los campamentos romanos de el mouru (grau-miranda, asturias) en la vía de la mesa

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BOLETÍN DEL SEMINARIO DE ESTUDIOS DE ARTE Y ARQUEOLOGÍA BSAA arqueología LXXVII-LXXVIII 2011-2012 ÁREAS DE PREHISTORIA Y ARQUEOLOGÍA Universidad de Valladolid

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GONZÁLEZ ÁLVAREZ, D., MENÉNDEZ BLANCO, A., ÁLVAREZ MARTÍNEZ, V. y JIMÉNEZ CHAPARRO, J.I. (2011-2012): Los campamentos romanos de El Mouru (Grau-Miranda, Asturias) en la vía de La Mesa, BSAA Arqueología: Boletín del Seminario de Estudios de Arqueología, 77-78: 245-267.Se presentan dos castra aestiva recientemente descubiertos en las montañas del centro de Asturias. Se describen las evidencias constructivas conservadas para los dos recintos, así como las amenazas que ponen en peligro su conservación. Estos dos campamentos se sitúan junto a la vía de La Mesa, ruta de especial importancia en época romana que atraviesa la Cordillera Cantábrica. Por último, señalamos posibles líneas interpretativas que puedan contextualizar históricamente la cronología y funcionalidad concreta de estos yacimientos a partir del análisis territorial de su entorno.

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  • BOLETN DELSEMINARIO DE ESTUDIOS DEARTEYARQUEOLOGA

    BSAAarqueologa

    LXXVII-LXXVIII2011-2012

    REAS DE PREHISTORIAYARQUEOLOGA

    Universidad de Valladolid

  • BSAAarqueologa

    CONSEJO DE REDACCIN

    DIRECTOR: F. ROMERO CARNICERO

    VOCALES:

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    COMIT CIENTFICO

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    Universidad de ValladolidSecretariado de Publicacionese Intercambio Editorial

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    Diseo de cubierta: Secretariado de Publicaciones

    Motivo de cubierta:El Deir (Petra, Jordania) de Daniel Villalobos, 2000.

    ISSN: 1888-976X (Continuacin del 0210-9573)

    Depsito Legal: VA-199-1989 U. E.

    Preimpresin: reas de Prehistoria y Arqueologia. Eva Laguna Escudero

    Impresin: PUBLIDISA

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    DIEZ MARTN, Fernando y SNCHEZ YUSTOS, PolicarpoEl origen del Achelense: un estado de la cuestinThe Origin Of The Acheulean: A State Of The Art

    TERRADILLOS BERNAL, Marcos y DEZ FERNNDEZ-LOMANA, J. CarlosLa tecnologa ltica de LaMaya yElBasalito (Salamanca). Nuevas aportaciones desde la tallaexperimentalLithic technology of The Maya and The Basalito (Salamanca). New contributions from ex-perimental knapping

    RIPOLL LPEZ, Sergio, MUOZ IBEZ, Francisco J. y JORD PARDO, Jess F.La representacin humana solutrense de La Cueva de Ambrosio (Vlez-Blanco, Almera,Espaa)The Human Portrait at La Cueva de Ambrosio (Vlez-Blanco, Almera, Spain)

    GUERRADOCE, Elisa, DELIBES DE CASTRO, Germn, RODRGUEZMARCOS, JosAntonio, CRES-PO DEZ, Manuel, GMEZ PREZ,Alicia, HERRNMARTNEZ, Jos Ignacio, TRESSERRAS, JUAN,Jordi y MATAMALAMELLN, Juan Carlos.Residuos de productos lcteos y de grasa de carne en dos recipientes cermicos de la Edaddel Bronce del valle Medio del DueroResidues of dairy products and animal fats in two Bronze Age pottery vessels from the mid-dle Duero basin

    LPEZ-MONDJAR, LeticiaOcupacin del territorio entre los siglos V a.C.-III d.C. en las altiplanicies lorquinas (Lorca,Murcia)Occupation of territory between 5th BC-3rd AD centuries in the high plateaus of Lorca (Mur-cia, Spain)

    BLANCO GARCA, Juan FranciscoTriplismo en la Hispania clticaTriplism in Celtic Spain

    LORRIO, Alberto J. y GRAELLS I FABREGAT, RaimonNuevo signum equitum celtibricoA new celtiberian signum equitum

    TORRES MARTNEZ, Jess F., MARTNEZ VELASCO, Antxoka y LUIS MARIO, Susana deUna piedra del rayo recuperada en el oppidum de Monte Bernorio (Villarn, Palencia).Sobre la ceraunia en la Cantabria prerromanaA Thunderbolt Recovered at the Oppidum of Monte Bernorio (Villaren, Palencia). Onthe Ceraunia in the Pre-Roman Cantabria

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  • NDICE

    GONZLEZ LVAREZ, David , MENNDEZ BLANCO, Andrs , LVAREZ MARTNEZ, Valentn yJIMNEZ CHAPARRO, Jess IgnacioLos campamentos romanos de El Mouru (Grau-Miranda,Asturias) en la va de La MesaTheRoman camps of ElMouru (Grau-Miranda,Asturias) in the route of LaMesa

    RAMIL GONZLEZ, Eduardo , COSTA GARCA, Jos Manuel y CAAMAO GESTO, Jos ManuelHornos hallados en el campamento romano de Cidadela (Sobrado dos Monxes,ACorua)Ovens from the Roman fort of Cidadela (Sobrado dos Monxes, A Corua)

    MARCOS HERRN, Francisco Javier , MOREDA BLANCO, Francisco Javier y SERRANO NO-RIEGA, RosalaPalacio de los guila (vila): un testar en la produccin del horno de vidrio del conventode los Padres PalesLos guila Palace (vila): a workshop waste in the glass furnace production of the Con-vent of Vincentian Fathers

    MEDEROS MARTN, AlfredoMartn Almagro Basch, formacin y consolidacin como catedrtico de prehistoria (1911-1943)Martn Almagro Basch, background and consolidation as Professor of Prehistory (1911-1943)

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  • Resumen: Se presentan dos castra aestiva recientemente descubiertos en las montaas del centrode Asturias. Se describen las evidencias constructivas conservadas para los dos recintos, as comolas amenazas que ponen en peligro su conservacin. Estos dos campamentos se sitan junto a la vade La Mesa, ruta de especial importancia en poca romana que atraviesa la Cordillera Cantbrica.Por ltimo, sealamos posibles lneas interpretativas que puedan contextualizar histricamente lacronologa y funcionalidad concreta de estos yacimientos a partir del anlisis territorial de su entorno.

    Palabras clave: campamento romano; ejrcito romano; va de La Mesa; Guerras Cntabras; mine-ra aurfera romana.

    Abstract: In this work we present two castra aestiva recently discovered in the mountains of cen-tral Asturias. The constructive remains for both marching camps are described, and we point out thethreats that endanger their preservation. These two camps are nearby the route of La Mesa, a veryimportant road in the Roman period through the Cantabrian Mountains. Finally, we suggest somehypothesis for these marching camps, attending the territorial context of the surroundings duringRoman times, in order to get possible research lines which could contextualize them in a functionaland chronological sense.

    Keywords: Roman camp; Roman army; La Mesa road; Cantabrian Wars; Roman gold mining.

    BSAAarqueologa, LXXVII-LXXVIII,2011-2012,pp.245-267ISSN: 1888-976X

    2011-2012. Universidad de Valladolid

    * Investigador contratado FPU, Dpto. Prehistoria, UCM. Email: [email protected]

    ** Investigador contratado FICYT, rea de H Medieval, Universidad de Oviedo. Email: [email protected]

    *** Arquelogo. Email: [email protected]

    ****Arquelogo. Email: [email protected]

    LOS CAMPAMENTOS ROMANOS DE ELMOURU(GRAU-MIRANDA,ASTURIAS) EN LAVADE LAMESA

    TheRoman camps of ElMouru (Grau-Miranda,Asturias) in the route of LaMesa

    DAVID GONZLEZ LVAREZ* , ANDRS MENNDEZ BLANCO**,VALENTN LVAREZ MARTNEZ*** y JESS IGNACIO JIMNEZ CHAPARRO****

  • DAVID GONZLEZ, ANDRS MENNDEZ, VALENTN LVAREZ y JESS IGNACIO JIMNEZ

    1. Introduccin

    En las ltimas dos dcadas, la investigacin arqueolgica en el mbito can-tbrico viene ofreciendo notables avances que han derivado en una profunda re-visin de la trayectoria histrica regional. Uno de los puntos ms destacados entreestas novedades lo constituye sin duda alguna el descubrimiento de varias doce-nas de campamentos romanos de campaa en las provincias de Burgos, Palencia,Cantabria, Asturias y Len. Estos recintos aparecen en reas del piedemonte me-ridional cantbrico y, sobre todo, en las sierras que atraviesan con direccin Sur-Norte el eje axial de la Cordillera Cantbrica (Menndez Blanco et alii, 2012;Peralta, 2006, 2009, 2011; Serna et alii, 2010). Tales establecimientos militares,denominados castra aestiva por los tratadistas militares latinos (Gilliver, 1999;Peralta, 2002b), se corresponderan en buena parte de los casos con estableci-mientos de campaa de las tropas legionarias desplegadas en este territorio du-rante las Guerras Cntabras (29-19 a.C.) (Peralta, 2009; Syme, 1970). As loparecen confirmar las excavaciones realizadas hasta la fecha (Camino et alii,2007b; Cepeda, 2004; Garca Alonso, 2006; Peralta, 1999, 2006, 2008), las pros-pecciones arqueolgicas intensivas (Fernndez Vega y Bolado del Castillo, 2011;Peralta, 2011; Torres Martnez et alii, 2011) y los estudios de algunos materialesdiagnsticos en trminos cronolgicos, como el armamento (Peralta et alii, 2009)o el numerario romano (Garca-Bellido, 2006; Martnez Velasco, 2009; Peralta etalii, 2011).

    Esta serie de descubrimientos se iniciaron a finales de los aos 90 del siglopasado en relacin al escenario oriental de las Guerras Cntabras (Burgos-Palen-cia-Cantabria), donde los cronistas latinos situaran los acontecimientos por ellosenglobados en el Bellum Cantabricum (Gonzlez Echegaray, 1999; GutirrezCuenca y Hierro Grate, 2001; Rodrguez Colmenero, 1979; Schulten, 1943;Syme, 1970). Los nuevos hallazgos, realizados por arquelogos como EduardoPeralta (1997, 1998, 2002a, 2006), sirvieron a su vez de revulsivo para otros in-vestigadores que comenzaran a documentar nuevos enclaves en ese escenariooriental de la contienda (Cepeda, 2004; Didierjean y Absolo, 2007; GarcaAlonso, 2006; Serna et alii, 2010). A ello se sum la renovacin terica y meto-dolgica de la Arqueologa militar romana en Espaa (Morillo y Martn, 2005),ajena en muchos casos a los procedimientos investigadores desarrollados en elmarco de otras tradiciones investigadoras como la britnica (Breeze, 1982; Frerey St Joseph, 1983; Gilliver, 1999; James, 2002; Johnson, 1983; Richmond, 1962)o la francesa (Harmand, 1967; Le Bohec, 1990; Lenoir, 1977; Matherat, 1943;Redd, 1987, 1996).

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  • A partir de estos nuevos referentes, el reconocimiento de nuevos campa-mentos romanos de campaa en el rea cantbrica se multiplic ya entrado el sigloXXI, extendindose la aparicin de estos yacimientos al escenario occidental delas Guerras Cntabras, en las provincias de Asturias y Len. All, donde los cro-nistas latinos situaban los acontecimientos del Bellum Asturicum, seran recono-cidas nuevas fortificaciones romanas (Camino et alii, 2001; Fanjul Peraza, 2007;Gonzlez lvarez et alii, 2008, 2011a; Menndez Blanco et alii, 2011a, 2011b,2012) que se sumaran a los escasos ejemplos previamente conocidos en Valde-meda (Snchez-Palencia, 1986) y Castrocalbn (Loewinsohn, 1965), ambos en elSur de Len.

    En este contexto investigador, el presente trabajo sirve para dar a conocerdos castra aestiva reconocidos en el lmite administrativo entre los municipios deGrau y Miranda, en el centro de Asturias. Dichos yacimientos, ya presentados enuna breve nota descriptiva (Gonzlez lvarez et alii, 2011b), permanecan indi-tos en el mbito acadmico, aunque es probable que alguno de los dos recintospueda relacionarse con ciertas evidencias que llevaron al montaero SandalioLpez Gutirrez a publicar en 1987 una escueta nota en la revista local Correvei-dile de Miranda acerca de unos restos observables en el llano de El Mouru que, asu juicio, podran corresponderse con los restos de una fortaleza relacionable conel trnsito de las legiones romanas por la inmediata va de La Mesa (MenndezMenndez, 2004: 84). Este camino alcanza gran relevancia en la poca romana,por lo que convendr considerar en nuestro estudio su papel en la organizacin delterritorio. Finalmente, abriremos diversas lneas de discusin para contextualizarhistricamente las evidencias aqu presentadas y debatir algunos temas relacio-nados con la Arqueologa militar romana en el mbito asturleons.

    2. La va romana de La Mesa

    La ruta de montaa conocida como el Camn Real del Puerto de La Mesa esuna de las vas ms transitadas a lo largo de la Historia a travs de la CordilleraCantbrica, cruzando dicha cadena montaosa por el puerto de La Mesa, a 1.782metros de altitud, que separa las actuales regiones de Asturias y Len. El recorridode esta va se inicia en Torresto, en la comarca leonesa de Babia, y contina haciala vertiente cantbrica siguiendo las elevadas crestas de las sierras que sirven dedivisoria entre las cuencas hidrogrficas del Pigea, al Oeste, y del Trubia y elCubia, hacia el Este (Garca Fernndez et alii, 1976; Maana, 2011; MenndezMenndez, 2004). Su papel vertebrador de las comunicaciones a lo largo de la

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  • DAVID GONZLEZ, ANDRS MENNDEZ, VALENTN LVAREZ y JESS IGNACIO JIMNEZ

    Historia queda constatado por la biografa del paisaje circundante, en donde abun-dan los monumentos megalticos emplazados en cerros que dominan el camino,en collados siguiendo una lgica locacional relacionable con la movilidad (deBlas, 1983: 41-42; Criado, 1989; Criado y Vaquero, 1993). Despus de su uso enpoca romana tema en el que nos detendremos a continuacin el camino sertambin protagonista en significativos acontecimientos histricos, como las ten-siones militares de finales de la tardoantigedad, segn denuncia la reciente in-tervencin arqueolgica en la fortificacin de El Muru: defensa lineal que corta elcamino de La Mesa fechada a finales del siglo VII cal d.C. (Camino et alii, 2007a).Igualmente, La Mesa sera una de las vas probables de la incursin rabe enviadapor Hixem I a finales del siglo VIII, que terminara con la derrota en la batalla deLutos de las tropas del general Abad al-Malik a manos del ejrcito del monarca as-turiano Alfonso II (Ura Ru, 1971). La funcin estratgica de la ruta de La Mesatambin se evidenciara claramente en poca medieval en la disposicin de forti-ficaciones en las inmediaciones de su recorrido (Gutirrez Gonzlez y SurezManjn, 2009: 498). Ms recientemente, el camino fue fortificado y escenario deenfrentamientos durante la Guerra de Independencia (Rodrguez Fernndez, 1991).Finalmente, a partir del siglo XVIII la importancia de la ruta por La Mesa se verareducida en favor del camino entonces recin abierto por el puerto de Payares(Madrazo, 1977). Es de justicia mencionar que, si bien la importancia de la rutade La Mesa haba sido sealada por sucesivas generaciones de investigadores re-gionales, slo muy recientemente ha recibido merecida atencin en una monu-mental labor investigadora desarrollada por el montaero e historiador aficionadoGuillermo Maana (2011).

    Tradicionalmente se ha considerado a la va de La Mesa como una de las pri-meras vas de aculturacin romana en Asturias al trmino de las Guerras Cnta-bras (Snchez Albornoz, 1972: 119-127; Ura Ru, 1971: 474-485). No en vano,el examen atento de sus caractersticas constructivas permite establecer, sin nin-guna duda, que La Mesa es una va romana (Gonzlez lvarez, 2011b: 181-182)en la que se reflejan perfectamente los parmetros tcnicos e ingenieriles propiosde este tipo de caminos concebidos para el trnsito rodado de personas y mercan-cas (Absolo, 1990; Chevallier, 1997; Moreno Gallo, 2004). As, la mayor partede su recorrido [es] una va terrena, es decir, sin calzada, pero en aquellas partesen las que la humedad del suelo y la erosin podan convertir el suelo en lodazal,se habrn colocado piedras y losas... (Ura Ru, 1971: 477). De igual forma, surecorrido se dispone siguiendo las cuerdas altas y bien drenadas de las sierras, sinque su recorrido atraviese tramos de excesiva pendiente que obstaculizaran el tr-fico rodado de traccin animal.

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  • Las evidencias en su entorno inmediato confirman su importancia en pocaromana, como elemento de articulacin e integracin del territorio en las estruc-turas administrativas y de poder del Imperio Romano. La importancia de este ca-mino a escala regional puede ser calibrada al considerar que conectara el reamesetea donde se situara la capital conventual Asturica Augusta, en la actualAstorga con el rea central asturiana, hacia donde partiran algunos de los ra-males terminales de la va de La Mesa (lvarez Marrero, 1984, 1985), adems dela desembocadura del Naln, donde se ubicara la civitas de Flavionavia(Gonzlez y Fernndez-Valls, 1953). En este sentido, cabe mencionar las evi-dencias recientemente estudiadas de un puente antiguo sobre el ro Narcea en lasproximidades de Cornellana (Requejo, 2007), prximo a un vicus relacionablecon esta va (Estrada, 2007a). Por ltimo, cabe resear la evidente importancia dela ruta de La Mesa en la articulacin territorial de uno de los sectores de mineraaurfera romana ms importantes de Asturias (Fanjul Peraza y Menndez Bueyes,2003-2007; Fernndez Mier, 1999; Villa, 1998, 2007a; Villa y Fanjul Mosteirn,2006), existiendo incluso cortas mineras en espacios inmediatos al trazado de lapropia va, como las cortas de Picu Munegru en La Bustariega (Somiedu, Asturias)(Estrada, 2007b: 431). Adems de valorar la conectividad de esta va en trminoscomerciales o administrativos, tambin cabe valorar su papel en la transmisin deideas y pautas culturales. Como buena muestra de ello, encontramos a lo largo dedicha ruta algunos topnimos interesantes, como el de Piedraxueves, quiz deri-vado de alguna inscripcin desaparecida al dios Jpiter Petra Iovis(Fernndez Mier, 2003: 19; Garca Arias, 2010; Gonzlez y Fernndez-Valls,1956: 373) vinculable a procesos de sincretismo religioso sobreimpuestos a cul-tos prexistentes en el rea (Mangas, 1990).

    El camino discurre a travs de reas a gran altitud desde las cuales la visibi-lidad del entorno es excepcional, sin transcurrir en exceso por puntos ciegos a lasombra de posiciones dominantes desde una perspectiva geoestratgica. Por lotanto, este vial se sita como una opcin idnea para una penetracin segura en te-rritorio hostil, cumpliendo as con los estrictos preceptos tcticos que segua elejrcito romano (Campbell, 1994; Gilliver, 1999). Por ello, el reciente descubri-miento de dos campamentos romanos de campaa en relacin con esta va abre su-gerentes vas de trabajo que podran confirmar las sospechas ya presentadas pormltiples autores acerca de la consideracin de la va de La Mesa como uno de lositinerarios de conquista seguidos por alguna de las hasta diez legiones desplega-das por Augusto en el sometimiento de los grupos indgenas de este territorio mon-taoso.

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  • DAVID GONZLEZ, ANDRS MENNDEZ, VALENTN LVAREZ y JESS IGNACIO JIMNEZ

    3. Los campamentos romanos de El Mouru

    En el mes de marzo de 2011 detectamos y confirmamos, por distintas vas,la existencia de dos recintos cuyos permetros defensivos se componen de un taludterrero al que se anexa por el exterior un pequeo foso. Ambas estructuras se si-tan en el entorno de uno de los collados que jalonan la va de La Mesa cono-cido por los lugareos como El Collu Valbona, en la divisoria de los municipiosasturianos de Grau y Miranda (Fig. 1). Distintos vectores convergieron en el des-cubrimiento de estos dos yacimientos. Por un lado, la va histrica de La Mesa sesita como uno de los casos de estudio destacados en relacin a nuestras lneas deinvestigacin doctoral, como el estudio del megalitismo, la aplicacin de las Tec-nologas de Informacin Geogrfica al estudio arqueolgico del territorio o lasformas de poblamiento en zonas de montaa del rea asturleonesa entre la Pre-historia reciente y la Edad Media. En concreto, la va de La Mesa se incluye mo-nogrficamente en determinadas labores de campo desarrolladas por algunos denosotros en los ltimos aos1.

    Esta privilegiada ruta de comunicaciones a travs de la Cordillera Cantbricaconstituye de hecho un rea de alto potencial histrico-arqueolgico para la com-prensin de la genealoga histrica del paisaje cultural de la montaa cantbrica,desde su primera antropizacin durante el Neoltico (de Blas, 2008), hasta acon-tecimientos tan cercanos como la Guerra de Independencia, cuando sabemos dela existencia de un proyecto de fortificacin en 1808 de esta va (Garca lvarez-Busto y Muiz Lpez, 2010: 183-184). Estos datos despertaron nuestro inters ynos llevaron a examinar posibles localizaciones en torno a su recorrido donde pu-diesen conservarse fortificaciones relacionadas con las distintas pocas objeto denuestro inters. En este sentido, el enclave de El Mouru llam nuestra atencin porsu sugerente topnimo, por la existencia de relatos orales relacionados con bata-llas legendarias y su ocupacin pretrita, todo ello unido a sus favorables carac-tersticas locacionales para albergar fortificaciones antiguas en un espacio tan

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    BSAAarqueologa, LXXVII-LXXXVIII, 2011-2012, pp. 245-267 2011-2012. Universidad de Valladolid

    1 David Gonzlez lvarez ha desarrollado en el rea el Proyecto de Actuacin ArqueolgicaProspeccin Arqueolgica de la cuenca hidrogrfica del ro Pigea (Belmonte de MirandaSalasSomiedo) (N EXP CPCA 807/11). El mismo investigador, al igual que Andrs Menndez Blanco,forma parte del equipo que, coordinado desde la Universidad de Len, desarrolla laboresarqueolgicas de prospeccin y excavacin en el valle del Pigea, a travs del Proyecto deInvestigacin del Plan Nacional de I+D La formacin de los paisajes del Noroeste peninsulardurante la Edad Media (Ref.: HAR2010-21950-C03-03), cuya investigadora principal es la Dra.Margarita Fernndez Mier.

  • prximo a la va histrica de La Mesa. Al observar distintas colecciones de foto-grafas areas, pudimos contemplar una serie de estructuras defensivas que rpi-damente nos inclinaron a pensar en la existencia de un castra aestiva el queposteriormente denominaremos El Mouru A erigido por algn cuerpo delejrcito romano desplegado en este territorio. Igualmente, cuando visitamos porvez primera este paraje, confirmamos que unas estructuras cercanas tambin vi-sibles en la ortofoto podan relacionarse con un segundo recinto de este tipo.

    Las evidencias constructivas de estos yacimientos arqueolgicos son verda-deramente sutiles al observarlos sobre el terreno. Los taludes son apenas unos tra-zos rectilneos en las laderas del monte de medio metro escaso de altura que, bajocondiciones poco adecuadas de visibilidad, podran pasar desapercibidos en al-gunos tramos. De hecho, es probable que un observador que desconozca previa-mente la naturaleza de estas estructuras pueda tomarlas como antiguos lindes delos espacios de pastos, que en ocasiones han sido delimitados celosamente por losganaderos locales. En cambio, la observacin de estas estructuras mediante foto-grafa area confirma la factura militar romana de estas fortificaciones. Por ello,

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    BSAAarqueologa, LXXVII-LXXXVIII,2011-2012,pp.245-267 2011-2012. Universidad de Valladolid

    Fig. 1. Localizacin de los recintos de El Mouru en las inmediaciones de la va de La Mesa.

  • DAVID GONZLEZ, ANDRS MENNDEZ, VALENTN LVAREZ y JESS IGNACIO JIMNEZ

    nuestras inspecciones sobre el terreno y la recopilacin de informaciones de todotipo relacionadas con ambos recintos, denominados El Mouru A y El MouruB, nos han llevado a considerarlos como sendos campamentos militares de mar-cha castra aestiva que las legiones construan durante el perodo altoimpe-rial en el transcurso de campaas desarrolladas en territorio hostil o maniobrasmilitares (Gilliver, 1999; Peralta, 2002b; Redd, 1996). Estos campamentos se-guan unas pautas constructivas muy precisas recogidas en tratados y manuales detctica militar (Gilliver, 1993), siendo tambin descritos en ciertos pasajes de au-tores de la poca como Polibio, Julio Csar, Suetonio o Flavio Josefo, entre otros(Campbell, 1994).

    Por su inters, conviene pasar a describir y valorar la entidad de las eviden-cias de cada uno de los yacimientos, para plantear posteriormente una discusinque contextualice histricamente la significacin de estos yacimientos arqueol-gicos a escala regional.

    3.1. El Mouru A

    En las proximidades de El Collu Valbona, ligeramente desplazado hacia elEste respecto a la lnea principal del cordal de La Mesa, se alza un cerro de 1.088metros de altitud que es conocido entre la poblacin local como El Mouru. Dichaelevacin de perfil redondeado muestra una cada muy pronunciada hacia el Este,mientras por el Suroeste la elevacin se alza unos 50 metros por encima de un co-llado poblado de dolinas que conecta el altozano de El Mouru con El Collu Val-bona, por donde discurre la va de La Mesa. Desde su cima se divisa el tramodescendente de la va de La Mesa entre la venta de Porcabezas y El Collu Val-bona, por lo que es claro su valor estratgico respecto al camino.

    Las estructuras detectadas en lo que hemos denominado El Mouru A secorresponden con dos lneas defensivas que cerraran los lados Norte y Este de laelevacin. Su trazado formara parte de un recinto cuadrangular que en la actua-lidad se nos muestra incompleto, pues lamentablemente no se han conservadobuena parte de los segmentos perimetrales del campamento. Dichos tramos ha-bran desaparecido como consecuencia de la erosin, acusada en estas pendientesladeras, y por el reiterado paso del ganado que pasta en su entorno en rgimen desemi-libertad.

    Los dos lados conservados muestran una estructura constructiva que no pa-rece ofrecer dudas respecto a su adscripcin militar romana, con taludes terrerosrectilneos y un pequeo foso colmatado hacia el exterior (Figs. 2 y 3). Esta in-terpretacin se reafirma al observar la tipologa en doble curva de la nica esquina

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  • claramente visible en el vrtice NE que presenta un estado de conservacin msque aceptable. El formato de este ngulo del recinto refleja paralelos muy claroscon otros campamentos romanos de marcha altoimperiales (siglos I a.C. II d.C.)(Gilliver, 1999; Jones, 2011, 2012; Peralta, 2002b; Redd, 1995, 1996). Asimismo,parece intuirse el arranque de una segunda esquina de este tipo en el extremo me-ridional del lado Este del recinto, aunque al tratarse de una zona de marcada pen-diente, prcticamente han desaparecido las trazas del permetro campamental. Endefinitiva, el tramo Este del recinto conservara unos 280 metros de sus defensas,mientras que el lado Norte discurrira a lo largo de al menos 250 metros.

    A partir de los tramos de vallum conservados, podemos considerar por tantoque este recinto tendra una planta cuadrangular en forma de naipe con un rea m-nima de 7 hectreas. Estas dimensiones acercan a este yacimiento a otros castraaestiva de similar forma conocidos en el occidente cantbrico, como los campa-mentos de Valdemeda (Snchez-Palencia, 1986), A Granda das Xarras (MenndezBlanco et alii, 2011a) o El Chao de Carrubeiro (Menndez Blanco et alii, 2012).

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    Fig. 2. Trazado rectilneo de las estructuras defensivas septentrionales del campamento de ElMouru A.

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    Sera por tanto aceptable pensar en una interpretacin funcional y cronolgicaconvergente para todos estos enclaves.

    3.2. El Mouru B

    A escasos 300 metros de la elevacin donde se localiza El Mouru A hemosreconocido otro recinto delimitado por estructuras defensivas anlogas a las deaquel que hemos denominado El Mouru B. Este segundo recinto rodea un cerrode unos 1.060 metros de altitud mxima que se dispone entre El Mouru y El Co-llu Valbona, con un control visual sobre ste ms directo pero menos prominenteque en el caso de El Mouru A. El permetro defensivo de este nuevo enclave ro-deara la parte ms elevada del cerro y englobara adems el tramo inicial de suladera Sur, actualmente ocupada por prados cercados que han amortizado por com-pleto las estructuras de ese sector del recinto.

    Como anticipbamos, las estructuras constructivas que delimitan El MouruB quedan constituidas de nuevo por una lnea continua de talud terrero, en la quetambin asoman algunos bloques de piedra, especialmente en su lado Suroeste. Unfoso parcialmente colmatado corre por el exterior del talud completando el per-metro defensivo (Fig. 4). En suma, estas estructuras defensivas ofrecen los mis-mos rasgos conceptuales que el yacimiento contiguo de El Mouru A, ya que en

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    Fig. 3. Vista en detalle del talud terrero y el foso exterior que componen las defensas del campa-mento de El Mouru A en el tramo Norte del recinto, junto a su esquina NE.

  • ambos casos se trata de parapetos levantados con la tierra extrada de la excava-cin de un foso exterior.

    La planta de El Mouru B muestra un formato ms irregular y orgnico queen El Mouru A. Aun as, las lneas defensivas buscan siempre trazados rectil-neos en el terreno plano, mientras que en los sectores donde la orografa del terrenose hace ms irregular el lmite exterior del recinto se ajusta a la lnea de rupturade la pendiente. Los espacios ms llanos quedan hacia el interior del talud altiempo que las zonas pendientes permanecen al exterior. De este modo, podemosconsiderar que en la construccin de esta fortificacin se prioriz el mantenimientode cotas constantes en sus defensas mediante trazados curvos, sacrificando la re-gularidad del trazado de las lneas exteriores. Como resultado, el recinto de ElMouru B tiene una planta subcircular alejada de las formas ms cannicas de loscampamentos romanos de campaa. No obstante, estas normas se modificaban enocasiones debido a las limitaciones impuestas por una orografa desfavorable, lapremura en la eleccin de su localizacin o ante amenazas inminentes para la tropaen movimiento. El permetro de El Mouru B alcanza una longitud total de msde 500 metros, delimitando una superficie interior que ronda las 4 hectreas.

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    Fig. 4. Tramo de trazado regular en el extremo Norte del recinto de El Mouru B.

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    4. Valoracin de conjunto y contextualizacin histrica

    A la luz de los datos derivados de las prospecciones arqueolgicas, podemosaseverar que los recintos de El Mouru se corresponden con los restos de dos castraaestiva, propuesta anclada en la identificacin de evidencias claras de las tcnicasde castrametacin romanas en ambos enclaves. Si bien el caso de El Mouru Ano ofrece duda alguna sobre su consideracin, conviene disipar algunasinseguridades que pueden mantenerse en relacin al recinto vecino de El MouruB. En este caso, como ya adelantamos, se podran plantear ciertas reservas encuanto a su interpretacin, pues no reproduce las formas cannicas que losmilitares romanos aplicaban habitualmente en sus fortificaciones de campaa. Noobstante, sus defensas son una obra con paralelos estructurales claros respecto alvecino El Mouru A y a otros establecimientos militares romanos de pocaaltoimperial de distintas partes del Imperio. Por no alejarnos demasiado del casode estudio, en el mbito cantbrico contamos con otros ejemplos de campamentosmenores con plantas irregulares y posiciones secundarias, normalmente vinculadosa otros fuertes principales, como El Cantn (Peralta, 2002a) o A Recacha(Menndez Blanco et alii, 2011a).

    En cuanto a la funcionalidad y al contexto histrico de estos enclaves,conviene abrir distintas vas interpretativas a la vista de los limitados datosdisponibles. Mientras no se obtengan datos cronolgicos fiables para estosyacimientos cuestin que requerira la ejecucin de intervencionesarqueolgicas intensivas nos moveremos forzosamente en el terreno de lashiptesis. Ni siquiera existen certezas acerca del funcionamiento sincrnico deambos sitios, ni podemos dilucidar si los dos recintos tuvieron funcionescoincidentes. Pese a ello, creemos conveniente lanzar algunas propuestasinterpretativas basadas en el estudio contextual de las evidencias detectadas y enel anlisis territorial de su entorno. As, barajamos tres hiptesis principales parala interpretacin de estos yacimientos: como establecimientos militaresrelacionados con ofensivas romanas, probablemente durante las GuerrasCntabras; asentamientos relacionados con las tareas de diseo y construccin dela va romana de La Mesa; o puntos de control o vigilancia del trnsito a travs dela mencionada va en un entorno con alto valor estratgico debido a la importanciade las actividades de minera aurfera.

    En primer lugar, los campamentos de El Mouru se ubican en estrecha relacincon la ruta histrica que transcurre por el cordal de La Mesa. Esta sucesin desierras elevadas facilitara los avances militares en territorio hostil, enconcordancia con las estrategias habituales del ejrcito romano. Por ello, estos

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  • campamentos podran constituir evidencias de ofensivas militares desarrolladaspor las legiones romanas.

    El momento de mayor presencia del ejrcito romano en este territorio secorrespondera con las Guerras Cntabras, por lo que podramos apurar ms anesta hiptesis hasta relacionar estos campamentos con dicha contienda. En talcaso, nos encontraramos ante avances similares a los ya identificados en elescenario oriental de las Guerras Cntabras (Peralta, 2009; Serna et alii, 2010),donde sabemos que la ofensiva romana sigui las cuerdas elevadas de las sierrasy cordales que, con una disposicin Norte-Sur, sirvieron de vas de penetracinhacia la vertiente cantbrica desde la meseta y el alto valle del Ebro. En los ltimosaos tambin se han descubierto castra aestiva en las montaas del territorioafectado por el Bellum Asturicum (Camino et alii, 2007b; Menndez Blanco etalii, 2012), lo que pone de actualidad una vieja idea ampliamente desarrollada enla historiografa regional sobre la conquista del territorio denominado por losromanos como la Asturia transmontana (Fernndez Ochoa y Morillo, 2002: 384-385; Maya, 1989: 82-90; Santos Yanguas, 2006: 25). Estos investigadorespresuponan, sin pruebas concluyentes que lo evidenciaran, la utilizacin de lospasos naturales y los caminos prehistricos a travs de la Cordillera Cantbrica porparte del ejrcito romano. Tal hiptesis cobra fuerza a cada nuevo descubrimientode establecimientos campamentales como los de El Mouru.

    Los monumentos megalticos que jalonan la ruta de La Mesa atestiguan suuso desde la Prehistoria reciente por grupos de pastores que aprovecharan losricos pastos estivales del entorno de esta va natural para conducir sus rebaos(Gonzlez lvarez, 2011a: 153). A su llegada a estos territorios, el ejrcito ro-mano habra seguido estos mismos caminos cumbreros para lanzar sus ofensivas,ya que estos espacios seran fciles de transitar y permitiran afrontar con mayorseguridad las tcticas de guerra irregular, con emboscadas y hostigamiento de lascadenas de avituallamiento, que podran desarrollar los grupos indgenas. Podr-amos suponer as que La Mesa sera una de las lneas de avance ms propiciaspara atravesar la Cordillera Cantbrica durante la conquista de la Asturia trans-montana. En su avance, el ejrcito levantara en cada etapa campamentos de mar-cha que nos sirven en la actualidad de soporte para nuestras reconstruccionesarqueolgicas sobre la contienda. Desde los sucesivos establecimientos tempora-les en los que pernoctaran las tropas, se lanzaran nuevos avances y asaltos sobrelos poblados indgenas que se resistieran al sometimiento a la nueva potencia he-gemnica. Las caractersticas morfolgicas y locacionales de los recintos de ElMouru, con la clara observacin de tcnicas de castrametacin similares a otrosyacimientos de esta funcin y cronologa reforzaran esta hiptesis. Tal conside-

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    racin entroncara con la asuncin de esta argumentacin para otros campamen-tos reconocidos en el rea asturleonesa de la Cordillera Cantbrica, como los cam-pamentos de El Pico el Outeiro, A Pedra Dereta y El Chao de Carrubeiro, loscuales marcaran una lnea de avance desde Galicia hacia el Bajo Navia(Menndez Blanco et alii, 2012); el yacimiento de El Picu Currieos, en la rutade La Carisa (Camino et alii, 2007b); los campamentos de A Granda das Xarrasy A Recacha en una lnea que se internara por el valle de Ibias (Menndez Blancoet alii, 2011a); o el posible establecimiento de El Castieu de Vau para el altovalle del Narcea (Fanjul Peraza, 2007).

    Como segunda opcin, podemos plantear que estos establecimientos tuviesenrelacin con la construccin de la propia va romana de La Mesa. Adems de sol-dados, entre las filas del ejrcito romano haba tcnicos con distintos perfiles y per-sonal cualificado para realizar trabajos especializados. Tras la conquista de nuevosterritorios, este cuerpo sola dirigir la ejecucin de labores tcnicas en las reas re-cin incorporadas al Imperio, siendo bien conocida, por ejemplo, la participacinde varias legiones romanas en la construccin de infraestructuras bsicas como elpuente de Martorell (Gurt y Rod, 2005). El objetivo de estas acciones sera apro-vechar la pericia de un cuerpo especializado como el ejrcito romano en perodosde paz en los que tambin era oportuno mantener ocupado a un agente desesta-bilizador tan importante para la poltica interna del Imperio, a la vez que se ace-leraba la puesta en marcha del tejido administrativo imperial. En este sentido, seracomprensible contemplar que en El Mouru se hubiera establecido algn contin-gente militar para dirigir tareas como la eleccin del trazado de la nueva va a tra-vs del cordal de La Mesa que, junto a la va de La Carisa (Camino y Viniegra,2010), acabara por convertirse en una de las arterias principales del trnsito ro-mano a travs de la Cordillera Cantbrica (Gonzlez lvarez, 2011b). Ejemplosanlogos para esta hiptesis los encontraramos en los dos recintos campamenta-les superpuestos de La Poza (Campoo de Enmedio, Cantabria), interpretados porsus excavadores como sendos castra aestiva relacionados con la fase de conquistay la posterior construccin de una va, respectivamente (Cepeda et alii, 2009). Ental caso, podramos considerar distintas funciones y sucesivas cronologas paraasentamientos coincidentes en un mismo espacio, lo cual no deja de ser sugerenteen el caso que aqu nos ocupa.

    Como ltima hiptesis, los campamentos de El Mouru podran estar relacio-nados con las actividades de minera aurfera desarrolladas en su entorno. No envano la va de La Mesa conectara la meseta con uno de los distritos mineros msimportantes de la Asturia transmontana, con complejos de notables dimensionesy volumen extractivo como las explotaciones del bajo Pigea, la sierra de Bi-

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  • xega, El Valle-Bueins, Carlls o Ablaneda-Godn (Fanjul Peraza y MenndezBueyes, 2003-2007; Fernndez Mier, 1999; Villa, 1998; Villa y Fanjul Mosteirn,2006). En la planificacin y administracin de estas tareas, el ejrcito romano desem-peaba un papel esencial (Domergue, 1990). Por tanto, los recintos de El Mourupodran asimilarse a una estacin para el control policial de la ruta de La Mesa,considerando su destacado papel como va de evacuacin hacia la meseta del oroextrado. Del mismo modo, alguno de los recintos de El Mouru podra haberse si-tuado como una base de operaciones de algn contingente de tcnicos militares alcargo de labores de prospeccin y puesta en marcha de estas explotaciones mine-ras, tal y como ha sido propuesto para otras fortificaciones militares romanas deloccidente asturiano, como Moyapn (Gonzlez lvarez et alii, 2008) o San Isidro(Villa, 2007b).

    5. Estado de conservacin y amenazas

    Los castra aestiva del ejrcito romano son estructuras arqueolgicas frgiles,cuya preservacin hasta nuestros das slo ha sido posible en determinadas cir-cunstancias alejadas de las principales amenazas que se ciernen sobre estos en-claves: laboreo agrcola, repoblaciones forestales, apertura de pistas o cortafuegos,instalacin de parques elicos Su propia naturaleza temporal, con ocupacioneseventuales de unos pocos das o semanas, hace que las trazas que dejan tras de slos legionarios romanos sean escasas, ms all de algunos elementos del utillajemilitar, perdidos o abandonados, y de las construcciones defensivas con fosos yestructuras terreras. Por lo tanto, la amortizacin de estos elementos es rpida, ha-ciendo que normalmente sus evidencias sean poco expresivas y difcilmente per-ceptibles, salvo con su observacin mediante distintas estrategias de teledeteccin.

    Atendiendo a estos condicionantes, podemos concluir que el estado de con-servacin de las estructuras preservadas en El Mouru es relativamente bueno, des-contando por supuesto que algunas partes de ambos recintos hayan desaparecidopor causas varias entre las que destaca la erosin natural en ladera. Cabe mencio-nar que en ambos recintos se observan algunos tramos de sus defensas con un ex-celente estado de conservacin, especialmente la esquina del vrtice NE de ElMouru A y los tramos adyacentes.

    Desgraciadamente, estas estructuras campamentales an permanecen enriesgo, pues siguen vindose afectadas por intromisiones antrpicas que repercu-ten en la preservacin de los restos arqueolgicos que han llegado hasta nuestrosdas. As por ejemplo, hemos constatado ciertas afecciones recientes que han al-

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    terado parte del recinto de El Mouru B con la apertura de un camino con me-dios mecnicos a travs de sus defensas (Fig. 5) y la extraccin con maquinaria pe-sada de estriles empleados, paradjicamente, en el acondicionamiento de la cajadel camino que actualmente transita siguiendo el eje de la histrica ruta de LaMesa. Ms incomprensible resulta que tales afecciones se hayan producido conposterioridad al descubrimiento de estos recintos e inmediata notificacin al Ser-vicio de Patrimonio Cultural del Principado de Asturias2.

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    Fig. 5. Traza del camino abierto a mquina que corta las defensas de El Mouru B.

    2 Tras confirmar el hallazgo de estos campamentos, notificamos su existencia a la Consejerade Cultura del Principado de Asturias en agosto de 2011. En base a nuestra labor investigadora, seinici la instruccin de un expediente para confirmar la naturaleza de las evidencias detectadas yproceder a su proteccin y catalogacin (ver EXP. CPCA 807/11 de la Comisin Permanente delConsejo de Patrimonio Cultural de Asturias). No obstante, las alegaciones interpuestas por otroarquelogo provocaron la paralizacin del procedimiento, por lo que desconocemos si en laactualidad se han catalogado finalmente dichos yacimientos.

  • 6. Conclusiones

    La ruta por el puerto de La Mesa es una va histrica de uso milenario que haservido de nodo de comunicaciones entre la vertiente cantbrica y el valle delDuero a lo largo de la Historia (Maana, 2011). Los dos campamentos tempora-les romanos de El Mouru refuerzan an ms esta idea, subrayando la importanciade este itinerario en poca romana, cuando el mencionado camino facilitara eltrnsito de contingentes militares y asegurara la integracin de la regin occi-dental cantbrica en el mbito cultural, social y administrativo del Imperio ro-mano.

    Ms all de valorar la importancia de estos yacimientos campamentales paracomprender los procesos histricos desencadenados por la conquista y romaniza-cin del rea occidental cantbrica, nos tendremos que internar necesariamenteen el terreno de las hiptesis respecto a la funcionalidad precisa de los dos recin-tos de El Mouru. Para avanzar en su entendimiento y comprensin sera necesa-rio realizar labores arqueolgicas sobre el terreno, con la excavacin de sondeoso la planificacin de prospecciones arqueolgicas intensivas que derivasen almenos en la obtencin de datos solventes de carcter cronolgico que nos permi-tiesen acotar el contexto histrico de estas fortificaciones romanas.

    Mientras tanto, reviste de cierta urgencia la necesidad de proteger de maneraefectiva los castra aestiva de El Mouru. Ms an a la vista de las afecciones re-cientes sufridas por el recinto de El Mouru B. Es tarea perentoria que las admi-nistraciones competentes garanticen la proteccin de estos dos yacimientos atravs de su inclusin en el inventario de bienes arqueolgicos del Principado deAsturias.

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