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LOS MAPAS MENTALES Si te digo que el descubrimiento de los mapas mentales ha marcado un antes y un después en la forma que tengo de organizarme, capaz que te suena un poco exagerado, ¿verdad? Pues no, ¡Es totalmente cierto! A día de hoy, no sé si sería capaz de planificar y organizarme en el día a día sin ayuda de mis mapas mentales. Seguramente (o no), te suena el nombre, o al menos el término original inglés, mindmap, así como el mindmapping, que no sería más que el proceso de crear un mindmap. Y si no te suena… pues debería, más que nada porque actualmente los mapas mentales digamos que “están de moda”. La cosa es... ¿has probado a aplicarlos en tú vida? ¿Que no? Madre de dios! ¿Y a qué estás esperando? Un poco de teoría Para empezar, los mapas mentales no son tan, tan TAN modernos como podría parecer. Tony Buzan, allá por el año 1974, formuló el concepto dentro de su libro ‘Use your head’. Sí, por increíble que parezca los mapas mentales son más antiguos que una servidora, por poner un ejemplo. Por supuesto, antes de la aparición de la teoría de los mapas mentales ya existían los diagramas y mapas conceptuales, pero más esquemáticos y basados en la palabra escrita. O sea, un poco bastante más coñazos. Sin embargo, según la teoría de Buzan, el cerebro asimila de forma natural la información que recibe en su conjunto, sin tener que interpretarla según un patrón lineal definido que vaya de arriba abajo o de izquierda a derecha. Además, nuestra mente en estado puro es conceptual, no verbal: los iconos, imágenes, símbolos y colores le gustan más que las palabras.

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LOS MAPAS MENTALES

Si te digo que el descubrimiento de los mapas mentales ha marcado un

antes y un después en la forma que tengo de organizarme, capaz que te

suena un poco exagerado, ¿verdad? Pues no, ¡Es totalmente cierto! A día de

hoy, no sé si sería capaz de planificar y organizarme en el día a día sin

ayuda de mis mapas mentales.

Seguramente (o no), te suena el nombre, o al menos el término original

inglés, mindmap, así como el mindmapping, que no sería más que el

proceso de crear un mindmap .

Y si no te suena… pues debería, más que nada porque actualmente los

mapas mentales digamos que “están de moda”. La cosa es... ¿has probado

a aplicarlos en tú vida? ¿Que no? Madre de dios! ¿Y a qué estás esperando?

Un poco de teoría

Para empezar, los mapas mentales no son tan, tan TAN modernos como

podría parecer. Tony Buzan, allá por el año 1974, formuló el concepto

dentro de su libro ‘Use your head’ . Sí, por increíble que parezca los mapas

mentales son más antiguos que una servidora, por poner un ejemplo.

Por supuesto, antes de la aparición de la teoría de los mapas mentales ya

existían los diagramas y mapas conceptuales, pero más esquemáticos y

basados en la palabra escrita. O sea, un poco bastante más coñazos.

Sin embargo, según la teoría de Buzan, el cerebro asimila de forma natural

la información que recibe en su conjunto, sin tener que interpretarla según

un patrón lineal definido que vaya de arriba abajo o de izquierda a derecha.

Además, nuestra mente en estado puro es conceptual, no verbal: los

iconos, imágenes, símbolos y colores le gustan más que las palabras.

De ahí lo de que una imagen vale más que mil palabras, esto sí te suena

verdad? :)

Pues es por esto mismo que los mapas mentales se construyen en torno a

una idea principal que va en el centro de la hoja o de la pantalla. A partir de

esta idea parten ramas de diferentes colores que a su vez se ramifican en

otros subapartados. La idea en sí, es que la mente capte “de golpe” toda la

información, así como de una sola vez, en lugar de leer e interpretar la

información escrita en un diagrama o esquema.

Por lo tanto, el mindmapping –o proceso de creación de un mapa

mental– consiste, en términos generales, en plasmar tus

pensamientos directamente desde tu mente a la pantalla o al papel

en forma de mapa mental, y del papel o pantalla llevarlos

directamente a la práctica.

Es decir, el mapa mental es ese paso intermedio que muchas veces nos

hace falta para hacer realidad todas las ideas que bullen por nuestra mente.

No basta con ser creativo y tener buenas ideas. Si no las implementas, se

perderán en tu caos mental. ¿Te suena eh? ¡Y a quién no! Además, cuando

hablo de una idea, no necesariamente me refiero a un gran invento que

vaya a hacer cambiar el mundo ni mucho menos. Te estoy hablando de

cualquier cosa, como inspiración para un artículo del blog, un proyecto

nuevo, o incluso la organización del menú para una comida con la familia

política.

Igual, Todo, absolutamente todo lo que pasa por nuestro cerebro, corre el

peligro de irse por donde ha venido si no lo plasmamos y organizamos

correctamente, de forma que la propia mente de donde salió pueda

asimilarlo de una forma factible.

Raimon Samsó y los mapas mentales

Sobre mapas mentales en internet puedes encontrar miles y miles de

informaciones. Pero si quieres ir a tiro fijo, el libro Mapas mentales: acelera

tu creatividad es de lo mejor que se ha escrito en español sobre el tema.

Sencillo, claro y directo, Raimon Samsó te explica en unas pocas páginas

cómo crear mapas mentales, tanto de forma manual como digital, así como

cuáles son sus aplicaciones más comunes. Y todo esto con múltiples

ejemplos visuales. Además él mismo es Practitioner diplomado en mapas

mentales, pues realizó un curso sobre el tema con nada más y nada menos

que el señor Tony Buzan en persona.

Según Raimon Samsó: “La creatividad se dispara cuando usas imágenes y

colores, porque nuestro cerebro es visual: trabaja con imágenes y no con

palabras.” Además, él nos explica en su libro cómo y para qué pueden

aplicarse los mapas mentales, y qué programas pueden utilizarse para

crearlos de forma digital. No en vano este autor los define como

herramientas del éxito”, definiendo las cuatro grandes ventajas de trabajar

con ellos: más concentración, más foco, más creatividad y más memoria.

¡Casi nada!

Genial, pues hasta aquí, la intro de este post, de ahora en más, te invito a

seguir leyendo para entender para qué sirve un mapa mental, aprender

cómo hacerlo BIEN y te enseño una herramienta llamada Mindmeister con la

que hacerlo de gratis y desde internet. Suena bien verdad?

¡Pues vamos allá!

¿Cómo hacer un buen mapa mental?

Ya hemos visto en general el aspecto que debe tener un mapa mental y

cuáles son sus elementos principales. Ahora bien, hacer un mapa mental de

forma correcta para garantizar que tenga éxito, ya son palabras mayores.

No obstante, si seguimos una serie de pautas generales, nos aseguraremos

de que estamos creando un mapa mental que coincide exactamente con la

mejor forma en que lo puede asimilar nuestro cerebro.

1. En el centro del mapa, se coloca la palabra principal en torno a la que

gira toda la idea. También puede ser una fotografía o una imagen, y

esto es incluso mejor, ya que la mente humana es visual. Lo que en

todo caso no debes hacer es escribir frases enteras, sino simplemente

palabras.

2. En torno a la imagen o idea principal iremos sacando diferentes

“ramas” de diferentes colores. A cada rama le corresponde un color

diferente, y esto no es por capricho, sino que constituye un

ingrediente clave para que el mapa tenga éxito.

3. No se recomienda sacar demasiadas “ramas” alrededor de la idea

principal, puesto que un mapa mental debe ser ante todo visual y

fácil de interpretar a primera vista. Por ejemplo, Raimon Samsó no

recomienda sacar más de seis ramas principales.

4. Puedes crear tu propio código de colores: por ejemplo, asocia el color

rojo con las tareas urgentes, el verde con las tareas secundarias, el

azul con las más importantes… y utilízalos siempre de la misma

manera. Así, en sucesivos mapas mentales, tu mente se

acostumbrará a interpretar cada color siempre de la misma manera.

5. De cada rama han de salir diversas ramificaciones que constituyen las

ideas secundarias. Como ya hemos visto con la idea principal, utiliza

imágenes, iconos o en todo caso palabras clave, pero nunca te líes

escribiendo frases enteras.

6. Es mejor si las diversas ramas y ramificaciones no están totalmente

rectas sino un poco curvas, como si se tratara de las raíces de un

árbol, por ejemplo. ¡Ya te imaginarás que a la mente humana le

“rechina” ver líneas elegantemente trazadas con escuadra y cartabón!

7. Si estás trabajando de forma manual, el papel debe de ser blanco y

estar colocado de forma horizontal. Lo mismo si trabajas en el

ordenador, la orientación de la hoja debe de ser horizontal.

¿Para qué sirve un mapa mental?

Ahora que acabamos de aprender qué es y cómo se hace un mapa mental,

no dejemos que todo lo aprendido hasta ahora caiga en saco roto.

Quizás alguna que otra de las aquí presentes todavía se esté preguntando

qué aplicaciones puede darle en su propia experiencia a un mapa mental. Y

es que hasta ahora hemos estado hablando de plasmar una “idea”, así en

abstracto… pero ideas las hay a cientos y a miles.

Entonces, ¿cuándo aplicar un mapa mental a algo que se nos haya ocurrido?

Buenas noticias: un mapa mental puede aplicarse absolutamente a

cualquier idea, proyecto, tarea, encargo… ¡A todo lo que se te ocurra! Es

simplemente una forma de llevar a la práctica una idea abstracta hablando

en el mismo “idioma” en que habla nuestra mente.

Un ejemplo de aplicación práctica de un mapa mental puede ser para

secuenciar proyectos. Por ejemplo, escribir un libro, que ya solo de leerlo

a muchos les da sudores fríos. Pues en lugar de dejarnos llevar por el

pánico, podemos desenredar el lío mental y plasmarlo en forma de mapa

mental:

:: La idea central será una palabra clave o una imagen que resuma la

temática del libro.

:: Un brazo o ramificación puede representar los capítulos del libro, con sus

respectivas subramificaciones, una por cada capítulo.

:: Otra rama podrá ser la que define a los personajes, también con sus

correspondientes ramificaciones para cada personaje en concreto.

:: Una tercera ramificación podría ser la forma de secuenciar la creación del

libro: páginas por día, capítulos por semana, tiempo que durará el periodo

de corrección y/o maquetación…

:: Otra ramificación importante es la forma de darlo a conocer, con sus

diferentes subapartados: Amazon, iBooks, etc.

Otra aplicación práctica puede ser hacer sinopsis, como por ejemplo resumir

un libro, una conferencia, un documental, o como dice Raimon Samsó

simplemente planificar tus próximas vacaciones. Y es que, como ya hemos

visto, él incluso presenta su currículum en forma de mapa mental.

Pero además si los mapas mentales constituyen una herramienta para el

éxito, no es solo porque sean útiles para la vida diaria o el ocio, sino que

también pueden llegar a convertirse en el mejor aliado en la planificación de

cualquier negocio. En un mapa mental puedes plasmar tu business plan , o

tu plan de marketing o utilizarlo para ayudarte a sacar a la venta un nuevo

producto o servicio.

En este último caso, por ejemplo, la idea central de tu mapa mental sería el

producto que vas a crear; una de las ramificaciones, con sus respectivos

subapartados, representaría los materiales necesarios para hacerlo; la

segunda representaría los diferentes proveedores y precios de esos

materiales; la siguiente ramificación se centraría en las fases de la creación;

y por último, otra estaría orientada a la puesta en venta de tu nuevo

producto. ¡Imprescindible colgarlo en el panel de corcho de tu taller y

tenerlo delante de la vista desde el minuto cero del proceso de creación!

Mapas mentales digitales: Mindmeister

Aunque es posible crear tus mapas mentales de forma manual, con la

simple ayuda de unos lápices de colores y un folio en blanco, trabajar el

mindmapping de forma digital también tiene sus ventajas, ya que podrás

modificar y reimprimir tus mapas tantas veces como quieras, así como

compartirlo por correo, publicarlo en tus redes sociales… ¡Las posibilidades

son infinitas! Además, al utilizar el soporte informático, depende de para

qué necesites tu mapa mental puedes exportar el archivo a Word, crear una

presentación en Power Point, compartirlo en PDF para que no pueda ser

modificado…

Para crear mapas mentales en el ordenador, existen infinidad de programas

que funcionan de forma más o menos similar, pero yo voy a explicaros

cómo funciona el que yo utilizo habitualmente: Mindmeister. ¿Os había

dicho ya que a mí lo de utilizar los mapas mentales ha marcado un antes y

un después en mi vida? ¿Ah, sí? Je, je, je… bueno, pues vamos a ponernos

manos a la obra con www.mindmeister.com/es

Lo primero que te pedirá el programa es registrarte con tu nombre, una

dirección de correo electrónico y una contraseña. Una vez hecho esto y sin

más preámbulos aparecerás en la pantalla principal o dashboard , donde ya

puedes empezar a crear un mapa mental.

Como ya sabemos, lo primero es colocar la idea principal en el lugar azul

donde ahora pone de forma estándar “Mi Nuevo Mapa Mental”. Y como

también sabemos, no es necesario que sea una palabra, sino que también

podemos elegir un emoticón, un icono y hasta un vídeo que tengamos en

nuestro PC para colocarlo en el centro del mapa. Esto lo lograremos a partir

del menú de la columna izquierda:

Por ejemplo, yo voy a llamarlo “mapa mental”, ya que estamos hablando

precisamente de cómo crear mapas mentales, y voy a añadirle un icono que

tenga que ver con la temática:

¿A que queda chulo? Además, si resulta que el tema que viene por defecto

nos resulta un poco aburrido, esto también puede cambiarse aquí abajo,

haciendo clic en los tres puntitos que vienen junto a “Tema: default”:

Básicamente, al cambiar de tema le he cambiado el color de fondo a rosa,

pero ahora es donde empieza la parte importante, que consiste en ir

añadiendo ramificaciones al mapa. En la parte de arriba, donde aparece el

signo +, se añadirá una nueva rama cada vez que pulsemos sobre este:

Además, también puede cambiarse la forma en la que se presentan las

ideas, a partir del menú del lateral izquierdo. Debajo de los signos + y ­,

que sirven para ampliar y reducir la pantalla, respectivamente, se encuentra

el símbolo para el “Diseño del Mapa”:

De forma estándar el diseño que se llama “gratis” se compone de una serie

de ramificaciones que irradian alrededor de la idea principal. También cabe

la posibilidad de colocarlos a la derecha o la izquierda, o también en forma

de organigrama, aunque según recomienda Raimon Samsó, el cerebro

entiende mejor los mapas mentales que no están excesivamente

“ordenados”.

En el menú de la derecha que ya habíamos visto se encuentra la

probabilidad de editar y personalizar cada rama. Por ejemplo, podemos

asignar la tarea que va explícita en cada rama a una persona diferente, con

un plazo determinado. También se puede numerar la prioridad que tiene

cada tarea dentro de la secuenciación general:

Teniendo en cuenta que la mente asimila mejor las ideas visuales, podemos

hacerle entender que las diferentes tareas o ramificaciones forman partes

diferenciadas del objeto principal por medio de etiquetas o cambiando los

colores de fondo de cada idea:

Cuando creas que tu mapa ya está listo, o simplemente para ir mirando

cómo queda a medida que lo vas ampliando, puedes cambiar a pantalla

completa por medio de la última opción del pequeño menú superior

izquierdo:

En pantalla completa podrás trabajar sin distracciones, realizar

modificaciones de última hora o simplemente admirar tu obra y decidir que

ya está lista para ser compartida o para imprimirla. Si quieres volver a la

pantalla de Mindmeister donde aparecen todas las opciones (dashboard ),

simplemente haz clic en el aspa que aparece en la esquina superior

derecha.

Hmmm, quizás me ha quedado demasiado rosicler … pues nada, lo cambio.

Si es que en el Mindmeister, no hay nada que no tenga remedio… Volvemos

al “Tema”, donde los tres puntitos que ya habíamos visto antes, y buscamos

otro color de fondo. ¿Qué os parece el azul celeste?

¿Y qué pasa, que aquí solo curro yo? ¿Cómo es esto, solo Elia? Vamos a ver

si asignamos tareas a unas cuantas más, y de paso definimos las

prioridades:

Pues bueno, esto ya está listo. Ahora solo nos faltan por hacer dos cosas: la

primera, en el botón azul de la parte de abajo donde pone “Compartir este

mapa”, podemos decidir si será un mapa privado, que solo el usuario puede

ver, si es público o si deseamos compartirlo únicamente con determinadas

personas.

Y la segunda, es volver a la pantalla principal o “dashboard ”, a través de la

flechita que está en la esquina superior derecha, al lado de donde pone

“Cambiar a Pro”. Desde esta pantalla, llamada “Mis Mapas”, podemos

controlar la carpeta donde tenemos guardados los mapas que hemos

creado, acceder a crear un nuevo mapa a través de las diferentes plantillas,

o buscar, guardar y compartir otros mapas creados por otros usuarios… y

por supuesto exportar mapas a nuestro disco duro. Para ello, haremos clic

en la flecha que hay a la izquierda del mapa que queremos exportar, y

buscamos en el menú desplegable:

Una vez elegida la opción “Exportar”, nos aparecerá otro menú en el que

podremos elegir el tipo de archivo que nos interesa:

¡Listo! Ya tenemos nuestro mapa mental preparado para imprimir,

compartir, publicar, añadir a una presentación… y por supuesto, llevarlo a la

práctica. No olvidéis que, tal y como Raimon Samsó lo define, un mapa

mental constituye la herramienta del éxito.