lommel, pim van - consciencia_incompleto

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  • ATA L A N TA

    PIM VAN LOMMEL

    CONSCIENCIA

    MS ALL DE LA VIDA

  • www.elboomeran.com

  • I MAG INAT IO VERA

    ATALANTA

    64

  • PIM VAN LOMMEL

    CONSCIENCIA

    MS ALL DE LA VIDA

    ATALANTA2012

    TRADUCCIN

    PATRICIA GONZALO

    La ciencia de la experiencia cercana a la muerte

  • En cubierta: Electrografa de fluido vital. Foto de HippolyteBaraduc. Francia, 1895.

    En guardas: Vista parcial de la serie de fractales de BenotMandelbrot, creada por Wolfgang Beyer.

    http://commons.wikimedia.org/

    Direccin y diseo: Jacobo Siruela

    Cualquier forma de reproduccin, distribucin, comunicacin pblica o

    transformacin de esta obra slo puede ser realizada con la autorizacin

    de sus titulares, salvo excepcin prevista por la ley.

    Dirjase a CEDRO (Centro Espaol de Derechos Reprogrficos,

    www.cedro.org) si necesita fotocopiar

    o escanear algn fragmento

    de esta obra.

    Todos los derechos reservados.

    Ttulo original: Consciousness Beyond Life: The Science of theNear Death Experience

    Pim van Lommel/Uitgeverij Ten Have, 2007 De la traduccin: Patricia Gonzalo EDICIONES ATALANTA, S. L.

    Mas Pou. Vilar 17483. Girona. EspaaTelfono: 972 79 58 05 Fax: 972 79 58 34

    atalantaweb.com

    ISBN: 978-84-938466-9-5Depsito Legal: B-4592-2012

  • ND ICE

    Introduccin13

    Captulo IUna experiencia cercana a la muerte y su impacto vital

    33

    Captulo IIQu es una experiencia cercana a la muerte?

    38

    Captulo IIITransformado por una experiencia

    cercana a la muerte78

    Captulo IVExperiencias cercanas a la muerte en la infancia

    108

    Captulo VNada nuevo bajo el sol

    118

    Captulo VIInvestigacin de las experiencias cercanas a la muerte

    142

  • Captulo VIIEl estudio de mbito holands acerca de la experiencia

    cercana a la muerte176

    Captulo VIIIQu ocurre en el cerebro cuando el corazn

    se para de repente?204

    Captulo IXQu sabemos del funcionamiento del cerebro?

    225

    Captulo XFsica cuntica y conciencia

    255

    Captulo XIEl cerebro y la conciencia

    293

    Captulo XIILa continuidad de un cuerpo cambiante

    319

    Captulo XIIIConciencia infinita

    342

    Captulo XIVAlgunas repercusiones de los estudios sobre las ECM

    370

  • Captulo XVEplogo389

    ApndiceLa importancia prctica de la ECM

    en el sistema sanitario393

    Agradecimientos405

    Crditos fotogrficos407

    Notas409

    Bibliografa451

  • Consciencia ms all de la vida

  • 13

    INTRODUCCIN

    Toda la ciencia es ciencia emprica, toda la teora est subor-dinada a la percepcin; un hecho aislado puede derribar un sis-tema por completo.

    Frederik van Eeden

    Nos encontramos en 1969. En la unidad coronaria se disparala alarma de forma repentina. El monitor indica que el electro-cardiograma de un paciente con un infarto de miocardio (ata-que al corazn) est plano. El hombre ha sufrido una paradacardaca. Dos enfermeras se apresuran hacia el paciente, que noreacciona, y rpidamente corren las cortinas en torno a su cama.Una de las enfermeras comienza a aplicarle la reanimacin car-diopulmonar mientras la otra le coloca una mascarilla sobre laboca para administrarle oxgeno. Una tercera enfermera irrumpea la carrera con el carro de reanimacin que contiene el desfi-brilador. El desfibrilador est cargado; las paletas, cubiertas degel; el pecho del paciente, desnudo. El personal mdico se apartade la cama y se desfibrila al paciente, que recibe una descargaelctrica en el pecho. No surte efecto alguno. Se reanudan el ma-saje cardaco y la respiracin artificial y, tras consultarlo con elmdico, se le inyecta medicacin adicional en el goteo intrave-noso. Se desfibrila entonces al paciente por segunda vez. En estaocasin se logra restablecer su ritmo cardaco y, tras un perodode inconsciencia que se alarga unos cuatro minutos, el pacientevuelve en s, para gran alivio del personal de enfermera y delmdico responsable.

  • El mdico responsable era yo. Haba comenzado mi residen-cia en cardiologa aquel mismo ao.Despus de la exitosa resucitacin, todo el mundo estaba

    encantado; todo el mundo excepto el paciente. Haba sido re-animado con xito, pero, para sorpresa de todos, estaba suma-mente decepcionado. Hablaba de un tnel, de colores, de luz,de un hermoso paisaje y de msica. Estaba muy emocionado. Eltrmino experiencia cercana a la muerte (ECM) no exista toda-va y yo jams haba tenido noticia alguna de personas que re-cordaran el perodo de su paro cardaco. Mientras estudiaba lacarrera me haban enseado que ese tipo de cosas eran, de hecho,imposibles: estar inconsciente equivale a no tener consciencia,y lo mismo se aplica a las personas que sufren una parada car-diorrespiratoria o a los pacientes en coma. En un trance seme-jante es sencillamente imposible estar consciente o tenerrecuerdos, puesto que se ha interrumpido cualquier funcincerebral. En el caso de un paro cardaco, el paciente est in-consciente, no respira y no tiene ni pulso palpable ni presinsangunea.

    Cerca de la muerte en el hospital

    Las primeras unidades coronarias en hospitales holandesesse inauguraron en 1966, cuando se descubri que el masaje car-daco, la administracin de oxgeno y la desfibrilacin eran efec-tivos en el tratamiento de los pacientes afectados por paradascardiorrespiratorias. El paro cardaco era, y sigue siendo, lacausa de muerte ms comn en personas que sufren un infartoagudo de miocardio: en Estados Unidos, aproximadamente unamuerte cada minuto; y en el Reino Unido, ms o menos unamuerte cada dos minutos. Desde que se introdujeron las mo-dernas tcnicas de reanimacin y se instituyeron las unidadescoronarias, las tasas de mortalidad como resultado de paradascardacas han disminuido radicalmente, y hoy en da no es in-frecuente que los pacientes que han sufrido un paro cardiorres-piratorio sobrevivan.Mientras trabajaba como cardilogo, me enfrentaba a la

    14

  • muerte casi a diario. Como mdico, uno se siente casi obligadoa reflexionar sobre los aspectos emocionales, filosficos y fisio-lgicos de la vida y la muerte. Sin embargo, a menudo estas re-flexiones no se vuelven acuciantes hasta que uno no se veafectado de forma personal por la muerte de un familiar. En micaso, esto ocurri cuando murieron mi madre, a la edad de se-senta y dos aos, y mi hermano, a la de cuarenta y uno.Si bien nunca haba olvidado al paciente resucitado con xito

    en 1969, ni sus recuerdos acerca del lapso en el que haba su-frido la parada cardaca, no hice nada con aquella experienciahasta 1986, cuando le un libro sobre experiencias cercanas a lamuerte escrito por George Ritchie, que llevaba por ttulo Re-greso del futuro.1 En 1943, siendo estudiante de medicina, Rit-chie tuvo una neumona doble y experiment un perodo demuerte clnica. Por aquel entonces los antibiticos como lapenicilina no eran todava de uso comn. Tras un episodio defiebre muy alta y extremada opresin en el pecho, falleci: dejde respirar y su pulso se detuvo. Un mdico dictamin sumuerte y lo cubri con una sbana. Sin embargo, un enfermero,afectado por la muerte del estudiante de medicina, logr per-suadir al mdico responsable para que le administrara unainyeccin de adrenalina en el pecho, cerca del corazn; un pro-cedimiento de lo ms inusitado en aquellos das. Tras haber es-tado muerto durante ms de nueve minutos, George Ritchierecobr la consciencia, ante la sorpresa mayscula del doctor ydel enfermero. Result que durante ese lapso de inconsciencia,el perodo en el que haba sido declarado muerto, haba tenidouna experiencia extremadamente intensa de la que conservabagran cantidad de detalles. Al principio era imposible hablar delasunto, incluso le atemorizaba, pero ms tarde logr escribir unlibro acerca de lo que le haba sucedido en aquellos nueve mi-nutos. Se gradu como psiquiatra y empez a compartir sus vi-vencias en conferencias para estudiantes de medicina. Uno delos estudiantes que asisti a sus conferencias era RaymondMoody, quien qued tan intrigado por este testimonio que co-menz a investigar los fenmenos que pueden producirse en si-tuaciones en las que la vida pende de un hilo. En 1975 escribiel libro Vida despus de la vida, que se convirti en un best-seller

    15

  • mundial. En su libro, Moody acu el trmino experiencia cer-cana a la muerte (ECM).2

    Tras leer el libro de Ritchie, no paraba de preguntarme cmoalguien poda experimentar la conciencia durante una paradacardiorrespiratoria y si se trataba de un hecho que ocurriera confrecuencia. De modo que en 1986 comenc a preguntar sistem-ticamente a todos los pacientes de mi ambulatorio que habansido sometidos a reanimacin si conservaban algn recuerdo delperodo de su paro cardaco. Me qued ms que sorprendido alor, en el espacio de dos aos, doce relatos de experiencias cer-canas a la muerte similares, entre poco ms de cincuenta super-vivientes de paradas cardacas. Desde aquella primera vez en1969 no haba tenido noticia de ningn relato parecido. Nohaba indagado en este tipo de experiencias porque no tena lamente abierta a ellas. Pero todos los relatos a los que entoncesestaba prestando odos haban despertado mi curiosidad. Des-pus de todo, segn el conocimiento mdico actual es imposibleexperimentar la conciencia cuando el corazn ha dejado de latir.Durante un paro cardaco los pacientes estn clnicamente

    muertos. La muerte clnica es definida como un perodo de in-consciencia provocado por la falta de oxgeno en el cerebro,cuya causa, a su vez, puede ser la parada circulatoria o respira-toria, o ambas. Si no se produce la resucitacin, las clulas delcerebro sufrirn lesiones irreparables en un plazo de cinco a diezminutos y, en casi la totalidad de los casos, el paciente morir,incluso aunque ms tarde se logre restablecer su ritmo cardaco.

    Cuestiones acerca del funcionamiento del cerebroy la conciencia

    En mi caso todo empez por curiosidad: haciendo preguntas,tratando de encontrar una explicacin a ciertos descubrimien-tos objetivos y experiencias subjetivas. Al investigar la expe-riencia cercana a la muerte, tuve que plantearme una serie decuestiones fundamentales para m. Una ECM es un estado espe-cial de conciencia que se produce durante un lapso, inminente oreal, de muerte fsica, psicolgica o emocional. Cmo y por qu

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  • ocurre una ECM? Cmo sobreviene el contenido de una ECM?Por qu una ECM trae consigo unos cambios tan profundos enla vida de una persona? Me resultaba imposible aceptar algunasde las respuestas a estas preguntas, porque parecan incompletas,incorrectas o sin fundamento alguno. Me haba criado en un am-biente acadmico en el que se me haba enseado que hay unaexplicacin reduccionista y materialista para todo. Y hasta aquelmomento yo siempre haba aceptado esta premisa como algofuera de cualquier discusin.Tras sumergirme en los aspectos personales, psicolgicos, so-

    ciales y cientficos de la experiencia cercana a la muerte, me topcon que otras preguntas tambin adquiran importancia para m:quin soy?, por qu estoy aqu?, cul es el origen de mi vida?,cundo y cmo finalizar? Y qu significa la muerte para m?,continuar mi vida ms all de la muerte? En todos los tiemposy culturas, as como durante cada una de las etapas vitales entreellas el nacimiento de un hijo o un nieto, o las confrontacionescon la muerte, as como otras graves crisis existenciales, estasincgnitas son recurrentes. Puede que usted mismo se hayahecho estas preguntas alguna vez. Sin embargo, raramente ob-tendremos respuestas satisfactorias. Suceda lo que suceda ennuestra vida tengamos xito o fracasemos, no importa cuntafama, poder o riqueza alcancemos, la muerte es ineludible.Todo aquello de lo que consigamos hacer acopio a nuestro alre-dedor perecer en un futuro no demasiado distante. El naci-miento y la muerte son una realidad durante todos y cada unode los segundos de nuestra vida, puesto que nuestro cuerpo ex-perimenta un proceso constante de muerte y renovacin.Algunos cientficos no creen en las preguntas sin respuesta,

    pero, por el contrario, s creen en preguntas formuladas deforma errnea. En 2005 la revista Science public un nmero es-pecial de aniversario en el que se incluan 125 preguntas a lasque los cientficos han fracasado en responder hasta el mo-mento.3 A la ms importante pregunta sin respuesta (de quest hecho el universo?) le iba a la zaga: cul es la base biolgicade la conciencia? Me gustara reformular esta segunda pregun-ta de la siguiente manera: tiene realmente la conciencia una basebiolgica? Tambin deberamos diferenciar entre los aspectos

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  • temporales y atemporales de nuestra conciencia. Esto da lugar ala siguiente pregunta: es posible hablar de un punto de inicio denuestra conciencia? Y se pondr fin en algn momento a nues-tra conciencia?Para responder a estas incgnitas necesitamos una mejor

    comprensin de las relaciones entre el funcionamiento del cere-bro y la conciencia. Tendremos que averiguar si hay algn indi-cio de que la conciencia pueda ser experimentada durante elsueo, bajo los efectos de la anestesia general, en coma, en lamuerte cerebral, en la muerte clnica, durante la agona y, final-mente, tras la confirmacin de la muerte. Si la respuesta a cual-quiera de estas preguntas es s, hemos de esforzarnos en hallarexplicaciones cientficas y analizar las relaciones entre funcincerebral y conciencia en estas circunstancias. Todo ello suscitauna serie de preguntas adicionales, que sern tratadas en estelibro: Dnde me encuentro mientras duermo? Puedo ser cons-ciente de algo mientras duermo?

    En ocasiones hay indicios de conciencia bajo los efectos dela anestesia general. Cmo es posible que algunos pacien-tes a los que se les ha aplicado anestesia general puedandespus describir con precisin lo que se ha dicho e inclusohecho, sobre todo en el momento en que sufrieron com-plicaciones durante la ciruga?

    Podemos hablar de conciencia cuando una persona esten coma? Un artculo reciente de Science examinaba evi-dencias cientficas de consciencia en una paciente en estadovegetativo.4 ste es un tipo de coma en el que se producende modo espontneo la respiracin y los reflejos del troncoenceflico. Las pruebas cerebrales evidenciaron quecuando se ordenaba a esta paciente que imaginara ciertasactividades, como jugar al tenis o moverse por su casa, losmonitores registraban cambios idnticos a los de volunta-rios sanos que llevaban a cabo las mismas instrucciones.Esto significa que los cambios identificados slo tienen ex-plicacin si suponemos que esta paciente, a pesar de en-contrarse en estado vegetativo, no slo comprenda lasinstrucciones verbales, sino que adems las implementaba.

    18

  • La investigacin demostraba que esta paciente en coma eraconsciente tanto de s misma como de su entorno, aunquesus lesiones cerebrales le impidieran comunicar sus pensa-mientos y emociones directamente al mundo exterior. Ensu libro Uit coma [Fuera del coma], Alison Korthals Altesdescribe asimismo cmo vea al personal sanitario y a sufamilia en el interior y en torno a la unidad de cuidados in-tensivos durante las tres semanas que permaneci en comaa consecuencia de un grave accidente de trfico.5

    Podemos seguir hablando de conciencia cuando se ha dic-taminado la muerte cerebral de una persona? En su libroDroomvlucht in coma [Vuelo en sueos durante el coma],Jan Kerkhoffs nos relata sus experiencias conscientes des-pus de que los neurlogos lo declararan cerebralmentemuerto a consecuencia de las complicaciones de una inter-vencin quirrgica en el cerebro. Tan slo gracias a que sufamilia se neg a donar sus rganos pudo llegar a escribiracerca de sus experiencias, ya que, para sorpresa general,recobr la consciencia despus de tres semanas en coma.6

    Equivale realmente la muerte cerebral a la muerte o, porel contrario, marca el inicio de la agona, que puede alar-garse desde horas hasta das? Qu ocurre con nuestra con-ciencia durante ese proceso de agona?

    Equivale la muerte clnica a la prdida de conciencia?Muchos de los relatos de experiencias cercanas a la muerteincluidos en este libro sugieren que durante una paradacardiorrespiratoria, es decir, durante el perodo de muerteclnica, los seres humanos pueden experimentar una con-ciencia excepcionalmente lcida.

    Podemos seguir hablando de conciencia cuando se haconfirmado la muerte de una persona y su cuerpo est fro?Analizar con mayor detalle esta cuestin ms adelante.

    Existe la conciencia ms all de la muerte?

    Puede la investigacin de las experiencias cercanas a lamuerte proporcionarnos algn indicio acerca de lo que le sucede

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  • a la conciencia cuando se ha confirmado la muerte de una per-sona? Debemos empezar por explorar las respuestas a la pre-gunta de si la conciencia puede ser experimentada ms all de lamuerte, y de qu modo. Cmo podemos conjeturar lo que leocurre a nuestra conciencia cuando estamos muertos? Y dednde provienen nuestras ideas sobre la muerte? Por qu que-rramos saber ms sobre la muerte, sobre el significado de estarmuerto?La confrontacin con la muerte suscita preguntas acucian-

    tes, puesto que la muerte sigue constituyendo un tab en nues-tra sociedad. Sin embargo, es normal que la gente muera cadada. Hoy mismo, mientras usted est leyendo esto, estn mu-riendo aproximadamente 6.925 personas en Estados Unidos(375 en los Pases Bajos y 1.400 en el Reino Unido). Esto signi-fica que en Estados Unidos mueren cada ao ms de 2.530.000personas (155.000 en los Pases Bajos y 509.000 en el ReinoUnido). A escala mundial, mueren ms de 70 millones de per-sonas cada ao. No obstante, dado que las tasas de natalidad glo-bales sobrepasan a las de mortalidad, la poblacin mundial siguecreciendo. Como media, en Estados Unidos nacen cada da unos11.000 nios (515 en los Pases Bajos y 1.600 en el Reino Unido).Morir es tan normal como nacer. Y sin embargo la muerte hasido desterrada de nuestra sociedad. La gente muere cada vezms en hospitales y residencias, aunque exista una creciente pre-ferencia por morir en casa o en un hospice.*Qu es la muerte? Qu es la vida? Y qu ocurre cuando

    estoy muerto? Por qu la mayor parte de la gente teme a lamuerte? Sin duda, la muerte puede suponer una liberacin trasuna penosa enfermedad. Por qu los doctores a menudo perci-ben la muerte de un paciente como un fracaso por su parte?Porque el o la paciente ha perdido su vida? Por qu ya no sepermite a la gente simplemente morir de una enfermedadgrave, terminal, sino que se los conecta a un ventilador y se lesproporciona alimentacin artificial a travs de tubos y catte-res? Por qu algunas personas en los estadios finales de una en-

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    * Nombre que reciben los centros de cuidados paliativos para en-fermos terminales. (N. de la T.)

  • fermedad cancerosa optan por la quimioterapia, que tal vez pro-longue su vida por un corto espacio de tiempo, pero, desdeluego, no siempre mejora la calidad de la vida que les queda?Por qu nuestro primer impulso es prolongar la vida y retrasarla muerte a toda costa? Es el miedo a la muerte la razn? Y eseste miedo producto de la ignorancia de lo que la muerte podraser? Son precisas nuestras suposiciones sobre la muerte? Esrealmente la muerte el final de todo?Incluso la formacin mdica dedica escasa atencin a lo que

    la muerte podra ser. En el momento de su graduacin, la mayorparte de los mdicos no se ha detenido a pensar demasiado sobreella. A lo largo de la vida, 500.000 clulas del cuerpo muerencada segundo, 30 millones cada minuto y 50.000 millones cadada. Estas clulas son reemplazadas en su totalidad diariamente,proporcionando a cada persona un cuerpo casi nuevo cada dosaos. La muerte celular, por tanto, no es lo mismo que la muertefsica. En vida, nuestro cuerpo cambia constantemente de un se-gundo a otro. Sin embargo, ni lo sentimos ni somos conscientesde ello. Cmo podemos explicar la continuidad de este cuerpoen permanente cambio? Las clulas son bloques de construccincomparables a los de una casa, pero quin disea, planifica ycoordina la construccin de esta casa? Sin duda, no los bloquesde construccin por s mismos. As que la pregunta obvia es:qu explica la construccin y coordinacin de un cuerpo siem-pre cambiante de un segundo a otro?Todos los cuerpos funcionan de idntico modo en el plano

    bioqumico y fisiolgico, pero todo el mundo es diferente. Larazn de esta distincin no es nicamente fsica. La gente tienedistintos caracteres, sentimientos, estados de nimo, nivelesde inteligencia, intereses, ideas y necesidades. La conciencia de-sempea un papel determinante en esta diferenciacin. Esto dalugar a la siguiente pregunta: somos los seres humanos igualesa nuestros cuerpos o tenemos cuerpos?Algo ms del 50% de la poblacin de los Pases Bajos est

    relativamente segura de que la muerte es el final de todo. Creenque la muerte de nuestro cuerpo supone el final de nuestra iden-tidad, de nuestros pensamientos y recuerdos, y que la muertepone fin a nuestra conciencia. Por el contrario, aproximada-

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  • mente el 40 o el 50% de los holandeses cree en alguna forma devida despus de la muerte. En Estados Unidos entre el 72 y el74% de la poblacin (un porcentaje masculino del 67% y feme-nino del 76%) cree en la vida ms all de la muerte. En el ReinoUnido aproximadamente un 58% cree en la vida eterna.7 Aunas, mucha gente nunca se cuestiona si sus creencias sobre lamuerte son en realidad correctas hasta que se enfrentan a supropia mortalidad despus de una muerte, un accidente graveo una enfermedad potencialmente mortal en su familia o en sucrculo de amigos ms cercanos.A travs del estudio de todo lo pensado y escrito sobre la

    muerte a lo largo de la historia en todas las pocas, culturas yreligiones, podramos ser capaces de adoptar una visin de lu-gar diferente, mejor, sobre la muerte. Pero podramos lograr lomismo mediante el estudio de las recientes investigaciones cien-tficas acerca de la experiencia cercana a la muerte. La evidenciademuestra que la mayor parte de la gente pierde el miedo amorir despus de una ECM. Su experiencia les dice que la muerteno es el fin de todo y que la vida sigue adelante de un modo uotro. Un paciente me escribi despus de su ECM:

    No estoy cualificado para discutir algo que slo puede ser demos-trado mediante la muerte. En cualquier caso, para m, personalmente,esta experiencia ha sido decisiva para convencerme de que la concien-cia perdura ms all de la tumba. Lo muerto ha resultado no estarlo,sino ser otra forma de vida.

    Segn la gente que ha pasado por una ECM, la muerte no essino un modo diferente de existir, con una conciencia mejoraday ampliada, presente en todas partes al mismo tiempo, dado queya no est atada al cuerpo.

    El papel de la ciencia en el estudio de la conciencia

    De acuerdo con el filsofo de la ciencia Ilja Maso, la mayo-ra de los cientficos hace uso de un mtodo cientfico basado enasunciones materialistas, mecanicistas y reduccionistas. Resulta

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  • ser el que atrae la mayor parte de los fondos de financiacin, elque consigue los resultados ms impactantes, el que se suponeque emplea a las mentes ms brillantes. Cuanto ms se desva unpunto de vista de este paradigma materialista, inferior es su es-tatus y menos dinero recibe. En efecto, la experiencia nos de-muestra que los escalones ms altos de la jerarqua investigadoradisponen de un porcentaje desproporcionado de recursos, mien-tras que los escalones inferiores son los que de hecho estnorientados hacia las afecciones, necesidades y problemas de lagente. La verdadera ciencia no se limita a hiptesis materialistasy, en consecuencia, restrictivas, sino que se abre a descubri-mientos en principio inexplicables y acepta el reto de encontrarteoras que los expliquen. Maso habla de una ciencia inclusiva,capaz de dar cabida a ideas ms compatibles con nuestro intentode aprender acerca de aspectos subjetivos del mundo y de no-sotros mismos que las que permite hoy en da la demarcacinmaterialista.8

    El psiclogo Abraham H. Maslow ha dado una definicinmuy acertada de lo que semejante ciencia inclusiva debe con-llevar:

    Aceptar la obligacin de reconocer y describir toda la realidad, todolo que existe, todo lo que viene al caso. Antes que ninguna otra cosa, laciencia debe ser exhaustiva y globalizadora. Debe aceptar en el mbitode su competencia incluso aquello que no puede entender o explicar,para lo que no existe teora, aquello que no puede ser medido, predicho,controlado o clasificado. Debe aceptar incluso las contradicciones, lafalta de lgica y los misterios, lo vago, lo ambiguo, lo arcaico, lo in-consciente y todos los dems aspectos de la existencia que resultan di-fciles de expresar. En el mejor de los casos, estar completamente abiertay no excluir nada. No imponer requisitos de admisin.9

    El filsofo de la ciencia norteamericano Thomas Kuhn haafirmado que la mayor parte de los cientficos todava trata deconciliar la teora con los hechos en el marco del paradigma (ma-terialista) aceptado de forma rutinaria, que l describe, en esen-cia, como una coleccin de artculos de fe compartidos por loscientficos.10 Todos los resultados de investigaciones que no pue-

    23

  • den ser justificados mediante la visin del mundo imperante sonetiquetados como anomalas, ya que amenazan el paradigmaexistente y desafan las expectativas que ste suscita. Ni quedecir tiene que dichas anomalas son inicialmente obviadas, ig-noradas, rechazadas como aberraciones e incluso ridiculizadas.Es el caso de las experiencias cercanas a la muerte. Si bien lasanomalas nos dan la oportunidad de modificar las teoras cien-tficas existentes o de reemplazarlas por nuevos conceptos ques nos ofrecen una explicacin, es poco frecuente que tales con-ceptos sean recibidos y aceptados con entusiasmo cuando no en-cajan en el paradigma materialista preponderante. Las palabrasdel psiquiatra Ian Stevenson todava resuenan con toda su ver-dad: Se ha dicho que no hay nada tan molesto como una nuevaidea, y creo que esto es particularmente cierto en el campo de laciencia.Gran parte de los especialistas en la investigacin de la con-

    ciencia, incluyendo a neurocientficos, psiclogos, psiquiatras yfilsofos, son an de la opinin de que hay una explicacin ma-terialista y reduccionista para la conciencia. El conocido fil-sofo Daniel Dennett cree, como muchos otros, que la concienciano es sino materia, y que la experiencia subjetiva de nuestra con-ciencia como algo puramente personal y distinto de las de losdems es una mera ilusin.11 Segn estos cientficos, la concien-cia surge enteramente de la materia que constituye nuestro ce-rebro. Si esto fuera cierto, entonces todo lo que experimentamosen nuestra conciencia no sera nada ms que la expresin de unamquina regulada por la fsica y la qumica clsicas, y nuestrocomportamiento sera el inexorable resultado de la actividad delas clulas nerviosas de nuestro cerebro. Por supuesto, la nocinde que todos los pensamientos y sentimientos subjetivos no sonproducidos sino por la actividad cerebral tambin significa queel libre albedro es una ilusin. Este punto de vista tiene enor-mes implicaciones en conceptos como la responsabilidad moraly la libertad personal.

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  • La necesidad de un nuevo enfoque

    Si quieren cuestionar la ley de que todos los cuervos son ne-gros, basta con que demuestren que uno solo es blanco.

    William James12

    Cuando los estudios cientficos empricos descubren fen-menos o hechos que no son coherentes con las teoras cientfi-cas vigentes, estos nuevos hechos no deben ser negados,suprimidos o hasta ridiculizados, como es moneda corriente. Enel caso de nuevos hallazgos, las teoras existentes han de ser re-elaboradas o modificadas y, si es necesario, rechazadas y reem-plazadas. Se requieren nuevas vas de pensamiento y nuevasformas de ciencia para estudiar la conciencia con una mayorcomprensin de sus efectos. Algunos cientficos, como el fil-sofo David Chalmers, son ms receptivos y se toman la con-ciencia con seriedad: La conciencia plantea los problemas msdesconcertantes de la ciencia de la mente. No hay nada que co-nozcamos ms en profundidad que la experiencia consciente, ysin embargo no hay nada ms arduo de explicar. Chalmers estespecializado en el problema de la conciencia y ha escrito unaexcelente panormica de las diversas teoras existentes acerca delas relaciones entre la conciencia y el cerebro.13 Analizar estapanormica con ms detalle en un captulo posterior.En el pasado, las nuevas formas de ciencia surgieron cuando

    las ideas cientficas predominantes no podan explicar ciertos fe-nmenos. A comienzos del siglo XX, por ejemplo, surgi la fsicacuntica debido a que la fsica clsica era incapaz de dar res-puesta a ciertos hallazgos. La fsica cuntica dio un giro a la vi-sin preestablecida que tenamos del mundo material. El hechode que la nueva percepcin que nos ofrece la fsica cuntica estsiendo aceptada slo paulatinamente puede atribuirse a la visindel mundo materialista con la que la mayora de nosotros hemoscrecido. Segn algunos fsicos cunticos, la fsica cuntica con-cede a nuestra conciencia un papel decisivo en el proceso decrear y experimentar la realidad perceptiva. Dicha interpreta-cin, que an no es ampliamente aceptada, postula que nuestra

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  • imagen de la realidad se basa en la informacin recibida pornuestra conciencia. Esto transforma la ciencia moderna en unaciencia subjetiva en la que la conciencia desempea un rol fun-damental. El fsico cuntico Werner Heisenberg lo formul de lasiguiente manera:

    La ciencia natural ya no es un espectador situado ante la Naturaleza,sino que ms bien se reconoce a s misma como parte de la interaccinde hombre y Naturaleza. El mtodo cientfico modifica su objeto ylo transforma, hasta el punto de que el mtodo no puede distinguirsedel objeto.14

    La experiencia de ciertos aspectos de la conciencia duranteuna ECM es comparable o anloga a conceptos de la fsica cun-tica. Por supuesto, la teora cuntica no puede explicar la con-ciencia, pero al combinarla con los resultados y conclusiones delos estudios acerca de las ECM puede contribuir a una mejorcomprensin del trnsito o interconexin entre la conciencia yel cerebro.

    La ciencia equivale a hacer preguntascon una mente abierta

    En mi opinin, la ciencia actual debe reconsiderar sus supo-siciones acerca de la naturaleza de la realidad perceptible, puestoque estas ideas han provocado que se desatiendan o nieguen im-portantes reas de la conciencia. La ciencia vigente, por locomn, parte de una realidad basada nicamente en fenmenosperceptibles. Sin embargo, al mismo tiempo podemos sentir (demodo intuitivo) que ms all de la percepcin sensorial, obje-tiva, desempean un papel nada desdeable factores subjetivoscomo las emociones, la inspiracin y la intuicin. Las tcnicascientficas actuales son incapaces de cuantificar o demostrar elcontenido de la conciencia. Resulta imposible obtener la evi-dencia cientfica de que alguien se ha enamorado, o de que al-guien est disfrutando de una pieza musical concreta o de unadeterminada obra pictrica. Lo que puede medirse son los cam-

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  • bios qumicos, elctricos o magnticos en la actividad cerebral;el contenido de pensamientos, sentimientos y emociones, no. Sino tuviramos la experiencia directa de nuestra conciencia a tra-vs de nuestros sentimientos, emociones y pensamientos, no se-ramos capaces de percibirla.Es ms, la gente ha de comprender que su imagen del mundo

    material nicamente se deriva de la percepcin y se construyecon base en sta. Sencillamente, no hay otro modo. Todos no-sotros creamos nuestra propia realidad en funcin de nuestraconciencia. Cuando nos enamoramos el mundo es hermoso,mientras que cuando estamos deprimidos ese mismo mundo esun tormento. En otras palabras, el mundo objetivo, material,no es ms que una mera imagen fabricada en nuestra conciencia.De este modo, la gente preserva su propia visin del mundo.ste es precisamente el tipo de idea que a una gran parte de lacomunidad cientfica le cuesta aceptar.

    Conciencia infinita

    Estudios prospectivos sobre la experiencia cercana a lamuerte, as como recientes resultados de investigaciones neuro-fisiolgicas y diversos conceptos de la fsica cuntica, me hanllevado a estar firmemente convencido de que la conciencia nopuede ser localizada en un tiempo y un espacio concretos. Estose conoce como no localidad o no localizacin. La concienciaplena e infinita est presente en todas partes, en una dimensinque no est ligada al tiempo ni al espacio, donde el pasado, elpresente y el futuro existen y son accesibles a la vez. Esta con-ciencia infinita est siempre en nosotros y alrededor nuestro.No tenemos teoras para probar o cuantificar el espacio no localni la conciencia no local en el mundo material. El cerebro y elcuerpo funcionan solamente como una interfaz o como un re-petidor que integra en nuestra conciencia despierta parte denuestra conciencia total y parte de nuestros recuerdos. La con-ciencia no local abarca mucho ms que nuestra conciencia des-pierta. Nuestro cerebro puede ser comparado tanto a un aparatode televisin, que recibe informacin de campos electromagn-

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  • ticos y los descodifica para transformarlos en sonido e imagen,como a una cmara de televisin, que convierte y codifica so-nido e imagen en ondas electromagnticas. Nuestra concienciatransmite informacin al cerebro y a travs de ste recibe la in-formacin del cuerpo y los sentidos. La funcin del cerebropuede compararse a la de un transceptor; nuestro cerebro cum-ple ms bien la funcin de facilitar que la de producir: posibilitaexperimentar la conciencia. Asimismo, existen cada vez ms in-dicios de que la conciencia tiene un efecto directo sobre el fun-cionamiento y la anatoma del cerebro y del cuerpo, y es muyprobable que el ADN desempee un importante papel en ello.La experiencia cercana a la muerte ha dado lugar al concepto

    de conciencia no local e infinita, que nos permite comprenderun amplio espectro de estados especiales de conciencia, comolas experiencias msticas y religiosas, las visiones en el lecho demuerte (experiencias terminales), las experiencias perimortem ypostmortem (comunicacin no local), los sentimientos intuiti-vos incrementados (intercambio de informacin no local), lossueos premonitorios, la visin remota (percepcin no local) yel influjo de la mente en la materia (perturbacin no local). Enltima instancia, no podemos evitar llegar a la conclusin de quela conciencia infinita siempre ha existido y siempre existir, in-dependientemente del cuerpo. No existe un comienzo y nuncahabr un punto final para nuestra conciencia. Por esta razn es-tamos obligados a considerar seriamente la posibilidad de quela muerte, al igual que el nacimiento, no sea ms que un simpletrnsito de un estado de conciencia a otro, y que en vida elcuerpo funcione como una interfaz o una caja de resonancia.

    La experiencia cercana a la muerte: un puenteentre la ciencia y la espiritualidad

    Tengo la esperanza de que los lectores aborden este libro conempata y sin prejuicios. Al crear un marco cientfico para laconciencia como fenmeno no local, y por tanto ubicuo, estaobra quiz contribuya a crear nuevos presupuestos sobre la con-ciencia en relacin con el cerebro. Asumo que este libro puede

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  • ser poco ms que un trampoln para futuros estudios y debates,dado que an carecemos de respuestas definitivas a las muchaspreguntas de relevancia sobre nuestra conciencia y sobre su re-lacin con el cerebro. Sin duda, muchas de estas incgnitasacerca de la conciencia y del misterio de la vida y la muerte per-manecern sin resolver. A pesar de todo, al enfrentarnos a ha-llazgos excepcionales o anormales no tenemos otra opcin quecuestionar un paradigma cientfico puramente materialista. Unaexperiencia cercana a la muerte constituye uno de estos hallaz-gos excepcionales. Aunque la conciencia siga siendo un enormemisterio, las nuevas teoras cientficas basadas en las investiga-ciones de las ECM se presentan como una contribucin clave enla bsqueda de respuestas. Parece como si un hallazgo anmaloaislado, que desafa toda justificacin que se apoye en concep-tos e ideas comnmente aceptados, fuera capaz de desencadenarun cambio fundamental en la ciencia.Sospecho que la lectura de este libro suscitar gran cantidad

    de preguntas. Soy consciente de que algunos de los asuntos tra-tados pueden ser nuevos y hasta inconcebibles para muchos lec-tores, especialmente para aquellos que nunca han odo hablar oledo nada acerca de experiencias cercanas a la muerte. Pero loscientos de miles de personas que han pasado por una ECM segu-ramente se sentirn aliviadas al saber que otras han tenido ex-periencias similares y que stas estn siendo investigadas cient-ficamente.Una ECM es, simultneamente, una crisis existencial y una in-

    tensa experiencia de aprendizaje. Quienes pasan por ella sufrenuna transformacin al experimentar conscientemente una di-mensin en la que el tiempo y el espacio no desempean papelalguno, en la que vislumbran tanto el pasado como el futuro, enla que uno se siente pleno y sano y puede experimentar una sa-bidura ilimitada y un amor incondicional. Estas transforma-ciones son avivadas, primordialmente, por la comprensinprofunda de que el amor y la compasin hacia uno mismo, hacialos dems y hacia la naturaleza son requisitos esenciales para lavida. Tras una ECM, la gente cae en la cuenta de que todo y todosestamos conectados, de que cada pensamiento tiene su impactoen uno mismo y en los dems y de que nuestra conciencia so-

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  • brevive a la muerte fsica. La gente comprende que la muerte nosignifica el final.Las personas con experiencias cercanas a la muerte han sido

    mis mejores maestros. Mis muchas conversaciones con ellos ymi estudio en profundidad de la potencial trascendencia de unaECM han cambiado mis puntos de vista sobre el significado de lavida y la muerte. No necesitamos pasar personalmente por unaexperiencia cercana a la muerte para adquirir nuevos conoci-mientos sobre la vida y la muerte.Aceptar nuevas ideas cientficas, en particular sobre la con-

    ciencia infinita, requiere tener una mente abierta y renunciar adogmas. Y, obviamente, esto trasciende la ciencia para englobartodos los asuntos que ataen a la sociedad occidental contem-pornea. Al tiempo que abrimos nuestra mente a las incgnitasuniversales sobre la vida, la muerte y la conciencia, nuestromodo de ver a la humanidad puede sufrir una profunda trans-formacin. Espero sinceramente que este libro contribuya demanera constructiva a este proceso.El captulo I contiene un informe pormenorizado de una

    ECM y su impacto en la vida del individuo que la ha experimen-tado. Tras una breve panormica histrica de los primeros estu-dios cientficos acerca de las ECM, el captulo II presenta una ex-tensa relacin de los doce elementos universales de una ECM,ilustrados con impactantes testimonios. En el captulo III ana-lizo los cambios vitales positivos que han referido las personasque han pasado por una ECM durante una parada cardaca deapenas unos cuantos minutos. En este captulo tambin se tratanlos mltiples problemas que surgen al intentar aceptar esta ex-periencia. Lamentablemente, los individuos que han experi-mentado una ECM son despachados an con demasiada frecuen-cia como pacientes soadores, fantasiosos, vidos de atencin oconfusos. El captulo IV se centra en experiencias cercanas a lamuerte en nios, cuyas vivencias es muy improbable que puedanser el resultado de cualquier influencia externa. Los nios decorta edad rememoran los mismos elementos de una ECM quelos adultos y se diferencian notablemente de sus coetneos des-pus de pasar por esta experiencia. En el captulo V recojo es-critos histricos de Europa y Asia que demuestran que la idea de

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  • una conciencia perfeccionada e infinita, as como la de una con-ciencia ms all de la muerte fsica, no son nuevas, sino que ocu-pan un lugar preeminente en estos textos.En el captulo VI se repasan todas las explicaciones cientfi-

    cas existentes para las ECM. Una teora que explique satisfacto-riamente los diferentes aspectos de una ECM debe tener en cuentatanto las diversas circunstancias bajo las que puede ser experi-mentada como los elementos distintivos que la constituyen. Enel captulo VII me centro en un estudio sobre la ECM realizadoen Holanda entre 344 supervivientes de paros cardacos, y com-paro sus resultados y conclusiones con estudios anlogos lleva-dos a cabo en Estados Unidos y en el Reino Unido.15 Estos cua-tro estudios prospectivos concluyen unnimemente que durantela parada cardiorrespiratoria, es decir, durante la interrupcincompleta de flujo sanguneo, se dan los elementos de una ECMdocumentados. Cmo es esto posible? El captulo VIII com-prende una detallada descripcin de lo que ocurre en el cerebroen el caso de una carencia aguda de oxgeno provocada por laprdida de pulso y de presin arterial. Para complementarlo, elcaptulo IX analiza con mayor detenimiento el funcionamientonormal del cerebro y las limitaciones de las suposiciones cient-ficas actuales acerca de la relacin entre el cerebro y la concien-cia.El captulo X explica los conceptos y nociones de fsica cun-

    tica que pueden contribuir a una mejor comprensin de la con-ciencia. En el captulo XI trazo una visin de conjunto tericapara conceptuar la relacin entre el cerebro y la conciencia yplantear algunas ideas que ofrezcan una posible explicacincientfica. En el captulo XII se discuten las nuevas conjeturasacerca del papel potencial del ADN en los continuos cambios quesufre nuestro cuerpo. Es posible que el ADN acte como nexoentre la conciencia no local y el cuerpo y que intervenga en lacoordinacin de las clulas, los sistemas celulares, los rganos yel organismo en su totalidad. El captulo XIII se centra en dife-rentes aspectos de la conciencia no local e infinita, muchos de loscuales han sido demostrados por investigaciones cientficas em-pricas.En el captulo XIV se reconsideran algunas de las implica-

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  • ciones de la ECM y la conciencia no local en relacin con cues-tiones ticas, mdicas y sociales de la sociedad occidental, pre-dominantemente materialista. En el eplogo se resume elconcepto de conciencia no local, as como sus consecuenciaspara la ciencia, los cuidados sanitarios y nuestra visin de la hu-manidad. Finalmente, en el apndice I hago hincapi en que elconocimiento de la experiencia cercana a la muerte puede resul-tar de gran relevancia prctica tanto para el personal sanitariocomo para los moribundos y sus familias. Todos deberamos serconscientes de las extraordinarias experiencias que pueden so-brevenir durante un perodo de muerte clnica o coma, en ellecho de muerte o ms all de sta.

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  • Las pruebas sostienen la validez de las experiencias cercanas a lamuerte y sugieren que los cientficos deben reconsiderar las teorasexistentes sobre uno de los ms profundos misterios biolgicos: la na-turaleza de la consciencia humana.

    The Washington Post

    Pim van Lommel es un reputado cardilogo holands que ha traba-jado durante ms de veinticinco aos en un hospital docente con ocho-cientas camas. Al hablar con cientos de sus pacientes que haban sufridoun paro cardaco, qued atnito al descubrir que, lejos de haber perdidola conciencia durante el perodo en que haban estado clnicamentemuertos, sus pacientes recordaban haber vivido una experiencia ex-traordinaria, algo que a Van Lommel, como cientfico, le era difcil deaceptar. As pues, decidi estudiar el fenmeno sistemticamente du-rante veinte aos en su clnica con un equipo especializado, y en 2001public una sntesis de su investigacin en la prestigiosa revista mdicaThe Lancet, causando con ello un revuelo internacional.Este libro ofrece abundantes pruebas cientficas de que las expe-

    riencias cercanas a la muerte son un fenmeno que no puede atribuir-se a la imaginacin, la psicosis o la falta de oxgeno. Los hechosevidencian que la consciencia es algo mucho ms vasto y complejo queel cerebro y que sigue existiendo pese a la ausencia de toda funcin ce-rebral. Pim van Lommel introduce estas experiencias en un amplio con-texto cultural que va desde las diferentes visiones religiosas del pasadohasta los nuevos presupuestos de la fsica cuntica, en donde estos fe-nmenos tienen un lugar coherente dentro de sus modelos tericos.

    La investigacin de los pacientes cardacos del doctor Pim van Lom-mel es una de las ms comentadas de los ltimos aos.

    The Herald (Glasgow)

    www.atalantaweb.com

    Imaginatio vera

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