los indefinidos en el latÍn medieval cancilleresco leonÉs

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LOS INDEFINIDOS EN EL LATÍN MEDIEVAL CANCILLERESCO LEONÉS Y CASTELLANO 8 1. Si paulatinamente el estudio del latín medieval atrae a más y más investigadores, también es cierto que, a pesar de todo, el número de éstos sigue siendo absolutamente insuficiente. Por ello es frecuente y en cierto modo comprensible la existencia, en el latín medieval, de lagunas de estudio que más parecen auténticos océanos. Citar ejemplos al respec- to resulta tan fácil, que nos abstendríamos de hacerlo si no fuera porque hay uno, la confección de un léxico o glosario de la latinidad medieval castellana y leonesa, que precisa acometerse urgentemente. No es la pri- mera vez que nos referimos a esta cuestión1, que tanto debería preocupar a latinistas y romanistas. Pero no es menos cierto que hay cuestiones o aspectos del latín me- dieval relativamente más concretos (y mucho menos ambiciosos) que, comparados con su situación en el latín arcaico, clásico o tardío, apenas han llamado la atención de los estudiosos. Así, mientras que el análisis de los indefinidos en las etapas precedentes (sobre todo en el latín tardío) ha merecido la atención de numerosos investigadores, son escasas las refe- rencias a su situación en el latín medieval. Por ejemplo, J. Bastardas2 les dedica dos páginas; J. J. Gavigan3, otras dos; S. Villimer4, menos aún; A. C. Jennings5, ni siquiera los cita; etc. En tales circunstancias, nosotros nos hemos sentido obligados a aproximarnos a tan compleja cuestión, aunque delimitando nuestro campo de estudio al latín medieval de la can- cillería leonesa durante el reinado de Fernando 11 (1157-1188) y de la can- cillería castellana durante la primera mitad del reinado de Alfonso VI116. l Cf. nuestro artículo « A propósito de la documentación latina sobre Alfonso IX en la Catedral de Santiago*, Estudios Humanísticos (Geografía, Historia, Arte) 6, 1983, PP. 37-39. Particularidades sintácticas del latín medieval. (Cartularios espaiioles de los s. VIII al XI), Barcelona, 1953, pp. 78-79. The Syntax of the <Gesta Francorum», Supplement to Language, Journal of the Linguistic Society of America, Baltimore, 1943, pp. 47-48. Estudios de latín medieval (Documentos de la cancillería castellana, SS. XIV y AV), Vitoria, 1976, pp. 110-111. A linguistic study of the Cartulario de San Vicente de Oviedo, New York, 1940. "oncretamente hasta el ano 1188, con el fin de que se puedan confrontar con las mayores garantías los resultados de nuestro análisis en una y otra cancillería.

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Page 1: LOS INDEFINIDOS EN EL LATÍN MEDIEVAL CANCILLERESCO LEONÉS

LOS INDEFINIDOS EN EL LATÍN MEDIEVAL CANCILLERESCO LEONÉS Y CASTELLANO

8 1. Si paulatinamente el estudio del latín medieval atrae a más y más investigadores, también es cierto que, a pesar de todo, el número de éstos sigue siendo absolutamente insuficiente. Por ello es frecuente y en cierto modo comprensible la existencia, en el latín medieval, de lagunas de estudio que más parecen auténticos océanos. Citar ejemplos al respec- to resulta tan fácil, que nos abstendríamos de hacerlo si no fuera porque hay uno, la confección de un léxico o glosario de la latinidad medieval castellana y leonesa, que precisa acometerse urgentemente. No es la pri- mera vez que nos referimos a esta cuestión1, que tanto debería preocupar a latinistas y romanistas.

Pero no es menos cierto que hay cuestiones o aspectos del latín me- dieval relativamente más concretos (y mucho menos ambiciosos) que, comparados con su situación en el latín arcaico, clásico o tardío, apenas han llamado la atención de los estudiosos. Así, mientras que el análisis de los indefinidos en las etapas precedentes (sobre todo en el latín tardío) ha merecido la atención de numerosos investigadores, son escasas las refe- rencias a su situación en el latín medieval. Por ejemplo, J. Bastardas2 les dedica dos páginas; J. J. Gavigan3, otras dos; S. Villimer4, menos aún; A. C . Jennings5, ni siquiera los cita; etc. En tales circunstancias, nosotros nos hemos sentido obligados a aproximarnos a tan compleja cuestión, aunque delimitando nuestro campo de estudio al latín medieval de la can- cillería leonesa durante el reinado de Fernando 11 (1157-1188) y de la can- cillería castellana durante la primera mitad del reinado de Alfonso VI116.

l Cf. nuestro artículo « A propósito de la documentación latina sobre Alfonso IX en la Catedral de Santiago*, Estudios Humanísticos (Geografía, Historia, Arte) 6, 1983, PP. 37-39.

Particularidades sintácticas del latín medieval. (Cartularios espaiioles de los s. VIII al XI), Barcelona, 1953, pp. 78-79.

The Syntax of the <Gesta Francorum», Supplement to Language, Journal of the Linguistic Society of America, Baltimore, 1943, pp. 47-48.

Estudios de latín medieval (Documentos de la cancillería castellana, SS. XIV y AV), Vitoria, 1976, pp. 110-111.

A linguistic study of the Cartulario de San Vicente de Oviedo, New York, 1940. "oncretamente hasta el ano 1188, con el fin de que se puedan confrontar con

las mayores garantías los resultados de nuestro análisis en una y otra cancillería.

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Aún más: puesto que la documentación de la citada cancillería leonesa no se halla publicada7, hemos circunscrito nuestro trabajo a la documentación de los archivos de San Isidoro y la Catedral de León, perfectamente trans- crita en una reciente Memoria de licenciaturas. En total, los documentos que hemos estudiado son ciento doce, cincuenta y seis de cada cancillería.

En tan escasos cimientos se va a apoyar nuestro análisis de los inde- finidos. Pedimos por ello disculpas a quienes hayan iniciado la lectura de este trabajo con la esperanza de hallar en él más de lo que en realidad hay: en un título nunca cabe todo. Pero también hemos de advertir que, dadas las características de este tipo de latín medieval (plagado de giros formularios y lingüísticamente monótono), probablemente los resultados de nuestro análisis no hubieran sido muy diferentes, al menos en lo refe- rente al latín medieval can,cilleresco de la segunda mitad del s. XII, si hu- biésemos tenido delante (cosa imposible, hoy por hoy) el más de medio millar de documentos de que consta la citada cancillería de Fernando 11. Enlas páginas que siguen se expondrá suficientemente hasta qué punto podemos tener razón.

§ 2. Lógicamente, lo primero que hemos hecho ha sido observar el estado de la cuestión y profundizar en los métodos de análisis hasta ahora empleados, tratando de ver si sirven, y hasta qué punto sirven, para el ob- jeto de nuestro estudio. Es evidente que el método estadístico empleado por C. Codoñer9 supera ampliamente los resultados de trabajos y obras anterioreslo; con él se evitan las generalizaciones, tan plenas de relativis- mo. F. Fuentes Moreno1' lo alaba, y con razón.

' La única obra de conjunto al respecto es la de J. GONZALEZ, Regesta de Fer- nando II, Madrid, 1943, donde se hace una relación de todos (casi todos) los docu- mentos de la citada cancillería, además de publicarse sesenta y uno (lo que supone poco más del 12 % del total).

E. PÉREZ RODR~GUEZ, Estudio gráfico-fonético y morfológico de la documen- tación de Fernando II en los archivos de San Isidoro y la Catedral de León, Valladolid, 1984 (efectuado bajo la dirección del Prof. Dr. D. Millán Bravo Lozano). Gracias a la amabilidad de su autora, que ha puesto a nuestra disposición la transcripción de los documentos, ha sido posible este trabajo.

«El sistema de los indefinidos», Emerita 36, 1968, pp. 7-24. lo C ' R. METHNER, «Ueber den Gebrauch von aliquis in negativen und quis-

quam in affirmativen Satzen», Glotta 4, 1912, p. 280 y SS.; E. LOFSTEDT, Syntactica. Studien und Beitrage zur historischen Syntax des Lateins2, Lund, 1956, vol. 11, p. 79 y SS. y 191 y SS. principalemente; E. LOFSTEDT, Philologischer Kommentar zur 'Pere- grinatio Aetheriae', Uppsala, 1911, passim; J. B. HOFMANN-A. SZANTYR, Lateinische Grammatik, München, 1965, p. 194 y SS.; M. B ~ s s o ~ s , Sintaxis latina, Madrid, 1971, p. 209 y ss.; etc.

" «Estudio del sistema de los indefinidos en Prudencia*, Estudios de Filología Latina, Granada, 1980, pp. 13-21.

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Pero con los datos estadísticos hay que tener sumo cuidado: sólo son realmente fiables si responden a un volumen considerable de textos y ejemplos. Así, ¿qué sentido tiene decir, por ejemplo, que en tal o cual autor quidam tiene entre los indefinidos propios una incidencia del 10 %, si tal porcentaje corresponde a cinco o seis ejemplos? Esto no es un crí- tica solapada al citado trabajo de C. Codoñer, puesto que ella ha mane- jado una respetable cantidad de textos y autores: Plauto, Terencio, Lu- crecio, Cicerón y Tácito. Y tampoco a F. Fuentes Moreno, cuyo estudio no pretende más (y es mucho) que exponer la situación de los indefinidos propios en Prudencio12 comparándolos con su situación en Cicerón13.

5 3. Mas objeciones metodológicas sugiere el hecho de que se pre- tenda explicar la situación de los indefinidos en la lengua latina a partir de su estudio diacrónico en diferentes autores. En otros términos: puesto que a nuestro parecer lo realmente pertinente es averiguar cómo se com- portan los indefinidos (o parte de ellos) en cada época de la historia de la lengua, en sí mismos y por relación a otra u otras épocas (latín arcaico, clásico, tardío, etc.), nos parece que analizar la situación de tales indefi- nidos en un pequeño grupo de autores de cada época es más fiable que hacerlo a partir de un solo autor, por importante que sea. De lo contrario se puede llegar a conclusiones quizá engañosas. Y es que un autor litera- rio puede mostrar, debido al contenido de su obra o por su peculiar es- tilo, unas características tan sumamente personales, que clarifiquen muy poco, si es que no enturbian, nuestros conocimientos sobre el comporta- miento de los indefinidos en la época a la que pertenece dicho autor. La propia C. Codoñer lo expone claramente en su aludido trabajo: «Lo que sí es desconcertante es el aumento que sufre quidam en Lucrecio si lo comparamos con Terencio.. . Quizá no haya que ver una contradicción, si pensamos que el valor de quidam en Lucrecio es utilizable con vistas al carácter científico del texto, en el que conviene precisar constantemente,

IZ En el citado artículo F. FUENTES MORENO afirma que «el sistema que encon- tramos en Prudencio no está muy lejos del clásico ... Aliquis y quisquam, pese a las interferencias mutuas, mantienen sus valores básicos» (p. 21). De acuerdo en lo pri- mero. Pero respecto a lo segundo hay algo que a nuestro parecer hubiera sido impor- tante recoger en las propias conclusiones: aliquis penetra claramente en la esfera de quisquam, mientras que no hay ejemplos de quisquam en oraciones afirmativas.

l3 Posteriormente F. FUENTES MORENO ha estudiado el comportamiento de los indefinidos en o t ~ o s trabajos. C ' «Los pronombres indefinidos en la Peregrinatio Ege- r i ~ e » , Estudios de Filología Latina 111, Granada, 1983, pp. 156-168, más otro artículo sobre los indefinidos en Apuleyo (comunicación al 11 Congreso Andaluz de Estudios Clásicos, Antequera-Málaga, 1984, - e n prensa-).

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y donde, por consiguiente, la oposición aliquislquidarn daría su propio rendimiento»14. Indudablemente nuestro proceder implica mayores difi- cultades y complicaciones. Pero no se negará que de este modo los resul- tados satisfarían más, a la par que contribuirían a un conocimiento más perfecto de la evolución lingüística.

Y, sin embargo, eludir esta objeción en los términos expuestos es prácticamente inevitable en el latín medieval literario, debido a la ex- traordinaria cantidad de obras existentes, de las que además muchas, sin duda la mayor parte, ni siquiera se hallan publicadasI5. ¿Y en el latín me- dieval cancilleresco? La pregunta huelga, puesto que aquí propiamente no se puede hablar, como en el literario, de autores; al menos, no se pue- de hablar al mismo nivel. Lo cual no implica que no vayamos a usar el método estadístico, al menos en términos relativos.

Pero, en este caso, mucho más que la respuesta importa conocer bien las características esenciales de esta modalidad de latín, que perso- nalmente hemos estudiado con alguna amplitud16. A las más arriba seña- ladas, importantísimas (su carácter extraordinariamente formulario y lingüísticamente monótono), se pueden añadir otras, en cierto modo complementarias: el latín medieval cancilleresco participa igualmente de lo normativo (sobre todo en las partes formularias) y de lo popular (sobre todo en el «cuerpo del texto»), pero mostrándose globalmente más popu- lar en los SS. IX-XI y más normativo en los SS. XII-XIII; en todo momen- to influyó sobre éI la lengua vernácula; los amanuenses, aparte de que apenas encuentran resquicios para la iniciativa propia, suelen tener un ni- vel cultural medio, muy parecido entre unos y otros, y formar como una especie de castz social; es un latín hierático y generalmente despersona- lizado, como conviene a un lenguaje jurídico y político; etc. En definiti- va, y para decirlo en pocas palabras, el latín medieval cancilleresco obe- dece casi siempre a un mismo patrón, al margen de las lógicas diferencias espaciales y temporales.

Ante tales características generales del latín medieval cancilleresco, y sin pretender ser apriorísticos, el estudio de los indefinidos en los docu- mentos que aquí vamos a analizar nos han de deparar datos aparentemente

l4 C . CODONER, o.c. , p. 23. Is Pero estas razones no son las únicas que hacen inviable el método estadístico,

mejor o peor aplicado; ni siquiera son las más graves. Sin duda, la causa más seria es la inexistencia de léxicos de autores medievales, frente a lo que se observa para buena parte de los autores clásicos.

l6 Cf. nuestra obra El latín de la cancillería castellana (1158-1214), Salamanca- León, 1985.

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contradictorios, consecuencia de la oposición normativolpopular, que nos sorprenderían enormemente en otro tipo de latín, por ejemplo, en el arcaico o en el clásico; y sobre todo si se tiene en cuenta que nuestros do- cumentos pertenecen a la segunda mitad del s. XII y a las cancillerías leo- nesa y castellana (algo más «culta» aquélla que ésta en líneas generales). De lo contrario, tendríamos que empezar a poner en tela de juicio mu- chas de las opiniones que hasta el momento hemos sostenido sobre el ia- tín medieval cancilleresco de la segunda mitad del s. XII y primer tercio del s. XIII.

§ 4. Y, sin más preámbulos, pasamos a describir la situación de los indefinidos en el latín de la cancillería de Fernando 11 (documentos de los archivos de San Isidoro y la Catedral de León), para posteriormente ex- poner el comportamiento de los indefinidos en la cancillería de Alfonso VI11 (hasta 1188). A tal fin, efectuaremos nuestro estudio por grupos ho- mogéneos de indefinidos.

4.1. Indefinidos propiamente dichos. Los 142 ejemplos que hemos registrado se distribuyen de la siguiente manera: quis = 58 (40,8 %); ali- quis = 68 (47,s %); quidam = 4; quisquam = 2; y ullm = 10 (7 %). Ya esta repartición llama nuestra atención por los siguientes hechos: a) El alto índice de frecuencia de quis, que es superior al del latín clásico. b) Aliquis muestra más vitalidad que todos los demás indefinidos juntos, lo que sin duda ha de tener alguna explicación. c) Sorprende la presencia prácticamente nula de quisquam, muy inferior a ullus. Habrá que ob- servar atentamente a qué otra forma o formas se han transferido sus fun- ciones.

Pero Ia observación del funcionamiento interno de cada uno de los in- definidos nos permite extraer unas conclusiones mucho más concretas y clarificadoras.

Todos los ejemplos de quis, sin excepción, aparecen en oraciones condicionales. Aún más: todos e!los se encuentran en la fórmula conmi- natoria, a excepción de tres, que se hallan en un mismo documento: 7-IX- 1169/717 si quis homicidium fecerit. .. ; 7-IX-116916 si quos extra stratam ha- buerit casas.. . ; y 7-IX-116919 si quis.. . inquietare uoluerit.. . Así pues, aho- ra se ve claro que el índice de frecuencia de quis es totalmente ficticio, pues casi siempre aparece en la fórmula conminatoria. En definitiva, pa- rece que quis ya no desempeña papel activo alguno en el terreno de los indefinidos propiamente dichos del latín medieval cancilleresco.

" Citaremos los documentos por su fecha, seguida de la línea del documento en que se halla el término estudiado.

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Los ejemplos de quidam aparecen siempre en oraciones afirmativas. Por su parte, los dos ejemplos de quisquam se hallan siempre en oracio- nes negativas. Por último, ullus se encuentra nueve veces en frases nega- tivas, y la restante en una oración condicional (21-111-1186110 si quis .

igitur.. . uel aliquis de ipso concilio.. . u110 modo infringere attemptaue- rit ...). Es decir, todo ocurre de acuerdo con el más puro estilo clásico. Aunque la verdad es que los ejemplos son tan pocos, sobre todo en el caso de quidam y quisquam, que por el momento no nos vence la tenta- ción de extraer conclusiones. Ya veremos qué es lo que nos depara la do- cumentación de la cancillería de Alfonso VIII.

Los 68 ejemplos de aliquis se reparten de la siguiente manera: 8 en oraciones afirmativas1*, 13 en oraciones afirmativas con algún pronombre o adjetivo negativosI9, 26 en oraciones negativas y 21 en condicionales. Estos datos son más que elocuentes, y con ellos ya se comprende la causa del bajísimo índice de frecuencia de quisquam: ha sido suplantado en sus funciones por aliquis y, en último término, por ullus ¿Por qué?

Ante todo, téngase en cuenta que los indefinidos aliquis y quisquam fundamentalmente tienen el mismo significado: tan sutil debía de ser para los propios romanos la distinción del binomio aliquis (en oraciones afir- mativas) / quisquam (en oraciones negativas), que nunca fue perfecta, puesto que cada uno invade el terreno del otro, es decir, aliquis aparece circunstancialmente en oraciones negativas y quisquam en afirmativas, sin duda a través de su coincidencia en la zona intermedia de las condiciona- les e interrogativas2'. Aún más: las interferencias aumentaron paulatina- mente, sobre todo en el sentido de que aliquis invadió cada vez más el te- rreno de quisquam, hasta el punto de que en Prudencio aparece un 25 % en oraciones negativas2'. Pues bien, piénsese hasta qué punto una distin- ción tan sutil sería difícil para los escribas medievales, tan alejados ya en el tiempo y con un bagaje de, conocimientos nada extraordinario. La con- secuencia fue la eliminación de la distinción en beneficio de aliquis, que

l8 Se distribuyen así: uno en la oración principal de la fórmula conminatoria, otro en oración subordinada con cum, cinco en oración de relativo dependiente de condi- cional, y el último en oración concesiva con Iicet (21-XII-118115 licet aliquem in regno meo incartacionem eueniant permutaciones).

l9 Lógicamente nichil, nemo o nullus. Ej.: 7-IX-116914 nichil pro calumpnia ista domino uille uel alicui alii pectet; XII-117414 quod nullus de cetero audeat eas intrare uel aliquid inde extraere uiolenter; etc. Los ejemplos de este tipo podríamos haberlos sumado a los de las oraciones negativas, pero nos ha parecido conveniente ponerlos aparte.

'O Cf. C. CODONER, o.c., p. 11 y SS.

'' Cf. F. FUENTES MORENO, «El sistema...», p. 16.

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ya anteriormente había penetrado en el terreno de quisquam mucho más que éste en el de aliquis. No obstante, ullus persiste con cierta vitalidad, aunque sin llegar a ocupar frente a aliquis el lugar que había desempeña- do quisquam.

Aliquis sigue invadiendo el terreno de quis de la misma manera que en el latín clásico: hay seis ejemplos de aliquis tras la conjunción condi- cional si (6-X1-115915, 16-IV-1164/7,9-11-117116, 1-IV-117717,9-IX-118519 y 16-111-118615). A éstos hay que añadir al menos otros tres, en los que sería muy de esperar quis: 15-IV-116416 quod si forte aliqua ... ,9-IX-11851 9 si aliquis uel aliqua.. . (nos referimos a aliqua) y 16-111-118615 si uero ali- quis ... Pero tal invasión no es más que una cuestión formal, en cuanto que quis y aliquis conceptualmente ya tienen un mismo significado.

¿Se diferencia aliquis de quidam, en el sentido de que quidam implica un grado de indeterminación menor? Éstos son los cuatro ejemplos de quidam: IX-118511 catholicorum decet principem Dei ecclesias honorare et prerogatiua quadam in beneficiis et largitionibus exaltare; IX-118414 sed quia agente malicia quorumdam hominum nostra in quibusdam impeditur predictarum donatio ecclesiarum.. . ; y 16-111-1 18612 incauto uobis.. . cunc- tisque successoribus uestris quandam uestram ui1lamz2. Probablemente sí se diferencian: el último ejemplo parece claro. Pero también es posible que en algún caso su presencia sólo tenga un carácter culto: cf. el primer ejemplo, que se halla en una fórmula. De todas formas, lo más importan- te es que nunca hemos encontrado certus por quidam, fenómeno clara- mente vulgar. Al menos, a nosotros no nos parece que ocurra tal en nin- guno de los dos ejemplos de certus que hemos encontrado: 26-XII-115811 facio textum et scriptum donacionis de illa mea heredi[tate] que habeo in Alier, loco certo in illa pino, et fuit de Golmaro Zohannis (lo que sigue a loco certo quita a certo cualquier grado de indeterminación, por pequeño que se considere); y 14-IV-116416 sicut didici et certum habeo.

Así, pues, puede afirmarse categóricamente que, de los indefinidos ci- tados, el único realmente activo en nuestros documentos es aliquis. Quis, aunque goza de un elevado índice de frecuencia (40,8 %), se halla cons- treñido a la oración condicional de la fórmula conminatoria, que los

22 Obsérvese que los cuatro ejemplos se hallan en documentos posteriores a 1175, fecha inicial, en nuestra opinión, de la reacción normativista y escolar que se observa en el latín medieval cancilleresco castellano y leonés, como ya hemos referido en otras ocasiones (cf. nuestros artículos «Sobre los demostrativos en el latín medieval cancilleresco», ZZ Congreso Andaluz de Estudios Clásicos, Antequera-Málaga, 1984 (en prensa), y «El documento 1064 de la Catedral de León*, Archivos Leoneses 77, 1985 (en colaboración con E. PÉREZ RODR~GUEZ).

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escribas medievales copiaban tradicional y metódicamente. Se puede in- cluso pensar que quis no se consideraría más que una especie de variante gráfica por aliquis; es decir, se tendía a escribir quis después de si, pero a sabiendas de que su valor era el mismo de aliquis. Todo sucede como si realmente fuese cierto aquello que aprendíamos de jóvenes: ealiquis pierde ali- (!) detrás de si, nisi, ne, etc.».

Al fin y al cabo, aliquis es el único de estos indefinidos que ha dejado huellas importantes en nuestra lengua: esp. alguien23 < lat. nliqüem, esp. algo < lat. aliquod y esp. alguno < lat. vulgar +alicunus < aliquis + unus. Por tanto, y a pesar del carácter normativo del latín medieval can- cilleresco de la segunda mitad del s. XII y primer tercio del s. XIII, del que más arriba hemos hablado, en el uso de los indefinidos propiamente dichos los documentos de la cancillería de Fernando 11 denotan una ten- dencia claramente vulgar, sólo empañada por la ausencia de certus en lu- gar de quidam.

4.2. Nemo, nihil y nullus. El análisis de estos indefinidos en nuestros documentos arroja los siguientes resultados: nemo = 6 ejemplos, todos como sustantivo; nihil = 4 ejemplos, igualmente todos como sus- tantivo; y nullus = 20 ejemplos, 11 como adjetivo y 9 como sustantivo en vez de nemo. Así pues, nemo y nihil se usan con total corrección.

Los ejemplos de nullus por nemo se encuentran en nominativo o dativo sing., por lo que todos ellos se apartan del uso más clásico, donde nullus por nemo se usa para suplir la defectividad de éste, que sólo tiene nomi- nativo, acusativo y dativo sing. No obstante, apenas puede hablarse de uso popular de nullus por nemo en nuestros documentos, puesto que ni siquie- ra en el latín clásico es imposible tal supletismo en el ~iominativo s i t ~ g . ~ ~ . De todas maneras, lo realmente importante para no poder hablar aquí de uso popular es que no hemos encontrado ejemplos de nati por nemo, de (res) nata por nihil ni de nec unus o neque unus por n ~ l l u s ~ ~ .

Otro argumento que confirma el carácter apenas popular de nullus en nuestros documentos es que no hemos encontrado ningún ejemplo de nul- Eus por ullus, de uso tan frecuente en la documentación catalana y caste- llana de los SS. VIII-X126 y también presente en el Poema de Mío Cid2'.

23 Todavía no aparece en el Poema de Mio Cid, usándose en su lugar alguno(s). C ' R. MEN~NDEZ PIDAL, Cantar de Mío Cid. Texto, gramática y vocabulario4, Ma- drid, 1964, vol. 1, p. 337.

24 Cf. M. BASSOLS, Sintaxis ..., vol. 1, p. 214. 25 Cf. V. VAANANEN, Introducción al latín vulgar, Madrid, 1967, p. 204. 26 Cf. J . BASTARDAS, o.c., p. 79. 27 Cf. R. MENÉNDEZ PIDAL, o.c., vol. 1, p. 375.

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4.3. Indefinidos de distribución. Sólo hemos hallado un ejemplo de quisque y otro de unusquisque, este último en un giro formulario de valor temporal: 14-IV-116411 summum in regibus bonum esse dignoscitur sancta loca diligere ac uenerari et suam cuique conseruare iusticiarn; y 7-IX-11691 6 det illi ... in unoquoque anno ad festum Sancti Martini duos solidos tan- tum currentis monete. No hay ejeinplos de uterque o neuter. Por lo tanto, no podemos extraer ninguna conclusión sobre los indefinidos de distri- bución.

Lo único llamativo es que cata está ausente, lo que parece avalar la idea de que en nuestros documentos predomina la tendencia al uso nor- mativo de los indefinidos. Ya veremos si se sigue cumpliendo.

4.4. Alius, alter, ceteri, unus y análogos. De alius hemos encontra- do 63 ejemplos, frente a ninguno de ulter. Esta circunstancia, a priori sor- prendente, avala como ninguna otra la reacción normativista de los inde- finidos en el latín medieval de la cancillería de Fernando 11.

En efecto, la confusión de alius y alter se observa ya desde el latín ar- caico y clásico, no faltando ejemplos de alius por ~ l t e r ~ ~ . Pero lo realmen- te característico del latín vulgar es la ascendente sustitución y eliminación de alius en favor de ~ l t e r ~ ~ , hecho que también se oFserva a lo largo de todo el latín tardío3? el final del proceso lo representan las lenguas ro- mances, como ponen de manifiesto fr. autre, it. altro, esp. otro, etc. Sin embargo, en nuestros documentos falta alter, lo que es prueba de la su- sodicha vuelta al normativismo, porque al menos en media docena de casos alius desempeña la función propia de alter («otro» entre dos). Ci- tamos algunos ejemplos: 15-IV-114414 do tibi hereditario iure illum alpin- di.. . et de alia parte alium alpindi cum totos suos poiales; 7-IX-116915 alia medietas remaneat uxori sue et filiis et propinquis suis; etc.

También hemos hallado hacia una docena de ejemplos en los que alius se emplea con el valor de ceteri «los restantes, los demás». Ej.: 111-117717 donet et commutet et totam uoluntatem de ea faciat, sicut de aliis heredi- tatibus quas habet; 2-1-118418 . . .et omnes alii supermemorati; etc. Ello no es óbice para que riuestros escribas usen ceteri, del que hay 22 ejemplos:

Cf. Plaut. Capt. arg. 2 y 9, Plin. nat. 11, 19, 59; Curt. 4, 4, 8 y 6, 4, 7; Iuv. 7, 114; etc.

29 Cf. C. H. GRANDGENT, Introducción al latín vulgar, Madrid, 19704, p. 73; V. VAANANEN, o.c., p. 204; R. A. HAADSMA-J. NUCHELMANS, Précis de latin vulgaire, Groningen, 1966, p. 52; etc.

30 Cf. H. GOELZER, Étude de la latinité de Saint Jérome, París, 1884, pp. 415-417; A. DUBOIS, La latinité d'Ennodius, París, 1903, pp. 349-351; J. J. GAV~GAN, o.c., p. 48; etc.

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siete de la expresión inter cetera y trece de la expresión de cetero, más otros dos en las que podría haberse sustituido fácilmente por alius (31- VII-118313 cum ceteris pertinentiis suis y 31-VII-118318 per ceteros ingres- sus et egressus).

Alius también aparece otra docena de veces con el valor de alienus, esp. ajeno. Se trata de un hecho irrefutable, puesto que se comprueba en una misma fórmula: compárese 31-VII-118317 si quis igitur tam de meo quam de alio genere con 16-111-1186/7 si quis igitur tarn de rneo quam de alieno genere. Incluso hay un ejemplo en el que no aparece alius ni alie- nus, sino extraneus: 21-111-1186/9 si quis igitur tarn de rneo genere quam de extraneo, lo que evidencia contextualmente la posible identidad de alius, alienus y extraneus. De alienus hay en nuestros documentos 24 ejemplos, todos en la citada fórmula (más bien, «subfórmula» de la fór- mula conminatoria) .

Unus presenta 7 ejemplos en nuestros documentos. Pero en ninguno de ellos tiene valor indefinido3', a pesar de que en la lengua romance ya aparece con tal valor por esta época32. Esta ausencia del valor indefinido de unus en nuestra documentación nos parece una prueba más del carác- ter normativista de este latín en los SS. XJI-XIII.

4.5. Omnis, totus y análogos. Los indefinidos de este grupo que aparecen en nuestros documentos son: omnis, totus, uniuersus, integer y cunctus. Sin duda alguna, los más importantes son omnis y totus.

En latín clásico omnis tiene significado de generalización: «todo en general, toda especie de, cualquiera, no importa cuál». Totus se refiere a la totalidad de un objeto tomado en su ser, en su masa, abarca el conjun- to, la totalidad: «todo entero»; generalmente es incorrecto si se usa para objetos que se cuentan, pero no si se miden33. Es tan sutil la distinción entre omnis y totus, que se confundieron desde muy pronto34, pero sobre todo desde la época postclásica. Así, y en términos generales, el sing. om- nis suele equivaler a totus, pero también puede conservar su valor propio,

31 En efecto, la forma unus siempre acompaña a un sustantivo posteriormente es- pecificado: cf. doc. 16-IV-116415 adicio etiam uobis unam ecclesiam in ualle de Mora, uidelicet, Sanctam Mariam ... et unam senram de Uilla Uella, que senra est iuxta illam que est de Sancto Martino de Ualle de Populo.

32 Cf. R. MENÉNDEZ PIDAL, o.c., p. 335. 33 Cf. A. DUBOIS, Le latin de Saint Avit, éveque de Vienne (450 ?-S26 ?), París,

1909, pp. 671-672. 34 Sobre omnis y totus, cf. V. BRONDAL, «Omnis et totus; analyse et étymologie~,

Mélanges Pedersen, Koebenhanvn, 1937, pp. 260-268.

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y el pl. omnes suele conservar su valor propio; viceversa, el sing. totus suele mantener su sentido propio, y el pl. toti suele equivaler a omnes, pero también puede mantener su sentido propio.

Lo último expuesto sirve para la mayor parte de los ejemplos de omnis y totus que aparecen en nuestros documentos: cf doc. XI-1162/4 absoluo illam tuam casam.. . de omni tributo regio (omni por toto) 1 10-X-116816 habeatis potestatem emendi in totis rengalengis de regno meo (totis por om- nibus). Nosotros no vamos a citar aquí todos los ejemplos de omnis por totus, o viceversa. Creemos que es suficiente con señalar el número total de ejemplos de uno y otro, con lo que se observará que omnis no ha ce- dido ante totus, frente a lo que sucede en el latín vulgar; y especificare- mos a renglón seguido el número de ejemplos en singular y plural, con lo que se verá que nuestra documentación en términos generales sigue la confusión (y especialización) observada desde la época postclásica. Es de- cir, omnis aparece sobre todo en el plural y totus en el singular, lo que, en definitiva, pone de manifiesto la confusión de ambos. Esquema3?

ej. totales en singular en plural

omnis: 159 51 (32,7 %)36 108 (67,92 %) totus: 46 41 (89,l %) 5 (10,8 %)

El orden de palabras en los sintagmas nominales con totus es el si- guiente: precede al sustantivo 33 veces, 10 le sigue y 3 está sustantivado. Por otra parte, el sintagma nominal con totus incluye un posesivo 24 ve- ces, en las que el orden interno se reparte así: totus + posesivo + sustan- tivo = 12 veces; totus + sustantivo + posesivo = 8 veces; posesivo + sus- tantivo + totus = 2 veces; sustantivo + posesivo + totus = 2 veces. Es decir, totus precede al posesivo si ambos van delante del sustantivo, or- den que persistiría en español; si totus va detrás del sustantivo, el pose- sivo le precede (vaya éste delante o detrás del sustantivo).

35 Compárense nuestros resultados con los de la Peregrinatio Aetheriae, cf. F. FUENTES MORENO, «LOS pronombres indefinidos.. .», p. 163 (esquema).

36 En la mayor parte de los casos el sing. omnis va con un sustantivo de sentido jurídico. Así, en 26 ejemplos acompaña a un sustantivo que tiene acepción tributaria en sentido abstracto o concreto (cf. tributum, grauamen, debitum, forus, fiscum, fa- zendaria, etc.); en 5 ejemplos acompaña a ius; etc.

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El orden de palabras en los sintagmas nominales con omnis es como sigue: precede 145 veces al sustantivo, 2 le sigue3' y 12 está sustantivado. Y si el sintagma nominal con omnis incluye un posesivo, sólo encontra- mos, frente a lo que se observa en totus, ejemplos de omnis antepuesto al sustantivo en las dos combinaciones siguientes: omnis + sustantivo + posesivo = 36 ejemplos; y omnis + posesivo + sustantivo = 15 ejemplos.

Pero es más importante observar que en los sintagmas nominales con totus nuestros escribas evitan radicalmente la inclusión de ille, frente a lo que se observa en español (cf. toda la iglesia, en todos los realengos, etc.): cf. 10-X-116813 do.. . totam ecclesiam quam habeo in Valle de Mauro; 10- X-116816 in totis rengalengis de regno meo; etc. Es evidente que en esto nuestros escribas procuran en lo posible apartarse de la lengua popular. Ya a la misma tendencia apunta la menor frecuencia de totus (22,l %) que de omnis (77,8 %).

Sin embargo, hemos encontrado un sintagma nominal con omnis en el que se incluye ille según el orden omnis + ille + sustantivo: doc. 19-X- 116513 dono insuper omnes illas ecclesias.

El indefinido totus sufrió la competencia de integer, forma relativa- mente frecuente desde el latín tardío y que pasó a las lenguas romances: cf. esp. entero, fr. entier, it. intero, etc. En nuestros documentos integer aparece unas 15 veces. Es interesante observar que tres de los cinco ejem- plos de totus en plural van seguidos de la expresión ab integro: 19-X-11651 5 ut ab hac die et deinceps prefatas ecclesias totas ab integro.. . possideatis; 19-X-116516 (documento distinto al anterior) ut ab hac die et deinceps pre- fatas ecclesias totas ab integro habeatis; y VII-117612 do ... illas meas eccle- sias de Moral totas ab integro. Parece como si la presencia de totus en plu- ral necesitara que le siga ab integro para la preservación de su valor.

Lat. uniuersus propiamente significa «girado todo entero (de un solo impulso) hacia»; el singular se emplea con colectivos, y el pl. uniuersi «todo en conjunto» se opone a s i n g ~ l i ~ ~ . Por su parte, cunctus tiene el sentido primitivo de «juntado, reunido, agrupado», de donde «todos jun- tos, todos sin excepción», valor que conserva sobre todo en el plural; se usa mucho en el latín arcaico y clásico, pero es raro en la época imperial, sobre todo en el latín popular38. Cunctus se hizo pronto sinónimo de

37 DOC. 13-VI-116214 cum prestimoniis omnibus; y doc. 14-XI-1168110 adicio ... dominium ecclesiarum omnium.

38 C ' A. ERNOUT-A. MEILLET, Dictionnaire étymologique de la Eangue latine4, París, 1967, s.v.

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omnis y totus, y el mismo camino siguió uniuersus. De uso nada vulgar, ni uno ni otro pasaron a las lenguas romances, a pesar de lo cual aparecen en nuestros documentos. Algo más uniuersus (17 ejemplos) que cunctus (4 ejemplos).

4.6. Indefinidos de generalización. La mayor parte de ellos pueden ser relativo-indefinidos o simplemente indefinidos. Nuestros documentos sólo presentan ejemplos de quisquis, quicumque y quilibet, y casi siempre con valor relativo-indefinido; faltan qualiscumque, quantuscumque, uter- libet, etc.

Quisquis se usa con cierta frecuencia (15 ejemplos), pero sólo en una ocasión es indefinido: 6-XI-115911 sed quicquid grato animo et expontanea uoluntate decreuimus. De quicumque hemos registrado 9 ejemplos, de los que también sólo uno tiene valor indefinido: IX-118519 si quis igitur istos exitus uel regressus uel discursus inpedierit et clericis uel hominibus suis aut ganatis seu quibuscumque eorum rebus malum aliquod intulerit seu pigno- rauerit. Por último, quilibet no aparece más que dos veces, ambas con va- lor indefinido: IX-118515 ad remouendum aduersarii cuiuslibet impedi- mentum hec insuper addo; y 9-IX-118515 uel alio quolibet modo ibidem in- quietare.

También hemos encontrado una forma con valor relativo-indefinido que es creación del escriba correspondiente, puesto que no la hallamos registrada en parte alguna. Se trata de unuscumque, forma compuesta de unus + -cumque, que confiere a unus valor de generalización. Citamos con cierta extensión el contexto del documento en que aparece: VII-11761 7 concedo ut quicumque ex parte Sancta Maria ibi cellerarius siue terciarius uel collector fructuum fuerit, unuscumque sit siue de ipsa uilla siue de extra uillam, sit absolutus et liber.

4.7. Talis, quantus, quot. Sólo hemos registrado 6 ejemplos de ta- lis. En dos de ellos talis tiene idea de cualidad a la vez que es fórico (ana- fórico): XI-116217 y 15-IV-116418 in simili et tali loco. En el documento 15-IV-116415 talis anuncia una oración consecutiva. En otros dos casos conserva la idea de cualidad y su valor fórico (catafórico), pero prác- ticamente equivale a hic, valor con el que talis no es infrecuente en el latín decadente: IX-117114 per tales terminos, scilicet, quomodo incipit a prato maiori.. . y 7-IX-116912 do tales foros, scilicet, quod nullus morator de Rauanal det rausum nec nuncium nec fossataria nec manaria. Por último, hay un ejemplo en el que talis tiene un valor evidentemente fórico (catafórico), pues se refiere a la oración siguiente, encabezada por

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q ~ o d ~ ~ : 21-111-118614 in helemosinam do clericis uniuersis ciuitatis Legio- nensis libertatem talem quod nullum faciant forum et de cetero sint liberi et excusati de pecto, petito.. .

Talis nunca se halla en correlación con qualis, que sólo lo hemos en- contrado una vez: 7-IX-116917 et habeat dominum qualem uoluerit.

De quantus hay 25 ejemplos, ninguno en correlación con tantus y con una acepción análoga a un indefinido de cantidad. Prácticamente sólo aparece en giros formularios: cf. quantum habeo (uel habere debeo) en cinco ejemplos; quantum (. . .) inuaserit en once ejemplos; etc. Puede ser pronombre o adjetivo, pero más lo primero. Y, por último, siempre se halla en singular, por lo que no hay ejemplos de quanti por quot.

Seis son los ejemplos de quot. Todos ellos están en la data del docu- mento y en las mismas circunstancias: si el año precede a la fecha del mes. Se trata siempre de la misma fórmula: sub (in) era.. . et quot VIII ka- lendas Aprilis 1 V.O ydus Septembris, etc.

4.8. Persona y homo. Sabido es que desde el latín tardío los sus- tantivos person'a y homo se pueden emplear para expresar el sujeto inde- terminado. A veces este giro pasó a las lenguas romances: cf. fr. personne (que desplazó a nemo) y on; y no resulta extraño al italiano antiguo4".

No es que nuestros documentos presenten ejemplos fehacientes de persona y homo con valor indefinido. Pero sí podemos citar ejemplos en los que se podía haber prescindido de tales sustantivos por ir acompaña- dos de algún adjetivo indefinido. Ejemplos de persona: IX-118617 ita quod nullus clericus.. . uel alia aliqua persona (=alius aliquis); 9-IX-118619 et a nulla inquietentur persona (= a nullos); etc. Ejemplos de homo: 6-XI- 115915 et si aliquis homo ... (homo sólo apoya el valor indefinido de ali- quis, que a su vez suple a quis); 16-111-118614 nee maiorinus nec sagio uel aliquis homo; 16-111-118615 et si aliquis homo calumpniam aliquam fece- rit ... ; etc.

4.9. Indefinidos compuestos. Lo mismo que en el caso de los de- mostrativos, el desgaste de algunos indefinidos provocó la creación de grupos compuestos, de los que algunos pasaron al romance: cf. aliquis

39 j,Consecutiva? ¿Explicativa? ¿Independiente con subjuntivo de mandato, tan frecuente en los fueros que incluyen el contenido foral? Para el subjuntivo de man- dato, también presente en el ejemplo del documento 7-IX-116912, anteriormente ci- tado, cf. M. P ~ R E Z GONZALEZ, El latín de la cancillería ..., cap. IV.7.4.1.

40 Para esta cuestión, cf. S. KARDE, Quelques manieres d'exprimer l'idée d'un su- jet indéterminé ou général en espagnol, Uppsala, 1943.

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unus > + aliqu'unus > + alicunus > esp. alguno; nec unus > esp. nin- guno; etc. Pues bien, estos documentos ofrecen bastantes ejemplos de grupos compuestos de dos indefinidos, en los que cada uno de ellos sirve para reforzar al otro. Pero ninguno de los grupos que aparecen ha pasado al romance, por lo que probablemente se trate de combinaciones poco populares.

Característica común a todos los grupos de indefinidos en los docu- mentos estudiados de la cancillería de Fernando 11 es que uno de ellos siempre es alius. Los 15 ejemplos que hemos encontrado se reparten así: nullus alius = 2 ejemplos; aliquis alius = 9 ejemplos; alius aliquis = 1 ejemplo; alius quilibet = 1 ejemplo; omnes alius = 2 ejemplos.

También aparecen grupos compuestos de indefinido + demostrativo, o viceversa. Citamos las combinaciones: omnis ille = 3 ejemplos; totus ipse, omnis iste, hic totus, hic omnis, ille alius, e idem quisquam = 1 ejem- plo de cada grupo.

5 5. Para una evaluación general del comportamiento de los indefi- nidos en esta documentación creemos que tener en cuenta las formas au- sentes es tan pertinente como analizar los indefinidos que aquí aparecen y su funcionamiento. Sin duda, toda caracterización global puede también obtenerse a partir de datos negativos, de lo que no es y que podría haber sido.

Una vez hecha esta consideración, pasamos a recapitular brevemente las conclusiones emanadas del estudio anteriormente efectuado. Comen- zamos por las características que apuntan al aspecto normativo del latín de nuestros documentos:

No hay ejemplos de certus por quidam. Plena corrección en el uso de nemo y nihil. Nunca aparece nullus con el valor de ullus. Ausencia de nemo, (res) nata y neclneque unus por nemo, nihil y nullus respectivamente. Sin ejemplos de cata por (unus)quisque. Ausencia total de alter. Unus nunca tiene valor indefinido. Omnis se usa mucho más que totus. Además, se siguen usando uniuersus y cunctus. Los sintagmas nominales con totus procuran evitar la presencia de ille en el hipotético sintagma totus + ille + sustantivo. No hay ejemplos de quanti por quot. Persona y homo no se usan con valor claramente indefinido. Ausencia de indefinidos compuestos que hayan pasado al romance.

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Las características de nuestros documentos que pueden considerarse de tendencia más o menos popular son las siguientes:

a) El uso muy activo de aliquis, forma que triunfó en español y cuya creciente presencia en oraciones negativas provocó la casi desaparición de quisquam.

b) Nullus por nemo (aunque tal uso apenas puede considerarse po- pular).

c) Alius es frecuente con el valor de alienus y extraneus.

d) Confusión de omnis y totus.

e) Algún valor de talis es sobre todo propio del latín decadente.

Así pues, y a la vista de estas conclusiones, es evidente que en los indefinidos de los documentos de la cancillería de Fernando 11 aquí estu- diados el carácter normativo y escolar predomina claramente sobre el po- pular, lo que en definitiva corrobora y reafirma la tendencia general del latín medieval cancilleresco de la segunda mitad del s. XII y primer tercio del s. XIII.

§ 6. Procedemos ahora a describir la situación de los indefinidos en el latín de la cancillería de Alfonso VIII. El número de documentos que he- mos estudiado es deliberadamente el mismo que en el caso de la cancillería de Fernando 11: cincuenta y seis. Y puesto que hay razones suficientes para pensar que la reacción normativista y escolar del latín medieval cancilleres- co y castellano se produjo sobre todo a partir de ca. 117541, también hemos procurado que los documentos anteriores y posteriores a dicha fecha sean los mismos en ambas cancillerías: 32 y 24 respectivamente. En concreto, los 56 documentos de la cancillería de Alfonso VI11 que hemos selecciona- do son los ~iguientes~~: 54, 56, 58, 60, 67, 72, 74, 75, 78, 88, 94, 95, 101, 103, 104, 106, 108, 110, 121, 123, 126, 144, 153, 160, 163, 164, 168, 169, 183, 193, 195, 209, 237, 258, 268, 275, 282, 308, 310, 325, 331, 351, 360, 361, 368, 373, 387, 432, 438, 451, 472, 476, 480, 487, 505 y 506.

6.1. Indefinidos propiamente dichos. Hemos registrado 179 ejem- plos, que se reparten de la siguiente manera: quis = 63 (35,2 O/O); aliquis = 100 (55,86 %), quidam = 7, qukquam = 3 y nullus = 6. El elevado índice de frecuencia de aliquis se justifica por el hecho de que aparece 25 veces en un mismo giro de la fórmula conminatona (el 14,96 % del total

41 Cf. supra, nota 22. 42 El número de los documentos es el que tienen en la obra de J. GONZALEZ, El

reino de Castílla en la época de Alfonso VZZZ, Madrid, 1960, tres volúmenes (1: estu- dio, 11 y 111: documentos).

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LOS INDEFINIDOS EN EL LAT~W MEDIEVAL CANCILLERESCO 285

de indefinidos propiamente dichos). Hecha esta salvedad, las demás for- mas tienen unos índices de frecuencia muy semejantes a los de la canci- llería de Fernando 11. Sólo ullus parece haber descendido ligeramente.

Todos los ejemplos de quis aparecen en oraciones condicionales: 52 en la fórmula conminatoria y 11 en otros lugares (aunque su contexto gene- ralmente también es conminatorio).

Los 100 ejemplos de aliquis se reparten así: 11 en oraciones afirmativas, 13 en oraciones afirmativas con algún pronombre o adjetivo negativo, 31 en oraciones negativas y 45 en condicionales (ya hemos dicho que 25 de ellos en la misma fórmula). Así pues, como en la documentación de Fer- nando 11, aliquis también aquí suplanta a quisquam en sus funciones.

Igualmente aliquis invade el terreno de quis, aunque en esta ocasión sólo son cuatro los ejemplos de aliquis tras la conjunción condicional si: doc. 160,, 360 y 47643. Hay otro en el que sería muy de esperar quis: doc. 67 si uero aliquis homo.

Nunca hemos encontrado certus, que ni siquiera aparece, por quidam. Por lo demás, los siete ejemplos de quidam son todos de fecha posterior a 1175 ( c - doc. 438, 472,, 476, 480, y 487), con lo que adquiere fuerza la idea expuesta más arriba, nota 22. Haría falta comprobar hasta qué punto quidam está ausente de la documentación cancilleresca de los SS.

IX-XI.

6.2. Nemo, nihil y nullus. Los resultados de nuestros análisis son los siguientes: nemo = 6 ejemplos, todos como sustantivo (en uno de ellos nemo va acompafiado de un adjetivo gentilicio: doc. 56 nemo Burgensis); nihil = 6 ejemplos, todos como sustantivo; y nullus = 41 ejemplos, 3 como adjetivo y 11 como sustantivo en vez de nemo.

6.3. Zndefinidos de distribución. Son algo más frecuentes que en la documentación de la cancillería de Fernando 11: quisque = 5 ejemplos, unusquisque = 4 ejemplos. Además, uterque aparece en dos ocasiones: doc. 104 cum presis et piscariis et omnibus terminis suis ex utraque parte fluminis Dorii; y doc. 373 inter ceteros regiam precipue decet maiestatem et clero et populo discretum regiminis moderamen adhibere, utrique bene- ficium libertatis impendere. Pero cata sigue ausente.

43 El índice inferior en el número de un documento indica las veces que un fe- nómeno concreto se produce en tal documento. Así, 160, indica en este caso que ali- quk invade dos veces el terreno de quis en el doc. 160.

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6.4. Alius, alter, ceteri, unus y análogos. Ejemplos registrados: alius = 64, altei = 8, ceteri = 31, alienus = 14, extraneus = 8, reliquus = 3, unus = 23.

Alius desempeña la función propia de alter: cf. doc. 104 insuper regali perurgente potentia pectabit quingentos solidos, medietatem regi et aliam medietatem monasterio. Pero los ejemplos son pocos, no más de tres. Sin embargo, alii con el valor de ceted4, a pesar de que ceteri es el segundo indefinido de este grupo en f r e c u e n ~ i a ~ ~ , aparece bastante: en algo más del 25 % de los ejemplos. Por el contrario, alius aquí no tiene nunca el valor de alienus o extraneus.

En sólo tres ejemplos tiene alter claramente el significado «otro entre dos». En otro ejemplo el escriba hubiera podido emplear fácilmente unus: doc. 95 aldeas illas quarum altera Fons domine uocatur, altera uero Estremera nuncupatur. Y en los cinco restantes alter se halla en lugar de alius: cf. doc. 325 Turre de Mormoio de una parte existente, Pozzos ex al- tera, Villa Remiro ex alia, Papinas ex r e l i q ~ a ~ ~ . Pero la presencia de alter en esta documentación no contradice las conclusiones más arriba expues- tas sobre alter y alius a propósito de la documentación de Fernando 11 (donde alter no aparece), ya que aquí su frecuencia es mínima en com- paración con alius. Y tampoco las contradicen los valores de alter, con- cretamente su uso por alius, que no hace más que corroborar la confusión existente entre ambos. En la documentación de Alfonso VI11 hay muy buenos ejemplos de tal confusión: cf. doc. 74 inter duas uias que uadunt ad Bigueram, una iuxta ipsam aquam que uocatur Hiroga et alia ex altera parte. Así pues, la relación interna de alius y alter en la documentación de ~ l f o n s o VI11 sigue avalando su comportamiento normativista en el la- tín medieval cancilleresco de los SS. XII-XIII.

Los ejemplos de unus se reparten así: en doce ocasiones es claramente numeral (a veces en correlación con alius o alter): cf. doc. 325 unus.. . al- terus. .. ali m... reliquus; doc. 74, 110, 169 y 451 unus... alius); en otras siete es numeral que acompaña a un sustantivo posteriormente especifi- cado (cf. doc. 104, 168 y 487,; en los doc. 331 y 476 le acompaña solus); y en las restantes tiene un valor que se halla a medio camino entre el

Recuérdese que, por oposición a alii, ceteri designa un conjunto. De aquí que en el latín clásico ceteri sea frecuente unido a omnes y cuncti. Cf. A. ERNOUT-A. MEI- LLET, O. C., S. V .

45 Pero las expresiones de cetero e inter cetera suponen un 50 % de los ejemplos. 46 En los cuatro ejemplos restantes alter por alius se encuentra en genitivo o da-

tivo sing.

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LOS INDEFINIDOS EN EL LAT~N MEDIEVAL CANCILLERESCO 287

numeral y el indefinido. En efecto, así nos parece que ocurre en los casos siguientes: doc. 160 concedo ut unum canalem de agua prout antiquitus habuit ex Carrionensi riuo deinceps habeat im perpetuum; doc. 331 det unum carnerum de duobus dentibus domino uillarum4'; y doc. 487 confir- mo.. . in Roda unam sernam et quasdam uineas.

6.5. Omnis, totm y análogos. Esquemáticamente los ejemplos de omnis y totus se reparten de la siguiente manera:

ej. totales en singular en plural

omnis: 256 61 (23,82 %) 195 (76,17 %) totus: 40 39 (97,50 %) 1 (2,50 %)

A la vista de estos datos, es evidente que aquí se confirma, y de ma- nera más contundente que en la documentación de Fernando 11, lo dicho más arriba sobre omnis y totus: persiste la confusión y e~pe&alización~~ de ambos, aparte de que omnis no cede ante totus, que era más popular.

En cuanto al orden de palabras en los sintagmas nominales con totus, éste precede al sustantivo 33 veces, 3 le sigue49 y 4 está sustantivado. Y si el sin- tagma nominal con totus incluye un posesivo, el orden totus + sustantivo + posesivo (9 veces) predomina claramente sobre el orden totus + posesivo + sustantivo (2 veces). Pero totus nunca se halla postpuesto al sustantivo, frente a lo que se observa en la documentación de Fernando 11.

El orden de palabras en los sintagmas nominales con omnis arroja los siguientes resultados: omnis precede al sustantivo 226 veces, 3 solamente le sigue50 y el resto se halla sustantivado. Y si el sintagma nominal con

47 ES evidente que en los tres ejemplos unus significa «uno» por oposición a cual- quier otro numeral; pero también «uno cualquiera», sobre todo en el ejemplo del doc. 331. ..-

48 Especialización en el sentido de que omnis aparece sobre todo en plural, y to- tus en singular. Hemos encontrado ejemplos muy interesantes al respecto: cf. doc. 373 cum tota uilla et omnibus pertinenciis suis. Precisamente el único ejemplo de totus en plural (cf. doc. 505) va seguido de la expresión ex integro, que probablemente preser- ve y apoye el valor de totus.

49 Doc. 103 dono ... uobis predictum castrum totum atque integrum; doc. 153 ... uil- lam que uocatur Mesiela totam ex integro; y doc. 505 prenominatas itaque uillas Nogar ... et Ulmellos totas ex integro dono. En los tres casos totus va seguido de integer.

Doc. 121 sicut alia palatia omnia que habetis in episcopatu nostro; doc. 331 man- do istis supradictis conciliis tributa habere omnia duorum hominum annuatim integra; y doc. 351 cauto insuper domos canonicorum et sacerdotum et clericorum omnium.

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omnis incluye un posesivo, prevalece el orden omnis + sustantivo + po- sesivo (113 ejemplos) sobre el orden omnis + posesivo + sustantivo (16 vecesj. Tampoco en este caso omnis aparece postpuesto al sustantivo.

Si en la documentación de Fernando 11 se evita la inclusión de ille en los sintagmas nominales con totus, en un hipotético orden totus + ille i- sustantivo (o equivalente), que era muy frecuente en castellano y, por tanto, de tendencia vulgar, en los documectos de la cancillería de Alfon- so VI11 aquí estudiados hay dos ejemplos: doc. 472 damus.. . totam la pla- nain de Burgis; y doc. 476 quicumque casam de nouo prendiderit in toto anno illo nullam facenderam faciat5'. También hemos encontrado otros cuatro ejemplos con omnis: doc. 95 cum salinis et cum omnibus illis que infia prediclos terminos concluduntur; doc. 258 confirmo omnes illos foros quos.. . adquisistis; doc. 476 dono etiam uobis pro foro omnes illi qui in agua.. . peribunt y omnes illi qui filios aut fiiias in aliis uillis habitantes fue- rint.. . En tres de los cuatro ejemplos a ille le sigue una oración de relativo sustantivada, que parece provocar (y exigir) la presencia de ille. No obs- tante, da la impresión de que la vuelta al normativismo en la documen- tación castellana de esta época es algo menos acusada que en la leonesa, donde no hemos hallado ningún ejemplo del orden totus + ille + sustan- tivo (o equivalente), y sólo uno del orden omnis + ille + sustantivo.

6.6. Indefinidos de generalización. Desde el punto de vista formal el orden de frecuencia es el siguiente: quicumque = 28 ejemplos, quilibet = 22 ejemplos, quisquis = 13 ejemplos, quotcumque = 2 ejemplos (doc. 438 y 476) y qualiscumque = 1 ejemplo (doc. 108). Faltan quantuscum- que, quiuis, quilibet, etc.

Desde el punto de vista funcional quisquis y quotcumque sólo son re- lativo-indefinidos. Quicumque es indefinido siete veces: doc. 110, 351,, 360, 368 y 373. Quilibet siempre es adjetivo indefinido, excepto en tres ocasiones, en las que es pronombre indefinido: doc. 101 ... donandi uel quidlibet faciendi, doc. 310 siue escarnbiare siue inpignorare uel quidlibet aliud facere y doc. 387 impignorando uel quidlibet aliud faciendo. Por ú1- timo, la única vez que aparece qualiscumque actúa como adjetivo indefi- nido: doc. 108 ut in qualiczmque ora rigare uoluerit.

6.7. Talis, quantus, quotquot. Hemos registrado 18 ejemplos de ta- lis, de los que 16 se encuentran en la fórmula conminatoria (se exceptúan los de los doc. 75 y 95). En ellos taiis tiene generalmente idea de cualidad

5 1 En este segundo ejemplo ille aparece postpuesto, lo que puede interpretarse como un claro intento de evitar un orden de palabras vulgar.

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y valor fórico5*, que es tan pronunciado que en ocasiones talis es sustitui- do por is: compárense los doc. 95 y 103 in eo uel simili loco persoluere co- gatur con los doc. 72 y 74 restiéuat in tali et simili loco.

En una ocasión talis se encuentra en correlación con qualis: doc. 472 et habeant tale forum et cotum cabanne monasterii et domus et grangiarum eius quale cabanne regis habuerint. Y en otra qualis aparece solo: doc. 476 habeatis dominos quales habere uolueritis.

No hemos registrado más que 10 ejemplos de quantas, frente a los 25 de la documentación de Fernando 11. La mitad de ellos se hallan en co- rrelación con quantus: doc. 67 quanto ... tanto; doc. 123, 126, 144 y 153 tantum.. . quantum.

Quot no aparece nunca. Sin embargo, hay un ejemplo de quotquot: doc. 476 prata et herbas uobis dono quotquot ad Beneuiuere pertinere dis- noscuntur.

6.8. Persona y horno. Su situación es la misma que en la documen- tación de Fernando 11. Así pues, sólo citaremos los ejemplos de cada uno. Persona = 5 (doc. 78, 88,258,351 y 360). Homo = 9 (doc. 67, 104, 121, 209, 237, 325, 351, y 368).

6.9. Indefinidos compuestos. Uno de los indefinidos es casi siempre alius: nihil alius = 1 ejemplo; nullus alius = 1 ejemplo; aliquis alius = 6 ejemplos; alius omnis = 1 ejemplo; omnis alius = 14 ejemplos53; quicum- que alius = 1 ejemplo; quilibet alius = 3 ejemplos; alius quilibet = 3 ejem- plos. Pero también aparecen combinaciones sin alius: doc. 331 nisi uno solo die; doc. 476 solo uno momento moram non faciatS4; y doc. 476 cum uno tanto suo uicino.

Grupos compuestos de indefinido + demostrativo (o viceversa) que hemos encontrado: ille alius = 1 ejemplo; hic omnis = 2 ejemplos; quis- quis ille = 2 ejemplos; y omnis ille = 4 ejemplos.

52 En una sola ocasión talis anuncia una oración consecutiva: doc. 103 tali pacto ut uos fratres ... habeatis. Pero estamos en condiciones de afirmar que talis con valor consecutivo aparece unas cincuenta veces en la documentación de la cancillería de Al- fonso VIII.

53 NO es casualidad que esta combinación sea la más frecuente con mucho, como tampoco lo es que doce de los catorce ejemplos estén en plural: ambos hechos se ex- plican por el desplazamiento que en nuestra documentación sufre ceteri (tan usual con ornnes en el latín normativo) en beneficio de alius. C ' A. ERNOUT-A. MEILLET, o.c., S . V. ceterus.

54 Obsérvese que el escriba procura evitar las resonancias romances de la expre- sión más normal uno solo mediante el cambio de orden de palabras.

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§ 7. Así pues, en el latín de la cancillería de Alfonso VI11 los inde- finidos se comportan de manera muy semejante a los de la cancillería de Fernando 11. Y ello es así tanto en lo que respecta a las características que ponen de manifiesto la vuelta al normativismo lingüístico, como en lo tocante a aquellas otras que suponen una tendencia vulgar. No en vano se trata de dos reinados coetáneos en dos reinos vecinos y sin fronteras naturales.

Pero quizá haya que admitir que en la cancillería castellana el norma- tivismo es menos acusado que en la leonesa, lo que equivale a decir que aquélla es menos «culta» que ésta, al menos durante buena parte de la se- gunda mitad del s. XII. No vamos ahora a discutir todas las posibles cau- sas. Pero, desde luego, algunos aspectos lingüísticos parece que así deben interpretarse. En efecto, en la cancillería de Alfonso VIII: a) No hay au- sencia total de alter; b) unus muestra valores próximos al indefinido; c) no se evita la secuencia totus + ille + sustantivo. La tendencia vulgar de estos rasgos, que no aparecen en la cancillería de Fernando 11, es indis- cutible.

Maurilio PÉREZ GONZÁLEZ Universidad de León