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  • 8/4/2019 LOS IMPACTOS ECOLGICOS DE LOS SISTEMAS DE PRODUCCIN DE BIOCOMBUSTIBLES A BASE DE MONOCULTIVOS A GRAN ESCALA EN AMRICA

    1/9

    Resumen

    Este artculo examina la expansin de los agrocombustibles en Amrica y los impactos ecol-

    gicos asociados a las tecnologas usadas en la produccin de monocultivos a gran escala de maz

    y soya. Adems de la deorestacin y el desplazamiento de tierras dedicadas a alimentos debido

    a la expansin de los agrocombustibles, el uso masivo de cultivos transgnicas y la entrada de

    agroqumicos, principalmente de ertilizantes y herbicidas que se usan en la produccin de los

    agrocombustibles, plantean graves problemas medioambientales.

    Palabras claves: Biocombustibles, monocultivo, deorestacin, impactos ecolgicos.

    Summary

    The ecological impacts of large scale biofuel monocultures in the Americas

    The paper examines the expansion o biouels in the American continent and the ecological

    impacts o the agrochemical technologies linked to soybean and maize monocultures. In addi-

    tion to deorestation and displacement o lands devoted to ood production, the massive use o

    transgenic crops and agrochemicals (ertilizers and pesticides) used in the production o biouels

    represent grave environmental risks.

    Key words: Biouels, monocultures, deorestation, ecological impacts.

    LOS IMPACTOS ECOLGICOS DE LOS SISTEMAS DEPRODUCCIN DE BIOCOMBUSTIBLES A BASE DEMONOCULTIVOS A GRAN ESCALA EN AMRICA

    Miguel A AltieriDepartment o Environmental Science, Policy and Management, Division o Insect Biology, University o Caliornia, Berke-

    ley, 137 Mulord Hall-3114, Berkeley, CA 94720-3114. E-mail: [email protected]

    Introduccin

    Varias corporaciones, gobiernos, instituciones cien-

    tcas y algunas organizaciones ambientales estn

    promocionando los agrocombustibles como una alter-

    nativa prometedora al petrleo armando que servi-

    rn como una alternativa que reemplazar al petrleo,

    mitigando el cambio climtico, reduciendo las emisio-

    nes de gas de invernadero, mejorando los ingresos del

    agricultor y promoviendo el desarrollo rural (Demirbas

    2009). Sin embargo, investigacin y anlisis rigurosos

    conducido por ecologistas y cientcos sociales respe-

    tados sugieren que el auge industrial a gran escala de

    los agrocombustibles resulta ya ser desastroso para pe-

    queos y medianos agricultores, el medioambiente, la

    biodiversidad y los consumidores, en particular los po-

    bres (Bravo 2006).

    Este artculo analiza las implicaciones ecolgicas de

    los sistemas de produccin de agrocombustibles, sos-

    teniendo que al contrario de las alsas armaciones de

    las corporaciones que promueven estos combustibles

    verdes, el cultivo masivo de maz, caa de azcar, soya,

    palma de aceite, y otras cosechas actualmente omen-

    tadas por la industria de combustibles, no reducir las

    emisiones de gas de invernadero, sino que desplazar

    decenas de miles de agricultores, reducir la seguridad

    alimentaria en muchos pases, acelerar la deoresta-

    cin y proundizar la huella ecolgica de la agricultura

    industrial, causando una variedad de nuevos problemas

    econmicos, ambientales, y sociales. La consolidacin y

    el poder sin precedentes de una serie de corporaciones,

    las cuales aprovechan las dbiles polticas nacionales

    que avorecen la expansin de los agrocombustibles,

    han puesto en marcha la expansin de un sistema de

    produccin especializado que se basa en grandes gran-

    jas con monocultivos de cultivos manejados con nive-

    les altos de agroqumicos, en especial de herbicidas y

    ertilizantes nitrogenados que cuando se aplican masi-

    vamente dejan como resultado consecuencias ambien-

    tales (Altieri y Bravo 2007). En regiones ya bajo estrs de

    agua, la produccin de agrocombustibles puede dismi-

    nuir posteriormente la utura disponibilidad de agua

    para la irrigacin y otras opciones de desarrollo (Shat-

    tuck 2008).

    Los agrocombustibles se estn introduciendo en un

    mundo gobernado en gran parte por polticas neolibe-

    rales con reglas comerciales que tienen una tendencia

    uerte contra la regulacin y cualquier restriccin co-

    Agroecologa 4: 59-67, 2009

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    60 Agroecologa 4

    mercial para proteger el medioambiente, el clima o las

    comunidades. Qu cosechas se cultivan, cunto, cmo y

    dnde se determina, en trminos generales, por un mer-

    cado que avorece los agrocombustibles ms baratos, es

    decir, la produccin ms alta de plantas tropicales, como

    la palma de aceite y la caa de azcar. Los cultivos ine-riores pueden capturar el mercado si los costos se man-

    tienen bajos y los gobiernos garantizan un suministro

    ilimitado de tierras y subsidios nuevos. El biodiesel de

    soya y el etanol de maz son ejemplos undamentales

    (Shapouri y McAloon 2004). Los bosques, la biodiversi-

    dad, el suelo sano, el agua limpia, y las emisiones de gas

    de invernadero permanecen como externalidades en

    los reportes, que inevitablemente se estn sacrican-

    do por verdaderas ganancias rpidas. A pesar de que

    en algunos pases, como Argentina, Brasil y los Estados

    Unidos, el modelo de produccin de los agrocombus-

    tibles parece tener xito a un nivel macroeconmico,

    los impactos ambientales asociados a la produccin de

    los agrocombustibles se acumulan en porcentajes alar-

    mantes y no se refejan en los indicadores econmicos.

    Hasta ahora no hay ningn sistema claro para cuanti-

    car los costos ambientales de estos nuevos modelos de

    desarrollo.

    Los agrocombustibles: Extensin, expansin yniveles de produccin

    Mientras los Estados Unidos, Brasil y la Unin Euro-

    pea daban cuenta del 75% de la produccin global de

    biocombustibles en 2006, sta se est expandiendo conrapidez a otras partes del mundo alcanzando aproxi-

    madamente el 3 % del rea agrcola cosechada a nivel

    mundial, que era alrededor de 850 millones de hect-

    reas en 2005 (Scharlemann y Laurance 2008).

    El rea global cultivada con cosechas transgnicas al-

    canz114.3 millones de hectreas en 2007, con la mayo-

    ra del maz y soya transgnicos usados para la produc-

    cin de biocombustible. Del rea global, el 57% (58.6

    millones de hectreas) est dedicado a la soya Roundup

    Ready (RR). Slo En Brasil, aproximadamente 750.000 ha

    de soya RR se usaron en 2007 para la produccin de bio-

    diesel. En Argentina en el 2007/2008, 16.0 millones de

    hectreas se usaron para cultivar soya biotecnolgica y

    2.8 millones de hectreas se usaron para cultivar el maz

    transgnico (James 2007). Los investigadores estn ma-

    nipulando genticamente variedades de caa de az-

    car y de maz que contienen la enzima ala-amilasa, que

    acilitara la elaboracin de etanol.

    1. Produccin de etanolDesde el ao 2000 ha habido un crecimiento expo-

    nencial del sector de los biocombustibles. Slo entre

    2004 y 2005, la produccin global de etanol subi casi

    el 13%, de 10.77 mil millones de galones a 12.15 mil mi-

    llones de galones; entre 2005 y 2006 hubo un aumento

    adicional del 11% a 13.49 mil millones de galones. Se es-

    pera que el etanol derivado del maz constituya el 99%

    de todo el biocombustible usado en los Estados Unidos

    y que su produccin exceda los objetivos para el 2012

    de 7,5 mil millones de galones por ao (Pimentel 2003).

    En los Estados Unidos la cantidad de maz que se cultivapara producir etanol en las destileras se ha triplicado,

    de 18 millones de toneladas en 2001 a 55 millones de

    toneladas en 2006 (Bravo 2006). El rea cultivada de

    maz en los Estados Unidos aument de 78 millones de

    acres en 2006 a 92 millones de acres en 2007.

    Brasil ha producido azcar para combustible de eta-

    nol desde 1975. A partir del 2005, haba 313 plantas pro-

    cesadoras de etanol, con una capacidad de produccin

    de 16 millones de metros cbicos. Brasil es el productor

    ms grande de caa de azcar en el mundo y produce

    el 60 % del etanol de azcar total del mundo con la caa

    cultivada en 3 millones de hectreas (Jason 2004). En

    2005, la produccin alcanz un record de 16.5 mil mi-

    llones de litros, de los cuales 2 mil millones de litros se

    destinaron para la exportacin.

    Dedicando toda la produccin actual de maz y soya

    estadounidense a los biocombustibles suplira slo el

    12% de las necesidades de gasolina del pas. El rea de

    tierra agrcola de los Estados Unidos suma 625.000 acres

    cuadrados. Con los porcentajes actuales, satisacer la de-

    manda de aceite de los biocombustibles requerira 1.4

    milln de millas cuadradas de maz para etanol. Dakota

    del Sur e Iowa ya dedican ms del 50% de su maz a la

    produccin de etanol, lo cual ha llevado a la disminu-

    cin del suministro de maz para la alimentacin de losanimales y del consumo humano. Aunque una quinta

    parte del maz estadounidense cosechado se dedic a

    la produccin de etanol en 2006, slo satiszo el 3% del

    total de las necesidades de combustible de los Estados

    Unidos (Pimentel y Patzek 2005).

    2. BiodieselLa produccin de biocombustibles tambin est au-

    mentando. En el 2006, el biocombustible dio cuenta del

    12.35% de la produccin global de biocombustibles,

    es decir 15.39 mil millones de galones. Los principales

    pases productores de biodiesel (explicando al menos

    el 10% del rea de tierra global destinado a los biocom-

    bustibles) son China, India y Canad para la colza; la Fe-

    deracin Rusa, Ucrania e India para la semilla de girasol;

    Malasia, Indonesia, Colombia y Nigeria para palma de

    aceite; y los Estados Unidos, Brasil, Argentina y China

    para la soya. Actualmente, ms del 95% de la materia

    prima para el biodiesel lo suministra la colza (el 84%),

    la semilla del girasol (13%), la palma aricana (1%), y la

    soya (1%). Incluso si la mitad de la produccin agrcola

    de estas principales materias primas ueran dedicadas

    a la produccin de biodiesel (el rea actual de tierra

    global con cultivos para el biodiesel 150.6 millones de

    hectreas con una capacidad de produccin ecaz de

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    61Los impactos ecolgicos de los sistemas de produccin de biocombustibles a base

    biodiesel de 120 millones de toneladas/ao), an satis-

    ara aproximadamente menos del 60% 156.7 millones

    de toneladas/ao de la capacidad requerida para 2050

    (Pahl 2008).

    En los Estados Unidos, la produccin de biodiesel se

    triplic de 25 millones de galones en 2004 a 75 millonesde galones en 2005. En 2006, los Estados Unidos produ-

    jeron 250 millones de galones de biodiesel, un aumento

    de 10 veces desde el 2004. Alrededor de 67 nuevas re-

    neras estn en construccin, con inversiones de gigan-

    tes de la agroindustria como ADM y Cargill. Alrededor

    del 1.5% de la cosecha de soya produce 68 millones de

    galones de biodiesel, equivalente a menos del 0.1% del

    consumo de gasolina. Por lo tanto, si toda la cosecha de

    soya se dedicara a la produccin de biodiesel, abastece-

    ra slo el 6% de las necesidades nacionales de diesel;

    se requeriran casi 8.8 millones de millas cuadradas de

    soya para la autosuciencia de biodiesel, ms de 8 ve-

    ces la tierra arable de Estados Unidos (Pimentel y Patzek

    2005). Puesto que los Estados Unidos no ser capaz de

    producir localmente suciente biomasa de biocom-

    bustibles para satisacer su apetito de energa, estn

    aumentando el rea bajo cultivos de energticos en el

    hemiserio sur. Grandes plantaciones de caa de azcar,

    palma de aceite y soya reemplazan ya bosques, prados

    y cosechas de comida en Brasil, Argentina, Colombia,

    Ecuador y Paraguay.

    Impactos ecolgicos del modelo de produccin deagrocombustibles

    1. Deforestacin y prdida del hbitatLos aumentos de la demanda de biocombustibles

    en los Estados Unidos y la Unin Europea tienen un im-

    pacto proundo en el modelo de produccin agrcola y

    el uso de tierra global, poniendo en peligro las tierras

    orestales de los pases en va de desarrollo. Aumentar la

    produccin de agrocombustibles para cumplir con las

    exigencias de energa de los pases industrializados, im-

    plica un aumento sustancial de la extensin de los cul-

    tivos energticos, lo cual llevar a confictos potenciales

    relacionados al uso de la tierra, en especial con la ne-

    cesidad de conservar hbitats naturales restantes en el

    mundo (Donald 2004). Clculos conservadores sugieren

    que, usando los cultivos con valores de energa netos

    ms altos, se requerira un mnimo de 2.5 a 27.5 veces de

    la tierra global potencialmente cultivable para producir

    suciente biocombustible para satisacer las demandas

    globales de combustible sil. Obviamente esto podra

    aectar dramticamente el medioambiente al aumentar

    la prdida y la ragmentacin del hbitat, disminuyendo

    la biodiversidad e impactando la calidad del suelo y dis-

    ponibilidad del agua de manera negativa (Jason 2004).

    Clculos conservadores sugieren que el escenario

    de la produccin biodiesel basada en la soya para sa-

    tisacer la utura demanda global de biodiesel causara

    probablemente la mayor prdida de hbitat (76.4-114.2

    millones de hectreas) comparado con escenarios alter-

    nativos de produccin de biodiesel con semilla de gira-

    sol (56.0-61.1 millones de hectreas), de colza (25.9-34.9

    millones de hectreas) y palma de aceite (0.4-5.4 millo-

    nes de hectreas). Brasil es un buen ejemplo, donde eltotal de tierra para la produccin de soya aument el

    3.2 % por ao (320.000 ha por ao). Hoy en da la soya,

    junto con la caa de azcar, ocupa el rea ms grande

    de cualquier cultivo en Brasil, el 21% del total de la tierra

    cultivada. El total de tierra utilizada para los cultivos de

    soya ha aumentado por un actor de 57 desde 1961, y el

    volumen de la produccin se ha multiplicado 138 veces.

    El cincuenta y cinco por ciento de la cosecha de soya, o

    11.4 millones de hectreas, es genticamente modica-

    da. Brasil tendra que aumentar su produccin en unos

    135 mil millones de litros adicionales por ao, y se es-

    pera que la agricultura basada en agrocombustibles se

    expanda a las tierras orestales (Morton et al. 2006). El

    rea sembrada se ampla rpidamente en la regin del

    Cerrado, cuya supercie de vegetacin natural se espe-

    ra que haya desaparecido para el 2030. El sesenta por

    ciento de las tierras donde se cultiva caa de azcar son

    manejadas por 340 grandes destileras que controlan

    ms del 60% del rea cultivada de caa de azcar (Klink

    y Machado 2005).

    Considerando el nuevo contexto de energa global,

    los polticos e industriales brasileos han ormulado

    una nueva visin para el uturo econmico del pas,

    enocado a la produccin de uentes de energa (prin-

    cipalmente la caa de azcar) para desplazar el 10 %del uso mundial de gasolina en los prximos 20 aos.

    Esto requerira quintuplicar el rea de tierra dedicada a

    la produccin de azcar, de 6 a 30 millones de hect-

    reas. Los nuevos cultivos inducirn una deorestacin

    en nuevas reas comparable con la deorestacin de la

    regin de Pernambuco, donde permanece slo el 2.5 %

    de la supercie orestal original (Fearnside 2001). En Pa-

    raguay, los cultivos de soya ocupan ms del 25% de toda

    la tierra agrcola. Esta expansin ha sido acompaada

    por una intensa deorestacin: por ejemplo, la mayor

    parte del bosque Atlntico de Paraguay se ha limpiado,

    en parte para la produccin de soya que comprende el

    29 % del uso de la tierra agrcola del pas (Altieri y Pen-

    gue 2006).

    En los 9 aos pasados, segn ciras ociales, 2.5 mi-

    llones de hectreas de bosques nativos se han perdido,

    especialmente al norte de Argentina, debido a la expan-

    sin de la soya, un equivalente en 2007, a un promedio

    de unas 821ha de bosque perdido por da. Entre 1972

    y 2001, 588.900 ha (aproximadamente el 20 % de los

    bosques) se deorestaron en el semirido del Chaco.

    Despus de 1997 la deorestacin se ha acelerado, al-

    canzando >28.000 ha/ao. La deorestacin inicial tuvo

    que ver con la cultivacin de rijol negro despus del au-

    mento de lluvias durante la dcada de 1970. En la dca-

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    62 Agroecologa 4

    da de 1980, los altos precios de la soya estimularon una

    deorestacin posterior. Finalmente, la introduccin de

    soya transgnica en 1997 redujo los costos de siembra

    y estimul un aumento adicional en la deorestacin,

    alcanzando niveles de ms que 300.000 ha (Grau et al.

    2005).

    2. La huella ecolgica de mazLa escala de produccin que se necesita para producir

    la biomasa proyectada para el etanol, estimula mtodos

    industriales de produccin de monocultivos de maz que

    dependen del uso intenso de herbicidas y ertilizantes

    qumicos nitrogenados, con drsticos eectos ambienta-

    les secundarios. La produccin de maz lleva a ms ero-

    sin del suelo que cualquier otra cosecha estadouniden-

    se. Cuando el uso del etanol hace subir ms los precios

    del maz, los agricultores abandonan cada vez ms la

    tradicional rotacin de maz y soya, animando a los agri-

    cultores a sembrar maz ao tras ao. Una intensicacin

    que promueve la erosin del suelo, pero tambin la de-

    manda de ertilizantes y pesticidas (Pimentel et al. 1995).

    A lo largo del medio oeste, el promedio de erosin del

    suelo aument de 2.7 toneladas por acre anualmente a

    19.7 toneladas en tierras que abandonaron las rotaciones

    de cultivos (Pimentel y otros, 1995). La carencia de la rota-

    cin de cultivos tambin ha aumentado la vulnerabilidad

    a plagas y, por lo tanto, requiere dosis ms altas de pesti-

    cidas que la mayora de los cultivos en los Estados Unidos,

    aproximadamente el 41 % de todos los herbicidas y el 17

    % de todos los insecticidas se aplican al maz (Pimentel

    y Lehman 1993). La especializacin en la produccin demaz puede ser peligrosa: a principios de 1970, cuando

    los hbridos uniormes de maz de alto rendimiento cons-

    tituan el 70% de todo el maz cultivado, una enermedad

    oliar que aect a estos hbridos llev a una prdida del

    15 % en las producciones de maz a lo largo de la dcada.

    Puede esperarse que esta clase de vulnerabilidad de las

    cosechas se d en nuestro clima cada vez ms cambiante,

    causando un eecto domin en todo el suministro de ali-

    mentos (Cassman 2007).

    El cultivo de maz generalmente implica el uso del

    herbicida atrazina, un conocido disruptor endocrino.

    Dosis bajas de disruptores endocrinos pueden causar

    dao en el desarrollo interriendo con los activadores

    hormonales en puntos claves del desarrollo de un or-

    ganismo. Los estudios muestran que la atrazina puede

    causar anormalidades sexuales en poblaciones de ra-

    nas, incluso el hermarodismo (Hayes et al. 2002).

    El maz requiere grandes cantidades de ertilizantes

    qumicos nitrogenados, que llevan a la contaminacin del

    agua supercial y subterrnea. Los ertilizantes lixiviados

    que viajan por el Ro Misisip han disminuido el oxgeno

    de una parte del Golo de Mxico llamada la zona muerta,

    que hace pocos aos alcanz el tamao de Nueva Jersey.

    Los porcentajes medianos de aplicacin del nitrato en

    tierras de labranza estadounidenses oscilan de 120 a 550

    kilogramos de nitrgeno por hectrea. Los residuos car-

    gados de nitrgeno son el resultado del uso ineciente

    de ertilizantes de nitrgeno en los cultivos que alcanzan

    el agua supercial y el agua subterrnea. La contamina-

    cin de acueros por nitratos es bastante extensa, y a ni-

    veles peligrosamente altos, en muchas regiones rurales.En los Estados Unidos, se considera que ms del 25 % de

    los pozos de agua potable contiene niveles de nitrato por

    encima del estndar de seguridad de 45 partes por mi-

    lln (Conway y Pretty 1991). Altos niveles de nitrato son

    peligrosos para la salud humana, y estudios han relacio-

    nado el consumo de nitrato a la metahemoglobinemia

    en los nios y a cncer gstrico, de vejiga y de esago en

    adultos (Altieri 2007).

    Los ertilizantes sintticos de nitrgeno tambin

    pueden convertirse en contaminadores del aire y han

    estado implicados recientemente al contribuir al calen-

    tamiento global y a la destruccin de la capa de ozono.

    El N2O es liberado a la atmsera por la aplicacin de

    ertilizantes nitrogenados, y tiene casi 300 veces el po-

    tencial de calentamiento global que una misma masa

    de CO2. Para el biodiesel de colza, un anlisis disponible

    indica que el calentamiento global por N2O es en pro-

    medio de 1.0 a 1.7 veces ms grande que el eecto de

    enriamiento debido a la emisin de CO2 sil liberado,

    excluyendo el ingreso de energa sil (Searchinger et

    al. 2008).

    El excesivo uso de ertilizantes qumicos nitrogena-

    dos puede llevar a desequilibrios alimenticios en plan-

    tas, dando como resultado una recuencia ms alta del

    dao por parte de parsitos y enermedades de insec-tos (Conway y Pretty 1991, McGuiness, 1993). Al revisar

    50 aos de investigacin relacionada con la nutricin de

    las cosechas y el ataque de insectos, Scriber (1984) en-

    contr 135 estudios que demuestran el dao incremen-

    tado y/o el crecimiento de insectos que se comen las

    hojas, o caros en cosechas ertilizadas con nitrgeno,

    contra menos de 50 estudios en los cuales el perjuicio

    herbvoro se redujo por medio de regmenes normales

    de ertilizacin. En total, estos resultados sugieren una

    hiptesis con implicaciones para los modelos de uso de

    ertilizantes en la agricultura, a saber: que los ingresos

    altos en nitrgeno pueden precipitar niveles altos del

    perjuicio herbvoro en las cosechas.

    El auge del etanol ha elevado vertiginosamente la

    demanda de agua. La expansin del maz en reas ms

    secas, como Kansas, requiere irrigacin, aumentando

    la presin en las uentes subterrneas ya disminuidas,

    como el acuero Ogallala al Suroeste de los Estados Uni-

    dos. En partes de Arizona, el agua subterrnea se est

    bombeando ya a un ritmo de 10 veces del ritmo de re-

    carga natural de estos acueros (Pimentel et al. 1997).

    3. Impactos ambientales de los cultivos de soyaAltos ndices de erosin acompaan la produccin

    de soya, sobre todo en reas donde no se implemen-

  • 8/4/2019 LOS IMPACTOS ECOLGICOS DE LOS SISTEMAS DE PRODUCCIN DE BIOCOMBUSTIBLES A BASE DE MONOCULTIVOS A GRAN ESCALA EN AMRICA

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    63Los impactos ecolgicos de los sistemas de produccin de biocombustibles a base

    tan ciclos largos de rotacin de cultivos. La prdida de la

    supercie del suelo tiene un promedio de 16 toneladas

    por hectrea en soya en el oeste medio de los Estados

    Unidos. Se considera que la prdida de suelo de Argen-

    tina y Brasil promedia entre19 y 30 toneladas por hec-

    trea, dependiendo de las prcticas de manejo, clima ypendiente. Las variedades de soya tolerantes a herbici-

    das han aumentado la viabilidad de la produccin de

    soya para agricultores, muchos de los cuales empeza-

    ron a cultivar en tierras rgiles propensas a la erosin

    (Jason 2004).

    En Argentina, el cultivo intensivo de soya ha llevado

    a la reduccin masiva de nutrientes del suelo. Se consi-

    dera que la continua produccin de soya ha causado la

    prdida de 1 milln de toneladas mtricas del nitrge-

    no y 227.000 toneladas mtricas de soro de los suelos

    a escala nacional. El costo para reabastecer esta prdida

    nutritiva con ertilizantes se estima en $910 millones

    de dlares. El aumento de nitrgeno y soro en varias

    cuencas de ros de Latinoamrica est seguramente

    ligado al aumento de la produccin de soya (Pengue

    2005).

    La produccin de monocultivos de soya en la cuen-

    ca del Amazonas ha dejado gran parte del suelo estril.

    Los suelos pobres requieren que se incremente la apli-

    cacin de ertilizantes industriales para lograr niveles

    competitivos de produccin. En Bolivia, la produccin

    de soya se est expandiendo hacia el este, y las reas

    del este ya suren de suelos compactados y degradados.

    Cien mil hectreas de tierras de soya agotadas han sido

    dejadas al pasto para ganado, lo cual lleva a la degrada-cin adicional del suelo (Fearnside 2001).

    La mayora de la soya de los Estados Unidos es trans-

    gnica, creada por Monsanto para que resista su propio

    herbicida, el Roundup, (30.3 millones de hectreas de

    soya RR se cultivaron en el 2006, ms del 70% de la co-

    secha domstica). En Brasil, se sembraron 14.5 millones

    de hectreas de soya RR en 2007 (James 2007). La de-

    pendencia de la soya resistente al herbicida lleva a un

    incremento de los problemas de resistencia de malezas

    y la prdida de la vegetacin natural. La presin indus-

    trial impuesta, aumenta el uso de herbicidas, incremen-

    tando las cantidades de tierra que sern tratadas con

    gliosato. Ya se ha registrado la resistencia al gliosato en

    poblaciones australianas de raigrs, agropiro, cuerneci-

    llo y Cirsium arvense. En Iowa, las poblaciones de la ma-

    leza Amaranthus rudis muestra seales de retraso en la

    germinacin que le permite adaptarse mejor a aspersio-

    nes tempranas, la maleza velvetlea demostr tolerancia

    al gliosato, y en Delaware se document la presencia

    de resistencia al RR en la maleza horseweed. Incluso

    en reas donde la resistencia de maleza no se haba

    observado, los cientcos han notado aumentos de la

    presencia de especies de malezas ms uertes, como la

    hierba mora del Este en Illinois y el camo acutico en

    Iowa (Cerdeira y Duke 2006). Los cultivos resistentes al

    gliosato tienen una alta probabilidad de convertirse en

    problemas como cosechas voluntarias. Los transgenes

    resistentes al gliosato se han encontrado en campos

    de canola que supuestamente no son transgnicos. En

    algunas circunstancias, el mayor riesgo de las cosechas

    resistentes al gliosato puede ser el fujo de transgenes(introgresin) de los cultivos a especies relacionadas

    que podran llegar a ser problemas en ecosistemas na-

    turales. Es poco probable que los mismos transgenes

    resistentes al gliosato sean un riesgo en poblaciones

    de plantas silvestres, pero cuando se unen a transgenes

    que pueden dar ventajas de adaptabilidad uera de la

    agricultura (p.ej, resistencia a insectos), se podran ver

    aectados los ecosistemas naturales (Rissler y Mellon

    1996).

    En la Pampa argentina, la aplicacin de gliosa-

    to a campos de soya OGM aument de 1000.000 a

    160000.000 de litros en 8 aos. La aplicacin continua

    de este herbicida ha causado la aparicin de malezas

    resistentes al gliosato: Parietaria debilis, Petunia axilaris,

    Verbena litoralis, V. bonariensis, Hybanthus parviforus, Ire-

    sine diusa, Commelina erecta e Ipomoea sp. La aparicin

    de resistencia implica un aumento adicional del uso de

    herbicidas, que incluye las combinaciones del gliosato

    con otros herbicidas, restableciendo el uso del viejo her-

    bicida 2,4-D (Pengue 2005).

    Actualmente no existen datos a nivel de residuos de

    Roundup en el maz y la soya, porque los productos de

    grano no se incluyen en estudios convencionales del

    mercado que monitorean residuos de pesticida. Sin

    embargo, se sabe que debido a que el gliosato es unherbicida sistmico (aplicado en 12 millones de acres

    de tierras de labranza en los Estados Unidos), llega a las

    partes cosechadas de plantas y no se metaboliza cil-

    mente, acumulndose as en regiones meristemticas,

    incluyendo races y ndulos (Duque et al. 2003).

    Aunque, la inormacin sobre los eectos biolgicos

    de este herbicida en el suelo es incompleta, no obstante

    la investigacin ha demostrado que las aplicaciones de

    gliosato estn probablemente ligadas a los siguientes

    eectos (Bun y Topsy 2001, Cerdeira y Duke 2006, Mo-

    tavalli et al. 2004, Yamada 2009):

    La investigacin experimental sugiereque algu-

    nas importantes bacterias y hongos bencos del

    suelo, incluyendo bacterias y hongos que jan el

    nitrgeno, y otros responsables de la descomposi-

    cin de materia orgnica, se ven aectados por el

    gliosato. Algunos estudios han mostrado que los

    impactos del tratamiento con gliosato pueden

    durar por varios meses. Esto sugiere que el glio-

    sato pueda permanecer activo en el suelo y ser

    tomado por organismos del suelo.

    Ademsdeafectarlasbacteriasquejanelnitr-

    geno, se ha encontrado que el gliosato inhibe los

    hongos micorrzicos que ayudan a que las plan-

  • 8/4/2019 LOS IMPACTOS ECOLGICOS DE LOS SISTEMAS DE PRODUCCIN DE BIOCOMBUSTIBLES A BASE DE MONOCULTIVOS A GRAN ESCALA EN AMRICA

    6/9

    64 Agroecologa 4

    tas absorban nutrientes y ayudan a la proteccin

    contra enermedades o la sequa. Se inhibi la or-

    macin de ndulos que jan el nitrgeno en las

    races del trbol a niveles entre 2 y 2 000 mg/kg de

    gliosato. El eecto persisti 120 das despus del

    tratamiento. La ertilidad del suelo y el crecimien-to de los cultivos se pueden ver aectadas drsti-

    camente por una disminucin en la presencia de

    microorganismos en el suelo, los cuales realizan

    unciones regeneradoras necesarias que incluyen

    la descomposicin de materia orgnica, la libera-

    cin de nutrientes y la supresin de organismos

    patgenos. En resumen el eecto neto de las apli-

    caciones de gliosato parece ser el desbalance de

    las comunidades micobiales del suelo al estimular

    unas poblaciones y suprimir otras.

    Tambin se encontr queelglifosato afecta ne-

    gativamente a las lombrices. Un estudio en Nue-

    va Zelanda revel que las repetidas aplicaciones

    quincenales en porcentajes bajos de gliosato

    (1/20 de los porcentajes tpicos) causaron una re-

    duccin del crecimiento, un aumento del tiempo

    de madurez y de la mortalidad de la lombriz que

    comnmente se encuentra en suelos agrcolas.

    Sehaencontradoqueelglifosatoysusformula-

    ciones comerciales, tienen eectos de toxicidad di-

    rectos e impactos indirectos al destruir su hbitat,

    sobre poblaciones de insectos bencos, caros, y

    araas. Un estudio descubri que la exposicin al

    gliosato mat ms del 80% de la poblacin de de

    un escarabajo predador y el 50% de las poblacio-nes de avispas parasitoides, comejn, mariquitas, y

    caros predadores. Un estudio en campos de trigo

    de invierno en Carolina del Norte descubri que

    las poblaciones de carbidos predadores gran-

    des disminuyeron despus del tratamiento con

    una ormulacin de gliosato y no se recuperaron

    durante 28 das. Se insinu que el incremento en

    la recuencia de brotes de pulgn del cereal en

    campos tratados se debi a la disminucin en el

    nmero de artrpodos predadores y la baja densi-

    dad de malezas subsecuente al uso de herbicidas.

    Lasaplicacionesdeglifosatopuedentornarciertas

    cosechas ms vulnerables a enermedades. El gli-

    osato aument la patogenicidad y la superviven-

    cia de una enermedad causada por el hongo Gae-

    mannomyces gramminis. El hongo causa el mal del

    pie en las cosechas de trigo. Adems, disminuy

    la proporcin de hongos del suelo que actuaban

    como antagonistas del hongo del mal del pie. El

    gliosato aument la susceptibilidad de las legu-

    minosas a la enermedad parasitaria antracnosis.

    Tambin, se encontr que rociar Roundup antes

    de sembrar cebada aumentaba la Rhizoctonia en

    la cosecha y disminua su produccin. De hecho

    se sabe que muchas enermedades como la pudri-

    cin de la raz en soya causada por Corynespora,

    son estimuladas por la exudacin de gliosato des-

    de las races de malezas o cultivos. El mecanismo

    involucrado en la prolieracin de estas enerme-

    dades asociadas a las races es la disrupcin de

    la sntesis de sustancias de deensa (toalexinas)predisponiendo a las plantas al ataque de hongos

    patgenos del suelo.

    Aunqueelglifosatoestdestinadoalusoterres-

    tre, puede contaminar el agua supercial directa-

    mente como consecuencia de su uso en el control

    de malezas acuticas o indirectamente cuando el

    gliosato adsorbido a las partculas del suelo es

    arrastrado a los ros o quebradas. El gliosato, que

    contiene el suractante polietoxilado tallowamine

    es aproximadamente 30 veces ms txico para los

    peces e invertebrados acuticos que el gliosato.

    Estudios han mostrado que la toxicidad aguda del

    gliosato vara segn la especie y edad del pez y bajo

    condiciones ambientales dierentes, como la dureza, el

    pH y la temperatura del agua. Un estudio en Luisiana

    prob el eecto de las concentraciones subletales del

    gliosato en una especie de caracol acutico,Pseudosuc-

    cinea columella. El estudio descubri que niveles bajos

    de gliosato aectan negativamente la reproduccin y

    el desarrollo del caracol (Bun y Topsy 2001). Relyea

    (2005) encontr que el Roundup caus una disminu-

    cin del 70% en la biodiversidad de anbios y una dis-

    minucin del 86% en la poblacin total de renacuajos.

    Seguridad alimentaria y el futuro de los agricultores

    Quienes proponen la biotecnologa deenden la ex-

    pansin del cultivo de soya como un ejemplo exitoso

    de adopcin de la tecnologa transgnica por los agri-

    cultores. Pero estos datos ocultan el hecho de que la ex-

    pansin de soya lleva a la concentracin extrema de tie-

    rras e ingresos. En Brasil, el cultivo de soya desplaza a 11

    trabajadores agrcolas por cada nuevo trabajador que

    emplea. Esto no es un enmeno nuevo, en la dcada de

    1970, 2.5 millones de personas ueron desplazadas por

    la produccin de soya en Paran, y 300.000 ueron des-

    plazados en Ro Grande do Sul. Muchas de estas perso-

    nas ahora sin tierras se trasladaron al Amazonas donde,

    sin otra opcin, deorestaron los bosques prstinos. En la

    regin del Cerrado donde la produccin de soya trans-

    gnica se est expandiendo, el desplazamiento ha sido

    relativamente moderado ya que el rea no est densa-

    mente poblada (Altieri Pengue 2006).

    En Argentina, quebraron ms de 60.000 granjeros

    cuando casi se triplic el rea sembrada de soya RR.

    En 1998, haba 422.000 granjas en Argentina, mientras

    que en el 2002 haba slo 318.000, una reduccin de un

    cuarto. En una dcada, el rea de soya aument el 126%

    a expensas de la produccin lctea, maz, trigo, y rutas.

  • 8/4/2019 LOS IMPACTOS ECOLGICOS DE LOS SISTEMAS DE PRODUCCIN DE BIOCOMBUSTIBLES A BASE DE MONOCULTIVOS A GRAN ESCALA EN AMRICA

    7/9

    65Los impactos ecolgicos de los sistemas de produccin de biocombustibles a base

    En la poca de cultivos 2003/2004 se sembraron 13.7

    millones de hectreas de soya, pero hubo una reduc-

    cin de 2.9 millones en las hectreas de maz y 2.15 mi-

    llones de hectreas de girasoles. En la provincia noreste

    del Chaco, donde el algodn era la cosecha tradicional,

    la invasin de la soya redujo la poblacin rural del 40% al 20 %. Para el pas, esto signica ms importacio-

    nes de alimentos bsicos, por lo tanto la prdida de la

    soberana alimentaria, el aumento de los precios de los

    alimentos y el hambre, sobre todo en la regin noreste

    donde la soya es el rey, y donde el 37% de la gente est

    por debajo del umbral de la pobreza y no se pueden ali-

    mentar debidamente (Pengue 2005).

    El avance de la rontera agrcola para los biocom-

    bustibles es un atentado contra la soberana alimentaria

    de naciones en va de desarrollo, ya que la tierra para

    la produccin de alimentos se dedica cada vez ms a

    alimentar los automviles de personas en el Norte. La

    produccin de los biocombustibles tambin aecta di-

    rectamente a los consumidores al aumentar el precio de

    los alimentos. Muy pronto el precio del maz, la soya y

    la caa de azcar ser determinado por su valor como

    materia prima para el biocombustible ms que por su

    importancia como alimento para las personas o comida

    para el ganado. Los agricultores a gran escala en pases

    que dan cuenta de la mayora de la produccin de bio-

    combustibles, disrutarn de la promesa de precios de

    materias primas e ingresos marcadamente ms altos. En

    contraste, los pobres urbanos y rurales en pases que im-

    portan alimentos pagarn precios mucho ms altos por

    los principales alimentos bsicos y habr menos cerealdisponible para la ayuda humanitaria (Shattuck 2008).

    A medida que se siembra ms maz, se desplaza el

    trigo y la soya, aumentando sus precios en el mercado.

    Puesto que el maz estadounidense da cuenta de casi el

    40 % de la produccin global, la expansin de agrocom-

    bustibles estadounidense aecta los mercados globales

    para todos los cereales y exacerba la infacin del precio

    de los alimentos en todo el mundo. En 2006-2007, en

    los Estados Unidos, el auge del etanol llev a un rpido

    aumento en los precios del maz y otros productos, ya

    que la tierra se desvi de otras cosechas a la de maz, en

    particular la de soya. En un ao el precio de maz subi

    de $2.20/bu ($87/mt) a $3.50/bu ($138/mt) o ms alto,

    un aumento del 60%. Los precios de los alimentos han

    aumentado, pero no proporcionalmente al precio de los

    biocombustibles ya que hay otros actores implicados

    en los aumentos del precio de los alimentos. La carne de

    aves y los huevos estn enrentando el mayor impacto

    ya que el maz constituye aproximadamente dos tercios

    de la racin avcola. En consecuencia, el costo total de

    producir carne de aves y huevos ha aumentado casi el

    15 %, pasando el aumento de costo a los consumido-

    res. Clculos recientes ubican el aumento del costo de

    alimentos del consumidor hasta ahora, debido al etanol

    de maz, entre el 1.5% y el 25% los consumidores esta-

    dounidenses pagaron aproximadamente $22 mil millo-

    nes de dlares ms por los alimentos en 2007 debido

    a los biocombustibles. La demanda de biocombustibles

    en los Estados Unidos tambin se relacion con un au-

    mento masivo del precio del maz, el cual llev a un re-

    ciente aumento del 400% de los precios de la tortilla enMxico (Holt-Gimnez y Peabody 2008).

    Conclusiones

    El progresivo agotamiento del petrleo ha propor-

    cionado una oportunidad para la creacin de potentes

    sociedades globales entre corporaciones de cereales, de

    ingeniera gentica, petrolera y automotriz. Estas nue-

    vas alianzas de alimentos y combustibles cada vez ms

    deciden el uturo de los paisajes agrcolas del mundo. El

    auge de los biocombustibles consolidar posteriormen-

    te su dominio de los sistemas alimentarios y de com-

    bustibles, y les permitir determinar qu, cmo, y cun-

    to se cultivar, causando ms pobreza rural, destruccin

    ambiental y hambre. Los beneciarios nales de la revo-

    lucin del biocombustible sern los gigantes comercia-

    lizadores de cereales, incluyendo a Cargill, ADM, y Bun-

    ge; las compaas petroleras como BP, Shell, Chevron,

    Neste oil, Repsol, y Total; las compaas automotrices

    como General Motors, Volkswagen AG, FMC-Ford Fran-

    ce, PSA Peugeot-Citroen, y Renault; y los gigantes de la

    biotecnologa, como Monsanto, DuPont y Syngenta. Los

    perdedores son los pequeos y medianos agricultores,

    los consumidores, y el medioambiente.

    Hoy en da, los monocultivos de agrocombustiblesestn aumentando en porcentajes dramticos por todo

    el mundo, principalmente va una expansin geogrca

    a expensas de bosques con prdida de hbitats natu-

    rales y desplazamiento de reas dedicadas a cultivos

    alimenticios, amenazando la seguridad alimentaria de

    regiones enteras. Las tecnologas que acilitan este cam-

    bio hacia estos monocultivos a gran escala son la me-

    canizacin, la mejora de variedades de cultivos a travs

    de la ingeniera gentica, y la aplicacin de cantidades

    masivas de ertilizantes y herbicidas qumicos. La inver-

    sin corporativa y la seduccin de los gobiernos han

    sido claves en el estmulo de la expansin de los agro-

    combustibles. Claramente, los ecosistemas de las reas

    en las cuales se estn produciendo los biocombustibles

    se estn degradando rpidamente, no slo debido a la

    deorestacin sino tambin debido a los impactos eco-

    lgicos asociados con las tecnologas de produccin

    de los cultivos (ertilizantes nitrogenados, herbicidas, y

    cultivos transgnicas) y la mayor emisin de gases de

    invernadero (Searchinger et al. 2008). Por estos y otros

    motivos, la produccin de agrocombustibles no es sos-

    tenible ni ambiental ni socialmente ahora o en el uturo.

    La industria biotecnolgica est utilizando la actual

    ebre por los biocombustibles para limpiar su imagen

    desarrollando y desplegando semillas transgnicas

  • 8/4/2019 LOS IMPACTOS ECOLGICOS DE LOS SISTEMAS DE PRODUCCIN DE BIOCOMBUSTIBLES A BASE DE MONOCULTIVOS A GRAN ESCALA EN AMRICA

    8/9

    66 Agroecologa 4

    para la produccin de energa y no para la produccin

    de alimentos. Dada la creciente desconanza pblica

    y el rechazo de y hacia los cultivos transgnicos como

    alimentos, la biotecnologa ser utilizada por las corpo-

    raciones para mejorar su imagen armando que ellos

    desarrollarn nuevos cultivos genticamente modi-cados para la produccin de biomasa mejorada o que

    contengan la enzima ala-amilasa, lo cual permitir que

    el proceso del etanol comience mientras el maz toda-

    va est en el campo, una tecnologa que aseguran no

    tener ningn impacto negativo en la salud humana o

    el medioambiente. El despliegue de tales cosechas en

    el medioambiente aadir una amenaza ambiental adi-

    cional a aquellas ya relacionadas con el maz trasgnico,

    que en 2006 alcanz 32.2 millones de hectreas: la in-

    troduccin de nuevos rasgos en la cadena alimenticia

    humana ha ocurrido ya con el maz Starlink y el arroz

    LL601.

    Cuando los gobiernos son persuadidos por las pro-

    mesas del mercado del biocombustible global, ellos

    idean proyectos de biocombustibles nacionales que

    promueven una produccin basada en monocultivos a

    gran escala, que dependen del uso intensivo de herbi-

    cidas y ertilizantes qumicos, desviando as millones de

    hectreas de valiosa tierra cosechable de la produccin

    de alimentos muy necesitados. Hay una gran necesidad

    de un anlisis social y ecolgico para anticipar las im-

    plicaciones ambientales y de seguridad alimentaria del

    despliegue de los proyectos de biocombustibles de pa-

    ses pequeos como Ecuador. Este pas espera ampliar la

    produccin de caa de azcar en 50.000 has, y limpiar100.000 has de bosques naturales para dar paso a las

    plantaciones de palma de aceite. Las plantaciones de

    palma de aceite estn causando ya un gran desastre

    ambiental mayor en la regin Chocoana de Colombia

    (Bravo 2006).

    Tambin es inquietante que las universidades pbli-

    cas y los sistemas de investigacin caigan vctimas de

    la seduccin de grandes cantidades de dinero y de la

    infuencia del poder poltico y corporativo. La intrusin

    del capital privado en la ormulacin de la agenda de

    investigacin y composicin de la acultad, que dete-

    riora la misin pblica de las universidades a avor de

    intereses privados, minando la libertad acadmica y la

    acultad de gobernar. Estas alianzas apartan a las uni-

    versidades de tomar parte en la investigacin imparcial

    e impiden que el capital intelectual explore alternativas

    realmente sostenibles a la crisis energtica y al cambio

    climtico.

    No cabe duda de que la conglomeracin del petrleo

    y el capital de la biotecnologa decidirn cada vez ms el

    destino de los paisajes rurales del continente america-

    no. Slo las alianzas estratgicas y la accin coordinada

    de movimientos sociales (las organizaciones de agricul-

    tores, los movimientos ambientales y de trabajadores

    agrcolas, las organizaciones no gubernamentales, las

    conederaciones de consumidores, miembros del sector

    acadmico comprometidos, etc.) pueden presionar a los

    gobiernos y a las compaas multinacionales para ase-

    gurar que estas tendencias sean detenidas. Ms impor-

    tante an, tenemos que trabajar juntos para asegurar

    que todos los pases retengan el derecho de conseguirla soberana alimentaria por medio de sistemas locales

    de produccin, reorma agraria, acceso al agua, semillas

    y otros recursos, y polticas alimentarias y de desarrollo

    agrcola local basados en la agroecologa que respon-

    dan a las necesidades verdaderas de los agricultores y

    de todos los consumidores, sobre todo los pobres.

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