los poetas del 40 (selección)

41
Los Poetas del 40 Selección Biblioteca Argentina Fundamental

Upload: david2014

Post on 15-Dec-2015

52 views

Category:

Documents


3 download

DESCRIPTION

Los Poetas Del 40 (Selección)

TRANSCRIPT

Los Poetas del 40 Selección

Biblioteca Argentina Fundamental

o ~

w "

~

""' ~

ES """

... ~

.; ~

" o

---

e " ~

.s ~

""" ...;¡

=

Q} ~

t "

~ i

~

~

-'Q

=

~

. ·g ..

~

Q; e¡¡

C"I) ~

~

""" = ~-~ ~ ~

'::;:: :

:;::

© 1968

CENTRO EDITOR DE AMERICA LATINA S. A. Avda. de Mayo 1365 - Buenos Aires

Hecho el depósito de ley IMPRESO EN LA ARGENTINA - PRINTED IN ARGENTINA

JUAN L. ORTlZ

\~~(\~e\\~ ~~9.,-1r 'Jr'Y'

~IJ 4'

LA PALOMA SE QUEJA ~· . .:.=

La paloma se queja. Angustia del anhelo . primaveral. La luz de la mano con las hojas nuevas se va hacia un país más pleno. Pero este canto da al cielo un pensamiento grave: melancolia de la tierna ilusión. · El paisaje ligero, infantil, casi alado se vuelve hacia su sueño musical, infinito.

(El agua y la noche, 1933)

¡OH MARZO ... ! ·

Oh Marzo de silencio que no acabas de morir ...

El miedo, por qué cosa, o por quién, abismo libre?

El grillo, el grillo, en la orilla del mundo ...

Iremos de la mano por encima del vacío, cómo? ¿O nos quedaremos aquí hasta perdernos con el grillo en 1a medida de la noche amarilla, amarilla ... que caerá ¿cuándo? bajo lás ramas~ detenida, por lo que tienen las estrellas, ay ... ? ¿Hasta perdernos con el .grillo en la otra noche larga que subirá en las hierbas con un tiempo flotado, indefinidamente así, al entrar en sí mismo, por su voto más lejano, oh, lejanísimo, de aquí?

¿Qué haremos, dí, qué haremos?

DiJo mujer, o amigo, o ángel, dilo . ..

(La brisa profunda, 1954)

¿COMO MIRARAN LAS NUBES? ...

Cómo mirarán las nubes a las a.lmas de Mayo, lejanísimas aún, con su soledad de la mano

5

sobre las gramillas del sueño ... los otros finos humos dividiendo casi el silencio, a lo largo, y apenas visibles, como éstos, en la perla del minuto ... ?

Y esas almas, a su vez, pasarán el abismo, desplegándose hacia las nubes, más allá del puro recuerdo o de la pura imagen, en el heroísmo ya de vivir esas nubes bajo su forma a un tiempo única y fugaz, parecidas a si mismas?

¿Cómo mirarán esas almas a esas nubes? Se harán ellas mismas nubes niñas pa:ra entrar, de verdad, recién, en el "Reino de los

[c1elos". devenidas enteramente las ,gasas altas uel momento que pasa como ningún otro ha pasado jamás, y a la par las cintas pálidas de Mayo, idénticas y siempre diferentes a la vez? Oh, las almas hermanas del porvenir, mi:risnd0,

[nlir.a.n.d.o .. . · y cerrando los ojos, lueg<;:t, para mirar de nuevo .. . ajenas a los cuidados angµst'iosos de hoy, la vieja llaga del desgarramiento en el ser, curada

, [al fin ... siendo ellas todo "el otro" o los latidos del "otro" en •la enajenación requerida · para acceder ~1 "r~ino" del a.guí y del allá. y del más P" -..-. [allá hasta las arenas sin nombre, y alzar de la oscura palabra, oh poetas libres del azar, la sangre misma del ángel ...

(De las rafees y del cielo, 1958)

AH, MIS AMIGOS, HABLAIS DE RIMAS ...

Ah, mis amigos, habláis de rimas y habláis finamente de los crecimientos libres ... en la seda fantástica. que os dan las hadas de los

[leños con sus suplicios de tísicas sobresaltadas de alas ...

6

Pero habéis pensado que el otro cuerpo de la poesía está también allá, en

[el Junio de crecida, desnudo casi bajo las agujas · d~l cielo?

¿Qué haríais vosotros, decid, sin ese cuerpo del que el vuestro, si frágil y si herido, vive desde

["~a división" con el pan que él amasa y que deber ecibir, a veces, en un insulto de piedra?

Habéis. pensado, mis amigos, quee s una red de sangre la que os salva del vacío, en el tejido de todos los días, bajo los metales del

[aire, de esas manos sin nada al fin como las ramas de

a no ser una escritura de vidrio? [Junio,

Oh, yo sé que buscáis desde el principio el secretQ . [ de~la tierra,

y que os arrojáis al fuego, muchas veces, para [encontrar el secreto ...

Y sé que a veces halláis la mefodia más· dificil que duerme en aquéllos que mueren de silencio, corridos por el padre río, ahora, hacia las tiendas

[del viento ... Pero cuidado, mis amigos, con envolveros en ~a~ _,.. [de la poe, ·

igual que en un capullo ... No olvidéis que la po~sía, si la pura sensitiva o la ineludible sensitiva, es asimismo, o acaso sobre todo, ·l~ intemperie sin fin, cruzada. o crucificada, si queréis, por los llamados

[sin fin, y tendida humildemente, humildemente, i.:)iFiiel

tinven"to del amor.

(De las rafees y del cielo, 1958)

EL RIO ...

El río, y esas lilas que en él quedan ...

quedan ... ¿No se morirán esas mas, no?

Y ese olvido que es, acaso, el de unas [hierbecillas

7

que no se ven ... ¿Pero qué rosas se secan, repentinamente,

sobre las lilas, en el hilo de las diecisiete,

entre la enajenación del jardín y la ligereza de las islas, allá, para sugerir hasta

[los iris de lo imperceptible que huye?

8

Oh aparición de Octubre, abismándose en un aire que quisiese de lilas,

sólo de lilas, para no ver el minuto

de que no saben, probablemente, por ahí, unas briznas ...

(La orilla que se abisma, 1968. Inédito)

VICENTE BARBIERI

AUTORRETRATO DE PERFIL.

A María Angéltca 1J Rodolfo Luzuríaga

Orientado hacia un Sur de perennes lloviznas, con lagos y canoas y verdes mediodías. Con ángeles y tallos y liquenes y briznas, con altos ventanales y entre ailamedas frias.

Navegante y bajel, todo llovido. Tenso el trabajo, en la imagineria. Hierro en la flor, minutos y momentos';

E.ste perfil antiguo no concluido que moldean los vientos todavía.

(Arbol total, 1940)

CORAZON DEL OESTE

3

Como antes lloviznaba, como el canto Que antes caía en lluvia y sal radiosa, ¡Ay!, la ariteria floral volcada en Han.to Muere amapola y muere maríposa.

Junto a las lineas de mi mano abierta Llegas, amargo río, y te detienes, Nave de soledad, balsa. constante. Qué solo árbol, qué cernada puerta, Qué piedra en muro y epitafio amante. ¡Ay!, lloviznaba el oro de tus sienes En permanente litoral fragante.

(Corazón del Oeste, 1941)

LETANIAS EJEMPLARES MODO ANGELICO

Aclarado perdón, ruego sin tacha, encuentro ilimitado, dulce esfera, luz en el techo esquivo y la vertiente:

9

10

-Te llamo y .te reclamo, modo angélico. Albo ropaje en nifias y heliotropos, espada meridiana entre bengalas, fructificada en cruces y entresueños: -:--Ven a los ojos quietos, modo angélico.

Descendida piedad entre naranjos, inicial depurada, texto ignoto, de ruiseñor la lumbre y el socorro: -Cantas, yo sé que cantas, modo angélico.

Mano en virtud alzada sobre el témpano y el área virginal de la manzana, amanecido pino en mi rocío: · -Ya llegas, me liberas, modo angélico.

Caballero sin mengua, ¡oh limitado.! en campo de sinople y oro antiguo, consagrado en el cisne y la armadura: -Avanzas sin premura. Modo Angélico.

(La columna y el viento, 1942)

EL HOSPITAL

Y Jesús di.jo: Yo iré y le sanaré. (MATEO, 8, 7)

I

Dudosa pulcritud de sobresalto en el frío acerado de las voces -como el ángel quizá, pero extraviado en tanto asombro de lavados lienzos y estambres corroídos, y humedades.

Ademán de silencio, paz de lluvia. -de una · lluvia con sol, testimoniada en lejano paraje, en graves patios con árboles quemados por el yodo.

~h, qué domingo claro este domingo con ventanal abierto, con salados contactos en las sienes y en los labios.

El Hospital, ¿qué amantes lacerados lo guardan, como arcángeles recluidos,

andando los pasillos y el silencio en olor de piedad y de alcanfores

Este domingo se abre ¡oh tristísimo libro de figuras! con la madre, la esposa, las hermanas, el amigo que escribe, '1as muchachas que nos miran toser y que están tristes, gravemente inclinadas hacia el viento.

Y también soledad. Esa punzante soledad de domingo, desvalida, con deshauciados nombres que gua.rda la memoria y se alzan a lo lejos, como faros; y los perdidos campos.

¿Quién se ríe, quién llora este domingo en el ir y venir, cuando las puer.tas se abren de par en par, (Esa ventana no ve pasar un pájaro, una nube, una flor, una niña, un crucifijo -porque está frente a un muro). Este domingo.

n !O de noviembre 1944

Se abrían flores opulentas, cálidas, a lo largo de bellas estaciones, y me subía al cuello, a la gar·ganta una cruz vegetal - desconocíame cuando agujas de pálidos temblores · punzaban en el sueño rumoroso, como de mar y como de desierto.

Y yo pensé: diamantes como el agua, alcoholes de plantas amorosas · entre reptiles de ámbares selectos ligeramente adversos, chisporroteando en cera y luz de lágrimas.

¡Oh ese andar del mercurio, cuando sube la radiosa amapola de la fiebre! ¡Oh, Ia llama del calcio, la invasión en las ventas tirantes! ¿Quién aguarda junto a mi cabecera? Flor doliente

-- • 11

12

doblada ·hacia los signos imperiosos: llueve sobre mis menes, oh dichosa.

(Anillo de sal, 1946)

POEMA

A veces vuelvo por alguna calle, Reconociendo su color antiguo, Y camino por largos corredores Hasta encontrar la puerta.

Alli mi mano Llama tan largamente, tan seguido Por los afios del alma, como nunca Mi mano llamará en ninguna parte.

Salen amigos, rostros, gente vista; Nadie pregunta por qué vuelvo, y todos Están un poco tristes.

Todos tienen sus ojos y sus manos Como en la fior del tiempo, como acaso Yo tendté que mirarlos cada instante, Cuando quiero volver por esa calle Y llamar a esa puerta.

Alzan 1los rostros, me contemplan y callan, Sin preguntar, sin ver en mi vista Ninguna ine5perada confideñcia.

Me miran, nada más, y yo regreso Cerrando con cuida.do aquella puerta. Y ellos vuelven, quizás, a sus reuniones, Sus juegos vuelven, quizás, a sus reuniones, Sus juegos ilusorios y su lumbre. Y mirarán, ·tlranquilos y distantes, Algún abjeto absurdo, algún reflejo. Se dirán: "Es un suefio, es que sofiamos Siempre el mismo lugar, el mismo asunto".

Vuelvo por esa ca.lle que se aleja Tan oscura como antes, con sus árboles De nocturno amargor.

Pienso que ellos regresan a sus cosas, En torno a alguna mesa,, conitemplándose Los rostros despejados, ya en olvido

De nombres y parajes. Permanecen así, quietos, sin número, Hasta mi vuelta inevitable.

Entonces Algunos se aproximan al ventanal oscuro, Otros mueven apenas la cabeza.

Pero nada preguntan, porque entre ellos Suele, de pronto, haber desconocidos.

No obstante, ¿qué he de hacer, sino regreso Cada noche tan larga, cada día, Cuando dentro de mí nace una caJJe?

Pienso que alguna vez, uno entre todos Se volverá a mirarme, a preguntarme Por cosas conocidas. ,

Y en mi mano Ligeramente trémula, tan sólo Un ademán dirá: Ya no me acuerdo.

(El batlarin, 1953)

13

ALDO PELLEGRINI

SUSTANCIA EROTICA

Paisaje de latidos el viento azota tu mirada ardiente ahí está agazapada la. espera un lejano murmullo anuncia J.os estremecimientos de un salto intentas aniquilar la vida y encender un crepúsculo de miradas frías ¿a quién buscas por ese camino palpitante? ¿qué fuga detienen tus manos tenaces? corazón que galopa hasta atravesar tu ;transitable desnudez y hace estallar la vida la vida ahora llega la muchedumbre. de horas indecisas tu corazón galopa lejos de mí tu mano cae desde el instante sin tiempo fracasada tu muer.te indiferente a todo próximo sueño.

14

(El muro secreto, 1949)

ALGUIEN QUE DESPIERTA

Abre .tus ojos de barro tus ojos de cielo y de noche interrumpida tus ojos de alfombra, tus ojos pisoteados ábrete a la luz y a la sombra y a los viento,s a la sombra negra que arrojan los cuerpos. Arbol de la ceguera, de las muertes, camino de las desapariciones, marchas hacia Jos ojos abiertos del tiempo hacia el agua pura del instante que corre cuando te detienes te .tornas invisible cuando andas te destruyes sólo eres la sombra de la idea de ser pero con el hueco de .tu mano ves todo por el hueco de tu mano te derramas, cuerpo ávido de caricias de atmósferas, mil veces impasible, mil veces tierno, pero finalmente absorbido por la nada que corroe lentamente .el agua del tiempo.

(La valija de fuego, 1953)

SISTEMA DE OBEDIENCIA

La. mujer ha dicho asesinos, asesinos

una exclamación clara como un rayo de sol como un sol que vela de noche y en sus ojos claros reproduce la frescura de las hembras en celo.

Asesinos, asesinos despertador nocturno para bestias solares para sacudir a las viudas aletargadas que se niegan a levantarse el gallo aguza la memoria del posadero en el encono de ~as semejanzas desfilan los

[recuerdos, oh nostalgia del meridiano del crimen sangre de la nostalgia tan natural como Ja

[ desesperacloo

Surge el viento severo servidor de los que padecen asesinos, asesinos y a su encuentro llega. el comienzo del dia no despierten a los dormidos sólo ante ti me inclino y te obedezco servidora de la llave del viento de ojos claros.

(Construcción de la destrucción, 1957)

15

ULYSES PETIT DE MURAT

ESPLENDIDA MAREA DE ·LAGRIMAS

En memoria de Fedra Ebbé

Quién hubiera dicho que son nuestroo mismos [corazones

los que surcaron loo confinad0$ dias de tu padecer, entre la vigilia prolongada heroica.mente sin ataderas de albas ni de noches, cuando hasta él mismo sueño - voluntad cotidiana de muerte -se rebelaba contra la realidad.

Día estirado, sin orillas, borrosa la intensidad del atardecer, el perfume violento de las mañanas, <por las cuales nacemos nuevamente al mundo) bajo la pleamar de tu agonía.

Y designado el sitio que había de ser perenne para tu carne, junto a una de .tus mayores de vivir valeroso y muerte resuelta, te sacaban aun más del mundo la desatada ternura de tus últimos días, el resplandor nunca callado de tu sufrimiento, y la exhalación tremenda de tu sonrisa ante la cual nos sobrecogía el temor de lo milagroso.

Fuerza es que haya existido compañía angelical oculta, y otro pensamiento distinto al socavado de las despedidas - uno de eso.s cuya magia no desnuda el sortilegio del lenguaje -para que tu desvivido existir asid·o a minucias espantables -i.Jly.ecciones, oxígeno, infiernos de las muertes de

· [ahora-gratificara toda ajena presencia con voluntad de

· [gracia - percepción de fatigas, gratitud por desvelos -que tu cuerpo desvastado

16

Yá sin más que el espíritu, revelaba en mínimos, esforzados ademanes y con la mirada - voz de tu agonía.

Cómo habrán sido tus noches con el falso, aherrojado sueño de la morfina, y tus azorados amaneceres de boca amargada y sensibilidad desgarrada . en que se ensañarían los nudos menúdos - roces escalofriantes, chirridos de un eje, de un

[gozne -percibidos como a contra . nervios y la angustia física aguzada entre el probable abismo de un vahído rodeándote de una mortaja helada de sudor.

Qué extraño habrás pensado el mundo, improbable para tí, de aquellos para quienes el arna es tierna soñolencia, último recodo de los sueños, o - si despiertas - promesa de algo inefable anunciaido por el ardiente canto de los pájaros, el verde recién nacido de los árboles y ese, a ratos, lírico silencio que corta el perezoso, antiguo rodar de los carros.

Lo habrás pensado extraño en la pausa sin palabras que precede :a la eternidad y en la que el ser se debate entre dos patrias tremendas, igualmente misteriosas. Pero no querías

[llorar. Tenias un alma na,tiva de niña criolla, t enías la difícil alma de nuestras niñas que saben que es mucho su solo existir.

Rehusabas el llanto. Hasta el fin querías conservar esa íntegra vocación de alegrar nuestros días que había sido tu común excelsa profesión: mínimos desvelos, tiernos detalles con que cada mujer realmente nuestra a livia la crudeza de la realidad y nos otorga - como una música tenue, de fondo -la oscura y monótona vibración de la dicha casera en la vigilia y el sueño.

17

Cumpliste como era necesario, como lo hicieron tu Madre, y hasta la más lejana

[antepasada tus sencillas etapas de niña, prometida y esposa: sitios del tiempo de nuestras mujeres de intraducible, intima poesía. (Como sus vidas las señales de s-µs biografías se materializan en frágiles y tiernos detalles - la pequeña .tarjeta de los nacimientos, la recamada, casi luminosa estampa de primera comunión, el oro firme de su anillo de desposada, los vagos amarillos diplomas de piano o de francés, la besada plata de las medallas con santos, y la perenne, traslúcida. sonrisa de las fotografías, con que aun desde la muerte nos quieren mirar.)

Pequeñas anclas ya desmarradas ... En una mañana de sueño arrítmico y penoso la dura mano que me sacudía y unos ojos azorados me dieron cuenta de que la posibilidad sólo confesada en un desorden ligeramente atroz de la vida diaria en una vaga parálisis creciente de las risas y las músicas , era una especie de demencia total encajada con dureza espantosa en la realidad, algo vehemente, rígido, insoportable.

Estábamos cerca no de ti, no de tu crucifijo n1 de tu cabello, ni de .tu sonrisa triste sino al lado de la muerte. Una muerta desmesuradamente extensa, conocida por primera vez para nosotros . la precisión inaudita de sus facciones. Deslavado uno de los apoyos habituailes e.n el vivir, e.

[tiem substituido por algo tenso, espeso inacabable.

Después el llanto perdido, los desatados corazones, la espléndida masrea de lágrimas.

(Marea de Zágrimas, 1937

18

ANTIPOEMA

<Con problemas de la poesía)

No puedo decir con Rimbaud, desde el infierno donde inventó toda la poesía: Eso pasó: hoy sé aludar a la belleza. Yo lucho contigo

a brazo partido, a noche consumida, a día ·furioso. iY como un pez maldito te saco tal como eres 11n el océano estéril de mi alma on odiosas escamas y boca mutilada

un aire atroz, para que hables ·on rumor agónico, a pesar tuyo.

,Por qué has de vivir poema? í'ueron olvidadas 11.<1 magnificas hogueras de los celtas os egipcios, tantos griegos, algún asirio len birmanos y un millar de chinos que encontraron tete mil maneras a.ra nombrar la luna, el pezón, el pra,do, la desdicha. nslsto en empujar, 1 pesado ralo lacerante

Lu ahogo aunque sé lllL' el inimitable sonido misterioso 1el cementerio campesino de Gray, ie cierto Verlaine podrido, pero más musical ue el agua sobre el pelo de la mujer amada e han perdido •n el hastío ilimitado k la letra impresa, en altas bibliotecas •dondas como un cero.

uerzo tu cabeza depravada hasta que veas 1 soneto detenido en Lope y en Quevedo, .te acerco e perfil, esa niebla, ese abanico

bierto en el aire exangüe de Mallarmé.

e callas. Irrumpe en Ja noche de mi barrio esde un piano sin suerte, desde tristes violines

[demacrados esde un nefasto bandoneón cuadrado n tango cualquiera, viejo, viejo. En la pampa

• [fatigosa n la oscura r •. elodía rotan oidos"y crece el tacto. La rodilla misteriosa compungida de la Venus de Milo se articula

19

en la sombra del anaquel, junto a los libros. Y s [rehace

pechos dispersos, piernas y muchachas más dulces y gimientes que el otoño. Nace el recuerdo. Vuelve a perturbar el silencio seráfico de estrellas y de hojas.

Y por ti, monstruo, arrastro de los pelos rostros adorados, despierto muertos, desgarro estrellas y los arrojo a un absurdo fuego de palabras.

JORGE ENRIQUE RAMPONI

LOS ANGELES DEL TIEMPO

{ Fra,gmento)

El ángel del milagro me ha nombrado en el sueño.

Qué sentido anterior, subterráneo, me alude. Qué vocación de vientos y aptitud todavía.

(Ultimo lugar, 196llM1 caracol .terrestre, su legado de origen Mofocado de mu~gos pero leal al signo.

. 20

El mensaje fue un viento sin presagio ni escolta • ~orno un pájaro recto cardinal en su cifra.

l~l ángel del milagro me reconoce aún. Todavía me alumbra su insignia misteriosa.

Me exige el corazón hasta un registro cruel, 11 v1 ta turbarme el sueño por el rigor del temple.

•'rontoras de trasluz me entregan su sentido vibro como un látigo de sol en andas curvas.

a tengo el corazón en altitud total, u estatura me acusa responsable del cielo.

Iguna vez diré los ángeles hermosos: u¡:¡ cuatro rumbos sabe mi corazón .terrestre.

t<:t de olor a silencio y el trébol de tristeza. Una mano por flor sobre el pecho, en esquina.

Hu viento de abandono, su sigilo, su musgo. :ie le sabe un violín confuso en la memoria.

tro es como una oleada roja sin atavíos. "'uando pasa su antorcha se postra la frescura.

el ángel blanco trae su poliedro de frío, u duro corazón mineral de intemperie.

u. .girando su faro letal sin a,mnistía el paisaje descubre su latitud de espectro .

21

Alguna vez diré los á.ngele8 rivales, que hoy tengo el corazón de temple sagitario.

El ángel verde viene quebrando el maleficio. Su signo resti.tuye la solvencia terrestre.

Por el fondo del cielo resplandece su víspera. Oíd .su banda heroica toda gallos de bronce.

Su profecía cruza el alba migratoria y tengo que aquietar su contorno y vuelo.

Trae una llamarada del color del amor. El milagro terciado como una diana ardiente.

La salud entonada y el tenor de clarín, )os ojos de un azul natural de victoria.

Cuando pasó la tierra se empinaba en arcos. El aire era una esgrima de ráfagas y espejos.

Agil curso de nácar y de temperatura, su vuelo va dejando dulce franja en el clima.

(Corazón terrestre, 193

CORSARIO DE TINIEBLAS

Enredado en las hebras del horóscopo ciego que .[rige est.a noc

por mis sílabas rotas me devano y descifro.

La araña que recobra su fila.mento perfecciona su vida, recupera su muerte.

La crisálida empolla grandes alas doradas: la muerte se expresa en mariposas.

Oh, tú, que me conoces, en diálogos remotos con mi sangre, llanto abajo del hombre palpando con latidos los zócalos, la inscripción

[olvidad un tatuaje prohibido que rezuma de pronto como un licor de fuego ent

[las sien

22

P1mitente abismado por la imagen del ídolo, JJrAs quién me tira de bruces, ras a ras de

· [infortunios, 11Le un dlos de implacable laurel vu su larva anular sobre la frente vuelta luna de

[páramo.

•::,tu, noche . bebo el placer sombrío de un enigma insaciable; µnla.deando esa verdad, que filtra desde un hondo

[registro del pavor, su aforo de cicutas, ••¡.¡ero aquello sin corazón que vela, duro amor, mi

· [secreto.

Murmuro mi consigna sagrada: todo es posible, todo es posible, el corazón lo sabe, put's la ley, siendo el cauce del terror, tañe sola

1)1\ru. :siempre hacia abajo. '1•ro no en la vertiente de su código, nunca

doude todo es consigo, donde el músico puede revocar su instrumento.

At•f'cho, 111t1111tms el Zonda narra su libro de dominio,

[vejámenes y estragos; tl tllo de una cólera antigua,

cuando un ave utúrgica abreva en mis arterias las [diezmas del suplicio.

t:<:n los acoplamientos giratorios euyo trompo instantáneo siembra el germen de un

[insecto sagrado que aúlla en la tiniebla . ••:n lo.s treguas terribles, sin confín en mis dioses, rt11rndo la noche extiende su baraja nefasta y una yema de eclipse degrada una cariátide en

[espectro; cuando el silencio tañe su abanico de musgo.

Alguien boga, alguien canta su arribo en la baranda de la luna

[nueva. Otra semilla humana se hunde soltando escamas verdes sobre sus lentos círculos

[de podre.

Ay, comprendo que el mesías glacial como invisible .so pone un nuevo rostro, ~e adscribe al iris hueco del cíclope infini.to, frontal

[y sin cuadrante,

23

t - .... ~ \~ qECll~UíltSTA a

~ ' puesto que mira y mira, puesto que abarca al mundo,JNHJQUE MOLINA puesto que nadie advierte

•\""'.: i.";11 ~·~~ ~ ,1,

~-- * .., quemándole contiguo su girasol de escarcha.

Fanático de enigmas mewlo llamas al llanto. Azuzo las avispas que liban el salitre negro de lo.s

[sepulcros De pronto, bajo el escalofrío que desdora mi sangre, me anegan desdicha de algún oprobio eterno que vuelca un precipicio milenario en mi lengua

Entonces, desde los foros lívidos del plasma, un rayo subrepticio cuaja un hacha feroz, un tote

· [·lujurios como un falo caníbal, cetro de pulsaciones,

· rodeado de murciélagos por donde desembocan l· - [pólenes del caos

- Bello esplendor impío, de un parpadeo al otro vuelto hacia atrás al nich

[de tinieblas. repite la escritura que entiendo en el origen de tu perfil de asalto, consuma el sacrificio, mi coraje erizado por el texto que implora sordament

[deUr

A contraluz del frío que me sopla y escruta deletreando mis huesos, apenas si contengo el vítor de los ajusticiados; del que se le emancipan las sílabas dentarias, y lo arrastra al convite de los cuervos la estatua del sacrílego que baila por sí sola.

... ..... ..... ... ... .... .. .... .... ..... .. ..... .. .... Ya no oigo voz, la tempestad lo tañe. Mi templo siniestro canta solo, donde la luz es negra, donde el amor, de espaldas, teje hacia atrás, destruye.

Yo miro, anodado, un rostro náufrago con sus cejas de muerto llenas de resacas de abism

Lo reconozco a ciegas por el vástago que tira de mi llanto como un largo ombligo

[desgraci

(Del libro inédito El denodado

24

-:... ,,.,...,

rn;N'l'HAS CORREN LOS GRANDES DIAS

nlf1 Nl las cosas un terror antiguo, un profundo y •1•r11to soplo,

1 (1clclo orgulloso y sombrío que llena las piedras cl 11 l( rri.ndes agujeros, t.or110. crueles las húmedas manzanas, los árboles

111111 t•l sol consagró; l l 11vias entretejidas a los largos cabellos, con

ulvn jc& perfumes y su blanda y ondeante música; ropajes y los vanos objetos; la tierna madera.

do lorosa en los tensos violines tionrn.da y sumisa en la paciente mesa, en el

l nrnusto ataúd, 1· 11 ,vo o.lrededor los ángeles impasibles y justos se n•u nen a recoger su parte de muerte;

rrutas de yeso y la íntima Iámpara donde el 1üardecer se condensa, 111.~ VP.'l tidos caen como un seco follaje a los píes clo le~ mujer desnudándose,

11 1t111d0Rt' en quietos círculos en torno a sus tobillos, 1•01110 un espeso estanque hn• el que la noche flamea y se ahonda, recogiendo •11e cuerpo melodioso, rnstrando las sombras tras los cristales y los sueños Lrns los semblantes dormidos ;

1 tanto, junto a la tibia habitación, el desolado vll'tlto plañe bajo las hojas de la hiedra. >ll Tiempo! ¡Oh, enredadera pálida! ¡Oh, sagrada l'aLlga de vivir .. . ! · >h, estéril lumbre que en mi carne luchas! Tus puras hebras trepan por mis huesos, wolvlendo mis vértebras tu espuma de suave ondular. · asi, a través de los rostros apacibles, del invariaple i{lro del verano, través de los muebles inmóviles y mansos, de las •anciones de alegre esplendor, o habla al absorto e indefenso testigo, a las

iostreras sombras trepadoras, RU incierta partida, de las manos transformándose •n la gramilla estival. Lonces mi corazón lleno de idolatría se despierta emblando,

25

como el que sueña que la sombra entra en él y adorable carne se licúa

a un son lento y dulzón, poblado de flotantes anima y neblinas,

y pasa la yema de los dedos por sus cejas, comprue de nuevo sus labios y mira una vez más desiertas rodillas,

acariciando en torno sus riquezas, sin penetrar secreto,

mientras corren los grandes días sobre la ti.e inmutable.

(Las cosas y el delirio, 19

DIOSES DE AMERICA

Como rayos que parten al destierro con el viejo alarido de sus víctimas uno a urto pasaron, rodando de la pétrea

del altar que sostuviera su pavor espléndido. Su nube a solas con sus mitos fríos gira al relente, como un ,triste pájaro; y de la hoguera sólo la llama de la ortiga sube al pie de unas pirámides truncadas por los t iem Ninguna sombra allí posa la ofrenda, ni el ojo del humano, bajo las lágrimas, contero fulgir en el vacío su cólera emplumada.

Dioses de América. Sólo el caimán azota con su cola de fango vuestro orgulloso imperio. Esparcidos collares de dientes y de guerras donde agoniza el trueno como una bestia heri y 1a funesta tierra del silencio devora el cuchillo del ónix, la vasija cerámica en cuyos verdes labios de piel seca aún fulgura el Salmo de la Lluvia, el Salmo del Huevo, el Salmo de la Luz y la Serpiente.

Máscaras impregnadas por la resina de la tea, iluminad el páramo, la nieve, y la piel de los siglos sobre los esca~ones donde como un ligero torbellino de polvo aún reza el sacerdote de orejas espinadas que dese:

el oráculo.

26

1Ut1lübo11 globos de monstruos y plumas, dioses, 11111brca do pánico y grandeza.

uldu 11oy ante vosotros, siervo de un dios más alto i ('uyn. palma herida

1111) lk µolla la paloma ardiente de la expiación? 11Ql(1 vuestros cetros,

n fl) til'I de vosotros la ruina, la humillada •!tlll~.a de la hoguera,

' r1;1111lera de piedra, el disco derribado, n1111nta. que farfulla entre las lagartijas 11.'I plegarias solares,

111•1trn. eterna alabanza, 11r1lru. ley ¡oh vencidas potestades amargas! l 11 f"tnbargo, a menudo, entre la tempestad, 1.ro d aullido de esos duros imperios devastados, l rumor de unas perdidas glorias 1111 (·l polvo diviniza.

(Pasiones t errestres, 1946)

MENSAJE SECRETO

In abo.jo en la oscura humedad de los helechos 110 tal vez sean yo mismo o diviniaades monótonas

·len do 1 untro de mi sexo 011 la inv.estidura de un cuerpo torturado por po­rc~ frenéticos presa de esas imágenes soñadas de

1ulatas de dientes crueles con las franjas fosfores­·ntes de sus vientres y de sus espaldas las tiernas trimguladoras inclinadas sobre sus amantes para · Jnrles en la boca la fragancia de menta y de sal

110 emana de sus pechos en el oleaje

· aquí la misteriosa ser.piente con la aureola. de 11.'I labios y su canto de profanación infinita el foco vldo donde flotan regiones de una blancura de re­lmpago

.serpiente de mirada de catástrofe la papisa. del >l en su archipiélago de espejismos donde crea ntasmes carnales y suntuosos que se retuercen n caderas llenas de savia mujeres palpables y rá­

ldas cabelleras desplegadas para el lujo de un foco

mi sangre de principe animal heredero de una za de paroxismo filtra por e.sas grietas de abismo que recorren la

27

especie se irisa cuando un indolente demonio d. pliega sus alas y con un acto mágico con una sílaba de raíz

arrancada y de fronteras que se desvanecen toca mi coraz, para decirme que la tierra es errónea.

(Hotel Pájaro, 19

~

28

JI',~ ~

lt;OlJAllDO JORGE BOSCO

ARTE POETICA

Lentamente apresúrate, recogiendo en silencio tu dispersa riqueza.

Deja que lento el mundo se contemple en tu alma.

Afírmate en la rienda . sin derramar ni un soplo de fuerza, concentrándote para el único acto.

Lo demás es, se sabe, disolución y muerte: medir la vida, el tiempo, en perdidas palabras, medir la vida, el tiempo, en perdidas palabras, en gestos derruidos.

Con una palabra, con un acto solo, alumbrar ¡es lo imposible! al mundo.

(Obras completas, 1952)

SONETO DE LOS AMANTES

El río que durando se destruye.

tr.stán los cuerpos en fervor vencidos n.l borde de la noche que se extiende Lras de sus rostros. El deseo asciende por los desnudos miembros perseguidos.

El cuerpo, silencioso en sus sentidos, 11 otro cuerpo su tristeza aprende

cn.nsadamente, hasta que el día enciende, oh noche, tus jardines derruidos.

Neruda

29

La carne adormecida rememora otro jardín donde lo eterno fluye - fluyó - de Dios destierro, ahora

que la sangre en el tiempo se destruye y sólo ve, en las piedras de la aurora, el tardo río que a la muerte huye.

PAYADORES

A Ud. don Pedro Figari, padre de l, gauchos y morenos, pintor de la luz el aire en cielo y campo uruguayos. su memoria.

¡Ah, tiempo aquél, ya pas Hida.l

Me estoy acordando de aquellos varones que supieron guitarrear y cantar: gauchos de botas de cuero crudo, blanco criado y ancho chiripá, que en la pulpería del pago o a la sombra de un ombú patriarcal se le prendieron a la guitarra del contrapunto y sin parar se olvidaron, durante inmensas horas, de la vida y del mundo, por cantar.

I

Están los dos criollos frente a frente, en torno al cerco de cansadas brasas. El uno se le duerme al encordado, mientras el otro empina la guitarra y canta. Con voz ronca y pareja de varón dolorido va diciendo las cosas de siempre, como un agua <Es una voz que viene desde lejos como rodando de alma en alma; es una voz que viene con la sangre y se levanta y canta. Hombres con vocación de copla y pena, muertos antepasados, vuelven a su gar~anta midiéndole el sentencioso saber antiguo en la pensada lentLtud de la palabra.)

30

tro, concentrándose, echa hacia atrás el busto, lornlLlldo los párpados ladea la guitarra 1tc11z11 a pulsar con rápido rasgueo

l Cl\nl.o, como un pájaro, nace de su garganta.

tn con igualdad a las cosas de todos. ri•nidad digna le mide sus palabras.

11lnl1•rn hablar, quiero decir 111111·ncl1Lmente mi alabanza

lfL rmnca llaneza de sus coplas llL pa.<:1ión de hombría que alumbraba sus almas.)

hombre, ya entonado, después de otro punteo, IV!! a empezar el canto de la copla pensada.

¡u>ne mano a mano a nombrar a la muerte 1 111'.'itino del hombre que vive en la tardanza lo <¡ue nunca llega. (Detrás le alumbra el campo, hondo cielo verde, su soledad de pampa.)

<11clendo otras cosas de lejanía y recuerdo: 111ort11.s que la vida a todo ser depara; 11 voz conmovida por los afios descubre

11 ritn de milagro que hay en toda distancia.

\«uerda de los días que el tiempo ha ennoblecido, J.rt«I perdidas tarqes, de las muertas mañanas

111i el olvido, maestro del recuerdo, transforma, 1 lo hondo del pasado, con su imprevista magia.

L!L es la vida ausente de esplendor y de brillo; ntencioso y lento, el hombre, solo en su a1lma,

dita en la pobreza de toda maravilla il medir su destino la voz se le desgana.

(Obras completas, 1952)

31

RAUL GALAN

32

ELEGIA CUARTA DISCURSO

¿E&táis todos rodeando, mis amigos, la mesa de llorar, tan frecuentada? Ardiles ha llegado muy contento con su pena de andar todos los días y Sarita inaugura, ¡tan poetisa! , una fina congoja dominguera. Burnichón nos esconde con la barba. el dolor de su rubia calavera. No está Víctor Massuh: anda buscando con despierto ademán la voz de América a través de sus montañas y mesetas. Julio Posse, con una dulce carta, nos informa que ha muerto sin querer y nos pide perdones por su ausencia.

Escuchadme, mis huéspedes, conviene que sea yo quien reparta las palabras plañideras y amigas en la mesa, porque hoy me siento triste, pero triste, muy ·triste, de morirme de tristeza.

Ah, ya no puedo más con tanto pecho, con tanto sollozar en las terrazas y este golpe que viene siempre, cuando me dispongo a decir "amor", "amada".

Yo tenía un cabaHo de madera y padres y un hermano y una. hermana; disfrutaba también de un viejo hombre que se fue diluyendo en los crepúsculos. Entonces yo podía, mis amigos, decir tranquilamenfo: "¡cielo santo!" o un nombre de mujer, con un suspiro ¡ay!, sin que se pusieran a reír los panzudos yuchanes de la calle.

Yo podía llorar si tenía ganas o hacer "pis" a traioión en las begonias y las tiernas achiras del arroyo me mandaban saludos, muy orondas, y tu ·luna salía, Negro Aráoz, "como una flor vibrante y luminosa".

llónde buscaré, Mánuel Castilla, 1111tloja levísima

11111· robaron los vientos 11111 pasos minúsculos de Nila,

11111 1111 nieve deshecha entre los dedos? t 111, Nlcandro Pereyra, tú conoces

1 1·olor de sus a.'1as repentinas: ,-d(111cle está nuestra suave y triste amiga?

¡ 4uó ganas de vagar por las acequias, el" trepar a los álamos desiertos, tlr comerme las manos y llorarme, l'llrlt\oso conmigo, conmovido, l.1u1 doliente, tan siempre enamorado, l.n11 desnudo de amor, amando siempre! ¡4111\ con este Raúl, hombre solemne, l1w1turno animal de nada y sueño! l 'rrrnitldme, señores, en la mesa, 1111!.1~ lágrima así tan pobrecita; pohrcctto de mí, se me ha perdido 1111n niña de nubes, una niña ...

(Se me ha perdido una niña, 1951)

PROLOGO

11 110y de aquí, 1•Mte solar henchido como un vientre

111du el hombre apacienta el eterno secreto de las

lo contempla a solas d1• ~!empre, para siempre.

1111 nuestros difuntos ·; .ui las hojas húmedas de los 'álamos hi vluda alumbra,

111 ftU farol sonámbulo, lfllhts perdidas hace muchos, muchos años.

do la vibrante carne de mi tierra, clo esta pulpa candorosamente sabia,

mujer me nombra.

hi toca el pulso ciego de mi sangre 111 ra vertiente en medio de la sombra) 11 In rotunda presencia de una madre.

[cosas

33

Sólo para honrar mi .tierra el cielo desciende por los tarcos y bendice de azules los altos balcones del milagro.

El lapacho se queda en '1a berlina del asombro. Y yo doy fe que es verdad este paisaje con lentos bueyes y cándidos trebolares.

34

(Carne de tierra, 19

LAS COPLAS DEL ULTIMO DIA

Ya relincha el nuevo día, cahallito de la suerte: es un galope la vida que lleva justo a la muerte.

Ya amanece el nuevo día, ya la esperanza amanece; y en las ancas de la vida en silencio va la muerte.

Ay, estrella amanecida, ramito de albahaca verde, el camino de la vida es camino de la muerte.

Ya se escucha, amiga mía, la musiquita de siempre: para que cante la· vida toca su caja la muerte.

(Publicado en el suplemento liter; dominical de La Gaceta, de Tucu en edición póstuma, el 5 de may 1963).

~~·· .~') ~ í::"! .~

"-' .· \\<;'\~ e . , ..... •.... t..' ' e:-

~ i'· ' '"·. 1 ·.l

HOMBRE DE PIE'' ··

Ver en sueños a una persona de pte, es que vendrá a visitarnos.

Creencia popular

bltuado a su mundo desmedido, apareció de pie. Me sonreía.

dMde las lluvias muertas del olvido.

paclguado en su manera fría, vanzaba sin señas ni clamores 11 su desventurada. cortesía.

L1> coronaban las disueltas flores. L.n rosa en el ojal La mano al pecho; y Yfl. sin desaZón ni sinsabores.

No,d1~ más itriste, nada más deshecho 1j 1M au antlgua galera, que sus guantes,

1111.da más temible que su helecho,

r~uo las amargas cosas circundantes 1m el estar de su fotografia, n el bromuro sin remedio de antes.

u corazón apenas ardería 1'11tre un fondo glacial de escalinatas, con telones que el tiempo desleía.

/\y, las irrescatables horas gratas, hui tibias cenas, el mantel tendido, 1 grillo del hogar, sus serenatas.

Por cálidas memorias sostenido, Llmidamente aventurado, apenas obreviviendo a perdición y olvido,

reverdecía. el mapa de sus venas n la piedad del sueño, y retornaba

sus costumbres altas y serenas.

Iasta que, dolorido, despertaba,

35

herido, cruento, de la luz del día, donde el · conjuro d_e la noche acaba.

Y a su paiS sin salvación volvía.

(EÍ rostro inmarcesible, ·1

YA ME AUSENTO DE ESTE MUNDO

36

Ya me ausento de este mundo y de toda la campaña. Se vuelve ceniza y humo

·un hijo de sus entrañas.

GLOSA

Ya desluce y se marchita quien fue su jazmín dorado. Ya tuvo fin el cuidado de su ternura infinita. Ya una volunta.d me cita a un existir más profundo. Es ya mi último segundo, ya nada me puede atar. Ya oscureció al aclarar, Ya me ausento de este mundo.

Madre que mi ser formó y, con a.morosa espera, en la tierra verdad.era, como otro fruto, me dio: ya el aire se me negó, ya el fuego no se acompaña, ya la sangre me es extraña ya' se va su hijo querido. De los llanos me despido y de toda l_a campaña.

Por lo mucho que lloré, por lo poco que viví, por lo inocente que fui, todo saber alcancé. Lo que será y lo que fue, en principio y fin resumo. Y, con escarmiento sumo, ya '1a vida le mostró

que lo que usted más amó, se vuel1Je ceniza y humo.

Fui lucero señalado, tui su nardo amanecido y soy clavel afligido de su jardín castigado. Al cielo voy alejado del mundo y sus alimañas. Entre músicas extrañas que mitigan toda sed, ha de rogar por usted un hijo de sus entrañas.

(Versos para el angelito, 1958)

LA PIERNA DE RIMBAUD

Jl1. l>lus l ¿Es éste el vaso mísero que elegiste \ i' ll ol vino sagrado · y quizá execrable? ~1111·11 se torna lúcido de embriaguez dulce y triste 1111111l1Jnte la aurora del día interminable.

' VN1 ul castigado, al rebelde, al sediento, 111ldu t~n una inmensa desolación exacta; 11l11mndo; paciente, bajo el sol más violento, 1110 un fruto del trópico, su pierna tumefacta.

(El río de los años, 1964)

37

ALFONSO SOLA GONZALEZ

OTO~O

Hermano mío, el otoño está afuera Se han apagado ya las ardientes fronteras, Ya está.el otoño y su corazón, la tristeza.

F,:ermano mio, el otoño ha llegado. Vino con el crepúsculo y se ha quedado. El otoño es siempre un viejo retrato donde miramos a los muertos y a los olvidados.

Vuela la hoja ya, hacia el destino oscuro. Vuela la hoja en el viento profundo. Las rosas que han de morir recogen el crepúsc y el dia tumba su apagada rueda so'bre el mundo.

Hermano, sólo sabemos que ha llegado el otoño cuando el hombre se queda solo.

Yo amaba un corazón, pero ese corazón ya me [olvida

yo amaba un claro día, pero ese claro día está lej De todo lo que amé sólo queda un retrato y un hombre triste cuando el otoño ha llegado.

Vuela la hoja y nadie sabe hacia dónde porque la hoja es como el alma del hombre. Vuela la hoja y se entristecen las palabras porque la hoja es un pájaro que no canta.

Hermano mio, el otoño ya está afuera. La estación mueve ya su oscura guerra. La tenaz esperanza golpea aún en la puerta, tristemente, como un amigo a quien hemos dicho

[no vu

Junto al fuego virtuoso miramos viejas fotogra Muchos muertos hay que conservan la tranquila

[sonrisa con que estrenaban el traje aquella tarde leja.nis otros, todos los días nos acompafian: son los muertos habituales de la casa.

En el otoño nuestros muertos están mucho más [cercanos,

y los idos, y los perdidos, y los olvidados.

38

iOül, on el piano suena una vieja melodía 1 ! 011c1is sollozamos por la felicidad antigua. tono es de quienes pudieron algún día

H• rnplarse en los ojos de la melancolía.

11111110, el otoño es el tiempo de antes 110 v 11nlve al corazón cuando estamos sin nadie.

fflll'llO mio, el otoño es una tarde 11n .VII lloramos juntó a la luz de la madre.

1 m1curo combate del viento ha desplobado 1 l'ür :1~6n y el árbol. 111110 nl luego y al vino se reúnen los confiados

amigos; r !n casa apacible está la madre, el padre y el hijo; ro uu la tarde del jardín, tan sólo las hojas sec:ais

[y el olvido.

1 1 !r·mpo nunca se detiene, hermano, •I Vr)lverá la hoja perdida al árbol.

1. [,lr•mpo nunca se detiene 11ir11 til otoño es del corazón y en él se queda para

[siempre.

n 1111110 mio, lloremos por nosotros. •[ltr• nos salvará cuando el viento de otoño

tre este azar triste de hojas muertas que somos.

A REYNALOO ROS, POETA MUERTO

Y a solas con l as aguas queda mi juventud.

R. Ros

No te verán las frutas otra vez. Ni el verano 111, las islas que ordena el Ibicuy. Ni el aire.

1.1· jos estaba yo en mi largo destierro; 111ls ojos no te vieron en ese ocaso último.

ólo podré mirar algún día tu piedra 1•11 un ocioso cementerio y el arroyo que pasa entre los muertos como un ángel.

N l la victoria regia será de ti el regalo, 111 los frutos que ofrecen los fuegos litorales, 111 el peso de la vida que mirábamos juntos,

39

·'

ni el verso que traías en tus oscuras manos diciendo que eran bellos el día o la pobreza.

No son los ríos los que mueren. Somos apenas sueño junto a un río eterno que arrastra tardes victoriosas, luces apasionadas entre lentos barcos.

Detrás de la Isla Puente tus manos prodigiosas no enseñarán ya nunca el esperado paso del azul camalote y la vieja madera de un bote andará sola sobre el agua de siempre, entre las voces de los que te quisimos, Reynaldo, y te llamamos cuando la muerte bruza las pacíficas islas.

(Can~os a la noche,

CAMINA EL POETA Y NO SABE ...

"Sennores para el camino dat al de Villasandino".

Has perdido tu sombra, alma que fuiste mía. Ya no verás cruzar los grandes pájaros celestes que reparten la corola centelleante del cielo. Esplendores del día nubes gloriosas, dadle para el camino. Estará en la taberna; jugará con el dado de oro de la muerte. O no estará. Monarca de las encrucijadas dadle para el camino. Verá su última tarde. Verá un río que no vuel Topacio de la guerra, lanza de niebla dadle para el camino. Quien fue ángel destroza interminablemente su espada negra. Dadle, dadle para el camino. Y cuando llegue, ciego, a la puerta que arde entre el cielo y su frente, dadle, dadle para el camino.

(Cantos a la noche, 19

40

E GALVETTI

OJ,A EL ALMA DE JUAN LAVALLE"

A Jorge Luis Borges

íl'Jü 111 c1ilma y la alegría de la calma tvli· contento en mi casa

rn 1 111 ujer y mi hijo, ¡, f111t•hu.ceres de la patria me llevaron por todos

- [los caminos tll V1u1Lo y migratorio como los vientos 11111 1!11 1 rragor de los amaneceres y de las batallas. • 11dl u. pelear l 11 111w, alegre, contemplé el ímpetu mortal de las

. [caballerías; quise ser más hombre que otro hombre,

In calma que flota sobre el humo de la [victoria·

11111•16 horas duras il 1H'cho jactancioso para mejor odiar a ese

lin l.mlas me dieron la respuesta. 10111 llegó el descanso", dije.

[enemigo.

i1(111 me tendieron en un zaguán que era como [un altar dichoso.

11 111 Is camaradas lll'vo.ro.n y me trajeron atravesado sobre un

[caballo h~ .I"' sin paz entre los cerros. 11urlflcaron en el Río Grande de Jujuy. 111hulaba la calma de la muerte, la quietud y la

~fres~::t sombra. nterrado secretamente en la · iglésia de

[Huacalera. o dt•spués una creciente nos arrasó. irn JI& no me buscan y'todos creen que he muerto. ri yo estoy aquí, junto a .mis restos, ndo mi propio abrazo amontonado.

1 lo me cubre y me descubre, me busca y me [ abandona sin cesar y sin prisa.

uu. me hostiga, me pelea. , ro la calma".

(Memoria terrestre, 1948)

41

m

MAIMARA

A Medardo

Este es mi pueblo. Su nombre quiere decir: "Estrella que cae". Hasta aqui llegan pocas noticias del mundo. Recibo cartas de mis amigos; me dicen que to

[marcha que en algunos paises se vive una vida verde.de y que en otros, la esperanza crece. Yo no sé nada. Me alegro por momentos y me encierro otra vez en mi pueblo.

Todo me habla de soledad. El viento sacude las noches como árboles. Los mismos pájaros despiertan las mismas mañ El tiempo golpea las casas y las casas golpean contra el tiempo.

Aquí he vivido mi infancia. Era feliz. Ignoraba hermosamente la vida. La infancia . . . Los recuerdos más viejos vagan por la memor como doña Melchora por el pueblo. Tiene ciento cuatro años. Habla sola, com

[recue Cuando me ve, me dice: "buenas tardes, maestr

Aquí estoy, buscado y dejado y encontrado por el amor. Pero ·no preo que pueda hablar de soledad. Todos tifüemos que hacer en el mundo y no hay tiempo para estar solos. Es que el futuro está subiendo desde el fondo

[de la ti lo veo crecer en mi hijo. Me mira con los ojo:

[de mi

Si, Ya lo sé. Son hermosos los carnavales y los p y la fastuosa inocencia de los pájaros ... Pero sé también que el canto y la alegría y e:

. [coraje de muchos amigos del p· están durmiendo en una botella de vino ¡y nosotros tenemos mucho que hacer! Yo, por lo menos, trataré de luchar con mis palabras. Tengo que decir ·a mis amigos que no estamos

42

1kbcmos trabajar para que el mundo ' [sea mejor.

1111nblo es muy chico. 1111\ va.lito puede envolverlo.

hJPI' de un caballo es demasiado para él. lu·rmoso seria poder levantar su estrella

1cr llamarnos, con verdad, "hermanos" •111 mundo sin injusticia!

nu r. bllto es muy chico. IJ1l 11 ser todos los pueblos chicos del mundo. oulle de mi casa veo p1;1.sar la vida: 1•nclo., el amor, la humildad, los borrachos .. .

rno que nadie piensa en nadie. Lle de si mismo.

, ro.si todos, están ahogados en ellos mismos 1ceesario cambiar. to<lo sigue siempre igual . . .

ul>lora a las cumbres, estoy seguro, () osos perros que acezando y husmeando el miedo il nulnablemente ocupados en sus sensaciones o no puede ser, no puede ser!

(Libro de homenaje, 1957)

LA BASURA

\CO la basura a la calle \I C ILa con papel y cuidado. ilri.n allí, mezcladas, las sobras de la vida,

• •ras del tiempo y recortes del alma. 1lojo en la vereda con tristeza

'que son restos de fruta, de comida, 11 ltteratura 1 lns cuales

11 Jugó a vivir, o se creyó existente. t.1Lmbién porque, acaso, sin nosotros saberlo,

11 lnn nos haya envuelto 1 pn.peles de ciielo, con nubes de cuidado

L1Lmos a. la orilla del universo 1 ulle nos despide.

1.co la basura, la dejo en la vereda, digo: Adiós.

(Imágenes y conversaciones, 1965)

43

~ . .., ..

ROBERTO PAINE

SE QUE MI CANTO ES VULNERABL:

Sé que mi canto es vulnerable; . precariamente irá por las memorias, como un

'[huésped oscu: y luego será electo del olvido. ¿Pero acaso no quedan testimonios de Evangelina, de sus movimientos· primaverales, nubes de belleza? La selva la rodeó como a su infanta, la escuchó caminar entre los árboles: que después de su paso parecía como cesar una exquisita música. Conserva el noble Paraná en las a.guas la exacta forma, el peso de su cuerpo.

Y cuando el Sur inscribe gravemente las estrellas de nombre melodioso, también su nombre existe en el espacio como una luz, como un sonido triste.

Ah predilecta del amor. El tiempo la lamentó entre liana.s sofocantes; sobrellevaron pesarosos lutos las flores que sostuvo en los cabellos. La corona del bosque yació desierta entre lagartos ciegos; transcurrió otro reinado sin belleza de caimanes inmóviles, de muerte.

Yo también recorría los canales con amarga orfandad, tal es la ausencia; y desde el ataúd de la canoa vi ponientes llorando, arrodillados. Pero ya sé, ya sé que en otro cielo sigue brillando el sol de aquellos días. Nada que fue pasión podrá perderse, se conserva su réplica entre nubes, la transitoria forma de la llama tal como ardió en dolientes quebrachales. Y el paisaje también se recupera con precisión de ramas y colores, y la fosforescencia, y el silencio, y aquellas nubes donde Evangelina reposaba los ojos con dulzura

44

11 ,.itu algún tajamar, anocheciendo. lrntras tanto; persisto sobre el río

11111 tantas veces navegó radiante; •• cubro de guirnaldas melancólicas, ••lh!ltando a las piadosas aguas

11111 no la olviden nunca, · '" tlulce americana l111ale el amor cumplióse como· estrella.

(Evangelina del Sur, 1944)

ESE QUE ESTA EN EL TIGRE COMO PLANTA

Ese que está en el Tigre como planta, feliz durmiente del canal tranquilo, Y ese también, el que comprueba el filo del hacha en la corteza. Y el que canta.

Ese que está tendido y se levanta pa,ra caer debajo de algún tilo. El que en su propio pecho busca asilo cuando la noche muerde su garganta.

Ese que de rodillas sobre el bote mira el resplandecer de la corriente, suelta una rama gris para que flote; ese con cara, aún ~dolescente, habitante del río y camalote, supone ser mi espejo vagamente.

(Evangelina del Sur, 1944)

COMO SI HUBIERA ANDADO POR EL TIEMPO LLAMANDOLA

orno si hubiera andado por el tiempo llamándola, 1•no de sombra, triste; orno si hubiera andado or una larga sed, derribado, llamándola, egué con una hermosa fatiga sobre el pecho, me incliné hacia el fondo de sus ojos amargos.

ormida, despertada nfusamente, el pelo caluroso en la hierba,

penas me notaron sus ojos, sus neblinas;

45

y continuó agitando las túnicas del sueño. Viajaba por el vasto país de los amantes, lejos de mí, perdiendo mi nombre entre los tique En vano s.ometerla. Puesto a su borde estuve respirándola, quieto. Cuando mi ausencia tuvo su color necesario, me fui desvaneciendo con amplios ademanes.

(Evangelina del Sur, 1

46

•:r ALBERTO AL V AREZ

CANCION PARANAENSE

Al suelo se viene el cielo lila del jacarandá; al suelo donde va el paso solitario del sofiar.

Con el andar distraido, pisando las flores va un amante de la rama en flor del jacarandá.

De flor lila se ha vestido la gracia de Paraná, y una muchacha acostada se me antoja la ciudad.

Una muchacha dormida, -lila en la flor de la edad­toda graciÓsa y curvada, durmiendo a todo soñar.

No la despiertes, noviembre, aunque enamorado estás; déjale en flor ese sueño, _ no vayas a recordar el lila en que se ha dormido junto al rio, la ciudad.

(Fábula encendida, 1943)

ENTRE RIOS, VERSO A VERSO ...

(Al lírico zorzal criollo Juan Rogelio Calo, afectuosamente)

Feliciano, entre espinas y soltera ; La Paz, el nombre calmo y la esperanza; Diamante, alta y aseada, el cielo alcanza; Victoria, que es como Gaspar dijera ...

Gua.legua.y, de poetas compañera; Gualeguaychú, sin prisa ni tardanza;

47

Colón, milagro y palma d·e alabanza; y Villaguay, un corazón que espera.

A Rosario del Tala, rememoro y a Nogoyá, cerca de Lucas, lloro; Concordia, la frutal, fecunda y fuerte;

Federación, de olivos y jangadas; Uruguay, de la historia y camarada; y Paraná, jacarandá y mi muerte.

Villa María, Córdoba,

JACARANDA

Qué milagro es aquel que se levanta ent.re lila y azul, azul o lila? -Todo un pueblo de aromas y de esquilas que en la mañana cristalina canta

y canta. . . y quien lo escucha, en la siente el dulzor de un canto que rutila lo que oye, huele y ve sobre la planta.

Mueve la lengua y sólo acuden flores, es todo azul o lila lo que nombra, sus vanos pensamientos son colores.

Como el jacarandá mi vida fuera: , dar siempre antes las flores que la sombra

y ser azul O' lila hasta en la hoguera.

48

(Donde el tiempo es árbol,

RIO QUEDADO

Río queda.do soy, pero soy río y vive en mí el caudal de lo que fuera; quedado voy, llevando mi ribera, mi hondura y mi silencio: lo que es mío.

Río que pudo ser .un desafío torrencial de vigor en primavera discurriendo su otoño desespera con el agua. crecida en largo estío.

lhil'co amarrado a muelle solitario, muctl querrendo un agua que no mira,

111 l1i que ve pasar, pero se queda;

111 1 cauce crece lejos del estuario, y desde el hondo casco me suspira mlda tablón que sueña. su arboleda.

(Suplemento literario . del diario La Nación, 21 de enero de 1968)

49

~

l~~

-:i

MANUEL J. CASTILLA

JUAN DEL ASERRADERO

Juan del Aserradero se ha embriagado y hace como dos horas que duerme en la vere Ayer, Juan ha cobrado y en el bolsillo apenas si tiene una moneda.

Juan del Aserradero tirado en la vereda se parece a los perros.

Y para que ' el solazo no le queme la cara y se desperte luego, el yuchán de la. calle tira sobre sus ojos sombra como un pañuelo.

Chaguanco, como pocos Juan del Aserradero quiere olvidar la sierra y se duerme en el suelo, pero la sierra vuela por encima del pueblo, se torna una cigarra

•,

J

J . :

\¡ _lj

1

y le asierra su sueño. <Luna muert•a, 19

En el lote Arrayanal, Ingenio de La Esperanza, 1\ cada golpe el machete le va cortando la infancia.

Evangelina Gutiérrez, tallo de arena en La Quiaca, cosecha para el ingenio flores de azúcar quemada.

Trapiche: párate ya, no te dejes cortar, caña. La noche llora rocío salado como una lágrima y el aire se pone luto tordo cruceño en las alas porque están moliendo el sueño de Evangelina en la zafra.

En el lote Arrayanal, Ingenio de La Esperanza.

(El cielo lejos, 1959)

AMANTES BAJO LA LLUVIA

11,mtros que os amáis bajo la lluvia, "mtros,. dulces amantes "'KOS de amor, casi dolientes,

EVANGELINA GUTIERREZ

'

1111didos en vuestro sueño 111110 en un tenue pantane de lirios ,i1•1 afirmando la eternidad de la belleza.

50

A Eduardo Pach

Evangelina Gutiérrez cuchillo en mano deschala y siente que todo el aire a su lado se azucara.

Miel de palo, su dulzura por sus trenzas se derrama.

En sus ojos el machete es como un tajo de plata y en su cintura se entibia madura ya la mañana.

1

111\ hermoso es que no oigáis canto de los pájaros entre las hojas sobre

[vuestras cabezas 1¡ue la · nuvia sea en vuestro alucinamiento

110 un agua de estrellas.

odo en vosotros es luz naciente y savia, ~1a humedad que sube de la ·tierra os cubre de musgo

~sta volveros suave naturaleza enamorada. s pájaros cantan en la lluvia cnos a vuestro amor sobre vuestros cabellos mojados s hojas caen como desde una corona rota.

51

Sólo vosotros estáis prolongando la vida~ la abierta vida que fluye de los besos como una fruta celeste y carnosa; sólo vosotros festejáis la entrega del almíbar y del polen a los dedos del viento; de vuestro amor el vino viene lleno de toros furiosos y cristalinos; de lo que vosotros construís en este instante nos nutrimos sedientes; por vosotros, amantes,· por vuest:ro celeste choque, por vuestro arrebatado incendio triste las lágrimas son duros crisantemos en nosotros.

Amantes, ciegos ama.ntes de la lluvia. Nuestra pena cae a vuestros pies como much.as hojas húmedas.

52

(El cielo lejos, 1

POEMA 16

A Héctor Martínez B

Porque aún lo estoy viendo. es que lo cuento. En el polvo caliente dentro de Anta bailaban.

Las mujeres bebían espuma de cerveza y un vino cuchillero velaba en los hacheros. Adentro, en la cantina, dormían olvidados en una mesa larga veinte niños de pecho. Supe de golpe que cada madre, entonces, zambeaba con el sueño del hijo en el pañuelo

En la mitad del baile una voz dijo: "Lloran", y fueron las mujeres a ver si era su hijo el que lloraba. Después volvían al baile y lo bailaban ciegas, fundando alegres a la vida, abiertas en el monte a sus estrellas.

(Bajo Zas lentas nubes, 1

MARIA CHOUHY AGUIRRE

MIS DIAS TRISTES DE ANTES ...

l!i lllas tristes de antes eran días aleg~es. IL1 1111 triste este instante pues te pierdo, amor mío,

111111ca más tu rostro desplegando las luces, l.r ru.briendo· las ramas para que viera el cielo.

'Vt•o errante y solo por antiguos caminos nifn árboles dichosos podrán mirarte siempre,

11111 la hierba suave acogerá tu cuerpo ¡,, rior más pequeña te tendrá de la mano.

1 11orque todo ei aire me detiene y te aleja 1.1 bitara en tu espíritu un momento tan sólo

Llompo sería más largo que la vida, muerte temprana suave como una nube.

SONETO A CHARLES DICKENS

Adiós a Míster Dickens, dulce flor, rumor antiguo y cielo transparente, isla de infancia límpida en la fuente del sapo y del cristal murmurador.

Voy andando hacia todo mi dolor dejando atrás el aire adolescente, romántico ademán, ronda sonriente, polvo de oro y de ayer, consolador.

Arbol · tan quieto, que me alejo triste, sueño tan claro, pero ya no existe entre mis manos pálidas de olvido.

Sombra y misterio de ciudades viejas, y el fugaz aletear de las cornejas en el oscuro viento va perdido.

(Los días perdidos, 1947)

SONETO DE AMOR

No hallaría reposo sino lejos de ese hermoso lugar, de esa corriente

53

que tanto he contemplado con la frente inclinada, siguiendo los reflejos.

Hasta la costa de árb't>les tan viejos no quisiera volver así doliente µor resguardar la imagen más ardiente junto a los dulces troncos desparejos.

¡Oh! Dios mio, mi vida es una hoja · que se detiene pensativa y roja sobre un muro destruido y ya se pierde

por los caminos claros donde sube, de los que torna triste en cadan ube buscando aquel jardín, el rio verde.

(Los dfas perdidos, 1

SONETO

Bien sé que · he de morií de alguua muerte, · acaso en la mitad del claro día,

ni lloro, ni me da melancolía porque me gusta el juego de la suerte.

Pero, que muera, amor, sin conocerte, amarga flor o ronda de alegría, podría parecerme que moría . una vez y otra vez hasta perderte.

Sobre la dulce tierra enamorada tranquila mi cabeza reclinada pensará que de nuevo está naciendo.

Porque es más cruel la espera y largo de morir sin morir y estar muriendo sólo por ser mi pelo tan castaño.

54

(Los dfas perdidos, 19

.. · SONETO

Tanto que te he adorado, suave vida, vida admirable, cruel, maravillosa, de rodillas amara yo la rosa, la hierba, el agua, ¡vida!, ¡vida!, ¡vida!

ué vértigo el paisaje, la perdida rnlrada del humano y cada hermqsa Idea, floreciendo y cada cosa 1mviándote su a.mor ¡oh! ¡vida!, ¡vida!

Hoy lloro en ti, oh desdichada suerte )Ste amargo recuerdo delicado que es el despojo de lo que ya he sido.

y de lo que iba ser, cuando la muerte hundió su rojo signo descuidado sobre el orgullo con que había nacido.

(Los días perdidos, 1947)

SONETO DE LA MUERTE

Oh, no, espera un poco, hermosa muerte, quiero viv~ tu cabellera oscura roza mi pier intacta con dulzura mi cuerpo casi tuyo, siempre inerte.

Cruel ansia de vivir, sostenme fuerte, me llama quedamente la espesura de un follaje ·sin luz. ¡Oh! todo apura, ¡oh! desasido amor, voy a perderte.

Giro en extraños círculos llorando abandono la tierra despertando ardientes coros, nubes delicadas.

Entreabriendo portales luminosos, olvidando las cosas adoradas entre espacios azules, misteriosos.

(Los dias perdidos, 1947)

55

ALBERTO GIRRI

EL AGRADECIDO

La eternidad es conservar el ángel de los orígen1 Más allá de la sana educación y de la idea de la

[muer en los fest iva.les del fuego donde los alaridos primeros sorprenden al corazó

[que dorm allá donde los ojos de lo increíble caen como vie

[fraga.ne ante el gozo de cantar y hacer que todo viva, y vivan las guaridas del arco iris. Allá donde las , vocaciones infantiles que sirven

[la sole miran irritadas como en lugar de sortijas el azar, el ocio, la intangible venda del amor les coloca sombras lánguidas de niñas para recibir dignamente la sed que se inaugura, el ángel (se adivina su gracia de ciego·) revela que el mundo es una llama rendida sólo a la blanca codicia de perderse, o devastarse contra un hombro. ' Lo demás, collar ver.gonzoso de palabras, flechas lanzadas hacia prostituciones y engaños, y uniones criminales, y bien dotados hechizos para tranquilizar a los

[poe conservémoslo también.

(Coronación de la espera, 19l

EL INFIEL

¿Quién sino yo que he vfolado las formas más adic' puede decir cómo-· quedan las almas de los amant cuando su coronación es diferida, y se cansan de peregrinar en la admiración mut

Corazón huido, solitaria onda hecha de cera, una araña desciende y con aguda doméstica

[inocen teje para esas almas una librea a prueba de fueg Es una librea de salón que las vuelve indistintas,

56

11 nudaces, 1 .l.11 ncceden gentilmente a cortarse las venas 11omenaje al amor, ahora convertido en ocio

[nauseabundo.

1 In cortesía y el elegante horizonte, 111wden estar tranquilos los amantes. 1 1 paz, el orden, , ~nsar del dulce sueño evasivo.

1lmas que yo tomo no ansían ni atormentarse [ni lo inacabable,

il11 nxigen que se abran y cierren las cortinas 11 11 desviar la vista mientras ruedan, 11.lccr de tanto en tanto,

nostálgica exploración del cielo.

(Coronación de la espera,' 1947)

ARTE POETICA

Un elemento de controversia que nos lleve a lo paradoja! tras cada línea, cada pausa; la ambigüedad a expensas de la convención.

Una premisa constante, la duda, Indagando en la realidad, buscándola fuera del contexto; la materia a expensas del lenguaje.

Una síntesis intransferible y bella con ánimos, bestias, escrituras, profanados sub specie aeternitatis; la imaginería a expensas de tormentos.

Una teología creadora de objetos que se negarán a ser hostiles a Dios ..

(La penitencia y el mérito, 1957)

MUSEO: POR FUERA LO CAMBIANTE, POR DENTRO EV ASION

Remoción del inmóvil ideal de cabezas y torsos, de cabezas inclinadas a un lado

57

como si tuvieran un gusano en el oído, de bocas abiertas, estáticas, como si fueran a. oir por allí,

la tradición de lo monolítico, somático, que en un momento dado cruje, interrumpida por ambigüedades,

sustituída por personales normas del gusto la. hasta entonces equidad absoluta. de la. belleza:

Rodiri. exigiendo de la piedra un disolverse en aire, en luz,

Brancusi lanzándose con piedras, maderas, metales a desbrozar el camino hacia la positiva. verdad del espacio libre,

y tan seguros, tan sádicamente dueños

de hacer que los trazos humanos "no sean más bellos que los de los sapos". Una turbación:

observando esas admiradas y orgullosas piezas el crítico diría que los artistas exploran la vida como un Amazonas

· y terminan por enfrentarse con el doble rostro de las cosas.

· Y un premio:

58

lo que nos mantiene alerta, depresión, hostilidad, ansiedad, desapego emocional, se toma aquí el respiro que de tanto en tanto necesita,

el que trae la contemplación de lo real cuando se atreve a salir de su lugar detrás de los ojos, dentro del cráneo.

(Suplemento literario de La Nad del 7 de enero de 1968)

noo JONQUIERES

FUGA

lt\ l\rlda tierra está la mitad, sólo la mitad [de nuestro cuerpo;

ojos, todo el rostro, reciben la luz desde la [altura.

1~ hrazos quieren siempre retener esa cabeza [que huye;

stuerzan, y rodean los cabellos flotando [en los perfumes

1 1111curo río que por encima lentamente pasa. 111 nada, ni los brazos más fuertes, ni las raíces

[más hondas ran impedir el vuelo. Y cuando unos dedos

[ta.fíen la cítara invisible, !111 Lorso entero se abandona a. la corriente, 1'vclo su cuerpo se interna hacia lo alto.

1111.die, más tarde, encuentra el rastro de su paso [por el suelo,

¡l\dle descubre la leve ceniza de su voz; que ha [existido entre las otras.

(La sombra, 1941)

PARA UN RETRATO DE JOHN KEATS

Una cabeza dormida, Recostada en su inocencia:

Orgullo de unos ojos voraces, Unos labios que latieron jubilosos

Ahora caídos en paz yerta. Ahora sin la recompensa, Sin el signo final que los absuelva.

Perseguido por el odio, Por la. atroz persistencia ~del amor. Reclamado por si mismo tantas veces, Tantas veces .derrotado por su historia, Desalojado de sí por el imperio Del tiempo que no consulta mudanzas.

Ahora para siempre en paz.

59

Una cabeza dormida. Unos sueños despiertos en silencio, Un misterio inagotable, Una vida ·de nuevo recfüida, Vuelta a ser muerte nueva_mente · Como era en el corazón de su nosta~gia.

(Los tedtgos, 19

ALBA

El mundo se desprende del sueño. Suenan duramente los huesos De dos manos que se juntan. El mundo empieza a divagar por dentro De su paz, sordo de nuevo a. ·la mudanza.

La sombra calla en el hueco de la arena. Hay que romper el cerco de la estrella, Partir la piedra que al caer del viento Asoma entre dos ríos, Acuñar un duelo para los meditabundos.

El mundo se desprende del sueño, Entra en otro sueño, ya d"espierto.

(Pruebas al canto,

AL PIE DE LA NOCHE

La nuit est ma nu GEORGES BATA

Echado al pie de la noche como perro peludo delante de una puerta viendo el fuego adiestrarse entre ramas víendo lo oscuro en equilibrio como una gota.

[antes de ca burlarse de la burla astutamente con la cura sudándole mira.das y el labio á.zuzándole rumor a la palabra estiraba. sus tristezas panza arriba se iba a secar sus soplos a la nada.

(Zona árida, 196

60

OTO:&O

111·rm de hoja parda ·· i1"l.1\do en el polvo

1•:t. cl nl barro y de la paja húmeda 11111 de la nube redonda en escondrijos

111011 siendo tu ala 11 pluma mojada 11 1wmbrero de musgo y desva..río 11 .11~pato sin huella comedor de tristezas 11 dolo angosto tu litoral por años 1 dujado cansador chillido de pájaros yéndose

111 • Krandes migraciones del olor y de la fruta;

111~n venido ya li••u vuelto los que te perdieron fe, los pétreos,

[los ardidos 11111 rendidos de saciarse entre zarzas 1 buscarte en el agujero del árbol, en la vena del

r11 el lejano cerca del más tarde?

l 41 miel estuvo parada entre las orejas i111l oso? ¿Hubo un purgatorio de la lluvia, 11111 pájaros se hicieron vuelo 111tes de salir hacia. el Fincón del día donde ocurre la caída del ángel?

1 >1• perfil te escuchas en tu oreja uferma. Intermedio hacia lo oscuro,

11 1 internas por un largo túnel l11tsta las sentinas viejas

[agua,

que huelen a pescado y a uniformes. 1,os pájaros se fueron, los barcos cargados de verano, v nacen las criaturas de la lluvia y del plomo.

(Zona árida, 1965)

61

EDGAR BAYLEY

ANDANZA PARA HABITAR

ando por las calles desconociendo el mar exce'pcio me paro a conversar con la larga mano de la llanur y sé de mí y del hondo kilómetro habitado

ando como se sabe sin. importarme el norte caminando callado y volando a veces sin cotizacion· tropiezo con miradas y me enredo en los números

quisiera quedarme como un turista abandonado hacia adentro de la media infancia quedarme para mantener las órdenes paso a paso

me paro al sol aprovechando las vueltas de mi espera y torno a andar vivaqueando en el polvo

para beber escucha para vivir también es necesario un rumor de cometas

(En común, 194'

POETA EN LA CIUDAD

en dificil amor y opuesta preferencia en gesto y voz y calle sin cordura y un adiós solamente y un tango sin camino hay un día que es tuyo al principio del mundo

y nombro contigo la vigilia y el viaje y el muelle reinventado y el cielo sin las hor y el largo error y la hierba del río

y un reflejo cualquiera y el favor de la sal

JJOeta en la presencia y el árbol sumergido sueño secreto · ojos olvidados

62

In culpa abierto lo del estio

tran en el frío o la lluvia del muro 11 1 ÍNnpo de canales y deslices ,

l ~ l. l\l de noches entornadas H!rn y furia de tus años en pie.

(La vigilia y el viaje, 1961 )

EL HOMBRE MODERNO

hombre moderno dice : 1 ''° de octubre tenía ganas de morirme ,¡, ntras viajaba en ómnibus l.\s tres de la mañana que hay cosas más importantes

11 la vida del mundo , 11 la vida de millones de hombres

111 ro si hablara de lo que pasa en millones de hombres 11 11 podría decirlo tan simplemente 1111 podría decirlo en modo alguno 111•ro hablo ""nociendo el tema <111 lo que le pasa a uno entre millones hi\blo de uno que el 26 de octubre 1 rnia ganas de morirse 111 lentras viajaba en ómnibus 1 las tres de la mañana

digo nombro al mundo entero __ ' los. millones que a esa hora ·

111 orían de verdad nacían peraban

volvían a sus casas 11 podían morirse como estaban l pompeya. (otra vez) el mundo entero 1• borrasen por razón de guerra. y de locura

11 por una información equivocada.

(Selección del Intituto Torcuato Di Tella, 1963, Poesia Argentina)

63

CESAR FERNANDEZ MORENO

64

LAGUNA DE CHASCOMUS

Si en la cara de pronto algo te choca, y te envuelve una nube de jejenes, -que alrededor, sin advertirlo, tienes rebotando en tu frente y en tu boca;

si el olor a las hierbas te sofoca, y se ciñe a tu nuca y a tus sienes: y si vas a avanzar y te detienes porque tus pies resbalan en la roca:

si crujen las tosquillas en el · suelo y al mismo tiempo lucen en el cielo muy rojo el sol, muy pálida la luna;

si ves el casco viejo de algún bote prisionero en la red del camalote; no lo dudes, estáS en la laguna.

(Antología Poética Argentina, Bo: Bioy casares, s. Ocampo, 1941)

TARDE

Era una de esas tarde sin sentido que atraviesan el tiempo sin provecho, .en las que el cielo nos parece estrecho y dura cárcel el ligero nido; en las que uno se siente arrepentido, y está seguro de que nada ha hecho, se adivinan las Parcas al acecho, y se odia el color, y se odia el ruido. Era una ta·rde hipócrita y desierta, era una t arde desmayada y huera, era esa hora adormilada y muerta, en que uno espera sin saber qué espera, y cada vez que llaman a la puerta, o es la mucama, o es la cocinera.

(Antología Poética Argentin

~ •• 4,

LAS SIENES 1\ ~. 'llECO'ijG' U ~.~

Campos para morir, los de tus sienes.\\~ Ya la rosa doncella que se escuda ~/'~ del ojo audaz, se me entregó desnuda '~" cuando supo en qué tallo te sostienes.

'Al ver cómo te vas y cómo vienes ya el día me confió la gracia aguda con que gira su luz cuando se muda en sombras, y las hojas sus vaivenes.

Pero yo he de morirme. He de morirme: rodaré por tus sienes. Este. vuelo necesitaba palidez tan firme,

tan solitarfo y dilatado suelo. Porque soy nube y vine para irme, yo que estoy sobre el mundo como un cielo.

(de Hacia, 1941-1944)

EL PADRE GOLPEA A SU HIJA

Mirame enrojecer, mírame cómo salto, 1lnstaca en tu memoria mi fuerte mano en alto, n-<:orta tu mejilla desprevenida y tersa ... 1 ll'aba bien los detalles, esa forma diversa, pl'Olija, entrecortada en que sucede todo, 1·1~da instante riquísimo de sentido y de modo. Yo, que lo tendré siempre más que ahora presente, 1uiemás lo sabré vivo bajo tu frente, v cada vez que t e hable, cada vez que te mire 1·1~da vez que te piense, cada vez que respire, r.,peraré de ti, de tu aparente olvido, que la hayas buscado, la hayas elegido y sin vacilación - temblaré de esperanza­,, Jcrzas tu condigna, rigurosa venganza.

(Hombre entre dos hijas, 1944-1948) .

LA ANGUSTIA

1•on todo respeto sombrero en mano l1•s garanto que estoy desesperado l.ongo la cara llena de agujeros

65

déjenme devorarme de una vez terminar de morder esta sustancia fungosa no me empujen más a vivir ya voy ya voy entrando en el brete

sólo la angustia es mi partidaria ella, duerme conmigo es mi verdadera sábana y cuando la mañana vomita blanquizca sobre mí la angustia ha crecido está endurecida debajo mi' entonces grita feroz y comienza a protegerme el mundo me llega siquiera torcido a su través yo lo aguanto en cuclillas adentro del huevo de angustia.

WHISKY AND SODA

soy llevado sobre circunferencias de acero que ruedan sobre complacientes paralelas también

[de ace chupo el cilindro forrado de papel que contiene hojas picadas tostadas encendidas

[en la pun bebo en la vasija de cuarzo traslúcido este líquido compuesto de alcohol mezclado con agua donde sube el gas en esferi esgrimo este otro cilindro de madera con eje

[de graf lo aplico sobre la celulosa blanca plana sumamen

[delga alzo por fin mi repugnante corazón sobre las olas de la técnica y consigo decir te quiero

(Sentimientos, 19

Y BUENO SOY ARGENTINO

(Fragmento)

A buenos aires la fundaron dos veces a mi me fundaron dieciséis ustedes ha.n visto cuántos tatarabuelos tiene uno yo acuso siete españoles seis criollos y tres fra,nce el partido termina así

66

combinado hispanoargentino 13 franceses 3 suerte que los franceses en príncipe son franceses si no qué haría yo tan español nací por fin hermanos en esta dulce amarga insípida tierra argentina nacía en chascomús en buenos aires nazco en la calle nazca · nací en tantos lugares casi todos con agua una hija me nació de cada oreja tallecí en una playa de Vigo vuelvo a nacer cada vez que amo me naceré en parís con aguacero porque yo hermanos igual que buenos aires no estaba aquí me trajeron de europa y bueno soy argentino

(Argentino hasta la muerte, 1963)

67

ALBERTO PüNCE DE LEON

TIEMPO DE MUCHACHAS

III

Senos entre cabellos, de criaturas perdidamente arrebatadas! Piernas donde el aire divide sus orillas como un gran mar de solidez y pena, y el mundo azul del rostro, donde el día ríe, feliz, entre la luz violenta.

Mundos enormes, de profundo asombro, las siguen, al pasar, mientras los vientos salpican sus cabellos y sus rostros y ellas, celestes, derribando el sueño, miran la vida en sus verdes ojos!

Juegan en las praderas, entre flores, bajo la mano roja del estío o entre la lluvia cuya voz conocen; furiosamente sueltos, sus vestidos rozan las ramas como vientos jóvenes, y al llamado del dia que presenta su espada poderosa en los ja_rdines ya saltan a la luz, y de sus piernas nace la vida, y el verdor las ciñe y unas y otras se juntan y se alejan sonriendo entre las rosas imposibles!

Y en la noche en que entraron, por la oscura soledad de ese m~do a.parecido, sus tristes ojos éon la luz se juntan, y ya. desnudas bajo el sueño hundido respiran como plantas en la música, como animales vivos y dispersos

68

que descansaran bajo un gran escudo: toda la fuerza se juntó en sus cuerpos y entre sus piernas se acumula el mundo!

Sus miradas son verdes, semejantes a una campana de redondas vueltas donde estuviese respirando el aire ; sus piernas parecidas a las plantas se suceden sin fin sobre las ondas,

como asombros del mar. como las ramas verdes del agua sobre bruscas rosas! Sus pechos, ay!, de palidez redonda, respiran como seres simultáneos -lámparas fijas a su carne absorta­sobre lechos revueltos, donde el-humo de sus ca.bellos se va abriendo en olas!

Senos entre cabellos, de muchachas perdidamente arrebatadas! Dejo aquella edad ideal de las barandas, y roto el sueño como un gran espejo corro a buscar sus bocas en las albas: sus cuerpos como mares siempre blancos resbalan con furor entre mis ufias, y yo trepo a sus piernas como a un árbol donde respira una pasión difunta ... ! !

(Tiempo de muchachas, 1941)

ELEGIA EN TU MUERTE

Rodeada de tu muerte como de una campana sin color, te vi ya muerta; tu sonrisa de flor, triste difunta, deshojada cayó sobre la tierra, tu ca.bello rodó como una túnica y la sangre at us pies llegó disuelta.

El sol, entonces, su inocente labio abrió para besart u cabellera pero estabas inmóvil bajo el llanto y halló tu voz, sin claridad, ya muerta ; llegaron las criaturas del Verano y tu antigua costumbre de estar viva sobre la tierra verde no encontraron, tus pupilas cerradas golpeó en V'ano.

Tú, entre tanto, viajabas por la muerte que te rodeaba sin cesar, perdida cada vez más en tu dolor, y siempre más lejana en profundas galerías; hasta que el mundo se olvidó de amarte y asi rodeada de tus grandes lilas, tus magnolias difuntas, te quedaste sola en tu muerte, para siempre i:iundida!

(Tiempo de muchachas, 1941)

69

JUAN RODOLFO WILCOCK

PRIMERA CANCION

¡Oh, amor, amor, como las nubes suspendidas! Y la felicidad que se parece a los ríos venia a ser estar quietos y habla;ndo despacio o tratando de ver el cielo sobre la ventana. amor, que se mueve o descansa como el agua, inmóvil y existente entre nosotros; tan ideal y todo, bajo la noche iluminada, que salia hacia afuera subiendo por el aire. Pensábamos cosas extendidas como un vuelo de

\

· [pájaros paralelamente, a veces abrazados. ¡Ah, qué tranquilidad igual que una fuente! A lo largo de las horas nos confundíamos, despeinándote encima mio todo el pelo, las manos juntas, diciéndonos sin apuro lo que haríamos frente a los días tranquilos. Había una especie de música detenida, como una melodía lineal igual que el tiempo; sin soledad: todo tan cerca que estábamos contentos y la vida se alargaba y hasta florecía parecida a los árboles que de pronto están cubiert con flores rosadas, aunque no tienen hojas. ¡Ah, cómo te quería, descansado y pensando!

EL POEMA MUERTO

Oh Tierra, húmedo ensueño nocturno entre vapore misteriosos, silencio de los ríos eternos, majestad de las sombras, de los blancos inviernos y del otoño estéril, miradme, oh mis amores,

en las jarillas, muerto, y el pelo entre las peñas, y en los labios que amaron sin ser amados nunca una canción romántica. con ruiseñores trunca,

y por mi frente el trébol con sus flores pequeñas En el· cielo, muy lejos, las estrellas celestes hablan de unos secretos diamantes y topacios, y muy lejos, muy suaves, brillan en los espacios de la noche profunda donde imploraba Alcestes.

70

VILLA BARBERINI

Un rayo de sol en el agua, una palabra solamente como esta abeja de piedra que finge beber en la fuente.

Si encuentro esa palabra hoy por un minuto reencarno junto a la concha de mármol el poeta. que ya no soy.

VIAJE POR MAR o

LA PALOMA DE ARARAT

En la mañana fresca ambulativa sobrevolé un islote cenagoso; los olivos brillaban, y en un pozo tres muchachos flotaban boca arriba.

Traje una rama a. la nauseante estiba; entré posada en un chacal o un oso y con voz de animal dije sin gozo: "El móvil ácueo al Ararat arriba".

"Pronto saldremos, bestias navegantes, · sin más recuerdos de esta sociedad quenos produjo tantos ascos antes."

Como en la cárcel, la promiscuidad formó lazos que no han de mantenerse cuando el establo ent ierra se disperse.

(ReVista El 40, N9 1, 1951)

JARDIN BOTANICO

¿Recuerdas, mi alma, ese árbol favorito? Verdes eran las tardes a su vera; era un ombú, era sagrado, y era como un hotel variadamente escrito por los paseantes de otra prima.vera. Nosotros no grabamos nuestros nombres; y sin embargo, cuando todo muera,

71

¿no .quedará un recuerdo de dos sombras besándose las manos en la hierba, aunque esas sombras no se nos parezcan? Las preguntas retóricas no requieren respuesta.

Me alejo para verte en la memoria: tan joven y en el sol, como en un barco. Los teólog( ; pensaron que el orden y el desorden alababan a Dios con semejante intensidad.

(Revista Sur, 1951)

'

"" ,4

OLGA OROZCO

LA ABUELA

Ella mira pasar desde su lejanía las vanas c:;Lnclmw,., el ademán ligero con que idénticos días se dt'.~J)ld1'11 dejando sólo el eco, el rumor de otros dias u¡mgado1 bajo la gran marea de su corazón. De todos los que amaron ciertas edades suyas, clerLo.

1 gt•:;Los, las mismas poblaciones con olor a leyendo., no quedan más que nombres a los que a vcce11

[vuelven como a un N11t• 11 0 cuando ella interroga con sus manos al apaclblo polvo

[do 11\.~ COll!U que antaño recobrara de un larguísimo olvido. Sí. Ese siempre tan lejos como nunca, esa memoria apenas alcanzada, en un último

[ csfuor:t.o, por la costumbre de la piel o por la enorme

[sabiduría de la sangro.

Ella recorre aún la sombra de su vida, el afán de otro tiempo, la imposible desdicha

[soportada; y regresa otra vez, otra vez todavía, desde el fondo de las profundas

[ruinas, a su tierna paciencia, al cuerpo insostenible,

[a su vejez, igual que a un aposento donde sólo resuenan

[las pisadas de los antiguos huéspedes que aguardan, en la noche, el último llamado

[de la tierra entreabierta.

Ella nos mira ya desde la verdadera realidad [de su rostro.

(Desde lejos, 1946)

EVANGELINA

Duerme aquí Eva:agelina. , 1 Su dulce tierra fue tan leve

que en un día cualquiera la invadieron los cielos.

72 73

11 . ' ' .. . ~ - - - - . -· - - ---> ' --- - - - ..... ··-··. -~ ~

r --,

i..._,

En ningún corazón tatuó su nombre como en [una corte.za.

Ningún semblante amado se sumergió en la [aureola de su sueño.

Alguien recuerda a veces vagamente su vestido [celeste:

"Acaso es el calor de esa estación brumosa que I' .1 ~·

gasas las altas alamedas ... [envolvió con sus ._

,1

o quizás el hechizo de algún cuento de infancia donde había una barca abandonada llevando

[entre las noches de cierto aniversario unas pálidas flores por los ríos"' li

Nadie lo sabrá nunca. No es ésta la morada de ninguna memoria, de ningún olvido. Por eso aquí la hierba es sólo hierba, pero hierba celeste.

(Las muertes, 1951)

DESDOBLAMIENTO EN MASCARA DE TODOS

Lejos, de corazón en corazón, más allá de la copa de niebla que me aspira

[desde el fondo del vértigo, siento el redoble con que me convocan a la tierra

[de nadie. (¿Quién se levanta en mí? ¿Quién se alza del sitial de su agonía, de su

[estera de zarzas, y ca.mina con la memoria de mi pie?)

· ~" Dejo mi cuerpo a solas igual que una armadura [de intemperie hacia adentro

·y depongo mi nombre como un arma que [solamente hiere.

(¿Dónde salgo a mi encuentro

,.

con el arrobamiento de la luna. contra el cristal [de todos los albergue~?),

Abro con otras manos la entrada del sendero [que no sé adónde <,la

y avanzo con la noche de los desconocidos. (¿Dónde llevaba el día mi señal, pálida en su aislamiento, la huella de una insignia que mi pobre victoria

[arrebataba al tiempo?) '

74

1

l

Miro desde otros ojos esta pared de brumas en donde ca.da uno ha marcado con sangre el

[jeroglífico de su soledad, y suelta sus amarras y se va en un adiós

[de velero fantasma hacia el naufragio. (¿No había en otra parte, lejos, en otro tiempo, una tierra extranjera, una raza de todos menos uno, que se llamó

[la raza de los otros, un lenguaje de ciegos que ascendía en zumbidos

[y en burbujas hasta la sorda noche?) Desde adentro de todos no hay más que una

[morada bajo un friso de máscaras; desde adentro de todos hay una sola efigie

[que fue inscripta en el revés deli almlJ,; desde a.dentro de todos cada historia sucede

[en todas Partes: no hay muerte que no mate, no hay nacimiento a jeno ni amor deshabitado. (¿No éramos el rehén de una caída, una lluvia de piedras desprendida del cielo, un reguero de insectos tratando de cruzar

na. hoguera del castigo?) Cualquier hombre es la versión en sombras

[de un Gran Rey herido en su costado;

Despierto en cada sueño con el sueño Qon que [Alguien sueña el mundo. Es víspera de Dios.

Está uniendo en nosotros sus pedazos.

(Los juegos peligrosos, 1962)

-;;...-- - .... ::..,

· ~ l\l. M4_., .. ~~ ~ ·~ ~

....... "'' 1

.Q. c.11:\ .. . -i: ., .. ~\ .. !. 'o. ... . 't"'... ... i· ..... ""';:\ :t ,-..:; ." ... ,., ,~ ~

"'? " .... '1 .. " ., .... ,,.; ~,,.

~ -~

75

INDICE

JUAN' L. ORTIZ La paloma se queja . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 ¡Oh Marzo ... ! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 ¿Cómo mirarán las nubes?.. . . . . . . . . . . . . . . . . 5 Ah, mis amigos, habláis de rimas. . . . . . . . . . . 6 El río... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . 7

.VICENTE BARBIERI Autorretrato de. perfil ... ... '... . ... . ......... 9 Corazón del oeste . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Letanías ejemplares. Modo angélico . . . . . . . . . . 9 El hospital .. . ....... . .. . ..... . ... ·. . .. . ...... 10 Poema.... . . . ........ . ....... . ... . .... . ...... 12

ALDO PELLEGRINI Sustancia erótica . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 Alguien que despierta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 Sistema de obediencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

UL'!(SES PETIT DE MURAT Espléndida marea de lágrimas . . . . . . . . . . . . . . . 16 Antipoema . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

JORGE ENRIQUE RAMPO NI Los ángeles del tiempo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21 Corsario de tinieblas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22

ENRIQUE MOLINA Mientras corren los grandes días . . . . . . . . . . . . 25 Dioses de América . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26 Mensa je .secrrto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27

EDUARDO J<.>IU') I~ 11(11)(;'0 Arte po6Lk11 , . , , , , Soneto <.I r lo.'I 111111ull Payadores

RAUL GALAN Elegía cuarta. Dlsc 11 r11 c1 Prólogo . . .... . . .... . Las coplas del último dii~

LEON BENAROS Hombre de pie . . . . . . . . . . . . . . . , , Ya me ausento de este mundo . , • , La pierna de Rimbaud ...... . . .. . ,

ALFONSO SOLA GONZALEZ Otoño . .. . .. . .. . . .. . .. . . .. . .. . .... ... .. .. . . .. 38 A Reynaldo Ros, poeta muerto . . . . . . . . . . . . . . 39 camina el poeta y no sabe. . . . . . . . . . . . . . . . . . 40

JORGE CALVETTI "Habla el alma de Juan La valle" . . . . . . . . . . . . 41 Maimara . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42 La basura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43

ROBERTO PAINE Sé que mi canto es vulnerable . . . . . . . . . . . . . . . 44 Ese que está en el Tigre como planta . . . . . . . . 45 Como si hubiera andado por el tiempo lla-mándola ..... .. .. . . . . ... . ........ . ...... . ... 45

CARLOS ALBERTO AL VAREZ Canción paranaense . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47 Entre Ríos, verso a verso. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47 Jacarandá . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48 Río quedado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48

MANUEL J. CASTILLA Juan del Aserradero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50 Evangelina Gutiérrez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50 Amantes bajo la lluvia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51 Poema 16 .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52

ANA MARIA CHOUHY AGUIRRE Mis días tristes de antes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 Soneto a Charles Dickens . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 Soneto de amor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 Soneto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54 soneto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54 Soneto de la muerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55

ALBERTO GIRRI El agradecido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56 El infiel . . . . . . . . . ..... . .. . ....... . ..... . " . . . . 56 Arte poética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57 Museo: por fuera lo cambiante, por dentro evasión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57

EDUARDO JONQUIERES Fuga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . 59 Para un retrato de John Keats . . . . . . . . . . . . . 59 Alba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 Al pie de la noche . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 otoño . . .......... .. . ......... . .... . . ... . .. .. 61

EDGAR BAYLEY Andanza para habitar Poeta en la ciudad . El hombre moderno

CE'SAR FERNANDEZ MOIWN ü Laguna de Chascomú.'I Tarde . . . . . .. . . . . . . Las sienes . . . . . . . . . . . El padre golpea a su ti 1 J La angustia ...... . . .. . Whisky and soda . . . . . Y bueno soy argentino

ALBERTO PONCE DE LEON Tiempo de muchachas . ... . Elegía en tu muerte . .... .. . . .

JUAN RODOLFO WILCOCK Primera canción . . . .. . . . .. . ... ... . El poema muerto ....... . .... . ... . . Villa Barberini ... . . . .... . ....... . . . Viaje por mar o la paloma de Ararat Jardín Botánico . . .......... . ..... . .. .. .

OLGA OROZCO

111. illl

La abuela . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 'ta Evangelina . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ·1 ~1 Desdoblamiento en máscara de todos . . . . . . . . '14

ESTE LIBRO SE TERMINÓ DE IMPRIMIR El b!A 5 DE JULIO DE 1968, .

EN LOS TALLERES GRÁFICOS DE SEBASTIÁN DE AMORRORTU E HIJOS, S. A.

CALLE LUCA 2223, BUENOS AIRES

' ~ "' . ·~ . ··~"'

'\"·' :,