lorena verzero el corredor del teatro militante

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EL CORREDOR DE TEATRO MILITANTE (1968-1974): AMRICA LATINA, LA PATRIA GRANDE Y LAS ESPECIFICIDADES NACIONALES

The Corridor of Militant Theater (1968-1974): Latin Amrica, Great Mainland and National Characteristics1

Pginas 15-28

Lorena Verzero2CONICET UBA

ARGENTINALas Latinoamricas. [] Al final, la latinoAmricanidad se converta en una nueva forma de la vieja mstica nacionalista, siempre entrubadora de un anlisis correcto de los intereses sociales en conflicto y de la estrecha relacin entre ellos y las diversas propuestas artsticas.

Jos Monlen, 1971: 10.

Palabras clave: construccin identitaria, teatro militante, dialctica nacional / latinoamericano. Keywords: identity construction, Militant theater, National/Latin Amrican dialectics1 Traduccin de Blanca Stella Giraldo. Revisin Centro de Traduccin del Instituto de Idiomas UAM. 2 Doctora en Historia y Teora de las Artes por la Universidad de Buenos Aires (UBA-Argentina), Magster en Humanidades con la especialidad Teora del Espectculo, Literatura y Comunicacin, por la Universidad Carlos III de Madrid (Espaa); Licenciada y Profesora en Letras por la UBA.

ResumenEl presente artculo es parte de la investigacin para la tesis doctoral Pensamiento y accin en la Argentina de los 70: El teatro militante como emergente del proceso socio-poltico (Universidad de Buenos Aries, 2009). La creciente conviccin por parte de la intelectualidad de los pases latinoAmricanos de la necesidad de creacin de un nuevo orden de cosas promovi la construccin de espacios de circulacin, difusin y legitimacin de los discursos y prcticas revolucionarios, tanto de formas artsticas como polticas.

Fecha recibido: 14-05-10 Fecha aprobado: 15-07-10

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En el presente trabajo analizamos el funcionamiento del corredor latinoAmricano de teatro militante a partir de la reflexin en torno a dos de los dilemas inherentes a su conformacin, desarrollo y extincin: la conflictiva construccin de una identidad comn al continente, y la dialctica entre latinoAmricanidad y especificidades nacionales.

AbstractThis paper is part of the doctoral thesis, Thought and Action in Argentina in the 70s: The militant theater as the result of a socio-political process (University of Buenos Aires, 2009). The Latin Amrican intellectuals growing conviction of the need to establish a new order of things fostered the creation of circulation spaces, dissemination and legitimation of revolutionary discourses and practices, both in artistic and political forms. In this paper, we analyze the performance of Latin Amrican corridor of militant theater based on the reflection about two of the dilemmas inherent in its origin, development and extinction: the troubled construction of an identity common to the mainland, and the dialectics between Latin Amrican and national characteristics.

de que la misma es una construccin que se origina en la compleja trama de interacciones sociales a partir de procesos de identificacin, los primeros aos de la dcada del setenta evidencian como rasgo diacrtico del teatro militante3 la vinculacin a lo nacional o lo latinoAmricano como espacios simblicos de construccin de identidades. El perodo en cuestin, con su carcter dinmico y procesual, imprime una inestabilidad en la que las identidades estn movilizadas, abandonando unas identificaciones en pos de otras. En este sentido, consideramos que el perodo est marcado por una bsqueda identitaria, caracterizada por la puesta en acto de un conglomerado de reflexiones y conductas con prospeccin a futuro, en ocasiones bajo el signo de la utopa. Al estado cambiante del proceso socio-poltico, se suma la bsqueda de construccin identitaria propia del estamento joven en las sociedades occidentales a partir de mediados del siglo XX, que protagoniz el perodo en cuestin y las experiencias a las que nos referimos. Pablo Alabarces (2005: 4) denuncia que la nocin de identidades juveniles de la poca de los sesenta/setenta se ha convertido en una categora fetiche. Es preciso, entonces, desfetichizarla. Toda situacin de cambio en las identidades motoriza la proliferacin de signos y cdigos distintivos como modo de afirmacin. Es, por tanto, la fetichizacin de esos rasgos lo que debe ser evitado, para no caer en el error que seala Alabarces.

Partiendo de una concepcin no esencialista de la identidad, sino de la idea

3 Hemos desarrollado una conceptualizacin del teatro militante en: Lorena Verzero, 2009, El teatro militante: Una definicin: 114-120.

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Si bien las bsquedas de una identidad nacional o latinoAmricana aparecen en primera instancia como configuradoras de las prcticas y sentidos que ellas mismas portan, no se dan en estado puro. Los lmites entre dichas bsquedas en ocasiones se revelan porosos debido, en parte, a la adhesin del teatro militante al antiintelectualismo de la poca, sustentado en la naturaleza prctica del teatro, que antepone la accin a la teora. A esto se suma el lugar desplazado que ocupaba el pensamiento teatral en el campo cultural. Es decir, los teatristas militantes acompaaban la produccin intelectual, sin encontrarse a la vanguardia en el aspecto terico, por lo que se vean liberados de ciertos dogmatismos del pensamiento, y esto se materializaba en cierta apertura para compartir espacios o experiencias. Proponemos un acercamiento a dos colectivos teatrales argentinos que apoyaban las tendencias latinoAmricanistas, Libre Teatro Libre (LTL, 1970-1975) y Once al Sur (1969-1975), observando los espacios intersticiales entre la bsqueda de una identidad latinoAmricana y las especificidades nacionales.

Configuracin de sistemas de pertenencia y construccin identitaria: La invencin de LatinoamricaLa ampliacin a escala latinoAmricana de las fronteras de referencia ha sido promovida en ciertos momentos histricos puntuales, como el modernismo o los sesenta/setenta. En esta etapa, el internacionalismo de los aos sesenta fue uno de los factores que promovieron la bsqueda de confluencia de un patrimonio comn que se prefiguraba como un sistema de pertenencia. Sin embargo, el planteamiento de la conformacin de Amrica Latina como una entidad es en s mismo problemtico, puesto que lo que da forma al continente es ms la diversidad (histrica, geopoltica, ideolgica, econmica, etctera) que la homogeneidad cultural. De esta manera, la bsqueda de una identidad latinoAmricana, que se desarrollaba en una relacin dialctica con las especificidades nacionales, fue tan enriquecedora como conflictiva. Entre los grupos de teatro militante argentinos, Once al Sur y LTL son los que adoptaron un posicionamiento ms proclive al dilogo con los lenguajes y prcticas internacionales, caracterizados por el inters en construir una identidad a partir de las configuraciones simblicas comunes al continente. Claudia Gilman (2003) argumenta la creacin de la nocin de Latinoamrica en los sesenta/setenta por parte de los intelectuales latinoAmricanos. Gilman describe el trabajo en una red latinoAmricana de revistas poltico-culturales que funcionaba como espacio de configuracin de prcticas y sentidos. El modelo cubano aparece como el ideal asociativo que posibilita la existencia del intelectual y perfila una cartografa latinoAmricana como su objeto privilegiado. Y, no es sino en los discursos crticos aparecidos en las revistas de la poca que los sujetos se configuran como sujetos polticos. As, Latinoamrica se inventa gracias a su conformacin discursiva: [] en esos aos, los discursos que las revistas inventaron sistemticamente un objeto, al hablar de l: Latinoamrica, la Patria Grande y su literatura (Gilman, 2003: 78).4

4 El papel central en este acto performativo de latinoAmricanizacin fue desempeado por una serie de revistas, entre las que Gilman (2003: 78-85) destaca la cubana Casa de las Amricas; pero tambin a la argentina Pasado y Presente, la uruguaya Marcha, la mexicana Siempre!, la ecuatoriana La Bufanda del Sol y la peruana Amaru. Asimismo, resalta el papel cumplido por las revistas argentinas Tiempos Modernos, El escarabajo de Oro, su continuadora, El grillo de papel y La rosa blindada. La autora ofrece un rastreo de los prstamos e intercambios, y del sistema de relaciones entre las revistas, ejemplificado a travs de algunos casos paradigmticos, concluyendo que Mario Benedetti, Julio Cortzar, ngel Rama, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Roberto Fernndez Retamar fueron las presencias ms destacadas.

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Esta tarea de latinoAmricanizacin de la cultura y de creacin de Amrica Latina como espacio de pertenencia afirma Gilman, 2003: 85- fue sumamente exitosa. La construccin del binomio nacionallatinoAmricano tom la forma de un sistema de opciones donde los trabajadores de la cultura deban ubicarse ms cerca de alguno de los polos, resultando -segn Gilman, 2003: 85- el segundo ms beneficiado. La creciente conviccin por parte de la intelectualidad de los pases latino Amricanos de la necesidad de creacin de un nuevo orden de cosas, promovi la construccin de espacios de circulacin y difusin de los discursos y prcticas revolucionarios, tanto de formas artsticas como polticas. As, en lo que hace al mbito teatral, los encuentros y festivales nacionales e internacionales que haban empezado a surgir en los sesenta se multiplicaron. Hasta 1968, junto a la emergencia desde los aos inmediatamente anteriores de encuentros de carcter nacional o regional en el continente Amricano, el espacio de reunin al que los teatristas latinoAmricanos aspiraban llegar era el Festival Mundial de Teatro Universitario de Nancy (Francia), cuya primera edicin haba sido en 1964 y que desde su edicin de 1969 dej de ser un festival de teatro universitario, para convertirse en un espacio de reunin de teatristas profesionales. En 1968 se llevaron a cabo las primeras ediciones de dos festivales internacionales latinoAmricanos: uno en La Habana y otro en Manizales (Colombia). El Festival de Teatro Universitario de Manizales, con las siguientes ediciones, pas a representar el punto de encuentro obligado para el debate del mundo teatral latinoAmricano. En enero de 1971, se celebr en Buenos Aires el I Encuentro de Directores LatinoAmricanos, organizado por la Asociacin Argentina de Actores. Ese ao, la Escuela Nacional de Arte de la Universidad de Crdoba debi trasladar el Festival Nacional que all se ofreca anualmente desde 1967 (y que en 1970 haba sido suspendido) a la ciudad veraniega de Carlos Paz, debido a los conflictos poltico-sociales en la ciudad de Crdoba. Tambin en 1971 tuvo lugar en San Juan de Puerto Rico el Festival de Teatro Latino-Amricano de Puerto Rico. En 1972 el festival de Crdoba se suspendi nuevamente, y lo mismo ocurri con el de Manizales, en este caso, debido a cuestiones polticas inherentes a la pequea ciudad conservadora, sumadas a disidencias internas entre los teatristas. Esto se revirti al ao siguiente, y en 1973 fue posible una quinta y ltima edicin del Festival de Manizales, que dej de llevar la rbrica de universitario. A pesar de estas ausencias, en 1972 el panorama latinoAmricano se enriqueci con dos nuevos espacios que tendran slo una edicin: el Festival de Teatro LatinoAmricano de Quito (Ecuador) y el Primer Festival Internacional de Teatro LatinoAmricano de San Francisco (Estados Unidos). En 1973, en el marco del V Festival de Manizales, se desarroll la I Muestra Mundial de Teatro. Ese ao, tambin tuvieron lugar la Primera Muestra Mundial de Teatro Experimental de Puerto Rico (que, adems de grupos latinoAmricanos, incluy tres espaoles, uno francs y uno de Uganda) y el Primer Festival de Caracas (Venenzuela). Al ao siguiente, se desarrollaron el Primer Encuentro Chicano-LatinoAmricano en Mxico y el Segundo Festival de Caracas.

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Esta sucinta enumeracin permite vislumbrar la propensin a la reflexin por parte del campo teatral y la bsqueda de espacios de legitimidad disciplinaria. El teatro se cuestionaba la manera de participar del proceso histrico que estaba viviendo el continente. Si bien no podra hablarse del teatro latinoAmricano como un movimiento elaborado, ni situar la fecunda circulacin del perodo como una etapa en la historia de un teatro continental, exista un dinamismo que legitimaba las prcticas teatrales populares, colectivas y de intervencin poltica. Entre los grupos de teatro argentinos, LTL es el que particip con mayor asiduidad del circuito de festivales latinoAmricanos. A diferencia de los grupos ligados al peronismo (entre los cuales se destacan Octubre y el Centro de Cultura Nacional Jos Podest), cuyos vnculos con el exterior aparecen minimizados, y de Once al Sur, que vio limitadas sus relaciones en Argentina, LTL desarroll un trabajo de fuertes implicancias, tanto al interior de las fronteras nacionales como fuera de ellas. Su adhesin poltica al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), de tendencia marxista-leninista, marca el posicionamiento poltico del grupo, fundado en cierta distancia con el peronismo (dependiendo de los momentos coyunturales del proceso poltico) y la opcin ideolgica por el internacionalismo. En el pas, desarrollaron experiencias, fundamentalmente, en Crdoba, Buenos Aires y Tucumn; y formaron parte del corredor de teatro latinoAmricano llevando El asesinato de X y Contratanto5 al Festival de Manizales en 1971 y 1973, respectivamente, y esta ltima obra, al festival de Caracas, tambin en 1973. Once al Sur, por su parte, adems de haber recorrido espacios europeos y norteAmricanos, particip del Festival de Teatro Latino-Amricano de Puerto Rico, en 1971. En los festivales se montaban obras, se debata, se cuestionaban las polticas teatrales implementadas por los diversos grupos y agentes teatrales, y luego, todo era transmitido por los teatristas a sus lugares de origen. Las reflexiones sobre la realidad y la historia, sobre el vnculo del teatro con el pueblo, sobre los fines y las posibilidades del arte, se vieron favorecidas por la existencia de estos encuentros. De esta manera, a la potencia de la intelectualidad de las letras en esta nueva fundacin de Latinoamrica, se sumaron acciones provenientes de otros campos. Y, fue en la construccin de espacios de referencia legitimados institucionalmente al interior del campo teatral que se construy y se reforz la identidad del teatro militante. La proliferacin de discursos configur las condiciones de produccin de significaciones para el funcionamiento de una red de relaciones sociales. La conformacin de este corredor latinoAmricano se desarroll en el marco de un sistema discursivo que garantiz la creacin y legitimacin de espacios para este tipo de prcticas teatrales. En trminos generales, este sistema de enunciacin funcionaba de manera anloga al construido desde el campo literario; aunque, debido al sentido prctico del teatro, la produccin textual por parte del campo es ms reducida, al tiempo que los discursos, a su vez, encuentran

5 Publicada en Libre Teatro Libre, 1973.

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continuidad y refuerzo en la prctica teatral. As, la red de relaciones personales sostenida en los encuentros, la preponderancia del lenguaje de los cuerpos (en el escenario y fuera de l), se respaldaba en la produccin de metatextos que circunscriban el marco ideolgico. La revista cubana Conjunto y la espaola Primer Acto fueron dos de los organismos ms comprometidos con este proceso. Entre las publicaciones culturales, la argentina Crisis o la uruguaya Marcha dieron cierto espacio a la prctica teatral. En la bsqueda de un vocabulario compartido, los temas nacionales se convirtieron en emergentes para la acentuacin de una temtica comn: la situacin de dependencia a la que el teatro continental deba hacer frente.

Dialctica entre lo nacional y lo latinoAmricano: Acuerdos, tensiones, conflictos y contradiccionesLa temtica de la dependencia es reiterada tanto por los teatristas como por los crticos que participaron del circuito latinoAmricano, como el periodista espaol Moiss Prez Coterillo (1973: 25): El trabajo teatral, insertado en los procesos de liberacin de los pases latinoAmricanos, deja ya de ser un producto esttico que muestra la realidad, para convertirse en instrumento de concientizacin, agitacin y organizacin en la lucha contra el imperialismo. El esquema simblico aqu sintetizado goza de una amplitud tal que su aplicacin resulta productiva para las diferentes realidades nacionales. En una relacin sinecdquica, decir Amrica Latina es decir cualquiera de las partes que la componen. Este recurso, sin embargo, ha resultado como veremos- tan conflictivo como la relacin inversa, aquella que implica la referencia al todo a travs de una de sus partes. Esta ltima difiere de acuerdo a la tradicin cultural de cada nacin y a la imagen de s misma construida por cada sociedad. El caso argentino, con su contradictoria relacin de identificacin y rechazo hacia el mundo desarrollado, ha desplegado, consecuentemente, una relacin contradictoria con Latinoamrica, que queda frecuentemente expuesta en los discursos: En esa poca Argentina no era Latinoamrica. Era Argentina con Francia, con Inglaterra. Ahora se parece a Latinoamrica porque la realidad la baj o la puso a la altura. Toda Latinoamrica es una cosa. Yo digo que arranca en San Juan, Tucumn, Santiago, para arriba. Ah arranca Latinoamrica. Pero, despus, haba golpes, y los haba por todos lados. Eran pocas parecidas, por eso las canciones pegaban en distintos lados (Piero, entrevista personal, Verzero, 2007a).

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La cita expresa una contradiccin en sus trminos: Argentina es y no es Amrica Latina. La tradicional identificacin de Argentina con Europa (surgida de la integracin inmigratoria por sobre la de las comunidades indgenas, de las relaciones de la burguesa y las lites con el exterior, del modelo de produccin agro-exportador, del diseo de Buenos Aires como ciudad cosmopolita, etctera) configur un sistema de representaciones en el que se intenta construir la identidad argentina en asociacin con las sociedades desarrolladas, en una relacin conflictiva con los componentes autctonos. La cultura de mezcla que segn Beatriz Sarlo (1988: 28) define a la cultura argentina desde las primeras dcadas del siglo XX es uno de sus rasgos menos transitorios: su forma ya clsica de respuesta y reacondicionamiento. Esta cultura de mezcla persisti a lo largo del siglo con diversas entonaciones. En los aos sesenta, la coexistencia de elementos defensivos y residuales junto a programas innovadores (Sarlo, 1988: 28) tom la forma de la relectura de la tradicin del tango, del folkolore o del sainete, junto con la incorporacin de la esttica del rock, del happening o la performance. En los primeros setenta, se subray el carcter defensivo, que tom en trminos de Josefina Ludmer (2000: 186)6- la forma del desafo frente a la imposicin de modelos externos, para lo cual se enfatizaron los rasgos comunes a las sociedades latinoAmricanas. Sin embargo, como seala Jos Monlen (1971: 10) en su anlisis crtico de la edicin de 1971 del festival de Manizales, la muestra puso al descubierto que el reiterado concepto de expresin latinoAmricana resultaba no slo conflictivo, sino peligroso, puesto que la idea del ser latinoAmricano construa una identificacin que reemplazaba a su equivalente en trminos nacionales, empaando de igual manera el anlisis social y, con l, las relaciones entre arte, poltica y sociedad. Para evitar este tipo de abstracciones, en Manizales se opt por subrayar la necesidad de que cada grupo y cada propuesta escnica fueran atendidos de acuerdo a las particularidades de su pas. Pero, segn Monlen (1971: 11), esto termin por convertirse en un ejercicio discursivo. El desconocimiento de los procesos socio-polticos y culturales de los distintos pases llev en ms de una oportunidad a anlisis generales e, incluso, incorrectos, y a debates estriles. De esta manera, la puesta en foco de las particularidades (sociales y teatrales) de cada pas, regin o ciudad, desde una ptica que se pretenda transnacional, desbord las posibilidades que brindaban las reuniones de los agentes teatrales. Por otro lado, frente a la pregunta sobre si era posible hablar de un teatro latinoAmricano, las respuestas por parte de los artistas cubran todos los matices (VV. AA., 1973). Para algunos, como el peruano Alonso Alegra (35), el ecuatoriano Ulises Estrella (38) o el brasileo Joao Apolinario (43), la respuesta era positiva: sobre un fondo de diversidad, apareca la expresin de un teatro continental. Otros, como el chileno Orlando Rodrguez (32) o el argentino Roberto Jacoby (34) consideraban que, a pesar de la heterogeneidad

6 Ludmer, en su estudio sobre el gnero gauchesco (2000), observa los motivos del desafo y el lamento en las representaciones de la nacin (186). El desafo y el lamento son gestos, posturas, actos lingsticos, y constituyen adems un sistema de integraciones y exclusiones culturales y sociales (186). Estas figuras formaron parte de la tradicin oral del gnero gauchesco, fueron fijadas por una tradicin musical y, a partir de entonces, estuvieron disponibles para toda produccin simblica que se reivindicara argentina. As, tanto el tango como el grotesco apelaron al desafo y al lamento, los combinaron y alternaron. El lamento fue implementado por el realismo social para la representacin del pueblo y el desafo se interpret como representacin antipopular del pueblo. En Verzero (2009: 351) analizamos la actualizacin de los motivos del desafo y el lamento en los primeros setentas y, particularmente, en el teatro militante que persegua la construccin de una identidad nacional.

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cultural, el fenmeno que se estaba dando pona de manifiesto la existencia de problemticas, experiencias y prcticas teatrales afines. El paraguayo Antonio Carmona (36) consideraba que se estaba produciendo un proceso de bsqueda hacia una integracin de formas nacionales y latinoAmricanas. Para otros, como el venezolano Rmulo Rivas (40) o el chileno Sergio Vodanovic (42), los ligamentos existentes no podan ser considerados expresin de un teatro latinoAmricano. Rubens W. Correa, integrante de Once al Sur, en una entrevista para un diario de Guatemala en 1972, opinaba que [en Amrica Latina] existe una realidad que intentamos reflejar a travs del teatro y buscamos formas adecuadas para logarlo. En la actualidad se est dando en Amrica Latina un teatro ms consecuente y concientizador.7 A pesar de la diversa evaluacin de la significacin de las prcticas teatrales, exista un acuerdo generalizado en que desde las diversas latitudes de Amrica Latina se [vea] una aproximacin a la poltica y a la ideologa especficamente revolucionaria y popular y esto no slo en lo que se llaman los contenidos, sino tambin en el mtodo de trabajo, en la vinculacin de los equipos de artistas a las capas populares, en el propio papel del artista. (Jacoby, en VV. AA., 1973: 33-34). En este sentido, el teatro latinoAmricano comparta metodologas de trabajo basadas en la investigacin y documentacin, la elaboracin colectiva de los materiales, la simplicidad de la puesta en escena, la construccin de un pblico activo y el debate final. En este sentido, el colombiano Enrique Buenaventura (1973: 39), uno de los exponentes ms destacados de este teatro, sintetizaba la metodologa de trabajo de su grupo, el TEC (Teatro Experimental de Cali) y de la CCC (Corporacin Colombiana de Teatro, que fund junto con Santiago Garca en 1969), de la siguiente manera: 1 La investigacin. 2 La elaboracin del texto (con su respectivo anlisis crtico). 3 El montaje (que desentraa el texto). 4 La sntesis abierta del espectculo y la relacin de ste con el pblico. Por supuesto que este esquema es general y no todos los grupos respondan a l punto por punto. Por ejemplo, Once al Sur desarrollaba un trabajo de produccin textual colectiva slo en el caso de algunos sketches, mientras que habitualmente pona en escena textos de otros autores. Entonces, entre los agentes de este corredor latinoAmricano exista acuerdo generalizado en dos dimensiones: la primera, de carcter ideolgico, como denuncia de la situacin compartida de dependencia, tal como lo expone con todas las letras Apolinario: La dimensin ms profunda que une a los latinoAmricanos, y que es evidente en su teatro, es la tendencia cada vez ms fuerte por conseguir la autodeterminacin poltica, la libertad; es el rechazo de los imperialismos que nos colonizaron en el pasado y que nos asfixian en el presente. Teatro latinoAmricano es pues, el que denuncia o documenta

7 Violeta de Carpio, Once al Sur: El teatro como testimonio de la realidad de Amrica, en El Grfico, Suplemento Dominical Grfico, Guatemala, 16-71972: 4.

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las contradicciones sociales en que cada pas, y toda Latinoamrica, vive; el que lucha por alcanzar un da la total independencia de las fuerzas capitalistas multinacionales que someten a nuestros pueblos (VV. AA., 1973: 43-44).

La segunda dimensin sobre la que haba acuerdo tiene que ver con la mencionada afinidad en el desarrollo metodolgico de la prctica teatral. En la dinmica de encontrar elementos que formaran parte de un imaginario comn, de sesgo continental, LTL describa con respecto a su primera experiencia en Manizales: Todo es igual, slo varan los nombres. Las instituciones, las ancdotas, los conceptos son idnticos. Vara la nacionalidad y el grado de mayor o menor dominacin imperialista. Y, desde esta ptica, pensamos que nuestra respuesta es vlida, pues est basada en un anlisis marxista de la realidad (Grupo Libre Teatro Libre, 1978: 300-301). Tambin las investigaciones acadmicas han subrayado la funcionalidad de este corredor en la integracin y comunicacin entre los teatristas: a mediados de la dcada del sesenta, muchos haban adoptado posturas semejantes y se movan en la misma direccin sin saberlo. En los festivales descubrieron con sorpresa que lo que pareca una actividad marginal en sus propios pases perteneca a un incipiente movimiento presente en numerosas naciones. (Marina Pianca, 1990: 64). Y, hacia 1970, Amrica Latina haba descubierto que no slo tena un idioma comn sino que necesitaba un lenguaje comn para sentar las bases de una identidad independiente [] (Pianca, 1990: 162). Ahora bien, cobra sentido en este punto la interrogacin que se hace Gustavo Geirola (2000: 258): Si todos estaban haciendo lo mismo, qu tenan que intercambiar, salvo la certeza de que algo comn haba entre ellos? Si en los distintos pases se desarrollaban tareas similares y el internacionalismo estaba logrado an antes de confirmarlo, adems de que haba acuerdo sobre la situacin de colonizacin como elemento en comn, estuvo ausente la sospecha sobre la autenticidad de la identidad adquirida. En trminos de Geirola (2000: 258): se trataba de una identidad alcanzada eufricamente festejada- o se trataba de algo que los modelaba desde afuera?. En este sentido, en 1978, Edward Said (2006) planteaba la funcionalidad de los estudios sobre Oriente (Orientalismo) como un espacio de construccin de la identidad occidental en relacin a la configuracin de un sistema de representacin en el que Oriente ocupaba el lugar de la alteridad, como un otro inferior y amenazante. As, Oriente era narrado desde Occidente, a travs de relatos que operaban como artefactos discursivos de dominacin poltica. A partir de la invencin de un otro subordinado, se construan a la vez la identidad de la alteridad, la propia y el espacio de dominacin.

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En el caso del teatro que nos ocupa, las referencias propiciadas por la crtica europea y norteAmricana a las obras de Once al Sur exponen un punto de vista tendiente a la construccin de Latinoamrica como un todo unificado: Bajo el auspicio del N.Y. State Council on the Art, Club de Teatro La MaMa presenta al Grupo LatinoAmricano Once al Sur.8 C tutta lAmrica Latina, quella che ha creduto nel Che Guevara ed stata sconfitta. Quella che ha creduto in Allende ed ha perso ugualmente. Ma ci nonostante non disarma.9 lire la notice distribue lentre, cette trouppe argentine a des choses importantes dire. Thme gneral: Buenos Aires aujourdhui, lAmrique latine face ses problmes, le tout voqu par cinq courtes pices o il est question de violence et de rpression.10 Ce nest pas sans raison quil propose une sorte de collage concernant Buenos Aires aujourdhui et cernant les ralits sud-amricaines. De lenfance la mort, le collage se compose de cinq parties expressivement lies entre elles et que dominent les forces de la rpression.11

8 The New York Times, 26-51971. Gacetilla. Archivo Adhelma Lago. 9 Da Buenos Aires con disesperazione, Il Messaggero, 12-12-1973. Archivo Adhelma Lago. 10 A la Maison des jeunes. Le groupe Once al Sur, Journal de Genve, 10-1-1974. Archivo Adhelma Lago. 11 A la Maison des jeunes. Buenos Aires aujourdhui, Tribune de Genve, 10-1-1974. Archivo Adhelma Lago. 12 La obra consista en una yuxtaposicin de escenas u obras cortas de autores argentinos, y fue presentada en diferentes pases y con modificaciones entre 1971 y 1974. 13 The Bulletin, n 28, Vol. LXX, 6-5-1971. Archivo Adhelma Lago. 14 La obra se bas en El asesinato de Malcom X, del autor uruguayo Iber Conteris. Esta obra haba obtenido una mencin especial en el concurso de Casa de las Amricas, La Habana, en 1968, y fue estrenada por El Galpn, en Montevideo, en 1969. En la adaptacin del texto, los contenidos se transportaron al contexto de Crdoba, y la digesis termin narrando la historia de un lder sindical que no se vende (Lindor Bressn, entrevista personal, Verzero, 2007a). A pesar de que nunca se hizo ninguna alusin directa, el referente real del dirigente gremial era Agustn Tosco.

A pesar de la reiteracin de la imagen latinoAmricanista de Once al Sur, el grupo encontr el xito de crtica y pblico constituyndose omo una suerte de embajador de la cultura argentina y consiguiendo, as, un espacio de reconocimiento en la interseccin entre lo nacional y lo latinoAmricano. El grupo, por su parte, sola destacar su trabajo en representacin de Argentina, sobre todo, a travs del espectculo Buenos Aires hoy.12 En alguna ocasin, esta caracterstica fue sealada por la prensa: At 2 p.m. May 8 in Albert Taylor Hall, the group will give its famous performance. A number of social and cultural numbers will be given showing Buenos Aires life today.13

Las presentaciones de LTL en los festivales latinoAmricanos tambin daban cuenta de una realidad local: El asesinato de X (1970)14 remita a la experiencia del Cordobazo y Contratanto (1972)15 tematizaba la realidad del sistema educativo nacional. Sin embargo, la ausencia de referencias contextuales di-

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rectas posibilitaba la interpretacin de las temticas como metonimias de otras realidades latinoAmricanas. Los integrantes de Once al Sur eran conscientes de la relacin dialctica entre la latinoAmricanidad y las especificidades nacionales, a lo que agregan un elemento ms: lo europeo:

Fuimos a llevar nuestro punto de vista, no hablamos en el lenguaje europeo, sino en el nuestro. Pero sentimos que lo fundamental es continuar nuestro trabajo en Amrica Latina por lo que mantenemos nuestro cuartel general en El Salvador, donde estamos a cargo de una escuela de teatro. [] En Europa sorprendi muchsimo nuestro intento que, pensamos, tiene mucho que ver con la realidad de Amrica Latina. Hasta tal punto que recibimos ofrecimiento de realizar intercambios de mtodos de trabajo, por ejemplo, con el Conservatorio de Artes Dramticas de Varsovia, y con la Universidad Tcnica de Budapest. Nos indic que de algn modo estbamos llevando una elaboracin propia, distinta a lo que se est haciendo all y que por consiguiente nos representa culturalmente.16 A pesar del posible carcter esencialista que muchas veces deja traslucir este tipo de discursos, la sola presencia de estos elementos en los testimonios y en las prcticas de Once al Sur elabora una cartografa de identificaciones diferente a la de Octubre o la Podest como habitualmente se hace referencia al Centro de Cultural Nacional Jos Podest-, los dos colectivos de teatro militante vinculados al peronismo mencionados ms arriba. Mientras que los miembros de Octubre tuvieron relacin con el Peronismo de Base (PB) y, a partir de mediados de 1973, con Montoneros; la Podest responda a los lineamientos de PJ (Partido Justicialista), aunque no dependa de l. Si bien la Podest tuvo existencia entre 1971 y 1974, sus presentaciones sistemticas se dieron en apoyo a la campaa electoral de 1973, como propaganda del FREJULI (Frente Justicialista de Liberacin), que promova la frmula Hctor J. Cmpora Vicente Solano Lima. Octubre, por su parte, tuvo una existencia orgnica entre 1970 y 1974. 17 Tanto Octubre como la Podest se albergaban en la nocin de cultura nacional y popular apropiada por el discurso peronista. La necesidad de la definicin identitaria como rasgo caracterstico del perodo asume al interior del peronismo y, por consiguiente, en la Podest y en Octubre, la forma de una bsqueda por discernir la especificidad nacional y vehiculizar la transforma-

15 LTL produjo Contratanto junto con la Unin de Educadores de la Provincia de Crdoba. Se trata de una obra de teatro de documento, que versa sobre el tema del sistema educativo y el rol del docente como transmisor de ideologa. A partir de una estructura que consiste en la yuxtaposicin de escenas protagonizadas por una maestra tipificada, se involucra al trabajador docente en diferentes situaciones. Se persigue crear un efecto de extraamiento sobre la realidad, a partir del cual los docentes espectadores tomaran distancia de su propio quehacer. Subyace a esta propuesta la intertextualidad de Erwin Piscator y su teatro de documento, las tesis de Peter Weiss sobre el teatro documental y la teora brechtiana del distanciamiento. 16Una experiencia teatral vivificada en el contacto con la realidad latinoAmricana, La Opinin, 7-5-1974.

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cin social dentro de las fronteras del pas, en la confluencia de los ideales de justicia social y unidad interna esgrimidas en los discursos de Pern del perodo. As, los colectivos teatrales militantes que adheran al peronismo no estaban exentos de colaborar en la construccin de un espacio social a partir de una identidad local compartida sobre la que se cimienta la dominacin simblica. Y esto obtena concrecin en el reforzamiento de los ritos del movimiento por parte de los colectivos teatrales, por ejemplo, en aniversarios como el 17 de octubre, o en la reproduccin de frases de Pern en los afiches de sus propuestas culturales o en sus espectculos.18 Tanto quienes defendan la idea de una identidad nacional como quienes adscriban a la construccin identitaria a escala continental, compartan la conceptualizacin de neocolonialismo respecto de las relaciones que el mundo desarrollado intentaba imponer sobre el Tercer Mundo. De ah que el dilema de cmo posicionarse frente al teatro europeo o norteAmricano moderno constituyera uno de los debates centrales. Segn explica Monlen (1971: 11), para quienes sostenan la bsqueda de una unificacin latinoAmricana este dilema se estigmatizaba en una oposicin entre la adoracin o la condena. El repudio se centraba en la cuestin de la penetracin econmica y cultural, en cuyo marco, las posiciones ms radicales fundaban su rechazo a los lineamientos estticos. La devocin sola concentrase en la fascinacin por las formas estticas, entre las cuales se destaca la propuesta de Jerzy Grotowski, con expresiones que ensayaban unas apropiaciones ms elogiadas que otras. En este sentido, Monlen (1971: 15) incluye El asesinato de X, de LTL, entre otras piezas que se presentaron en el festival de Manizales en 1971 y que denotaban un conflicto de lenguajes en la voluntad de combinacin de elementos documentales y un lenguaje corporal ligado a las tcnicas experimentales del momento. Este problema tambin caracteriz, segn Monlen, a El tnel que se come por la boca, por El Local, de Bogot, sobre una idea de Alejandro Jodorowski, y Contraccin, ofrecido por el grupo de la Universidad de Concepcin (Chile). La subjetivizacin del documento poltico analiza Monlen, 1971: 15- acaba por emotivizarlo y, de hecho, por destruirlo y esto se da debido a un errneo planteamiento estilstico de estos espectculos.

ConclusionesEn sntesis, es comprobable la creacin y el desarrollo de un corredor latinoAmricano que se sostuvo sobre la base de los parmetros generales de opresin y subdesarrollo, y la inquietud de un sector del campo teatral proveniente de los diversos pases que conceba el teatro como herramienta poltica. La irradiacin de las prcticas revolucionarias (en sentido poltico y esttico) promovi la bsqueda de un teatro concientizador y popular, que se manifest en una metodolo-

17 Sobre Octubre y el Centro de Cultura Nacional Jos Podest, ver: Verzero, 2006 y 2008, respectivamente. 18 Respecto de la construccin identitaria de colectivos teatrales peronistas, ver: Verzero, 2009, La patria peronista en el marco latinoAmricano: 344360.

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ga de creacin colectiva coherente con los objetivos polticos. En este sentido, encontrar un ideario comn a Amrica Latina satisfaca la necesidad de constitucin identitaria, aunque el desarrollo procesual, tanto de las bsquedas polticas como estticas, defini un itinerario de tentativas que resultaron, en muchos casos, infructuosas. Por otro lado, la progresiva conflictividad que se vivi en todos los rdenes y en todo el continente, se reflej en el circuito teatral multiplicando los enfrentamientos entre los teatristas debido a diferentes tomas de posicin. Los dilemas que los unan eran los mismos que quedaron irresueltos, y giraban en torno a la definicin de lo popular, al lugar del arte y del artista, a la relacin con los pases desarrollados. Al promediar la dcada del setenta, el panorama continental se modificaba por completo, y las posibilidades econmicas y polticas para el desarrollo de actividades de este tipo fueron siendo clausuradas. Los pases del Cono Sur iban cayendo en dictaduras militares y Amrica Central viva situaciones explosivas. As, si bien Pianca defiende el carcter integrador del corredor latinoAmricano, tambin observa que, con el correr del tiempo, se configur como una nueva metfora del antiguo dilema de civilizacin y barbarie: Los mundiales de teatro pueden ser considerados vehculos de un proyecto social antagnico al de Nuestra Amrica. Representan un proyecto enraizado en la vieja tradicin extranjerizante que en un principio denominamos lnea sarmientina de nuestra cultura (1990: 204). La hiptesis sobre la construccin de la identidad latinoAmricana desde fuera de Amrica Latina que sostiene Geirola, como un acto reflejo frente a la dominacin, es confirmada por el autor en la ausencia de congresos y festivales en los que se reflexionara en torno a la derrota y al fracaso (2000: 259). A pesar de la voluntad de los primeros setenta por instaurar un orden alternativo, Amrica Latina qued sumida en la dispora, en el silencio o en la solidaridad con las vctimas, produciendo un teatro en el exilio tenue, aislado y desarticulado.

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