los estudios empresariales a nivel universitario

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LOS ESTUDIOS EMPRESARIALES A NIVEL UNIVERSITARIO Dos instituciones, básicas para la sociedada moderna, están en crisis: la Empresa y la Universidad. Su condición esencial para el funcionamiento del organismo social hace que la ondu- lante desorientación de nuestros dias se precipite masivamente en las aulas y en los talleres. A la Universidad le ha faltado en todo el mundo el sentido dinámico que la empresa capitalista ha tenido en el siglo XX, y la Empresa ha carecido del clima ideológico que la Universidad podría haberle prestado en sus épocas de euforia utilitaria y positiva. Y si la construcción de Europa es fundamental para nuestros países, la empresa, célula de la sociedad industrial, debe ser consciente del papel que ha de jugar en la sociedad cientifica de nuestro tiempo. La empresa y la capacidad humana, en el más amplio sen- tido, son las que hacen posible la inversión económica. La rela- ción entre dirección empresarial y desarrollo económico ha sido resaltado por eminentes economistas, para quienes el empre- sario es el innovador que organiza y pone el sistema económico en funcionamiento, siendo la base dinámica de toda economía y el resultado de un ambiente social. Así, el progreso tecnológico y el descubrimiento de recursos dependen del clima social y del sistema docente. Por otra parte, los recursos directivos son complementarios del capital, porque las industrias que requieren una gran con- centración de capital tienen a su vez una gran demanda de capacidad directiva, lo que significa que un país mide su capa- cidad para inversiones de capital con su capacidad para gene- rar talentos directivos, que es igual en todos los países avan- zados industrialmente. Es decir, que los directivos, como un re-

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LOS ESTUDIOS EMPRESARIALESA NIVEL UNIVERSITARIO

Dos instituciones, básicas para la sociedada moderna, estánen crisis: la Empresa y la Universidad. Su condición esencialpara el funcionamiento del organismo social hace que la ondu-lante desorientación de nuestros dias se precipite masivamenteen las aulas y en los talleres. A la Universidad le ha faltado entodo el mundo el sentido dinámico que la empresa capitalistaha tenido en el siglo XX, y la Empresa ha carecido del climaideológico que la Universidad podría haberle prestado en susépocas de euforia utilitaria y positiva. Y si la construcción deEuropa es fundamental para nuestros países, la empresa, célulade la sociedad industrial, debe ser consciente del papel que hade jugar en la sociedad cientifica de nuestro tiempo.

La empresa y la capacidad humana, en el más amplio sen-tido, son las que hacen posible la inversión económica. La rela-ción entre dirección empresarial y desarrollo económico ha sidoresaltado por eminentes economistas, para quienes el empre-sario es el innovador que organiza y pone el sistema económicoen funcionamiento, siendo la base dinámica de toda economíay el resultado de un ambiente social. Así, el progreso tecnológicoy el descubrimiento de recursos dependen del clima social y delsistema docente.

Por otra parte, los recursos directivos son complementariosdel capital, porque las industrias que requieren una gran con-centración de capital tienen a su vez una gran demanda decapacidad directiva, lo que significa que un país mide su capa-cidad para inversiones de capital con su capacidad para gene-rar talentos directivos, que es igual en todos los países avan-zados industrialmente. Es decir, que los directivos, como un re-

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curso, corno un sistema de autoridad y como una clase, son muysemejantes en una economia socialista avanzada, en una eco-nomía desarrollada de mercado o en un sistema totalitario deeconomía centralizada y de avanzada industrialización. La mo-derna industrialización tiene una demanda uniforme de capa-cidad directiva. Y la última parte de este siglo será —lo es ya—una era de cerebros técnicos y directivos al servicio de una so-ciedad industrial, como diría Galbraith. El directivo, como órga-no especifico de una sociedad industrial, tiene como funcionesPrincipales hacer productiva una empresa con sus recursos hu-manos y naturales, organizando el trabajo de manera eficaz.

Parece, pues evidente, que el logro de tasas elevadas dedesarrollo sea una función de los recursos «directivos de unpais, permaneciendo los demás elementos constantes. Por eso,uno de los descubrimientos de nuestro siglo es el de que la Di-rección puede ser enseñada y que constituye un conjunto deconocimientos que pueden transmitirse a los jóvenes. Así, unaEscuela Universitaria Empresarial está justificada por la im-portancia que el estudio de la Dirección tiene para el bienestarde la sociedad, y por la certeza de que los recursos humanos deuna Universidad, si se organizan con acierto, pueden contribuiral cumplimiento del desarrollo económico.

La profesión empresarial es una ciencia de la Dirección. LaVida de la empresa —como la vida artística, como la actividadinvestigadora— es lo suficientemente rica como para lo cerrarsenunca a los hombres de empuje. De aquí que exista un aumentode la actitud científica ante la dirección empresarial introdu-cida por Taylor, Fayol y Drucker. El directivo necesita una pre-Daración profesional que le de conocimientos y capacidad paratratar problemas substantivos de financiación, de producciónY de ventas. Y conforme se asciende en la jerarquía empresa-rial, la competencia y la habilidad en los conocimientos admi-nistrativos crecen y los conocimientos técnicos decrecen en im-Portancia, lo que lleva a una especial capacidad administrativade los ejecutivos.

La empresa moderna —que es una asociación de hombres yUna coordinación de esfuerzos— es una institución social se-dienta de ciencia. Es también una microsociedad en la que con-vergen todos los Problemas sociales y técnicos de nuestro tiem-po. Por eso ha venido usando de muchos conocimientos que hanadquirido rigor científicos. Desde la Estadística a la Contabi-

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lidad —y decir contabilidad, es decir control de la eficacia dela industria, control de la rentabilidad, control del beneficio—,pasando por el Derecho Mercantil, la Investigación de Merca-dos o la Economía, hay una enorme gama de conocimientoscientíficos y universitarios de valor esencial para la actividaddirectiva. Este conjunto de ciencias, integradas especialmenteen un objetivo empresarial, es lo que conocemos como Cienciasde la Empresa.

El primer país que sugirió la idea de que la formación parala dirección empresarial debería adoptar la forma de una ca-rrera fueron los Estados Unidos, donde en 1865. acabada la Gue-rra Civil, el General Robert Lee, que fue elegido Presidente delWashington College, en Lexintong. Virginia, fundó la primera«Students Business School. Sin embargo, la primera Escuela quela Historia reconoce es la fundada por José Wharton, en la Uni-versidad de Pennsylvania, en 1881. Más tarde, en 1898, la Uni-versidad de California creó su propia Escuela, y la Universidadde Chicago anunció su Escuela de Comercio y Política. Desdeesta fecha, el crecimiento de las Escuelas de Ciencias Empresa-riales, sobre todo en la tercera década del presente siglo, ha sidoespectacular. En 1950, la Oficina de Educación de la AgenciaFederal de Seguridad hizo una lista de 617 escuelas que con-ferían títulos en Business Administration, y 80 escuelas queotorgaban títulos de Ingeniería Administrativa e Industrial. Enlos Estados Unidos, desde hace más de un siglo, ha existido unaestrecha correlación entre la formación universitaria y las ne-cesidades reales de la sociedad de hombres de empresa.

En realidad, la aportación más importante de la Universi-dad americana se ha manifestado en el campo de Business Ad-ministration. Como dice Servan-Schreiber en «El desafío ame-ricano», la superioridad americana se debe en gran parte a suequipo de directivos. La superioridad no está hecha a base dedólares, de petróleo, de toneladas de acero, ni siquiera de má-quinas modernas, sino a golpes de imaginación creadora y detalento organizativo.

La diferencia que se va marcando entre Estados Unidos yEuropa se ha dado en llamar «Technological gap» —o handicaptecnológico—; pero la expresión no es com pletamente exacta.En realidad, más que de un «gap tecnológico», se trata de un«gap» de dirección, es decir, de gestión.

Los Estados Unidos— el país de los Ingenieros de almas,

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especialistas en relaciones humanas y en psicología industrial—tiene métodos más modernos y más eficaces de trabajo en equi-pos de dirección. El management es, a fin de cuentas, la máscreadora de todas las artes. puesto q ue es el arte de organizarel talento, y el arte de la dirección y del mando. Esta autoridado mando se ejerce a varios niveles; el «top management», oresponsabilidad de la política general y de la estrategia de laempresa, y el «Middle management», o cuadros medios que in-tervienen en el dominio de la técnica o gestión empresarial.

En Europa, la clásica orientación de los estudios universi-tarios ha impedido la formación y el nacimiento de la carrerade Ciencias Empresariales. Por otra Parte, la atomización in-dustrial europea, con el predominio de la empresa familiar,ha hecho que la distinción entre la propiedad y la dirección nohaya tenido importancia hasta nuestros días con la apariciónde las concentraciones empresariales que el Mercado Común hadesarrollado. La Administración europea, por los sistemas ame-ricanos después de la segunda Guerra Mundial, produjo enEuropa una adaptación rápida de sus sistemas educativos. Sinembargo, mientras los americanos forman sus directores —loshombres del sillón, como se les llama—, principalmente, por lasUniversidades y las Escuelas de Dirección, Europa, aunque estáevolucionando bajo el influjo americano, piensa, según una fa-mosa frase de Clemenceau. que la empresa no debe dejarse sóloen mano de los directivos.

En nuestro continente, la demanda más imneriosa se ejercesobre los hombres formados en Administración de Empresas.Las necesidades de personal formado en esta especialidad cre-cen con un ritmo superior a la renta nacional. Así, por ejemplo,se estima que en 1975, la Economia italiana necesitará más de1 .250.000 directivos, mientras que sus efectivos en la actualidadno llegan a 450.000.

Ademas, el desarrollo económico va acompañado de una re-distribución de la población activa entre los sectores primarios,secundario y terciario, con un aumento espectacular de ésteúltimo. Así, la proporción de directores al número total de em-pleados es del 2 por 100 en el sector primario, del 4 por 100en el secundario y del 6 por 100 en el terciario.

Antes del año 1960, había en Europa, según estimacionesde la 0.C.D.E., unos 95 centros de estudios em presariales, dis-tr ibuidos del siguiente modo: 6 en Alemania; 4 en Bélgica;

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36 en Francia; 3 en Holanda; 35 en Inglaterra, y 11 en Italia,la mayoría de ellos creados en el período 1950-1954.

En Francia, la Cámara de Comercio e Industria de Parísfundó en 1881 la Escuela de Altos Estudios Comerciales, centrode Enseñanza Superior reconocido por el Estado. Y en 1942, elGobierno francés reconoció, a nivel universitario, la EscuelaSuperior de Ciencias Económicas del Instituto Católico, que mástarde fue reconocido por el Ministerio de Educación Nacional, ycuya finalidad es la formación de jóvenes Bachilleres para eldesempeño de funciones directivas en la empresa. Y en 1955,el Gobierno francés comenzó un movimiento en las Universi-dades otorgando a la Enseñanza de Administración de Em-presas un puesto importante en la Enseñanza Superior.

En Holanda, la formación directiva empresarial está frac-cionada entre las Universidades y Escuelas Especiales; pero en1965 la Fundación Privada para la Administración de Empresasformuló un programa con la Universidad de Michigan para elestablecimiento de un titulo universitario en la NetherlandsUniversity of Economics de Rotterdam.

En Inglaterra fue presentado al Parlamento inglés, en 1964el ya famoso «Report on Higher Educatio» que, por el nombredel Presidente del Comité —Lyonel Robbins— se conoce tam-bién por el Ingforme Robbins.

Como consecuencia del Infofrme Robbins, se crearon en di-cho país la Manchester School of Businss, dependiente de laUniversidad de Manchester, y la London School of Bussinessdependiente de la London Schol of Economics.

Posteriormente, en el informe publicado en 1965, se reco-noció que en los últimos arios ha habido un desarrollo rápidode la formación úniversitaria para la dirección empresarial. Locual significa que los circulos académicos y el mundo empre-sarial se han dado cuenta de la importancia intelectual de estosestudios. Ello se ha puesto de manifiesto —dice el citado infor-me—, no solamente por la creación de las Escuelas de Manches-ter y de Londres, sino por el apoyo financiero de cinco millonesde libras esterlinas que las emrnpresas ha puesto a disposiciónde estas Escuelas.

La explosión de esta clase de enseñanza ha producido que,además de los 46 Colleges, que antes enseriaban carreras em-presariales a nivel medio, treinta y una Universidades hayanestablecido cursos y carreras después del Informe Robbins.

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n Rusia, las empresas están dirigidas, fundamentalmen-te, por Ingenieros, en la proporción del 90 por 100. Pero haceya algunos arios que en la Unión Soviética se habla del procesodirectivo como un cuerpo independiente de investigación y es-tudio, para lo cual un equipo de profesores rusos fue enviadoen 1963 a la Universidad de Harvard, para estudiar su organi-zación de los cursos empresariales, habiendo propuesto su imi-tación.

En España, el movimiento para la formación empresariala nivel universitario aparece al mismo tiempo que en Europa,en 1954, a través de los Cursos de la Comisión Nacional deProductividad Industrial. Sin embargo, muchos arios antes,en 1916, apareció el centro pionero en nuestro país, no sola-mente de los estudios empresariales, sino de las Ciencias Eco-nómicas, en la Universidad Comercial de Deusto, Fundación delos Hermanos Aguirre. Posteriormente, en 1956, se creó en SanSebastián la Escuela Superior de Administración y Direcciónde Empresas. Más tarde, en 1960, se fundó en Madrid el Insti-tuto Católico de Dirección de Empresas (ICADE). Una moda-lidad supone la creación en Córdoba, en 1963, de la Escuela Su-perior de Técnica Empresarial Agrícola; y en 1965 se inauguróen Alicante la Escuela Superior de Ciencias Empresariales.

Todos estos Centros forman parte de la FLECE (Federaciónlibre de Escuelas de Ciencias Empresariales). Por último, variasUniversidades han creado también sus Escuelas o Centros deEstudios Empresariales.

Por otra parte, la Ley General de Educación establece enSUS artículos 31, 75, 82, 86, 108 y 115, la organización de las Es-cuelas Universitarias; y en las Disposiciones transitorias 2.40,

y 15-1, se determina cómo las Escuelas Profesionales de Co-mercio —que son 28— se incorporarán a la Universidad como

cuelas Universitarias, en las que se impartirán el primer ciclode los estudios correspondientes. Asimismo, dicha disposicióntransitoria —2-10— establece que las enseñanzas mercantilesSe organizarán en el futuro en tres grados de Enseñanza Supe-rior: Diplomado, Licenciado y Doctor.

Además, el Decreto de 10 de mayo de 1972 regula la mecá-nica de la incorporación de las Escuelas Profesionales de Co-Mercio a la Universidad, para lo cual han sido creadas unas Co-nlisiones Gestoras, de las Que forman parte 3 Catedráticos dela Universidad, el Director y otro Catedrático de la Escuela Uni-

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versitaria. La Comisión de nuestra Escuela —aue ha empezadoa funcionar como Centro Universitario en el presente Cursoacadémico— está presidida por el Catedrático de la Universi-dad de Valladolid, don Justino Duque Domínguez, mercantilistailustre y personalidad de competentes y elevadas condicioneshumanas para el cumplimiento de la tarea que le ha sidoencomendada.

Esta visión esquemática de los estudios empresariales enlos paises citados nos revelan dos puntos fundamentales: pri-mero, el reconocimiento universal de la necesidad de este tipode formación para la economía moderna, y segundo, la resis-tencia de los sistemas educativos para adaptarse a las nuevasnecesidades de la sociedad actual. Esto demuestra que el descu-brimiento de esas necesidades debe arrastrar la organizaciónuniversitaria a la creación de nuevas carreras. El informe dela 0.C.D.E. reconoce las fuerzas que están cambiando el mundouniversitario, y la formación de directivos de empresa ocupa sulugar en el cuadro más amplio del sistema educativo de un país.El progreso técnico, la complejidad industrial y social exigenun esfuerzo intelectual más intenso. Además, se juzga moder-namente la formación universitaria para su eficacia, y se pre-tende que esté más en consonancia con los objetivos operacio-nales de país, como ocurre en Rusia y en los Estados Unidos. Elmismo informe sobre la Educación en España, publicado en elaño 1969, reconoce la necesidad de flexibilizar el sistema educa-tivo, creando nuevas carreras —la empresarial es una de ellas—para adecuar la Universidad a la vida real de la sociedad espa-ñola actual, ya que la Universidad tradicional demostró ciertaincapacidad de respuesta —dice el informe— a las necesidadesdel desarrollo económico y a la estructura ocupacional de lanación.

De aquí que su Alteza Real el Príncipe de España, en lavisita que le hizo un grupo de hombres de empresa, en el mesde junio del pasado ario, manifestó su asombro ante el divorcioexistente entre el sistema docente español y el laboral em-presarial.

Y es interesante consignar, que la profesionalización de ladirección apunta hacia una meta aún imprecisa: la emergencia(le un nuevo poder —todavía ilegítimo— la de los directivos di-vorciados de las formas clásicas de poder: la propiedad. Pro-piedad y control de la empresa no son, ciertamente, cartas de

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la misma baraja. Y el problema está en la regulación de esepoder emergente, que Burham ha calificado de revolución di-rectorial.

Por otra parte, cuando tenemos una ideología, unos conoci-mientos técnicos y unas necesidades detrás de una profesión,nos encontramos con una Carrera. Porque una Carrera es, orga-nizativamente, un conjunto científico que apunta, fundamen-talmente, en cuatro direcciones: la transmisión de la cultura,la formación de la mente humana, la investigación científica yla preparación profesional.

Y la Universidad es la Institución encargada de organizarla Ciencia para responder a las nuevas necesidades profesiona-les. Esta respuesta organizativa de la Universidad es una Ca-rrera. Por ello no puede caer en un estancamiento inflexiblefrente a la sociedad que cambia. Tres o cuatro carreras tradi-cionales no son los vehículos más aptos para formar hombresque deben responder a retos nuevos. Sobre todo cuando las res-Puestas científicas a esos retos están ya presentes.

Así, la creación de nuevas Carreras, la organización insti-tucionalizada de nuevos conocimientos para iluminar nuevasactividades profesionales, es una misión indeclinable de la Uni-versidad, como dijo Ortega y Gasset. En esto coinciden todoslos esfuerzos que en estos momentos realizan las autoridadesresponsables de la aplicación de la reforma educativa.

Ahora bien; la vida social moderna, está sometida a uncambio cuya velocidad sorprende a todos. No en vano el temade la aceleración histórica, de la revolución permanente, estánsiempre presentes en todas las mentes preocupadas por la so-ciedad actual

Esta es la razón de que un ilustre decano de una ilustreinstitución universitaria, decía a los nuevos licenciados, en laceremonia de entrega de titulos: «Sepan ustedes, quridos alum-nos . que desde este momento, ustedes están anticuados». Por-que lo recibido en las aulas era ya «ciencia antigua» frente a locl Ue en la calle de la ciencia y de la realidad estaba ocurriendo.

De aquí la necesidad de la «educación permanente». Y escurioso que el término se haya forjado en contacto con el cam-po empresarial. Quizá porque aquí es donde corren más loshechos, las personas y las técnicas, como sabemos muy bien los(Me vivimos la estructura de algunas empresas. El empresarioestá situado entre dos polos sometidos a un nervioso dinamis-

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mo: la tecnología y la sociedad. Las decisiones empresarialesconsisten, en esencia en organizar prácticamente la modernatecnología para satisfacer las necesidades de los hombres deúltima hora.

Pero también —como decía el ilustre decano—, los profe-sionales más modernos se quedan anticuados. El problema esdistinguir entre una formación básica, cultural, que capacitela mente humana para entender, manejar y producir cambios,y una formación especializada, concreta y técnica. Una carreradebe atender a lo uno y a lo otro. Pero siempre será necesariouna readaptación continua en estos aspectos especializados ytécnicos, donde la vida camina muy deprisa. El hacer volver alos hombres de carrera a sus viejas aulas, será un requisito esen-cial de la formación empresarial del futuro, como establece elinforme publicado por el Ministerio de Educación y Ciencia, alafirmar, que la Universidad organizará periódicamente cursosde perfeccionamiento para postgraduados, obligatorios, para larevalidación de títulos al cabo de períodos fijos. Idea ésta quese halla implícita también en la declaración universal de losDerechos Humanos.

Y hoy más que nunca, como se ha dicho en el Concilio Va-ticano II, para hacer frente al aumento de población y respon-der a las aspiraciones más amplias del género humano, es pre-ciso tender a un incremento de la producción agrícola e indus-trial y de la prestación de servicios. Por eso hay que favorecerel progreso técnico (la cuarta dimensión de nuestro tiempo, co-mo dice Fourastie) el espíritu de innovación, la creación y am-pliación de empresas, la formación de directivos a nivel univer-sitario y la adaptación de los métodos al esfuerzo sostenido decuantos participan en la producción; en una palabra: todocuanto pueda contribuir a este progreso. La finalidad funda-mental de esta producción no es —no puede ser— el mero in-cremento de los productos, y el beneficio mayor, ni el podereconómico, sino el servicio del hombre integral, teniendo encuenta sus necesidades materiales y sus aspiraciones intelec-tuales, morales, espirituales y religiosas.

Como resumen de estos comentarios sobre los estudios em-presariales, pudieran establecerese las siguientes:

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CONCLUSIONES

PRIMERA. — Que sea cual fuere la valoración que una so-ciedad tenga de los hombres de empresa, es evidente que sólohay un camino para adelantar y progresar en la formación dedirectivos: la educación; y la experiencia en la evaluación depersonal para puestos directivos indica que aquellos que no hantenido una formación universitaria —y he aquí una de las mi-siones de la Universidad— tienden a ser rígidos en su manerade pensar los problemas, y no son fácilmente promocionables.

SEGUNDA. — Que en el inundo de hoy, el administradorgubernamental, el dirigente industrial, el economista, el inge-niero y el sabio, ponen en práctica técnicas racionales de aso-ciación de los factores de la producción, lo que ha originadouna renovación permanente en la creación industrial.

TERCERA. — Que el éxito americano en Europa, por su ca-pacidad organizativa, nos pone de manifiesto que hoy más quenunca no es la riqueza, al modo tradicional, lo decisivo, sino«que las fuentes de riqueza y de progreso son hoy más inma-teriales que nunca». No son regalos de la naturalezo o del azar,como el oro, el petróleo o incluso la demografía, sino conquis-tas del espíritu humano, es decir, talento y aptitud para trans-formar las ideas nuevas en realidad».

CUARTA. — Que es evidente que en nuestros días la em-presa privada —una de las entidades de la microeconomía—, seve apremiada por una. constante necesidad: la de disponer delequipo humano cualificado que, formado a lo largo de una ca-rrera universitaria y eminentemente empresarial, esté en con-diciones de asumir la responsabilidad personal en el desarrolloY aplicación de sus conocimientos en todas las áreas de unaempresa: Producción, Compras, Ventas, Financiación, Contabi-lidad, Investigación Operativa, Control de gestión, Planning,Gestión de Stocks . Relaciones humanas, etcétera. Y es signi-neativo que esta necesidad se plantee cuando en nuestras Em-presas se está operando un cambio ostensible en los sistemasde planificación y coordinación de la producción, en los méto-dos de organización, administración y control, así como en laestrategia de ventas; en definitiva: en las técnicas de Mana-gement, tales como Teoría de la decisión, Teoría de los Jue-gos, Programación matemática, Modelos econométricos, Teoría

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de la Información y Control de procesos, control de calidad es-tadística, Cálculo del lote económico, Mercadotecnia —o Mar-keting—, etc., todo lo cual, como puede comprenderse, repre-senta un nivel de conocimientos universitario y moderno, cier-tamente elevado.

QUINTA. — Que en esta época desconcertante, en estemundo sin paredes, en la que el hombre se ha lanzado al asaltodel cielo y del poder divino, encerrado celosamente en el átomo.como decía San Pablo; en esta época, en que el poder vive hoyen las oficinas, desde donde se gobierna a todo el enjambrede productores y consumidores, la misión del directivo, del em-presario, adquiere un especial relieve y una singular impor-tancia.

Y nosotros, burgaleses modestos pero tenaces, procurare-mos contribuir en este Centro al desarrollo puro y severo delas Ciencias Empresariales, con el mismo es píritu de servicioque practicaron los hombres que hicieron nuestra gloriosa his-toria y la grandeza de Castilla y de España.

Ernesto Ruiz G. DE LINARES