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  • LOS GRANDES CARISMAS PAULINOS.

    Son nueve los carismas mayores que cita San Pablo en la 1 carta a los Corintios.

    1 - LA PALABRA DE CONOCIMIENTO

    P. Amando SANZ ESCORIAL, S.J.

    Entre los carismas del Espritu que cita San Pablo se encuentra la palabra de

    conocimiento.

    "Allo d lgos gnseos kat t aut pneuma": y a otros, palabra de conocimiento segn el

    mismo Espritu": 1 Cor. 12,8.

    As es como se expresa en la primera carta a los Corintios este Carisma, tan conocido por

    la Renovacin Carismtica, en las intercesiones y misas de sanacin.

    Su significado

    La palabra griega "gnosis" se traduce al latn por conocimiento o ciencia, pero al

    castellano, slo se debe traducir por conocimiento; y mejor: "conocimiento revelado".

    Ciencia en latn es igual a conocimiento, pero en castellano es: "Conocimiento de las

    cosas por sus causas".

    Cuando decimos: "He tenido una palabra de conocimiento", quiero significar que el

    Espritu Santo me ha revelado una palabra para conocer una sanacin realizada por el

    Seor, un trauma para ser sanado, o la raz de un problema que Dios quiere resolver.

    Cmo se recibe este Carisma?

    Segn el P. De Grandis, toda persona que ha recibido la Efusin del Espritu tiene en s

    este Carisma. El problema est en cmo conocerlo y cmo empezar a practicarlo. Para

    ello veamos un ejemplo:

    Entre los dones naturales que el hombre recibe al nacer, se encuentra el nadar. Sin

    embargo el beb por s mismo ni lo conoce, ni lo practica.

    Es ms, a fuerza de no practicarlo, lo pierde. Luego, si lo quiere recuperar, tiene que hacer

    grandes entrenamientos para aprenderlo. Si una madre arroja a su beb al agua,

    comprobar que su nio nada perfectamente por el don de la naturaleza, libre de

    prejuicios.

    Veamos ahora lo que ocurre con el don de lenguas que tambin se recibe en la efusin del

    Espritu. Puede ocurrir que, por prejuicios racionalistas, el bautizado en el Espritu vea

    pasar aos antes de recibir este carisma; pero cuando se decide a aceptarlo por fe, se

    abandona al Espritu y empieza a mover los labios, la lengua y la garganta, entonces se

  • produce en l, como la cosa ms natura del mundo, el fenmeno carismtico de las

    lenguas.

    Entre los dones naturales existen la intuicin, la premonicin, la telepata, la percepcin

    extrasensorial. Y no podr Dios comunicarse con sus criaturas de manera mucho ms

    sublime? Todos sabemos que Dios nos habla en la oracin a cada uno personalmente, y

    no podr hablarnos para comunicarnos mensajes de salvacin para nuestros hermanos?

    Esto es lo que llamamos Palabra de conocimiento.

    Cmo se percibe?

    La palabra de conocimiento se percibe en un clima de oracin y unin con Dios. De

    ordinario, despus de haberla pedido al Espritu Santo Parclito. No olvidemos que

    Parclito significa: "El que acude cuando se le llama". La manera prctica es: orar en

    lenguas para borrar de la mente cualquier distraccin y as dejar espacio al Espritu para

    comunicarse con nosotros. En este clima la palabra que viene a tu mente es de Dios.

    Basta con creerlo y tener fe para actuar y proclamarlo. Jess ha prometido que: "quien

    diga a este monte: levntate y chate al mar y no vacile en su corazn, sino que crea que se

    har, lo obtendr". Mc. 11,23.

    Algunos ejemplos

    En la ltima Eucarista de sanacin que celebr en el Templo de la Renovacin

    Carismtica de Madrid el Seor me dio esta palabra: "Rodilla sanada". Yo lo anunci en

    fe. La respuesta fue inmediata. Una seora se levant y dio testimonio: "Hace meses me

    ca en Marbella y me hice dao en una pierna. Me llevaron a urgencias. Me dijeron que

    tena que operarme del menisco en la rodilla, pero no me oper. Nada ms escuchar la

    palabra de conocimiento empec a or pequeos chasquidos en mi rodilla y se me quit el

    dolor hasta quedar completamente bien.

    En julio de 1997 se celebraba una Misa de sanacin en Tenerife, en el Monte de la

    Esperanza. Hubo numerosas palabras de conocimiento.

    Una de ellas fue: "Una persona est siendo sanada por el Seor de un odo completamente

    sordo". Enseguida se present a dar testimonio un hombre que afirm: "Llevo muchos

    aos sordo. Ahora he empezado a or perfectamente": Terminada la Eucarista, vino a

    decirme que en agradecimiento a Dios que le haba curado, quera dedicar sus ratos libres

    a ayudar a los ancianos de una residencia.

    En otra ocasin Dios me hizo ver mentalmente el paisaje nevado de una ciudad, como si

    desde una ventana contemplase multitud de tejados cubiertos por la nieve. Yo haba pedido

    a Dios una palabra de conocimiento para ayudar a una persona a sanarse de un trauma.

    El paisaje nevado puede significar muchas cosas, pero yo no debo interpretarlo.

  • Es la persona interesada la que debe hacerlo. Ella me dijo: "El trauma que yo arrastro

    empez en invierno en una ciudad muy fra donde yo habitaba". Entonces fue el momento

    de orar al Seor por la sanacin de ese trauma.

    Resumiendo

    Quin puede tener la palabra de conocimiento? Cualquier cristiano que crea en el poder

    del Espritu, que viva unido al Espritu, que lo invoque y le pida este don para un fin

    bueno.

    Dnde se percibe? En la mente o en la imaginacin. Cmo se percibe? Como la

    profeca. Generalmente despus de orar en lenguas.

    Cmo distinguirlo de las ideas propias? Por venir despus de la oracin, cuando no han

    irrumpido en la mente las propias consideraciones.

    2 - LA PALABRA DE SABIDURIA

    P. Carlos ALDUNATE, S.J.

    La palabra de sabidura es una mocin del Espritu que nos indica qu hacer, cmo

    actuar.

    El sabio no es simplemente el ms informado, sino el hombre que da mejores consejos.

    En el libro de los Proverbios se hace el elogio de la sabidura, atributo de Dios y don que

    l hace al hombre, imagen de Dios. Debemos pedir la sabidura para saber cmo proceder.

    En Jess vemos una sabidura que lo orienta siempre en sus actuaciones: qu hacer, qu

    decir, cmo actuar. Algunos pasajes del Evangelio son especialmente notables:

    En Mt 22, 15-22, Jess pide una moneda, para responder luego: "Den al Cesar lo que es

    del Cesar y a Dios lo que es de Dios"; en Mt 17,24-27, leemos su solucin al pago del

    impuesto del templo: l, como Hijo de Dios, es dueo del templo; no est obligado al pago

    del impuesto; pero "para no ofender" instruye a Pedro que eche el anzuelo, encuentre en la

    boca del primer pescado una moneda, y pague por los dos, Pedro y Jess. Hay personas

    que poseen un don permanente de sabidura (es uno de los siete Dones del Espritu Santo y

    crece en nosotros como gracia de santificacin); hay quienes reciben un carisma de

    sabidura, como gracia, propia de su oficio en el Cuerpo de Cristo, como es el caso de un

    Obispo, un juez cristiano, un abogado, mdico, maestro... Estos estn llamados a vivir en

    receptividad a las mociones de Dios.

    Las "palabras de sabidura" se dan tambin ocasionalmente a las personas que las

    necesitan en un servicio para el hermano.

  • Hagamos la prueba. Ante problemas complicados cuya solucin se nos escapa, pidamos

    con constancia cada da una palabra de sabidura. Comprobaremos la promesa del Seor

    (Lc 18, 1-8). Tambin en problemas ms sencillos, pidamos: "Seor, dame tu sabidura

    para saber cmo actuar"(Cfr. Sant 1, 5-6).

    CARISMA DE SABIDURIA

    Precisiones y aclaraciones

    P. Ceferino SANTOS, S.J.

    No resulta fcil hablar del carisma de palabra de conocimiento y de palabra de sabidura

    (1 Cor 12,8). A veces, se dan tan unidos estos dos carismas que podemos mezclarlos y

    confundirlos. En otras ocasiones, para distinguirlos ms, se remite la palabra de sabidura

    hacia campos de percepcin de Dios y de las cosas divinas hasta confundirlo con el don de

    sabidura, que es un hbito sobrenatural infundido en el alma por el Espritu para conocer

    las cosas de Dios con facilidad y simpata. Alguien escribe: 'Las palabras de sabidura

    tienen poder para entreabrirnos los misterios de Dios y para captar las cosas del Espritu

    de Dios (1 Cor 2,14)". Esto ms que palabra de sabidura es don de sabidura. Debemos

    distinguir claramente el don permanente de sabidura, que nos ilumina y santifica, del

    carisma transitorio de palabra de sabidura, que aprovecha a otros.

    Tampoco puede confundirse el carisma de conocimiento con el don de ciencia, que hace

    que bajo el influjo del Espritu juzguemos rectamente de las cosas terrenas en su relacin

    con nuestro fin ltimo de modo habitual. La palabra de conocimiento es un carisma

    pasajero que ayuda a la persona que la recibe para vivirla como una manifestacin del

    Espritu Santo, que le toca el corazn y que la cura.

    As, "la palabra de conocimiento dice lo que el Seor desea hacer o est haciendo en otra

    persona; por ella el Seor interpela al hombre o le toca, ms. frecuentemente, en donde l

    est herido por el pecado o la enfermedad" (E. Garn, Qui fera taire..., p. 139). Por

    ejemplo, uno anuncia: "El Seor est curando a un hombre de 29 aos que tiene asma

    desde los cuatro".

    Se trata del carisma de palabra de conocimiento. Y aade: "El Seor le pide para curarse

    que perdone a su padre, que les abandon a los cuatro aos y les dej a l y a su madre sin

    dinero". Esta es palabra sabidura que indica el remedio y el poder de Dios para curar. La

    palabra sabidura es portadora del poder del Espritu para otra persona (IB.,p.128).

    Mons. Vicent M. Walsh dice que "palabra de conocimiento es la accin de Dios que mueve

    a una persona a transmitir a otros verdades religiosas de modo que la presencia y el amor

    a Dios se experimentan y el pueblo es movido a buscar a Dios" (Lead my People, p.79).

    Mons. Walsh, en cambio, define la palabra sabidura como "el poder de Dios que ilumina a

  • una persona para hablar una palabra eficaz de modo que el querer de Dios se realice en

    una situacin concreta" (Ib,).

    El P. Robert De Grandis adopta un camino prctico para distinguir la palabra de

    conocimiento de la sabidura: " Mientras oramos, buscando ayuda del Espritu Santo a

    travs de los dones carismticos comunes, es el Espritu Santo el que revelar

    especialmente por medio del don de conocimiento, cul es la verdadera raz y causa del

    problema o problemas de una persona. Entonces procedemos con palabra de sabidura,

    segn nos conduce el Espritu Santo, y nos movemos con su poder.

    El don carismtico de palabra de conocimiento es el diagnstico del Espritu Santo. El don

    carismtico de palabra de sabidura es la receta del Espritu Santo

    La distincin del P. De Grandis es til en muchos casos para distinguir estos dos carismas,

    sabidura y conocimiento, aunque no agote todos los casos y posibilidades que abarcan.

    Otro punto de vista muy interesante lo expone as Maximiliano Calvo: "La palabra de

    conocimiento es una revelacin del Espritu de Dios de hechos pasados o de cosas

    existentes o sucesos que tienen lugar en el presente. La palabra de sabidura es revelacin

    de Dios sobre sus propsitos acerca de su pueblo, o acerca de cosas y sucesos del futuro.

    Por la palabra de conocimiento supo Juan la situacin de las siete Iglesias de Asia; por la

    palabra de sabidura pudo comunicarles la mente, la voluntad y los mandatos de Dios".

    ]oseph Hazzaya, mstico sirio del siglo VIII hablaba del conocimiento por el Espritu de

    ambos mundos: del mundo de Dios y del futuro, por la palabra de sabidura; y del mundo

    de los hombres y del pasado por la palabra conocimiento. Segn esto, el carisma de la

    palabra de conocimiento nos revela problemas de los hombres y sus races en el pasado; la

    palabra de sabidura, en cambio, nos manifiesta ostensiblemente la accin y las soluciones

    de Dios a problemas concretos.

    Otros nos hablarn de que por la palabra de conocimiento no slo nos desvela el Espritu

    de Dios lo que sucedi o sucede en el hombre, sino tambin en los espritus de mal y en las

    cosas afectadas por el pecado y que Dios quiere restaurar para salvarnos. En muchos de

    los comentaristas se dan grandes coincidencias en la explicacin de las palabras de

    conocimiento y de sabidura. Desde el discernimiento de estos carismas iremos fijando

    mejor sus caractersticas prcticas, pues no se trata de construcciones mentales sino de

    dones concretos y de manifestaciones llamativas del Espritu de Dios, que tratamos de

    analizar desde sus caractersticas especiales. Que el Seor nos haga conocer y vivir sus

    carismas.

    3 - DISCERNIMIENTO DE ESPIRITUS

    P. Carlos ALDUNATE S.J.

  • Este carisma consiste en reconocer con luz divina el origen de los pensamientos, deseos y

    acciones que podran venir de Dios o de un espritu malo.

    Hay mociones que son tan manifiestamente malas que no se necesita un carisma para

    detectar su origen y para rechazarlas de plano. Pero hay tambin invitaciones a un bien

    aparente que no vienen de Dios sino del espritu de las tinieblas.

    San Juan escribe: "No crean a todo espritu, sino prueben los espritus" (1 Jn 4,1). Hay

    reglas de discernimiento que pertenecen a la prudencia cristiana y an al carisma de

    sabidura, pero existe tambin este carisma de discernimiento, que da la capacidad para

    distinguir intuitivamente lo bueno y lo malo. A veces esta distincin se manifiesta por

    colores o por olores o por sonidos o por sensaciones fsicas.

    El mbito de este carisma es amplio, ya que abarca el discernimiento de aspiraciones y de

    proyectos (pueden ser buenos en s mismos, pero no son los que quiere Dios en ese

    momento), de doctrinas, de personas y de sus actitudes, de carismas (son realmente

    inspirados por Dios?).

    La ltima palabra en el discernimiento para orientacin de la Iglesia pertenece

    ciertamente al Obispo, como lo indica el Concilio Vaticano II (L.G. n.12) y lo recuerda

    Juan Pablo II; pero esto no impide que el Seor confiera el carisma cuando quiera an a

    los ms humildes e iletrados, y habitualmente a los grupos reunidos en su nombre (Cfr. Mt

    11,25-26; 18,20).

    Siempre debemos tener presente que el discernimiento, quizs ms que los dems carismas,

    necesita un alma muy purificada, porque somos tan fcilmente influenciados por temores,

    intereses, prejuicios, presiones...

    Hay una afinidad especial entre las bienaventuranzas y el discernimiento (Cfr. Mt 5,3-8;

    Sof3, 11-13).

    El carisma de discernimiento es un caso particular del carisma de ciencia y est

    relacionado con la sabidura, ya que las invitaciones de la inspiracin piden una respuesta

    de nuestra parte. Por esto, las lneas divisorias entre uno y otro de los carismas de

    pensamiento no son siempre netas. Pero esto no tiene mayor importancia.

    Visiones, locuciones...

    Estas no son carismas especiales, sino una manera de recibir las mociones de Dios. Dios

    nos habla de muchas maneras: por sueos, por imgenes mentales (que sern ms o menos

    intelectuales, imaginativas, emocionales, an exteriormente sensibles), por palabras que se

    oyen interiormente o an exteriormente, por sensaciones musculares, por olores, por

    msicas, etc.

    Los carismas de ciencia, de sabidura, de discernimiento pueden revestir todas estas

    formas, y muchas ms. De alguna manera, la gracia de Dios debe hacer impacto en

  • nuestro cuerpo o en nuestro psiquismo. De all la importancia de preguntar: Seor, qu

    quieres t decirme con esto?".

    Ejercicios

    Es posible ejercitar la receptividad a estos carismas. Solamente Dios es el dueo de ellos, y

    los da cuando l quiere en su infinita sabidura; pero, de hecho, l los da con ms

    frecuencia de la que nos imaginamos. No somos conscientes de ellos por nuestra

    superficialidad y dispersin. Por otra parte, si nos abrimos a los carismas podemos estar

    seguros de que percibiremos muchos de estos carismas.

    Para ayudar a esta apertura, hagamos los ejercicios siguientes:

    1 Pedir al Seor que aumente en nosotros el deseo del bien de los dems, y el deseo de

    servirles, confiando en que ponemos lo que est de nuestra parte, pero que es Dios quien

    hace la obra.

    2 Pedir la gracia de estar atentos a las necesidades de los dems, pero tambin a la

    mocin interna de acudir nosotros con nuestra ayuda. No estamos llamados a remediar

    todos los males, pero s a aportar nuestra parte.

    Cundo s; cundo no? Aqu pedimos (y recibimos) palabras de sabidura.

    Es lo que Cristo prometi: "El Espritu Santo los conducir a ustedes a la verdad" (Jn

    16,13). .

    TIPOS DE DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL

    1 - Existe un discernimiento espiritual "normal", propio de estados de alma tranquilos,

    cuando se da un proceso racional, ayudado por la fe y la caridad, para captar lo que

    agrada a Dios y viene de su Espritu y lo que no viene de Dios. (v.g. visiones que no

    aprovechan espiritualmente, quitan la paz, llevan al orgullo. No son de Dios).

    2 - Discernimiento "doctrinal": se apoya en la conformidad o no de lo que se valora con

    la doctrina de la Sagrada Escritura, de la tradicin eclesistica y del Magisterio

    jerrquico. Si algo va contra estas tres instancias no es de Dios.

    3 - Discernimiento espiritual por mociones interiores de "consolacin y desolacin" para

    conocer lo que viene o no viene de Dios (San Ignacio de Loyola).

    4 - Discernimiento "carismtico": puro don de Dios y gracia del Espritu con captacin

    inmediata causada directamente por el Espritu de Dios de realidades espirituales y de la

    actuacin de los diversos espritus con conviccin profunda.

    Estas clases de discernimiento pueden encuadrarse o en el discernimiento individual o en

    el comunitario.

  • 4 - EL CARISMA DE LA FE

    P. Vicente BORRAGN O.P.

    "A otro, fe en el mismo Espritu" (1 Cor, 12,9).

    El carisma de la fe no debe ser confundido con la virtud teologal de la fe. Se trata de una

    gracia especial, dada por el Espritu a algunos fieles, para edificar a la comunidad.

    Alguien ha definido ese carisma con estas palabras: "Es una sbita oleada de fe para creer

    confiadamente, sin dudar en absoluto, que lo que hagamos o hablemos en el nombre de

    Jess, suceder". Es la fe que mueve las montaas, segn todos los comentaristas: "Tened

    fe en Dios" (Mc 11,22-23). "Se trata de un carisma que puede hacer posible lo imposible".

    "La fe, como carisma, es la firme certeza de que Dios va a hacer aqu un milagro. El que

    est dotado de ese carisma sabe, en un momento determinado, que una situacin sin

    esperanza no lo es en absoluto, que Dios va a intervenir y que todo va a ser cambiado para

    honra y gloria de su nombre". Es la fe que hace milagros y edifica a la comunidad.

    El texto de San Pablo sobre el carisma de la fe podra ser entendido tambin de esta

    manera: "Y a otro, el mismo Espritu le da una fe fuerte". San Pablo deba pensar tambin

    en el poder dado a algunos fieles para confortar en la fe a otros. La Iglesia, las

    comunidades y los grupos necesitan de la presencia de esos hermanos que contagian

    entusiasmo y seguridad. Todos necesitamos de la fe de los dems para vencer las dudas.

    Los fieles que estn dotados de una fe poderosa confortan a los dbiles, robustecen a los

    que estn tentados, animan a los que pasan por dificultades, son como una luz en medio de

    la noche de la vida. La presencia de esos hermanos, fuertes en su fe, contribuye a edificar

    la comunidad.

    5.1 - DON DE CURACIONES

    Mons. Alfonso URIBE JARAMILLO

    SAN PABLO pone a continuacin del Carisma de fe el de sanaciones. Este don encuentra

    resistencia en muchas personas que oyen hablar de la Renovacin Espiritual. "Que no me

    vengan ahora con milagritos y curaciones", dicen entre despectivos y preocupados. Por

    qu esta posicin tan negativa y tan enftica? Porque no se tiene en cuenta que si es un

    don del Espritu Santo merece aprecio, y porque no se tiene una idea precisa de su

    realidad y de su ejercicio.

    Un hombre tan serio como el Cardenal Suenens ha escrito en su libro "Un Nuevo

    Pentecosts?" lo siguiente sobre este asunto: "La renovacin del sacramento de los

  • enfermos nos invita a interrogarnos acerca de nuestro comportamiento personal y

    religioso respecto a ellos mismos, renovando nuestra fe en la oracin a favor de su

    curacin de ellos.

    El ministerio de la curacin ha jugado en vida de Jess un gran papel, para que ahora no

    deba continuar a travs de sus discpulos aqulla su obra de misericordia y de

    restauracin de la salud fsica y moral.

    l entonces nos exige, por supuesto a nosotros, para que se le permita actuar a l, como lo

    hizo tan a menudo, se nos exige tener una gran fe expectante y confiada, semejante a la de

    aquella mujer que habiendo tocado tan slo la orla de su vestido fue curada porque una

    gran virtud brotaba de l.

    Por otra parte bien se conoce cmo en la Iglesia primitiva, se llevaban a cabo grandes

    curaciones en nombre del Seor realizadas por los mismos apstoles, las cuales

    impresionaban a las muchedumbres.

    Este carisma de la curacin se encontraba no tan slo en las manos de los Apstoles, sino

    tambin entre las de sus discpulos, tales como el dicono Felipe, del cual se dice: "que

    porque se le escuchaba y se le vea hacer milagros, la muchedumbre aceptaba su

    predicacin... y toda la ciudad se vea penetrada por una gran alegra". (Cf. Hech 8,6-8).

    Esta fe en el poder del Seor, operando en favor del enfermo, a travs de nuestra plegaria,

    es preciso que la renovemos. A este respecto no debemos temer dejarnos interpelar por

    ciertos ejemplos de fe viva que nos llegan desde nuestros hermanos protestantes. Por otra

    parte vamos viendo cmo renace en el seno de la Iglesia Catlica, dentro de sus medios

    ms influenciados por la renovacin carismtica, la prctica de la oracin colectiva en

    favor de los enfermos.

    Por mi parte me siento invitado a reexaminar mi comportamiento acerca de aqullos a los

    que visito; cuando yo veo en la comunidad de cristianos reunidos en la habitacin de un

    enfermo, cmo ruegan por l espontneamente extiendo mis manos sobre l en un gesto

    que recuerda al de Jess en el Evangelio y que expresa la comunin cristiana alrededor

    del que sufre. No osamos creer por supuesto que nosotros somos Cristo vivo que obra en

    nosotros. No osamos creer que la oracin lleve necesariamente al milagro.

    Es preciso que los responsables de la doctrina, en todos los niveles, nos enseen de nuevo

    y ms profundamente, el verdadero sentido de la plegaria, siempre eficaz segn el

    pensamiento de Dios; la forma del amor paternal de un Dios que lo es de vivos ms que de

    muertos, que no es origen del mal y que desea el bien integral para sus hijos; el sentido

    purificador y transformador tambin del sufrimiento aceptado, el que Dios concede a

    aqullos a quienes ama.

    Es menester que nuestra oracin englobe toda la complejidad de lo real: hay enfermedades

    de todas clases, visibles e invisibles, somticas, sicolgicas, patolgicas, debidas a

    traumas ocultos y antiguos.

  • Nuestra plegaria debe comprender a todo aquello que tiene necesidad de ser curado; y

    debe exponer a los rayos de la gracia a todo lo humano en sufrimiento, tanto lo presente

    como lo pasado.

    Es preciso recordar y sostener que Jess fue ayer como sigue siendo hoy; es decir; el

    Maestro tanto del pasado como del presente. Si el milagro de la sbita curacin

    espectacular es raro, la curacin progresiva y lenta se encuentra tambin ella, bajo la

    accin de Dios. La oracin entonces se sita en el mismo corazn de ella. Todos sabemos

    por lo dems, que la medicina ha dejado de ser ya materialista y positivista y cada da

    aparece como ms consciente de las mltiples correlaciones que se dan entre los

    contenidos humanos y lo psicosomtico.

    A la luz de una enseanza cristiana renovada hoy acerca de la oracin y de la curacin no

    se puede sino desear vivamente que consideremos de veras en el mismo corazn nuestro -

    incluso fuera del contexto sacramental y sacerdotal- aquellas recomendaciones de

    Santiago: "si alguno de vosotros enferma, que llame a los presbteros de la Iglesia y que

    oren sobre l despus de haberle ungido con leo en nombre del Seor. La oracin de la fe

    salvar al paciente y el Seor le curar...

    Rogad los unos por los otros, a fin de que seis curados". (Sant. 5,14-16). No olvidemos

    que el Espritu Santo en persona no es sino la Uncin viva y divina a travs de la cual

    Jess contina su obra".

    Debo confesar que mi posicin frente al Carisma de curacin era muy negativa hasta hace

    unos aos. Gracias al Seor veo ahora ms claro y compruebo cada da su realidad y

    riqueza.

    Lstima, s, haber perdido tanto tiempo! .

    5.2 - LA SANACION FISICA.

    P. Carlos ALDUNATE, S.J.

    Muchas veces los resultados son simples y llamativos. Pero recordemos que

    frecuentemente se trata de enfermedades sicosomticas; de modo que en esos casos no se

    produce una verdadera sanacin fsica si no va acompaada de una sanacin interior.

    Peticin simple

    Es sencilla: "Seor, te presento a tu hijo(a). T lo(a) amas y l(ella) est enfermo(a) . Te

    pido que lo(a) sanes; t sabes el cmo y el cundo".

  • Se puede tocar al enfermo para hacer ms tangible este puente de oracin y sanacin. Se

    recomienda que esta "imposicin de manos" no sea un gesto solemne, sacramental, ni un

    gesto de sacerdote o de mago, sino un gesto fraternal: basta la mano sobre el hombro. (No

    conviene sobre la cabeza, para no interferir en los centros nerviosos).

    Se ora poniendo la fe en Dios. l es infinito amor y poder y sabidura; l nos ha dicho que

    pidamos; al acudir a l, lo honramos como a nuestro Padre y a nuestro Dios. Creemos y

    confiamos en l.

    No ponemos nuestra fe en la oracin misma que hacemos, ni en la fe del enfermo, ni en

    nuestra fe o en los sentimientos que tengamos. Muchas veces pediremos con el sentimiento

    de que nuestra oracin es intil. No importa. Al pedir simplemente, sabemos que nuestra fe

    est puesta en Dios.

    Peticin con mandato

    Agnes Sanford escribe que al orar por otra persona, sola recogerse primero para sentirse

    unida a Cristo y para poder orar con un sentimiento de unidad con l. As terminaba su

    oracin con las palabras: "Por Jesucristo nuestro Seor, Amn". El Amn era una

    confirmacin; confirmaba la voluntad de que "as fuera".

    Estas palabras y estos sentimientos pueden contribuir con un aporte subjetivo, sicolgico,

    a nuestra fe. No son esenciales; pero tampoco daan.

    Con aporte imaginativo

    Tanto Agnes Sanford como Ruth Stapleton solan usar con la oracin aportes de su

    imaginacin creadora. As, imaginaban que ya se estaba efectuando la sanacin de la

    parte enferma: corazn, pierna lo que fuera...mantenan ante s la imagen de la persona

    completa, enteramente sana...

    Se sabe que las imgenes ayudan la accin parasicolgica del pensamiento y del deseo;

    pero no debemos adelantarnos a la voluntad de Dios. Cmo sabemos que l quiere sanar

    ahora la dolencia fsica del enfermo? l tiene su sabidura divina; quizs quiera efectuar

    una sanacin interior antes de una sanacin fsica.

    A no ser que tengamos una "palabra de ciencia" o una gracia de fe carismtica acerca del

    enfermo por el cual oramos, no debemos imaginar lo que no sabemos si es real.

    Otra cosa es dar una forma imaginativa a una realidad que conocemos por la fe. As,

    podemos imaginar a Jess que est al lado nuestro y que pone su mano sobre la

    nuestra...porque sabemos por la fe que estamos incorporados en el Cuerpo de Cristo.

    Cuando vivimos esa verdad y pedimos "en el nombre de Jess", estamos pidiendo lo que

    sabemos que l pide con nosotros.

  • Lo importante es que pongamos nuestra fe en Dios y en lo que l nos ha revelado. No

    debemos poner la confianza en tales o cuales imgenes que expresan nuestra fe.

    Oracin colectiva

    Jess nos dice: "Donde hay dos o tres congregados en mi nombre, all estoy yo en medio de

    ellos" (M t 18,20). La reunin de varias personas que oran por un enfermo supone el amor

    fraterno, llave importante para todo carisma.

    Adems la presencia especial de Jess afirma nuestra fe.

    6 - DON DE MILAGROS.

    San Pablo coloca el carisma de "operaciones milagrosas" en seguida del don de las

    curaciones. Es muy importante partir del hecho de que son Carismas diferentes. Esto nos

    servir para no hablar de milagros cuando el Seor efecta la sanacin por ministerio

    nuestro y para no creer que los milagros se presentan por todas partes y a cada paso.

    Pero tampoco debemos caer en el extremo opuesto al negar la existencia de los milagros

    en la hora presente. Por falta de ideas claras acerca de la nocin de milagro y de su fin en

    el plan salvfico de Dios, se llama milagro a lo que no lo es y se tiene una posicin

    negativa y prevenida frente a una realidad tan importante como es el milagro en la vida de

    Jess y en la historia de su Iglesia.

    Conviene tener presentes algunas ideas expuestas por Metz en Sacramentum Mundi sobre

    este importante tema.

    1. Desde el punto de vista teolgico los milagros son signos que muestran la presencia del

    prometido reinado de Dios y que acreditan a los portadores histricos de esta promesa.

    2. El milagro no es una demostracin arbitraria de la omnipotencia de Dios, sino un

    testimonio del poder que tiene de producir nuestra salvacin en Jesucristo. El milagro es

    un signo del poder y del amor de Dios que quiere salvar a todo el hombre y a todos los

    hombres.

    3. No aparece oportuno definir negativamente el milagro como suspensin o ruptura de las

    leyes de la naturaleza. Ms bien hay que definirlo positivamente como signo de la inclusin

    de la realidad entera de una economa histrica de Dios, que nos ama y quiere salvarnos.

    "En la obra de Jess, tal como lo refieren los Evangelios, los milagros ocupan un lugar

    cuantitativa y cualitativamente importante.

  • Pero no aparece all como simple proliferacin de lo maravilloso, al margen del mensaje

    salvfico, sino que, ms bien ellos mismos son evangelio, mensaje salvfico en accin.

    Puesto que los sinpticos normalmente designan el milagro con las palabras: acciones

    poderosas, deberamos traducir este concepto por "manifestaciones del poder". Por lo

    dems, la palabra poder no insiste en el carcter excepcional de la manifestacin o en la

    afirmacin de la intervencin transcendente de Dios, sino en la presencia de la salvacin,

    que vence las "virtudes y potestades" del mal.

    Como signo de la salvacin el milagro alcanza su sentido pleno y su realizacin perfecta

    en Cristo, plenitud de la presencia salvadora y "s" definitivo de Dios al hombre, en quien

    se hacen realidad todas las promesas. (2 Cor. 1,20).

    Todos los grandes temas de los profetas y de la actividad mesinica de Jess se prolongan

    plsticamente en los milagros; primaca del reino sobre los cuidados materiales (diezmo

    sacado de la boca del pez); liberacin del pecado (el paraltico bajado por el techo);

    victoria sobre el demonio (expulsin de los demonios); victoria sobre la muerte (Naim, la

    hija de Jairo); paradoja de la cruz y de la glorificacin (el caminar sobre las aguas;

    tempestad calmada); esterilidad del que rechaza la salvacin (higuera seca) y riqueza del

    que la acepta (pesca milagrosa; Pedro que camina sobre las aguas) ; Jess mismo, en la

    sinagoga de Nazaret, lo mismo que en la respuesta dada a los emisarios de Juan Bautista

    (Lc 4, 16s;7, 18-23), une expresamente sus prodigios con las profecas mesinicas de

    Isaas, donde cada don fsico simboliza la salvacin eterna y las riquezas del reino.

    Todos los milagros son as preludio de su propia resurreccin, que es el triunfo decisivo

    del poder de Dios y de la realidad escatolgica ms all de todo signo, pero que, para la

    Iglesia que vive an en la espera, se anuncia por el sepulcro vaco y las apariciones".

    (Pg. 599 S.M.).

    4. Como testimonio divino, como accin simblica que se aade al signo de la palabra y lo

    confirma, el milagro es uno de los principales lugares de mediacin entre el mensaje y la

    fe.

    El milagro es un signo que invita, pero no fuerza. Para Jess el milagro no es el camino

    nico de la fe, ni siquiera el ms perfecto. Mucho ms eficaz es el encuentro con su

    doctrina, y sobre todo con su persona. "Bienaventurados los que no vieron y creyeron". (Jn

    20,29).

    A partir de estas ideas debemos ver la importancia y medir la realidad de las "obras de

    poder" y de los milagros en la vida de la Iglesia en todas las pocas.

    5. Jess no limit los milagros a su vida mortal. l prometi continuar efectundolos a

    travs de sus discpulos. "En verdad, en verdad os digo que el que cree en m, se har

    tambin las obras que yo hago, y las har mayores que stas, porque yo voy al Padre". (Jn.

    14,12). As habl Jess antes de su Pasin. Qu importancia y credibilidad damos a estas

    palabras del Seor? No las hemos convertido en una bonita frase para consolar a quienes

    estaban tristes por su partida?

  • Y si el Seor no ha hecho nada grande a travs de nosotros no ser esto la clara

    manifestacin de nuestra poca fe?

    La accin poderosa del Seor en nosotros por medio de nosotros depende del grado de

    nuestra fe. Por eso antes de la Ascensin dice: "Estas son las seales que acompaarn a

    los que crean: en mi nombre expulsarn demonios, hablarn en lenguas nuevas, tomarn

    serpientes en sus manos y aunque beban algn veneno no les har dao; impondrn las

    manos sobre los enfermos y se pondrn bien.

    Con esto, el Seor Jess, despus de hablarles, fue elevado al cielo y se sent a la diestra

    de Dios". (Mc.16, 17-19).

    La lectura de los Hechos de los apstoles nos muestra cmo se cumplieron estas promesas

    del Seor en la Iglesia primitiva desde el da de Pentecosts.

    Pedro ordena al paraltico de nacimiento: "en nombre de Jess de Nazareno, anda" y

    tomndole de la mano derecha, le levant, y al punto sus pies y sus talones se

    consolidaron; y de un brinco se puso en pie y, comenzado a andar, entr con ellos en el

    templo saltando, brincando y alabando a Dios". (He. 3,7-9). Este tullido termina saltando y

    alabando a Dios porque un hombre lleno de fe y del poder del Espritu da una orden en

    nombre de Jess.

    No es Pedro quien sana, sino Jess por medio de l. Con gran sinceridad este Apstol dice

    a los presentes: Por qu os admiris de esto y por qu nos miris a nosotros, como si por

    nuestro propio poder o por nuestra piedad hubiramos hecho anda a ste? "Por la fe en su

    nombre, ste a quien veis y conocis ha sido por su nombre consolidado, y la fe que de l

    nos viene dio a ste la plena salud en presencia de todos nosotros". (Hch 3, 12 y 16). .

    7 - LA PROFECIA

    Por Hna. CATHERINE de la Comunidad de las Bienaventuranzas.

    Muchos grupos de oracin ya no practican el carisma de profeca. Despus de un inicio de

    la R.C. en Francia hace 25 aos y de un momento de apogeo, en los grupos ha ido

    decayendo la alabanza, la evangelizacin y los carismas.

    Es necesario profundizar en esta dimensin carismtica. Explicaremos primero el concepto

    de carisma.

  • CARISMA

    Tiene tres caractersticas fundamentales: Es don

    a) gratuito.

    No se recibe por la santidad personal. La gracia es para nuestra santificacin; el carisma

    no es para nuestra santificacin.

    b) sensible.

    Se ha creado para ser visto, odo...Se le reprocha que sea demasiado visible, sin embargo

    est hecho para ser percibido.

    c) transitorio.

    Se da, pero no permanentemente. Si es permanente es un "misterio". Ej. El carisma de

    profeca se nos da en algn momento de la asamblea de oracin, pero no durante toda la

    asamblea.

    Todos tenemos carismas. Es importante descubrirlos y a continuacin permitir que

    crezcan.

    Son dados para el bien de la comunidad y para cumplir una misin. Si el Seor da una

    misin, da los carismas necesarios para cumplir esa misin. Pedir un carisma que no

    necesito es perder el tiempo.

    La misin est en funcin de la visin y sta se recibe a travs de un sacerdote o

    responsable.

    El Espritu Santo acta de formas diferentes:

    - a travs de los sacramentos.

    - a travs de las virtudes.

    - a travs de los dones que son para nuestra santificacin.

    - a travs de los carismas que son para evangelizar a los dems. Estos, ejercitados en

    docilidad, llevan a la santidad. Ej. Llevo 20 aos practicando un carisma y no soy ms

    santo...mal.

    El Espritu Santo est en nosotros y nos hace regalos pero necesitaba nuestra

    colaboracin. Esta colaboracin es en primer lugar una "apertura".

  • Es necesario practicar la presencia de Dios en nosotros. Estar atentos a esta presencia.

    Dejarnos guiar por esa presencia. Para practicar los carismas es necesario entrar en una

    docilidad al Espritu Santo. Hay personas que no vivan en Dios y recibieron carismas muy

    fuertes y siempre transitorios, pero para continuar hacindolos crecer es necesario no

    descuidar la presencia del Espritu Santo en sus vidas; si no, el carisma desaparece, se

    convierte en algo momentneo y pasajero.

    ACTITUDES FUNDAMENTALES PARA RECIBIR

    y DESARROLLAR LA PROFECIA

    A) ALABANZA y ADORACIN

    B) ESCUCHA A DIOS y ESCUCHA MUTUA

    I. Alabanza.-

    Es el corazn de nuestra relacin con Dios. La alabanza nos pone en la presencia de Dios.

    La obra suprema del hombre no es otra cosa que alabar a Dios. La alabanza es el

    comienzo y fin de nuestra relacin con Dios (S. Agustn). La alabanza es la oracin

    gratuita. Distinguiremos ahora algunos aspectos entre alabanza y accin de gracias.

    La alabanza.- Puedo alabarle en todo tiempo y en toda circunstancia. Siempre puedo

    alabar. Es olvidarse de uno mismo y mirar a Dios.

    La accin de gracias.- Me vuelvo hacia Dios y le agradezco lo que hace por m. l me da y

    yo le doy gracias. No es gratuita. No puedo dar gracias siempre.

    La alabanza se apoya en la adoracin. Para alabar necesito conocerle y le conozco en una

    relacin profunda de corazn a corazn.

    ADORACIN.- Nuestro corazn se vuelve a Dios. Nos volvemos a Dios para adorarlo,

    amarlo y ponerlo en el primer lugar de nuestras vidas.

    Es una actitud del corazn. Nos hace volver a la fuente de la vida. Deseo volverme a Dios.

    No podemos llamarnos cristianos si no hay en nuestro corazn un deseo de venir a Dios.

    As podemos convertirnos en hijos e hijas de Dios. Descubro que Dios est en el centro de

    mi existencia. Descubro que Dios es amor.

    Adorar es un acto de amor.

    Slo puedo adorar si tengo una actitud de apertura. Me abro a Aqul que me ofrece su

    presencia. Le permito reunirse conmigo en la intimidad de mi ser y le permito hacer lo que

    l quiere. l va a combatir todas mis resistencias. Aumenta mi confianza y podr darme a

    l. La acogida permite el don.

  • Adorar es escuchar a Dios que est dentro de m y discernir su voz, su voluntad, su

    sabidura sobre m, sobre nosotros y sobre el mundo.

    Aprender a dejarme guiar por l.

    En la adoracin me aproximo a Dios y dejo que El se acerque a m, en esta actitud acojo al

    que ha hecho su morada dentro de m.

    El conocimiento me acerca a Dios y a vivir en alabanza.

    "La verdadera alabanza nace en nuestro corazn y no es falsa. El mismo Espritu Santo

    alaba en nosotros.

    La alabanza es el fruto de la presencia del E.S. en nosotros" (G. Blanquiere).

    La alabanza es al principio ms externa. Necesita de aplausos y cantos, pero poco a poco

    se convierte en alabanza del corazn. No es algo externo. Todo mi ser es posedo por el

    Espritu Santo y alaba a su Seor.

    La alabanza necesita al principio nuestra colaboracin pero luego el relevo es tomado por

    el E. Santo. Al Seor le gusta que colabore aunque no tenga ganas de alabar.

    EFECTOS DE LA ALABANZA

    La alabanza tiene mltiples consecuencias en nuestra vida.

    1 "'Desatasca la tubera que somos nosotros" (E. Tardif).

    Estamos llenos de sufrimientos, preocupaciones, egosmos... y el soplo de Dios trabaja

    sobre todo eso.

    La alabanza nos descentra de nosotros mismos y nuestros problemas. Cuando alabo me

    doy la espalda a m mismo y me vuelvo a Dios.

    2 Cada vez me hago ms dcil a las inspiraciones de la presencia de Dios.

    3 La alabanza me instala en la confianza. Esta confianza es indispensable para practicar

    los carismas:

    - Saber que Dios est ah, se ocupa de m, gua mi vida y mis pasos. Saber que Dios me

    necesita.

    - Confianza tambin en uno mismo: No es creerme yo algo; es saber que puedo ser un

    instrumento de Dios, que l puede servirse de m.

    2 Escucha.-

  • Condiciones indispensables para cualquier carisma son:

    . La escucha interior.

    . La escucha mutua.

    a) La escucha interior

    No es una concentracin intelectual. No es la mente quien escucha sino el corazn. Es una

    actitud espiritual que capta la presencia de Dios en m y percibe su voz.

    Percibir esta presencia del Espritu Santo en m y descubrir interiormente hacia dnde me

    est conduciendo. Este descubrimiento va acompaado de una disposicin para dejar

    actuar al Seor.

    Cada uno tiene su propia manera de escuchar a Dios. No hay frmulas. A cada uno le toca

    descubrir esa forma personal. Se necesita un aprendizaje para percibir cada vez mejor

    cmo nos solicita el Espritu Santo. Esto implica una vida espiritual autntica. La escucha

    es muy exigente. Es igual a obedecer. Nos encantara convertirnos en grandes profetas sin

    convertimos en la vida, pero esto es imposible.

    La escucha exige un mnimo silencio interior.

    b) La escucha mutua

    Es escuchar lo que sucede a nuestro alrededor. Durante la oracin hay alabanza, don de

    lenguas...

    Esto requiere una escucha mutua para permanecer en la unidad. El Espritu Santo nos

    empuja a la unidad.

    Uno nunca hace su tarea solo. No se practica un carisma solo, sino en el seno de un

    cuerpo. La unidad es fundamental para el desarrollo de los carismas. El canto en lenguas

    es falso, si cada uno canta por su cuenta.

    Se realiza al mismo tiempo la escucha interior y la escucha mutua.

    La escucha supone tambin una actitud de renuncia. No es renunciar por renunciar.

    Renuncio a mis actitudes: egostas, narcisistas, a mis contrariedades, a mis riquezas, a mis

    proyectos, a mis ideas...

    Y lo ms duro es renunciar a mis riquezas espirituales.

    Tengo el testimonio de una hermana de un instituto secular de inspiracin carmelita que

    deca: "El Espritu Santo siempre me ha contrariado". Es verdad, nos contrara

  • constantemente. Hay que aceptar la renuncia a s mismo que nos libra de no apoderarnos

    del don. El Seor de los carismas, los regala a quien quiere.

    DON DE LENGUAS y PROFECA

    El don de lenguas y la profeca son carismas para todo el pueblo de Dios. El don de

    lenguas es para proclamar la alabanza a la gloria de Dios. La profeca tiene como fin

    percibir la voluntad de Dios.

    Estos dos carismas favorecen la eclosin de otros carismas y son dos carismas

    indisociables.

    El canto en lenguas introduce la profeca. Es peligroso ejercer la profeca sin que est

    precedida del canto en lenguas.

    1 Cor, 14 y Rom 12,13,14.

    El canto en lenguas

    Es el nico don que fortalece a cada uno. Fortalece nuestra relacin con Dios. Es diferente

    de los otros. Se dirige a Dios y no tiene como primera finalidad edificar a los otros.

    . El canto en lenguas es para dirigir la alabanza al Seor.

    . El hablar en lenguas es para edificar a la asamblea y slo sirve si es interpretado.

    "Hay jbilo cuando el corazn deja escapar lo que la boca no puede decir".

    El canto en lenguas es diferente siempre y siempre armonioso. Estamos habituados a "lo

    mismo", pero esto es nuestro y no del Espritu Santo.

    Somos invitados a dejarnos renovar en nuestra manera de cantar. El canto en lenguas

    armonioso es un testimonio y el canto en lenguas de voces y almas individuales es un anti-

    testimonio.

    El canto en lenguas es introducido lentamente por 2 o 3 hermanos que empiezan, otros

    hermanos van a ir incorporndose a este canto, son instantes para que el canto vaya

    creciendo. Despus el canto va creciendo y se desarrolla ms plenamente y por ltimo va

    decreciendo. La calidad del canto en lenguas tiene que ver con la armona y la unidad.

    Efecto del canto en lenguas

  • 1 Impacta, convierte a la gente. Es portador de la presencia de Dios.

    2 Ayuda a entrar en la escucha interior y a practicar la profeca. Nos descentra de

    nosotros mismos y nos centra en el Seor (2Re, 3, 15-Eliseo; faltaba el espritu de

    profeca)

    3. Es portador de profeca y tiene fuerza evangelizadora.

    LA PROFECIA CARISMA

    Textos bblicos: Hch. 19,6. Nm., 11,29

    "Ojal que todo el pueblo fuera profeta!"

    Es un carisma para todo el pueblo de Dios. Todos somos reyes, profetas y sacerdotes.

    La profeca:

    . habla a los hombres.

    . edifica a la asamblea.

    . exhorta en la fe.

    . reconforta en los sufrimientos.

    . construye el cuerpo de la Iglesia.

    Nuestro mundo, lleno de sufrimientos y tristezas, necesita descubrir quin es Dios. Dios se

    manifiesta de muchas formas y una de ellas es la profeca. Ella permite que la Palabra de

    Dios sea concretada en una Asamblea. Toca los corazones de los hombres y mujeres.

    Nuestro mundo necesita profecas. Dios los necesita para acoger a esa humanidad herida.

    La profeca es un acto de conocimiento de Dios. Dios se revela. En la profeca podemos

    transmitir lo que Dios dice de s mismo, lo que l est haciendo. Podemos recibir tambin

    lo que puede estar ocurriendo lejos. Percibir lo que otros no ven. La profeca, tal como

    estamos mencionando, no es predecir el futuro.

    La profeca es una revelacin divina. Aqu el conocimiento humano no sirve de nada. Es

    necesario para crecer en el don de profeca una gran calidad de escucha interior y escucha

    mutua.

    El contenido de la profeca es comunicado por Dios. Cada profeta tiene libertad en el

    modo de expresarlo.

  • Este estilo propio depende de las caractersticas personales del individuo: psicologa,

    cultura, educacin...

    Cada uno elige cmo expresarlo. Si uno se conoce a s mismo puede lograr que el mensaje

    sea comunicado lo ms exactamente posible. La profeca no es un truco espiritual; es un

    lenguaje espiritual que hay que encontrar. Cada uno tenemos el nuestro.

    FORMAS DE PROFECA

    1. Interpretacin del hablar en lenguas.

    2. Exhortacin. Advertencia. Invitacin. Animo.

    3. Palabra de conocimiento. Necesita de mucha precisin en su contenido, para ayudar a

    que la persona se reconozca y colabore a la obra de Dios. Si me siento interpelado por

    Dios podr reaccionar.

    4. Una oracin espontnea puede ser proftica en el sentido de tener un impacto proftico.

    La profeca puede llegar de maneras diferentes:

    1. En forma de imagen o explicacin.

    2. En forma de pensamiento en la cabeza.

    3. De mocin interior.

    4. Como un impulso que toca mi sensibilidad.

    Cada uno tiene su forma de recibir la profeca y es importante ir conocindonos

    personalmente ir conociendo a aquellos hermanos que ejercemos juntos los carismas

    haciendo equipos.

    ERRORES QUE HAY QUE EVITAR

    Una profeca no determina nunca la vida de una persona. La vida est basada en el

    discernimiento espiritual. La profeca puede animar, estimular, exhortar..., pero no se

    pueden basar determinaciones importantes de la vida slo en una profeca.

    EL contenido de una verdadera profeca no es nunca duro, acusador, inmoral,

    antimisericordioso o condenatorio.

  • Al recibir algo que llega como profeca es necesario aplicar la inteligencia. La profeca no

    es una ciencia exacta. Podemos equivocarnos. Exige prudencia y una vida muy en el Seor

    para no quedar a merced de sentimientos humanos, fruto de nuestra psicologa. Lanzarnos

    corriendo es un riesgo y podemos equivocarnos.

    Si siempre nos equivocamos, algo falla. Es posible que no tengamos el don de profeca,

    pero tambin una persona con un carisma de profeca reconocido puede equivocarse.

    Forma parte de las reglas del juego.

    Un carisma proftico tiene que evolucionar, crecer, desarrollarse y para esto es preciso

    perder el miedo a equivocarse, aceptando siempre que alguien que est por encima puede

    decirnos que nos hemos equivocado.

    NOCIN DE DISCERNIMIENTO

    Hay dos niveles de discernimiento:

    1 Personal

    2 Eclesial

    1 PERSONAL

    Requiere analizar qu sucede dentro de m. Qu hace el Espritu Santo conmigo, con lo que

    yo soy. Cmo acta el E.S. a travs de m. Esto aumenta en m, progresivamente, la

    humillacin y la purificacin. Voy descubriendo progresivamente que mis profecas son

    ms de Dios y menos mas. Al analizarme, tengo que ir viendo y contestando a estas

    preguntas: qu provoca en m el sentir algo de Dios? (miedo, duda, orgullo...)

    El autoanlisis debe responder tambin a estas preguntas:

    Me someto a mis hermanos?

    Hay en m dureza de corazn o un corazn cerrado a aspectos del carisma?

    Vivo con miedo o angustia por exceso de timidez? etc,etc.

    2 ECLESIAL

    El discernimiento eclesial tiene tres niveles:

    a) Frutos duraderos.

    A veces hay frutos pero estos no son duraderos, son slo inmediatos. Ej. "La bendicin de

    Toronto".

  • b ) La unidad.

    El profeta debe ser siempre elemento de unidad. Obediente a sus responsables y huyendo

    de toda divisin, discordia, rivalidad, y todo aquello que no construye la unidad y el

    cuerpo de Cristo.

    c) Coherencia

    La persona que desarrolla un carisma de profeca debe vivir de acuerdo con los

    mandamientos de la Iglesia y estar integrada en la vida de la Iglesia. No puede ir por libre.

    d) Obediencia a la uncin.

    CMO PRACTICAR EL CARISMA DE PROFECIA?

    El ejercicio del carisma de profeca requiere una gran obediencia. Esta palabra va a ser el

    hilo conductor a la hora de saber cmo proceder en el ejercicio del carisma: I Cor.

    14,26ss. Es necesario orden y obediencia, elementos opuestos a la anarqua y la

    improvisacin que a veces vivimos en la R.C.

    Esta obediencia se concreta en tres aspectos:

    a) obediencia a la uncin.

    b) obediencia a la unidad.

    c) obediencia a lo que se est viviendo.

    Estos tres aspectos de la obediencia son simultneos.

    A) UNCIN

    Cada uno de nosotros tiene una uncin. Esta uncin est en funcin de la misin especfica

    que hemos recibido. Cada uno tenemos por tanto una uncin nica y personal. Recibir esta

    uncin es participar de la uncin de Cristo: uncin de salvacin, uncin irremplazable.

    Otra persona puede ejecutar mi trabajo, pero slo a m me es dada la uncin. Es decir,

    nadie lo podr realizar con mi uncin. La uncin se mueve en la lnea del ser y no en la del

    hacer.

    Existe tambin la uncin de la asamblea. En el momento en que estamos reunidos hay una

    uncin que reposa en el grupo. Hay que respetar esta llamada de Dios. l quiere visitarnos

    a su manera, hablarnos y manifestarse de forma concreta. Hay que estar atentos para

    descubrir la manera como Dios se revela.

  • Tenemos que descubrir esa "uncin" y colaborar con ella, permitindola realizarse en

    medio de nosotros.

    El ejercicio proftico debe someterse a esa uncin de la asamblea.

    Lo que desea el E.S. es que nos sometamos a esa uncin. La profeca debe decirse en el

    momento oportuno para que respete la obediencia a la uncin y a lo que el grupo est

    viviendo en ese momento.

    E) UNIDAD

    La unidad en la asamblea se realiza a travs de la obediencia al animador de la oracin o

    gua.

    El papel de esta persona - animador de la oracin- es muy importante. El Seor pasa a

    travs de todo el mundo, pero l concede el privilegio a una persona concreta que es el

    animador y le da esa gracia. El animador es el prisma a travs del cual pasa la gracia a

    toda la asamblea.

    Esta funcin es tan importante y est muchas veces tan descuidada que nos detendremos en

    ella.

    Podemos dividirla en tres aspectos:

    1. Vigilar la unidad.

    2. Acoger a todos.

    3. Discernir la uncin.

    A Dios le gusta tener intermediarios. La animacin es un carisma. Requiere saber guiar y

    saber discernir.

    No todos valen para ser animadores de la oracin. Conviene que el gua o animador sea

    uno. Recuerdo una vez en Francia, en una gran Asamblea de oracin; haba dos lderes

    que dirigan la oracin, pero cada uno tena una uncin diferente y las dos eran muy

    fuertes. Ese da, por no elegir entre una de las dos unciones, no se administr bien la

    gracia de Dios, a pesar de que para la mayora de la Asamblea todo haba ido muy bien y

    la oracin haba estado muy fuerte. Nunca hay que tener miedo a que un eje nos una y nos

    gue en una nica uncin.

    Dios necesita de estos guas de la oracin y prefiere en ellos, sobre todo, un corazn

    obediente. Lo mismo ocurre con los que ejercen el carisma de profeca. Dios prefiere el de

    corazn obediente que al desobediente con una profeca muy fuerte.

  • La unidad requiere que dejemos de lado muchos protagonismos y rivalidades. A veces

    vemos 2 3 personas que dirigen la oracin y se reparten el tiempo. Esto favorece la

    dispersin y no la unidad.

    C/ LO QUE SE ESTA VIVIENDO (ser oportunos)

    La persona que ejerce el carisma de profeca debe ir desarrollando la escucha mutua para

    discernir cul es el momento oportuno para la profeca. Durante la oracin hay un tiempo

    para cada cosa. Y esto siempre teniendo en cuenta todo lo expuesto anteriormente en estos

    tres apartados.

    8 - DON DE LENGUAS

    Mons. Alfonso URIBE JARAMILLO

    "A otro, diversidad de lenguas".

    Nos hallamos ahora frente al Carisma de lenguas que para muchos es como el "coco", y

    para quienes viven la realidad de la Renovacin adquiere cada da ms importancia.

    El don de lenguas ha creado problemas desde el da de Pentecosts. Su uso hizo creer a

    algunos que se trataba de borrachos. En Corinto se presentaron abusos en su empleo y fue

    necesaria la Carta de San Pablo para regularlo, mas no para prohibirlo.

    Con frecuencia omos esta afirmacin: "me gusta la Renovacin, pero no acepto ese don

    que llaman lenguas. No falta un pastor que advierte: "muy bien que formen grupos de

    oracin, pero cuidado con las lenguas". No pocos creen que este don constituye la esencia

    de la Renovacin y ponen en l todo el nfasis.

    Estas y otras exageraciones se deben a la ignorancia o a los conceptos incompletas que

    abundan al respecto. Hay que respetar el criterio o concepto que cada cual desee adoptar

    respecto a este don, pero que se opine despus de saber de qu se trata y no a golpes de

    imaginacin.

    Empecemos por unas sencillas ideas:

    1. Si este es un don del Espritu Santo, y lo es no puede ser rechazado ni combatido por el slo hecho de que no guste a tal o cual persona. No nos toca decirle al

    Espritu Santo qu Carismas puede dar y cules no.

  • 2. El mejor punto de partida para estudiar este don y su importancia es reflexionar sobre las afirmaciones que hace San Pablo cuando se refiere a l.

    a)- "El que habla en lenguas habla de Dios, no a los hombres". (1 Cor 14,2).

    b )- "El que habla en lenguas se edifica a s mismo". (v.4).

    c)- "yo veo muy bien que todos vosotros hablis en lenguas". (v.5).

    d)- "Doy gracias a Dios de que hablo en lenguas ms que todos vosotros". (v.18).

    e)- "No estorbis hablar en lenguas, pero hgase todo con decoro y orden". (v.39).

    3. No hay que creer que se trata del carisma clave, pero tampoco se debe menospreciar.

    Slo quien lo reciba y reciba sus beneficios podr valorarlo y agradecerlo al Seor.

    4. Es curioso que a muchos preocupe ms el uso creciente de este Carisma, que la

    profusin de expresiones irreligiosas y obscenas que pululan por todas partes. Es ms

    lgico comprobar que dentro de las estupendas relaciones y modos de disfrutar de la

    experiencia de Dios est el don de oracin en lenguas, mediante el cual el Espritu Santo

    ora en nosotros con gemidos inefables. La primera experiencia de este don es muy intensa

    e inolvidable. Ahora cuando tantos se olvidan de Dios y cuando el atesmo ha avanzado

    como nunca, el Espritu Santo est difundiendo este don, mediante el cual el Seor es

    intensamente alabado por sus hijos.

    Y para el hombre moderno tan soberbio y tan engredo por sus avances cientficos sera

    muy provechoso reflexionar lo que acaba de escribir un Jesuita francs, el Padre Domingo

    Bertrand sobre este don: "El ms humilde de los Carismas."

    Es aqu donde aparece la buena nueva que puede ser hoy hablar en lenguas. Ha sido

    suficientemente establecido por los especialistas que este hablar no es en realidad ms que

    un balbuceo infantil, un modo de devolvernos a la prehistoria del lenguaje adulto, s, al

    lado del beb, del animal. O decir que una de las personalidades ms importantes del

    Pentecosts Catlico de los Estados Unidos explicaba as el don de la glosolalia: "este

    carisma es importante porque es el nfimo, colocado siempre por San Pablo al final de la

    escala de los dones espirituales". Caera uno en una ilusin si buscase all una realizacin

    heroica del yo. Todo el herosmo consiste en dejarse conducir a un acto en el cual,

    pblicamente, en un sentido solemne, reconozco que soy un ser incompleto. Es renovar la

    experiencia de Jeremas al comienzo de su misin proftica: Seor! Sabes que no s

    hablar; soy un nio. (1,6).

    O la experiencia del tartamudeo de Moiss. (Ex. 4,10). Es dar una fuerza real a las

    palabras de Cristo: "Si no os hicierais como nios, no entraris en el Reino de los Cielos".

    (Mt. 18,3). No son unos tontos los que oran en lenguas. Son nios que se dirigen al Padre

    con el candor y el lenguaje de los nios, y esto no es una tontera para Dios.

  • 9 - DON DE INTERPRETACION DE LENGUAS.

    Intimamente unido con el don de "diversidad de lenguas" est el de interpretacin. Los dos

    se complementan y se requieren.

    El don de lenguas que tiene como fin principal la oracin, puede a veces manifestarse en la

    comunicacin de un mensaje para la Comunidad o para uno o varios de sus miembros.

    Puede ser una profeca o una exhortacin en lenguas. En este caso se requiere que la

    misma persona u otra, y esto es lo ms comn, reciba el don de interpretar y as sea

    benfico.

    Con razn escribe San Pablo a los Corintios: "Si algunos han de hablar en lenguas, sean

    dos, o a lo ms tres, y uno interprete. Si no hubiera intrprete, cllese y hable para s

    mismo y para Dios". (1 Cor 14,2 y 28).

    El don de interpretacin no es para hacer una traduccin literal del mensaje en lenguas,

    sino para comunicar su contenido, sea en una forma sinttica o en una detallada. La

    persona que interpreta no se pone a decir que el mensaje es tal o cual, sino que habla en

    primera persona porque est interpretando lo que el Seor ha dicho en lenguas. Jess

    quiere que se d su mensaje y en su nombre.

    El captulo V del Libro de Daniel nos muestra la presencia de un don maravilloso de

    interpretacin en este hombre de Dios y la manera franca y desinteresada como lo ejerci

    en el festn de Baltasar.

    Es conveniente advertir que quien recibe el don de interpretar un mensaje en lenguas no

    conoce la que interpreta.

    No es traductor. Quien no haya asistido a una reunin en donde aparezcan estos dones no

    podr apreciarlos como es debido. Lo mismo sucede con el ejercicio de otros carismas.

    Slo cuando se tiene experiencia de la manera como el Espritu Santo obra en muchas

    ocasiones se podr empezar a reconocerlo y apreciarlo.

    Con razn escribi el Padre Bertrand: "el Espritu Santo es desconcertante y tan

    desconcertante que quien no se haya desconcertado frente a su accin es porque no lo

    conoce".

    Algunos carismas ms habituales

    Ceferino SANTOS, S.J.

  • "Los carismas son dones gratuitos que la asamblea cristiana reconoce como recibidos del

    Espritu a travs de uno a otro de sus miembros, con el propsito de edificar la comunidad

    fraterna, clula del Cuerpo de Cristo. Como su raz griega indica (Jairo: alegrarse y Jaris:

    gracia), los carismas alegran a los que ejercen y a los que los acogen. Cada asamblea

    recibe sus propios carismas, pero muchos se encuentran habitualmente en la mayora de

    los grupos carismticos.

    Recordemos algunos de estos carismas ms comunes." (B.-V-Aufauvre: Qui fera taire le

    vent? Pars, Descle, 1988, p.8).

    Algunos hablan de carismas ordinarios (ningn carisma del Espritu es ordinario); tal vez

    sean menos llamativos que otros, pero hasta los carismas ms sencillos son don precioso

    de Dios para su Iglesia.

    Otros los llaman carismas naturales, porque en ellos Dios utiliza la base de nuestra

    manera de ser y nuestras aptitudes para su manifestacin y para el provecho de otros, sin

    una intervencin llamativa del Espritu. El Concilio Vaticano II los llamaba, en oposicin

    a los carismas extraordinarios, los carismas "ms sencillos y comunes" (Lg 12).

    CARISMA DE ACOGIDA

    No se trata slo de un comportamiento social acogedor ni de disposiciones naturales que

    hacen decir de una persona: es muy acogedora. No se trata de una tcnica psicolgica.

    Este carisma manifiesta al acogido por medio del Espritu que es Cristo quien le acoge a

    travs del otro. El que tiene este carisma hace percibir por la accin del Espritu, con un

    gesto, una palabra o un comentario breve, la acogida misericordiosa de Cristo al que se

    presenta, aunque sea como el leproso del evangelio o un publicano. El que tiene este

    carisma de acogida hace perceptible la actitud misericordiosa y penetrante de Cristo con

    relacin a los ms pequeos y humillados. Es un carisma necesario en los pastores y en

    numerosos miembros de la asamblea, que hace sentirse bien a los que llegan a una reunin

    y a gusto para ejercitar con libertad los carismas que se reciban.

    CARISMA DE ALABANZA

    Uno puede alabar a Dios en su grandeza, en su santidad, en su esplendor y en sus obras

    magnficas en el secreto de su corazn. Cuando esta alabanza interior del corazn se

    manifiesta externamente ante la asamblea por mocin del Espritu Santo, puede

    convertirse en un carisma para el provecho y el crecimiento espiritual de muchos.

    Todos estamos llamados a alabar al Seor, por ms que las nubes de la tribulacin nos lo

    oculten. Cuando lo hacemos pblicamente en una asamblea con todo nuestro ser: con la

    inteligencia que utiliza las expresiones de la Escritura santa, con la voluntad que proclama

    las grandezas del Seor, con la boca que proclama sus maravillas, y con los brazos que se

    alzan en alto para anunciar la gloria de nuestro Dios, es que el Espritu Santo est

  • alabando en nosotros carismticamente. Sin este carisma de alabanza, la gente no se lanza

    a proclamar espontneamente las grandezas de Dios en pblico.

    Y, cuando los atribulados alaban a Dios con fuerza, se convierten en un testimonio

    edificante para los que los oyen.

    CARISMA DEL CANTO

    No basta ser un msico competente y dominar la tcnica interpretativa de una partitura o

    de un instrumento musical para tener el carisma del canto.

    El buen cantor o msico puede conseguir que le admiremos por su ejecucin. El que ejerce

    el carisma del canto permite al Espritu que lo utilice para que la asamblea sienta la

    manifestacin de la presencia del Seor en lo ms profundo del corazn, mucho ms all

    de la sensibilidad esttica.

    "El amigo del esposo, escucha la voz del Esposo y se alegra al orla" (Jn 3,29).

    No importa que el canto sea interpretado o de libre improvisacin, ms o menos perfecto

    musicalmente. Lo que importa es que el Espritu Santo lo utiliza para manifestar la

    actuacin de Dios con claridad de frutos espirituales. Cuntas veces hemos visto a un

    cantante utilizar el carisma del canto orando por los otros, intercediendo ante Dios,

    cantando las alegras de la salvacin y de los dones de Dios!

    CARISMA DE ENSEANZA

    Es una manifestacin del Espritu por la que uno trasmite las doctrinas de Jess y nos

    recuerda lo que l nos dijo (Jn 14,16) con una luz en lo alto, que ilumina nuestros

    espritus, nutre nuestras almas y toca nuestros corazones con una fuerza, que no proviene

    del estudio teolgico ni de la claridad lgica ni de la perfeccin del lenguaje del que habla.

    Se trata de enseanzas que provienen ms de la inspiracin del Espritu Santo que de

    nuestro talento. "El que reciba el carisma de la enseanza, ejerctelo enseando" (Rom

    12,7).

    Una seora que no ha estudiado nunca teologa, puede hablar de la mujer adltera del

    evangelio de forma que toque los corazones de los oyentes de modo que vean con claridad

    que Dios les llama a una nueva conversin. " Cmo puede hablar con esa sabidura, si no

    ha estudiado" (Jn 7,16). Un telogo puede hablar de la parbola del sembrador con ideas

    que jams haba encontrado en los comentarios exegticos, pero que tocan la realidad

    espiritual ms profunda de los que le escuchan: " No arda nuestro corazn mientras nos

    hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?" (Lc 24,32).

  • El carisma de la enseanza fomenta la unidad de fe y amor en las comunidades cristianas.

    No proviene de la ciencia ni del estudio teolgico; viene ms de una inspiracin del

    Espritu, que ilumina la mente del que habla y toca los corazones de los que escuchan.

    El Espritu Santo nos puede hablar de modos inesperados con el carisma de enseanza.

    CARISMA DE CONSUELO

    No se trata de un alivio puramente humano y psicolgico que un buen comunicador

    transmite a una persona afligida, sino de una suave y manifiesta actuacin del Espritu de

    Dios en alguien que sufre por mediacin de un hermano/a, que transmite por una palabra,

    un gesto, una sonrisa, una oracin, o una frase de la Escritura una mejora carismtica al

    triste, que llora en su corazn y en su vida.

    A veces, basta pronunciar una frase de la Biblia: "Ten valor y firme corazn. Espera en el

    Seor" (SI 27,14), y cesa el raudal de lgrimas y de gemidos del atribulado. Otras veces,

    una breve oracin por el que sufre le proporciona un alivio inesperado.

    El Seor es nuestro consuelo profundo y radical y sabe calmar al corazn afligido de

    mltiples maneras.

    Este carisma aparece con frecuencia en la intercesin por los atribulados.

    CARISMA DE COMPASIN

    Por este carisma, la compasin de Cristo se transmite al desesperado y sin nimos, de

    modo eficaz y carismtico por palabras, por lgrimas de compasin, por gestos de sintona

    con el que sufre, que inspira el Espritu Santo y no la carne ni la sangre. Por el carisma de

    compasin, Cristo hace nuestro corazn semejante al suyo para que transmita su ternura y

    su misericordia, con las que llama a la conversin, construye y edifica a la comunidad

    cristiana.

    CARISMA DE EXHORTACION

    El que recibe el carisma de la exhortacin, lo ejerce exhortando (Rom 12,8). En las

    asambleas o retiros Dios pone, a veces, en boca de un participante un don especial de

    exhortacin inspirada para estimular a uno, a varios o muchos de los asistentes que

    comienzan a cansarse en el camino. Es verdad, que a veces la profeca adopta la forma de

    "estmulo" (parklesis), como recuerda San Pablo: "El que profetiza habla a los hombres

    para su edificacin, su estmulo y su consolacin" (1 Cor 14,3). Puede decir

    ocasionalmente un profeta una palabra de exhortacin, sin que esto excluya que alguien

    pueda tener un don especial para exhortar sin ejercer el don de profeca ni en su forma ni

    en su tono.

    CARISMA DE MISERICORDIA

  • En mi opinin este carisma, es hermano gemelo del carisma de compasin. Tal vez, la

    pequea diferencia resida en que, segn San Pablo, ha de ejercitarse con gozo: "El que

    ejerce el carisma de la misericordia, hgalo con jovialidad" (Rom 12,8d). En cambio, el

    carisma de la compasin puede practicarse "llorando con los que lloran".

    Pero la misericordia, que se viviese con tristeza, adustez y mal ceo, sin jovialidad y sin

    ternura alegre, dejara de ser carisma de misericordia y no manifestara bien la actuacin

    bondadosa del Espritu de Dios.

    LOS CARISMAS SENCILLOS: ASISTENCIA, COMUNICACIN DE BIENES, ETC.

    Podra alargarse la lista de los carismas sencillos y poco llamativos que construyen en la

    caridad, en la oracin y en la unidad. Tambin podra reducirse su nmero. Albert

    Vanhoye escriba que "el que consuela, el que reparte y el que ejerce la misericordia (Rom

    12,8) estn en relacin con el carisma de asistencia (antilempseis)" en la primera carta a

    los Corintios;.

    Bajo el nombre de carisma de ayuda podran incluirse los carismas de consuelo,

    compasin y misericordia. Tambin podramos diferenciarlos: "Luego el don de asistencia

    y de gobierno" (1 Cor 12,28c) , escribe San Pablo.

    No se trata nunca de carismas pequeos; merecen ser tratados aparte, pues tienen una

    importancia grande para la construccin de la Iglesia.

    El don de asistencia en una Madre Teresa de Calcuta ha tenido un impacto evangelizador

    de alcance mundial. El carisma de ayuda se extiende a toda clase de socorro a los

    necesitados: comida, bebida, vivienda, educacin, sanidad, trabajo, vida espiritual, etc.

    Dentro de este campo, San Pablo concreta el carisma de la comunicacin de bienes: "El

    que da (metadidous), con sencillez" (Rom 12,8). El Espritu Santo mueve a compartir con

    los dems todo tipo de bienes recibidos de Dios: materiales, intelectuales, espirituales.

    Se trata de vivir aquellas palabras de Cristo: "Mayor felicidad tiene el que da que el que

    recibe" (Hch 20,35). Cristo nos dio todo: su tiempo, su amor, su poder y su vida.

    No olvidemos que estos carismas que llamamos sencillos y pequeos tienen fuerza para

    cambiar el mundo.