los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

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Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria y la relación con su cultura en el Departamento del Huila

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Page 1: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria y la

relación con su cultura en el Departamento del Huila

Page 2: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

El Plan de Ordenamiento Productivo y Social de la Propiedad del Departamento del Huila se publica en el marco del convenio interadministrativo celebrado entre la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA) y el Departamento del Huila. Este último dispondrá, con fines académicos, divulgativos, de investigación y comerciales, de la información y los productos obtenidos relacionados con este plan. La UPRA se cita en calidad de autor cada vez que se utiliza la información que ella genera.

Page 3: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Tabla de contenido

Índice de tablas .................................. ................................................................... 4

Índice de figuras ................................. ................................................................... 5

Introducción ...................................... ..................................................................... 6

1. Estructura socio cultural ......................... ..................................................... 7

1.1. Grupos sociales asentados en el departamento del Huila ......................... 7

1.1.1. Agricultura comunitaria de las etnias indígenas .................................... 7

1.1.2. Actividades agropecuarias de los pueblos indígenas según el CNA .. 17

1.1.3. Agricultura comunitaria de la etnia afrohuilense ................................. 27

1.1.4. Actividades agropecuarias de los grupos afrohuilenses según el CNA ...................................................................................................................... 30

1.1.5. Agricultura campesina y familiar ......................................................... 40

1.1.6. Áreas de patrimonio arqueológico y cultural ....................................... 50

1.1.7. La agroindustria .................................................................................. 50

1.1.8. Minería ................................................................................................ 54

1.1.9. El turismo ............................................................................................ 57

2. Conclusiones ...................................... ........................................................ 60

3. Referencias........................................ .......................................................... 63

Page 4: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Índice de tablas

Tabla 1. Asentamientos indígenas del departamento . ..................................... 11

Tabla 2. Porcentaje de UPA con población indígena e n el departamento ..... 17

Tabla 3. Usos agropecuarios del suelo indígena .... ......................................... 18

Tabla 4. Upa en territorio indígena con al menos un lote de producción con destino final ..................................... .................................................................... 19

Tabla 5. Asistencia técnica en pueblos indígenas .. ......................................... 20

Tabla 6. Solicitud de crédito para desarrollo de la actividad agropecuaria en territorio indígena ............................... ................................................................. 21

Tabla 7. UPA en territorio indígena con construccio nes y maquinaria para desarrollo de la actividad agropecuaria ........... ................................................. 22

Tabla 8. Usos y cobertura del suelo en territorio i ndígena .............................. 22

Tabla 9. Prácticas para protección del suelo en ter ritorio indígena ............... 23

Tabla 10. Acceso al agua para desarrollo de la acti vidad agropecuaria en territorio indígena ............................... ................................................................. 24

Tabla 11. Pertenencia a asociaciones y organizacion es en pueblos indígenas .............................................................................................................................. 25

Tabla 12. Población rural afrohuilense en el depart amento ............................ 29

Tabla 13. Porcentaje de UPA con población afrohuile nse en el departamento .............................................................................................................................. 30

Tabla 14. Usos agropecuarios del suelo afrohuilense ..................................... 31

Tabla 15. UPA en comunidades negras con al menos un lote de producción con destino final ................................. ................................................................. 32

Tabla 16. Asistencia técnica en comunidades negras ..................................... 33

Tabla 17. Solicitud de crédito en comunidades negra s para desarrollo de la actividad agropecuaria ............................ ........................................................... 34

Tabla 18. UPA en comunidades negras con construccio nes y maquinaria para desarrollo de la actividad agropecuaria ........... ................................................. 35

Tabla 19. Usos y cobertura del suelo en comunidades Afrohuilenses .......... 36

Tabla 20. Prácticas de protección del suelo en comu nidades afrohuilenses 37

Tabla 21. Acceso al agua para desarrollo de la acti vidad agropecuaria ........ 38

Tabla 22. Pertenencia a organizaciones y asociacion es en comunidades afrohuilenses ..................................... .................................................................. 39

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Índice de figuras

Figura 1. Ubicación geográfica actual de las etnias indígenas en el departamento ...................................... ................................................................. 10

Figura 2. Fincas cafeteras San Agustín ............ ................................................ 42

Figura 3. Fábrica de achiras Altamira ............. ................................................... 51

Figura 4. Marca Huila ............................. ............................................................. 57

Page 6: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Introducción

La estructura socio cultural para la Estrategia de Desarrollo Agropecuario (POPSPR) - Huila, obedece a los principios básicos de aportar al desarrollo territorial rural: una participación inclusiva que contribuya al cierre de brechas y al fortalecimiento de la competitividad en los territorios; un reconocimiento al territorio rural como un escenario socio histórico, diverso social y culturalmente, donde los diferentes grupos sociales protagonizan el mejoramiento de sus condiciones de vida, dentro del marco nacional de una reforma rural integral y dentro del marco internacional, de los objetivos del desarrollo sostenible, que proyectan para el año 2030, duplicar la actividad agrícola y los ingresos de los productores de alimentos a pequeña escala, reconociendo los conocimientos y prácticas culturales propias de estos.

Para tal efecto, dicha estructura presenta un diagnóstico sobre: los imaginarios que orientan la producción agropecuaria y definen la noción de territorio para las etnias indígenas, etnias afrocolombianas y grupos de campesinos; los sistemas productivos ancestrales y sus transformaciones, los posibles procesos de denominación de origen y de buenas prácticas agrícolas; los productos culinarios y artesanales ancestrales; las áreas de patrimonio arqueológico y cultural, así como, las experiencias productivas asociadas al uso de especies animales o vegetales nativas. Además, da cuenta de otros actores sociales, tales como la agroindustria, la minería y el turismo, que generan impactos en el desarrollo del quehacer agropecuario de las etnias y los campesinos; el desarrollo de todos estos elementos, está sujeto a la disponibilidad de información secundaria sobre el departamento.

Dicho diagnóstico ofrece al Huila, elementos de análisis interrelacionados con las demás estructuras del sistema territorial rural agropecuario, para conocer tanto las problemáticas como las potencialidades de cada grupo social y planificar, desde allí, el nuevo territorio.

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1. Estructura socio cultural

1.1. Grupos sociales asentados en el departamento del Huila Huila o "montaña luminosa" (en lengua Páez), fue creado en el siglo XIX, cuando conformaba la provincia de Neiva y la del sur, que pertenecían al antiguo Estado Soberano del Tolima, mediante la ley 46 del 29 de abril de 1905. Actualmente, este departamento está conformado por 37 municipios, 4 corregimientos, 120 inspecciones de policía y numerosos caseríos y sitios poblados. Se ha estimado su población en 1.168.910 habitantes, de los cuales el 1,05% pertenecen a etnias indígenas y el 1,17% de la misma, a la etnia Afrohuilense. Su economía se basa principalmente en la producción agrícola, ganadera, la explotación petrolera y el comercio (Gobernación del Huila, 2018).

En el departamento la agricultura se desarrolla a través de dos sistemas de producción: la agricultura comercial y la agricultura de subsistencia tradicional; el primero, oferta para un mercado amplio y el segundo, se destina a cubrir las necesidades del consumo doméstico. Esta doble opción se refleja en cada subregión, así, en la zona Norte, con el municipio de Neiva como epicentro comercial, hay producción comercial de arroz, tabaco y piscicultura; en la zona Centro, en el municipio de Garzón como epicentro, se da una transición entre lo comercial y lo tradicional, con producción de café, arroz y frutales; en la zona Sur, cuyo eje es el municipio de Pitalito, su agricultura se basa en la producción de café y frutales; y en la zona Occidente, con epicentro en el municipio de La Plata, se enfatiza en la producción ganadera (Torres Castro, 2016).

1.1.1. Agricultura comunitaria de las etnias indígenas

Desde la época precolombina, en el período comprendido entre 1500 A.C. y 292 D.C., al sur del territorio que hoy conforma el departamento, se desarrolló la Cultura San Agustín, cuya base económica la constituyó la agricultura del maíz y del maní, así como el aprovechamiento de frutos de recolección (árbol del Nogal y palma de Chontaduro), complementados con la caza y la pesca; hacia el norte, se asentó la cultura del valle alto del río Cabrera, conocida como Santana. Se considera que los pobladores ancestrales del departamento, pertenecían a las etnias Andakí, Yalcones y Pijao.

El territorio de los Yalcones hacia el oriente, incluía el valle del río Suaza desde el municipio de Palestina, hasta los municipios de Acevedo y Garzón, en donde el Suaza desemboca al río Magdalena; hacia el occidente ocupó las vertientes orientales del Macizo Colombiano, hasta la región de Inzá, en Tierradentro. Así, esta etnia desarrolló una estrategia productiva para sus diferentes poblados y viviendas dispersas, donde aprovechó gran cantidad de recursos de tres pisos térmicos, a través del intercambio realizado por una red de caminos comunicados entre sí y una producción agrícola en campos con eras y surcos, comunicados con un sistema de drenaje; en huertas cercanas a sus viviendas cultivó maíz, frijol, maní, quinua y papa. Complementó su dieta alimenticia con la pesca del Bagre y la caza de Danta, oso, venado, borugo, la fara (mamífero marsupial), la nasua (coatíes, mamífero omnívoro), el guácharo, caracoles y cangrejos.

Sobre las demás poblaciones ancestrales del departamento no se tienen conocimientos arqueológicos que muestren sus particularidades culturales (Tovar Zambrano, 1995).

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Finalizando el año 1537 se registró la llegada de Gonzalo Jiménez de Quesada, al territorio que hoy ocupa el departamento, en busca de la región llamada "Neiba", donde supuestamente se encontraba "la casa del sol", un templo construido en pilares de oro macizo; sin embargo, sólo encontró un terreno mal poblado de "naturales", muy caliente y donde sus ejércitos fueron presa del hambre y las enfermedades; por ello, renombro dicha región como el "valle de la tristura". Sebastián de Belalcazar, inspirado también en la tierra de El Dorado, partió de Popayán en el año 1538 y entrando al valle del Alto Magdalena, encontró "oro fino y oro en polvo de minas y plata"; unas cuantas millas adelante de la cabecera del río Magdalena, ordenó a Pedro de Añasco que fundara una población, a la que llamaron ciudad de Guacacallo (sitio de concentración indígena, por los abundantes petroglifos hallados), hoy Timaná. Por otra parte, Juan Cabrera recibió la orden de realizar la primera fundación de la ciudad de Nuestra Señora de la Limpia Concepción del Valle de Neiva, en 1539, al sur del actual Campoalegre. Un año después, fue fundada por segunda vez, en el territorio que hoy ocupa Villavieja, pero en 1569 fue destruida por los Pijaos y en 1612, refundada y trasladada al sitio que hoy ocupa. La ciudad de San Sebastián de La Plata, se fundó en 1551, con el objetivo de explotar las minas de plata, dominar a los Yalcones y proteger de los ataques indígenas la ruta comercial de Popayán (Tovar Zambrano, 1995). La fundación de estas ciudades garantizó a los españoles el reconocimiento político por parte de la corona, toda vez que los núcleos urbanos significaban control de las tierras conquistadas y sujeción de los pueblos que las habitaban (Montealegre Sánchez, Conquista y creación del espacio urbano en la provincia de Neiva, Timaná y Saldaña, 2013).

Durante la conquista, las relaciones entre indígenas y españoles se configuró a través de la encomienda, que operaba mediante la exigencia del pago de tributos, que implicaban la entrega de grandes volúmenes de productos indígenas (oro, mantas, maíz ) y la utilización de los nativos en los frentes de trabajo de minería, ganadería, cultivos (la existencia de espigas de arroz en terrenos de las comunidades que habitaban el Valle del Alto Magdalena), trapiches, construcciones, apertura de caminos, transporte de carga, servicios domésticos, etc. Con la imposición de este tipo de relación, la región vivió un estado de guerra permanente, donde se acusaba a los indígenas de atacar, destruir y de asesinar españoles, mientras los españoles con la superioridad de sus armas y con "la participación destacada de los caballos y los perros", lograron disminuirlos en cantidad y en espíritu.

En la época de la colonia, a la acelerada disminución de la población indígena y, en consecuencia, a la crisis de la agricultura nativa y la escasez de mano de obra, se sumó el desarrollo del tráfico entre Popayán y Santafé, a través del camino de Timaná a Neiva, creando un mercado de consumo entre estas dos ciudades, que impulsó "la crianza de ganado, de bestias y de otros productos". Con la ganadería se dio forma a "La Hacienda", como la unidad agraria que caracterizó la economía de la región, durante todo el período colonial. A mediados del siglo XVII, en Neiva, Timaná y La Plata, el trabajo de la ganadería y las fortunas familiares, dieron realce a la vida cotidiana de estas ciudades; los pobladores ibéricos y la aristocracia criolla encontraron en ella, una fuente de prestigio social, contando con la mano de obra indígena como peón de ganado, para construir esta nueva fuerza económica que, por su larga duración, conformó “una cultura pastoril y ecuestre” (Tovar Zambrano, 1995).

Finalizando este siglo, los envíos de ganado desde la provincia de Neiva, se dirigían hacia Santafé, Popayán y Quito. Para entonces, el consumo de carne en Santafé era de 100 a

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140 novillos y 100 carneros semanales, que, durante cincuenta semanas al año, sumaban de 6.000 a 7.000 novillos e igual número de carneros; estos volúmenes rentaban en impuestos alrededor de 2.000 pesos. La ganadería, también aportaba materia prima (cebo) para la fabricación de velas y cueros para los talleres de zapatería y talabartería. Laboralmente dicha ocupación exigía: administrador, mayordomos, vaqueros, indios guardadores y ovejeros, así como trabajadores asalariados en las carnicerías.

La oferta de ganado dependía del clima, las pestes y especialmente, de las diferencias de precios en los mercados de Popayán y Quito; se criaban anualmente de 10.000 a 14.000 novillos para atender la demanda de estas ciudades. La importancia social y económica de esta actividad otorgó al ganado de la provincia de Neiva, la capacidad de ser identificado como "la moneda" de dicha provincia. Comenzando el siglo XVIII, Santafé inició actividades de ganadería en territorios aptos de la provincia de Neiva, surgieron otros criaderos organizados por la Compañía de Jesús, así como en el Tolima; con esta competencia se dio fin al monopolio ganadero de la provincia de Neiva, dentro de un complejo marco de pujas políticas y económicas (Tovar Zambrano, 1995).

Comenzando el siglo XVIII, se enfrentó la crisis ganadera con cultivos de cacao, que llegaron a convertirse en grandes plantaciones, especialmente en las zonas cálidas y bajas de El Gigante, La Honda y Rioloro; para entonces, estas plantaciones, junto con las plantaciones de caña de azúcar y las siembras de pancoger, "transformaron los territorios llanos y ampliaron la frontera agrícola en el piedemonte de la cordillera oriental y territorios ribereños" (Montealegre Sánchez, Historia económica y social de El Gigante , 2005). Por otra parte, la economía cacaotera se consolidó en la vice parroquia de Garzón con migrantes de Timaná, como una economía agraria y mercantil muy dinámica, que originó una vida urbana integrando oficios artesanales, alfabetización y fuerte influencia religiosa en las relaciones sociales (Tovar Zambrano, 1995).

Sin embargo, para finales de éste siglo (1893), las plantaciones de cacao se vieron afectadas gravemente, tanto por los altos costos de la mano de obra, como por la presencia de una plaga, procedente del Cauca, conocida como “La Mancha”, ocasionando el abandono de muchas "labranzas" y la mala utilización de algunos fungicidas que llevaron dicho cultivo casi, hasta su desaparición (Montealegre Sánchez, Conquista y creación del espacio urbano en la provincia de Neiva, Timaná y Saldaña, 2013).

Entrando el siglo XX, los grupos ancestrales del territorio departamental, con alto grado de mestizaje, se auto reconocían como campesinos y sólo, hacia la década de los años 80 de dicho siglo, iniciaron un proceso de recuperación de su "ser indígena", que comenzó con el auto reconocimiento como descendientes de indígenas ancestrales y solicitaron legitimar su organización y un territorio propio; después de varios años de lucha consiguieron la legalización de los resguardos Paniquita, La Gabriela, Baché y La Tatacoa, que actualmente, pertenecen a la Asociación de Cabildos Indígenas del Huila, ACIHU (Ramirez Posada, 2001).

Al presente, habitan el territorio huilense las etnias Nasa, Misak, Yanacona, Tamaz Dujo, Pijao y Paeces (SINIC, 2018). Para algunos estudiosos del tema, estas etnias han hecho presencia en el departamento, bajo dos pautas de poblamiento:

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Figura 1. Ubicación geográfica actual de las etnias indígenas en el departamento

Fuente: IGAC, 2012

• Procesos migratorios desde el departamento del Cauca, ocurridos a causa del sismo y las avalanchas del río Páez, en el año 1994, que promovieron reasentamientos de la etnia Nasa o Páez, en diferentes municipios del Huila y que en el período comprendido desde el año 1995 hasta el 2012, por efectos del conflicto armado en la región (Ministerio del Interior, 2013), recibieron en sus resguardos, nuevos migrantes de Meta, Caquetá, Putumayo, Cauca y Tolima, con los que conviven y se han mezclado, definiendo así, las nuevas identidades de los resguardos, como se observa en la ¡Error! No se encuentra el origen de la referencia. ; todos, congregados a través de la Asociación de Autoridades Tradicionales del Consejo Indígena del Huila, CRIHU.

• Familias indígenas Guambianas y Paeces, llegadas al municipio de La Plata en la década de los años 30, asentándose como familias prestadoras de servicios y pequeños propietarios rurales, quienes, en la década del 80, se organizaron como cabildo y legalizaron su territorio como resguardo. En la década del 90, por problemas de tenencia en los resguardos de origen, migraron al municipio La Argentina, el cabildo Nuevo Amanecer, de Silvia, Cauca y los indígenas Yanacona, del macizo colombiano, a los municipios de Pitalito, San Agustín, Palestina y Timaná. En la zona urbana del municipio de Campoalegre, actualmente, está asentado un grupo Embera, desplazado; todos, buscando oportunidades para sobrevivir (Ramirez Posada, 2001).

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Tabla 1. Asentamientos indígenas del departamento

Organización Etnia Tipo de Asentamiento Municipio Población

Asociación de Cabildos

Indígenas del Huila ACIHU

Nasa (Páez)

Resguardo Tama Páez Paniquita Rivera

384 Resguardo Páez Baché Palermo

Resguardo La Gabriela Tama Páez Neiva

Misak Resguardo La Gaitana La Plata 267

Tamaz Dujo Resguardo Tamas del Caguán Rivera 392

Pijaos Resguardo La Tatacoa Villavieja 163

Asociación de Autoridades

Tradicionales del Consejo Regional

Indígena del Huila CRIHU

Misak

Resguardo La Reforma La Plata

648 Resguardo Nuevo Amanecer (Pic kwe Ikh) La Argentina Resguardo Nam Misak

Nasa

Resguardo La Estación Tálaga

La Plata

10.493

Resguardo Potrerito

Resguardo Juan Tama

Resguardo Huila-Rionegro Iquira

Resguardo Llanobuco Nátaga

Cabildo Fiw Páez

La Plata Cabildo Los Ángeles

Cabildo San Miguel

Cabildo* Nueva Esperanza

Cabildo Lame Páez Neiva

Cabildo La Perdiz San Agustín

Cabildo* Sek Fxiw Neiva

Comunidad Tello Tello

Comunidad Villa Lozada

La Plata Comunidad Bavaria

Comunidad Puerto Valencia

JAC** La Línea

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Organización Etnia Tipo de Asentamiento Municipio Población

Yanacona

Resguardo Rumillaco

2.656 Comunidad Inti Llagta Pitalito

Comunidad El Rosal

Yanacona Comunidad San José Isnos

Autoridades Tradicionales Indígenas de

Colombia Gobierno Mayor

Yanacona Comunidad Yacuas Palestina

1.969 Pijao

Comunidad Santa Bárbara Timaná Comunidad Cacique

Ibanaska Vergel Santa María

Total 16.972 Fuente: Plan de Desarrollo Huila 2016 - 2019; Ministerio de Cultura 2018; Plan Integral Departamental de Desarrollo Agropecuario y rural -Huila (Anexo) 2018; Equipo regional Plan de Salvaguarda Nasa, departamento del Huila, 2013; Plan de Salvaguarda Pijao, 2014; plan de Salvaguarda Yanacona, 2014.

* Cabildo Urbano

** Junta de Acción Comunal, no se t iene in formación.

En la Tabla 1 se observa que estas etnias se concentran en torno a tres organizaciones distintas, siendo la Asociación de Autoridades Tradicionales del Consejo Indígena del Huila CRIHU, la que agrupa mayor población, mayor número de tipos de asentamiento y de población indígena tanto rural como urbana.

Según el Censo Nacional Agropecuario 2014, el total de población indígena en el Huila, para dicho año, era de 5.534 personas; el índice de pobreza multidimensional ajustado, definía los municipios de Aipe, Paicol, Suaza y Tarqui, como los de mayor pobreza, seguidos de Timaná, Neiva, Iquira, San Agustín y Pitalito, mientras que los municipios de Agrado, Algeciras, Baraya, Campoalegre, Elías, Garzón, Gigante, Guadalupe, Hobo, Isnos, Oporapa, Pital, Saladoblanco, Tesalia, Teruel, Yaguará, fueron considerados por fuera de la categoría de pobres. De este total poblacional, el 2,89% se encontraba afiliado al régimen contributivo de salud, el 93,38% al régimen subsidiado, un 0,72% al régimen especial; y el 1,37% de ellos, no contaban con afiliación alguna. El mayor nivel educativo alcanzado, por mayores de 24 años, definía el 61,55% en básica primaria, el 11,78% en básica secundaria, un 1,88% en estudios universitarios y, un nivel de estudios técnicos alcanzado por el 1,13% de dicha población (DANE, 2014).

Si se comparan los datos de la Tabla 1, con las estadísticas de IPM ajustado, salud y educación del CNA para el 2014, puede verse que el CNA reporta pueblos indígenas en mayor número de municipios, debido a que estas estadísticas registran a todas las personas que se autoreconocen como indígenas, mientras que los planes departamentales consideran a comunidades indígenas. Por otra parte, el número poblacional referido en dicha tabla, supera el número dado por el CNA, pero se acerca al 1,05%, que la gobernación del Huila identifica como población indígena actual, en el departamento.

El pueblo Nasa o "gente del agua" ha tenido como territorio ancestral la región de Tierradentro, departamento del Cauca; en el año 1994 ocurrió al nororiente de dicho

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departamento, un sismo que ocasionó una escalada de avalanchas de lodo en la cuenca del río Páez, lo que impulsó a un grupo de familias de esta etnia, a reasentarse en el Huila, en el territorio que hoy se conoce como La Estación Tálaga, en el municipio de La Plata. En esta ubicación contaron con 517 ha, de las cuales 330 eran laborables, de éstas, algunas habían sido destinadas a la ganadería por sus propietarios anteriores (mestizos) y, los indígenas las consideraron como áreas protegidas de bosque, donde identificaron algunas lagunas pequeñas, que al presente, son definidas como lugares sagrados (Orozco, Boletín de Antropología Universidad de Antioquia, 2013). Posteriormente, se dieron otros reasentamientos que hoy conforman cinco resguardos, cinco cabildos rurales y dos urbanos, cuatro comunidades y una junta de acción comunal, como se observa en la Tabla 1.

Para estos indígenas la tierra es la esencia de su vida y la fuente de su seguridad. Aunque las condiciones del clima y del suelo en los nuevos asentamientos del Huila, en principio les generaron dudas por creer que allí no se podría cultivar mucho de lo que cultivaban en sus tierras ancestrales, ni se podría continuar con las costumbres agropecuarias tradicionales, su capacidad de resiliencia les ha permitido, no solo construir un territorio donde sembrar y cosechar sus semillas, sino entenderlo también, como el inicio de un ciclo y un periodo más, en la cosmología Nasa (Orozco, Boletín de Antropología Universidad de Antioquia, 2013).

En general, cuentan con un sistema de producción agrícola conservado y actualizado desde su lugar de origen, caracterizado por el policultivo en pequeña escala, donde emplean abonos orgánicos o químicos, para lograr niveles de productividad aceptables; en terrenos aledaños a algunas viviendas, tienen sembradas plantas medicinales (manzanilla, hierbabuena, cidrón, pimentón, durazno, chachafruto, etc.), en porciones de tierra de 10m X 10m, en promedio. En particular, en el resguardo Potrerito , se cultiva café, plátano, maíz, yuca, papaya, chachafruto, guandul, naranja, aguacate, batata, mango y algo de arracacha; también trabajan en huertas caseras o familiares, donde siembran cebolla y hortalizas, junto con el tun (una planta medicinal); algunas familias poseen gallinas, que son destinadas al autoconsumo; otras familias, tienen de dos a tres vacas, para el consumo de leche y para ocasiones ceremoniales como un funeral o un trabajo de minga, donde se consume la carne. Cuentan con un lago donde crían mojarra roja, una parte de esta producción se vende para sufragar los gastos del cabildo y otra parte, es repartida entre las familias del Resguardo (Mininterior, 2016). En el resguardo La Estación Tálaga existen 70 parcelas de diferentes familias, donde se cultiva, principalmente, café y mora; además, poseen un gran cultivo de gulupa y, en menor proporción, cultivan cebolla, arracacha, yuca, plátano, maíz, papa, hortalizas, plátano guineo, banano, caña y piña. En el resguardo Paniquita se trabajan 280 ha en cultivos de plátano, cacao, yuca, arroz, badea, chalupa y maracuyá.

En cuanto a los roles definidos para realizar el trabajo agropecuario, los Nasa tradicionalmente han realizado la minga, que permite el aporte del trabajo de cada individuo, en beneficio de la comunidad, integrando a los niños desde edades muy tempranas y dándole un alto valor a su trabajo; en las enseñanzas de los oficios que los niños deben desempeñar, los padres ponen un gran esmero. Las mujeres, mantienen las huertas caseras; en los períodos de trabajo en las “rozas” y sementeras participan en igualdad de condiciones a los hombres, en las labores de rocería, quema, elaboración de cercados, limpieza y cosecha (Mininterior, 2016).

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Para el pueblo Nasa las formas de autoridad ancestral, están definidas por la asamblea general, el órgano que se encarga de tomar las decisiones, siendo el cabildo el que debe estar sujeto a lo que la asamblea decida. Además, cuentan con dos formas de autoridades tradicionales, el capitán que sería el guía de la comunidad y la máxima autoridad; y las autoridades espirituales, conformadas por los médicos tradicionales.

Las prácticas gastronómicas y artesanales ancestrales de los Nasa, del resguardo Potrerito, en el pasado estuvieron basadas en la elaboración de productos provenientes del maíz, tales como envueltos, arepas, mazamorra y pan; actualmente la comunidad ha incorporado a su dieta alimentos procesados y alimentos de la dieta campesina, tales como arroz y papa. Adicionalmente, las vertientes hídricas del resguardo proveen variedad de peces y reptiles que hacen parte de su dieta alimentaria. En el resguardo La Estación Tálaga, los platos tradicionales han sido reemplazados por menús basados en alimentos o productos de origen occidental. La producción artesanal está en manos de las mujeres, quienes hilan, tiñen y tejen las mochilas, las ruanas, chumbes y las prendas pequeñas para los niños; elaboran manillas y collares que expresan su cosmogonía y manera de interpretar el mundo Nasa; en algunos resguardos, como La estación Tálaga, esta labor conserva el diseño de las figuras, aunque el significado de algunas ha sido olvidado.

La distribución y comercialización de la producción agropecuaria, en el pueblo Nasa del resguardo Potrerito, se realiza en el mercado local, donde ofrecen mojarra roja, gallinas, huevos, artesanías y algunos productos agrícolas, que son sembrados dentro del resguardo. Aunque las artesanías representan un ingreso importante, éste tiene carácter ocasional.

El pueblo Tamaz Dujo, se ha caracterizado por una constante lucha en pro de la conservación de su territorio; desde 1985, habitan en el predio El Trapichito del municipio de Rivera, que desde 1987 se conformó como el resguardo Tamas del Caguán; dadas las limitaciones territoriales de este resguardo, algunas de sus familias viven en el resguardo Nasa, Paniquita; por su bajo nivel de población se lo considera en riesgo de extinción y por la pérdida de sus prácticas culturales, ha sido considerado como población campesina. No obstante esto, han comenzado un proceso de reetnización, contando con el pueblo Tama del Caquetá, particularmente para recuperar su lengua de origen (Sánchez, 2004).

El sistema de producción agrícola de este pueblo lo constituyen cultivos de maíz, plátano, yuca y algunos frutales; crían especies menores y en pequeños lagos, desarrollan la piscicultura. El alimento de los miembros de la comunidad proviene de "la olla comunitaria", para asegurar que a ningún Tamaz dujo le falte éste y así, garantizar su supervivencia como pueblo. Cuentan también con huertas familiares, donde se cultivan plantas medicinales como coca, tabaco y yagé, que aseguran, les sirven como alimento y para el auto cuidado de su cuerpo físico y espiritual. Estas huertas, son del cuidado exclusivo de las mujeres (Suarez Torres, 2013).

Para desarrollar el trabajo agropecuario, no se evidencian roles de género, pues tanto los hombres como las mujeres, realizan las mismas actividades. Como formas de autoridad ancestral, los Tamaz Dujo cuentan con el cabildo, establecido por la Ley 89 de 1890, conformado por un gobernador, un gobernador suplente, un Alguacil, un secretario, y un tesorero, que viene cumpliendo su papel organizativo y de reconstrucción cultural de la comunidad. También, poseen una organización social y de gobierno propio desde su origen,

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que aún se conserva a través de la sabiduría y práctica de los abuelos y las abuelas (Suarez Torres, 2013).

El pueblo Misak o Guambiano, tiene ubicado su resguardo ancestral en las estribaciones de la cordillera central, en el páramo de las Delicias y en el páramo de Moras, en el municipio de Silvia (Tunubalá, 2008); para el siglo XXI, una población de 915 personas de esta etnia, se encuentran asentadas en el departamento del Huila y el grueso de su población total, repartida en cinco departamentos más; se considera que esta circunstancia los desliga de su territorio y de su identidad cultural.

Durante los años 2010 a 2013, los cabildos de los seis departamentos donde habita el pueblo Misak, se organizaron en asambleas por cada territorio, para elaborar su plan de salvaguarda (MININTERIOR, 2014); en esta fuente de información, así como en el Segundo Plan de Vida, de dicho pueblo (Tunubalá, 2008), no aparecen sus características culturales y agropecuarias, desglosadas por territorio específico. En razón a ser éstas las únicas fuentes de información secundaria halladas, este diagnóstico recoge algunas generalidades de dichos comportamientos, que eventualmente podrán ser confirmados y ampliados mediante información primaria.

Para los Misak el territorio, también llamado "la casa grande", se entiende como el centro de sus vidas y de su organización; la tierra acoge, protege y brinda toda vida y existencia a todos los seres, permite la búsqueda de la armonía y del equilibrio con la naturaleza, con los espíritus de los antepasados y con los espíritus de los cuatro elementos (Tunubalá, 2008). No obstante, actualmente el territorio se ha convertido en microfundios, donde viven en hacinamiento, rodeados de campesinos, quienes, a pesar de ser propietarios particulares de la tierra, viven en igualdad de condiciones.

El sistema de producción agrícola tradicional de los Misak, en las tierras frías, asociaba cultivos de maíz, fríjol, uvilla, ají, papa, ulluco, haba, oca, mauja (hierba fina, que se come en ensalada), arracacha, arveja, col, cebolla, ajo, trigo y linaza. En clima cálido: café, yuca, caña panelera y fríjol; dicha técnica, aseguró siempre, la alimentación de la comunidad. Con la transformación de este sistema agrícola, por la técnica del monocultivo, se asegura que no hay producción permanente de alimentos y se han visto obligados a la importación de alimentos de otros climas. En actividad pecuaria, desarrollan la ganadería de doble propósito, para carne y leche, en vacunos, utilizando técnicas tradicionales; además, en las tierras frías, desarrollan la piscicultura, con trucha arco iris y alevinos. La comunidad considera que su capacidad productiva ha disminuido en un 30%, en los últimos años, debido a la alta incidencia del minifundio y ha hecho de su economía, una economía de subsistencia.

Para los Misak, la debilidad de su actividad agropecuaria, también obedece a otros factores, tales como, la falta de tierra para cientos de familias, el agotamiento de la materia orgánica de los suelos, la falta de acompañamiento y asistencia técnica del Estado y la pobreza de la gente; aseguran que estos factores impiden producir suficientes alimentos, no garantizan la alimentación para toda la población y que lo sembrado y cosechado durante todo el año, no alcanza para ser comercializado y adquirir así, otros artículos; por otra parte, la dieta alimentaria tiene un alto nivel calórico, con poco consumo de proteínas, fibras, minerales y vitaminas, lo que está acarreando un alto porcentaje de desnutrición en la comunidad, haciéndola vulnerable a enfermedades (MININTERIOR, 2014).

Page 16: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

La comercialización de los productos agropecuarios se realiza en los mercados de las cabeceras municipales, sin embargo, consideran que sus productores no cuentan con canales autónomos de comercialización y que esto los hace vulnerables frente a los intermediarios.

En relación con las formas de autoridad ancestral, el pueblo Misak considera a la Asamblea General, como expresión de su unidad social y cultural; ella elige al Cabildo y tiene la facultad de remover de sus cargos, a los representantes electos que no cumplan bien sus funciones o que cometan faltas que lesionen la unidad, la vida y la existencia de dicha unidad. El cabildo, por su parte, ejerce la representación social, política y legal en cada uno de los Resguardos.

El pueblo Pijao asentado al norte del departamento del Huila, en la vereda San Nicolás, del municipio de Villavieja, proviene del sur del Tolima; en el año 1989, se estableció en el desierto de La Tatacoa y luego de seis años con el apoyo del Consejo Regional Indígena del Tolima CRIT, logró hacer que fuera reconocido como una "parcialidad indígena" y el INCORA le adjudicó 290 ha, para su resguardo, hacia el año 1995 (Ministerio del Interior, 2014). En procesos posteriores, se establecieron en el departamento, otros dos grupos Pijao, en el municipio de Timaná: la comunidad Santa Bárbara, reconocida como tal, por el Ministerio del Interior, que a manera de territorio colectivo cuenta con 20 ha, donde el crecimiento poblacional ha generado escases de tierras cultivables; considera que ninguna institución departamental ha atendido sus demandas para la adjudicación de dicho territorio.

La comunidad Cacica Ibanaska, que desde el año 2010 comenzó sus trámites para ser reconocida por el Ministerio del Interior, al 2014 aún no había recibido dicho reconocimiento y ha considerado que las entidades municipales actúan discriminatoriamente con sus comuneros (MININTERIOR , 2015). Para la construcción del nuevo territorio en San Nicolás, pudieron identificar como sitios sagrados los ríos y nacimientos de agua, donde han venido desarrollando proyectos de vivienda, cultivo y derecho propio para mejorar su bienestar.

Los Pijao de San Nicolás, Villavieja, desarrollan un sistema de producción agrícola con base productiva en cultivos de cachaco, yuca, caña dulce, estropajo, algodón cacao y arroz; de algunos frutales como el cultivo de limón, que representa el mayor volumen de comercialización, la naranja y la mandarina. Además, poseen un cultivo colectivo de cacao, "con un nivel de tecnificación considerable" y tienen ganadería vacuna. Se abastecen con productos externos como aceite, sal, azúcar y papa. Algunos indígenas de la comunidad dedican tiempo a la minería artesanal; otros más, trabajan como jornaleros, en fincas aledañas al resguardo y en los "pancoger" de otros indígenas (Ministerio del Interior, 2014).

La comunidad asegura que ha intentado realizar proyectos productivos que garanticen su seguridad alimentaria con sus cultivos de caña, cacao y ganado bovino, pero la administración municipal les ha exigido presentar éstos, formulando marco lógico y matrices de variables, que demuestren su sostenibilidad. Dicha sostenibilidad les parece indemostrable, ya que la administración municipal “les retiene las transferencias del Sistema General de Participaciones SGP”, y tampoco ha mejorado el estado de las vías de acceso al territorio.

Los roles establecidos para desarrollar las actividades agropecuarias están parcializados, ya que es el hombre quien realiza todas las actividades de la huerta, mientras que las

Page 17: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

mujeres deben realizar todo el trabajo doméstico. Las formas ancestrales de trabajo solidario, entre parientes o miembros de la comunidad, están desaparecidas, dado el alto grado de división al interior de ella (Ministerio del Interior, 2014).

El pueblo Yanacona tiene su origen ancestral, en el suroccidente del departamento del Cauca, dentro del ecosistema estratégico conocido como Macizo Colombiano; ha tenido que migrar hacia nuevos territorios, en razón a circunstancias sociales, económicas, políticas y culturales, desventajosas, ocasionadas por el cultivo de amapola para la extracción de látex y el procesamiento y tráfico de la pasta básica de heroína, en el que se vio involucrada durante la década de los años 90. En el departamento del Huila, se encuentra asentada en los resguardos San Agustín y Rumillaco y, en cuatro comunidades rurales: San José, Yacuas, Inti Llagta y El Rosal (Ministerio del Interiror , 2014).

Aunque la información secundaria ofrece varias versiones de planes de salvaguarda sobre este pueblo, en ninguno de ellos se hace caracterización alguna sobre los asentamientos de dicha etnia, en el departamento. Por lo tanto, este diagnóstico no puede presentar ninguno de los elementos definidos para el POPSPR, sobre los Yanacona asentados en el Huila.

1.1.2. Actividades agropecuarias de los pueblos indígenas según el CNA

El análisis que se presenta en este apartado se basa en los resultados del CNA 2014, tomando las unidades productivas agropecuarias -UPA- que se encuentran en territorios indígenas (resguardos indígenas, asentamientos indígenas, parcialidad indígena, u otros territorios indígenas diferentes a los anteriores).

Tabla 2. Porcentaje de UPA con población indígena e n el departamento

Municipio

Número de UPA en

territorios indígenas

Población total por

municipio

% UPA en territorios indígenas

con respecto al

total de UPA del

municipio

Área que ocupan las UPA de los territorios indígenas

(ha)

% área ocupada del

municipio por UPA en territorios indígenas

Neiva 61 314 1,53 1.578 6,15 Acevedo 10 48 0,25 67 0,26 Aipe 1 9 0,02 7 0,02 Campoalegre 2 1 0,05 25 0,09 Colombia 3

0,07 53 0,2

Gigante 1 5 0,02 2 0,007 Iquira 322 406 8,1 1.614 6,29 La Argentina 99 682 2,49 2.053 8 La Plata 630 1.947 15,86 13.436 52,38 Nátaga 209 35 5,26 757 2,95 Oporapa 2 - 0,05 6 0,02 Paicol 1 4 0,02 20 0,077 Palermo 38 73 0,95 449 1,75 Palestina 48 241 1,2 207 0,8 Pital 2 39 0,05 77 0,3 Pitalito 160 638 4,03 1.483 5,78 Rivera 95 18 2,39 849 3,31

Page 18: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Municipio

Número de UPA en

territorios indígenas

Población total por

municipio

% UPA en territorios indígenas

con respecto al

total de UPA del

municipio

Área que ocupan las UPA de los territorios indígenas

(ha)

% área ocupada del

municipio por UPA en territorios indígenas

Saladoblanco 1 3 0,02 5 0,019 San Agustín 185 251 4,65 1.207 4,7 Santa María 41 471 1,03 207 0,8 Suaza 4 46 0,1 27 0,1 Tarqui 1 1 0,02 1 0,003 Tello 4 - 0,1 938 3,65 Timaná 22 28 0,55 93 0,36 Villavieja 43 138 1,08 478 1,86 Total 1.985 5.534 25.648

Fuente: Dane, CNA 2014

Como puede observarse en la Tabla 2, La Plata no sólo es el municipio con mayor porcentaje de UPA con población indígena, sino que además, éstas, ocupan la mayor área del territorio municipal (52,38%), circunstancia que armoniza con el mayor número poblacional. Los municipios de Pitalito, Iquira y San Agustín, con valores poblacionales medios, presentan también, porcentajes medios de UPA y de área municipal ocupada; en contraste, 10 municipios donde la población es menor a diez personas, cuentan con porcentajes de UPA menores al 0,1% y porcentajes de área municipal ocupada, inferior al 1%.

Tabla 3. Usos agropecuarios del suelo indígena

Municipio

Áre

a ag

rope

cuar

ia

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Áre

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) en

past

os

Áre

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Áre

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agrí

cola

Áre

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frae

stru

ctur

a ag

rope

cuar

ia

Neiva 1.085 22 98 965 0 Acevedo 35 2 21 13 - Aipe 4 - 2 3 - Campoalegre 17 - 1 16 - Colombia 40 6 5 30 - Iquira 1.037 46 283 708 0 La Argentina 545 22 151 371 - La Plata 2.131 7 884 1.222 18 Nátaga 328 11 157 161 0 Oporapa 6 - - 6 - Paicol 1 0 1 - - Palermo 73 9 41 23 0 Palestina 205 5 4 196 - Pital 62 - 24 38 - Pitalito 1.259 9 4 1.247 - Rivera 234 13 28 192 - Saladoblanco 5 - 0 5 - San Agustín 655 4 71 580 -

Page 19: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Municipio

Áre

a ag

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cuar

ia

(ha)

Áre

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pa

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Áre

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Áre

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stru

ctur

a ag

rope

cuar

ia

Santa María 183 - 24 160 - Suaza 24 - 3 21 - Tarqui 1 - - 1 - Tello 256 - 174 82 - Timaná 80 - 1 79 - Villavieja 164 10 41 113 - Total 8.432 166 2.018 5.594 18

Fuente: Dane, CNA 2014

Los usos agropecuarios mostrados en la Tabla 3, permiten observar que en todos los municipios, la población indígena destina la mayor área de sus upas a la actividad agropecuaria, en segundo lugar, al uso agrícola y en tercer lugar, al uso de rastrojos. Por otra parte, se observa que el área para infraestructura agropecuaria es mínima. Estas estadísticas, confirman la información secundaria, base de este diagnóstico.

Tabla 4. Upa en territorio indígena con al menos un lote de producción con destino final

Municipio

Núm

ero

de

UP

A*

Aut

ocon

sum

o

Inte

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Par

a la

indu

stria

Neiva 60 19 1 9 8 8 16 15 1 32 Acevedo 10 9 0 0 2 1 2 2 0 1 Aipe 1 0 0 0 0 0 1 1 0 0 Campoalegre 2 0 0 0 1 0 1 0 0 0 Colombia 3 2 0 1 1 0 1 1 0 0 Iquira 322 22 0 3 18 15 229 21 4 22 La Argentina 99 23 12 5 16 26 45 42 1 17 La Plata 613 251 53 2 128 43 153 71 7 7 Nátaga 199 123 0 1 12 0 12 11 15 17 Oporapa 2 0 0 0 1 0 1 0 0 0 Palermo 30 0 0 0 1 0 0 0 0 1 Palestina 48 2 2 0 36 5 12 12 0 1 Pital 2 1 0 0 2 0 2 2 0 0 Pitalito 130 18 1 1 16 1 26 10 0 5 Rivera 46 4 0 0 0 2 7 7 0 13 Saladoblanco 1 0 0 0 0 0 1 0 0 0 San Agustín 183 3 4 1 11 7 43 15 0 9 Santa María 41 10 1 0 15 2 16 16 0 3 Suaza 4 1 0 0 2 2 3 2 0 0 Tarqui 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 Tello 4 0 0 0 2 2 3 3 0 1 Timaná 22 17 0 0 15 1 2 2 0 0 Villavieja 43 1 0 0 0 0 2 2 0 3 Total 1.867 507 74 23 171 115 578 235 28 132

Page 20: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Fuente: Dane, CNA 2014

* La suma de las UPA puede diferir del total porque no se incluye él no informa y la pregunta t iene múltip les respuestas.

La Tabla 4, muestra que el mayor destino de comercialización para la producción agrícola de las UPA indígenas, se dirige hacia la venta en plazas de mercado, seguida de la venta a comercializadores, cooperativas y centrales de abasto. También, destinan un número alto de UPA, para producción de autoconsumo.

Tabla 5. Asistencia técnica en pueblos indígenas Municipio Número de UPA* Si No

Neiva 60 26 34 Acevedo 10 7 3 Aipe 1 - 1 Campoalegre 2 1 1 Colombia 3 2 1 Gigante 1 1 - Iquira 322 165 157 La Argentina 99 28 71 La Plata 613 313 300 Nátaga 199 69 130 Oporapa 2 1 1 Paicol 1 -

Palermo 30 1 29 Palestina 48 38 10 Pital 2 2 - Pitalito 130 40 90 Rivera 46 11 35 Saladoblanco 1 1 - San Agustín 183 45 138 Santa María 41 23 18 Suaza 4 4 - Tarqui 1 1 - Tello 4 2 2 Timaná 22 17 5 Villavieja 43 3 40 Total 1.867 802 1.067 % de UPA con asistencia técnica

100 42,9 57,1

Fuente: Dane, CNA 2014

* La suma de las UPA puede diferir del total porque no se incluye él no informa y la pregunta t iene múltip les respuestas.

Se observa en la Tabla 5, que el 42,9% de las UPA indígenas del Huila han recibido asistencia técnica, mientras que el 57,1% de las mismas, no ha recibido este servicio, para el año 2014; Iquira y La Plata, han sido los municipios que recibieron la mayor prestación de dicho servicio, para desarrollar su actividad agropecuaria.

Page 21: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Tabla 6. Solicitud de crédito para desarrollo de la actividad agropecuaria en territorio indígena

Municipio Número de UPA* Si No

Neiva 60 11 49 Acevedo 10 2 8 Aipe 1 1 - Campoalegre 2 1 1 Colombia 3 1 2 Gigante 1 - 1 Iquira 322 32 290 La Argentina 99 9 90 La Plata 613 194 419 Nátaga 199 10 189 Oporapa 2 1 1 Paicol 1 - 1 Palermo 30 - 30 Palestina 48 17 31 Pital 2 1 1 Pitalito 130 13 117 Rivera 46 6 40 Saladoblanco 1 - 1 San Agustín 183 14 169 Santa María 41 2 39 Suaza 4 1 3 Tarqui 1 - 1 Tello 4 2 2 Timaná 22 - 22 Villavieja 43 2 41 Total 1.867 320 1.548 % de UPA con solicitud de crédito

100 17,13 82,9

Fuente: Dane, CNA 2014

* La suma de las UPA puede diferir del total porque no se incluye él no informa y la pregunta t iene múltip les respuestas.

La Tabla 6, muestra que para el año 2014, sólo el 17,13 % de UPA en comunidades indígenas del departamento, han realizado solicitudes de crédito para desarrollar su actividad agropecuaria; por otra parte, no se cuenta con información sobre el número de estas solicitudes, que hayan sido aprobadas.

Page 22: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Tabla 7. UPA en territorio indígena con construccio nes y maquinaria para desarrollo de la actividad agropecuaria

Municipio Número

de UPA*

UPA con construcciones

Si

% de UPA con construcciones para actividad agropecuaria

UPA con maquinaria

Si

% de UPA con

maquinaria para

actividad agropecuaria

Neiva 60 21 35 14 23,33 Acevedo 10 5 50 3 30 Aipe 1 - 0 - 0 Campoalegre 2 - 0 - 0 Colombia 3 1 33,33 2 66,66 Gigante 1 1 100 1 100 Iquira 322 50 15,52 52 16,14 La Argentina 99 6 6,06 25 25,25 La Plata 613 86 14,02 210 34,25 Nátaga 199 28 14,07 29 14,57 Oporapa 2 1 50 1 50 Paicol 1 - 0 - 0 Palermo 30 5 16,66 8 26,66 Palestina 48 11 22,91 18 37,5 Pital 2 2 100 1 50 Pitalito 130 3 2.30 19 63,33 Rivera 46 9 19,56 9 19,56 Saladoblanco 1 - 0 - 0 San Agustín 183 6 3,22 14 7,65 Santa María 41 2 4,87 3 7,31 Suaza 4 - 0 2 50 Tarqui 1 - 0 1 100 Tello 4 1 25 1 25 Timaná 22 3 13,63 1 4,54 Villavieja 43 - 0 5 11,62 Total 1.867 241 12,9 419 22,4

Fuente: Dane, CNA 2014

* La suma de las UPA puede diferir del total porque no se incluye él no informa y la pregunta tiene múltiples respuestas

En la Tabla 7, se observa que el 12,9% de las UPA indígenas cuentan con construcciones y el 22,4% de las mismas, tienen maquinaria, para desarrollar su actividad agropecuaria; en síntesis, las UPA de estas etnias poseen un bajo porcentaje de acceso a estos factores de producción.

Tabla 8. Usos y cobertura del suelo en territorio i ndígena

Municipio Área total (ha)

Bosques naturales (ha)

Área (ha) agropecuaria

Área (ha) no agropecuaria

Otros usos y cobertura de la tierra

Neiva 1.578 490 1.085 4 0 Acevedo 67 32 35 - - Aipe 7 2 4 - -

Page 23: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Municipio Área total (ha)

Bosques naturales (ha)

Área (ha) agropecuaria

Área (ha) no agropecuaria

Otros usos y cobertura de la tierra

Campoalegre 25 9 17 - - Colombia 53 13 40 - - Gigante 2 2 0 - - Iquira 1.614 576 1.037 - 1 La Argentina 2.053 1.506 545 - 2 La Plata 13.436 11.070 2.131 206 30 Nátaga 757 393 328 36 1 Oporapa 6 0 6 - - Paicol 20 19 1 - - Palermo 449 304 73 70 2 Palestina 207 2 205 - 0 Pital 77 14 62 - - Pitalito 1.483 180 1.259 43 0 Rivera 849 528 234 86 1 Saladoblanco 5 0 5 - - San Agustín 1.207 485 655 66 1 Santa María 207 24 183 - - Suaza 27 3 24 - - Tarqui 1 - 1 - - Tello 938 682 256 - - Timaná 93 13 80 - - Villavieja 478 311 164 - 3 Total 50.918 16.658 8.430 511 41

Fuente: Dane, CNA 2014

La mayor área del suelo indígena del departamento, según la Tabla 8, posee cobertura en bosques naturales y destina como segunda cobertura, al uso en actividad agropecuaria; la menor cantidad de área, está ocupada con otros usos y coberturas.

Tabla 9. Prácticas para protección del suelo en ter ritorio indígena

Municipio

Núm

ero

de U

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*

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Labr

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s

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bert

uras

ve

geta

les

Neiva 60 8 22 8 4 11 1 Acevedo 10 2 2 1 -

Colombia 3 2 1 -

Iquira 322 183 112 29 1 -

La Argentina 99 26 7 16 7 4 11 La Plata 613 258 105 69 65 5 7 Nátaga 199 1 85 30 - 1 Oporapa 2 1 -

Paicol 1 1 -

Palermo 30 3 1 27

Page 24: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Municipio

Núm

ero

de U

PA

*

Sie

mbr

a di

rect

a o

siem

bra

man

ual

Labr

anza

mín

ima

Enr

astr

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cu

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pa

gam

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a de

co

bert

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ve

geta

les

Palestina 48 6 24 - 4 Pital 2 1 -

Pitalito 130 20 20 92 - 11 Rivera 46 15 18 5 - 1 San Agustín 183 19 47 68 1 1 5 Santa María 41 4 26 -

Suaza 4 2 -

Tello 4 1 3 -

Timaná 22 1 19 - 1 Villavieja 43 30 37 4 -

Total 1.867 574 391 435 113 48 42 Fuente: Dane, CNA 2014

* La suma de las UPA puede diferir del total porque no se incluye él no informa y la pregunta t iene múltip les respuestas.

La siembra directa o manual es la práctica de protección del suelo realizada en el mayor número de UPA, según la Tabla 9; le siguen el enrastrojamiento y la labranza mínima; la práctica de rezos, ritos y pagamentos, al igual que la siembra de coberturas vegetales, son utilizadas en el menor número de éstas.

Tabla 10. Acceso al agua para desarrollo de la acti vidad agropecuaria en territorio indígena

Municipio Número de UPA* Cuenta con fuentes

de agua

Si No Neiva 60 47 11 Acevedo 10 8 2 Aipe 1 - 5 Campoalegre 2 1 1 Colombia 3 3 2 Gigante 1 1 13 Iquira 322 215 2 La Argentina 99 90 15 La Plata 613 537 13 Nátaga 199 161 1 Oporapa 2 2 7 Paicol 1 1 - Palermo 30 27 1 Palestina 48 37 1 Pital 2 2 7 Pitalito 130 93 2 Rivera 46 37 10 Saladoblanco 1 - - San Agustín 183 143 7

Page 25: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Municipio Número de UPA* Cuenta con fuentes

de agua

Si No Santa María 41 23 - Suaza 4 4 14 Tarqui 1 1 11 Tello 4 3 2 Timaná 22 12 5 Villavieja 43 42 1 Total 1.867 1.490 133 % UPA con fuentes de agua

100 79,8 7,1

Fuente: Dane, CNA 2014

* La suma de las UPA puede diferir del total porque no se incluye él no informa y la pregunta t iene múltip les respuestas.

Según se observa en la Tabla 10, La Plata, es el municipio en territorio indígena, con mayor acceso al recurso hídrico, seguido de Iquira, San Agustín, Nátaga y Pitalito; en general, puede considerarse que esta etnia cuenta con un alto porcentaje de acceso (79,8%) a este recurso, para desarrollar sus actividades agropecuarias.

Tabla 11. Pertenencia a asociaciones y organizacion es en pueblos indígenas

Municipio

Núm

ero

de U

PA

*

Coo

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Aso

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Org

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com

unita

rias*

*

No

pert

enec

e a

ning

una

asoc

iaci

ón

No

sabe

/no

resp

onde

Neiva 60 - - 2 15 35 7 Acevedo 10 - 3 - 5 1 2 Aipe 1 - - - - 1 - Campoalegre 2 - - 1 - - 1 Colombia 3 - - - 1 2 - Gigante 1 1 - - - - - Iquira 322 1 - 28 273 15 14 La Argentina 99 - - 4 1 80 11 La Plata 613 14 - 29 39 489 23 Nátaga 199 1 - 7 4 153 14 Oporapa 2 - - - - 2 - Paicol 1 - - - 1 - - Palermo 30 - 1 - 27 1 - Palestina 48 - 16 - 16 16 1 Pital 2 2 - - - - - Pitalito 130 2 1 6 15 104 5 Rivera 46 1 - 7 - 30 2 Saladoblanco 1 - - - - 1 - San Agustín 183 1 - 4 135 38 4 Santa María 41 - - 2 37 2 - Suaza 4 - - - 1 3 - Tarqui 1 1 - - - - -

Page 26: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Municipio

Núm

ero

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tivas

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Aso

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ucto

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Org

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*

No

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e a

ning

una

asoc

iaci

ón

No

sabe

/no

resp

onde

Tello 4 - - - 2 - 1 Timaná 22 - - 2 10 10 - Villavieja 43 - - - 35 6 1 Total 1.867 24 21 92 617 989 86

Fuente: Dane, CNA 2014

* La suma de las UPA puede diferir del total porque no se incluye él no informa y la pregunta t iene múltip les respuestas.

** Consejo comunitario, asociac ión u organización étnica, de mujeres, de ancianos o de jóvenes.

Observando la Tabla 11, se evidencia que el mayor número de las UPA, tienen pertenencia a organizaciones comunitarias y que las asociaciones de productores son la forma organizativa más recurrente, para desarrollar su actividad agropecuaria; no obstante, se percibe un bajo nivel de asociatividad de los grupos indígenas del departamento.

Teniendo en consideración la descripción diagnóstica arriba expuesta y la síntesis de problemáticas de algunos de los pueblos indígenas, que aparecen en sus planes de salvaguarda, se presentan las problemáticas enfrentadas por dichos pueblos, así:

Pueblo Problemáticas

Nasa

• Pocas fuentes de agua existentes en el Resguardo Potrerito • Imposibilidad de aplicar la rotación de cultivos • Bajo nivel de productividad de los cultivos. • Bajo nivel de los jornales. • fuentes de trabajo escasas. • Fumigación con pesticidas realizada por los colonos afecta los cultivos y la tierra. • Técnicos municipales exigen sembrar con semillas certificadas e impiden utilizar sus semillas ancestrales • Alto precio de semillas certificadas y sus técnicas de cultivo son desconocidas • Ausencia de un acueducto veredal en el resguardo Potrerito • Vías o caminos que atraviesan y conectan el resguardo Potrerito están en mal estado • Inseguridad alimentaria • Bajo nivel de fertilidad de los suelos • Área de terreno apto para el cultivo es insuficiente • Debilitamiento progresivo de prácticas culturales • Migración constante de la poblacional hacia las ciudades • Deudas por préstamos al Banco Agrario no dejan espacio para la generación de ganancias.

Misak

• El minifundio pone en decadencia la actividad agropecuaria de la comunidad • Falta tierra para muchas familias • Agotamiento de la materia orgánica de los suelos • Ausencia de acompañamiento y asistencia técnica del Estado a la comunidad • Altos niveles de pobreza • Producción agrícola insuficiente • Inseguridad alimentaria • Alto porcentaje de desnutrición en la comunidad

Comentado [I1]: Falta incluir un título a esta tabla y fuente

Page 27: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Pueblo Problemáticas

Tamaz Dujo

• Escasez de territorio • Planes, Programas y Proyectos de Desarrollo realizados sin consulta previa a la comunidad • Crecimiento de las áreas urbanas de Neiva y Rivera genera fuerte presión sobre su territorio, el agua y los recursos naturales

Pijao

• Tierras cultivables reducidas por aumento poblacional • En áreas delimitadas para los cultivos predomina la tierra árida • Bajo nivel de tecnificación para el riego de cultivos • Productividad agrícola no satisface las condiciones de pervivencia de la comunidad • Soberanía alimentaria en riesgo • Alto nivel de exigencia metodológica de la alcaldía municipal a los proyectos productivos presentados por la comunidad • Vías de acceso al resguardo en mal estado • Necesidad de construir puente sobre quebrada La Tatacoa • Bajo nivel de acceso al agua para desarrollar actividades agropecuarias • Bajo nivel de comercialización de la producción agrícola

Yanacona

• Pérdida de valores, saberes y costumbres ancestrales • Escasez de tierras para el trabajo agrícola • Bajo rendimiento y pérdida gradual de la producción agrícola y pecuaria • Altos niveles de desnutrición en la población infantil

Potencialidades en las etnias indígenas:

• Dentro del resguardo La Estación Tálaga, se ubican ocho nacimientos de agua y ocho lagunas

• Parte de la reserva de Meremberg se encuentra en terrenos del resguardo La Estación Tálaga

• Las UPA indígenas de La Plata y Pitalito, cuentan con altos porcentajes en maquinaria, para desarrollo de la actividad agropecuaria (CNA)

• Los indígenas asentados en Neiva, La Plata y San Agustín, en la mayor cantidad de sus UPA, realizan buenas prácticas para protección del suelo (CNA)

1.1.3. Agricultura comunitaria de la etnia afrohuilense

Los primeros africanos que arribaron al departamento llegaron con los colonizadores españoles hacia el año 1550, en calidad de esclavos de las haciendas del norte, tierras que formaban parte de la Provincia de Popayán, que operaban con carácter semifeudal y se habían constituido en las formas de producción de la época, conformando centros de producción de caña de azúcar, café y tabaco (Sinisterra R., 2009).

Para el año 1612, dicha población se ampliaba con la presencia de cuadrillas de negros destinadas a la explotación de oro, plata y otros minerales encontrados en los ríos "La Magdalena", Saldaña y sus afluentes, donde los españoles convinieron en establecer un Real de Minas1 y fundaron una nueva ciudad a la que denominaron Nuestra Señora de la Concepción de Neiva (Montealegre Sánchez, Real de minas de Nuestra Señora de la Concepción , 2014).

1 Área imprecisa en torno a un río y sus afluentes, acorde con una minería trashumante, sujeta a la búsqueda de nuevos yacimientos.

Comentado [I1]: Falta incluir un título a esta tabla y fuente

Page 28: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Aunque, históricamente, la mayor cantidad de afrohuilenses se ha concentrado en los municipios de Neiva, La Plata y Pitalito, al presente, habitan en todos los municipios del departamento; según el Ministerio del Interior, se considera que existen los siguientes consejos comunitarios, en el municipio de Neiva:

• Asociación de Afrocolombianos residentes en el Huila, AFROCOLHUILA, con solicitud de adjudicación de tierras el 21 de agosto de 2003

• Asociación de Afrodescendientes residentes en el Huila, ASOAFROSHUILA, con solicitud de adjudicación de tierras el 29 de marzo de 2010

• Asociación de Afros nacidos y residentes en el Huila, con solicitud de adjudicación de tierras el 01 de junio de 2015

• Fundación para el desarrollo de la población Afrodescendiente del Huila, FUNDAFROH, con solicitud de adjudicación de tierras el 19 noviembre de 2014

En el municipio de Pitalito:

• Asociación de Afrocolombianos residentes en el sur del Huila, AFROSURHUILA, con solicitud de adjudicación de tierras el 15 de diciembre de 2009

• 2009 • Asociación de Negritudes del sur del Huila y Pitalito, AFROPITA, con solicitud de

adjudicación de tierras el 03 de Febrero de 2014 (Ministerio del Interior, 2018).

Según el Plan de Desarrollo departamental (Gobernación del Huila, 2016 - 2019), a las organizaciones de Afrocolombianos en el Huila, arriba definidas, se suman:

• Afrocolombianos en el Huila, AFROHUILA • Asociación de Afrocolombianos víctimas del conflicto armado interno en Colombia,

ASOAFROVIC • Asociación de Afrodescendientes AFRO - LA PLATA (Gobernación del Huila, 2016

- 2019).

De acuerdo con la denominación dada a cada una de éstas organizaciones, se infiere una tendencia a diferenciar, entre afrocolombianos que residen en el Huila, de los afrocolombianos ancestrales del mismo; sería pertinente indagar en campo, la veracidad de esta diferenciación y sus posibles efectos en el desarrollo de la actividad agropecuaria del departamento.

Aunque se reconoce la presencia de esta etnia en el departamento, no se han encontrado estudios sociales sobre la misma, ni por parte de la administración departamental ni en investigaciones académicas. En los estudios de carácter nacional sobre vulnerabilidad de los territorios de comunidades negras, sin titulación colectiva, no formaron parte los consejos sin titulación colectiva del Huila, porque la región donde se encuentran no responde a "los lugares donde el imaginario colectivo y estatal considera hay población afrocolombiana", a pesar de tener una presencia histórica en el territorio y de haber protagonizado procesos organizativos relacionados con formas de cimarronaje (huida del dominio español como forma de lucha de los esclavos, por su libertad) o con migraciones de carácter sociopolítico y socioeconómico (Observatorio de Territorios Etnicos-Universidad Javeriana, 2017).

Page 29: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Por tanto, para efectos de este diagnóstico solo se cuenta con la información procedente del Censo Nacional Agropecuario del año 2014, sobre los afrodescendientes de la zona rural del Huila.

Tabla 12. Población rural afrohuilense en el depart amento

Municipio Número de UPA

en territorio afrohuilense

Población total por municipio

Neiva 20 11 Acevedo 12 18 Aipe 5 1 Algeciras - 86 Altamira - 1 Campoalegre 2 2 Colombia 2 5 Elías - 1 Garzón 21 21 Gigante 13 5 Guadalupe 91 2 Iquira 2 3 Isnos 1 2 La Argentina 15 7 La Plata 13 18 Oporapa 7 1 Paicol - 9 Palermo 1 5 Palestina 1 3 Pital 7 44 Pitalito 2 30 Saladoblanco - 13 San Agustín 8 5 Santa María 1 17 Suaza 16 6 Tarqui 11 4 Tesalia 8 1 Tello 2 6 Timaná 5 3 Villavieja - 16 Yaguará - 1 Total 297 347

Fuente: Dane, CNA 2014

Considerando los datos poblacionales del Plan de Desarrollo departamental (Gobernación del Huila, 2016 - 2019), la población total de afrodescendientes en el Huila es de 13.676 personas; según la Tabla 12, la población rural total de afrodescendientes en este departamento (347 personas), constituye el 2,53% de dicha cifra. Los municipios con mayor número de población son Algeciras, Pital y Pitalito, mientras Aipe, Altamira, Elías, Tesalia, Oporapa y Yaguará cuentan con un solo poblador de esta etnia; es decir, que la población afrohuilense es predominantemente urbana.

Para el año 2014, esta población rural, presenta un IPM ajustado, para los municipios de Campoalegre, Hobo, Palestina, San Agustín y Tello del 100; Baraya 62,5; La Plata 66,7;

Page 30: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Teruel 65,8; Tesalia y Oporopa con 50; La Argentina 57,6; Iquira 57,1; Neiva 56,3; Rivera con 48; los municipios de Agrado, Aipe, Algeciras, Altamira, Colombia, Elías, Isnos, Nátaga, Paicol, Palermo, Pitalito, Saladoblanco, Santa María, Timaná, Villavieja y Yaguará, con un 0,0%. En salud , el 9,22% de la población afrohuilense pertenece al régimen contributivo; !,44% pertenece al régimen especial; el 82,99% de esta población, se encuentra afiliada al régimen subsidiado y el 3,17% de ella, no posee ninguna afiliación. Para un total de 222 personas mayores de 24 años, el 65,76% tiene nivel educativo en básica primaria; el 7,2% en básica secundaria; el 0% realizó estudios técnicos y el 0,45% ha realizado estudios universitarios.

1.1.4. Actividades agropecuarias de los grupos afrohuilenses según el CNA

El territorio afrohuilense en su zona rural cuenta con 294 UPA, cuya área es de 3.910 ha; según la Tabla 13, Guadalupe es el municipio que posee el mayor porcentaje de UPA respecto al total de UPA del municipio, ocupa la mayor área, con el mayor número de UPA y con sólo dos pobladores; lo siguen los municipios de Garzón, Gigante, Neiva, Rivera, San Agustín y Tarqui con valores intermedios en el número de UPA, de población y de área ocupada, mientras que once municipios, registran porcentaje de UPA por debajo del 1% y bajo número de pobladores.

Tabla 13. Porcentaje de UPA con población afrohuile nse en el departamento

Municipio

Número de UPA en

territorio afrohuilense

Población total por

municipio

% UPA en territorio

afrohuilense con

respecto al total de UPA

del municipio

Área que ocupan las

UPA del territorio

afrohuilense (ha)

% área ocupada del

municipio por UPA en

territorio afrohuilense

Neiva 20 11 6,73 415 10,61 Acevedo 12 18 4,04 76 1,94 Aipe 5 1 1,68 107 2,73 Baraya 4 - 1,34 65 1,66 Campoalegre 2 2 0,67 34 0,86 Colombia 2 5 0,67 58 1,48 Garzón 21 21 7,07 262 6,7 Gigante 13 5 4,37 277 7,08 Guadalupe 91 2 30,63 1.073 27,44 Hobo 2 - 0,67 8 0,2 Iquira 2 3 0,67 7 0,17 Isnos 1 2 0,33 12 0,3 La Argentina 15 7 5,05 89 2,27 La Plata 13 18 4,37 43 1,09 Nátaga 1 - 0,33 5 0,12 Oporapa 7 1 2,35 69 1,76 Palermo 1 5 0,33 2 0,05 Palestina 1 3 0,33 16 0,4 Pital 7 44 2,35 59 1,5 Pitalito 2 30 0,67 21 0,53 Rivera 11 - 3,7 239 6,11 San Agustín 8 5 2,69 308 7,87 Santa María 1 17 0,33 7 0,17

Page 31: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Municipio

Número de UPA en

territorio afrohuilense

Población total por

municipio

% UPA en territorio

afrohuilense con

respecto al total de UPA

del municipio

Área que ocupan las

UPA del territorio

afrohuilense (ha)

% área ocupada del

municipio por UPA en

territorio afrohuilense

Suaza 16 6 5,38 87 2,22 Tarqui 11 4 3,7 233 5,95 Tesalia 8 1 2,69 90 2,3 Tello 2 6 0,67 35 0,89 Teruel 12 - 4,04 193 4,93 Timaná 5 3 1,68 20 0,51 Total 294 347 3.910

Fuente: Dane, CNA 2014

Tabla 14. Usos agropecuarios del suelo afrohuilense

Municipio Área

agropecuaria (ha)

Área(ha) en pastos

Área (ha) en rastrojo

Área (ha) agrícola

Neiva 197 3 27 166 Acevedo 63 - 30 33 Aipe 24 5 19 - Baraya 11 - 7 5 Campoalegre 32 - 0 32 Colombia 15 0 2 13 Garzón 242 0 4 239 Gigante 251 1 3 247 Guadalupe 510 43 67 400 Hobo 2 - 2 1 Iquira 6 - 2 4 Isnos 12 - - 12 La Argentina 76 - 21 55 La Plata 31 - 8 23 Nátaga 1 - 1 - Oporapa 69 2 0 67 Palestina 16 - 0 16 Pital 47 - 17 30 Pitalito 21 - - 21 Rivera 160 0 9 151 San Agustín 264 1 25 239 Santa María 6 - 1 5 Suaza 70 - 9 62 Tarqui 209 - 1 208 Tesalia 32 2 1 30 Tello 27 - 2 25 Teruel 191 20 0 170 Timaná 16 - 0 16 Total 2.601 77 258 2.270

Fuente: Dane, CNA 2014

Page 32: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Guadalupe, Gigante y Tesalia dedican áreas en todos los usos expuestos en la Tabla 14.

En general las mayores áreas de las UPA afrohuilense se dedican tanto a usos agropecuarios como agrícolas, ocupando un área mínima destinada al uso de pastos.

Tabla 15. UPA en comunidades negras con al menos un lote de producción con destino final

Municipio

Núm

ero

de U

PA

Aut

ocon

sum

o

Inte

rcam

bio

o tr

uequ

e

Ven

ta e

n lo

te

Ven

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aza

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erca

do

Ven

ta a

co

mer

cial

izad

ores

Par

a la

indu

stria

Neiva 20 3 - - 9 4 11 11 3 Acevedo 12 2 1 - 11 3 11 11 - Baraya 4 - - - 1 1 1 1 - Campoalegre 2 - - - 2 - 1 1 - Colombia 2 1 - - 1 - - - - Garzón 21 1 1 - 9 3 8 6 2 Gigante 13 1 - 3 12 - 5 5 3 Guadalupe 91 21 1 1 43 30 32 30 14 Hobo 2 1 - - - - - - - Iquira 2 - - 1 1 1 1 1 - Isnos 1 - - 1 - - 1 1 - La Argentina 15 1 1 - 7 3 6 4 4 La Plata 13 1 - 1 7 - - - - Oporapa 7 - - - 5 - 1 1 3 Palestina 1 - - - 1 - 1 1 1 Pital 7 1 - - 2 1 3 3 1 Pitalito 2 - - - 1 1 1 1 - Rivera 11 - - - 6 1 6 4 8 San Agustín 8 1 - 1 3 1 2 2 3 Santa María 1 - - - 1 - - - - Suaza 16 1 - 1 5 3 5 5 - Tarqui 11 1 1 1 6 5 5 4 1 Tesalia 8 2 - - 4 - - - - Tello 2 - - - - 1 1 1 1 Teruel 12 2 1 - 10 4 8 8 1 Timaná 5 1 - - 1 1 1 1 - Total 294 41 6 10 148 63 111 102 45

Fuente: Dane, CNA 2014

Las cooperativas, las plazas de mercado y los comercializadores, según la Tabla 15, son los destinos más frecuentes para la venta de la producción agrícola en esta etnia; la venta a centrales de abastos y para la industria, proviene de un número de UPA que supera, el número de UPA destinadas al autoconsumo; el trueque tiene muy baja ocurrencia.

Page 33: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Tabla 16. Asistencia técnica en comunidades negras

UPA en comunidades negras que recibieron asistencia o asesoría para el

desarrollo de las actividades agropecuarias en 2013

Municipio

Número de UPA en comunidades negras en el

municipio

Número de UPA % de UPA

Neiva 20 13 65 Acevedo 12 12 100 Aipe 5 - Baraya 4 1 25 Campoalegre 2 2 100 Colombia 2 1 50 Garzón 21 12 57,1 Gigante 13 13 100 Guadalupe 91 65 71,4 Hobo 2 1 50 Iquira 2 1 50 Isnos 1 1 100 La Argentina 15 11 73,3 La Plata 13 12 92,3 Nátaga 1 - - Oporapa 7 6 85,7 Palermo 1 - Palestina 1 1 100 Pital 7 6 85,7 Pitalito 2 1 50 Rivera 11 7 63,6 San Agustín 8 3 37,5 Santa María 1 1 100 Suaza 16 8 50 Tarqui 11 8 72,7 Tesalia 8 4 50 Timaná 5 1 20 Total 294 191 % de UPA con asistencia técnica 100 64,9

Fuente: Dane, CNA 2014

La

Tabla 16, permite observar que exceptuando a Palermo, Nátaga y Aipe, todos los demás municipios han recibido asistencia técnica, para el año 2013, en altos porcentajes de sus UPA; en general, los afrohuilenses en dicho año recibieron asistencia técnica en el 64,9% de sus UPA.

Page 34: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Tabla 17. Solicitud de crédito en comunidades negra s para desarrollo de la actividad agropecuaria

Municipio Total de Upa Si No

Neiva 20 5 15

Acevedo 12 6 6

Aipe 5 1 4

Baraya 4 -

Campoalegre 2 1 1

Colombia 2 - 2

Garzón 21 4 17

Gigante 13 4 9

Guadalupe 91 24 67

Hobo 2 1 1

Iquira 2 - 2

Isnos 1 - 1

La Argentina 15 4 11

La Plata 13 6 7

Nátaga 1 - 1

Oporapa 7 3 4

Palermo 1 - 1

Palestina 1 - 1

Pital 7 3 4

Pitalito 2 1 1

Rivera 11 3 8

San Agustín 8 - 8

Santa María 1 - 1

Suaza 16 3 13

Tarqui 11 3 8

Tesalia 8 2 6

Tello 2 - 2

Teruel 12 6 6

Timaná 5 - 5

Total 294 85 216 % de UPA con solicitud de crédito

100 28,9 73,4

Fuente: Dane, CNA 2014

De acuerdo con la Tabla 17, de las 294 UPA que conforman el territorio rural de los afrohuilenses, el 28,9% de ellas han realizado solicitud de este servicio y el 73,4%, no han hecho uso del mismo; la razón de este comportamiento tendría que ser indagada mediante información primaria.

Page 35: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Tabla 18. UPA en comunidades negras con construccio nes y maquinaria para desarrollo de la actividad agropecuaria

UPA con maquinaria para actividad agropecuaria

Municipio Número de UPA Si

% de UPA con construcciones para actividad agropecuaria

Si

% de UPA con maquinaria para

actividad agropecuaria

Neiva 20 3 15 5 25 Acevedo 12 7 58,33 3 25 Aipe 5 - 0 - 0 Baraya 4 1 25 - 0 Campoalegre 2 - 0 - 0 Colombia 2 - 0 1 50 Garzón 21 8 38,09 6 28,57 Gigante 13 6 46,15 6 46,15 Guadalupe 91 41 45,05 27 29,67 Hobo 2 - 0 1 50 Iquira 2 1 50 1 50 Isnos 1 - 0 - 0 La Argentina 15 7 46,66 3 20 La Plata 13 3 23,07 4 30,76 Nátaga 1 - 0 - 0 Oporapa 7 1 14,28 3 42,85 Palermo 1 - 0 - 0 Palestina 1 - 0 1 100 Pital 7 2 28,57 1 14,28 Pitalito 2 1 50 1 50 Rivera 11 1 9,09 4 36,36 San Agustín 8 1 12,5 - 0 Santa María 1 - 0 - 0 Suaza 16 3 18,75 7 43,75 Tarqui 11 2 18,18 6 54,54 Tesalia 8 2 25 2 25 Tello 2 - 0 - 0 Teruel 12 6 50 8 66,66 Timaná 5 2 40 2 40 Total 294 98 33,3 92 31,2

Fuente: Dane, CNA 2014

Según la Tabla 18, se observa que en las UPA de esta etnia, la capacidad tanto en construcciones como en maquinaria, para el desarrollo de la actividad agropecuaria presenta porcentajes similares, relativamente bajos.

Page 36: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Tabla 19. Usos y cobertura del suelo en comunidades Afrohuilenses

Municipio Área total (ha)

Bosques naturales (ha)

Área (ha) agropecuaria

Otros usos y cobertura de la tierra

Neiva 415 218 197 0

Acevedo 76 13 63 0

Aipe 107 83 24 -

Campoalegre 34 2 32 -

Colombia 58 43 15 -

Garzón 262 20 242 -

Gigante 277 26 251 -

Guadalupe 1.073 547 510 15

Hobo 8 5 2 1

Iquira 7 1 6 -

Isnos 12 - 12 -

La Argentina 89 13 76 -

La Plata 43 12 31 0

Nátaga 6 5 1 -

Oporapa 69 0 69 -

Palermo 2 1 0 -

Palestina 16 0 16 -

Pital 59 12 47 -

Pitalito 21 0 21 -

Rivera 239 79 160 -

San Agustín 308 44 264 -

Santa María 7 1 6 -

Suaza 87 17 71 -

Tarqui 233 24 209 -

Tesalia 90 58 32 0

Tello 35 8 27 -

Teruel 193 3 191 -

Timaná 20 4 16 -

Total 3846 1.239 2.591 16

Fuente: Dane, CNA 2014

En la Tabla 19 puede verse que todos los municipios, reparten el área del suelo de sus UPA, en dos tipos de usos y coberturas: área agropecuaria (con el mayor número de ellas) y bosques naturales.

Page 37: Los grupos sociales, sus formas de producción agropecuaria

Tabla 20. Prácticas de protección del suelo en comu nidades afrohuilenses

Municipio

Núm

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geta

les

Neiva 20 1 3 Acevedo 12 2 1 Aipe 5 Baraya 4 1 Campoalegre 2 2 Colombia 2 1 1 Garzón 21 5 7 2 3 Gigante 13 5 1 1 Guadalupe 91 44 21 5 Hobo 2 1 Iquira 2 2 Isnos 1 1 La Argentina 15 2 2 2 La Plata 13 1 9 Nátaga 1 1 Oporapa 7 1 1 Palermo 1 1 Palestina 1 Pital 7 4 5 1 Pitalito 2 1 Rivera 11 7 1 San Agustín 8 3 3 Santa María 1 Suaza 16 1 9 Tarqui 11 1 1 4 Tesalia 8 5 5 Tello 2 1 Teruel 12 5 4 2 Timaná 5 1 1 Total 294 92 75 12 16

Fuente: Dane, CNA 2014

De acuerdo con los datos de la Tabla 20, la práctica de siembra directa o manual, es la forma de protección del suelo más recurrente, para esta etnia, seguida de la práctica de labranza mínima. Las prácticas de enrastrojamiento y siembra de coberturas vegetales son utilizadas en muy bajo número de UPA.

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Tabla 21. Acceso al agua para desarrollo de la acti vidad agropecuaria

Municipio Número de UPA Cuenta con

fuentes de agua

Si Neiva 20 17 Acevedo 12 11 Aipe 5 4 Baraya 4 4 Campoalegre 2 2 Colombia 2 2 Garzón 21 21 Gigante 13 13 Guadalupe 91 83 Hobo 2 2 Iquira 2 2 Isnos 1 - La Argentina 15 13 La Plata 13 13 Nátaga 1 - Oporapa 7 5 Palermo 1 1 Palestina 1 1 Pital 7 6 Pitalito 2 2 Rivera 11 10 San Agustín 8 8 Santa María 1 1 Suaza 16 16 Tarqui 11 10 Tesalia 8 7 Tello 2 1 Teruel 12 11 Timaná 5 4 Total 294 280 % UPA con fuentes de agua 100 95,2

Fuente: Dane, CNA 2014

Según la Tabla 21, en los municipios donde se asientan las comunidades rurales afrohuilenses, el 95,2% de sus UPA cuentan con acceso al servicio de agua, es decir, un alto porcentaje de acceso al recurso, para desarrollar sus actividades agropecuarias.

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Tabla 22. Pertenencia a organizaciones y asociacion es en comunidades afrohuilenses

Municipio

Núm

ero

de U

PA

Coo

pera

tivas

Gre

mio

s

Aso

ciac

ión

de

prod

ucto

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aniz

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ni

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No

sabe

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re

spon

de

Neiva 20 - - 1 7 11 2 Acevedo 12 - - - - 9 3 Aipe 5 - - - - 5 - Baraya 4 - - 1 - 3 - Campoalegre 2 - - - - 2 - Colombia 2 - - - - 2 - Garzón 21 2 1 - - 17 1 Gigante 13 4 - - - 7 1 Guadalupe 91 27 47 - 19 18 11 Hobo 2 - - - 1 1 - Iquira 2 - - - - 1 1 Isnos 1 - - - - 1 - La Argentina 15 - - 7 1 4 3 La Plata 13 - - 3 - 8 2 Nátaga 1 - - - - - 1 Oporapa 7 - - - 3 4 - Palermo 1 - - - - 1 - Palestina 1 - - - - - 1 Pital 7 2 1 1 1 3 - Pitalito 2 - - - - 2 - Rivera 11 1 - 2 - 8 - San Agustín 8 - - - - 6 1 Santa María 1 - - - - 1 - Suaza 16 - - - 1 11 3 Tarqui 11 3 - - - 7 1 Tesalia 8 - - - 2 5 1 Tello 2 - - - - 1 1 Teruel 12 - - 1 - 5 6 Timaná 5 1 - - - 1 - Total 294 40 49 16 35 144 39

Fuente: Dane, CNA 2014

** Consejo comunitario, asociac ión u organización étnica, de mujeres, de ancianos o de jóvenes

Los gremios y las cooperativas, como se observa en la Tabla 22, conforman el mayor nivel de asociatividad entre los afrohuilenses, mientras las asociaciones de productores tienen muy baja ocurrencia; sin embargo, la cantidad de UPA sin pertenencia a algún tipo de organización supera la sumatoria de gremios, cooperativas y asociaciones de productores (105), evidenciando así, el bajo nivel de asociatividad para desarrollar su actividad agropecuaria.

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Problemáticas identificadas para los afrohuilenses

• Ausencia de titulación colectiva de los territorios afrohuilenses • Bajo nivel de producción agrícola destinado al autoconsumo • Bajo porcentaje de solicitudes de crédito para desarrollar actividad agropecuaria • Bajo nivel de asociatividad para desarrollo de la actividad agropecuaria

Potencialidades identificadas para los Afrohuilenses

• Alto porcentaje de Upa que han recibido asistencia técnica para el año 2014 • Alto número de UPA con cobertura de suelos en bosques naturales • Alto número de UPA realizan prácticas para protección del suelo • Alto número de Upa con acceso al agua para desarrollar actividad agropecuaria.

1.1.5. Agricultura campesina y familiar

La herencia colonial de "la hacienda", en la producción agrícola, dio como resultado diferentes grupos sociales y económicos: empresarios coloniales, criollos con prestigio social, dueños de tierra, señores de peones, agregados, concertados y esclavos; también conservó los sistemas de tenencia familiar y las relaciones de producción coloniales hasta finales del siglo XIX. Mediante ésta "unidad agraria" prosperaron cultivos de cacao, quina y caucho, que, entrando en el siglo XX, perdieron fuerza, en razón a las condiciones de atraso y abandono del campo, así como por las relaciones de producción desventajosas para los campesinos. Como alternativa, se consolidaron, entonces, los cultivos de café, arroz y la ganadería, transformando el régimen de producción campesina y la forma de tenencia de la tierra (Sinisterra Rodriguez, 2009).

Los primeros cultivos de café en el Huila utilizaron la variedad Arabica Typica, que se sembraba a la sombra y con un mínimo gasto de abonos, se desarrollaba con poco trabajo y baja inversión monetaria para su producción. La guerra de los mil días dio fin a "la hacienda" como unidad de producción cafetera y, hacia la segunda mitad del siglo XX, el cultivo de café se afianzó con la introducción de un gran número de pequeños productores en grandes áreas del departamento (Ramirez Gonzalez, 2016).

La Federación Nacional de Cafeteros introdujo nuevas semillas (variedad caturra) y fertilizantes químicos. En el sur del departamento, antiguos y grandes propietarios de áreas con café o aptas para café, vendieron parcelas de tierra a familias de campesinos sin tierra; en el centro del Huila, fueron sustituidos cultivos de caña de azúcar, de café Typica y tierras de ganado, por la variedad de café Caturra. Con este proceso se formó un grupo de pequeños productores cafeteros que vivieron una larga bonanza hasta los años ochenta del siglo XX. Al presente, el modelo de tenencia de la tierra en el centro y sur del departamento, le da forma al trabajo y organiza la familia para la producción cafetera, así:

• Familias que cuentan con suficiente tierra, trabajan con sus hijos dentro de la propiedad; cuando éstos crecen y conforman familia, les delegan un trozo de la propiedad para administrarla y para que construyan su propia casa. Cuando la propiedad es insuficiente, los hijos deben trabajar en otras tierras.

• Los campesinos sin tierra, deben trabajar en las tierras de otros para subsistir; también, se ven obligados a que parte de los miembros de sus familias se desplacen y realicen entre ellos asociaciones para trabajar en propiedades de otros.

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Tanto los hijos de propietarios con tierras insuficientes como los campesinos sin tierra, ejercen su fuerza de trabajo mediante las figuras laborales de mayordomo/agregado, administrador, partijero (divide con el dueño de la propiedad las ganancias, en tiempo de cosecha), contratista, cosechero o andariego y jornalero. En época de cosecha, grupos de pequeños productores por falta de espacio en sus propiedades y porque la mano de obra es cara y escasa, venden su café sin secar (verde); además, con esta estrategia ahorran los gastos de infraestructura y se ganan el tiempo de trabajo exigido para el secado.

Los roles de las mujeres, esposas de un pequeño productor, partijero, mayordomo o agregado, se relacionan con el cuidado de los animales de la casa (gallinas, cerdos) y con el cultivo de un pequeño pedazo de tierra, para adquirir ingresos propios; en grandes y medianas propiedades, durante la cosecha, elaboran los alimentos de los trabajadores y perciben así, ingresos propios (Salcedo Montero, 2016).

En razón a que la organización de los cultivos de café en aéreas de grandes productores no es igual a la que presentan las áreas de pequeños productores, se generan "paisajes cafeteros" distintos. Así, en el paisaje de los pequeños productores, dentro de los cultivos de café se siembran varios tipos de cañas, de plátano, yuca, árboles frutales y, en ocasiones, tienen pequeños reservorios de agua para la piscicultura. Generalmente, estos cultivos son para el autoconsumo y cuando la producción supera éste, es comercializada en las plazas de mercado de las cabeceras municipales, o, con los "comisionistas", quienes acopian gran cantidad de productos, para venderlos en las ciudades (Salcedo Montero, 2016).La combinación de cultivos en este tipo de "paisaje cafetero", si bien tiene origen en una tradición cultural, también se explica como un aprendizaje logrado con los impactos de las grandes bonanzas y sus correspondientes crisis, para garantizar la seguridad alimentaria de las familias.

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Figura 2. Fincas cafeteras San Agustín

Fuente: Guía Turística Huila- Colombia Por otra parte, el paisaje en las grandes propiedades cafeteras solo presenta grandes extensiones de café, asociadas con algunos árboles de sombra, junto a las casas de los alimentadores y los cuarteles (lugar de hospedaje de andariegos en tiempo de cosecha).

Con la ruptura del Pacto Internacional del Café en 1989, los productores de café en el departamento entraron en un período de crisis, manifestado en la imposibilidad del pago de sus deudas, el embargo de tierras por los bancos y el abandono de propiedades; la Federación se encontró incapacitada para hacerle frente a esta crisis internacional, pues desde entonces, no tiene autonomía para mantener los precios estables para el caficultor y, al mismo tiempo, ha reducido su capacidad para prestar otras funciones de apoyo, ejercidas en el pasado (Calderón Luna, 2013).

Como consecuencia de dicha crisis, los préstamos bancarios entraron a formar parte del ciclo de producción: después de tres años de sembrar sus árboles, los campesinos deben pagar sus deudas con los bancos, "pero al mismo tiempo necesitan nuevos préstamos para poder sobrevivir y mantener sus cafetales en producción". De esta manera, grupos de

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pequeños productores de café, viven en un “ciclo permanente de deuda”, que los ha llevado hacia un continuo empobrecimiento (Salcedo Montero, 2016). La persistente crisis cafetera en el departamento se ha manifestado a través de jornadas de movilización, durante los años 1994, 2001 y 2013, buscando un precio justo para el café, bajar los precios de los fertilizantes y condonar créditos, sin que ello haya redundado en un mejor bienestar para el pequeño productor.

No obstante, la producción de café en el departamento no ha decrecido en las últimas décadas; por el contrario, estos pequeños productores con poca tierra (promedio 1,5 ha) y con recursos económicos muy limitados, han convertido este cultivo en el principal generador de recursos para la agricultura departamental, respondiendo por el 82% de la producción, mientras los medianos cafeteros (entre 5 y 10 ha) aportan el 3% de ella, y los grandes productores (más de 10 ha), contribuyen sólo con el 1% de la producción regional. En conclusión, en las últimas décadas "aumentó el número de pequeños propietarios y de área sembrada, mientras el número de grandes propietarios cafeteros, cayó" (Salcedo Montero, 2016).

Problemáticas enfrentadas por los pequeños productores de café estándar:

• Baja posibilidad del pago de deudas bancarias • Falta de autonomía de la Federación Nacional de Cafeteros para estabilizar los

precios del café

Potencialidades de los pequeños productores de café estándar:

• El trabajo de los pequeños productores hace del cultivo del café, el principal generador de recursos agrícolas para el departamento

• La familia cafetera es la base de la producción • Autonomía económica de la mujer cafetera en el entorno productivo • El “paisaje cafetero” de los pequeños productores garantiza la seguridad alimentaria

familiar.

Se asegura que hacia el suroccidente del país, específicamente hacia los departamentos del Huila, Cauca y Nariño, se ha desplazado “El nuevo ‘Eje Cafetero’", como una región que fundamenta la nueva potencia cafetera del país (Calderón Luna, 2013), donde el Huila cuenta con la mayor producción de café en cantidad y se considera como líder en la producción de cafés especiales.

Hacia el año 2000, surgieron nuevos compradores de café, que emitieron sellos de control y promovieron concursos para estimular con mejores precios, a los grupos de cafeteros que siguieran sus criterios de calidad. La Denominación de Origen “CAFÉ DEL HUILA", tiene como zona de producción 35 de los 37 municipios del departamento y desde el 2005, la Federación Nacional de Cafeteros organiza anualmente el concurso de “taza de la excelencia”, que en sus once primeras versiones ha otorgado al Huila, cinco de dichos premios a los municipios de Pitalito, Suaza, San Agustín y Palestina. Con este sello, los productores venden el café de forma exclusiva y diferenciada del resto de cafés y, además, reciben un sobreprecio adicional, por la calidad del producto comercializado (Ortíz Escobar, 2017).

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Para los productores de cafés especiales, la sostenibilidad de la caficultura ha dependido de su propia laboriosidad, sin embargo, perciben como desalentador el panorama futuro, “pues no existen generaciones jóvenes con fuertes vínculos de afecto hacia el café”, ni jóvenes con la experiencia ganada por la participación en cada etapa de su producción, ya que las prácticas que se transmitían desde la infancia, ahora, son vistas como formas de trabajo infantil y por ser prohibidas, ocasionan la ausencia de relevo generacional. También, consideran de alto riesgo la presencia de los recolectores de café provenientes de Antioquia, Nariño y cauca, por sus prácticas de consumo de psicoactivos y alcohol y por la fuerte influencia que ejercen sobre sus hijos e hijas para alejarlos de sus familias y llevarlos “de finca en finca” (Ortíz Escobar, 2017).

Para los productores de cafés especiales se han identificado algunas problemáticas :

• Escasez de mano de obra para la recolección • Pérdida del relevo generacional

Potencialidades para los productores de cafés especiales:

• Huila líder de cafés especiales en el “nuevo eje cafetero” • La Denominación de origen otorga al productor comercialización exclusiva y

sobreprecios adicionales.

En la época de la conquista, hacia el año 1580, los españoles trajeron semillas de arroz que fueron cultivadas por algunos indígenas en el territorio que hoy corresponde al departamento del Huila y terminando el siglo XIX, colonos explotadores de la quina y el caucho, llegaron a tierra huilense desde otras regiones del país, e invirtieron sus ganancias en tierras que dedicaron al cultivo de arroz; pero fue hacia 1930, que este cultivo comenzó a desarrollarse en forma rudimentaria. El sistema de producción del arroz, para dicha época, con base en fuerza humana se sirvió del "arado de chuzo" para preparar el suelo y se cultivó exclusivamente en la vega de los ríos, empleando el agua con el sistema de "riego corrido" (acequias). Se cosechó manualmente, utilizando la hoz y con ayuda de caballos se realizó la trilla; este sistema se caracterizó por su alta demanda en mano de obra.

Una década después, los latifundios destinados anteriormente a la ganadería, en los municipios de Campoalegre y Palermo, fueron transformados en predios dedicados al cultivo de arroz; el Banco Agrícola Hipotecario realizó en dichos municipios los primeros ensayos de "irrigación y de parcelación", incorporando nuevas tierras al cultivo, circunstancia que aumentó la productividad y la comercialización del mismo, e impelió a los pequeños y medianos productores independientes, los aparceros, arrendatarios y campesinos pobres, hacia un proceso de desalojo y expulsión en torno a pequeños y medianos centros urbanos en los flancos oriental y occidental de las cordilleras Central y Oriental y hacia las fronteras de colonización, en el Putumayo, Caquetá y Meta (Tovar Zambrano, 1995).

Mediante políticas centrales del gobierno nacional, se consideró el latifundio como causa del atraso agropecuario del país y se dio lugar a un proceso de democratización de la tierra, que impulsó la cooperación y solidaridad de los productores de arroz y dio origen a una organización que los representara, a la que denominaron Fedearroz.

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La fundación de ingenios azucareros en el Valle del Cauca, desplazó allí, el cultivo del arroz, e impulsó a algunos de estos agricultores y empresarios hacia el Huila. Estos vallunos hicieron alianzas con algunos agricultores de Campoalegre y crearon el primer molino para la descascarada y pulida del grano, denominado Florhuila. La "Revolución Verde", auspiciada por el Ministerio de Agricultura en los años 1960 a 1970, dio acceso a semillas mejoradas, insumos agrícolas y el uso de máquinas para labrar la tierra, sembrar, fumigar, recolectar y transportar las cosechas a los centros de compra y facilitaron la acumulación de capital en algunos propietarios de los medios de producción; así, la incorporación de tierras al cultivo, ascendió de 8.000 ha cultivadas en 1955, a 38.062 ha en 1962 (Ducuara Manrique, 2011).

El departamento, actualmente, logra avanzar en el área de la producción de arroz, con algunos agricultores que centran sus esfuerzos en la reproducción del capital y otros: campesinos, arrendatarios, parceleros y asalariados, logran sostener económicamente a sus familias, con el producto de su trabajo, pero enfrentando los costos por arrendamiento de tierra y maquinaria, alto valor de los insumos requeridos, y las tasas de interés de sus créditos.

Problemáticas de los pequeños productores de arroz:

• Altos costos por arrendamiento de tierras y maquinaria • Alto valor de los insumos • Altas tasas de interés por créditos bancarios.

Dentro de la agricultura campesina familiar del departamento, hace presencia destacada el cultivo de la achira, heredado de los indígenas ancestrales de la región. En el sistema de producción de la achira participa toda la familia, “con equidad de género”; las labores agrícolas de beneficio y planificación son realizadas por hombres, mujeres, ancianos y niños. El uso de la achira hace parte del “acervo cultural” y de la soberanía alimentaria en el departamento, pues los productos alimenticios elaborados con base en su almidón (bizcochos, panes, tortas), son parte de la gastronomía de la población. Según relatos de ancianos Opitas, la región donde se inició la elaboración y comercialización del bizcocho de achira, corresponde a los municipios de Altamira y Suaza (Caicedo Díaz, 2003).

“La actividad en torno a la achira contribuye a la creación de tejido social”, debido a la continua relación entre los actores de la cadena (almidón, cuajada y bizcocho).

Actualmente, la achira toma “una importancia estratégica” en las áreas de economía campesina, por sus ventajas comparativas: generación de empleo rural, mejoramiento de la dieta alimenticia, oportunidad de generar valor agregado, desarrollo sostenible de la industria panificadora, posible generación de divisas por exportación futura de productos y subproductos.

Por otra parte, este cultivo al momento de cosecharse, proporciona al suelo un promedio de 21 toneladas de biomasa por ha, por sus hojas, tallos y otras partes vegetales que contribuyen a enriquecer y mejorar la fertilidad, estructura y textura del suelo; también, contribuye a la protección del suelo de la erosión y a la generación y captura del CO2. El cultivo favorece la conservación de la biodiversidad, y por su “escaso o nulo uso de químicos”, da la posibilidad de producir una materia prima, sin contaminantes, para la industria alimenticia (Caicedo Díaz, 2003).

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Para el año 2012, la Delegatura para la Propiedad Industrial determinó que el “BIZCOCHO DE ACHIRA DEL HUILA”, cumplía con los requisitos exigidos para ser protegido como Denominación de Origen , ya que las características del producto, están ligadas con las condiciones naturales de dicha zona y con el esfuerzo de la colectividad, para preservar algunas costumbres que le otorgan diferenciación y reputación (Industria y Comercio - Superintendencia, 2018).

Potencialidades del cultivo de achira:

• Genera empleo rural • Mejora la dieta alimenticia • Genera valor agregado • Enriquece y mejora la fertilidad, estructura y textura del suelo • Contribuye a la protección del suelo de la erosión • Genera y captura CO2 • Favorece la conservación de la biodiversidad.

Desde el nacimiento de la organización campesina, la mujer opita, ha participado como madre, esposa, hija y hermana, en la reivindicación de los derechos del campesino por la tierra, la familia y una vida digna, mediante la ocupación masiva de predios en los años setenta del siglo XX, en los paros cívicos que movilizaron a los campesinos contra las transformaciones a la reforma agraria, en la conformación de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos ANUC, de la Asociación Nacional de Mujeres Campesinas e Indígenas de Colombia ANMUCIC, en el programa Mujer y Familia, pero también, en todos los procesos de violencia política y social ocurridos en el país y en el departamento, donde dicho conflicto, las ha convertido en cabeza de familia de hogares sin padre y de desplazados (Díaz Susa, 1999).

En este ámbito, tiene un renglón destacado la relación mujer y agricultura , pues, en esta trayectoria histórica por grupos asociativos para el trabajo político y, con el desarrollo de programas de extensión, estatales, que promocionaron diversas experiencias organizativas, la mujer campesina huilense obtuvo un aprendizaje para el intercambio y el trabajo en equipo. Así, entre las décadas de 1960 y las de 1970, el "Proyecto Mujer Campesina" del ICA implementó los Clubes de Amas de Casa, contando con el apoyo del SENA, Fedecafé y otras instituciones, para promover proyectos productivos agrícolas, pecuarios, de transformación de alimentos y de protección del medio ambiente, como programas de lucha contra la pobreza, pero manteniendo a la mujer dentro de su esfera doméstica y con los mismos patrones de sujeción en sus relaciones de género. Después de la primera conferencia mundial sobre las mujeres, entre las décadas de 1980 a 1990, a través del llamado “plan de Acción” se pusieron en marcha programas de cooperación internacional, con organismos de las Naciones Unidas, para favorecer el acceso a programas de crédito, tierra, asistencia técnica, capacitación y a la promoción de “un cambio de actitud” que permitiera “una distribución más igualitaria del trabajo entre los hombres y las mujeres del campo” (Villarreal Méndez, 2004). Con la caída de la producción cafetera en el año 2009, la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), implementó una estrategia de renovación de cafetales en la que incorporó a la mujer cafetera como aliada, para plantar nuevas variedades de café y desarrollar la política de equidad de género en la FNC. Como requisito inicial, las mujeres debieron ser propietarias

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de la tierra y de las matas; quienes no contaban con la propiedad de la tierra, debieron gestionar una declaración juramentada del padre, esposo o compañero propietario, quien les cedía la tierra para la producción cafetera. La estrategia otorgaba, además, condonar el 40% del monto total crediticio, “una vez se certifique el número de matas previsto en cada proyecto”. Como resultado, se obtuvo la ampliación del “parque cafetero”, incorporando nuevas tecnologías de producción y la creación de programas de cafés especiales. En el presente, la mayoría de mujeres con cédula cafetera son cabeza de hogar y la adquisición de ésta les ha permitido contar con la propiedad de la tierra y el acceso a recursos productivos. (Pinedo D., 2015).

Dentro del marco estratégico del FNC, el estudio de caso sobre la mujer cafetera de Pitalito, en la vereda el Diviso y en el corregimiento de Bruselas, con los grupos asociativos "Café, Aroma y Sabor" y el Grupo “Mujer, café y cocina", con 8 años de haber sido organizados y contando con 25 socias, muestra como objetivo básico de estas asociaciones, ayudar a mejorar las condiciones de vida de las caficultoras y de sus familias, producir café con valor agregado para obtener mayores ingresos y participar en proyectos productivos con organizaciones (no) gubernamentales. Por otra parte, estas mujeres se han planteado como ideal simbólico, asumir el rol de “mujer verraca, aquella que gracias al fruto de su trabajo brinda opciones de vida a sus hijos; Aquella que se levanta desde temprano a labrar el campo, que es mamá, asiste a sus hijos y sale adelante cultivando café” (Lara Figueroa, 2014). A nivel individual, las socias de este proyecto tienen que cumplir con cada una de sus responsabilidades como ama de casa, trabajadora y/o administradora y con el tiempo para atender las actividades de la organización. La baja formación educativa de algunas socias, les impide desenvolverse completamente en las actividades administrativas y de negociación, tanto en el grupo como en sus fincas; en consecuencia, una mujer líder, para estos grupos asociativos, debe contar tanto con facilidad y disponibilidad de tiempo, esperando que su esposo y sus hijos entiendan y apoyen el rol que desempeña y la responsabilidad de las actividades que cumple, así, como con un tipo de educación formal, mínima (Lara Figueroa, 2014). Las restricciones de tiempo y el bajo nivel educativo en las socias de este proyecto, impiden que logre un mejor desempeño en su participación para analizar situaciones complejas, proyectos y propuestas, llevándolas a depender de las caficultoras que pertenecen a la directiva. Por otra parte, en la producción del café las caficultoras tienden a manejar su producción bajo prácticas y parámetros propios, pese a las dificultades técnicas y de infraestructura que ello conlleva, fenómeno que se ha considerado como un arraigo en la “cultura de la calidad productiva del café”. Se considera, también, que estas organizaciones deben incursionar en la producción de otros cultivos o de otras actividades que las protejan de las fluctuaciones en el precio internacional del café y del alto nivel de competitividad de sus competidores: Brasil, Indonesia y países centro americanos.

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En general, se considera que este tipo de organizaciones constituyen una estrategia individual, de cada caficultora y su familia, para ganar terreno y acceder a mejores condiciones de vida de forma colectiva, ya que individualmente es difícil lograrlo. Un segundo ejemplo de la estrategia de renovación de cafetales, para las mujeres cafeteras, hace referencia a la Asociación de Mujeres de La Plata, quienes adquirieron sus tierras a través de “la propiedad familiar ancestral”; el 48,15% de estas mujeres tiene fincas con áreas que van de 1 a 3 ha; nueve de las fincas tienen una extensión de 3 a 5 ha, cuatro fincas poseen menos de 1 ha, y solo una cuenta con más de 5 ha. Esta organización de 320 asociadas, pertenece al sector de la economía solidaria y al tipo “organización social de desarrollo”, cuyo vínculo asociativo es el mejoramiento integral de la calidad de vida de sus asociadas; a todas ellas les ofrece equidad en el reconocimiento de sus derechos y en el cumplimiento de sus deberes, trabajando cooperadamente para el logro de los objetivos definidos; además, es una organización sin ánimo de lucro. Las agricultoras tienen un bajo grado de escolaridad, predominando la educación básica primaria. En su proyecto, la Asociación de Mujeres de La Plata, compromete a su núcleo familiar y se fundamenta en dos aspectos:

• mantener el relevo generacional, infundiendo en los hijos el valor que tiene la tierra, su riqueza y en el buen uso de ella para producir alimentos de calidad

• servir como apoyo económico, social y cultural para visibilizar el trabajo de la mujer en la empresa agrícola; desde esta perspectiva expresan:

“Sin dejar de ser amas de casa, con todo el amor que implica cumplir esta labor, también somos empresarias, líderes con un proyecto de vida definido, con sueños por cumplir, pero sobre todo con el convencimiento de que hoy podemos aportar mucho de nosotras a nuestras familias, a la comunidad y a la sociedad.” (Torrente Castro, 2016)(p.134) Todos los sistemas de finca de esta asociación, cuentan con cultivos de fríjol, plátano y banano, arracacha, yuca y maíz, asociados al café; tienen zonas de protección del suelo con bosques o rastrojos; además, integran especies forestales como cedro, yarumo, guamo, guayabo, nacedero, mango, guanábana, arrayán, pino, eucalipto, roble, urapán y caucho. También, cuenta con algunos animales de corral (gallinas criollas y pollos) y dos fincas poseen estanques para peces. Para el manejo de suelos utilizan la mecanización y los fertilizantes edáficos, intercalan productos químicos con productos orgánicos (cereza, cacota de café) para la fertilización; en cuanto a semillas utilizan tanto las de su propia cosecha, como las semillas recomendadas y certificadas (para café). De manera permanente, producen hasta siete alimentos, durante ocho meses al año, (maíz, yuca, plátano, huevos y pescado), cosechas destinadas al consumo familiar y que garantizan su autosuficiencia alimentaria y “los libera de la dependencia del mercado de alimentos”. Todos los sistemas de finca generan productos para el mercado, el ingreso familiar está conformado por la venta directa del 100% de la producción de café (verde o seco de trilla), del 55 a 60% de los cultivos de pancoger y los huevos; además, comercializan el 90% del pescado.

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Muy pocos miembros de las familias. de esta organización, venden su mano de obra a otras fincas de la región; todas las socias utilizan el crédito de instituciones reconocidas, que “resultan onerosos para su actividad” y recurren, también, a préstamos de familiares y amigos. Si bien la institucionalidad cafetera ha promovido una transformación buscando la equidad de género, para el trabajo de los pequeños productores de café en el departamento, se asegura que los cambios observados en la estructura tradicional de roles, solo se observan en el entorno productivo: importantes avances en sus conocimientos, mejora en el poder de decisión y de autonomía de las mujeres, en el control de los bienes dentro del hogar, en el aumento de la productividad y de la calidad del café; sin embargo, las mujeres cafeteras “aún son marginadas social y económicamente”, circunstancia que se refleja en la poca valoración y reconocimiento de su trabajo al interior del hogar y en el área productiva; algunas de ellas afirman que participar de esta experiencia les ha exigido “demostrar a sus familias y comunidades el valor de lo que hacen y que no están descuidando sus deberes ni perdiendo el tiempo...” (Cardona Torres, 2015) Aunque algunas mujeres reportan la ocurrencia de una distribución más equitativa en el manejo de las responsabilidades domésticas, se considera que esta experiencia productiva se ha traducido en una sobrecarga de trabajo para las mujeres, pues aún son ellas, las encargadas de velar por el cuidado de sus familias. Los analistas del tema aseguran que, procesos de transformación profundos como éste, requieren de tiempo y producen “resultados diferenciales en los hogares”, puesto que aún prevalecen en las familias, “comportamientos machistas” muy fuertes. Problemáticas enfrentadas por la mujer cafetera:

• Bajo nivel educativo de las mujeres asociadas para la producción • Restricciones de tiempo para participar plenamente en las actividades asociativas • Tendencia de las productoras a reproducir prácticas tradicionales en el cultivo de

cafés especiales • Asociadas del municipio de Pitalito en riesgo de inseguridad alimentaria • Cambios esperados en la equidad de género para la producción, son relativos y de

poca profundidad.

Potencialidades de la asociatividad productiva para las mujeres cafeteras:

• Las mujeres con cédula cafetera son propietarias de tierras y tienen acceso a recursos productivos

• Las productoras han adquirido mayores conocimientos, poder de decisión, autonomía y control de los bienes dentro del hogar

• La asociatividad ha sido una estrategia para mejorar las condiciones de vida de la mujer y su familia

• Participación del núcleo familiar en el proceso productivo.

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Según la información suministrada por la gobernación del departamento, al presente existen 37 asociaciones de mujeres productoras, en los municipios de Acevedo, Algeciras, Baraya, Colombia, El Pital, Gigante, Iquira, La Argentina, La Plata, Neiva, Palermo, Palestina, Pitalito; Saladoblanco, San Agustín, Santa María, Suaza, Tarqui y Tesalia; veinte de ellas, dedicadas a la producción de café, once a la avicultura (pollos y codornices), dos con producción frutícola, una destinada a la agroindustria de la achira para producir bizcochos, una tienda para la comercialización de productos derivados de la panela, una en producción piscícola y una en porcicultura; en quince proyectos se paga arrendamiento por la tierra donde funcionan y sus cánones de arrendamiento oscilan entre $100.000 y $1.000.000 de pesos (Gobernación del Huila, 2019).

1.1.6. Áreas de patrimonio arqueológico y cultural

En cuanto a áreas de patrimonio arqueológico, están en el departamento del Huila, los parques Arqueológicos de San Agustín, Alto de Los Ídolos y Alto de Las Piedras, considerados como Aéreas Arqueológicas Protegidas, que, en el año 1995, fueron reconocidas por la UNESCO, con la categoría de Patrimonio Cultural de la Humanidad; por tanto, no pueden considerarse aptas para desarrollo de la actividad agropecuaria.

Por otra parte, programas de arqueología preventiva para la construcción de obras de infraestructura, han identificado los sitios arqueológicos de: La Sirena, Cardo seco, Villa Carmen, Peñón del Encanto, Cueva Rica, Quebrada la Boa, Anillos de piedra Finca Villa Grey y Canales de piedra en los municipios de Agrado, Pital y Yaguará; otros más, en Aipe, San Agustín y Villavieja, con hallazgos de petroglifos, pictogramas, muros y restos de asentamientos (Ecopetrol - Sismopetrol S.A., 2013).

En términos de patrimonio cultural, el departamento cuenta con museos arqueológicos, paleontológicos, prehistóricos y etnográficos, en nueve de sus treinta y siete municipios. Además, celebra las festividades tradicionales de San Pedro y algunas ferias, que han alcanzado un nivel de reconocimiento nacional e internacional, así como algunas fiestas locales, como la Fiesta de la guayaba, en el municipio de Pitalito; la Fiesta del cacao, En la ciudad de Gigante y el Festival del arroz, en la población de Campoalegre (SINIC, 2018).

1.1.7. La agroindustria

El departamento del Huila cuenta con procesos agroindustriales organizados y tecnificados, con un mercado potencial “medianamente estable” y con un nivel de transformación cero (artesanal), en la mayor parte de su territorio. Se considera que el desarrollo de dicha agroindustria es de carácter “medio”, donde el aumento del valor de los productos agrícolas requeriría de un buen manejo de post-cosecha y de transformaciones diversas de la materia prima, además de una articulación entre el agricultor y los mercados donde se ofrecieran los productos finales (Cardona Alzate, Posibilidades de desarrollo agroindustrial en el departamento del Huila, 2013).

A este renglón cero, pertenecen las agroindustrias de origen agrícola y pecuario, que ofrecen productos, tanto para la alimentación humana (leche, cereales, frutas, hortalizas, carne, grasas), como animal y las agroindustrias no alimentarías de tabaco, fibras, cuero y extractos; además, fábricas de ladrillos, espermas, jabón, tubos de cemento, carpinterías, algunas unidades económicas manufactureras y fábricas de cajas de madera para

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transportar frutas. Con un nivel de transformación 1 y 2, el departamento cuenta con agroindustrias de edulcorantes y aditivos en la industria pesquera y los productos elaborados del café, tabaco, cacao y las industrias de chocolates. Tanto inversionistas como empresarios, cuentan con la existencia de tres zonas francas: Surcolombiana en el municipio de Palermo, Uniempresarial de Pitalito y Uniempresarial de Neiva (Cardona Alzate, Posibilidades de desarrollo agroindustrial en el departamento del Huila, 2013).

La economía de algunos municipios gira en torno a las agroindustrias artesanales, como en el caso de Altamira, con la producción del bizcocho de achira, hecho en horno de barro, las roscas de maíz, gelatinas de pata, bocadillos de guayaba, arequipe, marengos, panderos y bizcocho de natas; en el caso de La Argentina, con la industria de panela en bloque y sus derivados: el alfandoque, el blanqueado, el almíbar y diferentes dulces; además, productos lácteos y ladrillos de tierra. En el “clúster de San Agustín e Isnos, la producción de panela pulverizada es de origen orgánico, con demanda en mercados de Canadá, Italia y Alemania.

La economía de algunos municipios gira en torno a las agroindustrias artesanales, como en el caso de Altamira, con la producción del bizcocho de achira, hecho en horno de barro, las roscas de maíz, gelatinas de pata, bocadillos de guayaba, arequipe, marengos, panderos y bizcocho de natas; en el caso de La Argentina, con la industria de panela en bloque y sus derivados: el alfandoque, el blanqueado, el almíbar y diferentes dulces; además, productos lácteos y ladrillos de tierra. En el “clúster de San Agustín e Isnos, la producción de panela pulverizada es de origen orgánico, con demanda en mercados de Canadá, Italia y Alemania.

Figura 3. Fábrica de achiras Altamira

Fuente: Guía Turística Huila – Colombia El cultivo de arroz en gran escala, se ha caracterizado por sus estrategias tempranas de marketing, donde se ha involucrado la presentación del empaque y la creación de una marca (“FLORHUILA”), para alcanzar competitividad y garantizar el éxito en distribución y

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ventas en mercados “minoristas y mayoristas”. Desde la década de los años sesenta, los molineros crearon su propio gremio, para defender sus intereses y garantizar el desarrollo industrial alrededor del producto y han buscado el aprovechamiento integral de la industria, “beneficiando los subproductos con procesos para la extracción de aceites de harina de arroz, fabricación de almidones, aprovechamiento de la cascarilla” y utilizando sistemas modernos de empaques. Al presente, las marcas huilenses FLORHUILA y ROA, se han ganado la preferencia de los consumidores nacionales y junto con la marca PTC, son “un referente económico y cultural” ventajoso, para participar en un mercado globalizado (Ducuara Manrique, 2011). La agroindustria del café en el departamento, ha desarrollado el mejoramiento genético cafés especiales, para generar valor agregado, apoyándose en ciencia, tecnología e innovación; ha creado la zona franca (BIOCAFÉ), liderada por el municipio de Pitalito y los caficultores del sur del departamento del Huila, donde se obtiene la mayor producción de café tecnificado de la región. En dicha zona franca, se han diseñado nueve zonas específicas para ensamblar maquinaria agrícola, producir y comercializar fertilizantes y fungicidas líquidos y apoyar en la transformación de la producción de café (Arias Barrera, 2017). Por otra parte, el departamento desarrolla “una industria generadora de energía eléctrica”, a través de las centrales hidroeléctricas el Quimbo y Betania. El embalse de Betania, fue construido durante la década de 1980, en la desembocadura del río Yaguara al río Magdalena, en jurisdicción de los municipios Campoalegre, Hobo, Yaguará y Gigante, inundando cerca de 7.400 ha; además de generar energía, fue diseñado para controlar el caudal del río Magdalena, irrigar las tierras y permitir la piscicultura. Con un volumen de 1.971 millones de metros cuadros, tiene capacidad para producir 540 megavatios y ha transformado la geografía del lugar, la economía y las costumbres de los pobladores afectados por él. Desde el punto de vista ambiental, ha alterado la calidad del agua y del suelo, ha incrementado la inestabilidad y erosión del suelo, genera acumulación de sedimentos; además, alteró el proceso de “subienda”, disminuyó el recurso íctico y la pesca “aguas arriba” y “aguas abajo” en el embalse; por lo tanto, se dilapidaron las expectativas de la población en la actividad pesquera, así como en posibles ofertas de trabajo y se incrementó el desempleo (Hernández Torres, 2011). La hidroeléctrica El Quimbo, ubicada sobre la cuenca alta del río Magdalena y el río Suaza, al sur de la represa de Betania, en jurisdicción de los municipios de Garzón, Gigante, El Agrado, Tesalia, Paicol y Altamira, en un área de 8.586 ha, de las cuales, 5.300 estaban en producción, tiene una capacidad generadora de 420 megavatios; fue programada desde 1978, en el marco del programa de gobierno, Plan de Integración Nacional PIN, y comenzó su funcionamiento en el año 2015. Este proyecto fue el primero en el país, en ser vendido mediante el modelo de “subasta por cargo de confiabilidad”, que garantizó a la multinacional encargada de su ejecución (EMGESA), “un ingreso fijo independiente de su participación diaria en el mercado mayorista y de la rentabilidad de la industria energética asignado por un período de veinte años”, para reducir el riesgo de su inversión. Para el otorgamiento de la licencia ambiental del proyecto, no hubo participación de los actores afectados y se autorizó su construcción, en una zona de reserva forestal protectora de la amazonia, argumentándose, que no se afectaría la producción agropecuaria del departamento, ni la

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seguridad alimentaria de la población. Sin embargo, “prácticamente desapareció la pesca” y la seguridad alimentaria ha estado amenazada, en un radio mayor, al de los municipios impactados; la oferta productiva disminuyó y el precio de los productos se elevó en todo el departamento. El inconformismo social ha llevado a una serie de manifestaciones de protesta, donde la fuerza pública ha protagonizado “episodios de uso excesivo y desproporcionado de la fuerza”. El proyecto incrementó la pobreza, el desempleo, la delincuencia común y la inseguridad de la población en la zona, lo que ha ido en detrimento de la salud, la educación y la vivienda para la población (Cabrera Cante, 2017). Los procesos agroindustriales de producción artesanal, también, están generando en el departamento impactos negativos; así, en la agroindustria artesanal de la achira, el “beneficio” de la harina en lavado, rallado, tamizado y secado, realizados a mano, utiliza gran cantidad de agua, demanda muchas horas de jornal, tiene baja productividad y genera “gran sacrificio” del trabajador, en razón a la carencia de infraestructura. Se considera que el valor de la producción con apoyo tecnológico, es “casi igual al costo por unidad de superficie”, lo que estaría definiendo su baja rentabilidad (Caicedo Díaz, 2003). Se considera que la agroindustria panelera, especialmente en las veredas Salen, Ídolos y Betania, del municipio de Isnos, está consumiendo grandes cantidades de leña y utilizando llantas usadas, como combustible; las hornillas tradicionales, por su baja eficiencia en la combustión y transferencia de calor, generan mayor emisión de carbono al ambiente; se estima que su productividad, sostenibilidad y competitividad son bajas, dadas las deficiencias tecnológicas de su producción (Murcia Soto, 2012). En el cultivo del arroz en el departamento, las plantas procesadoras generan una cantidad de cascarilla, tamo y paja, “con cifras cercanas al 20% en peso de la producción total”; la evacuación y transporte de estos subproductos, produce costos elevados y un impacto perjudicial para el medio ambiente en todo el territorio, ya que actualmente se disponen en botaderos a cielo abierto, donde son incinerados indiscriminadamente, afectando el suelo, el aire y el paisaje (Serna M, 2016). Para los cultivos de café, vienen funcionando sistemas para el tratamiento de aguas residuales procedentes del beneficio de café, que realizan dos procesos: la sedimentación y la filtración, identificados por caficultores y técnicos del sector, como “desnatador y filtro”; la universidad Surcolombiana ha evaluado la eficiencia de dichos sistemas, entre los pequeños caficultores del sur del departamento, concluyendo que las variables analizadas arrojan valores “muy altos para aguas residuales tratadas” y que ello es consecuencia de que “los filtros operaron como lechos filtrantes y no como digestores”, no fueron inoculados ni tuvieron un período de “arranque”. El estudio concluye que, si bien estos sistemas son eficientes para la remoción de sólidos suspendidos, son deficientes en la remoción de los “parámetros de DBO5”; por lo tanto, definen la necesidad de instalar nuevos sistemas de tratamiento, o, rediseñar los actuales. Para el rediseño, se recomienda un tratamiento biológico con “alguna especie de macrófitas plantadas sobre un pequeño humedal”, lo que evitaría que los productores incurrieran en altos costos (Gutierrez Guzmán, 2014). Algunos autores consultados, consideran que el deber ser de la agroindustria departamental, tendría que obedecer a “una fuerza que genere ingresos a las familias campesinas”, pero la falta de acompañamiento e inversión por parte del gobierno, ha traído

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como efectos bajos rendimientos y poca productividad en algunas cadenas productivas (Cardona Alzate, Hacia una transformación agroindustrial en el departamento del Huila a través de sus colegios rurales, 2013). 1.1.8. Minería

Como riquezas del subsuelo, el departamento cuenta con yacimientos de petróleo, oro, roca fosfórica, cuarzo, calcita, azufre, arcillas y mármoles. Para el año 1956, el Gobierno Nacional y la Internacional Petroleum Company celebraron un contrato que abrió paso a la exploración y explotación de petróleo , en un territorio de 49.000 ha, en jurisdicción de los municipios de Neiva, Aipe, Villavieja, Tello, Palermo y Yaguará, al que se denominó “Concesión Neiva”. A partir del año 1961, con el pozo Dina 1, “el Huila ve brotar petróleo” en su territorio y, en una escalada de treinta años más, vivió la “bonanza petrolera”, con la que percibió por regalías, la suma de $228.863 millones, entre la década de 1990 a 1999. Finalizada dicha década, en el departamento se contaba con 1.193.000 hectáreas en roca sedimentaria, que correspondían al 61% del territorio, donde existía la posibilidad de encontrar petróleo y, cuyo 40% eran exploradas directamente por Ecopetrol. Pese a lo lucrativo del negocio, las regalías petroleras ocasionaban un descontento social, que generó espacios de discusión para que “tanto el Gobierno Nacional, como la sociedad civil, las organizaciones sindicales, campesinos y la clase parlamentaria debatieran este tema” e intentaran así, que los habitantes de la zona de impacto de la industria petrolera, recibieran mejor calidad de vida (Rubiano Daza, 2010). La ocupación del territorio, por el petróleo, durante esta época, ocasionó el “desplazamiento y subyugación de culturas locales”, así como impactos ambientales, que dieron lugar a paros, movilizaciones, huelgas y tomas de plantas productoras de petróleo, foros, congresos, seminarios y visitas técnicas. Se difundió la idea de que, el petróleo en el departamento, era “un espejismo”, que sólo le dejaba a éste una “fama de rico”, cuando en verdad los recursos por regalías habían sido “despilfarrados”. Al presente, de esta época de auge del petróleo Huilense, muchas fuentes hídricas como las quebradas San Francisca, La Raya; La Colorada; La Burra; Rodaburros y El Dindal, han sido extinguidas; centros poblados como Guacirco, después de casi 45 años en zona de explotación, aún tienen dificultades de acceso a educación, servicios de salud y oportunidades laborales; la industria petrolera contrata a la población mediante el sistema de “semáforo”, ofreciéndole trabajo no calificado durante tres meses y reiniciando la contratación dos años después; la economía departamental, de las grandes fincas y los latifundios dedicados a los cultivos de arroz, caña, cacao, sorgo, café, plátano, ganadería y algunos frutales, se transformó en una Economía Petrolera manejadas por multinacionales. Para los años de 2010 a 2013, la producción en el sector minero energético se redujo en una tasa anual de 4%, principalmente por la reducción del 44% en la producción de petróleo y gas, entonces, dicha producción se concentraba especialmente, en los municipios de Neiva, Aipe, Palermo y, en menor medida en Yaguará, Baraya, Tesalia, Gigante y Garzón (Delgado, 2015).

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En el año 2011, se otorgó licencia ambiental a la empresa Emerald Energy, en zona del páramo de Miraflores, con cinco plataformas de exploración y tres pozos petroleros; para los moradores de las veredas de Gigante y Garzón, estos trabajos afectaron fuentes hídricas, como los ríos Majo, La Honda y el río Oro, que surtía un acueducto de la zona; así mismo, se aseguró que en Cascajal (Gigante), los trabajos de la petrolera ampliaron una falla sísmica que perjudicó las fincas del sector; también se denunció la presencia de “gran número de chinos”, traídos por la Emerald Energy, para trabajar en el proyecto petrolero (Agenda Interna, 2018) La minería de oro , es considerada como uno de los procesos extractivos que generan mayor problemática ambiental, por el uso de mercurio y cianuro, durante el proceso de beneficio del metal, en su etapa de amalgamación y quema; las emisiones al aire y los vertimientos a los cuerpos de agua crean un alto riesgo para los trabajadores, las familias y para la población cercana a los sitios de explotación. En la zona minera de Pacarní - San Luis, del municipio de Iquira, se presentan filones de oro, plata y sulfuros, principalmente de hierro, donde el INGEOMINAS ha otorgado nueve títulos mineros para explotación de oro y se han creado siete plantas beneficiadoras para el mismo. Allí, la cantidad de mercurio aplicado es de 23,2Kg Hg/semana, cuyo 50% se dispone al suelo y hacia el agua, y, un 25% se emite a la atmósfera; según la fuente consultada, la mayoría de las muestras de agua estudiadas, en estas plantas, no reportaron niveles de mercurio, lo que no indica contaminación baja, por el contrario, dicho mercurio se encuentra en los sedimentos o en las especies de fauna y flora presentes en los cuerpos de agua. Además, el estudio afirma que hay una contaminación del recurso hídrico tanto en las quebradas cercanas a la zona de explotación, como en el Rio Yaguará, principal afluente de la zona “Brazo de Yaguará” de la Represa de Betania. El valor más alto de mercurio encontrado en sedimentos, cercanos a la zona de explotación aurífera, fue de 1497µgHg/Kg y aunque este nivel se reduce aguas abajo, dicho mercurio puede convertirse “a su forma orgánica”, llegar a los peces y así, “entrar en contacto con el hombre” (García Gómez, 2013). Respecto a la minería de aluvión, también llamada “minería a cielo abierto”, para ser ejercida en el departamento se exige contar con título minero, inscrito en el Registro Minero Nacional, como lo demanda el Artículo 165 de la ley 685 de 2001. En Tesalia, la administración del municipio decidió revocar la vigencia de 247 carnets de barequeros, a la población flotante de mineros de extracción de oro de aluvión, que laboraban en los ríos Yaguaracito y Páez, por carecer de dicho registro; así mismo la CAM, ha impedido la explotación minera en parte de la ronda del río Guarapas y en las riberas del río Magdalena en el sector de La Laguna, jurisdicción del municipio de Pitalito, por considerarla ilegal. Aunque se considera que a los mineros les resulta difícil tramitar su título minero, algunas organizaciones de ellos, han logrado conseguirlo, como en el caso de la Cooperativa Multiactiva Agrominera de Iquira. De acuerdo con el plan de desarrollo departamental, se viene experimentando una reducción en la producción aurífera, debido a los efectos de la política de control de la minería ilegal, pero también, al comportamiento de los mercados y a la variación en el precio del dólar (Gobernación del Huila, 2016 - 2019).

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La arcilla , con gran cantidad de yacimientos en el departamento, es un recurso muy abundante, siendo los municipios de Neiva, Aipe, Palermo, Baraya, Pitalito, Campoalegre, Hobo, San Agustín, Garzón y La Plata, los más destacados. Se encuentra gran cantidad de Unidades Productivas Mineras (UPM), dedicadas a la transformación de este material en piezas cerámicas, tanto para uso ornamental, como en la construcción; los productos de esta industria alfarera, son ladrillos de obra, ladrillos perforados, bloques, teja española, adoquines, enchapes y revestimiento y otros productos como calados. Se considera que dicha actividad empresarial, hace del sector “uno de los más promisorios” para el Huila. En Pitalito, La producción destinada a la industria de la construcción se comercializa en la región (Huila, Caquetá, Cauca y Tolima) y se elaboran, especialmente en cerámica roja, bloque H10, ladrillo perforado, adoquines y teja curva. Los principales clientes del sector son personas particulares (pedidos pequeños y esporádicos) y almacenes de cadena (compras de mayor tamaño y de mayor frecuencia). Ninguna de las empresas (la mayoría microempresas) que realizan esta labor, cuentan con certificación de Normas Técnicas de Calidad (NTC) para sus productos, circunstancia a la que se adjudica la falta de desarrollo del sector. La mayoría de las empresas utilizan el secado natural de los productos, lo que genera un “cuello de botella” productivo y su dependencia de las condiciones climáticas. Por otra parte, la tecnología de cocción, en el departamento, es poco eficiente y les resta competitividad frente a referentes nacionales e internacionales (Sánchez Molina, 2013). Aunque en Pitalito y Aipe se han generado proyectos de desarrollo tecnológico para la construcción de maquinaria, extrusión (proceso utilizado para crear objetos con sección transversal definida y fija) y corte de los productos elaborados, por parte de la administración departamental, estos procesos se hacen empíricamente, sin aplicar fundamentos de ingeniería; tampoco cuentan con diseños novedosos, ni procesos modernos en técnicas de producción. La mayor parte de la población que labora en estas empresas, realiza actividades de gran esfuerzo físico y están expuestas, constantemente, a ambientes de polvo y humo. Estas empresas contratan, preferentemente, por labor realizada y en muy bajo porcentaje, con contratos a término fijo. Con este modelo de contratación, en el año 2013, tan sólo el 29% de los empleados se encontraban vinculados a una empresa prestadora de salud (Sánchez Molina, 2013). En el municipio de Campoalegre, existen 28 empresas dedicadas a la actividad ladrillera, cuyo 78% son productoras y el 22% restante, se dedica a la comercialización del producto; 2 de ellas, están calificadas como grandes empresas, 7 como pequeñas empresas y 19 más, como microempresas; la mayoría, son empresas de tipo familiar, generadoras de 80 empleos permanentes. El 80% de estas empresas están organizadas a través de la Asociación de Ladrilleros de Campoalegre ASOLACAM, que explota arcilla “de manera rudimentaria e ilegal”, mediante el trabajo de 32 asociados; esta organización se ha convertido en “el primer productor de ladrillos y sus derivados” en el departamento. La mayoría de las empresas de Campoalegre poseen “mínimos” niveles de tecnificación, en razón a dificultades de acceso a recursos financieros y a los altos costos de la maquinaria; se asegura que el 55% de los empresarios no han recibido capacitación sobre procesos de innovación y muy pocos de ellos están interesados en modernizar sus sistemas de información a través de las TICS (Cristancho OLaya, 2014).

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Para el año 2017, el SENA evaluó el escenario ambiental de la Asociación de Ladrilleros de Pitalito Huila Asolapih, conformada por 12 ladrilleras tradicionales del municipio, ubicadas dentro del área de reserva especial otorgada por el Ministerio de Minas (corregimiento de Criollo, veredas Criollo, Llano Grande, Contador, Solarte y Santa Rosa). Las ladrilleras utilizan como material de combustión carbón mineral y, en ocasiones, cascarilla de café, procedente de las trilladoras de la región. Con este sistema de combustión, por la forma de explotación en las minas y por la cocción del ladrillo en hornos artesanales, que no cuentan con sistemas de control de emisiones, los impactos negativos definidos fueron la contaminación del aire y la alteración de las condiciones fisicoquímicas de los suelos. Dicho estudio recomienda implementar estrategias de producción limpia, tales como el uso de hornos ecológicos y el cumplimiento de la normativa ambiental vigente (Cortés Enriquez, 2017). 1.1.9. El turismo

La violencia política acontecida en el país durante las últimas décadas, afectó considerablemente, todos los ámbitos de la vida civil en todos los departamentos del sur; como un efecto de estos hechos, el sector turístico de la zona experimentó una gran baja y perdida de turistas; aunque para la época éste, no era fuerte, ni la región muy conocida, pudo haber tenido un desarrollo más estable desde entonces. El juicio de que “el Huila era sinónimo de guerra y peligro”, ha venido desapareciendo y el departamento ha estado haciendo esfuerzos para mostrar su riqueza natural y cultural. Con la imagen de “Huila un paraíso por descubrir”, vienen promoviéndose la naturaleza, la arqueología y la historia departamentales, como elementos de la identidad opita (Solano Duque, 2013).

Figura 4. Marca Huila

Fuente: Sistema de Información Turística y Cultural SITYC, Huila 2019

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Estos elementos identitarios están impulsando el desarrollo turístico departamental, en la modalidad de turismo de naturaleza (observación y apreciación de la naturaleza y de las culturas tradicionales), dentro del cual se desarrolla el turismo de aventura y comienza a planearse el turismo rural. Para el año 2012, la Agenda Interna de Productividad y Competitividad del Huila, propuso hacer del departamento un destino turístico ecológico y cultural, para la demanda nacional e internacional, abordando esta propuesta, desde la perspectiva de:

• Cluster Eco Arqueológico • Cluster Desierto de la Tatacoa y su área de influencia • Cluster Neiva Ciudad Región • Cluster Yaguará – Betania

Aunque los planteamientos de esta herramienta fueron evaluados unos años después, encontrando que sólo se había ejecutado un 38% de sus propuestas, se ha logrado generar una visión competitiva para el sector, dando marcha a su desarrollo. Así, hacia el año 2015, el departamento recibió un total aproximado a los 600.000 turistas, quienes priorizaron el turismo cultural (arqueológico) y el turismo natural (turismo de aventura) (FONTUR Colombia, 2017). Por otra parte, la literatura consultada sobre el tema, muestra varios ejercicios locales de diseño de planes turísticos, como en el municipio de Saladoblanco, incluido en el cluster ecoarqueológico y cuyo gran potencial son los atractivos naturales del Parque Nacional Natural del Puracé, la Serraría de Las Minas, el río Magdalena, Bordones y Granates. Así mismo, el municipio de Villavieja, ha planificado convertir el desierto de la Tatacoa en “una fuente de recursos económicos”, pasando de 30.000 turistas a 110.000 visitantes por año, e implementando los proyectos del Parque Temático, el observatorio y el tren turístico (Giraldo Uribe, 2014). También, la empresa privada del sector turístico, se encuentra en expansión y se dan algunos ejemplos de asociatividad tanto para realizar procesos formativos en el sector, dirigidos a microempresarios de turismo en el Huila, como grupos organizados para prestar servicios de ecoturismo. Actualmente, el turismo departamental representa el 2% del PIB y genera un 6% de empleos; la variada oferta de alternativas turísticas ha impulsado la inversión privada en construcción de hoteles rurales, hostales y restaurantes y ha fortalecido procesos de asociatividad y calidad al interior del gremio (Muñoz Clavijo, 2018). Reconociendo el valor turístico que poseen los alimentos más emblemáticos de una región, la gastronomía Huilense oferta a sus visitantes: la tradición popular de la “cocina afrodisiaca”, de la que hacen parte, los jugos “boxeador” y “matrimonio”; “estimulantes caldos” de “ministro”, de cucha, de huevos de pescado o de ojo de res y varios tipos de “sancocho”. Para “las festividades” de San Pedro, como fruto de la mezcla entre la cocina aborigen y española; “el asado” (de cerdo), acompañado con insulsos, envueltos, arepa orejaperro (arepa delgada a base de arroz) y yuca cocida, además de los tamales. En tiempos de ferias, “la fritanga”, a base de vísceras de cerdo ofrece la morcilla, el bofe y el chorizo; también son famosos, los bizcochos de achira y la panadería tradicional, elaborada en tucas (recipientes de barro), batida con rodillo de madera y cocinada en hornos de barro, que le dan “el sabor particular” a las empanadas de queso, panuchas, cucas, cortadas,

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panes de seda, bizcochuelos y panes de chicha. Para completar esta amplia oferta, la gastronomía local aporta la pepitoria (arroz con vísceras de chivo) y el estofado de cordero en el desierto de la Tatacoa, los quesillos y las panelitas de leche de Yaguará, la carne nitrada en Hobo, las gelatinas de pata en Gigante, el arroz tapao en Garzón, los cuellos de gallina rellenos en Pitalito y el cuy asado en Obando e Isnos (Ministerio de Comercio Industria y Turismo , 2017). Si bien la actividad turística está creando escenarios económicos alternativos tanto para el departamento como para sus pobladores, también está acarreando una suma de impactos negativos que necesitan ser atendidos, para garantizar la sostenibilidad de la naturaleza y de quienes la disfrutan. Aunque no se ha encontrado información secundaria que muestre dichos impactos a nivel departamental, se ha obtenido información local sobre los impactos ambientales negativos, que genera el turismo en el desierto de La Tatacoa, así:

• Altos volúmenes de agua, extraídos de reservorios subterráneos naturales, para los servicios de alojamiento y alimentación

• Energía eléctrica generada, en buena parte, por plantas eléctricas • Fenómenos de reflexión y difusión producidos por luz nocturna, intervienen en las

“interrelaciones ecosistémicas” de flora y fauna y afecta la visibilidad de las estrellas y de los cuerpos celestes (principal atractivo del desierto)

• Inadecuada disposición de los residuos, por parte de los turistas, altera la belleza del paisaje

• En razón al libre acceso al desierto, la falta de señalización y control, así como por la falta de entrenamiento a los orientadores turísticos, los turistas transitan sobre cárcavas y zonas de fuertes pendientes, erosionando el terreno y afectando las propiedades físico químicas del suelo

• Las fogatas realizadas por los turistas, con material seco de árboles y arbustos, generan emisiones atmosféricas sobre el entorno, afectan la biodiversidad y el paisaje

• Los equipos de sonido con altos decibeles, de turistas que acceden con vehículo particular al desierto, afectan los hábitos de la fauna y alteran la tranquilidad de los visitantes

• El uso de megáfonos que generan hasta 120 db, por parte de los orientadores, afectan los hábitos de la fauna y alteran la tranquilidad de otros turistas (Portafolio Verde - CAM, 2014).

Respecto a los impactos culturales negativos de la actividad turística, el cabildo indígena Yanacona, asentado dentro del área de influencia directa del parque Arqueológico de San Agustín, identifica:

• Venta del territorio a personas “extranjeras” • Compartir sus creencias por necesidad económica (uso del yagé) • Sustituir el trueque por transacciones económicas, para adquirir alimentos y trabajo • Indígenas expuestos a la seducción de “otras culturas” • Prácticas de consumo de sustancias psicoactivas por parte de los turistas • Pérdida del valor espiritual y material del parque, para los pueblos indígenas • Pérdida de la identidad ancestral en los jóvenes Yanacona (Tovar Ospina, 2018).

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2. Conclusiones

El territorio del departamento del Huila, diseñado desde los tiempos de la conquista y la colonia española, como un territorio pecuario floreciente, recreó “una cultura pastoril y ecuestre”, identificó el ganado como “moneda” y creó un imaginario de “prestigio social”, para los pobladores ibéricos y la aristocracia criolla. Sin embargo, este monopolio ganadero sobre los mercados de Santafé, Popayán y Quito, concluyó cuando la competencia creada por la Compañía de Jesús y por nuevos productores del Tolima y Santafé, le dieron fin. Así, debió entrar al siglo XVIII, como productor agrícola, con cultivos de cacao convertidos en grandes plantaciones, plantaciones de caña de azúcar, cultivos de quina, caucho y siembras de pancoger, que transformaron los territorios llanos y ampliaron la frontera agrícola en el piedemonte de la cordillera oriental y en los territorios ribereños. Condiciones de atraso, abandono del campo y relaciones de producción desventajosas para los campesinos, comenzando el siglo XX, marcaron la pauta para una nueva forma de tenencia de la tierra y para que un gran número de pequeños productores afianzaran el cultivo del café, mediante etapas de bonanzas y crisis, con poca tierra y con recursos económicos muy limitados, con presencia de la “mujer cafetera” caracterizada como productora, hasta convertirlo en el principal generador de recursos para la agricultura departamental y obtener mercados y reconocimiento internacional, como productores de cafés especiales.

Al presente, el territorio del Huila enfrenta los efectos otra nueva direccionalidad en el uso de su suelo, con los grandes desarrollos agroindustriales (arroz, café), las explotaciones mineras de oro, petróleo y la producción de energía eléctrica (Quimbo y Betania), que han desplazado y “subyugado culturas locales”, han causado la desaparición de algunas fuentes hídricas y contaminado otras, han inundado extensas áreas de tierras agrícolas y ocasionado pobreza y desempleo entre sus pobladores; también, la agroindustria artesanal por sus bajos niveles de tecnificación, los bajos costos de la maquinaria necesaria para sus labores y los bajos niveles de capacitación específica, contaminan el aire, afectan la composición físico química del suelo e incumplen las normas ambientales vigentes.

La presente estructura socio cultural para el POPSPR del departamento, encuentra que las etnias indígenas ancestrales y migrantes, poseen tierras con áreas insuficientes para desarrollar actividades agropecuarias, los suelos presentan agotamiento, obtienen una baja producción, el crecimiento de algunas áreas urbanas crea presión sobre sus territorios, las fuentes de trabajo son pocas y se consideran vulnerables por inseguridad alimentaria, desnutrición infantil y migración. La etnia afrohuilense y los afrocolombianos desplazados de otros departamentos que se asientan en el Huila, organizados en nueve consejos comunitarios y sin la titulación colectiva de sus territorios, desarrollan actividad agropecuaria con un bajo nivel de solicitudes de crédito, un bajo nivel de producción destinada al autoconsumo y mediante un mínimo grado de asociatividad. Por otra parte, el diagnóstico refleja algunas fortalezas que caracterizan a estas etnias; por ejemplo, la autodeterminación de los indígenas por recuperar su identidad cultural, un porcentaje considerable de maquinaria en las UPA indígenas de La Plata y Pitalito y las buenas prácticas para protección del suelo de dichas UPA, en Neiva, La Plata y San Gil. Los afrohuilenses, por su parte, realizan una buena protección del suelo, poseen un número alto de UPA con bosques naturales y cuentan con acceso al recurso hídrico, para desarrollar sus actividades agropecuarias.

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En relación con las comunidades campesinas, los pequeños productores de café estándar, cuentan con muy bajas posibilidades para el pago de sus créditos bancarios, algunos han enfrentado el embargo de sus tierras por parte de los bancos y reciben los efectos de la falta de autonomía de la FNC, para estabilizar los precios del café; no obstante, cuentan con el apoyo de la familia para la producción, las mujeres logran cierta autonomía económica en el entorno productivo y, con un paisaje cafetero diverso productivamente, han logrado garantizar la seguridad alimentaria familiar y han hecho de este cultivo, un generador de recursos agrícolas para el departamento. Los productores de cafés especiales trabajan con altos costos en los productos agroquímicos, con escasez de mano de obra en tiempos de recolección, en predios con áreas reducidas que limitan la búsqueda de alternativas económicas y con la preocupación por la pérdida del relevo generacional; tienen a su favor, el surgimiento de un “nuevo eje cafetero”, donde el departamento es líder en cafés especiales y la certificación en Denominación de origen, que les otorga comercialización exclusiva y sobreprecios adicionales. En cuanto a los pequeños productores de arroz, desarrollan su producción pagando altos costos por el arrendamiento de tierras y maquinaria, altos precios de insumos y altas tasas de interés por sus préstamos bancarios, logrando únicamente, sostener económicamente a sus familias. Para los campesinos cultivadores de achira, las bondades del cultivo en cuanto a generar empleo, mejorar la dieta alimenticia, generar valor agregado, enriquecer y mejorar la fertilidad, estructura y textura del suelo, contribuir a la protección del suelo de la erosión, generar y capturar CO2, así como en favorecer la conservación de la biodiversidad, se ven empañadas con el “beneficio” de la harina, que utiliza gran cantidad de agua, demanda muchas horas de jornal, tiene baja productividad y genera “gran sacrificio” del trabajador, en razón a la carencia de infraestructura.

La relación mujer y agricultura en el departamento, producto de la participación política de madres, esposas, hijas y hermanas de los campesinos, en la reivindicación de sus derechos y mediante el desarrollo de programas de extensión estatales, se traduce actualmente, como la existencia de mujeres con “cédula cafetera”, propietarias de la tierra con acceso a recursos productivos, con mayores conocimientos, poder de decisión, autonomía y control de los bienes dentro del hogar, que han logrado mejorar las condiciones de vida de las caficultoras y de sus familias produciendo café con valor agregado y participando en proyectos productivos con organizaciones (no) gubernamentales. Todo ello, mediante la construcción de un tejido social asociativo, estratégico, para superar la imposibilidad de acceder a mejores condiciones de vida, individualmente. Pero dicha relación, se problematiza por el bajo nivel educativo de las productoras, por las restricciones de tiempo para participar plenamente en sus asociaciones y por tener que “demostrar” a sus familias que están haciendo, “algo productivo”; dicha relación les implica una sobrecarga de trabajo, pues aún están encargadas de velar por el cuidado de sus familias, porque los “comportamientos machistas” son muy fuertes. Mediante la promoción de la asociatividad de la mujer para la producción agropecuaria, se han conformado en el departamento 37 asociaciones de mujeres productoras; veinte de ellas, dedicadas a la producción de café, once a la avicultura (pollos y codornices), dos con producción frutícola, una destinada a la agroindustria de la achira para producir bizcochos, una tienda para la comercialización de productos derivados de la panela, una en producción piscícola y una en porcicultura.

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Se espera que este escenario socio histórico, donde los grupos sociales descritos, están realizando sus actividades agropecuarias en un contexto de riesgo futuro, coadyuve al diseño de políticas, programas, planes y proyectos para el mejoramiento de sus condiciones, en un mediano y largo plazo, dentro del marco del desarrollo rural integral.

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