lopez alves, fernando_la formacion del estado y la democracia en america latina

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  • Fernando Lopez-Aloes

    La formaci6n delEstado y lademocracia enAmerica Latina1830-1910

    TRADUCCI6N DE PAULA SERRANO

    GRUPO EDITORIAL NORMA

    hup://www.norma.comBogota Barcelona Buenos Aires Caracas

    Guatemala Lima M~xico Panama Quito SanJos~Sanjuan Sail Salvador Santiago de ChileSanto Domingo

    cbibliotecaText Box

  • L6pez-Alves, FernandoLa formaei6n del Estado y la demoeracia en America Latina, 1810-

    1900/ Fernando Lopes-Alves. - Bogota : Editorial Norma, 2003.328 p. ; 23 em. - (Coleeei6n vitral)ISBN 958-04-'154-1

    I. Colombia - Historia 1810-18862. America Latina- Polftica ygobierno - Siglo XIX 3. Demoeracia - America Latina - Siglo XIX 4.Demoeraeia - Colombia - Siglo XIX 5. Colombia - Polftica y gobierno-Siglo XIX I. Tft. II. Serie321.00980 cd 20 ed.AHN,I29

    CEP-Baneo de la Repriblica-Biblioteca Luis-Angel Arango

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    Fernado Lopez-Alves, 2002 Editorial Norma S.A., 2003Apartado 53550, BogotaPrimera edicion en eastellanorjunio de 2003Derechos reservados para todo eImundo de habla hispana

    Disefio: Camilo UmanaImagen de portada:Juanambu afio de 1814 (Detalle)Jose Marfa Espinosa, Col. Museo Nacional de ColombiaArmada: Blanca Villalba Palacios

    Impreso por Cargraphics S.A. Impresion digitalImpreso en Colombia-Ptinted in Colombia

    CONTENIDO

    PROLOGO A LA EDICION ESPANOLAESTADOS, GLOBALIZACIONES, Y DEMOCRACIAS 11

    INTRODUCCION

    PROBLEMAS Y CASOS 23

    CAPITULO IEL ARGUMENTO:

    GUERRAS, ORGANIZACIONES POLITICAS Y LOS POBRES RURALES 43

    CAPITULO 2GAUCHOS, GANADEROS Y AUTONOMIA DEL ESTADO

    EN URUGUAY,1811 - 1890 85

    CAPITULO 3UN EJERCITO DEBIL Y UNA DEMOCRACIA RESTRICTIVA:

    COLOMBIA, 1810-1886 145

    CAPITULO 4UN ESTADO Y UN EJERCITO URBANO MAS FUERTES:

    ARGENTINA, 1810-1890 201

    CAPITULO 5DOS CAMINOS ALTERNATIVOS DE FORMACION DEL ESTADO:

    VENEZUELA Y PARAGUAY 263

    CONCLUSIONES

    CC 22274ISBN 958-4-7154-1

    Prohibida la reproduccion total 0 parcial porcualquier medio sin perrniso escrito de la Editorial.

    BIBLIOGRAFIA 295

  • ESTADOS,GLOBALIZACIONESY DEMOCRACIAS*

    Ai escribir este prefacio a la edici6n espanola, la escasez de estudioscomparados sobre el Estado latinoamericano, sea sobre su formacionen el siglo XIX y principios del xx, 0 su desmantelamiento durante laultima decada del siglo pasado y 10 que va de este, sigue siendo un pro-blema. Las pocas comparaciones que se han iutentado dentro de lasciencias sociales no calificarfan realmente de "trabajo comparado" alaBarrigtou MooreJr., a fa Perry Anderson, 0 a la Charles Tilly (ver bi-bliograffa). Libros que inspiraron mucha controversia y admiracioncomo Las venus abiertas de America Latina de Eduardo Galeano, porejemplo, no se basaron en una metodologfa definida, ni, como en el casode Las uenas.. ,proveell un libro de historia solida, Su intencion es otra.Lo mas comparado en sentido estricto que tenemos en lengua espanola(yen ingIes), producido en America Latina, sigue siendo el clasico tra-bajo de Cardoso y Falleto,"Dependencia y Desarrollo...", Luego de esteesfuerzo pionero de los aiios setentas -que moldeo los estudios sobreAmerica Latina tanto en la region como en el mundo- ha habido sinducla otras investigaciones, en su mayorfa lideraclas por enfoquesmarxistas y estructuralistas, Pero pocos de estos trabajos han incluidocomparaciones sistematicas, y casi ninguno usa mas de un caso, gene-ralmente enfocandose en historias nacionales y situaciones locales. Encuanto a 10 comparado se refiere, hemos cafdo en un silencio que seha extendido hasta finales del siglo veinte. Y esto ha pasadojustamen-te cuando en el resto del mundo los trabajos comparados crecen, y la

    Debo agradecerle a Paula Serrano por esta excelente Iraducci6n ateepafiol deloriginal en ingles. Tambien agradezco la colaboraci6n de aquellos que dedicaron ho-ras de sueiio a las dltimas correcciones de la versi6n espanola: Waller Aranda, AndreaCardozo Gonzalez, Milagros Gaya, Matias Jimenez Cons tanzi, Paula Ramos, y MatiasSchroder, graduados de ciencia polftica en la Universidad de Buenos Aires excepto eIprimero, que incursiona en uno de mis viejos campos favorites, la filoaofla, Por suopuesto que todos los errores y omisiones que pueda encontrar el lector SOnpropiedadprivada del au lor.

  • FERNANDO L6PEZ-ALVES

    formulacion de modelos basad os en mas de un caso se entiende comola norma. Sorprendentemente, este libro es tinico en su genero en cuan-to a presentar explfcitamente cual es la logica de la comparacion quese iutenta, porque se seleccionan estos casos y no otros, y porque 10comparado contribuye a la formulacion de teorfa mas solida,

    Han sido los historiadores los que se han acercado mas al trabajocomparado. En Argentina y Mexico, especialmente, tenemos eI traha-jo solido y pionero de historiadores que se aventuraron Ul

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    FERNANDO L6PEZ-ALVES

    se refiere a una de las actividades definitorias del Estado modernojja _p~~tJ!lciQI~.polftica y social de suspoblaciones. En esto ultimo, Mexico

    liiego de la revoluci6n es la tinica excepci6n; los casos corporativistasde A~~~~?~.I.Br

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  • "INTRODUCCION

  • PROBLEMAS Y CASOS

    Durante el siglo XVIII, los conceptos de "naci6n" y "nacionalismo" seconvirtieron en parte de lajerga polftica diaria de los europeos. Yaseaque el nacionalismo haya surgido de profundos cambios estructurales,de ideologfas polfticas conscientes de sf rnismas 0 -como ha sugeridoBenedict R. Anderson (1983:7)- de una "profunda nocion horizontalde camaraderfa" cultural (e imaginada), las naciones soberanas comen-zaron a ser la nonna, y los imperios dinasticos y las instituciones mo-narquicas se convirtieron en la excepcion.

    En Latinoamerica, en el siglo XIX, el proceso de formaci6n del Es-tado estaba en pie no movimiento; se diseiiaron instituciones republi-canas, se escribio sobre las nociones concurrentes de ciudadanfa comdny soberania popular, se intento centralizar el poder y se creo un modelodistinto de estratificaci6n social para responder a las nuevas nocionesde sociedad civil y disciplina social. EI exito no fue el mismo en todoslos casos. Los productos finales difirieron, en algunas circunstanciasradicalmente, de las ideas y practicas politicas de los forjadores del Es-tado de la primera generacion. En otros casos, el resultado final tuvoalguna semejanza con el diseiio original, pero nunca las institucionespoliticas de las naciones surgidas en el siglo xx permanecieron igualesa las del periodo colonial 0 a las del republicano que provoc6 la inde-pendencia.

    Si concibieramos el proceso de construcci6n nacional estudiado,en este libro, como "post-colonial", el enfasis deberfa ponerse en el [23]prelijo "post".

    Las sociedades agrfcolas que surgieron del turbulento siglo XIX re-presentaron, segUn las palabras de Barrington Moore (1966), diferen-tes "caminos" de institucionalizar y formar regfmenes. Las diferenciasse manifestaron en cuanto a recursos naturales, niveles de desarrollo yutilizacion de la mano de obra. Sin embargo, la distincion mas llamativafue polftica, En patses como Chile, Uruguay y Colombia prevalecieron

  • fERNANDO L6PEZ-ALVES

    los partidos estructurados. En otros, como Argentina y Brasil, estruc-turas polfticas mas debiles (similares a agrupaciones 0 movimientos, sincohesion) debieron enfrentar serios obstaculos para convertirse en co-rrientes partidistas. Y aun en los pafses donde 10 lograron, como enArgentina, algunos siguieron teniendo ciertas limitaciones para la for-macion de sistemas representativos adecuados.

    Con respecto a las instituciones estatales, Chile, Argentina y Mexi-co se fortalecieron y lograron monopolizar la coercion; pero otros,Uruguay, Colombia y Venezuelacontinuaron debiles, manteniendo solouna Iigera presencia en eIespacio rural'.

    Los formadores de los Estados tambien fueron diferentes entre losdistintos paises. En Colombia, Chile, Uruguay, Argentina y Peru, eI Es-tado fue construido por una elite polltica.junto con la coalicion tradi-cional de terratenientes y comerciantes; sin embargo, en Venezuela yParaguay eI Estado fue, practicamente, creado por eIejercito y las mi-licias asociadas.

    Este libro intenta resolver dos enigmas esenciales para explicar es-tas diferencias. EI primer enigma se refiere a las complejidades de laformacion del Estado; abarca problemas de centralizacion del poder,construccion del Estado y diseiio de las instituciones de gobierno. Unapregunta central, en este caso, es de qlJc m~nera y hasta que punto la~rganizaciondenominada "Estado" logra controlarlosprincipalesme-_dlosde coercion dentro de un territorio definido", Para sobrevivir, estaentidad debe mantener una estructura relativam~'i1tecentralizada di-

    . . ,

    .ferericiilaa-yautonoma. Segun Charles Tilly (1990:131) esto se logra"creando una organizacion que sea, al menos en parte, distinta de lasque dominan la produceion y reproduccion en eI territorio, tomando,liquidando 0 apropiandose de otras concentraciones de coercion den-

    I. Chile, sin embargo, 10gr6la estabilidad mlls rapidamente que Argentina. EI rit-mo diferente de construcci6n del Estado se relacion6 en parte con eIgrado de desa-rrollo del ejercito, En la deeada de 1830,Chile derrot6 definitivamente a Peru y Boliviapero Argentina no pudo seguir dominando al rebelde Uruguay y no logr6 controlar aParaguay y eIAlto Peru." ~. ~ol1i,er y Collier (1,991:789) han utilizado eI t~rmino "Estado" para designarlas msntucsones burocraticas y legales del sector publico y sus fimcionarios", Yo adop-

    to es~e u,so, qu~ ab;rca al gobierno en eIsentido ,de "eIjefe de Estado y elliderazgopolftico inmediato que 10rodea, mlls la burocracia publica, la legislatura y las fuerzasarmadas. Dado que la formaci6n y la evoluci6n del Estado y las fuerzas armadas nofueron necesariamente identieas, los capftulos que se refieren a los casos las trataranseparadamente,

    La formacion del Estado y la democracia en America Latina

    tro del mismo territorio, definiendo lfrnites y ejerciendo jurisdiccionsobre esos limites". Se intentara explicar, entonces, dos procesos deformacion del Estado, paralelos, pero no djrectarnente relacionados: laconstruecion de la autonornfa del Estado y de sus atribuciones",

    Como la evolucion de la burocracia ~statal y la de las fuerzas arma-das no fueron necesariamente idcnticas, seran tratadas de modo sepa-rado en cada caso particular.

    AIconvenir esta definicion, he dejado intencionalmente el conceptode "Estado" como construccion cultural. Mas adelante se vera comolos componentes culturales de la forrnacion del Estado pueden adeeuar-se a las teorfas estructurales y de la accion colectiva. Comparando aUruguay y Argentina (pafses de rafces culturales muy similares) conColombia, Paraguay y Venezuela (culturalmente muy diferentes), seabordara de modo tangencial eI impacto de la cultura en la formaciondel Estado, pero no se hara una exploracion mas profunda para que estainvestigacion no se torne indefinida. Del mismo modo, eI analisis nose centrara en la personalidad, origen etnico 0 antecedentes culturalesde los protagonistas en la forrnacion de los Estados, componentes im-portantes del proceso de construccion de una nacion, Sus decisiones,y las estrategias que adoptan, afectaron la creacion de las instituciones,pero tampoco me concentrare exclusivamente en la toma individual dedecisiones para explicar resultados'. De mi investigacion surge queenfatizar en los procesos cognitivos de los formadores de los Estadosbasandose en un sentido amplio de la "racionalidad" es restrictivo, ydefinir la "irracionalidad" presenta un problema teorico, Si se consi-dera eI sentido amplio en el que se suele describir la racionalidad, selIega a la sorprendente conclusion de que durante mas de 2,'30 alios dehistoria (si se comhinan los tres casos principales presentados en esteIibro), ningtin protagonista tomo decision "irracional" alguna.

    El segundo enigma involucra problemas de formacion de coalicio-nes y busca descubrir las condiciones bajo las cuales surgen sistemas

    3. Ver,por ejemplo, Evans 1987; Mann 1988b; Migdal 1988; Nordingler 1987.Aqufasumo que e1 Estado puede ser una estructura aut6noma con "una 16gica y un interespropios no necesariarnente equivalenles 0 unidos con los intereses de las c1asesdomi-nantes de la sociedad 0 todos los grupos miembros de la organizaei6n polftica" (Skocpol1979:27)

    4. Ver por ejemplo Levi 1990: North 1981, 1990; Shepsle 1989; Silberman 199.'3;Rogowski 1974.

  • FERNANDO LOPEZ-ALVES

    mas abiertos y democraticos, La construcci6n del Estado se relacionadirectamente con las coaliciones y los tipos de regfmenes. Comenzan-do con Arist6teles, nunca ha sido posible acordar que debe incluirseen la definici6n de regimen (como serinstituciones, valores y normas).Tampoco existe un consenso sobre eImodo en que los regfmenes sur-gen y evolucionan, ni sobre c6mo clasificarlose. El in teres de este librose centra en los tipos de coaliciones y su impacto en la formaci6n deregfmenes. Se adoptara aquf la definicion de regimen de Ruth BerinsCollier y David Collier (1991:789), que incluye el metodo utilizado paraseleccionar eIgobierno y las asambleas de representantes (tal como elgolpe Estado 0 las e1ecciones), los mecanismos formales e informalesde representacion y los patrones de represion adoptados, Esta defini-ci6n rechaza la identificacion de un regimen con sus funcionarios 0 laspolfticas publicae que adoptan, a menos que estas modifiquen al regi-men mismo. Un interrogante central en este libro es si estas socieda-des agrfcolas abrieron "caminos hacia la democracia" distintivos. asf, ,este segundo enigma se relaciona con la teorfa democratica y las con-

    i diciones b.yo las cuales la democracia puede surgir en escenarios noindustriales. La definicion de democracia utilizada en este libro se re-fiere a la democracia polftica, a diferencia de la democracia social 0econ6mica, y es similar a la version "procesal" de la democracia queRobert Dahl (1956,1971) ha denominado "poliarqufa'",

    Comparaciones, elargumenio y loscasosPara resolver estos enigmas, este libro estudia dos tipos de situacio-

    nes: en primer lugar, sociedades que compartfan muchas caracterfsticasecon6micas, culturales y sociales pero no engendraron instituciones 0regfmenes similares; y en segundo lugar, sociedades que no tenfan mu-cho en conuin en materia de estructura, cultura 0 sociedad, pero engen-draron Estados y regfmenes similares. Estas situaciones nos permitiran

    5 Por ejemplo, los regimenes se c1asifican como monarqufa, aristocracia y demo-era cia, asf como tambien, segUn Arist6teles, en sus "formas corruptas": tiranla,oligar-qufa y demagogia.

    6. Las versiones procesales de la democraeia faeilitan las comparaciones y se utilizancon frecuencia en los analisis comparativos a largo plazo. Siguiendo a Rueschemeyer,Stephens y Stephens (1992:43-44), mi definicion de democracia incluye: (I) eleccio-nes de representantea regulares, libres y justas a traves delsufragio universal; (2) res-ponsabilidad del Estado haeia parlamento 0 congreso electo; y (3)Iibertad de as~eiaei6ny expresion, y proteccion de los derechos individuales.

    Laformacum del Estado y La democracia en America Latina

    explorar las correlaciones ternporales entre la centralizacion del podery la formaci6n de los reglmenes. Podrfa preguntarse, por ejemplo, si elsurgimiento de Estados mas fuertes en las primeras etapas de la cons-trucci6n de la naci6n provoca una tendencia hacia una formulaci6n depolfticas mas corporativa y centrada en el Estado. 0 si los procesos maslentos de centralizaci6n del poder alentaron eI pluralismo, polfticaspartidistas mas fuertes y gobiernos locales firmes, 0 bien, si existe unacorrelaci6n entre el tipo de coalicion al frente del gobierno y los dife-rentes procesos de centralizaci6n del poder,

    El hallazgo dellibro es que siempre que los partidos polfticos 0 lasfuerzas armadas tomaron un rol mas activo en la creaci6n de las institu-ciones durante el proceso de formacion del Estaclo, los regfmenes resul-tantes fueron mas 0 menos democraticos. Como consecuencia de esto,los Estados tambien difirieron en su grado de centralizaci6n de poder,en la fuerza de sus burocracias, yen eIalcance de su capacidad y auto-nomfa. Las relaciones efvico-militares son el micleo de la construcci6ndel Estado, Mi sugerencia es que eIequilibrio en esta ecuacion depen-de de las caracterfsticas de los conflictos internos y externos, combi-nados con el ritmo, tipo y alcances de la movilizaci6n rural. Por 10tanto,la guerra y la acci6n colectiva de los campesinos fueron motores ceil-trales en los procesos de institucionalizaci6n. Contribuyeron a la cons-trucci6n del ejcrcito central, al surgimiento de nuevas clases sociales,y a la aparici6n de organizaciones civiles. Dererminaron eIritmo de laformaci6n del Estado y eI crecimiento de un sentido compartido denacionalidad entre poblaciones con diferencias geograficas y cultura-les. Y, finalmente, marcaron los llmites geograficos del Estado.

    En vez de enfocarse en las causas de la guerra, este libro hace enfa-sis en el impacto que tuvo la guerra en las clases, instituciones y coali-ciones. En la America Latina del siglo XIX, el conflicto surgi6 de lascausas convencionales identificadas por muchos autores: las invasio-nes, la expansion territorial, la competencia por los recursos, el con-trol del comercio nacional 0 internacional, la participaci6n en la tomade decisiones, los intereses de clase, las presiones militares y los desa-cuerdos en cuanto al diseiio institucional". Este estudio, sin embargo,no es s610 acerca de la guerra, 0 de la noci6n a menudo demasiado

    7. Ver Gillis 1989; Howard 1984; Kennedy 1987; Porter 1994.

    lycabreraCuadro de texto

  • FERNANDO L6PEZ-ALVES

    general de "conflicto". Mas bien, ofrece un argumento con bases empf-ricas sobre los tipos de guerra en combinaci6n con los tipos de movili-zaci6n rural, y los Estados y regfmenes que surgieron como resultado.Fue el tipo de guerra, mas que su frecuencia, 10que deline6 la forma-ci6n de cada Estado, Y fue el tipo de movilizaci6n rural, mas que, sueconomfa, 10que dio forma a los partidos politicos, rnodifico los siste-mas de relaciones laborales y a menudo puso los lfmites de la capacidadestatal. Mi argumento no niega el enorme impacto del desarro\lo capi-talista y de la economfa mundial en la formaci6n nacional, ni ignora lasteorfas estructurales de forrnacion del Estado que se centran en los ti-pos de economfas, la explotaci6n de los recursos naturales y las carac-terfsticas del capital financiero, agrfcola e industrial. Lo que sf hace esrevelar las limitaciones de estas populates premisas.

    Mi argumento se basa en una comparaci6n profunda de tres casos-Uruguay, Argentina y Colombia- durante la etapa mas intensa en laformaci6n de sus Estados y regfmenes (aproximadamente entre 1810y

    . 1900). Para ampliar el alcance comparativo del libro y hacer masconfiable la comprobaci6n de las teorfas presentadas, se utiliza a Para-guayy Venezuela como casos "testigo". Estos iiltimos provocan la pre-gunta de si los surgimientos autoritarios-militaristas de Latinoarnericase asemejan a otros tipos de gobierno autoritario en Europa Oriental yAsia, y ayudan a delimitar el foco dellibro en las relaciones cfvico-rni-litares. Ciertamente, a diferencia de los tres casos principales, en Ve-nezuela y Paraguay el mayor formador del Estado fue el ejercit08 Estosdos pueden considerarse "casos negativos", ya que el argumento quesurge de la comparaci6n de los tres casos principales no parecejustificarcompletamente los resultados que se yen en Venezuela y Paraguay. Por10tanto, su adici6n ayudara a refutar, ajustar y reconsiderar la premisaprincipal del libro. Breves referencias al proceso de formaci6n del Es-tado en los Estados Unidos serviran para fortalecer el argumento dellibro, que se presenta en forma completa en el capitulo 1.

    La literatura existente acerca de la evoluci6n de los tres casos princi-pales suele referirse al "problema uruguayo", el "problema colombia-no" y el "problema argentino". Muchos estudiosos han conc1uido que

    8. Aunque los formadores del Estado en Argentina lograron construir un Estadom~s fuerle en colaboraci6n con el ej6rcilo, los civiles tuvieron un rol principal en laconstruccion de la organizaci6n pohtica,

    La[ormncisn delEstado y la democracia en AmericaLatina

    estos "problemas" constituyen excepciones a una regIa tacita". Los capf-tulos que siguen cuestionan la calidad de "excepcionales" de estos paf-ses y sugieren que siguieron patrones comparables y reconocibles deformaci6n nacional.

    La sociedad cioil; los partidosy elEstadoComo siempre que se discute la formaci6n del Estado, es impor-

    tante mencionar el concepto de sociedad civil. A diferencia de las teo-rfas centradas en el Estado, como la de Skocpol (1979), los casos quese examinan en este libro apuntan al peso de las fuerzas sociales. A pesarde que las instituciones no son un mero reflejo de estas fuerzas, losanalistas sugieren que las fuerzas sociales dieron forma al Estado y fue-ron agentes c1avesde la consolidaci6n de los diferentes tipos de regf-menes'", Esto no deberfa \lamar la atenci6n, dado que en las primerasetapas de la formaci6n del Estado, los movimientos, pandillas y orga-nizaciones polfticas suelen tener gran influencia; inc1uso instituciona-listas como Terry Moe (1990:236) han reconocido que no se puedenignorar estas fuerzas. A pesar de que el crecimiento del Estado en lamayoria de los pafses Latinoamericanos en las decadas de 1940 y 1950borr6 de algun modo la relevancia de la sociedad civil, su reducci6nen las decadas de 1980 y 1990 ha revelado nuevamente el papel activoque puede desempeiiar la sociedad civil en el cambio de las institucio-nes de gobierno.

    liEs la "sociedad civil" 10 mismo que e1 "sistema politico"? Estapregunta recuerda a la crftica que hizo la teorfa de la modernizaci6n alos enfoques centrados predominantemente en e1 Estado". Sin embar-go, la teoria no pudo resolver completamente e1 problema de superpo-

    \- sici6n entre las definiciones de sociedad civil y sistema polftico. Logr6I elirninar la rigidez de la teorfa centrada en e1 Estado, pero igualando e1; sistema politico a la sociedad civil, abarcando asf practioaruente cual-

  • FERNANDO L6PEZ-ALVES

    quier manifestacion de accion colectiva y "articulacion de intereses?",En un esfuerzo por evitar problemas similares, se adoptara aquf el ter-mino "formacion de la organizacion polftica" para referirse al procesopor el cual el Estado, el ejercito, los movirnientos y los partidos politicosse convirtieron en un cuerpo ordenado de practicas y normas institu-cionales, Aunque sigue siendo problematica, esta conceptualizacionpennite la incorporacion de la actividad partidista y de la instituciona-lizacion de las fuerzas armadas como factores independientes de la for-macion del Estado. Por 10 tanto, rnientras que este libro se ocupa de laconstruccion del Estado, se diferencia de otros trabsjos poco interesan-tes referidos ala formacion de burocracias y su evolucion, en que nose detiene necesariamente en la construccion de las agencias del Estadoni examina sus fundamentos y objetivos". Su foco se encuentra en lainteracci6n entre los partidos, los movimientos, el Estado y las fuerzasarmadas.

    Una caracterfstica distintiva del continente americano es que suspartidos y movimientos se convirtieron en formadores del Estado alpunto de convertirse en sinonimos del Estado. Por ejemplo, en Colom-bia y Uruguay se encuentra una situaci6n similar a la descripcion quehace Richard Bensel (1990:3-4) de los perfodos de "gobierno partidis-ta sin mediacion" en los Estados Unidos, cuando el Estado y un partidopolitico eran practicamente una iinica cosa. Respetables estudios acercade los partidos politicos norteamericanos, tales como el de WilliamNisbet Chambers (1969), han enfatizado en la identificacion de los parti-dos con el gobierno. No sorprende que Samuel Huntington (1968,1991)discuta con gran peso que los partidos politicos tuvieron el papel princi-pal en la creacion de los sistemas polfticos modernos. Los casos exami-nados aquf confinnan el rol crucial de los partidos en la fonuacion delEstado, pero no apoyan el argumento de Huntington de que la polfticapartidista es un signo de ruodernidad's. En pafses no tan modernos,

    12. La sociedad civil se entendla en el contexto m:ls amplio posible de organiza-ciones extraestatales y manifestaciones de acci6n colectiva, incluyendo organizacionesde bases; iglesias, medios I~sivos de com~nicaci6n y grupos de interes de todo tipo.

    13.Silberman (1993) diseute la formacion de burocracias y su evoluci6n.14Para Huntington, los partidos polfticos representan el mayor grado de autono-

    mfa y son, en efecto, los artffices del Estado. Huntington tambien hace al sistema polf-tico, en el que incluye principalmente al sistema partidista, bastante independiente dela economfa nacional e internacional. Para un ejemplo de la literatura sobre EstadosUnidos, ver Chambers 1969.

    Laformacidn del Estado y la democracia en Amlrica Latina

    como Uruguay y Colombia surgieron sistemas partidistas, mientras queArgentina, un pais mas europeo y moderno, no.

    La definicion de partido politico que adopto aquf sigue la tradicionde Robert Michels (1949), segrin la cual el grado de organizaeion parti-dista es directamente proporcional al desarrollo de unajerarqufa par-tidista que puede asegurar la lealtad de los miembros ordinaries. Lospartidos se diferencian de otros grupos que buscan el poder politicosegun cuatro criterios: (1) conexiones regulares entre los lfderes delpartido en el centro los cuadros y activistas locales en las localidades;(2)esfuerzos coordinados para lograr el apoyo popular con el objetivode ganar influencia y controlar las polfticas publicas; (3) una base du-radera de apoyo masivo, ya sea a traves de la militancia activa 0 del voto;y (4) un conjunto de creencias 0 perspectivas compartidas consciente-mente. Como se vera, esta ultima caracterfstica es problematica paranuestros casos principales porque, en distintos momentos de su histo-ria, creencias compartidas unieron a miembros de diferentes partidos,y al mismo tiempo no fueron suficientes para unir a las distintas faccio-nes dentro del mismo partido. Sin embargo, mantendre esta caracterfs-tica, puesto que es el criterio que utilizan los miembros de los partidospara reconocerse como miembros, .

    Periodosy casasEl presente analisis comienza con la coyuntura crftica que signifi-

    caron las guerras independentistas (alrededor de 1810), incluye susconfusos resultados (desde la decada de 1830hasta la decada de 186o),y finaliza con la consolidacion de estos Estados en las decadas de 1880y 1890. En algunos casos, el analisis se extiende hasta la primera deca-da del siglo xx. Asumir la nocion de "coyuntura crftica" significa esta-blecer lfniites analfticos para separar "perfodos"'-\

    Siguiendo los conceptos de Arthur Stinchcombe (1968:120-22),estelibro asume que existen patrones establecidos que se reproducen sinla repeticion de la causa original, y que una vez que se establece un con-junto de iustituciones, quienes esten en el poder intentaran perpetuarlas

    15.Para hallar detalles sobre el concepto de "coyuntura crftica", ver el ilustrativotratamieuto de Collier y Collier 1991:27-39. Las coyunturas pueden incluir elecciones,la incorporaci6n del movimiento obrero, la extension de los derechos civiles, lapromulgacion de una nueva ley,el impacto de los sucesos internacionales 0 las crisisecon6micas y la guerra.

    lycabreraCuadro de texto

  • fERNANDO L6PEZ-ALVES

    porque, entre otras cosas, esa es la opci6n que tiene los men ores cos-tos sociales y poli'ticos.

    Me uno a la sugerencia de que las guerras de la Independencia y susconsecuencias proporcionaron una coyuntura crftica que comenz6 unperfodo innovador de institucionalizaci6n. Tradicionalmente eI estu-dio de este perfodo ha sido dominio de los historiadores'", incluyendoa algunos que han realizado perspectivas comparativas sobre estos ca-SOSI7. Dentro de los cientfficos sociales, sin embargo, solo unos pocoshan comparado las experiencias de creaci6n de instituciones duranteeI periodo post-independentista'", En su mayorfa han sostenido que losafios de mayor relevancia fueron los que van de 1870 a 1914, intentan-do encontrar en ese perfodo la clave para explicar la trayectoria polfticao econ6mica de estos Estados". Este perfodo se ha convertido en eIte-rreno de pruebas favorito de las teorfas que hacen enfasis en eI impactode la economfa mundial y la expansi6n de las exportaciones en la cen-tralizaci6n del poder". Este libro sugiere en cambio que diversos even-tos anteriores, en un perfodo "pre-moderno", establecieron eIdiseiioinstitucional que se consolid6 a fines del siglo XIX,modelaron la expan-sion del Estado, y ayudaron a explicar la formaci6n de los lIamados"Estados oligarquicos"de principios del siglo xxy sus transformacio-nes radicales luego de la decada de 1930.En cierto sentido, este estudiocontribuye a la explicaci6n de 10 que Collier y Collier (1991),en su estu-dio de los giros crfticos, han denominado "perfodo de incorporaci6n".

    IlPor que comparar a Uruguay, Colombia y Argentina? EI motivoprincipal toma en cuenta la sugerencia del enfoque comparativo de ununiverso acotado: un analisis profundo de los casos logra mejores resul-

    16. Ver Rippy 1943;W. Robertson 1918;Rojas Mery 1946.17Eltrabllio de Lynch (1986) sobre las revoluciones hispanoamericanas es uno

    de las mejores historias narrarivas comparadas de esos eventos. A este se debe agregarBushnell y Macaulay 1988;Tulchin 1973;el volumen editado por Humphreys y Lynch1964; Moses 1926;y la obra clasica de Halperfn Donghi 1993.

    18.Verpor ejemplo Centeno 1997;Domfnguez 1980; Lopez-Alves 1993b. Lapro-fiJR~ obra de Dom(~~~z se enfoca en las guerras de la Independencia y,por 10tanto,s610m~luye la etapa inicial de los eventos mlisamplios que se examinan en este Iibro.

    ~erg~U1~t (1?86) tambien adopta un enfoque comparativo para analizar la construe-cion insntucional, pero se enfoca en un perfodo posterior.

    19 Remmer (1984)discute la trayectoria polfrica.20. Ver Cardoso y Falello 1979; Rueschemeyer, Stephens y Stephens 1992;

    Schwartz 1989;Sunkel y Paz 1970.

    La fonn.acion del Esiado y la democracia en America Latina

    tados comparativos. En otras palabras, las explicaciones puramentedeductivas basadas en un conjunto de suposiciones reconocidas y bre-ves esbozos hist6ricos crean descripciones imprecisas y IIevan a conclu-siones incorrectas. EI resultado de esto es una teorizaci6n pobre y unaescasez de proposiciones contrarias a la intuici6n. En la primera paginade un encantador ensayo acerca del "milagro" del desarrollo europeo,Michael Mann (1988a:5) afirma que "existen dos tipos de explicaciones:las comparativas y las historicas", En su libro, no surgen grandes con-tradicciones entre los dos "tipos", En los capftulos siguientes se veraque la combinaci6n de explicaciones comparativas e hist6ricas ofreceun prometedor camino hacia la investigacion comparativa.

    EI cuadro 0.1 representa las caracterfsticas mas salientes de los trescasos principales y describe brevemente las diferencias de sus institu-ciones y sus regfmenes, presentando eI problema comparativo que estelibro intenta resolver. Basicamente, mientras que las diferencias entreArgentina y Uruguay fueron institucionales, la separacion entre Uru-guay y Colombia fue principalmente estructural y cultural. Para reducireI ruimero de variables, he tornado una ruta poco ortodoxa, al yuxta-poner dos metodos clasicos de analisis comparativo. Por una parte,Arend Lijphart (1975) y Arthur Stinchcombe (1978) han apoyado laseleccion de unos pocos casos extremadamente semejantes, 0 10 quese denomina "analogfa profunda". Por otra parte, Adam Przeworski yHenry Teune (1970) han resaltado las ventajas de un sistema de "ma-yores diferencias", en eI que los casos deben ser tan distintos entre sfcomo sea posible, pero deben poseer desarrollos especfficos y bastan-te analogos que seran explorados por eI analista. Cada metodo sigueuna de las conocidas opciones que John Stuart Mill present6 para lainvestigacion comparativa, eI metodo de la diferencia y eI metodo delacuerdo, .

    Uruguay, Colombia y Argentina proporcionan una buena oportu-nidad para emparejar casos siguiendo ambos metodos, Mientras quelas semejanzas generales entre Argentina y Uruguay los hacen una com-paraci6n ideal bajo del sistema de "analogfa profunda", Uruguay yColombia presentan una base mas que apropiada para aplicar eI sistemade "rnayores diferencias". EI simple diagrama presentado en la figura0.1 i1ustra este punto. En ambos extremos del diagrama Argentina yColombia presentan a1ternativas que serfan de otro modo diflciles de

    [33]

  • fERNANDO L6PEZ-ALVES Laformacum del Estado y La democracia en America Latina

    FIGURA 0.1 METODOS DE ACUERDO Y DIFERENCIA

    eruparejar", Las conclusiones comparativas se obtienen contrastando-los, utilizando a Uruguay como un caso nexo, por asf decirlo. Dada larelativa escasez de informacion sobre los levantamientos rurales enColombia durante el siglo XIX, las conclusiones del capitulo 3 surgenrnuchas veces de la logica de esta comparacion mas que de las cifrasreales de los disturbios rurales y sus efectos sobe los lkleres politicos.

    Las comparaciones que siguen este criterio muestran las limitacio-nes de muchas de las teorfas mas populares de formacion del Estado yregfmenes resultantes que se suelen aplicar a Latinoamerica, Comen-cemos con el primer par de la figura 0.1,Uruguay y Argentina"". Dadassus semejanzas geognificas, estructurales y culturales, existen pocoscasos que sean tan com parables como Argentina y Uruguay. En primerlugar, Uruguay y la provincia de Buenos Aires tenfan muchas semejan-zas geograficas. Sus capitales, Montevideo y Buenos Aires operabanpuertos en margenes opuestas del Rio de la Plata, y disfrutaban de unasituaci6n privilegiada que dio lugar practicamente a un monopolio delcomercio maritimo. En segundo lugar, compartfan uruchos elementosestructurales. Ambos pafses eran parte delllamado Imperio Britanicoinformal, y ambos dependfan de los rnismos mercados, Ambos expor-taban en su mayor parte los mismos productos (siendo la rinica excep-ci6n eI trigo, que era exportado por Argentina pero no por Uruguay) y

    pedfan prestamos basicamente a las mismas fuentes internacionales definanciacion. Amhas ciudades crecieron como enlaces para la produc-cion ganadera. Ambos pafses empleaban granparte de su fuerza de tra-bajo en la crfa de ganado vacuno y ovino; y en las areas rurales de ambosse hicieron predominantes el trabajo porjornales y formas similares dearrendamiento. Las diferencias se dieron en el ritmo, mas que en el tipo,de desarrollo econ6mico.

    En tercer lugar, con respecto a su composici6n cultural, Uruguay yla provincia de Buenos Aires tambien eran muy similares, Ambas erantierras de asentamiento reciente que recibieron grandes caudales de in-migrantes europeos de los mismos pafses, practicamente al mismo tiem-po. Puede afirmarse que la nocion de nacionalidad que surgio en estospafses respondi6 a construcciones culturales similares y que -tornan-do prestada la conceptualizacion de Benedict R. Anderson (1983)-,tanto los criollos como los no criollos "imaginaron" que pertenecfan a"comunidades" muy similares", Por 10 tanto, la geograll'a, la estructu-ra y la cultura no son suficientes para explicar los distintos caminos deformacion del Estado que siguieron estos dos pafses.

    Sin duda, existieron diferencias en la magnitud y el ritmo del desa-rrollo que podrfan brindar una explicacion para las diferencias polfticasque separaron a Argentina y a Uruguay. Despues de todo, segUn lamayorfa de los relatos, Uruguay, hasta fines de la decada de 1830,eras610otra provincia rebelde que luchaba por establecer su independen-cia de la creciente Buenos Aires. En efecto, la perdida territorial quesufri6 Uruguay en 1815 signific6 una ganancia para Argentina, y las di-ferencias en tamaiio llevaron a relaciones particulares entre las capitalesy sus alrededores. Sin embargo, aunque los capftulos siguientes indicanque la magnitud y el ritmo del desarrollo fueron factores importantespara la formacion del Estado, no sirven para explicar completarnentelas diferencias que se observan entre estos dos paises, Es la adici6n deColombia a esta comparacion entre Uruguay y Argentina 10 que hacemas evidente a este punto.

    Diseiio de sistemade mayores diferencias

    Diseiiode analogfaprofunda

    21.Ver cuadro 8.1 en Collier y Collier 1991:747.22. En mi analisis de Argentina del capftulo 4, trato principalmente la provincia de

    Buenos Aires, que incluye la capital y sus alrededores. La informaci6n sobre las otrasprovincias fue 1II~8 diRcil de hallar; sin embargo, aunque hubiera mas informaci6ndisponible, mi interes comparative central seguirfa siendo Buenos Aires, por sus se-mejanzas geograficas, estructurales y culturales con Umguay.

    23. Argentina posefa una poblaci6n indfgena IIl~S amplia, que resisti6 tanto a losconquistadores como a los criollos; pero los habitantes nativos estaban en retirada, ysus tierras fueron ocupadas por ganaderos 0 funcionarios del gobierno en la terceradecada posterior a la Independencia. Por 10 tanto, no s610en la provincia de BuenosAires sino tambien en las ciudades dellitoral y eI interior. las intluencias europeas sehieieron predominantes, aIigual que en Uruguay,

    lycabreraCuadro de texto

  • FERNANDO L6PEZ-ALVES

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  • FRNANDO L6pZ-ALVS

    de Uruguay, alojaba varios ecosistemas y economfas rurales que, a ve-ces, no se conectaban entre sl en forma comercial, mucho menos social.Como resultado, Colombia gener6 sistemas complejos de relacioneslaborales practicamente desconocidos en Uruguay. La fuerza de traba-jar rural de Colombia estaba compuesta porjornaleros y escIavos en elcampo de la minerfa 0 la agricultura, hasta vaqueros, aparceros, cam-pesinos, agricultores 0 arrendatarios de diversos tipos. Estos pafsestambien eran muy diferentes en materia cultural. Las explicaciones dela influencia cultural y organizativa de los inmigrantes europeos en laconstrucci6n de los partidos, afirmada con gran enfasis por la literatu-ra que se refiere a Uruguay, tienen problemas en Colombia, en dondeeIminiero de europeos extranjeros que se estahlecieron en las ciudadesprincipales fue escaso y disperse. Aunque podfan encontrarse en irn-portantes cantidades en Bogota y la region de Antioquia, la importan-cia cultural y la influencia social de los europeos en Colombia no puedecomparase con la que tuvieron en Uruguay. Ademas, Colombia eracentro de una rica mezcla cultural y etnica que se diferenciaba en granmedida del paisaje etnico y cultural mas homogeneo de Uruguay.

    Con respecto al ritmo de la centralizaci6n del poder en relaci6n conla geografia, la cultura y la extension territorial, estos tres casos,juntocon Venezuela y Paraguay, nos lIevan a cuestionar ciertas suposicionesgeneralmente aceptadas. En Colombia, el proceso de centralizaci6n delpoder fue lento, y los estudiosos han afirmado tradicionalmente quelas causas principales de esto fueron la diversidad cultural y la geogra-fla adversa", En Uruguay, aSI,podrfa predecirse razonablemente quelos creadores del Estado en esta area pequefia y bastante homogenea,dominada por un iinico centro urbano enfrentarfa menos problemas ala hora de centralizar eIpoder, Sin embargo, Uruguay atraves6 un pro-ceso retardado de formaci6n del Estado. Esta poco clara correlaci6nentre eI tamafio y la formaci6n del Estado es confirmada por Argentina,la mas extensa de los tres y la que, durante eIgobierno de Rosas, cen-traliz6 primero eIpoder".

    24. EI aparato del Estado no penetr6 realmente el campo 0 desarrol16 cornpleta-mente su burocracia hasta despues de la resurrecci6n blanca de Aparicio Saravia enUruguay en 1904 y la Guerra de los Mil Dtas en Colombia en 1903.

    25. Rosas fue gobemador de la provincia de Buenos Aires desde 1829 hasta 1832ydes~e 1835has~ 1852. EI concepto de ritmo es, por supuesto, subjetivo. Aunque Ar-gentma centrahz6 eI poder m's temprano que Uruguay 0 Colombia, puede citarse a

    Laformacum del Estado y La democracia en America Latina

    Ademas de tratar con mas profundidad eIargumento central, eIcapitulo 1 contrasta brevemente el derrumbe de la dominaci6n colo-nial en Latinoamerica y su experiencia en elperfodo posterior a la in-dependencia con Europa, China y el Imperio Otomano. Los capftulos2,3 y 4 presentan un estudio de los casos de Uruguay, Colombia y Ar-gentina. Para facilitar las comparaciones, he organizado la presentaci6nde los casos segrin las variables, para que los casos individuales pue-dan ubicarse directamente dentro del argumento general dellibro. Cadacapitulo comienza con una resefia de las teorfas recientes sobre elcasoy una sinopsis del argumento que se presentara en ese capftulo. Aun-que existe cierto trabajo comparative de Colombia y Argentina en eIsiglo XIX, eIcapitulo 2 ofrece una de las pocas discusiones sobre la for-maci6n de la organizaci6n polftica en Uruguay y,segun mi conocimien-to, eIunico tratamiento comparative del caso. EI capitulo 5 trata sohreParaguay y Venezuela. A traves del libro, e1lector tambien encontrarareferencias tangenciales a otras instancias de formaci6n del Estado enLatinoarnerica, y referencias sucintas a los Estados Unidos, cuyo uni-co prop6sito es acIarar e ilustrar. En particular, eIproceso de construe-cion nacional en los Estados Unidos brinda una oportunidad deenfocarse en la importancia de la industrializaci6n y los grandes mer-cados internos para la formaci6n del estado'", Tambien sugiere las ven-tajas de redirigir la investigaci6n para incluir comparaciones queincluyan a todo eIcontinente americano, una direcci6n ignorada du-rante mucho tiempo por la literatura comparativa.

    Argentina como un ejemplo de construccion del Estado mois lenta en comparaci6ncon M~jico 0 Brasil.

    26. La literatnra referida a Estados Unidos es muy numerosa, y yo he utilizados610la obra de un numero limitado de autores.

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  • "CAPITULO I

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  • EL ARGUMENTO:GUERRAS,ORGANIZACIONESPOLITICAS Y LOS POBRESRURALES

    Antes de entrar de lIeno en la tesis principal dellibro, debemos ubicara Latinoamerica en un contexto mas amplio de construccion del Estado.Existen muy buenos estudios referidos al Estado y serfa redundanterepetirlas aquf', Los estudios sobre Europa, Asia y eI Medio Orientehan definido correctamente la formacion del Estado como el procesopor eIcual quienes 10 forman logran superar una preexistente oposi-cion de sus poblaciones y someter a los jefes politicos regionales".

    EI desaflo, desde una perspectiva comparativa, es explicar las dife-rencias cronologicas de centralizacicn del pocler,describir las condicio-nes bajo las cuales los formadores de los distintos Estados triunfarono fracasaron y detectar los fundamentos que subyacen a la aparicion deresultados mas democraticos 0 autoritarios.

    1.1. Lecciones que surgen de Europa y los ImperiosEl primer lugar, y eImas logico, para buscar indicios comparativos

    sea probablemente Europa, que posee innumerables teorfas acerca dela formacion del Estado. Algunas de las variables mas utilizadas en laexplicacion de los distintos tipos de Estados y los resultados autorita-rios 0 democraticos incluyen la comercialisacion agricola, eIsurgimien-to de la burguesla, la formacion de las c1asessociales y su subsecuenteincorporacion ala polftica, eIcrecimiento del sector industrial, la exis-tencia de formas medievales de "institucionalisrno", las relaciones la- [43]borales bajo eI regimen feudal e incluso la influencia penetrante del

    1.Ademas de las fuentes citadas en laintroducciou,ver las resei'iasde Mann 1993:44-91; Migdal, Kohli y Shue 1994:7-37.

    2. Ver por ejemplo Anderson 1974; Barkey 1995; Bartlett 1991; Goldstone 1991;Kasaba 1988; Kennedy 1987; Kuhn 1980; Mann 1986, 1993; MigdaII988; North 1981,1990; Spense 1990: Tilly 1978, 1990.

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  • l44]

    fERNANDO L6PEZ-ALVES

    "derecho romano" en Europa occidental", La mayor parte de estas teo-rfas tiene una inclinaci6n estructural.

    cCual de estas teorfas es mas ilustrativa de los caminos que se obser-van en Latinoarnerica? Algunas no parecen muy relevantes ya que mien-tras que la dinamica de la alianza de clases fue similar, sus integrantesy los contextos internacionales de formaci6n del Estado fueron dis-tintos.

    Latinoamerica carecfa de una nobleza arraigada, enfrentaba pre-siones muy diferentes en el ambito internacional, no atraveso ningunarevolucion industrial, fonn6 una burguesfa industrial tardfa y relativa-mente debil, no posefa colonias y estaba bajo un dominio colonial. Aesto deben agregarse las diferencias demograficas, culturales y circuns-tanciales. Son precisamente estos contrastes los que marcan las limita-ciones de las teorfas basadas en las experiencias europeas y contribuyena crear una imagen mas clara de la fonnaci6n del Estado en ambos ladosdel Atlantico,

    Muchos, incluyendo aJohn A. Crow (1922:255-63), han hallado unfuerte vfnculo conceptual entre las teorfas de formacion del Estado enLatinoamerica y en Europa en el fuerte caracter "feudal" latinoameri-canot, La aplicacion de las categorias feudales en Latinoamerica quehace Crow sigue siendo una de las mas convincentes; sin embargo,Crow, finalmente, admite que el feudalismo del Nuevo Mundo fue dife-rente ala variedad europea. EI grado de diferencia sigui6 siendo bastan-te inflexible y el traslado conceptual quedo sin resolver", A pesar de queen materia de estructura los nuevos Estados tenfan ciertas caracterfsti-cas "feudales", las nuevas republicas del siglo XIX no se parecfan alaEuropa feudal, ni polftica ni institucionalmente. Lo que es mas, existe

    3. Ver Moore 1966 sobre la comercializaci6n de Iaagricultura; Marx 1959y Moore1966 sobre eIsurgimiento de la burguesla; Rueschemeyer, Stephens y Stephens 1992sobre la formaci6n e integraci6n de la clase trabajadora; Marx 1959 y Kemp 1993 sobreeIcrecimiento del sector industrial; Downing 1992 sobre la preexistencia de formasmedievales de constitueionalismo; Brenner 1976,Dobb 1947,Rueschemeyer, Stephensy Stephens 1992 sobre las relacioneslaborales y el caracter de la mando de obra en Iaagricultura bajo el r~imen feudal; y P. Anderson 1974 sobre la inOuencia penetrantedel "derecho romano".

    4. Ver tarnbien Hartz 1964:26-33.5. Ver Laclau 1971;y la controversia en el AmericanHistoricalReviewprovocada

    por Stem (1988:841), que concluy6 denominar a Latinoamerica "feudal" 0 "sefiorial"y compararla con esclavitud temprana del Viejo Mundo oscurece el problema masque aclararlo. Ver tambien Veliz1980:16-28.

    La f017llaci6n del Eslado y to. democracut en America Lalina

    una imnensa diferencia entre las nociones aceptadas de los dos feuda-lismos. Aquellos que vefan el feudalismo en Latinoamerica 10 vefancomo un pesado obstaeulo para las practicas democraticas, Quienesestudiaban el feudalismo en Europa, en cambio, 10 vefan como el pre-decesor de la Revoluci6n Industrial y, pOI' todas sus caracterfsticasoscuras, tambien como un noble precursor del capitalismo y la demo-cracia,

    Los capftulos que se refieren a Uruguay, Colombia y Argentina mues-tran que las caracterfsticas "feudales" de la vida rural que puedan de-tectarse en estas sociedades no son, a pesar de estar bien definidas, muyiitiles ala hora de hacer predicciones acerca de la formaci6n del Esta-do. Lo que es mas, en terminos culturales, polfticos e institucionalesexisten muy pocas semejanzas entre la evoluci6n hist6rica de estos casoslatinoamericanos y las variedades europeas del feudalismo, En el NuevoMundo, el predominio de ciertas caracterfsticas "feudales" se explicaen terminos de razones distintas del feudalismo, tales como la prepon-derancia de empresas rurales con pocos requisitos tecnol6gicos, el acce-so limitado a creditos, los problemas de comunicacion y las frecuentesguerras6

    Aunque son ideales para comparar procesos historicos extensos, losargmnentos sobre Latinoamerica basados en las fonnas de produccionson dificilmente ritiles para explicar la aparicion de los nuevos Estadosluego de la Independencia'.

    Si las explicaciones basadas en las formas de produccion tienenalguna importancia, la tienen en un sentido similar a la interpretacionrealizada pol' Perry Anderson (1974:421-22) con respecto ala aparici6ndel Estado absolutista en Europa. 1argum~nta que las transformacio-nes polfticas, institucionales yjurfdicas que acompafiaron al Absolutis-mo no fueron precedidas pOI'una reorganizaci6n substancial del modofeudal de produccione "Contrariamente a todas las hipotesis estructura-listas, no existi6 un mecanismo de desplazamiento con movimientopropio desde... [10 feudal] hacia la forma capitalista de produccion,como si fueran dos sistemas contiguos y cerrados". Verdaderamente,

    6. No habla banco en la regi6n antes de 1808, y los productores estaban limitadosa las fuentes tradicionales de Iinanciaci6n: los gremios, la Iglesia Cat6lica y los comer-ciantes y corredores, Ver Bushnell y Macaulay 1988:5.

    7. Ver por ejemplo Ansaldi 1988; Puiggr6s 1948, 1974

    lycabreraCuadro de texto

  • FERNANDO L6PEZ-ALVES

    eIargumento de Anderson acerca de Europa parece menos disputableya que aunque la mayor parte de la Iiteratura academica esta de acuerdoen que las transformaciones estructurales en Latinoamerica fueronmfnimas, no se ha lIegado a un consenso similar en 10 que respecta aEuropa.

    AI comparar a Europa y Latinoamerica se lIega a la conclusion deque aunque el ritmo de desarrollo economico y los diferentes factoreslegados afectaron sin duda la formacion del Estado e influencian laaparicion de resultados democraticos 0 autoritarios, hacer enfasis enestas variables iinicamente no facilita necesariamente la formulacion deuna teorfa mas amplia. Los factores relacionados con la guerra y la reso-lucien de conflictos, por otra parte, parecen crear una base mas simpley compartida para la comparacion. Todas las teorfas tienen un margende error; sin embargo, cuando un cuadro te6rico se conforma solo convariables puramente estructuralistas 0 institucionalistas sin incluir fac-tores relacionados con la resolucion de conflictos y la accion colectiva,ese margen de error aumenta significativamente.

    EI capitulo siguiente ruuestra, entre otras cosas, como los distintostipos de conflictos originan fenomenos que la mayorfa de las teorfas hanasociado exclusivamente con cambios estructurales. Los conflictos ylas acciones colectivas que los acompaiiaron, determinaron eIacceso alos medios de produccion, alteraronlas relaciones de propiedad, crea-ron nuevas clases y desplazaron antiguos monopolios en la tierra y eIcomercio.

    EI argumento de North (1981) acerca de la importancia de los de-rechos de propiedad, los precios y los costos de las transacciones en laformacion del Estado son muy aceptables; y parece aiin mas importantesu insistencia en que los modelos economicos tradicionales no sonsuficientes",

    Lasconclusiones a las que lIegaHuntington (1968:6) de que eIdesa-rrollo economico y la estabilidad polftica son dos objetivos separadose independientes y que eIprogreso hacia uno no siempre lIeva hacia laotra, se adaptan perfectamente a los casos estudiados en este Iibro.

    8. Ver North y Thomas 1973; North 1990:395. Para North la teorfa econ6micamarxista y la neoclasica no pueden explicar completamente la cohesion de Iaacci6npolftica grupal 0 eIcomportamiento de los bur6cratas; de ahl su inclusi6n de Iaideo-logla como factor clave del mantenimiento del Estado.

    Lafonnaci6n del Estado y la democracia en Amtrica Latina

    El conflictoy fa[ormacio delEstadoMichael Mann (1993) y Charles Tilly (1990) han sugerido que los

    Estados europeos intentaban asegurar la posesion de los territorios atraves de la guerra y que la guerra facilitaba las a1ianzas de c1ases,conel resultado de fortalecer 0 debilitar aIEstado". En Europa, de manerasimilar que en otros lugares, las guerras Ie dieron forma ados dinami-cas de formacion del Estado relacionados pero diferentes, En primerlugar, los conflictos tuvieron influencia sobre eIcontrol de recursos, laaplicacion de impuestos y la creacion de un ejercito central. En segun-do lugar, los conflictos determinaron, en gran medida, los modos a tra-yeS de los cuales las coaliciones dominantes adquirieron poder polfticoy como erigieron regimenes viables.

    Tilly (199:3, 1993:31-32) ha presentado una util categorizacionpara explicar los distintos caminos hacia la formacion del Estado. Tresde los modos son consecuencia de la guerra y la relacion entre la coer-cion y eIcapital. Todos ellos convergen en eI Estado nacional moder-no. En eIproceso, tanto Tilly (id.) como Mann (1968:vol. 1)observanun continuo que va de los modos con utilizacion intensiva de la coer-cion a los de utilizacicn intensiva del capital.

    EI primer modo, eIcamino de utilizacicn intensiva del capital prac-ticado por Brandenburgo-Prusia y Rusia, file en gran parte cUeno aLatinoamerica, En este sentido, los Estados -movidos por las necesi-dades de la guerra-Iograron aumentar los ingresos y agrandar sus bu-rocracias al imponer a las poblaciones rurales nuevos irnpuestos. EIpatron filedominante en las regiones donde habia pocas ciudades y lacoercion directa desempeiiaba un papel importante en la produccionagricola. Luego de finalizadas las guerras de la Independencia, ningunEstado de Latinoamerica pudo ya efectuar una recaudacion de impues-tos eficaz, las ciudades comenzaron a dominar las areas rurales y lacoercion directa del trabajo no fue siempre posible'".

    De hecho, las naciones latinoamericanas en ascenso evolucionaronrapidamente en una rona de ruuchas ciudades, que las acerco a las re-giones concentradas en eIcapital que describe Tilly (1990)' Aun enArgentina, eIEstado mas fuerte entre los casos estudiados, aIpoder

    9. Mann afirma esto para Europa y los Estados Unidos 1986:vol. 1:~8.10. EI Salvador parece haber sido un caso extreme. SegUnLindo-Fuentes 1990, el

    Estado no podia recaudar los ingresos mob basicos,

    lycabreraCuadro de texto

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  • FERNANDO L6PlZ-ALVlS

    central siempre Ie resulto muy dificil (yen ocasiones, incluso, no de-seable) depender de la coerci6n para recaudar sus impuestos, En casitoda la regi6n, los palses dependfan en gran medida de los impuestosaduaneros porql1e los Estados no realizaban una recaudaci6n de irn-puestos eficaz y esto los hacfa extremadamente sensibles a cualquieralteraci6n en los precios de las exportaciones 0 importaciones. Contarifas muy altas, el gobierno podrfa tener que recurrir directamente alcontrabando; si eran 1I1uy bajas, los ingresos se reduefan drasticarnen-teo Como se vera, en pafses como Colombia y Uruguay, el Estado s610era una de las muchas organizaciones que competfan para conseguirrecursos y lealtad de parte de la poblaci6n. Esto quisas acerque masestos casos a la descripci6n que hace Resat Kasaba (1988, 1994) delEstado otomano del siglo XIX que en los Estados europeos.

    AI igual que algunos monarcas europeos, los Estados latinoameri-canos se vefan compelidos, con frecuencia, a pedir prestadas grandescantidades de dinero de las c1asesmercantiles y hacendadas para armarsu ejercito y hacer la guerra 0 Ilevar a cabo las actividades basicas delproceso de fonnaci6n del Estado. El Estado tradicionalmente recono-ci6 y lament6 esta dependencia con el capital local.

    Una diferencia importante con Europa, sin embargo, era la dispo-nibilidad de recursos externos ya que los Estados latinoamericanospodfan recurrir a fuentes externas de capital. La historia de los "gran-des" prestamos tomados de los bancos europeos y, luego y de allf enadelante, norteamericanos, es conocida. Sin embargo, los prestamos noparecieron ayudar a la centralizaci6n del poder 0 contribuir a una adrni-nistraci6n mas eficiente. Mas bien, una creciente y preocupante deudaexterna contribuy6 a una inestable balanza de pagos y a varias crisis fis-cales, que debilitaron aun mas al Estado, Para satisfacer a los acreed~resinternos (y a veces a los externos tambien), el Estado intent6 reducirsus deudas a traves de cesiones de territorio e impuestos, pensiones 0designaciones para puestos importantes dentro de la burocracia central.

    Podrfa argumentarse que hacia la mitad del siglo XIX, algunos Esta-dos tomaron el segundo camino descrito por Tilly (1990:51-66), defi-nido por Europa: un camino concentrado en el capital, en el que losfonnadores del Estado y los capitalistas intercambiaban, en su formamas basica, recursos por protecci6n. Estos acuerdos se aplicaban a lasciudades-Estado, las ciudades-imperio, las federaciones urbanas y otrasformas de soberanfa fragmentada. La regi6n del Cono Sur en particu-

    Laformaci6n del Estado y la democracia en Amirica Latina

    lar, con su amplio grado de urbanizaci6n y sus pr6speras ciudades,parece acercarse mas a este modo. Lo que es mas, al menos en los casosque se consideran aquf, la disponibilidad de prestamos externos lespermitio a los fonnadores de los Estados importar capital a un gradodesconocido en Europa.

    Sin embargo, las semejanzas no son absolutas. Las c1ases mercan-tiles y los capitalistas rurales solfan controlar los recursos suficientescomo para lograr un convenio con el Estado, pero el Estado solfa care-cer de los medics para brindarles una protecci6n adecuada. La mayorparte de los duefios del capital tenfan que organizar sus propias miliciaspara hacer respetar sus derechos de propiedad y defender sus bienes,10que contribufa ala fonnaci6n de milicias que estaban fuera del con-trol del Estado. Lo que es mas, los capitalistas no siempre estaban deacuerdo con los objetivos de desarrollo del Estado y cuando 10estaban,pedfan mucho mas que proteccion.

    De nuestros tres casos principales, Argentina -debido a su acauda-lada c1ase alta terrateniente y su ejercito mas organizado-, posefa losingredientes necesarios para esa alianza y fue la que mas se acerc6 a estecamino. No obstante, la contribuci6n de los capitalistas rurales al Es-tado siempre, en general, era modesta, De hecho, como Schwartz (1989)ha demostrado para Argentina, en la segunda mitad del siglo XIX, loshacendados lograron despojarse de su responsabilidad por la crecien-te deuda externa y cargarla toda sobre los hombros del Estado.

    Con frecuencia, el Estado no pudo, 0 no quiso, subordinar a lospotentados locales e imponer el pago de impuestos. Como se vera, laineptitud del Estado para tomar cualquiera de esas medidas dependi6de su falta de habilidad para resolver los conflictos internos.

    SegUn la c1asificaci6nde Tilly, Latinoamerica se ubica mejor en unatercera categoria de "coercion capitalizada", en la que los fonnadoresdel Estado utilizan tanto la coercion como el capital para centralizar eIpoder, Sin embargo, la coercion y eI capital se utilizaron en Latinoa-merica en forma dispareja ya que la coercion fue brutal e ineficaz y laescasez de capital fue a menudo 10conuin,

    Es importante tambien comprender otros elementos. En eINuevoMundo, las fuentes de capital no siempre estaban en control del Estado;tampoco este capital gener6 una economfa dinamica como en Europa.Una diferencia importante, por supuesto, fue que los Estados latinoa-mericanos no instituyeron colonias que sustentaran sus procesos de

    lycabreraCuadro de texto

  • [50]

    fERNANDO L6PEZ-ALVES

    consolidaci6n y, en parte por esa causa, no fueron muchas veces capa-ces de controlar las fuerzas del mercado para aumentar sus ingresos.

    Entre los casos aquf seleccionados, Argentina es eI Estado que mejorse adapta al modelo, Podrfa decirse que dado eI amplio margen de auto-nomfa local y la fuerza de las redes de poder provinciales, los Estadoslatinoamericanos utilizaron la coercion y el capital de un modo con masreruiniscencias de Francia 0 Inglaterra que de Rusia 0 Prusia. Sin em-bargo existen importantes diferencias. EI camino tomado por Franciano se adapta completamente a America. En su mayor parte, los for-madores del Estado en Latinoarnerica no pudieron, 0 no quisieron,movilizar a sus poblaciones hacia un ejercito central y una fuerte admi-nistracion burocratica del modo en que 10hizo Francia. Con respectoa la incorporaci6n de las clases superiores, los Estados latinoamerica-nos tampoco pudieron so meter a las clases sociales que se resistfan ala penetraci6n estatal, como ocurri6 en Francia. Los Estados que masse asemejaban a Francia hacia el fin del siglo XIX, s610 10 hadan conrespecto al peso que Ie otorgaban a las Fuerzas Armadas. Sin embargonunca fueron capaces de crear una burocracia adecuada, mucho menosuna fuerte. Y como se dijo, ninguno fue capaz de crear un sistema eficazde recaudaci6n impositiva.

    A pesar de tener un mecanismo de impuestos eficiente, que ibamucho mas alia de los ingresos aduaneros, Inglaterra presenta una ana-logfa ruejor, Especialmente, con respecto a la relaci6n entre el Estadoy las clases que se resistfan a su crecimiento, un mimero considerablede pafses latinoamericanos -Colombia, Costa Rica, Chile, Uruguay yArgentina- se asemejaban a Inglaterra, donde eI poder real era limitado.Allf, la creaci6n del Parlamento como representante conjunto de losterratenientes y la burguesfa limitaba eIpoder del monarca; en Latinoa-merica, esa Iimitaci6n estaba a cargo de los caudillos locales y el Con-greso. Estructuralmente, sin embargo, las limitaciones de la analogfaestan marcadas por dos diferencias basicas: en Latinoamerica, la bur-guesfa era uiucho mas debil y la disponibilidad para los fonnadores delEstado de capitaIes generados internamente era mucho mas restringida.

    Las comparaciones anteriores ayudan a comprender el proceso deformacion del Estado a ambos lados del Atlantico pero nos dicen quelos caminos tomados por Europa se aplican s610 en parte a Latinoa-merica, Los lfmites estan marcados por fuertes diferencias culturales yestructurales. AI misrno tiernpo, pueden hallarse similitudes en el pro-

    Laformacum delEstadoJ fa democracia enAmericaLatina

    ceso de institucionalizacion y a pesar de los distintos contextos, pue-de decirse que tanto los fonnadores de los Estados europeos como loslatinoamericanos recurrieron en gran medida a la guerra y la coerci6n.Lo que es mas importante, puede decirse que los distintos tipos de gue-rra dieron lugar a distintos tipos de Estado.

    Las recurrentes guerras de guerrillas y guerras de ejercitos en Sura-merica hicieron surgir confusas lfneas de mando que pueden compa-rarse con la vendee en Francia, por ejemplo 0 con otros conflictoseuropeos similares. Sin embargo, tambien hay diferencias reveladorasen 10que respecta a los tipos de conflictos asociados con la formacionde los Estados a ambos lados del Atlantico. Estas diferencias nos per-miten lograr una imagen aun mas precisa del proceso de organizaci6nnacional en Latinoamerica, Por ejemplo, las frecuentes guerras entre losmonarcas europeos no tienen ningtin equivalente directo en el NuevoMundo. Luego de la Independencia, los principales enfrentamientosannados sobre la centralizaci6n del poder tuvieron lugar en territoriosconfinados geograficamente. En comparacion con la experiencia deEuropa, en la cual Estados vecinos luchaban entre sf por prolongadosperfodos, puede decirse que en Latinoamerica no se lucharon suficien-tes guerras. La cuesti6n, sin embargo, no es eI mimero de guerras quese libran, sino el impacto de la guerra en perfodos cruciales de procesode formaci6n del Estado. Latinoamerica tuvo numerosas guerras y es-tas tuvieron tanto impacto en la institucionalizaci6n como 10 tuvieronlas guerras de Europa. Pero eItipo de guerra y los Estados resultantesfueron diferentes. En America, se luchaban guerras de guerrilla, gene-ralmente locales y de corta duracion, Como se vera, los conflictos dieronlugar a distintas clases de relaciones entre civiles y militares y de coali-ciones doruinantes. AI igual que en Europa, los Estados latinoamcri-canos sufrieron invasiones extranjeras y libraron disputas territoriales,pero la mayor parte de los conflictos fueron internos, caracterizados poruna intensa participacion civil.

    Una clara leccion que puede extraerse de las contrastantes experien-cias de Europa y Latinoainerica es que el conflicto resulta inherente ala formaci6n del Estado: ayuda a dar forma a los Estados y regfmenes,y la acci6n colectiva que genera sienta las bases para la creaci6n decoaliciones. Esto puede decirse tambien de otras areas del mundo, talescomo Oriente y eILejano Oriente. China, en el siglo XVII y xvm, unperiodo agotador pero exitoso de su historia en el que la dinastfa Quing

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  • fERNANDO LOPEZ-ALVES

    logr6 fortalecer eI poder central e incorporar nuevos territorios, de-muestra que la consolidaci6n del poder imperial no puede compren-derse sin examinar las caracterfsticas del conflicto". AI igual que enEuropa 0 Latinoameriea, eIhecho que eIEstado pudiera reclutar a lanobleza y asegurarse su apoyo podfa significar una gran diferencia eneI tiempo de aparici6n y el caracter de las alianzas de c1asesy en eI de-sarrollo de las burocracias estatales.

    Las guerras entre el gobiemo central y los asf Hamados "Tres Feuda-torios", por ejemplo, ofrecen una lecci6n con la que los formadores delos Estados latinoamericanos estaban bien familiarizados: los intentosfallidos de la nobleza rebelde de unirse contra el poder central acelera-ron la centralizaci6n del poder". Una segunda lecci6n, no tan obvia peroimportante de todos modos, es que la ubicaci6n geografica del esfuer-zo belico podfa marcar una diferencia. Cuando los nobles eran venci-dos en sus propios dominios, el gobiemo central podfa concentrar eIpoder mas rapldamente, En Uruguay, Colombia y Argentina, la ubica-ci6n geografiea de las guerras tambien tuvo importantes consecuenciaspara la formaci6n del Estado. Si eI conflicto tenfa lugar en eI area enque se ubicaba el gobiemo central y sus zonas aledafias, la nuclealiza-ci6n del poder tenia lugar de un modo mas lento. Si las batallas se li-braban en fronteras distantes, eI Estado central y sus alrededoresdisfrutaban en general de una mejor situaci6n econ6mica y podlan, enconsecuencia, dedicar mas recursos a la formaci6n de un ejercito pro-fesional. Los capftulos 2,3 y 4 dan testimonio del poder explicativo deeste simple hallazgo. La formaci6n del Estado en Europa, asf como enAsia y en el Medio Oriente, tambien demuestra la importancia de laacci6n colectiva de las c1asesinferiores.

    Laformacum del Estadoy las rebeliones ruralesPara el especialista europeo, elcuadro general que surge de Latinoa-

    merica es bastante convencional. Los barones, potentados 0 caudilloslocales formaron alianzas con la poblaci6n que estaba bajo su controlpara oponerse al poder central 0 se aliaron con el Estado para someter

    11. Ver Naquin y Rawski 1987:4; Spense 1990:90-116.1.2. Ver Naquin y Rawski 1987:5-6; Spense 199:51-53. Serfa inadecuado aplicar elt~rmmo "nobleza" a las elites de Latinoamerica, No obstante, a fines de la compara-cI6~, puede afirmarse que las elites hacendadas que participaron de la lucha armadatuvieron un rol similar.

    La form-adon de!Estado y La democracia en Ambica Latina

    a las c1ases inferiores que se sublevaban. Gran parte de la literatura hamostrado a la centralizaci6n del poder como un juego en eI que tresparticipantes principales -el Estado, las c1ases superiores y las c1asesinferiores- se unfan 0 se enfrentaban, determinando la relaci6n entreelEstado y la sociedad civil e influenciando eldiseiio institucional quese adoptaria finalmente",

    Un hallazgo compartido por Mann (1986,1993) YTilly (1990) es queelEstado y la nobleza trabajaron juntos en la construccion del Estado,pero que no todos los Estados que surgieron -incluyendo a Prusia yRusia- fueron capaces de consolidar la asociaci6n entre ambos. Losdisturbios frecuentes entre las c1asesinferiores provocaban una profun-da preocupaeion en la monarqufa y detenninaban las condiciones bajolas cuales se aliaban el Estado y los barones locales. AI igual que enLatinoamerica, distintas rebeliones antiestatales (mas que antifeudales)formaron parte del panorama de institucionalizaci6n en Francia, Ingla-terra y Espana. Los disturbios rurales tambien le dieron forma al Esta-do imperial en China, la cual ofrece un ejemplo de un conocido tipode alianza: la de los campesinos y los senores locales en contra del po-der central. En particular tendfan a ser antiestado y en muchos casoseran apoyadas por los senores locales. Pero en otras situaciones, lossenores eran vistos como el enemigo y se abrfan las oportunidades dealianzas entre el Estado y los campesinos. Esto Ie daba al poder eentralla oportunidad de l1egardirectamente a las poblaciones rurales e incre-men tar su fuerza con respecto a las c1ases nobles. Las alianzas entre loscampesinos y elEstado tenlan lugar aun cuando no s610la nobleza sinotambien el Estado apoyaban las polfticas extractivas que habfan cau-sado el problema en primer lugar.

    AI igual que Europa, China fue un ejemplo de que estas movilizacio-nes rurales dependfan en gran parte de quien, a los ojos de la poblaci6n,implementaba las polfticas tributaries. En Latinoamerica en elsiglo XIX,la fijaci6n de impuestos por parte del Estado central no ocup6 un lu-gar principal en las reb eliones rurales y las alianzas entre el poder cen-tral y las poblaciones rurales nunca se materializaron's. Los motivosprincipales de rebelion eran los derechos de propiedad territorial y las

    13. P. Anderson 1974; Moore 1966; Skocpol 1979; Rueschemeyer, Stephens yStephens 1992.

    14.Hubo excepciones, que se analizaran con mllsdetalle en los capftulos siguientes.

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  • FERNANDO L6P1;Z-ALVES

    fricciones entre la mano de obra rural y los senores locales, pero, porencima de todo, las poblaciones rurales se rebelaban contra eIgobiernocentral.

    Los jefes polfticos locales y los lfderes comunitarios desempenabanun papel importante en estas rebeliones, que en la mayorfa de los casosreforzaban los lazos de c1ientela entre la fuerza de trabajo y la elite local.En efecto, los caudillos con frecuencia incitaban a la rebelidn contra eIpoder central 0 eljefe politico vecino para fortalecer esas alianzas. Laspromesas de mejoras sociales y enriquecimiento tambien funcionabancomo incentivos para la rebelion, A diferencia de 10 que solfa ocurriren Europa 0 China, las alianzas entre eI Estado y las elites regionalesno se traducfa necesariamente en una polftica coordinada de recauda-cion de impuestos. Tampoco esas relaciones entre las elites locales y eIpoder central representaban sieinpre una polftica conjunta, muchomenos coherente, de explotacion de los recursos y eI trabajo. En con-secuencia, las rebeliones rara vez expresaban un esfuerzo coordinadocontra eIpoder central y los senores locales. Las elites locales segufansiendo poderosas, y los lazos entre eIEstado y los caudillos regionalesdependfan mas de favores politicos y prebendas que de una burocra-cia utilizable.

    Con respecto al caracter y la frecuencia de las rebeliones rurales, lasexperiencias de forrnacion del Estado en Latinoamerica y Europa en-cuentran su mas severo contraste en Oriente Medio. Las considera-ciones acerca de esta region apuntan a la importancia del papel quedesernpefio eI ejercito en la movilizacion de las c1ases inferiores, uncomponente de la formacion del Estado que se tratara mas detallada-mente en breve. AlIf,los fonnadores del Estado otomano lograron cons-truir eI Estado de manera eficaz provocando un mimero mfnimo derevoluciones antiestatales 0 antifeudales". Logro tal que debio muchoa un convenio entre eIEstado y las "tropas de bandidos mercenaries",que seiiala un proceso alternativo de construccion del ejercito". AIcomparar al imperio otomano con la Francia del siglo XVII, KarenBarkley (1991:699) ha concluido que la principal diferencia en la for-macion de Estados residin en las fuertes alianzas entre eIcampesinadoy la nobleza que existfan en Francia.

    15Este es Ull argumento principal de Barkey 1991, 1995.16. Barkey 1995:9.

    Laformacuin del Estado y La democracia en America Latina

    Estos escenarios contrastantes de insurreccion rural exigen un trata-miento mas profundo de al menos tres preguntas clave para la forma-cion del Estado en Latinoamerica. La primera pregunta es: cpor quefueron tan infrecuentes las alianzas entre eIpoder central y las clasesinferiores? La segunda, relacionada con la anterior es: cpor que los se-iiores locales y los pobres de las zonas rurales tendieron a desarrollarasociaciones de guerra en eIambito nacional, con las enormes conse-cuencias que esto tuvo para la formacion de partidos? La tercera es:cpor que fueron estas alianzas rebeldes casi siempre alianzas de gru-pos provenientes de sectores muy diferentes de la economfa que, enoportunidades, obtenfan parte de su fuerza de la c1ase media urbana?

    Mdslecciones desde los imperios: elequilibriaentre elEstado y la sociedad civilConsiderar las rebeliones de los sectores inferiores como factor

    causal de la formaci6n del Estado conduce inevitablemente a buscareI papel de la sociedad civil en la forrnacion de la nacion, Como concualquier otra literatura academica, la que se refiere al tema en Latino-america ha luchado por encontrar eIequilibrio entre eIEstado y la so-ciedad civil. Sin embargo, aun no existe una imagen clara.

    Una descripcion generalmente aceptada de la America Latina delsiglo XiX muestra Estados debiles con democracias mal preparadas,luchando con recursos limitados para centralizar su poder frente a unapoderosa oposici0!l y una predominante cultura antidemocratica", AImisuio tiempo y de un modo algo contradictorio, esta literatura tam-bien muestra al Estado post-colonial como una instituci6n centralistay corporativista, con la fuerza suficiente como para brindar los cimien-tos para la determinacion de politicas centralistas y corporativistas eneIsiglo xx. Podrfa concluirse que los Estados emergentes eran debilesy desprovistos de poder en terminos de capacidad 0 autonomfa, mien-tras que eran al mismo tiempo centralizantes y corporativistas. Esto esalgo confuso.

    Para unir estos aspectos contradictorios de los emergentes Estadoslatinoamericanos puede recurrirse ala cultura. Siempre es posible afir-

    17. Ver Chapman 1993; Bushnell y Macaulay 1988; Madariaga 1955; HalperfnDonghi 1993; Hartz 1954; Mora 1973;Morse 1964; Parry 1966; Rojas Mery 1946; Rock1987; Veliz 1980; Wiarda 1992; Worcester 1992.

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    mar que a pesar de su debilidad, estos Estados tendieron hacia la ~entralizacion movidos por su fuerte herencia colonial espanola. Quizasun conjunto de instituciones debiles no podrfa lograr la centralizacion,pero la cuItura, sf. Esta vision asume eI concepto de que la cuItura cons-tituy6 un pocleroso motor para la determinacion de politicas y la disci-plina social, si es que pudo generar formas de autoriclad centralizadasy corporativas en la sociedacl civil a pesar de la debiliclad del Estado.

    Queda por explicar, sin embargo, como puede considerarse exito-samente centralista y corporativista a un Estado debil con una burocra-cia escasamente desarrollada. Sin duda, los capftulos siguientes muestranque a pesar de las huellas aparentes de la arnbicion centralista del anti-guo Estado colonial, estas republicas permanecieron suficientementedescentralizadas. Ni siquiera Argentina y Paraguay, los casos mas cen-tralizados, se parecen al retrato presentado por la mayor parte de la li-teratura. Parte de la soluci6n para este hallazgo contradictorio puedeprovenir de las nociones tradicionalmente aceptadas del Estado, lacuItura y la relaci6n del Estado con la sociedad civil.

    Una comparacion de panoramas de formacion del Estado extrafdosdel imperio otomano y del imperio chino ayudan a desentrafiar eIpro-blema. La fuerza del Estado suele medirse en tenninos de la fuerza dela Socie~ad civil. Si una es fuerte, se asume que la otra es debil y vice-versa. Sin embargo, observando el cambiante equilibrio de poder en-tre eI Estado y la sociedad civil en el imperio otomano y especialmentesu evolucion durante eIsiglo XIX, se lIega a la conclusion de que esta" 1-

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    sento un equilibrio entre partes debiles y fue, por tanto, opuesta alasituacion otomana,

    Este contraste revela las rafces europeas de la tradicional dicotomfaentre un Estado fuerte y una sociedad civil debil, Hasta cierto pun to,esta dicotomfa tamhien halla solidos precedentes en la literatura acer-ca de los Estados Unidos que ha puesto el enfasis tradicionalmente enla fuerza de la sociedad civil". La sugerencia que se hace aquf es que,antes de la Independencia, Latinoamerica logro una cierta estabilidaddurante los casi tres siglos en que las instituciones estatales no lograronuna penetracion completa en la sociedad civil. Las diferencias regio-nales eran demasiado marcadas y las instituciones dependfan dema-siado de personalidades locales y distantes autoridades espafiolas, AImismo tiempo, la accion colectiva externa al Estado que surgfa tantode grupos de notables dominantes y sus aliados como de las clases in-feriores, gan6 fuerza pero no amenaz6 decisivamente la estabilidad delImperio.

    No quedan dudas de que el Estado colonial, a pesar de su debili-dad, fue capas de excluir a determinados grupos del proceso de deter-minacion de polfticas, No obstante, dado que el Estado era debil, laexclusion afectaba casi exclusivamente a las clases inferiores; como yase menciono, las alianzas entre el Estado y las clases inferiores casinunca sematerialiaaron, Esto fue una caracterfstica definitoria del Es-tado en el perfodo posterior a la Independencia. Precisamente por elhecho de que la sociedad civil era debil, no alcanzo el vigor que Alexisde Tocqueville observ6 en los Estados Unidos. La mayor parte de laaccion grupal apuntaba a obtener favores y servicios de un gobiemodebil, servicios que, segUnse percibfa, solo el Estado podia proporcio-nar, Cuando el Estado no respondfa efectivamente, que era 10 que so-lfa suceder, estos grupos tomaban lajusticia en sus propias manos, Porun lado, las barreras para entrar en los asuntos de gobierno eran pocaspara las clases superiores; por 10 tanto, muchos de sus sectores estahanrepresentadas en el Estado. Por otro lado, como regia general, el Esta-do colonial era incapaz de cumplir con las exigencias de protecci6n 0de resolver disputas relacionadas con los derechos de propiedad, El

    22. Para visones disidentes sobre las nociones aceptadas de la debilidad del uta-do norteamericano, ver Bensel 1990, Skocpol1992; Skowronek 1982.

    La formacuin. delEstadoy fa democmciaen ArnlricaLatina

    equilibrio entre en Estado debil y una sociedad civil debil significabaque el imperio no tenia graves arnenasas internas.

    Solo a partir de la decada de 1760 las poblaciones rurales y los pue-blos pequeiios -en particular Quito, Peru, Nueva Granada y Mexico-se rebelaron en contra de las autoridades locales, algunos apelando alRey ausente para la redistrihucion de la tierra y lajusticia social", Sinembargo, Anthony McFarlane (1995:313) observa la poca frecuencia conque se dieron "rebeliones de escala y duraci6n suficientes como paraamenazar a los gobiernos coloniales en forma directa". Lo misnio pue-de decirse del caso Otomano, en donde tanto el Estado como la socie-dad civil eran fuertes.

    La Independencia rompi6 el equilibrio de la ecuacion. En nuestroscasos y en Latinoarnerica en general, las guerras favorecieron a las fuer-zas sociales sobre el Estado. Un logro irnportante de las guerras de laIndependencia fue el aumento del poder de la sociedad civil. Este po-der, en especial en relacion con las organisaciones de base, llego muylentamente y debi6 enfrentar muchas contrarrevoluciones.lo cual afect6al capital social y la autodeterminacion de la sociedad civil ell las repu-blicas emergentes. Durante la mayor parte del perfodo de formaciondel Estado, este y la sociedad civil siguieron siendo debiles y por 10tanto ninguno fue capaz de generar esferas confiables de actividad eco-n6mica y polftica que les dieran fuerza. En Colombia y Uruguay, las ins-tituciones estatales siguieron siendo fnigiles hasta elcomienzo del sigloxx. La sociedad civil se organiz6 pero perdi6 gradualmente el impul-so. La capacidad del Estado era mas fuerte en Argentina, pero segufadependiendo en gran medida de los duefios de la economfa de expor-taciones. La activa sociedad civil que habfa apoyado la Revoluci6n deMayo entre en decadencia inmediatamente despues.

    Hacia el siglo xx, el equilibrio de poder entre el Estado y la socie-dad civil, que recuerda al caso Otomano, se incline a favor del Estado.La mayor parte de la historia de 10 primeros sesenta afios del siglo xxmuestra su crecimiento. Sin embargo, a diferencia del caso Otomano,en los Estados Latinoamericanos, mas pequefios, la fuerza que obtuvola sociedad civil durante el convulsionado perfodo de la Independen-cia y los afios subsiguientes, se perdi6 casi totalmente, Los grupos que

    23. Ver McFarlane 1985, 1995. Existe un considerable corpus de literatura acercade las rebeliones de fines del siglo XVII.

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    surgfan de la sociedad civil decayeron en mimero e importancia. De unmodo u otro, la mayoria de estos desarroll6 lazos de c1ientela con eIEstado; de ahf surge la imagen de sistema corporativista que muestragran parte de la literatura academica, AI mismo tiempo, sin embargo,este lIamado "Estado corporativista" no acumul6 necesariamente bas-tante poder como para dominar a los grupos que en teorfa controlaba.

    En nuestros casos negativos, Venezuela y Paraguay, la Independen-cia rompi6 eIequilibrio de un modo diferente. En Venezuela, 10 incli-no a favor de los caudillos militares y las Fuerzas Armadas mas que afavor de la "sociedad" en general. En Paraguay, el equilibrio colonialse inclin6 a favor del Estado. Ambos, al igual que Argentina, vieronc6mo el ejercito pas6 aIfrente en eIproceso de construcci6n del Estado,Yen ambos, de manera algo similar a 10 que ocurri6 en eIimperio oto-mano, eIejcrcito se convirtio en un eslabon directo entre eIEstado ylos pobres de las zonas rurales,

    Mas leccumes de los impenos: bandidosy ejlrcilosLa autonomfa estatal de todos los casos analizados aquf estuvo siem-

    pre ligada a los aspectos del reclutarniento y composicion del ljercitoy a la construcci6n de lfneas de mando entre oficiales, partidos y forina-dores del Estado. Tener ejercitos mas poderosos y centralizados nosiempre simplificaba la autonomia del Estado. Un ejemplo de esto esArgentina. En los capftulos siguientes se vera c6mo la incorporaci6nde los pobres rurales y los grupos excluidos (mestizos, negros e indios)a los ejercitos y partidos, asf como las conexiones entre eIejercito y laelite polftica, ayudan a explicar los caminos de la formaci6n del Estado.

    La organizaci6n del Estado en eIcaso otomano ayuda a detectaralgunos aspectos del papel desernpeiiado por eIejercito en la forma-cion del Estado en Latinoameriea que no suelen ser considerados porla Iiteratura. En particular, los contrastes permiten explicar por que lasa1ianzas entre eI ejercito, eI poder central y los pobres rurales fueronescasos, Barkey (1995) dice que en eI siglo XVIl, eI Estado otomano uti-lizaba los servicios de bandidos mercenarios. EI bandidaje tambien era,por supuesto, conuin en Europa y China. EI caso otomano, sin embar-go, se diferenciaba de los otros en que "los vagabundos se convertfanen mercenarios y se organizaban segiin las lfneas militares del Estado.Es dificil, bajo estas condiciones, ver al bandido como un productorural; mas bien, es necesario aceptar elpapel que desempeii6 el Estado

    La[ormacitm del Estado y la democracia en America Latina

    en la generacion de este nuevo tipo social""'!. Sin embargo, esta estra-tegia presentaba un problema de control ya que producir eI bandidajeera mas facil que controlarlo. EI Sultan resolvio este problema creandoy reprimiendo al mismo tiempo eI bandidaje. AI responder a las quejascontra los bandidos que hadan los campesinos, eI Estado solfa lograrlegitimidad al reprimir a los mismos ban didos que habfa empleado.

    AI igual que los formadores del imperio otomano, los latinoameri-canos tarnbien realizaron acuerdos f1exibles con los patrones locales ylas milicias que de vez en cuando desempeiiaban eI papel de bandidos,no aIestilo romantico de Eric]. Hobsbawm (1981) sino en eIsentidomas crudo que presenta Barkey (1995). La organizaci6n del ejercitoincluyo la absorci6n flexible de "generales" disidentes que a menudose valfan del bandidaje para mantener sus rnilicias, pero a los cuales seoponfa el poder central-cuando le convenfa- para defender los dere-chos de propiedad y la seguridad de la poblaci6n local. Sin embargo,a diferencia del caso otomano, al Estado solfan faltarle los recursosnecesarios para suprimir las actividades de losjefes locales. Por 10 tanto,los pobres de las zonas rurales tendian a quedar bajo eIcontrol de los cau-dillos locales y se rebelaban con mas frecuencia en contra del Estado.

    Ning6n Estado latinoamericano se acerc6 siquiera a trabar a1ianzascon eI campesinado 0 las c1ases trabaiadoras rurales que se comparena los exitosos casos populistas de Europa, tales como Suecia, que sue-Ie citarse como una alianzatinica entre elRey y eI campesino a travesde un ejercito de ciudadanos". Recien en el siglo XXalgunos Estadoslatinoamericanos pudieron galvanizar eIapoyo popular y establecer unlazo directo con las c1ases bajas; estos casos incluyemn a Argentina,Brasil, Mexico, Uruguay y, en forma mas limitada, Venezuela.

    En los pr6ximos capftulos se vera c6mo ese Estado realiz6 conve-nios con centros alternativos de militarismo (los bandidos) para cons-truir su ejercito central. Los formadores del Estado solian utilizar a loscaudillos, que acosaban, como bandidos, los pueblos y ciudades quese oponfan aI gobierno central. En forma similar aI argumento de Barkeypara el caso otomano, pem a diferencia de 10 que Elizabeth]. Perry

    24 Barkey 1995:230.25. Incluso bajo en absolutismo caroline, Suecia se diferenciaba de los estados

    absolutisms europeos, ya que su fuerza militar era un ejereito de ciudadanos leal a laconstitucion, Para detalles, ver P.Anderson 1974;Downing 1992: cap. 8.

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  • fERNANDO L6PEZ-ALVES

    (1980) sugiere para China, losjefes politicos de las comunidades ruralesdesarrollaron fuertes lazos de c1ientelacon eI distante Estado y los parti-dos pollticos que estaban en eIpoder, En parte como en la afinnaci6nde Barkey, los caudillos locales no eran en general un producto exclu-sivo de la vida rural y sus circunstancias; mas bien, la historia de la ma-yorfa muestra que tenfan convenios con las elites militares coloniales ylas c1asescomerciales urbanas, todo 10 cual facilit6 eIacceso de los cau-dillos al poder central. A pesar de la influencia de la ideologfa militareuropea, que hacfa hincapie en las ventajas de un ejercito central fuerte,los casos latiuoamericanos estudiados aquf se desviaron de ese modeloluego de lograr la Independencia. Como en eIcaso otomano, la centra-lizaci6n del poder tuvolugar "en su mayor parte a travesde la negociaci6ny la incorporaci6n" de ejercitos que habfan surgido de distintas revuel-tas durante intentos previos de centralizaci6n a fines del siglo xvur",

    1.2. Formacion del Estado en America

    LospartidosA pesar de que los partidos polfticos fueron la caracterfstica dis tin-

    tiva de la fonnaci6n del Estado en America, entre 1810y 1900, tambienpueden encontrarse semejanzas entre estosj6venes partidos y los ban-didos del imperio otomano 0 las unidades cfvico-militares llamadas"Estandartes" en China", Las lfneas de mando de c1ientela y los lazosflexibles con el poder central eran similares. EI bandidaje tarnbien in-corporaba incentivos selectivos fuertemente asociados con la actividady las guerras partidarias, desde el pillaje y eI robo hasta la utilizaci6nde haciendas como escondites temporaries 0 el saqueo de cultivos yganado. La utilizacion de milicias que estaban bajo la supervision delfderes leales era sie