los "dominican salon", amos y señores del nicho afroamericano en atlanta

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16 CLAVE Jueves, 1 de octubre de 2009 Los “Dominican salon”, amos y señores del nicho afroamericano en Atlanta Más de 100 salones de belleza se han establecido aquí en medio de la crisis económica que los sacude ATLANTA, GEORGIA. Ocho años, casi todo el tiempo que tiene Adalgisa López ganándose la vida en Estados Unidos, duró arren- dando sus destrezas como estilis- ta. “Atajando pa’que otro enlace”, como dicen con ironía allá en Na- gua, su tierra natal. Hace cuatro meses, cuenta satisfecha, hizo lo que ha permitido a decenas, aca- so cientos de paisanas suyas man- tenerse a flote y hasta prosperar en medio de la crisis: abrió un “Dominican salon” en Atlanta. “En esto encontré un medio ideal para sostenerme, superar- me. Y tiene mucha salida, porque a las morenas les gusta que las pe- lemos nosotras. Ese es el sello que buscan; donde lo ven, entran sin preguntar”, refiere Adalgisa en alusión al vocablo “Dominican” que sobresale en todas las facha- das de estos negocios, siempre asociado a la bandera homónima, y del que incluso echan mano co- mo recurso publicitario no pocos comerciantes con otras raíces. Como la jamaiquina Dalon Gibson, quien tiene en su Tru- Kutz Barber & Dominican Salon un equipo de barberos afroame- ricanos para la clientela masculi- na, y para las féminas otro de cuatro dominicanas, entre ellas Jaquelín Cedeño, madre soltera de tres hijos, quien vino de Puer- to Rico hace cuatro años, tras en- terarse por una hermana suya que aquí “se pica bien” como pe- luquera. “Casi todas nuestras clientes son morenas, debido a la buena fama que tenemos las dominica- nas con ellas, porque tenemos el cabello muy similar y les damos un buen alisado, como les gusta”, explica Cedeño, mientras lava el pelo a Charisse, quien comenta: “Esta es mi primera vez aquí, pe- ro he visto a mi hermana que tie- ne ya un año viniendo, y he ob- servado un cambio importante con esos tratamientos que usan”, dice en su idioma la joven afroa- mericana. En el Perfect Hair –el salón de Adalgisa– dimos con Aida Ellis, otra estilista que reside en la isla caribeña Saint Kitts. Vino de va- caciones a Atlanta y, de paso, aprovecha para “picotear algún dinerito” recortando y peinando morenas. “Decidí trabajar mien- tras estoy aquí, porque siempre hay que sacarle provecho al ta- lento de uno. La gente está muy equivocada: San Pedro (de Ma- corís) no solo produce peloteros de Grandes Ligas”, bromea la simpática “cocola” oriunda del Ingenio Consuelo, a la que tam- bién sorprende la frecuencia con que irrumpen a la vista carteles con lemas como “Dominican be- auty salon” o “Dominican style”, cuya proliferación es localmente todo un fenómeno comercial. Otra historia fruto del auge de estos comercios es la de Rosa Ra- mírez, co-propietaria, con una colombiana del Dominican Salon Tú Cambiarás. “Ella me propuso asociarnos porque sabe de nuestro trabajo, que es muy atractivo para las mo- renas norteamericanas. Tenemos ya cuatro años con el negocio, y hasta ahora nos ha ido muy bien”, cuenta. Con Ramírez, que es nativa de Montecristi y tiene tres hijos, tra- bajan otras tres coterráneas, in- cluyendo a sus dos hermanas. EL MERCADO “NEGRO”. Gracias al cautivo nicho afroamericano, “Aquí hay muchas fuentes de trabajo para todas las peluqueras, porque hay muchos salones y últimamente han abierto más. Ahora mismo es uno de los ne- gocios que menos ha bajado” el ritmo productivo. esto lo dice Rosa, una empleadora. El boom de salones criollos en Norcross, Marietta, Lawrencevi- lle, Doraville, Jonesboro y otras ciudades situadas en o alrededor del polígono llamado Metro Atlanta, ronda ya el centenar y hace que emprendedoras como Rosa orienten sus apuestas futu- ras hacia las afueras de Georgia, “donde todavía hay muchos luga- res por explotar, con mucha po- blación negra”. Alude a ciudades como Augusta o Macon, en cuyo perfil demo- gráfico dominan con un 50.4% y un 62.5% los afroamericanos. En efecto, una buena parte de las usuarias que nutren este pu- jante nicho provienen de la cen- tenaria capital del Estado, Atlan- ta, donde el 61.4% de su pobla- ción es de ascendencia afroamericana. Aproximada- mente 20 millas, o unos 25 minu- tos en automóvil, es la distancia entre esta ciudad y la populosa zona de Norcross, de las más acti- vas comercialmente. En cifras globales, Georgia es con sus 9,685,744 habitantes un Estado similar demográficamen- te a República Dominicana y el noveno más poblado del país, se- gún las proyecciones al 2008 de la Oficina del Censo, el United States Census Bureau. PRUEBA DE CRISIS. Ni la coyun- tura económica actual ha parado la expansión de nuevos recintos, empleos y actividades colaterales 10,000 dominicanos Según datos no oficiales, en Georgia, Atlanta, los naciona- les residentes atraen, en los últimos tiempos, la prosperi- dad del negocio de los salones de belleza. Textos y foto: ALEXANDER PEÑA Colaboración especial C1 negocios Adalgisa López abrió un “Dominican salon” hace unos meses en Atlanta, en medio de la crisis económica que sacudía el mundo, y valora los resultados.

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Reportaje de negocios/mercados acerca del auge de los salones de belleza dominicanos en el mercado afroamericano de Estados Unidos, particularmente en Atlanta, Georgia

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Page 1: Los "dominican salon", amos y señores del nicho afroamericano en Atlanta

16 CLAVE Jueves, 1 de octubre de 2009

Los “Dominican salon”,amos y señores del nichoafroamericano en AtlantaMás de 100salones de bellezase han establecidoaquí en medio dela crisis económicaque los sacude

ATLANTA, GEORGIA. Ocho años,casi todo el tiempo que tieneAdalgisa López ganándose la vidaen Estados Unidos, duró arren-dando sus destrezas como estilis-ta. “Atajando pa’que otro enlace”,como dicen con ironía allá en Na-gua, su tierra natal. Hace cuatromeses, cuenta satisfecha, hizo loque ha permitido a decenas, aca-so cientos de paisanas suyas man-tenerse a flote y hasta prosperaren medio de la crisis: abrió un“Dominican salon” en Atlanta.

“En esto encontré un medioideal para sostenerme, superar-me. Y tiene mucha salida, porquea las morenas les gusta que las pe-lemos nosotras. Ese es el sello quebuscan; donde lo ven, entran sinpreguntar ”, refiere Adalgisa enalusión al vocablo “D om i ni c an ”que sobresale en todas las facha-das de estos negocios, siempreasociado a la bandera homónima,y del que incluso echan mano co-mo recurso publicitario no pocoscomerciantes con otras raíces.

Como la jamaiquina DalonGibson, quien tiene en su Tru-Kutz Barber & Dominican Salonun equipo de barberos afroame-ricanos para la clientela masculi-na, y para las féminas otro decuatro dominicanas, entre ellasJaquelín Cedeño, madre solterade tres hijos, quien vino de Puer-to Rico hace cuatro años, tras en-terarse por una hermana suyaque aquí “se pica bien” como pe-l u q u e ra .

“Casi todas nuestras clientesson morenas, debido a la buenafama que tenemos las dominica-nas con ellas, porque tenemos elcabello muy similar y les damosun buen alisado, como les gusta”,explica Cedeño, mientras lava elpelo a Charisse, quien comenta:“Esta es mi primera vez aquí, pe-

ro he visto a mi hermana que tie-ne ya un año viniendo, y he ob-servado un cambio importantecon esos tratamientos que usan”,dice en su idioma la joven afroa-mericana.

En el Perfect Hair –el salón deAda l gi s a – dimos con Aida Ellis,otra estilista que reside en la islacaribeña Saint Kitts. Vino de va-caciones a Atlanta y, de paso,aprovecha para “picotear algúndinerito” recortando y peinandomorenas. “Decidí trabajar mien-tras estoy aquí, porque siemprehay que sacarle provecho al ta-lento de uno. La gente está muyequivocada: San Pedro (de Ma-corís) no solo produce peloterosde Grandes Ligas”, bromea lasimpática “c oc o la ” oriunda delIngenio Consuelo, a la que tam-bién sorprende la frecuencia conque irrumpen a la vista cartelescon lemas como “Dominican be-auty salon” o “Dominican style”,cuya proliferación es localmente

todo un fenómeno comercial.Otra historia fruto del auge de

estos comercios es la de Rosa Ra-mírez, co-propietaria, con unacolombiana del Dominican SalonTú Cambiarás.

“Ella me propuso asociarnosporque sabe de nuestro trabajo,que es muy atractivo para las mo-renas norteamericanas. Tenemosya cuatro años con el negocio, yhasta ahora nos ha ido muy bien”,cuenta.

Con Ramírez, que es nativa deMontecristi y tiene tres hijos, tra-

bajan otras tres coterráneas, in-cluyendo a sus dos hermanas.

EL MERCADO “N E G RO ”. G ra c i a sal cautivo nicho afroamericano,“Aquí hay muchas fuentes detrabajo para todas las peluqueras,porque hay muchos salones yúltimamente han abierto más.Ahora mismo es uno de los ne-gocios que menos ha bajado” elritmo productivo. esto lo diceRosa, una empleadora.

El b oo m de salones criollos enNorcross, Marietta, Lawrencevi-lle, Doraville, Jonesboro y otrasciudades situadas en o alrededordel polígono llamado MetroAtlanta, ronda ya el centenar yhace que emprendedoras comoRosa orienten sus apuestas futu-ras hacia las afueras de Georgia,“donde todavía hay muchos luga-res por explotar, con mucha po-blación negra”.

Alude a ciudades como Augustao Macon, en cuyo perfil demo-

gráfico dominan con un 50.4% yun 62.5% los afroamericanos.

En efecto, una buena parte delas usuarias que nutren este pu-jante nicho provienen de la cen-tenaria capital del Estado, Atlan-ta, donde el 61.4% de su pobla-c i ó n e s d e a s c e n d e n c i aafroamericana. Aproximada-mente 20 millas, o unos 25 minu-tos en automóvil, es la distanciaentre esta ciudad y la populosazona de Norcross, de las más acti-vas comercialmente.

En cifras globales, Georgia escon sus 9,685,744 habitantes unEstado similar demográficamen-te a República Dominicana y elnoveno más poblado del país, se-gún las proyecciones al 2008 dela Oficina del Censo, el UnitedStates Census Bureau.

PRUEBA DE CRISIS. Ni la coyun-tura económica actual ha paradola expansión de nuevos recintos,empleos y actividades colaterales

1 0,0 0 0dominicanosSegún datos no oficiales, enGeorgia, Atlanta, los naciona-les residentes atraen, en losúltimos tiempos, la prosperi-dad del negocio de los salonesde belleza.

Textos y foto: ALEXANDER PEÑAColaboración especial

C1 negocios

Adalgisa López abrió un “Dominican salon” hace unos meses en Atlanta, en medio de la crisis económica que sacudía el mundo, y valora los resultados.

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Jueves, 1 de octubre de 2009 CLAVE 17

en torno a este mercado étnico.Para el venezolano César Eljuri,gerente de ventas de la líneaRolland, además del embrujo na-tural de las afroamericanas porlas estilistas dominicanas, esto seexplica “porque los salones sontambién un servicio de primeranecesidad, pues haya crisis o nousted necesita tener un buenaspecto, para subir su autoes-tima, o si está enamorado o ena-morada. Y sobre todo si estásbuscando empleo”.

Esta empresa de capital italianoopera en Atlanta desde el 2004 yes una de las cuatro o cinco quedistribuyen cosméticos casi ex-clusivamente a negocios domini-canos. “En los últimos dos añoshemos tenido una explosión demás de un 100% de salones domi-nicanos, que son más del 80% denuestro mercado, pues conocennuestros productos desde SantoDomingo y New York, donde es-tamos desde hace tiempo”, relatael ejecutivo venezolano.

La ascendente demanda de pe-luqueras criollas alentó a PabloCruz a diversificar sus operacio-nes comerciales, que proveenempleo a 22 personas. “Mi próxi-mo proyecto es implantar una es-cuela de belleza aquí. Imagínate,¿quién no quiere estudiar en unaacademia de belleza con las esti-listas de mayor prestigio, que sonlas dominicanas?”.

Quizás por ello el Departamen-to de Cosmetología estatal (Geor-gia State Board of Cosmetology)“ha reconocido este sello de cali-dad y a varias academias” de RD.Al menos en Atlanta, “para nadiees un secreto que los salones do-minicanos son los únicos nego-cios que están sobreviviendo e in-cluso multiplicándose en mediode la crisis”, afirma Cruz, que tie-ne a su esposa y dos hijas al frentede sus tres salones, incluido el

Dominican Trukos, estrenadohace apenas un mes.

Y no hablamos de un hecho for-tuito, insiste Cruz, sino de “un fe-nómeno que se ha ido desarro-llando con la inmigración masivade dominicanos que vienen deNew York, o como yo, de la Flori-da u otros estados del Este, atraí-dos porque aquí la vida es mástranquila, el clima es menos frío ylos costos menores, sobre todo lare n t a ”.

LOS TRUCOS QUE AMARRAN. Lastécnicas de belleza que seducen alas “m o re n a s ” gringas tienen mu-

cho que ver con el secado delpelo, los tratamientos y tambiéncon algo de empatía cultural.“Ellas lo que buscan es que elpelo les luzca como a nosotras,que se les mueva, porque no-sotras les pasamos bien el bl o w e ry trabajamos con poca grasa”,detalla Celia Cabrera, acompa-ñada de dos de sus cuatro hijas,que trabajan con ella.

Esta micro-empresaria, dueñade Celia’s Dominican Hair Salon,tiene siete años viviendo enAtlanta y también ha palpadoparcialmente las secuelas de lacrisis, aunque no tanto, gracias ala consistencia de su clientelaa f ro a m e r i c a n a .

“Antes había muchos clientesque se arreglaban todas las sema-nas. Algunos ya no lo hacen perovienen cada quince o veinte días”,dice. “Pero en definitiva, lo im-portante es que no se han retira-do y siempre se mantienen vi-niendo”, sostiene.

Celia agradece a sus lealesclientes, algunas de las cuales“manejan hasta tres horas, hastadesde Carolina del Sur”, para re-cortarse con ella.

Observando ésta realidad surgela pregunta ¿Qué tienen estasmujeres que las hacen tan cauti-vadoras y competitivas pese a ladesafiante barrera del idioma, enun entorno en el que apenas em-piezan a contarse masivamentelos dominicanos?

Quizá la de Rosa sea la respues-ta que mejor dibuja dicho escena-rio: “Es que nosotras aprendemosdesde pequeñitas a trabajar estetipo de pelo en Santo Domingo.Allá uno se acostumbra a peinar alos hermanitos y hasta a las ami-guitas, a hacer rolos en nuestracasa, en el barrio, en los patios;por eso tenemos la experiencia, yellas –las afroamericanas– lo sa-ben”.

Dos caras

I n co n f u n d i b l emarca paísOtra empresa que participa delmercado es Productos JAS, conuna cartera de 103 clientes. “Te -nemos nueve años en el negocioy nueve meses en Atlanta, don-de a pesar de la situación econó-mica mantenemos un buen nivelde ventas”, indica el dominicanoCristian Rodríguez, distribuidorlocal de la línea. Destaca que“inclusive hay salones de chinosque les ponen ‘dominican’ porfuera y emplean a dominicanas,porque es eso lo que buscan lasm o re n a s ”. Esta demanda da lu-gar también a la importación deproductos originarios, como lasmascarillas, que se adquierencon distribuidores o de maneradirecta en RD o por el internet.César Eljuri, de Rolland, habla deuna “m a rc a ” que se impone.“Antes el mercado era mexicanoy colombiano. Ahora cada salónque abre es dominicano (...) por-que en Georgia predomina elmoreno, y las dominicanas sonconocidas como las mejores es-tilistas en cabellos difíciles det ra b a j a r ”, apunta el venezolano.

Sin unión nif u e r zaNo obstante la falta de datos ofi-ciales que permitan cuantificarlaobjetivamente, según diversasfuentes la creciente colonia do-minicana de Georgia engloba,cuando menos, a nueve o diez milpersonas, partiendo de un estu-dio divulgado hace años en undiario local que la cifraba en unascinco mil.Los salones emplean de maneradirecta un promedio de 4 a 7 per-sonas, mayormente mujeres, ydonde las ganancias se dividen apartes iguales entre el estilista yel establecimiento, cuyas tarifasoscilan entre los US$15 y US$40,dependiendo de si es corte, lava-do, secado o tratamiento.Pese a su raudo crecimiento, elsector no tiene una instancia co-lectiva que lo agrupe y defienda,especialmente en un Estado co-nocido por promover legislacio-nes calificadas de “hostiles” ha -cia los inmigrantes, como la quedesde el 2010 impedirá renovar uobtener una licencia comercial aquienes no prueben su estatus deresidentes legales de EE.UU.

negocios C1

“Casi todas nuestras clientes son morenas, tenemos el cabello muy similar”

No s o t ra saprendemos desdepequeñitas atrabajar este tipode pelo (crespo)"ROSA RAMÍREZCopropietaria de “Dominican Salon TuCambiarás”

En los últimos dosaños hemos tenidouna explosión demás de un 100% delos salonesdominicanos"CÉSAR ELJURI,Gerente de ventas de la línea de Rolland