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Trabajo Final Especialización en Derecho y Economía del Cambio Climático Los Bosques y el Cambio Climático: REDD+ en Brasil y México Adriana Vásquez Badilla Abril de 2017

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Trabajo Final

Especialización en Derecho y Economía del Cambio Climático

Los Bosques y el Cambio Climático: REDD+ en Brasil y México

Adriana Vásquez Badilla

Abril de 2017

1

TabladeContenidos

RESUMEN..............................................................................................................................................2

INTRODUCCIÓN...................................................................................................................................3

OBJETIVOS............................................................................................................................................4

Objetivo General..............................................................................................................................4

Objetivos Específicos......................................................................................................................4

JUSTIFICACIÓN....................................................................................................................................5

METODOLOGÍA....................................................................................................................................6

ANTEDECENTES Y MARCO TEÓRICO.............................................................................................7

El recurso forestal................................................................................................................................7

REDD+ en la CMNUCC.....................................................................................................................8

Aspectos básicos de REDD+...............................................................................................................9

REDD+ en Brasil y México...............................................................................................................13

ANÁLISIS.............................................................................................................................................13

Las bases de REDD+.........................................................................................................................13

Elementos de REDD+........................................................................................................................14

REDD+ en México............................................................................................................................16

Contexto nacional previo a REDD+..............................................................................................16

Proceso de preparación para REDD+............................................................................................19

REDD+ en Brasil...............................................................................................................................21

Contexto nacional previo a REDD+..............................................................................................21

Proceso de preparación para REDD+............................................................................................23

Análisis comparativo.........................................................................................................................24

Tabla 1. Criterios comparativos en los avances de REDD+ en México y Brasil.......................25

Tabla 2. Indicadores comparativos sobre REDD+ en México y Brasil.....................................26

CONCLUSIONES.................................................................................................................................27

BIBLIOGRAFÍA...................................................................................................................................29

2

RESUMEN

El análisis del recurso forestal es sin duda imprescindible para lograr un estudio integral del cambio

climático. Por ello, es relevante comprender su vinculación y análisis desde la perspectiva de las políticas

públicas y las decisiones que toman los países en un plano nacional e internacional con respecto a los

bosques. Por su relevancia en este contexto, se analiza en profundidad a REDD+, desde el proceso de su

construcción en el ámbito internacional dentro del marco de la CMNUCC, hasta las bases y elementos

principales que lo componen.

Esta investigación también examina a REDD+ a partir de los avances en Brasil y México, países que

resaltan como dos de los más avanzados en el desarrollo de esta estrategia en América Latina. A su vez,

toma en cuenta sus contextos nacionales y procesos de preparación con el fin de poder comprender la

aplicación de esta herramienta dentro de sus realidades particulares. Finalmente, propone un análisis

comparativo entre estos países a partir de indicadores identificados en base a los criterios básicos

establecidos por la CMNUCC.

3

INTRODUCCIÓN

Como una iniciativa global en el marco de la discusión de las Partes de la Convención (COP) de la

Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), nace en 2005 el

concepto REDD+. Esta iniciativa consiste en un conjunto de estrategias dirigidas a “la reducción de

emisiones de la deforestación y degradación de los bosques y el aumento de las reservas forestales de

carbono en los países en desarrollo”. (Locatelli, Evans, Wardell, Andrade, & Vignola, 2011). Esta

estrategia voluntaria es creada con el fin de que se movilicen recursos financieros, principalmente en las

naciones en desarrollo, para hacer frente a los procesos de deforestación y degradación de los bosques,

tomando en cuenta actividades de conservación y aumento de captura de carbono en masa forestal.

Diversos estudios sobre cambio climático y el medio ambiente, muestran que las iniciativas para

disminuir la deforestación son altamente efectivas para reducir las emisiones de gases de efecto

invernadero (GEI) a un bajo costo. Los bosques y principales biomas son uno de los principales y más

grandes sumideros de dióxido de carbono (CO2), los cuales ayudan a mantener el ciclo de carbono y otros

procesos naturales que a su vez ayudan a reducir el cambio climático. (Conservation International, 2010).

Además, los bosques proporcionan un número importante de productos y servicios derivados que

favorecen aspectos como la regulación del agua, la protección del suelo, la protección de la biodiversidad

y el amortiguamiento de los impactos climáticos extremos.

Es indiscutible que los bosques juegan un papel sumamente importante en los flujos de carbono, y por

ende son un factor determinante en la lucha contra el calentamiento global y el cambio climático. En

América Latina por ejemplo, se ha identificado un enorme potencial de mitigación del dióxido de carbono

(CO2) gracias a la gran cobertura de bosques alrededor del continente y en especial, aquellos ubicados en

la faja del trópico donde hay una mayor densidad de bosques nativos.

A partir de esto, se reconoce la importancia de los bosques y su papel en los esfuerzos de mitigación, por

lo que empieza a surgir la estrategia de REDD+ como una iniciativa con mucha resonancia a nivel

internacional. Se da un crecimiento importante para construir un mecanismo válido y eficiente que sirva

como lineamiento base para evitar la deforestación y la degradación de los bosques, especialmente en los

países en desarrollo pero aplicable extensivamente.

A partir de esta guía, los países toman decisiones y estrategias en el marco de REDD+ y son ajustadas a

los contextos territoriales, de forma voluntaria, según sus propios recursos y necesidades. A través de

algunas iniciativas ya conformadas y legitimadas en el sector como el Programa ONU-REDD+ y el

4

Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques (FCPF, por sus siglas en inglés) son plataformas

disponibles que brindan asistencia técnica y financiera para apoyar en los procesos de implementación de

estrategias nacionales de REDD+ y construcción de capacidades en el marco de las guías y

requerimientos de la CMNUCC.

A lo largo del proceso de construcción del mecanismo a nivel internacional, se ha ido avanzando con la

configuración de sus estrategias, principios básicos y metodologías en cada una de las reuniones de las

partes. No obstante, su formación requiere la participación activa y reconstrucción proactiva continua de

todos los actores involucrados en el sistema, como la estructura gubernamental, el sector privado, las

comunidades indígenas y las instituciones académicas, por ejemplo.

Sin embargo, aunque la planificación de esta iniciativa se espera despierte como una opción tentadora

para llevar a cabo actividades de mitigación con co-beneficios sociales y ambientales, cada país debe

considerar sus propias motivaciones y realidades para encaminar estos esfuerzos a nivel nacional e

invertir en capacidades en torno a REDD+. En esta instancia, resulta oportuno un análisis sobre la

sinergia entre la implementación y la necesidad de aplicar REDD+ en sus jurisdicciones y cómo los

países logran conciliar y adaptar sus capacidades, herramientas y recursos existentes a una iniciativa

relativamente reciente, con un enfoque flexible pero direccionado.

OBJETIVOS Objetivo General

Analizar las principales características y estrategias necesarias que se llevan a cabo durante la preparación

y la implementación del mecanismo REDD+ a en México y Brasil, y cómo éstas se traducen a los

contextos nacionales de cada uno de estos países.

Objetivos Específicos 1. Describir el contexto nacional previo a la inclusión de REDD+ en los países, tomando en cuenta

las necesidades, capacidades y principales intereses del sector forestal.

2. Analizar el proceso de preparación para la introducción del mecanismo REDD+ a nivel nacional

en cada país, considerando la aplicación de elementos que componen la guía de REDD+ brindada

por la CMNUCC.

3. Identificar indicadores o criterios del avance de REDD+ en México y Brasil, tomando en cuenta

su marco político, institucional y de fondos de financiamiento.

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4. Realizar un análisis comparativo de ambos países, considerando los indicadores o criterios

identificados a priori.

JUSTIFICACIÓN

La iniciativa mundial cumplió en 2015 diez años desde su inclusión en las discusiones de las COP, sin

embargo sale a la luz la incertidumbre sobre la puesta en marcha de REDD+, reflejada en las continuas

negociaciones dentro de las COP sobre las mejoras de la iniciativa. Por ejemplo, el diálogo es continuo en

términos de lineamientos de las salvaguardas y alcances de políticas alternativas que incluyan adaptación

y mitigación conjunta (JMA, por sus siglas en inglés) (Leonard, 2015).

La región de América Latina y el Caribe mantiene en su territorio un porcentaje importante de los

bosques del mundo, además de albergar una gran población que están estrechamente relacionada y

depende en gran porcentaje de los sitios boscosos (Cordero, 2011). De cara a la inminente amenaza de la

extensión de la frontera agrícola, el auge de la extracción petrolera y los megaproyectos hidroeléctricos e

industriales (Sanhueza & Antonissen, 2014) que traen como consecuencia el deterioro y pérdida de los

bosques, es que la estrategia REDD+ surge como una guía para que los países involucrados tomen

acciones para proteger este valioso recurso.

Ya los países en América Latina han venido avanzando con acciones en el marco de los preparativos

políticos, sociales y medioambientales para REDD+, como consecuencia de decisiones internas para

incluir este mecanismo a nivel nacional. Basados en lineamientos estructurados, es interesante conocer

cómo surge la innovación, energía en acciones y creatividad de los países para establecer mecanismos que

nacen de una estructura ya delimitada, pero que debe ser flexibilizada a las realidades nacionales

considerando mecanismos de coordinación entre instituciones nacionales y el desarrollo conjunto de

iniciativas, acciones y proyectos.

Esta guía propuesta por Naciones Unidas para establecer estrategias sobre mitigación ligadas

directamente al recurso forestal, ofrece por su parte incentivos para que los países reciban beneficios a

partir del buen desempeño de sus actividades adheridas a REDD+. Algunos países pueden identificar

algunos estímulos como principales, distintos a los que otro país pueda definir como el principal beneficio

de la estrategia basándose en los distintos contextos políticos, socioeconómicos o ambientales.

A pesar de que aún se mantienen cambios en las decisiones sobre REDD+ para procurar el mejoramiento

de su mecanismo, son muchos los desafíos que aún se presentan durante el desempeño de las actividades

REDD+, los cuales varían entre países y dentro de ellos. Varios países en América Latina y el Caribe ya

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han encaminado sus esfuerzos en el tema, en especial Brasil en términos de preparación para REDD+ y la

configuración de todos los elementos mínimos requeridos, participando como innovador en la región. Por

otra parte, México también ha mostrado avances muy importantes en la región al contar con un progreso

importante en la construcción de herramientas funcionales para REDD+ como el sistema de nivel de

referencia de emisiones. Cabe destacar que ambos países, junto con Perú, representan los tres países con

mayor porcentaje de cobertura forestal de América Latina y el Caribe (FAO, 2015).

METODOLOGÍA

En primer lugar, se realizará una descripción puntillosa sobre la definición de las principales

características de REDD+ como mecanismo establecido por la CMNUCC, sus elementos principales y

fases. Se realizará además un análisis contextual de los países en el periodo previo a la inclusión de este

mecanismo en la estructura política nacional tomando en cuenta datos cuantitativos del sector forestal,

representados principalmente por estadísticas y porcentajes de la cobertura de los bosques, sus cambios en

la región antes de la implementación de la estrategia REDD+. Estos datos brindarán un panorama sobre la

situación de los recursos forestales en los países. Asimismo, se analizará cualitativamente las políticas que

estén relacionadas con la estructura jurídica base que se toma en cuenta para REDD+, y en particular las

Estrategias Nacionales de REDD+ de 2012 en el caso de México y de 2016 en el caso de Brasil.

Se incluirá un análisis de metodología comparativa de indicadores identificados a partir de las similitudes

y diferencias según la estructura dictada por Naciones Unidas en los Acuerdos de Cancún (2010) y el

Marco REDD+ de Varsovia (2013). Estos indicadores serán construidos a posteriori una vez analizado los

contextos y las sinergias sobre los elementos que se establecen en cada uno de los casos. Esta información

se tomará a partir de fuentes secundarias como informes o publicaciones oficiales de Oficinas del

Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Programa ONU-REDD, Estrategias

Nacionales de Implementación de REDD+ oficiales de México y Brasil, así como otros análisis

publicados sobre REDD+ en revistas especializadas, sitios web de información científica como

organismos internacionales o centros de investigación. Otro aspecto importante que se observará es el

proceso de preparación o Readiness para implementar REDD+ a nivel nacional, así como el

involucramiento y participación de los actores del sector público o privado que participen en este proceso.

A partir de análisis bibliográfico, se logrará identificar las principales políticas o estructura jurídica

implementadas por los países que hayan sido establecidas con el fin de definir un marco para el

cumplimiento de estrategias REDD+ o que estén directamente relacionadas con ello para finalmente,

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realizar un análisis a partir de un cuadro comparativo que demuestre estructuradamente las sinergias y

contraposiciones de los avances de ambos países en cuanto a REDD+. Dado que las estrategias

incorporan elementos de varios ámbitos por su amplia incidencia en las actividades forestales, agrícolas,

económicas y sociales, se reducirán los indicadores al marco jurídico, la capacidad institucional y los

recursos de financiamiento utilizados hasta el momento.

ANTEDECENTES Y MARCO TEÓRICO

El recurso forestal

Según un informe de la FAO sobre el estado mundial de los recursos forestales, se afirma que entre la

región de Norteamérica y Centroamérica y la de América del Sur se suman mil quinientas noventa y tres

(1.593) millones de hectáreas al año 2015, representando casi un 40% del área de bosque mundial total

(3.999 millones de hectáreas). Sin embargo, en el periodo 1990-2015 el trópico sudamericano registra la

mayor pérdida de bosques y el Caribe muestra apenas un leve aumento (FAO, 2015). La disminución de

los recursos forestales influye directa y paralelamente en los stocks de carbono. Según este informe, las

existencias mundiales de carbono capturado en la biomasa forestal disminuyeron en casi 17,4

gigatoneladas (Gt) en los últimos 25 años, equivalente a un aproximado de 697 millones de toneladas por

año o 2,5 Gt de dióxido de carbono (CO2). Además, se espera que las emisiones de GEI proveniente del

cambio en los volúmenes de bosques sigan modificándose.

En definitiva, la acción del ser humano ha provocado cambios en los ecosistemas del planeta, dentro de

los cuales los ecosistemas forestales han presentado grandes cambios que influyen directamente en el

aumento de temperaturas, pérdida de biodiversidad, incidencia en plagas y enfermedades y la

disponibilidad de agua y de otros recursos naturales asociados a los bosques (CONAFOR, 2013). Dentro

de las principales causas de la deforestación y la degradación forestal, se reconoce a la deforestación, el

incremento de la frontera agrícola y ganadera, la expansión de zonas urbanas o asentamientos humanos, la

tala ilegal, los incendios forestales y la presión que sufren los bosques por la extracción de recursos por

parte de poblaciones cercanas para cubrir sus necesidades básicas.

El papel de los bosques en el cambio climático está claramente reconocido por su rol como reservorios de

carbono y reguladores del clima, por su capacidad de absorber el dióxido de carbono y almacenarlo. De

acuerdo al IPCC (2014), las emisiones antropógenas de GEI directas totales (GtCO2eq/año) provenientes

del sector de agricultura, silvicultura y otros usos del suelo (AFOLU) corresponden al segundo mayor

sector de emisiones de GEI con un 24%. Estos datos corresponden a “incendios forestales, incendios de

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turba y descomposición de turba que se aproximan al flujo neto de CO2 procedente del subsector de la

silvicultura y otros usos del suelo (FOLU)”. Adicionalmente, el grupo de expertos del IPCC, afirma que

el sector AFOLU representa el sector con opciones de mitigación más costo-efectivas. Por ejemplo, en el

sector de silvicultura se identifica la forestación, la ordenación forestal sostenible y la disminución de la

deforestación (IPCC, 2014). Debido a que su porcentaje de emisiones de GEI significan casi un cuarto de

las emisiones globales, y gracias a la alta complejidad de sus ecosistemas en cuanto a la provisión de

bienes y servicios, los bosques ofrecen un potencial de mitigación enorme con respecto a otros sectores

considerados individualmente.

Por ello, la comunidad internacional ha enfatizado en promover la reducción sustancial de las emisiones a

través de políticas y medidas que contribuyan a la mitigación y la adaptación al cambio climático, en

especial aquellas que rigen las prácticas agrícolas, la conservación y la ordenación forestal siendo éstas

las más efectivas.

REDD+ en la CMNUCC

En el marco de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), se ha

discutido sobre la importancia de los bosques en términos de adaptación y mitigación del Cambio

Climático (CC). En la Convención de Montreal en 2005 (COP 11), surge una propuesta liderada por

Costa Rica y Papúa Nueva Guinea sobre una iniciativa que considere la reducción de emisiones

deforestación de los bosques (RED), la cual crece en importancia a partir de su nacimiento.

En la COP 13 en Bali, como consecuencia de la recepción de las principales preocupaciones de los países

participantes, se da inicio a las negociaciones de medidas y lineamientos para un acuerdo global que

buscara reducir emisiones provenientes de la deforestación y degradación forestal en países en desarrollo.

Al transformarse con este nuevo enfoque, se reconoce como REDD. Para ese entonces, el tema fue

plasmado en agenda dentro del Plan de Acción de Bali, también llamada Hoja de Ruta de Bali.

Posteriormente, durante la COP 15 en Copenhague, el mecanismo es finalmente denominado REDD+, al

incluir en el signo “plus” o “más” (+) la función de la conservación, la gestión sostenible de los bosques y

el aumento de reservas forestales de carbono (CONAFOR, 2013). El tema cobra aún más importancia al

reconocer su rol crucial en la mitigación de GEI y se logra establecer un documento con lineamientos

metodológicos para las buenas prácticas de la estrategia.

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Importante destacar también que, no fue sino hasta la COP 16 en Cancún, que el mecanismo es

considerado oficialmente un mecanismo “listo” en términos del desarrollo de sus elementos y

metodologías, y de esta manera, es plasmado como tal en los Acuerdos de Cancún. Es aquí que se

establece bajo consenso ratificado que REDD+ se implementará en tres fases, cada una con sus

respectivas estrategias: la fase de preparación, la fase de medidas y políticas y la fase de implementación

(Cordero, 2011). Para la Reunión de las Partes en Varsovia (COP 19), se logran constituir siete decisiones

conocidas como “El Marco de Trabajo para Acciones de REDD+ de Varsovia” que trata aspectos tales

como las condiciones de las Partes que soliciten financiamiento, los arreglos institucionales para el

soporte de actividades, las modalidades de monitoreo, la presentación de informes sobre las salvaguardas

adoptadas, procedimientos de evaluación, de medición, reporte y verificación de resultados de las

actividades y finalmente llama a tomar acciones a favor de la disminución de “los impulsores” que

contribuyen con la deforestación y la degradación de los bosques al mismo tiempo que invita a compartir

los resultados sobre sus estrategias de REDD+ (Sanhueza & Antonissen, 2014).

A partir esto es que se define que REDD+ se deberá establecer en modalidades nacionales, aunque

reconociendo la implementación a nivel estatal, regional y local, e ir en línea con ciertos criterios o

principios mínimos. Así, se abre la posibilidad de implementar acciones a nivel subnacional, siempre y

cuando se garantice la consistencia con un marco nacional concordante.

Aunque REDD+ aún se mantiene en construcción debido a que continúa modificándose a partir de las

experiencias piloto y los resultados que van surgiendo a medida que se va implementando y aplicando en

los países, el Acuerdo de París de 2015 no lo incluye bajo el nombre de “REDD+”, pero insta

explícitamente en su artículo 5, inciso 2 a “reducir las emisiones debidas a la deforestación y

degradación de los bosques” y hace mención a “los bosques” en repetidas ocasiones dentro del

documento (FCCC/CP/2015/L.9).

Aspectos básicos de REDD+

En primer lugar, se debe considerar REDD+ como un enfoque de “abajo hacia arriba”. Esto quiere decir

que a la hora de diseñar el mecanismo, se deben considerar como prioritarios los intereses, capacidades,

necesidades y posibilidades de los países a nivel interno en el marco de un desarrollo sostenible y una

integralidad ambiental, asegurando que aspectos ambientales y sociales sean protegidos. Esta modalidad

brinda un cambio de paradigma en el diseño de políticas públicas en función del desarrollo de lo local a lo

nacional. Además, otro criterio a considerar es el de “aprender haciendo”, en el cual los actores

10

involucrados o stakeholders brindan su perspectiva para la puesta en marcha de este mecanismo, con la

posibilidad de continuar la mejora de su diseño para futuros proyectos. Por otra parte, se recomienda de

forma vehemente que se trabaje a partir de estructuras políticas e institucionales existentes. Esto

implicaría asegurar la factibilidad de los procesos de preparación y concordancia con el marco legal

nacionalmente adecuado, así como evitar la duplicación de esfuerzos y la incoherencia de acciones a nivel

de instituciones y recursos financieros o humanos.

Otro aspecto importante que se enfatiza en la elaboración de REDD+, es el respeto por la soberanía de los

países. Dentro de las decisiones de Cancún, se definieron las fases como una guía básica de referencia

para lograr los objetivos de REDD+ de una forma clara y ordenada. No obstante, basándose en el criterio

del respecto a la soberanía de los países, estas fases pueden llevarse a cabo de manera libre y pueden

secuenciarse de manera flexible de acuerdo a los diversos niveles de avance y capacidades de los países

El diseño de este mecanismo conlleva una dirección con enfoque forestal, en tanto se direccionan los

esfuerzos particularmente a construir acciones relacionadas al crecimiento de la captura o

almacenamiento de carbono en los bosques y la potenciación de otros servicios que brindan estos

ecosistemas. Sin embargo, un aspecto clave de la configuración apropiada de REDD+ es llevar más allá

de los beneficios forestales una necesidad de lograr co-beneficios sociales y ambientales que estén en

línea los objetivos de desarrollo sustentable y con otras prioridades de desarrollo de los países a nivel

nacional, posiblemente identificados con otras políticas o estrategias de desarrollo.

El enfoque basado únicamente en el carbono disminuye las alternativas y posibilidades de obtener mayor

participación de actores y con ello, mayores beneficios adicionales. En esta perspectiva es que REDD+

también busca implementar sus actividades vinculándolas a otros objetivos ambientales y sociales desde

una visión amplificada, integral y multisectorial. Adicionalmente, al garantizar actividades que provean

beneficios más allá del carbono, entendidos como todos los resultados positivos múltiples que ofrecen las

actividades de REDD+ en el ámbito social, económico, estructural y ambiental, se potencia el respaldo

más amplio de grupos involucrados en el aprovechamiento y resguardo del recurso forestal. Se reconoce

cada vez más que REDD+ puede llegar a contribuir en el cumplimiento de objetivos adicionales, sin

embargo la transversalidad del enfoque, a pesar de que pueda generar mayores rendimientos y ventajas,

exige a su vez una complejidad aún mayor. Esta complejidad se ve reflejada en términos de costos y el

requerimiento de herramientas para respaldar el verdadero cumplimiento de los resultados (ONU-REDD,

2012).

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Fases de REDD+

Dentro de la Fase de Preparación, que corresponde a la primera fase, se enmarca el desarrollo de

capacidades y la elaboración de la Estrategia Nacional o Plan de Acción, el Sistema Nacional de

Monitoreo Forestal, el Sistema de Nivel de Referencia de Emisiones Forestales y el Sistema de

Información sobre Salvaguardas. En esta fase es de suma importancia reunir todos los datos científicos

disponibles, en especial sobre los principales impulsores o drivers de la deforestación y la degradación de

los bosques a nivel territorial. Además, se recomienda hacer una revisión del marco jurídico y legal

disponible sobre tenencia de la tierra, uso de recursos ambientales, uso del suelo y cambio de uso de los

suelos, protección de la biodiversidad, y todas aquellas herramientas jurídicas que sirvan de base para el

diseño de REDD+. El Plan de Acción corresponde al documento que reúne todos los elementos que

componen la estrategia.

En la Fase de Implementación se trabaja la implementación de políticas, medidas y actividades que se

propongan en la Estrategia Nacional de REDD+, así como el desarrollo de tecnología y metodologías

para dar inicio a las acciones puntuales de Pago por Resultados. La región de América Latina y el Caribe

es probablemente la región que cuenta con los países más avanzados en la etapa de preparación e incluso

varios de ellos, como Brasil, Ecuador, México, Chile y Costa Rica estaban iniciando la fase de

implementación de proyectos de REDD+ en el año 2015 (ONU REDD LAC - PNUD, 2015).

Por último, la tercera etapa llamada Fase de Acciones con Base a Resultados o Pago por Resultados,

pretende impulsar REDD+ como un mecanismo financiero que logre traducir la cuantificación de

emisiones y remociones contra niveles de monitoreo, reporte y verificación a una inversión financiera por

el demostrar los logros pretendidos. REDD+ contempla en esta etapa la transferencia de recursos desde

países desarrollados a países en desarrollo que logren demostrar efectivamente el cumplimiento de los

objetivos del mecanismo: reducción de emisiones, incremento de la captura de carbono en el recurso

forestal, la conservación o el manejo sustentable de los bosques (Ídem, 2015). En su estudio, la FAO

reconoce también que la aplicación de actividades afines a REDD+ ha contribuido a sensibilizar acerca

del uso y las funciones que los bosques poseen como sumideros de CO2 (FAO, 2015).

Experiencias piloto

De acuerdo con un estudio piloto realizado por CIFOR en más de 300 experiencias REDD+, incluidas

iniciativas implementadas en países de América Latina, se demostró que la mayoría de éstas están

dirigidas por organizaciones privadas sin fines de lucro, las cuales buscan como principal objetivo la

conservación de sus sitios; las demás experiencias están dirigidas por empresas con fines de lucro,

12

motivadas por el mercado de carbono, o el sector público en colaboración muchas veces con

organizaciones sin fines de lucro, el cual generalmente muestra interés en demostrar la viabilidad de

REDD+ en términos de mitigación del cambio climático y la obtención de beneficios colaterales

(Sunderlin, Ekaputri, & Sills, 2014). Lo que se demostró es que a pesar de que existían una gran cantidad

de estrategias distintas de acuerdo a las condiciones políticas, sociales y ambientales de cada país, todas

tenían un objetivo común que era reducir la deforestación y la degradación de los bosques.

Iniciativas de apoyo a REDD+

Las Estrategias REDD+ son propuestas políticas que en la mayoría siguen los lineamientos de

mecanismos internacionales relevantes en este tema, como por ejemplo FCPF (Forest Carbon Partnership

Facility) o UNREDD (Programa de Naciones Unidas para REDD), sin embargo difieren en los objetivos

políticos y la experiencia en materia forestal del país donde se implemente (Sanhueza & Antonissen,

2014). A través de procesos políticos es que se lleva a cabo el diseño de REDD+ a nivel global, nacional

y local. Sin embargo, la inclusión (necesaria) de distintos actores en las estrategias hace que con

frecuencia se puedan generar intereses en conflicto.

Todos los esfuerzos o actividades en su conjunto que son llevados a cabo por los gobiernos locales o

nacionales para prepararse e implementar las Estrategias de REDD+ son consideradas como el proceso de

Readiness. Para ello, los formuladores de políticas nacionales deben adoptar mecanismos flexibles e

implementar por etapas los esquemas REDD+. Dentro de los mecanismos más comunes utilizados a nivel

nacional dentro de las estrategias de REDD+, se pueden tomar en cuenta políticas de reducción de renta

agrícola en áreas forestales, de aumento de valor de bosques en pie y captura de ese valor por parte de los

usuarios forestales, de regulación del uso de la tierra, de monitoreo y fomento al uso del mercado de

carbono y de revalorización del manejo forestal comunitario (Angelsen et ál., 2010).

Las iniciativas multilaterales (como las arriba mencionadas) o bilaterales (como el caso Noruega-Brasil y

el Fondo de Amazonía) establecen sus propios objetivos y alcances para facilitar a los países

implementadores las herramientas o recursos para su proceso de Readiness. A través de ellos, los países

implementadores se adaptan a estos procesos, mientras que los programas respetan las condiciones,

capacidades y soberanía de los países.

De acuerdo al Programa de Naciones Unidas para REDD+, un elemento importante que surgió de la

preparación para REDD+ fue el “fortalecimiento de los sistemas y capacidades analíticos y de toma de

decisiones de REDD+ en el contexto más general de la gestión forestal sostenible, con el fin de

maximizar los beneficios colaterales y minimizar y, de manera simultánea, minimizar la necesidad de

compensación.” (Programa ONU-REDD, 2014; p. 9). Esta compensación se hace dependiente del

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financiamiento para iniciativas que sean capaces de asegurar beneficios. Para la conservación de los

bosques tropicales se ha creado una expansión de fondos motivados por REDD+, sin embargo resultan

insuficientes para hacer un efecto significativo en la reducción de GEI (Sunderlin et ál., 2014)

REDD+ en Brasil y México

Brasil, junto con Indonesia, han sido los países donde se ha registrado que la deforestación representa una

de las mayores fuentes nacionales de emisiones de GEI. No obstante, se ha observado un creciente interés

por revertir el proceso de deforestación, por lo que ha empezado a generar políticas en esta dirección,

tendencia que se ve generalizada en la región a partir del contexto internacional. Inicialmente se mantuvo

al margen del mecanismo, pero ha mostrado avances significativos en los últimos años. (Sanhueza &

Antonissen, 2014). Los proyectos brasileños giran en torno principalmente a mecanismos de PSA para

actores locales. (Angelsen et ál., 2010). Brasil es motivado principalmente por tener dentro de sus

fronteras a un territorio forestal y biológico tan valioso como lo es la Amazonia. De acuerdo al Fondo de

la Amazonia, creado por decreto en 2008, el país ha sido reconocido por sus recientes logros en revertir

el incremento anual las tasas de deforestación de hasta un 59% en el periodo 2005-2008.

Otro país donde se han implementado una gran cantidad de proyectos piloto y estrategias REDD+ es en

México. Desde el año 2010 , este país se ha venido preparando con estas iniciativas de forma progresiva y

participativa, gracias a que ha logrado reconocer la importacia de conservar, manejar y restaurar

activamente los ecosistemas ambientales. En 2011 se da a conocer un documento denominado

“Elementos para el Diseño de la Estrategia Nacional REDD+ (ENAREDD+)” donde se define los

esfuerzos y definiciones clave que guiarán la gestión sostenible de los bosques y el aumento y

conservación de los reservocios forestales de carbono. (CONAFOR, 2014)

ANÁLISIS

Las bases de REDD+

REDD+ es un mecanismo creado por la CMNUCC con el fin de reducir emisiones de degradación y

deforestación, para promover la conservación, la preservación y el manejo sustentable de los bosques,

principalmente enfocado en los ecosistemas de países en desarrollo. Dentro de la CMNUCC se

promueven los esfuerzos para combatir el cambio climático y con ello, se insta a que todas las medidas

14

tomen en cuenta el papel de los bosques. Adicional a lo anterior, toda política de bosques debe estar en

coordinación con otras de ordenamiento territorial.

Este mecanismo tiene como objetivo alterar las causas particulares de la deforestación para reducir su

impacto. Las causas de la deforestación y degradación de los bosques pueden ser directas desde el plano

político, como por ejemplo una política de extracción de madera, o de forma indirecta como la utilización

de leña por falta de acceso a la energía. Los incendios forestales no causados o las inundaciones son

causas naturales que afectan negativamente a los bosques, así como causales antrópicas como el

crecimiento urbano o la agricultura.

REDD+ responde a un instrumento económico que influencia en los costos y precios dirigidos a lo

forestal y busca otorgar un valor de mercado a los beneficios sociales, ambientales, culturales y

económicos que generan los bosques para que las actividades de REDD+ sean redituables en términos de

costo-beneficio, colocándolas por sobre el cambio de los suelos. El mecanismo de mercado a través del

otorgamiento de créditos o la financiación basada en resultados son las principales herramientas

económicas utilizadas (UN-REDD Programme, Módulo 1; 2015). Las actividades de REDD+

comprenden puntualmente a la reducción de gases de efecto invernadero provenientes de la deforestación

y la degradación de los bosques, la conservación o aumento de los stocks de carbono, la gestión sostenible

de los bosques, el incremento de las reservas forestales y alcanzar co-beneficios como mejorar la

gobernanza forestal, la planificación territorial o la participación comunitaria, entre otros.

Para la adhesión al programa, se busca que sea de forma voluntaria y a escalas nacionales idealmente, sin

embargo existen países que abogan por la implementación de los esquemas locales. Para que los países

puedan aplicar REDD+ a nivel interno, se guían por lo acordado en los Acuerdos de Cancún en 2010, el

Marco REDD+ de Varsovia de 2013 y el Acuerdo de París en 2015, último acuerdo que hasta el momento

termina de definir su composición. Cada país debe disponer un conjunto de actividades para preparar e

implementar las estrategias REDD+ de acuerdo a su estructura y sus características propias a nivel

jurídico, institucional, capacidades y recursos.

Elementos de REDD+

El proceso de adaptación del mecanismo a nivel interno es distinto para cada uno de los países, debido a

sus diferencias internas y sensibilidades, siempre y cuando se respeten las guías básicas de los elementos

que componen REDD+. Los elementos que componen el mecanismo son: 1) Estrategia Nacional o Plan

de Acción, 2) Sistema Nacional de Monitoreo de Bosques o también conocido como Sistema de

15

Medición, Reporte y Verificación (MRV), 3) Nivel de Referencia de Emisiones Forestales, y 4) Sistema

de Información sobre Salvaguardas, tanto ambientales como sociales.

La Estrategia Nacional o Plan de Acción es un documento construido por los países para definir todos los

elementos que componen la estrategia, reuniendo los principales aspectos del funcionamiento de REDD+.

Busca identificar y describir la situación del país con respecto a los causales de deforestación y

degradación, de qué forma se implementarán las 5 actividades de REDD+, el marco legal e institucional

sobre el que se apoyará y las propuestas para arreglos institucionales, creación de nuevas instancias o de

políticas que refuercen las ya habidas (Ídem, Módulo 4; 2015). El Plan de Acción materializa las

estrategias puntuales y sienta base para el proceso de Readiness. Este proceso se basa en la asistencia

técnica y/o financiera de apoyo para implementar REDD+ en los respectivos países, de parte de

iniciativas multilaterales o bilaterales.

El Sistema Nacional de MRV es una herramienta o instrumento que se utiliza para registrar y monitorear

los usos del suelo en un país, para desarrollar datos que muestran los niveles de emisiones de GEI y las

eliminaciones de estos gases relacionadas con los bosques (potencial de captura). A partir de esta

información se crean los Inventarios Forestales Nacionales que se incluyen dentro de los Inventarios

Nacionales de GEI, cuya disposición de la CMNUCC indica que deben presentarse ante el Convenio cada

cuatro años con actualizaciones bienales.

Los Niveles de Referencia, tercer elemento de REDD+, se encuentra muy relacionado al Sistema

Nacional de MRV, debido a que a través de este sistema se pretende demostrar la contribución a los

objetivos de mitigación comprometidos, evaluar el funcionamiento de las políticas forestales en el país de

acuerdo al aumento o disminución de la deforestación y la degradación, y a acceder a pagos por

resultados dentro del esquema de REDD+. Se establece un punto de referencia de las emisiones

producidas en el sector forestal, que se utiliza para comparar y evaluar el desempeño de las actividades de

REDD+ durante un tiempo determinado.

El cuarto elemento corresponde al Sistema de Información sobre Salvaguardas, cuyo concepto se basa en

la definición de medidas políticas y mecanismos o procesos que sirven para medir, detectar, mitigar y

evitar cualquier impacto negativo sobre la sociedad o sobre el ecosistema natural, logrando así maximizar

los co-beneficios de REDD+ durante todas las fases del mecanismo. Las Salvaguardas son necesarias para

poder resguardar todos los aspectos relacionados a los grupos sociales y otros recursos ambientales que

estén vinculados con los bosques dentro del esquema de REDD+. Además de los beneficios forestales de

las actividades de REDD+, se busca mejorar las condiciones de vida de las comunidades involucradas

(por ejemplo, grupos indígenas), mejorar la gobernanza forestal aplicada a los sistemas de MRV o

16

aplicando normativa relacionada a la explotación sustentable de bosques, asegurando la protección de los

territorios indígenas clarificando los derechos de propiedad comunitarios (según la legislación de cada

país), y respetando los derechos participativos sobre las tierras y los recursos naturales según corresponda

(Ídem, Módulo 8; 2015).

REDD+ en México

Contexto nacional previo a REDD+

Tomando en cuenta las bases legales más tempranas como la Constitución Política de los Estados Unidos

Mexicanos, se establece en el país un antecedente importante para un enfoque dentro del marco jurídico y

político en el que se toma en consideración el uso de los recursos naturales y la preservación de los

mismos. En su artículo 2, se brinda reconocimiento y garantía al derecho de mejorar el hábitat y preservar

la integridad de sus tierras desde el enfoque de los pueblos y comunidades indígenas. Esta perspectiva, y

la del reconocimiento de las poblaciones ejidales y comunales y su derecho sobre el uso de sus tierras,

marca una premisa que es base para la construcción en 2012 de la Ley General de Cambio Climático. En

octubre de 2012, entra en vigor esta Ley, la cual tiene como uno de sus principales objetos lograr la

estabilización de sus concentraciones en la atmósfera de un nivel que impida interferencias antrópicas

peligrosas en el sistema climático y como un compromiso nacional, México asume la reducción del 30%

de las emisiones al 2020, con respecto a la línea de base, así como la reducción del 50% de emisiones al

2050 con relación al año 2000 (CONAFOR, 2013). Además, se fortalece la Comisión Intersectorial de

Cambio Climático (CICC) que tiene, entre otras atribuciones, aprobar la Estrategia Nacional de Cambio

Climático (ENACC) y ser órgano permanente de consulta a través de un Consejo de Cambio Climático

(Ídem, s.f.). Para cumplir de manera efectiva la participación y deberes de los distintos sectores

involucrados, esta ley pretende integrar Sistema Nacional de Cambio Climático (SINACC), la CICC (que

a su vez la componen 13 Secretarías), el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), el

Consejo de Cambio Climático (C3), las entidades federativas, las asociaciones de autoridades municipales

y el Congreso de la Unión (Ídem, 2013).

Otras leyes nacionales también fueron marcando un marco legal importante para colocar en el tema de

cambio climático como tema de agenda y de fortalecimiento de capacidades en el país. Por ejemplo, la

Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable, la cual sentó los cimientos para implementar un sistema

nacional de monitoreo, registro y verificación, con el fin de revisar y sistematizar las emisiones a partir de

la deforestación y la degradación de ecosistemas forestales. Por otro lado, la Ley de Desarrollo Rural

Sustentable busca trabajar en la problemática del manejo sustentable y la restauración de ecosistemas de

17

manera transversal e intersectorial, impulsando políticas públicas en pro del desarrollo de las tierras de

manera que no afecte negativamente al medio ambiente.

La Ley Agraria funciona también como una referencia de marco legal importante previo a la inclusión del

mecanismo de REDD+ en las actividades del país, ya que reúne los aspectos más neurálgicos de la

tenencia y derecho sobre las tierras, así como las figuras ejidales –esenciales en la estructura de propiedad

privada comunal en México- y el uso común de zonas de bosques o selvas tropicales (según el artículo 59

de dicha Ley).

Uno de los esquemas más específicos sobre cambio climático es la Estrategia Nacional de Cambio

Climático (ENACC), operando como uno de los pilares de las políticas climáticas de México, este

instrumento representa la imperiosa transversalidad de las acciones climáticas, al ser articuladas,

coordinadas e incluyentes entre los sectores y actores involucrados. A través de medidas y líneas de

acción más específicas, se plantea el diseño y operación de planes y políticas dirigidas a reducir la

deforestación y degradación de bosques y selvas.

El Programa Especial de Cambio Climático 2014-2018 (PECC) y el Programa Nacional Forestal

(PRONAFOR) despliegan su enfoque en línea con la conservación, la restauración y el manejo

sustentable de los ecosistemas, fortaleciendo el manejo comunitario de los mismos y robusteciendo

instrumentos que promuevan la sustentabilidad y la reducción de emisiones relacionadas a los sectores

agropecuarios, forestales y pesqueras. Puntualmente, el Programa Nacional Forestal, brinda un enfoque

clave al Desarrollo Forestal Sustentable y a las actividades propias de REDD+. Uno de los objetivos más

destacables del PRONAFOR es el objetivo 4 que se centra en impulsar y fortalecer la gobernanza forestal

y el desarrollo de capacidades locales. Esto se logra a través de modelos de gestión territorial

multisectorial a distintas escalas, el fortalecimiento de esquemas de gobernanza territorial y forestal,

mejoramiento de mecanismos de participación social, planeación y diálogo entre los actores involucrados,

asegurando así una representatividad de los usuarios y dueños de las tierras.

Gracias al desarrollo de políticas públicas dirigidas al aseguramiento del bienestar humano a través del

manejo sustentable, es que México le otorga una mayor relevancia a la conservación, el manejo y la

restauración de los ecosistemas forestales y con ello, los bienes y servicios ambientales que brindan. El

Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 establece diversas estrategias, entre ellas la ENAREDD+ cuyos

principales objetivos al 2020 se dirigen a reducir los incentivos que promueven la deforestación y

degradación, de la misma manera que se fomenta la conservación, la restauración y el uso sustentable de

los recursos forestales, principalmente. México está a la vanguardia a nivel internacional en su

18

preparación de REDD+, en 2010 publicó la visión en México sobre REDD+ que contiene cinco líneas

estratégicas para guiar el desarrollo hacia la Estrategia Nacional REDD+ (Angelsen et ál., 2010).

A nivel local-estatal, se han impulsado instrumentos legales como las Leyes Estatales de cambio

climático y en línea con éstas, las Estrategias Estatales de REDD+ correspondientes, y otros instrumentos

como Leyes de Acción ante el Cambio Climático. En un plano internacional, la adhesión de México a la

CMNUCC también define que a través de esfuerzos- internos, el Estado deberá asegurar las disposiciones

de la misma. México ha sido un país muy activo en el marco de la Convención, en conjunto con otros

países de la región latinoamericana, apoyando un mecanismo de REDD+ que sea flexible y que permita a

los países en desarrollo recibir incentivos financieros que ayuden a llevar adelante un esquema de

REDD+ en todos los niveles (Corbera et ál., 2011).

Debido a la creciente y reconocida importancia de construir una política nacional que favoreciera los

distintos objetivos de la ENAREDD+, mediante la participación abierta y voluntaria de todos los sectores

involucrados nació el Comité Técnico Consultivo de REDD+ (CTC-REDD+). Este comité se enfocó en

asegurar la participación de representantes de la sociedad civil, de grupos indígenas, académicos, sector

privado, productores forestales, organismos internacionales y gobierno. Dentro del papel que cumple el

CTC-ENAREDD+, enfatiza en la importancia de funcionar como plataforma de participación de todas las

regiones del país, así como promover la creación de CTC-REDD+ estatales y regionales, buscando que

sean cada vez más y puedan generar Acciones Tempranas de REDD+ en aquellos estados donde deseen

implementarlas. Las Acciones Tempranas de REDD+ son esfuerzos articulados de las actividades

REDD+ (deforestación, degradación, manejo forestal sustentable, conservación y aumento de los stocks

de carbono) a nivel subnacional y a través de políticas públicas que generen oportunidades para el

desarrollo de las comunidades (CONAFOR, 2013).

A la introducción de REDD+ como estrategia más establecida y como énfasis en formas de uso de los

bosques, se genera en México una reconfiguración de las formas de gestión forestal y ambiental,

ayudando directa e indirectamente a colaborar con la gobernanza forestal democrática y trasparente sobre

la gestión de este recurso. (Libert Amico A. y T. Trench, 2015). México ha logrado priorizar este

mecanismo con las negociaciones internacionales en curso, con el fin de que REDD+ ocupe un lugar

central en los debates en temas de cambio climático nacionalmente. Este país logró liderar acciones

tempranas de REDD+ incluso durante las negociaciones a nivel internacional. Para 2015, ya había

presentado a consulta su Estrategia Nacional para REDD+, conocida con las siglas de ENAREDD+, con

una visión holística sobre los impulsores de la deforestación y la degradación de los bosques, otorgándole

19

énfasis a proyectar resultados más allá del ámbito forestal e invitando a la colaboración entre el sector

público y la sociedad civil.

Los incentivos se concentrarán en el manejo de los bosques y en el Desarrollo Rural Sustentable (DRS),

la reducción de presiones sobre los ecosistemas forestales derivados de otras actividades productivas y la

revalorización de los bienes y servicios ambientales de los bosques. El país cuenta con bases sólidas en

cuanto al manejo comunitario de ecosistemas forestales, además de instituciones con experiencia en

políticas forestales (CONAFOR., 2014).

El panorama de los recursos forestales en México es muy favorable. Según la CEPAL (2017), México

tuvo una promedio de superficie deforestada anual baja (0,2%) en el periodo entre 2010 y 2015,

respondiendo a un total de 91 600 hectáreas. Dentro de las distintas dinámicas causales de deforestación y

degradación de los bosques se encuentra la actividad humana, los desastres naturales y los resultados de

ejecución de políticas públicas enfocadas en áreas rurales. Al contar con un territorio nacional con

diversidad de regiones, la deforestación difiere en las distintas geografías del país, sin embargo, existen

factores comunes como el crecimiento de cambio de uso de suelo para pastizales dedicados a la cría de

ganado y la agricultura (en un menor porcentaje), el uso ilimitado de áreas forestales, bajos ingresos y

falta de oportunidades relacionadas a la silvicultura, falta de inversiones vinculados a los bosques y la

extracción ilegal. Otras causas subyacentes son la falta de gobernanza y debilidad en el cumplimiento del

marco legal o en capital social (CONAFOR, 2017). La degradación por su parte, tiene un abanico de

causalidades más complejo, pudiendo ser ésta un producto de una variación temporal de los bosques, de

cambios graduales en los ecosistemas forestales o de presiones de uso (como la tala selectiva), cuya

capacidad de carga y regeneración sobrepasa la naturaleza intrínseca de los bosques (Skutsch et ál.,

2013).

Proceso de preparación para REDD+

La estructura política, jurídica e institucional que funciona en México es fundamental para asegurar una

coordinación interinstitucional adecuada para la preparación del país ante la construcción de un

mecanismo tan transversal. En el 2011, se firma un Convenio de Colaboración entre la Comisión

Nacional Forestal y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación

(SAGARPA). Este Convenio incluye el Desarrollo de la Estrategia Nacional de REDD+, la promoción de

iniciativas locales para aspectos relacionados al cambio climático en terrenos forestales con actividades

agrícolas y cuencas, sistematización de procesos e iniciativas para impulsar el desarrollo rural sustentable

20

y acciones de capacitación, adecuación y concurrencia de apoyos y recursos, a través de localización

espacial de acciones (CONAFOR, s.f.).

La CONAFOR, como entidad asignada para llevar a cabo el marco de REDD+, formaliza más Convenios

con otras entidades y Comisiones para lograr planificar de manera conjunta todos los aspectos relevantes

para la preparación e implementación de REDD+. Por ejemplo, se une a la colaboración conjunta el

Instituto Nacional de Mujeres (INMUJERES), la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos

Indígenas (CDI), y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Posteriormente, se crea el Grupo de Trabajo REDD+ (GT-REDD+) de la Comisión Intersectorial de

Cambio Climático. Esta Comisión se conforma por las Secretarías de Relaciones Exteriores, Desarrollo

Social, Recursos Naturales y Medio Ambiente, Energía, Economía; Agricultura, Ganadería, Desarrollo

Rural, Pesca y Alimentación, Comunicaciones y Transporte. Además, como invitados participan las

Secretarías de Salud, Finanzas y Crédito Público, y de Gobernación.

Durante el año 2015, la plataforma intersectorial se enfocó en el proceso de consulta nacional de la

Estrategia Nacional de REDD+ a través de procesos de participación y comunicación, con la participación

de la sociedad civil y diversos actores involucrados. El proceso de Consulta General tuvo participación

virtual a través de encuestas y presencial a través de foros y talleres. Además, la CONAFOR intensificó el

diálogo con los gobiernos estatales y actores locales sobre los procesos y opciones en el marco de

implementación de REDD+. Todos estos procesos crearon a su vez Comités activos como los Comités

Técnicos Consultivos, Consejos Técnicos Consultivos para la Reducción de Emisiones por Deforestación

y Degradación en varios estados mexicanos, Mesas Indígenas y Consultivas, y Comités de Salvaguardas

(Ídem, s.f.).

El desarrollo de la Estrategia REDD+ se basó principalmente en una evaluación detallada del uso del

suelo, la identificación de los drivers del cambio de uso de suelo, las políticas forestales y de gobernanza

del país, así como la articulación de distintas opciones de implementación de la Estrategia en el territorio.

Por otro lado, se recomendó la evaluación de los impactos sociales y ambientales, las cuales se verían más

adelante detalladas en el Sistema de Información de Salvaguardas. A partir de los esfuerzos de

preparación, elaboración y evaluación, dentro de la Estrategia Nacional de REDD+ se plantean las

políticas públicas y el marco legal, los esquemas de financiamiento, los arreglos institucionales, los

niveles de referencia, el Sistema Nacional de Monitoreo forestal de Reporte y Verificación, el Sistema

Nacional de Salvaguardas y el Sistema de Información de Salvaguardas, así como la participación,

21

comunicación y transparencia con la que se rendirían cuentas entre comunidades organizaciones sociales

y gobierno para lograr los objetivos REDD+ y el cumplimiento de sus salvaguardas (Ídem, s.f.).

REDD+ en Brasil

Contexto nacional previo a REDD+

Desde la construcción de La Constitución federal, Brasil reconoce la importancia de sus bosques y

dispone aquí sobre su uso y defensa. Dentro de la misma, se dispone el deber del Estado a asegurar un

ambiente ecológicamente equilibrado, ordenando tanto al sector público como a la comunidad, el

compromiso de proteger y preservar el medio ambiente para las generaciones presentes y futuras.

Además, los bosques son considerados riqueza nacional y activo común de todos los habitantes, y los

biomas declarados patrimonio nacional. La Constitución también hace mención de la regulación de los

bosques y la tenencia de las tierras en Brasil, así como los derechos otorgados a las comunidades

indígenas sobre las tierras de las cuales obtienen recursos, siendo éstas siempre propiedad federal

(Costenbader, 2011).

El marco de políticas públicas sobre las que se sientan las bases de REDD+ en Brasil, se identifica bajo

tres niveles importantes: un nivel estratégico, un nivel técnico-operativo y el nivel de financiamiento. El

Nivel Estratégico toma en cuenta la Política Nacional de Cambio Climático y el Código Forestal

Brasileño, cuyo objetivo es proveer los lineamientos macro sobre las acciones de REDD+ en Brasil. El

Nivel Técnico-operativo considera el Plan Nacional de Cambio Climático y los Planes de Prevención y

Control de la Deforestación en los biomas, los cuales funcionan como los principales marcos

coordinadores de iniciativas de REDD+ en la escala de los biomas; el Plan de Acción para la Prevención

y Control de la Deforestación en la Amazonía (PPCDAm) y el Plan de Acción para la Prevención y

Control de la Deforestación en el Cerrado (PPCerrado). Estos dos planes se integran con otros planes

sectoriales como los Planes de Adaptación y Mitigación. Finalmente, el Nivel de Financiamiento es

obtenido a través de entidades como el Fondo Amazonía, el Fondo Clima, Fondo Nacional de Desarrollo

Forestal y el Fondo de Áreas Protegidas del Programa ARPA.

Dentro de la estructura y marco legal de Brasil, se puede mencionar que leyes y políticas que se han

venido creando y desarrollando a lo largo de los años toman en cuenta al Sistema Nacional de Unidades

de Conservación, Planes de Economía de Bajo Carbono en Agricultura y la Política Nacional para el

Medio Ambiente y el Manejo de Territorios Indígenas. Estos son un ejemplo claro del avance de la

estructura brasileña preparada para implementar REDD+ como una de las prioridades del gobierno. Se

22

apunta a que todas estas regulaciones, leyes y políticas reviertan en mayor medida la pérdida de los

recursos forestales en el país (Ministerio de Medio Ambiente, 2016). A nivel estatal, los nueve estados de

la Amazonía Legal tienen sus propios planes estatales de acción, cuyo modelo se fundamenta

principalmente en el marco de los planes nacionales.

Brasil cuenta con la mayor superficie de bosques naturales de la región, tomando en cuenta la ubicación

de la mayor parte de la Amazonía dentro de su territorio. El gran potencial de captura de carbono de la

región amazónica pone especial énfasis en la protección de la misma, a la vez que fomenta la

continuación de su conservación para mejorar las acciones de REDD+, y por ende sus resultados, en esta

zona específica. De acuerdo al Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE), la tasa de

deforestación de la Amazonía se redujo en un 82% durante el periodo 2004-2014, representando un

cambio de 27.772km2 de deforestación anual a tan solo 5.012km2. Según este instituto, es la tasa más baja

desde que se iniciaron los registros en 1988 (INPE, s.f.).

El recurso forestal brasileño ha sido objeto de continuas afectaciones a lo largo de los años, por lo que a

partir de la creciente deforestación, causada por una amplia variedad de condiciones (históricas

económicas y políticas), Brasil empieza a generar políticas para revertir estos procesos. En el 2004 se

establece un Plan de Prevención y Control de la Deforestación para Amazonía y en 2009 se promulga la

Política Nacional de Cambio Climático por Decreto Federal 7390, las cuales sirven como base jurídica

para el inicio de los esfuerzos climáticos (Sanhueza & Antonissen, 2014).

Por otro lado, en 2006 se firma un acuerdo voluntario de no deforestación, implementado con el objetivo

de frenar la deforestación por causa de la expansión de la línea agrícola y ganadera en las zonas de la

Amazonía brasileña y prohíbe la comercialización de soja proveniente de nuevas deforestaciones en este

bioma. Este acuerdo fue conocido como la Moratoria de la Soja, el cual sentó las bases para la protección

de la selva amazónica y fue fundamental para parar la deforestación durante este periodo.

La construcción institucional y sistemática ha sido bastante avanzada con respecto a los demás países de

la región, incluyendo dentro de sus herramientas un Sistema de Detección de la Deforestación en Tiempo

Real (DETER) y de la degradación (DEGRAD), así como sistemas de monitoreo y detección de incendios

forestales y riesgo de incendios en los biomas brasileños (Ministerio de Medio Ambiente, 2016).

La experiencia brasileña se basa en las referencias históricas de deforestación para medir las actividades

de REDD+ en una proyección histórica o perspectiva proyectada. La estrategia REDD+ toca tres niveles

importantes donde se incluyen las referencias forestales de niveles de emisión (FREL por sus siglas en

inglés), la escala de Medición, Reporte y Verificación (MRV) y una conexión fuerte de las estrategias de

23

REDD+ con otras políticas nacionales e instrumentos relacionados que puedan brindar nuevos espacios

para el funcionamiento de este mecanismo.

Proceso de preparación para REDD+

La estrategia REDD+ en Brasil es coordinada por un comité interinstitucional denominado Comité

Interministerial sobre Mudança do Clima, el Grupo Executivo sobre Mudança do Clima y el Grupo de

Trabajo Interministerial de REDD+, los cuales trabajan con iniciativas de coordinación y fortalecimiento

institucional en torno a REDD+ (Sanhueza & Antonissen, 2014).

El Ministerio de Medio Ambiente es la entidad que coordina la Estrategia Nacional REDD+, con la

colaboración de otros ministerios (Ministerio de Relaciones Exteriores, el Ministerio de Ciencia y

Tecnología, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento y el Ministerio de Hacienda).

Desde el año 2010, Brasil viene trabajando en el diseño de su Estrategia Nacional de REDD+, con base

de legislaciones históricas que van desde 1965 con el Código Forestal (Ley No. 4771), hasta planes más

específicos como el Plan Sectorial de Mitigación y Cambio Climático y leyes a nivel estatal que son

transversales a REDD+ (Ídem, 2014).

El Comité Nacional de REDD+ fue establecido en el 2015 por decreto (No. 8576), y es responsable de

coordinar, revisar y monitorear la implementación de la Estrategia Nacional de REDD+. La estructura de

gobernanza del Comité Nacional de REDD+ comprende Juntas de Consultoría Temática y Grupos

Técnicos de Trabajo.

Es importante destacar el papel que tiene el Fondo Amazonia para la preparación e implementación de

proyectos piloto dentro de Brasil. Este fondo se considera el elemento financiero básico de la estrategia

REDD+ en Brasil y sus contribuciones se canalizan hacia áreas prioritarias como la gestión de bosques

públicos y áreas protegidas, el manejo forestal sostenible, otras actividades basadas en el uso sostenible

de los bosques, el ordenamiento territorial y regularización de la tenencia de la tierra, la conservación de

la diversidad biológica y la recuperación de tierras degradadas (Corbera et. Al., 2011). Este fondo es

manejado por el Banco de Desarrollo de Brasil (BNDES) y recibe fondos no reembolsables de sus

donantes como modalidad de donaciones. Noruega y Alemania son los dos principales donantes

gubernamentales del Fondo, siendo Noruega (con un total de USD$1.100.276.320,841 a diciembre del

1DatotomadodelapáginaoficialdelFondoAmazonael27deabrilde2017en:http://www.amazonfund.gov.br/FundoAmazonia/fam/site_en/Esquerdo/doacoes/

24

2016) el que ha contribuido con mayor cantidad de dinero en total. Petrobras también figura un donante

importante, alcanzando hasta USD$6.943.180,502 dólares americanos a abril del 2017.

En el año 2015, por ordenanza del Ministerio de Medio Ambiente de Brasil, se estableció la Estrategia

Nacional de REDD+, cuyo objetivo general se enfoca en contribuir a todas las actividades de REDD+.

Adicionalmente, comprende tres objetivos específicos que se definen en 1) el mejoramiento del monitoreo

y evaluación de impacto de las políticas públicas para REDD+, 2) integrar las estructuras de gobernanza

de cambio climático, bosques y biodiversidad para promover la consistencia y sinergias a nivel federal,

estatal y municipal, 3) contribuir a la movilización de recursos a una escala compatible con los

compromisos nacionales adquiridos para la mitigación de GEI en los biomas brasileños para el 2020,

según lo establecido en la Política Nacional de Cambio Climático (Ministerio de Medio Ambiente, 2016).

El papel de la Estrategia Nacional de REDD+, se basa en sus compromisos perfilados en tres líneas de

acción establecidas: 1) Coordinar las políticas públicas de cambio climático, biodiversidad y bosques,

incluyendo sus respectivas Salvaguardas, 2) Resultados de medición, reporte y verificación, y 3)

Financiamiento para esquemas de Pago por Resultados de REDD+ y distribución de los beneficios.

Análisis comparativo

De acuerdo a la estructura y guía de la CMNUCC en el Acuerdo de Cancún, el Marco de Varsovia para

REDD+ y el Acuerdo de París, se define que los elementos mínimos para adherir al mecanismo de

REDD+, el marco político de preparación o Readiness, los fondos de financiamiento disponibles y los

avances en los procesos institucionales y participación ciudadana, se define un cuadro de indicadores para

comparar con base a ciertos criterios, los avances y estructura de México y Brasil con respecto a REDD+.

2Ídem.

25

Tabla 1. Criterios comparativos en los avances de REDD+ en México y Brasil.

Fuente: Elaboración propia.

3http://redd.unfccc.int/submissions.html?country=mex4http://redd.unfccc.int/submissions.html?country=bra

Criterio México Brasil

Estrategia Nacional de REDD+

o Plan de Acción

Publicado en 2012. Publicado en 2015.

Sistema de MRV

Con apoyo de herramientas

validación de procesos como

MAD-MEX, con imágenes de

Modis, Landsat y RapidEye.

Avanzado con el apoyo de otros

sistemas técnicos de cálculo y

medición de los bosques como el

DETER o DEGRAD.

Nivel de Referencia Aprobado en noviembre 2015.

44,388,620 t CO2 eq/año3

Aprobado en 2014. 1,106,027,618 t

CO2 eq/año4

Sistema de Salvaguardas (SIS)

En 2016 se aplica un proceso

incluyente y participativo con

varios actores clave y de sociedad

civil.

Único país en someter a la

CMNUCC información sobre su

SIS.

Capacidad Interinstitucional

Comité Interinstitucional

comprende participación de

Secretarías de Relaciones

Exteriores, Desarrollo Social,

Recursos Naturales y Medio

Ambiente, Energía, Economía;

Agricultura, Ganadería, Desarrollo

Rural, Pesca y Alimentación,

Comunicaciones y Transporte.

Comité Nacional de REDD+

comprende la participación de los

Ministerios de Medio Ambiente, de

Relaciones Exteriores, de Ciencia y

Tecnología, de Agricultura,

Ganadería y Abastecimiento, y de

Hacienda

Financiamiento

USAID es una de las fuentes de

financiamiento más importantes

para REDD+ en México.

Fondo Amazonía es el fondo más

importante para el mecanismo

REDD+.

26

Tabla 2. Indicadores comparativos sobre REDD+ en México y Brasil. Indicador México Brasil

Años de antigüedad de la

Estrategia Nacional de REDD+

5 años al 2017 2 años al 2017.

Número de instrumentos de

política pública (leyes, planes o

programas) aprobados

relacionados a REDD+ y a

nivel nacional (hasta el 2015)

7 instrumentos.5

Ley General de Cambio

Climático, Ley General de

Desarrollo Forestal Sustentable,

Estrategia Nacional de Cambio

Climático, Programa Especial de

Cambio Climático, Programa

Sectorial de Medio Ambiente y

Recursos Naturales, Programa

Nacional Forestal y Programa

Institucional de la Comisión

Nacional Forestal.

9 instrumentos.6

Código Forestal, Ley de Tierras

Indígenas, Plan de Prevención y

Control de la Deforestación para

Amazonía (PPCDam) y para

Cerrado (PPCerrado), Ley de

Bosques Públicos, Decreto del

Fondo de Amazonía, Política

Nacional sobre Cambio

Climático, Estrategia Nacional

REDD+ y Programas de Trabajo,

Plan Sectorial de Mitigación y

Cambio Climático.

Número de ministerios

relacionados al proceso de

REDD+

10 ministerios. 5 ministerios.

Número de hectáreas

deforestadas en 2014

155 000 hectáreas/año7 204 400 hectáreas/año8

Porcentaje de deforestación

con respecto a cobertura de

bosques total en 2014

8,9%9 2%10

Hectáreas de bosques

dedicados a la conservación al

2015

28 049 mil hectáreas de bosque.11 46 969 mil hectáreas de bosque.12

5MarcoLegalyProgramáticodeREDD+.AlianzaMéxico-REDD+.6(Sanhueza&Antonissen,2014)7https://stbdeacero.com/2014/07/16/la-deforestacion-en-mexico/8https://www2.mppa.mp.br/sistemas/gcsubsites/upload/41/Julho-2014.pdf9https://stbdeacero.com/2014/07/16/la-deforestacion-en-mexico/10https://www2.mppa.mp.br/sistemas/gcsubsites/upload/41/Julho-2014.pdf11FAO,2015.12Ídem.

27

Millones de USD en

financiamiento para REDD+

(hasta 2013)

USD$220.109 millones13 USD$585 millones14

Fuente: Elaboración propia.

CONCLUSIONES

Tanto México como Brasil han sido pioneros en la región con respecto a los esfuerzos para prepararse e

implementar REDD+. Junto con Costa Rica, estos dos países lideran en la preparación para REDD+ y en

su participación durante las discusiones a nivel internacional sobre este mecanismo. Ambos han

presentado avances significativos, proyectándose con pocas dificultades a futuro a la hora de implementar

el mecanismo dentro de sus estructuras nacionales (Sanhueza & Antonissen, 2014).

Tomando en cuenta que uno de los principios más importantes de REDD+, el cual pretende destacar la

importancia del respecto a la soberanía de los países, es importante recordar que de acuerdo a cada caso y

a cada situación interna de los países, la preparación e implementación del mecanismo REDD+ se define

a partir de su disposición. No obstante, existen algunos puntos que vienen dados a partir de la CMNUCC

que pueden tomarse como referencia para comparar entre dos casos sobre el avance o cubierta de REDD+

en los países. Por ello, se definen en principio los elementos designados por la CMNUCC como la base

de REDD+ y posteriormente algunos indicadores cuantitativos que brindan un panorama más gráfico.

A partir del análisis comparativo de ambos países, se logra comprender que existen algunos aspectos en

los que comparten muchas similitudes a nivel federal o nacional, estatal o local y que, por causa de su

división política se busca la participación local y de la sociedad civil.

La importancia de los pueblos indígenas dentro del esquema de REDD+ se mantiene en un plano de gran

importancia, el cual se enfatiza principalmente en el Sistema de Salvaguardas. Ambos países demuestran

que fomentan el resguardo de los derechos de los pueblos indígenas y promueven desde sus enfoques

particulares, la participación y el aprovechamiento de los recursos forestales desde una línea de manejo

forestal comunitario.

13(Sanhueza&Antonissen,2014)14Ídem.

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A pesar de que México cuenta con más años que Brasil de haber elaborado su Estrategia Nacional, Brasil

ya ha presentado reportes más avanzados ante la CMNUCC, siendo así el primer y único país (hasta

2016) de haber presentado el informe del Sistema Nacional de Salvaguardas.

Dado que Brasil cuenta con una cobertura más amplia de bosques y que el Bioma Amazónico es uno de

los recursos forestales más valiosos a nivel forestal, su potencial de captura es mucho mayor y por ende,

más encauzado a recibir mayor apoyo financiero y técnico de iniciativas multilaterales. Por ejemplo, el

Fondo Amazonía de fondos noruegos supera en más del doble los fondos destinados al apoyo que recibe

México para REDD+.

En términos de instrumentos de políticas públicas y a nivel de estructuras jurídicas ya establecidas

relacionadas con REDD+, ambos países cuentan con una cantidad similar de instrumentos jurídicos. Sin

embargo, a nivel de colaboración interministerial, México duplica a Brasil en la transversalidad de

especialistas para componer el Comité de Trabajo asignado como cabeza ejecutora de la Estrategia

Nacional de REDD+. La transversalidad es un aspecto intrínseco al cambio climático y en especial a los

bosques.

Si se analiza la extensión de bosque deforestado al año 2014, como un número individual pareciera que

Brasil y México se mantienen similares en esta estadística. Sin embargo, al analizarlo a nivel porcentual,

se puede comprender que debido a la extensión total de los bosques de cada país en particular, es México

quien sufre una deforestación mucho mayor, casi 5 veces mayor que en Brasil.

A manera de recomendaciones, no importa cuán avanzado se encuentre un país en un mecanismo tan

nuevo y tan susceptible a los cambios (gracias a su constante discusión a nivel internacional), siempre

habrán aspectos de mejora a la hora de implementar y de preparase para evitar la mayor cantidad de

perjuicios colaterales.

Además, dentro de la constante mejora de REDD+, se percibe gran incertidumbre al ser el manejo y

cálculo de los bosques un tema tan cambiante y difícil de medir. La participación de la ciudadanía y la

construcción de espacios más transparentes y colaborativos parecen mejorar las experiencias de REDD+

en los países. A pesar de ser un mecanismo tan nuevo, es evidente que los países han hecho esfuerzos

enormes para poder adaptarse a nuevas guías y formas de reducir sus emisiones, demostrando su

compromiso con los compromisos climáticos, ahora vinculantes gracias a la entrada en vigencia del

Acuerdo de París.

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