los desafíos del cientificismo sin alma

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Los desafíos del cientificismo sin alma LEON R. KASS 20.FEB.2008 Junto con el notable avance de la ciencia, se ha introducido también una corriente ideológica que pretende explicar todos los comportamientos humanos en términos puramente científicos. Se trata de un materialismo que puede tener, a la larga, efectos devastadores sobre el hombre. En una conferencia organizada por el anhattan !nstitute, de la que seleccionamos unos p"rrafos, #eon $. %ass, ex presidente del &onse'o de (ioética del )residente de EE.**., explicó este fenómeno + se aló que la filosofía + la religión son el me'or contrapeso. En estos tiempos, defender la dinidad de la !ida "#mana no es cosa de $roma. Entre las amena%as act#ales a n#estra condici&n "#mana, las m's prof#ndas !ienen del 'm$ito m's inesperado( n#estras mara!illosas ) m#) "#manas ciencia ) t*cnica $iom*dicas. El poder +#e nos otoran para modificar el f#ncionamiento de n#estros c#erpos ) de n#estras mentes se est' empleando )a para fines +#e e ceden la terapia, ) +#i%' pronto se podr' #sar para transformar la misma nat#rale%a "#mana. En el c#rso de n#estra !ida )a "emos !isto c&mo las n#e!as tecnoloías $iom*dicas "an alterado prof#ndamente las relaciones nat#rales entre se #alidad ) procreaci&n, identidad personal ) corporalidad, capacidades "#manas ) loros "#manos. La píldora, la fec#ndaci&n in vitro , al+#iler de -teros, clonaci&n, ineniería en*tica, trasplante de &ranos, pr&tesis mec'nicas, droas para a#mentar el rendimiento, implantes electr&nicos en el cere$ro, Ritalin para los &!enes, /iara para los !ie os, ro%ac para todos. A#n+#e casi no nos "emos dado c#enta, el tren al des"#mani%ado Mundo feliz de 1# le) "a partido )a. #o que est" en 'uego ero $a o los ra!es pro$lemas *ticos +#e plantean estas n#e!as $iotecnoloías )ace #na c#esti&n filos&fica m's prof#nda, +#e pone en peliro n#estro concepto de +#i*nes ) +#* somos. Las ideas ) desc#$rimientos científicos acerca del "om$re ) la nat#rale%a, perfectamente acepta$les ) en sí mismos inoc#os, est'n siendo recl#tados para #na $atalla contra n#estras ense an%as morales ) reliiosas tradicionales, ) a#n contra n#estra forma de entendernos a nosotros mismos como criat#ras dotadas de li$ertad ) dinidad.

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los desafios del cientificismo sin alma y con cuerpo

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Los desafos del cientificismo sin alma LEON R. KASS 20.FEB.2008Junto con el notable avance de la ciencia, se ha introducido tambin una corriente ideolgica que pretende explicar todos los comportamientos humanos en trminos puramente cientficos. Se trata de un materialismo que puede tener, a la larga, efectos devastadores sobre el hombre. En una conferencia organizada por el Manhattan Institute, de la que seleccionamos unos prrafos, Leon R. Kass, ex presidente del Consejo de Biotica del Presidente de EE.UU., explic este fenmeno y seal que la filosofa y la religin son el mejor contrapeso.En estos tiempos, defender la dignidad de la vida humana no es cosa de broma. Entre las amenazas actuales a nuestra condicin humana, las ms profundas vienen del mbito ms inesperado: nuestras maravillosas y muy humanas ciencia y tcnica biomdicas. El poder que nos otorgan para modificar el funcionamiento de nuestros cuerpos y de nuestras mentes se est empleando ya para fines que exceden la terapia, y quiz pronto se podr usar para transformar la misma naturaleza humana. En el curso de nuestra vida ya hemos visto cmo las nuevas tecnologas biomdicas han alterado profundamente las relaciones naturales entre sexualidad y procreacin, identidad personal y corporalidad, capacidades humanas y logros humanos. La pldora, la fecundacinin vitro, alquiler de teros, clonacin, ingeniera gentica, trasplante de rganos, prtesis mecnicas, drogas para aumentar el rendimiento, implantes electrnicos en el cerebro, Ritalin para los jvenes, Viagra para los viejos, Prozac para todos. Aunque casi no nos hemos dado cuenta, el tren al deshumanizadoMundo felizde Huxley ha partido ya.Lo que est en juego

Pero bajo los graves problemas ticos que plantean estas nuevas biotecnologas yace una cuestin filosfica ms profunda, que pone en peligro nuestro concepto de quines y qu somos. Las ideas y descubrimientos cientficos acerca del hombre y la naturaleza, perfectamente aceptables y en s mismos inocuos, estn siendo reclutados para una batalla contra nuestras enseanzas morales y religiosas tradicionales, y aun contra nuestra forma de entendernos a nosotros mismos como criaturas dotadas de libertad y dignidad.Ha surgido una fe cuasi religiosa -me permito llamarla cientificismo sin alma- que cree que nuestra nueva biologa puede desvelar por completo el misterio de la vida humana, ofreciendo explicaciones puramente cientficas del pensamiento, el amor y la creatividad humanos, de la conciencia moral e incluso de nuestra fe en Dios. La amenaza a nuestra condicin humana proviene hoy no de la creencia en la transmigracin de las almas en la vida futura, sino de la negacin del alma en esta vida; no de que se crea que tras la muerte los hombres pueden convertirse en bfalos, sino de que se niega toda diferencia real entre unos y otros.Todos los amantes de la libertad y la dignidad del hombre -incluidos los ateos- debemos comprender que nuestra humanidad est en peligro.La ciencia es ms modestaEn primer lugar, tenemos que distinguir entre la presuntuosa fe del cientificismo contemporneo y la ciencia moderna como tal, que empez siendo una empresa ms modesta. Aunque los fundadores de la ciencia moderna queran obtener conocimientos tiles para la vida mediante conceptos y mtodos nuevos, comprendan que la ciencia nunca ofrecera un conocimiento completo y absoluto de la vida humana en su totalidad: por ejemplo, del pensamiento, el sentimiento, la moral o la fe.Eran conscientes -y nosotros tendemos a olvidarlo- de que la racionalidad de la ciencia es slo una racionalidad concreta y muy especializada, inventada para obtener nicamente el tipo de conocimiento para el que fue concebida, y aplicable solo a aquellos aspectos del mundo que pueden ser captados con las nociones abstractas de la ciencia. La razn peculiar de la ciencia no es, ni nunca se pretendi que fuera, la razn natural de la vida ordinaria y la experiencia humana. Tampoco es la razn de la filosofa ni del pensamiento religioso.As pues, la ciencia no pretende conocer los seres o su naturaleza, sino solo las regularidades de los cambios que sufren. La ciencia pretende conocer slo cmo funcionan las cosas, no qu son y por qu existen. Nos da la historia de las cosas, pero no sus tendencias ni finalidades. Cuantifica determinadas relaciones externas de un objeto con otro, pero no puede decir nada en absoluto sobre sus estados internos, no slo en el caso de los seres humanos, sino en el de cualquier criatura viva. Muchas veces, la ciencia puede predecir lo que ocurrir si se dan ciertas perturbaciones, pero evita explicar los fenmenos en trminos de causas, especialmente de causas ltimas.Fenmenos cerebralesLas explicaciones de los fenmenos vitales o incluso psquicos que ofrece el nuevo materialismo no dejan lugar para el alma, entendida como principio interno de vida. Se dice que los genes determinan el temperamento y el carcter. Las explicaciones mecanicistas de las funciones cerebrales parecen hacer superfluas las nociones de libertad e intencionalidad humana. Los estudios del cerebro mediante neuroimagen pretenden explicar cmo formamos los juicios morales. Una explicacin totalmente externa de nuestro comportamiento -el grial de la neurociencia- reduce la relevancia de nuestra interioridad percibida. El sentimiento, la pasin, la conciencia, la imaginacin, el deseo, el amor, el odio y el pensamiento son, desde el punto de vista cientfico, meros fenmenos cerebrales. Hay incluso quienes dicen haber hallado en el cerebro humano el mdulo de Dios, a cuya actividad atribuyen las experiencias religiosas o msticas.Qu sentido tienen nuestras preciadas ideas de libertad y dignidad frente a la nocin reduccionista del gen egosta o la creencia de que el ADN es la esencia de la vida, o la doctrina de que todo el comportamiento humano y toda la riqueza de nuestra vida interior se pueden explicar como fenmenos exclusivamente neuroqumicos y por su contribucin al xito reproductivo?Naturalmente, ni el reduccionismo, ni el materialismo ni el determinismo aqu expuestos son nuevos: ya los combati Scrates hace mucho tiempo. Lo nuevo es que esas filosofas parecen estar avaladas por el progreso cientfico. Aqu, pues, estara el efecto ms pernicioso de la nueva biologa, ms deshumanizador que cualquier efectiva manipulacin tecnolgica presente o futura: la erosin, tal vez la erosin definitiva, de la idea del hombre como ser noble, digno, valioso y semejante a Dios, y su sustitucin por una concepcin del hombre, no menos que de la naturaleza, como simple materia prima para manipular y homogeneizar.El hombre, ms que materiaEl nuevo cientificismo no slo destierra al alma de su visin de la vida: muestra un desprecio desalmado por los aspectos ticos y espirituales del animal humano. Pues de todos los animales, somos los nicos que emitimos juicios morales, los nicos que nos interesamos por cmo hemos de vivir. De todos los animales, somos los nicos que nos preguntamos no solo qu puedo saber?, sino adems qu debo hacer? y qu puedo esperar?. La ciencia, pese a los grandes servicios que ha prestado a nuestro bienestar y nuestra seguridad, no puede ayudarnos a satisfacer esos grandes anhelos del alma humana.Como es bien sabido, la ciencia, por su propia ndole, es moralmente neutra, no dice nada sobre la distincin entre lo mejor y lo peor, el bien y el mal, lo noble y lo abyecto. Y aunque los cientficos esperan que el uso que se har de sus descubrimientos ser, como profetiz Francis Bacon, gobernado con caridad, la ciencia no puede hacer nada para asegurarlo. No puede proporcionar criterios para orientar el uso del impresionante poder que pone en manos humanas. Aunque persigue el saber universal, no tiene rplica al relativismo moral. No sabe qu es la caridad ni lo que la caridad exige, ni siquiera si la caridad es buena y por qu. Qu nos quedar entonces, moral y espiritualmente, si el cientificismo sin alma consigue derrocar nuestras religiones tradicionales, nuestras concepciones heredadas de la vida humana y las enseanzas morales que dependen de ellas?Un progreso cientfico ciegoEn ningn mbito ser esa falta ms vivamente sentida que en relacin con las propuestas de usar el poder biotecnolgico para fines que exceden la curacin de enfermedades y el alivio del sufrimiento. Nos prometen mejores hijos, mayor rendimiento, cuerpos siempre jvenes y almas felices, todo gracias a las biotecnologas perfectivas. Los bioprofetas nos dicen que estamos en camino hacia una nueva fase de la evolucin, hacia la creacin de una sociedad posthumana, una sociedad basada en la ciencia y levantada por la tecnologa, una sociedad en que las doctrinas tradicionales sobre la naturaleza humana quedarn anticuadas y las enseanzas religiosas sobre cmo debemos vivir sern irrelevantes.Pero qu servir de gua para tal evolucin? Cmo sabremos si las llamadas mejoras lo son realmente? Por qu los seres humanos tendramos que aceptar ese futuro posthumano? El cientificismo no puede responder estas preguntas morales decisivas. Sordo a la naturaleza, a Dios, e incluso a la razn moral, no puede ofrecernos criterios para juzgar si el cambio es progreso, ni para juzgar nada. En cambio, predica tcitamente su propia versin de la fe, la esperanza y la caridad: fe en la bondad del progreso cientfico, esperanza en la promesa de superar nuestras limitaciones biolgicas, caridad que promete a todos liberarnos definitivamente -y trascender- nuestra condicin humana. Ninguna fe religiosa se apoya en fundamento tan endeble.