líneas de fuga [ guattari ]

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FELIX GUATTARI POR abRO MUNDO DE POSIBUS

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Page 1: Líneas de Fuga [ Guattari ]

FELIX GUATTARI

POR abRO MUNDODE POSIBUS

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Félix Guattari

LÍNEAS DE FUGAPor otro mundo de posibles

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Título: Líneas de fuga. Por otro mundo de posibles.Título original: Lignes de fuite. Pour un autre monde de possiblesAutor: Félix Guattari

© 2011 Éditions de l’Aube, 2011© 2013 Editorial Cactus, 2013

Traducción: Pablo Ires!iseño de interior y tapa: Manuel AdduciFotografía: Adrián Braidotti (http://avesargentinas-adrian.blogspot.com.ar/)Impresión: Gráfica MPS

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.ISBN: 978-987-29224-4-3 1ra. edición en castellano – Buenos Aires, Octubre de 2013

": www.editorialcactus.com.ar#: [email protected]

Cet ouvrage, publié dans le cadre du Programme d'Aide à la Publication Victoria Ocampo, bénéficiedu soutien de l’Institut Français.

Esta obra, publicada en el marco del programa de Ayuda a la Publicación Victoria Ocampo, cuenta conel apoyo del Institut Français.

Guattari, FélixLíneas de fuga : por otro mundo de posibles . - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Cactus, 2013.320 p. ; 21x14 cm. - (Occursus; 6)

Traducido por: Pablo Ariel IresISBN 978-987-29224-4-3

1. Filosofía. 2. Política. 3. Ensayo. I. Ires, Pablo Ariel, trad.CDD 190

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serie

SEIS

Editorial Cactus

Félix Guattari

LÍNEAS DE FUGAPor otro mundo de posibles

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ÍNDICE

Prefacio — 7Advertencia — 15

Primera parteSujeción semiótica y Equipamientos colectivos — 17

El inconsciente no está estructurado como un lenguaje — 19Las máquinas del inconsciente (19) - La dictadura del significante (22) Una pragmática analítica no reductora (27)¿Dónde comienzan y dónde terminan los Equipamientos colectivos? — 29Función general de Equipamiento colectivo (29) - El mito de una esencia humana (30)La revolución capitalística — 33Tras el «agujero negro» del siglo XI. Una máquina religiosa: «la Paz de Dios» (33) Mística caballeresca y libre empresa (35) - Burguesía y feudalidad (38)Burguesía y flujos capitalísticos — 43La máquina burguesa (43) - La nueva «sensibilidad» burguesa (47) - Decadencia de la aristocracia (49) - Las reterritorializaciones burguesas (54)Una materia opcional semiótica — 59Semiotización de los investimentos libidinales (59) - Una investigación semiótica en rizoma (62) - Ejemplo de una investigación en rizoma: la fabricación semiótica de la infancia (67)Equipamientos de poder y fachadas políticas — 73Los simulacros institucionales de la política instituida (73) - La mega-red de los equipamientos miniaturizados (76) - Las rostridades de poder (78) - Poderes molares y potencias moleculares (81) - Intervenciones «analíticas colectivas» sobre el inconsciente social (85)Una revolución molecular — 89La tercera revolución industrial (89) - Las máquinas abstractas (92) - El socialismo burocrático, estadio supremo del capitalismo (96) - Un nuevo tipo de lucha (100) Un trabajo analítico-militante a todas las escalas (103)

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El rizoma de los agenciamientos colectivos — 107Los agenciamientos colectivos de deseo (107) - Una cartografía en rizoma (111) El macro-agenciamiento de los medios audiovisuales (118)Micro-fascismo — 121Micro-luchas (121) - Políticas de equipamiento del fascismo y del stalinismo (126) Los micro-fascismos de las sociedades capitalísticas (128) - Opciones liberadoras, opciones micro-fascistas al nivel molecular (132)Autogestión y política del deseo — 135Metodologías de ruptura (135) - Singularidades de deseo (138) - Los señuelos de la ideología (140) - Perspectivas autogestionarias (143) Transversalidades sociales (147)

Segunda parteEl análisis pragmático del inconsciente social — 151

Introducción de los temas principales — 153La pragmática hija pobre de la lingüística — 159Las materias semióticamente formadas (162) - El orden de las cosas y el orden de los signos (164) - Máquina abstracta o abstracción significante (167) El agenciamiento del contenido y de la expresión no cae del cielo (170) Cuatro tipos de agenciamiento expresión-contenido (175) - La sujeción semiótica (180) La competencia como instrumento de poder (184) ¿Existen «universales pragmáticos»? (186)La pragmática como micropolítica de las formaciones lingüísticas — 189Estratificación, estadios y máquinas abstractas (192) - Una micropolítica del deseo (196) - No hay lengua en sí (200) - El inconsciente como agenciamiento individual o como agenciamiento colectivo (203) - El calco y los árboles, los mapas y los rizomas (207) - Una pragmática analítico-militante (226)

Tercera parteUn ejemplo de componente pragmática: los rasgos de rostridad — 233

De la rostridad — 235La jerarquía de los comportamientos en el hombre y el animal — 257La semiótica de la brizna de hierba — 271La pequeña frase de la sonata de Vinteuil — 295

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Prefácio

En Ã6/mne/m, Gilles [)eleuze y Fénix Guattari escriben: «La maestra deescuela no se informa cuando interroga a un alumno, así como no informacuando enseóa una regia de gramática o de cálculo. Ella "ensefía", da órde-nes, manda'.» Ledos de querer «incriminar» a los proGesores de las escuelas,semejante conceptualización remate a la manera en la que se ejerce la dic-tadura del significante afirmada desde E7 4 //-E2@oz. Cada lengua asociaa una cosa un conjunto sonoro seleccionado arbitrariamente en la gamade los posibles, y cada locutor de dicha lengua debe aprender lo arbitrárioespecífico que caracteriza el orden social en el cual se despliega su ser en elmundo, al precio del rechazo de oiros posibles explorados o no en la inEancia,en obra cultura o incluso en una simple variedad de la cultura dominante

En el texto presentado aqui por primera vez', y redactado en el marcode las investigaciones llevadas a cabo en el CERFI, en paralelo con la

l Gilles Dcleuze, Félix Guattari, iMz'/Ze/Zzfezzz/x, Paria, Minuit, 1980, p. 95

Gilles Deleuze, Félix Guactari, Z:4n?í-(É2@e, Paria, Minuit, 1 972.

3 Este tcxro, inicialmente intitulado Zg izp m/e roi fa&ff/z'os.7 saber/ó iem/óffca, datasegún toda probabilidad de fines de} aóo 1979, incluso de comienzos de 1980 si uno se

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líneas de fuga

redacción con Gilles [)e]euze de .A/z/ mefeíai, Fé]ix Guattari desp]iega unanálises micropolítico que busca explorar la manera en la que estas signifi-caciones y estos controles dominantes «funcionan» en el nível económico,social, cultural y en nosotros mesmos, la mayoría de las veces a nuestraespalda. Es entollces para él una forma de interrogar y de llevar a la luzcómo «cierto tipo de lenguaje es completamente necesario para estabilizarel campo social capitalístico». La valoración del experts así como las for-mas dominantes de competencias consrituyen, en su visión, la tetra carade dicho apuntalamiento.

Asociado desde muy temprano a la aventura exemplar de la clínica deLa Borde, creada por Jean Oury en 1 953', Félix Guattari, psicoanalista

remate a las referencias bibliográficas. Es en todo caso anterior a la publicación de ]lü/mede/.zi. Este inédito enteramente redactado por Félix Guattari constituye un informe deinvestigación enviado al ministerio del Equipamiento en nombre del centro de estudio, deinvestigación y de formación institucionales. EI CERFI es una cooperativa autogestionadade investigación en ciencias sociales creada por Fénix Guattari en 1 967 y que ha editadola revista 7?ef#frcóeí. Para una introducción de esta experiencia, ver François Fourquet,IJaccumulation du pouvoir ou le desir d'Êtat. Synthêse des recherches du CERFI de1 970 à 1 981 », RerórrrÃei, no 46, 1 982.

4 EI análises institucional o psicoterapia institucional nació en un pueblo de Lozêre,Saint-Alban, durante la guerra de Espada, gradas a un psiquiatra refiigiado espaóol,François Tosquelles, quien invento una terapéutica (en una época en la que los neurolépticosno existían) que articula anáiisis del asilo como produciendo la «locura» y circulación depdabras y prácticas que reorganizan las situaciones y las posiciones subjetivas singulares.Trabajando con campesinas de Lozàre a través de un habla compartida (entre cuidadores,pelo también con los internos), a través de una materialidad común, a la vez organizaday libertaria. Coproducción con los internos que disponen de un club previsto de unpresupuesto que ellos mesmos gestionan. En el Loir-et-Cher, en la clínica de La Bondeen Cou-Cheverny creada en 1953, Jean Oury afirma: «Es preciso que el picaporte seaterapéutico.» Es preciso en primer lugar curar la institución: para eso es instaurada unarotación cotidiana de las tardas (una «grilla» es Êjada cada día), todos los instructores (engeneral campesinas de Loir-et-Cher), los médicos, los enfermeros, y los pagantes pasan pornodos los sectores: enfermería, coches, gallinero, vajilla, limpieza, colina, jardín, actividadesculturales decididas en común, internos y personal. La central telefónica, la «calefacción»jla idas y vueltas a Blois), el bar son por ejemplo tomados a cargo por internos. Y cadadía reuniones transversales a los sectores y a las funciones, que permiten seguir a la vez lasdificultades en el seno del personal y las que encuentra tal o cual interno. Esta ítuidez hachocado con la creciente burocratización de la Seguridad social que pretende normalizartodos los actos que debe reembolsar, haciendo resperar evidentemente las jerarquíasprofesionales; hoy los médicos están más en sus despachos para hacer «actos» reembolsadosque sumergidos en el agua. mero en La Bonde se permanece siempre vigilante a todos los

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Prefácio

devenido luego esquizoanalista, militante político, pero, sobre todo,barquero ejemplar entre universos hasta allí separados, ha afirmadosiempre, desde el inicio de los aços 50, que los investimentos libidinalesse despliegan en todos los campos económicos, sociales, culturales, ma-teriales, animales, vegetales, cósmicos- François Fourquet doce de Félixque era un «parlantes», yo retomaria con gusto oiro término distinto,Fénix era también un <lvidenteó>>

La pregunta central que plantei es: écómo actuar en el capitalismomundial integrado a fin de hacer advenir posibles? Pues en esta formacapitalística, pressente a la zaga de Foucault', los poderes se miniaturizan.De chora en adelante, estos ya no se conforman con investir las institu-ciones políticas, económicas, financieras, culturales }, sociales, sino quevan a contaminar propiamente hablando las subjetividades mesmas a finde imponer allí sus códigos, sus categorizaciones, sus clasificaciones, susprotocolos y sus programas. E7 -4mf/-.ãllC@a denunció la «diccadura delsigniâcante», Guattari se consagrará a desvelar sus engranajes a travésde la sujeción de todos los modos de semiotización al único registro dellenguaje. AI igual que las matérias primas, êno habría que pensar entoncesla materna semiótica como el producto de cierto estado del conocimientofundado sobre un modelo de categorias trascendentes y un iversales"? Dichode oiro modo, la lengua dominante, fuertemente sintactizada, de elesparadigmáticos sólidamente codificados «por su amarre a una máquinade escritura», êdebería constituir «el marco .z .pr/or/, el marco necesaria

detalhes donde adora precisamente el deseo. Los reacomodamientos son constantes en lasplanificaciones, la constitución de los grupos, la organización del día a día (ver /üf/o/reídr Zíz Borda, J?eróerfóei, n' 2 1, março-abril 1 976). La lucra contra la rutinización, que seapodera de la mayoría de los lugares de cuidados, está siempre por reinventarse

François Fourquet, «La subjectiviré mondiale: une intuition de Félix Guattari», enGiiies Dekuze et l;étix GKaitari. Territoires et deuenirs, êd\tê pa IÀane bÁozbte, Le Ponique,no 20, 2007

La clarividencia que era suba entre 1979 (el texto presentado aqui), 1989 (Zes ZraiçÉfo/agn'r) y el último articulo aparecido en 1992 en Lí' /l/ande Z@/am'zr/gire, «Pour une

refondation des pratiques sociales», antecipa ampliamente los últimos acontecimientossobrevenidos en el mundo los cuales reafirman sus análisis.

7 Michel Foucault, Szlruei/Zer erpzlm/r, Paras, Gallimard, 1 976.

' Como por ejemplo la objerividad o la neutralidad requeridas generalmenre en cienciassociales, las cuales pierden de seguro las conexiones de deseo activas y desde entoncesactualizables.

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a todos los demos modos de expresión?» Si Guattari recusa el principiode una semiología general, es no solamente porque conduce a explorarmediou colectivos de semiotización, sino sobre todo porque la preemi-nencia del lenguaje normalizado impede el acceso a todas las semióticasparticulares (artísticas, miméticas, somáticas, biológicas, musicales, porexemplo). Guattari vincula «el orden de las cosas» al «ordem de los signos»,signos de normalidad. EI lenguaje es un Equipamiento colectivo, no tantocomo edifício o institución, sino como un embridado, un armazón queme face mantenerme derecho, que me asigna un lugar en sus redes yque me mantiene sobre deles, sobre la buena vía, que ofrece un eje a mipensamiento; es un tutor.

EI método esquizoanalítíco que propone Guattari consiste desde en-tonces en determinar de la forma más fina y más acerada posible cómoes producida está «sumisión generalizada a las semiologías del lenguajey a los significantes de los poderes dominantes». Más precisamente,a establecerlo al nível de «i# trabajo sobre lo real y ya no solamenteal nível de iz/f representaciones subjetivas». Puesro que «oiro mundoes posible». He aqui la buena nueva que vale todavia y quizá sobretodo hoy. Es aqui que se sitúa la actualidad de la conceptualización deGuattari, evidentemente nutrida y enriquecida por el trabajo comúncon Gilles Deleuze. Pera los equipamienros, las instituciones, los gruposmás sujetados' a una finalidad programática encerrada sobre sí miomaestán dotados de «aperturas pragmáticas» sobre una economia de desço.Conviene, por esta, ser siempre modestamente acechador, cenrinela,vigia, explorador, visionário y sensible a los detalhes, «al pequeno ladode la historia», a lo que se produce «a domicílio», es decir en lo máscercano a las situaciones, a aquello que escapa a los estereotipou conlos cuales ellas son habladas. Para aprehender, inventar y reparar las

La distinción entre grupo sujetado y grupo sujeto es propuesta por Guattari desdelos aços '60. EI grupo sujetado está encerrado sobre su propia finalidad: se abre peco alexterior y procede, para guardar su pureza doctrinal, por exclusiones repetidas. EI grupo-sujeto, por el contrario, es un grupo 'zZóaf, que se constituye sobre un objetivo específico,pragmático, abierto sobre el afiiera y temporário una vez alcanzado el objetivo, el grupopuede disolverse, recomponersc o «expandirse» havia otros grupos. No busca la finitud. Mástarde, Deleuze y Guattari reemplazarán este término por el de agenciamientos colectivosde enunciación ya presente en este texto. Ver sobre este punho Fénix Guatrari, /?WTA zna/gief nnnsz,eFTa/fFé, Introduction de Gilles Deleuze, Paras, Maspero, 1 972.

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Prefácio

herramientas apropiadas, los procesos a bosquejar, las metodologias aponer en marcha, Guattari propone pistas cuja eficácia no está garan-tizada, pues permanecen contingentes a la situación e indecidíbles #pr/orí. A cada uno experimentar las suyas a fin de captar las que menorconvienen a lo que se juega ahí, / i/fz , en condicionem específicas ycontextualizadas. Algo del /{»área fuerza el pasaje, detona, hacc intrusióny agranda a ocos vista hasta sumergir las obras componentes del cuadraexistente. Uno recuerda, en .ÃÜ/mesetas, la nariz del seóor Klein, del fiam

epónimo interpretado por Alain Delon, que, de repente, bajo una luznueva, lo face entrar en un «devenir-judío». Apropiarse y hacer uso deun método esquizoanalítico consiste, desde entonces, en captar el «vírusmicropolítico» en acto en tal máquina disciplinada, en tal oiro sistemade supervivencia y en huir, a campo traviesa, por vias indirectas, baciatierras inexploradas que se encuentran no obstante muy cerca, justo allado de nuestras manos pera que nuestra ceguera no nos permitia hastaentonces discernir. No debelar algo que estaria oculto para interpretaria,sino experimentar. Á4i/ mfsefai de nuevo.

Semejante metodologia de ruptura subtiende agenciamientos colectivosde deseo que construyen balsas capaces de resistir a las componentes repre-sivas y, sorteando su caos, crear erectos de travesías y de tomas de berra,«un erecto bola de deve». Estas agenciamientos colectivos de enunciaciónnos permiten desprendemos de nuestras identidades, de nuescras funcio-nes, de nuestros robes y abrir un espacio-tiempo donde puída desplegarseel deseo. En oiros términos, imaginar nuevas máquinas, multiplicar loscentros de decisión, Favorecer la propagación, el contágio, la proliGeraciónde las líneas de fuga portadoras de deseo. Recordemos cómo se desencade-naron las revueltas estudiantiles de 1 968, vermos hoy la manera en la querompen, en el mundo árabe, en China, en lsrael, en Malasia, en Espada yen Greda, las olas revolucionárias a partir del suicídio aislado de un jovemtunecino. Por contágio, como por una contaminación que se difunde apartir de una multiplicidad de pun tos distantes y subterrâneos que salpicanrepentinamente para formar rizomas que se responden y que exigen denosotros entrar en la danza o, más bien, estar a la altura de lo que elloscomprometen, nada menos que su vida. Es en tal afuera multipolar quenos es ofrecida gratuitamente una chance histórica por estos hombres ymujeres henchidos de libertad. EI accidente de Fukushima, devastador,exige también él que tracemos oiros ensamblajes y nos seúala la necesidad

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de inventar pragmática y temporalmente otro mundo. Nada está jamásdado por sentado, todo es todavia posible.

Como lo dica Gilles Deleuze en E7.4ó redario, en «R» como Revolu-ción: «Todas las revoluciones fracasan. Todo el mundo lo sabe. Y fingimos

redescubrirlo. Hay que ser un peco idiota. Entonces, después de eso, todoel mundo se precipita y es el actual revisionismo: está Furet que descubroque la Revolución francesa, no estaba tan bien. Muy bien, de acuerdo.Ella salió mal rambién. La Revolución francesa, ha dado a Napoleón (sehacen descubrimientos que no son muy conmovedores por su novedad).La revolución inglesa ha dado a Cromwell. La revolución americana, équéha dado?, êpeor, no? Ha dado no sé, a Reagan. [...] Que ]as revolucionesencallen, que las revoluciones acaben mal, jamás impidió a las personas,ni face que las personas no devengan revolucionárias. Se mezclan doscosas absolutamente diferentes [...] Es ]a confusión entre e] devenir y lahistoria [.. .] Los historiadores nos hablan del porvenir de la revolución,o del porvenir de las revoluciones. Pera esa no es la cuestión en absoluto.Pueden [. . .] siempre mostrar que si e] porvenir ha sido maio, es porque lamaio ya estaba allí desde el comienzo, pera el problema concreto, es porqué y como ]as personas devienen revo]ucionarias [...] E] asunto de ]oshombres en las situaciones de tirania, de opresión, es efectivamente devenirrevolucionários. Porque no hay Dera cosa que hacer. Cuando después deeso se nos doce «iAh!, pera todo eso acaba mal», no se habla de lo mesmo.Es como si se hablara dos lenguas absolutamente diferentes. EI porvenirde la historia y el devenir actual de las personas, no es lo mismo''.»

Tal posición es arriesgada, comprometedora, es sin embargo la únicaposible aun si engendra reaccioi\es en cadena inesperadas, cruces, matri-monios de los más imprevistos, incluídos los más «contra-natura»''. Soloella, en afecto, permite establecer una cartografia de las «componentesmutacionales, de las asperezas semióricas, de los puntos-signos de desterri-torialización», directamente, se podría decir a flor de piel, de las maternasde expresión. Aquello que Guatrari flama «componentes de pasaje», deun agenciamiento a oiro, de un ritornelo a otro, de una lengua o de undialecto a otro. Puas es la única cosa que hacer para parafrasear al Deleuze

Gilles [)eleuze, LHóá'éda/rp, Paras, Éditions Montparnasse, 1988

Ver al respecto el célebre exemplo de la avispa y la orquídea en .AÜ/ meír/a, op. c/l.(aqui p. 263 de este libra)

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Prefácio

citado más arriba. A saber: cartografiar de manera esquizoanalítica a fin dedetectar los nudos «donde eso se arranca», los espacios-tiempos donde porel contrario «eso camina» y hacerlos trabajar, hacerlos ruir. Un ejercicio dealta precisión, de minucia, en el encare de la maraóa de los detalles. Duosface en los detalles':. Los desfiles de las aves, la pequena sonata de Vinteuilen Proust, las invenciones de Fauré, de Debussy, de Berg, de Stravinskyque escapan a las rompientes wagnerianas'', las invenciones fulgurantesde los nióos, las «grandes decísiones que se toma en suecos y que cam-bian efectivamente la vida, las grandes ínvenciones de los visionários quecambian el mundo», todo eso permite resistir a los condicionamientosque conducen a las personas «a aplaudir al compás, mediante el voto, lossondeos, las manifestaciones». Recordémoslo: ires millones de personas enla calle contra la reforma de las jubilaciones. Y el impasse. Nos correspondeinventar nuevas formas políticas. Una de las posibles seria que alguna vez laforma cooperativa lograra emerger en el movimiento ecologista. Mientrasque las instâncias represivas (como los tribunales invisibles: el superyó, laneurosis, las inhibiciones) nos tienen agarrados por todos los extremos, nosinfantilizan y nos culpabilizan, será preciso hacer rizomas, asas formas enlas que no importa qué punho puede conectarse a cualquiera de los oirospuntos, de manera aleatoria, aquello que Guattari llama una «materna

opcional». Los lírios son rizomas, su expansión es en apariencia anárquicamientras que es contingente, trazâ por el contrario senderos nuevos, abrepasajes cuyo mapa es huella, tanto como las conexiones que efectúa unamicropolítica del deseo siempre singular.

Guattari había presentido lo que se produce hoy cuando en 1979 es-cribía: «Cuando una nueva forma de bucha o de organización se inventa,eso se propaga a la velocidad de lo audiovisual (como las rádios y los tran-sístores en 1968, en la actualidad los SMS y los tweets). Para no devenir«normópata», según la feliz formulación de Jean Oury, es vital perseveraren el ser y acrecentar la potencia de actuar como lo aconsejó Spinoza.Dicho de oiro modo, hacer advenir «revoluciones sociales o estéticas quetrabajarán los cuerpos, los metabolismos más subterrâneos, la percepcióndel mundo, las fórmulas de enter-subjetivación y cierto presentimiento

i2 Made Depussé, l)/ez/ gff 2a s /e z&f#/&, Z.z Bo/zZe, zln .zs//e, Paras, POL, 1993.

13 Claude Debussy compuso una parodia del Ua/sie zl/anfóme de Richard Wagner.

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del porvenir>, No es el resultado lo que es interesante, escribe Guattari apropósito de Swann, «sino el maquinismo creador».

Los agenciamientos colectivos de deseo que constituyen la realidad deltecido social podrían oponerse a las instituciones sujetantes. Cuando algu-nos comportamientos son considerados como asociales, locos, infantiles,delincuentes, es decir no son «equipados» por leyes trascendentes y porrepresentaciones de la ley, es ese, afirma Guattari, «el lugar donde se refugiatodo lo que queda vivo en el socius y desde donde todo puede volver apartir para construir otro mundo posible>,. En nosotros está experimentado.

París, 10 de julgo de 20 1 1Liane Mozêre

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Advertencia

Este estudio aborda tres series de cuestiones que conciernen:1 -- a los modos de semiotización puestos en juego por las formaciones

de poder y en particular por los Equipamientos colectivos;2 -- a la crítica de ciertas concepciones semióticas actuales en tanto que

frenan, según nosotros, el desarrollo de la investigación en este campo; yen anexo,

3 -- a la exploración de una componente semiótica «infra-individual»camada de rasgos de rostridad, a título de exemplo de los parâmetros

«moleculares» que debería tomar en cuenta un análises institucional paraabordar el funcionamiento del inconsciente en el campo social.

EI orden de presentación de estas tres partes es relativamente arbitrário.En erecto, la referencia a los desarrollos semióticos de la segunda es cons-tante para situar las nociones adelantadas en la primera. Inversamente, lascríticas de la semiótica que son formuladas en la segunda son inseparablesde los impasses y de su puesta a prueba sobre el terreno, por exemplo, de losEquipamientos colectivos rales como son descritos en la primera. En cuantoa la tercera parte que articula un conjunto de proposiciones teóricas sinpreocuparse demasiado por su sostén sistemático, no tiene obra ambición

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Líneas de fuga

que indicar las diferentes direcciones de una investigación en curso y soloa partir de la cual los planteamientos expuestos en este trabajo pueden,según nuestra visión, hallar su verdadero fundamento.

Essa disposición de las partes en «rizoma,(para anunciar una expresiónque opondremos en el curso de este trabajo a las estructuras arborescentes)se volvera a encontrar al interior del texto mismo. Hemos renunciado enerecto a artifícios de exposición tendientes a dar crédito a la idea de queestaríamos en condiciones de suministrar a los lectores respuestas sistemá-ticas sobre objetos pereectamente delimitados y según una metodologiadebidamente codificada. Nuestra intención es menos transmitir a especia-listas un corpus de proposiciones teóricas que inducir un procedimientode análises capaz de transferir su dinamismo propio a las personas y a losgrupos que pudiera involucrar y canalizar así, en este ambito de investi-gación, algunos de estas agenciamientos colectivos de enunciación de losque no cesaremos de hablar aqui y que constituyen el verdadero centrode nuestras preocupaciones.

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Primera parteSujeción semiótica y

Equipamíentos colectivos

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EI inconsciente no está estructuradocomo un lenguaje

Las máquinas del inconsciente

Las defi niciones actuales del inconsciente --en particular la de los estruc-turalistas que pretenden reducirlo a articulaciones simbólicas del orden dellenguaje-- no permiten captar las vias de pasajc entre el deseo individualy las producciones semióticas de toda naturaleza que intervienen en lasestructuras semióticas, económicas, industriales, científicas, artísticas, etc.

Nos esforzaremos en mostrar en qué medida un estudio de los procesos libi-dinales, en todos estas âmbitos, es realmente incompatible con el postuladoestructuralista que consiste en afirmar que el inconsciente está «estructuradocomo azz lenguaje». Si todavia se debiera hablar de estructura a propósito delinconsciente --lo cual no es evidente, volveremos a ello--, diríamos más bienque está estructurado como una m /r@#c:/dadde modos de semiotización,de los cuales la enunciación lingüística no es tal vez el más importante. Esbajo esta condición que se podrá hacer salir el inconsciente y el deseo delgrillete de una individuación subjetiva, conciencial y personológica, en elcual se pretendia encerrados --reduciéndose las consideraciones sobre el«inconsciente colectivo», la maior parte del tiempo, solo a construccionesmetafísicas sobre el «destino» analógico o sublimatorio de las pulsiones. EI

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Prímera parte

inconsciente no es individual ni colectivo, existe en todas partes donde untrabajo sobre los signos se apara sobre la realidad y constituye una «visión»del mundo, lo que Roger Chambon llama una «aparición» del mundo yque debería, según él, ser distinguida de una simple representación paraser entendida como una «percepción productiva»:

Partamos de un ejemplo simple, o más bíen de un ejemplo que simpli-ficaremos intencionalmente para hacernos comprender: el de la interpreta-ción del dinero por los psicoanalistas. Está en boca de todos, por tanto esnútil exponer su detalle. Recordemos simplemente que en su versión más

vulgarizada, esta interpretación considera que la relación de un individuocon el dinero es un equivalente simbólico de su relación infantil con las ma-terial fecales. EI método consiste, de hecho, en poner en correspondência,en doblar la constelación particular de los objetos de deseo de un períodode la vida y el modo de subjetivación que le corresponde sobre los de otroperíodo. La perspectiva que proponemos aqui es completamente distinta:consideramos que no hayj en este asunto, «meteria» para ninguna traslaciónde esta naturaleza, para ninguna interpretación, para ningún simbolismo.En erecto, una actividad monetária, e// [# fo gz/r ia/, pone en juego com-ponentes semióticas y una pragmática de desterritorialización que, desdeel inicio, son muy diferentes de aquellos que pueden existir en obra partesea en el registro del cuerpo, sea en el de la imagen, sea en el del lenguaje.No existe por tango, para nosotros, pasaje necesario, por ejemplo, entre unafijación» a las maresias fecales y un apego al dinero. Los modos de semio-

rización que corresponden al supuesto «estádio anal» (el tacto, el olfato,cierro tipo de provocaciones lúdicas respecto del entorno, etc.) pueden, f/zf/ez.Pr co/zZ2c/o#ef, entrar en conexión con las componentes semióticas del

intercâmbio monetário o con aquellas, «lcónicas» y perceptivas, que sonpuestas en juego por el sueco, o también con aquellas implicadas por lainterpretación ps icoanalítica y su tipo particular de meta-lenguaje. Pero nosparece absurdo considerar que tules conexiones puedan estar programadasa partir de estádios psico-genéticos, de arquetipos, de cadenas significanteso de «matemos del inconsciente». Antes que considerar que se trata aquicon objetos, con «estádios» e instâncias psíquicas que constituirían losf z/ zrza fes de un inconsciente, estructurados a la manera de una sintaxis,

proponemos, por el contrario, partir de los tipos particulares de ag?mc/a-

Roger Chambon, Z,e Â4o/zZr commepe crpfían ef réa/f#, Pauis, Vrin, 1 974

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EI inconsciente no está estructurado como un lenguaje

}tii..fitos cie componentes semióticas qxxe matúçles\an, en un momento dado, enr///./ ..;r// zc/ó/z dazü, las verdaderas estructuras del inconsciente, o, más bien,1.. .1ttc prc6erimos llamar las máquinas del inconsciente. Estas máquinas\ ivicHtes tienen por característica la de tender constantemente a liberar del.is codificaciones preíormadas o de las fijaciones a los recuerdos infantiles.

l inconsciente existe en acto, vuelto bacia el porvenir, al alcance de laliiltno de una pragmática que opera sobre las situaciones, redes --inclusotuiitdo estas solo pueden desembocar, en apariencia, sobre reiteraciones

o impasses neuróticos. Cuando un psicoanalista interprete, por ejemplo,íi suefio aplicando su ecuación maestra caca = dinero:, mezclará, como

l)or placer, las componentes pragmáticas de los diversos agenciamientostle enunciación los cuales, en el ejemplo que evocábamos, podrían ya sertlistinguidos según los ires conjuntos siguientes:

a el agenciamiento de deseo que correspoílde a la activídad de un nióoque juega con su caca y que es inseparable de toda una estraregia Familiar,de todo un mundo de objetos y de relaciones que lo rodean;

b -- el agenciamien to que corresponde al hecho de que un paciente cuen [aa su psicoailalista un suefio (donde se tratará de caca y/o de dinero) y quees inseparable de técnicas de traducción de los enunciados discursivos yde las representaciones icónicas dependiendo:

1) de las propias grillas interpretativas del paciente respecto a su suefio2) de las que han sido elaboradas por la institución psicoanalítica;c -- el agenciamiento inconsciente correspondiente a un manejo real de

dinero, hue mantiene evidelltemente relaciones específicas con los modosde sujedión económicos y sociales en una sociedad dada de hecho, setrata probablemente aqui de una multiplicidad de agenciamientos, nosiendo en absoluto el nlismo el «vínculo monetário» , por ejemplo, entreun psicoanalista y su paciente, entre una madre y su hijo, entre un alma-cenero y un niõo, etc.

2 Se nos objetará que nuestro ejemplo es demasiado simplificador y que hoy en díalos analistas son imucho más sutilesl Pera, mirando aqui de cerca, veríamos que recurrensiempre a los mesmos tipos de procedimientos universalizantes; solo que, en lugar dehablar de padre, de madre, de materia fecal y de completos, hablan de función simbólica,de imaginário, de cinta de Moebius, etc.

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Primera parte

La dictadura del significante

Su sincretismo conduce a los psicoanalistas a atravesar y a aplastar losdiferentes tipos de agenciamientos de enunciación a los que se ven con-frontados y a confundir las componentes semióricas que estas ponen enjuego. Pretenden permanecer en el campo de lo «simbólico» y consideranque la realidad de las situaciones, todo lo que «face la diferencia» desde elpunho de vista de las estratificaciones sociales y de la materialidad de losmodos de expresión y de producción no interfiere de manera esencial consu campo. En la práctica, dejan pura y simplemente de lado las apuestaspolíticas y micropolíticas implicadas por su «objcto», dan vuelta la cara ala complejidad real de los contextos, a las relaciones de fuerza, a las tecno-logias específicas de poderes, ique ninguna interpretación universal, ciertoes, les podría entregará EI deslizamiento que efectúa una interpretaciónpsicoanalítica pasando del juego de un nióo a un sueco o a una relacióneconómica pierde las dimensiones semióticas inconscientes que están enel fundamento de cada una de esas situaciones. Toda micropolítica deldeseo que se propusiera defender lo contrario de esta confusíón de losplanos, de este desmoronamiento semiótico generalizado, de esta «dic-tadura del significante», debería necesariamente romper, según nosotros,con las concepciones del inconsciente que le atribuyen z/#íz estructura, unaconsistencia estructural homogénea. No podríamos repetiria lo suficiente:jamás se ha tratado del Inconsciente con una l mayúscula, sino siemprede p fórmulas de inconscientes, que varían en razón de la naturaleza de lascomponentes semióticas que conectan los individuos entre sí: las funcionemsomáticas y perceptivas, las instituciones, los espacios, los equipamientos,las máquinas, etc.

Sobre esta cuestión de la relación del inconsciente con el lenguaje,Freud había sido más prudente que la actual corriente estructuralista delpsicoanálisis francés. Se había cuidado de distinguir, a un nível tópico,las representaciones de cosa (Safóz,ors/f/7z//zg) --de orden icónico, como sediria hoy--, de las representaciones de palabra ( Wormorsle/7z/ng) de ordenlingüístico. Pera no afirmaba menos por eito la supremacia de la palabrasobre la imagen, no consiguiendo nunca el proceso primário inconscienteliberarse completamente de las represenEaciones de cosa (tratando porejemplo las palabras como cosas en el sueíío o en la esquizofrenia), y siendoel sistema preconsciente-consciente el único capaz de poner en conexión

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EI inconsciente no está estructurado como un lenguaje

esos dos tipos de representación'. Ciertamente, no hay duda de que puedaexistir tal supremacia; pera únicamente en ciertos casos, únicamente enel marco de formaciones de poder particulares, las del mundo diurno,normal, civilizado, blanco, falocrático, escolarizado, jerarquizado, etc.,mundo que calificaremos globalmente de capitalístico, designando de estemodo el conjunto de los sistemas sociales que funcionan a partir de unadescodificación generalizada de los flujos.

En erecto, lma de las características de estas formaciones capitalísticas,es su recurso a un tipo particular de máquinas semióticas que sobrecodi-fican todas las atrás componentes semióticas y les permiten manipular,orientar los flujos cualesquiera mean, tanto al nível de la producción comoal nível del campo social o del individuo. Las cadenas desterritorializadaspuestas en julgo por estas máquinas no son, en tanto que rales, significan-tes (incluso las llamaremos a-signihcantes en el caso, por exemplo, de lascadenas sintagmáticas de la lengua, de las máquinas de signos científicos,tecnológicos, económicos, etc.), pera mantienen relacioites particularescon los contenidos significantes. Los jerarquizan, los ordenan a partir deuna grilla semiótica única que funciona fundamentalmente como má-quina de sujeción al servido de las formaciones de poder (por ejemplo,máquina escolar, militar, jurídica, etc.) y, secundariamente, como modelode expresión significativo. La paradoja, es que son precisamente estas ca-denas a-significantes, puestas en juego por estas formaciones capitalísticas,las que los estructuralistas califican de significantes. Pretender hacer deellas una especie de constituyente universal de las estructuras. En todaspartes donde hay estructura, se debería, según ellos, encontrar este tipode material significante: es así que se hablará de los mesmos sistemas dearticulaciones al nível del lenguaje y del inconsciente, al nível de las ca-denas de codificaciones genéticas y al nível de las relaciones elementaresdel parentesco en las sociedades primitivas, al nível de la retórica, de laestilística y de la poética, al nível del modo de funcionamiento de la so-ciedad de consumo y al nível de la moda, del cine, incluso del discurso delas ciencias, etc. Por nuestra parte, nos parece completamente necesario yurgente desagregar este aglomerado que se nos presença hoy bafo la categoriadel significante o de lo simbólico y que, para numerosos investigadores,parece haberse vuelto una noción de base, un punho de partida evidente.

' Sigmund Freud, À//fzpgcóa/ogfe, Paras, Gallimard, 1952, p. i65 y 161

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Primera parte

Nosotros consideramos, en erecto, que cada tipo de agenciamiento procedea la concatenación de cadenas semióticas f r/#o/z2o 2y$?rr les emDf sz' yque funcionan desde el principio no como un discurso significante, sinocomo obras tantas máquinas de signos a-significantes'. De lo que se trata,en el sentido de los procesos productivos y de los conjuntos sociales, essiempre de procedimientos semióticos, de regímenes de signos ante loscuales es absurdo querer proponer claves universales. lamas se encuentra«significante» en general, siempre nos vemos confrontados, «sobre el terre-no», con composiciones semióticas que mezclan los géneros, con mixtos,con constelaciones abiertas sobre un posible no calculable en términosde estructura, con aquello que llamaremos una creatividad maquínica.EI imperialismo significante, conduciendo a la pérdida de la polivocidadde las componentes de expresión en una suerte de desmoronamientosemiótico, rebaja todos los modos de producción y todas las formacionessociales a las semióticas del poder. Así nuestro problema no es únicamen-[e doctrinal, sino también práctico: el significante, no es solamente unerrar de los lingüistas y de los psicoanalistas estructutalistas, es algo quese vive en la existencia cotidiana, que nos somete a la convicción de queexiste en alguma parte un referente universal, que el mundo, la sociedad,el individuo y las leyes que los rigen están estructurados según un ordennecesario, que tienen un sentido profundo. EI significante, de hecho, es unprocedimiento fundamental de disimulación del modo de funcionamientoreal de las formaciones de poder.

Siguiendo a los linguistas y a los semiólogos, los iconos, los diagramaso cualquier media de expresión llamado pre-verbal, gestual, mímico, cor-poral, etc., son considerados como debiendo caer bojo la dependência deuna lengua significante. Les «falta» algo. Es como si estuvieran condenadosa esperar que cadenas significantes lingüísticas lleguen a encargarse de ellas

para controlar, interpretar, seóalizar los caminos autorizados, los sentidosprohibidos, las brechas toleradas. iY sin embargo, la antropologia y lahistoria nos proporcionan muchos testimonios sobre el funcionamientode sociedades que se han ahorrado este tipo de sujeciones semióticasl Susistema de expresión no era por elmo menos rico: todo lo contrario, elmodo de interacción que realizaban entre la palabra y los oiros modos de

4 En el sentido en que Hjelmslev habla de «figura de la expresión». Cf. /]ro/e2omê/zesà zl/ze íÉéar/e Z &/{gzzgr, Paras, Minuit, 1 97 1

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EI inconsciente no está estruclurado como un lenguaje

semiotización (rituales, gestuales, musicales, míticos, económicos, etc.) secorrespondia, según parece, mucho mejor con una expresión colectiva dedeseo y con cierto tipo de homeostasis social. êSe trata de etapas superadaso de una elección micropolítica slempre actual, como parecen pensado lasdiversas corrientes que se puede vincular a la «nueva cultura,, a la ecologia,a los movimientos de consumidores, etc.?

Para nosotros, esta «fijación» de ]as sociedades arcaicas a las semióticaspre-significantes es menos un asunto de fidelidad a los orígenes o de gustainnato por una expresión espontânea quc la consecuencia de una zzcf/fz/z/

zil(#?m/u/z que participa de toda una serie de dispositivos contra la emergen-cia de cierto tipo de poder que, de la jeHería al Estado, impone que todos.los modos de división social del trabajo se efectúen en provecho de castasy de clases explotadoras. En esta perspectiva, la ausencia de escritura, enlas «sociedades primitivas», debería ser relacionada menos a una Falta, auna carência, a un subdesarrollo, que a una resistência colectiva incons-ciente contra cierto tipo de maquinismo desterritorializado (es así comohoy, en los Estados africanos modernos, las lenguas vernáculas sirven enocasiones de refugio para la expresión de un modo de vida literalmente«cercado» por el ascenso de los equipamientos del capitalismo)s. Pero lasupervivencia de modos de semiorización que consiguen escapar, aunquesolo fuera de manera parcial, a la «dictadura» del significante escriturário,se plantea de igual modo en nuestras sociedades, del lado de la nióez, de lalocura, de la creación. . . E incluso dentro de los sectores más «refinados»,un análisis de las formaciones colectivas de deseo seria llevado a iluminar

con una nueva luz una multitud de prácticas y de espacios «compensato-rios», la constitución de zonas secretas o vergonzosas así como de «islotesrespirables» --según una expresión de Koestler-- para «tomar impulso»,aunque solo fuera por algunos instantes, respecto de las diferentes formasde neuroses social a las que se resumen por lo general los sistemas de la vidaconyugal, de las relacionei jerárquicas, del burocratismo, de las distrac-ciones organizadas. . . Los objetos privilegiados de tal análises podrían ser

5 En el mesmo orden de ideal, apuntamos que los argots lengua especial delos mendigos y de los ladrones para protegerse del media exterior-- son de creaciónrelativamente reciente. No se encuentra mención de ellas antes del siglo XV. es decir enel tiempo de la plena expansión de los poderes urbanos y capitalísticos modernos. Cf.Auguste Vila, Zela/go z/ .XW i/êr&, Paria, Charpentier, í 884, et Lazare Sainean, Z,eiSaz/rfeT 2e /:zrgof z f/f , Paras, Champion, 1912.

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Primera parte

entonces tanto el funcionamiento de las bandas de jóvenes en los sótanosde los HLM' como los «discretos encantos» de las orgias burguesas, delos ballets rosas', o sencillamente la etnografia de las relaciones de cafetíny de las «tazas» homosexuales, etc. iActividades marginales residuales, sedirá, precio a pagar de toda organización sociall iPero que de ningún modopodría justificar la necesidad de una domesticación de las pulsiones, de uncuadriculado significante de la sexualidade [)e hecho la instauración delos diversos modos actuales de sujeción económicos y sociales se volveríarapidamente imposible si no estuviera superpuesta con esta «dictadura» delas significaciones y de los controles dominantes que impune sus normasen la raiz de toda semiotización, que arraiga el sentido de lo prohibidoen el corazón del espíritu y del cuerpo, que desencadena máquinas deculpabilización tan potentes que rerminan por movilizar lo esencial dela energia libidinal del individuo. Cierto capo de lengua y ciertos modosde semiotización individuados y culpabiiizantes aparecen entonces comocompletamente necesarios para estabilizar el campo social capitalístico. Im-plican, en particular, la toma de poder de una lengua nacional que vehiculalas leyes y los valores del sistema dominante y reducen a un esEatus marginallos dialectos, las lenguas especiales, los modos de expresión infantiles, «pa-tológicos» o, simplemente, los aniquilan. Se trata ciertamente aqui de dataspoco discutibles de fecho, pera de los cuales los estructuralistas tiendena hacer dados de derecho. Un análises micropolítico de las componentessemióticas puestas en juego en situaciones concretas conduciría a mostrarque esta «estructuralización» de las diversas componentes semióticas, esdecir el hecho de ser intimados de manera constante, el tener que rendercuentas, el ser fxuZuciZoi ante el tribunal de la sintaxis, de las semânticas yde las pragmáticas de las formaciones de poder dominantes, ellas mesmasfxn2 cf/ó/#zaó/es en una competencia lingüística nacional, no es un hechode naturaleza, la consecucncia de universales lingüísticos o de una nece-

b Una ódó/faria à Zgyer moé&ré(habitación de alquiler módico), es un alojamientoadministrado por un organismo público o privado de viviendas que goza de un financiamientopúblico parcial directo o indirecto. Típico de Francia, Suiza, Arrelia o Senegal.(N. del T.)

EI aüaire clamado de los «ballets doses» es un suceso sobre comportamieníos pedófilosque saltó a la cama en Francia en 1 959. Esta expresión de «bdets roses» 6ue inventada porel periodista Georges Guerra de France-Soir en ocasión de la investigación. (N. del T.)

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EI inconsciente no está estructurado como un lenguaje

sana estructuración simbólica de las relaciones humanas*; puede tambiénser combatida y deshecha, y no solamente en las sociedades «sin Estado»,para retomar la expresión de Pierre Clastres', no solamente en situacionesarcaicas, patológicas o marginales. .

Una pragmática analítica no reductora

Examinar aquillo que, en las teorias lingüísticas y semióticas actuales,autoriza» las interpretaciones reductoras significantes, sea que resulten

de la linguística, del psicoanálisis o de la vida cotidiana. La lingüística y lasemiología han vivido largo tiempo sobre el modelo del am#//s/f.como/óK/co.

Siguiendo a la corriente chomskiana, el acento fue puesto sobre modeloss/xzr#cf/roi, luego srm# f/coi y, más recientemente, algumas tentativas deteorización de la e/zzrmri.zc/óm han comenzado a ver la luz. Según nosotros,esta trayectoria solo tomará rodo su alcance cuando pueda ser constituídoun verdadero .zmã#f/sp/zzlgm#f/ro que permita explorar la nlicropolítica deldeseo en el campo social. Pero eso solo será posible en la medida en quehayan sido suficientemente despejados los prejuicios estructuralistas que,seóalémoslo, en el campo de la lingilística se han vuelto en ocasiones muypróximos a los del psicoanálisis.

En la segunda parte de esta investigación, propondremos una clasifi-cación de las componentes semióticas que se esforzará por respetar susdiferencial de naturaleza; inventaremos esbozar las grandes líneas de lo quepodría ser la evolución de un análises pragmático no reductor. Pensamosque los Equipamientos colectivos, en la medida en que ponen en juego unagania muy extensa de componentes de codificaciones y de componentessemióticas, podrán constituir un punho de aplicación privilegiado paraeste abordaje pragmático de la economia de los deseos en el campo social.EI psicoanálisis, en sus comienzos, solo pudo desarrollarse a partir delestudio de monografias. Debería ser igual para este nuevo tipo de análisisdel inconsciente, cuyos objetos deberían ser abordados bajo ângulos ysegún métodos, conceptos y agenciamientos de enunciación radicalmentediferentes, no solo de los del psicoanálisis de «consultório», sino también

8 Cf. Claude Lévy-Strauss, Zei Sfrz c/atei é#me/zf.z/ref .ü' Za p.zrfnfé, Paria, PUF, 1 949o los matemos del inconsciente de Jacques Lacan.

9 Pierre Clastres, Z/z Soa/fé ro fre /Ei'af, Paras, Minuit, 1 974

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Primera parte

de los de la sociologia universitária. Ya no se trata aqui, en erecto, de partirde «complejos», de nudos estructurales universales o de parâmetros simplesconstitutivos de campos complejos, como los que proponía, por ejemplo,Kurt Lewin para constituir su psico-sociologia o, más recientemente, elgrupo clamado de Paio Alto, en torno de Gregory Bateson cuando inten-[ó tratar las comunicaciones intra-familiares en términos de teoria de la

información''. Una pragmática analítica, en la medida en que se aplica aobjetos institucionales complejos como los Equipamientos colectivos (enel seno de los cuales interaccionan componentes semióticas de toda natu-raleza, económicas, políticas, administrativas y jurídicas --que dependendel Estado--: económicas, urbanísticas, tecnológicas, científicas --que de-penden de diversos niveles institucionales públicos y privados--; somáticas,perceptivas, afectivas, imaginárias que dependen de niveles individualese infra-individuales, órganos, funciones, comportamientos, etc.), seriallevada, por el contrario, a no cortarse nunca de los modos de enunciacióncolectivos específicos de cada una de las constelaciones realizadas por suscomponentes, y tenderia por sí mesma a constituirse en «analizador», engrupo analítico-sujeto'

Paul Watzlawick, Janet Helmick-Beavin, Don Jackson, Une /ag/gz/e de /zfama /c zf/an, Paras, Seuil, 1972

En el sentido en que hemos definido estas términos en Z,a 7}uniz,eri.z#M, Paria,Maspero, 1 972.

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zDónde comienzan y donde terminanlos Equipamientos colectivos?

Función general de Equipamiento colectivo

Ningún grupo humano, por «primitivo» que pueda considerárselo,podría organizarse, en erecto, con independencia de una serie de «Equi-pamientos colectivos» el primero de los cuales debe buscarse del lado desu capacidad, particularizada al nível de cada etnia o de su equivalentemoderno, de localización y de expresión, a través de diversas «máquinasde signos», de su contorno cósmico y social, de la forma de sus relacioneinternas, de su «política exterior», todas cosas que hemos situado aqui

bafo la rubrica de los modos colectivos de semiotización. La formaciónsemiótica de la fuerza colectiva de trabajo, en el marco de los sistemascapitalísticos, no depende únicamente de un poder central que impunemediante la coacción relacionei de explotación. Implica de igual modo laexistencia de una multitud de operadores intermediários, de máquinas deiniciación y de Eacilitación semiótica que puedan captar la energia molecularde deseo de los individuos o de los grupos humanos. Estas máquinas, detoda naturaleza y tamaóo, convergen en una mesma función productiva-semiótica-libidinal que llamaremos: Jumc/ón gemrxa/ 2e .Ê4z/zP.zm/em/oroZecf/z/a. Antes de ser particularizada en instituciones y Equipamientos

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Primera parte

colectivos, en el sentido habitual, esta función es implantada en el corazónde los modos de semiotización, de subjetivación y de praxis de los gruposhumanos. Establece toda una red de conexiones entre:

-- aquello que hemos descrito en obra parte bajo el nombre de máquinasdeseantes moleculares;

-- relaciones interpersonales molares (relacionei sexuales, de clase, deedad, etc.);

-- relaciones económicas (división del trabajo en el nível de los procesosde producción, estratificación de las relacionei de producción, etc.);

-- formaciones de poder políticas y sociales.Mucho más que como meros elementos de una «superestructura»

ideológica y política', los Equipamientos colectivos deberían ser conside-rados como máquinas que producen la co z#f/o rs Ze poi/ó/#Zaz/ 2e /ozüf/!»uesazzcüxu eco óm/c z fap//a/zg//ca. Antes que sea instituída la pareja valorde câmbio/valor de uso, la función de Equipamiento colectivo produceuna pareça valor de deseo/valor de uso desterritorializando sucesivamente:

1) valores de deseo infra-individuales que transforma en valores de usosexuales, familiares, amistosos, de vecindad, etc.;

2) valores de uso que transforma sea en valores de intercâmbio capita-lístico, sea en valores de agenciamiento colectivo (capaces de conectarsenuevamente con valores de deseo).

EI mito de una esencia humana

EI individuo no constituye el objeto último de la «programación» deesta especie de equipamiento. En erecto, si es verdad que se lo encuentraal final de la cadena del conjunto de los equipamientos, como «producto»terminal, tanto cama al comienzo de la cadena, como constituyente debase, es igualmente cierto que las cosas no se detienen ahí. La imagen deesta circularidad corre incluso el riesgo, según nosotros, de clausurar unpoco rápido, y a demasiado buen precio, los procesos de alienación delcapitalismo sobre entidades localizables, apelando a denuncias de «buensentido» del tipo: «Hace Falta reequilibrar las relaciones entre el hombre yla ciudad, entre el hombre y la máquina, etc.», y de mantener el mito deuna esencia humana que, en todos los casos, escaparia a las tecnologias de

La cual dependeria, según Louis Alrhusser, de los «aparatos ideológicos de Estado

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iDónde comienzan y donde terminan los Equipamíentos colectivos?

modelado de los individuos. EI individuo es enteramente fabricado por lasociedad, en particular por sus Equipamientos colectivos.

La idem de un sujeto trascendental irreductible a los procesos de contami-nación y de sujeción semiótica es una ficción. Más vale renunciar a esperarlo que sea de un individuo pretendidamente lebre, autónomo, consciente(más alia de una territorialidad residual --un yo opaco y reaccionário-- queserve de soporte a las empresas de aniquilación de todo proyecto colectivo),si nada del orden de lo que llamamos aqui agenciamiento colectivo decnunciación es emplazado, para resistir a esta sujeción y desviaria de susfines. Pero el pensamiento erudito, así como el pensamiento «profano»,preocupado por preservar los valores humanos en realidad cierto tipo devalores, cierto tipo de sociedad--, no cesa de parapetarse detrás de la ideade que estamos en derecho de esperar del individuo humano, sean cualesfueran las manipulaciones de las que es objeto, un sobresalto, que tome ensus manos su destino. Se imputa a los «lados maios» del individuo --siempreel maniqueísmo de las buenas y las malas pulsiones-- el desarreglo de lasociedad y los maios usos de las ciencias y de las técnicas, mientras que seespera de sus «lados buenos», de su «findo bueno», una rectificación dela situación. Aunque caricaturesca, esta concepción del rol del individuonos parece corresponder de manera aproximada no solamente a la úcf/mZpr#rf/czz de los defensores del pensamiento burgués, sino también a la de lamayoría de los militantes marxistas. Antes de discutir, por ejemplo, sobre lanaturaleza y el alcance del «rol del individuo en la historia», êno convendríareplantear el concepto mesmo de individuo? En verdad, el funcionamientoo los disfuncionamientos de la sociedad nunca son el ajunto de individuos

como rales; dependen de agenciamientos complejos de ningún modo re-ducibles a colecciones de individuos, a ideologias humanas, a un cúmulode responsabilidades y de voliciones individuales. EI postulado humanistade una realidad última del individuo, de un fundamento autónomo,inalterable, cortado de la naturaleza e inaccesible a los imprevistos de lahistoria del orden humano --aunque haya servido de justificación a todos losregímenes sociales, comprendidos los Êascismos más implacables, aunquehaya sido denunciado como tal por los teóricos marxistas--, es retomado, dehecho, por el movimiento comunista contemporâneo cuando se consideracomo el depositário de un modelo humano universal, cuando desconocelas mutaciones, las revoluciones de deseo que trabajan el campo social,

cuando pretende establecer --por la fuerza de la organización y mediante

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Primera parte

la sugestión colectiva-- prioridades, órdenes de urgencia entre niveles «se-rias» y niveles secundários de la acción, que solo pueden intervenir como«fuerza de apoyo», o que conviene reservar «para más tarde», o bien delos que es preciso desviarse ya que no serían «comprendidos por la masas>,y desembocarían en «distracciones» (por exemplo, la liberación del deseode la mujer, del deseo del nióo, del deseo del homosexual, etc.). Pero lacreciente eficácia de los sistemas técnicos y científicos, de los métodos desujeción colectivos emplazados por las sociedades capitalísticas -- estandoel propio socialismo burocrático en camino de convertirse en el «estádiosupremo del capitalismo»-- nos conduce a pensar que nada podrá sersustraído a Im maquinaciones y a los equipamientos de la colectividad, nisiquiera las componentes más íntimas, más inaccesibles del individuo: supercepción, su deseo e incluso su conciencia están en camino de devenirEquipamientos colectivos». Uno está equipado entonces de una concien

cia situada socialmente, sexualmente, racialmente, etc. Está equipado demodelos» de percepción, de motricidad, de intelección, de imaginación,

de memoria, diferentes según cada «puesto» que nos es atribuído y enfunción de la pertenencia de casta, de clase y de entorno que nos fue filado.Desde luego, hoy en día estas montajes son «personalizados», icomo se dicepara los automóvilesl Se equipa con tipos de percepción diferentes a lostrabajadores manuales y a los burócratas, se equipa con módulos de desçodiferentes a las amas de casa y a los directivos. Pera todos esos elementosde base provienen del mesmo tipo de fabricación, de las mesmos Equipa-mientos colectivos: es solamente a partir de su composición que se lograráestablecer una diversidad (funcional y promocional) que corresponda a lasnecesidades de la organización social capitalística y al tipo de división deltrabajo que le corresponde. (Volveremos posteriormente sobre el fecho de

que la capacidad de adaptación de esta «eabricación de individuos» implicauna miniaturización constante, lo que llamaremos una desterritorialización,de estos elementos de base.)

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La revolucíón capitalística

'\lgunas apuestas políticas y micropolíticas son «negociadas» a través de

esta función de Equipamientos colectivos en tanto que poseen un lugarpreponderante en la formación de la fuerza colectiva de trabajo capitalística.Pera la transformación del desço «polimorfo» en actividad útil, en trabajoy en intercâmbio desterritorializados que dicha función preside no va desuyo. EI capitalismo solo ha podido realizaria, y poner así la líbido a suservido, en condiciones históricas particulares.

Trás el {tagujero negro» del siglo XI.Una máquina religiosa: {cla Paz de Dios»

EI nacimiento de un trabajo explotable capitalísticamente ha sido sinduda contemporâneo de la aparición, a partir del sigla XI, de un nuevotipo de máquina de guerra, de un nuevo tipo de máquina religiosa y de unnuevo sistema de segmentariedad social y lingüístlca. Georges Duby insistede manera muy especial sobre el rol jugado por la máquina religiosa, trás eldesplome político, económico y semiótico de las antiguas territorialidades y

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Primera parte

de los antiguos poderes centrales heredados de los imperios romanos y delimperio carolíngio, en el establecimiento de este nuevo orden segmentado,en esta «normalización» del derecho de pillaje por las bandas armadas. Lafijación de un objetivo exterior el rechazo de las invasiones bárbaras, luegola expansión de la cristiandad cantribuye así al nacimiento de una nuevacasta guerrera'. En lugar de dispersar y de exterminar al campesinado, selo explotará salvajemente, ella construirá castillos y caminos, relanzará unproceso de acumulación que creará las condiciones de un reequipamientoartesanal, comercial y urbano. Logrando así mijar las nuevas regras del juego,la máquina religiosa cristiana sustituyó, en cierta forma, a los antiguospoderes imperiales. Pelo su poder, no por ser más «espiritual», más des-[erritorializado, es menos ehcaz. iTodo lo contrariou Ahí reside sin dudael primor gran misterio de la toma de poder de los fluxos capitalísticos.Una máquina abstracta, la «Paz de [)ios», estab]ece su ]ey y estabi]iza ]asegmentariedad social.

En cada província, «se reúnen concílios convocados por prelados; laselites privilegiadas y sus guerreros participam en ellas. Estas asambleas seponen de acuerdo en disciplinar la violencia y en imponer reglas de con-ducra a aquellos que porran las armas:». En la continuidad de esta «Pazde Duos», oiros preceptos permitirán regentear el resto de la sociedad::Ya no será lícito combater, tampoco manejar dinero o entregarse a unacto sexual, sino en limites muy precisos. Fueron circunscritos algunossectores donde la acción de las armas era denunciada como perversa ocontraria al desígnio de [)ios y a] orden de] mundo.» Con ]a progresivareaparición de una economia monetária, se llegará así a que los seóores yano extraigan la fuerza de [rabajo de los campesinos mediante el sistemade las corveas, sino que se adapten a un sistema de desterritorializaciónde los intercâmbios: «Los seóores no dejarán de apropiarse de la mayorparte de los bienes que creaba el campesino, los tomarán de Dera maneracon una facilidad que Favorecia, y ciertamente de maneja determinante,la vivacidad creciente de la circulación monetária'.» EI reino de la anriguaesclavitud se borra entonces progresivamente frente al dc la explotacióneconómica moderna. Pero esta primera desterritorialización monetária no

Georges Duby, Gz/err/eri erpays ns, Paras, Gallimard, 1 975

]2Zem, P- 185J2Zrm, P. 239.

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La revoluclón capitalíslica

l)odrá hallar su «consumación» en el marco de un sistema social centradosobre relacionei eeudales aún demasiado territorializadas, sino solamente..n el de un sistema económico controlado por la burguesia (la realezal)ttrguesa). Expropiada por el dinero de su relación esclavista directa, lanobleza se dará desterritorializar a sí mesma, se hará viciar de su sustancia

f)or formaciones sociales burguesas menor adaptadas que ella a los modosde semiotización específicos del nuevo orden capitalístico. La emergen-cia, no del capitalismo, sino de la hegemonia de los fluxos capitalísticos,cs por tanto inseparable, según nos parece, no solamente de la tregua delas epidemias y de las grandes invasiones bárbaras --fluxo y reflujo de lasmáquinas militares nómades--, de un empuje demográfico interno, de unarelativa estabilización del orden feudal, de cierto «despegue» económico,comercial y monetário flujo de mercancías, fluxo de peregrinos--, sino[ambién del «lanzamiento» por la lglesia de grandes operaciones contra lasherejías, contra los infieles, que permitieron canalizar la aristocracia militarbacia objetivos desterritorializados: la «Tierra santa», el santo sudário, etc.La proliGeración de las iglesias, de las catedrales y de los monasterios en elsiglo Xll puede ser considerada ella mesma como un prilner peldaóo dela desterritorialización capitalística. Constituye en cierto modo un primerdcspegue» de Equipamientos colectivos de nuevo tipo, cuya misión prin-

cipal podría ser descompuesta de la siguiente forma: tienen, por una parte,que «producir» uno de los dioses más desterritorializados de la historia, que,por obra parte, deben reterritorializar sobre un orden social segmentado,«regresivo» por relación al de la Antigüedad clásica por el hecho de quccontinúa apoyándose sobre sistemas de filiación y de organización étnicasarcaicos». A diferencia de los dioses «razonables» de los ciudadanos grie-

gos y romanos, el nuevo dias «asiático» enclava sus valores pasionales .7universales -esa es la paradoja-- en el coxazó de las aristocracias bárbaras.

Mística caballeresca y vibre empresaPerdido definitivamente el sentimiento de percenencia a una Ciudad y a

un Imperio, un sentimiento nómade desterritoridizado frecuenta la místicacaballeresca y prepara indirectamente el camino cuando el contexto desegmentariedad y de anarquia feudal se haja estabilizado alrededor de lospoderes provinciales y redes-- al espíritu de aventura y de «libré empresa»

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Primera parte

de los navieros, de los comerciantes y de los capitalistas de la burguesiaascendente. En erecto, si es verdad que todo separa a los seóores de losburgueses, desde su origen los grandes ideales religiosos del feudalismoaproximan sus intereses; por ejemplo, la conducta de las cruzadas es inse-parable de innumerables «benefícios secundários» que unos y oiros puedenextraer de ella: guerra de pillaje, apertura de circuitos comerciales, etc.apara quién «trabajan», a fin de cuenta, los Equipamientos colectivos de lalglesia? Es difícil, sino imposible, responder a esta pregunta. Volveremosposteriormente sobre la ambigüedad de las relaciones entre la lglesia, laaristocracia y la burguesia. Apuntemos simplemente que si es verdad quelos Equipamientos colectivos no son simples <«superestructuras», sino queproducen las condicionem senlióticas de las divisiones en castas y en clases,entonces la cuestión de su <«pertenencia» ya no puede plantearse en losmisrnos terrninos.

No solamente la máquina religiosa «trai\sporta» las divisiones que leson contemporâneas, sino que prepara, además, las diferenciaciones porveí\ir -en el sentido en que la teoria newtoniana de la gravitación «prepara»la teoria einsteniana de la relatividad. Es así que la abadia de Saint-Denis,por ejemplo, fue concebida por Suger como el primer gran equipamientoreligioso de la «realeza burguesa». Su función ya no es la de las iglesiasmonásticas romanas, «simple superestructura de un hipogeo, de una cripta,de un espacio cerrado, subterrâneo, oscuro, donde los peregrinos, en filaíndia, se hundían, aterrorizados, en una penumbra chtoniana para entre-ver por fin los cuerpos santos entre la luz vacilante de los círios'». . . Ellaagencia una semiotización colectiva, una encarnación(mediante su luz, sucasto, sus piedras preciosas, la iconografia de sus vitraux, su liturgia, etc.)de la relación de [)ios con ]os hombres y con ]a rea]eza. La e carro/zf/óa seopone aqui a las «seducciones dualistas» de la herejía, pero también a laanarquia aristocrática; el lugar del [)ios de la burguesia está sobre ]a berra;la «Paz de Dios» debe garantizar el trabajo, el comercio, la urbanizacióny la centralidad del poder. Los Equipamientos colectivos religiosos de laEdad Media «trabajarán» a su manera en el desarrollo del capitalismo entanto que aóadirán cierto número de quanta de desterritorialización a losmodos de semiotización y de subjetivación de las capas dirigentes (la n uevasensibilidad de Ja aristocracia, su código de honor, sus ritos de iniciación,

Georges Duby, ZEK ope dei crz/ó(gra&r, Genàve, Skira, 1 966

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La revolución capitalística

ctc.). Aunque menos racional que el de la Antigiiedad, el modelo humanocine ponen en circulación es, de fecho, más universal, más capitalístico;sc presença de entrada como major adaptado y transponible --en los lí-lilites mijados por los concílios al conjunto de las componentes étnicas yllacionales, y las que imponen a sus nuevos adherentes son infinitamentemenos exigentes que aquellas, por exemplo, de la «concentración» en ell mperio romano; por el contrario, sus exigencias espirituales, sus mutacio-nes subjetivas, se revelarán en el curso del tiempo cada vez más tirânicas.

Es de la Hormación de este nuevo modelo que conviene, a nuestro pa-recer, «hacer arrancar» el espíritu del capitalismo moderno y no, como loproponía Max Weber, de las reformas, más tardias, del luteranismo y delcalvinismos. La Reforma no ha hecho más que acentuar un movimiento delarga data; su originalidad, desde nuestro punho de vista, reside en el fecho

de haber emplazado una nueva red de Equipamientos religiosos todaviamás desterritorial izada, cuya función ya no era abrir masivamente la vía delos fluxos capitalísticos, sino adaptarse a las atrás redes de Equipamientoseconómicos y sociales ya sólidamente implantados, tomar su lugar entrcellos de forma más modesta, menos cargosa, miniaturizando el aparatosacerdotal, y acentuar de este modo la interiorización y la individuacióndel sentimiento religioso. René Grousset consideraba que en los siglasXIV y XVI Flandes funcionaba ya como «una fábrica que aguarda que losexportadores lleguen a ella para que se le baga entrega de los productosmanufacturados», la Hansa teutónica como «una empresa de transporte,una casa comercial en la cual las mercancías solo están en depósito y tran-sito», Florencia como una nlanuEactura, un banco y un sindicato patronal,mientras que Venecia y Génova experimentaban el capitalismo «hasta elanal de su programa, hasta el imperialismo naval y territorial, hasta elcolonialismo» y prefiguraban la Inglaterra del siglo XIX'.

Para crear las condiciones que permiten la formación de un nuevotipo de [rabajo y de intercâmbio compatible con el «despegue» de unaeconomia fundada sobre el primado de los fluxos capitalísticos, fue ne-cesaria entonces la interacción de un número considerable de factores

üu 'Webet. L'Étbique protestante et L'Esprit dü capitaLisme, Tal\s, P\on. \ç)(i4

René Grousset, prefácio a Lef WZhs m/z có z /eT .zzK.X=rW er.X'l,'iiêf&s, Régine PernoudParas, La Table Ronde, 1948

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Primera parte

de desterritorialización. Enumeremos algunos, sin pretender de ningúnmodo la exhaustividad:

1) el desmoronamiento de los sistemas estatales y urbanos heredadosdel Bafo Imperio;

2) la emergencia de una máquina religiosa de objetivos universales ydesterritorializados, pero que dispone de una «dirección» central y de unalengua <'internacional),, de Equipamientos colectivos locales y regionales--iglesias, catedrales, máquinas monásticas, benedictinas, etc.--, de finanzasy de un importante peso político secular;

3) la determinación de una «política exterior» centrada sobre objetivosdesterritorializados(las Cruzadas) ;

4) la reaparición de una circulación monetária desterritorializada y eldesarrollo de los flujos comerciales internacionales;

5) la diferenciación de nuevos órdenes sociales: fundamentalmente, lanobleza y la lglesia (volveremos sobre el hecho de que el [ercer estado, quees una noción mucho más tardia, no se debe colocar en el mesmo plano,en la medida en que cubre realidades sociológicas y políticas mucho másheterogéneas) ;

6) la aparición de un suevo estilo de vida aristocrático relación deseóorío, investidura del caballero, la hermandad, el amor cortés, etc.z;

7) la autonomización de las lenguas romanas, etc.

Burguesia y feudalidad

Parece establecido que la reconstitución de un tecido social relativamente«coherente», trás el desplome de los sistemas sociales heredados del BajoImperio y del Imperio carolíngio, fue contemporâneo del reinício de unproceso de urbanización y de un desarrollo de las técnicas en todos losdomínios. La burguesia y sus Equipamientos colectivos (administrativos,fiscales, corporativos, religiosos, comerciales, etc.) habrían nacido en erectocompletamente ú/ mesmo f/e/npa que la 6eudalidad*. Y esta contempora-

7 René NeUI. Zeros/gzfe cüf rrowóízdoxi, Toulouse, Privar, 1 963, y «[)e I'amirié à ]'amouro de I'a#rêrement par la sana à I'épreuve des corps», Zei CaóierT d Sz/d, n' 347, 1958.

* Cf Jean Gimpel, Z z l?üo/z/f/on /nz/ f#íf/h J# JyoyfzzHgr, Pauis, Seui1, 1 975, e avesBatel, Unf /gpraróe gs/ém/g f zú áz z,//b, Grenoble, Institut de recherche économique etde planification, mayo 1974.

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La revolución capitalística

lleidad podría incluso llevarnos a formular la hipóteses de una interaccióncstructural entre las tecnologias de base de la iniciación semiótica de lallobleza feudal y las de la nueva burguesia. Por ledos que se quieta situar elorigen del fenómeno (por exemplo desde el siglo XI, cuando la caballeríase encerro sobre sí misma en una casta hereditária y sacralizada), se deberáadmitir que han aparecido como dos «razas» diferentes, pera interdepen-dientes. Ya no estaríamos entonces en presencia de una oposición simple,como la que separaba en la Antigüedad la «reza» de los ciudadanos del restode la población; aqui la ciudadanía se ha desterritorializado, ha absorbidoalgo del nomadismo y de las máquinas de guerra bárbaras de las tecnologiassiervas, y se ha dividido en dos 6ormaciones de poder: aquella, ostentosay arrogante, de los seniores, y esta, necesitada, pero a prazos triunfante, dela burguesia'. Esta disimettía y esta interdependencia entre las dos estrati-ficaciones sociales desde el nacimiento de la feudalidad, es decir desde elnacimiento de los «tiempos modernos», sobrepasa el simple marco de lapuesta en marcha de un nuevo tipo de dependencias de vasallaje y de laemergencia de una segmentariedad social que supere los anliguos órdenespolíticos desfallecientes; es, ante todo, la expresión de la emergencia de uniluevo sistema de economia de los flujos, de un nuevo tipo de sociedad,de una nueva forma de vivir, de pensar y de sentir el mundo. A través delagujero negro» del signo X, en las mallas de una sociedad en descomposi-

ción --que, «normalmente», habría debido desaparecer bajo el golpe de lasinvasiones bárbaras--, máquinas segmentadas de todo tipo se han puesto,por el contrario, a proliferar y a trabajar por su propia cuenta.

Los equipamientos de la burguesia que salieron de esta tormenta --aun-que siempre más o menos sometidos a los poderosos equipamientos de lanobleza y de la lglesia-- no cesarán de reconstituir su capital de semiotiza-ción y de producción. Como para la Alemania de la posguerra mundial, casa

todo vuelve a partir de cedo. La desterritorialización debe ser entendida ensu exacto sentido. No hay que olvidar, en erecto, que el desmoronamiento

Este sistema de complementariedad entre un sistema de castas y una clave ascendente(la aristocracia y la burguesia) se «volvera a encontrar» en cierto modo invertida, con[a dependência en ]a cua] se encuentran hoy ]os burgueses capitalistas respecto de ]asburocracias sindicales y de las burocracias estatales. EI poder burgués, hoy, solo sesostiene gradas al cuadriculado de la clave obrera por castas burocráticas. En cuantoa la interdependencia entre las burocracias del capitalismo de estado de la URSS y delimperialismo americano, lesta ahora casi completamente institucionalizadas

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Primera parte

económico y urbano del Occidente había sido casa total (para tomar lamedida de ello, Wes Batel nos recuerda que en el sigla X, Romã, que erasin duda la mayor ciudad occidental, apenas debía tener más de 25.000habitantes, mientras que París giraba en torno de 5.000). EI «milagro»consiste en que algunos equipamientos semióticos de base --capitalizadosy trabajados en especial en las «usinas monásticas»-- consiguieron pasar através de las mallas del desastre. Se asiste a una miniaturización, una deste-

rritorialización de las antiguas formas tecnológicas y semióticas: artesanosy escribas siguen a los exércitos bárbaros, los comerciantes vagar sobre lasruças por su cuenta y riesgo, cubiertos únicamente por los salvoconduc-[os que les otorgan los poderosos, algunos monges protegen y vuelven acopiar algunos manuscritos como relíquias, algumas máquinas monásticasconservan como tesoros ursos pecos instrumentos metálicos y comienzana promover una mejora de las técnicas agrárias. . .

Por las buenas o por las malas, el campesinado será arrastrado, diagra-matizado, a la zaga de la burguesia, por esta desterritorialización semiótica.Pero nos parece importante no ponerlo en el mesmo plano que las demás«clases». Constituye la base del tecido social y productivo.

Es econòmicamente todo, y políticameilte nada. Las mutaciones esen-ciales, en esta etapa, se deben localizar entonces en el nacimiento del nuevotipo de poder que cristaliza alrededor de las c/ases z/rZ"zmzzi, en torno de losagenciamientos humanos que se disponen en zz2yzzfenc/íz de Eg#zP/zm2;rzz/oi

faúc//z,oi de un carácter nuevo. En particular, no se podría insistir lo su-ficiente sobre la posición bisagra de los Equipamientos eclesiásticos y lasrelaciones muy ambíguas de las personas de la lglesia respecto de aquilloque, mucho más tarde, se llamará el tercer estado. Las aristocracias religiosasy seóoriales estaban ciertamente ligadas de manera indisoluble entre sí.Pero, desde el punho de vista de esta reactivación de los Equipamientosde base, desde el punto de vista del nacimiento de un nuevo proceso deurbanización, los monjes y la masa de personas de la lglesia pueden serconsiderados como participando del mesmo conjunto social que la bur-guesia. En ocasiones es en torno de equipamientos monásticos que hanconservado un mínimo de cohesión (organización colectiva del trabajo, usode la escritura, continuidad de contactos internacionales, etc.) que ciertasciudades fueron criadas o retomaron su desarrollo, y en ocasiones es entorno de focos de artesanado o de equipamientos jurídicos. La nobleza haentrado así de manera progresiva bojo la dependencia de las capas sociales

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la revolución capitalística

que capitalizaban un saber, una tecnologia. La construcción de sus castillos,la confección de sus equipamientos militares implicaban un mínimo deestabilización de las corporaciones profesionales urbanas. Las noblezas ylas aristocracias de lglesia cayeron ellas miomas bojo la dependencia de lasburguesias comerciantes para mantener a un nível conveniente el nívelde su «gasto» --en el sentido dado a ese término por Georges Bataille''Es la constitución de una red de Equipamientos colectivos sostenida porlos parlamentos, las corporaciones, sus jurados, las guildas, las cofradías,etc. --sea cual fuera el control y la explotación que la nobleza haya ejercido

sobre ellas-- la que catalizó los procesos de urbanización y la que comenzóli crear un nllevo tipo de formación de poder que se desmarca de los valoresde «gastos» aristocráticos --lo cual no impedia que una parte de la burguesiadependiera de su poder o vivierlt indirectamente de su luso. La iniciaciónburguesa, por su aptitud para producir modelos de «encuadre» y procesosde institucionalización relativamente ftexibles y eficaces en ruptura con una

concepción demasiado territorializada de las filiaciones de poder(mágicas,ncluso sagradas o carismáticas) en provecho de un sistema de filiación que

descansa, eli lo esencial, sobre el poder bucho más abstracto del capital ysobre las posiciones redes de los individuos respecto de los flujos capita-lísticos, y a pesar de estar marcada por el espíritu del corporativismo y sudependencia frente a las autoridades políticas y religiosas, se ha instauradoen concxión con el conjunto de las líneas de desterritorialización de laépoca (técnicas, científicas, artísticas, comerciales, etc.). Haciendo lo cualadquirió una vocación laica de universalidad potencialmente mayor quela de las lglesias cristianas.

Georges BaraiHe, Z.z Ba# m,zirdífe, Ofi/prfr fo/np&fer, Paras, NRF, 1 972

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Burguesia y flujos capitalísticos

La máquina burguesa

Se debería distinguir aqui el poder aparente de la nobleza y la pare f/areal de la burguesia. AI nível molecular, la potencia real de los procesos dedesterritorialización tiende a escapar al poder molar. Los equilíbrios tácitos,las redes de interdependencia, no han cesado de ser trabajados, cuestiona-dos, por el brote semiótico desterritorializado de las burguesias urbanas.Desde este punho de vista, la teoria eclesiástica de los «trem órdenes» (ladivisión, según un plan divino, de la sociedad en trabajadores, guerrerosy personas de oración, es un sefíuelo: es la expresión de una tentativa dereterritorialización ideológica) se esforzó en negar el ascenso de otra fuerzadesterritorializante que atravesaba el conjunto del cuerpo social y que noera de ningún modo captable en el marco de las categorizaciones religiosasexistentes. De hecho, no se trata con órdenes o con clases homogéneas,comparab[es y oponib]es unam a atrás. A] encadenar sus recortes en ]aprolongación de los órdenes y los estados del Antiguo Régimen, trans-poniendo su nprfie laf/ón de la sociedad sobre la del parlamentarismoburgués, los historiadores burgueses y, en cierta medida, los teóricos socia-listas del siglo XIX, han eludido la existencia de agenciamientos sociales

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Primera parte

de tetra naturaleza y evitado una problemática política que renace hoycon las luchas de las minorias de todo tipo. Antes de haber cristalizadoen conjuntos políticos y económicos «coherentes», captables a partir demodelos de categorización más o menos universales (mean o no de origenreligioso), el socius se diferencia según una economia inconsciente sexual,étnica, social, micropolítica y microeconómica. Las máquinas militares,aristocráticas y religiosas de la Edad Media no podrían ser colocadas sobreel mesmo plano que el campesinado que no era una clave ni un orden,sino la sociedad encera en tanto que máquina productiva de base. Y. enlo esencial, no se trataba, «desde el comienzo», de sistemas residuales queproseguían sus trayectorias locos y sus movimientos brownianos segúnsu propia ley de inercia semiótica. La clave maquínica, el operador queefectuará la conjunción de todas las líneas de descerritorialización, noserá ni una casta, ni una mass, ni siquiera una clase, sino una formaciónsocial de contornos difTciles de delimitar, que se cngancha sobre el mesmorizorna urbano de las funciones de poder, de las competencias técnicas,de las instituciones, de los equipamientos, de los fluxos monetários, de losfluxos de saber, de los fluxos de mercancías. . . Es la burguesia la que daráque todo se sostenga, o más bien que comience a sostenerse nuevamente.Menor desde el punho de vista político, militar y religioso, fuerce solamen-te por su «maquínica» y sus semióticas desterritorializadas, es ella la que«contendrá), las mutaciones del inconsciente capitalístico, es a partir desus agenciamientos colectivos y de sus equipamientos que, en esa etapa,son todavia poco diferenciados-- que serán semiotizadas y despregadas lasnuevas líneas de fuerza de la sociedad.

Antes de ser lma clase, la burguesia es entonces cierto tipo de Equipa-mientos colectivos moleculares. Más adelante montará, a partir de ellos,gigantescos ciclotrones semióticos asociados a completos industriales, amegalópolis, a un mercado mundial, etc. Pero sus etapas históricas «visibles»

no cesan de estar redobladas por rupturas y prohndizaciones de los sistemas

de desterritorialización, seguidos de tomas de riendas, de reterritorializa-ciones que se esfuerzan por superar por algún tiempo el mesmo desmoro-namiento semiótico de origen, que no hará más que acentuarse de crisesen crises, volviendo a cuestionar de manera constante las «adquisiciones»precedentes. La combinatoria capitalística se enriquecerá de este modo, amedida que sus módulos de base sean desterritorializados y miniaturizados,como con un juego de Lego o más bien, como con el pasaje, en el campo

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Burguesia y Ílujos capitalísticos

de la química-física, de análises y de síntesis que parten sucesivamente demoléculas, de átomos, y luego de componentes atómicos y nucleares. Lahistoria desplegará las potencialidades de fórmulas capitalísticas desterri-torializadas que aparecerán primero «completamente montadas», a escalamolecular y en un espacio microscópico. Antes de constituir su território,podrán permanecer largo tiempo en estado endémico, como algunosvírus que aguardan durante aços la aparición de condiciones favorables asu expansión. Es así, lo hemos visto, cómo el capitalismo ha comenzadoa «cuajar», desde la alta Edad Media en Pisa, en Génova y en fenecia ycómo se inicio incluso una fusión entre las burguesias urbanas y la noble-za rural. Yves Bares habla, a propósito de esmo, de «ciudades principadosdesterritorializadas». Una nobreza capitalista que se apoya sobre los ofíciosy los navieros ha logrado, aqui, tomar el control del desarrollo urbano, dela economia y del poder político, en el marco de un sistema llamado de«república aristocrática». Pera, subrayémoslo, solo se trata aqui de casosde excepción, de «milagres» resultantes del concurso de circunstanciasmuy particulares, a saber la puesta en conjunción «accidental» de toda unaserie de factores de desterritorialización (situación bisagra entre mundosdiferentes, apertura sobre el mar, condición favorable a la reanudación delos flujos comerciales y, en el caso de fenecia, situación particular sobrela laguna debida a la presión franca, etc.). De hecho, ni las ciudades capi-talistas italianas, ni las capitales dc las realezas burguesas tendrán el crisolen el cual habría podido efectuasse una fusión entre las antiguas aristo-cracias y las elites de la burguesia ascendente. Sea que la segmentariedadfeudal, demasiado territorializada, haya conseguido imponer su inerciaa la nueva segmentariedad o, inversamente, que esta última, demasiadodesterritorializada, se haya apoyado sobre la primera, el fecho es que laintegración urbana de los equipamientos aristocráticos solo habrá sidomuy relativa, muy parcial. Aun cuando el aburguesamiento de fraccionesde la aristocracia ligadas directamente al funcionamiento del poder deEstado real y al capitalismo desemboque localmente en la constituciónde una suerte de burguesia aristocrática, no se tratará todavia sino de unfenómeno de fusión relativa, de carácter sobre todo funcional. Es el caso,por exemplo, del «lobby Colbert» --como lo llaman Daniel Dessert y Jean-Louis Journet , compuesto en más de sus ares cuartas partes por nobles (seade nacimiento, sea por ejercicio de un cargo nobiliario) y que sin embargodebe ser relacionado, según estos autores, a un grupo de financistas cubos

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Primera parte

ofícios y funciones, desde el comienzo del siglo XVlll, «juegan, con elsostén discreto, eficaz e interesado de los potentados, un rol eminente quelos sitúa, en el sistema monetário y económico ambiente, en el centro dela vida del Estado», es decir en una formación social capitalística que, nopor estar en ruptura con la nobleza terrateniente, pertenece no obsranEe ala burguesia'. Por tal motivo conviene ser prudente respecto de las asimi-laciones demasiado prematuras entre la burguesia y el capitalismo. Seancuales fueran sus alianzas, se trata de dos tipos de realidad heterogéneas: laburguesia resulta de una estratificación social conservadora --que entiendeconservar sus derechos adquiridos--, mientras que el capitalismo resulta deuna conjunción de componentes maquínicas que tiende, por el contrario y

como a pesar suyo, a desestratificar el campo social. Este desfase va crecien-do, y se volvera especialmente visible con los desarrollos contemporâneosdel capitalismo de Estado, en el Oeste tanto como en el Este: el mesmorizoma de castas tecnocráticas y capitalísticas que tiende a tomar posesióndel mundo negociando, en su seno, su estrategia económico-política porsobre la cabeza de las vielas burguesias y de las viejas burocracias nacionales.

[)e una forma genera], ]os procesos de urbanización y de equipamientode las grandes entidades nacionales capitalísticas no desembocaron en lainstitucionalización, en la codificación de modelos figos de formacionesde poder como fue e] caso, por ]o general, en las ciudades antiguas. Laciudad burguesa, y es sin duda aquello que constituirá su fuerza, es rodoy no importa qué'

- Daniel Dessert et Jean-Louis Journet, Zf Zaóóy Cb/órrf U# raW zllmf o// ////e a!#ã/rr

dr/am/Zb?, Paras, Armand Colin, Les Andes, noviembre-diciembre 1 975.

2 Fernand Braudel muestra que la proliferacíón de los «modelos» de ciudad seráral, en el sigla XVT, que solo se })odre establecer un;i tipologia a condición de utilizaruna combinatória que ponga en juego factores heterogéneos, los cuales --más alia delas cuestiones de tamafio y de range de las ciudades-- reenviarían a las funciones deequipamiento colectivo, en el sentido muy amplia en que lo consideramos aqui. Así, porpermanecer solo en las ciudades de Espada, se podría decir de Granada y de lvÍadrid queson ciudades burocráticas; Toledo, Burgos y Sevilla ciudades mercantiles, pelo Sevillaes igualmente burocrática, rentista y artesanal; Córdoba y Segovia ciudades indusrrialesy capitalistas; Cuenca, industrial pero artesanal, Salamanca y Jerez ciudades agrícolas;Guadalajara una ciudad clerical; claras son más bien militares, «borreguiles», campesinas,marítimas, ciudades de estudio. etc. Finalmente, la única manera de «contener» elasciudades en un mismo conjunto capitalístico para que no estallen en una multitud deciudades autónomas y antagonistas, es consideradas en tanto que surgen sobre un mismo

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Burguesia y Ílujos capitalísticos

Forzando las cosas, diremos que es un epiíenómeno molar, mientrasque los equipamientos burgueses y corporativos representar, por su parte,el verdadero proceso molecular de la urbanización y del desarrollo de lasfuerzas productivas'. Mientras que los poderes del senior, del conde, delobispo, del rey, etc., se disputaban el control militar, político y fiscal delas ciudades, la revolución molecular capitalística, de su lado, tomaba baiasu mano el contrai del conjunto del cuerpo social; comprendido allí demaneja indirecta el control de la nobleza y de la lglesia, a través de susEquipamientos colectivos productivos y comerciales, de sus máquinas se-mióticas inasibles que ella no cesará de hacer proliferar y que transformaránlas tonalidades espirituales, los sentimientos, la religión, las concepcionesdel mundo, la escritura, la música, la pintura, la arquitectura, las ciencias. . .Los particularismos de las aristocracias nobiliarias y eclesiásticas solo podránmantenerse adaptándose al universalismo relativo de la burguesia y aunasí, en tanto que los intereses de esta última la conduzcan a desarrollar sudiferenciación semiótica en complementariedad con ellos.

La nueva {tsensíbilidadl} burguesaA través del desarrollo y la conjunción de estos procesos de desterrito-

rialización capitalísticos, orfã concepción del hombre, y en particular dela ineancia, comienza a aparecer. A medida que se ha desterritorializadoel sentimiento caballeresco del amor idealización de la Dama--, perdiósu consistencia cierta economia de los valores aristocráticos tradicionales.

Don Quijote y los héroes cornelianos participan del mesmo combate deretaguardia, mientras que cierto puerilismo de los personajes racinianosanuncia la supremacia de la sensibilidad burguesa. En erecto, trás el ascensode la Dama en las novelas de caballería y las novelas corteses, es el nifloquien, a partir del sigla XVlll, llega delante de la escena. Si la rostridadde la [)ama focalizó la desterritorialización nobi]iaria, parece que es ]a de]

rizoma de Equipamientos colectivos. Cf. Lzz iU?dfferr# ée e/ Ze mo Ze mcü/ffrrrz éf , Paras,Armand Colin, 1966.

] Conviene distinguir, aqui, el aspecto de desterritorialización de las máquinas y delos equipamienros, en tanto que engendran nuevas formas de producción y de circulación,y el aspecto de reterritorialización institucional, reglamentario, imaginário, que intentadrenar bicho movimiento a través del sistema de las corporaciones, de las guildas, etc.

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Primera parte

niíio --y esta ligue siendo verdad hasta nuestros dias-- la que literalmentesumergirá la de la burguesia'. Lo que por orfã parte no implica en nadauna mejora de la suerte de la infância, ini siquiera de la infância burguesasLas cosas se jugarán sobre un doble registro:

-- se asistirá de una parte a una privatización, a un cierre de la famíliasobre el nióo, a una insistencia creciente sobre la relación madre-niíío(quese trasladará en la relación marido-mujer, amante-amante, etc.);

-- y, por otra parte, a un cuadriculado semiótica reforzado, a un controlgeneralizado cada vez más precoz, a vices de un rigor increíble: la escuelade los Hermanos que transpuso al uso de los nifios las prescripciones quelgnacio de Loyola había formulado para la disciplina monástica (priva-ción de la riqueza, de la naturaleza, de las conversaciones humanas, de lassatisfacciones del espíritu, renuncia a la propia voluntad, al propio luicio,condena del placer de los sentidos, que vuelve semejante a las bestias,fidelidad a las reglas o a las prácticas de la comunidad, etc.)5

A la desterritorialización del trabajo humano a la cual procedieron losmodelos de producción manuEaccureros e industriales corresponderánno solamente una desterritorialización de los espacios de la vida ligadaal éxodo rural, a las concentraciones urbanas, etc., sino también unadesterritorialización «sentimental» que se traduce por la aparición de unnuevo tipo de relación con el trabajo --desaparición, a plazos, del «amor aloficio»-- y de un suevo tipo de bege. EI hombre de poder del capitalismoya no estará equipado con los valores aristocráticos tradicionales. EI idealde valentia, de lealtad, de generosidad y de cortesia transmitido por losmitos de la caballería será sustituido por el de una eficácia y un cinismoasociados paradójicamente a un puerilismo sentimental cuya expresiónserá manufacturada «en serie» por las artes y las letras românticas. Dostipos de fabricaciones semióticas podrían ser opuestos:

el de una Gormación aristocrática que parte de elementos de baseterricorializados (identificación del linaje y de la casa', rol de la sangre, dela berra, de los escudos de armas, etc.), para culminar, por exemplo en lacorte del rey, en un estilo relativamente homogéneo;

Philippe Ariês, Z:Ezléanf ef Za z//e/nm///,zü ;oz/í /;4/zríen Regime, Paras, Seuil, 1 975.

Anne Querrien, inédito

Jean-Louis Flandrin, Eum//h. Purfnré. m.zúon, iexz/a#léZanf /hnr/e/z r foriéré PauisHacherte, 1976.

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Burguesia y fluxos capitalísticos

-- el de una 6ormación capitalÍstica que parte de módulos de base re-lativamente más desterrilorializados desde el inicio, lo que implicará un«tratamienro>, mucho más precoz de las semióticas de la infância paraseparadas de sus «tierras natales», para plegarlas a los códigos abstractos.Procediendo por «montajes» diferenciados, produce hombres todo terreno,menor adaptables funcionalmente de lo que podían estado arisrócratasdemasiado afectados, demasiado «cristalizados semióticamente»

La formación de nuevas dependencias, de nuevas jerarquías, de nuevasburocracias, adaptadas a la evolución de las relaciones de producción ca-pitalistas, presupone, según nosotros, u na dobre desterritorialización dela iniciación nobiliaria:

de una parte, una desterritorialización diacrónica que se manifiestapor el debilitamiento y la pérdida de las componentes semióticas ligadas alos valores y a las artes tradicionales (cierta relación consigo mesmo y conel mundo, el senado del honor, de la filiación, de la pertenencia personal,el aprendizaje de ciertos tipos de posturas y de comportamientos a travésde la equitación, las artes de combate, las buenas manetas, ecc.);

y, por obra parte, una desterritorialización sincrónica que colocaráel mundo de la aristocracia --los nobres «acreditados a la cortei» en una

dependencia semiótica (y económica) siempre más marcada respecto dela sociedad burguesa.

Decadencia de la aristocracia

Las rupturas revolucionárias, a fines del sigla XVlll, entre los poderesaristocráticos y la burguesia provendrán probablemente menos de unavoluntad revolucionária explícita de esta última que de una pr(?@/z27m-

r/ó/z de Zzi co/ap'2/ze///es de drsren/far/a#z.zr/óm que trabajan el «mundo

atlântico» y de una crises de coyuntura --suerte de iluevo «agujero negro»histórico de la importância que tuvo el del siglo X, pera donde los flujosbárbaros fueron, en sentido inverso, reemplazados por el de los exércitosnapoleónicos y por la expansión de ftujos capitalísticos que devasraron asu paso todas las antiguas territorialidades. La grarl burguesia financiera y

' Según Albert Soboul, «la nobleza cortesana, que vivia en Versalles en el entorno delrey, representaba alrededor de 4000 fan\irias». Cfl Z,z Réz,o/i/r/a//#nnfa/sf, Pauis, Éditioljssociales, 195 1

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Primera parte

capitalista tema todo para ganas de un «câmbio en la continuidad». Hayque admitir que el espectáculo del «gasto» aristocrático y la 6ascinaciónodiosa, pero esclavizante, que ejerció durante siglos sobre el pueblo solopresentaba desventajas a la burguesia. apara qué aplastar los resíduos deuna nobreza rural que continuaba, mal que bien, «conteniendo» el mundocampesino? No olvidemos que los movimientos en los campos, durante laRevolución francesa, apuntaron de maneja indistinta a la nobleza feudaly a la burguesia urbana quienes tanto una como tetra, aunque por mediosdiferentes, no habían cegado de exprimirlo*. Afiadamos a esta que en elnível más alto, como lo hemos visto precedentemente, la fusión entre laaristocracia burguesa y una fracción «capitalista» de la nobreza estaba yaampliamente en curso. . . No es por tanto la burguesia, en tanto que clase,la que «hace» la Revolución francesa sino las componentes capitalistas dedesterritorialización de la que era portadora. Y tal vez por eso, de modoprincipal, desde un ponto de vista acontecimental, las reacciones territo-rializantes de las masas urbanas contra estas componentes, en particularcontra la tendencia de las nuevas capas dirigentes a acropellar las vielasreglamentaciones, las antiguas corporaciones, a manipular la moneda, a fa-vorecer una segmentariedad económica «liberal».[)e este modo, situándosedesde el punho de vista de la revolución capitalística, se puede considerarque numerosas jornadas insurreccionales de la szz/zi-fz/Zoffrr/e artesanal ytenderá fueron en cierto modo «contra-revolucionárias», «poujadistas»Sin assento político bien determinado, la burguesia de las luces no hacasado de «tomar el tren en marcha», sea en un sentido, sea en oiro, sea

del lado de la «gran revolución atlântica», según la expresión de JacquesGodechot', sea del lado de particularismo descentralizador y autonomistade las secciones parisinas y de los federados provinciales.

La proliferación de los Equipamientos de la burguesia habría apare-cido entonces, según nosotros, en las mallas de los poderes nobiliarioy real; su función era converter, en benehcio del conjunto de las castasdirigentes, la plusvalía primaria que estas extraían del trabajo campesinoy artesanal en fuerza de trabajo capitalística. Pero, a la manera de unLongo, ha acelerado, a câmbio, la pudrición de su soporte. A medida

Paul Bois, .fizgí.z zs de /'Oz/fff, Paria, Flammarion, 1 971\acques Godecho\. La Grande Nation -- L'expression réuoLlltionaire de la France óhns

& ma Ze ('/28i)-.ÍZ9Py, Paras, Aubier, 1956.

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Burguesia y Ílujos capitalísticos

que la burguesia implantaba y estabilizaba su poder de hecho sobrealgunas entidades territoriales constituídas según normas económicas yya no según la «lógica, de las filiaciones y de las alianzas que regían elrecorte de las baronías, de los condados, de los ducados y de los reinos,estos equipamientos son miniaturizados y polimerizados de forma deengendrar macro-equipamientos capaces de responder a las exigenciastecnológicas, económicas y políticas de los Estados modernos'". Así, laanarquia proliferante de los micro-equipamientos transporta consigoun poder estatal central (cuya axiomática institucional fue sistematizadapor el bonapartismo: creación de los grandes ministerios, de las grandesescuelas, etc.). Progresivamente, una red de Equipamientos colectivosde doble cabeza --una micro-cabeza buscadora semiótica que se infiltrapor todas partes y una macro-cabeza estatal que sostiene el conjunto-- sepuso a cuadricular los mínimos rincones del campo social. EI carácterprocesual de este fenómeno no debería enmascarar el fecho de que lacuestión del poder de Estado, que se puede identificar aqui con la cuestióndel poder de la burguesia, fue planteada desde el inicio, es decir muchoantes de la cristalizacíón de los macro-equipamientos.

Volvamos a propósito de esta a los equipamientos relativos a la formaciónsemiótica de la nobleza. En apariencia, les son específicos, solo conciernende maneja fundamental a la nobleza, y de manera secundaria a los grandesfuncionários y a los artistas burgueses ligados a la corte del rey. Pero sepuede considerar también que Versalles, tomando el relevo, cinco siglosmás tarde, de la abadia de Saint-Denis para someter una aristocracia yanotablemente debilitada a una nueva «Paz de Duos» ésta barroca y roco-có-, fue el primer super-equipamiento colectivo de los tiempos modernos,suerte de absceso de fijación, de campo de reagrupamiento y de reducción,dispositivo esencial para acelerar la transferencia de los poderes redes enprovecho de los parlamentarios, de los juristas, de los [ecnócraras y de losbanqueros de la burguesia. De hecho, es desde su nacimiento que la no-bleza feudal es tomada a cargo semióticamente por los equipamientos de laburguesia; es desde su nacimiento que la burguesia ha sido en cierro modo

1" Los equipamientos bursátilcs, por exemplo, comenzaron a existir bojo su formamoderna de bolsa de comercio y dc mercado de valores desde fines del siglo XVl; mero essolo a partir del inicio del siglo XVll que tomarán un tamaão gigantesco -en ocasionesse reunían coridianamente en la Bolsa de Âmsrerdam de cinco a seis mil personas paraseguir el curso de la Compaõía de las Índias orientales.

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Primera parte

la máquina semiótica de las nuevas aristocracias. No se trata solamenteaqui de consejeros, de escribas, de poetas, de preceptores y de conGesores,sino también de una sintaxis, de una lógica, de una maquínica, de todauna nueva sensibilidad.

Mientras exista una complicidad inconsciente entre la aristocracia ylas demos capas sociales, mientras la nobleza y el alto clero puedan serconsiderados como castas especializadas en «el gasto», mientras su luso ysu modo de vida, aunque aborrecido por quienes sufrían sus erectos, seanaceptados como formando parte de la «regia del juego», expresarán encierto modo un deseo colectivo, un deseo «irracional», entonces la sim-biosis burguesia-nobleza conservara su «utilidad» podendo de manifiestola explotación social según un sistema de doble rastro y de doble poder.La nobreza constituirá la coartada, la excusa, el branco de distracción de laexplotación capitalística ascendente. Pera, cuando comience a ser sentidapor la maça del pueblo solo como un cuerpo exrrafio, cuando pierda suFascinante amenidad, su aura sagrada, entonces ya solo quedara aislarla,confinada en sus espacios reservados --Versalles, etc. , «expulsarla» fuerade las fronteras (a título transitorio es cierto, pera la «Restauración» jamásle restiruirá completamente sus prerrogativas anteriores). Es en tanto cri-vo emisario que la nobreza prestará sus últimos servidos a la burguesia;cortando cabezas, la revolución burguesa intentara hacer huir el problemaen el imaginário colectivo: «Es culpa de los disidentes, de los sangre-azul,de la judería internacional, de la quinta columna, de los espias trotskistas,de la pandilla de Berma, de la banda negra de Lin Biao. . .» Mediante estetipo de procedimiento, se busca exorcizar, localizándola, territorializándola

sobre una constelación particular de rasgos de rostridad, la naturaleza realde una «crises» que compromete no solo la «responsabilidad» del conjuntodel cuerpo social, sino que moviliza igualmente su líbido.

Así la aristocracia nobiliaria y eclesiástica caerá, a partir del momentoen que sus diversos modos de territorialización --entendemos por istotanto sus equipamientos suntuarios como su relación con el dinero y el[rabajo, su modo de vida, sus «etiquetas», sus posturas-- dejarán de servirde alimento a los equipamlentos semióticos, libidinales e institucionalesde las fracciones más desterritorializadas de la burguesia. Por ledos queuno se remonte en la historia política y literária de la feudalidad, parecenreencontrarse los términos originários de una división del trabajo libidinalentre la nobleza y la burguesia correlativa de un doble juego político de

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Burguesia y Ílujos capitalísticos

esta última. Mientras que la aristocracia transporta, como un destino, sucaída altiva, el burgués acondiciona solapadamente su triunfo inevitablea riesgo de expulsar sus rasgos de rostridad más insoportables proyec-

tándolos sobre la imagen del lombardo o del judío avaro. aves Bares hacenotar que a partir del siglo XI, la burguesia se apoyó alternativamente enla segmentariedad feudal y en los poderes centralizadores provinciales yredes, en una suerte de ballet de figuras complejas donde el condado, lasciudades y la nobleza se aliaban de a dos contra el tercero («Si bien la regiadel juego seguia siendo la mioma, las alianzas ajudadas eran tan eflcacescomo temporárias y cambiantes»). Es así que la implantación territorialde las máquinas desterritorializantes de la burguesia no solamente vacióprogresivamente de su sustancia a las antiguas formaciones de poder, sinoque produto, además, una serie de modelos de reemplazo para asegurar lacontinuidad del encuadre social represivo.

Notemos siit embargo que, aun a título de territorialidad residual, laaristocracia continuó temendo, durante mucho tiempo trás la Revoluciónfrancesa, un lugar no despreciable entre las nuevas cascas de notables.Pera, paradójicamente, será bafo la forma de arcaísmo desterritorializadoque arravesará la historia contemporânea y continuará jugando, hastanuestros dias, un rol muy importante en el imaginário popular tal comoes manipulado por la prensa llanlada «sensacionalista» (los matrimoniosprincipescos, etc.). Por oiro lado, Dera parte de la antigua aristocracia sevio reconvertida en cierto número de sectores económicos, militares ypolíticos «modernos» --se sabe que, aun hoy, el ministerio de Asuntosextranjeros, por ejemplo, ha seguido siendo tino de sus cotos privados.Pero allí también, lo esencial no es buscar del lado de los poderes terri-torializados, sino más bien del lado de las conversiones libidinales, de lasmutaciones de valores, de las experimenraciones de nuevos protótiposde autoridades con los cuales se vio mezclada la aristocracia. En erecto, a

partir del momento en que se acepta considerar los fenómenos históricosno solamente bafo su cara política y social a Eram escala, sino también alnível de su metabolismo libidinal molecular, se vuelve menos evidenteque se deba considerar que las semióticas de la burguesia hayan pura ysimplemente aniquilado las de la aristocracia. Así como, por obra parte, elproletariado no logrará, trás el «Octubre rojo», hacer degenerar las semió-ticas de los gulags y de la burguesia, ni siquiera las del viejo «despotismooriental» (ique la burocracia stalinista parece haber «recobrado» con toda

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Primera parte

naturalidadly '. Las máquinas de Equipamientos colectivos, las máquinassemióticas capitalísticas pueden per6ectamente coexistir con las --arcaicas--de la aristocracia o las --progresistas-- del movimiento obrero. La políticade los Estados modernos consistirá en hacer que todo eso se sostenga enconjunto: cierta concepción del servido público, de la asistencia, de laplanificación, etc., grupos de presión, lobbies, macias, sistemas de valoresmicro-fascistas como los que animan los sentimientos de filiación histórica--la Francia de Du Guesclin y de Juana de Arco, la Alemania de la Ordenteutónica, la Rugia de los zares, la berra prometida de los sionistas, etc.En este campo de la economia colectiva del deseo, la historia no marchanecesariamente según una línea de superación de las «etapas» anteriores.Ella vehicula bloques de pasado sin ,4Ze#reZ'ZéHg, abre el porvenir al mesmotiempo que lo cierra, trabaja sobre sí mesma por zona de desmoronamientoy por reterritorialización. Todo queda en su lugar, lo menor y lo peor, loposible y lo imposible. Se puede decir a la vez que ella atropella todo a supeso, que transforma todo de forma irreversible y que no cambia nada,que amontona las estratificaciones unas sobre obras.

Las reterritorializaciones burguesasLa revolución capitalística no ha cegado de arrancar de las antiguas for-

maciones de poder nuevas clases dirigentes y nuevos tipos de burocracia. Suproliferación institucional, a partir de la Revolución francesa, adoptó uncarácter nuevo por relación a aquella que habían engendrado las burguesiasdel Antiguo Régimen, No solamente involucró un espacio urbano y uncampo económico codificado, no solamente se preocupó por diferenciarciudades, <<condiciones», rendas, habitats, bancos en el interior de la ialesia,

sino también, y de manera más fundamental, mecanismos semióticos ylibidinales. Las viejas burguesias controlaban el poder en sectores socialesy económicos localizables. Las nuevas invaden todo. EI hombre se volvióuniversalmente burgués. La antigua combinación distancia absoluta de lascondiciones y simbiosis imaginaria de la nobleza y el pueblcF es liquidada.La unificación formal de las condiciones («libertad, igualdad, fraternidad»)se ve acompaóada, de hecho, por una extinción de los antiguos valorespersonológicos y afectivos.

Karl Wittfogel, Z,e Z)eípofüme or/enr,z/, Paras, Minuit, 1 964

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Burguesia y fluxos capitalísticos

Los vínculos personológicos codificados, del tipo noble-sirviente,maestro-aprendiz, se borran en provecho de una regulación de las rela-ciones «humanas» generales, fundadas, en lo esencial, sobre sistemas decuantificación abstracta referidas al trabajo, los salários, la «cualificación»,las ganâncias, etc. EI socius, en última instancia, ya no es un asunto depersona», sino de fluxos descodificados. La revolución capitalística atacara

rodas las antiguas territorialidades, deslocará las comunidades rurales, pro-vinciales, corporativas, desterritorializará las frestas, los cultos, la música,los iconos tradicionales, «colonizará» no solamente las antiguas aristocraciassino también todas las capas marginales o nómades de la sociedad. Perasu empresa sistemática de desterritorialización de los conjuntos socialesse verá acompaóada de una producción de territorialidades de reemplazoadaptadas a las exigencias de su funcionamiento y al mantenimiento desu poder':. Esta reterritorialización se efectuará según dos modalidades:mediante una negociación, un compromiso permanente con las resíduos

de las territorialidades «dejadas atrás», y mediante el «lanzamiento» denuevas territorialidades, por el equipamiento del socius con modelos quepermiten al deseo continuar «enganchándose a algo». Se puede conside-rar que la primera tarei corresponderá a instituciones públicas estables(políticas, judiciales, religiosas, etc.) y la segunda a la red proliGerantede los Equipamientos colectivos. De hecho, ciertas interacciones y unacombinatoria completa desembocarán en una mezcla constante de estosdos tipos de componentes. Pero, esquematicamente, se pueden distinguirdos domínios sobre los cuales se aplica un mismo proceso de desterrito-rialización y de reterritoríalización, miniaturizando y funcionalizando loselementos que involucra: el de los equipamientos capitalísticos y el de lasinstituciones y las estratificaciones sociales arcaicas. Exemplo que concierneal primor domínio: los prato-equipamientos religiosos-burgueses de laEdad Media que habían logrado hacer prevalecer la política llamada dela «Paz de Duos» serán interiorizados y universalizados para desembocar,en el siglo XVlll, en los fgz/zpízm/r fas m//z//z/z/r/z/zó/ei del «espíritu de lasleyes» o de la moral kantiana. Exemplo que concierne al segundo domínio:las grandes entidades sociales territorializadas que estaban investidas glo-balmente de caracteres mágico-religiosos --el poder de la realeza, la lglesia,

2 Ce «Gran encierro» descrito por Michel Foucault en Hzfra/re éü Zz$o/ff à/láKeczar/g e, Paria, NRF, 1972.

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Primera parte

la nobleza, la comunidad rural, las corporaciones, etc.-- serán trabajadasdesde adentro» y vueltas a desplegar según otras funciones; la líbido se

fijará chora prioritariamente aunque siempre más o menos en resonanciacon los antiguos sistemas-- sobre rem/ror/a#zZzdrs res/.Zz/rz#x tules como elespacio doméstico, el sentimiento de la família, cierro culto de la infância,los rasgos de rostridad del burócrata, del policia, del médico, del profesor,etc., sin olvidar las del superyó inconsciente, que los psicoanalistas --unose pregunta por qué-- califican de materno.

Pero la nueva función de equipamiento capitalístico no logrará sinembargo estabilizar la sociedad haciéndola cristalizar según entidades biendelimitadas e imponiéndole un funcionamiento bien codificado. «Detrás»de sus relaciones institucionales no cesarán de perfilarse agenciamientos,líneas de fuga imprevisibles que la amenazarán desde adentro, en unasuerte de inflación innovadora o que, por el contrario, desencadenaránmecanismos que la bloquearán sobre sí mesma. Así, estos dos domíniosde la función de equipamiento (el de los equipamientos capitalísticos pro-piamente dichos y el de las estratificaciones residuales que recorta o de lasterritorialidades artíficiales que produce) podrán siempre verse cuestionadospor una función de agenciamiento colectivo que hace cristalizar, en unmodo completamente diferente, no ya personas, sino conjuntos maquí-nicos de signos y de órganos infra-personológicos, y que transporta, ellatambién, sus erectos de manera concorrente sobre los grandes conjuntosmolares o sobre los segmentos microscópicos del socius. Esta función deagenciamiento, como lo veremos más adelante, podrá o bien acelerar la deequipamiento por exemplo reforzando su capacidad represiva' '--, o bientrabajar contra ella impulsando la desterritorialización capitalística másalia de sus limites internos y creando las condiciones de una asunción detodos los equipamientos posíbles por agenciamientos colectivos de deseorevolucionário.

3 Habrá razón para distinguir aqui los movimientos fascistas y las institucionesreaccionárias. Ejemplo: la aparición de un movimiento puritano, que se desprende de lainstitución anglicana, y que da lugar a la formación, por los Padres Peregrinos del 7Lá%)comer,

de una suerte de comunidad Fascista en Nueva Inglaterra --nueva berra prometida quedebía edificarse contra el pueblo de los demonios, es decir contra los índios.

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Burguesia y Ílujos capitalísticos

Cuadro que resume !os dos domínios de apLicaciótl ü la $,nción de eqtlipatnientoy el procedo cle desterritotiaLizaciótl- reterritorialimción- miniaturizaciórt de Los

Equipamientos y de las estratijicaciones residuales

Antiguo RégimenRégimen burgués

y burocrático

EI «espíritu de las leyes» y las

mordes regular, «desde aden-tro», un individuo universalEI capitalismo de Estado sos-tiene todos los engranajes dela sociedad a partir de una redproliferante de equipamientosdesterritorializados.

Equipamientoscapitalísticos

La «Paz de Dios» codifica ór-denes sociales radicalmentedistintos entre sí. EI poderde la realeza está en posiciónde árbitro exterior ante las

territorialidades nobiliarias,ciudades, corporaciones, etc.

Estratificacionesinstitucionales ylibidinales residuales

Estabilidad relativa dela comunidad rural y de lasegmentariedad feudal.

Caracteres mágico-reli-giosos ligados al rey, a losofícios, etc.

Expropiación de las antiguasterritorialidades en provecho deuna segmentariedad económicay política (!a lebre empresa, lasrepúblicas radicales-socialistas,los desviacionismos, los gulags,etc. ) .-- Desarrollo del sentimiento

de la Família v del culto de lainfância (los rasgos de rostri-dad del burócrata, del policia,del médico, del profesor, del

superyo

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Una materia opcional semiótica

Semiotizacíón de los investimentos libidinales

A título de hipótesis exploratoria, hemos mantenido una imprecisióndeliberada sobre la delimitación del conjunto cubierto por la noción deEquipamiento colectivo con el fin de «tirar de su lado» los mecanismossemióticos que asocian las funciones del poder de Estado moderno y lasluchas de intereses entre las clases sociales a formaciones colectivas de

deseo que apenas habían sido tomadas en consideración hasta ahora porlos especialistas de la «gran» historia y de la «gran» política. Lo que nosinteresa, en erecto, en esta inmanencia y esta omnipresencia de los Equipa-mientos colectivos, es menos la evolución de su utilidad, su modelado o su

distribución actual, que su función particular en la economia capitalísticadel deseo. Ellas hacen proliferar, en la raiz de los procesos de la urbaní-zación «moderna», metástasis de poder que contaminan, mucho más aliade los limites de la ciudad, el conjunto del campo social, que atraviesanlas antiguas castas, las nuevas clases, que modelan los sexos, las edades, losgustos, las percepciones. éCómo estas máquinas de desterritorializaciónde los fiujos (flujos materiales, flujos de trabajo, flujos semióticos de todanaturaliza) logran articular entre sí las diversas componentes que contribu-

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Primera parte

yen al surgimiento de cierto tipo de individuos, o de cierto tipo de socius?êQué tipo de máquinas y de equipamientos producen los estereotipos decomportamiento, los esquemas relacionales y perceptivos?

éQué tipos de componentes semióticas interactúan en lu produccionesde los bienes, pero también en la producción de diferentes tipos de subje-

tividad? êCómo los Equipamientos colectivos logran volver «asimilables»entre sí elas diversas componentes? êAlgunas de dichas componentesJuegan un rol particular como para acarrear su sumisión generalizada a lassemiologías del lenguaje y a los significantes de los poderes dominantes?!Puede la función de Equipamiento colectivo ir en la dirección de la fun-ción liberadora de agenciamiento colectivo o, por su naturaleza misnla,le es fundamentalmente antagonista? Todas estas preguntas pueden serreducidas, según nosotros, a una interrogación más fundamental: écuál esesa suerte de «materna opcional», esta suerte de elección política de baseque «precede» toda mani6estación en los signos, en el espacio, en la vidade un grupo, de una institución o de un equipamiento? êEs verdad queen todos los niveles económicos, sociales y políticos, se plantea la cuestiónde una toma de palabra colectiva o de un abandono a los orden;\mientos,a los equipamientos alienantes del desço?

Los Equipamientos colectivos que tomam posesión de los individuoshasta en lo más íntimo de elmos mesmos, êtendrían entonces por misiónla de expropiar el deseo de sus territorialidades «de origen», digamos másbien de sus territorialidades aún no sometidas a los fiujos capitalísticos,de hablar en su lugar, de fijarle nuevos fines, de ponerlo a trabajar, deadaptado a las jerarquías y a los sistemas de intercâmbio, y todo eso pormedio de una tecnologia semiótica particular? Para poder ir más adelanteen esta dirección, nos harpa Falta volver a los Equipamientos colectivos enel sentido habitual del término, para mostrar en detalhe, a partir de ejem-plos concretos, cómo es producida y movilizada, detrás de sus fachadasarquitectónica e institucional pretendidamente neutras, esta máquinaopcional, mediante qué técnicas específicas de pre-disposición semióticade los investimentos iibidinales se hacen elecciones fundamentales en nom-

bre de la colectividad, mediante qué procedimientos algunas situacionesaparentemente abiertas ya están jugadas de antemano y qué margen realde elección puede subsistir no obstante para personas que quieren esca-par al sistema. Dado un cuadriculado de equipamiento, êqué política deagenciamiento colectivo es posible proyectar? opor cuál punta comenzar?

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Una meteria opcional semiótica

Evidentemente, solo la con6ección de monografias colectivamente ela-boradas podría permitir abordar convenientemente rales cuestiones. Poreso no tenemos obra ambición, en el presente estudio, que buscar estimarcuáles podrían ser las ro 2zc/o/zes de un método analítico nuevo cuya tareino se limitaria, en este domínio, a un exames exterior, a intervenciones de«expertos», sino que debería Facilitar dicha asunción colectiva en camposmicropolíticos determinados.

Lo repetimos, esta exploración de las condiciones de una praxis analíticanueva no podría ser sinónimo de una búsqueda de «fundamentos» univer-sales. Cualquiera sea la «remontada» teórica que se proponga, acepta deentrada su limite. Reivindica incluso como punho de partida un axiomaindecidible que podríamos llamar el «axioma de la elección política»: pormucho que se segmente un conjunto económico y social, siempre se podráformar, a partir de dichos segmentos, un suevo conjunto micropolíticoque lo atraviesa por todas partes. Puede parecer «obvio» que la actualproli6eración de los Equipamientos colectivos conduzca a una alienaciónirreversible de la economia de deseo. Entonces devienen.»#zúzzZzi las teoriasdel destino, de la necesidad, de la estructura-inscripción del progreso en elorden económico, del deseo en el orden simbólico, etc. Pero la evidencia

inversa podría imponerse de igual modo, que una función de agencia-miento colectivo, que una meteria opcional más sutil que todas las demásmaternas semióticas, sociales y «materiales» podrían deshacer el carácterrepresivo de la función de equipamiento. Ciertas sociedades nómades hanrechazado sistematicamente rerritorializar sus formaciones de poder sobreEquipamientos colectivos y otras incluso han destruído deliberadamentetodas las manifestaciones de una territorialización semejante (los ejércitosde Gengis Khan, por ejemplo, no se contentaban con arrasar las ciudadesque invadían: llenaban las fofas y los canales, hacían reventar los diques,para devolver el suelo, trás su paso, a su estado de naturaleza. . .):. Y sinembargo, no por ello han contribuído menos, a su manera, a lo que seacepta llamar iel desarrollo general de las civilizaciones! Siendo así, noIm propondremos como modelo, puesto que nuestro segundo y últimoaxioma consiste en rechazar toda referencia a un modelo o a un sistema

de categorias trascendentes y universales.

Maurice Percheron, Geng& J6bún, Paras, Seuil, 1 962, p. 126

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Prlmera parte

Una investigación semiótica en rizoma

Cuando descubrimos el hecho de que los semiólogos (salvo algunasexcepciones como Christian Metz para el cine) apenas se han preocupadode despejar los rasgos específicos de los procedimientos de codiflcación yde los diversos modos de semiotización a los cuales se enfrentan, debemosen seguida aóadir, en su descarga, que ino son los únicosl En afecto, lamayoría de los investigadores en ciencias llumanas y en ciencias socialesparecen aceptar implicitamente la idea de que el estatus de las lenguasfuertemente sintactizadas, con eles paradigmáticos sólidamente codificadospor su amarre a una máquina de escritura, debería constituir el marco .zpr/or/, el marco necesario de todos los otros modos de expresión, inclusode todos los oiros modos de codificación. Todas las investigaciones semio-lógicas contemporâneas parecen acosadas por una única preocupación: lafundación de una semiología general. iNo es evidente, sin embargo, quetal «cíencia» pueda o deba ser constituída alguna vezl Inventaremos mos-trar, por el contrario, que la característica de los modos de semiotizaciónmodernos reside tal vez en el fecho de reenviar al conjunto de diferentes

sistemas, científicos, técnicos y sociales, sin lograr encontrar jamás un fun-damento en un sistema que les seria propio. Sea lo que sea, esta evoluciónestá marcada por un 'z/r/or/ dudoso, procede de un método malsano, esel sintoma de una enGermedad infantil, incluso constitucional: jamás, enel domínio de las ciencias de la naturaleza, o aun de las ciencias llamadasexactas, una investigación viva pude desarrollarse en la óptica exclusivade la constitución, por exemplo, de una geografia general, de una físicageneral, de una química general, incluso de una matemática general, etc.[)e hecho, ]as «ramas» de ]a investigación científica siempre tendieron apartir en direcciones al comienzo heterogéneas y a articularse entre sí menoscomo las ramas de un árbol que a la manera de un rizoma. Los sistemas de

clasificación de las ciências siguieron siendo el asun to de los filósofos(o delos científicos en tanto que se ponían a filosofar). En la propia vida de lainvestigación científica, es siempre sobre la base de una larga acumuiaciónde trabajos, y de forma retroactiva, que han sido efectuadas síntesis en elnível más general: síntesis siempre provisorias por Dera parte, siempre sus-ceptibles de ser cuestionadas a la prueba de los hechos. chora bien, hastahoy, parece que la investigación semiológica se ha dirigido a los gestos,a la percepción del espacio, a la publicídad, a la moda, a la música, etc.,

6z

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Una meteria opcional semiótica

sobre todo a título de exemplo. De hecho, ella m'2acr ,z/ eirado de deznPbsus objetos de estudio; no toma realmente en cuenta su riqueza, los rasgosparticulares de expresión que ponen en julgo, los agenciamientos colectivosde enunciación que implican. Q.uiere ser, de entrada, teoria hegemónica.Es así que exporta, hoy en día, sus modelos hacia campos poco preparados,es lo menos que se puede decir, para recibirlos; el caso de las investigacio-nes semiológicas sobre el espacio urbano, mostraria al respecto, hasta locaricaturesco, los afectos esterilizantes de tal procedimiento.

Tomando por objeto ya no la gestualidad en general, o incluso losEquipamientos colectivos en general, una investigación semiótica de oirotipo tendría que despejar las fórmulas de semiotización específicas a tal tipode equipamiento o a ral constelación institucional específica. Se tratariaentonces de ir más alia del método de ejemplificación esforzándose por noreducir nunca la especificidad del objeto considerado. De fecho, lo quedebería cuestionarse aqui es el prejuicio epistemológico que concierne a lasupuesta necesidad del carácter de generalidad de un objeto de estudio y.

por consiguiente, el propio estatus de la investigación y del investigador.EI estudio de lln objeto de desço implica que no se pierda en el camino lasingularidad de su modo de entmciación. En estas condiciones, la propiaenunciación del estudio no podría permanecer independiente de los modosde enunciación relativos a su «objeto». Neutra analítica y politicamente,tal como se la pretende hoy, la investigación en ciencia humana solo podráperder la economia colectiva del deseo, en sus recortes más esenciales. Soloel deseo puede leer el deseo. No podríamos por tanto insistir lo suficientesobre la necesidad de cierta fxan Árrr f/.z dr emzzmr/ zfióm: el sujeto produc-tor de un estudio debe estar «en contacto», de una forma o de obra, conel modo de enunciación del sujeto concernido por el estudio. A falta decierto agenciamiento de enunciación entre los sujetos del conocimiento ylos sujetos a conocer, una investigación solo puede esterilizarse ella mesmao, peor, tomar su sitio entre los sistemas opresivos del poder. Pero el hechode renunciar al carácter de generalidad del objeto científico, a su funciónde ejemplaridad, no implica de ningún modo el abandono de todo métodode investigación científica. La singularidad del deseo, las muEaciones his-tóricas, el acontecimiento «que viene del afuera», la emergencia de nuevasramificaciones maquínicas, el surgimiento de lo que llamaremos /zzágz//nazi

cozzcx?/ai, caracterizan así aquello que, siguiendo a Lacan, designaremoscomo constituyendo el estatua de las «ciencias conjeturales».

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Primera parte

Lo que hoy en día es difícil de hacer admitir, pero que sin embargo nosparece esencial, es que una consideración de las componentes semióticasde un sistema, independientemente de sus relacionei de sujeción a laslenguas dominantes, a los modos dominantes de producción de signi-ficación, no es necesariamente sinónimo de una perspectiva de retornoa los valores naturales, de fijación al pasado, de culto de los arcaísmos.Hemos citado entre dichas componentes: la danza, la expresión mímicade los modos de somatización, de percepción del espacio, componentessemióticas en el seno de las cuales intervienen codíficaciones biológicas. .Pero convendría aóadir a esta componentes semióticas a-significantes opost-significantes «modernas», que ponen en juego baterias de signosdesterritorializados como aquellos de los que se trata con la moneda, laescritura» bursátil, la escritura musical, los sistemas de formalización

científica, informática, etc. Es verdad que estas componentes, de una Formau obra, siguen siendo también más o menos tributárias de las semiologíassignificantes, pera, en el /z/z,f/ de sz/.»azzciozza/zz/raro /nrrz'msfca, escapan a

las redundâncias que fabricam nuestra cotidianidad. De una forma ge-neral, podemos considerar que todas estas componentes de codificación«natural» (genéticas, hormonales, humorales, perceptivas, posturales,etc.), que algunas componentes pre-significantes (icónicas, gestuales,mímicas, etc.) o que ciertas componentes post-significantes (los códigosdigitales, los signos económicos, las matemáticas, etc.): pueden encontrar(o constituir) semiologías significantes, poro solamente en tanto que allíencuentran la z,zlz de sz/ //mpo/fzzr/.zc/ón. EI hecho de que seamos elevadosa poner el acento sobre las semióticas que escapan al lenguaje no debepor tanto ser entendido como una petición de principio en favor de unmodo insrantaneísta y espontaneísta de comunicación, de un retorno alos orígenes del tipo de aquel que proponía Jean-Jacques Rousseau, sinosimplemente como el resultado de una constatación, a saber que el estu-

dio de los sistemas semiológicos, en un marco únicamente lingüístico,solo puede hacernos perder sus aperturas pragmáticas, no solo sobre lavida real de los grupos sociales, sino también sobre numerosos modos de

2 Va de suyo que esta clasificación solo es propuesta a título indicativo, pues, de hecho,la mayor parte de estas componentes cabalgan sobre diferentes categorias; por exemplo, lapercepción, la postura, dependen igualmente de un registro pre-significante; la mímica,de un registro de codificación natural, etc.

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Una matéria opcional semiótica

semiotización relativos al cosmos, a la creación científica, a la creaciónartística, a la acción revolucionária, etc.

Dicho de otro modo, sobre toda la eco omü 2e desço, entendida en unsentido muy amplia, como un sistema de flujos que atraviesan las rela-ciones entre individuos y agencian el conjunto de las conexiones posiblesentre los objetos y los maquinismos que constituyen «el mundo» para unindividuo. imundo, lo repetimos desde todos los costados, cada vez másartificial, cada vez más alienantes Pera !as dos cosas no van necesariamente

a la par. iEI artifício.7 la desterritorialización son tal vez hoy los dos valoresmás ciertos de un deseo liberadorl Y las referencias a la naturaleza, a laevidencia de los rostros y de los paisajes, son quizá los aliados más solapadosde los sistemas de significación dominantes, ien tanto los encuadran sobreun pasado perdido y sobre territorializaciones imaginárias en /znpaiíesl [)efecho, los verdaderos vínculos productivos que pueden existir entre lossignos, las cosas y el socius no pasan por los mesmos tipos de instanciaque aquellos que engendran nuestras «significaciones de todos los dias»,sobre los cuales se fundan las empresas de mediocrización del poder y lasuficiencia de sus representantes. Los signos del cuerpo tanto como lossignos de las ciencias y de las artes solo acceden a una eficácia pragmática acoí)dición de esquivar, de una forma o de obra, el sistema de las redundân-cias dominantes. Lo que quisiéramos intentar establecer, es la forma en laque estas máquinas de signos, consideradas al nível de su trabajo sobre loreal y no solamente al nível de sus funciones de representación subjetiva,desbaratar efectivamente los valores de poder relativos a las territorialidadesindividuales, familiares, estatales, etc., y movilizan una sueste de energiasemiótica molecular, constituída de quanta de arriculaciones sub-humanas,de sistemas de potencialidades, antes que de estructuras estratificadas. Eseste proceso que nos esforzaremos en delimitar para lo que segue con lanoción de diagramatismo.

Tal vez se nos baga el reproche de querer meter la semiótica por todaspartes y ya no estar en condiciones de delimitar con precisión nuestroobjeto. Pero, provisoriamente, preferimos correr ese riesgo antes queaquel que consistiria en perder, como generalmente lo face la investiga-ción en este domínio de los Equipamientos colectivos, las dimensionesesenciales de su funcionamiento desde el punho de vista de la economiadel deseo en el campo social y legitimar de ese modo de manera explícitasu función de alienación. Aplicado a este domínio particular, el tipo de

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Primera parte

abordaje pragmático cuyos fundamentos quisiéramos esbozar aqui deberíaincluso, según nosotros, volver evidente y urgente la necesidad de una re-organización del campo de la semiología. [)esde e] momento en que unose ve confrontado con la diversidad de las componentes de codificacióny de semiotización puestas efectivamente en juego por un Equipamientocolectivo, se ve llevado a interrogarse sobre la naturaleza del sistema quepreside su concatenación y sobre las vias de pasaje que conducen de unoal otro. Y no es solamente a título especulativo, sino también sobre unterreno práctico, que vuelven a plantearse de manera permanente cuestiones

concernientes a los sistemas de «causalidade, que, en ciertas condicionem,colocan en posición dominante a una de entre ellas por relación a las atrás.êExisten determinaciones de infraestructura, o una práctica específica quepermita orientar, en un sentido desalienante, las maquinarias semióticasque son operadas por la escuela, las prisiones, la policia, los bancos, etc.?En numerosas disciplinas, se siente la necesidad de escapar a las oposicio-nes categoriales simples que han conducido, por exemplo, a la semiologíamédica tradicional a hacer depender un sintoma sea del cuerpo, iezz delespíritu, es decir o bien de las ciencias biológicas objetivas, o bien de siste-mas interpretativos, simbólicos, etc. En erecto, estas dicotomias de «buensentido» desembocan siempre a fin de cuenta en efectuar reagrupamientosarbitrários, incluso en meter todo en la mesma bolsa: detrás de la diversidadde los modos de codificación, un mesmo principio de organización formaldonde se supone que la omnipotencia de una misma fórmula generativa«habita» lo biológico como su alma, o, inversamente, hacer funcionar elespíritu según una mecânica cuyos modelos fueron calcados de esquemascientíficos exteriores (apor otra parte, la mayoría de las veces, superados!).Habiendo sido así delimitados y estratificados los objetos de estudio, yano hay que sorprenderse de que la investigación se encierre ella miomaen marcos de representación especializados y ahistóricos. Cada vez que seprocede mediante este tipo de reducción dicotómica, se píerde la unidad defuncionamiento, el movimiento fundamental de las virtualidades criadoras

del objeto estudiado. La psiquiatria ha acondicionado su propia imporenciarecortando los sintomas y los síndromes de manera de hacerlos entrar encuadros cerrados sobre sí mismos --lo cual da a los advertidos facultativos,

es cierto, la ocasión de «dar cátedra» a sus colegas novatos empujandoconstantemente las categorias de escuela; de fecho, declaran, jamás se tratomás que de casos limites, Z'oz der # fs, presentando también una histeria

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Una meteria opcional semiótica

rasgos de paranoia, no siendo incompatible un cuadro esquizofrénico consíndromes depresivos, etc. De una forma más general, se puede considerarque las alternativas «simples» y «lógicas» proceden casa inevitablementemediante forzamientos sobre la realidad.

Ejemplo de una investigación en rizoma:la fabricación semiótica de la infância

No se podría decir por ejemplo que la economia disciplinada de laescuela está zZ/z/camrmfe al servido del aprendizaje de la língua, de laescritura, del cálculo, de la transmisión de conocimientos «útiles» para elniíío, o utilizables para la sociedad, todas cosas que podrían ser descritas,en el findo, en términos de teoria de la información. No se podría decirrampoco que es únicamente un adiestramiento de actitudes fundadosobre la competencia, la vigilância mutua, etc., o un aprendizaje delos rituales de sumisión a los valores dominantes. No se puede disociaraqui el Equipamiento colectivo localizable (con sus muros, su inserciónurbana, etc.) de los campos de fuerza sociales en los cuales se baça, delpoder de Estado del que depende, ni de sus interacciones con las famíliasy diversos oiros modos de socialidad de contornos más difíciles de deli-mitar, tales como las clases etáreas, los intereses proGesionales, culturales,

deportivos, etc. Es importante no dejarse tomar, aqui, por la lógica delos encadenamientos genéticos o por la de los encajes del tipo macro-social/micro-social, o talnpoco por la de los escalonamientos entre lasinfraestructuras y las superestructuras.

Ninguna programación genética o estructural pilotea la modelizacióndel nifio; la acción de la família, por ejemplo, no viene «antes» que la dela escuela; como lo hizo notar Anne Querrien, estamos en presencia de unverdadero sistema de interacción: jugando la escuela un rol importante enla modelización de la eamilia como tal, dictando a los adultos los compor-

tamientos que rendrán que adoptar para convertirse en «buenos padresde alumnos», y no casando de ejercerse la autoridad familiar, en todo tipode formas, sobre el personal de enseóanza y el modo de funcionamientode la escuela. La interacción de la escuela y del Estado tampoco dependede un ajuste en sentido único: el Estado controla la escuela por medio delministerio de Educación, por media de sus inspectores, sus circulares, etc.,pero, inversamente, es él mesmo ampliamente «infiltrados, por el cuerpo

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Primeía parte

de enseóanza alcanza aqui con evocar la importância de su rol durante elperíodo llamado «radical-socialista» de la Tercera República, y su potenciasiempre actual por vía de organizaciones como la Liga de la enseóanza, lafrancmasonería, etc. êSe puede sostener sin embargo que la escuela, por elhecho de que se supone que solo maneja palabras y actitudes, dependeriasolo de súper-estructuras ideológicas, de aparatos ideológicos de Estadoque dependen «en última instancia» de infraestructuras económicas? Pero

la fabricación semiótica de la fuerza de [rabajo a la cual procede, énoconstituye un engranaje fundamental, no solamente de las relaciones deproducción en las sociedades capitalísticas, sino también de sus fucrzasproductivas como rales?

êNo es esta máquina semiótica que es producida por los equipamien-tos escolares y universitários la primera dc las matérias primas, antes delcarbón, el acero y la electricidad? No solamente la competencia de losobreros, de los técnicos y de los cuadros, en meteria de lectura de las con-dignas, de desciframiento de los planos, de articulación de las operacionescompletas, depende de ella, sino también la adaptación a las disciplinasde taller y de oficina, la aceptación de las jerarquÍas --acepEaciÓn tan «ac-tiva» como es posible. Es en el complejo família-jardín-televisión-escuelaque son manufacturadas las componentes semióticas de base de la fuerzade trabajo capitalístico y que son preformados los esquemas esencialesde la división del trabajo, de la división de las castas y de las clases, delas segregaciones sexuales, étnicas, etc. Es este completo el que produccaquello que Gilles l)eleuze y yo mismo hemos intentado delimitar entorno de la noción de «eros burocrático'», este goce ascético que las so-ciedades capitalísticas parecen haber hcredado de las antiguas máquinasmonásticas, como tenderia a mostrárnoslo el «credo» elaborado por laSociedad para la mejora de la instrucción elementar en 1 8 1 7, «para servirde guia a los inspectores'». Dos tipos de lectura pueden ser propuestospara un semejante documento:

3Gilles Deleuze y Félix Guanari, Jk:[email protected]. Poz/r zz e #/zézafl r? mínezír, Paras, Minuit, 1975.

Citado Por Anne Querrien:êLa escuela observa un silencio general suficiente?êEI maestro permanece suficientemente silencioso, haciéndose obedecermediante gestos?êLa lectura se desarrolla bien a media voz?

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Una meteria opcional semiótica

uno que lo consideraria como siendo no más que un manual de re-presión laico para el cuadriculado y la militarización del nióo;

-- el oiro que se esEorzaría, además, por despejar de él una curiosa religiónburocrática marcada por una suerte de poesia administrativa.

La investigación literária quizá sea llevada un día a compilar esta clasede producción para hacer su historia y para mostrar sus articulaciones conla «gran» literatura. Antes que desconocer las seducciones micro-fascistasque encierra, deberíamos, por el contrario, intentar aclarar lo que puedeaportar a los «usuarios», qué sueste de placer inconGesable pueden extrair deallís. iGoce centrado sobre el amai, como dirían los lacanianos. ;Pero sobre

elos lluiebles están en orden, y se evidencia la máxima «Un lugar para cadacosa y cada cosa en su lugar»?;La iluminación v la ventilación son suficientes?

elos alumnos tienen bastante espacio?;La actitud de los alumnos es correcta?êTienen durante los moviniientos las manos detrás de la espalda, y caminan araso acornpasadoêles alumnos están satis6echos?

Los alumnos tienen las manos y el rostro limpios?:Los letreros para los castigos están bien a la vista y son utilizados?êEI maestro se deja elevar por amenazas de golpes?EI maestro ejerce una vigilância permanente sobre el conjunto de los alumnos?

;Los movimientos son simultâneos?EI supervisor general es estimado?

elos supervisores están bien elegidos?iEI m.]cstro destitui'e a los supervisores defectuososelos supervisores se sienten suficientemente responsables, cuáles son susresponsabilidades precisas?;Como están distribuídos !os alumnos?

êCon qué frecuencia el maestro eEectúa una nueva clasificación de los alumnoslelos alumnos comprenden lo que leen?êHay una estimulación suficiente?Los registros son bien llevados?

êLn plegarias son realizadas con exactitud?;Los cantos son hechos de manera correcta?

êLa sabida de los alumnos es vigilada por un supervisor?ZSe envían avisos a los padres de los niúos ausentes?

Anne Q.uerrien, Z:Fni ámen/, Rer#erfófi, n' 23, 1 976.

Cf., en Kaüa, los muy largos desarrollos concernientes a las argumentacionesde caracteres administrativos o pleitistas, que adoptan a veces un carácter de «epopeyaburocrática»; por exemplo las diferentes modalidades de «absolución» en E7 Procrfc7: laabsolución real, la absolución aparente y la prorroga ilimitada. . . CÊ los informes de los

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Primera parte

qué amo y en qué condiciones? La abstracción psicoanalítica, en cualquiercampo que se la alegue a aplicar, solo podría conducir a la elusión de loscampos redes del poder. Una exploración del funcionamiento libidinal dela escuela, por exemplo, debería considerar por el contrario la naturalezadel conj unto de los investimentos que allí operan, comenzando por aque-llos que existen entre los propios nióos. Q.uizá estemos aqui, en erecto,en presencia de un f'rx.z/y informal de aquello que es institucionalizado,en las sociedades primitivas, al nível de los ritos de pasaje que marcan laentrada de los nióos en las diversas clases de edad.

Por tal motivo un análises institucional de la líbido escolar tendría todo

para ganir apelando a los etnólogos más bien que a los pedagogos, entanto es verdad que son las sociedades arcaicas las que tendrían más paraenseóarnos sobre los modos de cristalización del socius que preservam lascomponentes libidinales de la escuela, concernientes esta vez a la actividadsexual muy particular que se desarrolla allí entre los adultos y los nióos: en-crucijada misteriosa de las semióticas «adultas» de seducción, de autoridad,de sugestión, y del «mundo de la inEancin,'. Se podría incentaf despejarentonces una función matricial específica de este tipo de Equipamientoscolectivos, que consiste en captar la energia sexual de los nióos energiaterritorializada primero sobre el cuerpo y sobre aquello que Winnicot

grandes procesos de Mosca, máquinas implacables que llegan no solamcnte al control decada enunciado con una minucia diabólica y Fascinante, sino también a la aceptación deuna lógica de enunciación que funda lo esencial de los cargos en las propias declaracionesde! acusado y que tiene por consecuencia desembocar algunas veces en callejones sin falidadel tipo «paradoja del mentiroso». Exemplo: Karl Radek, en su «última declaración», sedefendia contra los insultos de Vychinski: «. . . Yo debo reconocer mi culpabilidad ennombre de la utilidad general que bebe aportar esta verdad. Y quando oigo decir que,sobre este banco de los acusados, están sentados simplernente bandidos y espias, melevanto contra esa afirmación, no desde el ptmto de vista de mi propia de6ensa, desde elmomento en que he reconocido caber traicionado la justicia.. . Si ustedes solo tratarancon simples criminales de derecho común, con soplones, êcómo pueden estar seguros deque lo que hemos dicho, es la verdad inquebrantable?» Zt' /rorêr 2// cez?fre .znffsaz'íéf/g//efrozlé7sfe, Moscú, 1937, p. 565.

' Recambio. (N. del T)

CE René Schérer et Guy Hocquenghem, Ca-/rr.- ,z/óz/m g'sfém'zfig/fe z& / /!dance,RrcÉfrcóex, no 22, 1976.

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Una materna opcional semiótica

llamó «objetos transicionales*» o sobre animales y devenires-animales',juguetes y juegos, sobre aquello que Fernand Deligny llama el «espaciopróximo''>' para desterritorializarla, para «sublimada», dirían los psicoa-nalistas; de fecho, para impotenciarla, para hacerla bascular bacia las zonasde desmoronamiento semiótico del poder aquillo que, en la tercera partede este trabajo, designaremos bafo el término de «agujero negro»--, y parafinalmente ponerla al servido de los sistemas de sujeción semiótica capi-talísticos (sistemas familiares, burocráticos, industriales, culturales, etc.).Un análises no reductor de la escuela nos mostraria que a fin de cuenta,la «meteria» que es fabricada detrás de sus muros es sin duda menos unasunto de enseóanza, de infonnación o de poder que una matéria libidinalconstitutiva de la fuerza colectiva de trabajo y que implica un investimentosuperyóico» de los rales profesionales y de las funciones jerárquicas. En

gran parte, es esta nlisma fabricación libidinal la que se encontraria en labase de la modelización de las conductas sexuales falocráticas en el seno

de la pareja o de la política de introyección represiva respecto del cuerposexuado. Todo concurre, en la maquinaria de la Escuela, a esta sujecióngeneralizada: tanto los sisteiitas relacionales como la organización del es-pacio que Michel Foucault ha descrito como una miniaturización de lamáquina panóptica»--, el sistema de los empleos del tiempo, los ritmos de

[rabajo, las coacciones impuestas en el ejercicio de la palabra, las tubas alos nlovimientos en el espacio, e incluso, muy a menudo, la simple y puraprohibición de toda expresión de las componentes semióticas corporales,musicales, plásticas, etc., sin olvidar la ausencia de todo sistema de pres-tación económica que tiene por consecuencia mantener a los nióos y alpersona] de ensefianza en una actitud de dependencia pasiva respecto dela administración y de las Eamilias. .

Por exemplo, un rincón de manta que servirá de objeto intermediário entre unazona erógena parcial por exemplo la boca-- y el mundo exter;or, y al cual se apega el nióoen un modo exclusivo. CF. 7}ani/f/o/z.z/ O©erzs .zmZ 7h#i///om.z/ Póe amf/z.z, Londres,Tavistock, 1953

9 Deleuze y Guattari, op. c;/.

i" Fernand Deligny, Caó/eri de /7n/z/í.zóZr, n' l y 2, Recue/zóes, n' 8, abril 1 975, y n'20, diciembre 1 975; Juiz/i rf /7}znacenf, Paria, Maspero, 1 975

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Equipamientos de podery fachadas políticas

Los simulacros institucionales de la política instituída

Cierto número de personas comienzan hoy a tomar conciencia de unacrises general de los Equipamientos colectivos. En la prolongación de los«acontecimientos de maço del 68», conmociones de diversa intensidady de diversa naturaleza no han cesado de fntgilizar sus fundamentosinstitucionales. Pero trás caber reconocido más o menos la «gravedad» yla importância del fenómeno al cabo del tiempo, la clase política en suconjunto tejió sobre él un velo de olvido o de desconocimiento: «Mayodel 68, fue importante, desde luego, pera en el rondo, eso no cambiónada. ..» O bien banalizó el acontecimiento: simula no sorprenderse delas crises que no han cesado de sucederse a partir de allí y encuentra nor-mal ver, un día, arder prisiones, soldados que forman comités, otro díaprostitutas que invaden las iglesias o, a la inversa, ieclesiásticos que llegana morir de emoción en los pasillos de los burdeles! Se habla entonces de«accidentes de recorrido», de sobresaltos internos que no cuestionan demanera fundamental las instituciones. Incluso cuando los observadores

más vigilantes llegan a admitir que quizá se trate de sintomas anunciadoresde una crises más profunda, rechazan considerar que lo que pueda pagar en

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Primera parte

la escuela, en las prisiones, los cuarteles, etc., puída poner en juego obracosa que esZaóa ef //z/erme27arfoi, relevos entre el poder de Estado y lasclases sociales. Los modos de pensamiento político y universitário, tango deizquierda como de derecha, se niegan a aceptar la idea de que algo verda-deramente importante puída desarrollarse a partir de este «pequeno lado»

de la historia. En marzo de 1 968, nadie podia imaginar que la «agitaciónestudiantib> acabaria por amenizar el orden establecido y constituiria unasuerte de banco de prueba --tal vez el primero en su especie-- de lo quepodría ser una revolución social en un país capitalista desarrollado. Losúnicos que tomaram realmente la medida política del vértigo colectivo,los únicos que consideraron verdaderamente un desenlace revolucionário,no fueron los militantes de izquierda, ni los revolucionários proeesionales,sino los más altos responsables del Estado, comenzando por de Gaulle,Pompidou y los jefes militares. EI origen del punho chego, del gap conceptual que hace perder a los políticos, a los militantes y a numerososinvestigadores el sentido de rales acontecimientos, reside, nos parece, enel hecho de que no han notado el carácter de simulacro, desde el prantode vista del funcionamiento molecular del socius, de entidades «visibles»como el Estado, la ciudad, la família, el individuo. A diferencia de estou,los Equipamientos colectivos y los agenciamientos colectivos jamás sonel resultado de interacciones simples entre domínios homogéneos coll-juntos nacionales, regionales, familiares, individuales. Están ante todo encontacto con ftujos capitalísticos en tanto fluxos desterritorializados queatraviesan y desconlponen territorialidades arcaicas (por exemplo fluxosde intercâmbios internacionales, fiujos de moneda de crédito, fluxos in-formáticos, fluxos de conocimientos científicos y técnicos, médicos, ecc.).Todas las viejas fachadas del Estado, todas las rostridades venerables delos poderes tradicionales --el poder paternal, patronal, escolar, religioso,médico, etc.-- están tan decrépitas que se volvió necesario, de adora enmás, reequipar cada domínio institucional de una territorialidad de au-xilio, de una rostridad de artifício, por ejemplo la del banquero, sobreel afiche publicitário, que propone la imagen afable de un capitalismo«completamente a vuestro servido», la de la recepcionista de la Seguridadsocial. . . iSe ha vuelto muy importante, la «recepción», para el poderá Laspersonas están tan perdidas, tan turbadas por la desterritorialización delos engranajes sociales, de los espacios y de los tiempos, que, cual bestiasasustadas, el poder siente la necesidad de calmarias, de ponerles música

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Equipamientos de poder y fachadas políticas

suave en los ascensores, de hacerlos desfilar y canalizados en un continuumde espacios modelados por las técnicas del 2rsilgm.

Si sucede, por accidente o imprevisión, que una rostridad nacionaldel tipo de aquella que fue emplazada en Francia con el advenimientodel gaullismo no es erigida a tiempo en la cima del edifício audiovisualdel poder de Estado, entonces, es todo el imaginário social el que vacila,como en Italia desde hacc cierto tiempo, o en los Estados Unidos másrecientemente. En erecto, el hecho de que pueda aparecer con crudezaque el poder de Estado no es más que una fachada, precedido y excedidopor todas partes por grupos de presión, lobbies, policias paralelas, macias,completos militar-industriales, «supranacionales», etc., no es algo sopor-rable. La intervención de estas máquinas infra y supra-estatales está, demodo manifiesto, mucho más «en contacto» con las realidades sociales yeconómicas contemporâneas que los gobiernos y los parlamentos, las «con-certaciones» formales y los dirigismos tecnocráticos que ocupan el primerplano de la escena. Aquillo de lo que aún no se ha dado cuenta la clasepolítica, es que la consisrencia del tejido social, su trama sintagmática, yano resulta de una composición de grupos homogéneos de individuos, dcfamílias, de clases o de naciones, sino de agenciamientos heterogéneos queya no están solamente constituidos por personas humanas, sino [ambiénpor órganos, por modos de semiotización de territorios, por máquinas, porfluxos semióticos, por conexiones internacionales de toda naturaleza. . . Sila «representación» política no es entonces más que una pantalla sobre lacual llegan a proyectarse lo que llamaremos simulacros institucionales, queella constituye como conjuntos homogéneos pero vacíos, si no logra verlos agenciamientos heterogéneos que dan al socius su consistencia real --loscuales, repitámoslo, no resultan de simples sistemas de interacción entrepersonas humanas, sino que porem en juego un metabolismo completo defuncionem orgânicas y perceptivas, de modos de semiotización y de subjeti-vación, territorios, máquinas y fluxos de toda naturaleza--, esta no resulta de«errores» ideológicos, pues, desde este punto de vista, todas las ideologiasde derecha y de izquierda son iguales, sino del modo de enunciación queella promueve. Dicho de oiro modo, de una incapacidad congénita paracaptar cualquier Dera cosa que aquello para lo cual fue montada, a sabericonos, personajes, estereótipos sin contacto real con los flujos de deseoy los cujos económicos. La vida política se juega al nível de los agencia-mientos colectivos de deseo y de los equipamíentos de poder. Que estou

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Primera parte

últimos ocupen hoy en día el primer plano de la encena en detrimento delos primeros no debe enmascarar la problemática que encierran, a saberque las nuevas tecnologias de alienación social que ponen en marcha lla-man y. en cierta medida, vuelven posibles modos radicalmente nuevos dereestructuración de las luchas revolucionárias.

La mega-red de los equipamientos miniaturizados

Los Equipam lentos colectivos modernos ya no pueden ser consideradoscomo siendo solamente piezas vinculadas, adyacentes a los sistemas sociales

anteriores. Ya no se trata con elmos de objetos institucionales que funcionancomo simulacros o aparatos ideológicos de Estado. Por el contrario, enla medida en que es sobre ellas que se han concentrado y miniaturizadolas antiguas formaciones de poder y en que es a partir de elmos que sonFabricados la mayor parte de los fiujos desterritorializados capaces a la vezde transversalizar y de re-estratificar los diversos segmentos del socius,juegan de adora en más un rol fundamental en la delimitación, el control,la neutralización y la recuperación de las nuevas potencias revolucionárias,de los embriones de agenciamientos colectivos que les corresponden, eigualmente en la «redefinición» de los simulacros personológicos de todanaturaleza --por exemplo la nueva forma de sostener el rol de padre o demadre, o bien el estilo joven cuadro del PSU o joven lobo del UDR. . . Asíla «materna opcional» que es trabajada por los Equipamientos colectivos,antes de cualquier funcionalidad social o económica puede ser conducidaa la diGerenciación y a la articulación de los viemos poderes territorializadosen dos nuevos tipos de poderes de Estado: un poder po/z7/co molar y unpoder sem/óf/co molecular. Precisemos que, bafo esta última modalidad,el poder de Estado no solo intervendrá «a pequeíía escala», al nível local,Familiar, individual o infra-individual, sino también a gran escala, en tantoes verdad que, en ciertas circunstancias, la «gran política» puede entrar enla dependencia de una «micropolítica» del deseo. Inversamente, el poderde Estado molar se encarnará tanto en equipamientos importantes comoen micro-montajes semióticos. [)e hecho, estamos en presencia de unam/ím,z r?d zú' egm#'.zm/e /os de todo tamaóo que asegura el control de ladesterritorialización de los flujos capitalísticos y la reproducción de losmodelos reterritorializantes que se vinculan a elmos. No son los gobiernos,las municipalidades, los sindicatos o los partidos los que «contienen»

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Equipamientos de poder y fachadas políticas

Equipamientos colectivos, sino una suerte de Sz@rr -E+z/fpzzm/e /a queestá a la vez en todas partes y en ninguna, que atraviesa las fronteras delas naciones, las barreras linguísticas, los antagonismos de clases, de razasy de sexos, las constelaciones familiares, los cuerpos, los órganos e inclusolas «Eacultades» mentales-.

EI Estado capitalista, en tanto red de Equipamientos colectivos, hatomado a cargo no solamente los ordenamientos y las producciones queno serían rentables en el marco de la economia de ganância --los equipa-

mientos de infraestructura, ciertas maternas primas energéticas, las redesde comunicación, la producción de los fluxos de saber, la reproducción delos flujos de formación y acumulación del «capital de conocimientos:»--,sino que ha tomado también el relevo de la producción de los valores y delos iconos «normalizadores» de la líbido social lo cual había seguido siendohasta entonces propiedad exclusiva de las territorialidades tradicionales yde las antiguas máquinas religiosas. EI poder de Estado ya no se contentacon ser, para el capitalismo, un media de arbitraje y un media externo decoerción, entiende funcionar ahora a partes iguales en el corazón de loscapitalistas y en el de los proletários, en el de los hombres y en el de lasmujeres, en el de los jóvenes y en el de los viejos. . . No solamente sus poli-cias, sus ejércitos, sus administraciones, se exhiben en todas las esquinas decaules, se inmiscuyen en todas las secuencias de la vida cotidiana, no cesande pretender ordenar el conjunto del território como súper-equipamiento-gulag, sino que, bafo una forma molecular, se infiltra por todas partes, en laescuela, en la família, en el inconsciente. Para poder estar en todas partes a

la vez, desmultiplica su rostro único, con su ojo-agujero-negro-central quedestila la culpabilidad universal, o bien delega a personajes diferentes elcuidado de cantar ritornelos aparentemente anragonisras que, en realidad,se ponen en juego sobre la mesma gama de rasgos de rostridad. Por ejemplo,el poder molar de Estado, mediante circulares del ministerio de Educación,recomendara no dar más deberes a los nióos en la casa, mientras que el

l Las cortes redes sin duda han seóalado una etapa transitoria en el emplazamientode este Súper-Equipamiento colectivo. Marcadas aún por las antiguas formas de gastoostentatorio, no anunciaban menos por eKo la desterritorialización de las 6ormaciones socialestradicionales y la erección de un nuevo tipo de «personalización» del poder central. AI respeitose podría situar aqui en la prolongación uno del otro un eros barroco y un eras burocrático

2. PÀain Ca\ta, 'üéorie géKérale du capital, de la croissance et des .81+ctaations. Vat\s,Dunod, 1966.

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Primera parte

poder molecular de Estado en el seno de la família, que resulta él mesmopor lo general de un compromiso altamente problemático entre el padrey la madre, exigirá profesores que los reestablezcan.

Los poderes «constituidos» no hacen en realidad más que flotar al cos-tado de esta super-máquina, cual peces parasitas alrededor de una ballena,sin pescar nada esencia] a su funcionamiento. Aquellas que parecen sergrandes decisiones de su parte se reducen por lo general a una aceptaciónde tendencial que se dibujan en oiro lado, a un registro de evolucionesestadísticas y a la elaboración, a partir de ellas, de previsiones y de planesque se inscriben en su dirección. EI «verdadero» poder de Estado no espolítico, en el sentido en que habitualmente se entiende; no es el hecho dehombres que, «en su alma y conciencia» --según la fórmula consagrada--:producen un discurso racional sobre la sociedad y el bien público. Losdiscursos de tribunas, los movimientos brownianos que dan su consisten-cia aparente a la «vida» de los ministerios y a la «vida» política en generaltienden a crear la ilusión de un campo político coherente. De fecho, cadasujeto de enunciación, cada portavoz político es más o menos manipuladocomo una marioneta por máquinas complejas cuyo contorno se le escapa:máquinas burocráticas, financieras, económicas, militares, técnicas, urba-nas, territoriales, etc. EI discurso humano racional ya solo constituye unelemento adyacente y en ocasiones completamente marginal, por relacióna los diversos procesos maquínicos involucrados (materiales, semióticos,demográficos, ecológicos, etc.) Por eso no hay razón para sorprenderse deque hombres políticos revelen ser ag? fes --por exemplo de la CIA.

iEn cualquier circunstancia, nunca son Dera cosa más que agentes deuna máquina o de otral

Las rostridades de poder

Para salvar las apariencias, en un sistema que ya solo está fecho de apa-riencias, se volvió primordial que una fachada de racionalidad encuentresu piedra angular sobre una rostridad de poder, de ser posible la de unjeee de Estado de pulo firme, poro de mirada dulce, que sepa contenera sus subordinados, ellos mismos altamente responsabies y que, a su vez,etc. Así toda la unidad del socius se reconsticuye sobre un punho de espe-jismo: la mirada del jefe de Estado, detrás de la cual se perfila la del begede la policia, la del patrón, del profesor, del padre, del superyó dulzón. La

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Equipamientos de poder y fachadas políticas

consistencia del socius se ha convertido, así, en un fecho de resonancia,un nudo de reterritorialización imaginaria a partir del cual intentan re-constituirse, apuntalándose unas a atrás, en el mesmo juego ficcional, laterritorialidades deshechas.

En la tercera parte de este trabajo, propondremos, a título de exemplo de

estas componentes «aberrantes», modos de semiotización que proceden deaquello que llamaremos rasgos de rostridad y que, aunque involucrando unacategoria particularmente miniaturizada de poder, transporran sus erectossobre los conjuntos sociales más ampliou. Hemos alegado a considerar, enerecto, que realidades en apariencia tan inasibles, tan fugitivas, tân <.sub-jetivas» como expresiones del rastro, rasgos de rostridad, en la medida enque son «trabajadas» por máquinas de Equipamiento colectivo, no cons-rituyen simples modos de «revestimiento» del discurso, sino componentessemióticas fundamentales de los sistemas capitalísticos. En todos los sítios,en todos los momentos, una rostridad de poder sobrevuela las institucio-nes y las relaciones de fuerza sociales. Se sabe que la rostridad juega adoraun rol primordial, por medio de la televisión, en las luchas políticas, porejemplo durante las elecciones presidenciales, pera participa igualmenteen el trabajo de producción de las significaciones dominantes en muchasatrás ocasiones. EI análises de una situación social o de un Equipamientocolectivo, antes que apoyarse sobre simplificaciones psicosociológicas opsicoanalíticas, debería buscar captar no las «identificaciones» en general,sino las constelaciones de rasgos de rostridad, los tics colectivos, los este-reótipos que modelan una formación de poder local. éHasta qué punhose puede mirar a un superior a los ojos o sonreírle? éQué distancia-tipo estolerada en tal o cual situación, en función de las escalas jerárquicas de lasedades, de los sexos, de las razas, etc.? En resumen, es toda una etologíamicropolítica la que aqui debería ser explorada y experimentada, pues, unavez más, los Equipamientos colectivos no son solamente muros, oficinas,circulaciones, transmisiones de órdenes y de inHormaciones, sino tambiény ante todo, un modelado de actitudes, de rituales de sumisión que se im-ponen a través de múltiples componentes semióticas. La personalización yla rostrificación de los poderes en las sociedades contemporâneas no cesande tomar importância. Paradójicamente, a medida que la producción seinternacionaliza (se desterritorializa), parece que se asiste a una particula-rización (una reterritorialización) de las relacionei de producción y de lasrelaciones sociales sobre la nación, la región, la etnia, el individuo, etc. Este

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Primera parte

reforzamiento de la /nz#z//da/zc/ó de óz enz/ fZzcló no significa de ningúnmodo que sean chora individuos los que tienden a tomar el control delpoder de Estado, del poder de la empresa, los que oriencan la historia, laeconomia... Se blanden sentencia de Mao Tse-Tung, se erige su mostropara justificar orientaciones en ocasiones absolutamente contradictorias .iSe blande el rastro de un presidente tranquilizador para intentar criar«condicionem psicológicas» capaces de «enfriar» una aceleración monetarialPera cada vez, son instâncias sociales complejas, con contornos muy difTci-

les de definir, las que utilizan una rostridad de poder. En ocasiones, bastacon mostrar un rostro para cambiar las dimensiones de un problema (por«dar un ejemplo», para desencadenar un escandalo: es lo que pasó con lapresentación del rastro desesperado de Madame Claustre3 en la televisión).De hecho, lo que funciona aqui, no es la persona ni el mostro como rales'.EI rastro pertenece a una constelación completa. Solo funciona en tantoque pane en juego sistemas de redundâncias dominantes, es decir en tantoque depende de la función general de equipamiento de la que hablamosaqui y que implica, en la práctica, su dependencia respecto de una redparticular de equipamiento y una capacidad específica de activación delos equipamientos miniaturizados sobre los cuales descansa el poder de las

burguesias y de las burocracias capitalísticas. apresentar el rostro de nióoshambrientos de Bangladesh en la televisión no tiene prácticamente ningúnafecto; pues se trata de una rostridad que no muerde sobre el imaginário de}as sociedades blancas y pudientes, pues no compromete los maquinismosdel poder dominantes

êCuál es la función real de las [ormaciones de poder de rostridad de ]osequipamientos de rostridad en el seno de los Equipamientos colectivos?êCuál es el sentido de esta personificación del poder? êSe puede conceberque obras relaciones lograrán algún día establecerse entre el Estado, las ins-tituciones, los Equipamientos colectivos y los usuarios? êSe puede inclusoconcebir una z&fáz& f/a de esta personalización, de esta jerarquización delos rales y de las responsabilidades, en la prolongación de la «decadencia

3 Se trata de Françoise Claustre, etnóloga y arqueóloga francesa, secuestrada en Chaden 1974 y mantenida como rehén por más de mil dias. (N. de E.)

4 La noción de persona debería ser relacionada aqui con su acepción etimológicaprimera (de origen etrusco), la de máscara de teatro; pera se trata, en la acrualidad, de unteatro que cubre el conjunto del campo social.

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Equipamlentos de poder y fachadas políticas

del Estado» que constituía, para los marxistas pre-stalinistas, el índice deuna evolución de las sociedades socialistas hacia el comunismo? A pesardel desarrollo de las luchas que ataóen a lo que llamamos la revoluciónmolecular y la inquietud de los poderes públicos al respecto, a pesar de laentrada en vigor, en el campo de la historia y de la sociologia, de estudiosque refieren a la vida cotidiana, la Família, la escuela, las relaciones profe-sionales, etc., la mayoría de las personas «serias» persisten en considerarque todo lo que toca a dichas cuestiones de deseo solo podría concernira la literatura o a ensoflaciones anarquistas, y algunos afirman inclusoque se trata de temas «desmovilizadores», iincluso «neo-fascistas»! Por esodebemos antes reflexionar más sobre la cuestión de saber si tal perspec-tiva va realmente «en el sentido de la historia», o si es sinónimo de unadisolución de toda sociedad organizada, de todo «progreso» económico ysocial. A nuestro modo de ver, representa la única línea posible de saladadel mundo concentracionário de las sociedades industriales, el único punhode conexión con el rizoma de oiro mundo posible. iPero algunos exemploslocales de impugnación, algunas prácticas minoritárias no hacen un mundo!:Qué «sostendrá» ese nuevo mundo, de dónde extraerá, en particular, laconsistencia de su fuerza colectiva de trabajo?

Poderes molares y potencias moleculares

Los equipamientos capitalísticos son el lugar de enrrecruzamientode dos tipos de luchas políticas; luchas macropolíricas, localizables, porejemplo, en el nível electoral, sindical, etc., y luchas micropolíricas, quepueden situarse en los mesmos niveles, comprendido el del Estado, pera

que desbordan por todas partes las estratificaciones sociales, las delimi-taciones institucionales y jurídicas (es así que acontecimientos, algunasveces «insignificantes», pueden desencadenar alteraciones considerables,o contribuir al bloqueo de situaciones políticas; por ejemplo, el aüairede las filtraciones del Watergate o el chantaje que involucra la vida pri-vada, las declaraciones de impuestos de personajes importantes, etc.). Esimposible decir, de una vez por todas, que uno de usos tipos de luchascondiciona al oiro. [)e hecho, juegan sobre registros diferentes y estánen interacción constante. Las luchas políticas molares, aunque resultana menudo de erectos estadísticos relativos a evoluciones o a mutaciones

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Primera parte

moleculares, disponen igualmente de su propio margen de autonomia ya câmbio pueden influenciar a estas. Si es cierco que algunos <'accidentes»microscópicos o lentas transformaciones estadísticas, por exemplo de lasensibilidad colectiva, pueden hacer bascular la historia de un lado ode oiro, es igualmente cierto que «grandes» acontecimientos tules comoepidemias, crises, guerras, invasiones, revoluciones pueden desencadenaro acelerar metamorfoses a nível molecular. Las relacionei de poder moZzrtienen por función «encuadrar», jerarquizar el tecido social, mientras quelas relaciones de pare/zr/4 moZecz/Zar constituyen su trama y su vazo, parode un modo vivo, en función de agenciamientos colectivos de contornoscambiantes y de praxis rebeldes a las i nvaria ntes sociológicos y económicos.[)ado que la rea]idad dinâmica, energética, pu]siona] de] socius está cadavez menos centrada sobre el individuo, la família, la escuela, la ciudad,etc., puede cristalizarse alrededor de elementos a vices minúsculos --porexemplo un sintoma orgânico o un rasgo semiótica corporal, como el rojoque asciende a las mejillas de un empleado a quien el parrón «hace unareflexión»-- y que, de alguna forma, están obligados a aparecer en ciertmcircunstancias, en función de ciertas relacionei de fuerza y, de algún modo,«independientemente>} dc las personas.

Esta realidad puede organizarse según conjuntos de grau dimensiónque ponen en juego múltiples componentes económicas, sociales, polí-ticas, jurídicas, institucionales... --como es el caso, por ejemplo, con loque hoy en día se llama la «crises de la juventud», la «crises del exército», lacrises de la justicia» . . . Los agenciamientos colectivos implicados por estou

cristales microscópicos o estos vastos movimientos de conjunto, antes quemijar esta realidad como lo hacen los Equipamientos colectivos, antes quecodificar e institucionalizar las relaciones entre los poderes molares y laspotencias moleculares, no cesan de cuestionarlas.[)esorienEan los sistemasde causas y afectos, las polarizaciones de objetos y sujetos, deshacen loslimites, contaminan nuevos campos, miniaturizan sus erectos, «[rabajan»la desrerritorialización en todas las direcciones posibles. Allí donde losagenciamientos se manifiestan, se vuelve rapidamente ilusorio pretendercircunscribír un problema sobre un tipo de objeto definido o dc sujeto res-ponsable, sobre un equipamiento o sobre u n ministerio (Seóor-Prostitución

o Seóora-Condición 6emenina.. .). êCómo dudar hoy de que las luchas deemancipación de las mujeres solo pueden encontrar su alcance a condiciónde que consigan poner en cuestión de manera completamente simultânea

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Equipamientos de poder y fachadas políticas

la vida y la sexualidad en la pareça, la relación con los nifíos en la Família,la relación con la producción, con la creación, etc.? Los agenciamientoscolectivos que ponen de manifiesto aqui las tomas de conciencia y las lu-chas no podrían tener un único eje, una raiz aja, a partir de los cuales las«soluciones» podrían ser deducidas en razón de una lógica «arborescente»Es solo al término de un proceso de análises institucional vivo, es decir deúm,í#s/s co/apromef/do política y micropolíticamente, que se podre localizara qué tipo de «rizoma» corresponden. No podríamos insistir lo suficientesobre este punto: desde el momento en que se contacta con este tipo deagenciamientos maquínicos e institucionales, todas las micropolíticasse contaminan, la del observado y la del observador, la del juez y la deldelincuente, la del militante y la del «militado»... La apuesta devienepolítica al nível más profundo del investimento libidinal: o bien se opta,subentendido en lo más íntimo de uno mismo, por la estratificación de lospoderes, o bien se acepta seguir las líneas de fuga de deseo y deshacerse delos equipamientos preestablecidos, de las redundâncias dominantes, de lassignificaciones coaccionantes. . . A nuestro parecer, es sobre esta cuestiónque todas las problemáticas actuales del câmbio social, de la innovación yde la experimentación colectivas encuentran su escollo, a falta de reconocerallí su verdadera «materna opcional».

La cuestión de los Equipamientos colectivos, considerada en talperspectiva de análises micropolítico, tendría entonces no solamenteque desmarcarse del abordaje funcionalista tradicional, sino que deberíaencontrar de igual modo su articulación con el abordaje «arqueológico»del que Michel Foucault nos ha mostrado hasta qué punho era capaz derenovar problemas como los del hospital psiquiátrico, la prisión, la escue-la, etc. Es el propio Michel Foucault quien nos indica tal dirección: « ZI/n

día babrá que tnostrar cótlto Las relacionei entra-familiares, esettciaLmente

en La célula padres-bicos, se ban «disciplinado», absorbiendo, desde La edad

cLásica, esqtlemas externos, escolares, militares, Luego médicos, psiquiátricos,psicoLó$cos, ) ban hecbo de l.ct família el lugar de emergência priuik$adopara La cuestión disciplitlaria de «lo normaLy lo anort?laF.» De es\e nadapodríamos caracterizar de manera esquemática estos dos tipos de abordajepor el hecho de que proponen:

5 Michel Foucault, Swrpf/#a' efpz n/r, Paras, Gallimard, 1 975

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Primera parte

-- o bien poner al día una .zrgzzeo/OKz2z exrer óz de formaciones de podercuyo funcionamiento se exerce a partir de sistemas de redundância extrínse-cos de códigos explícitos, de instâncias represivas manifiestas: por ejemplola constitución de poderes escolares, médicos, psiquiátricos, que modelan:desde el exterior» la Família, el cuerpo, el individuo, el deseo, en función

de tecnologias micropolíticas y microflsicas particulares;-- o bien localizar la emerg?ac/ú de esas miomas 6ormaciones de poder a

partir de rodei moZecz/Zar?s de máquinas deseantes que atraviesan de formamucho más subterrânea los niveles del cuerpo, del individuo, de la Família,de la escuela, del exército, etc.

Ninguna de estas dos perspectivas podría tener anterioridad o prioridadsobre la otra.

Jamás se ha ganado nada de manera definitiva de un lado o de otro. Sibien es cierto que los objetos de base de la economia social del deseo ya noson suponiendo que alguna vez lo hayan sido'-- grupos territorializados deindividuos y de famílias, sino multiplicidades transpersonales que tiendena escapar a las estratificaciones y a los marcos establecidos, es igualmentecierto que esas mesmas multiplicidades pueden ser retomadas en el juegode las instâncias molares en razón mesma del hecho de que han podidoser sentidas como amenazantes por estas últimas y que no han logradosin embargo desencadenar agenciamientos colectivos que las cuestionende forma decisiva.

6 Siguiendo los trabajos del antropólogo americano Marshall Sahlins sobre la economiade !as sociedades más «primitivas», Claude Meillassoux elabora la noción de un «modo deproducción doméstico». A la obsesión de los funcionalistas y de los estructuralistas queintentan fundar la consistencia de estas sociedades sobre relacionei de filiación que descansansobre universales del tipo intercâmbio de las mujeres, prohibición del incesto, etc., oponela existencia de relaciones {'de adhesión» social que se manifiestan en primer lugar al nívelde la participación en las actividades de producción colectiva; «Para que se reproduzca lacomunidad doméstica, en erecto, face falta que las relaciones de filiación mean conformes alas relacionei de dependência y de anterioridad establecidas en la producción: Ãacf$a/[a gzfe

ta reíaciones cie reproat+ccióK wengaa rekciones de pradticción.» t.ste modo &e pta&ucc16n

doméstico no es concebido sin embargo como un estádio genético de la humanidad: juega unrol hndainentai en la explotación, por el imperialismo, en su periferia, de sectores agrícolasarcaicos y, en el corazón de su sistema de reproducción, del trabajo doméstico Gemenino.Claude Meillassoux, npmmes, gre/z/erT ff capííazm, Paras, Maspero, 1 975.

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Equipaínientos de poder y fachadas políticas

Intervenciones {canalíticas colectivas» sobre el inconsciente social

[)e una forma más genera], es preciso admitir que estou agenciamien-tos de deseo, cualquiera sea la naturaleza de las relaciones de fuerza queconsigan establecer con los equipamientos de poder, no podrían escaparcompletamente a las relaciones de significación y a las relaciones sociales,entendidas, esta vez, en el sentido habitual. Por tal motivo la vía de ingresoanalítica que nos parece necesaria y posible en el nível «intermediário» delos Equipamientos colectivos no se debe oponer a vias políticas «masivas»o a vias analíticas de escala completamente pequena. Debería trararsede intervenciones complementadas que se pongan en entredicho unasa otras. Lo «político» interfiere con lo micro-social, con lo familiar, loindividual y lo infra-individual, mientras que lo «libidinal» interfiere conlo político, a cualquier nível que se lo tome. Y en el nível de cada una deestas interferencias, puede ser emplazada una pragmática. Por tanto son elreformismo institucional sin horizonte revolucionário y los movimientosrevolucionários sin praxis inmediata de la vida cotidiana aquellos quedeben ser interpelados de manera conjunta. Siempre es posible delimitarun campo de análises y de intervención micropolítico que permita haceravanzar el rizoma de los agenciamientos colectivos de deseo. Lo que re-prochamos a los militantes de los grupúsculos y a los psicoanalistas, es quecontrariem, de todo tipo de formas, el emplazamiento de dichos agencia-mientos. Y eso en nombre de su saber, de su programa, de sus aparatos,de su especialización, de su saber-hacer. La revolución molecular no eshostil a los movimientos políticos, reivindicativos o contestatários clásicos.

Simplemenre, los face ruir de lo interior y los abre sobre oiros exteriores.No es hostil, tampoco, a prácticas de análises institucional relativamentelocalizadas(sobre domínios y objetos que, sin duda, no corresponden a losde las nomenclaturas administrativas, sino que se delimitaron en funciónde campos de intervención, el exército, las prisiones, la «locura», etc.).

Es así que cierto número de grupos se esfuerzan hoy por renovar elabordaje del fenómeno «escuela» considerándolo conjuntamente a partirde punhos de vista muy diferentes entre sí, por ejemplo el de su tratamientode los espacios --la tristeza desoladora de los muros, de los pasillos, de lospátios de «recreo», etc.--, el de su tratamienro de los ruídos y de la palabra --eldesmoronamiento semiótica de todas las componentes gestuales, postura-les, mímicas, etc.--, el de las relaciones micro-socides, micro-económicas, o

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Primera parte

bien incluso el de la miseria afectiva y el del desarrollo de los nióos, ligadosal aislamiento de las famílias, a las neuroses de los maestros, etc. Aquelloque circunscribe entonces el contorno de una pragmática analítica, es lacapacidad de los grupos-sujetos analizadores, por embrionários que sean, depermanecer en contacto con estas diferentes componentes. Puede tratarsede empresas más modestas, como, por exemplo, la intervención de estespsicólogos escolares, en la enseóanza primaria, que conciben su rol en unmodo muy diferente de aquel que era el suyo hace una decena de árias:rechazan hacer teses, quedarse encerrados en una oficina y se esfuerzanen trabajar con los nióos y los proíesores directamente en las clases paraFavorecer la puesta en marcha de proyectos colectivos. iNo allí hay nadade revolucionário! Pera el mero fecho de que rompan algo de la ruminacolectiva logra algunas veces catalizar procesos de apertura del elos de grupolocal y a activar fenómenos de desinhibición en cadena completamenteimprevistos y, de todos modos, sin medida común con lo que habría podidoser el resultado de las entrevistas individuales o psicorerapias en serie talcomo son dispensadas, por ejemplo, en los centros médico-pedagógicosen su fórmula actual

En un ambito muy diferente, un grupo como el que fue constituídopor Michel Foucault y cierto número de militantes y de intelectuales sobreel problema de las prisiones --Grupo de información sobre las prisiones(GIP)-- puede ser considerado como un agenciamien to colectivo analíticoy militante de este tipo. En el inicio, su acción se había limitado a la dis-tribución de cuestionarios a los prisioneros y a lm trabajo de información.Luego sus contactos se ramificaron, y es bafo una luz completamente nuevaque han aparecido posibilidades de lucra que condujeron a un importantecuestionamiento de la condición penitenciária, del rol de la justicia y dclas prisiones, de la actitud de la opinión pública y de los grupos militantesrespecto a los «derechos comunes». . . iDesde luego, no es el GIP en tantotal quien ha «desencadenado» la espectacular crises que desembocó en laquema de la mitad de las prisiones francesasl Pero la importância.paó'r/raque tomaron las revueltas de detenidos no dela seguramente de [enerrelación con sus intervenciones. Estas, además, han inducido a atrás, enotros âmbitos, en el mismo estilo, lo cual contribuyó con toda naturalidada unir entre sí cuestiones obras veces separadas (las de los inmigrantes, loshomosexuales, los drogados, las prostitutas, etc.).

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Equipamientos de poder y fachadas políticas

Desde nuestro punto de vista, la característica de este nuevo modo deacción que articula la bucha política con la vida cotidiana, la consigna conla invesrigación, el intelectual y el militante con el derecho común, conlas prostitutas, etc., es una intervención «analítica colectiva» sobre el in-consciente social, aun si tal proyecto no es explicitado como tal. EI objetodel «militantismo» se desdobra: está del lado del campo de intervención,pero también del lado de los participantes. Se trata de trabajar, de modopermanente, la enunciación colectiva militante y no solamente los enun-ciados producidos. Lo importante es jamás pretender guiar o interpretar lasacciones. Cuando la enunciación colectiva se malogre, cuando el grupo seencierre o tome una posición de liderazgo, entonces rales grupos preGerirándisolverse. Su regia de conducta, en erecto, es jamás reemplazar los procesoscolectivos de enunciación del deseo y, por tanto, no apartarse de ningunaforma de semiotización que juegue un rol importante en la economiade desço del campo social, sea que intervenga al nível del individuo, delcuerpo, de un proceso de ideación, de percepción, etc., sea «comprensible»o no, utilizable o no para «la causa». . . En estas condiciones, no hay quesorprenderse del hecho de que el rizoma de las componentes semióticasya no esté simplemente polarizado según vectores que van de la famíliahacia el socius o, inversamente, del socius hacia la família; se organizarásegún conjuntos mucho más complejos, ramificaciones, mapas que esqui-van las entidades y las problemáticas tradicionales. Podrá poner en juegocomponentes heterogéneas sin aparente relación inmediata con el sistemahabitual de causa y de erecto del ambito considerado.

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Una revolución molecular

La tercera revolución industrial

Los cortes entre la vida proeesional, el ocio y la educación, entre la vidaprivada y la vida pública, la valorización, desde que hablamos del trabajo,de un espíritu de seriedad, incluso de un espíritu de sacrifício, parecenconstituir los fundamentos mesmos de toda sociedad. A pesar de la evolu-ción de las técnicas y de los modos de organización de la producción, enespecial en los sectores «de punha», la imaginería tradicional del «mundodel trabajo», los rasgos de rostridad del trabajador manual del siglo XIX

por ejemplo el del minero de extracción o del 6erroviario-- continúansirviendo de base a la imaginería canónica que concierne al trabajo, talcomo es vehiculado, entre oiros, por la escuela primaria. Si el trabajo esaburrido y represivo, no es fundamentalmente por el hecho de que es unmodo de producción fundado en la explotación de los trabajadores, sinoante todo, porque así debe ser, porque la dificultad y los obstáculos ofrecenla ocasión de superar una pureza y malas tendências innatas. Pero si bientodos estos clichés y estas alegorias heredadas de las primeras etapas dela revolución industrial continúan temendo éxito en la escuela y en losmediou de comunicación masiva, corresponden, de hecho, cada vez menos

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Prlmera parte

a los modelos libidinales requeridos por sus etapas actuales, calificadas enocasiones de «tercera revolución industrial» y centradas sobre la química,la energia atómica, la automatización y la informática. Una utilizacióncoherente de los sistemas de servo-mecanismos maquínicos (comandosóptimos y adaptativos, controles numéricos directos, sistemas autodi-dácticos, etc.) podría permitir acelerar el reemplazo de los sistemas deservo-mecanismos humanos que se apoyan directamente sobre el cuerpo,los miembros, los órganos de los trabajadores. En câmbio, el sistema deproducción parece reforzar, como por gusto, las coacciones alienantes del[rabajo, ie incluso en las ramas más modernas, las más automatizadas de laproducciónl Toda la evolución tecnológica y científica tiende a la liquida-ción del trabajo en serie («en migajas»), del despotismo de los «pequefiosje6es», a una profunda modificación del corte entre el trabajo por horas ymensual por una parte, y de los técnicos y de los ejecutivos por obra. Enrealidad, la disciplina y la jerarquía, esenciales a los «ejércitos laborales»del siglo XX, ya solo corresponden hoy al manreninliento de relaciones deproducción represivas; de hecho, van a contramano de la evolución de losprocesos productivos que, cada vez más, son llevados a apelar no solamenteal cuerpo, a la habilidad y al oficio de los trabajadores, sino también a sumente y, en cierta medida, a su líbido.

La extracción de los esquemas desterritorializados' requeridos por lasnuevas formas de división de trabajo, la nueva organización social y lageneralización del régimen de los cujos descodificador implican un tra-tamiento particular de la fuerza colectiva de semiotización y de trabajo.Los comunistas chinos hicieron la experiencia de esta cuando, en 1949,inmediatamente de su toma de poder, habiendo decidido reforzar en nú-mero la clase obrera china, hicieron menir numerosos canlpesinos hacia lasciudades y las fábricas. Estas estuvieron tan desorien fados y espantados porel ruído de las máquinas y la agitación de los trabajadores que se decidióque, durante todo un período, los recién alegados no tendrían Dera tardaque circular libremente en los talleres para habituarse a sus nuevas condi-ciones de trabajo, para «semiotizar» su nuevo entorno. La mnemotécnicacolectiva, de la que Nietzsche decía que en la prehistoria jamás sucedia «sinsuplício, sin martírio y sacrifício sangrientob,, después del reinado de los

Que describiremos posteriormente en tanto que «fiinción diagramática».

Nietzsche, Z,zz (#/zéa/coze de Za maraü, l)ezcx/êmfdüieríafian, Paras, Gallimard, 1 966

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Una revolución molecular

«sacerdotes ascéticos», dc las disciplinas monásticas, después de las «etique-tas» aristocráticas, después del acuartelado de las fabricas, de las escuelas,

después del reinado de los bachilleratos y de los «mejores alumnos», hacomenzado a transferir lo esencial de sus «memorias» y una parte de susmecanismos lógicos hacia máquinas de información'. lesto no significaen absoluto que la informática sea elevada a apropiarse necesariamente delas palancas de mando! Podría producirse incluso lo contrario, aportandola revolución informática medias inauditos para despejar el campo de lasrepeticiones vacías y abriendo la posibilidad de una concentración del[rabajo humano sobre procesos decisionales que escapan, por naturaleza,al cuadriculado informático, es decir que dependen de la economia deldeseo'. Será entonces cada vez menos necesario aprender la lista de lassub-pre6ecturas o incluso, pronto, la tabla de multiplicación: algunas má-quinas diagranláticas tenderán cada vez más a tomar el relevo de dichasoperaciones. Una suerce de nueva indolencia, de «derecho a la perezas»,de «derecho a la locuraó», se abre ante nosotros. Pudiendo ser remetidoel rigor del lado de las máquinas, las máquinas de desço podrán retomar,como quien no quiere la cosa, la vía de las conexiones moleculares eficaces.

Solo se trata aqui, ciertamente, de lma perspectiva objetivamente posiblepues, de hecho, la política de implantación de equipamientos represivos

3 La men\orla, como nos lo muestra Frances A. Yates, dependió durante muchoriempo de máquinas de «memoria» muy territorializadas (por exemplo, de máquinasretóricas arquitectónicas derivadas del ,4d Hrrr/?/z/z/m antiguo), o de máquinas altamentesofisticadas como la de Lulio (donde los conceptos están representados a través de letrasdel alfabeto que giram sobre un eje, y las hguras mediante círculos concêntricos sobre loscuales sc encucntran las letras que remiten a los conceptos quc permiten obtener, cuandoelas rucdas giran, combinaciones de conceptos). Frances A. Vates, Z:4rf 2r Za mél zo/rf.Paras, Gallimard, 1975

4 Criticando las exportaciones abusivas del lenguaje informático fuera de su ambito,Cornelius Castoriadis se interroga sobre el fecho de saber si el concepto de orden, delque tienen necesidad la biologia y la antropologia, es necesariamente idéntico al de lafísica(Scienre madre f f /nrfríaK zr/az/pó//aíapA/gire, Encyclopaedia Universalis Organum.t975). En erecto, a diferencia del orden de los estratos físico-químicos, los órdeneshumanos» parecen inseparables de agenciamíentos colectivos y de formaciones de poder,

es decir de modos de semiotización que los exponen, los disponen y los aseguranindependientemente de toda garantia trascendental

Paul Lafargue, Zf' Z)ro/f ã bpczreíie, Paras, Orio1, 1883

' Jean-Claude Polack et Danielle Sabourin, Z'z Bo?z/e o;í /e dra/f à Za Jo#e, Paras,Calmann-Léw, 1976.

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Primera parte

no cesa de contrariar y de sabotear los agenciamientos colectivos de deseoque permitirían realizaria a gran escala. La nueva memoria maquínica, lanueva organización social cuyos centros de decisión estarás dispuestosen red y ya no sometidos jerárquicamente entre sí-- no podrá entoncescontentarse, para afirmarse, con rechazar masivamente los equipaínientosrepresivos, en particular los equipamientos miniaturizados rales como elpoder escolar, el poder médico, la pareja, el superyó. Deterá tomar encuenta la propia fuerza de reproducción de la que son portadores. Estácondenada, en cierto modo, a producir ella misma modos de semiotizacióny agenciamientos que no solamente los expropien de sus poderes actualessino que, además, desfasarán de manera continua los retornos incesantesde la función de equipamiento capitalístico.

Las máquinas abstractaséQué pasaría entonces si las jerarquías, las burocracias, las falocracias, las

gerontocracias, fueran obligadas a «soltar las palancas de mando»? êCuálseria la nueva consistencia del campo social? Para intentar avanzar sobreesta cuestión, nos hace falta volver nuevamence sobre la distinción quehemos propuesco entre la función de Equipamiento colectivo y la funciónde agenciamiento colectivo (agenciamiento maquínico y agenciamienro deenunciación). La puesta en juego de estas funciones --en particular al nívelde las redes de Equipamientos colectivos nos ha permitido mostrar que laconsistencia del campo social, no más que la del lenguaje o de la líbido, nodescansa sobre ningún sistema de invariantes trascendentales. Lo que haceque sea posible un «pasaje» de un nível a otro --por ejcmplo de un níveleconómico a un nível «ideológico» , lo que garantiza aquello que hemosclamado la transversalidad social, no depende de princípios, de categorias yde elementos delimitados de una vez y para siempre. Todo se debe rehacercada vez. O, más exactamente, remate a redes de mãgz/i as co//crrfas quemanifiestan, a título más o menos transitorio, lo que llamaremos sistemas demágzl/nzzs /zóiüaczai Ze des/?m/íor/a#z.zf/ón, que establecen esta consistencia

y esta transversalidad en condiciones y para períodos históricos dados. Lasmáquinas abstractas alrededor de las cuales se cristalizan los agenciamientosy los equipamientos concretos --volveremos sobre eito en la tercera parte deeste trabajo- no están fuera de la temporalidad social, sino que la atraviesan,

la producen y la reproducen. Negocian la regulación de los coeficientes

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Una revolución molecular

de desterritorialización específicos a cada componente semiótica y a cadacomponente de codificación. Pero pesando de los Equipamientos a losAgenciamientos, se pasa de un régimen de máquinas abstractas a otro.Con los Equipamientos, el conjunto de las máquinas abstractas dependede un mando único el Capital-- en torno del cual se organiza todo unestado mayor que cuadricula, sobre un modelo dualista, el conjunto delas coordenadas y de los valores del campo social: el Significante y el No-Sentido, lo útil y lo Inútil, la Razón y la Sinrazón, lo Bello y lo Feo, loMusical y el Ruído, etc. Con los Agenciamientos, las máquinas abstractas y]

a su zaga, las máquinas concretas que las acrualizan ya no son organizadassegún sistemas de «árbol de implicación» innormatizables, sino en un modo

rizomático, según fórmulas irreductibles a las descomposiciones bináriasque solo podrían hacer perder sus rasgos específicos a las macerias de ex-presión y a las maternas de codificación implicadas. No se puede «traducir»los rasgos maquínicos de un proceso biológico en rasgos fisioquímicos oastrofísicos. Se los puede comparar; se pueden hacer pasar de unos a otrosalgunos números, tipologias, formalizaciones de toda naturaleza, pero noel proceso mesmo en su irreductibilidad, no la posición singular que ocupasobre el fllum de las mutaciones maquínicas. Las jerarquías de invariantespermanecen siempre exteriores a los procesos mismos y sucede lo naismocon las instituciones de los equipamientos y con las teorias que se fundansobre elmos. Tenemos, de un lado: la Ley, la Teoria; y del oiro: la praxis, laexperimçntación. Pera una teoria-praxis que funcione e]] las partes vivasde la sociedad en ruptura con la jerarquía de los valores pre-establecidosarticulara sistemas de máquinas abstractas que se desterritorializan sobresí mesmas --y por tanto de ningún modo eternas--, conectándose unam conobras en una expansión rizomática infinita, no para ficar y para estratificarel socius, sino para asegurar su regulación transitoria.

êQué hace caminar el deseo en un grupo, qué hace cominar una teoria,una experimentación, una forma de arte? êQ.ué face que en un momentodado, todo se vuelque bajo el mando de una formación represiva de po-der? êQué hace que cierto tipo de máquinas abstractas --o bien máquinasabstractas arborescentes que remiten, en última instancia, al Capital, obien máquinas abstractas policentradas, polívocas, que funcionan segúntoda una maraóa de líneas abiertas-- «tome el poder» en circunstanciasparticulares? Cuando las máquinas abstractas logran escapar al régimende la economia capitalística de los fiujos (es decir cuando se liberan de Im

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Primera parte

tutelas institucionales, de los equipamientos de poder que las jerarquizan,las ritualizan, las reterritorializan, según un orden abstracto universaly trascendente), es porque han dejado de ser asimilables, de cerca o deledos, a las ideas platónicas, a los noúmenos kantianos, a los momentosdialécticos hegelianos o marxistas, a los matemas estructurales del in-consciente lacanianos, incluso a los modestos «estados» de la teoria delos sistemas7, en tanto ellas emergieron bajo esta forma de los diferenteshorizontes teóricos. Más acá de las coordenadas espacio-temporales y delos rasgos específicos de las diferentes componentes de expresión y decodificación, estas máquinas abstractas cristalizan entonces un nz/zü 2epraóZe/#.z, garantizan la consistencia de un «estado de hecho» que, al nívelde las máquinas concretas, resultará filado, «contingentado» en la historiay en el campo social. Metabolizan vias de pasaje entre estratos diferentes,negocian el régimen de las desterritorializaciones relativas, modelizan losprocesos de subjetivación sin que se trate aqui de una subjetivación uni-versal--, abren o cierran lo posible, sea dejando escapar líneas de fuga dedeseo, a veces minúsculas, sea desencadenando revoluciones en cadena, sea

dejándose tomar nuevamente por sistemas de estratificaciones. Su rol, enel caso de las funciones de Equipamientos colectivos y de las funciones deagenciamientos colectivos de los que se habla aqui, es el de proóZem/züz'z/"

--no poner en escena ni representar-- Za m/zfer/a d? ex2rei/ó/z po#r/c'z conla cual es confrontada la colectividad: lo que hemos llamado su «maternaopcional». No hay universales políticos, no hay opción política en general.En el seno de cada situación particular, de cada máquina disciplinada,de cada sistema de vigilância, cierto tipo de vírus micropolítico está enacción, cierta constelación de máquinas abstractas está sometida a unaformación de poder. Las diferentes cepas micro-Fascistas, por exemplo,que trabajan en los Estados Unidos y los países del este, los países ricos ylos países pobres, los países árabes e lsrael, etc., aunque mantengan ciertasfiliaciones con el fascismo histórico de preguerra, se diferencian al infinitosegún sus propias vias. No existe por tanto respuesta global posible, ni«amplia frente antifascista» para cortar el camino a esta nueva amenaza:;e/cair/íma 7n .pmó/ Supura a través de todos los poros de las sociedadescapitalísticas. Desde entonces, se debe ir a atraparlo «a domicílio», bafosus formas específicas, y esta implica una lucra generalizada de todos los

7 Ludwig von Bertalan®. (;'/zela/S),irem 7#raT, New Yark, Basic Books, 1965

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Una revolución molecular

nstantes sobre una multitud de «frentes». La política del deseo, tanto alnível de un grupo, de una institución, de una teoria como de una formade arte, concierne esencialmente a estos agenciamientos de «partículas deposible» que constiluyen las máquinas abstractas. Por tanto, no hay luchapor la libertad en general, sino la construcción, a todos los niveles, demáquinas de liberación.

opor qué hablar aqui de máquinas abstractas? Porque, si se dejai} losproblemas micropolíticos en la dependencia exclusiva de máquinas con-cretas, es decir tanto de instituciones sociales, de equipamientos de todaclave, como de sistemas de interacciones entre individuos o de sistemas deinteracciones semióticas, o bien de teoria constituída, de programa, etc.se termina por reducirlas a ya no ser más que superestructuras ideológicaso aparatos ideológicos, en el sentido de Althusser*. Desde entonces, todoslos sistemas de sobredeterminación que se quieran imaginar, resultaránvaras para encontrarles un asidero sobre lo real. Las infraestructuras que,en el estado actual de las ciencias, son generalmente concebidas comodebiendo estar regidas por leyes invariantes conservaram siempre la últimapalabra. Nuestro «rodeo» por las máquinas abstractas no implica ningunamediación idealista. No se trata aqui, en erecto, de un sistema de ideal quese relacionar con una instancia encerrada sobre sí misnla. Las máquinasabstractas operan un pasaje directo entre los estados de signos y los estadosde cosas. Con ellas, las reterritorializaciones mentales pasan al segundoplano. EI cortocircuito quc e6ectúan entre las desterritorializaciones de losfluxos materiales y las desterritorializaciones de los fiujos semióticos --dichode oiro modo procedo diagramático-- se hace z#rec/a/ c///e en los signosy 2zrfffamzc'/zrf en lo «material». Las máquinas abstractas trabajan lo real,lo Eabrican a partir de topologías, de ecuaciones, de puestas en referenciamúltiples. Pera trabajan igualmente los sistemas de signos para ponerlosal nível de las realidades históricas y cósmicas y] en ciertas condiciones,pueden evitarles caer en el mundo fijista de los paradigmas universales --loque hemos llamado, en otra parte, la «perversión paradigmática». Conside-ramos por tanto que el «ser» en el fundamento de lo «existente» --al menosen el campo social considerado desde el punho de vista de su economia dedeseo--, antes de ser un asunto de estratos materiales, de energia, de for-ma o de estructuras, depende en primer lugar de esta «matéria opcional»

' Ver ín#a, «Los seõuelos de la ideologia

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Primera parte

tal como es trabajada por las máquinas abstractas. iEs tanto como decirque el ser no se reduce, aqui, a nada identificable, a nada localizable encoordenadas eternas y universalesl Ya solo se trata aqui de agenciamientoscolectivos que ponen en julgo máquinas de enter-conexión, de codi ficación,de semiotización y de subjetivación, recortando problemáticas, dispo-niendo territorialidades, transversalizando estratos biológicos, ecológicos,económicos, personológicos, institucionales, etc. Tales agenciamientos nopueden ser considerados como siendo los Sofras de una estructura. Son ala vez parte prehendida y parte prensil de «maquinaciones» que se jueganen múltiples niveles:

1) en aquellos, abstractos, donde se eGectúan:- o bien nuevas conexiones desterritorializantes «constructivas»,

o bien reterritorializaciones a la cuenta de máquinas despóticas cen-

tralistas rales como el Capital, el Significante, etc.;2) en aquellos, concretos, donde se efectúan:

o bien nivelaciones de relacionei de fuerza, ritualizaciones, neutra-lizaciones relativas de los procesos diagramáticos que descansan sobre laminiaturización de los equipamientos de poder, sobre programaciones yplanificaciones cada vez más tentaculares,

o bien tácticas y estrategias líberadoras que tienden a optimizarla función de agenciamiento colectivo en detrimento de la función deequipamiento

EI socialismo burocrático. estádio supremo del capitalismo

Nos negamos a separar, como lo hacen la mayoría de los teóricos quese reclaman del marxismo, las relaciones de producción de las relacionesde semiotización. EI control, por clases o castas explotadoras, de los me-dias de producción, es indisociable del contrai de los medias colectivosde semiotización que, siendo quizá menos visible, no es por ello menosfundamental. EI desfie que no ceda de acentuarse entre las relaciones deproducción y los procesos productivos no depende por tanto, para nosotros,únicamente de una infraestructura económica. Constituye incluso solo unaspecto particular de aquel desajuste que se desarrolla más generalmenteentre el conjunto de las relacionei sociales y la economia libidinal colectiva;estou últimos, de su lado, no tampoco dependen especificamente de unasuperestructura determinada «en última instancia» --según la expresión

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Una revolución molecular

consagrada-- por la base económica. Sean cuales sean las denominacionesque se den a las sociedades fundadas sobre la explotación del [rabajo y de lalíbido, sea cual sea la naturaleza de los medios de control de la produccióny de los modos de organización social que pongan en acción, sean cualessean las clases históricamente discernabilizadas o las hidros burocráticas,de contornos difíciles de delimitar, que sacan provecho de ella, estamosen presencia de un mismo sistema de finalidad colectiva: el repliegue delas producciones útiles sobre los valores mercantiles y la reificación de losvalores de deseo sobre los valores de uso y los valores de câmbio.

Las sociedades que reivindicam el socialismo, tanto como las quereivindicar la ganância y el capital, están obrigadas, hoy, a engancharscde manera cada vez más estrecha y en ocasiones, según parece, contra elagrado de sus dirigentes más «esclarecidos» tipo Kruschev o Kennedy--,a modos de sujeción semiótica a «contramano» de la historia, y eso a pesarde todas sus tentativas de adaptación, de innovaciones institucionales,de miniaturización de los equipamientos de deseo que inyectan en lasmesas. Así, desde hace ya mucho tiempo, las condicionem de una revolu-ción han llegado a la madurez sin que ninguna clase social se perfile en elhorizonte para intentar ajustar el socius a la inmensa desterritorializaciónque lo atraviesa y para reorientar las fuerzas productivas que son objeto,a escala mundial, de un fabuloso despilfarro. Las clases obreras, desde elpunto de visem de la economia de deseo y de la integración semiótica a losvalores dominantes, jamás se han desmarcado de manera fundamental dela burguesia y de las burocracias, y todo hace pensar que serán cada vezmenos llevadas a hacerlo. De hecho, tienden en todas partes, en gradosdiversos, a colaborar de manera activa en las empresas de sujeción de lassociedades capitalísticas.

EI objetivo, fundamental, de la toma del poder político en el níveldel Estado por la «vanguardia» del proletariado es considerado por losmarxistas-leninistas como la condición i/nr gz/.z /zan de una toma de con-ciencia autónoma de la clase obrera. De fecho, este objetivo en absolutoha evitado la contaminación de esta por la ideologia burguesa. Muy por elcontrario, es por el rodeo de la integración de la «vanguardia» a las reglasdel juego político y sindical establecidas por el poder de Estado que dichacontaminación ha podido extenderse en las amplias capas populares. Losburócratas de los aparatos del movimiento obrero han sido en cierto modolos iniciadores de la integración semiótica de la clave obrera. Como rales,

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Primera parte

se los puede considerar legitimamente como Equipamientos colectivos,en el sentido amplia que les hemos dado aqui. No se puede por tantoconceber hoy una bucha contra el burocratismo de Estado y, de formamás general, contra todas las maniGestaciones concretas del poder de Es-tado, sino a condición de considerar paralelamente el zó's/m,z/zfeü/ /e/z/ade las estructuras burocráticas que paralizan el movimiento obrero, losmovimientos populares y minoritários de cualquier naturaleza. EI poderde Estado está en todas partes, y conviene darse en todas partes mediosespecíficos para desalojarlo, incluída en la cabeza de las «masas» y en la

de los dirigentes. Pera dicho desmantelamiento, si se efectuara en la des-moralización y sin emplazamiento de oiros tipos de agenciamientos delucra, acarrearía una inmensa regresión social. En consecuencia, los lugaresdonde ha comenzado a emerger esta nueva problemática estás en caminode devenir los nuevos puntos calientes de las luchas sociales y políticas. EI

tipo de lucha analítico-militante que se vuelve posible en el seno de ciertonúmero de Equipamientos colectivos, de administraciones, de sectoressociales, etc., no será siempre considerado como marginal por relacióna las grandes luchas de los baluartes obreros: Renault, los ferroviários,etc. Y parece ya dudarse poco de que si un día deviene posible un avancerevolucionário, no provendrá de estes baluartes, sino probablemente deuno de esos sectores que hoy aparecen corno secundários a los ocos de larepresenración y de la moral militantes.

Reemplazando las categorias sociológicas globalizantes por «material

opcionales» políticas, uno está en menores condiciones de seguir lascontaminaciones que se operan entre las formaciones de poder de todotamaâo, y de captar por qué es absurdo pretender cambiar la sociedad,querer construir un orden económico que ya no descanse sobre la ex-ploración de una clave por tetra, contentándosc con transferir el poderde Estado de !os representantes de una clase a los de tetra y haciendovotos para que el Estado pierda luego progresivamente su utilidad entanto fuerza de coerción, y se pinga él mismo a «degenerar». EI poder deEstado, no es solamente la existencia de fuerzas coercitivas que se ejercenal nível de ios grandes conjuntos sociales; está en acción de igual modoen los niveles de los engranajes microscópicos de la sociedad. iLo cualno significa en modo alguns que convenga esperar todo de un simplecuestionamiento del individuo o de una negación masiva de la Família!Así, el hecho de que el poder central tenga no solamente una política

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Una revolución molecular

concerniente a la pareja conyugal y a la Eamilia9, sino que además fun-cione en su seno una micropolítica de Estado, no significa sin embargoque dichas instituciones sean condenables como rales y que se debanrechazar sin apelación. Aunque solo fuera por unos instantes, durantesu constitución, una pareja puede funcionar como agenciamiento dedeseo: es el momento en que bodas las esperanzas de una liberación de lasviejas tutelas parentales están permitidas. E incluso cuando una famíliaparece haberse convertido, de una vez y para siempre, en una máquinafalocrática, a pesar de los peores arrebatou de autoritarismo falocrático,a pesar de las peores crises de celos, a pesar del clima micro-fascista enel cual se baóan muy a menudo sus miembros, puede dejar que renaz-can minúsculas líneas de esperanza, ternuras fugaces: «Vamos a salir devacaciones, todo irá nlejor, isto va a cambiar. . .» Y sabemos que a fin decuentas, en el estado de dependencia crónica al que los individuos se venreducidos por el conjunto de las formaciones sociales, icualquier tiraniatermina por parecer major que la soledad!

EI poder de Estado, la explocación del trabajo, la alienación del deseo,no son únicainente secretados por las grandes formaciones capitalistas osocialistas burocráticas. EI misino tipo de íitáquinas abstractas capitalís-ricas trabaja los diversos grupos sociales, el Estado y los individuos. Losdos grandes mitos antagonistas de los socialistas de comienzos de siglo--o bien la educación de las mesas, o bien su militarización bolcheviquecarecían ambos de razón: ya que la educación controlada por el poder deEstado trabaj;\ en el sentido de una adaptacióit de los trabajadores a losmodelos libidinales de la burguesia --y en particular a una individuaciónde su enunciación--, y su «militarización» hace infaliblemente el julgo,haja todo tipo de modalidades, al centralismo burocrático y a las diversasformas de tecnocratismo.

En muy numerosos âmbitos, es la categoria de farnilia o de pareça la que constituyeel objeto institucional de referencia. iPor exemplo, la contabilidad nacional continúahablando de «presupuesto de la pareja» a propósito de solteros! Sobre la genealogia dela intimidad Eamiliarista, cf. el estudio de Lion Murard y Patrick Zylberman, Z,f prrlfFrauaiÍle11r i7tfatigable, Recherches, \ÀQ 2 5, \ 97G.

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Píimera parte

Un nuevo tipo de lucha

Se busca un nuevo tipo de lucha, menos a título de modelo que a títu-lo de «precedente» de demostración de que oiro campo de posibles estárealmente abierto. La máquina abstracta de la que se trata aqui podríaenunciarse de la siguiente forma: sí, es posible hacer algo en todas estassituaciones que hoy parecen completamente bloqueadas, como ater enLip:" o como hoy en la magistratura o con las prostitutas. . . SÍ, es posible«cambiar la vida» en la pareja, con los nióos, en el cara a cara con unomesmo... En el sector de los Equipamientos sociales, en particular deaquellos que se consagran a la nifiez, se juegan toda una serie de conflictosmicroscópicos, a menudo confusos y contradictorios, al interior de losestablecim lentos, a propósito de la vida colectiva, del rol de los pedagogos,de los psicoanalistas, de los docentes, etc. Allí también, nos equivocaríamosen pensar que solo se trata de luchas sin importância. Cuando se abordanrales problemas con responsables sindicales o responsables políticos, nosresponden generalmente que no son de su incumbencia, que pertenecena la iniciativa de la base. Pera discutiendo más con ellas, uno se da cuenta

de que tienen en realidad, sobre todos los problemas de salud, de higienemental, de educación, de costumbres, etc., un punho de vista bien inculca-do, que es el de las redundâncias dominantes, de las evidencias del poder,rales como son vehiculadas por los mediou de comunicación: para curarlas enfermedades, hacen falta médicos, enfermeras, hospirales --iquiénse atreveria a pretender lo contrariou--, para curar a los locos, hacen Faltapsiquiatras, hospitales psiquiátricos y también, por qué no, psicoanalistas;para educar a los nióos, face falta un cuerpo docente de las escuelas, peratambién métodos activos; para mantener el orden, hace falta un cuerpo depolicias, etc. Y todo eso exige créditos, equipamientos, buenos gestores, unbuen contrai democrático de parte de los electos, de parte de los padresde alumnos, etc.

La meteria opcional consiste aqui en que cualquier «problema social»puede ser tirado del lado de los equipamientos y alejado de agenciamien-[os colectivos potenciales. Incluso sin darse uno cuenta, se hace de elloun asunto de especialistas, de programas, de normas, de presupuestos, detutelas, etc., y se rechaza considerar que puída articularse con experimen-

1" Guattari alude a la huelga obrera más emblemática después del 68, la de la übricaLIP en Besançon. (N. de E.)

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Una revolución molecular

taciones colectivas, con una vida barrial, con una asunción por parte delos «usuarios». Alara bien, solo podrá ser en una lucha cotidiana, al nívelde la vida de todos los dias, que podrán ser modificadas las relacionei defuerza entre, de un ]ado, e] saber del especialista, la autoridad política delos representantes del orden establecido y, del ocre, más acá de las personasy de los objetos constituidos, el desço, algunas veces embrionário y que sebusca primero a través de un discurso inaudible, por exemplo, de nióos,de locos, de delincuentes, de marginales, etc. Antes que aceptar comouna Eatalidad el crecimiento desmesurado de condensadores sociales --es-

pecies de completos semióticos donde se hacen fabricar los individuos ylas relaciones sociales-- que cuadriculan y controlar los cuatro rinconesdel campo social, êno podemos imaginar el pasaje a una lucha activa dedesequipamien to, de reagenêiamiento colectivo que esquive las estructurasinstitucionales demasiado masivas: los ministerios, las tutelas burocráticas,

las jerarquías facticias, que permitan establecer lm sistema de control socialmulta-centrado, que mantenga una proximidad máxima con las condicionesde toda naturaleza, en el respeto de las singularidades de desço y haciendodegenerar desde .zóozu el poder de Estado?

Pretendiendo establecerse como una nueva ciencia, el marxismo sequilo diferente de todas las demás doctrinas. Busco fundar la autoridadde sus enunciados y, en filigrana, el autoritarismo de sus prácticas, yesmo desde la constitución de la Primera Internacional-- sobre el prestigiode las obras ciências. A sus costados, las utopias de todo capo, las ideasgenerosas, devenían ridículas y peligrosas. «Si uno no propone fundarsus perspectivas de lucha sobre bases científicas, solo se puede engaííar alas masas» No solamente el marxismo quiso apoyar la revolución sobrelas ciencias, sino también sobre el desarrollo de las fuerzas productivas.Así, los grandes motores de la historia han devenido, para él, además dela clase obrera, las ciências y las tecnologias, iy las clases obreras del sigloXTX ya solo existen hoy en la cabeza de los ideólogos y de los militantesretro! Que no se nos haga decir que la revolución molecular se hará co xuel progreso y el bienestar de las clases obreras. Simplemente, nos pareceque, en gran parte, ella pasará a su lado, dejándolas evolucionar, inclusodegenerar, según sus propios caminos. Cierto ideal dogmático de las cien-cias y cierto ideal ascético y moralizador de la ideologia obrerista ya no secorresponden con las realidades de hoy. Otros agenciamientos científicos,oiros agenciamientos sociales, abren otras perspectivas. La revolución por

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Primera parte

venir no se inscribirá en los moldes del panado, no será sinónimo de un«retorno bacia atrás» o de una congelación de la situación actual, icomo laconsiderada por la nueva mitologia tecnocrática centrada sobre el tema deun retorno a un «crecimiento cera»! Nosorros pensamos por el contrarioque será completamente compatible con un desarrollo tumultuoso de lasciencias, de las 6uerzas productivas, de las creaciones artísticas, de las ex-perimentaciones de todo tipo, ien ruptura radical, es preciso decido, conlas formas que tenían ayerl

Seóalemos, al pasar, que la promoción de oiro mito por lvan lllichconcerniente a un retorno necesario a herramientas a escala humana,

parece ir precisamente en el sentido de la miniaturización alienante de losequipamientos que aqui denunciamos. EI ideal de un socialismo a «escalahumana», opuesto a la existencia de las mega-máquinas, es, a nuestroparecer, una mala utopia. Lo que está en cuestión, según nosotros, no esel tamafio de los instrumentos, de las máquinas y de los equipamientos,sino la.pa&'ffcú de los agenciamientos humanos a escala tanto de los deseosmicroscópicos como de las grandes formaciones de poder. Por ejemplo,cuanto más fueron miniaturizadas la família y la escuela en el transcursode la evolución de los últimos dos siglos, más tirânicas se han vuelto, enparticular al nível inconsciente. Cuando, hoy en día, la psiquiatria co-mienza a desertar los «muros del asilo» para investirse sobre equipamientosextra-hospitalarios o incluso sobre el diván del psicoanalista, la alienaciónde la desviación no deviene por ello menor: se concentra sobre nuevostipos de prácticas, de personajes y de instltuciones que están en caminode servir de modelo de referencia para la elaboración de una «tecnologiaavanzada» del poder':. Algunos Equipamientos colectivos de gran tamafiocomo las universidades máquinas de sujeción semiótica para seleccionar,para modelar una elite adaptada a las semióticas del poder, al estilo, a lasactitudes de los futuros cuadros--, en ciertas circunstancias, se han puestoa funcionar en el registro de las luchas de deseo y han servido de soportea la emergencia de agenciamientos colectivos de enunciación. Durantelos aços 1960, se han visto así universidades americanas que se volvieronfocos de e6ervescencia revolucionária al mesmo tiempo que continuaban,

lvan lllich, Z z Cariz,/z//a//fé, Paras, Seuil, 1 973

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Una revolución molecular

a poca distancia de ahí, sosteniendo su habitual rol de equipamiento denormalización. En estas condiciones, es comprensible que las organizacio-nes políticas tradicionales se encuentren en la imposibilidad de estimar elalcance exacto de los movimientos que pueden desarrollarse allí.

Un trabajo analítico-militante a todas las escalas

Se podrían multiplicar los exemplos que ilustran la incapacidad delas clasificaciones sociológicas para dar cuenta de las políticas del desço:consideremos por ejemplo el funcionamiento de una mega-máquinaurbana para retomar la expresión de Lewis Mumford-- como la aglome-ración new-yorkina. iSe puede pensar que es incompatible con cualquieragenciamiento liberador de deseol Y sin embargo, nos parece que aun esecontinente urbano, gigantesco ciclotrón semiótica, a pesar de (o a causade) sus afectos de amontonamiento y de sujeción, a pesar de la misériay de la violencia que allí reinan, a pesar del desasosiego y la soledad que,según parece, marcan de una forma o de otra a cada uno de sus habitantes,produce cierto tipo de economia de deseo, inimitable, irreemplazable ysentida como tal por aquellos que están atados a ella como a una droga.Lo que aqui entra en juego, desde el punho de vista de la economia deldeseo, no es la concentración urbana, la polución del gire, la ausencla deespacios verdes, ni aun, hasta cierto punho, la concentración de los centrosde decisiones y de las burocracias, sino la forma en la que todas esas cosasson semiotizadas, la forma en la que, a propósito de elmo, los agenciamientosse anudan y se desanudan. Antes de saber lo que debería ser «un proyectode sociedad», según la expresión a la moda, convendría localizar lo quepodrían ser proyectos de vida colectiva y, antes de equipar la sociedad,convendría preocuparse por el giro que están tomando los agenciamientosde deseo. A]gunas crista]izaciones micro-fascistas de deseo, aplicadas a ]osproyectos en apariencia más racionales, más armoniosos, transformaronla URSS y China en continente-gulag, mientras que cristalizacionesmicro-revolucionárias de deseo han comenzado, de su lado, a «cambiarla vida», a pequena y a veces a menos pequefía escala, de los habitantesde ciertos bardos putrefactos de San Francisco. Una vez más, no hay allínível prioritário, ni consigna del tipo: «iHagan primero la limpieza frentea vuestra puerta antes de pretender transformar la sociedad!». Simplementeafirmamos que un câmbio de las instituciones y de los equipamientos a

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Primera parte

gran escala reclama, íz/ z/fma //e/apo, un câmbio de los equipamientosmoleculares y de las políticas de deseo. Es aqui, chora, en todos los luga-res y en todas las escalas, que un trabajo analítico-militante es necesariopara escapar a los engranajes, a los fenómenos de bola de deve capacesde acumular los micro-Eascismos; pero es en el mesmo momento y sinaplazamiento que es preciso combater y deshacer las grandes formacionesrepresivas que «sostienen» el cuerpo social y que no cesan de inyectarle lasdrogas micro-fascistas de las que son portadoras.

Uno de los rales de los agenciamientos colectivos a ras del suelo («Paisrc?ob>, como gustan decir los americanos) consistiria precisamente en poneren evidencia, de forma permanente, tules relaciones. No para hacer deellas titulares, fotos, que se consumiram en una sueste de contemplación-digestión cuya función última es una zzi/MzÁzc/(í# de todas las singularidadesde deseo a los valores comunes, a las redundâncias dominantes; sino parahacerlas actuar sea en lo real social, sea en los modos de semiotización del

inconsciente. La puesta en relación ya no será el resultado de una manipu-lación de poder que, a su arribo --con la lectura del diário o de la revista--efectuará una asociación forzada en la cabeza de las personas, que las con-dicionará a hacer la «aproximación» mecanicamente. Tampoco resultaráde hipótesis especulativas de investigadores o de instituciones inspiradas depsicoanalistas; se converterá en un programa analítico-militante'' que con-siste en «aprender», digamos a semiotizar colectivamente, las conjuncionesinéditas que pudieron operarse en tal situación particular entre sectores debucha muy diferentes. Se trata entonces con algo que ya no paga solamenteal nível de una solidaridad formal, sino al nível de la inteligência y delcorazón (exemplos en el film Xoz/s # z##rr de Bellochio, sobre el hospitalde Parma, la toma a cargo de los retrasados y de los mogólicos por losobreros de una fábrica metalúrgica; en un domínio completamente dis-

Este término de programa no es empleado aqui en el sentido en que se habla,por ejemplo, del «Programa común de la izquierda», sino en el sentido en que los sado-masoquistas hablan de programa, es decir de media de referencia para conducir unaexperimentación que excede de todas partes sus propias «previsiones», de allí el misterioy la fascinación, la impresión de «nunca visto», a pesar del carácter ritualizado de las Casesprogramadas- En la música contemporânea, se habla igualmente de «música de programa»cuando una parte importante es reservada a los executantes y el texto ya solo da grandesindicaciones, direcciones generales de trabajo.

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Una revolución molecular

tinto, durante el apresamiento del poeta Yann Houssin'' --haja el pretextode la creación de comités de soldados--, la constitución en Nomes de unared de personas preocupadas tanto de asuntos militares como de poesiao de lucha regionalista). Lo que separa a un corso de un bretón o de unparisino, son, en apariencia, características socio-económ ocas, linguísticas,incluso ecológicas, pero en realidad, son cristalizaciones micropolíticasque se encarnan en el nível molecular como dos formas de amar, de per-cibir el cosmos, de hablar, de bailar, de leer y de escribir, etc. Tomadosbafo este ângulo, ciertas componentes semióticas de la «cuestión corsa»pueden unirse a las del bretón o a las de la emancipación de la mujer, delos nióos, de los homosexuales, etc., más bien que encerrarse, como es el

caso para cierto número de movimientos autonomistas, en una espécie deidiosincrasia opaca y reaccionária.

No hay dos tiempos sucesivos, uno que consistiria primero en cambiarla sociedad y el oiro en preocuparse de aquello que paga en la vida real.Las políticas de los rizomas y de los mapas, que opondremos en la segundaparte de este trabajo a las de los árboles y de los cascos, se aplicam a losmesmos objetos y, la mayoría de las veces, de manera concurrente. Apuntantanto a los grandes sistemas de sujeción sociales como a las formacionesde poder miniaturizadas que están en acción en los pequenos grupos, lafamília o el individuo. En estas condicionem, no hay salvación que esperarde un retorno prioritário a la naturaleza, a los buenos sentimientos, a lasherramientas al alcance de la mano y a las «comunidades de buena convi-vencia». . . Existen ciudades, exércitos y tambíén policias, «multinacionales»,

partidos centralizados, completos industriales, tradiciones electorales. iNose trata de escapar a todo eso por un golpe de varina mágicas iPero al menosuno puede intentar no hacerse el prisionero, no volverse el cúmplice activode tales mecanismos y, más alia, comenzar a hacer des-existir ese tipo deobjeto y de relaciones molaresl êEs posible ahuecarlos desde el interiorcuando no se puede esquivarlos, y desmontarlos desde el exterior cuandose presenta la ocasión para ello --a riesgo de preparar cuidadosamente ralesocasiones? En una palabra, êes posible deshacer las leyes pretendidamenteobjetivas de una sociedad que pretende «hacer Za ZW,?

4 Tristan Cabral(Yann Houssin), Oz/z,rez /e$?zz, Paras, Plasma, 1 975

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EI rizoma de los agenciamientos colectivos

Los agenciamientos colectivos de deseo

La ley capitalística, para legitimar su empresa de tutelaje del conjunto delas máquinas abstractas, se da a sí misma aspectos de destino. Para ello estádispuesta a lanzar de manera permanente OPAS' sobre todos los sistemas deleyes, itanto sobre las leyes divinas como sobre las leyes de la termodinâmicao de la teoria de la informaciónl Todas las leyes, cualesquiera mean, caen,podrían caer, o deberían caem, bafo su recorte exclusivo. Los agenciamientoscolectivos, por su parte, temen como la peste la instauración de este tipode leves fundadas sobre la jerarquía de esencias trascendentes. Prefãerendarse y retomar sus leyes en función de las contingencias históricas y de lassingularidades que les son propias. Pueden, desde luego, verse empujadasa despejar leyes generales, pero siempre a título transitorio. Es claro, desdeel comienzo, que la ley de hoy deberá aparcarse mafíana ante atrás leres yerros agenciamientos. EI código de las leyes fue concebido siempre comodebiendo depender idealmente de un conj unto de princípios axiales articu-

(Wrpz/ÓZig e z/bcóaf]Oferta púb]ica de compra] . En Francia, operación financierade compra entre empresas (N. del E.)

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Primera parte

lados según un sistema de arborescencia central. Las leyes sociológicas, desu lado, son igualmente concebidas como debiendo depender de universalestrascendentes. Aqui no se trata, en contra de tal método, de preconizar«tomar los deseos por la realidad», de pretender hacer caer el campo socialbafo el reino de una fanEasÍa universal o de una combinatória arbitrária,sino simplemente de seflalar que el movimiento de las sociedades, no másque el de las especies vivientes, no depende de constelaciones rijas de ideas,ni de leyes generales del «progreso dialéctico». EI campo social dependedel doble registro de mutaciones moleculares accesibles a las praxis colec-tivas y de las interacciones de los conjuntos molares, que lo bloquean y loestrarifican. Se grata, entonces, o bien de instituciones, de equipamientosenganchados a un sistema de leyes y de reglamentos jerarquizados enarborescencia; o bien de un proceso de producción social en rizoma quealude asas mismas instituciones, esos misnlos equipamientos y trabaja alnível de agenciamientos colectivos de deseo. éPodría el desço, haciendoun día la ley, construir una sociedad más incoherente, más inhumana,más injusta que la que hoy es secretada por el racionalismo mórbido delas castas y de las clases que pretende imponer a todos iz/i normas y suiconcepciones del orden? Constantemente nos vemos llevados a esta mesmainterrogación: êes compatible la expresión individual y colectiva del deseocon una coordinación social eficaz, con una regulación de la vida económicaa gran escala, con un respeto de las personas?

éNo seria el deseo, como tal, portador de una violencia universal, an-tagonista de la esencia del hombre? Si se identifica de manera mecânicael deseo y el cuerpo, si se desconoce el hecho de que las formas modernasdel deseo humano son desterritorializaciones que atraviesan el socius,entonces, en erecto, uno se coloca en la imposibilidad de falir del cara acara pulsional que opone de manera clásica la buena voluntad social a losmaios instintos animales. Recortado de todo contexto criador, reducidoa las meras semióticas corporales, el deseo sexual es obligado a investirseen una política micro-fascista. EI deseo cercado, el de Sade por ejemplo,pero [ambién el del pequeno Hans, prisionero de los dogmas familiares ypsicoanalíticos, se vuelca ineluctablemente hacia múltiples formas de tiraniay, si la ocasión se presente para ello, está maduro para investirse sobre for-maciones represivas de mayor envergadura. Pero el deseo libré de construir

sus conexiones, lebre de articular semióticas de toda naturaleza, escapa a estalógica infernal de los investimentos y de los súper-investimentos de poder.

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EI rizoma de los agenciamientos colectivos

êPuede dudarse de que el deseo pueda fundar una ley humana, participaren sistemas de regulación coherente, antes que ser traducida sin cesar frentea la ley? iBasta observar el funcionamiento de multiplicidades de deseo atoda marcha --un amor loco, una revolución en camino para constatarque la eficácia y la regulación, incluso la armonía, van completamente ala par con ellasl En cuanto a la responsabilidad

éPero qué es la responsabilidad, qué es ser «responsable ante la ley»?Habría que retomar aqui lo que Níetzsche llamó i«la larga historia delorigen de la responsabilidad»l E igualmente lo que escribió a propósitode la culpabilidad: «Esa acrobacia que se permite el sacerdote ascético. .Una toma en consideració n de los agenciamientos colectivos de deseo --queconstituyen la realidad mesma del tecido social, pero que son permanente-mente mutilados, fraccionados por las funciones de equipamiento -- ten-dría por corolário la extinción de las ínstituciones de responsabiiizacióny de culpabilización dentro de las cuales debemos contar no solamentelos tribtmales visibles de la justicia, de la educación, etc., sino igualmenteaquellos, invisibles, del inconsciente (superyó, inhibiciones, neuroses,etc.). Sean cuales fueran, los comportamientos humanos asociales, locos,delincuentes, marginales-- jamás implican tetra cosa que agenciamienrosque asocian, más alia de las relaciones de personas, órganos de grupos,procesos económicos, materiales y semióticas de todo tipo. Por no estarequipados» por leyes trascendentes y por representantes de la Ley, por

no estar dispuestos a la manera de bipolos objeto-sujeto cerrados sobre símesmos y a los que se puede facilmente dar la vuelta, tener por responsablesy culpabilizar, dichos agenciamien tos constituyen el lugar donde se refugiatodo lo que queda de vivo en el socius y desde donde todo puede volvera partir para construir oiro mundo posible.

No cesanlos de tropezarnos con ese mito de la decisión tomada por un

je6e, por un responsable, por un delegado, «en su alma y conciencia»: porejemplo, el jurado que es llamado a rachar de la sociedad a alguien queestima culpable en razón de su «íntima convicción». Es desde el mondo de símismo que se pretende extraer una verdad en interés de la colectividad, esla interioridad la que pretende hablar y actuar en nombre de la comunidad.iQué absurdos Ciertamente, todo el mundo es elevado, un día u oiro, por la6uerza de las cosas, como se doce, a [amarse más o menos en serio e incluso,

en ocasiones, a devenir un poco megalómano a propósito de su propio rol,a {'cargar las tintas», a tomar iniciativas «en nombre de». apor qué no! éPero

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Primera parte

en nombre de qué? êDe la Ley, del alma y de la conciencia? êO bien aun deuna misión que la historia habría conferido a vuestra organización? éY porqué no, sencillamente, «a nuestra cuenta y riesgo», no implicando por tetraparte este último tipo de opción ninguna gratuidad de la elección, ningunairresponsabilidad, sino exigiendo por el contrario un recurso constante aun «toma a berra» --por oposición a una referencia a universales mijados enel «cielo de las ideas»--, es decir un retorno a las territorialidades del deseo,

en particular a las que comprometen a aquel que está en posición de tomaruna decisión «en nombre de»? Y este retorno a la berra no en el sentido

de los naturalistas, sino más bien en el de los electricistas--, corresponde aanalizadores colectivos asegurarlo de manera permanente

Aqui ya no se traça entonces solamente de un contrai democrático o deun control psicoanalítico, sino de un agenciamiento libidinal colectivo:«De acuerdo, aceptamos quc tú hables y actúes en nuestro nombre», iperohasta cierto puntol En la medida en que el agenciamiento micropolíticoque constituímos conserve su consisteilcia de deseo. Si pretendes ir másalia, es porque quieres tomar el poder sobre nosotros Y ese poder, lo sabemol, no cesará de ponerse en eco con todas las obras formas de poder ynos elevará poco a poco a las peores alienaciones. Si alguien debe coordenar6unciones colectivas, no puede ser en razón de una economia de poder,sino en función de arreglos, de técnicas [an próximas como sea posible deuna economia colectiva de deseo. Puede ser necesario, por exemplo, queuna (o varias) personas estén encargadas de distribuir la palabra en unadíscusión, o de repartir el trabajo en una acción colectiva, a falta de lo cualciertas personas jamás podrán expresarse o serán víctimas de divisionesimplícitas del trabajo, que reproducen las viejas segregaciones alienantes.Pero cuando un presidente en la tribuna o en la televisión, o cualquierpequeno o gran je6e, ya no divierte a nadie, debería haber mediou al alcancede la mano para que ceda su lugar.

En un agenciamiento colectivo, el individuo, el yo, la responsabilidad,serán siempre considerados corllo un erecto, un resultado al final de lacadena. La función de dicho agenciamiento no consiste por tanto simple-mente en «poner a todo el mundo de acuerdo» sobre objetivos comunes,sino en articular el conjunto de las componentes mareriales y semióticas,económicas y sociales que producen un deseo colectivo, un eras de grupo,capaz de liberarse de las micropolíticas Êascistizantes de toda naturaleza--Ealocrática, racista, capitalística, etc. Micropolítica y deseo, aqui, no

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EI rlzoma de los agenciamientos colectivos

hacen más que uno. La elaboración de un proyecto colectivo --lo que lla-maremos el mapa del grupo, por oposición a los calcos de las redundânciasdominantes-- se esforzará en captar los puntos de articulación entre lasdiversas componentes y en producir nudos diagramáticos que permitanpasar de una punta de desterritorialización a otra, deshaciendo estratos,sin no obstante precipitar el conjunto de las territorialidades residuales enun erecto de agujero negro. Y cuanto más sea trabajado el mapa de esteagenciamiento, menos estarán en condiciones los erectos que alienan eldeseo de «hacer la ley». Las pasiones, las manias, serán llevadas como porsí mesmas a desviarse de objetos rales como la dominación de grupos, lasposesiones de insígnias de poder, el contrai de engranajes productivos, paraorientarse hacia objetos más desterritorializados que atraviesan los sistemasde alienación personológicos, falocráticos, narcisistas. Es bojo la condiciónde que tal análises micropolítico se ligue a las producciones de deseo ensu estado naciente y al nível de su modo de semiotización más inmediaroque podrá ser evitado el fenómeno de bola de deve de los microÊascismos,que hemos evocado, y que podrá volverse tolerable una organización, unacentralidad reconocida como transitoriamente necesaria.

Una cartografia en rizoma

La cartografia de los agenciamienros colectivos jamás se reducirá en-tonces a simples opciones bipolares del tipo: o bien equipar en muros, eninstituciones, en reflexos y en rostros condicionados, o bien agenciar enflujos materiales y fluxos de deseo. Desde el momento en que es plantea-da, dicha alternativa no podrá más que estallar en una multitud de oirossistemas de opción:

o bien equipar conjuntos macro-sociales;-- o bien equipar conjuntos micro-sociales e infra-individuales;

o bien agenciar conjuntos macro-sociales;-- o bien agenciar conjuntos micro-sociales e infra-individuales;A título de ilustración de esta «complejización» de los rizomas y excusán-

donos del carácter un poco formal de este tipo de ejercicio, propondremosdistinguir así de manera esquemática:

1) dos ámó/foi (iseguramente, es una simplificaciónl), en función deltamaóo de los conjuntos sociales considerados:

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Primera parte

los conjuntos infra-individuales y micro-sociales,-- los co«juntos macro-sociales;2) .&s/o/»/fai & desce, cada una concerniendo a dichos dos âmbitos:-- una política llamada de potencia molecular, una política de des-

estratificación social que hemos llamado «micropolítica del deseo» y quedepende de una función de agenciamiento colectivo de producción y deenunciacion,

una política de poder molar que equipa, estratifica el socius y se sos-riene sobre formaciones de poder, emprende una función de equipamientoy la implantación de una red de Equipamiento colectivo.

de potenciasmolecularesde deseo

micro-agenciamlentode enunciación

macro-

agenciamientode enunciación

14)

macro-equipamtentode poder molar

Políticas (3)

micro-equipaJnientode poder molar

de poder molar

EI cuadro de las intersecciones de estos dos âmbitos y de estas dospolíticas nos conduce a examinar, a título de referencia, cuatro opcionespragmáticas(pero que, subrayémoslo, no deben ser consideradas como loselementos de base de una sistemática política que se despliega por dicoto-mias sucesivas, por engendramiento arborescente: en erecto, graduandolos tamaóos de los conjuntos considerados, modulando las potencias y lospoderes, se llegaría a un mapa político, a un rizoma cuyas composicionesde base serían infinitamente más ricas).

-- Composición 1: micro-agenciamiento de enunciaciónUna política molecular de deseo aplicada a un conjunto micro-social

o infra-individual. Ejemplo: el agenciamiento por uno mismo o para unpequeno grupo de una máquina para «cambiar la vida» (máquina artísti-ca, sistema de «desorganización de los sentidos», establecimiento de unacomunidad lo menos alienante posible).

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  Tamaíio  micro-social   macro-social

(1)   12)

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EI rizoma de los agenciamientos colectivos

Composición 2: macro-agenciamiento de enunciaciórtUna política molecular de deseo aplicada a un conjunto macro-social.

Exemplo: la breve secuencia de Mayo de 1 968 donde el conj unto del cuerposocial sintió que «algo se agitaba», sin saber demasiado qué, sin caber to-mado la medida del fenómeno; el momento en que «todo parecia posible»,no habiéndose recuperado aún las 6uerzas represivas de toda naturaleza queintervienen de manera habitual a través del gobierno, de los partidos, de lossindicatos, de los grupúsculos, para recapturar y liquidar el movimiento.

- Composición 3: micro-equipamiento ü poderUna política de poder molar aplicada a un conjunto micro-social o

infra-individual. Exemplo: el hecho de equipar un nióo de un superyórepresivo(los suicídios de nióos en Baviera «a causa de las malas notas», losequipamientos de rostridad: el director, el inspector, el asistente social. . .).

- Composiciótl 4: macro-equipamietlto & po&rUna política de poder molar aplicada a un conjunto macro-social

Exemplo: el exército, la policia, la Educación nacional, los partidos, lossindicatos, etc.

Consideremos alara las relacionei binárias entre estos elementos --

marcadas ellas también del mesmo esquematismo arbitrário que nuestraprimera cuatripartición--, es decir la forma en la que una política se aplicaa otra, toma posesión, transforma un agenciamiento o un equipamiento.

-- ComPosición 1 --+ 2Micro-agenciamientos de deseo hacen bola de deve y «desencadenan»

grandes conmociones socíales. Exemplos: el «22 de marzo» en Nanterre que«revela», cataliza luchas de un estilo nuevo en el conjunto de la Universidady en numerosos otros sectores: o bien el taller de Bellas-Artes y el tallersituacionista en el Instituto pedagógico nacional, que producen afiches ysextos que marcan el estilo del movimiento de conjunto.

-- ComDosición 2 --} 1Macro-agenciamientos colectivos de enunciación «desencadenan» revo-

luciones moleculares en el seno de los individuos, de parejas, de Famílias,de modos de semiotización que aparentemente estaban definitivamenteestratificados. Exemplo: en Francia Eras mayo del 68 (o en los Estados Uni-dos en los aííos sesenta), investigadores de renombre, altos funcionários,que «dejan crer todo» para adoptar oiro modo de vida, modificando nosolamente su relación con el trabajo, con el dinero, con el sexo, con los

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Primera parte

sistemas institucionales, sino también su relación con el tiempo, con elcuerpo, con la percepción, etc.

Composición 1 ---, 3Un micro-agenciamiento de enunciación cuestiona un micro-equi-

pamiento de poder. Ejemplo: una nueva forma de ser estudiante se llevapor delante los equipamientos pedagógicos que «cargan» los educadores.

-- ComPosiciÓn 3 -) 1Vimos precedentemente que las relaciones entre los micro-agencia-

mientos y los micro-equipamientos(revoluciones moleculares y Eascismosa pequena escala) podían volverse facilmente reversibles. Es así que haaparecido desde hace algunos altos eil los liceus, para retomar nuestrosúltimos exemplos, una verdadera guerra de usura entre estos dos tiposde composición micropolíticas. EI poder molecular de Estado multiplicasus tentativas de recuperación de las revoluciones moleculares de deseo,mediante la implantación de micro-equipamientos reformistas al níveldel espacio social visible, e igualmente, a un nível «invisible», mediantela implantación de mecanismos superyoicos y neuróticos: inhibicionesante el trabajo escolar(«que no desemboca sobre nada») que en ocasionesEienen por efecro una verdadera descomposición de comportamiento delos estudiantes más conscientes, más combativos; introyecciones de lamáquina de selección que con frecuencia activan fenómenos de pânicofrente a las calificaciones y a los exámenes pero que desembocan, másgeneralmente, en un debilitamiento general de las atrás componentessemióticas (la pérdida del gusto por «tetra cosa»). iEvidentemente,aquellos que son sus agentes no se salvan de los erectos de esta políticade mediocrización cuyo objetivo es la fabricación de buenos trabajado-res, de buenos cuadros cometidos, bien integrados! De allí la increíblerasa de interrupción de tardas en los docentes por depresión nerviosay «alteraciones mentales». En estas condiciones, los agenciamientosmicropolíticos de cierta proporción de adolescentes se convierren enun micro-Fascismo activo y bien integrado. Una «elite dirigente» («lainfância de un jefe») es seleccionada de esta manera mediante el refuerzode los sistemas auto-represivos y mediante la promoción de modelos se-gregativos que conducen al desprecio de aquellos «que no logran seguir»y a ]a adopción como b]anco de ]os docentes todavia ma] adaptados alsistema o que rechazan jugar el juego de la represión. Esta «iniciación»micro-fascista de una parte no despreciable de la fuerza colectiva de

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EI rizoma de los agenciamientos colectivos

trabajo constituye ciercamente una de las tareas más importarltes de losEquipamientos colectivos que dependen de la Educación nacional la cual,en este domínio, ha tomado, desde hace mucho tiempo, el relevo de lalglesia y del ejército. Oiro «ejemplo» de la reversibilidad de las políticasde deseo revolucionárias y del micro-fascismo a escala de las pequeíiasformaciones sociales: las comunidades «para cambiar la vida» que caem

a veces desde su creación-- bafo el encanto y la Hrula de un déspotanarcisista v falocrático.

-- ComilosiciÓn } -+ 4Micro-agenciamientos de deseo que revolucionan un macro-equipa-

miento de poder. Exemplo: el cuerpo expedicionario portugués en ÁFricaque es contaminado no solanlente por ideas sino también por un estilode guerrilha revolucionária.

ComDosiciÓn 4--+ 1Macro-equipamieittos de poder producen y controlan agenciamientos

micro-sociales de desço. Ejemplo: el «estilo Bigeard», la formación de unespíritu comando: «Nuestros muchachos lo quieren, terminan amando asus jefes tanto como a su madre...»

Composición l 'ü 4

Cuando las cosas están claras, cuando las estratificaciones están bienestabilizadas, es menos probable una interacción de este tipo entre equi-pamienros a gran escala y agenciamientos moleculares de deseo. Pero ellaexiste en los poros del sistema, en los fantasmas, sin tomar un carácteroperatorio. Por exemplo, en el ministerio de las Finanzas no rasa nada,en todo caso nada visible, en meteria de revolución molecular más aliade un modernista estilo perverso buscado: «iPase lo que pase, es siempreel representante de las Finanzas quien tendrá la última palabra!)}. Pera encuerpos que eran aun más esclerosados, dichas interacciones se han vucltomuy importantes. Para salir un poco del esquematismo de las categori-zaciones precedentes, consideremos el ejemplo particularmente ambíguodel Sindicato de la magistratura. êEquipamiento sindical clásico o agen-ciamiento molecular? ;Macro o micro-6ormación social? Sin duda todo ala vez, pero en grados diversos según los niveles y los momentos. Lo quese acepta clamar la «crises de la justicia» se expresa hoy de un lado por lareivindicación en los lectores de Z.e Ear/s/r/z #óé# de una mayor firmezade los magistrados, un reHorzamiento de los equipamientos represivos y,de oiro lado, por el desarrollo de comporcamientos militantes y de agen-

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Primera parte

ciamientos contestatários en los jueces, los abogados, los prisioneros, loseducadores especializados, etc. Pera todas estas componentes se penetranentre sí: algunas veces son miembros de ese sindicato los que descubrenser más represivos mientras que el Equipamiento tradicional se «liberaliza»relativamente. Es así que hoy se escucha a veces decir que «es preferible»ir a prisión que a un servido psiquiátrico de seguridad.

Composición 2 --' 3Un macro-agenciamiento de deseo deshace micro-equipamientos de

poder o produce nuevos. Primer caso: en el pânico de los «acontecimien-tos del 68», 1os capataces, los «pequefíos jefes» cambian de estilo, perasin dirigirse en la dirección de una «revolución molecular de deseo»Cuando vuelven al hogar, son aun peor que antes («Después de todo loque sufrí en la jornada...»). Segundo caso: producción de un nuevo tipode equipamiento micro-represivo: el militante que ama realmente formarparte de las fuerzas de ordem de la Liga comunista; la clase de play-boyde los suevos burócratas del PCF; o también el policia de cabellos largosdel bardo de la Hauchette en París, o el estilo «Columbo» de ciertoscomisarios de policia.

ComPosiciÓn 3--) 2Es peco probable que micro-equipamientos de poder puedan engendrar

de manera directa macro-agenciamientos de enunciación revolucionária.Semejante composición implica un desequilíbrio previa, del tipo 1 +-> 3,que desemboca en un fenómeno que hemos llamado «bola de deve», deltipo in 2. Se podría retom2r aqui el mesmo exemplo de la descomposición

de la antigua relación maestro-alumno que desencadena movimientos aaran escala.

Composición 2 --' 4Un macro-agenciamiento de enunciación desemboca sobre equipa-

mientos de poder a gran escala. Ejemplo: luego de múltiples transicionesel pasaje del partido comunista de Lenin al sistema del gulag.

-- Composición 4 --, 2Macro-equipamientos producen macro-agenciamientos de enunciación.

Pera aqui solo se trata sin duda, también, de una relación que implica arrasinteracciones micro-sociales intermediárias. Exemplo: en América Latina,los sindicatos estatales o el exército, de donde salen agenciamientos revo-lucionários de mesa (lo que jamás ocurrió realmente durante la primeraEme de la revolución portuguesa).

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Ei rizoma de los agenclamientos colectivos

Composición 3 --' 4y 4--+ 3Interacción clásica de los micro-equipamientos represivos y de las macro-

estructuras de poder. Ejemplos: la rostridad de los maestros, las actitudes

«pedagógicas» y la enorme máquina de la Educación nacional; la nosografíapsiquiátrica y psicoanalítica y los equipamientos psiquiátricos «pesados»;los premios literários; los manierismos de buen gueto y las instâncias delpoder central

Hemos presentado estas exemplos solamente a título de ilustración delas relacionei molares-moleculares y micro-macrosociales. iUn métodoanalítico «rizomático» no procederia realmente de esta forma! Partiria desituaciones concretas para construir sus propios mapas, para localizar suscalcos, sus arborescencias, sus conexiones potettciales, etc. Desde enton-ces, incluso haciendo uso de los modos de categorización esquemáticasque acabamos de exponer, jamás perderia de vista su carácter relativo.Consideremos por ejemplo los fenómenos llamados de «doble poder» queaparecen durante ciertos períodos revolucionários los Soviecs en 1917en Rusga y el poder militar de los bolcheviques--; los «comités de base» en1 968 en Francia y el conjunto de las fuerzas estatales, políticas y sindicales.En rales condiciones, el sistema l n 2 precedentemente descrito entrelos micro-agenciamientos de enunciación y los macro-agenciamientosrevolucionários, es llevado a entrar en interacción con el sistema 3 +-> 4de los equipamientos micro y macro-sociales de poder. Tenemos entonces:

[t -, 2] -, [3 -, 4]

Un último exemplo: el movimiento de las prostitutas (en Francia, peratal vez sobre todo en California donde ha tomado un giro político másmarcado). Porte en juego una operación de poder del tipo 3 --} 1, demicro-equipamientos represivos (los burdeles, los chulos, el micro-fascismode los clientes) sobre agenciamientos de deseo molecular, y sin duda noúnicamente al nível de los clientes, sino también al nível de las prostitutasmesmas y, más alia, de la sociedad por encera:. Además, incluye una relaciónde[ tipo [3 --- 1] -- 4 que asocia e] nive] de sujeción primaria de] desçoa aquel de los macro-equipamientos de poder (colusión entre los poderes

La prostitución parece haber conservado siempre algo del mondo religioso de susorígenes ancestrales.

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policiales y políticos y el hampa, la macia, etc.). Pera todavia habría quetomar en cuenta el fecho de que este agenciamiento funciona como válvulade seguridad, como válvula de escape para neutralizar la sexualidad de los«desclasados», de aquellos que no logran adaptasse o que no tienen accesoa los sistemas normativos familiaristas. De este modo seríamos elevados

a poner a la luz una de las funciones de equipamiento prostitución, queconsiste en asegurar la reproducción de las normas dominantes en me-teria de moral: «Miren hacia dónde conduce esmo, la sexualidad, desde el

momcnto en que se exerce fuera de la pareça heterosexual estable. . . » Se veque el conjunto del sistema de equipamiento de tipo 3 retorna entoncessobre otros equipamientos de tipo 3. Tenemos:

[(3 - 1) - 4] - 3Es cierto que desde hace mucho tiempo los polemistas anarquistas habían

puesto a la luz del día el fecho de que el burdel, las putas y los proxenetastrabajaban, a] servido de] poder, en este «equipamiento moral» de la nación.Lo que es relativamente suevo, con los actuales movimientos de prosti-tutas, es que estas ya no son solamente objeto de peticiones humanitáriaso militantes: por exemplo, el movimiento californiano está en constanterelación con !os movimientos 6eminlstas y los movimientos homosexualesque, de cierta forma, son su continuación. De este modo la formalizaciónde nuestro mapa tiende a complejizarse todavia más. Tenemos:

[(3 - 1) - 4] - 2

EI macro-agenciamiento de los mediou audiovisuales

Un nuevo macro-agenciamiento de enunciación está imponiéndoseen el campo de las luchas de deseo. iE igualmente en el campo de poderáEn particular el de los medios de comunicación que explotan a mondo lascargas de líbido colectiva de la que son portadores. iPoco importan, aqui,las denuncias a pr/or/ de dichos riesgos de recaptural Lo que cuenta, esque sean tomadas medidas, a lo largo del desarrollo de tal movimiento,para detectadas, combatidas y neutralizadas. Hoy en día no hay más quelos periodisras de la gran prensa para realizar de manera intuitiva la uniónentre los «sucesos» y los investimentos libidinales de los que son objeto.Pera solo lo hacen en el marco de máquinas periodísticas que no tienenoiro fin que el de manipular la sensibilidad audiovisual del gran público

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EI rizoma de los agenciamientos colectivos

lanzando «pseudo-acontecimientos» alrededor de muertes, de raptos, deviolaciones; conEabulando sobre la vida secreta de los personajes públicosde manera tal que el imaginário colectivo solo se invista sobre seóuelos,y encuentre allí una suerte de vía de escape'. Reconocemos sin embargoque en este ambito algunos periodiscas, a condición de no estar demasiado«obligados» por sus jerarquías, son a veces mucho más perspicaces que lospolíticos y los sociólogos profesionales. En unión con este irresistible ascen-so de las noticias «de la página principal», algunos grupos revolucionáriosse empefían chora con bastante frecuencia en popularizar su existenciaanudando su acción con libretos de gran espectáculo rales como los raptospolíticos, los desvios de aviones, etc. Y. de una forma más general, se puedeconstatar que los grandes sujetos que ocupam la clase política y movilizanlos medios de comunicación son cada vez más tributários de minúsculasfugas de las que al princípio se podia pensar que no tendrían ningunacoilsecuencia importante: una hoja de impuesto «extraviado», cintas demagnetó6ono «encontradas». . . Así, más alia de las manipulaciones contro-ladas por el poder, una suerte de asunción global de los hechos de deseoen el campo social, aunque confusa y contradictoria, parece en camino deemplazarse por el rodeo de la red fabulosamellte tentacular de los médiosde comunicación. Y esmo da a pensar que la máquina podría, también eneste ambito, ponerse a jugar contra el Estado, contra las burocracias y sumaquiavelismo audiovisual. Desde este punho de vista, una crisis comola de Watergate habrá seóalado un vuelco espectacular. Y hoy se ve cónloun pufiado de intelectuales, en la URSS, comienza a explorar este tipode instrumento en la bucha contra las formas más z//ílnfzzi de la represión

' Ct a propósito de eito el excelente trabajo de Jean-Made Gene, /pÚur»l.zrfan.]l#ur@ca/fo#, Paras, EPI, 1973; y 7}a/fézZn cf izírzs, Paria, EPI, 1976.

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Micro-fascismo

Micro-luchas

Como lo hacíamos notar precedentemente, a propósito de los acon-tecimientos de 1968, parece que los que [omaron realmente en serio lasmúltiples formas de la revolución naolecular son políticos y tecnócratasconservadores «liberales» que, a diferencia de la derecha clásica, de losreformistas de la izquierda tradicional y de los arqueo-revolucionários,renunciaron a quedar enganchados en los dogmas socio-económicos delsigla XIX. Para intentar hacer frente a las mutaciones sociales que algún díapodrían hundirlos, se esfuerzan en hacer concesiones sobre cierto númerode asuntos que no cuestionan los fundamentos esenciales de los poderescapitalísticos. Pero cada vez aparece con mayor claridad que, sin logrardesbloquear la sociedad desencadenando sus fuerzas vivas, el principalafecto de las reformas timoratas que proponcn consiste en «irritar» a lascapas más conservadoras de la pequena burguesia. Este tipo de reacciónconstituye por otra parte, estiman ellos, la mejor justificación de su política:se sienten «modernos» contra una derecha y una izquierda que conducenuna parte no despreciable del electorado. iQue sus perspectivas conduzcan ala expropiación sistemática de antiguos modos relativamente más territo-

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realizados que los nuevos-- de habitat, de trabajo, de comercio, de relacionescon el entorno, les parece un inevitable precio a pagar por el «progreso»!iLo cual es un absurdo, en la medida en que los equipamientos cuya im-plantación favorecen son de modo manifiesto mucho más opresivos quelos antiguosl De hecho, su re6ormismo tiene por objeto sobre todo «volvertolerables» las formas contemporâneas de superalineación. A lo que aspiran,es al emplazamiento de suevos medios de contrai y de recuperación de laslíneas de fuga del deseo social. Algunos de elmos, en particular, han tomadoconcíencia nítida de la necesidad de miniaturizar la represión, de hacerlapasar «como quien no quiere la cosa» y, si es posible, con el concurso activode los propios interesados, de allí su nueva mitologia de la concertacióncon los «usuarios». iY hay que reconocer que, hasta ahora, las empresas

de recuperación de las micro-revoluciones que trabajan a cierto númerode jóvenes, de mujeres, de homosexuales, de militares, de drogadictos, decampesinos, de locos, de ecologistas, de corsos y de vinicultores' se hancHectuado sin mayores dificultadesl

Pelo estas técnicas de «recuperación»se revelarán, a la larga, de doblefalo. Es solo en apariencia que «arreglail las cosas». Del fecho de que hansido rapidamente recuperadas o que parecen llevar en sí mesmas la vía desu propia recuperación por el poder, se ha pesado demasiado velozmentesobre cierto número de movimientos contestatários rales como el de los

alunlnos del liceo o el de las prostitutas. Con mayores o menores dificul-dades, las cosas terminan por ser recapturadas, la calma se ve restablecida,las autoridades manipulan a algunos líderes... iPero en el rondo, eso nocambia nadam ;Cuántas veces hemos oído decir: «Los alumnos del liceu,la mayor parte del tiempo, no saben siquiera por qué se rebelan»? Y escierto que a menudo ignoran los programas reivindicativos de las organi-zaciones que pretenden representados. êHace falta, por ello, oponer susrevueltas a las revoluciones serias? [)e igual modo ]os «rompedores», ensus manifestaciones, son denunciados como divisores; pero tal vez habríaque interrogarse sobre las razones que los conducen a expresarse por talesmediou. iNo porque los movimientos organizados y la opinión pública no

Y tal vez magana de ancianos y de escolares. Cf Jüafóz/ízz&m, ú'Jozzr#/z/ gzl/ bp.#ó/Z .zíu z,/rax, n' 1, marzo 1976 (BP 202, 75866 Paras Ceder 18); r para un Nuevomodo de abordaje de la infância, los libras de Christiane Rochefort, Encore óei/rrzof gzz'ouíz z,erx /yM, Paria, Grasset, 1 975, y Zef .Fl:#amzT dlzóar#, Paris, Grasset, 1 976.

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M icro-fascism o

los comprendan, ni porque los propios interesados sean con frecuencia, enerecto, incapaces de formular claramente aquello a lo que apuntan (hay quedecír, en su descarga, que la «formación» que han recebido en este campopor medio de la escuela, de la prensa, etc., no los ha ayudado mucho) suacción es absurda o reaccionarial Tal vez esas luchas apunten a fin de cuentas

a objetivos sociales más fundamentales que aquellos de las organízacionesque los toman con desconsideración, y que a través suyo, sea el conjuntodel cuerpo social el que, en cierto modo, se interroga sobre cuestiones queaún no consigue delimitar: êqué es la ley, la justicia, la igualdad? apara quésirven el saber, la jerarquía, la reproducción de los roles y de las funcionemdominantes? éQué relación existe entre la sexualidad y el dinero, muchomás alia del cuadriculado clásico prostituta-cliente-proxeneta-poli, en elseno de la pareja, o sencillamente «cuando se va de compras», cuando semira la publicidad en la dele... En resumen, équé es, hoy, el deseo?

No es en términos de édito o de fracaso, de pureza revolucionária o derecuperación que se podrá apreciar legitimamente dichos movimientos.Todo tipo de equipamienros y de agenciamientos llevan allí su propio juego.EI Estado «recupera», pelo, en ciertos casos, suelta cosas que podrán, a suvez, ser recuperadas para el desarrollo de las luchas de desço. Los partidosy los sindicatos participam en la reproducción de los modelos dominantes,pero, en ciertos casos, sus luchas «cuantitativistas» --deHensa de los salários,mantenimiento de las jerarquías, reivindicación de equipamientos colec-tivos.... podrán apunhalar la acción de las minorias de deseo. Toda lacuestión está en saber cómo estas lograrán desviar las funcionem del poderde Estado, las funciones de equipamientos recuperadoras, en provecho defunciones de agenciamiento colectivo. Algunos sociólogos, por ejemplo,han puesto a la luz la existencia de un desarrollo no igualitário de losequipamientos colectivos en detrimento de las categorias de población másdesfavorecidas. êCómo apreciar tal desÊase a partir del momento en que sepane a la luz el carácter alienante de dichos equipanlientos? êDeberíamosllegar a oponernos a la implantación de jardines, de casas de jóvenes, etc.,por exemplo en bardos de inmigrantes? iPosición imposible! Pera la cues-tión está mal planteada. No es un equipamiento en tango tal el que debeser juzgado, sino la utilización que se face de él; no se trata de muros, decréditos de equipamiento y de funcionamiento, sino de una política de6ormación, de división del trabajo en tanto que impede el desarrollo de unafunción de agenciamiento colectivo. apor eso antes de saber lo que debe ser

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reivindicado, es necesario determinar quién reivindica algoz éCréditos?, sí;êequipamientos?, ipuede ser! êPero para hacer qué? apara re6orzar los poderesde cuadriculado, de control y de normalización de los docentes, de los pe-dagogos, de los psicólogos, de los psiquiatras, de los psicoanalistas y demásagentes de mancenimiento del orden? êO los poderes de las colectividadeslocales? êO los de las estructuras represivas de la família? Créditos para«la nióez», desde luego, ipero no para guarderías modelos! iCréditos paraque adultos contribuyan al emplazamiento de agenciamientos colectivosrelativos a los dcseos de los nióos, pera no para la implantación de suevosespecialistas» que no harán más que acentuar su tutelajel

Hoy en día, aquello de lo que los nifíos tienen «necesidad», no es deeducadores cada vez más especializados, de psicoanalistas y de súper-animadores, sino de espacio, de vacuolas sociales donde podrán por fincomenzar a existir según la economia singular de su deseo. iLo cual noquiere decir que no hay que hacer nada y que es pre6erible dejarlos que searreglen en los terrenos baldios o en los sótanos de los HLM'l Nos apeneo no, los espacios naturales como campos de expresión espontâneos estánen camino de desaparecer de manera irreversible. Abrir espacios al desçoimplica de chora en más medios en ocasiones altamente sofisticados. Esasí que toda una tecnologia muy elaborada se ha creado recientementeen materna de espacios verdes (ver, por ejemplo, aquellos que han sidarealizados en Rennes), de «terrenos de aventura», de juegos colectivos,etc. La cuestión no es condenados en tanto tales, sino cuestionar el rolpolítico y micropolítico de los responsables que van a «ocupasse de ellas».Es perGectamente concebible que algunos adultos estén «en los alrede-dores», que intervengan para ayudar a los niíios a voltear los obstáculosque se oponen a su proyecto --negociación, caución, en tanto es sentidacomo necesaria junto a las diferentes instâncias de poder, intervenciónpara desbloquear medios materiales y financieros, incluso transmisión deun saber, o indicación de los medias para apropiárselo, siempre y cuandoeso corresponda a un deseo de los individuos y de los grupos. Pera todoesto implica, de parte de esos adultos, una verdadera formación anti-pedagógica, anel-psicoanalítica, anui-sociológica, anui-criminológica, etc.Debería ser algo adquirido, desde el inicio, que nadie sabe nada del desçode los nióos y en el camino ningún especialista buscara comprenderlo y

Habitation à Loyer à4odéré ÇN. àe.'t.)

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Micro-fascismo

recuperado en una perspectiva adaptadora. Conectar, construir, agenciar,experimentar, en tanto que uno se vea llamado a hacerlo. êPero llamadopor quién? iNo por el Poder o el Saber, los imperativos de la Seguridad, dela Adaptación o de la Integración simbólica, ni siquiera por la perspectivade un compromiso con causas justa, dentro de órdenes militantes! Sinosencillamente por lo que paga al nível de los agenciamientos de deseo yque constituye, en verdad, los vectores más seguros de transformacionessociales «progresivas» en todos los domínios.

Si es verdad que en este nível molecular no cabe esperar que se establez-can sistemas de causalidad en sentido único y que, por una suerte de erectode óao /rxnng, las toxinas represivas nlismas puedan entrar en desconlposi-ción y contaminar a su vez sectores importantes de poder, eso no impedeque los equipamientos «recuperadores» continúen, en lo esencial, haciendo

su trabajo, sea girando en vacío, sea sirviendo de válvula de escape a lastentaciones innovadoras (la nueva benevolencia de la Educación nacionalante movimientos de educación novedosa es completamente significativaal respecto). En tanto que ninguna experiencia autogestionaria a gran es-cala, en tanto que ningún proceso de expansión de micro-agenciamientoscreadores se haya alumbrado, y haya demosrrado, de forma convincen [c, sucredibilidad, los diversos impulsos que van en ese sentido girarán tambiénen vacío y recaerán dejando Eras de sí grandes zonas de desmoralización.Y hay que reconocer que los programas autogestionarios nacionales --tipoYugoslavia o Argelia-- se han revelado hasta chora más bien decepcionantes,aunque sea difícil distinguir la parte que conviene imputar a /7nP.zsifs sinfalida relativos a su fu ncionamiento interno y lo que resulta de las resisten-cias econótnicas y políticas relativas al contexto general en el cual se handesarrollado. êPero de qué sorprenderse? opor qué máquinas sociales tancomplejas deberían ser más fáciles de poner a punho que máquinas materia-les, por exemplo aquellas «más pesadas que el abre», las «extrafías máquinas

voladoras» de la Belle Epoque? iCentenares, males de tentativas de todotipo serán todavia necesarias quizá antes que se consiga hacer «despegar»,de forma decisiva, sistemas autogestionarios viablesl iY se puede imaginarque, para entonces, la curiosidad de numerosos observadores divertidos,que hoy no se sienten comprometidos por estos problemas, tornará enangustia mayor, cuando ya no haya dudas para nadie de que el porvenirde la humanidad sobre este planeta depende de su éxito!

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Primera parte

Políticas de equipamiento del fascismo y del stalinismo

Los únicos regímenes, durante los últimos cincuenta aços, en caberlogrado movilizar la energia molecular de las masas solo lo han fechomediante la opresión, la coacción, y en el marco de las estructuras másespantosamente represivas. Seria interesante, desde este punho de vista,estudiar las filiaciones de cierto número de equipamientos represivoscontemporâneos con aquellos que fueron «inventados» por los regímeneshitleriano, mussoliniano, stalinista'. En erecto, todo conduce a pensar quclas políticas de equipamiento colectivo del fascismo y del stalinismo cons-tituyeron una suerte de banco de prueba para las potencias occidentales,durante su reconstrucción trás la Segunda Guerra mundial. Mucho másalia de las famosas autopistas, seria necesario inventariar las instituciones,los sistemas corporativos, los equipamientos de todo tipo que fueron deeste modo «transmitidos» del fascismo --quien en ciertos casos los habíaimportado previamente de la URSS-- a los regímenes «democráticos»Podría ser retenida la siguiente hipóteses: en el inicio, no son sistemas decoacción material o ideologias demagógicas, tramposas, etc. los que hanlogrado captar la energia de desço de las masas, sino ega4o.zm/e/fios de mz/ez,o

fzpo, aunque imperfectos y condenados a desaparecer a corto plazo. Lospartidos nacional-socialistas, tendidos bacia su[)uce y su Führer, tomaronel relevo de la máquina stalinista surgida del partido bolchevique-leninista.Los movimientos de mass fascistas, en condiciones que les eram propias,habrán seguido, en cierto modo, una pendiente paralela a la que condutoa la degeneración de las organizaciones de mass de la lll InternacionalMientras que en su rama soviética se desarrollaba el rol de encuadramien-to represivo de los sindicatos de las «juventudes», etc., en la rama nazi seveia evolucionar --itras una fabrícación bastante particularl-- las Seccionesde asalto «populares» como ejércitos de robots SS. La emergencia y lafiliación de estos nuevos tipos de equipamiento deberían evidentementeser estudiados en función de las características de su terreno particular yde sus modos de subjetivación específicos, en tanto que conducen a Geraconcepción de la juventud, del rol del hombre, de la mujer, de la reza,del cuerpo, de la corporación..., y a un reajuste parcial de los modelostradicionales de organización familiar, sindical, deportiva, militar. etc.

3 Sobre el nacional-bolchevismo en Alemania, Jean-Pierre Faye, Z.z/!g2 ef /Of,z//za/rnParia, Hermann, 1 972; y 7Béarir dré rá'if, Paria, Hermann, 1 972.

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Micro fascismo

En estas condiciones, se podría comenzar entonces por localizar quétipos de componentes semióticas contribuyeron realmente a transformar.ÍNo hay nada más ilusorio, en erecto, que imaginar que algunos câmbios demodelo estén mecanicamente ligados a câmbios de ideas, incluso a câmbiosde régimenl Son, de hecho, el resultado de prácticas nuevas, vueltas posiblepor la emergencia de micro-equipanaientos de semiotización nuevos. Lasideas no hacen más que tomar registro si se puede decir así-- de dichastransformaciones en el campo pragmático. Es la única maneja de com-prender cómo tantas personas pudieron «marchar» en el fascismo, a pesarde la conciencia que podían tener de su carácter catastrófico(por exemplo,la derecha militar alemana tradicional y una gran parte del capital quienes,trás caber alentado a Hitler, a quien pensaban poder controlar, fueronsobrepasados por los acontecimientos y obrigados a seguido).

Uno puede pregtmtarse si la red de los equipamientos que estas regí-menes constituyeron no fue uno de los soportes fundamentales que iespermitió mantenerse en su lugar durante tantos afios. Habría que examinaren deralle, caso por caso, cómo logró concentrar la energia de deseo quecanalizada en actitudes, instituciones y mitos entre los más reaccionários,entre los más arcaicos que se puedan conceber. Ya hemos evocado (peravolveremos a ello en la tercera parte de este trabajo) lo que llamamoserectos de agagerai melros co/ect/z'ai que captan las energias de desço en unproceso infernal de desterritorialización, desencadenando un loco desçode extermínio de todo lo que escapa a la norma común y conduciendoincluso a una voluntad de auto-abolición, para terminar de una vez portodas con el deseo, en el paroxismo último de una explosión de deseo. Peraestos agujeros negros absolutos del Eascisnlo no se han desvanecido con lavictoria de los «Aliados». Cambiaron de forma, de tamaóo, de disposición

En los países capitalistas más desarrollados, se han miniaturizado yorganizado, ya no alrededor de un sistema dc agujcro negro central quelocaliza el deseo de las mesas, sino según una multiplicidad de micro-agujeros negros que entran en resonancia unos con oiros. Desde entonces,la necesidad de un director de orquesta central del fascismo ha tendidoa hacerse sentir menos --salvo en circunstancias de crises excepcional queamenaza la cohesión del sistema. En câmbio, en un país como la UniónSoviética, donde los sectores económicos y sociales continúan conociendomodos de desarrollo muy desiguales, la burocracia, para conservar el poder,debe mantener, a pesar de las aspiraciones «liberales» que puedan aparecer

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en su seno y aunque eso presente cierto número de inconvenientes, unsistema de despotismo altamente centralizado tanto en el plano interiorcomo exterior. Por eso la persistencia del recurso a las políticas de los gulagsantes que a las drogas dulces del Occidente, con sus micro-equipamientosque se infiltran en el conjunto del campo social y Facilitar la interiorizaciónde la represión, es sin duda la expresión de una debilidad congénita de ralesregímenes, portadora, a plazos, de crises sociales mayores.

Los micro-fascismos de las sociedades capitalísticas

AI nível del fascismo histórico, del fascismo molar, el deseo colectivohabía sido tomado por una máquina infernal la red de los equipamien-tos fascistas: partido-policia-ejército-industria-campo de trabajo-campode extermínio, etc.-- articulada alrededor de un agujero negro cen trai: lamirada del Filhrer. Se despegó masivamente y se torció radicalmente delos intereses objetivos de las masas. Pelo al nível de los micro-fascismoscontemporâneos que no hicieron aún «bola de deve», que no cristali-zaron a escala molar --y que no necesariamente lo harán--, la relaciónentre el deseo y los sistemas de intereses objetivos es mucho más ambí-gua. No es trabajada por Equipamientos completamente estabilizadas;procede por agenciamientos y por micro-equipamientos que disponende cierta capacidad de adaptación. Todos los sistemas capitalísticos hanconocieron las formas de micro-fascismo psicológico que consisten enhacer bascular alternativamente el equílibrio de los intereses sea en unsentido «negativo» desde el punho de vista de la líbido, volviéndolacontra el individuo --sistema de inhibición, de culpabilización, etc. , seacontra «los oiros», volviendo así «positivo» el vector represivo actitudesfalocráticas, persecutorias, interpretativas, celosas, como sistema de tomade poder sobre el entorno. Pera el fascismo institucional moderno, elfascismo equipado, condujo a buscar [luevas vias de expropiación deldeseo de los individuos y de las masas. EI fascismo tecnocrático agen-cia a pequefia escala, negocia, de forma mucho más fina, las relacioneientre los intereses y los deseos. Y en razón de su mayor maleabilidad,logra ponerlos, de manera mucho más eficaz, al servido de un ordensocial reaccionário. Los micro-fascismos occidentales ya no tienen larigidez del nacional-socialismo y del stalinismo: molecularizándose,atraviesan todavia menor las paredes sociales. Son capaces de innovar e

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Micro-fascismo

incluso, siendo rigurosos, de desestratificar, pera justo lo que les hacefalta para adaptarse y sobreviver. iY hoy, esta suerte de fascismo auto-regulado, cuyos métodos ]lo cesan de ser «mejorados» en los países derecnología de punha --los Estados Unidos, Alemania occidental, Francia,Japón. . .-- nos es envidiado por el conjunto de los regímenes represivosdel resto del planeta!

La gran superioridad de los agujeros negros micro-Fascistas de las socie-dades democráticas reside entonces en su capacidad de desconcentrar los

grandes equipamientos y de trabajar en todos los poros del inconscientesocia[. A] término de] proceso de se]ección que ha desembocado en ]aeliminación, hace una treintena de mãos, de los modelos mussoliniano,

hitleriano, y parcialmente del modelo stalinista, hemos asistido, en lospaíses occidentales, al emplazamiento de una suerte de sistema segmen-rario que estabiliza los punhos de turbulencia del campo social. EI man-renimiento del orden tiende a depender menos de las máquinas militaresy policiales que de dichos sistemas de regulación y de normalización máscerca del pueblo. Pelo más alia de algunas huelgas salvajes y de ciertoporcentaje incomprensible de delincuencia, teleguiadas como lo son porlos m/zss mezãa, las personas se nlantienen por sí cismas en el caminorecto vigilándose finos a oiros de reojo. Las alternativas entre el bíen, elmal, lo social, [o asocia] tienden a ser menos tajantes que antes. Por esoel fascismo negro, aquel de la cruz gamada y de la calavera, tiene menoschance de despegar. Desde luego, subsiste un poco por todos lados, pêroqueda relativamente polvoriento. Uno se acuerda del doriotismo que,luego de una fase intermedia, alrededor de 1934, donde todavia era a Zaz'ez reaccionário y revolucionário, termina por bascular irreversiblementeen el nazismo y, en cierto plazo, en un completo callejón sin sólida. Hoy,

las sociedades capitalísticas se esfuerzan en encontrar respuestas menostajantes, en apariencia menos catastróficas. Sus modos de control sonmás sofisticados. En los Estados Unidos, no hay doriotismo sino un sis-[enla sindical y un cuadriculado de los ghettos por bandas de masas queconsiguen impedir precisamente a los movimientos reivindicativos y alas revueltas que «remonten» hasta la constitución de grandes máquinasrevolucionárias. Es así que ciertas bandas de negros, puertorriqueilos ychicanos han alegado a organizar cierta oposición popular a la difusiónde las drogas «duras» en los bardos que controlan, imientras comerciarcon ellas en oiros bardos! Su comportamiento, en este punto, es por tetra

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parte paralelo al de la policia, cuando esta vuelve a repartir las drogascapturadas --y algunas veces en cantidades considerables, como se produj oen New York hace algunos aços--, cuando supervisa a los de.z/eri, cuandocubre a los jefes importantes o cuando impone por la fuerza el uso dedrogas de reemplazo, como la metadona, bala pretexto de desintoxica-ción. Todos los ilegalismos --según la expresión de Michel Foucault-- sereúnen. Y, de una forma general, es muy difícil discernir las acciones enfavor del «bien público» de aquellas que tienden a la destrucción de lacomunidad. Las bandas de masas que cuadriculan hoy en día la maiorparte de los bardos pobres de las grandes ciudades americanas pueden serconsideradas como siendo a la vez progresistas y fascistas, en la medidaen que, de una parte, logran establecer un mínimo de autodefensa, deadopción colectiva y de «animación» de los jóvenes que controlan y, deobra parte, en la medida en que lo hacen empleando los peores métodosde violência y de sumisión.

Los equipamientos miniaturizados de los regímenes capitalísticosactuales extraem su fuerza del hecho de que las políticas micro-Fascistasque alientan a todos los niveles parecen constituir, para quienes recurrena elmos, las últimas vias posibles de reapropiación de territorialidades dedeseo que les permiten escapar a los sistemas de cercamiento represivos.Esta dimensión social y política de las neuroses ha sido hasta entonces,sino completamente desconocida, al menos sistematicamente evitadapor los psiquiatras y los psicoanalistas. No existe menos en el nível de lasalteraciones en apariencia más «apolíticas». AI respecto, el exemplo delpequeíio Hans', el caso principal de Freud en materna de psicoanálisis denióo, ilustra bien las Fases sucesivas de tal mecanismo de cercamiento; es-tándole prohibida por razones de costumbres burguesas la apertura sobrela calhe, en especial el juego con las vecinitas, el niíio se repliega sobre lacasa, luego sobre la cama de los padres y las carícias de la madre; es entoncesque nuevas prohibiciones, estas de inspiración psicoanalítica, lo llevarán aacurrucarse sobre Fantasmas masoquistas, hasta que sea alcanzado un punhode desterritorialización «diagramática», y de tal modo que el conjunto delsistema represivo se vuelva contra los «opresores»: el pequeíío Hans «hace

Sigmund Freud, «Analise d'une phobie d'un petiz garçon de cinq ans» en C//zg/ycóan z/7íeT, Paria, PUF, 1954.

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Micro fascismo

entonces de su neuroses un arma»; a su vez se convierte en un déspota quepersegue a su entorno con sus sintomas fobicoss.

Vemos cómo los micro-fascismos pueden entrar en resonancia, hacerseeco y apuntalarse unos a otros. Poro en todos los demás âmbitos, tantoaquellos de la psicopatología como los de la vida cotidiana, se podríaencontrar esta mesma intrincación de las componentes sociales y de lascomponentes individuales y biológicas. iA condición, seguramente, deno ahuyentarla deliberadamentel «Antes» de ser tomada por la policia,el ejército o la administración, la sociedad encuentra su consistencia, suinercia, sus líneas de estratificación, en esta suerte de auto-intoxicaciónque constituye la puesta en circulación de formaciones imaginárias reac-cionárias que conducirán tanto a los vagabundos a odiar a los árabes y alos «metecos», como a las mujeres del mundo a destilar su amargura portener que ser una mujer en las condiciones del falocratismo Eastuoso delas clases dominantes, mean cuales fueran los benefícios que por oiro ladoellas extraen de allí.

Los micro-Eascismos de los que aqui se habla, por exemplo el micro-fascis-mo fdocrático, no depende, en principio, del antagonismo de clases sociales.Pero las posiciones del movimiento obrero, en este punho, están ledos de serclaras. Y muchos militantes continuarían reconociéndose hoy en la actitud

del sirviente Matei cuando humilla de forma odiosa y gratuita a la mija delamo Puntila, luego de que ella le ha confesado su amor. (En principio loface para la ilustración de una buena causa revolucionária, pera de fecho lohace para satisfacer de modo fácil su sadismo Ealocrático.) La opresión sexualcomenzó mucho antes que la lucha de clases. Quizá está incluso en el origende la dívisión social del trabajo, de la constitución de lu primeras máquinasde poder y de las primeras máquinas de guerra colectivas. Es lo que sin dudamostrarían con más claridad las investigaciones sobre las sociedades arcaicas

si no estuvieran dirigidas casa únicamente por hombres que, por lo general,no se plantean este tipo de cuestiones y que, de todas formas, tendrían lasmayores dificultades en acceder a los cestimonios Êemeninos en este campo'.

' CÊ, en Z:Ênco/zfc/enf m,zc»/ z/gz/e, Paria, Recherches, 1 979, el boleto de un mapa delrizoma neurótico del pequeno Hans.

' Bertold Brecha, .A/aí»f Pzl/z//Za fria pzz/efÀ/a /

7 Ver el exEraordinario «reportaje» de Elena Valero, esta brasilefia que permaneciócautiva durante aços de los índios Yanomami. Aunque cuidadosamente revirado y corregido

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Primera parte

Opciones liberadoras, opciones micro-fascistas al nível molecular

Considerar, como nosotros lo hacemos, que existe, al nível molecular,una especie de continuam entre las formaciones de deseo liberadoras y losmodos de semiotización y los equipamientos que calificamos de micro-Emcistas no implica de ningún modo que convenga, al nível molar, confun-dir las fuerzas políticas que hacen el juego a la reacción y al fascismo conaquellas que se oponen a ellos. Aproximar las secreciones micro-fascistasburocráticas que paralizan el movimiento obrero y las producciones micro-Eascistas del poder de Estado no implica de ningún modo que metamos atodo el mundo en la mesma bolsa: los patrones, los sindicatos, los policiasy los servidos del orden. Las relaciones de fuerza, los «frentes», las accionescomunes, tienen su propia lógica que requiere ser apreciada según cadasituación. Pelo ese no es nuestro objeto aqui. Simplemente afirmamos quesi la oposición, a gran escala, entre el Eucismo y la revolución situe siendopertinente, en câmbio, al nível micro-fascista, el deseo y la represión solopueden encontrar su línea de partición por el rodei de un trabajo analí-tico especial capaz de localizar los comienzos de desviación paranoica, lascepas burocráticas, etc. iPoco importa aqui la naturaleza de los «analistas»que habría que colocar para cumplir tal funciónl Podría tratarse tanto degrupos de análises propiamente hablando, al nível de las diversas unidades

de vida, de producción, de «ocio», etc., como de sistemas de orgattizacióttque se esfuerzan en no reproducir jamás la reificación y la jerarquizaciónde los roles, de las funciones y de las personas, y capaces de transmitir lasinformaciones y los enunciados operatórios en un modo completamentediferente de [os que existen actua]mente. E] aná]isis de] inconsciente «social»ipero no hay oiro que él! no debería ser no obstante «reducido» aqui a

una actividad de grupos o de organizaciones. Incluso se puede perHecta-mente conceber que pueda e6ectuarse a partir de un núcleo, por ejemplo,de dos personas. Pero con la condición de que ningún especialista pretendahacerse el depositário exclusivo de las buenas interpretaciones, siendo laregia actual que nada de lo que es válido del inconsciente puede ser reci-bido si no pasa por la transferencia y el discurso mudo del psicoanalista,apor medio de pagos, ni hay que decido! Dicho análises podría dependertambién, como ya existe de hecho, de una actividad solitária (lo cual,

por los misionarios, su testimonio restituye el clima de vejación continua en el dual vivenlas mujeres índias. Ettoro Biocca, Zanaúmíz, Paria, Plon, 1 968, berre humaine

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Micro fascismo

notémoslo al pesar, implica cierto número de medios, tanto en un planomaterial como en un plano semiótica: êcuántos nióos disponen hoy deun mínimo «rincón tranquilo» para escribir poemas o tocar la guitarra?êcuántos oiros ni siquiera tienen la idem de ello?).

EI rasgo común a todos estos agenciamientos analíticos, es que jamássepararán lo que pasa en el socius, con sus flujos senlióticos y materialesde toda naturaleza, de lo que pasa en las cabezas, bafo forma de flujo dclenguaje, de imágenes y de afectos. En forma aiguna la «meteria opcional»de rales análises /oZrz'a irr rra r/ó/e zz zz/[ff#zz//p#s exf/z/i/z'.zi, a elcccionesmaniqueístas. No propondrá por tanto adhesión, de una vez y para siem-pre, a una buena orienración de «apertara esquizo de izquierda» o a unamala orientación de «estratificación parano de derecha». Permanecerá

en estado polvoriento, desplegará zonas intensivas, sujetas a inversionesbruscas, sin que ninguna técnica de interpretación, ningún programapolítico, ninguna estructura de organización pueda nunca garanrizar deuna vez y para siempre que se ha adoptado /a buena orientación, que unose ha introducido de manera irreversible en el «buen camino» de los rizo-mas, de la autogestión y de los agenciamientos colectivos de enunciación.Un poder molecular de Estado --una economia de deseo micro-Fascista,parano, como se la quiera llamar siempre puede contaminar en erectoconjuntos sociales de todo tamaóo; reciprocamente, una economia políticamolar, un poder de Estado despótico, pueden siempre apropiarse de lasestructuras micro-sociales para esclerosar y estratificar sus partes vivas. Eincluso, en este caso, seguirá siendo siempre posible que al interior de estaspartes esclerosadas puedan ponerse a proliferar nuevos agenciamienros,sea revolucionários, sea micro-fascistas, de tal modo que, poco a peco,logrando resolverse la ambigiledad de las opciones del desço molecular,una formación molar, en apariencia definitivamente estratificada, lleguepara «volver a arrancar» de allí. En cl seno de una guardería infantil, porejemplo, o de un club deportivo, los dos tipos de poder de Estado puedencoexistir perHectamente--el poder de Estado molecular que capta y modelizael deseo de los nióos y de los deportistas, y el poder de Estado represivoclásico de la directora que reglamenta o del entrenador que pontifica. Laeconomia libidinal de los agcnciamientos y de los equipamientos conoceasí de manera constante juegos de subibaja entre superfícies de estratihca-ción y líneas de fuga, para «cambiar (un poco) la vida». Y, la mayoría delas veces, los clivajes decisivos se efectuarán menos en razón de conflictos

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Píimera parte

de ideas o de choques de organizaciones que a partir de ciertos rasgos derostridad --por exemplo, los de uil director autoritário o de una docenteseductora. Lo que es importante, nos parece, es nlmca perder de vista quedicha «materia opcional» microscópica puede servir de suporte a la expre-sión y a la manifestación de un rebasamiento de las situaciones locales.Antes que reenviar a los rasgos de carácter, a los completos parentales oa los trastornos de comunicación, implican el cuestionamiento de oirosagenciamientos rales como la Administración, la Universidad, las asociacio-nes de padres, etc. Mientras que el rol de los Equipamientos colectivos erahacer sostener todo este conjunto, hacer funcionar de manera sincrónicael poder de Estado molar y los poderes represivos moleculares, el de losagcnciamientos colectivos de deseo deviene el de impedir que todas lascomponentes represivas se cristalicen entre ellas y hagan bola de deve.Este punho es primordial, puas tiene por consecuencia la de ayudarnos acomprender es decir la de indicamos líneas posibles de intervención elfecho de que las políticas de Equipamientos colectivos del capitalismo solopueden imponerse, a escala molar, en la medida en que el poder de Estadoya pulo sus peones sobre el tablero molecular, sin que se puída hablar noobstante de «infraestructura» de deseo que condiciona una superestructurainstitucional pues, inversamente, la implantación de un poder molecularde Estado en el corazón del sujeto depende igualmente del hecho de quegrandes formaciones represivas, grandes aceleradores semióticos, hayanconseguido descerritorializar los individuos, los órganos, las funciones ylos conjuntos sociales.

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Autogestión y política del deseo

Metodologias de rupturaUna política de autogestión, surgida de un militanEismo analítico (o

de un análises militante, como se quiera), solamente podrá establecerseentonces a condición de que mean emplazados insrrumencos de semioti-zación capaces de tratar sistemas de signos sin quedar prisioneros de lasredundâncias dominantes y de las significaciones de poder. Pera lo que amenudo desorienta a los militantes y a los especialistas de la cosa social, csque su micropo]ítica de desço y su material conceptual les hacen perder lasemiorización de la economia libidinal del campo social, en tanto que estano cesa de desplazar sus intensidades sobre un continuum cuya existen-cia recusa por adelantado los sistemas de opción cristalizados según unalógica de objetos totalizador, de personas responsabilizadas, de conjuntoscerrados. Si no «acomodan» sobre lo real en dicho campo, es, paradójica-mente, porque las nociones que manejan son a la vez demasiado generalesy no lo suficientemente abstractas'. Los fiujos capitalísticos, en efecro,

Volveremos, en la segunda parte de esse sexto, sobre concepciones de Chomskyque, según nosotros, pierden de vista precisamente cierto nível de abstracción delfuncionamienro del lenguaje.

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Primera parte

no trabajan con las categorias generales territorializadas (por exemplo los

hombres, las ciudades, las naciones), sino que ponen en juego.& c/a ese&srem/ror/.z/íza-:Z:zs que implican los modos de semiotización más abstractosen el orden económico, científico, técnico, etc. Pensar }a «modernidad»,en rales condiciones, solo puede significar, según nosotros, una rupturacon todos los sistemas de categorias generales que no hacen más que so-brevolar lo real, que solo consiguen efectuar un inventário formal de suselementos pretendidamente originales, supuestamente para organizados«lógicalnente», pero de hecho para estratificados en pragmáticas cuyasprolongaciones políticas jamás son explicitadas. Pensar la minoridad enel ordem del deseo presupone un contacto directo con la semiotizaciónde un real en acto, dicho de oiro modo la fabricación de nuexas líneas derealidades. Las funciones de equipamiento se apoyan sistematicamentesobre categorias generales que tienden a apropiarse de los procesos colec-tivos para reterritorializarlos sobre las formaciones de poder, mientras quelas funciones de agenciamiento se esfuerzan, por el contrario, en conectardirectamente los fiujos semióticos a las máquinas abstractas producidaspor la desterritorialización de los fluxos. La localización de esse aipo deconexiones, mediante pracesoi dr zázzgxnm2.zf/z.zcióm, nos permiti rá fundarmenor la oposición entre la política de los Equipamientos, en tanto quese apoya sobre un régimen de signos que funciona sobre el modelo de laplq'reifmiar/ón, de los rr?rrirzzEamres de la enunciación, }' de los /rompi depoder, y la política de los agenciamientos colectivos que funcionan a partirde modos de semiotización que hacen trabajar los signos «directamente»en las cosas, los cuerpos y los fluxos de toda naturaleza. En el primer caso,trataremos con interacciones entre objetos, sujetos distintos unos de oiros,con una causalidad que opera sobre estratos discernibles; en el segundo, tra-taremos con interacciones que atraviesan, deshacen los estratos, cristalizarmultiplicidades intensivas, polarizan modos de semiotización que ya noson atribuibles, en derecho, a personas individuadas, sino que permanecenadyacentes a constelaciones de órganos, de funciones orgânicas, de flujosmateriales, de flujos semióticos, etc.

êPero dónde se manifiestan actualmente tales agenciamientos diagramá-ticos? Ciertamente no en la sociedad civil y política, cura codificación seaterra a las leyes personológicas precapitalistas. Es más bien en domínioscomo las ciencias, la industria, las máquinas militares, artísticas, etc.,que menor podemos verbos en acción, en la medida en que los sistemas

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Autogestión y política del deseo

de signos que ponen en julgo ya 6orman parte de manera intrínseca desu material de producción. Hasta el presente, las tentativas autogestiona-rias o comunitárias que han intentado lucrar contra tales maquinismosdesterritorializados han permanecido impotentes frente a la complejidadde [a integración semiótica a ]a cua] arriban. Es muy evidente que ]asinvocaciones al <(retorno a la naturaleza>, al <<retorno al budismo zen)>, a la

defensa del entorno, al crecimiento cera, etc., jamás bastarán como talespara detener las mega-máquinas que, actualmente, están barriendo todoa su paso: la naturaleza, los cuerpos, los espíritus, las formas originárias,las «mordes». . . Una recuperación revolucionária de procesos maquínicosno podría contentarse entonces con una crítica ideológica que articulenociones generales que no acoplen sobre los procesos diagramáticos queaseguran la potencia real de los regímenes capitalísticos.

Solo la creación de oiros tipos de máquinas de semiotización quereorienten la economia de los ftujos desterritorializados deshaciendo lasredundâncias dominantes y las estratificaciones de los poderes establecidospodría comenzar a responder a un objetivo semejante. Lenin es uno de losque habían comprendido la necesidad de tal creación cuando, tomandoconciencia de la ineficácia del discurso social-demócrata, economista,humanista o anarquista, consagró toda su energia a la construcción de ungénero absolutamente nuevo de máquina revolucionária. Es esencialmentesobre problemas de organización que conduce su lucha contra la social-democracia, pareciéndole que las divergencias programáticas, en ciertomodo, habían pesado bajo la dependencia de esta ruptura prioritária conlas viejas prácticas sindicales y socialdemócratas. Así el partido bolcheviquese íijó por tarei primera formar un nuevo tipo de militante como soportede una conciencia específica de la clase obrera y constituir una suerte demáquina de guerra capaz de chocar de frente con los aparatos políticos,económicos, policiales, sindicales socialdemócratas existentes. Para eso,debía estar en condiciones de extrair signos, consignas, de semiotizarsobre un modelo diagramático una nueva vanguardia obrera y de iniciarla desterritorialización revolucionária del campesinado ruso que habíaquedado profundamente enraizado en el despotismo asiático. êCómo lamáquina leninista se dejó cercar por el imperialismo antes de enlistarseen el stalinismo? iEso es tetra cuestión! La «experimentación), leninista,aunque haya permanecido demasiado territorializada por el fecho de sucentralismo implacable y de su nacionalismo de partido, aunque se haya

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Primera parte

dejado recuperar por el Estado soviético, por las máquinas militares y po-liciales, aunque el tipo de partido que produto se haja vuelto, en el mundoentero, lm egzl/pam2Zenro represivo suplementario, no habrá alegado menosa la creación de uno de los más importantes agenciamientos colectivos deenunciación de las clases obreras modernas. Lo que debe ser retenido aqui,no son los modelos que el leninismo ha creado sino la metodologia deruptura que pulo en acto. Aunque el partido leninista ya no correspondeen absoluto a las necesidades de las luchas sociales contemporâneas, aunqueaquellos que pretender reproducir indefinidamente sus consignam y suorganización se coloqueil completamente fuera de la evolución histórica,la máquina abstracta que el leninismo puso en circulación, las cuesrionesque planteó, a saber las de un nuevo modo de vida, de una nueva moral,de una nueva forma de agenciar las prácticas militantes y de sostener undiscurso sobre la política y la sociedad, permanecen aún vivas. De hecho,las tentativas de vuelta atrás hacia las prácticas socialdemócratas nunca handesembocado sino en los piores compromisos. Solo un rfó.zs.z/z//e/z/o deesta problemática permitirá desbloquear el impasse en el cual se encuentrael movimiento obrero. Pero, allí [ambién, se plantea la cuestión de unaminiaturización de las máquinas de guerra y de la constitución de múltiplesmicro-maquis»2 que permitan afrontar, con nucvas armas, las luchas de

clase y las buchas de deseo bafo su aspecto molecular.

Singularidades de deseo

Todas las definiciones existentes de la vanguardia, de la función de losintelectuales revolucionários, de los cuadros, del militantismo de masa, etc. ,

sc deben cuestionar. Apuntemos en particular que los análises de Gramscirelativos a la divisíón del [rabajo entre los intelectuales y los militantes,por interesanres que mean, no nos parecen hacer progresar la cuestiónde manera decisiva. Uno recuerda que él esperaba de la constitución de

intelectuales colectivos» la enunciación de una teoria que se volvería«la carne y la sangre del proletariado»'. Es evidente que lo que nosotroshemos designado a través de la expresión de agenciamiento colectivo no

2 Alusión a los grupos guerrilleros de la Resistência (N. de E.)

J Gramsci, (Z'zlz'rrs róoü/es, Pauis, Éditions sociales, 1959; Ze rff de /d pr/;aK, ParasÊditions sociales, 1953

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Autogestión y política del deseo

podría coincidir con esta nueva reza de «intelectuales orgânicos de la claseobrera». Pensamos, en erecto, que no hay razón para erigir un grupo y unapraxis específicas cuya función seria la de sin(etizar la Teoria y la Acción.La práctica de la teoria, en la medida en que renunciaria a fundasse sobresistemas de universales --aunque fuesen dialécticos y materialistas--, y laacción, en la medida en que se instituirá en la prolongación de una econo-mia de desço liberados, deberían hacer degenerar toda forma de divisióndel trabajo entre el militantismo, el análises del inconsciente y la actividadintelectual. La dinâmica incesante de las componentes semióticas y prag-máticas de los agenciamientos colectivos relativos a las luchas de interesesy a los investimentos de deseo tiende en erecto a hacer perder su identidadformal a los polos tradicionales de la representación social (oposiciones:hombres-mujeres; jóvenes-adultos; man uales-inrelectuales; base-cuadros;normales-locos; héteros-fomos, etc.).

Por tal motivo la determinación de las condiciones en las cuales la clase

obrera deberá tomar el control del Estado --o, según una 6rmula de Gram-sci, «hacerse Estado» ya no se planteará en absoluto en estes términos,puesto que la cuestión de la degeneración del poder de Estado ya no seráreenviada al final de un largo procedo histórico sino que será puesta a laorden del día de cada etapa de las buchas. Es toda la casuística marxista-leninista-maoísta de las contradicciones principales y de las contradiccionessecundarias la que debe ser cuestionada. Considerar, por exemplo, quelas contradicciones hombres-mujeres, nifios-adultos, son secundarias porrelación a las contradicciones de clase en lm régimen capitalista no corres-ponde a la historia ni a las situaciones concretas actuales. Las tentativasde jerarquización de las contradicciones al nível de la doctrina implicansiempre una micropolítica de sujeción de las luchas de desço a las «cosasserias» de la lucha de clases, es decir, en última instancia, a los estadosmayores «representativos». Se puede admitir que durante grandes luchassociales la clase obrera renga que jugar un rol determinante; poro eso noimplica de ningún modo que las organizaciones obreras tengan algo queimponer a los movimientos de las mujeres, de los jóvenes, a las corrientesartísticas, intelectuales, regionalistas, a las minorias sexuales, etc.

Esta pérdida de las identidades, de los roles y de las especialidades, en elseno de «agenciamientos colectivos de enunciación», no debería entonces,sino al contrario, acarrear la disolución de las características singulares decada «región» pragmática. Sin diferenciar razas distintas de militantes, de

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Primera parte

intelectuales, de artistas, etc., se volvera posible que una mioma personapueda legitimamente pesar de un tipo de actividad a obra y cama/ar xndz-ra/me/zff 2e s/saem.z de z?érre/zcia, sin que eso le cree diflcultades mentaleso sociales. Es claro, en erecto, que toda tentativa por homogeneizar loscampos pragmáticos, por atenuar las singularidades de deseo relativas acada tipo de componentes semióticas, funciona siempre en el sentido delcúmulo de las represiones(lo que puede ser localizado hoy al considerar lasahnidades --sobre todo al nível de sus prácticas institucionales que existenentre 6ormaciones de poder rales como los estados mayores de los partidoscentralizados, dc los grupúsculos, de las sociedades de psicoanálisis, de lascamarillas literárias, de los lobbies universitários, etc.). Los agenciamientosdiagramáticos existen de ahora en adelante en todas partes en las sociedadescapitalísticas: constituyen el resorte mislno de su potencia semiótica. Perorodo está hecho para canalizar su creatividad sobre las territorialidadesdominantes del sistema. Así el diagramatismo desterritorializante es sincegar recuperado, reterritorializado, jerarquizado, impotentado. Paradó-jicamente, las sociedades capitalistas y socialistas burocráticas no podríanprescindir de procedimientos de captura semiótica de la líbido, que, porotra parte, los amenazan de manera intrínseca. Los Equipamientos colec-tivos son así la sede de un completo metabolismo de capitalización pera,al mesmo tiempo, de neutralización de los agenciamientos diagramáticos.En consecuencia, están en la bisagra de la viaja sociedad civil y de la re-volución maquínica.

Los sefiuelos de la ideologiaEsforzándose en no salirse nunca de los marcos de la ortodoxia mamista

--pero seria preciso observar isto más de cerca--, Louis Althusser intentodelimitar la especificidad de estas máquinas de semiotización colectivacon aquello que llamó los HPaxn/os /Zeo/clg/ros de Esfa2o4. Recordamosque distingue, en el funcionamiento de los poderes represivos, una com-ponente de poder de Estado que, doce, «funciona por la violencia» y unacomponente ideológica que funciona, en cierto modo, con suavidad. Poreso, para conseguir un cuadriculado sistemático del campo social en todoslos domínios (religioso, escolar, familiar, jurídico, político, sindical, de la

Louis Althusser, Poi/ríomí, Paras, Éditions sociales, 1 976

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Autogestlón y política del deseo

información, de la cultura, etc.), estas Aparatos son llevados a procederpor sutiles combinaciones de violencia y de «engafío» ideológico. EI hechode que Louis Althusser despegue de lo que llama los «Aparatos represivosde Estado», que dependen del domínio público, otros aparatos que de-penden del ambito privado nos parece algo del más alto interés. Pera nosseparamos de él cuando caracteriza estas últimos como fundamentalmente«ideológicos». La problemática que hemos buscado delimitar nosotrosmesmos con los agenciamientos colectivos de enunciación, las máquinasdiagramáticas y las funciones de Equipamiento colectivo nos condujo,por el contrario, a considerar la existencia de una continuídad entre lasformas caracterizadas de represión pública y los innumerables modos deinteriorización <'privados» de la represión.

EI Estado está en todas partes, y antes de encarnarse en instrumentosrepresivos, funciona en la líbido. Décimos bien la líbido, pues el movi-miento de las ideas, sobre todo en este campo, no puede ser separado delmetabolismo del inconsciente social. No podemos por tanto seguir a Louis,\lthusser cuando localiza los Aparatos ideológicos de Estado al nível desz/pfr?saaffz/xai /zó'o&k/r'zi, retomando así las viajas metáforas del siglo XIXdel «edifício» de las causalidades. La base económica, según nosotros, noconstituye una infraestrucrura que se impone necesariamente a la líbido ya las ideal. iTodo puede devenir infraestructural En ciertas condiciones, las

doctrinas jurídico-políticas, las máquinas de inyeccar ideas, determinacio-nes religiosas, etc., pueden lugar un rol determinante; es porque dependenentonces de procesos diagranláticos. En atrás condiciones, flotan fuera detoda realidad social. E incluso entonces ya no es suficiente con decir queson «ideológicas» y dependen de una base económica. Seria hacerles todaviademasiado honor. Llevándolo al extremo, iya no dependen de nadam Existensolo a título de redundância vacía. Louis Althusser hizo de la ideologia unacategoria demasiado general que engloba y confunde prácticas semióticasradicalmente heterogéneas. Identificándola, según la tradición clásica,al logos, quiso marcar que no podría constituir una fuerza productiva.Y, en ese punho, solo podemos separamos de él. De fecho, es toda unaconcepción del lenguaje y de la producción la que aqui está cuestionada.

Un abordaje analítico de la líbido social exigiria que uno no se aterrea las meras partes visibles de equipamientos rales como las escuelas, lasprisiones, los estádios, etc. En erecto, una parte fundamental de su funcio-namiento consiste en su aptitud para captar no solamente los intereses, sino

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Primera parte

también los deseos individuales y colectivos. Si uno se aterra a su discursomanifiesto (reglamentario, legal, etc.), se pierde una parte esencial deliceberg represivo de los regímenes capitalísticos. Contentasse con finalizarel carácter ideológico de estas discursos corre el riesgo de hacernos perderno solamente sus dimensiones implícitas --aquello que los freudianosintentaron delimitar con la oposición entre los enunciados manifiestos ylos contenidos latentes--, sino también, de manera más fundamental, elmetabolismo de las componentes de codificación y de las componentessemióticas no #mKzláf/rai de ]os agenciamientos de enunciación que lescorresponden. La ideologia es un sefíuelo a título doble: al nível de sucontenido, da consistencia a redundâncias vacías y, al nível de su existen-

cia mioma, se esfuerza en dar crédito a la idea de que como tal, julga unrol de primor grado. Así, todo el mundo finge creer que el porvenir de lasociedad depende del fecho de que los dirigentes, los partidos, diários,etc., vehiculan rales o cuales doctrinas, cuando en realidad, hoy, las pers-pectivas teóricas --los «proyectos de sociedad»-- solo entran en una parteinsignificante de los procesos decisionales redes del mundo capitalístico.Solo agenciamientos pragmáticos que embraguen sobre la realidad a partirde su propia máquina diagramática podrán aportar respuestas efectivas alos problemas sociales contemporâneos, sin que haya que esperar gran cosade grupos y de líderes que pretendan aleccionar a las masas.

Se ha acondicionado a las personas para aplaudir al compás --voto,sondeo de opinión, manifestación, etc.-- frente a las escenas demasiadobien alumbradas de la ideologia, con sus personajes y sus opciones mani-queas: êla derecha o la izquierda, el socialismo o la barbárie, el fascismo ola revolución? Pera los proyectores de la historia real chora se desplazan,irreversiblemente según parece, hacia una problemática completamentedistinta: la izquierda.7 la derecha inextricablemente mezcladas, el socialismo

.7 la barbárie, el fascismo .7 la revolución, es decir todo a la vez el estádio ala chilena, al nível molar, y la «política de la plaza», según la feliz expresiónde Paul Virilio, al nível molecular, es decir una micropolítica de cuadricu-lado generalizado'. iLas instituciones represivas nos tienen tomados por

5 27 zíérl/r/f/ dz/ frrr/fa/re, Paras, Stock, 1976. Exemplo reciente: la decisióngubernamental que crea comisiones departamentales que hacen pesar bafo el contrai directo

del director de acción sanitária y social, de los inspectores de academia y de los notables, elinternamienro de los mãos en los establecimientos médico-psicológicos y asimilados. Lospsiquiatras y los psicólogos serán obligados a aplicar las decisiones de dichas comisiones.

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Autogestión y política del deseo

todos los extremos, nos movilizan a cada instante de nuestra vida --inclusolos suecos, los actos fallidos y los lapsus tienen adora que render cuentas,bojo el régimen de vigilância psicoanalítica que comienza a ser puesto enmarcha en cierto número de instituciones!

EI conjunto de las concepciones relativas a los «tiempos fuertes» de lasbuchas en los períodos ascendentes y en los períodos descendentes, todos lossistemas de elección estratégicos del tipo «Hay que ganar tiempo para dejarconsolidar el poder de los Soviets en la URSS» o los cálculos tácticos deltipo: «Primero las elecciones, luego las reivindicaciones» tienden a perdersu significación. Una revolución molecular adosada a las revoluciones mo-lares--, para desviar de sus fines catastróhcos a las sociedades capitalísticas,para volver a captar la economia de los flujos desterrítorializados que ellashan logrado poner a su servido, solo podrá ser permanente e instaurarsesobre todos los frentes a la vez. iNo solamente «capitalizará» todos losvectores de desterritorialización, sino que «largará las tintas» sobre ellos,en la medida en que se empeóará en deshacer las reterritorializacionesburguesas, entre las cuales conviene contar hoy todas las nostalgias retrosl

Perspectivas autogestionarias

Se pueden seóalar muchos índices de tal renovación revolucionária, êperoes en esta vía que entrará la historia'[)urante a]gunas «crises de sociedades»como las que han marcado a los Estados Unidos, por ejemplo, al finalde la guerra de Vietnam, o a Portugal en ocasión del desmoronamientodel régimen salazarista, vieron el día algunas tentativas autogestionariasy proyectos comunitários de toda naturaleza, luego se estancaron en susdificultades internas y en la indi6erencia general. En Francia, la autogestiónse ha vuelto un poco de moda con el caso Lip, es decir precisamente apropósito de una empresa implacablemente cercada por el capitalismo, elpoder de estado y los sindicatos y, que, por ende, no tema ningtma chancede supervivencia. iSe dirá, no obstante, que dicho entrecruzamiento se en-contrará siempre más o menos por todas partes! Y que toda tentativa de este

Luego de los 16 aços, podrán transferir ciertos nióos que estiman «retrasados» directamentea los hospitales psiquiátricos cuyos servidos, se lo sabe, están muy a menudo semivacíos.Precisemos que uno vuelve a encontrar estas notables en las comisiones de vigilância deestos mesmos establecimientos y de los hospitales psiquiátricos. iTodo encara!

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Primera parte

tipo terminará siempre por ser controlada o liquidada. Casa todo lo que fuepuesto en movimiento en Mayo del 68 fue recuperado. Pero una inmensalisura entre los equipamientos represivos y la energia colectiva reveló unanueva problemática, puso en circulación nuevas máquinas abstractas yabrió nuevas perspectivas de innovación militantes que transforman pocoa poco las condiciones generales de las buchas sociales.

Sea lo que sea, nos parece que uno de los mayores obstáculos para queuna orientación autogestionaria puída ganir terreno, de forma decisiva,sobre el tablero político, es que la mayor parte de sus defensores y de suspromotores solo la conciben como debiendo limitarse únicamente a laesfera de los problemas materiales y económicos. [)e este modo aparecen,ante los ojos de la opinión, como personas que buscan ante todo arreglarsz/i propios asuntos, en función de iws propios deseos y no tanto en funciónde los del resto de la sociedad. Chocamos aqui con el mito del esponta-neísmo que, visto desde el exterior, es interpretado como una políticadel «cada uno para sí mesmo». Liberar la perspectiva autogestionaria delespontaneísmo, ya no es por tanto solamente un asunto de ideologia, sinoun problema fundamental de orientación que concierne a cuestiones teó-ricas cruciales en particular cierta definición del inconsciente-- así comoa cuestiones muy prácticas de vida cotidiana y de organización militante.La autogestión, no puede ser ni antigestión, ni un manejo «democrático»de la planificación tal como la izquierda la concibe actualmente. Antes deser económica, deberá involucrar la propia textura del socius, mediante lapromoción de un nuevo tipo de rclaciones entre las cosas, los signos y losmodos colectivos de subjetivación. En sí misma, la idem de un «modelo» deautogestión es por tanto contradictoria. La autogestión solo puede resultarde un proceso continuo de experimentación colectiva que, al tiempo quetoma las cosas siempre más adelante en el detalle de la vida y el respeto delas singularidades de deseo, no será por ello menos capaz de, poco a peco,asegurar «racionalmente» tareas esenciales de coordinación a los nivelessociales más amplios.

[)igámoslo bien claro, no nos parece muy honesto prometer hoy ]aautogestión para maganas electorales, sin comenzar a ponerla en prácticaen todos lados donde ya es posible. iEs de inmediato, en el partido, en elsindicato, en la vida privada, que debe ser puesta en práctica! Las neurosescolectivas que se ponen de manifiesto por el investimento del burocratis-mo, el recurso mágico a los líderes, a las vedettes, a los campeones. . . no

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Autogestión y política del deseo

son únicamente el hecho de los enenligos de clase iEs alrededor nuestro yen nosotros que se perpetúanl Y no se puede pretender resolverlos en obraparte si no se los ataca en los pontos en los que elmos más nos paralizan,es decir en los puntos ciegos de nuestros propios micro-Eascismos. Laautogestión no puede ser sinónimo de un autonomismo generalizado, deun cierre sobre territorialidades celosas unas de atrás la família, la comu-

nidad, el partido, la reza--: es, por el contrario, desterritorializar, conectarlas antiguas estratificaciones, abrirse sobre una perspectiva de gestiónplanetária no centralizada, no planificadora mllltiplicando los centrosde decisión y liberando energias libidinales hasta entonces prisioneras deinvestimentos raciales, nacionales, falocráticos, etc. No puede por tanjoestar separada, como hemos inventado mostrado, del emplazamiento deag?/zc//zm/e/zfas zzaa//f/fo'po//f/coi que solo tienen lejanas relaciones conlo que cierto número de psicosociólogos «no directivistas», rogerianos,etc., han clasificado bafo el registro de los «ún.z#z,z2ores»; no se trata, enerecto, de proponer una nueva receia de «animación» de los pequefíosgrupos, sino de contemplar las condicionem de una micropolítica deldeseo, indisociable ella misma de una política «a gran escala» concer-niente al conjunto de las luchas de clases';. Para terminar con el diálogo

Habiendo yo mismo lanzado, hace unos quince aços, los temas del «análisisinstitucional» y de los .z/z.zZiz.z2ares, fiii elevado a realizar la puesta a punho siguiente enla reedición de 1 974 de una compilación de artículos, P3/ra.z/zã//i/r .y 7}aníufri/z/ídad,pub[icado en ]as cdiciones Maspero: «Eí z pzzr//r Zr ]96/, Z!/rn /e hf rrz/nia//ei Ze/ GTPS7(Grlipo de trab4o e psicologia y & terapict ixstittíciona!), q!ee praz! se situar [a psicoterapia

/ if/fzlria zz/ colmo lí fízic} p/zr//afiar éü /a gele/Zúmé «el análises institucional». Essa /dera

titvo entonces Foco eco. Es más atü de !os medias psiq1liátricos, en particiehr en ios grltpos de b

FGERÍ(Federacián de bsgrtipos de estádios & investigaciones insiitlicionates), que k ideaFieretomada. Los animadores de ta corriente de psicoterapia institltcienalapenm contemplabantina tímida extensión de! análises bacia los campos & h psiquiatria y. euentualmettte, de hpec gogía. En mi idem, !alextenliót! selo podia tleuar a tln cclLl4ón sin falida si tlo pi ntclbâal canjttn o det campo poiíticc ) social En es?eciat, me parecia qzie i no de !os pLIntos deaplicwión políticos esenciaks & este a á isis iKstitKcionalera e!$e7tómeno & b bltrocratiz ián

de ! organizaciones militantes file debía poder inpelucrar lo que !hmo '-Xos atl l(lzaàotesàe grupos». Estas tema ban fecho s!{ canino, hemos colocado [os anali dores, eE análises

instit ciouat e incluso ta transtJersâliddd, !en Foco a diesna y siniestra; quiçá bay qt&e ver enesta ta itüicación de qüe, a pesar de s!{ carácter aproxinlatiuo, ente rabctK nna problemáticalçn tanto vüa. ilesos {ie mí id a dedefender l Ka ortodoxia clcaQt lera a propósito de erigende estes coKcePtos! EK esa época, e{ uctbqo & eLabovació ãel GTPSI eTa colectivo; im idemestatbban desde todas partes sin pertenecet a n(üie. í)esgraciadamente, et clima cambió y sisay !kvado a aplcntar estas precisiones, es porei e me pcireció que escapaban a cierto número &

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Primera parte

de bordos que opone a los «centralistas», que se dicen democráticos, y alos «espontaneístas», que no lo son mucho más, los militantes auroges-tionarios deberán tomar a cargo a un nível pzgcr/co el entrecruzamientode las formaciones de poder y de las máquinas de deseo con las cualesse ven confrontados. Pera, en las actuales condicionem de una alienacióncapitalística de la que no se salva nadie, icuesta imaginar que rales gruposanalítico-militantes comiencen a crer del cielol

ÍNo es de un día para el otro, tomando buenas resoluciones, optandopor un buen programa, que se los hará proliferarl Y aun en condicionesrevolucionárias a pre-revolucionárias, favorables en principio a la ins-tauración de sistemas de «doble poder», huno no puede esperarse quese pongan a brotar por sí mesmos sobre el duelo de la espontaneidadpopularl Solo podrán nacer a partir de embriones debidamente experi-mentales, de agenciamientos colectivos completamente microscópicosalgunas veces, capaces de combinar problemáticas de labor de gestióneconómica, de vida cotidiana, y del deseo. Tules agenciamientos, paraproducirse, a condición de caber conseguido embragar sobre la realidad,no tendrán necesidad de ser calcados o «propagandizados». En erecto,desde el momento en que una nueva forma de lucra o de organiza-ción' logra resolver un problema, uno se da cuenta que se transmite ala velocidad de lo audiovisual. iUna vez más, no es cuestión aqui de lapuesta en circulación de un modelos EI crecimiento y la expansión delas «innovaciones sociales» solo pueden efectuasse en erecto según unalínea --un rizoma-- de experimentación creadora. Lo que continúa siendoenriquecedor, por ejemplo en la obra de Célestin Freinet*, son menossus «métodos» o el movimiento que los reivindica (de una forma a vecesdogmática) que el hecho de que contribuye a canalizar obras tentativas,en otros contextos, por exemplo en un marco urbano, con la pedagogia

personm que hey en dÍa se interesan o h euelución de esta corriente de pensamiento. Paracalhar st gt na o sl falta de formación, ) pata ser compktamente macio, TectleTdo entoncesqtle nada se ba bicho ni escrito sobre «el análises institucional» y Los «analimclores» antes deks diferentes versiones q {e cií de mi informe sobre «La Transversalidad» . Vx)k)X\caça en '1 9G4

en el no 'l de \a Reulee de psychofhérapie instit itione!!e.

' O, en otros domínios, unanuevamáquinamatemáticao un nuevo procedimiento técnico.

R Célestin Freinet, Pol/r /yfo&'dEpeüp&, Paras, Maspero, 1 969, y Élise Freinet, Jyafíi.z#red'a e p(icZagaKfepopzé/a/r?, Paria, Maspero, 1 969.

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Autogestión y política del deseo

institucional', o que anuncia la idea de un cuestionamiento, mucho másradical, de la existencia de la escuela como tanto tal''

Transversalidades sociales

Jamás se puede decir de una situación particular de opresión que ella noofrece ninguna posibilidad de lucra; inversamente, jamás se puede preten-der que una sociedad o un conjunto social, como tal, esEé dehnitivamenteprevenido contra el ascenso de una nueva forma de fascismo. La semio-tización molecular trabaja las estratificaciones molares e, inversamente,estas últimas intentan impotenciar los agenciamientos moleculares. Lasterritorialidades macroscópicas o microscópicas, Im desterritorializacionesmasivas o las líneas de fuga minúsculas, las reterritorializaciones paranoicas

locales o fascistas a gran escala, no cesan de penetrasse entre sí según unprincipio general de transversalidad, de modo que, por ejemplo, puedensurgir de todos lados conjunciones de poder micro-fascista, como se lo vehoy en día en Francia, en Alemania y en Italia, sin que se hayan modifi-cado los derechos jurídicos y las garantias constitucionales, o incluso lasventajas adquiridas». Hasta el presente, en estos países, las conjunciones

micro-fascistas parecen no [ener que cristalizar de manera clara en el nívelmolar. iPero nada nos asegura que será siempre asíl iNo hemos olvidado, enla víspera del golpe de Estado en Chile, las declaraciones de los generalesque afirmaban que su exército era el más democrático del mundos êQuépasaba entonces, no solamente en sus cabezas, sino sobre todo en la de laspersonas que «les creyeron»?

éNo estávamos ya allí, al nível de un fenómeno de creencia colectiva,en presencia de una toma de poder fascista? Michel Foucault mostró bienque no se puede considerar que el poder político de Estado sea únicamenteel resultado de organismos jerarquizados de coerción. Puso en evidencia

y Fernand Oury et Jacques Pain, CÉu zig e Ze /7fo/e c'ner/zr, Pauis, Maspero, 1972;Êetnanà Outy ex tida'Vasquel,, De ü classe cooperativo à h pédagogie insti l ioKeLk, Val\s,

Maspero, 1 970; Fernand Oury et Ama Vasquez, U?rx ríne p(ãcázgaKze / /zfzlr/oneJZe, Paris,

Maspero, 1967

1" Un articulo apasionante aparecido en Z/óéxnf/o?z en setiembre de 1975 sobre lasredes paralelas de educación intitulado «Vivre sana école» y en la revista 2azn/&Ze, n' l,abril-mayo-judo 1 976, editada por el Grupo de experimentación social(Reid, HaU, 4, ruede Chervreuse, 75006 Paras) -- y un articulo de Liane Mozàre, «Projet d'hotel d'enÊants».

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Primera parte

aquello que llamó la anatomia ramificada del poder disciplinado: «Ladisciplina no puede identificarse con una institución, ni con un aparato;es un tipo de poder, una modalidad para ejercerlo que conlleva todo unconjunto de instrumentos, de técnicas, de procedimientos, de nivelesde aplicación, de blancos; es una física o una 'anatomia' del poder, una;tecnologia'''.» iToda la cuesrión reside en saber en qué condiciones estatecnologia podrá ser neutralizada y esta anatomia deshecha! No se tratapor tanto, para nosotros, de oponer dos tipos de origen, un origen genea-lógico de las grandes formaciones sociales y una emergencia micro-físicadel socius a partir de las máquinas deseantes. De lo que se trata aqui, másbien, es de la liquidación de /o.Zz /drú de or@en, y isto habida cuenta de la

imposibilidad práctica en la cual generalmente se encuenrran los agentesactivos de enunciación --y no observadores «objetivos» y exteriores dedeterminar el número y la intensidad de las componentes semióticas que,en un momento dado, en una situación dada, son capaces de intervenirpara transformar una 6ormación social. Nuestra intención no es de ningúnmodo la de promover aqui una metafísica del indeterminismo, sino lade criticar las concepcioiies políticas que piensan la causalidad social entérminos estáticos aun cuando se pretenden dialécticos o se inspiran enconceptos termodinâmicos':. Con sus <'locomotores de la historiu}, sus«eslabones débiles y sus eslabones fuerces», sus <'correas de transmisión»,parece que cierto número de marxistas tuvieran una auténtica fijación conlo que podríamos clamar el i«completo de la máquina a vapor»l Antes que

Michel Foucault, ap. c//.

Ver también la muy sorprendente metafísica lacado maoísta de Guy Lardeau yChristian Jambet, /IHng?, Paria, Grasset, 1 976, quienes se esfüerzan en desmarcar de losuniversales lacanianos de la enunciación, a saber los cuatro discursos fundamentales: el

del Amo, el del Universitário, el del Histérico y el del Analista, un «discurso del rebelde».CE el seminário de Jacques Lacar, Libra XX, Encare, 1 972-1 973, Paras, Seuil, 1 975. «.4í/es preciso ptlÜ$caT l)aLabTa áLAmo de tos sim!ehcres qt e h estorban, c pata chbtegarse,zmre fZ/a s/na para i.z/fzTe Ze #i;, (!) (p. 73). A riesgo de aõadir a su lasitud («êHace foravolver a decir continuamente que el significante no es «lingüístico», en el sentido de que seopondría a no se sabe cuál «líbido», pensamiento segúr) la intensidad? êHace falta reafirmaresta perogrullada de que la oposición de la energética a la ley significante es una burradapre-crítica, imposible desde Lacan?»), nosotros continuaremos inquietándonos, con algunosoiros asnos pre-lacanianos, por las consecuencias px#rf/rm --políticas y analíticas-- de lareducción de lodos los sistemas de intensidad, de /ozúzi las energéticas, sobre el únicoregistro(linguístico o no) llamado del «significante».

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Autogestión y política del deseo

apegarse a modelos simplistas de causajidad entre objetos perÍectamentediscernibles y en función de parâmetros energéticos distintos entre sí, haríanbien en inspirarse en «modelos» más recientes, por ejemplo en aquellos delas interacciones de la física contemporânea''. Debiendo aqui ser entendidala inspiración a la manera de los poetas o de los passantes que quierencambiar un poco el abre. No se trata evidentemente de proponer nuevoscalcos o la búsqueda compulsiva de una «cientificidad» de los conceptosque parece depender más, en estou âmbitos, de la neuroses obsesiva quede un análises teórico conectado con realidades sociales.

3 Cuatro tipos de interacción permiten a los físicos «pagar» de la materna a la energiainteracciones gxaz,/Eac/o?z.zZn tipo «gravedad» --, interacciones eZrcfra7 acne;f/ra tipoluz» y «materna» --, interacciones débiles e interacciones fuertes tipo «energia nuclear»

Oiro tema de meditación podría ser el modo de articulación entre la mecânica cuántica,a escala microscópica, y la mecânica estática, a escala macroscópica, o incluso losprincípios elementares de la relatividad que consisten en jamás separar las mediciones deltiempo y del espacio del movimiento de los instrumentos que las efectúan, es decir de su:observador» o, si se quiere, de su agenciamiento de enunciación. Pera, a diferencia de estasobservadores» relativistas, cuyos movimientos propios y curas coordenadas de referencia

son «homogeneizadas» a partir de lm mismo principio de invariância matemática, losagenciamientos colectivos de deseo nunca renuncian completamente a la singularidad deaqueUo que los físicos llaman su «línea de capacidad». Cf: Banesh HoRmann (completadopor Miche[ Paty), ZE znmgf /Bóia/re drf gzf z//.z, Paras, Seui], 1967.

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Segunda parteEI análisis pragmáticodel inconsciente social

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Introducción de los temas principales

Hemos evocado precedentemente los diversos modos de interacciónque existen entre el nível molar y el nível molecular. Pero nuestra descrip-ción, por el fecho de que no habíamos profundizado lo suficiente sobre[a natura]eza de ]os resortes semióticos de dichas interacciones -en parti-cular sobre la función de las máquinas abstractas--, ha permanecido, en loesencial, sobre un plano sincrótlico y espacial. Seria por tanto necesarioconsiderar tanlbién la existencia de interacciones diacrónicos que desarti-culan los sistemas de causalidades mecanicistas sobre los cuales se fundan

los modos de razonamiento por etapas evolutivas. êPero cómo conceberque lo que viene «después» pueda determinar lo que viene «antes»? iTodoslos modos de pensamiento tradicionales se oporem a que un e#eclo pueda,cn cierto modo, tomar el tiempo a contrapelo! Por eso rales interaccionessolo son concebibles bajo la condición de consideradas en un nível quecalificaremos de «maquínico>, --sin especificar su naturaleza material y/osemiótica-- en el cual ellas funcionan más alia de las coordenadas espacio-temporales humanas. Tal es precisamente el rol que entendemos dar a lasmáquinas abstractas y al plano de consistencia maquínico sobre el cud «seenganchan». Ni ideas platónicas trascendentes, ni normas aristotélicas ad-

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Segunda parte

yacenres a una meteria amores, estas máquinas abstractas hacen y deshacenlas estratificaciones de toda naturaleza. No funcionan por tanto como unsistema de codificación que llegaría a adherirse desde «el exterior» sobrelas estratificaciones existentes; las «ocupan» desde «el interior,.

En el marco de un movimiento general de desterritorialización, consti-tuyen una suerte de «meteria opcional» --cuyas conexiones, desestratifica-ciones }, reterritorializaciones que trabajan tanto el mundo viviente comoel mundo inanimado son canalizadas por los cristales de posibles. En suma,

sefialan el fecho de que la desterritorialización «precede» a la existenciade los estratos y de los territorios. Por tal motivo no son «realizables» enun puro espacio lógico, sino solamente a través de las manifesraciollesmaquínicas contingentes. Nunca se trata ùnicamente con ellas de unasimple combinatória, sino del agencianliento de componentes intensivasirreductibles a una descripción formal. Sin implicar por tanto el recurso acualquier trasmundo, su necesidad deriva de una inversión de perspectivaque conduce a considerar los procesos de codificación y de «ensefianza»independientemente de una deixis y de una lógica antropocentrista yque Eiene por consecuencia modificar las relaciones «jerárquicas» entrelo singular y lo universal. La singularidad de una matéria no formadasemiológicamente puede pretender la uníversalidad. E, inversamente, launiversalidad de un procedimiento de codificación o de una redundânciasignificante puede decair en el particularismo. Ni universales, ni singulares,los signos-partículas que constituyen las máquinas abstractas cargan lassingularidades, no de un poder de universalidad, sino de cierta potenciade atravesamiento de! universo de las estratificaciones. Marcadas así con

su calor, estas singularidades y las estratificaciones que e6ectúan devienendisponibles para un trabajo de agenciamiento semiológico. De maneracorrelativa, todo enunciado o toda instancia de poder que pretende launiversalidad se encuentra cargada de una facticidad y de una historicidadque Im disponen a un posible reagenciamiento pragmático.

Pera, así como intentaron anexar la semiótica, los linguistas prerendenhoy controlar el posible desarrollo de una pragmática. Ella es puesta entreparéntesis como forma de contenido o bien, cuando es reconocida, esneutralizada en su contenido político. Aquillo que los estructuralistashicieron para el significado --una operación masiva de neutralización-- esretomado a oiro nível por la linguística generativa y por la linguística dela enunciación. Ciertamente, existe, hoy, cierto reconocimiento de los

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Introducción de los temas principales

contenidos semânticos y de los contenidos pragmáticos, pera siempregajo la condición de mantenerlos al margen de los agenciamientos colec-tivos de enunciación de los que dependen. chora bien, precisamente, elobjeto esencial de una pragmática debería ser, según nosotros, el estudiode las formaciones micropolíticas relativas a dichos agenciamientos y desu incidencia sobre el discurso y la lengua. De cualquier forma que se laconsidere, la linguística actual continúa modelando los campos pragmá-ticos y semânticos sobre el campo sintagmático. Incluso cuando pretendeno suponer nada de la lengua misma --como en los distribucionalistas ocomo en Chomsky--, permanece encerrada en el interior de cierto tipode discurso a partir del cual pretende deducir todas las atrás posibilidadesde competencia semiótica. De allí la imperiosa necesidad en la que se en-cuentra de afirmar como un previa intangible que los tipos de lengua y decompetencia que estudia lengua adulta, normal, masculina, heterosexualy, la mayoría de las veces, blatlca y capitalística, etc.-- están esencialmentefundados sobre sistemas de universales. La abstracción de los modelos

no face aqui más que enmascarar el carácter históricamente contingentede los poderes puestos en julgo. Pero el reproche que se le puede hacer aestas teorias no es el de ser demasiado abstractas, sino, por el contrario,el de no serio lo suficiente y el de no dar cuenta del tipo de mágz//nús.zósrrmrEus i/ngz/lares y no universales que son puestas en juego por laslenguas, en el marco de relaciones de producción particulares. Nosotrosconsideramos que toda idem de universales linguísticos, al nível de laforma de la expresión (en pos de garantizar, por ejemplo, la autonomiade la gramaticalidad), o al nível de la forma del contenido, tiene porrol eludir la pragmática en sus funcionem de poder y cortaria del camposocia[ e histórico. A] mode]o de] árbo] sintagmático, opondremos aquialgo que no es un modelo y que llamaremos «rizoma» (o «emparrado»).Estará definido por los siguientes caracteres:

a diferencia de los árboles chomskianos, que comienzan en un punhoS y proceden por dicotomia, los rizomas pueden conectar un pulito cual-quiera con oiro punto cualquiera;

-- cada traço del rizoma no remate necesariamente a un prazo lingüístico.Eslabones semióticos de toda naturaleza son conectados allí a los modos

de codificación más diversos, eslabones biológicos, eslabones políticos,económicos, etc., podendo en juego no solamente todos los regímenesde signos, sino también todos los estatua de no-signos;

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Segunda parte

-- las relaciones existentes entre los niveles de segmentariedad, en el senode cada estrato semiótico, se deben diferenciar de las relaciones interestrá-ticas, y operan a partir de líneas de fuga de desterritorialización;

-- una pragmática renunciara a toda idem de estructura profunda; elinconsciente pragmático, a diferencia del inconsciente psicoanalítico, noes un inconsciente representativo, cristalizado en complejos codificados yrepartidos sobre un eje genético; se debe construir a la manera de un mapa.

EI mapa como carácter último del rizoma es desmontable, conectable,reversible, susceptible de recibir modificaciones de manera constante. Enel seno de un rizoma, pueden existir estructuras de árboles. Inversamente,la rama de un árbol puede ponerse a echar brotem bajo forma de rizoma

Se dividirá la pragmática en dos series de componentes:

1 . Z,/zi co zpo fes ünneXornz zr/o/zzz/ei / ferir?rar/z, zi(a las que se llamará

también generativas), que inlplican el primado de las semiologías de lasignificación sobre las semióticas no interpretativas.

Ellas miomas estarán divididas en dos tipos generales de transforma-ciones:

las transformaciones aítalógicas, que dependen, por ejen)plo, de lassemiologías icónicas;

las transformaciones significantes, que dependen de las semiologíaslingüís ricas .

Dos tipos de «toma del poder sobre los contenidos», por rererritoriali-zación y subjetivación, les corresponden, sea que se apoyen o bien sobreagenciamientos territorializados de la enunciación, o bien sobre unaindividuación de ia enunciación.

2.. Las componerLtes transformaci071ales no interpretativas, que yuedeninverter el poder de las dos transformaciones precedentes.

Se las dividirá en dos tipos generales de transformaciones paralelas alas dos precedentes:

las transformaciones simbólicas, que depender de las semióticas in-tensivas (por exemplo al nível perceptivo, gestual, mímico, ecc.);

-- las transformaciones diagramáticas, que dependen de las semióticasa-significantes, que proceden mediante u na desterritorialización que seapoya de manera conjunta sobre el formalismo del contenido y sobre elde la expresión, y por la puesta en funcionamiento de máquinas abstractaspuestas de manifiesto por un sistema de signos-partículas.

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Introducción de los temas principales

Obserpaciones:

1 . Aqui no empleamos las expresiones de «componente generativa» y de:componente transformacional» en el mesmo sentido que los chomskianos.Para estou últimos, la capacidad generativa de un sistema funciona comouna axiomática lógico-matemática, mientras que nosotros consideramosque las coacciones generativas (de una lengua o de un dialecto) estánsiempre ligadas de manera intrínseca a la genealogia de una formación depoder. Sucede igual con la noción de transformación. Los chomskianosla conciben en un modo idéntico al de las transformaciones algebraicaso geométricas (uno recuerda que las transformaciones de una ecuacióncambian su forma manteniendo la economia «profunda» de las relacioneien presencia). Nosotros hablamos aqui de ellas eii un sentido que podríaser aproximado a aquel que, en la historia de las teorias de la evolución,condujo a oponer el transformismo (o el mutacionismo) al fijismo. Peraquizá entre aqui una porción muy pequeíía de burla y de provocación ennuestro empleo «abusivo» de las categorias chomskianas pues, de hecho,nos han servido de guia z ca//üurfo.

2. En contra de la histórica decisión de la Asociación internacional desemiótica, nosotros proponenlos, can la misnl;t .irbitrariedad, manteneruna distinción (e incluso reforzarla) entre:

-- Za irm/o/ogz'a, como disciplina Erans-linguística, que examina los

sistemas de signos en relación con las leyes del lenguaje (perspectivas deBarthes); y

/a iem/ór/ca, como disciplina que pretende estudiar los sistemas designos según ull método que no depende de la linguística (perspectivade Peirce)

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La pragmática.hija pobre de la lingüística

Los problemas planteados por la pragmática están en camino de adquirirun lugar central en la preocupación de la linguística contemporânea. Conel estructuralismo lingüístico, los contenidos eran tributários de cadenassignificantes que siempre pueden ser descritas como cadenas de oposicionesbinárias. La teoria de la información se había instalado, en cierto modo, en

el corazón de la máquina de expresión del lenguaje. Parecia tener que serobvio que su finalidad fuese la transmisión de una in6ormación, no siendoel resto más que ruído y redundância. Tenieildo la lengua solo un contenidoinformativo, no era cuestión para ella de una interpenetración con el camposocial y sus problemas políticos. EI objeto de la lingüística, su objeto «objeti-vo>', que se suponha la constituía como ciencia, era ese átomo de inGornlación

(especie de unidad de cantidad de forma), mientras que los problemas dela comunicación eran relegados a una cuestión que permanecia bastantemarginal, la de la enunciación. Así la linguística, imitando la objetividadcientífica, creia poder mancenerse a distancia de toda problemática socialperturbadora. EI psicoanálisis había procedido de la mesma manera, peraapoyándose no sobre la teoria de la información, sino sobre la biologia, lalingüística e incluso, recientemente, la lógica y las matemáticas.

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Segunda parte

De entrada, la lingüística chomskista quiso desmarcarse de las lin-güísticas estructuralistas, a las cuales reprochaba no dar cuenta delcarácter creador de la lengua. En su primera versión, considerada quela máquina fonológica solo podia intervenir en la formulación terminalde los enunciados, a un nível llamado de superfície. Su primer modelolingüístico suponía --a partir de una estructura sintáctica profunda ge-nerar y transformar los enunciados sin perder ningún matiz, ningunaambigüedad semântica. Pera en el camino, la «cuestión semântica» no hizomás que espesar el misterio de las operaciones que se suporte se efectúan«en profundidad». Para los ortodoxos chomskianos, uno se encomiendaa una máquina matemática una topología sintáctica-- para producircomposiciones semânticas, mientras que, para la corriente llamada de«semântica generativa», esta mioma [area es confiada a una lógica particu-lar, llamada «lógica natural», que articula «átomos semânticos» abstractos(«predicados atómicos») con los «postulados de sentido» que los conec-tan'. Buscando despegarse del Formalismo estrecho del estructuralismoy del chomskismo, una lingüística de la enunciación se esfuerza hoy enencontrar su propia vía. Tiene por proyecto explícito la consideraciónde las componentes pragmáticas de la comunicación. Desgraciadamentepara ella, parece todavia ser una obviedad que solo se podría tomar encuenta dichas componentes en tanto que tengan una incidência sobrelas estructuras de la lengua como tal, es decir en tanto que hayan sidopreviamente sintactizadas y semantizadas.

Y. nuevamente, va a perfilarse la cuestión del estatus de los campos depoder micropolítico que las investigaciones de las corrientes fonológicasy generativistas habían evacuado. Se tiene la impresión de que una vezmás no se habrá hecho más que desplazar el «basural» de la pragmática--para rctomar una expresión de Chomsky:. Con la reducción binaristade los estructuralistas, el basural, era la semântica. Coi) el topologismode los «semânticos generativistas», en apariencia se han asumido loscontenidos semânticos, pera se los estudiará sf preocap'zrleja/ zás por!oi agf c/a/7zif fai iociaZei de iz/ r/zz///fiar/ó/z; así, el basural político habrásido repelido hacia una pragmática de contornos indefinibles. Con la

Ver Z.znKagf, n' 27, setiellabre 1972, p. 72, sobre la «semântica generativa».

Bar-Hillel habla igualmente de ella como de una «cesta de papeles» «Out of thePragmatic Wastebasket», Zíngzl&ffr lago//T ZZ, no 3, p. 71

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La pragmática. haja pobre de la llngilística

lingilística de la enunciación, uno finalmente se inclina sobre la pragmá-tica, pera se la constituye en un modo restrictivo. Es tratada como uncontenido significante. [)e igua] modo que ]os campos semânticos, ]oscampos pragmáticos son aplastados, estructuralizados; quedaram en ladependencia de las máquinas sintácticas y fonológicas, desde luego máscomplejas que las del estructuralismo de Martinet, y deberán insertarseen un punto o en oiro de los empalmes de las estructuras profundas o delas estructuras superficíales de tipo generativisca, sin que jamás se aceptela idea de que puedan tener su propio sistema dc escalonamiento, suspropios campos de enunciación micropolítica.

Los lingilistas parecen aceptar como una evidencia primera que loscampos semânticos y los campos pragmáticos sean binarizados en unmodo similar a las máquinas de expresión que vehiculan una informa-ción «digitalizada»; se diria que desconfían del contenido y del contextoy que solo acepcan tomados en consideración bafo la condición de temerla garantia de que podrán controlados a partir de una formalización rigu-rosa apoyándose sobre un sistema de universales y protegiéndolos de lascontingencias históricas y sociales. Nicolas Ruwet, por ejemplo, consideraque la creatividad de la lengua solo podría ejercerse en el marco de unaaxiomática. Rechaza la perspectiva abierta de Hjelmslev de que puedacomenzar en el nível, más molecular, de la concatenación de las figuras deexpresión y de las figuras de contenido (nosotros inventaremos definir lasprimeras como diagramáticas a-significantes y las segundas como semânti-cas a-significantes). Ciertamente, este autor no excluye completamente laexistencia de tal tipo de trabajo en la lengua, poro lo relega a una posiciónmarginal que parece hacer eco, sobre el plano lingilístico, con aquellaque los nifíos locos y los poetas conocen sobre el plano social'. En estascondiciones, êcómo podemos todavia esperar preservar la dimensión dela creatividad de la lengua?

êCómo comprender que los desviados, que algunos grupos-sujetos,puedan inventar palabras, romper una sintaxis, cambiar significaciones,

3 «Notemos que la utiiización de estas posibilidades inexploradas con finos creadoresligue siendo moy excepcional, incluso en poesia.[)e seguro se puede citar e]/aóóera'of6r deLewis Carros, .fV#nígaai IWa&e deJarnes Joyce, o ciertos textos de Michaux; pera lo mínimoque se puede decir es que este tipo de creatividad solo tiene relaciones extremadamentelejanas con la creatividad que existe en el ejercicio ordinário del lenguaje». Nicolas Ruwet,/n alar//an à üynmm irfgéKérnf/ue, Paras, Plon, 1967

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Segunda parte

producir connotaciones nuevas, palavras de acción, palabras de ordenpolítico, engendrar revoluciones tanto en la sociedad como en la lengua?

Las materias semióticamente formadas

Con Hje[ms[ev, e] proyecto de una axiomatización radical de ]a ]ingüís-tica presentaba al menos la ventaja de no especificar de maneja irreversiblela oposición contenido-expresión. «Los términos mesmos de plano, de

expresión y de contenido 6ueron escogidos de acuerdo al uso corriente, yson completamente arbitrários. Por su definición funcional, es imposiblesosteiler que sea legítimo llanlar a una de asas magnitudes «expresión» ya la obra «contenido» y no lo inverso: ellas solo se definen como solidáriasuna de la tetra, y ni una ni otra puede serio de manera más precisa. To-madas por separado, solo se las puede dehnir por oposición y de formarelativa, como functivos de una mesma función que se opone una a laDera'.» Evidentemente, uno puede lamentar que de fecho esta oposiciónaxiomatizada de la expresión y del contenido coincida con la de Saussureentre el significante y el significado, lo cual tiene por consecuencia volvera situar el conjunto de las semióticas bojo la dependencia de la lingüísticas.

Sea lo que sea, al nível más esencial de aquillo que los glosemáticoslaman la «función semiótica», la forma de la expresión y la forma delconcedido se articular para constituir una «solidaridad» que relativiza ra-dicalmente dicha oposición clásica entre el contenido y la expresión'. Estasolo recorra finalmente sus derechos al nível de las sustancias (el sentidodel conrenido y el sentido de la expresión). Correlativamente, solo se puedchablar entonces de forma en la medida en que ella se nlanifiesta, se fun-cionaliza en sustancias. Ahora bien, lo que nosotros inventamos mostrar,

4 René Lindekens, /Üe/miüp. Pro/c2z7mzênfi à zune fóéa /e dll Zã/{gngr, Pauis, Hatier,

1 975, P. 855 Hjelmslev define la língua como una «semiótica en la cual pueden ser traducidas todas

las demás semióticas, tanto todas las obras lenguas como todas las estructuras semióticasconcebibles» (/dem, p. 138).

6 Como lo escribe René Lindekcns, «. . . la relación semiótica de interdependenciaabsoluta, que caracteriza el lazo entre los planos de la expresión y del contenido --de lo dualprocede el poder de denuncia de los sistemas de signo- y que Hjelmslev flama relaciónde solidaridad, debe ser considerada como exclusivamente contraída por ambas formas,de un plano del signo al otro}, op. fl/.

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es que metabolismos semióticos no lingilísticos trabajan estas sustanciasanões» de la constitución de una máquina de <.hacer significaciones», sin

que se pueda establecer, respecto a esmo, una relación de prioridad o deJerarquía por relación a esta última(metabolismo, simbólica, diagramática,etc.) Es semiotizando diversas «maternas» de base que dicha solidaridadde las formas --que llamaremos aqui máquina abstracta-- constituyesustancias de expresión y de contenido. Lo que diferencia la szzs/anc//z delas m.z/rr/ai, es precisamente el hecho de esgar semióticamente formada.La distinción que Hjelmslev establece entre el sistema y el proceso de susintagmarización no implica que este último quede prisionero de formasautónomas del tipo ideas platónicas. Ninguna forn)a podría existirpor sí misnla por fuera de los procesos de formación. Estou procesos noremiten necesariamente a códigos universales, cerrados sobre sí mesmos;en ciertos casos, permanecer inseparables de las características propias demateriales de base que ponen en julgo, aquillo que Metz, a propósito delcine, llanló los rasgos pertinentes de las maternas de expresión7. Toda lacuestión reside en buscar determinar aquello que da a una componentesemiótica una función creadora y aquillo que se la retira. Las lenguas,como rales, no tienen el privilegia de una creatividad semiótica; inclusofuncionan, la mayoría de las veces, como codificaciones de normaliza-ción. Inversamente, semióticas no linguísticas podrán perfectamente sercreadoras e incluso quebrar la capa de conformismo de las significacioneslingüísticas dominantes. La operación de sobrecodificación semiológicade los procesos semióricos «en estado lebre», que los reduce al estado decomponente linguística o de dependência de la lengua, consiste en aislar,para cada uno de elmos, los rasgos utilizables por las formaciones de poder yen neutralizar, rechazar y «estructuralizar» los demás mediante la máquinasignificante lingilística.

No retomaremos por tanto aqui la distincióil entre el signo y el símbolonlantenida por Hjelmslev. Lo que designaremos mediante la expresión demáquina de signo» cubrirá el sistema de signo.7 el sistema de símbolo de

Hjelmslev (Proóko/zzê//ex, p. 142). Por consiguiente, no es al nível de lasfiguras de expresión que nos esforzaremos en determinar lo que caracterizalas producciones de significación y las producciones simból ices o icónicas,

7 Cf. Christian Metz, Jlkffz/s/fr ü ; z Prízf/o aü r/a/ma, Paria, Klincksieck, 1968, yZ'z/{gzzg? ef r/rz/ma, Paria, Larousse, 1971.

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Segunda parte

s\na al niueLpragmático de los agenciamientos de enuncictción re tidos a dicbasm#gz///zai dr iilgna. Así la pragmática llegará, en cierto modo, al primer nívelde las componentes responsables de la micropolítica semiótica.

EI orden de las cosas y el orden de los signos

En nuestra terminologia, diremos que la máquina abstracta o, si sequiere, la máquina extraída de las componentes semióticas de base, lamáquina de signo en lo que tiene de más maquínica, es decir de más des-territorializada, al semiologizarse en una lengua, opera una reterritoriali-zación de dichas componentes mediante su reagrupamíento en dos planoshomogéneos, el de la expresión y el del contenido. De fecho, estos dosplanos no son en absoluto homogéneos: solo dan la ilusión de serio porla dobre articulación, la polarización, la estructuralización que insrauran,uno por relaci(5n al oiro, de sus elementos constitutivos. Estas compo-nentes «de base», desde el momento en que han sino homogeneizadas,planificadas, podrían ser llamadas semiológicas y ya no semióticas. Estasúper-sustancia semiológica que ha sido emplazada detrás de la variedadde las sustancias semióticas, esta saffíz/zc//z szlgm{/2c,zm/r 2a,z/;s/a, o este sobre-sentido, solo está en condiciones de «tomar en un puído» las multiplicidadesintensivas puestas en julgo por los diferentes vectores semióticos gajo lacondición de cuadricularlos y de jerarquizarlos mediante este sistema dedoble sobrecodificación --sobrecodificación de poder al nível del conte-nido y sobrecodificación lógico-axiomática al nível sintagmática. EI idealde orden, de formalización general de todos los modos de expresión, dedelimitación y contrai de los fluxos intensivos de la susrancia semiológica--ideal nunca alcanzado completamente, ya que en la realidad, como loveremos más adelante, la lengua huye por todas partes--, ese ideal, es elanálises dicotómico exhaustivo, la reducción binarista, la «digitalización»radical de toda praxis semiótica cuyo modelo ha sido elaborado por lateoria de la información y que continúa funcionando (en compaóía delbehaviorismo y del pavlovismo, con los cuales tiene por obra parte ciertasafinidades) como verdadera máquina de guerra represiva en el campo delas ciencias del lenguaje y de las ciencias humanas.

Se considera fríamenre, «cientificamente», que el análises reductor bi-narista podría ser, de derecho, aplicado a cualquier tipo de hecho social.iY en tanto parece que uno llega allí por medio de un artifício cualquiera,

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se convence entonces de haber captado lo esencial del hecho en cuestión,uno está satisGecho, puede detenerse y pesar a tetra cosa! En esta dirección,yllevando las cosas al extremo, se puede alega r a considerar que pudiendocualquier acontecimiento ser expresado en términos de probabilidad deocurrencia, cualquier estructura resulta ella mesma de una extracción deorigen accidental, o comandada por un imperativo lógico universal, yque tiene por «fin» la constituciótl de un foco local de disminución dela entropia en el sistema probabilista de partida. Los universales que sesuporte dominam la historia y sus luchas de poder están así en la junrurade las dos operaciones que consisten: 1) en .p2aó/zó///z,zr los aconteci-mientos sobre un eje diacrónico, y 2) en esfz'zzrfz/za#z.zr/ai sobre un ejesincrónico. Pero el verdadero fin de toda esta operación consiste en hacerpesar abajo de la mesa los agenciamientos socio-maquínicos que consti-tuyen en última instancia los únicos productores efectivos de ruptura yde innovación en los campos semióticos que aqui nos interesan. EI azary la estructura son los peores enemigos de la libertad. Proceden ambosdel mesmo ideal conservador de una axiomática general de las cienciasque fue importada de las matemáticas a partir de finales del sigla XIX,de la mioma tradición filosófica del sujeto trascendental como sujetadel conocimiento, inaccesible a las contingencias de la historia, y que seprolonga hoy en el discurso puntilloso y esclerosado de la epistemologia.En cada oportunidad, es el mesmo juego de manos: a través de la defensade un orden rrascendente fundado en el carácter pretendidamente uni-versal de las articulaciones significantes de ciertos enu nciados --el copito,las matemáticas, el «discurso» de la ciencia--, se busca avalar cierto tipode estratificación de poderes que garantiza a los escribas su estatus, suconfort material y su seguridad imaginaria.

Hay entonces dos actitudes, dos políticas posibles respecto de la forma;una posiciÓn formalista que parte de formas trascendentes, universales, cor-tadas de la historia y que llegan a «encarnarse» en sustancias semiológicas,y una posición que parte de formaciones de poder y de agenciamientos deenunciación que extraen componentes semióticas y máquinas abstractasa partir de los procesos maquínicos rales como los propone la historia. Enocasiones, conjunciones más o menos accidenrales entre codificaciones«naturales» y máquinas de signo parecerán tomar la dclantera en un períododado, pera, de fecho, dichas conjunciones son inseparables de agencia-mientos que, de todas formas, consrituyen el foco de su enunciación. Y

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Segunda parte

no, como podría ser intentado decir, de su re-enunciación. No hay, enerecto, aqui, meta-lenguaje.

EI agenciamiento colectivo de enunciación habla «de manera directa»los estados de cosas y los estados de hechos. No hay, de una parte, unsujeto que habla en el vacío y, de obra parte, un objeto que seria habladoen «lo lleno». Lo vacío y lo lleno son «maquinados» por el mesmo erectode desterritorialización. Las conexiones solo son posibles en los punhosdonde las cosas de la «naturaleza» y las cosas del lenguaje son desterrito-rializadas y vuelven posible una conexión de su desterritorialización. Así,los agenciamientos no están librados al azar o a una axiomática de losuniversales: dependen de una «ley» general de desterritorialización: es elagenciamiento más desterritorializado el que, potencialmente, resolverá elimpasse de los sistemas anteriores de enunciación y las estratificaciones delos agenciamientos maquínicos que les corresponden. Pero esta «ley» noimplica en nada un orden preestablecldo, una armonía necesaria. Solo unadiacronía maquínica sin garantia dialéctica. Si creemos necesario insistirsobre esta segunda perspectiva --la de las máquinas abstractas y no de lasformas trascendentes--, es porque nos parece ser la única vía posible dcdespegue del dualismo impenitente e impotencianre en el ctlal se encie-rran los lingüistas y, a continuación, los semióticos y los estructuralistas.Pelo no se trata de lma meteria opcional ideológica. En afecto, estas dosperspectivas coexisten y no cesan de actuar una sobre la tetra. Las líneasde fuga maquínicas, del lado de las multiplicidades intensivas, tienden adesterritorializar los procesos senlióticos, a abrirlos, a conectados con otrasrnaterias de expresión, mientras que las codíficaciones estratificadas, dellado del orden de las «cosas», del lado de las mundanidades dominantes,tienden a sintactizarlos y a cortados de todo asidero sobre lo real intensivo.

Sobre la primera vertiente, el desço, perpetuamente en estado naciente,ligue su propia línea sin respeto de las estratificaciones semiológicas; sobre

la segunda vertiente, se pone a girar en redondo en las estructuras de poder,en ese «orden mudo» del que Michel Foucault nos dica que nos sujeta auna grilla anterior a las grillas linguísticas, perceptivas y prácticas en lamedida en que ella las /zez/frn#za zZup&rãn.=üpézF'.

Michel Foucault, Z,ef Aboli e/ /eí CZoiei, Paria, Gallimard, 1 966, p. 12

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La pragmática. haja pobre de la linguística

Máquina abstracta o abstracción significanteLa sólida del ghetto lingüístico, del ghetto de las significaciones, de-

pende del fecho de que las máquinas abstractas funcionan ro// la signifi-cación o /nz/epr//z#e /r zea/? de e/h, en aquello que liam)aremos un erectodiagramático (al nível de las componentes semióticas «pre»-significantessimbólicas, todavia no hablaremos de máquina abstracta, sino solamentede índice maquínico). Cuando se liberan de la sustancia significante dua-lista, la evitan o la esquivan, las máquinas abstractas ya no dependen, paramaniGestarse, de un estrato particular, constituído, en esta ocasión, por laarticulación de un plano de expresión con un plano de contenido. Con elerecto diagramático, se organizan a partir de un//a/zo zZn/ro: el plano deconsistencia maquínica'' o de inmanencia maquínica.

Sobre este plano se inscriben y se articular todas las punhas de desterri-torialización, rodas las plusvalías maquínicas. Constituye en cierto modouna máquina de las máquinas abstractas (y de los índices maquínicos),el lugar de potencialización de todos los agenciamientos maquínicospotenciales. Las máquinas abstractas dejan aqui de estar encastradas (oencostadas), segmentarizadas en los estratos; por el contrario, son adoralos estratos los que dependen de ellas, en tanto que anudan los prantos dedesterritorialización de sus componentes materiales y semióticas con lasplusvalías maquínicas-semióticas del plano de consistência. Así, los estratosson doblados, acusados, horizonteados por un campo de posible: el delsurgimiento de nuevos agenciamientos maquínicos. A este nível, la distin-ción entre las máquinas semióticas y sus reEerenres dela de ser pertinente yes lo que motivará nuestro empleo de la expresión de máquina abstracta.Las máquinas ya no son aqui mareriales, ni semióticas. Son máquinas depura potencialidad. No de potencialidad vacía, puas no partem de nada,sino de los punhos de potencialización de los agenciamientos maquínicos,considerados en un punho dado del filum maquínico, en un contextohistórico dado. Las máquinas son abstractas por el hecho de que extraenlos puntos de conexión de las líneas de desestratificación. Instauran launivocidad de las conexiones posibles, allí donde los estratos parecen,desde roda eternidad, tener que mantener separaciones. Con las máquinas

9 La noción de «consistencia maquínica» es propuesta aqui para contraponerla a lade «consistencia axiomática» en matemática

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Segunda parte

abstractas y su plano de consistencia, son puestas al día rupturas entre losestratos y se vuelve posible un pasaje de la energia más desterritorializada.

Pero esta univocidad de las máquinas abstractas se conserva funda-mentalmente metaestable. En tanto rales, lo repetimos, no son nada, notienen nínguna maça, ninguna energia propia, ninguna memoria. Sonsolamente la indicación infinitesimal, súper-desterritorializada, de unacrislalización de lo posible entre estados de cosas y estados de signos. Selas podría comparar a elas partículas de la física contemporânea que son«virtualizadas» por la teoria y que solo conservan su identidad duranteun tiempo infinitesimal; identidad, por otra parte, que no tiene ningunanecesidad de ser probada sobre un plano experimental, en tanto que elcompleto teórico-experimental puede continuar funcionando presupo-niendo su existência. Es esta metáfora la que nos dará hablar, a propósito

del erecto diagramático, de la puesta en marcha de izlgnof'parra'wázs: lamáquina abstracta se «carga» o bien de significación, o bien de existencia,según que se file y se impotencie sobre tina sustancia semiológica, o segúilse inscrita sobre el plano de consistencia maquínico mediante el procedode diagramatización. En el primer caso, serve de punho de enganche de laslíneas de desestratiflcación potencial que reterritorializa replegándolas sobre

sí miomas, poniéndolas en correspondencia bi-unívoca, sobrecodificándolaso axiomatizándolas. Deviene entonces, para las líneas de fuga, un punhode fuga, pero esta vez en el sentido pictórico, un punho de clausura de larepresentación que totaliza una perspectiva virtual, que pone término atodas las escapadas del desço, una suerte de punho de vaciado para toda unaserie de contenidos que se constituyen en dependencia de un continentevacío. Mientras que, en el segundo caso, los procesos de semiotizaciónatravesarán los estratos, eludirán los nudos de redundância que son loserectos de significación, los polos personológicos, las fiJaciones a los rasgosde rostridad, etc. Sean cuales fueran entonces su modo de existencia y lascomponentes semióticas en el seno de las cuales entra, la máquina abstractaya no estará ligada a coordenadas filas y universales, sino a un devenirde múltiples potencialidades. Cuando tal afecto diagramático no lograconstituirse, el sistema se desploma y se hace recuperar por la sustanciadualista. La «mentalización» de los contenidos significativos consiste endeificar un real, en paradigmatizar significados y en sintagmatizar una ex-presión, según una economia de normativización y de sujeción semióticas.Como lo ha mostrado Hjelmslev, es sobre el corte fundamental entre la

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La pragmática. hija pobre de la linguística

expresión y el contenido que se escalonan en la significación los diversosmodos de formalización semiológica. [)espués de haber «contraído», enun primer momento, los dos cortes expresión-contenido y forma-sustanciaen el seno de la máquina de impotenciación semiótica que constituye elfamoso triangulo significante-significado-referente, en un segundo mo-mento, se adjudican títulos de nobleza a la producción de significacionespretendiéndola superior a todas las obras producciones semióticas, en lamedida en que seria la única en poder ser definida como reze/aZaKzLz dr/a fome//z/r.zr/ó . éPero comunicación de qué y entre quienes, si no es de

resíduos informativos impotenciados entre polos de subjetivación fictícios,radicalmente cortados de las multiplicidades intensivas?

EI sujeto no es por tanto un simple erecto de significante como lo pro-clama la célebre formula lacaniana: «Un significante representa el sujetopara otro significante»; resulta del conjunto del proceso que converge enla impotenciación de los modos de semiotización. La subjetivación indi-viduada y conciencial de la enunciación corresponde al agenciamientoparticular de una serie de cortes impotenciantes:

-- al nível de las máquinas de signo, entre el significante y el significado;

-- al nível del discurso, entre el significado y el referente;y al nível mesmo del proceso de subjetivación, por la instauración de

una redundância de las redundâncias, de una formalización de los forma-lismos constitutiva de la presencia ante uno mismo, del íp#r//nK del yo,por la amenaza de la pérdida de identidad en el doble, por la oposiciónentre el sujero y el oiro y, más alia, y siempre recentrados sobre el mesmosistema de resonancia vacía, por todos los sistemas de valores bipolares(masculino-Hemenino en torno del calo, singular-plural en torno del objetocompleto, verdadero-falso, bien-mal, etc.).

Cuando la energia de las intensidades deseantes es captada por la máqui-na infernal del triangulo semiológico (significante-significado-referente),las máquinas abstractas, conectados en circuito cerrado como en unasuerte de ciclotrón, pierden su función maquínica abierra para devenirrzbsfrnfc/o ei significantes. Las multiplicidades intensivas, en lugar deorganizarse según índices maquínicos, líneas de potencia (plusvalías ma-quínicas) o agenciamientos maquínicos, se estructuran según coordenadasespacio-temporales, sustancias de expresión y posiciones enter-subjetivascuras claves serán dichas abstracciones. La abstracción signiRcante, la má-quina abstracta, los índices y los agenciamientos maquínicos --volveremos

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Segunda parte

sobre eito enseguida-- no cristalizan por tanto «espontaneamente», sinosolamente en razón de agenciamientos particulares de enunciación. Laabstracción cristaliza parcialmente con el agenciamiento territorializadode enunciación, pera sobre todo, y plenamente, con la individuación dela enunciación --ella implica la erección de un sugrfo trascendentalizado yde un iigmz@c: /z/e trascendentalizado. Todos los fl ujos son así estratificados,dualizados, tomados en sistemas de eco.

EI agenciamiento del contenido y de la expresión no cae del cielo

La semiologización de una máquina abstracta, su fijación como abs-tracción, implica una autonomización y una impotenciación de la desre-rritorialización: una desterritorialización vacía, que gira sobre sí mesma,se constituye con e] proceso de subjetivación conciencia]. A] sistema dedoble articulación de las cadenas significantes corresponde este sistemade redundância vacío de la máquina conciencial: máquina de viciar lasintensidades, máquina de producir el vacío, la falta y el corte representativo.La abstracción simula una vía de pasaje entre las máquinas de signo y lasintensidades redes; esta simulación semiótica de las articulaciones redes

implica que hayan sido cortadas, viciadas, todas las conexiones efectivasentre la máquina de signo y el referente, de tal manera que aparecen comoarbitrárias las relacionei de denotación y como inmotivadas las relacioneide significación. Pera se trata de una arbitrariedad y de una inmotivaciónforzadas, de una política activa de corte y de autonomización de un planodel significante. Hace falta continuamente rehacer el vacío, reproducirel aislamiento, face Falta combater de manera continua el riesgo de queuna fuga de desce reestablezca una conexión directa entre la expresiónmaquínica, el formalismo del conrenido y los rasgos de expresión de lasmaternas constitutivas del referente'". Es a esta máquina de redundânciavacía, a esta máquina conciencial, a la que corresponde esta tarei devaciamiento y de evitación del deseo. La subjetivación conciencial estáesencialmente ligada a cierto tipo de organización de la sociedad, a un

Lo cual implica que sigamos a Greimas cuando propone dejar de considerar elmundo extra-lingüístico como un referente absoluto, y rrararlo como un conjunto desistemas semióticos más o menos implícitos. Algirdas J. Greimas, Z)a ie f, Paria, Seuil,1970, P. 52.

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la pragmática, haja pobre de la linguística

sistema de ley y de significación que impune el hecho de que un espacio dela representación sea separado del mundo de los afectos y agenciamientosredes. Toda codificación dele pesar por la máquina ordenadora central.Y para eito, toda intensidad debe ser obligada a renunciar a conexionesque se establecerían por fuera de la «coherencia» de las slgnificaciones yde las coordenadas dominantes. Ledos de ser un data en sí, el significantedebe entonces ser reproducido sin cesar por la máquina conciencial y lasimulación significante, debe sin cesar ser impedido de transformarse en undevenir diagramático que pondría en marcha interacciones directas entre lasmáquinas de signo, los afectos y el campo de las intensidades «materiales».

Las palabras y los escritos no son, como tales, impotentes, sino siempre enrazón de una sintagmatización y de una paradigmatización represivas quelos sobrecodifican. Pero esta impotenciación es constantemente combatidapor el hecho de que la máquina de expresión desterritorializada --al nívelde las arciculaciones «profundas» de sus figuras de expresión tiende aescapar, como por sí mesma, a dicha represión. iLa homogeneización delos procesos de formalización que dependen del contenido con aquellosque dependen de la exprcsión no cae del cielo! Resulta de una unificaciónoperada por el conjunto de las formaciones de poder. En «profundidad»,no hay unidad de forma, ni dualidad de sustancia, sino una multiplici-dad de intensidades de los maquinismos sin distinción de expresión y decontenido, de forma y de sustancia.

AI nível de las estratiãcaciones sociales, los intercâmbios solo serántolerados en tanto que estén debidamente sobrecodificados --es el régimende la desterritorialización relativa. La abstracción, en estas condiciones, yano deberá ser considerada como una máquina abstracta «enfriada», sinomás bien como un sistema activo de neutralización de los agenciamientosmaquínicos y de extinción de los índices maquínicos. Por eso dia siempretiene una parte conectada a una formación de poder. Las abstraccionesde la religión por ejemplo, o las que fundan la identidad personológica,la identidad étnica, nacional, etc., crean un sentimiento de pertenencia,de participación en una territorialidad común de referencia. Todos loscaminos conducen al pzó fo de íilgnz@cú/zc/a trascendente al cual estánligados los diversos sistemas de valor, religiosos, mordes, políticos, eco-nómicos, cósmicos, etc. Este mudo de redundância, que sefíala el punhoóptimo tolerable de los procesos de desterritorialización, tiene por funcióndoblar» y poner un término a las amenazas de sus desbordes. Así, aja

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Segunda parte

un objetivo, una perspectiva, a las líneas de fuga abiertas por los índicesy a los agenciamientos maquínicos; los primeros deberán permanecermás acá de un horizonte abstracto, mientras que los segundos deberánretornar de manera constante a los contenidos universales de los que sevolverán sus fundamentos aparentes. iAsí 6jadas las máquinas abstractascomo mariposas en el cielo de las ideas abstractas, la energia del desçopodrá ser puesta al servido de un ordem del mundo que será, por su parte,completamente terrestres

No se trata de elevar el deseo del lado de lo concreto y de excluirlo dellado de lo abstracto. Solo un investimento de desço sobre las 6ormaciones

de poder productoras de representaciones abstractas podrá explicar, porejemplo, la potencia de alienación de ésras. Paradoja de essas pseudo-mediaciones trascendentales que solo desembocan en el vacío y la impo-tencia, mientras que los verdaderos operadores están, al alcance de la mano,en agenciamientos prácticos que pueden, en todo momento, restituir supotencia a los signos de la berra y conferir una potencia suplementaria in-audita a las máquinas de signos-partículas de los agenciamientos colectivosde enunciación (por ejemplo a los complejos teórico-experimentales, a lamúsica, etc.). En la perspectiva de una pragmática (semiótica o no), unodebería ser elevado a considerar el carácter contingente de las componentesdel triangulo semiológico que se nos presente como fundado sobre uni-versales, pera de los cuales ninguno es independiente de formaciones depoder particulares: del lado del significan te, de los agenciamientos de poderdiagramático científico, económico, etc.; del lado del significado, de losagenciamientos de poder escolar, político, etc.; del lado de las semióticasdel referente, de los sistemas de sujeción de los modos de codificaciónperceptivos, audiovisuales, etc.' '. (Por exemplo, uno solo percebe objetosde consumo en la medida en que tiene acceso a elmos por las semióticas

Roland Barthes denuncia la pretensión de la denotación de fundar «el primero delos sentidos»: «.. . La denotación no es el primero de los sentidos, sino que Ruge serio;bajo esta ilusión, no es finalmente más que la l;/f/m.z de las connotaciones (aquella queparece a la vez fundar y clausurar la lectura), el mito superior gradas al cual el texto fingeretornar a la naturaleza del lenguaje, al lenguaje como naturaliza: una frase, sea cual seael sentido que libera, posteriormente, según parece, a su enunciado. {na parece decirnosalgo simple, literal, primitivo, z'e/z&zdrra por relación a lo cual todo el resto(que vienedespués, por encima) es literatura?» Roland Barthes S/Z, Paria, Seuil, 1 970.

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La pragmática. mija pobre de la linguística

monetárias -el «poder de compra»--, la publicidad, etc.; si se pasa al ladode ellos sin verias, uno no hace más que socar con elmos.)

Para Hjelmslev, la pareça forma-sustancia era prinlera por relación al parexpresión-concenido, mientras que en nuestra perspectiva, se debe partir dela articulación eventual, por un agenciamiento de enunciación, de estas dos

parejas y de las matérias de expresión del «referente». EI fundamento de laexpresión no se debe buscar en una 6ormalización trascendente, sino en laconsritución de una máquina de expresión cuyos modos de subjetivaciónpodrán ser simbólicos, analógicos, significantes, a-significantes, en gradosdiversos, en función del agenciamiento de las componentes semióticas

que ponen en marcha baterias de signos más o menos desterritorializados,discretizados, digitalizados, sintactizados, etc. De hecho, Hjelmslev no sedespegó completamente de una perspectiva «linguístico-centrista»; solo

retuvo el caso de una complementariedad contenido-expresión del tipoderecho-revés, es decir el caso de una reversibilidad total entre una forma

de la expresión y una forma del contenido. Pelo el reinado de tal forma-lismo generalizado solo podo ser instaurado bajo la condíción de que losoperadores redes hayan efectuado previamente la convertibilidad de lossistemas de valores involucrados. Se tratará, en primer lugar, del poderde Estado como lugar de convertibilidad general de los macro-sistemasde valores económicos y simbólicos, pera [ambién del rizoma tentacularde las formaciones de poder y de los Equipamientos colectivos ligados aconjuntos sociales de todo tamafío --que miniaturizan y profundizan esta

convertibilidad para llegar a un control sistemático de todos los sistemassingulares de valores de deseo. La industria del espectáculo por exemplo,apoyada en los /mais / edza, organizará lugares de coitvertibilidad de todaslas representaciones imaginárias; mientras que la família y la escuela seencargan de la traductibilidad semântica y del emplazamiento como corresignificante de cualquier expresión del nióo.

Aquillo que pesa de la expresión al contenido, e inversamente, sonfo rmas relativamente desterritorializadas, formas cura desterritorializaciónfue contrastada, cortada de su dinamismo potencial. La convertibilidadde los sistemas es siempre sinónimo de impotenciación y de poder: im-potenciación del deseo por el poder de estratificación de las Êormacionessemióticas significantes que logra n localizado, «identificado», formalizado,en un sistema de redundância vacía. Consideremos el caso de una reversión

completa entre un signiâcante y un significado durante el aprendizaje

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Segunda parte

de una lengua extranjera: el fecho de que un objeto denotado sirva paraindicar una palavra desconocida implica que un elemento del referente,o de la representación, pesa a la posición de significante, mienEras quela cadena de expresión fonemática o grafemática paga a la posición designificado. éQué pasa entonces? éHay transmisión de una forma' êDe

una información? éNo se trata más bien del emplazamiento de una nuevacomponente de codificación perceptiva: la cosa signo-percebido será elasistente de la cosa dicha o murmurada? [)e lo que se trata aqui, no es portanto de una simple tecnologia lingilística de traductibilización de unaforma, sino de un agenciamiento de enunciación que vuelve posible ono tal o cual micropolítica del discurso':. Un nifío podrá arreglarse muybien, por exemplo, para maquinar las palabras y las cosas sin cortadas de lasintensidades deseantes por ejemplo, el pequeno Hans evitará formalizarun paradigma alrededor del pene, hablará más bien de la función, delhacer pipí» (w/w/m.zcófr) que encontrará en acción un poco por todas

partes- Pero desde el momento en que el poder adulto, familiar, escolar,se instala en el corazón de su modo de semiotización, todo cambia: laenergia del deseo deberá investirse sobre la sintactización de los enuncia-dos, sobre la identificación de los objeros, de las clases, de las coordenadas

de toda naturaleza: será preciso que el nifío renuncie absolutamente asus cuestiones-máquinas, que acepte el orden mijado de las cosas, a saberque ni las mujeres, ni las locomotores tienen hacer-pipí''. [)e este modoserán fixadas y estabilizadas las lormaciones dicotomizantes del sujeto de

Paul Ricoeur opine así la posibilidad de traducir el sentido de una instancia dediscurso a la imposibilidad de traducir el significado de un sistema de signo: «Esta hnciónlógica del sentido, transportado por una frase encera, no podría ser confundido con elsignificado de ninguno de los signos puestos en acción por la frase. En erecto, el significadodel signo es solidário del sistema de una lengua dada; bebido a ello, no puede ser transpuestode una lengua en Dera; por el contrario, el sentido de la frase, que se llamaría menor lo«entablado» que lo significado, es un conrenido global de pensamiento que uno puedeproponerse decir de oiro modo al interior de la misma lengua, o traducir en orfã !engua;mientras que el significado es intraducible, lo «entablado» es eminentemente traducible.»'Signe et bens», Emqc/apafdnz C/nzz/ezTzz#i, 1 975.

3 Como lo escribe Basal Bernstein, «cuando un dão aprende su lengua, o, en lostérminos que se usarán aqui, cuando aprende los códigos especíâcos que determinar susactos verbales, aprende al mesmo tiempo las exigencias de la estructura social en la queestá inserto; su experiencia se transforma por los aprendizajes que el propio ejercicio desu discurso, en apariencia espontâneo, le hace realizar». Z,.z gíge e/ c/üief iarf.züT, Paris,Minuit, 1975.

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la enunciación y del sujeto del enunciado, del locutor y del oyente, delobjeto inanimado }, del objeto viviente, de lo masculino y de lo Hemenino,etc., mientras que para el nióo existen innumerables vias de pasaje entreestas estratificaciones.

Cuatro tipos de agenciamiento expresión-contenido

La individuación del proceso de la enunciación y la discernabilizaciónsemiótica de oiro por uno mesmo son correlativos del despegue de unplano trascendente del contenido por relación a las territorialidades «natu-rales» del desço y por relación al plano de inmanencia de las intensidadesmaquínicas. EI p#r///zg de la enunciación es inseparable del sp//#/nK dela significación. EI sujeto de la enunciación, el Otro, la Ley y el plano delcontenido corresponden siempre al desprendimiento de un objeto de po-der. EI contenido cristaliza un mundo, no un mundo universal, sino unamundanidad marcada por campos de fuerza contingentes. Habría razónpor tanto para distinguir aqui los diherenres modos de estructuración de losformalismos en función del hecho de que impliquen o no la existência deun plano autonomizado de expresión que separe radicalmente el objeto ex-presado de la máquina de expresión. En erecto, los rasgos dc formalizaciónde las diferentes «materias» de expresión, en el sentido de Hjelmslev, noestán necesariamente estructurados de tal modo que sean traductibilizables.Cuando lo son, es porque han sido tratados en un modo apropiado. Peroconvendría distinguir además entre los diversos modos de traductibilizaciónscgún que tengan por objeto una proposición científica o un enunciado delsentido común, según que sean efectuados por lma máquina estética o poruna máquina social revolucionária, etc. Seria ilusorio creer, por exemplo,que la estructura dada a las formas musicales en la época barroca contiene«en potencia» la axiomática del desarrollo de la música romântica. Existenciertas constantes, correspondências lógicas, pero el pasaje de una época aobra no está fecho solo de eso. Mluchos oiros Factores se deben poner enla cuenta del campo social histórico, técnico, etc.

Ninguna estructura formal domina los diferentes estragos semióticos,salvo en la cabeza de los teóricos del arte o de los epistemólogos. Aun enel caso de que un estilo, una teoria, incluso una axiomática, logren impo-nerse como dogmas y parezcan marcar su época co n su huella, los câmbiosredes, de fecho, resultan siempre de la intrincación de componentes que

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Segunda parte

desbordan de todas partes el domínio considerado. Por tal motivo, desdeel momento en que el acoplamiento estructural sustancia del significante/sustancia del significado se encuentra amenazado por la irrupción de unalínea de fuga interna --una componente diagramática--, todos los rasgosde las matérias de expresión tienden a retomar sus derechos y a volver a sumodo de formalización intrínseco (esta es manifiesto con las composicionessemióticas del sueco o de la angustia). Relativizar, como lo proponemosnosotros, la oposición tradicional significado-significante, no implica portanto necesariamente renunciar a aplicar la oposición contenido-expresióna otros tipos de agenciamienros estructurales. Como lo sugiere OswaldDucrot, la identiflcación de la realidad semântica a la signiflcación no esabsolutamente evidente, en la medida en que las dimensiones pragmáticasdel contenido exceder la significación en su acepción habitual''

En estas condiciones, tal vez ganaríamos en reservar el empleo de lasnociones de con [enido semântico y dc campo semântico al caso particularde las componentes interpretativas analógicas, retomando el esbozo declasificación de las componentes semióticas que hemos propuesto másarriba. Tendríamos entonces:

-- componentes generatiuas analógicas cubas conteniclos semânticos man \en-drían relaciones «de envolvimiento» con los referentes que ellos interpretan

14 John Searle, ZexZcfei 2e rangi g?, Pauis, Hermann, 1972, p. 25

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  Componentes Funcionem de Articulaciones Agenciamientos  semioticas contenido del contenido de enunciación

      y de la        expresion           

Generativas Analógica Semântica Campos de Subjetivo,mterpretarivm     mterpretancia colectivo y terri-

        rorializado

  Semiológica Significante Plano de signi- Subjecivo, inda

  [ingüística   6cancia (doble viduado, yoico

      articulación)  Transforma- Simbólica Performativa e Líneas de fuga ) A-subjetivocionales no lnteiisiva indiciada de desestratifi- performativoInterpretativas     cacion  

  Diagramáúca De sentido a Plano de consis- A-subjetivo

    ;ignificante vencia maquinico

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La pragmática. hija pobre de la lingilístlca

y serían generadores de ca/npai dr //zlfrpreianr/a. Su modo de en unciacióndependeria de agr fiam/ezz/ai co&cüz,os /r/d/a ÜZímdoi(por exemplo clásico,o transitivista, para la nifíez, «anterior» al lenguaje);

-- componentes generatiuas semiológicas lingilísticas, cuja \n\etptetacx6n

procede a partir de un «acolchado» sintagmática del plano del contenido(/ümo de iilgmz@ra/zci/z) Estando aqui el referente distanciado de la represen-tación significante, el modo de enunciación dependeria de <gr/zfi / z/e/ziofsz/ÓÜrf/pos i #lz,/z/zf/zelos, relativamente más desterritorializados que los

precedentes (función del yo);-- componetttes tran$ormaciotlales simbólicas intensiuasya-sLlbjetiuas, cubos

contenidos indexan referentes y coordenadas de enunciación (z#dzcei m'z-gza'n/cas, línea de fuga y.»mc/ó/z pedormú//z,a) . Ellas desubjetivan, «maqui-nizan» la enunciación, desterritorializan las estratégias personológicas, sin

no obstante canalizar procesos de desterritorialízación diagramáticos de lasmáquinas de signo. Procederían por reagenciamiento de las componentessemióticas sin crear con ello, propiamente hablando, obras nuevas (exem-plo: desubjetivación mística o estética). Se hablará aqui de /{g?mr/am/e /aro/erf/z,o de ?nzf/zc/ac/óm, aun en el caso en que un solo individuo se exprese,pues será considerado en tanto multiplicidad intensiva no rotalizable;

cotnpoltetttes tranlforlnaciotlaLes diagramáticas, a-sub \e\Ilhas, cujos co n-tenidos /z-fenêPra/z/es desterritorializan no solamente los agenciamientosde enunciación, sino también las máquinas de expresión, los formalis-mos semânticos, y que entrarían en conexión directa con los modos decodificación propios a las diferentes estratificaciones del reHereilte (locual implica una «referencia» común al nível más desterritorializado: ladel p/ama 2e co iif/f/zc/a / 'zgz/i'mica). Se hablará aqui de aZe c/adie /a}naqaínico de enultciación.

Se notará que los agenciamientos colectivos rales como los habíamosconsiderado en la primera parte de este trabajo desbordan diversas casillasde nuestFO cuadro: pueden ser territoríalizados y depender de una com-ponente con dominante analógica (por ejemplo, sociedades primitivas,grupos de adolescentes, etc.); pueden participar de componentes simbólicasintensivas (por exemplo, experiencia de droga); pueden ser adjacentes a unaenunciación maquínica (por ejemplo, los coros por relación a la orquesta,en una ópera moderna); o pueden permanecer bajo la dependência deuna economia individuada de la enunciación (deslizamiento de grupos-sujetos hacia grupos sujecados). De una forma más general, los términos

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Segunda parte

de la cuatripartición que proponemos no deben ser considerados como loselementos nucleares de una «maquínica» semiótica. En erecto, cada uno deelmos pone en juego una función diagramática particular para alcanzar supunho de eficiencia (aun cuando se trate de un punho de impotenciaciónsignificante) y, en un nível o en oiro, desarrollan una función indiciadasemântica y significante. Aqui todo se trata de agenciamiento, de acento,de dominante, en una palabra de micropolítica semiótica. Nunca se tratade tetra cosa que de mixtos que asocian estas diferentes tipos de componen-tes. Un agenciamiento de enunciación poética, por exemplo, desembocaráen concatenaciones simbólicas y en modos de subjetivación que asociandiversos regímenes de signos de los que sc podre decir a la vez que estánsemiológicamente formados --aunque parcialmente a-gramaEicales's yque son a-signihcantes, aunque portadores de contenidos semânticospre-codificados.

Seóalemos igualmente, a propósito de este cuadro, que las categoriaslingilísticas de Benveniste de interprerancia y de significância, que co-rresponden respectivamente, para este autor, a los eles paradigmáticos ysintagmáticos, nos pareceii poder ser transpuestas aqui al nível semiótica,pera a condición de ser separados una de la otra. La interprecancia devieneuna componente que puede ser autonomizada:

aplicada de manera aislada a una componente simbólica intensiva,genera a partir de ella una semiótica analógica(sin entrecruzamienro de ejesparadigmáticos y sintagniácicos, pera con desarrollo de campos de interpre-tancia sen)áncicos y de agenciamientos de cnunciación territorializados);

aplicada a una componente diagramática (por ejemplo u na máquinade signo de origen lingilístico), ella la transforma (o la retransforma) ensemiología significante, que adquiere Cela mesma función de significância,

is En la terminologia de Charles E. Bazell, se debería más bien hablar aqui deenunciados nc-gramaticales. Este autor, en erecto, crer que se dele establecer una distinciónentre los enunciados a gramaticalcs y los enunciados no-gramaticales; los primeros, deltipo «Áe ieemí i#ep/ng,, serían susceptibles de ser prestos en orden, ser rerraducidos enenunciados «normales», por exemplo en «óeiefmi /a óe Zpr7»; mientras que los segundos,det tipo «ca/az/rZrii grei /dem.Pfr/azli/7», no «careciendo» de nada, no siendo remisibles aninguna cristalización significado, a ningún correspondience reconocido, escaparían comopor sí sismos a las correcciones eventuales. Pelo esta distinción nos parece completamenterelativa: existen en erecto muchos intermediários represivos entre la corrección gramaticalpor el profesor y la incorregible segregación del texto loco por la psiquiatria. Cf. ÉírnKngf,n' 34, judo 1974.

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la pragmática. mija pobre de la linguística

por el entrecruzamiento de eles paradigmáticos y sintagmáticos, correlativade un proceso de subjetivación (o de re-subjetivación).

EI grado de gramaticalidad propuesto por Chomsky seria entoncesfu nción del grado de dependencia y de contradependencia que se estableceen el marco de un agenciamiento linguístico significante, entre, de unaparte, los contenidos semânticos «latentes» de las componentes analógicasy performativas de las componentes simbólicas que están implicadas allí,y de tetra parte, los contenidos diagramáticos «pocenciales» de la máquinaa-significaitte que allí es puesta en juego. La a-significância de un enun-ciado podría entonces resultar de dos tipos de uansformación: sea queen un nível morGemático, logre eludir el despotismo de los formalismossignificantes y se enriquezca de «cargas» indiciarias nuevas, por exemplo,mediante proliGeración polisémica u homonímica que lo abra en diEerenresdirecciones(es el caso del pasaje de un agenciamiento semiótica dominadopor un modo de generación significante a una transformación simbólica);sea que al iiivel «glosemático» de sus figuras de expresión (fonemas, gra-femas. . .), logre insertarse en un agenciamiento semiótico dominado poruna transformación diagramática cuyo contenido escapará a todo sistemade representación analógica y a toda sobrecodificación significante. Desdeentonces, el enunciado diagramático participará directamente en un agen-ciamiento maquínico que ya no pode en juego suslancias semiológicamenteformadas, sino los rasgos pertinentes de nlateria de expresión constitutivosde cadeias a-significantes «científicamenre formadas», «musicalmenteformadas>, ctc.:ó

Estas distinciones deberían poder conducirnos a realzar las ambigüeda-des que resultan por exemplo de la amálgama, por Charles Sanders Peirce,bojo el término de /cona, de las «/mz gr ei» y de los «/co//os de rr/af/ón», de-pendiendo las imágenes de contenidos semânticos e indiciários y los iconosde relación de contenidos diagramáticos --o incluso de las oposiciones entresignificación lexical y signiãcación gramatical, o significación relacional,estas últimos dependiendo igualmente de las componentes diagramáticaspropias de la lengua. EI íe/zr/Zo Z?/zpu/máííco que proponemos aqui podráser aproximado rambién al re üdo opernfario que Klauss opone al sentidoeidético'7. Para este autor, el sentido operatorio pane en juego agenciamien-

iõ Cf Louis Hjelmslev, Z.z S/nn/#cu/io/z Za Zz/lgizg?, Paria, Minuit, 1 971, Estais, p. 58

Cf. Herbert E. Brekie, Sém.znffglfe, Pauis, Armand Colin, 1974, p. 54-60

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Segunda parte

tos de signos que represenran series de fonemas o configuraciones semán-cicas, mientras que el sentido eidético queda prisionero del triangulo de lasignificación: signo-concepto-objeto representado. Pero él todavia valorizademasiado, según nosotros, el sentido eidético del que hace una especie dereferencia secreta del sentido operatório. Es así que cuando considera, conjusticia, que las concatenaciones de símbolos, en los cálculos abstractos,son operaciones provistas de cierto tipo de sentido, afãade que se trata deun sentido «menos rico» de posibilidades en cuanto al manejo posible delos objetos que representan. Nosotros estimamos por el contrario que else/z//da s/ sÜn /7rac/óm, que es producido por una economia diagramáticade los signos, es capaz de deshacer los impasses propios a las semiologíasde la significación en tanto que introduce, en los agenciamientos semió-ticos, un coeficiente de desterritorialización suplementario que permite alas máquinas semióticas simular, «dobrar», efectuar los nudos relacionalesy estructurales relativos a los ftujos materiales y sociales, precisamente enlos punhos que permanecen ciegos a una visión antropocéntrica.

La sujeción semiótica

La fascinación que ha exercido la fo rmalización chomskiana durante losúltimos quince afíos consiste sin duda en las construcciones tipológicas quele están asociadas: se manipulan allí árboles, símbolos, se discernabilizanambigüedades. La primera aproximación de Chomsky ciertamente contac-to de entrada con algo de la máquina abstracta que funciona en la lengua.Pera la sucesión de los modelos propuestos y la tentativa de recuperacióndel sistema por los psicólogos, los semânticos y los lógicos han atenuadoel carácter muy abrupto de dicho maquinismo abstracto. Lo major quehay quizá en la obra de Chomsky, son sus primerísimas intuiciones:*.Ciertamente, los partidários de la semântica generativa pueden facilmentediscutir hoy su oposición entre las estructuras profundas y las estructurassuperficiales y restablecer una continuidad entre la sintaxis y la semântica.En suma, reconducen a Chomsky a la razón; pelo solo pueden hacerloen la medida en que continúan aceptando no salir nunca del marco delas semiologías siga ificantes. [)e hecho, no hacen más que enredarse e]]osmismos, intentando arrastrar a continuación a los chomskianos ortodoxos

'* Se podría hacer la mioma observación a propósito de los píimeros modelos de Freud

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La pragmática. haja pobre de la linguística

hacia una lingilística más alejada que nunca de una pragmática micro-política. Tal vez habría que profundizar, por el contrario, las intuicionesinicides de Chomsky, considerando que sus primeros modelos de máquinasabstractas no eran fozúzPü Zo fzePc/e /e ze z/e ,zós/xnc/m, que seguían siendoaún demasiado tributárias de las articulaciones significantes del lenguajey que la gramaticalidad que buscaba captar, ledos de tener que alienarse enuna «lógica semântica», debería, por el contrario, ser entendida como unade [as modal idades de] Fazer .zósfxncfo que es puesco en juego por ]os cujoscapitalísticos más descodiâcados (es decir fluxos diagramáticos a-semán ricosy a-significantesy'. éQué es la gramaticalidad? êA qué corresponde ese sím-bolo categorial que domina todas las frases, ese signo S:" y ese ax/0/7z'z pri-mero de la estructu ra generativa de los árboles sin magmáticos chomskianos,

que impune a todas las derivaciones remontar a un punto de origen único?êDebe ser considerado simplemente como el núcleo de engendramientode la primera de las significaciones gramaticales, o más bien como una delas marcas más fundamentales de la pragmática a-significante inherentea cierro tipo de sociedad? Sin duda participa de estas dos dimensiones. Ses un marcador mixto: es ante todo un rofz/ZaZor drpaZer, y secundaria-mente un rotulados sz/zMc/fco. Formar frases gramaticalmente correctasconstituye, para un individuo «normal», lo previa a toda sumisión a lasleyes sociales. AI igual que la ley, se suporte que nadie ignore el principiode la gramaticalidad, o bien entonces, pesará a depender de institucionesacondicionados para los sub-hombres, los nifios, los desviados, los locos,los inadaptados; es remetido a sub-sistemas de gramaticalización; se lointerpretará, se lo traductibilizará, se lo adaptara.

La puesta en circulación de agentes normativizados de la producción pasaante todo por la sumisión semiótica de cada individuo como locutor-oyenrecapaz de adoptar un comportamiento ]ingüístico compatible con los mode-los de competencia que le asigna su posición particular en la sociedad y enla producción. EI axioma S, el primer prillcipio significante de la leilgua laproducción de frases que respondem a las normas de gramaticalidad-- nos

Sebastian K. 5aumjan opine al sistema de concarenación liceal de Chomsky unsistema de objetos abstractos fundado sobre la operación de aplicación (MGA: modelogenerarivo aplicativo; pero su formalización no parece [ener que conducirlo a dar cuentade la modelización de la lengua a partir de los fechos de poder. Cf: Z.znglzKf, n' 33, marzo1 974, p. 22 y 54, para la influencia de Hjelmslev.

zo Abreviación de «sentencia»

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Segunda parte

parece depender entonces, en primer lugar y ante todo, de un principiomicropolítico fundamental de las sociedades capitalísticas. Estas socieda-des están constituídas de ral modo que nadie pueda escapar de derecho aldespotismo de los ílujos descodificador: fluxo de trabajo abstracto, comoesencia de los valores de intercâmbio; flujo de signos monetários, comosustancia de expresión del capital; fiujos de signos lingüísticos sintagmati-zados y paradigmatizados de forma de responder a modos de comunicaciónenter-humanos normalizados, etc. Desde luego, la amenaza de una toma depoder de los flujos descodificados no comienza con el capitalismo; existiaya en las sociedades más «primitivas».(Habría que distinguir todavia, entreestas últimas, aquillo que Pierre Clastres llama las sociedades de Estado y lassociedades sin Estado, que no tienen la cisma actitud defensiva contra laacumulación del poder en un aparato de Estado:' .) Como hemos inten cadamostraria en el primer capítulo de este estudio, las sociedades primitivas yantiguas están ya atravesadas por fluxos capitalísticos que ellas se esfuerzanen conjurar; habrá que esperar «el accidente» de la Edad Media occidentaly del Renacimiento para ver aparecer sociedades que pierden realmente elcontrol de los fluxos descodificador en una suerte de barroquismo genera-lizado económico, político, religioso, estético, científico, etc.--, procesoque conducirá a las sociedades capitalistas

La sujeción semiótica de los fluxos de deseo a la cual proceden lassociedades capitalísticas no tolera la autonomia de ninguna codificaciónintrínseca y ninguna máquina deseante puede escapar a la sobrecodifica-ción por [a máquina significante de] Estado. E] poder significante de ]alengua nacional y el poder del estado rienden a coincidir. Los segmentosmoleculares de expresión sustituyen las antiguas estructuras segmentadasdel socius para constituir el plano del contenido, que vehicula al mismotiempo los imperativos de la ley moral y de las leyes cívicas. Es por laelevación de este plano que las intensidades del deseo despegan de susantiguas territorialidades y reciben su polaridad de objeto y de sujeto. Ellasson mediatízadas, cuadriculadas, y devienen menester social, demanda,necesidad y sumisión. Solo existen en la medida en que, de una parte,su expresión entra en redundância con los princípios de organización delEstado como lugar de recentramiento y de capitalización del poder, y, deDera parte, en la medida en que se repliegan sobre sí mesmas, se traducti-

P\ente C\asttes. La Société centre !'Etat, op. cit.

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La pragmática. haja pobre de la linguística

bilizan, es decir, a hn de cuentas, renuncian a su carácter de fluxo nómadea-sujeto y sin objeto.

La máquina de sujeción semiótica de Estado constituye, de hecho, laherramienta fundamental que permite a las clases dominantes asegurar supoder sobre los agentes y los mediou de producción. Todo comienza, enapariencia, con las dicotomias engendradas a partir del axioma S, las cualesorganizan frases divisíbles en sinragmas nominales y sintagmas verbalesque parecen corresponder a una de las exigências fundamentales de lacondición humana, cuando de hecho solo se trata de una transformación

semiológica particular, la transformación significante, que importe aldiscurso plegarse a una actividad de predicación. Pero el poder capitalís-tico no puede contentarse con agenciar semióticamente las intensidadessobre el modo único de lo infinitivoz2. Los infinitivos intensivos deben ser

moduladas, deben ponerse al servido de una pragmática predicativa y deuna estrategia deíctica compatibles con el sistema de las significacionesdominantes (codificación de posición jerárquica, de permutabilidad de losFoles, de división sexual, etc.). Las intensidades deberán dejar su lugar alas normas del sistema dominante, y cuanto más abstracta e interiorizadasea la codificación normativa, más eficaz será. En particular, lo que llama-remos el «devenir-cuerpo-sexuado» será negociado en su relación con eldevenir-cuerpo-social» mediante el régimen de la pronominalidad y de

los géneros que axiomatizarán las posiciones subjetivas de la alienación6emenina:'. Pera es también en sus mínimos detalles que la composiciónde los poderes políticos y micropolícicos será indexada por la lengua. Estaeconomia abstracta del poder y de las implicaciones sobre los modos degeneración de transformación y de las componentes sintácticas, lexicales,morto-fonológicas y prosódicos de la lengua nos parece por tanto insepa-rable del entrecruzamiento de los campos pragmáticos de la cnunciación,de aquillo que Ducrot designa como el '<valor polémico» (en el sentidoetimológico) de la lengua y cuya mera consideración debería reducir anada toda idem de fundar su autonomia sobre un sistema de universales.

:: Las primeras expresiones verbales del nióo son, para el pesado, particípios pasados(«partido», «caído») y para el futuro, infinitivos. Luego se desarrollan pcrífrasis («yo voy a

ir») y solo en último lugar inílexiones. CE : Elizabeth Iraugort, «Le changemenr linguistiqueet sa relation à I'inquisition de la langue maternelle», Lzngzef, n' 32, 1 973, p. 47

ZJ Cf. Robin Lakoa. La/Zgzzgr /z»/ Mono,zn} /)7ízre, Nexo York, Harper & Row, 1 973.

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Segunda parte

La competencia como instrumento de poder

La linguística generativa nos presença la competencia como una suerte deinstrumentación neutra que se pone al servido de la producción creadorade discurso. Se accede al cielo de los universales lingüísticos más alia detodas las contingencias sociales e históricas. iY para los punhos oscuros, unose encomienda a los milagros de la herencial Pera no hay gramaticalidaden sí, no hay competencia en sí. La competencia y la performance estánsiempre en una relación relativa.

Toda cristalización de una competencia como norma, como marco dediversas performances concretas, es siempre sinónimo del establecimientode una posición de poder. No hay competencia general, ella siempre estáligada a un terreno particular: político, social, económico, religioso, esté-tico, etc. Esmo no significa que no pinga en juego medias abstractos --má-quinas abstractas--, que surgen como muraciones sobre el filum maquínicode la «rama» humana. Pero essas no dependen de gramáticas fundadassobre universales estructurales.(iLa economia política capitalista tambiénquiso durante mucho tiempo presentarse como la gramática general detoda economia posiblel) No hay performance, por ejemplo la de un nióoen la escuela, sino por relación al tipo de competencia fijada en el marcode la micropolítica escolar de una sociedad dada en una época dada; deuna forma general, toda competencia implicará relacionei políticas entrenaciones, entre regiones, entre las clases políticas, castas, etnias, etc. Lasteorias de la universalidad de la competencia descansan sobre la ideasimple por sí mesma de que la capacidad de producción linguística de unindividuo excede su producción efectiva de discurso --sus performances--;dicho de otro modo, que él dispone de una máquina de expresión quepone en juego esquemas abstractos y que esta máquina es bucho másque la simple totalización de las producciones en serie de enunciados dela que es capaz. isbn dudasl Pera las relaciones cntre esta «máquina decompetencia» y las producciones que ella performa pueden invertirse. Lamáquina es ella misma producida por su producción. êCómo podría sersi no es así) êDe dónde se querría hacerla salir> êDc una facultad innatade lenguaje? La competencia y las performances están en interacciónconstante. En un momento dado, la competencia --la virtualidad maquí-nica de expresión-- contiene chaves dc desterritorialización estratificadas yestereotipadas; en oiro momento, es una producción semiótica particular

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La pragmática. hija pobre de la llngüística

la que desterritorializará una sintaxis demasiado rígida. Una competen-cia territorializada sobre un espacio social dado --un grupo, una etnia,un oficio, etc.-- podrá ser relegada al rango de sub-competencia, lo cualtendrá por erecto desvalorizar los diferentes tipos de performance que leestán asociados:', luego, en función de modificaciones de las relacionesde fuerza presentes o de una transformación de la mícropolítica local deldeseo, esta misma competencia podrá «tomar el poder» sobre un espaciosocial más amplio y devenir competencia regional, nacional, imperial. ..Un estilo se impune, una verga se convierte en hablar aristocrático, unalengua técnica contamina línguas vernáculas, una literatura menor ad-quiere una importância universal. .. Entendemos que estas procesos demezcla política no concernirán únicamente a la difusión de morfemas,sino que pondrán en juego todos los resortes de la lengua.

No hay universalidad de los actos de lenguaje y, como la lengua esinseparable de dichos actos, no óay zz /persa//zúzZ de Za &/zgz/a. A cadasecuencia de expresión linguística está asociada una red de eslabones semió-

ticos de toda naturaleza (perceptivos, mímicos, gestuales, pensamientospor imágenes, etc.). Cada enunciado significante cristaliza así una danzamuda de intensidades que se juegan a la vez sobre el cuerpo social y sobreel cuerpo individuado. De la lengua a la glosolalia, todas las transicionesson posibles. No hay universales lingilísticos. Los ejemplos de universalesque son alegados por los chomskianos, como por exemplo, sobre el planode la expresión, la existencia de una organización morro-fonológica dedoble articulación, son características maquínicas, que conciernen a con-diciones de posibilidad del lenguaje y que le son tan extrínsecas como lagama de las articulaciones fonicas a partir de la cual podrá instaurarse unasemiótica fonológica. Estos supuesros universales no son más que rasgosespecíficos de una sustancia de expresión particular, lo que Christian Metzllama los «rasgos pertinentes de las material de expresión», a partir de loscuales se constituyen las sustancias semióticamente formadas. La herenciaes a menudo puesta por delante para explicar la rapidez del aprendizajede la lengua. Pero consideremos el fecho, por ejemplo, de que en unmedio «impregnado» de semiótica musical, un nióo de cuatro aços lograacceder a una verdadera competencia musical: êdeberemos ponerlo en

24 Cf. el estudio de Joey L. Dillard, Bázc& EngãsÁ, A/2gra A/a z-SiaaZan# Eng/üó zz dJMer/c zm, New York, Vintage Book, 1972.

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Segunda parte

la cuenEa de un «montaje» hereditário de las capacidades de lectura y delas capacidades manuales, muy especializadas, como se sabe, según cadainstrumento? iEs absurdo!

La hipóteses que concierne a universales al nível del contenido es todaviamás frágil. La organización de los contenidos, la constitución de un campohomogéneo de la representación, corresponde siempre a la cristalización deuna formación de poder. Ninguna categoria, ningún modo de categoriza-ción podrían ser considerados tampoco en tanto rales como universales ycomo programados por un código hereditário. Es siempre un campo socialun campo micropolítico el que sobrecodifica el recorte de los contenidos.La programación hereditária solo podría actuar sobre los estratos extrínsecosa la lengua y, además, nada permite considerar que ella mesma esté ligada aun sistema de universales(a menos que se considere como tal, por ejemplo,el sistema de los genes, pera eso implicaria nuevamente el desconocimientodel rol jugado por los oiros estratos físico-químicos). apara qué invocaruniversales si su existencia depende, de fecho, de relaciones contingentesentre estratos heterogéneos? La estabilidad de fecho del sistema de codi-ficación genético no tiene nada de universal, no más que la estructura dcla materna. Su estratificación, el hecho de que «se vuelve allí», de que sela encuentra por todas partes, no implica la elevación de un formalismotrascendente, sino la puesta en juego de máquinas abstractas mutacionales.

zExisten {cuniversales pragmátic091?

En el transcurso de los últimos aços, cierto número de autores talescomo John Searle, Wunderlich, etc., se han esforzado en enganchar laperspectiva chomskiana, la cual nunca fale del sistema de la língua paravolcarse del lado del estudio de las performances, de los «actos de lín-gua)e». Podendo en primer plano el rol de la dimensión pragmática enaquello que flama, después de Habermas, la «competencia comunicativa»(o también la «competencia performancial idiosincrásica»), Herbert E.Brekle:s se ve elevado a oponerla a la «competencia de sistema» de tipo

Herbert E. Brekle, Sém /z//golf, ya citado, p. 94- 1 04, y ''X' C. Watt, quien se orientade igual modo hacia una «gramática performativa abstracta» que tiene que dar cuentadel fiincionamiento de lo que él flama la «gramática mental» en sus relacionei con lapercepción, la memoria, etc.

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La pragmática. hija pobre de la linguística

chomskiano. Esta última descansaria sobre estructuras abstractas que seencerrarían, trás fijación de reglas de formación y de transFormaciones,sobre cadenas fonéticas, mientras que la primera estaria ligada, segúnrelaciones 2r .zl//o-rrKZ/&zc/ó d/zZ/ //c.z, a todo un conjunto de factoresde la competência comunicativa que debería ser articulada, según esteautor, sobre ires niveles --el de una «facultad de lenguaje», el de la lenguacomo sistema, el del habla («competencia performancial idiosincrásica»)--presentando cada uno de los niveles diferentes tipos de problemas desintaxis, de semântica y de pragmática. Tal proyecto tendría al menos laventava de liberar las relaciones entre la competencia y la performance delas oposiciones tradicionales entre la língua y el habla y entre la expresióny el contenido. Se trataria así, en los diferentes iliveles, de una composiciónparticular de dimensiones semióticas cuya elucidación debería ser llevadahasta su término: a saber la descripción de los actos redes de habla en todassus dimensiones concretas(lo que probablemence conduciría, según noso-tros, a una ruptura inevitable con la tecnologia chomskiana de los árbolesdicotómicos, es decir con la mediación de una pseudo-matematización dela língua). Desgraciadamenre, en su estado actual, la pragmática de la quese hace nlención, y que debería jurar un rol de bisagra entre la sintaxis y lasemântica en los diferentes niveles, es todavia concebida como descansando

sobre universales. Mientras que la existencia de estas últimos nos pareciaproceder ya de un contrasentido al nível de la sintaxis y la semáncica, lapretensión de inyectarlos en la pragmática nos parece esta vez francamenteaberrante. Herbert E. Brekle es así lle\ ado a retomar con Habermas, al nívelde una pretendida «facultad universal de lenguaje», la perspectiva de una«pragmática universal» que tendría que dar cuen ta de la estructura generalde foz&H ázf i/frr.zfio es de 27sr/zrxa y de la constitución de todos los actos dehabla posibles. A estou universales pragmáticos(i«universales de diálogo»l),uno tendría que oponer, según Habermas, una clase particular de actos dehabla que no le pertenecerían, sino que servirían, por el contrario, para«representar acciones o conducms institucionalizadas en cierta cultu ra oreglamentadas por normas sociales». Los ejemplos de universales, de las«estructuras generales de discurso» que se nos proponcn son:

-- los pronombres personales de función performativa y deíctica: yo,

los deícticos espacio-temporales, los demostrativos, etc.;

-- los performativos como: afirmar, preguntar, ordenar, prometer

éltu

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Segunda parte

las expresiones intencionales o de modalidad, como: creer, saber,necesariamente.

Y los ejemplos de actos de habla que no pertenecen a los universalespragmáticos:

frases introducidas por verbos rales como: saludar, felicitar, agradecer,bautizar, maldecir, nombrar, condenar, absolver.

iQué curiosa concepción de la universalidade opor qué yo, afirmar, osaber, serían más universales que saludar, nombrar, o condenar' êQué lugar,allí también, reservaremos a los modos de subjetivación no individuados,al transitivismo de la nióez, a las alteraciones sufridas o concertadas porlas coordenadas dominantes, en la locura y la creación? La profundizaciónde la única parte de este proyecto que nos parece interesante, la de la com-petencia performancial, idiosincrásica, debería llevar a sus promotores arenunciar a categorias polvorientas como esta «Eacultad de lenguaje» --queles ha sido transmitida por Saussure-- y a deshacerse de una vez por todasde esta obsesión por los «universales» que fue reactivada por Chomsky.Para los lingilisras no se trata solamente de dar su parte a las problemáticaspsico-]ingüísticas y socio-]ingüísticas en e] anal isis de las dimensiones prag-máticas de los «comportamientos linguísticos» , sino también de aceptar laentrada en vigor de las problemáticas de la micropolítica del desço.

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La pragmática como micropolíticade las formaciones lingüísticas

Si la autonomia de una competencia lingüística, al igual que la pragmáti-ca de sus performances, no puede entonces estar fundada sobre universales,êse podrá considerar tal vez que corresponde a cierta cristalización transi-toria de un eirado 2r /ezzgw.z por relación al cual tendrán que deEerminarsclas performances individuales?

êCómo dar cuenta, desde entonces, de ]a natura]eza de ]as coaccionesque aseguran esta estabilización, coacciones que los monólogos han colocadoen la cuenta de una estructura intrínseca a la lengua y los generativistas enla de universales codificados de maneja hereditaria>

êQué es la cristalización de una formación de poder lingüístico' Nada sepuede entender de esta cuestión en tanto uno se represente el poder comosiendo únicamente una superestructura social. EI poder no es solamenteel poder micropolítico, es [ambién el poder del superyó, el famoso podersobre uno mismo, aquel que face temblar de miedo, aquel que engendrasomatizaciones, neuroses, suicídios, etc. La estabilidad de un «estado

de lengua» ciertamenre corresponde siempre a un equílibrio entre estospoderes, los cuales, de seguro, no se disponen unos por relación a oirosde cualquier manera --no se trata de una materna amorfa. Por tanto solo

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Segunda parte

se podrá dar cuenca de la estabilización de un «estrato de competencia» acondición de volver homogéneos domínios tan diferentes como:

-- los del conjunto de las actividades de semiotización (que van desdelas percepciones internas hasta los modos de comunicación que dependende los m.zis meó.z);

los de los niveles micropolíticos (que dependen de la formación delos cuerpos sin órganos);

los de los índices maquínicos y de las máquinas abstractas (que de-penden del filum maquínico y del plano de consistência);

-- aquellos que desembocan en la puesta en correspondência, en el senode cada estrato, de los diversos sistemas de segmentariedad y de líneas defuga desterritorializantes.

Cada secuencia pragmática involucra una composición de poderesde todo nível y de toda naturaleza; su eficiencia depende del modo desemiotización dominante que pane en acción, en especial, del fecho deque una semiótica diagramática libero o no el funcionamiento de ciertasmáquinas abstractas (financieras, científicas, artísticas, etc.). Así, nos ve-mos elevados a definir una pragmática micropolítica como una actividadde agenciamiento de modos de semiotización que desbordan por todaspartes la lingüística personológica del lado /rePz, bacia las intensidadescorporales, y del lado iz/pxn, bacia el socius. En esta perspectiva, se deberíadejar de considerar ]a pragmática como un gran subúrbio de ]a sinraxis yde la semântica. La pragmática semiológica (lingilística) solo representa uncaso particu[ar de una pragmática semiótica más general. La crisra]izaciónde un po2ers /z{/ífamfe, que nosotros alinhamos del lado de la pragmáticagenerativa (semiología lingilística), corresponde a una estratificación dela líbido, a su repliegue sobre un sistema de redundância de expresión yde redundância de contenido, y cuya articulación tiene por erecto impo-renciar los enunciados y encerrados o bien sobre la mundanidad de unpoder instituído, o bien sobre un sistema idiosincrásico que depende porejemplo de la locura o de la creación. Pera tal competencia micropolítica,antes de estabilizarse como lengua o como dialecto, ha sido experimen-tada ante todo como una performance colectiva: todos los grados defluidez son así posibles en el pasaje desde una performance individual, yafuese marginal o incluso delirante, hasta la codiflcación completamenteesclerosada, tipo diccionario o gramática académica. La brutal oposicióncompetencia-performance, además de que naturaliza los fundamentos de

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La pragmática como micropolítica de las formaciones ligüísticas

la lengua, igz/cear: los agenciamientos colectivos de enunciación --es decirlos verdaderos grupos creadores en materia de lengua--, en provecho de unaalternativa: subjetividad individuada o subjetividad universal. Se puedeaprobar la posición de psicolingüistas como T. G. Rever, quienes consideranque los juicios de gramaticalidad son «comportamientos como los otros:»,sin crer no obstante en el vicio de una «psicologización» de la lingüística.EI hecho de que lma gramaticalización significante haya tomado el podersobre conjuntos semióticos relativos a los campos sociales capitalísticos,contribuyendo de este modo a su estratificación, no implica de ningúnmodo que tules conjuntos solo puedan estar fundados sobre universalesque se suporte los regentean. De fecho, estamos en presencia del mesmotipo de procedimiento de univcrsalización con erecto retroactivo que uti-izaron todas las formaciones de poder que quisieron darse la apariencia deuna legitimidad de derecho divino, y en particular aquellas que buscaronjustificar» el expansionismo del librecarnbismo capitalístico. Del fecho de

que siempre se puede «estructuralizar» las performances monetárias, lin-guísticas, m usicales, etc., que siempre se puede discursivarlas, binarizarlas,se llega entonces a considerar que ellas s/e/mpr? ózz// s/Zo as/, o bien que suselementos portaban r/z ger///c// el eElgendramiento de la forma del Capital,del SigniRcante, de la Música..., pera los procesos de poder y las muracio-nes maquínicas que han filado y estabilizado esta forma, acondicionado ydelimitado sus potencialidades creadoras, los equilíbrios metaestables de susagenciamientos de enunciación y de sus grupos-sujetos, sam, por iz/ parte,.zóso/z/fama//fe /n2eico/npo/z/ÓZei, irreductibles a una gama de elementos

discretos y de princípios discursivos. Si bien las máquinas abstractas de lasque se trata aqui --como intentaremos mostrado más adelante pueden sersiempre complejizadas, jamás pueden, en câmbio, ser descompuestas sinperder su especificidad m utaciona]. Por eso no se conquistan por pequenosfragmentos, por aprendizaje o por acondicionamienro. Ellas se enganchana un proceso completamente montadas, se coopcan en un agenciamientoal que pueden transformar de arriba abalo.

Aprieta, reduce, compacta. (N. de T.)

z Ihomas Bever, «'lhe Cognitive Bases for Linguistic Structures», in J. R. Hayes (éd.)(laK/z/fiam ,znZ fóf Z)eue/apmf/zf a/ózngzf/«e, New York, Wilel', 1 970, vo1. 279, p. 203

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Segunda parte

Estratificación. estádios y máquinas abstractas

Las máquinas abstractas no tienen por tanto nada que ver con los pre-tendidos «estádios» que se supone puntúan el desarrollo del nióo. EI pasajede una edad de la vida a otra no depende de las programaciones construi-das por los psicólogos o los psicoanalistas; está ligada a reagenciamientosoriginales de los diferentes modos de codificación y de semiotización cuyanaturaleza y encadenamiento no se pueden determinar ap7'/ar/. Los «esta-dios>> en cuestión no tienen nada de automático; el nifío, en tanto totalidad

orgânica individuada, solo constituye una intersección entre los múltiplesconjuntos materiales, socio-económicos, semióticos, que lo atraviesan

La intrusión, por ejemplo, en la vida de un adolescente, de las compo-nentes biológicas de la pubertad, es inseparable del contexto micro-socialen el seno del cual aparecen; ellas desencadenan una serie de índices ma-quínicos que fueron montados en obra parte, liberan una nueva máquinaabstracta que se manifestará en los registros más diversos: reajustes de loscódigos perceptivos, repliegue sobre sí mismo y/o exteriorización poética,cósmica, social, etc., oposición a los valores parentales, etc. Pero ese desen-cadeilamiento, en realidad, no tiene nada de unilateral, obras componentessemióticas «exteriores» podrán también acelerar, inhibir o reorientar loserectos de las componentes biológicas semióticas de la pubertad. En estascondicionem, êdónde comienzan y dónde terminan las interacciones entrelo social y lo biológico? iCiertamente no a partir de una delimitación delindividuo, considerado en tanto que totalidad orgânica o subconjuntodel grupo familiar! Peco a poco, son todas las máquinas del socius lasque son puestas en entredicho por rales fenómenos y, recíprocalnente, estoda la biologia, al nível más molecular, la que se ve comprometida porlas interacciones del campo social. No se debería por tanto separar, sobreel plano individual, las maniHestaciones de pubertad, consideradas en sucontexto orgânico familiar, escolar, etc., por ejemplo, de las alteracionesque, sobre un plano social más amplia, ponen en cuestión la economiacolectiva del deseo. êCómo se llega a desconocer que la sociedad está porentero atravesada de manera constante en sus fibras más profundas, porestos fenómenos de transformación biológica que, generación trás genera-ción, barren incansablemente la infância y la adolescência? Es cierto que lasfugas de deseo de las que son portadoras son sistematicamente apresadaspor las codificaciones de la família, de la escuela, de la medicina, del de-

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La pragmática como micropolítica de las formaciones ligüísticas

porte, del exército, y de todas las reglamentaciones y las leyes que se suponerigen el comportamiento «normal» del individuo. Pera ocurre sin embargoque logren hacer cristalizar a mayor escala máquinas de deseo colectivas(desde las bandas barriales hasta Woodstock, o Mayo del 68, etc.). Y loque solo eran /'n2yces mzzgzl/'n/coi dispersos, inicio de desterritorializaciónrapidamente impotencíado, deviene entonces mágz// zós/xnrza capaz decatalizar nuevos agenciamientos semióticos de deseo.

Retomemos, a partir de algunos oiros ejemplos, las posiciones relativasy las funciones de los índices maquínicos, de las máquinas abstractas y delos agenciamientos semióticos. Consideremos, en primer lugar, la escrituraembrionária que se manifiesta en el dibujo del nifío, hasta los três o cuatroafíos. Solo se puede hablar aqui del índice de urna escritura. Nada se hasugado, nada ha cristalizado, todo es aún posible. Pero este índice, tomadoa cargo por la máquina escolar, sufre un reajuste radical. EI dibujo pierdesu polivocidad. Hay disyunción entre, de un lado, el dibujo -empobrecido,imitativo-- y, del oiro, una escritura por entero torneada por la expresiónadulta y tiranizada por una preocupación de conformidad con las normasdominantes. êCómo el agenciamiento de las semióticas de la escuela logratomar así el poder sobre las intensidades del deseo del nióo? Nosotroshemos evocado precedentemente la insuficiencia de las explicaciones quese contentan en considerar la acción represiva de los equipamientos depoder sobre los índices maquínicos «de» el nióo. Lo que hay que intentarcaptar, es por qué, en un caso, esta represión alcançará su meta, y por qué,en oiro, faltará. De nuevo, nos parece imposible aludir la instancia inter-mediária que constituyen las máquinas abstractas. Si la cristalización deuna máquina abstracta que se aterra a la represión falla, el agenciamientode poder malogrará también su erecto, los sujetos tornarán inadaptados,retardados, caracteriales, psicóticas, etc., todas cosas que los partidáriosdel orden pondrán en la cuenta de un déficit, mielttras que seria fácil darsecuenta de que, en condiciones no represivas, estas mesmos nifíos no cesande enriquecer su creatividad semiótica de «antes de la escuela»- EI pasaje alestádio del «trabajo normal» en clase, la adquisición de una competenciamedia en materna de recitación, de escritura, de cálculo, etc., no dependepor tanto de una activación mecânica de esquemas sensorio-motores, in-teriorizados, en el curso de las diversas «etapas» dei desarrollo del lenguaje.Los estádios de los que se trata aqui no son de orden psico-genético, sinorepresivo-genético; y en lugar de considerar un «período de latencia» que

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Segunda parte

viene a puntuar, en el «ocaso del completo de Edipo», a la manera de undestino, la vida del niíio, seríamos sin duda más prudentes en estudiar lasconstelaciones sociales concretas y sus tecnologias particulares de sujeciónsemiótica, en tanto que contribuyen a su cerco familiar y escolar, en unmomento decisivo de su «ingreso en la vida» (se podría hablar aqui de uncompleto de la «escuela-cuartel», para retomar una expresión de Fernand

Las máquinas abstractas, que los supuestos «estádios» psico-genéticosponen en juego, no son asimilables a esquemas generales al nível de lapercepción, de la memoria, de la integración lógica, de la estructura delcomportamiento. l)e hecho, ellas cristalizan composiciones heteróclitas,mezclan «fijaciones regresivas» y modos de territorialización arcaicos concomponentes semióticas urra-desterritorializadas. Un nifío enurésico, porejemplo, tropezará con una brmula abstracta --con un cuerpo sin órganos--en el que estarán asociadas, en una mesma formula represiva, una semióticaposturas volcada bacia un repliegue sobre sí mesmo, u na semiótica afectivavolcada hacia una dependencia del entorno, y máquinas sido-masoquistaseducativas y terapéuticas, que van desde las camas especiales hasta las técni-

cas conductistas llamadas de «refuerzo de las buenas respuesras» o hasta lasinterpretaciones tirânicas del dispositivo psicoanalítico. iPero la máquinaabstracta del «hacer pipí en la cama» no preserva menos la singularidad desus danzas mudas que permanecerán siempre más o menos irreductiblesa los análises discursivos-represivos de los terapeutas de toda clave! Sinembargo, la eventual buena voluntad del nióo corre siempre el riesgo deser tomada ella mesma en falta. Aun si le face el juego a la represión, auncuando la invista de manera explícita, la dimensión de singularidad delsistema de sus máquinas abstractas le permitirá escapar parcialmente de allí.

Por obra parte, la represión no busca sumergir completamente al nióoen tanto que totalidad orgânica, sino injertarse sobre los elementos cons-titutivos de sus modos de semiotización. No hay por tanto aplicaciónpura y simple del conjunto represivo sobre el conjunto de las máquinasdeseanres, sino procesos de mediatización por el rodeo de las máquinasabstractas que atraviesan el socius y el individuo. Cuando un nióo enu-résico manifiesta como sintoma secundário, por exemplo, el hecho de nolograr efectuar las divisiones en la escuela, eso no significa la existenciade un déficit de su capacidad lógica --por el contrario, uno se da cuentade que a menudo es muy capaz de tratar problemas abstractos muy ar-

C)urv)y

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la pragmática como micíopolítlca de las formaciones ligtiísticas

duos--, sino solamente que él organiza un goce represivo en el marco delrizoma: escuela-profesor-padre-sistema de calificación-rasgos de rostridadrepresivos-prohibiciones que refieren a la masturbación, etc. Su rechazode cierto tipo de discursividad lógica manifiesta su deseo de globalizar elagenciamiento en cuestión. Se acondiciona así una suerte de zona erógenaextra-corporal, territorializada sobre un tope particular: la cuestión de ladivisión deviene así una punha maquínica, el índice de una línea de fugapotencial. En atrás circunstancias, el mismo nifío podría también devenirenmudecido o ponerse a eyacular ante la lectura del enunciado de un pro-blema. . . de hecho, las máquinas de poder familiar y escolar solo puedenencontrar su eficácia en la medida en que logran engancharse a rales zonas

bio-psico-sociales, que no tomarán necesariamente la forma de sintomasetiquetados. La terapéutica adaptativa y recuperadora que consistirá enenganchar, en normalizar las conjunciones semióticas involucradas porexemplo en un niíío que territorializa una zona de tartamudez buscaraconverter su líbido en una zona relativamente más desterritorializada:

por exemplo, una angustia ligada a la competición escolar, sin que ella loparalice no obstante de maneja completa.

Así, por el rodei de las máquinas abstractas, la líbido no cosa de cir-cular entre las instâncias de la represión social y las de la semiotizaciónindividual. Pera esta circulación no tiene nada de automática, nada de

necesaria; para ser posible debe reunir siempre dos condiciones: 1) el de-seo «individual» debe cristalizar sus índices, sus punhos maquínicos, sobreuna máquina abstracta; 2) ciertos elementos del socius represivo debenpoder ser conectables a dicha máquina abstracta. Una máquina abstractadesp[iega en vacío ]a posibi]idad de oiro agenciamiento de] mundo. A] sa]irde la infância, por ejemplo, un adolescente verá como en un flash toda lariqueza y las amenazas que encierra el nuevo sistema de enunciación en elcual se introduce y del cual es a la vez parte que toma y parte tomada. Portal motivo constituye una instancia fundamentalmente meta-estable entrelas intensidades de deseo y las estratificaciones semiológicas dominantes.Sin embargo, a diferencia de las índices maquínicos que no hacen más queantecipar su cristalización, ellas subsisten en estado de virtualidad, inclusocuando no consolíden las vias de su manifestación. Mientras que los índicespueden en todo momento dispersarse y dejar que se instale la conEraofensivade las antiguas estratificaciones, las máquinas abstractas continuarán, entodas las circunstancias y en todos los lugares, amenazándolas con una po-

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Segunda parte

sible revolución. Es así que una máquina abstracta capitalística ha acusadotodos los sistemas sociales desde el momento en que un poder de Estadodespótico lograba despegar de las territorialidades arcaicas del neolítico(ZI/rliaar). De este modo, es por una suerte de contaminación semióticainmediata que son transmitidos de un sistema a oiro los maquinismosabstractos más desterritorializados. Pero mientras que del mundo adulto«hacin, el mundo de la niííez, del mundo civilizado <(hacia>> el mundobárbaro, hay transmisión potencial de máquinas abstractas, del lado dela nifíez «sin» los adultos, de los salvares «sin» los civilizados, no hay másque índices, por ejemplo, de escritura y de economia capitalística. A estenível, nada se ha sugado definitivamen te; todo depende de la constituciónde los agenciamientos colectivos de enunciación; un nuevo agenciamientopuede Volver a cerrarse sobre un sistema de semiologización cerrado --sobreuna susrancia dualista signihcante-significado--, o puede desencadenarreacciones diagramáticas en cadena, fugas maquínicas de desço que fran-quearán el «muro de las significaciones» y efectuarán conexiones directasentre las punhas de desterritorialización de las máquinas de signos y las delos conjuntos materiales y sociales. La máquina abstracta «materializa», sise puede decir así, una triple posibilidad:

-- o bien su propia disociación y el retorno a la «anarquia» de los índicesmaquimcos;

-- o bien una estratificación relativamente desterritorializada por petri-ficación bafo forma de abstracción mediante la puesta en julgo de unasemiología significativa;

o bien una desestratificación activa, por erecto de diagramatización ypuesta en circulación de signos-partículas a-significantes.

Una micropolítica del deseo

Una máquina abstracta no pertenece por tanto a z/n estádio entre oiros;puede participar en vários estádios a la vez, baia una modalidad u tetra: alnível de los índices, donde representa la potencialidad de una inEegraciÓnmaquínica de grado «superior» que será o no recuperada por un estra-to--, y al nível de los estratos, donde representa la potencialidad de unadiagramatización desestratificante. Puros quanta de desterritorializaciónpotencial, los maquinismos abstractos están en todas partes y en ninguna,an/?s y ziC?spz/á de que las oposiciones máquina y estructura, representación

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La pragmática como micropolítica de las formaciones ligüísticas

y referente, objeto y sujeto, sean cristalizadas. Así, las máquinas abstractashacen pesar de tal manera la amenaza de una totalización reificante sobrelas multiplicidades que entonces abren la posibilidad de una multiplicacióndesterritorializante de las estratificaciones. Su existência, independiente dela aparición de una máquina setniótica autónoma que distribuye, sobreplanos separados de contenido y de expresión, los signos, las cosas y lasrepresentaciones, nos prohíbe reducirlas a un sistema lógico-matemáticoo a formas .z.pr/or/; mientras que su existencia posterior a la estratificaciónde las semiologías significantes, en tanto vía de pasaje diagramática entrelos signos y las cosas, nos prohíbe consideradas como simples invariantesestructurales de las estratificaciones o de las abstracciones trascendentales.

Aunque los estratos solo sean para ellas los resíduos provisorios de los pro-cesos de desterritorialización, no siendo nada por sí mistos desde un punho

de vista sustancial, ellas están obligadas, para manifestarse, a estrati6carse ya desestratificarse permanentemente, pera sin embargo jamás permanecencn un cara a cara impotenciante del tipo Forma-matéria. Hay por tantouna disimetría fundamental entre el formalismo cerrado sobre sí mesmo,de los estratos que «se instalan), en la existencia, y la formalización activa,abierta, que es piloteada por las máquinas abstractas, al nível de los índi-ces maquínicos y de los erectos de diagramatismo que marcan el caráctera la vez creador e irreversible de los procesos de desterritorialización. Enestas condicionem, jamás estará garantizado un equílibrio homeostático delos estratos: ellas están anlenazados desde el «exterior» por el trabajo dedesterritorialización interestrático de maquinismos abstractos que puedendesembocar en reajustes, en agenciamientos y creaciones de estragos nue-vos; y, desde el «interior», por el metabolismo de líneas de fuga que losatraviesan por todas partes.

Lo posible, antes de su manifestación en estructuras semióticas o enestratificaciones sociales materiales, no existe como pura materna lógica;tampoco parte de nada, sino que es organizado baia una forma de quantade libertad, en una suerte de sistema de valencia cura diferenciación ycomplejidad no tienen nada que envidiarle a las de las cadeias de la quí-mica orgânica o de !os códigos genéticos'. EI metabolismo de lo posible

3 Renunciando a las simplificaciones que tendían a reducir las codificaciones genéricasy la evolución a una capitalización de información y a una selección estadística dondelos elementos más completos mantenían una dependencia «arborescente» respecto de los

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Segunda parte

no depende solamente de una «materna lógica». Pone en juego matérias deexpresión diferenciadas en función de su grado de desterritorialización. EIplano de consistencia, que despliega el conjunto infinito de las potenciali-dades maquínicas, constituye una especie de placa sensible de marcación,de selección y de articulación de las puntas de desterritorialización activasen el seno de los estratos. No hay posible en general, sino solamente apartir de un proceso de desterritorialización que no dele ser confundidocon lma nadificación global e indiferenciada. Existe así una suerte de me-teria de la desterritorialización, una materia de lo posible, que constituyela esencia de lo político, poro de una política trans-humana, trens-sexual,trans-cósmica. EI proceso de desterritorialización deja siempre restos, seagajo la forma de estratiflcaciones -espacio-temporalizadas, eilergetizadas,sustantificadas--, sea haja la forma de posibilidades residuales de línea defuga y de engendramiento de conexiones nuevas. La desterritorializaciónjamás se detiene er] el camino, es por ello que es diferente de una nada queuno se representa cerrada sobre sí mesma y manteniendo relacionei de espe-

jo y de impotenciación con lo real estratificado. EI sistema de las máquinasabstractas constituye así un limite activo, un limite productivo más alia delos estratos más desterritorializados y más acá de una nada como términode todo proceso. Las máquinas abstractas no son por tanto ni un asuntode ciencia, ni un asunto de cultura, de ideologia o de enseúanza, sino depo/z7fca de züreo antes que los objetos y los sujetos hayan sido especificados.No se trata aqui de una libertad ligada intrinsecamente a la condiciónhumana, de una libertad del «para sí» en oposición radical con un «en sí»estratificado y, por elmo, sin conexión con obra cosa que no sea su propiaimpotencia. Pagando de un agenciamiento a oiro, se recebe o se pierdecierro quantum de conexióit desterritorializante; la destcrritorializaciónno es asimilable a una causalidad necesaria, puede vectorizarse o bien dellado de una estratificación, o bien del lado de una «posibilitación» abierta.

elementos más elementales, ciertos teóricos contemplan alara que puedan producirsetransferencias de in6ormación genética mediante vírus y de tal maneja que la evoluciónpueda «remontar» desde una especie más evolucionada hacia una espécie menosevolucionada o progenitora que la precedente. «Si rales pasales de información debieranrevelarse como habiendo sido muy importantes, seríamos llevados, declaran ciertosgenetistu, a sustituir ]os esquemas en mâtorra] o en árbol que sirven l)ara representar laevolución por esquemas reticulares(con comunicación entre ramas trás su diferenciación)»:Le rale des vírus dana I'évolution», Z.z Rfróexróe, março 1 975, p. 271 .

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La pragmática como micropolítica de las Íormaciones ligüísticas

Volvamos nuevamente sobre el supuesto período de «latencia» quemarca, según los freudianos, el «desarrollo» del nióo. Se manifestaríaentre los seis y siete aços por una <'amnésia infantil» que resultaria de unrechazo que remate a todo el pasado edípico y preedípico del nióo. Pero,nos doce Freud, toda memoria no es sin embargo abolida: quedar «vagosrecuerdos incomprensibles,'. êlncomprensibles para quién? iPara el adulto,branco, civilizado y normal! De hecho, no se trata aqui de recuerdos, sinodel conjunto de los modos de semiotización del nióo, de sus sensaciones,de sus sentimientos, de sus impulsos sexuales, que reciben un fomlidablegolpe de extintor. opor qué bailar la existencia de un mecanismo de rechazointrínseco del desarrollo pulsional del nióo --que será relacionado luego alantagonismo universal entre Eras y Thanatos--, si no es para enmascarar

el ingreso en escena de los agenciamientos sociales represivos' opor quéla po/#/ca semiótica del níóo se invierte, por qué toma partido por la re-presión? opor qué los factores de desterritorialización, que desequilibranlas territorialidades anteriores, en lugar de abrir el procedo a una mayorcreatividad semiótica, lo vectorizan sobre las abstracciones del sistemadominante?

[)esde e] momento en que se intenta renunciar a ]as respuestas esque-máticas del determinismo psicogenético, las preguntas se dan vuelta y seenriquecen. êEn función de qué particularidad un nióo, en el contexto delos poderes represivos de la Família y de la escuela de una sociedad dada,resiste o sucumbe a la «tentación» de un investimento de la represión? Enel caso del «período de latencia», êqué tipo de máquina abstracta escolar,sobre el terreno muy concreto de los sistemas existentes, se conecta con lasmáquinas abstractas del nióo? êEn qué las sem góticas puestas en acción porlos jardines de infantes continúan la acción de extintor de las intervenciones«educativas» de los padres? (Se sabe en erecto adora que es desde el jardínde infantes que es emplazada la división entre el tiempo de trabajo y eltiempo de «recreación».) éEn qué el aprendizaje, dentro de la escuela, deuna escritura separada de toda utilización viva esteriliza las posibilidadesulteriores de un diagramatismo creativo? êCómo las semióticas del tiempo ydel espacio escolares (división entre los dias de clase, los dias de vacaciones,división entre el espacio de la clase, el espacio del maestro, el espacio delrecreo, la caule, etc.), cómo las semióticas de la disciplina (la formación en

' Sigmund Freud, Zraü Éki.zfr nrr ü íexl/.z##, Paria, Ga]]irnard, ] 949, p. 75-83

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Segunda parte

fila, las calificaciones, la emulación, los castigos, etc.) logran aplastar, enocasiones definitivamente, las semióticas del niíío de «antes de la escueln,?;Y cómo ellas inician los acondicionamientos semióticos de la fábrica, de

la oficina y del cuartel? Como inventamos mostrado precedentemente, lamáquina de la enseóanza obligatoria no tiene por fin primero transmitirnformaciones, conocimientos, una «cultura», sino transformar, de arriba

abalo, las coordenadas semióticas del nióo. En estas condicionem, se puedeconsiderar que la función real del «período de latencia» es un equivalentemoderno de los campamentos de iniciación que, en las sociedades primi-tivas, Eabrican «personas» de pleno derecho, es decir machos adultos, queresponden a lo esencial de las normas del grupos. Pera aqui, el campamentode iniciación, en lugar de durar quince dias, du ra quince aços, y su objetivoes someter a los individuos, hasta en la más inútil de sus fibras nerviosas, alos sistemas de producción capitalísticos. La amnesia infantil, correlativa del

período de latcncia, seóala así la extinción de las semióticas no sometidas alas semiologías significantes de los poderes dominantes. Y si los neuróticos,como los nióos «pre-edípicos», escapan a su velo, es precisamente porquelos sistemas de cerco de esos poderes, por una razón u tetra, han perdidosu influencia sobre ellas. Desde entonces, las intensidades de la infânciacontinúan trabajando y alterándolos, poniéndolos a contra-corriente delos valores y de las signif;caciones «normales». EI rol de la memoria --seaaquella, natural, del adulto que se rememora su infância con nostalgia;sea aquella, artificial, de la anarnnesia psicoanalítica consiste en redobrarel primer borrado de dichas intensidades, y en reconocer una infânciasegún las normas.

No hay lengua en síLos agenciamientos de discurso, para estar en contacto con la realidad,

están obligados a desprenderse, de la forma que sea, de las coacciones dela lengua considerada en tanto sistema cerrado sobre sí mesmo. Por eso,lo que deberá poner en tela de juicio una pragmática como mínimo es elcorte clásico entre la lengua y el habla. Pero aunque sea ya en essa dirección

5 Pierre Clastres, C»rom/gire dff /naif/zí GI/a7.zé7, Paria, Plon, 1 972, y Lz Saf/éf/ ra IreL'Érat, op. cit. \leques \Àzat, Le Cerca des jrtoc. Faias et bits des Indiens Yanomami. lat\s,Seui1, 1976.

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que se orienta la lingüística de la enunciación, de fecho, ningún análisesmicropolítico de estos agenciamientos al nível de sus erectos inconscientescolectivos o individuados se volvera posible si no cuestiona más funda-mentalmente los conceptos que delimitan las diferentes disciplinas quedependen de aquello que se acepta llamar las ciencias humanas. Para lograrconstituirse, una pragmática del inconsciente deberá entonces no solamenteliberarse de las ideologias dominantes y de los universales de la psicologia,de la sociologia y del psicoanálisis, sino también de cierta concepción de Z#z/n/dad.y de /# /zz/lonomzlz dr Za /rnKZ/a, como plano de expresión y tambiéncomo entidad social, es decir, en resumen, liberarse de las «conquistas» dela linguística sabida de Saussure. Por nuestra parte consideramos que mo Áa7&/zlW'z e/z iz'. Lo que es específico del fenómeno del lenguaje, es justamenteque nunca remate a sí mesmo, que permanece siempre abierto sobre todoslos otros modos de semiotización. Cuando el lenguaje se encierra sobre unalengua, un dialecto, una jerga, una lengua especial, un delírio, eso siempreconsiste en cierto tipo de operación política o micropolítica. No hay nadamenos lógico, menos matemático, que una lengua. Su «estruccura» resultade la petrificación de una especie de trastero cuyos elementos provienende préstamos, de amálgamas, de aglutinaciones, de malentendidos unasuerte de humor solapado que preside sus generalizaciones. Sucede con lasleyes linguísticas como con las leyes antropológicas, por exemplo aquellasque refieren al incesto: vistas a la distancia de gramático o de etnólogo,parecen tener cierta coherencia, pero desde el momento en que uno seaproxima un poco cerca, todo se embrolla, y uno se da cuenta de que setrata más bien de sistemas de organización que pueden ser trazidos endiversas direcciones o volcadas en rodo tipo de formas.

La relatividad de las relaciones entre las performances semióticas concre-tas y una competencia linguística estructural, o entre las lenguas miomas,se impune entonces no solamente sobre un plano sincrónica, sino tambiéndiacrónico. La unidad de una lengua es siempre inseparable de la consti-tución de una formación de poder. Jamás se encuentran fronteras nítidassobre los mapas dialectales, sino solamente zonas limítrofes o de transición.No hay lengua-madre, sino fenómenos de toma de poder semiótica porun grupo, una etnia o una nación. La lengua se estabiliza alrededor deuna parroquia, se aja en torno de un obispado, se instala en torno de unacapital política. Evoluciona por flujo a lo largo de los valles fluviales, y

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Segunda parte

chora a lo largo de las líneas 6erroviarias, se desplaza por manchas de aceite(ejemplo del dialecto castellanoy.

Pera la fluidez de la relación performance-competencia constituye unmás acá del dialecto. Se puede considerar que cada individuo pesa cons-tantemente de una lengua a otra. Por ejemplo, hablará, sucesivamente,como «debe hacerlo un padre», o como un proeesor, o como un patrón; oa su amante, hablará una lengua puerilizada; al dormirse, se hundirá en undiscurso onírico, luego volvera bruscamente a la lengua proGesional cuandosuene el teléfono; y, cada vez, será puesto en juego todo un conjunto dedimensiones semânticas, sintácticas, fonológicas y prosódicas --sin hablarde las dimensiones poéticas, estilísticas, retóricas y micropolíticas deldiscurso. Estudiando el câmbio linguístico, Françoise Robert sefiala quelas mutaciones lingilísticas se manifiestan «por modificaciones graduales,no de los propios fenómenos. . . sino de su frecuencia, de su implantaciónen la lengua7». Y es verdad que no se observarán las rupturas bruscas queestán implicadas en una distinción tajante entre la sincronia y la diacronía(punto sobre el cual Chomsky no se ha desmarcado de Saussure, quienconsentia tomar en cuenta las innovaciones solo en el momento en que «lacolectividad las ha acogido*»). No se podría fundar entonces la autonomiade una pragmática micropolítica en tanto se mantenga un corte entre elejercicio del habla individual y la codificación de la lengua en el socius.Para Chomsky, como lo seflala también Françoise Robert, la referencia aun locutor-oyente ideal, que pertenece a una comunidad lingüística com-pletamente homogénea, conduce de hecho a investir la separación entre lacompetencia y la performance de una función normativa. Y dicha norma,en última instancia, se reduce a la del propio linguista'. La unidad aparente

6 Nathan Lindquisr declara que las novedades liilgüísticas pueden arrojarse sobre loscentros importantes «a la manera de tropas aerotransportadas», para irradiar luego en loscampos vecinos. Citado por Bertil Malmberg, Z,ef A/az/ufZZef Ze da/ares de /íz //ngzl/s/fg/le,Paras, PUF, 1966, p. 98.

' ZlzW, n' 32, díciembre 1973, p. 88.

Ferdinand de Saussure, Cal/rx de #agw/ír/gire gé7zéxuZr, Paras, Payot, 1971, p. 1 38.

Y no tenemos la impresión de que se está dispuesto a deshacerse de eUa tan pronto cuandovemos, por exemplo, que esta misina Françoise Robert, espantándose de sus propias audácias

a proposito de las ideal que presnera sobre una «gramática de comu nidad». se inquieta porel fecho de que dicha concepciórl podría conducir a una representación de la competenciaque amenazaría con destruir el sacro-santo concepto de lengua. Malmberg, op. fft., p- 96.

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de una lengua no depende por tanto, según nosotros, de la constituciónde una competencia estructural. La lengua es, según una formula deWeinreich, una «realidad esencialmente heterogénea'"». Mirándolo bien,

su homogeneidad solo podría depender de fenómenos de orden político,independientes por obra parte de las descomposiciones estructurales que sepuedan operar sobre ella. Y lo que caracteriza un acontecimiento político,es ser portador de una singularidad histórica indescomponible, o que unanálisis descentrará necesariamente sobre obras dimensiones, oiros regis-tros. Las cosas pasan de la mesma forma que en el análisis químico de unfenómeno biológico o en el análisis económico de un fenómeno social: nohay más estructura química de un hecho biológico, o competencia químicarespecto de performance biológica, que competência estructural capitalistao socialista respecto de performances económicas y monetárias. No hayuniversales biológicos o económicos. Y sin embargo, en cada uno de estasniveles, se han diferenciado, manifestado y estratificado máquinas abstrac-tas en diferentes punhos-encrucijadas del filum maquínico, sin dependerde ningún forma]ismo trascendenta], de ninguna herencia, de ningunaesencia de la lengua, de ninguna Eatalidad económica. Nuestra hipótesesde un filum mutacional de las máquinas abstractas debería permitir evocardos tipos de escolhos en el campo de la pragmática:

una conformidad pura y simple de las máquinas lingüísricas sobre lasestructuras sociales como la del dogmatismo linguístico de Marr, o comoel de ciertas corrientes psico-lingtlísticas actuales;

una formalización estructuralista o generativa que corte la producciónde enunciados de los agenciamientos colectivos de enunciación

EI inconsciente como agenciamiento individualo como agenciamiento colectivo

Las relaciones diferenciales entre aquello que llamaremos los c.z/ras Zepeidoz7zzamcr y los map zs Ze conzpefe ciz no juegan solamente al nível delos diversos tipos de segmentariedad de codificación. Consideramos quela estructura relativa de «conlpetencia» de un domínio por relación a oirodepende del fecho de que pinga o no en juego una segmentariedad másfina, más maquínica, más molecular, más desterritorializada que aquella,

1" L/zngzlg?, OP. rf/., P. 90

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más molar, de la segunda, que resulta adoptar de este modo una posición«performativa». Es instaurada así una relación jerárquica de doble segmen-tariedad, que rija en un margen estrecho las posibilidades de innovación se-miótica. Solo la aparición de una línea de fuga de desterritorialización(porexemplo, la utilización dlagramática de los signos de origen lingüístico enlos domínios estético, científico, etc.) podrá alterar dicho equílibrio. Hemosvisto que al nível de los escritos vueltos panado, espacializados o substanti-ficados semiológicamente, los equilíbrios, las relaciones de fuerza, ya solopueden mani6estarse a partir de una desterritorialización relativa, mediantela puesta en correspondencia de al menos dos sistemas de segmentariedad(por exemplo, segmentariedad molecular de las figuras de expresión de lasegunda articulación), mientras que al nível de las mutaciones maquínicas,los estratos son desfechos o reorganizados mediante procesos diagramáticosque ponen en juego una desterritorialización cuantificada por sistemas demáquinas abstractas. Pera las líneas de desterritorialización diagramáticasno trascienden definitivamente las estratificaciolles segmentadas. De susinteracciones con los sistemas estratificados pueden resultar tanto vectoreslocos de posibles, no realizables en el col\texto existente, como verdaderasmutaciones maquinicas'

Como lo hemos visto, no solamente las máquinas abstractas no estarfuera de la historia, «antes» de iiiis coordenadas de espacio, de tiempo y desustancia --se podría decir las performances deícticas--, sino que tampocodesembocan en la unificación de los diversos modos de semiotizacióni2Máquinas ós/xmcfai y f/mKZ//abri, ellas hacen la historia deshaciendo las

realidades y las significaciones dominantes; constituyen el ombligo, el

La distinción propuesta por J. Kristeva, en el seno del procedo de significância,entre un nível llamado de chora semiótica y un nível simbólico, además de que perennizay universaliza el significante, tiene también el inconveniente de encerrar sobre sí cismala transformación diagramática, de hacer nuevamenre con ella una suerte de esrructuraprofunda, de arqui-escritura. Con J. Kristeva, el innatismo de los universales abandonalo simbólico para emigrar hacia lo semiótica. En estas condiciones, la pragmática corre elriesgo de enredarse en una práctica textual que nunca terminará, como en el psicoanálisis,de errar entre un fenotexro simbólico y un genotexto semiótica el cual, habiéndoseapartado de las polaridades personológicas de la comunicación, no queda menos por elloprisionero de la hipótesis de una subjetividad «signiâcante inconsciente». Juba Kristeva,Z,.z Réus/ndan 2zf Za/lgl ?/aáfgz/f, Paria, Seuil, 1 974.

Sobre una tripartición posible de la déixis, según el tiempo, el espacio y el socius.Cf. Zdw, ap.c/i., p. 45.

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punho de emergencia y de creacionismo del filum maquínico. De estemodo, no podría haber conjunto abstracto de las máquinas abstractas.Ninguna categoria lógica puede subsumir la consistencia maquínica (deallí la diferencia que ya hemos seõalado entre la consistencia lógica y laconsistencia maquínica). Siendo las máquinas abstractas indescomponiblessobre un plano intensivo, no se las puede insertar en una clase extensiva''Siendo que ninguna máquina abstracta domina la historia, ni es «sujeto»de la historia, y siendo que las multiplicidades maquínicas atraviesan losdiferentes estratos a la vez sobre un plano diacrónico y sobre un planosincrónico, no se puede decir del movimiento general de su línea de des-territorialización que manifieste una tendencia universal y homogénea,

puesto que también, en todos los niveles, es incerrumpida por estratosde reterritorialización, sobre los cuales se injertan nuevamente brotes mi-croscópicos de desterritorialización, etc. En estas condiciones, un abordajepragmático del inconsciente debería escapar a dos tipos de escollos:

1) un análises exclusivamente centrado sobre un material verbal y quetienda a una «significantización» de los comportamíentos y de los afectospor media de uil cuadriculado sistemático de los contenidos semânticos yde las estrategias enunciativas (política de la trans6erencia) fundado sobreuna grilla de interpretación meta-sintáctica;

2) un retorno al análises de las estrategias personológicas, como es elcaso con las psicorerapias familiares anglosajonas, y un retorno a lo vivido,a las abreacciones corporales, etc.

Antes de cualquier introducción en el deralle de las producciones deenunciado y de los modos de semiotización, la máquina abstracta tendríaque determinar las líneas micropolíticas que crean el conjunto de losagenciamientos de enunciación y de las Formaciones de poder en el nívelmás aóf/xncfa. [)acho de oiro modo, para cada caso, y cada situación, ten-dría que construir un mapa del inconsciente con sus estratos, sus líneasde desterritorialización, sus agujeros negros-- abierto sobre perspectivasde experimentación (y esta en oposición con el desajuste infinito de lastriangulaciones edípicas que no hacen más que poner en resonancia entre

3 Ellas escapan de este modo a la vez al sentido y a la significación, en tanto que elprimero se asimilaría, como lo propone Brekle (S?m 27zf/gae, op. c/f. , p 44), al contenidointensivo del concepto relacionado a un significante y la segunda a su aspecto extensivo.Pera en una perspectiva «maquínica» (y ya no lógica), el sentido seóalaría el establecimientade una conexión diagramática independiente de todo sistema representativo y significativo

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Segunda parte

sí todos los impasses anteriores, todos los modos de sujeción significantes) .Consideramos, en erecto, que la articulación pragmática de estratos decodificación encerrados sobre sí mesmos dela siempre abierta la posibili-dad de un pasaje de uno al otro, por el rodei de máquinas abstractas queatraviesan los diversos modos de territorialización. Los diferentes tiposde consistencia --biológico, ecológico, semiológico, sociológico, etc. nodependen por tanto de un súper-estrato, esrructural o generativo; son [ra-bajados desde el «interior» por una red de conexiones maquínicas molecu-lares. La consistência maquínica no es totalizante, sino desterritorializante.Asegura la conjunción siempre posible de los sistemas de estratificaciónmás diferentes, y es por eso que, en cierto modo, es el elemento de base apartir del cual podrá constituirse una pragmática.

EI cuadriculado normativo de las ciencias humanas, lueao de haver des-

cansado sobre el psicoanálisis, la lingüíscica y la semiología, ése desplazaráchora sobre un nuevo campo de batalla, el de la pragmática' Esta es definidapor Herbert E, Brekle como la «condición de producción de los actos dehabla». Y, muy pronto, es asociada a la comunicación: la pragmática seria ladimensión de la comunicación en el lenguaje. Siendo aqui la comunicacióninseparable del eje bipolar locutor-oyente, la pragmática ve de este modosu suerte ligada a la existencia del estrato de subjetividad individuada y ala oposición individuo/socius. Otra condición de un inicio posible de laautonomia de una pragmática consistirá entonces en especificar, esta vezpositivamente, sus modos de semiotización específicos, su forma particularde apartarse de los modos de «estructuralización» sem iológica de las línguasde poder. A la individuación de la enunciación significante se opondráaqui el carácter colectivo de la enunciación maquínica y a la política de lassignificaciones, la del sentido. Semejante pragmática presente por tantodos caras; una que la liga con el estrato de subjetivación y la aliena en lacomunicación, y una que la conecta con agenciam lentos colectivos capacesde producir enunciados en contacto directo con los procesos maquínicos.EI hundimiento siempre posible de los modos de semiotización formariaentonces parte de manera intrínseca de las componentes pragmáticas. Y lapragmática de los lingüistas de la enunciación solo debería ser por tanto uncaso particular aquel donde la lengua se encierra sobre sí mesma en unafunción de impotenciación de una pragmática más general (diagramárica),abierta sobre el conjunto de los modos de codificación y de semiotizaciónno lingüísticos. La autonomia de la pragmática estará fundada, en suma,

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La pragmática como micropolítlca de las Íormaciones ligilísticas

sobre una imposibi]idad esencia] de garantizar su propia autonomia. Yantes que buscar darse un estatus de pseudo-cientificidad, se definirá comoactividad de agenciamiento micropolítico.

EI calco y los árboles. los mapas y los rizomas

:Cuáles podrían ser las características de una pragmática generativa ytransformacional? Ante todo, sus modos de engendramiento no seríanárboles, sino rizomas (o emparrados). No habría ninguna razón, .z pr/or:,para que un eslabón pragmático comience en un punho S para derivar lue-go mediante dicotomias sucesivas; un punho cualquiera del rizoma podráestar conectado a oiro punho cualquiera. Además, cada rasgo no remitiránecesariamenre a un rasgo lingilístico. Un eslabón linguístico podrá estarconectado allí al eslabón de una semiología no linguística o a un agencia-miento social, biológico, etc. Alguns estratificaciones segmentadas seránpuestas en correlación con líneas de fuga de desterritorialización. Unrizoma, por definición, no podrá ser formalizado entonces a partir de unmeta-lenguaje lógico o matemático. No será deudor de ningún modeloestructuralista o generativo. Podre ser llevado a conectar eslabones semió-ticos de toda naturaleza y a reunir intervenciones práxicas que dependende las artes, de las ciencias, de las luchas sociales, etc. En tanto que procesode diagramatización maquínico, no será reducible a un sistema de repre-sentación e implicará la puesta en julgo de un agenciamiento colectivo deenunciación. La confección del rizoma de una pragmática que dependede dicho agenciamiento no tendrá por fln la descripción de un estado dehecho, el reequilibrado de relaciones enter-subjetivas, o la exploración delos misterios de un inconsciente agazapado en los oscuros rincones de lamemoria. Estará por el contrario enteramente volcada bacia una experimen-tación en contacto con lo real. No descifrará un inconsciente ya constituído,cerrado sobre sí mismo, /o coros/m/xã. Contribuirá a la conexión de campos,al desbloqueo de cuerpos sin órganos estratificados, vacíos o cancerosos,y a su apertura máxima sobre el plano de consistencia maquínico. Serállevada a poner en juego modos de codificación y semióticas diversas, porexemplo de orden biológico, sensitivo, perceptivo, del pensamiento porímágenes, del pensamiento categorial, de las semióticas gestuales, verbales,de campos políticos y sociales, de las escrituras formalizadas, de las artes,de la música, de los ritornelos. . . A diferencia del psicoanálisis, que busca

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Segunda parte

siempre cerrar cada enunciado y cada producción libidinal sobre unaestructura que los sobrecodifica, una pragmática esquizo-analítica tendrápor objetivo acatar sus elementos repetitivos en aquello que llamaremossistemas de czzZcos, capaces de articularse con un map.z del inconsciente.

EI mapa se opine aqui a la estructura; el mapa es abierto, conectable entodas sus dimensiones, puede ser destrozado, puede adaptarse a montajesde toda naturaleza. Un mapa pragmático puede ser puesto en marcha porun individuo aislado o por un grupo, se lo puede dibujar sobre una pared,o se lo puede conceber como una obra de arte, se lo puede conducir comouna acción política o como una meditación. Lo importante es determinaren qué un agenciamiento particular de enunciación, un calca redundante,dado un tipo de performance, modifica o no el mapa inconsciente de unacompetencia pragmática local''. Estos mapas de competencia no dependende forma absoluta de una competência más amplia. Así como no existecompetência universal, no existe cartografia universal; tal mapa, que ser-virá de punto de referencia a una performance colectiva (por ejemplo deuna comunidad anel-psiquiátrica o de un grupúsculo), podrá tenor valorde performance para tal otro conjunto social (por exemplo: el conjuntode la psiquiatria en Francia, o el conjunto de los movimientos políticos).

Reencontramos aqui la alternativa grupo sujeto/grupo sujetado, quejamás debe ser tomada como una oposición absoluta. Las relaciones dealienación entre los campos de competencia implican siempre ciertomargen que corresponde a la pragmática localizar y utilizar; dicho de oironado, en cuatquier situación, es siempreposible una política diagramática. \.apragmática rechaza toda idea de fatalidad, cualquiera sea el nombre que sele dé: divina, histórica, económica, estructural, hereditária o sintagmática.Estudiar el inconsciente, en el caso del pequeno Hans, habría consistidoen establecer, tomando en cuenta el conjunto de sus producciones se-mióticas, sobre qué tipo de árbol o de rizoma fue llevada a investirse sulíbido. éCómo, en tal momento, se cortó la rama de los vecinos, comoresultado de qué maniobras el árbol edípico se estrechó, qué rol jugó elempalme del pro6esor Freud y su actividad de desterritorialización, por

Un individuo aislado, al igual que un grupo, una institución o un conjunto socialmás amplia, puede ser constitutivo de dicho agenciamiento, que jamás se reduce a sersolo una rotalización de individuos, sino que compromete otros flujos «no humanos»(sexualidad no humana, ftujos económicos, ílujos materiales, etc.).

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la pragmática como micropolítica de las formaciones lígüísticas

qué la líbido fue obligada a refugiarse en la semiotización de un devenir-caballo, etc.? La fobia, de este modo, ya no seria considerada como unresma.zda psicopatológico, sino como la pragmática libidinal de un nifioque no ha podido encontrar atrás soluciones micropolíticas para salirsede las transformaciones Eamiliaristas y psicoanalíticas. La pragmática im-plicaria entonces, en primer lugar, un rechazo activo de toda concepcióndel inconsciente como esradio genético, como destino estructural. Paraun grupo, requeriría una seãalización permanente de los investimentosde deseo capaces de deshacer las reificaciones burocráticas, los liderazgos,etc. «Trabajar» el mapa del grupo, consistiria en proceder a los reajustesy a las transformaciones del cuerpo sin órganos del grupo -es decir allugar de investimento del deseo «anterior» a toda especificación, a todaorganización centrada sobre un objeto-- requeridos por una micropolíticacompatible con dichos investimentos. Uno no sabría conferir su lugar asemejante pragmática: solo podría recusar fada vocación de hegemoniade la lingilística, del psicoanálisis, de la psicologia social, del conjunto delas ciencias humanas, sociales, jurídicas, económicas, etc.

Generaciones y transformacionesêCuál es la naturaleza de las relacionei entre los dos tipos de componen-

tes de la pragmática --generativa y transformacional--, cuya existencia nohicimos más que evocar? Lo hemos dicho, la pragmática fue considerada,hasta hoy, como un ambito que solo podría ser adyaceitte a la linguís-tica. Era verdad para Austin y Searle, y es todavia verdad para Ducrot,a pesar del hecho de que pode en tela de juicio la comunicación comocarácter esencial de la lengua, y a pesar de la riqueza de sus análises de lapresuposición, que abre realmente la linguística sobre un suevo campomicropolítico:s. Nosotros vimos que la pragmática que contemplamos, altiempo que apunta, en lo esencial, al conjunto de los campos semióticos nolinguísticos, no mantendría menos por ello una relación particular con las

semiologías lingüísticas, siendo definido este domínio como el de la prag-mática generativa. La pragmática estaria dividida así en dos componentesy no dos regiones, puesto que dichas componentes se recompondrán de

5 John Austin, QI/ z Z d?rf rks/$a/re, Paras, Seuil, 1970. John Searle, Zef .4cfef deZangzzgr, op. cif. Oswald Ducrot, l)/re ef nep dize, Paria, Hermann, 1 972.

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Segunda parte

manera constante--: una pragmática generativa correspondiente a los modos

de «lingüistización» de las semióticas, y una pragmática transformacional,no linguística, no signihcante.

La pregunta ya se planteaba al nível de la independencia de las semio-logías llamadas «analógicas». êSe debía tomar partido, con la mayoría delos semíóticos, por su dependencia fundamental respecto de la semiolo-gía lingilística? êSe debería consideradas como modos de semiotizaciónautónomos, capaces, en ciertas condiciones, de pasar baia el control dcuna /xn/zlXon zc/óm szgn{/íczx/re? êNo deberíamos, por el contrario, consi-derar que aquello que se podría llamar «el axioma de la estructura» (queconsiste, desde Saussure, en separar la lengua de los actos de lenguaje yde expresión) es solo un caso particular, que resulta de una conjunciónsemiótica contingente? éDebe necesariamente el régimen normal, terminal,de las semióticas simbólicas, caem bojo la dependencia de la máquina deexpresión lingüística? Hemos indicado precedentemente que consideramos,por el contrario, que las trans6ormaciones significantes no tenían nada deineluctable, nada de universal, y que estaban ligadas a cierto tipo de régi-men de individuación tanto de la enunciación como de la comunicaciónenter-subjetiva. Estas transformaciones significantes obtienen su potenciadel hecho de que se apoyan sobre cierto tipo de máquina a-significantede expresión (máquinas de doble articulación, susceptibles de ser des-critas como árboles sintagmáticos o como formalizaciones incluso másabstractas) lo cual organiza y estabiliza el conjunto de las composicionessemióticas en plano de contenído y plano de expresión. La fuerza de lamáquina de impotenciación significante reside en su capacidad de aplastar,de neutralizar todos los contenidos. La transeormación significante tienepor función generar, estructuralizar las poducciones semióticas de todanaturaleza. êA través de qué médios, a través de qué sistemas de coaccióninstitucionales se determina aquello que Herbert E. Brekle designa comouna «competencia comunicativa»? Es a estas preguntas que tendría queresponder una pragmática generativa.

Volvamos chora sobre las relaciones que mantienen en tre sí las diferentescomponentes semióticas que hemos prescntado en nuestro cuadro (pág.1 76), y examinemos, en particular, el fecho de que las componentes trans-formacionales no interpretativas (simbólicas y diagramáticas) son capacesde romper la hegemonia de las componentes generativas interpretativas(analógicas y significantes) .

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La pragmática como micropolítica de las formaciones ligüísticas

1. Las nans$ormaciones simbólicas intensivas

EI estudio antropológico de los fenómenos de aculturación nos muestraque el emplazamienta de una transíormación significante nunca va de suyo.'Ugunas sociedades primitivas pueden incluso oponerse a ella activamente.Es así que ciertos sistemas mitográficos podrán resistir largo tiempo a ladominación exclusiva de una semiología cuya relación expresión-contenidoseria estructurada según eles sintagmáticos y paradigmáticos. Las semiologías

simbólicas, en el campo de los mitos, de las relaciones de parentesco, de laantropologia política, etc., no son automaticamente reducibles a las oposi-ciones dicotómicas de una economia significante. Es grande, aqui, el peligrode una «estructuralización» precoz de los dados etnográficos, que consiste,por exemplo, en interpretar en términos de librecambismo generalizado lasrelaciones de parentesco. La instauración de significaciones invariantes"' enla representación no va de suyo. Los planos de contenido, en las semióticassimbólicas, se encadenan entre sí, se deslizan ursos por relación a oiros, sinorganizasse sobre un plano esíructurado del significado. Es solamente conla consumación de la hegemonia del capitalismo, en el siglo XIX, que se haimpuesto definitivamente la «absoluta estabilidad de los significados, bafo laproli6eración de las relaciones de designación [. . .] para poder fundar la com-

paración de las formas''». Cierco tipo de dictadura del significante parece deeste modo ligado a cierto contexto histórico y, por consiguiente, no podría ser

considerado como inmutable, ni como universal. Algunas ün Éo/nzúr/anelpueden neutralizar, incluso inverter, este poder significante. Es lo que pesapor exemplo en las sociedades africanas contemporâneas, donde fijacionesa modos de solidaridad tribal, o bruscos retornos a prácticas animistas,sirven de contrapeso a la expansión de las semiologías de tipo occidental, otambién, a un nível individual, con la «toma del poder» de una semiologíaonírica sobre las semióticas perceptivas, las semiologías linguísticas, etc., bafo

el afecto del suefío, de la droga, de la exaltación amorosa, etc.

ló Los teóricos de la in6ormación definen la significación como «un invariante en elcurso de las operaciones convertibles de la traducción» (B. A. Ouspenski, citado por louriLotman, Zú Sfrzlfflfrf d fex/f zrr/rf/gele, Paras, Gallimard-NRF, 1 973, p. 69.

[z Alain Rey, Zz/{gilgz, n' 32, diciembre 1973. Jean-Claude Chevalier escribe porsu parte «la lengua de la gramática general y de rechazo; con la burguesia, el esquemapredicativo y su metalengua, la sintaxis (y la preeminencia de la sintaxis es efectivamenteuna decisión ideológica); en el pueblo, las palabras y los vocabulários técnicos y un lenguaÍe

hab[ado abandonado a una ]ibertad indiferente» (]2em, p. 1 18).

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Segunda parte

2. Las transformaciones diagramáticüsOiro tipo general de transformación pragmática es capaz de operar una

liberación semiótica de la pareça de impotenciación significante-significado:la Maml#orm,zc/ó 22apumáf/c . Bafo la categoria de iconos, se ha confun-dido por lo general dos tipos de sistemas semióticos cuya distinción, noobstante, había sido esbozada por Ch. S. Peirce'':

a) las /zmz e/zfs, donde el signo funciona por am'z/ogü, por evocacióndel objeto denotado (en el caso de una semiótica que funciona a partirde elementos espaciales, ponen en juego, por lo general, al menos dosdimensiones);

b) los dZaKxumm, que funcionan de modo tal que los elementos de laforma del contenido son transferidos sobre el plano de la forma de expresióna través de lo que llamaremos un sistema de signo-partícula que f/ma/a elproceso denotado, y esmo, generalmente, según un modo de codificaciónlineal''. Peirce dehnía los diagramas como «iconos de relaciones». EI signodiagramático no imita los objetos, sino que articula propiedades, 6uncio-nes". EI contenido es desterritorializado por su modo de fo rmalización. Lasredundâncias semán ricas simbólicas y semiológicas significan tes son vicia-das de su sustancia (por exemplo, mediante una formalización polifónicay armónica en música, matemática en física, axiomática en matemática):'

Así, el diagramatismo no objetivo un mui)do cuya representación esta-bilizaría, sino que agencia un suevo tipo de realidad. Entra en ruptura conla organización de las significaciones dominantes. Los procesos semióticosdiagramáticos constituyen, de hecho, componentes indispensables para losagenciamientos maquínicos de las sociedades humanas. Es imposible, porejemplo, conceber el agenciamiento de una experimentación científica sinla puesta en marcha de ull proceso semejante (bafo forma de planos, de

i8 Charles S. Peirce, Charles Hartshorne, Paul Weiss(éd.), Cb/Zer/edJ;lzperf afCb,zrZriSíznderi P?/rrf, Cambridge, Mass, Belknap Press of Harvard University Press, 1 965.

I' François Jacob considera que la linealidad de un modo de codificación permite unconrrol mucho más riguroso del encadenamiento de las secuencias codificadas, C'r/rfg/re,n' 322, março 1974, p. 202

:o Sin poder al día la especificidad del signo diagramácico, Bettini y Casetri delimitanbien su contorno. Cf. «La sémiologie des moyens de communications audio-\isuelset le problàme de I'analogie» en Dominique Noguez. C?/z/m,z, 7b/ar/e, &cl#rri, Paras,Klincksieck, 1973, p. 92

Peirce clasificaba los álgebras entre los ícones de relacionei, etc.

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La pragmática como micíopolítica de las formaciones ligüísticas

descripciones topológicas, matemáticas, axiomáticas, informáticas, etc.).Que algunas máquinas de signos puedan funcionar directamente en elseno de máquinas materiales y sociales, sin la mediación de procesos desubjetivación significativos, es algo que se ha vuelto cada día más evidente;pera el peso decisivo que nos parece necesario franquear para fundar unapragmática política es que la esencia común de las máquinas semióticas yde las máquinas mareriales o sociales procede del mesmo tipo de máquinaabstracta. EI realismo positivista conduto a aplastar la dimensión creadoradel diagramatismo, reduciéndola a la cacegoría general de la analogia; enun primer momento, se recupera el diagramatismo como sub-producto delicono y, en un segundo [nomento, se recupera el icono bojo la categoria dela analogia, ella mesma considerada como sub-producto de la sigllificación.Pera, no podríamos insistir lo suficiente sobre esta, la relación de signifi-cación (significante-significado) es solo un caso particular del mecanismode las máquinas semióticas, que funcionan umas en la prolongación de lasobras. Respecto a esmo, Bettini y Canetti han hecho notar cuán reductora hasido la divulgación de los escritos de Peirce pues, a diferencia de la fo rma enla que son habitualmente presentadas, sus categorias jamás están cerradassobre sí mesmas y no hay corte irreversible entre los sistemas de signos ysu objeto --pudiendo siempre un signo icónico ser signo de oiro signo yfLmcionando los sistemas de objetos ellos mesmos ya como máquina designo en el saber de la sociedad, e insertándose en aquillo que él flamala «cadena progresiva de las definiciones interpretantes». Y, en erecto, lainstauración de un sistema estabilizado de significaciones nos parece siem-pre correlativa de la puesta bojo tutela de las semiologías simbólicas en sudiversidad. Como lo escribe Lotman, «cuanto más alegadas entre sí estánlas estructuras mutuamente niveladas en los procesos de transcodificación,cuanto más diferente es su naturaleza, más portador de contenido será elacto de conmutación de un sistema en el OtFO2%>.

3. Generacio?tes analógicas y generaciones signi$cantesLa analogia solo constituye el primer escalón de esta operación de

nivelación y de traductibilización de los eslabones semióticos de todanaturaleza (sin duda deveríamos ser llevados a considerar «grados de ana-

22 loura Lotman, Z.z Sfrlfcfarz dz/ fexfe zzrrüf/gz/e, op. f/f. EI contenido es aqui, paraLotman, sinónimo de significado.

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Segunda parte

logismo»). La analogia y la significância constituyen dos modos de unamesma política de reterritorialización y de subjetivación de los conteni-dos. Pera mientras que la analogia los organiza en campos relativamenteinformales, articulados por agenciamientos de enunciación relativamenteterritorializados, la significância, con sus cadenas de dobre articulación, loscuadricuJa sobre coordenadas paradigmáticas y sintagmáticas articuladas demanera mucho más estricta a agenciamientos de enunciación individuadossometidos directamente a los sistemas sociales capitalísticos. La formali-zación analógica es menos rigurosa, menos desterritorializada, que la dela significância, pane en perspectiva estratos de expresión que guardan supropia consistencia, produciendo aquello que hemos clamado «campos deinterpretancia». Un símbolo interpreta oiro símbolo que interpretará élmesmo un tercero, y así sucesivamente, sin que el procedo tropiece contraun significado terminal cuyo sentido estaria congelado, por ejemplo enun diccionario, y sin que el encadenamiento esté obrigado a resperar una

gramaticalidad que fije reglas rigurosas de concatenación sintagmática. EItrabajo de la generación significante sobre el contenido pane en juego ungrado suplementario de desterritorialización, ya no está fundado sobre mo-tivaciones analógicas, sino sobre lo «arbitrário» de una máquina de signosa-significantes:3 que los fonologiza, los grafematiza, los morfologiza, loslexicaliza, los sintactiza, los retoriza, etc. [)esde luego, ]as transformacionesanalógicas no son específicas de un tipo particular de agenciamiento deenunciación; pueden aplicarse igualmente a las semióticas diagramáticas.Pero en ese caso, los mismos signos son tratados según las dos políticassemióticas, generativa y [ransformacional: de un lado, funcionan comosímbolo en un modo analógico y, del oiro, como figura de expresión enun modo diagramático. Este sistema mixto corresponde precisamente almodo de representación significante que pone al servido de la significânciauna máquina a-significante. Signos vacíos, sin contenido semântico, porejemplo la imagen fónica o gráfica de la palabra «mesa», son z,/iras comouna mesa:'. Así la diagramatización, territorializando anaJogons artificiales,

:3 En la terminologia de Hjelmslev: las figuras o los glosemas de la expresión.24 EI desarrollo de una semiótica de las sinestesias seria, sobre este punho, fundamental;

como se pueden ver sonidos, escuchar colores, somatizar palabras.. . A propósito de:transposiciones intersensoriales», Merleau-Ponty escribía: «Los sonidos se traducen unoa[ otro, sin tener que pasar por ]a idem.» ])Éénoméno&y/e de óz /erfep/io/z, Paria, NRF,1945, P. 271

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la pragmática como micropolítlca de las foímaciones ligüísticas

se cierra sobre un mundo de cuasi-objetos. Pera dicho mundo, a diferen-cia del de las representaciones simbólicas, es «trabajado» desde el interiorpor la sintaxis y la lógica, sobre Im cuales descansa la formalización de lassignificaciones y de las proposiciones dominantes; de un lado, nos invitaa insertarnos en una realidad «que va de suyo», una realidad de todos losdias, y, del oiro, nos arrastra, como a pesar nuestro, en la ronda de susimplicaciones pragmáticas, y sus cadenas significantes nos alienan en unainmensa máquina social y técnica, como la de Carritos, en Z,oi //e/mãos

nzo2ernos. Toda la líbido es así captada, funcionalizada, subjetivada, enfunción de las exigencias de la economia de los flujos capitalísticos.

Las componentes generativas de analogia y de significância no debenpor tanto ponerse sobre el mesmo plano que las componentes transeor-macionales de simbolismo y de diagramatismo, y la distinción, vueltatradicional, entre las semióticas <'analógicas» y las semióticas «digirales>>:s

no nos parece quc deba ser mantenida. Nos encontramos en presencia dedos tipos generales de componentes:

las transformaciones simbólicas y diagramáticas, que constituyencampos semióticos distintos entre sí y cuya diferencia se acentúa inclusoa medida que se desarrolla el procedo de desterritorialización que marcala evolución de las segundas;

-- las «generaciones» analógicas y significantes, que no constituyencampos semióticos distintos, sino que participan ambos de la mioma fun-ción de reterrítorialización y de subjetivación. Las coacciones que dichascomponentes imponen a las dos precedentes, cuando se aplican sobre ellas,tienen por hn volverlas compatibles con los valores y las coordenadas de

una visión particular del mundo. Generan un mundo haciendo degenerarla posibilídad de aparición de mundos diferentes; por tal motivo podría-mos llamarlas también componentes degenerativas, en oposición a lastransformaciones pragmáticas(simbólicas y diagramáticas) las cuales, cadauna a su manera, trastornan el sistema de las redundâncias dominantes, ymodifican la visión de un mundo.

25 Semióticas, estas últimas, que proceden por baterias de signos discretos, que recortamla inHormación en dicotomias sucesivas bautizadas «dígitos»

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Segunda parte

Curara que resume tasformacioTies cle campos semióticoscl partir de componentes transformacionaks ) de componentes generatiuas

Transformaciones

A. Simbólica(ej: el suefio)

Generaciones Campos semiológicos

A. C. Semiología interpretativa

,,#, (ej: la magia)

-- analógica \ #, A. D. Semiología significante(o de interprecancia) l ''' (ej: el psicoanálisis)

significante r "Ü B. C. Logografía interpretativa

(o de significância) l ~ (ej: la geomancia, los tarots)+ B D lenoii:s de dobre

articulación

\

,/B. Diagramática(ej: sistemas de graEemas)

Los agenciamientos pragmáticos de enunciación (al igual que las com-ponentes semióticas que ponen en julgo) no pueden ser reducibles a lacomposición de elementos standard, por exemplo a posiciones subjetivasuniversales, del tipo de las de la teoria lacaniana (discurso del amo, delhistérico, del saber, del analista). Por tal motivo la clasificación que hemospropuesto en nuestro cuadro (p. 176) es completamente relativa. Es asíque, de hecho, los agenciamientos territorializados de enunciación solocorresponden a una dominante de las transformaciones de interpretanciaanalógica y que de hecho pueden poner en juego también semióticassimbólicas, diagramáticas y significantes (exemplo: el discurso de las so-ciedades primitivas, en tanto que «rechaza» los erectos reductivos de lasgeneraciones significantes, se funda sobre técnicas simbólicas relativamenteno interpretativas, pero cuyo rechazo implica «en negativo» la existencia deuna economia significante amenazante). La individuación de la enuncia-ción, al tiempo que es específica de la dominante de las trans6ormacionessignificantes, pane en juego también transformaciones simbólicas (de tipofigura-findo) desterritorializadas y sobrecodificadas y una máquina deredundância diagramática que organiza las formaciones simbólicas segúnun plano de contenido (trans6ormación conciencial). Esta formalizaciónde segundo grado tiene así por consecuencia la producción de un nuevotipo de erecto que se podría llamar erecto de falta. Cada contenido estádoblado de una Efta; «Efta» del formalismo que lo sobrecodifica. La unidadde la semiología linguística deviene entonces la unidad formal significanteque Hjelmslev puso al día entre la forma de la expresión y la forma de

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La pragmática como micíopolítica de las farmaciones llgüísticas

contenido. EI carácter fundamentalmente metaestable de este afecto de

falta producido por la trans6ormación conciencial tiene por corolário unasuerte de vértigo de desterritorialización insoportable, locamente angus-tiante; debe ser colmado sin demora, por tal motivo provoca la interven-ción de cierto número de componentes pragmáticas reterritorializantes:transformación de rostridad; trans6ormación de doble; transformaciónde pareja; transformación de conocimiento paranóico, etc. EI vector locode la transHormación conciencial que representa esta desterritorializaciónabsoluta es así conjurado por reterritorializaciones artificiales, que con-viene diferenciar de los agenciamientos territorializados de enunciaciónevocados más arriba. chora bien, no hay ninguna necesidad metodológicaque nos imponga considerar que las componentes semióticas a partir delas cuales hemos comenzado nuestra descripción tengan una prioridadreal. Un análisis «rizomático» podría también ser conducido a partir decomponentes menos clásicamente semióticas, rales como aquellas que seanudan, por ejemplo, en torno de los agujeros negros de la angustia, de larostridad, de las formaciones de poder, etc.

Sucede igual con los agenciamientos maquínicos de la enunciación, queson característicos de la dominante de las transformaciones pragmáticasdiagramáticas. Siguen siendo acosadas por sujetos de la enunciación. Perola representación de un locutor-oyente como polo fictício de la produc-ción dc los enunciados que se vuelve con elles cada vez más abstracta, elhecho de que «eso continúe hablando» por boca de individuos toma unalcance cada vez más relativo. EI enunciado es producido y escuchadopor un agenciamiento completo de individuos, de órganos, de máquinasmateriales y sociales, de máquinas semióticas matemáticas, científicas,etc., que constituyen el verdadero coco de enunciación. Siendo así, estetipo de agenciamiento no puede ser separado, en la práctica, de reterri-[orializaciones artificiales de la enunciación que le son correlativas y quese manifiestan siempre en el seno de semânticas mixtas. Es en reaccióna la desterritorialízación vertiginosa del sujeto implicado, o bien por larransformación conciencial, o bien por una transformación diagramáticadesubjetivante, que un sistema de «reaseguro» colectivo reproduce artifi-cialmente una territorialización de la enunciación. Así podrá ser mantenidaincluso la ilusión de un retorno a los agenciamientos territorializados deenunciación de las sociedades primitivas (ilusión del «retorno a la natura-leza», del retorno a las significaciones originales), trás el desmoronamiento

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Segunda parte

de los sistemas de comunidades familiares territorializadas. De este modo

será recreada de manera artificial una Família nuclear conyugal, o, frentea la internacionalización de la producción y del mercado, se asistirá a unretorno masivo de las cuestiones nacionales, de los particularismos regio-nales, de los racismos, etc.

Três casos limites Ék agetzciamientos colecta os cle eltunciación

Sin perder de vista el carácter arbitrário de las clasificaciones sistemáticasque proponemos, examinemos ahora ciertos agencianlientos limites, ralesque puedell ser determinados a partir de la reparrición, según un ordendiGerence --esta vez, ternario-- de sus componentes. Insistiremos nuevamenresobre el hecho de que un abordaje monográfico de situaciones redes unanálisis «rizomático»-- no partiria así de lo simple para ir bacia lo completo,sino que, por el contrario, partiÇía de lo completo para considerar solamentelas componentes «elementares» en la medida en que tal proceder le permitiráexplorar más finamente ciertos rasgos singulares de dichas componentes,conduciendo a una complejización todavia mayor de los agenciamientosde enunciación y permitiendo proyectar una experimentación creadoramás rica, más abierta. EI sistema triódico que proponemos aqui no es portanto asimilable en nada a un método como aquel, por exemplo, de CharlesSanders Peirce. La asociación de cinco, siete o m componentes hubiese sido,en principio, preferible. Sin embargo, debería permitimos examinar loscasos limites, de los que antrop(51ogos, historiadores o economistas haríansin duda casos típicos, estructuras arquetípicas.

Agenciamientosde enunciación

lêrritorializado

Individuado

Colectivo

Instâncias

maquimcas

índice

Máquina abstracta

Agenciamientomaquimco

Componentes semióticas

ComPosiciÓa a

Composición b

ConlPasiciÓn c

Simbólica

Significante (abstracción)

A-significante

Composición a: agenciamiento territorializado, índice maquínico y com-ponente sim gótica

Numerosas semióticas simbólicas --las de la inÊancia, de los locos, de las

sociedades primitivas-- son inseparables de la existencia de territorialidades

estratificadas. No dependen por tanto, en primor lugar, de una sustancia de

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La pragmática como micropolítica de las formaciones ligüísiicas

expresión que atravesaría y un ificaría sus diferentes modos de sem iotización.Constituyen un sistema de articulación de los modos de codificación yde formalización en la elevacióil de una sustancia de expresión universal.Por exemplo, se encontrará, en el agenciamiento territorializado de ciertassociedades primitivas, una actividad de formalización mitográfica que sedesarrolla a partir de rasgos de materna de expresión que no entran encorrespondencia, no slendo traductibilizables con los de las senlióticas ges-tuales, perceptivas, económicas, etc. Lo cual no significa que estas diversosmodos de semiotización exiscan sin relación ursos con otros. Pero lo queefectuará dicha relación, será precisamente el tipo de territorialización delgrupo, su topología interna, sus traslaciones sobre sí mesmo y fuera de suterritorio. Aqui, el agenciamiento territorializado de grupo ocupa el lugarque se converterá en aquel de la sustancia significante en los sistemas deindividuación despótica de la enunciación.

Las sociedades primitivas rechazan, conjurándola, la puesta en marchade una sustancia significante; su política es la de una//#rfic'z grupal de lasconj unciones semióticas. Se trata allí de una suerte de rizoma pragmático,pera de un rizoma quc busca contener, dominar las fugas desterritorializan-[es. Los sistemas de índices marcam precisamente la inscripción sobre dichorizoma de tal amenaza, de tal rechazo a caer en la abstracción significanteo en los agenciamientos maquínicos desterritorializados. Un índice será,por ejemplo, el hecho de que la muerte de una vaca incitara, en un primermomento, el recurso a las prácticas de geomancia, luego, en la medida enque no se han obtenido buenos resultados mediante este procedimiento,el recurso a un sacrifício ritual, luego a un proceso de brujería, un «mara-

butaje», etc., sin que en ningún momento sea e6ecEuada una sínteses entreestas diferentes procedimientos, sin que sea despejado un paradigma queestabilice su significación general

EI grupo agencia las semióticas, no interpreta, experimenta. Este pasajereal se e6ectúa respetando los xnsKosp zrr/czfZzr?s de razZz /H.zfrrizz de expz?s/óm.Además, y esta es una diferencia esencial con los rizomas que dependende un filum maquínico desterritorializado, estos agenciamientos territo-rializados no jerarquizan los planos. Las desterritorializaciones maquínicasexisten (exemplo: un embrión de escritura), pelo serán trabajados sobreel mesmo plano que los agenciamientos territorializados. Es como si estassociedades mantuvieran un desconocimiento activo de las potencias dedesterritorialización contenidas en ciertos índices. Este tipo de agencia-

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Segunda parte

miento no excluye por canto ni el significante, ni el diagramatismo, sinoque simplemente rechaza la toma de poder de una instancia de sobre-codificación o de una máquina de desterritorialización. Una máquinareligiosa podre ser portadora de abstracciones universalizantes, pero se leimpedirá salir de su territorio, por ejemplo de su totemismo. No aspiraráa una traductibilidad general del tipo de aquella de las religiones capitalís-cicas. Se evitará de igual modo que el simbolismo canga en el equivalentede la traductibilidad significante que constituye para él el iconismo. Loscoeficientes diferenciales de desterritorialización no son extraídos de su

territorio, de su materna de origen.Estas sociedades conducen una lucha activa contra la erección de un

objeto significante de las alturas, sea bafo la forma de una capitalizacióndel poder, al nível de las jeferías, sea bojo la forma de una concentraciónde los sistemas de sujeción semiótica en máquinas técnicas o máquinasde escritura. Dicho de oiro.modo, se empeóan en hacer que godos lossistemas de desterritorialización permanezcan o retornen al estado deíndices, de índices cualitativos que no serán cuantificados ni sistematiza-dos. Es solamente con ocasión del «pasaje» a sociedades dominadas porlas semiologías significantes y por las semióticas a-significantes que seránpuestos en marcha esta cuantificación, y esta acumulación de los erectos dedesterritorialización . Aqui, las desterritorializaciones permanecen todaviaen contacto directo con las intensidades de deseo, sobre el cuerpo, sobreel grupo, sobre el território.

Cotnposición b: ageticiantienco indiuiduízdo, máquina abs acta ) compo-nente signzPcante

Corresponde a un proceso de evolución de las antiguas territorialidadesque son atravesadas por sistemas maquínicos que las surcan por todas partes-Los índices se encadenan, se acumulan; por exemplo, en sociedades Pueblos

como en los Hopi, cuyo «teocratismo», según Lévy-Strauss, evoca bafo unaforma rústica las civilizaciones aztecas, se comienzan a interpretar algunosíndices por relación a los oiros; es el reino del «machacamiento», de la malaconciencia, de la culpabilidad:'. Las máquinas abstractas capitalizan los

2ú Ver las diferencial de semiotización de los cegos y de la venganza en los Crow y losHopi, descubierras por Lowie y seóaladas por Lévy-Strauss en su prefácio a So&f/ #op/.[)on C. Tà]ayesva, Saü// óap/, Paria, P]on, 1959, berre humaine.

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La pragmática como micropolítica de las formaciones lígúísticas

índices e inician la constitución de agenciamientos maquínicos. En estascondiciones, dichas sociedades se volverán vulnerables a la contaminación

por las máquinas abstractas capitalísticas. Pero es con las sociedades queautonomizan una máquina de Estado despótica que dicho poder signi-ficante adquirirá verdaderamente su autonomia. êCómo se efectuarán,dónde se acoplarán la escalada de las desterritorializaciones y la escaladade los nuevos sistemas de defensa contra los fluxos capitalísticos? Aquelloque ya no era posible sobre un territorio se volvera posible sobre un sistemade sustancia semiológica. Los caracteres de dicha sustancia son la impo-tenciación y el dualismo. Lo que es retenido por esta sustancia, ya no sonintensidades en tanto rales, sino su carácter diferencial. EI conjunto de estasrelaciones diferenciales constituye precisamente la sustancia significante.Esta impotenciación significante es correlativa de la conciencialización,de la emergencia de los mitos del doble, de la [otalización de los erectosintensivos sobre la persona, del dualismo del poder fálico y ya, de formaembrionária, de los sistemas de sujeción por las semióticas de la rostridady las semióticas conyugales.[)esde e] momento en que ha cristalizado, estasustancia contamina todas las antiguas matérias de expresión. Constituyeuna suerte de cielo que domina las intensidades, fijándolm como mariposas,reduciéndolas al estado de índices neutralizados.

Ella despliega una subjetividad formal que sustituye los agenciamientosterritorializados. A diferencia de estos últimos, dicha subjetividad no tienenecesidad de ser practicada, acesa cada sistema intensivo en tanto valordiferencial; funciona como capita/ 2e Zai zC@rr/zc/aí; es la matriz de todaslas capitalizaciones de poder, ya sea que conciernan al Estado, a los inter-câmbios matrimoniales o económicos, y en general a todos los sistemas decapitalización de los flujos descodificados que calificamos de capitalísticos.La sustancia semiológica de los agenciamientos individuados (o individuan-tes) de enunciación es dualista por el hecho de que despliega una superfíciede representación que se dividirá constantemente en dos sub-sistemas: unasustancia de expresión y una sustancia de contenido. EI conjunto de los erec-tos intensivos es formalizado, apresado secretamente por la formalizaciónde la expresión. Inversamente, las máquinas diagramáticas que son puestasen juego por ella son apresadas por la organización, por la finalización delas signiflcaciones del contenido. Este proceso de bi-univocización de todaslas intensidades tiene por corolário una linealización, un aplanamienro, delos antiguos sistemas de rizomas territorializados.

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Segunda parte

Todas las intensidades materiales que concurren a la formalización dela expresión deben ponerse en el mesmo nível. Ya no es oportuno que sehable cantando y danzando; lo que cuenta ahora, es únicamente el agencia-miento de los caracteres diferenciales del sistema de conjunto en tanto queconverge en el funcionamiento de los nuevos poderes desterritorializados.En estas condiciones, las componentes prosódicos que dependen del canto,de la mímica, de los gestos, de la postura, etc., en el habla «primitiva», yasolo podrán degenerar. Se pasará de un elemento a oiro según un ordensintáctico y ya no en el desorden aparente de los agenciamientos territo-rializados. Se comparará, se medirá los coeficientes de desterritorializaciónde cada construcción formal. Los estratos deberán someterse, jerarquizarsea través de ese pasaje; ya no habrá relieve, sino solamente un pasaje linear.que constituye el médio más económico para efectuar una comparaciónsemejante y una jerarquización semejante. A falta de ral neutralización,subsistirá la posibilidad de una irrupción de un sistema de intensidad. Perala sustancia significante es hegemónica, no puede tomar semejanre riesgo.

De hecho, se conserva en un estado meta-estable, pues, para poder se-miotizar la estructuración y la jerarquización de las formaciones de podersobre las cuales se apoya, ha debido recurrir a una puesta en acción demáquinas diagramáticas, cuyos erectos corren el riesgo de hacerse sentirigualmente del lado del contenido mediante la activación de suevos agen-ciamientos maquínicos. En estas condicionem, écómo apresar tal máquina designos? En todo momento, para todo propósito, será necesario retener deella solo lo que puede ser mijado en un sistema de abstracción }, de sintaxisformal. Por ejemplo, el ingreso, en la historia de la música, de una com-ponente de escritura polifónica, luego armónica, que amenazaba hacerlaestallar en una especie de barroquismo generalizado fue durante muchotiempo conjurado por el poder religioso, quien se esforzó en retener delos rasgos de expresión musicales solo aquellos que eran matematizables.

Así se había establecido una suerte de sintaxis universal de la escritura

musical, inseparable de las formaciones de poder que pesan sobre losmúsicos (enseóanza, mecenazgo, etc.). Es solo cuando atrás componen-tes más desterritorializadas entren en escena y pongan en cuestión elcompromiso de la música llamada, paradójicamente, «barroca», que seiniciará el procedo de escisión continua que representa la evolución de lamúsica moderna. Pero esta desterritorialización semiótica de la música es

inseparable de aquellas que han trabajado las representaciones del mundo

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la pragmática como micropoiítica de las Íormaclones ligúístlcas

en los domínios religioso, filosófico y científico. Y allí también volvemosa encontrar sistemas de reterritorialización para controlar la proliferaciónde las máquinas abstractas y traductibilizarlas en una concepción generaldel mundo. La abstracción funciona aqui como un lugar de rebote, lugarde detención de los sistemas semióticos susceptibles de organizarse segúnun rizoma maquínico. La máquina abstracta corresponde aqui a la intui-ción hjelmsleviana de la forma, según la cual es, en cierto modo, la mesmamáquina la que se manifiesta en la sustancia de expresión y en la sustanciade contenido. Se podrá decir aqui que es la mesma sustancia dualizante laque segrega abstracciones y la que contiene las intensidades en sistemasde árboles dicotómicos reductivos. Pera el formalismo trascendente, queresulta de aquello que hemos dado en llamar una perversión paradigmá-tica, no queda menos por ello bafo la amenaza de un doble peligro: dellado del contenido, la explosión, la eflorescencia de las multiplicidadesntensivas; del lado de la expresión, el diagramatismo implacable de las

máquinas de signos.

=omposicióvl c= ageTiciamiento colectivo, agenciünlietlto maquinico, com-ponente a-signi$cante

Las oposiciones figura-findo, forma-materna, de los agenciamientosterritorializados, y el dualismo de la sustancia signiRcante de los agen-ciamientos individuados dejan aqui de ser pertinentes. En apariencia, seretorna a una expresión polívoca del tipo de aquella de los agenciamientosterritorializados. Pera no se trata de agenciamiencos de personas, de técni-

cas, de mitos, etc., bien localizados, en la práctica de cuerpos, de órganosy de territorios a partir de un sistema de sujeción significante, sino de unagenciamiento maquínico, de una máquina no-humana, en el seno de lacual las sobrecodificaciones de las abstracciones despóticas ya no harán laley de la mesma manera. Aquello que domina de ahora en más este sistemasemiótica, ya no es un agenciamiento territorializado o una subjetividadformal, sino f/pÁz/zo Zr conszsre/zcia del conjunto de los agenciamientosmaquínicos posibles. EI agenciamiento maquínico de la enunciación re-articula los índices maquínicos a un nível intensivo, ya no solamente a unnível diferencial. Además, vectoriza los sistemas de estratificación polari-zando los sistemas territorializados hacia los sistemas desterritorializados

Hemos abandonado entonces el registro de la autonomia de los agencia-mientos territorializados o del dualismo comparativo de las intensidades

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Segunda parte

de la sustancia significante de los agenciamientos individuados. EI rizomamaquínico es vectorizado y vectorizante. Las jerarquías globales son susti-tuidas por una vectorización general de los procesos de desestratificación.

No estamos sin embargo en presencia de una sustancia maquínica auto-nomizada; las componentes maquínicas no se estratifican: a medida que seponen en marcha, constituyen un filum que implica no solamente su estadoactual y los encadenamientos históricos y lógicos que condujeron haciaél, sino también sus potencialidades diagramáticas. Lo virtual, lo teóricoy lo experimental por venir 6orman parte entonces del filum n)aquínico:No reintroduciremos pues a este nível una duaiidad entre la desterritoria-lización material y la descerritorialización semiótica, puesto que estamossiempre en presencia de una multiplicidad de maternas de expresión y desistemas semióticos que corresponden a los diversos modos particulares dediagramatización. No hay entonces razón para agrupar, por ejemplo, lasintensidades energéticas, físico-químicas, biológicas, etc., de un lado, y lasintensidades estéticas, revolucionárias, científicas, etc., del oiro. La multi-

plicidad de los sistemas de intensidades se conjuga, se «rizomatiza» sobresí mioma: el agenciamiento maquínico opera conjunciones entre maternas«cientificamente formadas», «estéticamente formadas», sin privilegia paraestas últimas, en tanto que han sólido de una máquina de signos autono-mizada. No existe ningún primado de derecho de un sistema sobre otro;las componentes materiales no son necesariamente más territorializadasque las componentes semióticas. Lo que es importante aqui, no es ni uníndice diferencial particular, ni lma gama de índices diferenciales, sino elagenciamiento del conjunto de los quanta de desterritorialización puestoen acto. Ciertos sistemas intensivos son cuánticamente hiperpotentes porrelación a los demás.

Una máquina de signos matemáticos puede devenir de maneja tempo-rária hiperpotente, por relación al sistema de desterritorializaci(5n que serápuesto en juego de manera conjunta, por exemplo en física, por compo-nentes teóricas y componentes experimenta]es. inversamente, un erecto:*

Se podría distinguir entre:en el nível a, puesta en acto humana;en el nível b, puesta en significación abstracta;en el nível c, puesta en acto maquínica

.E6«to» en el sentido en que se habla, en física, del «erecto Compton»28

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la pragmática como micropolítica de las Íormaciones ligüísttcas

intensivo puede devenir hiperpotente por relación a un sector entero de lafísica teórica. Los índices y las máquinas abstractas continúan existiendoen los agenciamientos maquínicos, pero en lugar de que los índices girenen redondo en el seno de un agenciamiento territorializado, puesto en actopor colectividades humanas, sobre un território dado, o que las máqui-nas abstractas permanczcan atornilladas sobre una sustancia dualizante,solo funcionan adora en tanto que son portadores de ciertos quanta dedesterritorialización. Este punho es primordial, pães, lo repetimos, no hayJerarquía entre los índices, las máquinas abstractas y los agenciamientosmaquínicos. Por ejemplo, los «sentimientos», la vida privada de un investi-gador científico, el hecho de que caiga enamorado o se vuelva loco, puedenintroducir una carga de desterritorialización de la más alta importância enel agenciamiento maquínico que constituye su investigación. Un índiceerótico, Lma carga libidinal podrán quizá desbloquear sistemas de máquinasabstractas y sistemas de agenciamientos experimentales o, asimismo, losestropearán completamente. Inversamente, una máquina abstracta podráfecundar un sistema de índices: quizá es el fecho de que una máquinaabstracta, de orden teórico o experimental, fue introducida en su sistema,el que «decide» a nuestro investigador a caer enamorado o volverse loco.Las pasiones, no solamente de los artistas y de los científicos, sino todas laspasiolles, ya no deberían ser separadas de las obras, sean cuales fueran, que

ellas ponen en juego, para ser relacionadas con receias de cocina relativasa las estrategias enter-personológicas que son la obsesión del psicoanálisis.Los agenciamientos maquínicos no son por tanto menos portadores deíndices que las máquinas abstractas. Se puede considerar incluso, en unsentido, que no hay más que zgr/rc/ zm/e/zfai nz zgz// z/cai, sea virtudes, seamanifiestos, y que los agenciamientos territorializados y las máquinasabstractas son ya agenciamientos maquínicos en potencia.

Solo hemos considerado aqui situaciones-línlites que traducen el hechade que:

1) 1os agenciamientos maquínicos territorializados del nível /z marcanun temor y una conjuración de la desterritorialización del nível ó;

2) aquellos del nível Ó seflalan, gajo otra forma, por el rodeo de los sis-temas de máquinas abstractas, un rechazo y una inhibición de los erectosdiagramáticos de nível G

3) 1os agenciamientos maquínicos de nível f seóalan, por una parte, unretorno a los índices territorializados y, por obra parte, un más alia de las

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Segunda parte

máquinas abstractas de nível ó, por el hecho de que aportan a los índicesuna carga de desterritorialización que les permite pagar a través del «murodel significante».

Una pragmática analítico-militante

«t)o /õ', esta podría ser la consigna de una pragmática micropolítica.EI axioma de gramaticalidad de los chomskianos (S), no solamente nopodría ser ya aceptado como obvio, sino que se convierce en el objeto deuna especie de oposición militante. Se rechaza considerar que los agenciamiencos semióticos de toda naturaleza deban nccesariamente organizarseen frases compatibles con el sistema de las significaciones dominantes.Una consigna pragmática no buscara por tanto interpretar, reorganizar lassignificaciones, componer con ellas; postulará que más alia de sus sistemasde redundância, es siempre posible rransGnrmar un agenciamiento semió-tico. Hay en esto una decisión política f)rimera, lm axioma primero de lapragmática: la negativa a legitimar el poder significante manifestado porlas «evidenciam» de las «gramaticalidades» dominantes. La esrimación deun «grado de gramaticalidad» deviene entonces una materna política. Antesque aceptar quedar prisionero de la rede ndancia de los calcos significalttes,uno se empef\ará en fabricar un nuevo mapa de competencia, nuevas coor-denadas diagranláticas a-significantes. Es lo que hicieron los leninistas enocasión de su ruptura con los social-demócratas, cuando decidieron, concierta arbitrariedad, que a partir de la constitución de un parado de nuevotipo seria creado un clivaje entre la vanguardia proletária y las mesas, quetendría por erecto transformar de mallera radical su actitud de pasividad,su espontaneísnlo y su tendencia «economicista». EI fecho de que est.ltransGormación leninista» haya basculado posteriormente hacia el campo

de la redundância del burocracismo sralinista muescra que, en este domínio,los sistemas de mapas y de cascos pueden siempre invertirse, que ningúnfundamento estructural, ninguna legitimación teórica podría asegurar defi-nitivamente el manteninliento de una «competencia» revolucionária. Sea loque sea, los leninistas han fecho surgir del campo social una nueva mareriade expresión, un nuevo mapa del inconsciente político, por relación al cualtodas las producciones de enunciados, comprendida las de los movimientosburgueses, habrán sido obrigadas a determinarse. Otra transFormación delmapa inconsciente del movimiento revolucionário había sido producida

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La pragmática como micropolítica de las formaciones ligüísticas

por los marxistas de la I" Internacional, quienes literalmente «inventaron»un nuevo tipo de clase obrera, anticipándose sobre las transformacionessociológicas que debían conocer las sociedades industriales (en erecto, laclase sobre la cual se apoyó el movimiento comunista de la época de Marxestaba, en lo esencial, compuesta de pequeflos artesanos y de oficiales: essolo a fines del signo XIX que comenzó realmente a proletarizarse). Unapragmática micropolítica jamás aceprará como un fecho consumado lossistemas de redundância, los cuales en apariencia parecen los más «enimpasse»; Cita se esforzará en hacer emerger procesos de diagramatización,analizadores», agenciamientos colectivos de enunciación que destituirán

los modos individuados de subjetivación, }, a partir de los cuales seránregistradas y modificadas las relaciones micropolíticas anteriores. Pelo, u navez más, no podría tratarsc ùnicamente aqui de instrumentos organizacio-nalcs, programáticos o teóricos, sino fundamentalmente de mutacionesen la pragmática social.

La tarei de una pragmática revolucionária consistirá entonces en efectuarconexiones entre sistemas transformacionales capaces de anular los afectosde las generaciones significantes. Estamos así en presencia de dos orienta-ciones micropolíticas que conciernen al conjunto de los sistemas semióti-cos. Las transformaciones diagramáticas son puas capaces de transportarsus erectos hacia cualquier registro senliótico: se trate de las semiologíassimbólicas (por exemplo con los erectos de mimetismo, de transitivismo,etc.), se trate de las semiologías significantes(con los sistemas de expresiónfundados sobre una gama delimitada de elementos discretos: fonemas,graGemas, rasgos distintivos, etc.), o incluso de los modos de codificación«naturales». En cada situación, el objetivo pragmático consistirá en despejarla naturaleza de las criscalizaciones de poder que se operan alrededor de u nacomponente transformacional dominante; el mapa de los agujeros negros,de las rainificaciones semióticas y de las líileas de Fuga(por exemplo, en losimperios asiáticos, la instauración de una escritura significante despótica,o, en la paranoia, la emergencia de un delírio significante sistematizado)EI derrocamiento de una componente significante y la aparición de unanueva componente diagramática reducirán los erectos de significância yde individuación y conducirán la enunciación a ya solo ser un elementoentre oiros agenciamientos maquínicos (por ejemplo, la emancipación deuna máquina de escritura de su función significante en el trabajo poético,musical, matemático, etc.). Las transformaciones pragmáticas agenciarán

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Segunda parte

sincrónicamente sus composiciones en función de diversas estriLtegias pol Í-ticas; pero organizarán también diacrónicamente sus mutaciones sobre unrizoma maquínico. Aunque su evolución vaya globalmente en la direcciónde una desterritorialización creciente, puntuada de reterritorializacionessiempre más brutales sobre estratificaciones artificiales, no se puede real-mente despejar leyes generales que las conciernan. iY está muy bien asíl

Los agenciamientos pragmáticos son maquínicos; no dependen de leyesuniversales propiamente hablando; están sujetos a mutaciones históricas.Se hablará de este modo de un «complejo romântico», de un «completodel Frente popular», de un «complejo de la Resistencia», de un «complejopositivista», los cuales han mantenido sus erectos más alia de su localizaciónhistórica de origen, sin que se pueda darles el carácter de universalidad quelos psicoanalistas prestan al completo de Edipo o los maoístas al completode «revisionismo». Los punhos de referencia pragmáticos no soir universales;pueden sienlpre ser puestos en entredicho. Consideremos, por exemplo, elfecho de que las segmelltariedades más rerritorializadas tienen «tendencia»a tomar el contrai de las segmentaríedades más molares- Hay allí, en erecto,una suerce de ley. Pera solo se conserva válida en el marco de un períododado, hasta el momento en que una situación revolucionária, que altera losmapas de competencia, revelará la existencia de oiro maquinismo que estabacarcomiendo subterráneamente un equílibrio anterior. Una diferenciaciónde los coeficientes de desterritorialización debería sin embargo permitirvectorizar secuencias políticas por exemplo una «línea» de esquizofreni-zación contra una «línea» paranoica-- en la lucra contra transformacionesburocráticas. Pera jamás se podrá deducir de esta, como algumas creyeronpoder consideraria a partir del «Anel-Edipo», que se trate aqui de unanueva alternativa maniquea. Nunca se tratará más que de una orientaciónprovisoria. Siempre deberán ser posibles diferentes tipos de entradas en unsistema pragmático: la entrada de las performances de cascos o la entradade competencia de mapas. En el primor caso, se aceptará el carácter repe-titivo, en impasse de los investimentos libidinales, uno se aparara inclusosobre ellas, para asegurar la desterritorialización mínima de un cuerpo sinórganos a partir del cual serán posibles atrás operaciones transGormacionales(exemplo: costado positivo de las luchas regionalistas). En oiro caso, unose apoyará directamente sobre una línea de fuga capaz de hacer estallar losestratos y de operar nuevas ramificaciones semióticas. Esquematizando, ypara retomar obra terminologia, se dirá de la pragmática generativa que se

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La pragmática como micíopolítica de las formaciones ligüísticas

ocupará especificamente de los cuerpos sin órganos vacíos y cancerosos,mientras que [a pragmática transformaciona] se ocupará de ]os cuerpossin órganos plenos, conectados al plano de cotlsistencia maquínico. Peroaquello que reúne estos dos tipos de entradas, es que el mero hecho de in-croducir un modo de semiotización que los concierna de manera particular,el mero hecho de memorizar las potencialidades, de seftalar calcos y deescribir mapas iniciará ya afectos diagramáticos: el mero hecho de decidir

escribir sus sueflos, por ejemplo, antes que interpretados pasivamente, elmero hecho de dibujarlos o de imitados, podrá transformar el mapa delinconsciente. Una de las trampas temibles del psicoanálisis consiste en quehaya logrado apoyarse sobre la transÊormación mínima que representa elsimple hecho de sostener un discurso fuera de las condiciones habitualesde la enunciación: habiendo consistido toda la «misión» del psicoanálisis,hasta hoy, en «extinguir», mediante la técnica de la transferência, los erec-tos diagramáticos de dicha transformación y hacer entrar el discurso delpaciente en nuevas grillas de redundâncias significantes.

Una pragmática de los agenciamientos colectivos de enunciación os-cilará constantemente entre estos dos tipos de micropolíticas semióticas,elaborará con elmos una suerce de tecnologia del replanteamiento de lassignificacioiles dominantes. EI propio discurso, en estas condicionem, podrádevenir una máquina de guerra, seguramente, con el riesgo constante delrestablecimiento de un sistema de redundância significante.

Notemos en afecto que, desde el punho de vista de una pragmáticatransformacional, no hay diferencia fundamental entre una máquina deguerra y una máquina diagramática lingilística, por la razón de que alnível del plano de consistencia no se puede distinguir entre las máqui-nas abstractas manifestadas por una sustancia de expresión semiológicay aquellas manifestadas por los rasgos de intensidad de una máquinadiagramática más «material». Umas y atrás forman parte del mesmo tipode rizoma. AÃadamos que la estimación de los afectos de redundânciaproducidos por una transformación pragmática no es un objetivo sinimportância; ino se trata, en afecto, de proponer una política de la no-vedad por la novedad, por exemplo una conversión mimética a la locurabojo el pretexto de poner en juego una línea esquizofrénica contra unalínea paranol Los agenciamientos pragmáticos mapas-calcos intervienende manera esencial en el nível de los rasgos de la materna de expresión.Son ellas, en última instancia, los que determinan el régimen de los

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Segunda parte

coeficientes de desterritorialización, de los ritmos de las inducciones,de las viscosidades, de los erectos de boomerang, etc., compatibles conla fabricación de un cuerpo sin órganos (las inyecciones de «prudencia»para no malograr un CSO). La localización no depende entonces aqui deanálises teóricos, sino de una composición de sistemas de intensidades.La redundância de los rasgos de la materna de expresión toma, en suma,el relevo de un árbol generativo, un nuevo rizoma puede engancharse,y tal vez será incluso el caso más general, un elemento microscópico delárbol, una raicilla, iniciarán la producción de un suevo tipo de compe-tencia local, mientras que una de las diferentes componentes semióticas(perceptiva, sensitiva, de pensamiento por imágenes, de habla, de socius,de escritura), sobrecodificada en un árbol generativo, podrá reventar portetra parte. Un rasgo intensivo se pondrá a trabajar por su propia cuenta,una percepción alucinatoria, una sinestesia, una mutación perversa, unjuego de imágenes, se desprenderán y, de un solo golpe, la hegemon ía delsignificante será puesta en cuestión:'. Los árboles generativos, construídossobre el modelo sintagmática chomskiano y que Jim McCawley, JerroldSadock, Dieter Wunderlich, etc., intenEan adaptar a la pragmática lin-güística'", podrían de este modo abrirse y brotar en todos los sentidos. Unenunciado performativo, por exemplo, una promesa, una orden, puedencambiar el .z/ramce de una situación --nada que ver con su significación-- enfunción de la aparición de una nueva transformación. Es evidente que unjuramento no tiene en absoluto el mismo alcance cuando es enunciadoen el contexto de una transformación de «poder» conyugal, policial oreligioso. Decir «Yo juro» ante un juez o en una escena psicodramáticano tiene la misma función, no compromete el mesmo tipo de personajeni el mesmo tipo de enter-subjetividad.

La cuestión ya no es solamente saber si una transformación pragmáticainterviene entonces en los diferentes niveles; semântico, sintáctico, fonoló-

gico, prosódico, etc., sino también estudiar como interviene sobre un plana

!9 Como en esa «página de escritura» de Jacques Prévert, en la que el paço por elcielo del «ave lira» libera no solamente !as semióricas reprimidas por la escuela (el canto,la danza. . .), sino también todos los oiros modos de codificación y de estratificación: <'Ylos vidrios se convierten en arena, la tinta deviene agua, los pupitres devienen árboles,la tida deviene acantilado, el portaplumas deviene ave.» Jacques Prévert, 2ara&s, Paria,Gallimard, 1949.

:" Z'zllgz<g?, n' 26, judo 1 972

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La pragmática como micropolítica de las Íormaciones ligüísticas

micropolítico. iY en caso de que no se vea su incidencia, es porque el análisesno fue elevado a su términos Es exactamente la actitud inversa de aquella delos linguistas que buscan minimizar el rol de las componentes pragmáticasy solo aceptan tomadas en cuenta cuando ya no consiguen evitadas. Aquiya no se interroga a la sintaxis y a la semântica para detectar si encierranelementos pragmáticos; se interroga a las composiciones semióticas prag-máticas de los agenciamientos de enunciación para descubrir allílos erectosparalizantes de redundâncias significativas. Cuando Bujarin jura desde elpunho de vista del personaje militante al cual espera permanecer fiel hastasu muerte, esta ambigiledad es ya sensible a la lectura de los informes ofi-ciales, y existe toda razón para pensar que un análises sintáctico, fonológico,etc., del discurso que efectivamente sostuvo permitiria despejar los erectos,sobre su expresión oral, de la transformación: «proceso de h4oscú», y deléxito internacional que esta fórmula conoció durante largo tiempo (seriaevidentemente absurdo considerar que se pueda tipificar, de una vez y parasiempre, fales transformaciones de poder ligadas a la escuela, al tribunal, al

partido, a la família, en tanto que modificar por exemplo la significaciónde un performativa, o buscar extraer de allí «universales»).

Por lo general, se consideran los actos de ciudadanía como la coronaciónde una serie que comienza con el compromiso en los valores familiares.Así son escalonados modos de organización mental que comienzan en losniveles más primitivos, como el de las fijaciones orales, luta los nivelesmás etéreos de la sublimación. Pera, en la realidad, las cosas no pasan deeste modo: todos los «estádios» pueden ponerse en julgo al mesmo tiempo,

y todos pueden retornar sobre un punho del sistema para hacerlo saltar.Repitámoslo: ninguna Rnalidad genética, ninguna competencia generalde una lengua adulta dominante constituirá jamás referencia totalizantepara las performances particulares. EI objetivo de la pragmática generativaes determinar en qué hay coincidencia entre los mapas y qué disyuncionespodrán ser utilizadas, cuál es el alcance de una toma de poder significantesobre un sistema dado, cuál es la naturaleza de las formaciones de poderque se enganchan sobre el significante S que organiza y sobrecodifica uncorpus de enunciado y de proposiciones. Una proposición represiva nofunciona, por exemplo, de la mesma forma según que esté agendada por unaenunciación molar militar o por una enunciación molecular micro-fascista.A cada rizoma situacional corresponderán dialectos, incluso idiolectosparticulares. Y en caso de que estos sean atravesados por una iengua, por

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Segunda parte

una gramaticalidad general, se tratará siempre de una instancia dominantede sobrecodificación que funciona como la francofonia por relación a laslínguas vernáculas de las antiguas colonias francesas, y que es tomada enrelevo hoy por las nuevas formaciones de poder"

Cf. igualmente el carácter de campaúa colonial que adquiria la imposición de lalengua de la República» sobre la «Francia salvaje», tal como 6ue inaugurada por el método

jacobino de la Revolución. Se encuentran aqui las missas condignas que surcaron elimperio colonial= <«umas y maestros de escuela». Michel de Cerreau, en colaboración conDominique Ju[ia, Jacques Rever, Une po#f/gele de /ã Zangíle. Z,.z R#z,a/a//on»a f zfse ef &fp/z/aü, Paras, Gallimard, 1 975

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Tercera parteUn ejemplo de componente pragmática

los rasgos de rostridad

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De la rostridad

Una componente pragmática particular (sobre la cual volveremos máslargamente), la componente de rostridad, nos parece jugar un rol especial-mente importante en la micropolítica de redesterritorialización semiótica,sobre todo cuando se inserta, en un rizoma, entre una transformación de

«devenir cuerpo sexuada» y de «devenir cuerpo social». En erecto, siemprehay, en la organización de las redundâncias significativas del «orden social»,un momento en que la dimensión del rastro se interpone para mijar loslimites entre lo que está permitido y lo que ya no lo está. Y esta no se juegasolamente a través de los rasgos de rostridad explicitamente significativos(del tipo: «mirar rijo con severidad»), sino también a un nível muchomás a-significante: tal forma de habíar activará un sentimiento de queuno trata con alguien «como nosotros», y tal oiro con alguien extranjero,incluso extraóo, raro o peligroso. La territorialización de las significacionestrabaja a partir de una máquina capaz de poner en juego tanto contenidosestereotipados como tipos de acentos, de entonación, de timbre, de ritmo,etc. Una voz está siempre vinculada a un rastro, aun cuando dicho mostrono está manifestado'. La piedra angular de esta territorialización debe ser

Cf. los mitos del hombre sin rostro, etc., y el hecho de que el conjunto de las significaciones se ve modificado cuando un psicótico pierde el reconocimiento de su propio rastro

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Tercera parte

buscada, según nosotros, del lado de un triangulo de rostrificación ojos-nariz-boca que recoge, formaliza, neutraliza y aplasta los rasgos específicosde las otras componentes semióticas. Cierto módulo de roscridad, consus distancias-tipos toleradas, controla el conjunto de los contenidos yde los rasgos de expresión. La rostridad funciona así como un centro deresonancia de los micro-agujeros negros que existen al nível de las diversascomponentes semióticas; como tal, su política consiste en identihcar y enidentificarse con una totalización semiótica curo cierre constituye una «per-sona». Esta política es en el rondo maniquea: se trata o bien de la personacuya piedra angular es este rastro-voz, o bien tetra cosa y, en erecto, nada.Es todo yo o nada. Como responde Ulises: «Es nadie.»: La sujeción de lassemióticas al mostro, es la política de lo vacío, del referente, del binarismofigura-fardo, de la responsabilización. Todos los flujos, todos los objetosdeben ser situados por relación a m/ totalidad personológica, todos losmodos de subjetivación por relación a mi conciencia como reificación ideal,como tangente imposible de esta política de tratamiento por el vacío, de«vaciado» de todos los contenidos.

Como tal, la rostridad no «significa» nada distinto que una micropo-lítica de cierre semiótico que se traduce por la necesidad de un reenviopermanente de los contenidos a las significaciones dominantes. Es unaredundância de redundância, una redundância de segundo grado y unaredundância vacía y no obstante territorializada. La materna de las signi-ficaciones vacías se constituye sobre un rastro. EI paradigma último de larostridad, es un «iEs como esol», expresión de un forzamiento semióticaque manifiesta, de una vez y para siempre, que eso significará algo de todasformas. Se situará la «costa,, se la localizará en las coordenadas de las diversas

formaciones de poder, se la apresará, no se la dejará ruir y escaparse delsistema de significación dominante y alegar a amenazar el orden social-semiótico vigente. Ciertamente, dicho forzamiento no puede ser separadode las atrás operaciones de poder conducidas sobre todos los demás planos,por exemplo, socio-económico y sexual. Aqui ponemos el acento sobre lacomponente de rostridad que hace tomar cuerpo a la política significantede una formación de poder dada, debido a que por lo general es desco-nocida o renida por secundaria. Pero convendría determinar sus puntos

: Aqui se juega con la polisemia de la palabra francesapezxo zne que denota de manejaalternativa «persona» y «nadie» (N. de T.)

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De la rostridad

de articulación con las componentes de cuerpo sexuado, y en particularcon la componente fálica. Esquematizando, se puede decir que el rastrofunciona como revés del falo. Bojo su verriente de desterritorialización,el poder capitalístico pone por delante una función fálica, que somete elconjunto de los afectos y de los contenidos de cuerpo sexuado a un sistemade operador a-significante de la división social de los sexos Falo no fal(»mientras que, sobre su vertiente de reterritorialización, presente rostrosque «personalizan» esta operación reductora, que restituyen al deseo deminúsculas territorialidades, o bien de los refugiou irrisórios y desesperadossobre una sonrisa, el pliegue de un párpado, o bien de los micro-bastionesde poder, en torno de una mueca represiva, la del padre, de la maestro deescuela o incluso y sobre todo aquella, sin rastro, del superyó.

La conciencia reflexiva debe ser considerada como un agenciamientode enunciación entre oiros, e incluso como un tipo particular de equipa-miento semiótico montado a partir de una máquina abstracta capitalística.EI ideal de una pura forma ã pr/ar/ de todos los formalismos, de unamáquina de pura redundância vacía no depende, en efecro, de un modode subjetivación universal, sino de todo un conjunto de sistemas de re-presentación, de estructuras sociales y de máquinas productivas fundadassobre una economia de fluxos descodificador. La individuación subjetivaconciencial solo puede ser adyacente a fluxos materiales, semióticos ysociales que participan intrinsecamente en el «modo de producción»capitalístico. «Después de» los de rostridad y de binarización fálica, lascomponentes de conciencialización constiruyen entonces el tercer tipode elementos fundamentales del montaje maquínico de las 6ornaacionesde poder significante. EI rastro, el falo y la conciencia de sí giran entorno de la misma máquina abstracta de reterritorialización de los fluxosdescodificados que tiene por función fabricar, con los mediou del borde,un sentimiento de apropiación, un poder-íoóz'e que se desmarca de unpoder-raiz/xa. No se puede decir entonces que hay una conciencia de larostridad, o una conciencia dr/calo. Las tres modalidades del mesmo poderseparador del que son portadores estas tres instâncias las distancias-tipos de la rostridad, la objetivación intencional de la conciencia, lasdicotomias fálicas-- no proceden, lo repetimos, a partir de mecanismosuniversales. Si se los encuentra similares por todas partes, es porque hansido standarizados por la acción de formaciones de poder con vocaciónhegemónica. Pero también podrían, siendo esos poderes invertidos a

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Tercera parte

eludidos, diferenciarse o tomar atrás vias. No se trata entonces aqui defunciones como la del «estádio del espero» lacaniano, concebido comomatriz general del ingreso del sujeto en el «orden simbólico». No hay ros-tridad «en genera]» o ingreso «en general» eil e] orden de la rostridad. Lasrostridades particulares con las cuales tratamos están ligadas a formacionesde poder ellas mesmas inseparables del conjunto de las interacciones delcampo social. Son montajes particulares de rostridad que darán a estauna importância mayor o menor según la evolución de las relaciones defuerza en presencia o segúli la naturaleza de las opciones micropolíticasadoptadas por los agenciamientos de enunciación involucrados. EI mundoy su rostridad no cesarán por tanto de mantener relaciones singulares.Siempre un rostro habita uil paisaje como su clave para cerrado sobre símesmo; incluso, para crispado sobre el pufío de u]] poder particular, obien para abrirão sobre una línea de fuga, una salada bacia otros posiblesmaquínicos. A lo largo del día, no dejo de pagar de una rostridad a Dera.Y aquella que me domina en un momento dado no es necesariamente«la mía». Es quizá la de otro y no necesariamente la de tetra persona, sino[ambién la de un animal, de un vegetal, de una constelacióit de objetos,de un espacio familiar, de tina institución --por exemplo la rostridad «zzpr/ori» del médico, del loco, del gendarnle, etc. Una mesma rostridadpodrá también cambiar de cariz en razón del fecho de que se orientebacia una política de jerarquización arborescente de las componentessemióticas, o según que las disponga según un mapa rizonlático que res-pete los rasgos de singularidad de cada una de sus materias de expresión,esquivando los micro-agujeros negros de angustia y de culpabilizaciónque correr el riesgo de engendrar.

La responsabilización de la enunciación, que paga por la individuaciónde un locutor y de un oyente como «garantes» del discurso que sostienen

cuando en realidad, es más bien este el que Zos tiGRe es inseparable delas formaciones de poder que lo efectúan. Un nióo que no cesa de pasarde un julgo a oiro, o un «perverso» de un sexo a oiro, serán consideradoscomo fuera de lugar, fuera de juego, y caerán en la dependencia de forma-ciones sociales encargadas de asistirlos. Se puede poner en la cuenta de undéficit o de una inmadurez el hecho de que no se sientan responsables desus actos, que no se identifiquen, de una vez y para siempre, con un rolo con una función, que no capitalicen el conjunto de sus produccionessemióticas a partir de una sola y mesma conciencia de ellos mesmos. Pero

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De la rostridad

se puede igualmente considerar su actitud como la consecuencia de unrechazo implícito --tal vez a título provisorio-- de las coordenadas de lospoderes dominantes.

EI poder significante extrae su fuerza del hecho de estar en condicionemde «totalizar», de identificar, de responsabilizar a la persona movilizandoy focalizando la líbido sobre la puesta en resonancia del conjunto de losmicro-agujeros negros transportados por las diversas componentes semió-ticas que convergen en su vida y su expresión. Todas estas componentesson disciplinadas, uniformizados, traductibilizadas, jerarquizadas; todolo que manifiestan deberá parecer emanar de un ptmto de subjetivacióncentral. Además, estas operaciones deberán parecer óbvias y participardel orden del mundo, siendo la función primera de la conciencializaciónsignificante la de enmascarar el hecho de que no hay nada de ineluctableen la activación y el encadenamiento de las operaciones que convergen enlos procesos de suleción semiótica. La conciencia de sí y el sentimiento depertenecer a una «lengua madre» no hacen más que uno, y esmo aunqueno cedemos de pasar de un modo de subjetivación a oiro, de un idiolectoa oiro. En todo momento, la política de lo real dominante, que es la de laconciencia, la conducirá a llevar adelance operaciones de apropiación delas componentes semióticas que intentaran recobrar su libertad de acción.Ella repelerá ciertos rasgos de rostridad, cambiará la disposición de oiros,impondrá sus ritornelos, sus iconos, para neutralizar los punhos de tur-bulencia del deseo. En cierta época, por ejemplo, alejaba o transfigurabaciertas rostridades animalistas de la infância en provecho de aquella de lamama o del hada, del enano y del príncipe azul, del padre y del rey, etc.Pero hoy, trás la desbandada de los agenciamientos territorializados y lahegemonia capitalística de los fluxos descodiflcados, corresponde a los zm4iimedia producir rrx#zz de rosrridades rituales y totémicas que ningún gruponatural» está ya en condiciones de segregar por sus prof)ios medios. Ya

no es desde entonces un territorio, una etnia, sino el conjunto del espaciosonoro y visual el que resultará saturado por los modelos staildarizados deuna rostridad esencialmenre funcional. Notemos que esta utilización porlas sociedades capiralísticas de ciertos prototipos de rostridades no implicaque ella pueda ser reducida a un sistema de iconos reificantes, soporte deidentificaciones alienantes. La manipulación del imaginário por los mediasde comunicación solo tiene una función «sedante», para calmar y hacermantener en su lugar las pulsiones de los agentes productivos.

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Tercera parte

De manera más fundamental, su intervención depende de una funcióndiagramática específica del modo de subjetivación capitalístico. Se trata deemplazar un operador dc enunciaclón capaz de concentrar y de miniaturizarlas componentes semióticas implicadas por las principales eormaciones depoder. Neutraliza reduciéndolos los /z ocos animales, vegetales y cósmicosde lo posible rizomático rales como podían subsistir en los agenciamien-tos territorializados residuales. Vaciando el mundo de la polivocidad dcsus contenidos, instala detrás de cada mirada un punho vacío, un agujeronegro a partir del cual irradiará, sobre todas las significaciones locales, unasignificación central, a saber que nada podría existir fuera de la munda-nidad humana, que nada podría escapar a la contaminación significanteque constituye, como centro del mundo, una humanidad vacía que remateperpetuamente a sistemas de redundância y de jerarquías cerradas sobresí mesmas, a sistemas de equivalencias formales que pilotean y apresantodas las componentes, todas las producciones, todas las innovacionesen cualquier tipo de campo. En estas condiciones, ya ningún ponto demisterio podría escapar a la mirada del imperialismo del significante:todos los paisajes serán ocultados por una rostridad de base que, aunqueno sea necesariamente tan espectacular como la de Big Brother o de AnlinDada, no será por ello menos omnipresente. Aun en el caso extremo dela pintura abstracta, veremos cristalizarse una rostridad semejante; unose dirá por exemplo: «Vaya, he aqui un cuadro que debe ser de la épocade Dewasne, de la época de la galeria Denise René. . .», y uno mesmo serámuy pronto interpelado por cierca rostridad de esa época que emana de latextura mesma de la tela: «leres tú el que yo conocí en estes aços, tú el quepretendes «situarme», estás tú mesmo seguro de haber seguido siendo elmesmo para pretender juzgarme, calibrarme, de esta forma?...» Cuando elnarrador de En laica de/dmzpopezz#do, sobre las playas de Balbec, renunciaa su primera idem, que consistia en saciar los paisajes marítimos de todapresencia humana para ya solamente aÉerrarse al estudio apasionado de las«muchachas en flor», no se debe considerar que retorne a una rostridadhumana trás haber renunciado a ella face mucho tiempo.

De fecho, en ningún momento hemos falido de los sistemas de ros-tridades de las clases dominantes en el seno dc las cuales se despliega lasemiotización proustiana. Simplemente, ella cambia aqui de rumbo: seabandona una política demasiado aja, demasiado clásicamente literária,demasiado romântica, demasiado simbolista, de paisajidad-rostridad,

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De la rostridad

bacia obra más virulenta, que se esherza en captar «en estado naciente»movimientos de deseo, rupturas temporárias, en los personajes atados depies y manos, por tetra parte, a los códigos de las «personas de mundo»'. EIprocedimiento que consiste aqui en desencadenar, a partir de la evocaciónde un rasgo singular, un proceso de germinación semiótica que transfor-ma las coordenadas habituales del espacio literário podría ser comparadocon la experiencía de la droga que, en el domínio de la percepción y delas sensaciones internas, libera ella también, a partir de un ruído, de unapalabra, de un movimiento, toda una serie de intensidades de deseo quemodifican profundamente las «jerarquías» que presiden la organizacióndel mundo cotidiano

éCómo logra la rostridad funcionar como una espécie de llave, decerradura, del conjunto de las componentes semióticas? Parece que enlas sociedades primitivas, está pejos de jugar un rol tan importante. Enerecto, por una parte se desprende por medio de máscaras y circula en elgrupo sin instaurarse nunca como rostridad universal y, por obra parte, sufuncionamiento es inseparable del 6uncionamiento del cuerpo, con sustatuajes y sus posturas, el julgo de la danza entre diversas personas y delas actividades productivas y rituales que trabajan, cada una por su cuenta,según ritmos y entradas en escena que les son propias. Esforcémonos endelimitar un peco más de cerca el n)ecanismo de binarización que permitea la rostridad capitalística funcionar como operador diagramático de lassemiologías significantes. AI «principio», en el marco de los agenciamientos

territorializados de una enunciación primitiva, laca, infantil, o poética, elmundo de los contenidos jamás es homogéneo, el polígono de sustenta-ción de las significaciones tiene su centro en todas partes y su contornoen ninguna. Engloba el universo entero. Para recentrar la multiplicidad delos puntos de significância, la rostridad deberá vinculadas a conscelacionessobrecodificantes invariantes de las que será el centro. Así, teremos undoble movimiento:

3«. . .Yo siempre me había esEorzado, frente al mar, en expulsar del campo de mi visión,canto los baóiscas de la primera fila, como los yates de velas tan brancas como un traje deplaya, todo aquello que me impedia convencerme de que contemplaba el oleaje inmemorialque desplegaba ya su mesma vida misteriosa desde antes de la aparición de la especiehumana. . .» Marcel Prousr, .4 áz rerófrfóe 2 /e/npspfxdK, Pauis, NRF, s.d., [. 1. p. 902.

4 Cf: al respecto, a pesar de la muy mala calidad de su realización, el fiam de HenriMichaux sobre la droga.

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Tercera parte

-- de una parte, la constitución de un rostro-paisaje desterritorializadaque se concentra sobre un agujero negro como punho de centrado y comopunto de arborescencia y de cierre, y el desplazamiento abstracto de dichoagujero negro que despliega un muro semiótico que uni6ca el conjuntode las coordenadas semióticas;

de obra parte, la universalización de los paradigmas, la arborificaciónacentuada de sus sistemas de organización que desembocan especialmenteen que todas las máquinas abstractas se conjuguen a partir de una suestede mono-subjetivismo que hallará su expresión religiosa en los mono-[eísmos (correlativo de una degeneración de los sistemas de máquinasabstractas animalistas)

EI agujero negro de rostridad emite en cierto modo sobre la totalidad dela pantalla semiótica que constituye la conciencia reflexiva vacía, al tiempoque recentra el conjunto de las rosrridades significativas. EI agujero negro,en la medida en que contamina todos los modos de semiotización, se des-plaza, invade el universo, y se apoya sobre cualquier punto de intensidadpara sobrecodifjcarlo. Todos los punhos de cierre, todas las potencialidadesde arborescencia se conjugan, entran en resonancia, para intentar impedir,absorbiéndolos en un agujero negro central, los impulsos rizomáticos delos diversos rasgos singulares que transportan las componentes semióticas.

La constitución de una máquina central de las redundâncias descansapor tanto sobre el doble fenómeno de la unificación de las resonanciassubjetivas y de la puesta en arborescencia de todas las redundâncias localesy de sus ejes paradigmáticos. Esta máquina de subjetivación conciencial,que se presença como universal, es de fecho la nlanifestación concretade un sistema de poder particular: poder branco, poder macho, poderadulto, poder heterosexual, etc. La pantalla semiótica que ella despliegapara disolver los limites territoriales de la etnia del sóaóono índio al barde la esquina, o de cualquier otra modalidad del polígono de sustentaciónde las significaciones-- y su capacidad de hacer resonar todos los sistemasparadigmáticos alrededor de un punho central de subjetivación constituyenlos dos elementos fundamentales de los agenciamientos individuados dela enunciación productores de suscancias de expresión significantes quesobrecodifican todas las demás marerias de expresión. En esta «etapa» dela rostridad, el posible rizomático es sistematicamente destruído o sobre-codificado en provecho de un posible arborescente. Todo el orden de loposible debe inscribirse sobre esta sustancia del signiâcante.

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La materia intensiva de expresión ya no podrá organizasse librementeen rizoma. Uno ya no tiene // ojos en el cielo o en los devenires vegetales yanimales, sino un ojo central desde donde irradian todas las coordenadasespacia[es, rítmicas, mora]es, etc., de] mundo. Así un paisaje universal esconstituído a partir de un rostro universal. La política de centrado de larostridad sobre la persona, tal como la eGectúa la enunciación capitalística,utiliza el eje de simetria del triangulo de rostridad: ocos-nariz-boca, sobreel cual se enganchan, como lo han mostrado los psicólogos, las primerasrelaciones enter-subjetivas del lactantes. Es esta máquina de centrado, de des-

territorialización perceptiva y comportamental, la que permitirá «encuadrar»los prantos negros de subjetivación propios a cada componente semiótica,las diversas estrategias de alienación enter-subjetivas que les están ligadas, ylas diversas 6ormaciones de poder. Una superâcie general de referencia seráasí barrada por esta especie de rayo laser de desterritorialización semióticaemitido por el agujero negro central de subjetivación, que neutraliza todaslas «asperezas» de las maternas de expresión, constituyendo una suerEe depantalla blanca circular, que desmultiplica el dobre cara a cara chego delprimer triangulo de reificación constituído por el yo, el oiro y el objeto.EI mundo, lo humano y lo íntimo jamás dependen de una ontología for-mal o de la fenomenologia de una «eidecidad oculta», para retomar unaexpresión de Gérard Granel'. Son producidos por máquinas concretas, poragenciamientos de semiotización localizados en el campo social y fechadoshistóricamente. No hay razón entonces, según nosotros, para seguir a los

5 Cf la descripción, por Re1lé Spirz, del funcionamiento, en el lacrante, de una:Gestalt-signo constituída por los aios, la frente y la nariz en movimiento». En el segundomes, el iactante ligue con los ojos el rostro nlóvil del adulto }\ durante el amamantamiento,aja continuamente el rostro de la madre. Sonríe a un rastro (o a una máscara), peroúnicamente a condición de que sea visto de frente. René Spitz, Z)e Za #,zfiiíz#cf ê /a p.zroZr,Paras, PUF, 1968. CÊ igualmente Oito lsakower, «Contribution à la psychopathologiedes phénomênes asocies à ]'endormissement», ]Va/lz,eZZí Rez,zff deps7cóa/ .z/gfe, no 5 , 1 972,y Bertram D. Lewin, «Le sommeil, la bouche et I'écran du rêve» (/drm).

' «De cualquier forma, es devir lo queramos o no, lo sepamos o no, estamosunificando la Tierra y los pueblos que ella transporta baia la producción inãnira de larazón en su «puro» y de la conciencia en su «propio», escribe Gérard Granel a propósitode la fenomenologia de Husserl»(articulo «Husserl», .Fnryr/ap.zfdf.z C/n/z/frl,r//r, vo1. 8).Toda la cuestión reside en saber si solo se trata aqui de tonaar nota de los estragos de lacruzada capitalística de unificación de los modos de subjetivación, o bien de ponerse unomesmo a su servido, en nombre de una metafísica del ser en estado puro y de la verdaduniversal, de la cual se pretende hacer «una cuestión, un lugar de combate y de decisión».

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Tercera pa rte

lacanianos cuando hacen de la rostridad una instancia psíquica universal,que se desencadena con el «estádio del espero» y detrás de la cual se perfilaríaun «Gran Oiro», como matriz de todas las relaciones seriales entre el yoy el otro'. Es a partir de rasgos singulares de rostridad que se elabora unamicropolítica del deseo y una macro-política social de sujecióii a los flujoscapitalísticos. Renunciar a considerar el sujeto, el objeto y el otro comodatas elementales de la metafísica o «matemas del inconsciente» no implicanecesariamente un retorno a concepciones «primitivas» de la subjetividad

mágica, animista, participacionista. Se trata, por el contrario, de hacerentrar, a título de componentes esenciales, toda una serie de datas semió-ticos, económicos y políticos del mundo contemporâneo, en los procesosde enunciación, de subjetivación y de conciencialización.

La «objetificación», la «subjetivización» y la «alterificación» de la enuncia-ción jamás están dadas de una vcz y para siempre. Resultan de micropolíticasparticulares en contextos particulares. Sus apuestas conciernen a los ojos deldeseo, a todo aquello que, en el cosmos, en el socius y en la «interioridad», nos

mira, todo lo que hace que «eso nos mire». Todos los ptmtos de fuga, todaslas líneas de deseo, todas las aberturas, las conexiones posibles se 6ocalizan,en el régimett capitalístico dc la enunciación, sobre un punho central de lasignificância que pone en eco el conjunto de los agujeros negros de angustia.Todas las estratificaciones, las segregaciones y las inhibiciones se apuntalanentonces entre sí en una política de impotenciación generalizada del desço,de corte entre las producciones de enunciado y las líneas de singularidad delas componentes de expresión, de sabotaje de los agenciamientos de enuncia-

ción creadores, y de promoción de sujetos castrados, de conciencias vacías yculpables. . . La máquina de cuatro ojos de los psicólogos, por exemplo, serárecuperada a título de Equipamiento colectivo: desde su nacimiento, unamáquina de rostridad será implantada en la subjetividad del nifío, comosuporte de cierto modelado de la realidad, de la alteridad y de la interioridadfundado sobre una jerarquía arborescente de los poderes. Pera no es incon-cebible que obra política de la rostridad pueda aparecer en oiros contextosmicropolíticos'. Mientras que, en las sociedades primitiva, la articulación

' Jacques Lacan, «Le frade du miroir, comme formaceur de la foncrioil du Je», Zbr//i,Paras, Seuil, 1966.

$ Oiros registros, como por exemplo el de los ritornelos, o constelaciones de rasgossonoros y rítmicos, que ocupan la temporalidad por exemplo la «pequena frase» de

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del sujeto con el cosmos y con el mundo viviente se operada a partir deagenciamientos territorializados de la enunciación que corresponden a unterritório co]ectivo de actividad social, religiosa, sexua], ]údica, etc., e] idealde la subjetividad capitalística impone una desterritorialización sistemáticade los suportes de expresión a riesgo de reterritorializarlas sobre exs.z/z

6uncionales rales como la Eamilia nuclear, el ideal de s/ z//2znK, etc. Ya na essobre una etnia, un pueblo elegido o incluso sobre su propio hijo puesto en

la cruz que convergen los desígnios multiformes del duos monoteísta de ladesterritorialización, ni siquiera hacia un punho de conciencia vacío, sinobacia una suerte de tercer ojo apagado que frecuenta la mirada del hombrebranco de países pudientes y sobre el cual vuelven a extinguisse las potenciascreadoras del deseo y a anudarse los investimentos de poder:

En el continuum de los movimientos de rostro, la máquina de rostridadbinarizante solo reticne los pasajes al limite, el desborde de las pantallas-tipos toleradas. Por exemplo:

-- una sonrisa demasiado marcada, pzzs.zda c/er/a /ó///le, se converterá enuna mueca loca o de burla insolente;

- una sumisión demasiado afectada se converterá en hipócrita;-- una mala cara que se escapa a la norma se converterá en marca de

desprecio;-- un rostro demasiado viejo, demasiado arrugado, causará temor;

una piel demasiado curtida hará pensar en un extranjero y se adheriráa un acei\to lingüístico desviado;

además, el sexo deberá afirmasse con nitidez sobre el rostro, sino será

sentido como una amenaza para el poder Ealocrático;

[)e este modo resu]ta instituída una norma]idad universa] que jerarquizay ajusta las diversas actividades normativas locales de las formaciones depoder. Las coordenadas significantes dc un mundo «normal» son desple-gadas y reguladas a partir de una rostridad central. EI mundo devenido«»z/mzzmo», en función de una rostridad «mor////zJ», es subjetivado a partir

etc

Vinteuil-- imponiendo un corte entre el mundo del habla y el mundo del canto, [ambiénse verían cuestionados por una re-orientación semejante de los agenciamientos semióticos.

9 Los etnólogos no deberían contentarse con predicar contra el etnocentrismo, deberíanconsagrarse también a volver posible la exisrencia de una contra-etnologia que diera losmedios a los «primitivos» de desarrollar su punho de vista sobre los blancos a los que, muygeneralmente, consideran como tristes, inhumanos, cadavéricos. ..

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de una máquina concreta que coordena el conjunto de las máquinas abs-tractas en una sintaxis social que presenta sus leyes como dependiendosolamente de una razón universal, estrechamente asociada al orden de lascosas y al buen sentido moral. Ya no hay aqui simple conjura del posiblerizomático como era el caso con los agenciamientos territoríalizados de laenunciación, sino puesta en arborescencia, finalización, «causalizacíón»,cuadriculado, delimitación y previsión de todo lo que pudiera pretenderescapar a la dictadura de la sustancia significante. Todo lo que amenaza larostridad dominante ataóe a la represión.

En 1968, una rostridad de cabellos largos conmocionó el mundo.Durante un tiempo, se prado tener la impresión de que los enunciados«caminaban fuera de toda lógica». Proposiciones ínauditas surgían en todoslos campos y vielas evidenciam se vaciaban de su sentido en el espacio dealgunas horas. Se perfilara la posibilidad de un nuevo orden de lo posibleNo se veían ya las miomas cosas, ya no se amaba de la mesma forma, tetrarelación con el trabajo, obra relación con el entorno, conlenzaban a perfilarsey también tetra infância, obra homosexualidad, etc. En «tiempo normal»,es decir en tiempo actual --aun si se vive un período de grau tormenta--se importe un sentimiento de cotidianidad a toda percepción del mundo.Y esta cotidianidad es constantemente modulada por los rostros que vany vienen y manifieslan, mediante su indiGerencia, «que no pasa nada»,que todo es normal. La rostridad media funciona como un intermitentede normalidad. Uno de los resortes de la Eascinación por lo «retro'"» pasapor el desarreglo transitaria de esta suerce de registrador de lo cotidiano--«Vaya, les resultaria normal circular entre los carros a caballos; por cierto,había allí ademanes, bica-taxi, tacos de modera. . .». Esta normalidad, se la

lee ante todo sobre los rostros, sobre las miradas de época, pero tambiénsobre los objetos, los viejos aparatos de radio en madera, en canto que sonportadores de esos mesmos rostros y de estas mismas miradas. Así todo loque se juega sobre los cuerpos, sobre la postura, etc., es recentrado sobreel rostro: estando todos los rasgos de rostridad elmos mismos recentradossobre el agujero negro original de cualquier producción de significación.

EI fenómeno «retro» no resulta él mismo dc una moda pasajera, Siempre ha existido,al menos en el marco de sociedades comprometidas en un proceso de aceleración de lahistoria, es devir de aceleración de los procesos de desterritorialización(los romanos, porexemplo, estaban Emanados por las supervivencias de los pesados griego y egípcio).

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Así la paisajidad normal, la rostridad normal, que contamina el conjuntodel mundo, está ella mesma dominada por una significación vacía, unasignificación en sí, una sustancia de expresión general de la que no podráescapar ninguna meteria de expresión. Un sistema de valores relativamentedesterritorializados es así proyectado sobre todos los contenidos y devieneinmanente a cualquier modo de semiotización. Cuando el chamán Yano-mami «absorbía» un paradigma, subsistia siempre el riesgo de que retorne alcielo o que se arranque en lma animalidad amenazante. Ahora ral escapada

ya no tiene chance alguna de producirse. Los paradigmas regionales sonenteramente tributários del sistema de arborescencia significante desple-gado a partir de un agujero negro dc subjetivación.

Los agenciamientos territorializados ponían en juego un corte entre unadentro y un afuera que separaban un posible tranquilizador de un posibleamenazante (a riesgo de que una parte de ese afuera invistiera el adentro e,inversamente, de que un adentro tranquil izador se instale en el exterior del te-

rrirorio y organice sus propios circuitos). De ahora en más, el corre ya no pagaentre un adentro y un afuera, sino al interior de las cadenas significantes. EIcorte significante es en todas partes potencial; pretende imponer en todos loslugares su juego de significaciones dominantes. Eli todo momento, un rastroprototípico humano puede surgir en cualquier lugar: el rostro de Crista en lasnubes, en el corazón de la angustia o de cualquier enunciado para cierta época,o el rastro de «nuestro Presidente» en la televisión. Una rostridad inmanente

habita el mundo. Ya no hay, propiamente hablando, alteridad de rostro comopodia existir en los agenciamientos portadores de una rostridad específica decada etnia, de ta] suerte que los otros resultaban reenviados de entrada, a loajeno, del lado de los devenires ailimales. Esta oposición rerritorializada hasido sustituida, a través de los poderes capitalísticos, por una oposición devalor que habita el conjunto de las coordenadas espacio-temporales, aquellaque opine la rosEridad normal universal y la rostridad desviada peligrosa. Scsupone que nadie ignora la ley transportada por la rostridad dominante, todoslos rastros están en posición de ser juzgados, de ser valorados por relación auna norma o de ser depreciados y eventualmente tomados a cargo, cuidados,asistidos, readaptados, o apresados por la sociedad'

Ver, por exemplo, como los jueces de tribunales de delitos flagrantes juzgan a losacusados literalmente «según la cara del cliente». Christian Hennion, C»ra///gr/e züf#dKrun13 zZdfll, Paria, Stock, 1 976.

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Tercera parte

Habiendo sido todas las redundâncias centralizadas, articuladas sobreun sistema de significación universal, corresponderá a las formacionesde poder que están en posición de manifestar la rostridad del vérticepronunciarse sobre el hecho de saber si hay o no hay significación, si esopesa o no paga. Si el olo vacío del poder dice no, entonces será preciso,con urgencia, movilizar los recursos de todas las sintagmáticas y de todaslas paradigmáticas para taponar, para recuperar el agujero lateral queacaba de manifestarse y que, de lo contrario, amenazaría con emitir, porsu propia cuenta, fluxos mutantes, que amenazan el equilibrado de ros-tridades complementadas entre sí que pueblan el inconsciente social. EIsentido pasará por el consentimiento de la rostridad del poder y circularáal infinito sobre el lorde del agujero negro de su olo único, o entonces,se destruirá por sí mesmo en la angustia y se engullirá él mesmo. Sentidoo no-sentido; es cada o nada. Tal es el corte binário fundamental, segúnel cual ya no se podrá reemprender su sugada. Está con nosotros o noestá con nosotros Corresponde a algo o a nada Uno puede decidoo no decido Eso se mantiene en pie o se inunde -- Es francés o es ex-tranjero y por ende hostil Es de la família o es de las personas que unono conoce. «Antes» de la rostridad, todavia subsistían posibilidades deaproximación polívoca; «después», es la regia de la ley del todo o nada. Loscharloteos, las gemi-mentiras y las semi-verdades son proscriptas. EI cortesignificante impune su verdad exclusiva, su verdad a todo o nada a partirdel sistema de./àed-ó.zcé de la rostridad. Un enunciado solo adquiere supeso de significación, su valor de verdad, en la medida en que se acoplóal campo que depende de su oscilógrafo central. Si se separa demasiado,bascula bacia el no-sentido y se pone en marcha toda una maquinaria derectificación y de recuperación.

Para funcionar como indicador binário de los valores dominantes, larostridad debe: 1 ) estar separada del resto de las componentes semióticas;debe servir de superfície de referencia sobre la cual serán reportados,transpuestos, verificados pasajes al limite que se operan en obra parte; 2)estar neutralizada, para no interferir con las componentes que tiene querepresentar, que coordenar y que jerarquizar. En afecto, si la rostridad sepusiera a trabajar por su propia cuenta, en tanto que matéria de expresiónautónoma, todo estaria perdido. Reaparecería una polivocidad «primitiva»como aquella que se «encuentra» en el esquizofrénico con sus muecas, susmanierismos, o con el nióo «autista». EI sistema de corte, de traductibili-

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zación y de jerarquización que es insrituido por la máquina de rostridadsignificante segrega entonces una suerte de materna opcional política queinvade no solamente todos los posibles por venir, sino que reacciona tam-bién, en cierta forma retroactiva, sobre lo «posible pasado». Nada distintoera posible en el pasado que aquello que se sometió al registro signihcante.EI posible significante, el posible arborescente se impune así definitivamenteen detrimento de toda posibilitación rizomática.

Se trata aqui del resorte mesmo de la ó/n.zr/zac/ó/z iilgn #ca/zrr de açosZos r/zz//zc/aços. Siempre se puede reducir toda producción semiótica a sussignificaciones moralizantes de rostridad. EI poder significante menea lacabeza y hay significación, o doce no, frunce el cefio, y hay sinsentido, yel conjunto de las equivalencias paradigmáticas deberá replegarse sobre supropio sistema de cuadriculado para encontrar una solución al problemaplanteado. Así, ninguna manifestación semiótica podría escapar a esta má-quina lengua-rastro organizada como un ciclotrón en torno de un agujeronegro inmanente que pone en resonancia todo lo que pasa al nível de losrostros singulares y de las rostridades institucionales. A cada tipo de insti-tución, a cada tipo de máquina (militar, religiosa, escolar, etc.) correspondeuna rostridad dominante. Considerar que el habla no tieíte tetra funciónque vehicular mensajes es propiamente hablando delirante. Una lenguano habla por sí mesma. Solo habla si consegue agenciar sus proposicionesen el campo constituído por el conjunto de las formaciones de poder talcomo es mediatizado por la rostridad. Un discurso está sienlpre tomadoen un rostro que «gestíona» sus enunciados y sus proposiciones, que lesda un peso, que los carga por relación a los significantes dominaittes o losvacía de su sentido.

Habría que retomar aqui los estudios realizados sobre la historia dela memoria para mostrar la evolución de los modos de territorializacióndel discurso, en particular, antes dc que máquinas de memoria tomâranel relevo de guiones mnemotécnicos dispuestos en un espaciado de re-ferencia':. La desterritorialización posterior de los soportes icónicos hadesplazado sin duda el aprendizaje de la memoria hacia sistemas de juiciodicotómicos. Por ejemplo, las técnicas «modernas» de examen por cues-tionarios consisten menos en hacer recitar enumeraciones complejas queen controlar estadísticamente las performances de una memoria de juicio.

Frances A. Yates, ZHrr z& ü mé17zo/rr, Paria, Gallimard, 1 975

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Tercera parte

Lo que se exige sobre todo de un candidato, es no equivocarse sobre unaestimación de conjunto, sobre el perfil de una cuestión, êcómo suena eso?,!«puede eso pasar»? [)e hecho, ]o que ]os exámenes esperan se]eccionar,mirándolo bien, son candidatos al poder más o menos conformes a lasexigências del sistema dominante, y es a partir de una suerte de sintaxispragmática que resultan centradas en torno de una rostridad de poder todaslas coordenadas espacio-temporales y de comportamiento relativas a lasdemás sintaxis semióticas, comenzando por la gramática común. Cuandoel chamán Yanomami malograda un Hekua que se volvia hacia su roca ohacia el cielo, la sintaxis ritual era suspendida. Con este sistema de sintaxisuniversal, con los recortes infinitos del cuadriculado de las inGormacionesde los agenciamientos maquínicos de enunciación capitalísticos, ya no esposible ninguna escapada de esta naturaleza. EI significante ya solo remate así mesmo: según la intuición de Saussure, se ha convertido en una sustanciaque se encuentra en todas partes y en ninguna, pera es la sustancia mesmadel modo de semiotización capitalístico.

La máquina de rostridad capitalística no opera únicanlente mediantecortes globales, dicotomias masivas y bi-polarizaciones de los concenidosque constituye. Su acción de binarización reductora se apoya tambiénsobre la textura de las maternas de expresión que le están asociadas y queCita contribuye a transformar en sustancia significante. La toma de poderhegemónica de los sistemas lingüísticos fu ndados sobre sistemas de opo-sición distintivos articulados a partir de una gama finita de glosemas deexpresión es, de hecho, el resultado de un largo proceso de aplastamientode los diversos sistemas de expresión intensivos. EI primado de las cade-nas significantes linealizadas y relativamente autónomas del mundo delos contenidos signihcados, en razón de la estructuración elaborada --yen gran parte a-significante-- de su organización fonológica, sintáctica,lexical, etc., implica todo un trabajo previo de sujeción semiótica por lasformaciones de poder, y, en particular, por las máquinas de rostridad ca-pitalísticas. (Evocaremos además, con posterioridad, el rol primordial quejuegan al respecto aquello que llamaremos las «máquinas de ritornelo».)Esse proceso desemboca --o debería desembocar, según una perspectivaideal en que cualquier producción expresiva se pliegue a una reducción,a una traductibilización en términos de c.zmr/züZde //!Xor/ ac/ó , es decir,en el rondo, en una serie estructurada de elecciones binárias automatizadasy susceptibles de ser tratadas exhaustívanlente por un ordenador.

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De la rostridad

Ciertamente aqui no se trata de pretender sostener lo que sea de un«pensamiento puro» al margen de los «estragos» que ejerce hoy, en todoslos âmbitos, lo que llamamos la revolución informática. Una concepciónhumanista de la ciencia se acoplaría de manera equivocada a la idea de unaúltima y radical división del trabajo entre el científico y la máquina queconsistiria en reducir el campo de intervención posible de la informáticaal tratamienro de los datas previamente elaborados por el hombre. Lasemiotización maquínica, no es hoy menos esencial que la del hombre. EIordenador, que se había conservado hasta hoy como el ajunto de técnicosespecializados y que dependia solamente de una matemática bastante pobre,está, en erecto, en camino de integrasse en un complejo de enunciaciónen el que se volvera imposible «discernir» entre la invención humana y lacreatividad maquínica. Desde adora, trabaja ciertos problemas de mate-mática que habían permanecido en suspenso por insuhciencia cuantitativade medios de semiotización. (La resolución, por ejemplo, del problemacentenário clamado de la coloración de un mapa en cuacro calores, habráinsumido mil doscientas horas de trabajo a un ordenador para efectuarlas diez millones de operaciones necesarias'*.) Y comienza a ser capaz deformular problemas matemáticos originales.

No es entonces del lado de «la esencia del pensamiento humano»que se encontrará el limite de las capacidades semióticas de la máquina,sino más bien en la naturaleza del lenguaje informacional que preside sufuncionamiento actual y que conduce a los actuales «procesamientos» aperder los fenómenos de ruptura, de desestratificación, de deseo, es decirtodas las desterritorializaciones que pueden escapar a las reducciones debinarismo significante. Es una preocupación de este orden la que hoyconduce por exemplo a ciertos bioquímicos a cuestionar las teorias actuales

que conciernen al origen de la vida, en la medida en que sus descripcionesde la evolución, que calibran las situaciones a partir de parâmetros globalesque dependen de la termodinâmica o de la teoria de la información, solopueden pasar al costado de lo esencial de los procesos mutacionales. Esasí que Jacques Nimier considera que «si se describe la evolución pura-mente química de una sopa prebiótica, no se ve dónde van a introducirselas categorias fundamentales de la biologia que son la replicación y lastransferências de información. Si se representa los sistemas prebióticos

13 Cf. el articulo de Maurice Arvong en Ze A/onze, I' de setiembre de 1976

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por médio del lenguaje informacional, no se ve cómo se podrá hacersurgir de un tratamiento matemático una propiedad nueva tal como lamotricidad. Más precisamente, no se excluye que puedan hacer aparecerpropiedades que, a primera vista, están más alia del campo conceptualde la descripción inicial, poro a condición de que se las busque explicita-mente. Ahora bien tenemos necesidad de un instrumento que nos ayudea ver lo insospechado, pues los estados intermediários de organización dela meteria muy bien pudieron obedecer a lógicas enteramente diferentesde la actual lógica de lo viviente''.>}

Un día incluso hará falta, según nuestro parecer, terminar con la idea deque el porvenir solo pueda ser «calculado» a partir de «tendencial» del pesa-do, o que lo más diferenciado deba necesariamente cair bafo la dependenciade lo menos diferenciado, o que los agenciamientos productivos-expresivostengan que ser divididos en superestructuras que descansan y dependen denfraestructuras. EI conjunto de las concepciones mecanicistas, finalistas,

idealistas, dialécticas, etc., de la materna y de la historia no cesan de bina-rizar lo posible, de cerrar el futuro mediante todo tipo de procedimientos.opor qué no buscar desplegar más bien las potencialidades del presente yhacer frente a la idem de que lo «nuevo» puede surgir en el seno mesmodel pasado? éQué otra cosa hacen, en erecto, hoy en día, las ciencias, lasartes, y las tentativas para «cambiar la vida», en su investigación de punha,sino descubrir --de fecho proyectar, inventar-- un futuro, un posible in-audito, en el corazón de las estratificaciones que parecían cerradas sobresí mismas desde siempre y petrificadas eternamente? Las categorias detiempo, de espacio, conocidas como dados prior/ y universales, y esta apesar de todas las tentativas relativistas, son los instrumentos básicos queconducen el modo de pensamiento capitalístico a polarizar, a binarizar,a «determinizar» sus aproximaciones lógicas, científicas y políticas. Una«maquínica» en ruptura con este modo de pensamiento comenzaría pornegar la dicotomia entre los procesos semióticos y los procesos materiales,seria llevada, alegado el caso, a desplegar el tiempo y las causalidades «alrevés» (es ya lo que pasa en física teórica con las teorias de los quarks, de lospatrones o de los/anciã de Boscovitch) y, de una forma más general, a soloconsiderar las desterritorializaciones de tiempo y de espacio en relación conlos agenciamientos que las eEectúan. En el caso de los mundos humanos

Z,z Rrcóexróe, no 66, abril 1 976

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De la rostridad

y de los mundos animales, se trataria de desobjetivar los agenciamientosde semiotización articulando, sobre el mesmo rizoma, componentes quevon Uexküll todavia dividia en C/mzue/r y /nnemmf/fiS

Lo repetimos, las componentes de rostridad y de ritornelo no Eabricantiempo y espacio «en general», sino esr tiempo, ese espacio vivido por talagencíamiento, en fa/ contexto ecológico, ecológico, económico, social,político, etc. Las desterritorializaciones «internas» por ejemplo las queabren la visión a un mundo interior-exterior o las que ponen la economia

sexua! en posición de cambiar el mundo percebido y los proyectos de unindividuo o de un grupo, desde el momento en que ella está activamenteconectada a las detllás componentes-- son inseparables de las desterritoriali-zaciones «externas» que trabajan el medio ambiente y la historia. En razónde que el rizoma «exterior» no puede ser cortado del rizoma interior, unapareja deseada podrá ser a la vez ( o sucesivamente) una apresta de poder,una rostridad redundante (identifãcación), el soporce de ciertos rasgos deroscridad diagramáticos que, por el contrario, modificará en profundidadel conjunto del agenciamiento, la imposición casa ineludible de ritornelosterritorializantes, que reencarnan un «nuevo» yo, una «nueva» conyuga-lidad, una «nueva família», una «nueva» etnia, etc. Nada está sugado deantemano, ninguna vectorización entre el adentro y el afuera, el antes y eldespués, lo molar y lo molecular, lo supra y lo infra es calculable de unavez y para siempre. Así, si bien es verdad, por ejemplo, que la maquina-ción de una mirada puída aparecer «sobre el rondo de destrucción de losocos que me miran», para parafrasear al Sartre de E7ser.7 /a /zadaiú, inver-samente ocos sin mirada, un para-otro cortado de toda Gestalt humana,pueden instalarse en plena mitad del mundo, agrietarlo y tomar posesiónde los modos de subjetivación que reinaban en él. Es este universo el queexplora un Jean-Luc Parant cuando describe los ocos, «al ras de la maternasólida SC)Ll[)A que nos rodean», y que son tan excavadoras haciendo e]vacío frente a ellas como «máquinas voladoras», aves capaces de atravesarlas ventanas del paisaje (TANTO LA TIERRA COMO EL CIELO LANOCHE COMO EL DiA ENTRARLqN):7»

C/mwe/} zl a/n e/z f/fZer nele, Berlin, Springer, 1909, 1921.

'' Jean-Paul Sartrc, L]Érrr ff Zr ?\&&zmr, Paras, NRF, 1 947, p. 3] 6.

Jean-Luc Parant, ZleK XaKi14AcíD14, Paria, Christian Bourgois éditeur, 1976. «-.La obraque son los grandes consrnlctores de VACÍO agujeros que son los ojos SIN LO CUAL ELLOS

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Tercera parte

Las reterritorializaciones --ritornelos, ocos, rostros, paisajes. . .-- quellegan a enmascarar los fenómenos de resonancia de los agujeros negrostransportados por las componentes semióticas no pueden ser clasifica-das, etiquetadas en función de categorias generales. Se organizan en elmarco de arreglos particulares, propios a cada tipo de agenciamientos,los cuales escapan, ellas mesmos, a toda sistematización taxonómica. Lascomponentes de un agenciamiento de enunciación no tienen todas lamesma importância y el peso de una por relación a Dera puede variar deuna situación a obra. Algunas componentes se organizan entre sí paraformar constelaciones que reaparecerán en un modo cíclico (ejemplo: elsueco, la vigília, la comida, etc.). Son entonces centradas y jerarquizadassobre un punho de arborescencia que programa, en cierto modo, la regu-laridad de este retorno de los mesmos agenciamien tos y la consistencia deun modo cotidiano y de un modo de subjetivación siempre recentrado,bien que mal, sobre el //z/f/ a yo. Obras componentes se comportancomo «agua-fresta», o más bien como «agua-realidad», se instalan en ellimite del árbol de implicación significante, inician rizomas, deshacenfenómenos de resonancia de agujero negro, haciendo [rabajar por supropia cuenta ciertos ritornelos, ciertos rasgos de rostridad para deshacerlas redundâncias globalizantes de rostro, de paisaje, de cotidianidad, yponen la etlergía de deseo en hacer bascular los agenciamientos fuerade sí mesmos, en subverter su funcionamiettto habitual y en conectadosfinos con oiros según las constelaciones inéditas. Ejemplo: la «pequeíiafrase» de la sonata de Vinteuil, suerte de clave, durante meses, del amor

de Swann por Odette, pera que, un día, se abrirá sobre sí mioma, revelarápotencialidades hasta entonces inauditas en sentido propio y haráderivar ese amor bacia oiros agenciamientos''

EI trabajo del esquizo-análises consistirá particularmente en discernabi-lizar elas componentes mutacionales portadoras de asperezas semióticas,

NO LOS OCOS NO pODRIAN NI VOLAR NI VER Y LOS OJOS HAN CAVADOAGUJKKOS EN TODOS LOS MUROS LA VISTA EN TODA DESEMBOCADURAcomo los pioneros del espacio DEL VACiO que habrían trazado el camião a la vida excavandoen la noche y la consisrencia QUE NOS CENÍA COMO DE UNA PIEL hasta encontrarel VACiO día y ese vacío ESE VACÍO sin los cuales LOS OJOS nosotros no podríamos niVOTAR mover ni ver y los ojos sumergen enteramente en el espacio y jamás acienden a lasuperfície más que recubiertos de sus PÂRPADOS membranas duras y arrugadas.»

" Marcel Prousr, i Za reróerr&e dll rrmpipfx#lí. ap. cir., p. 208, 349 y 529

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De la rostridad

de punhos-signos desterritorializantes que les permitem «pagar a través» delas estratificaciones de agenciamiento, un poco a la manera de ese «erectotúnel» que describen los físicosiP. Desde entonces, no se tratará pues decontentarse con examinar desde el exterior la relatividad de los punhos devista en presencia, o, como dicen los etólogos, los «universos paralelos ycontradictorios» que coexistem en el mundo, sino de intervenir activamen-te para facilitar las mutaciones internas de agenciamientos y las vias depasaje de un agenciamiento a otro. Dicho de otro modo, de trabajar lospropios árboles y los propios rizomas que constituyen los agenciamientosde enunciación. Los rirornelos, estes cristales de tiempo, las rostridades,ecos caralizadores de espacio, pertenecen a la vez a los árboles y a los rizo-mas constituidos por las relaciones entra-ageiiciamiento o las relacionesenter-agenciamiento. Máquinas concretas, cruce, lugar de e6ectuación delas matérias opcionales de toda naturaleza, pueden ir tanto en la direcciónde las estratificaciones conservadoras como en la dirección de las líneasde fuga creadoras. Un modo de subjetivación conciencial, individuadoy significante, podrá «acoplarse» por exemplo a una rostridad animal o auna contracción obsesiva del tiempo, que los psicoanalistas colocarán dellado de los Fantasmas o de las compulsiones repetitivas. La conciencia y larazón pasarán, en suma, del lado de la animalidad y de la neuroses. N4ien-tras que un modo de subjetivación onírico o psicótico se revelará capazde disolver rostridades Eamiliaristas y alienantes, de liberar ciertos rasgospara hacerlos funcionar sobre un modo diagramático creador las grandesdecisiones que se toman en sueco que cambian efectivamente la vida, lasgrandes invenciones de los visionários locos que transforman el mundo. .

En estas condicionem, una carEografía esquizo-analítica no podrá con-tentarse con finalizar sincrónicamente las componentes que constituyen,cn un momento dado, un agenciamiento y que lo polarizar bacia tal ocual comportamiento, tal o cual política arborescente o de conexión ri-zomática. Deberá proceder de igual modo a la localización diacrónica delos engendramientos y de las [rans6ormaciones de agenciamiento. Pera lasdos series analíticas se recortarán de manera constante, estando atravesada

cada una de ellas, en erecto, por la mesma sucesión de interrogaciones: opor

EI «erecto túnel» permite descríbir, en el marco de la Hsica cuántica, el pasaje de unsistema físico desde un «estado autorizado» hacia oiro «estado autorizado» a través de una

sucesión de estados intemlediarios «prohibidos». Cf Z,z /üróerróe, n' 58, julgo-agosto 1 975.

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Tercera parte

qué un agenciamiento se encierra y cuáles componentes de semiotizacióntienen por función «hacer bucle» sobre él mesmo, qué erectos de agujeronegro adyacentes a las diversas componentes entran en resonancia, o, porel contraria, se reabsorben y convierten su metabolismo en línea de fugano arborescente; qué componentes de codificación no semióticas trabajanen romper los equilíbrios homeostáticos entra-agenciamiento; existen, enel nível intra-agenciamiento, circuitos cerrados (del tipo: bonda-laburo-noni:') que reconstituyen estratificaciones pragmáticas cerradas sobre símesmas; existen, por el contrario, encadenamientos de ngenciamientosque iniciem aperturas rizomáticas? Solo tomando en consideración lastransÊormaciones enter-agenciamiento se logrará, según nuesrro punho devista, discernabilizar los verdaderos factores (y por tanto intervenir sobreellos) de ruptura y de mutación que trabajan los agenciamientos a escalamolecular y que catalizan «transiciones de fase» o «afectos de percolación»,para retomar de nuevo el lenguaje de los físicos:'. Además, es tambiénúnicamente a este nível diacrónico que veremos actuar los sistemas dearticulación entre componentes de codificación natural y componentessemióticas muy diferentes ei\tre sí (que proceden, por exemplo, por codi-ficación química, por codificación genética --ligadas a un agenciamientode reproducción, que evoluciona por «presión selectiva»--, por «huella»ecológica, por aprendizaje programado sobre ciertos «períodos críticos», porsemiotización colectiva, por semiotización individuada y autónoma, etc.).

Posible traducción del francés méfro-óazl/of-dada. «Bondi» es la manera popular declamar en Argentina y Uruguay el transporte colectivo. (N. de T.)

Cf. Irenaüs Eibl-EibesEeldr, EfóoZ]Klf, óio/ag/f d fomporfemfnr, Paras, Éditionsscientifiques, 1 972, Naturalia et Biologia.

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La jerarquía de los comportamientosen el hombre y el animal

Las relaciones enter-agenciamiento se organizan, según parece, enagregados tanto más complejos y tanto menos capaces de adaptación y decreatividad cuanto que las relaciones entra-agenciamiento hacen aparecercomponentes desterritorializadas, especializadas en las transformaciones,en las transiciones de cases diagramáticas --y no simplemente en las transco-dificaciones sin modificación de agenciamiento--, es decir en los pasajes deuna forma a obra, de un agenciamiento a otro, por descomposición de lasrelacionei estratificadas forma-sustancia. Es toda esta creatividad rizomática

la que pierden sistematicamente -o por sistema-- los procesamientos infor-máticos, los estructuralismos significantes, las axiomáticas que procedenpor deducciones «arborescentes». Pera antes de volver sobre lo que nosparece ser su rasgo común, a saber un método de reducción binário de losrasgos específicos de sus componentes, examinemos, a partir de exemplostomados en el campo de la etología, diversos modos de organización entrae inter-agenciamiento. La elección de estos exemplos estará orientada en6unción de dos tipos de preocupaciones:

1) 1a preocupación por relativizar la noción de una jerarquía de los com-portamientos instintivos fundada sobre una jerarquía de los centros ner-viosos tal como ha sido desarrollada a raiz de los trabajos de N. Tinbergen;

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Tercera parte

2) el deseo de agrupar algunos puntos de referencia sugerentes queconciernen al agenciamiento de las componentes de rostridad y de ritor-nelo sobre el filum de las desterritorializaciones semiótica y mostrar suposición bisagra entre los sistemas de reterritorialización y los procesosdiagramáticos productores de nuevas coordenadas espacio-temporales,ecológicas, sociales, etc. En erecto, nos parece que una concepción {lrizo-mática, de las relacionei inter-agenciamiento (y no arborescente, comola que propone Tínbergen con su célebre esquema') debería autorizartanto la posibilidad de una apertura innovadora de las programacionescomportamentales del mundo animal como, llegado el caso, la de un cierre«determinista» de las del mundo humano. Ahora bien lo que parece habersido retenido, con las componentes de rostridad y de ritornelo, es que elluactúan precisamente sobre los registros animales y humanos sin adosarsobre ellos una oposición rígida innato-adquirido, sin proyectar sobre elhombre una libertad fictícia y sobre el animal un determinismo estrecho.En el transcurso del «malentendido etológico» reina, a nuestro parecer, elacoplamiento mecanicista entre:

-- los factores de inhibición de una componente-- y los mecanismos innatos disparadores.Todas las concepciones que desembocan en descripciones arborescentes

de los encadenamientos de comportamiento descansan sobre esta operación

binarista de base --muy próxima por otra parte de aquella de la ideologiadecretada por la teoria de la información. Queriendo especificar de maneratan positiva la naturaleza de «lo que inhibe» o de «lo que dispara», se acabapor postular una finalidad, una significación teleológica, la existencia deun alma, a dichos encadenamientos. En erecto, como a la falida se los ha

mecanizado de manera arbitrária, uno está obrigado, a la llegada, a adoçarsobre ellos está:ucturas trascendentes para poder hacerlos funcionar. Essiempre la mioma política de los «trás-mundos» o de los «objetos de lasalturas» que solo desemboca en reconstituir causalidades lineares y quepierde, en el camino, los puntos de singularidad transportados por losmaquinismos abstractos. chora bien, quizá se trate aqui de algo similara la acción de los catalizadores en el campo de la química, cuya inter-vención no está ligada a reacciones químicas que les serían propias, sinoal tipo de conexiones moleculares que eacilitan. Lo que cuenta, en estas

Nikolas 'ninbergen, 7Bf Smdg af/mana, Londres, Ox6ord Universiq' Press, 195 1

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Lajerarquía de los comportamientos en el hombre y el animal

«crista]izaciones» de comportamiento, es ta] vez menos la naturaleza de taly cual componente --hormonal, perceptiva, ecológica. . .-- que dispositivosespaciales que determinan estrategias y tácticas, ritmos de encadena-miento que logran o no estabilizarse y activarse a partir de codificaciones«automáticas>, y la existencia de ciertas componentes desterritorializadas(diagramáticas) que establecen puentes, intercambiadores semióticos y detranscodificación, entre dichos espacios y ritmos. Esta «maquínicu>, esta

íng? ierü biológica-comportamental podrá engendrar encadenamientosdel tipo «estigmergía» (articulándose cada secuencia a la siguiente sin queesté implicado un «conocimiento» que dominaria el conjunto de un pro-yecto consciente) o encadenamientos que implican una semiotización «encaliente», un cuestionamiento sobre el «sentido» de un arco intencional, otambién erectos de agujero negro, es decir el hecho, para una componentede semiotización o de codificación <lnatural)}, de girar en vacío sobre símesma, de no desembocar sobre m.zzáz y de ya solo hacer eco con otrossistemas de inhibición. êPuede ser que entre la inhibición y la «activacióm},nada se juegue en un plano absolutamente mecânico, «bi-unívoco),; puedeser que una apertura rizomática siga siendo siempre posible, aunque solofuera a escala microscópica; y que sea a partir de minúsculas líneas de fugacreadoras que la evolución encuentre finalmente su vía adaptativa?

Quizá no se debería, además, oponer demasiado radicalmente el agu-jero negro inhibidor y la conexión rizomática. En erecto, es posible quejustamente solo sea de un agujero negro semejante que puedan falir elasminúsculas líneas de fuga que desterritorializarán un sistema estratifica-do. Tal vez es inevitable que ciertos procesos innovadores, para estar encondiciones de desencadenarse, tengan previamente que meterse en im-passes, en agujeros negros que solo podrán desembocar --más alia de toda«dialéctica constructiva»-- en «catástrofes», en el sentido que René Thomdio a dicho término:. (Exemplos: las invasiones, las epidemias, la guerra delos Cien Aços, etc., en al alba de las grandes revoluciones capitalísticas.) Ylos «equipamientos» de rostridad y de ritornelo quizá tienen precisamentepor fiinción regular nuevos «ritmos de catástrofe» y metabolismos inéditosde falida de los agujeros negros de desterritorialización absoluta. Sea loque sea, por todas partes en e] reino animal se encontrarán estasis de in-hibición asociados a activaciones de comportamientos-encrucijadas, que

René Thom, S/aó//f#í/mr r?/b e morpóaKr/zàe, Paria, Interéditions, 1 972, 1976

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Tercera parte

revelarán por otra parte estar muy programados genéticamente. Puedenaparecer bajo forma de pausa, de tiempo congelado --suerte de «tiempopara comprendeP>, según la expresión de Jacques Lacan --o bien de tiempode charloteo, de fresta o de sacrifício. Exemplo «espectacular»: el del pavoreal cuyo galanteo consiste, durante un tiempo, en mantener a distancia,por Emcinación, a una hembra que llega a picotear un alimento imaginá-rio justo en el punto focal determinado por la concavidad, ligeramenteinclinada hacia adelante, de su meda ojo-agujero negro. êQué puede pesardurante ese tiempo? Aunque en ocasiones se niegue la existencia de unorgasmo en los animales, êno es de eso que se trata aqui? Un orgasmo adistancia que acopla a través de la imagen la relación de pareja y que activa,probablemente, las componentes hormonales necesarias para la continua-ción de los acontecimientos. La causalidad bioquímica, las estrategias desupervivencia de la especie, las astucias y las improvisaciones del deseo semontan sin cesar en el mismo rizoma. Uno solo puede no «estar perdido»a condición de determinar, desde el inicio, en qué punto de vista se coloca,de qué tipo de agenciamiento de enunciación se espera dar cuenta. Mientrasque la presión selectiva pone por delante y automatiza ciertos procesos,repele oiros que ya solo podrán, desde entonces, subsistir en estado derastro; pera eso de ningún modo impede la existencia de agenciamientosmarginales que «se buscan», que están en busca de su propia ley y también,hay que admitido, el despliegue de toda una economia de deseo marcadapor la mesma suerte de gratuidad que aquella que caracteriza el cara a carahumano con la conciencia de la finitud y de la muerte.

Seria absurdo separar de manera radical, como lo hacen ciertos psicoa-nalistas estructuralistas, el deseo humano, se pretexto de su apoyo privile-giado en el lenguaje y en la Ley, del deseo del animal, cuyas Eascinaciones

rituales dependen oiro tanto de coacciones semióticas adornada de gastosostentosos y de juegos gratuitos. êPero reconoceremos en este último elmesmo tipo de agenciamiento individuado de enunciación y la mesmafunción de subjetivación significante? êReconoceremos, por ejemplo, enlas aves, la misma especie de política humana de abolición del deseo, deagujero negro o de afánisis, para retomar una expresión de Ernest Jones?Es frecuente ver en ellas bruscos câmbios de comportamiento (por exem-plo, durante desfiles nupciales aparecerán de forma espasmódica actitudesagresivas, rituales de sumisión, simulacros de aseo, etc.). Sucede como silas secuencias comportamentales se desataran por fragmentos indivisibles,

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Lajerarquía de los comportamientos en el hombre y el anima

que es preciso tomar o dejar por entero, en razón del carácter «tan)> te-rritorializado de su agenciamiento. A decir verdad, encontraremos en elhombre ese mesmo modo de semiotización por «bloque» --por ejemplo,cuando alguien que fue interrumpido accidentalmente recitando algo,es llevado a «partir nuevamente desde el comienzo»--, pero los bloquesestán menos delimitados, más abiertos, como mellados. Parece que estadiferencia se acentúa especialmente a propósito de los agenciamientoshumanos de deseo que parecen combinar, de manera mucho más espe-cífica que en los animales, con cierto tipo de agujero negro en impasse,pudiendo llegar hasta «enfermedades de languidez» o incluso neurosescaracterizadas. Sin llegar incluso hasta los excesos «patológicos>, de las«enfermedades de languidez» o de las neurosis, con su cortejo de inhi-biciones, de vértigos, de somatización, de desconexión --la vuelta atrásal infinito del obsesivo, la semiotización en impasse del fóbico. ..--, esmanifiesto que lo normal del deseo humano, en el campo social capita-lístico, deja de ser un tiempo de detención productivo, un «tiempo paracomprender», y que su micropolítica de agujero negro, al menos en laescala de la condición individuada, se bloquea completamente en unacontemplación desesperante de su inanidad'. Es solo a escala mayor quedichos cúmulos de conciencias vacías desembocan en el lanzamiento demodos de semiotización sobre-desterritorializados, rales como el habla,la escritura, las simbólicas religiosas, científicas, etc. , que crean las condi-ciones de una inversión de la situación. Pera en última instancia, es soloa escala de agenciamientos colectivos revolucionários --deberíamos decirmás bien «trans-revolucionarios>-- que este exceso de desterritorializaciónconciencial, que este desapego de toda cosa, este des-corto-circuitado delo real y del deseo pueden producir una nueva realidad y un nuevo deseo.Lo que separa el [/mmeZ/ de] anima] y de] hombre, es por tanto quizá e]

3 Desde este pranto de vista, no podemos seguir a Michel Foucault cuando considera,en Zzz z/a/wmfízd Ze saber, que una represión específica del deseo no sea correlativa de laevolución del capitalismo. Es cierto que no habla de deseo, sino de sexualidad, y quesiendo de este modo reduzido el blanco en un píimer momento, parece, en erecto, quedela siempre, de manera aproximada, haber «tanta sexualidad» de una época a obra.Pera cuando, en un segundo momento, la sexualidad-deseo se amplia a !os discursos y alas Formaciones de poder que se relacionar con ellas, se vuelve menos evidente que unarepresión recuperadora, cada vez más miniaturizada, cada vez más interiorizada, no seaespecífica de los métodos de sujeción capitalística.

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hecho de que, en este último, los diversos agujeros negros transportadospor las componentes de semiotización entren más Facilmente en reso-nancia con el hecho de este funcionamiento de las máquinas semióticassobre-desterritorializadas y faciliten de este modo --al precio de unaangustia, de una soledad y de una culpabilidad insostenibles-- una traduc-tibilización general del conjunto de las componentes. Así se constituyeuna subjetividad central, un gran hueco Fascinante cuyo punho focal, adiferencia del de la meda del pavo real, se encuentra en todas partes a lavez, como un rayo laser de desterritorialización, para tomar el control,jerarquizar, <(gestionar» todas las relacionei enter-agenciamiento, todas luterritorialidades residuales, para extinguir y recuperar todos los posiblesen estado naciente. EI mundo animal, sin duda con menos problemas,eludía los erectos de agujero negro y los disponía en un modo rizomáticono arborescente. (Desde este punto de vista, la jerarquía de Tinbergenpodría ser considerada como una proyección antropocéntrica.) [)esdeluego, la semiotización humana, a partir de semejante máquina centralde subjetivación conciencial, parece haber multiplicado al infinito suspoderes de intervención y haber creado, para el hombre, posibilidadesexcepcionales de supervivencia a través de una suerte de fuga hacia delantefuera de los marcos «habituales» de la evolución. Pero también puedecerrarse sobre sistemas totalitários de toda naturaleza que tenderían aaproximar, si nada llegara a contrariados, el destino de las sociedadesindustriales al de las sociedades de las hormigas --producción por laproducción, gulags generalizados, etc.

De una forma general, se sabe que los agenciamientos colectivos deterritorialización, en el mundo animal, ponen en juego «técnicas» demarcación muy diferentes entre sí --marcaciones olorosas mediante losexcrementos o por secreciones especiales, puesta a distancia mediante«cantos territoriales», exhibiciones sexuales intimidatorias, etc. Estasdiversas componentes entra-agenciamiento, consideradas de maneraseparada, solo parecen seóalar codificaciones innatas, que funcionan ala manera de realejos o de taxias. Así, para anticipar un ejemplo sobreel cual volveremos largamente, la función del adorno muy coloreado delos diamantes moteados --aves paseriformes australianas estudiadas porK. Immelmann'-- parece poder reducirse a la inhibición de las relaciones

Eibl-Eibes6eldt, ap. c/f., p 151

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Lajerarquía de los comportamientos en el hombre y el animal

de vecindad y a la regulación de la repartición de los individuos en unespacio dado. (En el caso en que tratamos con sujetos blancuzcos de lamesma especie, se aviste en erecto a una suerte de decaimiento de estadistancia crítica y a un estrechamiento de los grupos.) Pero examinemoschora cierto número de «métodos» de desterritorialización de las rela-

ciones enter-agenciamiento que nos dejan entrever el «juego» posible, laapertura, la línea de fuga sobre la cual «apostará» la presión selectiva (sinque esté asociada de ningún modo, repitámoslo, una idea de progreso deesta evolución que puede perfectamente conducir a una especializacióntota[itaria de [os ro]es, de ]os sexos, de ]as especies. . .).

Volvamos a un ejemplo de simbiosis que fue popularizado por RémyChauvin, aquella que se establece entre ciertas especies de avispas y deorquídeass. Se sabe que la avispa, efectuando un simulacro de acto sexualcon un sefiuelo morfológico y olfativo constituído por el rostelo de laorquídea, libera y aterra polidas que transporta luego sobre atrás plantas,asegurando así la reproducción cruzada de esta especie. EI conjunto delos sistemas de transcodificacíón que autorizan estas idas y vueltas entree[ reino vegeta] y e] reino anima] parece completamente cerrado a todaexperimentación individual, a todo aprendizaje, a toda innovación, nohabiendo retenido aqui la presión selectiva de los encuentros, que quizásolo fueron en su origen accidentales e improvisados, más que secuenciasque ella logro sistematizar, controlar, a partir de un maquinismo abstractocerrado sobre sí mesmo, estratificado en el genoma de la especie y que laontogénesis solo tendrá que descifrar y calcar mecanicamente. Pero unose equivocaría, a nuestro parecer, en reducir dichos sistemas de inter-agenciamiento a una simpie «puesta en común» de cierta cantidad deinformación transportada por los genes respectivos de cada especie. êCómoaprehender, desde entonces, las vias de pasaje entre lo innato, lo adquiridoy lo experimentado, entre la codificación biológica, la adaptación ecológicay la semiotización colectiva? De fecho, como nos esforzamos en mostrara partir de los exemplos que siguen, aun (y quizá sobre todo) cuando lasrelaciones enter-agenciamiento hacen intervenir dichas componentesde codificación «mecanizadas», ellas dan «juego» a las relacionei intra-agenciamiento, Eavorecen la entrada en encena de nuevas dimensiones del

' Rémy Chauvin, En#?f/e zf sar Zz iex a#/é, obra colectiva, Pauis, Plon, 1 965. Cf lasreferencias reunidas por Eibl-Eibeseeldt, op. r/f., p. 158-1 59.

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Tercera parte

entorno, desencadenan procesos de especialización, de «contracción» deciertos sistemas de codificación o de semiotización, crean las condicionesde una aceleración de las desterritorializaciones innovadoras, en resumen,abren nuevos posibles. Sin duda no ganaríamos nada en reducir una sim-biosis como la de la avispa y de la orquídea a un simple «enganche» entre

dos mundos heterogéneos. Este encuentro es ciertamente productor de loque hemos llamado en otra parte una «plusvalía de código», es decir de unresultado que excede la simple totalización de las codificaciones en presencia(la finalidad sexual de la orquídea + la finalidad nutricional de la avispa).EI nuevo agenciamiento simbiótica fiinciona como una especie mutanteavispa-orquídea, que evoluciona por su propia cuenta y que redistribuye,según sus propias normas, componentes genéticas y semióticas tomadasen una y obra especie de origen (componentes morfológicas, fisiológicas,ecológicas, semiotización de seóuelos visuales, olEativos, sexuales, etc.). Unanueva línea de fuga evolutiva es así creada sobre el rizoma bio-ecológico,que resulta por tetra parte muy pronto tapada, cuadriculada por las codifi-caciones genéticas que delimitan su aGección por especies y por secuenciasfilogenéticamente circunscritas.

Solo una micropolítica constructiva --uno estaria tentado de decir: cons-tructivista-- de los agenciamientos de deseo y de los agenciamientos socialesque se proponga discernabilizar las componentes desterritoriaiizantes «depasaje» entre los agenciamientos o las componentes «predispuestas» a talÉünción de transversalidad estará en condiciones, en el domínio que sea, de

deshacer las oposiciones demuiado masivas entre lo adquirido y lo innato,lo bio-químico y lo «adaptativo>>, lo individual y lo social, lo económico ylo cultural, etc. Desde luego dicha transversalidad desestratificante entrelos agenciamientos comportamentales se vuelve a encontrar siempre, en ungrado o en otro, en todos los niveles del filum animal, pera es evidentementemás fácil localizado en los animales más «evolucionados>. Consideremos,

por exemplo, ires tipos de agenciamientos sociales en los babuinos y en losvervet, símios que ponen en posición dominante principalmente compo-nentes sexuales y componentes de territorialización:

a) un agenciamiento particular que concierne a las rezar/onesler#xg /caiinternas a un grupo y que aja el lugar y los derechos de los machos domi-nantes y de los machos marginales, de las hembras, de los jóvenes, etc.: losetólogos subrayan el hecho de que las querellas internas que el funciona-miento de este agenciamiento es capaz de provocar deben ser distinguidas

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lajerarquía de los comportamientos en el hombre y el animal

de las querellas territoriales externas. Como lo escribe Eibl-Eibes6eldt, dequien tomamos prestado este ejemplo', las «querellas de orden jerárquicano están ligadas a la posesión territorial, rivales de niveles jerárquicosdiferentes se unen en una acción común contra los invasores extranjeros»;

b) un agenciamiento de zZ(ér ia colec#z,a de/ ffrr/rodo: algunos babui-nos machos se apuestan como centinela en la periferia del grupo al cualdan la espalda, mientras exhiben de manera muy ostensible sus órganossexuales muy coloreados (a veces, ante la aproximación de un intruso,su pene entra en erección y se ve animado rítmicamente). Pelo se haobservado que este agenciamiento solo funciona frente a tropas próximasde la mísmú espefíe.

c) un agr c/ m/e/zio in2yz,/2u.zü zü@ga: en el caso en que surgen preda-dores, «cada quien retoma su libertad y se escabulle lo más discretamenteposible».

La semlotización colectiva de defensa del territorio está conectada portanto a componentes sexuales «de origen» entra-agenciamiento y com-ponentes de rostridad-corporeidad «de origen» enter-agenciamiento (seconoce en particular el rol decisivo de disparados de agresión o de sumisiónque juega, en los monos, el hecho de mirar o de mirar a los ojos). Obras«í6rmulas>}, en atrás especies animales, nos mostraran una inversión deeste vector sexo-agresión, donde será la agresión simulada ia que devendráuna componente de rituales de seducción. Sea lo que sea, se puede admi-tir ya, contra el buen sentido de aquellos que solo toleran clasificacionesrigurosas, que el miembro del animal, aqui, no se relaciona únicamentecon un estrato del organismo y con una función de reproducción, ni lamueca hostil con cierto estado de tensión social y con una función decomunicación. Uno y oiro funcionan como componentes de pasaje entreagenciamientos particulares --el sexo, en realidad la /m/{g?n del sexo, quesolo interviene como arma de intimidación en los agenciamientos de de-limitación espacial interna a la especie y que constituyen, en cierto modo,un «espacio sociab}, y la rostridad diferencial predador/especie propia quesolo interviene al nível de agenciamientos individuados, como una suertede «discriminación de supervivencia». EI sexo y la rostridad no deben portanto ser considerados como objetos parciales, en el sentido kleiniano, ocomo objetos a en el sentido lacaniano, sino como operadores, como .las

G Eibl-Eibesfeldt, ap. cií., p- 323 y 450.

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Tercera parte

máquinas concretas de la semiotización colectiva e individual z& r/e#o ex-[rr/ar. Se han vuelto puentes, túneles de desterritorialización que articulanlos agenciamientos de jerarquía interna, los agenciamientos de defensacolectiva (la delimitación externa de un território, el limite, el borde másalia del cual hay cesación de la semiotización colectiva y erecto de agujeronegro) y diversos agenciamientos individuados como los de la fuga.

La huella a través de la imagen de un congénere (o la huella accidentala través de una rostridad intrusiva) durante un período sensible solo puedeser disociada y opuesta a los diversos modos de aprendizaje que la acompa-íian en el marco de protocolos experimentales que desarman el enredo delas componentes comportamentales7. Un estudio que se esGorzara por noaplastar el rizoma de los agenciamientos socio-biológicos de los animalesconduciría a hablar, a nuestro modo de ver, de «selección de huella» la cual

coexiste con «selecciones genéticas», «selecciones de aprendizaje» y «selec-ciones mediante experimentación». Pero felizmente, los etólogos no hancaído aún en el deGecto, por ejemplo, de la mayoría de los etnólogos, quienesrecortan su «terreno» en rebanadas estancas (las relaciones de parentesco, elanálises de los mitos, lo político, lo económico, etc.). Y cualesquiera seanlas tentaciones psicoanalíticas de algunos de entre ellas en especial en eldomínio de la huella, que comparan a menudo con las «fijaciones inEantiles»de la psicogénesis freudiana--, la idea de un estructuralismo significanteque tendría que dar cuenta del conjunto de los comportamientos, no hallegado nunca a ver el día. (Se puede imaginar muy bien, sin embargo, la«interpretación» de los comportamientos llamados de «copulación rabiosa»

7 «Todo un estudio del conlportamiento animal (se podría devir oiro tanto delcomportamienro humano) implica en primer lugar la determinación de las normas para laespecie considerada, que vive en su medio natural, o en las condicionem que las reproducentan fielmente como es posible. . . Mientras que los conejos criados a la intemperie viven ensociedad y manifiestan coscumbres sexuales complejas, los conexos de conejera se limitana una actividad vegetativa. Ninguna comparación es posible entre el comportamiento deuna rata salvaje lebre y el de una rata blanca que vive confinada en una jaula estrecha. EIhombre ha seleccionado los individuos más mansos, los menos «roedores» y ha creado unser cuyo nível psíquico es, comparado al de la rata salvaje, e! de un idiota mongolóide porrelación al hombre normal. Cuando se prensa que la inmensa obra realizada por los zoo-psicólogos americanos, con la ayuda de los laberintos y otros testa, se funda exf/ iz/ me feen las reacciones de este embrutecido que es la rata blanca de la reza Winston o de cualquierobra. uno queda cuanco menos estupefacto. . .» Pierre-Paul Grassa, «Zoologie», .Elzgrll7pe%&ezü ü ]l#/ízíü, Paria, Gallimard, 1963, t. 1, p. 251

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Lajerarquía de los comportamientos en el hombre y el animal

en los monos en términos de pulsiones homosexuales más o menos repri-midas). Pera los hechos, en este domínio, aún no fueron sumergidos porlas teorias, y es sobre el rizoma de lo innato, de huella, de aprendizaje y deiniciativas individuales que hay que inscribir comportamientos completoscomo los rituales de sumisión y los desfiles nupciales. Aqui, la guerra y elsexo participan todavia demasiado de una economia común de deseo parapoder ser separados en pulsiones antagonistas'.

êEs tan paradójico que se pretenda inscribir sobre el mesmo «rizoma delas seleccionei, componentes que dependen de domínios en aparienciatan heterogéneos como:

-- el del individuo, con sus ritmos biológicos, sus realejos, sus condicio-namientos, sus improvisaciones, sus disfuncionamientos;

el del grupo, con sus rituales, sus movimientos colectivos, sus regula-ciones ecológicas, sus modos de aprendizaje, de iniciación;

el de la especie, con sus mutaciones y sus curvas genéticas, sus técnicasde delimitación', sus opciones simbióticas, etc.? éEs tan paradójico afirmarque una finalidad, que un maquinismo abstracto, que un «pensamiento», sise quiere, presidan la evolución de cada una de las ramas del filum animal?[)esde luego, no un pensamiento agendado individualmente, sino un pen-samiento a # dimensiones donde todo piensa a la vez, tango los individuoscomo los grupos, tanto lo «químico» como lo «cromosómico» y la biósEera.Muy a pesar de las repugnâncias metodológicas, el enfrentamiento con elrizoma viviente del comportamiento animal conduce actualmente a ciertonúmero de primatólogos a «revisiones desgarradoras». De este modo sonllevados, para dar cuenta de hechos de observación, a producir la hipótesis

' Los primeros estudios «cuantitativos» de los primatólogos(Washburn, Devore)partían de la hipóteses de una relación directa entre el rigor de la dominância jerárquicaen los monos y el grado de adaptación a la vida en sacana, y han debido ser reorientados.Lo que es puesto en primer lugar, ya no es simplemente la cantidad de relación social(despiojado, etc.), sino la cualidad de sus diversos agenciamientos y su orden de aparición.Exemplo, el gráfico del encadenamiento de cuatro agenciamientos entre dos babuinos(un dominante y un dominado): 1) el combate, 2) la presentación del trasero, 3) elapareamíento de carácter sexual, 4) el despiojado social. Hans Kummer, «Le componementsocial des singes», Z/z Rerófrróe, n' 75, diciembre 1 976, p. 10-12.

9 Volveremos más adelante, a este propósito, sobre la utilización, por exemplo, en lasaves, de los ritornelos específicos para «varar» sexualmente una especie(Eibl-Eibesfeldt,ap. ci/., p. 24, p. 104) y sobre las relacionei más fundamentales que existen entre lassemiotizaciones de ritmo y las semiotizaciones de territorio.

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La jerarquía de los comportamientos en el hombre y el animal

a propósito de los Edsos dilemas entre el centralismo y el espontaneísmo,la superestructura y la infraestructura, la vía pública y la vía doméstica, elpensamiento consciente para otro y el inconsciente privado. Pues en erecto,ninguna lucha de liberación es ya concebible hoy que no comprometa a lavez el socius y lo privado, el cuerpo y lo «mentab}, lo económico y el deseono monetizable, el inconsciente y la programación deliberada. . .

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La semiótica de la brizna de hierba

En cierto número de especies de aves (paseriformes, palmípedas, zan-cudas, etc.), la presentación a la hembra por el macho, luego del desfilenupcial, de una brizna de hierba (o de paja, o de alga) a título de home-naje, parece jugar un rol específico en el encadenamiento de las secuenciascomportamentales. Exemplo, en el diamante moteado: primer momento, elmacho canta y danza para atraer la atención de la hembra, se erige sobre unarama y, balanceándose, blande una brizna de hierba en su pico. Segundomomento, imita la posición característica de los jóvenes de dicha especieen busca de alimento, inclina la cabeza de lado, pareciendo que ofrecesu brizna de hierba, sin no obstante soltarlâi. Esta utilización del índicebrizna de hierba, que parece escapar a toda improvisación, nos interesade maneja especial en la medida en que podría ser puesta en relación conel funcionamiento de regos de rostridad humanos lajes como aquellosque los etólogos han descrito a propósito de los «comportamientos de co-queteo» y de los «comportamientos de acogida». Se trata de mímicas muy

Jürgen Nicolai, UoKrüaZüng z/ g 4@y?, Z)a Wz,úd#m, Stuttgan, FranckhKosmos Verlag, i965. Citado por Eibl-Eibesfeldt.

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Tercera parte

rápidas, cuya codificación es probablemente hereditária y cuyos detalhessolo pueden ser detectados mediante una técnica de ralentizado fílmico.Comportan en particular fases imperceptibles de alzamiento de las ceiasy de ensanchamiento de la ranura de los ocos, que no duran más de 2 a 3décimas de segundo:. EI ritual de la brizna de hierba en las aves, eviden-temente no pone en juego las mesmas componentes de expresión que losrituales de coqueteo y de acogida en el hombre, y se debería hablar másbien, a propósito de él, de rasgos de silueta más que de rasgos de rostridad.La diferencia es importante puesto que, a diferencia de lo que sucediópara el hombre, no hubo, en las aves, desterritorialización de una carapor relación a las bocas animales, es decir de una superfície de inscripciónen la que, por el rodeo de un desprendimiento anatómico de los lábios,mediante un desarrollo particular de las articulaciones musculares delrostro, correlativo de aquel del aparato fonatorio, llegarán a reflejarse, y encierto modo a concentrarse, articularse y jerarquizarse el conjunto de losrasgos de expresión gestuales, posturales, sonoros, etc. La «comparación»no debe hacerse aqui en detrimento del análises de los rasgos específicos decada agenciamiento. iSería tan fácil interpretar la brizna de hierba del avey los rasgos de rostridad en el hombre a partir de los mesmos algoritmospsicoanalíticos: calo, rasgo urinário, raya de cutración (sin hablar de losobjecos parciales y de los objetos transicionales que estar un poco pasadosde moda en estos dias!).

Es «ahondando» en sus diGerencias, es decir haciendo realmente suanálises, que al contrario de lo que pretenden hacer los psicoanalistas consus interpretaciones estereotipadas, se logrará tal vez hacer aparecer la exis-tencia de maquinismos abstractos no comunes --puesto que, a diferenciade los «complejos», no podrían pertenecer a nadie--, pero que participanen los mismos procesos de desterritorialización, en las miomas fugasadaptativas hacia delante, en los mesmos tipos de soluciones semióticas. . .Partiendo de algunos punhos de referencia filogenéticos, inventaremosentonces captar el <lsentido maquínico3» de la evolución funcional de esteritual de la brizna de hierba. Los etólogos nos explican que se trata de

Estas expresiones, filmadas a 48 imágenes por segundo y descompuestas imagenpor imagen, se encuentran tanto en las islas Salomón, en Papúa, en Franzia, en Japón,en Áâica, como en índios del Orínoco-Amazonas, etc. Cf: Eibl-Eibesfeldt, p. 436-442.

' Que opondremos aqui a la interpretación simbólica.

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la semiótica de la brlzna de la hierba

un «resíduo» arcaico que se relaciona con una actividad de nidificación.Eito no implica que se reduzca a una simple función de representación,de estímulo, de disparador realejo. Antes que de signo, aqui querríamoshablar de máquina concreta (índice maquínico u operador diagramático)que participa de agenciamientos maquínicos sin remitir necesariamentea sistemas jerarquizados de arco realejo, a una estructura significante, nisiquiera a un agenciamiento de enunciación manifiesto. Aquello de loque hay que dar cuenta, no es por tanto de la aplicación de una tópicauniversal que tendría que <.localizar» singularidades contingentes, sino deuna «maquínica» que pone en juego componentes muy diferentes entresí (hereditárias, adquiridas, improvisadas. . .) y que ha cristalizado en unmodo irreductible a toda fórmula general. TH vez se nos objetará que des-plazamos el problema de los «universales», postulando nosotros mesmos,en lugar de un orden o de un progreso racional, una desterritorializaciónuniversal. Pero la diferencia reside en el hecho de que dicha desterritoriali-zación no posee orden «en general» y no participa de un progreso inscritoen el orden de las cosas4. La semiótica de la brizna de hierba resulta de una

«depuración» de una desterritorialización, de un comportamiento territo-rializado de nidificación. Veremos que esta desterritorialización local hatenido por <«consecuencia» un câmbio en la fórmula abstracta que articulala semiotización de Eerritorio y la de la sexualidad. Pera esta mutación noimplica, como tal, un progreso «político» de la especie o una liberaciónde deseo del individuo. La abstracción y la determinación dialéctica, porsu parte, permanecen siempre acopladas a las asperezas semióticas, a losarcaísmos, a las estratificaciones que resultan de las interacciones entre la

' A propósito de la crítica de las filogenias mecanicamente «progresistas», solo podemos

retomar aqui aquello que escribe François Dagognet y transponerlo de las [axonomíasbotânicas a la zoologia: « . . . La simplicidad no puede valer como índice de la primitividad ode la ancestralidad. No es imposible, en erecto, que la flor fiiese en primer lugar policárpica ymultipetaleada(teoria cycadeoideal) como [ienden a sugerido los más antiguos documentosdel Cretácico inferior(los Bennettitales). Paralelamente, las monocotiledóneas derivaríantambién de las dicotiledóneas y no a la inversa, como lo hubiera deseado una teoria aditivade la evolución, ron pa4f zg ür óü ilha a Zai. Es cierto que algunos paleobotánicos secontentan con admitir líneas frondosas y ramificadas, a partir de un completo único, peloes todavia una forma de refiitar la concepción de una evolución rectilínea o progresiva.Y estas observaciones muestran lo suficiente Zn /za/npm 2e z/na.pll)ye/zf ca/nPrrn2z óz edrmaáz cama nansffíón ü bsf/np& b fampZ#o, cuando las formas espiraladas, abundantes(. . .) pueden traduzir una situación anterior.» rmgr/ap edfa Un/z,frsdlb, vo1. 1 5, p. 764.

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Tercera parte

filogenia y la ontogenia, a los «accidentes» ecológicos e históricos que lasepef@ca#, sin no obstante atadas de manera irreversible a un contexto oa una evolución fijadas de una vez y para siempre.

Es en particular el caso de aquello que podríamos llamar la «máquinaabstracta» ir-hacia-más-sociabilidad. Para cierto número de especies, elfecho de que ella parece comprometer la desterritorialización de unaserie de componentes --como lo sugerirán los siguientes exemplos paralos fringilos-- no implica de manera automática que esté ligada a una ideade «progreso». No es que haya que renunciar a una estimación, a nuestracuenta y riesgo, del progteso de las trans6ormaciones enter-agenciamiento.Pero el progreso no mantiene relación unívoca con una fórmula antes quecon obra. Si existe, es al nível del conjunto de un procedo rizomático. Espolítico y no normativo: dicho de otro modo, no depende de caracterestrascendentales (exemplo: la libertad individual que falta de modo ma-nifiesto en las hormigas), sino que debe ser apreciado en función de lasexpansiones del rizoma de los agenciamientos, de sus líneu de fuga, desus líneas de creación, de la elegância de su solución --para hablar comalos matemáticos-- y puesto que hemos renunciado a eludir los procesosque nos conducirán a ser acusados de idealismo irresponsable, por qué noaóadir también en función de una grada y de una belleza a las cuales noson únicamente sensibles los ocos humanos.

La semiótica de la brizna de hierba en el ave, como la de la rostridad en elhombre, no tiene únicamente una función de representación, de activacióno de inhibición. Junto a atrás componentes menos «espectaculares» delrizoma de los agenciamientos (investimentos hormonales --volveremos aelmos a propósito del ritornelo-, emotivos, perceptivos, y también {(políti-cos» al nível del território y de la especie), ella trabaja directamente en laproducción de un estilo de vida, en la semiotización de un mundo. Paraintentar ilustrar el carácter no representativo a-significante, diagramático,de este tipo particular de componente semiótica, vamos a pesar en revista,ahora, dos series de ejemplos: la primera tomada en especies muy diferentesde aves, la segunda entre las variedades de una especie arcaica de pinzones.Sea cua] sea e] carácter superficial de nuestro inventário, debería permitimosdespejar algumas hipóteses concernientes al «sentido maquínico» de estasemiótica de la brizna de hierba, a saber que la desterritorialización delcomportamiento de nidificación en ritual simbólico parece correlativa deatrás dos series de desterritorialización que conciernen=

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La semiótica de la brizna de la hierba

- al modo de semiotización del territorio en las especies más «evolucio-nadas», que tiende a abrirse hacia un desarrollo de la gregariedad y baciauna intensificación de la vida social;

-- a la función del ritornelo específico que tiende a devenir, él también,menos <lterritoriab> y a ponerse al servido de agenciamientos más «inti-mistas», como aquellos de los rituales de cortejo, o incluso a dar lugar aimprovisaciones solitárias <<por placep>. De un lado, entonces, aperturasobre el socius, y, del otro, sobre el individuo.

Primata serie

En los achichiliques, palmípedos que viven en pequefía sociedad peraque tienen no obstante una concepción muy estricta de la deGensa terri-torial, el macho, en la estación de cedo, construye un nado flotante conla colaboración de una hembra. EI ceremonial de cortejo, durante todaesta actividad, se ve acentuado por careos de intimidación a los cualessuceden simulacros de aseo y ofrendas de restos de vegetales. EI hecho deque este último comportamiento no esté {ctodavía, muy ritualizado podríaser puesto en relación con la sociabilidad relativamente poco desarrolladade esta especies.

En las garzas cenicientas, zancudas que viven en pequefías colónias(aunque algunas cuenten hasta con cien lidos) y que coexisten sin pro-blema tanto con gorriones como con halcones y milanos, encontramosun ritual de ofrenda ya más complicado. Escogido un apilamiento denidificación --ya construído o por acondicionar-- cuando una hembra co-menzó a interesarse en los gritos, las reverencias, los balanceos del cuello,en los movimientos del pico elevado hacia el cielo, en los erizamientos deplumas de un macho, este detiene sus empresas de seducción para invitara su partenaire a participar efectivamente en la confección del nado. Paraesto, le tiende ramas que ella irá a depositar sobre la labor en curso: peraun gesto precipitado o una torpeza cualquiera puede poner en entredichotodo, y desencadenar una verdadera batalla a picotazos'. Permanecemosaqui, por tanto, más cerca de la realidad que del símbolo y el agencia-miento conyugal, notémoslo al pagar, para ilustrar nuestru anterioresobservaciones al respecto, no está todavia completamente montado sobre

Paul Géroudet, Z,eT 2a/m@êZei, Neuchatel, Delachaux et Niestlé, 1959, p. 20-406 Paul Géroudet, Zef /lbóas/fxl, Neuchatel, Delachaux et Niesllé, 1 967, p. 3 1-40.

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Tercera parte

«raíles genéticos»: a las codificaciones innatas y a los aprendizajes en lascondiciones de la huella pueden en erecto encontrasse asociadas tácticascoyunturales, improvisaciones incesantes.

Estos dos últimos ejemplos parecen ya indicamos ciertas correlacionesentre, de una parte:

los agenciamientos de apertura del [/mmeZr del macho hacia ]a hembra(ritual de cortejo);

-- los agenciamientos de delimitación de un territorio para una pareja yde acondicionamiento de un espacio protegido para su prole;

y, de obra parte;- la desterritorialización de los índices maquínicos de la ofrenda;-- y cierta <'disposición» a la gregariedad.En las aves trogloditas, que constituyen una de las famílias menos so-

ciables de los paseri6ormes (aunque ocurra que se reúnan de a una docena,en tiempos de gran frio, para darse calor), la actividad de delimitaciónterritorial pone en juego aquello que Paul Géroudet llama «un ritornelode caia musical», es decir un canto muy estereotipado, dirigido como unaconstante advertencia a los posibles intrusos. EI macho, luego de habertomado posesión de su territorio, acondiciona en él nidos --algunas veceshasta una docena. Cuando una hembra llega a los parajes, baia la intensidadde su canto que ya solo se reduce entonces a un mero trono. «Se colocasobre un punho elevado, frente a uno de sus nados, canta y se despereza,dela colgar sus alas expendidas y agita la cola desplegada, luego entra enel nado, canta mirando hacia afuera, fale y entra varias veces seguidas. Lainvitación es clara: si la hembra está de acuerdo, responde mediante unpequefio grito, reverencias discontinuas, y fezmi/papar i specc/o r e/ /zü.Sin embargo, la hembra no siempre se decide, el nido puede parecerlemal situado o mal hecho; continuando entonces su camino, penetra en elhogar de otro macho; este a su vez, se empefía en consagrarle las mismasatenciones, mientras que el vecino contrariado es detenido por el limiteque respeta'.)> Era necesario citar integralmente esta descripción de PaulGéroudet para mostrar la riqueza de las interacciones semióticas de esteagenciamiento de cortejo que, se lo habrá notado, no incluye secuenciade ofrenda. No estamos «todavia» en la mímica de la construcción deun nado, sino solamente en la presentación de un nado ya construído. EI

Paul Géroudet, Zff /!ulfrr m, Neuchatel, Delachaux et Niesdé, t 11, p. 88-94

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La semiótica de la brizna de la hierba

agenciamiento de cortejo y el de territorialización permanecen autónomosuno por relación al oiro. Pero lo que nos parece que debe ser retenido sobretodo, en este exemplo, es el rol de co/npo e fe ü'pas.#r del ritornelo. Yesta bajo un doble aspecto pues, en erecto, vemos que él participa aqui dedos funciones sucesivas y que, haciendo esta, «anuncia» quizá un gradosuplementario de desterritorialización que conduce a una autonomizaciónmás pronunciada de la semiótica vocal y a su interiorización subjetiva sobreun modo más individuado.

Segunda serie: los pinzones & AustrízliaDe una manera general, se considera que los pinzones ocupan un sitio

aparte en la família de los fringilos. Reúnen en erecto especies que sonrelativamente las más «territoriales» de esta Eamilia. A diferencia de los otros

fringilos --canários, pardillos, etc.--, los pinzones solo viven en bandadauna parte del aóo: durante el período de reproducción, la componente deterritorialización se autonomiza y se impone a la componente de sociabi-lidad. Curiosamente, parece que el pinzón macho defiende entonces su«cantón» tanto más ferozmente cuanto que afuera de este agenciamientode territorialización sexual se abandona a un gregarismo sin medida.Los pinzones de Australia, estudiados por K. Immelmann y M. F. Hall,permiten seguir la evolución del ritual de la brizna de hierba a través delos vestígios comportamentales que están mijados sobre toda una gama deespecies y que constituyen, en cierto modo, una serie de «6ósiles vivientes»:

-- en los géneros .Baia!/ü y .4d/míÁa, los machos no pueden cortejar

una Lembra sin tener efectivamente una brizna de paja en el pico. Pera acâmbio no hacen más que imitar la construcción del nido;

-- en el género .4/ü'moD,me, el macho solo utiliza una brizna de hierbaen las Êsses iniciales del cortejo;

-- en el género Z,anc#z/ra, es solo antes de decidirse a hacer su cortejoque transporta por algún tiempo una brizna de hierba;

en el género .Ehó&ma, el macho picotea briznas de hierba, pero nose serve de ellas;

-- en el género noe?áíü, el cortejo con brizna de hierba ya solo apareceocasionalmente y sobre todo en los machos jóvenes.

Lo que nos interesa, además, de manera especial, en esta evolución delos pinzones de Australia, es que paralelamente a una desterritorializaciónque vuelve la ofrenda cada vez más simbólica, y que acaba incluso por

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Tercera parte

hacerla desaparecer, se aviste a la emergencia de un nuevo tipo de ritornelo.De este modo resulta seóalada la articulación filogenética de la semióticavisual de la brizna de hierba con la semiotización sonora del ritornelo de

cortejo. Eibl-Eibes6eldt escribe al respecto que «a partir del transporte dematerial para la construcción del nado, en el comportamiento de cortejodel macho se han desarrollado acciones que emplean briznas de hierba; enciertas especies, estas se han vuelto cada vez más rudimentarias; al mismotiempo, el canto de estas aves, que primitivamente servia para delimitarel território, supre un câmbio de función cuando estas aves devienen muysociables. En reemplazo del cortejo con ofrenda de hierba los machoscantan dulcemente bien cerca de la hembra8.»

En el capítulo precedente, hemos insistido sobre el hecho de que las«maternas de expresión>, empleadas por los agenciamientos no jugabanúnicamente un rol de «relleno» de las formas semióticas o de «canal» de

transmisión, en el sentido de la teoria de la información. Ellas participanactivamente, según toda suerte de modalidades, en modelados, catálises,«elecciones de ritmos», estratificaciones, líneas de hga. . . Están «habitadas»

por máquinas abstractas que «optar» por una conexión antes que por otra.En resumen, cuando hablamos de componentes de un agenciamiento, loque está en juego, no son solamente formas y cantidades de informacioneso de diferenciaciones, sino también rasgos materiales irreductibles talescomo la «viscosidad)} de un canal de transmisión, los ritmos, las inercias,

los agujeros negros propios a un estrato biológico, social, maquínico,etc. Desde el instante en que uno ingente situarse desde el punho de vistade los agenciamientos maquínicos, de los agenciamientos formadores,la oposición masiva forma-materia amorfa deberá ser abandonada enprovecho de una desterritorialización que trabaja tanto las formas comolas maternas, en provecho por tanto de formas desterritorializantes y dematerias deformantes. Desde luego, siempre se puede dar cuenta, a partirde coordenadas espacio-temporales «depurada», de cantidad de movi-miento y de traslación de formas. Pera la toma en consideración de laintensidad, de las mutaciones, de los regímenes de desterritorialización,implica la intervención de otras coordenadas «de existencia» que se podríanllamar coordenadas de sustancia. Aquello que caracteriza a componentesde pasaje como la rostridad y los ritornelos, es que trabajan a la vez en la

8 Eibl-Eibesfeldt, ap. cif.

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norma y en la desterritorialización: es por eso que permiten pagar de unagenciamiento a oiro. No pertenecen al espacio y al tiempo <'en general»,sino que e6ectúan espacios y tiempos particulares. Retomemos nuestrosúltimos exemplos concernientes a los rasgos de silueta y a los ritornelosen las aves: en razón de características «materiales» que les son propias, sepuede ver que estas componentes, las cuales, no obstante, tienen a vecesel mismo tipo de función --por exemplo en los rituales de cortejc--, nomantienen el mesmo tipo de relación con la desterritorialización que lasatraviesa a ambas. Los rasgos de silueta son, en cierto modo, «arrastrados»por una desterritorialización filogenética que refiere a los comportamientosde nidificación y a rituales de ofrenda y tienden, por ello, a borrarse ellosmesmos en provecho de una semiotización indiciam que se integra a otrascomponentes semióticas (danza, posturas, etc.). La desterritoriaiizaciónha tenido por erecto, en suma, disolverlos en tanto que agenciamientoautónomo, agenciamiento que, a] comienzo, era más bien plástico, «adhi-riéndose» a las territorialidades de las especies que involucraba, podendopor tanto en juego componentes muy heterogéneas (morfológicas, icó-nicas, miméticas, posturales, etc.), procedimientos e «instrumentos» deuna gran variedad (brizna de hierba, rama, algas, arrenda de pez, etc.)P.La situación es muy diferente con la componente del canto en las aves.Ella también es, en su «origen», es territorial, pero a medida que se des-territorializa, se afina, se especifica y se autonomiza. Acaba por lugar unrol completamente especial en los procesos de selección evolutiva, puestoque se puede considerar que, por exemplo, en ciertas aves paseriformes,la existencia de «dialectos» diferentes ha tenido por consecuencia unaislamiento ecológico» de diferentes poblaciones y la división de ciertas

especies''. La función «cata]ítica» comportamental del canto de ave, además

' Bafo formas cercanas, encontramos un ritual de cortejo que refiere a la «nidificación».incluso en los peces. Por exemplo, el macho ZüpJ'z adorna su desovadero con ramitasde maneja de produzir un erecto de estrella que atraerá a las hembras. Citado por Eibl-Eibesfeldt, op. c/r., p. 126.

1" Eibl-Eibesfeldt, quien evoca de igual modo los trabajos de ]. Nicola] que conciernena la evolución conjunta de las aves viudas(U2a/;zaf) y de las aves que ellas parasitan(diferentes tipos de bengalis, de astrilds, etc.) a partir del hecho de que imitar el cantode su anfitrión«... es muy probable que los tradicionales lazos de las viudas con susespecies-anfilriones, que son manrenidos a través de la imitación del canto de essas, hayanconducido a la evolución de diferentes razas de este grupo» Eibl-Eibesfeldt, p. 1 62 y 1 94.

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de que articula ritornelos intra-específicos --centrados sobre el território o elcortejo-, puede también retornar a un sistema de gritos de alarma muchomenos específico. Algunos pinzones, por ejemplo, sobrevolados por avesrapaces, se pondrán a dar gritos que se asemejan exactamente a los de avesde obras especies, que, por otra parte, si se encuentran efectivamente en lasinmediaciones, no dejarán de aprovechar la inFormación.

EI desencadenamiento de estos gritos poco diferenciados es muy pro-gresivo, y parece «concebido» de maneja de no permitir al rapaz establecercomparaciones binaurales que lo ayuden a localizar las aves emisoras;mientras que los cantos territoriales o de cortejo de estas últimas, dize rentespara cada especie, son en câmbio fáciles de localizar, por el hecho de lasvariaciones tajantes de las frecuencias que ponen en juego. EI canto delos pinzones puede entonces jugar sobre un doble registro: de alarma y deinter6erencia territorial o de especificación y de localización. Pero permite[ambién combinaciones que producen una suerte de lenguaje a-significante.Las componentes de canto pueden entrar a su vez en combinaciones rizo-máticas mucho más elaboradas que tienden a fiincionar como una suertede lenguaje comportamental significante. Hemos visto que el troglodita,pagando de un comportamiento territorial a un comportamiento de cor-tejo, podia desviar su ritornelo --disminución de intensidad, reducción aun trono-, constituyendo ese câmbio de rumbo un sistema de seóalizacióny de activación en el seno de una misma componente. Vimos igualmente,esta vez en el orden filogenético, que el ritornelo sustituía, en los pinzonesde Australia, al sistema de las ofrendas. Parece entonces que la componentemás desterritorializada --aqui la del canta- tiende a imponerse en el seno

del rizoma de los agenciamientos. Es lo que parece confirmarnos la des-cripción, por Tinbergen, del comportamiento de cortejo en los albatros,cuyo guión muy complejo está como «coronado» por una componente decanto' ', o aquella, por Lorenz, de las ocas cenicientas, donde encontramostambién, como conclusión del ritual de cortejo, esta mesma suerte de «gritotriunfab> que seóala la neutralización de los agenciamientos agresivos y elestablecimiento de una «comunidad de deGensa» al nível de la pareja':

Eibl-Eibesfeldc, aP.cií., p. 130 y 1 36.

i2 Este ritual está compuesto de agenciamientos:de danza: el cuello tirado hacia atrás, los partenaires girando el pico alternativamente

la cabeza de lado, de manera que el pico toca el hombro proyectado a lo algo;

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La ritualización de un agenciamiento comportamental no es sinónimode automatización. Una semiotización puede devenir maquinal sin ser noobstante mecânica. Y todo tipo de aproximaciones, de variantes, de líneasde fuga, de agujeros negros, siguen siendo todavia posibles. Hemos evocadoaqui las pruebas fracasadas en las trogloditas o las escenas de pareja en lucigüeóas, pero habría que inventariar también «actos gratuitos» como esaimitación por el ave paro del canto del cernícalo'' o el cacareo inverosímilde un estornino en el colmo de la excitación, caricaturizando a la vez, aEfta de un real talento de imitación, al mirlo, al oropéndola e incluso aaves de corral''. Sin hablar del muy conocido exhibicionismo del ruisefior,que lo conduce a tomar el riesgo de exponerse a 5 o 6 metros del suelopara asegurar un alcance máximo a su extraordinária performance vocal's

Pero esta ritualización tampoco es sinónimo de una liberación, de uncorte respecto a componentes más «deterministas», y esmo es así incluso enel caso en que pane en primer plano componentes sobre-desterritorializadascomo la del canto en el ave (y, para el hombre, como las del habla y de lasritualizaciones religiosas). Tomemos todavia algunos ejemplos de la etolo-gía para ilustrar esta dependencia, o más bien este sistema rizomático deinterrelaciones entre las componentes. Voávamos a nuestro primer ejemplodel ave diamante moteado que combinaba, lo recordamos, dentro de suritual de cortejo, una componente «brizna de hierba» y una componentede «retorno a la inEancia>. Utiliza de igual modo, para agenciar su terri-torio, para tener a distancia a los otros machos, atrás dos componentes

de esgrima de los picos, que «imita» la búsqueda de alimento de las crias;-- de choque de pico, que evoca una amenaza;

de grito hacia el cielo, que evoca más bien un sossego;de alisamiento de las plumas de la espalda del partenaire(siempre puntuada de

choques de pico).Y al final de cada secuencia, cuyo orden no es muy riguroso, las dos aves se inclinan

mutuamente havia el sueco y emiten «dos sílabas sonoras» para sellar una especie de:contrato de nidificación».

13 Paul Géroudet, Zef .r)mse?T?úum, ap. f/l., t. 11, p. 1 0.

'4 J2em, t. 111, P. lO.

i5 fada una rubrica del julgo animal debería ser también explorada. Eibl-Eibesfeldtdescribe por ejemplo una extraordinária partida de croquet entre dos pinzones de lasGalápagos, que se devuelven alternativamente un pequeno gusano de harina a través dela ranura de una rama dentro de la cual lo habían insertado previamente. Eibl-Eibes6eldt,ap. c/r., p. 252.

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semióticas: una visual --un plumaje muy coloreado''-- y una sonora-- unritornelo estereotipado. La adquisición de este ritornelo, en los jóvenesdiamantes, se realiza por aprendizaje cerca de los congéneres. Pelo si unode ellas es criado en una família de mudas striatas (que los pajareros lla-man capuccino), aquello que aprenderá es entonces el canto de su padreadoptivo''. Notemos que este aprendizaje se eÉectúa durante un períodollamado «sensible», mucho tiempo antes de que el joven esté en condicionesde cantar efectivamente. Se debe distinguir entonces entre una case de se-miotización puramente auditiva (por «huella») y una Êsse de semiotizaciónfónica activa. Y. además, «detrás» de estas dos componentes, se perfilamcomponentes biológicas de una naturaleza completamente distinta, comolo muestra el hecho de que una Lembra de diamante que, «normalmente»no tiene canto territorial, adqüere uno desde el momento en que se leadministra hormonas sexuales macho. Evidentemente solo reproduce elcanto de la especie a la cual fue impregnada durante el «período sensible»de los primeros treinta y cinco dias de su vida'*

EI hecho de que una componente, como el ritornelo, esté más des-territorializada que las otras no implica por tanto en absoluto que hayatomado sus distancias con componentes más «deterministas, como las delos aprendizajes, de las huellas, o de las transformaciones endócrinas. Ytal vez incluso estemos en derecho de esperamos que a medida que unacomponente se desterritorializa, esté más «en contacto» con niveles másmoleculares del comportamiento y de la vida mesma. No cabe duda, porexemplo en el hombre, que las semióticas lingüísticas, paralelamente a sufunción de conjuración mágica y de sujeción social, han agendado en suprovecho una «omnipotencia» de nuevo tipo sobre su propio comporta-

ió K. Immelmann mostró que los diamantes moteados, que tienen un plumaje deadorno muy coloreado, se mantienen a cierta distancia murua, mientrn que los sujetosblancuzcos de la mesma especie se acuclillan más cerca unos de otros. Citado por Eibl-Eibes6eldt, p. 151

17 Incluso a este nível de fàscinación biológica que constituye la huella, continuaránexistiendo especies de grados de libertad o de maternas opcionales, como tiende a indicariael fecho de que los diamantes que fueron criados con hembras de mudas solo harán lacorte a estas, una vez vueltos adultos, í/ ;e üT Z# Zz opor/uzz/caia. Si se les impune, por elcontrario, cohabitar con una hembra de su especie, se volverán, en apariencia, «normales»:les harán la corte y se aparearán con ella como si no hubiera habido huella. Esta última,en suma, parece imponer sus erectos sobre todo en el orden del deseo.

'* Trabajos de K. Immelmann citados por Eibl-Eibesfeldt, p. 241.

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miento, sobre su entorno y sobre n umerosu especies vivientes. Y los gradossuplementarios de desterritorialización que representan las sucesivas casesde desprendimiento de una «mecanósfera» sobre los órdenes biológicos,lingüísticos y sociales, han tomado una importância tal que, sin ellos, lasupervivencia del hombre seria hoy inconcebible. (En particular, sobre unplano biológico, el hombre de las sociedades industriales no «resiste» másque por su capacidad de discernabilizar, de semiotizar, de diagramatizarartificialmente los agentes patógenos que lo agreden). êPero qué sucedeal nível relativamente elementar en el que nos hemos situado, con unacomponente semiótica como la de los ritornelos en las aves? No podríamosinsistir lo suficiente sobre el hecho de que, aun en semejaníe domínio,las relaciones que se establecen entre las componentes biológicas y lascomponentes semióticas no fiincionan en sentido único. Se comprenderámejor la complejidad de este tipo de relación examinando un gráficocomo el que propone R. Hinde'9 para describir las interacciones entre losdiferentes factores que intervienen solamente en el ciclo reproductor delcanano y que pone en Juego:

componentes físicas como la amplitud del día y el grado de lumi-nosidad;

-- componentes biológicas y morfológicas, producción de hormonas,crecimiento de las gónadas, de las placas incubadoras, del oviducto, etc.;

-- componentes perceptivas, esf/h Zor icónicos emitidos por la imagendel macho y sus câmbios de actitud;

agenciamientos comportamenrales individuados, rales como los deldesove; sociales como los del cortejo, de la nidificación, etc.;

Este autor explicita así en cuatro punhos los «princípios» que rigen lasrelaciones indiscutiblemente rizomáticas:

1) 1as causas y las consecuencias del comportamiento sexual estánestrechamente ligadas a las de la construcción del nado y mo ie Zai/zífdeconsiderar separa(lamente\

2) 1os estímulos externos (macho, nado) crean modificaciones endócrinas

cuyos erectos ie .z27cioman a los de dichos factores;3) la producción de hormonas está cometida a ca/zaoZes 22z,ersoi;4) las hormonas tienen #?r/ai «vzZZÉ@Zes.

í9 Citado por Eibl-Ebesfledt, p. 53-54.

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Los rasgos & matwia & expresiónLas distinciones que fuimos elevados a establecer, en el seno de los

rizomas comportamentales, entre los agenciamientos de semiotizacióny las componentes semióticas o de codificación, son todas relativas y noimplican prioridad alguna de una instancia sobre tetra, ninguna jerarquíaa .priaH. Ciertos agenciamientos pueden estratificarse, automatizarse y«ordenarse» a título de componentes en otro agenciamiento, mientrasque ciertas componentes pueden ponerse a «brotar» y a producir nuevosagenciamientos. Además, ciertas hiper-estratificaciones pueden acarrearzonas de desmoronamiento semiótico, agujeros negros, que, a su vez,serán generadores de líneas de fuga hiper-desterritorializadas (exemplo: laexplosión de la «Rusga eterna» en 1905 y en 1917).

Las conexiones entre los agençiamientos y las componentes de un rizomano respetan entonces necesariamente la existencia de peldaííos que estaríanescalonados según un orden pre-esrablecido --por exemplo el orden de lasdesterritorializaciones entre lo {<físico», lo «químico», lo «biológico», lo«semiótica». . . Ciertas «transversales» conectan así, en el orden animal,

«lo más social» con «lo más biológico, o con <llo más ecológico),. Pero estaorganización en rizoma, éno estaria «duplicada» por una jerarquía menosvisible, la cual ya no concierne, esta vez, a los agenciamientos y a las com-ponentes, sino a la textura misma de estas últimas, aquello que, siguiendoa los glosemáticos, hemos clamado: los rasgos de materna de expresión yde codificación? Respecto a esta, se podría considerar que la rostridadsocial, que habíamos clarificado entre los micro-Equipamientos colectivosy a la cual corresponde manifestar las delimitaciones de poder entre lo«aceptable» y lo «lícito» y que está encargada de memorizar globalmentelos «gráficos>, de elección binários transportados por las significacionesdominantes:', descansa de hecho sobre los rasgos de rostridad innatosque los etólogos estudian en la actualidad:'. En otro orden de idea, sepodría considerar que los dos tipos de memoria que han sido puestos al

zo Es de notar que las técnicas de análises matemático de los datas recurren, desde hacealgunos altos, a métodos de cranscripción que apelan precisamente a rasgos elementares derostridad. Así, en el método de Chernoa, los parâmetros son representados por la boca, ianariz, etc., y se compara las fisonomías para comparar los objetos estudiados, Cf: EdwinDiday et Ludovic Lebart, «l;analise des données», Zd .Rerófrróe, n' 74, enero 1 977.

:' Según ellos, todo o parte de los comportamientos de negación, de aprobación, deacogida, de galantes, de arrogância, de intimidación, de triunfo, de sumisión, de razia,

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día por los psico-fisiólogos --la memoria de corto plazo, que capitaliza lainformación durante algunas decenas de segundos, y la memoria de largoplazo-- son enteramente tributárias de la memoria sensorial que solo retienela información durante 2 o 3 décimas de segundo. êPero hasta qué punhoesta memoria molecular no depende, ella también, de las memorias másmolares que parecen apoyarse sobre ella? EI rechazo cientista a admitir quelas existencial más desterritorializadas, rales como la rostridad, los ritorne-los, los procesos ideativos, las máquinas abstractas, son tan redes y estántan «en contacto» con la realidad como los procesos z,zf/ó&me /e materialesconduce a sobreestimar a.püorí sistemas de causalidad lineares y dualismosque van de lo químico ózf/d la vida, de la materia Azrcf el espíritu, etc. Silas componentes de rostridad y de ritornelo tienen una realidad cualquiera,no se puede ciertamente dudar de que tengan algo que ver con el cerebro.Incluso se las podría «localizar» de manera aproximativa, en compaóía deatrás componentes de memoria globalmente visuales y táctiles, hacia laizquierda de la parte anterior del lóbulo temporal, en «oposición» con lascomponentes de memoria discursiva que intervienen en el lenguaje, «loca-lizadas» bacia la derecha de ese mismo lóbulo::. Pero pareceria muy pococientífico, en câmbio, emitir la hipóteses de que a la inversa, componentesde rostridad, la música, etc., puedan, ellas también, intervenir sobre elcuerpo, modificar el cerebro, transformar metabolismos. Y sin embargo,es probablemente en esta vía que las investigaciones ecológicas se dirigiráncuando hayan terminado con sus en6ermedades inEantiles (taxonomismo,reflexologismo, conductismo, vitalismo, etc.). Volvemos siempre a estamesma interrogación: équé face que se mantengan juntos los agenciamien-tos y sus componentes heterogéneas, una jerarquía trascendente de formasespacio-temporales, un apuntalamiento de erectos físico-químicos, o bien

etc., dependerían de codiíicaciones transmitidas hereditariamente. Cf Eibl-EibesEeldt,P. 440 y sig.

22 Subrayemos que no son«centros» que localizan los neuro-cirujanos, sino solamentepunhos de resección que tienen por consecuencia la de desorganizar las componentes encuestión. Todo conduce a pensar, en erecto, que cada acto real de memorización -enparticular para aquello que concierne a la memoria de largo plazo-- pone en juego lospotenciales eléctricos de toda unapaóázr/ó de neuronas en absoluto «localizable», pera quees «seleccionada» en e! conjunto del cerebro. Wilder Penfield, Brenda Milner, «MemoryDeficit Produced bi Bilateral Lzsions in the Hippocampal Zona», .4rzó/u. (#lMrirroZZ97 a/zZ/ycófa/7y, 1958; E. RoyJohn, 4ecóanüms ifMmoy, New York, Academic Press, 1 967.

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Tercera parte

el montaje contingente de ciertas componentes que «asumen» funcionemespecializadas de transcodificación y de desterritorialización(a las quehemos llamado «componentes de puaje» o «componentes diagramáticas»)?

En el findo último de nuestro problema de ritornelos, se plantei aquelde la sincronización de los ritmos biológicos que, antes de desembocar enla constitución de una nueva ciencia --la cronobiología--, dio lugar a innu-merables desarrollos metafísicos. Ludwig Klages, uno de los fiindadores dela grafología, füe llevado, por ejemplo, a oponer un ritmo vital a cadenciasmás culturales. Consideraba que el hombre era el único capaz de ensamblarritmos elementales en lebres cadencias espaciales y temporales. {.La Vida,escribía, se expresa en el ritmo: el Espíritu, en câmbio, por medio de lacadencia métrica, fuerza al impulso rítmico de la vida a plegarse a la leyque le es propia:s.)> Pero la cronobiología, antes que buscar <enganchap>la trans-ritmicidad sobre el espíritu y la cultura, se esftierza, por el con-trario, en hacerla derivar de una composición rítmica de base molecular.Es así que considera actualmente que los ritmos circadianos:' resultaríandel acoplamiento generalizado con erecto inhibidor-- de aquello que A.Reinberg llama a poóZac/ó 2e oíci&zdoxrs mo&czlZareszs. Es interesanterecobrar aqui este mesmo método de investigación de las «mutas molecu-lares» que habíamos seííalado a propósito de la memoria.

Esta «lógica de las mutas» debería ciertamente ayudarnos a falir delas categorias formales como la Vida, el Espíritu, la Materna, êpero nospermitirá avanzar otro tanto sobre un problema como el que planteabaKlages a propósito de la articulación entre ritmos vitales y «cadencias» más

zs EI ritmo está en el aleteo de las aves migratórias, en el [roce de los caballos salvares, enel deslizamiento onduloso de los peões; pera es tan imposible para los animales trotar, velaro nadar a intervalos regulares como al hombre respirar al campas del metrónomo. LudwigKlages, Bpr?ii/on d raxncfêre ü/zi /7fr/fzfrr, Neuchatel, Delachaux-Niestlé, 1 947, p. 4 1.

!4 Ritmo de un período de veinricuatro horas, que juega un rol que se revela cadavez más importante a medida que se los estudia, tanto al nível de la biologia celular, de laEumacología, de la fisiologia de los tecidos, de los órganos y de las hnciones como de laecologia. La mayor parte de los ritmos de período superior -como los de las migraciones--resullarían de una composición que parte de los ritmos circadianos y por tanto, en elmondo, de estas ritmos moleculares.

zs Alain Reinberg,«La chronobiologie. Une nouvelle étape de I'étude des rythmesbiologiques», Sr/e/zas, vo1. 1, 1 970; «Rythmes biologiques», Ehgfá2pzedf ZI/niz,ena/ü,vo1. 14, p. 568; Julian de Ajuriaguerra, C7rüs óiobg/g ei efpgf#ün/f, Genêve, éditionsGeorg et Cie, 1968.

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completas? EI hecho de que sistemas heterogéneos estén «atravesados» porel mesmo tipo de elemento molecular --por exemplo ritmos molecularesinfra-biológicos-- nos indica que existe entre ellos sistemas de articulación«por adentro», si se puede decir, pero no consigue esclarecemos sobreaquello que hace cristalizar, en un nível molar, diferencias cualitativas, ysobre aquello que caracteriza el funcionamiento de lo que hemos llamado:las componentes de pasaje. Tomemos, para ilustrar este tipo de dificultad,un último exemplo de la etología de las aves. WI H. Thorpe fue llevado, en

el curso de su estudio sobre el ritornelo de los pinzones, a distinguir en suorganización interna dos tipos de niveles rítmicos y melódicos: aquel queconcierne a cierto «acabado» de su estructura que permite diferenciar elcanto en ires estroEm y articuladas en un orden determinado (fme ia/2g):'.Pero esta distinción, como vamos a verão, está ledos de coincidir con la deKlages entre ritmos vitales elementales y cadencias socializadas. En erecto,el material de base ya está aqui muy elaborado sobre el plano «musical» yes imposible, además, discernir nitidamente entre aquello que dependeriade una programación hereditária y aquello que dependeria de una progra-mación social. Criados en aislamiento, los jóvenes pinzones reconocen demanera espontânea el número y la longitud de las sílabas de las estroeas debase, pero disponen de igual modo de una suerte de «receia» para aprender,o más exactamente, como lo subraya Thorpe, para íeZecc/o ar las melodiasque tienen que imitar. (Si se les da a escoger vários registros de cantos en eltranscurso de su período sensible, retendrán «aquellos que más se parecenal canto típico de su especie, por la cualidad del dono y la forma de lasestroEu».) En câmbio, ciertos elementos de organización, como el orden depresentación de lu tres estrofes básicas, solo dependen de un aprendizajesocial. Seóalemos además que una parte es también reservada a la impro-visación y a la competición puesto que, como lo remarca WI H. Thorpe,los detalles de la frase terminal, con sus florituras, no son aparentementeaprendidos, sino «trabajados» con los demás miembros del grupo (moréeZawf Z'7 ra/nprüóz'e i/ngfnp,). EI diagramatismo de las codificaciones se ma-

nifiesta aqui por este enredo constante entre la herencia, el aprendizaje, laexperimentación y la improvisación. Y uno puede darse cuenta, a travésde este exemplo, que aquello que «pasa» de un domínio a oiro, no son so-

2ó WiUiam H. 'lhorpe, Zearn/ng zzzd unir//zrf/# ,4/z/ma&, Londres, Methuen, 1 969P 421-426.

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Tercera parte

lamente materiales de base o esquemas universales, sino formas altamentediferenciadas, especies de llaves singulares que abren y cierran un territorioo una especie y que hemos propuesto llamar máquinas abstractas.

Este exemplo nos muestra que a la etapa de un estudio analítico, cuan-titativo y estadístico de los elementos de base --por templo del ritmo o dela rostridad-- debería seguir necesariamente una etapa más cualitadva deespecificación de los agenciamientos, y, correlativamente, de definición de

los «procedimientos» maquínicos que desembocan en câmbios de forma yen mutaciones de estructura. Habiendo puesto al día el análises molecularel cruce de lu mutas de moléculas y de las mutas de signos que anudan,sobre el mesmo filum maquínico, un conjunto de componentes químicas,biológicas, ecológicas, técnicas, económicas, etc., le quedaría determinarlas vias a través de las cuales una cosa viviente y social selecciona, agencia ynormaliza los circuitos y los ritmos de dichas mulas. Pera si es verdad quelo viviente «atrapa» su esencia a la vez del lado de la «materia» y del lado delo «semiótico,, será entonces necesariamente desde el primer momento de

la homogeneización de los campos moleculares intensivos que se plantearála cuestión de la «restitución» de las localizaciones, de las totalizaciones yde las estratificaciones espacio-temporales. La «máquina molecular,, si noquiere aplastar y reducir todas las asperezas materiales y semiótica en uncontinuum indiferenciado (la x?s a/e ia cartesiana:') deberá, en erecto, enparalelo a las conexiones rizomáticas de los nulos y al entrecruzamiento ge-neralizado de los agenciamientos, echar luz al tipo de interacción que haráque «haya» agenciamiento. Volvemos a encontrar aqui un problema similara aquel que evocábamos en la segunda parte de este libra, cuando cimosllevados a relativizar la distinción, en el domínio semiótico, entre las «gene-raciones» y las «trans6ormaciones» puesto que, miíándolo bien, se trata de lamesma «materia opcional» micropolítica. Se puede considerar incluso que la

relación trans6ormación/generación semiótica es solo un caso particular dela relación molecular/molar que se establece al nível del conjunto de lo quehemos llamado las <eproposiciones maquínicas,. Lu interacciones entre lomolar y lo molecular son constantes, pero resultan de agenciamientos que,

zz «Por cuerpo entiendo todo lo que puede ser terminado por alguna figura, que puedeser comprendido en algún lugar y /b#.zr un espacio de tal modo que cualquier oiro cuerpoesté excluído de él»(Descarnes, Star/zdáz med// zriózz).

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La semiótica de la brizna de la hierba

en ciertos casos, sobreestiman el «poder» de componentes de pasaje «visibles»en estado molar, y, en oiros casos, de procesos moleculares <linvisibles,.

Sean cuales fueran, las tentativas estructuralistas para superar la antiguaseparación entre lo psíquico y lo somático (desde la «estructura del organis-mo» de Goldstein, la «estructura del comportamiento» de Merleau-Pontyhasta la «estructura simbólica» de Lacan.. .) y para articular aquello quevon Weizsaecker llamaba lo «óntico» y lo «pático» de la vida, han estado«listradas» por los modelos epistemológicos de la física clásica:'. Ellasconsideraron como obvio el mantenimiento, e incluso la acentuación, deuna oposición entre, de una parte, las leyes de la materna y, de obra, las dela vida, del espíritu y del socius. Constituyendo los agenciamientos mate-riales, los agenciamientos de codificación biológica, los agenciamientos deenunciación, los agenciamientos proposicionales, etc., mundos 6enoméni-

camente distintos, rechazaron aventurarse en lo que, según ellos, hubiesesido solo un retorno a una metafísica superada, a saber la exploración dela «maquínica» que atraviesa todas estas «regiones» de la experiencia. Todosistema de clausura, de acordonamiento sobre sí miomas de lu leyes y delas causalidades físico-químicas prohíbe, paralelamente, toda apertura ver-dadera del organismo, del socius o del significante sobre la realidad. Aquireside, a nuestro modo de ver, la impotencia fundamental de las teoriasestructuralistas, y también su responsabilidad política: toman su partido,con demasiada comodidad, por las estratificaciones con las cuales tropiezan

en el orden de las componentes de codificación materiales, biológicas ysociales. Con ellas, no se sele del primado de una subjetivización y de unagenciamiento de enunciación fundado sobre un cogito trascendental.

Pera züsZe gz/e fue concedido a este tipo de subjetividad el principiode un estatus existencial excepcional, no hay que sorprenderse de quea continuación no pueda establecerse ninguna conexión diagramáticaenter-componente sin que dicha subjetividad la acose de una forma o deotra. EI Sujeto, la Forma, la Estructura, el Significante se hacen relevo,en el pensamiento contemporâneo, para resistir a una materna inanimadaque, por otro lado, devino imaginaria a los ojos de las investigacionescientíficas efectivas. La hegemonia del significante lacaniano, en razón

28 «En el cao de la física, escribe por ejemplo von Weizsaecket, la ley reside en la acciónde las füerzas, en el caso del movimiento orgânico proviene de Ja formais Ze CJc# zü üsam/zlr?, traducción de Michel Foucault y[)aniel Rocher, Paras, Desc]ée de Brouwer, 1958.

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de la célebre fórmula «Un significante representa el sujeto para otrosignificante», tiende a hacer proliferar universalmente la subjecividad.Pero no cualquier subjetividad, sino únicamente la de la enunciaciónindividuada, la del centrado significante, la del .poder sobre sí mesmo «lmito del control mediante la castración simbólica--, de hecho, aquellaque serve de relevo a las formaciones de poder capitalísticas y a su redtentacular de equipamientos colectivos. chora bien, lo repetimos, elsujeto, no es evidentemente algo que existe únicamente allí donde hayindividuos autónomos, lenguaje consciente, una discursividad responsa-ble. . . Se objetará que, precisamente, el psicoanálisis vio bien que el sujetono coincidia con la conciencia y con el ejercicio de una discursividadresponsable. Pera es realmente mutilar la subjetividad inconsciente, a laque por otra parte se pretende liberar, hacerla depender esencialmente delas funciones del habla y del campo del lenguaje:'. Existe también sujetode grupo --territorializado o no--, existe también sujeto en la economia,por exemplo en la Bolsa, en la política, en las fábricas, existen tambiénfunciones de subjetivación que se despliegan en la materia viviente y enlas máquinas con o sin la mano del hombre, con o sin cogito. Y. claroestá, no sê trata cada vez del mesmo sujeto que, milagrosamente, haríapesar los mensajes, las decisiones y las leyes de una componente a otra.iUn pequeno sujeto en mi cabeza, como un mam/zg?r minúsculo, en loalto de un rascacielosl Los procesos de subjetivación corresponden aagenciamientos completos, a nudos de desterritorialización que asocian

componentes heterogéneas --y por tanto jamás una pura y universalsustancia significante, opuesta a una no menos pura y universal materiadel contenido. La producción en serie y la exportación masiva del suje-to, blanco, consciente, macho, adulto, amo de sí mesmo y del universo,tubo siempre por correlato la puesta en vereda de multiplicidades inten-sivas que escapan, por esencia, a todo centrado, a toda arborescencia.Pera desde el momento en que se ha tomado partido por abandonar elmodelo del cogito o sus derivados-- como referencia implícita de losagenciamientos de semiotización, se vuelve posible discernir el juego realde los índices maquínicos, de las líneas de desterritorialización, de lasmáquinas abstractas, la diversidad infinita de los modos de subjetivación,

zp Y también, de manera indirecta, de los especialistas en laspsicoanalíticas.

icoiiti'asenas)>

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de reflexividad y de discursividad'o, y ya no resulta en nada sorprendenteel hecho de que mutas y poblaciones moleculares «pretendan), maquinar,en sus propios niveles, un orden creador.

Constantemente debemos tener cuidado de que nuestros instrumentosconceptuales no se pongan a funcionar como simples cuchillas que binari-zarían los objetos y «arborificarían» los problemas; insistimos nuevamentesobre el hecho de que lo «molar» aqui no debe ser opuesto a lo «molecular»como lo más grande y lo más pasivo serían opuestos a lo más pequeno y alo más activo. Existe una rostridad molar pasiva --la de la Imago y la iden-[ificación psicoanalítica-- y una rostridad molar activa --la de los rasgos derostridad esquizo-analítica. Existe una rostridad molecular «mecánica}, --lade la ecologia-- y una rostridad molecular que transmuta las coordenadas dela percepción y del deseo --aquella que, por ejemplo, nos describe Proustcon los diez rastros de .Nbertine que se aproximan de manera sucesiva alnarrador, en el instante de su primor beso. Pero se puede también pesar deuna componente a tetra para salvaguardar un agenciamiento -examinare-mos más adelante, por ejemplo, los vaivenes de Swann desde un ritorneloa una rostridad. Además, existen interacciones directas --«más acá» de los

agenciamientos firmes y de las componentes sustancializadas al nível delas maternas de expresión. Así, mientras se tiene la impresión de «perma-necer en el mesmo lugar», de estar instalado en una significación, en unsólido sistema de redundância, uno puede debatirse entre componentesque se hacen la guerra.

Es lo que nos muestra de manera evidente el resultado de los trabajosde investigadores ingleses sobre las interGerencias, en el lenguaje hablado,entre las componentes auditivas y las componentes de rostridad, y queellos ponen al día modificando el texto del mensaje leído en los lábiospor relación a aquel que es dado a escuchar mediante la voz''. Deberíanser efectuados entonces dos análisis de manera simultânea: el de las po-blaciones moleculares (las maternas intensivas) y el de los agenciamientos(forma y sustancia). Las componentes de codificación o las componentes

3' Exemplo de un sistema de «reflexividad» no significante y no individuado queopera un trabajo discursivo muy completo: la duplicación de los sistemas en doble hélicede ADN que corresponden, en el nível molecular, a la duplicación de los cromosomas.

n Ct «l;ceil écoute. BABA + GAGO -- DADA),. Informe brindado en ZeJ4an2e, 26

de entro de 1977, de los trabajos de Harry McGurk y John MacDonald, «Hearing Lipsand Seeing coices», AZaMre, n' 26, diciembre 1 976.

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semióticas no pertenecen, en erecto, de manera privativa a uno de estasdos niveles de análises. En clezlas fa/zdycfo/zes, en función de der/ /37mz óKm zgz/z'nicaf (máquinas abstractas), algunas de ellas pueden lugar un rolesencial en agenciamientos. Algunas componentes de pasaje, que depen-den de la rostridad o de los ritornelos, podrán desencadenar por exemplonuevos agenciamientos pasionales, hacer proliferar nuevas componentes,bloquear atrás, poner en resonancia y focalizar erectos de agujeros ne-gros. . . En atrás circunstancias, estas mesmas componentes, retornaránal rango de componente intra-agenciamiento, de componente sujetada,estratificada. AI igual que los agenciamientos naturales territorializadoso que los agenciamientos técnicos artificiales, los agenciamientos desemiotización, los agenciamientos de subjetivación, los agenciamientosde conciencialización, los agenciamientos de «alterización», etc., resultamde montajes maquínicos localizados sobre el conjunto del filum de lasdesterritorializaciones (semióticas y materiales) y territorializados sobreel rizoma de las estratificaciones --temendo que «mantener en conjuntos,el plano de consistencia de las máquinas abstractas esta diacronía de lasestratificaciones y esta sincronia de las desterritorializaciones. Así, nose puede p[antear e] prob]ema de] sujeto en general, a de] Otro, o de ]aconciencia, etc. Tal tipo de agenciamiento praducirá un erecto de agujeronegro, un erecto de sujeto territorial azado colectivo o individual, un erectode sujeción, etc. EI cogito como subjetivación conciencial vacía correspondea un agenciamiento de agujero negro, a una puesta al desnudo semiótica,correlativos al ascenso de los fluxos capitalísticos, mientras que el sujeto delinconsciente freudo-lacaniano seóala un grado suplementario de desterri-torialización semiótica --cediendo de manera progresiva los monemas ellugar a los fonemas, a los gra6emas y a los «matemas». Pera otras políticas,atrás sociedades, otros montajes agenciarán obras subjetivaciones, otrassemiotizaciones, más sociales o más moleculares, o ambas a la vez, másetológicas o más revolucionárias, etc.

Un fluxo hormonal, lo hemos visto, puede «desencadenar» una compe-tencia imprevista en materia de ritornelo, o bien un fluxo de ADN puedetransformar un proceso de memorización o enganchar ritmos circadianos;los cruces, los matrimonios en apariencia más imprevistos, más «contrâ-natura>, parecen siempre posibles; pero a condición de ser compatiblescon un conjunto de proposiciones maquínicas cuyo montaje, sin serpropiamente hablando universal, puesto que está «fechado», puesto que

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seáala elecciones irreversibles sobre el filum de las desterritorializaciones,no les impone menos por ello una suerte de «umbral de realidad»':. Uncorolário de esta contingencia de las máquinas abstractas, es que ningunapoblación molecular de cierto tipo, ninguna rítmica universal, nlngunaecuación energética, podría dar cuenta, de una vez y para siempre, de lainfinita variedad de aquello que podría llamarse los «convertidores deagenciamiento». AJgunos de ellos parecerán de una simplicidad elementar-como por ejemplo los «erectos magnéticos» de ritmos que describe E. vonHolst y que tienen por erecto imponer un ritmo sobre los demás"--, oirosde una grau complejidad --como el cerebro humano que no solamente se-lecciona esquemas y ritmos para «paradigmatizarlos» sobre representaciones

mentales desterritorializadas y sobre sistemas inductores de «pasaje al acto»,sino que, además, los vuelve aptos para entrar en una combinatoria de unariqueza ilimitada. éQuiere decir que la escala de la complejidad de estosconvertidores seria paralela a la evolución falo-genética? En absoluto. Sesabe, en erecto, que en el nível menos diferenciado en apariencia, el menos«evolucionado», pueden existir sistemas extremadamente sofisticados de in-teracción de componentes heterogéneas34, mientras que inversamente, en elnível más diferenciado, más «evolucionado>, pueden aparecer mecanismosde una pobreza desoladora --ejemplo el gregarismo Fascista. Lo elemental,lo binário, el feedback, la abolición-agujero negro, no son lo propio deun estádio evolutivo. La elaboración de codificaciones completas puedetomar otras vias que la de la enunciación individuada y consciente. opor quéno admitir que existe una conciencia maquínica --por ejemplo en el casodel sometimiento del conductor a su máquina? Las briznas de hierba, losritornelos, los rostros para las aves y para nuestras pasiones --pera también

': opor qué, por ejemplo, la vida se ha «montado» a partir de cadenas de carbonoantes que de cadenas de silício?

3' Por ejemplo, Holst estableció que los ritmos de las aletas pectorales de un pezeran siempre dominantes sobre los ritmos de las aletas dorsales y caudales. Citado porEibl-Eibesfeldt, p. 41

:' Un exemplo humorístico de conjura animal de una «política de agujero negro»,mediante la puesta en juego de interacciones semióticas altamente sofisticadas: el de losinsectos que, amenazados de ser devorados por su hembra durante el apareamiento, pararetratar el plazo, al menos el tiempo de la cópula, le oflecen pequenos regalos alimentados.Los de la especie .f?azar/a llevan la mioma grada hasta proponerle un objeto cualquierano consumible, pelo que han rodeado de un capullo especialmente difícil de deshacer. .Citado por Eibi-Eibesfeldt, p. 127.

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para nuestra inteligencia-- son instrumentos de conocimiento, operadorespragmáticos, de la mesma manera que pueden serio, en una fábrica, algunaspalabras dichas, palabras escritas, cifras, gráficos, planos, ecuaciones, omemorias informáticas. La significación del mundo, el sentido del deseo,desde el momento en que se lo quiere captar fuera de las redundânciasdominantes, exigen que se ensanche la gama de nuestros recursos semió-ticos. Mil proposiciones maquínicas trabajan de manera constante a cadaindividuo, por encima y por debajo de su cabeza parlante's. Si ponemosel acento sobre la rostridad y el ritornelo en las componentes de pasaje deldeseo humano, es porque una de sus principales especificidades es, en ciertomodo, «tomar a contrapelo» las demás componentes cortocircuitando susconexiones rizomáticas, recentrándolas sobre erectos de agujero negro,poniéndolas en eco unas por relación a las obras.

Componentes esenciales de la subjetivación capitalística, por el hechode que cierta percepción abstracta del tiempo y del espacio --y en conse-cuencia del trabajo y del socius-- descansa sobre la instauración de esas doscomponentes, ellas dependen del hecho de que las intensidades de deseo(los valores de deseo) hayan sido previamente vaciadas de su sustancia yde que las asperezas hayan sido reducidas, cuadriculadas, en función delas redundâncias y de las normas dominantes (acoplamiento: valor de uso-valor de câmbio). Hemos inventado mostrar en obra parte cómo un autorcomo Kafka, para explorar las coordenadas deseantes de un nuevo tipo decapitalismo burocrático, había sido llevado a recurrir a devenires-animales, adesterritorializaciones musicales, perceptivas, etc. Nos proponemos, ahora,a partir de algunas páginas del prodigioso trabajo analítico que constituyela obra de Proust, examinar las incidencias de ciertas mutaciones capitalís-ticas del comienzo del siglo XX sobre una pasión amorosa: la de CharlesSwann por Odette de Crécr

s5 Kenneth WI Braly mostro, por ejemplo, que la percepción inmediata, «natural»de las formas completas, estaba considerablemente influenciada por un aprendizaje queprocede de una memoria perceptiva inconsciente. Kenneth W Braly, {çlhe Influence ofPast Experience in Visual Perception». Citado por Robert Francês, Z 2zrrep/ía üümmíg#e, Paria, Vrin, 1 972, p. 52.

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La pequena frase de la sonata de Vinteuil

Desarrollándose principalmente en la prolongación de la etología ani-mal, la etología humana está sobre todo ligada, hasta hoy, al estudio de lascomponentes más visibles, más territorializadas, de los comportamientoshumanosl. Pero no es inconcebible una inversión de esta relación de de-

pendencia y todas las esperanzas son posibles cuando un etólogo comoWI H. Thorpe acaba de declarar que características tan fundamentalesdel comportamiento humano como el lenguaje articulado, el manejo delos conceptos numéricos, el uso de símbolos, estimaciones y creacionesartísticas, no están en absoluto ausentes del mundo animal:. La prodigiosaexpansión de la biologia durante los últimos decenios ha concernido demanera principal a sus fundamentos químicos y celulares, pero tal vezestemos en la víspera de un câmbio de situación que la conduciría a po-

Por exemplo, los rasgos de rostridad desencadenan comportamientos de cuidado enlos jóvenes, las reacciones ante el esquema «bebé»(Lorenz, Spindler. . .) o los erectos desugestión como los que heron destacados por Milgram con las experiencial de tortura,graduadas, simuladas, ordenadas por una autoridad jerárquica. Cf Eibl-Eibesfeldt, p.453 y 468.

2 William H. Thorpe, Zeúrniizg lzZJhr/ i z,4n/mú6, ap. f/i., p. 469.

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Tercera parte

ner en primer plano el estudio de los comportamientos y de los modosde socialidad más complejos, como lo testimonia su unión actual con laetología, la socio-ecologia, la socio-biologia, etc. Dicha reorientación lapondría, de hecho, en posición de «ciencia piloto» frente al conjunto de lasciencias humanas, expropiando así a la lingüística de dicho rol que habíanpretendido atribuirle los estructuralistas. Las aproximaciones mecanicistasdel comportamiento basadas por exemplo en pares estímulo-respuesta, olas incisivas explicaciones psicogenéticas, deben dejar el lugar a estudios/# z//z,o, a descripciones monográficas que se propongan realmente enri-quecer la información antes que reducirla simplificándola. Y es precisoreconocer que un considerable retardo se ha insumido en la observación, elinventário y la clasificación de los datos básicos de la etología humana (enparticular en el domínio de las componentes más desterritorializadas delcomportamiento). In ecologia humana está ledos de disponer del capital deconocimientos que los grandes naturalistas habían dejado como herenciaa las ciencias biológicas modernas a la sólida de la Edad Media, y con loque han representado la psicologia y el psicoanálisis de los «universales>,,es casa de cero que hay que retomar la cuestión de los sentimientos y delos pensamientos. Por eso es sin demasiados escrúpulos epistemológicosque, por nuestra parte, nos dirigiremos a Proust -el especialista, si hubieseuno, de los objetos mentales más desterritorializados-- para comenzar areflexionar sobre la articulación y la imbricación de las componentes derostridad y de ritornelo en materna de pasiones humanas. La escritura delos novelistas y de los poetas, antes de devenir un asunto de palabras yde ideal, se ve quizá concernida en primer lugar por la posición singulardel agenciamiento de enunciación al cual pertenecen, por el hecho dela desterritorialización excepcionalmente marcada de una o de varias desus componentes históricas, económicas, sexuales, sensoriales, etc. Nosvemos implacablemente reducidos a la pobreza de los medios redes deanálises que son puestos a nuestra disposición por las ciencias del hombreen su estado actual.

Un solo ejemplo para ilustrar el retrato acumulado en la recolecciónde hechos esenciales: pronto hará medio signo desde que von Weizsaeckerrecomendaba que sea puesto en marcha el estudio sistemático de las «im-bricaciones perceptivas>, --hiperestesias sensoriales, sinestesias, sinopsias,metamorfosiu, etc. Pero en nuestro conocimiento, aparte de algunostrabalos neurológicos y psico-patológicos sobre las intoxicaciones por aluci-

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nógenos --por otra parte de la mayor sequedad--, es todavia a los «trabajos»de Henri Michaux y a los de los escritores americanos de la Beaf Ge ceadoque es preferible remitirse hoy para disponer aunque más no sea de unmínimo de inGormación sobre estas cuestiones, las que sin embargo seriaprimordial explorar para ensanchar nuestro horizonte sobre la diversidadde los modos de subjetivación y de semiotización. A título de indicación,pero muy sumariamente, muy esquematicamente, y apoyándose, a Efta dealgo menor, sobre la vieja clasificación de Sherrington, uno podría «situar»dos autores como Kafka y Proust por relación a la posición particular deciertas de sus componentes perceptivas «mutantes». Todo un trabajo dedistorsión, de agrandamiento, de desplazamiento, de superposición, etc., delas coordenadas sensoriales, parece, en erecto, referir más especificamente:

-- en Kafka, a componentes proprioceptivas, rales como las de la postura,del equílibrio, del tona muscular, de la tensión arterial, etc., que acarreandilataciones y contracciones del tiempo y del espacio (habida cuenta de laforma muy singular que tema de «drogarse» con la fatiga y la anorexia);

-- en Proust, sobre componentes exterioceptivas (tango-receptor, termo-receptor, algo-receptor, foto-receptor, estibio-receptor, gueto-receptor y fo-nte-receptor) y secundariamente interioceptivas, en particular respiratoriass.

Swann no «construyó» su amor por Odette de Crécy a partir de entidadesentra-psíquicas que dependen de ]a psico]ogía general o del psicoanálisis. Estoda su existencia, en sus aspectos más espirituales pero también más socia-les e incluso más materiales, la que es «apostada», en una de esas especies

3 «Como esta vaza de té, atrás tantas sensaciones de luz, los rumores claros, los caloresardientes que Vinteuil nos envió del mundo donde él componía se paseaban delante demi imaginación con insistencia, pero demasiado rápido para que ella pudiera aprehendercualquier cosa que yo pudiese comparar a la seda fragante de gerânio. Sólo cuando estavaguedad en el recuerdo puede ser prohndizada, al menos precisada gradas a un punhode localización de circunstancias que explican por qué ciente sabor nos puede recordarsensaciones luminosas, las sensaciones vagas proporcionadas por Vinteuil, sacadas no deun recuerdo sino de una impresión(como la de los campanários de Martinville), habríasido necesario encontrar, de la fragancia de gerânio, de su música, no una explicaciónmaterial, sino el equivalente profundo, la fresta desconocida y coloreada(cuyas obrasparecían los fragmentos separados, las astillas de roturas escarlatas), modo según el cual él«escuchaba» y proyectaba füera de sí el universo.» Marcel Proust, '4 áz rrrórrróf d ff/nprpe?z/u, ap. c//« t. 111, p. 375. Para todas las citas posteriores, ya solo mencionaremos enaras romanas el tomo y en cifras árabes la pagina.

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Tercera parte

de escaladas que los jugadores de casino liaman una «racha ascendente'» yque le hará exclamar, en el colmo del desasosiego; «Siento que me vuelvoneurópata. . .» (1, 3 17.)

Dos componentes no lingilísticas (y bafo diversos aspectos a-significan-tes) tendrán un rol de primer plano en este agenciamiento pasional; unacorta secuencia de música contemporânea -«.la pequefía frase de Vinteuil»--

y un retrato de mujer reproducido a partir de un fresco de Botticelli. Laprimera, en razón de una materna de expresión desterritorializante, haráfunción de componente de pasaje que abre nuevas conexiones, transfor-mando las coordenadas del mundo cotidiano de Swann; la segunda, a lainversa, tenderá a cerrar, a reterritorializar el agenciamiento pasional sobreiconos y territorios lectivos que se encierran en sí mesmos. Se objetaráêamor de esteta? êMecanismo de sublimación? Inventaremos mostrar, por elcontrario, que este amor de Swann antes de «humanizarse» reagenciándosesobre el rostro de una mujer, dependia completamente, al inicio, de unasexualidad no humana. Su objeto no era un complejo parental, ni un objeto

parcial pre-genital, sino una formula maquínica musical revolucionáriapara su época. La música no ha sido aqui un «último recurso» sublima-torio, una vía de derivación simbólica de la líbido, o un manierismo deesteja, sino el instrumento de producción de otra realidad, una máquinacatalizante de nuevas componentes semióticas y que permite entregar apleno sus potencialidades de desterritorialización, mientras desencadena,a câmbio, crispaciones del yo, rituales neuróticos que harán el juego aciertas «inercias» sociológicas.

Sin emprender explicitamente una teoria de los incorporales y de lasmáquinas abstractas, Proust no dejará de insistir sobre el hecho de que el«erecto musical», y más generalmente el de las obras de arte, no dependede lo imaginário sino de la realidad: «Esta música me parecia cosa másverdadera que todos los libras conocidos. A veces pensaba que esmo sedebía a que, como lo que sentimos de la vida no lo sentimos en forma deideal, su [raducción literária, es decir, intelectual, lo expresa, lo explica,lo analiza, pero no lo recompone como la música, en la que los sonidosparecen tomar la inflexión del ser, reproducir esa punta interior y extremade las sensaciones que es la parte que nos da esa embriaguez específica que

' EI propio Proust füe un jugador apasionado y, en vários períodos de su vida, perdiafumas de dinero importantes en el baccarat.

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encontramos de vez en cuando, y que cuando decimos: «iQ.ué tiempo máshermoso!, iqué hermoso sol!», no la comunicamos en absoluto al próximo,en el que el mesmo sol y el mesmo tiempo suscitan vibraciones muy dife-rentes» (111, 374). Toda la «búsqueda» se chocará con este tipo de realidadinclasificable. Algunas veces, Proust la asimilará a una entidad material,y comparará la obra de un músico como Vinteuil a la de un Lavoissier ode un Ampare (1, 373). Obras veces, se inclinará hacia un realismo de lasideas: « . . . Swann tema los motivos musicales por verdaderas ideal, de otromundo, de otro ordem, ideas veladas de tinieblas, desconocidas, impene-trables a la inteligencia, pero que no por ello son menos distintas entre sí,desiguales en valor y en significación), (1, 349). Pero, en ciertos momentos,

estará tentado de analizar la materia de expresión de la «pequefía fome deVinteuil» en términos que evocarán aquello que, veinte aííos más tarde,serán las oposiciones distintivas de los monólogos del Círculo de Praga: «sedio cuenta de que la poca distancia entre las cinco notas que la compo-nían y la vuelta constante de dos de ellas estaban en el origen de aquellaimpresión de dulzura encogida y temblorosa. . . » Pero, como era conscientede los abusos «reduccionistas>, a los cuales darían lugar las interpretacionesestructuralistas por venir, pronto recomienza y abade que «en realidad,sabia que estaba razonando, no sobre la frase mesma, sino sobre simplesvalores, que, para mayor comodidad de la inteligencia, ponía en lugar deaquella entidad misteriosa que había percebido» (1, 349).

Sin atenerse realmente a una teoria antes que a obra, Proust gira en tornode la mesma dificultad: no puede aceptar el carácter evanescente, lo difuso,lo vago de las sensaciones que lo asaltan. EI acontecimiento inaugural desu obra, lo recordamos, fue ese paseo en coche, en Combray, durante elcual, por primera vez, consiguió ir «al final de su impresión), (se tratabaentonces de hacer pesar con palabras ese «algo análogo a una bonitafrase» que encerraban los desplazamientos relativos de los campanáriosde Martinville y de Vieuxvicq (1, 180-181). De esta realidad en estadonaciente, puede al menos afirmar una cosa, que no depende únicamentede un análisis discursivo tal como puede sostenerlo el lenguaje humano. Esincluso a ella que uno deberá dirigisse, por el contrario, para enriquecer ellenguaje, para fecundarlo y engendrar una nueva discursividad en contactodirecto con aquello que, por nuestra parte, llamamos la economia del deseo.La supresión de las palabras humanas, escribe, siempre a propósito de la«pequeíía frase de Vinteuil», pejos de dejar reinar allí la Êantuía, como se

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Tercera parte

habría podido creer, la había eliminado: «Jamás el lenguaje hablado fuetân inflexiblemente necesario, ni conoció hasta ese punto la pertinenciade las preguntas, la evidencia de las respuestas» (1, 35 1). Y algunos açosdespués de la redacción de C/n amor 2e Suam/z, Proust volvera, en Z,/z Pr/-sfo/fera, sobre esta cuestión que, parece, no había dejado de perseguido:«Los musicógrafos podrían muy bien encontrar su parentesco a aquellasfrases, su genealogia, en las obras de otros grandes músicos, pero solopor razones accesorias, semejanzas exteriores, analogias ingeniosamentehalladas por el razonamiento más bien que sentidas por impresión direc-ta. La que daban estas frases de Vinteuil era diferente de cualquier tetra,como si, pese a las conclusiones que parecen desprenderse de la ciencia,existiera lo individual.» (111, 255-256). Una ciencia individual, he aquiaquello con lo que tropieza el pensamiento de Proust, influenciado comoestaba, probablemente, por el pensamiento cientista de la materna, quepor tetra parte reinaba más en los medios filosóficos y literários que en losmedias científicos involucrados. Sea lo que sea, su religión está hecha, almenos sobre un punho: no se puede considerar la subjetividad humanacomo algo indiferenciado y vacío que seria llenado y animado desde elexteriors. Todo su análisis lo conduce hacia la captación de maquinismosabstractos trans-subjetivos y trans-objetivos, de los que nos proporcionauna descripción rigurosa, y, ni hay que decido, de una suprema elegância:«Hasta cuando no pensaba en la pequena frase seguia latente en su animo,

lo mismo que esas atrás nociones sin equivalente, como la noción de luz, desonido, de relieve, de voluptuosidad física, etc., que son los ricos domíniosen los que se diversiâca y se exalta nuestro reino interior» (1, 350), y nosconduce al borde de lo que hemos llamado agenciamientos colectivos deenunciación, puesto que llega a hacer hablar esa mesma pequena frue entercera persona, en reemplazo.

êNo es igualmente un agenciamiento colectivo de enunciación el quese constituye bajo nuestra mirada, cuando la «pequena frase de Vinteuil»se pone a hablar en tercera persona, imponiendo su ritornelo a los polosdel triangulo subjetivo a partir del cual .Eb basca. . . despliega entonces lu

5 EI campo abierto por la música no se reduce a un teclado de siete notas, sino a unteclado inconmensurable, todavia casi enteramente desconocido. . . Los grandes artistasdescubren nuevos universos y nos muestran «qué riqueza, qué variedad, oculta sin quelo sepamos esa gran noche impenetrada y desalentadora de nuestra alma que tomamospor vacío y nada» (1, 350).

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multiplicidades intensiva del amor de Swann, del narrador y de Proustmesmo, pluma en mano, y, más alia, del procedo abierto por la obra sobrenuestro propio deseo? (1, 348-349.)

Nada predisponía a Swann a caer locamente enamorado de una mu-Jer como Odette. Habitué de los salones principescos, para cuidarse deataduras demasiado exclusivas había adquirido por principio equilibrarsus contactos con mujeres de la alta sociedad cortejando a sirvientes «decarnes sinas, generosas y rosadas» (1, 195) Que Odette haya sido, en el

momento de su encuentro, una semi-mundana --lo que él ignoraba o másbien rechazaba saber de maneja inconsciente-- no constituía por tanto, apriaH, un obstáculo al hecho de que ruviera una «aventura» con ella: loque la alejaba de ella, era su tipo de belleza Hsica que, literalmente, no le«caía bien»: «Para gustar]e, [Odetce] tema un perfi] demasiado marcado,la piel demasiado frágil, los pómulos muy salientes, los rasgos demasiadoestirados. Los ojos eran hermosos, pero grandísimos, tanto, que dejándosevencer por su propia masa, cansaban al resto de la fisonomía y parecia quetema siempre mal humor o mala cara.» (1, 1 96.) Como ella se lo con6esará

mucho más tarde al narrador, es Odette quien primero cayó apasionada-mente enamorada de él. Y todos los pretextos serán bueno, entonces, paravisitado o para atraerlo hacia ella. iY eso durante mucho tiempo, sin ningúnresultados Su primer éxito ante Swann será hacerle aceptar una invitacióna verse en casa de M"' Verdurin, su protectora y su único verdadero sos-tén en el «mundo». Los salones funcionaban entonces, parece, un pococomo los «campos de iniciación>, de las diversas tribus que constituyenlas clases dirigentes, y Swann visitó la de M"'' Verdurin un poco como unetnólogo hubiera visitado una etnia desconocida, pues las personas que lafrecuentaban estaban completamente por debajo de su condición. Pero essin embargo este salón burgués, un poco vulgar y en ocasiones francamenteridículo, el que iba a ser el <cconvertidor semiótica» e incluso la máquinainfernal que alteraria toda su existencial.

Este trabajo de reconversión se referirá a dos punhos: el rostro de Odettey la pequefía frase musial de Vinteuil. êPodemos revelar una prioridad de

' Proust ha descrito de maneja notable e! carácter de agenciamiento colectivo deenunciación de los salones mundanos, en particular en Sazümay Gamorrn: «. . . Los salonesno pueden ser retratados en una inmovilidad estática que pude convenir hasta aqui alestudio de los caracteres, los cuales deberán ser arrastrados también en un movimientocasa histórico» (11, 742).

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Tercera parte

uno de esos punhos sobre el otro? Ciertamente, el ritornelo ha aparecidocon anterioridad al rostro, y se puede considerar incluso que el nuevo tipode agenciamiento amoroso que cristaliza en Swann se ha mijado ante todoen él, la primera vez que escuchó la música de Vinteuil. Pero este amorpor una frase musical --un alto antes del encuentro con Odette- no debíaser para Swann, nos explica Proust, más que el inicio de la «posibilidadde una suerte de rejuvenecimiento» (1, 210), inicio o índice maquínicoque solo hallará un comienzo de realización con la pasión por Odette:Esta prioridad, êdeberíamos más bien buscaria del lado de los procesosde desterritorialización? Es cierto que nosotros tenemos tendencia aprivilegiar, desde este punto de vista, la componente de ritornelo sobrela de la rostridad. Nos parece, en erecto, al menos en el caso de Swann--y evidentemente no se trata de hacer de él un «caso» general-- que es

esta componente la que [rabaja el conjunto de los agenciamientos y laque, en particular, ahueca y descompone la componente de rostridad.Pero ninguna suerte de necesidad esencial preside tal dependencia, y napodría tratarse de indexar mecanicamente cada ritornelo a una función dedesterritorialización --por tetra parte jugará aqui un rol muy importante enla estratificación posterior de los agenciamientos-- y cada rostridad a unahnción de reterritorialización. La rostridad de Odette conoce tambiénsus propias líneas de desterritorialización. En el período de gestación de lapasión de Swann, se verá así el rostro de Odette suprir un lento proceso detrans6ormación: una Odette ideal se decantará, se autonomizará y acabaráincluso por expropiar a la Odette de los encuentros redes para <'instalarso}en las ensoííaciones solitarias8.

De modo manifiesto, Swann se ve tomado de improviso por la muta-ción maquínica de la que es portadora la pequena frase de Vinteuil. No

La plenitud de impresiones que tema desde face un tiempo, aunque hubiesellegado más temprano con el amor por la música, había acrecentado incluso su gueto porla pintura...» (1, 223). Pera ese interés renovado por la pintura será de corta duración;decaerá, él también, dentro del procedo en agujero negro de desmoronamiento semióticaque caracterizará su pasión por Odette.

B Cada una de las visitas de Odette «renovaba para Swann la decepción que sufríaal ver de nuevo aquel rostro, curas particularidades se le habían olvidado un poco desdela última vez, y que en el recuerdo no era ni tan expresivo, ni tan alado, a pesar de sujuventud; y mientras estaba hablando con ella, lamentada que su gran hermosura no fizerade aquellas que a él le gustaban espontaneamente» (1, 197)

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La pequena frase de la sonata de Vinteuil

siendo él mismo músico, aunque no ignore las profundas alteracionesque conoce entonces la música europeu, no las vive verdaderamente desde«el interior». Su situación es bien diferente respecto de las componentesicónicas, puesto que es uno de los críticos de arte más escuchados de lossalones que frecuenta y segue con atención la evolución del naciente artemoderno. Un rostro nuevo no podría desconcertado entonces por muchotiempo; incluso ha adoptado un procedimiento bastante particular para«fijarlo» o para darle un atractivo suplementario consistente en asociarloa una tela que conoce. Es su forma, nos explica Proust, de conjurar «suremordimiento por haber reducido su vida a las relaciones mundanas» (l,223). Haciendo entrar el mundo frívolo en el arte, le parece a él que loexorciza. Pero uno puede pensar que dicho proce(hmiento tiene igualmentepor objetivo protegerlo contra arrebatos pasionales que lo conducirían asalir eÚrcfiz,amr rf de su mundo, y no solamente como etnólogo del salónVerdurin o como mujeriego de las pequenas sirvientas. «Estetizando» susencuentros, recupera y neutraliza todas las asperezas semióticas, todos losíndices maquínicos; todas las líneas de fuga y las cargas de deseo de ordenicónico. Es lo que intenta hacer con Odette de Crécy que se converterá enCéfora, haja de metro, cuyo retrato extrae de un fresco de la capilla Sixtinaque Botticelli consagró a la ilustración de siete episodios de la juventud deMoisés. Swann pulo a punho incluso, en dicha ocasión, una suerte de ritualprivado: contempla una reproducción de la hija de Jetro, que coloco sobrela mesa de trabajo, imaginando que se trata de una Fotografia de Odette (l,225), pronuncia un especie de fórmula mágica: «obra florentina», y lograasí, nos doce Proust, hacer «penetrar la imagen de Odette en un mundode suecos donde hasta aqui ella no había accedido» (1, 224). Pelo en lugarde que su pasión sea exorcizada por este ritual, canalizada por el vaivénentre el tiempo del sueco y el tiempo de la realidad, por el contrario, noface más que tomar cuerpo. Como el bafo relieve de GnnZ2z,a de Jensen',el mostro-icono de Odette-Céfora va a viver y a evolucionar por su propiacuenta, a despegarse de los carriles que se suponía controlaban su trayec-toria y a desorganizar todo el sistema de los agenciamientos existentes. Laoscilación entre, de una parte, las reterritorializaciones sobre el rastro de laOdette real, sobre su reproducción-icono en la mesa de despacho, sobre las

' Sigmund Freud, Z)é# e ef ue ázni áz Grzz21z,a é&lemeH, traducción Made BonaparteParas, Gallimard, 1931.

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Tercera parte

pequenas veladas muy tranquilas en casa de los Verdurin y, de otra parte, lasdesterritorializaciones de deseo hacia oiro posible, tetra música, obra relaciónde clase, oiro estilo de vida que, por ejemplo, apartaría a Swann de su rolde fetiche judío de la alta aristocracia racista, no logrará hallar un punhode equílibrio. Bajo el aguijón de los cegos, va por el contrario a acelerarse,y [a ambiva]encia sentimental sabiamente mantenida a] comienzo de ]arelación se desplomará por el contrario en un agujero negro pasional queconducirá a Swann al borde de la locura.

éPero cuá] es la naturaleza de esta trans6erencia de imagen? êSe trata, departe de Swann, de una identificación regresiva a un personaje maternal?êDe la consecuencia de una carencia, en él, de un polo simbólico paternoque le impediria «asumir» convenientemente su castración? iBasta elevarel dedo meóique para que se dispare el delírio psicoanalíticol Después detodo, esta CéGora, éno fue dada a Moisés por su padre, el presbítero Jetro,en pago de su retorno al Duos de Abraham? êY no fue concebido este frescode la capilla Sixtina como un contrapunto entre la vida de Jesús y la vidade Moisés? No cabe ninguna duda: Swann se aja sobre un equivalentede la mala madre puta porque busca y no encuentra su padre original, elúnico que habría podido imponer la ley y restablecer el orden. êNo es,en erecto, como resultado de su matrimonio con Odette, es decir de unprocedimiento de sublimación de su pasión incestuosa, que en ocasióndel aüaire Dreyfus logra asumir su condición judia? apara qué interrogarsemás adelante sobre la singularidad de ese rastro, la materna de expresión de

esa frase musical, el agenciamiento de ese salón, las circunstancias de estaconversión política. . . Con un peco de autoridad y mucho de blue se podrásiempre haver entrar todos los detalhes en el marco de las interpretacionesde base. apara qué poner en duda estas explicaciones, buenas para todo,que ya no parecen traer problema a nadie? No se trata, para nosotros, depretender mejorarlas o de sustituir una grilla por otra, lo cual garantizaría,esta vez, que se encuentre, en toda ocasión, la buena «solución». Lo queesperamos poner en entredicho es el principio mismo de la interpretación.Nos parece esencial afirmar que el análises del inconsciente, consiste enseguir --a su cuenta y riesgcP todas las líneas del rizoma que constituye unagenciamiento, sea cual fizera, las maternas de expresión de sus componen-tes, los erectos de agujero negro que desencadenan. Y esto sin prejuicios,y cudesquiera sean las acusaciones, incluso las reacciones en cadena, quetal procedo puede implicar. Por ejemplo en el caso de Swann, nosotros no

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la pequena frase de la sonata de Vinteuíl

decimos que la identificación no es nada. Pero la consideramos solamentecomo un procedimiento particular que funciona en el marco de agencia-mientos particulares y a partir de componentes y de maternas particulares''.Considerada de forma aislada, la identificiación no presença ningún inte-rés, no da lugar a ninguna interpretación a,prfaü, y no remite a ningunaImago universal. éTal componente precisa de identificación icónica juegaun rol diagramático, un rol de componente de pasaje? éDónde, cuándo,cómo, en qué contexto? êQué tipo de componente tomará el relevo de suintervención? Ese es nuestro problema.

La «pequena frase de Vinteuil» jalona los agenciamientos sucesivos queconstituyen el amor de Swann. índice maquínico a-significante, ella loanuncia, un aão antes del encuentro con Odette; componente esencial desu activación, va a degenerar, con el curso del tiempo, en «indicativo» dela entrada de Swann en el territorio Verdurin; terminará por ser su cantodel cisne, el día en que retorne, quebrantado por el desaliento, en el salónde Mme de Saint-Euverte. Y, mucho tiempo después de la desapariciónde Swann, el narrador continuará interrogándose sobre la naturaleza de supotencia: «Cuando la visión del universo se modifica, se depura, devienemás adecuada al recuerdo de la pátria interior, es muy natural que eso setraduzca en una alteración de las sonoridades en el músico, como del coloren el pintor» (111, 257) êPero no seria más bien el propio mundo y esta«pátria desconocida» curo «ciudadano» es el artista las que se encuentran

transformadas por las obras de arte? Lo que está en juego en esta elección esdecisivo. En erecto, según que se baga de las mutaciones artísticas un resul-tado de los câmbios del mundo y de instâncias intra-psíquicas, o según quese admita que ellas pueden, por entero, participar en su transformación, unose inclinará hacia una interpretación analítica globalista, cerrada sobre símesma, o hacia una visión «rizomática» y constructivista de dichos câmbios.De un lado, uno se da estructuras totalmente constituídas, que esperan ser«llenadas», del otro, uno acepta la idea de que los agenciamientos segregany deshacen, sin recurso trascendente, los sistemas que los totalizan y losestratifican. Exemplo de problema esquizo-analítico: édebemos considerarel salón Verdurin como solo un marco vacío sobre el cual se enganchan

10 Un análisis diferencial conduciría tal vez a mostrar que las fotos, en Proust, notienen la mioma función que en Kafka(en Proust la foto se refiere al cuadro, mientras queen Kafka el cuadro se refiere a la coto).

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Terce ra parte

personajes y problemas? êNo es más bien un agenciamiento molar activo,una suerte de ciclotrón semiótico, que acelera o neutraliza, en diferentescases del amor de Swann, las interacciones de componentes molecularesde rostridad y de ritornelo? êCuál es, en câmbio, la composición particu-lar del salón Saint-Euverte que le permite desanudm, como lo veremos,el enquistamiento de esas dos componentes, que había conducido a susatelización alrededor de un erecto de agujero negro? êSobre qué tipo detrayectoria va a evolucionar el salón Verdurin, de su lado, para ser elevado alugar un rol importante en el aüaire [)reyfus? êExistiría una conexión entrepersonajes como Diaghilev, Nijinski, el ascenso político de la burguesiaradical, la exacerbación del racismo del ejército y la aristocracia, etc., y eljardín secreto de los deseos de Swann? iUn psicoanalista acabará de todasmaneras por darse aqui por vencido!

éQ.ué tipos de mutaciones maquínicas abstractas trabajan las líneasheterogéneas del rizoma de la preguerra de 1914 que explora el análisesproustiano? Es verdad que alguna vez ha inventado recurrir a interpretacio-nes mecanicistas lineales y que conoce, en consecuencia, ciertas diâcultadesen elucidar las articulaciones entre el arte y la sociedad, pera la marchaefectiva de .Eb óz/ica. . . no continúa menos por ello sus incesantes idas yvueltas entre los niveles molares y moleculares. En sus descripciones tiendeincluso a privilegiar de manera implícita, según nuestro parecer, el hechode que en períodos de crisis, son las componentes más desterritorializadas(como aqui la pequena frase de Vinteuil o, en Combray, el trozo de mag-dalena de la tía Leonia) las que «pilotean» las transformaciones de agen-

ciamientos más territorializados. Lo más frágil, lo más inmaterial, lo másartificial, no depende pues necesariamente de determinaciones exterioreso de mecanismos psicológicos, e incluso se puede conceber, a la inversa,que pueda lugar un rol esencial de «pasaje», de diagramatismo semiótico,entre 6ormaciones más pesadas, más redundantes --rastros que atraviesan lainEancia, poderes que se relevan y se hacen eco, «fijaciones» racistas, sexistas,

etc.-- y en transformaciones y creaciones de agenciamientos que cambianla vida, despistan los sexos y hacen mudar la percepción del mundo.

Ahora debemos emprender una serie de rodeos para intentar ampliarnuestra comprensión del funcionamiento de la pequena frase de Vinteuil.EI primero nos llevará de nuevo a la cuestión del pasaje diagramático entrelas maternas de expresión, en lo que poseen de más material, y las materialopcionales, en lo que poseen de más político. éCuál es la naturaleza de lo

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la pequena frase de la sonata de Vinteuil

que paga en una Grade musical, un movimiento pasional, un problema social,etc.? êSe trata de un estilo, de una forma, de una estructura, o bien, comolo pensamos nosotros, de un cristal de código, de una diutasa semiótica,de una máquina abstracta contingente? Pero nuestras expresiones, lo sen-timos bien, permanecen todavia demasiado prisioneras de las coordenadasgenerales de tiempo, de espacio y de sustancia. En ciertas circunstancias, lascosas y los signos adquieren el mesmo pliegue, el mesmo giro; un rechazo de

su parte a traspasar el rumbo diagramático conduce entonces a un impasse,sea por erecto de agujero negro --suerte de colapso semiótico--, sea porerecto de sobre-estratificación. EI agenciamiento, tomado por una especiede vértigo de abolición, selecciona, sobre un modo totalizante-totalitário,las únicas dimensiones de lo posible que cuadran con las estratificacionesy las redundâncias dominantes.

Las revoluciones sociales, las revoluciones estéticas no alteran solamente

las ideal y las cosas dadas a ver y a oir, trabajan también, como se sabe, loscuerpos, los metabolismos orgânicos más subterrâneos, las percepciones delmundo, las fórmulas de intersubjetividad e incluso cierto presentimientodel porvenir. Vimos que, en el caso de Swann, la máquina abstracta queatraviesa todos estos registros se manifesto, en un primer momento, bajo laespecie de una pequena frase musical. iPero para algún oiro, habría podido«eleger» cristalizar en una Fórmula matemática, un rostro, o un hallazgo en

el escaparate de un anticuariol opor qué Swann escuchó esa pequefia frase?opor qué no se tapó las orejas y el entendimiento y no alineó su juicio aaquel de la mayoría de sus contemporâneos que encontraban malsanas estasespecies de innovaciones musicales? «No es así como se hace música. . . Noes así como se hace m&temáticasll.»

La frase-acontecimiento a-significante no es portadora de ningún men-saje, de ninguna información discernabilizable. Percute los agenciamientosde semiotización y de subjetivación que «constituyen» a Swann. Superado eldesconcierto de este primer encuentro, ella contamina sus diferentes com-ponentes esenciales. Para que semejante mutación abstracta haya podidoasí ganar terreno, éno hacía Efta que ella, de la forma que fuese, se prestaraa ello? La máquina concreta musical revela, manifiesta, vuelve operatoriauna máquina abstracta de transversalidad. La máquina concreta literária

' ' Objeción que se le hacía, en la mesma época, a los partidários de un matemáticocomo Henri-Léon Lebesgue.

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Terceía parte

proustiana toma, por sí mesma, el relevo de esta revolución maquínica.Algo esencial a nuestra época y que va mucho más alia de un estilo o deun modelo, es así transmitido de un agenciamiento a otro, de un agencia-miento narrativo de contenido a un agenciamiento de expresión, de unagenciamiento de enunciación a otro. . . La paradoja, es que al retener sololas significaciones que vehicula, la obra de Proust aparece más bien comoconservadora, incluso reaccionária. Pero la máquina literária proustiana,considerada como tal, es, sin discusión, innovadora y aun revolucionária.Y esmo quizá de manera esencial por el hecho de su extraordinário poderde engrosamiento semiótico que nos muestra ciertos aspectos entre losmás desterritorializados del deseo, ciertas de sus dimensiones transversales

más inquietantes y más virulentas, y con una agudeza, con un «grano» sinprecedente.

Revolucionário entonces, en el sentido en que se dirá del telescópio delmontc Palomar que habrá sugado un rol decisivo en el dispositivo técnico-semiótico que trastornó la astronomia moderna. Y antes que pretender leery releer, interpretar y juzgar una obra como la de Proust tomando los lentesde Freud o de Marx (o del je6e de filas de cualquier Dera escuela liceraria),seria quizá oportuno, a la inversa, aprovechar el descubrimiento de talespecie de poder engrosante y de esclarecimiento de líneas de transversali-dad para buscar detectar, en las obras de estos revolucionários oficiales, lasimprecisiones y los esquives sobre cierto número de cuestiones esenciales demicropolítica del deseo y que hoy sirven de justificación, en aquellos que losreivindican, para bloqueadas, de hecho, en la Historia. Nos hemos esforzadopor mostrar en obra parte que e] maquinismo abstracto a] que apuntabay que era apuntado por Kafka era el de la burocracia bojo sus formas másmodernas --se trate de aquel que trabaja las amas de los grandes aparatosde poder o de aquel que acartona la nuca del funcionário del ante-últimoescalón, cuando convoca a su subordinado. EI asunto de Proust, todo el

mundo lo sabe, es el tiempo. EI tiempo de la inEancia, sin duda, el tiempoarcaico y reaccionário de lu genealogias caras al duque de Guermantes, perotambién, y quizá ante todo, el tiempo capitalístico que no ceda de corroertodos los otros modos de temporalización. Es de este lado que nos haceEfta emprender ahora un segundo rodeo para delimitar menor el sentidomaquínico, la potencia secreta de la pequena frase de Vinteuil.

EI tiempo no es padecido por el hombre como algo que le advendríadesde el exterior. No se trata del tiempo en general y del hombre en general.

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La pequena frase de la sonata de Vinteull

Así como el espacio es rostrificado según las normas y los rituales socialesdominantes, el tiempo es <'acusado» por agenciamientos concretos desemiotización (colectivos o individuados; territorializados o descerritoria-lizados; maquínicos o estratificados). Un nióo que canturrea en la nocheporque tiene miedo de la oscuridad busca retomar el control de aconte-cimientos que se desterritorializan demasiado velozmente para su gustoy que se ponen a proliferar del lado del cosmos y de lo imaginário. Cadaindividuo, cada grupo, cada nación se «equipa» así de una gama básica deritornelos de conjura. Los ofícios y las corporaciones, en la Greda anti-gua, por exemplo, poseían como propio una especie de sello sonoro, unacorta fórmula melódica llamada «nomo'b,. Se servían de él para afirmar suidentidad frente al exterior, para delimitarse espacial y socialmente y tam-bién, podemos imaginário, como medio de cohesión interna; sabiéndoseparticipe cada miembro del grupo del mismo ióePer sonoro y adquiriendoel ritornelo función de sujeto colectivo y a-significante de la enunciación.Pero todo lo que se puede conocer de las sociedades más antiguas nosmuestra que ellas no separaban, como lo harán las sociedades capitalísticas,

las componentes de canto, de danza, de habla, de ritual, de producción,etc. (por ejemplo, en las lenguas africanas, llamadas «tonales», una palabracambiará de sentido según que algunos de sus fonemas sean producidos enun tono agudo o en un tino grave). De hecho, estas sociedades rechazabanuna división del trabajo y una especialización demasiado pronunciada decomponentes aisladas. Confiaban a agenciamientos heterogéneos, queasocian el ritual a lo productivo, lo sexual a lo lúdico, a lo político, etc.,el cuidado de efectuar los pasajes diagramáticos entre los agenciamientos--al menos aquellos que tenían una importância colectiva marcada. EI dia-gramatismo aqui no implicará por tanto necesariamente el recurso a unamáquina significante autónoma y a formaciones de poder jerarquizadasque lo mantendrán bafo su fécula para capitalizar en su provecho todos los«benefícios» de la división social-semiótica del trabajo. Seóalemos, además,que la automatización capitalística de las lenguas significantes, en particulardebido a la importância primordial que tomará su componente escritumlsobre todas las demás componentes de expresión, será correlativa, paraestas últimas, de un proceso de simplificación, incluso en ciertos casos dedegeneración. Es así que en Occidente, el corte entre el habla, el canto,

iz Cf: «Histoire de la musique», Engrápédfr zü óz /)ZZ!.zzü, [. 1, p. 1168

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Terceía parte

la mímica, la danza, etc., tendrá por consecuencia cierto abandono de lastradiciones prosódicas y una binarización y una territorialización de losritmos musicales, una purificación --que se puede considerar también comoun empobrecimiento-- de las líneas y de los timbres.

Esta simplificación de los ritornelos capitalísticos, su reducción, enel extremo, a un simple ritmo binário o ternario, lejos de reducir suimportância, los conducirá, por el contrario, a adquirir un lugar esencialentre las componentes de sujeción semiótica. En lugar de ser agendadaa partir de sistemas territoriales tules como la tribu, la etnia, la corpora-ción, su subjetivación será interiorizada e individuada sobre los territoriosdesterritorializados que constituyen el yo, el rol, la persona, el amor, elsentimiento de <lpertenecer a>,. En estas condicionem, la iniciación a lassemióticas del tiempo social ya no dependerá de ceremonias colectivas sinode procesos de codificación, centrados sobre el individuo, y que tenderána dar un mayor lugar a la televisión y al disco. Así, en lugar de las nanas ylas canciones inÉantiles de antaóo, corresponde hoy a un omito de peluchetelevisivo -contrastado según los últimos métodos de marketing-- inducirlos suefios de nuestros nióos, mientras que son administradas cancioncillasneurolépticas, en altas doses, a nuestros muchachitos y muchachitas con malde amor. . . Estas cancioncillas, estou ritmos, estas sintonias invaden todosnuestros modos de semiotización del tiempo; constituyen ese «espíritu dela época» que nos conduce a sentimos «como todo el mundo» y a aceptar«el mundo tal como va. . .».

Cuando Pierre Clastres evoca el canto solitário de un índio de cara

a la noche, lo describe como «una tentativa de sabida de los procesos desujeción del hombre a la red general de los signos'%>, como una suertede agresión contra las palabras en tanto que medio de comunicación.Hablar, según él, no es siempre «poner en juego al otro». Pero semejanteescapada fuera de las redundâncias sociales, semejante «desprendimiento»del oiro de los ritornelos y de las rostridades dominantes, se ha vuelto sinduda mucho más difícil, incluso excepcional, en nuestras sociedades queviven bojo un régimen general de papilla enter-subjetiva, amasando esosuniversos cósmicos y los investimentos de deseo en la cotidianidad másirrisoria, más limitada, más utilitária. éPodemos siquiera conceber un tipode vida social, tal como la de los índios del Amazonas, que jamás excluiría,

i3 Pierre Clastres, Za Sari#é ra/z f /Zoar, op.c/f., p- 107 y sig

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La pequena frase de la sonata de Vinteuil

cualquiera fuera su intensidad, un cara a cara solitário con la noche y conla finitud de la condición humana? iNo es en vano que los psicoanalistasestructuralistas estimen hoy tener que fundar el Sujeto y el Oiro sobre unarelación exclusiva con el significante lingüísticol iEs en erecto en esta víaque nos conduce la evolución de lu sociedades «desarrolladas»!

Los ritornelos capitalísticos, al igual que los rasgos de rostridad, debe-rían ser clasificados entre los micro-Equipamientos colectivos tales comolos definimos precedentemente. Unos trabajan y cuadriculan nuestratemporalización más íntima, mientras que los otros modelizan nuestrarelación con el paisaje y con el mundo viviente. Por tetra parte no selos puede separar. Un rastro está siempre asociado a un ritornelo; unaredundância significativa está siempre asociada a un rostro, al timbre deuna voz. . . «Yo te amo, no me abandones, tú eres mi berra, mi madre, mipadre, mi reza, la piedra angular de mis órganos, mi droga, no puedo ha-cer nada sin ti. . . Lo que tú eles realmente --hombre, mujer, objeto, idealde vida-- poco importa, de fecho. Lo que cuenta, es que tú me permitesfuncionar en esta sociedad, es que tú neutralizam, por anticipado, todaslas solicitaciones, todas las componentes de pasaje que amenazarían conextraviarme fuera de los carriles del sistema dominante. Ya nada podrepasarme que no pese por ti...» êCómo captar esta contradicción? Essiempre la mesma canción, la mesma miseria secreta y, sin embargo, lasnotas que nos la aportan parecen siempre nuevas, siempre prestas a abrirsesobre nuevas esperanzas. Desde la época barroca, la música occidentalha tenido la pretensión de devenir un modelo universal, absorbiendoocasionalmente y con condescendencia algunos temas «folklóricos>,. Lasmúsicas ya no están ligadas a territorios y a seducciones exóticas. Existede ahora en más la música. Las músicas que se tocarán en las cortes y lascapitales europeus impondrán su ley, cierto tipo de gamas, sus ritmos,su concepción de la armonía y de la polifonia, sus procedimientos deescritura, sus instrumentos. . . Vista desde el «exterior>,, esta música pura--desterritorializada-- parece más rica, más abierta, más creadora quelas obras. êPero qué sucede exactamente al nível de los agenciamientos«consumidores» individuados o colectivos? Los ritornelos capitalísticosde consumo corrience, aquellos que nos dan vuelta en la cabeza a lamagana al tomar el metro, êno son, por el contrario, empobrecidos, amedida que se encogen sobre un individuo solitário y a medida que suproducción se «mass-mediatiza»?

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Tercera parte

Se podría llamar «ilusión binarista» a todo lo que nos conduce a estimarnuestra relación con la vida, con el tiempo, con el pensamiento, con lasartes como superior a la de las sociedades antiguas o arcaicas por el merohecho de que está «armada» maquínicamente, es decir que pane en juegoinnumerables relevos instrumentales y semióticos. Kafka, del que confrecuencia se cree que sus héroes se chocan con su propia soledad bajo laespecie de un insoportable silbido y del que se cree que él mesmo sufríacruelmente del menor ruído, ha descrito per6ectamente esa inanidad delcorrelato sonoro de nuestra relación con el tiempo. («. . . EI canto ha exis-tido en nosotros en el tiempo antiguo, nuestras leyendas hacen menciónde ello: nos quedan incluso textos de esas canciones de antaóo, aunqueya nadie pueda cantarias. Nos damos pues una idem de lo que puede serel canto, y el arte de Joséphine no corresponde precisamente a esa idem.;Es canto? êNo es más bien un silbido''?») iEI desmoronamiento de losritornelos territorializados amenaza entonces con hacernos vascular en un

silbido agujero-negro. Música binária si la hay!Toda la música occidental podría ser considerada como el resultado de

una suerte de inmensa fuga construída a partir de esta única nota vacía.Tapar el agujero negro de su locura a través de ritornelos de infância cada

14 Franz Kafka, Jaiepó/ e áz cãn/íz íce oz/ & pfapZ? dei iozír&,(Euvres complêtes,Pauis, Cercle du livre précieux, 1963-1965, t. IV. p. 235. Seóalemos igualmente enesta perspectiva que, para John Cage, una política del sonido no debería obstaculizar elsilencio, y que el silencio ya no debería ser una pantalla respecto del sonido. Contemplauna sueste de «recuperación» de la nada, como lo muestra el siguiente extracto de una desus conversaciones con Daniel Charles: John Cago, tour üs aüe.zm, Paras, Be16ond, 1 976:

John Cage: -- Esa nada es. aún solo una palavra.D. C.: Como el silencio, debe suprimirse a sí mioma. ..J. C.: Y por eso uno vuelve a lo que es, es decir a los sonidos.D. C.: -- êPero no pierdes algo?T. C.: -- ;0ué?D. C.: EI silencio, la nada

J. C.: iões bien que no pierdo nasal iEn todo eito, no es cuestión de pfxür sino de

D. C.: Volver a los sonidos, es por tanto volver, má cázü lozZz es rfzlra, a los sonidos«acompaóados» de nada. . .(p. 32)

Cf de igual modo la comparación que John Cage establece entre el rebasamiento delo que se flama la música y de lo que se flama la política; «La política es la mioma cosa.Y bien puedo hablar entonces de 'no-política" como se habla a propósito de mí de "no-músim'» (p. 54).

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La pequena frase de la sonata de Vinteui

vez más huidizos, cada vez más desterritorializados, huir siempre más ade-lante a través de incesantes creaciones melódicas, armónicas, polifónicas einstrumentales, êno fue ese, por obra parte, el destino de un Robert Schu-mann quien cubo de encarnar, incluso hasta su desmoronamiento final,uno de los giros más decisivos de la música de nuestro tiempo''? Cuandohoy en día algunos musicólogos transcriben en notaciones occidentales lasmúsicas llamadas «primitivas», no miden quizá hasta qué punto pierden lasingularidad de su objeto. Algunas relacionei secretas pueden existir entreellas y ciertos rituales de conjura, ciertos sistemas prosódicos ligados a frases«mágicas,''. Un especialista que estableciera, por exemplo, la lectura delos ritmos complejos que caracterizan algunas de estas músicas traduciráuna ruptura rítmica en términos de síncope o de contratiempo. Para él, labase, la referencia universal, será la isoritmia. iPero tal vez los primitivos nofuncionen en absoluto a partir de la mioma máquina abstracta de ritmosiTãl vez la norma, para ellos, es un tiempo sincopado! Y tal vez su vida seagencia según ritmos de gran amplitud de los cuales nosotros hemos per-dido toda capacidad de localización, acosados como estamos por nuestros

propios ritornelos uniformemente isorítmicos. Sin duda podríamos situarrelativamente menor este problema transportándonos al tiempo de nuestrainfância, a las incesantes rupturas de temporalización que la caracterizabany cuya nostalgia conservamos. .. Con la escuela, el servido militar y «elingreso a la vida» capitalística por grandes corredores pavimentados quechorrean agua de Javel, nuestros ritmos y nuestros ritornelos han sidopurificados, aseptizados. iY un estudio atento de este fenómeno conduci-ría ciertamente a despejar cierta sincronia entre el ascenso de lo que aquillamamos la ilusión binarista y los progresos de la higiene públicas

Nosotros no promovemos aqui un retorno cualquiera al primitivismo dela inÉancia, de la locura o de las sociedades arcaicas. Lo que buscamos de-

limitar, en una perspectiva esquizo-analítica, no son regresiones, fijacionesinfantiles, sino el funcionamiento de bloques de inEancia, de ritornelos, derasgos de rostridad en el mundo adulto, tal como lo organizan los sistemas

IS Ct el muybello homenaje del músicoJacques Besse; «Robert Schumann est interné»,

Za Gxanzüp 2gzle Paria, Belfond, 1 969.ló En ciertas músicas aRicanas, por exemplo, se tamborilea una frase sin articulada

verbalmente.

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Tercera parte

capitalísticos. iDe hecho, todo es infantil en nuestras sociedades, salvoquizá la realidad mesma de la ineancia!

A medida que las territorialidades de «origen» como la de la Famíliaampliada, las comunidades rurales, las casta, las corporaciones, etc., fiieronbarridas por fluxos desterritorializados, los modos de subjetivación se hanenganchado y agarrado a objetos residuales o a exlaÍz semióticos. (De estemodo, todo un juego de afinidades electivas, o incluso de filiación directa,podría quizá ser puesto al día entre la Dama del amor cortés, el puerilismodel sentimiento romântico, la Eascinación nazi con la sangre aria y el idealde vida que reina en las sociedades desarrolladas). La desterritorializacióncapitalística de los agenciamientos ha acarreado profundas modificacionesen los modos de semiotización del tiempo. Nuevos ritornelos y nuevas mú-sicas fueron emplazados cuyas material de expresión han sido seleccionadas

de forma de prestarse al juego de lo que se podría llamar el reforzamiento dela política de los extremos. Los nuevos agenciamientos de temporalizaciónvan, en erecto, en ires direcciones simultâneas:

1) bacia una subjetivación hiper-territorializada, en particular en elambito de la economia doméstica, abriendo un camino casa ilimitadoa operaciones de poder que se apoyan sobre el control de los ritmos delcuerpo, de los movimientos más imperceptibles del cónyuge y de los ni-óos -- «Qué tienes, no estás como siempre, cuáles son tus pensamientossecretos, de qué está hecho tu goce (o tu rechazo de goce) . . .»;

2) hacia un diagramatismo siempre más «rentable» para el sistema, me-diante el desarrollo de nuevas tecnologias de sometimiento cronográfico delos individuos. Es la ritornelización de la fiierza de trabajo que ya no dependede iniciaciones corporativas, sino de la interiorización de bloques de código,de bloques de devenir profesionales standard -en todas partes el mesmotipo de cuadro, de supervisor, de burocrata, de técnico diplomado, etc.--,que delimitan medios, castas, formaciones de poder desterritorializadas'';

3) hacia una apertura rizomática, que desterritorializa los ritmos tradi-cionales (biológicos y arcaicos) y crea condiciones que permiten consideraruna relación enteramente renovada con el cosmos y con el deseo.

De hecho, esta nueva relación desterritorializada entre la flierza de trabajo y las6ormaciones de poder no solo concierne a los sectores económicos de punha, repercutede igual modo sobre los sectores antiguos, sobre la fiinción pública, acraviesa los mediousindicales, políticos, universitários, judiciales, etc.

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La pequena frase de la sonata de Vinteuil

La desterritorialización de su escritura, de su ejecución y de su escuchaconduto a la música occidental a despegar sus ritmos y sus canciones desus «tierras natales». Y, desde este punto de vista, no parece que haya quemantener una diferencia entre su música seria y su música popular. Unay la tetra tienden a colmar áquello que llamamos de manera aproximativala mioma falta de correlato sonoro territorializado. Son músicas de expec-tativa, músicas de respuesta, músicas tapa-agujeros que remiten al sujetoa una individuación exacerbada, que tienden a desconectarlo de todos lossistemas de intensidad que escapan a las normas y a cortado del socius o,al menos, a integraria solamenle a un socius purificado, desterritorializado.La riqueza de expresión de las músicas de câmara, de las músicas sin66nicaso de las músicas de ópera no debe ilusionarnos respecto a esta. Desde elpunho de vista de los agenciamientos de consumo, ponen en juego crsazzsubjetivos en todo punho similares a los de la música de ascensor. Perarequiriendo las músicas de maça cierta participación de los usuarios --delbaile de campo al mega show del gran espectáculo-- participan, cada unaa su maneja, de esta tecnologia del repliegue sobre sí. EI racionalismobarroco intento reemplazar antiguas regiones y antiguas liturgias por unacerritorialidad lógica. Pera su expansión incesante la condujo a su propianegación y, en última instancia, a su propia abolición. Desde este punhode vista, se puede considerar que el #ed schumanniano habrá marcadoun último desesperado punho de resistencia. Después de él, ya jamás seráposible cierta relación de «naturaleza» entre el canto y los sentimientos. Amenos de «cargar las tintas» sobre ello o de pasar por los infinitos rodeos,los artifícios, incluso las contorsiones del simbolismo o del neo-clasicismo.

EI bloque de inEancia, en Schumann, permanece siempre «en el limite»:reterritorialización melódica intensamente expresiva, amenaza constante-mente con estallar y disolverse en tanto que célula básica de construcciones

armónicas y polifónicas altamente elaboradas. Sin duda Schumann estabademasiado dotado, y también demasiado arrastrado él mesmo en unalocura desterritorializante, para aceptar que sus ritornelos permaneciesenpasivamente prisioneros de un marco cualquiera -como fue el caso, porexemplo, de un Chopin, que nunca saldrá de cierto trazado melódicoligado a una nostalgia de la inEancia y a un lamento por la pátria perdida''.

8 Oiros creadores, como Berlioz, utilizaron también su propia insuficiencia para nofranquear cierto umbral de desterritorialización.

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Tercera parte

Con el nacimiento de la nueva escuela francesa, en particular con lamúsica de Gabriel Fauré, volveremos a encontrar, pero bafo una formamuy sofisticada, esta misma «retención}, sobre el #ez/y la música de câmara.

Se trataba entonces de hacer frente a las provocaciones wagnerianas queconsistían en disolver el principio mismo de los ritornelos clásicos, queya no tenderán a depender, desde entonces, de esta lógica de las células debase, sino a trabajar, sobre el findo de un sistema melódico estallado -elarioso wagneriano-, a título de bloque intensivo de devenir.

Ciertamente todavia se tratará en gran medida de infância y de nostalgiapor el panado en la música francesa, pero de una forma diferente, menos«basal», más al nível de la forma del contenido que de la forma de expre-sión'P. Cromo sea, la tormenta desterritorializante hará eludir velozmenteel fenómeno francés: los vieneses, en nombre de una nueva axiomática,trastornan definitivamente la credibilidad no solamente de los códigosclásicos sino también de toda Forma aja de código (incluso de retorno acódigos antiguos como las gamas pentatónicas caras a los franceses), losrusos liberan los ritmos y las sonoridades para producir agenciamientoshasta entonces verdaderamente inauditos, esperando que todos los ruídosdel mundo encuentren por fin su derecho de ciudadanía en el marcode la música generalizada hacia la cual tiende, a nuestro parecer, toda laevolución contemporânea.

Stravinsky, los ballets rusos. . ., henos aqui vuêltos al salón de M"' Ver-durin de la que Proust hará, en Za Püs/anexa, la representante oficial delos artistas rusos de Paris, su omnipotente «hada Carabosse» (111, 236).Lo que querríamos, ahora, delimitar de más cerca, es la naturaleza deesta relación que presentamos entre el rol jugado por la pequena frase deVinteuil en l-/n amar z& Smanm y la nueva revolución del arte musical.Nuestra hipóteses de partida, a saber que el mesmo maquinismo abstractoatraviesa las pasiones individuales, los problemas sociales, las cuestiones de

19 Piénsese simplemente en Debussy de C»/ú/rrzz} Cor#ec à Zzz Baíír àjougoaíx, en elrol de la infância en /y/bm frJld26s /zZe o en Ravel de Z,:El!#anf ef üs SorffZâgzs. Pera aquelloque, según nueslro parecer, especifica la posición de la infância, en estas obras, es que yano funciona como ritornelo de base, como bloque generativo, como bloque de devenir;sino que ya solo aparece, al término de un proceso generativo de tetra naturaliza, comoun tema redundante. Muy a menudo, por obra parte, Claude Debussy solo caracterizadaa pois?narí el contenido de sus obras dándoles un título expresivo(exemplo: el poemasinfónico Za .44er).

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La pequena frase de la sonata de Vinteuil

arte, etc., apenas tendría interés si nos contentáramos con extraer de allíla idem de que solo tratamos con una simple transHerencia de forma o conuna transcodificación. Las máquinas abstractas no existen solamente dellado de las formas y de los códigos moleculares, sino también del lado delas maternas de expresión y de producción moleculares. Y transportandonuestro análises hacia estas últimas, estaremos quizá en majores condicio-nes de contactar con la realidad de estos pasajes diagramáticos. Volvamosnuevamente sobre el hecho de que la pasión de Swann se declaró en primer

lugar para la pequena frase musical antes de referirse a Odette. Desde losprimeros instantes de este encuentro, él tuvo la intuición de que tal veztendría las maiores consecuencias sobre su vida:'. éCómo pasó eso? Nocomo resultado de un razonamiento o de una evocación del pasado, sinomás bien a consecuencia del descubrimiento que hizo entonces de unanueva relación con la música y, más generalmente, de un nuevo modode semiotización de la materna sonora. [)urante esta primera escucha, enerecto, la pequena frase de Vinteuil no se dio a escuchar completamenteconstituída rza#7 máó&--, como hubiese sido el caso si se hubiese tratadode un tema anunciador de variaciones o destinado a fugarse. Swann, nosexplica Proust, solo había abordado en primer lugar la cualidad materialde los sonidos secretados por los instrumentos. Y él abade: «Le gustó yamucho ver como de pronto, por debajo de la línea del violín, delgada,resistente, densa y directriz, se elevaba, como en chapoteo líquido, la mesade la parte de piano, multiforme, indivisa, plana y entrecortada, igual quela parda agitación de las olas, hechizada y bemolada por el claro de luna»(1, 208). Es solo entonces al término de esta fase previa de semiotización

que comenzará a «aterrar» algo un poco más consistente, sin estar sinembargo todavia en condiciones de distinguir si eso que había retenidoera una frase melódica o simplemente un nuevo tipo de armonía. No-temos que Proust no atribuye únicamente a su amateurismo la extremadificultad para Swann de despejar su primera impresión musical de todoun complejo sinestésico que asocia chasquidos líquidos, olores de rosa y

:Cuando volvió a casa sintió que la necesitaba, como un hombre que, al ver pagaruna mujer entrevista un momento en la calle, siente que ella dela entrar en la vida la imagende una nueva belleza, que da a su sensibilidad un valor aun más grande, sin siquiera sabercomo se flama la desconocida ni si la volvera a ver alguna vez. Pera aquel amor por la frasemusical pareció por un instante que debía iniciar en Swann la posibilidad de una especiede rejuvenecimiento. . .» (1, 21 0).

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Tercera parte

arabescos a sensaciones de amplitud, de tenuidad y de capricho (1, 209).Q.uizá es porque no sabia de música que había podido experimentar unaimpresión tan confusa, una de esas impresiones que sin embargo son talvez las únicas puramente musicales, inesperadas, enteramente originales,irreductibles a cualquier oiro orden de impresión. Una impresión de estetipo, durante un instante, es por así decir f/me mafer/ (1, 209). Por nuestraparte, es no obstante de materia que quisiéramos hablar a propósito deello. Pero de maceria de la forma de expresión y eso con el cuidado de noquedar en la idea simplista de que la materia solo seria, en este domínio,un asunto de instrumentos y de ondas sonoras. La materia abstracta de lafrase de Vinteuil no tiene la mesma consistencia, las mesmas características

maquínicas que las de lu músicas a las cuales estaba habituado Swann.Es eso lo que lo desorienta, lo conmociona y, quizá, lo que contribuirá aarrastrarlo hacia otro destino. No constituye un bloque semiótica fuer-[emente cristalizado. Se ofrece, en cierto modo, a la iniciativa del sujetoque la escucha. O más bien, va a injertarse sobre el agenciamiento queconstituye el nuevo tipo de maquinismo del que es portadora. Y sin dudaeste erecto de semiotización abierta -en referencia a aquello que muchomás tarde se llamará una «obra abierta»-- no debe ser asimilado a unasimple «técnica proyectiva» como aquella que los psicólogos introducen,por ejemplo, con lu manchas del test de Rorschach, para entrampar elimaginário de un sujeto. Lo que interesa fundamentalmente a Proust, noes el resultado, sino el maquinismo creador que es puesto en juego en dichaocasión. Ciertamente, Swann acabará por estabilizar una representaciónde la frase musical captando su extensión, los agrupamientos simétricos,la graça, el valor expresivo (1, 209).

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FELIX GUATTÃRI

LINEASDE FUGAPOR abRO MUNDO DE POSiBLES

Cual un tesoro escondido, desenterrado, este libro redactado por Guattarien 1 979, en paralelo a la escritura de Mi/ meiezai junto a Deleuze, semantuvo inédito hasta hoySin el ricfzzi sistemático del intelectual universalista, que halla totalidadescomo caídas del cielo, y así erige sus objetos, aqui se nos advierte que solose buscan direcciones para una investigación en curso, en pos de alumbrarun agenciamiento colectivo de enunciación, capaz de hacer entrar en sudinamismo a individuos y grupos que quieran huir de las redundânciasàonünantes, yues solo el desço puede Leer el desço

En la primera parte, se constata que toda sujeción social está basada enmodos de semiotización que "equipan" a individuos y grupos para"protegermos" de su propio deseo, de sus agenciamientos creadores, de suslíneas de fuga potenciales, de sus devenires. Se trata de plasmar la ficciónde que existe "un mundo", conjurando la "evidencia" de los diferentes -ycoexistentes- mundos posibles. La pregunta de Guattari es precisa: /eicomo'ztible h expresión indiuiduaLy colectiva del desço con una coordinaciónsocial ($cüz a Eram escala?

La segunda parte denuncia el rol de las teorias lingüísticas como otrostantos drenos a los agenciamientos liberadores, y perfila una pragmáticaque conjura los universales de la lengua, y reemplaza sus áróoás porr/gama de conexiones polívocas en un plano de inmanencia.EI final presença semióticas infra-individuales cuya sola evocación da

guattariano, y donde deslumbra su fiierza de creaciónprueba del métdesmesurada: rostridades, ritornelos, briznas de hierba, frases musicales

componentes en las que el elemento más frágil, inmaterial y artificialjuega un rol de "pasaje" que nos hará oscilar desde formaciones pesadasredundantes, hacia mundos de grada y belleza.

Ca.c'lusBuenos Aires - Argentina - 20i3 9 "789872"922443