lo indispensable

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Editorial agosto 2011 verde olivo 1 Cuba, te urge seguir creciendo. Aun cuando estás más instruida, madura y mejor defendida que nunca, nuevas circunstancias imponen audacia a la hora de tomar decisiones. Hace medio siglo te declaraste socialista, derrotaste de manera inequívoca al enemigo, y lo has mantenido a raya. También aprendiste a leer y escribir; a sembrar policlínicos y hospitales; a elevar tu cultura en cines, teatros, galerías, ferias de libros, centros deportivos y salas de computación. Te cabe ese mérito inmenso; pero no es suficiente. Has de seguir planteándote utilizar de manera eficaz tu capital humano, y albergar una sociedad más justa y equitativa. Tarea, sin dudas, titánica. Deberás sacudirte las rémoras del inmovilismo, el burocratismo, el discurso ramplón y conformista, la doble moral, la mediocridad y la indisciplina. ¿Cómo institucionali- zarte y actualizar el modelo económico? Con la ayuda de tus mejores hijos: los de estirpe abdaliana, genes cimarrones, corazón mambí, vergüenza ortodoxa, inteligencia barbuda y manos solidarias. En esta y otras misiones contarás con las FAR, tu pueblo uniformado de verde olivo; con sus oficiales, sargentos, soldados y cadetes. Tampoco te faltarán los bríos del Sindicato Nacional de Trabajadores Civiles de la Defensa (SNTCD), el cual, desde hace cuatro décadas, también sostiene tu puño defensivo. Pues garantizar producciones agrícolas; modernizar, reparar y remotorizar medios de combate, preservar secretos, archivar materiales históricos, diseñar propaganda gráfica y fílmica, son tareas de primer orden. Y la mejor manera de preservar el proceso revolucionario, es cumplir con los lineamientos de la Política Económica y Social de la Revolución aprobados en el Sexto Congreso del PCC; producir con eficiencia, diversificar servicios, ahorrar recursos. La efigie del Granma en el logotipo del SNTCD convoca a mantener la confianza en Fidel, Raúl y la dirección del país; a reconocer el heroísmo de quienes han caído para mantener la Patria íntegra y, sobre todo, a conservar la unidad y consenso social, clave de nuestra resistencia. Pero esa embarcación sagrada también llama a mirar siempre al horizonte, a no conformarnos con lo alcanzado, a revolucionar una y otra vez las condiciones de nuestra vida social y espiritual; a cimentar una república cada vez más martiana, que es decir, más humana. Porque de tu Apóstol, Cuba, habrás de recordar dos consejos: “La prisa del enemigo en levantar la discordia indica sobradamente que no se ha de ser cómplice del enemigo”; y “ni el júbilo del deseo, ni la viveza de la inteligencia, ni la bondad del alma son fuerzas bastantes para aspirar con éxito a la formación de un pueblo, sino la capacidad de ordenar a tiempo los elementos indispensables para la victoria”. Lo indispensable para la victoria

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Editorial

agosto 2011 verde olivo 1

Cuba, te urge seguir creciendo. Aun cuando estás más instruida, madura y mejor defendida que nunca, nuevas circunstancias imponen audacia a la hora de tomar decisiones. Hace medio siglo te declaraste socialista, derrotaste de manera inequívoca al enemigo, y lo has mantenido a raya.

También aprendiste a leer y escribir; a sembrar policlínicos y hospitales; a elevar tu cultura en cines, teatros, galerías, ferias de libros, centros deportivos y salas de computación. Te cabe ese mérito inmenso; pero no es suficiente. Has de seguir planteándote utilizar de manera eficaz tu capital humano, y albergar una sociedad más justa y equitativa.

Tarea, sin dudas, titánica. Deberás sacudirte las rémoras del inmovilismo, el burocratismo, el discurso ramplón y conformista, la doble moral, la mediocridad y la indisciplina. ¿Cómo institucionali- zarte y actualizar el modelo económico? Con la ayuda de tus mejores hijos: los de estirpe abdaliana, genes cimarrones, corazón mambí, vergüenza ortodoxa, inteligencia barbuda y manos solidarias.

En esta y otras misiones contarás con las FAR, tu pueblo uniformado de verde olivo; con sus oficiales, sargentos, soldados y cadetes. Tampoco te faltarán los bríos del Sindicato Nacional de Trabajadores Civiles de la Defensa (SNTCD), el cual, desde hace cuatro décadas, también sostiene tu puño defensivo.

Pues garantizar producciones agrícolas; modernizar, reparar y remotorizar medios de combate, preservar secretos, archivar materiales históricos, diseñar propaganda gráfica y fílmica, son tareas de primer orden. Y la mejor manera de preservar el proceso revolucionario, es cumplir con los lineamientos de la Política Económica y Social de la Revolución aprobados en el Sexto Congreso del PCC; producir con eficiencia, diversificar servicios, ahorrar recursos.

La efigie del Granma en el logotipo del SNTCD convoca a mantener la confianza en Fidel, Raúl y la dirección del país; a reconocer el heroísmo de quienes han caído para mantener la Patria íntegra y, sobre todo, a conservar la unidad y consenso social, clave de nuestra resistencia.

Pero esa embarcación sagrada también llama a mirar siempre al horizonte, a no conformarnos con lo alcanzado, a revolucionar una y otra vez las condiciones de nuestra vida social y espiritual; a cimentar una república cada vez más martiana, que es decir, más humana.

Porque de tu Apóstol, Cuba, habrás de recordar dos consejos: “La prisa del enemigo en levantar la discordia indica sobradamente que no se ha de ser cómplice del enemigo”; y “ni el júbilo del deseo, ni la viveza de la inteligencia, ni la bondad del alma son fuerzas bastantes para aspirar con éxito a la formación de un pueblo, sino la capacidad de ordenar a tiempo los elementos indispensables para la victoria”.

Lo indispensablepara la victoria

Sumarioverde olivo

Los otros nombres de la guerra 4

10Verde versado

Aprendiz de todos 12Tiene la palabra

Derroteros de leyenda 16

Puerto Rico en la independencia de Cuba 20Precursores

En brazos de Eolo 24

Costuras verde olivo 25

Hervidero de fuego 30

Una contribución al cuidadoy protección del medio ambiente 18

Órgano de las Fuerzas Armadas Revolucio-narias, fundado el 10 de abril de 1959. Año 53, número 4, agosto de 2011. Editado bajo la orientación de la Di-rección Política de las FAR. Director: coronel Jorge Galbán Blanco. Edición: capitana Ve-rónica Cruz Mar tínez. Diseño: Yiset Casa-nella Saint-Blancard. Realización: José Ra-món Lozano Fundora y Francy Espinosa Gon-zález. Corrección: Ca-talina Díaz Martínez, Raisa Ravelo Marre-ro, Vilma Munder Cal-derón y Maricel Pérez Aguilera. Redacción y administración: Ave-nida de Independencia y San Pedro, Apar ta-do 6916, La Habana. Código Postal 10693. Teléfonos: 8555194 y 8839283. Correo electrónico:[email protected]ón : Empresa Gráfica GEO. Inscripto como impreso periódico en la Dirección Nacional de Correos, Telégrafos y Prensa.ISSN 0506-6916

Portada: Yiset Casanella Saint-BlancardFotos portada y contraportada: Boris F. Atiénzar Viamontes

61Recréate

Tan universal como su vida y obra 49

De sus más entrañables hijos 64Para recordar

En buena compañía 34

Base naval de Guantánamo: la historia no contada (primera parte) 46

Una Marina de Patria o Muerte 56

Cuestión de familia 42

Regalo de aniversario 38

Espacio en el tiempoBatería de Velasco 52

verde olivo agosto 20114

No nos asiste el don de la ubicuidad. Los periodistas narrarán –¿dispararán?–, al unísono. Ejercicios y entrevistas en sitios y tiempos distintos, obligan a compartir la atención en planos simultáneos. Dar en el blanco no resulta fácil. Se requiere destreza, valor y resistencia para las misiones arriesgadas. Como los francotiradores, aguce la atención y no pierda el objetivo; ponga un ojo en la mira, y el otro manténgalo abierto para evitar la fatiga. Con serenidad, tire de su imaginación y alterne entre un polígono, campo de tiro y centro de preparación, a fin de conocer

Por José K. Buendía y primer teniente Luis Brizuela Brínguez, máster en Ciencia Política

Fotos: Boris F. Atiénzar

LOS OTROS NOMBRES

DE LA GUERRA

agosto 2011 verde olivo 5

Antes de disparar, Mario, habrás de recordar las diez semanas de

clases teóricas y fuertes entrenamien-tos. Entonces el calor no será un pro-blema, y ni mosquitos o jejenes pertur-barán tu atención dentro del herbazal, aledaño al campo de tiro. Al igual que tus compañeros, camuflados en la den-sidad vegetal, esperas la orden de batir los blancos enemigos, como parte del ejercicio final.

Con la velocidad y el sigilo del tigre ocupaste la posición. Al desplazarte, como levantado del suelo, los pasos en la hierba se deshicieron en un vago ru-mor apenas audible para las hormigas, atónitas seguramente tras la desapa-rición del promontorio –eso eras para ellas–, de tela y hojas secas, por don-de transitaban hace instantes. El regi-miento de insectos recaba información con las antenas indecisas. Huirán hacia

su refugio, bastante próximo, cuando escuchen la estampida.

“Levanta el punto de puntería; casi diste en el centro”, conminó el primer teniente Guillermo a uno de los solda-dos, en el polígono de entrenamientos, mientras comprobaba el ajuste de los órganos de puntería en los planos ho-rizontal y vertical, o como lo llaman ellos, el reglaje. En la distancia, el mar sereno también confiaba en la destreza de los tiradores para impactar, una y otra vez, la calamina de los objetivos, y no su vastedad azul, casi metálica.

En los alrededores se erigen siste-mas de obstáculos, montículos y puntos de observación; o bien se agazapan fo-sos y trincheras. Desde un lateral, el jo-ven instructor del subgrupo de franco-tiradores atendía las posiciones de tiro de los subordinados, sobre el terreno rocoso y alfombrado de casquillos.

Uno por uno, corrigió las posiciones de los pies, flexiones de los antebrazos, posición de la cabeza, algún ojo cerra-

do, mochilas con la altura adecuada sirviendo de sostén a los fusiles… Lue-go, ordenó disparar otra serie de pro-yectiles y proseguir la clase práctica. El tiempo era poco y había que aprove-charlo al máximo.

RigoR en la miRilla

“Son solo diez semanas”, enfatiza el primer teniente Eliécer Mendoza Li-nares, jefe del equipo de instructores, cuando explica algunas complejidades de los cursos en un Centro de Prepara-ción de Francotiradores de las FAR.

En una de las aulas –dispuestos al-rededor del mobiliario la pizarra, un reloj, el televisor y su video, pancartas explicativas con la estructura de fusiles y, al fondo, trajes para enmascararse en distintos entornos–, el joven oficial ar-gumenta el alto nivel alcanzado por la institución en su aún breve existencia.

“En los mandos se seleccionan in-tegrantes de las categorías de personal

A Eduardo Heras León, maestro,por ser un arma que dispara futuro.

En las aulas, enseñar la teoría proporciona al alumno los fundamentos para las prácticas en el terreno.

verde olivo agosto 20116

–oficiales, combatientes profesionales de tropas especiales, sargentos y solda-dos de unidades regulares y de tropas especiales–; quienes se someten a exá-menes médicos, psicométricos y de pre-paración física. Teniendo en cuenta los resultados, una comisión de jefes mili-tares, médicos y la jefatura del Centro de Preparación, valoran las aptitudes para ingresar.

“El curso es riguroso; por ello, resulta importante el examen de ingreso, para elegir los más aptos. Lo demás depen-de del cumplimiento del programa de estudios, conformado a partir de clases teóricas y entrenamientos sistemáticos. La constancia aporta, finalmente, los hábitos y habilidades elementales para cumplir misiones como francotiradores, una vez reincorporados a las unidades”.

Apunta Eliécer que la voluntarie-dad “es un requisito fundamental para evitar contratiempos. Resulta difícil lo-grar un saldo positivo cuando no se está

convencido de la utilidad de la tarea; y menos, lidiar con un instructor exigen-te durante veinticuatro horas.

“No pretendemos cumplir una meta. Queremos graduar al menos a un com-batiente capacitado para cualquier mi-sión, por compleja que sea. Impartimos conocimientos básicos. Son después, las unidades, las encargadas de pulir esas habilidades, adecuadas a sus ca-racterísticas”.

Por último, el jefe del equipo de instructores destaca: “El programa de estudio lo elaboramos a partir de ex-periencias derivadas de escenarios de conflictos donde han participado fran-cotiradores. Confeccionamos un com-pendio de informaciones en folletos, multimedias y materiales audiovisua-les, perfeccionados sobre la marcha, corrigiendo errores y enriqueciéndolos con nuevos datos y estudios”.

¿Recuerdan –continuó el primer te-niente Guillermo–, qué factores incre-

mentan la parábola del proyectil a esta hora? El reloj del instructor marcaba veinticinco minutos después de las diez. No obstante, creyó oportuno recordar cómo la temperatura, la altitud, la fuer-za de gravedad, velocidad del viento y la derivación natural del proyectil, en-tre otros factores, imponen necesarias correcciones en el alza y dispositivos de la puntería.

¿No es así? –prosiguió–; y tras la afirmación unánime de los combatien-tes, los exhortó a impactar a no más de tres centímetros del centro del blan-co –el tercero de izquierda a derecha, dijo–, a 450 metros.

Entonces volverás a disparar, esta vez desde la posición de tendido, y sal-drás en busca del próximo señuelo, Ma-rio. En la súbita carrera te lloverán en la mente cálculos, imágenes, sonidos, vías de solución. Aprendiste en las cla-ses a utilizar tu cabeza como la mejor computadora o libreta de notas.

“Lo importante es que el hombre nunca se vea imposibilitado para reali-zar el disparo, y dependa de sus propios esfuerzos y habilidades”, insistirá la voz del profesor, el primer teniente Eliécer, en el eco de tu memoria. Por eso, cuan-do localices el objetivo, y te tomes unos instantes para embridar el aliento y domar el pulso, colocarás un ojo en la mirilla y el otro lo mantendrás abierto –como aprendiste para no fatigar la vis-ta–, antes del próximo fogonazo.

Rápidos y ceRteRos, como las balas

“Porque un disparo efectivo requie-re esfuerzo, preparación, hábitos y ha-bilidades”, sentencia el primer teniente José Ramón Labrada Rodríguez, pri-mer oficial instructor de Tiro. En uno

Escuchar atentos las indicaciones del jefe de un subgrupo, garantiza una clase práctica segura y provechosa.

agosto 2011 verde olivo 7

de los costados de la plazoleta, expresa de manera metódica, aunque sin didac-tismos:

“El blanco nunca se encuentra a dis-tancias fijas, de manera que el francoti-rador no se acostumbre a una posición, y salga a su encuentro. Por esa razón, en una jornada los alumnos pueden correr varios kilómetros.

“Aprenden, además, a autocontrolar-se rápidamente, ubicar el nuevo objetivo y disparar lo antes posible. Así de riguro-so es el entrenamiento, pero necesario, a fin de forjar un francotirador capacitado para misiones riesgosas. El hombre debe conocer sus fortalezas y debilidades, tiempos de respuestas y cómo lo afectan los cambios de diferentes variables am-bientales”.

José Ramón pertenece a la hornada de los que un día vinieron a formarse y luego, por los resultados y decisión pro-pia, descubrieron la vocación de prepa-rar a otros francotiradores.

“Me gradué en 2006, durante el cur-so inicial. Salí con la primera categoría, la de instructor y me asignaron a un destacamento de una Brigada de Com-bate. En 2010 me incorporo al centro, en mi cargo actual. Un instructor posee un nivel superior y dispone de una me-todología para enseñar técnicas y pro-cedimientos.

“Formamos francotiradores a par-tir de nuevas concepciones y estructu-ras. Al adiestrar a los no profesionales, militares con una plantilla distinta en sus unidades, les aportamos conoci-mientos de la especialidad. Estamos concluyendo el tercer curso con estas características.

“Cada curso se divide en dos etapas, de las cuales, la segunda es la más difícil. En la primera, el alumno recibe mucha

Aprender a tirar, y hacerlo bien, sin importar el tipo de arma, está en la mira del francotirador.

verde olivo agosto 20118

teoría, necesaria para enfrentarse a las clases prácticas. El Tiro, como asignatu-ra fundamental, se combina con la Tác-tica Especial –que agrupa los elementos del empleo combativo–, la Topografía, Inteligencia y Ejército Enemigo, como materias básicas.

“Según lo establecido en el pro-ceso docente, en la segunda etapa continúan las clases teóricas, pues se necesita seguir incorporando conoci-mientos; pero las prácticas ganan pro-tagonismo.

“Este período cierra con un examen final en un campo de tiro, mediante un ejercicio integral donde integran y comprueban las habilidades adquiri-das. Quien apruebe el examen recibe la categoría de francotirador o de instruc-tor de francotirador, en dependencia del tipo de curso”.

¿Y cómo se apertrecha quién le corresponde apertrechar? La respuesta rápida y eficaz del primer teniente Labra-da Rodríguez sobreviene: “De múltiples formas. La autopreparación es la princi-pal vía, buscando materiales diversos. No solo nos apoyamos en los libros y folletos aprobados por las FAR. También recurri-mos a literatura internacional, audiovi-suales, multimedias, siempre en horario extracurricular. Nuestra misión es ofre-cer cada vez mejores clases”.

Ves que sí puedes; repite el disparo, indicó a un soldado el primer teniente Guillermo. Lejos ya del fresco amane-cer en el trópico, la brisa marina era insuficiente para absorber el sudor de los rostros.

Voces de mando alternaban de un subgrupo a otro: firmes, tenderse, sube un poco más el codo, corrige el alza, in-

clina más la pierna, levanten la cabe-za, apunten al borde y centro inferior, aprieta despacio el disparador, vuel-van a cargar. Mientras, aparecieron algunas nubes piadosas, al parecer in-teresadas en la práctica.

la medida de todas las cosas

Cada ejercicio consolida conoci-mientos y fortalece las destrezas del combatiente. Algo así expresa el sub-teniente Carlos Lugo Vidal, jefe de un subgrupo de francotiradores, alguien que habla con llaneza y satisfacción al referirse a sus tareas cotidianas.

“Cuando mi jefe inmediato superior asigna las misiones, las distribuyo a los combatientes bajo mi mando. Fijo varios puntos, ubico a los hombres y puntualizo las comunicaciones y demás aseguramientos. Las dinámicas en el campo de tiro son muy variables, enfiladas al batimiento de objetivos a varias distancias.

“Inicialmente, se realiza el reglaje: se coloca el blanco a cien metros, y se tira desde la posición de fuego. Tras cinco series de tres disparos, se com-prueba si el fusil está listo para lograr impactos a una mayor distancia”.

Resalta, además, cómo al final de la primera etapa del curso, en la quinta semana, se efectúa un corte evaluativo, “porque si hasta ese momento el comba-tiente no ha superado los objetivos pre-vistos, resulta muy difícil enfrentar la etapa posterior, más compleja. Los alum-nos deficientes en cualquier asignatura se presentan a un consejo para analizar sus posibilidades de continuidad”.

Sobre la calidad de las clases, el soldado Carlos Alberto Oquendo Domínguez, devela la utilidad de cada

“¿Vieron como ejecuté el procedimiento? Ahora te toca a ti”, adiestra el profesor y siembra la confianza en el combatiente.

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asignatura. “La Física nos acerca a variables como la fuerza de gravedad y la velocidad, las cuales influyen en la trayectoria del proyectil. En el caso de Matemáticas, conocer elementos de Geometría facilita la determinación de ángulos y distancias desde distintas posiciones. Comprender el proceso de combustión de gases dentro del cañón del fusil, por ejemplo, es una de las ventajas de estudiar Química.

“De manera general, asimilamos bien el contenido, pero ello depende del estudio sistemático; de lo contra-rio, los resultados no pueden ser bue-nos”, finaliza este técnico medio en In-formática.

Otro de sus colegas también valora la estancia en el centro. “Siempre me llamó la atención las misiones de los francotiradores. Veía esta profesión con otra perspectiva, en los muchos filmes sobre el tema. Nunca pensé que fuera a convertirme en uno. Cuando llegó la oferta, durante el servicio mi-litar, no dudé en incorporarme”, mani-fiesta el soldado José Osdani Landín Sánchez.

“En un mes y medio me ha ido bastante bien. Me gustan las prácti-cas de tiro. Eso sí, debemos estudiar bastante, en ocasiones, hasta altas horas de la noche, para poder aprobar. Conta-mos con la base material de estudio ne-cesaria, medios audiovisuales y libros. Mis expectativas se han cumplido. Tener interés me ha ayudado a sobrellevar el rigor de nuestra formación”.

José Osdani destaca la buena pre-paración de los profesores, quienes “re-curren a diversos medios y métodos de estudio y están dispuestos a ayudarnos a cualquier hora. En los entrenamien-tos, iremos corrigiendo las deficien-

cias”, asegura optimista, mientras ha-bla sobre su fusil de preferencia.

El mismo que llevarás, bien disimu-lado, para evitar un destello y delatar tu posición. Te has familiarizado con él, pues resulta ideal, según tú, para com-batir en cualquier terreno y circuns-tancia.

Y cuando termines el ejercicio in-tegral, Mario; después de haber batido todos los blancos y demostrar sólidos conocimientos teóricos, te otorgarán la máxima calificación. Te convertirás en-tonces en primer oficial instructor; y en las clases del próximo curso repetirás a tus alumnos, quizás no con la locuacidad del profesor Eliécer, pero con la misma convicción, que esta “especialidad exige rigor, disciplina, disposición y alta pre-paración política del hombre”.

Pues “en un conflicto, por lo general, se actúa solo y las convicciones han de

ser sólidas, porque una mira óptica y un fusil no bastan para hacer un francotira-dor. Aun con la mejor arma del mundo, si el hombre no sabe emplearla de modo racional y adecuado, será casi imposible cumplir la misión”. Así más o menos re-sonarán tus palabras en el aula. Comen-zará otra vez el ciclo, el ciclo sin fin de forjar hombres para defender la Patria desde cualquier trinchera.

Pero aún no has disparado y solo quien te observa –pasas casi inadver-tido entre la maleza–, te imagina una historia, una de las tantas probables. En la agenda solo anota el libro termi-nado anoche, cuyo título atribuye seis nombres a la guerra. Artilleros, pilotos, infantes, tanquistas, zapadores, comu-nicadores pueden ser alias de cual-quier conflicto. Seguro con tu esfuerzo, Mario, aunque no lo sepas, contribuirás a que tenga muchos más.

Ejercicio integral: un buen enmascaramiento y las habili-dades adquiridas, presagian sorpresas para el enemigo.

Verde versado

verde olivo agosto 201110 agosto 2011 verde olivo 11verde olivo agosto 201110 agosto 2011 verde olivo 11

Quiero aclarar que este testamentono es el corriente colofón de vidamás bien se trata de un legado frágil vigente sólo hacia el final de un día

digamos pues que lego para el jueves las inquietudes que me puso el martes cambiadas sólo un poco por los sueñosy esa tristeza que es inevitable

lego una nube de mosquitos y una computadora que no tiene pilasy hasta mi soledad con la esperanza de que mis legatarios no la admitan

lego al jueves cuatro remordimientos la lluvia que contemplo y no me mojay el helecho ritual que me intimidacon la vieja elegancia de sus hojas

lego el crujido azul de mis bisagras y una tajada de mi sombra leve no toda porque un hombre sin su som-brapierde el respeto de la buena gente

lego el pescuezo que he lavado como para un jueves de horca o guillotinay un talante que ignoro si es recatoo estupidez malsana o alegría

lego los arrabales de una ideaun tríptico de espejos que me hiere

A cargo de Mercedes SosaIlustración: ToledoTestamento de miércoles

el mar allá al alcance de la manola hiedra que abanica las paredes

y sólo ahora pienso que en mi árbolen mis brumas sin rostro y en mi vinome quedan por legar tantas historiasque alguna se me esconde en el olvido

así que por si acaso y por las dudasy para no afligir a quien me heredelas dejo para otro testamentodigamos el del viernes

Mario Benedetti

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Verde versado

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Dicen los más duchos, que el armamento vale según las ideas de los hombres que lo emplean. Por ello,

enriquecer la historia de los tanques en Cuba, a partir de las vivencias de sus protagonistas, permite humani-zar el acero de estos medios.

Fusionar hombres y armas, como Caballería de Acero, fue, quizás, uno de los propósitos del colectivo de autores de este volumen publicado por la Casa Edi-torial Verde Olivo, “inspirado en el recuerdo de compa-ñeros que no están entre nosotros”.

Narraciones, comentarios, anécdotas, testimonios, destacan el empleo de los tanques, tanto en la ofensiva como en la defensa, teniendo en cuenta las condicio-nes y épocas en las cuales se desarrollaron las accio-nes, e incluso, listando las personas que intervinieron.

El Comandante de la Revolución, Guillermo García Frías, prologuista del libro, sugiere que el lector obten-drá “amplia información a partir de la formación de las primeras unidades estructuradas con estos medios de combate, la abnegación, sacrificio y ejemplo combati-vos de los tanquistas, tanto en Cuba como en las mi-siones internacionalistas.

“Asimismo, continúa, está presente el magisterio del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y del General de Ejército Raúl Castro Ruz en las valoraciones y deci-siones al respecto”.

De forma inteligente, los autores tratan de apro-vechar al máximo los recuerdos de los entrevistados. Sentimientos y emociones pueden acercar al lector a experiencias personales o educativas. Al mismo tiem-po, errores y hazañas manifiestan cuánto perfeccio-naron el conocimiento adquirido.

Además de contar con fotos y mapas, como testigos impresos de las memorias reanimadas, cada capítulo inicia con ilustraciones realizadas por Evelio Toledo. Tal vez, mezcla de vivencias y remembranzas heredadas de su padre, miembro del Ejército Rebelde.

Por ello, motivar a quienes no vivieron estas etapas a ser más conscientes del papel de los tanquistas en la defensa, así como contribuir a la formación de compa-ñeros de arma y alma, constituyen retos del ejemplar.

Y del mismo modo en que esos hombres se nutrieron de las experiencias en las unidades y las generalizaron, este libro deberá habilitarse para quienes comienzan el acercamiento al medio blindado y a sus protagonistas.

Literarias

¡Ay, señora, mi vecina,se me murió la gallina!Con su cresta colorada y el traje amarillo entero, ya no la veré ataviada, paseando en el gallinero, pues señora, mi vecina, se me murió la gallina, domingo de madrugada; sí, señora, mi vecina, domingo de madrugada; ay, señora, mi vecina, domingo de madrugada.

¡Míreme usted cómo sudo, con el corral enlutado, y el gallo viudo!

¡Míreme usted cómo lloro, con el pecho destrozado, y el gallo a coro!

¡Ay, señora, mi vecina, cómo no voy a llorar, si se me murió la gallina!

Nicolás Guillén

¡Ay, señora, mi vecina!...

Tiene la palabra

verde olivo agosto 201112 agosto 2011 verde olivo 13verde olivo agosto 201112 agosto 2011 verde olivo 13

Con la juventud en sus manos apos-tó por la transformación, contribuyen-do a los ideales forjados en el seno de la Patria. “Viví el capitalismo y quería un cambio en Cuba. Por ello, desde días antes de la huelga del 9 de abril de 1958, los estudiantes de cursos su-periores del bachillerato, concebimos no ir más a clase en solidaridad con los rebeldes en la Sierra Maestra. No obstante, mi contribución fue modes-tísima”.

Desde pequeño gustó de los cálcu-los. Resolver ecuaciones matemáticas se convirtió en uno de sus pasatiempos favoritos hasta sentir la necesidad de utilizar los números como fuente de trabajo. La Ingeniería Civil combinó gusto y profesión.

Al indagar sobre su arribo a las Fuerzas Armadas Revolucionarias ar-gumentó:

“En cuarto año de la carrera, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz pronunció un discurso en la escalinata de la Universidad de La Habana el 13 de marzo de 1963, en el cual planteó, fundamentalmente a los estudiantes de carreras técnicas, la urgencia de inte-grarse a las FAR. El objetivo: asimilar el armamento dejado por los soviéticos después de la Crisis de los Misiles.

“Luego, verificaron la disposición de los jóvenes de ingresar a este ministerio.

Ausente al movimiento del fo-tógrafo en torno al periódico

matutino, me detuve a observar los barrios capitalinos, siendo sucursales de tiempo ante la idea fija y avasalla-dora de la tardanza para la entrevista concertada.

Al arribar, la visión del entrevista-do en el umbral de la casa sincronizó con el podio de un conferencista. La saleta sirvió de escenario para las re-velaciones de quien transita por la sép-tima década de vida. De forma ágil y reflexiva, ofreció respuestas certeras ante las interrogantes.

Insistió en reconocer a los hombres de ciencia que como a él, le adjudicaron la Orden Carlos J. Finlay. Surcaron sus palabras un halo de modestia y desin-terés por el reconocimiento público.

cimientos peRduRables

Agitó su memoria la precoz pre-gunta del recuerdo de los padres. Se acomodó en el mueble y decidió evo-

carlos. “Ellos me enseñaron la ética. Siempre digo: la familia es la cé-

lula fundamental de la sociedad y la educación de las personas

depende del hogar y la escuela la perfecciona. Aunque algu-nos individuos conciban el colegio como el encargado de instruir a los hijos”.

Adentrarse en la obra científica y pedagógica del coronel (r) Manuel E. Silva Rodríguez, acreedor en 2010, de la Orden Carlos J. Finlay, permitió homenajear a quien afirma ser un Aprendiz de todos

Por primer teniente Dunia Cardosa García Fotos: Boris F. Atiénzar, Sergio Abel Reyes y cortesía del entrevistado

Si me preguntaran cómo queremos que sean siempre nuestros científicos,

diríamos: Queremos que sean consagrados y que sean modestos.

Fidel Castro Ruz

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Tiene la palabra

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Con sinceridad: ‘se me unió el cielo y la tierra’. No pensaba en la opción. Mis planes consistían en graduarme y ser-vir al país en otro frente.

“Recibimos el curso de Preparación Militar General en mayo de ese año. Lo más complejo fue adaptarnos a las nuevas condiciones de vida. Después de transcurrido un tiempo, nos permi-tieron reincorporarnos a los estudios. Así concluí la especialidad en 1967. Fue trabajoso, pero rememoro aquella eta-pa con mucho agrado”.

suRge una vocación

Se apasionó con la instrucción. Casi sin pensarlo buscó la metodología y la didáctica para abanicar las neuronas de los estudiantes. Aumentó su locuacidad el fuerte estímulo del inicio.

“Al impartir clases de Física en la primera unidad donde trabajé, nació la inclinación por la pedagogía. Me atrajo

mucho más enseñar. Me di cuenta así, cual era el futuro de mi vida.

“En la naciente universidad creada en 1966 por la Revolución, el Institu-to Técnico Militar José Martí (ITM), fui nombrado jefe de Facultad de Geo-desia y Construcción. Este contexto permitió desarrollarme como peda-gogo”.

El clima frío le modificó algunas costumbres de años, durante la realiza-ción del doctorado en Ciencias Pedagó-gicas en el Instituto Estatal Pedagógico Vladimir Ilich Lenin, en la otrora Unión Soviética. “Lo más difícil fue el dialec-to e incluso, le decía a los compañe-ros: ‘hablar ruso, es como resumir una ecuación matemática’, al ser un idioma de mucha precisión.

“Moscú era una ciudad enorme, via-jaba en metro, tranvía, o en guagua. Viví cerca de la Plaza Roja, y cuando estaba cansado de estudiar, mi esposa

y yo, íbamos a ver el cambio de la guar-dia en el mausoleo de Lenin. No exage-ro si lo vi, de ochenta a noventa veces.

“Realicé la defensa del doctorado en junio de 1981, un día antes del aniver-sario de la Gran Guerra Patria. Estaba erizado. Había mucha gente. El mo-mento más tenso resultó ser las pregun-tas del tribunal, pero salí airoso.

“Cuando llegué a Cuba, fui nombra-do segundo jefe de una sección de la Dirección CEM-PFT (Preparación fue-ra de las tropas), en el Minfar. Era una labor intensa, no solo desde el punto de vista de dirección, sino en la imparti-ción de conferencias sobre las nuevas concepciones pedagógicas.

“Conjuntamente con esta actividad, me dedicaba a la investigación sobre la educación de los estudiantes y profeso-res de la enseñanza superior de las FAR y a la motivación profesional militar”.

El estudio devoró tiempo y energía, pero no cesó ni claudicó ante las difi-cultades, para situar los resultados de largos períodos de gestación científica. “Confieso, el trabajo que demandó más de mí, fue el último libro escrito: La aplicación en la pedagogía de los méto-dos estadísticos avanzados, por haber-me ocupado alrededor de ocho a diez años.

“Mucha gente le tiene pánico a la matemática y este texto se convierte en una poderosa herramienta para la ciencia. Resultó bastante difícil. La in-tención consistía en que su lectura y aplicación fuera lo más comprensible”.

alumno de siempRe

“Tuve varios discípulos. Me impac-taron por su actuación, cultura, conoci-miento, modestia. Además, resulta in-teresante escucharlos hablar. Algunos

El intercambio de ideas cultiva el pensamiento creador.

Tiene la palabra

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y en la Pedagogía se nota más. En esto debemos trabajar.

“Albert Einstein descubrió la teoría de la relatividad y provocó una enorme revolución en el mundo. A él le pregun-taron cómo pudo llegar tan lejos y dijo: ‘Estaba parado sobre los hombros de un gigante llamado Isaac Newton’.

“La ciencia es hoy un fenómeno colectivo donde convergen creadores y ejecutores. Se encuentra bien carac-terizada en la película El Dominio del Fuego, referente a la historia de la cohe-tería soviética.

“Durante un pasaje del filme, el creador dice: ‘tenemos que desbara-tar todo lo hecho, porque con ese tipo de motor no sacamos el cohete de la influencia…’, y el ejecutor le expresa: ‘todo está construido y ha costado cen-tenares de millones de rublos. ¡Te has vuelto loco!’, a lo cual responde: ‘No, al contrario. Loco estaría si siguiéramos con la idea’. Hicieron un nuevo tipo de motor, y salió en órbita el Sputnik, en 1957”.

engRandecido poR la expeRiencia

Constituyen la alerta y la percepción un vínculo estrecho en el momento de dirigir colectividades humanas. En el centro está la imagen proyectada, en la periferia, la educación perpetua.

“Los últimos años laborales fueron en el Centro de Investigaciones Pedagó-gicas (CIP) de la Academia de las FAR General Máximo Gómez. Las herra-mientas usadas: persuasión y ejemplo personal.

“Debemos prestar mucho oído a las ideas de los alumnos, preguntarles la opinión. A veces no coincidíamos e incluso ‘perdía la tabla’, pero Haydée Suanes Canet, una investigadora muy preparada a quién estimo mucho, me ofrecía alternativas. Luego reflexiona-ba y entendía las razones”.

Indicó reencontrarse con el aconte-cer diario en la acumulación de esfuer-zos para la obtención de la categoría de Doctor en Ciencias e Investigador Titular. Granjearse títulos honoríficos no era el propósito, sino la satisfacción profesional de haber formado personas de bien. “La Orden Carlos J. Finlay fue una de las emociones más grandes de mi vida. Declaro: estimo mucho la do-cencia, sin embargo la ciencia me gusta más”.

Reinicio de otRa etapa

Como un evento fisiológico llegó la jubilación. El paso de los años se amon-tonó con la vorágine diaria y la acepta-ción del adiós se suavizó con el reinicio de otro ciclo.

“Los primeros meses fueron como los atletas de alto rendimiento que de-sentrenan para llevar una vida normal. Después de cuarenta y ocho años en

Con la Orden Carlos J. Finlay se rinde honor a quien honor merece.

ni se imaginan cuánto influyeron en mi formación.

“Carlos Marx dijo: ‘Una persona es el conjunto de las relaciones sociales, materiales y espirituales’. Por ello, ando con dos jabas. En una, llevo mis po-cos conocimientos, los cuales trato de socializar; en la otra, más grande, me cultivo de todos, desde un intelectual, hasta el más modesto campesino”.

Con disímiles colegas interactuó en diferentes eventos científicos naciona-les y extranjeros efectuados en Cuba, de uno de ellos refirió: “En los eventos internacionales vinculados a las Cien-cias Pedagógicas conoces la diversidad de criterios.

“Estos simposios, parecen torres de Babel, porque desde el punto de vista científico, pasamos trabajo para en-tendernos, excepto cuando hablas de la didáctica de la Matemática, porque la primera ley de Newton es igual en cualquier parte del mundo. En la ex-periencia trasmitida, hay un desorden epistemológico de las Ciencias Sociales

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Tiene la palabra

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El Consejo de Estado de la República de Cuba entrega la Or-den Carlos J. Finlay a instituciones y personalidades nacionales y extranjeras por los resultados relevantes en la investigación científica.

La condecoración y el certificado les son concedidos en recor-dación del médico cubano Carlos Juan Finlay de Barres (1833-1915) descubridor del mosquito Aedes aegypti hembra, trasmi-sor de la fiebre amarilla. El galeno, además, elaboró un plan antivector como única vía de erradicar la enfermedad.

Institución y compañeros que recibieron la Orden Carlos J. Finlay, en 2010, en las Fuerzas Armadas Revolucionarias:

Colegio de Defensa Nacional –recibida por el director, general de brigada Reinaldo Gómez Cuevas

Coronel Manuel E. Silva Rodríguez –Academia de las FAR Ge-neral Máximo Gómez, órdenes Antonio Maceo y Carlos J. Finlay

Teniente coronel José Enrique Villar Cociña –CID-2- SIMPRO

Teniente coronel José Ricardo Brito Colina –Minfar

Teniente coronel José Pérez de Alejo –Hospital Militar Luis Díaz Soto

Trabajador civil Eloy Eduardo Pérez García –Geocuba

Para su carrera científica el apoyo de su esposa ha constituido una fuente de inspiración.

las FAR, sueño a cada rato con el CIP, el ITM, o incluso cuando comencé en las unidades militares. Por supuesto, hay cosas que no quiero perder y son conservadas toda la vida.

“Ahora estoy en la tarea de tutorar varios aspirantes a doctores, dos en Pe-dagogía vinculados al tema de valores, en lo cual incursioné bastante, y otros tres en el área de Ciencias Técnicas, cuestiones muy interesantes de la Esta-dística y la Matemática.

“He impartido, además, video confe-rencias en las universidades pedagógi-cas. Actualmente, doy clases en la filial de Ingeniería industrial e Informática en el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría, por lo tanto, sigo en la educación de postgrado y realizo investigaciones”.

peRmaneceR siempRe

Nadie podría decir que Alina, su es-posa, pasa la sexta década de la vida. Estuvo presente degustando en silen-cio cada palabra pronunciada por él. El tiempo no ha degradado el romance y el enamoramiento encarnizado se hizo eco en sus miradas.

En la plenitud del diálogo mencionó el papel desempeñado en la formación de sus hijos. Enunció los títulos de inge-nieros civiles de ambos, sin poder disi-mular un esbozo de alegría. Con los de-

dos de la mano derecha contó a sus tres nietos, llevándola automáticamente a la sien, para revivir alguna experiencia familiar.

“La fuente de inspiración todos es-tos años, fue contribuir modestamente al desarrollo pedagógico y científico de las FAR. Soy el producto y siempre lo subrayo, no solo de mi labor personal, sino de haber trabajado en muchos co-lectivos y los éxitos se los debo a ellos”.

Conversar con este erudito cubano enorgulleció la edición número cuatro de la revista Verde Olivo. Sin palabras rebuscadas, apeló a su ingenio y de-mostró que la ciencia se abre como un gigante potencial en el avance del hom-bre. “Actuar con sabiduría permitirá nutrirnos de ella por tiempo ilimitado”, mencionó al cierre.

Orden Carlos J. Finlay

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Redimir el anhelo del Apóstol se hizo presente cuando un puñado de jóvenes, desbordados de temeridad, trazaron

DERROTEROS DE LEYENDAPor primer teniente Dunia Cardosa García Fotos: Boris F. Atiénzar

Ignorar la historia es perder una fuente inagotable de valo-res, es perder una posibilidad infinita de trasmitir valores…

Fidel Castro Ruz

Gracias al trabajo en la revista Verde Olivo, estoy en con-tacto permanente con valiosos compañeros llenos de

épocas distintas. En mi equipaje no falta la curiosidad ni el deseo de confraternizar.

De esta manera, conocí a un grupo de asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, además de expedicionarios del yate Granma, en ocasión del aniversario 58 de la gesta del 26 de Julio.

Un ideal los fraguó. Aceptaron agruparse en torno a las nuevas generaciones de cubanos en la Gran Unidad de la Gloria Combativa Rescate de Sanguily, Orden Antonio Ma-ceo, puño de acero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), donde el jefe, general de brigada Rafael Borjas Orte-ga, explicó la estructura y funcionamiento de la entidad, y destacó: “Desde su fundación, esta ha sido una escuela for-madora de cuadros para las FAR”.

Recorrieron diferentes instalaciones. Se acentuaron sus aplausos por la utilidad de la renovada base material de estu-dio, especialmente los simuladores y polígonos de entrena-mientos, donde se adquieren hábitos y habilidades necesarios para la preparación y disposición combativas de las tropas.

Más que asombro, la técnica modernizada causó seguri-dad en los interlocutores, pues permite batir eficazmente al enemigo en breve tiempo. Y confirma la expresión del Gene-ral de Ejército Raúl Castro Ruz: “[…] evitar la guerra equiva-le a ganarla; y para ganarla evitándola, hay que hacer todo lo que estamos haciendo…”.

Casi al finalizar, Esteban Sotolongo Pérez, expediciona-rio del yate Granma, comentó: “No venía aquí desde 1959 y

Jefes, oficiales, sargentos, soldados y trabajadores civiles sostuvie-ron un encuentro con los combatientes de tan heroica hazaña.

Pedro Trigo López con uno de los pinos nuevos.

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me ha maravillado todo. Del antiguo campamento militar, fundado por el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque junto con algunos de los integrantes del Ejército Re-belde, solo queda el terreno. Felicito al personal de esta Gran Unidad de Tanques, porque contribuye a fortalecer la capaci-dad defensiva de nuestro país”.

Simpaticé con Alejandro Ferrás Pellicer, asaltante al cuar-tel Moncada, cuando le escuché decir: “Nosotros fuimos de la Generación del Centenario y ustedes, los jóvenes, la con-tinuidad”. Su presencia enarbolaba júbilo e incluso, no pudo disimularlo al exclamar: “Este reconocimiento me ha dado veinte años más de vida”.

La llegada de Melba Hernández, heroína del Moncada, multiplicó la alegría. Mostró a todos la confianza en la Re-volución cubana y sus palabras la llevaron a nombrar al Co-mandante en Jefe Fidel Castro Ruz, como vigía de nuestros pasos.

Por razones de orden se reunieron. En el conglomerado, vertieron un cúmulo de experiencias aquellos jóvenes de an-taño. Los imaginé en el momento vestidos de época y traspa-sando los caminos de la historia. Constituyó una experiencia especial. Así lo archivé en mi memoria.

El homenaje estuvo presidido por el general de divisiónSamuel Rodiles Planas, Héroe de la República de Cuba.

Agustín Díaz Cartaya, autor de la Marcha del 26 de Julio, interpretó su obra, acompañado de artistas invitados y aficionados de la Gran Unidad de Tanques de las FAR.

En una unidad de estudio, comprobaron la preparación de jefes y oficiales en la transmisión de conocimientos a los subordinados.

Asaltantes al cuartel Moncada

PARTICIPANTES EN EL HOMENAJE DE LAS FAR

Alejandro Ferrás Pellicer Florentino Fernández León Carlos González Seijas Pedro Gutiérrez Santos Melba Hernández Rodríguez del Rey José Luis López Díaz Ramón Montes CubaÁngel Sánchez Pérez Pedro Trigo López

Manuel Echevarría Martínez Ernesto Fernández RodríguezEsteban Sotolongo Pérez

Agustín Díaz Cartaya Ramiro Sánchez Domínguez

Asaltantes al cuartel Carlos Manuel de Céspedes

Expedicionarios del yate Granma

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La repoblación forestal comprende diversas actividades que requieren, cada una de ellas,

de métodos y medios que deben ser aplicados de forma objetiva, en correspondencia con las carac-terísticas específicas de cada lugar, especialmente en cuanto a microclima, tipo de terreno y expe-riencias obtenidas.

Esta tarea se desarrolla según las indicaciones emitidas por la jefatura del Ejército Oriental, bajo el asesoramiento del Servicio Estatal Forestal de la provincia.

Especial atención se le presta a los microvi-veros que son la fuente de las plantas, no solo ma-derables, sino también frutales.

Hacia una unidad foRestada

El movimiento denominado Unidad forestada permite la participación de combatientes y traba-jadores civiles, quienes deben aportar como míni-mo diez bolsas sintéticas y plantar igual cantidad de posturas. Es una responsabilidad de los jefes, pero cuenta con el apoyo de las organizaciones políticas y el sindicato.

Arduo ha sido el trabajo. Exhiben logros hasta el momento, los integrantes de la Unidad Ligera de Montaña, del municipio de El Salvador, regimiento

“La reforestación es la defensa del país contra el clima, hay que plantar bosques si queremos agua... hay que rescatar la voluntad forestal...”.

General de Ejército Raúl Castro Ruz

Por Neuris Orlando Blanco GómezFotos: Jorge Luis Merencio y O´Nell Román

Una contribución al

cuidado y proteccióndel medio ambiente

Repoblación forestal

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de Tropas Especiales y la Empresa Agroforestal de Montaña Arturo Lince González, entre otras.

La motivación fundamental consiste en contri-buir a mitigar los efectos del cambio climático, sin descuidar el cumplimiento de las demás tareas y misiones asignadas.

satisfacción de los pRotagonistas

El capitán O’Nell Román Quesada, especialista de Geografía Militar en la Región Guantánamo, quien tiene a su cargo la tarea de reforestación no puede ocultar su satisfacción por los éxitos, aun cuando falta mucho por hacer.

El aporte del movimiento de masas es signifi-cativo. Durante el año 2010, en las unidades del territorio los planes se rebasaron. Lo plantado con-tribuye a la preparación y acondicionamiento del Teatro de Operaciones Militares, al mejoramien-to y protección del medio ambiente, así como a la elevación de la calidad de vida en general de las tropas y el personal, enfatizó el capitán Román.

en busca de excelencias

Los resultados del trabajo de reforestación pudieran ser superiores de no ser por las afecta-ciones provocadas por la sequía y las limitaciones económicas que enfrenta el país.

Problemas subjetivos como la capacitación, el cuidado y conservación de las áreas beneficiadas y la concientización de la población residente en las zonas forestadas y las márgenes de los ríos, resul-tan los principales retos para los involucrados en tan humana tarea para el presente año.

Hay que contribuir a la supervivencia de la es-pecie humana. En Cuba se cuenta con la voluntad política y el apoyo del pueblo para alcanzar las metas del desarrollo sostenible bajo la máxima del Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz: “Un mun-do mejor es posible”.

Siembra de posturas por combatientes de una uni-dad militar.

Como parte de la protección de las aguas, han sido beneficiadas las márgenes de los ríos.

El manteni-miento de las áreas reforestadas contribuye al desarrollo de las plantas.

La utilización de bolsas alternativas garantiza la labor en los viveros.

Son favore-cidas, con la refores-tación, las áreas de alta sensibilidad para la defensa.

La intensa sequía pone a prueba la entrega de los traba-jadores.

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Ab at i d a , t r a s ochenta y un

años de divina exis-tencia, el 10 de no-viembre de 1924, en la calle Tejadillo, de La Habana Vieja, se extinguía la musa sublime de la poetisa que en bellos y emble-máticos versos, había resumido la esencia de la historia común de dos pueblos: Cuba y Puerto Rico son / de un pájaro las dos alas / reciben flo-res y balas / sobre un mismo corazón.

Dolores era su nombre, y a él hizo honor al cantar, uni-

dos, los de Cuba y Puerto Rico. Las dos Antillas lloraron a Lola Rodríguez de Tió. No fue aquel, un poema de ocasión. Las últimas posesiones de España en América, forjaron juntas su proceso redentor, quedando hermanadas para siempre.

tRas las Huellas de bolívaR

El puertorriqueño Antonio Vicente Miguel Valero de Bernabé y Pacheco, con solo veinti-cuatro años de edad había alcanzado los grados de coronel, combatiendo la invasión napoleó-nica en España. Pasó a México como ayudante del general Juan O´Donojú, último virrey de

Por coronel René González BarriosFotos: Cortesía del autor

Puerto Ricoaquellas tierras, pero sus ideas liberales lo lle-varon a unirse a los independentistas, quienes lo nombraron jefe del Estado Mayor del Ejército de México.

Su condición de patriota no era compatible con la fastuosidad y las desmedidas ansias de poder del general Agustín de Iturbide, autopro-clamado emperador de México, por lo que el in-signe boricua miró al sur, y allá partió, en busca de Bolívar, para contribuir con las armas a la in-dependencia americana y encontrar el sustento necesario con el fin de llevar la llama redentora a su patria chica: Puerto Rico.

A él acudieron los cubanos José Aniceto Iz-naga, Fructuoso del Castillo, Gaspar Betancourt Cisneros y José Agustín Arango, en busca de ayuda para la causa cubana y apoyo en aras de llegar al Libertador. Sería, desde 1823, el aban-derado de los revolucionarios cubanos, a varios de los cuales tomó como ayudantes, los llevó a la guerra y convirtió en soldados. Fue entonces el más entusiasta propagador de la independen-cia de Cuba y Puerto Rico. Con él contó Bolívar en los planes invasores de los generales Antonio José de Sucre y José Antonio Páez.

En junio de 1826, mientras se desarrollaba el Congreso Anfictiónico de Panamá, en el Istmo esperaba ansioso el general Valero con fuerzas de una división y sus amigos cubanos, la aproba-ción continental para marchar contra el poder de España en las Antillas. Aquel, a quien Bolívar lla-mara “un león desencadenado”1 en los combates, vio diluidos sus sueños, por la oposición radical del gobierno de los Estados Unidos.

Pocos años después, el 13 de agosto de 1851, por vez primera sangre puertorriqueña abonaba

Lola Rodríguez de Tió. Profetizó que Cuba y Puerto Rico son, de un pájaro las dos alas.

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Precursores

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la tierra cubana. Felipe Gotay caía en el comba-te de las Pozas, durante la segunda expedición del general venezolano Narciso López. Se había unido a este en la ciudad de Cárdenas –donde residía–, al ver ondear por vez primera, la ban-dera de la estrella solitaria.

Tras la restauración independentista en San-to Domingo, en 1865, cubanos y puertorrique-ños que habían contribuido a ella, con el cubano Juan Manuel Macías y el médico boricua José Francisco Basora como líderes, fundaron en Nueva York la Sociedad Republicana de Cuba y Puerto Rico, en la cual se agruparon destacados intelectuales y hombres de acción de las dos An-tillas. Serían los nuevos abanderados del sueño común.

laRes y la demajagua

El 23 de septiembre de 1868 patriotas bori-cuas ocupaban el poblado de Lares al grito de independencia. España lo reprimió antes que la pólvora se extendiera a lo largo de la isla. Su principal organizador, el médico Ramón Eme-terio Betances, logró escapar a la vecina isla de Saint Thomas. Apenas unos días después, el 10 de octubre, los cubanos, guiados por Carlos Ma-nuel de Céspedes, emprendían una guerra de diez años, por Cuba y también por Puerto Rico.

Desde entonces, y en espera de que las con-diciones en su patria estuvieran creadas para la guerra, los puertorriqueños se incorporaron con las armas al Ejército Libertador cubano. Algunos, residentes en Cuba, se levantaron de inmediato, como Juan Ortiz Quiñones, decano del mam-bisado boricua, caído en combate en la Guerra

del 95, con el grado de teniente coronel.

En los campos de batalla de Cuba, de-cenas de puertorri-queños derrocharon heroísmo en aquella guerra. Hubo quienes cayeron en combate o fueron fusilados por el colonialismo español. El mayaguezano Juan Rius Rivera, veterano de Lares, desembarcó en Cuba, en enero de 1870, en la expedi-ción del Anna. Se con-vertiría en el máximo representante de los mambises boricuas. Fue uno de los hombres de la Protesta de Baraguá y amigo fiel del lugarte-niente general Antonio Maceo. De aquella rela-ción surgió el compromiso del Titán cubano, de no enfundar su espada mientras Puerto Rico no fuese libre. Rius concluyó la guerra grande como general de brigada del Ejército Libertador.

Pero no solo en los campos de Cuba lucha-ban hermanados cubanos y puertorriqueños. En la emigración, los clubes revolucionarios fueron uno para ambas causas. La idea de la independencia los hermanaba. Patriotas puer-torriqueños como Ramón Emeterio Betances y Eugenio María de Hostos, representarían a Cuba como delegados o agentes de la Revolu- ción en Francia y Chile y Santo Domingo, res-pectivamente.

Ramón Emeterio Betances, Padre de la Patria de Puerto Rico, intentó

llegar a Cuba en 1871.

en la independencia de Cuba

Precursores

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Mayor general Juan Rius Rivera, el puertorrique-ño que alcanzó la más alta jerarquía militar en el Ejército Libertador.

Era tal la compenetración que, en 1869, el puertorriqueño Andrés Vizcarrondo, general de brigada del Ejército de Venezuela, aprove-chando su influencia y relaciones en la milicia y la política, a falta de representación diplomática cubana, comenzó a gestionar ante las autori-dades del país, apoyo para la guerra en Cuba. Fueron los primeros pasos que redundarían después en las tres expediciones venezolanas del vapor Virginius. En la primera, desembar-cada el 21 de junio de 1871, viajaban cinco expedicionarios puertorrique-ños. En la tercera, octubre de 1873, lo haría el joven Arturo Rivero.

liga antillana

La causa de Cuba y Puerto Rico tuvo en Santo Domingo un estratégi-co aliado. La contribución solidaria de ambas islas a la restauración de la soberanía nacional dominicana en

1865 y, el hecho de ser dominicanos algunos de los principales jefes del levantamiento en Cuba –Máximo Gómez, los hermanos Marcano, Mo-desto Díaz y Manuel de Jesús Peña y Reynoso–, contribuyó a la fusión de un pensamiento inte-grador y revolucionario antillano.

Los puertorriqueños Ramón Emeterio Be-tances y Eugenio María de Hostos, fueron pala-dines de aquella idea. Ambos, habían demostra-do como hombres de acción, su amor por Cuba, cuando se enrolaron en expediciones para marchar –sin lograrlo–, a la Isla: Betances, en junio de 1871, en Puerto Príncipe, Haití, junto al general holguinero Julio Grave de Peralta y Hostos, en la del Charles Miller, que conducida a Cuba por el mayor general Francisco Vicente Aguilera, naufragó cerca de las costas de Esta-dos Unidos, el 29 de abril de 1875.

El 12 de septiembre de 1874, anunciaba Be-tances desde París, la creación de la Liga de las Antillas, con el objetivo de mantener a Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo y Haití “[…] fuera del alcance de toda dominación extranjera”.2 El esfuerzo integrador puertorriqueño era respal-dado desde Cuba, por los generales Máximo Gó-mez y Antonio Maceo; en Haití, por el general José Lamothe; y, en Quisqueya, por el también general Gregorio Luperón.

Ese proceso integrador echó profundas y só-lidas raíces. Por aquellos años de Reposo Turbu-lento, boricuas y cubanos continuaron arropados en la causa común. A fines de 1884, el general cubano Ramón Leocadio Bonachea, impaciente y temerario, desembarcaba en Cuba, desafiando a España. No encontró el apoyo esperado. Fue capturado y fusilado en la ciudad de Santiago de Cuba, el 7 de marzo de 1885. Junto a él caía Pedro Cestero Lázaro, el bravo boricua compa-ñero del peruano Leoncio Prado, en el secuestro del Moctezuma, el 7 de noviembre de 1876.

pRc: cuba y pueRto Rico

El entusiasmo y compromiso de José Martí con Puerto Rico fue total. Cuando comenzó los trabajos para la creación del Partido Revolucio-nario Cubano, se rodeó de ellos. El sanjuanero Sotero Figueroa Fernández, puso su imprenta en Nueva York a disposición del Apóstol. En ella surgió el periódico Patria, el 14 de marzo de 1892, del que sería su prestigioso editor.

Se crea el Partido, oficialmente, el 10 de abril de 1892. En el primer artículo de sus estatutos, quedaría plasmada la identidad de ambas cau-sas: “El Partido Revolucionario Cubano se cons-tituye para lograr con los esfuerzos reunidos de todos los hombres de buena voluntad, la inde-pendencia absoluta de la isla de Cuba y fomen-tar y auxiliar la de Puerto Rico”.3

Comenzada la nueva guerra el 24 de febrero de 1895, los campos de Cuba vieron batirse

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Precursores

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Eugenio María de Hostos, pedagogo, patriota y diplo-

mático de la Revolución: naufragó el 29 de abril de

1875, cuando la expe-dición del Charles Miller intentaba llegar a Cuba.

Escudo de la sec-ción Puerto Rico

del Partido Revolu-cionario Cubano.

bien a los bravos boricuas. El 22 de diciembre de 1895, en el Chumney Corner Hall de Nueva York, quedó constituida la sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano. El doctor Ramón Emeterio Betances fue electo delegado general y el también doctor Julio J. Henna, pre-sidente. Se debatió en la reunión la idea de una bandera para Puerto Rico y se aprobó enarbolar una, idéntica a la cubana, con los colores inverti-dos. Su inspirador, el poeta arecibeño Francisco Gonzalo Marín, moriría en noviembre de 1897, en la manigua cubana.

A mediados de 1896, Rius Rivera intentó infructuosamente, desde República Domini-cana, levantar Puerto Rico. No encontró en la isla las condiciones mínimas para garantizar el éxito del proyecto revolucionario y decidió, de común acuerdo con la sección Puerto Rico, lle-var a Cuba, junto al general Antonio Maceo, los recursos destinados a su patria. El 8 de septiem-bre de 1896, desembarcaría en Cabo Corrientes, extremo occidental de Pinar del Río. Maceo, que lo quería, propone su ascenso a mayor general y lo nombra sustituto en Pinar del Río al pasar el Titán a La Habana.

Más de trescientos puertorriqueños pelea-rían en la nueva contienda cubana. Tres ascen-dieron a coroneles: Guillermo Fernández Mas-caró, Enrique Malaret Yordán y José Semidey Rodríguez. Cinco fueron tenientes coroneles: Pedro Gutiérrez Negrón, José Irizarri Irizarri, Enrique Molina Henríquez, Juan Ortiz Quiño-nes y Antonio Rodríguez y Font. Diez fueron comandantes y el resto alcanzó diferentes gra-dos de oficiales, clases o fueron simplemente, gloriosos soldados.

Los jefes del Ejército Libertador cubano mi-raron siempre hacia Puerto Rico, y en la Isla, en plena guerra, se debatieron dos proyectos de expediciones para liberar a la hermana subyu-gada. El primero, lo presentó al Consejo de Go-bierno el teniente coronel Enrique Loynaz del Castillo, en julio de 1896. El segundo, el gene-

ral José Lacret Morlot, en agosto de 1897, quien pretendía comandar la Legión del Ejército Libertador cuba-no en Puerto Rico y cumplir el sue-ño inconcluso del general Antonio Maceo.

Concluida la contienda, los inde-pendentistas boricuas crearon en La Habana, en 1901, el Club de Puer-torriqueños de La Habana, presidi-do por el comandante del Ejército Libertador Gerardo Forrets, quien acompañó al general Rius Rivera en su intento liberador de Puerto Rico. De aquella organización fue miembro fundador, el general cu-bano José Lacret Morlot, el amigo de Rius, el fiel subordinado de Maceo.

Embargados por la pena de su patria ocupada por Estados Unidos, la mayoría de los mambises boricuas se quedaron en Cuba. Años después, la Revolución, el 30 de junio de 1966, inauguró en La Habana una sede diplomática para los in-dependentistas puertorriqueños, nuevos mam-bises, batalladores, incansables, quienes más temprano que tarde, sacudirán el ala para com-pletar el vuelo con su hermana gemela.

Referencias:1 René González Barrios: Cruzada

de Libertad. Venezuela por Cuba, Casa Editorial Verde Olivo, La Ha-bana, 2005, p. 56.

2 Paul Estrade: Iniciación a Betan-ces, Casa de las Américas, La Habana, 2008, p. 38.

3 Memoria de los trabajos realiza-dos por la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano. 1895 a 1898, imprenta de A. W. Howes, 115 Park Row, New York City, p. 3.

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Por María Luisa García MorenoIlustración: Luis BestardEn brazos

de Eolo

En los primeros tiempos, el empleo de los remos, condicionó la exis-

tencia de la navegación; mas, como se sabe, pronto el ser humano des-cubrió que, auxiliada de una vela, la embarcación podía ser impulsada por la fuerza del viento.

Navíos grandes y robustos, de alto bordo y velas –del latín vela, “conjun-to de piezas de lona o lienzo fuerte, que se amarran a las vergas (espe-cie de perchas), para recibir el viento que impele la nave”– se emplearon en aras de transportar cargas en trave-sías mucho más largas.

Adecuadas para el comercio en-tre Flandes y el Mediterráneo, y, más adelante, con el fin de atravesar el Atlántico, surgieron las carracas –quizás del árabe harrák– que, fabri-cadas en Italia, existieron desde el si-glo xii hasta el xvi y fueron los mayores barcos de su época.

Más pequeña pero de excelentes condiciones marineras, resultó la ca-rabela. Ligera, alta, estrecha y larga (hasta de treinta metros), contaba con tres mástiles sobre una sola cu-bierta, y un castillo elevado en la proa y otro en la popa. Navegaba a diez ki-lómetros por hora, y fue utilizada por españoles y portugueses en los viajes de exploración durante el siglo xv.

Después de que Juan Sebastián Elcano (1476-1526), realizara el primer viaje de circunnavegación de la Tierra (1519-1522), aumentó de modo consi-derable el comercio marítimo transa-tlántico, se incentivó la investigación, así como la creación de nuevos tipos de naves más apropiadas para so-portar los rigores de la mar en largas travesías.

En esa búsqueda, aparecieron el bergantín, del francés brigantin o del

catalán bergantí, y estos del italiano brigantino, “buque de dos palos y vela cuadrada o redonda”. También el ga-león “bajel grande de vela, parecido a la galera y con tres o cuatro palos […]”. Los había mercantes y de gue-rra, con numerosas “bocas de fuego” (cañones).

Luego aparecieron, en la marina militar, la fragata, del italiano fregata, “buque de tres palos, con cofas”, del árabe quffah, cesto, “meseta coloca-da horizontalmente en el cuello de un palo para fijar los obenques de gavia” (vela que se coloca en el mástil ma-yor) y las vergas. Las cofas servían para “facilitar la maniobra de las velas altas y, antiguamente, para hacer fue-go en los combates”.

La fragata de guerra “tenía solo una batería corrida entre los puen-tes, además de la de cubierta”. Y la corbeta, del francés corvette, “em-

barcación de guerra, con tres palos y vela cuadrada, semejante a la fragata, aunque más pequeña”. En la marina comercial, apareció la goleta –del francés goélette, “embarcación fina, de bordas poco elevadas, con dos palos, y a veces tres…”.

Fue la última nave de vela el clíper, del inglés clipper, “buque de casco de madera, fino, ligero y muy resistente”, construido en Estados Unidos (1840). Alcanzaba gran velocidad en sus tra-vesías, lo que le permitió competir con los primeros barcos de vapor que ya empezaban a aparecer.

Así, el ser humano aprendió a usar la fuerza del viento para impulsar las embarcaciones que le permitían do-minar el mar; diversas naves, cada vez más seguras y potentes fueron utilizadas en diferentes actividades, también para la guerra.

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Hace más de seis siglos se escucha hablar de ellos; desde que la necesidad de identificar a amigos de enemigos constituyó el primer intento de aparición. Mas la creación simultánea de ejércitos regulares en varios países, permitió su nacimiento.

Al principio, bastaron algunas insignias en gorros, tra-jes o armaduras, pero poco a poco fue necesario divisarse a mayor distancia, y el surgimiento de los uniformes militares resultó la solución.

Durante los siglos XV y XVI, los atuendos utilizaban lla-mativos adornos y colores. La invención de la pólvora, los diferentes tipos de armas y los cambios en la teoría de la guerra, modificaron las características de este vestuario. Co-menzaron a adoptarse entonces, tonos apagados, fundamen-talmente en verde olivo y gris.

En el caso de Cuba, cada modelo y pieza, es heredera de las diferentes etapas de lucha del país y símbolo de la garan-tía defensiva del pueblo revolucionario.

actualización nacional

Los primeros uniformes militares vistos en la Isla, fueron traídos por el ejército español, quien “a partir de 1717, llegó con más de cien cuerpos diferentes de las armas de infantería y caballería, manteniendo siempre la artillería, ingeniería y cuerpo médico militar”, explica el investigador Ledesma Fia-llo en su libro Historia del vestuario militar cubano.

Con el paso de los años, fue muy recurrente que los cu-banos identificaran a los ibéricos como azules, rayadillos o tocororos, en dependencia del color y la forma del atuendo.

Al surgir el Ejército Libertador, sus integrantes tuvieron dentro de las principales fuentes de abastecimiento, los recur-sos arrebatados a las tropas españolas, las expediciones mili-tares llegadas desde el exterior, así como la ayuda del pueblo, los campesinos, los propios combatientes y sus familiares.

Por lo tanto, algunos de los uniformes utilizados por los mambises, tenían influencia de las prendas hispanas. En unas ocasiones, por la semejanza de sus diseños; en otras, porque al cambiar de dueño, eran convertidas en trofeos de combate.

Diseñados principalmente para significar que quienes los usan pertenecen a una institución armada, los uniformes militares destacan jerarquías y en consecuencia, autoridad, prestancia y responsabilidad

Por Sonia Regla Pérez Sosa Fotos: Boris F. Atiénzar Viamontes y Archivo

No obstante la diversidad del vestuario, los mambises siempre velaron por andar pulcramente vestidos.

C

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El uniforme de las fuerzas armadas ha estado siempre apegado a las tradiciones e idio-sincrasia cubanas.

En las prefecturas insurrectas, pequeños talleres de con-fección ayudaron al aseguramiento logístico de las tropas en las condiciones más difíciles de la lucha, atendiendo a las regiones donde se desenvolvían y las posibilidades para la subsistencia. Cuentan los historiadores, que allí se hizo ropa hasta con la corteza del árbol de guacacoa, y para coser, a falta de aguja e hilo, se usaron espinas y pencas de corojo.

Como es de suponer entonces: “El Ejército Libertador no tenía trajes uniformes. Cada soldado u oficial vestía como le era posible […] En una pequeña escuadra podían mezclarse camisetas de distintos colores, diferentes pantalones, cami-sas, filipinas, guayaberas, chalecos, mantas, capotes, jergo-nes, capas de hule, yaguas, etcétera”, ilustra Juan Padrón en El libro del mambí.

Pero esto solo fue un incentivo para cuidar mejor la vesti-menta. Por ello, “se quitaban la ropa cuando llovía o cuando debían cruzar un río, tratando de protegerla lo más posible. Se cuenta que muchos, al ser heridos, se quejaban: ‘¡Caram-ba, lo que más siento es la ropa!’ ”, narra Padrón.

atuendo Rebelde

Durante la organización y realización de la guerra de Li-beración Nacional, se repitieron algunas fuentes de abasteci-miento de épocas anteriores. No obstante, el énfasis funda-

mental estuvo en el apoyo del pueblo a través del movimiento clandestino.

Esta etapa contó con la particularidad de que el 30 de no-viembre de 1956, apareció en las calles por primera vez, el vestuario militar verde olivo. El cual identificaría posterior-mente a los combatientes de la Sierra Maestra.

Durante los preparativos para el desembarco del Gran-ma, nació el atuendo; cuando Frank País, Vilma Espín y otros compañeros, con fondos propios y de los combatientes, se dieron a la tarea de confeccionar el diseño, organizar y alma-cenar la producción.

Resultó decisiva en esta labor, la participación popular y so-bresalió el alto grado de discreción en la compra de telas, corte, distribución, costura, recogida y acopio de uniformes y brazale-tes rojos y negros, estos últimos, con las siglas M-26-7.

En la medida que se desarrolló la lucha armada y se con-solidaron los territorios liberados por el Ejército Rebelde, se establecieron las comandancias de los frentes y columnas, según las condiciones y posibilidades. En estos lugares, exis-tieron talleres donde se producían artículos esenciales para el mantenimiento de la capacidad combativa, como el ves-tuario, calzado y otros medios para el combate y la vida en campaña.

Según la teniente coronel Ofelia Pedroso Núñez en su estudio Elementos históricos del papel del aseguramiento con

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Para el teniente coronel Eduardo Cordeiro Rey, velar porque el uniforme quede perfecto durante su elaboración, contribuirá a

satisfacer las necesidades de las tropas.

vestuario desde los mambises hasta nuestros días, en la es-tructura orgánica alcanzada por el Segundo Frente Oriental Frank País, dirigido por Raúl Castro Ruz, predominó que “los comités campesinos revolucionarios resultaran ser la reta-guardia activa y laboriosa que contribuyó a que se resistiera, subsistiera y venciera a un ejército superior en número de hombres y armas”.

tejidos con oloR a tRiunfo

Los combatientes del Ejército Rebelde, después de enero de 1959, a pesar de intentar mantener los uniformes verde olivo, se vieron precisados a utilizar las prendas obtenidas en la guerra. Ante las nuevas responsabilidades, no constituía una tarea priorizada el perfeccionamiento estético y funcio-nal del vestuario.

Consolidado el poder revolucionario, se comenzó a re-glamentar la vestimenta militar. En 1963, por orden del Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), se puso en vigor el Reglamento de Uniformes para el Ejército Rebelde y Defensa Popular; el cual contenía cinco capítulos que regían el vestuario constituido por los diferentes tipos de gorras, camisas y blusas (con sus atributos), pantalones y sa-yas, grados (según la jerarquía militar) y el calzado.

A partir de estos años, como parte de la colaboración con la Unión Soviética, se mantuvo un suministro de vestuario, calzado, medios de campaña y lencería.

En la segunda mitad de la década del setenta, como lógica consecuencia del desarrollo y las investigaciones, se produce un salto en el perfeccionamiento del uniforme como resulta-do de la creación del Comité Técnico de Vestuario y se esta-blece un nuevo reglamento.

No se hizo esperar la medición antropométrica de los miembros de las FAR en las distintas regiones del país, lo cual permitió determinar la curva de tallas, con el fin de ela-borar los moldes y patrones para la confección del vestuario militar.

Después, en 1982, junto al equipo de trabajo del comi-té técnico, comienzan a participar organizaciones como la

ONDI (Oficina Nacional de Diseño Industrial), Contex (Con-fecciones Textiles de Exportación) y el Ministerio de la Indus-tria Ligera.

Esto permitió la producción de tejidos nacionales, zapa-tos, botas para las tropas regulares y especiales, lo cual pro-pició una nueva clasificación al introducir el vestuario de enmascaramiento de las tropas especiales y la Brigada de la Frontera.

Mas la caída del campo socialista eliminó las fuentes de materias primas y uniformes al país. Lo anterior, aceleró el proceso de estudio para modificar el vestuario, al tener en cuenta las características y capacidades de la industria nacio-nal. El uso del uniforme de tránsito fue una de las decisiones asumidas.

“En este tiempo, se redujo al mínimo la gama de unifor-mes, hasta el punto de llevar a prenda única el verde olivo ga-rantizado por una de nuestras textileras, lo cual significó un ahorro económico”, explica el teniente coronel Eduardo Cor-deiro Rey, jefe de una unidad de confecciones de la Dirección de Intendencia.

Los cambios, llevaron estudios, planteamientos y final-mente, aprobación. Fue una etapa de importantes tareas in-vestigativas y de búsqueda de funcionalidad.

Lo anterior permitió, con el paso de los años y los estudios realizados, “sistematizar la producción de tejidos nacionales; introducir la camisa por fuera, con cuatro bolsillos a manera

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“En las modificaciones realizadas al uniforme de los camilitos, se tuvieron en cuenta sus criterios, inquietudes, gustos y necesidades, sobre todo con la gorra de plato, que les resulta incómoda. Ahora, el quepis será más manual”, explica el te-niente coronel Juan Carlos Hernández Ceballos.

de guayabera; cambiar el sistema de grados y su colocación; establecer un nuevo uniforme de los camilitos; en fin, ‘cu-banizar’ las prendas”, continúa Cordeiro Rey.

la isla se unifica

Como arte que es, el vestir constituye una de las tareas más complejas de la especialidad de Intendencia en las FAR. Dise-ñar para todos los gustos resulta difícil “por las diversas pre-ferencias y edades de las personas implicadas, por la situación económica, las dificultades de la industria, el tejido, los mode-los…”, manifiesta el teniente coronel Juan Carlos Hernández Ceballos, segundo jefe del Comité Técnico de Intendencia.

Por estas razones, aunque la moda influye, “no se le debe imponer a las piezas, pues estas deben quedar lo mejor posi-ble a la mayor cantidad de personas, con funcionabilidad y prestancia”, agrega el teniente coronel Cordeiro Rey.

Se trata entonces, de apegarlo cada vez más al militar cubano, a sus características físicas y psicológicas. Mas para ello, no hace falta recortar centímetros de más a sayas y blusas, o ajustar las camisas para exponer el resultado de la fuerte preparación combativa, pues no se permiten modifica-ciones. Basta utilizarlo adecuadamente en dependencia del lugar y la misión.

En esta labor, los jefes y las escuelas tienen un papel fun-damental, al ser parte de su responsabilidad, formar y velar

por el estudio y cumplimiento de los reglamentos y las órde-nes referentes al correcto uso del uniforme.

Detrás de cada molde, costura o botón, está el trabajo de personas encargadas de elaborar las piezas a partir de fichas técnicas, donde se tiene en cuenta “los datos antropométri-cos –los cuales estamos actualizando–, las afecciones derma-tológicas, ortopédicas, las pruebas de los laboratorios al teji-do y al calzado, las radiografías realizadas a este último y las características del pie cubano”, especifica el teniente coronel Hernández Ceballos.

El Comité Técnico, desde hace años trabaja en mejorar el vestuario militar. Por una parte, le adapta los logros al-canzados en otras regiones del mundo.

Por otra, dirige sus esfuerzos a perfeccionar los uniformes de las enseñanzas militares; realizar los monogramas y emble-mas representativos de escuelas, unidades y armas; modificar el calzado; mejorar el vestuario de los nadadores de combate de la marina, el sistema de grados de acuerdo con los asegura-mientos materiales actuales y su mantenimiento estético; y en la investigación sobre pegamentos, colorantes y fibras naturales y artificiales para la producción textil nacional o de importación.

“Hoy, continuamos mejorando la selección del tejido, el calzado y el control a la calidad de las compras de ma-terias primas. Actualmente, constituyen nuestras priori-dades por las características climáticas de Cuba”, apunta Cordeiro Rey.

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Medir antropométricamente a casi diez mil militares, vestirlos y después, corregirlos, constituyó una experiencia excepcional, durante los preparativos de la Revista Militar, pues el nivel de detalles no dio margen a errores.

Para realizar estos perfeccionamientos, se ha tenido en cuenta el criterio y las necesidades de los integrantes de las FAR, la uniformidad, la elegancia, el aspecto económico, así como la aprobación de la especialidad implicada. “Porque cada uniforme tiene sus particularidades a la hora de hacerlo y utilizarlo. Por ejemplo, en el de diario debe primar la esté-tica y en los de campaña o los especiales, la funcionalidad, comodidad y factibilidad para realizar las tareas”, continúa el jefe de la unidad de confecciones.

A pesar de las dificultades, hoy se cuenta con maquina-rias, herramientas, materiales diversos y experiencia. Ade-más, los talleres de todo el país facilitan las producciones territoriales para abastecer a las tropas en los renglones fundamentales. “Aunque debemos lograr que la calidad de

los productos se equipare en todos los talleres. Para lograr-lo, se requiere un elevado y sistemático nivel de exigencia por parte de los representantes de las FAR y de la industria que responden por el control de la calidad”, comenta la in-geniera Marilín Rodríguez Francisco, jefa del grupo de Ves-tuario del Comité Técnico de Intendencia.

Por ello, el cuidado y perfeccionamiento constante del uniforme deben constituir tareas priorizadas para los miem-bros de las FAR como quehacer individual y colectivo. Pues esta institución, como mismo optimiza el armamento, lo hace con las prendas de vestir de sus integrantes. Realmente es el uniforme quien distingue a las tropas y las expone ante la opinión pública.

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Camagüey. –Las campanadas de aquella no-che resonaron en el entorno. Como resor-

tes, oficiales y soldados de una unidad militar se alistaron y ocuparon los puestos. Una enérgica voz determinó lo que se esperaba desde horas an-tes: “¡Alarma de combate!”. Ambas señales dieron el paso simultáneo al despliegue de los verdes oli-vos, preparación y acondicionamiento de las posi-ciones asignadas.

“No hay nada más parecido a un hervidero que nuestras tropas. La vergüenza de El Mayor nos sobra para causarle, minuto a minuto, bajas al enemigo. No aguantarán nuestro acorralamiento desde todas las direcciones”, describió un joven soldado, en pleno fuego abierto y certero de la De-fensa Antiaérea.

Y es que, las acciones defensivas, durante la Puesta en Completa Disposición Combativa (PCDC), se realizaron “con la certeza de que el despliegue movilizativo, junto a la cohesión com-bativa, baten desde este instante al adversario”, precisó el coronel Saurín López, jefe de la Agrupa-ción de Tropas del Sector Militar Camagüey.

Como aguijones de avispas hincados en la piel del mercenario, comenzó la Maniobra Táctica de Agrupación de Tropas de la Región Militar Cama-güey, Aniversario 58 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. Ese even-to, el más importante del año de preparación para la defensa en el Ejército Oriental, agrupó desde la madrugada, a hombres y mujeres de esta llanura histórica por naturaleza y rebelde por tradición.

engRasando los HieRRos

No se precisó de orden ni disciplina. Ambas con-diciones, en los miles de hombres y mujeres de verde olivo eran, junto al compañero de vida en la guerra, el fusil AKM, permanentes hermanas en el desplie-gue hacia las áreas de designación combativa.

Donde cabalgó machete en mano la caballería mambisa, durante las guerras de independencia, se emplazaron medios y técnicas de combate bajo el sol, las estrellas, la pertinaz llovizna y el incó-modo polvo colorado.

HervideroPor Yahily Hernández Porto y teniente coronel Alexander Rodríguez Hernández Fotos: René Ávila Espinosa

La elevada capacidad combativa en la Región Militar Camagüey, se puso a prueba al repeler en varios sectores militares de este territorio la agresión de un supuesto enemigo

Oculto, sorpresivo, intrépido.

de fuego

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Hasta en lo más recóndito estaban situadas las pequeñas unidades, que se desplegaron, con las exi-gencias propias de la guerra, en posiciones estratégi-cas para enfrentar una posible agresión.

“Por aquí no avanzarán carros blindados ni se levantarán fortificaciones enemigas. Pobre de aquel que desembarque”, comentó en la Región de concentración, el primer teniente Pedro Salcedo Obediente, segundo jefe de batería de la artillería de refuerzo.

“Los trabajos ingenieros, de enmascaramiento del armamento y protección de los combatientes han sido, por ahora, nuestras principales misio-nes, porque hay que estar organizados y prepara-dos para el fuego”, confirmó el teniente coronel Ramón Ramírez Pérez, jefe de grupo de la artille-ría antiaérea.

La elevada cohesión combativa de las unidades de artillería terrestre, de tanques, de la Daafar…, fortaleció la capacidad combativa de las tropas, desplegadas durante el paso a la PCDC.

Mas un mensaje de alerta expresó, en medio del acondicionamiento de las posiciones asigna-das, la joven teniente Magda Calzadilla Socarrás. “No queremos muertos, pero tampoco nos queda-remos sentadas ante el invasor. Si madres, espo-sas, hijas y hermanas del enemigo no quieren que las botas de sus seres queridos se entierren aquí, deben aconsejarles no venir, pues quien intente agredirnos tendrá que batirse hasta con la rebel-día de las cubanas”.

También en breve tiempo, las unidades del Dis-positivo Defensivo Territorial se completaron con el personal establecido en los planes, lo cual dio muestra de la valía de la preparación del pueblo uniformado.

Antes del amanecer, las unidades ocuparon sus posiciones. Varios jóvenes: Ariel, el artillero; Wil-fredo, el cargador; Yosmany, el conductor mecá-nico y el jefe de la dotación del tanque, David; así como otros cientos de combatientes, avanzaron para enfrentar al agresor.

Enmascaramiento y alta disposición combativa.

Férrea disciplina, voluntad de acero y fe en la victoria.

Disparo efectivo.

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odisea en maR y tieRRa

La maniobra comprendió localidades como Nuevitas, Florida y Camagüey. En cada uno de los sectores militares se produjeron acciones con-tra un supuesto enemigo que intentaba desem-barcar. Las diferentes fuerzas combativas, con la participación popular, simularon la defensa del territorio.

Dura fue la bronca. La Marina de Guerra Revolucionaria desplegó su poderío de fuego en el litoral nuevitero, por donde el agresor se acercaba.

Formaciones especiales navales minaron la bahía y los muelles del puerto. Los datos de la ex-ploración mostraron un enemigo en movimiento que se enfrentó a obstáculos durante su acerca-miento al límite costero.

El objetivo trazado fue cumplido: retrasar o im-pedir el desembarco, lo cual permitió al resto de las fuerzas y medios del sector militar de Nuevitas, pelear sin descanso, reorganizarse y puntualizar misiones para continuar actuando contra un inva-sor ya vulnerable por las pérdidas. Hasta el flujo de transportaciones marítimas de los aseguramientos del adversario fueron batidos y disminuidos por las fuerzas del territorio.

La norteña ciudad se convirtió en un hervidero de fuego abierto, tanto en el mar como en suelo firme. Las diferentes unidades del Sector Militar repelieron al enemigo.

No hubo acceso a la ciudad sin obstaculizar. Esto complejizó el avance del contrario y posibi-litó hostigarlo y desgastarlo con el fuego combina-do de las diferentes armas, bajo la idea del mando militar único del territorio.

No darle descanso al invasor, desalentarlo, causarle cuantiosas bajas, bajarle la moral com-bativa y capturar la mayor cantidad de efectivos, son partes importantes de las estrategias del arte militar cubano.

Mientras esto se consumaba en el Sector Mili-tar de Nuevitas, los combatientes se reagruparon, organizaron y prepararon para continuar defen-diendo el norteño territorio costero.

El presidente del Consejo de Defensa Provincial, Julio César García Rodríguez, impone una medalla a un oficial de la reserva.

Jóvenes combatientes dominan los lanzacohetes.

Empleo certero de la ametralladora.

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fuego con oloR a pólvoRa

Se ocupó la región de designación combativa, en la oscuridad de la noche. Poco pudieron hacer las fuerzas de operaciones especiales enemigas para impedirlo.

En los centros y puntos de resistencia, los jefes organizaron la seguridad y el sistema de fuego. Los combatientes acondicionaron las obras inge-nieras. Todo quedó listo para enfrentar las ac-ciones por venir.

Al amanecer, los hombres se foguearon en el fragor del combate debido al hostigamiento sobre nuestras posiciones. La respuesta de los medios de la Daafar no se hizo esperar: una aeronave fue derribada. Comenzó un nuevo episodio: la lucha contra los desembarcos helitransportados.

La defensa activa durante el día y la noche, precedida por la exploración y la dirección del fuego realizada por los jefes militares de las di-ferentes armas, frenó los intentos del enemigo de penetrar los accesos de la región de resistencia de la brigada.

Simultáneamente, en las zonas urbanas de esta región, pequeñas unidades, integradas por hom-bres y mujeres, libraron importantes combates. Demostraron que en la preparación, organización y unidad del pueblo está la principal arma para lo-grar la victoria.

Durante la realización de la Maniobra Táctica de Agrupación de Tropas de la Región Militar Camagüey, Aniversario 58 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, ge-neral de división Onelio Agui-lera Bermúdez, valoró de posi-tiva las acciones realizadas.

“La maniobra ha cubierto las expectativas, por la organiza-ción, cohesión y actuación de todos los participantes”, comu-nicó el también jefe del Ejército Oriental.

El alto jefe militar expresó que lo más importante de esta maniobra ha sido la actitud de quienes la materializaron, “los milicianos; reservistas integra-

dos por obreros, trabajadores y campesinos. Han mostrado una gran disposición para defender su territorio, la misión más im-portante para cada uno de los cubanos”, significó.

Insistió, además, en como la continuidad de la invulnera-bilidad militar está garantiza-da, pues “los jóvenes reflejan una elevada preparación mili-tar, y esto permitirá desem-peñar con mayor experiencia el cumplimiento de misiones en la defensa del territorio”.

Aportó, también, la impor-tante labor desplegada por las mujeres: “ellas son continua-doras de su historia, con una elevada capacidad combativa en los diferentes episodios de la maniobra”.

El jefe del Ejército Oriental estimula a una joven oficial par-ticipante en la maniobra.

Sin tregua contra el

adversario.

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Arriba mucho azul, sin máculas; aquí abajo, junio se enmascara

en una brisa imperceptible y la roja ale-gría de los framboyanes. La mañana es una certeza desde hace dos horas y los ímpetus juveniles se preparan para cla-ses prácticas en el terreno.

En unos minutos llamarán a formar, empezarán las demostraciones y se com-probará cuánto han valido las asignatu-ras de táctica, tiro, ingeniería o protección contra armas de exterminio en masa, en-tre otras. Por lo pronto, en las pequeñas unidades se comprueba el correcto porte y aspecto de los combatientes, el arma-mento y el equipo individual.

El primer teniente que se acerca, alto y sólido como su afición a la guitarra, se llama Marcos. Lo conocimos el año pasa-do. Entonces era jefe de pelotón y desea-ba compartir ante un auditorio, compo-siciones hurtadas a unas cuerdas a veces rebeldes, soñadoras o melancólicas. Mas el tiempo para componer va siendo me-nos. Ahora dirige una compañía y las mi-siones se han vuelto más complejas.

Pero el desarrollo es una condición natural, y no debe temérsele a la evo-lución si se sabe aprender y obtener lo que se quiere. Para él está claro: cada misión pone a prueba la madurez y le permite relacionarse con muchachos casi de su edad; de ellos se nutre y, en la medida de lo posible, les aporta co-nocimientos. De ese vínculo mediado por sueños, inseguridades, picardías, desamores o lógicas inquietudes juve-niles, nacerán canciones. Y eso también es importante.

Estas confesiones, sencillas, las dijo con la misma seguridad que permanece junto a su compañía, después del toque de campana el cual, hace instantes, im-puso el silencio.

Por primer teniente Luis Brizuela Brínguez, máster en Ciencia PolíticaFotos: Luis Gómez

EN BUENA COMPAÑÍA

Tiempo atrás compusimos una sonata. Para trazar el pentagrama de la personalidad también se requieren tiempos, arreglos, tonos, claves, se dijo en aquella ocasión. Volvemos a la pequeña unidad, escalón de mando primario en las FAR, para conocer otras expe-riencias en el trabajo con las tropas. Visitamos un polígono un día de entrenamiento. Le advertimos que puede escuchar pasos, mar-chas, disparos y detonaciones; o constatar el movimiento de en-mascarados entre columnas de fuego. Aun así, mantenga la calma. Al sumarse al equipo, estará, sin dudas,

instRucción a toda pRueba

Los jefes de las pequeñas unidades explican las misiones y se desplazan hacia los puntos donde cumplirán la clase de entrenamientos. Trataremos de visitarlos todos. Tomamos el camino que conduce a un monte de almácigos, palmas y curujeyes en cuyo interior, se ubica un área de instrucción.

Amparada por la cubierta arbórea, en un claro, yace una maqueta. De ella se vale el primer teniente Yunielvis Felicó Furones, jefe de una compañía de tanques, para demostrar los pro-cedimientos de la ejecución práctica del ejercicio. Los sargentos y soldados atienden. Luego se dirigen a las obras

Foto: Boris F. Atiénzar

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de protección, de donde sacarán del le-targo a la caballería de acero.

En el intervalo, Yunielvis refiere ha-berse graduado en 2007, en la escuela interarmas José Maceo, Orden Antonio Maceo, en Santiago de Cuba. Después de dos años como jefe de pelotón, fue ascendido al grado inmediato superior por los resultados de trabajo. Manifies-ta algunas complejidades inherentes a su cargo.

“Trabajamos diariamente con los sargentos y soldados teniendo en cuen-ta particularidades individuales y so-ciales. Ello permite actuar de manera más efectiva e influir en el comporta-miento. En la unidad contamos con una alta preparación y cohesión combativas y eso se debe, en gran medida, al traba-jo de comprobación y preparación indi-vidual de los combatientes”.

¿Es difícil trabajar con los sargentos y soldados? El primer teniente asiente y responde: “A veces son muchos. Ade-más, en mi compañía existen diferidos y otros que vienen por veinticuatro meses. Los primeros son graduados de duodécimo grado y pretenden conti-nuar estudios en la universidad.

“Independientemente de que el tra-to con los soldados resulta similar, esto obliga a una labor seria. Se debe apren-der a diferenciar las características de los jóvenes, a fin de descubrir habili-dades y capacidades para enfrentar las tareas”.

A su juicio, dirigir una compañía de tanques tiene retos como “las salidas a los polígonos, porque allí se mide el ac-tuar independiente de las dotaciones y el resto del personal, así como la prepa-ración y disciplina adquiridas durante un período. Uno no está directamente con los soldados. Ellos actúan a través

del polígono desarrollamos la instruc-ción de infantería. Como ven, nos vale-mos de espejos y pancartas explicativas en los laterales de la plazoleta, para que los soldados observen la altura del paso de revista y del ordinario, así como rea-lizar correctamente los procedimientos en firme y giros en marcha. Así se corri-gen las deficiencias”.

Lleva dos años de jefe de compañía, cargo al cual lo promovieron por estí-mulo; sin embargo, considera que la etapa más difícil fue dirigir un pelotón: “Salí de la escuela de cadetes con una base de conocimientos teóricos, pero faltaba práctica. Por otra parte, está el compromiso de convertirte en un edu-cador. Debemos guiar a muchos jóvenes, fundamentalmente en el cumplimiento de los principios militares. No obstante, en la medida que trabajas, te adaptas y adquieres nuevas experiencias.

“El tránsito de un pelotón a una compañía triplica la cantidad de hom-bres bajo tu responsabilidad, aumenta el volumen de actividades, y debes apo-yarte en los jefes de pelotón, subordina-dos directos en quienes delego respon-sabilidades. Me corresponde organizar, dirigir y controlar las tareas orientadas por el mando superior”.

de órdenes enviadas mediante diferen-tes medios de comunicación”.

Pide disculpas y se desplaza hacia las obras protegidas. Las siguientes palabras de Yunielvis, “En combate”, ponen en marcha la práctica. El eco de la orden retumba en las estructuras de cemento. Con el mismo ímpetu, respi-ran los motores, se afincan las esteras y las torretas apuntan hacia otro entre-namiento útil.

educaR (se) sobRe la maRcHa

Aunque gruesas gotas de sudor ba-ñan los rostros, los soldados se empe-ñan por mantener el paso. Practican giros en marcha. Derechas, izquierdas, medias vueltas se suceden durante va-rios minutos hasta lograr acoplarse.

La voz de mando concede diez mi-nutos de receso, para tomar un poco de agua y renovar energías. En ese lapso conversamos con el teniente Pablo La-guna Rodríguez, jefe de la compañía de infantería, quien invita ir hacia el único oasis de sombra que, a pocos metros, un árbol arrebata en desigual pulso al astro rey.

Pablo es preciso ante nuestras in-terrogantes: “En este punto de estudio

El primer te-niente Yunielvis Felicó Furones,

jefe de una compañía de

tanques, explica a la tropa los

objetivos de la clase práctica.

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Con seguridad, tener una mujer en la compañía impone retos. El joven tunero enarca las cejas y sonríe. Nuestras mira-das apuntan a la muchacha que conver-sa y porta el mismo uniforme verde olivo de sus compañeros. “Es la sanitaria de la compañía. Se acogió al Servicio Militar Voluntario Femenino (SMVF).

“Si bien la preparación debe ser igual para todos, en algunos ejercicios no podemos pedirle el mismo esfuer-zo. Para la preparación física deben variarse los tiempos y la resistencia en las carreras. Igual ocurre con la habili-dad y velocidad para la superación de obstáculos.

“Resulta difícil también controlar el orden interior. Debo seleccionar un horario adecuado para no violar la in-timidad de ellas en el dormitorio, ni el horario de descanso. Debe tenerse más tacto. Su presencia le da el toque feme-nino a la compañía, que siempre hace falta. De hecho, la soldado apoya bas-tante y es muy disciplinada”.

En ese momento llega otro jefe de compañía de infantería, quien comen-tará más tarde cómo transcurre una jornada típica. Vamos para una de las aulas donde imparte clases, dotada con la base material de estudio (BME)

necesaria. Por el camino aún repercu-te la voz del teniente Pablo, y el eco de las botas, no menos fogoso que el pavi-mento donde se acopla la marcha.

oRientaR...y supeRvisaR

Le dieron el de pie a las 05:45. Quin-ce minutos más tarde controlaba la gimnasia, según la variante dispuesta para hoy: ejercicios con aparatos. En ese momento, cuando las sombras se resignaban a la promesa del amanecer, el teniente Franklin Fis Hernández,

jefe de una compañía de infantería, comprobó la destreza de los soldados en el dominio de las barras paralelas y demás implementos del gimnasio.

Entre las paredes que usualmente refractan las lecciones, el joven oficial cuenta cómo fue el inicio de su jornada. Luego detalla algunas de las actividades:

“Después de los ejercicios, viene el aseo y más tarde, la inspección. A cada combatiente, al lado de la cama, se le controla el porte y aspecto, así como el orden interior. Me apoyo en los jefes de pelotones, el político y un sargen-to instructor. Mi tarea es velar por la correcta realización de esas activida-des. Tras el desayuno, formo a la com-pañía y doy indicaciones para el cum-plimiento del horario del día, según la planificación.

“En las mañanas impartimos asig-naturas teóricas en aulas dotadas de mapas, medios de combate a escala, maquetas y pancartas. Nos valemos, además, de medios audiovisuales para transmitir los contenidos de una forma más interesante. Desde el día anterior

Con disciplina y disparos certeros, la dotación se apresta a demostrar cuánto han aprendido con los jefes de su pequeña unidad.

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se alistan las áreas, revisan los materia-les y repasan los temas.

“Por las tardes, en dependencia de la planificación de la preparación comba-tiva, pueden continuar clases de prepa-ración táctica, física, técnica, ingeniera, PCAEM (Protección contra armas de exterminio en masa). De lo contrario, se trabaja en la conservación de la técnica, limpieza del armamento o en la higiene y chapea de las áreas verdes”.

Finalmente asevera: “El jefe de compañía siempre debe controlar las tareas. Actualizamos las hojas de servi-cios y libretas de características de los soldados, lo cual asegura el trabajo di-ferenciado. Cuando tenemos un joven con un comportamiento inadecuado, nos apoyamos en los militantes de la UJC y en los padres”.

componiendo el futuRo

A esta hora el sol cae a plomo. No pudimos recorrer todas las áreas donde se planificaron ejecuciones de la prepa-ración combativa. El primer teniente Marcos demostró, antes de comenzar el

ejercicio, cómo transitar por una cuer-da suspendida a unos seis metros del suelo, la cual simula el cruce sobre un precipicio, un puente destruido o entre dos edificios.

El paso del ratón, como se conoce, puede erizarle los pelos a cualquiera. Mas la serenidad y las mañas garantizan la es-tabilidad y agilidad en el desplazamien-to. Dichas lecciones, aprendidas desde el segundo año en la escuela de cadetes, son las que de manera sistemática, el joven trata de inculcar en los soldados.

Se trata de sortear los mismos retos

de un equilibrista: ser disciplinado, in-teligente para afrontar imprevistos y sa-ber tomar decisiones, a fin de detectar o penetrar las líneas enemigas en breves lapsos, sin ser descubierto. El objetivo radica en preparar combatientes aptos física, psicológica y políticamente.

También ha ido aprendiendo a son-dear –jefe de una compañía de explora-ción al fin–, las psiquis de los subordina-dos. Los escucha y les habla, los apoya en la superación cultural de los sábados, con vistas a mejorar su rendimiento cuando entren a la universidad; o estimula la realización de actividades recreativas, matutinos, círculos de estudio, lecturas y proyecciones de películas.

A eso se refirió Marcos antes de ir-nos. Y creemos que es verdad, porque en las pupilas casi se advertían los pen-samientos, los mismos con los cuales, desde aquí abajo, de vez en vez, salpica de guitarras, corcheas y claves de sol el azul de allá arriba.

Nota: Si desea complementar informaciones

sobre las experiencias de las pequeñas unidades

en las FAR, puede acudir al número 3/2010.

Tanto en el terreno, como

en las aulas, enfatiza el

teniente Franklin Fis Hernández,

somos respon-sables de velar

por la calidad de las tareas

que enco-mendamos.

Foto derecha

Aprender a salvar obstáculos al parecer infranquea-bles, adiestra la psiquis y la voluntad de los combatien-tes, asegura el primer teniente Marcos, jefe de una compañía de exploración.

Foto izquierda

Botas y hombreslistos para presentar al jefe de compañía,teniente Pablo Laguna Rodríguez, un paso de revista acoplado y marcial.

verde olivo agosto 201138

Tamara regresa ansiosa del trabajo. Refres-ca, y se pone la blusa verde y roja que le

regaló Tony, según él, la combinación perfecta de colores. Hoy cumplen cinco años de casados y cual Penélope, espera verlo llegar de un momen-to a otro.

Cerca de las 22:00 horas, el timbre del teléfo-no irrumpe el silencio y una voz conocida la apar-ta del letargo. “Discúlpame mi amor, surgió una misión importantísima y necesitan mis servicios. Besos”. Ella sonríe, confundida y escéptica. Des-

Por teniente Sonia Regla Pérez Sosa y Yirenia Ferrer Ysern

Fotos: Boris F. AtiénzarREGALOTras treinta años garantizando el buen comportamiento de los miembros de la institución armada en la vía pública, las Tropas de Prevención mantienen la ejemplaridad y disciplina militar

“Resulta necesario destacar el papel reali-zado por el batallón de

Prevención existente en cada provincia,

quienes se rigen por el mismo regla-

mento e indicaciones”, manifiesta el teniente

coronel Juan Carlos Alfonso Fajardo.

pués de algunas palabras, elogia la seriedad de su esposo ante el trabajo, mas le resulta difícil com-prender la elección.

Bastaron minutos para caer en los brazos de Morfeo. Se encuentra vestida de verde olivo y una boina roja adorna su cabellera. El espejo le devuel-ve una imagen familiar de orden y compromiso. Entonces comienza a descifrar el significado de las tonalidades referidas por su cónyuge.

No se trataba solo de admirar una figura, sino de saberse miembro de las Tropas de Prevención.

DE ANIVERSARIO

agosto 2011 verde olivo 39

ÉRase una vez

Lo primero era conocer los orígenes de la espe-cialidad. Desearlo fue suficiente para encontrarse con el teniente coronel Juan Carlos Alfonso Fajar-do, jefe de Secretaría de la Dirección de Prevención y Seguridad, quien recordó la voluntariedad de los jóvenes para ingresar a “un órgano encargado de la disciplina de los miembros de las FAR fuera de las unidades, del mantenimiento de la técnica y el transporte militar, así como de otras actividades de corte reglamentario”.

Aprendió, además, que la juventud de sus filas propició tanto la superación militar como profe-sional, porque al verificar el comportamiento en la vía pública e inspeccionar los vehículos, contro-larían a oficiales con mayor grado y jerarquía que ellos.

Para cumplir con esta labor, comprendió la importancia del ejemplo personal, pues “muchos no entendían nuestro trabajo y se disgustaban con nosotros. Convertirnos en patrones o paradigmas fue una de las soluciones encontradas. No solo en la vía, sino también en nuestro campamento”, le puntualizó el teniente coronel.

Tamara dedujo que el reto no fue fácil. Unir teoría y práctica en un principio, requirió de mucha de-dicación por parte de alumnos y profesores. Mas el oficial con quien conversaba había vivido la res-puesta: “poco a poco las experiencias nos ayudaron a perfeccionar nuestro sistema de enseñanza”.

maestRo del anteRioR y discípulo del siguiente

Concebirse por un día como “boina roja” la ubi-caba en una situación ventajosa. Había superado el trabajo selectivo para la incorporación oficial a esta familia dispersa por toda la Isla. Sus cualida-des políticas, morales y físicas habían sido aproba-das. Hasta el momento, estaba apta para las diver-sas y complejas misiones.

En el Centro de Preparación de Tropas de Pre-vención y Protección Quintín Bandera, descubre con sus compañeros de aula, que le impartirán la preparación básica militar durante cuatro semanas y posteriormente, pasarán un curso de patrulleros.

“Al terminar”, les explica el teniente coronel Miguel González Ramos, jefe del Centro, “realiza-rán un riguroso examen de las materias teóricas y prácticas. Quienes lo venzan, se graduarán con el grado de sargento de tercera y serán destinados a nuestras unidades para el cumplimiento del Servi-cio Militar Activo (SMA).

“También en el centro se especializa el perso-nal de las unidades de Prevención y Protección. Para esta última, primero se seleccionan y des-pués, pasan un curso con el fin de formarse como suboficiales. Realizamos, además, la superación de los oficiales desde nivel básico hasta medio su-perior; se preparan especialistas en prácticas de enfrentamiento; y se imparten cursos de forma-ción emergente de oficiales en perfil de mando”, continúa el teniente coronel.

Llamó la atención de Tamara la juventud y profesionalidad de los instructores, así como el orgullo con que hablaba González Ramos de estos “jóvenes oficiales formados dentro de las tropas, quienes han demostrado capacidad en la docencia y potenciado la motivación de los alumnos”.

Comprobar el correcto porte y aspecto de los militares, también forma parte de las tareas.

verde olivo agosto 201140

Dotados entonces de los conocimientos, los muchachos pasarán a las unidades de destino, con el objetivo de materializar en la vía, lo aprendido en las clases y en los ejercicios prácticos.

“Por otra parte, con el trabajo profiláctico rea-lizado en las unidades, esclarecemos las órdenes e indicaciones vigentes respecto al vestuario y al uso adecuado de las transportaciones militares. A partir de este intercambio, muchos nos ven más cercanos, como una ayuda para su correcto de-sempeño”, concluye el teniente coronel.

espejos en la vía

Firmemente parada en el polígono de la uni-dad, siente orgullo de pertenecer a un batallón. Las voces de mando de su superior casi se pierden con el cansancio. Los ejercicios de infantería re-tan el funcionamiento sistémico y demuestran la verdadera cohesión combativa y disciplina de la pequeña unidad.

Tanto oficiales como soldados reconocen en su formación el valor de los conocimientos heredados y perfeccionados de sus jefes. De la obligación y el actuar, depende la formación de los subordinados.

“Para el cumplimiento de las misiones, pri-meramente debe existir preocupación; después, equilibrar exigencia y respeto, hasta propiciar la confianza entre subordinados y jefes”, le asegura el primer teniente Addiel Velázquez Espinosa, se-gundo jefe de batallón, mientras los ejercicios con-tinuos perfeccionan la marcialidad de los pasos.

Tras un ¡Rompan filas! se dirige a su sargento de estado mayor instructor Henry Fabá Romero, para él, resultan vitales las relaciones entre jefes y subordinados. “Conocer a los soldados y tras-mitirles las experiencias, forma parte también de nuestra misión. Por lo cual, es necesario estar pre-parado política e ideológicamente”, descubrió que era la premisa de este superior.

Como componentes imprescindibles, los entre-namientos cuerpo a cuerpo de esa mañana exigie-ron esforzarse más de lo acostumbrado. ¡Jamás imaginó Tamara la resistencia guardada en su interior! Sin embargo, la persuasión y la entereza moral también constituyen armas fundamentales para enfrentarse a cualquier situación.

A la conversación se une el sargento de terce-ra Yunior Ríos Romeu, quien nota el agotamiento

Para el teniente coro-nel Miguel González Ramos, los estudios políticos, el parqueo

e higiene y el análisis diario de la disciplina, apoyan la labor de las

Tropas de Prevención”.

agosto 2011 verde olivo 41

Para la joven, los combatientes de las Tropas de Prevención no pueden verse como “Quijotes” solitarios en la preservación del orden militar. Apreciarlos como espejos de lo que deben ser los integrantes de las FAR, constituye un primer paso. Esos hombres de boina roja, necesitan de la ayuda de todos para mantener en la vía, su reflejo.

más que un sueño

El persistente reloj despierta a Tamara. Sor-prendida, guarda en su mente una conversación sostenida con el joven Ríos Romeu justo antes de abrir los ojos: “El principal reto es mantener las acciones positivas logradas y legarles a las genera-ciones futuras unas Tropas de Prevención más fuertes, firmes y calificadas. Incomparables en res-peto, así como en preparación física y combativa”.

Extraña manera esta de celebrar su quinto aniversario de matrimonio. Descubrir personas auténticas, siempre dispuestas a cumplir la misión más desafiante, la recompensó. Esa noche, creció el orgullo y la devoción hacia su esposo y nació otra garante de la integridad militar.

físico y tratando de elevarle el ánimo la provoca: “un miembro de Prevención debe ser, sobre todo, revolucionario y sacrificado, pues los servicios realizados se pueden extender hasta altas horas de la noche por determinadas circunstancias”.

Ella no supo por qué, pero las palabras de su compañero de esfuerzos le parecieron conocidas. Mientras intenta recordar, la voz de la subteniente Rachel Inguanzo Acosta, dirigente de la Unión de Jóvenes Comunistas, la devuelve al campamento. “Hablar de las tareas realizadas brindando apoyo al Ministerio del Interior (Minint) en el carnaval habanero, en el aseguramiento de los cultivos de la Unión Agropecuaria Militar, en la protección de las delegaciones extranjeras y de los principales jefes de las FAR y el Minint, lleva implícito el reconoci-miento a todos los integrantes de nuestras Tropas”.

En pocas horas, Tamara ha percibido cuán difícil resulta mantener la perfección de la especialidad. Mas como el ejemplo comienza por casa, el primer teniente Addiel le asegura: “tomamos medidas antes de salir para la vía pública, explicándole al personal cómo debe hacer el trabajo, cómo dirigirse, expre-sarse y actuar durante el tiempo de servicio”.

La recreación de los soldados en las unidades y fuera de estas, los motiva a contribuir al buen desempeño de sus funciones.

verde olivo agosto 201142

CU

ESTI

ÓN

DE

FAM

ILIA

Para los muchachos que terminan elServicio Militar Activo, cada añose diversifican las ofertas laborales

Por teniente Sonia Regla Pérez Sosa Fotos: Roberto Suárez

Desde hace unos meses, para Yosley y Yadier el sol sale exactamente a la misma hora. Su

amanecer muestra exactos colores y sonidos, a pe-sar de no compartir el lugar de residencia. Casi al unísono, y sin conocerse, comienzan el día. Una misma esperanza los motiva: cultivar la tierra como usufructuarios.

Hace algún tiempo estos jóvenes terminaron el Servicio Militar Activo (SMA) y como muchos otros en el país, escogieron convertirse en agricul-tores. Para ambos, la faena en el campo no les era ajena. Sus familiares les habían inculcado durante toda su vida el amor por esta forma de vida. Y por supuesto, “saben defenderse”.

Ambos reconocen lo difícil que resulta el tra-bajo agropecuario, cuando el esfuerzo va más allá de lo decible y permisible, y para trabajar sacan fuerzan escondidas en no saben dónde, pero al final, como ocurre en muchas otras labores, son recompensados.

Su industria sin techo solo hay que mirarla y verla crecer poco a poco hasta recogerle los frutos. Sin embargo, a pesar de las semejanzas de los es-fuerzos diarios, las diferencias van implícitas.

RecuRsos iniciales

Los veinte años de Yosley Piqueira Martínez son fácilmente apreciables. Hace solo tres meses se li-cenció del SMA y ya pone en práctica lo aprendido en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). “Fundamentalmente en cuanto a la organización, porque yo era una bola de reguero, también mane-jo, friego, lavo, en fin, ahora trabajo mucho más”, explica el joven.

Hoy siente el respeto y cariño de sus compañe-ros de faena en las montañas artemiseñas, algu-

nos de los cuales lo vieron nacer. El sol diario ha unido voluntades y formado al hombre en tiempo récord.

Incorporarse como obrero agrícola a la CPA Ni-ceto Pérez, de San Cristóbal, constituye “el impul-so necesario para asimilar las cosas de la tierra. Por eso, aunque me lo propusieron, no quise ser usufructuario. Aún necesito ganar en responsabi-lidad y conocimientos sobre los cultivos y sus ci-clos, el suelo, el trabajo duro y serio”, comenta.

“Trabajar ahora con personas más experimen-tadas que yo, me permitirá dentro de algún tiem-po no muy lejano, acogerme al Decreto Ley 259 y tener mi pedacito”, continúa.

Lograrlo depende de unir voluntades y sabe-res. Las labores del campo se basan también en el compañerismo. Preparar el terreno para sembrar, cuidar las plantas y posteriormente recoger las co-sechas, lleva mañas campesinas a las que el joven quiere aferrarse.

Su jefe de brigada, Meranio Pérez, afirma que a pesar de estar bajo su dirección desde hace muy poco, “tiene mucho interés por aprender, por sa-carle provecho al ajetreo constante, para que las cosas le salgan mejor en el futuro”.

ciclos compaRtidos

Yadier Zahada Lugo, por su parte, casi tiene en sus manos el certificado de propiedad de tres hec-táreas de tierras inactivas que le fueron entrega-das en condición de usufructuario.

Según el Decreto Ley 259, referente a la en-trega de tierras ociosas en usufructo, él podrá utilizarlas “en forma racional y sostenible de con-formidad con la aptitud de uso del suelo para la producción agropecuaria”.

Esta posibilidad laboral, fue el resultado de lar-gos años de enseñanza práctica –al lado de su her-mano Yudier, con quien colinda ahora sus tierras–, y de labores –junto a su jimagua Yainier, con quien comparte responsabilidades.

Tatica, como algunos lo llaman, pidió tierras para criar animales, como su hermano mayor, fun-damentalmente ganado caprino. “Este año tengo

agosto 2011 verde olivo 43

un plan de entregar a la empresa seis animales y él tiene un compromiso de dos”, dice Yudier. “Hici-mos ya el plan sin tener todavía el certificado. Así somos de optimistas. Sabemos que no podemos detenernos ni un poquito”, continúa.

Trabajar juntos le ha permitido a Yadier en-frentar mejor las dificultades y hacer suyas las enseñanzas de años anteriores, cuando machete en mano, los Zahada Lugo hicieron de 11,43 hec-táreas, casi infranqueables, el hogar de 57 pies de cría de ganado caprino, en menos de dos años.

Pues según Francisco Falcón Gutiérrez, direc-tor municipal de Atención a Combatientes de San Cristóbal, “la mayoría de los muchachos que qui-sieron ser usufructuarios se incorporaron primero con sus familiares; y al ver los resultados, pidieron un pedazo de suelo en usufructo para trabajarlo”.

De esta forma, se ampliaron caballerías, de-beres y esperanzas, pues “los nuevos terrenos son mejores que los míos. Tienen mayor fortaleza, buen vegetal, están descansados y son muy cul-tivables. Sin embargo, no ha faltado la limpia del marabú y el cercado. Ya tenemos unas vaquitas de nacimiento y formación casera, así como el otro pie de cría caprino que pensamos aumentar”, ex-presa el mayor de los hermanos.

Hacer crecer y producir el ganado en este terreno, será para Yadier, el resultado de mucho esfuerzo y sacrificio aprehendido.

apuntes necesaRios

Insertar laboralmente a los jóvenes en el campo ha sido una de las tareas enfrentadas por Drialis-may Azcuy Triguero, técnica en gestión de recur-sos laborales de la Dirección Municipal de Trabajo en San Cristóbal.

Desde hace unos meses, la puesta en práctica del Decreto Ley 259 y el Decreto 282 del Consejo de Ministros, permitió que actualmente, ocho mu-chachos licenciados en febrero, hayan optado por esta posibilidad de empleo y se mantengan labo-rando la tierra como usufructuarios.

Lo primero fue localizarla para ver a quién pertenecía, si podía ser otorgada, y estudiar las

condiciones y posibilidades de hacerlas producir. Después, acudir a la Delegación Municipal de la Agricultura para realizar el convenio como cam-pesinos. Y, posteriormente, esperar por la decisión de las comisiones que aprueban la entrega del cer-tificado de propiedad.

Cada día, el es-fuerzo personal de Yosley se impone ante los retos de las labores en su cooperativa.

verde olivo agosto 201144

“No obstante, nuestro interés común comien-za cuando ellos inician el SMA y concluye un año después de su licenciamiento”, explica la técnica Drialismay.

Incluso, meses antes de salir de las unidades militares, como parte del proceso de inserción la-boral, la Dirección Municipal de Trabajo hace un recorrido para brindar la futura ubicación. Ahí les comunican las ofertas y los soldados manifiestan su interés por alguna.

Además, se realizan encuentros periódicos, entrevistas individuales y visitas a los hogares con el fin de que la familia conozca qué se les ofertará a los muchachos.

Pedir ser usufructuario, no necesariamente debe ocurrir en un primer instante. Si se les ubi-ca en otro centro y al paso de unos meses, notan que su decisión fue incorrecta y quieren ser bene-ficiarios de tierras para trabajarlas, pueden pasar por la Dirección Municipal de Trabajo y solicitar el cambio.

“El proceso no debe tornarse largo, porque la tierra rápidamente debe producir. Por lo menos aquí en el municipio, tratamos de que los trámites se hagan rápido, que incluyan los documentos ne-cesarios y las reuniones de las comisiones para la entrega”, explica Falcón Gutiérrez.

“Lo más difícil para nosotros ha sido lograr el mantenimiento de los jóvenes. Para ello, ha sido importante el seguimiento y el apoyo en cuanto necesiten. Hasta ahora todo ha salido bastante bien, pero el proyecto comienza. Cuando venga la otra inserción estaremos más preparados, brinda-remos mejores respuestas y explicaciones sobre el trabajo y su incorporación”, manifiesta la técnica.

“Los resultados, en la medida que mejoren, lograrán la incorporación de otros jóvenes como Yosley y Yadier, para quienes hacer producir la tierra y acabar con el marabú, también es cuestión de familia”, especifica Falcón Gutiérrez.

Como las parcelas concedidas no estaban cui-dadas, la labor de los muchachos comenzó por eli-minar el marabú para poder cultivarlas.

Asistir a las siembras, observar los rendimien-tos, averiguar cómo las cuidan y las hacen produ-cir, son algunos de los métodos utilizados por las direcciones municipales de Trabajo y las de Aten-ción a Combatientes y familiares, para sistemati-zar el vínculo con los jóvenes campesinos.

Más del veinticinco por ciento de las

personas que han optado por tierras en

Cuba, son jóvenes menores de 35 años.

Uno de ellos es Yadier.

agosto 2011 verde olivo 45

Foto: Boris F. Atiénzar Viamontes

Experienciasextendidas

Para el teniente coronel Elson Labrada Cruz, resulta esencial la comprensión de los documentos rectores de esta posi-bilidad laboral y su divulgación.

Dirección de Organización y Personal del Minfar.

Para convertirse en usufructuario por esta vía, “el joven será avalado por el jefe de la unidad, quien certificará su conducta durante el cumplimiento del SMA”, apunta el teniente coronel.

“Además, continúa, el beneficia-rio será atendido directamente por el Delegado Municipal de la Agricultura, desde su inicio. Y como un recono-cimiento adicional, se exonerará del pago de la Certificación Catastral ex-pedida por la Oficina de Hidrografía y Geodesia”.

De esta manera, se agilizarán y oficializarán los trámites. Así, los pla-zos establecidos para la entrega de suelos se acelerarían, conforme a lo dispuesto en las indicaciones No. 11 del Ministro de la Agricultura y la Re-solución No. 231 de la Ministra de Fi-nanzas y Precios, ambas de 2011.

Por lo tanto, los muchachos que se licencien en julio-agosto de 2011, de las unidades seleccionadas, serán los primeros en convertirse en usu-fructuarios por dicho procedimiento. El cual se generalizará al resto de las unidades a partir del primer semes-tre de 2012 para todos los que opten por este beneficio y sean merece-dores de él.

A partir de las transformaciones producidas en el sistema laboral del país, los ministerios de Trabajo y Se-guridad Social y de las FAR han tra-bajado por incrementar las opciones laborales de los jóvenes licenciados del SMA.

En virtud de ello, y a partir del De-creto Ley 259 y del Decreto 282 del Consejo de Ministros, se implementa de forma experimental la posibilidad de otorgar tierras ociosas en usufruc-to a descendientes de campesinos y trabajadores agrícolas; a técnicos medios, graduados en institutos po-litécnicos agropecuarios; y a quienes, independientemente de su extracción social, estén interesados en hacerlas producir una vez concluido su plazo de servicio.

Este experimento, constituye una nueva opción de inserción laboral. Hoy, se trabaja en unidades del Ejér-cito Juvenil del Trabajo y de una Gran Unidad de Tanques. En ellas, se reali-zaron visitas y entrevistas para orien-tar y dar a conocer los objetivos de esta nueva alternativa.

“Como resultado de estas accio-nes, existen jóvenes interesados en la tenencia de tierras en Camagüey, Las Tunas y Granma”, expresa el tenien-te coronel Elson Labrada Cruz, de la

verde olivo agosto 201146

Hace 108 años que, bajo pre-siones norteamericanas, el

senado de la naciente –pero tute-lada– República de Cuba aprobó el contrato de arrendamiento de la Base naval de Guantánamo.

Mucho se comenta hoy sobre los cientos de prisioneros que desde enero de 2002, como re-sultado de su pretendida “cruza-

da mundial” contra el terrorismo, el gobierno norteamericano tras-ladó y retiene de forma arbitraria en ese enclave militar.

Renovado auge tomó el tema cuando a través de las revelacio-nes del portal digital Wikileaks, quedaron demostradas las tortu-ras, delaciones forzadas y crite-rios improcedentes utilizados por

Estados Unidos para clasificar a los detenidos, según su valor in-formativo y presuntos estándares de peligrosidad.

Sin embargo, al referirse a ello, poco se dice acerca del ori-gen y las intenciones con que Es-tados Unidos usurpó y mantiene ocupado militarmente ese peda-zo del oriente cubano.

UN POCO DEL AYER

Al desembarcar en el interior de la bahía de Guantánamo, el 30 de abril de 1494, Cristóbal Co-lón quedó impresionado con sus excepcionales condiciones físico geográficas, bautizándola con el nombre de Puerto Grande. No se equivocó el marino genovés. El profundo calado y los 362 kiló-metros cuadrados de sus aguas, la convierten en una de las ba-hías de bolsa más grandes del mundo.

Cuenta, además, con una posición geográfica privilegiada, a solo 125 kilómetros del Paso de los Vientos y a la mitad de la distancia entre la desembocadu-ra del Misisipi y el delta del Ori-noco, en Venezuela. También se haya equidistante de Yucatán, en México, y la isla de Puerto Rico, en el Caribe.

Todo ello hizo que las pre-tensiones imperialistas sobre la bahía de Guantánamo sean an-teriores, incluso, a la existencia

Por teniente coronel Gustavo Robreño Díaz

la historia no contada

A partir de enero de 2002, Esta-dos Unidos trasladó y retiene de forma arbitraria, en ese enclave militar, a cientos de prisioneros.

navalde Guantánamo:

(primera parte)

Base

agosto 2011 verde olivo 47

de Estados Unidos como nación independiente.

En fecha tan temprana como el 18 de julio de 1741, una flota del Almirantazgo inglés com-puesta por más de seis mil efec-tivos, desembarcó en la rada guantanamera, con la intención de garantizar a la corona británi-ca el control del mar Caribe y sus accesos.

Seis meses después, y como resultado de los continuos ata-ques del ejército español, de las guerrillas de criollos locales y el azote de la fiebre amarilla, las fuerzas británicas se vieron obli-gadas a reembarcar, luego de su-frir más de dos mil bajas.

DE CÓMO LOS YANQUIS LLEGARON AL LUGAR

Al establecerse en una de sus riberas el Puerto de Caima-nera y extenderse hasta allí del ferrocarril en 1856, la bahía de Guantánamo adquirió un valor estratégico adicional para Esta-dos Unidos.

A finales del siglo XIX, resul-taba vital en las pretensiones nor-teamericanas de erigirse como potencia mundial, desarrollar un gran poder naval sustentado, no solo, en el incremento en la can-tidad de buques y su capacidad combativa.

Para dicho propósito era cru-cial, primero, lograr la comunica-ción entre los océanos Atlántico y Pacífico, y luego, la creación de

bases navales y carboneras que le garantizaran una presencia mi-litar avanzada en ultramar.

La declaración de guerra a España, el 21 de abril de 1898, brindó a Estados Unidos esa po-sibilidad en el Caribe. El día 27 de ese propio mes, buques de la Ar-mada norteamericana realizaron los primeros disparos sobre las posiciones españolas que defen-dían la bahía de Guantánamo.

Durante todo el mes de mayo, las fuerzas navales y de infante-ría de marina norteamericanas trataron infructuosamente, una y otra vez, de quebrar las defensas españolas.

Ante esta situación, el man-do militar norteamericano se vio obligado a consultar y aceptar las variantes combativas ofrecidas por los jefes militares cubanos, en particular del mayor general y prócer guantanamero, Pedro Agustín Periquito Pérez.

El 7 de junio iniciaron los combates en el interior de la bahía. El día 10, luego que la ar-tillería naval norteamericana si-lenció los últimos reductos de la resistencia española, se produjo el desembarco de la Infantería de Marina yanqui.

Los norteamericanos mantu-vieron sus posiciones en la zona sur de la bahía y acometieron obras de fortificación que les permitieran –apoyados en la arti-llería de sus buques– retener esa “cabeza de playa” hasta el arribo de nuevas fuerzas. Varias veces estuvieron a punto de ser desa-lojados de su posición por los españoles, hasta que en la tarde

Es una de las bahías de bolsa más gran-des del mundo.

El 27 de abril de 1898,

buques de la Armada nor-teamericana atacaron las

posiciones españolas en

la bahía de Guantánamo.

verde olivo agosto 201148

del día 12, llegaron en su auxilio fuerzas cubanas al mando del coronel del Ejército Libertador, Enrique Thomas.

La participación de las hues-tes mambisas hizo que la ini-ciativa pasara definitivamente a manos de las fuerzas cubano norteamericanas, que entre los días 14 y 16 de junio lograron el control total de la bahía y des-de allí emprendieron la ofensiva sobre la ciudad de Santiago de

Cuba, la cual se mantenía sitia-da, desde el mar, por buques de la Marina de Guerra de Estados Unidos.

Para impedir que de Guantá-namo partieran fuerzas españo-las, primero con el fin de combatir el desembarco norteamericano y luego tras el contingente que avanzaba sobre Santiago de Cuba, la ciudad se mantuvo sitia-da por fuerzas del Ejército Liber-tador.

Destrozada el 3 de julio la escuadra del almirante Cervera en Santiago de Cuba, el día 17 se produjo la rendición de esa ciudad. En las condiciones de la capitulación quedaron compren-didas, además, las ciudades de Guantánamo y Baracoa.

EL INGRATO OCUPANTE EXTRANJERO

A pesar del imprescindible apoyo brindado por las huestes cubanas, el mando militar nor-teamericano impidió la entrada a Santiago de Cuba de las fuerzas del Ejército Libertador, hecho que

dio origen a la viril protesta del mayor general Calixto García.

El 25 de julio se hizo efectiva, entre españoles y norteamerica-nos, la capitulación de Guantá-namo. También se le negó allí al Ejército Libertador el derecho de participar en las negociaciones y desfilar por las calles de la ciu-dad.

Los más de mil setecientos marinos españoles, sobrevivien-tes del hundimiento de la escua-dra en Santiago de Cuba, fueron trasladados como prisioneros a buques norteamericanos surtos en la bahía de Guantánamo, des-de donde fueron enviados poste-riormente a Estados Unidos.

Es decir, que desde hace mucho tiempo Washington pen-só en ese paraje de la geografía cubana como prisión, y no son los detenidos que mantiene allí en un limbo jurídico debido a su urdida campaña mundial contra el terro-rismo, los primeros reos que con-fina en ese enclave militar.

El 1 de septiembre, a bordo del vapor León XII, embarcaron desde la bahía de Guantánamo

Mayor general del Ejército Liberta-dor, Pedro Agustín Periquito Pérez.

La participación de las huestes mambisas hizo que los españoles

perdieran definitivamente la iniciativa.

Mayor general Calixto García.

con rumbo a España siete jefes, 85 oficiales y 2 164 clases y sol-dados del ejército peninsular, jun-to a 114 ciudadanos civiles.

De ese modo y sin procurar siquiera apariencias legales, que en amañada enmienda llegarían después, se quedaban los Esta-dos Unidos con esa porción de tierra y agua, cuya usurpación es blasón y afrenta que lacera la so-beranía cubana.

agosto 2011 verde olivo 49

El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz es, sin duda, uno de los gran-

des estrategas del arte militar contem-poráneo. Lo es, no por cargos ni grados ostentados, sino por los aportes al arte militar, talento, inteligencia y valen-tía, erudición general, férrea voluntad, decisión, tenacidad, modo de concebir y realizar las acciones militares, habi-lidad para hacer combatir al enemigo en un terreno de antemano escogido y preparado, por intuición innata para determinar el eslabón principal en la cadena de acontecimientos y tomar en cada momento la decisión correspon-diente, por sus cualidades de conductor de las tropas hacia la victoria.

Ha unido a su pensamiento militar un profundo y amplio pensamiento po-lítico; así como el táctico es expresión de una concepción estratégica. Para las acciones estratégicas ha concebido las acciones tácticas necesarias. Ha demos-trado conocimiento de la psicología del enemigo, fortalezas y debilidades; el valor de las ideas, motivaciones y con-vicciones de los hombres. También ha apreciado con rigor cada situación y no obedece a modelos preestablecidos.

Su pensamiento en este campo es el resultado del estudio autodidacta,1 a lo cual se añade el autoperfeccionamiento continuo a través del accionar teórico y práctico en la construcción militar cu-

bana. Lo aprendido lo ha aplicado crea-doramente como político, guerrillero y jefe militar.

Asimismo, lo hallamos expresado en un amplio espectro, difícil de ana-lizarlo en su justa dimensión en tan breve espacio, de modo que solo nos limitaremos a describir algunos de los rasgos más sobresalientes.

En la concepción para el ataque al cuartel Moncada, sobresalió su geniali-dad y la capacidad para analizar los fac-tores más importantes que incidían en el logro de los objetivos: el lugar escogi-do, Santiago de Cuba, ciudad rodeada de elevaciones y de pocos accesos, con una población patriótica, en la madru-gada de un domingo con un ambiente social relajado por las fiestas carnava-lescas. Las acciones se desarrollarían en torno al cuartel Moncada y los edi-ficios aledaños, el factor principal del combate era la sorpresa y como acción paralela, el asalto al cuartel Carlos M. de Céspedes, en Bayamo.

Convocar al pueblo santiaguero a levantarse en armas lo previó como una acción posterior al ataque y a los asaltantes se les pidió ser caballerosos con el enemigo. Si la acción tenía éxito, con las armas arrebatadas a los solda-dos de la dictadura de Batista se arma-ría al pueblo; si fracasaba, proseguiría la lucha en las montañas.

Tipo de lucha armada: irregular. Participantes: seleccionar entre los más

Pensamiento militar del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz

Por teniente coronel (r) Elvis R. Rodríguez RodríguezDoctor en Ciencias Históricas

Tan universal como su vida y obra

verde olivo agosto 201150

decididos, preferiblemente, a quienes no tuvieran hijos. Cantidad: los hom-bres precisos, determinado por el esca-so número de armas disponibles. Máxi-ma discreción: cada cual sabrá nada más que lo necesario.

Al vertebrar un Movimiento con un Comité Civil y un Comité Militar, en el que las dos primeras figuras serían la misma persona, garantizaba la flexibi-lidad, la delimitación de funciones y el mando único, imprescindibles en una guerra como la que previó.

Además, resultó el genio conductor de la guerra de liberación. Al concebir la táctica y la estrategia para alcanzar la victoria partió del mando único en la dirección de la guerra y severa disci-plina militar; la búsqueda de la unidad; tener una política hacia la población,

basada en la confianza en el pueblo, en conquistar su apoyo e incorporarla a la lucha, pagar cuanto se ad-quiría y respetar a las per-sonas y sus propiedades; seguridad y confianza en la victoria.

Entre otros preceptos encontramos: imponer la voluntad al enemigo, com-batir en terrenos conocidos y preparados de antemano, realizar emboscadas efica-ces y arrebatarles las armas; atacarlo por sorpresa en los momentos más débiles, de día y de noche; tener una política hacia el adversario, sobre todo con sus prisio-neros, heridos y familiares de los caídos en combate; preparación ingeniera del terreno; la pre-

paración física; ahorrar las municiones y cuidar el ar-mamento, no abandonar a los heridos y muertos; rea-lizar la labor política tanto con el adversario como con nuestras tropas y la pobla-ción y decir siempre la ver-dad.

Relativo a la política con los cuadros, se basó en la promoción por méritos, valor probado, condiciones humanas y revolucionarias; cuadros nuevos para ope-raciones sencillas, en aras de adquirir experiencias y reservar a los más aguerri-dos para las acciones estra-tégicas; coordinación de las

acciones combativas entre las ciudades, los llanos y macizos montañosos; orga-nización de columnas; creación de nue-vos frentes guerrilleros y asignación de misiones a Camilo y Che, con el fin de conducir desde la Sierra Maestra has-ta las provincias de Pinar del Río y Las Villas, sendas columnas rebeldes en cumplimiento del plan estratégico del Ejército Rebelde y con ellos extender la guerra por todo el país.

Con la experiencia de la guerra de liberación y su visión estratégica, in-terpretó en cada momento la idea de acción enemiga y tomó decisiones con-ducentes al fracaso de los planes con-cebidos para desestabilizar la naciente Revolución. Bajo su dirección actuaron exitosamente las unidades de lucha contra bandidos. Al referirse a los mé-todos de guerra irregular de las bandas contrarrevolucionarias, precisó: “La lu-cha guerrillera es un arma formidable,

agosto 2011 verde olivo 51

pero como arma revolucionaria; la lu-cha guerrillera es un arma formidable para luchar contra la explotación, para luchar contra el colonialismo, para lu-char contra el imperialismo, pero la lu-cha guerrillera jamás será instrumento adecuado ni útil a la contrarrevolución, a los imperialistas, para luchar contra los explotados, para luchar contra el pueblo”.2

A lo largo de estos años de enfrenta-miento al imperialismo norteamerica-no ha ido exponiendo una serie de prin-cipios que, en su conjunto, pudieran concebirse como la filosofía de lucha de nuestra Revolución. Estos se sintetizan en que mientras exista el imperialis-mo, el Partido, el Estado y el pueblo les prestarán a los servicios de la defensa la máxima atención; la guardia comba-tiva no se descuidará jamás; aquí no ha-brá que dar jamás la orden de combatir porque esa orden está dada siempre.

Por tanto, nunca nos agarrarán desprevenidos; este país jamás levan-tará bandera blanca, no habrá rendi-ción ni derrota ni alto al fuego y quien pronuncie estas palabras solo podrá ser calificado de traidor, pronúncielas quien las pronuncie. Y esa orden jamás deberá ser obedecida, ordénela quien la ordene. Jamás se aceptará ninguna rendición. La guerra no terminará has-ta alcanzar la victoria. La derrota no es válida hasta que no sea admitida. El soldado revolucionario nunca se rinde, y cuando queda aislado pelea como si estuviese con él todo un ejército. Mien-tras haya un hombre con un fusil existe el germen de un ejército guerrillero.

Con inteligencia, astucia, audacia y tenacidad, ha señalado el líder de la Revolución, se puede vencer la superio-ridad numérica del enemigo y anular

o disminuir la superioridad tecnológi-ca del armamento; para la guerra hay que tener una filosofía de lucha; el arte radica en poner a cada hombre y cada medio en el lugar y momento precisos; en combatir al enemigo en el terreno preparado y escogido por nosotros, en no darles un minuto de tranquilidad ni de seguridad, atacarlos dondequiera, de día y de noche, por el flanco y la re-taguardia, por sorpresa; en ofrecerles una resistencia tal que les haga pagar un alto precio; en combinar todos los tipos de acciones combativas y medios de combate; evitar bajas nuestras y causarles cuantiosas al enemigo, sobre todo de sus principales jefes, oficia-les y principales medios y puestos de mando.

Igualmente ha inculca-do que se puede combatir lo mucho con lo poco, lo fuerte con lo débil, la supe-rioridad tecnológica con la inteligencia y la fuerza mo-ral que imprimen las ideas y las convicciones de aquellos que derraman su sangre en el campo de combate; a la fuerza no se opone la fuer-za, sino la inteligencia; se puede reducir la superiori-dad numérica en recursos de todo tipo, con una polí-tica diferenciada hacia el adversario, el tratamiento humano a sus heridos y pri-sioneros y la difusión de la verdad en sus tropas y po-blación. Hay que combinar la inteligencia con el valor. Eso es lo que conduce a la victoria.

Referencias:1 Fidel Castro Ruz. Discurso pronunciado en el acto

nacional en ocasión del XX aniversario del asalto al cuartel Moncada y al Carlos M. de Céspe-des, 26 de julio de 1973. Ediciones OR. Editado por el Departamento de Orientación Revolucio-naria del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, La Habana, 1973, No. 7, p.15. Un gra-no de maíz. Conversación con Tomás Borge, pp. 268-272.

2 Fidel Castro Ruz. Discurso pronunciado en el XII aniversario del ataque al cuartel Moncada, en la ciudad de Santa Clara, 26 de julio de 1965. Re-vista Verde Olivo, No. 31, p. 4.

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verde olivo agosto 201152 agosto 2011 verde olivo 53verde olivo agosto 201152 agosto 2011 verde olivo 53

A partir de la segunda mitad del si-glo XIX se comenzaron a rea-

lizar proyectos de refortificación del frente marítimo de la plaza La Habana. Se hicieron mediante la construcción de baterías de costa, de carácter per-manente, para el emplazamiento de las piezas de artillería a barbeta (al des-cubierto). Las características construc-tivas fueron adecuadas a las exigencias del terreno, exentas de los principios rígidos de la obra abaluartada, lo cual trajo atipicidad en los trazos y tamaño de las obras. Se trataba de fortificacio-nes independientes, constituidas por un frente marítimo y otro de campaña.

Con fecha 22 de agosto de 1854, la Real Cédula aprobó los presupuestos para la construcción de dos baterías de costas. El objetivo era incrementar y consolidar el sistema de fuego en las zonas de sotavento (litoral oeste), la de

La Reina, en la Caleta de San Lázaro y la de Velasco a barlovento (litoral este), a continuación del castillo del Morro a quince metros sobre el nivel del mar. La batería debe su nombre al heroico comandante defensor del castillo del Morro durante los acontecimientos de la toma de La Habana por los ingleses en 1762, Don Luis de Velasco.

nacimiento

Bajo la dirección del ingeniero capitán Juan Bautista de Orduña, se construyó entre junio de 1855 y diciem-bre de 1860. Su objetivo era defender con fuego rasante un sector desde la playa del Chivo hasta la entrada del puerto, en la zona de barlovento.

Su estructura incluía los avances de la tecnología constructiva militar de fines del siglo XIX. La conformaba un

Por teniente coronel Jesús Ignacio Suárez FernándezFotos y planos: Boris F. Atiénzar e Instituto de Historia de Cuba

Batería de Velasco

polígono central, de aproximadamente ochenta metros de largo. El frente marítimo tenía varias explanadas de pisos sólidos de piedra con parapetos de cemento Portland para el emplaza-miento de cañones a barbeta, separadas por traveses repuestos, con el fin de al-macenar las municiones y avituallar las piezas de artillería. La que estaba situa-da en el extremo del flanco izquierdo, por ser una obra subterránea, fue de-signada como refugio para el personal.

La parte posterior (frente de cam-paña), no fue cerrada con un muro as-pillerado como el resto de las baterías del sistema, por estar construida sobre el glacis –declive de tierra– del cas-tillo del Morro en el flanco izquierdo del frente terrestre, desde el cual ga-rantizaba su defensa y protección por tierra. En caso extremo de avance del enemigo por tierra, la maniobra de

Batería de Velasco(frente marítimo). De izquierda a derecha, explana-da de los para-petos y traveses repuestos. Parte superior, baluarte de Tejeda, castillo del Morro. Foto actual.

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Frente marítimo

Arrecifes

Explanada

Polígono

Batería de Velasco

Frente de campañaCamino cubierto

Escalera de acceso

Castillodel Morro

FosoCortina

Flanco izquierdo

Explanada1

2 33

A

32

1

11 1

3 3

3

2 22BB

BA

3 3 3

2

2

2A

B

C

1

1

1

5

5

4

Explanada

Flanco derecho

Área de emplazamiento de la batería marina (1898)

Zanja

Puente(escalera)

retirada se realizaba a través del cami-no cubierto construido en la parte su-perior de la contraescarpa del foso, que comunicaba la batería con la entrada lateral al castillo, a través del puente levadizo.

Componían la guarnición, oficiales y soldados del arma de artillería, or-ganizados en compañías, bajo el man-do de un jefe que ocupaba el cargo de comandante.

En 1873, fueron emplazados tres cañones Krupp de 28 centímetros de largo alcance. Como consecuencia de la gran tirantez en las relaciones entre el gobierno de España y el de los Estados Unidos, debido a la captura, por parte de la marina española, del vapor Vir-ginius el 31 de octubre de 1873, cerca de Punta Morantes, Jamaica, en aguas jurisdiccionales inglesas.

Explanada con para-peto para emplaza-miento de cañones.

A la derecha traveses repuestos. Foto actual.

Zona de barlo-vento (litoral

este). Ubicación de la Batería

de Velasco. Foto década del treinta, siglo XX.

Plano (vista en planta). Finales del siglo XIX.

Leyenda

1- Parapetos.2- Explanadas para cañones.3- Traveses-repuestos.4- Polvorines.5- Barracas.

Emplazamiento de cañones:

A - Cañones Krupp (28 cm)B - Cañones (12 cm)C - Cañón Nordenfelt (5,7 cm)

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Nota:El cañón Nordenfelt fue emplazado a finales del mes de abril de 1898.

Clasificación (cañones) Calibre (centímetro) Cantidad Municiones Medios

Krupp (de acero)

De acero (antiguo)

Nordenfelt (tiro rápido)

28

12

5,7

3

4

1

614

49

100

Dos teléfonos y un anteojo

Total 7638

Batería de Velasco (1995-1898) Piezas de artillería

Batería de Velasco, flanco derecho. Al fondo, playa del Chivo. Foto actual.

teRceR sistema (1895-1898)

A finales de 1895, por orden del capitán general de la Isla Martínez Campos, se creó una comisión encar-gada de estudiar y elaborar un nuevo plan de defensa de la plaza La Habana, el cual fue aprobado por decreto real, el 27 de noviembre de 1895.

Dentro del sistema de defensa del frente marítimo, la mencionada ba-tería fue designada como una obra de primera línea en la zona de barlovento, litoral este. Su sistema de fuego se en-trecruzaba, por el flanco derecho, con la batería costa No. 2 (o del barco perdi-do) y, por el izquierdo, con las baterías de costa emplazadas en el castillo del Morro, ubicadas en el frente de mar del baluarte de Tejeda.

Por constituir una obra de primera línea y debido a su importancia den-tro del sistema de fuego, en febrero de 1898 el alto mando del ejército español dio prioridad a la modernización de los cañones Krupp, lo cual fue recogido en la prensa del ejército:

Diario del Ejército. Lunes 14 de Fe-brero 1898.

El sábado se probaron algunos ele-mentos de obturación que para las po-derosas piezas Krupp de la batería Ve-lasco, habían llegado recientemente de Alemania.

Entraron en fuego tres cañones servi-dos por la 8va. compañía del 11 batallón que manda el capitán Ortiz.

El blanco estaba formado por una armazón de madera y fue conducido por un remolcador. Se hicieron 15 disparos con proyectiles perforantes variando la distancia del blanco de 3 000 a 4 000 metros, que es la usual contra el tiro de corazas. Al finalizar se hizo una salva de tres disparos simultáneos cayendo los

proyectiles agrupados con precisión ad-mirables sobre el blanco.

Los Generales Pando (Jefe EMG) y Parrado asistieron al tiro demostrando interés y tributando felicitaciones al Ge-neral Fuentes Comandante General del Arma de Artillería.

La guarnición de la batería estaba integrada, por parte del ejército, como sigue: un jefe: comandante José Pita y Caramés, cuatro oficiales, 77 artilleros de la 8va. compañía del 11 Batallón de Artillería de la plaza y 24 artilleros de

la 5ta. compañía de voluntarios movili-zados. El personal auxiliar estaba com-puesto por dos telefonistas, dos obreros y el servicio sanitario con un médico, un sanitario y siete camilleros.

A través de la estación telemétrica de la Cabaña se realizaba la dirección del fuego. Mediante las líneas telegrá-ficas para servicio especiales del obser-vatorio y la línea telefónica de órdenes y servicio de la central Cabaña, el jefe de la batería recibía las órdenes y datos para la realización del fuego.

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Batería de Velasco, flanco

izquierdo. Cortina del baluarte de Tejeda del cas-tillo del Morro.

Foto actual.

Emplazamiento de cañón Krupp

28 centíme-tros. Batería de Velasco. Foto actual.

En abril de 1898, ante la necesidad de consolidar el sistema de fuego del frente marítimo, quedó emplazada en el flanco derecho de la obra, una ba-tería auxiliar de la marina, compuesta por cuatro cañones Hontoria de 12 cen-tímetros. Las piezas fueron desmonta-das del crucero de primera clase Alfon-so XII, el cual estaba fuera de servicio por problemas técnicos. La guarnición corrió a cargo de una sección de la ar-mada compuesta por 19 marinos bajo el mando del alférez Luis Noval y Celis.

Desde el 22 de abril al 13 de agosto de 1898, período que duró el bloqueo naval a la Isla por parte de la armada norteamericana, los cañones de la ba-tería Velasco realizaron fuego comba-tivo cuando se produjo el acercamien-to de los barcos enemigos. El día 16 de junio lo hicieron contra un cañonero y el 12 de agosto contra el crucero San Francisco, a la distancia de cuatro mil metros, el cual fue alcanzado y tuvo que retirarse enarbolando la bandera blanca.

En la época de la ocupación nortea-mericana, a partir de agosto de 1898 y hasta la mitad de la segunda década del siglo XX, mantuvo su condición de ba-tería de costa. Posteriormente fue des-tinada como puesto militar y polvorín de municiones.

El 15 de abril de 1961, ante la agre-sión mercenaria a nuestro país, fue ocupada por unidades de las Milicias Nacionales Revolucionarias, proceden-tes de la escuela de artillería de la for-taleza de la Cabaña. Se emplazaron seis piezas de artillería de 122 milímetros. En este lapso se construyeron en la parte posterior de la obra varias zanjas de comunicaciones y se le anexó una casamata aspillerada.

Constituye una obra (inmueble) de gran valor patrimonial e histórico. Actualmente forma parte del Parque Histórico Militar Morro Cabaña y cons-tituye un exponente de los cambios ti-pológicos ocurridos en la arquitectura militar a mediados del siglo XIX.

Algunas fuentes consultadas:

Archivo Nacional de Cuba, Fondo Bienes del Es-tado, Informe de las fortificaciones de la Isla 1866, Legajo 40, No. 20.

Artemio Montera Pérez: 1898. Corazas y cañones, Fundación Alvargonzález, Gijón, España, 2008.

Diario del Ejército, Archivo del Instituto de Lite-ratura y Lingüística, La Habana, 1898.

General López Muñiz: Diccionario Enciclopédico de la Guerra, tomo 7, Editorial Gesta, Madrid, España, 1958.

Informe División de Defensa de la Plaza Habana, Estado Mayor del Ejército, La Habana, 1898.

Severo Gómez Núñez: La guerra hispano nortea-mericana, capítulo Las Plazas Marítimas, tomo III, Madrid, España, 1899-1910.

Jorge Vigo: Historia de la artillería española, tomo III, Talleres Artes Gráficas, Madrid, España, 1948.

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Por Héctor ArturoFotos: Camilo Ernesto Valdés Bello y Archivo

A 48 años del 3 de agosto de 1963, la frase pronunciada por el Comandante en Jefe mantiene su total vigencia, porque la nuestra es y será siempre

Una Marina de Patria o Muerte“Recién graduado, fui destacado en

el guardacostas 32. Tenía su base en la bahía de Cienfuegos, aunque también navegué en el buque Siboney y en el crucero Cuba. No participé en el alza-miento del 5 de septiembre de 1957, en Cienfuegos, debido a que poco antes me habían trasladado para el guarda-costas 106 Las Villas, surto en la rada santiaguera.

“Continué en la Marina de Guerra después del triunfo de la Revolución, como segundo jefe del Distrito Naval del Sur, en Cienfuegos, hasta que en 1961, me asignaron la misión de cus-todiar las costas de la entonces Isla de Pinos, en el tramo cercano al Presidio Modelo.

“Para ello fui a buscar a Surgidero de Batabanó al buque escolta patrulle-ro 203 Baire, cuya tripulación la forma-ban treinta y nueve compañeros, entre oficiales, marineros, grumetes y jóve-nes rebeldes, todos con poca o ninguna preparación, pero sí muy dispuestos a lo que fuera. La embarcación era muy vieja. Presentaba problemas en las má-quinas, el armamento y la maniobrabi-lidad; sin embargo, era lo que había en ese momento y comenzamos nuestra misión de patrullaje”.

agResión al Baire

Según las investigaciones de la histo-riadora referida, el 15 de abril de 1961, al producirse el ataque aéreo sobre

Coincide conmigo la historiadora Milagros Gálvez Aguilera: Anto-

nio Reyes Domínguez, de tanto sopor-tar el salitre de la mar, parece haberse conservado y no aparenta los más de ochenta y tres años arrastrados consi-go, muchos de ellos de trabajo constan-te para llegar a ser alguien en aquella Cuba que jamás volverá, y en esta de-fendida aun hasta con las uñas.

Nacido en la localidad villaclareña de Ranchuelo, el 17 de enero de 1928, ni él mismo sabe de dónde le vino la vocación por la mar, porque apenas si recuerda cuando la vio por vez prime-ra, allá por la zona de cayo Ensenachos, cerca de Caibarién.

Nadie de la familia había sido mari-nero. Antonio aprobó los exámenes de ingreso para cursar estudios en la Aca-demia Naval del Mariel, en la especiali-dad de Marina Mercante, pero en 1944, ya casi al final de la Segunda Guerra Mundial, cambiaron los planes docen-tes y se graduó de alférez de fragata de la Marina de Guerra.

“La marina cuando aquello era la Cenicienta de las fuerzas armadas, porque ningún gobierno le prestaba la debida atención. Por eso creo que los marineros siempre tuvieron más ape-go al pueblo y, en varias ocasiones, se sumaron a movimientos de rebeldía y protesta contra los males imperantes.

Alférez de navío (r) Antonio Reyes Domínguez, co-mandante del buque escolta patrullero 203 Baire.

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los diferentes aeropuertos del país, el Baire cubría la línea de protección fren-te a la playa Colombo, entre Gerona y playa Bibijagua.

Un día después, aprovisionado de agua en el muelle de Nueva Gerona, zarpó para ocupar su posición, con toda la tripulación llena de indignación y dis-puesta a enfrentarse al enemigo, aún emocionada ante las palabras pronun-ciadas por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en el entierro de las vícti-mas del ataque aéreo del día anterior.

Recién iniciada la navegación y en cumplimiento de la orden del ya alférez de navío Antonio Reyes Domínguez, comandante de la embarcación, se co-menzó a destapar el armamento; pero, debido a las lloviznas que caían en esos momentos, solo fueron preparadas dos ametralladoras.

El día 17 de abril de 1961, se encon-traba el Baire fondeado a los 21° 56” norte latitud y 82° 44, 5” oeste de lon-gitud, a unas dos millas y media de lo que era, entonces, el Presidio Modelo, en Isla de Pinos.

Cerca de las 04:00 horas, el sar-gento de segunda señalero Orlando Antonio Argudín, de guardia en la ca-bina del radiotelegrafista, escuchó por la estación control, una circular que orientaba el estado de alerta, y de in-mediato lo informó a su comandante. Un par de horas después, el sargento de tercera Vicente Fundora Castro, fue de los primeros en percibir el ruido de los aviones mientras conversaba con el marinero de primera Osvaldo García Deschapell.

Con los prismáticos trató de loca-lizar una de las naves aéreas que salía detrás de una nube que pasaba de norte a sur, pero al llevar en su cola la insig-

nia cubana, inicialmente se confundió. Por ello se dirigió al cabo señalero En-rique Fernández González y le ordenó que fuera al puente de gobierno y accio-nara la alarma de combate solo cuando él le avisara.

Continuó la observación y notó al avión descender en picada y casi al unísono, con los primeros disparos del enemigo, ordenó el zafarrancho. En ese primer pase, Fundora resultó herido le-vemente en una mano. Mientras tanto, un poco antes de la orden de combate, el sargento de tercera René Hernández Chávez había hecho su entrada en la cocina y, una vez puesta el agua sobre el fogón, llamó al marinero Andrés Alarcón Socarrás, quien fungía como cocinero, para que hiciera el café.

Andrés se levantó y vio, al pasar por cubierta rumbo a la cocina para hacer el café de la tripulación, a los dos avio-nes del tipo B 26 pintados de gris claro, con aspecto reluciente, con banderas e insignias cubanas, realizando manio-bras, volando primero a gran distancia con poca altura, y encimándose al bu-que de popa a proa, después.

Le extrañó esa visita temprana, mas no le dio importancia y se puso a tra-bajar. Apenas había comenzado, cuan-do sintió el ruido característico de las ráfagas de ametralladoras de distintos calibres y a continuación, el producido por la alarma de combate.

Salió inmediatamente de la cocina con la idea de ocupar una de las piezas artilleras, la colocada en la popa, por la banda de babor, cuando sintió un impacto de bala en la espalda, sobre el hombro derecho. Su brazo derecho se encontraba colgando de un fino hilo de piel, y a duras penas logró sujetarlo con la mano izquierda.

Trató de regresar a la cocina, pero las quemaduras, que ya tenía en una nalga, le dolían más que las del brazo y le impidieron continuar. Algo mareado y escupiendo sangre, se tiró bocabajo en el piso.

El marinero Iraldo Hernández Es-quivel, quien también se encontraba en la cocina al producirse la agresión, ha-bía salido corriendo detrás de Alarcón escuchando cómo este le decía: “¡Ahora sí que es de verdad la cosa…!”.

Trató de ocupar su puesto de com-bate en lo alto del puente de maniobras, donde estaban las baterías. Al salir a través de la escotilla, advirtió una bola de candela, que iba a dar contra el an-tebrazo de Alarcón, proveniente de uno de los aviones que venía a ras de mar, al

Reyes y Milagros Gálvez, historiadora de la MGR.

verde olivo agosto 201158

Construido en Alemania en 1905 y adquirido por Cuba dos años después, el Baire, aunque reparado en 1943, ya en los días cuando fue agredido se encontraba nuevamente en estado deplorable.

tiempo que sentía pequeñas quemadu-ras en sus piernas.

No obstante, Iraldo, sin hacerle mu-cho caso al dolor, intentó saltar a su puesto de combate; ya sin fuerzas rodó por la escalera y cayó en la cubierta. Se arrastró y llegó a una de las piezas que se encontraba sin artillero, y entonces fue cargado en peso por el marinero Armando Ramos Velazco, quien junto a otros compañeros, lo depositó sobre una litera. Había recibido cinco heridas y por eso brotaba tanta sangre de su cuerpo.

Ramos Velazco, tras atender a Iral-do, se dirigió hacia la ametralladora. Entonces fue herido gravemente y aún así, no permitió que sus compañeros por ayudarlo abandonaran los puestos de combate, por eso bajó solo al comedor.

Ya colocado sobre la mesa, al lado de Iraldo, le dijo: “¿Ya ves? ¡Te quité la pieza y me han matado…!”. Poco des-pués fallecía.

En el momento del ataque, otro ma-rinero, Gerardo Cárdenas Garcedo, cu-bría la guardia en una de las piezas de artillería del buque. A través de la miri-lla de la ametralladora de 20 milímetros

había localizado un avión enemigo y al igual que le pasó a otros tripulantes, a pesar de inspirarle cierta desconfianza, inicialmente se confundió y no disparó, porque portaba la insignia cubana.

Esta demora conllevó a que solo apretara el disparador cuando la nave enemiga lanzaba los rockets a la altura del mástil, debido a lo cual, momentos más tarde, fue encontrado por el co-mandante del buque, colgando de la ametralladora sobre los brazos, grave-mente herido.

El alférez de navío Antonio Reyes lo bajó de cubierta y depositó en el cuarto del telegrafista, pero este, inmediata-mente lo quitó del lugar, lo puso en otro y le dijo: “¡Déjame quitarte de ahí que te va a coger un rocket…!”. Y efectivamen-te, otro rocket cayó en el mismo lugar donde lo habían colocado inicialmente.

Aún en paños menores, el alférez de fragata Gonzalo Mendicuaga Oroz-co, como jefe de máquinas se acercó al sargento de tercera, René Hernández Chávez y le dijo: “¡Arranca la máquina que nos están atacando…!”.

René arrancó la única de las dos máquinas que funcionaba. El impacto

de un rocket interrumpió la operación, destrozó la pizarra e hirió a los cuatro tripulantes. Anotó en el libro de máqui-nas que el ataque ocurrió a las 6:27 ho-ras, por ser este el instante cuando los fragmentos lo hirieron.

Minutos después, a pesar de encon-trarse herido, subió al puesto de mando. Allí, sobre cubierta, encontró al coman-dante disparando a los aviones, con una pistola en la mano y dos peines vacíos.

Por su parte Mandicuaga, al tratar de salir del lugar se percató de que no podía caminar por las heridas recibi-das en las piernas, en el cráneo y un brazo. Trasladado hacia el comedor de oficiales es colocado al lado de Alarcón, quien a pesar de su mal estado, le daba ánimo a los demás.

En eso, se produjo un incendio ex-tendido rápidamente por el puesto de mando, telegrafía y comedor, el cual fue apagado por el comandante del buque. Una vez sofocado el siniestro, con osa-día y precisión, Antonio Reyes se acordó de que el ancla estaba echada y como los aviones continuaban volando constan-temente, haciendo los intervalos entre uno y otro pase cada vez más cortos, se

agosto 2011 verde olivo 59

En la bahía de Cabañas se realizó la ceremonia naval de fundación de la MGR.

apresuró en ir hasta el freno y la soltó, para que el buque pudiera maniobrar.

Al unísono, un avión enfilando en vuelo rasante, casi a la altura del más-til, guiándose por los impactos caídos sobre el agua, trató de dejar caer su car-ga explosiva por el centro del buque de popa a proa. En el mismo momento, el escolta patrullero hizo un brusco movi-miento y cambió de posición.

Dicho giro se produjo cuando Ra-damés González Rojas, al arrancar la máquina parada, provocó un funcio-namiento incorrecto dentro de ella, gracias al cual salvó la vida de todos los tripulantes a bordo, pues el ramillete de bombas lanzadas por el avión, cayó en el agua, por la parte de babor cerca de la popa.

Otro de los fallecidos, producto de la agresión, fue el marinero Juan Rafael Alarcón Rodríguez. A este combatien-te, antes de morir, le debieron colocar un casco sobre su cabeza destrozada por la metralla, debido a la cantidad de sangre que vertía.

La noche antes del ataque, aproxima-damente a las ocho de la noche, Alarcón, conversando con el alférez de fragata Gonzalo Mendicuaga Orozco, le mani-festó: “Quisiera participar en un comba-te para demostrarte quien soy yo”.

Y como joven alegre y entusiasta, en más de una ocasión a Juan Roberto del Río Pérez, su compañero de litera, le dijo: “¡Tú verás quien es este oriental comba-tiendo si se produce una agresión!”.

Según Julio González Godoy, uno de los tripulantes del Baire, en el tercer pase realizado por los aviones merce-narios, solo quedaban dos compañeros tirándoles; sin embargo, ya en el último pase advirtió un avión que le pareció era el más grande y se alejaba humeando.

Por ello no descartamos la posibilidad de que uno de los aviones también haya sido impactado por el fuego de estos combatientes.

Antonio Reyes recuerda cómo el ataque de los dos aviones se realizó en forma de cruces por encima del Baire. Maniobraban muy cerca uno del otro; al unísono, dejaban caer las bombas.

Dicha operación, según calcula, fue repetida cinco veces, durante un inter-valo estimado en unos diez minutos desde su comienzo, hasta que las aero-naves se alejaron tomando altura con rumbo suroeste, aproximadamente, desde una posición oeste, con respecto a la mantenida por el patrullero escolta.

Ya antes, en la caleta de Buenaven-tura, en la Bahía de Cochinos, los tripu-lantes de la lancha patrullera SV-3, fueron de los primeros en entablar com-bate con los mercenarios de la Brigada 2506, poco después de las 24:00 horas, del 17 de abril de 1961.

El Baire fue remolcado al puerto de Nueva Gerona, donde finalmente se hundió.

En la agresión mercenaria falle-cieron los marineros Juan Rafael Alarcón

Rodríguez, de veinticuatro años de edad, y Armando Ramos Velazco, de veintisie-te; otros once resultaron heridos graves y menos graves.

Si no le bastaba al Baire haberse inscrito en la historia de la Patria el 23 de abril de 1923, cuando trasladó desde Kingston, Jamaica, hacia Santia-go de Cuba los restos de doña Mariana Grajales, la acción de sus tripulantes en otro mes de abril, el de 1961, lo anotó con letras de oro.

Antonio Reyes se mantuvo unos años más en la Marina de Guerra Revo-lucionaria y después pasó a la Mercante, en cuyos buques navegó por aguas viet-namitas y angolanas.

fundación de la mgR

Dos años y meses después de aquella gesta, el 3 de agosto de 1963, el Coman-dante en Jefe Fidel Castro Ruz fundaba la Marina de Guerra Revolucionaria, en la base naval de Cabañas.

Esa mañana, como culminación del proceso de preparación de los nuevos especialistas y técnicos para la MGR, se hizo entrega oficial a los cubanos, por la

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El 3 de agosto de 1963, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz pronunció su histórica frase de que esta sea siempre una Marina de Patria o Muerte.

parte soviética, de la moderna técnica naval de combate, consistente entonces en doce lanchas coheteras P-183 R, una compañía de radares Muis y la Brigada Coheteril de Costa (Sopka).

En la ceremonia participaron, ade-más, los cazasubmarinos P-122 B y las lanchas torpederas P-183, entregadas el 27 de febrero de 1962, las lanchas torpe-deras komsomoles (LTK) y los patrulleros escoltas (PC), entre otros.

Junto al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, quien presidía el acto, se encontraban el entonces ministro de Defensa de Argelia, Houari Boume-dienne; el ministro de las Fuerzas Arma-das Revolucionarias, comandante Raúl Castro Ruz, los comandantes Ernesto Che Guevara y Juan Almeida Bosque, otros comandantes del Ejército Rebelde, miembros del Consejo de Ministros y el jefe de la Marina de Guerra Revolucio-naria, capitán de corbeta Rolando Díaz Aztaraín.

Este simbólico acto tuvo lugar en el polígono de la Escuadrilla 113, donde se efectuó el cambio de tripulación dentro

de las lanchas, al hacer entrega los so-viéticos a los nuevos y jóvenes oficiales de la marina cubana de esta moderna técnica naval de combate. Se realizó el cambio de pabellones y se ascendieron a los segundos comandantes de las lan-chas al grado de alférez de fragata, así como también a algunos operadores y personal de la base naval de Cabañas.

El ministro de las FAR, comandante Raúl Castro Ruz y un alto oficial so-viético hicieron uso de la palabra. Al final de esta parte del acto oficial de entrega de la técnica a la parte cubana, se le hizo un obsequio a Boumedienne, al tiempo que las tripulaciones cubanas a bordo de sus respectivas unidades comenzaron a navegar hacia las boyas de atraque para participar de la revista naval. Al llegar a estas, las tripulaciones formaron en la proa con sus respectivos comandantes al frente.

Una vez alineadas las unidades de superficie, desatracó del muelle del Martillo el yate Granma, para realizar la revista naval. A bordo navegaban el Comandante en Jefe, miembros del

Consejo de Ministros, Boumedienne y el jefe de la MGR. Terminada esta, Fidel se dirigió hacia la fragata José Martí, desde la cual pronunció el discurso que culminó con la histórica frase referida a la Marina.

Concluido el discurso del líder de la Revolución, la lancha guía de la flotilla, la cohetera 461 con su comandante al frente, el alférez de fragata Raúl Sam-per Cid, se abarloó a la fragata José Martí, en la cual recogió al personal que se había trasladado hasta allí en el yate Granma, con el objetivo de nave-gar rumbo al muelle del Mariel, donde eran esperados por los comandantes Ernesto Che Guevara y Ramiro Valdés.

Por la importancia histórica de esta fecha para la Marina de Guerra, en 1974 el Ministro de las FAR emitió una orden que establecía el 3 de agosto como día para la conmemoración de los aniversa-rios de la MGR.

Mas, en atención a que en la historia naval de Cuba existió anteriormente el alzamiento del 5 de septiembre de 1957, en Cienfuegos, que constituyó la semi-lla redentora bajo cuyos preceptos ger-minaron los nuevos y valiosos miembros de la MGR, y por lo cual se hizo posible el 3 de agosto de 1963, se derogó la or-den de 1974 por la Nº. 112 del Ministro de las FAR, del 20 de diciembre de 1979 e instituyó el 5 de septiembre como el Día de la Marina de Guerra Revolucio-naria, en honor a quienes murieron en la acción.

De esta forma quedaron fusionados, en una fecha, momentos históricos sig-nificativos, que marcaron un hito den-tro del contexto de las efemérides na-vales en nuestra historia Patria.

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HORIZONTALES

1. Local para realizar experimentos.11. Cloruro de calcio.13. Puesta de un astro (pl.).14. Huir.15. Que rasa.17. Pronombre.18. Parte del año.19. Rezar.20. Alicia Torres.21. Comienza.22. Hecho de palabra.24. Pronombre personal.27. Que ocurre cada año.29. Igual al 17.30. Implemento deportivo.32. Ritmo cubano.34. Negación.35. Director Técnico.36. Construcción vertical.37. Contracción gramatical.38. Atravesar diagonalmente.41. Afirmación.42. Violaciones.44. Nota musical.45. Color.46. Metal precioso.47. Campeón.49. Piélago.51. Aquí.52. Adoradas.55. Cloruro de sodio.59. Extremidad.61. Ciudad Bandera.65. Anfiteatro, coliseo.67. Artillería Antiaérea.68. Negación.69. Alero.71. Nombre femenino.73. Señor.74. Alimento fundamental.75. Igual al 68.76. Ave palmípeda.

VERTICALES

1. Ave parlante.2. Arácnido.3. Colocan sobre bases.4. Se atreverán.

5. Bebida.6. Palo de la bandera.7. Vocal (pl.).8. Rebajado de Servicio.9. Imágenes.

10. Vegetación en el desierto.11. Ir de un lado a otro.12. Medida de superficie.16. Elena Teresa Estévez López.21. Siervos espartanos.23. Butaca de teatro.25. Espacio cerrado para el ganado.26. Carne asada.28. Garbosa, elegante.30. Expendio de mercancías.31. Rigidez.33. Percibirá olores.35. De decir.38. Pronombre.

39. Código Secreto.40. Consonancia o asonancia.43. Demencia.48. Sociedad Anónima.50. Anhela, ambiciona.53. De mi propiedad.54. Nombre de letra.55. Sequía (pl.).56. Nota musical.57. Gansos.58. Río de Francia.60. Marchar de un sitio a otro.62. Río de Suiza.63. Impar.64. Apócope de santo.65. Interjección.66. Composición poética.70. Artículo.72. Terminación verbal.

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Fotoquiz Siete detalles

1. El tirano Gerardo Machado fue derrocado el día:a) 6 de agosto de 1930b) 12 de agosto de 1933c) 15 de agosto de 1935

3. Además de ser fundador del Partido Comu-nista de Cuba, Carlos Baliño militó en:a) Partido Ortodoxob) Partido Revolucionario Cubanoc) Partido Liberal

2. El compañero Raúl Castro Ruz creó el EJT en:a) Holguínb) Camagüeyc) Bayamo

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OLOS LE ROMA VERICENTO NE GRALIMO LE RABOR

OSLO AL RADVED SON DROPAN AL GATO LIVIR

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Formen filas

Descubra el error

Puzle veraniego L I A O E T N A R U A T S E R

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C I Q A Q M R A T O R T N N J

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Encuentre las palabras que se relacionan y pueden aparecer en cualquier dirección.

VACACIONESVeranoCampismoPlayaCuevasMuseosTeatroCinePescaCaceríaBaileVisitasMontañasLago

CabaretRestauranteLecturaAjedrezDominóBéisbolTrotarCiclosFamiliaParqueBosquePasear

Cuando ya el militarismo japonés estaba prácticamente derrotado tras la victoria en Europa sobre el fascismo, Estados Unidos decidió chantajear al planeta, mediante el lanzamiento de las dos primeras y únicas bombas atómicas detonadas sobre ciudades densamente pobladas.

El presidente Harry S. Truman ordenó ambas acciones. La primera arra-só literalmente con Hiroshima, el 6 de agosto de 1945, donde dejó en pocos instantes el macabro saldo de 140 mil muertos.

La segunda detonación ocurrió el 8 de agosto de ese mismo año sobre Nagasaki, y ocasionó el fallecimiento inmediato de más de 80 mil personas.

Aún hoy los descendientes de aquellas víctimas padecen enfermedades, debido al horrendo crimen nuclear yanqui.

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Para recordarRespuestas

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Fotoquiz1. b 2. b 3. b

Descubra el errorLa segunda bomba atómica fue arrojada sobre la ciudad japonesa de Nagasaki el día 9.

Formen filas1. Solo la verdad nos pondrá la toga viril.2. Solo el amor convierte en milagro el barro.3. Tanto va el cántaro a la fuente hasta que se rompe.

Siete detalles1. Falta una ventana en los edificios.2. Un pulso menos en la mujer.3. La oreja del perro más corta.4. Falta un botón en la camisa del militar.5. Un tacón del zapato de la mujer más corto.6. El reloj en el brazo de la mujer.7. Grado militar en la charretera.

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Por CruzmarFoto: Archivo

DE SUS MÁS

entrañables hijos

“Yo, como madre cubana que he perdido un hijo ase-sinado por los yanquis, pido a las demás madres que sigan la lucha, que no desmayen, que ante un dolor como ese el enemigo no vea muestra de lágrimas, sino que ocupemos el lugar de nuestro hijo caído, y si es necesario dar la vida por defender la Revolución, la daremos Patria o Muerte”. Sentidas líneas escribe Eunomia Peña Pérez, en la agenda de una periodista de Prensa Latina, al conocer la triste noticia.

Vestida de miliciana acude, el 19 de julio de 1964, a rendir honor al mayor de sus once hijos, Ramón López Peña, combatiente de la Brigada de la Frontera y pri-mera víctima de los disparos realizados por el ejército norteamericano desde la base naval de Guantánamo.

En el barrio La Morena, Puerto Padre, actual pro-vincia de Las Tunas, López Peña viene a este mundo el 15 de diciembre de 1946. Debido a la cruenta reali-dad económica, desde temprana edad se ve precisado a realizar labores agrícolas, por lo que solo alcanza hasta cuarto grado de escolaridad.

Tiene quince años cuando ingresa en las Milicias Nacionales Revolucionarias. Poco después integra las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Participa en la lu-cha contra bandidos. En 1963 es destacado en la en-tonces Brigada de la Frontera, donde mantiene una resuelta participación en la preparación combativa y política, la técnica y el armamento, la superación cul-tural. También brinda su aporte durante tres zafras del pueblo.

Durante el proceso de construcción de la Unión de Jóvenes Comunistas en las FAR, resulta seleccionado joven ejemplar. Es el primer militante de la UJC en la institución.

Su sepelio constituyó una manifestación de duelo popular, extendido por todo el país, indignado por el crimen cometido contra uno de sus más entrañables hijos, mientras cuidaba la Patria desde su puesto de combate.

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