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- Cea D’ Ancona, M. Á. (1996) Metodología Cuantitativa. Estrategias y Técnicas de Investigación Social (Madrid: Síntesis) Capítulo 10: “El análisis de contenido cuantitativo”. EL ANÁLISIS DE CONTENIDO CUANTITATIVO En el análisis de documentos (y, en general, de cualquiera de las modalidades de comunicación verbal, e incluso visual) adquiere un destacado protagonismo el análisis de contenido. Aunque algunos autores (Krippendorf, 1980, 1990; y algunos de sus seguidores: López Aranguren (1989), O’Connell y Layder (1994), entre otros) lo cataloguen como “técnica de investigación”, considero que las características del análisis de contenido corresponden más bien a una “técnica de análisis”, de utilidad en cualquiera de las estrategias de investigación anteriormente referidas. Desde el uso de fuentes documentales y el estudio de casos, hasta la propia encuesta (en la codificación de preguntas abiertas). La posibilidad de utilización de esta técnica surge siempre que el análisis se centre en el “contenido” manifiesto y latente de la información “verbal” (extraída de distintas fuentes: documentos, prensa escrita, transcripciones de entrevistas, grabaciones radiofónicas, de programas de televisión) o “visual” (de la observación de imágenes es- táticas -fotografías, cuadros- y/o en movimiento -una grabación en vídeo, por ejemplo). Pero, ¿en qué consiste el análisis de contenido?, ¿qué peculiaridades distinguen a esta variedad de análisis?, ¿cuáles son sus límites y posibilidades? A estas y otras preguntas tratará de darse respuesta en las páginas siguientes. 10.1. El análisis de contenido como técnica de análisis El análisis de contenido se perfiló, en sus orígenes, como una técnica analítica eminentemente cuantitativa. Berelson (1952) la definió como la descripción objetiva, sistemática y cuantitativa del contenido manifiesto de la comunicación. No obstante, en la actualidad se reconoce la pluralidad analítica existente, de hecho, bajo la rúbrica común del “análisis de 1

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- Cea D’ Ancona, M. Á. (1996) Metodología Cuantitativa. Estrategias y Técnicas de Investigación Social (Madrid: Síntesis) Capítulo 10: “El análisis de contenido cuantitativo”.

EL ANÁLISIS DE CONTENIDO CUANTITATIVO

En el análisis de documentos (y, en general, de cualquiera de las modalidades de comunicación verbal, e incluso visual) adquiere un destacado protagonismo el análisis de contenido. Aunque algunos autores (Krippendorf, 1980, 1990; y algunos de sus seguidores: López Aranguren (1989), O’Connell y Layder (1994), entre otros) lo cataloguen como “técnica de investigación”, considero que las características del análisis de contenido corresponden más bien a una “técnica de análisis”, de utilidad en cualquiera de las estrategias de investigación anteriormente referidas. Desde el uso de fuentes documentales y el estudio de casos, hasta la propia encuesta (en la codificación de preguntas abiertas).

La posibilidad de utilización de esta técnica surge siempre que el análisis se centre en el “contenido” manifiesto y latente de la información “verbal” (extraída de distintas fuentes: documentos, prensa escrita, transcripciones de entrevistas, grabaciones radiofónicas, de programas de televisión) o “visual” (de la observación de imágenes estáticas -fotografías, cuadros- y/o en movimiento -una grabación en vídeo, por ejemplo).

Pero, ¿en qué consiste el análisis de contenido?, ¿qué peculiaridades distinguen a esta variedad de análisis?, ¿cuáles son sus límites y posibilidades? A estas y otras preguntas tratará de darse respuesta en las páginas siguientes.

10.1. El análisis de contenido como técnica de análisis

El análisis de contenido se perfiló, en sus orígenes, como una técnica analítica eminentemente cuantitativa. Berelson (1952) la definió como la descripción objetiva, sistemática y cuantitativa del contenido manifiesto de la comunicación. No obstante, en la actualidad se reconoce la pluralidad analítica existente, de hecho, bajo la rúbrica común del “análisis de contenido”. Éste no se limita a la “cuantificación” del contenido manifiesto de la comunicación; sino que también aborda la interpretación del contenido latente.

Tesch (1992) diferencia dos tipos genéricos de análisis de contenido: el clásico y el etnográfico. El primero se ajusta a la definición de Berelson (1952), mientras que el se-gundo (el etnográfico), responde a una redefinición desde posturas cualitativas (Altheide, 1987), que pone el acento en el análisis reflexivo de documentos. Este segundo tipo se dirige, no tanto a la descripción, como a la comprensión de los significados latentes, y a la verificación de relaciones teóricas.

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Dada la especificidad del presente manual (sobre la metodología cuantitativa), la exposición que aquí se hace del análisis de contenido se ciñe a la modalidad clásica o cuantitativa. Para su complementación con el análisis de contenido etnográfico, remito al manual de metodología cualitativa de esta misma colección, y a cualquier texto especializado en el análisis cualitativo.

10.1.1. Características esenciales del análisis de contenido cuantitativoLos tres rasgos definitorios del análisis de contenido cuantitativo están ya

presentes en la definición clásica de Berelson (1952): objetividad, sistematicidad y cuantificación de los contenidos manifiestos de la comunicación. A éstos se suma otro fundamental: la inferencia de los “datos” al “contexto” de referencia. De hecho, éste es, -siguiendo a Krippendorff (1980, 1990)- el propósito primordial del análisis: realizar, a partir de ciertos datos, inferencias válidas y replicables, que puedan aplicarse a su contexto. Ello exige que el análisis reúna condiciones mínimas de validez y de fiabilidad, en el proceso de medición.

En el análisis de contenido cuantitativo el énfasis no recae en los aspectos semánticos o sintácticos de los textos, sino en la “cuantificación” de sus integrantes (palabras, expresiones, frases, temas); es decir, en la medición de su “frecuencia” de aparición en el texto.

Esta “cuantificación” permite, precisamente, la comparación de los “conteni-dos” de diferentes documentos y, sobre todo, la inferencia. Ésta sería -de acuerdo con Weber (1994)- difícilmente alcanzable por otros medios. Pero, para que pueda, a partir de los contenidos “manifiestos”, inferirse los contenidos ‘latentes” (no explícitos en el documento, y relativos tanto al mensaje, como a sus agentes emisores y receptores), la “cuantificación” ha de hacerse de forma sistemática y objetiva.

La objetividad se halla relacionada con el uso de procedimientos “rigurosos y re-plicables” (Scott, 1990: 130). No sólo se han de elegir indicadores que constituyan una representación “válida” de los conceptos. También ha de lograrse la coincidencia en la codificación de un mismo documento, por personas diferentes, si se pretende que la cla-sificación efectuada se considere “fiable”.

En suma, el análisis de contenido cuantitativo puede caracterizarse como un análisis no limitado a la descripción, sino orientado a la inferencia. La descripción (o enumeración de las características del texto) constituye (1986)- la primera etapa del análisis; a primera etapa del análisis; la interpretación (la significación acordada de es-tas características), la última. Entre ambas se encuentra la inferencia, como un pro-cedimiento intermedio, que permite el paso de la descripción a la interpretación.

10.1.2. Fases de un análisis de contenido

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Bardin (1986) diferencia tres momentos cronológicos fundamentales en la orga-nización del análisis de contenido:

a) El preanálisis o fase de organización, de operacionalización de las ideas originarias de la investigación. Incluye:

1) La especificación de los objetivos de la investigación y la formulación de las hipótesis.

2) Elaboración de los indicadores en que se apoyará la interpretación de los datos. Éstos se obtendrán a partir de las definiciones operativas de los conceptos teóricos básicos en la investigación.

3) Elección de los documentos a analizar: la muestra del estudio.

b) Explotación del material. Incluye:

1) Elección de las unidades de codificación (palabras, expresiones, frases, temas, imágenes...; depende de qué se analice). De ellos, se cuantificará la frecuencia, e intensidad, de aparición en el documento. También pueden efectuarse enumeraciones de carácter temporal (cuándo) y espacial (dónde aparecen).

Además de las unidades de codificación, se identifican las unidades de contexto, siguiendo la recomendación de Holsti (1969). Una misma palabra, por ejemplo, puede adoptar significados diferentes, dependiendo del contexto donde se ubique. Razón por la que se aconseja su contextualización. Ésta ayudará en la interpretación del significado de las unidades de codificación.

2) Determinación de las categorías a emplear en la codificación del “contenido” de los documentos, a partir de las hipótesis de la investigación.Esta fase es exigida, cuando se realiza un análisis de contenido categorial o temático. Si bien, ésta no es la única variedad de análisis de contenido, aunque sea la más habitual.

3) El registro y cuantificación de los datos, de acuerdo con los indicadores elegidos.

c) Tratamiento e interpretación de los resultados. A los datos reunidos se les da tratamiento estadístico, a semejanza de lo descrito en el Capítulo 9. Se comienza con el análisis univariable. Si las características de los datos lo permiten, puede concluirse con la aplicación de alguna técnica de análisis multivariable.

Los resultados se someten a pruebas estadísticas y a tests de validez. En caso afirmativo, el investigador podrá hacer inferencias e interpretaciones de los resultados de la investigación. Estas interpretaciones pueden actuar como punto de partida en una nueva investigación.

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En la Figura 10.1 se resumen las fases principales en un análisis de contenido cuantitativo.

Preanálisis: operacionalización del problema de investigación

Especificación Formulación Elección Selección

de objetivos de hipótesis de indicadores del "corpuso material de análisis

Explotación del material

Fragmentacióndel documento: Clasificación Registro de la informaciónunidades de las unidadesde codificación en categoríasy de contexto

Tratamiento estadístico de los datos

Validación de los resultados

Inferencia

Interpretación de la información

Figura 10.1. Fases principales en la relización de un análisis de contenido cuantitativo. De las fases representadas en el gráfico, únicamente se comentarán, a continuación,

10.2. La selección del “corpus” de documentos o material de análisis

En función de los objetivos de la investigación, se eligen las unidades de análisis y la estrategia a seguir en la recogida de información.

Para efectuar un análisis de contenido, previamente ha de delimitarse el “corpus” o material a analizar. Esta delimitación incluye tanto a la población de documentos, como la concreción del procedimiento de muestreo a seguir en su selección.

Salvo que el universo sea de escasa amplitud, lo habitual es proceder a la extracción de una maestra representativa de dicho universo. En esta selección se

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siguen los mismos procedimientos muestrales descritos en el Capítulo 5. Concretamente, se consideran las características de la población de documentos (escritos, visuales, etc.), y el tipo de inferencia que desea realizarse. En general, se recomienda seguir procedimientos de selección aleatorios. Con estos se logra una mayor representatividad de la muestra.

La selección muestral comienza con la elección de la fuente de comunicación (periódicos, revistas, libros, canciones, imágenes). Prosigue con la extracción de documentos y, en caso de que éstos sean muy extensos, de partes de estos documentos.

EJEMPLO DE UNA SELECCIÓN MUESTRAL PARA UN ANÁLISIS DE CONTENIDO

Imaginemos que se desea analizar el tratamiento dado a los temas de corrupción en la prensa española. Uno de los posibles diseños muestrales incluiría las fases siguientes:

a) Elección de fuentes. Habría que decidir qué periódicos representarán el “corpus” de la investigación. El investigador puede optar entre elegirlos “intencionalmente”, o se-leccionarlos de forma aleatoria, siguiendo cualquiera de los procedimientos expuestos en el Capítulo 5 (desde el muestreo aleatorio simple, hasta el de conglom e r a d o s ) .Si se busca una muestra representativa de la pluralidad de periódicos nacionales (de ámbito estatal, autonómico, o provincial), puede hacerse un muestreo aleatorio estratificado por Comunidades autónomas e ideología de las editoriales de los periódicos.

b) Seleccionados los periódicos, se procede a la elección, en cada uno de ellos, de unos números concretos. En esta segunda fase del diseño muestral, la selección atiende, ha-bitualmente, a “fechas” de publicación. Como indican Sánchez Camón (1985) y Weber (1985, 1994), los “contenidos” de los periódicos difieren por día de la semana (laboral o festivo) y período del año (diferenciando, sobre todo, el período vacacional del resto del año). Estos y otros aspectos deberán tenerse presentes en la selección (intencional o aleatoria) de las fechas de edición de los periódicos que forman la muestra.

c) Extracción de textos en los documentos de la muestra, si las dimensiones de éstos lo exigen. En este último estadio del diseño muestral, la selección suele ser, a diferencia de las anteriores, intencional. Se buscan, de forma intencional, “aquellas unidades que tratan sobre el tema objeto de estudio” (Sánchez Carrión, 1985: 96).

Weber (1994) recomienda el análisis del texto completo, siempre que sea posible. Ello ayudará a preservar la coherencia semántica del texto como unidad. Cuando no sea factible el análisis del documento completo, el investigador deberá considerar la estructura del texto en la selección muestra/. En concreto:

1) Podrían excluirse las secciones de introducción y de cierre.

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2) Cada muestra debería constar de uno o más párrafos enteros para no alterar la coherencia semántica.

3) Las frases no deberían muestrearse. Analizar frases separadas (incluso aquellas que se han extraído de un mismo tema), destruye la coherencia semántica. Esto dificulta la validación posterior e interpretación de los resultados del análisis de contenido.

Por último, respecto al tamaño de la muestra, éste dependerá, principalmente, de la variabilidad de los textos dentro de un mismo periódico (Sánchez Carrión, 1985). Cuánto 1 homogéneo sea su contenido, menor tamaño muestra/ se precisará para representar a la población.

10.3. La explotación del material

A la selección de documentos (población, muestra) sigue la determinación de criterios para la extracción de la información en ellos “contenida”. Los criterios varían dependiendo, fundamentalmente, de los objetivos de la investigación y de las características de los documentos. No obstante, pueden señalarse unas pautas comunes en los análisis de contenido cuantitativo. Éstas conciernen a la creación del esquema de codificación y la preparación del documento para su posterior tratamiento estadístico. En concreto, se diferencian tres estadios básicos en esta fase esencial al análisis de contenido.

a)La fragmentación del documento en unidades de codificación y de contexto.b) La clasificación de las unidades en categorías.c)El registro de la información.

10.3.1.La fragmentación del documento en unidades de codificación y de contexto

Indistintamente de cómo se vaya a analizar la información, una vez elegidos los documentos, éstos han de fragmentarse en unidades que ayuden a su organización y análisis.

Las unidades se dividen en unidades de codificación (o registro) y las unidades de tío, Las unidades de codificación (o registro) se definen como “la mínima porción de contenido que el investigador aísla y separa por aparecer allí uno de los símbolos, palabras, slogans o temas que el investigador considera significativos” (López Aran-guren, 1989: 394). Corresponden, por tanto, “al segmento de contenido que será necesario considerar como unidad de base con miras a la categorización y al recuento frecuencia/” (Bardin, 1986: 79).

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Las unidades de codificación que se emplean con mayor frecuencia son las si-guientes:

a) La palabra. Ésta constituye la unidad de codificación más básica. A ello con-tribuye su fácil identificación. Si bien, como indica Weber (1994), ha de tenerse presente el problema de los distintos sentidos que puede tener una misma palabra, dependiendo del contexto en el que se emplea. No todos los paquetes informáticos disponen de rutinas de desambiguación o de contextualización de palabras específicas.

La codificación de palabras puede incluir a todas las comprendidas en el texto, o restringirse, por el contrario, a aquéllas consideradas “claves”, en conformidad con los objetivos de la investigación.

b) La frase, cuando se está interesado en la cuantificación de frases que contienen un mismo significado (por ejemplo, “a favor” o “en contra” de un determinado tema).Si la frase es extensa o compleja, puede decidirse su división en unidades más pequeñas.

c) El tema en torno al cual gira el discurso del documento. Holsti (1969) lo define como la unidad textual que hace referencia a uno de los siguientes aspectos: quién percibe; el agente de la acción; la misma acción; y el objeto de la acción.

Por ejemplo, el tema representa una unidad de codificación habitual en estudios de motivaciones, opiniones, actitudes, valores, o creencias (Bardin, 1986).

(d) El párrafo. La codificación de párrafos enteros es practicada, sobre todo, en el análisis de contenido manual, cuando se carece de la ayuda de programas in-formáticos al efecto.

Weber (1994: 265) descarta esta cuarta unidad de codificación por su baja fiabilidad. La experiencia de este autor le lleva a afirmar que resulta “más difícil alcanzar una fiabilidad elevada cuando se codifican unidades grandes (como párrafos), que cuando se codifican unidades más pequeñas como palabras”.

e) El texto entero, si éste puede codificarse en su globalidad. Ello exige que el tex to sea breve (titulares de periódicos, editoriales, o las respuestas a una pregunta abierta, por ejemplo). En caso contrario, será “difícil alcanzar una elevada fia bilidad cuando se codifican textos completos” (Weber, 1994: 265). A ello se su ma otra condición importante: la idea dominante o principal ha de ser suficiente para el objetivo buscado (Bardin, 1986: 81).

f) El personaje o actor al que se le atribuyen las acciones que figuran en los documentos analizados.

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Ésta constituye una unidad de codificación adecuada “siempre que el texto narre una acción” (Sánchez Carrión, 1985: 97). Bardin (1986) cita como ejemplos, las obras de ficción (films, emisiones, novelas...), que pueden analizarse siguiendo a sus personajes.

De estas unidades de codificación, el investigador escogerá una o varias. La elección dependerá de la conjunción de tres aspectos básicos:

a) Los objetivos de la investigación.b) Las características del documento.c) Los medios disponibles para la realización del análisis de contenido (manual o mediante ordenador).

Además de las unidades de codificación, en los documentos también se diferencian las unidades de contexto. Éstas son de gran utilidad para la comprensión de las unidades de codificación.

Bardin (1986: 82) define las unidades de contexto como “el segmento del mensaje cuyo tamaño (superior a la unidad de registro) es óptimo para captar la significación exacta de la unidad de registro”. Si la unidad de registro fuera, por ejemplo, la palabra, la unidad de contexto sería la frase; del tema, el párrafo; del párrafo, el documento entero.

La unidad de contexto hace, por tanto, referencia al “contexto” donde se ubica la unidad de codificación. Su identificación resulta, en consecuencia, básica para la comprensión del significado de la palabra, la frase, o cualquiera que sea la unidad de codificación elegida.

10.3.2. La clasificación de las unidades en categorías

En el análisis de contenido “categorial’; las unidades de registro se codifican en categorías, que singularicen su “contenido”. Estas categorías proporcionan una denominación genérica a unidades de contenido similar, contribuyendo, de esta forma, a su clasificación. Para ello, las categorías han de cumplir los tres requisitos -referidos en el Capítulo 4, apartado 4.2- comunes en la medición de variables: exhaustividad, exclusividad y precisión.

No sólo han de cubrir toda la variedad del objeto de estudio. También han de evitar la “ambigüedad” en el proceso de medición, si se quiere que el análisis de contenido reúna condiciones de validez y de fiabilidad. Quiere esto decir que cada unidad de registro sólo puede clasificarse en una única categoría.

A esos tres requisitos básicos se añaden otros dos fundamentales:

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a)b)

La pertinencia o adecuación de las categorías a los objetivos de la investigación.La homogeneidad: la creación de categorías ha de responder aun único principio de clasificación.

López Aranguren (1989: 398-40 1) diferencia los siguientes principios (le clasificación. De ellos derivan la mayoría de las categorías empleadas en el análisis de material escrito:

a) Materia, terna o asunto: ¿de qué trata la comunicación?

b) Dirección o punto de vista: el tratamiento o presentación (favorable-desfavorable-neutral; positiva-negativa) que la comunicación hace de la materia o asunto del que trata.

c) Criterio o valor: sobre qué se basa la clasificación en términos de “dirección”o punto de vista. Por ejemplo, “moralidad-inmoralidad”, “fuerza-debilidad”.

d) Autoridad, fuente o prueba: personas, grupos, instituciones u objetos que en la comunicación se citan en apoyo de una afirmación, o en cuyo nombre se hacen declaraciones o afirmaciones.

e)Objetivo o meta que se persigue.

f)Medio o método para alcanzar los objetivos.

g)Actores: personas, grupos o instituciones que en el texto se representan como realizadores de determinados actos. Por ejemplo, países, grupos religiosos, económicos, etc.

h) Características personales y rasgos de carácter: edad, sexo, optimismo, depresión, entre otras.

i)Origen: lugares de origen de las comunicaciones.

j)Destino, cuando la comunicación no se dirige al público en general, sino a grupos específicos (como estudiantes, jubilados, mujeres, por ejemplo),

k) Forma de la afirmación: hechos, expectativas, preferencias, demandas, ...

1) Intensidad, cuando se clasifica el componente emocional o sentimental de las clasificaciones, el entusiasmo, la agitación o la excitación.

m) Mecanismo o recurso estilístico o retórico, que se emplea con fines propagandísticos, persuasivos o de tendencias.

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EJEMPLO DE CLASIFICACIÓN DE UNIDADES EN CATEGORÍAS

Como ilustración de lo expuesto, a continuación se va a exponer el sistema de categorías desarrollado en una investigación real, en la que se aplica el análisis de contenido. Se trata del estudio llevado a cabo por M. Clemente y M. A. Vida¡, publicado en 1994 con el título “La violencia simbólica: la televisión como medio generador de la delincuencia” (en la revista Apuntes de Psicología, n.° 41-42, pp. 47-60).

En esta investigación, los autores organizaron la información extraída de series de dibujos animados -emitidos en cadenas públicas (TVE1, TVE2, Telemadrid) y privadas (Tele 5, Antena 3 y Canal Plus)- en un sistema de categorías diseñado al efecto. Este sistema se confecciona conforme a tres criterios de clasificación:

a) Quién realiza el acto agresivo.b) Sobre quién se comete el acto agresivo. c) De qué acto agresivo se trata.

En los dos criterios de clasificación primeros, los autores diferencian las mismas siete agrupaciones de categorías:

a. Sexo1. Varón 2. 2. Mujer3. Sin determinar

e. Individual o grupal 1. Uno sólo 2. Grupo 3. No está

b. Edad1. Niños2. Adolescentes3. Adultos4. Sin especificar

f. Rol1. Protagonista 2. Habitual 3. Otros

c. Apariencia1. Humano 2. Animal 3. Planta 4. Objeto

g. Calificación del rol 1. Bueno 2. Malo

3. Sin especificar

d. Capacidad de decisión individual

1. La tiene2. No la tiene

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En cambio, en la especificación de “qué acto agresivo se realiza”, los autores distinguen tres agrupaciones de categorías:

a. Tipos de agresiones1. No verbales3. Verbales leves o actos irónicos4. Verbales graves o fuertes5. Amenazas6. Agresiones físicas leves (una sola)7. Agresiones físicas fuertes(más de una)8. Agresiones con objetos no destinadose agredir9. Armas blancas10. Armas

b. Grado de proactividaddel acto1. Proactivo2. Reactivo

c. Grado de daño manifiesto1. No aparece2. Leve3. Fuerte4. Muerte

La Información analizada corresponde a series de dibujos animados emitidos desde el 29 de noviembre al 5 de diciembre de 1993, ambos días inclusive (tanto en días de diario, como en fines de semana). En conformidad con el sistema de categorías señalado, la información se cuantificó en forma de frecuencia (absoluta y porcentual) de aparición. A modo de ejemplo, en el Cuadro 10.A se recoge la tabulación efectuada para los primeros cinco sistemas de categorías.

Características del agresor

Características del agredido

Categoría Frecuencia

Porcentaje Frecuencia PorcentajeSexo 1 382 64 257 432 86 14 168 283 131 22 174 29Edad 1 30 4 83 142 76 11 82 143 271 51 230 384 291 44 206 34Apariencia 1

287 49 226 382 192 33 235 393 28 5 23 44 79 13 111 19 -Capacidad 1

461 78 387 79decisión 2 132 22 108 21

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Grupo 1 494 83 410 e82 93 16 190 313 4 1 8 1

Una vez diseñado el esquema de codificación, se recomienda (véase Bardin, 1986; o Weber, 1994) su comprobación en una pequeña maestra (de la misma población de documentos), previa a su utilización definitiva para el registro de la información. Esta precomprobación ayudará a precisar la adecuación del esquema de codificación elaborado para la consecución de los objetivos de la investigación (la clasificación de las unidades de registro, de contexto, y el sistema de categorías creado).

10.3.3. El uso de programas informáticos para el análisis textual

Lo hasta ahora expuesto constituye el procedimiento usual, cuando el análisis de contenido se realiza manualmente. Sin embargo, como ya señalaba Mochmann en 1985, cada vez van adquiriendo mayor protagonismo los “procedimientos de clasificación empírica”. En ellos, el investigador no define, a priori, los conceptos teóricos. Por el contrario, éstos resultan de la realización de procedimientos estadísticos (como el análisis factorial o el análisis de conglomerados), a partir de las matrices de correlaciones de palabras incluidas en los textos.

Como ilustración de este proceder, se hace mención del programa WORDS, diseñado con la finalidad de excluir cualquier influencia del investigador en la categorización de los textos. A tal fin, se siguen las fases siguientes:

a)b)c)

El documento se divide en segmentos (páginas, párrafos, entrevistas, por ejemplo).Se suprimen las palabras funcionales (artículos, conjunciones).d) Se selecciona un subconjunto de esas palabras para su análisis.e) Se calcula una matriz (le correlaciones de las palabras incluidas en ese subconjunto.

f) A de la partir matriz se realiza un análisis factorial. De él se obtendrá un número de factores, que corresponderán a los principales temas de contenido del documento analizado (Mochmann, 1985: 37).

Asimismo, la mayoría de los programas informáticos para análisis de contenido no sólo proporcionan listados de palabras, acompañados con su frecuencia de aparición en el texto. También pueden proporcionar el contexto que arropa a la unidad de codificación. Esto adquiere especial relevancia en casos de ambigüedad, cuando la palabra presenta distintas connotaciones en contextos diferentes. Para su correcta clasificación en categorías, se crean, entonces, índices o diccionarios

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generales. Éstos actúan a modo de thesaurus, de diccionarios, que recogen los posibles sentidos de las palabras, en función del contexto en que se hallen.

El General Inquirer (el primero de los programas para análisis de contenido, desarrollado inicialmente por Stone y colaboradores, en 1966), por ejemplo, incluye varios diccionarios generales, especializados en áreas de conocimiento. Entre ellos se encuentran los siguientes: “Harvard Psychological Dictionary”, “Stanford Political Dictionary”, “Need Achievement Dictionary”, “Santa. Fe Anthropological Dictionary”, o “Laswell Value Dictionary” (LVD).

Estos diccionarios proporcionan al investigador numerosas categorías (generalmente de 60 a 150, e incluso más), así como definiciones o reglas para la correcta clasificación de palabras en categorías. A tal fin, se considera el sentido que adopte en el contexto en que aparece.

Las categorías se representan mediante abreviaciones o etiquetas, que figuran en tablas. El número al final de la palabra indica el número de sentidos particulares de las palabras. De esta forma, la creación de diccionarios generales ayuda a la sistematización y estandarización del procedimiento de clasificación de las palabras en categorías.

EJEMPLO DE DICCIONARIO GENERAL

La presente ilustración se ha tomado de la obra de Bardin (1986: 100-101). Corresponde al Stanford Political Dictionary (de Holsti), para el análisis de documentos políticos. En él pueden registrarse hasta un total de 4.000 palabras, aproximadamente, según seis o cuatro conceptos clave. Por ejemplo:

Conceptos clave Número depalabras

Ejemplos de palabras

Afecto positivo 977 Mutuo, natural, normal, puro.Afecto negativo 1.513 Escándalo, profano, rehusar,

repugnante.Fuerza 1.391 Acero, piedra, espada, duro.Debilidad 579 Delgado, ignorante, debajo.Actividad 1.218 Reacción, reino, contacto, viaje.Pasividad 722 Inmutable, espera.Sobreestimación 128 Absolutamente, exactamente, siempre,Subestimación 50 Aunque, aparentemente,

aproximadamenteNegación 6 Diferente, ni uno ni otro.

Además de los diccionarios, la mayoría de los programas incluyen el procedimiento KWIC (Key Words In Context), que relaciona las palabras con el

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contexto. Por ejemplo, el programa TEXTPACK (de Mohler y Zuell, 1990, ZUMA, reléase 4.0) incluye seis operaciones básicas, entre las cuales se incluye el procedimiento KWIC y la elaboración de índices (o diccionarios). Las operaciones que incluye este paquete son:

a) Frecuencia de palabras diferentes para uno o más textos (procedimiento FREQ).

b) Índice: un listado de palabras y sus referencias en el texto (procedimiento XREFF).

c) Palabras claves en su contexto (concordancia), mediante el procedimiento KWIC.

d) Comparación de vocabulario, mediante el procedimiento WORDCOMP (Word Comparison). Este procedimiento está diseñado para la comparación de palabras con una denominación común o diferente.

e) Selección de textos utilizando información externa al texto, en forma de fichero numérico (un fichero SPSS, por ejemplo).

En estos casos puede aplicarse el programa SUBSEL. Éste permite la selección de un texto, que corresponde a una combinación específica o valoresen un fichero numérico.

f) Codificar/categorizar palabras que figuran en secciones concretas del texto, ysu posterior inclusión en un fichero numérico (TAGCODER).

A partir de esta información podrán después efectuarse análisis estadísticos (mediante paquetes estadísticos como el SPSS, BMDP o SAS, por ejemplo). Para ello se utilizarán no palabras, sino grupos de palabras clasificadas en categorías, en función de su significado común.

Otros programas que tan sólo se mencionan aquí son: EVA (creado para el aná-lisis de los titulares de los diarios), ANACONDA (para la codificación de las preguntas abiertas de los cuestionarios), SPENCE (para el análisis de los protocolos de las en-trevistas psiquiátricas), y el QUESTER (dirigido al análisis del contexto) (Mochmann, 1985).

A estos programas hay que sumar los desarrollados en fechas más recientes. Co-mo son el LEXICLOUD (por el Laboratorio de Lexicometría y Textos Políticos de la Escuela Normal Superior de Fontenay-St.Cloud, para el establecimiento de relaciones estadísticas entre las unidades léxicas), y el sistema ALCESTE (creado por Reinert en 1990, para el análisis léxico por contexto de un conjunto de segmentos de texto). El detalle de estos programas puede encontrarse en el artículo de Julia Behar (1993).

La ayuda de estos u otros programas facilita, considerablemente, la práctica del análisis de contenido. Entre sus ventajas destacan las siguientes:

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a) Pueden analizarse, simultáneamente, textos complejos, y de considerable magnitud, en un breve período de tiempo.

b) Se introduce una mayor estandarización y sistematización en el análisis, que mediante procedimientos manuales. Ello facilita la comparabilidad de los resultados analíticos.

c) Los errores de codificación se reducen considerablemente, al no depender ésta de la actuación del equipo investigador.

A estas ventajas hay que añadir la reducción en costes (económicos y temporales) que supone la aplicación de scanners (con reconocimiento de caracteres) para la grabación óptica de textos en el ordenador. Atrás ha quedado el tedioso procedimiento primigenio de transformación del texto en tarjetas perforadas, para su posterior lectura por el programa informático. Además, el uso de scanners presenta otra ventaja importante: la reducción de los errores de grabación. Los textos se introducen en el ordenador tal como aparecen en el original.

10.4. El tratamiento estadístico y la interpretación de los resultados

En el análisis de contenido cuantitativo se aplican las mismas técnicas estadísticas descritas en el Capítulo 9. A la segmentación de los textos sigue el listado de frecuencias de aparición de palabras, frases, o cualquiera que sea la unidad de codificación escogida en la investigación. En este estadio inicial (a veces único), las listas KWIC de palabras claves son de gran utilidad. Estas listas muestran el contexto más inmediato de la palabra, lo que ayudará en la interpretación de su significado.

Las palabras que únicamente sirven para articular el texto (artículos, pronombres, conjunciones, preposiciones) se excluyen de los análisis. El interés, en cambio, se dirige a la cuantificación de palabras “claves”; aquellas que conforman el léxico del discurso (sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios).

Pero, como reconoce Weber (1994: 294):

“Aunque las listas de frecuencias de palabras revelan cambios o diferencias en el énfasis entre los documentos, deben utilizarse con precaución. Las frecuencias de palabras no revelan mucho sobre la asociación entre las palabras.”

Cuando el interés del investigador va más allá de la mera descripción frecuencia¡ de las unidades de codificación por separado, puede aplicarse cualquiera de las técnicas multivariables descritas en el Capítulo 9. Lo que normalmente exige la previa codificación numérica del contenido manifiesto del material verbal.

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Una de las técnicas nutltivariables más aplicadas en el análisis de contenido es el análisis factorial. En éste, las variables observadas suelen ser ahora las categorías diferenciadas. Las variables latentes, por el contrario, hacen referencia a temas genéricos, “latentes” en el texto e, igualmente, deducidos de las variables observadas que conforman cada factor obtenido. De este modo, como en cualquier análisis factorial, las categorías que correlacionan con un mismo factor (es decir, aquellas que presenten un “factor loading” superior a .30) se interpretarán como representando un mismo tema en el texto analizado.

Los resultados numéricos se validan e interpretan en relación con el tema al que hacen referencia. Los resultados pueden corroborar las hipótesis de la investigación o, por el contrario, contradecirlas. Lo que puede provocar la realización de una nueva investigación.

Como ilustración de lo aquí expuesto, se han seleccionado dos investigaciones reales, en las cuales el análisis de contenido cuantitativo se ha materializado de forma distinta. La primera investigación ejemplifica la aplicación del análisis factorial; mientras que en la segunda, el análisis se restringe al recuento de frecuencias.

10.4.1. Ejemplos desarrollados de análisis de contenido en dos investigaciones reales

Cabrera, J. (1992): La nación como discurso. El caso gallego, Madrid, CIS, Monografía, n.° 126.

En esta investigación se analizan distintas manifestaciones del sistema ideológico nacionalista:

a) El nivel léxico y semántico, que constituyen las estructuras superficiales del campo de la manifestación.

b) El nivel semiológico, que trata de desentrañar la significación profunda de dicho sistema.

Para cada nivel se ha optado por una técnica de análisis diferente, combinándose técnicas cuantitativas (lexicometría) y cualitativas (análisis semántico-categorial y análisis semiológico).

El corpus que se somete al análisis lexicométrico (del vocabulario que conforma el discurso) está integrado por las respuestas obtenidas mediante entrevista abierta. El guión de la entrevista comprende tres aspectos concretos:

a) La biografía de cada entrevistado.b) El proceso de socialización nacionalista.c) La posición teórico-nacionalista de los entrevistados.

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La palabra se toma como unidad de medida, procediéndose a su “lematización”, que comprende:

a) La reagrupación de las formas heterogéneas de un mismo vocablo. Consistió en reducir las formas plurales a singulares, los femeninos a masculinos, y las diversas formas de un verbo a su expresión en “infinitivo” (a excepción de los “participios”. Éstos se analizaron contextualizadamente, con el propósito de determinar si constituían un adjetivo).

b) La separación de las formas homógrafas que muestran vocablos diferentes. Se analizaron formas con igual grafía que hacían referencia a contenidos diferentes. Estos homógrafos fueron identificados con un dígito, o un dígito y una letra, a modo de sufijos.

Por ejemplo, la forma adjetiva de “gallego” se distinguió de sus formas sustantivas, quedándose como sigue:

“Gallego” = adjetivo “Gallego2” = sustantivo “Gallego2a” = sustantivo referido al idioma

En general, se adoptaron las claves siguientes: “2” para sustantivos; “2a” para sustantivos referidos a idiomas; “3” para adjetivos; “4” para adverbios; y, “5” para aquellos nombres propios de personas o ciudades que podían inducir a confusión.

Finalizada la lematización, se efectúa el recuento mecánico de los textos. Para ello se diferencia, a nivel léxico (de vocabulario), dos tipos diferentes de palabras:

a) Palabras de relación o gramaticales, aquellas que por sí mismas carecen de sig-nificado: artículos, pronombres, preposiciones y conjunciones.

b) Palabras lexicales o formas plenas de significado. Estas conforman el léxico del discurso: sustantivos, adjetivos, adverbios y verbos.

La investigación se centra en el “discurso lexical”, en el análisis estadístico de los rasgos de contenido. En el Cuadro 10.2 figura la distribución general de frecuencias para cada uno de los 12 sujetos cuyos discursos forman la muestra del estudio. Los diversos “subcorpus” se distribuyen en función de la extensión del:

a) Número de ocurrencias (N): el número de ítems. Refleja, por tanto, su extension.

b) Vocabulario (V): número de formas diferentes empleadas.

c) Hapax: aquellas formas cuya frecuencia de aparición es igual a 1.

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d) Número de ocurrencias funcionales (FF (,,»: items que se corresponden con el vocabulario funcional (FF(v)).

e) Número de ocurrencias lexicales (FF(n)), con la extensión del vocabulario correspondiente.

Cada uno de estos valores figura acompañado de su correspondiente valor de rango (r) para cada columna. El corpus total (suma de los diversos subcorpus correspondientes a cada emisor) tiene una extensión de 133.249 palabras. Éstas se distribuyeron porcentualmente en los diversos subcorpus como se refleja en el Cuadro

10.1.CUADRO 10.1. Distribución general de frecuencias.N r V r

Hapax FF(n) r FF(v) r FL(n) r FL(v) r

GM 5524 1 1113

1 613 2 3066 1 162 2 2458 1 951 1VA 6521 2 115

12 598 1 3766 2 160 1 2755 2 991 2

FE 8378 3 1601

7 875 8 4624 3 175 5 3754 3 1426

7GS 9593 4 147

93 762 4 5543 5 183 8 4050 5 129

63

JB 9605 5 1580

5 821 7 5314 4 177 6 4291 6 1403

5CH 9763 6 150

34 771 5 5722 6 171 3 4041 4 133

24

PA 11802 7 1581

6 698 3 6618 8 174 4 5184 7 1407

6CC 12098 8 186

910

959 10 6556 7 189 9 5542 10 1680

10LS 12655 9 175

19 924 9 7218 9 190 10 5437 8 156

19

RA 13359 10 1695

8 792 6 7845 10178 7 5514 9 1481

8LF 16794 11 220

611

113611 916611198 12 7628 11 2008

11B A 17157 12 228

412

115812 9492 12192 11 7665 12 2092

12Total 13324

9101074930 58319

%N: 56,23

%N 43,77

En el Cuadro 10.2 destacan los discursos de los sujetos BA y LF, cuya extensión supera a la del resto de los entrevistados. Ambos acumulan algo más de la cuarta parte de todo el corpus. Los discursos de RA, LS, CC y PA forman un segundo bloque. Sus discursos superan el millar de ítems, pero no alcanzan a superar el millar quinientos mil. Por lo que, acumulan el 37,5% del total.

Respecto a la lexicalidad, en esta investigación se confirma una norma observada en la generalidad de los análisis de contenido cuantitativo: las formas funcionales (FF) superan el 50% de la extensión general. En este caso, el 56%. En la

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investigación se analizará, en consecuencia, el 44% restante que conforma el “discurso lexical”: las formas que caracterizan el discurso sobre la nación.

A nivel léxico se diferencia entre:

a) Vocabulario original.- toda forma que sólo se encuentra en un emisor de la muestra.

b) Vocabulario común: formas que tienen al menos una ocurrencia en todos los emisores.

c) Vocabulario de base: formas que tienen una distribución regular en todos los emisores. Por lo que no introducen diferencias. (1) Vocabulario específico: el que caracteriza a cada uno de los emisores.

El subconjunto de formas así obtenido constituye el corpus sobre el que se realizan los análisis. El propósito es determinar las especificidades de cada emisor.

Para el cumplimiento de dicho objetivo, se aplica un análisis factorial de componentes principales mediante el paquete estadístico BMDP La matriz de correlaciones la forman cada uno de los 12 discursos que componen la muestra del estudio. Estos discursos actúan como variables y las 347 palabras como casos. De lo que se trata es de analizar las interrelaciones existentes entre ellos, en busca de semejanzas y especificidades.

La matriz de correlaciones entre las 12 variables se muestra en el Cuadro 10.2.

CUADRO 10.2. Matriz de correlaciones.

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 121 1.0

02 -.04 1.0

03 -.10 -.06 1.0

04 -.04 -.07 -.04 1.0

05 -.12 -.05 -.03 -.03 1.0

06 -.00 05 -.07 -.08 -.10 1.0

07 -.05 -.11 -.06 -.13 -.07 -.05 1.0

08 -.05 -.10 -.09 -.16 -.12 -.05 -.11 1.0

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09 -.14 -.00 -.00 -.08 -.13 -.06 -.13 -.11 1.0

010 -.15 -.10 -.03 -.07 -.06 -.19 -.25 -.30 -.05 1.0

011 -.04 -.09 -.15 -.10 -.10 -.13 -.20 -.20 -.12 -.08 1.0

012 -.12 -.06 -.08 -.17 -.10 -.12 -.17 -.25 -.13 -.06 -.08 1.0

0

La matriz factorial de los 4 factores que resultan de la agrupación de las 12 variables, en función de la semejanza de los discursos, se rota por el procedimiento más habitual: rotación ortogonal varimax. Se busca la disposición de los componentes o factores de manera que cada uno de ellos tuviera saturaciones elevadas en pocas variables (en este caso, emisores de los discursos), y muy bajas en el resto.

El Cuadro 10.3 muestra las cargas factoriales de cada variable en los 4 factores. Todas las variables presentan, al menos, un “factor loading” superior a .25, en alguno de los factores. Como es usual en este tipo de análisis, los factores extraídos aportan de más a menos información: el primer factor explica más varianza (14%) que el segundo (11%), y éste más que el tercero (10%). La varianza explicada por el tercer factor es ligeramente superior a la explicada por el cuarto. Véase el Cuadro 10.3.

CUADRO 10.3. Matriz factorial rotada oblicuamente mediante el procedimiento varimax

(factor loadings superiores a .25).

Emisor Factor 1 Factor 2 Factor 3 Factor 4GM - .517 -.394VA - .570FE - -.432G S -.268 -.681JB -.476CH - .629PA .690CC .724LS -.562RA -.563 -.271 -.395LF -.253 .604

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BA -.726Varianza 13,78% 10,82% 10,33% 10,06%

Para cada factor se presentan las formas (o palabras) positivas y negativas que lo componen, y sus emisores. En el Cuadro 10.4 se extractan algunas de las palabras correspondientes al factor 1. Este factor está caracterizado por los emisores CC, PA y RA, con unos pesos de .724,.690 y .563, respectivamente.

En los valores positivos se encuentran la mayoría de las formas que caracterizan tanto a CC como a PA. Destacan, especialmente, las correspondientes a los ámbitos lingüísticos ( lingua catalán2a ‘, “catalán”, “portugués2a”, etc., con resonancias de elementos discursivos del galleguismo de la época republicana.

El lado negativo del primer factor está fuertemente dominado por RA. En él se encuentra un léxico de corte más político, de claras referencias partidistas y electorales (“PSOE”, “CiU”, “voto”, “OTAN”, “votar”, “AP”); junto a un tímido eco del léxico sociológico y de estratificación social (“social”, “clase”, “sector”, “sociedades”). En estos ámbitos el entrevistado RA mostraba una clara especialización.

CUADRO 10.4. Extracto de algunas de las formas positivas y negativasque componen el factor 1.

Factor 1 Emisoreslingua 3.490 Formas

positivashispanico

1.540 CC .724

catalán2a 3.100 protagonismo 1.540 PA .690

catalán 2.750 mesmo 1.530portugués2a2.710 galeguista 1.490ortografía 2.620 universal 1.470mentalidade

2.580 forza 1.460pensar -3.928Formas

negativasproblema

-1.200 RA -.563

cousa -2.078caer -1.183socia -1.900formulación -1.122PSOE -1.397votar -1.027diferente -1.315AP -1.000OTAN -1.209 traballar -1.000

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A partir de las formas positivas y negativas que configuran cada factor, se da a cada uno de ellos las “etiquetas” o denominaciones siguientes:

Factor 1: cultural-liberal / político-partidista Factor 2: sociológico-administración / político- estratificación social Factor 3: cultural-identitario / histórico-social Factor 4: estratégico-economía política / dispersión político-cultural

Los 4 factores se cruzan entre sí (el 1.° con el 2°; el 1. ° y el 3°; el 1° y el 4°, y así), con la finalidad de comprobar la diferenciación léxica entre las distintas generaciones de nacionalistas entrevistados. Cada uno de los cruces se representan gráficamente mediante planos de proyecciones de las palabras que forman cada factor. De esta manera se obtienen las estructuras léxicas de las manifestaciones ideológicas.

El primer estadio de la investigación (el correspondiente al análisis de contenido cuantitativo) se da por concluido. Para un mayor conocimiento de esta primera etapa de investigación, así como el desarrollo del análisis cualitativo, remito a la publicación de esta excelente investigación de Julio Cabrera.

Llovet, J. J. (1992): “El control de la prensa sobre la profesión médica: el caso de EL PAÍS”, Revista Española de Investigaciones Sociológicas, n.° 59, pp. 261-285.

En esta segunda investigación se estudia el control social sobre la medicina a través de la prensa. Para ello se realiza un análisis de contenido centrado en el diario El País.

La muestra abarca las noticias, cartas de lectores, editoriales, etc., publicados en el lustro 1985-1989, referidos a negligencia y conductas médicas incorrectas o lesivas. Se descartaron, por el contrario, las informaciones que aludían a hechos o procesos de este carácter ocurridos fuera de España; al igual que los derivados de la atención psiquiátrica (salud mental), por ser ésta un área muy específica.

En primer lugar se lleva a cabo un rápido peinado visual de los titulares (antetítulos y títulos), aparecidos en las secciones del diario en las que corrientemente pueden leerse comentarios o información sobre el tema. Pocos meses del año quedan en blanco, sin esta clase de información.

En el Cuadro 10.5 se exponen las distribuciones porcentuales de las unidades de redacción de El País. Éstas se refieren a negligencias y actuaciones incorrectas, o lesivas, de médicos, según la subsección del diario y género periodístico (del 1 de enero de 1985 al 31 de diciembre de 1989).

CUADRO 10.5. Distribuciones porcentuales de unidades de redacción de El País

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Frecuencia

porcentual

Subsección del diario

“Opinión”/”Cartas al director” 22,9

“Sociedad “/”Tribunales” 22,2“Sociedad”/”Sanidad” 21,5“Sociedad” (sin especificación) “España”

15,6

“Madrid” “Opinión”/”Editorial” 7,3“Domingo” 5,2“Sociedad”/”Ciencia” 2,8“Contra-tapa” 1,0“Opinión”/”El Ombudsman” 0,3“Opinión”/”Fe de errores” 0,3Total 100

(288)

Género periodístico 70,1Noticia 22,9Carta de lector Editorial 2,8Reportaje, informe, reseña 2,8Artículo o columna firmada 1,0Errata 0,3Total 100

(288)

También se calculan las frecuencias porcentuales de las noticias, según el papel social o institucional de los enunciadores: jueces o magistrados, médicos denunciados, familiares o amigos de los pacientes perjudicados, pacientes perjudicados, abogados de los pacientes, colegios de médicos, etc.

De toda la información extraída del periódico El País, se deduce la contribución de la prensa como factor preponderante en la apertura, esclarecimiento y sensibilización de los ciudadanos, y pacientes, hacia la problemática sanitaria.

Como puede verse, el uso que del análisis de contenido se ha hecho en esta segunda investigación es bastante más simple que el efectuado en la primera investigación. Se limita a la descripción de frecuencias y comentario de extractos de textos que aparecieron en prensa durante el período analizado. No obstante, el principal interés en la exposición de esta segunda investigación es ilustrar un modo de hacer análisis de contenido, también usual en la investigación social.

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10.5. La aplicabilidad del análisis de contenido y los límites a la inferencia

La aplicación del análisis de contenido se ha vinculado, tradicionalmente, al estudio de la comunicación. En 1969 Holsti sintetiza su aplicabilidad en la resolución de los si-guientes interrogantes de la comunicación:

a) Qué se dice: Describir tendencias y diferencias en el “contenido” de la comunicación. Relacionar las características de las fuentes con los mensajes que éstas generan. Evaluación del “contenido”. Extraer los patrones culturales presentes en el mensaje.

b) Cómo se dice: Comprobar si en el mensaje se hace uso de técnicas persuasivas. Analizar el estilo del texto.

c)A quién:

Qué peculiaridades presentan aquéllos a quienes está destinado el mensaje.

d) Por qué:

Identificar las intenciones y otras características de los emisores del mensaje.

e)Quién lo dice:

Determinar la autoría del emisor.

f) Con qué efectos:

Analizar el flujo de la comunicación.

Sin embargo, la aplicación que del análisis de contenido se hace desde la vertiente metodológica cuantitativa se halla condicionada por limitaciones importantes:

a) Aunque la cuantificación ayude a la sistematización y estandarización del análisis textual, no siempre se profundiza en los contenidos no manifiestos de los mensajes.

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b) La interpretación de las unidades de codificación no ha de restringirse al mero recuento de frecuencias de aparición. Por el contrario, exige su previa con-textualización. Precisamente, porque unas mismas palabras, en contextos di-ferentes, pueden implicar significados distintos.

Estas limitaciones pueden solventarse complementando el análisis de contenido “categorial” con el “contextual”, el “cuantitativo” con el “cualitativo” (este último más centrado en la indagación de las estructuras semánticas y semiológicas de los documentos). Como bien reconocen Ruiz Olabuenaga e Ispizua (1989: 185), “los mejores análisis de contenido son aquellos que utilizan la técnica de la triangulación”. Ello permite una mejor captación de su pleno significado, la definición de la situación y del punto de vista del emisor.

10.5.1. Cuestiones de validez y de fiabilidad

La inferencia en el análisis de contenido está condicionada, como en cualquier procedimiento analítico, a la validez y fiabilidad de la medición aplicada. En este caso, la síntesis hecha de los “contenidos” de los documentos que se analizan.

La validez indica la adecuación del sistema de clasificación seguido en la medición de los conceptos teóricos; mientras que la fiabilidad expresa la consistencia del procedimiento de medición.

• Respecto a la fiabilidad, han de arbitrarse unas reglas de codificación que permitan que distintos codificadores alcancen, independientemente unos de otros, los mismos resultados. Esto es más fácilmente alcanzable cuando el análisis de contenido se realiza mediante ordenador. Una vez que las reglas de codificación se han definido, éstas se aplican automáticamente, y de igual manera en cada uno de los casos analizados.

Krippendorff (1980, 1990) diferencia tres tipos de fiabilidad pertinentes en el análisis de contenido:

a) Estabilidad: grado en el que varían los resultados de la clasificación a lo largo del tiempo.

Deberían alcanzarse los mismos resultados en la clasificación de las uni-dades de codificación, siempre que se emplee la misma agrupación de categorías. Ello exige la eliminación de cualquier ambigüedad en la clasificación de las unidades en categorías.

b) Reproducibilidad: grado al que se alcanzan los mismos resultados, cuando un mismo texto se codifica por varias personas.

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En este caso, la infiabilidad se atribuye, sobre todo, a arbitrariedades en la codificación. Estas pueden deberse a ambigüedades en las instrucciones de co-dificación. Pero, también a errores de grabación o a diferencias cognitivas entre las personas que realizan la codificación.

c) Adecuación: grado en el que la clasificación del documento se corresponde con un estándar o norma.

Como rara vez se establecen codificaciones estándar, este último criterio de fiabilidad apenas se aplica.

Para la cuantificación de la fiabilidad se han propuesto algunos coeficientes. Sánchez Carrión (1985) destaca los dos siguientes:

a) La razón de codificaciones de acuerdo, entre el total de codificaciones:

C.R.= 2M Ni +N,

donde: “M” corresponde al número de codificaciones en las que coinciden los 2 codificadores.

“N I” y “N2”, el número de codificaciones efectuadas.

b) El índice de fiabilidad (pi) de Scott:

pi = proporción de acuerdo observado -proporción de acuerdo esperado 1-proporción de acuerdo esperado

Este índice oscila entre .00 y 1.00. El valor 1.00 representa el acuerdo total entre los codificadores; mientras que .00, el desacuerdo.

La validez, en cambio, denota correspondencia entre los constructos teóricos y las variables empíricas empleadas. Esto exige, igualmente, la eliminación de cualquier ambigüedad en la clasificación de las unidades de codificación en categorías.

En concreto, se diferencian varios tipos de validez en el análisis de contenido (López Aranguren, 1989; Krippendorff, 1990; Weber, 1994):

a) Validez pragmática o de utilidad de los resultados del análisis en el estudio del tema que se investiga.

b) Validez de constructo: correspondencia entre la medida aplicada con alguna otra utilizada del mismo constructo.

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c) Validez de contenido: grado en el que los indicadores cubren la variedad de sig-nificados incluidos en el concepto.

d) Validez predictiva: grado de acuerdo/correspondencia entre las predicciones obtenidas y los hechos observados.

Las inferencias hechas a partir del análisis de la información han de “mostrar un alto grado de acuerdo con los estados, atributos, sucesos o propiedades del contexto de los datos al que esas inferencias se refieren, y un alto grado de desacuerdo con las características contextuales que esas diferencias excluyen lógicamente” (Krippendorff, 1990: 232).

e) Validez semántica: grado en el que las unidades de codificación clasificadas juntas poseen connotaciones similares.

En el análisis de contenido “se logra una alta validez semántica cuando la semántica del lenguaje de los datos se corresponde con la fuente, el receptor o cualquier otro contexto respecto al que se examinan dichos datos” (Krippendorff, 1990: 231).

Los límites a la inferencia se hallan, en conclusión, en la ambigüedad de los significados de, las palabras y de las reglas ele codificación. Por lo que se recomienda su explícita delimitación.

Lecturas complementarias

Bardin, L. (1986): Análisis de contenido. Madrid, Akal.

Behar, J. (1993): “Aproximación al análisis textual informatizado”. Anuario de Psicología, n.°59, pp. 61-78.

Clemente Díaz, M. (1992): “El análisis de contenido”. En Clemente, M. (comp.): Psicología Social: métodos y técnicas de investigación. Madrid, Eudema, pp. 169-207.

Krippendorff, K. (1990): Metodología del análisis de contenido: teoría y práctica. Barcelona, Paidós.

López-Aranguren, E. (1994): “El análisis de contenido”. En García Ferrando, M. et al. (comp.): El Análisis de la Realidad Social. Madrid, Alianza, pp. 461-492.

Mochmann, E. (1985): “Análisis de contenido mediante ordenador aplicado a las ciencias sociales”. Revista Internacional de Sociología, vol. 43 (1), pp. 11-44.

Sánchez Carrión, J. J. (1985): “Técnicas de análisis de los textos mediante codificación manual”, Revista Internacional de Sociología, vol. 43 (1), pp. 89-118.

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Page 28: Llegué - metodo2.sociales.uba.armetodo2.sociales.uba.ar/wp-content/uploads/sites/5/2016/03/Cea-…  · Web viewd) Comparación de vocabulario, mediante el procedimiento WORDCOMP

Weber, R. P. (1994): “Basic content analysis”. En Lewis-Beck, M. S. (comp.) Research Practice California, Sage, pp. 251-338.

EJERCICIOS PROPUESTOS

1. Describa una investigación en la que se haya hecho un análisis de contenido cuantitativo.

2. Analice el contenido de los editoriales del próximo fin de semana que aparezcan en tres periódicos.

3. ¿Qué peculiaridades presentan los criterios de validez y de fiabilidad en el análisis de contenido? Señale semejanzas y diferencias con los enunciados en el Capítulo 4.

4. Un grupo de investigadores desea analizar la influencia de la prensa escrita en el desarrollo de una campaña electoral. Para ello deciden analizar los contenidos de periódicos publicados durante la última campaña electoral. Diseñe la investigación: especifique cómo se seleccionaría la muestra del estudio, cuáles serían las unidades de codificación y de contexto, y trace el plan de análisis.

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