los animales blancos y otros cuentos...josefina plá los animales blancos y otros cuentos (con un...

210

Upload: others

Post on 04-Feb-2021

46 views

Category:

Documents


2 download

TRANSCRIPT

  • J O S E F I N A P L A Española de América, como frecuen-

    el 9 de noviembre de 1903 en la Isla de Lobos (Fuertevenlura. Islas Canarias-España). En 1908 la familia abandona derinilivamenie las islas para establecerse en la Península, donde transcurrirá parte de su niñez yde su adolescencia. En Villajoyosa. Alicante, pasando unas vacaciones familiares, conoce al ceramista paraguayo Andrés Campos Cervera. Julián de la Herrería (1887-19.17). Tras una breve boda por poderes, celebrada en Almería. Josefina Plá llega a Paraguay en 1927. A partir de este momento adopta como patria de su "destino" a este país y a él le dedicará toda su vida. Casi no hay un sector de la cultura en el que no haya incursionado. Su prolífica labor creativa abarca el teatro, la narrativa, la poesía, las artes plásticas, el periodismo escrito y radiofónico, la crítica de arte, la investigación histórica, el ensayo, la enseñan/a. la creación de centros artísticos y cenáculos literarios.... en dctuiiliva. no puede entenderse la cultura paraguaya contemporánea si no hacemos hincapié en la figura y obra de esta escritora. Josefina Plá muere el 11 de enero de 1999 en Asunción. Con ella se cierra un siglo y se abre un camino a la esperan/a. Aquella que nos dice que la autora seguirá viviendo en todas y cada una de sus creaciones. .Su producción narrativa incluye una novela. Alguien niiicrc en San Oiiojiv de Cuaninü (1984) y los libros de cuentos Ui numo^ en la tierra {19fi.3). El espejo y el canasto (1981). /,(/ pierna de Severina (198.'^) y /.(( mural la rabada (1989). Tan solo un volumen corresponde a cuentos infantiles Maravdlas de mías villas (1988).

  • Josefina Plá

    L o s ANIMALES BLANCOS Y

    OTROS CUENTOS

    (CON UN PREFACIO DE AUGUSTO ROA BASTOS)

    Edición, introducción, notas y bibliografía de Ángeles Mateo del Pirto

    *„•»

    H' Copia J^JiHlM

  • L O M PALABRA DE LA LENGUA YÁMANA QUE SIGNIFICA SOL

    @ De la edición, introducción, notas y bibliografía. Angeles Mateo dd Pino

    0 De los cuoitos, heredero de Josefina Pl l © LOM Edidumes, Primera Edición, abril de 20Q2

    I.S.B.N: 956-282-422-5

    Motivo de la cubierta: Xos dragones de colorines" de Amanda Josefina Gringa Mateo.

    Disefio, Conqiosición y Diagramación: Editorial LOM Concha y Toro 23, Santiago Fono: 688 52 73 Fax: 696 63 88 web: www.lom£l e-mail: [email protected]

    Imixiego en los talleres de LOM Maturana 9, Santiago Fbno: 67222 36Fax: 6730915 -̂ i;

    Bn Bumos Aires Eáitons bidept^l^imti (EDIN) Baldomcro Fernández Moreno 1 ^ Fono: 5411-44322840

    Impreso en Santiago de Gúle.

    http://www.lom�lmailto:[email protected]

  • A Josefina Plá, porque tras sus sombras hallé la estela de mis sueños.

    Para Amanda y Leandro, mis cuentos más mágicos, mis fantasías más reales.

  • Introducción

    De Canarias al corazón de América

    Josefina Plá, española de América como frecuente-mente la califica la crítica, nació el 9 de noviembre de 1903 en la Isla de Lobos (Fuerteventura, Islas Canarias-España). El destino quiso que su padre, un torrero de faros procedente de Alicante, fuese destinado a Canarias y que Josefina Plá viese la luz por primera vez en esta isla, "ve-rruga en el mar de la epopeya"^, como poéticamente la ha denominado la propia autora.

    Son, por tanto, los primeros años de ii\f ancia los que vinculan a Josefina Plá con el espacio canario, pues en 1908 la familia abandona definitivamente las islas para estable-cerse en la Península -Guipúzcoa, Almería, Murcia, Alicante, Valencia...-, donde transcurrirá parte de su ni-ñez y de su adolescencia.

    De esta manera, Canarias deviene, con el paso del tiempo, imagen creada y recreada a través de retazos que se van fvmdiendo en la memoria. Por un lado, el recuer-do indeleble de la niña en el que se adivina la huella intacta del paisaje isleño:

    "Un par de camellos, terror de esa párvula; unas plemtas de hojitas como dedos de ángeles, de diversos colores; un toro, invisible monstruo furioso del cual huía-mos mi madre y yo a través de un campo sembrado cuyas plantas eran más altas que yo..."^.

    Por otro lado, las imágenes que le dibujaron "aje-nos labios nostálgicos":

    ' PLA, JOSEFINA, "Si puede llamarse prólogo", en Latido y tortura. Selec-ción poética. JOSEFINA PLA, Servicio de Publicaciones del Exctno. Cabildo Insíilar de Fuerteventura, Puerto del Rosario, 1995, pág. 25. Edición, selección, introducción y notas de ÁNGELES MATEO DEL PINO.

    ^ PLA, JOSEFINA, ífcíiiem.

  • "Como la de la tormenta que fue orquesta en el nacimiento, o la del charco con los pececillos 'impesca-bles' que pasó, con el tiempo, a ser para mí el símbolo del ser, perseguido y constantemente fugitivo en la poe-

    Por último, algunas estampas que le ofrecieron los libros:

    "Los valles, paraísos de la fertilidad; las rocas como hongos telúricos moldeados por el fuego y el viento; el volcán señorial superviviente... De la historia de estas is-las, la primera noticia, fabulada, la tuve a través de Calderón"*.

    Y aunque Josefiria Plá abandona definitivamente las islas y no regresa a ellas, salvo la recalada brevísima que hacían los barcos transatlánticos en su viaje del Plata a Espafla -"si ver a distancia es ver"^-, nuestra autora se atreve a afirmar: "Nunca olvidé que era caiuiria y, para más, majorera"*.

    Pero en la Península el destino le acechaba con vma nueva sorpresa. En Vülajoyosa -Alicante-, pasando imas vacaciones familiares, conoce al ceramista paraguayo Andrés Campos Cervera -Julián de la Herrería (1887-1937)- y Cupido hará el resto.

    "Casi inmediatamente cometí otro disparate: me eiiamoré. La casa retumbó de truenos premonitorios. El novio sin embargo, tras seis días de cortejo se ausentó rumbo al Paraguay nada menos; y mi padre, olvidándo-se de sus éxitos históricos ante el prodigio de las Misiones Jesuíticas, predijo el receso y evaporación del malhada-do doncel. Sin embargo, veinte meses más tarde me llegó la petición de mano, aquello fue trágico. No sé cómo mis padres cortsintieron. Supcmgo que llegaron a la conclusión de que el hombre que había sido capaz de permanecer

    PLA, JOSEFINA, ibídem. PLA, JOSEFINA, ibídem. JOSEFINA PLA hace i3e£eienda a cuatro viajes que realiza en los aflos 1929,1934,1^5 y 1970. Aunque pasó por Cananas no llegó a pisar sudo. PLA, JOSEFINA, ibUem. Bl término majorerp hace referencia al habitante de la isla de Fuerteventura, antiguamente denominada Maxorata.

    8

  • fiel, rodeado de todos los hechizos tropicales, era capaz detodo"^

    Tras ima breve boda por poderes, celebrada en Al-mería, Josefina Plá llega a Paraguay en 1927*. A partir de este momento adopta como patria de su "destino" a este país y a él le dedicará toda su vida, con pasión, con fervor. Al hacer im balance de este hecho, la propia autora dirá:

    "Me vi abocada, sin buscarlo ni pretenderlo -fe-menino Colón en microscópica miniatura- a descubrir por mi cuenta y riesgo y en compañía, 'otro mundo al otro lado del mar'.

    Y crucé el océano, como Colón, con ese sueño a cues-tas. Sueño grande como puede serlo una tierra nueva para ima mujer; sueño identificado con el de un mvindo de amor inagotable. Ahora bien, avmque este país nuevo figurase en los mapas y tuviese nombre e historia, para mí era ám-bito desconocido: existía, pero yo debía descubrirlo. Era yo muy joven, y mi predisposición a las aventuras, imagina-rias o reales, se exacerbó en presencia de una tierra con rezagos paradisíacos. La llamada colonia le había labrado

    7 PLA, JOSEFINA, " Autosemblanza escrita a pedido de un periodista ex-tranjero", enero de 1968. Recogida por BORDOLI DOLCI, RAMÓN, La problemática del tiempo y la soledad en la obra de Josefina Plá (Facsímil de Tesis Doctoral), Universidad Complutense de Madrid, 1984, pág. 517. Algimos autores, como MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ, dan como fecha de llegada al país el año de 1926, probablemente llevados por el hecho de que en este mismo año la revista paraguaya Juventud pu-blica algunos cuentos de JOSEFINA PLÁ, tales como "El arbolito" {Juventud, n" 69,28 de febrero de 1926) y "La sombra del maestro" {Juventud, n° 70,15 de marzo de 1926). Vid. FERNÁNDEZ, MIGUEL ÁN-GEL, "Introducción", en JOSEFINA PLÁ. Cuentos completos, Ed. El Lector, Asunción, 1996, pág. 7. Por otro lado, esta hipótesis parece reforzar-se si atendemos también a las palabras de Francisco Pérez Maricevich quien establece que Josefina Plá, entre otros novicios, "conforman el cuerpo de narradores de Juventud", máxime cuando esta revista solo se publicó entre 1923 y 1926. Vid. PÉREZ MARICEVICH, FRANCISCO, "El cuento paraguayo", en Diccionario de la Literatura Paraguaya (I parte). Biblioteca Colorados Contemporáneos, Asunción, 1983, pág. 198: Sin embargo, nuestra autora señala que se casa por poderes, en Almería, el 17 de diciembre de 1926, embarca rumbo a Paraguay el 6 de enero y pisa tierra americana el día 1 de febrero de 1927. Vid. PLÁ, JOSEFINA, E{ espíritu del fuego. Biogntfía de Julián de la Herrería, Imprenta Alborada, Asunción, 1977, pág. 95.

  • perfil étnico y tradiciones de una magia ingenua; su inde-pendencia no costó una sola vida, pero una inverosímil guerra entre hermanos le costó las tres quintas partes de su población. Tenía -si tiene- el lugar del corazón en el mapa de América del Sur, y yo sentí ese corazón latir fuer-temente, hamacado entre sueños épicos y realidades ingenuamente líricas, al unísono del mío.

    Un proverbio antiguo dice que quien ama la flor ama las hojas del alrededor. El hombre que yo amaba era paraguayo, y yo amé el país cuya identidad parecía tras-vasarme a sorbos su voz y su mirada'".

    Una vez establecida en Asunción, Josefina Plá co-mienza una labor culhiral sin parangón. Aun cuando, en pnmera instancia, se adentra junto a su marido en el arte de la cerámica, pronto surgirá su verdadera vocación, la literaria. Se interesa por las actividades teatrales; forma parte de la directiva de la Sociedad de Autores locales; desempeña la función de redactora en periódicos; corres-ponsal de revistas argentinas; locutora cultural en la radio; realiza exposiciones....

    El trabajo que lleva a cabo en Asunción junto al marido solo se verá interrumpido en dos ocasiones por los viajes que ambos realizan a España. Una primera es-tancia, entre 1929-1932, alegre, porque supone el reencuentro con la familia. Una segunda, 1934-1938, fatí-dica, porque conlleva la muerte del esposo -"Son las once y media del domingo 11 de juÜo de 1937. Un domingo espléndido de sol"'".

    Tras diversas vicisitudes, entre ellas el ser confina-da en Clorinda (Argentina)", Josefina Plá regresa sola a Paraguay en 1938. Si, como comentábamos anteriormen-te, el trabajo de nuestra autora había sido prolífico en los años anteriores, a partir de este momento emprende, de manera frenética, vota inmensa labor de renovación ar-tística y literaria.

    ' PLÁ, JOSBHNA, "a puede llamarse prólogo", en op. cU., págs. 25-26. " PLA, JCSBHNA, El espíritu dd fuego, en op. dt, pág. 148. " A su vuelta a Paraguay el gobierno detersiina confinarla en aorin-

    da, suponiendo hzos de la artista ccm la República española. JOSEFINA PLA apela a SUS credoidales de corresponsal y periodista y, poco después, letoma a Asunción.

    10

  • Sería imposible, por lo inabarcable, tratar de hacer vin recuento en estas págiiuis de cada \xna de las obras que debemos a Josefina Plá. Casi no hay un sector de la cultura en el que nuestra escritora no haya incursionado: "he co-metido todos los pecados que se puedan cometer con las palabras"". Porque esta autora ha tenido la enorme capa-cidad de saber compaginar creación, investigación y enseñanza, asumiendo todo ello como compromiso vital:

    "Amaba también el trabajo intenso y absorbente, y para él encontré cauce; y he trabajado durante más de 65 años, sin esperar rú pedir otra cosa que la alegría de las potencias retozando en el trabajo. No le faltó varie-dad a esa labor. Me ocuparon, por épocas y tumos, la literatura como la plástica. Hice periodismo escrito y ra-dial; escribí e inculqué teatro; hice y enseñé cerámica; tomé parte en cuanto movimiento constructivo en plásti-ca o literatura tuvimos en el país en esos años y, hasta hace poco, escarmené largamente archivos para sacar a la luz algo de lo mucho que se había hecho y se había olvidado... solo la poesía fue fragua constante, más o menos urgente según las épocas, pero activa siempre"".

    De esta manera, con denuedo y sin descanso, Jose-fina Plá ha trabajado en pro de la cultura paraguaya durante más de siete décadas. Si alguna vez conoció la fatiga, ésta, sin lugar a dudas, no coartó su titánica labor. Y aunque, en alguna ocasión, se definió como una crea-dora de carácter cíclico, que elige, según las temporadas, diferentes vertientes para expresarse, sean estas la cerá-mica, la poesía, la narrativa..., nunca cejó en su empeño de conocer y dar a conocer a otros su instinto creativo. Tal es lo que se desprende de sus palabras:

    "Podría decirse que tengo fases como la lima, sin por eso ser más limática que cualquier otro escritor que se respete. Porque creo en realidad que en todo escritor se da esa tendencia cíclica: el que menos tiene dos fases:

    '* PLA, JOSEFINA, Carta personal dirigida a ÁNGELES MATEO DEL PINO, Asunción, abril de 1989.

    " PLA, JOSEUNA, "Si puede llanvarse prólogo", en op. cit., pág. 26

    11

  • la activa y la del dolcefar niente. Yo, ésta, por desgracia para mí y para otros, no la conocí nunca"".

    Por todo ello, debemos concluir que no puede en-tenderse la cultura paraguaya contemporánea si no hacemos hincapié en la figura y obra de Josefina Plá. En-tendiendo por cultura el ejercicio de las facultades intelectuales y artísticas que, como en su caso, se mani-fiesta en una extensa y compleja obra que abarca el teatro, la narrativa, la poesía, las artes plásticas, el periodismo escrito y radiofónico, la crítica de arte, la investigación histórica, el ensayo, la enseñanza, la creación de centiros artísticos y cenáculos literarios... A propósito, el crítico paraguayo Francisco Pérez Maricevich nos plantea que si alguien quisiese eliminar de la historia paraguaya el nombre de nuestra autora, esto es lo que ocurriría:

    "Una de dos: o deleb^eará una fantástica e incohe-rente fabulación, o no enconhrará modo de armar el rompecabezas, hallándose por doquier con hilos sueltos pero sin jamás dar con la punta del ovillo. Entonces no tendrá más alternativa -en caso de que prosiga con su in-tento- que inventar al personaje. Inevitablemente, este asumirá el papel de Josefina Plá, aunque nuestro imagina-tivo historiador le conceda graciosamente otro nombre"".

    Josefina Plá muere el 11 de enero de 1999 en Asun-ción, "ya su frío no es de este mundo y de esta came"i*. Con ella se cierra un siglo y se abre un camino a la espe-ranza. Aquella que nos dice que la autora seguirá viviendo en todas y cada una de sus obras. Desde la Isla de Lobos hasta Asvmción tremola ui\a bandera que dice "Para Siem-pre". Si por ella supimos que se pueden cambiar sueños por sombras, por ella hemos sabido que, a veces, siguien-do las sombras hallaremos la estela de los sueños.

    " PLA, JOSEFINA, 'Talabras de la autora", en El espejo y el canasto, Edi-dones Napa (n" 5), A8und

  • Tramando historias

    La obra narrativa de Josefina Plá resulta ser menos conocida y difundida si la comparamos con otras parcelas de su creación literaria, sobre todo con la poesía. Sin em-bargo, no por ello debe considerarse vma producción menor. Al contrario, como ya hemos afirmado en anterio-res ocasiones, la calidad literaria y el valor histórico de sus cuentos le aseguran un lugar destacado en el panorama de las letras^''. Como señala el poeta chileno Javier Bello, alguinos de sus relatos "deberían figurar en cualquier an-tología fundamental del cuento latinoamericano contemporáneo"^*. O bien, subraya y añade el escritor cu-bano Manuel Díaz Martínez, el nombre de Josefina Plá se debe incluir "en la lista donde destacan los de sus contem-poráneos Rómulo Gallegos, José Eustasio Rivera, Jorge Icaza, Baldomero Lillo, Mariano Azuela, Jorge Amado y Augusto Roa Bastos, entre otros con tanto talento como ella pero con mejor fortuna"".

    En total Josefina Plá publicó una novela^ -Alguien muere en San Onofre de Cuarumí (1984)- y varios volúme-nes de cuentos -La mano en la tierra (1963), El espejo y el canasto (1981), La pierna de Severina (1983) y La muralla robada

    " Véase la "Introducción" a JOSEFINA PLA. Sueños para contar. Cuentos para soñar, Servicio de Publicaciones del Excmo. Cabildo Insular de Fuerteventura, Puerto del Rosario, 2000, págs. 11-36. En esta intro-ducción incluimos un estudio más detíülado y exhaustivo de la narrativa de JOSEFINA PLA, en general, y de sus cuentos, en particular.

    " BELLO, JAVIER, "A propósito de Sueños y de Cuentos: JOSEFINA PLA", en Tebeto, n° XIV. Anuario del Archivo Histórico Insular de Fuerteven-tura. Servicio de Publicaciones del Excmo. Cabildo Insular de Fuerteventura, Puerto del Rosario, 2001 (en prensa).

    " DfAz MARTÍNEZ, MANUEL, "Sueños y cuentos de JOSEFINA PLA" (Rese-ña), en Revista de literatura Hispáiüca Inti, N°54, Providence, Rhode Island (U.S.A.), Spring 2002.

    ^ Esta obra fue escrita en colaboración con ÁNGEL PÉREZ PARDELLA. JOSEFINA PLA considera que más que de una novela se trata de un relato configurado en una serie de episodios. De tal manera señala que "si la novela es intriga, argumento,.deseiüace no previsto, las páginas que siguen no podrán nvmca llamarse novela. Son solo una narración sin otra lógica que la asociación de recuerdos en los acto-res de un pasado". Vid. PLA, JOSEFINA, "Preámbulo", en Alguien muere en San Onofre de Cuarumí, Ed. Zenda, Asunción, 1984, pág. 8.

    13

  • (1989) -. Tan solo im volumen corresponde a cuentos infan-tiles -Maravillas de unas villas (1988)-^.

    Aunque, en general, han sido escasos los relatos que han visto la luz, ya sean en volumen bajo única autoría de nuestra escritora o bien en antologías en las que compar-ten edición junto a otros narradores, ima parte de ellos se ha dado a conocer en diversas medios de comimicación, sean estos revistas, periódicos, semanarios o programas de radio. En este sentido cabe citar, entre otras, las revistas paraguayas Juventud, Alcor, Guaran o la del PEN Club. Re-vistas internacionales como Américas, Europas y otras. Los diarios locales El Orden, La Tribuna, ABC y ABC Color, su-plemento cultural de este último periódico, o La Nación de Buenos Aires y el semanario Comunidad. En cuanto a las ondas, algunos de sus cuentos infantiles fueron leídos en 'Radio La Capital', 'Radio Uvieres' y 'Radio Nacional', en programas como Cuentos de ayer y de hoy o El abuetito. A propósito, Ramón Bordoli Dold apunta lo siguiente:

    "En 1947 por ausencia del titular, el 'Grupo Norte-americano' de Asunción la designó encargada de la serie radial 'Cuentos de ayer y de h o / que se transmitía de lunes a viernes por ZR9 Radio el Orden. En ese espacio Josefina Plá desarrolló, hasta 1951, una programación que no con-sistía en crear cuentos sino en recrear los ya existentes y que pertenetían a los tiempos y las geografías más variados. En 1949, y dwante dos años, se hace cargo de la serie radiofó-nica titulada ISi dnielito', en la cual un abuelo dialogaba con su nieto de edad escolar explicándole todo lo que en el mundo acontece: cómo se formó la órbita de los planetas; por qué el agua del jabón soplada produce pompas; el por^ qué de los edips^, etc."".

    " Todas las obras han sido editadas en Asunción -Paraguay- por edi-toriales locales. No hemos citado aquí ni la Editorial ni el lugar de publiiadán porque la referencia completa se ofrece en la bibliogra-fía que se adjunta a esta edidóiL

    ^ BoRDou Doun, RAMÓN, 'Tntnxiucd6n", en /osBm>i PU. Qmto y Cuen-to, Arca Edttoria], Montevideo, 1993, pá^. 34. Intnjducdón y antología de RAMÓN BOROOU DOLO. En documeittadán cedida por la propia JO-SEFINA PLA -Ftcfat bío-hib¡iogr0ai {(úmtíiMh figura que su actividad tí» la radio se mida ccm carácter intensivo y continutí en 1943, con varias audiciones ̂ lasta un total de trece- del G r t ^ Norteamerica-no de AscoKión. Aun cuamio la ma3nnte de estas desaparecen en 1946, queda una audid^ diaria, 'Cueitios de ayer y de hoy' (1943-1950).

    14

  • Si la no publicación de la obra de Josefina Plá re-sulta un gran impedimento a la hora de analizar en conjimto su producción narrativa, otro de los inconve-nientes con el que nos encontramos es el de la publicación tardía de sus cuentos. Lo cual ha imposibilitado que se les haya otorgado el justo lugar que debieron cumplir en su día. De esta manera, el reconocimiento que hoy ad-quieren es más bien testimonial, o como señala Josefina Plá, "publicados a su hora esos cuentos se habrían ubica-do en su corriente. Hoy, su publicación tiene para mí (¿y cómo no habría de tenerla para otros?) un valor más bien documental"^.

    Es por ello que al revisar su corpus narrativo obser-vamos que la obra editada corresponde mayoritariamente a la década del 80. Tanto su novela-relato como cuatro de los cinco volúmenes de cuentos se han publicado entre 1981-1989. Sin embargo, la data de escritura de los textos se sitúa en otras fechas muy alejadas en el tiempo. De esta manera, comprobamos que su producción narrativa abai> ca tm período de sesenta años, desde mediados de la década del veinte a fines de la década del ochenta^.

    Por otro lado, es pertinente señalar que no todas la épocas fueron igualmente propicias para la narrativa. En este sentido, como ya hemos indicado, Josefina Plá se considera ima creadora de carácter cíclico, lo que la lleva a escoger por temporadas el género en el que mejor ver-ter sus sentimientos. Así nos dice:

    "La narrativa es uno de mis modos de expresar-me; no tina vertiente exclusiva. Escribo cuentos cuando necesito hacerlo (hace diez años que no los escribo). Es-cribo cuentos por temporadas, como necesito por temporadas escribir versos o hacer cerámica"^.

    ^ PLÁ, JOSEFINA, "Palabras de la autora", en op. cit., pág. 11. " Con estas fechas estamos haciendo referencia a los primeros y últi-

    mos cuentos publicados en libros: "La sombra del maestro" (1926) y "La muralla robada" (1984). Los cuentos infantiles, como veremos posteriormente, aunque también aparecen en la prensa de Asun-ción en la década del 20, solo algunos' de ellos se recogen en un volumen en la década del 80.

    '̂ PLA, JOSEFINA, "Palabras de la autora", en op. cit., pág. 10.

    15

  • De lo anterior se deduce que existen varias fases de creación en nuestra autora. Lo que, además, se obser-va al revisar el corpus. Aunque Josefina Plá advierte que su producción narrativa se remite a "tiempo inmemorial. Testigos, revistas y diarios locales y de afuera, desde 1927"^, cabe recordar que ya deade 1926 nos enconti-a-mos con cuentos suyos recogidos en la revista paraguaya Juventud. Además, debemos precisar que esta revista solo se pubUcó enh« 1923 y 1926 y que Josefina Plá figura U-gada a ella como narradora. Tal es lo que se desprende de las palabras de Francisco Pérez Maricevich:

    "Andrés Labrano, Lucio Mendonca, Barrios, Jose-fina Plá, Carlos Codas, etc., entre los novicios, conforman el cuerpo de narradores de Juventud, del que solo Josefi-na Plá y, en cierto sentido, Carlos Zubizarreta alcanzarán logradas creaciones muy posteriormente y bajo otras de-terminaciones estéticas"^.

    Partiendo de esta fecha, y si nos remitimos a los cuentos publicados, se percibe ima preferencia por la cuentística en la década del cincuenta y en la del ochen-ta, sin que esto quiera decir que tal predilección desaparezca por completo en las otras décadas. Avmque, en comparación, esta producción narrativa resulte más escasa y con menor continuidad que diurante los perío-dos anteriormente citados.

    Por otax» lado, durante la década del ochenta Jose-fina Plá dedica gran parte de su creatividad a la cuentística infantil, algunos de sus textos aparecen pubUcados en la prensa local, sobre todo en el diario ABC de Asunción. Pese a que la misma autora sostiene que este género es "producto de otra fase tardía"», ello no es inconveniente para que se la considere uno de los más destacados escri-tores especialistas en esta materia con que cuenta la literatura paraguaya*.

    ^ PLA, JOSEHNA, iMdem.

    " KREzMAIacEVKHFRA^KBCD,'^acuentopa^glwyo^ení)p.dt.,pág.l98. " PLA, JOSBFINA, "Palabras de la mxtma", en op. cU., pág. 10. » Vid. la presentación que hace el editor de la antología infantil Leyen-

    do cuentos en k plaza, Ed. El Lector Asunción, s/f,, pág. 6. En esta obra se incluyen dos cuentos infantiles de JOSEFINA PLA: "Cuatro bu-rros y cuatro coles" y "El gigante invisible".

    16

  • Sin embargo, la incursión de Josefina Plá en la cuen-tística infantil es anterior a esta fecha, pues, como ya hemos comentado, durante los años cuarenta se encargó de una serie radiofónica. Cuentos de ayer y de hoy, en la que re-creaba cuentos ya existentes, pertenecientes a diferentes épocas y geografías, y dio a conocer sus creaciones infan-tiles en el programa El abuelito. Pero su verdadera producción literaria comieiu;a a partir de 1975, y esto se produce a raíz de vina vivencia personal:

    "En 1975 tuve ima crisis de flebitis, me quedé cla-vada en un sillón tres meses; quería que mis nietos (cinco y tres años) me acompañasen, y para ello eché mano como cebo de los cuentos que se me ocurrían, improvisando. •N êndo que los entendían y les gustaban, pensé en darles forma escrita. El resultado está ahí"^.

    Durante los años siguientes, Josefina Plá escribe con ahínco numerosos cuentos infantiles, aimque solo una parte verá la luz en la prensa de Asunción. Hasta el mo-mento solo contamos con un volumen publicado, í^s maravillas de unas villas (1988). Al respecto, en 1980, afir-maba la propia autora: "Tengo unos cien cuentos infantiles, escritos en los últimos cinco años. De ellos publicados más de la mitad. No en libro hasta ahora"'^.

    A pesar de los inconvenientes que se derivan de la poca publicación y escasa difusión de la narrativa de Josefina Plá, sobre todo en el momento en el que se ges-taron sus relatos, podemos convenir que, de manera general, nuestra autora se vale de esta prosa literaria para indagar en la historia paraguaya, explorar el alma y el pensamiento del pueblo, captando los ambientes locales y los modelos de conducta que se encuentran insertos en esta sociedad. Realidad que a veces va más allá de la pu-ramente terrenal -y que acaso no hace más que completar a ésta-, al develar la visión mítica y cosmogónica que sub-yace en la conciencia de identidad y, por ende, de nación

    " PLA, JCMBPINA, en Correspondencia persoiwl con Ramón Bordoli Dol-ci, Asunción, 7 de septiembre de 1981. Recogido por BORDOLI DOLCI, RAMÓN, "Introducción", en Jos^na Plá. Canto y cuento, op. cit., pág. 35.

    " PLÁ, JOSEFINA, "Cosquillas en el alma", en ABC, Asunción, 30 de no-viembre de 1980.

    17

  • paraguaya. Esto último resulta especialmente ejemplifi-cador en los cuentos en que nuestra autora recrea el folklore, las leyendas o anécdotas que emanan de la tra-dición'^ .

    Pero, sin lugar a dudas, la gran protagonista de los relatos de Josefina Plá resulta ser la mujer paraguaya. Nada de particular tiene esto si recordamos que en Para-guay la mujer ha desempeñado un importante papel histórico en la construcción y reconstrucción del país, ya que este ha visto mermada, casi exterminada, su pobla-ción masculiiw debido a las sucesivas guerras en las que se ha visto envuelto. Quizá el más feroz de estos proce-sos bélicos sea la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870) que enfrentó al qérdto paraguayo con Argentina, Brasil y Uruguay. Las consecuencias de esta contienda fueron desastrosas para Paraguay, ya que su población quedó reducida a menos de im tercio y compuesta mayoritaria-mente por mujeres. El segundo conflicto importante -la Guerra del Chaco (1932-1935)- enemistará a Paraguay y Bolivia, aparentemente por motivos territoriales, realmen-te por imperativos ec(Hiómicos. Atmque la excusa era la posesión del Chaco Boreal, ambos países pretendían la totalidad de este espacio debido a la supuesta existencia de petróleo en su subsuelo. El tercer enfrentamiento, atm-que no comparable en pérdidas a los anteriores, es la Guerra Civil (1947), lucha fratícida que enfrenta a her-manos contra hermanos.

    De esta forma, Josefina Plá evidencia la realidad paraguaya a partir del papel desempeñado por la mu-jer. De ahí que en sus cuentos las féminas recobren el

    '̂ JcsmNA PU ha clasificado a estos cuentos como "Anécdotas del fo-lklore naciente" -vid. U pierna de Seoerim, Ed. El Lector, Asunción, 1983, págs. 99-140- o bien como "Anécdotas" o "Folklóricos" -cirf. La muralla robada, Universidad Católica de Asunción (Biblioteca de Estudios Paraguayos, voL 28), Asunción, 1989, págs. 105-1^. Al tra-tar de definirlos, la autora anota lo sigmente: "Los cuentos casi folklóricos son 'sucedidos', escudiados a más de una persona, como las anécdotas de Las Avispas, El canto del gallo, etc., corrientes ya hace cincuenta años". Vid. "Acotaciones temporales", en La pierna de Seoerina, op. cit., pág. 6.

    18

  • verdadero protagonismo que históricamente les corres-ponden^'. Es precisamente esta reivindicación, junto a la profundización en la conciencia ante situaciones con-flictivas, lo que en alguna ocasión ha sido señalado por la crítica como imo de los rasgos "afortunados" de la narrativa de nuestra autora**. De esta forma, la ficción se reviste de un nuevo valor crítico-realista, al ser docu-mento o testimonio de la condición de la mujer y, por ende, de la sociedad en la que ésta vive.

    Dos han sido los rasgos "estimables", al decir de la crítica, que Josefina Plá, como narradora, aporta a la lite-ratura paraguaya de ficción. Uno, ya comentado anteriormente, la utilización del personaje femenino para evidenciar la condición de la mujer paraguaya. Otro, el uso de ima lengua narrativa en la que se conjuga el léxico y la sintaxis del castellano y del guaraní^. Todo ello mar-cado por una voluntad de estilo que, como observa Javier Bello, hace su aparición a cada trecho de la narración:

    "Los cuentos de Josefina Plá no solo revelan im mundo transido por identidades étnicas diversas, y en constante fricción, sino que esta recuperación histórica, inevitable para la existencia de estas narraciones, se ex-trapola de manera sintomática y cabal al lenguaje de los

    " A propósito del personaje femenino, véanse los artículos de MATEO DEL PINO, ÁNGELES, "En la piel de la mujer: Un recorrido por la cuentistica de JOSEFINA PLA", en Phüologica Camrimsia (n" 0), Facultad de Filología, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, primavera de 1994, págs. 281-299. "La mujer paraguaya -¿realidad o ficción?- en los cuentos de JOSEFINA PLA", en Actas del X Coloquio de Historia Canario-Americam, Edi-ciones del Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas, 1994, págs. 1275-1292 y "Sellando itinerarios: Género y nación en JOSEFINA PLA", en Más allá de la ciudad letrada. Escritoras de nuestra América, ISIS Intemado-ruil, Santiago de Chile, 2001, págs. 65-74. Edición de Eliana Ortega.

    " Vid. PÉREZ MARICEVICH, FRANCISCO, "La narrativa paraguaya de 1940 a la fecha", en Crónicas del Paraguay, JORGE ÁLVAREZ Editor, Buenos Ai-res, 1969, pág. 12.

    ^ Vid. PÉREZ MARICEVICH, FRANCISCO, ibídem. Recordemos que Paraguay es un país bilingüe que se expresa en español y en guaraní. Del con-tacto entre ambas lenguas surge la mezcla. Así encontramos un guaraní paraguayo o yopará -jopará en guaraní significa 'mezcla'-muchos de cuyos elementos se usan en el español paraguayo colo-quial Vid. KRIVOSHEIN DE CANESB, NATALIA & CORVALAN, GRAZIELLA, El espafU)l del Paraguay. En contacto con él guaraní. Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos, Asunción, 1987, págs. 9-19.

    19

  • textos. La 'lengua española' de Josefina Plá se encuentra constantemente -en alguna narración menos que en la tota-lidad de los cuentos-transida por el guaraní, la lengua nativa del Paraguay, o -en algunos casos, al menos- poblada de los modismos que la interacd^ de ambas produjo, confi-gurando im documento vivo, un cuerpo de lenguaje híbrido que en ninguno de los cuentos demuestra un esfuerzo por ocultar las junturas de las hablas presentes, sino que revela un habla amalgamada que se dqa oír 'naturalmente' en boca de narradores y personajes"*.

    Sin duda, estos y otros valores literarios e históricos -documental y testimonial- son los que avalan el hecho de que Josefina Plá deba ocupar, por méritos propios, un puesto señero en el panorama de la narrativa contempo-ránea, en general, y paraguaya, en particular. Si determinados condicioiuimientos del pasado han imposi-bilitado la edición de gran parte de su obra, sean estos cuentos infantiles o no, y, por extensión, esto ha hecho que su creación todavía sea desconocida para el gran público, es hora ya de que se subsane este agravio. Solo así se po-drá conocer la exacta dimensión narrativa de nuestra autora que en nada desmerece, aun cuando la situemos junto a "claros y fuertes disputantes" de este género, sean estos Gabriel Casacda o Augusto Roa Bastos^'.

    Solo así podremos lograr que no se hagan reali-dad las palabras premonitorias de Josefina Plá, quien, con im cierto regusto de amargura, astune el hecho de que algunos de sus cuentos, aún rezagados, queden por ahí en dormidos legajos. Y presagia: "Quizá algún día

    " BELLO, JAVIER, "A propósito de Surilos y de Cuentos: JOSEFINA PLA", en op. cit.

    " En el comentario que FuANcaso) PÉREZ MARICEVICH hace al volumen de cuentos de JosEimA PLA, H espqo y el canasto, se elogia el talento poético de primer oiden de esta autora, pero al referirse a otras par-celas creativas señala: "mi apredadón personal de su obra se contiene en una no disimulada preferencia por su poesía y su ensayo. Lo que no quiete decir que descrea de algún modo del alto valor de su apor-tación en los otros campos. Solo que en estos -aun cuando no en todos ellos- tiene claros y fuertes disputantes, que no nombraré por muy sabidos". Creemos que, sin duda, está haciendo referencia a CASACCIA Y ROA BASTOS. Vti. "Comentario", en El espejo y el canasto, op. cit, pág. 5.

    20

  • les toque el tumo de salir a la luz. Y si no, será porque ese fue su destino: morir sin rostro"**. Que esto último no ocurra.

    Tejiendo cuentos

    Los cuentos infantiles de Josefina Plá o "relatos para la humanidad joven", como prefiere denominarlos Augusto Roa Bastos, es quizá, junto a su novela-relato, la parcela menos conocida de la narrativa de nuestra auto-ra. No solo porque, como hemos comentado, pertenecen a una fase tardía de su producción -mayoritariamente se gestaron en la década del ochenta- sino porque, parafra-seando a la propia escritora, han permanecido dormidos, si no en legajos, sí en periódicos, suplementos culturales y revistas paraguayas**, cuando no su destino fue trartsi-tar por las ondas de los espacios radiofónicos*". Tal vez estos cuentos estén a la espera de recuperar im "rostro" y una entidad bajo la forma de libro. Esto último tan solo le ha ocurrido a una serie de relatos que con el título de Maravillas de unas villas se publicó en 1988* .̂

    " PLA, JOSEFINA, "Acotaciones temporales", en op. cit, pág. 5. ^ Aunque hemos encontrado algunos cuentos inÍEantiles de JOSEFINA PLA

    publicados en la década del 20 y del 30 en el diario local £1 Orden y en la Revista Guaran, la gran mayoría de ellos se da a conocer a partir de 1979 en el periódico ABC y ABC Color, suplemento cultural de este último. Durante la década del 80, por tanto, es cuando ve la luz tma gran cantidad de relatos infantiles en la piensa de Asunción.

    *' Como señalamos anteriormente, a fines de la década del treinta y du-rante cuatro años, sus cuentos infantiles fueron leídos en 'Radio La Capital'. A partir de 1943 inicia sus actividades radiofónicas con carác-ter continuo. El 'Grupo Norteamericaiu}' en Asunción patrocina la lectura de sus cuentos. Cuentos de ayer y de hoy. Aparte de estas audicio-nes de carácter institucional, tiene a su cargo los libretos de otras audiciones más personales dedicadas a los niños, como la de El abueli-to, cuyos actores son ROQUE CENTURIÓN MIRANDA y SARITA RIVAS CROVATO.

    " PLA, JOSEFINA, Maravillas de unas niííos. Casa de la Cultura, Asunción, 1988. Este volumen recoge tm total de doce cuentos infantiles, acom-pañados de otros tantos dibujos hechos pior niños paraguayos con edades comprendidas entre los ocho y los doce años.

    21

  • Aunque, como manifíesta la propia autora, sus cuentos infantiles toman forma escrita a partir de una vivencia personal -ima crisis de flebitis- y un pretexto -que sus nietos la acompañasen-, Josefiíia Plá logra, una vez más, dominar el lenguaje y hacer que la prosa, ali-mentada de poesía, fino humor, ironía, reflexión... devenga materia para ser contada, es decir, escuchada, recuperando así la oralidad que está en el origen de todo cuento, sea infantil o no.

    El objetivo de estos relatos es el de comunicar y en-tretener, hacer de lo cotidiano im elemento lúdico, axmque esto implique una ruptura de la razón más elemental, pues la fantasía lo ocupa todo. Pero, como toda fantasía, estas historias también presentan una lógica, aquella que se sus-tenta en la noción mágica de la verdad. De esta manera, se instaura una nueva realidad que atenta contra las leyes naturales. O, más bien, se crea un mundo que parece fuera de la realidad o, indiviso, hace olvidarse de ella.

    No se trata, por tanto, de unos cuentos en los que la única finalidad se centra en el mensaje o en la senten-cia, al contrario, aunque podamos inferir una enseñanza ello no implica que ésta sea el principal propósito, acaso un pretexto que acompaña al goce, fin verdadero. Al res-pecto, apunta la propia escritora:

    "Porque aunque esta literatura, si no es, como la adulta, madurez emocional y acción decisiva, ella no deja de ser por eso un paralelo de la vida; y en ella, como en la otra, cada hecho es de por sí ejemplar, es decir tiene tm sigitíficado propio para el peisonaje que lo realiza, y lo tiene también, por tanto, para el lector. Debe pues operar ese hecho por sí mismo, sin necesidad de moralejas ni de inyecciones didácticas"**.

    Josefina Plá nos ofrece a través de estas historias un mundo cambiante, lleno de transformaciones prodi-giosas, en el que, sin embargo, prevalece de manera inalterable la dimensión mágica que se nos presenta como verdad y que, tan solo, adquiaae cuerpo en los asombra-dos oídos/ojos del espectador/lector. De esta forma, lo maravilloso se vuelve natural.

    ^ PLA, JOSEFINA, "Cosquillas en el alma", op. cit,

    2 2

  • "Ante la verdad mágica solo se puede creer. Por eso, los personajes del cuento son seres crédulos (...) En el cuen-to se ponen a prueba las creencias, mediante extrañas situaciones cotidianas -accidentes, hechos casuales, etc.- es decir, todo lo que al superar las escasas fuerzas humanas pone de manifiesto el choque entre lo divino y lo humano. De ahí, esa curiosa combinación de creencias, lo natural co-tidiano y lo milagroso, lo inesperado. El cuento pone en contacto lo natural cotidiano con la tradición, y en ello radi-ca su función esencial"^.

    Esta reivindicación de la imagiiración creadora, y del disfrute que ella conlleva, es, precisamente, lo que hace que estos cuentos, como obra estética, no estén destinados ex-clusivamente a un público infantil, aimque sí a tm lector de espíritu "joven", capaz de conmoverse de forma espontá-nea y reflexiva con el lartíverso fantástico que nos ofrece esta autora. Augusto Roa Bastos, de manera magistral, sintetiza esta idea en las siguientes palabras:

    "He preferido llamarlos relatos para la humanidad joven. Esos cuentos, esas parábolas, esas alegorías de una extrema musicalidad y transparencia pueden ser leídos, entendidos y vividos con la misma intensidad por niños, por adultos, por todos los que guardan en su es-píritu ese mágico rescoldo de candor y la capacidad de asombro que habita en el corazón henchido por la ma-teria luminosa de la fábula"**.

    Los grandes protagonistas de las narraciones in-fantiles de Josefina Plá suelen ser, con frecuencia, los animales. Aunque la estructura de los cuentos varíe y se presente bajo la forma dialogada de las entrevistas, en este caso son dos niños los que ejercen de reporteros -acaso como una suerte de proyección de la labor pe-riodística de Josefina Plá-, la "noticia" se centra siempre en informar sobre el mundo animal. A través de estos

    " BELTRAN ALMERÍA, LUIS, "El cuento como género literario", en FROHLI-CHER, PETER Y GÜNTBRT, GEORGES (eds.). Teoría e interpretación del cuento, PETER LANG (col. Perspectivas Hispánicas), Bem, 1995, pág. 29.

    ** ROA BASTOS, AUGUSTO, "JOSEFINA PLÁ, autora de relatos para la huma-nidad joven". Incluido en esta edición.

    23

  • reportajes podemos saber cómo "piensan" y actúan ti-gres, jirafas, tortugas, camellos, tucanes...** Otras veces la estrategia discursiva cambia, pues va a ser im na-rrador el que dé a conocer las cualidades físicas y "morales" de diversas especies: el cuervo, el camaleón, la vaca, el gato, la cucaradha, la mariposa...** Pero existe también una serie de historias en las que, aim cuando los protagonistas son los habiterntes específicos y con-cretos de imas villas, ciudades, burgos o castels, siempre hay ima alusión a los animales que pueblan esos para-jes: "Los caracoles de Villacaracoles", "Las maravillas de Ciudadlacustre", "Las blancuras de Negriburgo", "Los perros de Castelcanes"...*' Lo cual no quiere de-cir que no haya lugar para lo humano -el rey, el negrito, el marinero- y para lo divino -el ángel, el diablito, im genio-, pero, por lo general, en estos cuentos se pone de manifiesto el carácter absurdo e intolerante de cier-tas actitudes humanas y, por el contrario, se hace hincapié en el aspecto más "racional" de los animales.

    Con todo, los protagonistas de estos cuentos -hombres, animales o seres divinos-no hacen más que reflejar las tenues fronteras que existen entre irnos y otros si nos limitamos a observar el comportamiento de cada uno de ellos. Por tanto, las conductas modéli-cas o no y, por consiguiente, las denuncias que hay implícitas en estas historias solo cobran significación desde la particular perspectiva del personaje que par-ticipa en la acción o del lector que se enfrenta a ella. Porque, parafraseando a Josefina Plá, si los hechos na-rrados resultan o no ejemplares es porque ellos no dejan de ser im paralelo de la vida^.

    Por lo general, la prosa de estos cuentos se ali-menta de la poesía, lo que debe considerarse como una

    *^ Mayoritariamente estos "Reportajes" se publicaron en el periódico ABC de Asunción en el año 1980.

    ^ Al igual que los cuentos anteriores, estos también se publicaron en la prensada Asundón, en particular en él diark>i4BCa lo largo de 1989.

    " Una parte de estos relatos ha sido recogida en MaraviUas de unas vilUm (1988), aunque estos cuoitos comenzaron a aparecer en el pe-riódko ABC de Asunción a partir de 1979.

    * PLA, JOSEFINA, "Cosquillas en el ahna", 1 .̂ cií.

    24

  • estrategia discursiva** y, a la vez, un gran acierto, pues las imágenes poéticas, lejos de emerger en el texto de manera forzada, se manifiestan de forma espontánea, casi como sin querer. Josefina Plá, tal vez consciente de este hecho, parece confirmar la evidencia cuando, al hacer recuento de su producción, afirma: "solo la poesía fue fragua cons-tante, más o menos urgente, pero activa siempre"*.

    El estilo de estos relatos, llano, breve, conciso y musical, como ha señalado la crítica^^, se enriquece siem-pre con un toque de humor, una fina ironía, que, en la mayoría de los casos, se utiliza para contrarrestar -y, sin duda, torcer- tma realidad, unas circimstancias, que de por sí no resultan optimistas. Pero esta "suave risa", esta capacidad de distender el discurso, "no mengua la inten-ción reflexiva que subyace en los relatos" -tal y como advierte Ramón Bordoli Dolci^*-, muy al contrario, el humor sirve para comprender mejor y evidenciar qué absurdos resultan a veces determinados comportamien-tos, sin por ello caer en el pesimismo, ni en el fatalismo^', aunque Josefina Plá reconozca una cierta inclinación a lo dramático^. Nadie mejor para expresar esta idea que la propia escritora:

    ^ A propósito, creemos conveniente recordar que MARIANO BAQUERO GoYANES, consciente de la permeabilidad de los géneros, definía el cuento como im género intermedio entre poesía y novela: "(Este) matiz semipoético, seminovelesco, solo es expresable en las dimen-siones del cuento". Vid. BAQUERO GOYANES, MARIANO, Qué es el cuento, Ed. Columba, Buenos Aires, 1967, pág. 57.

    *• PLA, JOSEFINA, "Si puede llamarse prólogo", en op. cit, pág. 26. *' Vid. BORDOLI DOLCI, RAMÓN, "JOSEHNA PLA: El cuento infantil", en Re-

    vista Zurgai, Bilbao, diciembre de 1999, pág. 119 y ROA BASTOS, AUGUSTO, "Josefina Plá, autora de relatos para la humanidad joven", op. cit.

    *̂ BORDOLI DOLCI, RAMÓN, ibídem, pág. 118. ^ JOSÉ LUIS AFPLEYARD, al deiuür la cuentística de JOSEFINA PLA, subraya

    como rasgo destacado la humanidad que late en cada uno de los perso-najes. "Humanidad en el sentido de enfrentar la vida y sus embates con una suerte de reŝ p:uición que no llega a ser entrega sin luchas, pero que sí entraña una actitud de aceptar con derto fotalismo la rude-za de los acontecimientos que llega con Una fuerza tal, a veces, que culmina en la muerte". Vid. APPLBYABD, JOSÉ LUIS, "Breve pórtico", en FLA, JOSEFINA, La pierna de Severina, Ed. El Lector, Asunción, 1983, pág. 5.

    " PLA, JOSEFINA, "Palabras de la autora", en op. cit., pág. 10.

    25

  • "Pero debo dedr, en mi descargo al menos, que son asimtos tomados todo a lo circundante (y esto no es atri-buirles mérito alguno, ya que en literatura no sirve lo que figura, sino lo que transfigura) y que esa realidad no es más compasiva que yo. Ciertamente hay realidades opti-mistas; por eso tengo también algunos cuentos humorísticos, y creo que en mis cuentos infantiles, pro-ducto de otra fase tardía, no falta el optimismo. Pero es menester resignarse a quedar con la curiosidad y aceptar que en este terreno actúa im mecanismo selector a cuyo funcionamiento soy ajena, aimque yo sea su canal"^.

    Si, como sefíalamos anteriormente, la poesía, el hu-mor, la reflexión, son elementos a destacar en la cuentística infantil de Josefina Plá, no débanos dejar de mencionar otro aspecto: la capacidad de universalidad que presentan estos relatos. Porque estas historias, estas aventuras y des-venturas, pueden ocurrir en cualquier tiempo y en cualquier espacio, en ello estriba su cualidad de tuüversal. Y aun cuando, como maiüfiesta la propia autora, la inspi-ración de sus cuentos se halle en la atmósfera y el ambiente paraguayo, esto no implica que la "raíz local" imposibilite una lectura más universal de ellos^. De esta forma, en los cuentos infantiles -aunque menos frecuente que en el res-to de su narrativa- nos tropezamos con términos en guaratü, giros semánticos, referencias locales concretas, o bien con algún que otro animal o vegetal del paisaje para-guayo. Gracias a esta asociación se enriquece la prosa: "Y esto es también un logro admirable: la tmiversalidad flo-reciendo en la raíz local, en el árbol de la vida del lugar"^'.

    ^ PLÁ, JOSERNA, üridem. 5* En más de una ocasión JOSEFINA PLA ha hecho reíérencia a que sus

    cuentos tienen su punto de arranque directo en la realidad paragua-ya, todos ellos son 'rebotes de vivencias locales" -vid. "Acotaciones temporales", en op. cU, pág. 5-. Por ello, no es de extrañar que afirme que la inspiradán -expiración desintoxicante- la encuentre en el en-torno paraguayo -WÍÍ. "Palabras de la autora", en op. cit, pág. 9. Pero ello no invalida que, igualmente, reconozca el carácter universal de sus cuentos, pues "cambiando nombres, paisajes y fal cual circuns-tancia, pueden darse, se dan/en cualquier otra parte del mundo" -púí. "Acotaciones temporaks", en op. cit., pág. 3.

    ^ BOA BASTOS, AUGUSTO, "JOSEHNA PLA, autora de relatos para la huma-nidad joven", op. ctf.

    26

  • Ahora bien, de igual manera esta universalidad se aviene bien con la conciencia mítica y legendaria que, en todo momento, prevalece en los cuentos. Un tiempo y un espacio que no son de este mvmdo sino que pertenecen a la imaginación creadora de Josefina Plá, quien, por otro lado, al brindárnosla nos hace participe de su viniverso fan-tástico. Por ello, estas narraciones devienen fábulas, alegorías, parábolas, pues al ahondar en los domirüos del simbolismo se gesta una nueva realidad fundada en la noción mágica de la verdad^. Una verdad que se constru-ye con los mismos ingredientes que hallamos en los relatos populares -claridad, concisión y verosimilitud^-, lo que no hace más que evidenciar el carácter de oralidad vigen-te en estos cuentos infantiles.

    Sinfonía en blanco mayor

    Estos cuentos, casi inmateriales como el alma de la música, forman una pequeña sinfonía en blan-co mayor. Son todos una fábula moral que dan esparcimiento a grandes y chicos. Pero también los hacen pensar en los significados ocultos de la vida, en el otro lado de las cosas, en ese pedazo de som-bra pequeíUta que se esconde debajo de los pies cuando caminamos, obnubilados, bajo la luz ceni-tal del mediodía. (Augusto Roa Bastos, 1989)

    Los relatos infantiles de Josefina Plá que incluimos en esta edición. Los animales blancos y otros cuentos, han permanecido con carácter inédito hasta la fecha, aunque,

    ™ Algo parecido hemos observado en los relatos que Josefina Plá agrupa bajo los epígrafes de "Cuentos oníricos", "Cuentos simbólicos y fantás-ticos" y "Cuentos fantásticos u oníricos". Vid. "Introducción", en JOSEFINA PiA. Sueños para contar. Cuentos para soñar, op. di., págs. 30-32.

    ^ A propósito, véase lo apuntado por Luis BELTRAN ALMERÍA, quien es-tablece que el cuento -popular y llterario-ée ha forjado en la oralidad y, por ello, es esta esencia oral la que va-a definir el canon expositivo del cuento. BBLITRAN ALMERIA, LUIS, "El cuento como género litera-rio", en op. cit., pág. 29.

    27

  • como excepción, alguno haya visto la luz en la prensa de Asunción o figure recogido en antologías o en apéndi-ces". Sin embargo, la mayoría de ellos ntmca se han publicado en forma de libro y menos como serie de cuen-tos infantiles".

    Hemos manejado para esta edición los cuentos in-fantiles que nos cediera la propia autora, una copia mecanografiada que bajo el título de Los animales blancos reunía un total de treinta y dos relatos. En el índice, que igualmente nos brindó la escritora, figuraba una división de estos cuentos b ^ los qpígrafes siguientes: Cuentos de "Los animaks blancm". Cuentos mágicos. Las villas de Maravilla y Cuentos diversos. Junto a ellos se incluía im prefacio de Au-gusto Roa Bastos, 'Josefina Plá, autora de relatos para la humaitídad joven" -fechado en Toulouse (Franda), mayo de 1989- y un encargo, que en la edidón aparedera la si-guiente dedicatoria: "A mi madre, que desde la cuna nos hizo viajar en la alfombra mágica de sus cuentos".

    Aunque hemos respetado, en todo momento, la vo-luntad de Josefina Plá, hemos optado por hacer im cambio en el título. E>e tal manera, preferimos nominar a estas narradones como Los animal^ blancos y otros cuentos, pues si bien es verdad que el epígrafe de "Animales blancos" inaugura el volumen, y que la mayoría de los cuentos per-tenecen a esta denominadón -un total de once cuentos

    " Segtki nuestros datos, los cuentos que han visto la luz son los si-guientes: "El rey sin sombia", recogido por RAM(^ BORDOU DOLCI en el capítulo "Apéndice: inéditos" de su Tfetó Doctoral -oid. op. cit, págs. 541-542-. "Los caracoles de ̂ l̂lacaracoles", en ABC, Asunción, 1 de junio de 1980. "Los canastos de \^l]acanastos", en Maravillas de ums villas, op. di, págs. 22 27. "H ángel aventurero", en ABC, Asun-ción, 3 de íÁieto de 1980. "Cuatro buinos y cuatro coles", en Leyendo cuentos en la plaza, Ed. El Lector, Asundón, s/f., págs. 105-112. Como se puede otoervar, estos relatos, aunque aparecidos en medios dis-tintos -Tesis, prensa o antología-, se dan a conocer en la década del ochenta. Cuando hemos constatado alguna variante, entre los cuen-tos recogidos en esta edición y los citados anteriormente, la hemos consignado a pie de página de cada relato.

    '' RAMÓN BC»DOU DOLO advierte que I4 editorial Hus Ultra de Buenos Aires anunció en 1^0 la publicación de seis cuentos bajo el título de ElMbro de los tminudes blancos, pero esto nunca se llevó a cabo. Vid. BcMDOu DÓLCí, RAM(M4, "JofflHNA FU: El cuento infantil", en op. cit., pág. 118.

    28

  • fíente a siete que presentan cada tina de las restantes se-ries-, sin olvidar que casi todos los relatos aluden al color blanco, no es menos cierto que junto a ellos figuran otros cuentos que, en espíritu y temática, nada tienen que ver rü con la blancvira ni con los aiümales.

    Por otro lado, nos preocupaba igualmente que se pudiera confundir esta edición con la que en su día pre-tendía publicar la editorial argentina Plus Ultra (1980). En aquella ocasión, se trataba de recoger seis cuentos bajo el título de El libro de los animales blancos, hecho este que, además, nos lleva a pensar que se trataba tan solo de al-gunos de los cuentos que, con el motivo de animales y blancos, Josefina Plá tenía ya escritos a fines de la década del setenta.

    Por último, hemos tenido en cuenta tsimbién las palabras de Augusto Roa Bastos, quien en el "Prefacio" señala que en su regreso a Paraguay, tras muchos años de exilio^, Josefina Plá le pasó irnos papeles: "eran ocho cuen-tos para niños". Aunque este autor no hace mención a cuáles son esos cuentos, salvo la alusión explícita a "El rey sin sombra", observa que "predomina en ellos el albo color de la nieve. Relatan aventuras de personajes, de co-sas, de animales^^, que tienen en el blanco su color heráldico". Por lo cual, deducimos que está haciendo re-ferencia a unos cuentos que no son necesariamente los pertenecientes a "Los animales blancos", ya que "El rey sin sombra" forma parte de la serie que la propia Josefi-na Plá denominó, no sabemos si posteriormente, "Cuentos mágicos". Y esto nos llevó, \ma vez más, a op-tar por nuestro título: Los animales blancos y otros cuentos.

    " ROA BASTOS, AUGUSTO, "JOSEHNA PLA, autora de relatos para la huma-nidad joven", op. cit. Por los datos que ofrece AUGUSTO ROA BASTOS parece referirse al año de 1982, fecha en la que regresa a Paraguay en compañía de Iris, su pareja, y el primogénito de ambos. Si en marzo viajó a Paraguay, a fines de abril es expulsado del país y puesto en la frontera argentina, cerca de la localidad de Clorinda. Para co-nocer algo más de este autor y de esta época, véase BAREIRO SAGUIER, RUBÉN, "Pasos de peregrino son, errante..:", en AUGUSTO ROA BASTOS, Ediciones THlce/Editions Caríbéennes, Montevideo, Uruguay, 1989, págs. 160-163.

    " La cursiva es nuestra.

    29

  • Todos los cuentos que aquí se presentan tienen como punto de arranque o pretexto el color blanco, de ahí que hayamos tomado prestadas las palabras de Roa Bastos para dar nombre a este apartado: "Sinfonía en blan-co mayor". Va a ser precisamente este "no color" el que se erige como "diferencia", pues para bien o para mal -más lo segundo que lo primero-, el aspecto albo es lo que distingue y hasta discrimina a animales, personas y cosas: "la blancura como pecado o como reproche"". De ahí que se produzca una transformación, a veces mágica y otras no tanto, donde lo blanco se esconde o metamor-fosea para pasar desapercibido, dejando de ser así el elemento de la discordia.

    Bajo el epígrafe de "Los animales blancos" se in-cluye im total de once cuentos, todo ellos ceiracterizados por presentar como protagonistas a los animales y, a su vez, ser todos ellos blancos. Aimque esta blancura pueda ser congénita, encontrándonos así animales blancos de nacimiento, tales como el burro, el perro, el cordero, el yacaré, el tatú, la liebre..., hay otros animales en los que este no-lor se revela como una tara. Esto es lo que su-cede en el cuento que tiene como protagonista al león* .̂ Sin embargo, tanto en tin caso como en otro, estos seres manifiestan siempre una animadversión a su naturaleza alba, ya que los hace ser ex-céntricos.

    De esta manera, un burro blanco no es aceptado por ser diferente. Es el suyo un "color sospechoso" que genera la desconfianza de sus congéneres:

    "Hasta se reunió un c

  • obligado a mirar a través de una ventana, por lo que ter-mina teniendo un cuello largo, con las patas de atrás más cortas que las de adelante. Una vez liberado se escapa a la selva y vive feliz, confundido entre xma bandada de jirafas. No obstante, los que conjuraron en su contra para que fuera encarcelado reciben su castigo: Alcalde, Sheriff y Juez fueron destituidos, "por haber cometido tremen-da equivocación como es la de confundir jirafa con burro".

    Algo parecido le ocurre a un perro blanco*', tan blanco que incluso se veía en la sombra y era la diana de todos los perreros, de los cuales no podía escapar. Por ello, decide teñirse en ima carbonera, aimque ni de esta forma se libra de su mala suerte. Atrapado otra vez, en el trayecto a la perrera y gracias a la lluvia, se vuelve blan-co. Este perro "mágico" genera desconcierto, pero ayudado por su ingerüo y su buen corazón, al evitar que im ladrón desvalije a una familia, consigue vivir feliz con las personas.

    En casi todos los cuentos los animales se caracteri-zan por gozar de un gran ingenio, pero también por poseer una extrema ingenuidad, una candidez y una ino-cencia que los hacen ser más "humanos". Esto es lo que sucede con el cordero Pascualito, blanco, muy blanco "como im alma pura". Su ingenuidad lo lleva a creer que la cebra y la jirafa son familia, a causa de sus trajes raya-dos, o que la trompa del elefante es en realidad una serpiente adosada a tma nariz. Todo ello le genera mil y ima desventtiras, de las cuales, gracias a su buen cora-zón, siempre sale bien parado. Al final, Pascualito desaparece de una forma mágica: "Hay quien cuenta que un día que hubo niebla, se metió en ella, y con la niebla se desvaneció"**.

    Pero si la ingenuidad toma más "humano" al ani-mal, la tozudez también. Esto es lo que le ocurre a un yacaré, igualmente blanco que es discriminado por t aP . Sus hermanos yacarés, ante el miedo de despertar a su rey para decirle que hay un congénere blanco, optan por

    ""El perro blanco". ""El cordero blanco". " "El yacaré blanco".

    31

  • informarle de que hay un yacaré sin ropa. Esto provoca una situación cómica, en la que cada animal se despren-de de su piel para cubrir al "otro", con lo cual siempre hay im yacaré desnudo. Al final, se mete en el río, co-rriente cd̂ ajo, y llega hasta una comunidad de yacarés que han perdido a su jefe. De esta manera, lo proclaman rey a él y vive feliz y desnudo el resto de sus días.

    A veces, es la misma morfología del aiúmal, jimto al color blanco, lo que lo hace ser dÜeiente y, así, poder escapar a los end^ates de otros animales. Tal es lo que le pasa a un tatú de ciudad, quien es zarandeado por un pe-rro -collie- que no puede hincarle el diente. La clave de este relato, como en la mayoría de los cuentos, estriba en el siguiente razonamiento: "Los animales, como las perso-nas, juzgan también a menudo por las apariencias"''. Solo que al final comprobamos que, en realidad, el tatú blanco de ciudad no era más que una figura de yeso.

    Pero, como señalamos anteriormente, no todos los animales son blancos de luidntiento. Algunos de ellos han llegado a tener este color por diversas circunstancias. De esta forma, una tigra que de vieja se vuelve blanca opta por irse a vivir a una aldea, peitsando que de esta manera la vida le sería más fádL Así se hace pasar por ima "gata blanca, viuda y sin hijos"", pero su naturaleza la delata. Primero desaparece im cordero, luego ima temerita, más tarde un potrillo, un gato, vma oveja -rescatada a tiempo-, y, por último, un perro. La tigra, antes de ser descubierta, decide marcharse del lugac La astuda del animal no fue suficiente, y del relato podemos extraer la siguiente lec-ción: aunque la tigra se vista de gata, tigra se qu^da.

    Algo similar le acontece a un grillo negro que igual-mente se vuelve blanco, aunque en este caso el motivo no haya sido la vejez sino un susto^. Este insecto es apre-sado por im niño, metido en una jaula y alimentado a base de lechuga, por lo cual deja de cantar y está a ptmto de morir de tristeza. Sin embargo, al final es liberado y recupera su canto.

    'O "El tatú blanco". " "U tigra blanca". " "mgiaio blanco".

    32

  • En otros casos, la cualidad de blanco se adquiere de forma fortuita. Así, una tortuga que cae en un pozo de cal sufre la discriminación por parte de sus amigas''. Tras diversas vicisitudes, entre las que se encuentra haber sido encerrada en un jardín por im joven pintor que recrea sobre su caparazón, primero, la cara de su amada y, lue-go, un manojo de dólares. O haber sido recogida por un pobre con ingenio que la usa para ganar dinero: "La tor-tuga que vale ocho mil quirüentos dólares y más! A diez centavos la vista!". Después de tres meses regresa al lu-gar de su partida, pero ¿tora su caparazón de un marrón verdoso no despierta el recelo de sus compañeras. De este cuento podemos inferir varios mensajes o llamadas de atención sobre la discriminación por el color, la desconsi-deración de los hombres, la ambición y el poder del dinero y, por último, el ingenio y la astucia de los seres.

    Pero hallamos también en estos cuentos un blanco "artificial", es decir, aquel que resulta de pintar al animal del color de la nieve para obtener así más beneficios. Esta es la trama del cuento en el que tm árabe pinta a su came-llo "Simbad" de blanco. Dicha estrategia no resulta del todo favorable, pues tm Emir que coleccionaba animales raros le obliga a venderle a Simbad. En palacio el came-llo es bañado por los sirvientes, por lo que este recupera su aspecto natural y huye junto a su amo. Su dueño será entonces el que va a sufrir tma transformación, utilizan-do, una vez más, el color: "se pintó la cara de blanco; y así nadie nvmca lo pudo reconocer"'*.

    No siempre el blanco va a ser el verdadero prota-gonista del relato, como ya apuntamos, a veces este color no es más que un pretexto. Esto es lo que ocurre en "La liebre blanca", ya que el eje sobre el que se vertebra el cuento es el deseo de alcanzar la luna que tienen cuatro animales -cuervo, mono, araña y liebre-. De esta forma, el cuervo se sube a una nube, pero se cae. La mona se agarra a las patas de una cigüeña, pero ésta la hace desis-tir de su empresa. La araña se trepó a una pandorga

    " "La tortuga blanca" " "El camello blanco"

    33

  • -cometa-, pero igualmente cae. NdüLentras tanto, la liebre se encuentra con un peregrino desfallecido y se le ofrece para darle de beber y ser la comida de este. El peregrino en recompensa a su actitud de sacrificio le dice que mire la luna que se refleja en el íirroyo, de esta manera, "allí en la luna, redonda y plateada, se veía la figura de una lie-bre blanca'"'.

    Por último, nos encontramos también en estos cuentos el color blanco que se concibe como una tara ge-nética. Tal es lo que le sucede a Krikimba, un león blanco con melena verde, rugido como canto de cigarra, y pe-queño, sin embcirgo era im excelente cazador que salva a la manada de ser cazada por los hombres. Al final, sus congéneres reconocen su valía y lo nombran rey.

    Por lo expresado anteriormente, podemos concluir que en los cuentos pertenecientes a la serie de "Los ani-males blancos" existe tma intencionalidad por querer mostrar lo que es y resulta distinto, por evidenciar la di-ferencia y la diversidad, ejemplificado todo ello con el color blanco, sea este, como ya apimtamos, un color na-tural -de nacimiento-, un color que se adopta o bien un color al que se Uega por diversas circunstancias. Pero esta, en cierta manera, "reivindicación de lo diferente" no se nos ofrece como una moraleja o inyección didáctica, al con-trario, de forma sutil se nos va revelando im mundo en el que cabe, como en la vida misma, la fidelidad -"El came-llo blanco"-, la camaradería y el sacrificio personal -"La liebre blanca"-, la astucia y el ingenio -"La tigra blan-ca"-, la ambición y el poder del dinero -"La tortuga blanca"-, la inocencia -"El cordero blanco"-, la envidia -"El tatú blanco"-, la tozudez -"El yacaré blanco"-, la intolerancia -"El burro blanco"-, los buenos senticnien-tos -"El perro blanco"-, la valentía -"El león blanco"-, y el ansia de libertad -"El grillo blanco"-...

    Y liada mejor para resaltar estos comportamien-tos -ejemplares o no- que el humor y la fina ironía, quizá sea ésta la forma más idónea para llegar a entender aque-llo que sucede al contrario de cómo lo esperábamos, de

    ^ "La liebre blanca".

    34

  • lo inadecuado y fallido y, sobre todo, de lo que siendo absurdo se nos presenta como razonable. Un humoris-mo con el que enfrentar una nueva realidad, la de estos cuentos, que deviene siempre sorpresa.

    La serie de relatos que se recoge bajo la denomina-ción de "Cuentos mágicos" agrupa a un total de siete cuentos. Todos ellos hablan de transformación y magia, hecho este que, por otro lado, no difiere en mucho a los de la serie anterior. Igualmente, el color blanco estará presente en casi todos los cuentos, pero ahora el protago-nismo no solo lo tienen animales sino también seres humanos y divinos.

    El cuento que inaugura esta serie, "El rey sin som-bra", es quizá el más diferente de todos ellos y, además, a él es al único al que se refiere Augusto Roa Bastos en el prefacio que incluimos en esta edición. Por otro lado, re-cordemos que también Ramón Bordoli Dolci menciona este cuento e incluso lo incluye en el "Apéndice: inédi-tos" de su Tesis Doctoral (1984)̂ *.

    En este relato se nos narra la historia de tm prínci-pe preocupado por conocer cuáles son las tres cosas que no proyectan sombras. Tras mucho buscar y pregvmtar descubre, a través de un chico pobre, qué cosas no la ha-cen: el agua derramada, el aire y el cristal. Descubierto el enigma, el príncipe hará levantar una estatua de cristal a su padre en la plaza más grande de la capital, así el rey no hará sombra, al revés, "destellaba, echaba luz". De esta forma, se pone de relieve, por un lado, la poesía que se esconde tras las cosas, lo que se hace patente cuando nues-tra autora pone en boca del rey esta definición: "La sombra es el pedacito de noche que se queda con noso-tros para acompañamos durante el día"^. Por otro lado, la curiosidad por hallar tma explicación a cosas que, sien-do tan normales, nos reservan algunas sorpresas. Tal vez por ello Augusto Roa Bastos añade lo siguiente:

    " BORDOLI Doin, RAMÓN, "Apéndices: inéditos", en op. cit., págs. 541-542. Contrastado el cuento que recoge RAMÓN BORDOLI DOLCI y el que incluimos en esta edición no se aprecia ninguna variante.

    " "El rey sin sombra".

    35

  • "La alegoría prodigiosa alude a otro elemento que tampoco produce sombra y que se insinúa en el relato como la presencia de algo llevado a su extrema ausencia; algo que podría ser la nada, o acaso el intenso resplandor que se ciega a sí mismo"'*.

    Cuentos estos en los que siempre el desenlace será fruto de ima explicación que se sustenta en la noción mágica de verdad, como lo que ocurre en "El pollito blan-co". Un fruto de samuhú que se vuelve pollito, im pollito que se vuelve fruto de samixhú...", solo la dimensión fantástica del relato hará posible una nueva realidad que atenta contra las leyes naturales o, como señalamos ante-riormente, se crea im mundo que parece fuera de la realidad e incluso hace olvidarse de ella.

    Esto es también lo que sucede en "El negrito que fue blanco", donde nuestra autora nos ofrece un país en el que todo es albo. Sin embargo, una vez al año, duran-te "el verartíllo de los colores" -desde el amanecer del día de San Juan, 24 de junio, hasta la medianoche del día de Santiago, 25 de julio- las cosas, animales y perso-nas recuperan su color. Para que todo vuelva a ser blanco el día de Santa Ana -26 de julio- se requiere de ima úni-ca condición, que todos estén acostados y tapados en la m^edianoche de Santiago. Pero el negrito incumple la ley y, por ello, seguirá siendo negro el resto del año: "ne-gro, negro, vestido de negro, en la total blancura del País Blanco. Qué desastre!"". Para no ser discriminado de-cide irse, acompañado de una rana y luego de una niña, al País de los Cromos, donde la fiesta del "Veranillo" dura todo el año.

    ™ ROA BASTOS, AUGUSTO, '7OSEFINA PLA, autora de relatos para la huma-nidad joven", op. cit.

    " "El pollito blanco". El samuhú, también conocido como 'palo borra-cho rosado', sobre todo en Argentina, es un árbol cuyo nombre dentífíco es Chorisia Spedosa. Se caracteriza por tener un tronco en-sanchado, como la forma de una botella. Sus flores son rosas, amarillas, blancas o lüas. Su fruto es una vaina más grande que una nuez y, al madurar, se abre y brota de él una cantidad de semillas y copos de a%odón suave.

    ^ "Ú negrito que fue blanco".

    36

  • Una vez más, Josefina Plá utiliza el color, ahora el blanco contrapuesto al negro, para evidenciar la dis-criminación. Para ello, además, ha sabido aprovechar lo que se conoce con el nombre del "Veranillo de San Juan", expresión popular que se usa en América Cen-tral para referirse al intervalo seco que tiene lugar durante las épocas de lluvia y que suele coincidir con la festividad del santo: días de calor en junio. Solo que en su cuento en lugar de a un período de calor asisti-mos a uno de color.

    Pero la discriminación no solo responde a razones motivadas por el color, también puede ocurrir que se deba al nombre. Carecer de este, implica, en cierta manera, no tener identidad. De esta forma, im marinerito blanco se enrola en un barco blanco al que no dejan acercar a puer-to*̂ . La rwve no puede entrar porque no tiene nombre y no tiene nombre porque no tiene carga, que es la que con-fiere "personalidad". El marinero, en una suerte de hechicería, consigue que, a través de su canto y tras fun-dirse con una paloma blanca, el barco obtenga un nombre, siempre nuevo y diferente para quienes lo lean en cada puerto donde lleguen: "Unos leerán Ilusión, otros Recuer-do, otros Esperanza, otros Fortuna, otros Amor".

    En el cuento de "Míster Odín" la historia que se nos relata es la de un ser fabuloso, un animal hijo de vina yegua marina y de un caballo blanco. Bigotes, posteriormente no-minado como Odín, después de muchos años de vivir como un caballo en la tierra, vuelve al mar como su madre. De esta manera, Josefina Plá, parece recoger la esencia de la leyenda nórdica, en la que Odín representa el principio de todos los conocimientos sobrenaturales y de toda ciencia superior. Las fuerzas de la iiaturaleza, encamada ahora en la fígura de este caballo, responden a uita ley básica, la del retomo al origen materno.

    Sobre la base, vn tanto maniquea del bien contra el mal, nuestra autora consigue presentamos una narra-ción en la que ambas fuerzas, encarnadas en ángel y demonio, se eivfrentan para conseguir arrastrar, cada vmo

    " "El marinero blanco"

    37

  • a su camino -diestra y siniestra-, a un muchacho. Al fi-nal triimfa el mal y el muchacho va a parar de cabeza a los Altos Hornos del Infierno. De esta manera, ima vez más recurriendo al humor, se extrae el siguiente mensa-je: el que quiere ir por mal camino irá, por mucho que se haga en su favor.

    Más alegre parece ser el mensaje del cuento "La mariposa en blanco". En esta ocasión, como en tantas otras, se alude al color blanco como elemento de discri-minación. Una mariposa, llamada por su blancura la "descolorida", es capaz de llevar alegría a las personas, pues un preso, más desgraciado que ella al estar privado de libertad, grafía en sus alas un mensaje, con lo cual la convierte en un medio de comunicación, algo así como tma carta que lleva buenas noticias. Hay también en este relato una gran carga poética que, la mayoría de las ve-ces, se materializa en las imágenes que se dan de la mariposa:

    "Cuando volaba, parecía im plieguecillo de papel de seda, llevado a saltitos por el viento. Entre tanta mari-posa resplandeciente crano pieza de pedrería, ella cruzaba como ima penitente, como ima monjita, como una pobre de solemnidad. Unxetacito de gasa arrastrado suavemen-te sobre las ramas por la respiración del día dormido"*^.

    Con respecto a los siete cuentos que componen la serie de "Las villas de numwiUa"^, cabe señalar que en ellos se establece una lógica que solo se aviene bien con el medio. El ámbito donde se desarrollan las tramas es siem-pre elde las villas o castek, entendiendo por tal, un lugar fuera del mundo conocido, pero también del tiempo. En este sentido, las historias nos remiten a un chronos imne-morial, remoto, muy antiguo... No caben las precisiones, solo la indeterminación espacio-temporal. De esta forma.

    " "La mariposa en blanco". "̂ Como hemos señalado, los cuentos de esta serie son muy similares

    a los publicados en ManajÜlas de unas vilks, solo que en esa ocasión se recogieron doce cuentos que hadatt alusión, además de a las vi-llas y castds, a las ciudades y buigos: Ciudadsueftos, Ciudadlacustie y Negribui^.'Por lo demás, el espíritu que inspira a ambas series es el mismo.

    38

  • aun cuando la verdadera protagonista sea la geografía, pueblos perdidos en mitad de la nada, serán sus habitan-tes, seres excéntricos -villaenojados, villabrillosos, villadistraídos, villacaracoletes, villatranquilinos, villaca-nasteros y castelventosos- los que les confieran una particular y atractiva fisonomía a estas aldeas.

    Por otro lado, en los cuentos de este grupo está más presente, si aún cabe, el humor. Un humor que a veces de-viene disparate, pues como hemos apuntado, los habitantes de estos lugares hacen uso de un ingenio absurdo, de desvarios y equívocos. Tal es lo que apreciamos en "Los humos de Villaenojos", un pueblo de malhumorados que deciden hacerse una chimenea en la cabeza para expul-sar el aire del enojo. Los vecinos reunidos se oponen a que por su villa pase tm ferrocarril, porque para "humos el de ellos". De esta forma, deciden levantar el pueblo en otro lugar donde no hubiese trenes. Con el tiempo, olvi-dados por todos, en los mapas colocaron tma nota que decía: "Por las cercartías, un volcancito viejo"**.

    Algo similar ocurre en "Los brillos de Villabrillos", tin pueblo en el que sus habitantes, llevados de cierta va-nidad y envidia, y para diferenciarse del resto, deciden recubrirse con pinturas fluorescentes para "brillar" más que nadie. Al final del relato, sin saber cómo ni porqué, todo comenzó a perder su brillo.

    Más absurdo resulta el cuento de "Las distraccio-nes de Villadistraída", pues en él se evidencia ima serie de despistes que, llevados al extremo, originan la risa, lo cómico y hasta lo farsesco.

    La magia recobra su importancia en "Los caraco-les de Villacaracoles", xm espacio en el que hasta en las costumbres y la psicología de la gente habían empezado a influir los caracoles. De a poco, cada domingo, las casas iban cambiado de sitio, por lo que los villacaroletes deci-den entonces mudarse e irse a vivir al otro lado de las colinas, alejados por siempre de estos animales. Sin em-bargo, el lugar abandonado se convierte en un vergel, lleno de árboles frutales y casas lindas. Y en todas partes

    "Los humos de Villaenojos".

    39

  • tinos carteles que decían: "Compre en este valle donde Aladino levantó su palacio. Disfrute del privilegio de cambiar de vecino cada mañana. Alégrese teniendo cada día im paisaje distinto frente a su casa. Viaje sin moverse de su sillón"**.

    En Villatranquila, por el contrario, los vecinos con-viven pacíficamente con las tortugas -tantas tortugas como familias había-, sin embargo, al terminar el cuento, y sin saber cómo, aparecieron ocho tortugas más, por lo que los villatranquilinos decidieron asignarlas a la comuni-dad por tumos: "pensionistas cada ocho días de ocho familias diferentes".

    En Villacanastos toda la vida gira en tomo a los canastos, hasta que un día llega a esta villa una "Cigüeña Grande" -un avión- que les informa de los "tiempos mo-dernos". Llevado por la curiosidad, im villacanastero opta por viajar a la ciudad, lo que implica dejar atrás su men-talidad, tan propia del siglo XVü, para ingresar en la modernidad del siglo XX. Pero arrastrado por el consu-mismo compra un sinfín de objetos con la finalidad de llevárselos a sus vecinos: televisores, zapatillas de baile, focos eléctricos, ajedrez, corbatas, colonias, medias, aba-nicos, abrelatas, pitos, xma pareja de ovejas, im gallo blanco y unas gallinas. Sin embargo, la ingenuidad e ig-norancia hacen que no sepan darle el uso correcto a las cosas adquiridas. De esta manera, Villacanastos se va quedando "sin canastos y sin billetes verdes, pero con más variedad en su menú"".

    En Castelvientos el único problema era el viento reiiiante, siempre soplando y ntmca en la misma direc-ción. Esto generaba tm desconcierto, pues nadie podía salir de casa, ni hacer planes, por temor a no volver. Los castelventosos resuelven entonces hacer varios túneles por debajo del pueblo, así consiguen que el viento mja de un lado a otro, pero dentro del pueblo todo era silen-cio y tranquilidad, con ello se recuperó la paz.

    Como hemos podido observar, en estos relatos de villas y casfefa impera siempre ima lógica, más bien vma

    •̂ "Los caracotes de Villacaracoles" " "Los canastos de villacanastos".

    40

  • i-lógica, que solo adquiere signifícación gracias a la geo-grafía, sobre todo humaixa, que es la que le imprime el verdadero carácter al lugar. La dimensión fantástica se convierte así en vma nueva realidad que se rige por sus propias leyes, aunque a primera vista, y desde los mara-villados ojos del foráneo, en este caso el lector, parezca operar la sinrazón.

    Por último, solo queda referimos a la serie de na-rraciones -un total de siete- que se incluyen bajo el epígrafe de "Cuentos diversos" que, como su nombre in-dica, aluden a temáticas, que no estilos, bastante diferenciadas.

    En primer lugar, nos encontramos con "Los arü-males poetas", im cuento en el que se nos relata la historia de los Señores Leónez, quienes, para celebrar su aniver-sario, tienen la ocurrencia de ofrecer una fiesta literaria en la que cada animal invitado debe recitar irnos versos improvisados. De esta forma, se pone a prueba el inge-nio, la irorüa y la picardía, de cada especie. Uno a uno van desfilando los poetas repentistas: la zorra, el oso, el lobo, la tortuga, la jirafa, el elefante, la mona, el rinoce-ronte, la pantera, el chancho, el onagro y el tigre. Pero el sarao termina mal y los invitados huyen.

    Totalmente diferente resulta la temática y el espí-ritu que gravita sobre la historia de "El ángel aventurero". El protagoTüsta en esta ocasión es im ángel soñador que anhela darse una vuelta por el "Paraíso terrenal". Al fin lo consigue pero, tras diversas desventuras propiciadas por la maldad de los hombres, descubre que la tierra no es el espacio idílico que él esperaba. Por ello, apesadum-brado, regresa de nuevo al cielo.

    Resulta curioso comprobar en este cuento la refe-rencia -explícita- a la maldad, al pecado de los hombres, a la pérdida del Paraíso..., aspectos estos que de igual manera están presentes en otros relatos. Recordemos a propósito el inicio de "La liebre blanca":

    "Por entonces los hombres no hacía tanto que ha-bían salido del Paredso y los animales, aunque lúnguno de ellos había comido la manzana, habían tenido que salir también. Solo que el hombre, y la mujer por supuesto, se estaban acordando a cada momento del Paraíso perdido.

    41

  • en tanto que los animales no se acordaban gran cosa de él, porque ya sabéis que los animales tienen poca memoria"*''.

    Lucha del bien contra el mal que también aprecia-mos en "Blanco y negro", en este caso es un diablito el que se enfrenta a im ángel para poder obtener su presa: im muchacho. De esta manera, al referirse al hombre y a la tierra en que este habita, el ttarrador pone en boca de mamá diablo las siguientes palabras: "El mtmdo donde viven los hombres, esos pollos pechugones que ves ahí asándose". O bien: "Si tu papá hubiese sido diablo tenta-dor, que es como decir diablo viajante, estarías todo el día afuera, ofreciendo la mercadería del pecado que tan-to gusta a los hombres"». En los tres cuentos se pone de manifiesto, por im lado, la debilidad humana y, por otro, el poder de las fuerzas delmal, ya que la mayoría de las veces triunfan estas sobre el bien.

    Pero, tal vez, de todos los "pecados" el que más presencia manifiesta en estas narraciones sea la tozudez, que afecta tanto a humanos como a animales. Tal es lo que observamos en "Cuatro burros y un asno". Maraña, un asno muy altivo y orgulloso, se siente diferente de sus hermanos los burros. Por esta r a z ^ , se empefta en no trabajar ni obedecer a su amo, solo desea ser libre e ir donde él quiera. Por fin logra escaparse y adentrarse en la selva, pero su ansia de libertad y su orgullo acaban mal, pues solo consigue ser devorado por un leopardo.

    Ser diferente no es igual que sentirse diferente, pues si el asno asumía su diferencia con altivez y gallardía, no es lo mismo lo que le ocurre a "El caracol verde". En esta ocasión, Josefina Plá, jugando de nuevo a evidenciar la discriminación, hace uso del color, no ya el blanco, como en anteriores relatos, smo el verde. Así nos presenta a un caracol de un verde precioso, pero "tan poco caracoli, (que) le sucedieron cosas que se las habría ahorrado se-guramente de ser como todo el mundo; quiero decir, como todos los caracoles"". Tras diversas vicisitudes, nuestro

    " " U liebre blanca". " "Blanco y iwgro"-" "El caracol vente".

    42

  • caracol se vuelve pardo y eritonces pudo vivir "normal" como el resto de su especie.

    Y de nuevo la curiosidad, la ingenuidad y el inge-nio se alian en una historia. A partir del dicho "donde el año se acaba", vin niño decide ir en busca de ese lugar. Para ello elige la noche del 31 de diciembre y tm globo que le sirva de medio de transporte, pero solo consigue dar con sus huesos en tierra. De mayor, intentando bus-car una explicación o un camino que lo lleve a donde termina el año, se hizo filósofo.

    De igual manera se evidencia el ingenio y la astu-cia de los animales. Esto es lo que podemos hallar en el cuento de "El perro que fue tatú", ya que un perro abandonado por sus dueños, carente de identidad -con el abandono pierde también su nombre. Chiquito- y ayu-dado por un amigo canino utilizará el caparazón vacío de im tatú no solo para resguardarse sino también para sobrevivir, pues la gente al encontrarlo original y simpá-tico le da de comer. Este a su vez, de manera solidaria, reparte la comida con su socio, así ambos viven felices y sin amo.

    El hombre es el úrüco animal que miente, eso es lo que podemos extraer como mensaje de la historia "Cua-tro burros y cuatro coles". En este caso, un burro llamado Grisel no puede sucumbir a la tentación de comerse las coles de la huerta de un vecino, tan solo deja cuatro. El sheriff entonces inicia vma investigación, tras la cual se descubre que fue Grisel quien se comió las hortalizas. Enfadado el dueño, el animal responde: "Yo no soy hom-bre, y no sé mentir, mi amo. Fue la única vez que Grisel habló"*».

    Con todo podemos concluir que con estos cuentos Josefina Piá nos ha ofrecido un mundo lleno de fantasía donde el protagorúsmo, sin lugar a dudas, lo adquieren los arümales. De esta forma, y a través de un lenguaje sencillo, con tm estilo coloquial y directo, nuestra autora nos va re-velando la dimertóión mágica de la verdad, aquella que partiendo de la realidad se construye a base de sueños.

    * "Cuatro burros y cuatro coles".

    43

  • Cuentos iiniversales "floreciendo en la raíz lo-cal" pues, como apuntaba Augusto Roa Bastos", hay determinados elementos en ellos, una palabra, un giro, una expresión, que delatan que estos cuentos fueron so-ñados en el corazón de América. Tal es lo que apreciamos cuando, junto a animales como el peno, el gato, el burro, las ovejas, el grillo, la paloma, el caballo... nos encontra-mos con el yacaré, el tatú, los carpinchos, los tucanes, el coatí, el sapo cururú, los múas... Ó con árboles o plantas como el samuhú, los yuyos, la yerba mate... O bien con expresiones o americaiüsmos como escueleros, boliche-ro, piyama, bife, tacho, nafta, pucho, guaraníes, im platal... Raíz local que convive en armonía con la xmiversalidad. Tal vez ello no sea más que la evidencia de que estos cuen-tos han sido elaborados con 1(» mismos ingredientes con los que se fabrican los sueños. Y los sueños, avmque no procedan de los mismos lugares, pueden compartirse.

    " ROA BASTOS, AUGUSTO, "JOSEFINA PLÁ, autora de relatos para la huma-nidad joven", op. cit.

    44

  • Esta edición

    Como ya hemos señalado en otros apartados, la colección de cuentos infantiles que ahora presentamos ha dormido durante largo tiempo xm espeso sueño. Tal vez, torciendo el destino que les auguraba Josefina Plá, ahora puedan vivir con rostro. Un rostro y una identidad diseñados por nuestra autora, por lo cual no hemos que-rido hacer ningún cambio en ellos y ofrecerlos tal y como, en su día, me fueron entregados personalmente por la escritora. Por esta razón, solo hemos introducido algvma variación que mínimamente, por no decir en nada, altera el estilo de los relatos. Solo cuando hemos estimado ne-cesario poner o quitar una coma o subsanar algún error tipográfico, lo que por otro lado ocurre raramente, lo he-mos hecho y, en la mayoría de los casos, lo hemos consignado. Esta voluntad de mantener intacto el corpus es lo que ha motivado que junto a los cuentos aparezca también el prefacio que, en 1989, hiciera Augusto Roa Bas-tos, ya que este texto sirve como una puerta de entrada o presentación de los relatos. Por lo mismo, llevados por esta fidelidad, las narraciones se abren con vma dedicato-ria de Josefina Plá, encargo que ella misma me hiciera en caso de que algún día, como por fin ahora lo hacen, se publicaran estas historias. En este sentido, los cuentos que aquí aparecen son y seguirán siendo aquellos mismos.

    En la introducción que acompaña a esta edición hemos creído oportvmo dar cuenta, a través de tana pe-queña semblanza, de la azarosa vida de nuestra autora. Una existencia marcada por la fuerza del destino, por los cambios, que la lleva a nacer en la pequeña Isla de Lobos y que, igualmente, la hace vivir, amar y morir