los cañones mudos de don porfirio
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Datos sobre tres cañones instalados en Mazatlán, Sinaloa, a fines del siglo XIX por Porfirio Díaz, con fines ornamentales.TRANSCRIPT
LOS CAÑONES MUDOS DE DON PORFIRIO
Por Juan Lizárraga
Periódico Noroeste-Mazatlán, Sin., 5 de mayo de 1981
Cuán cautivador es el
cumplimiento de los deberes
patrióticos y qué hermosas son las
celebraciones de los días en que
los enemigos de la libertad de los
pueblos son atacados y abatidos.
Al celebrar los días 5 de
mayo de cada año la batalla de
Puebla, en que Ignacio Zaragoza
venció a los invasores franceses
que pretendían instaurar una
monarquía en nuestro país,
olvidamos, en un arranque de orgullo
heroico, que no se impidió con ello
que el 7 de junio de 1865 entraran los franceses a México.
Y el culto crece, y se hace regionalista. Se dieron muchas batallas, sí, para
liberarse de la mano extranjera, sobre todo en el sur de Sinaloa (Sergio Herrera y
Cairo tiene la suficiente documentación al respecto), sin embargo, se ha llegado a
la mentira en algunos casos, mentira que no perjudica, pero sí niegan verdades que
tampoco causan daño.
Así, se ha dicho que las naves extranjeras fueron repelidas en las playas de
Mazatlán por el cañón de la Casa del Marino y a cada uno de los cañones, ahora
sólo sitios históricos y turísticos, le endilgan una historia que están muy lejos de
tener.
Miguel Valadés, el cronista de la ciudad, ha investigado al respecto y afirma
que los tres cañones de Mazatlán (el de la Casa del Marino, el de la Batería y el de
la pérgola Ángela Peralta), siempre tuvieron una función meramente ornamental,
MUDOS. Los cañones que existen en diversos puntos de Mazatlán no tuvieron parte, contrariamente a lo que se piensa, en los conflictos bélicos cuando se dio el intento de intervención por los franceses.
nunca fueron usados en una guerra, a excepción del de la Batería que disparó
durante los días de revuelta que trajo consigo la Revolución Mexicana.
Por partes. Originalmente los cañones eran cuatro. El que falta estuvo en lo
que fue el cuartel militar de la colonia Montuosa; el hospital sirvió para atender a
los convalecientes de la peste bubónica. Desapareció el hospital y el cañón
también.
Por partes. Los cuatro cañones se trajeron de Inglaterra y no pudieron
haberse utilizado durante la intervención francesa porque fueron instalados por el
general Porfirio Díaz en la última década del siglo XIX. El después dictador tenía
especial interés por este puerto.
Ninguno se utilizó. El de la Batería disparó balas de salva, pero 20 años
después de ser instalado, durante la Revolución, repetimos.
Y ni el de la colonia Montuosa (desaparecido), ni el de la Casa del Marino, ni
el de la pérgola Ángela Peralta (“nombre que quién sabe por qué se lo pusieron”,
comenta Valadés) intervinieron nunca en combate alguno.
Hace algunas décadas se tenían unos casquillos de bala de cañón, pero
alguien los vendió a una fundidora local y se convirtieron en raudas hélices de
motor de barco.
Esa es la historia de los cañones. No esconden ningún hecho heroico desde
su instalación.
¡Qué bueno! Si las intervenciones extranjeras no son fiestas populares, por
eso cautiva la celebración de fechas como el 5 de mayo de 1862.