuyo proceso el neófito goza de una vida totalmente diferente a la anterior a la iniciación: se ha convertido en otro. Así es introducido en una comunidad y en el mundo de sus valores.

Se pueden distinguir dos tipos de iniciación. Los ritos de iniciación a través de los cuales son agregados nuevos miembros a una comunidad y se aseguran el paso de una edad a otra y aquellos que sellan la decisión de una persona de entrar a una cofradía o comunidad religiosa restringida a través de los cuales se buscaba sobre todo pasar de un estado de vida natural y llegar a uno sacralizado, y en la que impera la ley del arcano.

Para muchos pueblos “primitivos” una persona no llega a ser adulto por vía natural, es decir, por el simple desarrollo físico, todo el que no sufre un proceso iniciativo impartido por el grupo de los adultos, quienes les transmiten los valores y costumbres que les dan identidad, seguirá siendo “inmaduro”. Dos elementos son esenciales a los ritos de iniciación: introducir en una comunidad ya construida, que posee unas tradiciones y un lenguaje simbólico reconocido por sus integrantes que serán revelados al nuevo miembro a través de un proceso y provocar una experiencia para que la persona asuma esos valores como principios de su nueva vida. La sabiduría revelada tiene su origen en una <tradición>, el término incluye en si mismo el acto de transmitir a una persona un modelo de vida que ha sido forjado por la experiencia cotidiana de un grupo y el contenido de lo que se transmite.

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La iniciación es portadora de una sabiduría oculta que al ser revelada al hombre se convierte en una verdad fundamental, que desde ese momento será el soporte de toda su existencia.

Claramente el ritual no cambia la personalidad del iniciado, no modifica lo mas específico de los componentes físicos y psicológicos de cada cual, pero si le confiere un nuevo sentido y una nueva condición.

Para lograr este proceso de inserción los especialistas reconocen tres tiempos:

La separación del estatus actual y de la misma comunidad, lo cual implica una ruptura con la vida anterior.

La transición progresiva a la nueva condición, con la adecuada preparación a través de pruebas, enseñanzas, implica la experiencia de morir y renacer.

La reintegración al ámbito comunitario para desempeñar en él un nuevo rol distinto al que se tenía, se adquiere un compromiso.

Por lo que toca a los ritos de iniciación que integran a una cofradía o comunidad religiosa como es el caso de las llamadas religiones mistéricas, su finalidad es promover una experiencia mística que haga posible un nuevo régimen existencial después de la muerte. Entre los grandes cultos de la antigüedad poseedores de una estructura se pueden contar los cultos de Mitra (Roma) y Eleusis (Grecia). Su origen se basa en un mito.

La fundación de los misterios de Eleusis se basa en el mito de las diosas Deméter y de su hija Koré. Mientras cortaba flores en la llanura de Nisa, Koré, la hija de Deméter fue raptada por Plutón, dios de los infiernos. Durante nueve días la buscó Remeter, y en todo este tiempo no probó la ambrosía. Finalmente Helios le dice la verdad: ha sido designio de Zeus casar a Koré con su hermano Plutón. Transida de amargura y llena de ira contra el rey de los dioses, Deméter decidió no regresar al Olimpo. Bajo la apariencia de una anciana se dirigió a Eleusis y se sentó junto al Pozo de las Vírgenes…Aceptó la invitiación de ser nodriza del hijo recién nacido de la reina Metaneira…Deméter no amamantó a Demofón. En vez de ello lo frotaba con ambrosía y por las noches lo revolvía <como un tizón> en el fuego. El niño empezó a parecerse cada vez más a un dios; en efecto, Deméter pretendía hacerle inmortal y eternamente joven. Pero una noche descubrió Metaneira a su hijo en la hoguera, y comenzó a lanzar lamentos: <¡Hombres ignorantes, insensatos, que no sabéis distinguir vuestra suerte ni vuestra desgracia!> exclamó Deméter. Demofón ya no podría evitar la muerte. La diosa se alzó entonces en todo su esplendor…

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pidió que se le construyera un gran templo y un altar, donde ella misma enseñaría sus ritos a los hombres…

Estos cultos tienen como trasfondo un telón de ritmo agrario, particularmente interesados en los ritmos de las estaciones en el curso de los cuales las cosas de la naturaleza mueren para renacer luego con la primavera. Así lo podemos comprobar en los misterios de Eleusis.

Una vez construido el santuario, Deméter se retira a su interior, consumada por el deseo de ver a su hija. Provoca entonces una terrible sequía que hace estragos en la tierra. En vano envía Zeus mensajeros para suplicar a la diosa que retorne entre los inmortales. Deméter responde que no volverá a poner el pie en el Olimpo y que no dejará crecer la vegetación hasta que vea de nuevo a su hija. Zeus no tuvo más remedio que pedir a Plutón que devolviera a Perséfone (Koré), a lo que accedió el soberano de los infiernos. Pero logró introducir en la boca de Perséfone un grano de granada, forzándola a tragarlo. Con ello se aseguró el retorno anual de Perséfone durante cuatro meses al lado de su esposo. Una vez recuperada a su hija, Deméter accedió a volver junto a los dioses y la tierra recuperó milagrosamente su verdor.

Los ritos de iniciación revelaban a los hombres los secretos de la inmortalidad, gracias a esta vivencia de los sagrado y con lo cual ha entrado en contacto por medio de los ritos de iniciación, la persona después de la muerte “no se convertía en sombra triste y exánime, desprovista de memoria y vigor, que era a lo que tanto temían los héroes homéricos”.

También hay que procurar, a propósito de los numerosos rituales de iniciación, no hablar con demasiada rapidez de muerte y resurrección del neófito, cosa que no tiene sentido cuando no existe una verdadera creencia en una vida pos mortem. Conviene hablar solamente de pasaje simbólico, de puesta a un lado del mundo natural en el momento del nacimiento, para pasar a un mundo gobernado por otras normas, ya se trata del mundo socializado, ya de los creyentes. En fin, los presupuestos míticos de dioses que mueren y renacen siguiendo el ritmo de la vegetación y de la vida, no pueden implicar que los iniciados a su culto hayan creído verdaderamente que esos dioses resucitarán.

El silencio (arcano) es la prolongación indispensable de la contemplación mítica, la experiencia vivida en la presencia divina es, por su misma naturaleza indecible e incomunicable, no obstante manifestarse la divinidad por medio de signos sensibles, su realidad trascendente hace que ella permanezca inexpresable y misteriosa.

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…los ritos augustos que no pueden ser transgredidos, penetrados ni divulgados: el temor a las diosas es tan fuerte que detiene la voz.

En algunos casos eran reservados a una determinada clase de personas, el culto de Mitra era exclusivo de los varones, floreciendo en los lugares donde las legiones romanas tenían algún destacamento, mientras que los de Eleusis si bien se mostraba abiertos a todos, hombres y mujeres, esclavos y libres, tenían que hablar griego para poder participar en ellos. Eran conservados por una clase sacerdotal de tipo hereditario.

Antes de regresar al Olimpo, la diosa reveló todos sus ritos y enseñó sus Misterios a Triptolemo, Diocles, Eumolpo y Keleo.

Este tipo de religiones no pretendían competir con el culto oficial, la separación entre iniciados o no iniciados, sólo se esperaba para después de la muerte, eran en cierta manera un complemento a la vida religiosa del pueblo.

Por lo que hemos dicho hasta el momento, conviene resaltar algunos elementos fundamentales que entran en juego en toda iniciación:

La comunidad. Tiene un papel importante por ser ella la que acoge a los nuevos miembros y les acompaña en su proceso de integración, así mismo, es quien verifica la autenticidad de l ritual conforme a la tradición que ella conserva. Por su parte, cada vez que se repasa el ritual de iniciación con nuevos adeptos, la comunidad ya formada recuerda el modelo que la identifica consigo misma, se dice así lo que ella es. Esta participación comunitaria no excluye que existan ciertas personas encargadas de realizar el ritual: ancianos, sacerdotes, etc.

Los medios. Utilizados en el ritual incluyen tanto conceptos como gestos o acciones. Lo cual hace intervenir al hombre completo, en su realidad racional-emotiva así como espiritual-corporal. La revelación de la cual es objeto la persona se abre camino por medio de los signos o acciones que se ve obligada a llevar a cabo y que la invitan a la reflexión.

Un ejemplo claro de esta función reveladora aparece en el ritual shalako, practicado por los indios Zuni y Hopi. Se sabe que este ritual incluye danzas de máscaras que escenifican la creación de las diversas estructuras sociales, de las hermandades médicas y de las sacerdotisas del sol y de la luna. De este modo, se explica el origen de los dioses enmascarados, los Kachinas, cuya llegada a la tierra, su estancia entre los indios y su partida se celebran en este ritual. La partida de los dioses es seguida por cinco noches de danza, por el ritual de las Vírgenes del Maíz y por las bendiciones de las casas shalako. El ciclo festivo se termina con un banquete

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en el que participan los dioses kachinas junto con sus huéspedes humanos. Se trata, pues, de un verdadero drama religioso, que dura tres días y noches, y que asocia a cantos litúrgicos danzas bailadas por los dioses, personajes con mascaras, cuyo material, diseño y colores tiene un significado preciso, indicado por el mito. Después de ejecutar este ritual, tiene lugar la iniciación de los niños, entre 10 y 12 años, a la sociedad Koticana, es decir, la misma de los portadores de las máscaras de los dioses Kachinas. La parte importante de esta iniciación consiste en el hecho de que los padres y los tíos de los niños, es decir, los adultos se quitan las máscaras, revelando así que los Kachinas son ellos…uno de los padres les explica…<Ahora sabéis que los verdaderos Kachinas ya no viene como antes a danzar entre los pueblos>. En otras palabras, el paso a la vida adulta, caracterizado por la integración de la hermandad de los danzantes enmascarados, es también el paso de una convicción, a la fe religiosa. Los Kachinas son espíritus y por lo tanto, invisibles, y el adulto creyente, a quienes se ha revelado esta verdad, puede decir desde ahora, se que los kachinas a quienes se ve danzar no son los espíritus, puesto que son nuestros padres y tíos. Pero también se que los verdaderos kachinas están presentes cuando los danzantes llevan la máscara. Así pues, la iniciación ha conferido un conocimiento superior y secreto del ser real de los dioses, que no consiste en cambiar los rostros enmascarados por verdaderos dioses, sino en creer que, a través de ellos, existen los verdaderos Kachinas, invisibles, pero presentes. Se impone a los iniciados la ley del silencio, la cual crea dos niveles de creencia y de fe, separando a los que creen que las máscaras son los dioses de los que saben cómo son las cosas.

El sujeto. Es quien se somete a la iniciación. Es el hombre de la búsqueda, él que sabe que debe trascender los límites en los cuales hasta el momento ha vivido para incorporarse plenamente en la vida del grupo al que pertenece. Implica una ruptura radical con su vida actual y a la que va adquirir.

El ritual marca sólo la pauta inicial que deberá continuarse a lo largo de toda la vida, en él se dan los principios que habrán de guiar todo el proceso continuo.

2. En la vida cristiana.

La expresión iniciación cristiana no es muy frecuente durante los tres primeros siglos de nuestra era, sin duda la razón es el evitar cualquier confusión con la terminología de las religiones mistéricas y los ritos del paganismo contemporáneo a la entrada del cristianismo en Roma. San Justino considera que las analogías con el cristianismo no son más que imitaciones diabólicas.

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Y es así que los Apóstoles en los Recuerdos, por ellos escritos, que se llaman Evangelios, nos transmitieron que así le fue a ellos mandado, cuando Jesús, tomando el pan y dando gracias, dijo: Hacer esto en memoria mía, éste es mi cuerpo. E igualmente, tomando el cáliz y dando gracias, dijo: Esta es ni sangre, y que sólo a ellos les dio parte. Por cierto que también esto, por remedo, enseñaron los perversos demonios que se hiciera en los misterios de Mitra; pues que en los ritos de un nuevo iniciado se presenta pan y un vaso de agua con ciertas recitaciones, o lo sabéis o podéis de ellos informaros (Apología I, 66, 3-4).

Ciertamente no se le puede atribuir al cristianismo naciente, como lo hizo de manera exagerada la escuela de la historia de las religiones, el haber copiado de las religiones mistéricas sus rituales de iniciación. No se puede negar que hay determinadas expresiones que pueden ser comunes a las religiones, como es el caso del <agua> para los ritos de purificación, sin embargo, los símbolos utilizados de forma común no pueden ni deben ser siempre interpretados de la misma manera, cada iniciación responde a una referencia específica que es lo que le da valor y operatividad a cada ritual.

Sólo a partir del s. IV y de manera progresiva, los Padres de la Iglesia asumirán y utilizarán con frecuencia la fórmula iniciación cristiana para referirse al proceso mediante el cual el creyente se incorpora al misterio de Cristo, muerto y resucitado, y de su Iglesia que lo lleva a modificar su forma de comprender y vivir su existencia.

En la iniciación cristiana podemos descubrir algunos elementos comunes con otras experiencias de iniciación, como por ejemplo:

El proceso, que supone un paso o cambio trascendental. La transmisión de una serie de conocimientos. Un conjunto de ritos o gestos simbólicos. La incorporación a una comunidad que recibe a los

iniciados.

Sin embargo, la diferencia fundamental con otras expresiones religiosas parte de su referencia específica, por lo que se refiere a:

La historia del acontecimiento de Jesucristo. La iniciación cristiana tiene como arquetipo no un mito sino un acontecimiento histórico.

No es el esfuerzo humano lo que consigue la transformación de la persona, sino el don de la gracia de Dios.

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El hombre responde a la llamada de Dios. Posee una dimensión universal, pues se ofrece a todos sin excepción alguna2.

En su conjunto la iniciación cristiana en la Iglesia comprender tres grande momentos:

La preparación catecumenal. La celebración propiamente de los sacramentos. Y la Mistagogía.

La preparación catecumenal no siempre ha sido uniforme, “se puede hablar de un pluralismo de soluciones pastorales” de cada comunidad en particular, por lo que ha sufrido una notable evolución, tanto en su contenido como en el tiempo de duración. Sin embargo, sea la práctica que fuere, el pensamiento subyacente a los rituales es <eclesiológico> y no solo <antropológico>, es decir, la fe adquirida no es la individual sino la que profesa la comunidad que recibe al recién bautizado.

El catecumenado (κατηχειν: instruir de palabra) es una institución creada por la Iglesia, de carácter catequético-litúrgico-moral, con el fin de preparar y conducir a los convertidos, a través de un proceso espaciado y dividido por etapas, al encuentro pleno con el misterio de Cristo y con la vida de la comunidad eclesial3.

La celebración propiamente de los sacramentos desde sus orígenes ha comprendido tres sacramentos: Bautismo-Confirmación_Eucaristía. En este sentido el Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos no. 14 retoma estos orígenes y nos presenta la íntima conexión que existe entre ellos:

Por los sacramentos de la iniciación cristiana, los hombres, libres del poder de las tinieblas, muertos, sepultados y resucitados con Cristo, reciben el Espíritu de los hijos de adopción y celebran con todo el pueblo de Dios el memorial de la Muerte y Resurrección del Señor (AG 14).

2 “El bautismo y la regeneración de las religiones mistéricas designan dos realidades diversas: por un lado una regeneración individual, desvinculada de la historia, vinculada a un mito que se inspira en la naturaleza (la primavera) y se mueve fuera del tiempo; del otro lado, una realidad espiritual vinculada a la historia de la salvación, que exige una conversión interior previa y opera la regeneración escatológica del hombre y del universo”.3 “… catecumenado, que no es una mera exposición de dogmas y preceptos, sino una formación y noviciado debidamente prolongado de toda la vida cristiana, en que los discípulos se unen a Cristo, su maestro” (AG 14).4 El mismo documento AG más adelante en el no. 36 sin nombrar explícitamente el término iniciación, afirma lo siguiente: Todos los fieles, como miembros de Cristo vivo, incorporados y asemejados a El por el bautismo, por la confirmación y por la eucaristía, tiene el deber de cooperar a la expansión y dilatación de su Cuerpo, para llevarlo cuanto antes a la plenitud”.

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Por lo tanto, los tres sacramentos de la iniciación cristiana se ordenan entre si para llevar a su pleno desarrollo a los fieles (RICA, Observaciones generales, 2).

El punto de partida que nos puede ayudar a comprender la unidad que existe entre los tres sacramentos no es el que analiza los efectos de cada uno de ellos, sino el que tiene presente la acción del Espíritu Santo en la historia de la salvación que actúa con el fin de realizar el designio de Dios de alcanzar la unidad de los hombres y del mundo en comunión con El como signo de su amor (Jn. 17,20-21)5, que tenían antes de la caída del pecado.

Pertenece a la esencia de la Iglesia este proceso sacramental de iniciación cuyo culmen lo constituye la Eucaristía, pues por ella los hombres “se insertan plenamente al Cuerpo de Cristo (PO 5) y es en El, en el que ofrecen los cristianos el auténtico culto espiritual agradable al Padre. Al hacerlo se pone de manifiesto la naturaleza misma del nuevo pueblo de Dios y de cada uno de sus miembros, los cuales han sido consagrados como <casa espiritual y sacerdocio santo> (LG 10).

Mediante los sacramentos de la iniciación cristiana, el bautismo, la confirmación y la Eucaristía, se ponen los fundamentos de todo la vida cristiana… y así (por medio de ellos) reciben cada vez con más abundancia los tesoros de la vida divina y avanzan hacia la perfección de la caridad (Catecismo 1212).

La mistagogía propiamente el obispo revelaba a los iniciados el contenido de los ritos celebrados.

Emprendo la explicación de los sacramentos que vosotros habéis recibido. No hubiera sido conveniente que se hiciera antes pues en el cristiano lo primero es la fe (San Ambrosio, Sobre los sacramentos I).

Ciertamente no terminaba todo ahí, a lo largo del año, sobre todo en la celebración de la cuaresma y de la pascua, así como de la recitación del

5 La segunda epíclesis de las plegarias eucarísticas desarrollan este tema: “Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo” (Plegaria II); “… y llenos del Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu” (Plegaria III); “… que congregados en un solo cuerpo por le Espíritu Santo seamos en Cristo víctima viva para alabanza de su gloria” (Plegaria IV); “Fortalécenos con este mismo Espíritu a todos los que hemos sido invitados a tu mesa, para que todos nosotros, pueblo de Dios…” (Plegaria V/a); “Mira con amor Padre de bondad a quienes llamas a unirse a ti, y concédeles que, participando del único sacrificio de Cristo forman, por la fuerza del Espíritu Santo, un solo cuerpo, en el que no haya ninguna división” (Plegaria de Reconciliación I).

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Padrenuestro, hacían de la iniciación realizada una vez y para siempre, un bautismo continuo, que se prolongaba toda la vida. No se esperaba que de esta iniciación se obtuvieran cristianos indefectibles, sino conscientes de haber sido <iniciados>. El cristiano era uno que sabía lo que había recibido y consecuentemente sabía lo que en el pecado rechazaba.

Es bueno que tengamos en cuenta la actual doble praxis litúrgica que existe en nuestra Iglesia occidental, pues en lo que toca a los niños, los sacramentos de iniciación por lo regular se encuentran separados uno de otro por un cierto periodo de tiempo, mientras que si se refiere a un adulto estos sacramentos se reciben en una sola celebración6. Es lo que se llama unidad real de los sacramentos de iniciación. Por lo que respecta a la Iglesia oriental, la práctica de conferir los tres sacramentos en una sola celebración se ha mantenido a lo largo de su historia.

En los ritos orientales la iniciación cristiana de los niños comienza con el Bautismo, seguido inmediatamente por la Confirmación y la Eucaristía, mientras que en el rito romano se continúa durante unos años la catequesis, para acabar más tarde con la Confirmación y la Eucaristía, cima de su iniciación cristiana (Catecismo 1233).

Interesante resulta el estudio de Maggiani Silvano sobre algunos Aspectos antropológicos en el rito de la iniciación cristiana de adultos. En su artículo el autor se propone hacer una presentación de la antropología subyacente en el ritual. La pregunta que guía su trabajo es la siguiente: ¿Qué tipo de hombre es el que subyace en el ritual?

La primero que el autor subraya, por el tipo de proceso que el mismo ritual presenta a manera de grados, es que la persona sujeto de estos ritos de pasaje es el hombre que aún no es, es decir, es el hombre que no se experimenta así mismo como acabado, sino como aquel que busca desvelar el sentido profundo de su vida y quiere trascender el simple nivel biológico que se le presenta como primer dato.

El ritual de la iniciación cristiana…se destina a los adultos que al oír el anuncio del misterio de Cristo, y bajo la acción del Espíritu Santo en sus corazones, consciente y libremente buscan al Dios vivo y emprenden el camino de la fe y de la conversión (RICA, Observaciones previas no. 1).

6 Las Observaciones previas del RICA afirman al respecto: “Según el antiguo uso conservado en la Liturgia Romana, no se bautice a ningún adulto, sin que reciba a continuación del bautismo la confirmación…al enlazar ambos sacramentos se significa la unidad del misterio pascual y el vínculo entre la misión del Hijo y la efusión del Espíritu Santo y la conexión de ambos sacramentos…”. No. 34.

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El ritual de la iniciación cristiana de los adultos considera al hombre que se abre no a una preparación inmediata a los sacramentos, sino a la vida cristiana en la cual los sacramentos encuentran un espacio fundamental.

En este camino… tiempo de instrucción y de maduración…el primer grado…es cuando (la persona) se enfrenta con el problema de la conversión y quiere hacerse cristiano, y es recibido por la Iglesia como catecúmeno. El segundo grado es cuando madurando ya la fe, y finalizando casi el catecumenado…es admitido a una preparación más intensa de los sacramentos. El tercer grado, cuando acabada la preparación espiritual, el catecúmeno recibe los sacramentos, con los que comienza a ser cristiano (RICA, Observaciones previas no. 6).

Es de notar que el hombre transformado no sólo es aquel que es espíritu sino también cuerpo. En su cuerpo, el hombre lleva inscrito también las consecuencias del pecado por lo que se involucra también en el proceso de liberación, de forma especial significado en los exorcismos, las posturas y unciones.

El paso de una situación a otra forzosamente tiene que estar explícitamente manifestada, para lo cual la Iglesia fortalece a quines se abren al anuncio del evangelio, en este caso es de significativa importancia la unción con el óleo de los catecúmenos.

… atiéndase a significar por ella (unción con el óleo de los catecúmenos) la necesidad de la fortaleza divina, para que el que va a ser bautizado, a pesar de las ataduras de la vida pasada, y superada la oposición del diablo, de con decisión el paso a profesar la fe y la mantenga sin desmayo a lo largo de toda su vida (RICA 212).

El hombre del que estamos hablando no es el sujeto solitario o aislado que inicia un proceso por cuenta propia, es el hombre que se encuentra con una comunidad que ha realizado este itinerario y que le acompaña en su propio caminar. Se trata de una comunidad viva y que asume una actitud responsable que se manifiesta en su dinamismo; formación permanente y constante búsqueda de descubrir el misterio de Dios, porque se descubre así misma no como cerrada y acabada, sino en continuo camino de perfección.

La preparación al Bautismo y la formación cristiana es tarea que incumbe muy seriamente al pueblo de Dios, es decir, a la Iglesia, que transmite y alimenta la fe recibida de los Apóstoles (RICA, Observaciones previas no. 7).

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La comunidad tiene una participación activa durante todo el proceso de inserción (RICA, Observaciones previas no. 41).

En el periodo de la evangelización y del precatecumenado se invita a la comunidad a abrir el espíritu de la comunidad cristiana, a recibir a los candidatos en las familias, a dialogar personalmente con ellos, y admitirlos hasta en organización especializadas de la comunidad.

Durante el catecumenado propiamente asistiendo a las celebraciones propias y tonando parte en las respuestas, oraciones, el canto y las aclamaciones.

En el día de la elección dando un testimonio justo y prudente de aquellos que son elegidos para agregarse a la comunidad.

Durante la purificación e iluminación acudiendo a las celebraciones de los escrutinios y de la entrega, dando a su vez ejemplo de penitencia, de fe y de caridad. Durante la celebración propiamente dicha, renovando sus compromisos bautismales.

En la mistagogía dándoles una calurosa recepción en la comunidad.

Conclusión. Los ritos de la iniciación cristiana han nacido con el fin de provocar en el iniciado una experiencia vital por medio del encuentro con Jesucristo en la comunidad cristiana, de manera que dicho acontecimiento lo lleve a revalorar la vida que ya posee (nivel natural) y que está invitado a trascender como respuesta al don de Dios que le invita a ser hijo suyo (vida de gracia).

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CAPITULO II. EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO.

1. El Bautismo en la Sagrada Escritura.

a. Antecedentes histórico-religiosos del bautismo cristiano.

Al inicio del s. I d.C., en Palestina y en algunos lugares circundantes existían movimientos de tipo bautista. Diversos grupos practicaban lavados rituales como medio de purificación, de algunos solo conocemos su denominación: <bautistas de la mañana> <hemerobautistas o bautistas cotidianos>. Mejor informados estamos de otros grupos como la secta gnóstica de los mandeos, la comunidad de los esenios y el bautismo de los prosélitos.

De forma general se puede afirmar que el agua es un símbolo arquetipo para muchas culturas. En palabras de Mircea Eliade es “fuentes y origen”, como principio de lo indiferenciado y de lo virtual, es decir, de aquello que está llamado a ser.

…las aguas simbolizan la sustancia primordial de la que todas las formas nacen y a la que todas las formas vuelven por regresión o por cataclismo… En la cosmogonía, en el mito, en le ritual, en la iconografía, las aguas desempeñan siempre la misma función, cualquiera que sea la estructura de los conjuntos culturales de que formen parte: preceden a todas las formas y son soporte de todo lo creado.

La inmersión en el agua simbolizan la regresión a lo performal, la regeneración total, el volver a nacer, porque la inmersión equivale a una disolución de las formas, a una reintegración en el modo indiferenciado de la preexistencia; la salida de las aguas reproduce el gesto cosmogónico de la manifestación formal7.

En las leyes sobre la pureza e impureza que encontramos en el antiguo testamento (Lv. 11-15), el pueblo de Israel debió de haber conservado costumbres arcaicas, reflejo de una religión primitiva. En la mentalidad antigua, lo impuro y lo sagrado son dos situaciones que contienen una fuerza misteriosa y temible que obra por contacto y que hacen que la persona o los objetos que han entrado en relación con ellos queden marginados. No se trata de una contaminación física o moral y la santidad así adquirida no es una virtud del alma, sino que se definen simplemente como “estados” de los que hay que salir 7 “…en el agua todo se disuelve, toda forma se desintegra, toda historia queda abolida; nada de lo que ha existido hasta entonces subsiste después de una inmersión en el agua; ningún perfil, ningún signo, ningún acontecimiento. La inmersión equivale en el plano humano, a la muerte y en el plano cósmico, a la catástrofe (diluvio), que disuelve periódicamente al mundo en el océano primordial. Por desintegrar toda forma u abolir toda historia, poseen las aguas esa virtud de purificación”.

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para volver a la vida normal. Por ejemplo, la mujer cuando da a luz o se toca un cadáver (Nm. 19, 11); además hay normas sobre la calvicie (Lv. 13, 40-44); lepra de las casas (Lv. 14, 33-53); o los objetos que tocan la ofrenda adquieren la misma santidad (Lv. 6,20-21).

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los sacramentos de iniciacion cristiana bautismo y confirmación

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