los procesos de urbanización e industrializacion en la españa de la restauracion

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LOS PROCESOS DE URBANIZACIÓN E INDUSTRIALIZACIÓN en la España de la Restauración Al iniciarse la Restauración, la población española apenas superaba los 16 millones de habitantes; en 1902 superaba levemente los 18,5 millones y en 1923 llegaba a los 21,3 millones de habitantes. Este relativo estancamiento demográfico se debió al mantenimiento de una alta tasa de mortalidad (29 - 23%o), mientras que la natalidad mantenía también altos niveles (33 - 29%). Estas cifras responden a la conjunción de causas estructurales (atraso económico y social) y causas coyunturales (guerras, crisis de subsistencia y epidemias). Entre 1885 y 1911 tuvo lugar una gran epidemia de cólera; en 1890 y 1918, otra de gripe, que causó más de 700.000 muertos; y a estas epidemias puntuales habría que añadir brotes esporádicos de tuberculosis, tifus, viruela, sarampión... lo que denota un sistema sanitario deficiente o prácticamente inexistente. Este arcaísmo demográfico también se constata en el carácter rural de la población, que hacia 1900 sólo 9% vivía en ciudades de más de 100.000 habitantes. Entre 1877 y 1900, el 64% de la población estaba ocupada en el sector primario, y en 1920 apenas descendió al 57%, demostrando un claro retraso respecto al resto de Europa. Por su parte, el sector secundario pasó del 15,3% en 1900 al 21% en 1921. En la evolución demográfica destacan dos fenómenos derivados de la incapacidad del sistema económico de absorber el crecimiento demográfico: Emigración exterior a América Latina y al norte de África, proceso que se intensifica hasta el punto de hacerse masiva hacia finales del siglo XIX Emigración interior del campo a la ciudad, fenómeno que se acelera a partir de 1880, en relación con el desarrollo industrial y de los servicios en el norte, Levante y Madrid. Las grandes ciudades como Barcelona, Madrid, Valencia, Bilbao... crecen aceleradamente a partir del último cuarto del siglo XIX, por el contrario las zonas del interior pierden población. Este crecimiento urbano trajo consigo graves problemas como la falta de viviendas, no solucionados por la política de ensanches urbanos iniciada a partir de 1860 (Barcelona con el Plan Cerda, Madrid con el Plan Castro) en las grandes ciudades, pues las viviendas construidas sólo podían ser adquiridas por las clases me- dias y altas. Así surge a inicios del siglo XX el fenómeno de los suburbios, barrios próximos a las ciudades, caracterizados por:

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LOS PROCESOS DE URBANIZACIÓN E INDUSTRIALIZACIÓN en la España de la Restauración Al iniciarse la Restauración, la población española apenas superaba los 16 millones de habitantes; en 1902 sup eraba levemente los 18,5 millones y en 1923 llegaba a los 21,3 millones de habitantes. Este relativo estancamiento demográfico se debió al mantenimiento de una alta t asa de mortalidad (29 - 23%o), mientras que la natalidad m antenía también altos niveles (33 - 29%). Estas cifras responden a la conjunción de causas estructurales (atraso económico y social) y causas coyunturales (guerras, crisis de subsistencia y epi demias). Entre 1885 y 1911 tuvo lugar una gran epidemia de c ólera; en 1890 y 1918, otra de gripe, que causó más de 700 .000 muertos; y a estas epidemias puntuales habría que a ñadir brotes esporádicos de tuberculosis, tifus, viruela, sarampión... lo que denota un sistema sanitario def iciente o prácticamente inexistente. Este arcaísmo demográfico también se constata en el carácter rural de la población, que hacia 1900 sólo 9% vivía en ciudades de más de 100.000 habitantes. Ent re 1877 y 1900, el 64% de la población estaba ocupada en el sector primario, y en 1920 apenas descendió al 57%, demost rando un claro retraso respecto al resto de Europa. Por su p arte, el sector secundario pasó del 15,3% en 1900 al 21% en 1921. En la evolución demográfica destacan dos fenómenos derivados de la incapacidad del sistema económico d e absorber el crecimiento demográfico: Emigración exterior a América Latina y al norte de África, proceso que se intensifica hasta el punto de hacers e masiva hacia finales del siglo XIX Emigración interior del campo a la ciudad, fenómeno que se acelera a partir de 1880, en relación con el desarr ollo industrial y de los servicios en el norte, Levante y Madrid. Las grandes ciudades como Barcelona, Madrid, Valenc ia, Bilbao... crecen aceleradamente a partir del último cuarto del siglo XIX, por el contrario las zonas del inter ior pierden población. Este crecimiento urbano trajo co nsigo graves problemas como la falta de viviendas, no solucionados por la política de ensanches urbanos i niciada a partir de 1860 (Barcelona con el Plan Cerda, Madr id con el Plan Castro) en las grandes ciudades, pues las v iviendas construidas sólo podían ser adquiridas por las clas es me-dias y altas. Así surge a inicios del siglo XX el f enómeno de los suburbios, barrios próximos a las ciudades, caracterizados por:

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Inexistencia de planificación, por lo que presentan un crecimiento caótico. Ausencia de red de abastecimiento de agua potable, alcantarillado y luz eléctrica. Ejemplos de estos barrios son Vallecas y Tetuán en Madrid, Sants, Gracia y Poble Nou en Barcelona... barrios q ue con el tiempo fueron absorbidos por el crecimiento de e stas ciudades. El desarrollo urbano propicia nuevos modos de vida, aumentando la demanda a partir de 1900, de las clas es medias urbanas y de los trabajadores, al Estado par a que asuma y facilite su acceso a servicios, tales como la enseñanza y la protección social. Igualmente, y a p esar de ser un país prácticamente rural, estos grupos urban os adquieren mayor influencia social. La sociedad de la Restauración se caracteriza por l a existencia de tres clases sociales: Burguesía. Al inicio de la Restauración deja de ser un grupo reformista, ya que en ella se van integrando la burguesía vasca y cantábrica (dedicada a las minas, la siderurgia y la banca), la burguesía catalana (indu stria textil), terratenientes, nuevos ricos, alta nobleza , jerarcas militares y altos cargos de la administrac ión. Se trata pues de un grupo homogéneo, representado ideológicamente por la derecha conservadora, y aunq ue minoritario, controlaba el 90% de la riqueza del pa ís. Asimismo, la burguesía y los mandos militares busca ban el ennoblecimiento a través de la compra de títulos no -biliarios, por méritos guerreros o por enlaces matrimoniales. Clases medias, integradas por profesionales liberal es, pequeños comerciantes, medianos propietarios rurale s, empleados de la administración... Este grupo estaba formado por el 3% de la población, y durante la Restauració n comenzaron a marcar diferencias en formas de vida y nivel económico de las clases populares. Ideológicamente fue muy heterogéneo, comenzando a tomar conciencia de forma r un grupo diferente y empiezan a tomar parte activa en la vida política en la vida política y parlamentaria. Clases bajas, formadas por el proletariado y el campesinado. Dentro de las clases bajas, el proletariado, los trabajadores de las fábricas, destaca en las grande s ciudades. Sus condiciones de vida eran desoladoras: vivían en barrios caóticos, sin higiene, sin intimidad, si n servicios públicos, ingresos mínimos, padeciendo ha mbre y enfermedades, sin asistencia social... En 1883, las Cortes crearon una Comisión de Reformas Sociales, pero sus propuestas no se aplicaron debido a los intereses d e los industriales y la falta de recursos económicos del Estado.

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El campesinado era el grupo social más numeroso (57 % de la población en 1920). Según su relación jurídica con la tierra podían dividirse en: Propietarios de tierras, que, dada la escasa rentab ilidad de la agricultura, tenían que completar sus ingreso s arrendando tierras o trabajando como jornaleros. Arrendatarios y aparceros, que estaban sujetos a co ntratos de corta duración, salvo en Galicia (foro) y Catalu ña (rabassa morta), donde pervivían contratos de renta fija. Jornaleros, que dependen de la periodicidad del lab oreo agrícola, y representaban cerca del 75% de los trab ajadores rurales, teniendo las peores condiciones de vida, y a que ni el Estado ni el socialismo aspiraban a colectivizar la tierra, de ahí que el anarquismo tuviera gran calad o en este grupo social. Hacia 1876, se inició en la economía mundial una fa se de depresión que duró una década. Sin embargo, en Espa ña este período fue de crecimiento, debido a la introducció n de nuevas técnicas de producción y la expansión del cu ltivo de la vid, lo que elevó el poder adquisitivo de los ca mpesinos y aumentó el consumo. Además, la introducción en 18 91 del arancel a las importaciones, incorporó a la economí a española a las ideas del proteccionismo, lo que fav oreció la siderurgia vasca, el textil catalán y los cereal es castellanos y andaluces. Entre 1898 y 1914, el proc eso económico expansivo se debió especialmente a la inv ersión extranjera y a la repatriación de capitales tras la pérdida de las colonias. La Restauración da por concluido el proceso desamor tizador, iniciado en 1837 con Mendizábal. La agricultura es el principal sector productivo, ya que empleaba a dos tercios de la población y producía un tercio de la riqueza nacional. Estuvo fuertemente protegida de la compet encia exterior. Los productos más importantes fueron la v id (creció tanto en importancia económica como en exte nsión de cultivo), el trigo (su producción total descendió p or causa del abandono de tierras poco aptas o por cambios de cultivos), y el olivo (aumentó su producción debido al aumento de la demanda). En Canarias, se sustituyó e l cultivo de exportación de la cochinilla por el toma te y el plátano, al igual que el cultivo de la papa como pr oducto de subsistencia. En cuanto a la ganadería, aumentó favorecida por el crecimiento de la industria textil lanera. Hasta co mienzos del siglo XX, el consumo de carne era más abundante en los lugares de producción, y posteriormente, debido a l a mejora de la red comercial, creció su consumo, aumentando la cabaña ganadera en un 50%. La minería, como consecuencia del desarrollo del ferrocarril y de la siderurgia vasca, aumentó el co nsumo de carbón hasta el punto que hubo que importarlo desde

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Inglaterra. En lo que respecta al hierro, su produc ción y consumo aumentó tras la introducción del convertido r Bessemer, por la demanda del ferrocarril y de los astilleros. Sin embargo, hacia 1900 se exportaba el 85% del min eral, pues el mercado interior era escaso y no absorbía l a producción. La industria ve aparecer nuevos sectores, como el eléctrico, que tendrá un crecimiento rápido. En un primer momento el capital fue alemán (AEG) y estadounidens e (General Electric), aunque posteriormente será el c apital vasco y catalán quienes promuevan dicha industria. En 1875 se creó la primera central en Barcelona y hacia 190 0 eran ya más de ochocientas. Su crecimiento se debió al p otencial hidroeléctrico, que reducía los costes, aumentando el consumo y finalmente produciendo más. Esta fuente d e energía irá sustituyendo al carbón como fuente de e nergía básica. También aparecen las industrias del cemento , las papeleras y la química, con capital extranjero. La siderurgia se localiza en el País Vasco, princip al productor de hierro, que se exportaba a Inglaterra a cambio de carbón. Durante esta época se produce un proceso de fusión empresarial que dará lugar en 1902 a la crea ción de los Altos Hornos de Vizcaya, la primera planta de tratamiento integral del hierro. La industria textil sufrió las consecuencias negati vas de la pérdida de los mercados coloniales y de su estan camiento tecnológico, aunque fue muy favorecida por la polít ica proteccionista del gobierno. Resumiendo, las características generales de la ind ustria española eran:

• Tendencia a la regionalización industrial en Catalu ña, Madrid y País Vasco.

• Exceso de concentración financiera, ya que pocas empresas concentraban la producción, a su vez financiadas por bancos y familias, que formaron un entramado de fuertes intereses oligárquicos.

• Fuerte dependencia del capital extranjero, salvo la siderurgia y textil catalana, el resto del sector dependió del capital exterior, en cuanto a materias primas y bienes de equipo, pues la industria españo la no los suministraba.

• Dependencia de la industria respecto a la agricultu ra, pues el consumo de los productos industriales depen de del mercado interior, mayoritariamente rural, y ést e era pobre y de escaso poder adquisitivo.

La política del Estado siguió siendo proteccionista , ya que los empresarios preferían mercados pequeños pero se guros antes que tener que competir con precios más bajos. Además, varias leyes, como la Ley de Aranceles de 1906, los

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programas de construcción naval de 1907 y la Ley de Protección de la Industria y Comunicaciones Marítim as de 1909, convirtieron al Estado en el principal client e de la industria nacional. El sector financiero sufrió importantes cambios dur ante la Restauración, especialmente a partir de 1900, cuand o se puso en marcha el Plan de Estabilización, que compr endía la reducción de los intereses de la deuda pública, lim itación del gasto y la inversión pública, y una reforma fis cal. El resultado fue un período (1900 - 1909) de superávit presupuestario que duraría hasta los años veinte. En cuanto a la actividad bancaria, en 1874 se decla ra al Banco de España como el único capacitado para emiti r moneda y regular la circulación monetaria. En lo que respe cta a la banca privada, se produce una concentración de banc os, que los hizo más competitivos (Banco Guipuzcoano en 189 9, Banco de Vizcaya en 1901, Banco Hispanoamericano en 1900. ..) y que los hizo concentrarse en la captación del peque ño aho-rrador a través de una extensa red de sucursales. Las comunicaciones por carretera aumentaron cuantitativamente, en su mayoría eran carreteras secundarias o provinciales. Las nuevas carreteras reforzaron el sistema radial, con Madrid como centr o principal y centros secundarios en las capitales provinciales. A partir de 1918, el transporte por c arretera adquirió mayor importancia, debido a la crisis de l os ferrocarriles, que entró en una profunda crisis y t uvo que ser subvencionado por el Estado.